Visita a León - circulo cultural de valdedios

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EXCURSIÓN LEÓN: VIDRIERAS, PIEDRAS Y CONCEPTOS
28 Y 29 DE MAYO DE 2011
Vidrieras de la catedral de León
SAN ISIDORO DE LEÓN
En el ángulo noroccidental del campamento romano de la Legio VII Gemina, al
cobijo de la muralla campamental, el rey Sancho I de León “el Craso” (935 - 966),
hijo de Ramiro II, construyó un monasterio para albergar los restos de San Pelayo.
La hermana de Sancho, la monja Elvira Ramírez, se trasladó con su comunidad al
nuevo cenobio desde el antiguo monasterio de Palat de Rey, y con ella, la
institución del Infantado, (dote de las infantas solteras, consistente en el dominio
sobre varios monasterios y abundantes posesiones). A finales del siglo X, ante la
irrupción de los ejércitos de Almanzor, las monjas buscaron refugio en Oviedo. El
monasterio leonés de San Pelayo fue arrasado por las tropas del caudillo árabe.
Alfonso V (999-1027) lo reconstruyó con materiales pobres, barro y ladrillo.
Nuevamente se estableció allí una comunidad de monjas que cuidaban el
cementerio real donde reposan los restos de los de los reyes leoneses, que antes
estaban dispersos por distintas iglesias del reino, entre ellos, los de sus padres,
Vermudo II y Elvira.
La hija de Alfonso V, la infanta doña Sancha, dómina del Infantado antes, y reina
de León después, procuró con su esposo, el rey Fernando I (1037-1065) elevar el
monasterio a la más alta dignidad. Sustituyeron el templo de tapiales por otro de
piedra y con él daban comienzo al arte románico en sus reinos.
Eligieron el pórtico de la iglesia para cementerio real y allí dispusieron que fueran
enterrados sus cuerpos. Quisieron dignificar su iglesia palatina con reliquias de
santos insignes. Lograron el traslado del cuerpo de San Isidoro desde Sevilla, y el
de San Vicente desde Ávila.
Panteón Real de San Isidoro
La consagración de la iglesia, fue el día 21 de diciembre de 1063, al día siguiente,
celebraron la traslación del cuerpo de San Isidoro. En esta ocasión hicieron
espléndidas donaciones al templo en joyas y ornamentos litúrgicos que todavía hoy
contemplamos y conocemos como el Tesoro de León.
La hija de Fernando I y Sancha, la infanta doña Urraca Fernández, dómina también
ella del Infantado, amplió la iglesia de sus padres y le hizo magníficas donaciones,
como el cáliz de oro y ágata. Otra infanta leonesa, dómina asimismo del Infantado,
doña Sancha Raimúndez (m. 1159), con su hermano el emperador Alfonso VII,
continuó la obra de la nueva iglesia iniciada por su tía abuela, la infanta doña
Urraca y la hicieron consagrar en 1149. Un año antes habían sustituido la
comunidad femenina de monjas benedictinas por un Cabildo de Canónigos
Regulares que rigieron el templo y la abadía hasta 1956, fecha en la que el Cabildo
Isidoriano fue transformado en Instituto Secular Sacerdotal, y desde entonces
atiende la vida litúrgica e intelectual de la Colegiata, con la fundamental finalidad
de dar a conocer la historia y el arte de la Colegiata y la persona de San Isidoro.
LA BASÍLICA
Los reyes Fernando I y Sancha consagran, en 1063, la iglesia antigua, de la que se
conserva el muro norte, el oeste y la puerta occidental, tapiada. Doña Urraca, hija
de los reyes, inicia y construye en buena parte la iglesia actual. Tras su muerte en
1101 continúan la construcción Alfonso VII y su hermana la infanta Sancha, la obra
se encarga a Pedro Deustambem. Es un templo de tres naves con cabecera
formada por tres ábsides. La Capilla Mayor (1513) es un espacio cubierto por
bóveda de crucería con terceletes, al exterior su aspecto es de fortaleza o torre
almenada y se atribuye a Juan de Badajoz, el Viejo.
El retablo es del siglo XVI, con un variado programa iconográfico: vida de la
Virgen, Pasión de Cristo, vida de Santo Tomás y el apostolado en la predela.
En el centro del Altar Mayor se encuentra el trono donde se expone
permanentemente el Santísimo Sacramento. En el interior del templete de chapa
de plata, una custodia de sol; debajo, el arca-relicario del cuerpo de San Isidoro de
1847. (Véase la historia del Privilegio al final de esta misma página
Columnas, puertas y ventanas van exornadas tanto al interior como al exterior,
con capiteles, impostas ajedrezadas, grecas vegetales, trenzados, etc.
San Isidoro de León
La puerta principal del templo se denomina Puerta del Cordero ya que éste es el
tema principal que aparece en el tímpano, el Cordero místico sostenido por
ángeles, el sacrificio de Isaac, Sara a la puerta de la tienda, Ismael el arquero
cabalgando por el desierto. A la izquierda figura San Isidoro, a la derecha San
Pelayo. Completan el programa iconográfico, el rey David, cinco músicos y los
signos del zodíaco.
Detalle de la Puerta del Cordero
Puerta del Perdón es el nombre que recibe el portal del crucero sur, que está
consagrada a los peregrinos. Un perro y un león, guardianes del templo, sostienen
el tímpano con el Descendimiento de la Cruz, las Marías ante el sepulcro y la
Ascensión. A ambos lados del arco aparecen San Pedro y San Pablo.
BIBLIOTECA
El lugar en el que se encuentra el archivo actualmente es una edificación del siglo
XVI. Ante la cantidad de libros impresos que se iban acumulando, además de los
códices iluminados que ya custodiaba, se hizo necesaria la construcción de un
espacio para albergarlos. Parece que 1534 es la fecha en que se inicia la
construcción del nuevo "templo de la sabiduría". Se encarga la obra a Juan de
Badajoz, el Mozo. Una puerta monumental da acceso a un espacio de planta
rectangular dividido en tres tramos. La cúpula central es de forma ovalada muy
original, del centro cuelga un farolón con personajes del Antiguo Testamento,
calaveras, flores y colgantes. En las pechinas de esta cúpula hay cuatro
medallones con las figuras de los evangelistas, que se han atribuido a Juan de
Juni. El muro está recorrido por una ancha imposta en la que se grabaron, en
letras doradas, elogios a San Isidoro.
La biblioteca custodia 155 códices entre los que destacan: Morales de Job (951).
Biblia visigótico-mozárabe (960). Biblia románica (1162). Martirologio y Necrologio
(siglo XII). Obras de Santo Martino (siglo XII). Chronicon Mundi. Crónica de
España de don Lucas de Tuy (siglo XIII).
Misales, breviarios, Obras de los Padres, Vida y Milagros de San Isidoro, teología,
derecho canónico, cantorales, ceremoniales, sermonarios, inventarios y estatutos
capitulares.
Además custodia 800 documentos en pergamino, bulas pontificias, documentos
reales, eclesiásticos y particulares, cerca de 400 incunables y 1055 volúmenes de
libros antiguos o raros de los siglos XVI, XVII y XVIII.
BIBLIA VISIGÓTICO-MOZÁRABE
Llamado
también
Codex
Biblicus
Legionensis (960), se escribió en el
Monasterio de Valeránica (Burgos) por el
presbítero Sancho y fue miniado por
Florencio; ambos aparecen retratados
brindando en el colofón. Tiene gran
número de miniaturas. Es de enorme
atractivo por la riqueza de sus colores, la
expresividad de las figuras y por la
representación de la vida social de la
España cristiana del siglo X presente en
palacios, templos, ajuar, atuendo civil y
guerrero, etc. Es considerado el códice
bíblico por excelencia de la liturgia
mozárabe.
Ilustración del Codex Biblicus Legionensis
CATEDRAL DE LEÓN
Originariamente, bajo la actual ubicación de la catedral, la Legio VII Gemina había
construido termas y otros edificios públicos. Recientemente se han descubierto
algunos de estos restos romanos, junto a la fachada sur. Con la reconquista
cristiana, son convertidos en palacio real. En el año 916 el rey Ordoño II, que hacía
pocos meses había ocupado el trono de León, venció a los árabes en la batalla de
San Esteban de Gormaz. Como señal de agradecimiento a Dios por la victoria,
cedió su palacio para construir la catedral. Bajo el episcopado de Fruminio II, es
transformado el edificio en lugar sagrado.
En la catedral se encuentra el sepulcro de Ordoño II de León, fallecido en el año
924. El templo estaba custodiado y regido por monjes de la orden de San Benito, y
es muy probable que su estructura fuera muy similar a la de tantos otros
existentes durante la mozarabía leonesa.
Nos hablan las crónicas del paso de Almanzor por estas tierras a finales del siglo X,
devastando la ciudad y destruyendo sus templos. No obstante, parece que los
daños ocasionados a la fábrica de la catedral debieron de ser inmediatamente
reparados, ya que el año 999 era coronado en ella, en un acontecimiento lleno de
esplendor, el rey Alfonso V. Tras una sucesión de revueltas políticas y de duras
empresas bélicas, hacia el 1067 el estado de la Catedral era de suma pobreza. Ello
conmovería al rey Fernando I de León, quien, después de trasladar los restos de
San Isidoro a León, «se volcó en favores a la misma». Con este rey se inició una
época pacífica, cosechando grandes triunfos en la expansión del reino cristiano. Era
el momento del florecimiento del románico isidoriano.
Con la ayuda de la princesa doña Urraca, hermana del rey, se inicia la construcción
de una segunda catedral, acorde con las aspiraciones de la cristiandad románica, y
dentro de su estilo arquitectónico. Ocupaba la sede episcopal Pelayo II. Aunque
inicialmente románica, su estilo era fundamentalmente gótico, construida en
ladrillo y mampostería, con tres naves rematadas en ábsides semicirculares,
dedicado el central a Santa María, como en la iglesia anterior. Aunque toda ella
estuviese ejecutada dentro de las corrientes internacionales, contemplando lo que
ha pervivido de su estatutaria, podemos averiguar que tenía su carácter autóctono,
utilizándose aún el arco de herradura, al menos como forma decorativa. Fue
consagrada el 10 de noviembre de 1073.
Esta catedral se mantuvo en pie hasta finales del siglo siguiente. Cuando accede al
trono el último rey de León, Alfonso IX, se asiste en la ciudad y en el reino a un
importante cambio social, de creatividad artística y desarrollo cultural.
La construcción de la tercera catedral se inicia hacia 1205 y su estructura
fundamental se finaliza en 1301, aunque la torre sur no se termina de construir
hasta el siglo XV. Gran parte del solar se asienta sobre restos romanos,
hipocaustos del siglo II, lo que dificultó la buena cimentación de los pilares. La
acumulación de humedades y la filtración de aguas ocasionó graves inconvenientes
a los maestros. Por otra parte, la mayoría de los sillares de la catedral son de
piedra de mediocre calidad, de tipo calizo, con escasa resistencia ante los agentes
atmosféricos. Además, la sutilidad de su estilo es un desafío a la materia; los
numerosos soportes son sumamente frágiles, las líneas se reducen a una
depuración total, de modo que varios arquitectos de la época pusieron en duda que
tal proyecto pudiera mantenerse en pie.
Ya desde finales del siglo XIV, comenzaron a verse fallos en su arquitectura. En
aquella época se resintió al hastial sur, por haberse desequilibrado los pilares
torales. Hubo que construir la "silla de la reina", obra del maestro Jusquín. El año
1631 se derrumbaron parte de las bóvedas de la nave central. El cabildo recurrió a
Juan de Naveda, arquitecto de Felipe IV de España, quien cubrió el crucero con
una gran cúpula, rompiendo los contrarrestos del sistema gótico, tan distintos de
los del barroco. Tanto el hastial como las capillas del sur volvieron a estar en
peligro. Aquél tuvo que ser reedificado en el año 1694. Quiso poner remedio a
estos desastres Joaquín de Churriguera levantando cuatro grandes pináculos sobre
los pilares del crucero, a principios del siglo XVIII, pero las consecuencias de esta
intervención serían nefastas.
Por León fueron desfilando grandes arquitectos, como Giacomo de Pavía, mientras
los males seguían agravándose. El terremoto de Lisboa del año 1755 conmovió a
todo el edificio, afectando de manera especial a los maineles y a las vidrieras. El
año 1830 aumentaron los desprendimientos de piedras en el hastial sur y, para
salvarlo, Sánchez Pertejo reforzó los contrafuertes de toda la fachada.
El cabildo temió un desenlace fatal, cuando el año 1857 comenzaron nuevamente a
caer piedras de las bóvedas. Intervino entonces la Real Academia de Bellas Artes
de San Fernando, y el gobierno encargó las obras a Matías Laviña. Éste se dispuso
a desmontar la media naranja y los cuatro pináculos que la flanqueaban, pero el
peligro de un total hundimiento se hacía más inminente. Con los proyectos de
Laviña, continuó la restauración Juan Madrazo el año 1869. Éste modificó
notablemente la disposición de las bóvedas, volvió a rehacer desde la arcada el
hastial del sur y planificó todo el templo tal y como lo encontramos hoy. A Juan
Madrazo le sucedió en el cargo Demetrio de los Ríos el año 1880. Purista, como el
anterior, continuó dando a la catedral el aspecto primitivo, desmontó el hastial
occidental. A su muerte fue nombrado arquitecto de la catedral Juan Bautista
Lázaro, que concluyó los trabajos de restauración arquitectónica en la mayor parte
del edificio, y el año 1895 emprendió la ardua tarea de recomponer las vidrieras.
Éstas llevaban varios años desmontadas y almacenadas, con grave deterioro. Fue
ayudado por su colaborador, Juan Crisóstomo Torbado.
En mayo de 1966 un incendio arrasó toda la techumbre de las naves altas.
En las últimas décadas se está trabajando con gran intensidad en el refuerzo de las
estructuras y suelos y el tratamiento de la piedra con las más novedosas técnicas.
Generalidades del gótico
En la arquitectura gótica se generaliza el uso de los arcos apuntados
(o arcos ojivales) y la bóveda de crucería concentrando así los
empujes en puntos determinados y no en todo el muro, que permiten
hacer catedrales más esbeltas (por una parte, el arco puede alargarse
sin ampliar su ancho como ocurría en el románico y reduce los
empujes haciendo cubiertas más ligeras, lo que permite abrir los
muros). Desaparece la tribuna románica y los empujes laterales que
ésta resolvía se envían a los arbotantes, arcos que transmiten el
empuje de la cubierta a los contrafuertes exteriores, que solían estar
rematados con pináculos, trompas y pechinas. Las grandes vidrieras
son una muestra del interés del gótico por comunicarse con el pueblo.
Así mismo, la sensación de verticalidad se corresponde a la idea del
Jerusalén celeste, en comparación contra la sensación de acogimiento
y seguridad a los fieles creada en el románico. Este tipo de
construcciones solían tener un número impar de naves (3 ó 5)
sustentadas por una bóveda de crucería cuatripartita, sexpartita, de
treceletes, de abanico o estrellada. La fachada principal se
estructuraba generalmente en tres vanos abocinados, constituidos por
arquivoltas y jambas y enmarcados en un gablete, una galería de
reyes del Antiguo Testamento, un gran rosetón (situado en la nave
central), un andito (espacio mediante el cual se accede a la fachada
para realizar posibles reformas) y por dos torres de características
diferentes (rematadas o no con un pináculo en forma de flecha).
LA PLANTA
La planta es casi una réplica de la Catedral de Reims aunque en formato algo
menor. Tiene unas dimensiones de 90 m de larga, 30 m de alta y 29 m de ancha.
Dividida en tres naves, de la entrada al transepto, y cinco naves del transepto al
altar mayor. La catedral presenta macrocefalia, es decir una cabecera de mayor
tamaño que lo común (el ancho del transepto en este caso) y que le resta algo de
profundidad y perspectiva pero a cambio le brinda mayor espacio para los fieles
(debido a estar en el camino de Santiago su afluencia era mayor). En sus muros
presenta 125 ventanales, con 1.800 m² de vidrieras policromadas de origen
medieval, siendo consideradas de las mejores del mundo en su género. De ellas,
destacan el gran rosetón central situado en el pórtico central, entre las dos torres
de aguja, así como las de la Capilla Mayor, el transepto norte y la Capilla de
Santiago.
Plano de planta
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Pórtico de Nuestra Sra. La Blanca.
Pórtico de San Juan de la Regla.
Pórtico de San Francisco.
Capilla de San Juan de Regla.
Deambulatorio.
Coro.
Altar Mayor y Retablo.
Puerta de Nuestra Sra. Del Dado.
Capilla de Santa Teresa.
Claustro.
Capilla de San Nicolás.
Capilla del Conde de Rebolledo.
Capilla de San Andrés.
Capilla de Santiago.
Capilla de Nuestra Sra. Del Dado.
Capilla del Tránsito.
Capilla de la Asunción.
Capilla de la Concepción.
Capilla del Salvador.
Capilla de la Consolación.
Capilla del Cristo.
Capilla del Carmen.
Capilla de San Francisco.
Puerta de la Muerta.
Puerta de San Froilán.
Puerta de la Reina.
ALZADOS
Destaca la fachada principal, la occidental, con un pórtico triple igual que Reims,
con rosetón central, y flanqueada por dos torres góticas de 65 y 68 metros
respectivamente. El hecho que las torres sean diferentes, en forma y altura,
responde a momentos diferentes de la construcción y es bastante típico del gótico.
En las jambas, arquivoltas, tímpanos y parteluces de las portadas se desarrolla un
trabajo escultórico de destacado papel en el gótico español, actuar de filtro de la
influencia francesa.
El triple pórtico se encuentra dedicado en los laterales a San Francisco y a San
Juan Bautista, mientras la portada principal representa el Juicio Final. La influencia
francesa se evidencia en esta portada principal, realizada en torno a 1270. De
ésta, destacan los personajes de las jambas y Nuestra Señora La Blanca en el
parteluz, hoy sustituida por una copia. Las figuras presentan el naturalismo propio
del gótico que se impone sobre el simbolismo y hieratismo románicos. El trabajo
de los pliegues en los ropajes, la expresión e individualización de los rostros y la
sensación de movimiento son las principales características. El modelo de Nuestra
Señora La Blanca destaca por su humanidad, conseguida en gran parte, por la
sonrisa que recuerda al Ángel de la Anunciación de Reims.
En cambio, del dintel hacia arriba, el trabajo escultórico parece menos innovador.
La representación de San Miguel, pesando las almas y separando condenados de
salvados, así como el tema principal del Juicio Final, aparecen bajo la influencia
todavía del románico. Aunque se puedan percibir motivos influidos por el gótico,
como el trabajo de los ropajes, la escena está dominada por el hieratismo y la
frontalidad.
La portada sur también cuenta con tres pórticos. El principal imitando la Puerta del
Sarmental de la Catedral de Burgos, flanqueado a la derecha por la de San Froilán
y a la izquierda por la de La Muerte. La otra fachada, la norte, cuenta con la Puerta
de la Virgen del Dado.
Interior de la catedral de León
ALZADOS INTERIORES
En cuanto a su alzado interior, la catedral sigue con el modelo francés en tres pisos
o registros. El primero es el de los arcos formeros (arco formero) apuntados con
pilares fasciculares, cuyos baquetones se insertan en los nervios de las bóvedas
creando un eje que marca la verticalidad del interior. El segundo piso cuenta con
un triforio y el tercero es el claristorio, o conjunto de vidrieras.
LAS VIDRIERAS
Las vidrieras de la Catedral de León son, sin duda, uno de sus atractivos más
relevantes. Conservadas algunas de las originales, hecho extraño en catedrales de
esta época, fueron construidas entre el siglo XIII y XV. El conjunto cuenta con 134
ventanales y 3 rosetones. Parece que durante la restauración que llevaron a cabo
en el siglo XIX Demetrio de los Ríos y Juan Bautista Lázaro se rehicieron las de las
naves laterales. Aún así, parece que conserva el programa iconográfico original
influido por las catedrales de Reims y Amiens con temas, principalmente, del
Antiguo Testamento.
LA CAPILLA MAYOR
La Capilla Mayor, cerrada por una verja de estilo plateresco, contiene una custodia
de plata del siglo XVI y pinturas góticas en el retablo del Altar Mayor, de Nicolás
Francés.
LAS SILLERIAS
La catedral de León tiene una de las sillerías más bellas del siglo XV: empezó a
tallarse en el año 1467 para estar concluida en 1481. Los artistas más importantes
que participaron en su factura fueron Juan de Malinas y Copín de Holanda. Se
divide en dos coros, con doble orden de sillerías cada uno: el del Rey, por el lado
del Evangelio y el del Obispo, por el lado de la epístola.
EL TRASCORO
Aunque rompe la unidad espacial del templo, el trascoro es una obra genial del
renacimiento español. Se comenzó a construir el año 1577, bajo la dirección de
Juan López, sobre planos que había trazado Juan de Badajoz el Mozo un tercio de
siglo antes. El continuador de las obras fue Baltasar Gutiérrez, quien completó la
estructura. Se concibe todo como un monumental arco de triunfo con un cuerpo de
dos tableros a cada lado, enmarcados por columnillas de tercia, teniendo como
pedestal un gran zócalo. En los relieves se representan las escenas de: la
Natividad de la Virgen, la Anunciación, el Nacimiento de Cristo y la Adoración de
los Reyes. Las cuatro imágenes que campean sobre él, efigian a san Pedro y san
Pablo, a san Marcelo y san Isidoro. En el ático, por la parte delantera, está la
Asunción de María, y, mirando al altar, san Froilán.
La realización de la obra corrió por cuenta de Esteban Jordán, según los
documentos conservados en el archivo de la Catedral.
Si impresionante es la escultura del trascoro, no de menor calidad son los trabajos
de decoración que cubren sus campos: abundan los temas mitológicos, atlantes,
figuras afrontadas, grutescos, bucráneos, arquitecturas fantásticas, entrelazándose
los temas bíblicos con otros alegóricos. Entre aquéllos destaca el árbol de Jesé, con
buena labor de trépano, que asciende por las jambas del arco.
Los muros laterales de los dos primeros tramos del coro son de Baltasar Gutiérrez;
el resto los construyó Narciso Tomé en 1744.
En la girola se encuentra el sepulcro de Ordoño II de León, y cerca de él se
encuentra el que contiene los restos de Alfonso de Valencia, hijo del infante Juan
de Castilla "el de Tarifa" y nieto de Alfonso X el Sabio, rey de Castilla y León.
El claustro del siglo XIV tiene forma de cuadrado regular, con seis arcos ojivales en
cada lado.
En la biblioteca hay varios manuscritos visigodos y un ejemplar de la Lex Romana
Visigothorum.
PLAZA MAYOR
La Plaza Mayor de León tiene el encanto y empaque señorial de otras plazas
mayores españolas. Construida en dos fases, la primera hasta 1672 con traza del
padre Antonio Ambrosio, y la segunda hasta 1677, según planos de Francisco del
Piñal, el recinto de perímetro ligeramente trapezoidal fue la solución urbanística
adoptada después de un incendio que arrasó varias manzanas del caserío de la
ciudad antigua. Lugar de encuentro en el León más típico, en ella siguen
congregándose, igual que hace diez siglos, los agricultores y vendedores que
hacen posible un renovado mercado semanal.
El primero de los nombres que se le impuso a este recinto fue el de plaza del Pan
ya que en sus inmediaciones andaban a hornadas de hogazas de a 8 libras los
panaderos. La plaza presenta pórticos y arcadas sobre pilares de piedra que
soportan dos plantas de viviendas, la primera unida por un balcón corrido y la
segunda con balcones independientes. Fue coso taurino, lugar de ejecuciones y
escenario de los fastos de la Corte isabelina. En este lugar se dio el grito de guerra
contra los franceses en 1810.
La plaza Mayor
El Consistorio, nombre engañoso porque apenas sirvió de sede municipal a lo largo
de los siglos, es el elemento más barroco de la plaza. El Mirador, “balcón” o palco
municipal, sustituyó a la Casa de la Panadería y es el típico palacete torreado con
chapiteles en los extremos. Por cronología y estilo pertenece al barroco incipiente.
Fue construido entre 1674 y 1677 con la participación de Simón de Vayas,
Francisco del Piñal y Pedro del Hoyo. Sirvió de cuartel de milicia, sede del peso de
la ciudad, escuela pública municipal, sede de los juzgados, sede del Archivo
Municipal, almacén y Casa de Socorro, entre otros usos. En sus dependencias
tienen su sede en la actualidad un taller municipal de artes plásticas y la Junta de
Cofradías de la Semana Santa.
CASA BOTINES
El término casa Botines deriva del apellido del fundador de la sociedad, Joan Homs
i Botinàs, empresario y comerciante español asentado en la capital leonesa, que
dirigían Mariano Andrés Luna y Simón Fernández Fernández, responsables del
encargo de la casa a Antoni Gaudí.
La parcela sobre la que se ubicaría el edificio, de 2.390,5 metros cuadrados es
comprada por Fernández y Andrés al Duque de Uceda y sus dos hermanas a
quienes la Diputación ya había adquirido el contiguo palacio de los Guzmanes en
1882. Originalmente el proyecto fue objeto de enconado litigio, promovido por el
ayuntamiento, inicialmente a instancias del vecino de poniente, Eleuterio González
del Palacio, que no veía con agrado la implantación aprobada, por ser atentado
contra el ornato público y dejar sin lucimiento la fachada del palacio. Este pleito
iría ligado a la cesión del terreno y al dominio de la parte del solar en la plaza de
San Marcelo.
Plano de la casa de los Sres. Fernández y Andrés
Antoni Gaudí, arquitecto español autor del edificio. El arquitecto mandó los planos
en diciembre de 1891, dedicándose el invierno a la preparación de la obra. Con la
llegada del buen tiempo, Antoni Gaudí con su equipo de maestros y oficiales se
trasladó a la capital leonesa donde no había obreros especializados, pero sí
canteros que trabajaban en la restauración de la catedral.
Una vez finalizado el edificio en 1894, su propietario fue Mariano Andrés Luna,
después de comprarle la parte del negocio de su socio a sus descendientes, pues
Simón Fernández Fernández falleció antes de que se terminase el edificio. El
edificio se mantuvo así hasta 1931, año en el que es adquirido por la caja de
ahorros y monte piedad de León, en la actualidad el edificio pertenece a Caja
España.
El proyecto de Gaudí fue un edificio de estilo neogótico, resuelto con su
inconfundible estilo modernista. El edificio sirvió para albergar en sus plantas bajas
los despachos y almacenes del negocio de tejidos, y disponía al mismo tiempo de
viviendas en las plantas superiores.
La construcción se realizó con muros de sólida cantería caliza, dispuesta en forma
de almohadillado. El edificio está flanqueado por cuatro torres cilíndricas
rematadas con elevadas agujas de forma cónica, hechas de pizarra, y rodeado de
un foso con reja de forja. Las ventanas son de guillotina, con voladizos inclinados
para retener la nieve.
La fachada es de estilo gótico, con arcos lobulados, y tiene un reloj y una escultura
de San Jorge y el dragón, obra de Llorenç Matamala.
Casa Botines o casa de Fernández y Andrés
El interior del edificio presenta un original planteamiento técnico, que no obedece a
ningún esquema o patrón y es que en este edificio, Antoni Gaudí prueba
innovadoras técnicas que ensayará posteriormente. De este modo, en la planta
baja y en el semisótano, aplicó por primera vez la planta libre, pues sustituyó los
tradicionales muros por 28 pilares de fundición de 20 cm de diámetro que hacen
de estos dos niveles dos grandes deambulatorios que le permiten conseguir la
máxima flexibilidad en la distribución del espacio para las actividades comerciales,
una mejor iluminación natural y una constante renovación del aire.
MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO DE CASTILLA Y LEÓN
La arquitectura del MUSAC, es ya uno de los proyectos con mayor reconocimiento
internacional gracias a la concesión en 2007 del Premio Mies Van der Rohe de
Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea 2007, la participación en la
exposición On-Site: New Architecture in Spain, que el MOMA de Nueva York dedicó
en 2006 a los proyectos arquitectónicos recientes más destacados en España; o la
representación española en la Bienal de Arquitectura de Venecia de 2004.
Tres años de trabajo y 33 millones de euros de inversión han dado como resultado
el espectacular edificio. Los arquitectos madrileños Emilio Tuñón y Luis Moreno
Mansilla –ganadores del Premio de Arquitectura Española 2003 han proyectado la
sede de este museo como una gran superficie para la cultura, un sistema
expresivo a base de espacios continuos diversificados que trata de enfatizar el
interés que comparten el arte y la arquitectura por la expresión contemporánea.
Planta del MUSAC
"El MUSAC es un nuevo espacio para la cultura, entendida esta como aquello que
hace visibles los vínculos entre los hombres y la naturaleza. Un conjunto de salas
de exposiciones autónomas y encadenadas permite realizar exposiciones de
diferentes tamaños y características; cada sala, de forma quebrada, construye un
espacio continuo, pero diferenciado espacialmente, que se abre a las otras salas y
patios, propiciando visiones longitudinales, transversales y diagonales. Quinientas
vigas prefabricadas cierran unos espacios caracterizados por la repetición
sistemática y la expresividad formal.
Al exterior, el espacio público adquiere una forma cóncava para acoger las
actividades y encuentros, recogido por grandes vidrios de colores, siendo el lugar
donde se rinde homenaje a la cuidad como espacio de relación entre las personas.
En su interior, una gran superficie de espacios continuos pero distintos, salpicados
de patios y grandes lucernarios, da forma a un sistema expresivo que nos habla
del interés que comparten la arquitectura y el arte: la manifestación
contemporánea de lo variable y lo perenne, de lo igual y lo distinto, de lo universal
y lo transitorio, como un eco de nuestra propia diversidad e igualdad como
personas.
En su extension, como un edificio de una sola planta construido con muros de
hormigón blanco y grandes vidrios de colores al exterior, el MUSAC quiere ser un
espacio donde el arte se sienta cómodo y ayude a borrar las fronteras entre lo
privado y lo público, entre el ocio y el trabajo y, en definitiva, entre el arte y la
vida".
Mansilla + Muñón (Texto de la Revista 2-G nº 27)
Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León
EXPOSICIONES TEMPORALES ACTUALES
La misión y los misioneros
Artista: Georges Adéagbo (Cotonou, Benín, 1942)
Es primera muestra individual en España del artista africano Georges Adéagbo. La
exposición muestra los “ensamblajes” interculturales e intertextuales de una figura
clave para entender el arte contemporáneo, tanto en África como en la escena
internacional.
Desaparecidos
Autor: Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959)
La exposición es un extenso proyecto de fotografía documental centrado en el
tema de la desaparición forzosa y realizado en once países de América Latina, Asia
y Europa que han padecido estos actos de violencia.
El molesto asunto
Artista: Akram Zaatari (Sidón, Líbano, 1966)
Se articula a partir de una exposición, un programa de vídeo y una publicación.
Zaatari, cuyo trabajo se centra en el tratamiento a través de la imagen de
cuestiones de índole histórica, política y social, amplía con El molesto asunto el
universo de temas abordados por su obra, a través de una muestra cuyo título
alude al estatus del cuerpo y a su significado en la sociedad libanesa y en el
mundo árabe en general.
Un modo de organización alrededor del vacío. Brumaria Works#3 Expanded
Violences
Artista: Brumaria
Proyecto expositivo que continúa el trabajo que la plataforma/ publicación de
estudio, reflexión y propuesta artística Brumaria viene desarrollando en los últimos
años en diferentes formatos en torno a las relaciones arte – guerra multifocal –
terrorismo.
EL CONVENTO DE SAN MARCOS
Los orígenes de este edificio se encuentran en el siglo XII, cuando en tiempos del
rey Alfonso VII, la infanta Sancha de Castilla, realizó una donación destinada a la
construcción de un modesto edificio a las afueras de la ciudad amurallada y a
orillas del río Bernesga, en el cual pudieran “hospedarse los pobres de Cristo”.
Convirtiéndose así en un templo-hospital para refugio de los peregrinos que
realizan el Camino de Santiago.
Fachada principal de San Marcos. León
En el siglo XVI, se derribó este edificio y se realizó una nueva obra, gracias a una
donación de Fernando el Católico. Los arquitectos designados para esta obra
fueron: Juan de Orozco (iglesia), Martín de Villarreal (Fachada) y Juan de Badajoz
el Mozo (claustro y sacristía). La construcción abarcó un gran espacio temporal
siendo finalizado en la siglo XVIII.
Es uno de los monumentos más importantes del Renacimiento español, su fachada
es una perla del plateresco, se empezó a construir hacia el año 1515. Es de un solo
lienzo con muro de dos cuerpos, rematado en crestería calada y candeleros. En el
zócalo se presenta medallones con personajes greco - latinos y de la Historia de
España. En el sobre-zócalo se representan cabezas de ángeles.
La torre palaciega, data del 1711 al 1714, está decorada con cruz de Santiago y un
León, presenta cuatro frisos con entablamento.
La portada principal, tiene dos cuerpos más peineta. En el primer cuerpo hay un
gran arco de medio punto con roseta e intradós decorado. La clave es de tipo
exaltado representando a San Marcos. Medallones con inscripciones bíblicas;
altorrelieve de Santiago triunfante en la batalla de Clavijo. Vano de estilo barroco,
con Escudo de Armas de Santiago y los del Reino de León. En la peineta están
representados el Escudo de armas reales y una estatua de la Fama, obra de los
Valladolid. Óculo en forma de rosetón.
El claustro se divide en dos tramos del siglo XVI, obra de Juan de Badajoz el Mozo,
en este tramo hay un bajorrelieve obra de Juan de Juni, representando un
Nacimiento. Dos tramos de los siglos XVII y XVIII. La iglesia es de estilo gótico
hispano tardío, llamado “Reyes Católicos”. La portada está flanqueada por dos
torres inacabadas y entre ellas una gran bóveda de crucería. Destacan dos
hornacinas, una en cada torre y en una de ellas se encuentra grabada la fecha de
terminación de la iglesia: 3 de junio de 1541. Están representados dos relieves:
Calvario con Cruz y Descendimiento de Juan de Juni. El interior presenta una
amplia y espaciosa nave, con crucero separado por rejería. En el retablo mayor,
son destacables: Apostolado y Anunciación (s. XVIII).
El museo está formado por tres salas, destacando dos de ellas que formaban la
antigua sacristía, obra de Juan de Badajoz el Mozo.
En cuanto al coro, la parte baja es obra de Guillermo Doncel (s. XVI), resto del
Coro obra de Juan de Juni.
Actualmente, este edificio tiene tres usos: Parador Nacional, Iglesia consagrada
desde 1541 y Museo de León desde 1869.
Pero la historia del edificio ha sido convulsa, teniendo un gran número de usos a lo
largo de su historia, principalmente tras la supresión de su uso como convento en
1836, destacando los siguientes. Prisión, Instituto de Segunda enseñanza, “Casa
de misioneros y corrección de eclesiásticos, Escuela de veterinaria, Hospital
penitenciario, Oficinas del Estado Mayor del Séptimo Cuerpo del Ejército, Prisión
militar, Campo de concentración de prisioneros republicanos durante la Guerra
Civil.
MONASTERIO DE SAN MIGUEL DE LA ESCALADA
Según consta en la inscripción fundacional, hoy desaparecida pero de la que se
conserva la trascripción que incluyó el padre Risco en el tomo XXXV de la España
Sagrada dirigida por el padre Flores en el siglo XVIII, este monasterio fue fundado
a finales del siglo IX, sobre una antigua iglesia visigoda abandonada después de la
invasión árabe.
En ella se explicaba que, a finales del siglo IX, monjes cordobeses dirigidos por el
abad Alfonso y con el apoyo de la monarquía asturiana, repoblaron el antiguo
monasterio reconstruyendo la iglesia existente, pero que poco después, debido al
crecimiento de la comunidad, que es de suponer estaría también formada por
familias de seglares que acompañaban a los monjes en la repoblación, levantaron
en un solo año una nueva iglesia - plazo bastante sorprendente para la época,
dados el tamaño del edificio y la calidad de su decoración esculpida -, inaugurada
por el Obispo Genadio de Astorga el 12 de diciembre del año 913, que ha llegado
en muy buen estado hasta nuestros días.
Planta de San Miguel de la Escalada
La iglesia, es de tipo basilical, de 22 por 13,50 m., de tres naves con tres ábsides,
orientados canónicamente hacia el este, que tienen planta interior en forma de
herradura pero de testero plano al exterior, con contrafuertes al estilo asturiano en
las líneas de separación de los ábsides, como los existentes en San Salvador de
Priesca. A lo largo de todo su costado sur existe un pórtico, de construcción en dos
fases, ambas algo posteriores a la de la iglesia, soportado por doce arcos de
herradura sobre columnas con capiteles, enmarcado todo el conjunto dentro de un
alfiz. Su imagen exterior es la clásica de una basílica con pórtico pero que, a
diferencia de la iglesias asturianas del mismo tipo, no presenta la fachada principal
en el lado oeste sino que, según costumbre en la arquitectura mozárabe, la puerta
principal, terminada en arco de herradura prolongado en 1/2 del radio, está dentro
del pórtico, en el costado sur. Existían otras dos puertas, también laterales, en los
extremos del crucero, de las que sólo se conserva la del costado sur.
También la estructura de su cobertura original era, vista desde el exterior, la
habitual en las basílicas construidas durante el reinado de Alfonso III, como
Santiago de Gobiendes, San Salvador de Priesca y San Salvador de Valdediós:
tejado a dos aguas en la nave central y a un solo plano en las laterales y en el
pórtico, ofreciendo su vista desde el costado sur un conjunto de planos paralelos
que corresponden a las coberturas del pórtico, de la nave lateral y la de ese lado
de la central. Actualmente su aspecto ha perdido parte de esa estética,
posiblemente debido a una sustitución de su techumbre en el siglo XIV.
En cuanto a la cabecera, presenta tejado a tres aguas en la capilla central y de un
solo plano en las laterales, los tres de menor altura que la de la nave
correspondiente, con la curiosa particularidad de que, como en las iglesias
asturianas y en algunas visigodas, también existe una cámara aislada entre la
cúpula y el tejado del ábside central. Los tejados de la nave y el ábside centrales
terminan en aleros soportados por grandes modillones de rollos habituales en las
iglesias mozárabes.
San Miguel de la Escalada
Diecisiete ventanas iluminaban el interior de la iglesia; seis a cada lado de la nave
central, sobre las laterales, del mismo tamaño al exterior, aunque en el interior se
observa que se alternan dos tipos de derrame, como sucede en San Cebrián de
Mazote; otras tres en la cabecera, en el centro de cada ábside, y una en cada
extremo de la nave central, situadas a gran altura, conservándose en la del lado
este una bella celosía calada en piedra calcárea. También existe otra ventana muy
interesante que se abre en el muro oeste del pórtico, formada por dos arcos de
herradura prolongados en 2/3 del radio y enmarcados por un alfiz, todo ello tallado
en una sola piedra, que se apoya en los costados y en una columna central con
capitel y basa.
La técnica de construcción es pobre, en mampuesto pequeño, excepto en las
esquinas, la capilla principal y el pórtico, hechos a base de sillares en hiladas, y sus
muros son de muy poco espesor, comprendido entre los 46cm en los muros altos y
los 75cm en las zonas de mayor esfuerzo.
Semiadosada a la parte sur de la cabecera y al lateral oriental del porche existe
una construcción románica de los siglos XI y XII, formada por una gran torre y una
iglesia de una sola nave.
Interior de San Miguel de la Escalada
Su interior se divide en tres áreas perfectamente diferenciadas. La primera es la
zona basilical, formada por una nave central de 4,75m de anchura y dos laterales
de 3m, separadas por conjuntos de seis arcos de herradura, apoyados sobre basas
y columnas de mármol reutilizadas y capiteles, la mayoría de la época de
construcción de la iglesia. La segunda es un una nave de crucero, de la misma
anchura que la nave central y la misma longitud que el total de la anchura de las
tres naves, por lo que, al estar incluido dentro de la misma cubierta, no se observa
desde el exterior, pero que está perfectamente diferenciado en el interior, ya que
cada compartimento lateral está separado del central y de las naves y ábsides
laterales por arcos de herradura con canceles para aislar al clero de los fieles. Esta
división se hace más evidente en la nave central, separada del crucero por un
original iconostasis formado por tres arcos de herradura, del mismo tipo que los
del resto de las naves que, mezclando líneas de arcos paralelas y perpendiculares,
modifica sustancialmente el aspecto visual de la basílica, sea cual sea la situación
del observador, y nos trae el recuerdo de la magnífica arquería de la mezquita de
Córdoba. La última es la cabecera, formada por tres ábsides de la misma anchura
que las naves, con planta interior en forma de herradura, más cerrados los dos
laterales que el central y que comunican con el transepto por medio de arcos de
herradura, siendo el del centro un gran arco triunfal. La diferenciación de los
espacios está muy remarcada por los distintos tamaños de los arcos dependiendo
de su situación, siendo el mayor el del ábside central y los menores los de las
naves y el iconostasis, mientras que el resto de arcos entre las tres áreas del
crucero y entre éstas y las naves y los ábsides laterales son de un tamaño
intermedio.
En cuanto a su cobertura, mientras las naves y el cuadrado del transepto tienen
techumbre plana en madera, estando la central decorada con pinturas del siglo XV,
el resto del edificio está abovedado utilizando técnicas provinientes de Al Andalus
no conocidas en la arquitectura asturiana, ya que los compartimentos laterales del
transepto disponen de bóvedas de arista mientras las de los tres ábsides son
gallonadas de tres gajos más uno mayor situado en el lado que da al transepto,
que tiene la forma de un cuarto de bóveda de aristas.
Pero lo que convierte a San Miguel de Escalada en el exponente fundamental del
mozárabe leonés es la calidad y la cantidad de su decoración esculpida, que
permite recorrer el camino trazado por la escultura mozárabe, desde sus orígenes
basados en el arte visigodo con influencias de los tipos de capitel que encontramos
en el último periodo asturiano, hasta la plenitud de los talleres mozárabes en el
reino de León.
En cuanto a su decoración debemos considerar tres conjuntos muy diferenciados,
pero los tres muy significativos y de una gran calidad:
•
Frisos. Existen 25 m. de frisos que recorren el transepto y el ábside central,
la mayoría en piedra, aunque también los hay en estuco en el iconostasis y la
entrada a la capilla principal. En ellos se encuentran motivos heredados del arte
visigodo como tallos ondulantes o pájaros picando racimos, con otros procedentes
de la cultura islámica consistentes en figuras animales y vegetales, como palmeras
y leones, y todo ello tratado de una forma más estilizada y flexible que en la
escultura visigoda, recordando en algunos casos a la miniatura de los Beatos
mozárabes.
•
Canceles. Los compartimentos laterales del transepto estaban separados del
central y de las naves y los ábsides laterales mediante canceles de piedra, de los
que se han conservado ocho, siendo el resto reemplazados por canceles lisos del
mismo tamaño. Su decoración, formada por dibujos geométricos, vegetales y
animales, ordenados en general de forma simétrica en series verticales, están
inspirados, como en el caso de los frisos, tanto en el arte visigodo - Quintanilla de
las Viñas y San Pedro de la Nave fundamentalmente - como en el arte Omeya en
Próximo Oriente y África, aunque no conocemos elementos de este tipo en Al
Andalus. Uno de estos canceles, en un magnífico estado de conservación, esta
situado en el tímpano de la iglesia románica adosada a nuestra basílica.
•
Capiteles. Se pueden considerar construidos todos, excepto cinco de ellos,
en la misma época que la parte de la iglesia en que están situados, aunque en
algún caso se han tallado sobre elementos anteriores.
La primera serie está formada por cinco capiteles asturianos, posiblemente
ramirenses, reutilizados. Dos de ellos están situados entre el transepto sur y su
nave, otros dos en las dos columnas exentas de las naves más próximas a la
cabecera y el quinto en la anterior del lado sur. Son de tipo corintio, de espesas
hojas lisas, y algunos de ellos mutilados, recuerdan a los existentes en los pórticos
de Santa Maria del Naranco y en el interior de Santa Cristina de Lena.
En la segunda serie están incluidos el resto de capiteles del interior de la iglesia.
Son de tipo propiamente mozárabe, todos ellos con collarín y en general con dos
niveles de hojas lisas o con una fina nervadura central. Es en la última serie, se
supone que unos 30 años posterior, en la que la escultura mozárabe llega a su
mejor momento de madurez, está formada por los capiteles del pórtico, aunque los
existentes en los siete arcos occidentales tienen características muy diferenciadas
de los de los cinco restantes. Todos tienen collarín asturiano y están tallados a
trépano, muy semejantes a los de Santiago de Peñalba, San Cebrián de Mazote y
Santa María de Wamba.
San Miguel de Escalada es un monumento de gran interés, no sólo por sus
incuestionable valor desde el punto de vista artístico, sino también por lo que se
puede interpretar en él en relación con todo el desarrollo del arte altomedieval
español. En efecto, nos encontramos con un templo construido en pleno apogeo de
la monarquía asturiana, que acaba de trasladar la corte a León y en la que aún se
mantiene la presencia del rey como elemento fundamental en la fundación de
nuevos monasterios y que, como en este caso nos resulta evidente, condiciona su
diseño.
MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE SANDOVAL
El monasterio se levantó sobre terrenos llamados Sotnoval (Saltus Novalis), que
fueron donados en 1.142 por Alfonso VII a su servidor el conde Pedro Ponce de
Minerva, quien en 1.167 otorgó los terrenos al abad Diego Martínez y otros doce
monjes bernardos, procedentes del monasterio vallisoletano de la Espina. El
monasterio aumentó sus dominios con donaciones reales, como las realizadas por
Doña Urraca, en cuyo honor se celebraría un aniversario cada 25 de junio.
El monasterio Santa María de Sandoval
La decadencia vino durante los siglos XIV y XV, lo que motivó su integración en
1.186 en la Congregación de Castilla, que promoviera Martín de Vargas para
restaurar la observancia monástica. El edificio conceptual fue pasto de las llamas
en dos ocasiones en los años 1.592 y 1.615, que hicieron necesaria su
restauración. Estuvo habitado hasta el año 1.835 en que padeció las consecuencias
de la Desamortización de Mendizábal, quedando totalmente abandonado. El
conjunto se estructura en la manera del Cister, con un gran claustro central en uno
de cuyos lados se ubica la iglesia, en el opuesto del refectorio, calefactorio y
cocina. En el lado perpendicular a la cabecera de la iglesia, la sala capitular y la
sala de trabajo de los monjes con los dormitorios en la planta superior. En el lado
opuesto a éste, el edificio destinado a los conversos, que incluía bodega, refectorio
y dormitorios y junto a el la granja, con su patio y cobertizos.
La iglesia conventual, que en la actualidad realiza funciones de parroquial de
Villaverde, debió ser iniciada a finales del siglo XII y se conocen algunos nombres
de maestros que es posible participasen en su construcción. Su estructura es un
magnífico ejemplo de cómo un templo conventual nace con la intención de
adecuarse a las necesidades particulares de la congregación que, en la celebración
de su liturgia, difiere bastante de la del clero secular. Así, observando su planta,
descubriremos la gran diferencia entre la cabecera que se compone de tres ábsides
de gran desarrollo precedidos de un importante crucero y el cuerpo de tres naves
de una corta longitud. Si tenemos en cuenta que la zona del crucero era la elegida
por los monjes nos explicaremos esta palpable diferencia de tamaño.
Monasterio de Sandoval entrada a la sala capitular
Todo el interior está impregnado de la espiritualidad y austeridad cisterciense,
además de por la utilización del arco apuntado y las bóvedas de ojiva reforzada por
nervaduras que provocan la presencia de pilares compuestos baquetonados para
recoger sus empujes.
Lamentablemente los ábsides, incluido el central, hoy quedan "camuflados" tras
hermosos aunque inoportunos retablos modernos, aunque en el caso del central es
posible pasar por detrás de él para contemplar el interior del hemiciclo. En el del
lado norte, además de una primitiva mesa de altar, podremos ver los sepulcros de
los fundadores.
De su exterior es recomendable echar un vistazo a su cabecera, de proporciones y
formación escasamente cisterciense y más concectada con el pleno románico. El
ábside central se precede de presbiterio cubierto a dos aguas con algún motivo
interesante como el refuerzo de columnillas en las aristas o un óculo en el hastial.
Por su parte, el hemiciclo se divide en siete calles gracias a las columnillas que a él
se adosan. En las tres centrales se abrieron vanos geminados y abocinados de
gran belleza.
Los ábsides laterales carecen de tramo recto aunque participan de la articulación
del mayor. Además, bajo su cornisa, podremos ver algunos canecillos figurados.
Si nos acercamos a la entrada por el brazo norte del transepto podremos ver la
única portada románica conservada, con arquivoltas ligeramente apuntadas, las
interiores con zig-zag baquetonado, sobre columnas de estilizado fuste y capitel
vegetal. La análoga del lado sur, que comunicaba con las dependencias monacales,
vió alterada su estructura al superponer una portada clasicista en época moderna.
Precisamente serán estas dependencias el objeto de nuestra siguiente parada,
aunque la mayoría de ellas fueron devastadas por el fuego en el siglo XVII.
Recorreremos las galerías del claustro para ver, sucesivamente, las portadas que
abrían éste a la sacristía, el archivo y la Sala Capitular, siendo ésta última la más
interesante por su monumentalidad.
El monasterio de Sandoval, situado en el Camino de Santiago, fue centro de
atención a peregrinos en su albergue.
Monasterio de Santa María de Sandoval
CÍRCULO CULTURAL DE VALDEDIÓS
Excursión a “León: Vidrieras, piedras y conceptos”
28/29 de mayo del 2011
LISTA DE VIAJEROS
Nº
1
2
Nombre
CARLOS PRIETO FERNÁNDEZ-MIRANDA
BEGOÑA SUÁREZ ALONSO
3
4
MICHAEL WILKINSON
BARBARA WILKINSON
5
6
MARÍA ÁLVAREZ
JOSEFINA FERNÁNDEZ
7
8
CARLOS DOCE
ISABEL ALVARGONZÁLEZ
9
EULOGIO PALACIOS FERNÁNDEZ
10
11
ANA SUÁREZ IGLESIAS
JOSÉ MANUEL DE SOTO
12
PLÁCIDO GARCÍA PÉREZ
13
14
LUIS ANDRENIO GONZÁLEZ
BELÉN LABORDA GONZÁLEZ
15
16
MARTÍN CAICOYA
ANA G. BOTO
17
18
VICTORIA COUCE
JESÚS MARTÍN
19
20
MONTSE MEDINA
DOLORES MEDINA
21
22
ISABEL PRIETO FERNÁNDEZ-MIRANDA
SONIA SUÁREZ IGLESIAS
23
MARISA FANJUL
CÍRCULO CULTURAL DE VALDEDIÓS
Excursión a “León: Vidrieras, piedras y conceptos”
28/29 de mayo del 2011
Programa:
Sábado, día 28.
8:30h.
Salida Gijón y 9:00h. Salida Oviedo.
11:00h.
Llegada a León. Alojamiento en el Cenobio de San Isidoro.
11:30h.
Visita guiada a la Basílica de San Isidoro.
13:15h.
Visita Catedral de Santa María.
15:00h.
Comida.
16:30h.
Visita al Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León.
19:00h.
Visita guiada a la Iglesia y Parador Hostal de San Marcos.
Cena libre
Domingo, día 29.
10:30h.
Salida de León.
11:30h.
Visita al Monasterio San Miguel de la Escalada.
12:45h.
Visita al Monasterio cisterciense de Santa María de Sandoval.
14: 30h.
Comida en Hospital de Órbigo y posterior visita a la ciudad.
17:30h.
Viaje de vuelta a Oviedo y Gijón.
Coordina: CARLOS PRIETO FERNÁNDEZ-MIRANDA
Miniatura de la Biblia visigótica-mozárabe
Catedral de León
Coordina: CARLOS PRIETO FERNÁNDEZ-MIRANDA
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