Sentencia 522/2008, del Tribunal Supremo, Sala de lo Penal

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Id Cendoj:
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Nº de Recurso:
Nº de Resolución:
Procedimiento:
Ponente:
Tipo de Resolución:
28079120012008100488
Tribunal Supremo. Sala de lo Penal
Madrid
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2324/2007
522/2008
PENAL - APELACION PROCEDIMIENTO ABREVIADO
JOSE RAMON SORIANOSORIANO
Sentencia
Resumen:
- FALSEDAD Y ESTAFA. * Acuerdos extralegales previos entre acusado y Fiscal, buscando la
conformidad: "justicia penal negociada". * Error en la determinación de la pena: concurso medial entre
estafa (art. 249 CP.) y falsedad (art. 392 CP.). Estimación.
SENTENCIA
En la Villa de Madrid, a veintinueve de Julio de dos mil ocho.
En los recursos de casación por infracción de ley, de preceptos constitucionales y quebrantamiento
de forma, que ante Nos penden, interpuestos por los acusados Santiago y Gabino, contra la sentencia
dictada por la Audiencia Provincial de Valencia, Sección Primera, que les condenó por delito continuado de
falsedad en documento mercantil en concurso medial con un delito también continuado de estafa, los
Excmos. Sres. Magistrados componentes de la Sala Segunda del Tribunal Supremo que al margen se
expresan, se han constituído para votación y fallo bajo la Presidencia del primero de los indicados y
Ponencia del Excmo.Sr.D. José Ramón Soriano Soriano, siendo también parte el Ministerio Fiscal, habiendo
comparecido como parte recurrida SERVIRED, SOCIEDAD ESPAÑOLA DE MEDIOS DE PAGO, S.A.,
representada por la Procuradora Sra. Sampere Meneses y estando dichos recurrentes representados:
Santiago, por el Procurador Sr. Martínez de Lejarza Ureña y Gabino, por la Procuradora Sra. Sánchez
Ridao.
I. ANTECEDENTES
1.- El Juzgado de Instrucción nº 11 de Valencia, incoó Procedimiento Abreviado con el número
186/2005 contra Santiago, Gregorio, Gabino Y Alexander, y una vez concluso se remitió a la Audiencia
Provincial de Valencia, cuya Sección Primera, con fecha veintisiete de junio de dos mil siete dictó sentencia
que contiene los siguientes HECHOS PROBADOS:
"ÚNICO.- En fechas comprendidas entre los días 25 de julio y 8 de agosto de 2002, los acusados
Santiago, nacido en Venezuela, mayor de edad, cuya situación legal o no en España no consta y sin
antecedentes penales conocidos, Gabino, nacido en Cuba, mayor de edad, cuya situación legal o no en
España no consta y sin antecedentes penales conocidos y Gregorio, de nacionalidad española, mayor de
edad y sin antecedentes penales, puesto de común acuerdo para obtener provecho ilícito y habiendo
obtenido por conducto no esclarecido diversos soportes plásticos en los que se hallaban incorporadas las
informaciones contenidas en las bandas magnéticas de diversas tarjetas de crédito legítimamente emitidas,
tras haber contratado en fecha 18 de julio de 2002 con la entidad Banco de Santander Central Hispano la
instalación de un terminal punto de venta para el establecimiento denominado Restaurante Cañizares sito
en la Plaza Manuel Sanchís Guarner núm. 7, bajo 2 de Valencia, que regentaba el acusado Gregorio,
procedieron a realizar con dichos soportes a través del referido terminal y firmando los correspondientes
comprobantes como si de operaciones reales se tratara, diversos cargos comerciales supuestamente
atribuibles a consumos que en realidad no se habían efectuado, por importe total de 32.032 euros,
habiéndose abonado los mismos en la cuenta bancaria que al efecto había aperturado el referido acusado.
De igual modo realizaron los acusados operaciones de consumo totalmente ficticias por importe conjunto de
102.077,76 euros, cantidad de la que no llegaron a disponer al no haber sido autorizadas dichas
operaciones por la entidad bancaria correspondiente.
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Del mismo modo el también acusado Alexander, de nacionalidad española, mayor de edad y sin
antecedentes penales, que tenía ya contratado con anterioridad un terminal punto de venta para su
establecimiento comercial denominado "Pedreño Peluqueros" sito en c/ San Ramón núm. 24 bajo de
Paiporta (Valencia), en el periodo comprendido entre el 12 de julio y el 8 de agosto de 2002, habiendo
obtenido también por conducto no esclarecido algunos de los soportes plásticos ya descritos y otros de
iguales características, utilizando los mismos a través del referido terminal y firmando los correspondientes
tickets, efectuó operaciones ficticias por importe conjunto de 17.482 euros de las cuales le fueron
autorizadas y abonadas algunas por un importe total de 2.700 euros.
En el establecimiento Restaurante Cañizares, conocido también como Club 33, la Policía incautó,
entre otros efectos, las siguientes tarjetas de crédito falsas.
1. TARJETA DE CRÉDITO VISA, expedida por BANCAJA, con número NUM000 a nombre de Marí
Trini, con fecha de caducidad 02/04 V.
2. TARJETA DE CRÉDITO VISA, expedida por BANCAJA, con número NUM001, a nombre de Carla,
con fecha de caducidad 05/03 V.
3. TARJETA DE CRÉDITO VISA, expedida por BANCAJA, con número NUM002 a nombre de Lázaro,
con fecha de caducidad 08/02 V.
4. TARJETA DE CRÉDITO VISA ELECTRON, expedida por BANCAJA, con número NUM003 a
nombre de Marí Trini, con fecha de caducidad ilegible.
5. TARJETA DE CRÉDITO "MAESTRO", expedida por CAM (Caja de Ahorros del Mediterráneo), con
número NUM004, a nombre de Víctor, con fecha de caducidad 10/04.
En todas ellas la banda magnética ha sido manipulada.
6. TARJETA DE CRÉDITO MAESTRO, expedida por "CORP BANCA" con número NUM005, sin
nombre i fecha de caducidad.
7. TARJETA "BP" PREMIER PLUS, puntos nº 715 811 750.
8. TARJETA "BP" PREMIER PLUS, puntos nº 716 148 598.
9. TARJETA "BP" PREMIER PLUS, puntos nº 716 845 262.
10. TARJETA "BP" PREMIER PLUS, puntos nº 716 762 342.
11. TARJETA "BP" PREMIER PLUS, puntos nº 716 836 677.
12. TARJETA "BP" PREMIER PLUS, puntos nº 716 763 040.
13. TARJETA "BP" PREMIER PLUS, puntos nº 717 017 629.
14. TARJETA "BP" PREMIER PLUS, puntos nº 716 148 836.
15. TARJETA "BP" PREMIER PLUS, puntos nº 715 582 469.
16. TARJETA "BP" PREMIER PLUS, puntos nº 716 148 745.
17. TARJETA "BP" PREMIER PLUS, puntos nº 716 148 279.
Todas ellas, de la 6 a la 17, presentan una leyenda en su banda magnética pese a tratarse de tarjetas
acumulativas de punto y no de pago.
10 tickets correspondientes a las operaciones descritas, 2.169 euros y el referido terminal punto de
venta, así como en los vehículos utilizados por los acusados otras tres tarjetas de crédito de la entidad BP, y
en el local denominado "Pedreño Peluqueros" sito en Paiporta, además de otros efectos, 7 tickets
correspondientes a ilícitas operaciones realizadas entre el 1 y el 6 de agosto de 2002 por un importe total de
3.800 euros".
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2.- La Audiencia de instancia dictó el siguiente pronunciamiento:
"FALLAMOS:
En atención a todo lo expuesto, visto además lo dispuesto por los artículos 24, 25 y 120.3 de la
Constitución, los artículos 1 y 2, 10, 15, 27 a 34, 54 a 58, 61 a 67, 70, 73 y 74, 110 a 115 y 127 del Código
Penal, los artículos 142, 239 a 241, 741 y 742 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y 248 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial, la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Valencia.
Ha decidido:
PRIMERO: CONDENAR a los acusados Santiago, Gregorio, Gabino y Alexander como criminalmente
responsables en concepto de autores de un delito continuado de falsedad en documento mercantil en
concurso medial con un delito también continuado de estafa.
SEGUNDO: Apreciar la concurrencia de la circunstancia atenuante de reparación del daño en el
acusado Alexander.
TERCERO: Imponerles por tal motivo las siguientes penas:
* a Santiago y Gabino la pena de 2 años y 6 meses de prisión, inhabilitación para el derecho de
sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, multa de 16 meses con cuota diaria de 12 euros.
* a Gregorio la pena de 2 años de prisión, inhabilitación para el derecho de sufragio pasivo durante
igual tiempo y multa de 9 meses a razón de 6 euros por día.
* a Alexander la pena de 1 año y 9 meses de prisión, inhabilitación especial para el sufragio pasivo y
multa de 6 meses con cuota diaria de 6 euros.
CUARTO: Imponer a los acusados el pago de las costas procesales por cuartas partes.
QUINTO: Condenar a los acusados Santiago, Gabino y Gregorio igualmente a indemnizar conjunta y
solidariamente a Servired Sociedad Española de Medios de Pago S.C. y Sistema 4B en la suma de 32.030
euros, y a los citados acusados en unión de Alexander a indemnizar también conjunta y solidariamente a
aquellas entidades en la cantidad de 2.700 euros, sumas que devengarán el interés legal.
Se acuerda el comiso del dinero, tarjetas y demás efectos intervenidos.
Para el cumplimiento de la pena privativa de libertad y responsabilidad personal subsidiaria que se
impone abónese a los acusados todo el tiempo que hubieren estado privados de libertad por esta causa si
no lo tuvieren absorbido por otras.
Reclámese del instructor, debidamente terminada, la pieza de responsabilidades pecuniarias.
Así, por esta nuestra sentencia, de la que se llevará certificación al rollo, lo pronunciamos, mandamos
y firmamos".
3.- Notificada la sentencia a las partes, se prepararon recursos de casación por infracción de ley, de
preceptos constitucionales y quebrantamiento de forma por los acusados Santiago y Gabino, que se
tuvieron por anunciados, remitiéndose a esta Sala Segunda del Tribunal Supremo las certificaciones
necesarias para su sustanciación y resolución, formándose el correspondiene rollo y formalizándose dichos
recursos.
4.- El recurso interpuesto por la representación del acusado Santiago, se basó en los siguientes
MOTIVOS DE CASACIÓN: Primero.- Al amparo de lo dispuesto en el art. 852 L.E.Cr . en relación con el art.
5, apartado 4º de la L.O.P.J ., por vulneración del derecho fundamental a la presunción de inocencia,
garantizado por el art. 24.2 de la Constitución española. Segundo.- Por infracción de Ley, basado en el
apartado 1º del art. 849 , por incorrecta aplicación del artículo 249 del vigente Código Penal en cuanto a la
aplicación penológica prevista legalmente en el tipo, provocando ello a su vez, vulneración del derecho
fundamental a la tutela judicial efectiva consagrado en el art. 24 de la Contitución española y la quiera de los
principios de tipicidad y legalidad. Tercero .- Por quebrantamiento de forma, basado en el art. 851.1º de la
L.E.Cr . entendiendo existente una predeterminación del fallo con relación al relato de hechos probados de
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la sentencia objeto del presente recurso, provocando ello a su vez, vulneración de los derechos
fundamentales a la tutela judicial efectiva y no sufrir indefensión, amparados ambos en el art. 24.1 de la
Constitución española. Cuarto .- Por quebrantamiento de forma, basado en el art. 851.1º L.E.Cr .
entendiendo que en el relato de hechos probados de la sentencia incurre en una evidente falta de claridad
en cuanto a la participación del ahora recurrente en los hechos delictivos ocurridos a través del terminal
punto de venta existente en el establecimiento "Pedreño Peluqueros", provocando ello la conculcación del
derecho fundamental a un procedimiento con todas las garantías con prohibición de toda indefensión,
consagrado en el art. 24 de la Constitución española.
Y el recurso interpuesto por la representación del acusado Gabino, se basó en los siguientes
MOTIVOS DE CASACIÓN: Primero.- Por infracción de precepto constitucional, al amparo del art. 852
L.E.Criminal y 5.4 de la L.O.P.J., por infracción del art. 24 de la Constitución española por vulneración del
derecho a la tutela judicial efectiva causando indefensión y a un proceso con todas las garantías. Segundo.Por infracción de precepto constitucional, al amparo del art. 852 L.E.Criminal y 5.4 L. O.P.J. El presente
motivo se articula por infracción del art. 24 de la Constitución española por vulneración del derecho a la
tutela judicial efectiva causando indefensión por vulneración del principio acusatorio.
5.- Instruído el Ministerio Fiscal de los recursos interpuestos, apoyó parcialmente el primero y
segundo de los motivos del recurrente Santiago y la desestimación del resto de los motivos de ambos
recurrentes, asimismo dado traslado a la parte recurrida impugnó la admisión de los dos recursos
interpuestos; la Sala los admitió a trámite y quedaron conclusos los autos para señalamiento de fallo cuando
por turno correspondiera.
6.- Hecho el correspondiente señalamiento, se celebró la votación y fallo del presente recurso el día
15 de Julio del año 2008.
II. FUNDAMENTOS DE DERECHO
Recurso de Gabino.
PRIMERO.- Como bien apunta el Fiscal los dos motivos que articula este recurrente no son más que
la contemplación de un mismo problema desde dos perspectivas distintas.
En efecto, a través del cauce previsto en los arts. 852 L.E.Cr. y 5-4º LOPJ., considera infringidos
derechos fundamentales contenidos en el art. 24 C.E . Como invocación común refiere al derecho a la tutela
judicial efectiva sin causar indefensión, especificando en el primer motivo la violación del derecho a un
proceso con todas las garantías y en el segundo el principio acusatorio o derecho a conocer la acusación.
1. La causa de la protesta la explica el recurrente del siguiente modo: el Fiscal al inicio del juicio llegó
a un acuerdo con el acusado sobre la petición de pena, pero al final del mismo dicho Fiscal desatendió el
pacto e interesa pena superior, impidiendo el normal desarrollo del proceso, ya que ello provocó que la
defensa se despreocupara de su intervención por la confianza depositada en el acuerdo inicial, cuyo
apartamiento pudo el Fiscal anunciar con mayor antelación, pero no en el acto de elevar las conclusiones
definitivas cuando no existían posibilidades de réplica. De tal manera se alteró -a juicio del recurrente- el
sistema de garantías que se le impidió hacer valer cuantos medios defensivos hubiera podido tener a su
alcance.
En el segundo motivo y ante el transfondo de una petición fiscal de 2 años de prisión y 9 meses de
multa, según fue prometido en su momento, el recurrente nos dice que actuó procesalmente confiado en el
cumplimiento del compromiso con el convencimiento de que seguía vigente el pacto, produciéndose una
modificación inesperada de la calificación, elevando a definitivas las penas de 3 años de prisión y multa de
12 meses. La sentencia lo reconoce cuando afirma que "Gabino, al inicio del juicio y durante su
interrogatorio reconoció la realidad del contenido del relato de la acusación".
El censurante, aunque reconoce la facultad del Mº Fiscal para solicitar en el trámite de conclusiones
definitivas un cambio de la tipicidad de los hechos o apreciar mayor grado de participación o de ejecución en
los mismos y en general efectuar una modificación gravosa para el acusado, situación que no debería llevar
consigo ninguna indefensión, desde el momento que el Fiscal resuelve actuar de tal modo no anunciando la
alteración y además después de haber pactado unas determinadas penas convierte esa unilateral y postrera
modificación en una irregularidad procesal insalvable que produce indefensión.
2. Es evidente que por el hecho de que el Fiscal no se ajustase exactamente a la anunciada -oficiosa
y extraprocesalmente- petición de pena no comete ninguna vulneración del derecho a la tutela judicial
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efectiva, porque no es él quien ha de prestarla sino los jueces y tribunales y a la Audiencia nada se
reprocha ni podría reprocharse, ya que no está legitimada para condicionar la modificación de conclusiones
que el Mº Fiscal dentro de la Ley tenga por conveniente efectuar.
Tampoco se resiente el principio acusatorio o derecho a conocer la acusación por el hecho de que la
acusación formulada inicialmente en términos más graves de los que luego quedó, en conclusiones
definitivas se establezca en una petición de 3 años y multa que, es importante decirlo, no vincula al Tribunal
y ello aunque con anterioridad y extraprocesalmente se hubiera ofrecido o sugerido al acusado una rebaja
de pena si se aceptaban los hechos. Y no resulta afectado el derecho a conocer la acusación porque la
defensa conoció en todo momento los términos de la misma, conocía el régimen de la conformidad en
nuestro derecho al que no se sometió, sabía de sobra que no poseen valor procesal alguno esos pactos
oficiosos o extralegales cuyo cumplimiento no es posible exigir procesalmente, igualmente era conocedora
de las posibles eventualidades en el desarrollo del juicio y que el Fiscal debía ajustarse al principio de
legalidad, etc. etc. Por todo ello la defensa no puede sostener que se vio sorprendida por la modificación ni
puede pretender que ahora se entre a valorar si el pacto en cuestión (de eficacia procesal nula) fue
incumplido o no y cuál de las dos partes provocó su ruptura.
3. Desde otro punto de vista es oportuno hacer dos consideraciones de interés. La primera de ellas es
dejar sentado que el Mº Fiscal no actuó arbitrariamente y sin razón, desatendiendo un acuerdo que no había
motivos para incumplir, sino que por el contrario, de la actitud plasmada en acta (también resulta de la
grabación videográfica del juicio) se desprende que el recurrente no aceptó abiertamente y sin condiciones
su culpabilidad, sino que adujo diversas excusas y reticencias al declarar en el plenario, circunstancia que
introducía un elemento distorsionador que permitió al Fiscal valorar la posición procesal de aquél de modo
diferente. Pero, todo ello en modo alguno constituye infracción al derecho fundamental a conocer la
acusación.
Y la segunda de las consideraciones, oportunamente invocada en el informe fiscal, es que cualquier
vulneración de derechos fundamentales ha de acreditarse que lo es de modo material y efectivo y no
simplemente formal, y en nuestro caso el recurrente no ha justificado por qué la modificación del Fiscal le ha
provocado indefensión, esto es, debió haber precisado qué actuaciones procesales pudo haber realizado y
no realizó de haber conocido la alteración fiscal, concretando los elementos de prueba de que pudo haber
hecho uso y las estrategias defensivas que le fueron sustraídas a consecuencia de esta anómala situación,
toda vez que la prueba de cargo era nítida y consistente. Entre tales pruebas figuraban los testimonios
incriminatorios de los otros acusados, las declaraciones de los agentes de policía, la intervención de las
tarjetas falsas y el aparato grabador del restaurante, las tarjetas falsas halladas en su coche según
testimonio del agente que las intervino, así como las ocupadas en su cartera, etc. etc.
Por todo ello y en principio ninguno de los dos motivos debe prosperar.
4. En un afán de aquilatar las posibles influencias negativas de los pactos previos extraprocesales en
el desarrollo del proceso frente a los acusados, el Mº Fiscal, en su amplio, ordenado y brillante informe,
profundiza en este punto y avanza un paso más de lo que lo hace la impugnación, tratando de precisar las
repercusiones de este fenómeno denominado "justicia penal negociada" que halla su antecedente en la
institución de origen anglosajón: plea bargaining.
La queja del recurrente habría que reconducirla a otro terreno dentro de nuestro derecho procesal y
las consecuencias habría que examinarlas desde dos prismas:
a) posibilidad de valorar la confesión prestada por el recurrente como prueba de cargo, o si por el
contrario, habría de ser considerada como ilegítima por haber sido obtenida bajo una "falsa promesa".
b) si la individualización judicial de la pena efectuada por la sentencia se ajusta a los parámetros
legales, pues en definitiva, ese es el único punto de la sentencia con la que el recurrente parece estar en
desacuerdo, como se deduce de los términos en que se expresa aquél al hacer uso de la última palabra,
porque desde otra óptica, lo que hemos dejado incontestablemente claro es que ni el Tribunal de instancia
ni éste de casación pueden controlar el cumplimiento de esos "alegales pactos" ni era exigible su
cumplimiento ni tampoco era posible discernir si se ha producido una ruptura o apartamiento del contenido
del pacto por una de las partes que legitime la reacción de la otra, etc.
5. Analicemos los aspectos reseñados en el apartado anterior de la mano de la concienzuda y certera
exposición del Mº Fiscal.
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La espontaneidad y voluntariedad de la declaración, así como su validez, viene confirmada por la
propia normativa procesal vigente en nuestro derecho, plasmando ventajas penológicas en preceptos tales
como el art. 801 L.E.Cr. o el 21-4 C.P., o indirectamente por vía del art. 21-6 ó del art. 66 ambos del Código
Penal .
Además, no puede considerarse viciada la voluntariedad cuando la asistencia de letrado, que es
obligada, permite conocer el alcance de la vinculatoriedad de posibles pactos en cada caso, cuáles son, los
términos que la ley exige para dar validez a esos acuerdos o el grado de seguridad existente de que puedan
reflejarse en la sentencia.
Pero es más, en nuestro caso no existió una promesa engañosa de ventaja procesal, pues la rebaja
de la petición fiscal partía del presupuesto de la conformidad que sólo puede calificarse de parcial y
renuente. En realidad se produjo un apartamiento del pacto inicial por la retractación del recurrente a
aceptar abiertamente sus responsabilidades, que sólo las asumió muy condicionadamente, tratando de
buscar justificaciones o excusas y aludiendo a una conducta provocada por el miedo con efectos eximentes
o atenuatorios, etc. El recurrente eludió preguntas, negó hechos cuyo acreditamiento venía impuesto por
otras pruebas, trató de hallar una cierta sintonía entre su declaración en el plenario y su primera declaración
exculpatoria, y su testimonio en juicio estuvo lleno de excusas, vacilaciones y ambigüedades, negándose
incluso a responder a determinadas preguntas. De ahí que el Fiscal, cargado de razón, estimó que no se
daban los presupuestos para reducir la petición de pena que previamente había anunciado, siempre
dependiente y condicionada a la plena asunción de las responsabilidades del acusado, lo que nunca
ocurrió.
En definitiva, no ha faltado voluntariedad en la confesión y demás declaraciones emitidas por las
razones expuestas, a las que se une otra más. En efecto, conociendo ya la pena definitivamente interesada
por el Fiscal, no acorde con lo esperado, en el momento de hacer uso de la última palabra el acusado
vuelve a confesar libremente, aunque con ciertas reticencias, percatándose que su actitud procesal y no
otra fue la causante de la alteración de compromiso inicial con el Mº Fiscal.
6. En el segundo aspecto a analizar, referido a la individualización judicial de la pena, debe quedar al
margen el tema de la exigibilidad al Mº Fiscal de la reducción de las peticiones de pena, por la sencilla razón
de que ello no es susceptible de ser fiscalizado en casación, lo que hace que el control casacional sobre la
fijación de la pena se limite a ponderar la corrección motivacional del arbitrio ejercido por la Sala a la hora
de señalar una pena de 2 años y 6 meses de prisión y multa correspondiente, particularmente si la cantidad
de pena se halla en sintonía o proporcionalidad con la asignada a los otros acusados que mostraron
conformidad plena con los hechos, a los que definitivamente se les impuso 2 años de prisión, además de la
preceptiva multa.
El Fiscal halla justificación a la reducción de pena, en base al art. 66 C.Penal por el hecho de mostrar
conformidad con las calificaciones acusatorias (veánse S.T.S. nº 487/2007, de 29 de mayo, nº 75 de 2007
de 16 de abril del Tribunal Constitucional y la nº 76/2007 , de igual fecha de ese mismo Tribunal). La
aceptación de hechos puede justificar un trato considerado y favorable del tribunal sentenciador al
individualizar la pena (v.g. art. 801 L.E.Cr .), lo que nunca puede operar como agravación o motivo de
exasperación es hacer uso del derecho a no declararse culpable. Consiguientemente la pena se halla bien
ponderada en la sentencia, tomando en consideración la mayor participación en los hechos, expresión no
afortunada que debemos traducir en una mayor relevancia de su aportación causal al delito o delitos
cometidos, habida cuenta que fue él, junto con Gustavo, los que asumen la iniciativa de cometer el hecho
delictivo.
7. Por último, concurre un argumento añadido que también es el Mº Fiscal quien oportunamente lo
destaca y no es otro que la incorrecta delimitación o individualización legal de la pena hecha por la
Audiencia, con la colaboración del Fiscal que también interesó penas por debajo de los mínimos legales.
Por mucho que hubiera reducido la solicitud el Fiscal o por mucho que el tribunal hubiera aminorado
la sanción, era de todo punto imposible descender por debajo de los 2 años, 4 meses y 15 días (obsérvese
que al acusado se le imponen 2 años y 6 meses, próximo al mínimo) y ello por así resultar de los delitos
cometidos. Se les castiga por un delito continuado de falsedad en documento mercantil en concurso medial
con un delito también continuado de estafa. Eligiendo la pena del más grave como impone el art. 77 C.P ., el
concuro medial obliga a imponer la resultante en su mitad superior; pero además al ser continuado el delito
determina la imposición de la pena de nuevo en su mitad superior. La pena de privación de libertad (6
meses a 3 años) en su mitad superior discurriría de 1 año y 9 meses a 3 años, y la mitad superior de esta
última de 2 años, 4 meses y 15 días a 3 años.
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Así pues, jamás podría imponerse la pena de 2 años. Se le ha impuesto por equivocación a dos de
los acusados, cuando realmente el tribunal debió rechazar la conformidad propugnada en tales términos,
conforme impone el art. 787-3 L.E.Cr ., pero al no conformarse alguno de los acusados el juicio tuvo que
continuar sin posibilidad de dictar una sentencia de conformidad que lo evitase. Así pues, ante la ausencia
de recurso alguno contra la sentencia en este punto, especialmente de parte del Mº Fiscal, la sanción
impuesta deviene firme e inatacable en atención al principio de "non reformatio in peius".
Por todo lo expuesto, los dos motivos articulados por este recurrente deben rechazarse.
Recurso de Santiago.
SEGUNDO.- Un orden resolutivo adecuado, según normas casacionales de carácter elemental,
aconseja resolver en primer lugar, dentro de los cuatro motivos que plantea este recurrente, los señalados
con los números 3º y 4º por quebrantamiento de forma, después el número 1º formalizado por vulneración
del derecho a la presunción de inocencia, para concluir por el 2º que se interpone por corriente infracción de
ley.
1. En el tercero se aduce predeterminación del fallo, al amparo del art. 851-1º L.E.Cr .
Las expresiones que a juicio del recurrente poseen carácter determinante son las dos siguientes:
a) "...... puesto de común acuerdo para obtener provecho ilícito y habiendo obtenido por conducto no
esclarecido diversos soportes plásticos en los que se hallaban incorporadas las informaciones contenidas
en las bandas magnéticas de diversas tarjetas de crédito legítimamente emitidas....".
b) "De igual modo realizaron los acusados operaciones de consumo totalmente ficticas por importe
conjunto de .....".
Este vicio in procedendo trata de evitar la sustitución de un hecho o sucesión de hechos, elemento
fáctico de la sentencia penal, por un concepto jurídico, lo que supone ya de antemano la valoración penal
del comportamiento, de modo que tiene lugar cuanto el tribunal de instancia ha adelantado en los hechos
probados la subsunción hasta el punto de que el Tribunal de casación no puede conocer el hecho imputado
como tal, sino a través de su significado jurídico.
2. De la simple lectura del factum se comprueba que ninguna de las expresiones tildadas de
predeterminantes lo son en realidad. Lo que no puede pretenderse es que los hechos probados no
condicionen el fallo, ya que éste ha de basarse y ser congruente con ellos. Lo que el precepto penal prohibe
es que se eluda la narración fáctica empleando expresioones que encierren un significado penal específico.
Así, la locución "provecho ilícito" no sólo es perfectamente comprensible por cualquiera, sino que su
significado se deduce del resto de los hechos al hallarse implícito tal ánimo en la conducta descrita.
Los términos o frases "soportes plásticos", "informaciones de las bandas magnéticas" u otros del
mismo estilo tampoco poseen un significado diferente al común o vulgar, con independencia que sean
utilizados en el lenguaje con mayor o menor habitualidad, toda vez que el art. 850-1º no impide emplear en
la descripción fáctica términos cultos que exijan acudir al diccionario para conocer su significado. Estaría
prohibido afirmar que las tarjetas se "falsificaron" sin concretar los actos que debemos reputar integrantes
de la falsedad, pero ello no ocurre.
El motivo, por tanto, debe rechazarse.
TERCERO.- El motivo cuarto, también por quebrantamiento de forma, tiene el mismo apoyo procesal
que el anterior (art. 851-1º L.E.Cr .) y en él se denuncia falta de claridad en los hechos probados.
1. El vicio que denuncia lo es por no reseñar el factum, ni siquiera mínimamente, los hechos
materiales realizados por el recurrente en relación al terminal punto de venta existente en el establecimiento
de "Pedreño Peluqueros", pudiéndose observar cómo en el párrafo segundo del relato probatorio aparece
una total desvinculación de éste con los hechos que relata y sin embargo es condenado por ellos, como se
desprende de la imposición de responsabildiades civiles solidarias por ese hecho a los cuatro acusados.
Tampoco en la fundamentación jurídica en funciones complementarias aparece la referencia fáctica precisa
que permita aseverar que el censurante tuvo alguna participación en esos hechos.
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2. Conforme a una reiteradísima y uniforme doctrina jurisprudencial este vicio procesal se origina
cuando la redacción de los hechos probados aparece confusa, dubitada o imprecisa, de modo que, por su
insuficiencia u oscuridad o por no expresarlos de forma conclusiva, imperativa, terminante o categórica, sino
vacilante y dubitada, pueda conducir a subsunciones alternativas o sea imposible realizar la subsunción,
consecuencia de la ambigüedad del relato.
En nuestro caso no se da esa falta de claridad, aunque en el fondo la protesta que se alega es cierta,
en el sentido de que falta cualquier manifestación en el factum que implique al recurrente en los hechos
ocurridos en el establecimiento "Pedreño Peluqueros", pero ello no incide en el vicio de falta de claridad,
sino que por el contrario aparece meridianamente claro que no existe ninguna conducta del recurrente
relacionada con las falsedades y fraudes realizados en tal lugar. De ahí que este motivo aunque no puede
prosperar por esta vía procesal, la queja aducida deberá tenerse en consideración en el apartado de
vulneración del derecho a la presunción de inocencia para excluir de la condena todo lo relacionado con tal
establecimiento, lo que no evitará que, prescindiendo de tal aspecto descriptivo del factum, varie la
calificación jurídico-penal de los hechos y penas impuestas por lo realizado en el Restaurante Cañizares, de
mucha más relevancia penal que el que ahora se discute y suficiente para justificar la condena.
Por lo demás la omisión sobre el lugar donde se incautaron las tarjetas o cómo se verificó la
falsificación no constituye falta de claridad de los hechos, ya que son datos no exigibles en el juicio de
subsunción.
El motivo no puede prosperar.
CUARTO.- En el motivo primero al amparo del art. 852 L.E.Cr ., se denuncia violación del derecho
constitucional a la presunción de inocencia (art. 24-2 C.E .).
1. Argumenta el recurrente que la prueba habida en la causa es insuficiente para condenarle e
invocando la doctrina jurisprudencial sobre las exigencias de la prueba indiciaria, en cuanto capaz de
destruir la presunción de inocencia, concluye que faltan los requisitos que tal medio de prueba exigiría.
Califica al juicio inferencial de totalmente forzado y apartado de toda lógica y racionalidad.
Analiza la jurisprudencia sobre la prueba de indicios, que demuestra conocer, y detecta ciertas
deficiencias en la resolución que le condena, dado que en lugar de justificar el enlace preciso y directo entre
los indicios y la consecuencia se limita a afirmar que los "indicios son razonables, descansan en pruebas de
contenido directo (bien documental, bien testifical), se encuentran entrelazadas y conducen a la evidente
participación en los hechos de Gustavo".
Examina a continuación, uno por uno, los elementos probatorios que ennumera la sentencia en el
fundamento jurídico segundo, incidiendo en la escasa eficacia que le merecen, a la vez que hace su propia
valoración probatoria, siempre prohibida al recurrente.
2. El error fundamental en que incurre el motivo lo pone de manifiesto una vez más el Fiscal en su
ponderado y exhaustivo informe, y es que la sentencia parte equivocadamente de la consideración atribuída
a los medios probatorios calificándolos de indiciarios.
Existió prueba directa, que también parece atisbar la sentencia, integrada por el testimonio
heteroincriminatorio de dos procesados, y las declaraciones testificales de los agentes de la policía judicial
que intervinieron en las diligencias y cuyo alcance probatorio depende no de deducciones o inferencias, sino
de la credibilidad y garantía que le merezca al tribunal la persona que depone.
La declaración de dos procesados se halla corroborada por la de los agentes, cuyo testimonio posee
indudable fuerza probatoria (art. 717 L.E.Cr .). Estos aseguran haber presenciado cómo el recurrente en
unión de otro acusado recogía los tikets falsos que le pasaba un tercer imputado, explicando cómo arrojaron
al suelo las tarjetas. La ocupación de las tarjetas, que la prueba pericial demostró su falsedad, el lugar
donde se encontraron, la existencia en dicho lugar de la terminal utilizada y la prueba documental en la que
se aprecia que los cargos falsos son abonados en la cuenta de un procesado, el hallazgo de una copiadora
de tarjetas en la tienda de la esposa del impugnante, el hallazgo en poder de otro procesado (Gabino) de
algunas tarjetas falsas (2 en el interior de su vehículo y otras en su cartera) completan las corroboraciones.
Es cierto que otros elementos probatorios enunciados en el fundamento segundo de la sentencia o no
le afectan directamente al recurrente o simplemente tratan de acreditar la existencia y realidad del delito,
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pero los que acabamos de mencionar, si no decisivos, constituyen elementos de cargo secundarios, que
refuerzan la prueba fundamental directa integrada por la confesión de dos procesados y la corroboración de
dos agentes policiales (testifical), que acredita la autoría del recurrente.
3. Resulta de interés prestar especial atención a la prueba del testimonio de los coacusados, como
hace el Fiscal, por cuanto el impugnante trata de descalificar tales declaraciones aduciendo que estaban
motivadas por las ventajas penológicas ofrecidas por el Fiscal, desprenciando los elementos probatorios
que los corroboran.
Es inobjetable la necesidad de corroboración de los testimonios incriminatorios de los coimputados.
En este sentido la jurisprudencia constitucional ha evolucionado, llegando a exigirlo como requisito "sine qua
non" para atribuirle capacidad desvirtuadora de la presunción de inocencia.
Es oportuno recordar esta doctrina y el botón de muestra nos le ofrece el Fiscal en las sentencias que
cita. Así la S.T.C. nº 142 de 8 de mayo de 2006 , nos dice al respecto:
"La declaración incriminatoria del coacusado, que es una prueba constitucionalmente legítima, ha de
venir corroborada mínimamente por algún hecho, dato o circunstancia externa para constituir prueba de
cargo bastante en orden a destruir la presunción de inocencia, puesto que al acusado, a diferencia del
testigo, le asiste el derecho, reconocido en el art. 24.2 C.E ., a guardar silencio total o parcialmente, a no
decir nada (SS.T.C. 153/1997, de 29 de septiembre, FJ 6; 49/1998, de 2 de marzo, FJ 5; 115/1998, de 1 de
junio, FJ 5; 68/2001, de 17 de marzo, FJ5; 57/2002, de 11 de marzo, FJ 4; 207/2002, de 11 de noviembre,
FJ 2; 65/2003, de 7 de abril, FJ 5; 55/2005, de 14 de marzo, FJ 1; y 1/2006, de 16 de enero, FJ 6 ). De otro
lado, y como quiera que no es posible una fijación globalmente válida de lo que ha de considerarse mínima
corroboración, se deja a la casuística la determinación de los supuestos en que puede estimarse que
aquélla existe, atendiendo, por tanto, a las circunstancias concurrentes en cada caso concreto (SS.T.C.
68/2001, de 17 de marzo, FJ 5; 181/2002, de 14 de octubre, DJ 3; 57/2002, de 11 de marzo, FJ 4;
207/2002, de 11 de noviembre, FJ 2; 65/2003, de 7 de abril, FJ 5; 118/2004, de 12 de julio, FJ 2; y 1/2006,
de 16 de enero, FJ 6 , si bien, en sentido negativo, hemos afirmado que los elementos de veracidad objetiva
que puedan rodear la declaración, tales como su coherencia interna o la inexistencia de resentimiento, no
constituyen factores externos de corroboración (SS.T.C. 190/2003, de 27 de octubre, FJ 6; 118/2004, de 12
de julio, FJ 2; y 55/2005, de 14 de marzo , FJ 1). Debe tenerse en cuenta igualmente que la declaración de
un coimputado no constituye corroboración mínima de la declaración de otro coimputado (SS.T.C. 72/2001,
de 26 de marzo, FJ 5; 181/2002, de 14 de octubre, FJ 3; 65/2003, de 7 de abril, FJ 5; 152/2004, de 20 de
septiembre, FJ 3; 55/2005, de 14 de marzo, FJ 1 ), siendo por tanto necesaria la adveración de las
declaraciones mediante algún dato externo también en el caso de pluralidad de coacusados. Finalmente la
corroboración ha de estar referida necesariamente a la participación del acusado en los hechos punibles
que el juzgador haya considerado probados (SS.T.C. 181/2002, de 14 de octubre, FJ 4; 118/2004, de 12 de
julio, FJ 2; 55/2005, de 14 de marzo, FJ 5 y 1/2006, de 16 de neero, FJ 6 )".
4. Esta doctrina debe ser matizada y enriquecida por ciertas consideraciones, que con tino apunta
también el Fiscal.
Cuando se exige un especial rigor al valorar el testimonio heteroincriminatorio de un coacusado se
dice que su debilidad probatoria proviene de que no se halla obligado a decir verdad, ni presta promesa o
juramento con ese objeto y por tanto puede mentir con impunidad y nunca podría perseguirsele por delito de
falso testimonio.
Eso es cierto, pero no estamos tan seguros de que su derecho de defensa (guardar silencio, no
confesarse culpable, utilizar todos los medios de prueba, etc.) le autoricen a mentir, en aquellos casos en
que la falacia suponga una imputación falsa de un hecho delictivo al coacusado, pues ya no es tan claro que
las acusaciones inveraces no puedan perseguirse como un delito de acusación o denuncia falsa en tanto en
cuanto concurren los elementos típicos exigidos por tal figura delictiva.
Otra consideración destacada es que por más que nuestra jurisprudencia constitucional nos enseña
que un testimonio no puede servir de corroboración de otro cuando son varios los coprocesados que
imputan a otro un delito, no es menos cierto que hallándose corroborados todos ellos por otros elementos
probatorios externos, la concurrencia de varios debe suponer un refuerzo probatorio superior (a valorar por
el tribunal) que la simple imputación de un solo coacusado, ya que es más dificil que exista una pluralidad
de acusados dispuestos a asumir la responsabilidad por acusación falsa que simplemente uno.
Por último, hemos de dejar sentado que la obtención de ventajas penológicas no anula la eventual
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validez de una declaración si aparece como verosímil y además su credibilidad se deriva de otros elementos
probatorios. Esta Sala ha expresado una y otra vez, como nos recuerda el Fiscal, que un trato de favor no
excluye el valor de la declaración del coimputado, aunque en estos casos exista una mayor obligación de
ponderar la credibilidad.
5. Con todo lo hasta ahora dicho podemos concluir que el derecho a la presunción de inocencia ha
quedado desvirtuado en relación a los hechos cometidos en el establecimiento "Restaurante Cañizares",
pero son incapaces de destruir tal presunción respecto a lo ocurrido en "Pedreño Peluqueros", pues ni en
los hechos probados ni en la fundamentación jurídica se describe conducta alguna del acusado relacionada
con tal establecimiento.
El acusado Alexander sólo implica a Gabino. Cierto es que existen algunos indicios un tanto débiles:
el acusado convivía con otro de los dos acusados, la realización de esta clase de actividades en el
Restaurante Cañizares, la conformidad mostrada por Gregorio, la utilización de algunas tarjetas en ambos
establecimientos, etc., pero todo ello es insuficiente para atribuir a este recurrente (sí a los demás
acusados) la consciente intervención en los hechos desarrollados en la Peluquería.
Como el delito se integra por la conducta desplegada en el "Restaurante Cañizares", la
responsabilidad penal debe quedar inalterada, excluyendo únicamente la civil, en cuyo extremo debe
estimarse el motivo.
QUINTO.- El segundo motivo se formaliza por infracción de ley, basado en el apartado 1º del artículo
849 , ante la incorrecta aplicación del artículo 249 del vigente Código Penal en cuanto a la previsión
penológica, provocando a su vez vulneración de derecho fundamental a la tutela judicial efectiva
consagrado en el art. 24 de la Constitución española y la quiebra de los principios de tipicidad y legalidad.
1. El recurrente nos dice que se le ha condenado por un delito continuado de falsedad en documento
mercantil y otro también continuado de estafa en concurso medial de los artículos 392, 390.1-2º y 3º, 248.1
y 2 y 249 , en relación todos ellos con lo dispuesto en los artículos 74 y 16 del Código Penal , habiéndose
optado por condenar por estafa por ser la infracción más grave a la vista de la sanción contemplada en el
artículo 249 del Código Penal (de seis meses a tres años) concretándose la pena en dos años y seis meses
de prisión más accesoria y la pena de multa de dieciseis meses con cuota diaria de 12 euros. En
consecuencia, la Sala ha decidido condenar por estafa y ha impuesto una pena de multa que no viene
recogida en el tipo penal del artículo 249 del Código Penal , el cual es aplicado como consecuencia del
concurso medial de delitos por el que el Ministerio Fiscal califica los hechos tras la modificación efectuada
en sus conclusiones en el acto del juicio oral.
2. Como puede comprobarse de la simple consideración de la fundamentación jurídica y del fallo, lo
equivocado es la argumentación jurídica (fundamento jurídico 5º) que incurre en un error material o "lapsus
calami" al afirmar que el delito de estafa (art. 249 C.P .) es más grave que el de falsedad (art. 392 C.P .),
pues en el propio fundamento y entre paréntesis establece que la pena de la estafa es de 6 meses a 3 años,
sin mencionar multa alguna, para después imponer las penas propias de la falsedad.
El Fiscal acusó por estafa y falsedad en concurso ideal y solicitó penas adecuadas de privación de
libertad y multa, de cuya imputación pudo defenderse debidamente el recurrente, y la sentencia impone las
penas del delito de falsedad, aunque erróneamente hable de la estafa. No es que el tribunal haya optado
por las penas de estafa y luego erróneamente ha incluído una multa sin advertir que el art. 249 no la fija. La
sentencia impone las penas de la falsedad.
Tampoco puede acogerse la tesis que sugiere al recurrente según la cual, como quiera que en el
momento de cometer los hechos el art. 249 C.P . tenía prevista una pena de hasta cuatro años (mayor que
la de falsedad), se optara por ésta a pesar de que en la actualidad, después de la Ley Orgánica nº 15 de
25-11-2003 (con entrada en vigor el 1 de octubre de 2004 ), la sanción se redujera a una pena privativa de
libertad de 6 meses a 3 años.
Optando por la legislación vigente como quiera que el art. 2.2 C.P . impone al juzgador la obligación
de dar efecto retroactivo a las disposiciones más favorables al reo, hemos de partir de las distintas penas
que uno y otro delito asignan en la actualidad por ser más beneficiosas. Conforme, pues, con la legislación
vigente en el momento del enjuiciamiento, habría que optar por la pena del delito de falsedad (art. 77 ) al ser
el más grave frente a la actual tipificación de la estafa (a la pena de prisión de seis meses a tres años se
une la pena conjunta de multa). En virtud de la relación de concurso medial las penas habrían de ser
elevadas a su mitad superior (prisión desde un año y nueve meses a tres años y multa de nueve a doce
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meses), y como es un delito continuado (art. 74 ) la pena habría de sufrir una nueva elevación: la mitad
superior de esa mitad superior (art. 74), es decir, entre dos años, cuatro meses y quince días y tres años y
multa comprendida entre diez meses y quince días y doce meses. Esas penas, sin duda, son más
beneficiosas para el acusado que las que derivan de la legislación anterior que obligaría a la imposición de
una pena de prisión no inferior a tres años, un mes y quince días.
Por otro lado, la penalidad por separado prevista también en el art. 77 C.P . siempre resultaría
perjudicial, pues obligaría a buscar la mitad superior de cada una de las penas y la suma rebasaría
claramente la extensión de tres años.
3. Finalmente y de acuerdo con lo expuesto, nos hemos podido apercibir de que no concurriendo
circunstancias atenuantes cualificadas el mínimo legal o marco punitivo básico con que se hallan castigados
estos dos delitos continuados en concurso ideal no puede bajar de las penas de 2 años, 4 meses y 15 días
y sin embargo en dos de los acusados (los que mostraron plena e indubitada conformidad) sólo fueron
sancionados con dos años; y así es, pero ello en este trance procesal, como tenemos dicho, a falta de un
mecanismo tendente a remediar el error, es de imposible alteración por prohibirlo el principio de "non
reformatio in peius".
Ese razonamiento no empece que la multa impuesta se corrija, pues siendo la máxima de 12 meses,
se imponen 16, lo que parece indicar que hubo confusión del número de meses con las cuotas diarias. En
cualquier caso procede imponer la pena legal mínima de 10 meses y 15 días, con la cuota diaria señalada
en la propia sentencia, en cuyo particular se estima el motivo. La reducción penológica debe alcanzar al otro
recurrente -Gabino- aunque no haya impugnado la sentencia en este punto por mor del art. 903 L.E.Cr .
SEXTO.- La estimación parcial de los motivos primero y segundo de Santiago hace que deban
declararse de oficio las costas procesales respecto a dicho recurrente e imponerse a Gabino, todo ello de
conformidad con lo dispuesto en el art. 901 L.E .Criminal.
III. FALLO
Que debemos DECLARAR Y DECLARAMOS HABER LUGAR al recurso de casación interpuesto por
la representación del acusado Santiago, por estimación parcial de los motivos primero y segundo, con
desestimación del resto de los alegados por dicho recurrente, y en su virtud casamos y anulamos la
sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Valencia, Sección Primera, con fecha veintisiete de junio de
dos mil siete en esos particulares aspectos y con declaración de oficio de las costas ocasionadas en el
presente recurso.
Y debemos DECLARAR Y DECLARAMOS NO HABER LUGAR al recurso de casación interpuesto
por la representación del acusado Gabino contra la anteriormente mencionada sentencia de la Audiencia
Provincial de Valencia, con expresa imposición al mismo de las costas ocasionadas en su recurso.
Comuníquese esta resolución y la que seguidamente se dicte a la Audiencia Provincial de Valencia,
Sección Primera, a los efectos legales procedentes, con devolución de la causa.
Así por esta nuestra sentencia, que se publicará en la Colección Legislativa lo pronunciamos,
mandamos y firmamos Joaquín Giménez García José Ramón Soriano Soriano Francisco Monterde Ferrer
Juan Ramón Berdugo Gómez de la Torre Luis-Román Puerta Luis
SEGUNDA SENTENCIA
En la Villa de Madrid, a veintinueve de Julio de dos mil ocho.
En el Procedimiento Abreviado incoado por el Juzgado de Instrucción nº 11 de Valencia con el
número 186/2005 y fallado posteriormente por la Audiencia Provincial de Valencia, Sección Primera, contra
los acusados Santiago, con NIE nº NUM006, nacido en Caracas (Venezuela), el día 15-10-1971, hijo de
Francisco y Mercedes; vecino de Quart de Poblet, c/ DIRECCION000 nº NUM007 pta. NUM008, sin
antecedentes penales, cuya solvencia no consta; Gregorio, con DNI. nº NUM009, nacido en Valencia el día
9-09-1966, hijo de Francisco y de María Candelaria, vecino de Valencia con domicilio en la CALLE000 nº
NUM010 de Lliria, sin antecedentes penales; Gabino, con permiso de conducir cubano nº NUM011, nacido
en La Habana (Cuba) el día 27-12-1968, hijo de Juan Felix y Lazara Gloria, vecino de Valencia, c/
DIRECCION001 nº NUM012 pt. NUM013 y Alexander, con DNI: nº NUM014, nacido en Paiporta (Valencia)
eld ía 23-02-1965, hijo de Rafael y de Luisa, vecino de Paiporta c/ DIRECCION002 nº NUM015; y en cuya
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causa se dictó sentencia por la mencionada Audiencia Provincial que ha sido casada y anulada por la
pronunciada por esta Sala Segunda del Tribunal Supremo en el día de la fecha, bajo la Presidencia del
primero de los indicados y Ponencia del Excmo.Sr. D. José Ramón Soriano Soriano, hace constar lo
siguiente:
I. ANTECEDENTES
ÚNICO.- Se admiten y dan por reproducidos los que se contienen en la sentencia revocada y anulada
dictada por la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Valencia con fecha veintisiete de junio de dos
mil siete, incluso su relato de hechos probados.
II. FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Los de la mencionada sentencia de instancia, salvo en aquéllo que contradigan los
argumentos de este Tribunal, en los concretos extremos relacionados con los motivos que parcialmente se
estiman.
SEGUNDO.- Como tuvimos ocasión de argumenstar en la sentencia rescindente, procede reducir la
multa impuesta a Santiago dejándola en 10 meses y 15 días con igual cuota, quedando a su vez sin efecto
la asignación de responsabilidades civiles respecto a los hechos realizados en el establecimiento "Pedreño
Peluqueros" (2.700 euros). La reducción de la pena pecuniaria deberá tener una eficacia extensiva frente al
otro recurrente, aunque no haya instado el motivo (art. 903 L.E.Cr .).
FALLAMOS
Que DEBEMOS REDUCIR Y REDUCIMOS la multa impuesta a los acusados Santiago y Gabino, a
10 MESES y 15 DÍAS con la cuota diaria que fija la recurrida y eliminamos las responsabilidades civiles
asignadas al primero de los mencionados por razón del fraude cometido en "Pedreño Peluqueros" (2.700
euros), que correrán a cargo de los otros condenados.
En todo lo demás se mantienen los pronunciamientos de la sentencia recurrida.
Así por esta nuestra sentencia, que se publicará en la Colección Legislativa lo pronunciamos,
mandamos y firmamos Joaquín Giménez García José Ramón Soriano Soriano Francisco Monterde Ferrer
Juan Ramón Berdugo Gómez de la Torre Luis-Román Puerta Luis
PUBLICACIÓN.- Leidas y publicadas han sido las anteriores sentencias por el Magistrado Ponente
Excmo. Sr. D. José Ramón Soriano Soriano, mientras se celebraba audiencia pública en el día de su fecha
la Sala Segunda del Tribunal Supremo, de lo que como Secretario certifico.
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