DIVINA PROVIDENCIA: ¿PRUEBAS EN CONTRA DE LA - U

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Universidad de Chile
Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas
Departamento de Estudios Humanísticos
Control II de Ciencia y Religión – EH2403
DIVINA PROVIDENCIA:
¿PRUEBAS
EN CONTRA DE LA
POLIGAMIA?
Estudiantes:
Bastián Garrido K.
Sebastián Obando O.
Profesor de Cátedra:
Andrés Monares R.
Fecha de Entrega:
Lunes 16 de enero de 2012
La Ciencia Occidental ha estado fuertemente marcada por la influencia de
la religión como ha sido discutido ampliamente en los primeros capítulos del
curso. Funda sus cimientos y prospera bajo su alero durante siglos de historia,
no obstante, ha sufrido una serie de variaciones conceptuales que redefinen
los objetivos, capacidades y limitaciones del proyecto científico. Estos cambios
pueden ser entendidos aludiendo a tres ejes fundamentales: lo divino, lo
humano y la naturaleza no humana. De esta manera, analizando la relación
que se establece entre estos tres conceptos se genera una mejor comprensión
de los procesos históricos y nos permite avocarnos a la evolución del ámbito
científico, área que nos concierne.
A mediados del siglo XVI, el reformador religioso francés Juan Calvino
vino a redefinir el enfoque de la vida cristiana. Éste hace hincapié en la
supremacía de Dios por sobre todas las cosas y establece que en su creación,
“El ha inscrito en cada una de sus obras ciertas notas y señales de su gloria
tan claras y tan excelsas, que ninguno, por ignorante y rudo que sea, puede
pretender ignorarlas” (Calvino, 1597, p13) y que “después de crear con su
potencia el mundo y cuanto hay en él, le gobierna y mantiene todos con su
Providencia”. (Calvino, 1957, p 124)
No obstante, reconoce la razón limitada del ser humano, debido a su
condición corrupta por naturaleza (pecado original) lo que le impide acceder al
entendimiento de las cosas divinas, oponiéndose con vehemencia a la
investigación del Universo como medio para alcanzar el conocimiento de Dios y
otros misterios espirituales; yendo aún más lejos, debido a la corrupción por el
pecado original, sería evidente que en cualquier estudio terminaría primando la
vanidad humana, dejando de lado la divinidad. Lo anterior se ve claramente en
palabras del propio Calvino: “...con todo es muy gran verdad que este solo y
simple testimonio, que todas las criaturas dan de su Creador, de ninguna
manera basta para instruirnos suficientemente. Porque en el momento en que
al contemplar el mundo saboreamos algo de la Divinidad, dejamos al verdadero
Dios y en su lugar erigimos las invenciones y fantasías de nuestro cerebro y
robamos al Creador, que es la fuente de la justicia, la sabiduría, la bondad y la
potencia, la alabanza que se le debe, atribuyéndolo a una cosa u otra”
(Calvino 1988, p26).
“La postura de Merton, en cierto modo, se apoya en el propio Calvino. El
reformador aceptaba el rol de la investigación natural para “conocer las
virtudes de Dios en la creación del mundo” y no tenía duda de que “el Señor
quiere que nos ocupemos continuamente en meditar estas cosas”. Es más, no
“a la ligera para olvidarlas al momento, sino que nos detengamos de veras en
esta consideración”.”(Andrés Monares, 2011) De este modo, la física como rama
de estudio ofrece a los calvinistas una herramienta útil para su propósito
principal: estudiar la voluntad de Dios, es decir, la acción providencial.
En otros autores, como John Locke, se intensifica esta línea de
pensamiento, manifestando que “cuando advertimos, hasta donde alcanza
nuestra observación, que algunas cosas proceden regularmente de un modo
constante, podemos concluir que obran en obediencia a una ley que les ha sido
impuesta [por Dios], pero una ley que, sin embargo, desconocemos” (John
Locke,1690, p. 558-559)
Todos los rasgos descritos en párrafos anteriores se ven bien ilustrados en
el texto Un argumento para la Divina Providencia tomado de la constante
regularidad Observada en los nacimientos de ambos sexos del Dr. John
Arbuthnot. El físico, miembro de la Real Sociedad y del Real Colegio de
Médicos, por ende de un intelectualismo calvinista, observó que el número de
varones nacidos excede al número de mujeres nacidas, basándose en datos de
los nacimientos ocurridos en Londres durante 82 años. De este modo, rechazó
la idea de que el sexo de los recién nacidos fuera algo azaroso, (pues bajo dicha
hipótesis, la probabilidad de que se diera el caso de lo que realmente se
observaba, es decir, un mayor número de varones nacidos que de mujeres, era
casi nula) adjudicando el exceso de varones a la acción de la Divina
Providencia. Lo anterior se ve plasmado claramente en el capítulo XVI de
Institución de la Religión Cristiana donde se afirma que “Nada es efecto del
azar; todo está sometido a la providencia de Dios” y que “…es necesario saber
que la providencia de Dios, cual nos la pinta la Escritura, se opone a la fortuna
y a todos los casos fortuitos…” (Calvino, 1597, p.125) Por lo tanto, se hace
reconocible el afán de constatar cómo a través de la acción providencial se
manifiesta el plan de Dios, “Dios los dirige todo en la vida de sus criaturas”
(Calvino, 1597, p 130) que en este caso, corresponde a un balance entre el
número de hombres y mujeres.
Arbuthnot hace uso de un lenguaje matemático, escribiendo la que se
considera como la primera prueba de significación de una hipótesis estadística
que haya sido publicada. Sin embargo, como en el pensamiento calvinista, no
se pretende conocer a Dios a través del mundo, pues no es posible
(conocimiento fragmentado), sino que aprovechar la posibilidad de admirar y
conocer la creación y estudiar sus regularidades.
Un contemporáneo suyo, sir Issac Newton también reconoce la
demostración de la Divina Providencia en su metodología de trabajo
enfatizando:
“Cuando escribí mi tratado acerca de nuestro sistema, me preocupé cómo tales
principios podrían funcionar cuando el hombre los considera para la creencia
en una Deidad, y nada me regocija más que encontrar que ha sido útil para
este propósito” (Isaac Newton, 1978, p. 280)
Yendo incluso más allá, analiza las posibles beneficios de esta nueva
forma de generar conocimiento, aduciendo que “No sólo la filosofía natural se
perfeccionará en todas sus partes siguiendo este método [inductivo,
experimental y cuantitativo], sino que también la filosofía moral ensanchará
sus fronteras. En la medida en que conozcamos por la filosofía natural cuál es
la primera causa [Dios], qué poder tiene sobre nosotros y qué beneficios
obtenemos de ella, en esa misma medida se nos aparecerá con luz natural cuál
es nuestro deber hacia ella, así como hacia nosotros mismos” (Isaac Newton,
1704, p. 350)
Considerando la cita anterior, se hace aún más fuerte la intención de este
trabajo, al leer el escolio con que concluye el texto: “De aquí se sigue que la
poligamia es contraria a la Ley Natural y a la Justicia y a la Propagación de la
Raza Humana; pues allí donde los varones igualan en número a las féminas, si
un hombre toma veinte esposas, diecinueve hombres deben vivir en celibato, lo
que es repugnante al Designio de la Naturaleza; ni que es probable que veinte
mujeres sean mejor embarazadas por un hombre que por veinte”. La defensa a
favor de la monogamia tiene un valor fuertemente ético: la creencia de la mano
providencial manifestada en una regularidad que dice el autor haber
demostrado le parece razón más que suficiente para apoyar la idea de que hay
mujer para cada hombre y viceversa.
Más allá de lo discutible ética y moralmente la aseveración contenida en
el escolio, queda de manifiesto la confianza puesta en el uso de las facultades
humanas que le hacen posible el conocimiento de las cosas mundanas y la idea
de hacerlo extensivo a campos del orden social y moral, en desmedro de una
rigurosidad lógica. Si se piensa que el desarrollo de la genética y las
probabilidades (fue necesario el conocimiento de integrabilidad desarrollado
200 años despues para realizar mejor conjeturas en probabilidades), la
publicación es vanguardista en lo que respecta al análisis probabilístico
empírico, sin embargo, las conclusiones que de él saca aparecen de sopetón,
sin contar con los argumentos necesarios para validarlas, lo que puede resultar
irrisorio hoy en día. Sin embargo, en el contexto de la época, era pensado como
justificación válida (respaldo matemático) para lo que consideraban una
manifestación clara de la gracia de Dios, ¿a qué más podría ser atribuida esa
maravillosa regularidad? Las ideas descritas previamente pueden ser bien
ilustradas por la historia de la pulga y el científico (*).
(*)“Un científico experimenta con una pulga de forma sistemática: primero el científico le dice a la pulga
que salte y la pulga salta, paso siguiente, extrae una pata de la pulga y procede a repetir el procedimiento
y la pulga salta, hasta que el cientifico saca la la ultima pata de la pulga, el cientifico le dice que salte y la
pulga no salta, conclusion del cientifico: “cuando la pulga pierde todas sus patas queda sorda”
A pesar de lo desarrollado en el párrafo anterior, los cambios que se
suscitan tras la irrupción del calvinismo, materializados luego en Bacon y
Newton son la base del mundo Occidental y aún se manifiestan hoy en día con
matices levemente distintos, en ámbitos como la economía, la política y la
ciencia. Considerando la trascendencia de este pensamiento -porque al parecer
ha respondido las necesidades del hombre durante los siglos que han
transcurrido- y las crisis políticas, sociales, económicas y educacionales
actuales, cabe preguntarse si aún se justifica que este modelo de pensamiento
sea el imperante en la actualidad.
Bibliografía
BERKELEY, George. 1992 (1710). Tratado Sobre los Principios del Conocimiento
Humano. Alianza Editorial. Madrid. p. 95 y 97.
CALVINO, Juan. 1967 (1597). Institución de la Religión Cristiana. p. 13, 124125 y 129-130.
HOBBES, Thomas. 2007 (1651). Leviatán o la Materia, Forma y Poder de una
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LOCKE, John. 1986 (1690). Ensayo Sobre el Entendimiento Humano. 2da.
reimpresión. Fondo de Cultura Económica. México. p. 558-559.
MONARES, Andrés. 2011. Reforma e Ilustración. Los Teólogos que Construyeron
la Modernidad. La Autopista del Sur, Maracaibo.
NEWTON, Isaac. 1978. Isaac Newton’s Papers and Letters on Natural Philosophy
and Related Documents. Second edition. Edited by I. B. Cohen. Harvard
University Press. Cambridge. p. 280.
NEWTON, Isaac. 1977 (1704). Óptica o Tratado de las Reflexiones,
Refracciones, Inflexiones y Colores de la Luz. Ediciones Alfaguara. Madrid. p.
350.
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