Nota de prensa CosmoCaixa Madrid realiza un recorrido por una de las manifestaciones artísticas más universales a través de la batuta de la Ciencia música... ¡más música! Madrid, 25 de mayo de 2005.- Si algo diferencia a los humanos del resto de seres es su capacidad para crear arte. La música y la ciéncia tienen por otro lado una gran diversidad de facetas comunes. El fenómeno musical incluye las matemáticas. No hay música sin física (el sonido es una onda). La bioquímica, la fisiología o la psicología explican la naturaleza de su disfrute. La tecnología hace posible la fabricación de instrumentos que, como el violín, constituyen auténticas obras de ingeniería... El fenómeno musical incluye cualquiera de las modernas disciplinas científicas. Una aproximación a la música desde la Ciencia no le resta emoción. Al contrario, enriquece con nuevos matices, la libertad de quien la crea, de quien la interpreta y de quien la escucha. CosmoCaixa, el Museo de la Ciencia de la Obra Social de “la Caixa” en Madrid, inaugura el miércoles 25 de mayo la exposición música... ¡más música!, un armónico recorrido por una de las manifestaciones artísticas más universales bajo la batuta de la Ciencia. La colección de esculturas sonoras de los hermanos Baschet -capaces de emitir sonidos armónicos a partir de los objetos más insospechados, una trompa de más de 150 metros de largo, el taller de un luthier, una colección de instrumentos musicales de todas las clases, un recorrido por las canciones de cuna del mundo y un sinfín de módulos interactivos y experimentos que explican desde la transmisión del sonido a través de las ondas hasta el funcionamiento de nuestro oído son algunas de las propuestas de la exposición. El sonido es la sensación auditiva que produce el fenómeno físico originado por las vibraciones de los cuerpos. A diferencia del ruido, compuesto por vibraciones irregulares que arrojan confusión sobre esta sensación, el sonido armónico viene determinado por la regularidad de sus vibraciones. Estas vibraciones que se propagan en forma de onda hasta nuestro oído son transformadas en impulsos nerviosos que son enviados al cerebro. Pero... ¿procesan todos los cerebros de igual modo el sonido? La observación de imágenes del cerebro obtenidas mediante Resonancia Magnética Funcional permite dar respuesta a esta pregunta. Las regiones del cerebro que se estimulan en la percepción e interpretación de los sonidos no son las mismas en personas con diferente formación musical. música... ¡más música! explica en CosmoCaixa a partir de módulos interactivos y audiovisuales qué zonas de nuestro cerebro se activan cuando disfrutamos de un sonido o padecemos un ruido. El sentido del oído El oído humano es un aparato capaz de recoger y transmitir sonidos que oscilan entre los 20 y los 20.000 herzios (ciclos por segundo). Su funcionamiento es sencillo. El oído externo -pabellón auditivo, canal auditivo externo y tímpanorecoge las vibraciones del aire y las dirige hacia el tímpano, membrana que vibra con la misma frecuencia que la onda entrante. En el oído medio -estribo, yunque y martillo-, el tímpano transmite la vibración a una cadena de huesecillos que la conduce hasta el oído interno -ventana oval, cóclea o caracol y membrana basilar-. El hecho de que la ventana oval sea entre 20 y 30 veces más pequeña que el tímpano da lugar a una amplificación que llega a aumentar entre 40 y 90 veces la presión de la onda que alcanza al tímpano. Esta onda de presión se propaga dentro de la cóclea a través de unos pequeños cilios situados en su superficie, cuyas deformaciones elásticas estimulan las terminaciones de los nervios auditivos. Las señales de naturaleza eléctrica generadas de este modo son enviadas al cerebro para ser interpretada, convirtiéndose en sensación sonora. La exposición propone entre sus vitrinas experimentos que permiten apreciar y comprender la función de cada una de las partes de nuestro aparato auditivo. Las propiedades del sonido El sonido es la sensación auditiva que produce la vibración de los cuerpos transformada en ondas de presióin. La música es un sonido compuesto por la superposición y sucesión de otros más elementales llamados notas. En cada nota se pueden definir tres propiedades: el tono, el timbre y la intensidad. La superposición de notas define la armonía y su sucesión en el tiempo, el ritmo. - La frecuencia o tono se define como la inversa de la longitud de onda. A mayor longitud, menor frecuencia. Los sonidos se clasifican de mayor o menor frecuencia entre agudos y graves. La frecuencia se mide en Herzios (hz). El rango perceptible por el ser humano oscila entre los 20 y los 20.000 hz. - La intensidad de un sonido depende de la amplitud de onda. Nuestro oído percibe sonidos con intensidades a partir de 10 a la -12 vatios / m cuadrado. El umbral del dolor se sitúa en 1 vatio / metro cuadrado. Su medición se realiza a partir de una escala logarítimica que toma como base el decibelio (db), en la que 0 decibelios sería el sonido más débil audible por el ser humano y el umbral del dolor se estima en 120 db. - El timbre viene determinado por la forma de la onda y, más concretamente por la llamada distribución de armónicos u ondas que vibran en frecuencias que son múltiplos de la onda principal. Las dos variables acerca de las que el timbre nos proporciona información son la calidad y la complejidad del sonido. música... ¡más música! propone al visitante comprender las tres propiedades básicas de cualquier sonido y combinarlas a su gusto su a partir de módulos interactivos. Los instrumentos musicales A lo largo de toda la historia, el ser humano ha utilizado multitud de elementos para producir sonidos. Los primeros instrumentos, fabricados o adaptados por el hombre se realizaron a partir de materiales naturales como la piedra, la madera, los huesos o la propia piel de los animales. Del Paleolítico y el Neolítico se han encontrado flautas de hueso. Característicos de la Edad de Bronce fueron algunos de los primeros instrumentos construidos en metal, entre los que destacan los cuernos, precursores de trompas y trompetas. Cuatro mil años antes de Cristo, los sumerios en Mesopotamia tocaban ya, entre otros, la lira, el arpa y un buen número de instrumentos de percusión. La primera clasificación conocida de los instrumentos musicales data de China, siglo V a.C., y atendía al material con el que estaban construidos: metal, madera, bambú, piedra, barro, seda... Posteriormente, la división clásica de los mismos los agrupó en tres familias: viento, cuerda y percusión. A principios del siglo XX, los musicólogos Curt Sachs y Erich Hornbostel, establecieron cinco grandes clases de instrumentos, cada una de las cuáles se encuentra ampliamente representada en la exposición: • Cordófonos: el sonido es producido mediante una o varias cuerdas en tensión, por ejemplo, las guitarras. • Aerófonos: El sonido procede de la vibración del aire que contienen o rodea a los propios instrumentos. Es el caso de las flautas, armónicas o clarinetes. • Idiófonos: Están formados por materiales naturalmente sonoros. Se subdividen en punteados, sacudidos, frotados, raspados... e incluyen, por ejemplo, al xilófono o las maracas... • Membranófonos: El sonido es consecuencia de la vibración de una o más membranas tensadas sobre un cuerpo o marco. Son, básicamente, los tambores. • Electrófonos: El sonido se produce mediante corrientes eléctricas. Se suelen subdividir en instrumentos mecánico-eléctricos y radio-eléctricos (a partir de oscilaciones eléctricas). No obstante, de todos los instrumentos musicales ninguno es tan versátil como la propia voz humana. La capacidad de modificar la forma de las cavidades resonadoras, especialmente de la boca, hacen que nuestra voz pueda abarcar un amplio espectro de frecuencias, intensidades y timbres. Podemos producir una voz nasal, engolarla, aflautarla... El aire expirado procedente de los pulmones asciende por la traquea hasta la laringe donde se encuentra con las cuerdas vocales. Estas vibran a su paso y producen un tono fundamental. Las cavidades bucal y nasal actúan como cajas de resonancia provocando los tonos secundarios que caracetrizan los diferentes sonidos. La forma y el tamaño que adopten los órganos móviles (los músculos, la lengua y los labios) aportan los últimos matices Una obra de ingeniería música... ¡más música! presta especial atención al violín, una auténtica obra de ingeniería cada una de cuyas piezas está pensada para extraer del mismo el mejor sonido posible. Todos los elementos que lo forman se fabrican con un tipo de madera diferente y todos son importantes. El alma, un pequeño cilindro que une las tapas superior e inferior, es básico, por ejemplo, para que la vibración se transmita por todo el instrumento. El proceso de construcción de un violín de forma artesanal no ha variado de forma sustancial desde hace varios siglos. El máximo grado de perfección en este arte se considera que lo alcanzaron los maestros luthiers que trabajaron en Cremona durante los siglos XVII y XVIII. Entre ellos, destacan nombres como los de Stradivarius -cuyo secreto se dice que se encontraba en los barnices-, Guarnerius, Amati o Guadagnini. Entre sus intérpretes, los grandes virtuosos del violín son, posiblemente, los músicos más valorados. Hasta nuestros días han llegado ecos de la maestría de Paganini, uno de sus más célebres intérpretes, a pesar de que la historia no nos haya legado una sola grabación que refrende el mito. Junto a él, han destacado en épocas más recientes, Jascha Heifetz (1901-1987), Zino Francescatti (1902-1991), David Oistrakh (1908-1974) o Yehudi Menuhin (1916-1999) El arte sonoro Con la llegada de las vanguardias, las fronteras entre las diferentes disciplinas artísticas son cada vez más ténues. A medidados de los años 50, los hermanos franceses François y Bernard Baschet, un ingeniero acústico y un músico, fusionaron arte y escultura en el diseño de una prodigiosa colección de instrumentos-instalaciones, que con el paso del tiempo se ha convertido en uno de los mayores exponentes del arte sonoro. Las instalaciones de los hermanos Baschet, capaces de emitir sonidos armónicos de los más diverso y a partir de los instrumentos más insospechados, han recorrido algunos de los museos de arte más prestigiosos del mundo, entre los que figuran el Guggenheim o el MOMA de Nueva York. Su colección se exhibe en CosmoCaixa para deleite visual y acústico de los visitantes de la música... ¡más música! como broche de la exposición. Exposición: música... ¡más música! Inauguración: Jueves 25 de mayo de 2005; 19.30 horas Lugar: Museo de la Ciencia CosmoCaixa. Dirección: Pintor Velázquez s/n. 28100 Alcobendas. Madrid Horario: Martes a domingo de 10 a 20 horas Entrada general: 1 - 3 euros Teléfono de información: 91 484 52 00 Página web: http//www.lacaixa.es/obrasocial Para ampliar esta información o solicitar entrevistas: Jesús N. Arroyo. Dpto. Comunicación CosmoCaixa Madrid Tfnos. 91 484 52 73 / 629 79 12 96 Mail: [email protected]