LUNA LUNITA Y LA ENFERMEDAD DE GRAN MADRE TIERRA. Amanece como cada día en la galaxia “Vía Láctea” - Buenos días Padre Sol, -dijo la Gran Madre Tierra abriendo sus grandes ojos- ¿Has dormido bien? - Muy bien mamá Tierra, voy a empezar la tarea de alumbrar a todos tus habitantes. Pero ¿qué te pasa, mamá Tierra?, veo que tienes la cara un poco pálida. - No sé papá Sol, me encuentro muy cansada. Hoy nuestra hija “Luna Lunita” no ha pasado una buena noche, no ha pegado ojo, quizá por eso me encuentro cansada. - No mamá Tierra. No veo en tus mofletes ese color azul tan bonito; más bien te veo… un poco amarillenta, ¿te encuentra bien? - Pues ahora que lo dices, tengo un poco de tos y como te comentaba me encuentro un poco cansada. Quizá tengamos que visitar al doctor. Y así la Gran Madre Tierra y el gran Padre Sol se desplazaron hasta la casa del doctor Júpiter. - Buenos días Doctor Júpiter, “mi esposa la Gran Madre Tierra se encuentra un poco indispuesta”. - ¿Qué le ocurre?-preguntó el doctor. - Pues verá doctor. Llevo unos días que no descanso bien, nuestra hija Luna Lunita tiene alguna pesadilla, a menudo sueña que se va a quedar solita si a su papá y a mí nos pasa algo. ¡Se pasa las noches completamente despierta! - Mamá Tierra, no habrá más remedio que auscultarla. Respire, respire... Si, se ve que tiene algo de fatiga. Voy a intentar escuchar su corazón, no se mueva, dese la vuelta por favor,.. muy bien, muy bien. Ahora la tomaré el pulso. Veamos la tensión... De momento va todo muy bien, pero para estar seguros del diagnóstico lo mejor será hacerle una radiografía. Por favor pasen a la sala de rayos X. Y así el doctor procedió a realizar unas radiografías del pecho y la barriga de la paciente. - Veamos Mamá Tierra, sus pulmones azules parece que están bien, solo contienen papel y cartón, con lo cual su tos se debe a un pequeño resfriado. Su corazón verde, que solo contiene restos de vidrios está fuerte y robusto, y late muy potente. Pero espere a ver… diviso un pequeño problema en su hígado: debe contener envases y latas y estoy observando unos restos de comidas y de aceites. Esto es lo que hace que esté perdiendo su precioso color azul, encontrándose un poco amarilla y algo más cansada que de costumbre. Sufre “malarecicladitis” - ¿Pero eso es muy malo? – preguntó preocupada Mama Tierra. - No, tiene solución. Simplemente es que el reciclado que se efectúa en su hígado no es el correcto. Entonces el doctor Júpiter prescribió una receta para la Gran Madre Tierra. - Se receta a la Señora Gran Madre Tierra la siguiente medicación: unas gotitas de buena concienciación a todos sus habitantes, recordándoles depositar papel y cartón en el contenedor azul, vidrio en el verde y envases y latas en el amarillo. Añadir a esto, además, una pastillita de “buenos humos” cada 12 horas y una cucharadita de “consumo responsable de agua y electricidad”. Si sus habitantes siguen estas instrucciones al pie de la letra su salud mejorará, vivirá muchos años y Luna Lunita no tendrá más pesadillas, ya que su mamá estará sana y fuerte. Y así con la receta del doctor, el Gran Padre Sol y la Gran Madre Tierra abandonaron la consulta del doctor Júpiter, y girando sobre su órbita volvieron a su casa. Nada más llegar su hijita “Luna Lunita” salió a su encuentro. - Mamá, ¿qué te pasa?, ¿te encuentras bien?- preguntó con lágrimas en los ojos. - No te preocupes, hija, el doctor Júpiter me examinó y ha dado con la solución. Sólo tenemos que avisar a todos mis habitantes que estoy en peligro y que tienen que seguir unos consejos para cuidarme mucho más- respondió Madre Tierra consolando a su triste hija “Luna Lunita”. - No te preocupes mamá, a partir de ahora visitaré todos los colegios del mundo, para hablar de lo mucho que te quiero y de lo necesario que es cuidarte para que tu salud no se deteriore. Y desde ese día “Luna Lunita” acudió a todos los colegios del mundo contando esta historia que comenzó un poco triste y que tuvo un gran final feliz.