TRIBUNAL TERCERO DE SENTENCIA, San Salvador, a las nueve

Anuncio
0103-162-2002
TRIBUNAL TERCERO DE SENTENCIA, San Salvador, a las dieciséis horas del
miércoles diecinueve de junio de dos mil dos.
Visto en juicio oral el proceso penal documentado en el expediente judicial 56-2002-2a,
diligenciado contra MANUEL DE JESÚS BRIZUELA, de cuarenta años de edad,
comerciante en pequeño, soltero, salvadoreño, residente en colonia "El Granjero", pasaje
‘B’, lote número treinta y ocho, Barrio "Lourdes", San Salvador; procesado por el delito de
uso de documentos falsos, tipificado y sancionado en el artículo 287 del CP, en perjuicio de
la fe pública. La presente vista pública ha sido dirigida por los jueces del Tribunal Tercero
de Sentencia, Licenciados MARTIN ROGEL ZEPEDA, CARLOS ERNESTO SÁNCHEZ
Y JOSÉ ISABEL GIL CRUZ, presidida por el primero de ellos, de conformidad con el
artículo 53 inciso I, número 10 del CPP.
Han intervenido como partes: en representación de la Fiscalía General de la República, el
Licenciado Domitilo Mira Cruz; como defensor particular, el Licenciado René Alberto
Santacruz.
HECHOS SOMETIDOS A JUICIO (fs. 114 vuelto)
A las dieciocho horas aproximadamente, los agentes de la Policía Nacional Civil:
ROBERTO CARLOS ARGUETA SOLÍS, JOSÉ DOUGLAS MORENO BARRIENTOS Y
MIGUEL ÁNGEL MEJÍA PÉREZ, realizaban patrullaje el día seis de diciembre de dos mil
uno, en diecinueve avenida sur y octava calle oriente de San Salvador, cuando vieron un
grupo de sujetos por lo que decidieron hacerles registro preventivo, al terminar el registro
de todas las personas, vieron a la par de ellos un vehículo con las placas particulares P
409-889, por lo que consultaron al operador del Departamento de Hurto y Robo de
Vehículos, de la División de Investigación Criminal de la Policía Nacional Civil, si tenía
reporte de robo o hurto del vehículo antes mencionado, contestándoles que efectivamente
tenía reporte de robo activo de fecha cinco de enero de dos mil uno y que las
características que les dieron vía radio, no eran las mismas que tenía el vehículo que en
ese momento portaba las placas antes descritas, ya que les manifestaron que eran de un
automóvil marca ‘Honda’, color azul, año mil novecientos noventa y dos, propiedad de la
señora Ada Jaqueline Trejo Osorio, por lo que compararon la tarjeta de circulación que en
ese momento les mostró el dueño del vehículo que portaba las placas P 409-889 y se
dieron cuenta que las características del que les habían manifestado, no coincidían con las
que tenía el vehículo que portaba las referidas placas, ya que era un automóvil marca
‘Mitsubishi’, modelo Lancer GL, color ocre, año mil novecientos noventa y siete,
procediendo a la detención del que en ese momento andaba bajo su cargo el vehículo
marca ‘Mitsubishi’, a las veinte horas con veinte minutos del día seis de diciembre de dos
mil uno, en la misma dirección Diecinueve Avenida Norte y Octava Calle Oriente, de San
Salvador y al preguntarle su nombre dijo llamarse Manuel de Jesús Brizuela, quien se
identificó por medio de su cédula de identidad personal.
Los puntos sometidos a deliberación y votación según lo dispuesto por el artículo 356 CPP,
fueron: en cuanto al n° 1, en vista que no fue planteada ninguna cuestión incidental que se
haya diferido para este momento no se tomó como tema de deliberación.
DESFILE PROBATORIO
El acusado rindio su declaración indagatoria expresando: Que el vehículo que se le
decomisó el día que fue detenido, lo compró a Carlos Alfredo Monterrosa, por la cantidad
de ochenta mil colones; que este señor también le dio la tarjeta de circulación del vehículo,
para que lo andubiera circulando, diciéndole que después se haría el traspaso, que el
declarante no desconfió por que así se hacen los trámites, y la tarjeta que el señor tenía, las
características que tienen las que dan en SERTRACEN, que él no se fijó en los números,
sólo vio que en la tarjeta estuviera descrito el vehículo, que lo que sí hizo, fue llevar un
mecánico que conoce para que revisara el vehículo que estuviera bueno, y también el
motor, que dicho mecánico lo revisó y le dijo que se miraba que estaba bien, por lo que el
dicente lo compró, que le entregó la cantidad de setenta mil colones, a Monterrosa, y le dijo
que al hacer el traspaso de la tarjeta le daría el resto o diez mil colones, que sí le entregó
una escritura por lo que el dicente veía todo legal. Que la Policía lo paraba y nunca le
dijeron nada, hasta ese día que lo registraron cuando estaba con la otras personas, y la
Policía preguntó de quién era el carro, que el declarante les dijo que era de él, diciéndole
los policías que les entregara los papeles, lo cual así hizo el declarante, les entregó licencia,
NIT, tarjeta de circulación y hasta después le dijeron que el carro tenía placa robada y se lo
llevaron detenido y le manifestaron que la tarjeta de circulación era falsa, lo que le
sorprendió al declarante y les entregó el contrato para que vieran que era legal, pero quedó
detenido, que él nunca se imaginó que la tarjeta fuera falsa.
Se incorporó mediante lectura la prueba documental siguiente: (1) Acta de captura del
imputado, agregada a folios 5; (2) Testimonio de compraventa del vehículo placas P 409889, agregado de folios 70 a 72; (3) tarjeta de circulación número 0614-251260-102-3; (4)
acta levantada por el investigador Juan Manuel Marroquín, en el Departamento de Hurto y
Robo de Vehículos de la División de Investigación Criminal de la Policía Nacional Civil,
agregada a folios 22.
Declaró como testigo CARLOS ROBERTO ARGUETA SOLÍS y en lo medular dijo: Que
el día seis de diciembre del año recién pasado –entiéndese 2001– patrullaba
preventivamente sobre la diecinueve avenida sur, observando a un grupo de sujetos
sospechosos por lo que los requisaron, no encontrándoles nada, pero como había un carro
ahí estacionado, preguntaron quién era el dueño por lo que un señor que recuerda de
apellido Brizuela, dijo que él era; pidiéndole los papeles, los que les entregó. Pidieron
información a la base que se conoce como "cien", para saber si el carro tenía reporte de
robo, por lo que les informaron que las placas que reportaban sí tenían aviso de robo, pero
las características del vehículo no coincidían con las que le describían lo de las placas, que
al decirle eso al señor Brizuela, este se extrañó mucho y les dijo que el carro lo había
comprado dándoles una escritura, pero que se llevó mejor a la División de Hurto y Robo, en
la que al pasar por el lector óptico, la tarjeta de circulación no se leía y se dijo que era falsa,
que el ‘chip’ se lo habían implantado y el señor Brizuela quedó detenido. Al ser
repreguntado dijo: que los sujetos se encontraban en la diecinueve avenida sur, que el
declarante andaba patrullando, que se veían sospechosos, que el señor dijo que él era el
dueño, que se mostró sereno, que sí dijo que le extrañaba que el carro tuviera problemas,
por que lo había comprado, que entregó una escritura, que entregó los documentos, que lo
del visor fue un técnico, que él dijo que era falsa la tarjeta, que la tarjeta al verla se miraba
normal.
También declaró JOSÉ DOUGLAS MORENO BARRIENTOS, diciendo en lo medular:
Que es agente de Policía, que cuando patrullaban sobre la Diecinueve Avenida Sur, el día
seis de diciembre del año pasado (entiéndes 2001) como a las dieciocho horas, vieron un
grupo de sujetos y decidieron registrarlos, que lo hicieron pero nada les encontraron, que
preguntaron por un carro que a la par estaba estacionado y un señor dijo que era de él, por
lo que entonces le pidieron los papeles, que se los dio, pero al consultar a la base, no
correspondía el número de placas, pues era la de otro vehículo y al señor se lo llevaron, que
se fueron para confirmar a ‘Hurto y Robo’ y al llegar consultaron con el técnico la tarjeta
de circulación y ésta no daba ningún dato, por lo que dijeron que era falsa, que después se
metió otra vez y dio datos, pero era de otro carro, que dijeron que la tarjeta era falsa y que
le habían implantado un ‘chip’; después el señor quedó detenido. Al ser repreguntado,
expresó que el señor si les entregó un contrato donde decía que había comprado el carro,
que el señor se vio bien sorprendido cuando le dijeron que el carro tenía problemas, que el
declarante observó la tarjeta de circulación, que se veía normal, que fue hasta que la
pasaron al visor que detectaron que era falsa.
Al declarar OSCAR EUGENIO CASTILLO SANTOS manifestó en lo medular: que en
diciembre del año pasado (entiéndese 2001) recuerda que Manuel de Jesús Brizuela, lo
llevó a que viera un vehículo para determinar cómo estaba; el dicente fue a revisarlo, eso
pasó por SERTRACEN en unas como tramitadoras, que lo revisó y el motor está bueno, la
compresión estaba bien, revisó los números de chasis VIN y gravado y el número del
motor, notando a simple vista que no estaban alterados, que le dijo al señor Brizuela que el
carro estaba bueno, que después llego un señor y le entregó un papel, pero el declarante no
sabe qué es, que después de eso se fueron y sabe que el señor compró el vehículo. Al ser
repreguntado dijo, que conoce al señor Brizuela porque es su cliente, que el declarante es
mecánico, que al llegar al lugar otro señor, les abrió el auto y lo arrancó, para que lo
probaran, que ese señor fue el que llevó el papel, que el declarante supone que ese señor era
el dueño del vehículo, pero no lo sabe a ciencia cierta, que a un señor de nombre Carlos
Alfredo Alvarez Monterrosa no lo conoce, no sabe qué persona tiene ese nombre.
DELITO DE USO DE DOCUMENTO FALSO
El art. 287 del CP señala "El que con conocimiento de la Falsedad y sin haber intervenido
en ella, hiciere uso o tuviere en su poder un documento falsificado o alterado, sea público,
autentico o privado, sera sancionado con prisión de tres a cinco años". Esta descripción
del supuesto de hecho, obedece ya a la reforma del artículo precitado en la que se incardinó
como prohibición penal la tenencia del documento falso.
Al examinar el contenido dogmático del tipo penal, del que se conoce, el tribunal entiende
que una adecuada conducta a esa infracción, debe de satisfacer los elementos siguientes:
1°) Un hecho de presentación o uso de un documento, sirviéndose del referido documento
como si fuera verdadero; 2°) El documento deberá ser falso o alterado; y 3°) El sujeto
actuante deberá tener conocimiento de la falsedad del documento. Sobre este último
aspecto, el autor del Código Penal de El Salvador Comentado, LUIS RUEDA GARCÍA,
expresa que esta exigencia es inútil, por cuanto es parte del dolo del sujeto activo; y ello en
verdad es así, el conocimiento que se requiere en la formulación de la acción típica, no es el
de que el sujeto sepa que su conducta es ilícita –ello corresponde valorarlo en la
culpabilidad– sino que tal aspecto cognitivo de la realidad que ha de ser actual, requiere que
el sujeto que usa el documento falso, sepa precisamente que está usando un documento con
esas características o que realice actos de tenencia del mismo, pero en una situación que
pueda causar perjuicio a la fe pública, por que de lo contrario la conducta no sería idónea
para afectar el bien jurídico.
La conducta típica consiste en hacer uso del documento falsificado, lo que significa utilizar
el documento según su propio destino o tenerlo en circusntancias vinculadas a la situación
del uso del documento.
En el caso que nos ocupa, lo que debe probarse, es que el sujeto activo ha hecho uso del
documento falsificado, pero este requisito por sí solo no basta, porque además se requiere
que la persona haya conocido la falsedad del mismo, lo que constituye un elemento
integrante del dolo, en donde solamente puede realizarse por dolo directo. Sostener lo
contrario, sería dar lugar a una especie de responsabilidad objetiva, por la que bastaría que
la persona usase un documento que ex post se sabe que es falso, para que su conducta fuera
típica, sin embargo, no basta colmar la objetividad del tipo penal para que una conducta
pueda calificarse de inmersa en su configuración típica, el sujeto además debe saber lo que
hace, porque de lo contrario se privilegia irrazonadamente lo objetivo ante lo subjetivo y
ambos aspectos deben concurrir en un ponderado sincretismo; es por ello que, la égida del
principio de culpabilidad, en este caso, bajo el brocardo "nulla poena sine culpa" impide
sancionar a la persona por meros resultados de su actuar, porque sin dolo o culpa no hay
reproche típico, ni mucho menos puede predicarse a posterior culpabilidad. Y esto es lo que
afirma el artículo 4 CP, cuando dice "La pena o medida de seguridad no se impondra si la
acción u omisión no ha sido realizada con dolo o culpa. Por consiguiente queda prohibida
toda forma de responsabilidad objetiva". Esta norma es derivación directa del artículo 12
Cn. que no sólo se limita a proclamar la presunción de inocencia, sino que además exige la
demostración de la culpabilidad, garantía ineludible de las personas para que se les pueda
aplicar una consecuencia jurídica del delito.
De ahí que del artículo 4 CP podamos extraer –entre otras– dos importantes conclusiones:
la primera, es que tal norma de garantía no se limita a prohibir de manera genérica la
responsabilidad objetiva, sino que toda forma o cualquier forma de dicha responsabilidad,
está proscrita de nuestro sistema penal, porque a las personas debe sancionárleseles no sólo
por aquellas consecuencias que provoca, sino porque las provoca, o deliberadamente o con
grave violación de los deberes de cuidado y siempre que las mismas afecten bienes
jurídicos. Es por ello, que en la construcción típica por aplicación del principio de
intervención mínima, mientras la mayoría de conductas se construyen típicamente dentro de
una figura dolosa, que requiere el conocimiento y la voluntad del sujeto de realizar lo que
se prohíbe, excepcionalmente se punibilizan las conductas culposas o imprudentes, ello
responde a que nuestro sistema no acepta una teoría de la crimina culpae sino de la crimina
culposa, es decir, no hay una extensión desmesurada de los tipos penales, en el sentido que
si el sujeto no actúa con dolo, entonces deberá punírsele por su actuar imprudente, esa
situación no será posible al menos, que ya expresamente la tipificación culposa esté
prevista para este tipo de conducta de manera concreta y precisa para salvaguardar el
principio de legalidad.
Veamos ahora qué indica la prueba en este caso de uso de documento falso, que acusa el
ministerio fiscal: la prueba ha demostrado que la tarjeta de circulación que Manuel de Jesús
Brizuela entregó a los agentes de Policía, es falsa; ello quedó demostrado con el testimonio
de los agentes de Policía que indicaron que al someter la tarjeta al lector óptico, la persona
que realizó esta actividad indicó que la tarjeta no se leía, y que le habían implantado un
"chip" falso. Sin embargo, debemos tener en cuenta que –como ya lo precisamos– este
delito exige: un actuar doloso, requerido con mayor especificidad cuando el tipo penal
indica: "El que con conocimiento de la falsedad..." dicha exigencia dé a conocer que el
documento es falso y no obstante esta infidelidad se usa, debe ser probado con absoluta
certeza. Y en este punto la prueba testimonial que ha demostrado que el acusado entregó
todos los documentos a requerimiento de la Policía, que según el mismo dicho de los
policías se mostró sorprendido cuando le dijeron que el vehículo tenía problemas y les
mostró un documento donde se le vendía el vehículo. Aquí debe precisarse el hecho que
determina el objeto del debate: ha sido el uso de la tarjeta de circulación que es falsa.
Ahora, examinemos si era posible para el imputado determinar que la tarjeta que le entregó
la persona identificada como Carlos Alfredo Alvarez Monterrosa, para que circulara el
vehículo que le había vendido, era falsa y si es razonable inferir que el justiciable hacía uso
de dicha tarjeta, sabiendo que era falsa. Para determinar esta situación, dos puntos son
importantes a valorar: el primero es uno que introducen los mismos agentes de Policía,
cuando señalan que la tarjeta decomisada parecía normal en su apariencia, que no se le
notaba nada extraño, y que si no se hubiese determiando por el lector óptico que era falsa,
no lo hubiesen determinado. Si ello es así para los policías, que normalmente están
revisando este tipo de documentos y si a ellos les pareció que la tarjeta –por su apariencia–
no presentaba ninguna anormalidad notoria que alertara sobre su falsedad; esta situación
entonces es también –y con mucha más razón– insalvable para el acusado, quien dadas las
apariencias de la tarjeta, es razonable que no pudiese darse cuenta que la tarjeta que le
entregaron, como amparadora del vehículo, era falsa y si ello es así, no ha concurrido
formación del dolo en el actuar del sujeto, cuando hace uso de la tarjeta para entregársela a
los agentes de Policía.
Esto se confirma por el mismo testimonio de los agentes de Policía, que dicen que cuando
le dijeron al justiciable que el carro tenía problemas, se mostró sumamente extrañado, de
ahí que el tribunal entienda que el acusado aunque entregó una tarjeta de circulación que
era falsa, no lo hizo conociendo de esa falsedad y por ello la conduta es atípica, puesto que
si no ha concurrido el aspecto subjetivo del dolo, en este tipo de conductas no hay una
completa tipicidad, puesto que aunque se allane el tipo objetivo, hacer uso de un documento
falso, se requiere además que concurra en el sujeto el aspecto subjetivo que en este delito
está requerido por el dolo. Si una persona hace entrega de un documento que es falso, pero
desconoce que ese documento es falso, su conducta es atípica y no se adecúa al supuesto de
uso de documento falso, por que este tipo penal no sólo requiere el usar un documento
falso, sino el utilizarlo a sabiendas de que es falso.
Por ello y no habiendo demostrado la prueba que el justiciable hubiese obrado dolosamente,
debe declarársele inocente de la acusación fiscal y así se resolverá en el fallo.
Las desiciones fueron asumidas con votos unánimes y a la redacción del voto del Juez
Sánchez Escobar, se han adherido plenamente en todas sus partes los jueces Rogel Zepeda
y Gil Cruz.
POR TANTO, conforme con las razones expuestas, disposiciones legales citadas y artículos
11, 12, 15, 172 Constitución; 1, 4, 6 y 287 del Código Penal; 1, 2, 4, 5, 53, 162, 130, 354,
356, 357, 358, 360 y 443 del CPP, a nombre de la REPÚBLICA DE EL SALVADOR
FALLAMOS: (1) ABSUÉLVESE de toda responsabilidad penal y civil al imputado
MANUEL DE JESÚS BRIZUELA, del delito de uso de documentos falsos, en perjuicio de
la fe pública. (2) Césen las medidas cautelares sustitutivas impuestas a la acusada y para tal
efecto líbrense los oficios necesarios. (3) Destrúyase oportunamente la tarjeta de
circulación secuestrada en este caso, después de haber adquirido firmeza la sentencia. De
no interponerse recurso, considérese firme la presente y por lectura integral notifíquese.
56-02-2a
Descargar