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Dominicos | Orden de Predicadores
Homilías
Ciclo
C
XVI Domingo del tiempo ordinario
17/07/2016
María ha escogido la parte mejor
Introducción El salmista nos invita a “proceder honradamente y practicar la justicia” y cuando se cumple el aniversario del inicio de lo
que se ha dado en llamar la “crisis de los refugiados” quizás sea buen momento para recordar el imperativo cristiano de la hospitalidad
y la acogida.
Abrahán, Marta y María se nos presentan como prototipos del empeño que todo creyente ha de perseguir por reconocer la presencia
del Señor en su vida, reconocimiento que pasa necesariamente por el rostro del hermano y de entre ellos, los más débiles.
Vivir la madurez de la fe, en palabras de Pablo, supone poner a Jesús en el centro de nuestra vida, para superar todo falso
antagonismo entre la contemplación y la acción cristiana. No hay auténtico servicio sino nace de la escucha de la Palabra, no hay
verdadera intimidad con el Señor que no se verifique en el compromiso con los hermanos.
Fray Juan Antonio Terrón Blanco
Casa de Stmo. Cristo de la Victoria (Vigo)
Lecturas
Lectura del libro del Génesis 18, 1-10a
En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda,
porque hacía calor. Alzó la vista y vio tres hombres en pie frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se
prosternó en tierra, diciendo:
–Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis
junto al árbol. Mientras, traeré un pedazo de pan para que cobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis pasado junto a vuestro
siervo.
Contestaron:
–Bien, haz lo que dices.
Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo:
–Aprisa, tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz una hogaza.
El corrió a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase en seguida. Tomó también cuajada, leche,
y el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba en pie bajo el árbol, ellos comieron.
Después le dijeron:
–¿Dónde está Sara tu mujer?
Contestó:
–Aquí, en la tienda.
Añadió uno:
–Cuando vuelva a verte, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo.
Sal 14, 2-3ab. 3cd-4ab. 5 R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino;
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R.
El que no presta dinero a usura,
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra, nunca fallará. R.
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses 1,24-28
Hermanos:
Me alegro de sufrir por vosotros:
así completo en mi carne los dolores de Cristo,
sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia.
Dios me ha nombrado ministro de la Iglesia,
asignándome la tarea de anunciaros a vosotros
su mensaje completo:
el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones
y que ahora ha revelado a su pueblo santo.
Dios ha querido dar a conocer a los suyos
la gloria y riqueza que este misterio
encierra para los gentiles:
es decir, que Cristo es para vosotros
la esperanza de la gloria.
Nosotros anunciamos a ese Cristo;
amonestamos a todos, enseñamos a todos,
con todos los recursos de la sabiduría,
para que todos lleguen a la madurez
en su vida cristiana.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 10, 38-42
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:
–Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.
Pero el Señor le contestó:
–Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la
quitarán.
Comentario bíblico
Primera lectura: (Génesis 18, 1-10a)
Marco: El relato es particularmente entrañable y, a la vez, misterioso: se aparecen a Abrahán tres caminantes y se comporta con ellos
guiado por las leyes y costumbres de la hospitalidad tan querida y mimada por los orientales. A la promesa de que Sara tendrá un hijo,
ésta sonríe, detalle que se utilizará para la imposición del nombre: Isaac (Gn 21,1-6).
Reflexiones
1ª) ¡Corrió a su encuentro con el ruego de que no pasasen de largo!
El autor de este relato poseía el arte de la dramatización religiosa muy desarrollado. Ha sabido componer una bella escena de aparición
y anuncio con recursos muy austeros. Para describir la aparición lo hace con una frase lacónica y una descripción propia de la vida
nómada. Aquellos hombres estaban acostumbrados a entender que Dios se comunicaba con los hombres por medio de mensajeros. La
reflexión posterior entendió y quiso descubrir en los tres personajes un anuncio y anticipo de la Trinidad. El sentido histórico puede que
no alcance tanto y el autor puede que no quisiera decir tanto en aquel momento. Lo más que podemos decir en este sentido es que se
trata de atisbos imprecisos y muy velados. La revelación de la Trinidad es una cuestión del Nuevo Testamento. Y aún esta revelación
necesitó varios siglos hasta que cuajó en las fórmulas que hoy profesamos y proclamamos. Pero la presencia de los tres, de los que
uno es portavoz, indica la firmeza de la palabra divina apoyada por dos testigos que comparten con el portavoz su mensaje. En cuanto
a la escenificación, en lo que a Abrahán se refiere, el autor recurre a los elementos de una vida nómada que se realiza toda ella
alrededor de la tienda. Sobresale el sentido de la hospitalidad como lo demuestra el resto del relato que adorna el conjunto. Es
necesario recuperar la sensibilidad por lo divino en nuestro mundo. La sensibilidad por el servicio a los demás. La hospitalidad ha
desaparecido prácticamente de entre nosotros.
Segunda lectura (Colosenses 1,24-28)
Marco: El contexto es la primera sección de la carta centrada en el misterio de Cristo (1,15-2,23). El autor insiste en la supremacía de
Cristo. Mirada retrospectiva de la vida y ministerio de Pablo.
Reflexiones
1ª) ¡La misión apostólica para anunciar el mensaje completo incluye el sufrimiento!
La íntima relación del sufrimiento y de la misión evangelizadora forma parte de una misteriosa realidad. ¿Por qué el sufrimiento? Se
preguntaban y se preguntan los hombres. Y cuando la relación se establece entre el sufrimiento y el Evangelio todavía es más
sorprendente. Y llega a la cima cuando esto se cristaliza y se presenta plásticamente en el propio Cristo Jesús. Y esta íntima relación se
prolonga en la Iglesia. El discípulo de Pablo, que recuerda con sumo cuidado la vida y la enseñanza de su maestro, sabe que así fue la
historia. Y la historia tiene un sentido que hay que buscar y escudriñar. El nacimiento y el crecimiento de la Iglesia, lleva parejo el
sufrimiento de su Fundador y de sus ministros y mensajeros. Las actitudes de Jesús, que sobrepasan por todos sus extremos las
exigencias de la Ley para ofrecer la libertad del Evangelio y de la gracia, le acarreó no pocas incomprensiones que le condujeron
finalmente a la cruz. Pablo ha recibido la tarea de anunciar el proyecto de Dios, el misterio de Dios y esta misión le acarreó la
incomprensión, la persecución y la muerte. Y esta tarea consistió en realizar en la historia la promesa hecha a Abrahán en el momento
de su vocación: en ti se bendecirán todas las naciones (Gn 12,1ss). Pablo ha emprendido esta tarea porque se sintió enviado para ello:
anunciar a los gentiles que ellos forman parte integrante del único proyecto salvador de Dios. Admirable página para los ministros del
Evangelio de hoy. Y para los discípulos de Jesús en general. El Evangelio de la gracia y su anuncio en el mundo ha provocado siempre
la persecución.
Evangelio: (Lucas 10,38-42)
Marco: El fragmento se centra en el episodio de Marta y María que son presentadas como dos formas de servir y seguir a Jesús. Lucas
está muy atento a los rasgos de oración de Jesús y de los que forman parte de su relato: María, etc.
Reflexiones
1ª) ¡Marta o la generosidad y entrega en el servicio a los otros!
Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio. Es oportuno hacer notar ahora que estas dos hermanas constituyen el motivo de
un relato doble: uno lo encontramos en Juan 11 y el otro en Lucas (este fragmento de hoy). Pero ambos personajes no significan lo
mismo en los dos autores. Para Lucas, lo acabamos de ver, Marta simboliza o expresa la dedicación al servicio hasta el agotamiento.
María simboliza la actitud del discípulo que escucha atentamente y contempla. En el relato joánico aparecen las dos hermanas en dos
relatos distintos: el primero, con motivo de la resurrección de Lázaro (Jn 11) y el segundo al recordar la unción en Betania (Jn 12,1-8).
En el primero, Marta representa a la creyente fiel en la resurrección escatológica y futura; una creyente en Jesús como el que tenía que
venir a este mundo. Marta, como Tomás, son para el autor del cuarto evangelio, el modelo del creyente (no incluimos al discípulo
amado). En el segundo, Marta aparece consagrada al servicio (como en el relato lucano), y María consagrada a la atención delicada
para con Jesús mismo ungiéndolo con exquisito perfume en vistas a la sepultura. En lo que al relato de Lucas se refiere, Marta aparece
como la entregada al servicio. Tarea necesaria y urgente. En un marco de oración, como es en el que aparece este episodio, es
necesario tener en cuenta la finalidad del mismo. El servicio es necesario, pero no es el valor supremo. Jesús sirvió hasta el don de la
vida propia, pero había otro plano superior: la intimidad con su Padre del que está pendiente y procura hacer siempre su voluntad.
2ª) ¡María, sentada a los pies de Jesús, escuchaba y contemplaba!
La presentación narrativa de estos rasgos atribuidos a María nos lleva al mundo de las escuelas rabínicas del tiempo de Jesús. Los
discípulos se sentaban en el suelo (habitualmente), en forma de círculo, alrededor de su maestro. Así sentados escuchan atentamente
las enseñanzas del maestro que luego comparten en sus discusiones (Mc 3,34-35). María es entendida en la Iglesia primitiva como una
discípula perfecta de Jesús. Y aquí convergen las representaciones lucana y joánica, pero con atribuciones a personas distintas: Marta,
en Juan; María en Lucas. Sabemos por el relato bíblico en su conjunto que escuchar la Palabra de Dios es tarea de especial
importancia y relevancia. María representa a lo mejor del pueblo de Israel, que es invitado a escuchar atentamente la palabra de Dios
(Lc 11,27-28). Es la mejor respuesta a Jesús, Maestro y Predicador o Anunciador del reino. Con su actitud, María nos invita a entrar en
el terreno de las bienaventuranzas o congratulaciones de Jesús. Y ésta de la escucha de la Palabra tiene un carácter especial. Es
necesario recuperar en nuestro mundo la capacidad de contemplar y escuchar la palabra de vida que transmite Jesús a través de su
Iglesia y de sus discípulos. Muchas dificultades encuentran el hombre y la mujer modernos para entrar en el santuario íntimo y perder
algún tiempo en holgarse en el Señor, escuchando y contemplando su palabra.
Dile que me eche una mano... Eligió la mejor parte. Una lectura atenta del relato evangélico en su conjunto nos certifica que Jesús
mismo supo armonizar las dos realidades y las dos tareas: durante el día se dedicaba intensamente a anunciar el reino con gestos y
palabras; las gentes se agolpaban a su alrededor y no le dejaban tiempo y tranquilidad ni para comer. Pero a la vez leemos
repetidamente en el relato evangélico que se retiraba habitualmente al monte (durante la noche o, incluso, durante el día), a la soledad,
para dedicarse a la oración con Dios, es decir, al diálogo íntimo con Él. De tal manera que es necesario afirmar que no ha habido un
modelo de oración que pueda superar a Jesús. Jesús es, por tanto, modelo de servidor hasta la muerte y modelo de oración
permanente. Por eso, es necesario deducir del Evangelio que tanto Marta como María tienen una tarea y una misión que en este relato
aparecen divididas, porque son personas limitadas. El ideal es que con las dos pudiéramos conseguir una síntesis: dedicarse al servicio
fraterno y a la vez a la alabanza divina. Como hace María cuando visita a Isabel, que sabe conjugar las dos tareas. Es necesaria la
síntesis: la acción, si le falta la experiencia íntima de la oración, esta vacía; a la oración, si le falta la acción del servicio fraterno, carece
de expresión significativa. Pero cada uno recibe una tarea en la que se intensifican algunos de estos aspectos. A partir del ejemplo de
Jesús podemos deducir que en la Iglesia es necesaria la síntesis, pero sumando personas diversas, dada la limitación humana. En el
tiempo son necesarias las dos tareas; en la eternidad sólo permanecerá la contemplativa.
Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)
Este comentario está incluido en el libro: La Palabra fuente de vida. Ciclo A. Editorial San Esteban, Salamanca 2004.
Iª Lectura: Génesis (18,1-10): Abrahán, a la escucha de Dios
I.1. En la primera lectura nos encontramos con una de las estampas más evocadoras de los relatos en torno al padre del pueblo de
Israel, Abrahán. Es un relato que tiene todas las connotaciones de leyenda sagrada, pero que expresa el misterio de la vida de este
personaje que todo se lo jugó apoyado en la palabra de Dios, en su promesa de darle un tierra y una heredad. Tres personajes
aparecen a lo lejos, que son como uno, porque es uno el que al final habla al Patriarca. Se pone en funcionamiento la sagrada ley de la
hospitalidad en el Oriente, y muy especialmente en el desierto, aunque aquí nos encontremos en Mambré. Son varias las experiencias
religiosas que Abrahán tiene en Mambré y que han sellado el nombre y el lugar como algo religioso.
I.2. La iconografía de la tradición cristiana ortodoxa ha visto aquí el misterio de la Trinidad, e incluso de la Eucaristía, ante los dones
que ofrece Abrahán. Todo ello se ha reproducido en un bello Icono que es de los más conocidos del mundo. Efectivamente, se ha
querido representar la visita del Señor para hacerle la promesa de que tendrá un verdadero heredero. El paso de Dios a nuestro lado,
por nuestra vida, constantemente o en momentos puntuales, es una experiencia de la cuál han hablado grandes y pequeños
personajes de la historia de la humanidad. Ése es el tema teológico de las lecturas de este domingo.
IIª Lectura: Colosenses (1,24-28): El misterio de Dios y su revelación
II.1. La segunda lectura pone de manifiesto que el misterio de Dios se ha revelado a los suyos, a la Iglesia, por medio de su ministro. Es
Pablo, aunque no sea precisamente el autor de esta carta, el que se ha dedicado a contemplar ese misterio que es Cristo, para darlo a
conocer a los hombres. No se trata, claro está, de una elección esotérica, reservada a algunos, sino que todo el que quiera conocer a
Dios lo puede hacer por medio de Cristo. Pablo subraya con énfasis que este misterio se abre de par en par a todos los hombres y
nadie está excluido.
II.2. El “misterio de Dios” se ha hecho presente en Cristo, y de alguna manera ha dejado ya de estar velado y de ser algo imposible para
los hombres. Es verdad que sigue siendo misterio, pero está humanizado; está humanizado en Cristo y está humanizado en el servicio
de proclamarlo a los hombres. Dios ¡misterio escondido! No es una esencia sin entrañas, al contrario es un “personaje” que se siente el
verdadero Dios en la medida en que puede comunicarse y no guardarse para sí su bondad. Aquí se cumple aquello del «Bonum est
difusivum sui» : El bien es de suyo difusivo. Para ello, Dios tiene a Cristo y al apóstol, para comunicarse.
Evangelio: Lucas (10,38-42): Saber elegir lo que Dios desea
III.1. El evangelio de Lucas nos presenta a Jesús, en su camino a Jerusalén, que hace una pausa en casa de Marta y María. Ya es
sintomático que se nos describa esta escena en la que el Señor entra en casa de unas mujeres, lo que no podía ser bien visto en
aquella sociedad judía. Pero el evangelista Lucas es el evangelista de la mujer y pone de manifiesto aquellos aspectos que deben ser
tenidos en cuenta en la comunidad cristiana. Sin la cooperación de la mujer, el evangelio hubiera sido excluyente. El sentido de este
episodio ha dado mucho que hablar, dependiendo del tipo de traducción que se adopte del original griego: “una sola cosa es
necesaria”, o por el contrario “pocas cosas son necesarias”, dependiendo de los manuscritos. La primera opinión parece más
coherente. Muchos pensaron que se trataba de defender la vida contemplativa respecto de la vida activa o apostólica. Esta es ya una
vieja polémica que no tiene sentido, porque las dos cosas, los dos aspectos, son necesarios en la vida cristiana. La opción polémica
entre la vida activa y la vida contemplativa sería empequeñecer el mensaje de hoy, porque debemos armonizar las dos dimensiones en
nuestra vida cristiana.
III.2. Lo que Lucas subraya con énfasis es la actitud de escuchar a Jesús, al Maestro, quien tiene lo más importante que comunicar. No
quería decir Jesús que “un solo plato basta”, como algunos han entendido, sino que María estaba eligiendo lo mejor en ese momento
que él las visita. Este episodio, todavía hoy, nos sugiere la importancia de la escucha de la Palabra de Dios, del evangelio, como la
posibilidad alternativa a tantas cosas como se dicen, se proponen y se hacen en este mundo. Jesús es la palabra profética, crítica,
radical, que llega a lo más hondo del corazón, para iluminar y liberar. Ya es sintomático, como hemos apuntado antes, el detalle que
Lucas quiera poner de manifiesto el sentido del discipulado cristiano de una mujer en aquél ambiente.
III.3. Tampoco se debería juzgar que Marta es desprestigiada, ¡ni mucho menos!, ¡está llevando a cabo un servicio!, pero tiene que
saber elegir. Muchas veces, actitudes contemplativas pueden ocultar ciertos egoísmos o inactividad de servicio que otros deben hacer
por nosotros. Porque Jesús, camino de Jerusalén, ha pasado por su lado y es posible que en su afán no supiera, como María, que
tenía que dejar huella en su vida. María se siente auténtica discípula de Jesús y se pone a escuchar como la única cosa importante en
ese momento. Y de eso se trata, de ese ahora en que Dios, el Señor, pasa a nuestra lado, por nuestra vida y tenemos que
acostumbrarnos a elegir lo más importante: escucharle, acogerle en lo que tiene que decir, dejando otras cosas para otros momentos.
Lucas, sin duda, privilegia a María como oyente de la palabra y eso, en este momento de subida a Jerusalén, es casi decisivo para el
evangelista. Se quiere subrayar cómo debemos, a veces, sumergirnos en los planes de Dios. De eso es de lo hablaba Jesús camino de
Jerusalén (según Lucas) y María lo elige como la mejor parte. Marta… no ha podido desengancharse… y ahora debiera haberlo hecho.
Fray Miguel de Burgos Núñez
Lector y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura
Este comentario está incluido en el libro: Sedientos de su Palabra. Comentarios bíblicos a las lecturas de la liturgia dominical. Ciclos A, B y C.
Editorial San Esteban, Salamanca 2009.
Pautas
Entre la acción y la contemplación
Respondiendo a las inquietudes teológicas de una época, en no pocas ocasiones el episodio del encuentro del Señor con Marta y
María ha sido utilizado para ilustrar un pretendido antagonismo entre la dimensión contemplativa de la fe -el estar sentados a los pies
del Señor- y la praxis evangélica, concretada en el servicio. Más aún, a afirmar una pretendida superioridad de la primera sobre la
segunda.
Hoy sería más adecuado entender las palabras de Jesús como una propuesta de integración de estas dos dimensiones imprescindibles
en una vida creyente que quiera denominarse plena.
Colocados a la escucha de la Palabra de Dios, lejos de desentendernos de la realidad, descubrimos que “los gozos y las esperanzas,
las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y
esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo” (GS, 1)
Del mismo modo, toda actitud de servicio, toda praxis diaconal que se entienda a sí misma como cristiana, no puede más que proceder
de la intimidad con el Maestro, en cuyas palabras escuchamos también el clamor de nuestros hermanos.
Esa disposición a la escucha es condición necesaria de una contemplación que ha de verificarse en la calidad de nuestro empeño en la
construcción de relaciones fraternas basadas en la justicia.
En clave de mujer
Una vez más, el evangelista Lucas nos muestra el contacto de Jesús con distintas mujeres en su condición de verdaderas discípulas. En
esta ocasión María, a los pies del Señor siguiendo la tradición rabínica del discípulo, atenta a recibir la enseñanza del maestro.
Justamente en ese gesto radica la novedad de la actitud de Jesús (y acaso también el origen del reproche a Marta). La mujer ha de
dejar de ser únicamente entendida como quien ha de estar presta a satisfacer las necesidades de otros, su valor no es instrumental,
sino que su dignidad es reconocida en igualdad con el resto de los discípulos. También a ellas se les ofrece el contacto cercano con el
Señor, también para ellas está reservada la mejor parte.
Únicamente, cuando a ejemplo de Jesús, nuestras comunidades cristianas sepan avanzar en este camino del reconocimiento en
igualdad y dignidad de las mujeres podremos afirmar con el Apóstol que estamos anunciando el mensaje completo, para que todos
lleguen a la madurez de la vida en Cristo.
La acogida como imperativo
En un tiempo como el actual en que distintas tensiones sociales parecen poner en entredicho el valor de la acogida, conviene subrayar
y poner en valor la tradición bíblica de la hospitalidad a la que hoy nos remiten las lecturas. Las actitudes de Abrahán, Marta y María se
nos presentan como modelo.
El Señor llega a nuestra puerta y, como Abrahán, habremos de descubrirle en el rostro de los hermanos. En nuestro entorno y en
nuestros tiempos, acaso en los rostros de la innumerable masa de personas, refugiadas, inmigrantes que apelan a nuestra sensibilidad
humana y creyente en busca del reconocimiento de sus necesidades y de su dignidad.
Quizás sean ellos también para nosotros esos mensajeros de Dios, cuya atención y acogida nos anuncie –como a Sara – el tiempo
nuevo de una humanidad fecunda.
Fray Juan Antonio Terrón Blanco
Casa de Stmo. Cristo de la Victoria (Vigo)
Infantil
XVI Domingo del tiempo ordinario - 17 de julio de 2016
Marta y María
Lucas 10, 38-42
Evangelio
En aquel tiempo entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María,
que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y
dijo: - Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano. Pero el Señor le
contestó: - Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y no se
la quitarán
Explicación
En un pueblo llamado Betania vivían dos hermanas que eran muy amigas de Jesús. En una ocasión en que él pasó por allí, entro a su
casa para hacerlas una visita. María, una de ellas, enseguida se sentó al lado de Jesús, para escucharle. Marta, sin embargo, estaba
superactiva, arreglando la casa, y molesta con la pasividad de su hermana dijo a Jesús : -Díle a mi hermana que me eche una mano, en
las tareas de la casa, y que no sea tan comodona. Y Jesús dijo a Marta : - Marta, sólo una cosa es importante. Con tus agobios y
nervios por tanto quehacer estás perdiendo de oir la buena noticia. Si me quieres acoger, tienes que empezar por escucharme, como
está haciendo tu hermana María. Lo primero de todo es acoger. Siempre hay tiempo para lo demás.
Evangelio dialogado
Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.
Marta y María - Lucas 10, 38-42
DECIMOSEXTO DOMINGO ORDINARIO-C- (Lc 10, 38-42)
Narrador: En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Ésta tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta se multiplicaba haciendo cosas para poder atender lo mejor posible a Jesús. Medio enfadada se paró y dijo:
Marta: Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola y que yo tenga que hacer todo? Dile que me eche una mano.
Narrador: Pero el Señor le contestó:
Jesús: Marta, Marta…: andas intranquila y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se
la quitarán.
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