Documento - Publicaciones de Defensa

Anuncio
1-
REVISTAILUSTIADA
DELtS IMMAS
Y SEIWIC
L
f
9Ü
LL
ejercito
REV(STAILUSTRADADE
LAS ARMASY SERVICIOS
Año XIII e Núm. 145 e Febrero 1952
SUMARIO
Los principios. —General Torrente.
Tropas de Montaña. Instrucción de esquiadores. —Comandante Fernández Trapiella.
Para la reforma del material sanitario. La bolsa de compañía. —T. Coronel Médico Parrilla.
Los Servicios. Ideas actuales. —Comandante Rey de Pablo.
Artillería. Tiro deCampaña.
Otro ábaco para la preparación y el transporte del tiro.
Capitán Azcárraga.
Nuevos datos sobre las Reales Ordenanzas. El tratado Y. —Coronel Auditor Coronel.
Recorridos de. campo. —-Coronel Valderrábano.
Estudios sobre el empleo de la División. La batalla defensiva. Los elementos de la defen
siva. —Coronel López Muñiz.
Información
e Ideas y Reflexiones:
Una estrategia fr.ente a la invasión rusa.—General Sabatier. (Traducción.)
La Escuela norteamericana de Fort Benning.—Hal Burton, periodista. (Traducción.)
Montaña
y estraeegia.—Capitán
R. Gallais. (Traducción.)
El Artico
en una nueva guerra.—CoronelJosé
lijar.
Rusia
no puede ocupar Alaska.—P.
Bernardo R. Hubbard y Bili Davidson. (Traducción.)
El cañón norteamericano sin retroceso de 105 mm.—(Traducción de la Redacción.)
El punto culminante de la victoria y los espacios predominantes en la estrategia.—Comandante
Andrea.
(Traducción.)
Las marchas en montaña.—General Molle. (Traducción.)
La mecanización de las tropas de ingenieros.—T. Coronel Cipriani. (Traducción.)
La acción aérea en la guerra futura.—J. M. Spaight. (Traducción.)
Estado económico, labor protectora y necesidades de Patronato de Huérfanos para Oficiales en 1 de di
ciembre 1951.
Guía Bibliográfica.;1]
Las ideas contenidas en los trabajos de esta Revista representan únicam
la opinión del respectivo firrnantey no la døctrina deálos organismos oficio
RódacciónyAdministración:Alcalá,18,3.° MADRID Teléf.22-52-54 AportadodeCorreos;0]
-
-
-
MINISTERIODELEJERCITO
jéreító.
REVISTA ILUSTRADADE
LAS ARMAS Y SERVICIOS
DIRECTOR:
ALFONSÓ FERNANDEZ, Coronel de E. M.
JEFE
DE REDACCIÓN:
Coronel de E. M. Excmo. Sr. D. José Diaz de Villegas, Director General ¿e Marruecos y Colonias
REDACTORES:
General de E. M. Excmo. Sr. D. Rafael Alvarez Serrano,Profesor de la Escuela Superior del
Ejército.
Coronel de ArtiHería, del Servicio de E. M., D. José Fernández Ferrer, de la Escuela Superior
del Ejército.
Coronel de Infantería D. Vicente Morales Morales, del Estado Mayor Central.
Coronel de Infantería, del Servicio de E. M., D. Emilio Alamín Ortega, Jefe del Regimiento
de Carros de Combate núm. 61.
Coronel de E. M. D. Gregorio López Muñiz, de la Escuela Superior del Ejército.
Coronel de Caballería, del Servicio de E. M., D. Santiago Mateo Marcos, de la Escuela de Aplica
ción y Tiro de Caballería.
Coronel de Ingenieros D. Manuel Arias-Paz Gultián, del Ministerio del Ejército.
Teniente Coronel de Artillería, del Servicio de E. M., D. Carlos Taboada Sangro, del Alto Estado
Mayor.
Teniente Coronel de Infantería, del Servicio de E. M., D. José Otaolaurruchi Tobía,de la Escuela
Superior del Ejército.
Teniente Coronel de Infantería, del Servicio de E. M., D. Joaquín Calvo Escanero, alumno de
la Escuela Superior del Aire.
Teniente Coronel Interventor D. José Bercial Esteban, del Ministerio del Ejército.
T. Coronel Ingeniero de Armamento D. Pedro Salvador Elizondo, de la Direc. Gral. de Industria.
Comandante de lntendeñcia O. José Rey de Pablo Blanco, Jefe Propiedades Militares de Madrid.
PUBLICACTON MENSUAL
Redacción
y Administración:
MADRID,
Alcalá,
18, 4o
-
Teléfono 22.52-54
*
Correspondencia, Apartado de Correo8 317
PRECIOS
DE ADQUISICION
Para militares,en suscripción colectiva por intermedio del Cuerpo6,00
Para militares, en suscripción directa (por trimestres adelantados)7,00
Ptas.
Para el público en general (por semestres adelantados)8.00
Número suelto9,00
Número atrasadoio.oo
Extranjero(12,00
ptas., más 4,00 de franqueo) 16,00
Correspondencia para colaboración, al Director.
Correspondencia para suscripciones, al Administrador, O. Francisco de Mata Diez, Comandante
de Infantería.
Los PRINCIPIOS
General EMILIO TORRENTE VÁZQUEZ, profesor de la Escuela Superior del Ejército.
1.—GENERALIDADES
esfuerzo debeser el máximo, a menosde una gran
desproporciónentre las fuerzas de ambos conten
dientes, y el objetivo,la finalidad, debeser también
tan amplia que vise la destrucciónde las fuerzasde
resistencia enemiga; la capacidado potenciamili
tar se mide no sólopor la de los hombresque luchan
directamenteen los campos de batalla,sino tam
bién por los que en la retaguardiatrabajan y labo
ran para proporcionara los del frente los necesiz
ríos elementosde lucha. Luego la destruccióndebe
alcanzar a los órganos de producciónde material
bélico de todas clases, a las fuentes de primeras
materias y a las comunicaciones.Y no siendo su
¡iciente actuarsobrelo que se llama objetivosmili
tares, se debetambiéntratarde provocarcrisispsico
lógicas entre la poblacióncivil productora,que es
la abastecedora
de los elementosde lucha,paraque
brantar su voluntadde resistenciao acción.
Séntado como postuladoque la finalidad de la
guerra es la destrucciónde las fuerzasdel enemigo,
o por lo menas su desintegraciónhasta un grado
tal que lo fuerce a entregarsesin combatir,se des
prende inmediatamenteel preceptogeneral de la
guerra: “Para lograr los fines, que la guerra se
La guerra es un fenómenoque se presentadesde
la iniciaciónde la vida, sin que haya podido evi
tarla todo cuanto se ha dicho y escritoen contra
de ella.
En el procesode relacionesentre los pueblos so
breviene la agudizaciónpor el desnivel entre las
aspiraciones de unos y el afán de conservarde
otros.
Toda clasi/icaciónde las guerras, si se examina
con un poco de detenimiento,viene a reducirsea
un pequeñonúmerode variedades.Son éstas: gue
rrás totales,guerras de objetivoslimitados o gue
rras con efectivoslimitados.
Las aspiracionespueden ser limitadas; pero el
esfuerzo para lograrloes el que no puede ser, a
priori, valorado insuficientemente. Depende, en
gran parte, de cómo puede reaccionarel enemigo;
esta reacción‘no debeser nunca estimada por de
/ecto, so pena de incurrir en graves errores,que se
reflejarán en la conducciónde las operacionesy en
la puesta en acción de los medios para llevar la
guerra con rapidezy energía;luegodesdeel primer
momento es menester disponersepara ejercer el propone, es menester ser más fuerte que el ene
máximo de fuerza.
migo en todos aqueIls lugares donde sea menes
Los esfuerzoslimitadosson factiblesen campa ter luchar con el.”
ñas colonialeso cuando para ambos adversarios, La fuerza de las colectividadeses de tres clases:
entre el lugar de aplicaciónde la fuerza para lograr
Psicológica.
el objetivoy el manantialde ella, media un espacio
Material.
considerable; pero esto va siendo cada vez menos
Intelectual.
cierto por el aumentode capacidady de radio de
‘La primeranos lleva de la mano a sentar, como
acción de los mediosde ofensa y de transporte.Si
gue siendo real únicamenteen el caso de campañas principio primero del arte bélico, la voluntad de
vencer, que en último extremoconducea la “impo
coloniales.
Cuando entre las naciones en pugna no existe sición de la propia voluntadal contrario”.
una soluciónde continuidad,no se puedepracticar
*‘*
*
ni el sistema de objetivoni de esfuerzolimitado.El
—
—
3
»
La /uerza materlal es de dos Órdenes:uña,
penalidades, no se concibe entrar eñ uña guerra.
se refiere a la creacióny conservacióndel útil coñ Se basa la voluntadde venceren la comunkladde
que se ha de hacerla guerra,y otra, al momentode aspiracioneé,que difícilmentese lograsin la unidad
su aplicación.Una y otrase basanen él númeroy intrínseca del pueblo, unidad que puede verse con
calidad de los elementosque han de aplicarsea la trariada por las discordiasinternas motivadaspor
guerra; pero éxiste una di/erencia esencial entre las diferenciasde religión,raza e idioma, desigual
ambas. La creacióny conservacióndel útil des dad económicademasiadoacusada. La vigorizan,
cansa en una serie de medidasde orden económico en cambio, la unidad en todos los aspectosdichos.
principalmente, relacionadasdirectamentecon la Todo cuantose haga para mantenerla unidad in
población, industria, vías de comunicación,exis terna del pueblo es laborarpara ganar la guerra.
tencia de primeras materiasy carburantes,etc. La
Se manifiesta en lá guerra de muy diversa ma
aplicación es la reuniónde los mediosen númeroy nera: unas veces,por el espíritu ofensivosostenido
calidad para lograrel fin que persigue la guerra. a todo lo largode la acción,y otras,por la resisten
Podemos enunciar el principio, en lo que se re cia, o esfuerzoresistente,para oponerseal enemigo.
fiere a la guerra, comoel de “concentración
de los Así, la voluntadde vencerse convierteen energía,
medios y de los esfuerzos”,o simplementeprincipio que se manifiesta por el esfuerzoactivo, ofensiva,
de la concentración.
o por el resistente,defensiva.
En el Mando supone adoptaruna decisióny per
***,
‘manecerfiel a su espíritu, no obstantelos esfuerzos
del enemigo para oponersea ella o para hacerla
La fuerza inteléctualtiene también dos aspectos: abortar; en los subordinados,procurarel cumplíuno, de creaciónde la fuerza y su conservación; miento de la misión, alcanzarlos objetivos,mante
otro, de.aplicación.Por el de creación,la instruc nerse en las posicionesseñaladaspor el Mando, a
ción de las tropasy de los mandosocupalugar pre pesar del esfuerzo enemigo,manifestado general
ponderante; por el de aplicación,es sencillamente mente por sá fuego o el avancedecidido.En el.sol
dado, por el cumplimientoa rajatablade las órde
de empleointeligentede la fuerza.
Tercer principio, lo podemosenunciar diciendo nes .recibidas,aun a riesgode su destrucción;por el
que es el de la “combinaciónde los esfuerzospara avance decidido,a pesar del fuego,con el propósito
aplicar el mayor en la direcciónmás peligrosapara firme de aniquilar al enemigoque se opone a su
paso.; en la resistencia,por la firme vóluntad de
el enemigo”.
oponerse enérgicamenteal paso del enemigoo su
cu,nbir en el pu’ntoseñalado.
De esta maneravemosque habrá dos voluntades
Se revalorizanestos principios con los procedi en pugna; la que logre imponersea la otra por su
mientos de la “sorpresa”,acciónconjunta, econo energía y perseveranciaserá la vencedora.Si pre
mía; sumadosa éstos la oportunidady perseveran tendemos la “imposiciónde la propia voluntad al
cia en la accióiz,y relacionadoscada uno de ellos contrario”, no debemosolvidarque uno de los fac
con la valorizaciónpsicológica,materiale intelec tores para lograrlo es conservarla libertad de
tual de la fuerza, puede darse a la acciónel tono acción.
de energíaque requierela guerray lograrla efica
cia que puede esperarsede una correctaaplicación
de los principios.
III.
CONCEPTO DE LA CONCENTRA
ClON DE LOS MEDIOS
-
1
-
—
11.—CONCEPTO DE LA VOLUNTAD
DE VENCER
El término “concentración”
tiene en la milicia
diversas significaciones;por lo tanto,convieneacla
rar a qué nosreferimoscuandodecirnosque la “con
Sin la voluntadde veñcer,sin fe en el triunfo,sin centración”es uno, de los principios del arte de la
el espíritu de sacrificionecesariopara soportarsus guerra.
4
Concentrar es reunir en un punto’ o centro lo que
estaba separado, según el Diccionario de la Real
Academia de la Lengua.
El primer conceptoque aparece es el de reunión;
pero se trata de reunir en un espacio, pues el efecto
que se persigue es la acción, lo cual representa, ini
cialmente, esfuerzo; después, mantener la fuerza en
el grado de potencia preciso para que la reacción
no sea superior a la acción. Como en la lucha inter
viene el enemigo, es-menester contar con la necesi
dad de poder oponerse a sus reacciones, y, por úl
timo, estar en condiciones de aprovechar, explo
tándolo, el éxito obtenido.
La concentraciónsupone un cierto grado de den
sidad; pero esta densidad no puede llevarse al má
ximo. Se oponen a ello: la necesidadde disminuir,
cuando, sea posible, los efectos del juego enemigo.;
la flexibilidad necesariapara hacer frente a las di
.versas contingencias de la lucha; el espacio nece
sario para los, distintos movimientos de las tropas
o manejos de los materiales; los espacios de seguri
dad para que el propio fuego no dañe a nuestras
tropas, y la necesidád de evitar que las tropas reser
vadas se vean arrastradas a la lucha y se empeñen
prematúramenle.
La segunda no,ciónque contiene la definición de
la. Academia Española, “lo que estaba separado”,
no acaba de completar el sentido militar del prin
cipio.
E/ectivamente, en milicia se concentray, sin em
bargo, se continúa separado; lo único que se persi
gue son reduccionesde las dimensiones frontales y en
profundidad, si bien las Unidades conservan su
-
‘
autonomía y ‘continúan separadas por distancias e
intervalos interiores a lo normal, o incluso supri
midos pero que implican en sí la idea de separación,
de cuerpos con vida propia e independiente, en
cierto modo, del conjunto.
Concentración vale tanto como conjugación o
unidad de los esfuerzos.
La concentración representa, pues,, un acorta—
miento de frentes y fondos por reducción de inter
valos y distancias, pero nunca la reunión gregaria
de muchedumbres en manifestación desordenada.
Luego el concepto de concçntración lo podemos
establecer por la reunión, en cierto espacio, de di
versas unidades, de tal manera, que el conjunto’
conserve una gran flexibilidad que le permita
adaptarse ‘a las diversas circunstancias de la
lucha.
De la enunciación del principio no podemos ni
debemos deducir, cómo consecuencia lógica, la ne
cesidad de estar permanentemente cóncentrados; la
concentración es necesaria para ejercer un esfuerzo;
así, pues, es un acto que debe preceder al momento
en que la fuerza debe ser lanzada. Por lo tanto, es
de aplicación el antiguo criterio: dispersarse para
marchar, cpncentrarse para combatir. Y esto tam
bién es cierto dentro de ciertos límites.
Para completar el concepto de fuerza, de mate
rial, de potenéia para ganar la guerra, debemos
atenter a varios factores sin los cuales es inútil
haber concentrado medios para una acción si luego
después no se dispone de elementos de lucha suf i
cientes para continuar la guerra.
La fuerza material depende de varios elementos:
5
z.°
Ejército capaz de poder desarrollar,la acción sidad que el desarrollode la ‘maniobrarequiere;so
necesariapara lograrlos fines de la guerra. bre estos frentes las -GrándesUnidades inferiores,
Esta capacidadse basaen d númerode Izom Cuerpos de Ejército,División,cuyos ataquesno re
¿‘res,en el armamento,en el materialy en la presenten para estas Unidadesaumenjode frentes,
instrucción.
habrán de atacaren una dirección.En la defensiva,
2.°
Un sistema que permita la reposiciónde los sus frentesse ensanchan;pero,con todo,serádifícil
que puedanejercerún esfuerzoresistente,aprovecha
elementos de lucha.
3.0
Materias primas, alimentación,etc.; es decir, ble en dos direcciones;si acaso,el Cuerpode Ejér
independenciaeconómica;en el día, el proble cito podrá cubrir una direcciónprincipal y otra se
ma de carburantesés muy de teneren cuenta. cundaria conjugadadirectamente.
El peligromayorpara una tropaestáen sús flan
4.0
Industrias de transformación
para lograr,con cos y retaguardia;haciaelloshabráque dirigir siem
juntamente con las materiasprimas, la inde pre los esfuerzos.La gran extensiónde los frentes
pendencia económica.
actuales, que permite apoyar los flancosen el mar
o en Estados neutraleslo su/icientementefuertes
5.0
Un buen sistema de comunicaciones.
6.° Una adecuadaorganizacióndel territoriopara para hacerrespetarsu.neutralidad,hacedifícil que
se presentenflancos descubiertosen período ope
la guerra.
rativo.
-
La acciónsobrelos flancos internospor produc
ción de claros presenta inconvenientes,pues todo
IV.—CONCEPTQ DE LA COMBINAC ION aquel que sede/a encerraro se encierraen espacios
Y DÉ LA APLICACION DE LA FUERZA inferiores al alcancede las armas, correel riesgo
EI’J’EL PUNTO DECISIVO
de ser destruido.La direcciónpeligrosapara el ene
migo existe, pero su explotacióntiene sus diiicul
Es el productode una elaboracidnintelectual;se tades..
relacionan diversos factores:finalidad perseguida Pueden crearseflancos internos por la ruptura
(o misión), terreno, enemigo (número, ubicación, táctica, a condiciónde gran penetracióny gran aber
estado físico y moral, material,etc.), medios,opor- tura de brecha.Todo esto suponefuerzasconsidera
tun idad en relaciónal tiempoy al espacio,tierjz.pobles, pues se necesitanfuerzas para la ruptura y
atmosféricoy ciertosimponderables,alguno difícil aprovechamientosubsiguiente, y ‘fuerzaspara la
decaptar,comoel designadocon el nombrede clima maniobra posterioren la direcciónpeligrosapara
o ambientedel campode batalla.
el enemigo.
El concepto“punto o dirección”representael de
También puede destruirseun flanco efectuando
centro de un espacioo eje de una zona. Concentra la ruptura sobre un ala apoyada en un obstáculo,
das en espaciolas fuerzaspara la acción,el esfuerzo lo cual facilita el aprovéchamientoposterior del
inicial habráde hacersesobreuna línea o faja per éxito.
pendicular a la direccióndel movimiento;después, Ha de tenersemuy presenteque todo el que des
al progresar,se engendrauna superficie. La direc cubre un flancoenemigodeja el.suyo al aire; luego
ción del esfuerzoes interiora estazona y es simple en todo pensamieñtoparz buscarla direcciónmás
mente la de•desplazamientodel centrode gravedad peligrosa para el enemigo ha de ponderarseel
de las fuerzasque e/ectúanla acción.
riesgo que pueda correrel propio Ejército.De aquí
La determinaciónde la direcciónpeligrosaes an la necesidadde que a las tropas necesariaspara la
terior al conceptode zona; ésta resulta cuando se maniobra presentese añadan otraspara garantizar
aplican los mediosdisponities y concentradosa la la seguridadde las tropaspropias; la direcciónpe
direccióndel esfuerzopara que sobreésta radiqueel ligrosa para el enemigodebe ser cubierta por su
céntro de gravedad de la concentración.
flanco externo por tropas que eviten que la ma
Cada vez es menesterefectuarlos esfuerzossobre niobra se vuelvasobreel que la efectúa.
frentes más considerables,concentrandosobre ellos Para la determinaciónde la acciónmás conve
los mediosnecesariospara darles¡a extensióny den- niente para ejercerel esfuerzo,se tiene en cuentael
6
D LOS PRIN
grado de fortalezaque pueda oponer el enemigo; V.—REVALORIZACION
ÇIPIoS
así se dice buscarla parte guarnecidapor medios
menos numerososo dondesea más di/icil su coordi
Decíaros añtes que los principios ‘‘voluntadde
nación, o en aquelloslugaresdondese supongauna
vencer”,
“concentración”
y “aplicaciónde la masa
vigilancia menos escrupulosaen razón de la forta
en,
la
dirección
o
punto
decisivo”
se revalorizancon
leza del terreno,tranquilidaddel sector y pobreza
los tres procedimientosde la sorpresa, acciónde
de la red de comunicación.
La acciónque podemosllamar del fuerte al débil conjunto y economía,a los que se unen la oportuni
no supone buscar, e/ectivamente,aquellossectores dad y perseveranciaen la acción.
La sorpresaes un procedimientobasadoen con
débilmente guarneçidos,pues si bien es ciertoque
las resistenciasa vencerhabránde ser menores,no sideracionesde índole moral, materiale ,intelectual
es menoscietto tambiénque estas circunstaflcaSse a la vez; es decir,revaloriza,en su aplicación,los
dan en terrenosque no llevan, salvo raras excepcio tres, preceptosenunciados‘de la voluntadde vencer,
nes, a ninguna parte.Se dan en sectorespasivosdel concentracióny aplicaciónde la fuerza en la direc
frente; pero la pasividad nace del poco interésque ción más peligrosapara el enemigo..
Revaloriza la “voluntadde vencer”,por cuantoel
encierran para las operaciones.
En cambio,elegidapara dirécciónde ataquezona enemigo puede verse sorprendido:i.°, por una re
guarnecida en forma, podremos,obtenerresultados sistencia conducida-conla máxima energíacuando
óptimos siempre que podamosdominar al enemigó esperaba encontrarlas esporádicas; 2.°, por un
en fuerza,por lo cualse tendráuna acciónsobresec ataque desarrolladocon elevadamoral cuando por
tor enemigofuerte pero dominadoen medios,y de una estimaciónsuperficial de la energíaenemiga
este modo,al efectologradopor actuar en.dirección esperaba no‘tenerque vencermás que esfuerzosdé
peligrosa se une el de destrucciónde las tropasdi biles; 3.0, por la cohesióny elevadamoralde la re
rectamenteopuestas.
taguardia, no obstantelos’hechosde armasdesgra
Por lo tanto, debehuirse de toda rigidezen la de ciados qúe vienen sucediéndose;4.0, por la persis
terminación de las direccionespeligrosas; cierta tencia en la acción,no obstantelos obstáculosque
mente que los flancosson un punto peligroso,y más se opongan a su realización,tales como terreno,
peligroso todavía la retaguardia;pero no debemos fuego, etc., y 5.°,’por la iniciaciónde la acciónen
olvidar que tal como están actualmenteplanteadas un momentoinesperadodel enemigo.
las situaciones,no habrámás remedioque actuar‘de
El principio,basadoen la fuerza materiales re
frente para crearun flanco.libre sobreel cual des
encadenar la maniobra en la direcciónmás peli valorizado por la sorpresa:i.°, por la conservación
grosa. Esto aparte,las maniobrasfrontales,a causa de la fuerza, no obstanteel desgasteproducidopor
de ‘lasformas de los teatrosde operaciones,pueden la lucha;2., por la apariciónde materialesnuevos;
conducir a efectuargrandescoposo a imponerreti 3.°, por la cantidady calidad del armamento,mu
niciones y material,y 4.°, por la apariciónde nue
radas el enemigosi noquierecaeren ellos.
.
.
-
-
vas Unidades cuando se preveía un desgaste tal que
no era presumible su organización.
La sorpresa en el tercer principio obtieñe una re
valorización:’ 1.0, por aparecer las fuerzas de ma
niobra en una dirección completamente inesperada;
2.,
por el momento de iniciar la maniobra; 3.0, por
la velocidad imprimida al movimiento; 4.0, por
un aprovechamiento del éxito elevado hasta ‘la fe
rocidad de la destrucción, y 5.0, por una prepara
ción técnica de mandos y tropas no esperada.
La acción de conjunto supone: i.°, aplicación
armónica de los tres principios sin dar preponde
rancia a ninguno de ellos; 2.°, conjugación de los
esfuerzos púra que la resultante sea el un perse
guido, y 3.°, combinar armas y tropas distintas para
obtener el náxjmo de rendimiento del conjunto:
La acción de conjunto no es fundamentalmente
simultaneidad en la acción, sino más bien oportu
nidad, o juego combinado sobre espacios y en tiem
pos tales que se obtenga suma de esfuerzos, o con
vergencia hacia un mismo fin. Todo ello exige un
perfecto conocimnien’to
de los elementos y medios de
la acción, sin lo cual no es posible obtener el máximo
rendimiento.
La economía supone aplicar a cada acción la
tuerza necesaria, y nada más. En modo alguno
puede pretender el Mando ‘efectuar una perfecta
dosificación; esto súpondría convertir la guerra en
un problema matemático, lo cual es opuesto a, su
naturaleza. En toda dosificación de fuerzas debe
dejarse un aniplio margen, pués nada hay menos
cierto que las hipótesis a priori sobre las probables
intenciones del enemigo; sus posibilidades ya en
;tran’ en el marco de lo previsible.
La economía en la guerra alcanza a un gran nú
‘mero de elementos y actividades. Economizar las
‘fuerzas del soldado; evitar el derrochede municio
‘nes por consumos perfectamenteestablecidosen fun
ción de ‘lamisión; naturaleza de los objetivos y fina
lidad perseguida; ‘economía del material, de los
ví(’eres, del vestuario, etc.; aplicar a cada finalidad
lo necesario y suficiente es la base de un buen sis
terna económico de la guerra.
Cuando falten medios suficientes para una acción
,determinada es preferible no intentarla; a lo sumo
conducirla a un gasto inútil, lo cual conviene evi
tar; a1orar por defecto las’ necesidades es conde
narse a acciones lánguidas, sin profundidad, sin
eficacia, en’ una. palabra.
-
•
•
•
La oportunidad y perseverancia en la acción,
unido a los principios y a los procedimientos de
revalorizarlos, hacen que la acción guerrera gane
en eficacia. Buscar el moménto decisivo sobre la
dirección, peligrosa impone una evaluación basada
en hechos más ‘o,menos reales que se van sucediendo.
en tiempo y espacio, o’en hipótesis que difícilmente
pueden ser confirmadas antes de que ‘los‘actos,suce
sivos de la guerra se produzcañ, los cuales muchas
veces nos hacen ver lo infundadó de’ ‘i’uesJrassu
posiciones.
La perseverancia es una consecuencia lógica e
inmediata de la voluntad de vencer; es preferible
una solución buena llevada hasta el fin que una se
rie de ellas, geniales, que se van interrumpiendo a
la primera dificultad que se presenta. El enemiga
opone su voluntad a la nuestra, oposiciónque se ma
nifiesta con más o menos energía según esté más
o menos resuelto’a i’encer; no cambiar constante
mente; no perturbar al inferior con decisiones
opuestas es fundamental.
El dicho orden contra orden = desorden es cier
to y no debe ser olvidado en ningún momento o cir
cunstancia.
‘
‘ ,.
VI.—DESVALORJzACJoN
CIPIOS
-
DE LOS PRIN
Se desvalorizan por los procedimientos de ,que
nos valemos para disminuir el valor real de los prin
cipios fundamentales aplicados por el enemigo;
también los errores o las necesidades propias -pue-’
den dar lugar a una desvalorización de los prin
cipios.
La seguridad es un procedimiento opuesto a la
sorpresa. La base de la seguridad es sabe,’ lo que
hace el eemigo, sus intenciones; pero también sus
posibilidades. Es una actividad qúe se opone a la
del contrario para ponernos a cubierto de lo que
pueda intentar.
Las exigencias de la seguridad dependen de cori
diciones diversas: A) dimanantes del enemigo;
B) necesidades de las tropas propias.
A) El enemigo.—Este puede obrar desde muy
le/os,,, dispone al efecto: 1.0, de aviación (bombar
deos de varias categorías,ametrallamientos,ataques
de gases, destacamentos transportados, paracaidis
tas). 2.0, de distintos elementos que utilizan el
,
-
-
‘
-
-
motor de explosión (carros, autoblindados,motoci pro bable atacante(aviación, autoblindado,contraclistas, tropas motorizadaso transportadas),con aviación, carros, contraçarros); por materialesdi
los cualesse aumentael radiodé accióndel enemigo. versos (caretascontra gases); por el trabajo; por
la disimulacióny, por último,un sistema de vigi
3.0,
artilleríade gran potenciay alcance.
Además de las accioneslejanas,a las que pueden lancia y alarma perfectamenteestablecido.
tetnerse de medios rápidos, son a tener en cuenta El Mando y las tropas conjuntameñte necesitan
la acciónde las tropasnormaleso clásicas,las cua espacio y tiempo; el medio común es el informe,el
les, si bien es ciertoque encuentranmayoresipcon orden adoptadoy los elementosde reaccióncontra
venientes para producir la• sorpresa, no por eso el enemigo.
La dispersiónes un procedimientoque desvalo
sus intervencionesdejan de ser eficacesy aun, en
riza
el de concentraciónprincipalmente; pero la
cierto modo, producirla.
B) Necesida4esde las tropaspropias.—Unasdispersión no puede suponer un riesgo de medios
se refieren al Mando, otras a las tropas, otras a sin posibilidad de conjugar las accionesque pro
los dos. El Mando necesitatiempopara adoptarsus •duzcacada uno de ellos.El efectuarun solaesfuerzo
disposiciones,espaciopara hacer maniobrara las es lo lógicoen una Unidadde tipo Divisióno Cuerpo
tropas. El tiempo disponibledependede la antela de Ejército,y aun en el Ejércitoen ciertoscasos.
Cuando se trata de la totalidaddel teatrode.ope
ción conque se conozcanlas intencioneso la presen
racionas,
entonceses menestercombinarcon la dipara
conocer,
cia del enemigo.Se precisa tiempo
para concebir,decidir, hacercono
cer la decisión,alos subordinados,
preparar y ejecutar lo concebido.
Cyando el Mando conocela pre
sencia o intencionesdel enemigo,
pero carecede tiempopara.adoptar
las decisionesy ejecutarlas,ha sido
sorprendido.
El espacionecesarioparala ma
niobra dependedel orden de marcha,reposo, aproximacióno com
bate; en general, el espacio y el
tiempo están relacionadosde tal
manera, quedisponerde tiempo es
facilidad para corregir un ordén
defectuoso. Esto siempre a condi
ción de que el espacioguarderela
ción con la velocidadde traslación
de las tuerzas propias y del ene
migo.
ElMando se proporcionatiem
po y espaciopor el informe y por
el orden adoptadVpor las tropas.
A las tropases menester cubrir
las de las actividadesenemigas;
protegerse por el despliegue,dis
tanciando o intervalando amplia
mente a las Unidades;por desta
camentosque las cubran en las di
recciones.propias;por elementosde
q mjsna u opuesta nzturaleq q
-
•
-
•
-
-
-
-
.9
•
rección principal otra o varias, para mantener al ner que asegurarla vida de una poblaciónnume
enemigo en la incertidumbrey obligarlea dispersar rosa y famélica.
las fuerzas.
Para llegara la producciónde accionesdiversas,
VII.—CQNJUQAcJON DE LOS PRIN
simultáneas o sucesivasen tiemposy en el mismo o
CIPIOS
distinto espacioestas Últimas, es menestercontar
con una efectivasuperioridaden medios,o por una
Los tres principios de la fuerza moral,material
bien entendidaeconomía,llegara una dosificación e inlelectualtienen una importanciaparalela. Un
de los mismosprácticay eficaz.
pueblo de gran moral,perosin medios,podrá resis
Provocar la desmoralizaciónes el procedimiento tir, podrá morir, pero al fin y a la postrehabráde
que desvalorizala voluntadde vencer;contribuyea sucumbir. Con medios y sin moral, nada se hace;
ello la sorpresa.Pero el conceptoes más amplio.
si al primer,fracaso,si a la primer.acontrariedadse
El desmoralizadorpor excelenciaes el luego; al abandona la lucha,de nada sirven los medios acu
iniciar la guerra se preconlzóque su empleodebe mulados.
ej ectuarseno sólo contra las tropas, sino también El principio basadoen la fuerza intelectualper
contra la retaguardia,sin dejarsellevar por senti mite sacarde los mediosel mejorpartido. La apli
mentalismos. Se creyó desmoralizarla población cación de las fuerzas impone un conocimientoper
civil del estadoenemigo,comoprocedimientode lle fecto de los mediosque han de emplearse,lo cualsig
gar a la del Ejército.Nó sólolos centrosproductores nifica, a su vez, instruccidn,y con ésta,preparcic
ida
de materia, almacenesde víveres,sembrados,sino moral, toda vez que la moraldel combatientese eleva
las mismas ciudades,destruyendosus habitaciones, con la preparacióntécnica.
impidiendo los abastecimientosy, en fin, rom
No se puede dar-preponderanciaa ninguno de
piendo los nerviosde los habitantespor accionesin los tres principiosni antes, ni durante, ni después
tensas, constanteso intermitentesy de modo ines de la guerra;pero no cabeduda que a igualdadde
perado, fueron los objetivosde-los bombardeos;en medios tendráel éxito el de mayorinstruccióny moel día estasideasson puestasen duda, porqueno se ral, y que una superioridadde aquéllos,mientras
obtuvo el resultadoapetecido,aparte de crear una no llega a lo abrumador,puedeser suplida por es
zona de miseriapara la horade la paz, con lo cual tos últimos,•teniendoen cuentaque‘la preparación
las preocupacionesdel vencedorse aumentan al te- técnica da fuerzamoraly la elevaen el combatiente.
-
-
:io
-
TROPAS
/1
1/
bE’
MONTAÑA
‘
Comandante
de Infantería,
de la Escuela Militar de Montaña,
FRANCISCO
JAVIEfl
FER’NANDEZ
TRAPIELLA
1NSTRUCCIONDE EsQuIADOPES
UNA ÓJEADA RETROSPECTWA
•
“El diablo, de viejo, se hace monje.”
Este refrán, que, como todos, es un tratado
infalible de. filosofía práctica, creo podría apli
carse al género humano, diciendo:
“El hombre, cuando llega a viejo, se hace
consejero.”
A veces sus consejos son innecesarios y aun
quizá erróneos, pero es la válvula de seguridad
por medio de la cual todo individuó polariza
sus energías y. entusiasmo por una tarea en la
que empleó probablemente toda su vida. En
esa labor de mentor y consejero pone toda su
buena fe, como pienso hacerlo por mi parte en
este trabajo, que no es otra cosa sino el recono
cimiento tácito de que vamos ingresando en ‘la
clase de los consejeros. Como ya la edad va im
pidiendo el poder “hacer”, y en cambio, a tra
vés de casi veinticinco años, hemos vivido, y
presenciado toda la gestación y desarrollo, de
esta modalidad de los especialistas. esquiado.
•
-
res en nuestras tropa.s de montaña, alternare
mos la “acción” montañera con la “pluma”,,
para irnos acomodando a cuanto esta última
sea la única posible.
¡Qué lejos aparece ya aquella fecha de nues
tra salida de alféreces!
¡Mi destino al Batallón de Montaña Ante
quera número 12! ¡Qué entusiasmo, por parte de
todos, en aquellos primeros cursos de esquia
dores militares, celebrados en Navacerrada, allá
por los años 1929 y 1930! Produce risa contem
plar las fotografías en que aparecemos es
quiando (intentando esquiar.) con calzón de
montar a caballo, boina/descomunal y amplí
sima bufanda arrollada al cuello.
En cuanto a la técnica militar de esquf, no
existí a. Tanto los profesores como nosotros, los
alumno
estábamos en ayunas del “cómo” y
“por qué” teníamos que utilizar aquellas ta
blas. Nos limitábamos a marchar sobre la nieve,
realizando r’e’corridospor terreno de poca pen
diente, a fin de irnos acostumbrando a’ los
11
ésquís. •Los revólcones, enredos y lazadas de
esquís, piernas, y bastones, junto con exclama
ciones más o menos “enérgicas”, según la psi
cología individual, eran nuestra compañía in’
separable. Por ello no debe extrañar que, a pe
sar de la juyentud, entusiasmo -por la profesión,
en especial por aquella “cosa nueva”, así como
las energías físicas ST morales de que todos dis
frutábamos, el desencanto y la desilusión em
pezasen a mermar nuestras filas; Los más tenaces acudimos entonces al socorrido remedio
del libro de técnica. No olvidaremos nunca la
obra titulada L’Art du ski, cuyos autores,
Zarn y Barblan-, suizos, se nos antojaban seres
poco menos que mitológicos, al contemplarlos
en las forografías del libro, en las que se nos
mostraban realizando los más acrobáticos ejer
cicios de giro, saltos’ yparadas a vertiginosas
velocidades, entre nubes de nieve pulverizada
y saltando los más imprevistos obstáculos.
Animados por, tales imágenes, seguinos tenaces, intentando dominar y conducir aquellos
dos esquís que, como potros resabiados e in
dóciles, se empeñaban en hacer, y hacían, todo,
lo cóntrario de lo que, les ordenábamos. ‘Cuando
queríamos parar, se aceleraban impetuosamen
te; cuando aumentar la velocidad, se clavaban
en la nieve;’ si descender en línea recta, resba
laban de costado, y cuando había que girar
ante un árbol, nos llevaban de cabeza contra
el tronco más corpulento. El final siempre era
,el mismo, el revolcón y la bola de nieve en que
resultaba convertido el incipiénte y desgraéiado
esquiador.
Pero había que ‘vencer y se venció. Con la
ayuda de libros extranjeros,’ con una paciencia
sin límites para estudiarlos y luego practiéar,
ejecutando analíticamente cada gesto y cada
movimiento, fuimos aprendiendo muy lenta
mente, muy difícil y muy imperfectamenté.
Algunos paisanos, esquiadores veteranos, nos
acompañaban y realizaban ante ‘nosotros los
niovimientos que ellos ya sabían; pero tan de
prisa, tan fugaces, que no éramos capaces ni
siquiera de “ver” “cómo” era aquello, pues,
por otra arte,
ellos eran incapaces también
,de “enseñar” la ,-forma de ir realizando cada
,gto,
cada frase .y cada modmiento de aquel
enrévesado conjunto.
Y así fuimos aprendiendo ui4a. técnica más
bien deportiva que militar; técnica, basada en
los giros del llamado entónces, y ‘hoy despa
recido, “telernark”, qúe obligaba .a na.pós
‘
‘
‘
‘
12
‘
-
-.
turas inverosímiles y antianatómicas, que da
ban lugar a ‘infinitos accidentes. El material
y la forma de utilizarlo eran absurdos. Por en
tonces no había llegado ‘a nuestro país más
que la, escuela nórdica, basada’ en el fondo y
salto; estaba, pues, de moda esquiar con esquís
de fondo’, estrechos y largos, encerados con
cera -klister, incluso por la cara superior del
mismo. Con ete material; con bastones altísi
mos y con la que dimos en llamar atadura mi
litar, larga correa i’inica que no Sabíamos cómo
enrollar toda, pretendíamos poner en marcha
úna técnica de descenso. El resultado, iterrible!
Por entonces empezamos a recibir libros de
la Escuela de .Arlberg, donde Schneider había
creado la mejor técnica de descenso y habili
dad (Slalom) de la escuela alpina, basada en
lo vira’es en cuña.
Podríamos estar citando anécdotas y nom
bres de los primeros mártires del esquí militar
y llenar muchas páginas divertidísimas; pero
la’ finalidad pedagógica de este trabajo no lo
permite, aunque bien lo sentirán los supervi
vientés que lo lean.
Los resultados de esta anarquía en que nos
debatíamos fué que nos’ orientásemos más ha
cia el deporte, que con miras a la utilización
del esquí como medio de locomoción del com
batiente. La velocidad, el deporte, el ejercicio
placentero sin complicaciones, resultaba no
sólo más agradable, sino lo único asequible
para nosotros, pobres náufragos de la mon
taña blanca. Pronto,nos dimos cuenta del error,
y esto .dió origen a dos tendencias, manifesta
das en años posteriores, en las prácticas de
,nieve que. sistemáticamente realizábamos las
Secciones de esquiadores de los Batallones de
Montaña.
Una tendencia deportiva, impulsada por el
anhelo de velocidad y la práctica del esquí en
‘pistas’ conocidas y preparadas de antemano
apisonando la nieve; otra, tendencia utilitaria
y militar, presidida por el predominio de la
seguridad, dentro de una velocidad moderada
,que permita al esquiador militar “cargado”
recorrer todos los lugares de la montaña acce
.sbles al esquí, sin preparación alguna de la
pista y- por terreno desconocido, cubierto de.
cualquier .c,lae de nieve, a cualquier héra y
sean cualesquiera las condiciones meteoroló,
gicas.
Y aquí surgieron las apasionadas controver
.sias:yçposiciofles entre las ,dos tendencias, qu
‘
-
-
-
-
han subsistido hasta nuestros días, en que la
creación de la Escuela Militar de Montaña ha
dado carácter legal a la única posible desde el
punto de vista militar.
Durante nuestr.a guerra de Liberación, re
cuerdo mis esfuerzos por convencer a los Ofi
ciales del Batallón de Esquiadores de Gua
darrama de que la técnica de la cuña era la
única eficaz para el combatiente.
Posteriormente seguí, con tesón, sosteniendo
la misma teoría en los cursos de la Escuela de
Educación Física y en las tropas de su Sección
de Montaña, así como en los cursos precursores
de la creación de la Escuela Militar de Montaña.
Tendencias de Escuelas “deportivas” extran
jeras, que iban tras de superar velocidad “sin
carga” en “pistas conocidas” y aun “previa
mente preparadas”, desviaban el juicio de
nuestros Oficiales, atrayéndolos hacia la des
lumbrante y espectacular técnica deportiva.
A través de todos esos largos años ne pude
convencer y comprobar, en tropas propias y
extrañas, que el esquí es un medio de locomo
ción en nieve sujeto a leyes mecánicas invio
lables.
Para el deportista, el esquí es un medio de
lograr velocidad, dinamismo, belleza, vencer
un riesgo o peligro; es casi un fin en sí mismo,
y todo se supedita a él; la hóra del día, la cali
dad de la nieve, los vestidos aerodinámicos y
los colorines que llaman la atención y crean el
espéctáculo.
Hoy ya podemos no sólo, enjuiciar el claro
concepto del esquí militar, sino poseer un mé
todo práctico de instrucción “para el sidado”,
basado en la pedagogía y lá mecánica, a fin
de lograr que en poco tiempo sea capaz de
aprender lo indispensable quele permita mar
char’ con esquís por cualquier clase de terreno
y nieve, así como a’ cualquier hora del día o de
la noche.
Losconceptos e ideas que siguen vai dedi
cados al Oficial islructor y pretenden ayudarle,
con la experiencia y el estudio dé muchos años,
en su ardua tarea de lograr resultados prácti
cos en poco tiempo con su tropa. Son concep
tos de mecánica aplicada que constituyen la
base y fundamento de la técnica de esquí y
explican el porqué de la misma, así como la
forma y método a seguir en la instrucción del
combatiente. Por ello deben ser estudiados a
fondo para seleccionar lo que interesa al sol
dado, 9ue está bien lejos de ser deportista,
aunque el espíritu deportivo, én general, deba
sembrarse en todo combatiente, por lo qué con
tiene de impulso, optimismo y tesón para ven
cer las dificultades y adversidades de todo gé
nero.
LA
TECNICA DE ESQUI EN MECANICA
APLICADA
Recuerdo que en aquellos años en que ha—
éíarnos nuestras primeras prácticas sobre es
quís, era muy frecuente que éstos se nos salie
sen de los pies, al intentar realizar los difíciles
giros o paradas, que tratábamos de conseguir
por “la fuerza” más brutal. Y un ‘día, obser
vando y meditando sobre este hecho, llegué a
la conclusión de que aquel, acto de rebeldía del
esquí, separándose bruscamente de nuestro,s
pies, era una prueba de nuestro error en la
aplicación de los esfuerzos; intentábamos obli
gar a los esquís ‘a realizar movimientos absur
dos, contrarios a to’da lógica, y el esquí,’ con
un verdadero sentimiento de desprecio, como
si tuviera inteligencia, nos abandonaba, se des
prendía del pie y seguía por su cuenta con un
aire digno, grácil y elástico, realizando, por sí
solo, lo que no éramos capaces de hacer nos
otros. Daba la impresión de que nos abando
naba ante nuestra incapacidad, y yo’ creo que,
si hubiera podido hablar, nos habría’ insultado
por nuestra tozudez en obligarle a realizar mo
vimientos y giros en contra de todas las leyes
mecánicas. ‘Me dediqué a observar la “con
ducta” del esquí, a partir de entonces, y pude
observar que no era caprichosa, sino que siem
fre seguía ciertas normas y repetía “gestos” y
13
movimientos con arreglo, sin duda, a determi
nadas leyes. Era frecuente, sobre todo, que el
esquí se “desprendiese” en los virajes. Una vez
•separado del pie, seguía unos metros en la di
rección que llevaba, después resbalaba de cos
tado; descargado del peso del esquiador, “flo
taba” sobre la nieve, sin hundirse en ella, rea
lizaba unos cuantos giros pendulares de la es
pátula hasta que se orientaba ladera abajo.
Después, como si fuera capaz de pensar, apun
taba su espátula o proa hacia el barranco, bus
caba la máxima pendiente y, una vez encon
trada, la. seguía con una velocidad progresivamente acelerada, saltando ,lós obstáculo e irre
gularidades. del terreno que se le presentaban
con una agilidad y belleza que recordaban al
corzo, y que producía agradable sorpresa, si
no fuera preciso después ir a buscarlo, allá a
lo hondo del barranco, metiéndose en la nieve
hasta la rodilla.
Observado este fenómeno repetidas veces y
viendo se producía con iguales características,
fuf poco ‘a poco convenciéndome de que había
que estudiar, en. primer lugar, la mecánica del
esquí y después aplicar esta mecánica, que
constituiría la técnica de esquí.
Indudablemente, se observaba que el esquí
estaba sometido a fuerzas que lo solicitaban en
determinadas direcciones, obligándolo a reali
zar resbalamientos, giros, aceleraciones o fre
nados, según la posición del esquí en relación
con la dirección de marcha, con la dirección dé
la máxima pendiente, con el estado de la nie
ve, etc. Estas fuerzas y esas “tendencias” deben
ser utilizadas por el esquiador pra lograr el’
propósito deseado. Y como lo que es verdade
ramente difícil para el esquiador es “parar” o
“cambiar de dirección” solamente nos ocupa
mos en este trabajo de estudiar la mecánica de
estos dos problemas capitales, siempre ‘orien
tados hacia la instrucción del esquiador mi
litar.
Empezaremos por analizar la mecánica de
un solo esquí (figs. •a, 2.a, 3a, 4.S y 5.a).
Supongamos que un solo esquí (/ig. i.a), car
gado con un peso, lo’ colocamos aparte en re
poso sobre nieve dura, en la que no se hunde.
En la posición i.° tiende a deslizar pendiente
abajo según la máxima pendiente, tanto más
de prisa cuanto más inclinación tenga el te
rreno, ya que la fuerza de la gravedad se des-,
compone en dos, una perpendicular al terreno
(que se traduce en aplastar la nieve: presión)
14
y otra paralela al terreno (deslizamiento) (fi
gura 2., i.°).
Sila pendiente aumenta (hg. 3.a), esta úl
tima fuerza D es mayor.’ En terreno horizon
tal no existe.
Si colocamos el esquí atravesado y plano
(/igs. i. y 2•a, osic. 2.0) tenderá a resbalar
de costadó, ‘venciendo las resistencias que,
pueda encontrar el borde inferior; por’ tanto
irá a menor velocidad que en la posición i.°
Si en esta posición colocamos, el esquí can
teado, posic. 3.0, tenderá a derrapzr, de costado,
pero a menor- velocidad que antes en la posi
ción 2.°, que incluso puede llegar a ser anulada
por el agarre o enclavamiento del canto supe
rior, que “raspará” intensamente en la
nieve dura.
,
!,g. 3
D
Si se coloca con la espátula hacia abajo o des
cendente, la fuerza de la gravedad (G) se des
compondrá en dos, la A (avance) y la R (res
balamiento).
Esta última se neutraliza en
parte por la resistencia de la nievé (fuerzas r.r.r.)
sobre el borde inferior, tanto más cuanto más
blanda esté. Esta resistencia es mayor sobre
la cola que sobre la espátula, por la forma le
vantada de ‘esta última, por lo cual el esquí.
tiende a deslizar (fuerza A) y girar hacia el
barranco, tomando 1a lnea de máxima pen
diente.
Con análogo análisis veríamos que el esquí
en subida oblicua (2.0) tendería a resbalar atrás
y de costado, con ligera tendencia a girar su
espátula hacia el barranco.
Si estos esquís se colocan canteados sobre el
borde de arriba, desaparece la tendencia a resSi la nieve,, en vez de ser dura, fuese blanda,
el esquí se hundiría, como puede verse en la ‘balar y sólo subsiste el deslizamiento adelante
y atrás.
figura 5a, y entonces la nieve opondría una
En todo este análisis mecánico conservare
resistencia (mayor o menor, según lo que el
mos
ya las denominaciones dadas de:
esquí. se hunda, es decir, según el espesor y
DesUzamiento.—MOVimieflto
adelante o atrás del
blandura de la nieve). Esta resistençia (repre
esquí
siguiendo
su
eje
longitudinal,
venciendo
sentada por flechas en la figura 5.) se tradu
o
no
(según
la
dureza
de
la
nieve)
rlesistencia
cirá en una menor velocidad de deslizamien
to (i.°) en la dirección de marcha o de resbala
con la’ espátula o cola.
Res balarniento.—MoVimieflto del esquí, plano
sobre la nieve, en dirección perpendicular u
oblicua al eje longitudinal, venciendo o no
(según la dureza de la nieve) resistencia con
el borde lateral del esquí.
Derrapaje.—Iguales movimientos del anterior,
pero con esquí canteado, venciendo la resis
tencia total, o en parte, con la superficie in
ferior o planta del esquí.
Resumiendo: Un solo esquí, según su posición,
tienle a lo siguiente:
Posición directa, tÍende a deslizamiento.
Posición atravesada lana, tiende a resbalá
miento lateral (z.°), es decir, actúa como ligero
miento.
freno. En cuanto a la posición 3.0, desaparece
Posición atravesada canteada, tiende a equili
la tendencia al derrapaje, ya que se forma, por
brio
estático.
peso o presión, un escalón o surco horizontal
Posición oblicua descendente plana, tiende a
eh la nieve blanda. Otro freno que existe en la•
giro a posición directa.
nieve blanda es la canal semicilíndrica que lleva
Posición ascendente, tiende a resbalamiento
el esquí longitudinalmente en la superficie des
oblicuo.
lizante y que forma un nervio en la nieve que
Posición descendente canteada, tiende’ a desli
conduce y sujeta al esquí. En las figuras 2a
zamiento
equilibrio dinámico.
y 5a el plano inclinado que representa la pen
He aquí condensada toda la mecánica de la
diente está visto de través, y los esquís (2.0 y 3.0)
técnica de esquí, que habrá que armonizar
se ven de frente por su espátula.
Figura 4. a_Estudiemos ahora la tendencia cuando consideremos, a cóntinuación, el sis
de un esquí situado en posición oblicua plana: tema. constituido por los dos esquís.
.
•
‘
15
MECANICA
DEL SISTEMA RIGIDO
en ella la velocidad al disminuir al mínimo las
resistencias de la nieve en las acciones de freno
(Dos esquís solidarios.)
y viraje.
En cuanto a las otras dos, están representadas
Hémos considerado la tendencia de un solo en la fi gura 6. a, no exigiendo casi explicación
esquí colocado en re/wso sobre una pendiente teórica.- En A-3.° se ven los dos esquís diver
de nieve; pero es necesario analizar lo que gentes. El conjunto rígido tenderá a resbalar
ocurre cón el sistema constituído por los dos cuesta abajo, oponiéndose a este resbalamiento
esquís. Con objeto de ir progresivamente estu la resistencia de la nieve. Cada esquí, tiene, ade
diando esta mecánica, supondremos precisa más, la tendencia de marchar “abriéndose”,
mente- que ambos esquís s hallan unidos rígi separándose del otro. Resultado: La tabla tra
damente, es decir, clavados a un travesaño vesaño impide que los esquís se separen abrién
que forme un sistema indeformable. Pasaremos dose; la resistencia de la nieve se opone al res
déspués- a considerar el problema como es en balamiento ladera abajo, tanto más cuanto
la realidad:: dos esquís independientes, cuyas más profunda y blanda es la capa. Es, pues,
posiciones relativas pueden y tienen que cam una posición de freno, tanto más intensa cuanto
biar. Haremos entonces intervenir otro fac más divergentes se coloquen los esquís, como
tor, la velocidad de descenso, que, unida a la puede verse en el caso A-4.°
fuerza de la gravedad, permitirá analizar la
Pero esta posición no puede ser adoptada pér
forma de conseguir frenar o cambiar de direc
el esquiador, ni muchó menos mantenida, por
ción, problemas ambos que son la pesadilla ser contraria a su anatomía y trabajo muscu
del esquiador, especialmente en el período de lar Unicamente puede adoptárse una variante,
neófito.
que es levantar alternativamente
los pies y
Las posiciones relativas básicas que pueden esquís, oscilando lateralmente el cuerpo, con
tener los dos esquís son:
1a
Esquís paralelos.—Técnica del christianía lo que se desciende, en pendientes de poca incli
nación, con movimientos idénticos al del pati
2.8
Esquís divergentes.—Técnica del paso nador, acelerando incluso la velocidad. Es téc
de patinador.
nica fácil de aprender y muy útil, pero -sola
3.8
Esquís convergentes.—Técnica de la mente para esquiadóres sin carga, por lo que
cuña. (Stem.)
su aplicación militar no es de gran interés.
Respecto a la primera, no cabe duda que si
En la figura 6.8 B, 1.0 y 2.°, se observa la
los dos esquís se mantienen siempre paralelos,
técnica de la cuña, que tampoco precisa expli
no hay oósición de tendencia entre ellos; obran
como si fuera un solo esquí. Es la técnica que cación. Las dos tendencias de cada esquí, res
balar y ¡cruzarse! con el otro, se contrarrestan,
podemos denominar deportiva, pues predomina
respectivamente, con la resistencia de la nieve,
representada
por las fuerzas r.r.r. y ligero
canteo interior de los esquís -(si la nieve-es dura),
y con el travesaño que impide deformarse el
sistema. Esta técnica es perfectamente aplica
ble por el esquiador, ya que actúa de acuerdo
con su anatomía (articulaciones del miembro
inferior) y forma de trabajar los músculos. Por
ello constituye la base fundamental de la téc
nica militar, ya que permite el frenado progre
sivo, la parada y el viraje a velocidades medias
y lentas, que serán las que lleve el combatiente
esquiador cargado con su equipo y armamento.
En la figura 7.8 se pueden analizar las ten
dencias de este sistema rígido, puesto de través
a la pendiente con un esquí horizontal. (sobre
la curva de nivel), y al otro, por encima o de
bajo de él.
En el caso i.°, el sistema tiende a girar hacia
-
-
-
-
-
-
-
-
-
:16
-
-
derá a resbalar en la dirección F, a lo que se
opondrá la resistencia de la nieve (fuerzas f. f. f.),
dando lugar a una disminución de velocidad y
desviación ligera de la dirección de marcha.
Si la capa de nieve es profunda, puede frenar
lo suficiente para parar Si el esquí se coloca
canteado, en mayor o menor grado (b), la fuer
za F se descompone en dos: una, F’, en direc
ción del eje del esquí; otra, F”, perpendicular
al borde del esquí. Graduando esta última, can
teando más o menos, se refuerza la acción de
freno, hasta que la fuerza tome el valor F”2,
que, combinado con la F’, dará como resul
tante una fuerza R, paralela a la dirección de
marcha y de intensidad progresivamente menor
cada vez; es decir, se produce un frenado sin
cambiar de dirección, llegando incluso a parar o
variar ligeramente la dirección hacia F’, cada
vez a menor velocidad.
Si se coloca en media cuuia el esquí de arriba y
Fig.7
a plano sobre la nieve (a’), tenderá a seguir en
la dirección F, acelerando en velocidad, ya que
la resistencia que opone la nieve (fuerzas f. f. f. )
obran en sentido de la espátula en vez de ha
abajo; en el.2.°, a resbalar, efecto que puede cerlo sobre el borde del esquí, como en el
ser disminuído o neutralizado por la resistencia caso (a). Si en esa posición canteamos más o
de la nieve (acción de freno), según su espesor. menos el esquí sobre su interior, se disminuirá
la fuerza F’ (velocidad de descenso) y se aumen
tará la F” (fuerza de gravedad), produciéndose
una mayor tendencia al giro y a la aceleración
MECANICA DEL SISTEMA ARTICULADO por colocarse en dirección a la máxima pen
diente. En resumen, se produce un cambio de
(Dos esquís’ independientes.)
dirección hacia abajo con aumento de velocidad.
Por consiguiente, cuando descendiendo a me
La realidad del esquiador es que cada esquí dia ladera (de través oblicuo a la pendiente) se
puede adoptar distintas posiciones absolutas desee frenar o parar, se hará media cuña con
(plano, canteado...) y relativas con el otro es
quí (paralelo, divergente, convergente), resul
tando con ello que el esquiador pondrá en ac
ción el mecanismo que le convenga, haciendo
adoptar a sus esquís dichas posiciones. Vamos
a considerar este nuevo sistema haciendo apa
recer ya la velocidad de descenso, combinada con
la gravedad.
En la figura 8. a supón ese que los esquís des
cienden (i.°), y que por un procedimiento cual
quiera adoptan las posiciones de media cuña
con el esquí de abajo (z.°) o de arriba (3.0).
El esquí que continúa en la dirección de mar
cha, y por tanto el conjunto, no sufrirá más
“tendencias” que las que imponga el que cam
bia de posición; veamos cuáles son éstas:
Si se coloca en media cun’iael esquí de abajo,
manteniéndolo a plano sobre la nieve (a), ten17
el esquí de abajo; cuando se desee variar de di
rección hacia el lado contrario, se hará media
cuña con el esquí de arriba.
He aquí las dos cosas que más preocupan al
esquiador neófito: disminuir la velocidad (fre
nar, parar) y cambiar de dirección.
•
Un eje transversal.—Alrededor del cual los es
quís se 0cargan en su parte anterior (espá
tula 2 posterior, cola) por medio de oscilacio
nes adelante o atrás del cuerpo del esquiador
con o sin flexión de tobillos, rodillas y ca
deras.
La figura 9. a materializa gráficamente la apli
cación de la media cuña, frenado y viraje en un
LA MEDIA CUÑA, BASE DE LA TECNICA descenso, sin que después de lo expuesto
creamos necesario aclarar el contenido de la
DEL ESQUIADOR MILITAR
misma.
Con esta técnica el esquiador militar puede
moverse a velocidades moderadas en cualquier
FINAL
clase de pendiente y nieve, regulando su veloci
dad con la de los demás individuos de su Unidad.
Como puede verse, la técnica del esquiador
Sólo nos falta añadir que, para reforzar la es complicada y lenta de aprender; pero esta
acción de “presión” de uno o los dos esquís so mos convencidos de que, conociendo los funda
bre la nieve, el esquiador tiene que valerse de mentos mecánicos de la misma,, el instructor
su propio peso, que lo cargará sobre el esquí comprenderá más fácilmente el “cómo” debe
que más convenga, así como de la velocidad graduar la enseñanza de su tropa. Los Regla
remanente, que en los virajes se convierte en mentos no pueden ser tratados científicos en
tangencial, originando una presión periférica los que se -estudien las causas, el “porqué” de
sobre la curva.
la instrucción, sino una codificación de normas
De esta foima se originan tres ejes de acción. prácticas que tienden a lá rapidez y eficiencia
en los gestos y actitudes del esquiador.
en la preparación del combatiente.
Un eje vertical.—Alrededor del cual giran los
En este aspecto,es interesante conocer los
esquís en los virajes, ayudados por torsiones principios mecánicos explicados, sin que ello
del cuerpo del esquiador.
pueda hacer pensar a nadie que son suficientes
Un eje longitudinal.—Alrededor del cual los para saber y poder esquiar. Vale más una hora
esquís se “cantean” más o menos y se “carga” de práctica que cien de teoría. Pero el cerebro
(o descarga) uno de los esquís por osciracio— que dirige no lo hará bien si no posee todos los
nes laterales del cuerpo. del esquiador o. fle resortes pedagógicos y didácticos que la ins
xiones laterales de tobillos.
trucción y educación requieren.
.
18
PARA LAREFORMADELMATERIALSANITARIO
La bolsa de compañia
Teniente Coronel Médico, Director del Hospital Militar de Mahón, MIGUEL PARRILLA HERMIDA.
des ilusiones, toda vez que los años que la norma
administrativa le señala son pocos, si se encuen
Se halla en la mente de todos los sanitarios la tra colgado en el cuarto de la Compañía, pero ex
necesidad de modificar muchas de las normas de cesivos si se le dedica a su verdaero fin (tiro, mar
nuestros Servicios, acomodándolas a más moder chas, operaciones, etc.)
nas y eficaces ideas actuales; pero, posiblemente,
B)
La ordenación del contenido.—Todo sa
la bolda de socorro de Compañía es la que ha pa bemos lo que es un saco, y un saco es, en defini
sado por la vida de los Jefes y Oficiales del Ejér tiva, la bolsa de socorro de Compañía, y es real
cito como el m4s intangible elemento de cura, mente imposible que en la misma puedan ha
y habiendo podido ellos mismos observar múlti llarse ordenados y a pronto uso la docena y me
ples veces la necesidad de su modernización.
dia de elementos que la componen, ni qúe para
Sin otro interés que ofrecer lo que pueda tener su utilización puedan tenerse a mano en un mo
de aprovechable, y a losfines anteriores, presen mento de apuro; por otra-parte, la mínima asep
tamos hoy nuestro modelo, cuyo prototipo hemos sia indispensable en toda cura es realmente difí
decidido elevar al Mando para su estudio, y que cil de obtener. Cuando las bajas afluyen o cuando
nació de lá necesidad sentida por todos y aun de es necesario trasladarse rápidamente desde un
repetidas conversaciones cotí elevados Jefes mi punto de caída a otro, el tener ordenados los ele
litares.
mentos de curación es primordial. Nuestro ve
Creemos que quienquiera haya manejado nues tusto Reglamento de Campaña, en su artículo 51,
tra actual bolsa de socorro, aunque no sea técni así lo ordena, y hay que comprender que, aun en
co, habrá observado varios defectos de que la el primer escalón de socorro, así debe ser.
misma adolece:
C) La calidad y la cantidad de material.—Sin
a)
Por lo que al envase se refiere.
otros medios de esterilización que una caja metá
b)
Por lo. que compete a la ordenación del lica, para una jeringa de 3 c. e., sin suero o ánti
ccrntenido.
tetánica, para efectuar una defensa pri
e) Por lo que se relaciona con la cantidad y toxina
maria, sin sulfamidas tópicas y por vía oral, que
calidad de los productos.
prolonguen el periodo de preinfección de la heri
A)
El envase.—Trátase de un saco de lona da, permitiendo una esérexis quirúrgica en tiempo
(otro nombre no podemos darle), por su forma de útil y a larga distancia, sin analéptico, los medios
todos conocido, que lleva colgado y pendiente del de socorro con que cuenta la bolsa actual o la lla
hombro el practicante de la Compañía; suele ha mada en nuestros partes de Sanidad de transi
llarse siempre, en la práctica, por su escasa consis ción, hay que reconocer que son precários y que
tencia, sucio, húmedo y destartalado; su tiempo ya no sólo el practicante de Compañía, ni incluso
de vida militar es superior a sus fuerzas y-sobre el mejor. técnico, pueda lograr con ellos algo más,
su resistencia, en-el caso de empleo muy frecuente, que lo que podían hacer nuestras madres en los
la vida nos enseña que no podemos hacernos gran- comienzos de siglo, con su tafetán inglés o con
LA BOLSA DE SOCORRODE COMPAÑIA
19
el papel engomado de los rebordes de los pliegos
de sellos, cuando atendían nuestras contusiones
infantiles.
Pasó ya el tiempó en que los sedales por bala
humanitaria formaban el 75 por 100 de las bajas;
pasó también el momentoen que en plena lucha
el herido podía ser retirado y atendido, pronto y
rápidamente, en. la retaguardia; no podemos ol
vidar (como lo derfiostraron las G. M. 1 y 11),
que hoy las bajas sanitarias tienen que esperar
muchas veces horas y a que la noche, a su am
paro, permita una evacuación a los escalones re
gimentales y divisionario, y es necesario por ello
que la primera cura, aun cuando somera, se efec
túe en buenas condiciones, o por lo menos las mIL
nimas buenas que permitan una espera útil.
NUESTRA PROPUESTA
Elevamos a la consideración del Mando y de
los compañeros nuestra’ modesta idea, tan sencilla
y modesta, que pudo ser obra de otro cualquiera.
dé grueso; con un servicio de sostén, formado por
dos correas, que partiendo del centro del plano
dorsal en su borde superior terminan en las esqui
nas inferiores del mismo y pasan por el hombro
y axila; una de las correas es fija y la izquierda,
provista de un enganche en su extremo inferior,
permite un fácil descuelgue, tanto como el cuelgue
a la espalda del practicante de la Compañía que
la porta.
Forma tres departamentos; dos de ellos, en los
que pudiéramos llamar folios del libro, se hallan
cubiertos por amplias solapas (para evitar el mo
vimiento del contenido), y un tercer departamento
constituído por el interior de la solapa de cierre.
Presentamos ‘tres fotografías, que comprenden
la cartera o bolsa, cerrada, abierta y colgada a la
espalda del portador, y un croquis que indica la
distribución del contenido, así como el cuadro
adjunto comparativo del material que nuestra
propuesta contiene y el que corresponde a la
bolsa de socorro y a la llamada de transición; la
diferencia en precio y peso de 1.500 gramos
(3750 pesa la bolsa clásica y 5.250 la que propo
nemos) se halla, a nuestro juicio, compensada no
sólo porque en la propuesta se ha procurado man
tener todos los elementos útiles, sino también por
haberse incrementádo en otros muchos (más
del 50 por 100), que permiten un servicio acorde
con las necesidades de hoy; por otra parte, su fá
cil apertura y la permanencia ordenada de su con
tenido facilitan su utilización.
En el interior de la solapa de cierre lleva una
cartelera’ (protegida por celofán), y en ella rela
cionado el material total de la bolsa, así como en
el fondo de los diferentes compartimentos, y para
su mejor colocación y orden, relaciones parciales
de los objetos en ellos contenidos; igualmente las
diferentes cajas se han etiquetado con el ampo
llaje correspondiente.
Este envase de cuero puede, para su mejor con
servación, enfundarse en una bolsa de lona con
fuelles laterales, y en cuyo fondo exterior, y con
tenidas en una bolsa superpuesta, se hallan las
férulas de Kramer.
Tanto la bolsa de cuero como su funda de lona
lleva una chapa metálica, en la que se lee: “Bolsa
de Socorro de Compañía”.
B)
Ordenación del conténido.—Abierta la bol-.
A) El envase.—Trátase de una• cartera de
•sa
cual
un
libro, bien sobre una mesa, caja de mu
cuero asillerado que cierra en forma de libro y que
niciones
o
sobre el suelo, quedan a la vista tres
envuelve ambas hojas del mismo una solapa con
compartimentos:
cierre de hebilla; cerrada forma un paralelepi pedo
de 33 centímetros de ancho por 30 de alto y 13
1.0
En el interior de la sqlapa de cierre contiene:
20
a) Un esterilizador de alcohol 9,5 por 18,5
por 4,5, con un pequeñodepósito para el alcohol,
un bisturí con protector, una sonda acanalada,
dos pinzas hemostáticas dé Pean, dos idem íd. de
Kocher, una pinza de disección con dientes, de
13 centímetros; un estilete abotonado, una tijera
recta, una navaja de afeitar, doce imperdibles,
un termómetro clínico, una jeringa de 3 c. c.,
una idem de 5 c. c., una caja metálica plana con
dos agujas hipodérmicas,dos‘endovenosasy dos
intramusculares y una capa de gúata comprimida
para evitar el movimiento.El esterilizadorse halla
sujeto por dos correascon hebilla.
b) Una caja de corcho aglomerado,con cierre
de broche, y quince celdas interiores, que contie
nen: diez ampollas de cafeína de 1 c. c. y cinco de
morfina de 1 c. c., debidamente etiquetadas, así
como el exterior de la caja, que se halla sujeta por
una correa con hebilla.
2.° CompartimentoA.—Situado en uno de los
folios, protegido por amplias solapas de cuero,
que cierran a hebilla y dividido por tabiques de
cuero en compartimentos, contiene en el interior
de los mismos:
—
—
—
—
—
Un departamento longitudinal, en el que se
hallan colocados un tubo de 20 tabletas de
aspirina-cafeína de 0,50 gramos, un tubo con
20 comprimidosde sulfamidotiazolde 0,50 gra
mos, un tubo de estaño con 60 gramos de po
‘mada de sulfamidotiazol,un tubo de estaño
con 5 gramos de oftalmolosa sedante, cuatro
botes de baquelita agujereados conteniendo
cada uno 5 gramos de sulfamida en polvo.
Un departamento conteniendo dos vendajes
de cuerpo y dos vendajes en T.
—
—
—
Un departamento conteniendo cuatro pañue
los triangulares.
Otro que contiene un frasco plano de boca es
trecha con 60 gramos de alcohol y tapón a
rosca.
Otro departamento conteniendo un frasco
plano de boca estrecha con 60 gramos de so
lución de cloruro de alkil-dimetil-bencil-anlo
nio al 2 por 100.
Dos departamentos conteniendocada uno dos
ampollas de coaguleno’o producto hemostá
tico similar de 5 c. c.
Un departamento conteniendotres ampollas
de antitoxina tetánica de 6.000 U.
Un departamento conteniendo dos cajas de
cprcho aglomerado, con cierre de broche, y
quince celdas cada uno, en cuyo interior
debidamente etiquetadas, se encuen
tran: 5 ampollas de papaverina-atro
pina de 1 c. c., 10 ampollas de ergo
tina del e. e., 8 ampollas de cora
mina, 5 ampollas de cardiazol-efe
drina y 2 ampollas de lobelina.
Un departamento conteniendo dos
suspensorios.
—
30
DepartamentoB.—Situado en el
folio inferior, protegido, como el ante
rior, por amplias solapas y también di
vidido en compartimentos;contiene:
—
Un departamento con una batea rec
tangular de 16 por 20 centímetros
de hierro esmaltado,y bajo la misma
21
IONDELASCB’.SDIDIDWIA
DaM
1
Caja isetlica
para medicamentos,contecenp
1 estucheaetli.co con 15 sup, de 2 0.0. tintura
de yodo
1
10
“
c.c.
1.
raorfina(
1 CtgaO)P
10
“
1 o.c. afefna( 25
1 fracco para a1cohol de 905
1
cetonfaco(Soluoidn
al 40
.1
cuadrado
para cocar. codefna(2 centfemoe).
1
“ oiiapatina(
‘
5 a1gaaOa
1
“
“
‘
idudano
50 oentgle.
1 eetuche meidilco con una jerin de 3 0.0.
2 agujas hpodriciOa5.
2
inireimcacu3aree
2
intraveflOSaQ
2 tubz..dø
comprimidosde aopirinacon oafua
)
1 Estcrili1adorte setal, con su meohqro, óoutentend0t
1 tubode 8068 del 0 1.
1
1,11 2.
II
1
U
II
U U 3,
1 cajitaconteniendo12 agujas de autora, :eurtiaaa
1Eatuohe metüioo, conteniendo:
1 jeringaluer de 18 0.0.
2 ajas hipoddtoicea.
2
“ intramuccumrea
2
.‘
intravenosas
2 racorespara jeringas.
25 agrafee.
2 tubos de heinoata2ia con fiador.
Iateria1-d
óur2:.
—
.
-4 paquetes de compreeaa de algoddn y gasa de 12 x 16.
2
‘. de 4 vendas de oaabrio-de
7 x 5.
5 vendas de gasa de? X..
Hemos elegido material del existente en nues
tros parqhes regionales de Sanidad y productos
de los que constan en el petitorio oficial de Far
macia Militar. Tan sólo en algún caso sería nece
sario recurrir a productos extraños, pero fáciles
de adquirir en cantidades en la industria na
cional.
Reconocemos que nuestra propuesta precisará
un detenido estudio y la construcción en serie, en
un momento en que los parques regionales dispo
nen de bolsas clásicas y de transición; pero tene
mos la impresión de que las que en un futuro pró
ximo se construyan precisarán renovación.
Sin temor a engañarnos, creemos que nuestra
propuesta presenta las ventajas siguientes:
-.
l.a
Una mejor ordenación de los elementos,
facilitando su utilización.
2.a
Una mayor resistencia del envase, el cual,
aun con un coste más elevado, resulta más eco
nómico por su mayor duración.
3a
Un más amplio y moderno contenido, que
permite la actuación, conforme modernas tcnicas
y necesidades, no sólo al practicante de Compa
ILAaEoNdel matevial de DONaCIONqae no ce lnoluye y-que por or—
ñía aislado, sino también al facultativo, y logra
den de lg-.Superioridad
deberd eolicitBrae
direotamenté a la Farsa—
cia Militar.
una asistencia al herido más conforme con la rea
Alcohol
Solución amonfaco a). 40 t.
lidad.
3.5 ampollasde.2 c.c. tinturn de yodo.
10
de 1 c.o. morfina (:1 otgrs.
4a
Su manejo y transporte es rápido y fácil;
10
1-c.c.de
oafefna ( 25
2 tubos oomprimidoe da. aspirina
con caZ aZua.
oomprizi.doe de oodefua ( p tigre.)
no debemos olvidarque el fusil o mosquetón que
eimpatina 1 5
la6dano
(50otgre.
también lleva el practicante no sólo es inútil, sino
sr===U—
también un estorbo, y supone en realidad la pér
dida de un elemento de fuego, por lo que debe su
seis paquetes de diez compresas de algodón y
primirse.
gasa esterilizadas de 16 por 12 centímetros
y tres cintas planas de goma para hemosta
5.a Su amplia dotación permite la supresión
sia de 0,40 m.
de la cartera de urgencia, ya que gran parte de los
Un departamento que contiene un carrete de elementos de la misma, en el escalón de Batallón,
esparadrapo de dos y medio centímetros por son perfectamente inútiles, a nuestro juicio, pues
cinóo metros.
hoy día nadie puede tener la pretensión de efec
Un departamento conteniendo diez paquetes
de algodón semicomprimido de 25 gramos.
Un departamento que contiene dos paquetes
CUADRODECOSPE
con diez vendas comprimidas de gasa de
7 por 5.
65,00
1.708 gramos de cuero a2illarsdo. a 50,00
6,8
Otro departamento conteniendo un paquete
6 hebillas
con cuatro vendas comprimidas de 7 por 5 de
2,00
Gtuoho de cierre
1,25
cambric.
Remaches
Instrumenta1.Bn
el estuche de badana qice va eoaldo a la tapa.
1 sondaNeldton
sS 16(Departa detyda del instrumental).
1 sopdaaoonalada.
2 pinzaD de Peen.
1 pinos do diseooifl.
1 pinza
a-agujas da Doyefl
1 tijera recta
1 pince doble de agraZas,
1 biatu.rf
1 guardafilospara bieturf
1- teraómelro olfnioo
.===-.-
‘
u
U
u
=:=_____
.
-
_________
—
—
—
—
•
Entre los departamentos A y B queda un es
pacio que permite colocar cómodamente y en po
sición invertida la tapa del hervidor, que una vez
esterilizado puede servir de batea para contener
el material de cura o las jeringas.
22
42,50
Mamo de obra
Material
sanitario
de Parque de Sanidad
Material
de Parxnacia__________
de la actual262,68-
497,08
290,85
925,53
tra propuesta, presentamos el cuadro en que se
relaciona el valor de los diferentes componentes,
el del cuero asillerado preciso (aumentado en un
50 por lOOpor mano de obra), así como el del he
billaje y anillas, e independientemente la valora
ción de una bolsa de socorro clásica o de recupe
ración.
Por su consistencia, creemos que al envase pro
puesto puede dárseleen paz una vida de doce
años.
Y para terminar estas líneas, largas por lo des
criptivas, tengo que expresar mi agradecimiento,
por las facilidades con que me han ayudado, al
Coronel Médico de la 8.a Agrupación, al maestro
guarnicionero de la misma, así como al personal
del Parque de Sanidad de la 8.a Región.
tuar una sutura sin una limpieza quirúrgica previa, y ésta no debe efectuarse sin una anestesia
del foco y unos medios de asepsia mínimos. Todo
ello no se obtiene en este escalón sanitario;; por lo
mismo, las agujas de sutura, sedas, catgust, las
pinzas .portaagujas, las pinzas de agrafes y los
agrafes mismos, no solventan el problema de una
rápida coactáción de los bordes de la herida sin
una limpieza quirúrgica previa, y son siempre,
cuando esto no se realiza, fuente de infecciones
por anaerobios, que llevan a la temida gangrena.
6.a El amoníaco, los comprimidos de codeína
y simpatina, el láudano y la sonda de Nelatón no
cumplen un fin de urgencia en la cartera de este
nombte ni llenan la necesidad de tratamiento, y
este material debe situarse en el botiquín de Ba
tallón.
7a La cartera de urgencia’tieneun formato,
como el de la bolsa clásica de socorro, que con
una sola abertura hace su manejo difícil, ya que
obliga a sacar el material, todo él a veces, para
lograr uno cualquiera de sus elementos, y su peso
es aproximadamente igual que el de la bolsa de
nuestra propuesta.
Hemos suprimido de la anotación la solución
alcohólica de yodo. Su rápida transformación en
ácido yodhídrico motiva frecuentemente quema
duras químicas en la herida y en sus bordes, que
alargan la epidermización; la hemos sustituido por
la solución de dimetil-bencil-amonio al 2 por 100,
que posee la ,ventaja de ser detergente y desin
fectante eficaz, útil en cualquier sector de la°mo
derna cirugía.
Por lo que corresponde a la economía de nues
-
UADROC0AATIV0E1TERI.A7L
Éolea
normal
pA
Bolsa
transiCa
*..x1.
2
1aobessdG1.a.aso.
2
rra.redondOab.fe.
60
ir
araBe. j1soe- ./e. do gre.
ir.
60
Moohdl.d& sea.
gas.
60gas.
Ttn*re -deyodo
gre. 60 gro.
ir
Djniibenojlam0flio
ir
2
Cajeade
cartfl.P8mP01lS0
2
ir
• 16. coro1o- aglomerado p
id.
ir
10
Asipoflas caefsa3.c.c.
- 10
2d. mo±dina
4• ..papaveri2m-atrOPinA
ir
1ir
Zd-’. ergotina
irir
Id.tOram±na
za. cardiazo1Gdedrina
-ir ir
ir
-Xi. .o8elind
ir
ir
IdYooeguleno
5 c.c.
- ir
ir
id.
ttitona
teázica
6.000 U.
ir
1
cter41pn,
p5 inotrument5l
3.
ir
Horvidor m&ldlico de alcohol
ir
1
Bidtrrsoto’o0n
proteotoD
3.
13.
Sonda&sa1ada
3.
pze.b.sapat4tics4e
Pean.
1
1 1
d.
Id. de lochor
1
• 14.:
djBeoOidflp1613 orn.
1
Estilaba abotdoado
irir
ir
Ti jera.renta
-ir3.
Navaja- de.adeitar
12
Imp924gles
.
12
Tetmómetrp o3.ddloo
13.
3.
Jeriaga de3 c.c.
-3.
Jaringa
deS 0.0.
ir ir
ir
caja plena p5 .egu3a
Aguja8’.b.d4ioS
3 3ir
Id. endovenpaas
ir
- za. jntraztueoulareb
ir ir
3. ir
Ti.era
duarte de Vóen
Ee-tuphe -mebali-co
jezinga 3 0.0.
1
1. 1
Btea
arridonada. de 3.6cm.
Batea reotangtilar
do 3.6 x 2o.orn.
ir ir
Pat. -de 10 oompresae aet4rilee
de
algodón y gasa.— 3.6r12.
6 6
u
Pai. de aJ.go4ón.de
50 gramod
5
Paq, do algodón ser4,.Oompri4do
10
-de 25gr._
Ledaje8
de cuarpo
Vendajes en T.
SuapénaoriOe- 2
PadueloS trisagularea
6
2
Carreteo
eaparadrapoa -2. x 5 mt.
1
ir
Vendas de gasa 5 x•5•
•.
10
20
Vendas gasa comprimidas 7.x 5
N
ir
Id..
gasa 10 x 5
10
14. lienzo 5 x 7
4 ir
4
- Id.
caztbrio oomprimidaai.X
5
ir
1
Tubo de gana. de 1,6 p5.bemoatasia
1
ir
Canta plena de goma-pSid.
0.40
ir
6
Fórulce de madera articuladas7 x 30 6
ir
Fóri.las
de Kramer 10 x 30
..
ir
ir
TuBo de aspirina—aadafna,2O
tab. 0,5 5
ti
Id. sulfanijdo—tieZOl,20
tab. 0,5
5
ir
-Id. . Id.—id. 60 gas. pomada
ir
—N
Id. oftalmolcsa
sedante 5.grs.
ir
q
Tu-te agajereado 5 gro. sulfamida polvoir
pa
Bolsa
prOp31e$t
-N
ir.
6 g±’o.
-I60
60 gas.
ir
5
5
10
8
4
3
ir
3.
1
1
2
2
1
1
1
3.
12ir
3.
1
1
ir1
2
2
2
ir
ir
6
ir102
a2
4
1
ir
20
irir
4
ir
3
ir
4
1
1
1
1
4
23
Concurso
de,
premios
para
loscolaboradores
delaRevista
EJERC
qu
regiráenelperíodo
detiempo
comprendido
entre
1 dejunio
de19
y 31dediciembre
de1952
El Excmo. Sr. Ministro ‘del Ejército ha dispuesto que para estimular y recompensar los traba
jos de los colaboradores de EJERCITO se establezcan, con cargo a la Revista, premios en el nú
mero y cuantía y para los grupos ‘de materias que a continuación se expresan:
1.
Cuestionesgenerales do estrategia, táctica y técnica mili
tar.—Dos premios, uno primero de 2.500 pesetas, y
otró segundo de 2.000.
II.
Táctica particular de las Armas y armas y tiro (exceptuada
Infanterfa).—Dos premios, uno primero de 2.500
pesetas y otro segundo de 2.000.
III.
Servicios.—Un premio de
2.500
pesetas.
IV.
Historia.—Un premio de
2.500
pesetas.
Y.
Estudios de psicología, moral militar y educación e ms
trucción.—Un premio de 2.500 pesetas.
VI.
Estudios sobre Organización, Armamento y empleo de la
lnfanterla.—Dos premios, uno primero de 2.500 pe
setas y otro segundo de 2.000.
VII.
VIII.
Ingeniería del Armamento y de la Construcción y Electri
cidad.—Un premio de z.5oo pesetas.
Tres premios de
que
traten
2.000
pesetas
de cualquiera
cada uno para artículos
de las materias
compren
didas en los siete grupos precedentes.
REGLAS PARA LA REALIZACIONDEL CONCURSO
z.
Tendrán derecho a tomar parte en este concurso todos los
trabajos que se hayan publicado o se publiquen en la Revista
entre las fechas de i de junio de 1951 y 35 de diciembre de 1952.
Para que un articulo pueda ser publicado antes de la terminación
del plazo indicado, deberá entrar en la Redacción antes de z de
octubre dé 1952.
2a
Los premios establecidos en los siete primeros grupos de
materias reseñados anteriormente,
serán adjudicados a los traba
jos merecedores de eflos, tanto si sus autores han sido premiados por
la Revista en concursos anuales anteriores como si no lo han sido.
Con el fin de añadir un’ mayor estimulo para los escritores
noveles, los premios que se establecen en el grupo VIII serán re
servados para los autores que no lo hayan obtenido en los siete
primeros grupos de este concurso ni en los concursos de años an
teriores, siempre que el trabajo considerado tenga el mérito in
dispensable
para ser premiado.
3a
Los trabajos serán enviados al Director de la Revista,
quien elevará al Estado Mayor Central la correspondiente
pro
puesta’ de premios, precisamente en el mes de enero de 5953.
4•a Está dispuesto en el articulo iz de la Orden Ministerial
de
de enero de 1951 (D. O. núm. 23), que el premio de un tra
bajo de la Revista autoriza a la anotación correspondiente
en
la Hoja de Servicios del autor.
5•a Debiendo procederse a pagar los trabajos publicados in
mediatamente
después de su aparición, sin esperar a la concesión
de los premios, la Revista descontará del importe de estos últimos
la cantidad recibida anteriormente
como pago de colaboración.
OTROS PREMIOSPARA MONOGRAFIAS
Se establecen cuatro premios de 3.000 pesetas cada uno para
premiar
otras tantas monografías, de extensión adecuada, pero
completas y al día, sobre las siguientes materias:
Pedagogia militar,
—
que comprende:
Pedagogía general y su aplicación
Ideas y preceptos generales.
—
La instrucción
—
Academiás
—
—
y la enseñanza
a la enseñanza
en el marco
militar.
regimental.
Militares.
La enseñanza en la 1. P. S.
Metodologías
militares (métodos
para enseñar la Táctica,
la Moral y Educación militar, el Tiro, la Educación
física
y la Geografía y la Historia militar).
Movilizacióndel elementohumano.
El Servicio do Sanidad en la División, en campaisa.
El Servicio de Intendencia, en campaña.
OBSERVACIONES
z.
Las materias de Pedagogía militar antes reseiladas pueden
dar lugar por su extensión a uno o varios libros dignos de pre
mio. En el segundo caso, cada uno recibirá un premio de 3.000
ese1as, considerándose así ampliado en los necesarios el nú
mero de ¡os que se establecen.
z.
Las monografías que resulten premiadas serán publicadas por la
EDITORIAL
EJERCITO,
y el autor,’ además del premio.
percibirá el 25 por roo del precio de cada ejemplar vendido.
3.
Las monografías serán enviadas al Director de ¡a Editorial.
quien ¡as elevará con in/orme al E. M. O., y deberán entrar en
¡a Redacción no más tarde que el r de octubre de 1952.
Los’ SL,LVICIOS
Ideas
actuales
Comandante de Intendencia JOSE REY DE_PABLO,Jefe. de Propiedades Militares de Madrid
E5
ya considerable la literatura
militar publicada
con las experiencias
adquiridas
y enseñanzas
extraídas
de la segunda guerra mundial. En gran
parte, dicha literatura ha aparecido en forma de ar
tículos publicada en revistas profesionales extranje
ras, muchos de los cuales han sido recogidos y presen
tados por nuestra Revista EJÉRcITO. Es lo más fre
cuente en esta clase de trabajos que tengan carácter
mónográfico,
es decir, que se limiten a estudiar un
caso, generalmente interesante, pero sin nexo ni uni
dad con los de materia análoga, desarrollados
por
otros autores. Por esta razón, he creído útil presentar
al público militar español, en forma sistemática, el
modesto fruto de mis lecturas, en el muy interesante.
campo de los Servicios del Ejército.
Al desarrollar este trabajo, entiendo que es preferi
ble adaptar las experiencias y enseanzas
ajenas (en
su mayoría, de los beligerantes
occidentales victo
riosos) a la organización de nuestro Ejército y doc
trina que de esta organización parece deducirse. Creo
que a nada práctico conduciría el hacer resaltar de
talles• accesorios de organización para oponerlos a
los nuestros, dejando planteadas discusiones bizan
tinas, nunca provechosas. Por ejempl, se puede ha
cer notar, refiriéndose al Servicio de Remonta, que
en el Ejército alemán estaba a cargo del Cuerpo de
Veterinaria;
en el de los Estados Unidos está con
fiado al Cuerpó de Intendencia,
mientras que en
España, lo desempeña el Arma de Caballería. Pero,
como cualquiera que haya sido el resultado que en
los citados Ejércitos extranjeros haya dado el Servi
cio de Remonta, tenemos en el nuestro una amplia
eiperieneia
de la eficacia con que ha sido ejecutado,
entiendo no es conveniente ponerse a dar razones en
pro o en contra de uno u otro sistema, y que incluso
sería contraproducente
abogar por innovaciones que
podrían no arraigar en la realidad. Pero este punto
de vista sólo lo mantendré en cuestiones accesorias,
pues en las fundamentales
no dudaré en hacerlas no
tar según mi leal saber y entender.
También me ha parecido práctico atenerme, en lo
posible, a nuestro léxico cmilitar, haciendo, cuando la
materia lo requiere, las aclaraciones necesarias sobre
los conceptos que representan.
En el presente artículo son forzosas las omisiones:
unas, involuntarias;
otras, voluntarias,
por la nece!
sidad de ceñirme al espacio que la Revista concede
a la colaboración. Estas voluntarias
omisiones pro
curaré recaigán sobre los, detalles que, a ‘mi juicio,
sea menos interesante tratar, o para los cuales sea
aplicable nuestra vieja doctrina.
ORGANIZACION
DEL
TERRITORIO
La rígida organización territorial
que al deela
rarse la guerra, según nuestros antiguos Reglamentos,
se establecía (1), no parece resultar adecuada a la
velocidad y alcance de los modernos métodos y me
dios de combate. El Generalísimo de las fuerzas ar
madas no puede desentenderse
del aspecto militar
de la más pequeña parte del territorio confiado a su
defensa (nacional y extranjero), porque todo él está
expuesto a ser atacado por el enemigo, bien por un
rápido avance de sus Divisiones blindadas y motori
zadas o por sus tropas aerotransportadas.
Pero no puede recargarse la responsabilidad y aten
ción del General, en Jefe con las preocupaciones que
la administración
de los territorios amenazados su
pone, como no puede concébirse que deje de tener en
su mano, de una manera más directa, todos los re
sortes del mando en aquellas zonas donde las fuerzas
bajo su mando inmediato y los Servicios que direc
tamente las apoyan, viven, combaten y se mueven.
De aquí que, con concepto más elástico, parece
conveniente
que el territorio nacional se divida en
dos partes: “Teatro de Operaciones” y “Zona del in
terior”. La posibiliçlad de que exista más de un frente
aconseja abandonar, a nuestro parecer, la antigua de
nominación de “Zona de los Ejércitos”.
Puede defiirse
el Teatro de Operaciones como
la parte de territorio con frente de contacto con el
enemigo, en el que se encuentran desplegadas las fuer(1) Zona de los Ejércitos y Zona del Interior. La primera.
bajo la exclusiva autoridad del General én Jefe, se divide a su vez
en dos partes paralelas al frente: Zona Avanzada y Zona de Re
taguardia. La Zona del Interior queda bajo la dependencia del
Gobierno. (Reglamento de los Servicios de Retaguardia y tam
bién los Reglamentos de cada uno de los Servicios de él deri
vados.)
ESQtTM&Dt•LkcnGATaAcIowDE.UN’TtkT1ODbnflkcIo}tES.
Prente’.decombáte
Primer
Ejército
o
o, ta
mo
dO
a,
‘o
1
C.E.
C.I.
II
-
‘1
‘
III d.B.
eo
e
Zona de ira SetvioiOede).Primer Ejérdito
1
o
Zooci6n Avanzada
a
It
Socci6n Interne’dia
Seccidn Baae
Zona del Zoterior
tç
flg.15
¡eeosralSeSnO;
zas de Tierra,Mar y Aire y sus Servicios, con una mi
sión determinada. Este territorio ha de tener la sufi
ciente amplitud para que en él puedan moverse, es
tablecerse, combatir y vivir las fuerzas a él asignadas.
El límite posterior o retraíado
del Teatro de Ope
raciones lo fija el Gobierno.
El General en Jefe del Teatro de Operaciones di
vide el territorio de su mando en zonas paralelas y
normales al frente. El examen del esquema de la
figura 1.a puede dar más clara idea de la forma y fines
de esta organización territorial que las prolijas defi
niciones que se puedan establecer.
Se deben observar las alteraciones en la nomencla
tura establecida por nuestro antiguo Reglamento de
los Servicios de Retaguardia. Esta alteración ha sido
impuesta por el mayor alcance de las armas y los mo
dernos métodos de combate. Indica que todas las
tropas en ella situadas han de estar dispuestas a com
batir en el lugar en que se encuentren, porque están
siempre expuestas a ser atacadas.No sólo las armas,
sino también las tropas de los Servicios en ellas des
plegadas tienen que estar dotadas con armamento.
que les garantice la supervivencia y defensa de las
instalaciones
a su cargo, en caso de una eventual y
probable agresión.
La necesidad de escalonar el mando impone la
variedad de zonas indicada en el esquema. De estas
zonas sólo aparece como necesaria e impriscindible
la Zona de Combate. De la de etapas se puede pres
cindir al iniciarse la guerra (en que el frente de com
bate coincide o está muy próximo a la frontera de la
Patria), porque en este caso pueden los servicios de
la Zona del interior apoyar a las fuerzas desple
gadas. También puede prescindirse de aquélla cuando
el Teatro de Operaçiones
carece de la necesaria
profundidad;
por ejemplo, en los insulares.
Como puede apreciarse en el esquema de la figu
ra l.a, la Zona de Etapas puede dividirse en Seccio
nes, la Avanzada y la Sección Base, más una o va
rias Secciones intermedias, según lo requiera su pro
fundi dad.
La Sección Base es el vínculo de unión de la Zona
lAlto3&tado%yor1.
1
a
:
_______
___
delT.0.
del
2.-
01tGA2i124CtGU
Interior
ción
con
de
con
una
de
Etapas
se
tamaño
requiera,
nal
se
de
de
Secciones
límites
dan
el
más
se
a
Cada
escalón
y
Unidades
las
pues,
nes
delimita
Zona
Etapas
de
censo,
hasta
llegar
a
la
de
U.
Jefe 1
T.
1de la zona
Ldezt,
de
O.
la
U)
Pese
litetir
el asatn
‘Grupo de Bjdrojtoea
O
VB T. O.
un
O.).
O.
y
dar
mando,
hasta
por
no
probabilidad
de
Generalísimo
y
la
Teatro
Si
sólo
es
previsi
se
otros,
de
los
Jefe
del
coincidirán
principio
en
consignado
Ordenanzas
según
el
cual
en
sí
de
que
mismo”,
delegar
donde
no
crear
con
y
las
faltas
pueda
se
que
el
pueda
y
ha
se
po
del
deba
mando,
mo
eludir
en
y
cuando
ejercerse
un
in
vigilar
deducido
debe
direc
mando
responsabilidad
suficientes
III,
superior
con
lo
en
Carlos
“ningún
disculparse
subordi
bien
defi
atribuciones
para
desempeñarlo.
Los
meesntoa
1
s.
Ica.
de
del
nacional
T.
viejo
posible
a
des
persona.
tamente,
a
tratan
regularmente
nado
y
en
DOCTRINA
3.a
(T.
misma
nida
SU
y
ámbito
haya
de
repar
así,
organización
un
a
con
Teatro
subordinados
pasando
cargos
y
el
Y
2.
el
Operacio
Ejército
Y
la
Grandes
División.
figuras
de
todo
EE.
MANDO
las
o
fl
pue
latera
las
de
de
Operaciones
de
¡Ieneitod
EAJDQ tØti
él
Ejército
Ejército.
G.
DEL
esquemas
a
CC.
del
dernamente
.
posi
límites
cada
común
los
por
O2GflXcImj
cada
los
en
de
Teatro
Jefes
Servicios
ferior
3..
en
a
subordinadas.
del
Generales
ORCANIZACION
Los
es
entre
los
los
acción
entre
(que
territorio
Zona
Jefe
territorios
—.,!T
tIgura
su
tradicio
que
que
directamente
en
Los
su
la
íinersl
mvi ei&1.
1
I1
de
Operaciones
que
de
están
drá
a
de
funciones
marca
zonas
General
los
de
las
le
el
Operaciones).
ten
mando
a
que
Así,
la
del
posteriores
y
a
la
que
administrativos
Del
$
• .
1 DivisiénI
1
Zona
Etapas.
realizar
nuestras
,-—1
Sec
la
su
Teatro
deban
y
ble
1_c.
la
de
conservar
de
dividen
_________
alE.j
y
Servicios
T.O.
existir.
les
________
aN
demarcaciones
pueden
mantiene
_______
.
A
comprendidaspor
las
Comandanóias
políticos
SACIaN
Ejército.
que
que
LA
Operaciones,
los
en
resultante
bles
de
los
ateniéndose
espacio
1231Z
enlaza
las
y
líneas
trazan
que
subdividirá
nombre
Las
M&100
Teatro
la
Etapas
Cada
Dfl
el
Avanzada,
1
délT.O.
•4e3.T.O.1
¿y
Fisura
______
(1) ——4E.5.1
Fuerzas
navales.
1delT.G.
T.c.
EjércIto
1
.1
Fuerzas
terrestree
desde
aeservae
Terrestres
-.
_____
AIreas
División,
a
_______
:
idea
General en Jefe
de ae Fuerzas4EM
Terrestres
del
L,..Js. aa“unT,de4a
General Jefe
del
1
a Teatrode
Operacionç5,,j
Tuerzas
Fuerzas
afectas no
a
.—___-_--,
II
constantes
dilemas
que
la
gue
lo
rra plantea presentan en este aspecto uno muy intere
sante y necesitado de profundo estudio. La unidad de
acción que la conducción de la batalla precisa, requiere
una fuerte centralización, es decir, reducir en lo posible
el fraccionamiento
del mando. Pero, por otra parte,
la amplitud y volumen de la batlla
requiere una
gran iniciativa y autonomía de cuantos en ella inter
vienen y, por tanto, atribuciones
para ejercerla, o
lo que es lo mismo, escalonamiento del mando. En
hallar el equilibrio entre los téritinos de este dilema
y establecer una doctrina a la que se atengan todos,
estriba la eficacia de una organización para el mando.
Por su peculiar naturaleza, nadie discute la necesi
dad de que los Servicios mantengan una subordina
ción de orden táctico, inexcusablemente
debida al
mando de la G. U. a que pertenecen, y otra de orden
técnico dependiente del respéctivo Jefe del Servicio
del escalón superior. En este campo de la técnica,
el C. E. no suele considerarse superior a la División (1).
El Jefe del Servicio del Ejército dirige, por •lo ge
neral, en forma directa y én el mismo plano, al ser
vicio respectivo de la División y C. E
También se acepta por todos que, en caso de con
flicto entre la táctica y la técnica, sea la táctica la
que prevalezca. Peró, especialmente los americanos,
insisten para que, sólo en casos muy extremos y jus
tificados,
se quebrante la norma técnica en benefi
cio de la táctica. No es de extrañar esta actitud en
un pueblo que siente tal reverencia por la técnica y
a la que debe en gran parte su bienestar y éxitos.
Indudablemente,
el quebranto de la norma técnica
implica el riesgo de que el elemento o medio que se
utilice en forma anormal, falle sin cúmplir su come
tido y el Servicio quede sin realizar. Por ejemplo: un
cierto tipo de vehículo a motor está construido para
una determinada
carga máxima; si se sobrecarga, se
corre el riesgo de que el coche no llegue a su destino
por avería Esto es evidente, pero no lo es menos qué
las instrucciones
técnicas son siempre de tipo ideal y
que la experiencia enseña que se pueden sobrepasar
prudentemente
sin que aumenten las probabilidades
de fracaso.
Desde luego, no es aconsejable que sistemática
mente se desprecien las cuestiones técnicas, pero no
debe el mando sentirse excesivamente coartado por
ellas. Los Servicios, como las tropas, de
ben emplearse con audacia.
LA ZONA DE ETAPAS
El General en Jefe de las fuerzas te
rrestres del Teatro de Operaciones designa
para el mando de la Zona de Etapas un
General bajo su directa dependencia;
a
quien corresponden los siguientes debe-res y átribuciones:
—
Responder ante el General en Jefe de
las fuerzas terrestres del Teatro de Ope
raciones del perfecto funcionamiento
-
(1) El C. E. es una agrupación de Divisio
nes con un fin táctico. El número de Divisiones
que lo componen varía según las circunstancias. si
tuación y misión. (Así lo he visto en el frente alemán
del Este y así lo he leído repetidas veces en las
revistas profesionales de los aliados.)
de los Servicios y apoyo a las fuerzas terrestres y
en el grado que se le ordene a las fuerzas navales
y aéreas en el misno Teatro de Operaciones es
tablecidas.
—
Mantener un estrecho enlace y coordinación con
las fuerzas que apoya.
—
Ejercer el mando y gobierno de la Zona de Etapas
y de sus tropas de defensa y seguridad.
—
Preparar
y formular los planes para el empleo
de los Servicios en las operaciones en curso y fu
turas.
—
Despachar los asuntos de trámite con la Zona del
Interior.
—
Descentralizar su mando en la medida que consi
dere conveniente, mediante la división de la Zona
de Etapas en Secciones y Comandancias (fig. 1.9,
- o
la creación de mandos especiales para ciertos
cometidos, como para las fuerzas de defensa, cen
tros de instrucción, Servicios que afectan a todas
las Secciones de las zonas (ferrocarriles, caminos,
etcétera) y otros análogos.
—
Solicitar el asesoramiento de los Jefes de los Ser
vicios.
—
Dictar normas para el funcionamiento de los Ser
vicios. Cuando el mando está descentralizado,
las normas para el funcionamiento de un Servicio
sometido a un marído descentralizado
se cursan
por conducto de él, a fin de que tenga exacto co
nocimiento
de las órdenes vigentes en cada mo
mento.
—
Relevar akescalón Ejército, cuando ayance, del cui
dado de la zona de los Servicios de Ejército que
no precisa, adelantando el límite a vanguardia de
la Zona de Etapas.
—
Impulsar hacia la vanguardia la corriente de abas
tecimiento y hacia su destino en retaguardia la de
evacuación.
—
Atenerse para. el cumplimiento de su misión a las
directrices que reciba del General en Jefe de las
- fuerzas
terrestres del Teatro de Operaciones.
—
Es auxiliado por un E. M. y forman parte de su
Cuartel General los Jefes de los Servicios que le
están directamente
subordinados.
Como se ve por lo hasta aquí dicho, se rehuye ac
tualmente
utilizar la palabra “retaguardia” en la ter-
minología militar, consecuencia de la extensión ex
perimentada
por los conflictos y del concepto de gue
rra total que en su desarrollo alcanzan.
La Dirección General de los Servicios de Retaguar
dia y Transportes, que nuestro Reglamento de 1925
creó aprovechando las experiencias de los beligeran
tes de la primera guerra mundial, se encuentra com
prendida
en la Jefatura de la Zona de Etapas con
responsabilidad
directa más amplia, ya que alcanza
a todos los Servicios y sus órganos de la Zona, y con
las atribuciones necesarias para realizar su misión.
Es digno de notar que el Jefe de la Zona de Etapas
aparece
como un mando
independiente,
aunque
subordinado
al General en Jefe de las fuerzas terres
tres del Teatro de Operaciones, y no delea en él, como
prescribe nuestro citado Reglamento.
Sin embargo, nuestra antigua Zona de Etapas (se
ñalada en el esquema de la figura 1.acon el nombre
de Zona de los Servicios de Ejército) no se pone ahora
como antes, bajo un mando especial (antiguo Direc
tor de Etapas),. y queda bajo la dependencia directa
del General Jefe del Ejército.
Los norteamericanos
ensayan en la actualidad lo
que ellos llaman “División Logística”, que es una or
ganización embrionaria para el mando de una zona
de etapas pequeña, o de una Sección de la Zona de
Etapas. Se compone de un Jefe eoz su Cuartel Gene
ral (Estado Mayor y Jefes de los Servicios) y un nú
cleo de tropas de Servicios y para defensa. Si estk or
ganización llega a cuajar, y parece se muestran satis
fechos de los resultados que va dando, será reforzada
para su empleo con los elementos que requiera la am
plitud de su misión.
Con las Divisiones logísticas tratan los americanos
de obviar las dificultades que, para el funcionamiento
de los Servicios, señala nuestro Reglamento ya ci
tado, en el capítulo III, núm. 6, dificultades deriva
das de la escasa preparación del personal que ha de
desempeñarlas
por falta de oportunidad para praeti
carlos en tiempo de paz.
LOS JEFES DE LOS SERVICiOS
No se apreeia
las atribuciones
cios. Continúan
28
alteración
orgánica
ni doctrinal
en
y deberes de los Jefes de los Servi
en el papel de asesores del Mando y
—
como directores técnicos del Servi
cio respectivo.
Algunos deberes más se han in
eluído en la lista de los que compo
nían sus obligaciones y que, si bien
implícitamente
pueden. eonsiderarse
comprendidas
en las que establecen
nuestros reglamentos, explícitamen
te, conviene detallar. Estos son:
—.
Estudiar la información recogida
al enemigo sobre el Servicio, in
formar a la Superioridad
sobre
los detalles que puedan intere
sarle y aprovechar las enseñan
zas que de los métodos y medios
usados por el adversario se de
riven.
—
Destruir y ordenar la destrucción
de los documentos, abastecimientos, material e ins
talaciones que corran riesgo inminente de caer en
poder del enemigo.
Proponer las simplificaciones
e innovaciones
de
los métodos yNmedios que impliquen mejoras de
los utilizados.
LOS SERVICIOS EN LAS PEQUEÑAS
UNIDADES
Hasta cierto punto no constituye novedad que los
Servicios en las Pequeñas Unidades, tipo Regimiento
e inferiores, se encuentren desligados de la responsa
bilidad y dirección del primer Jefe de la pequeña
Unidad.
Ya antes dé la segunda guerra mundial se encon
traba en la doctrina y en los Reglamentos de los Gran
des Ejércitos, entre ellos el alemán, y ha salido re
forzada de la última contienda.
Según ella, el Servicio—cualquiera
que sea—no se
detiene en la puerta de la pequeña Unidad, sino que
penetra en ella por medio de Oficiales del Servicio
que dependen directa y técnicamente
de la Jefatura
del mismo en la G. U. y que desempeñan ante el pri
mer Jefe de la pequeña el mismo papel que el Jefe
de su Servicio hace ante el General de la grande.
Esta doctrina obedece al principio de descargar al
Jefe de toda responsabilidad que no sea la de preparar
sus tropas para el combate. Es tan grande esta respon
sabilidad,
que distraer la atención de un Jefe con
otros cometidos, se considera ha de redundar en per
juicio de la misión principal,
Dicen los que defienden este sistema que no es po
sible repartir la atención humana en la medida nece
saria sobre los múltiples problemas que el mando de
Armas y la dirección de los Servicios continuamente
plantean; siempre habrá un problema o grupo de pro
blemas que por su trascendencia,
urgencia u otras
circunstancias
prive sobre los demás en la atención
del primer Jéfe, en perjnicio de los postergados. En
paz, un primer Jefe de Unidad se encuentra afanado
por cuestiones de alojamiento,
alimentación,
mate
rial, etc. En guerra, y sobre todo en operaciones ae
tivás, las necesidades tácticas absorben todo su inte
rés y los Servicios quedan en manos de Oficiales se
cundarios, .no especialmente preparados para, desem
peñarlos. En una y otra ocasión puede resultar per
judicada la eficacia de la tropa.
—
Se alega, por los partidarios de nuestroactual
sis
tema, que, recibiendo el soldado por conducto de sus
mandos militares cuanto precisa, se fortalecen los
lazos de la disciplina. Pero se replica que el fracaso
de los Servicios (sobre los que en conjunto y en sus
frentes el primer Jefe de una pequeña Unidad no
tiene ninguna acción directa) pueden mermar su pres
tigio y debilitar los azos que se tratan de favorecer.
Aunque los Servicios desarrollen su acción dentro de
las pequeñas Unidades con Oficiales propios, órganos
especializados
y responsabilidad
directa, dejan un
considerable margen a la ,policitud paternal de la Ofi
cialidad para con su tropa, que es lo que verdadera
mente fortalece el vínculo disciplinario.
Es muy cómodo para los Servicios que en la fase
más importante, aquella en que se entrega lo que cons
tituye su misión, el Servicio no se encuentre presente.
Por escrito o de palabra, siguiendo el conducto regla
mentario, sé enterará su Jefe de las posibles deficien
cias; pero la cruda realidad, que a tanto obliga y que
tanto enseña, no la percibirá cara a cara ni tendrá
que enfrentarse con ella.
El primer Jefe de una pequeña Unidad no dirige
los Servicios de ella, pero sí los manda en su aspecto
táctico y los coordina entre sí.
LA
TACTICA
Y LA LOGISTICA
Es muy interesante la afirmación sentada por los
norteamericanos,
después de la última guerra, de que
muchos de los fracasos achacados en un principio a
las tropas o a los planes tácticos formulados, se ha
visto, tras un detenido estudio crítico, que fueron de
bidos a un deficiente apoyo logístico. He aquí una
enseñanza que conviene tener siempre presente.
Por esto, el Mando, antes de decidir una acción
táctica, ha de comprobar si cuenta con el apoyo lo
gístico preciso y después ver hasta qué punto puede
prescindir
de un completo apoyo, caso de que no
pueda obtenerlo total eñ el momento oportuno.
Armonizar las exigencias tácticas con las posibili
dadeí logísticas es función privativa del Jefe de cada
Gran Unidad.
LA
COORDINACION DE LOS SERVICIOS
No es posible que cada Servicio esté permanente
mente dotado de cuanto precisa para desempeñar su
misión en circunstancias
ordinarias.
Ni aunque lo
fuera, sería conveniente hacerlo, porque constituiría
un despilfarro que la economía no consiente.
Esforzoso que muchos medios (vías de comunica
ción, elementos de transportes, mano de obra, algu
nas instalaciones y ciertos artículos y materiales) sean
utilizados en común por todos o varios Servicios o sean
solicitados
por ellos, ya que con frecuencia las dis
ponibilidades
no bastan para cubrir todas las nece
sidades.
Así, pues, es necesario obedecer a las circunstan
cias y ordenar el usufructo en común o la distribu
ción de medios, según en cada momento lo exijan
aquéllas. Por esta razón se precisa que los servicios
sean coordinados entre sí y con las tropas por un ór
gano superior e independiente
a cada uno de elloi.
La función coordinadora
corresponde al Jefe de
la Gran Unidad. Como nadiepuede
mirar a dos sj
tios opuestos al mismo tiempo, a vanguardia hacia el
combate y a retaguardia
a los Servicios, se ve prcci.
sado a delegar aquél la coordinación de éstos, espe
cialmente en su cuarta Sección de Estado Mayor.
Se observa claramente la tendencia actual a con
vertir en un verdadero Mando al órgano encargado
de la coordinación. Es decir, se trata de que la cuarta
Sección de Estado •Mayor tenga en relación con los
Servicios, en el aspecto táctico, una acentuada auto
ridad y responsabilidad,
aunque subordinada al Jefe
de la Gran Unidad. Algo así como nuestra Dirección
General de Servicios en relación con el Ministerio del
Ejército.
Y se recomienda que, en lo posible, los Je
fes de los Servicios, con sus Planas Mayores, se esta
blezcan bajo el mismo techo o en las proximidades
de la cuarta Sección de Estado Mayor. Cuando esto
no sea posible, cada Jefatura de Servicios manten
drá con el Estado Mayor enlace por medio de un
Jefe u Oficial.
Esta tendencia innovaa,
no admitida por com
pleto en la doctrina, pero• sí presente en la práctica,
facilita la cooperación, simplifica los trámites y ahorra
tiempo y medios. Presenta también la ventaja de que
el Mando, con esfera, autoridad
y responsabilidad
propias, es más ágil que el delegado, pues no obliga,
en los casos en que se ignora el criterio de la persona
que delega, a recurrir a la consulta, y en relación con
los subordinados,
son menos probables los roces y
motivos de queja. DISCIPLINA
DE ABASTECIMIENTO
No es un nuevo concepto, sino más bien una acen
tuación del mismo, este que se ha introducido en el
general de disciplina, y que obliga a los mandos, den
tro de la esfera de sus atribuciones, y a los subordi
nados, a velar por la conservación, adecuado empleo
y justo consumo de los artículos, efectos y material
utilizados por el Ejército, evitar pérdidas, deterioros
y usos indebidos; cuidar de que no se acumulen so
brantes y recuperar el material averiado e inservible,
así como recoger el abandonado.
La disciplina
de abastecimiento,
sin embargo,
tiende a atenerse más al consumo imprescindible
y
a las disponibilidades
que a las raciones y dotacio
nes fijadas por los Reglamentos. Es el resultado de
una constante labor educativa sostenida por una vi
gilancia tenaz.
DOTACIONES
Y REPUESTOS
La previsión requiere que los componentes del
Ejército lleven sobre sí o en los vehículos a sus inme
diaciones, o se encuentren almacenados a lo largo y
ancho del Teatro de Operaciones todo lo que preci
sen para vivir y combatir, más lás reservas necesa
rias para hacer frente a necesidades imprevistas.
Nuestros Reglamentos fijan el número de días o ma
terial que cada escalón debe tener en reserva, según
el servicio de que se trate.
Actualmente
se considera
más conveniente
no
fijar de antemano la cuantía de las dotaciones y re
puenos
de cada clase que el hombre, pequeña Uni
dad o gran Unidad deben tener a su inmedinción,
29.
-
siao que se marean niveles máximos y mínimos, y
dentro de ellas se cifran las reservas según la situa
ción y misiones que se prevean. Con este sistema se
consigue utilizar mejor los órganos de ejecución de
los Servicios, y especialmente los de transporte,
en
beneficio de unos sin perjudicar a 1ps otros, y al mis
mo tiempo aligerar la carga que sobre sí lleva el
soldado.
Deben, no obstante, fijarse por el General Jefe del
Teatro de Operaciones estos niveles máximos y mí
nimos por medio de instrucciones
de tipo general,
correspondiéndole
al General Jefe de la Zona de
Etapas aplicárselos a cada Gran Unidad o almacén
en particular, a la vista de las circúnstancias que en
cada caso prevalezcan y previa solicitud de la parte
interesada.
RACIONALIzACIOrÇ DEL LEXICO
EN LOS SERVICIOS
Se ha llegado a unificar el léxico que se emplea
para designar los, órganos de los Servicios y gran nú
mero de sus operaciones, cualquiera que sea el Ser
vicio a que se refiera. Esta labor de unificación de
términos
militares reporta una: gran ventaja tanto
al mando como a los usuarios del Servicio y, en ge
neral, a cuantos tienen que relaciónarse con él. Por
ejemplo: artículos.
el lugar o donde
custodia
ma
terial,
efectos,se sealmacena
designa opor
el nombre
de “almacén” (lo mismo podría usarse la palabra
“depósito”.
u otra adecuada), seguida del nombre
del Servicio a que correspondan
las cosas almace
nadas.
Lo mismo ocurre con los nombres de los órganos de
dirección,
enlace, suministro, reparación,
etc. Sólo
se salvan de esta tendencia unificadora los referentes
a personal y ganado. Indudablemente,
hubiera sido
llegar demasiado lejos tener que llamar a un hospi
tal “Taller de reparación de personas”.
Nada podemos decir nuevo respecto al primero,
que no sea la gama fantástica de espectos que ciertos
países occidentales dedican a su hombres para des
cansar y distraer su atención de las fatigas del. com
bate. Esa gama incluye desde los deportes hasta el
cultivo de aficiones, tan raras como la entomología
y el bordado.
El segundo se centra en la creencia de que cuanto
más informado esté el soldado de las razones de la
contienda y sus fines, mejor cumplirá su deber.
El tercero responde a la compleja organización pú
blica, social y económica de los grandes países mo
dernos. Trata de descargar al combatiente de los
conflictos morales y preocupaciones materiales que,
en relación con sus obligaciones familiares, ciudada
nas y sociales, pueden presentársele
mientras está
sirviendo a la Patria.
Creemos que estos tres Servicios podrían correr en
España a cargo de uno solo, porque nuestra idiosin
crasia y nuestra organización
pública y social son
más sencillas que la de los países a cuya organización
aludimos.
Nada decimos del Servicio que ciertos países tie
nen de “Relaciones públicas”, pues lo creemos origi
nado por una excesiva compartimentación
y especia
lización de la vida en esos países.
LOS SERVICIOS COMO ARMA
Se ha probado que los Servicios pueden desarrollar,
paralelamente
a su acción de ayuda y asistencia a
las tropas propias, otra de signo contrario en relación
çon el enemigo.
La guerra económica, la bacteriológica,
la táctica
de “tierra quemada” y la propaganda dirigida contra
el adversario, son actividades en que los Servicios
se esgrimen como armas y las Armas auxilian a los
Servicios en la consecución de sus objetivos.
NUEVOS SERVICIOS
Han tomado carta de naturaleza unos nuevos Ser
vicios que, aunque no nos son desconocidos, sí nos
sorpreñden por el lujo de medios a ellos dedicados:
—
El Servicio Recreativo.
—
El Servicio de Educación e Información.
—
El Servicio de Auxilio al combatiente.
j
30
Y estas son, a mi juicio, las novedades más intere
santes que he observado en la literatura militar apa
recida desde la terminación
de la segunda guerra
mundial. No creo haber agotado el tema, pero sí el
espacio normal de un artículo y quizá la paciencia
de mis posibles lectores.
Artilleria.-Tiro de ‘campaña
OTlo ABACOPARA
LAPKLPAKAC
iON
Y ELTANSFORTEDELTIKo.
Capitán de Axtilleri a CARLOS AZCARRAGA TRENOR, del Regimiento 43.
hace mucho apareció en la Revista tículo, y cou extenso’ conocimiento sobre la
EJÉRcITo un artículo (“La rapidez del materia, el Comandante Munilla.
tiro”, por el Cornandarte Munilla; véase), en el
que se trataba del método para obtener los
datos iniciales del tiro por medio de ábacos,
No creo, pues, que quede nada por añadir a
construídos partiendo de los datos que sumi
los
asuntos tan prolijamente detallados sobre la
nistran las tablas numéricas.
Pues si bien es verdad que todos los mate preparación topográfica y las correcciones pre
riales de Artillería deben ir provistos de su co vias, para obtener de estas últimas ábacos ¿omo
rrespondiente tabla numérica que proporcione el de la figura i.
Trataré únicamente de exponer el procedi
la exactitud necesaria en las depuraciones del
tiro (para los transportes diferidos y tiros de miento para la obtención de los datos iniciales
‘régimen), no es menos cierto que para el Capi (y luego de los finales preparados) por ‘medio
tán que manda la Batería en fuego,
será con frecuencia más interesante
CX [6; CX]
xl
la rapidez que la precisión (sin des
preciar ésta, náturalmente), lo cual
se ha llegado a conseguir de una
manera satisfactoria por medio de
los ábacos y gráficos, cuyo empleo
éstá justificando la publicación de
nuevas tablas gráficas para lós
materiales que no las poseen ac
tualmente,
conocido’ el éxito con
que se han experimentado las exis
¿(V, p.W.pJ
fentes y en favor de las cuales
‘igl
se pronunciaba en el citado ar
J
I
31
Siguiendo el procedimiento clásico de las ta
blas numéricas:
—con
—conC
....
y para obtener el ángulo de tiro inicial:
=
oc ± ( + C).
•
t
+
0
c
•1
IIIluuI::ITI
Según esto, puede construirse el ábaco de la
figura 2, en el que las curvas de AZ constante
se han determinado por los puntos de coorde
nadas:
Para la curva de iZ =
abscisas:
ordenadas: 41=a1+1+
+
a
C51Psaa+r2+
Para la curva de AZ = cero
abscisas:
ordenadas:
cc
Cr,2 43==oc3+r+Cp3
a2
Para la curva de LZ = —a
abscisas:
1
ordenadas: q/1=cc1—e1— C5’11
V2 =a—c2—Cp’sI
etcéterá..
19
11
36
12
&
25
10
Yli
.
t3
=ce—r3—C3,’3
‘A
figZ
de un ábaco que, unido a los demás, complete
la tabla de tiro correspondiente.
Y todo ello tendiendo, como ya apunta el
repetido Comandante, a la consecución de lo
que pudiera ser en su día una Dirección de Tiro
de Campaña, a semejanza de las de Costa y
Antiaérea, pues una vez conocidas las solucio
nes gráficas es elemental obtenerlas mecáni
camente y luego transmitirlas.
/1
•
‘//t
.
.
.v,
V.7,’/,
(.7,,
..-
—--‘
,
w
—,-
,-//;
,
4—
14
.-
7
‘,-,
Tj.
-
-;‘------.
.
.-
—
-
,
y’,‘y
.-
-
tc
.-
..p
.
.d
.1•’
-
1a.—,/ c.
.—
o
5
lí.
a‘-
,---,-
n0
r
--
-
.-
7
—
etc.
Como es sabido, partiendo del alcance topo
gráfico X. y conocida la suma de las correccio
nes debidas a las circunstancias del momen
to CX,
se obtiene el alcance preparado:
XT + CX.
32
25 0
IDO
Lb
3.000
3500
O
0 105/11Cargan.’2
4.000
4.500
El
por
eje de abscisas,
lo tanto,
AZ=10O
M5O
deberá
1K
____
estar acotado en al
cances, y el de orde
nadas en las unidades
____
E
-
angulares en que esté
graduada el alza o es
cuadra de la pieza.
.Ç
AZ+15O
.
c
‘
1
.
57 +3° 26 ÷0° 06
90
‘2° 18 +00 04 12° 19
2 5$) 90 7 +10_____07 .O°02 11°069057
+
1° 55 0° 06 14° 31 12° 30 +20 52 .0009
12°
30
3.000 12° 30 +0° 57 +0003 13° 30
15° 09 + 2° “8 + 0°
16059
3500 15° 09 •0 si .0005 16005 15° 09 410 41
09 +10 24 ‘0° lO 19°4318° 09 • 2008 *0° 14
19°00
4000 18° 09 ÷0° 44 •Q0fl7
23° 26210 5 + 1° 55 i-tJ° 23
18 +00
+0° 37 +0°06 22°37 21° 52
4.600
21° 52
5.000
26° 42 ‘0°
5.500
34 +0° 12 27°28 26° 42 •1°
33° 16 1004
33° 16 +00 30 +0026 34°12
28°
12 26° 42
33016
62 35012
+0° 23
Veamos la marcha
de la construcción del
ábaco para el caso con
creto del O. 105/II,
carga núm. 2.
Se comenzará por el
cálculo de para cada
X e iXZ, según mues
tra el estado núm. i, aplicando
4Z
tge =
1° 45 .0°
38
‘1°
22
+1034
150
100
9° 57 -2° 18 -O°o4j
120 30 .10 55 -0° 06
•1° 41 -0° 08
*
7035
9° 57
1-3°
26 -0°
06
10°3112° 30 -2° 52 —0°08
13° 2015° 09 -2° 28 -0°-li
2°
08
21° 52 -1° 55
t.stadon.°2
la fórmula
± (c + C); y con los datos de este estado X y 4)
se sitúan los puntos (x, y) de cada curva de LtZ
constante.
Ahora bien; si para cada carga se dispbne de
Conocidos estos , se hallarán los 4.’corres
un juego de ábacos como el de la figura r y el
pondientes a cada X e iZ, según muestra el
ábaco de la figura 2 (además de los que deben
astado núm. 2. obteniéndose:
figurar en la tabla como comunes a todas las
,
de la tabla numérica;
cargas), por medio de los primeros se obten
e, del estado núm.1
drá X = X. + CX, y si se entra con este
de las tablas de correcciones, y
valor de X1,en el ábaco de la figura 2, “el valor
4), que es la suma de los anteriores; 4)=
de la ordenada de abscisa X, en su punto de
corte con la curva I1Z pieza-blanco propor
0
± 15
tiOO
±o
‘
ciona 4)”. Y caso de que IXZ no coincida con
0
j
00
00
0
•
X
00
0
‘
una curva del ábaco es elemental hacer la inter
326
2
18
61
41
201
07
2.500
polación gráfica.
2
52
51
3.000 17 0 57 34 155
Dicho ábaco de la figura 2 puede y debe
3.500
4000
4.500
5.000
1_
completarse añadiendo dos escalas paralelas al
eje de ordenadas, en las que, correspondién
25 1 24 38 2 08
13 044
dose con cada 4),se expresen la cota de los va
11 0 37 23 1 ,18 34 1 55
lores de Lb y el “ánulo que corrige una zona
longitudinal de impactos”
Aunque se
10 0 34 20 1 07
obtengan estos valores de la tabla de tiro nu
15 0
51 30 1
fstado n°1
41
44 228
33
mérica correspondientes a en vez de a-t, ten
drán la exactitud necesaria para la preparación
del tiro y suficiente para la corrección.
Más interesante que para la preparación con
sidero el ábaco de la figura 2 para la depuración
y transporte inmediato del tiro.
Una vez obtenido el ángulo de tiro corregi
do 4 después del período de correcçión sobre
(x = X. y= CX), la recta qué se obtiene
uniéndolo con el origen proporciona en sus or
denadas la CX correspondiente a cada Xi..
Así, pues, tan pronto se conozca el nuevo al
cance X, se podrá obtener (fig. 3) CX1, y
con éstos
= X1T + CX1
y entrando en el
ábaco (fig. 2) con este valor de X,, se recaba
rán en función del nuevo LZ1 los valores
de 4’,,,Lb y
para el nuevo blanco; datos
con los que puede ntrarse
directamente en
el período de serie o de eficacia, según la
Cf X
xl
fI.,
J
un blan-co, si se entra con este
en dicho ábaco,
“el valor de la abscisa correspondiente a la or
denada
eñ su punto de cora con la curva zZ
pieza-blanco proporciona un alcance X’”, que
es, el “final preparado”, es decir, el corregido
para el horizonte de la pieza (o sea, desprovisto
de la corrección por el desnivel pieza-blanco).
Luego inmediatamente puede conocerse la
corrección total en alcance CX (corrección por
las circunstancias del momento + corrección
por las causas desconocidas) por ser X’
X
urgencia del caso y siempre dentro de los lí
mites que impone el transporte del tiro por
el método dl coeficiente.
Con el empleo de estos ábacos se deduce fácil
mente que quedan reducidas al mínimo las ope
raciones de cálculo que hay que hacer en el
campo, evitándose, por lo tanto, tiempo de tra
bajo y los errores a que pueden dar lugar los
=
cix.
cálculos efectuados rápidamente, sin que por
Y, finalmente, si sobre ‘n sistema preparado ello—desmerezca de una manera apreciable la
como el de la figura 3 se sitúa el punto P. exactitud de los resultados.
—
34
NUEVOS. DATOS SÓBRE
LAS REALIS ORDENAN2AS
[1 tratadoy
Coronel
Auditor
ANTONIO CORONEL
VELÁZQUEZ
de su compañía en conformidad de la resolución
TRASCENDENTAL
la historia
las de S. M. de 6 de septiembre de este año”. La ma
Reale8 Ordenanzas, para
fechadas
en 22 dedeoctu
fundamentalmente,
pero
bre de 1768, es el meritorio trabajo publicado en teria es administrativa
esta Revista (1) por el Coronel D. Joaquín Mar interesante por revelar la constitución interna de
estos Cuerpos. La fecha es Madrid, 20 diciembre
tínez Friera. Después de las noticias que désem
de 1734 (1).
polva. refrescando la memoria de olvidos lamen
Igualmente afecta a los Regimientos de Caba
tables, presenta abundante .acopio de materiales
llería
la Ordenanza que fija el “Modo en que puede
para ahondar en estos estudios y señala horizon
establecerse
y conservarse en los Regimientos de
tes y caminos para precisar cuantas particulari
Caballería
los
carabineros que se deben tener en
dades rodearon la génesis del más conocido de los
las
compañías
como
estaban antes”. “Todo lo que
ordenamientos
castrenses. Merece, por tanto, la
manda
S.
M.
se
practique
y observe en este asunto.
gratitud de cuantos se interesan por estos traba-.
Madrid,
9
de
abril
de
1734”
(2).
jos y, desde luego, el autor de las presentes líneas
Pero las disposiciones que para estos Cuerpos
se la ofrece ptblicamente por las benévolas frases• se dictan no todas tienen carácter general, pues
que le dedica en la ocasión referida.
En el estado actual de las investigaciones di en ocasiones las provisiones van dirigidas a un Re
vulgadas tan diligentemente por la Revista EJÉR gimiento concreto y determinado, corno las “órde
CITO, ciertos documentos
que se conservan en nes que debe observar el Regimiento de Caballe
ría del Príncipe, dadas por el Inspector Marqués
nuestra Biblioteca Nacional (Sección de Manus
critos) permitirán conocer mejor las vicisitudes de Billadarias, en la revista que executó a este
que rodearon el nacimiento jurídico de las Reales regimiento en el año 1737”.
Están fechadas en Palencia a 18 de julio de 1737
Ordenanzas, pues en ellos se relatan las contro
versias mantenidas por D. Gaspar de Arellano, y las firma D. Juan del Castillo Bintimilla (3).
el ilustre militar que llegó a ostentar el empleo de De esta misma especie son las “Reglas de movi
Brigadier de Caballería, y la Junta Real de Or mientos para el exercicio del Regimiento de Caba
llería de Santiago” (4). Por último, ya que esta
denanzas, así como se refieren detalles y porme
nores sobre el Tratado V de la citada colección, énumeración no pretende agotar el tema, aparece
el “Proyecto que S. ,M. aprobó y manda se observe
dedicado a las tropas de Caballería y Dragones.
por punto general en la Cavailería. Madrid, a 1.0
enero de 1743. José del Campillo. El Marqués
ANTECEDENTES
de Cairo”; esta disposición contiene reglas de or
La ordenación legal de las tropas. de Caballería den principalmente administrativo, para los Re
y Dragones fué materia tratada ampliamente en gimientós de Caballería.
los ordenamientos del siglo XVIII, que precedie
ron a las Reales Ordenanzas de 1768. Son varias EL MARQUES DE ARELLANO Y EL TITULOy
las normas que se dictaron para estos Cuerpos, y
DE LAS REALES ORDENANZAS
entre ellas pueden citarse concretamente las “Re
Los datos consignados como exponente del es
glas que deberán seguir los Cuerpos de Caballería
tado
legislativo en los años que preceden a la pu
y Dragones que al presente subsisten en España
blicación
de las Reales Ordenanzas de Carlos III,
montados a la administración del producto de
gratificaciones, para concurrir a la observancia de
(1) B. Nal., Mss. 6881-17.
la tropa respondiendo en particular cada capitán
(2) B. Nal.. Mas. 6881.64.
(1)
Núm. 141, correspondiente al
mes de
octubre.
(3)
(4)
B. Nal., Msa. 6881-27.
B. Nal., Mes. 6881.55.
35
)‘t2flff,
».
aebuL,a ccr/vrni
wtaÁ
ccp$
•jeito
e! afyr
-
»‘-
el qt
pj
21.¿1
AÁa2ri
“e’
1
d1o
.
-
/
/1/.)..
t
/ ./c
LX4#E. ¿xiLn.
pcv-t ua
t,
(2 J.
lLar
de la Ordenanza General, se le pasaron de orden
de S. M., en fecha 16 de marzo de 1768, cuatro jue
gos de la “Instrucción y Quaderno”. La Junta or
denó el trabajo del Marqués de Arellano, divi
diéndolo en XI títulos, cuyos epígrafes parece
conveniente dar a conocer, ya que las coleccio
nes de Ordenanzas Militares que andan impresas
no• los mencionan en razón a que la mayoría sa
lieron impresas con posterioridad al año 1808,
en el cual S. M. ordenó a la Imprenta Real publi
case un “Reglamento o tratado de táctica”, que
modificaba esencialmente los preceptos de esta
naturaleza contenidos en las Reales Ordenanzas
de 1768 (1).
Los epígrafes de los once títulos del mencionado
Tratado Y son los siguientes:
.
ajl
Título 1.—Toques que han de usar las trompetas
y timbales de la Caballería en guarnición, cuar
tel y campaña.
eJLO ue fuLre,t1Qor 1,ILLd
Título 11.—Toques que han de observar los Cuer
pos de Dragones.
Título 111.—Formación de Compañías, división de
ellas, su colocación y la de Oficiales y Sargentos
de un Escuadrón en el orden de batalla.
Título IV.—Subdivisjón de un Escuadrón, reglas
de distancia entre filas e hileras y medida del
terreno, que por cálculo ha de considerarse com
petente a cualquiera número de Caballería en
justifican el deseo del Coronel de Caballería don
el orden de batalla.
Gaspar de Arellano de redactar un verdadero
código que sirviera a los Cuerpos de su arma, y a Título V.—Conducción, retiro y custodia de los
estandartes en cuartel y campaña.
tal finlacomenzó
detenidos
y meticulosos
sobre
táctica más
conveniente
para lasestudios
tropas Título VI.—Regla que ha de seguirse para pasar
del orden de batalla al de parada.
de Caballería y Dragones, como consecuencia de Título VII.—Orden y sucesión de las voces del
los cuales redactó una “Instrucción y Quaderno”,
ejercicio, evoluciones y maniobras que harán los
donde se contenían las normas para el mando,
Escuadrones.
formación, orden de combate, paz, etc., de los Título VIII.—Reglas para formar el piquete con
Cuerpos referidos, cuyo trabajo pareció tan útil
todo el Regimiento.
y meritorio que mereció un laudatorio informe Título IX—Formación
en columna por filas.
de los organismos superiores de la Secretaría de
Guerra, trámite que determinó la real aprobación
(1) Entre otras, suprimen el contenido del Tratado V las
del proyecto y la orden dada en 29 de agosto Ordenanzas
impresas en:
de 1767, para que no sólo se imprimiese a expen
Valencia, 1810. En la oficina de D. Benito Monfort. Tres vo
lúmenes en 4.°
sas del Rey, sino “que se repartiesen ejemplares
Coruña, 1813. Un vol, en 4,0
a todos los Oficiales de los Cuerpos de Casa Real,
Madrid. En la Imprenta Real. 1815. Dos vol, en 8.’
Caballería y Dragones; que se remitiesen a Nápo
Madrid. En la Imprenta Real. 1823. Dos vol, en 8.°
Madrid, 1836. Imprenta del editor D. P. Sanz y Sanz. Do,
les y a las Américas con particular recomenda
volúmenes en 4°
ción a los Inspectores diciéndoles”, “sin mbargo
Madrid, 1839. Imprenta del editor D. P. Sanz y Sanz. Doe
que S. M. considera que el acreditado celo de Y. E. volúmenes en 4.’
Madrid, 1843. Imprenta del editor D. P. Sanz y Sauz. Un
muy particularmente prevenga a los Jefes procu
volumen en 4.’
ren que se verifique la Instrucción teórica y prác
Vallecillo, D. Antonio. Madrid, 1851. Trei yola, en 4.’ mayor.
Madrid, 1880. Muñiz Terrones.
ticamente,
etc.”.
Socias, D. Mariano, Teniente General. Madrid, 1884. Tres yo.
Formada nueva Junta para el último arreglo lúmenes
en 4° mayor.
-
(a’
•
tLii?V.
4
&
‘a’e.ci
que.
1
1
jbÜy.
1t
a
36
(
__
niobras más conducentes y adaptadas a la fuer
za, decoro y comodidad de los dos Cuerpos, cual
quiera innovación, no siendo convincente, útil
y necesaria ofende al Marqués directamente, per
judica al servicio del Soberano y contradice a la
respetable Junta de Generales, e Inspector Gene
ral de la Caballería que aprobaron en un todo
sus proposiciones; porque habiendo mandado el
Rey examinar por una Junta de Generales, a
EL PLEITO
quien había confiado la legislación de su Ejér
cito, la obra del Marqués de Arellano (después de
La “Instrucción y Quaderno” del Brigadier maduro examen en presencia del autor, que sa
Arellano, después de las vicisitudes antes relata
tisfizo cuantas
dudas se ofrecieron), informó
das, quedó incorporada a las Ordenanzas de Car
a S. M. en fecha 4 de noviembre de 1766, entre
los III integrando el Tratado V, si bien la Junta
otras muchas cosas, que confirmaban su entera
de Ordenanzas introdujo algunas modificaciones
aprobación, “Que no le dejaba duda ser de la ma
que determinaron no sólo las protestas del Mar yor utilidad”. “Que para que sirviera de Instruc
qués, sino que acudiese a la Junta, porque consi
ción, era de dictamen se dignase S. M. mandar
deraba que los cambios alteraban el sistema y en que se imprimiese, y que de lo que proponía y
ocasiones imposibilitaban
materialmente el mo ofrecía verificar en la práctica se adaptase en la
vimiento de los Escuadrones, o descomponían la Ordenanza de ambos Cuerpos”.
‘colocación de las fuerzas con los naturales perjui
“Podía el Marqués de Arellano estar satisfecho
cios para la eficacia de las tropas en la batalla.
de la aprobación de la anterior Junta de Ordenan
Por ello elevó a S. M. una representación en la que zas y de la que le han manifestado un gran nú
analiza meticulosamente
las reformas con citas mero de Oficiales Generales y Particulares de In
concretas, y añade que “se ha visto en la precisión fantería, Caballería y Dragones, y sobre todo de
de manifestar lo defectuoso del Tratado V, des
la orden del Rey para que se imprimiese a sus ex
pués de haberlo hecho presente repetidas veces pensas y observase su Instrucción, como asimismo
al Ministro de la Guerra D. Juan Gregorio Mu el informe tan ventajoso y decisivo que hizo
niain desde el día que se publicó la Ordenanza y a S. M. el Señor Conde de Aranda después de ha
a proponer los medios de remediarlo, porque opo ber observado las maniobras que en su presencia
niéndose a la buena y fácil instrucción de los Cuer
practicó el Regimiento de Pavía, y lo que adaptó
pos de Caballería y Dragones al acierto, fuerza y
y la última Junta en la Ordenanza la más intere
prontitud
de sus maniobras y movimientos y a
sante que la Caballería y Dragones ejecuta y prac
la misma ordenanza, el silencio le hacía delin
tica en el día, que a excepción de la colocación
cuente para con el Rey, defraudándole lo que es de Compañías y Oficiales, todo es dictado por el
tan útil y preciso a su Ejército y consigo mismo,
Marqués, pues observan la formación y división
pues hacía infructuoso el mérito que han conse
de Compañías, las formaciones de Batalla y Pa
guido su celo, aplicación y trabajo”.
rada, las conversaciones, el aumento, disminución,
En el relato del para el Marqués grave inciden
conocimiento
y conservación de distancias, los
te, se dice que “Todo buen vasallo está en la obli
desfiles en cohiinna, rehacerse en batalla y las
gación a procurar el bien del servicio de su Rey,
aun a costa de su sangre, como igualmente está maniobras particulares al Cuerpo de Dragones,
obligado a conservar su propia reputación, y con hasta el defecto en que incurrió de la colocación
del Sargento detrás del Estandarte, y la equivo
más razón el que la tiene después de cuarenta años
autorizada en el Ejército; estos dos preciosos ob cación del artículo 88 del Título 5.°; pero como
jetos interesan particularmente
al Marqués de el Marqués no tiene otro interés que el mejor ser
vicio del Rey, no se contenta con sólo los testimo
Arellano en la enmienda y renovación de la Orde
nanza en la parte que corresponde a Caballería y nios que acreditan su celo, aplicación e inteligen
Dragones, porque habiendo sido el que consiguió cia, sino que solicita que la disciplina, método y
a costa de más de ocho años de continuo estudio, reglas del manejo de la Caballería y Dragones ha
gan invencibles estos dos Cuerpos, por lo que para
incesante trabajo, mucha reflexión, repetidas ex
periencias y crecidos gastos, dictar, componer y que lo consigan ha formado de nuevo el tratado 50
arreglar metódicamente ros movimientos y ma- de la Ordenanza, el que facffitaiá su perfecta ins
Título X.—Método que han de observar los Cuer
pos de Dragones para las maniobras de desmon
tar, encadenar sus caballos, salir a formar el
Batallón y volver por Escuadrones a su orden
de batalla.
Título XI.—Advertencias
generales comunes a
Caballería y Dragones montados.
37
trucción sin necesitar otros auxilios ni documentos
quela aplicación y los frecuentes metódicos, ejer
cicios.”
LAS CARTAS
Junto al relato, que parcialmente se reproduce,
el documento de la Nacional contiene cartas cuyo
interés manifiesto obliga a transeribirlas
aun
cuando ño sea íntegramente.
La primera está fechada en Madrid a 24 de
agosto de 1772, firmada por el Marqués’ de Are
llano y dirigida al Sr. Conde de Ricla. Comienza
así: “Excmo. Sr. Muy señor mío: Habiendo el
Rey mandado que la Instrucción para la Caballe
ría y Dragones escrita por mí, que de su Real Or
den se imprimió y repartió a los Oficiales, de am
bos Cuerpos, la, tuviera presente la Junta de ‘Or
denanzas en la formación de la General del Ejér
cito, como se verificó y demuestra el tratado
quinto, en el que adaptando la Junta a la letra,
el orden de las formaciones.., lo que bastando a
dificultar y retardar las maniobras y algunas a
imposibilitarlas,
lo debo hacer presente a Y. E.
para que poniéndolo en la consideración de 5. M.
disponga se arregle lo que tanto importa a la fuerza
del Ejército y la conservación ‘de los respetables
Cuerpos de Caballería y Dragones.
“Es natural que la Junta no reparase en estas
variaciones, porque siendo el sistema enteramente
nuevo no visto ni practicado en el Ejército. de Es
paña’ y menos en los demás de Europa, era difícil
tener presente todos los motivos a que se dirigían
las colocaciones de las partes de la formación y
así dejó algunas de ellas, según la anterior cos
tumbre.
“Para ‘que V. E. pueda informar a S. M. apun
taré los reparos que necesitan enmienda y asi
mismo la adiciones que son precisas a la uniforme
instrucción
de la Caballería y Dragones, asegu
rando aV. E. que demostraré, sin que quede gé
nero de’ duda, cuanto propongo.
La colocación de Compañías no 8iefldO la del
Coronel o Comandante en el centro, no pueden
ser mandadas de sús propios Capitanes, ocasio
nando el desarreglo que un Alférez cubra el cos
tado derecho del orden de batalla y sea quien rom
pa y dirija los desfiles prontos en columna.
“La colocación de los Capitanes al frente de la
primera fila, es inútil para el mando, envarazoso
a la prontitud de’ los desfiles y perjudicial para las
marchas en Batalla.
“La formación inversa de los escuadrones de la
-
-
38
e
izquierda dificulta la instrucción del soldado, con
funde el orden si se necesitan reforzar los costados
opuestos de un ala de caballería, retarda los mo
vimientos y prolonga las voces de advertencia y
mando.
“La formación de piquete no es adaptada a
campaña ni arreglada para las revistas ((micos
objetos en formación) variando los prinçipios. que
se establecen en el propio Tratado, en la coloca
ción de las plazas que componen las compañías;
no siendo las voces’ arregladas a el mando, adver
tencias y ejecución de la caballería.
“A esto se añade el no haber dado colocación a
los Oficiales en las marchas en columna; y siendo
esta maniobra de la mayor consideración (feliz
hallazgo que ni aplicación por casualidad encon
tró, cúya práctica hará inservible la caballería del
Rey’) necesita el más exacto arreglo, como que de
pende en la prontitud de estos movimientos, las
ventajas más seguras de este Cuerpo.
“El repetido Tratado quinto necesita más ex
tensa explicación a ló que en él se previene, para
la ¡nstrucción, fácil inteligencia y exacta uniforme
observancia de la Caballería y Dragones y añadir
como objetos principalísimos del ejercicio de es
tos Cuerpos (a los que se dirige su enseñanza) el
orden y reglas que han de observar en los ataques
generales y sucesivos a el frente y flancos, el uso
de la segunda fila, que decide las acciones de la
Caballería; el aumentar frentes para dar más ex
tensión a los ataques, distintos modos dé desmon
tar ios Dragones en ocasiones prontas o improvi
sadas, que son la fuerza de su Instituto: La expli
caéión y enseñanza del manejo de las armas a
caballo; instrumentos de su ofensa y’ defensa, el
orden de pasar las revistas de Comisario y forma
ción de calle en Parada, para honores; la posición
de gurupa, y en fin, la enmiezda de algunos yerros
de imprenta que varían de inteligencia de las ex
plicaciones y las voces de mando que imposibili
tan la obediencia.
“Me persuado que no necesita Y. E. más que lo
referido para que su gran comprensión gradúe la
necesidad de las adiciones, que se deben hacer en
la Ordenanza, relativas a la Caballería y Dragones;
que desde luego que se publicó lo hubiera’ hecho
presente por obligación de Jefe de un Regimiento,
y como quien había producido el sistema apro
bado por el Rey para la instrucción de estos Cuer
pos lo que suspendí esperando que S. M. viese
maniobrar la tropa instruída y mandada por mí;
pero retardándose esté deseado examén que de
cidiría a favor de lo que tanto interesaba al Real
‘
‘
-
_.i
Reproducción de un fragmen
to del primer folio de lo rela
ción contenida
en el manus
cri*o 10.455 de lo B. N, y re
ferido a este artículo.
Servicio y siendo las dudas y ninguna
uniformidad en la Caballería y Dra
gones, que entibian sumstrucciÓn,
me ha obligado la utilidad del Ejér
cito y mi propia reputación a presen
i7a4’y
9hes9
f’Ú
za &z
a
‘
6Z2’
t?
?e
OXZP&
a’4rr éejci2izr
7iZ477o
Z9;3
/
/
L.’ 7,
tar a los pies del Rey, por mano de
Y. E., el Papel adjunto que contiene
ma27z’2
íy-a2
el Tratado 50 de la Ordenanza Ge
neral correspondiente a los dos Cuer
pos, que escrito por mí, ha dictado el
&D
DXr;’-z
amor y celo que tengo a la Real Per
sona y bien de su servicio. Suplico a
2t(A7?e
a4tr eJ’w
(.2r/v4
Y. E. que los reparos que se encuen
7W
7Z?
•/f
tren se me comuniquen para satisfa
cerlos o mejorar mis proposiciones,
esperando que Y. E. admitirá gustoso
f(4y
g. Ji
4ÇZ
(pues así me lo ha manifestado) este
fruto de mi aplicación que sostenido
5p
ij
2
çf
por V. E. se establecerá en su tiem
po la más exacta y ventajosa disci
‘?°
¿i.54
plina e instrucción en los cuerpos de
Jçy.I.ed
‘fzIe;.%cZ;
.7.
‘ee
Caballería y Dragones.
“Nuestro Señor guarde a V E. Ma
4!2Z
2.
.lfI/?g
¿
6
drid, 24 de agosto de 1772. Excmo.
‘z’
ii/7
Ob!/)O;
Sr. B. L. M. de V. E. su más at° y
£za
ap° servidor El Marqués de Arellano.
Excmo. Sr. Conde de Biela.”
La segunda carta es del Marqués
de Villadarias, y está fechada en San Ildefonso a mandarlas omitiendo en unas las voces contenidas
en la Ordenanza y aumentando otras; y no siendo
7 de septiembre de 1772, y dirigida, como la an
terior, al Conde de Ricla. El tono general de la regular que por un particular concepto se altere
carta no es muy favorable al Marqués de Arellano. nada de lo ejecutado en la citada Junta, tan auto
rizada, soy de parecer que V. E. pase a ella aquel
El escrito dice así:
“Habiendo visto el Papel de adición que entregó Papel, a fin de que dos Vocales vean si su produc
a Y. E. el Brigadier Marques de Arellano sobre ción trae alguna utilidad al Real Servicio.
“Los principales objetos de la Tropa, deben re
el Tratado 5•0 de la Ordenanza General del Ejér
ducirse
a imponerla en una inalterable subordi
cito correspondiente a los ejercicios de la Caba
nación
y
obediencia; ejercitarla en las evoluciones
llería y Dragones, reconozco que en los más Ar
precisas
de
Guerra, de marchas en Batalla; en
tículos de la Ordenanza no varía más que en al
Columna,
doblar
el fondo, para volver Caras;
gunos términos y voces de ella pero nada en la
cuartos
de
conversión;
y las demás maniobras que
sustancialidad
siendo en esta parte notable haya
corresponden
a
las
funciones
de ella; porque lo
querido persuadirse estar mejor coordinación y
demás
son
contradanzas
para
entretener
a los es
explicación, que la dictada en una Junta de Orde
pectantes
que
concurren
a
los
Ejércitos.
nanzas generales, después de tanto examen y ma
“Con atención a que los Vocales de la Junta de
durez con que es consecuente la hayan ejecutado
Ordenanzas
son pocos, por haber ido algunos de
sus Vocales.
ellos al ejercicio de sus empleos y a no haber actual
“Al fin pone Arellano una prolija especificación
para inteligencia de las evoluciones y modo de mente ninguno de Caballería, hallándose con des•
4t;
d
•
-p.cW#’
,
•
.
F
a9
tino en Madrid los Tenientes Generales Don Mel otras determinaron que la queja o reclamación
chor de Quirós y Don Cristobal de Zayas, que alcanzara estado oficial ante la Junta de Orde
ambos han sido muchos años Coroneles de Regi
nanzas, como lo comprueba el escrito fechado en
mientos de Caballería y que son de inteligencia;
Madrid, a 21 de febrero de 1773, que dirige Miguel
si Y. E. tuviere por conveniente podrá facilitar
Simón Pontero, al parecer en sustitución de don
Orden de S. M. para que asistan como Vocales a Antonio Oliver, secretario de la Junta, a D. Pe
la expresada Junta.
dro Martín Cermeño, que posiblemente desempe
Dios guarde a Y. E. ms. as....”
ñaría su presidencia, acompañándole una copia
Fechado en Madrid, a 29 de enero de 1773, y del Tratado Y de las Ordenanzas del Marqués de
suscrito por el Marqués de Arellano, es el escrito Arellano y un “traslado de los papeles que corres
elevado al Presidente de la Junta de Ordenanza,
ponden a este expediente para que V. S. haga de
que dice: “Las adiciones al Tratado Y de la Real ellos el uso que hubiere por conveniente y después
Ordenanza que el Rey ha tenido a bien pasar al los devuelva conforme a lo acordado en la última
examen de Y. E., son 108 que mis vivos deseos del Junta”.
mejor servicio de S. M. me han obligado a poner
El expediente se devuelve a D. Miguel de Simón
las a los Reales Pies, y alta consideración supli
Pontero con escrito fechado en Barcelona, a 13 de
cándoles, las mande examinar y comprobar en marzo de 1773, “para que pueda Y. Md. cumplir
la práctica a fin de que hallándolas útiles, se esta
con lo acordado en la Junta que cita”.
blezcan en ‘los Cuerpos de Caballería y Dra
Con este documento terminan los que transcri
gones...”
bimos, como más interesantes, de los que sobre
este asunto y tema contienen los manuscritos de
la Biblioteca Nacional; ignoramos la determina
LA TRAMITACION DE LA QUEJA
ción que en definitiva se adoptara ante las recla
maciones del Marqués de Arellano, pero, en cain
Las cartas transcritas, no son más que un reflejo bio, el litigio ha permitido conocer, probadamente,
de las numerosas gestiones de todo orden que el la paternidad del Tratado Y de las Reales Orde
dolido Marqués llevaríá, sin duda, a cabo; unas y ‘nanzas de Carlos III.
A
trabajo de Don Cardo
de Arellano acoinpailoban varios gráficos que, como elfragmento
que se reproduce,
la distribución de las tropas en las distintas formaciones.
denotan prácticamente
dkue
dc
•“
4.
• —
7
‘«
«
«•‘
Toz,o id IUon,.
hw
‘—3,
3,
1
L
•J
•
••,‘,••
•
,,,-
•_
tu.,$’
u
‘
•7•
•
3
•
s.—
1
-—37
‘—
—-—
3,
_—
—37
3,
_,I_I
37
-
.W
u
-t
u—
.-—_-
37,,•I,.
e
—
u
JI —
—-
—
3,*
—
4,
‘7.o
•
-
,74
737,
*
u
,.%_
‘a
37*!
U
—
‘
-.
j_4..J..’2r,.....°
-
u
u
—
•
._-,—
--
-
-, --
----
-
-
REcoliRmoSDAMPO
Coronel de CaballenaValero Valderrabano
Jefe del
deCazadoresdefarnesio
.
EL entre
ciclo la anual
de instrucción,
comprendido
incorporación
a filas de
dos reem
plazos sucesivos, se divide en dos períodos de
seis meses cada uño, perfectamente
caracteri
zados. El primero, abarca desde la presentación
en los Cuerpos de los individuos llamados a cum
plir con sus deberes militares hasta la termina
ción de los «ejercicios combinados», y se dedica
fundamentalmente
a la instrucción de la tropa;
el segundo, en el que los efectivos de ésta en los
Regimientos queda reducido al o por zoo, se
caracteriza por estar consagrado de manera prin
cipal a la instrucción de los Cuadros (Oficiales y
Suboficiales). En cuanto a este último periodo,
la Jefatura de Instrucción
del Estado Mayor
Central hace hincapié para que se intensifique
la instrucción teórica de aquellos Cuadros y se
dé preferencia a] desarrollo de la instrucción
física.
Aunar estos dos aspectos de la instrucción,
teórica y física, diediante la ejecución de «Reco
rridos de Campo», en los que a la práctica de la
equitación se una el familiarizar
a los Jefes,
Oficiales y Suboficiales con la orientación en el
campo e identificación de observatorios y otros
accidentes
del terreno, previamente
señalados
en el plano, es lo que en estas lineas brindamos
a nuestros compañeros con mando de Cuerpo
armado y a los Centros de enseñanza.
De la bondad del sistema damos fe, por ha
berlo realizado en varias ocasiones en el Regi
miento que me honro en mandar con Oficiales
y con Suboficiales, obteniendo óptimos resulta
dos, después de poner a prueba los conocimien
tos topográficos de los participantes la mayor o
menor facilidad en el manejo del plano, su ca
pacidad de orientación, el sacar el mayor rendi
miento posible al caballo, dentro de sus posibi
lidades, y, por último, estimular la emulación y
el espíritu de audacia.
Pasamos, a continuación, a detallar las con
diciones generales de la prueba y su desarfollo
mediante la exposición de un caso práctico.
CONDICIONES
DE LA PRUEBA
Consiste en la ejecución de una marcha rá
pida a caballo, siguiendo un itinerario descom
puesto en varios tramos o itinerarios parciales,
jalonados
por otros tantos puntos del terreno,
los que se darán a conocer a los participantes de
la prueba en el momento de iniciarla, para que
sean identificados en el campo con la ayuda del
plano correspondiente.
El recorrido de los distintos tramos del itine
rario se hará a velocidad determinada, que ha
brá que observar rigurosamente;
unos a veloci
dad fija y otros a velocidad libre. Esta, la velo
cidad, se señalará a la salida y en los distintos
controles de paso (coincidentes con aquellos pun
tos qué jalonan el itiñerario), mediante pliego
cerrado que se entregará a cada participante,
en el que se hará constar aquélla y e] punto a
que debe diiigirse, dejando libertad en cuanto
al camino a seguir para marchar de un control
al siguiente. La llegada con anticipación a un
control de velocidad fija no beneficiará el tiempo
total del recorrido, proporcionando, en cambio,
al ganado una fatiga inútil que redundará en
41
-
-
perjuicio de los tramos. de velocidad libre, en los
que, como es lógico, se debe emplear el galope..
En el punto inicial de marcha, cada partici
pante recibirá, como queda dicho, en pliego ce
rrado, el punto doñde debe dirigirse y la veloci
dad a emplear, y sucesivamente, al final de cada
tramo; por el control correspondiente, se le en
tregará nuevó pliego con las mismas indicacio
nes para continuar la marcha.
El recorrido será -individual, dándose las sali
das con un intervalo mínimo de diez minutos
para evitar que algún jinete sirva de guía u
orientador de los que vienen detrás.
Puntuará
para la clasificación el tiempo total
.invertido en la prueba, a cuyo fin empezará- a
contarse éste en el momento de dar la salida a
cada participante, ptrdiendo señalarse como punto
de llegada el mismo de la salida (itinerario ce
rrado). La falta de paso por algún control será
objeto de descalificación.
Todos los participantes’ irán provistos de car
tera de planos, con la hoja correspondiente, así
como de reloj, pará observar las velocidades ho
rarias en los tramos fijos.
tiempo previsto, según distancia y velocidad
fijada, en nada le beneficiará, pues deberá ser
retenido en el mismo hasta que transcurra
el
plazo ‘yendo en perjuicio de su cabalgadura, a
la que en el tramo siguiente habrá de pedir un
esfuerzo, si se le señala velocidad libre.
Si el tramo -a recorrer es de velocidad libre, es
lógico que se emplee el galope resuelto, siempre
que aquél no exceda de cuatro o cinco kilóme
tros. En este caso deberá estudiar en el plano,
con más atención, la existencia de fuertes pen
dientes o accidentes que pudieran retrasar su
movimiento,
compensándole, tal vez, el dar al
gún pequeño rodeo.
En todo caso, convendrá alternar los tramos
de velocidad fija con los de velocidád libre, con
miras a la conservación del ganado.
Por último, llegado a las proximidades del fin
del tramo, donde existiM un control, debe iden
tificar en el terreno el punto que se le ha seña
lado en la salida (cota, vértice, collado, observa
torio, cruce de caminos, kilómetro de una ca
rretera, puente, etc.). Allí se dirigirá y entregará
el sobre que recibió a su salida, en el que se hizo
constar la hora en que emprendió la marcha.
Seguidamente
se le entregará un nuevo sobre
con
las
mismas
indicaciones para el tramo si
EJECUCION
guiente, si el anterior es de velocidad libre, o una
vez qúe haya cumplido el plazo de tiempo fijado
Formulada
la relación de participantes y he
en
caso contrario, en el que igualmente -se hará
cho el sorteo para señalar un orden de salida, el
constar
la hora de salida, dato que interesa co
primer- jinete, y sucesivamente todos los demás,
nocer al control siguiente si ‘la distancia que los
recibe, como ha quedado dicho, las indicaciones
separa ha de ser recorrida a velocidad deter
necesarias
para el recorrido del primer tramo
(punto donde deDe dirigirse y velocidad). Debe. minada.
Cerrado el circuito, se- anotará en la llegada
por tanto, antes de ponerse en movimiento, bus
la
hora de cada participante, de la que se restaráS
car en el plano el punto que se le indica, lo que
la
de salida, dando así la clasificación por orden
puede facilitarse señalando una región determi
de
menor a mayor tiempo empleado.
nada de aquél: seguidamente orientará el plano
Para
la clasificación, puntuará no sólo el me
para venir en conocimiento de la dirección que
nor
tiempo
invertido en la prueba, ‘sino el estado
debe tomar y estudiar en el mismo la existencia
del
ganado
al
fin de la misma.
o no de caminos que le conduzcan directamente,
Los
mejor
clasificados habrán demostrado:
o la posibilidad de marchar campo a través, siem
pre que algún obstáculo natural no se lo im
que han, seguido el itinerario sin vacilación;
pida. Los más audaces buscarán siempre la línea
que han identificado rápidamente en el te
recta, ya que la velocidad es la que cuenta para
rreno los puntos de control señalados en el
la clasificación.
plano;
Si el tramo a recorrer es de velocidad fija,, de
-que en los tramos de velocidad fija han.ob
berá hacer rápidamente un cálculo mental de la
servado
la señalada mediante una acertada
alternativa
de aires a pedir a su montura, de
alternativa
de aires;
acuerdo con la distancia que le separe del lugar
donde ha de trasladarse (distancia que, como es
que han sabido sacar a su cabalgadura el me
lógico, ha de ver en el plano), ya que la llegada
jor partido posible, -sin menoscabo de su re
al fin del tramo—control—con
anticipación al
sistencia física.
-
-
-
-
•
-
-
-
—
—
—
-
—
42
Huelga decir que se estimula el interés de los.
parbcipantes
otorgando algunos premios a los
mejor clasificados, debiendo y pudiendo ser de
estos últimos cualesquiera de aquellos, ya que no
se requiere tener un caballo especial, y si tenerlo
entrenado en el campo y poseer la práctica del
manejo del planó, retrato del terreno.
Por lo expuesto se puede apreciar que la éje
cución de estos «Recorridos de Campo» encierra
en sí un ejercicio de aplicación puramente mili
tar, en el que se mezcla la técnica con el deporte,
constituyendo
un aprendizaje para inoverse en
el campo con soltura y saber por dónde se va, en
un ambiente sano, de camaradería y de espar
cimiento.
Estos ejercicios, en las condiciones dichas,
puedén ser igualmente realizados por patrullas,
y aun por las Unidades mecaqizadas con vehícu
los capaces de salir fuera de camino; bastará te
ner cierto cuidado en la elección de los itinera
rios parciales.
Otro tanto puede decirse de las Unidades a
pie, en las que no se deberá marcar velocidad;
ésta vendrá determinada por las diferencias de
pendiente
en cada tramo, y sí convendrá, en
cambio, fijar algunas detenciones de duración
variable al final de algunos tramos. En las tro
pas de inontafta sería de la mayor utilidad la eje
cución de estos ejercicios.
Para los reconocimientos de Oficial, la trans
misión de partes, la identificación de puestos de
Mando, los golpes de mano, etc., pueden cons
tituir un entrenamiento apropiado la práctica de
estos «Recorridos de Campo».
mos del recorrido, de longitud y naturaleza. del
terreno variados, procürando que el desarrollo
total del itinerario no exceda de los 20 kilóme
tros, ya que se trata de efectuar una marcha rá
pida.
Se determinará qué tramos han de recorrerse
a velocidad fija y qué otros a velocidad libre, pro
curando alternar unos con otros, eligiendo para
estos últimos los de terreno más accidentado y,
desde luego, fuera de caminos.,
Una vez fijado en el plano el itinerario y los
detalles del mismo, se precisa la comprobación
en el terreno por la persona encargada de la
preparación,
ya que, como es sabido, con fre
cuencia surgen detalles en el terreno que, por
no tener representación
adecuada en el plano,
pueden imponer alguna modificación en el itine
rario elegido.
Finalmente,
es necesario concretar el tiempo
mínimo en que han de ser recorridos los tramos
de velocidad fija, según su longitud y velocidad
horaria que se marque, a fin de que en los con
PREPARACION
DE
UN CASO PRACTICO
La preparación de un «Recorrido de Campo» de
las características
expuestas, es un tanto engo
rrosa por la cantidad de detalles que hay que cui
dar, pues el fallo de uno de ellos puede malograr
el buen éxito del desarrollo.
Lo primero a realizar es la elección en el plano
de una zona de terreno con accidentes topográ
ficos de mayor o menor dificultad de identifica
ción; fijar los jalones del itinerario (que serán
aquellos accidentes), en los que se situarán los
controles, los que determinarán otros tantos tra
43
Tercer
control:
Vértice
Sanquince.
Cuarto control: Cruce de cami
nos de La Gallinera (500 metros
al SO. del Manicomio).
Quinto control: EJ cruce seña
lado para la salida.
El primero y último tramos se
rán recorridos a 8 kilómetros a la
hora, para los que se dan unos
tiempos mínimos de veinte y quin
ce minutos,
respectivamente;
el
tercer tramo será recorrido a la
velocidad de 12 kilómetros a la
hora, dándose un tiempo mínimo
de veinte minutos. Los tramos se
gundo y cuarto, de velocidad libre,
pueden ser recorridos en menos de
seis y nueve minutos, respectiva
mente.
El recorrido total puede
hacerse en una hora y diez mi
nutos.
El personal de los controles lle
varía un estado en que se relacio
nen los participantes,
según sor
teo de orden, y un encasillado
donde se señalarán
las horas de
llegada y salida de cada uno de
éstos. Asimismo llevará tantos sobres como
participantes,
los que encerrarán una octavilla
en la que no figurarán más datos, para el reco
rrido del tramo siguiente, que el punto donde
han de dirigirse y la velocidad a emplear. En
los sobres se anotará la hora de salida para que
sea tenida en cuenta por el control siguiente,
dato que interesa conocer para lós tramos de ve
locidad fija.
troles correspondientes
no se permita la salida
de ningún participante antes de haber transcu
rrido aquél.
En el gráfico del «Recorrido de Campo» que se
presenta, se marca un itinerario de unos x ki
lómetros de désarrollo, dividido en cinco tra
mos, de los que tres se han de recorrer a veloci
dad fija y dos a velocidad libre.
Cinco controles, puntos a identificar en el te
treno, señalan los citados cinco tramos:
Salida: Cruce de la carretera de Zaragoza a
Portugal con el camino local de Zaratán.
Primer control: Collado entre cotas de 768,
Con lo expuesto ponemos a contribución nues
en la región de Las Contiendas.
tra práctica y experiencia en beneficio de la
Segundo control: Kilómetro 197 de la carretera
instrucción
de los Cuadros de mando del
de Madrid a León.
Ejército.
Lea Ud. “Guión” y la “Revista de la Oficialidad de
Complemento”, donde encontrará una ampliación es
timable de las informaciones de EJERCITO.
44
Estudios sobre el
EMPLEO
DELL&DWISIÓN
La batalla defellsiya
Coronel de E. M. GREGORIO LOPEZ MIJÑIZ, de la Escuela S. del E’
LOS ELEMENTOS DE LA DEFENSIVA
/
o
E tervienen
N todas las una
situaciones
la defensiva
in
serie dedefactores
cuyo es
sean o están interrumpidas las comunicaciones.
Consecuentemente, el primer elemento que
tudio abstracto reviste el máximo interés. Tales analizará el Mando para el planteamiento de
factores son:
la batalla defensiva es la vialidad de la zona
Las
comunicaciones.
en que va a establecerse el frente.
Como dice nuestro Generalísimo: “Donde no
La observación.
El obstáculo.
hay carreteras ni medios de transportar la ar
Los fuegos.
tillería ni de acumular los servicios no puedé
haber ataques a fondo, no se puede penetrar;
Las posiciones.
El despliegue.
se carece de vías para alimentar el ataque y ex
La organización del terréno.
plotar el éxito.”
El estudio de las comunicaciones señalará
claramente las direcciones de probable esfuerzo
A) LAS COMUNICACIONES
y permitirá al Mando establecer la clasificación
El estudio de la red de comunicaciones es una en sectores principales y secundarios, que es la
de las bases fundamentales en la concepción y base de todo el despliegue.
planteamientó de la batalla defensiva.
Este estudio se llevará a fondo para discri
Los Ejércitos, hoy ampliamente motoriza
minar con toda exactitud:
dos, quedan en dependencia estrecha de las vías
Las bases de que parten.
Los objetivos a que conducen o regiones que
de comunicación. Toda ofensiva de importan
cia requiere la concentración previa y el subsi
unen entre sí.
Su rendimiento que,’ basado en el cálculo de
guiente despliegue de medios extraordin ariamente cuantiosos, no sólo en Grandes Unida
las características de carreteras y ferroca
des, sino en material diverso y singularmente
rriles y circuitos que pueden establecerse,
autorizará a formular hipótesis verosímiles
en municiones. Comenzado el ataque, las comu
nicaciones son asimismo indispensables para
sobre las posibilidades para la cónçentración
alimentar la batalla y mantener su impulso. No
de medios y deducir, por tanto, las probabi
será posible llevar a cabo la explotación del
lidades de que el ataque se produzca dentro
éxito después’ de la ruptura en la profundidad
de ciertos plazos y con elementos de natu
debida y con la velocidad necesaria, si esca
raleza determinada.
—
—
—
—
—
—
—
—
—
45
Consecuentemente, para la buena conducción
de la defénsa se trata no sólo de ver, sino, como
decíamos antes, de no ser visto; concretándose
así el problema de la defensa, en cuanto a este
extremo se refiere, en los siguientes términos:
Tener buena observación y estar oculto, en
cuanto sea posible, a los observatorios ene
migos.
En cuanto a este concepto de “estar oculto a
los observatorios enemigos”, hay que tener pre
sente que la condición no se refiere sólo a los te
B) LA OBSERVACION
rrestres, sino también a los aéreos.
El estudio del factor observación en el plan
El ideal de la guerra es. “ver y no ser visto”. teamiento de la batalla defensiva presenta ló
En la defensiva, esta condición es absoluta.
gicamente los puntos .sigúientes:
Nuestro Caudillo, en sus Comentarios al an
Localización de los observatorios propios,
tiguo Reglamento, de Grandes Unidades, dice:.
cuya integrida4 ha de conservarse a toda
“De los accideñtes del terreno que definen a
costa.
grandes rasgos el trazado de las posiciones
Localización de los observatorios que puede
defeñsivas, el más interesante es el de los
utilizar el enemigo y determinación, como
observatorios.”
consecuencia, de las zonas vistas y ocultas
Y el Reglamento alemán de la anteguerra
en líneas generales.
prescribe:
Posibilidades de orden natural para lograr
“Para lograr la eficacia en el fuego es condi
por el enmascaramiento la ocultación a las
ción previa que existan buenas posibilidades
vistas terrestres y aéreas.
para la observación artillera y el de las ar
Posibilidades de enmascaramiento artificial,
mas pesadas de Infantería.”
función de la fisonomía general del terreno,
Pero si esta necesidad es indiscutible, ha de
materiales, hombres, medios de transporte
tenerse en cuenta que la amplitud de lós cam
y tiempo disponibles.
pos de observación está en razón directa de la
entidad, de las Unidades. Si a un General de
División le interesa descubrir desde su obser
vatorio y en la mayor profundidad posible todo
C) EL OBSTACULO
el sector en que su Gran Unidad despliega, a
un Capitán de Compañía o a un Jefe de Bata
El obstáculo ha sido siempre elemento valioso
llón le basta cón dominar la parcela de terreno de la fortificación; donde no existía de modo na
en que ha de producir sus fuegos, limitándose a tural se creaba artificialmente. Los castillos de
vanguardia en la amplitud suficiente para evi la Edad Media solían erigirse en la cumbre de
tar una sorpresa. Los ‘observatorios “excesi’a
cerros de empinadas laderas o en la cima de es
ménte buenos” entrañan el peligro de que sus carpaduras que caían sobre el curso de un río.
ocupantes se sientan atraídos por los múltiples Cuando el terreno no proporcionaba el obs
incidentes del campo de batalla y, por contem táculo, se acudía a la construcción de fosos an
plar lo que le ocurre al vecino, descuiden lo que chos y profundos, cuya culminación aparece
sucede en su propio terreno.
en las ciudades tipo Vauban.
Si a la defensa la interesa ver, bara el ataque
Lejos de disminuir, la importancia del obs
no es menos imprescindible; si la Artillería, cuya táculo, aumenta con la aparición del carro de
misión es preparar y apoyar el ataque, carece combate; recogiendo esta necesidad, los Regla
de observación o es notoriamente precaria, sus mentos preceptúan:
fuegos serán defectuosos, y para obtener ren
La posición ha de proteger a la defensa con
dimientos útiles harán falta consumos extraor
tra la irrupción del enemigo, singularmente
de sus ingenios blindados, por la presencia
dinarios de municiones; las acciones de fuego y
de un obstáculo natural o artificial combi-’
movimiento se coordinarán difícilmente y el
nado con destrucciones y batido por el fuego.
resultado será una accíón lenta, desconectada,
(Reglamento francés.)
en la que se sufrirán graves pérdidas.
—
Las posibilidades para el despliegue y ali
mentación de la propia batáila defensiva,
singularmente en cuanto se refiere a la eje
cución de los servicios y al movimiento de
las reservas, extremo este último del mayor
interés en todas las situacionés, y que en la
defensiva elástica adquiere carácter absolu
tamente fundamental.
—
—
—
—
—
-—
.
—.
—
/,,
46.
El defensor ha de esforzarse:
En retardar desde “lo más lejos posiblé” el
avance del adversario por la acción de ele
mentos. destacados, fuegos de artillería a
“grandes distancias” .y aplicación intensa de
las destrucciones.
En disociar con los fuegos de su artillería e
infantería las formaciones del enemigo para
hacer abortar el ataque.
Y no menos explícitamente el Reglamento
alemán preceptuaba:
Si la situación y el municionamiento lo con
sienten, la artillería rompe el fuego “apro
vechando todo su alcance” para obstaculi
zar la aproximación del enemigo, el desplie
gue de su artillerf a y la ocupaciÓn de obser
vatorios, al tiempo que se dificultan sus co
municaciones y servicios. Unicamente se re
trasará la entrada en acción si el adversario
tiene gran superioridad artillera o se quie
ren conseguir efectos de sorpresa.
Las armas pesadas de Infantería participan
en los tiros de detenciÓn, batiendo a la in
fantería enemiga en su misma base de par
tida; la infantería rompe el fuego “cuanto
antes” y con la mayor violencia posible. Si
la ai’tillerl a propia es. débil, el avance del
adversario tendra que ser dificultado a
“grandes distancias” con el fuego de las ametralladoras pesadas y morteros.
Esta aplicación del fuego en la batalla defen
siva planteada en guerra de movimiento es ab
solutameñte lógica. Establecido el principio de
que una de las finalidades de la defensa es ganar
tiempo, mantener en silencio completo los ór
ganos de fuegos hasta el momento mismo del
ataque, es tanto cómo poner este factor tiempo
en manos del enemigo, al permitirle efectuar
tranquila y desahogadamente todas las opera
ciones preparatorias,
complicadas y lentas
cuando se hacen bajo la acción de los fuegos.
Toda desconexión que se introduzca, toda baja
que se ocasione, redunda en beneficio de la de
fensa al restar potencia al ataque.
Ahora bien: estós tiros a grandes distancias
si bien cumplen la interesante finalidad de en
D’ LbS FUEGOS
torpecer y retrasar el despliegue, no consegui
El fuego es el elemento esencial que la de rán nunca prácticamente impedir el ataque. Es,
fensa tiene para oponerse a la acción de movi por tanto, del mayor interés lograr que estas
miento del ataque. El fuego debe empezar tan armas no sean descubiertas por su intervención
pronto como esté en cøndiciones de producir en las ácciones anteriores al ataque y neutrali
efectos sensibles en el enemigo. Así, se lee en el zadas sin que puedan cooperar a la defensa de
la posición principal. Conseçuentemente, el
Reglamento francés:
La necesidad de protegerse contra los ata
ques de carros mediante la utilización de
obstáculos naturales, como son ríos, terre
nos pantanosos, escarpados, etc., puede ser
la consideración principal en la elección del
terreno
para la defensiva. (Reglamento
alemán.)
Y la guerra demuestra que la primera preocu
pación de todo el que se instala a la defensiva,
aunque sólo sea circunstancialmente, es cu
brirse por el obstáculo. Todo lo que sirva para
detener el asalto es bueno; y al lado de la mo
derna mina contracarro, consumida por cente
nares de mill6iies, resucita al antiguo foso, es
timado comó elemento arcaico de la fortifi
cación.
Como la organización de un obstáculo conti
nuo contracarros en frentes considerables, cuan
do el terreno es permeable a estos ingenios,
exige ingentes cantidades de material, con toda
su secuela de mano de ibra, tiempo y medios
de transporte. es perfectamente lógica la pres
cripción del Reglamento alemán. Un río no va
deable, por ejemplo, es obstáculo ideal que la
naturaleza ofrece gratuitamente y que impide
al ataque el empleo inicial de sus carros.
El obstáculo ha de ser valorado técnica y
tácticamente.
El examen técnico permitirá apreciar sus po
sibilidades de franqueamiento y, consecuente
mente, el material, tiempo y mano de obra que
el enemigo necesita acumular para lograr él paso.
El análisis táctico determinará las posibili
dades de hacer efectivo el obstáculo por medio
del fuego, la influencia que su aprovechamiento
integral ejerce sobre el conjunto del despliegue
y las consecuencias que puede acarréar su for
zamiento én determinados puntos.
No olvidar nunca que el obstáculo por sí mis
mo sólo tiene valor puramente pasivo; impon
drá al adversario una detención más o menos
larga, pero siempre resuelta. Es el fuego el que
da su verdadera importancia al obstáculo.
—
—
—
—
—
—
•
-
47
/
mente resuelto con un buen plan de fuegos sin
obstáculo, o con un obstáculo que no se preste
a ser valorizado por el fuego. El orden de pre
lación de las condiciones será, además, distinto,
según cada situación concreta de la guerra, y
principalmente dentro de los factores que la
integran, de los medios de acción de que dis
.pongan los bandos en presencia.
La posición ideal podríamos definirla diciendo:
Una posición defensiva reúne las mejores
cualidades cuando, servida por buenas co
municaciones y disponiendo de observación
completa, permite situar sus organizaciones
a. cubierto de las vistas terrestres y aéreas,
de tal suerte que se puedan utilizar las ar
mas a su máximo alcance y obtener, en
campo de tiro despejado y amplio, la con
centración del fuego de todas ellas sobre
un obstáculo natural, continuo y fuerte.
Sobre estas cualidades abstractas prevalece
una de carácter táctico absolutamente funda
mental: la de que por su situación en el con
junto del teatro de la batalla imponga su ata
que al enemigo. La mejor posición no sirve
absolutamente para nada si el adversario puede
E) LAS POSICIONES
soslayarla en la prosecución de su objetivo.
Aspecto interesantísimo es el lugar de insta
Para que una posición defensiva, dando á esta
lación de las armas, que plantea el tan discu
palabra su más amplio concepto de “terreno
preparado para la batalla”, reúna las cualida tido probléma de organización en pendiente o
des óptimas, debe satisfacer estas cuatro -con en contrapendiente.
En el número 59, de diciembre de. i44 de
diciones fundamentá.les:
esta misma Revista, se publicó un artículo en
Estar bien servida por comunicaciones apro
el que se analizaban detenidamente todos los
piadas.
Disponer de buena observación, a la vez que aspectos de la cuestión. No hemos de insistir
en los razonamientos, limitándonos a recordar
permita ocultar los órganos propios a la ob
que las situaciones de guerra se oponen, por su
servación enemiga, terrestre y aérea.
misma sustancia; a las soluciones abstractas;
Facilitar la ejecución de los fuegos a grandes no hay recetas ni fórmulas de aplicación siste
distancias y la producción de las barreras
mática; como hemos dicho en otras ocasiones,
sucesivas ante y en el interior de la posición.
hay que decidir siempre en particular y con
Apoyarse en un obstáculo continuo.
arreglo a las circunstancias de cada caso con
El orden en que se han enumerado las condi
ciones no quiere decir que sea precisamente el creto.
de su prelación. Al pretender definir, por un es
tudio meramente teórico, las cualidades tácti
F) EL DESPLIEGUE
cas que debe reunir una posición defensiva, no
El despliegue materializa los propósitos del
es posible, o por lo menos no es conveniente
“para evitar se extravíe el juicio, establecer de Mando en orden a la forma en que piensa cum
modo categórico una escala gradual de impor plir su misión; está estrechamente unido en sus
tancia.
características a:
Una magnífica observación sobre un terreno
Los medios disponibles.
La naturaleza del terreno.
que presente grandes dificultades para aplicar
los fuegos, no satisfará los términos del proble
Las modalidades que se prevean para el
ma, como asimismo quedará éste defectuosaataque.
Mando regulará la ejecución de los tiros anterio
res al ataque propiamente dicho, que se pro
ducirán desde asentamientos eventuales y dis
tintos de los definitivos de combate.
El fuego de la defensa presenta la siguiente
fisonomía general:
Tiros de artillería discontinuos, iniciados en
la mayor distancia posible, que toman la
forma de prohibición y a la vista, efectuán
dose aquéllos sistemáticamente y éstos por
concentraciones cortas y violentas.
Cuando el alcance y la situación lo permite,
las armas pesadas de infantería refuerzan
el sistema.
La densidad y continuidad de los fuegos
aumenta progresivamente, apareciendo la
máxima a vanguardia de la línea principal
de resistencia si se trata de una defensiva
estática, o en el contorno de los centros de
resistencia si de uná defensiva elástica.
Los fuegos continúan en toda la profundidad
de las posiciones.
—
—
—
—
—
—
—
—
-
—
—
—
—
-
48
Aspectos tan concretos y variables en serie
poco menos que indefinida, no cabe estudiarlos
desde un punto de vista abstracto. Las reglas
que pudieran enunciarse no pasarían de mera
teoría, sin aplicación práctica en la mayoría de
los casos al llegar a la realidad.
Hay, no obstante, una faceta interesantísima
de la cuestión que tiene carácter de generalidad,
cual es la que podríamos llamar arquitectura
del despliegue de la Infantería.
No emitimos ninguna idea original si afirma
mos que la Infantería es el arma principal de la
defensa. Los tiros de artillería, que por las mis
mas propiedades específicas del material y la
cantidad
del que normalmente
se disponen no
pueden ser continuos ni en espacio ni en tiempo,
ocasionan más o menos bajas, detienen más o
menos, pero al fin se salvan; es an.te el fuego
de la infantería donde realmente se detiene el
ataque.
Para el ofensor tiene, pues, carácter
vital destruir o neutralizar suficientemente
los
órganos de fuego de la infantería, y a esta fina
lidad tienden de consuno, tanto en la prepara
ción como en el apoyo del ataque, la ártillería
y la aviación más las armas propias de la infan
tería ofensora.
Como dice S. E. el Generalísimo, los planes
de fuego más meticulosos, los que proporcionan
tiros ajustados, continuos, densos y profundos,
pierden automáticamente
su valor si las armas
quedan destruidas o neutralizadas
por el fuego
enemigo. No se trata de resolver un tema tác
tico sobre el plano, sino de que la “posición esté
viva” en el momento del asalto. La primera
preocupación
del defensor ha de ser, consecuen
temente,
lograr la conservación de sus órganos
de fuego para que actúen en pleno rendimiento
al producirse la fase decisiva del ataque, pese
a las acciones de fuego preparatorias
del adver
sario.
A más de la ocultación por la desenfilada y el
enmascaramiento
y de la protección que presta
la Órganización del terreno, el tercer medio que
el defensor tiene en su mano para conseguir la
supervivencia
de sus armas es el despliegue de
su infantería.
El procedimiento
consiste en la disemina
ción, que ha de ser la máxima compatible con
la solidez y eficacia del conjunto; diseminación
no caprichosa, sino armónica, en la que los ele:.
mentos se coordinen buscando su protección
mutua para- obtener la mayor profundidad, den
sidad y continuidad en los fuegos.
Dice a este propósito S. E. el Generalísimo:
El Pelotón es la célula u órgano base de la
organización defensiva, en el que se integran
los elementos de fuegó y choque que no pue
den subsistir separados; de él forman o de
ben fórmar parte las armas portátiles con
tracarros.
Si se lleva a cabo la diseminación real de los
órganos de la defensa en el frente y fondo
asignados a un Batallón, se encontrarán los
Pelotones
de éste répartidos en 27 puntos
(Batallón
de tres Compañías de füsileros)
fortificados,
escaqueados
y flanqueándose,
en r:ooo metros de frente por otros 1.000
a 1.200 metros de profundidad;
perdidos
parte de ellós, no se pierde el conjunto; son
un trozo del dispositivo que puede seguir
resistiendo.
Esta idea de disemináción armónica es la más
fructífera
para la infantería
en la defensiva,
opuesta por completo a la reunión en espacios
reducidos de medios cuantiosos que pueden ser
fácilmente
destruídos o neutralizados
por la
artillería y a la disposición en orden lineal, que
con tan poco esfuerzo se quiebra y atraviesa.
Responde,
además, a la moderna concepción
del combate.
La defensa tiene tantas más probabilidades
de subsistir cuanto más obligue al ataque a di
seminar sus fuegos, imponiéndole,
para obte
ner resultados útiles, consumos máximos de mu
niciones, lo que se traduce en tiempo, número
de bocas de fuego, complicacionés en el desplie
gue y técnica artillera y acopio de proyectiles;
lo que se dice para la artillería cabe generali
zarlo para la aviación. Concretemos el problema
en una hipótesis determinada.
Supongamos que un Batallón sitúa sus 27 Pe
lotones (tres Compañías de fusileros) en orden
escaqueado, irregular, pero armónicamente
dis
tribuídos con arreglo a las caraéterísticas del te
rreno,
sobre una suprficie
aproximada
de
1.200
a 1.400 metros de frente por i.ooo a 1.200
metros de profundidad.
Cada uno de estos Pe
lotones (que pueden estar reforzados con armas
pesadas), forma un subelemento o islote de re
sistencia organizado sobre una parcela de unos
25 por 25 metros. Tales islotes quedan separados
entre sí por una distancia tal, que los proyecti
les de un tiro de artillería dirigido y centrado
sobre uno cualquiera de ellos sólo puedan caer
esporádicamente
sobre los inmediatos, lo que
se logrará si esta distancia oscila entre los 200
-
—
49
y 250 metros, separación que, por otra parte,
no impide en absoluto los cruzamientos de fue
gos. ¿Cuántos disparos harán falta para neutra
lizar suficjentemente
este conjunto
defensi
vo?
En los problemas
artilleros no es posible
nunca, dar una contestación
abstracta,
por
cuanto los consumos de municiones dependen
de una serie de factores que son distintos en
cada situación táctica: distancia de tiro, incli
nación del terreno en que se encuentreel
obje
tivo, materiales que se empleen, homogeneidad
de las cargas, condiciones de observación y me
teorológicas. Examinemos, no obstante, aunque
sea a la ligera, la cuestión.
El.efecto
material útil de un tiro se cuenta
por el número de impactos que se logran sobre
el blanco. Cuando se trata de un tiro de des
trucción hay que emplear un material cuya po
tencia destructora sea proporcionada
a la resis
tencia de la obra, determinándose experimen
talmente
el número de impactos precisos para
conseguir su desorganización. Para obtener este
número de impactos, la artillería necesita dis
parar un número de proyectiles variable, pero
siempre muy superior al de aquéllos.
Así, por ejemplo, supongamos un nido con
blindaje
de hormigón en dimensiones de tres
por Cuatro metros, pará cuya destrucción baste
un impacto directo de 155; para tener garantía
de que este impacto se produce hay que dispa
rar, en condiciones medias, de 40 a 50 proyec
tiles, y si quisiéramos una más completa y casi
indispensable
seguridad, elevaríamos esta cifra
al doble, para que sean también dobles las pro
babilidades
de lograr el impacto. Esto es: de
los 90 disparos (prescindiendo en este momento
de los efectos de neutralización),
sólo aprove
chamos
dos en el caso más fávorable; los
otros 88 se diseminan alrededor del blanco con
arreglo a, las leyes de la dispersión. Si el blanco,
en lugar de las dimensiones :supuestas,’ hubiera
tenido
otras equivalentes
a la zona del 50
por ioo que corresponde a la distancia de tiro,
habría recogido 45 impactos. Claro está que en
la guerra los cálculos matemáticos y la ley de
probabilidades
juegan a vecés malas pásadas;
ocurre que después de disparar los 90 proyec
tiles no alcanza ninguno al objetivo; otras ve
ces, aunque con menos frecuencia, es el quinto
disparo el que da de lleno en ‘el blanco, ociirren
cia que es una lástima no nos sea dado conocer
para ahorrarnos los 85 restantes.
-
50
Para neutralizar
convenientemente
una líec
tárea sobre la que despliegan tropas protegidas
por fortificación ligera, hacen falta:
loo a 150 disparos de 75.
8o a izo disparos de 105.
Proyectiles
que pueden ser disparados:.
Por un Grupo de 75 en tres minutos, con ca
dencia de cuatro disparos por pieza y minuto.
Por un Grupo de 105 en cinco ‘minutos, con
cadencia de dos disparos por pieza y minuto.
Ahora bien: si el objetivó que queremos neu
tralizar
tiene una superficie (625 metros cua
drados) dieciséis veces inferior a la de una hec
tárea, el número de proyectiles necesario no se
obtiene dividiendo las cifras experimentales
an
tes citadas por este número i6, sino que es muy
poco inferior a tales cifras; como hemos dicho
antes, el aprovechamiento
máximo se produce
cuando las dimensiones
del blanco vienen a
coincidir con las de la zona del 50 por ioo que
corresponde al material que se emplee a la dis
tancia. de tiro a que se ejecuta el tiro; si se dis
minuyen las dimensiones, singularmente
la que
se cuenta en el sentido de la profundidad,
aumenta
considerablemente
la cantidad de pro
yectiles perdidos, ya que la mayoría de los im
pactos se producen fuera de la zona en que su
efecto
es útil.
Para
neutralizar
un islote de resistencia
(25 por 25 metros), el número de disparos no
será; por tanto, la dieciseisava parte del calcu
lado para una hectárea, sino otro superior, que,
aunque no puede fijarse en abstracto y de modo
general, ya que depende de los elementos que
intervienen
en el tiro, no descenderá por bajo
de la mitad de aquél.
Ciñámonos al material de 105; si suponemos
las armas que integran una Compañía de fusi
leros desplegadas sobre una o dos hectáreas,
para, su neutralización
harán falta, respectiva
mente, de 8o a 120 y de i6o a 240 disparos. Si
imaginamos
ahora esta Compañía organizada
en sus nuevos islotes de resistencia, se llegará
a la cifra media de 540 disparos, Para neutrali
zar los 27 Ó 36 elementos que constituye un
Batallón, según sea de tres o cuatro Compañías
de fusileros, el cálculo asciende a x.6zo ó z.i6o
proyectiles
de 105.
Pero el problema no es sólo de, consumo de
ipuniciones;
es también de preparación
y eje
cución del tiro. Cuanto mayor sea el número de
objetivos, tanto más complicado será el período
de corrección y tantas más concentraciones
su—
—
—
-
cesivas habrán de aplicarse, lo que en definitiva
se traduce en tiempo.
Por otra parte, los efectos que se logran con
estos tiros son puray simplemente de neutrali
zación; pasados los efectos de esta nautraliza
ción, cuya remanencia
depende de una serie
de factores imponderables a priori, hay que re
petir el tiro si no se da inmediatamente
el asal
to, pues las armas de la defensa, si no en su to
talidad, por lo menos en parte, volverán a en
trar en actividad. Cuanto mayor sea el número
de objetivos cuya neutralización
simultánea se
imponga por las necesidades del ataque, tanto
mayor habrá de ser asimismo el número de Gru
pos en tiro. Si, además, la distancia entre cada
dos islotes de resistencia es inferior a la zona
de .seguridad,
ocupado por la infantería asal
tante uno de ellos, para atacar los inmediatos
situados a retaguardia o a los flancos no podrá
contar con el apoyo de su artillería.
Hay una última consideración de no menor
importancia;
las organizaciones
defensivas li
neales o densas son difíciles de ocultar; un
despliegue
diseminado aprovecha
al máximo
las formas del terreno, facilitando
la desen
filada de las vistas y el enmascaramiento
na
tural.
Decíamos que el sistema preconizado se presta
excepcionalmente
a la moderna concepción del
combate defensivo.
Las normas establecidas después de la guerra
de 1914-18 preceptuaban
que todos los esfuer
zos persiguen detener al adversario delante del
borde anterior de la posición, llamado por esto
mismo línea principal de resistencia; es a van
guardia de esta línea donde se busca la conti
nuidad de los fuegos con máxjma densidad, ha
ciendo intervenir todas las armas que la situa
ción permita.
Hoy, más que a detener al enemigo delante
de la línea principal, lo que se aspira es a desgastarle en el curso de su penetración a través
de la zona de resistencia, buscando el agota
miento del ataque antes de que consiga atrave
sar aquélla totalmente; a esta finalidad responde
exactamente
‘el ‘despliegue diseminado armó
nico a que nos venimos refiriendo. No se trata
ya para el enemigo de,, romper tres líneas suce
sivas, de las que la más fuerte es la anterior
(línea principal, de sostenes y detención), sino
de cruzar una zona con densidad de fuegos sen
siblemente
uniforme y profundidad
media no
menor de los 1.000 metros,.
‘
-
G)
LA
ORGANIZACION
DEL
TERRENO
Con la organización del terreno en las situa
ciones defensivas, tomada en su más amplio’
sentido, se persiguen cuatro finalidades princi
pales:
Aumentar los efectos del fuego propio.
Disminuir los efectos del fuego contrário.
Entorpecer la acción de movimiento delene
migo.
Facilitar la acción de movimiento de la de
fensa.
Para conseguir estas finalidades hace falta:
—Proteger
los órganos de ejecución (armas)’
y los de dirección (puestos de mando, obser
vatorios y transmisiones),
mediante los co
rrespondientes
trabajos y obras de fortifica
cación.
Eliminár
todas las causas que prohiban. o
dificulten
la correcta ejecución, dirección y
mando del ‘fuego, para conseguir no sólo su
máximo, rendimiento,
sino la oportunidad
de su acción.
Mejorar los obstáculos naturales existentes
y crear los artificiales necesarios.
Mantener en buen estado de servicio las ca
rréteras y camiños y abrir las necesarias pis
tas de acceso a las posiciones.
En toda organización del terreno, y en cuanto
a la situación de los órganos de fuego y mando
se refiere, ha de existir la más íntima coordina
ción entre el técnico que construye las obras y
el táctico que ha de defenderlas. Nos referimos,
como es lógico, a aquellas en que por su natura
leza del terreno o las propias de la obra, los ma
teriales que requiere o cualquiera otra circuns
tancia, corren a cargo de los zapadores, ya que
en las que se construyen por las tropas coinci
den en la misma persona el táctico y el técnico.
En todas las ocasiones la táctica prevalece so
bre la técnica; esto es: la técnica debe esforzarse
en satisfacer las necesidades de la táctica. Toda
obra de fortificación responde a una necesidad
de carácter exclusivamente
táctico, que, sinte
tizada, no es otra que la de proteger a deternii
nados órganos de fuego, poniéndoles en condi
ciones de rendir el máximo efecto. La obra más
perfecta
técnicamente
considerada, pero que
no responda a esta premisa, podrá ser un ad
mirable alarde de ingeniería, pero tácticanente
no sólo será inútil, sino que acaso resulte perju
dicial.
De este principio ab5olutamente cierto e in
—
—
—
—
—
—
51
discutible se desprende el proceso que ha de se
guirse en la organización del terreno con miras•
defensivas.
Es el táctico el que señala la situación de los
órganos de fuego y mando, fijando sobre el pro
pio terreno el asentamiento preciso de cada uno
de ellos con arreglo al papel que ha de jugar den
tro de la concepción del conjunto. Viene después
el técnico y pone a contribución su esfuerzo para
instalar y proteger, en las mj ores condiciones
posibles, todos y cada unó de los elementos del
despliegue. Puede ocurrir, y en la realidad ocu
rre, que las necesidades tácticas no puedan sa
tisfacerse íntegramente por las posibilidades de
la técnica, y entonces aquélla cede en tanto
cuanto no suponga una perturbación en los pla
nes de fuegos.
Un estudio analítico tan minucioso como sea
posible precederá a la práctica de toda organiza
ción defensiva. Antes de dar el primer golpe de
pico, para decirlo gráficamente, hay que tener
la certidumbre de que es allí donde convine ca
var y no cuarenta metros más a la derecha o a
retaguardia. Las constantes modificaciones en
el plan inicial producen innecesarias fatigas a
lás tropas y pérdida de interés al comprobar la
inutilidad de su trabajo; van, además, en contra
del rendimiento útil, con despilfarro de tiempo
y material.
Antes de empezar los trabajos ha de determi
narse con cuanta exactitud sea posible el plazo
en que han de utilizarse las obras, las disponibi
lidades en mano de obra, material, herramienta
y medios de transporte, para fijar la fisonDmía
que debe imprimirse a la organización. Proyec
tos demasiado ambiciosos, más teóricos que rea
les, no suelen en la generalidad de los casos Ile
varse a término completo. La organización pre
cisa ser armónica, ponderando debidamente la
importancia relativa y absoluta que tienen cada
uno de sus elementos. Esta falta de valoración
inicial conduce a esas organizaciones en las que
destacan algunas obras de cemento, despropor
cionadas, incluso por sus dimensiones y forta
•
-
•
•
52
leza, con la misión que han de cumplir y que, al
levantarse como islotes perdidos en un conjunto
orgánico defectuoso, carecen de verdadero va
lor táctico y son fácilmente anuladas por el
ataque.
Toda obra se concebirá y trazará de modo
que permita su perfectibilidad progresiva; este
concepto de perfectibilidad progresiva debe ser
preocupación constante de todos los Mandos.
Las organizaciones se plegarán exactamente
al terreno para cambiar lo menos posible su
fisonomía general; el enmáscaramiento se cui
dará con el Énayor esmero y será siempre pre
vio.
Es responsabilidad estricta del Mando, que
ordena la organización defensiva, fijar el orden
de urgencia en que hayan de ser ejecutados los
trabajos. Este orden de urgencia varía con la
situación táctica, y es función de:
El plazo que se calcula ha de transcurrir
hasta que se produzca el ataque.
Los medios de que se sepa dispone el enemigo•
para llevar a cabo este ataque.
Las características del terreno, singular
mente en orden a la naturaleza del suelo,
obstáculos naturales aprovechables y posi
bilidades de enmascaramiento.
Los medios propios de todas clases dispo
nibles.
No cabe, por tanto, dictar reglas absolutas;
en esto, como en todas las cuestiones tácticas,
hay que decidir después del análisis previo de
los factores que informen la situación.
Como regla práctica que podría sintetizar es
tas breves consideraciones sobre la organización
del terreno, entendemos que el Mandó respon
sable de la dirección y ejecución de todo trabajo
debe formularse esta pregunta:
¿Cómo me gustaría a mí encontrar esta po
sición si hubiera de ser yo el que debiera ata
carla?
Y cuando se haya obtenido contestación a
esta pregunta, hacer precisamente todo lo con
trario.
—
—
—
—
—
o
Unaestrategiafrentealainvasiónrusa.
General Sabaier. De la publicación francesa Revue de Dfense Nationale.
(Traducción del Capitán Ignacio Sarasola, de la Academia de Artilleria.)
Dice el General Chassin, en sus estudios sobre estrategia
mundial, que las guerras pueden clasificarse en dos categorías:
guerras relámpago y guerras de agotamiento. De esta clasifi
cación que citamos debemos destacar que las guerras de ago
tamiento no han sido nunca “financieras” y que los respon
sables de las mismas lo fueron por equivocarse en sus cálculos
iniciales. Guillermo II e Hitler trataron de imponer la paz me
diante una guerra relámpago, y fueron finalmente vencidos
como consecuencia de una guerra de agotamiento. En lo sucesivo,
los mismos errores pudieran dar lugar a los mismos resultados,
por lo que hoy puede afirmarse que no cabe imaginar que na
die se lance a una guerra que de antemano sabe ha de ser larga
y duradera. Tanto más cuando al factor tiempo le corresponde
no solamente la noción de agótamiento, sino también, en el
caso de coalición, la desconfianza respecto a la fidelidad de
sus propios aliados.
Una guerra relámpago que consiga la victoria definitiva no
puede concebirse, dicé de nuevo el General Chassin, más que
en el caso de que uno de los beligerantes sea “un edificio po
drido” o que el otro disponga de un arma decisiva.
Dejando a un lado la primera condición, hay motivos más
que suficientes para suponer que la bomba atómica es en la
actualidad un arma decisiva; pero para ello sería necesario
suponer también que la poseyera. solamente uno de los dos
beligerantes o, en último término, con una superioridad de
veinte a uño, por ejemplo. Esta superioridad se refiere tam
bién no sólo a la bomba atómica en sí, sino a su me4io de trans
porte y al dispositivo que permite provocar la explosión en
buenas condiciones de eficacia. Otro factor muy de tenerse
en cuenta es la posibilidad de lograr la sorpresa mediante el
lanzamiento simultáneo de un número considerable de bombas.
Desconocemos el stock de bombas atómicas de los Estados
Unidos; se sabe solamente que ls fabrican y que han experi
mentado una serie de ellas en Los Alamos, Japón, Bikini,
Eniwetok y últimamente en el Estado de Nevada. En cuanto
a los Soviets, se sabe que han ensayado “dos explosiones ató
micas”, y que Mr. Vychinsky ha declarado que la U R. .S. S.
posee desde 1947 “el arma atómica”. Pero “explosión atómica”
y “arma atómica” no significa en absoluto “bomba atómica”.
Probablemente Mr. Truman tiene sobre las investigaciones
atómicas de los Soviets y de sus aplicaciones militares datos
precisos cuya divulgación no deba ser conveniente. Por con
siguiente, a falta de conocer el tonelaje de los minerales trata
dos por la U. R. S. S. y su valor como materias inflamables;
a falta de poder penetrar en los secretos de sus laboratorios,
de conocer la capacidad de producción de sus establecimien
tos fabriles y de tener sobre la industria de precisión soviética
datos concretos, no podemos basarnos en este estudio más
que en aquellos datos objetivos y subjetivos que no pueden
ocultarse.
•
Admitamos, por lo tantó, por arbitrario que ello parezca,
que la U. R. S. ‘S. posee actualmente 20 bombas atómicas con
tra 500 de los norteamericanos.
Teniendo en cuenta los medios respectivos de los dos anta
gonistas en lo que concierne á la aviación pesada de gran radio
de acción, aviación de caza y D. C. A., y teniendo en cuenta
igualmente las distancias a recorrer, que pueden reducirse para
los americanos mediante la utilización de bases más próximas,
admitamos, un tanto a grueso modo también, que el 25 por roo
de las bombas rusas no alcanzarán sus objetivos contra el
¡5. por roo de las bombas americanas, lo que conduciría a
¡5 bombas rusas sobre territorio americano contra 425 sobre
territorio soviético.
Si los rusos poseen un arma atóriiica más eficaz aún que
la bomba, el panorama cambiaría quizás totalmente. Pero la
eficacia de un arma es una cosa y la facilidad de su empleo
otra. Principalmente las nubes radiactivas, por ejemplo, son
para los humanos más destructoras aún que la bomba, pero
hasta la fecha no se ha llegado todavía a dirigir las nubes, y
en la Europa occidental los vientos dominantes son de oeste
a este, lo que dificultaría su empleo a los Soviets.
La Federación Americana no es ningún “edificio podrido”.
Por consiguiente, la U. R. S. S. no puede esperar ganar una
guetra relámpago lanzando por sorpresa, es decir, sin tensión
previa y sobre territorio americano, un total de ¡5 bombas
atómicas. Parece lógico pensar, dada la mentalidad ameri
cana, que la gran República, aun teniendo la certeza que en
pocos días podría aplastar a la U. R. S. S. mediante un bom
bardeo atómico y provocar el hundimiento vertical del régi
men soviético, no se decidiera a figurar ante el mundo como
agresor. En cambio, los Soviets, cuya organización al servicio
de un régimen que se rodea de misterio y en el cual el Poder
ejecutivo se encuentra en las manos de un Jefe, se prestaría
más a una realización de este tipo que la armadura política de
los Estados Unidos.
Se ha escrito mucho sobre la bomba atómica y su compara
ción en eficacia con la de los bombardeos ordinarios. Se ha cal
culado, por ejemplo, que la cuenca del Ruhr ha sufrido en
cuatro años bombardeos con un tonelaje total de explosivos
equivalentes a un número importante de bombas atómicas
sin haber logrado paralizar su actividad industrial. Por lo con
trario, la producción de Alemania continuó aumentando mien
tras se intensificaba el bombardeo de sus centros industriales.
Parece ser que los angloamericanós se dieron cuenta dema
siado tarde de que la destrucción de las comunicacionés es
mucho más eficaz que el ataque directo de las instalaciones
mineras, establecimientos industrales y fábricas de todas cla
ses. Un país no puede trabajar y, por consiguiente, no puedé
vivir si los transportes son punto menos que imposibles. In-.
cluso las fábricas construídas a veinte metros bajo tierra que
darían paralizadas si no están debidamente abastecidas, y s
por la acumulación de materias primas pudieran seguir fun
5.
AMI¿
Á?CUÁTR8ZONÁS81Ocl/101
e/O,!82tÁL!,4M,W4antes
quizás
O/Ni MARCA
S,U
/ Z
4
cionando, sú trabajo sería inútil al no poder expedir nada al
exterior.
Lo que sí se puede afirmar es que la bomba atómica causa
destrucciones y bajas en un período de tiempo mucho más
corto que el que requieren para alcanzar el mismo grado de des
trucción los bombardeos a base de explosivos ordinarios. Y
suponiendo, por ejemplo, que un país independientemente de
las operaciones militares pueda soportar a lo largo de tres años
de guerra cuatro millones de muertos y diez millones de heri
dos, a nuestro entender, es muy poco probable que pueda so
portar la mitad de estas bajas en el término de un mes. Pasado
un cierto grado de terror, un sentimiento incoercible de impo
tencia y espanto se apoderaría de las poblaciones que haría
vano todo deseo de resistencia del obierno, cualquiera que
éste fuera. No se podría enterrar a los muertos, ni atender a
los heridos, ni alojar a los refugiados, ni tan siquiera alimentar
a los vivos. La peste, las epidemias, el hambre se propagarían
irresistiblemente. Una campaña sabiamente dirigida de emi
siones radiofónicas acabaría de aplastar la voluntad de la
nación.
Esta perspectiva que citamos se desprende de la hipótesis
de una guerra relámpago desencadenada por sorpresa. Existe
otra hipótesis que merece considerarse: es la de un conflicto
semirrelámpago, en el cual el arma decisiva lo constituiría no
la bomba atómica, sino las fuerzas terrestres al disponer éstas
de una superioridad de medios aplastantes.
Estudienios, por consiguiente, esta nueva hipótesis, no sin
5.4
hacer observar el carácter,
un tanto arbitrario, sobre
el cual descansan nuestros razona
mientos.
Vamos a suponer’ que la guerra es
talla por iniciativa de la U. R. S. S.
en el verano, una vez recogidas las
cosechas y cuando el deshielo per
mite la navegación en el Artico.
De un lado, Rusia y sus satélites;
del otro, los signatarios del pacto
del Atlántico.
Idea general: apoderarse del po
tencial económico del continente
europeo y convertir a la fe comu
nista “a los pueblos que agonizan
bajo los regímenes capitalistas”,
con objeto de que puedan combatir
incluso contra los Estados Unidos.
Para ello, una primera fase, desen
cadenada con’ la mayor sorpresa
posible, consistiría en ampararse de
la costa de la Europa occidental
desde los Pirineos hasta Dinamar
ca y costa mediterránea francesa,
como resultado de una ofensiva
ejecutada inicialmente entre el mar
del Norte y Suiza; la neutralidad
de este país quedaría respetada.
Esta acción se llevaría de manera
tal, que los Ejércitos rojos habrían
rebasado ampliamente el Rin a lo
largo de todo su curso para el día
H + 5, fecha en que se supone es
tén los americanos en condiciones
de lanzar su gran ofensiva aérea.
Los rusos no ejecutarán bombar
deos atómicos más que en respuesta
a los ejecutados por sus adversa
rios. Mediante acciones secunda
rias, los Soviets tratarán de ocupar
Dinamarca, Spitzberg y Alaska.
Una primera oleada de subma
rinos de último modelo de gran
radio de acción atacará la navega
ción aliada. La aviación estratégica
soviética tendrá por principal mi
sión la de impedir a la aviación
americana instalarse en terrenos
próximos a Europa, Africa del
Norte y Oriente.
Teniendo en cuenta que los rusos
no pueden ganar una guerra relám
pago con quince bombas atómicas,
hemos supuesto que no tendrían interés en emplearlas ellos
primero y que preferirán, cara a la conciencia universal y a la
de las poblaciones de los países satélités, reservarse la ventaja
moral de demorar su empleo para hacer resaltar de esta forma
“la actitud inhumana de sus enemigos capitalistas”. Por otra
parte, los Soviets reservarán preferentemente sus bombas ató
micas para los Estados Unidos, a quienes no concederán mira
miento alguno.
La República americana, rodeada por do océanos, podrá
ser objeto de ataques bacteriológicos, que se efectuarían por
medio de aviones, VV., submarinos o simplemente agentes
secretos, que no les faltarán a los rusos en ninguna parte del
mundo.
Para el ataque entre Suiza y el mar del Norte concentrarán
los Soviets secretamente, merced a la cortina de hierro, el ma
terial y efectivos terrestres que les permita asegurar el día H
el efecto de sorpresa, desplegando un alarde de fuerzas tal, que
les permita romper, sin gran dificultad, la resistencia de Europa
y conquistar en dos o tres meses el continente europeo, a ex
cepción quizás de la Península Ibérica.
Para ello, no solamente acumularán medios frontales pode
rosos para lanzarlos en dirección del Rin, sino que actuarán
militarmente sobre la retaguardia y, por consiguiente, en el
corazón mismo de Francia. Para ello efectuarán desembarcos
de Unidades aerotransportadas
en eí interior de Francia, las
cuales, apoyadas por la quinta columna comunista, tratarán
de cortar las vías de comunicación y paralizar la maquinaria
-
extendería entre el límite de las zonas rusas y aijadas y sería
gubernamental,
administrativa, económica y militar de nues
mucho más difícil informarse de lo que se trama en el Este.
tro país. Con objeto de apoderarse de París, desembarcarán
Para los franceses, nuestra preocupación fundamental es
cuatro o cinco Divisiones aerotransportadas
con el apoyo de evitar la invasión, y dado el ritmo que tomarán las operacio
comunistas franceses y comandos obreros de los suburbios de nes, nuestra seguridad dependerá más, si cabe, de nuestra pre
París. El desembarco se efectuaría, por ejemplo, por la parte
paración específicamente militar que del potencial de guerra
de Chartres yen la región de Montmirail.
El obstáculo natural más importante que encontrarán los de Noquese dispongamos.
trata, en efecto, de estar en condiciones de batir al ene
rusos será, indiscutiblemente, el Rin. Ahora bien, este río,
a su paso por Mayence, rio está más que a 150 kilómetros de la migo seis meses o un año después.de haberse roto las hostili
dades, sino de disponer inmediatamente de fuerzas capaces de
zona de ocupación áoviética. La brecha de Main hasta Francfort,
favorecida por sus afluentes de la derecha, el Saale y el Kinzing, detener el avance rojo. En lo que concierne a las fuerzas alia
das del Ejército de Tierra, es indispensable que estén “al pie
ofrece una magnífica vía de acceso al Rin. Presenta, además,
del cañón” y no del otro lado de La Mancha o del Mediterráneo,
la ventaja de separar a los ingleses de los americanos y de pe
y mucho menos aún del otro lado del Atlántico. El factor tiempo
netrar inmediatamente en zona de ocupación francesa. Al prin
es fundamental. Desechemos la idea de ganar una gran batalla
cipio, el esfuerzo máximo estará a caballo de la línea Erfurt
Francfort-Mayence,
teniendo como primer objetivo los pasos ofensiva entre el Elba y el Rin y contentémonos con ir conte
del Rin entre Coblenza y Ludwishafen.
Hacemos observar niendo al enemigo mediante hábiles maniobras hasta que los
faltos de abastecimiepto, no puedan continuar la ba
que el valle .del Lahn, separado del bajo Main por el macizo de Soviets,
talla. Una vez lanzados los rusos en operaciones ofensivas, el
Taurus, conduce directamente a Coblenza.
asegurar los aprovisionamientos de todo orden (víveres, equi
Otra vigorosa ofensiva, partiendo de la región de Magdebourg,
pos, armamentos, municiones, carburantes, recambios diver
se dirigirá, por Munster y Dortmund hacia Rotterdam y las bo
sos, etc.) sobre un frente móvil les será indispensable. ¿Se ima
cas del Rin y del Meuse. Desde estas dos gigantescas cuñas; gina uno el volumen que pueda representar el aprovisiona
metidas dentro de las líneas aijadas, se extenderán los rusos miento de unas 110 Divisiones, parte de ellas blindadas, en una
en abanico, mientras algunos de sus diementos tratarán de ani
acción entre el mar del Norte y Suiza?
quilar las resistencias locales de retaguardia. Una vez alcan
La asfixia de las- fuerzas rojas metidas en el Oeste europeo
zados los valles del Mosela y el Brabante septentrional, las dos
grandes vías de invasión de Francia quedarían abiertas a los por el. corte de las comunicaciones con sus centros de abaste
cimiento, realizada y mantenida por bombardeos ordinarios
Ejércitos rojos.
Otras acciones de menor envergadura se efectuarán al sur y atómicos, no puede ser obra de un día. Exige cierto tiempo
para su puesta en marcha y ejecución. Pero este tiempo ¿será
en Baviera, y al norte en Hannóver y en Schleswing-Holsten,
suficientemente ‘breve para confiar en que el avance soviético
en conexión con el ataque a Dinamarca, ejecutado ete último sea bloqueado antes que haya efectuado la invasión de Fran
por Unidades aerotransportadas
y Divisiones ligeras trans
cia? Todo el problema radica ahí. Este problema puede ser re
portadas en barcos. La ocupación de Dinamarca proporcionará
a los Soviets el dominio del Skagerrak y del Kategat. Este suelto si mantenemos la seguridad interior del país y si pode
hecho constituirá para los suecos una advertencia para que mos, con nuestros aliados, constituir y oponer al enemigo, en
el momento oportuno, fuerzas terrestres capaces de detenerle
conserven una neutralidad benévola respecto a la U. R. S. S. en el Rin.
y una amenaza directa para Noruega, que ha firmado el pacto - Para resumir, es lógico suponer que la estrategia relativa a
del Atlántico. En cuanto a Italia, los Soviets no se ocuparán
de ella hasta tanto que sus tropas hayan alcanzado Lyon, la defensa de Europa, en lo que se refiere al teatro de operacio
nes comprendido entre el mar del Norte y los Alpes, descansa
Marsella y Niza.
Rusia no ha perdido jamás de vista el Oriente y Oriente en maniobras retardatrices hasta una zona o línea de detención.
El conjunto de las mismas deberá p”errnitir ganar el tiempo ne
Medio. Es de esperar, por consiguiente, que los Soviets trata
cesario para la preparación, puesta en marcha y ejecución de
rán de impedir que los aliados utilicen el petróleo de dichas re
la gran ofensiva aérea llamada a dislocar el dispositivo econó
giones para él abastecimiento de sus Ejércitos. Tratarán igual
mente de neutralizar los estrechos y campos de aviación de mico y militar enemigo e impedir, principalmente, el aprovi
Grecia, de Turquía, Persia y estados del Próximo Oriente, sionamiento de sus Ejércitos lanzados hacia el Oeste.
Antes de examinal con más detalle el desarrollo de las ope
que por encontrarse dentro del radio de acción de la U. R. S. S.,
ésta tendrá gran in.térés en impedir su empleo por la aviación raciones en Alemania, debemos formular algunas observacio
angloamericana.
Estas preocupaciones conducirán a los So nes interesantes para el Jefe supremo de la Defensa occidental:
‘Una Vez las -operaciones comenzadas, y como consecuencia
viets a concentrar dos poderosos Ejércitos, el uno sobre la
cuenca baja del Danubio, y.el otro, en las regiones del Cáucaso. de los bombardeos sobre las líneas de comunicaciones, sería
poco prudente confiar excesivamente en el rendimiento de las
El empleo de contingentes búlgaros, rumanos, húngaros y che
coslovacos y polacos sería demorado para más adelante, ,lo que vías férreas y de las grandes carreteras nacionales comprendi
das entre el Rin y la línea Rouen-París-Ginebra. Debería utili
no sucederá con la policía militarizada de la Alemania oriental.
zarse preferentemente carreteras secundarias por ofrecer ma
Suponiendo que los Ejércitos rojos obtengan una victoria de
finitiva en Europa, sufrirán pérdidas tan considerables que yor seguridad.
Como consecuencia del factor tiempo, el grueso de las fuer
bastante trabajo tendrán con digerir política y ecónómicamente
a los países conquistados antes.de lanzarse contra los últimos zas terrestres deberá estar situado, desde tiempo de paz, en
y poderosos bastiones anticomunistas. En caso de derrota se las proximidades del teatro de operaciones. Esto requiere que
le habrán acabado a la U. R. S. S. para siempre sus sueños de las fuerzas que lo integren sean exclusivamente francesas. Ha
cemos observar también que una tercera parte de las mismas
hegemonía mundial.
La preparación de la ofensiva soviética contra el occitlente deberán estar en condicionesde entrar én acción en un plazo
europeo no podrá pasar, indudablemente, inadvertida. Pero lo de veinticuatro horas, otra tercera parte entre dos y cinco días
importante es saber. en qué grado estará la preparación cuando y la última entre cinco y doce días después de haberse roto las
se den cuenta los observadores aliados. En qué momento los hostilidades. Con esto queremos hacer ver que Divisiones fran
cesas del primer escalón no pueden quedar estacionadas ni en
Gobiernos occidentales llegarán a la convicción de que se trata
Bretaña ni en l valle del Garona, por ejemplo.
realmente de una preparación de ofensiva roja y cuándo deci
Frente a la inminencia del cónflicto, una disciplina severa
dirán que ha llegado el momento de actuar. Probablemente
será una verdadera carrera contra reloj. Puesto que la aviación deberá vigilar qtie no se efectúerf otros desplazamientos civiles
que los obligados por necesidades de las operaciones y abaste
será en un principio el arma principal de lós occidentales, con
cimiento de la población. El brutal ataque soviético estará apo
vendrá que desde los primeros indicios de ataque rojo se mo
yado en un principio por una formidable aviación táctica y es
vilice y se instale seguidamente en sus bases de Inglaterra,
Continente europeo, Africa del Norte y Oriente Medio, ya que tratégica a corta distancia, superior a la de los aliados. El des
su instaración exigirá cierto tiempo, porque requiere trabajos encadenamiento del mismo provocará desplazamientos en masa
tales como acondicionamiento de los campos de aviación, su de las poblaciones, que acentuará aún más la proximidad de
protección contra las formaciones aéreas enemigas, creación los áoldados rojos. Si no se toman de antemano las medidas y
disposiciones pertinentes, se dará lugar en carreteras y puentes
de diversos stoclcs,y de entre éstos, los depósitos de municio
a embotellamientos espantosos que -paralizarán las maniobras
nes de todas clases y tipos, etc.
de las fuerzas aijadas.
La presencia de los aliados en la capital alemana y austríaca
No olvidemos, por consiguiente, que en la próxima guerra
es, a efectos de información-militar, de una importancia grande.
El día que abandonemos Berlín y_Viena, un telón de acero se los bombardeos ordinarios y atómicos sembrarán el espanto en
-
5-5
las poblaciones en un grado muy superior a lo que se ha visto table el contentarse con agrupar todo este material a lo largo
hasta la fecha.
de la orilla izquierda, porque en algunos parajes estorbaría en
No se insistirá nunca bastante sobre este carácter esencial forma tal, que haría muy difícil la defensa, dificultando las vis
de la próxima guerra: el terror de las poblaciones. Este mal se tas y disminuyendo la eficacia de las barreras de fuego. Las
extenderá como un reguero de pólvora por toda Europa. La disposiciones conveniéntes para asegurar este repliegue exigi
propaganda por radioy los agentes de la quinta columna ten
rán también una larga y minuciosa preparación.
drán, en determinados casos, una importancia decisiva. Es pre
Otro repliegue que tampoco debe descuidarse es el de vehícu
ciso estar completamente desprovisto de imaginación si no se los de todas clases, principalmente camiones y material ferro
está convencido de ello. Los pueblos de la Europa occidental
viario rodado, en particular locomotoras.
parecen estar actualmente amodorrados en un sueño de resigna
El plan de retirada de todos estos materiales que citamos
ción fatalista porque no creen en el peligro inmediato; pero debe ser elaborado desde este momento y no deben dejarse a la
cuando lo sientan encima, la cuestión cambiará completamente.
improvisación del -último momento.
Reconozcamos, por lo tanto, que nos encontramos frente a un
Aún le queda a Francia organizar la defensa interior del país.
problema de guerra que merece ser estudiado a fondo. Hemos Se trata de una tarea políticomilitar ingrata y difícil. Los me
de hacer todo lo humanamente posible por eliminar el terror en dios normales en tiempo d paz para asegurar él orden, como
nuestro país y provocarlo y desarrollarlo al mismo tiempo, son: la seguridad nacional, gendarmería, guardia republica
en los países enemigos. Las más bellas concepciones de estra - na, C. R. S. y policíasmunicipales, no podrán ser suficientes.
tegia militar podrán fracasar antes de tiempo si los Jefes res
Es necesario tener ya prevista la formación de Unidades mó
ponsables no tienen en cuenta este elemento psicológico de im
viles, algunas de ellas blindadas, perfectamente dotadas de
portancia capital
de transmisión, apoyadas incluso por aviación- y con
Contra los Soviets, la acción de las guerrillas en Francia no aparatos
una doble misión de defensa pasiva y activa antiaérea. Su
puede considerarse más que en cooperación con las fuerzas re
acción deberá formar parte de un plan de conjunto, en el que
gulares amigas; pero a partir del momento que éstas hayan
determinará la organización del mando, repartición de mi
cesado las hostilidades, la guerrilla no podrá prolongarse más se
siones y consignas a la población civil, que en ún principio han
que en las regiones montañosas difícilmente penetrables, sin de ser tajantes para evitar éxodos dramáticos y paralizadores
gran interés militar. En los llanos, la guerrilla séría aplastada
y asegurar la continuacióñ de la vida económica del país.
mediante represalias que consistirán, entre otras, en la depor
Habrá que tener igualmente previstas de antemano medidas
tación en masa de las poblaciones.
en el sentido de aplastar las actividades de la quinta
La batalla del Rin será ciertamente una batalla difícil de orientadas
columna, que tratarán de impedir la movilización, la concen
dirigir.
tración, la puesta en marcha de las medidas de seguridad y
Las fuerzas que en ella participarán pertenecerán a cinco paí
sembrar a la vez la confusión, el desorden y el pánico.
ses diferentes: Bélgica, Estados Unidos, Gran Bretaña, Ho
La defensa de la zona del interior deberá organizarse en
landa y Francia, sin contar el Luxemburgo.
forma completamente distinta a 1940. Actualmente, el peligro
Al iniciarse la batalla, las tropas de ocupación, probablemente
no es ver desembarcar algunos paracaidistas, sino Divisiones
reforzadas, se sostienen en algunos puntos, maniobran mediante
acciones retardatrices, efectúan contraataques locales contra enteras con artillería y carros ligeros. Las fuerzas de la Segu
Nacional y las de Defensa Nacional propiamente dichas
los flancos de las columnas enemigas, mientras se repliegan ridad
deberán actuar conjuntamente bajo la responsabilidad de un
hacia el Rin, ejecutan destrucciones (depósitos de carburantes,
mismo Jefe, que será el Comandante Jefe de la Defensa de la
vías de comunicación, etc.), protegiendo la retirada con cam
zona interior. Por otra parte, el Comandante Jefe de las fuerpos de minas. Todos los pasos del Rin continúan en poder de - zas interaliadas desplegadas a lo largo del frente que se ex- los aliados, mientras que las Divisiones de reserva despliegan
tiende desde Suiza al mar del Norte, no ejercerá su autoridad
en profundidad, sobre posiciones ya previstas, con elementos hacia
el Oeste más que hasta el límite de la línea de demarca
de vigilancia sobre el rio, mientras que el grueso de sus efec
ción de la zona de los Ejércitos y de la zona interior.
tivos, constituido’ por grupos combinados, que comprenden
El conflicto, que consideramos será el choque de dos bloques:
también Unidades blindadas, articulados en retaguardia, están
de
un lado, una verdadera coalición; por el momento, una coa
dispuestos a lanzarse contra cualquier elemento enemigo que lición
de doce países que tienen, en ciertos aspectos, fines co
franqueara el Rin.
munes pero que presentan en muchos puntos diferencias sensi
El Rin es un magnífico foso contracárro, y para atravesarlo
es necesario disponer de puentes o barcos, y a ser posible de bles. Esta coalición lleva en sí las debilidades inherentes a toda
con doce Gobiernos, doce Parlamentos, docé Ejérci
ambos. El franqueamiento del Rin a viva fuerza es posible si, coalición
mientras que en el otro lado no hay prácticamente más
militarmente hablando, se echa el resto. Es simpleniente una tos,
que “un amo” y un Ejército. En el bloque soviético, todos son
cuestión de medios, pero ni hombres ni carros podrán cruzar el rusos o rusófilos. Ni Consejos de los Ministros de Asuntos Ex
río si no cuentan con puentes o barcos. Es preciso, por consi
teriores, ni Consejos de los Jefes de los Estados Mayores gene
guiente, tener ya previstas las destrucciones. Pero destruccio
rales, ni Comités, ni Estados Mayores interaliados. Las deci
nes totales,- y no limitarse a ejecutar simples brechas o vulga
siones proceden de Stalin y sólo de Stalin, lo que les permite
res cortes. Semejante grado de destrucciones exige una prepa
actuar con rapidez y por sorpresa, y en el dominio de la acción,
ración larga y minuciosa, así como la manipulación de un mate
esto representa una ventaja considerable.
rial considerable. En el caso de fuerte tensión éntre el Este y todo
De los doce paises del Pacto, los dos que en el continente
Occidente, los puentes del Rin deberán estar fuertemente guar
tienen el mayor número de recursos humanos y las ma
necidos por sólidos destacamentos, con objeto de rechazar los europeo
yores posibilidades de orden material, a saber, Francia e Italia,
ataques de tropas soviéticas aerotransportadas, que intenta
son también los dos países más gravemente dañados por la. gan
rán apoderarse de ellos desde el primer momento de las hos
grena comunista.
tilidades.
Esta última observación merece una atención especial por
No hay que olvidar, cuando se trata de volar puentes, que
el contraste sorprendente que, al lado de estos dos países, pre
generalmente se está indeciso entre el deseo de no hacerlos vo
lar demasiado pronto por si hubiera aún necesidad de ellos, y sentan los Estados Unidos no tolerando ningún comunista ni
en la Administración ni en el Ejército, y el ejemplo de los pro
el temor de aguardar hasta el momento en que, como conse
ingleses, quienes, dándose cuenta del peligro que represen
cuencia de falsos cálculos, ya no haya tiempo material para pios
tan los comunistas, no han llevado a los comunes ni uno solo de
derruirlos totalmente.
ellos en las últimas eleccionés, y han emprendido, además,
Lós rusos tienen, naturalmente, Unidades de pontoneros;
su eliminación de lós cargos de responsabilidad.
pero es evidente que cuentan aprovechar las numerosas floti
Y no ofrece dudas afirmar, teniendo en cuenta que se trata
llas de barcas que se encuentran en el río, en sus afluentes de de una guerra ideológica, que esta situación anómala que cita
la derecha y en los canales que desembocan en el mismo Rin. mos no puede favorecer, a pesar de las buenas voluntades recí- El repliegue de todo este material al oeste del Rin o su desti-uc
procaz, el establecimiento de un sentimiento de mutua y plena
ción completa es indispensable. Sería una equivocación lamen- confianza
entre los signatarios del Pacto Atlántico.
5-6
o
LaEscuelanorteamericanadeFortBenning.
Por Hal Burton, periodista. Publicado en la rvista The Saturday Evening
Post, de Filadelfia.
(Traducción de la Redacción
de EJERCITO.)
Todavía se recuerda como curiosidad al alumno de la Escuela
de Infantería de Fort Benning (Georgia), que al recibir su di
ploma de Oficial tuvo el rasgo de estrechar la mano de sus
instructores, agradecido por las enseñanzas recibidas. El caso
es, sin duda, memorable, porque, contrariamente
lo que
ocurre en otros Centros de enseñanza, Fort Benniñg nunca es
pera, y muy raramente recibe, el menor gesto de gratitud de
sus alumnos.
Estos son principalmente Oficiales 4ue varían entre el caso
del Alférez recién salido del cascarón y el del veterano Te
niente Coronel de la Guardia Nacional o de la Reserva Orgá
nica, que va allá a aumentar o refrescar sus conocimientos
profesionales. Una vez que abandonan Fort Benning para ir
a mandar sus Secciones, Compañías o Batallones en el campo
de batalla, raramente vuelven a visitarlo; tampoco acostum
bran a reunirse en cualquier parte del mundo para rememorar
“los días felices pasados en la Escuela”. Contrariamente a los
graduados en West Point, no les gusta recordar a su “alma
máter”.
Este despego, tan típico en la Infantería, no puede menos
de disgustar un poco al Ministerio del Ejército, que preferiría
imbuir en sus infantes el espíritu romántico que priva en la
Infantería de Marina, en la Marina, en la Aviación y en el
Cuerpo de Artillería. Los graduados de Fort Benning se niegan
obstinadamente
a poetizar su escuela, aunque los paisanos
que la visitan salen de ella generalmente llenos de asombro por
lo que han visto y un tanto sordos por el realismo de los ruidos
bélicos que allí tanto abundan...
En Fort Benning se vienen transformando paisanos en sol
dados profesionales desde 1918. En sus treinta y tres años de
existencia ha producido 138.539 Oficiales, la mayoría de los
cuales participaron en la G. M. II o están ahora en Corea.
La Escuela de Infantería tiene un carácter paradójico: el cua
dro de profesores cambia constantemente y en treinta y tres
años ha ténido 13 Jefes distintos. Tan adversos factores hun
dirían cualquier otra institución que no fuera tan fléxible como
ella. Los profesores y Jefes de las Unidades son Oficiales del
Ejército y, como tales, pueden ser destinados a otro sitio en
cualquier momento; esta sensación de transitoriedad es com
partida por los alumnos, que aumentan o disminuyen según la
necesidád de personal que para cubrir bajas tenga la Infante
ría. En mayo de 1951 había en Fort Benning 4.280 Oficiales
alumnos y 417 aspirantes- a Oficial, pero estas cifras cambian
radicalmente de mes en mes.
Las brillantes formaciones y desfiles y los uniformes de gala,
que tanto contribuyen a generar el espíritu de cuerpo en West
Point y en Annápolis, son lujos desconocidos en Fort Benning,
pues el tiempo es demasiado precioso para desperdiciarlo en
“fantasías”.
Los reservistas movilizados y los Oficiales de la
Guardia Nacional o los recién ascendidos de la Escala de Com
plemento, permanecen ordinariamente un mes; pero si el per
sonal para cubrir bajas en Ultramar abunda, pueden ser rete
nidos e incorporados a uno de los cuatro cursos de Infantería
que se dan y que duran de quince a treinta y una semanas.
En las especialidades puéden asistir a los siguientes cursos:
El de Guías (cinco semanas), en el cual aprenden a preparar
una zona avanzada (e incluso una zona enemiga débilmente
defendida) para el desembarco de fuerzas aerotransportadas
propias.
El de Fonolocalización (seis semanas), en el que los Oficiales
aprenden el manejo de delicados instrumbntos electrónicos para
localizar la artillería enemiga, el cálculo de la distancia a que se
encuentra y a proporcionar a la artillería propia cuanta infor
mación precise para destruir a aquélla.
El de Transporte Automóvil (diez semanas), y
El de Transmisiones, Radio y Telefónicas (quince semanas).
La gran eficiencia y la-grandiosidad de la Escuela ab’ruman
al visitante accidental. Prevalece en ella una rígida disciplina
que impresiona a lo de fuera, pero que no contribuye a fomen
tar el cariño de quienes deben ser formados en su engranaje.
Como decía uno de sus profesores más antiguos: “No es facil,
después de todo, generar cariño en la producción en serie, y eso
es lo que aquí hacemos, grandes cantidades de Jefes coinba
tientes. No les deshumanizamos, pero tampoco tenemos tiempo
de mimarlos; les abarrotamos de más enseñanzas de las que
pueden absorber en el tiempo fijado. Nuestra esperanza es que,
cuando llegue el momento, recuerden por lo menos una pe
queña parte de lo que les hemos enseñado.”
Y, al parecer, es así: La “solución de la Escuela”, que frecuen
temente es recibida con signos de desaprobación, resulta ser
luego la correcta, bien se aplique en las montañas de Corea,
en los setos de Norman día o en los afilados riscos de los Ape
ninos.
Si Fort Benning se dedicara sólo a instruir Oficiales, la tarea
de su Jefe actual, el General John H. Church, podría conside
rarse como relativamente sencilla. Pero junto a la Escuela de
Infantería está su progenitor, el’Centro de Infantería, que
tiene a su cargo varios millares de Jefes, Oficiales y tropa, y
que ocasionalmente dispone de una División completa en pe
ríodo de instrucción. Además, el segundo Jefe de Fort Benning
tiene la función de supervisar a los Oficiales de Infantería re
cién salidos de West Point, que pasan seis meses allí para per
feccionarse en la técnica básica de su oficio.
En la Escuela de Infantería se dan 48 clases distintas. Mu
chas de ellas se dedican a los Suboficiales y se refieren a la téc
nica de las armas ligeras y pesadas de Infantería, transporte
automóvil, entretenimiento de transmisiones, información y
cocina. Esta última con vistas a mejorar la calidad de los gui
sos y, •por ende, la alimentación del soldado. La Sección de.
Fuerzas Aerotransportadas prepara cada tres semanas 750 pa
racaidistas potenciales, y en otra Sección especial se instruyen
en su cometido (similar al de los “Comandos” de la G. M. II)
centenares de “rangers”. Cada año pasan por Fort Benning
de 300 a 400 Oficiales y Jefes extranjeros de veintitres países
distintos, que participan en un curso de tres meses para Jefes
de Sección y de Compañía los Oficiales, y otro de igual dura
ción sobre mando de Batallón y Regimiento los Jefes.
Aunque la Escuela da ‘a los alumnos norteamericanos un
trato que.raya en la brusquedad, adopta una actitud más suave
hacia, los extranjeros y los protege para que no sean engañados
fácilmente en sus compras.’ Así, cada vez que se tiene noticia
de un abuso por parte de los traficantes en perjuicio de un ex-•
tranjero, la Escuela interviene para deshacer el entuerto, y no
sólo recupera el dinero éstafado, sino que llega en los casos de
reincidencia a la expulsión del comerciante desaprensivo.
Una pega que surge en relación con los Oficiales extranjeros
es la posible vecindad codo a codo de gente que se detesta: ,
árabes y judíos, holandeses e indonesios, etc. En esta cuestión,
la Escuela adopta una actitud inflexible y estima qué un sol
dado debe tener el suficiente dominio de sí mismo para no de
jarse llevar por los nervios y para adaptarse a las circunstancias.
En los dos incidentes que surgieron se amonesté a los reñido
res y se les exigió que se conllevasen correctamente.
Tanto si los cursos duran un mes como si duran seis, la se
maná escolar dura cinco días y medio, y en ella ordinariamente
se desarrollan bastantes ejercicios nocturnos en el campo y un
mínimo de siete exámenes escritos. Estos exámenes se refieren
a temas variados, como lectura en el mapa (materia esencial
que los “peces” deben repetir hasta tanto no llegan al nivel
exigido) y conocimiento de todas las armas de Infantería. En
este aspecto, Se considera esencial -un completo conocimiento
del fusil M-z, del fusil ametrallador “Brown”, de la carabina
de 7,6 mm., de la pistola automática de 11,3 mm.,, de la ame
tralladora ligera y de la pesada, de los cañones sin retroceso
de 57 y 75 mm. (se añadirá próximamente el de 105 mm.), de
los morteros de 60, 8x y io6,,8 mm., de la “bazooka” y de su
hermano mayor el lanzacohetes de 88,9 mm. Los alumnos deben
conocer también el empleo de los carros, que forman ahota parte
de la División de Infantería, y la dirección del fuego de la arti
llería divisionaria.
No ‘es extraño, pues, que con un plan de estudios tan ambi
cioso, que exige 66 campos de tiro y de instrucción, los alumnos
57
-
de Fort Benning respiren aliviados cuando terminan su estan
cia allí. El clima es, además, desagradable, pues es lluvioso de
diciembre hasta fin de marzó, y muy caluroso, y húmedo desde
mediados de mayo hasta mediados de octubre. Sólo los meses
de abril y de noviembre suelen ser agradables.
Así como la táctica no ha variado mucho en el transcurso de
los años, las armas son ahora radicalmente diferentes. Sin em
bargo, la experiencia de Corea ha hecho cambiar algunas cosas:
El frente del Batallón ha pasado de los 900 metros clásicos a los
4.500
Ó 5.400; se practican más los ejercicios de reconocimiento
del terreno y de patrullas; se recalca la defensa en “islotes de
resistencia”. Estas son cosas que el alumno de Fort Benning
debe aprender entre el rugir de los cañones propios y el tableteo
de las ametralladoras, generalmente como participante, pero a
veces como observador.
Compañías formadas por alumnos tienen que asaltar lomas
precedidos de una cortina de proyectiles de los obuses de 105,
de los cañones sin retroceso, de los de los carros y de las ame
tralladoras propias. Batallones apoyados por concentraciones
de fuego de las piezas divisiónarias de sos y de 555 avanzan
sobre sus objetivos sostenidos por sus aviones a chorro, que
descargan las terribles bombas de “napaim” y las de alto ex
plosivo. Secciones a la defensiva ejecutan los fuegos finales de
protección. Las Escuadras se precipitan dentro de las aldeas
fortificadas, hacen saltar las minas y trampas y destruyen las
edificaciones con granadas de mano reales...
De vez en cuando se interrumpe un ejercicio y el instructor
de turno llama a un alumno y le preguntar “,lQué haría usted
ahora? Quizá le corresponda a usted dirigir en este momento
por sucesión de mando. ¿Cuál sería su primera decisión?” Uñ
Teniente sudoroso, en uniforme de campaña, se pone en pie y
contesta lo que haría: “Cornprobar la situación de cada una
de mis cuatro Compañías, por ejemplo!” “Ysi su primera Sec
ción hubiera perdido la mitad de sus efectivos a causa de una
concentración de morteros enemiga, ¿cómo protegería usted
tal o cual flanco?”
Esta clase de preguntas se hacen, por lo nienos, mil veces al
día en Fort Benning para que los Oficiales y los futuros Oficia
les aprendan a tomar sus decisiones. Prudentemente, la Es
cuela les ayuda llevándolos sucesivamente a través de una se
rie de problemas tácticos que se desarrollan en un mismo trozo
de terreno, empezando en el plano y pasando de una incidencia
a la siguiente en la práctica..
La Escuela tiene en su Plan de Estudios I.6o2 problemas
diferentes, y sólo unos cuantos de ellos se estudian en cada
Grupo; para cada problema existe una “solución de la Es
cuela” (esa solución que fué objeto de tantas bromas durante
la G. M. II). Tal. solución la elabora un grupo de instructores
y es sometida después a la “Junta Asesina”, que la “despedaza”
y enmienda si lo cree necesario. La solución final no se consi
dera infalible, ya que las circunstancias del cómbate son in
trínsecamante
variables; pero es una solución sensata, sin
duda alguna, ya que todos los instructores de la Escuela son
veteranos de la guerra, 76 de ellos de la de Corea.
Como el Ejército no gusta poner en peligro a sus Oficiales
durante la instrucción, los ejercicios con fuego real se preparan
durante meses y se toman todas las precauciones imaginables;
sólo se• emplea en ellos munición especialmente examinada.
Cada minuto de una demostración de esta clase entraña, por
lo menos, cuatro horas de precauciones. La prueba de que és
tas han sido fructíferas es que desde 1946 sólo ha habido dos
Oficiales muertos en la Escuela, y éstos no en ejercicios con
fuego real, sino en un accidente ocurrido en un ‘carro el uno y
de insolación el otro.
Para muchos de sus ejercicios la Escuela emplea tropas de
las que están instruyéndose en el Centro de Infantería; gene
ralmente se trata de un Regimiento que está completando su
‘fase final de instrucción para salir para Europa o para Corea.
Esto, en cierto modo es un pasatiempo para el ejecutante, puesto
que ha repetido el mismo problema muchas veces. El resultado
es una buena actuación de conjunto y un impresionante des
pliegue de las posibilidades de la Infantería.
Algunos creen que es demasiado impresionante, y no ha fal
tado algún General invitado a presenciarlos que, preguntado
por su opinión, los ha encontrado irreales de puro perfectos.
Se plantea, en efecto, la cuestión de si se debe, dentro del tiempo
limitado que se tiene para su instrucción, mostrar a un Oficial
lo bien que salen las cosas cuando cada Unidad hace correcta
mente y a tiempo lo que tiene que hacer o impresionarle con
el detastre que se produce cuando todo va mal.
Del mismo modo se discute la utilidad del fusil semzauto
mático M-i. Hay quien dice que es preferible un arma automá
tica del estilo ce los subfusiles “Schmeisser”, alemán, o “Be
retta”, italiano; pero hay otros que juzgan mejor el arma de
puntería. La cuestión se centra en si en las circinstancias de la
guerra moderna prevalece’ el simple volumen de fuego o la ca
lidad del tirador; la solución, aun’ pendiente, será probablemente
como en tantos otros problemas un término medio.
Fort Benning tiene 5.4i6 edificios repartidos en tres agru
paciones: En la principal se elicuentran la Jefatura del Cam
pamento y todos los edificios administrativos importantes;
los cuarteles de Sand Hill, al norte,de l’aanterior, y el conglo
merado de Harmony Church, hogar de la Escuela de aspi
rantes a Oficial, situada a unos ocho kilómetros al este de la
Jefatura.
A unos’ ocho ‘kilómetros del Campamento se encuentran las
ciudades de Columbus (Georgia), y enfrente y separada de la
anterior por el río local, Phoenix (Alabama), lugar en el que,
por no prevalecer la Ley Seca, como en Columbus, se han di
vertido de lo lindo muchísimos alumnos de todos los grados
para resarcirse de las penalidades del Campamento. Entre éste
y las ciudades citadas se han edificado muchísimos, edificios
particulares para el alojamiento de la oficialidad de la Escuela
y de las Unidades de instrucción a ella afectas.
Quizá sea la Escuela de aspirantes a Oficial la parte más
interesante de Fort Benning. En ella es donde se “fabricaron”
las “maravillas de noventa días” de la G. M. II a partir de 1941,
en que fué creada siendo el General Bradley Jefe de la Escuela
de Infantería.
Entre el 9 de julio de 1941 y el 5 de septiembre de 1946,
pasaron por ella 478 promociones, de aspirantes; por término
medio se componían de 200 alumnos, y a fines de 1942 y prin
cipios de 1943, salían a razón de una cada día,’ exceptuados
los domingos. El Ejército cogía, soldados, Cabos y Sargentos;
ies quitaba sus distintivos y les sometía a un curso cuya dura
ción variaba entre trece y veintidós semanas. Así graduó 66.141
‘Alféreces y 34.711 Suboficiales, sacando éstos de entre los que
no pudieron llçgar a Oficiales. Desaparecida la angustiosa ne
cesidad de Oficiales de Infantería, tuvieron lugar entre el 5 de
septiembre de 1946 y el x de noviembre de 1947 otros diez
cursos para candidatos a Oficial de cualquier Arma o Cuerpo;
en.éstos salieron 955 Alféreces y fracasaron 984 candidatos.
Más tarde, la Escuela de aspirantes a Oficiales fué trasladada
a Fort Riley (Kansas), donde se constituyó una especie de Es
cuela General, en la que se formaban los Oficiales de todos
los Cuerpos y Armas, a excepción de los de Artillería e Ingenie
ros, que mantuvieron en funcionamiento sus Escuelas propias.
El 2 de marzo de 1951 volvieron a inicarse en Fort Benning
los cursos para aspirantes a Oficial “último modelo”, al ritmo
de un curso por mes. La’ primera de estas promociones salió
(considerablemente reducida de su número inicial de ho hom
bres), el 2 de agosto de 1941. Para diciembre siguiente ya esta
ban algunos de estos Oficiales en Corea.
Veamos cómo se hacen estos Oficiales. Para ello fijémonos
en un aspirante cualquiera de la primera promoción. La cali
ficación de los aspirantes corre a cargo no sólo de sus compa
ñeros de promoción, sino también de sus Oficiales.
Este aspirante estaba en una División de Infantería del NO.
Joven de veintiún años, había ingresado voluntario en el Ejército dieciséis meses antes, y recientemente había sido ascendido
a Cabo. Previa solicitud, había comparecido ante una Junta
de Oficiales de su División, convenciéndola de que servía para
Jefe de Sección; en vista de ello, le habían enviado a una Es
cuela de Mando de la División, donde pasó ocho semanas pro
bando prácticamente que la Junta no se había equivocado en
su apreciación.
Inmediatamente
después salió para Fort Benning, donde lo
primero que hizo fué quitarse los galones y coserse el distintivo
redondo de aspirante debajo del bolsillo izquierda de su ca
misa. Los aspirantes de cada promoción se organizan en una
Compañía. Cada Sección de esta Compañía tiene su Oficial de
Táctica. Estos Oficiales de Táctica no mandan, la Sección,
pero supervisan su funcionamiento. El servicio se lleva a cabo
por türno de rotación de los aspirantes, de tal modo que todos
sirvan por lo menos dos días en cada puesto de Suboficial y
de Oficial de una Sección y de una Compañía de fusiles. Estos
puestos son 17.
E! aspirante ‘no sólo tiene que atender a los estudios, ‘cosa
ya bastante fuerte, pues se ‘trata de 968 horas de clase so
bre 3! materias distintas (táctica y armas de Infantería, co
cina, abastecimiento, mando, etc.). Tiene que hacer frente al
mismo tiempo a todos los detalles de policía personal y de su
Unidad, ala actitud quese le exige cuando manda ‘i cuando
es mandado, a suprimir su tendencia a la familiaridad o a la
ira... En pocas palabras, tiene que hacer frente al mismo tiempo
que estudia a la presión de “prusianismo” a que se le somete
en la Escuela para prepararle para los terribles momentos en
que tenga que pechar con la responsabilidad de llevar a su
Sección a través de un campo de minas o al asalto de una po
sición tenazmente defendida. El General Bradley sintetizó lo
que se pretende de los aspirantes, cuando dijo: “Estos hom
bres deben dejar de pensar como soldados y empezar a pensar
como Oficiales. El soldado no tiene que preocuparse, pues ya
tiene quien se preocupa de los planes y del cuidado de la gente;
el Oficial debe hacer los planes y pensar en sus soldados.”
Cada aspirante será objeto de 15 a 20 de estas notas antes
de ser calibrado; si falla, se le dan otras oportunidades; pero
una vez “desahuciado”, se le envía a otra Unidad como Sub
oficial. Incluso cuando el aspirante entra de soldado en la Es
cuela y la abandona fracasado, sale de Cabo. Esta es una de
las ventajas de la Escuela.
La prueba más dura para nuestro aspirante es la de su cali
ficación. Los aspirantes son calificados cada cuatro semanas,
atendiendo a su actitud, a su atención al servicio, a su coope
ración, aptitud de mando, forma física, tacto, maneras y cono
cimientos. Los aspirantes son calificados por sus compañeros
de Escuadra (de so hombres) al final de las cuatro primeras
semanas; por sus compañeros de Sección (20 hombres), al
finalizar las décimosegunda y vigésima semana de instrucción.
Estos juicios, como confidenciales que son, resultan sinceros
y rezan aproximadamente así:
—
“Serviría a las órdenes de este hombre antes que a las de
cualquies otro.” (Caso de un aspirante sobresaliente.)
—
“Está verde, tiene demasiados humos. ¡Aún le falta mucho!”
Al mismo tiempo que juzgador. cada aspirante es juzgado
a su vez. Si alguno no encuentra nadie a su gusto o enjuicia a
los demás con excesiva dureza, su Oficial de Táctica se fija
más en él. Puede tratarse de urs carácter excesivamente crítico,
rasgo tolerable en la vida civil, pero que no es conveniente para
un Oficial.
Nuestro aspirante salió hacia el centro de la promoción. La
opinión general fué que se trataba de un hombre entusiasta,
pero un tanto demasiado joven, y el juicio final, que cuando
adquiriese más experiencia sería un Oficial excelente. Los Ofi
ciales estuviern de acuerdo con este juicio; sus notas eran me
jores que las corrientes. Durante la déciWoctava semana se
le otorgaron los galones azules y un casco de pega azul; sus
compañeros no “ascendidos” debían saludarle; al mismo tiempo
recibió su guerrera con vivos rojos, su futuro uniforme para
actos sociales.
Pero ni estas distinciones le permitieron “aflojar”. A veces
se desecha a un aspirante en la vigésima semana. Pero el nues
tro recibió finalmente, el 2 de agosto de ¡95!, SU nombra
miento de Oficial. El Ejército norteamericano le había pro
bado y encontrado apto. Su destino rezaba: “Mando del Lejano
Oriente.” ¡Corea le esperaba!
El alumno de Fort Benning es anónimo y no le gusta ha
blar mucho de su “alma máter”. Puede ser un aspirante a Ofi
cial, un reservista un tanto irritado por ser llamado nueva
mente a filas, un miembro de la Guardia Nacional o un Oficial
de complemento recién salido del cascarón... Cualquiera que
sea su origen, la Escuela le cambia, le moldea y le capacita para
el mando de tropas. Es el hombre que está ahora mandando
a nuestros jóvenes en Corea. Fort Benning deberá ser juzgado
por sus frutos, por la ihanera en que se porten los Oficiales
que ha preparado. La Escuela de Infantería, nuestra Escuela
menos conocida, está haciendo la misma tarea que llevó a cabo
en los días en que Bradley fué su Jefe, George Marshall su se
gundo Jefe y Lawton Collin uno de sus instructores, y en que
los Tenientes Coroneles de hoy en día estaban pasando sus apu
ros como aspirantes a Oficial para obtener sus nombramien
tos de Alférez.
Montañayestrategia.
Capitán
R. Gallais.
Nationale. (Traducido
De la publicación francesa Revue de Dvfense
por el Teniente Coronel Otaulaurruchi. Extracto.)
Pensando en una eventual guerra mundial, y al considerar
la terrible potencia de- los armamentos modernos, atómicos o
“clásicós”, la mayoría de los críticos militares terminan por no
soñar más que con amplias operaciones aeroterrestres o aero
navales, que barrerán, un día u otro, ciudades, costas y civi
lizaciones, considerando que el punto de aplicación de los
Ejércitos se encugutra generalmente situadó en el corazón de
una región aprqpiada a los desplazamientos rápidos terrestres
así como con el despliegue de una aviación considerable y
acompañada de los rayos mortales que hirieron a los japoneses.
Es, sin embargo, presumible que el empleo militar del arma
atómica no excluirá las otras formas de guerra. En 1946, el
General De Lattre de Tassigny escribió: “Aun en la hipótesis
de una guerraatómica
sifl freno, quedarán misiones que la
bomba de esta clase no efectuará jamás, y que tendrán que ha
cer los Ejércitos beligerantes, por ejemplo, y en último aná
lisis la explotación terrestre de sus efectos y. la. ocupación del
terreno conquistado.”
Por otra parte, como hace notar reciente y categóricamente
el General Bethouart, “es un hecho :coinprobado que, lejos de
desaparecer, las operaciones cfe montaña han tomado, en- los
cursos de las guerras que han ensangrentado al mundo y a
Europa desde el principio del siglo, una imfortancia mayor,
y cada vez que los adversarios hap sabido o han podido em
plear sobre dichos terrenos tropas especialmente equipadas y
entrenadas, mandadas por Oficiales preparados intelectual y
técnicamente para la montaña, los resultados obtenidos han
sido siempre admirables y desproporcionados con los efecti
-vos empleados. En la. montaña, como en ninguna otra, clase de
terreno—donde las reacciones a la actuación delenemigo exi
gen siempre plazos bastante largos—, es donde el Jefe ma
niobrero y hábil para conseguir la sorpresa consigue ésta y
su pronta explotación. La montaña es el terreno más a propó
sito para elegir determinada maniobra, y la formación mon
tañera su mejor preparación”.
Así,- pues, conviene tener muy en cuenta la montaña—prin
cipalmente en la Península europea—, desde el momento en
que los límites de los teatros de operaciones se amplían en pro
porción a los medios modernos. Masas montañosas y zonas
de bosques de penetración difícil tienen su puesto en la estra
tegia moderna. Pero su valor como campo de acción ofensiva
o barrera defensiva es función de la existencia y del entrena
miento de tropas de montaña sólidamente instruidas y aptas
para combatir dentro de la Qran Unidad organizada para di
cha especialidad. Toda preparación estratégica entre el Báltico
y el Mediterráneo no tendrá valor si se desconoce el aspecto
puramente táctico del problema militar que consideramos.
Durante mucho tiempo los Alpes no fueron, para los reyes
de Francia, más que un teatro de operaciones secundario, pues
las batallas decisivas se libraban con frecuencia en Flandes o
en Alemania. Hasta el siglo XVIII, en efecto, el macizo alpino
era poco conocido; las comunicaciones, escasas y malas, y los
débiles efectivos de. los Ejércitos del antiguo régimen no per
mitían, en general, ocupar dicho teatro por tropas numerosas
que obtuvieran resultados eficaces.
Si a partir de la Revolución los teatros montañosos entra
ron más regularmente en los pensamientbs estratégicos de los
5!-
Comandantes en jefe, fué porque, a partir de esa época, el gran capaces de arrojar a los alemanes rápidamente de Suecia
aumento de lós efectivos empezaba a invadir toda clase de después, en la campaña balcánica de abril de 1941, fuerza
terrenos. Al mismo tiempo, la montaña era progresivamente
motorizadas y Unidades de montaña alemanas sorprenden
“amansada” por el hombre y los mapas de Cassirii y los traba
arrollan a servios, griegos y británicos no sin importantes cho
jos de Bourcet fueron conocidos por casi todos los Generales ques en los principales puertos Q pasos (i). La maniobra po
que operaron en los Alpes. Por otra parte, montañeros de Ara
el col de Metzevo sobre la retaguardia del Ejército griego er
gón y de Castilla, cazadores de Balthazar Cayre ;Saboyanos,
Albania, obligándole a capitular, probó cómo tropas rápida
Piamonteses y Tiroleses de Andreas Hofer, mantienen una (blindados y Cazadores de Montaña) pueden utilizar en estl
tradición que no sie de su ámbito, pero que los mandos sa
cláse de terreno y en ciertas condiciones. tácticas sus cualida
brán, sin duda, utilizar cada vez más por las virtudes gúerre
des características. La conquista de Creta es otro éxito estra
ras de todos estos pueblos montañeses. Cincuenta años des
tégico, donde los gevirgsjager se cubren de gloria en compa.
pués que Bourcet hubo trazado la vía del Estura, Bonaparte
ñía esta vez de los paracaidistas.
propone a Robespierre operar ofensivamente a través de las
En 1943-1944,
y hasta las fases ‘iniciales del desembarcc
montañas para reducir a los piamonteses, y en 1800, ya pri
de Normandía, el frente montañoso de Italia y la lucha sir
mer Cónsul, Napoleón cruza dos veces la montaña (i) para con
cuartel llevada por Tito contra los ocupantes, principalment
seguir la sorpresa estratégica en el teatro de operaciones de en Raska y Bosnia central, fijan más fuerzas alemanas qu
Italia. Pero contemplando bajo la nieve las paredes negras de el famoso segundo frente, tan reclamado por el Kremlin desdi
la Vía Mala, o llevando a brazos sus cañones por las pendién
finales de ‘94’.
tes del San Bernardo, el soldado de aqueJla época sabe, por
Si la campaña de Italia ofrece igualmente bellos ejemplos
instinto, que ni los métodos ni los medios son aún a propósito
de éxitos estratégicos conseguidos sobre las crestas (2), estos
para vencer las dificultades que encuentra y que aún no han
éxitos son limitados, pues el General alemán Kesselring, aga
llegado los tiempos ‘en que podrá, en la montaña, no ocuparse
rrado durante dieciocho meses a la espina central de los Ape.
más que del enemigo.
ninos, ejecuta desde Nápoles a Bolonia una de las acciones
En cuestiones de guerra de montaña, el siglo XIX constituye
retardatrices
más notables de la historia militar: la barrera
una época de no mucha experiencia, •que va evolucionando
montañosa, hábilmente utilizada, no puede ser mordida más
lentamente a partir de 1870. La resonante marcha a través
que poco a poco y con gran provecho de la maniobra de con.
de la cordillera de los Andes en 1817 por San Martín, la bri
junto hitleriana.
llante maniobra por líneas interiores de Stonewall Jakson en
En Birmania, los británicos luchan en ciertos puntos sobre
el valle del Shenandeah en 1862 y la hábil defensa del Tirol alturas de 2.000 a 3.000 metros para mantener cerradas las puer
meridional por el barón von Kuhm en i866, no pasaron inad
tas de su dominio en las proximidades del Imperio indio; aguan
vertidas, y los combates que libraron japoneses y rusos en las tan el golpe directo japonés—perfectamente
organizado—
montañas de Manchuria en 1904-1905, anunciaron las opera
contra Imphal y Kohima y contra los taponamientos coloca
ciones de nuestros tiempos.
dos involuntariamente en Arakan (3), gracias a una utilización
“En los últimos cincuenta años se ha combatido cada vez notable de la jungla montañosa y, sobre tódo, al empleo atre
más frecuentemente en la montaña y en la alta montaña; for
vido de la aviación, que abastece los destacamentos cercados
zoso es comprobar que este hecho subsiste y se acentúa. Du
o aislados, transporta refuerzos, molesta al adversario y es
rante la primera guerra mundial, en tanto que los Ejércitos
trangula sus comunicaciones. En 1945 el país es conquistado
se desgastaban sin resultados en la llanura, solamente en los por unas tropas semimotorizadas, que descienden desde las
macizos montañosos se obtenían victorias notables, aunque
montañas de la barrera indo birmana; la maniobra anfibia de
no fueran decisivas; en 1916, la Torre Roja; Caporetto en 1917;
Akyab no jugó, finalmente, más que un papel auxiliar, aunque
Dobropolje en 1918 (2).” L Torre Roja proporcionó a Fal
necesario en la toma de Rangoen, al fin de la campaña.
kenhayn la ocasión de destrozar a Rumania; tomando GeDesde antes de la segunda guerra mundial se había recono
mona, punto crucial en la desembocadura al.llano del Taglia
cido que la fortificación hacía diez veces superior el valor del
mento,-y después Langarone, en la retaguardia del Ejército ita
obstáculo en la montaña. Frente a los alemanes que pudieran
liano de los Dolomites, von Below consiguió suprimir todo el venir por el Brennero, los italianos, habían construido antes
frente italiano en el otoño de 1917, después de la ruptura de del .1936 una línea de obras—completamente naturales en su
Matajur y del desastre de Caporetto. La caída de Dobropolje
parte oriental y con formidables posiciones en el macizo Dolo
en Macedonia permitió al Mariscal Franchet de Esperey dis
mitico, hechas de 1915 a 1918—y que se extendían desde el
locar al Ejército búlgaro, apoderándose de Negotin sobre el col de Recia hasta el umbral de Toblach (a). En 1940, la línea
Vardar y de cortar el camino de Nich a los alemanes, apode
fortificada de los Alpes franceses permitió a seis de nuestras
rándose de Usqub. En la misma época, la maniobra del col Divisiones detener a todo el Ejército italiano, que no pudo
de Meggido en Palestina anunció la agonía del Ejército turco.
—en ningún punto—morder la posición de resistencia. Hítler,
Así, a pesar de la primacía dada—puede ser que despropor
en fin, esperaba en mayo de 1945 prolongar su reinado defen
cionada—al frente norteoccidental, alemanes y franceses de
diendo en Austria el reducto tirolés. Para quien haya visitado
bían obtener los éxitos más importantes en el curso de esta
las fábricas subterráneas y almacenes de aprovisionamiento
guerra golpeando el bajo vientre de Europa, montañoso por que se habían instalado en las cavernas, especialmente abier
excelencia, y es, después del 16 de septiembre de 1918, cuando
tas, o en los túneles preparados desde Kufstein a Bregenz, y
un crujido siniestro anuncia la próxima caída de dos imperios que saben la facilidad que se le ofrece al hombre con armamen
germánicos; éxito, estratégico, porque algunos Jefes habíán
tos y explosivos modernos, le es evidente que la montaña pudo
reconocido que “las ametralladoras que barrían a la Infantería
constituir un importantísimó campo atrináherado, articulando
en el llano eran menós eficaces en la montaña, que una satura
múltiples plazas de armas completadas con barreras y destruc
ción menor permitía allí la infiltración y la maniobra, que ciones gigantescas y batidas por fuegos de orígenes desconoci
el corte de determinadas vías de comunicación provocaba
dos. Ocupada después por una población y tropas fanáticas,
en la montaña, y en pocas horas, la asfixia de todo un Ejér
atravesada de subterráneos, sembrada de armas abrigadas y
cito”... “Después, y gracias a los blindados y al apoyo aéreo, de obstáculos, disponiendo de zonas que permitan el aterrizaje
los Ejércitos han recobrado en la llanura sus posibilidades de y despegue de aviones y regiones aptas para los lanzamientos
ataque, de maniobra y de movimiento, obligando, como es aéreos, la montaña puede convertirse en un nido inexpugnable
lógico, al defensor a buscar la manera de sustraerse de sus efec
para un pueblo resuelto a salvar sus libertades y su vida de los
tos apoyándose en terrenos de bosques y montañosos, donde ataques del invasor (5).
las armas modernas son menos eficaces. Por estas mismas ra
La política militar y la actitud de la Confederación Helvé
zones, las guerrillas operan y continuarán operando preferen
tica en el transcurso de las últimas décadas son, a este respecto,
temente en la montaña, como en Marruecos, Vercors los Glieres,
Yugoslavia, Corea e Indochina” (3).
(x) Col de Straciri y desfiladero de Careno Selo en Yugoslavia,
En 1940, Narvik pudo ser un éxito estratégico si las tropas
forzamiento de lalfnea Metaxas, combates de Cosani y del desfi
empleadas por los aliados hubiéran sido Unidades de montaña
ladero de Stervia Sternaportas, en Grecia.
z)
La ruptura de Majo y la explotación a través del PetrIla,
que abrió el camino de Roma y de Florencia a las armas aijadas.
(r) Paso del Gran San Bernardo y del Esplugen (mayo y di
()
Batalla de cerco llamada del “Admin Box”.
ciembre de 1800).
()
La línea Badoglio.
(2)
General Bethouart.
(5)
Esta opinión ha sido combatida por otro estratega como
()
General Betboúart.
Guderian. (Le Monde de 8-IX-1951,) (Nola de la Revisia francesa.)
‘o
ejemplos dignos de meditar. “Es, pues, indudable que en el caso télites,y la de los Baikanes, que cubren al Oriente Medio, se
rán de una importancia capital e indiscutible”. Lo mismo
de nuevo conflicto y en el estado actual del armamento, tanto
podremos decir de los macizos enquistosos rhenanos, los Vos
los Ejércitos de Tierra como los movimientos de resistencia,
tratarán de agarrarse a los macizos- montañosos o forestales, gos y del macizo central y de las Penínsulas montañosas de
España, Italia y Grecia. La montaña dictará, pues, por decirlo
cuya conservación o conquista podrán resultar decisivas” (i).
En Europa, frente a un adversario proveniente del este del así, en un porvenir próximo las principales líneas estratégicas
Continente, la concepción estratégica que Mr. Churchill no defensivas y las zonas fuertes que habrá que conservar en el
teatro de operaciones europeo.
pudo imponer a los americanos en 1943, cuando las conferen
cias preparatorias de la victoria, hará pensar tal vez lo conve
niente de la idea del golpe directo a través de la gran llanura
del norte. En tal caso, y en plan de resistir todo ataque por
Decía Jomini: “Las montañas son obstáculos infranqueables
sorpresa entre Dinamarca y el Danubio, “la posesión del gran
que siempre son franqueados”, y es -que, con frecuencia, se ha
arco alpino que de Trieste a Niza cubre a Italia y al Medite
rráneo hacia el sur, así como a Alemania hacia el norte, lo bla de la montaña-sin saber, propiamente hablando, el partido
mismo que la de los Cárpatos, que compartimentan a los sa - que de ella se puede sacar. No es suficiente, en efecto, refe
rirse simplemente a las virtudes defensivas del terreno mon
tañoso o admitir, a priori, que éste aumenta las ocasiones do
(i)
General Bethouart.
-
NORMAS
SOBRE
COLABORACION
EJERCITO se forma preferentemente con los trabajos de colaboración espontánea de los Of i
ciales. Puede enviar los suyos toda la Oficialidad, sea cualquiera su empleo, escala y situación.
También publicará EJERCITO trabajos de escritores civiles cuando el tema y su desarrollo
interese que sea difundido en el Ejército.
Todo trabajo publicadó es inmediatamente remunerado con una cantidad no menor de 6oo pese
tas, que puede ser elevada hasta 1.200 cuando su mérito lo justifique. Los utilizados en la Sección
de “Información e Ideas y Reflexiones” tendrán una remuneración mínima •de 250 pesetas, que
también puede ser elevada según el caso.
La Revista se reserva plenamente el derecho de publicación; el de suprimir lo que sea ocioso,
equivocado o inoportuno. Además, la publicación de -los trabajos está sometida a la aprobación del
Estado Mayor Central.
Acusamos recibo siempre de todo trabajo recibido, aunque no se publique.
-
-
-
-
ALGUNAS
-
RECOMENDACIONES
A NUESTROS
COLABORADORES
Los trabajos deben venir escritos a máquina, en cuartillas de 15 renglones, con doble espacio
entre ellos.
Aunque no es indispensable acompañar ilustraciones, conviene hacerlo, sobre todo si son raras
y desconocidas. Los dibujos necesarios para la correcta interpretación del texto son indispensables,
bastando que estén ejecutados con claridad, aunque sea en lápiz, porque la Revista se encarga de
dibujarlos bien.
Admitimos fotos, composiciones y dibujos, en negro o en color, que no vengan acompañando
trabajos literarios y que por su carácter sean adecuados para la publicación. Las fotos tienen que
ser buenas, porque, en otro caso, no sirven para ser reproducidas. Pagamos siempre esta colabora
ción según acuerdo con el autor.
Toda colaboración en cuya preparación hayan sido c nsultadas otras obras o trabajos deben ser
citados detalladament
y acompañar al final nota completa de la bibliografía consultada.
En las traducciones es indispensable citar el nombre completo del autor y la publicación de
donde han sido tomadas.
Solicitamos la colaboración de la Oficialidad para Guión, revista ilustrada de 1os Mandos subal
ternos del Ejército. Su tirada, 25.000 ejemplares, hace de esta Revista una tribuna resonante donde
el Oficial puede darse la inmensa satisfacción de ampliar su labor diaria de instrucción y educación
de los Suboficiales. Pagamos los trabajos destinados a Guión con DOSCIENTAS CINCUENTA a
SEISCIENTAS pesetas.
Admitimos igualmente trabajos de la Oficialidad para la publicación titulada Revista de la Oh
cialidad de Complemento. Apéndice de Ejército, en iguales condiciones que para Guión, siendo la re
muneración mínima la de TRESCIENTAS pesetas, y la máxima, de SETECIENTAS CINCUENTA.
O
-
-
-
-
O
-
-
1
1
sorpresa para que la diosa Fortuna sonría al Jefe intéi’esado;
del Trentino. Pero en x866, Benedek no consigue batir a los
la guerra de montaña no puede ser llevada con éxito más que prusianos que desembocaron del macizo de los Sudetes, a pe
por Jefes “montañeros” y por Unidades especializadas. El co
sar de algunos errores cometidos por los subordinados de Moltke.
nocimiento profundo de esta clase de terreno; el sentido de lo
Por el contrario, ¿es más conveniente dar la batalla en el co
posible, de las necesidades y de los plazos; en una palabra, el razón de la montaña? ¿Conviene instalarse en el límite avanzado
“sentido de la montaña”, no se adquiere más que a lo largo de del macizo, sobre la cresta principal o detrás ,de ella? Los ejem
una práctica asidua, saco a la espalda, de los senderos y de las plos son muy diversos; si los franceses expulsan a sus adversa
crestas. Los rusos reconocían voluntariamente que en el otoño rios en Dobropolje y en Majo, no púeden, por el contrario, en
de 1942 no disponían de tropas apropiadas con que oponerse la primavera de 5945 descender sobre la meseta de Mont-Cenis.
a los cazadores alemanes y que las grandes Unidades normales
En 5940, el asalto italiano fracasa en la línea fortificada fran
habían sido arroltádas por los terribles destacamentos del ad
cesa, establecida en profundidad y a retaguardia de la cresta
versario, sacrificada sin gran provecho por el mando soviético.
principal. La expedición de castigo austríaca ‘en la primavera
Progresivamente, los Jefes y el Estadq Mayor fueron familia
de 1916 y la ofensiva de Ca-poretto en 1957, mueren sobre los
rizándose con los problemás complejos de la organización y de últimos contrafuertes del Trentino ante la llanura de Lombár
la logística de la guerra de montaña. En fin, la alta montaña no día: Paubio y Grappa. Por el contrario, después de haber lu
se abre más que ante aquellos que saben abordarla con las téc
chado fuertemente por el desfiladero transilvano y sobre las
nicas precisas y con los medios apropiados.
crestas de los Alpes de Fogara, los rumanos no pueden impe
El rendimiento depende tanto de la cohesión de algunas
dir que las tropas alemanas invadan la Valaquia en 1916 y que
Unidades especiales como de la potencia del armamento de que conquisten una o dos cabezas de puente en la llanura al desem
se dispone. Se sabe qué empleo hicieron los alemanes de su bocar de la montaña. Catinat y Berwick se defendieron sobre
alperikorps en 1916-1917 en las montañas de Transilvania y su “camino de roiida” en el corazón mismo del macizo francés.
del Friul. En esta guerra se emplearon igualmente Divisiones En Albania, italianos y griegos, unas veces asaltantes y otras
y Cuerpos de Montaña. La explotación a través del Petrella,
veces defensores, se agarran a la montaña, sin conseguir nunca
en mayo de 5944, fué confiada a tropas’ de Montaña, constituísalir de ella.
das a base de la Cuarta División marroquí. En la campaña de
En fin, todo es cuestión de circunstancias, del grado de or
Polonia, en octubre de 1939, Lemberg fué tomada por una Di
ganización del terreno, del armamento, de los Jefes, de la ex
visión de Montaña, bien apoyada por otras dos Unidades del periencia guerrera de las fuerzas en presencia, pero nunca de
mismo tipo. después de una larga marcha a través de los Bes normas rígidas a seguir en función de un terreno tan particu
kides. Creer que se puede uno batir sin más ni más que con al
lar. En 1943_1944, el Mariscal Kesselring suministra la prueba
gunos mulos suplementarios y un número reducido de unida
de cuanto se ha dicho en el frente de Italia central: se bate en
des especialistas, es un error que se cometió con mucha frecuen
los ríos Garellano y Sangro, se agarra a los puntos fuertes de
cia. En 5955, los italianos, obligados a sostener un frente de Maiella-Meta,, Monte Cassino y Monte Omiata; se instala so
montaña muy extenso, colocaron a los infantes el calzado y el bre el reborde expuesto al enemigo en el Omito, disputa las
abrigo de los alpinos, y Regimientos enteros perecieron bájó el pendientes, ‘después las crestas y, en fin, los contrafuertes que
fuego de algunas Compañías de guías austríacos desde el Ada- descienden hacia la llanura como entre Florencia y Bolonia.
mello a Montepiana. “Después de la primera guerra mundial,
Tiene por misión ganar tiempo y fijar al adversario, y gana
el Ejército francés, impresionado por los recuerdos y conven
así dieciocho meses.
cido de la necesidad de los relevos periódicos en un frente con
La montaña es, por lo tanto, un obstáculo que conviene con
tinuo, fundió a todas sus tropas en un mismo molde y no intro
siderar con los mismo títulos que los ríos y que los terrenos
dujo en sus formaciones de montaña mas que un adiestramiento
quebrados; su valor depende de la profundidad del macizo,
insignificante. Esto fué un error, que pagamos caro en Noruega de las características del relieve y del conjunto de sus pliegues;
y en los Alpes y que no debe repetirse más. Nuestro siglo es el es igualmente función de la estación y de la posición en el tea
siglo de las especializaciones, que si no deben exagerarse en su tro de operaciones. Una organización defensiva adaptada a
número, al menos debe dar, en tiempo de paz, a nuestras tropas esta clase de terreno, se mejora grandemente si se han previsto
de Montaña una organización, un equipo, un encuadramiento,
y creado a tiempo fortificaciones, campos, de minas, destruc
una instrucción y un entrenamiento ‘táctico que les son muy ciones y obstrucciones, que son allí mucho más eficaces que en
necesarios” (x).
la llanura.
La montaña se presta a la aplicación de los procedimientos
Si el defensor es hábil, hará de la montaña una zona difícil
de combate basados en la potencia de las armas modernas me
para el asaltante, que correrá el peligro de caer en el torbellino
jor que otro cualquier terreno. El ingeniero en ella tiene misio
de los “cercos de fuego”. Si, por el contrario, el asaltante sabe
nes hoy cada vez más numerosas; hay más artillería; las cuali
descubrir los puntos débiles que inevitablemente tiene todo sis
dades de los obuses y el empleo de cañones sin retroceso ofrecen tema defensivo y explota las menores faltas cometidas por el
nuevas posibilidades; se encuentran parajes en los que apare
adversario, la montaña presenciará impasible el fracaso de este
cen carro y automotores cuya actuación allí era inesperada.
último.
Las invenciones técnicas recientes se aplican aquí como en el
llano; la aviación que reconoce, hiere, rfuerza, avitualla y
evacua; ha comenzado a simplificar mucho el combate en mon
Ayer, todas las montañas de Europa, desde Noruega al Cáu
taña y a revolucionar el ritmo clásico de la conducción de las - caso, las de Túnez, Abisinia y Cirenaica, algunos macizos de
operaciones. Mulos y camiones, trenes y tractores, teleféricos
Extremo Oriente y del Pacífico han sido teatros de campañas
y porteadores, helicópteros y aviones se asocian para llevar frecuentes y largas. Hoy los combates se desarrollan en Malasia
abastecimientos
y refuerzos hacia adelante y hacia lo alto. sobre los montes de Corea y del Tonkín, y no se puede afirmar
Jefes y tropas teniendo el “sentido” y la práctica de la mon
que el obstáculo de los Cárpatos esté completamente limpio
taña; Grandes Unidades especialmente organizadas para lu
de las guerrillas antisoviéticas que allí buscaron refugio des
char en esta clase de terreno y progresos técnicos bien asimi
pués de 1945. La tensión internacioñal ¿no se desencadenará
lados constituyen la buena táctica; sin buena táctica no es po
mañana desde las zonas ocupadas y controladas por los nuevos
sible una buena estrategia.
,
perturbadores con combates de montaña en los Alpes, sobre
los Balkanes, en el Cáucaso o sobre los altos macizos de Asia?
Por necesidad, si lo precisa, el hombre no dudará en refugiarse
en -la montaña y allí se batirá con todos.
Antes de terminar este estudio conviene dejar aclarado un
Es preciso esperar, desde ahora, que en un próximo conpunto Desde hace más de dos siglos los teóricos de la guerra • flicto se encontrarán la nueva técnica y los modos antiguos en
en montaña discurren sobre las ventajas e inconvenientes que la forma clásica de la guerra de montaña: acción retardatriz o
presenta esta clase de terreno, bien para el asaltante bien para explotación rápida a través de los macizos, defensivas felices
el defensor. ¿Es conveniente dejar franquear la montaña al ene o acciones’ brutales de ruptura, tanto por las alturas como por
migo y dar la batalla en su desembocadura, si es posible aisla
los valles, guerrillas fanáticas. La necesidad de la estrategia
damente, a los elementos que la han atravesado? Esto es lo que hara pasar la guerra por las montañas de Europa y fuera de
le dió el éxito a Napoleón delante de Mantua, en tanto que ob
Europa. “Nadie ha dicho que la victoria nó pasará, una vez
servaba a las columnas austríacas que descendían por el valle más, por la montaña” (x).
(i)
General Bethouart,
(x)
General Bethouart.
El Artico en una nueva guerra.
Coronel de E. M., Jost Hijar, Jefe de Estudios
Qué entendemospor zona ártica.
-Para fijar el campo de nuestras ideas empezaremos por tra
tar de delimitar lo que consideramos como zona ártica.
Presentada la cuestión a personas con puntos de vista dife
rentes, nos dirían:
—El casquete esférico correpondiene
al círculo polar ár
tico. Concepto rígido geográfico.
—La región comprendida dentro del límite de la vegetación
ártica. Punto de vista que afecta a las condiciones de vida, con
repercusión en lo militar.
—La zona al norte
de la isoterma de enero
de _30
C.- Aspecto cli
matológico
que influye
poderosamente en las ac
tividades del individuo y
en el manejo de sus me
dios, si bien es un con
cepto menos fijo y con
creto que los anteriores,
ya que existen variaciones
sensibles, no sólo dentro
de cada año, sino en años
sucesivos.
Si nos fijamos en el cro
quis núm. x, vemos que
los lImites correspondien
tes a los dos primeros con
ceptos difieren relativa
mente poco, rebasando en
América del Nordeste y
en el Atlántico Norte la
amplitud de la zona de
vegetación ártica a la del
casquete polar. A su vez,
el límite isotérmico rebasa
ligeramente los anteriores
en Siberia.
Como los tres aspectos
expuestos nos interesan
desde el punto de vista
militar y comprenden una
zona de características se
mejantes, integrada por
tierras ribereñas alrede
dor de un océano que separa dos poderosas naciones, tomaremos
como límite de la zona ártica, posible teatro de opelaciones,
la línea trazada por los bordes más amplios de las tres delimi
taciones antes indicadas.
Al sur de esta zona se halla el subártico, como transición en
tre la zona glacial y al templada, y abarca la parte comprendida
entre el límite sur del Artico y los territprios donde la vida
tiene un desarrollo regular en cuanto a las relaciones entre nú
cleos de población. Tiene una extensión irregular, pues mien
tras en Europa no baja más allá de los 600 de latitud en sus
zonas más profundas, en América se extiende hasta cerca de
la región por la cual corre el ferrocarril Pacífico-Canadiense, y
en Asia hasta el Transiberiano, alcanzando el paralelo 550 en
ambos continentes.
de la Escuela de E. M.
ses llevaban la primacía, algunos marinos se lanzaron en busca
de rutas comerciales todavía inexploradas; ello, unido al inte
rés del comercio de pieles y a la captura de focas y ballenas por
los pescadores, dieron auge a los descubrimientos polares.
Así, Willoughby se lanza a la busca de un paso hacia China
contorneando Europa y Asia por el Norte, y muere en el in
tento. Más tarde, Compañías comerciales, tales como la anglo
rrusa de 1580, una holandesa en 1594 y varias inglesas, orga
nizaban diversas expediciones.
Más tarde, el incentivo comercial se une al interés científico
y se expande en tres di
recciones:
—
por el Norte de Aré
rica, para tratar de encon
trar el paso del Noroeste.
La serie de explorado
res que lo intentaron su
cesivamente, tienen ins
critos su nombres en las
tierras polares de Améri
ca: Davis, Hudson, Baffin
y Franklin, entre. otros.
En 1773 se organiza, a
propuesta de la Real So
ciedad Geográfica de Lon
dres, la expedición de
Phipps, en lg que iba
como guardia marina el
que luego sería Almirante
Nelson.
En 1831 tuvo
lugar aquella en que Ross
hizo el descubrimiento del
polo magnético, y, por fin,
Mac-Clure, en 1850, en
trando por el estrecho de
Bering, halla el codiciado
paso.
—
Por el Norte de Europa
y Asia en busca del paso
del Nordeste. En ello po
nen su fe y su empeño
los holandeses con varias
expediciones, en las que
interviene Barentz, uno
N±
los mejores navegantes
de
de su época. Siguen más
tarde algunas expediciones rusas, hasta que en el período
1878-1880, el sueco Nordenskjold, a bordo del “Vega”, logra
contornear las costas del Norte de Europa y Siberia, atravesando
el paso del Nordeste.
—
Hacia el Polo Norte. A ello se encaminaron los intentos del
noruego Nansen con el “Fram” (1893-95)
y el Duque de los
Abruzzos con Cagni (1900); pero fué el americano Peary quien
lo conquistó en 1909, partiendo de la isla Ellesmere al norte
del Canadá, desde la cual tuvo que hacer un recorrido de 833
kilómetros.
Tras las fases comercial y científica se abre una nueva etapa,
que pudiéramos llamar novísima, coincidiendo con el gran pro
greso de la aeronáutica. Su comienzo puede fijarse aproxima
damente en el año 5920, cuando se iban sosegando un tanto
los espíritus después de la primera guerra mundial. Entonces
es cuando empieza a vislumbrarse el interés militar del Artico.
En esta fase vemos expediciones transpolares, como Ja de
Amundsen-Ellesworth-Nobile,
a bordo del dirigible “Norge”,
quienes en cuarenta y siete horas recorrieron 3.340 kilómetrós
durante los días II y 52 de mayo de 5926, desde Spitzberg a
Teller (Alaska), navegando sobre el Polo. Las dos expediciones
rusas de 1937 en avión: una de Moscú a Portland y otra de
Moscú a San Jacinto (Canadá), y la más reciente, llevada a
cabo en mayo de 5955 por el americano -Charley Blair, que
atravesé el casquete polar entre Vardoe (Noruega) y Fairbanks
(Alaska), en diez horas y media en un caza Mustang.
-
CRoQuis 1
Síntesis históricade las actividadesárticas.
Desde la antigüedad, en que él griego Pytheas descubrió en’
el siglo IV, antes de J. C., Thule (Islandia o Noruega), no recace
el interés por estas regiones hasta el siglo X de J. C., con la
colonización de Groenlandia e Islandia por el normando Eric
el Rojo.
Pero- el verdadero movimiento hacia las regiones polares no
surge hasta la Edad Moderna. En el siglo XVI, época de los
descubrimientos geográficos en los que españoles y portugue
63
one do la ,pdus/r,’a
CQOQUISM2
Por otra parte, continúan los esfuerzos de exploración marí
tima, especialmente por parte de la U. R S. S., valiéndose de
rompehielos, unas veces con fracasos, como el del “Tcheliyskin”,
cuya tripulación hubo de ser salvada por aviones, y otras veces
con éxito, como la llevada a cabo por el “Stalin” y el “Sedov”
después de ¡937.
Mención especial merece la experiencia llevada a cabo por
Wilkins en 1931, intentando alcanzar el Polo en el submarino
“Nautilus”. Este se hallaba dotado de una barrena para tala
drar el hielo en caso de ser atrapado y patines sobre cubierta
para resbalar por la superficie submarina del hielo. Acaso por
defecto de construcción de tales elementos sufrió averías y tuvo
que desistir. Si tenemos en cuenta, sin embargo, la afirmación
de Peary de que no se encontrarían en el mar hielos de más
de 40 metros de espesor en la ruta Bering—Polo Norte—, cos
tas septentrionales de Europa y Asia, los submarinos actuales,
que navegan a mayor profundidad, con mayor velocidad y
autonomía y equipados con radar, pudieran repetir con éxito
la .hazafla aflorando en las zonas libres de hielo.
Influenciadél climaen lasoperaciones
militares.
El Artico presenta en realidad dos países: uno en verano,
con sus días relativamente cálidos y luz solar constante, y otro,
en contraste con él, durante los severos fríos y nieves del largo
invierno ártico. En esta época llega a marcar el termómetro
más de 50° C bajo cero, a cuya temperatura se une a veces un
fuerte viento que produce un aumento de enfriamiento propor
cional a su velocidad para una determinada temperatura. En
tales condiciones extremas, el hombre reduce su eficiencia a
un ¡o por ¡00 de lo normal. El “terror del ártico” lo vuelve des
cuidado e indiferente, llegando a padecer a —52° efectos aná
logos a los del shock emocional del combate; se ponen vidriosos
sus ojos y anda sin rumbo.
Se precisa, por lo tanto, una adaptación previa ambiental,
para lo cual los americanos cuentan con “escuelas de adiestra
miento ártico” en Fort Nelson (Columbia británica) y en Fort
Churchill (bahía de Hudson). En ellas, como preparación del
personal para los ejercicios, se les somete a un período de “in
verñización”, entrenándolos durante dos semanas al aire libre,
con saco de dormir, raciones de campaña, un hácha y algún
otro elemento, enseñándoles a construir refugios, cazar, pes
car y vivir en condiciones árticas.
“A
Por parte de la U. R. S. S., dadas las condiciones de vida
en que se desenvuelven los samoyedos, ostiacos, yakutos, tun
guses y siberianos, tienen excelentes elementos para constituir
sus Divisiones de tiradores siberianos capaces de operar en las
más extremadas condiciones de frío.
Las condiciones climatológicas crean problemas que unas ve
ces afectan al personal, como es el de prolongar su resistencia
al frío, para lo que se ha ensayado en Norteamérica la aplica
ción de dosis adecuadas de extracto tyroide y los casos de con
gelación, que se tratan con inyecciones de “Heparin”, un an
ticoagulante químico de la sangre, que evita la trombosis oca
sional de la gangrena.
Análogamente surgen problemas relacionados con el arma
mento y material. Así, por éjemplo, a —34° C, se solidifica el
aceite de los engranajes, y el hielo que se forma en el interior
de la oruga en .ios vehículos de esta clase, destroza el caucho
de las ruedas de suspensión. Hay que emplear lubricantes es
peciales y marchar poco a temperaturas de —40°. Las ame
tralladoras y cañones pueden funcionar a esta temperatura,
pero con las superficies de fricción secas, porque la lubricación
los hace más lentos.
El despegue de los aviones se ha conseguido hacerlo en un
minuto con los “Vampir” a chorro, mientras que los aviones
de motor a bielas necesitan dos horas de calentamiento. Por
otra parte, las condiciones para los vuelos, de manera general,
son peores en la región subártica que en la ártica, y se hace ne
cesario el establecimiento de estaciones meteorológicas y de
“radar” y “loran” (long range navigation) para el control y
seguridad de los vuelos.
En el mar, el hielo se disgrega desde el verano hasta el otoño,
manteniéndose los témpanos flotantes a distancia, que varia
de 5 a ¡5 millas de la costa, precisándose entonces reconoci
mientos aéreos y rompehielos para navegar por aquellos ma
res. En invierno, al fundirse nuevamente los témpanos entre
sí, se puede marchar sobre el hielo, salvo en regiones en qu.
éste se acumula en forma caótica.
Auroras boreales.—Estas se producen en un cinturón com
prendido entre los círculos menores terrestres, que tienen por
centro el polo magnético (en la península Boothia Félix), con
radios de 20° y 28°. Allí existe un grado de ionización superior
al del resto de la tierra, el cual aumenta con las tormentas mag
néticas. Las perturbaciones que se producen tienen lugar en la
ionosfera, a unos 100 kilómetros de altura, repercutiendo en
zonas más bajas. Durante estas tormentas se hacen iinposi
bles las señales eléctricas en las zonas afectadas.
Aspectogeobélico.
El centro del casquete po’ar ártico se halla ocupado por el
Oceano Glacial Artico, mar interior que baña las costas septen
trionales de Europa, Asia y América. Tiene salidas angostas
entre Asia y América (estrecho de Bering) y entre Canadá y
Groenlandia (estrecho de Davis), y más amplias entre Groen
landia y Noruega; pero ésta se halla partida, y por tanto domi
nada, por las islas de Spitzberg, Jan Mayen e Islandia. Re
sulta genéricamente un “mediterráneo” cinco veces mayor que
el que lleva tal nombre específico. Este llena hoy muchas pá
ginas de la Historia Universal, desde la antigüedad, debido
a su clima privilegiado y a la fertilidad de sus riberas, circuns
tancias que fueron necesarias a la vida de los pueblos en la in
fancia de la Humanidad. No sucede iual con el Océano Glacial
Artico por su clima y por las regiones inhóspitas que lo rodean.
Hoy día, la Humanidad, en la madurez de su desarrollo, tiene
puestas sus miras en aquellas regiones frías, tanto para la uti
lización de sus riquezas (caza, pesca y minería) como por nece
sidades estratégicas.
Estamos acostumbrados a las ideas de Oriente y Occidente,
y las comunicaciones entre puntos alejados del globo las ima
ginamos sensiblemente en la dirección de los paralelos; pero
si acudirnos a una esfera terrestre o a una proyección polar
(croquis núm. 2), veremos:
x.
Que el 70 por ioo de las tiérras emergidas se hallan en
el hemisferio Norte (Europa, Asia, dos terceras partes de Afri
ca, América del Norte y una sexta parte de América del Sur).
En él se halla el 90 por loo de la población mundial, y las diez
ciudades más- grandes del mundo están entre el círculo polar
ártico y el trópico de Cáncer.
2.°
Gran parte’ de la riqueza industrial del mundo está lo
calizada alrededor de una zona comprendida entre los parale
los 400 y 50° de latitud Norte, o sea, una zona media que dista
de 4.500 a 6.500 kilómetros del Polo Norte; pero no es unifórme,
sino que, por el contrario, presenta unas singularidadés que
vamos a ver.
.
En la- Europa occidental, la zona industrial se halla entre
los 400 y 55°, comprendiendo las regiones industriales de In
glaterra, Bélgica, Francia, Norte de España y de Italia.
En Rusia’y países satélites está entre los 45° y 55° (Silesia,
Checoslovaquia, Hungría, Rumania, ¡egiones de Leningrado,
Moscú-Tula, cuenca del Dónetz, Stalingrado y Bakú). En Si
beria, entre el 48° y 57° (Magnitogorsk-Perm, Novosibirsk
Kutznek, Irkust y ..Jabarosk).
En cambio, los Estados Unidos tienen su frontera totalmente
por debajo del paralelo 50°. El grupo de Estados del Atlántico
‘.central, donde radica el núcleo principal de industrias (Nueva
York, Nueva Jersey y Pensilvania), están entré el 40° y 45°, y
el que le -sigue en importancia (Ohio, Indiana, Illinois, Michi
gan y Wisconsin) se extienden desde el 45° hasta el 37°.
En el croquis núm. 2 se ve gráficamente el mayor o menor
• alojamiento.
del polo de estas zonas, resultando mayor el de las
industrias americanas que el de las soviéticas.
3.° Las rutas aéreas entre dos puntos situados en hemisfe
rios opuestos son arcos que pasan por el casquete polar, ya que
estas líneas son las más cortas entre ‘ellos, produciéndose así
en nuestro espíritu un concepto nuevo en cuanto a las líneas
de comunicación. .
.
.
El centro del hemisfe’rio Norte lo constituye, por lo tanto, el
casquete polar, y dada la autonomía ‘de los modernos bombar
deros (18.000 kilóitietros- los B-36), cualquier, potencia que con• siga ba’sesa unos 2.200
kilómetros del Polo (paralelo 70°) tendrá a
su alcance, con viaje de ida y regreso, los puntos de la faja terres
• tre industrial
a que nos hemos referido, hasta el paralelo 400.
Actitud de las potencias
ribereñas.
Estados Unidos.—Hasta la - segunda guerra’ mundial fiaron
su seguridad en la posición que ocupaban, aislada de cualquier
posible enemigo. Por el Este y Oeste, dos grandes océanos. Por
Sur, el Caribe y el cánal de Panamá relacionaban ambos océa
nos y result.ába muy remoto el peligro. Por el Norte tenían la
barrera infranqueable del Artico. Con este concepto de insula
• ridad.
bastaba para su seguridad ini poder marítimo adeciado.
Pero durante la seghnda guerra mundial, el perfeccionamiento
de los-bombarderos de gran radio de acción, la aparición de los
proyectiles dirigidos y la experiencia de la lucha en ‘las regiones
del Artico (tierras y mares de Noruega y de Spitzberg),hicie
ron’ pensar en la posibilidad de una agresión a través del cas
quete pólar, con lo que aparecía un nuevo frente, predominan
temente aéreo, en tanto que los del Atlántico y Paéífico lo eran
- navales.
.
.
.
•
Para su seguridad, los Estados Unidos han concertado una
serie cte pactos políticos que les permiten alejar de su térritorio
las bases ‘de partida de un posible agresor, éstableriendo a su
vez bases estratégicas’en Europa, Africa, Asia y’ aun dentro
de América mediante ‘e] pacto.de defensa firmado en 1941 con
el Canadá. .
Canadá.—En este país la organización de bases aéreas se
ha realizado mediante una política de estrecha colaboración
con Estados Unidos. Dichas bases jalonan tres principales líneás
aéreas de importancia estratégica, que pueden ‘desempeñar en
el porvenir un importante papel, como lo.jugaron en la última
guerra.
.
“
• Una,
atravesando el Yukon, une Edmonton (Canadá) con
Fairbánks, en Alaska. Es la. línea de enlace del Noroeste, muy
bien equipada. Apunta hacia el nordeste de Siberia.
La segunda, va de Edmonton a la costa ártica, por el valle
de Mackenzie, y es de interés para los vuelos tranpolares.
• La
tercerá, llamada de enlace del nordeste,- alcanza Groen
landia por dos ramales: uno, que parte de Regina hacia Fort
Churchill y la isla Southampton, y’el otro, de Montreal hacia el
Labrador.’ Se estableció esta línea duranté la segunda guerra
mundial, a petición de lá Gran Bretaña, porque la que iba di
rectamente hasta Europa por Terranová no tenia puntos de
relevo suficientes para los bombarderos ligerós ,y los, cazas.
Por ello se- establecieron las bases de Groenlandia e Islandia
en 1941,-contorneando la zona del Artico.,
Por medio de sus “Escuelas de adiestramiento ártico” y Cen
tros de aclimatación, ambos países’ norteamericanos organizan
periódicamente ejercicios polares conjuntos para - determinar
l efecto de diversas’ clases de frío sobre el personal y el material
y estudiar la preparación.especial del equipo necesario. Así se
1•
CROQUIS
‘khan hecho, entre otras, en 1946 la operación “Frigid” con frío
seco entre —40° y.—50°
en-Alaska; la “Williwaw” con frío hú
medo cte —8° en las Aleutianas, y la “Musk-Ox”, que partió de Fort Churchill, para terminar -en Edmonton (Alberta) con
cooperación de la ‘Marina; en el invierno 1947-48, la “Yukon”,
en la que se trataba de’ ver si, tras un adecuado adiestramiento,
‘un grupo de hombres con efectivos poco ‘superiores a una Com
pañía puede descender desde el aire sobre una zona, sobrevivir.
por sus medios y luego desarrollar una misión tal como la de
fensa de una base. De un tipo semejante fué Ja “Swetbriar”
en 1950;.ambas se llévaron a cabo en Alaska. Las más recientes
han sido: la “Firestep”, en la que han partidpado los tres Eér
citos y organismos de la defensa civil con transporte aéreo de fuerzas desde Fort Bragg a Alaska, y la “Paradog”, en la pe
nínsúla del Labrador, con tiempo desfavorable, lanzándose en
paracaidas hombres, perros y trineos.
U. R: 5. .—Desde 1q25 se intéresó por su frontera ártica,
como los’Estados Unidos lo habían hecho con el Far West tras
su guerra civil.
•
La organización de las rutas marítimas nórdicas ha. sido desde
entonces preocupación constante de la U. R. S. S., con la fina
lidad le mantener la unión entre los puertos rusos éuropeos
y los del Pacífico. Lo que, duran te’muchos- años constituyó iuna’
iluión para navegantes ‘como Nordenskjold, es hoy una rea
lidad pra los’ cpitanes de los mércantes soviéticos, que, con
acompañamiento
de rompehielos, hacen iajes regulares entre
Arkángel y Vladivostok. Pero el valor práctico de esta vía
‘es aún poco, importante desdé el punto de vista militar.
La Administración central de las rutas marítimas del Norte
radica en Moscü, y de ella dependen las cabeceras de sector; la
del Oeste se halla en la isla Dickson; la dél Centro, en Tiksi, y
la del Este, en la isla Anjou, del ‘archipiélago de Nueva Sibe
ria., Para estas rutas tienen treinta rompehielos grandes (hasta’
15.000’
toneladas) y otros tantós más pequeños, pudiendo
‘aquéllos suebrantar masaá ‘de hielo de 2,70 metros ‘de espesor.
La -navegación es posible’ çlurante dos a tres meses en ve
rano, siendo más fácil la navegación en la parte oriental.
- Desde
1932 se han multiplicado
los, intentos con mercantes
y roqipehielos en ambos sentidos, hasta llegar hoy día a un trá
fico de cincuenta barcos al año con 200.000 tonefadas de mar.
-. cancías
transportadas.
-‘
-.
‘Los buquesde gran-caladq no podrían pasar por algunos si
tios, y-los pequeños tendrían que ir por rutas fijas, con-el riesgo
de quedar aprisionados por los hielos o de tropezar con zonas
minadas. Además, no puede equipararse este tráfico al deI
transiberiano, que con su doble vía tarda la mitad de tiempo
en el recorrido y tiene una mayor capacidad ‘de transporte.
Acaso, su mayor importancia estriba en las estaciones meteoio
lógicas, que transmiten tres veces al día sus observaciones al
puesto de mando de la isla Dickson. Parece que hay 77 estacio
nes meteorológicas y 130 de radio.
-
‘El teatrode operaciones
ártico;
-
•
•
-
-
•
En, el frente ártico corresponde a los Estados Únidos, con
Canadá, uno de sso0, desde el estrecho de Bering a la isla
Ellesmere y estrecho de Davis, mientras que la U. R. S. S. dis
pone de i6o°, desde la península de Pescadores hasta el estre
cho de Bering. El resto del casquete polar, entre Europa y
América continentales, es codiciado por los dos bandos en una
tenaz porfía por la obtención de bases.
s.° Frente americano.—Se extiende desde el 6o al 17o
de longitud oeste.
Alaska.—Este
territorio, que constituyó la “América rusa”
hasta 5867, fué adquirido por los Estados Unidos mediante
pago de qnos. siete millones de dólares a Rusia.
Con la cadena de islas Aleutianas.constituye
la zona más
interesante para la defensa de este frente, dominando el es
trecho de Bering y el Pacífico Norte. El territorio de Alaska
se halla a media hora de vueló del extremo nordeste de Siberia.
y se enfrenta con las posiciones. rusas de esta zona. Ocupada
Alaska por la U. R. S. S., constituiría una gran cabeza de
puente en el continente americano y resultaría el camino más
breve para llegar al corazón de los Estados Unidos, llevando
como eje la carretera Alcan-(Alask’a-Canadá), ya que no puede
pensar hoy día la U. R. S.: S. en hacerlo a través del Pacífico.
Desde el punto de vista defensivo, el núcleo de Alaska está
constituído por un área de unos 8oo kilómetros de radio, den
tro de-la cual ‘no áe interrumpen las comunicaciones en todo el
año. El centro de la zona es Fairvanks, y en ella están los tres.
aeródromos más importantes: la base de Elmendorf, en. Ancho
rage; las pistas de Ladd, al sur del’ río’ Yukon, y la base de los
yermos de Eielson, al sur de Fairbanks, de donde parten los
B-29 para los reconocimientos meteorológicos hasta el Polo,
con la pista más larga del mundo (3.500 metros). Estas bases
permitirían interceptar los aviones enemigos que partieran de
la península Tchukotsk5, en Siberia. También hay que men
cionar la base ‘de Point Barrow, avanzada’ dd’.Alaska hacia
el Polo. .
En el aspecto ofensivo, no presenta las mismas’ ventajas la
posibilidad de utilizarla por los norteamericanos para poner
pie en Siberia, por ser éste un objetivo muy’ excéntrico; pero
cuenta con excelentes bases para lanzar los B-36 en vuelos
transpolares hasta la U. R. S. S. Desde Fairbanks, a 25° del’
Polo, un círculo de 5.000 millas ‘(9.260 kilómetros) comprende
ría casi toda lá U. R. S. S. y Europa, salvo los extremos meri
dionales de España, Italia, Grecia y Turquía.
Canadá.—Presenta
marcada diferencia entre los territorios’
del noroeste, que quedan por debajo del límite’ de los bosques,
y los del nordeste, con zonas asimismo de aquéllos, donde la
temperatura es más baja. En invierno tiene en algunas partes
la apariencia de una llanura fría y cubierta con una capa granu
lar .de nieve, en un crepÜscuki u oscuridad continúa. En las es
casas semanas de verano, parece un pantano. En cualquier
época es difícil el tránsito, pero más en verano
Los puntos’ de la defensa radican, en’ general, a lo largo de.
las costas. En la región Norte se basa ésta en la información:
Real policía montada que visita la zona, periódicamente, ‘patru
llas aéreas que obtienen fotografías y estaciones meteoroló
gicas con puestos de radio y radar sobre el río Mackenzie y
avanzados en la Tierra del Príncipe Alberto e islas Ellesmere
y Baffin. Para asegurar la defensa contra las infiltraciones se
utilizarían los “rangers”, milicia integrada por cazadores, le. ñadores,
mineros, agricultorei, etc., que viven en las, regiones
más despobladas, y que por su edad estarían éxentos del servi-,
cio militar. Se hallan organizados en Unidades hasta Com
pañías.
2.°
Frente de la U. R. S. S.—Comprende
aproximadamente
desde los 30° de longitud1oriental ‘hasta.los 1700 de longitud
occidental, con un desarrollo’ de unos 8.ooo kilómetros.
La línea de bases militares se extiende desde Nueva Zembla
por la península de Taimyr, Tiksi en la’ desembocadura del
río Lena, Nij’ne Soviet, en la del Kolima y Markovo en el golfo
de Anadir, frente a Alaska. Como línea 1e basesa;axtzadas.
tiene el archipiélago de Francisco José (hoy Stalin), que perte
neció a Austria hasta 1918, cabo Tcheliuskin, avanzada, del
viejo mundo hacia el Polo Norte, la isla Liakov en el rchipié
lago de Nueva Siberia y Taganiki en la isla Wrangel. Esta era
nominalmente norteamericana por “derecho de descubrimien
to”; pero los rusos colocaron estaciones en ella después de
la G. M. 1, y en 1926 declararon propiedad suya todas las tie
rras entre las costas de Siberia y el Polo Norte, basándose en la
“teoría de los sectores”, que luego se ha aplicado en la Antártida.
Enlazando elSur de Siberia con la ruta costera, existen equi
-padas tres líneas aéreas: I., Tiumen-Novy Port., 2.0, Kras
noiarsk-Dudinska- Katanga, y 3.°, Irkutsk-Bulun.
Desde el gólfo de Anadir, un círçulo de 5.000 millas com
prendería Canadá’ hastala bahía de Hudson y la parte occiden
tal de los Estados Unidos. Con 4.000 millas ya no se alcanza
rían los Estados Uñidos.
Desde Dudinska, con- 3.000 millas, se englobaría la mayor
parte de Alaska, y’con 5.000, todo el Canadá y hasta Richmond,
San Luis y San Francisco, en los Estados Unidos.
30
Frente del Atlántico Norte.—Corresponde
a la zóna dé
contacto entre el Océano Glacial Artico y el Atlántico, y se
halla en el huso que abarca desde los 600 de longitud Oeste
hasta los 30° Este. Se trata de una zona de fricción, a costa de
la cual pretenden ampliar su respectivo. seétor cada uno de los
bandos en presencia.
Groenlandia.—Los dos bastiones en que se basa la defensa
americana son: Alaska por-el oeste y Groenlandia por él este,
enlazados por el Canadá septentrional.
La -importancia de Groenlandia, ya demostrada durante
la G. M. II, estriba principalmente en que tiene puntos de
apoyo para mantener la comunicación entre América del Norte
y Europa occidental en la línea Cañadá-Noruega, y por otra
parte, en su proximidad al’ Polo, que la hace sumamente apta
para el establecimiento de bases para vuelos transolares. Per
tenece a Dinamarca, que forma ‘parte del Pacto del Atlántico
Norte. Los Estados Unidos tienenbaes
en ella desde 1941.
Su defensa local se confiax’á al mando danés, pero se podrán
crear “zonas de defensa”, en las que actuarán conjuntamente
daneses y norteamericanos. Se ha construido el aeropuerto de
Blue-West-One cerca del puerto de Julianshaab y de la base
naval de, Gronnedal,. ‘que ocuparon los norteamericanos . en
la G. M. II.
Islandia.—’Es el segundo punto de apoyo de la ruta América
‘del Norte-Noruega en la salida del Océano Glacial, tocando el
círculo polar ártico. Tiene picos que se elevan a veces a 2.000,
metros, pero su clima es relativamente suave en el oeste y en
el sur, debido a la corriente del ‘golfo de Méjico. Se separó de
Dinamarca,
declarándose República independiente en 5944.
Su defensa se ha confiado a los. Estados Unidos, 4ue tienen ac
tualmente tropas y un aeródrómo militar (Keflvik),, aparte
del civil de la capital (Reijavik). Como avanzada ‘de Islandia
hacia el Polo está la isla de Jan Mayen ocupada por Noruega,
que también’forma parte del Pacto ‘del Atlántico Norte.
Spitzberg.—-Durante
los cincuénta años anteriores a la
G. M. 1;, la soberanía de estas islas estuvo en litigio entre No
ruega, Suecia y Rusia, hasta que el Tratado de París de 9 de
febrero de 1920 reconoció la, soberanía noruega sobre ellas, a
cambio de 5 neutralización permanente y de un régimen de’
“puerta abierta”. Los extranjeros tendrían derecho a los apro
vechamientos pesqtieros y mineros. La U.’ R. S. S. se adhirié
al Tratado y lo aprovechó para instalarse en tres campos mi.
neros, en los que trabajan de 3.000 a 4.000 rusos, sin que los
noruegos tengan acceso a tales concesiones.
Mientras las potencias occidentales . no pueden establecer
allí bases sin que la U. R. S. S. denuncie los trabajos por vio
lación del Tratado, los Soviets mantienen sus hombres con el
título de mineros, pero ‘que fácilmente se transformarían en
soldados llegada la ocasión. Este archipiélago constituye para
la U. R. 5. 5. un eslabón importante en la cadena, de bases
boreales para enfrentarse con los Estados Unidos.
Examen.comparativo
de los dosfrentes antagónicos.
-
Ambos tienen, sensiblemente,’ la misma amplitud. ‘Sus’flan
cos se enfrentan, por un lado, en el estrecho de Bering: Alaska
y las Aleutianas del lado américano, y la península Tchukotska
y el golfo de Anadir por la. U. R. S. S., con un valor, sensible
mente equilibrado.
Por el otro flancos. los Estados ,Unidos’ tienen Groenlandia
con un escalón avanzado en Islandiá, mientras que la U.- R. S. S.
sólo tiene la posibilidad de Spitzberg, de valor inferior, que
además necesitaría el complemento de bases en Noruega. Poi
eso ha pretendido tomar en arriendo el puerto noruego de
Vardoe, aunque sin conseguirlo, teniendo que contentarse de
momento con fortificar la península de Pescadores y la fron
tera común con Noruega. El radio de acción de 5.000 kilóme
tros que desde Groenlandia da de sí hasta Astracán, no per
mite llegar desde Spitzberg más que hasta Winipeg y Quebec
en el Sur del Canadá.
En. la parte central está la península Taimyr, en Siberia,
a 5.ooo kilómetros de los centros industjiales de Portland
y Seattle.
Considerando los frentes en general, puede decirse que hay
bases americanas que permiten a sus bombarderos alcanzar
zonas más profundas en la U. R. S. 5. que las que.los rusos
alcanzarían en los Estados Unidos; pero, en cambio, la U. R. S. S.
tiene sus centros industriales- más diseminados.
hielo, iiieve profunda o lodo en los deshielos o bien a través
de bosque o tundra. Hay que recurrir al transporte aéreo de
tropas y abastecimientos. Es decir, que las regiones árticas
tal vez no serán objeto de agresión directa con masa de fuer-zas para su conquista. Pero la importancia creciente de las rutas aéreas a través
del Artico hará que el Polo Ncrte ‘acaso sea un óentró estraté- gico de una futura guerra global. Habrá que ocupar y man
tener, en el contorno del Articoy dentro de él, bases con cam
pos de aviación y estaciones de radar-y meteorológicas, y ello hace pensar en otra clase de acciones distintas de las apun
tadas: ataques contra bases y centros vitales por medio de bom
bardeos aéreos o valiéndose de proyectiles dirigidos con bases
más próximas; acciones por sorpresa a fin de apoderarse de
puntos adecuados para instalar plataformas de lanzamiento
de - tales proyectiles contra objetivos estratégicos importan
tes, lo que puede necesitar golpes de mano previos contra es
taciones ‘de radar o meteorológicas; finalmen’te, - ataques de
fuerza para ocupar punto que sirvan de base de partida de acciones sucesivas a fin - de llevar la guerra al país contrario.
Los dos adversarios necesitan, pues: 1.0
Ponerse al abrigo de una sorpresa, - ya que, el atacante
puede poner pie en una isla ártica o .en una zona costera poco
poblada y con escasa vigilancia, mediante una operación an
fibia o aerotransportada,
para dar saltos sucesivos hacia los
objetivos interesantes.
2.°
Responder con una contraofensiva a la agresión, para
lo- que habrá que contar con superioridad aérea a fin de actuar
rápidamente y resolver la situación crítica que se haya pro
ducido. Las bases tendrán que ser defendidas por núcleos de tropas terréstres en posiciones aisladas,- aunque mutuamente
apoyadás. Estas posiciones, en caso necesario, habrán de ser
reforzadas, o recuperadas en caso de. pérdida, por fuerzas aero
transportadas
duramente entrenadas y de altá eficiencia com
bativa, dotadas con - vehículos blindados y artillería, ‘aparte
de contar con el ápoyo aéreo.
.
Creemos, pues, que una campaña polar - tendríá caracterís
ticas similares a las de las operaciones insulares con predomi
nio aéreo. En ella cabría la actuación de fuer,zas navales en de
terminadas circunstancias,, ya que los ‘barcos ‘podrían quedar
aprisionados por los hielos y los cascos- de los torpederos y cru
ceros se verían comprometidos para resistir las grandes pre
siones dé -los hielos, aparte -de la delicada situación en que que
darían frente a los ataques aéreos enemigos. En caso de actua
ción, habría un dominio en superficie a favor de los Estados
Unidos, pero con posibilidades de intensa acción’ de raids sub
marinos y siembra de minas por parte de la U.. R. S. S. Los Ejércitos. de Tierra guarnecerían y defenderían las ba
ses propias y llevarían su acción.contra las enemigas pór medio
del transporte aéreo. ‘
-
Cómo puedeconcebirse
la acciónártica.
Una posible guerra ártica se debç ehglobar en una idea es
tratégica total. En el caso de una nueva guerra,. el primero y
principal teatro de operaciones sería Europa. Si la U. R. S. S.
consiguiera dominar éste y pretendiera -lanzarse sobre los Es
tados Unidos, tendría tres caminos: hacia el Este, a través del
Pacífico; hacia el Oeste, a través del Atlántico, o por el Norte,
a través del Océano Glacial Artico..
Por la gran extensión del Pacífico, el eje de esfuerzo habría’
de partir de Siberia y Kamchatka hacia Alaska y Canadá,
porque en tal dirección sería menor el obstáculó marítimo.
En dirección de occidente, el avance tendría el peligro de la
amenaza
delpreciso
continente
contra elel ataque
flanco por
meridional
al
.que sería
hacer africano
frente y buscar
las altas
latitudes, según el eje Noruega-Islandia-Groenlandia-Canadá.
• En
cualquiera de éstos casos se ve la posible importancia de
las tierras que circundan el casquete polar ártico o se hallan
situadas en -él.
Examinemos .la tercera hipótesis de avance a través del
Océano Glacial.
Los ejercicios polares realizad-os hasta la fecha por Estados
Unidos y Canadá han demostrado que el empleo de grandes
masas- de hombres no sería posible porque, aparte de las difi
cultades que oponen el clima y el, terreno al despliegue y al
movimiento
de Divisiones y aun Brigadas, la ‘cooperación
logística tendría dificultades acaso insuperábles. Hasta la fe
cha -no ha podido hallarse un medio de transporte por tierra
que sea satisfactorio para las operacione árticas en las varia
das y extremas circunstancias que pueden presentarse de
-
Rusia no’ uede
-
.o.upar Alaska.
-
Padre Bernardo R. Hubbard, S. J., en colab’oracióñ con Bili Davidson. De la Revista norteamericana
Collisr’s. (Traíucción del Capitán de Artillería de Costa, de Marrueco., Arturo Videras Vslarde.)
“La soledad de Alaska es tan salvaje, tan impenetra
ble, tan terrible, que una fuerza militar serla.engullida
y destruida en ella, sin tener nosotros que disparar un
solo tiro”, dice el conocido montañero Priest.
año afirmaba en el Senado: “Nosotros podríamos ser ocupados
por una invasión,aérea de no más de dos Divisiones”. El padre
Hubbard se opone vigorosamente a este punto de. vista, apo
yado por su gran experiencia en a materia, que le confiere
autoridad suficiente para ser escuchado. , ,
El delegado en el Congreso por Alaska, E. L.’ Bartlett, re
El padre Hubbard es un geólogo de la Universidad d Santa
Clara, que ha pasado los últimos veinticinco años de los sesenta cientemente dijo en una emisión de televisión, que las tropas
y dos de su vida explorando las desconocidas regiones dé Alaska
paracaidistas rusas establecidas en Siberia podrían conquistar
y del Polo Nor-te. Es considerado como uno de los técnicos me
las grandes bases aéreas de Aladca en cuarenta y- ocho horas.
jor informados del mundo en cuestiones relativas al círéulo Casi al mismo tiempo hubo una comunicación ‘procedente de
polar ártico.
.
..
- Taihoku (Formósa), diciendo qué los rusos habían concentrado
La discusión sobre la vulnerabilidad -militar de Alaska es de una fuerza de choque de 300.000 hombres frente a -Alaska, es
una perenne controversia. Un gran número de autoridades
tando en disposición de emprender una irresistible. guerra re‘
(incluyendo al General Dwigt Eisenhower y al Gobernador ‘deI - lámpago en el territorio.
‘Tajes rumores se han vuelto últimamente más y más persis
territorio, Ernesto Gruening) piensan que está ampliamente
abier.to para una acción ofensiva enemiga. Gruening, el pasado - tentes. De muchos de ellos se ha demostrado que no tienen
•
-
‘
fundamento. Hace poco tiempo, un piloto américano voló so
bre la línea de demarcación internacional en el mar de Bering,
a lo largo del estrecho de 2 3/4 de mil’la (5o95,7 metros apro
ximadamente)
de anchura, que separa la posesión rusa de la
gran isla Diomede, de la similar americana, pequeña Diomede.
Era un día claro, excepcional, y el piloto, tomó una fotografía
del territorio soviético, que, publicada en los diarios de Alaska,
causó un pánico internacional. Porque, según los técnicos, la
fotografía demostraba la existencia de un aeródromo militar,
l otro lado de la cumbre nevada de la gran Diomede. Esto sig
nificaba que ha’bía bombarderos y unos 2.000 soldados rusos
a 2 3/4 de milla de un territorio vital delos Estados Unidos.
Por esta época hab’ía ido a sustituir en elservicio religioso
de la pequeña Diomede al famoso padre Tom Cunnigham, por
haber sido éste llamado .de nuevo al servicio militar. Ejercía
las funciones de ayu’dante un muchacho esquimal, miembro
de la Guardia territorial de Alaska, llamado Eduardo Magaluk.
Un día; que teníamós la vista clavadá en la gran Diomede, dijo
Magaluk: “Estoy notando que se levanta mucha ‘niebja, y a
‘favor de ella, un hombre arrojado podría deslizarse hasta la gran,
Diomede, echar una mirada alrededor y volver antes.de que la.
niebla desaparezca.” Media’hora más tarde, Magaluk había em
barcado en su “kayak” y remaba .silenciosaménte entre la nie
bla del mar, de Bering,haciala siniestra isla jorobada, el puesto
avanzado de Rusia más, cercano a los Estados Unidos. Alcanzó
la costa de la gran Diomede, y escondió su “kayak” entre las
rocas. Luego escaló unos 700 pies .de tocas escrpadas y se des
lizó entre dos puestos de, centinela .que habíamos observado
anteriormente ‘con nuestros gemelos; avanzó tres cuartos de
milla sobre la hierba de la cumbre rocosa y gibosa de la isla,
y apareció ante sus ojos el único edificio de ella, el. del Gober
nador, un cobertizo ‘de piedra en ‘el cual un puñado de rusos
estaban leyendo o- trabajando para emplear su tiempo. Ase
gurado de o que veía, volvió sobre sus pasos, se deslizó ei la
aldea esquimal, en la distante’ladera de la giba, y contó los nisos que había en sus puestos de centinela. Finalmente volvió
a remar por el angosto estrecho tan silençiosamente’ como ha
bía ido, y me dió la información que yo esjeraba. La no exis
tencia de fuerzas aéreas en la gran Diomede, y solamente 28 ru
sos, los ñ’iás de ellos paisanos. ‘Más tarde, técnicos del Gobierno
volvieron a éxaminár la fotografía y descubrieron que lo que
habían tomado como ‘señales de aeródromos éra simplemente
una raya de luz en el negativo.
Este incidente tipifica el temeroso complejo que habíamos
formado acerca de los rusos y Alaska. Un solo día fué suficiente
para echar portierra la pretensión que tuvieron algunos al de
cir que los soviéticos podían ocupar nuestro gran baátión del
Norte en el caso de una guerra.
No soy tin técnico militar, pero Alaska ha sido ‘mi laboratorio•
científico durante veinticinco años, y lo que puedo decir d es
tas espantosas historias es que son un disparate.
En primer lugar: No ,cteo que los rusos pudieran ocupar
Alaska, caso de desearlo. En segundo lugar: Tampoco creo .que
los rusos sean tan locos como para desear invadir esta enorme
extensión. Porque, contrariamente a la general creencia, el
territorio no es un país de oro y pieles, sino un subcontinente
deshabitado y,solitário en su 99 por ioo. La producción de oro
y pieles, en realidad, decayó y se redujo a la mitad en’los pri
meros años del siglo, ‘y los grandes recursos naturales están
aún por descubrir. Indudablemente, la ciencia cambiar.á este
panorama en futuras generaciones; pero en la actualidad, como
base’ para una acción ofensiva enemiga, Alaska representa más
bien un riesgo económico que un capital seguro, y en este as
pecto, , a nosotrós nos ocurre otro tanto.
Los políticos americanos pueden escandalizarse, y también
se despertará la cólera de lós sabios civiles y militares; pero mis
opiniones están fundadas en una larga vida ‘de exploración en
-
una.parte.del
mundo qué jamás ha sido visitada por muchos
Alaska, el Noatak, el cual desexnbóca en Kotzebue Sound, en la
de los estrategas de salón.
‘
costa del oeste, y corre tan escabroso como el Vucon. El objeto
La base de mi aserción es la siguiente: Nué’stras dos poderosas
de esta expedición era déscubrir si las fuentes del Noatak se
bases aéreas en Anchorage y Fairbanks son los únicos blancos
originaban en algún lugar cerca del río Colvillé, el cual nace al
dignos de tener en cuenta para am ataque enemigo. Por ser el
norte del circuito polar ártico. Tal descubrimiento podría retamaño de esta superficie tan limitado, y por la defensa de rapresentar una ruta para un oleoducto, bajo los llaves de los dos
dar ejercida alrededot de ella, es seguramente por lo que el
ríos, y permitirnos complétar nuestra pótencialidad con los
Teniente General William E. Kepner ha calificado a su fuergrandes campos petrolíferos de- Point Barrow. Esto resultaría
zas de formidables. Por otra parte, un asalto dirécto-procedente -. de un valor inapreciable para nuestra defensa, porque Barrow
del aire sería tan suicida como dejar caer tropas paracaidistas
está bloqueado por los hielos diez meses y medio del año, mién
en el cono de un volcán en actividad; lo mismo puede decirse
tras Kotzebue, en el mar de Bering,-está abierto como un puerto
del caso de un bombardeo, con la adición del factor de que un• todo el verano.
campo de aviación bombardeado puede ser de nuevo• puesto
Nuevamente me rodeé de cuantos hombres vigorosos pude
en actividad en un espacio de dos o tres días,
encontrar, y emprendimos la marcha río arriba en ‘una embar
Creo firmementé que si los rojos tuvieran una potencia aérea
cación de fondo plano. Tras seis semanas de incontables pena• suficiente
para atacar Anchorage y Fairbanks, o la distante
lidades, con continuos baño’s de agua helada en los ‘rápidos y.
región de Juneau Panhandie, también la tendrían para atraremolinos, y teniendo que volver muchas veces porque había
yesar Alaska. y- alcanzar laColumbia Británica o él Estado, de. tantos afluentes que no sabíamos cuál era el verdadero Noaták,
•
Wáshington.
.
. .
hicimos
150 millas, y entonces -nos propusimos atravesar la
En el caso de emplear fuerzas .de tierra, tendría que dejarlas
tundra, siendo aquí donde empezó la verdadera pesadilla.
sobre las estériles costas o en la soledad más absoluta, con el
La tundra, que cubre cerca de una cuarta parte de Alaska,
objetivo de avanzar y ocupar Anchorage y Fairbanks. Y esto,
consiste en una cintura profunda de agua con krandes raíces
vuelvo a afirmar, és imposible. Porque al lado del poco terreno
y troncos que salen de ella. Cuando se atraviesa ésta tierra
poblado que existe, la soledad de Alaska es tan salváje, tan im-., pantanosa, se trata de saltar de un tronco al siguiente, pero•
penetrable, tan terrible, que una fuerza militar podría ser en- - frecuentemente se resbala y el resultado es caer al agua con las
•
gullida y destruida en ella, sin tener nosotros que disparar un
cien libsas de carga que se transporta. Mien-t•rasse lucha conti
solo tiro.
.
.
.
- nuamente.
para poder-avanzar en un día una media milia, hay
Pero lo estrategas de salón miran al mapa, y continuamente
adetnás que defenderse de la nube de mosquitos, tan terribles,
descubren fáciles invasiones al perímetro defensivo Anchorageque recuerdo a este respecto que, en los días de la dominación
Fairbanks. A menudo tropiezan con la indefensa península de
rusa en -Alaska, una forma de pena capital era atar al convicto
Alaska, la cual se extiende seductoramente hacia Siberia, y
criminal a una estaca colocada en el desierto, y las nubes de
piensa-en
la ensenada de -Cook, en el centro de la cual -está mosquitos le moídían y mórdían hasta producirle la muerte.
situada Anchorage.
Hay también cínifsnegros
y diminutos e invlsi bies insectos
Lo que sigue a continuación dará alguna idea de la facilidad -- llamados “nosiums” por los del país, los cuales, penetrando en
de esta invasión. .
-la piel por donde nace el velld-, causan terribles infecciones.
-. En el verano de 1928 mandaba yo una expedición, tratando - Añadamos a esto las tempestades árticas con una velocidad
de atravesar el estrecho istmo de la península -de una longitud
de ioo millas por hora, que se echan encima cuando menos se
de sólo oo millas. Dúrante tres meses estuvimos entrenándoespera y derriban con la furia de sus elementós, en los que van
nos para la mejor consecución de la empresa el que suscribe,. mézclados granizo, lluvia y pedrisco. Frente a tolas estas triun gigante suizo americano llamado Jack Koby y la estrella
bulaciones, hicimos 20 millas en dos meses, y de nuevo -tuvo que
del fútboJ de la Universidad de Santa Clara, Roderick Chisholn. - ser abandonada la expedición.
Una vez preparados, intentamos penetrar-en el valle de las diez Problemas
que,tendríaen cuenta un probable enemigo.—Mul
mil fumarolas, el lugar dé la erupción volcánica de 1912. Este
tipliquemos las anteriores cifras por 30, y tendremos una idea
lugar solamente había sido hollado por. las plantas humanas
de los pro blmas que tendría que solventar un enemigo que
en una ocasión anterior, cuando la expedición de una Sociedad
desembarcase en la desembocádura ‘del Yucon y tratase de
geográfi.ca nacional pasó por medio de él en 1916.
.
avanzar sobre el “llano y abierto corredor” hacia Fairbanks,
Partimos hacia el interior desde el golfo de Alaska, intenmás de 6oo millas de camino con pantanos y tundra rodeán
- tando
atravesar el territorio de Katurái y salir sobze el declive
dolo por doquier.
de la península sobre el mar de Bering. Desde los primeros dias .
Algunos estrategas han sugerido que los equipos mecaniza
las tierras pantanosas nos rodeaban por doquier, y luchamos
dos podían utilizar la tundra como un camino real cuando está
denonadamente
a .través del desierto de. cenizas volcanicas,
helada en invierno. Pero de nuevo se equivocan los -estudiantes
en el cual nos enterrábamos hasta las rodillas a cada paso, - del mapa. Una- delgada capa de hielo se forma en la tundra
ahogándonos con el persistente polvo que se pegaba a nuesttas
con las primeras heladas dé septiembre, pero entonces las tem
narices. Cuando penosamente caminábamos por las cenizas,
pranas nieves obran como aislante, y el agua situada debajo
caímos en uri arenal que .nos -llegaba hasta las axilas; no obsraramente se hielá. Tal pudieron experimentar nuestras fuer
tante, seguimos pulgada a pulgada hacia adelante, a través de
zas armadas el pasado invierno, cuando en las maniobras de la
precipicios y traicioneros glaciares, y en -muchas ocasiones nos
operación Swestbriar se separaron apenas unas yardas del caarrastramos por espectralés bosques, destruídos por la lluvia
mino real de Alcan; la tundra, helada que apenas podía soporde ácidos- volcánicos, siendo todos los días empapados por llutar el peso de un trineo, difícilménte hubiera soportado el da
vias torrenciales y arrastrados -por continuos e impetuosos
un tanque.
.
. huracanes de una velocidad de ioo millas por hora, que venian
Si las, tropas paracaidistas rusas desembarcaran en la pen
desde -el mar de Bering a través de las montañas. En. todo este
ínsula de Kenai y se movieran -siguiendo’ el ferrocarril de Alaska
tiempo no vimos traza de ningún animal, y pudimos mantenerhacia Anchorage, estarían de nuévo frente a la tundra y las
nos gracias a los paquetes de provisiones que habíamos llevado, escabrosas montañas del tetritorio con una sola ruta fácil, el
coii nosotros. Finalmente, tuvimos que renunciar al intento y
paso del Mosa, que les conduciría por ellas., De seguir la vía.
volvernos. Empleámos los méses. de junio, julio, agosto y sepdel ferrocarril, estarían totalmente expuestos a los ataques de
tiembre en la expedición, y dürante todo este tiempo, sólo punuestras fuerzas aéreas, - y podrían, por lo tanto, ser. bombar
dimos avanzar treinta millas, a pesar de haber llevado con nosdeados y destruidos.
otros tres mudos conducidos por hombres prácticos para trans- La misma cosa podría suceder si se dejaran caer sobre el caportar el resto de nuestro equipo. Sin ningún género de duda, , mino real de Alcan y se movierán hacia Fairbanks, En la esuna fuerza militar nunca habría podido avanzar más allá de
trecha faja de la carretera erían bombardeados, y además,
las diez primeras millas,.
‘ . -.
.
frente a la carretera, estaría la tundra, las montañas y los im
Otro pasatiempo favorito dé los estrategas, de salón es mirar
penetrables bosques. Por otra parte; igualmente encontrarían
el mapa y descubrir -anchos y llanos corredores ajo, largo de
que las proximidades de nuéstras ciudades y bases militares
los grandes, ríos que van de este a oeste del territorio de Alaska.
son prácticamente intransitables.
Miran particularmente al caudaloso Yucori y tiemblan ante la
Elementos-que
originanun verdadero peligro.—En 1935 me
posibilidad de que un enemigo mecanizado pudiera desembarencontraba investigando los volcanes que no figuran reseñados
car en la desembocadurá del río en el mar de Bering y rodar,
en los mápas,
pocas millas de’ Coid Bay, en la península de
sin obstácus
que se opongan a su paso, por el país llano que Alaska, en el mismo lugar donde ahora existe un aeródromo miconduce a Fairbanks.
.
.
litar. Frecuenten-rente el cielo se ponía tan oScuro que parecía
En 1939 yo conducía una expedición hacia un similar río de.. negro, sien-do éste el signo precursor de una de -las terribles e
-
‘69-
-
-
-
-
-
imprescindibles tormentas de Alaska, lloviendo bien pronto• vasor moriría aquí de hambre en menos de una semana, estando
de una forma torrencial. Antes de que hubiéramos tenido tiempo además seguro - del esfuerzo que costaría suministrarlo por - vía
aérea, por ser esto casi imposible, debido’ a que los aviones
de pensarlo, pareció que se movían y se precipitaban sobre nos
otros todos los cimientos de la montaña, y las seis millas de tendrían que recorrer más de 5.000 millas, por la más traicio
anchura del valle, donde nos encontrábamos,. se convirtieron’ nera ruta aérea del mundo, siendo cosa sencilla para nosotros
en un rugiente torrente de o pies de profundidad. Pudimos
destruirlos con aviones, que partieran de bases distribuídas
escapar de este alud porque nos encaramamos a un sa
por el sudeste de Alaska. y en el archipiélago ártico del Canadá.
Supongamos, no obstante, que lo imposible ocurriese, y que
liente rocoso; pero un Regimiento cogido en el valle hubiese
perecido, estando además dentro del alcánce de la artillería del los comunistas, cayendo sobre Alaska, pudieran subsistir en
aeródromo Lo mismo puede decirse de la bien defendida super
una región que produce’ solamente el 5 por xoo de sus propios
ficie de Panhandle, así como la Columbia Británica, que tienen alimentos necesarios. ¿Qué harían entonces? Seguramente su
un territorio increíblemente salvaje, con elevadísimas monta
objetivo’sería invadir desde aquí los Estados Unidos o bom
ñas que llegan hasta el mismo filo del océano.
bardear nuestros grandes centros industriales. Pero, cualquiera
Cuando los japonesés ocuparon las indefensas Attú y Kiska que fuese su proyecto, tendrían que traer un equipo militar,
en las islas Aleutinas en la G. M. II, ‘áún se encontraron a cosa dificultosa por las mismas razones apuntadas, siendo, por
2.500 millas de distancia de Anchorage. Recientemente abando
tanto, uno de los obstáculos que más respeto les causaría.
,namos nuestra base aérea de Nome en el mar dé Bering, sa
Una invasión de lós Estados Unidos desde Alaska podría
biendo ‘que no significaría nada para’ los rusos si ellos la tóma
ser dirigida solamente por una ruta posible, el Camino Real
sen. Con cientos de millas de. tundra y pantanos entre ellos y de Alcan, 1.525 millaé de carreteras expuestas y sinuosas, a. tra
nuestra fortaleza de Anchorage-Fairbanks, sé encotitrarían en vés de una’ impenetrable maraña de ‘tundra, pantanos e intrin
un callejón sin salida, en el. que les esperaba la muerte, mien
cadas montañas, tanto en Canadá como en Alaska. Desde
tras que, por otra parte, sólo estarían a veinte minutos de vuelo Dawson Creek en la Columbia Británica, cfonde. termina por de sus propias bases de Siberia.
el- sudeste el’ Camino Real de Alcan, hasta la primera ciudad
La inquietud que pesa en el ánimo de la mayor parte de los de alguna importancia, ,Edmoton en Alberta, hay todavía
americanos acerca de los ‘problemas militares de Alaska; es que 4.0 millas de distancia; esto significa que durante 1.993 millas
nosotros los consideramos desde el punto de vista de pasadas
(más de dos veces la distancia de Berlín a Moscú), el Ejército
guerras, las mayor, parte de las cuales fueron libradas en super
invasor estaría constreñido a una estrecha cinta de carretera,
ficie habitadas, que ténían carreteras, granjas y pueblos. Desde expuesto a cada paso a ataqúes aéreos, y sin poderse defender
el tiempo de Alejandro el Grande, los Ejércitos han vivido so ‘ni cubrirse, porque la tundra, las montañas y las selvas lo ro
bre el campo a medida que avanzaban, cogiendo grandes can
dean todo. Y si a pesar de ello consiguieran pasar, aún estarían
tidadEs de provisiones y botín de las poblaciones conquistadas..
a muchas millas del corazón de’ Norteamérica.
Otro tanto’ocurrió en lá G. M. II, en que los çomunicados con
Es apenas creíble que ‘los rusos quisieran utilizar Anchorage—
tenían párrafos a este tenor: “El Ejército rojo avanzó hoy cin
Fairbanks ‘para bombardear nuestras• ciudades industriales,
porque hay docenas de bases en, Ruáia continental que están
cuenta kilómetros en la dirección de Dresden, capturando
53 pueblos.” Siendo los pueblos y no los kilómetros lo que tenía • solamente a un par de horas de vuelo de Détroit, Chicago y
verdadera impórtancia.
Seattle, con ferrocarriles y ,ótras vías de comunicación que van
‘En la máyor parte de Alaska - no hay pueblos propiamente
directamente desde las factorías comunistas hasta los campos
hablando, no hay víveres ni tampoco carreteras, y hasta la de aviación.
ausencia de édificaciones más allá del perímetro dé Anchorage
Es igualmente increíble que los rojos desearan ocupar Aa
Fairbanks. Alaska es, casi dos veces y media superior en super
chorage-Fairbanks
para impedir que nosotros bombardeára
•ficie que Texas; sin embargo, podríamos colocar la población mos Rusia desde estas bases. Un General que ocupa un alto
cargo en las fuerzas aéreas, - recientemente me decía: “Alaska
entera del territcfrio dentro del campo militar de Chicago. y to
davía habría lugar para más. Alaska comprendé una superficie es tan difícil de suministrar, que en el caso de una guerra ofen
siva, la utilizaríamos, principalmente, como estación de re
de 586.400 millas cuadradas, de las cuales sólo unas .1.000 mi
llas cuadradas, es decir, menos de un quinto del uno por ciento, serva y base de emergencia para, aviones que volviesen de mi
tienen población, y segúh las cifras del Departamento del in
siones de bombardeo. Actualmente-—dijo—sería más fácil
terior, solamente 12.000 acres, o la increíble cántidad de-i8 mi
bombardear Rusia desde Omaha que desde Fairbanks.” Este
General concuerda conmigo en que los rusos no se arrojarían
llas cuadradas, están cultivadas. Unas 200.000 millas cuadra
das son de impenetrables montañas, y 150.000 de inútiles pan
probablemente a la empresa de ocupar Alaska, pronunciándose
tanes y tundra. Además, solamente existen 595 millas de vía en el mismo sentido otras ‘autoridades con las cuales he hablado
férrea en toda esta vasta extensión y unas miserables 2.926
cuando estuve recientementE en el territorio.
Esquimales americanos, los cuales, en un admirable desafío
millas de carretera -(comparadas con las 195.812 millas de ca
rreteras rurales de Texas). La mayor parte de las carreteras
a los edi’ctos soviéticos, navegaron a’ través del mar de Bering
forman parte del sistema del Çamino Real de Alcan, uno de •el pasado verano para’ visitar a sus’ parientes del Cabo Este de
los más costosos experimentos en la historia de la ingeniería,
Siberia, me dijeron que no hay preparativos ofeñsivos en todo
en la construcción del cual utilizamos los mejores equipos del este territorio, y-si bien vieron baterías antiaéreas en las bajas
mundo y gastamos millones de dólares; sin embargo, una gran colinas cercanas a las costas, eran solamente’ de pura defensa
parte de él todavía queda intránsitable cuando los deshielos (según oyeron decir) de los pequeños aviones ‘de caza de ‘corto
alcance situados en unos pocos aeródromos, no existiendo nin
del Artico lo invadeii cada rimavera.
guna gran base aérea, salvo las de Kamchatka, a 5.000 millas
C,on todo esto. ¿no es admirable que de los 128.643 habitan
tes, de Alaska vivan casi todos dentro del perímetro defensivo
de distancia.
‘Por otra parte, sus parientes lés dijeron que los rusos temían
de Anchorage-Fairbanks, o en Panhandle, lejos del sudeste?
Menos de 1.000 indios y xoo blancos forman como una ‘cadena construir instalaciones importantes en el Cabo Este, por estar
a lo largo del valle del Yucon, y unos 5.ooo esquimales están demasiado cercanos ‘los grandes campos de concentración de
esparcidos en pequeñas colonias a lo largo del mar ‘de Bering trabajadores esclavos, que podrían levantarse y tomar - las
y en las costas dl Océano Artico. ‘Estas comunidades de es
bases en el caso de una guerra. Por qié necesitamos Alaska.—Esto conduce a una importante
quimales, más que ninguna otra cosa, tienden a probar mi
pregunta: Si Alaska es tan inútil, -,!por qué la deseamos? En
punto de vista.
,
•
En 1.938, con nueve esquimales de las islas del Rey, en una primer lugar, es absolutamente necesaria .desde el punto de
vista.puramente
ddensivo, para mantener una sólida línea de
ptimitiva embarcación de piel de caballo marino, llamada
pn “umiak’ por los naturales, navegámos 2.000 millas en mar puestos avanzados sobre nuestras costas. Hoy en día, nuestro
abierto, visitando todas las colonias entre Noine y la isla de llamado perímetro defensivo occidental empieza en el Polo
Balta, para añadir pruébas científicas al aserto de que todos Norte, y siguiendo por Alaska llega al Japón, Okinawa, Corea
y Formosa. Este cinturón de protección consiste ‘en: Bases
los- esquimales hablan una lengua común.
Me asombré ante el. hecho de no encontrar uno solo de estos navales desde las cuales se puedan proteger nuestros accesos
del Pacífico contra ,submarinos portadores de bombas atómi
últimos viviendo más allá de diez millas en el interior. Tras ge
neraciones de experiéncia los naturales Fian hallado el -interior cas. Bases áéreas de ayuda a patrullas navales y suministro
deAlaska coruo una trampa de muerte, donde caerían inclúso de fuerzas que se opongan a los ataqaes de los aviones enemi
ellos, y, además, que en- un territorio de tres veces el tamano gos. Y, por último y en el caso de.Alaska, una base para nues
de Corea no se puede encontrar una sola libra,de alimento que tra gran cortina de radar.
Los rusos no necesitan Alaska para su 4efensa, porque pue
llevarse a la boca. Y es por lo que afirmo que un Ejército in
70
den tener una mejor protección desde un similar perímetro
defensivo a lo largo de la línea de costas siberianas.
En segundo lugar, debemos conservar Alaska por su futura
potencialidad, demostada en el milagro agrícola que es el valle
de Matanuska. Allí se alcanza ahora casi la misma producción
del Estado de Nueva York (con la sola excepción del trigo).
En las veintidós ‘horas- de luz solar del verano- ártico, la cose
cha crece dos veces, tan rápida, que se producen enormes es
pecies de melones y vegetales, mientras que en otros lugares
se necesitan tres meses como mínimo• para la recolección.
En la actualidad hay planes para convertir varios millones
de acres de terreno baldío en una fenomenal producción agrícola.
Yo mismo he propuesto un proyecto para abrir un canal que
reúna las aguas de los ríos Kuskokwim y Yucon, leuna forma
- semejante
al sistema formado por el Misisipi-Missouri. Esto
desecaría el agua superficial de la tundra y pantanos del vasto
Yúcon, y abriría, como en el delta del Misisipí, çcultos campos
cultivables a los labradores. También estimuláría la colonización
y la construcción de carreteras que alcanzaran hasta las mon
tañas áiticas, y ello permitiría que hasta la ahora inaccesible ri
queza mineral pudiera ser conseguida; sin embargo, todo este plan
monumental necesita - cien años al menos para ser realizado.
- Los rusos,
por esta razón, podrían conquistar Alaska si tuvieran la paciencia suficieñte para esperar un siglo. Cuando el
territorio soportara una población de 15 millones de habitan
tes (incluyendo además al Ejército invasor), como resultado
de los proyectos anteriormente mencionados. Hoy, sin embargo, los rusos séríah seguramente tragados
por -la soledad, como cuando el - Ser Supremo dispuso que las
aguas del Mar Rojo se cerrasen sobre el Ejército egipcio.
-
Elcaíónnorteamericanosin-retroceso,deioÑm.
De ‘la publicación norteamericana1n;anry Schooi
Quarierly.(I’raducciónde la Redacción
de EJERCITO)
El arma más moderna de nuestra Infantería es el cañón sin hacer fuego pesa unos 450 kilogramos, pudiendo desmontarse
retroceso M-27, de io mm. Es tan reciente su aparición,, que y-montarse con rapidez para el transporte por vía aérea.
El’ montaje M-75, utilizado en el jeep. consta de cureña y.
aún no se ha decidido cuál ha de ser el lugar concreto que ocu
cureñín, conjunto de mecanismos de elevación, y equilibrador,
pará en -el Regimiento. Por sus características, puede perforar
-el blindaje decualqu-ier carro conocido. (Véaseel grabado que así cornouna base que vá directamente sobre el vehículo. El
se publicó el mes pasado en el artícWo sobre fabricación de conjunto formado por la cureña ‘ycureñín contiene el mecanismo
de ‘puntería en dirección, con el correspondiente volante’ y un
cañones sin retroceso.)
que permite dejar en libertad los engranajes del
El cañón, sin el montaje, pesa unos 260 kilogramos y tiene mbrague
movimiento, en dirección para eguir a objetivos en móvi
un alcance de 7.475 metros, aunque el alza de que está pro
visto para la puntería directa solamente esté graduado hasta miento. Mediante el sistema formado por él equilibrador y el
mecanismo de elevación, el tubo va unido al cureñín. Los cam
2.430
metros.
.
bios de elevación se introducen girándo el volante correspon
Al adaptar el cañón de xo5 mm. a nuestras necesidades ac
tuales, previenen las instrucciones que vaya montado en algún ‘diente, mientras que los equilibradores compensan- la prepon
derancia de boca del tubo. La base :va atornillada al cuerpo
,vehículo o cureña de las actualmente en uso. Con modificacio
nes’ relativamente pequeñas en los vehículos, sirven bien para del vehículo y sirve para ‘que descanse sobre ella’ el conjunto el caso el jeep y el weasel (vehículo anfibio). En cuálquiera de ‘formado por ‘la cureña y cureflín.
El montaje utilizado en el vehículo anfibio modificado, aún
los dos casos, el resultado es una pieza ligera autopropulsada.
El peso total que se- coloca sobre el jeep, incluyendo el arma, - no adoptado como reglamentario; es idéntico al montaje M-75,
la ‘munición y el personal, es, aproximadamente, de unos 675 excepto en su base., Cuando el cañón va instalado sobre ‘la cu
kilogramos. Esto recarga considerablemente ‘al vehículo, que reña remolcada, no hace falta base alguna, porque la cureña
y cureñín descansan directamente encima del eje del conjunto
necesita usar una suspensión trasera debidamente reforzada.
formado por éste-y las ruedas.
También se le ha añadido al vehículo un robusto eje trasero,
Para atender al servicio lel arma cuando va montada sobre aunque quizás esto no sea imprescindible. Un.jeep empleado
vehículo, se ha experimentado una organización a base de un
en la fase de pruebas con un cañón sin retróceso de 105 mm.,
Pelotón, y aunque ha dado buenos resultados, no se ha adop
recorrió más de i .óoo kilómetros sobre todo tipo de terreno
- - en
que, normalmente, este vehículo tendrá que moverse. Este tado con carácter definitivo. Este Pelotón está compuesto por
siete hombres distribuidos en la forma siguiente: 1, Jefe de
jeep tenía el eje posterior semejante al de cualquier otro ve
Pelotón; 2, apuntador; 3, cargador;’ 4, auxiliar del cargador;
hículo igual a él y, sin embargo, no se presentaron problemas
especiales de’ entretenimiento originados por el exceso de carga. , Aúxiliar proveedor; 6, conductor (vehículo de municiones);
7, conductor (‘vehículo de la pieza).
Si - por cualquier circunstancia el vehículo se viera inmovi
A continuación reseñamos brevemente las obligaciones, de
lizado, el cañón, aunque solamente por un corto espacio de
cada uno de los sirvientes cuando la pieza está dispuesta para
‘tiempo y como solución de circúnstancias, puede - montarse
sobre-cualquier jeep. El arma se adapta al vehículo por medio hacer fuego.
Jefe de Pelotón.—Aparte del mando general del Pelotón da
d
montaje M-75, fácilmente ajustable a la parte posterior
del jeep después de haber quitado el asiento colocado en este órdenes de fuego, observa y dirige el tiro. También’ es quien lugar. También se instala’un bastidor en forma de “A”en la suelta el’ perno de inmovilización colocado en el bastidor
parte anterior del vehículo al objeto de inmovilizar y servir en “A” y maneja el tornillo de nivelación transversal, situado en el sistema de puntería.
de punto de apoyo al cañón cuando marcha el vehículo.
Apuntador.—Hace la puntería ,y efectúa el disparo. Cuando’
Los dos tipos de vehículos indicados tienen ciertas limitacio
nes, una de las cuales es la pequeña cantidad de munición que es necesario inmoviliza y deja libre el mecanismo que-permite
los movimientos horizontales del arma y coloca el tubo en el
pueden transportar. Después de añadirles unos bastidores es
bastidor de forma de “A” una vez que se póne en marcha el
peciales, el jeep y el vehículo anfibio solamente pueden llevar
cuatro y ocho disparos completos, respectivamente. Es-to pone vehículo.
Cargador.—Antes de efectuar la’ carga comprueba el estado
de manifiesto la necesidad de un segundo vehículo para cada cañón, qúe’ serviría de medio de tracción para un remolque del ánima y la recámara para ver que no hay nada en su inte
de munición. A este objeto, se proponen un jeep y un remolque rior. Hace la carga .y coge la munición del bastidor en que vá
situada, en el mismo vehículo, o del auxiliar del cargador. Tam
de un cuarto de tonelada.
bién designa el tipo de munición que ha de trasladarse desde e
También se ha adoptado para este cañón sin retroceso una
remolque en que va aquélla al vehículo que tránsporta la pieza:
cureña sobre dos ruedas, remolcada, que ha recibido la desig
nación de cureña M-22. Con el arma Montada y dispuesta para Antes de indicar al apuntador que la, pieza está cargada, com-.
prueba la situación en ra zona de peligro que existe siempre
-cuencia del ‘fogonazo, llega hasta 30 metros detrás de la pieza.
detrás de la peza.
.
construcciones,
Las
estructuras ligeras y sus ventanas pueden
Auxiliar de cargador.—Pre para la munición para la carga,
recibir daños aun estando a 90 metros de distancia.
sacándola de sus empaques; retira el fiador de seguridad y
Confo lo indican- sus posibilidades, en la misión contracarro;
gradúa la espoleta cuando ello es necesario.
.
-el cañón sin retroceso M-27 de io5 mm. es fundamentalmente
Auxiliar-proveedor.—Lleva. la munición desde el remolque
un árma de puntería direçta. El sistema de puntería está cons
hasta el punto en qüe se- encuentra el auxiliar del cargador.
tituído por el anteojo M90C, de tres’ aumentos. La foi-ma del
Cuando así se le ordena,. ayuda a extraer la munición de sus
retículo es esencialmente igual que enotros tipos, con sus hilos
empaques.
- central y verticales-y horizontales, que sirven de -indicadores de
Conductor del vehículo -de municiones.—Lleva su vehículo a
distancia. Cada segmento vertical y el espacio entr’e ellos- es
una posición - desenfilada, que no ofrezca peligro alguno por el - equivalente a una variación en alcance de 90 metros. Las
fogonazó dirigido hacia, atrás en el-momento del disparo. Esta
distancias, expresadas en yardas, están indicadas por números.
posición, debe estar sufi’cientemente alejada de la pieza, de
De igual forma, cada segmento y el- espacio entre segmentos
forma que los dos vehículos, el de pieza y el de munición, no
equivale én sentido horizontal a una variación en deriva igual
sean destruídos o averiados por un mismo proyectil enemigo. - a cinco milésimas. Las líneas cruzan el retículo a intervalos deEl conductor,permanece
con el vehículo, ayuda-a transportar
distancias de i8o metros. ‘
- lá
munición o se dirige a retaguardia para reponer la parte
- No hay
que perder de vista las posibilidades de este cañón
consulnida de la dotación -de munición,
sin retroceso empleado contra otros -objetivos terrestres. Su
Conducíor del vehículo de pieza.—El conductor de este veprecisión y - las características de la munición le hacen muy contra con
objetivos,
como cuevas
asentamientos
hículo permanece en su asiento mientras se - etá haciendo eficaz
nidos hechos
troncos-talés
y tierra,
o grupos dede piezas,
perso
fuego. Traslada el vehículo de un punto a otro en la forma
ordenada por el Jefe de Pelotón. Debe tener” prevista la ejenal. Aparte -del anteojp para la puntería directa, cuenta tarn
cución de frecuentes movimientos como medio de defensa
bién este arma con un sistema que -le permite hacer fuego con
contra el fuego enemigo, ya, que las características del, arma,
puntería indirecta, con la particularidad de que este sistema
principalmente el fogonazo hacia atrás, hacen difícil la oculpuede emplearse pará la puntería directa a distancias supe•
tación.
riores a 2.430 metros, que es la máxima graduación materia
lizada
el anteojo
para‘recorrer
este tipo
puntería.
Este tipo de organización, aprovechando al’ máximo las poAún en
queda
mucho, por
antesde de
que este cañón - llene
sibilidades del’ arma y su munición, puede hacer difícil la prelos requisitos necesarios - para desempeñar un eficaz papel en
senda en el campo de batalla de cualquier carro enemigo.
misiones contracarro dentro de Unidades aerqttansportadas.
- Como se ha indicado
anteriormente, la cantidad de munición
En relación con otro tipo ‘de armamento, se trata de un arma
transportada en el vehículo es muy reducida. Esta limitación- muy ligera y fácilmente transportable por vía aérea cuando
viene ‘impuesta por el peso y volumen de cada disparo. Cada
se le instala sobre el jeep, vehículo añfibio modificado, o sobre
uno de los cuatro tipos de munición empleada -pesa unos 20
la cúre?ja M-22. También puede lanzarse con paracaídas. 6 25 kilogramos. Todos ellos tienen algunas otras característi-.
El cañón sin retroceso de 105 mm., ya vaya montado sobre
cas comunes, como es el ser todas de engarce fijo, en que el Jeep o sobre el vehículo anfibio, no representa el, final del proproyectil va engarzado fijamente a la vaina perforada. Esta
blema planteado por la pecesidad de un arma contracarro denmunición tiene la banda de forzamiento previamente rayada
tro del Batallón. Los vehículos tienen ciertas limitaciones con
con arreglo a las estrías del ánima, lo que constituye una calos problemas mecánicos y de ‘entretenimiento peculiares de
- racterística
común a-todas las armas sin retroceso.. En, el proestos vehículos. El mismo tubo tiene ciertas desventajas,’ entre
yectil existen dos’ señales’ índices, opuestas diametralmente,
las cuales la principal es su excesivo peso para permitiç el trans
que tienen por objeto facilitar la carga haciendo qué la banda
porte a brazo. Otro inconveniente es la carencia de un verda
de forzamiento tome debidamente el ra-yado del tubo cuando
dero montaje práctico para utilizarlo en tierra. Pero, después
el cartucho se introduce en la-recámara. ‘ - de todo, es una potente arma para la Infantería. Reúne conLa munición’ se -distribuye así: una rompedora, una fumígena
diciones de precisión, funciona’ regularmente y su potencia es,
y dos disparos contracarro. Excepto por, el- detalle de las “seextraordinaria. Se trata de un arma á la que sus sirvierite ‘y
- -ñales-índices”
y por la forma de la banda de forzamiento, estos- ‘lós soldados a quienes apoya puéden mirar con confianza. Pue
proyectiles son semejantes en su aspecto y ,efectos a los - coden -participar en el combáte con la seguridad de qhe disponen’
rrespondientes del obús de campaña de 105 mm.
-de un cañón que destruirá a cualquier carro medio que pueda
La zona mínimá de peligro, para el personal, como conseponersé a su alcance.
-
-
Elpuntoculminantdelavictoriai
lo’s
-
esoacios-predominantsenlaestrategia.
-
-
‘‘
‘
las
segunda
Rusia__y
-
guerra
estrategia
con
dirección
Corea
en
el
guerra
-ejemplos
que
curso
y’
-
ello
Nos
la
retrocesos,
14
y
destacar
los
tan
lguaas
crítico
72
esclarecér
factores
que
consideraciones
que,
militares
decantados
que,
en
campo
esencia
condicionan,
aferrados
dé
el
la
la
la
aún
eternos
al
y
de
la
intelectualismo
basándose
de
teoría
de
crítica
política,
en
aquel
ha
algunas
positivismo
inmortalizado
de
-
chas
concepciones
cesa
y
taba
todo
de
los
de
los
Vico
y
a
,
de
ex-
políticomilitar
-
estrategia
la
proceso
de
ani
mu
revolución
de
á
-
-
jo.)
napoleónica,
de
un
-
-
Fríe
permitarí
época
surgidas
después
ambiente
la
-
publiacin-
teóricoprácticas.
durante
operativas
la
Coronel
Croce—,
ejemplos
dieron
sometidas
al
de
-
De
del
conclusiones
ectraordinarios
se
ligada.
.
los
que
no
de
interesantes
-
-
Cucino.
(Traducción
Maquiavelo,,
sobrevivieron,
estrategia
deducir
estéril
C1ausewiz—fruto
- de
tal
de
Andrea
‘Militare.
algunas
quilamiento,
contraofensiva
de
para
rehuyendo
principios
fórmulas
aquí
obras
. -
‘
Artillería
Rivista
Después
que
‘
propónemos
pensadores
-
- traer
de
en
estrátégica.
-
las,
en
.:.
-
de
italiana
de
zelevantes
y
prevalece
-
y
pendular,
avances
en
el
-
septentrional
denominarse
alternativo
la
Africá
ofrecen
podría
ritmo
de
en
de
que
producen
una’
‘mundial—especialmente
desarrolladas
la
una
se
guerra
operaciones
‘
-Comandante
‘
La
-
-
,.
-.
-
‘
fran
revisión
que
su
¿rítica,
‘validez
es-
-
-
-
-
-*
*
*
-
fór-
‘Una
el
período
-verdad
concepción
napoleónico
indiscutible,
¿perativa,
y
pretende
amplianiante
,,todavía
considerada
que
el
atacante,
difundida
por
una
duruite
muchos
vez
corno
abtenido
Ahora bien, si el atacante, arrastrado por la fuerza de la
un éxito capaz de ser explotado en el campo estratégico, debe
o atráído por’ la maniobra de repliegue del defensor,
proseguir la persecución hasta lograr el aniquilamiento del inercia
sobrepasa el punto culminante de la victoria, el equilibrio de
enemigo, mientras le sea posible proseguir la ofensiva.
fuerzas se altera en provecho del defensor, el cul’ queda en
Desde la guerra francorruta de 1812 hasta hoy, muchas cam
dé reaccionar y obtener un éxito “ordinariamente
pañas han desmenffdo la absoluta validez de tal concepción: ‘cóndiciones
mucho más relevante que el conseguido por el atacante”.
Sin embargo, muchos continúan alimentando una fe inque
Luego, si bien es cierto que, obtenido un éxitO t4ctico sus
brantable en la eficacia de la persecución hasta el -fin, derivada
ceptible de ser explotado en el campo estratégico, es posible
evidentemente
de ese dogma militar que, negándose a consi
derar la ofensivacomo una de las formas de la guerra, la ha proseguir la ofensiva hasta el aniquilamiento, del enemigo
—corno la experiencia confirma—, también es cierto que esto
erigido sin más en “sacrosanto principio”.
sólo resulta conveniente cuandó el aniquilamiento dél enemigo
Es ciedo que muchas ofensivas han terminado con el ani
quilamiento del enemigo; pero los ejemplos en contrario de puede realizarse sin sobrepasar el punto culminante de la vic
‘ ‘
muestran que la persecución hasta el fin se halla condicionada- toria.
Las campañas de Rusia de 1812 y de 1941-42; la ofeniiva
por un límite de validez que el agudo espíritu de Clausewitz
.de 5954 en Francia; las operaciones desarrolladas du
denominó con admirable intuición el punto culrninante de la alemana
rénte el último conflicto en Africa septentrional, y la actual
victoria.
campaña de Corea, constituyen otros tantos ejemplos típicos
El concepto de punto culminante de la victoria queda escla
de ‘ ofensivas que sobrepasaron el punto culminante de la vic
recido a trávés de los dos principales dogmas del gran teórico toria.
alemán.
.
—
la defensa es la forma más fuerte de la guerra, con una fina
lidad negativa; el ataque es la forma más débil, ron una fina
El.’lector,al llegac a este-punto, podría preguntarse: ¿Cómo
lidad positiva;
se
las arregla un Jefe para determinar si le es’ posible proseguir
—
todo ataque, al progresar, se debilita.
la ofensiva hasta el aniquilamiçnto del adversario sin sobre-Como ya es sabido, el primero de tales dogmas de Clau
pasar el punto culminante de la victoria? Una teoría de la guerra
sewitz ha sido siempre el más criticado; tanto es así,. que to
dvía hoy se continúa habíando de la “superioridad de la ofen-, que pretenda rehuir todo esquematismo no puede men,os de
contestar de algún modo- a este interrogante. Aquélla podrá
• siva”;
expresión esta últtma que resulta inapropiada si se re
explicar tan sólo, la esencia de los fenómenos bélicos y estable
fiere, a la finalidad de la guerra, y si se refiere a la absoluta ef i cer relaciones de proporcionalidad entre los mismos con objeto
cacia del ataque, - es completamente falsa.
de ejercitar una influencia benéfica sobre la formación intelec
De hecho, si la defensa fuese la forma más débil de la gue
tual del Jefe. Pero éste, sobre el campo de batalla, sólo puede
rra,quién
se decidiría a ádoptar taj actitud, dado que la de
con su propia inspiración, porque el plan operativo que
fensiva ofrece ya la desventaja de perseguir una finalidad ne-, contar
a concebir y ‘ejecutar es urs acto creador.
gativa? Pero la experiencia demuestra que la defensa no ha llegue
A propósito de lo cual, escribe Croce: “La acción tiene sus
desaparecido de los campos de batalla. Aun en’ la campaña de precedentes en un ‘acto de conocimiento, ya se trate de la solu
Francia de 1940, cuando los estrepitosos éxitos de las Unida
ción de una particular’ dificultad teórica o de despejar la nie
des acorazadas germánicas parecían haber destruído dfiniti
bla que oculta el aspecto verdadero de lo real; pero, en cuanto
vanrente el equilibrio entre la defensa y el ataque, Weygand,
acción, brota únicamente de una- inspiración original y perso- después de la batalla de Flandes, -no pensó ciertamente en ata.
nal, de carácter, netamente práct’ico, de práctica genialidad.
car, sino que alineó las fuerzas que les restaban tras el Somme Ni cabe deducirla teóricamente mediante un “conocimiento,
en actitud defensiva. ‘Y estamos seguros de que ninguno de previo del qué hacer”, porqúe sólo hay çonocimiento del hecho
los que, como él, se habían ‘eiigido teóricamente en apóstoles
y no del “qué hacer”, y lo que se denomina así, o es ya un hacer
de la ofensiva, hubieran obrado de otro modo.
es únicamente yana palabrería...”
‘
‘
Pero aunque se refiera a la finalidad, la expresión “superio- - o “Puede
decirse, por tanto, que la historiografía es, con res
ridad de la ofensiva” es impropia. En realidad, la guerra es un
pecto a la acción práctica, preparatoria, pero no determinante...”
medio de alcanzar .una finalidad’ política. Existen objetivos po
“En realidad, tal relación no es exclusiva de la poesía o de la
líticos que sólo se pueden conseguir con él aniquilamiento del historiografía’, sino general a toda teoría respecto ‘a su práctica
- potencial
bélico enemigo, y entonces hay que desarrollar una correspondt’nte.”
‘
guerra sin cuartel, en la que la finalidad de la defensiva estra
Manteniéndonos dentro de los límites de esta teoría de la
tégica es siempre negativa; pero hay otros objetivos político
guerra, nos creemos autorizados a afirmar aquí que, normal
que no requieren la destruçción completa del enemigo. Se mente, entre adversariós que dispongan de fuerzas armadas de
trata de aquella clase de guerra que Clausewitz denomina de calidad similar,- la posifiiiidad de desarrollar hasta el aniquila
“objetivos limitados”. En tales conflictos, la ,defensa puede
miento del enemigo es directamente proporcional a, la relación
proponerse la finalidad positiva de colocar al agresor anteeste
entre ‘la velocidad operativa permitida a los medjos bél’cos de la
grave dilema: ¿Qué vale más, el bollo o el coscorrón? En la ópora y a los otros dos factoreá de la maniobra estratégica: es
guerra de óbjetivos limitados ‘no es el.aniquilaifliefltO el que pacio y masa.
conduce a la paz, sino “la improbabilidad del éxito y el exorbi
Para mayor brevedad, a tal relación o módulo lo llamaremos • tante
dispendio que la continuación de la guerra ocasionaría”.
estratégico.
***
Y no se diga’ que, en nuestros días, no se han conocido guerras
de esa clase, porque desde J911 hasta ahora, las guerras de ob
jetivos limitados, si no han sido las más importantes, han sido,
El siglo XX se halla caracterizado por la formación de gran
ciertamente, las más numerosas (guerra italoturca de 1911-12,
des ejércitos nacionales. El aumento de las masas trae como
guerra balcánica de 1912-13, guerra rusópolaca de 5920, guerra
consecuencia la extensión de los espacios operativos. Pero, en
rusofinlandesa de 5939-40 y guerra de Corea actual).
la G. M. 1, al aumento de las masas y ‘del espacio no crrespoflEn una guerra de aniquilamiento, la defensiva estratégica
dió un aumento adecuado de la velocidad operativa, ,sino que
tiene por finalidad esperar que se produzca una nueva situa
más bien disminuyó por razones logísticas y tácticas de todos
ción políticomilitar que consienta pasar a la ofensiva. En el conocidas (crisis de la, Caballería). El módulo éstratégico al
campo de. la dirección de las operaciones, la esencia de la bata
canzó entonces, uno de los valores más bajos que -registra la
lla defensiva es ésta: valerse de la forma más fuerte de la gue
Historia militar. En el campo estratégico,’ dicho fenóneno
rra para infligir al enemigo un desgaste cada vez mayor, hasta
que se invierta la despioporción de fuerzas, y entonces, pasar es la causa fundamental ‘que impide desarrollar ofensivas de
cisivas; tanto más cuanto que el equilibrio entre los tres facto
a la contraofensiva o, cuando menos, equilibrar tal despropor
res de la maniobra. actúa desfavorablemente sólo en lo que
ción para estabilizar las operaciones en espera de que se pro
respecta al atacante. En la práctica, el defensor, aun manio
duzca un cambio en la situación pol{ticomilitar. Esto último
brando en retirada con la misma velocidad operativa del ata.’
de acuerdo con el otro dogma de Clausewitz, de que en el des
cante, podía usar de los transportes ferroviarios y, más tarde,
arrollo de toda ofensiva “el ataque, di progresar, se debilita”.
‘Así, que entre un atacante que avanza y un defensor- que de los automovilistas, para la concentración de la masa des
tinada a la reacción en una posición más retrasada.maniobra en repliegue se produce una progresiva reducción
- En
la O. M 1, a esta causa de órden estratégico que impedía
del margen de superioridad ,inicial del atacante, hasta que
desarrollar ofensivas decisivas, se añadieron, como es sabido,
entre el ataque y la defensa se establece un equilibrió tal, otras de orden tác-tico. Si la defensa es siempre la forma mas
que al agresor sólo le quedan fuerzas para defender el terreno eficaz de la guerra, la proporción de fuerzas entre ataque y deconquistado. Esto es el punto culminante de la victoria.
73
-
fensa no és constante: cambia con la evolución de los medios.
En la G. M. 1, tal proporción resultaba desfavórable al ata
cante con el resultado de hacer muy difícil un éxito táctico, y
aun obtenido éste, de acelerar el proceso natúral de desgaste
de toda ofensiva.
A! principio de la G. M. II. el empleo del motor en el campo
táctico determinó un gran aumento de la velocidad operativa,
mientras que las masas y los espacios no cambiaron sustan..
cialmente respecto a los de la G. M. 1. El aumento del módulo
estratégico y la rotura del equilibrio de fuerzas entre el ataque
y la defensa permiten proseguir la ofensiva hasta el aniquila
miento del enemigo. .
Pero, después de. las primeras campañas de la G. M. II,
cuando por el aumento de las masas y de los espaciós (como
en el frente ruso) o solamente a causa dela extensión de estos
últimos. (como en Africa septentrional y en Corea), el módulo
estratégico resultó menos favorable, volvieron a presentarse di
ficultades para desarrollar las ofensivas hasta el completo ani
quilamiento del enemigo..
•
•
•
-
De cuanto llevamos expuesto podemos extraer algunas con
clusiones:
La contraofensiva es la forma más económice de guerra. Ella
permite, en efecto, disfrutar de la mayor fuerza de la defensa
y de las posibilidades del ataque, ya que, incitando al enemigo
a efectuar un avance que sobrepase el punto culminante de la
victoria, ofrece la oportunidad de efectuar reacciones decisivas,
aunque incialmente se disponga de fuerzas inferiores.
Razones políticas, morales y económicas, y’ sobre todo la
falta de espacio suficiente,’limitari las posibilidades de tal forma
de guerra. En efecto, en la dirección de las, operaciones, la con
traofensiva estratégica exige para su mayor eficacia teatros
de operaciones en los que—entre los restantes factores de la
maniobra—predomine el espacio libremente disponible (Rusia,
Africa septentrional, Corea), y, consiguientemente, las operaciç
nes ofrecerán en ellos todas las características de la estrategia
que podríamos denominar del predominio de los espacios,
La inmensidad de los espácios de los países del bloque orien
tal y la indiscutib’e confirmación ‘que los principios de Clau
sewitz han recibido con la experiencia de la G. M. II, expli
can por qué’ en la actual doctrina de guerra rusa y de sus alia
dos se’ exalta- cada vez más el tradicional culto de la contra
ofensiva, como, por otra pat te, lo han demostrado claramente
las operaciones en Corea. Acerca de tales operaciones conviene
observar que’ los altos Jefes americanos, poseídos de ese posi
tivismo crítico que les ,caracteriza ‘y que les permite asimilar
rápidamente los resultados de la e’xperiericiá, han demostrado
muy pronto su maestría en las ‘operaciones’ en que el espacio
resulta predominante; tanto es así, que hemos asistido a uno
de los más bellos ejemplos de estrategia pendular.
Se puede argüir ‘que el concepto de espaçio predominante es
muy relativo, pues depende ‘ de la velocidad operativa permi
tida a los medios .béliços de que se dispone y de las masas de
las fuerzas armadas. Claro es que, en una guerra futura, la
Aviación permitiría un amplio empleo de sus posibilidades es
tratégicas de envolvimiento vertical, aumentando así enorme
mente la velocidad operativa; lo que podría determinar un
módulo estratégico capaz de justificar el desarrollo de ofensivas
de aniquilamiento rápido aun en aquellos teatros de operacio
nes, en los que se ha desarrollado tradicionalmente a estrategia
de los espacios p’edominant.s.
Una consideración postrera.
*
‘
Algúnos se’preguntarán: ¿Cómo es que, a pesar de que los dos
últimos conflictos mundiales han confirmado ampliamente las
‘teorías de Clausewitz, se ha demostrado que tales’ teorías ha
bían ejercido escasa influencia en la formación de los elenien
to directivos de casi todas las jerarquías militares?
El Mariscal von ,Kleist ha respondido así (x): “Las enseñan‘zas de Clausewitz fueion descuidadas durante la ültima genera
ción... Sus frases éran citadas, pero sus libros no eran estudia
dos con atención.. Se le consideraba más bien como un filósofo
militar que como un educador práctico...”
Esto, por lo que se refiere a los mandos alemanes. Para la
mayor parte de los restantes mandos se puede decir otro tanto,
e incluso para algunos de ellos, Clausewitz sigue siendo toda
vía un -ilustre.., desconocido: ilustre de nombre, desconocido
de hecho. Y mientras hoy, apoyándose en las nuevas experien
cias bélicas, existen elementos para ampliar y, aun superar
las teorías de Clausewitz—especialmente por lo que concierne
a la re!ación de los fenómenos militares y los sociales—, la ma
yor parte de los pensádores militares que no consiguen supe
rar el ilusionismo napoleónico, todavía consumen su limitado
vigor especulativo en una estéril rebusca de los principios que
han sido respetados o violados.
-
(s)
Lidd.ll Hart: Les ‘geneveles elerajnes cuentan...
Lasmarchasenmóntaña.
General ‘de División’ Molle y otros miembros de la Escuela militar francesa. De la publi
cación La Vie en Moiuagne.’ (Traducción del Capitán F. Bandrés, de la G. C. Fronteras.)
1.—GENERALIDADES
miento teórico no exime al Jefe inexperto de consultar al món
taflero de origen o al Jefe ya formado que .pue4a tener ‘bajo
En montaña, ‘la mayór parte de los desplazamientos deben ‘sus órdenes. Un sentido atávico de la montaña dictará a me
efectuarse a pie. El valor de una tropa de montaña radica en nudo mejor la conducta a seguir en las dificultades que un
la mayor o ménoi- aptitud que posea para désplazarse, es de
Manual, por completo que sea. Los Jefes de todos los escalo
‘cir, llegar en buen estado y a la hora prevista al punto prefijado.
nes deben tener el cuidado constante de mantener a su tropa
Las condiciones de ejecución de los desplazamiéntos en mon
entrenada para la’ marcha. Deben saber que es para ellos un
taña son función de elementos variables.
Distancias a recorrer—Djferencias’ de niveL—Inclinación de déber primordial ejecutar personalmente y hacer ejecutar por
todos sus cuadros
elementos de su Unidad frecuentes despla
las pen dientes.—Naturaleza del suelo.—Condiciones atmosfé
zamientos a pie én la montaña y en diferentes condiciones de
ricas.—Grado de entrenamiento de la tropa.—Efectivos del des
tiempo. La tropa ganará valor físico y moral, y en poco tiempo
tacarnento y cargamento de ‘éste.
se habrá, convertido en una Unidad de guerra.
De estos diversos elementos se derivan, para cada desplaza
miento particular, unas reglas precisas, que conviene analizar
seguidamente,
puesto que la aplicación de ellas, juntamente
II.—PREPARAtflON
con un entrenamiento juiciosamente conducido, permite uti
lizar mejor la tropa de que se dispone. Las consideraciones tác
En térreno llano no se tiene en cuenta más que la distancia
ticas, que en tiempo de guerra superan a las técnicas, pueden
modificarlas, pero no suprimirlas, porque el espíritu que las a recorrer, estado físico de la tropa, cargamento y tenipera
turá. En montaña, por el contrario, el estado físico de la tropa
anin-ia es el fruto de una larga experiencia alpina. Su conoci
y las condiciones atmosféricas están sujetas a importantes
variaciones; otras numerosas elezentos entran en juego: re
lieve, naturaleza del suelo, anchura, practicabilidad de cami
nos y sendas. Por lo tanto, “todo desplazamiento en montaña
tiene que ser preparado”., Según la experiencia del Jefe, la im—
portancia del destacamento y la dificultad del itinerario, esta
preparación puede variar de una simple reflexión de algunos
miñutos a un estudio completo con la necesidad de buscar nu
merosas informaciones; pero ésta debe tener siempre lugar, bajo
pena dé grandes equivocaciones o de graves peligros. De una
manera general, debe anotar sus observaciones sobre todos los
puntos enumerados en un cuestionario de reconocimiento.
sino en tiempo. Para calcular la duración le! trayecto exami
nado, es preciso establecer un perfil del’itinerario a seguir, y
teniendo en cuenta las indicaciones que se ‘exponen a conti
nuación en este cuadro, es. fácil sumar los tiempos necesarios
para cubrir cada fracción del itinerarió:
Descensos
Subas horarias
borar1
(Altos cornpre- (Altos
compren
didos}
‘
‘‘
N TO S
Mciros
-
300
-
1.—Condiciones
‘atmosféricas.
Mos
500
-
-
40S
Las condiciones atinosféricas pueden modificar totalmente
la preparación. Parece esencial que la fecha en la cual deba
efectuarse el desplazamiento proyectado (y Iasta algunas ve
ces el momento preciso del día), sea elegido tenieñdo en cuenta
las condiciones atmosféricas. Se asegurará, por ejemplo:
——
una buena visibilidad o, al contrario, la complicidad de
la niebla;
—
las bajas temperaturas de las horas nocturnas o el calor
biénhechor de un buen día;
—
la duración y la seguridad de la nieve caída o el mullido
confortable de la nieve de primavera.
En tiempo de guerra, la precisión del tiempo es mi elemento
esencial de la decisión; en el dominio de los desplazamientos
de montaña, su campo de aplicación se extiende también al
tiempo de paz.
óoo
400
-
Sobre terreno llano, la veloidad de marcha es de cuatro
kilómetros a la hora (alto de so m. comprendidos), y sobre
terreno suávemente inclinado (menos del x por zoo), la du
ración del trayecto se establece midiendo la distancia topográ
fica, calculando el tiempo que será necesario para el recorrido
en terreno llano y.aumentándolo ‘en dos tercios a la subida, y
disminuyéndolo ,un cuarto en el descenso. A continuación se
expresa el.cálculo de duración de un trayecto éon tropa cargada,,
sin muros, ‘con buen tiempo, terreno seco y sin incidencias en’’
la ruta:
.
2.—Elecciónde itinerario.
-
jtiM,arl.
-
-
-
Diferencias
del ejvel
Tiempo
aeceeare
l’ciros
Hora
.
fi itinel:ario es elegido en función de las condiciones tácticas,
preparación de la tropa, -de su cargamento y de las informa
ciones que el Jefe pueda reunir sobre la naturaleza, practica
bilidad y peligros de la región a atravesar. El estudio del mapa,
y si es posible de la guía del séctor, es la base’ de esta prepafa
ción. Pero la carta puede ser reducida o la guía de, sector in
existente. El Jefe del destacamento buscará entonces infor
mación cerca de los habitantes calificados (sólo son suscepti
bies de proveer de indicaciones explotables los que por su pro
fesión y cultura puedan conocer a fondo la región y apreciar
las posibilidades del destacameñto).
En ausencia de informaciones previstas por la carta, -guía
del sector o los habitantes, el Jefe- determinará su itinerario
fiándose por su sola experiencia de la montaña o de la de sus
subordinados calificados. Dos años de práctica asidua en una
Unidad alpina constituyen un mínimo suficiente en la mayor
- parte
de los-casos, para conferir una buena experiencia y per
mitir “sentir” a distancia la posibilidad de. un -paso o evaluar
con bastante precisión el tiempo necesario para cubrir una
etapa. “De una manera general, el itinerario más fácil y más
rápido es, pues, el mejor, aunque no sea el más corto.” En caso
de ausencia de caminos o de sendas, hay generalmente que in
tentar seguir las líneas características del terreno—vallecillos
y .thalwegs—, por ser caminos más o menos fáciles, que dañ,
al menos, la seguridad de subir o descender de una manera
constante sin extraviarse. Las cumbres y crestas, que dan,
cuando son practicables, la posibilidad de orientarse y ofrecen
un camino atrayente y variado, obligan, por el contrario, a su— bidas o descensos frecuentes.
En el mismo orden de ‘ideas, no está generalmente indicado
atravesar, longitudinalmente en pendiente ascendente u hori
zontalmenté la vertiente cje una montaña. Otra incomodidad
y una mayor fatiga resulta de la marcha campo a través o cru
zando torrenteras cjue estrían la pendiente; finalmente, esto
hace siempre’ perder el tiempo y obliga frecuentemente a volver
atrás para eludir inconvenientes y obstáculos.
El itinerario, una vez elegido,’ debe ser comunicado a todas
las clases del destacamento y se procura fijar la atención de
estos últimos sobre los puntos más característicos.
-
‘
.
‘.,
325
(subida)
55°
(descenso)
i
(subida)
250
(subida)
‘
1,05
1,06
‘0,35
.0,07
0,50
‘
r
,
‘
0,20
xoo (subida)
300 (descenso)
o
(subida)
0,36
‘
‘
1,50
1.400 (subida)
350 (descenso)
1.159 (llano)
6,39
.-
1,42
0,17
,
,
3,33
“
Hacia ci fiñal de muy largas subidas (más de cuatro o cinco
horas), la velocidad de marcha disminuye en razón de ra fatigaa
y de la altitud. Hay, que observar que los pa.os difíciles (nece
sitan notablemente el empleo de las manos) obligan a muchas’
pérdidas de tiempo. Si, por ejemplo, es preciso una media’ de
cinco segundos a cada hombre de una columna de a uno para
franquear dos o tres metros abruptos, y si la columna consta’ de 40 hombres, este único paso exige más de tres minutos. Al
final de una jornada, una columna de Compañía podrá fácil
mente sufrir un gran retraso en sir marcha hasta de una a dos
horas.
4.—Establecimiento
di hrriO.
A)
-
—
—
‘Horario general.
Para una marcha de una duración de seis horas, tres solu
ciones
3.—Cálculode la duración
del trayecto.
La duración del trayecto entre dos puntos situa los en zona
montañosa depende más bien de las diferencias de nivel a fran
quear que de las çlistancias horizontales entre esos dos puntos.
“sn. montaña lai distancias no se aprecian, pues, en kilómetros,
300
pueden
er
consideradas:
Salida muy temprano (o de noche), dos pausas para tomar
merienda
o bocadillo (de veinte a treinta miñutos), termi
nar la etapa para la comida de iúediodía. Esta solución es
aconsejable para una tropa’ preparada y durante épocas de
calor.
‘
‘Salida’ de madrugada, una larga media etapa (por ejemplo,
315 del trayecto total), un gran alto de dos-horas como mí
nimum y rna segunda media etapa. Esta solución es apro
piada para una tropa no entrenada.
Salida lo más tardo posible; pausas para meriendas o. bo
75.
dillos, prolongadas hasta veinte minutos, y finalizar la
etapa una media hora, por lo menos, antes de la ñoche.
Esta solución és apta para tiempo muy frío.
7.—Unidad de marcha.:
•
B) Horario detallado.’
‘,Después de haber elegido’ su itinerario, calculada la duracióñ
del trayecto y determinado su horario general; el Jefe del des
tacan’iento establecerá el horario detallado, es decir, fijar las
horas de diana, de salida, altos importantes, gran alto y la de
llegada.
Para esto es preciso:
Fijar de antemano la- hora de llegada (a menos que no esté
ya señalada en las órdenes recibidas); en tiempo de pazse se
ñalará al menos veinte minutos antes de la caída de la noche.
—
Determinar la hora y la duración de las pausas o altos im
portantes.
—
Siempre, al terminar el curso ‘del 4fa, - fijar.la hora de la Salida para el siguiente.
.
—
En fin, hay que tenér en cuenta las tareas.a ejecutar- antes
- de la salida y las condiciones de situación de la tropa para pre
pararse, fijándose la hora de diana (al menos una hora antes de la de salida, si la tropa se aparta de su acantonamiento). Y
si esta última se encuentra en un vivaque reducido (la diana
podrá fijarse treinta o cúarenta y cinco minutos antes de
la salida). Es- preciso saber que sólo una tropa- bien entre
nada juede salir, sin olvidar nada,- una hora exactamente
después de diana, tanto más que -la reunión del destaca
mnto, debe - darse fin, como mínimo, cinco minutos antes
de la hora çle salida, de manera qúe permita a su Jefe üna
última inspección.
-
5.—Uniforme y alimentación.
•
-
-
--
-
Mientras que en llano los hombres de una columna en mar
cha van espaciados alrededor de 1,50 metros en montaña, las
fluctuaciones del páso que impone la naturaleza de’ la pen
diente y el estado del ‘terreno conducen a mantener una dis
tancia media de dos metros entre los hombres. La longitud de
una Unidad en columna de a uno (caso él más frecuente) es
como mínimum el cuádruple de la longitud que tendría la
misma Unidad en colu’hina de a tres sobre carretera. Si se tie
nen en cuenta las distancias que las Unidades deben respetar
entre ellas, se llega a la conclusión de que una Compañía en
columna de’a uno ocupa una longitud alrededor de un séxtuplo
de la qué ocuparía ep una car,retera., Es decir, que en montaña
la Unidad de marcha máxima es “imperativamente” la Com
pañía.
Así,- un• Batallón que se separa del resto,’ se desplazará rara
mente en su’ totalidad simultáneamente y pondrá el mayor
interés
en utilizar al menos do itinerarios, óbligando a dos
Compañías sucesivas a marchar por cada uno de estos itin’e.
ranos con un intervalo de tiempo, por. lo menos, de quince mi
nutos.
Haciendo que la Unidad ‘de marcha’ sea reducida y que la
fatiga de ‘cada participante disminuya, el desplazamiento será
más fácil
agradable;- Por lo tanto, debe haber interés, en re.
ducir la Unidad en marcha todo lo que sea posiblé, teniendo
en cuenta el tiempo disponible y eventualmente la situación
táctica.
‘ -,
8.—Longitudde’lascolumnas.
El concepto de la longitud de las columnas o, lo que viene a
ser lo mismo, la duración de desfile de la misma por un punto,
no ,encuentra gran aplicación en’ terreno montañoso. En efecto,
los itinerarios tienen un perfil bastante accidentado para pres
tarse a evaluaciones muy precisas. Sin embargo, a título de
información, se exponen unas cifras valederas para una columna
‘de a uno, en subida sobre senda de pendiente 20 por xoo -
-
La víspera del desplazamiento, el Jefe del destacamento
debe detallar minuciosámente el uniforme que los hombres uti
lizarán a la salida y las condiciones en la? cuales se alimenta
rán. La -distribución del campamento, víveres, municionés, ma
terial, se realiza (eventualmente) la víspera de la salida, y- en
ciertos casos, listas nominales de esta distribución deben ser
repartidas entre las clases. Los objetos y los víveres de la misma
naturaleza no deben estar agrupados por sacos, pues la pérdida
de uno de ellos puede representar una privación para la totali
dad, del destacamento. Así también los hombres deben ser in
formados de la-alimentación prevista y de la hora de la comida.
-
Longitud
de la
‘
E 1’ T O
colUmna
MeO-os
‘,
mulos),
200
-
--
-
45
-
•
-
-
-
-
La formac6n de marcha del destacamento püede,’ general
mente, ser prevista antes de la salida. Los cambios de-formación
deberán’ ser reducidos al mínimum, en razón de los retrasos que
originan, ejecutárdose en principio con ocasión de los altos.
Los elementos que condicionan la formación son:
- —
La anchura de los caminos e inclinación de las pendientes.
- —
La oscuridad o la claridad.
—
Las condiciones atmosféricas (niebla, tormenta, etc.).
—
-La naturaleza -y la posibilidad de franqueamiento de obs
-táculos
probables.
—
Importancia de la columna.
-La columna de a - uno es la formación más corrientemente
adoptada, a pesar del inconveniente que tiene, constituído.por
el alárgamiento excesivo que resulta. Sobre las rutas de mon
tafia,’ generalmente bastante estrechas, la formación normal
es la columna de a doe, marchando por cada lado de la. carre
tera. Las distancias entre las Unidades deben ser, en montaña,
minuciosamente calculadas, ‘ya que permiten absorber entre
dos altos las paradas eventuales. Estos son frecuentes en mon
‘tafia, puesto que cada paso, difícil o cambio- de pendiente crea
- un
riesgo. Distancias insuficientes entre las Unidades condu
cen, pues, a un alargami’ito inútil de la columna para un be
neficio nulo. Al salir (con tiempo claro), deben ser de un- míni
mum de loo metros (un minuto) para las Secciones de uxia
Compañía; si la Unidad es la Sección, los Pelotones guardarán
entre ellos una distancia de una cincuentena de metros.
-Es evidente que si las necesidades de la circulación lo exi
gen, un cierre momentáneo puede- y debe ser realizado (paso
en un punto inicial, cruce de- columnas, travesía de una gran
carretera, etc.).
.
:76
-
mulos,,,,.,..,.,,.,
mulos-‘300
-
m:’
40
dos,
-
700
55
2
.
8o
-
7
-
en
ellos),,.
6
200
hombres
grupos...
Minut,Ss
-
‘
hombres
entre
del
desfile
hombres
....-,,;,,,.‘.,,,,
6.—Formaciónde marcha.
Duracion
y
.
..
‘
.
300
‘
-
7
-
9.—Reconocimiento del itinerario.
-
Cuando el Jefe ,del destacamento experimenta una’ duda respecto a- la practicabilidad del itinerario elegido o cuando tiene
razones para esperar inconvenientes en la conducción de su
Unidad (salida -nocturna, niebla), es preciso, si es posjble, re
conocer este itinerario.
El personal del reconocimiento estará compuesto de un Ofi
- cial o dé una clase, buen conocedor
de la montaña; ,d’ealgunos
honibres (un grupo en un principio) y, si es,posible, un guía del
país. Estarán provistos de útiles de zapa, hocin&s, hachas ‘y un
puesto de radio portátil, y eventualmente llavarán uno o vanos mulos. Su misión, es comprobar si el itinerario es practi
cable, y cuando encuentre un obstáculo; arreglarlo,’ para permi
tir el paso, o en otro caso, redonocer los rodeos para évitarlo.
El reconocimiento tiene lugar la víspera del desplazamiento,
o, en caso de imposibilidad, el mismo día. En este último caso,
el personal precede a la columna- suficientemente avanzado,’
para tener tiempo de reçtificar los errores que se presenten en
el itinerario (falso atractivo de sendas, por ejemplo), o de pro
ceder a algunos arreglos para evitar el riesgo de pasarlos. Puede
ser útil (notablemente en la noche’.o en una selva que presente
numerosas sendas) servirse del reconocimiento del destaca
mento orientador. En este caso, hay dos formas de proceder:
Cuando el itinerario es relativarnento simple y la columna se
-
-
desplace de día, el destacamento orientador señala la di.rec
ción a seguir por sIgnos sencillos colocados en cada punto
donde pueda haber duda sobre la dirección de marcha (flechas
trazádas con el sable o hechas con, ramas o guijarros, palos
hendidos portando mensajes, trozos de tela• enganchados a las
ramas, etc.). De todas maneras, Oficiales y dases deben reco
nocer- la víspera por la tarde el recorrido del primer cuarto de
hora del itinerarió”(las salidas de los pueblos y refugios provo
can a menudo errores en la marcha; las pistas están nebulosas
por la circulación alrededor de estos lugares de estaciona
miento).
‘
-
10.—Cuentadl reconocimiento.
a)
-
r.
Misión recibida.
‘
.
Fecha’ de ejecución y dúración.
3.° Efectivo, composición. del destacamento.
4.° Equipo. Armamento. Cargamento. -‘
5•0
Itinerario seguido. Horrio.
•
2.°
6.0
7•
Jefe.
Ccindiciones encontradas: Atmosféricas (ne’bulosidad, vi
sibilidad, étc’.). De la montaña. Estado del -itinerario.•
Informes generales del reconocimiento:
•
Itinerario. Anchura de los caminos y practicabilidad
delas ‘diversas Secciones; ramificaciones.
‘
Puentes (estado y carga), vados y régimen de las
aguas.
Dificultades o puntos peligrosos (naturaleza, po
sibilidades de mejorarlos).
Observatorios.
b)
Horario.
‘
c)
Recursos: Abrigos para hombres y animales. Aguas
- potables
y otras. Bosques.
. d)
Condiciones invernales: Practicabilidad. Peligros (alu-’
des).
8.° Informe de orden táctico:’
a)
Ofensiva (zona de ataque, bases de fuegos).
Defensiva (puntos principales a tener en cuenta, ojstáculos, observato,rios, etc’.).
6)
Posibilidad de observación ‘sobre el itinerario y zonas
vistasde supuestos’ observatoriós enemigos.
c) Zonas posibles de paracaidistas, de aterrizaje de pla
neadores.
-.
‘
d)
Naturaleza de la vegetación, del suelo y desde el
punfo de vista del camuflaje.
9.° Diversas: Toponimia, puntó’s de vista, teléfono, ‘etc.
xo Croquis, Topografía en ‘escala x: 10.000. Perfil. ‘Pano
rámicas.
-
‘
La’mecánizacióndelastrop’asdeIngenieros.
‘
,
(1)
Coronel de Ingenieros Cipriani. De la pub1icción
italiana Rivista Militare.
(Traducóión- del Comandante de Ingenieros, del S.‘E. M., Luis Rodríguez de Viguri.)
Teniente
El empleo’ de mayor rendifniento para los fines que nos in
Las exigencias de la guerra moderna imponen ‘una creciente
teresan es el de la rápida apertura de pistas, de cajas para ca
y amplia mecanización de las tropas de Ingenieros. Es sufi
rreteras o accesos de puentes, y de la remoción de obstáculos
ciente pensar, en efecto, en el imponérite volumen de los tra
bajos de comunicaciones y de ‘orgánización del terreno, hoy o de obras de obstrucción que se opongan al tráfico sobre una
má.s que antes precisos en todas las fases del combate, y consi- carretera.
derar cuánta importancia tiene la oportunidad y rapidez de Los tipos de empujadora más comúnes se componen de un
tales tareas.
‘
tractor, dotado en su parte anterior de una lámina o -cuchilla,
‘Hoy-ya no es-posible satisfacer las complejas exigencias de, - que puede levantarse’o bajarse con dispositivos mecánicos o
la realidad sin el auxilio ‘de potentes máquinas. Los medios de hidráulicos. ‘
‘
.
ataque de toda clase son capaces de pro ducir daños gravísims
Algunbs tipos, llamados cón más propiedad abretrochas
en la red de carreteras, cuya integridad es ‘absolutamente -ne (“angledozers”), tienen dispuesta la cuchilla de tal forma que
cesaria para asegurar el movimiento de vehículos de todos los - puedd adoptár diversas- inclinaciones respecto “al eje del trac
tipos, cada vez más numerosos y pesados.
tor. Son especialmente útiles para- excavar o remover tierras
Pero también én el desarrollo de las otras actividades pecu-’ con pendiente transversal, porque consienten la excavación
liares de los, zapadores, las máquinas, con su alto rendimiento,
en el desmonte y el simultáneo relleno’ del terraplén. Son, por
pueden. proporcionar una ejvcución rápida y una gran econo
tanto, el medio más sencillo y más rápido para la apertura
mía de hombres. ‘
‘
de carreteras a media ladera o para lograr su ensancha
Todo ello es bien conocido. Sin embargo, algunos aspectos miento.
de esta mecanización en las tropas de Ingenieros deben -ser
El rendimiento de esta máquina es considerable:. el trabajo
examinados. Las présentes notas quieren sencillamente llamar
que puede realizar una “empujadora” de mediana potencia
la ¿tención sobre ,este problema y dar una visión de conjunto,
(de unos 5o CV.) se evalúa en la excavación de 30 a 70, metros
aunque rápida, del -herramental mecánico que se considera cúbicos por hora. Para realizar’ esta misma labor se precisaiían
útil y en cierto modo indispensable para la ejecución de sus cien hombres,, suponiendo que el espacio consienta la distri
más comunes trabajos en el campo de batalla. bución de ellos, circunstancia que no siempre concurre.’
A tal’ efecto examinaremos súcesi-vamente los herramentales,
Otras máquinas, las traillas (“scrapers”), en lugar de realizar
de explanación, de ex,,-avació’n, de trabajos en hierro y ma
‘la excavación delante del tractor, lo ejecutan por detrás y no
dera, de puentes y los vehículos tácticos especiales.
extienden, como las “empujadoras”, las tierras excavadas,
sino que las recogen y las transportan .a otros lugares. Según
su-potencia, son capaces de transportar de 0,5 a:2 metros cú-,
- 1.—Herramental
de explanación.
bicos de tierra.
,
‘
, ‘
‘
Las más conocidas son, las empujadoras (“bulldozers”), nom
Para quebrantar ls terrenos muy duros, facilitando la
bre genérico que abarca varios tipos ‘de herramientas aptas tarea posterior de las empujadoras, sirven los escarfzcadores
para ejecutar trabajos de explanación o de- desmonte, remo
(“rippers”), constituídos’ por un chasis -de dos -ruedas provisto
ver materiales, abatir árboles o destoconar.
de ,robustísimós dientes excavadores, que puéden hincarse
hasta 3o-y 40 centímetros de profundidad. Su empleo es tam
(x) Véase el artículo del Comandante-Espiga Bordag’orri: Los bién -útil para rómper rápida,meñte los, firmes de las carreteras
para colocar minas, evitando su localización ‘y consecuente
Zapsdoves y sus nuevos medios, pibUcado en el número 525 (junio
pérdida de’ eficacia, como sucede cuando se instalan sin recu
de 1950) de esta Revista y reproducido en la Revista Militar Ai.
rrir a este procedimiento.
- gentina
en el nlmero dé diciembre del mismo año.
11.—Herramental
de excavación.
-
-
-
den martillos perforadores y quebrantadores, sierras de cinta
y de cadena, taladros, etc.) son más pesadas y tienen un ren
dimiento menor respecto a las del equipo electromecánico.
Sin embargo, son aptas por su robustez para los trabajos de
mayor volumen.
De todos modos, es conveniente que los’ dos tipos de equipos
de herramienta coexistan, reservando al eléctrico, bastante
más ligero, los trabajos más ‘frecuentes y constituyendo con él
la dotación normal de las unidades en trabajo; en cambio, el
herramental
neumático se empleará en trabajos más com-’
plejos.
Además de las herramientas citadas, fácilmente transporta
bles, pero que necesariamente tienen empleo limitado, es com
prensible que en los Parques - existan talleres autotransporta
dos, ya ampliamente empleados en las tropas de obreros espe
cializados, de minadores y pontoneros y preparados’ para l
ejecución de los distintos trabajos de -taller, necesarios para el
entretenimiento -de los materiales y de las máquinas de plantilIa y para formar eficientes talleres de campaña.
Un reçiente tipo de autotaller, que está en curso de ‘experi
mentación, permite el más amplio empleo. El conjunto se com
pone de un tractor con semirremolque y de un remolque para
el grupo ‘electrógeno de reserva. El grupo electrógeno princi
pal va sobre el tractor y va acciondo por el mismo’ motor de
éste. Las máquinas-herramientas
instaladas en el semirremol
que son: un torno paralelo, una fresadora, una limadora
cepilladora, una cepilladora de filos y espesores, una cajeadora,
una sierra de cinta, una muela de esmeril, un taladro, un equipo
de soldadura eléctrica, una cizalla-punzonadora, un equipo de
oxiacetileno, una fragua. Hay además dos bancos ‘de trabajo:
uno para trabajos en madera y otro para los de metal. El
autotaller puede ponerse en funcionamiento en un cuarto de hora.
No se deben olvidar1 entre las máquinas herramientas de
más frecuente empleo los grupos electrógenos, ya que son siem
pre- necesarios para proporcionar energía eléctrica para el
alumbrado, especialmente para los Mandos, ya que ninguno
puede hoy cóncebirse trabajando en la penumbra de las pri
mitivas lámparas de campaña.’
‘
-
Como la organización del terreno en campaña está basada
preferentemente
en los trabajos de excavación, resulta claro
que el empleo de herramientas excavadoras será ventajoso
para obtener con sorprendente rapidez los pozos y -trincheras
precisos para los, tiradores, la circulación y ls abrigos, que
constituyen el esqueleto de la organización defensiva.
Una pequeña excavadora de campaula, ya experimentada con
éxito, piede excavar pozos con un diámetro de cerca de o,6o ni.
y una profundidad aproximada de z,5o m., o sea un pozo para
tirador aislado.
.
Renjendo
excavaciones de estas dimensiones se -logran fá
cilmente puestos para dos o tres hombr,s, muy seguros, por su
exigua sección. Esta sección reducida, que es imposible obte
ner
con el trabajo
manual, tiene de
la evidente
ventaja
de limitar
notablemente
la vulnerabilidad
los puestos
y luego,
como
éonsecuencia, proporcionar una castidad meñor de. tierra so
brante, lo que constituye una constante preocupación a fines
de un perfecto enmascaramiento, ‘pues exige se transporte cui
dadosamente lejos.
La excavadora que realiza un trabajo de este tipo se une
a un tractor de modestas dimensiones y puede proporcionar
una excavación circular de o,6o m. de diámetro y hasta de cerca
de 2 metros de profundidad en menos de diez minutos. Para
realizar la misma labor, teiiendo en cuenta la dificultad que
ofrece la excavación en pequeña seóción más allá del metro
de profundidad, un hombre no puede emplear menos de cua
tro o cinco horas.
- Otras
‘excavadoras de mayor pótencia se emplean para tra
bajos de más volumen, como excavaciones para abrigos, ob
servatoriós, puestos de mando, casamatas para artillería, po
siciones de protección de vehículos, etc.
Un pequeño abrigo enterrado para diez hombres, que re
‘qüiere una excavaciónde 30 a 40 metros cúbicos, y para la
cual no es posible, ‘por razones de espacio, emplear en el tra
bajo más de seis a ocho hombres, no puede terminarse antes
de un plazo mínimo de veinticuatro a treinta y seis ioras.
Una excavadora de medianá potencia puede realizar la misma
tarea en un tiempo no superior a cuatro o seis horas.
Aplicando un juego de sondas a estas máquinas excavado
IV.—Herrarnental
de puentes.
ras, se pueden obtener pozos de menor sección, que son utilí
simos para lograr interrupciones rápidas: en pocas horas es
También los ontoneros
exigen ‘un alto grado de mecania
posible, efectivamente, preparar en una longitud de un cehte
ción, a-fin de facilitar las operaciones de transbordo y de lanza
nar de metrós, los hornillos necesarios, y a una profundidad ,miento de los puentes reglamentarios.
de cuatro a seis metros bajo el firme de la carretera. Es impo
Lanchas con motor fuera de borda y flotantes autopropulsados
sible, por tanto, subestimar la importancia de estas posibilida
son hoy indispensables para imprimir rápido movimiento a
des, que- hacen insustituible el empleo de estas modernas he
las embarcaciones de toda clase, desde el sencillo’bote neumá
rramientas.
.
tico, al macizo pontón para el transbordo de medios más pesa
dos, o para la construcción de puentes.
Además de proporcionar la ventaja de’ la celeridad de ma
111—Herramental de trabajosen hierroy ‘madera.
niobra, aun empleando un menor número de hombres, la autopropulsión de los flotantes hace posible la utilización de un ma
Ya en el curso de. la última guerra las ‘tropas de Ingenieros yor núrriero de puntos de embarque aguas arriba y aguas abajo,
han empleado herrarrjientas electromecánicas ligeras para la eje
y esto tiene mucha importancia desde el punto de vista táctico.
cución de los trabajos cón la madera, forja, etc. Fué empléado
Luego hay que tener presente que la autopropulsión de las
el equipo de mochila, movido por -un pequeño grupo electró
compuertas que forman el puenté permite también efectuar
geno con un motor de 5 CV., y que permitía funcionar el con
en tiempo brevísimo el repliegue del mismo’ puente y su repara.
junto de herramientas más necesarias al zapador: ‘sierra circu
ción, si alguna de sus partes se daña.
lar para tablones, sierra de cadena para troncos, taladradoras
Además, por la economía de tiempo y de hombres (y todos
para madera y hierro, cajeadoras, pequeñas instalaciones de saben lo preciosa que es esta economía en la complicada y de
alumbrado de campaña, martillos perforadores para roca, licada operación de paso de un curso de agua) conviene ‘exten
piedras’ de esmeril, cizallas, pequeñas bombas centrífugas,
der el empleo de la autogrúa, para poner y quitar rápidamente
pulverizadores ‘de pintura, - estos últimos indispensables ,para
en el agua los pesados flotantes de los puentes modernos. Cada
ejecutar los trabajos más elementales de enmascaramiento.
uno de los élementos que forman los flotantes del puente Bailey
Un equipo de este modelo debe constituir la dotación no’r pesa una tonelada; un elemento de la armadura, cerca de 250
mal de la Escuadra de Zapadores, es decir, de la unidad ‘elemen kilogramos; el elemento de tablero del puente Treadway, para
tal’ de trabajo, si se quiere obtener el elevado rendimiento que unidades acorazadas, pesa también una tonelada aproximada
se exige a las ‘tropas técnicas; alto rendimiento que compensa mente.
la tradicional. escasez d’e efectivos de las mismas para las nu-’
Todos estos materiales deben constituir la dotación normal
inerosas ‘misiones normales.
-.
‘
‘
‘
d nuestros zapadores y pontoneros, y no es concebible que
Tal. equipo encuentra aplicación en la, mayor parte de los en adelante elementos de tan enorme peso puedan manejarse
trabajos? construcción de uentes de circunstancias, instala
a brazo.
, ,
ciones defensivas a- prueba, barracones, organización de talle
El empleo de los flotantes de gran capacidad, como los del
res para la elabóracjón en serie de materiales varios, organi
puente Treadway, que tienen cerca de ocho’ metros, de largo,
zación de los puestos de Mando y de los observatorios y otras exigen ‘la utilización de adecuados motocompresores- para su
muchas tareas de interés general.
‘
.
inflado. Algunos ,modeos de estos motocompresores, de con
Herramienta
análogas pueden accionarse con -los ‘motocom cepción y fabricación italiana, ya están en servrcio y permiten
presores, siemiire indispensables para la ejecución de trabajos
en pocos minutos el inflado de los flotantes de mayor vo
en roca de cierta importancia..
lumen.
Las herramientas neumomecánicas de trabajó (que comprenY, por fin, hay que’ considerar que casi siexnpri los puentes
reglamentarios
exigen la construcción. de largas rampas de
acceso: está tarea puede realizarse rápidamente, con poqulsi
mos hombres, empleando las empujadoras.
—
if.—Vehículostácticosespeciales.
El herramental citado para las tropas de zapadores y ponto
neros es de importancia fundamental, a fines de la más elemez
tal mecanización.
• Sin
embargo, deben1os considerar también la herramienta
destinada a tropas que posean una, determinada especializa
ción, como las de aguadas (instalaciones para pozos profundos,
motobombas para la extracción de agua, equipos de campaña
para la potabilización, etc.), o como las de ,contraincendios’
(bombas de media y alta presión, generadoresde espuma, etc.),
y,, por último, la herramienta especial para algunos trabajos,
como hormigoneras ‘para la ejecución de obras de fortifica
ción y fábrica. Todo este herramental, por lo tanto, como es de
empléo más general, ha de entrar en adelante a formar parte
de las dotaciones orgánicas de los zapadores de todos los Ejér
ci tos.
Pero hay otras, no menos importantes, cuyo empleo se va
extendiendo, para permitir a los Zapadores la ejecución de, de
terminadas operaciones, que no pueden ser llevadas a buen
término si no logran una adecuada protección o no cuentan
con el apoyo de sus propias armas. -Es ésta una necesidad na
cida en la guerra moderna, en la cual los zapadores operan,
en numerosas circunstancias,
como verdaderás tropas de
asalto.
Basta recordar las complicadas operaciones para la apertura
de brechas en los campos minados, las de ataque a posiciones
fortificadas o las de forzamiento del paso a través de un curso
de agua.
.
,
A la vista de estas misiones, que tienen una importancia re
solutiva para el .xito de la acción táctica, es indispensable que
los zapadores estén ‘dotados de nedios adecuados y de eiciente
armamento. Esta. necesidad se ha de tenér bien presente’ si se
quiere que los zapadores sean verdaderamente aptos para “abrir’
el camino a los infantes”.
Entre los materiales más característicos destinados a ser
empleados por los zapadores en el combate citaremos:
—
los carros desminadores modelo Escorpión (“Flails”),
ota
dos de un cilindro giratorio anterior, que’ mueve, unas cade
nas que golpen el terreno y provocan la explosión de las
minas. El dispositivo, aunque presenta notables limitacio
nes paré su empleo, puede aún, en numerosos casos, resol
ver el arduo problema de abrir brecha en los campos mina
dos adversarios. Algunos carros de este tipo van armados
de cañones contracarro para oponerse a la acción de los me
dios acorazados enemigos o para defender a otros “Flails”
durante la ejecución de,su cometido;
—
los, carros desminadores con rodillos o arado: medios no bas
-tante seguros y de difícil manejo aún, pero q.ie pueden
perfeccionarse mucho más;
—
los carros armados con puente (tipo Sherman y Churchill),
cuya parte superior, mediante su conveniente disposición,
permite el paso de vehículos, una vez que el carro penetre
en la brecha y se una al terreno de los bordes por medio de
—
—
—
sus rampas. De modelo análogo es el carro Vakntin, que
transporta una armadura articulada de. puente; por medio
de ella, los medios acorazados pueden vencer obstáculos
naturales o artificiales de io a i6 metros ‘de anchura;
los puentes móviles de asalto, con los cuales las operaciones.
de lanzamiento de un puente se realizan con meçlios acora
zados, sin exponer al personal al fuego enemigo. Tienen ma
yores posibilidades que los carros-puente, porque permiten
el ‘lanzamiento de puentes de cerca de 20 metros de lon
gitud;
.
los vehículos anfibios, para la formatión de cabezas .de
puente. Un tipo de esta, clase de vehículos (el “Búfalo”)
tiene una capacidad de 4 Tm. de material o de 30 hombres
equipados; tiene una rampa que permite el cargamento de
un jeep o de pequeñas piezas contracarro;
los Shermandozers, carros armados dotados de un explana
dor y aptos, por lo tanto, para el trabajo de las empuja
doras.
‘
los Shermandozers lanzabombas, que tienen 1a misma utili
zación que los precedentes, pero que además van armados
con numerosos tubos lanzabombas para demoler obstáculos
anticarró o de hormigón.
Conclusión.
Sin una conveniente mecanización, los Ingenieros no podrán
seguir resolviendo sus cometidos, hoy más vastos y complejos
que en el pasado.
Al respecto, mucho se ha hecho ya en nuestro Ejército, a fin
de adaptar las dotaciones mecánicas a las necesidades reales,
y muchos estudios y experimentos están haciéndose para deter
minar la maquinaria más adecuada por los trabajos más fre
cuentes.
,
,
.
‘
Queda aún un largo cámino por recorrer. Además espreciso
considerar atentaménte
que el amplio empleo de máquinas
de todas las clases impone uná más indiúidualizada especialt
zaciórz’ y también una cuidadosísima selección del personal y
una profunda instrucción.
De ahí se deriva la ineludible necesidad de no. separarla mk
quina del personal preparado para su manejo: las máquinas no pueden asignarse como se asignan los materiales de general
empleo, sino que ‘deben ser dotación permanente de- peque
ños núcleos de especialistas, los únicos que estarán en condi
ciones de atender a su ‘conservación, a su entrétenimiento y á su perfecta eficacia.
Y es además necesario que ‘los técnicos militares sigan cons
tantemente el desas rollo- de las industrias, para deducir todas
las posibles aplicaciones de sus progresos en el carnpp militar, tenien,do, sin embargo, en cuenta que no es siempre conve
niente transferir una máquina, aunque séa perfecta, del em- pleo general al militar. Muchas máquinas, en efecto, deberan
modificarse, a fin’ de obtener elementos conjuntos lo más sen
cillos, robustos, manejábles y de fácil entretehimierlto posible,
capaces de poder entrar rápidamente en acción, aun en las más
difíciles condiciones, y de hacer siempre másoportuna y ven
tajosa la tarea. de los zapadores, encuadrados en esa gigan
tesca lucha de’ los medios técnicos que significa la guerra mo-’
derna.
-
-
IMPRENTASDELCoLEGIoDEHUÉRFANOS
-
-
.
-
El Patronatoda Huérfanos
do Oficialesde Ejércitotienetresimprentas:
enMADRlD,TOLEDO y VALLADOLID,
que, ademásde los impresos
oficiales,de adquisición
obligatoria
en dichosestablecimientos,
tambiénrealizantra
bajos particulares
deesmerada
confección,
garantizando
la CANTIDAD CALIDAD y ECONOMIA.Losingresos
que
por estosconceptosobtienen
pasanINTEGRAMENTE
a engrosar
losfondos.
del Patronatoy se destinana MEJORAR
la situacióndf losil hE RFANOS.Seencarece
a losseñores
Jefesy Oficiales
efectúenpedidos
a esasimprentas
a fin de
Incrementar losrecursos
de los HUERFANOS.
•‘
‘
•
-
‘
70
Laacciónaéreaen”laguerrafutura.
Por J. M. Spaighi. De la publicación inglesa Journal of the Roal United Service
Institution. Extractado y traducidó por Iktilitary Revieiv (edición hispanoamericana).
Tratar de predecir lanaturaleza y fozma de las guerras futu
ras es meterse a profeta, con todos los riesgos inherentes a esta
profesión.
Hace -más de veinte años, Giulio Douhet escribió un folleto
sobre “La guerra de 19...”, en el que predecía una guerra donde
el poder aéreo decidiría la contienda en pocas semanas sin el
apoyo de’ ninguna otra arma.- Los acontecimientos posteriores
probaron que actuó de falso profeta.
Se necesitaron más de cinco años y medio para terminar la
G. M. 1-1,y, iesde luego, no fué el poder aéreo la única arma
empeñada en ella. Sin embárgo, Douhet acertó al predecir los
devastadores ataques aéieos sobre las ciudades, como una fase
importante en las guerras futuras. Tal destrucción se llevó a
efecto, pero los resultados no fueron tan rápidos como él predijo.
La. bomba atómica, la de hidrógeno y quizá la bomba “X”
que podamos inventar antes que sobrevenga otra nueva guerra,
cada una de ellas más payorosa que la anterior, presentan un
posible panorama de horrores a la imaginación. El mundo pa
rece qüe está preparándóse para retornai’ a la barbarie. Lo que
aparentemente nos espera es un salto atrás de setecientos años,
a los salvajes tiempos de Genghis Khan. Las naciones se están
preparando para hacer en una• fórma más científica lo que el
Khan y sus mogoles hicieron con las -armas rudimentarias
de entonces en Bokhara, Samarkand, Merv y Herat. ‘Arrasá
ron estas ciudades hasta sus cimientos, pasando a cuchillo a
sus habitantes Sólo en Herat, más de un millón y medio de
personas fúeron asesinadas. Dos siglos más tarde, su tatara
nieto, Tamerlane; emuló, sin poder sobrepasarla, la hazaña
de su antepasado. Genghis Khan, mantiene aún hoy -la supre
macía como destructor del prójimo.
Sin embargo, no la seguirá manteniendo si se utilizan los
nuevos y proyectados instrumentos ile destrucción en iiasa
en la- próxima guerra. Grandes ciudades desaparecerán y cientos de miles de sus habitantes perecer.án,’algunos súbitamente,
otros lentamente, entre agonizantes torturas, envenenados por
las mortales radiaciones de las bombas atómicas. Los atacantes
crearán- la desolación y llamarán a esto guerra. Será una carñi-.
cería en masa más triste que aquella del Somme, Paschendaele
y Verdún. Allí, por lo menos, los soldados cayeron en combate.
Las víctimas serán ahora los viejos, lás mujeres, los eWermos
y los niños. Todo caerá envuelto en uná ola de destrucción, de
la cual no habrá escape.
- -
de todo? ¿No habrá quizá mejores objetivos qu atacar? ¿Será
una lucha sin cuartel con bombas atómicas, de hidrógeno o -de
cualquier otro tipo pavoroso, lanzadas por los, beligerantes so
bre ciudades enemigas, el mejor medio de ganar una guerra o
impedir al enemigo ganarla? Hay algunas razones para pensar
que los profetas pueden estar equivocados.
El problema ‘estriba en contener grandes masas de fuerzas
terrestres antes de que barrañ en alud Europa Ocidental. ¿Se
contendrá su avance por la destrucción de ciudades alejadas
-de la retaguardia? Es concebible que las bombas atómicas se
puedan usar contra los Ejércitos invasores, pero ello implica
ría el lanzarlas sobre territorios ajenos a los rusos y no sobre
su propio territorio, levantando probablemente
objeciones
de utilidad política. Además, el uso táctico de la bomba
atómica implicaría peligros para las fuerzas defensoras. Parece
-ser que no podemos escapar a la conclusión de que la conten
ción de los Ejércitos soviéticos habrá de ser primordialmente
tarea de las fuerzas terrestres de los aliados occidentales.
BOMBARDEOAEREO ESTRATEGICO
La gente se olvida a veces de que el bombardeo estratégico
no es sólo “la estrategia de destruir ciudades”, dentro de la cual
el bombardeo atómico fué sólo una forma extrema, no única,
y ni siquiera la de ‘mayor importancia. Otro aspecto es la ope
- ración
de tipo diferente y. de mayor ‘provecho militar, llamada
“interdicción”. La interdiction- des a”riéres, usando la frase de
Camille Rougeron, fué uno de los fundamentos del bombardeo
,estratégico en la G. M. II. Se empleó con grán éxito en Francia
y en Alemania. El Gene’ral Eisenhower, describiendo el efecto
que la intrdicción tuvo sobre la resistenciá alemana, en Nor
mandía, en su informe sobre las operaciones en Europa en
-•
1944-45,
dijo:
“Para el día D la fuerza aérea estratégica, en unión a la fuerza
•
aérea táctica, había ejecutado tan brillantemente su- misión
de -interrumpir las comunicaciones enemigas, que había una
•
escasez ‘crónica de locomotoras y vagones; las posibilidades de
reparación eran escasas, las reservas de carbón se redujeron- a •
,
seis días de abastecimientos ,y setenta y cuatro túneles y puen- tés que conducían a la zona de combate quedaron’ intransita
bles. El caos de las comunicaciones así producido tuvo un
‘efecto fatal sobre los intentos enemigos de reforzaf las zonas
amenazadas después de nuestro bombardeo.” , LA GUERRA ATOMICA’
.
-.
Algunos de los resultados de esta, interdicción fueron des
critos en una “Declaración conjunta’ sobre bombardeo estra
Las revistas populares han publicado predicciones detálla
tégico, recopilada por- el Mi-nisterio del Aire y las Fuerzas Aéreas
das e ilustradas de la destrucción que causaría- una bomba ató
estratégicas norteamericanas en Europa’ y publicada el 30 de
mica en Londres. Si se lanzara úna en Wéstminster, práctica- abril de 5945. Decía lo siguiente:
mente los distritos del Extremo Occidental y el Oriente central
“El plan de contrainvasión alemana contaba con traer sus
de Londres serían arrasados. Si se lanzara una bomba de hidró-. Divisiones -de reserva al campo de batalla a un promedio- de 48
•
geno en el mismO sitiQ, la. zona de devastación’ total sería ocho trenes diarios; éste fué reducido, por efecto del bombardeo,- a’
veces mayor. El número de muertOs alcanzaría a millones. Se
seis trenes al din. Es también conocido que algunas Divisionés
ría el fin .de Londres y’ de todos sus habitantes.
blindadas llegaron al ‘campo -de batalla sin su blindaje, que
Recíprocamente se han hecho intentos de computár la des - otras tropas llegaron en bicicleta o a pie y en condiciones de
trucción - urbana - que 1a aviación occidental pudiera causar.
no podér entrar en seguida en combate.”
Llevando bombas atómicas, no sólo podría llegar hasta Moscú
La campaña aérea contra las “comunicaciones en -Alemania
- - - y Leningrado. desde bases en Europa
Occidental, sino también
tuvo igualmente resultados de importancia.
Comenzó en
a las ciudadés industriales en los ríos Dony Dniéper, así como agosto de I’944 y alcanzó su punto culminante hacia fines de
a ciudades en los Urales, tales como Sverdlosk, Chelyabinsk y febrero de 5945, cuando en la operación Clarion, de ocho a
Magnitogorsk. Toda la Rusia Central y las regiones de los nueve mil aviones británicos y norteamericanos lograron la paUrales y Bakú podrían ser alcanzadas desde la costa norte de - ralización de todo el sitema ferroviario alEmán.
- Africa,
entre Trípoli y Suez. Los nuevos centros siberianos
Es ésta una enseñanza- juiciosa sobre bombardeo estratégico
- Novosibrsk,
Stalinsk, Krasnoyarks- y Kemerovo, y de nuevo - para la próxima guerra. Las lineas de comuhicaciói rusas se
las regiones de los Urales y Bakú, estarían dentro del radio de ras , extremadamente
vulnerables. Serán mucho, .más - largas y
acción de los bombarderos que emprendieran vuelo desde los menos terribles que fueron las líneas de abastecimiento alema
reinos árabes y süs -protectorados. Vladivostok. y las ciudades nas en 1944-45,
o de lo que serían las comunicaciones aliadas
del río Amur podrían- ser “atomizadas” desde el Japón y en tierra o en una nueva guerra. Un asalto concentrado sobre
Okinawa..
ellas por enjambres de aviones -causaría más daño á los rusos
Ciudades, ciudades y más ciudades; sé admite como un hecho que la interdicción a los alemanes. .Las comunicaciones, sin
que éstas serían los objetivos de las incursiones atómicas. Y, sin embargo, recorrerían mi su mayor parte territorio no ruso, y embargo, uno se, pregunta: ¿Es necesario que sea asf, después como se dijo, con anterióridad, sería considerado como ‘mala -
política lanzar bombas atómicas en dichos lugares. En todo
caso, bombas de altos explosivos, -más abundantes que las ató-.
micas, serían suficiente para alcanzar nuestro propósito.
Los Ejércitos spviéticos, reunidos para la invasión, con más
de un profundo río en su retaguardia, quedatían en una situa
ción peligrosa silos puentes sobre dichos ríos se trataran en la
misma forma que lo fueron los del Loira y el Sena en 1944.
Su línea vital de abastecimiento sería cortada. Podrían.ser muy
bien las víctimas del mayor desastre militar de la historia. En
todo caso, un avance ulterior sería imposible. El “atomizar”
distantes ciudadés rusas es jugarse una carta que puede salir
bien o no.
Cabe que los rusos, por su cuenta, se decidan a lanzar ataques
atómicos sobre Londres y París. El autor no lo cree, porque sa
ben que los americanos tienen los triunfos en este peligroso
juego. La acumulación de reservas de bombas atómicas norte
americanas será más grande y sus recursos para renovarlas,
mayores. Los hombres del Kremlin no son mentecatos. Harán
todo lo posible por evitar la guerra atómica. Si los aliados no
la empiezan, ellos no la harán tampoco.
Aun así, el viejo dichó de que “un sable mantiene al otro en
la vaina”, es todavía cierto, y el Occidente hará bien en man-•
tener sus reservas para una posible represalia. Actuar de otra
forma será tentar al Oriente para el uso de la bomba.
¿Realizarán los norteamericanos tales ataques? Algunas de
las razones para pensar que no, se dan o se implican en lo an
tedicho. Otra, la más importante, quizá por ser imponderable,
es la genuina y generalizada repugnancia sentida en los Estados
Unidos hacia este tipo de guerra. Se puso de ruanifiesto después
del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 945.
Y se hizo sentir de nuevo cuando en enero de ¡950 se anunció
que los Estados Unidos habían decidido continuar el des
arrollo de la bomba de hidrógeno.
Es un sentimiento que se extiende a las fuerzas armadas nor
teamericanas. Los puntos de vista de algunos de los Jefes de.
la Armada de los Estados. Unidos fueron expresados con clandad meridiana durante la investigación del Congreso sobre el
debatido asunto de los bombarderos B-36 y otro material se
mejante a fines de ¡949. También en el Ejército hay muchos
que juzgan con disgusto tal forma de hacer la guerra. El Ge
neral Eisenhower, expresando su reacción a las declaracioies
del Secretario de la Guerra, Henry L. Stimson, sobré las prue
bas atómicas a efectuarse en Nuevo Méjico, dijo: “Tengo es
peranzas de que no nos veamos obligados a usar tal artefacto
contra ningún enemigo, ya que me disgustaría ver que los Es
tados Unidos iniciaran el uso en la guerra de algo tan terrible
y destructivo como la nueva arma que me ha sido descrita.”
Las objeciones éticas a la guerra atómica serán reforzadas
por otra consideración menos elevada--pero muy natural—,
el temor de que la nación que principie este tipo de guerra su
frirá al ñnal más que el enemigo. Hay algunos norteamerica
nos que abogan por evitar una guerra atómica por este motivo.
Manifiestan que los Estados Unidos son más vulnerables por ser
una nación “de concentraciones urbanas y alta tecnología”
que Rusia. Ninguno de los beligerantes de una guerra futura
podrá predecir cuál será la represalia del otro. Ambos titu
bearán en usar un arma que puede volverse en contra suya y
que, a fin de cuentas, puede resultar tan dañina a una parte
como a la otra. Fué ese temor el que impidió se utilizaran las
inmensas reservas de gases tóxicos que los beligerantes tenían
preparadas durante la G. M. II.
Lá mayoría de las predicciones militares anteriores a la
G. M. II dieron como un hecho que el gas sería usado en con
flictos futuros. Los pocos que expresaron la duda fueron des
cartados como cegados a la “realidad”. El autor cree que las
predicciones de que las armas atómicas monopolizarán Ías gue
rras futuras resultarán también falsas. Cree firmemente- que
una guerra futura será, en lo que respeéta a la ofensi.ra aérea
estratégica, una guerra de interdicción con bombas de altos
explosivos y -no una guerra atómjca.
Estado económico, Uabor protectora y necesidades del Patro
natoparaHuérfanosdeOficialesenidediciembredei
95!.
gresando al huérfano en uno de los internados del Patronato
en régimen de protección total. La protección debe cesar re
glamentariamente
al cumplir los veintiún años, prorrogándose
en los casos en que el beneficiario, poseyendo un expediente
escolar brillante y. careciendo de bienes propios, no haya po
dido terminar la carrera o ganar las oposiciones- queprepara,
.y también en los casos de -inutilidad física permanente del.
mismo.
1.—ANTECEDENTES Las pensiones que concede el Patronato son:
—
6o pesetas mensuales para los huérfanos que cursan este diosEl amparo de los huérfanos del Ejército venía ejerciéndose
de Enseñanza Primaria.
por las antiguas Asociaciones organizadas por las diversas Ar
—
¡25
pesetas para los de Bachillerato, Cultura general y
mas y Cuerpos. Con objeto de dar carácter uniforme a la pro
alumnos de. las Academias -Militares hasta que alcancen el
tección dentro - de las categorías que comprendía y para esta
grado de Alférez alumno.
blecer la debida unidad de criterio, por Decreto de 29 de sep
—
200 pesetas para los que preparen carreras que no exigen
tiembre de ¡943 se encomendó la tutela de los huérfanos de mi
el Bachillerato, aunque sí. determinadas condiciones de edad
litares a tres Patronatos: de Oficiales del Ejército, de Subofi
y preparación.
ciales y sus Asimilados, y el- de Huérfanos de Tropa.
—
250 pesetas para los que cursan estudios superiores y pre
De cómo se lleva a cabo tan importante función, trataremos
paración para ingreso en las Academias Militares.
seguidamente,
pudiendo servir para completar esta noción
Para el internado de nuestros protegidos se dispone de Cole
sucinta y dar idea de su complejidad y volumen al hacer co
gios, unos propiedad del Patronato, costeando éste todos los
nocer a nuestros compañeros que la masa de huérfanos exis
tente como consecuencia de la Campaña de Liberación, ha lle - gastos de su funcionamiento,- y otros concertados con Congre
gado a ascender en un momento a más de veinticinco mil entre • gaciones religiosas, en los que se paga una cuota por alumno.
- B)
Recursos
del Patronato.—Se
dispone de un capital so
los tres Patronatos, de los cuales aún quedan en la actualidad
cial, integrado por valores y propiedades cid Patronato de
casi diecinueve mil.
- Huérfanos
de Oficiales, que asciende a final del año ¡950 a
más de veintidós millones de pesetas.
Los principales recursos para las atenciones del Patronato
U—REALIZACIONES DEL PATRONATO DE HUERFANOS
proceden de:
DE OFICIALES
—
Las cuotas de los asociados..
—
La parte correspondiente de la subvención nua1 del Estado.
A) Beneficios.—La función del Patronato se materializa,
—
Las rentas del capital social.
bien abénando una pensión- a la madre viuda o tutor, bien in
Los temas relativos a previsión social, tanto estatal como
individual, son hoy de tal actualidad que se estima-oportuno
dar unas breves explicaciones acerca de la situación y cuidado de
los hijos de quienes un día formaron a nuestro lado en los tran
ces azarosos de la guerra, o en las jornadas de trabajo de la paz.
-
—
—
—
a)
Los beneficios que rindan las imprentas propiedad del Pa
tronato.
La parte alícuota de la recaudación por licencia de armas.
Los donativos de todas clases..
Geieral de S. E. el Generalísimo, como en -años anteriores. A
esta cantidad se le dej.e añadir la parte percibida por el Patro
nato correspondiente q la recaudación por aguinaldos. Lo ob
tenido, por este último concepto entre los tres Patronatos so
brepasa las doscientas, ochenta mil pesetas; pero fué insuficiente
para poder conceder a cada huérfano la módica cantidad de
cinco duros, habiendo tenido que recurrir a otras fuentes para
lograr que cada pro tegidó tuviera su águinaldo.
La totalidad de lós ingresos ha ascendido a unos quince millo
nes de pesetas.
-
Cuotas de los asociados.
No obstante ser, naturalmente, la fuente de ingresos más co
nocida de todos, deseamos hacer resaltar la modestia de nues.
tras aportaciones a tan importantes fines, y aun habida cuenta
de la austeridád que a todos nos imponen las actuales condi
C) Gastos del Patronato.—Las
obligaciones generales del
ciones de vida, hemos de reconocer que es difícil encontrar tu
buto alguno que grave nuestro personal presupuesto en tan PatronatQ sobrepasan - los dieciséis mil!ones.de pesetas, de las
que las principales partidas son las siguientes:
modesta cuantía, ni gravamen alguno que se destine -a tan ele
vadas atenciones.
—
Pensiones a los externos: Cerca de ocho millones de pesetas.
El total de las cuotas recaudadas por este concepto en el - — Colegios de internos: Algo más de seis millones ochocientas
año 1950 fué algo más de cinco millones de pesetas.
mil pesetas.
‘
—
Aguinaldos de Navidad: Más de ciento sesenta ini! pesetas.
- —
Gastos de Administración: Suben de cincuenta mil pesetas.
b) Subvención del Estado.
- —
Obras en los Colegios: Unas setecientas mil pesetas.
Le han correspondido al. Patronato de Huérfanos de Oficiales A la vista de cuyas cifras es de justicia señalar tanto la im
en el año 1950 cerca de ocho millones de pesetas, cifra que por su portancia de la gestión del Patronato como la austeridád ejem—
importancia no resulta fácilmente ampliable.
piar con qu,e la realiza. Esa austeridad no ha impedido la existencia en ese éjercicio de un déficit de más de un millón de pe..
c) Rentas del capital social.
setas, que ha sido enjugado este año gracias ala generosidad
Excmo. Sr. Ministro del Ejército. Su repetición creará una
En el pasado.Ejercicio ha producido el capital social casi un del
delicadá situación a nuestros huérfanos, que ven amenazadas,
millón de pesetas de renta. Es muy interesante hacer constar - si no sus reducidas pensiones, por lo menos las otras medidas
el sensato criterio mantenido por el Patronato de no gastar ca
pital en las atenciones anuales del mismo,, y sí únicamente sus dé mejoramienta dé Colegios, etc.
rentas, ya que este patrimonio ha de constituir en el fúturo,
D)
Los Colegios del Patronato—En la actualidad protege
con sus intereses, la principal basé económica de la Asociacion. ci Patronato de Oficiales a 6.291 huérfanos, de tos cuales man
tiene en régimen de internado a I.47. siendo el resto externos.
d) Las imprentas :del Patronato.
Para el internado dispone de los Colegios siguientes:
Posee- el Patronato de -Huérfanos de Oficialesias siguientes
imprentas:
—
Imprenta núm. x, sita en Madrid, calle de Caracas, núm. 7.
(Antigua de Intendencia e Intervención.) —
Imprenta núm. 2, de Toledo. (Antigua de María Cristina.)
—
Imprenta núm. 3, de Valladolid. (Antigua de Santiago.)
Todas ellas con importante capacidad de producción, dotadas
de moderna ma4uinaria y en condiciones de servir a las necesi
dades de una clientela exigente.
.
Estas imprentas pueden constituir una magnífica fuente de
ingresos, si las dificultades de la competencia comercial con qué
,han venido luchando estos años pasados se orillan -con una pro
tección y apoyo decididos ‘por parte de todos los interesados
en elid; tanto los Cuerpos, Centros y Dependencias, encargán-..
doles sus pedidos de toda clase de impresos y material de ofi
cina, como individualmente por cuantos compañeros necesiten
de sus servicios.
Hemos de resaltar, a este tenor, la favorable disposición de,
la Superioridad, que ,ha culminado con la Orden de 3 de febrero
pasado, disponiendo que todos los Cuerpos y. Organismos mili
tares efectúen sus compras de impresos y material de escrito
rio que no pueden ser confeccionadts en las imprentas de los
mismos, forzosamente en las que son propiedad del Patronato
de Huérfanos;, disposición que es indudable proporcionará a
éste ‘en lo sucesivo un importante beneficio, que repercutirá
directamente en el de nuestros huérfanos, al igual que sucede
- con las imprentas
propiedad de los otros Ministerios civiles.
Los beneficios aportados entre las tres imprentas en el ejer
cicio pasado ascienden a cerca de cien mi! esetas, cantidad que
indudablemente
ha de acrecentarse cuando trabajen a pleno
rendimiento, al encargarles los Cuerpos sus pedidos, en cum
plimiento de la mencionada disposición ministerial.
Colegios’ de ,varones:
—
—
—
—
—
-
.-
.
“Santiago”, en Carabarichel Bajo (Madrid).—Bachillerato
(40
al 70 cursos y Examen de Estado).
“La Inmaculada”, en Charnartín (Madrid).—Bachillerato
(1.0
a 30 años).
Padrón (La Coruña) .—Primera Enseñanza y 1.’ y z. de
Bachillerato.
“Santa Bárbara y San Fernando”, en Carabanchel Alto
(Madrid).“Santiago”, en Valladolid.
Ambos para la pi&paración militar.
Colegios• de niñas:
“La rnmaculada”, en” Aran juez ‘(Madrid).—Primera y Se
gunda Enseñanza, Cultura general y Comercio.
—
“María Auxiliadora”, en Madrid.—Primera y Segunda En
señanza Cultura general y Comercio.
—
“San Juan Bosco”, en Salamarica.—Primera y Segunda
Enseñanza, Cultura general y Comercio.
—
“Nuestra Señora de Luján”, en Torremolinos (Málaga).—
Primera nseñanza,
Cultura general y. 1.0 y 2.° de Bachi
llerato.
—
“Casa de, las Mercedes”, éi Madrid.—Párvulos y Primera
-Enseñanza.
Exceptuando los Colegios dedicados a la preparación para
carrera militar, todos los demás son regidos por Instituciones
de Religiosos, estando plenamente asegurada la formación mo
ral, religiosa, patriótica e intelectual de los huérfanos. Los Colegios de Carabanchei Alto y Valladolid son regenta
dos directamente por el Patronato, que dispone de, una Direc
,ción y un cuadro- de Profesorado integrado, en general, por Je
fes retirados, verdaderamente seleccionados, como lo testimo
e) Liceñcias de armas y cartuchería.
nian los resultados obtenidos en las diferentes convocatorias
El total récaud’ado por este concepto en el .pasado año as
de ingres en la Academia General Militar; en la de ¡950 con
‘ciende a cerca de setenta mil pesrias, correspondiente a los tres siguieron el ingreso 71 de los 124 aspirantes que se presentaron
Patronatós, y se utiliza para atenciones urgentes, por enferme
a todas las pruebas, lo que supone nada menos que un 57
dades graves, etc., y’sobre todo para completar lo recaudado
por ioo de aprobados. por aguinaldos.
Como exponente de los resultados obtenidos por la gestión
del Patronato, ‘en su constante afán por estimular a las madres
f) Dónativos.
y huérfanos para mejorar y resolver su porvenir, ofrecemos a
nuestros compañeros un resumen de la situación en que se en
Los donativos recibidos el año pasado totalizan casi las cien cuentra, en el aspecto de estudios, la población protegida por
mil pesetas, estando incluida en esta cifra la paga de Capitán aquél:
—
puédan
Ingenieros civiles, en sus diversas ramas
Arquitectura.
Derecho y Filosofía
Medicina, Farmacia
y Vetennana
Ciencias Exactas, Químicas, Políticas y Económicas
Eclesiástica,.
Comerçio
Ayudantes de Ingenieros
8z
56
8
5
26
3
138
II
138
‘
74
»
-
.
3
ió
6
»
»
»
49
3’
88
25
24
28
40
i
9
g68
57i’
2.899
i6
34
z7
de
.
74
‘
49
3’
83
Ejércitos
Bachillerato
‘y .Magisterio
Correos,
Telégrafos
y Radio...
Practicantes
y Enfermeras
Idiomas.
Cultura
general
y preparación
Oposiciones
Artes
y Oficios
una
TOTAL
O
Peritos Agrícolas e InduStriales
Náutica
Caballeros Cadetes de los-’tres
Primera
Preparando
Cursando
ESTUDIOS
2.899
5
s
ió
34
1
5
27
.
•
.
4
525
202
529
202
5
»
Enseóanza288
523
TO-ALES4.996
288
.
.
5.519
Los 759 restantes
sirven
son huérfanos que no cursan estudios, que
como voluntarios en los tres Ejércitos y enfermos e in
capacitados.
/
E). Necesidadesdel Patronato.—No obstante la ejemplar
gestión económica realizada desde la constitución del Patro
nato y la disminución paulatina de la cifra total de protegidos
por el mismo, disminución que.culminará en los años 1959-60
en
los que habrá
cesado
la protección
a la mayor
parte
6
U 10 N
-
dignamente
sus estudios,
sin representar
cárga para la madre viuda o tutor.”
Para aproximarse a la realización de tan loables propósi
tos, estimamos que es de todo punto necesario aumentar los
ingresos generales del Patronato. Hoy por hoy, a pesar de h&
berse reducido bastante el número de aspirantes al internado,
sobre todo en las hembras, son numerosas las peticiones en
este sentido aún no satisféchas, y creemos sinceramente que si
mejorasen las condiciones de vida en nuestros internados,
aumentaría la cifra de aspirantes.
Respecto de las pensiones de los externos, ya anteriormente
hemos dado su cuantía, a todas luces insuficiente, y que es la
misma que, en el año ¡943.
.
111.—CONCLUSIONES
La situación económica del Patronato de Huérfanos de Ofi
ciales pasa por un período duro que se mantendrá hasta 1959-60,
fecha de liquidación de las consecuencias de nuestra Guerra
de Liberación.
Esta situación es fiel reflejo de la que padecen nuestros
huérfanos, al disfrutar pensiones que han quedado considera
blemente
retrasadas
en el tiempo con relación al coste ascen
dente de. la’vida.
Urge, pues, que se ponga remedio asus necesidades, y como
no podemos aspirar a que se aumente el apoyo del Estado, he
mos ;de intentar aliviar las cargas por nuestros propios medios,
y entre éstos destacan:
.
.
—
Las cuotas mensuales. Los aumentos de sueldo concedidos
no se hán reflejado en las modestas cuotas que pagamos.
El que buenamente pueda debe aumentar voluntariamente
su cuota en consonancia con su situación económica par
ticular.
—
Los donativós, especialmente el aguinaldo. Se impone una
amp1ia generosidad
en esas fechas tan señaladas, para evi
tar una añoranza
dolorosa a las almas infantiles cuando
de la
masa de huérfanos de guerra, que a su vez representa el mayor
porcentaje en el total de nuestros huérfanos, el aumento del
coste de la vida ha venido constituyendo el obtácuIo princi
pal para la buena marcha económica del Patronato, cuyas as-.
piraciones permanentes se concretan en estas dos
—
“Acoger en los internados a todos los aspirantes, ofrecién
doles una protección completa, así en las condiciones maS
teriales de vida’comó en su formación moral e intelectual.”
—: “Conceder a los externos una pensión suficiente para que
cursar
—
en las calles resuenan las canciones navideñas. y en los ho
gares se renueva la fantasía milagrósa de los Reyes Magos.
Aumentar
el rendimiento
de las imprentas
del Patronato,
incrementando
su producción.
Este recurso puede ser in
mediato
y está al alcance de todos el conseguirlo, no con
sihtiendo
por ningún concepto que se vulnere la obligación
de adquirir los impresos oficiales en las imprentas de Huér
fanos (cuando no sean confeccionados en los Cuerpos) y
propagando los pedidos de trabajos particulares.
i
diciembre
REVISTA
‘ILUSTRADA
DE LOSMANDOS
SUDALTERNOS
DELEJERCITO
Sumario del númerode febrerode 1952.
Atención al cuidadode losaparatosópticos.Comandante Munilla Gómez.—CUriOSIdadeSde Ja conquistade América:
Las Islasde Juan Fernández. César Fagot—El vuelo a vela. Teniente Montañana Abad—FelipeII en San Quintin
y en El Escorial.Teniente Coronel Martínez López-Castro.—Armas
portátiles de la Infanteria y su empleo. Teniente
Moya Latorre.—CosaS de• Ayer, de Hoy y de Mafiana.Comandante Ory.—Nuestroslectorespreguntan.Redacción.
REVISTA
DE’ LA
OFICfALIDAD
DE COMPLEMENTO
APENDIÇEDE t.A REVISTA“EJERCITO”
O
1951.
-‘-O
Sumario del número de febrero de 1952.
La improvisacl4n de Ja ¡nfanterta. General Barrueco Pérez.—Cómo se debe estudiar. Redacción.—El co,nbatede
noche. Redacción.—Alvar
Núñtf Cabela de Vaca.’ Alférez López Cepero Jurado.—Síntesis de ‘!n/ornsación Mi
litar. Redacción.—Vuelos sin motor. Sargento Bayo G. de Salazar.—Soldados de la España Imperial. AlférezFrancisco Jareño.—El subelemento de resistencia. Capitán Gallego Calatrava.—Ñui quiere uste4 saber? Teniente
Coronel Otaólaurruchi._Un.libro al mes: ¿Otra guerra? Comandante J. Gutiérrez Mártln.—Legislacidn ‘para la
O
Olicíalidadde.Complemento. (Del Diario Oficial.)
Guíabibliográfica.
Tiempo entreguerras.
las Unidades motorizadas, aerotransportadas
y mecanizadas,
que han revolucionado, en definitiva, los sistemas- bélicos ofen
“Todo esfuerzó en pro de la paz es limitado; mas todo error si.vos y defensivos, son producto de la motorización de los
en el camino de la guerra es infinito.” Recogemos, a modo de ehículos militares,, progresos de-la navegación aérea y meca
frontis, estas palabras del General Martínez de Campos en nización del armamento. Y cabe decir más; y es que los me
su reciente libro (1), porque ellas expresan como pocas el deli
dios modernos de producir el fuego y mover las tropas arrastran
cado momento en que vivimos. ¿Nadie quiere la guerra? Quizá a una preponderancia de la ofensiva. “El invento—sea explo
nadie; pero todos—no decimos con gusto, claro está—se pre
sivo o atómico, motor de reacción o instrumento radioelectró
paran a ella. El camino que precedió siempre a los conflictos nico—conduce irremisiblemente a la idea de. vencer en jioco
fué sempiternamente éste: los “grandes”—que siempre ha ha
tiempo.” Pero con un escollo terrible:” es evidente que, si -la
bido “grandes” en poderío—estiman que es necesario hacerse
victoria tarda un poco en producirse, o o si la ofensiva ultramo
fuertes
para imponer al derna no proporciona resultados estratégicos, la defensa res
enemigo en potencia la pondérá •e prisa, y si. hay empate—siquiera momentáneo—,
paz que ellos estiman
la lucha entre los medios semejantes dará lugar a que la guerra
.
justa,
“su” paz; y esto se prolongue, y esa prolongación traerá consigo un nuevo modo
obliga a recorrer, hoy de defensa o defensivo, que sólo cabe analizar en consecuen
con más aceleración que cia de la fase presentada anteriormente”.
Al mirar adelante, después de echar la vista atrás, nos en
nunca, el camino del
rearme. Más de una vez contramos aquí, forzosamente, con la irrupción aérea. Fué
¶L‘i.) i 1
armados,
preparados los bien utilizada en la G. M II y será sensato temerla en la G. M. III
ç:’.j
...
países
paralagranprue—
•.:k
ba,¿son
capaces de no para estudiarla antes y buscar la contrarréplica. Tan extraor
hacer uso del. equipo dinaria resultará probablemente tal irrupción, que el General
Martínez de Campos dice que será suficiente “para inducir a me
creado, dejándolo al bor
ditar sobre las variaciones de conjunto que conviene introdu
de del camino y siguien
cir en los sistemas defensivos y en el despliegue preventivo
do adelante e inutilizán - de las fuerzas militares”.
dolo inclusive?
Los augurios sobre la posible terrible lucha conducen al es
Tiempo entreguerras;
tudio de las diversas acciones bélicas. Y así, la batalla política,
este es el angustioso mo
entablada en el mundo, proclama claramente que es imposible,
mento. Nada lo define al mismo tiempo, democratizar y conservar (ocultar), que todo
mejor ‘que esa psicosis se enreda más y más cada día, que aquella lucha es tanto más
de angustia; pero como difícil de evitar cuanto máyor es el trabajo realizado para pre
no lo hemos elegido, sino pararla. La batalla orgánica se plantea entre los tres Ejércitos
encontrado, es preciso y dentro de cada uno, e incluso alcanza a la probable consti
hacerle frente y mirar
tución de’ una defensa aérea terrestre, independiente de los
serenamente los aconte
mismos. La batalla estratégica ha cambiado el sentido de mu
cimientos. He aquí el chos conceptos clásicos: como el de la seguridad, que no se con
contenido sustancial del- sigue hoy sólo en función del espacio, sino que necesita también
citado libro, que repasa
información para poder llegar a disponer de tiempo; por lo que
-el pasado, contempla el el comienzo de- la próxima guerra tendrá un dramatismo ex
presente y mira al futuro. Porque no se puede pensar que la tremo. La batalla táctica futura creará frentes móviles, y “al guerra de mañana será igual a la de ayer; pero la imagen de parecer, tan móviles serán, que habrá momentos en que no.
ésta es necesaria para imaginar la de aquélla.
existan”. Y, finalmente, la batalla económica hará que viva
Como la G M. II ha dejado escrita en la Historia esta impre
la economía de los paises, entera, para la guerra.
sionante cifra de bajas: 20 millones, y hecho desaparecer ciu
Si avizorar el futuro es siempre la mayor tentación para el
dades enteras, y como ya no se mide la pótencia de un Ejér
hombre, que saltando—o .creyendo saltar—sobre el tiempo se
cito por el número de combatientes que lo forman, sino casi cree un poco igual a Dios, adivinar—o tratar de adivinar—
únicamente—y esto será erróneo o no, pero es—por el número - lo que puede ser una guerra, es hoy, para nosotros occiden
de máquinas que, de una forma u otra, producen fuego, es con
tales, deber impuesto por nuestra misión de guardar depósitos
veniente, antes .que nada, examinar todo lo relativo a agresi
que están más allá de todo.
vos, portaagresivos y armamento.
El enlace entre el pasado y el futuro salta aquí perfecto.
Cualquier artefacto de guerra de ayer, anticuado muchas ve
La aviaciónde cooperación
en la batallaterrestre., ces al poco de nacer, puede servir a la imaginación para que
ésta proyecte el artefacto de mañana. Así, por ejemplo, sólo
Si para Clausewitz “el objetivo final de todas, las operado
en el campo de la cohetería, aparte de la fantástica y posible nes militares es la destrucción de las fuerzas armadas enemi—
creación de satélites artificiales capaces de caer sobre territo
gas mediante la batalla”, el ganar la guerra no ha significado
rio enemigo en el momento deseado, se ofrecen problemas tan recientemente
tal necesidad. “Hemos visto—dice -el Coronel
sugestivos como el de la conversión del actual cohete autodiri
Díaz Lorda (t)—Ejércitos aguerridos, alentados por las virtu
gido en cohete telemandado, la consecución de una espoleta
des morales más exaltadas e integrados por millones de hom-’
cazablancos o de persecución autónoma y la dotación a los cohe
bres, sucumbir faltos de medios de lucha, vida y movimiento,
tes de una carga atómica. Todo estp puede concretarse en la debido en gran parte a la acción del arma aérea en misiones
idea de la nave explosiva, que está basada en el .trazado de un puramente estratégicas, e incluso como el Ejército nipóñ se
artefacto que se mueve por sí solo en el espacio o sobre el agua, rmde sin haber empeñado uxia batalla en territorio metropoli
y que, además de navegar sin otra ayuda que la propia, lleva tano,’ lo cual puede facultamos para afirmar que a veces no se
una carga muy potente y es dirigido- hacia su blanco por una precisa la previa ocupación material de un territorio para for
fuerza propia e imponderable”.
zar a sus habitantes a la rendición. Con esto no se afirma que
El hilo del estudio nos lleva ahora a las evoluciones tácticas
las guerras se ganen con bombardéos ‘aéreos, pero sí que sin
y orgánicas, porque éstas han sido siempre- y son hoy hijas ellos pueden perderse”.
de la movilidad y potencia de los medios en uso. Es asi como
Esta precisión de conceptos no puede ser más justa. No es,
(i) Teniente General Carlos Martínez de Campos: ¿Otra guerra?
Editorial EJÉRcITo. Madrid. 1951; 350 páginas; 20 centímetros;
rústica.
-
(i)
Jesús Díaz Lorda: Apoyo aéreo a fuerzas terresires.—Edito..
rial Aeronáutica. Madrid, 1951; 284 páginas, con ilustraciones;
22 centímetros; rústica.
--
:
-
en efecto, misión de las fuerzas aéreas ganar las guerras por sí
solas, mas si contribuir denodadamente a que el enemigo no
las gane. En definitiva, la Infantería sigue siendo, como siem
pre, la que conquista y ocupa el terreno, y es para beneficiar
tal acción y para que no resulte, onerosa en exceso y precaria
casi siempre, para lo que intervienen tódos los deniás medios.
Aquí aparece la Aviación, con sus inmensas posibilidades, ope
rando hasta los confines del territorio enemigo, atacando a
cualquier altura, anulando la seguridad de un frente fortifi
cado mediante desembarcos aéreos oportunos, destruyendo u
observándo.
Porque, en verdad, “ha empequeñecido el orbe
y ha dejado reducidas a simples acciones tácticas operaciones
que por su alcance y ambición cayeron hasta ahora dentro de
la órbita de la estrategia”. Los pueblos ya no pueden, por eso,
envolverse en una pretendida inviolabilidad basada en la dis
tancia, pues el aire es camino para todos. Y así, a modo de
ejemplo, podemos aquí estampar estas palabras del Jefe del
‘‘
Gabinete inglés, di
chas tras la termi
nación de la última
gran.
contienda:
“Hubo una época
en que la Gran Bre
taña gozaba de ese
aislamiento.
Las
i
guerras podían de
vastar el continente
j
rfifi
uVfl
iU
europeo,
pero nosA
otros estábamos se
guros detrás del Carial, el mar inviola
..LIU IL.
ble. Esos días per
tenecen al pasado;
fronteras
defensi
vas, barreras
de
montañas, mares y
hasta océanos, ya
no son obstáculos
para el ataque. La
vieja discontinuidad
de la tierra y el mar
ha’ Lsido sustituída
por la continuidad
del aire.”
Todo esto exige,
antes de enfrentarse
con un enemigo,
contar con la supre
macía aérea: rom
per la potencia que en los aires tenga el adversario y apoyar
luego, desde el aire también, la açción de los otros Ejércitos.
Así, pues, las fuerzas de tierra necesitan saber cómo pueden re
cibir aquel apoyo, para exigirlo en su mómento y saber sacar de
ese apoyo el provecho máximo.
Una ley de 9 de noviembre de 1939 llama “Aviación de coope
ración” a la fuerza aérea que opera en la batalla terrestre. Y
aunque, en realidad, todo aparato que actúe desde la ruptura
de hostilidades, y aun antes, hasta l firma de la paz, coopera y
ayuda a las fuerzas de tierra, es claro que existe un apoyo in
directo—anulación del poder aéreo del adversario, destrucción
de sus fuentes de potencial bélico y ataque a sus sistemas de
comunicaciones—y
otro directo o verdadero—obtención
de
la superioridad aérea sobre un punto del campo de batalla en
un momento dado, aislando así al enemigo o anulando su po
tencia ofensiva—. Mas sea cualquiera la extensión que se dé
a tal cooperación, resulta del máximo interés todo lo relacio
nado con ella. “.
El interesante libro del Coronel Días Lorda parte de la base
de que la misma no llega a comprenderse justamente sin un
puro estudio de las posibilidades, medios y módos de acción
de las fuerzas encargadas de realizarla (Unidades de bom
bardeo, información, asalto, caza y transporte), las cuales efec
túan luego, en un teatro de operaciones determinado, las mi
siones estratégicas y tácticas propias, con la organización y
enlace adecuados. La cooperación, en su más exacto sentido,
es estudiada en lasAúltimas páginas de la obra, no sólo en un
sentido general, considerando cada fase del combate, sino en
relación con las modalidades de más acusado inteiés de éste:
como en los pases de ríos, acción d los carros de combate y
guerra de montaña.
_1
‘1
RESEÑAS BREVES
Oltra Calderón, Capitán de Infantería: Manual del
artificiero de Infantería. Prólogo ‘del Coronel Aranas.—
Ricardo
Ediciones EJERCITO. Madrid, i95i; 288 páginas, con ilus
traciones; 20 centímetros; rústica.
Las clases de artificiero en las Academias regimentales del
Arma de Infantería no resultan siempre fáciles de dar, por lo
complicado de su cuestionario, que demanda una búsqueda
laboriosa de fuentes de estudio adecuadas y un désari-ollo co.
rrecto de las necesarias nociones. Estas ideas han presidido
las tareas, del Capitán 01tra, al concretar ‘en un manual del
artificiero de Infantería todo cuanto se relaciona con la ense
ñanza de la materia. ‘Nada se descubre ahí, pero no es nece
saria, la originalidad para hacer útil una obra: bastando con
que reúna trabajos dispersos y aclare, simplifique y complete
lo que aparece confuso, embrollado o inacabado.
Va precedido el libro de unas nociones previas sobre la na
turaleza de los explosivos, el fenómeno de la explosión y las
municiones en general, entrandd aquél luego de lleno en el exa
men de las municiones propias de la Infantería—cartuchería,
granadas de mano, proyectiles de mortero, cañones A.A., ca
ñones C.C. y de Infantería—, petardos y minas y material de
ocultación e incendiario. Terminándose, con lo relativo al cui
dado de las municiones y artificios—almacenamiento,
clasifi
cación, reconocimiento, manipulación, transporte, recupera
ción y destrucción en su caso—, asunto éste del mayor interés,
pues con frecuencia la impericia o desidia puede llevar aquí a
fatales consecuencias.
La exposición de las ideas, ‘la descripción completa del ma
terial y lo relativo a su funcionamiento, en la parte que atañe
al trabajo concreto del artificiero, está realizado con un hondo
sentido práctico.
José María Martínez Val: La unidadeuropea.—Consejo Supe
rior de Investigaciones Cieñtíficas (Instituto de Estudios
Manchegos); Ciudad Real, xçi;
46 páginas; 21’ centímé
tros; rústica.
Entre la pesadumbre de las constantes luchas actuales va
abriéndose paso la idea de la unidad europea. Esta será quizá
mañana ur presupuesto necesario para la libertad, la vida y
la independencia de Europa, frente a los dos poderes distintos
“que se alzan gigantescos, como dos banderas enemigas, a
Oriente y Occidente: los Estados Unidos y la Unión de las Repúblicas Soviéticas”. Tal es la idea madre que preside el tra
bajo del Sr. Martínez Val.
Hoy, Europa, pequeño’ continente despedazado, apenas si
tiene mayor sentido que. el de ser un campo donde se estudian
las futuras batallas del mundo. Por eso, el logro de su unidad
es tarea urgente e inaplazable. “Dentro de cincuenta años sería
demasiado tarde. Los pueblos europeos hábríari dejado de exis
tir en su efectiva independencia. Serán espacios colonizados
y quién sabe si hasta ocupados militarmente por potencias
extrañas.”
La idea es vieja. Nada menos que en el siglo XV Jorge Po
diebrad concibe la fund3ción de una “Congregatio Concordiae”
europea, frente a la amenaza turca. El Duque de Sully, el
abate Saint Pierre, los “filósofós” le siguen. Y en este siglo,
tras la G. M. 1, y más aún, tras la G. M. II, los proyectos son
múltiples. Sin contar con los grandes empeños conquistadores
por la fuerza de las armas.
Pero no es posible hablar del tema sin nombrar a España.
El Sr. Martínez Val así lo reconoce al final de su interesante
folleto: “España, cabeza de Europa, como dijo bellamente
Camoens, no puede negar los huesos españoles que vertebran
en sus tumbas la tierra europea desde Viena a Amberes; ni
tampoco la doctrina dé interdependencia de los Estados que
proclamaron Suárez y Vitoria, hallando ecos en las Cátedras
desde Praga hasta Londres y desde Upsala a Bolonia. Esa cruz
de sangre y pensamiento nos hace responsables del porvenir
de Europa,, como lo fuimos de su pasado.”
Capitanes J. E. García Rodríguez y Teniente F. Carrasco
Lanzós: Rebotes,
orientación,
enmascaramiento
y ocultacion.’
Escuela de ‘Aplicación y Tiro de Infantería. Madrid, ‘95’;
24 páginas, con ilustraciónes; 21 centímetros; rústica.
Continuando su primer folleto sobre “Obstáculos, accidentes
y trayectorias”, lanzan ahora los oficiales arriba, citados un
segundo sobre temas de indudable valor para la instrucción
práctica de tropas. El criterio que inspira a ambos es idéntico:
ofrecer al soldado, del modo gráfico más expresivo, una’sucinta
teoría que, expuesta de otra forma, quizá resultara a aquél
de difícil comprensión. Propósito que, en definitiva, no puede
ser más laudable y que hace que rnerezan sean difundidos es
tos cuadernos entre los Cuerpos, con la seguridad de que ren
dirán, pese a su sencillez y elementalidad, magníficos frutos.
INDICE GENERAL
Estado Mayor Central del Ejército. Servicio Histórico Militar:
Boletín de la Biblioteca Central Militar (núm. 7).—Madrid, 1951; 154 Dáinas;
25 centimetrós; rústica.
Comanante
Soto: Geografía de España (Apuntes adaptados
al progrania de ingreso en la Academia General Militar) .—Gran
Capitán. Madrid, i5i;
i6o páginas; 17 centímetros; rús
tica.
Julio Otero de Navascués: Táctica de las revoluciones.Prólogo
del Condede Rodezno.—Madrid, 1951; 410 páginas; 22 cen
tímetros; rústica.
Vincénzo Lioy: Gloria Senza Allori.—AssociazioneCulturale
Aeronáutica. Roma, 1951; 434 páginas, cori ilustraciones;
24 centímetros; rústica.
José María Fontana: Loscatalanesy la guerrade España.—
Samarán. Madrid, 1951; 308 páginas; 21 centímetros.
General Levigny. Las atraiciones»del Mariscal.—Traducción
de Alvaro Garcés.—Editorial Matéu. Barcelora,
¡95,;
¡88 páginas; x8centímetros; tela.
o
SECCIÓN
DE INFORMACIÓN
INDUSTRIAL
ACABA DE PTJBLICARSE
HISTORI.A
DELAAERONAUTICA
ESPAÑOLA
Por el Coronel de Aylación, diplomado de E. M.,
MIIIffN
RLFHSO
fIY1EL
JOSE GOMA ORDUÑA
Ingeniero
II tomo. 1951
Aeronáutics
5opesetas
800
págs
ÑOTA.—A1 5ersona1 militar y Organismos del EjérciSo
se ¡es hará un descuento del 20 % sobre este precio.
Construcciones en general
Pedidosa Edicíones
Ejército.—Alcalá,
18.—Madrid
Presupuestos
gratis
Experiencias
Industriales;
S.A.
FONTANELLA, 14, 2.°, 1.a
Aparatos de puntería para artiI1er1a
Proyectores y aparatos de señales.
Aparatos
de: mando y maniobra
para tracción eléctrica, generadores
y motores.
Dirección
y Talleres:
TELEFONO
54
ARANJ U EZ
(MADRID)
BLASS,
S. A.
TIP.—NÚÑEZ
TELEFONO
B A R C.E
DE BALBOA,
27.—MADRID
22-02-41
L ONA
Descargar