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TATYANA OROZCO DE LA CRUZ
DIRECTORA
MARIANA ESCOBAR ARANGO
SUBDIRECTORA
MICHELA ESPINOSA REYES
DIRECTORA DE PROGRAMAS ESPECIALES (E)
MARÍA ANGÉLICA BUENO CIPAGAUTA
COORDINADORA TÉCNICA GRUPO PAZ,
DESARROLLO Y ESTABILIZACIÓN
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
CENTRO INTERDISCIPLINARIO DE ESTUDIO
SOBRE DESARROLLO - CIDER
AUTOR
PAOLA GARCÍA REYES
CONSULTORA
Departamento para la Prosperidad Social - DPS
Bogotá D. C.
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PBX: 5960800
www.dps.gov.co
Universidad de los Andes
Bogotá D. C.
Cra 1 Nº 18A- 12
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MARÍA ANTONIA VAN GOOL
EMBAJADORA
IVO HOEFKENS
JEFE DE COOPERACIÓN / COOPERACIÓN PROGRAMABLE
VALERIE JORDAN
TASK MANAGER DE LOS CONVENIOS DESARROLLO
REGIONAL, PAZ Y ESTABILIDAD I Y II
Delegación Unión Europea Para Colombia y Ecuador
Bogotá D.C
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Este documento puede ser libremente circulado sin previo aviso o
autorización de los autores siempre y cuando se cite la fuente y se
mantenga su integridad y contexto.
García Reyes, Paola
Un desarrollo pasado por agua: dramas, conflicto y propuestas en la región del Canal del Dique. Monografía
regional sobre el Canal del Dique / Paola García Reyes. -- Bogotá: Universidad de los Andes, Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Desarrollo (Cider), Ediciones Uniandes: Departamento para la Prosperidad Social: Unión
Europea, 2014.
108 p. ; 15 x 21.5 cm. – Documentos en Desarrollo; Proyecto Propuesta de Política de Paz y Desarrollo Regional
ISBN 978-958-695-976-6
1. Desarrollo regional – Canal del Dique (Bolívar, Colombia) 2. Conflicto armado – Canal del Dique (Bolívar, Colombia) 3. Proceso de paz – Canal del Dique (Bolívar, Colombia) 4. Canal del Dique (Bolívar, Colombia) – Aspectos
socioeconómicos I. Universidad de los Andes (Colombia). Cider II. Tít.
CDD 303.64
SBUA
Primera edición: mayo de 2014
© Paola García Reyes
© Departamento para la Prosperidad Social (DPS)
Calle 16 núm. 6-66, piso 12, edificio Avianca
Bogotá, D. C., Colombia
Teléfono: (57 1) 5937050, ext. 7702
© Unión Europea
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Ediciones Uniandes
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Bogotá, D. C., Colombia
Teléfono: 3394949, ext. 2133
http://ediciones.uniandes.edu.co
[email protected]
ISBN on line: 978-958-695-977-3
ISBN: 978-958-695-976-6
Corrección de estilo: José Vanegas
Diagramación interior: Andrea Rincón
Diseño de cubierta: David Reyes
Impresión:
Editorial Kimpres Ltda.
Calle 19 sur núm. 69C-17
Teléfono: 413 68 84
Bogotá, Colombia
Impreso en Colombia - Printed in Colombia
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en su todo ni
en sus partes, ni registrada en o trasmitida por un sistema de recuperación de información,
en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético,
electro-óptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.
CONTENIDO
PRESENTACIÓN
xvii
INTRODUCCIÓN
1
GENERALIDADES
3
UN DESARROLLO PASADO POR AGUA
11
ANTECEDENTES
11
EL TRANSPORTE DE HIDROCARBUROS POR EL CANAL
14
DISTRITOS DE RIEGO
17
LOS DRAMAS DEL CANAL
22
UN CONFLICTO PASADO POR AGUA
33
PRIMEROS AÑOS
33
DÉCADA DE 1990: NUEVOS ACTORES
34
IMPLICACIONES
41
INICIATIVAS DE PAZ
55
CORPORACIÓN DESARROLLO Y PAZ DEL CANAL DEL
DIQUE Y ZONA COSTERA
RECOMENDACIONES
58
69
PUNTOS CRÍTICOS DEL CONFLICTO
69
LINEAMIENTOS DE POLÍTICA
70
viii
Un desarrollo pasado por agua
RECOMENDACIONES PARA UNA POLÍTICA NACIONAL
DE PAZ Y PARA LA MESA DE DIÁLOGO
71
REFERENCIAS
73
ANEXOS
81
Í N D I C E D E TA B L A S
Tabla 1. Región del canal del Dique, población
4
Tabla 2. Usos del suelo (según Meisel y Pérez, 2006)
5
Tabla 3. Intervenciones en el canal del Dique, 1923-1982
16
Tabla 4. Distritos de riego en el canal del Dique, 2005
19
Tabla 5. Índice de riesgo de victimización
52
Tabla 6. Proporción de población con necesidades básicas
insatisfechas, 2011 (canal, departamentos y país)
83
Tabla 7. Último nivel de educación aprobado, 2011 (canal,
departamentos y país)
84
Tabla 8. Desempeño fiscal en el canal del Dique, 2011
86
Tabla 9. Proporción de población afectada por la ruptura del
canal, 2010
88
Tabla 10. Población expulsada del canal del Dique por la violencia,
1997-2009
89
ÍNDICE DE CUADROS
Cuadro 1. Problemáticas y efectos de las inundaciones de 2010 en
los distritos de riego del canal del Dique
28
Cuadro 2. Principales problemáticas municipales en el canal
del Dique
29
Cuadro 3. Líneas y acciones institucionales de la Corporación
Desarrollo y Paz del Canal del Dique y Zona Costera
60
Cuadro 4. Acciones y actividades de la Corporación Desarrollo
y Paz del Canal del Dique y Zona Costera, 2011-2013
62
ÍNDICE DE GRÁFICOS
Gráfico 1.
Usos del suelo en Atlántico y Bolívar, según DANE-ENA, 2011
5
Gráfico 2.
Proporción de población con necesidades básicas
insatisfechas en el canal del Dique, 2011
7
Proporción de población analfabeta en el canal del
Dique, 2011
8
Gráfico 3.
Gráfico 4.
Índice de desempeño fiscal en el canal del Dique, 2011
10
Gráfico 5.
Porcentaje de población afectada por la ruptura del
canal, 2010
26
Gráfico 6.
Masacres en el canal del Dique, 1993-2012
43
Gráfico 7.
Masacres en el canal del Dique, 1993-2012:
comportamiento en el tiempo
44
Comparativo de masacres y víctimas en el canal del
Dique, Atlántico y Bolívar, 1993-2012
45
Masacres en el canal del Dique, 1993-2012: responsables
46
Gráfico 8.
Gráfico 9.
Gráfico 10. Porcentaje de población expulsada por la violencia en
la región del canal del Dique, 1997-2009
47
Gráfico 11. Comparativo de expulsión en el canal del Dique,
Atlántico y Bolívar, 1997-2009
47
Gráfico 12. Solicitudes de ingreso al Sistema de Registro de Tierras
Despojadas o Abandonadas
48
Gráfico 13. Comparativo de solicitudes de restitución en el canal
del Dique, Atlántico y Bolívar, 2013
49
Gráfico 14. Luchas sociales en el canal del Dique, 1975-2007
57
Í N D I C E D E M A PA S
Mapa 1.
Ubicación de los frentes de las AUC, canal del Dique, 2005
40
Mapa 2.
Región del canal del Dique, ubicación
81
Mapa 3.
Región del canal del Dique, vista
82
P R E S E N TA C I Ó N
Sueño con ver mi región próspera. Nuestras tierras son hermosas y
diferentes. Los campesinos queremos volver a confiar para vivir en paz.
Líder social de paz y desarrollo
Los programas de Desarrollo y Paz surgieron hace casi veinte años
en la región del Magdalena medio, a partir de un diagnóstico participativo en torno de las necesidades de las comunidades. Este proceso
se tradujo en propuestas pacíficas para superar el conflicto armado
y la exclusión social mediante procesos estratégicos territoriales que
promueven el desarrollo, la cultura de los derechos humanos, la participación ciudadana y la gobernabilidad.
Desde entonces, el Gobierno colombiano y la cooperación internacional han apoyado estos procesos de paz y desarrollo en diferentes
regiones del país afectadas por la violencia, mediante programas como
los “Laboratorios de paz”, “Desarrollo regional, paz y estabilidad” y
“Nuevos territorios de paz”.
Se entiende que los programas de Desarrollo y Paz (PDP) son
“iniciativas concebidas, impulsadas y estructuradas desde organizaciones e instituciones de la sociedad civil orientadas a concertar y articular
esfuerzos públicos, privados y comunitarios para la construcción conjunta de una nación en paz desde procesos locales y regionales, a partir
de la promoción de una cultura de la vida, de la integración social y
el sentido de pertenencia hacia las regiones”,1 en los que participan
1
Guía Pedagógica Red Prodepaz, 2010.
xviii
Un desarrollo pasado por agua
niñas, niños, campesinos, mujeres, indígenas y afrodescendientes,
entre otros gestores y líderes sociales que contribuyen a la búsqueda
de la paz.
En este contexto, la Delegación de la Unión Europea en Colombia, el Departamento para la Prosperidad Social (DPS) y el Centro
Interdisciplinario de Estudios sobre Desarrollo (Cider) de la Universidad de los Andes han emprendido un proceso de diálogo público
orientado a aprovechar este “saber hacer” de casi veinte años en las regiones,
para construir una propuesta de lineamientos de política pública de
paz, desarrollo y reconciliación como un referente para los múltiples
actores involucrados en la construcción de paz.
Este proceso toma como referencia el estudio monográfico de
nueve regiones del país —Macizo Colombiano-alto Patía, La Mojana,
bajo Magdalena, Norte de Santander, Meta, Magdalena medio, canal
del Dique, Montes de María y Cesar— y los resultados de la aplicación
de otras herramientas, como un sondeo de opinión, un análisis de
los aportes de los procesos de paz y desarrollo, un trabajo por grupos
focales y un diálogo con expertos internacionales.
La elaboración de cada monografía, a cargo de un reconocido
investigador regional, estuvo orientada a trazar las trayectorias del
desarrollo, del conflicto armado y los esfuerzos de construcción de
paz a escala regional, así como a identificar los conflictos y tensiones
sociales que obstaculizan la paz y el desarrollo en cada contexto y a
sugerir algunas posibles líneas de política pública.
Cada monografía es un aporte para reconocer los patrones
históricos, sociales, culturales y económicos de los territorios seleccionados e identificar los procesos de cambio que se requieren para
la transformación de los conflictos y la construcción de relaciones de
respeto y cooperación entre los diversos actores regionales y sus intereses, en aras de generar condiciones de vida digna, lazos de confianza
y el desarrollo regional para la reconciliación de los colombianos.
Delegación de la Unión Europea; DPS;
Cider, Universidad de los Andes
INTRODUCCIÓN
El presente documento es una monografía sobre la región del canal
del Dique, ubicada entre los departamentos de Atlántico y Bolívar, en
Colombia. Ofrece una visión de esta región mediante la construcción
de tres narrativas interrelacionadas: el desarrollo regional, la evolución del conflicto armado y las iniciativas de paz. El texto se organiza
alrededor de estos tres relatos, en su orden, para ofrecer al final un
conjunto de recomendaciones de lineamientos de política. La información presentada se basa, fundamentalmente, en la revisión de fuentes
bibliográficas secundarias, de bases de datos disponibles y de reportes
de prensa; además, en un conjunto menor de entrevistas realizadas a
actores relevantes. Todos los datos notables se recogen en el cuerpo
del texto y en la sección “Anexos”.
En términos generales, se observa que la región se configuró
como una zona secundaria, no estratégica para la contienda armada,
de manera que las implicaciones del avance del conflicto deben ser
observadas en sus articulaciones locales, pues no son necesariamente
visibles. No obstante, se propone que es la debilidad institucional la
que opera como factor vinculante entre las dinámicas del desarrollo
y del conflicto en la región.
GENERALIDADES
La región del canal del Dique se ubica entre los departamentos de
Atlántico y Bolívar (véase el mapa 2). Es una región cenagosa de prioridad para la conservación ambiental, cuya principal característica es
encontrarse conformada por un complejo de canales artificiales que,
a partir del siglo XVII, unieron las lagunas y caños que lo conformaban
para establecer una vía de comunicación fluvial entre el municipio de
Calamar y el de Cartagena (véase el mapa 3). En términos administrativos, está conformada por los municipios de Barranquilla, Campo de
la Cruz, Candelaria, Juan de Acosta, Luruaco, Manatí, Piojó, Repelón,
Sabanalarga, Santa Lucía, Suan, Tubará y Usiacurí, en el departamento
del Atlántico, y por los de Cartagena, Arjona, Arroyohondo, Calamar,
Mahates, María la Baja, San Cristóbal, San Estanislao, Soplaviento y
Turbaná, en el de Bolívar. Según estimaciones del DANE, para 2013 la
región se encontraba poblada por 2.660.487 personas, de las cuales
las habitantes del Atlántico representaban el 60,8 % de la población
departamental, mientras que las de Bolívar representaban el 58,5 %.
Un conjunto de características socioeconómicas sobresalen en
la región. En primer lugar, una subutilización del suelo en actividades
ganaderas, menos pronunciada que en la región caribe, si bien significativa. Según cálculos de Meisel y Pérez (2006), para el año 2006,
cerca del 30 % de las tierras de la región caribe podrían ser dedicadas
a actividades agrícolas y un 17 % a actividades ganaderas; no obstante,
el 50 % se utilizaba en esta última actividad. Esa situación es más aguda en el departamento del Atlántico, donde el uso potencial agrícola
podría ascender al 62,9 %, mientras su uso real apenas llega al 8,2 %.
4
Un desarrollo pasado por agua
Tabla 1. Región del canal del Dique, población
Departamento
Municipio
Barranquilla
Atlántico
Resto
1.202.749
4197
Campo de la Cruz
16.618
14.539
2079
Candelaria
12.413
9470
2943
Juan de Acosta
16.358
10.915
5443
Luruaco
26.206
12.982
13.224
Manatí
15.338
13.840
1498
5112
2453
2659
Repelón
25.420
17.226
8194
Sabanalarga
95.966
77.949
18.017
Santa Lucía
11.778
11.020
758
8954
8620
334
11.014
6471
4543
9292
8312
980
978.600
935.496
43.104
69.869
54.917
14952
9656
6356
3300
Calamar
22.720
12.749
9971
Mahates
25.150
9584
15.566
María la Baja
47.410
20.456
26.954
San Cristóbal
6643
5470
1173
16.047
11.745
4302
8401
8189
212
14.576
13.445
1131
2.660.487
2.474.953
185.534
Piojó
Tubará
Usiacurí
Cartagena
Arjona
Arroyohondo
San Estanislao
Soplaviento
Turbaná
Total
Cabecera
1.206.946
Suan
Bolívar
Total
Fuente: elaboración propia con base en estimaciones del DANE
5
GENERALIDADES
Tabla 2. Usos del suelo (según Meisel y Pérez, 2006)
Uso
Atlántico
Bolívar
Caribe
Colombia
Agrícola
Agroforestal
Pecuario
Forestal
Conservación
Potencial
62,9 %
3,9 %
17,1 %
0,0 %
12,7 %
Real
8,2 %
0,0 %
53,8 %
11,4 %
25,1 %
Potencial
18,4 %
21,7 %
22,3 %
0,9 %
36,6 %
Real
4,5 %
0,0 %
53,8 %
11,4 %
25,1 %
Potencial
33,2 %
17,3 %
17,7 %
3,0 %
28,7 %
Real
6,7 %
4,6 %
51,1 %
11,6 %
22,8 %
Potencial
9,1 %
19,3 %
9,0 %
18,9 %
43,6 %
Real
4,6 %
3,2 %
23,2 %
9,8 %
58,7 %
Fuente: elaboración propia con base en datos de Meisel y Pérez, 2006
La Encuesta Nacional Agropecuaria muestra para 2011 una
relación distinta con base en la distinción de usos agrícola, percuario,
bosques, otros usos y tierras perdidas, si bien ilustra la misma problemática
señalada por Meisel (2006). Sobre esta, se encuentra que el 77,5 % del
área de los suelos del país está dedicado a actividades ganaderas, y el
7,8 %, a agrícolas. En los casos de Bolívar y Atlántico, la relación está
ligeramente más inclinada hacia la primera actividad.
Gráfico 1. Usos del suelo en Atlántico y Bolívar, según DANE-ENA, 2011
Atlántico
Bolívar
País
78,2% 79,7% 77,5%
3,7%
8,7% 7,8%
Agrícola
2,8% 4,4%
Pecuario
9,7%
Bosques
11,0%
4,2% 4,1% 2,5%
Otros
Fuente: elaboración propia con base en DANE-ENA, 2011
3,2% 2,5%
Perdida
6
Un desarrollo pasado por agua
Para Meisel (1999), esta situación de subutilización regional de
los suelos en actividades pecuarias tiene sus raíces en el auge exportador del café ocurrido en la primera mitad del siglo XX, que hizo que
el Caribe, región no cafetera, se especializara en la producción de
ganado vacuno para el mercado interno. Además, el deterioro de los
distritos de riego (véase infra), producto de la interacción de factores
naturales e institucionales, produjo un cambio del uso del suelo, que
de la agricultura pasó a favorecer modalidades de explotación basadas
en la ganadería y el arriendo. No obstante, esta ganaderización de la
economía parece haber tenido manifestaciones diversas en la región.
En los datos disponibles se encuentra que en el canal esta actividad
es extensiva o semiintensiva. La relación entre cabezas de ganado y
pasturas es de 1,4 por hectárea, cifra superior a la del país (0,8) y a la
de la región (1), lo que evidencia un uso menos ineficiente de la tierra (Aguilera, 2006, p. 53). Por otra parte, según la Gobernación de
Bolívar (2012), los municipios que conforman la zona de desarrollo
económico y social correspondiente al canal del Dique son los mayores
productores de ganado bovino del departamento. El potencial, afirma,
podría ser mayor, ya que hay cerca de 160.000 hectáreas de pastos sin
utilizar debido a situaciones de orden público. No obstante, en Calamar, por ejemplo, se ha evidenciado un cambio hacia esta actividad,
debido a que la agricultura es artesanal y no tecnificada, y a que su
rendimiento es escaso. Además, las tierras se han ido concentrando
en medianos y grandes propietarios, en detrimento de los pequeños,
quienes han vendido sus tierras o las trabajan bajo modalidades de
arriendo (Municipio de Calamar, 2012).
En los municipios correspondientes al departamento del Atlántico, la situación se corresponde mejor con el diagnóstico de Meisel y
Pérez (2006). En Piojó, la práctica de la ganadería extensiva en suelos
de pendiente se identifica como una actividad ineficiente y poco tecnificada (Municipio de Piojó, 2012). En Tubará, esta actividad, principal
renglón económico, la realizan medianos propietarios que no habitan
en el municipio y no reportan generación de empleo (Municipio de
Tubará, 2012). En Campo de la Cruz, predios mayores a cincuenta
7
GENERALIDADES
hectáreas con alta vocación agrícola son utilizados en ganadería extensiva, con una relación de cabezas por hectárea de 0,75 (Municipio
de Campo de la Cruz, 2012). En Suan, el 75 % de los predios rurales
se dedican a la ganadería bovina (Municipio de Suan, 2012).
En segundo lugar, sobresale una situación general de pobreza
muy superior a la del resto de municipios de los departamentos del
Atlántico y Bolívar, y a la del país, tanto en el ámbito urbano como en
el rural, con brechas más amplias en el primero. Más del 60 % de la
población de los municipios de Candelaria, Campo de la Cruz y Santa
Lucía, en el Atlántico, y los de Calamar, Arroyohondo y Turbaná no
tiene cubiertas sus necesidades en cuanto a calidad de vivienda, servicios sanitarios, acceso a la educación o ingresos. En total, el 51 % de los
Gráfico 2. Proporción de población con necesidades básicas insatisfechas
en el canal del Dique, 2011
Barranquilla
Atlántico
Cartagena
País
Juan de Acosta
Tubará
Sabanalarga
Usiacurí
San Cristóbal
Bolívar
Luruaco
Repelón
Soplaviento
Mahates
Piojó
Suan
San Estanislao
Manatí
Arjona
María la Baja
Santa Lucía
Turbaná
Campo de la Cruz
17,72
24,74
26,01
27,78
30,95
35,90
39,14
43,28
45,96
46,60
50,54
52,33
53,23
53,68
54,03
55,40
57,08
57,14
58,83
59,99
60,00
62,02
62,86
Arroyohondo
Calamar
Candelaria
Fuente: elaboración propia con base en estimaciones del DANE para 2011
67,80
71,99
74,22
8
Un desarrollo pasado por agua
habitantes de la región se encuentra en esta situación, en comparación
con un 35,67 % en los otros municipios de los departamentos, y un
27,78 % en el país (véase la tabla 6 en la sección de anexos).
En tercer lugar, se desatacan unas altas tasas de analfabetismo.
Para 2011, el 18,3 % de la población de la región no sabía leer ni escribir. Esta proporción es superior en cinco puntos porcentuales a la
del resto de municipios del Atlántico y Bolívar, y en seis a la del país.
Las cifras son superiores al 20 % en Santa Lucía, Campo de la Cruz,
Luruaco y Candelaria, en el primer departamento, y en María la Baja,
Calamar, Arroyohondo, Arjona, Mahates y San Estanislao, en el segundo. De todos los municipios, tan solo Barranquilla y Cartagena, las dos
ciudades capitales, tienen cifras inferiores a los dos dígitos (véase la
tabla 7 en los anexos).
Gráfico 3. Proporción de población analfabeta en el canal del Dique, 2011
Barranquilla
Cartagena
Soplaviento
Atlántico
País
Usiacurí
Juan de Acosta
Sabanalarga
Bolívar
Piojó
Tubará
San Cristóbal
Turbaná
Suan
Manatí
Repelón
Santa Lucía
Campo de la Cruz
Luruaco
San Estanislao
Arjona
Mahates
Arroyohondo
Calamar
Candelaria
María la Baja
8,82
9,30
9,70
10,66
12,37
14,10
14,23
15,53
15,86
15,88
16,49
16,50
16,68
17,15
18,72
19,91
20,52
20,80
20,85
21,13
21,16
22,83
23,64
24,38
Fuente: elaboración propia con base en estimaciones del DANE para 2011
26,16
26,47
GENERALIDADES
9
En cuarto lugar, se destaca un desempeño fiscal pobre. En
promedio, el 74,7 % de los ingresos totales de las administraciones
de los municipios del canal provienen de recursos de transferencias
de la Nación, y el 36,8 % de los corrientes, de recursos propios. Su
capacidad de ahorro es del 26,5 %. Sin embargo, vistas en detalle, las
cifras no son halagüeñas. Los municipios de Candelaria, Santa Lucía, Manatí, Campo de la Cruz, Suan y Repelón, en Atlántico, y San
Estanislao y Calamar, en Bolívar, dependen en más de un 90 % de las
transferencias provenientes del Sistema General de Participaciones.
De ellos, Santa Lucía, Manatí y Campo de la Cruz tienen participaciones de ingresos propios inferiores al 10 %. Por otra parte, Campo de
la Cruz, Luruaco, Candelaria, Manatí y Santa Lucía, San Estanislao,
Turbaná, Arroyohondo, Mahates y María la Baja destinan más del 60 %
de sus ingresos corrientes a su funcionamiento. Si se mira el indicador
de desempeño fiscal del Departamento Nacional de Planeación, que
agrega las variables autofinanciación del funcionamiento, magnitud de la
deuda, dependencia de las transferencias, dependencia de los recursos propios y
capacidad de ahorro, en una escala de 1 a 100, donde 1 es el peor desempeño, se observa que Repelón, Suan, Campo de la Cruz, Manatí, Santa Lucía y Candelaria, y Arroyohondo y San Estanislao tienen cifras
inferiores a 60 (véase la tabla 8 en el anexo).
Estos datos indican que los municipios del canal del Dique
son poco capaces de satisfacer las necesidades de sus pobladores y de
lograr mejores niveles de alfabetización. Además, la aparente ganaderización de sus economías bajo modalidades ineficientes enfrenta
a sus administraciones a una base económica cuyo principal recurso
tiene elasticidades inferiores a uno. Esto implica que cuando el ingreso
nacional aumenta en una unidad, el gasto en ganado crece en proporción menor.1 Esto crea limitaciones estructurales que conducen a
la región a crecer menos que el país (Meisel, 1999).
“Es decir, si la elasticidad ingreso del único bien que produce la región en
cuestión es de 0,5, al crecer el ingreso nacional en un 5 %, el gasto en el bien se incre1
10
Un desarrollo pasado por agua
Gráfico 4. Índice de desempeño fiscal en el canal del Dique, 2011
Cartagena
82,98
Barranquilla
80,78
78,33
Atlántico
75,30
Bolívar
71,23
Arjona
Juan de Acosta
69,75
Tubará
69,00
María la Baja
68,22
Usiacurí
66,54
Sabanalarga
65,98
Turbaná
64,65
Mahates
64,08
Calamar
62,93
Piojó
62,67
Luruaco
61,64
58,73
Repelón
Suan
58,57
Arroyohondo
Campo de la Cruz
Manatí
Santa Lucía
Candelaria
San Estanislao
58,19
53,58
53,56
52,65
52,56
51,75
Fuente: elaboración propia con base en estimaciones de GAFDT-DDTS-DNP
Este panorama actual se ha desplegado sobre la base de las determinaciones de políticas dirigidas a explotar la riqueza hídrica de la
región y a potenciar su actividad agrícola, esfuerzos que, como se verá,
generaron nuevas problemáticas, que se ahondaron a consecuencia
de fenómenos naturales.
mentará en solo un 2,5 %. Infortunadamente para la costa caribe, el bien para el cual
tenía ventajas comparativas y al cual mejor se adaptó su dotación natural de recursos,
el ganado vacuno, tiene una elasticidad ingreso menor que uno” (Meisel, 1999, pp.
22-23).
UN DESARROLLO PASADO POR AGUA
ANTECEDENTES
Los avatares del desarrollo de la región del canal del Dique han ido
de la mano de las intervenciones —y de las consecuencias de dichas
intervenciones— en esta vía de comunicación fluvial. El primer antecedente moderno de las modificaciones en el complejo cenagoso derivó
de la necesidad de comunicar el comercio centrado en el puerto de
Cartagena con el interior del país. Fue así como en 1664 la Gobernación de la Provincia de Cartagena decidió establecer una vía fluvial
que conectara la ciudad con el río Magdalena, cuyo cauce, que corre
más al oriente, desemboca en la actual ciudad de Barranquilla, más al
norte. El canal se trazó para unir un conjunto de lagunas profundas
por medio de caños, lo que explica su forma de S acostada. Tras múltiples intervenciones y demandas de recursos, fue inaugurado el 20 de
agosto de 1650. Sin embargo, no era navegable durante los períodos
secos, lo que lo hacía una vía de transporte ineficiente. El escaso interés
de las administraciones y los arrendatarios a quienes se les concedió su
manejo, sumado al inicio de las guerras independentistas, condujo a
su deterioro y posterior abandono (Aguilera, 2006, p. 10; Observatorio
del Caribe, 1999, p. 7).
Tras sucesivos periodos de auge y decadencia, el canal fue
reabierto a finales del siglo XIX. Aunque en 1894 fue inaugurado el ferrocarril que unía a la ciudad de Calamar con Cartagena, en respuesta
12
Un desarrollo pasado por agua
a los intereses de la United Fruit Company, empresa estadounidense
dedicada al cultivo y explotación del banano, su puesta en marcha
no implicó la entrada en desuso del canal. En efecto, pese a que este
había visto limitada su anchura en el punto en que se construyó un
pivote sobre el que descansó el puente giratorio del ferrocarril, representaba una opción más barata y viable en tiempos de lluvias, si bien
ineficiente (Lemaitre, 2010). La apertura del canal de Panamá, en
1914, dio un nuevo auge al canal. Para la época, el territorio relativamente plano y las conexiones fluviales y marítimas de la región caribe
la ponían en una posición superior a la del resto del país en cuanto a
vías de transporte. Sus tres principales ciudades —Barranquilla, Cartagena y Santa Marta— eran sus principales puertos, mientras que
ciudades como Lorica, Magangué y Montería eran puertos fluviales
importantes. Así, la Ley 130 de 1915 dispuso la creación de la Junta
de Limpia y Canalización del Canal del Dique, que se encargaría de
la rehabilitación completa de la vía. En 1923, la Junta y la Foundation
Company, con operaciones en Panamá, celebraron un contrato para
realizar trabajos de dragado que permitieran la navegación de vapores
de mayor tonelaje durante todo el año, para lo cual había que ampliar
el fondo mínimo de la vía a siete pies. La compañía efectuó trabajos
hasta 1930, pero no logró la navegación de los buques de más de 500
toneladas. En 1934, la conexión de la ciénaga de la Matunilla con
el caño del Estero demarcó la llegada de aguas dulces a la bahía de
Cartagena, lo que le otorgó condiciones de estuario (Aguilera, 2006,
p. 13; Meisel, 1999, p. 29).
La llegada del siglo XX marcó el inicio de la industrialización
de la ciudad. Se abrieron las primeras fábricas, como Tejidos Merlano
(1892), la jabonería La Cubana (1896) y la Fábrica de Tejidos Obregón. Ya para 1920 existían en la ciudad cinco textileras de importancia. También se instaló la energía eléctrica, se fundó la base naval y
se construyó el acueducto de Matute (Observatorio del Caribe, 1999,
pp. 3-5). La empresa más floreciente del canal fue el Ingenio Sincerín, o Central Colombia, fundado en 1906. Ubicado en cercanías de
Cartagena, su éxito inicial obedeció a las ventajas comparativas que
UN DESARROLLO PASADO POR AGUA
13
la región ofrecía en infraestructura de trasporte: mientras que otros
empresarios azucareros del Valle del Cauca, como Santiago Eder, tuvieron que asumir el costo y el tiempo de transporte de una pesada
maquinaria desde el puerto de Buenaventura, la familia Vélez Daniés,
propietaria del Sincerín, pudo instalar su ingenio a costos muy inferiores (Aguilera y Meisel, 2009; Meisel, 1999, p. 29-30).
En su primera zafra, Sincerín produjo 5082 toneladas de azúcar,
de las cuales 1304 se exportaron a Estados Unidos y 1903 a Gran Bretaña. Con diferentes plantaciones de caña de azúcar organizadas por
técnicos cubanos, una moderna refinería y aproximadamente doce
kilómetros de vías férreas, el ingenio abastecía la demanda regional de
azúcar con una producción de cien mil sacos anuales. Para la década
de 1920 había superado a Manuelita, ingenio establecido en el Valle
del Cauca. A comienzos de la década de 1930 llegó a tener dos mil
trabajadores, tres mil hectáreas de cultivo y una producción anual de
azúcar de más de siete mil toneladas (Abello, Parra, Espinosa, Novoa,
Villar, Rodas, Rosa, 2000, p. 4; Meisel, 1999, p. 30).
No obstante, al tiempo que Sincerín entraba en auge, las ventajas comparativas de la región desaparecían. Consecuencia de la inversión en la construcción de ferrocarriles y de carreteras, empujada con
los recursos provenientes de la indemnización pagada por el Gobierno
de Estados Unidos por la pérdida de Panamá, en las décadas de 1920
y 1930 la reconfiguración de las redes nacionales de transporte determinó la caída económica de la región. La producción del ingenio
se estancó en la década de 1930, al punto de que ni siquiera podía
cubrir la demanda regional, y la población de la costa caribe empezó
a consumir azúcar proveniente del Valle del Cauca, Santander, Cuba
y Perú. En la década siguiente, su producción decayó al punto de que
el ingenio terminó por desaparecer a mediados del siglo. Para 1947, el
63 % de la carga nacional se movilizaba por carreteras y ferrocarriles,
mientras que por los ríos solo se movía el 28,5 % (Abello et al., 2000;
Aguilera y Meisel, 2009; Meisel, 1999).
Pese a este cambio en la estructura de transportes, el canal
continuó siendo intervenido. En la década de 1940, el Ministerio de
14
Un desarrollo pasado por agua
Obras Públicas efectuó trabajos de profundización, cierre de cauces y
corte de variantes. A inicios de la década siguiente se contrataron obras
con la Standard Dredging Co. para su rectificación, que redujeron el
número de curvas de 113 a 93. Esto condujo a una mayor entrada de
sedimentos a las bahías de Cartagena y Barbacoas (Aguilera, 2006).
Para ese entonces, dos hechos económicos relacionados se articularon
de manera estrecha con el canal: por un lado, el inicio del transporte
de hidrocarburos hacia la refinería de Cartagena, en la década de 1950;
por otro, los esfuerzos de adecuación para la agricultura, mediante
la creación de riegos artificiales, de las tierras secas y poco drenadas
aledañas al canal.
EL TRANSPORTE DE HIDROCARBUROS
POR EL CANAL
En Colombia, el inicio de la explotación petrolera formal se dio con
la firma de las concesiones Barco y de Mares, en 1905,2 para explotar
los yacimientos de petróleo ubicados en la región del Catatumbo y
Magdalena medio, respectivamente. En el segundo caso, en la década
de 1920, la Andian National Corporation inició los trabajos de construcción de un oleoducto para unir los campos de la concesión con
el Caribe colombiano, con el fin de dar inicio a las exportaciones de
petróleo allí extraído. Los trabajos se iniciaron en 1923 y terminaron
Hasta 1951, la explotación de los recursos minerales del subsuelo se hizo en
Colombia mediante la figura de contratos de concesión entre el Estado y los privados
interesados. En esta figura, los segundos usufructuaban las rentas de la explotación a
su cargo, a cambio de un pago de regalías a los primeros y la reversión de los bienes e
instalaciones a este una vez finalizado el contrato. Desde 1969, la figura del contrato
de asociación sustituyó a la del contrato de concesión. La nueva modalidad determina
la participación del Estado, por intermedio de Ecopetrol, y del privado tanto en las
inversiones como en las rentas. (www.alip.org, s. f.).
2
UN DESARROLLO PASADO POR AGUA
15
en 1926. La bodega principal y los talleres se construyeron en la ciudad de Calamar, y las oficinas principales en Cartagena, en el sector
de Mamonal. El oleoducto de las Infantas, como fue conocido, tenía una extensión de 1538 kilómetros y diez estaciones de bombeo.
La concesión de Mares terminó en 1951, cuando fue revertida al Estado colombiano; hoy en día el oleoducto se encuentra en desuso. Sin
embargo, el proceso de industrialización de la ciudad de Cartagena
siguió estrechamente vinculado con la explotación del petróleo en
razón de dos hechos principales: la construcción de la troncal de Occidente, en 1955, que permitió el tráfico por carretera desde la ciudad de Medellín, y la apertura de la Refinería de Cartagena, en 1957
(Acosta, 2012; Aguilera y Meisel, 2009; Santiago, 2003; Viloria, 2009).
En particular, la apertura de la refinería tuvo como consecuencia la puesta en marcha de la industria petroquímica en la ciudad,
con impactos profundos en su economía. En el sector de Mamonal se
instalaron Amocar (1960), Abocol (1963), Dow Química (1965), Cynamid (1965), Cabot Colombiana (1965), Petroquímia (1965) y Quinor
(1966), entre otras. Esto se tradujo en un mayor peso del sector en la
generación de empleo. Mientras que en 1945 el sector petroquímico
empleó el 10,18 % de la mano de obra y pagó el 16,79 % de los sueldos, en 1967 estos rubros ascendieron a 43,64 y 64,4 % (Acosta, 2012,
p. 11; Aguilera y Meisel, 2009, p. 9). Este hecho, el descubrimiento
de nuevos yacimientos en el interior del país y la pérdida de relevancia del oleoducto de las Infantas convirtieron al canal del Dique en
vía principal para el transporte de hidrocarburos en la región.3 En
1961 se transportaron por él cerca de 1,5 millones de toneladas, que
representaron en su momento el 15 % del tonelaje movilizado por
todos los medios del país. Mientras tanto, el tráfico de carga por el río
El transporte fluvial tiene más capacidad de carga, pero menos velocidad. Además, tiene una mayor eficiencia en el uso de combustibles, cuyos costos corresponden
al 2,9 % de los costos totales, frente al 18 % para el carretero y 12 % para el férreo.
Estas características lo hacen un medio idóneo para el transporte de carga granelera
de recorridos largos (hidrocarburos, carbón, cemento, abonos) (DNP, 1995b).
3
16
Un desarrollo pasado por agua
Magdalena llegó a su máximo en 1976, con tres millones de toneladas
al año (DNP, 1995b; U. Nal., 2007).
La importancia creciente del canal como medio de transporte
fluvial para los hidrocarburos hizo que su adecuación fuera indispensable. Entre 1981 y 1984 fue nuevamente rectificado. Con esta
intervención su número de curvas se redujo de 93 a 50, y su ancho de
fondo se amplió de 45 a 65 metros, con una profundidad mínima de
2,5 metros. Como en momentos anteriores, la rectificación condujo
al problema de una mayor entrada de sedimentos al canal y al aumento del volumen de agua vertido en la bahía de Cartagena. Esta y
las anteriores rectificaciones ocasionaron la pérdida de capacidad de
amortiguamiento del sistema de humedales y canales sobre los cuales
se articuló (Aguilera, 2006). La tabla 3 ofrece una ilustración de los
cambios realizados.
Además de las acciones emprendidas para mejorar su navegabilidad, otros esfuerzos se orientaron a mejorar las condiciones de los
suelos para la agricultura mediante la construcción de un conjunto
de distritos de riego.
Tabla 3. Intervenciones en el canal del Dique, 1923-1982
1982
1923-1930
1951
1941
The Foundation
Co.
G. M. Totten
Características
Standard
Dredging
Sanz Cobe,
Layne
Dredging
115
Longitud del canal (km)
127
117
115
Trayecto de recta (km)
75
79
82
Radio mínimo de curvatura
(m)
191
350
500
4
101
150
Taludes
15:1
2:1
2:1
Profundidad mínima (m)
2.14
2.40
2.50
Anchura mínima (m)
41,4
56
53
75
10.800.000
1.900.000
9.300.000
18.800.000
Tangente mínima (m)
Volúmenes dragados (m )
3
Fuente: Aguilera, 2006, p. 15
1000
2:1
UN DESARROLLO PASADO POR AGUA
17
DISTRITOS DE RIEGO
Los suelos del departamento del Atlántico son poco profundos y tienen niveles de fertilidad que oscilan entre moderada y baja. Allí, tres
factores limitan la producción agrícola: el déficit de humedad durante
gran parte del año, la baja capacidad de retención de esa humedad
y poca disponibilidad de nutrientes. Por su parte, las zonas bajas del
departamento de Bolívar, conformadas por la región del canal del Dique y La Mojana, son más aptas para la agricultura, aunque también
son pobremente drenadas y afectadas por la insuficiencia de aguas durante los períodos secos del año.4 Estas características determinan que
la región requiera de un sistema de riego para un aprovechamiento
óptimo de la agricultura (Meisel y Pérez, 2006, pp. 30-31).
Estas características físicas de la región se conjugaron con las
demandas campesinas por el acceso a la tierra. En la década de 1950,
las invasiones de tierras, producto de las demandas insatisfechas de
los campesinos durante las primeras décadas del siglo XX, hicieron
reemerger el problema agrario en la arena pública del país (Legrand,
1986; Sánchez, 1986). Las discusiones gubernamentales y las presiones
de distintos sectores políticos culminaron con la promulgación de la
Ley 135 de 1961, que incluyó disposiciones relativas a la extinción de
dominio de tierras incultas y la adjudicación de baldíos. Además, se
creó el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (Incora) para
que adelantara los procesos de adjudicación de baldíos y obras de
adecuación de tierras, como drenajes e intervenciones para la protección por inundaciones (Ley 135 de 1961). En este marco, el Instituto
gestionó un préstamo ante el Banco Internacional de Reconstrucción
Según su régimen de lluvias, la región caribe colombiana se caracteriza por ser
subhúmeda, y en su escala la Guajira y la Sierra Nevada de Santa Marta representan
las situaciones opuestas. El comportamiento de las lluvias es estacional, con niveles
de precipitación bajos de enero a abril, y de junio a julio (veranillo de San Juan). Los
niveles más bajos de precipitación anual se encuentran, en su orden, en los departamentos de La Guajira, Atlántico y Bolívar (Meisel y Pérez, 2006).
4
18
Un desarrollo pasado por agua
y Fomento (BIRF) para desarrollar la primera etapa del proyecto conocido como “Atlántico 3”, dirigido a dos tipos de desarrollo: 3900
hectáreas de irrigación y 6000 hectáreas para cultivos de secano.
En una segunda fase, el proyecto se orientó al control de inundaciones y el drenaje del área de la fase uno. El proyecto contemplaba un
conjunto de aspectos: diseño y construcción de drenajes para adecuar
17.000 hectáreas agrícolas; diseño y mejoramiento de 77 kilómetros
de carreteras; adquisición, adecuación y adjudicación de tierras a unos
2100 campesinos parceleros; diseño y construcción de cinco depósitos
de almacenamiento; adquisición de vehículos y equipos para la orientación y el mantenimiento de las instalaciones construidas; un programa
de investigación agrícola y otro de entrenamiento de los parceleros;
entrenamiento de personal del Incora (DNP, 1971).
El programa se tradujo en la construcción del distrito de drenaje
de Manatí, con cobertura en 22.000 hectáreas de los municipios de
Candelaria, Campo de la Cruz, Suan y Manatí; la construcción de los
distritos de riego de Repelón, con capacidad para 3600 hectáreas, y
de Santa Lucía, para 5000 hectáreas, y en la proyección del distrito de
Molineros. De manera similar, en el departamento de Bolívar, en 1962
el Incora adecuó 11.873 hectáreas para el distrito de riego de María
la Baja, de las cuales 9300 ha fueron tituladas a familias campesinas
de la región y 2500 fueron destinadas a represas y drenajes (Aguilera,
2002; Gobernación del Atlántico, 2012). Para 2005, existían en el canal del Dique cinco distritos de riego, con capacidades distintas, como
muestra la tabla 4.
En un principio, el “Proyecto Atlántico 3” soportó una notable
actividad agrícola y convirtió a los municipios de su influencia en la
despensa agrícola del sur del Atlántico; algo similar ocurrió con María la Baja. Su consolidación se basó en la existencia de una gerencia
encargada de la administración de todo el sistema de adecuación de
tierras, con sede en el municipio de Manatí, así como en la comercialización de los productos por el Instituto de Mercadeo Agropecuario
(Idema). No obstante, el sistema resultó profundamente afectado por
las inundaciones causadas por la ruptura del canal del Dique en 1984.
19
UN DESARROLLO PASADO POR AGUA
Tabla 4. Distritos de riego en el canal del Dique, 2005
Distrito
Manatí y Santa Lucía
Repelón
Suelo (ha)
Área aprovechable (ha)
32.000
27.400
3800
3400
San Estanislao
4468
4320
María la Baja
19.600
17.300
4500
4500
Conejos
Fuente: Aguilera, 2006, p. 44
A las consecuencias de las inundaciones se sumó el cierre del Idema
en la década de 1990 y, con él, el fin del modelo de intervención del
Estado orientado a la protección de la producción nacional. A partir
de entonces, los intentos de reforma agraria siguieron un modelo
orientado hacia el mercado, en el que el Incora fue concebido como
un actor mediador entre el campesino sin tierra y el propietario (Ley
160 de 1994). En esta nueva perspectiva de intervención rural, el Instituto perdió su fuente tradicional de finanzas, consistente en un porcentaje de los impuestos agrícolas y, aunque no desapareció, perdió
relevancia como agente reformador5 (Berry, 2002). Las pérdidas de los
El proceso liberalizador, en cuanto a políticas agrarias, fue, más bien, gradual.
El plan de desarrollo del gobierno de Belisario Betancur (1982-1986), “Colombia con
equidad”, introdujo las nociones de agroindustria y de sistema de alimentos. Además, el
aumento de la actividad armada en el país se tradujo en la incorporación de una estrategia de pacificación conocida como “Plan nacional de rehabilitación”. Esto implicó
una pérdida de importancia de la reforma agraria como política pública y se tradujo
en un conjunto de políticas orientadas a generar presencia estatal en zonas agobiadas
por la violencia, bajo el entendido de que esta se generaba por la ausencia de instituciones públicas y cívicas (Kalmanovitz y López, 2006, p. 176). La región del canal del
Dique, menos afectada que otras por el fenómeno de la violencia, no fue objeto de
políticas específicas. Luego, el “Plan de economía social” del gobierno de Virgilio Barco
(1986-1990) combinó las estrategias de desarrollo social y de crecimiento económico.
En un principio se buscó que el sistema de precios definiera la producción, aunque
después se justificó la intervención estatal por la necesidad de combatir la inflación.
La iniciativa liberalizadora fue retomada por el gobierno de César Gaviria (1990-1994).
5
20
Un desarrollo pasado por agua
cultivos y las dificultades para recuperar la infraestructura ocasionaron
el cambio paulatino hacia la ganadería extensiva y la agricultura de
pancoger (Gobernación del Atlántico, 2012).
Una suerte algo distinta corrió el complejo de Bolívar. En un
inicio, el distrito de María la Baja se planificó para la siembra de dos
mil hectáreas de caña de azúcar y seis mil de arroz con riego, ganadería y cultivo de plátano. Sin embargo, a finales de la década de 1980
el ingenio Santa Cruz, principal comprador de la caña producida,
dejó de funcionar, lo que ocasionó el fin del cultivo. Por otra parte,
la crisis del arroz, a principios de la década de 1990, causada por las
políticas liberalizadoras, ocasionó una disminución del área sembrada
a dos mil hectáreas en 1992. Este hecho se tradujo en la subutilización
y el deterioro de la infraestructura de riego y de drenaje. Del mismo
modo que en el departamento del Atlántico, estos hechos trajeron
como consecuencia la determinación de los campesinos de optar por
la agricultura de pancoger y, en este caso, por el arriendo de propiedades a campesinos sin tierra (Aguilera, 2002).
En respuesta al decaimiento de la producción en María la Baja,
en 1998 se creó la Alianza Estratégica Productiva6 para la reconver-
La intención de ese gobierno era la de dejar atrás el modelo cepalino para instaurar un
modelo abierto, sujeto a la competencia. En el caso de la agricultura, la liberalización
se concibió como el desmonte del control de importaciones, precios de sostenibilidad y
precios de cosecha (Kalmanovitz y López, 2006, pp. 179-182). Estas políticas marcaron
el inicio del fin del Idema.
Las alianzas productivas se inscribieron en el marco de las políticas promovidas
por el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) para incentivar los cultivos de tardío
rendimiento en el país (Kalmanovitz y López, 2006). Esta figura se enmarcó en el “Programa de alianza interamericana de empresarios con interés social”, que promovía el
cambio en la estructura empresarial regional mediante el otorgamiento de recursos a
proyectos que tuvieran un sólido componente de interés social, y privilegiaba las inversiones que vincularan a los empresarios, la sociedad civil y el Estado (Austin, 2005; Mosquera, 2000). En el caso específico de la palma africana, las alianzas fueron concebidas
como un mecanismo de carácter social y productivo, que tenía el propósito de reactivar
el sector agropecuario mediante la articulación de todos los actores del campo con el
6
UN DESARROLLO PASADO POR AGUA
21
sión de la producción de cinco mil hectáreas hacia la palma africana.
De esta hacen parte la Asociación de Palmicultores del Distrito de Riego de María la Baja, Asopalma, la Gobernación de Bolívar, el Fondo
DRI, las alcaldías de los municipios de Arjona, María la Baja y Mahates,
y la Promotora Hacienda las Flores. En 2002 se habían alcanzado 1400
hectáreas, y hoy en día se cuenta con una planta extractora (entrevista
a Gabriel Pulido, María la Baja, 10 de mayo de 2013). El costo total
del proyecto es de $ 14.000 millones, de los cuales, $ 700 millones son
recursos no reembolsables del DRI. El 40 % del costo de las obras recibirá el incentivo de capitalización rural (ICR),7 y el resto es financiado
por Finagro8 a través de la corporación financiera Cofinorte (Aguilera,
2002, pp. 37-38).
Estos esfuerzos por mejorar la productividad agrícola, y los
mencionados anteriormente, dirigidos a mejorar la navegabilidad
del canal, tuvieron consecuencias adversas en el equilibrio del sistema
cenagoso, que, a su vez, generaron otros esfuerzos para intervenirlo.
sector privado, en la búsqueda de una mejor calidad de vida para todos sus integrantes.
Los recursos para las alianzas serían aportados por el Estado mediante herramientas
ya existentes, como el incentivo de capitalización rural, y por medio de préstamos de
la banca multilateral (Murgas G., 1999).
El incentivo de capitalización rural fue creado por la Ley 101 de 1993, y se
reglamentó mediante el Decreto 626 de 1994. Este fue concebido como un derecho
otorgado a toda persona natural o jurídica que emprenda nuevos proyectos de inversión financiados de forma total o parcial por Finagro. Se traduce en un aporte en
dinero que se otorga como abono al saldo del crédito.
7
El Fondo de Financiamiento Agropecuario (Finagro) reemplazó en 1990 al
Fondo de Fomento Agropecuario (FFAP). Como resultado de esta modificación, al
Banco de la República se le retiraron sus funciones de fomento (Kalmanovitz y López
2006, pp. 165-166).
8
22
Un desarrollo pasado por agua
LOS DRAMAS DEL CANAL
Las consecuencias de las intervenciones humanas en el canal se han
manifestado de forma notoria desde la segunda mitad del siglo XX.
Entre 1955 y 1956, la construcción de un terraplén de 70 kilómetros
de longitud que partía de Puerto Giraldo, en el municipio de Candelaria, para llegar a Villa Rosa, en Repelón, cerró el flujo de agua entre
el canal y el interior, lo que trajo como consecuencia el decaimiento
del complejo cenagoso del sur del departamento del Atlántico, que
actuaba como zona de amortiguación para las crecientes del río Magdalena (Gobernación del Atlántico, 2012).
De forma paralela, en el escenario regional más amplio, en 1960
se creó la Corporación Autónoma Regional del Valle del Magdalena
con el fin de proteger y fomentar el uso de los bosques, agua, tierra y
peces de los siete departamentos correspondientes a la región del bajo
Magdalena. Sin embargo, esta entidad fue liquidada por limitaciones
presupuestales. Sería reemplazada por el Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inderena), institución que tampoco pudo atender los
problemas ambientales de la región (DNP, 1995b).9
Las consecuencias de la desatención de los problemas ambientales causados por el canal terminaron por manifestarse. La emergencia
invernal vivida por el país en 1984 tuvo implicaciones concretas en la
región. Ese año, ocho municipios del sur del departamento del Atlántico resultaron inundados como consecuencia del desbordamiento
del canal, tras la ruptura de uno de los terraplenes carreteables
construidos para controlar sus aguas. Las viviendas de unas 35.000
Hasta 1993, la administración de los recursos naturales del río estuvo a cargo
de esta institución y de las corporaciones autónomas regionales de los ríos Negro y
Nare, de la Frontera Nororiental, del Cesar y Magdalena (DNP, 1995b). Ese mismo año,
la Ley 99 de 1993, que creó el Ministerio del Medio Ambiente y el Sistema Nacional
Ambiental, también determinó la conformación de la Corporación Autónoma Regional
del Canal del Dique, encargada de velar por el desarrollo regional y productivo de la
región.
9
UN DESARROLLO PASADO POR AGUA
23
personas resultaron afectadas, además de siembras y ganado. Según
reportes de prensa, 30.000 hectáreas de siembra quedaron destruidas,
así como 23.000 hectáreas dedicadas a la ganadería (www.semana.com,
1985). En consecuencia, en 1985 el Ministerio de Obras Públicas estableció el “Programa de monitoreo permanente del canal”. Entre 1985 y
1992, organismos como el Laboratorio Central de Hidráulica de Francia y el Centro de Estudios Técnicos realizaron estudios básicos preliminares orientados a dar solución al problema de la sedimentación del
canal. En 1993, con la creación del Sistema Nacional Ambiental (Ley
99 de 1993), se dispuso que las corporaciones autónomas regionales
con responsabilidades sobre la región actuaran en coordinación con
la Corporación del Río Grande de la Magdalena,10 con jurisdicción
sobre todos los municipios ribereños del canal del Dique.11 En 1995,
el “Plan para la recuperación y manejo del río Grande de la Magdalena” dispuso la entrega en concesión, para su mantenimiento, de
los tramos Barrancabermeja-Calamar, Calamar-Cartagena y CalamarBarranquilla, una vez cumplidas labores de rehabilitación tales como
dragado de sedimentos, señalización de las riberas y balizaje del río
que permitieran el tránsito por él durante las veinticuatro horas del
Los recursos de Cormagdalena provienen del Fondo Nacional de Regalías,
Ecopetrol, créditos internos y externos, presupuesto de la Nación, entidades territoriales o de cualquier entidad pública (DNP, 1998).
10
La primera corporación autónoma de este tipo creada en el país fue la de la
del Valle del Cauca (CVC). Estas corporaciones fueron concebidas como entidades
estatales de carácter autónomo encargadas de administrar y manejar los recursos naturales renovables de ecosistemas específicos. Con base en el modelo de la Tennesse
Valley Authority, la visión original de estas entidades fue la de optimizar el manejo de
tales recursos. En el caso de la CVC, esto implicaba la construcción de infraestructura
(represas, riego, control de inundaciones) que permitiera hacer un uso multipropósito
de la cuenca del río Cauca. Allí, como en el río Magdalena, esto implicaba ajustarse
a una concepción de conservación de los recursos para garantizar su uso productivo
(Canal y Rodríguez, 2008).
11
24
Un desarrollo pasado por agua
día.12 También dispuso la realización de actividades de saneamiento
básico, planificación y zonificación, entre otras (DNP, 1995b).13
En 1996, frente a la situación de deterioro ambiental del complejo de humedales, el Ministerio del Medio Ambiente inició estudios
en la región y promovió la constitución de la empresa Canal Limpio,
con la participación de Cormagdalena, Ecopetrol, los departamentos
de Bolívar y Atlántico y ocho instituciones más. Entre 1997 y 1999 se
ejecutaron estudios de prefactibilidad y factibilidad del “Plan de restauración de los ecosistemas degradados del canal del Dique” (Aguilera,
2006). En 2004, el Ministerio del Medio Ambiente solicitó a Cormagdalena definir una alternativa de manejo de sedimentos que, además
de minimizar el aporte de sedimentos, garantizara la navegación, el
suministro de agua para el consumo humano y los distritos de riego
existentes y proyectados, la prevención y mitigación de impactos ambientales sobre las actividades de pesca, agricultura y ganadería, entre
otros temas. El estudio contratado con la Universidad Nacional para
tal fin descartó la viabilidad de la alternativa propuesta en 2004 y estableció lo siguiente (U. Nal., 2007, pp. 14-15):
s
Las condiciones de operación actual del canal son nocivas para el
medio ambiente de la ecorregión, en particular para su población.
s
Las alternativas consideradas (condición actual mejorada, condición actual mejorada + esclusa de Calamar, control de caudal
y sedimentos mediante compuerta; control de caudal y sedimentos mediante compuerta y esclusa de Calamar) tienen bondades
En 1995, el canal del Dique era el único corredor fluvial del país que contaba
con un sistema de señalización y balizaje para realizar actividades de navegación nocturna. Sin embargo, el sistema era insuficiente y carecía de información para gestionar
las condiciones óptimas de navegabilidad (DNP, 1995a).
12
La evaluación realizada en 1998 por el Conpes estableció que el esquema de
asignación y distribución de recursos en los tres comités zonales (alto, medio y bajo
Magdalena) había ocasionado la atomización del presupuesto, lo que limitaba su capacidad para ejecutar programas de gran impacto (DNP, 1998).
13
UN DESARROLLO PASADO POR AGUA
25
importantes, pero ninguna resuelve el problema de sedimentación
de forma completa.
s
Las tres alternativas producen efectos similares que se diferencian
por sus costos, métodos de operación, mantenimiento y efectos
ambientales.
s
La forma de seleccionar la mejor alternativa es mediante la cuantificación de efectos ambientales de las obras y sus costos reales.
s
Es evidente la falta de presencia del Estado en la ecorregión,
lo que amerita el fortalecimiento del ejercicio de la autoridad
ambiental.
Frente a ello, la Universidad Nacional propuso estudiar un escenario de disminución del caudal existente a lo largo de tres tramos
cortos de no más de 5 km cada uno, además de la construcción de
una esclusa entre los caños de Matuinilla y Lequerica (U. Nal., 2007).
Para la época, el volumen de carga transportada por el río Magdalena y por el canal del Dique había disminuido de manera sensible.
El promedio de carga movilizada por el primero disminuyó a dos toneladas por año en la década de 1980. En el período 2000-2004, el promedio anual de carga transportada por el canal fue de 1,7 millones de
toneladas, con un crecimiento promedio anual de 1,9 %, inferior al del
total de la carga fluvial del país (2,5 %) (Aguilera, 2006; DNP, 1995b).
La propuesta de la Universidad Nacional fue acogida con modificaciones en el documento de política “Importancia estratégica del
proyecto ‘Sistema ambiental y de navegación del canal del Dique’ ”
(DNP, 2009). La estrategia que se implementaría consistía en reducir la
entrada de caudales mediante el estrechamiento de la sección hidráulica en su embocadura, contrarrestar la disminución de los niveles de la
lámina de agua que produce el estrechamiento en Calamar mediante
el desarrollo de dos estrechamientos complementarios de 5 km cada
uno y garantizar el llenado del complejo de ciénagas por gravedad.
No obstante las formulaciones de política, las inundaciones de
1984 tuvieron una segunda versión en 2010. En esa ocasión, y también
como consecuencia de una temporada invernal, la presión producida
26
Un desarrollo pasado por agua
por del aumento del caudal de aguas ocasionó la ruptura del jarillón
del canal, lo que resultó en el vertimiento y posterior represamiento
de aguas en la región sur del departamento del Atlántico. Los municipios de Santa Lucía y Campo de la Cruz resultaron completamente
inundados, así como la totalidad del área rural del municipio de Suan.
Otros, como Manatí, Candelaria, Repelón, Luruaco y Sabanalarga,
resultaron afectados de forma parcial. Las características geográficas
de esta región, delimitada por dos vías (carretera Oriental y vía que se
desprende de esta hacia Las Compuertas) impidieron que las aguas
vertidas fueran evacuadas hacia el canal o el río por drenaje natural.
Esto implicó que las consecuencias de la emergencia extendieran
sus efectos negativos por mucho más tiempo. En estimaciones de la
Gráfico 5. Porcentaje de población afectada por la ruptura del canal, 2010
Suan
90,1%
Soplaviento
86,3%
Campo de la Cruz
83,0%
Manatí
80,1%
Santa Lucía
66,2%
Candelaria
65,0%
San Cristóbal
62,4%
49,8%
Calamar
44,8%
Repelón
32,5%
Luruaco
27,9%
San Estanislao
24,7%
Piojó
23,1%
Mahates
22,5%
Turbaná
15,0%
Sabanalarga
10,4%
Tubará
9,8%
Arjona
8,1%
María la Baja
Usiacurí
Arroyohondo
Juan de Acosta
Barranquilla
Cartagena
7,5%
7,1%
5,3%
3,7%
1,9%
Fuente: elaboración propia con base en DANE, “Registro único de damnificados por la
emergencia invernal”
UN DESARROLLO PASADO POR AGUA
27
Gobernación del Atlántico, 35.176 hectáreas, equivalentes al 10,4 %
del departamento, resultaron inundadas (Sánchez Jabba, 2011).
Según datos del “Registro único de damnificados por la emergencia invernal”, el 7,5 % del total de habitantes de la región del canal
resultaron afectados.14 Los municipios más impactados en términos
del número de damnificados fueron Suan, Campo de la Cruz, Manatí
y Santa Lucía, en el departamento del Atlántico, y Soplaviento y San
Cristóbal, en el de Bolívar. Otros municipios, como Repelón, Luruaco, Piojó, Sabanalarga, Tubará, en el Atlántico, y Calamar, San Estanislao, Mahates, Turbaná y Arjona, en Bolívar, tuvieron afectaciones
de consideración.
La ruptura del canal causó pérdidas en cultivos y en animales.
Para diciembre de 2010 se habían visto afectadas 30.455 hectáreas de
cultivos de maíz, yuca, guayaba, mango, melón y guandul, entre otros.
Por otra parte, 69.414 cabezas de ganado vacuno y 1164 de porcinos
sufrieron las consecuencias del desbordamiento. De estas, el 10 % murieron por ahogamiento; el hato sobreviviente fue trasladado a zonas
de menor riesgo de inundación, principalmente Sabanalarga. Además,
resultaron dañados de manera crítica los distritos de riego de Manatí,
Campo de la Cruz, Santa Lucía y Repelón (Sánchez Jabba, 2011), las
problemáticas existentes y los daños ocasionados por la inundación
en estos distritos se resumen en el cuadro 1.
Estas problemáticas pueden tener implicaciones más profundas. Una revisión de los planes de desarrollo municipal muestra que
el deterioro de los distritos de riego en los suelos más secos del departamento del Atlántico se ha vinculado con actividades agrícolas y
ganaderas ineficientes, con procesos de acumulación de tierras por
propietarios ausentes, con modalidades de tenencia y arriendo por
pequeños campesinos y con una subutilización del suelo en pastos
para la ganadería extensiva, como se aprecia en el cuadro 2.
La varianza de este indicador es alta. El porcentaje máximo de afectados lo tuvo
el municipio de Suan, con 90,1 % de su población, y el mínimo, Cartagena, con 1,9 %.
14
28
Un desarrollo pasado por agua
Cuadro 1. Problemáticas y efectos de las inundaciones de 2010 en los distritos de
riego del canal del Dique
Distrito
Cobertura
Manatí,
Manatí
Campo de
la Cruz,
Candelaria,
Santa
Lucía, Suan
Repelón
Santa Lucía
Campo de
la Cruz
Problemáticas
Incapacidad de la estación
de bombeo de Boquitas
de drenar las aguas en
un tiempo razonable,
de manera que impida
la inundación periódica
de la región. Esto afecta
las zonas de producción
agropecuarias allí
establecidas.
Repelón
Santa Lucía
Ha venido prestando un
servicio de riego deficiente
e irregular; por lo tanto,
es incapaz de atraer el
establecimiento de cultivos
agroindustriales. Debido a
ello se limita a sostener una
agricultura de subsistencia y
oportunista.
Construido en un 70 %
Efectos de
las inundaciones
La inundación afectó
la red de canales,
vías, obras civiles e
infraestructura del
distrito, y obligó a
su rehabilitación
de urgencia y
disposición para
evacuación de las
aguas del canal.
La inundación causó
daños graves a las
obras civiles, lo que
implicó la reducción
de la prestación del
servicio al 35 % de su
capacidad.
La falla del terraplén
del dique depositó
sobre un tramo de
900 m una capa de
arena de más de
1,5 m que afectó
350 ha con riego.
La inundación
dejó por fuera de
funcionamiento
prácticamente todo
el distrito.
Toda la obra
construida resultó
inundada.
Fuente: elaboración propia con base en Gobernación del Atlántico, 2012; Municipio de Campo
de la Cruz, 2012; Municipio de Repelón, 2012; Sánchez Jabba, 2011
UN DESARROLLO PASADO POR AGUA
29
Cuadro 2. Principales problemáticas municipales en el canal del Dique
Municipio
Problemáticas
Construcción de compuertas artificiales, manejadas por particulares, que
han contribuido a la desaparición de ciénagas.
Apertura o cierre de caños artificiales y construcción de terraplenes por
particulares que quieren extender su dominio sobre tierra firme (Calamar, Arjona, María la Baja).
Malas prácticas de captación del recurso hídrico por entidades prestadoras de servicios públicos (Arjona, Turbaná, Luruaco).
Construcción de la troncal de Occidente, en Bolívar, y la carretera Oriental, en el Atlántico, sobre zonas de humedales (San Jacinto, Arjona, Suan,
Candelaria, Campo de la Cruz.
Arjona
La rectificación del canal de los años ochenta aceleró los procesos de
sedimentación.
La desviación, el represamiento y desecación de caños y arroyos por el
Estado con fines de producción económica o consolidación del suelo
(San Juan, Arjona).
Uso insostenible de la flora para ampliar la frontera agropecuaria y obtener madera.
Caza y pesca indiscriminadas para la subsistencia.
Contaminación de aguas por agroquímicos y basuras.
Transporte en el canal sin ningún tipo de control.
Sobreexplotación de canteras en cercanía de humedales y arroyos.
Uso de la figura de arrendamiento para la explotación de la tierra.
Sedimentación y pérdida de las ciénagas en virtud del taponamiento de
los caños naturales.
Calamar
Utilización de áreas silvestres para pastoreo debido al cambio paulatino
de la región en una zona ganadera y agrícola.
Construcción de caños artificiales y terraplenes por personas que habitan
las riberas del canal para ampliar fincas y parcelas.
Uso de la figura de arrendamiento para explotar la tierra.
Campo de
la Cruz
Disminución significativa de la actividad pesquera y pecuaria por causa
de la inundación en 2010.
Uso inadecuado de la tierra en ganadería y déficit minoritario de tierras
para campesinos que utilizan el sistema de arrendamiento para su
explotación.
Alteración del intercambio hídrico entre el río Magdalena y las ciénagas,
debido al taponamiento de los caños y otras conexiones.
Candelaria
Manejo inadecuado de residuos sólidos.
Desequilibrio ambiental causado por inundaciones.
Informalidad en la tenencia de la tierra, que deriva en la imposibilidad
de acceso a créditos y proyectos productivos.
30
Un desarrollo pasado por agua
Municipio
Problemáticas
Sedimentación y contaminación.
Conflicto por 600 ha entre el área de reserva protegida Los Rosales,
parque natural regional Los Rosales (Decreto 2372 de 2010), y la
hacienda El Ceibal.
Luruaco
Distrito minero Calamarí-Atlántico (Luruaco, Repelón y Puerto
Colombia), concentrado en la explotación de materiales de
construcción (gravas, arenas, calizas y piedras), que ocasiona erosión
de suelos, ocupación irregular del territorio, contaminación de suelos,
deforestación y desertificación del terreno; explotaciones mineras
ilegales.
Explotaciones pequeñas y poco tecnificadas.
Deterioro de los cuerpos cenagosos.
Sedimentación de los cuerpos de agua.
Uso insostenible de los recursos de suelo y agua.
Mahates
Disminución de áreas de cultivo.
Desequilibrio ambiental por tala en las zonas de rastrojos y márgenes
de los arroyos para establecimiento de agricultura y ganadería.
Pesca indiscriminada.
Inexistencia de un plan sectorial para el manejo de la contaminación
en las fuentes de agua, deforestación masiva debido al monocultivo de
palma africana, utilización de agroquímicos.
María la Baja
Falta de formación cultural para la formalización de la tenencia de la
tierra.
Distanciamiento entre la Administración municipal y los actores
sociales organizados.
Deforestación.
Falta de incentivos para la producción rural.
Piojó
Migración de campesinos a Barranquilla.
Pérdida de vocación agraria.
Ganadería extensiva en suelos de alta pendiente.
Minería en el distrito minero de Calamarí.
Uso de fertilizantes
Repelón
Manejo de las compuertas del embalse del Guájaro, siguiendo intereses
particulares.
Erosión.
Disminución de la actividad agrícola, pecuaria y piscícola.
Mal manejo del distrito de riego.
UN DESARROLLO PASADO POR AGUA
Municipio
San Cristóbal
Suan
31
Problemáticas
Agricultura en playones de complejos cenagosos y en tierras de
terceros en modalidad de arriendo.
Disminución de la cobertura boscosa organizada por cobertura de
árboles.
Deforestación.
Pérdida de tierras para actividades agrícolas y pecuarias.
Degradación ambiental asociada a la explotación de material para
construcción (piedra, arena y barro caliche) en ocho minas legales.
Tubará
Actividades agrícolas no tecnificadas.
Dos minidistritos de riego en desuso.
Ganadería intensiva y semiextensiva realizada por propietarios
ausentes.
Fuente: elaboración propia con base en Municipio de Arroyohondo, 2012; Municipio de
Calamar, 2012; Municipio de Campo de la Cruz, 2012; Municipio de Candelaria, 2013;
Municipio de Mahates, 2012; Municipio de María la Baja, 2012; Municipio de Piojó, 2012;
Municipio de Repelón, 2012; Municipio de Sabanalarga, 2012; Municipio de San Cristóbal,
2012; Municipio de Suan, 2012; Municipio de Tubará, 2012
Sobre este desarrollo azaroso, marcado por los efectos de las
intervenciones humanas y realidades naturales, se desplegó el fenómeno violento asociado a la presencia de actores armados ilegales en
la región.
UN CONFLICTO PASADO POR AGUA
Pese a su importancia como lugar de tránsito, la región del canal del
Dique se configuró como escenario subsidiario del conflicto armado
y no como centro de las disputas. Esto puede deberse en parte a las
dificultades para su navegación, a la existencia de corredores mucho
más eficientes, como la troncal de Occidente, y a la pobreza relativa de
sus suelos. Este carácter subsidiario, no obstante, configura una presencia específica de los actores y sus acciones, cuyas manifestaciones
no son siempre evidentes.
PRIMEROS AÑOS
Los primeros registros de presencia de grupos armados en la región
del canal del Dique datan de 1980. Las fuentes consultadas registran
acciones de dos grupos guerrilleros: Movimiento 19 de Abril (M-19) y
Ejército de Liberación Nacional (ELN). Este último inició su presencia en el municipio de San Pablo, sur del departamento de Bolívar,
en 1972. A partir de entonces extendió sus frentes, utilizando como
financiación recursos provenientes de la extorsión, en particular a
la ganadería, y el secuestro. Para la década de 1980, este grupo y el
M-19 tenían alguna presencia en los municipios de Repelón, Piojó,
Luruaco y Tubará, en el departamento del Atlántico. Sus acciones no
parecen haber sido significativas. La Misión de Observación Electoral
afirma que estas consistían en secuestros, atentados con explosivos y
34
Un desarrollo pasado por agua
reclutamiento. Un reporte de prensa se refiere al canal del Dique como un escenario de batallas fluviales, junto con otros puntos de los ríos
Magdalena y Cauca (www.semana.com, 1989). Este tipo de acciones
son consistentes con situaciones en las que los grupos armados aún
no han adquirido dominio de las zonas en las que actúan. En estas
circunstancias, el secuestro, la toma de poblados y las emboscadas son
fundamentalmente actividades de financiación, en la medida en que
se relacionan con el pago de extorsiones y el robo de dinero, armas,
municiones y equipos.15 Estas son actividades propias del repertorio
militar de los grupos guerrilleros, que hacen énfasis en preservar
las tropas y no el territorio (Gutiérrez y Barón, 2008; García, 2008).
No obstante, esta situación cambiaría profundamente en las décadas
posteriores.
DÉCADA DE 1990 : NUEVOS ACTORES
Para mediados de la década de 1990, el conflicto colombiano experimentó cambios específicos que se manifestaron en la región. Por
un lado, en 1993, durante su Octava Conferencia, las FARC evaluaron
su experiencia política y militar, que arrojó un balance positivo por
la ampliación lograda por la organización. Sobre esta base, aprobaron varios puntos que definirían la orientación futura del grupo.
En primer lugar, decidieron construir un ejército capaz de ocasionar
derrotas militares de valor estratégico contundente. Para ello, crearon
los bloques y comandos conjuntos, y diseñaron las compañías móviles
de combate y el comando general. En segundo lugar, reafirmaron la
necesidad de urbanizar el conflicto, para lo cual crearon las milicias
bolivarianas. Por último, definieron una plataforma de diez puntos
Naylor (1993) califica estas actividades como predatorias, similares a las del crimen común (blue-collar criminal activities), que permiten acciones del tipo golpear y correr.
15
UN CONFLICTO PASADO POR AGUA
35
relativos a las reformas políticas y sociales que el grupo impulsaría en
caso de conformarse un “gobierno de reconciliación y reconstrucción
nacional” (Pizarro, 2006; Rangel, 1997; García, 2008).
Por otra parte, en 1994 tomaron forma las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU), organización paramilitar surgida
del grupo armado denominado Los Tangueros, al mando de Fidel
Castaño, en las inmediaciones de los departamentos de Córdoba y
Antioquia. En 1997, esta organización militar pasó a formar parte de
otra de carácter confederado, las Autodefensas Unidas de Colombia
(AUC), que sirvió al objetivo de expandir el dominio paramilitar en el
territorio nacional sobre la base de alianzas con distintos grupos de
narcotraficantes y otros sectores económicos (García, 2008). Su conformación tuvo lugar el 18 de abril de 1997, cuando se agruparon los
hasta entonces frentes independientes de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, las Autodefensas de los Llanos Orientales,
las Autodefensas de Ramón Isaza (Autodefensas del Magdalena Medio
Antioqueño, ACMMA) y las Autodefensas de Puerto Boyacá (Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio, ACMM). El 16 de mayo de
1998 se incorporaron tres nuevas organizaciones: la Autodefensas de
Santander y Sur del Cesar (Ausac), las Autodefensas del Casanare y
las Autodefensas de Cundinamarca (Serrano, 2009; García, 2008).
Estos dos hechos se tradujeron en la creación de grupos y
frentes cuyas acciones se concentraron en la región del canal del
Dique o tuvieron impacto en ella. En el caso de las FARC, creó en 1994
el frente 37, Benkos Biohó, como parte del bloque Caribe, que actuó
con cuatro estructuras: la compañía Cimarrones, la compañía móvil
Pedro Góngora Chamorro, la compañía Che Guevara y la compañía
Palenque, cuyas acciones, orientadas a la financiación y el reclutamiento, se desplegaron en el municipio de El Carmen de Bolívar,
especialmente en el corregimiento de El Salado, en los municipios
de Zambrano y Córdoba. La compañía Che Guevara cumplía labores
de inteligencia y ataque a bases de las Fuerzas Armadas, actuaba en
los municipios de El Carmen de Bolívar, San Jacinto, Zambrano, Córdoba y Calamar, este último en el canal del Dique. En Barranquilla
36
Un desarrollo pasado por agua
su presencia comenzó a notarse en 1992, y a mediados de esa década
habían consolidado la red urbana José Antequera, que trató de implantarse, sin éxito, en el área metropolitana de la ciudad16 (Misión de
Observación Electoral, 2008b; Observatorio del Programa Presidencial
de Derechos Humanos y DIH, 2005).
Por su parte, tras el proceso de confederación, las AUC dieron forma al bloque Norte, al mando de Rodrigo Tovar Pupo, alias
Jorge 40, para operar en los departamentos de Cesar, Magdalena, La
Guajira y Atlántico, aunque llegó a emprender acciones en Córdoba,
Sucre, Santander, Norte de Santander y Bolívar. Este bloque se organizó en frentes compuestos por comisiones, cada una de ellas al mando de un superior jerárquico. Estuvo integrado por catorce frentes:
Adalvis Santana, Bernardo Escobar, Contrainsurgencia Wayuu, David
Hernández Rojas, Guerreros de Baltazar, Héroes Montes de María,
José Pablo Díaz, Juan Andrés Álvarez, Mártires del Cesar, Resistencia
Chimila, Resistencia Motilona, Resistencia Tayrona, Tomás Guillén y
William Rivas (Tribunal Superior, 2011). De ellos, el Héroes de Montes
de María y el José Pablo Díaz tuvieron influencia en el canal del Dique.
Ambos frentes tuvieron su origen en la alianza entre paramilitares y narcotráfico que se había fraguado en el país unos años atrás.
Entre 1990 y 1991, el gobierno de César Gaviria enfrentó la reacción
violenta de Pablo Escobar a su posible extradición a los Estados Unidos.
Tras su huida de la cárcel La Catedral, en 1992, poco tiempo después
de que diera muerte a sus socios, los hermanos Galeano y Moncada,
en el mismo lugar de su reclusión, el gobierno de Gaviria emprendió
su persecución mediante la conformación de un grupo de búsqueda
que contó con la asesoría de la DEA (García, 2008). La información
proporcionada por un grupo de doce narcotraficantes fue crucial para
El ELN tuvo su principal foco de acción en el sur de Bolívar. Sin embargo,
registró algunas acciones en la zona del canal del Dique. Por esa época hacía alguna
presencia con el frente Jaime Bateman Cayón, parte, a su vez, del frente Norte. Su
ubicación obedeció al propósito estratégico de afectar zonas de transporte de petróleo
que salieran de Barrancabermeja, en el departamento de Santander (Echandía, 1998).
16
UN CONFLICTO PASADO POR AGUA
37
dar con Escobar. Su colaboración terminó por hacerlos beneficiaros
de las medidas de amnistía contempladas durante el gobierno Gaviria
para intentar el desmantelamiento del narcotráfico.17 Entre ellos se
encontraba Luis Eduardo Ramírez, conocido como “Micky” Ramírez,
antiguo líder del cartel de la Costa, quien lideró en la década de 1980
un grupo de autodefensas conocido como Los Mickys, cuyas actuaciones se desarrollaron en la región de los Montes de María (www.
verdadabierta.com, 2011; Observatorio del Programa Presidencial de
Derechos Humanos y DIH, 2005).
Según declaraciones de Salvatore Mancuso, en 1997 tuvo lugar
en la finca Las Canarias, de propiedad del entonces gobernador de
Sucre, Miguel Nule Amín, una reunión que convocó a empresarios,
políticos, militares y miembros de las autodefensas con el fin de conformar un bloque paramilitar en la vecina región de los Montes de
María, núcleo de sus acciones (www.verdadabierta.com, 2002 y 2013;
www.semana.com, 2006). La creación de este grupo correspondió al
esquema inicial de expansión de las AUC mediante bloques conformados en atención a la demanda de las élites interesadas en proteger sus
intereses frente a la extorsión de las guerrillas (García, 2008).
En un principio, el núcleo de Ramírez18 sirvió de base para la
creación del frente Rito Antonio Ochoa. Una vez conformadas las
Se trató de un grupo que terminó por conocerse como Los Doce del Patíbulo.
Entre ellos estaban algunos integrantes menores del cartel de Cali y del de Medellín.
Amparados por el Decreto 1833 de 1992, “Por el cual se expiden normas para la obtención de beneficios por la colaboración con la justicia”, recibieron amnistía Luis
Enrique Ramírez, Gustavo Tapias Ospina, Eugenio León García Londoño, Benito
Mainieri Medina, Guillermo Blandón, Frank Cárdenas, Hernán Emilio Sepúlveda, Luis
Guillermo Ángel Restrepo, Luis Giovanni Caicedo Tascón, Gabriel Puerta Parra, Pablo
Enrique Agredo Moncada y Armando Muñoz Azcárate (www.semana.com, 1995).
17
Ramírez fue capturado en 1996, acusado de utilizar su empresa Frutas Tropicales de Colombia como fachada para transportar droga en sus propias aeronaves desde
el Caquetá, pasando por la costa atlántica. En 1997 fue acusado de promover grupos
de autodefensa en el departamento de Bolívar. Por estos delitos estuvo en la cárcel
18
38
Un desarrollo pasado por agua
AUC, este grupo estuvo compuesto por cuatro organizaciones armadas:
El Guamo, María la Baja, Zambrano y Calamar. De ellos, los más activos en la zona del canal del Dique fueron el primero, en los municipios de Calamar y Turbaco; el segundo, que hizo presencia en los
corregimientos de Arroyohondo, Níspero, Matuya, El Puerto, Correa,
Nanguma, Flamenco y San Pablo, del municipio María la Baja, y en los
corregimientos de Palenque de San Basilio y Malagana, del municipio
de Mahates; y el cuarto, en los corregimientos de Sato y Hato Viejo,
del municipio de Calamar (Observatorio del Programa Presidencial
de Derechos Humanos y DIH, 2005).
En 1998 el bloque Norte quedó al mando de Rodrigo Tovar
Pupo, alias Jorge 40, y en 1999 se había expandido por varios departamentos. Así, de la región nuclear de Montes de María, sus acciones se
extendieron hacia la vecina zona del canal del Dique, donde amparó
la expansión de los dominios del narcotráfico, lo que le dio un carácter específico a sus acciones. Esta fase se caracterizó por los esfuerzos
conjuntos de la organización de amedrentar a la población y de disputar el control de los corredores del tránsito de narcóticos de la costa
caribe. En efecto, aunque el motivo esgrimido para la conformación
del grupo fue el de combatir al ELN y las FARC, el bloque traficó con
estupefacientes y cobró impuestos a los narcotraficantes, actividades
con las que, desde 2000, cubrió el 75 % de sus gastos. Además, contó
con las contribuciones de ganaderos y terratenientes de la región.
Según declaraciones de Diego Vecino, los propietarios de cada finca
pagaban 10.000 pesos por hectárea; los de estaciones de servicio de
combustibles, y los transportadores, comerciantes y tenderos, alguna
suma requerida (Tribunal Superior, 2011).
hasta 2002. En 2006 fue llamado de nuevo a juicio por lavado de activos, tras utilizar
la empresa Agrolife, con inversiones en el departamento del Caquetá, para tramitar
855 créditos agropecuarios otorgados por Finagro. (www.eltiempo.com, 1996 y 2011;
www.elespectador.com, 2008).
UN CONFLICTO PASADO POR AGUA
39
En 2001 tomó forma el bloque Héroes de los Montes de María,
estructura independiente del bloque Norte. Llegó a tener tres frentes principales: Canal del Dique, a cargo de Úber Enrique Bánquez
Martínez, alias Juancho Dique,19 que ejercía influencia en Cartagena,
El Guamo, San Juan Nepomuceno, San Jacinto, El Carmen de Bolívar, Turbaco, Arjona, Bayunca, Turbaná, San Estanislao, Santa Rosa,
Clemencia, Mahates, Soplaviento, Santa Catalina y Arroyohondo; el
bloque Golfo de Morrosquillo, al mando de Rodrigo Pelufo, alias Cadena, con acciones en el departamento de Sucre; y el bloque Sabanas
de Bolívar y Sucre, comandado por William Ramírez Castaño, alias
Román, con dominio en Magangué, Galeras, Zambrano, San Pedro,
Buena Vista y Sincé (Grupo de Memoria Histórica, 2010; Observatorio
del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, 2005; Tribunal Superior, 2010).
Por su parte, alrededor del año 2000 la comandancia del bloque
Norte creó el frente José Pablo Díaz, con el objetivo de contrarrestar
las acciones de los frentes Diecinueve, Francisco Javier Castaño y José
Antequera de las FARC, y el frente Pabón, del ELN, en las inmediaciones
de la Sierra Nevada de Santa Marta y Barranquilla. Con el tiempo, su
área de influencia se extendió hasta los municipios de Barranquilla,
Soledad, Puerto Colombia, Galapa, Tubará, Juan de Acosta, Piojó, Malambo, Sabanagrande, Polo Nuevo, Baranoa, Usiacurí, Santo Tomás,
Palmar de Varela, Ponedera, Sabanalarga, Luruaco, Repelón, Manatí,
Candelaria, Campo de la Cruz, Santa Lucía y Suan, en el departamento
del Atlántico, y a Sitio Nuevo y Remolino, en el de Magdalena. Una
vez consolidado, el frente dejó de ser financiado de forma directa
Según versiones del mismo Juancho Dique, esta estructura fue creada formalmente el 14 de febrero de 2001. En sus comienzos se concentró en María la Baja,
Arjona, Turbaco y Turbaná. En octubre de 2002 asumió la zona comprendida por los
municipios de El Carmen de Bolívar, San Jacinto, San Juan Nepomuceno, Bayunca,
San Estanislao, Calamar, Mahates, Arroyohondo, San Cristóbal, Soplaviento, Areanal,
Villa Nueva, Clemencia, Santa Catalina, El Guamo, Santa Rosa, región hasta entonces
a cargo de Jorge 40 (Tribunal Superior, 2010).
19
40
Un desarrollo pasado por agua
por el bloque, y sus ingresos se basaron en fuentes como el cobro de
porcentajes de participación sobre contratos públicos, los aportes de
ganaderos y agricultores, y los impuestos al tráfico de drogas que se
despachaban o atravesaban el área de su influencia, en particular por
los municipios de Puerto Colombia, Juan de Acosta, Tubará y Piojó
(www.verdadabierta.com, 2011). Aunque en apariencia el control del
narcotráfico no fue una actividad más relevante que la de la extorsión al
Estado, entre 2003 y 2006 los paramilitares llegaron a cobrar dos millones de dólares en impuestos a este negocio (Tribunal Superior, 2011).
Mientras tanto, en consonancia con el propósito de su Octava
Conferencia, las FARC realizaron en la región acciones que Echandía y
Bechara (2006) identifican como intimidación del poder local, además
de aquellas propias de situaciones de un dominio territorial no consolidado. Así, en Barranquilla, las FARC realizaron ataques a obras de
infraestructura, estaciones de policía, oficinas bancarias y quemaron
vehículos de transporte urbano. En 1997 secuestraron, en el municipio de San Estanislao, Bolívar, al entonces candidato a la Cámara de
Mapa 1. Ubicación de los frentes de las AUC, canal del Dique, 2005
Fuente: elaboración propia sobre mapa de trabajo OCHA
UN CONFLICTO PASADO POR AGUA
41
Representantes y excoordinador para el sur de Bolívar del “Programa
para la sustitución de cultivos Plante”, William Rudas Rudas (www.eltiempo.com, 22.5.1997), así como a un funcionario de la Unidad de
Agua Potable de la Gobernación de Bolívar, en el municipio de Mahates (www.eltiempo.com, 24.3.1997). Sin embargo, este grupo nunca
llegó a consolidarse, y su presencia fue prácticamente anulada tras el
ingreso paramilitar (Misión de Observación Electoral, 2008a; Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, 2005).
Con el tiempo, los dos grupos de autodefensa llegaron a dominar prácticamente todos los municipios de la zona del canal, con una
clara división en la que el Héroes ejerció presencia en el departamento
de Bolívar y el José Pablo Díaz en el Atlántico,
IMPLICACIONES
En comparación con el despliegue de violencia experimentado por
otros departamentos de la región caribe, como Magdalena, Córdoba y
aun el sur de Bolívar, centros de grandes masacres y desplazamientos,
la subregión del canal del Dique vivió manifestaciones que, aunque a
primera vista parecen más moderadas, tuvieron impactos puntuales.
Por una parte, la búsqueda de control político y territorial sobre la
zona por parte del que llego a ser el bloque Héroes de los Montes de
María de las AUC se materializó en la perpetración de masacres y homicidios selectivos. Las primeras de estas acciones de estos grupos en la
región del canal datan de 1999,20 año en que fueron asesinados ocho
pobladores en incursiones distintas en los municipios de Mahates y
María la Baja. En 2000, seis personas murieron en una tercera masacre,
El Observatorio de Derechos Humanos y DIH de la Presidencia de la República registra dieciocho masacres entre 1993 y 1998, en los municipios de Barranquilla,
Cartagena, Calamar y Repelón, atribuidas a desconocidos (véase infra).
20
42
Un desarrollo pasado por agua
también en María la Baja. En 2001 volvió a tocar el turno a estos dos
municipios con cuatro víctimas en cada uno de los dos hechos. En
2001 fueron secuestrados en Cartagena, y posteriormente asesinados en una finca en el canal del Dique, el expresidente de la Unión
Sindical Obrera en Bolívar, Aury Sará Marrugo, y su escolta Miguel
Arellano. En 2003 fue asesinado el expersonero de Arjona, Bolívar,
Carmelo Ospina Castrillón. De todos estos hechos fue sindicado como
responsable Juancho Dique, comandante del frente (Observatorio del
Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, 2005; Tribunal
Superior, 2010).
Las acciones del frente José Pablo Díaz fueron aún más selectivas
y siempre mantuvieron un bajo perfil. Sus homicidios los perpetraron
parrilleros de motocicleta que, tras los hechos, huyeron sin dejar rastro. La mayoría de las víctimas fueron personas dependientes de las
drogas, ladrones, líderes comunitarios, sindicalistas, comerciantes y
ganaderos21 (Tribunal Superior, 2011). No obstante, un blanco específico de sus acciones fueron las organizaciones sociales. Entre 2000 y
2006 el grupo amenazó, asesinó y desplazó a defensores de derechos
humanos, académicos, estudiantes, políticos, comerciantes, ganaderos,
líderes sindicales y comunitarios, miembros de las comunidades LGBTI
(www.verdadabierta.com, 2011). Entre sus víctimas se encuentran el
presidente de Electricaribe, Adán Pacheco, el profesor universitario
La sentencia condenatoria de Edgar Ignacio Fierro Flórez, alias Antonio, comandante del frente José Pablo Díaz desde 2003 hasta su desmovilización, menciona,
entre otros crímenes, el asesinato, entre 2003 y 2004, de tres personas en Barranquilla,
en represalia por el asesinato de un escolta de las AUC, de catorce personas en actividades de limpieza social, de seis por negarse a pagar extorsiones, y de una por haberse
manifestado públicamente contra el grupo. Asimismo, y en el mismo período, se lo
responsabilizó del asesinato, en Sabanalarga, del secretario de Salud del municipio, de
seis personas señaladas de pertenecer a las FARC, de otras dos acusadas de ser informantes
de las autoridades, y de cinco más por limpieza social. En total, le fueron imputados 170
casos correspondientes a infracciones al Derecho Internacional Humanitario, delitos
contra la vida, el orden público y el patrimonio económico (Tribunal Superior, 2011).
21
43
UN CONFLICTO PASADO POR AGUA
Alfredo Correa de Andreis, el defensor de derechos humanos Pedro
Pérez Orozco (www.verdadabierta.com, s. f.) y varios sindicalistas de
la empresa de lácteos Coolechera. Según informes de la Corporación
Nuevo Arcoíris, el frente planeó el asesinato de 82 dirigentes políticos,
sindicales y populares vinculados con el Movimiento Ciudadano, que
había avalado la candidatura del entonces alcalde de Barranquilla,
Guillermo Hoenigsberg (www.arcoiris.com.co, 2013). Una masacre
fue atribuida al bloque Norte en el área de influencia de este grupo;
se trató de la masacre de Repelón, ocurrida el 31 de diciembre de
2000 en la vereda Cienaguita. Allí, varios hombres armados asesinaron
a cuatro pobladores luego de sacarlos de sus viviendas (www.fiscalia.
gov.co, 2009).
En total, en el período 1993-2012 fueron cometidas en la región
del canal del Dique 31 masacres, que dejaron 138 víctimas directas en
Barranquilla y Repelón, en Atlántico, y en Calamar, Cartagena, Mahates, María la Baja y Turbaná, en Bolívar. De ellas 22 fueron cometidas
en Cartagena y Bolívar. El mayor número de masacres se concentró
entre los años 1996-2001, que coinciden con el período de expansión
paramilitar en la región. A partir de 2000, los hechos violentos disminuyeron, pero no se extinguieron.
Gráfico 6. Masacres en el canal del Dique, 1993-2012
Víctimas
Cartagena
Calamar
Mahates
36
8
María la Baja
Repelón
61
14
Barranquilla
Turbaná
Masacres
13
3
10
2
9
2
5
1
1
4
Fuente: elaboración propia con base en datos del Observatorio de Derechos Humanos de la
Presidencia de la República.
44
Un desarrollo pasado por agua
Gráfico 7. Masacres en el canal del Dique, 1993-2012:
comportamiento en el tiempo
40
30
20
10
0
Dique Atlántico
Dique Bolívar
Canal del Dique
Fuente: elaboración propia con base en datos del Observatorio de Derechos Humanos de la
Presidencia de la República
Un hecho que conviene destacar es que las masacres cometidas en los municipios del canal del Dique atlanticense representan el
59 % del total de las cometidas en el departamento, y el 61 % de las
víctimas. En Bolívar, representaron el 41 % de las masacres y el 28 %
de las víctimas, lo que refleja una mayor concentración de la violencia en los municipios del primer departamento, aunque estas fueran
menos numerosas que en Bolívar.
En cuanto a la responsabilidad por estas acciones, fueron atribuidas en un 85,5 % a desconocidos, y en un 14,5 % a autodefensas.
La proporción de desconocidos es superior a la registrada en los dos
departamentos, así como es inferior la proporción de las atribuidas a
paramilitares. Estos bajos niveles de identificación podrían ser consecuencia del bajo perfil que manejó el frente José Pablo Díaz.
Una de las consecuencias inmediatas de las acciones de los
grupos armados ilegales, en particular de los grupos paramilitares,
fue el desplazamiento forzado. Entre 1997 y 2009, 17.110 personas
abandonaron sus lugares de vivienda y trabajo como consecuencia
del conflicto armado, lo que equivale al 0,7 % de la población de la
zona en 2005 (véase la tabla 10 en el anexo). En Bolívar, los principales
municipios expulsores fueron María la Baja y Cartagena, con el 19,5 %
y el 20 % de su población desplazada, respectivamente. Por su parte,
en el Atlántico, los municipios que registraron expulsiones en mayor
proporción fueron Barranquilla, Luruaco, Turbaná y Repelón.
En particular, el 68 % de las personas desplazadas en este departamento
45
UN CONFLICTO PASADO POR AGUA
Gráfico 8. Comparativo de masacres y víctimas en el canal del Dique, Atlántico y
Bolívar, 1993-2012
Proporción n.o de masacres en
Atlántico, 1993-2012
Dique Atlántico
Resto Atlántico
41%
Proporción n.o de víctimas en
Atlántico, 1993-2012
Dique Atlántico
39%
59%
Proporción n.o de masacres en
Bolívar, 1993-2012
Dique Bolívar
Resto Bolívar
61%
Proporción n.o de víctimas en
Atlántico, 1993-2012
Dique Bolívar
64%
Resto Bolívar
28%
36%
72%
Proporción n.o de masacres en
Atlántico y Bolívar, 1993-2012
Canal del Dique
Resto Atlántico
Atlántico y Bolívar
Proporción n.o de víctimas en
Atlántico y Bolívar, 1993-2012
Canal del Dique
Atlántico y Bolívar
34%
41%
59%
66%
Fuente: elaboración propia con base en datos del Observatorio de Derechos Humanos de la
Presidencia de la República
46
Un desarrollo pasado por agua
Gráfico 9. Masacres en el canal del Dique, 1993-2012: responsables22
85,5%
49,8%
38,4%
14,5%
10,6%
1,2%
Autodefensas
Desconocidos
Canal del Dique
FARC
ERP
Atlántico y Bolívar
Fuente: elaboración propia con base en datos del Observatorio de Derechos Humanos de la
Presidencia de la República
provenían del canal del Dique. En el caso de Bolívar, esta proporción es del 6 %. Esto muestra, tal como ocurrió con las masacres, una
concentración relativa de las acciones armadas en estos municipios
del Atlántico, como se ilustra en los gráficos 10 y 11.
Tendencias similares se observan con el fenómeno del despojo
de tierras. Hasta enero de 2013 se habían hecho 331 solicitudes de
ingreso al Sistema de Registro de Tierras Abandonadas o Despojadas y
Abandonadas (Ley 1448 de 2011), equivalentes a 22.315 hectáreas. Los
municipios atlanticenses concentraron el 69 % de esas reclamaciones
en el departamento, mientras que los bolivarenses, el 16 %.
El bloque Héroes de Montes de María y el frente José Pablo Díaz
se desmovilizaron en 2005 y 2006, respectivamente. Sin embargo, el
fenómeno violento adquirió nuevas manifestaciones. En efecto, un
informe de 2007 sobre grupos rearmados, disidentes o emergentes
(CNRR, 2007) estimó que la costa caribe era una de las zonas del país
El Ejército Revolucionario del Pueblo fue una disidencia del ELN que operó
en la región durante la década de 1990 y hasta mediados de la década de 2000. Tuvo
presencia en el centro de Bolívar, con la compañía Jáider Jiménez (Observatorio del
Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, 2005).
22
47
UN CONFLICTO PASADO POR AGUA
Gráfico 10. Porcentaje de población expulsada por la violencia en la región
del canal del Dique, 1997-2009
Cartagena
20,0%
María la Baja
19,5%
8,3%
Calamar
País
7,3%
Mahates
3,0%
Bolívar
2,9%
2,2%
San Estanislao
San Cristóbal
Soplaviento
Repelón
2,1%
0,7%
0,6%
Piojó
0,5%
Turbaná
0,5%
Luruaco
0,5%
Tubará
0,4%
Manatí
0,3%
Suan
0,2%
Juan de Acosta
0,2%
Campo de la Cruz
0,2%
Candelaria
0,2%
Atlántico
Usiacurí
0,1%
Santa Lucía
0,1%
Arroyohondo
0,1%
Sabanalarga
Barranquilla
Arjona
0,1%
0,1%
0,1% elaboración propia con base en datos de Sipod-Acción Social
Fuente:
0,0%
Gráfico 11. Comparativo de expulsión en el canal del Dique, Atlántico y Bolívar,
1997-2009
Dique Atlántico
Resto Atlántico
Dique Bolívar
Resto Bolívar
5%
32%
68%
95%
Fuente: elaboración propia con base en datos de Sipod-Acción Social
48
Un desarrollo pasado por agua
donde estos actores más se concentraban. Las acciones del bloque
Norte en la región fueron seguidas por lo que un estudio reciente
califica como nuevos grupos paramilitares (Granada et al., 2009). Tras su
desmovilización del grupo, Miguel Villareal Archila, alias Salomón,
conformó las Nuevas Autodefensas del Atlántico, o Grupo de los 40,
organización que heredó la estructura y forma de operación del frente José Pablo Díaz. Su función principal era el cobro del impuesto al
Gráfico 12. Solicitudes de ingreso al Sistema de Registro de Tierras Despojadas o
Abandonadas
Hectáreas
María la Baja
Turbaná
Barranquilla
Arjona
Cartagena
Manatí
San Cristóbal
Calamar
San Estanislao
Piojó
3.849
158
3.289
6
2.223
7
2.190
56
1.602
26
1.551
3
500
2
394
9
14
2
277
227
Mahates
116
8
Luruaco
71
2
Repelón
34
3
Sabanalarga
20
2
Arroyohondo
16
1
Soplaviento
Solicitudes
5
1
Fuente: elaboración propia con base en Unidad de Restitución de Tierras Despojadas o
Abandonas, Ministerio de Agricultura
49
UN CONFLICTO PASADO POR AGUA
Gráfico 13. Comparativo de solicitudes de restitución en el canal del Dique,
Atlántico y Bolívar, 2013
Dique Atlántico
Resto Atlántico
Dique Bolívar
Resto Bolívar
16%
31%
69%
84%
Fuente: elaboración propia con base en Unidad de Restitución de Tierras Despojadas o
Abandonas, Ministerio de Agricultura
narcotráfico en los municipios costeros de Sucre, Bolívar, Atlántico y
Magdalena (www.verdadabierta.com, 2008). No obstante, en la región,
la acción gubernamental contra estos grupos fue relativamente exitosa.
En 2007, alías Salomón fue capturado y su banda desmantelada; sus
negocios fueron ocupados por los hermanos Mejía Múnera, conocidos
como los Mellizos; uno de ellos fue capturado y el otro resultó muerto
en un operativo realizado en 2008 (PNUD, 2009).
En épocas recientes, exintegrantes del bloque Héroes de Montes
de María, agrupados bajo el nombre de Los Costeños, han dirigido
sus acciones contra sectores comerciales (apuestas) y de transporte en
Barranquilla (www.elheraldo.co, 2013). La presencia de estos grupos
se ha vinculado con el aumento del número de homicidios en la ciudad, que, según la Defensoría del Pueblo, ascendió a 145 en el primer
semestre de 2013. Esta situación condujo a que dicha institución emitiera un “Informe de riesgo” en el que alerta de la amenaza de graves
violaciones contra los derechos humanos de alrededor de cinco mil
habitantes de la ciudad y su área metropolitana, concentrados en tres
grupos: defensores de derechos humanos, población vulnerable y comerciantes (www.semana.com, 2013; www.eltiempo.com, 2013; www.
elespectador.com, 2013).
50
Un desarrollo pasado por agua
No es posible descartar la presencia de estos grupos en el canal
del Dique, si bien los datos son apenas indiciarios. Un informe reciente de prensa refiere la incautación, en marzo de 2013, de tonelada y
media de coca en las cercanías de la bahía de Barbacoas, punto de
desembocadura del canal en la ciudad de Cartagena (www.caracol.
com.co, 2013). Esta parece ser un punto tradicional del narcotráfico
en la región, aunque no resulta claro que sea un lugar de llegada de
activos transportados por el canal. En efecto, según algunos reportes, la droga llegaba a puntos cercanos a la desembocadura por vía
terrestre, desde donde se transportaba hacia Centroamérica (www.
verdadabierta.com, 2009).
De tal manera, a diferencia de lo sucedido con el transporte
de hidrocarburos, el canal no parece haberse configurado como un
lugar de tránsito estratégico ni de confrontación armada. Las cifras y
los datos revelan impactos menores a los de regiones vecinas,23 cuyo
análisis requiere de un esfuerzo para observar mediaciones específicas, no necesariamente evidentes, en la vida local, que se encuentran más allá de los alcances de esta monografía. Sin embargo, una
revisión de los factores que inciden en el riesgo de victimización de
su población, según se sigue del ejercicio de análisis de la Unidad de
Víctimas del Departamento de la Prosperidad Social (DPS), arroja
una interpretación importante: que la debilidad de las administraciones señalada arriba se presenta como elemento vinculante entre
desarrollo y conflicto.
El índice de riesgo de victimización (IRV) agrupa en una única
cifra los riesgos de ataques a la vida, la integridad personal, la seguridad, la libertad personal y la libertad de circulación, derivados de las
En la vecina región de Montes de María, por ejemplo, entre 1996 y 2007 se
cometieron 48 masacres, que sumaron 328 víctimas. Entre 1997 y 2009 se había desplazado el 59 % de su población (cálculos propios con base en datos del Observatorio
de Derechos Humanos de la Presidencia de la República, DANE y SIPOD).
23
UN CONFLICTO PASADO POR AGUA
51
amenazas externas (cuatro subíndices) y las vulnerabilidades (cinco
subíndices) internas existentes en cada municipio del país, cada uno
con valoraciones que van de 0 a 1, donde 1 indica mayor riesgo, amenaza y vulnerabilidad. La metodología de agregación no es clara en el
documento conceptual de la institución (irv.participa.com.co, s. f.),
por lo que propondré una lectura gruesa. Para 2012, el municipio con
mayor riesgo de victimización fue Convención, en Norte de Santander,
con un índice de 0,98; el de menor riesgo fue Tópaga, en Boyacá, con
un índice de 0,18. En general, el análisis de la Unidad ha propuesto
que los subíndices más significativos en la explicación del riesgo en
el país son la presencia de actores armados y las acciones contra la
población civil, del lado de las amenazas, y los relativos a las condiciones institucionales y geográficas, del lado de las vulnerabilidades.
Las cifras correspondientes para estos cinco guarismos en la región
se recogen en la tabla 5.
Una observación comparada permite la siguiente lectura: el subíndice presencia24 es constante; el subíndice hechos25 tiene variaciones
mínimas, y el cambio en sus valores no se asocia a cambios similares
en los valores del IRV. Por ejemplo, Cartagena, la ciudad con más riesgo (0,51) y Soplaviento (0,296), la ciudad con menos, tienen datos
similares (0,39 y 0,37, respectivamente). Esto indica que los factores
externos asociados a la presencia y actuaciones de los grupos armados
no explican los cambios en el riesgo de victimización en los municipios del canal del Dique y que sus variaciones residen en factores relacionados con las condiciones propias de la región. A este respecto,
Número de actores ilegales armados, número de frentes por actor ilegal, número
de hombres por frente por actor ilegal, actividad del actor (financiera, tráfico de armas,
control territorial,), estado de control territorial (en disputa, consolidado, esporádico,
corredores de movilidad), información de planes estratégicos, cultivos de uso ilícito.
24
Contactos armados (con la Fuerza Pública, actores ilegales), hostigamientos,
emboscadas, ataques a instalaciones de la Fuerza Pública.
25
52
Un desarrollo pasado por agua
Tabla 5. Índice de riesgo de victimización
Municipio
Presencia Hechos Geográfico
IRV
Institucional
Convención
0,98
Alto
1,00
0,97
0,74
0,85
Cartagena
0,51
Medio alto
0,41
0,39
0,46
0,79
Piojó
0,479
Medio
0,41
0,37
0,66
0,64
Calamar
0,473
Medio
0,48
0,4
0,37
0,62
María la Baja
0,46
Medio
0,41
0,4
0,49
0,72
Barranquilla
0,45
Medio
0,41
0,42
0,38
0,71
Arjona
0,44
Medio
0,41
0,38
0,48
0,66
Mahates
0,437
Medio
0,41
0,37
0,49
0,64
Campo de
la Cruz
0,433
Medio
0,41
0,37
0,45
0,67
San Cristóbal
0,427
Medio
0,41
0,4
0,29
0,74
Juan de Acosta
0,416
Medio
0,41
0,38
0,55
0,55
San Estanislao
0,41
Medio
0,41
0,4
0,4
0,64
Sabanalarga
0,395
Medio
0,41
0,38
0,42
0,57
Turbaná
0,386
Medio bajo
0,41
0,38
0,4
0,56
Manatí
0,384
Medio bajo
0,41
0,37
0,45
0,5
Santa Lucía
0,376
Medio bajo
0,41
0,37
0,41
0,43
Suan
0,375
Medio bajo
0,41
0,39
0,38
0,58
Arroyohondo
0,362
Medio bajo
0,41
0,37
0,33
0,54
Luruaco
0,346
Medio bajo
0,41
0,39
0,42
0,53
Repelón
0,346
Medio bajo
0,41
0,38
0,69
0,54
Tubará
0,345
Medio bajo
0,41
0,38
0,35
0,49
Candelaria
0,341
Medio bajo
0,41
0,37
0,45
0,41
Usiacurí
0,305
Medio bajo
0,41
0,37
0,45
0,3
Soplaviento
0,296
Medio bajo
0,41
0,37
0,37
0,33
Tópaga
0,18
Bajo
0,41
0,40
0,04
0,07
Fuente: elaboración propia con base en IRV, Unidad de Víctimas, Departamento para la
Prosperidad Social
UN CONFLICTO PASADO POR AGUA
53
en cuanto a las variables geográficas,26 se observa que sus variaciones,
aunque más pronunciadas, no se vinculan con los cambios en el riesgo.
De modo análogo al caso anterior, se observa que Cartagena (0,51),
Soplaviento (0,296) y San Cristóbal (0,427) tienen variaciones discordantes para estas cifras (0,46, 0,29 y 0,37). Los cambios en las variables
institucionales27 parecen, entonces, relacionarse más con el riesgo de
victimización. En efecto, Cartagena (0,51) y Soplaviento (0,296), tienen los mayores y menores índices institucionales, respectivamente
(0,79 y 0,33).
Así, la institucionalidad de la región del canal se muestra débil
para tramitar tanto las consecuencias del conflicto armado como las
asociadas a los desbordamientos. Aún más, puede ser blanco de extorsión o captura por actores armados que, no obstante concentrar
sus acciones en el control del narcotráfico, han tenido como práctica
común la extorsión al Estado, forma de actuar menos evidente que la
violencia pura asociada al enfrentamiento armado. Por otra parte, la
orientación de sus acciones a grupos específicos, como los defensores de derechos humanos y activistas de la organización social, hacen
particularmente vulnerables a las manifestaciones y propuestas de
origen social orientadas a procurar mejores condiciones de vida para
los pobladores.
Existencia de vías de comunicación terrestres y fluviales, localizaciones estratégicas para actores armados ilegales, zonas de parques naturales, territorios colectivos,
resguardos indígenas.
26
Presencia de policía, presencia de ejército, presencia del Ministerio Público,
eficiencia de la justicia, investigación en las unidades de derechos humanos, justicia
y paz, presencia de organismos internacionales de protección humanitaria, índice de
transparencia municipal, existencia de programas de erradicación manual y aspersión
en aérea de cultivos, existencia de programas de restitución de tierras.
27
INICIATIVAS DE PAZ
En la actualidad, la región del canal del Dique no presenta un número considerable de propuestas organizativas como respuesta a los
problemas asociados al avance del conflicto armado y al desarrollo
regional. En particular, se deducen unos bajos niveles de asociatividad
y participación, aunque esta observación requiere mayores pruebas.
El diagnóstico municipal de Calamar (Municipio de Calamar, 2012),
por ejemplo, señala que la participación de las comunidades en el
ejercicio del gobierno local es prácticamente inexistente. Aunque
existen algunas asociaciones, el porcentaje de la población que hace parte de alguna organización comunitaria no supera el 1,4 %.
Situaciones similares se registran en los demás planes de desarrollo
consultados:
Ni las comunidades participan ni la Administración genera los
espacios para que se promueva un ejercicio de consulta ciudadana ni
rendición de cuentas; aunque se identificaron grupos y asociaciones
que están cohesionando algunos sectores sociales y grupos en ciertos
territorios que representan a la sociedad civil (JAC, pescadores, campesinos, pequeños ganaderos), estas muestran muy baja organización,
y por ende su participación es limitada. En el corregimiento de Hato
Viejo es donde se observa más organizaciones, seguramente debido
a que se encuentra más retirado del casco urbano y también por sus
condiciones históricas, sus relaciones con otros municipios y otras
56
Un desarrollo pasado por agua
comunidades; pero esa organización es interna, no se evidencia mejor
o mayor participación en las decisiones tomadas por parte de la Administración local, no hay una relación cercana y efectiva. Tampoco hay
un buzón o sistema de recolección de quejas, reclamaciones y peticiones de la ciudadanía, cada funcionario atiende los requerimientos a
medida que llegan pero no hay registro de ello, sin seguimiento las
acciones tampoco se sabe si son eficientes, oportunas o si no se están
llevando a cabo. (Municipio de Calamar, 2012, p. 97)
Sin embargo, esta situación no ha sido permanente. El mismo
documento de Calamar señala que las juntas de acción comunal fueron exitosas en algún momento. Una revisión del registro de luchas
sociales del Centro para la Investigación y Educación Popular (Cinep)
muestra que en entre 1975 y 2007 se llevaron a cabo 133 protestas
sociales en la región, entre paros cívicos, bloqueos de vías, marchas,
invasiones, disturbios y tomas de entidades públicas. Así por ejemplo,
en 1978 tuvo lugar un bloqueo de vías en los municipios de Juan de
Acosta, Piojó y Tubará en protesta por el mal estado de las vías, la calidad del agua y los riesgos, y por la desviación del arroyo de Mortillo
planeada en esa época. En 1980, 1982 y 1985 ocurrieron quince procesos de invasión de tierras en los municipios de Candelaria, Manatí,
Repelón, Suan, Sabanalarga y Cartagena. En 1981 nuevamente se
bloquearon vías como estrategia para presionar la construcción de barreras de contención para evitar las inundaciones de áreas agrícolas en
los municipios de Campo de la Cruz, Candelaria, Manatí, Santa Lucía
y Suan. En 1985 tuvo lugar una marcha que convocó a los habitantes
de Campo de la Cruz, Candelaria, Santa Lucía y Suan para reclamar
atención para los damnificados por las inundaciones del año anterior
(Cinep, “Base de datos sobre luchas sociales”).
Estas movilizaciones indican algún grado de organización social
que, no obstante, ha ido disminuyendo con el paso de los años. En
efecto, el grueso de la acciones se dio en las décadas de 1970 y 1980;
57
INICIATIVAS DE PAZ
Gráfico 14. Luchas sociales en el canal del Dique, 1975-2007
1985-1994
1975-1984
1995-2004
2005-2007
23
20
18
17
14
11
10
9
2
3
0
Paro
0
0
1
1
Bloqueo de vías
Marcha
0
Invasión
0
0
0
1
0
Disturbio
2
1
0
Toma de
entidades
Fuente: elaboración propia con base en datos sobre luchas sociales del Cinep
para mediados de 1995 estas ya eran prácticamente inexistentes.28 Esto
revela un decaimiento de los lazos sociales cuya relación con los efectos
disgregadores de las catástrofes naturales e inhibidores del conflicto
armado puede sugerirse.
Pese a este escenario, en los últimos años ha tomado forma el
“Programa de desarrollo y paz del canal del Dique”, iniciativa hermana
de otras surgidas en el país a partir de 1995, tras la iniciativa pionera del
“Programa de desarrollo y paz del Magdalena medio”. A continuación
se describen los antecedentes, orientaciones y problemáticas asociados
con esta propuesta.
No obstante, un diagnóstico reciente efectuado por la Corporación Desarrollo
y Paz del Canal del Dique y Zona Costera establece la existencia de 123 organizaciones
de base en la región, divididas así: campesinos (22,8 %), juntas de acción comunal
(21,1 %), pescadores (14,6 %), gestores culturales (8,9 %), mujeres (7,3 %), gremiales
(6,5 %), agropesqueras (2,4 %), empresas/microempresas (2,4 %), ganaderos (1,6 %),
comerciantes (1,6 %), gestores étnicos (2,4 %), profesionales (2,4 %), gestores ambientales (1,6 %), gestores comunitarios (1,6 %), gestores deportivos (0,8 %), entes
territoriales (0,8 %) y jóvenes (0,8 %) (CDPCDZC, 2013, p. 38).
28
58
Un desarrollo pasado por agua
CORPORACIÓN DESARROLLO Y PAZ DEL
CANAL DEL DIQUE Y ZONA COSTERA
Antecedentes 29
El primer antecedente de esta propuesta es, como se mencionó, el
“Programa de desarrollo y paz del Magdalena medio”, creado en 1995.
En la década siguiente, y con base en la experiencia del “Programa
de los Montes de María”, creado en 2003, se fue gestando la idea de
iniciar una dinámica territorial a escala de la región caribe. El proceso
estuvo en la base de propuestas similares en el bajo Magdalena, canal
del Dique, Cesar, Córdoba, Urabá y La Mojana. Esta apuesta regional
gira en torno a tres objetivos: 1) entenderse como un todo para hacer
frente a los desafíos regionales; 2) enriquecerse a partir del intercambio de experiencias, y 3) que la sociedad tenga una apuesta en común
sobre el proceso de articulación de la región caribe.
Después de la creación del Programa, en 2006, en 2007 surgió
el interés de un conjunto de arzobispos de la Iglesia católica en conformar la Corporación Desarrollo y Paz del Canal del Dique y Zona
Costera. Después de una serie de actividades, tales como la realización
de reuniones exploratorias con Interconexión Eléctrica S. A. (ISA), la
Gobernación de Bolívar, la Universidad de Cartagena, la Universidad
Tecnológica de Bolívar, la Cámara de Comercio de Cartagena, el SENA,
las pastorales sociales y el PDP de Montes de María, y una consultoría
con ISA, dicha corporación nació formalmente el 19 de febrero de
2009. Forman parte de la misma las siguientes instituciones: Arquidiócesis de Barranquilla, Arquidiócesis de Cartagena, Pastoral Social de
Salvo que se indique lo contrario, los siguientes acápites se basan en el documento “Balance social” de la Corporación Desarrollo y Paz del canal del Dique y Zona
Costera (2013) y en la entrevista realizada al director de la dicha corporación, Pbro.
Rafael Castillo, el 21 de junio de 2013. Agradezco al padre Castillo y a Carmen Román
por su colaboración. Cualquier mala interpretación es responsabilidad de la autora.
29
INICIATIVAS DE PAZ
59
Barranquilla, Pastoral Social de Cartagena, Sociedad Portuaria Regional de Barranquilla, Sociedad Portuaria Regional de Cartagena, Cámara de Comercio de Cartagena, Universidad del Norte, Universidad
Tecnológica de Bolívar, Universidad San Buenaventura, Universidad
Simón Bolívar, ISA y Ecopetrol.30
Orientaciones
La propuesta de la Corporación se sustenta en un conjunto de principios. Entre los primeros se encuentra la concepción de vida digna
como un don de Dios que puede ser alcanzado mediante la modificación de las condiciones estructurales y de las situaciones de injusticia
que sustentan la pobreza; del bien común como derivado del ejercicio
de la solidaridad de los seres humanos y las instituciones; y del medio
ambiente sano como un derecho colectivo y humano fundamental.
Entre los segundos, la idea de justicia como el reconocimiento, respeto
y el ejercicio (hacer valer) de los derechos de las personas; de solidaridad
como el reconocimiento del bien común y de la vida digna para todos;
de honestidad como valor indispensable para el buen desenvolvimiento de las relaciones humanas; el servicio, como vocación fundamental
que implica adoptar una actitud permanente de colaboración hacia
los demás; la responsabilidad, como un signo de madurez que implica
esfuerzo para lograr un clima de confianza en las relaciones humanas, y el respeto, como principio que exige trato amable y cortés y es
garantía de transparencia, esencia de las relaciones humanas y la vida
en comunidad.
Sobre esta base, la Corporación hace una propuesta de desarrollo que no se traduce en la búsqueda del crecimiento económico,
Además, cuenta con los siguientes aliados: Cormagdalena, Unión Europea, Red
Prodepaz, Interteam Suiza, Colombia Humanitaria, Fundación Mamonal, Fondo de
Adaptación, Misión de Observación Electoral, Departamento de Prosperidad Social,
CEI-Conferencia Episcopal Italiana.
30
60
Un desarrollo pasado por agua
sino en la centralidad de la dignidad humana. Así, busca promover
la generación de oportunidades para que los habitantes de la región
tengan condiciones adecuadas de trabajo, educación, vivienda y salud.
Esta concepción se traduce en la idea de una intervención transformadora en la que participan el Estado, el sector privado, la Iglesia y la
sociedad civil para la construcción de acuerdos y consensos.
Son cinco sus líneas de trabajo principales: gobernabilidad
democrática; desarrollo socioeconómico sostenible y sustentable; ordenamiento territorial; educación y cultura; derechos humanos, paz
y reconciliación. Sus principales acciones se presentan resumidas en
el cuadro 3.
Cuadro 3. Líneas y acciones institucionales de la Corporación Desarrollo y Paz del
Canal del Dique y Zona Costera
Eje
Líneas/acciones
Acompañamiento a la formulación de planes de
desarrollo. En particular, a los municipios de Juan de
Acosta y Sabanalarga, en el Atlántico, y Cartagena.
Acompañamiento a los jóvenes de la región.
Gobernabilidad democrática y
construcción de lo público
Acompañamiento a las comunidades zenúes de
Bolívar.
Incidencia en políticas públicas.
Acompañamiento a espacios de participación
ciudadana.
Concertación con la Misión de Observación
Electoral.
Articulación con la autoridad ambiental de
Cardique.
Impulso a las mesas de seguridad y soberanía
alimentaria.
Desarrollo socioeconómico
sostenible y sustentable
Fortalecimiento de las organizaciones de
pescadores.
Articulación con la política pública del Estado y los
entes territoriales locales.
Búsqueda de la construcción de un modelo de
desarrollo local que permita mejorar la vida de los
pobladores.
61
INICIATIVAS DE PAZ
Líneas/acciones
Eje
Apoyo a la ecorregión del Guájaro.
Formación en ordenamiento territorial y gestión de
riesgo.
Apoyo a los consejos territoriales de planeación.
Ordenamiento territorial
Elaboración de la cartografía del canal del Dique y la
zona costera.
Desarrollo de espacios de encuentro con los
pobladores.
Acuerdo para la prosperidad del río Magdalena.
Promoción de la identidad cultural.
Educación y cultura
Promoción de las expresiones y manifestaciones
culturales.
Fortalecimiento de las organizaciones e iniciativas
culturales.
Formación ciudadana.
Promoción de la espiritualidad y la paz.
Realización de acciones para la prevención de
conflictos.
Derechos humanos, paz y
reconciliación
Promoción de la cultura de vida.
Impulso a procesos de reconciliación y justicia
restaurativa.
Dinamización y participación en espacios públicos y
privados.
Fuente: elaboración propia con base en CDPCDZC, 2013
Acciones
Después de su conformación, la Corporación enfrentó la catástrofe
ocasionada por el desbordamiento del canal en 2010, en cuya atención concentró sus esfuerzos. Sus acciones se orientaron a facilitar el
proceso organizativo con comunidades, personeros, comunicadores
y alcaldes. En ese momento realizó un estudio de reactivación económica en medios de vida en los municipios de Santa Lucía, San Cristóbal, Soplaviento y Arenal, que, no obstante, no se articuló de manera
efectiva con la oferta estatal.
62
Un desarrollo pasado por agua
Desde entonces se han efectuado diversas acciones para consolidar el “Programa de desarrollo y paz”. Un resumen de ellas se
presenta en el cuadro 4.
Cuadro 4. Acciones y actividades de la Corporación Desarrollo y Paz del Canal del
Dique y Zona Costera, 2011-2013
Acción
Actividades
Construcción de centros orgánicos de decisión en
los que se encuentren la institucionalidad y la sociedad civil.
Fortalecimiento de la conciencia individual y colectiva en torno a los problemas comunes generados
por la ola invernal.
Diseño de un modelo de
acompañamiento técnico,
organizacional y político
Impulso de un ejercicio de pedagogía ciudadana
que parta del reconocimiento de la necesidad de
transformar los modos de sentir y pensar el territorio, y actuar en él.
Articulación con la Redprodepaz, los PDP del Caribe
colombiano, Cormagdalena, Colombia Humanitaria, Acción Social, Unión Europea, Incoder, SENA,
Alta Consejería para la Prosperidad Social, Naciones
Unidas y la Comisión Nacional de Reconciliación.
Articulación con la estrategia nacional para la recuperación de humedales y ciénagas de los PDP
sobre los municipios que están en la cuenca del río
Magdalena.
Fortalecer la red de
pescadores artesanales y
productores, así como las
redes sociales
Identificación del estado de las organizaciones de
pescadores mediante la aplicación del índice de
capacidad organizacional.
Establecimiento de la Mesa de Pesca del PDP del
Canal del Dique y la Zona Costera, en la que figuren
las organizaciones de pescadores, el SENA, las Umata,
la CDPCDZC y Eduardoño.
Creación de la Red de Pescadores Artesanales y
Agricultores del Canal del Dique, con el apoyo de
la Corporación PBA.
63
INICIATIVAS DE PAZ
Acción
Actividades
Creación de la Red de Cabildos Indígenas en Bolívar
y de la Mesa Indígena.
Creación de la Red de Veedurías Ciudadanas en
ambos departamentos.
Creación de la Red de Comunicadores Populares.
Participación directa en la Red Nacional de Pobladores de los PDP de Colombia.
Fortalecer la red de
pescadores artesanales y
productores, así como las
redes sociales
Talleres de formación y capacitación con el apoyo
del SENA y de la UTB.
Acompañamiento en la constitución jurídica de las
organizaciones de pescadores.
Rescate de los saberes ancestrales y fortalecimiento
de la identidad cultural de los pobladores de la
región.
Cooperación horizontal con Montes de María mediante el intercambio de experiencias con Concepal,
organización de segundo nivel del PDPMM.
Talleres de comunicación para el fortalecimiento
organizacional.
Talleres de participación ciudadana y comunitaria
con los pasantes de ciencias políticas de la UTB.
Puesta en marcha de los comités técnicos de la Corporación y espacios de asistencia técnica preparatoria del canal del Dique entre las fases de emergencia
y reconstrucción.
Espacio concertado con la Comisión Económica para América Latina y Colombia Humanitaria.
Construir e implementar
herramientas y espacios para
la formulación participativa
y gestión de proyectos
estratégicos locales
Estrategia de Evolución Caribe.
Alianza con la Misión de Observación Electoral.
Estrategia con los PDP del Caribe colombiano.
Avances compartidos con Ecopetrol, Cartagena, ISA
y Cormagdalena.
Alianza con Interteam en orden al fortalecimiento
organizacional y la estandarización de procesos.
“Programa de nuevas iniciativas de paz”.
Diálogos con Incoder para el tema de pesca en el canal del Dique y la articulación de trabajos conjuntos.
64
Un desarrollo pasado por agua
Acción
Actividades
Construcción de la imagen corporativa de la
CDPCDZC.
Avances en la conformación de la Red de
Comunicadores Populares del PDP.
Selección de los programas radiales “Coloreando
la esperanza”.
Poner en marcha una
estrategia de comunicaciones
para el desarrollo y el
fortalecimiento organizacional
Construcción, con la Universidad del Norte, de un
mapeo de actores sociales y medios comunitarios
alternativos con miras a hacer un diagnóstico
participativo de comunicación.
Impartir talleres a las organizaciones con énfasis
en participación ciudadana, empresarismo,
contabilidad básica, rescate de saberes e identidad
cultural, habilidades comunicativas y presentación
conceptual de la Corporación a las organizaciones
de pescadores atendidas.
Ruedas de prensa y primera edición del boletín
electrónico de la Corporación Desarrollo y Paz del
Canal del Dique y Zona Costera: Remando Juntos.
Elaboración de una base de datos de medios
comunitarios y de los gestores socioculturales de
los departamentos de Atlántico y de Bolívar.
Fuente: elaboración propia con base en CDPCDZC, 2013
Problemáticas
Los diagnósticos de la misma corporación permiten establecer dos problemáticas básicas relacionadas con su articulación con la institucionalidad estatal. En primer lugar, una débil respuesta de las autoridades
municipales, en particular en lo que concierne al acompañamiento
de los planes de desarrollo municipal. En el caso del Atlántico, la
propuesta de acompañamiento formulada a las alcaldías de Juan de
Acosta, Sabanalarga, Piojó y Usiacurí solo fue recibida por las dos primeras. En los últimos, las alcaldías no expresaron interés en trabajar
mancomunadamente con otros actores de la sociedad civil (CDPCDZC,
2013, p. 31). En estos casos se acudió a los consejos territoriales de
planeación, que aceptaron el acompañamiento técnico.
INICIATIVAS DE PAZ
65
En el caso de Bolívar, la propuesta de formación práctica de los
funcionarios púbicos y de los integrantes de los consejos territoriales para la planeación se encontró con la existencia de perspectivas,
orientaciones y prácticas distintas a las de la Corporación. En el caso
de los municipios de Turbaco y Villanueva, las alcaldías municipales
desistieron de su participación debido a que su acompañamiento no se
consideró compatible con las metodologías de trabajo de sus asesores.
En segundo lugar, una distancia entre las concepciones de
intervención existentes de la Corporación y el Estado, en particular
en Colombia Humanitaria, institución encargada de la gestión de la
emergencia invernal, y el Departamento para la Prosperidad Social.
Como se mencionó, el estudio realizado por la Corporación para
procurar la reactivación económica y fortalecer los medios de vida de
los municipios de Santa Lucía, San Cristóbal, Soplaviento y Arenal,
construido de forma participativa, en opinión de los participantes
no resultó gestionado con éxito ante las instituciones mencionadas.
En efecto, el apoyo metodológico brindado por el PDP a Colombia
Humanitaria, relativo al acompañamiento de la organización durante la emergencia, articuló el trabajo y las expectativas de pobladores,
personeros y alcaldes. Sin embargo, una vez formuladas las propuestas,
la respuesta de la institución fue, cuando menos, lenta.
¡Oh, tamaña sorpresa!, que el Gobierno, como siempre, tiene
sus políticas, ¿no? Entonces, después de haberle hecho esa promesa a
la gente, de estar con ella para construirla y todo lo demás, no salió con
nada: dejó a la gente colgada. La Pastoral Social siguió haciendo sus
cosas, pero con esta corporación, que le sirvió tanto a Colombia Humanitaria, no sabemos qué pasó. Después se elaboraron unas propuestas, y nunca llegaron. No nos respondieron. Nosotros preguntamos, y
dijeron “No, las mandamos al DPS”, pero el DPS después las regresó a
Colombia Humanitaria, y así se va prolongando el asunto y se pasaron
dos años. Ahorita, hace dos meses, yo firmé, con La Previsora, después
de dos años y medio, un acuerdo con Colombia Humanitaria para
reactivar. Dos años y medio, y eran propuestas —se lo voy a decir de la
66
Un desarrollo pasado por agua
mejor manera—, eran propuestas para ayudarles a que regresaran a
su condición de pobres, porque quedaron en la miseria. El director de
Colombia Humanitaria ha dicho que él viene a visitar la experiencia,
y yo dije: ¿Pero cuál experiencia? Si yo firmé hace dos meses, y los recursos todavía no nos los han mandado, y no sé si los vayan a mandar.
Les dije que si no llegaban ahora, en junio, yo no iba a ejecutar eso,
porque el daño ya está hecho. Ahora que abrimos la convocatoria de
subvención en cascada de Santa Lucía, de San Cristóbal, de Soplaviento
y de San Estanislao, ellos dijeron: “Padre, nosotros creemos en usted,
nosotros valoramos la Corporación, pero el Gobierno no ha cumplido.
No vamos a desgastarnos más, padre, no vamos a participar en esa
convocatoria, porque no le creemos al Gobierno; le creemos a la Corporación, pero como no nos cumplió Colombia Humanitaria. ¿Qué
certeza tenemos de que el DPS nos va a cumplir en esto?”. Es decir, hay
promesas rotas en el territorio, y eso hace mucho daño a la vida de las
comunidades. (Entrevista, 21 junio de 2013)
Estos desacuerdos son propios de la interacción entre las instituciones estatales y la organización social, dado que ambas actúan
según lógicas distintas. En particular, los requisitos propios de las asignaciones y ejecuciones presupuestales fijan plazos a las actuaciones
institucionales que pueden ser desconocidos por las organizaciones
sociales. No obstante, una propuesta de paz real y duradera requiere
de su articulación, como punto de partida para generar cambios reales
que permitan pasar de la ausencia de conflicto a acciones positivas de
paz. Existe la percepción de que las orientaciones del Estado central
son asistencialistas y no responden a la necesidad de efectuar cambios
estructurales. Bajo estas orientaciones, la Corporación resulta vista
como un operador de las políticas estatales, y no como un actor partícipe en la construcción de una política pública de Estado. En este
sentido, la Corporación se propone no como un ejecutor de proyectos,
sino como el generador de procesos encaminados a la transformación
social. Al respecto, el mismo director señala como retos de la corporación: 1) fortalecer la relación con el Departamento de la Prosperidad
INICIATIVAS DE PAZ
67
Social, y avanzar en él; 2) tener claridad sobre los caminos aceptados y
los frutos perdurables en función de un escenario postconflicto; 3) el
fortalecimiento y la innovación institucional; 4) crear una conciencia
colectiva del territorio, un ethos cultural (entrevista al Pbto. Rafael
Castillo, 21 de junio de 2013).
RECOMENDACIONES
PUNTOS CRÍTICOS DEL CONFLICTO
De la revisión realizada es posible establecer los siguientes elementos
vinculados con el desarrollo del conflicto en la región del canal del
Dique:
1. Las problemáticas sociales y económicas de la zona del canal
están relacionadas con las consecuencias de las intervenciones humanas en un ecosistema de conservación.
2. Sobre este escenario, las inundaciones periódicas, que no
pueden entenderse desvinculadas de las consecuencias no
intencionadas de las intervenciones institucionales, han ocasionado un deterioro de la economía y de las condiciones
de vida de los pobladores que se evidencia en la pérdida de
su potencial agrícola, en su ganaderización y en el tránsito hacia modalidades de explotación de la tierra como el
arriendo. Los efectos del desplazamiento forzado por la
violencia pueden haber acentuado estos fenómenos.
3. La actuación de los grupos armados, en particular desde
mediados de la década de 1990, se ha orientado de manera
deliberada contra las organizaciones sociales y sus dirigentes, conservando sin embargo un bajo perfil que hace menos evidentes las fronteras entre la contienda armada y la
70
Un desarrollo pasado por agua
captura institucional. Sus efectos en el escenario ya deteriorado de la región han ahondado los problemas relacionados
con la inexistencia de una base social fortalecida que pueda
servir de gestora, articuladora y veedora de las actuaciones
del Estado en la región.
4. Los municipios de la región del canal del Dique se encuentran pobremente dotados para enfrentar las consecuencias,
profundas en el tiempo, que las intervenciones en el desarrollo y el conflicto armado han dejado. Es esta la principal
vulnerabilidad de la región.
LINEAMIENTOS DE POLÍTICA
Las propuestas de política para la región del canal del Dique deben
tener en cuenta las especificidades ambientales, sociales y económicas
de la zona. Se propone un conjunto de líneas en las que una propuesta
de paz y desarrollo para la región debe enfatizar:
1. Los distritos de riego y el canal en general deben ser vistos
como comunes (Hardin, 1968). Su explotación inadecuada,
en este caso, por usos particulares y ampliación de terraplenes para la cría de ganado, pueden conducir a su agotamiento; por el contrario, su administración adecuada (Ostrom,
1990) mediante la generación de modelos de gobernanza
que involucren a distintos sectores sociales, con reglas de
juego y formas de sanción evidentes y efectivas, puede
conducir a su revitalización. En este caso, la Corporación
Desarrollo y Paz y el DPS pueden contemplar una línea de
acción dirigida a la generación de formas de intervención
local que articulen las administraciones municipales con
formas de explotación campesina.
RECOMENDACIONES
71
2. Otra línea de acción puede enfocarse en la cuestión de
la propiedad y la explotación eficiente de la tierra en la
región. Esto requiere de intervención en dos aspectos
principales: por un lado, un diagnóstico claro y profundo
de las modalidades de acceso a la propiedad y explotación
de la tierra, que permita determinar la real dimensión del
arriendo o tenencia; esta modalidad de trabajo no es, de
por sí, ineficiente, pero si no está sujeta a relaciones claras
y reguladas entre el propietario y el tenedor, puede dar lugar a relaciones asimétricas y desventajosas para el último.
Por otro lado, una evaluación adecuada de los trazos largos
del despojo y la apropiación vinculados con el decaimiento
agrícola de la región, la afectación por las inundaciones y
el conflicto armado.
3. Una última línea puede centrarse en el fortalecimiento
de la institucionalidad encargada de gestionar los riesgos
relacionados con el desarrollo y el conflicto. Los espacios
de los consejos territoriales de planeación y los comités
municipales de justicia transicional deben ser fortalecidos.
RECOMENDACIONES PARA UNA POLÍTICA
NACIONAL DE PAZ Y PARA LA MESA DE DIÁLOGO
Una política nacional de paz debe tomar en cuenta las particularidades
regionales, así como las dinámicas de articulación entre ciudadanía,
gobiernos locales, regionales y el Gobierno nacional. De modo específico, debe considerar que:
1. Las modalidades de gestión de las relaciones de poder y del
ejercicio del gobierno no son las mismas en todo el territorio nacional. Los recursos en los que se sustenta el ejercicio
del poder son variables.
72
Un desarrollo pasado por agua
2. El fortalecimiento de las economías locales puede permitir
bases de ingreso estable, a partir de la explotación de distintos recursos y del fortalecimiento de las economías campesinas, en armonía con la explotación para la exportación.
3. La comprensión de los actores que se mueven detrás de las
propuestas locales de paz como aliados y partícipes de los
procesos de toma de decisiones, y no solo como recursos o
activos, es un punto de partida para una paz legítima.
4. Debe ser fortalecida la participación ciudadana en los espacios deliberativos como fundamento para generar acuerdos
sobre la base del diálogo, y no solo del voto.
5. La solución de los problemas relacionados con las drogas
ilícitas y con los actores armados vinculados a ellas debe considerar la intervención no solo en zonas productoras, sino
también en aquellas que se constituyen como corredores
para el tráfico y sus zonas subsidiarias. En estas, las acciones menos evidentes de los actores armados profundizan
problemáticas existentes, como la de la ganaderización o
la captura de rentas locales.
6. La cuestión del desarrollo rural debe considerar la tenencia
de la tierra como una modalidad de explotación no subsidiaria ni menor.
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ANEXOS
Mapa 2. Región del canal del Dique, ubicación
Fuente: elaboración propia sobre mapa de trabajo OCHA
82
Un desarrollo pasado por agua
Mapa 3. Región del canal del Dique, vista
Fuente: elaboración propia sobre mapa de trabajo OCHA
83
ANEXOS
Tabla 6. Proporción de población con necesidades básicas insatisfechas, 2011
(canal, departamentos y país)
Cabecera
Departamento
Atlántico
Bolívar
Municipio
Resto
Total
Prop.
(%)
CVE*
(%)
Prop.
(%)
(%)
CVE
Prop.
(%)
(%)
Candelaria
84,99
1,61
44,41
7,97
74,22
1,85
Campo de la
Cruz
63,61
3,02
58,16
5,18
62,86
2,72
Santa Lucía
60,66
3,28
54,42
6,98
60,00
3,04
Manatí
55,45
3,38
72,17
3,76
57,14
2,98
Suan
55,98
2,67
43,82
—
55,40
2,57
Piojó
53,50
3,09
54,56
2,49
54,03
1,98
Repelón
58,11
3,45
40,60
7,78
52,33
3,25
Luruaco
56,46
2,23
45,18
6,95
50,54
3,47
Usiacurí
42,00
3,02
55,27
—
43,28
2,65
Sabanalarga
36,67
5,67
47,62
7,90
39,14
4,65
Tubará
32,20
5,27
40,62
7,32
35,90
4,50
Juan de Acosta
28,10
4,64
35,81
8,17
30,95
4,39
Barranquilla
17,70
2,08
21,73
7,19
17,72
2,07
Calamar
71,20
2,08
72,95
3,39
71,99
1,92
Arroyohondo
70,23
—
64,15
—
67,80
—
Turbaná
64,04
2,53
46,01
7,34
62,02
2,40
María la Baja
61,60
2,49
58,93
4,95
59,99
3,11
Arjona
61,42
3,38
49,37
5,04
58,83
2,91
San Estanislao
59,19
2,26
51,94
3,22
57,08
1,87
Mahates
66,65
1,93
45,69
4,46
53,68
2,52
Soplaviento
53,08
2,00
60,49
—
53,23
1,95
San Cristóbal
48,53
—
38,25
—
45,96
—
Cartagena
CVE
25,45
1,85
35,50
6,05
26,01
1,77
Canal del Dique
53,34
2,95
49,46
5,90
51,74
2,79
Atlántico
23,82
1,50
42,57
2,22
24,74
1,39
Bolívar
40,26
0,82
67,37
0,76
46,60
0,60
País
19,66
0,40
53,51
0,15
27,78
0,22
* CVE: coeficiente de variación estimado.
Fuente: elaboración propia con base en estimaciones del DANE, 2011
Atlántico
Departamento
7,52
5,89
7,24
7,45
5,96
Sabanalarga
Juan de Acosta
Usiacurí
Barranquilla
7,06
Manatí
Piojó
8,39
Repelón
7,80
6,13
Santa Lucía
6,81
5,94
Campo de la Cruz
Tubará
7,56
Luruaco
Suan
6,94
Transición
Candelaria
Municipio
27,32
37,37
19,94
19,21
19,84
17,46
35,95
13,59
30,85
17,45
17,79
18,55
18,18
17,74
18,71
18,26
15,77
Básica
secundaria
43,09
37,37
35,16
36,53
40,42
41,95
39,12
40,55
39,31
Básica
primaria
15,57
18,78
17,64
15,10
17,68
7,58
20,39
14,34
12,02
12,19
12,82
11,38
11,50
Media
académica
clásica
4,24
1,79
1,76
6,06
1,65
9,42
0,93
3,18
1,94
1,09
0,40
2,71
1,41
Media
técnica
0,23
0,36
6,90
0,76
0,17
7,91
4,46
2,27
0,54
0,31
0,13
0,36
0,27
Normalista
Nivel y años aprobados
20,19
5,76
10,32
9,01
3,40
12,21
14,37
3,32
3,90
2,84
4,19
2,25
2,68
Superior y
postgrado
5,97
9,27
0,05
12,50
8,65
0,02
0,01
14,41
14,15
16,76
18,61
16,67
20,99
Ninguno
Tabla 7. Último nivel de educación aprobado, 2011 (canal, departamentos y país)
0,06
0,03
0,32
0,03
0,09
0,25
0,08
0,02
0,00
0,07
0,02
0,02
0,02
Nivel y año
inválido
0,52
0,00
0,00
2,35
4,16
0,00
0,00
0,28
0,45
0,94
0,08
0,25
1,10
No
informa
(Continúa...)
8,82
14,10
14,23
15,53
15,88
16,49
17,15
18,72
19,91
20,52
20,80
20,85
26,16
No sabe leer
ni escribir
6,09
6,39
5,72
San Cristóbal
Soplaviento
Cartagena
4,65
8,10
Turbaná
País
6,27
San Estanislao
5,90
7,01
Arjona
Bolívar
5,23
Mahates
6,33
4,39
Arroyohondo
6,62
6,03
Calamar
Atlántico
6,37
Transición
María la Baja
Municipio
Canal del Dique
Bolívar
Departamento
18,61
19,83
20,20
12,51
11,10
15,74
12,72
13,75
15,08
7,49
10,91
13,48
10,81
9,20
10,04
10,45
4,45
3,83
3,72
4,46
3,11
4,87
5,19
3,56
9,24
1,34
2,58
2,52
2,13
1,57
2,02
Media
técnica
0,23
0,26
0,27
1,24
0,25
1,75
0,51
0,19
0,40
0,19
0,14
0,18
0,17
0,12
Normalista
11,62
10,82
15,43
6,55
17,88
7,04
3,35
3,30
5,16
6,51
3,25
3,03
3,82
2,95
Superior y
postgrado
Nivel y años aprobados
Fuente: elaboración propia con base en estimaciones del dane, 2011
36,35
33,85
29,20
18,61
22,04
37,68
20,60
27,06
21,57
21,58
17,97
19,49
19,66
16,90
19,22
16,41
Básica
secundaria
37,10
44,47
35,26
37,64
35,57
40,29
42,04
38,06
44,26
Básica
primaria
Media
académica
clásica
10,00
12,57
7,58
12,73
6,16
5,82
12,67
11,26
17,60
17,28
19,58
21,00
20,54
22,83
Ninguno
0,03
0,05
0,04
0,09
0,05
0,24
0,29
0,14
0,13
0,09
0,03
0,04
0,03
0,03
Nivel y año
inválido
2,17
1,90
0,74
0,64
2,21
0,78
0,00
0,00
0,00
0,47
0,07
0,29
0,12
0,55
No
informa
12,37
15,86
10,66
18,30
9,30
9,70
16,50
16,68
21,13
21,16
22,83
23,64
24,38
26,47
No sabe leer
ni escribir
Atlántico
Departamento
47,76
66,10
Suán
Repelón
54,84
48,57
48,39
59,47
32,58
Sabanalarga
Usiacurí
Tubará
Juan de Acosta
Barranquilla
58,80
76,87
Campo de la
Cruz
Piojó
67,00
Manatí
75,71
60,13
Santa Lucía
Luruaco
69,08
Candelaria
Municipio
2,53
0,00
0,00
0,00
11,89
0,00
9,92
3,16
9,65
0,00
0,00
6,97
9,29
47,85
62,52
77,34
67,81
81,31
77,18
80,84
95,56
92,22
92,40
97,63
96,10
94,28
87,96
57,30
59,31
23,60
77,69
30,27
32,44
28,19
18,78
3,66
9,94
3,47
17,04
84,24
86,55
81,93
93,03
84,43
82,57
87,39
92,70
91,94
89,83
82,43
84,54
85,45
57,85
28,77
41,81
41,94
18,44
30,83
32,12
19,25
33,06
8,14
14,65
19,99
5,05
Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
de ingresos
de ingresos
Porcentaje de
del gasto
ctes. que
Magnitud ingresos que
corrientes
total
corresponden
de la
destinados a
corresponden a
destinado a Capacidad
a recursos
1
2
3
4
deuda
funcionamiento
transferencias
inversión5 de ahorro6
propios
Tabla 8. Desempeño fiscal en el canal del Dique, 2011
80,78
69,75
69,00
66,54
65,98
62,67
61,64
58,73
58,57
53,58
53,56
52,65
52,56
Indicador
de
desempeño
fiscal7
49
372
410
(Continúa...)
2
8
9
11
12
572
543
14
15
17
18
20
21
22
23
Posición
2011 a nivel
departamento
776
830
943
950
1032
1033
1043
1046
Posición
2011 a nivel
nacional
47,80
34,93
Arjona
Cartagena
0,00
4,87
3,27
0,01
0,00
4,50
3,24
0,00
65,82
42,45
74,77
47,45
80,84
84,29
87,26
81,40
91,92
88,52
94,91
0,00
0,00
94,11
79,85
36,80
88,43
75,36
51,81
46,04
44,99
38,78
26,14
25,22
0,00
0,00
82,26
79,53
79,56
85,72
90,11
94,63
87,74
87,85
87,48
84,53
84,71
0,00
0,00
41,87
60,47
26,51
66,48
40,59
38,03
31,68
28,29
37,01
15,86
0,00
0,00
0,00
Fuente: elaboración propia con base en GAFDT-DDTS-DNP
75,30
78,33
82,98
71,23
68,22
64,65
64,08
62,93
58,19
51,75
0,00
0,00
Indicador
de
desempeño
fiscal7
1. Autofinanciación del funcionamiento = gasto de funcionamiento / ICLD x 100 %
2. Magnitud de la deuda = servicio de la deuda / ingresos disponibles x 100 %
3. Dependencia de las transferencias = transferencias + regalías / ingresos totales x 100 %
4. Dependencia de los recursos propios = ingresos tributarios + ingresos no tributarios / ingresos corrientes x 100 %
5. Magnitud de la inversión = inversión / gasto total x 100 %
6. Capacidad de ahorro = ahorro corriente / ingresos corrientes x 100 %
7. Indicador de desempeño fiscal: variable que resume los seis indicadores anteriores en una sola medida, con escala de 0 a 100
52,87
68,69
María la Baja
58,31
77,68
Turbaná
Bolívar
73,94
Mahates
Atlántico
5,62
59,77
Calamar
55,94
0,00
76,99
Arroyohondo
8,52
0,00
0,00
81,49
San Estanislao
0,00
San Cristóbal
0,00
Municipio
Soplaviento
Canal del Dique
Bolívar
Departamento
Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
de ingresos
de ingresos
Porcentaje de
del gasto
ctes. que
Magnitud ingresos que
corrientes
total
corresponden
de la
destinados a
corresponden a
destinado a Capacidad
a recursos
1
2
3
4
deuda
funcionamiento
transferencias
inversión5 de ahorro6
propios
4
1
25
299
445
649
683
762
964
1051
1093
1094
Posición
2011 a nivel
nacional
1
5
8
12
13
15
24
35
43
44
Posición
2011 a nivel
departamento
88
Un desarrollo pasado por agua
Tabla 9. Proporción de población afectada por la ruptura del canal, 2010
Personas
registradas
válidas
Población 2011
% afectados
8238
9148
90,1 %
Campo de la Cruz
14.282
17.206
83,0 %
Manatí
11.981
14.949
80,1 %
7921
11.960
66,2 %
Nombre
Suan
Santa Lucía
Candelaria
Atlántico
8016
12.337
65,0 %
Repelón
11.089
24.752
44,8 %
Luruaco
8286
25.530
32,5 %
Piojó
1255
5088
24,7 %
Sabanalarga
14.025
93.691
15,0 %
Tubará
1144
10.991
10,4 %
Usiacurí
688
9178
7,5 %
845
15.906
5,3 %
44.133
1.193.667
3,7 %
Juan de Acosta
Barranquilla
Soplaviento
7222
8364
86,3 %
San Cristóbal
4121
6607
62,4 %
Calamar
Bolívar
11.027
22.164
49,8 %
San Estanislao
4417
15.823
27,9 %
Mahates
5673
24.525
23,1 %
Turbaná
3216
14.284
22,5 %
Arjona
6608
67.325
9,8 %
María la Baja
3800
46.776
8,1 %
Arroyohondo
672
9426
7,1 %
Cartagena
18.066
955.709
1,9 %
Total
196.725
2.615.406
7,5 %
Fuente: elaboración propia con base en el dane, “Registro único de damnificados por la
emergencia invernal”
0
0
0
2
0
61
86
7
Suan
Tubará
Usiacurí
Arjona
Arroyohondo
Calamar
Cartagena
Mahates
290
46.039
358
5
8
12
19
908
48
747
146
6
52
1
0
0
0
3
5
0
4
14
3
30.219
363
2072
14.804
410
1175
0
1
165
5
433
34
324
54
4
29
2
0
1
0
16
7
3
14
1
0
0
0
14.812
529
1191
9
6
22
17
537
13
328
70
7
31
0
0
3
0
6
6
0
0
17
11
0
7
101
2004
19.469
654
1195
5
7
24
10
554
38
255
76
11
42
0
1
0
0
17
4
1
4
12
2
0
5
127
2005
957
1253
22
8
12
17
518
18
295
40
5
62
5
1
1
2
25
4
3
2
26
1
6
3
177
2007
798
804
0
2
6
8
354
25
131
37
0
16
1
6
3
4
14
6
1
0
21
0
3
0
166
2008
21.229 18.584 11.689
817
1379
3
14
4
10
698
23
235
69
3
42
3
9
5
2
31
4
7
2
13
2
7
17
176
2006
Fuente: elaboración propia con base en datos de Sipod-Acción Social
* ND: años anteriores a 1997, de los cuales hay datos, pero sin identificación de fecha.
11.839 42.257
47
5020
25
6
15
14
3280
411
984
64
12
75
0
6
0
3
0
37
2
0
3
5
0
3
82
2003
1687
66
70
1
0
0
0
15
2
21
2
0
15
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
14
2009
264.253
5424
17.110
74
56
336
141
8836
677
4140
733
57
395
12
41
15
17
117
126
23
36
108
24
26
43
1077
Total
general
9.090.413
4.045.149
2.480.256
13.493
8281
15.312
6561
45.395
22.929
20.722
8804
60.407
892.545
8804
10.915
9702
12.418
86.631
22.873
5017
13.810
23.558
14.578
12.035
19.107
1.146.359
2005
Población
2,9 %
0,1 %
0,7 %
0,5 %
0,7 %
2,2 %
2,1 %
19,5 %
3,0 %
20,0 %
8,3 %
0,1 %
0,0 %
0,1 %
0,4 %
0,2 %
0,1 %
0,1 %
0,6 %
0,5 %
0,3 %
0,5 %
0,2 %
0,2 %
0,2 %
0,1 %
Pobl.
afect.
137.842 142.077 61.505 84.872 245.487 373.187 426.083 239.311 220.616 257.517 274.751 319.207 281.676 51.135 3.115.266 42.888.592 7,3 %
7251
46
1330
3
0
6
5
741
35
343
51
6
15
0
18
2
6
0
51
2
10
0
0
0
6
88
2002
País
3130
45
0
10
72
2001
44
331
0
4
0
3
120
5
168
11
0
7
0
0
0
0
0
0
3
0
0
0
0
0
26
2000
21.244
298
0
0
0
5
87
14
153
21
3
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
10
1999
Bolívar
297
0
0
0
0
170
4
70
31
0
7
0
0
0
0
1
2
0
0
0
0
0
15
1998
Atlántico
695
1
0
Santa Lucía
Turbaná
4
Sabanalarga
0
0
Repelón
Soplaviento
1
Piojó
70
0
Manatí
28
1
Luruaco
San Estanislao
0
Juan de Acosta
San Cristóbal
0
421
0
Candelaria
María la Baja
10
13
Barranquilla
Campo de la
Cruz
2
1997
nd*
Municipio
Dique
Bolívar
Atlántico
Dpto.
Tabla 10. Población expulsada del canal del Dique por la violencia, 1997-2009
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