“Haz memoria de Jesucristo Resucitado” PLAN DIOCESANO DE PASTORAL 2007-2011 PARROQUIA QUE CREE EN JESUCRISTO “No nos hagamos ilusiones: sin el camino espiritual, de poco servirían los instrumentos externos de la comunión. Se convertirían en medios sin alma, máscaras de comunión más que sus modos de expresión y crecimiento” (Juan Pablo II) OBJETIVOS 1. Hacer ver a los agentes de pastoral la importancia de la comunión en la parroquia a. Cuestionar a los agentes de pastoral como viven su fe personalmente. b. Cuestionar a los agentes de pastoral si la fe personal la viven comunitariamente. 2. Buscar los medios para que la comunión sea vivida en la parroquia. DESARROLLO, DURANTE UNA TARDE CON LOS AGENTES DE PASTORAL Y QUIENES QUIERAN. 1º parte • Oración y reflexión Hacer un pequeño retiro con los texto que les presentamos (Hch 2, 42-47) y posteriormente la reflexión. o Hacer memoria de Jesucristo resucitado, del encuentro personal al encuentro comunitario. • Compartir en grupos la reflexión personal, las sombras, las luces y esperanzas en nuestra parroquia. 2º parte La Parroquia como casa y escuela de comunión o Parroquia como lugar de acogida y comunión o La parroquia como lugar de comunión intraeclesial o La parroquia como engendradora de grupos de vida cristiana o La parroquia como lugar donde se vive la fe íntegra: creída, celebrada, vivida y orada. Trabajar el documento del “credo en el que no creo”, para analizar cómo es la fe que se vive y transmite en la parroquia y evaluar si es la fe que profesa, celebra y vive la Iglesia. 3º parte • Celebración de la Palabra Concluir con una pequeña celebración de la Palabra. 1 “Haz memoria de Jesucristo Resucitado” PLAN DIOCESANO DE PASTORAL 2007-2011 1ª Parte. Oración reflexión Hechos de los Apóstoles, 2, 42-47 Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones. El temor se apoderaba de todos, pues los apóstoles realizaban muchos prodigios y señales. Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno. Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. El Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se habían de salvar. Palabra de Dios No sin dificultades, las primeras comunidades se fueron construyendo sobre el cimiento de los apóstoles y con el mensaje, aun fresco, que aquellos testigos directos de la resurrección de Cristo, les habían trasmitido. “…lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida, —pues la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la Vida eterna, que estaba vuelta hacia el Padre y que se nos manifestó— lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo” (1Jn. 1,1-3) Los primeros creyentes, acogieron en Espíritu y en verdad el mensaje del Resucitado, lo creyeron, lo celebraron y vivieron, y, haciéndolo oración, se dieron cuenta de la necesidad de transmitirlo y anunciarlo. Lo recibido, fue transmitido. El mensaje comunicado y acogido no tenía otro objetivo que el de “estar en comunión con el resto de hermanos de fe, y todos con el Padre y su Hijo Jesucristo” (1Jn. 1, 3) Y pronto, muy pronto, asumieron en sus vidas personales y comunitarias “los mismos sentimientos de Jesús” (Filp. 2), hasta el punto de formar «un solo corazón y una sola alma» (Hch, 4,32). El texto de Hechos que hemos leído nos recuerda su estilo de vida y de presencia: - Conscientes de no haber conseguido aún la corona de gloria, sino descubriéndose en un proceso comunitario de santidad, acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles (instrucción privada, liturgia de la palabra). - Las necesidades de los hermanos se convertían en propias, viviendo la auténtica comunión (koinonía, colecta para los pobres) - Comunión que se reflejaba celebrativamente en la fracción del pan (la Eucaristía (Lc 24,35), liturgia eucarística. Junto a la Eucaristía, se habla de la comida compartida, un “agape” durante el cual se celebraba, como pone de manifiesto también la carta a los Corintios). 2 “Haz memoria de Jesucristo Resucitado” PLAN DIOCESANO DE PASTORAL 2007-2011 - y en la alabanza compartida, en sus oraciones, la gran mayoría sálmicas, heredadas del judaísmo. Además, como sigue insistiendo el texto: - Vivían unidos, no solo por la cercanía física, sino por la que rompe las distancias, como pueden ser, la interior, de la un mismo pensar y sentir. - Tenían todo en común (…) según las necesidades de cada uno (la contribución material es vínculo y prueba de fraternidad (cf. Hch 4,34-35)). - Acudían al Templo (…) con perseverancia y con un mismo espíritu - Partían el pan por las casas - Tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón - Alababan a Dios La comunidad no vive su propia vida de forma aislada o cerrada, sino que Gozaban de la simpatía de todo el pueblo, ya que se hacían presentes en la vida social, como la levadura en la masa. Aquellos primeros creyentes, acogieron en Espíritu y en verdad el mensaje del Resucitado, lo creyeron, lo celebraron y vivieron, y, haciéndolo oración se dieron cuenta de la necesidad de transmitirlo y anunciarlo. Lo recibido, fue transmitido. Y pronto, muy pronto, no sin dificultades, asumieron en sus vidas personales y comunitarias “los mismo sentimiento de Jesús”. Por una parte, enseñan en el templo (Hch 5,42). Por otra, los apóstoles hacían muchos “signos y prodigios”, manifestación del Espíritu en ellos (v. 43). Esto causaba la admiración de los presentes y la conversión de muchos llamados a la fe, que se iban agregando al grupo. Y “el Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se debían de salvar, Así, también, el Señor ha seguido y sigue agregando, a lo largo del espacio y del tiempo de la historia a los que deben salvarse, cumpliendo la promesa de su presencia (Mt. 28, 1920) También nosotros, en palabras de nuestro Obispo, “hombres y mujeres del Tercer Milenio, que hemos conocido y creído en Jesucristo, animados por la certeza de su presencia, estamos llamados a anunciar aquí y ahora —con renovado impulso— “lo que hemos visto y oído acerca de la Palabra de vida” para hacer a otros partícipes de nuestra “comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo”. Pero, para ello, (como aquellas primeras comunidades) necesitamos nosotros mismos afianzar nuestra fe. Necesitamos “oír”, “tocar con nuestras manos”, “ver con nuestros ojos”, a Cristo “la Palabra de vida”. Es decir, necesitamos cultivar una fe viva, de adhesión y seguimiento de Jesús, para poder dar testimonio de lo que hemos visto, porque de lo que se trata es de “presentar” a Jesús a los demás, no sólo de hablar de El”. 3 “Haz memoria de Jesucristo Resucitado” PLAN DIOCESANO DE PASTORAL 2007-2011 La espiritualidad de comunión que vivían aquellas comunidades, tiene su origen en la profunda experiencia de fe que tenían sus creyentes. Su adhesión firme a Jesucristo, a quien conocieron, amaron y siguieron, los impulsaba a salir al encuentro fraterno de los otros y construir iglesia, comunidad de bautizados reunidos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Creer en Jesús, no sólo suponía creerlo a él y a su mensaje, sino creer en él como quien nos introduce en el misterio de comunión por excelencia, el misterio Trinitario, y desde él, hacerlo imagen viva en medio de la humanidad y de nuestra comunidad. Porque en Palabras de Juan Pablo II en la NMI "Si verdaderamente hemos contemplado el rostro de Cristo, queridos hermanos y hermanas, nuestra programación pastoral se inspirará en el "mandamiento nuevo" que él nos dio: "Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros" (Jn 13,34)" (NMI 42). Y continúa: "Espiritualidad de la comunión significa ante todo una mirada del corazón sobre todo hacia el misterio de la Trinidad que habita en nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de los hermanos que están a nuestro lado. Espiritualidad de la comunión significa, además, capacidad de sentir al hermano de fe en la unidad profunda del Cuerpo místico y, por tanto, como "uno que me pertenece", para saber compartir sus alegrías y sus sufrimientos, para intuir sus deseos y atender a sus necesidades, para ofrecerle una verdadera y profunda amistad. Espiritualidad de la comunión es también capacidad de ver ante todo lo que hay de positivo en el otro, para acogerlo y valorarlo como regalo de Dios: un "don para mí", además de ser un don para el hermano que lo ha recibido directamente. En fin, espiritualidad de la comunión es saber "dar espacio" al hermano, llevando mutuamente la carga de los otros (cf. Ga 6,2) y rechazando las tentaciones egoístas que continuamente nos asechan y engendran competitividad, ganas de hacer carrera, desconfianza y envidias.”(43) Por consiguiente, esta espiritualidad fraterna debería ocupar un espacio importante en toda comunidad y grupo parroquial. Pero eso implica que los agentes vivamos esta espiritualidad de comunión entre nosotros. Hoy es indispensable formar siempre una verdadera comunidad educativa que esté impregnada de espíritu comunitario y que esté abierta a una comunidad eclesial más amplia. El Papa no se limita a recordar el mandamiento del amor o a exhortamos a que lo vivamos en la existencia cotidiana. Pide más bien que toda la organización y la planificación de la actividad de la Iglesia estén efectivamente marcadas por ese amor fraterno. Fortalecer nuestra fe en Jesucristo, afianzar nuestra adhesión y confianza en él, son pues, requisitos y exigencias, para construir la comunidad que soñamos y anhelamos. Comunidad que, desde la sociedad y compartiendo sus esperanzas e inquietudes (Encarnación), con gozo y entusiasmo, propone y testimonia en su diario vivir el mensaje del Evangelio desde una experiencia profunda de encuentro con el Señor Jesús (Resurrección), ofreciendo un sentido de la vida (Emaús), acogiendo a todos (Buen Pastor) y solidarizando con los más necesitados (Buen Samaritano). Una comunidad, 4 “Haz memoria de Jesucristo Resucitado” PLAN DIOCESANO DE PASTORAL 2007-2011 que lejos de desentenderse de la sociedad, la asume con una preocupación paternal y ternura maternal. Ese sueño, ya hecho realidad en varios aspectos y en diferentes sectores eclesiales, nos da esperanza para seguir ilusionándonos con él y creyendo que es posible. En nuestras comunidades concretas seguro que hemos podido contemplar agradecidos este espíritu comunitario que sale de uno mismo a favor del otro, a favor de todos. Cómo nos hemos enriquecido con la puesta en servicio de los carismas por parte del hermano y cómo todos, como cuerpo místico de Cristo, hemos pasado de la infancia a una fe adulta. Pero, no todo está conseguido, aún, nos falta camino por recorrer, comunidad de construir, por eso, también las palabras que Pablo dirige a los cristianos de Filipos son dirigidas con insistencia a nosotros: "Yo os pido por el estímulo del vivir en Cristo, por el consuelo del amor, por la comunión en el Espíritu, por la entrañable compasión, que colméis mi alegría, siendo todos del mismo sentir, con un mismo amor, un mismo espíritu, unos mismos sentimientos. Nada hagáis por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad, considerando cada cual a los demás como superiores a sí mismo, buscando cada cual no su propio interés sino el de los demás" (Fil 2, 1-4) Por tanto, Hacer memoria de Jesucristo, de lo ya conocido y vivido con él, nos urge, para en él, con él y por él, hacer comunión. Vivir la espiritualidad de comunión que todos deseamos. Por otro lado, personal y comunitariamente, hemos de preguntarnos y evaluar si la fe que vivimos y transmitimos (cada uno, la catequesis parroquial, las homilías, nuestras actitudes vitales, la celebración de los sacramentos) es una fe íntegra, o sea, correctamente profesada, vivida, celebrada y hecha oración. Tendremos que valorar si lo que vivimos y transmitimos es toda la fe de la Iglesia y si está oscurecido alguno de sus aspectos., o sea: – creer en Dios creador, Uno y Trino y en su designio salvífico; –ser santificado por Él en la vida sacramental; – amarle con todo el corazón y amar al prójimo como a sí mismo; – orar esperando la venida de su Reino y el encuentro cara a cara con El. 5 “Haz memoria de Jesucristo Resucitado” PLAN DIOCESANO DE PASTORAL 2007-2011 Para la reflexión: Distintos niveles de reflexión: 1.- ¿Qué alimenta la vida y la misión de la primitiva comunidad? ¿qué alimenta la tuya? Tu comunidad parroquial, tu grupo, ¿experimenta el crecimiento? ¿A qué crees que se debe? ¿Qué dicen de tu comunidad o grupo quienes la contemplan desde fuera? ¿Cómo reaccionan ante ella? 2.- ¿Veo a todos como hermanos? ¿Los siento como "uno que me pertenece" y por lo tanto alguien de quien debo hacerme cargo? ¿Recibo y valoro todo lo bueno que tienen los demás "como un don para mí"? ¿Le doy espacio, superando todo egoísmo? 3.- A.- SOMBRAS en nuestra comunidad… - Distanciamiento con el párroco……………………………………… …………………………………………………………………………….. - Entre grupos parroquiales…………………………………………….. …………………………………………………………………………….. - Con los padres/madres de los niños de catequesis…………………… …………………………………………………………………………….. - La AA.VV…............................................................................................. …………………………………………………………………………….. - Con la realidad social.............................................................................. ……………………………………………………………………………. - La diócesis o iglesia…………………………………………………….. …………………………………………………………………………….. B.- LUCES DE ESPERENZA en nuestra comunidad… - Aspectos a valorar……………………………………………………… …………………………………………………………………………….. - Aspectos a potenciar…………………………………………………… …………………………………………………………………………….. - Aspectos a convertir o purificar……………………………………… …………………………………………………………………………….. - Aspectos a buscar……………………………………………………… …………………………………………………………………………….. Compartir por grupos, para luego hacer una puesta en común. 6 “Haz memoria de Jesucristo Resucitado” PLAN DIOCESANO DE PASTORAL 2007-2011 2ª Parte. La Parroquia casa y escuela de comunión La parroquia sólo se puede entender en referencia permanente a la Iglesia local, que es la unidad eclesial completa. La Parroquia es como una célula viva de la Iglesia particular o diócesis, en donde los cristianos de un pueblo o de un sector geográfico de una ciudad viven la comunión de fe, de culto y de misión con la misma Iglesia diocesana y, a través de está, con todo el cuerpo de las Iglesias. La comunión eclesial, aún conservando siempre su dimensión universal, encuentra su expresión más visible e inmediata en la parroquia. Ella es la última localización de la Iglesia; es en cierto sentido, la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas. La parroquia es la misma Iglesia que se hace presente junto a nuestros hogares como una realidad profunda de comunión y de misión. En la parroquia podemos y debemos vivir la comunión de fe, de culto de misión con la Iglesia diocesana y, a través de ella con la Iglesia universal. La Iglesia comunión Antes trabajar la parroquia como escuela de comunión comenzamos hablando de la Iglesia comunión. La comunión es el eje vertebrados de la comprensión de la Iglesia porque la Iglesia es comunión: comunión de personas con Dios; comunión de personas entre ellas; comunión de personas con las demás personas del mundo; comunión de dones y servicios… para entender mejor la eclesiología de comunión tenemos que fundamentarnos en la teología trinitaria. El punto de partida es la experiencia de los discípulos con Jesús y de estos entre sí. La adhesión a la persona de Jesús es lo que había transformado sus vidas y la que los había introducido en un experiencia comunitaria distinta. A partir de la Pascua, va ha ir experimentando el sentido pleno de la salvación: participa del misterio del amor trinitario, perdonado y abierto a la esperanza de participar de la alegría de los hijos de Dios. La salvación se encuentra en Dios, un Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. El encuentro y la comunión con el Padre se establece por la mediación del Hijo y la vida que de él procede es la que establece la comunión con el Padre y con los hermanos. Es el Espíritu Santo el que la hace posible. La comunión por su raíz trinitaria se abre a la humanidad y a la historia. Al ser recibida por el ser humano, esa comunión nos constituye no sólo hijos de Dios, sino también en hermanos de todos los hombres. Esa comunión tiene una base y una expresión sacramental: el bautismo es el inicio de la comunión porque hace participar en el misterio Pascual y regala la nueva filiación en Cristo por el Espíritu. La comunión posee una versión y una apertura eclesiológica: la participación en la misma crea comunidad a pesar de la diversidad de ministerios 7 “Haz memoria de Jesucristo Resucitado” PLAN DIOCESANO DE PASTORAL 2007-2011 y carismas. Esta comunión nos abre a la misión universal. Por medio de ella damos testimonio y anunciamos a Cristo al mundo de hoy. Para hacer de la Parroquia una casa y escuela de comunión, que mejor que seguir las palabras de Juan Pablo II en la Novo Milenio Inneunte: “hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión: éste es el gran desafío que tenemos ante nosotros en el milenio que comienza, si queremos ser fieles al designio de Dios y responder también a las esperanzas del mundo”. Parroquia, lugar de acogida La acogida es uno de los aspectos a trabajar con mayor insistencia en el trabajo pastoral hoy, especialmente cuando esa persona que acude es alguien que no suele frecuentar la vida parroquial por diferentes motivos. Sin embargo, la acogida tiene un alcance más profundo que su dimensión pastoral. Es la manera sencilla y natural de vivir el amor fraterno que debe caracterizarnos a los discípulos de Jesús. En nuestra sociedad hay mucha gente que sufre el problema de la soledad y que buscan a alguien a quien poder manifestar sus problemas y sus sentimientos más profundos y que no buscan una solución a sus problemas sino que se les escuche. No nos conviene olvidar que se está produciendo un fenómeno nuevo, aunque todavía minoritario: el retorno a la fe de los que se alejaron un día por motivos diferentes. Como por ejemplo, los jóvenes no bautizados, padres de niños de primera comunión etc. Son ocasiones importantes en la que la parroquia esta llamada a reflejar con más hondura el rostro de Cristo Buen pastor y del Padre de la parábola del hijo pródigo. La parroquia lugar de comunión intraeclesial Otra misión de la parroquia es ayudar a los bautizados a comprender que el Señor quiso salvar a los hombres no individualmente, sino constituir un pueblo que le conociera en la verdad y le sirviera. Este pueblo es la Iglesia que construido por Cristo en orden a la comunión de vida, de caridad y de verdad es empleado también por el como instrumento de la redención y es enviado a todo el mundo como luz y sal de la tierra. Esta dimensión comunitaria de la fe se aprende y se interioriza en la parroquia en la que deja de ser una hermosa teoría para convertirse en una realidad visible. En ella convergen la multitud de los carismas y ministerios al servicio de la evangelización. Está comunión como realidad también humana, no está exenta de dificultades y tensiones. Pero lo que importa es que el diálogo, la escucha mutua y leal y la búsqueda sincera de la voluntad de Dios permitan al Espíritu Santo abrirse caminos en medio de nuestras debilidades. Esta comunión dialogante tiene que avanzar hacia la mutua aceptación de los diversos carismas, que han dado lugar a diferentes asociaciones y 8 “Haz memoria de Jesucristo Resucitado” PLAN DIOCESANO DE PASTORAL 2007-2011 movimientos. La pluralidad es una riqueza que pone de manifiesto la imaginación creadora y la grandeza de Dios, siempre que no se convierta en dispersión y que ningún grupo pretenda tener la exclusiva de los caminos del Señor. Ha de expresarse en la comunión dentro de la Iglesia local que tiene su expresión en la parroquia. En ella cabemos todos y todos tenemos un lugar y una parte en la única misión. La comunión ha de ponerse de manifiesto en que todos debemos vivir y proclamar la íntegra, única y misma fe. Lo que distingue a unos ministerios de otros no debe consistir en que unos se dediquen a la predicación olvidando la caridad ni en que otros se dediquen a la caridad, descuidando la vida litúrgica. Lo que ha de diferenciar a los diversos ministerios es el acento que ponen en cada uno de estos aspectos y la forma de trabajo con que desarrolla su misión, consientes, sin embargo, de que todos necesitan completar su tarea con la aportación de los demás miembros. Sólo desde esta comunión apostólica conseguiremos que nuestra presentación del evangelio no descuide ninguna de sus dimensiones esenciales. La parroquia como engendradora de grupos de vida cristiana Necesitamos crear en la parroquia pequeños grupos de vida cristiana, donde se pueda compartir personalmente la fe y la vida, se encuentre en el punto de referencia necesario y el apoyo mediato para expresar y vivir la fe, se propicien itinerarios de formación cristiana más adecuados y donde se pueda orar. Presencia en la parroquia de los movimientos y grupos apostólicos Dentro de las experiencias comunitarias parroquiales se debe inscribir la presencia de los distintos movimientos y grupos apostólicos presentes en nuestra diócesis y en la Iglesia. Una presencia que bien articulada está llamada a ser una riqueza por los carismas que cada grupo aporta a la comunidad y por lo específico de su forma de apostolado. La parroquia como lugar de servicio pastoral A partir de los grupos cristianos habrá que organizar los servicios pastorales que necesite la parroquia. 9 “Haz memoria de Jesucristo Resucitado” PLAN DIOCESANO DE PASTORAL 2007-2011 Elegir de estas pistas tres que tú crees que son importantes para tu parroquia hoy. Pistas de acción para una parroquia como casa y escuela de comunión 1. Estructurar la parroquia en pequeñas comunidades, creando nuevos grupos comunitarios de vida cristiana que sean punto de referencia para la vida de sus miembros. 2. Potenciar y poner al servicio de la comunidad los distintos carismas y ministerios presentes en la parroquia. 3. Dar importancia a la acogida. 4. Invitar a participar en los causes formativos ofrecidos por la diócesis. 5. Facilitar y animar a la participación en los encuentros arciprestales y diocesanos organizados por las delegaciones respectivas. 6. Nombrar representantes en las comisiones arciprestales y en el consejo de pastoral arciprestal. 7. Potenciar la comunión y comunicación entre los diferentes grupos, organizando un encuentro o asamblea parroquial. 8. Revitalizar o crear los órganos de comunión y responsabilidad, especialmente el consejo pastoral parroquial. 9. Cuidar la creación y funcionamiento de la comisión de asuntos económicos. 10. Mejorar la experiencia y transmisión de una fe íntegra, proclamada, celebrada, vivida y hecha oración 10 “Haz memoria de Jesucristo Resucitado” PLAN DIOCESANO DE PASTORAL 2007-2011 el credo... en el que NO CREO Creo que: dios padre, todopoderoso y su hermano sol y hermana luna; junto con júpiter y sagitario; venus y libra, crearon el cielo, la tierra... y la energía positiva y negativa... ...ES EN LO QUE NO CREO Creo que: Jesucristo, que fue su hijo y nuestro hermano (tío con unos ideales guapos), nació en el portal de Belén junto con un buey y una mula, pasando por allí unos reyes magos de oriente (sobre el cinco de enero). No se que rollo del espíritu santo. Nació de la virgen de Candelaria, y la del Socorro, y la del Carmen (¿eran primas o hermanas?) padeció bajo el poder de Poncio Pilato (que quería soltar a Barrabas). Lo clavaron en una cruz, murió y resucitó (según dice Antena 3 en la película de Jesús de Nazaret de todos los años) y viene a decir quién va al cielo y al infierno... ...ES EN LO QUE NO CREO Creo que: el Espíritu Santo se viste en forma de paloma; la santa Iglesia Católica está formada por los curas y obispos; la comunión de los santos (sobre todo san Pancracio y el perejil, y san Antonio para que me de novio... ah y san Andrés para abrir la bodega); en el perdón de los pecados pero no te olvido; en la reencarnación de los muertos en forma de vaca o mosquito; y en la vida extrema... ...NO AMÉN 11 “Haz memoria de Jesucristo Resucitado” PLAN DIOCESANO DE PASTORAL 2007-2011 Celebración de la Palabra Monición para ambientar la celebración Nos hemos reunido en esta tarde al finalizar nuestra reunión, para poner en la manos de Dios nuestro trabajo realizado y sus frutos, junto compartimos una misma fe que nos impulsa a trabajar la comunión en nuestra comunidad parroquial, por ello nos reunimos en torno al Señor que es el que nos convoca para escuchar su Palabra y hacerla vida. Canto: “Un solo Señor” Saludo del sacerdote. Oración Dios todopoderoso y eterno, que reúnes lo que está disperso y conservas lo que has unido, mira con amor al pueblo de tu Hijo, para que, cuantos han recibido un mismo bautismo, vivan unidos por la misma fe y por el mismo amor. Por nuestro Señor Jesucristo. Canto: “Aleluya” Lectura del Evangelio según san Mateo 18, 19-22. Pequeña reflexión del sacerdote (Para el gesto es necesario unas tiras de cartulinas de diferentes colores que representen la pluralidad, para luego unirlas y formar una cadena que se situaría en torno a la cuna, que representaría que Jesús es el centro de la comunidad) Monición al gesto Hemos trabajado durante toda la tarde como estamos viviendo la comunión en nuestra parroquia, para simbolizar lo que hemos reflexionado vamos a realizar el siguiente gesto. Cada uno tomará un pedazo de cartulina que le simboliza a él y los iremos uniendo hasta formar una cadena y ofrecérsela a Jesús pobre en el pesebre. Durante el gesto se puede cantar “Somos un pueblo que camina” Oración del Padre nuestro Gesto de la paz Oración final Dios Padre bueno que has querido que compartamos en esta tarde nuestra fe y nuestro compromiso de vivir de acuerdo con ella, te pedimos que nos hagas capaces de vivir unidos por tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Bendición. Canto a la Virgen “la Virgen Sueña caminos” 12