casados - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

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LA TI.U S T I ? A C IÓ N E S P A Ñ O L A Y A M E R I C A N A ;
V U E L V E A E N C E N D E R L A PIPA
Hace cosa de cincuenta años que el buque inUlés A r g o s se perdió en un banco de arena de-i
grupo de Bahama. Solamente un marinero fue
echado á tierra por las olas. Llevaba c-n el bol­
sillo una lata con tabaco, una pipa, yesca y esla­
bón. Exprimida el agua de la ropa, se sentó, en­
cendió su pipa, y con la flema característica dé­
los ingleses, se puso á considerar la situación.
D e aquí so deduce que si un inglés no fuma te­
niendo qué, debe encontrarse en muy mal es- |
lado.
Por ejemplo, lie aquí un hombre que dice:
«Siempre me ha gustado la pipa, y «hora no
puedo aproximarla á la boca. » N o hay duda de
que esto obedece á una tazón, que él explica de l
este modo: - Hasta fin de Octubre de 18871yo era
fuerte y saludable, y entonces empecé á sentirme :
mal del estómago, desagradándome el alimento. |
Tenía rnal gusto de boca, y después de comer me
daban fatigas y vomitaba hasta que se me salta- I
ban las lágrimas, hasta tal punto que mi mujer
tenia que sujetarme la cabeza. Se me pusieron j
los ojos amarillos, y me sentí desanimado, débil y
nervioso. Algunas veces podía sudar, y luego me
quedaba frío.
>No podía tocar el alimento sólido, y durante I
algunos meses me subían á la boca aguas agrias.
Lo que comía ce me quedaba en el estómago pa­
rado y como sin vida. Sintiéndome tan desani­
mado, no hallaba placer entre mis anrgos.
• Hasta entonces siempre había estado alegre y
me había gustado la pipa, pero ahora no podía lle­
varla ¡í la boca,
»Tenía un dolor en el estómago que en mucho
tiempo no había nada que le aliviara. Me ponían
cataplasmas, y tomaba varias clases de medicina;
pero ninguna llegaba á su sitio, nada me alivia­
ba. A i fin tuve que abandonar el trabajo, pues
me puse tan nervioso y tan débil que no podía
dar un m irti/laso y se me caían las herramientas
de la mano.
»Durante más de cuatro meses no pude dormir
bien una sola noche. Me volvía y revolvía en la
cama sin cesar, y muchas veces tni mujer y yo
preferíamos quedarnos levantados la mayor parte
de la noche. Me puse tan delgado, que toda la
ropa se me quedó ancha. Los amigos que venían
á verme decían que era -imposible que mejorase,
y hasta mi mujer creía que no volvería á trabajar
en este mundo.
»Más <le un año estuve en manos de un hábil
médico, sin que sus medicinas dieran resultado.
Luego, fui á ver á otro en Sudbury, y sucedió lo
mismo. Los médicos me reconocían el pecho, y
decían que no había daño, que toda la enferme­
dad procedía de ínulas digestiones.
»M e iba poniendo cada ve/, más débil, y había
perdido las esperanzas, cuando, en la primavera
de l88q, una señora de Londres, que estaba en
la vicaria de Otlcn Belchamp, supo cómo me en­
comiaba. l-’ué ;i casa del Sr. (Jooily, el que vende
las medicinas, y le dijo que me mandase un poco
de Jarabe curativo de la M 1 1ro Scigel, que clin
lo pagaría. Como había tomado muchas cosas
sin obtener resultado, me oponía mucho á tomar
una nueva; pero tni muier se empeñó tamo, que
al fm empecé á lomar el Jarabe. Después de unas
cuantas tom es le dije á mi mujer: M e parece que
esta m edil i aa me ha puesto m e jo r; y desde enton­
ces me empecé á aliviar. A la tercera botella había vuelto á mi trabajo, más fuerte y mejor que
nunca, lo que sorprendió á to lo el mundo. '
» Todo el mundo decía que no me pondría bueno;
pero no ha sido a si, gracias á Dios.
»Ahora digo á todo el mundo que el Jarabe de
la Madre Scigel me ha salvado la vida. Cómo de
todo, y estoy tan animado que pod ía saltar por
ene ma de una puerta ardiendo. Los vecinos di­
cen que estoy diez años más joven.
Er.lAS B i.a n d , zapatero.
Belchamp St. Paul, Clare, Suffolk. Inglaterra.»
Los médicos que a'ribuycron la enfermedad de
Mr. Rland rt !
— ' *
les faltaba
presentó con
nuestro amigo fuma ahora su pipa con elgu sto
que en otros años. Si otra vez se encuentra en el
mismo Caso, apostamos á que no se le olvidará lo
que tiene que nacer.
Si el lector se dirige A los Sres. A. J. White,
Limitado. 155, calle de ( ‘aspe, Barcelona, ten­
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.
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T rx-ro .— C rò n ici [¡entrai, por D . Jové Fernández Bremón. — Nuestros g r a ta ­
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Vista del edificio :
; , Sala de Arquitectura y reproducciones de lo* monumentos de la isla:
3 , Sala de Ceràmica 4 . G alería de máquina* ; 5 # Sala de Kscultura. (A p u n ­
tes ucl naturai, por D . H erm enegildo É stevan .j
C R Ò N IC A G EN ER A L.
salvas con q u e Madrid ha hecho el últi­
mo saludo á los restos de D. Pedro II de
Braganza, al ser conducidos á Lisboa por
ferrocarril, creemos que han sido las pri­
meras que han saludado en esta corte á
aquel sencillo Em perador, tan aficionado
á ocultar su grandeza y viajar de incógnito:
ha necesitado estar muerto para no impedir
esos honores.
— Honores vanos y muy vanos—dirá algún filó­
sofo;—pues consisten en humo y ruido, para ob­
sequiar á un cadáver, que ni puede ver los fogonazos
ni oir las detonaciones.
— Es verdad; pero materializando así, ¿son más posi­
tivas las demás cosas del mundo? El Sr. Cánovas del
Castillo es hoy el jefe del Gobierno: nada más positivo:
pues es un preso á quien vigilan los partidos, á quien
rodean, hasta impedirle todo movimiento, los amigos
con sus exigencias, y todo el mundo con sus pretensio­
nes y negocios: mandar es ser esclavo. Si esto es el po­
der, ¿qué será la fama póstuma?
— Salvas en honra de un difunto. Pero el dinero....
— Humo, si se gasta: un cuidado inútil, si no se utiliza:
un peso que al fin hemos de abandonar con remordi­
mientos, si futí mal adquirido; con dolor, si somos ava­
ros....; con tristeza de no haber hecho el bien que pu­
dimos, si tenemos conciencia. Vea usted cómo lo más
real . considerado así, también se volatiliza y desapare­
ce. En cambio, ¿no es mejor suponer que si en el mun­
do material todo se deshace para transformarse, en el
mundo moral todo persiste, hasta las salvas á los muer­
tos? ¿No hay en él una corriente que une las genera­
ciones que fueron con las que son, y los vivos con íos
muertos? Por ese océano moral navegan, y llegan á no­
ticia de los que no existen, las intenciones y los saludos
de los vivos.
as
XL Vi
mor que existe entre nosotros á mezclarse en esos esposa y madre de familia, le proponemos otro te
asuntos. Cuando fuimos jurado pudimos observar un fe­ para una nueva conferencia: «La mujer, consideral*
nómeno constante: la idea dominante en cuantos decla­ como criatura tentadora, es para el hombre el eleni
ran ante un tribunal no es el esclarecimiento de los to antihigiénico más eficaz y poderoso.» Por ella t ^
hechos, sino el ver la manera de declarar sin compro­ catarros rondando las calles en invierno; riñe defIn*
meterse con la justicia ni indisponerse con los acu­ sufre disgustos y contrae enferm edades;’come á d '
sados.
hora, vive en perpetuo desorden, y envejece antesT
*
tiempo, si no mucre de un tiro.
***
* *
Y
en
cuanto
á
la
Sociedad
de
Higiene,
la
excitara
Las notas salientes entre los sucesos de estos días,
del siguiente tema: «Arte de prolongar?
son: en el interior, las altas y bajas, las conferencias, elvidadesarrollo
trasnochando, fundado en que, siendo tan acti
los rumores á que da ocasión el empréstito de 250 mi­ y enérgica
acción solar sobre toda clase de organi
llones de pesetas, y los planes de reformas de Madrid mos, es másla templada
la influencia de la |u¿!
que se atribuyen al alcalde Sr. Bosch. En el exterior, y de la noche sobre losy suave
que prefieran á viv?,
los tratados de comercio entre las potencias centrales rápidamente, conservarsecuerpos
medio más tranqmu
de E uropa, y las violentas discusiones de la Cámara Vivir de día, es podrirse al enaireunlibre;
vivir de noche °
francesa acerca de la actitud de algunos obispos, y la conservarse en lata.
resurrección de la idea separatista entre la Iglesia y el
*
* *
Estado. Aunque rozándose con la cuestión religiosa
universal, es un asunto puramente francés el que discu­
Desde la quilla al tope es una novela de costumbre
ten: en cada país difieren las relaciones entre el poder marítimas
Lanza, que tenemos á la vista !
civil y el espiritual, sin que podamos mezclarnos en hemos leídoporconSilverio
interés,
de la cual no damos oJu
ellas los extranjeros; pero es indudable que en todas nión, porque no ejercemospero
la
crítica
libros: la pro
partes es cuestión grave, que los Gobiernos prudentes ducción de novelas y obras de amenadeliteratura
es hov
deben rehuir. Francia tiene un nuevo motivo de per­ considerable, y necesitaríamos emplear en su lectura
turbación y de discordia con la cuestión de los obispos, todo nuestro tiempo: tratar de unas obras omitiendo
además de la económica y el disgusto de los generales
podría conducirnos á preferencias injustas; la.
por las acusaciones que se les han hecho de ineptitud ó otras,
únicas
en nuestra crónica son obras dé ac­
impericia á consecuencia de las faltas cometidas por tualidadquequecaben
correspondan
la caballería en las últimas maniobras. La afirmación circunstancia ponga en juego.á un tema que cualquicr
hecha por Mr. Floquet, presidente de la Cámara, de que
A título de curiosidad, y en ese concepto de obra
el papa Pío IX había sido masón, produjo en la asam­ puramente
del los
día,hermanos
podemos Carlos
citar elyManual
del perfecto
blea un gran escándalo y las protestas más acaloradas en periodista, «Je
Angel
y
la derecha de la Cámara, por lo inverosímil de la decla­ Gallardo, hijos de nuestro amigo Ossorio yOssorio
Bernard*
ración y por la falta de prudencia con que fué aventu­ dos chicos de la prensa, que salen en defensa de la cla­
rada por tan grave personaje.
se, satirizando, sin embargo, todas las funciones del
*%
De la conferencia dada en el Ateneo por nuestro
querido amigo D. Juan Pérez de Guzmán, acerca de los
retratos de Colón , resulta ser el más auténtico el que
posee nuestra Biblioteca Nacional Como el estudio es
además interesante y ameno, creemos que tendría im ­
portancia, y excitaría la curiosidad y podría ser un ne­
gocio editorial, la publicación de a<|uel trabajo con la
reproducción gráfica y exacta de todos los retratos
principales que se atribuyen al Almirante. Y conste que
no hacemos un reclamo de acuerdo con el autor, con
quien no hemos hablado hace algunos años, sino que
obedecemos al deseo de poseer esa colección de re­
tratos, con la crítica que ha hecho de ellos el Sr. Pérez
«le Guzmán, y de que sólo tenemos referencias, estan­
do seguros de que participan de nuestra curiosidad
muchísimas personas. Colón fué célebre en edad ma­
dura, y tiene por consiguiente la desgracia de que
sólo aspiremos á conocer su imagen en el período na­
tural de su gloria y de su fama; como su renombre es
el de un caudillo venerable, sienta bien á su reputación
una cara de hombre grave; otros, como Calderón, que
tuvo fama desde joven, no han dejado á la posteridad
sino la representación de su vejez, y alguno,como C er­
vantes, la simple descripción de lo que fué, escrita en
El Cuerpo consular, las autoridades y las personas algunos renglones inmortales.
más notables de San Sebastián han rendido también el
Nuestrci tiempo deja en cambio retratos infinitos de
último tributo al cadáver de Mr. Saint Saveur, cónsul personas insignificantes, y millones de fotografías anó­
«le I-rancia en aquella capital, asesinado por el canci­ nimas, que acaso se atribuirán algún día á celebridades
ller del consulado, que le disparó un tiro en la cabeza que hoy no apreciamos y el tiempo ha de realzar ó des­
en el acto de firmar el inventario hecho por aquél al cubrir. Y en cuanto á las medianías que no pasamos de
entregar la documentación confiada á su custodia, para la clase de sargentos, esos, llegaremos á los tiempos
trasladarse á otro destino. La representación pública futuros en caricatura, con una cabezota sobre un cuer­
de la víctima y la calidad del matador han dado al he­ po liliputiense, exagerados los defectos y desfigurada
cho un carácter escandaloso. El muerto y el matador la expresión: somos los espantajos de la posteridad.
habían sido condiscípulos y amigos: entibiáronse las Dios perdone á los dibujantes satíricos, como nosotros
buenas relaciones, se agriaron luego, y se convirtieron les perdonarem os, pero sólo á la hora de la muerte.
en odio, hasta el extremo de pedir el cónsul á la auto­
ridad un agente que le protegiera; pero la agresión fué
Española de Higiene ha trabajado mu­
tan repentina é inesperada, que no dió tiempo á impe­ choLaenSociedad
el último ejercicio, según la Memoria leída por
dirla. El asesino se suicidó después de com eter el cri­ su secretario
médico, pintor y orador D. José Para­
men , dejando consternada la población y perdidas dos da Santín. Losel debates
construcción de hospita­
familias, poco antes tranquilas y felices. Cada vez que les, publicados merced ásobre
subvención otorgada por la
ocurren estos delitos anómalos de personas que por su Diputación provincial á lainstancia
de los profesores y
edu<:ación y clase no parecen destinadas á término tan diputados Sres. hont y Pulido, bastarían
dar el
trágico, se estremece el corazón, y parece como que curso por bien empleado. Pero la Sociedad para
emitió ade­
buscamos en las profundidades de nuestro cerebro si más muchos informes, ya sobre la insalubridad
hay en él alguna sombra de esas que perturban al hom­ clase del Natural en la Escuela de Bellas Artes; losdeme­la
bre en días tristes y le ponen en la mano el revólver ó
de evitar en Madrid la propagación de las enfer­
el puñal. Por eso el cristiano se hace la cruz en la fren­ dios
medades
y otros trabajos. Las conferencias
te, pidiendo á Dios que le libre de los malos pensa­ han sido infecciosas,
tan
numerosas
como útiles. El Sr. Jordá di­
mientos....aunque sean puramente literarios.
sertó acerca de la instalación de hospitales; el Sr. Bur­
ilas del saneamiento de Madrid; el Sr. Pinilla acerca de
Pero el crimen de moda es el asesinato de la Baro­ la iniluencia de la vida campestre en las enfermedades
nesa Dellard, ocurrido en París en una casa del bu­ d d pecho; el Sr. Valera y Jiménez dió consejos á las
levar del Temple: un desconocido de buen aspecto madres; el Sr Moret hizo un gran discurso de Higiene
llama i la habitación; abre la Baronesa sin desconfianza de Madrid: sus socios han llevado su propaganda á la
é introduce al individuo, que la degüella con un cuchillo: prensa y á los centros de enseñanza, como el Sr. Pulido,
llega la criada de la calle, y el asesino. al verse descu­ que ha explicado Higiene en la Escuela de Institutrices
lecciones que tendrán la más útil propaganda. Por fin se
bierto, la acomete y hiere en el cuello; á los gritos de han
otorgado premios en concurso.
la pobre mujer huye el criminal y se salva, dejando por
•
única huella el cuchillo y sus señas personales. No sólo
• *
París, el mundo entero se pregunta en estos días: ;quién
Sr. 1 oiosa Latour leyó un bello discurso inaugu­
es el asesino: Y la impaciencia por descubrirle es tal, ra El, muy
bien escrito, destinado á poner en evidencia
que las gentes se instalan enfrente de la casa donde se esta verdad:
«La mujer con sólo realizar la función de
cometió el delito, y detienen á los que les parecen sos­ .amiba que implica
su sexo y comprende su destino de
pechosos. Es una charada que la curiosidad pública y la esposa, resulta la potencia
fundamenta] y eficaz de
policía francesa tratan de descifrar; ésta recibe infinitas a higiene de las naciones. •más
El
tema
quedó probado v
delaciones anónimas ó firmadas, y realmente el interés
.
c
UJ^-r
’,esa
mit;,d
Izcluicrda
del
hombre,
la llama
despertado se ha hecho internacional, pues todos re ­ el Sr. 1 olosa, por ser el lado en que residecomo
corazón
pasamos cada di* los periódicos, con la esperanza de quedo proclamada y reconocida como socia elnatural
deí
hallar la noticia de la captura del asesino. En París hay instituto higiénico español, de un modo serio y cientí­
verdadera afición en estos crímenes de ayudar á la jus­ fico, en un discurso notable.
ticia: la caza de asesinos es un sport á que se entregan _ * eI ? f ‘ es Indudable la verdad demostrada por el se­
con afán todos los franceses, y que contrasta con el te­ ñor
I olosa Latour en su discurso referido á la buena
K» XLVI
^,te sus impugnadores, y terminó por hacer un presu­
n to , con ímprobo trabajo y vigorosa iniciativa, esL„Jo las Cortes disueltas desde el memorable 3 de
j n o ; en 1881 y 18S2, proponiéndose un plan de H a­
cienda que entrañaba trascendental pensamiento re­
formista, fijó los puntos de partida para llegar á la mi­
gración del déficit, realizando la conversión de la
peuda en un solo tipo de interés, el 4 por 100, y reba­
jado el descuento, dos hechos que siempre registrará
ion elogio la historia de la Hacienda española.
El Sr. Camacho, que salió del Ministerio en Enero
¿01883, por haber sido desechado su proyecto para
^bitrar nuevos recursos sobre la base de "la riqueza
forestal, y cuando su presencia y su significación en el
£jbincte eran más necesarias fiara el desarrollo de las
Candes reformas que había emprendido, fué después,
lunque por breve tiempo, gobernador del Banco de
¿ípaña y director general de la Compañía Arrendataria
¿e Tabacos.
Es natural de C ádiz, y tiene la edad de setenta y
cuatro años (no ochenta y uno, como ha dicho Le E i(troji posee el collar de Carlos III desde el 26 de Di­
ciembre de 1S66, la gran cruz de Isabel la Católica des­
de el 20 de Noviembre de 1875, y la investidura de
senador vitalicio.
S. M. I. DON PED RO II DE A L C Á N T A R A ,
emperador que fué del Brasil.
Con razón se ha dicho que el fallecimiento de un mo¡arca es doblemente conmovedor y sentido cuando á
.as glorias de un reinado se unen las tristezas crueles
del destronamiento y del destierro; y esta doble im pre­
sión ha producido en Europa, aun en la Francia repu­
la muerte de S. M. I. don Pedro II de Alcántara,
moderno periodismo. La fami'ia Ossorio es un nido de blicana,
que
fué
emperador
por espacio de cincuenta
periodistas; los hijos se criaron entre papeles impresos v ocho años, y quedelhaBrasil
muerto
en París el 5 del acrecortes de noticias, galeradas y capillas, plumas y tije­ tnal.
ras. Recuerdo que el menor hacía colección de retratos Ocho días antes, al salir de una sesión pública de la
cuando otros reúnen aleluyas. Carlos, conocido hace Academia
de Ciencias Morales y Políticas, el Empera­
tiempo como redactor de E l Resumen, no necesita ser dor fué acometido
por insidiosa dolencia que degeneró
citado: Angel, que ahora sale á la palestra, me chocaba en pulmonía, y á pesar
de los cuidados facultativos que
desde niño por su rápida palabra y réplica oportuna: le prodigaron los doctores
franceses Charcot y Boucomo la obra es de los dos, no es fácil distinguir las chart y el brasileño Sr. Conde
Motta-Maia, su mé­
Cualidades del novel escritor, que se presenta confun­ dico de Cámara, á las doce de ladenoche
rindió su espí­
dido con su hermano, antes bien, hay en el libro cierta ritu al Supremo Hacedor.
unidad que no permite distinguirlos. La corta edad de Aunque hemos publicado, algunos años hace, en las
los redactores, sobre todo uno de ellos, se evidencia páginas
de este periódico la biografía de D. Pedro 11,
en que ya llaman anciano á su padre, que no tiene edad léanos permitido
aquí los principales hechos
todavía para tanto: acaso tengan la intención de hacerle del largo reinado derecordar
aquel
anciano
monarca, cuyo re­
abuelo.
Recomendamos
la
protección
á
los
chicos
de
la
trato
reproducimos
también
en
la
pág.
372.
prensa, y es la mejor comprar su libro.
D.
Pedro
II
de
Alcántara
Juan
Carlos
Leopoldo Sal­
*
vador Bibiano Javier Pablo Leocadio Miguel Gabriel
♦ ♦
Rafael y Gonzaga, nació el 2 de Diciembre de 1825, y
—¿ Has asistido á algún duelo?
comenzó
reinar, bajo tutela, por virtud «leí acta de
—A muchos, como médico; fiero también me he ba­ abdicacióná de
su padre, desde el 7 de Abril de 1831,
tido: me habían agraviado y me cebé.
liendo
declarado
mayor de edad el 23 de Julio de 1840;
— ¿Qué ocurrió?
coronado
en
el
año
el 18 de Julio, contrajo
— Destrocé de un balazo una pierna á mi adversario, matrimonio, en 4 de siguiente,
Septiembre
1843, con la infanta
se la amputé sobre el terreno, le vendé con ensaña­ Doña Teresa Cristina María, que denació
el 14 de Marzo
miento y le maté con mis recetas.
¡e 1822, y era hija de Francisco I, rey de las Dos Siciias, y de su segunda esposa D.;* María Isabel, hija de
Tedro. vendedor de cintas, despierta sobresaltado, y Carlos IV de España.
La hija única de los Emperadores del Brasil (porque
salta de la cama. Examina el metro y sonríe
ios dos hijos varones murieron en la cuna, y su hija se­
— ¿Qué te sucede, Perico?—le pregunta su mujer.
— He tenido una pesadilla. Soñé que despachaba mu­ cunda, la princesa Leopoldina Teresa Francisca, mu­
cha cinta, y después de hecha la venta, vi que me ha­ ñó en 7 de Febrero de 1871) es S. A. I. Doña Isabel
bía equivocado en la medida: el metro que tenemos en Cristina Leopoldina Agustina Micaela Gabriela Rafaela
jGonzaga, nacida el 29 de Julio de 1846 y casada el
la tienda era un kilómetro.
■5de Octubre de 1864 con S. A. R. Luis Felipe María
Fernando
príncipe de Orleans, conde de Eu,
— ¿No decía usted que hay en su finca una torre?— que nació elGastón,
29
de
Abril de 1842; y los hijos de este
preguntamos á un loco.
matrimonio
son:
Pedro
Alcántara Luis Felipe, príncipe
— Aquí la tiene usted.
de
Grao-Pará,
que
nació
en Petrópolis el 15 de Octu­
— Esto es un pozo muy hondo.
bre
de
1S75;
Luis
María
Felipe,
nacido el 26 de Enero
— ¿Y qué es un pozo sino una torre vuelta del revés? de 1878, y Antonio Gastón Francisco,
nacido en París
*19 de Agosto de 1SS1.
— ¿En qué se parecen las mariposas y las antiguas í). Pedro II de Alcántara, monarca ilustrado, liberal,
brujas ?
generoso, amante del progreso, procuró ante todo
danzar el régimen constitucional en el Brasil, país agi— En que mueren en las llamas.
!ado por incesante lucha de los partidos políticos en la
J
F
B
.
¿poca de la regencia, hasta la derrota del caudillo re­
publicano, senador José Feliciano, en Santa Lucia,
en 1842 ; respetando fielmente el régimen parlamentario
1 el Código fundamental del Estado, ejerció, no obsN U E STR O S GRABADOS.
Unte, considerable influencia en los asuntos d tl país,
Por sus esfuerzos para desenvolver la prosperidad agrícola y comercial, por su vigorosa iniciativa y nobilísimo
EXC.MO. S R. n . J L A N F R A N C I S C O C A M A C H O ,
ejemplo en el amor á las ciencias y á las artes; en 1830
nuevo gobernador (leí Banco de E.sfwna.
‘bolió en sus vastos dominios la trata de negros, y ayu|«ndo
Urquiza para derribar al dictador argentino
Damos en la plana primera el retrato del Excmo. Se­ ^osas, áobtuvo
la libre navegación del Plata y un auñor D, luán Francisco Camacho, nuevo gobernador dd ®ento de territorio
al Sud de sus estados; visitó en
Banco Nacional de España.
'*60
todas
las
provincias
de su Imperio, para adquirir
Nadie ignora, prescindiendo de preocupaciones de juea exacta de las aspiraciones
y necesidades del pueescuela y de apasionamientos de la política, que el se­ brasileño, y declarándose desde
entonces contra la
ñor Camacho es uno de los primeros hacendistas de y ‘°sa institución de la esclavitud, empezó
á preparar
nuestra época, y que ha ganado tan alta reputación eI camino para llegar á la abolición, favoreciendo
la in­
financiera, no sólo por su clara inteligencia y su ins­
de obreros chinos y logrando que los grantrucción vastísim a. sino también por los eminentes ser­ migración
-cs propietarios de esclavos se adhiriesen á sus propóvicios que ha prestado al país.
**tos;
paulatinamente, pero con firmeza,
Tres veces, y en circunstancias muy diversas, ha 'f obraprosiguiendo
humanitaria, hizo presentar á las Cámaras, en
desempeñado la cartera de Hacienda: en 1S72, aunque ’r«o.
proyectos de ley que reconocían en principio la
su paso por el Ministerio fué muy breve, estudió prác­ j'olición,
la manera de educar á los esticamente la organización tributaria, y buscó y encon­ avos en ladeterminando
libertad,
y
esos
proyectos fueron leyes del
tró recursos, en aquellos azarosos "días, para hacer ■ ^perio, por votación parlamentaria
unánime, en
frente á las sagradas obligaciones del Estado; en iSy-*- de Septiembre de 1S71; desde 1865casi
á
1S70,
de acuercuando los ingresos eran más necesarios, y con fatd ^ con las Repúblicas Argentina y de Montevideo,
sosnecesidad, por cierto, porque la guerra civil adquirí3 j o encarnizada guerra contra el intrépido general
rápidamente mayor incremento, lo mismo en la Penín­ T°Puz, presidente del Paraguay, la cual terminó favosula que en la isla de Cuba, empezó por restablecer c! e m e n t e para el Brasil; en 1S71 vino á Europa, y viimpuesto de consumos, dando muestra de viril energi*
varios Estados, examinando con atenta observación
o sé
ernández
rem ón
•»I 1
LA I L U S T R A C I Ó N E S P A Ñ O L A Y A M E R I C A N A .
los progresos modernos y las mejoras que podría intro­
ducir en su patria, y cuando regresó á Río de Janeiro
hizo proponer á las Cámaras sucesivos proyectos de ley
para desenvolver y propagar la instrucción popular, es­
tablecer vías férreas y líneas telegráficas, reformar la
ley electoral, etc.
Los nobles propósitos de D. Pedro acerca de la abo­
lición de la esclavitud fueron cumplidos por su hija Isa­
bel Cristina, que, siendo Regente del Imperio, por au­
sencia de su augusto padre, sancionó la ley de 13 de
Marzo de 18SS, declarando extinguida la esclavitud en
el Brasil.
La insurrección de 16 de Noviembre de 1S89, ocu­
rrida precisamente cuando se tocaban los brillantes re­
sultados de aquella reforma liberal v grandiosa, y cuando
el noble Emperador parecía ser ídolo de su pueblo, le
hizo prisionero en el palacio de Petrópolis, y le obligó
á em barcarse, de noche, con la Emperatriz, sus hijos y
sus tres nietos, en un buque de guerra que Ies trans­
portó á Europa.
Así terminó un feliz reinado de cincuenta y ocho
años.
D. Pedro II amaba sinceramente á España, conocía á
fondo nuestra historia y nuestro idioma, y estaba fami­
liarizado con nuestras joyas literarias antiguas y moder­
nas, desde el Quijote y las comedias de Calderón y
Lope hasta las obras de Castro y Serrano y de Echegaray; era correspondiente de la Real Academia Españo­
la, y aun se había dignado concurrir á una sesión del
docto Cuerpo, sin aceptar la presidencia; cuando es­
tuvo por primera vez en Madrid visitó personalmente
al ilustre autor de I.os Amantes de Teruel y E l mal Após­
tol y el buen Ladrón, el insigne Hartzenbusch, que á la
sazón habitaba en un modesto entresuelo de la calle de
Leganitos.
Su cadáver ha sido trasladado á Lisboa, sin abando­
narle un momento SS. AA. RR. los Condes de Eu, y se­
pultado en la cripta de la iglesia de San Vicente, pan­
teón ile la familia de Braganza, al lado del sepulcro que
guarda los restos mortales de la emperatriz D.» Teresa
Cristina María, esposa que fué de D. Pedro.
En París se tributaron reales honores á los restos del
E m perador, y en Madrid , en las estaciones del Norte y
de Atocha, al pasar el féretro con dirección á Lisboa,
la corte y el Gobierno, el ejército y las corporaciones
doctas, asociáronse también en noble manifestación de
respeto ante el despojo mortal de D. Pedro II.
Dios haya acogido en su seno el alma del infortunado
monarca.
rioradas y reemplazar las inútiles por otras nucvecitas y
ñamantes.
¡Cuántos recuerdos, algunos alegres y muchísimos
tristes, despertarán en el anciano aquellas pintarrajea­
das figurillas!
Nuestro grabado de la pág. 376 reproduce un magní­
fico retrato, pintado por el inmortal Vclázquez, que se
ostenta en la Galería Nacional de Londres: el retrato
de D. Adrián Pulido Pareja, defensor de Fucntcrrabia
en el sitio de 1038, caballero profeso del hábito de San­
tiago por merced especial del rey D. Felipe IV, almi­
rante de la Armada de Nueva-España en 1655 y heroico
mártir de la patria en el sitio de V eracruz, donde pere­
ció, en reñido combate contra los ingleses, en 1664.
Representa un hidalgo castellano de rostro ceñudo
(gri/tt i astillan Upe, dice el Catálogo inglés), ojos y ca­
bellos negros, levantados mostachos y barba recortada;
viste ropilla de terciopelo negro y largo cuello de en­
caje blanco, cruzándole el pecho una banda, insignia de
su dignidad; pendiente de un cordón rojo y oro. lleva la
venera de la ínclita orden.
Pintó Vclázquez ese admirable retrato en 1639, á juz­
gar por la leyenda que tiene el lienzo, y que dice así:
Did. I elasq.'- Philip I V á cubículo ejus pic/or, ftíjij .—
Adrián Pulido Pareja; perteneció á la colección de los
Duques de Ar«:os, de donde pasó á la del Conde de
Radnor, en el siglo xvm; últimamente fué adquirido en
elevado precio por la dirección de la National Gallery
de Londres.
Otro retrato de Adrián Pulido Pareja, aunque no pin­
tado por Velázquez, existe en la galería del Duque de
Bedford.
Nuestro compatriota y antiguo colaborador artístico
en este periódico, D. Enrique Mélida, ha presentado en
el Salón (Palacio de los Campos Elíseos) de París, de
este año, el precioso cuadro La Comunión en el convento,
que damos á conocer en el grabado de la pág. 377: va­
nas monjas, arrodilladas ante la verja del comulgatorio,
reciben de manos d d sacerdote celebrante la Sagrada
F orma.
Es una hermosa composición, bien sentida y bien eje­
cutada, digna dd laureado autor de ¡Se a^uó la fiesta]
E l Concierto de los fra iles, La Antesala d d Principe de la
\ a z<
-'[,isa de parida, y tantas otras magistrales pro­
ducciones
artísticas.
*
* *
LA REBELIÓ N EN CHINA.
T O K IO (JA R O N ).
1.a tira n M u tu lla « r e a de Nankmv.
Ejercicio* de una litigada <le incendios,
No hay país, en el lejano O riente, tan expuesto á de­
vastadores incendios como el Japón: allí las casas son
de madera, y las ventanas están cubiertas de papel, en
vez de cristales, y el menor descuido, una chispa fugi­
tiva determina el incendio, que se propaga con rapidez
vertiginosa y destruye en breves horas centenares de
casas.
En Tokio, por ejemplo, una de las principales ciu­
dades del Imperio, estalló un incendio, á mediados de
Noviembre último, que devoró en doce horas más de
1.500 casas, y pocos años antes había ocurrido otro si­
niestro más considerable.
Y como la carencia de agua no permite allí el uso
de las bombas contra incendios que se usan en Europa
y América, ni parece que tuvo el éxito deseado la com­
posición química que se ensayó en el año anterior para
hacer incombustibles las maderas de construcción, re­
sulta que el principal objetivo de las brigadas de in­
cendios se dirige á aislar el fuego, cortando y separando
las manzanas de casas amenazadas por las llamas.
Y para lograrlo con habilidad y presteza ejecutan con
fre«:uencia ejercicios gimnásticos, que parecerían ex­
traños y aun grotescos á un europeo, en la forma que
representa nuestro segundo grabado de la pág. 372:
cada hombre de la brigada está dotado de una especie
de escalera con garfios, que aplica sólidamente á las ca­
sas para llevar á cabo sus trabajos de salvamento; y los
ejercicios consisten en subir y bajar por la escalera en
diversas actitudes, de frente ó de lado, en sentido hori­
zontal ó vertical, sosteniéndose sólo con los pies ó sólo
con las manos, etc., para adquirir la práctica necesa­
ria en todos los casos, por arriesgados y difíciles que
fueren.
Nadie ignora que son los japoneses, generalmente
hablando, muy hábiles gimnastas y acróbatas 1prueba
de esto hemos tenido en Madrid, pocos años hace, en
los Circos de Pnce y de Parish), y empicarán su habili­
dad con fortuna en los más peligrosos episodios de sal­
vamento.
B E L L A S A R IE S .
Preparativos, composición y dib ajo de M anuel Picólo. - E l A lm ira n te espa­
ñol Ü . A d r iá n P u lid o Pareja . cuadro del insigne Veláxquez. / .„ Com u­
na n en e l convento, cuadro de Enrique M élida.
Preparativos se titula el dibujo original de Manuel
Picolo, que publicamos en el grabado de la pág. 373, y
figura una escena de costumbres familiares que se re­
presentará estos días en muchas casas, en la intimidad
del hogar cristiano.
Acércase la Nochebuena, y el papá, que nunca deja
sin premio la aplicación y la obediencia de su hijo, ha
ofrecido á éste preparar el Nacimiento: en la mesa del
comedor, y ante la mirada de todos los individuos de la
familia, incluso el inquieto y gracioso bebe, pasa revista
de inspección á las figurillas de yeso y barro, desde el
portal de Belén y la mansa vaca, hasta los Reyes Magos
y los pastores de las ofrendas, para componer las dete-
La versiijn oficial inglesa «le los deplorables sucesos
de China es la siguiente: «En la noche del 18 de No­
viembre dos sociedades secretas iniciaron un movi­
miento insurreccional á los gritos de ¡Mueran los ex­
tranjeros! ¡Mueran los cristianos!-E l centro de la in­
surrección es la provincia de Gc-I Iol; las víctimas pasan
de 500, entre ellas varios sacerdotes y algunas herma­
nas de la Caridad; las iglesias han sido saqueadas é in­
cendiadas en dos ó tres ciudades.—El Em perador en­
vió inmediatamente tropas de infantería y caballería
que dispersaron á los rebeldes el día 25; pero éstos s<reconcentraron luego, y continúan sublevados.»
La insurrección ha estallado en el distrito Sudoeste
del Imperio, no lejos de la gran muralla, de la cual da­
mos una vista parcial en el primer grabado de la pá­
gina 3S0.
Esta famosa muralla fué construida por los Empera­
dores de la dinastía Ming. más de quinientos años an­
tes de la era cristiana, según afirman geógrafos y via­
jeros modernos; su altura es de 20 á 40 pies, con un
parapeto de ladrillo; el muro está construido con enor­
mes sillares, y de trecho en trecho interrumpido por
cuadrados torreones; la muralla, visible á gran distancia,
sigue por todos los accidentes del terreno, subiendo á
las montañas, bajando á los valles, cruzando los ríos, etc.,
porque los antiguos soberanos se proponían cerrar ei
paso, con esa muralla, á las legiones de tártaros que in­
vadían el Celeste Imperio.
La ciudad de Tientsin, situada cerca del paso de
N'ankow, es el verdadero puerto de Pekín, v residencia
de cónsules europeos: allí se firmó, en 1858", el célebre
tratado de Lord Elguin, que doce años más tarde en­
sangrentaron y desgarraron los chinos fanáticos, asesi­
nando á varias hermanas de la Caridad francesas, en la
misma plaza de la ciudad.
Añadiremos, que si nuestro grabado tiene carácter
de actualidad, considerándole en la representación
exacta, no le tiene menos si se le considera en sentido
figurado; porque, en verdad, ¿qué mejor muralla déla
China, hablando metafóricamente, que la levantada
ahora alrededor de Francia, por los mismos franceses,
con su exagerado proteccionismo? ¿Continuará cercada
mucho tiempo, ó tendrán que franquearla en breve,
por su propio interés y beneficio, los intransigentes que
la construyeron, ó bien la allanarán las naciones euro­
peas. como los tártaros allanaron la del Celeste Im­
perio?
E S L A INDIA IN GLESA.
L a primera amonestación matrimonial.
Modificando un popular refrán de sir John Falstaff,
se puede decir que los negros no se ríen "de ellos mis­
mos. pero son causa de la risa de los blancos.
Demuéstralo así la escena que representa nuestro se­
gundo grabado de la pág. 380: ocurre en una población
de la India inglesa; dos futuros cónyuges, de recia com­
plexión y caricaturesco rostro, dignos descendientes de
Cam, asisten á la lectura de su propia amonestación
P I C OL O.
w
E M PKKA D O H
Q U E
KÜÉ
DEI.
BRASIL.
Nadó c! 2 de Diciembre de 1S25; f en Parí», el 5 del actual
A
IT)
O
EL S E R V I C I O DE I NCENDI OS EN EL J APÓN
C OMP OS I C I ÓN
<
D-
V DI BUJO
DE
<
MA NU E L
O
D.
'Ti
oo mi 44
LA I L U S T R A C I Ó N E S P A Ñ O L A Y A M E R I C A N A
matrimonial (proclamation o f thcir oum bañas), en un
templo metodista; detrás están sentados los correspon­
dientes padrinos, otras dos parejas de negros, emperi­
follados y graves; el organista ameniza el acto con las
alegres notas de un himno epitalámico.
Este episodio de costumbres indo-británicas ha sido
publicado por el periódico The Graphic, de Londres, se­
gún croquis del natural remitido por el artista Mr. Hai­
tiano McKall.
la portera; no ha visto usted, señora, una casa donde
haya más de eso que en ésta; pero no hablo de las pa­
ridas... hablo de D. Feliciano y su pobrecita mujer y
sus cuatro hijos, un señor muy decente y muy buen
mozo... El infeliz está cesante y muy malito, y su mu­
jer no tiene trabajo, ni puede ahora trabajar, y él y ella
y sus hijitos se mueren sin pedir nada á nadie, y ya los
hubiera echado de la casa la justicia si no estuviera tan
malo D. Feliciano... Señorita, si les diera usted algún
socorro...
Yo les pongo un pucherito, por los niños lo
*
* «
hago; pero si viera usted lo que me cuesta que lo acep­
EX PO SICIÓ N NACIONAL DE PALERM O.
ten... aunque les digo que ya me pagarán cuando pue­
dan... • Me conmovió la portera, que debe ser una ex­
En el grabado de la pág. 381 conmemoramos la actual celente
mujer, y además el nombre de Feliciano ....
Exposición de Palermo, con interesantes apuntes dapr'es
—
Bien
me acuerdo de aquel dichoso Feliciano...
»ature que nos ha remitido el distinguido artista D. H er­
— Y decidí volver á subir los empinados escalones
menegildo Estevan.
hasta el cuarto piso... Llamé, y á poco salió á la puerta
Es la Exposición Nacional una discreta manifestación una
delgada, demacrada, tan ojerosa como yo
«le la actividad italiana: el edificio principal, cuyo estilo ahora,mujer
una bata de fular muy traída; ¡fular en este
arquitectónico se asemeja al gótico normando, que tiempo con
crudo! Desde luego se conocía que era una
tanto abunda en Sicilia, contiene varios salones que personatan
educada.
Las manos muy limpias, el cabello
ofrecen al observador no escaso interés; pudiéndose muy recogido, la mirada
y melancólica... Una
asegurar que los más importantes son los de escultura mujer que habrá sido muydulce
hermosa, que todavía lo
y de cerámica, así como la galería de máquinas.
es... —«¿Es aquí, la pregunté, donde vive un señor don
España no ve con indiferencia los progresos de la Feliciano?...
— Sí, señora, me contestó. Pase usted. Mi
capital de Sicilia, donde los monumentos y hasta el ca­
está enfermo, pero puede usted decirme lo que
rácter de sus habitantes recuerdan antiguos y gloriosos marido
desea... Pase usted, señora, y siéntese... No puedo
triunfos de la patria española.
presentar á usted una silla tan buena como las á que
estará usted acostumbrada... pero está limpia, seño­
E u s e b io M a r t ín e z d e V e l a s c o .
ra... » Clarita de mi vida, no puedes figurarte qué po­
breza la de aquella casa, pero qué hermosa pobreza.
Tres sillas, una mesa de pino; sobre la mesa una bote­
lla, unos vasos, tres ó cuatro platos, dos cubiertos de
palo, unas cucharitas pequeñas de Meneses... En una
percha, un gabán, un sombrero hongo, y unos vestidi(NUEVA SER IE.)
tos de niño... Todo limpísimo. El suelo, de ladrillos
grandes, estaba más limpio que los mármoles de mi
casa, te lo aseguro, y la cortina que cubría la puerta
¡ F E L IC IA N O !
de la alcoba era más blanca que la nieve. Me senté, y
la invité á sentarse enfrente de mí.
ijita, me has dado un susto... ¡Una se­
mana sin verte en el teatro Real, ni en el
—«Señora, le dije, he sabido que se hallan ustedes en
Retiro, en los días buenos de sol que he­ situación apurada, y vengo á suplicar á usted que me
mos tenido, ni en casa de la Duquesa!...
dispense el favor de aceptar una pequeña suma .... La
Creí que estarías mala ó que ya no habrías mujer hizo un movimiento... —No, continué, no es una
podido aguantar más á tu marido, y te ha­ limosna, señora, lo que vengo á ofrecer á usted; es un
llarías á estas horas Dios sabe dónde... Con­
adelanto á cuenta de lo que tendré que abonar á usted
que dime qué te pasa. Te encuentro pálida, por trabajo que le voy á encargar. Sé que usted cose...
IVV ojerosa... y casi, casi, me atrevería á asegurar que
—Si, señora, Dios pagará á usted este beneficio. He
V* has llorado... ¿Me equivoco?.....
cosido para una tienda de la Puerta del Sol, pero hace
V
—No, Clarita de mi vida, no te equivocas; he
dos semanas que no hay trabajo... —¿Cose usted en
llorado, y mucho...
blanco?—Si, señora. —Pues me hará usted mucha ropa
—¡Válgame Dios!... ¡Y yo sin saber nada! Yo, tu blanca. ¿Tendrá usted máquina? —¡Ay! señora, la te­
mejor amiga desde la infancia... Es claro, como no he
nía; ayer la empeñé. Era lo último de algún valor que
podido venir... Mi marido todos estos días ha tenido había en casa. —Pues daré á usted doscientas pesetas;
convidados, banqueros de Barcelona, de París, de Ams- desempeña usted su máquina, y un día de estos enviaré
terdam, que todos andan con él engolfados en no sé qué á usted una pieza de holanda para que me haga ca­
combinaciones de compras de oro, de empréstitos, y misas y unas chambrillas y unos peinadores... Me in­
de otros negocios... y no he podido tener un momento
teresa mucho la situación de usted, de su marido y de
mío... Pero ahora me contarás...... porque me parece sus hijos... Creo que tiene usted hijos.....—Si, señora,
que no tendrás ahora secretos conmigo, tú que nunca cuatro. Mire usted, señora, por donde asoman dos. Ve­
los has tenido para mí...
nid acá, añadió mirando á la alcoba, cuya cortina mo­
— Sí, sí, todo te lo contaré. Necesito desahogar mi co­ vían los chicos, sin duda; venid, que esta señora es
razón, Clarita... ¡ y con quién mejor que contigo?.....
muy buena y quiere mucho á los niños, y os trae pan.»
— Pues habla; ya te escucho muerta de curiosidad. —Esta frase fué de un efecto decisivo. Uno tras otro
¿No vendrán á interrumpirnos?...
aparecieron los niños... ¡Qué niños! Clarita, ángeles
—No; mi marido, que también anda, como el tuyo, del ciclo. No puedes figurarte nada más bonito, de fac­
metido en eso del oro y de los cambios, se marchó hace ciones más delicadas, de más nacarado y finísimo cu­
cuatro días á París, y así se estuviera por allá mucho tis... cuatro ángeles arrancados á un cuadro de Murillo.
tiempo. Hija, cada día está más cargante y más antipá­ ¡Qué ojos y qué miradas tan puras!... ¡qué amor de
tico. Pues verás...
hijos! Una niña de ocho años, la mayor; dos niños
— A ver, á ver.
de seis y de cuatro, y otra niña de dos. ¡Qué hermoso
—Hace ocho días... ya sabes que soy de la Sociedad
el grupo que formaban la madre y las cuatro criaturitas
para el socorro de paridas pobres de solemnidad del agrupadas junto á ella, mirándome con aquellos ojos de
barrio de la Buena Dicha.
inocencia impregnados de la más dulce y candorosa
— No lo sabia...
melancolía! Todos vestidos pobremente, pero sin una
—Pues sí; me comprometieron unas amigas y me mancha, limpios en su cuerpo como en sus escasas ro­
nombraron presidenta... Como te digo, hace ocho días
pas... unos niños, en fin, que no he visto otros igua­
me ocurrió la idea de ir á visitar á las pobres, cuyos les... Los besé y me besaron los pobrecitos, sin hacerse
nombres y domicilio constaban en una lista que me de rogar, humildes y cariñosos, y ¡as lágrimas vinieron
trajo el que hace de secretario, Pepito Carraspera, ese á mis ojos, lágrimas que no eran, Clarita mía, de pena
sietemesino...
ante aquel cuadro de pobreza, de pobreza tan hermo­
— Ya le conozco, el amigo de la viuda de Tarantela.
sa, sino de... de envidia de la incomparable felicidad
—Justam ente, de ese vestiglo.... Pues mandé poner de aquella madre, de aquella esposa.
el coche, y con mi carterita llena de bonos y algunos
—¿Envidia?.... ¡Envidia tú, una de las más hermosas
billetes de los de veinticinco pesetas, fui á la calle de y más
ricas damas de nuestra clase!...
la Justa, una calle siniestra....
— Sí, Clarita, sí; envidia, envidia que me mordía y
— ¡Ya lo creo!
aun me muerde en el corazón. Aquella mujer me dijo:
—En el núm. 90 había nada menos que tres....
«Estos son mis hijitos, los hijos del hombre amado que
—¿Tres paridas pobres?....
me ha hecho tan feliz, y á quien quiero sobre todo en
— Sí, hija, la pobreza abunda mucho. ¡Qué miseria,
mundo. Mire usted, señora, á nadie tengo envidia
hijita! ¡qué camastros!.... ¡qué habitaciones sin luz, sin este
en la tierra, aunque nos vemos tan pobres. Siento, es
aire!....¡qué chicos tan Hacuchos, con unas caritas de claro, que estemos tan pobres, por mis hijitos y por mi
hambre!....¡Qué infelices madres!......Lívidas, tiritando marido, pero por mi no... ¡Tengo el amor de mi mari­
de frío, con los brazos amoratados.....¡Un horror, hija, do
y la adoración de mis hijos... ¿qué mayor riqueza?.....
un horror!....Repartí entre aquellas pobres unos cuan­ ¿qué
felicidad?... Mi marido, señora, es un hom­
tos bonos de pan, de arroz, de carne, de leche, de ga­ bre demayor
bien, un corazón de oro; por eso ha medrado
llina, de chocolate; dejé á cada una un billete de veinti­ poco. Estaba empleado con doce mil reales cuando le
cinco....y me apresuré á bajar aquella escalera empi­ conocí, hará nueve años, y con el mismo sueldo ha se­
nada, temiendo rodarla.... En el portal me salió al guido hasta que le dejaron cesante hace un año...
encuentro una mujer vieja, que me dijo: — «Señorita, Como
no visitaba á nadie, ni intrigaba, ni pedía reco­
aunque sea mal preguntado,¿ es usted de la Junta?....— mendaciones,
adulaba á los jefes... no sólo no le as­
¿Qué desea usted? la pregunté. — Y o , por mi nada, se­ cendieron, sinoni que
al fin lo echaron á la calle un día
ñorita, porque yo soy la portera, y tengo un hijo eba­ que, sin duda, hubo compromiso
á otro su des­
nista, que es muy bueno, y gana cuatro pesetas, y él y tino... Abrió su bufete de abogadodededarpobres,
lo
yo vivimos, gracias á Dios, sin pedir nada á nadie.... que no ganaba nada; luego cayó enfermo, y asícon
hemos
pero quería preguntar á usted, y usted me perdone, si venido á esta situación... Los amigos que tenia mi ma­
ha llamado usted en casa de D. Feliciano.»
rido le han olvidado, el personaje que le dió el destino
— ¿Don Feliciano?....
se ha muerto... pero Dios no nos abandona; hoy la
— Si, hija, si, D. Feliciano dijo.... ¡Ay! ¡D. Feli­ trae
á usted, bondadosa señora, que viene á ofrecerme
ciano!
trabajo, y El también devolverá la salud á mi marido.
« — No, le contesté; he venido á visitar á tres po­
pierdo la confianza. Algunos días hemos amane­
bres que no tienen recursos....—Sí, las paridas, repuso Nunca
cido sin un céntimo en casa, y, sin embargo, todavía no
T IP O S M A D R IL E Ñ O S .
XLV]
S.» XLVI
se han quedado nuestros hijos sin comer un solo di. uniendo en su compañía el pucherito con que le favoSu padre y yo, sí....algunos días hemos comido......
‘ e |a portera.... Tienes que llevar con paciencia la
pero no puede usted figurarse qué alegría tan grand' 'gracia de ser riquísima, titulo del Reino, esposa del
sentimos cuando nos sacrificamos por nuestros hijos ^lentísim o Señor....
—¿Y qué enfermedad tiene su marido de usted? le r,L
No me le nombres,
gunté.—Una debilidad general, anemia.....—Pues |0 prei
p-¡ ^„Mira
_ Clarita!....
__
que esta __
noche
n o tew permito
estar encerrada
mero que necesita es alimentarse —Ha perdido el aJ Crasa Vendré á comer contigo, y luego nos iremos al
tito....¡Ay! señora, le han amargado mucho los de¿iL r.-i
:;l'.
ganos
del mundo.
El, un empleado
honradoS.\é intelig^"
_ Sí, Clarita, sí, iremos. Ya veo que no tengo más rctte,f» rocunti*
ntrrn1
- ^ ** Ldio,
cesante, try otros,
que no
no valen lo n..r»
que él, _t
s “Bieni
¡pobre de mi! que resignarme con mi suerte.
como la espuma; ha querido trabajar, y no ha c n ^
C
F
.
trado en qué ocupar su talento; los amigos á quien«
había favorecido cuando podía, lian olvidado el benefi*
ció y desconocido al amigo.... Él no posee la prácti«
de la vida; no tiene aptitud, como otros, para la |Ucv:
BAJO LOS A U STR IA S.
por la existencia; es tímido, modesto con exageración
pundonoroso.... y prefiere estas privaciones, esta ex­
.
,
trem ada pobreza, á las humillaciones, á la rastrera adu!
CONDE
DUQUE
DE
O
L
IV
A
R
E
»
.
lación, á la intriga y á la osadía con que otros procuran
hacer carrera. El es así, y no lo puede remediar
asi le quiero yo, le adoro, señora.... y asi somos fe.
os siglos y medio llevamos de leer constan­
lices.»
temente los vituperios de que rebosan
Dijo estas palabras con una expresión tan viva de su­
los juicios hostiles al gran ministro y pri­
prema felicidad en su mirada límpida y serena, que no
vado de Felipe IV, D. Gaspar de Guzmán,
había lugar á poner en duda que, en medio de su p^.
conde-duque de Olivares; juicios que, aun­
breza, es la más venturosa de las mujeres. Sentí que |a
que admitidos ya por el consenso común
envidia me mordía con mayor crueldad, y me puse en t
en
calidad
de cosa juzgada, todavía se hallan
pie. En la mano tenía las doscientas pesetas en billetes
fundados
más
bien que en una critica severa y
que había sacado de la cartera. «Tome usted, le dije 4
racional,
en
las
pasiones
y rivalidades que produ­
cuenta del trabajo que le he de encargar....» Y en ¿I
jeron
su
caída,
y
en
la
larga
contienda personal
mismo punto, cuando iba ya la feliz esposa á tomar el
que
sostuvo
con
su
venturoso
adversario
Cardedinero, apareció en la puerta de la alcoba, envuelto en alDuque de Richelieu, de quien fué al cabo, noel sólo
en
una bata deslucida....
’
r
ancia,
sino
dentro
de
nuestro
propio
país,
la
victoria
—¿El marido?....
_oral definitiva y la sentencia de aquel pleito de dos
— Sí, Feliciano.... ¡el mismísimo Feliciano!
que venían sosteniendo Fernando V de Aragón
— Feliciano, aquel interesante mancebo que hace ^los
•Carlos
VIH , Carlos V de] Austria y Francisco 1 , F'elidoce años, poco antes de casarme yo, te volvió loca. . * 11 v Enrique
IV , y finalmente aquellos dos grandes
Lo había adivinado.
únistros
en
quienes
la postre se sustanció. De lo pri­
— Si, aquel mismo por quien hice aquella locura que mero que pecan losá dictámenes
adversos hasta aquí
solamente mis padres supieron....
mitidos contra el Conde-Duque de Olivares, es de la
— Tus padres....y él, me parece.
Wta de sentido nacional y patriótico con que son infór­
— Y tú, para quien nunca he tenido secretos,
malos. Si es verdad que D. Gaspar de Guzmán no tuvo
— ¿Y está tan guapo como entonces?....
el último período de su ministerio laborioso la for­
— Más, á pesar de la demacración propia de la enfer­ (Q
ana,
¿es que sólo el éxito postrero expide los títulos
medad y de la pobreza.... Está interesantísimo.
¿la
grandeza
Entonces Napoleón después
— ¡Qué oposición la de tu padre á que te casara* Waterlóo no personal?
sería más que un pigmeo.
con él!
éste no es el juicio imparcial de la historia. Desde
— ¡Porque era pobre, y porque no servía para nada!- miSo:hasta
los actos de gobierno del célebre va­
dccía mi padre, Dios le haya perdonado.—¡Qué feliz lúo fueron 1627,
coronados
con la aureola del acierto. Faltá­
hubiera sido yo con él, como lo es la otra!....¡Quéra­ bale después los medios
para sostener una política de
bia! ¡Qué hijos tan hermosos tiene!....
»¿rasión
,
y
el
segundo
período
de su ministerio se acre— Bueno; apareció Feliciano y dijo....¿qué dijo?
liupor
los
esfuerzos
de
una
heroica
resistencia. Cayó
-« S eñ ora, dijo, guarde usted ese dinero, que míe»- Jcabo sobre él la conltagración universal,
cuando las
posa no puede aceptar. Lo agradecemos mucho, pero «rzas militares y económicas del país estaban
no recibimos limosna. La acción de usted, señora, es la; vinieron los ataques directos sobre el sueloagóta­
de la
muy noble, muy hermosa; pero nosotros nada pedimos, «ínsula; surgieron las guerras separatistas de Cataen otros que piden auxilio en sus necesidades puede •jfla y Portugal, y los conatos de insurrección de otras
usted emplear mejor su caridad.»
¡rovincias, y torios los enojos de los infortunios nacio— ¿Y qué hiciste?.... ¿qué dijiste?
ilcs se sumaron contra aquel ministro en un odio irra— No sé, no recuerdo lo que le dije; sólo sé que salí «mal,
atizado por la aleve habilidad de sus enemigos,
de aquella mísera vivienda, avergonzada, con fiebre; que íntonccs
en su daño los conceptos fórma­
la envidia, la rabia, el despecho me ahogaban. ¡Jesús! la acercasedetrocaron
la
superioridad
sus prendas. Todo lo
¡Qué pena! ¡Pensar que yo, en medio de la opulencia .«en los tiempos afortunadosdecalificó
sus créditos, se
que me rodea, vivo tan sola, tan triste, sin aquellos ’-«virtió en argumentos de desautorización.
procuatro hijos que debían ser míos, míos, si mi padre no :as virtudes, antes exaltadas hasta el fanatismo,Lasfueron
se hubiese opuesto, y si yo no hubiera sido tan misera­
como defectos intolerables. Las alabanzas
ble que tuve miedo á vivir pobre!.... Aquella mujer no widenadas
«cambiaron
en vituperios, y las musas veleidosas, cor­
tiene culpa de mi desgracia, y, sin embargo, la odio;no anas del poder
y de la fortuna, hundieron en el fango
lo puedo rem ediar, la odio.... ¡Qué necesidad tenía yo isla sátira anónima
y cobarde, dorada forma de la cade odiará nadie!.... ¿Verdad,Clarita?.....No había vuel­ imnia solapada y clandestina,
el fatuo incienso de sus
to á ver al pobre Feliciano desde que mi padre me sacó Rentables concepciones.
de Madrid, á donde no me trajo hasta que tuvo con­ •No todas: las letras patrias no fueron de todo punto
certado mi casamiento con ese hombre que me dóblala ■ »gratas al que durante toda su vida, y hasta por herenedad....¡Que no servia para nada Feliciano!......
familia, había sido su bienhechor. El nombre de
— Y en eso no estaba equivocado tu padre, porque ^de
®
Gaspar
de Guzmán se contará siempre en el número,
ya ves qué suerte ha hecho....
»osólo
de
cultivaron con apasionada incli— No importa, no importa.... Mira cómo ha hecho la fcción, sinolosdequeloslasque
las protegieron con pródiga
felicidad de esa mujer..... No hay más que verla y oirla magnificencia. Como Isabel
la Católica y el cardenal
hablar de su F'eliciano, para comprender que es feliz, lo •fiménez de Cisneros al concluir
el siglo xv; como Feque se llama feliz....
¡Pe
y
la
gran
casa
de
Alba
durante
todo el siglo xvi,
— Aunque no coma, ¿verdad?....
35 casas Guzmanas durante toda la primera mitad del
— Pero aun no te lo lie contado todo....Yo no podía
fueron el asilo del Parnaso Español, ya en la
dejar asi á Feliciano, en aquella miseria. Todo el día es­ Dglo
^acau
d
al de los Duques de Medina Sidonia, ya en
tuve como loca, pensando qué haría por él....y por sus 33 afluentes,
y sobre todo en la condal de Olivares,
hijos....¡ Por ella no, por ella no! No comí, no dormí.-- -«de los tiempos
del tercer conde D. Enrique hasta la
El día siguiente, á las once, mandé poner el coche, y muerte del Conde-Duque.
si los hados le hubieme fui á ver al Ministro de Fomento, que es amigo de ^-nsido propicios, habría Este,
podido
al título del
mi marido y paisano mío. Me recibió al momento, y 1c Primero de los Mécenas de España.aspirar
Ahogó
esta gloria
pedí, le exigí la reposición de Feliciano en su destino, J®caída, pero quedó á la posteridad el testimonio
ó en otro mejor. Si no me hubiera hecho este favor, no vivo de más de cuatrocientas obras literarias siemde su
sé lo que habría hecho con el Ministro.
¡*mp0,
puestas
bajo
su
amparo
y
protección
en
todos
— ¿Te sirvió?
de la cultura humana, y no sólo en el habla
— Sí, hija, s i; me ha servido, aunque tarde. Ayer me órdenes
sazón
predominante
Castilla, sino en el clásico
envió una credencial de 14.000 reales, 2.000 reales má* ®8 n. aun cultivado por lade Iglesia
y la alta ciencia; en
que antes, para Feliciano.
->»¡iano.
del
ue
hablaban
nuestros
de Milán,
— ¿Y te la ha devuelto ese Catón....que no sirve par» x*poles y Palermo, y aun en francéssúbditos
y
flamenco,
lennada?.....
?U3s vulgares de nuestros dominios en los Países Bajos.
— Lo tem ía, pero no: se la envié bajo un sobre, sin . Los poetas , sobre todo, comenzando por el Fénix de
carta, ni tarjeta, ni indicación alguna por donde pU’ “^Ingenios y Monstruo de la Naturaleza, como á la sadiera conjeturar la procedencia; pero pronto lo ha co­ í?n se llamaba en todo el mundo á I- rey Félix Lope de
nocido el pobre....
Carpió, hicieron en honor del Conde-Duque, du— ¿Lo sabes?....
■ ?nt®todo el tiempo de su mando, verdadero derroche
— Sí, porque por la tarde recibí este papel suyo, q“e ,‘e su ingenio. Es verdad que, como antes se ha dicho,
conservaré toda mi vida.
^ musas habían sido cortesanas de su casa desde mu— A ver. El sobre dice: «Excma. Sra. Condesa de I* -7® antes que D. Gaspar de Guzmán naciera. Virrey de
Florseca»....y el papelito: «Gracias, Tulita, gracias po* /■ '•ia era su padre, el conde D. Enrique, en i5<)4.cuanmis inocentes hijos.— Felicianos
Bartolomé Martínez de Quintana empleaba en Paler— ¡Tulita! Así me llamaba en aquellos inolvidable* 0 los valientes tonos de su pindárico estro en celebrar
días....¡Ay! ¡Dios mío!...... ¡qué envidia tengo á la m»' V’ aunque niño, al primogénito de la casa D. Jerónimo
dre de sus hijos!
^Guzmán, por cuya temprana m uerte, á causa de un
— ¡Cómo ha de ser, querida mía' Es preciso que te ¿‘*S'Co accidente ocurrido en 1604 en Salamanca, ha­
consueles de la pena de no estar casada con Feliciano.? dóse estudiando y huésDed de la casa de su tío el
arlo s
coronas
v ii
375
LA I L U S T R A C I Ó N E S P A Ñ O L A Y A M E R I C A N A
l ír ic a s
de
d
oaspar
rontaura
de
guzmán
Conde de Monterrey, fué D. Gaspar, aun pasando por
otro hermano también desgraciado en la flor de su ju­
ventud, 1 ). Pedro de Guzmán, sucesor de los Estados
patrimoniales. En la primera de las Canciones que Mar­
tínez de Quintana consagró en honor de D. Jerónimo,
no sólo se sujetó á predecir los brillantes destinos que
le aguardaban, sino que hacia la cama gallarda á sus
gratos vaticinios, después frustrados, recordando el
origen de tan gloriosa estirpe en España y las hazañas
de los que la ennoblecieron doblemente con los actos y
prendas de su personal valor. Vinieron los primeros
Guzmanes á la península de las regiones septentrionales
de Europa, en son de cruzados contra los moros y de
peregrinos al altar de Santiago; y Martínez de Quinta­
na, hablando de sus remotas tierras originarias, decía
en el tono de los clásicos cantos rúnicos de los países
hiperbóreos:
A q u í. p u e s, lo s ciclopes trabajando.
Q u e tus arm as forjando
E stá n , en nuevo y desusado modo
Graban un adm irable y fuerte escudo
Stcrope y B rom e y Piragmon desnudo.
F.n él G uillerm o Goodem án se mira ( i ) ,
Q ue ambicioso de honor y gloria vino
A España en tanto que de guerra ardía:
Y un Don Alonso que del muro tira (z )
E l p u ñ a l, cuyo heroico hecho divino
Q u izá mi musa cantará algún d ía :
Don J u a n . que defendió la A n dalucía,
A l diluvio de moros muro haciendo
D e l fuerte p ech o; con tanta arte expuesto
Q ue con alegre gesto
Parece está el Condado agradeciendo
De N iebla al rey Enrique, y que él le elija
Marido digno de su digna hija ¿31.
T ra s él Enrique ves« sumergido
D el O céano entre las ondas fieras
Por lo s héroes salvar de su cuadrilla (4) ;
Y el invicto D on Juan esclarecido,
Su justo sucesor, cu y a s banderas
L os muros adornaron de S e v illa ;
Q ue con las mismas armas de C astilla
I.as suvas o r la , y cobra de M edina
G ian titulo ducal la casa ilustre (5) ;
Y cuanto da m ás lustre
Q ue otra estrella menor , la m atutina,
Entre los que e l escudo com prchendc,
Santo Dom ingo más luce y esplende (6).
Cándida behetá nuestra armonía
E l viento desatado de su furia.
Y escucharán hazañas generosas
Con oídos de púrpura las rosa».
E l Conde-Duque . aquel A lcides sabio
D e la esfera política y cristiana.
D e quien F e lip e . A tla n te cuyo jabio
Y m ejillas perfilan oro y grana.
R eclin a el peso; desterró el agravio
Q u e padeció la erudición hisp ana,
Y" vengó con mercedes en un día
Cuantas injurias padecido habla.
Aquel Guzm án á quien llam aste el bueno,
Y' no el divino y grande, e s voz tan breve
Q ue el O céano de lu z de que está lleno
Interpretar no puede ni se a treve;
Aquel G asp ar, aquel que del sereno
Piélago de virtud la virtud bebe ;
Guzm án que con la envidia torpe y fea,
M ayor serpiente intrépido pelea
É s te , pues, como Ol i va virtuosa,
Madre del fruto que á la luz sustenta,
V ien do que ea luz tu ciencia numerosa
Con generosos frutos la alim enta.
Y' á tu estirpe sagrada y prodigiosa.
Libre de la vulgar p leb ey a afrenta.
Triunfará de la voz que le d e e ía :
Povera e n u d a va y . philosophia.
A éste consagrarás aras, porque sea
T an ingenua piedad agradecida;
Y' de él la edad futura admire y vea
V irtu d , más que im itad a, producida.
E l tem plo de la Fam a le p osea;
Ennoblézcate el bronce, repetida
En él la majestad de su sem b lan te.
C on que el bronce en la lu z será diamante.
A pesar de todo, los encomios poéticos que forman
las coronas líricas de D. Gaspar de Guzmán se refieren
principalmente ó á los elogios heráldicos de su sangre
y estirpe, ó á sus prendas personales como hombre de
estado y de gobierno, ó á las grandes empresas de la
guerra general en que tenía empeñadas por todos los
ámbitos del mundo las armas de España. El celebrado
autor de la Cynthia de Aranjuez y traductor castellano
de las obras líricas del papa Urbano VIII, D. Gabriel
del Corral, en estos dos sonetos celebró una y otra
condición de su espléndido Mecenas y amigo, el minis­
tro de Felipe IV:
E N E L O G IO D E D. G A S P A R D E G U Z M Á N .
SOSITO.
No fué sola la Primera Canción á D. Jerónimo Guz­
Del
ra
y
o
lie
la
famn añílente trueno
mán (7) la que escribió y publicó Martínez de Quintana
Q u e al sol la luz ganaste en una rifa ;
en la capital de Sicilia, porque cuarenta y tres años más
C u yo nombre escribió con letra grifa
Y' le cercó de encom ios como heno;
tarde, hallándose ya septuagenario en Perpiñán, en
T ú . de virtudes y de honores lleno.
1637, volvió á dar á la estampa otra Canción d la niñez
H asta rebote, mira en su alcatifa
del Exento. Sr. D. Gaspar de Guzmán, Conde-Duque de
D e hinojos al alcaide de T arifa
Q u e se rinde k tus pie» de bueno á bueno
Olivares, que el capitán D. Plácido Carrillo y Aragón,
Diz que tenéis el grano del helécho;
del Consejo de Guerra de S. M. en los Estados de FlanD iz que fué la fortuna tu comadre,
des, comentó pomposamente, y á la que hicieron los
Y Vcnu« con la» Gracias te dió el pecho:
N o hay gloria de Guzmán que no te cuadre;
honores de sus versos encomiásticos el Dr. Miguel SoM as aunque tantos son , ninguno ha hecho
birá, «burgués honrado, natural de Perpiñán», el capi­
¡ O h G aspar 1 mejor cosa que tu padre.
tán I). Alonso de Villamayor y D. Bernardo Bravo de
Sotronca (8). No obstante, por aquel tiempo el CondeOTRO.
Duque de Olivares estaba saturado del perfume de las
musas, no sólo como de quien las había profesado en
X LO MISMO.
su juventud en Sevilla, en el trato ameno de Francisco
R
ebelde
el
belga
la cerviz levanta.
Pacheco y los contertulios literatos de su famoso estu­
Q ue fecunda se aumenta en sus herida» ;
dio, y en Madrid en las Academias del Conde de SaldaRompe el inglés, con armas fementidas,
D el honor y del cielo la ley santa.
ña, sino por haber recibido de ellas los sufragios más
E n una y otra bárbara garganta,
calorosos de sus rítmicos encomios, ya bajo la admira­
E n parte á tu furor agradecidas,
ción de sus grandes providencias de gobierno, que por
Pues soberbias se precian de ven cid as,
¡ O h feliz ! pones una y otra planta.
mucho tiempo merecieron el aura y la autoridad de la
E l sacrilego yace interesado.
opinión popular, ya bajo el prestigio del poder omnipo­
Q ue tiene, y aun por eso te importuna,
tente que desem peñaba, ya, por último, por la resuelta
Usura en cuantas glorias te dispone;
protección con que se ennoblecía, dando una mano
I T riunfa, oh Gnzm án I D e l cielo eres cuidado,
Y‘ por acreditarte la Foituna
amiga y leal á cuantos se distinguían por las dotes del
D e pane de tu s méritos se pone.
talento.
Tal vez de las primeras composiciones que en honor
No descansó D. Gabriel del Corral con los elogios co­
suyo se escribieron en el primer tercio de aquel siglo, piados:
el mayor que del Conde-Duque de Olivares hizo
al comenzar su privanza, fué el siguiente Canto heroico, se contiene
un romance poco conocido ni aun de los
en que su autor, Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo, más eruditos,en que
era á la vez un vaticinio poético de
le consideró como protector de las letras. Dice así:
su poder y su fortuna. Así escribía D. Gabriel del Co­
rral :
A L ESPAÑ O L M ECENAS
D. G A S P A R D E G U Z M Á N , C O N D E -D U Q U E D E O L IV A R E S .
CANTO HEROICO.
T ú me enciendes, A p o lo : escucha atento
Y el son sagrado, que tne d a s , recibe ;
Restitución te hago de tu aliento
Q u e en tí se engendra y en mi pecho vive.
P o r tu causa á lo s siglos soy portento,
C uya memoria en bronce el tiempo escribe:
Grande espíritu traigo; no sosiego;
M i pecho e s todo ardor, mi voz e s fuego.
V o z constante y neutral será la m ía,
L ib re de la adulación y de 1« Injuria,
Cantando ron modesta bizarría
S in afectar pueril verde lujurio.
( t ) G uillerm o Goodem án, Gudem án ó Guzm án. hermano del D uque de
BretaAa ó Norm andia V in a ¡i España en to z o al empezar el reinado de F e r­
nando I. C asóse con la h ija del señor de Candarroa, y fundó el solar y castillo
de G uzm án .
( i ) G uzm án , e l B u e n o , e l héroe legendario defensor de T arifa por San­
cho IV .
(3 ) D . Juan de G uzm án , hijo del antecesor, tomó sus armas por D . E nri­
que de Trastam ara contra el rey Don Pedro. Enrique II le casó con su propia
hija D .* Juana de C astilla y le dió por dote á N iebla con tirulo de condado.
(4) D Enrique de G uzm án , Vegundo conde de N ie b la , cercando por mar y
tierra á G ib ra lta r. se ahogó en su» aguas con cuarenta caballeros de su casa,
por quererlos salvar contra la creciente de la marea.
(5) D . Juan Alonso de G uzm án , tetcer conde de N ie b la , conquistó i G¡braítar para Enrique IV . A n tes el rey D . Juan 11 le dió en 1445 el titulo de
D uque de M edina S id o n ia , por la defensa que había hecho de S ev illa contra
e l infante D . Enrique.
(6 ) Santo Dom ingo de Guzmán fué hijo de D . F é lix de Guzm án y de la
beata D.* Juana de Aza_ Fundó el órden de los predicadores y la devoción
del Rosario.
( - ) Can:! ’! primera d e B artolom é M artínez de Q u in ta n a , a l Simo. Se­
ñor D H itr in im o d e G uzm án , sucesor de ¡a .u ta d e Olr.-aret Con anotad o n es d e D . L u is d e Heredia. En Palermo: 1 394 ( B iblioteca de Gallardo,
núm. *.954.)
(8) Canción J e! secretario B artolom é M artínez d e Q u in tana ¿ Ja niñez
d el Exorno. Sr. V . G aspar d e G u zm á n . conde de O liza r e s. d uque d e Sanliscar, etc. P crp in in : por Esteban B astin : 1037 ( B iblioieca de G allardo . nú­
mero z.955.3
ROM ANCE.
S alve, generoso tronco
Q ue eternamente vestido
A l invierno prevaleces
Y' resistes a l estfo;
S alv e otra v e * , in m ortal.
Opuesto á m udables siglos.
Verde á pesar de los años
Y’ á pesar del tiem po rico.
Cuando case la concordia
C on el ocio, y en festivos
Aplausos dé la abundancia
A su sucesión principio,
M uro serás de ambos sienes.
E l m ás verdadero amigo
D el ciclo y dorado freno
D e l im placable Gradivo.
T u fruto, si diligente
L e liquida el artificio,
Alum brará en breve hoguera
D e la noche el negro abism o.
H onor será de las aras.
Cuando en religiosos vid rio s,
Copados de p la ta . aumente
R espeto á bultos divinos.
M as lo que á m ayores glorias
T e destina, si benignos
L o s had o s, como previenen,
Disponen mi vaticinio;
L o que á m ás heroicos grados
T e levanta, á cuanto admiro.
F e liz la edad que ennoblece
L a n oticia de F llip o ;
D e aquel que Quarto dará
L e y e s a l planeta quinto,
Y’ severo á las estrellas
Gobernará á su albedtfo.
Del que esconderá en su nombre
D e Júpiter vengativo
E l asombro form idable
E n distantes estallidos;
E l que dará poderoso
H onor á sus enem igos,
Y‘ pues no es posible opuestos
G A LF.RIA
NACIONAL
D E L O N DRF. S
fV-K-aS5.
L A
'«
EL A L M I R A N T E
ESPAÑOL
CUADRO
DEL
D. A D R I A N
IN S IG N E
PULIDO
VELÁZQUEZ
PAREJA.
M É L ID A .
E N R IQ U E
D E D.
C O M U N I Ó N
E N
E L
1
CUADRO
C O N V E N T O .
><- ' V-v-
378
LA I L U S T R A C I Ó N E S P A Ñ O L A Y A M E R I C A N A .
:Sí acreditaran vencidos:
E l qu e al belga pertinaz
Y A l i . oh v il huésped . indigno
D e tan altos pensam ientos.
Honrará con su castigo.
E ntonces, pu es, de este polo
E l más político arrimo
Q ue do V ayan africano
Mam verdad el oficio.
D elicia tic lo s ingenios.
E n cuyo sagrado asilo
D e H ipocrene vivirán
Eos cristales defendidos:
E l G uzm án . honor del bueno.
Sin qoe en tierno sacrificio
Dé con púrpura viviente
Aspero esm alte a l cuchillo:
A quien postrará rompiendo
D e l hado el orden preciso.
E l acuerdo de los a stros.
Y e l cónclave de lo s signos:
C u yo gusto dispensado
A un menos que obedecido
Cancelará de ia suerte
I.os no alterables designios;
Caricia de la fortuna.
T an constante, que a l prestigio
M ás alto que vista humana
N‘ o se atreverá el peligro:
Segundo voto de España,
A quien el genio propicio
Hará en la abundancia afable
Y en la privanza bienquisto ;
Este. pues, héroe que admiras
H a de coronar contigo
S u s blasones de Olivares,
Dignándose a l apellido
Sagrado á tanta deidad
N o envidiar a l lauro esquivo
D e Apolo, aunque á doctas sienes
l.e trasladan su» ministros.
N o á la h iW ia trepadora
Q u e con abrazo lascivo
C ine e l cuello de I.ieo
Entre sonadores tirsos ;
N o á la imager. del deleite
D e su diosa verde m irlo,
A quien desnuda del Bóreas
E l primer aliento frío:
Con los tres te aclaman hoy
T an to frondoso obelisco,
T an ta copuda aspereza,
Y tanto gigante fijo,
Haciendo lengua sus hojas
Y articulando m il silbos.
T e adoran ya en cuantas ramas
Medrar tantos estíos miro.
I.as frentes, aun más rebeldes
Q u e los ceños de lo s riscos,
Por más que lo» soliciten
D el Abrego los gem idos,
H um ildes hasta tu trono
Dieron de obediencia indicios.
T-a rústica monarquía
G ozo inm ortal: he dicho.
Más resonancia que los versos citados tuvieron en la
corte poética de Felipe IV otros que, en forma de oda
6 canción, como entonces se llamaba .leste género de
composiciones, escribió el comentador insigne de don
Luis de Góngora, florido y aristocrático ingenio que go­
zaba del mayor predicamento en las cámaras de Pala­
cio, donde servía en calidad de caballerizo del cardenal
infante I). Fernando, I). García Salcedo Coronel. Todas
las rimas de este poeta fueron en su tiempo aceptadas
como de uno de los mayores ingenios de España. Era
el Real alcázar su tribuna; las damas que en él servían,
el primer y más entusiasta elemento de su auditorio, y
gozaba de la misma autoridad entre los nobles y los sol­
dados, así del reino como de Italia y Flandcs, donde
por mucho tiempo sirvió. No concurría á otras acade­
mias literarias que .1 las que presidía en su cámara el
mismo Rey, y sus elogios no se prodigaron ni aun á los
más amigos, como era entonces de uso común. La can­
ción al gran ministro dice así;
A L EXCM O. CO N D E DE O L IV AR ES . D E Q U E DE SA N LÚ C A R .
O DA.
í C uál de tam as heroicas perfecciones
Será del canto mío
Q u e en tu alabanza á las edades f í o ,
O h excelso C o n d e , asunto generoso ?
i L a estirpe á nuestro suelo venturoso
Grato esplen dor, si á b it batas naciones
Asom bro duro en la marcial campana?
I 0 la virtud que vivifica á España
Con su alto decoro,
Q ue v i restituido el siglo de o r o .
E n grandeza admirable,
A un al tiempo velo z incontrastable ?
N o la noblrza de tu origen c la r o ,
Ilustre en el famoso Gundemaro.
A liento sea á mi instrumento ru d o :
Cuando me llam a tu valor divino
V iv a en mármol lú d e m e , en metal fino
Segura en la memoria
Q u e guarda e l tiem po en memorable historia
D e tus progenitores soberanos;
Q u e si el destino consagrarte pudo
A la inmortalidad en esta parte,
.
T ú llegas por ti mismo á eternizarte
Superior á tu s claros ascendientes:
Q u e aquellos , que, imprudentes.
D e l noble origen solamente u fa n o s.
En ocio torpe viven ,
Sepulcro en sus errores aperciben
A l honor heredado
A un de vorace* siglos perdonados.
; O h edad feliz ! ¡ O h venturoso imperio I
E n que del soberano m agisterio.
Sustituto prudente, solicitas
M erecer lo s aciertos que acred itas,
A l Monarca m ayor agradecido,
D e cu ya providencia
A lto s efectos logra tu prudencia
A ten to siem pre. no desvanecido.
Pot ti no profanada
En sacrilega paz la noble espada
D el T ra ían o severo.
M isero estrago del rebelde fiero.
L a admira el mundo en elem entos v a rio s:
Por ti Liguria v iv e , q u e. oprim ida.
E n su grandeza apenas defendida,
C asi despojo fué de sus con trarios,
Y' á ministro fatal de su venganza
A su primero ser restituida.
T ú del in glés burlaste la esperanza .
C u yo soberbio intento
Previene en su ruina el escarm iento,
—Vivo lejos, y sentiré distraerle de sus ocupaciones
ó apartarle de su camino.
— Ninguna ocupación tengo, y me es indiferente, por
tanto, ir en una ú otra dirección.
’4 r
— Entonces....
Que en todas las edades
T error sea á extranjeras majestades.
; O h, cuánto tlei.e á tu v a lo r! | O h , cuánto
A l consejo que sabio com unicas,
A aquel cuyos honores m u ltiplicas!
N o en vano sustituye peso tanto
A tus hombros leales
Quien en ti reconoce acciones tales
Que le au gu ra n su m ayor sosiego;
Cuerdo a fecto, no ciego ;
Q ue á todos honra quien a l digno ofrece
Aquello que merece.
Perdona repetidos tus loores.
S i en mi v o z los adviertes inferiores
A la grandeza do tu nombre au gu sto,
C atón a m ab le, Radamanto justo ;
Q ue liberal cuanto ofrecerte puede
Mi hum ildad te concede
Agradecidas senas del deseo
Q u e inmortal en mi veo:
Q ue su favoT alienta
Cuando en tu fama eternizarse intenta.
Rústica ofrenda, que e l afecto puro
Consagró hum ilde. la deidad no ofende
Q nc en digno culto religión venera.
Adm ite, pues, piadoso comprehende
A qu ella que en mi voz no lisonjera
Gratamente aventuro;
Q u e v a vendrá algún día
En que h alle disculpa mi osadía,
Cuando en más alto estilo la alabanza
Proponga a l mundo igual á mi esperanza.
Ju an P
érez
de
G
u z m An .
(Concluirá.)
PASADO POR AGUA.
~'b0N Ju'*°> Heve usted el paraguas, que está
I ^ i v c chispeando.
Y Julio, siempre deferente á las insinuaciones de su patrona, cuando no iban
encaminadas á recordarle los meses vencidos y no cobrados, sacó el flamante paraguas de la preservadora funda, y salió de
casa tarareando
, M irad cómo chispean.... I
Eran las ocho de la noche. Julio abrió el para­
guas, un paraguas de Siete pesetas y ocho varillas, y á
través del transparente tejido examinó el firmamento;
después, como resultado desús observaciones, decidió
subirse un par de dedos el pantalón, y una vez llevada
á cabo esta tarea, en la que demostró su maravillosa
aptitud para equilibrista, siguió calle de Embajadores
arriba con ligero paso, propio de quien tiene prisa y
sabe dónde va.
Julio no se hallaba en este caso. Dirigíase al azar,
como totlas las noches, con el laudable propósito de
hacer la digestión de la hospederil cena, y con el fin,
no tan laudable, tic echar chicoleos A las modistas que
á aquella hora salían del taller.
¡Las modistas!.... Las modistas eran la pasión de Ju­
lio; su monomanía, más bien. Sabia de memoria las se­
ñas de todas las maestras de Madrid, y conocía el do­
micilio de casi todas las oficialas: bastábale observar á
veinte pasos el modo de andar de una de ellas, para sa­
ber á punto fijo si era guarneccdora, corsetera, ribetcadora. som brerera, maquinista de blanco ó chaleque­
ra. Diríase que las conocía por el olor. Había acompa­
ñado hasta la puerta de sus respectivos domicilios á
cuantas se dejaron acompañar; sabía el nombre y cir­
cunstancias de todas las que no tuvieron por qué ocul­
társelo, y transportó galantemente en varias ocasiones
ios bultos de aquellas que iban á entregar.
Todos estos sacrificios sólo habían proporcionado
hasta la fecha á nuestro héroe escasa recompensa: dos
ó tres citas en el café, siete ú ocho reales de gasto
como consecuencia de las mismas; tres pares de botas
destrozadas en estas exploraciones nocturnas; y, por
último, y esto era lo más sensible, varios estacazos que
le administró un rival afortunado cierta noche de eterna
memoria.
Pero Julio no se declaró vencido; los reveses le exci­
taban más á la lucha, y la noche en que ocurrió lo que
vamos narrando, caminaba orgulloso y feliz, presagian­
do alguna dulce aventura que no dejaría de presentár­
sele, y á la que daría feliz término merced á su arrojo y
á su paraguas.
— Alguna—se decía Julio—carecerá de este artefac­
to, y no podrá por menos de aceptar mi compañía, aun­
que sólo sea por preservar el traje de ia lluvia. Una vez
untos, ¿qué cosa más natural que ofrecerla mi brazo?
hita se verá obligada á tomarlo, y estrechadas de este
modo las distancias, y á poco que dure mi misión de
acompañante, conseguiré alguna dulce recompensa á
mi galantería.
Mientras Julio se hacía estas reflexiones, el chapa­
rrón arreciaba; la gente había invadido los portales de
las casas; los coches eran tomados por asalto, y los es­
casos transeúntes que, como Julio, iban armados de
paraguas, apretaban el paso cuanto les era posible. Julio hizo lo propio. Al llegar á la esquina de la plaza del
Progreso se detuvo: era el momento psicológico que
esperaba para dar principio á sus operaciones. Dejó
pasar por su lado, sin decir esta boca es m ia, á varias
feas, que en vano arrojaron una exploradora mirada so­
bre el triunfante paraguas y su feliz propietario.
Por fin se dejó ver la deseada víctima: sostenía con
una mano sus vestidos, y con la otra una caja de car­
tón , á la que procuraba preservar de! aguacero.
Julio se precipitó tras la azorada joven, y al llegar á
su lado la dijo:
Señorita, no puedo consentir se vaya usted mo­
jando de ese modo. Si usted me perm ite....
— Muchas gracias, caballero, no se moleste.
No es molestia; es un deber que cumpliré con el
mayor gusto.
(T
N.° XLVI
—Muchas gracias, señorita, por su consentimiento
— Yo soy la favorecida.
Corta pausa. Julio ha observado durante el diálogo
que antecede los menores detalles de la plaza s¡tiada%
no cabe en sí de satisfacción.
’y
—¡Qué tiempo, Dios mío!
— Delicioso para mí, que tengo el placer de ir Cn
compañía de usted. ¿Sale usted ahora del taller?
— Si, señor; y antes que hacer esperar á mamá he
preferido mojarme.
Otra pausa. Al cabo de un instante prosigue Julio:
— Creo que debía usted cogerse á mi brazo; es el
medio mejor para que no nos mojemos.
—Tiene usted razón; pero voy á fatigarle...
—¡Fatigarme! ¡A mi! ¡Con usted iría yo hasta el fin
del mundo!
— No tendremos que andar tanto.
— Ya lo supongo. ¿Sería indiscreción preguntar á
usted dónde vive?
—De ningún modo; vivo en Chamberí.
—¿En Chamb ? ¡En Chamberí! ¡Caracoles!
—¿Qué le sucede?
—Nada; que me he metido en un charco.
—¡Cuánto lo siento!
— ¿Y va usted á pie todos los días hasta Chamberí?
— No, señor; tomo el tranvía en la Puerta del Sol, v
me lieva hasta cerca de casa, porque vivo á lo últimopero hoy será difícil cogerlo.
— Creo lo mismo.
Otra pausa; durante ella se hace Julio estas refle­
xiones:
— La verdad es que la caminata que voy á darme es
superior... ¡Se me pasan unos deseos de plantarla aquí
mismo!... Pero el caso es que continúa lloviendo y esta
joven no parece muy dispuesta á soltar mi brazo ni á
abandonar mi paraguas, que usufructúa por completo...
¡Bueno me voy poniendo el gabán!... ¡Y es guapa!
¡Vaya si lo es!... ¡De primera!.....¡Sería una estupidez
renunciar ahora!...
Y Julio se resignó á proseguir la aventura hasta lo úl­
timo... ¡Hasta lo último..... de Chamberí!
Se hizo más atrevido, y notó con placer que su pareja
no mostraba el menor enfado por aquellos atrevimien­
tos; todo lo contrario, reía á carcajadas, aunque sin
responder categóricamente A las indiscretas preguntas
de Julio. Este, que conocía el proverbio de quien calla
otorga, comenzó á creer que no perdería el tiempo como
otras veces.
La modista parecía preocupada únicamente en reco­
ger sus vestidos; y los recogía tanto, que Julio sólo te­
nía ojos para mirar al suelo, por lo cual estuvo cn un
tris que no dejase tuerto á un transeúnte.
—¡Torpe! ¿Va usted en babia?—exclamó el agredido
Y Julio, completamente trastornado, contestó:
— ¡Sí, señor!
Empezaba á notar que las varillas posteriores escu­
rrían apaciblemente el agua por entre el cuello de la
camisa, y aquellas filtraciones causaban á Julio una des­
agradable impresión en la espalda. Esto Je sugirió una
idea luminosa.
— Señorita, ¡si usted fuese tan amable que aceptase
una proposición!...
— Si es razonable...
— Pues es la siguiente: opino que debíamos tomar el
primer coche desalquilado que encontrásemos...
—Eso si que no. ¡Pues estaría bonito! ¡Un coche de
punto!...
—Pero, señoiita, á falta de uno propio, creo que iría­
mos en él perfectamente.
— No insista usted, caballero. Yo no soy de esas.
—No he querido ofender á usted; lo decía por si es­
taba cansada; como aún estamos lejos...
— Ya sólo es cuestión de tres cuartos de hora.
Julio ahogó un gemido.
¡Tres cuartos de hora! ¡Y ni un mal tranvía á la vista!
¡Y el hiiito de agua de las varillas que continuaba su si­
lencioso descenso por las espaldas abajo!
—Le parece á usted que vivo lejos, ¿no es verdad?
—¿Lejos? ¡Qué ha de vivir usted lejos, hija mia!
¡Ojalá viviese usted en Tetuán!
—Pues casi al lado vivo.
—¿Sí? ¡Qué dicha!
—¡Bromista! Como no tiene usted costumbre de ir á
esos barrios, se le hará más largo el camino.
—Procuraré acostumbrarme cuando hayamos hecho
más amplio conocimiento.
— A propósito, ¿cómo es su gracia?
—Me llamo Julio.
— Así llaman mis compañeras de obrador á un tipo
que siempre va tras ellas. ¿Y sabe usted que mote le
han puesto?
— ¿Cómo lo he de saber?
—Le llaman Síguelas. ¡Don Julio Síguelas! Tiene gra­
cia, ¿no es verdad?
— ¡Sí, es muy gracioso!
— Supongo que no se tratará de usted, ¿eh?
— No, hija; yo soy otro Julio.
— Vamos, usted será Julio Búscalas.
— ¡Qué picara es usted!
La conversación decayó de nuevo, porque al llegará
la Glorieta de Quevcdo había ya agotado Julio todo el
extenso repertorio de sus galanterías.
— Caballero—murmuró dulcemente su pareja—¡cuán­
to siento el mal rato que le estoy dando; pero, en fin,
ya estamos cerca; cuestión de media hora.
—Señorita —respondió Julio acordándose en aquel
momento de un dúo popularísimo. — i N o seria muchisi-
LA I L U S T R A C I Ó N E S P A Ñ O L A Y A M E R I C A N A .
NV XLVI
que en vez de proseguir hasta su casa, entrá­
i s á cenar cn uno de esos cafés? Podríamos enviar
'con el mozo un recado á mamá para que no se impacientasc.....
£n vez de responder, la modista soltó bruscamente
,| brazo de Julio.
— Pero ¿á dónde va usted? —exclamó éste procu­
rando detenerla.
— Al tranvía. Muchas gracias, caballero, por haberme
acompañado hasta aquí. ¡Chists! ¡Pare usted!
— ¡Pero perm ítam e!....
— No, no consiento que vaya usted más lejos....Seria
,busar....¡Chists! ¿Hay sitio, cobrador?
— Para uno nada más.
— Ya lo ve usted, es inútil insistir; ¡gracias de nuevo,
y buenas noches!
Y se subió al tranvía.
— ¡Eh! ¡Pára, pára'.—exclamó Julio furioso corriendo
tras el tranvía. —¡Esto no puede quedar asi! ¡Yo no la
abandono! ¡La seguiré hasta el fin del mundo!....¡Mu­
cho más si vamos en tranvía!.... ¡Cobrador! ¡ Eh,
pára!....¡Y esa mujer se irá riendo de mí; dirá que soy
an imbécil!....
— ¡Completo! — se dignó exclamar por fin el cobra­
dor, mostrando al porfiado Julio la tablilla indicadora.
Y Julio quedó aturdido en medio del arroyo, sin sa­
ber qué camino tomar para volver á casa, y sin aperci­
birse, tal era su confusión, de que la lluvia que le entró
durante el camino por el cogote, corría ya por nuevos
cauces yendo á desaguar por los remangados pantaInnes.
*3 mejor
A X IO M A S .
IX.
La fortuna se parece
De la mujer al amor,
Que le otorga su favor
Al que menos lo merece.
Ella sale como en tra,
Nos desvanece y ofusca,
Y no es para quien la busca
Sino para quien la encuentra.
X.
En las más altas colinas
Y en los más hundidos llanos,
En donde pongo mis manos
Y en donde asiento mi p ie ,
Encuentro tan sólo ruinas,
En las que graba su nombre,
Y «aquí sov», escribe el hombre,
Y el tiempo escribe: «aquí fué.»
XI.
Causa han sido de querellas
Los diversos pareceres
Sobre cuáles son más bellas,
Si en el cielo las estrellas,
O en la tierra las mujeres.
Dios, con amoroso anhelo,
Creó de un soplo fecundo,
Del hombre para consuelo,
Las estrellas en el cielo,
Las mujeres en el mundo.
XII.
Tras el placer y el amor
El hombre corre sin tino,
Y halla, al fin de su camino,
El hastío ó el dolor.
¿De qué le sirve la ciencia
Del mundo al hombre menguado,
Si junto con el pecado
Va siempre la penitencia?
XIII.
Es la negra ingratitud
Borrón del humano ser,
Negación de una virtud,
Y desprecio de un deber.
Si del pecho femenil
Se apodera, al hombre mata;
Que la mujer, si es ingrata,
No es mujer, es un reptil.
XIV.
El alma ajena al amor
Y á sus profundos rigores,
Es un arbusto sin flores,
Es un astro sin calor.
Es bosque sin ruiseñor
Y torrente sin espumas;
Lago cubierto de brumas,
Jardín escueto de galas,
Es una alondra sin alas,
Es un águila sin plumas.
XV.
Mujer honrada y prudente,
Fiel á la cristiana ley,
Es la corona de un rey
Que ciñe el hombre á su frente.
o —
Oi
!»
Las fiestas del Año Nuevo, Ichi-Gok , duran desde ante­
ayer : 13 de Diciembre 1 hasta el 2 de Enero. Los japo­
neses usan oficialmente nuestro calendario gregoriano
desde 1S72. Este período de vacaciones, Gan-Gitz, es
animadísimo allí, lo mismo cn las ciudades que en los
pueblos. Después de la limpieza general de las casas, se
dedica un dia A la «fiesta de los pasteles de arroz»,
Matches, de exquisita delicadeza y gusto. Se adornan
XVI.
las fachadas con tiestos que ostentan ramas de pinos y
de bambúes, y se tienden á lo ancho de ellas, por ven­
Para fundar su esperanza,
tanas y balcones, bandas y guirnaldas de paja trenzada,
Al hombre le basta y sobra
Kazar i cn las que prenden limones, langostas, algas y
Una ilusión que recobra,
hojas verdes del /zurita.. En la noche del 31 de Diciem­
Una luz en lontananza,
bre quedan abiertos los templos para celebrar una es­
La fortuna que no logra,
pecie de « misa del gallo », en cuya función los fieles re­
O la dicha que no alcanza.
cogen un poco de fuego que arde delante de los altares
A
R
.
para cocer el pastel de arroz, Zoomi, compuesto con la
salsa Misso, que es un puré de judías blancas, avena
fermentada y sal, en la comida inaugural del Año Nuevo.
En los demás platos de ella se simboliza, en tal día, el
POR AMBOS M UNDOS.
deseo de la fecundidad de la familia y de los bienes,
tomando judías negras, huevos del pescado Kazonnoki,
NARRACIONES COSMOPOLITAS.
del rnar de Yezo, y gran abundancia del pescado Go~
maiiic, que á millares se encuentra en aquellas playas.
Cuentas de fin de afln: la placa del divorcio cn A m érica y Europa.— En la
El vino de reglamento para ese día es el Tosso, hecho
In d ia : victim as de las fieras.— E l Afto N uevo en el Japón.— Efectos del
cigarro en los estudiantes.— L os tratados de c im rrcio: cómo se tratan A le ­
con plantas medicinales, un tanto amargo, pero muy
mani a, A u stria, I tn lia y los Estados I.'nidos — Peligros para C uba.— Pro­
oloroso, es decir, como los garbanzos de Carabanchel,
ducción de alcohol industrial en Francia: numerario existente en Francia.
«chiquititos, pero duros». En la so'emnidad del Año
Nuevo,
A/ikado, que desde 1872 ya no viste á la
i en esta época del año se desatan á su japonesa,el sino
de casaca, pantalón de cachemir con
placer las nubes, dejando caer intermina- franja de oro y tricornio
pluma blanca, recibe á los
bles lluvias ó copiosas nevadas, ¿qué po­ dignatarios, diplomáticoscon
y
diputados;
ministros re­
demos hacer más que fortificarnos con ciben A los empleados, Jirikshas , en los
los
ministerios;
la paciencia y contemplar, desde detrás los particulares hacen cuantas visitas pueden,
y toman
de las vidrieras, cómo bajan y se suceden cuantas tazas de té les ofrecen en ellas; los criados
ob­
las gotas y los copos? Esos diluvios pasajeros sequian á sus amos con frutas que traen de los puestos
podrán faltar á fines del año; pero del diluvio
la feria, y el pueblo invade las plazas y estableci­
de los números que nos trae la liquidación anual, de
mientos
de bebidas, saludándose los conocidos, cuando
•N-j** de las cifras que como resultado de las cuentas se encuentran,
con grandes inclinaciones hacia el sue­
vüP y estadísticas caen sobre el público curioso, ad­ lo, puestas las manos
sobre las rodillas y diciéndose:
ministrador ó negociante en estos días, de esa avalan­ ¡Omedetto! ¡Omcdelto!; juegan
Sanusen mientras toman
cha aritmética no nos podemos librar. La literatura de té, y hablan y ríen y cantan enal aquella
inmensa baraún­
Diciembre es numérica; hay que sufrirla con resigna­ da pública, que resulta incomparable como
espectáculo
ción, contemplando cómo viene á chaparrones y en co­ lo si el cielo nebuloso de Enero se despeja ante
res­
lumnas sobre nuestros espíritus. Perdona, pues, oh ca­ plandores del sol, aun á riesgo de que vuelva los
á
anu­
riñoso lector, el que yo te transmita algo de! aguacero blarlo el humo de los millares de pipas que arden á do­
que ha caído sobre mí, al hilvanar esta crónica con los micilio, adormeciendo á los fumadores.
retazos, hebras y puntadas, que tomo de los papeles pú­
Hoy, que la humanidad fuma tanto, cn Oriente y
blicos de uno y otro mundo.
Occidente,
entre civilizados y salvajes, no debe pasar
Pocos datos son tan notables y elocuentes como los desapercibido
trabajo de observación, que mister
que se han publicado acerca del divorcio. El respetable J. W. Steavcr, un
profesor
de Vale l'niversi/y, ha dado á
Mr. W alter Francis Wilcox, de New York, en su recien­ conocer, respecto á la acción
inmediata del uso del ci­
te obra The Divorcc problem, a study slalislics, cuenta garro en los estudiantes. El doctor
ha anotado con pre­
que en un año se han divorciado cn los Estados Unidos cisión sus observaciones comparativas
entre los alum­
23.472 matrimonios; y añade que en el resto de los nos que fuman y los que no fuman, practicándolas
por
países civilizados en que se practica el matrimonio espacio de los cuatro últimos años tic la Universidad.
cristiano, no llegan á sumar 23000 todos los divorcios De ellas se deduce que el crecimiento entre los jóvenes
juntos. La ruptura matrimonial es casi exclusiva de los que fuman fué de 0,0169 metros, y entre los que no
yankecs ó hijos del país, porque sólo la octava parte
de 0,0202; que el aumento de peso resultó de 0,4
de aquella cifra corresponde á matrimonios de extran­ fuman
kilogramos
en los primeros, y (le 0,52 en los segundos,
jeros ó de americanos con extranjeros. El divorcio y que el volumen
de la capacidad del pecho era de 0,15
entre los protestantes llega á una cifra cuatro veces ma­ litros ¡tara los fumadores,
para los no fumado­
yor que entre católicos. De 8.173.4S0 matrimonios pro­ res. Se desarrollan, pues, yunde250,20
por
100 más cn altura,
testantes han salido 18.497 divorcios, y de 1.291.428 ca­ peso y pulmones los que no fuman que
que fuman;
tólicos sólo han resultado 731 , cuyo hecho, respecto á y no huelen mal, y conservan limpios sus los
dientes
y des­
las creencias, se repite asimismo en Suiza. Nótase tam­ pejados sus cerebros, y prolongan el envidiado aspecto
bién que se divorcian mucho más los blancos que los de la hermosa juventud, en vez de convertirse prema­
negros.
dicho, cn viejos.
En estas armonías conyugales Francia tiene la gloria turamente en hombres, ó, mejor
*
de ir en pos del Norte-América, aunque no en grado
* *
tan supino proporcionalmente. A juzgar por el progre­
En el terreno de los números, nadie se puede librar
so de las cifra6, parece que, en efecto, han tocado
en Francia á descasarse, desde que se dictó la ley de hoy tampoco de la avalancha de ellos, que nos envía la
27 de Julio de 1884, porque en los cinco meses restan­ candente cuestión de los tratados de comercio. Ya ha
tes de dicho año se separaron t.657 casados; en 1885 empezado la batalla en Europa, inaugurada hace un año
llegó á 4.227; en 1886, á 2949; en 1887, á 3636, y en los Estados Unidos. El Reichstag de Berlín recibió
en 1S8S, á 4.708. En Alemania se divorcian unos 2.000, el día 7 la comunicación del Gobierno alemán, en que se
próximamente, cada ano; en Rusia, 1.500; en Aus­ daba cuenta de haberse celebrado ya los tratados de la
tria, 1.400; cn Suiza (dada su pequeña población), 900; cuádruple alianza comercial, entre aquel Imperio, Ausen Dinamarca, 600; en Italia, 520; en las Islas Británi­ tria-Hungría, Italia y Bélgica. Al dia siguiente, según
cas, 500; en Holanda, 300; en Bélgica, 280; en Espa­ los telegramas que hicieron circular en Viena los perió­
ña, 200; en Suecia, 200; en Australia, ioo; en Norue­ dicos /• remdenblatt y la Nueva prensa Ubre, se firmaron
ga, óo, y en el Canadá, 10. En Francia, en la capital y los de Suiza con Austria. El Pester Lloyd, de Budapest,
en los departam entos inmediatos, la proporción entre ha dicho que las alianzas económicas de aquellas nacio­
los matrimonios celebrados y los divorcios llega al 77 nes consagran, el que la Hungría es el granero del cen­
por 1.000; en la Gironda y en el Ródano, á la mitad de tro de Europa, que abastecerá á todas. Los alemanes,
esta cifra, y en las verdaderas comarcas rurales y m on­ por su parte, manifiestan que «el objeto de los tratados
tañosas, Creuse, Cantal, Landas y Lozére, al 1 y al 0,4 convenidos es conceder una protección pública decidida
y o,6 por 1.000. El lector podrá meditar entre lineas y al trabajo nacional, teniendo en cuenta la necesidad
deducir lógicamente lo que de estas cifras se despren­ que existe siempre de asegurar á la industria alemana
de. Con semejante espíritu de discordia familiar en exportación y colocación lucrativa fuera de aquel país*.
Francia, con el ruin positivismo del Zwcikitider system Alemania ha reducido los derechos de entrada para los
en esa nación, en Alemania y en otras, ¿qué porvenir cereales austro-húngaros, desde 6,25 pesetas por quin­
tal métrico de trigo y cebada y 5 por e! de avena, á 4,37 y
ni qué fortaleza han de esperar para mañana?
3,50 respectivamente. Austria, en cambio, ha otorgado
*
* *
una rebaja de 25 por 100 de los derechos actuales á los
En la India, ya que los humores é idiosincrasias in­ hierros y tejidos de Alemania. Italia ha trabajado, como
compatibles y los vicios y las suegras (?) no disuelven es natural, por la exportación de sus vinos, obteniendo
los matrimonios, en cambio, lo que viene á ser lo mis­ de Alemania, á pesar de la oposición de los viticultores
mo para la felicidad doméstica, se los comen vivos las del Rhin. una rebaja, desde 30 francos que pagan ahora
fieras y las alimañas. Las serpientes inataron en 1890 los 100 kilogramos de vino de mesa en barrica, á 25;
unas 21.412 personas, y los tigres 2.460, y además pero con las excepciones favorables de que los dere­
04.500 cabezas de ganado mayor. Claro es que allí todo chos de los mostos y vinos naturales destinados á la
el mundo tiene licencia de caza y de uso de armas, que mezcla ó coupage con los alemanes y á la fabricación del
el Gobierno expide gratis y con mucho gusto; pero á cognac no pagarán m asque 12,50 pesetas, y las uvas
pesar de haber exterminado en ese tiempo 14.000 ti­ 5 francos. Alemania \ a á em prender cn grande la fabri­
gres y leopardos y 510.659 serpientes, aun quedan, de cación de vinos, utilizando los italianos, para prescindir
seguro, los bastantes para que la cifra de las victimas en absoluto de los franceses, porque aunque Francia
pudiera gozar de la cláusula de «nación más favorecida»,
humanas pase de 20.000 en 1891.
La civilización ha concluido con semejantes calami­ por otorgarse la rebaja alemana á Austria y á Suiza,
dades ú otras análogas en el Japón, cuyos relamidos comprendidas, como ella, en el trado de Franckfort, el
hijos se dedican en estos días de fin de año á devorar desarrollo en grande de aquella fabricación detendrá
serpientes de mazapán y de otras exquisitas mezefas. seguramente ia importación del vino francés en el cenNo importa que al mundo aliente
Del mal el genio iracundo,
Ni que preste al vicio inmundo
Faz de apariencia engañosa;
¡Que una mujer virtuosa
Es el encanto del mundo!
u r e l ia n o
u iz
380
LA I L U S T R A C I O N E S P A Ñ O L A Y A M E R I C A N A .
I.A GRAN MU R A L L A DE LA CHINA. —
en tr ad a d el paso
-r V t.
I N D I A
I N G L E S A .
- 't
— TIPOS
- ¿ ¿ 'C i
Y
de n a n k o w , e n
la
p r o v in c ia
cuna
N.° XLVI
de
l a s a n g r ie n t a
; - .T v t ò A :
COSTUMBRES:
LA
PRIMERA
AMONESTACIÓN.
in s u r r e c c ió n a c t u a l .
332
I-A I L U S T R A C I Ó N E S P A Ñ O L A Y A M E R I C A N A .
tro d e E u ro p a . A p e sa r d e q u e los a g ric u lto re s ale m a ­
n es p ie rd e n bastan te con los n u ev o s tratad os y q u e lo
m ism o o c u rre á los industriales austríacos, los resp e c ti­
v o s P arlam en to s los a p ro b a rá n p o r g ra n m ayoría. In ­
g la te rra , a p ro v e c h á n d o se d e la re b a ja au stría c a á la
ind ustria, hará g ra n co m p e te n cia á A lem an ia. L o s a le ­
m an es han c o n c e rta d o tam bién su c o n v e n io com ercial
con los E sta d o s U n id o s , q u e o to rga n la fran qu icia á
los azú c a re s industriales d e A le m a n ia , á c a m b io d e la
con cesión d e trato d e «n a c ió n m ás fa v o r e c id a * , qu e
les p e rm ite in tro d u c ir en A lem an ia sus trigos p o r 3,50
m a rc o s, en v e z d e los 5 q u e p a g a b a n hasta a h o ra , s e ­
gún a rrib a q u e d a ind icado. E ste c o n v e n io se rá g ra v e
p a ra los in tereses d e la isla d e C u b a , p o rq u e A lem an ia
p ro d u c e p o r añ o j .500.000 ten elad as d e azú car d e r e ­
m o lac h a , refin ad a y sin re fin a r, es d e c ir , d o b le qu e
n uestra A n tilla , y c o m o la g e n e ra lid a d d e los con su m i­
d o re s n o rte a m e ric an o s no distin gu en d e d u lz o r, ni de
c o lo r, ni de p rim o r, lo m ism o d e sp a ch a rá n los pilo n es
d e la insípida rem o la c h a , c ria d a b a jo el h ú m ed o y frío
su e lo del E l b a , q u e los d e la a é r e a , ju g o sa y rica c añ a
m a d u ra d a al sol del tróp ico. M u ch o ten em os q u e a b rir
los ojos y la in te lig en c ia, si no q u e re m o s q u e d a r p o s ­
te rg a d o s y v e n cid o s en la c o n tie n d a q u e se v ien e e n ­
cima.
R e p íte s e p o r los fra n c e se s, en los d e b a te s q u e se sos­
tienen en e lla , q u e n osotros les hem os inu n dado de al­
coh ol in d u s tria l, e n c a b e z a n d o , y aun a rro p a n d o d e c u e r ­
p o en te ro n u estros vinos, con ellos. C u a lq u ie ra c re e ría
q u e el v e n e n o , asi lla m ad o , del alcoh ol industrial, no se
fa b ric a en F ra n c ia ó n o se usa allí m ás qu e p a ra b a rn i­
zar e stam p a s y c o n s e rv a r la g a rtija s; p e ro los fran ceses
m ism os nos a c a b a n d e h a c e r s a b e r lo c o n tra rio , con la
pu blicación oficial d e las cifras q u e rep re se n tan las c a n ­
tid ad e s d e alcoh ol q u e han fa b ric a d o en el añ o d e 1890.
E lé v a s e el total á 2.214.527 h e cto litro s, d e los cuales
sólo 38.000 fueron o b te n id o s del vino y 34 000 d e o ru ­
jo s , c o n su m ié n d o se , en c a m b io , 800982 d e rem olacha,
682.573 d e m elazas y 645.255 d e g ra n o s , es d e c ir,
2.128.810 h ectolitro s d e alcohol in d ustrial, ni m ejor, ni
p e o r qu e el alem án. ¿Se p u e d e sosten er d e s p u é s d e
estos datos q u e los e sp a ñ o le s , al lle v ar á F ra n c ia a lg u ­
n as can tid ad es d e a lc o h o les alem an es en nuestros vinos,
som os los q u e les e n v en e n a m o s y los q u e con tribuim os
á sosten er el triste e sta d o m oral y físico d e sus clases
tra ba ja d o ra s? N o e c h e el lector en sa c o ro to estas c u ­
riosas cifras.
Estas o tra s, calcn titas p o r lo recien tes y lo in teresan ­
te s , indican el d in e ro q u e e x iste en F ra n c ia , según la
A d m in istra c ió n oficial: 3.000 m illones d e m on edas de
20 fra n c o s; 700 m illones d e p ie za s d e 10, y 2.200 m illo­
nes d e e sc u d o s d e 5 fra n c o s , ó s e a , un total de 6.000 m i­
llones y m edio. L o s in gleses p a re c e q u e no cuentan más
q u e con 2.000 m illones y m e d io d e m o n e d a d e oro. L a
p ro p o rc ió n en tre el o ro y la p lata circ u la n te s en F ra n ­
c ia es de 69,1 p a ra el o r o y 30,9 p a ra la p la ta , y do n d e
m ás a b u n d a el o ro es en P arís y los d e p a rta m e n to s in ­
m ed iatos, 81 á 88 p o r 100. El o ro e x tra n je ro c ircu la en
p ro p o rc ió n d e un 11,4 p o r joo . L a rela ció n qu e existe
en tre el m etálico y los billetes es d e 20 p o r 100, y en
1885 era d e 32 p o r 100. E l p a p el ab u n d a, p u e s, tanto
m ás, cuan to la m oneda se g u a rd a . E l B an co d e la A r g e ­
lia n o tenía en el d ía del rec u e n to d e estas cifras más
q u e 110 fra n c o s en oro, p a ra un capital d isp o n ib le de
m edio millón.
Y basta d e literatu ra d e e n ce ra d o .
R. B e c er r o d e B e n g o a .
LIBRO S PR ESEN TA D O S
Á E S T A R E D A C C IÓ N PO R A U T O R E S Ó E D IT O R E S .
L a V i d a d e l d e r e c h o e n aun r e la c i o n e !« c o n la « lila
socialy estudio comparado de Filosofía del Derecho, por
G. C arie, profesor numerario de Filosofía del Derecho en la
Real Universidad deTurín ; versión castellana de D. II. Giner
de los Ríos y D. Germán Flórez Llanos, ex colegiales del Es­
pañol de Bolonia. Véase cuál es el objeto de esta impon ante
obra, expresado por su docto autor en el P refa cio: ■■He to­
mado por punto de partida el estudio del hombre como ser
histórico y social, y siguiéndole paso á paso en el múltiple
desarrollo de sus facultades y en los varios periodos de cul­
tura, he intentado una explicación psicológica de las cosas
sociales y humanas»; y el autor ha logrado cumplidamente su
objeto. L a traducción castellana está hecha con el mayor es­
mero y exacta fidelidad. Forma «los lujosos tomo» de ix-353
y de 492 páginas en 8.0 mayor, y se vende, cada uno, á 5 pe­
setas, en rústica, y á 6,50 pesetas, encuadernado con artística
elegancia. Diríjanse los pedidos á las oficinas de E l Progreso
E d ito ria l, Madrid (R ein a, 35).
V i a j e p o r I t a l i a : l l é r g a m o y V e r a n a , por D . A. Fer­
nández Merino. Es el tomo 1 de la Biblioteca Flores, y con­
tiene extensa y erudita reseña histórica y artística de aquellas
dos famosas ciudades de Italia. Forma un elegante volumen
de vi-369 páginas en S.o, y aparece impreso en Siena, tipo­
grafía editorial de San Bernardino.
L o « T r a t a m i e n t o s «le 1 .« « l i f t e r i a , recopilación de los
principales métodos de tratamientos modernamente emplea­
dos contra esta enfermedad, hecha por D. Agustín Fúster y
Fernández, médico titular de Molina de Murcia, premiado
por el Ateneo Antropológico, y con un prólogo del doctor
Calatraveño. Contiene este libro nada menos que 150 méto­
dos y varios apéndices. Véndese, á 3 pesetas, en las princi­
pales librerías, y en casa del autor, en Molina de Murcia, á
quien se dirigirán los pedidos.
T r a t a d » t e ó r i c o - p r á c t i c o «le « u n t o G r e g o r i a n o ,
según la verdadera tradición, por el P. Eustoquio de Uñarte,
de la Orden de San Agustín. (C o n el permiso de los Superio­
res y del Ordinario.) Forma un volumen de 216 páginas y
varias láminas de notaciones musicales. con varias canciones
litúrgicas y el índice correspondiente. Precio: 4 pesetas. Li­
brería del Sr. Aguado, Madrid i Pontejos, 8;.
A g r i i d n «lo A«lm ¡n¡*ttra<*¡«tn 3 1 iin ¡«-¡p:il _\ j*i‘iii,".il,
para tS i/ j, dirigida y revisada por I). Antonio Torren» Monner, contador jefe de Contabilidad local de la provincia dé
Barcelona, etc. Obra útil á los abogados, comerciantes, ban­
queros, industriales, empleados, y á los centros y dependen­
cias de instrucción, hacienda, gobiernos civiles, diputacio­
nes, ayuntamientos, etc. Véndese, á 2 pesetas, en la librería
de D. Manuel Soler, editor, Barcelona (Paseo de San Juan,
núm. 152).
A lm an a < -li «l«‘ la F a q i i e ll a «1 «' la T n r r a l x a , p a r a el
año ¡Sepa. Está redactado en catalán por los principales es­
critores de la región é ilustrado por 62 notables artistas con
255 grabados. Véndese, á una peseta, en la Librería Espa­
ñola del Sr. López, editor, Barcelona 1Rambla del Mitj, 20).
iV u e v o T e a t r o C r i t i c o de D. ‘ Emilia Pardo Bazán. El cua­
derno 12.0, correspondiente al mes de la fecha, contiene
cin co hermosos trabajos literarios y de crítica literaria, asi ti­
tulados: E l P ere grin o, M edina de Jiioseco, D o n M anuel Ca­
ñete ( necrología), Revista de teatros y Notas literarias, termi­
nando con un Indice de libros recibidos. Suscríbese en las ofici­
nas de L a España E d ito ria l, Madrid (Mendizábal, 34 .
l l i o l o r i a jr c iU T n l «1 «* C h i l e , por D. Diego Barros Arana.
Hemos recibido el tomo xi de esta excelente obra, que tanto
honra á su ilustradísimo autor, el académico Sr. Barros Arana,
como á su inteligente y laborioso editor D . Rafael Jover. Con­
tiene diez capítulos, abarcándola narración desde Febrero y
Marzo de 1817 á Noviembre de 1818, y está ilustrado con tres
pianitos. Diríjanse los pedidos al mencionado editor Sr Jover,
Santiago de Chile (calle de la Bandera, 73).
G e n t e m e n u d a 1romances infantiles), por D. Manuel Ossorio y Bernard. Interesante librito que contiene 36 romances,
contando el P rólo go , todos amenos y morales, propios para
lectura de los niños á quienes están dedicados. Son muy lin­
dos los titulados L a Oración de ¡a mañana, E l Cuarto obscuro,
¡S in hogar!, D ía de novillos, L a N iñ a fisgona, F lo r de estufa,
L a Pedrea, Los Titiriteros, etc. Opúsculo de 1S4 páginas
en 8.«, que se vende, á 2 pesetas, en las principales librerías.
Diríjanse los pedidos al autor, Madrid (D uque de A lba, 6 y 8,
tercero ( derecha).
T r n t n « l » <l«-l c u lt iv o «!«• I:i r e t iio la e h n a z u c a r e r a ,
por Jorge Dureau, caballero del Mérito agrícola y miembro
corresponsal de la Sociedad Nacional de Agricultura de Fran­
cia, traducido por D . Wladimir Guerrero, ingeniero agróno­
mo y miembro de la Sociedad Química de París. Esta impor­
tante obra es útilísima á los agricultores españoles, por la in­
troducción en nuestro suelo del cultivo de la remolacha, que
pareciendo ser privilegio exclusivo de los países septentriona­
les de Europa, tanto y tan beneficioso incremento ha tenido
y tiene en varias provincias españolas. Está ilustrada con un
Apéndice de grabados fototipias, que representan los principa­
les tipos de remolachas cultivadas en la Península, y con
Notas del traductor. Forma un volumen de 482-24 páginas
en 4.0, y se vende, á 9 pisetas, en las principales librerías.
Diríjanse los pedidos á la de los Sres. Viuda é Ilijos de Sabatel, Granada (Mesones, 52).
G líi.ie a «I«* e n fe rm < ‘(la<i«‘« «l«-l .-« p a r a l« líg -C M l i v<», por
los Dres. D. Bartolomé Robert y D. Emerenclano Roig. La
notable obra de estos eminentes profesores de la Facultad de
Medicina «le Barcelona ha venido á llennr una verdadera ne­
cesidad en nuestra patria, pues aun cuando se lian traducido
«le idiomas extranjeros otras obras también notables, el libro
de nueairos compatriota^ las supera, porque es eminentemen­
te clínico y está basado en la experiencia práctica suminis­
trada por numerosos enfermos. La obra completa forma un
solo volumen, cuyo precio es qpesetas, i.os pedidos á la Ad­
ministración «le la Revista de Medicina y Cirugía prácticas, Ma­
drid (Preciados, 33, bajo).
í . l l n iiiu im -I«» «•! a i te r c l ig - io * « » ? , estudio acerca de la
pintura contemporánea en la Exposición Universal de 1889,
V especialmente acerca de los tres maestros Ilebert, Udlie y
Klunkacsy, por R. de la Sizeranne; vertido al castellano por
D. Enrique ü'Shea, miembro correspondiente de la Real Aca­
demia de la Historia. Bellísimo estudio artístico, tal vez el me­
jor que se lia hecho acerca de la pintura religiosa en nuestros
días, y traducido con esmero por el Sr. O'Shea. Ilústrale un
grabado que reproduce el cuadro L a Vierge de la Dclivranee,
de Ilebert. Véndese, á 2 pesetas, en la librería de D. Fer­
nando Fe, Madrid (Carrera de San Jerónimo, 2).
T r o » « « «■ s e o g 'u lo s d e L i U n - a lu r a fra n c e .«.-i. en p r o s a
y verso, desde el siglo x v n hasta nuestros días, coleccionados,
clasificados y anotados para servir de ejercicios de traducción
á los alumnos de Institutos y Escuelas especiales, por D. Ca­
yetano Castellón y Pinto, bachiller y perito mercantil, cate­
drático numerario de Lengua francesa del Instituto provincial
de Jerez de la Frontera. Contiene, en efecto, escogidos tro­
zos literarios, en prosa y verso, de los principales autores
franceses de los tres siglos últimos, como Com edle, L a F'ontaine, Moliere. Pascal, Bossuet, Boileau, Racine, Eenelon,
Montesquieu, Rousseau, Voltaiie, Buffon , L a Ila rp e .M ira beau. De Maistre, Chénier, Chateaubriand, Napoleón, L a mennais, Béranger, Guizot, Lamartine, Thiers, Michelet, Balzac, H ugo, Lacordaire, Musset . Dumas, Daudet, Zola y
Otros muchos ; terminando con un vocabulario que comprende
las palabras más necesarias Forma elegante volumen de 282
páginas en 4.0 lujosamente encuadernado, que se vende, á
7 pesetas cada ejemplar, en las principales librerías. Diríjanse
los pedidos al autor, en Jerez.
I l i a l a r i a «li- l . '- p a u a , por D. Teodoro Baró, seguida de un
resumen del movimiento científico, artístico y literario en Esaña desde los romanos á nuestros días, en su cuarta edición.
sta obra, refundida y aumentada, sin haber perdido la sen­
cillez, amenidad y concisión del relato, consta ahora de 5S0
páginas en 8.<>, y tiene intercalados en el texto 200 grabados,
y el retrato del autor, en heliografía; la encuadernación en
percalina, con plancha alegórica, que representa á Felipe II
con la rica armadura que se conserva en la Armería Real de
Madrid. Precio. 6 pesetas ejemplar. Véndese en la librería de
D . Antonio J. Bastinos, Barcelona (Pelayo, 52 y 541.
É
S u e ñ o » «le p r i m a v e r a , leyendas en verso, por D . losé L a marque de N ovoa; con un prólogo de D. Luis Móntoto y
Rautenstrauch. (Segunda edición, ilustrada por D . Eduardo
Bermejo y D . Teodoro Aramburu.) Seis preciosas leyendas
tiene este libro: L a Peña de M a rio s , Desdichas de una Reina,
E lv ir a de Ledesma, L a Ondina, L a Cruz de los Caballeros y
L a Prim era vuelta a l mundo. Principia con una inspirada I n ­
troducción. en sonoros versos alejandrinos, y concluye con
eruditas notas. Si el Sr. Lamarque de Novoa no tuviese ya
justísima reputación de eminente poeta. daríansela en abso­
luto estos hermosísimos Sueños de prim avera. Elegante volu­
men de 354 páginas en 4.0, publicado por la casa Pons y
Compañía, editores católicos, Barcelona 1Quintana, 3, li­
brería).
S o u v e n i r « le i C l u b E s p a ñ o l «le S a i a l L o u i s (Estados
l nidos de Norte-Am érica). Elegante monografía de la ciudad
N." XLVl
de San T.uis, en el Estado de Missouri, ilustrada con num«.
sos grabados y compilada por Mr. Geo. T . Parker. — c. 10“
Louis, 1S91.
I t r p o h ln c i « ....... y t o r r e n t e s , trabajos forestales en la P
pública francesa, Memoria de una excursión verificada
D. José Secan, ingeniero de montes y profesor de Üotár
en la Escuela especial del Cuerpo. Folleto de 61 pági^1
en 4.0 menor, que se vende, á una peseta, en las princra.C
librerías.
38 J
LA ILU STRACIÓN E SPA Ñ O L A Y AMERICANA.
K - XLVI
alcance, lo mismo de los particulares, que de los es­
tablecimientos públicos y sociedades de instrucción
ó recreo que nos favorecen con su concurso.
Estas carpetas unen á su buen aspecto suficiente
solidez, y resultan muy á propósito para contener,
en forma cómoda y elegante, los números última­
mente publicados; su precio, 2 pesetas en Madrid,
C A R P E T A S P A R A « L A IL U S T R A C IO N ».
Peseosa esta Administración de proporcionará los
gres- Suscriptores el medio de conservar en buen esjjdo los números de esta Revista, sin que se es­
topeen al hojearlos, ha hecho construir unas cárpe­
os especiales que, por su baratura, se hallen al
3 en Provincias y 4 en América y el Extranjero, in­
cluso los gastos de franqueo, :ertificado y de emba­
laje entre cartones.
Diríjanse los pedidos, acompañados de su importe,
al Administrador de
Alcalá, Madrid, ya directamente,
ya por mediación de los Sres. Corresponsales.
L a I l u s t r a c ió n
23,
A m e r ic a n a ,
Española y
F.. M. d e V.
L A J A B O N E R ÍA D E L C O N G O Á SUS C L IE N T E S.
La casa Víctor Vaissier, de París, hace saber á su elegante «
numerosa clientela que tu famoso jabón de toilette, tan puro ^
tan deliciosamente perfumado, tiene este título: Jabón de t2
Príncipes del Congo », y el nombre . Víctor Vaissier*.— Se vende!
productos similares, pero éstos no son más que groseras irnit»
ciones de aquél.
L a Casa D e V ertí s dispone para sus parroquianas, tan ar¡.
tocráticas y tan elegantes, verdaderas maravillas en deshabilliy en ropa blanca. Se acaba de inventar un corsé, y en seguid!
aquella Casa se apodera del invento para confeccionar todo un
trousseau de vestidos de debajo, de ideal elegancia, y necesa­
rios en absoluto á las señoras.
Con esas prendas bellísimas, que parecen nubecillas de Cr~
pón, de muselina, de batista, de seda, etc., ya no puede h*bT
un talle deforme, ni un busto rígido y sin gracia; y es que!!
corsé In fa n ta , juntamente con ellas, imprime al busto la
bilidad, la esbeltez que se suele admirar en todas las señora
que son clientes de M m es . D e V er t c s scelks .
Para adquirir más extensos informes y pedir un consejo actr.
ca de esto, basta con escribir á M m es . D e V f.k t is scecrs p
tu r A u b e r, en París, las cuales poseen el don de la amabilidad
más cumplida, y contestan al punto á las cartas queselesdi
rigen.
VinUdeDUtatAUÜ c o n
Q U IN A
y CACAO
e l m e jo r y m á s a g r a d a b le d e lo s tónicos en la
A n e m i a , to d a s la s A f e c c i o n e s d e b i l i t a n t e s
Y la s C o n v a l e c e n c i a s . Principales Farmacias.
f l S M f l )CATARROCDraí0T |GARRii-Loscepip
H U I V I M
(C a j a 2 fr.) por los V
ó el P O L v o C O l | (j
ELIXIR DENTÍFRICO ODONTÁLGICO
37.
Boulovard de Strasbourg, PAR,$
A L IM E N T O D E L O S N IÑ O S .— Para robustecer á los niño»,
1*» mujeres y personas débiles del pecho, del estómago, ó qU«
padecen de clorosis ó de anemia, el mejor y más barato »1m uerzoesel H A C A I I O I I T d e lo * A H A I I E N , de l> H aa
lf r*-nl«*r, de París. Depósitos en las farmacias del mundo entero
EAU d’HODBIGANT
muy apreciada para el tocadot
_ y para lo» baños. Iloiilriguat.
perfumista, P a rts , 19, Faubourg S« Honoré.
Perfum ería N in on , V e R E C O N T E e t O , 31, rue du Quatti
Septembre. ( I canse los anuncios.)
Perfum ería exótica S E N E T , 35, rue du Quatre Septembre.
Paris. ( Véanse los anuncios.)
IM PO R T A N T E .
Agradeceremos á los Señores Suscriptorcs cuyos
abonos terminen con el presente mes y año, y pien­
sen seguir honrándonos con su concurso, que se sir­
van anunciar su propósito á esta Administración con
la mayor anticipación posible, á fin de que el servi­
cio de sus respectivos abonos no sufra retraso por la
aglomeración de trabajos, propia de esta época del
año, en nuestras oficinas.
Tanto para avisar las renovaciones, como para
hacer cualquier reclamación sobre el servicio, es
muy conveniente acompañar á las cartas, una de las
fajas con que se recibe el periódico.
Los frecuentes abusos que vienen cometiéndose
por individuos que falsamente se atribuyen el carác­
ter de representantes de esta Empresa en las provin­
cias, nos ponen en el caso de recordar nuevamente:
1.°, que no respondemos más que de aquellas suscrip­
ciones que se hayan formalizado y satisfecho en nues­
tras oficinas; 2." que el público debe acoger con la
mayor reserva las instancias de personas que, á la
sombra del crédito de la Empresa, y atribuyéndose
una representación que de ningún modo pueden justificar, abusan de su buena fe, y 3.". que siendo en
gran número los libreros, impresores y dueños de
establecimientos mercantiles que en todas las capi­
tales y poblaciones importantes del Reino recibe0
suscripciones
y
correspondiendo
honradez la confianza que en ellos deposita el pú"
blico, no nos es posible estampar aquí una lista tan
numerosa, ni es tampoco necesario ; porque conoci­
dos como son en sus respectivas localidades por el
crédito que su comportamiento les haya
nada es tan fácil, para las personas que deseen sus­
cribirse por medio de intermediarios, como aseso­
cana
á L a I l u s t r a c i ó n E s p a ñ o l a y A m e r i­
á L a M oda E leg ante,
con
á
gran jeado,
rarse previamente de la responsabilidad y garantió
que puede ofrecerles aquel á quien entregan su di­
nero.
Et.
A d m in is t r a d o r .
rE D R O , Y A ES H O R A D E A C O S T A R T E .
Señores, tengo noventa años, y, naturalmente,
„o puedo durar mucho. Recientemente con fre­
cuencia me ha parecido oir la voz de mi madre,
que decía, como cuando era niño: «Pedro, ya es
hora de acostarte. •
En una comida «que poco antes de su muerte
di ó en su honor Pedro Cooper, el gran filán­
tropo americano, empleó aquellas palabras sentimentales.
■ ■
El dolor y los sufrimientos algunas veces arran­
can de labios humanos gritos como: «| Cuánto
desearía morirme! .Envidio á los que lian acaba­
do con este mundo sus miserias y sinsabores!»
Enfermedades hacen que hablen así. Alivíese el
dolor, cúrese la enfermedad atormentadora, y
«uclven á gozar de la vida, como Dios quiere que
se goce.
Hace cuatro ó cinco años que una mujer del
Canadá decía á su familia: «¡Cuánto deseo mo­
rir’ » Oyeron su observación en silencio, pues es­
taban persuadidos de que sólo la muerte podía
aliviarla. N o podemos hacer más que insinuar lo
que la había traído á este estado. L a historia de
siempre, el cambio grande y misterioso de la sa­
lud á la debilidad y enfermedad, habiendo sido
hasta entonces fuerte y robusta. La vida le había
sido agradable, y la idea de perderla le disgústa­
la, como disgusta á todo el que está bueno física
y moralmente.
Entonces llegó el invierno de sus pesares. Em­
pezó á tener dolores de cabeza, un gusto de boca
nauseabundo y extraño; la piel blanca y clara se
volvió de un color amarillo ó cobrizo, y ella se
volvió estúpida y descuidada en cuanto á sus ne­
gocios y obligaciones domésticas. Con frecuencia
tenía que vomitar, y sufría estreñimiento é irregulnridadus. Hasta entonces, esta mujer vigorosa
«penas sabía si tenía corazón, pues su latido era
regular, tranquilo y exacto. Ahora empezó á dar­
se cuenta de él, y de un modo que la asustaba.
El corazón le palpitaba algunas veces con tanta
violencia, que apenas podía respirar. Perdió el
«petito, y se desarreglaron los nervios p« r falta
de nutrición. Tanto le afectaban los sonidos ó
ruidos, que no podía tolerar ni la conversación
ordinaria de los miembros de la familia. Unos
cuantos pasos más por este camino, y el paciente
llega por lo regular á un estado «que se aproxima
mucho á la locura. Esto era síntoma y conse­
cuencia, pero no la verdadera enfermedad.
Al andar, la pobre señora daba traspiés, como
ti el sil-do de la habitación hubiera sido la cu­
bierta «le un barco en la mar. Perdía las carnes y
wqu- daba tnuy delgada. Meses enteros 110 podía
dormir sino bajo la influencia de un narcótico.
Tenía las manos y los pies fríos por causa «le la
débil circulación de la sangre. El estado del cuer­
po afectaba naturalmente el espíritu, y estaba
melancólica y desanimada, con muchos temores.
En verdad, el ser compuesto de cuerpo y alma
¡* debilitaba y aniquilaba por la razón más clara
y más sencilla del mundo: no podía retener y di­
gerir la comida.
No es más que justicia decir que estaba asistida
por los mejores médicos que había, y no estamos
seguros de que ningún otro médico de este mun­
do hubiera podido hacer por esta infeliz más de
lo que hicieron los facultativos que la estaban
ui»tiendo. Sin embargo, ellos mismos admitían
que sus esfuerzos no daban resultado. Les pare­
cía que, como dice el cínico francés, el p rolo n ­
gado sueño del cementerio era el único alivio y el
inico remedio que se podía esperar ó apetecer.
En este estado lamentable se hallaba, cuando
Un día oyó hablar de una medicina que había
dado resultados tan admirables corno podía ser
d ponerla buena. Sin decir á su médico una pa­
labra de lo que pensaba, mandó á la población
fflás cercana por una botella y empezó á tomarla
«D secreto. El efecto se siguió con tal prontitud,
que apenas podía dar crédito á sus mismas sen­
saciones. Dos eran los buenos resultados inme­
diatos : podía dormir sin tomar drogas, y empezó
á sentir que le volvía naturalmente el apetito. El
cuerpo sintió en seguida el impulso de la nutri­
rán, pues ya no se arrojaba el alimento, sino que
*1estómago lo aceptaba y lo digería.
Esto parecía contestar á la pregunta: ¿qué debo
“»cer? Confiando en lo que había de suceder, le
dijo al médico que iba á tratarse por sí misma
•*gún tiempo al menos, y mandó por más bote* * • Continuó el nuevo remedio todo el invierno
l'guiente, y al volver la primavera volvieron las
•uerzas y la salud. Los pájaros entre las llores no
Rutaban mejor que cantaba el contento dentro
corazón de esta mujer. L a enfermedad había
sido un ataque obstinado de indigestión, y la
®e<ücina victoriosa era el Jarabe curativo de la
■•dte Seigel.
Con gusto mandaremos el nombre y la direcCion de esta señora á cualquiera que desee veri. ar 1° cjue se ha dicho. Tiene ahora sesenta y
«neo años de edad , y goza de la vida bastante
Pya no querer dejarla antes de que llegue natur*®?ente la distante hora de acostarse.
.
el lector se dirige á los Sres. A. J. White,
•notado, 155, calle «le Caspe, Barcelona, tenntán mucho gusto en enviarle gratuitamente un
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largos y espesos, por acción del E x t r a v i o c a ­
p i la r d e Ion lle iie d lc tln o N del Monte Majella,
que destruye la caspa, detiene la caída de los ca­
bellos , les hace brotar con fortaleza y retarda su
decoloración. E. S b n b t , A d m in is t r a d o r , 35,
r u é d u 4 S e tie m b r e , París.— Depósitos: en Madrid,
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384
N.« XLVI
LA I L U S T R A C I Ó N E S P A Ñ O L A Y A M E R I C A N A .
A C E IT E
N I N O N DE L E N C L O S
H O G G
Reíase de las arrugas, (jue no se atrevieron nunca á señalarse en su epidermis, y se conservó
joven v bella hasta más allá de sus 80 años , rompiendo una vez y otra su acta de nacimiento á |.
faz del tiempo, que en vano agitaba su guadaña delante de aquel rostro seductor sin poder moni,
ficarle,— Este secreto que la gran coqueta egoísta no quiso revelar á ninguno de sus contemporil
neos, ha sido descubierto por el doctor Leconte entre las hojas de un tomo de la Historia amorosa
de las Calías , de Bussy-Rabutin , perteneciente á la biblioteca de Vollaire y actualmente propiedad
exclusiva de la P e r f u m e r í a .Uluon CMaison L econ te),
, rué du 4 Septembre, ^1 , París.
Dicha casa entrega el secreto á sus elegantes clientes bajo el nombre de \ «*riial»l<> |;a a ^
!%lnon y de l l n l x 'l d e .l in ó n , polvo de arroz que Ninon de Léñelos llamaba «la juventud en
una caja».— lis necesario exigir en la etiqueta el nombre y la dirección de la Casa, para evitar ln
falsificaciones. — La Parftemerte N in o n expide á todas partes sus prospectos y precios corrientes.
Depósitos en M a d rid : Pascual, A ren al, 2 ; A rta za, Aléala , 23, pral.. izq.; A g u irre y M olin o , p(r.
fttm eria Oriental, Preciados, /,* perfum ería de U rq u io la , M ayor, /. Romero y Vicente, perfumería
Inglesa, Carrera de San Jerónim o,3 , y en Barcelona, Sra. Viuda de L a fo n t ¿ Hijos, y Vicente Ferrer
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E ü m u c h o mas a c t i v o que las E m u ls io n e s , las cuales
contienen m itad de anua.
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volver á la hermosa edad de diez y seis primaveras
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y os defenderá contra las arrugas; su polvo de
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arroz F lo r de Albérchigo dará á vuestro cutis una
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blancura diáfana que evocará á las rosas desva­
y Laborable.
necidas de vuestro rostro; su Anti-Bolbos extir­
Ningún otro protector ¡
pará los puntos negros que brotan en la nariz,
icon* lod&e esta»
Tcntija».
sin dejarla m enor huella de ninguno; su SorciExllaie la muren
liurn espesará, alargará y dará nuevo color á
'• CtHTtam.'
vuestras cejas y pestañas; su Pasta de ¡os P rela­
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H
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dos destruirá los sabañones y las grietas, y os de­
volverá la mano lisa y mórbida, con las venas
suavemente azuladas que antes, en vuestra pri­
mera juventud, poseíais; y toda esta transforma­
ción se efectuará naturalmente, sin recurrir á
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gratis y fra n co de porte, á quien le pida.
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L . B A R R E R E , m é d ic o in u e n t o r
t i Banda// ( braguero) Barreré, elástico y sin resor cipal, iza.; Pascual, Arenal, 2 ; perfum ería Urtes, contiene las irregularidades (bernias; roa* diliciies y quioUt, M ayor, 1; A g u irre y M olin o, Preciados, /,
en ausoiuto suprime toda molestia. La sujeción bien hecha y en Barcelona, Sra. Viuda de L a fo n t é Hijos.
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via, lo cual e» fácil de comprobar.—Produce la sujeción corriente y el D I A R I O I L U S T R A IMF l » l i
permanente, único tratamiento practico de loa irregulari­ S I ’. I . I . O S l> li t .O l t I t l i O , graiuiiameme. Sellos
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