GEOPUCE no. 3 - Pontificia Universidad Católica del Ecuador

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Pontifica Universidad Católica del Ecuador
GEOPUCE
Número 3
Escuela de Ciencias Geográficas - 2011
Imágenes de cubierta: Geóg. MSc. Fredy López C.
Paisaje de la Laguna de Colta.
Provincia de Chimborazo. 2010.
Ingañan de Malchingui.
Provincia de Pichincha-Ecuador.
Foto: Monserrath Mejía.
PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR
Rector
Dr. Manuel Corrales Pascual S.J.
Directora General Académica
Dra. Patricia Carrera B.
Director de Investigaciones y Posgrados
Dr. Carlos Ignacio Man Ging V. S.J.
Decano de la Facultad de Ciencias Humanas
Dr. Juan Hidalgo A.
Directora de la Escuela de Ciencias Geográficas
MSc. Azucena Vicuña C.
GEOPUCE
Publicación semestral
EDITORA
Mtr. Monserrath Mejía S.
COMITÉ EDITORIAL
Dr. Juan Hidalgo A., Mtr. Galo Manrique Y., MSc. Olga Mayorga J., Mtr. Monserrath Mejía S.,
Geóg. MSc. Fredy López C., MSc. Azucena Vicuña C.
COMITÉ ASESOR CIENTÍFICO
Dra. Tanya Cáceres C. (PUCE), Dr. Juan Hidalgo A. (PUCE), Dra. María Fernanda López S.
(Universidad de Erlangen – Alemania), Geóg. MSc. Fredy López C. (PUCE), Ing. Mauricio
Valladares B. (Colegio de Ingenieros Geógrafos de Pichincha).
GEOPUCE
Revista de la Escuela de Ciencias Geográficas
Número 3-2011
No. de derecho de autor: 033572
ISSN: 1390-566X
Corrección de textos: GEOPUCE
Diagramación: Carlos Reyes Ignatov
Impresión: Imprenta Don Bosco - Quito
Escuela de Ciencias Geográficas 2011
Toda correspondencia dirigirse a:
Av. 12 de Octubre, 1076
Teléf.: 2991715
Correo electrónico: [email protected]
Los artículos son responsabilidad de los autores.
ÍNDICE | GEOPUCE 3
5
Presentación
Fredy López
Resultados de investigación
Tenencia, seguridad y regularización de tierras rurales en el Ecuador:
entre el problema agrario y los incentivos para la conservación7
María Fernanda López Sandoval
Cartografía estadística aplicada al diagnóstico socio-económico
de los cantones del Ecuador
19
Uso de las herramientas geográficas en el análisis de la biodiversidad
Ejercicio de aplicación
37
Evolución y tendencias de las lenguas ancestrales del Ecuador a través
de la representación cartográfica multitemporal:
un estudio interdisciplinario
45
Análisis aleatorio de la variabilidad climática en el Ecuador
en los últimos 30 años
59
Monserrath Mejía Salazar
Jorge Luis Campaña y Santiago Arce
Olga H. Mayorga
Svetlana Zavgorodniaya
Riesgos por movimientos en masa en la provincia de Imbabura
73
El Salario Digno del agricultor ecuatoriano:
acceso, limitaciones sociales y financieras
87
Galo Manrique, Paulina Rosero y Paúl Aguilar
Carlos Nieto Cabrera
Ensayos
Urbanismo ecológico: el reto ambiental de Quito
Sheika Aragundi León
Ecuador: potenciando los beneficios de los servicios ambientales
a través de instrumentos económicos
Daniela Carrión y Marco Chíu
95
101
Información Geográfica
Noticias de la Escuela de Ciencias Geográficas
Monserrath Mejía Salazar y Azucena Vicuña Cabrera
111
Zona Alta de Tigua, Provincia de Cotopaxi
Foto: Geóg. MSc. Fredy López C.
Presentación
Fredy López C.
Profesor de la Escuela de Ciencias Geográficas
Pontificia Universidad Católica del Ecuador
La revista GEOPUCE No. 3 continúa con el propósito de la
Escuela de Ciencias Geográficas de la PUCE de divulgar
los trabajos que en las temáticas geográficas se están
realizando o ya se han concluido, al menos momentáneamente, en esta Escuela.
No es difícil, al menos en apariencia, percibir que la
Geografía como disciplina científica aborda múltiples y
variadas temáticas que, con un fuerte enraizamiento social, trata de esclarecer el mundo en que vivimos.
Este número es muestra de ello. Incluye artículos de
resultados de investigación en lo físico, lo ambiental y
lo humano, propiamente dicho, así como ensayos que
muestran las opiniones de los colaboradores de la Escuela.
Se dice que la toma de decisiones por parte de quienes
deben hacerlo, es más fácil y acertada cuando se dispone de información suficiente y de calidad. Nadie podría
dudar de esta afirmación luego de leer los artículos que
aparecen en este número y que muestran la vulnerabilidad de la provincia de Imbabura a los deslizamientos
en masa, los cambios en el clima que se presentan en
el Ecuador, la aplicación de herramientas geográficas
para el estudio lingüístico o trabajos de biodiversidad,
por ejemplo.
M. F. López presenta un artículo que da cuenta de los
cambios en los espacios agrarios a fines del siglo XX,
luego de analizar los datos que proporciona el censo
agropecuario. Según la autora, «La tenencia de la tierra
es parte esencial del problema agrario y condición fundamental para la aplicación de los incentivos a conservación. Si bien el tema de la tenencia [a mediados del S.
XX] se centró en el acceso… a la tierra, las condiciones
de escasez de tierras, aumento de población, desarrollo
tecnológico, demandan en la actualidad la seguridad de
la tenencia y, al parecer, la [propiedad] individual de la tenencia [en tierras colectivas es una preocupación actual]»
M. Mejía escribe un texto que pone en relieve la importancia que día a día van adquiriendo los recursos tecnológicos para la investigación, particularmente para la
Geografía. Mediante un ejemplo metodológico ya probado en esta investigación la autora explica en qué consiste «…la aplicabilidad de la Geomática en los procesos
de planificación… utilizando la Cartografía Estadística
Automatizada, para generar modelos cartográficos de
espacialización de actores, recursos económicos y grado de organización municipal… [y cuyo] resultado fue
una colección de mapas temáticos a nivel cantonal del
Ecuador.»
Por su parte, J. L. Campaña y S. Arce exponen un trabajo
sobre la aplicación de «herramientas geográficas» para la
investigación de la biodiversidad. En el artículo se aprecia la complejidad de los estudios de esta temática biogeográfica y la manera en la que las tecnologías pueden
contribuir a optimizar recursos y obtener resultados en
menor tiempo. Se muestra también que no siempre se
obtendrán resultados satisfactorios en vista de la complejidad de las investigaciones sobre biodiversidad. Campaña y Arce afirman que su trabajo con «…herramientas
geográficas, como los sistemas de información geográfica para la ubicación espacial de datos de especies de
árboles de dos tipos diferentes de bosques, temperado y
tropical… [muestra] que existen algunas dificultades en la
determinación del tamaño mínimo y forma de muestreo
de parcelas de bosque, especialmente en un bosque temperado, donde la baja diversidad de especies puede ser
afectada por una distribución espacial no homogénea.»
O. Mayorga entrega un artículo sobre Geolingüística.
Este trabajo, novedoso en la Geografía ecuatoriana, es
una muestra la faceta multidisciplinaria con la que se
deberían abordad ciertas investigaciones socio-espaciales. La autora dice que «Es importante mencionar que
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Presentación
LÓPEZ, FREDY
la Geolinguística es un área de estudio multidisciplinar
y relativamente reciente que se ocupa de las relaciones
existentes entre el lenguaje y la geografía.»
Abordando otra temática, S. Zavgorodniaya, recuerda la
actualidad del calentamiento global y del probable cambio climático que ya se estaría presentando en la Tierra.
El trabajo es el resultado del análisis de 30 años de variabilidad climática en el Ecuador, y que muestra que «Los
cambios de las condiciones climáticas van a manifestarse
irregularmente en los próximos años, dependiendo de la
latitud del lugar [dentro del territorio ecuatoriano]».
G. Manrique propone un texto que analiza las condiciones de la provincia de Imbabura frente a los movimientos
de remoción en masa y sus conclusiones no pueden ser
más importantes pues «Se ha determinado que la Provincia de Imbabura presenta riesgos a movimientos en
masa muy altos y altos en un área de 3955,1 km ² que
corresponde al 81% de su territorio, lo que constituye en
un problema muy importante en cuanto a sus procesos
de desarrollo.»
6|
En el ámbito de la Economía Agrícola, C. Nieto pone en
evidencia la dificultad con la que pocos agricultores
ecuatorianos, principalmente los pequeños, acceden a
un salario «digno», resaltando que «Casi sin excepción,
el agricultor ecuatoriano mediano o pequeño no puede
acceder al salario digno definido por el Gobierno, bajo
las condiciones actuales en las que se desenvuelve su
actividad y de las utilidades que recibe por las mismas.»
En el apartado de lo que se ha llamado «Ensayos», S. Aragundi presenta un tema de actualidad y de debate sobre
cómo cambiar las condiciones ecológicas de las ciudades
y D. Carrión y M. Chíu discurren sobre los servicios ambientales, los beneficios que prestan y las dificultades
para valorarlos.
La revista termina con algunas noticias de relevancia
para la comunidad geográfica ecuatoriana, compuesta
por estudiantes, profesores e investigadores, aunque el
público en general, también puede enterarse de lo que
ocurre en este mundo del saber geográfico.
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Tenencia, seguridad y regularización de tierras
rurales en el Ecuador: entre el problema agrario
y los incentivos para la conservación
María Fernanda López Sandoval*
Recibido: mayo 23/11. Aprobado: junio 16/11
Resumen
Introducción
El artículo presenta algunas consideraciones sobre la tenencia de tierra, la seguridad de la misma y regularización en el marco del problema agrario y de los incentivos
para la conservación. Se analizan algunas definiciones y
debates sobre la importancia de la seguridad de tenencia
en espacios rurales de Ecuador. Con datos de estudios
realizados se presenta un ejemplo del conflicto de la regularización de tierras del Estado para la producción y
conservación. Se observa la evolución de las formas de
tenencia privada y comunal–cooperada, con datos de los
censos agropecuarios. Finalmente, se discuten las principales diferencias y similitudes de los objetivos de regularización dentro del problema agrario y de los incentivos
para la conservación.
El acceso a la tierra en áreas rurales constituye uno de
los aspectos fundamentales del desarrollo agropecuario
(DEININGER y FEDER, 1998) y los incentivos a comunidades para la conservación (COTULA y MEYERS, 2009;
MORALES et ál., 2010). Por un lado, la acelerada urbanización en países en vías de desarrollo –como Ecuador–
todavía no ha superado la importancia de la actividad
agropecuaria en la ocupación de la población y en el uso
del suelo. Entre 1952 y 2001 la población urbana del país
pasó del 19% al 52% (INEC, 2002), pero aún el 26% de la
población económicamente activa (PEA) total y el 60%
de la PEA rural se ocupaba en actividades agropecuarias
(VÁZQUEZ y SALTOS, 2006), de manera exclusiva o combinada. Del mismo modo, la superficie agrícola utilizada,
de casi 6 millones de hectáreas en 1954 aumentó a 12,3
millones en el 2000 (LÓPEZ, 2004). Por otro, en el marco de acuerdos globales, desde la década del noventa
la preocupación gubernamental de los países tropicales,
por la conservación de ecosistemas y protección de bio-
Palabras clave
Tenencia de tierra, incentivos para la conservación, problema agrario, seguridad de tenencia, censos agropecuarios.
* Escuela de Ciencias Geográficas PUCE, Quito, Ecuador: [email protected]
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Tenencia, seguridad y regularización de tierras rurales en el Ecuador: entre el problema agrario y los incentivos para la conservación
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diversidad, se traduce en la implementación de políticas
que incluyen, por ejemplo en Ecuador, la consolidación
del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) (SIERRA et ál., 2002); o la introducción de incentivos para
la conservación como instrumentos para motivar el
cambio de actitudes y prácticas de uso de la tierra y sus
recursos en propietarios privados, comunidades y otros
actores (ALBÁN et ál., 2010).
Estas dinámicas económicas y políticas han modificado
el interés público y social sobre los espacios rurales y
han definido un escenario conflictivo de la política pública, que se debate entre el desarrollo agropecuario y la
conservación. En este estado de la cuestión, el acceso a
la tierra, los derechos de tenencia y propiedad se convierten en un punto esencial para los modelos territoriales del desarrollo rural en el país. Los cambios en la
concentración de propiedad y los procesos de colonización que entraron en vigor desde la aplicación de las
leyes de Reforma Agraria y Colonización en las décadas
del sesenta y setenta introdujeron hasta los noventa varios debates y problemáticas relacionados al discurso del
problema agrario (BARSKY et ál., 1982; BARSKY, 1984).
Este se asociaba a la falta de mecanismos para el desarrollo productivo de las economías campesinas, lo cual
repercutía en la marginación permanente de grandes
sectores de población rural (JORDÁN, 2003). Algunos de
los aspectos de la definición del problema agrario fueron
la falta de acceso a tierras productivas, al capital, baja
productividad, degradación del suelo. Entre las décadas
del setenta y ochenta el problema agrario fue el centro del debate sobre los espacios rurales en la región, y
temas como la lucha por la tierra y por el agua fueron
de principal interés en la discusión (FAO-COTECA, 1995).
Por otro lado, desde los noventa, los incentivos a la conservación han contextualizado la tenencia de la tierra en
un discurso distinto al del problema agrario. En éste, la
tenencia de bosques es el punto clave de discusión y así,
en el país, el Estado y las comunidades indígenas se convierten en actores importantes dentro de las negociaciones de conservación, al ser los grandes tenedores de
bosque (AÑAZCO et ál., 2010). La tenencia de tierra tiene
otra importancia frente a aquella del problema agrario:
en este es un elemento del desarrollo productivo y en
las negociaciones de conservación pasa a ser la condición escencial para la manutención del bosque (COTULA
y MEYERS, 2009). En ambos casos, el tema de seguridad
de tenencia de la tierra se vuelve cada vez más prioritario en el debate sobre la eficacia de los mecanismos de
conservación (BRUCE et ál., 2010) y sobre los incentivos
al desarrollo productivo agropecuario campesino (FAO–
COTECA, 1995).
8|
Con estos antecedentes, este artículo explora primero
los principales puntos de discusión sobre la tenencia y
seguridad de la tierra, relacionados tanto a la producción agropecuaria como a los incentivos para la conservación. Analiza la evolución de las formas más difundidas de tenencia de tierras rurales en el país: la propiedad
individual y la propiedad comunal, según las definiciones de los tres censos agropecuarios del Ecuador. Finalmente, presenta algunas conclusiones sobre el proceso
de regularización.
Metodología
El contenido del artículo se fundamenta en una revisión
de información secundaria sobre tenencia, seguridad y
regularización de tierras y su importancia en la producción agropecuaria y en los incentivos a la conservación
en Ecuador. La diferenciación intra–provincial de los
cambios de la propiedad privada con título y de la propiedad comunal en usufructo que se ha dado entre 1950
y 2000 se realizó con los datos de los censos agropecuarios1. Se realizó primero un análisis de las definiciones
que constan en los censos de los tipos de propiedad individual y comunal para luego –en base a procesamientos
con cartografía estadística multi–temporal (LÓPEZ et ál.,
2008)– analizar el impacto intra–provincial de estos tipos de tenencia en el período señalado. Hay que recordar
que dos de los tres censos agropecuarios se realizaron el
marco de las leyes de Reforma Agraria y Colonización. El
primero (1954) tuvo como meta la obtención de datos
sobre la realidad agraria del país para la formulación de
la primera ley; no contiene datos de las regiones insular y oriental. El segundo censo (1974–1975) sirvió para
evaluar los impactos de dicha ley, principalmente sobre
la concentración de la tierra y la eliminación del precarismo; el impacto de la reforma de 1973 no se puede
evaluar con los datos de este censo (LÓPEZ, 2004). Entre 1999 y 2000 se realizó el tercer censo agropecuario
para establecer un sistema de información agropecuaria
definitivo. Este censo incorporó variables asociadas a
procesos de globalización de la economía, liberación y
apertura de mercados; la información del 2000 es más
amplia que en los anteriores.
Tenencia, seguridad y regularización
En sociedades agrarias la tierra no solamente es el factor
de producción principal de las unidades domésticas, sino
Se incoporaron para esta sección, datos del estudio de López et ál.
(2008), sobre los cambios en la estructura agraria del país, realizado
en base a cartografía estadística de los datos sobre tenencia,
producción agrícola y ganadera y uso de suelo, de los tres censos
agropecuarios: 1954, 1974 y 2000.
1
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también una forma de acumulación de riqueza y objeto
principal de transferencia entre generaciones (DEINIGER
y FEDER, 1998). Es por esto que el acceso, los derechos
de propiedad, posesión y usufructo son claves para actividad agraria. El término «tenencia de la tierra» indica
el derecho a poseer y usar tierras, y no necesariamente tenerla en calidad de propiedad: se puede disponer
de tenencia sin existir posesión. Algunos ejemplos conocidos de tenencia incluyen los sistema de propiedad
occidentales: pleno dominio y arrendamiento (BRUCE et
ál., 2010). Los derechos de propiedad son acuerdos institucionales con implicaciones sociales que involucran
poder, derechos y privilegios. Según Alchian y Demsetz,
los derechos de propiedad son un conjunto de características sobre la exclusividad (de uso), la heredabilidad,
transferibilidad y mecanismos de imposición sobre la
tierra. Existen cuatro categorías básicas de derechos de
propiedad de la tierra: acceso abierto, comunal, privada
y estatal (FEDER y FEENEY, 1991).
Los derechos de propiedad sobre la tierra –según la teoría
de Boserup– evolucionan gradualmente desde sistemas
comunales, hacia sistemas de tenencia intra–comunales
con derechos de usufructo, hasta la individualización de
la propiedad, como respuesta institucional al aumento
del precio de la tierra por su escasez. La progresiva individualización de los derechos sobre la tierra resulta del
aumento de la densidad de población, el progreso técnico, la integración comercial y la reducción de riesgos en
la producción agrícola (DEININGER y FEDER, 1998). Se
conoce incluso que muchos sistemas comunales de tenencia de la tierra no se basan en un sistema comunal de
producción. En estos casos es habitual que se cultive y
produzca en las parcelas agrícolas de manera individual,
por lo cual los incentivos hacia inversiones y cuidados
de la tierra provienen de individuos, también en sistemas colectivos. Muchas veces, la ineficiencia en la distribución del acceso a áreas comunales (bosques, pastos)
es un hecho común. Desde el punto de vista productivo
entonces, los beneficios de derechos de propiedad individualizados serían a) incentivos y menores costos para
conservación de los recursos de la tierra (ej. fertilidad del
suelo) y, a largo plazo, una asociada demanda para inversión en estos; b) transferibilidad mejorada (temporal
o permanente); c) aumento de la posibilidad de usar la
tierra de manera colateral, en mercados de crédito formales; y contar con un bien para transacciones mercantiles (rentas o venta) (DEININGER y FEDER, 1998).
Los incentivos para la conservación son instrumentos
para motivar el cambio de actitudes y prácticas de uso de
la tierra y sus recursos en propietarios privados, comunidades y otros actores (ALBÁN et ál., 2010). Algunas de las
estrategias de incentivos utilizadas para la reducción de
deforestación y degradación forestal (REDD)2 consisten
en el pago por servicios ambientales (PSE), mercados voluntarios de carbono y mecanismos de desarrollo limpio
(MDL); programas integrados de conservación y desarrollo; y forestería comunitaria. Los incentivos se basan
en pagos por resultados (ej. por reducción de emisiones
de carbono, buen manejo forestal), en asegurar la tenencia y en dar opciones alternativas de ingresos a productores forestales no maderables (SPRINGATE-BAGINSKI
y WOLLENBERG, 2010). Estos incentivos se presentan
como alternativas a las propuestas que dominaron en
los setenta y ochenta, de crear áreas de protección, y tienen varios ejes que se basan en el mercado de los servicios ambientales o la intervención a través de comando
y control (ej. multas y tasas), o mediante la formulación
de acuerdos institucionales (ALBÁN et ál., 2010).
Dentro de este panorama, el asunto de la tenencia apunta más bien a la de los bosques e incluso más allá: a
la tenencia y uso de carbono (BRUCE et ál., 2010). Pero
como en muy pocos sistemas jurídicos hay una normativa para los derechos de bosques –menos aún de carbono– éstos se incluyen en los derechos de tierra. En este
sentido, la tenencia de tierra tiene un interés particular
en zonas cubiertas de bosques y, más aún, éste se focaliza en el mantenimiento permanente de los bosques
como sostén de carbono. Al comparar esta situación con
la importancia de la tenencia de la tierra con fines productivos observamos que el recurso en la discusión de
la tenencia de «tierra» es distinto: el suelo, en un caso, y
los bosques–carbono, en otro. En este contexto, los territorios indígenas se vuelven claves en la América Tropical por ser los que mejor cobertura vegetal mantienen
y presentan una menor densidad poblacionales (VAN
DAM, 2011). Una condición básica para que los beneficios de los incentivos lleguen a las poblaciones de estos
territorios es la seguridad en la tenencia –colectiva o comunal– de la tierra.
La seguridad de la tenencia se refiere los marcos que
garantizan tanto los derechos de propiedad como la
expectativa de que estos derechos sean protegidos o
renovados. La seguridad de tenencia no solo incluye los
derechos de propiedad, sino también el entorno jurídico
y político que avala esos derechos; una tenencia insegura implica riesgos de expropiación o invasión y esto
reduce los incentivos para invertir en la tierra (BRUCE
et ál., 2010). En el caso de los incentivos para la conservación, el tema de la duración de la seguridad es otro
2
Siglas en inglés para «reducing missions from deforestation and
forest degradation» (REDD). La denominación actual de REDD+
incluye manejo forestal.
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Tenencia, seguridad y regularización de tierras rurales en el Ecuador: entre el problema agrario y los incentivos para la conservación
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aspecto importante. Es necesario garantizar que los
bosques cumplan su función ecológica de fijar el carbono, y esto ocurre solamente en un plazo determinado.
Los sistemas de tenencia se diferencian en formales
(creados por una ley estatutaria) o informales (sin reconocimiento legal), externos o nativos. En países en vías
de desarrollo los sistemas informales de tenencia son
comunes, pero sirven –hasta cierto punto– para acceder a tierras en contextos de mercados de tierras muy
locales (DEININGER y FEDER, 1998). Así por ejemplo, en
el caso de Ecuador, son muy difundidos los sistemas
de tenencia y acceso a tierra en base a «posesión de
baldíos» –posesión de tierras estatales– o la «venta de
derechos posesorios» –enajenación no inscrita de derechos posesorios– o la herencia no inscrita o «al partir»
(BURBANO, 2008). Si bien estas transacciones informales han funcionado como instituciones de mercado de
tierras en niveles locales, no garantizan una seguridad
de tenencia y, por lo tanto, no son suficientes para iniciar transacciones con la tierra más allá de lo local. En
el caso de las tierras comunitarias indígenas, existen
distintas instituciones de códigos de comportamiento
locales que facilitan el usufructo individual de tierras
agrícolas y, en el caso de Ecuador, permiten el uso colectivo de páramos y bosques. Sin embargo, este tipo de
acuerdos intra–comunales tampoco da cuenta de una
tenencia segura, mientras no haya al menos un reconocimiento oficial del Estado, que delimite y garantice la
propiedad del cuerpo colectivo (FRANCESCUTTI, 2002).
En este marco, la regularización de la tenencia de tierra,
entendida como la entrega de derechos de propiedad
a los formalmente sancionados por el Estado (GOULD,
2006), se convierte en una condición esencial para las
dos direcciones del desarrollo de los espacios rurales de
países como Ecuador: la productividad agropecuaria y
la conservación.
Adjudicaciones y regularización
En el país, un primer problema que surge desde estos
dos enfoques de la tenencia de tierra es el de la adjudicación y regularización de tierras de patrimonio del
Estado y las competencias de las instituciones responsables (AGUIRRE, 2005, MORALES et ál., 2010). Primero, la recién creada Subsecretaría de Tierras y Reforma
Agraria (STRA)3, adscrita al Ministerio de Agricultura,
Ganadería, Acuacultura y Pesca, que reemplaza al Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (INDA) que
a su vez sustituyó al Instituto Ecuatoriano de Refor-
Todavía no está claro cómo funcionará la STRA, por lo que se
mantienen los procedimientos del INDA.
3
10 |
ma Agraria y Colonización; y segundo, el Ministerio del
Ambiente (MAE), que asumió las responsabilidades del
Instituto Ecuatoriano Forestal de Áreas Naturales y Vida
Silvestre (INEFAN), cuando los casos de regularización
y adjudicación se localizan en áreas de su patrimonio
(ej. áreas protegidas del SNAP, bosques protectores y
patrimonio forestal del Estado) (AGUIRRE, 2005). La falta de coordinación institucional ha llevado a muchos
conflictos y problemas entre 1996 y 2007 en la adjudicación de tierras dentro del patrimonio del MAE, que
habían sido ocupadas por campesinos, previamente a
la declaratoria de áreas protegidas, bosque protectores
o patrimonio forestal. En 2007, mediante un acuerdo
ministerial, se permitió a los directores regionales del
MAE suscribir resoluciones de adjudicación y se establecieron finalmente los procedimientos correspondientes (MORALES et ál., 2010). A pesar de este intento
institucional para facilitar la regularización de tierras de
patrimonio del MAE, todavía existen graves conflictos
en tierras ocupadas por campesinos, colonos especialmente, en ciertas zonas de país, debido a los complejos
procedimientos de regularización que demandan incluso contar con planes de manejo de las propiedades a
adjudicarse (MAE, 2007). Los estudios de Morales (2000,
2010) y Burbano (2008) explican de manera más detallada las repercusiones de esta situación.
El objetivo de la titulación según los procedimientos del
INDA es el «dar seguridad en la tenencia de la tierra
para generar confianza y atraer la inversión al sector
agrario, a fin de promover el desarrollo sustentable de
este sector» (INDA, citado en Francescutti, 2002: 11). Se
contemplaba la titulación de tierras en tres formas: a)
legalización a favor de comunidades ancestrales; b) adjudicación a favor de posesionarios con una tenencia
mínima ininterrumpida de cinco años y; c) adjudicación
de otras tierras. Por otro lado, el objetivo de la titulación según el MAE es aportar a un manejo forestal sustentable de los bosques para «garantizar la provisión de
materias primas, bienes y servicios ambientales» (MAE,
2008: 5). Los objetivos de la titulación claramente se
debaten entre los dos contextos de la tenencia: para
intervenir en el problema agrario y para garantizar la
existencia de los bosques, un recurso valioso en un mercado global que se está definiendo.
La dimensión de la necesidad de regularización de tierras es incierta. Los estudios de FAO (2000) y SIG Tierras
(2008), por ejemplo, citados por Morales et ál. (2010)
indican distintas superficies de tierra a adjudicar dentro
de los dos patrimonios; al menos entre el 12% y el 27%
del territorio nacional estaría todavía dentro del patrimonio del INDA. Un 10% de tierras estaría dentro del
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patrimonio del MAE según la FAO. Los estudios de Martínez (2000) y Morales et ál. (2000) son referencias básicas para entender la problemática de adjudicaciones y
regularización en tierras del INDA y del MAE. La tabla 1
indica una aproximación a las tierras patrimoniales de
ambas instituciones hasta 1998, según Martínez. Hasta
finales de los noventa todavía, según este cálculo, alre-
dedor de 9,8 millones de hectáreas para adjudicar por
el INDA; sin embargo, incluso dentro del patrimonio del
MAE existe tierra por adjudicar a posesionarios. A pesar
de que desde el 2000 se han dado interesantes procesos
de definición de linderos y adjudicaciones dentro de tierra del MAE, todavía existen conflictos por solucionarse
(MORALES et. ál, 2010).
Tabla 1. Superficie de tierras del Estado, 1998.
Tierras del Estado y privadas
Hectáreas
Patrimonio del INDA en 1998
9´876.080,3
Áreas Naturales*
4´617.665,6
Patrimonio Forestal del Estado*
1´161.956,2
Bosques Protectores*
2´289.713,2
Tierra Adjudicada hasta 1998
7´862.949,7
Tierra urbana, carreteras y otros usos**
1´358.335,0
TOTAL
27´166.700
* Patrimonio de actual MAE.
** Fuera de la responsabilidad MAE–INDA.
Fuente: Martínez, L. (2000).
Evolución en la propiedad de la tierra según
los censos
Las definiciones de propiedad de las Unidades de Producción Agropecuarias (UPA) que se han manejado en
los censos dan cuenta de la importancia dada a la tenencia en el problema agrario y a los impactos de las
reformas agrarias (tabla 2). Se destaca en cada censo la
existencia de dos formas de acceso a la tierra: individual
y colectiva­–comunal. La propiedad privada con título es
cuantificada en todos los censos, aunque con distintas
denominaciones. El censo de 1954 contiene variables
para determinar la importancia de la tenencia precaria,
relacionada a las formas pre capitalistas de trabajo rural,
ampliamente estudiadas, entre otros por Barsky (1984);
el censo contabiliza la «propiedad de precaristas» y la
«propiedad de colonos», siendo estos los primeros colonos–campesinos que acceden a tierras desde inicio de
siglo XX, a raíz de la Ley de Colonización de 1936 (CANE-
LOS, 1980). Solamente para 1974, existe la variable «propiedad recibida como beneficiario de la Reforma Agraria
y Colonización» que explícitamente cuantifica el impacto
en la tenencia de la primera Ley de Reforma Agraria y
Colonización. Todas estas formas de tenencia de tierra
se consideran como formas de propiedad individual. La
propiedad ocupada sin título también es común en todos los censos.
En cuanto a la propiedad colectiva se hace una diferencia importante entre «propiedad poseída como comunero» y «propiedad comunal». La primera se refiere a
lo anteriormente explicado, como sistemas de tenencia
intracomunales con derechos de usufructo. La segunda,
que solamente aparece en el censo de 1974, en el período de aplicación intensiva de la Ley de Reforma Agraria,
se refiere a la propiedad de cooperativas y comunas que
por ley tenía que ser adjudicada desde el IERAC, de forma colectiva.
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Tabla 2. Definición de los tipos de propiedad según los censos agropecuarios
Variable
Descripción
Propiedad privada con título
Tierras de propiedad del productor, sobre las cuales tiene derecho de
determinar la forma de uso y posee derechos de transferencia para la
compra venta. Se incluye aquí, lo definido en el censo de 1954 como
«propietario», en el censo de 1974 como tierras en «plena propiedad»
y en el 2000 como «propia con título», es decir, propietarios con título.
Tierras que una comuna ha asignado a cada uno de sus miembros para
su uso en usufructo, exceptuando los derechos de compra venta. Se
incluye «comuneros» para el censo de 1954, tierras «poseídas como comunero» para 1974 y «comunero cooperado» para el censo del 2000.
Este tipo de tenencia aparece exclusivamente en el censo de 1974 y se
refiere a la tierras que el Estado había entregado a los productores, como
resultado de la aplicación de la Ley de Reforma Agraria y Colonización,
incluyendo tierras entregadas a los exprecaristas, tierras entregadas a
colonos y tierras expropiadas y adjudicadas por el Instituto Ecuatoriano
de Reforma Agraria y Colonización (IERAC).
Este tipo de tenencia aparece exclusivamente en el censo de 1974 y
se refiere a las tierras de propiedad de una comuna y/o cooperativa de
producción, igualmente explotadas en forma comunal o colectiva, generalmente para el pastoreo extensivo.
Tierras explotadas por el productor que carece de título de propiedad,
arrendamiento o permiso de usufructo.
Tenencia que aparece exclusivamente para el censo de 1954 como «colonos».
Tenencia que aparece exclusivamente para el censo de 1954 y corresponde a la suma de la UPA bajo tenencia de huasipungueros, arrendatarios y partidarios.
Propiedad poseída como comunero
Propiedad recibida como beneficiario
de la Reforma Agraria y Colonización
Propiedad comunal
Propiedad ocupada sin título
Propiedad de colonos
Propiedad de precaristas
Fuente: Censos agropecuarios 1954, 1974, 2000.
Compilación: López et ál., 2008.
Los datos censales en cuanto a la tenencia de la tierra
son poco precisos. Las UPA, en general, aumentaron
de 344.234 a 842.882 (LÓPEZ et ál., 2008) entre 1954 y
2000. La propiedad privada con título aumentó en casi
tres veces en este período, de aproximadamente 234 mil
a 600 mil, lo cual representa una proporción del 68% y
del 71% del total de UPA respectivamente. Estos datos
son demasiado elevados, lo que evidencia que los datos
entregados por los productores en cuanto a la posesión
de título no son exactos. Sin embargo, permiten observar ciertas tendencias del cambio en las estructuras de
tenencia dominantes. Por ejemplo, si observamos la evolución de esta forma de tenencia a nivel de provincia
(mapa 1), en la Sierra ha habido una mayor proporción
de UPA con tenencia privada con título, en comparación
a la Costa o el Oriente. Para los censos de 1954 y 1974
se observa que adicionalmente a la Sierra, la provincia
de Manabí mantenía altas proporciones de este tipo de
tenencia. Esto se puede interpretar como expresión de
12 |
la alta concentración de grandes unidades (haciendas)
establecidas mediantes colonización y de un más largo
período de ocupación. Esta estructura espacial de tenencia privada –que en 1954 y 1974 es similar– cambia para
el año 2000. Los datos indican que la mayor cantidad de
UPA con título privadas se concentran exclusivamente
en la Sierra. Es evidente el impacto de la colonización
y la fragmentación de la propiedad que, por un lado,
provocó un aumento general de las UPA, pero no a su
titulación. También se puede interpretar como resultado
de la privatización de tierras comunales impulsada por la
Ley de Desarrollo Agrario de 1994 que tuvo un impacto
en la titulación individual de tierras, anteriormente bajo
tenencia comunal o cooperada. La escasez de tierras aptas para colonizar en las zonas centrales de las provincias serranas ha otorgado mayor importancia a la compra–venta y la herencia como formas primordiales de
acceso a la tierra (BERNARD, 1982; LÓPEZ, 2004), para lo
cual la legalización con título es condición fundamental.
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Mapa 1. Evolución de propiedad privada con título
Elaboración: M. F. López.
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Mapa 2. Evolución de propiedad poseída como comunero
Elaboración: M. F. López.
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Las propiedades poseídas como comuneros representaron tanto en 1954 como en el 2000 no más de 1,5% del
total de UPA existentes, a nivel nacional. En el mapa 2,
se representa la diferenciación interprovincial de UPA
poseídas como comunero (o cooperado) y se aprecian
los cambios regionales de esta forma de tenencia. Esta
fue representativa para el censo de 1954 en las provincias de la Sierra Central (Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo y Bolívar) y la provincia del Guayas. La ausencia
de datos censales omite la representación de las provincias orientales donde también dicha forma de tenencia es importante. La repercusión las leyes de reforma
agraria y colonización, que establecían la formación de
comunas y cooperativas para la adjudicación de tierras,
impulsó nuevamente la tenencia comunal–cooperada.
Esto se observa claramente en el mapa de 1974: indica
que la proporción de UPA poseídas como comuneros
(hasta del 32%) se encontraban en las zonas de la Sierra
Central. Se destacan Cotopaxi y Chimborazo y, además,
Morona Santiago en el Oriente. Para el censo del 2000,
la proporción de UPA bajo comuneros desciende en la
Sierra y la proporción máxima –cerca de 15%– se encuentra en las provincias orientales del norte, donde ha
habido mayor actividad de delimitación de territorios
indígenas. Mientras que la propiedad comunal en la
Sierra (sobre todo Cotopaxi) alcanza su máxima repercusión en la década del setenta, disminuye para el 2000.
Para este año más UPA bajo esta tenencia se encuentran en el Oriente y las provincias de Loja, Guayas y Esmeraldas; en estos casos debido a procesos comunales
de regularización de tierras.
Conclusiones y discusión
La tenencia de la tierra es parte esencial del problema
agrario y condición fundamental para la aplicación de
los incentivos a la conservación. Si bien el tema de la tenencia, a raíz de las reformas agrarias y leyes de colonización de mediados del siglo XX, se centró en el acceso
fundamental a la tierra, las condiciones de escasez de
tierras, aumento de población y desarrollo tecnológico,
demandan en la actualidad la seguridad de la tenencia
y, al parecer, la privatización individual de la tenencia
es la forma más viable para esta regularización (FRANCESCUTTI, 2002). En realidad los incentivos a la conservación son viables en tierras con cobertura boscosa
y, dadas las condiciones de tenencia de bosque en el
país, esto aumenta la atractividad de la regularización
de la propiedad comunal. Es más: en Ecuador el ejemplo
de la regularización comunal de la Gran Reserva Chachi ha servido como modelo para la implementación del
proyecto Socio Bosque del Gobierno actual (ALBÁN et
ál., 2010). La discusión sobre la tenencia en proyectos
REDD todavía se mantiene. Hay quienes sostienen que
el apremio por establecer instituciones claras y seguras
de tenencia de bosques puede afectar y modificar instituciones ancestrales de acceso (LASTARRIA-CORNHIEL,
2007; COTULA Y MEYERS, 2009). La evolución de los
derechos de propiedad en el país es evidente y claramente ha sido influenciada por la intervención estatal.
Incluso, como se ha tratado en este artículo, la información oficial de los censos ha contenido variables en
cuanto a la tenencia de tierra para medir el impacto
de la legislación de las reformas agrarias. Sin embargo,
se ha visto que el censo del 2000 no ha considerado
otras variables relacionadas a tenencia de tierra, que
en la actualidad podría servir para determinar la situación real sobre este tema. El censo del 2000 se centró
en la existencia o falta de títulos, lo que sin duda no
tiene mucha relación con la realidad, puesto que muchos campesinos por temores históricos afirman tener
sus títulos. Sería importante incorporar variables sobre
procesos de regularización o sobre las instituciones locales y ancestrales de tenencia y acceso a la tierra. En
los procesos de regularización es clave considerar los
costos, beneficios y procedimientos que incluyen la titulación misma y la generación de una institucionalidad
sólida. Unos derechos de propiedad claros facilitarían
el acceso a mercados de tierra más allá de las esferas
locales y esto podría tener tanto consecuencias positivas y negativas, como en el caso de la venta de tierra
con cobertura de manglar (YÉPEZ, 2008). El mercado de
carbono es de tipo global y, en esta escala, la seguridad
de la tenencia es una condición imprescindible para el
funcionamiento de las transacciones. En la actualidad,
el desarrollo de los espacios rurales en el Ecuador, particularmente aquellos con cobertura boscosa, se debate
entre encaminarse hacia la conservación de ecosistemas o su explotación. La seguridad de tenencia es una
condición escencial para una u otra opción. Al parecer,
solamente las instituciones de tenencia establecidas por
marcos estatutarios serían las que garanticen seguridad, pero esto aún debe analizarse y discutirse.
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Cartografía estadística aplicada al diagnóstico
socio-económico de los cantones del Ecuador
Monserrath Mejía Salazar*
Recibido: mayo 24/11. Aprobado: junio 24/11
Resumen
El presente artículo describe la importancia y uso de las
herramientas geomáticas en el estudio del territorio. Explica cómo los procesos de planificación y ordenamiento
territorial se apoyan en las tecnologías de la Geomática
para la elaboración de modelos cartográficos, así como
la generación de cartografía estadística proporciona al
lector una caracterización socio económica de los cantones de Ecuador.
Abstract
This article describes the importance and use of geomatic tools in the study of territory. It explains the way
planning and territorial planning processes are supported by Geomatics technology in the elaboration of cartographic statistics as well as the way the generation of
statistic cartography provides readers with a socio economic characterization of Ecuadorian cantons.
Palabras clave
Geomática, Planificación Territorial, Cartografía Estadística.
Introducción
La Geografía moderna es considerada por los autores
Buzai y Dobson como una «Geografía Automatizada»1,
con una evolución teórica–científica sustentada en el
paradigma racionalista2 y que con el fundamento del
análisis cuantitativo se ha apropiado de herramientas y
técnicas agrupándolas en los recursos geomáticos, término creado por Bernard Duisson en 1969. El término se
refiere a la unión de las teorías del análisis geográfico
1
Geografía Automatizada, basada en la Geotecnología, es decir, en
los notables desarrollos tecnológicos digitales que han impactado en
la ciencia. Dobson, J. 1983.
2
Principios teóricos científicos donde el conocimiento está fundamentado en los hechos.
con las ciencias de la computación, dando como resultado la automatización de procesos de análisis del territorio.
Entre los principales recursos geomáticos se encuentran: Cartografía Automatizada, Teledetección, Modelos
digitales de elevación (MDT), Sistemas de Información
Geográfica (SIG), Geodesia, Topografía, Fotogrametría,
Sistema de Posicionamiento Global (GPS), Estadísticas
geovisualizadas, Sistemas de Gestión y Administración
de Base de Datos (DBMS) y Cartografía Estadística Automatizada.
El presente artículo detalla la aplicabilidad de la Geomática en los procesos de planificación; además, desarrolla
una aplicación de la Geomática, utilizando la Cartografía
Estadística Automatizada, para generar modelos cartográficos de espacialización de actores, recursos económicos y grado de organización municipal. Este proceso
cartográfico–estadístico, conlleva una reflexión teórica
y una implementación metodológica mediante técnicas
cartográficas para el análisis de los datos e indicadores.
El resultado es una colección de mapas temáticos a nivel
cantonal del Ecuador.
Este artículo emplea la metodología utilizada en el
Proyecto «Evaluación de las potencialidades humanas
y tecnológicas de los municipios del Ecuador, frente a
la implementación de técnicas geomáticas para el ordenamiento territorial. Casos de estudio municipios de:
Riobamba, Colta, y Chambo», auspiciado por la Dirección
General Académica de la PUCE en 2010. Se realizó en el
Laboratorio de Investigaciones Geográficas de la Escuela
de Ciencias Geográficas con la participación de los estudiantes en entrenamiento: Grace Hidalgo, Daniel Zabala
y con el importante aporte de Gabriela Ramón, quién
elaboró su disertación de pregrado en el marco de los
objetivos del proyecto antes mencionado.
* Escuela de Ciencias Geográficas PUCE, Quito, Ecuador: [email protected]
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Cartografía estadística aplicada al diagnóstico socio-económico de los cantones del Ecuador
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Metodología y universo de datos
Parte 1: evaluación y análisis de los recursos
geomáticos disponibles para la planificación
Con el fin de evaluar y analizar los recursos geomáticos,
como herramientas para la planificación, fue necesario
definir el componente instrumental (hardware, software,
procesamiento, personal capacitado y marco legal) y la
información base (datos digitales georeferenciados) con
la que debe contar el municipio para elaborar los planes
de ordenamiento territorial. En esta fase se trabajó con
los siguientes documentos legislativos:
1. Constitución Nacional (2008).
2. Ley de Régimen Municipal.
3. Plan Nacional del Buen Vivir.
4. «Código Orgánico de organización Territorial, Autonomía y Descentralización» COOTAD; con el fin esclarecer
cuáles son los deberes y obligaciones de los gobiernos
municipales vinculados con los procesos de planificación nacional, se jerarquizó el orden de las leyes y se
sistematizaron las competencias y funciones de los gobiernos municipales.
5. Guía de contenidos y procesos para la formulación de
Planes de Desarrollo y Ordenamiento Territorial de provincias, cantones y parroquias, SENPLADES 2011.
Parte 2: caracterización cantonal
Consiste en la recopilación y análisis de diferentes fuentes
de generación de datos a nivel cantonal y municipal, cuya
interpretación lleva a generar la caracterización cantonal.
Para realizar este proceso se recurrió a las herramientas
gráficas de la cartografía estadística. Se generaron matrices geográficas; con el programa ArcGis –en su módulo
de cartografía estadística– y Philcarto se elaboraron mapas estadísticos.
Principales fuentes de datos e información:
1. Banco del Estado (BEDE).
2. Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC);
Censo de Población y Vivienda del 2001.
3. Asociación de Municipalidades del Ecuador (AME).
4. Sistema Integrado de Indicadores Sociales del Ecuador
(SIISE V. 8).
5. Secretaria Nacional de Planificación y Desarrollo
(SENPLADES).
6. Ministerio de Finanzas, estadísticas 2010.
En lo que tiene que ver con el universo de datos, no todos
los cantones fueron considerados para el presente diag20 |
nóstico socio económico; en el CENSO del 2001 hubo 216
municipios, de los cuales solo se tomaron en consideración 213 excluyendo los tres de Galápagos, por motivos
de escala de representación; además, no se procesaron
las zonas no delimitadas (Las Golondrinas, La Concordia,
Manga del Cura y El Piedrero) debido a la falta de datos oficiales. Para las representaciones de las variables se
consideró solo a los cantones que superan la densidad de
5 hab/km².
Cabe señalar que el presente trabajo no consideró el Censo del año 2010, debido a que sus resultados no estaban
disponibles en el momento de realizar la investigación.
Resultados
Geomática y Planificación del Territorio
La Geomática3 está en constante evolución, especialmente por la producción de nuevos modelos teóricos geográficos con innumerables hipótesis a comprobar. A esto se
agrega el desarrollo informático en el manejo de datos,
la aparición de nuevos sensores remotos para captura de
imágenes satelitales y la generación de formatos de datos
o algoritmos que promueven la creación de programas
con nuevas aplicaciones en el tratamiento automatizado
de la información geográfica. Estos usos y aplicaciones
han generado instrumentos de gestión y planificación
para el ordenamiento del territorio, modelos de gestión
del conocimiento y la tecnología necesaria para el estudio
digital del territorio.
La información geográfica al ser sometida a procesos
geomáticos –como captura de datos con la técnica de
GPS, la gestión de base de datos digital, levantamientos
topográficos de alta precisión, procesos fotogramétricos,
técnicas geodésicas para catastros y mediciones de superficies y análisis espacial con las aplicaciones de Sistemas de Información Geográfica– entrega alternativas de
gestión del territorio y mapas o documentos cartográficos en donde se visualiza la realidad del espacio geográfico estudiado.
La Planificación Territorial es un proceso estratégico
orientado a la visión deseada del territorio en el futuro,
integra las propuestas sectoriales para tomar decisiones
y ejecutar acciones de desarrollo para llegar a un óptimo ordenamiento del territorio, apoyada de un análisis
técnico, voluntad política y participación ciudadana. El
objetivo de la Planificación Territorial es garantizar la
3
La Geomática, concebida y conceptualizada por el francés Bernard
Dubuisson, es el resultado de la fusión entre la ciencia Geografía (del
latín Geo que es Tierra) y la tecnología informática, definiendo a la
Geomática como la integración de un mecanismo sistémico que permite juntar las ciencias para medir y localizar espacios en la Tierra
con las tecnologías de la informática.
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Cartografía estadística aplicada al diagnóstico socio-económico de los cantones del Ecuador
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ocupación racional de los espacios geográficos, mediante un desarrollo sustentable que considera los ejes social
(aspectos humanos y tecnológicos), ambiental (físico) y
económico (financieros). Las etapas de los procesos de
planificación son: diagnóstico, formulación de propuestas y modelo de gestión.
Los lineamientos definidos en la planificación territorial
en el Ecuador están enfocados en «la reducción de inequidades sociales y satisfacción de necesidades básicas
a través de una estrategia de desarrollo endógeno y de
procesos de ordenamiento territorial que permitan su
ejecución, con una visión integradora e intersectorial,
pues en ese escenario se expresa la complejidad de las
relaciones entre los sistemas, subsistemas, componentes y subcomponentes de tipo sociocultural, económico, ambiental-territorial y político–administrativos, las
ciudadanas y ciudadanos, de forma individual y/o colectiva, participarán de forma protagónica en la toma de
decisiones y planificación de los asuntos públicos, en un
proceso permanente de construcción del poder ciudadano.» (SENPLADES, 2011).
Actualmente, la organización territorial del Estado ecuatoriano que detalla la nueva constitución aprobada en
2008, designa a los gobiernos autónomos (juntas parroquiales rurales, los concejos municipales, los concejos
metropolitanos, los consejos provinciales y los consejos
regionales), como «entes descentralizados que gozarán
de autonomía política, administrativa y financiera, y se
regirán por los principios de solidaridad, subsidiariedad,
equidad interterritorial, integración y participación ciudadana.» (CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR, 2008).
La función de los municipios en el Ecuador ha tenido
un cambio trascendental, puesto que solían tener un
rol netamente administrativo; sin embargo los actuales
procesos de planificación han permitido que los municipios se involucren directamente en este ámbito, se les
ha impuesto determinadas competencias y funciones
que se ven reflejadas en sus políticas y acciones sobre el
territorio. En base a estas disposiciones constitucionales
es preciso que los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) cuenten con herramientas e instrumentos así
como personal capacitado, que permitan a los actores
políticos contribuir con la tarea de planificación (RAMÓN, 2010).
La Constitución de 2008 establece en sus artículos 262 –
267, las competencias exclusivas de los GAD definiendo
la obligatoriedad de planificar el desarrollo y formular
los correspondientes planes de ordenamiento territorial,
de manera articulada con la planificación nacional, regional, provincial, cantonal y parroquial.
En octubre de 2010 entró en vigencia el Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización (COOTAD) y el Código Orgánico de Planificación
y Finanzas Públicas (COPFP) en estos documentos se
definieron los contenidos de los planes de desarrollo y
ordenamiento territorial, como instrumentos de planificación previstos por la Constitución (SENPLADES, 2011).
La SENPLADES ha sistematizado en un documento guía
los contenidos de los planes de desarrollo y ordenamiento territorial, se incluye una metodología que se puede aplicar a cualquier escala administrativa (provincial,
cantonal y parroquial), dividida en tres fases: diagnóstico, propuesta y generación de modelos de gestión.
Para implementar dicha metodología de Planificación
Territorial, es necesario utilizar instrumentos y herramientas Geomáticas; de hecho, la aplicación de los recursos geomáticos en la resolución de aspectos de planificación ha sido favorable; como ejemplo se puede citar
la elaboración de la cartografía temática orientada a la
identificación de escenarios futuros (ocupación del suelo, incorporación del suelo urbano) y los catastros urbanos y rurales multifinalitarios.
Diagnóstico y evaluación con cartografía
estadística
El modelamiento cartográfico de los cantones cuya metodología se sustenta en la teoría matemática de las
«categorías», permite definir qué tienen en común los
213 cantones, en función de algunos indicadores socio
económicos y su gestión municipal.
Una vez identificadas sus semejanzas se generaron categorías de autocorrelación espacial4; de esta manera a
las unidades espaciales cantonales se las puede reconocer, diferenciar y agrupar, generando una clasificación
jerárquica a nivel cantonal, utilizando procesos de Cartografía Estadística. Esta categorización permite identificar cartográficamente la distribución de los patrones
espaciales de los datos, y visualizar su ubicación en el
territorio ecuatoriano para generar mapas de síntesis y
tablas resumen.
El objetivo general es definir categorías de los cantones,
agrupándolos según sus semejanzas tomando en consideración algunas variables socioeconómicas: población,
salud, educación, vivienda y generar categorías de evaluación para conocer el predominio de tipo de cantones
en el Ecuador.
4
Upton y Fingleton definen a la autocorrelación espacial como la
«propiedad de un conjunto de datos situados en un mapa geográfico que muestran un patrón de organización».
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Cartografía estadística
Los aportes teóricos sobre la Cartografía Estadística, detallados en esta fase, fueron extraídos de los trabajos realizados por Hubert Mazurek y Louis Arreghini (Taller de
Cartografía Estadística Santa Cruz – Bolivia, julio 2007).
Se define a la Cartografía Estadística como un cruce entre la Cartografía, la Estadística y la Semiología gráfica (ciencia que estudia los sistemas de signos como los
lenguajes, códigos, señalizaciones, colores, entre otros).
Los métodos de la cartografía estadística que se usan
con más frecuencia son los que miden la diversidad de
la manifestación de los fenómenos en el territorio, definiendo modelos que formen un patrón espacial5.
La Cartografía y la Estadística son herramientas polivalentes respecto a cualquier disciplina técnica o científica.
La ciencia estadística puede profundizar en uno de los
aspectos en los que ha tenido mayor limitación: la referencia espacial de datos estadísticos, donde se impone
una estrecha cooperación entre elementos cartográficos
y estadísticos para dotar de la dimensión espacial a las
fuentes estadísticas.
La cartografía estadística permite manipular grandes
conjuntos de datos, realizar tratamientos estadísticos y
visualizar los resultados en una forma gráfica espacial;
tiene sus propios métodos de cálculo y de representación, que forman parte del análisis espacial.
Según Areghinni «[…] las exigencias de rigor estadístico
entran a menudo en contradicción con las exigencias de
legibilidad de un mapa. Para reducir esta contradicción,
se debe tomar en cuenta la extrema diversidad de las
distribuciones dentro de las series de datos ligados a la
Geografía y permitir a la cartografía estadística elegir
entre poner en valor, la forma de distribución, conservar
su dispersión o hacer aparecer sus irregularidades, los
geógrafos proponen varios métodos de categorización
de datos, lo que no exime, al fin de, examinar cada mapa
para elegir un compromiso entre el rigor de las operaciones de reducción estadística (discretización palabra
francesa que significa agrupamiento de datos en clases
o rangos) y la semiología que determina la visibilidad de
un mapa…» (ARREGHINI, 2007).
Los resultados del análisis de datos en Cartografía Estadística son los mapas coropléticos, donde la distribución de datos se representa en unidades espaciales de
implantación real, y símbolos proporcionados que ejemplifican según su tamaño la magnitud de los datos geográficos a mapear.
5
Upton y Fingleton definen al patrón espacial como «la variación
espacial sistemática de los valores leídos a lo largo de un mapa»,
o «patrones en los valores registrados en diferentes localizaciones».
22 |
En la cartografía generada es indispensable realizar la leyenda, que consiste en indicaciones cifradas que van a
permitir a los especialistas del tema apreciar –dentro de lo
absoluto– los valores representados. La información aportada para los valores centrales permite interpretar correctamente las diferencias o similitudes de la variable de estudio.
La categorización de las variables y su sentido
estadístico
Los expertos en diferentes disciplinas, regularmente se enfrentan al problema de clasificar o agrupar datos espaciales.
Los métodos de clasificación organizan, simplifican y generalizan grandes cantidades de información en efectivas
o significativas categorías, dando un orden relativo y simplicidad a la complejidad; como resultado, la comunicación
es aumentada, la información espacialmente detallada es
mejor comprendida y los patrones espaciales complejos son
representados más claramente (MASUREK, 2006).
Los mapas creados con datos propiamente clasificados dan
como resultado comunicaciones gráficas efectivas. Los métodos de clasificación son una parte integral del proceso de
investigación científica, ayudando en la formación y comprobación de hipótesis o guiando futuras investigaciones.
Al usar la Cartografía estadística hay que considerar las
múltiples posibilidades que genera el trabajo con las series
estadísticas y con las metodologías de categorización. Es
importante recalcar que no existe una solución óptima de
representación generalizada: todo depende de la distribución de los datos y las posibilidades de representación gráfica (escala), procurando perder la menor cantidad posible
de información, resaltando aquello que es realmente útil
(ARREGHINI, 2007).
La categorización (agrupamiento de datos en rangos) reduce la información contenida dentro de una serie de datos
(matriz geografía), conservando todos los datos pero graficando en clases, lo que permite mejor legibilidad. Como
se indicó anteriormente la Cartografía estadística se fundamenta en un compromiso entre la estadística y la semiología, se «pierden datos estadísticos» pero se gana en
información gráfica o lo que se conoce como reducción
estadística de la información.
Métodos de categorización
La elección de un método de categorización depende esencialmente de las propiedades intrínsecas de la distribución
de los datos, de las posibilidades de representación cartográfica y también de los objetivos que la cartografía se ha
fijado en cuanto a la información que desea comunicar.
Entre los métodos de categorización se puede listar: cortes naturales (JENKS), manual, categorización por quintiles,
desviación estándar, intervalos iguales.
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Metodología
La metodología de investigación empleada en esta fase
consiste en analizar indicadores socioeconómicos y de
gestión municipal, agrupándolas en matrices comparativas, para que puedan ser cartografiadas utilizando técnicas de cartografía estadística en diferentes ejes temáticos.
Se realizaron mapas estadísticos de diversas variables,
(generando de cinco a seis clases o rangos, y ejecutando
pruebas con cada uno de los métodos de categorización)
y análisis comparativos de similitudes y diferencias, para
lo cual se emplearon matrices geográficas generadas en
Excel; finalmente se elaboraron listas de cantones con características similares para agruparlos en categorías. Para
la siguiente producción cartográfica de mapas, el método
utilizado fue el «manual», que consiste en introducir valores manuales que permitan agrupar los datos en rangos
previamente establecidos; este método es útil en estudios
que requieran análisis comparativos entre mapas.
Los proyectos realizados en el Laboratorio de Investigaciones Geográficas de la Escuela de Geografía, que funciona desde 2006, han centrado su interés en esta técnica; de hecho se ha elaborado una amplia variedad de
documentos cartográficos temáticos estadísticos a escala
parroquial, cantonal y provincial. Siempre se ha propiciado el mapeo de nuevos indicadores generados por los
organismos oficiales del Estado. En la tabla 1 se detallan
los indicadores utilizados para elaborar los mapas:
Tabla 1. Indicadores de clasificación
Población
1. Número de habitantes por cantón
2. Densidad poblacional
3.
4.
5.
6.
7.
8.
Vivienda
INEC 2001
Infraestructura
de servicios básicos
Ministerios de Finanzas
9. Agua entubada
10. Déficit de servicios básicos
11. Alcantarillado
12. Hacinamiento
Salud
13. Índice oferta salud
14. Establecimientos con internación
15. Centros
16. Subcentros
17. Puestos de salud
18. Dispensarios
Educación
19. Número de planteles
20. Alumnos por plantel
21. Total de escuelas
Sistema Integrado de Indicadores Población – Pobreza
sociales del Ecuador – SIISE
Banco del Estado BEDE
Evaluación Básica Municipal
(EBM)
Porcentaje de población en el área rural
Porcentaje de población en el área urbana
Población económicamente activa
Población económicamente activa sector primario
Población económicamente activa sector secundario
Población económicamente activa sector terciario
22. % Necesidades Básicas Insatisfechas
23. % Extrema Necesidades Básicas Insatisfechas
Indicadores del Componente
Gestión Financiera:
24. Autosuficiencia financiera
Estado de los catastros de
contribuyentes (tributarios)
25. Catastros actualizados de carácter tributario
Dispone de un Plan de
Desarrollo Local Participativo
26. Plan de desarrollo
27. Distribución de presupuestos para el 2010
Elaboración: M. Mejía.
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Analizando la realidad de los cantones en cifras
Población
Número de habitantes
En el mapa denominado «Número de habitantes por cantón» (mapa 1) se observa claramente que la distribución
geográfica de la población ecuatoriana está ubicada en
su mayor parte en la cuenca del Río Guayas; no obstante, resulta evidente la representatividad que tienen los
dos polos principales de atracción de la población, que
son los cantones metropolitanos de Guayaquil (2’039
789 hab.) y Quito (1’839 853 hab.), cuyas poblaciones
sumadas constituyen el 24% del total de la población
ecuatoriana y el 51,4% de la población urbana al 2001
(EGÜES, 2010). Los cantones más representativos, según
el número de habitantes, son Cuenca (417 632 hab.),
Ambato (287 282 hab.), Santo Domingo (287 018 hab.) y
Portoviejo (238 430 hab.).
Las metrópolis de Guayaquil y Quito representan las
áreas estratégicas del Ecuador. La ciudad de Quito constituye el centro político administrativo del país, que
cuenta además con una invaluable riqueza histórica
que data de la época colonial. Respecto a la ciudad de
Guayaquil, ésta cuenta con el más importante desarrollo
económico vinculado principalmente con la explotación
de productos tropicales y además con la presencia de la
infraestructura portuaria.
Otros cantones como Cuenca presentan un importante
desarrollo poblacional. Machala con su alta producción
de banano, Ambato conexión comercial y turística entre
la Sierra y la Amazonía; y Santo Domingo de los Tsachilas, enlace económico entre la Sierra y la Costa, tienen
un potencial de desarrollo económico y son considerados como nuevos cantones de atracción poblacional.
La mayor concentración poblacional se ubica en los cantones capitales de provincia, lo que demuestra una distribución espacial heterogénea; por ello, es indispensable la
creación y aplicación de políticas y acciones económicas
por parte del Estado que permitan potencializar el desarrollo proporcionado de los cantones, evitando mayores
desequilibrios de concentración de población en pocos
cantones y el despoblamiento de otros (mapa 1).
Mapa 1. Número de habitantes por cantón
Elaboración: M. Mejía.
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Densidad poblacional
La densidad poblacional cantonal describe una concentración de la población en pocos cantones; 23 tienen una densidad de 131 a 720 hab/km² y la más alta
concentración en cantones como Salinas con 722 hab/
km² y La Libertad con 3081 hab/km de densidad. Esta
gran concentración de población genera demandas de
la gestión municipal (mapa 2).
El mapa de densidad poblacional está elaborado con
parámetros de discretización manual; se tomó este
criterio para evitar categorías con datos extremos, logrando una proporcionalidad puesto que existen pocos
cantones con alta densidad y muchos con baja densidad, lo que es un indicador de la existencia de valores
extremos en los datos. La clasificación en cinco categorías de datos sirve para identificar mejor la densidad
de los cantones y evitar la generalización de los datos.
En Ecuador existe una marcada concentración de cantones con menos de 20 hab/km²; esta característica
es evidente sobre todo en la región amazónica, donde
sólo los cantones la Joya de los Sachas (22 hab/km²) y
Lago Agrio (21 hab/km²), superan dicha densidad.
Cabe señalar que otros cantones con una densidad poblacional menor a 20 hab/km² son los siguientes: en
la Sierra Norte, Sigchos (15 hab/km²) y San Miguel de
Urcuquí (18 hab/km²); en la Sierra Sur, Oña (11 hab/
km²), Chilla (8 hab/km²), Atahualpa (19 hab/km²); Sozoranga y Quilanga (19 hab/km²), Zapotillo (9 hab/km²);
y Las Lajas (16 hab/km²) en la Costa los cantones de la
provincia de Esmeraldas: San Lorenzo (9 hab/km²), Eloy
Alfaro (7 hab/km²) y Río Verde (14 hab/km²).
Mapa 2. Densidad poblacional
Elaboración: M. Mejía.
Pobreza
Las cifras de Pobreza por Necesidades Básicas Insatisfechas (PNBI) no son alentadoras: 19 cantones poseen
alrededor del 50% de su población con PNBI; el resto
(197 cantones) supera en 70% la población considerada
pobre.
El método directo (método de las Necesidades Básicas
Insatisfechas) o de los indicadores sociales (utilizado
en el presente indicador) define un hogar como pobre
cuando tiene carencias graves en el acceso a educación
(analfabetismo, insuficiente escolaridad, insuficiente
matrícula escolar), salud (deficiente atención de salud),
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nutrición, vivienda (hacinamiento), servicios urbanos
(déficit de servicio eléctrico, déficit de agua potable, déficit de alcantarillado) y oportunidades de empleo (baja
participación laboral). Cualquier hogar que tenga una o
más de esas deficiencias se considera un hogar (y a sus
miembros) con necesidades básicas insatisfechas (SIISE
2001). Los porcentajes de NBI a nivel cantonal representados en el mapa 3 muestran la distribución espacial de
este indicador; en general, el mayor número de cantones
se ubica sobre el 50%; de los 217 cantones que conforman el universo para la elaboración de este mapa, 207
superan el 50% de población con NBI; los 10 cantones
restantes presentan porcentajes que varían entre 30% y
el 50%. En la tabla 2 se describen los cantones con los
porcentajes de NBI más altos.
Mapa 3. Pobreza por necesidades básicas insatisfechas (PNBI)
Elaboración: M. Mejía.
Tabla 2. Cantones con porcentajes superior a los 90% de población con PNBI.
Cantón
Río Verde
Eloy Alfaro
Taisha
Guamote
Salitre (Urbina Jado)
Loreto
Putumayo
Olmedo (Manabí)
Espíndola
Manga del Cura
Población con Pobreza
Porcentajes de Pobreza
Necesidades Básicas Insatisfechas Necesidades Básicas Insatisfechas
21.655
32.617
12.762
33.841
48.138
12.775
5.829
8.727
14.854
16.681
97,7
97,6
97,6
96,1
95,6
94,9
94,5
94,4
94,3
94,3
Elaboración: M. Mejía
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Población económicamente activa - PEA de 10
años y más a nivel cantonal
Los indicadores que a continuación se describen indican
los porcentajes de Población Económicamente Activa
(PEA) por rama de actividad; el objetivo de este ejercicio
consistió en identificar cuantitativamente el predominio del tipo de actividad, definiendo de esta manera el
predominio de PEA por cantón. Es necesario puntualizar
que los datos proporcionados por el INEC fueron tratados por medio de sumatorias y en función de la siguiente clasificación:
PEA primaria (obtención de materia prima)
1. Agricultura
2. Caza
3. Ganadería
4. Silvicultura
5. Pesca
PEA secundaria (industrialización)
6. Explotación de minas y canteras
7. Industrias manufactureras
8. Suministros de electricidad, gas y agua
9. Construcción
PEA terciaria (comercio y administración)
1. Servicios sociales
2. Salud
3. Actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler
4. Administración pública y defensa
5. Comercio al por mayor y por menor
6. Enseñanza
7. Hoteles y restaurantes
8. Intermediación financiera
9. Organizaciones y órganos extraterritoriales
10. Actividades comunitarias, sociales y personales tipo
servicios
11. Transporte, almacenamiento y comunicaciones
Mapa 4. Población económicamente activa
Elaboración: M. Mejía.
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tienen empleo pero están dispuestas a trabajar (desocupados)» (SIISE, 2008).
Al analizar la definición anteriormente descrita y al compararla con los datos representados en el mapa 4 (tabla
3), se demuestra que los cantones Tisaleo y Aguarico
tienen la mayor concentración de PEA (47%), seguido
por el cantón San Pedro de Pelileo (46,8%). Únicamente
catorce cantones tienen porcentajes inferiores al 30%
de su población en edad de trabajar; el resto oscila entre
30% y 50% del total de su población; estos porcentajes
no definen si los habitantes tienen empleo seguro y con
buena remuneración.
El comportamiento de la PEA por área de actividad es
correlacionado, puesto que en cantones donde predomina la población asentada en áreas rurales existe mayor porcentaje de población dedicada a las actividades
primarias (en 143 cantones el 50% de la población está
dedicado a la agricultura).
«La PEA es el principal indicador de la oferta de mano
de obra en una sociedad. Las personas económicamente
activas son todas aquellas que, teniendo edad para trabajar, están en capacidad y disponibilidad para dedicarse
a la producción de bienes y servicios económicos en un
determinado momento. Incluye a las personas que trabajan o tienen trabajo (ocupados) y a aquellas que no
En las tablas 3 y 4 se detallan los porcentajes más altos
y bajos de PEA.
Tabla 3. Cantones con porcentajes altos de PEA
Cantón
# PEA Habitantes (INEC 2001)
Habitantes total
% PEA
Tisaleo
4.950
10.525
47,0
Aguarico
2.188
4.658
47,0
22.950
48.988
46,8
Quijos
2.574
5.505
46,8
Colta
20.862
44.701
46,7
San Pedro de Pelileo
Elaboración: M. Mejía.
Tabla 4. Cantones con los porcentajes más bajos de PEA
Cantón
# PEA Habitantes (INEC 2001)
Habitantes total
% PEA
Logroño
1.273
4.621
27,5
24 de Mayo
8.035
28.294
28,4
Jaramillo
3.439
11.967
28,7
Puerto López
4.827
16.626
29,0
10.398
35.627
29,2
Bolívar (de Manabí)
Elaboración: M. Mejía.
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Mapa 5. Población económicamente activa del Sector Primario
Elaboración: M. Mejía.
Población económicamente activa del sector
primario
Sector primario es aquel sector económico que agrupa
al conjunto de actividades ligadas a la transformación
del medio natural: agricultura, pesca, minería y actividad
forestal.
Los cantones de mayor concentración de población en
su área urbana se correlacionan con los porcentajes
de cantones con una bajísima actividad primaria. En el
mapa 5 se muestran los porcentajes de la PEA del sector
primario.
Población económicamente activa del sector
secundario
En el sector secundario se agrupan a las personas dedicadas a la explotación de minas y canteras, industrias
manufactureras, suministros de electricidad, gas, agua
y construcción. De esta manera se puede catalogar a
cantones con predominio de actividad secundaria. En la
actividad secundaria se observa que solo siete cantones
concentran la PEA entre el 28 – 56% de su población
dedicada a la industria manufacturera (mapa 6). La tabla
5 detalla esta característica definiendo así a los cantones
que tradicionalmente se han dedicado a las actividades
manufactureras: Chordeleg, Antonio Ante y Otavalo.
Población económicamente activa del sector
terciario
Los cantones con predominio de PEA ocupada en el
sector terciario son aquellos en los que la población se
dedica al comercio al por mayor y menor y servicios en
general. Por ello, resulta coherente encontrar a los cantones con mayor número de población, correlacionados
con mayor desarrollo en servicios, mayores oportunidades de trabajo y que son los polos de atracción para
la migración interna; son 21 cantones que están en el
rango de 42,1% - 65% de población económicamente
activa del sector terciario (mapa 7).
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Mapa 6. Población económicamente activa del Sector Secundario
Elaboración: M. Mejía.
Tabla 5. Cantones con menor porcentaje de población dedicada al PEA secundaria
CANTÓN
# PEA SECUNDARIA
% PEA SECUNDARIA
Chordeleg
2.417
55,02
Antonio Ante
5.030
35,14
10.805
32,03
Sigsig
2.879
31,87
Gualaceo
4.114
30,82
Guano
4.875
29,99
Otavalo
Elaboración: M. Mejía.
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Mapa 7. Población económicamente activa del Sector Terciario
Elaboración: M. Mejía.
Vivienda
Infraestructura de servicios básicos de las viviendas
La colección de mapas que se presenta a continuación, detalla las estadísticas de la infraestructura de servicios básicos, determinando los cantones mejor y peor equipados.
Es importante señalar que los cantones de la Amazonía al
tener una densidad poblacional muy baja, poseen también
datos en porcentaje muy bajos. Los municipios tienen retos
muy importantes sobre todo en los polos de atracción de
migración interna y que requieren suplir las necesidades de
la creciente población.
Viviendas con déficit de servicios básicos
El concepto de déficit de servicios básicos identifica a las
viviendas que no tienen abastecimiento de agua por red
pública dentro de la vivienda, o no cuentan con un sistema
de eliminación de aguas servidas conectado a la red pública
de alcantarillado, o no disponen de suministro eléctrico, expresado como porcentaje del total de viviendas en este caso
de cada cantón (SIISE 2008). En lo que tiene que ver con
el déficit en servicios básicos unicamente cuatro cantones
(Rumiñahui, Quito, Ibarra y Cuenca) están en un rango de
deficit entre 27% – 30% de sus viviendas; el resto de cantones supera el 50% de sus viviendas (mapa 8).
Gestión municipal
En esta parte del análisis se tomaron tres indicadores
que han sido generados por la Evaluación Básica Municipal, trabajo realizado por el Banco del Estado – BEDE
2009: Autosuficiencia Financiera, Estado de los catastros
de contribuyentes (tributarios) y Dispone de un Plan de
Desarrollo Local Participativo.
Los dos primeros nos facilitan conocer qué cantones, a
nivel de gestión municipal, tienen un manejo y generación de recursos financieros que considera el BEDE como
eficiente. Esta variable también se consideró para categorizar a los cantones como los mejor organizados en el
manejo de sus finanzas.
Indicadores del componente gestión financiera
Autosuficiencia Financiera
Este indicador permite analizar el porcentaje de los gastos corrientes y de producción que financia el Municipio
con ingresos propios. Un valor igual o superior al 100%
del indicador significa que la entidad puede cubrir su
gasto corriente con sus ingresos propios (mapa 9).
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Mapa 8. Déficit de servicios básicos
Elaboración: M. Mejía.
Mapa 9. Autosuficiencia Financiera
Elaboración: M. Mejía.
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Recursos económicos de los municipios:
presupuesto 2010
Art. 272.- La distribución de los recursos entre los gobiernos autónomos descentralizados será regulada por
la ley, conforme a los siguientes criterios:
1. Tamaño y densidad de la población.
2. Necesidades básicas insatisfechas
3. Logros en el mejoramiento de los niveles de vida, esfuerzo fiscal y administrativo, y cumplimiento de metas
del Plan Nacional de Desarrollo y del plan de desarrollo
del gobierno autónomo descentralizado.
En el Mapa No. 10 se muestra la distribución espacial de
los presupuestos municipales (en millones de dólares);
se puede observar que los GAD de Quito y Guayaquil
tienen un presupuesto que supera los USD 40’000 000.
Mapa 10. Presupuesto municipal en millones de dólares 2010
Elaboración: M. Mejía.
Conclusiones
La aplicación de las herramientas geomáticas provee
los elementos gráficos requeridos para la toma de decisiones en la planificación del territorio. Los gobiernos municipales deben incorporar procesos modernos
de planificación que a corto plazo proporcionen un
ahorro de tiempo, dinero y exactitud, automatizando
toda la información espacial.
La Geomática proporciona al experto en el manejo del
territorio herramientas para desarrollar propuestas y
generar soluciones a problemas de la planificación.
La responsabilidad y competencia de los GAD para formular los instrumentos de planificación del desarrollo
y del ordenamiento territorial hace indispensable una
tecnificación de los procesos de gestión del territorio.
Sin embargo, en este contexto hay que recalcar que
no existe un documento que determine los lineamientos básicos de uso de los recursos geomáticos aplicados en la planificación territorial. En la actualidad
la SENPLADES ha generado una Guía de Contenidos y
Procesos para la formulación de Planes de Desarrollo y
Ordenamiento Territorial de provincias, cantones y pa-
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Cartografía estadística aplicada al diagnóstico socio-económico de los cantones del Ecuador
M E J Í A S A L A Z A R , M O N S E R R AT H
rroquias, 2011, donde se señalan los productos cartográficos que se deben generar como apoyo a la planificación; además se ha realizado un trabajo profundo
para mejorar la calidad de los datos geográficos que
se utilizan para la generación de los mapas. En este
contexto los documentos donde se detallan las características de los datos y los estándares de calidad que
al estar publicados en Registro Oficial son normas nacionales de obligatorio cumplimiento son los siguientes: Políticas nacionales de Información Geoespacial
(Registro Oficial No. 269, del 01 de septiembre del
2010), Perfil ecuatoriano de metadatos - PEM – según
Norma ISO 19115:2003 e ISO 19115-2:2009 (Registro
Oficial No. 288, del 28 de septiembre del 2010), y Datos Geográficos Marco Clasificación (Registro Oficial
No. 378 del 04 de Febrero de 2011).
La geomática, con todas sus herramientas al servicio
de la planificación, ayuda a mostrar el modelo territorial actual, es decir la forma en cómo está organizado
el territorio; este diagnóstico visualizado en mapas
permite, por ejemplo, la identificación de áreas de
usos y ocupación de los suelos, actividades y cadenas
productivas, ubicación geográfica de los proyectos y
sus áreas de influencia, dinámicas de los asentamientos humanos, indicadores de coberturas de servicios
básicos y la ubicación de territorios étnicos.
La Cartografía Estadística como herramienta de visualización de datos, combina varios elementos de
análisis. Por ejemplo, la importancia del nivel de estudio (que corresponde a la unidad territorial de análisis), la escala (relación matemática que existe entre la
realidad observada y la representación en un mapa) y
la importancia de la perspectiva histórica (identificar
la evolución y dinámica de los elementos que configuran los territorios).
El proceso de enlazar un dato a una localización específica en el territorio posibilita la creación de una
34 |
perfecta identidad geográfica, caracterizándola y permitiendo estudiar los espacios geográficos (diagnosticar, evaluar, y planificar) con la mayor cantidad de
variables que lo identifiquen.
Al realizar el diagnóstico socio económico de los
cantones del Ecuador se evidencia en los datos estadísticos del período censal 1990–2001 la fuerte crisis política, económica y social que ha configurado
la realidad del país, reflejada en el bajo desarrollo en
servicios básicos y alto índice de pobreza por necesidades básicas.
La inestabilidad política que caracterizó al país entre
1996 y 2006; la dependencia a los precios internacionales del petróleo, la deuda externa, el lento crecimiento de la economía, los altos índice de desempleo,
la persistente inflación, el aumento de los niveles de
pobreza, la disminución de la inversión productiva y
las restricciones del crédito debilitan la inversión pública y los procesos de planificación.
En la nueva Constitución del 2008 se refleja un mayor protagonismo de los actores sociales y organismos gubernamentales a todo nivel, lo que demanda
un fortalecimiento del todos los organismos del Estado para asumir el reto de la planificación para el
desarrollo. La obligatoriedad de elaboración de planes
de desarrollo y de ordenamiento territorial, se muestra como una oportunidad para mejorar la calidad de
vida de los Ecuatorianos.
En el proceso de planificación territorial, es fundamental contar con personal capacitado, pero la realidad de muchos de los municipios en el Ecuador es
otra, ya que dentro de la estructura orgánica municipal son pocos los técnicos especializados en el tema
de planificación y son notables algunas debilidad al
momento de enfrentar los retos del desarrollo científico y tecnológico.
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Cartografía estadística aplicada al diagnóstico socio-económico de los cantones del Ecuador
M E J Í A S A L A Z A R , M O N S E R R AT H
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Uso de las herramientas geográficas en el
análisis de la biodiversidad
Ejercicio de aplicación
Jorge Luis Campaña1 y Santiago Arce2
Recibido: mayo 24/11. Aprobado: junio 7/11
Resumen
Con la aplicación de herramientas geográficas, como los
sistemas de información geográfica para la ubicación
espacial de datos de especies de árboles de dos tipos diferentes de bosques, temperado y tropical hipotéticos, se
realizó un análisis hipotético de la biodiversidad.
Los resultados de este ejercicio de aplicación muestran
que existen algunas dificultades en la determinación del
tamaño mínimo y forma de muestreo de parcelas de
bosque, especialmente en un bosque temperado, donde la baja diversidad de especies puede ser afectada por
una distribución espacial no homogénea. No obstante,
la selección de una forma cuadrada de muestreo parece
ser la más adecuada, incluso con tamaños y porcentaje de muestreo pequeños, en comparación con la forma
rectangular y circular.
Se discute la validez de los diferentes índices de diversidad comúnmente aplicados en análisis de poblaciones,
(SHANNON, SIMPSON y RICHNESS) y se resalta el significativo ahorro de tiempo y esfuerzo para este tipo de
análisis biológicos provisto por el uso de las herramientas SIG disponibles en el mercado.
Palabras clave
SIG, índices de biodiversidad, bosque temperado, bosque
tropical.
Introducción
En estudios de biodiversidad, a partir del muestreo de
comunidades, el tamaño de la muestra o número de unidades de observación puede ser pequeño para realizar
inferencia paramétrica sobre la diversidad existente. No
obstante, es deseable lograr estimaciones con niveles de
confianza conocidos (PLA, 2006).
1
2
El Índice de Shannon y Weaver (H) es uno de los más utilizados para cuantificar la biodiversidad específica. Conocido como Shannon–Weaver (SHANNON y WEAVER,
1949), derivado de la teoría de información como una
medida de la entropía, este índice refleja la heterogeneidad de una comunidad sobre la base de dos factores: el
número de especies presentes y su abundancia relativa.
Conceptualmente es una medida del grado de incertidumbre asociada a la selección aleatoria de un individuo
en la comunidad. Esto es, si una comunidad de S especies es muy homogénea, por ejemplo porque existe una
especie claramente dominante y las restantes S-1 especies apenas presentes, el grado de incertidumbre será
más bajo que si todas las S especies fueran igualmente
abundantes. Es decir, al tomar al azar un individuo, en
el primer caso tendremos un grado de certeza mayor
(menos incertidumbre, producto de una menor entropía)
que en el segundo; porque mientras en el primer caso la
probabilidad de que pertenezca a la especie dominante
será cercana a 1, mayor que para cualquier otra especie,
en el segundo la probabilidad será la misma para cualquier especie (PLA, 2006).
La estadística para describir esta situación es un sistema
con un número finito de individuos y de categorías (especies), sin restricciones en cuanto al número de especies ni de individuos por categoría (especie). Equivale a
la incertidumbre acerca de la identidad de un elemento
tomado al azar de una colección de N elementos distribuidos en s categorías, sin importar el número de elementos por categoría ni el número de categorías. Dicha
incertidumbre aumenta con el número de categorías (riqueza) y disminuye cuando la mayoría de los elementos
pertenecen a una categoría.
Escuela de Ciencias Geográficas PUCE, Quito, Ecuador: [email protected]
WCS, Quito, Ecuador: [email protected]
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Uso de las herramientas geográficas en el análisis de la biodiversidad. Ejercicio de aplicación
C A M PA Ñ A , J O R G E L U I S ; A R C E , S A N T I A G O
Donde:
H’ = Índice de diversidad
ni = número de individuos en la i-ésina especie,
N = ∑ni total de individuos en todas las especies.
Índice de diversidad de Simpson (D)
También conocido como el índice de la diversidad de las
especies o índice de dominancia, es uno de los parámetros que nos permiten medir la riqueza de organismos.
En ecología es también usado para cuantificar la biodiversidad de un hábitat. Toma un determinado número
de especies presentes en el hábitat y su abundancia relativa. El índice de Simpson representa la probabilidad de
que dos individuos, dentro de un hábitat, seleccionados
al azar pertenezcan a la misma especie.
La fórmula para el índice de Simpson es:
Donde S es el número de especies, N es el total de organismos presentes (o unidades cuadradas) y n es el número de ejemplares por especie.
Riqueza de especies (Richness) (S)
Número total de los diferentes organismos presentes.
No toma en cuenta la proporción y distribución de cada
especie dentro de una zona.
Esta es la más simple de todas las medidas de las subespecies de la diversidad. Consiste en contar el número de
especies que se encuentra en una comunidad. Sin embargo, esto no indica que la diversidad de la población
se distribuye entre los organizados o especie particular.
Por ejemplo, si hubo cuatro especies diferencias observadas en la Zona 1 y Zona 2 la riqueza sería igual. Esto
no indica qué porcentaje de la abundancia había de cada
especie.
Los estimadores de la riqueza se basan en las frecuencias y en el número de clases o especies efectivamente
observadas. Los estimadores de los índices de biodiversidad se basan directamente en las frecuencias relativas
de cada especie, e indirectamente en la riqueza.
Este trabajo aborda el problema con un enfoque aplicado. Se describen los usos de las herramientas de los
Sistemas de Información Geográfica para establecer los
métodos de estimación de la biodiversidad expresada
mediante la riqueza (Richness) y los índices de Shannon
y Simpson; y se discuten los resultados de dos ejemplos:
un bosque temperado y un bosque tropical para analizar,
sobre estos índices, el tamaño y la forma de muestreo
más apropiada para estos ejemplos.
Metodología
Como ejercicio de aplicación académica se tomaron datos hipotéticos de dos unidades de análisis correspondientes a un Bosque Temperado y otro Bosque Tropical
facilitados en el Módulo de Sistemas Ecológicos de la
Maestría en Sistemas de Gestión Ambiental de la Escuela
Politécnica del Ejército.
El ejercicio consistió en el análisis de las dos poblaciones
de bosques considerando los datos totales y diferentes
porcentajes de muestreo (10%, 20%, 30%, 40% y 50%).
El primer proceso realizado fue identificar y analizar los
campos contenidos en las tablas de datos, obteniéndose
un total de 1.137 registros para el Bosque Tropical y 936
en el Bosque Temperado.
Posteriormente se utilizaron los campos X Y para realizar
la espacialización. El proceso fue realizado mediante la
utilización del software ArcGIS. Como resultado dentro
del software se puede analizar la distribución geográfica
de los datos, como se observa en el gráfico 1.
Gráfico 1. Distribución espacial de los árboles de acuerdo a sus coordenadas X Y
Bosque Tropical
Bosque Temperado
Elaboración: J. Campaña.
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Uso de las herramientas geográficas en el análisis de la biodiversidad. Ejercicio de aplicación
C A M PA Ñ A , J O R G E L U I S ; A R C E , S A N T I A G O
La elección de la muestra se realizó considerando capas
o grillas de tres formas: cuadradas, rectangulares y circulares. Para cada una de estas unidades de análisis se
seleccionaron tamaños muestrales de 200 m², 400 m²,
600 m², 800 m², 1000 m² y 2000 m².
Las grillas fueron generadas automáticamente mediante la aplicación de la herramienta «Generador de
grillas» de ArcView. Una vez obtenido el número de celdas o grillas que se requiere seleccionar para extraer
la muestra al porcentaje necesario se aplicó la opción
«Selección por localización» de ArcGIS y se obtuvo el
número de datos extraídos (gráfico 2), analizados estadísticamente.
Gráfico 2. Proceso de selección de elementos para análisis de muestra de datos
Elaboración: J. Campaña.
Como paso final del proceso, los datos seleccionados o
muestrales fueron exportados al software SPSS (Sistema de Estadísticas Sociales Profesionales) que permitió
definir las estadísticas descriptivas básicas y el análisis
de varianza (ANOVA). Esos resultados fueron exportados a Excel para aplicar finalmente los correspondientes índices de diversidad y graficar los resultados.
Resultados
Bosque temperado
El polígono total del bosque temperado comprende un
total de ocho especies y 936 individuos, con un perímetro irregular y valores de los índices de diversidad de
0,855 para Shannon, 0,591 para Simpson y un valor de
7,00 para Richness, que confirman que es un bosque
con muy baja diversidad.
En el muestreo aplicado, en la forma cuadrada se obtuvo que de las 35 opciones de muestra (tamaño por
porcentaje de muestreo), únicamente ocho mostraron
ser significativas (valores de varianza <0,05), corres-
pondientes en su mayoría a muestreo de 40% y 50%
de la superficie total. Esta situación podría sugerir que
esta forma de muestreo puede ser la más adecuada
para este tipo de bosque, en comparación a las otras
formas que se muestran más adelante.
En el caso de la forma circular, los resultados muestran
que apenas dos de las treinta relaciones establecidas
de tamaño y porcentaje de muestra alcanzaron valores
de varianza significativos, hecho que sostendría que
esta forma es la menos adecuada para un muestreo en
el bosque temperado.
Con respecto a la forma rectangular, los resultados
presentan que –con similitud a la forma circular– apenas dos de las treinta relaciones potenciales muestran
una varianza significativa menor a <0,05. Esta situación puede sugerir también que esta forma de muestreo no es apropiada para este tipo de bosque.
Respecto a los índices de diversidad, los resultados
comparativos entre las formas, tamaños y porcentaje
de muestreo, dentro del bosque temperado, muestran
que el índice de Shannon presenta mucha variación en
medidas pequeñas y bajos porcentajes de muestreo,
pero que tienden a estabilizarse a un porcentaje de
40% y un tamaño de muestra de 2.000 m2, en todas
la formas; sin embargo, la forma cuadrada tiende a ser
menos variable que las otras, situación que podría apoyar la idea que es más apropiada en un bosque temperado (Gráfico 3).
El comportamiento del índice de Simpson es similar;
muestra variabilidad en tamaños pequeños y bajos
porcentajes de muestreo, tendiendo a una mayor estabilidad a partir del 30% y tamaños de 1000 m2 y 2000
m2, más pronunciado en la forma cuadrangular antes
que la circular y rectangular, confirmando los resultados del índice de Shannon (Gráfico 4).
Respecto a la riqueza, los valores obtenidos en las diferentes formas y tamaños de muestreo presentan un
comportamiento similar a lo descrito en los índices de
Shannon y Simpson; se estandarizan a partir del 30%
de muestreo y tamaños de muestra de 800 m2, siendo
la forma cuadrada más estable (Gráfico 5).
Bosque tropical
El polígono del bosque tropical, con un perímetro más
regular, comprende un total de 139 especies representadas con 1.137 individuos. Los valores de los índices
de diversidad: Shannon de 3.967, Simpson de 0,0371 y
Richness de 138, muestran que es un bosque con un
buen nivel de diversidad de flora. En el muestreo realizado, se obtuvo que de las treinta opciones de muestras (tamaño por porcentaje de muestreo), en la forma
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Uso de las herramientas geográficas en el análisis de la biodiversidad. Ejercicio de aplicación
C A M PA Ñ A , J O R G E L U I S ; A R C E , S A N T I A G O
Gráfico 3. Aplicación del índice de Shannon para el Bosque Temperado
Elaboración: J. Campaña.
Gráfico 4. Aplicación el índice de Simpson para el Bosque Temperado
Elaboración: J. Campaña.
Gráfico 5. Aplicación del índice de Riqueza para el Bosque Temperado
Elaboración: J. Campaña.
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Uso de las herramientas geográficas en el análisis de la biodiversidad. Ejercicio de aplicación
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Gráfico 6. Aplicación del Índice de Shannon para el Bosque Tropical
Elaboración: J. Campaña.
Gráfico 7. Aplicación del índice de Simpson para el Bosque Tropical
Elaboración: J. Campaña.
Gráfico 8. Aplicación del índice de Riqueza para el Bosque Tropical
Elaboración: J. Campaña.
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Uso de las herramientas geográficas en el análisis de la biodiversidad. Ejercicio de aplicación
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cuadrada, únicamente dos no mostraron ser significativas, correspondientes al muestreo de menor tamaño
y menor porcentaje de muestra. Esta situación podría
sugerir que esta forma de muestreo puede ser la más
adecuada para este tipo de bosque, en comparación a
las otras formas que se muestran más adelante.
En el caso de la forma circular, los resultados muestran
que todas las relaciones, excepto la relación de 10% de
muestreo de 200 m2, establecidas de tamaño y porcentaje de muestra, alcanzaron valores de varianza significativos, hecho que sostendría que esta forma también
puede definirse como adecuada para un muestreo en el
bosque tropical.
Con respecto a la forma rectangular, los resultados
presentan que, con similitud a la forma circular, apenas
dos de las treinta relaciones potenciales no muestran
una varianza significativa menor a <0,05. Esta situación muestra que en este tipo de bosque no es muy
importante la forma de la muestra sino el tamaño y
porcentaje de muestreo.
Con respecto a los índices de diversidad aplicados al
bosque tropical, los resultados son interesantes. Para
el índice de Shannon, los valores empiezan muy variables con los tamaños pequeños y bajo porcentaje de
muestreo, pero a diferencia del bosque temperado, los
valores se estandarizan muy pronto, a partir de los 600
m2 y 30% de muestra, con una ligera variación en la
forma rectangular de la muestra (Gráfico 6).
Por su parte, el índice de Simpson prueba que con un
tamaño de 400 m2 y un 30% de muestreo se estandarizan los valores, señalando también que la forma rectangular presenta mayores variaciones que las formas
cuadrada y circular (Gráfico 7).
En relación al índice de riqueza (Richness), los resultados dan cuenta de que mientras se aumente el porcentaje de muestreo y el tamaño de la muestra, existe un
mayor número de especies, de forma similar al comportamiento de los índices de Shannon y Simpson. Un
tamaño de 600 m2 y un porcentaje de 40% de muestreo
se presentan como los parámetros mínimos donde los
valores se estandarizan y se acercan a los valores del
polígono total (Gráfico 8).
Discusión
Es claro que para establecer una adecuada valoración
de la biodiversidad existente en un lugar determinado
se presentan una serie de dificultades, que tienen relación a algunos elementos. Por una parte debe considerarse la elección del espacio de estudio. Un supuesto es
que, cuanto mayor es el espacio estudiado mayor es la
diversidad presente y viceversa. En condiciones natura42 |
les la gran cantidad de datos a utilizar (en nuestro caso
de 8 ocho especies y 936 individuos en el bosque temperado y 139 especies y 1.137 individuos en el bosque
tropical) impide un conocimiento ideal de la biodiversidad; pero la elección de una muestra adecuada puede
resolver este problema.
La disponibilidad de herramientas de los SIG para este
proceso de muestreo constituye en un factor de gran
ayuda, porque permiten espacializar la información y
sobre dicha espacialización se aplican los procesos de
selección de tamaño y porcentaje de muestreo, que sería muy difícil y tardarían mucho tiempo.
En nuestro caso de estudio, los valores de los índices
de diversidad en el bosque temperado muestran mayor variación respecto al tamaño y porcentaje de la
muestra, en comparación al bosque tropical; esto puede explicarse a la luz de los alcances de los índices de
diversidad utilizados.
Los índices de Shannon y de Simpson índices no son
paramétricos ni espacializables. El de Shannon no indica el grado de incertidumbre asociada a la selección aleatoria de un individuo en la comunidad; y el
de Simpson no representa la probabilidad de que dos
individuos, dentro de un hábitat, seleccionados al azar
pertenezcan a la misma especie En el bosque temperado encontramos muchos individuos pertenecientes a
pocas especies, algunas más dominantes (abundancia
relativa) que otros, que no están distribuidos espacialmente en el área, de manera que al tomar una muestra
de cualquier tamaño y porcentaje los valores de diversidad dependen de la aglomeración o dispersión de
muchos individuos de pocas especies en el área seleccionada para el muestreo, en lugar de una distribución
homogénea que los índices podrían predecir.
En el bosque tropical, la baja abundancia relativa de
un mayor número de especies, con una presencia más
equitativa, y con una menor tendencia a formar aglomeraciones de individuos de la misma especie en espacios reducidos, hace que las probabilidades de encontrar al azar un individuo de la misma especie sea menor
y por lo tanto los índices de diversidad sean más altos
desde tamaños pequeños de muestra (600 m2) y bajos
porcentajes de muestreo (30%), presentando una tendencia de estandarización conforme se amplía la superficie y el porcentaje de muestreo, como confirman
nuestros resultados.
Del análisis anterior, y en base a nuestros datos, se deriva que para el bosque temperado el tamaño de muestreo es más grande (1.000 m2) y que con una cobertura
de muestreo del 40% se obtienen valores significativos.
Otra tarea compleja de definir es la forma que debe
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tener la muestra. En teoría, la forma más óptima es la
circular porque la proporción área–perímetro es mayor,
lo que hace que menos individuos se encuentren en la
periferia de la zona de muestreo. Sin embargo, los resultados de análisis de varianza muestran que la forma
cuadrada es la más adecuada para el bosque temperado, mientras que para el bosque tropical las tres formas
presentan valores significativos, incluso con muestras
de tamaño y porcentaje bajo. La forma rectangular es
la que tiene –relativamente– más dificultades de estandarizarse que las otras, tanto en el bosque tropical
como en el temperado.
No obstante, la dificultad de establecer áreas de muestreo circulares sin que se sobrepongan las áreas o se
dejen sin muestrear espacios entre los círculos, especialmente cuando la superficie de muestra es grande,
hace que se presenten dificultades operativas para el
establecimiento de la muestra, tanto en terreno como
en un software de análisis espacial de datos, lo que
puede determinar la decisión de un muestreo cuadrado.
Consideramos que se requiere un análisis estadístico
mayor de los resultados obtenidos para alcanzar conclusiones bien fundamentadas, pero que el ejercicio
académico desarrollado nos permite inferir que no se
pueden tomar los datos de los índices de diversidad sin
un análisis más profundo de las condiciones reales de
la distribución de las especies en un bosque.
De aquí surge la necesidad de iniciar un proceso de revisión de los índices que utilizamos, incluyendo otros
como el de Equidad o Uniformidad (J) (Evenness) que
analizados conjuntamente con los resultados de índices de diversidad nos permitirá evitar errores de apreciación, como el hecho que un área rica en especies,
pero poco equitativa, tenga un índice de diversidad
más bajo que otra área con una riqueza menor pero
altamente equitativa.
Otra recomendación que la bibliografía señala es la
incorporación de una estimación paramétrica para
los índices de diversidad, mediante la construcción
de intervalos de confianza (IC) mediante técnicas de
computación intensiva, tales como remuestreo (PLA y
MATTEUCCI, 2001), que no se basan en supuestos distribucionales. Además de otras parámetros para definir
la distribución espacial de los árboles como los índices
de Cox, Clark y Evans, Gadow, entre otros (DEL RÍO et
ál., 2003).
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Uso de las herramientas geográficas en el análisis de la biodiversidad. Ejercicio de aplicación
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Evolución y tendencias de las lenguas
ancestrales del Ecuador a través de la
representación cartográfica multitemporal:
un estudio interdisciplinario
Olga H. Mayorga*
Recibido: mayo 25/11. Aprobado: julio 20/11
Resumen
Esta investigación surge de la participación de la Escuela de Ciencias Geográficas en el proyecto Oralidad
y Modernidad dirigido por la Dra. Marleen Haboud de la
Facultad de Comunicación Lingüística y Literatura de la
PUCE, que ha dado lugar a la creación del componente denominado Geolinguística Ecuador del mencionado
proyecto.
En el año 2010 se aprobaron dos proyectos por parte de
la Dirección General Académica de la PUCE, tanto para
Geografía como para Lingüística; uno de estos proyectos consiste en determinar la evolución y tendencias de
las lenguas ancestrales de Ecuador, a través de la representación cartográfica multitemporal, conociendo
que el limitado material cartográfico sobre las lenguas
ancestrales del Ecuador y su evolución ha impedido conocer espacialmente las tendencias y evolución que han
tenido estas lenguas con mayor detalle. Este proyecto se
propuso desarrollar mapas temáticos en diferentes escalas, que permitan visualizar dicha evolución y tomar
como caso de estudio el pueblo Salasaca, localizado en
la sierra ecuatoriana.
Es importante mencionar que la Geolinguística es un
área de estudio multidisciplinar y relativamente reciente que se ocupa de las relaciones entre el lenguaje y la
geografía. El estudio espacial del lenguaje, o estudio del
lenguaje en su contexto geográfico, además del social
y cultural, tiene diversas fuentes que han contribuido
a su desarrollo y que, a la vez, están interrelacionadas
(HERNÁNDEZ, 1999).
Palabras clave
Geolinguística, representación multitemporal, tendencia, evolución, lenguas.
* Escuela de Ciencias Geográficas PUCE, Quito, Ecuador: [email protected]
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Evolución y tendencias de las lenguas ancestrales del Ecuador a través de la representación cartográfica multitemporal:
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Objetivos del proyecto
Resultados
•Determinar,
Partiendo de la metodología se recopilaron las boletas
censales desde el primer censo desarrollado en Ecuador
(1950). Con esta información se comprobó que solamente en los censos de 1950 y 2001 se realizaron preguntas
sobre la lengua de manera desagregada. En el censo de
1990 se pregunta sobre el idioma que se habla pero no
se especifica una lengua en particular.
Objetivos específicos:
Los censos y la variable lengua
Objetivo general:
a través de diferentes fuentes de información, la localización, evolución y tendencia de las lenguas ancestrales del Ecuador y representarlas gráficamente.
•Establecer
los parámetros para estudiar la evolución y
las tendencias de las lenguas ancestrales en el país.
•Representar en forma gráfica la evolución y tendencias
de las lenguas ancestrales, tomando como base información de los censos de población y otras fuentes.
•Desarrollar el caso de estudio en la comunidad Salasaca
con la finalidad de conocer la evolución y las tendencias de su lengua ancestral.
Metodología
La metodología propuesta se dividió en dos partes, la
fase de campo y la de gabinete. Cada una de estas fases
tuvo sus actividades específicas.
La variable lengua se asocia a la nacionalidad y los pueblos
presentes en Ecuador, según la Ficha Nacional preparada
para el Atlas Sociolingüístico de Pueblos Indígenas de América Latina, 2009: «En Ecuador se ha establecido hablar de
nacionalidades con relación a los pueblos ancestrales. Luego de casi tres décadas de fuerte afirmación kichwa, procesos etnopolíticos e identitarios en curso en Ecuador han
empezado a generar el resurgimiento de identidades anteriores al proceso de quechuización a lo largo de la Sierra.
Esta situación hace que dentro de la nacionalidad Kichwa
se conformen unidades menores autodefinidas como pueblos, que reivindican una identidad particular de acuerdo
con sus tradiciones, la variedad lingüística que emplean, la
ubicación geográfica y las actividades económicas que desarrollan…»
Metodología y productos obtenidos
Fase de gabinete
•Revisión
y recopilación de información cartográfica a nivel nacional.
•Generación de mapas de la división político administrativa del país.
•Generación del mapa de localización de nacionalidades y pueblos del Ecuador en forma conjunta con el Proyecto PUCE 2010.
•Generación de mapa de localización de lenguas indígenas del Ecuador en forma conjunta con el Proyecto PUCE
2010. Representación cartográfica multitemporal de las tendencias lingüísticas de las lenguas indígenas del
Ecuador.
•Generación de mapas de autoidentificación de la lengua.
•Generación de mapa con información de 1950 en la división política administrativa de 2009.
•Revisión y aplicación piloto de encuestas para determinar la vitalidad y tendencia de la lengua Quichua en la comunidad Salasaca.
•Generación de mapas temáticos de la comunidad Salasaca.
Fase de campo
•Aplicación de encuestas en la comunidad Salasaca, en idioma quichua (grabaciones) y sistematización de encues-
tas levantadas en español, incluyendo toma de puntos GPS.
de entrevistas a las autoridades y actores relevantes para la investigación de la comunidad Salasaca.
•Aplicación de matrices de observación en el área de estudio.
•Aplicación
Elaboración: O. M.
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De manera que en el país se reconocen trece nacionalidades y catorce pueblos. Según Marleen Haboud (2010)
Ecuador ha sido reconocido por su logodiversidad, etnodiversidad y diversidad cultural. En cuanto a la primera,
existen al momento trece lenguas indígenas localizadas
en las tres regiones continentales de Ecuador. Tales lenguas representan a varias familias lingüísticas:
La tabla 1 sobre población, ubicación y lenguas de las
nacionalidades indígenas fue tomado de la Ficha Nacional del Ecuador presentada para el Atlas Sociolingüístico
de Pueblos Indígenas de América Latina, realizada por
Marleen Haboud y Luis Enrique López (2009) en el que se
muestra la presencia de trece lenguas asociadas a cada
nacionalidad.
Costa
Familia lingüística Barbacoa: Awapi’t, Tsa’fiki y Cha’palaa
Familia lingüística Chocuana: Sia Pedee
Representación cartográfica de 1950
Sierra
Familia lingüística Quechua: Kichwa
Amazonía
Familia lingüística Tucano occidental: Paicoca
Familia lingüística Jíbara: Shuar Chicham, Achuar Chicham, Shiwiar Chicham
Familia Quechua: Kichwa Amazónico
Familia lingüística Zápara: Zápara y Andoa
Sin filiación lingüística: WaoTededo, A’i cofán
Para representar fenómenos geográficos y localizarlos
en el espacio geográfico se requieren datos; en este
caso, al no contar con los de varios censos, se trabajó
con información de los censos de 1950, 1990 y 2001,
pero en este artículo solo se presentarán los resultados
de 1950 y 2001. Una de las representaciones cartográficas de la lengua que se puede tomar como referencia es
la desarrollada por Gregory Knapp (1991). En el mapa 1
se representa solamente la lengua Quichua de la Sierra
en la división política parroquial que existía en 1973. En
el libro de Knapp, se menciona que los mapas fueron
generados a partir del censo de 1950 –el único que presentaba datos sobre la lengua que se habla–.
Tabla 1. Población, ubicación y lenguas de las nacionalidades indígenas
Nacionalidad
Área
geocultural
Transfronterizo
con
Andoa
Amazonía
Perú
Epera
Llanura Costera
del Pacífico
Amazonía
Amazonía
Amazonía
Amazonía
Amazonía
Llanura Costera
del Pacífico
Llanura Costera
del Pacífico
Colombia,
Panamá
Záparo
Siona-Secoya
Shiwiar
A’i
Waorani
Ts’achila
Awa
Achuar
Chachi
Shuar
Kichwa
Otros pueblos
indígenas
(kichwas)
Ignorado
Amazonía
Llanura Costera
del Pacífico
Amazonía
Andes y
Amazonía
Colombia, Perú
Colombia
Colombia
Perú
Argentina, Bolivia,
Colombia, Chile,
Perú
Censo 2001
criterio lengua
hablada
Censo 2001
criterio
pertenencia
Número de
población
según
CODENPE
y CONAIE*
Lengua / Familia
lingüística
s. d. Shimingae/Zápara
(probablemente extinto)
250 sia pedee/Chocó
112
65
192
400
720
989
1.678
2.021
346
544
612
1.044
1.534
1.484
900
780
697
1.000
2.200
2.640
2.350
3.283
3.082 awapit/Barbacoa
3.641
7.131
2.404
5.465
5.440 achuar chicham/Jívaro
8.040 ch’apalaachi/Barbacoa
48.989
499.292
52.697
408.365
Andes
zápara/Záparo
paicoca/Tukano
shiwiar chicham/Jívaro
a’ingae/independiente
wao tiriro/independiente
tsafiqui/Barbacoa
110.000 shuar chicham/Jívaro
3’947.380 kichwa/Quechua
328.956
15.027
23.589
Fuente: Atlas Sociolingüístico de Pueblos Indígenas de América Latina. Fichas Nacionales.
Marleen Haboud y Luis Enrique López, 2009.
* Consejo de Desarrollo de las Nacionalidades y Pueblos del Ecuador. www.codenpe.gov.ec. Consulta 20.01.10. Solamente la cifra de «nacionalidad Kichwa» y
«otros pueblos» fue obtenida de la CONAIE.
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Los siguientes censos no han realizado preguntas sobre
el idioma o sobre cómo se consideran étnicamente. En
este censo se trataba de determinar el idioma de todas
las personas de seis años y más; se registraron seis idiomas indígenas: «Quichua, «Jíbaro» Shuar, Achuar, Cayapa
(Chachi), y Záparo. El censo advierte que la ausencia de
otros idiomas se debe a la huída de los indígenas, de las
personas que realizaban el censo» (KNAPP, 1991).
En el censo de 1950 se diferencia entre el castellano, quichua, cayapa, jíbaro y otros dialectos; la lengua denominada como cayapa, en 1950, se ubicaba en la provincia
de Esmeraldas, que corresponde a la actual división política administrativa del país. La población que hablaba
lengua jíbaro en 1950 (Shuar y Achuar) se localizaba en
las provincias de Pichincha, Sucumbíos, Pastaza y Zamora Chinchipe, teniendo su mayor predominancia en
Morona Santiago.
En el mapa correspondiente a la lengua Kichua que en
aquél entonces se escribía Quechua, sus hablantes se
ubicaban en la Sierra y se extendía hacia la Amazonía.
Con relación a la lengua que corresponde al castellano
se observa su predominancia en las provincias de Pichincha y Guayas, seguidas por las otras provincias y en
menor proporción en la Amazonía. En el mapa de habitantes que hablan otras lenguas –según este censo– se
ubican en la Amazonía, en la provincia de Imbabura, Cañar, El Oro, Guayas y la provincia de Santa Elena según
la división política administrativa actual.
Mapa 1. Representación del Dominio del Quichua de la Sierra en el año 1950
Fuente: Knapp 1991.
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En 1989, la Confederación de Nacionalidades Indígenas
del Ecuador–CONAIE, entregó la representación que se
observa en el mapa 2, y muestra varios polígonos que
trataban de representar la población de los grupos indí-
genas. Es importante aclarar que no representa la lengua
sino la auto identificación étnica. En este contexto este
proyecto tenía como reto representar la localización de
las lenguas ancestrales del Ecuador.
Mapa 2. Representación de las nacionalidades indígenas del Ecuador.
Fuente: CONAIE, 1989.
Representación cartográfica de la lengua
según el censo 2001
Mapa de nacionalidades y pueblos del
Ecuador y localización de las lenguas
Para realizar esta representación cartográfica se recurrió
al censo del 2001. En la boleta censal sobre datos de la
población, se pregunta al jefe o jefa del hogar la «LENGUA QUE HABLA y CÓMO SE CONSIDERA ÉTNICAMENTE», (imagen 1) al igual que al resto de las personas que
conforman el hogar encuestado.
En el componente geolinguistico del Proyecto Oralidad y
Modernidad de la PUCE, que dirige la Dra. Marleen Haboud, se generaron los mapas de Nacionalidades y Pueblos del Ecuador y el mapa de localización de Lenguas del
Ecuador a nivel de parroquia según la división político
administrativa de 2009, vigente en el país; este proyecto
contó con el apoyo de la Fundación Garabide y la Municipalidad de Biskaia de España (mapas 3 y 4).
El «Mapa de localización de Nacionalidades y Pueblos indígenas del Ecuador» se generó tomando como fuente el
SIDENPE, SENPLADES y el INEC; se representó cada nacionalidad y pueblo a nivel parroquial y se visualizó en la
malla administrativa provincial. El «Mapa de localización
de las lenguas de los pueblos y nacionalidades del Ecuador» muestra justamente la variable lengua basada en la
información generada por las instituciones antes mencionadas, localizando a sus hablantes a nivel de parroquia en
la malla provincial al igual que el mapa previo.
Imagen 1. Extracto de la boleta censal de 2001.
Fuente: INEC, 2001.
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Mapa 3. Localización de Nacionalidades y Pueblos indígenas del Ecuador
Fuente: Proyecto PUCE 2010.
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Mapa 4. Localización de lenguas de las Nacionalidades y Pueblos indígenas del Ecuador
Fuente: Proyecto PUCE 2010.
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Un parámetro que también se considera relevante en
este proyecto es la representación de la autoidentificación étnica, para lo cual tomando los datos del censo del
2001, se procedió a generar varios mapas de autoiden-
tificación a nivel cantonal, aclarando el hecho de que a
pesar de que se autoidentifiquen como un grupo étnico
en particular no necesariamente hablan una lengua ancestral (imagen 2).
Imagen 2. Representación de autoidentificación de las Nacionalidades del Ecuador a nivel cantonal
Elaboración: Fernando Pavón.
Fuente: Censo 2011.
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Sondeo sociolingüístico aplicado a la comunidad
Salasaca de la provincia de Tungurahua
La segunda etapa del estudio fue de carácter descriptivo y se aplicó a un grupo de 42 personas de cinco
comunidades Salasacas, a participantes mayores de 14
años; para la muestra se seleccionó el 10% del total de
familias de cada comunidad. En el mapa 5 se observa
que la población autoidentificada con el pueblo Salasaca –que pertenece a la nacionalidad Quichua– se concentra en la provincia de Tungurahua, según el censo
de 2001. Es importante indicar que cuando se realizó
esta investigación, no se había realizado el censo 2010,
en el que también se consideró la variable lengua.
El pueblo Salasaca se localiza, preferentemente, en el
cantón Pelileo (mapa 6). La población de la parroquia
Salasaca es indígena en su mayoría; la gente se dedica
principalmente a las actividades agrícolas para autoconsumo y a la producción artesanal. Una de las expresiones culturales que identifica a los salasacas es el
tejido de tapices con diferentes motivos y diseños, elaborados en telares manuales, que relatan sus vivencias.
Según el Municipio de, Pelileo en 2005 (PERICHE, 2010)
existían alrededor de 717 talleres y 1.233 tejedores que
representan el 69% de la población masculina, con una
producción aproximada de 5.900 tapices, mientras que
las mujeres ayudaban a preparar los elementos para la
producción del hilo, el teñido de la lana, preparación
del algodón; también confeccionan prendas de vestir,
como ponchos, anacos, fajas, chales o bayetas.
Mapa 5. Población indígena del Ecuador autoidentificada con el pueblo Salasaca
Fuente: Censo, 2001.
Elaboración: Fernando Pavón.
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Con respecto a la población Salasaca total, de las 24 comunidades que conforman el pueblo Salasaca no existen
al momento cifras exactas. Según CODENPE hay unas
12.000 personas. Se considera que al menos un 80% de
la población es bilingüe kichwa-castellano o castellanokichwa. Este dato, sin embargo, tampoco ha sido confirmado.
Mapa 6. Representación cartográfica de las comunidades del pueblo Salasaca, cantón Pelileo
Fuente: IGM. Carta topográfica de Ambato y SENPLADES.
Elaboración: Fernando Pavón.
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Metodología para el sondeo sociolingüístico con el
pueblo Salasaca
En el grupo de personas entrevistadas (42) se incluyó a
las siguientes comunidades: Wasalata, Chilcapamba, Cochapamba, Manguiwa y Wamanloma. Al mismo tiempo
se entrevistó a dirigentes comunitarios y personal relacionado con centros educativos bilingües. Se hicieron observaciones de instancias comunicativas con el fin de determinar la(s) lengua(s) hablada(s) por la población en su
vida diaria. Esta información fue depurada, se ingresaron
los datos en una hoja de cálculo y luego se realizaron los
análisis estadísticos en el programa SPSS. A continuación
se muestran los principales resultados para establecer la
tendencia y la vitalidad de la lengua Kichwa en el pueblo
Salasaca.
Tres cuartas partes de los encuestados reconocieron al
kichwa como su lengua materna; sin embargo 23.8%
también reconocieron a las dos lenguas, kichwa y castellano, como maternas. Este dato debe tenerse en cuenta,
sobre todo porque en opinión de Marleen Haboud (2010),
«[…] el bilinguismo en nuestras comunidades, tiende a ser
substractivo. Esto podría incrementar el uso del castellano en la familia y por tanto se esperaría que la lengua
Kichwa sea vulnerada más rápidamente» (mapa 7).
Mapa 7. Representación de la lengua materna de los habitantes encuestados en Salasaca
Fuente: IGM. Carta topográfica de Ambato y SENPLADES.
Elaboración: Fernando Pavón.
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En el gráfico 1 se representó la preferencia al usar la
lengua por los grupos generacionales, lo que a su vez
permite advertir la tendencia del uso del Kichwa en la
comunidad Salasaca. Los jóvenes son los que mayoritariamente usan el castellano y en menor proporción la
lengua materna.
Gráfico 1. Preferencia al usar la lengua por grupos generacionales
Fuente: Trabajo de campo 2010.
Elaboración: O. Mayorga.
En el gráfico 2 se representaron los ámbitos en los que
se usa la lengua. En este caso es evidente que el Kichwa
se mantiene en las ceremonias tradicionales, reuniones
comunitarias, con la autoridad y en algunos casos en la
iglesia. Por otro lado, el español es utilizado en entornos
como el trabajo, hospital y ciudad.
Gráfico 2. Ámbitos en los que se usa la lengua
Fuente: Trabajo de campo, 2010.
Elaboración: O. Mayorga.
Se considera importante analizar el uso y el rol de las nuevas tecnologías para determinar la vitalidad y tendencia
de las lenguas ancestrales del Ecuador, y en este caso del
pueblo Salasaca. Como es conocido las lenguas ancestrales han sido de tradición oral y no es raro que las tecnologías como el fax, chat, correo electrónico, en muchas
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de estas nacionalidades no sea utilizada, y en otros casos estos dispositivos (ej. celular) incorporen plantillas en
idiomas como el español y muchas veces en inglés, lo que
«obliga» en cierto modo a utilizar el idioma predeterminado en dichos dispositivos. En el gráfico 3 se evidencia el
uso de dispositivos modernos principalmente en español.
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Gráfico 3. Uso de la tecnología y la lengua en la comunidad Salasaca
Fuente: Trabajo de campo, 2010.
Elaboración O. Mayorga.
Conclusiones
De acuerdo a los objetivos planteados se logró determinar, a través de diferentes fuentes de información, la
localización de las lenguas ancestrales del Ecuador y su
representación gráfica con algunos limitantes. Por ejemplo, la representación de todos los censos del Ecuador no
fue posible debido a que los únicos censos que poseen
información relacionada con la lengua que se habla corresponden a 1950 y 2001. Con la información de estos
censos se estableció que la influencia de la lengua Quichua – que en 1950 ocupaba toda la Sierra y una parte
de la Amazonía, se ha extendido a todo el Ecuador, siendo
la lengua ancestral que más personas hablan en relación
con las otras.
El mapa de nacionalidades y pueblos del Ecuador no
coincide con el de la localización de las Lenguas del Ecuador, porque el hecho de que una persona pertenezca a
una nacionalidad no necesariamente indica que habla la
lengua de dicha nacionalidad o pueblo.
La representación de los mapas temáticos se realizó en
algunos casos a nivel parroquial y en otros a nivel cantonal y provincial. Las fuentes principales de información
fueron el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos
(INEC), Secretaría Nacional de Planificación del Ecuador
(SENPLADES), SIISE, SIDENPE, etc.
En el caso de las comunidades del pueblo Salasaca la tendencia de la lengua, como se evidencia en los gráficos y
tablas que fueron parte del análisis, es negativa: las nuevas generaciones cada vez muestran menos preferencia
por el uso de la lengua ancestral a lo que contribuye también la tecnología. Sin embargo, es importante indicar
que en ciertos ámbitos, como en las reuniones comunitarias y las ceremonias tradicionales, la lengua ancestral
se sigue manteniendo. La representación cartográfica fue
limitada debido a que en la cartografía a escalas grandes es necesario levantar la información porque no está
disponible en las instancias generadoras de cartografía
básica, como el Instituto Geográfico Militar.
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Análisis aleatorio de la variabilidad climática
en el Ecuador en los últimos 30 años
Svetlana Zavgorodniaya*
Recibido: junio 15/11. Aprobado: agosto 10/11
Resumen
Antecedentes y justificación
En las últimas décadas tanto la gente común como la
comunidad científica han percibido y detectado un cambio climático. Un aspecto en que se centra el artículo
es la variabilidad de las precipitaciones y temperaturas
media anuales en el Ecuador, con los datos de las catorce estaciones del INAMHI escogidas aleatoriamente
ubicadas en la Costa, Sierra y Amazonia.
Los valores y gráficos sobre las temperaturas medio
anuales deducen que no existe un aumento paulatino
de las temperaturas medio anuales en el territorio ecuatoriano.
La variabilidad interanual de las precipitaciones es muy
marcada como se da en el caso Portoviejo, 213.9 mm
en 1988 y 1789.2 mm el 1983, también la Sierra y la
Amazonia se caracterizan por la variabilidad interanual
muy marcada.
En la Costa existe una correlación de la temperatura media anual y la precipitación media anual; en la Sierra los
coeficientes de correlación varían entre -0,5 y 0,1 lo que
no permite llegar a una conclusión consistente. La Amazonia no dispone de información suficiente.
Por los expuesto anteriormente se sugiere buscar propias alternativas para la exploración e interpretación de
modelos climáticos en el Ecuador, y que estas sean un
insumo para las predicciones del cambio climático global.
«Desde hace al menos tres décadas la gente ha percibido
un cambio climático: las lluvias son más irregulares, las
épocas de calor son más calurosas, las épocas de frío
son más intensas, etc. Alrededor de 1980, la comunidad
científica determinó que la temperatura global estaba
aumentada desde comienzos del siglo XX, aunque estaba en duda si esto se debía al impacto humano o era
un ciclo natural normal… tema aún en debate. Sin embargo, no sólo muchas predicciones de los efectos han
resultado erróneas, sino que en realidad no se sabe con
certeza si tales predicciones realmente ocurrirán.» (BERALDI, 2009).
«Actualmente se inició la fase de inestabilidad por algunos años hasta el inicio del futuro enfriamiento estable,
la temperatura hasta el año 2013 fluctuará en alrededor
del máximo alcanzado y a continuación no subirá considerablemente. Los cambios de las condiciones climáticas van a manifestarse irregularmente, dependiendo de
la latitud del lugar. En menor grado, la disminución de
la temperatura afectará la zona ecuatorial de la Tierra
e influirá fuertemente en las de clima templado, pero
en general va a tener consecuencias muy serias y desde ahora tenemos que empezar a prepararnos, ya que
prácticamente no tenemos tiempo de reserva.» (ABDUSSAMATOV, 2009).
Los cambios de las condiciones climáticas van a manifestarse irregularmente en los próximos años, dependiendo de la latitud del lugar. La pregunta que se plantea
en este artículo es: ¿cómo se manifiestan los principales
elementos que determinan el clima en la zona ecuatorial
y particularmente en el territorio del Ecuador?
Palabras clave
Cambio climático, la variabilidad de las precipitaciones
y temperaturas media anuales, Ecuador, modelos climáticos.
* Escuela de Ciencias Geográficas PUCE, Quito, Ecuador: [email protected]
R E V I S TA D E L A E S C U E L A D E C I E N C I A S G E O G R Á F I C A S P U C E - N o . 3 d e 2 0 1 1
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Análisis aleatorio de la variabilidad climática en el Ecuador en los últimos 30 años
Z AV G O R O D N I AYA , S V E T L A N A
Un aspecto que trata el artículo es la atención a la variabilidad y particularmente las modificaciones (reducción o aumento y variabilidad interanual) de los valores
de precipitaciones y temperaturas medio anuales, ya
que estos pueden afectar las relaciones entre la naturaleza y la sociedad, sin perder de vista que los episodios anómalos están generalmente relacionados con el
fenómeno de El Niño. Con el procesamiento y análisis
de la información climática seleccionada (INAMHI) se
pretende establecer las tendencias o modificaciones
climáticas en los últimos treinta años. Los datos obtenidos y analizados corresponden a catorce estaciones.
Esta información es tomada desde los anuarios meteorológicos existentes en el Laboratorio de Cartografía de
la Escuela de Ciencias Geográficas e Información del
INAMHI, especialmente para el año 2009, todavía no
disponible para el público en general.
Tabla 1. Información utilizada – Estaciones INAMHI
No.
Código
Nombre
Tipo
Latitud
Longitud
Altitud m.s.n.m.
1
M004
Rumipamba
AG
010105 S
783532 W
2.680
2
M005
Portoviejo
AG
010226 S
802754 W
46
3
M006
Pichilingue
AG
010600 S
792754 W
120
4
M007
Nuevo Rocafuerte
AG
005500 S
752500W
265
5
M037
Milagro (Ingenio Valdez)
AG
020656 S
793557 W
13
6
MA2T
Tomalón
AG
000200 N
781400 W
2.790
7
M009
La Victoria – Guayllabamba
CO
000336 N
781202 W
2.262
8
M123
El Corazón
CO
010802 S
790432 W
1.471
9
M124
San Juan La Maná
CO
005459 S
791444 W
215
10
M130
Chillanes
CO
015832 S
790348 W
2.330
11
M154
Cayapas
CO
005128 N
785744 W
55
12
M165
Rocafuerte
CO
005521 S
802655 W
20
13
M024
Iñaquito
CP
001000 S
782900 W
2.789
14
M025
La Concordia
CP
000136 N
792217 W
379
Elaboración: S. Zavgorodniaya.
Tendencias en la variabilidad de las
temperaturas y precipitaciones
Para interpretar las tendencias en la variabilidad de las
temperaturas y precipitaciones anuales se analiza la
información de series de tiempo entre los años 1981
y 2009, correspondientes a catorce estaciones de tipo
agrometeorológica, climática principal y climática ordinaria, ubicadas en distintas áreas de la Costa, Sierra y
Amazonia.
El procesamiento estadístico de la información compilada se realiza para:
•Verificar
la variabilidad anual de las temperaturas en
el periodo de estudio y analizar sus tendencias.
•Verificar la variabilidad anual de las precipitaciones en
los años regenerados y analizar sus tendencias.
•Correlacionar la temperatura media anual con la precipitación media anual en los años registrados.
•Para la Costa se consideraron ocho estaciones ubicadas entre 13 y 379 m.s.n.m., con distancias entre 5 y
60 |
90 km desde el perfil litoral. En la Sierra se interpreta
información de seis estaciones, considerando su ubicación en las vertientes occidentales, medio interandino y vertientes orientales, y por supuesto tomando
las cuotas de altitud. Para la Amazonia se dispone de
una estación ubicada en el extremo oriental del territorio nacional.
Variabilidad de la temperatura media anual
y las tendencias
Para la Costa, a partir de la información de las estaciones
respectivas, verificando los valores y gráficos sobre las
temperaturas medio anuales, se puede determinar que
en Cayapas en N–NE de la Costa la temperatura casi no
varía y es alrededor de 26 °C; en La Concordia existe una
tendencia de crecimiento desde el año 1985 hasta el año
1997, alcanzando su máximo valor de 25,3 °C en el año
1997 y a partir de este último año la tendencia marca la
bajada hasta el año 2009. Dos sectores de la Costa, uno
–correspondiente a Portoviejo y Rocafuerte– y otro –co-
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Análisis aleatorio de la variabilidad climática en el Ecuador en los últimos 30 años
Z AV G O R O D N I AYA , S V E T L A N A
rrespondiente a Pichilingue, La Mana y Milagro– muestran variaciones considerables con el alza en los años de
la presencia del Fenómeno de El Niño (1981–1982, 1997–
1998), mientras que en otros años fluctúa alrededor de
24–25–26 °C, respectivamente.
En la Sierra, en las vertientes occidentales la temperatura media anual varía con la altitud. Para la estación
de El Corazón hay una tendencia marcada de alza entre
los años 1981–1998, alcanzando su máximo de 19,1 °C
en 1998, con una bajada a 17,8 °C en el año siguiente y
desde entonces fluctúa alrededor de 18 °C. La estación de
Chillanes se caracteriza por la variabilidad dentro de decimales del grado centígrado, alcanzando una máxima de
14,8 °C en el año 2005. En la estación Rumipamba, ubicada en el medio interandino, la máxima temperatura de
14,7 °C se registró en 1998; las fluctuaciones para otros
años están dentro de decimales del grado centígrado.
Para los sectores ubicados al N–E de Quito en los sitios
Tomalón y La Victoria la disponibilidad de datos inicia en
1990 y 1998, respectivamente; aun siendo así se puede
hablar de una tendencia de leve bajada de las temperaturas anuales para los últimos diez años, las más altas
registradas corresponden al año 1998 para Tomalón, y
para La Victoria corresponde al año 2003.
En la Amazonia baja –particularmente en el extremo
oriental– se puede observar una tendencia de leve subida de la temperatura media anual, entre los años 1981–
1998, en los últimos 10 años existe mínima variabilidad
alrededor de 25,5–26 °C.
De lo expuesto anteriormente se puede deducir que no
existe el aumento paulatino de temperaturas medio
anuales en el territorio representado en los últimos 20–
30 años.
Variabilidad de la precipitación media anual
y tendencias
En la Costa la variabilidad interanual para las precipitaciones medio anuales es marcada de la siguiente manera:
Tabla 2. Estaciones región Costa
Estación
Precipitación mín. (año)
Cayapas
Precipitación máx. (año)
759,5 mm (1993)
5.306,4 mm (1983)
2.037,1 mm (1985)
7.187,6 mm (1997)
Portoviejo
213,9 mm (1988)
1.789,2 mm (1983)
Rocafuerte
143,3 mm (1990)
1.689,0 mm (1983)
Pichilingue
414,2 mm (1995)
4.942,5 mm (1997)
San Juan La Maná
338,2 mm (1992)
5.744,4 mm (1983)
Milagro
333,2 mm (1995)
4.130,4 mm (1998)
La Concordia
Elaboración: S. Zavgorodniaya.
La Sierra también se caracteriza por la variabilidad interanual para las precipitaciones anuales:
Tabla 3. Estaciones región Sierra
Estación
Precipitación mín. (año)
Precipitación máx. (año)
Corazón
806,8 mm (1981)
3.934,0 mm (1999)
Chillanes
406,9 mm (2000)
406,9 mm (2000) – 1.976,7 mm (1982)
Rumipamba
173,3 mm (1990)
739,0 mm (2000)
Iñaquito
757,1 mm (1987)
1.530,4 mm (1999)
Tomalón
358,8 mm (1990)
784,3 mm (2000), varían entre 400–800 mm
La Victoria
239,7 mm (1998)
770,1 mm (2006), varían entre 300–750 mm
Elaboración: S. Zavgorodniaya.
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Análisis aleatorio de la variabilidad climática en el Ecuador en los últimos 30 años
Z AV G O R O D N I AYA , S V E T L A N A
En la Amazonia las precipitaciones medio anuales en
Nueva Rocafuerte son de 1973,1 mm (mínima en 1983)
– 3374,1 mm (máxima en 1982) y varían entre 3000–
3400 mm.
Correlación entre la temperatura media
anual y la precipitación media anual
En la Costa el coeficiente de la correlación 0,6–0,7 afirma la existencia de la correlación entre la temperatura
y precipitación medio anuales en el sector de Pichilingue–La Mana–Milagro. El coeficiente de la correlación
0,8 corresponde a la estación de La Concordia con 379
m.s.n.m. En el área más cercana al litoral de Portoviejo–Rocafuerte el coeficiente de 0,4–0,5 demuestra baja
correlación entre las variables analizadas.
Para la Sierra los coeficientes de correlación varían entre -0,5 y 0,1, lo que no permite llegar a una conclusión
consistente. La disponibilidad de la información en una
sola estación en la Amazonia (Nuevo Rocafuerte) indica
62 |
que no existe la correlación entre la temperatura y precipitación media anual en este lugar (tablas y gráficos 2.1
y 2.14, correlación entre la temperatura y precipitación
media anual).
En conclusión cabe señalar que aunque falta completar
las series de datos para las estaciones procesadas, así
como su cobertura total a nivel nacional, en esta primera
fase de investigación los resultados obtenidos muestran
una versión sobre el comportamiento de las temperaturas medio anuales en el territorio ecuatorial, sin su aumento tendencial. Por lo expuesto surge la necesidad de
buscar alternativas propias para la extrapolación e interpretación de los modelos climáticos locales–regionales,
y para que estas sean un insumo en los modelamientos
para las predicciones de cambio climático global (Tabla 3: información de las temperaturas medio anuales
1981–2009). Dos estaciones (Tomalón y La Victoria) presentan sus series más recientes).
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Análisis aleatorio de la variabilidad climática en el Ecuador en los últimos 30 años
Z AV G O R O D N I AYA , S V E T L A N A
Cuadros y gráficos 2.1 y 2.14
Correlación entre la temperatura y precipitación media anual
Año
Temp.
Precip.
1981
25.7
2227.3
1982
26.1
2344.7
1983
26.6
5306.4
1984
26.0
3929.1
1985
25.6
2266.5
1987
26.3
2919.6
1988
25.8
3319.4
1989
25.9
3267.1
1990
26.0
2540.3
1991
26.2
3587.0
1992
26.3
3269.7
1993
25.9
759.5
1982
24.5
4154.4
1994
26.1
4072.0
1983
25.1
6125.3
1995
25.8
2911.5
1984
23.7
3014.0
1996
25.7
2325.9
1985
23.5
2037.1
1997
26.1
3590.4
1986
23.9
3153.2
1998
26.4
5175.0
1987
24.7
4311.0
1999
26.2
4301.4
1988
23.8
2621.7
2000
26.2
2947.9
1989
23.8
2979.8
2001
26.1
3239.4
1990
24.1
2522.4
2002
25.9
2126.0
1991
24.6
3242.6
2003
26.1
4411.8
1992
25.0
3525.6
2004
26.2
5251.9
1993
24.7
3754.7
2005
26.2
2391.1
1994
24.4
3309.9
2006
26.2
3588.2
1995
24.2
2887.2
2007
26.0
3264.0
1996
23.8
2279.7
1997
25.3
7187.6
1998
25.1
5214.8
1999
23.9
3354.1
2000
23.8
2282.3
2001
24.2
2722.0
2002
24.7
3803.3
2003
24.7
3308.6
2004
24.4
2362.6
2005
24.4
2369.6
2006
24.5
2785.1
2007
24.2
3783.6
2008
24.0
3198.3
0,637186
Año
Elaboración: S. Zavgorodniaya.
0,769889
R E V I S TA D E L A E S C U E L A D E C I E N C I A S G E O G R Á F I C A S P U C E - N o . 3 d e 2 0 1 1
Temp.
Precip.
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Z AV G O R O D N I AYA , S V E T L A N A
Año
Temp.
Precip.
1981
24.9
668.8
1982
26.4
326.3
1983
26.2
1789.2
1984
24.7
363.5
1985
24.6
327.8
1986
25.0
485.7
1987
25.8
685.4
1988
25.2
213.9
1989
24.6
655.9
1990
25.4
217.4
1991
25.9
258.9
1992
25.2
945.4
1981
25.0
260.0
1993
25.7
373.5
1982
25.9
208.8
1994
25.2
490.5
1983
26.2
1689.0
1995
25.2
399.5
1984
25.2
605.4
1996
25.2
399.5
1985
24.8
219.2
1997
26.6
1350.9
1986
25.1
309.4
1998
25.9
1699.0
1987
25.9
560.3
1999
24.7
647.4
1988
25.1
197.7
2000
25.0
347.4
1989
24.7
532.4
2001
24.9
495.2
1990
25.0
143.3
2002
25.3
710.4
1991
25.4
167.3
2003
25.4
327.6
1992
25.1
793.7
2004
25.6
357.8
1993
25.3
348.5
2005
25.3
627.7
1994
25.0
404.9
2006
25.8
408.5
1995
25.2
191.1
2007
25.0
408.5
1996
24.6
285.1
2008
25.1
388.7
1997
26.7
1110.9
1998
26.0
1501.8
1999
24.8
740.0
2000
25.0
325.0
2001
25.2
596.8
2002
25.5
705.2
2003
25.8
300.7
2004
25.8
269.7
2005
25.1
585.0
2006
25.3
380.5
2007
25.1
235.6
64 |
0,445754
Año
Elaboración: S. Zavgorodniaya.
0.548171
R E V I S TA D E L A E S C U E L A D E C I E N C I A S G E O G R Á F I C A S P U C E - N o . 3 d e 2 0 1 1
Temp.
Precip.
Análisis aleatorio de la variabilidad climática en el Ecuador en los últimos 30 años
Z AV G O R O D N I AYA , S V E T L A N A
Año
Temp.
Precip.
1981
24.3
1540.9
1982
25.2
2620.8
1983
26.8
4351.2
1984
24.9
1787.3
1985
24.6
1333.8
1986
24.7
1828.0
1987
25.6
2497.8
1988
24.8
1667.3
1989
24.5
2234.2
1990
25.1
1401.8
1991
25.3
1855.0
1992
25.2
3086.0
1993
25.3
2398.1
Año
1994
24.6
1940.3
1981
23.9
1905.3
1995
25.5
414.2
1982
24.4
4008.1
1996
24.9
1557.3
1983
25.3
5744.4
1997
26.2
4942.5
1984
23.9
2565.9
1998
25.8
4790.9
1985
23.6
1812.1
1999
24.5
2510.0
1986
23.9
2535.8
2000
24.5
1686.5
1987
25.0
3511.0
2001
24.7
1867.1
1988
23.4
2325.9
2002
25.1
2526.2
1989
24.0
2777.7
2003
25.0
1998.9
1990
23.3
1277.1
2004
25.2
1412.3
1991
24.3
1951.6
2005
25.0
1253.2
1992
24.3
338.2
2006
25.2
1680.4
1993
24.3
2329.6
2007
24.8
1540.9
1995
24.3
2329.6
2008
24.9
2229.0
1996
23.8
2260.0
1997
25.0
3295.6
1998
25.0
4745.8
1999
23.7
3143.9
2000
23.6
2330.2
2001
23.7
3017.5
2002
24.2
3680.3
2003
24.1
2879.8
2004
24.2
2412.6
2005
24.0
1386.6
2006
24.2
3471.3
0.658058
Elaboración: S. Zavgorodniaya.
0.640294
R E V I S TA D E L A E S C U E L A D E C I E N C I A S G E O G R Á F I C A S P U C E - N o . 3 d e 2 0 1 1
Temp.
Precip.
| 65
Análisis aleatorio de la variabilidad climática en el Ecuador en los últimos 30 años
Z AV G O R O D N I AYA , S V E T L A N A
Año
Temp.
Precip.
1981
24.6
977.3
1982
26.1
967.1
1983
26.6
3827.1
1984
25.3
1307.1
1985
25.2
524.8
1986
24.9
1170.8
1987
26.0
2272.8
1988
25.4
1174.5
1989
24.9
1573.7
1990
25.4
793.2
1991
25.7
833.0
1981
17.7
806.8
1992
25.5
2359.0
1982
17.5
3024.6
1993
25.5
1780.8
1983
18.0
3142.5
1994
25.1
1224.5
1984
18.0
1751.2
1995
25.7
333.2
1985
17.9
2153.6
1996
25.2
826.9
1986
18.0
1982.3
1997
26.7
3549.6
1987
18.5
1760.4
1998
26.2
4130.4
1988
18.5
1392.5
1999
24.8
995.4
1989
18.0
2965.7
2000
24.9
930.1
1990
18.1
990.9
2001
24.8
1698.1
1991
18.2
1069.1
2002
25.6
1593.6
1992
18.3
1250.9
2003
25.7
798.6
1993
18.5
1574.4
2004
25.5
943.1
1994
18.9
1967.0
2005
25.5
786.5
1995
18.4
2399.8
2006
25.6
1534.1
1996
18.2
2009.2
2007
25.5
983.3
1997
18.6
3415.4
2008
25.4
2086.0
1998
19.1
2183.0
1999
17.8
3934.8
2000
17.8
2351.3
2001
18.1
2218.3
2002
18.0
2653.5
2003
18.1
1757.1
2004
18.0
2147.7
2005
18.1
1511.1
2006
18.1
2291.5
2007
17.8
1833.2
2008
17.5
3222.5
66 |
0.615095
Año
Elaboración: S. Zavgorodniaya.
-0.22545
R E V I S TA D E L A E S C U E L A D E C I E N C I A S G E O G R Á F I C A S P U C E - N o . 3 d e 2 0 1 1
Temp.
Precip.
Análisis aleatorio de la variabilidad climática en el Ecuador en los últimos 30 años
Z AV G O R O D N I AYA , S V E T L A N A
Año
Temp.
Precip.
1981
14.4
635.1
1982
13.9
1976.7
1983
14.7
1661.8
1984
13.6
1000.3
1985
13.8
542.0
1986
14.0
840.5
1987
14.0
874.7
1988
13.5
1031.3
1989
13.4
1098.3
1990
13.3
461.3
1991
14.0
751.7
1981
13.8
362.8
1992
14.0
792.2
1982
14.4
700.0
1993
14.1
1045.3
1983
14.5
510.7
1994
14.5
846.7
1984
13.6
686.0
1995
14.4
567.5
1985
13.7
498.8
1996
14.2
581.2
1986
13.9
451.7
1997
14.2
857.2
1987
14.4
475.5
1998
14.4
833.4
1988
13.8
635.2
1999
14.0
745.5
1989
13.6
583.7
2000
13.6
406.9
1990
14.1
173.3
2001
14.0
582.7
1991
14.2
485.0
2002
13.8
844.1
1992
14.1
467.2
2003
14.2
763.5
1993
14.2
643.8
2004
14.2
804.0
1994
14.1
510.7
2005
14.8
654.4
1995
14.5
445.2
2006
13.9
1037.3
1996
14.0
591.8
1997
14.4
499.4
1998
14.7
560.8
1999
13.8
720.9
2000
13.6
739.0
2001
14.0
383.2
2002
14.2
529.7
2003
13.5
442.0
2004
14.2
435.6
2005
14.3
515.8
2006
14.0
659.4
2007
13.9
506.3
2008
13.7
864.3
0.057501
Año
Elaboración: S. Zavgorodniaya.
-0.27345
R E V I S TA D E L A E S C U E L A D E C I E N C I A S G E O G R Á F I C A S P U C E - N o . 3 d e 2 0 1 1
Temp.
Precip.
| 67
Análisis aleatorio de la variabilidad climática en el Ecuador en los últimos 30 años
Z AV G O R O D N I AYA , S V E T L A N A
Año
Temp.
Precip.
1981
13.9
945.0
1982
14.6
1290.8
1983
14.9
1237.3
1984
13.8
1191.3
1985
14.6
826.5
1986
14.6
826.5
1987
15.3
757.1
1988
14.4
1266.2
1989
14.3
933.5
1990
15.1
854.4
1991
15.0
901.5
1992
15.2
836.4
1993
14.8
1386.3
1994
14.9
1246.3
1995
14.9
1069.7
1996
14.5
1320.8
1997
15.2
1130.5
1998
15.5
1009.0
1999
14.2
1530.4
2000
14.4
1106.1
Año
2001
15.1
868.4
1990
15.2
358.8
2002
15.3
1075.5
1991
15.2
650.2
2003
15.4
996.6
1992
15.3
459.2
2004
15.3
840.7
1993
14.9
540.5
2005
15.4
881.8
1994
14.9
783.9
2006
15.2
1250.4
1995
15.1
638.2
1996
14.5
758.9
1997
15.3
612.0
1998
15.4
548.1
1999
14.2
724.5
2000
14.2
784.3
2001
15.0
409.5
2002
15.2
578.1
2003
14.0
481.9
2004
15.0
489.1
2005
15.0
578.0
2006
14.8
743.6
2007
14.7
617.7
-0.36947
Elaboración: S. Zavgorodniaya.
-0.40734
68 |
R E V I S TA D E L A E S C U E L A D E C I E N C I A S G E O G R Á F I C A S P U C E - N o . 3 d e 2 0 1 1
Temp.
Precip.
Análisis aleatorio de la variabilidad climática en el Ecuador en los últimos 30 años
Z AV G O R O D N I AYA , S V E T L A N A
Año
Temp.
Precip.
1998
17.2
239.7
1999
16.7
682.5
2000
16.6
695.5
2001
17.2
353.7
2002
17.6
477.9
2003
17.9
448.7
2004
16.2
380.5
2005
17.5
480.9
2006
16.0
770.1
2007
17.1
613.4
2008
16.7
727.4
-0.4897
Año
Elaboración: S. Zavgorodniaya.
0.099932
R E V I S TA D E L A E S C U E L A D E C I E N C I A S G E O G R Á F I C A S P U C E - N o . 3 d e 2 0 1 1
Temp.
Precip.
1981
24.7
2322.4
1982
25.2
3374.1
1983
25.5
1973.1
1984
25.2
1994.4
1985
25.4
2438.0
1986
25.0
3019.4
1987
25.6
3338.3
1988
25.5
2581.1
1989
25.4
3120.3
1990
25.4
3056.9
1991
25.5
2121.1
1992
25.6
2634.3
1993
25.4
3221.9
1994
25.4
2882.9
1995
26.0
2472.6
1996
25.6
2700.7
1997
26.0
2756.2
1998
26.2
3017.1
1999
25.5
3366.8
2000
25.8
2956.9
2001
25.6
2338.8
2002
25.8
3131.2
2003
25.7
2963.8
2004
25.9
2594.8
2005
25.9
2838.7
2006
25.7
2825.6
2007
25.7
2945.7
2008
25.4
2645.7
| 69
Análisis aleatorio de la variabilidad climática en el Ecuador en los últimos 30 años
Z AV G O R O D N I AYA , S V E T L A N A
Tabla 3. Información de las temperaturas medio anuales 1981–2009
Año
Rumipamba
Portoviejo
Pichilingue
Nuevo
Rocafuerte
Milagro
1981
13.8
24.9
24.3
24.7
24.6
1982
14.4
26.4
25.2
25.2
26.1
1983
14.5
26.2
26.8
25.5
26.6
1984
13.6
24.7
24.9
25.2
25.3
1985
13.7
24.6
24.6
25.4
25.2
1986
13.9
25.0
24.7
25.0
24.9
1987
14.4
25.8
25.6
25.6
26.0
1988
13.8
25.2
24.8
25.5
25.4
1989
13.6
24.6
24.5
25.4
24.9
1990
14.1
25.4
25.1
25.4
25.4
15.2
1991
14.2
25.9
25.3
25.5
25.7
15.2
1992
14.1
25.2
25.2
25.6
25.5
15.3
1993
14.2
25.7
25.3
25.4
25.5
14.9
1994
14.1
25.2
24.6
25.4
25.1
14.9
1995
14.5
25.2
25.5
26.0
25.7
15.1
1996
14.0
25.2
24.9
25.6
25.2
14.5
1997
14.4
26.6
26.2
26.0
26.7
15.3
1998
14.7
25.9
25.8
26.2
26.2
15.4
17.2
1999
13.8
24.7
24.5
25.5
24.8
14.2
16.7
2000
13.6
25.0
24.5
25.8
24.9
14.2
16.6
2001
14.0
24.9
24.7
25.6
24.8
15.0
17.2
2002
14.2
25.3
25.1
25.8
25.6
15.2
17.6
2003
13.5
25.4
25.0
25.7
25.7
14.0
17.9
2004
14.2
25.6
25.2
25.9
25.5
15.0
16.2
2005
14.3
25.3
25.0
25.9
25.5
15.0
17.5
2006
14.0
25.8
25.2
25.7
25.6
14.8
16.0
2007
13.9
25.7
24.8
25.7
25.5
14.7
17.1
2008
13.7
25.1
24.9
25.4
25.4
14.1
16.7
25.9
25.6
26.1
13.6
16.9
2009
70 |
R E V I S TA D E L A E S C U E L A D E C I E N C I A S G E O G R Á F I C A S P U C E - N o . 3 d e 2 0 1 1
Tomalón
La Victoria
Análisis aleatorio de la variabilidad climática en el Ecuador en los últimos 30 años
Z AV G O R O D N I AYA , S V E T L A N A
Elaboración: S. Zavgorodniaya.
El Corazón
La Mana
Chillanes
Cayapas
Rocafuerte
Iñaquito
17.7
23.9
14.4
25.7
25.0
13.9
17.5
24.4
13.9
26.1
25.9
14.6
24.5
18.0
25.3
14.7
26.6
26.2
14.9
25.1
18.0
23.9
13.6
26.0
25.2
13.8
23.7
17.9
23.6
13.8
25.6
24.8
14.6
23.5
18.0
23.9
14.0
26.3
25.1
14.6
23.9
18.5
25.0
14.0
25.8
25.9
15.3
24.7
18.5
23.4
13.5
25.9
25.1
14.4
23.8
18.0
24.0
13.4
26.0
24.7
14.3
23.8
18.1
23.3
13.3
26.2
25.0
15.1
24.1
18.2
24.3
14.0
26.3
25.4
15.0
24.6
18.3
24.3
14.0
25.9
25.1
15.2
25.0
18.5
24.3
14.1
26.1
25.3
14.8
24.7
18.9
24.3
14.5
25.8
25.0
14.9
24.4
18.4
24.3
14.4
25.7
25.2
14.9
24.2
18.2
23.8
14.2
26.1
24.6
14.5
23.8
18.6
25.0
14.2
26.4
26.7
15.2
25.3
19.1
25.0
14.4
26.2
26.0
15.5
25.1
17.8
23.7
14.0
26.2
24.8
14.2
23.9
17.8
23.6
13.6
26.1
25.0
14.4
23.8
18.1
23.7
14.0
25.9
25.2
15.1
24.2
18.0
24.2
13.8
26.1
25.5
15.3
24.7
18.1
24.1
14.2
26.2
25.8
15.4
24.7
18.0
24.2
14.2
26.2
25.8
15.3
24.4
18.1
24.0
14.8
26.2
25.1
15.4
24.4
18.1
24.2
13.9
26.0
25.3
15.2
24.5
17.8
23.8
13.5
26.0
25.1
15.2
24.2
17.5
23.8
13.6
26.2
25.1
14.5
24.0
17.4
24.3
13.6
25.9
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La Concordia
23.9
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Análisis aleatorio de la variabilidad climática en el Ecuador en los últimos 30 años
Z AV G O R O D N I AYA , S V E T L A N A
Variabilidad de la temperatura medio anual 1981-2009
Elaboración: S. Zavgorodniaya.
Bibliografía
ABDUSSAMATOV, H., Traducción de Svetlana Zavgorodniaya, El Sol determina el clima, CELA, PUCE, 2009.
http://issuu.com/docspuce/docs/el_sol_determina_el_clima_abdussamatov?mode=embed&viewMod
e=presentation&layout=http%3A%2F%2Fskin.issuu.
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BERALDI, H., Lo bueno y lo incierto del calentamiento
global, La Jornada de ciencia, México, 2007. http://
ciencias.jornada.com.mx/investigacion/ciencias-de-latierra/investigacion/lo-bueno-y-lo-incierto-del-calentamiento-global
INAMHI, Anuarios meteorológicos, 1981–2008.
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Riesgos por movimientos en masa en la
provincia de Imbabura
Galo Manrique1, Paulina Rosero2 y Paúl Aguilar3
Recibido: mayo 24/11. Aprobado: junio 8/11
Resumen
La presente investigación aborda la temática de los riesgos de movimientos en masa, proceso que está directamente ligado a acciones naturales y antrópicas, que
puede provocar daños y pérdidas a la población. La determinación de áreas sujetas a estos fenómenos permite
un conocimiento y planificación necesarias para lograr
la reducción de los niveles de peligro.
Palabras clave
Movimientos en masa, riesgo, vulnerabilidad.
Introducción
Este trabajo trata sobre el análisis de riesgo de movimientos en masa de los cantones de la provincia de Imbabura, con el propósito de establecer una base de conocimiento para la planificación del desarrollo de tales
ámbitos. La provincia de Imbabura está emplazada en
un medio físico con fuerte dinámica geológica y sísmica; sus características geomorfológicas, definidas por las
vertientes internas de las cordilleras occidental, oriental
y el graben interandino, han provocado diversas situaciones de desastres, como aluviones, deslizamientos,
hundimientos y terremotos.
En la actualidad, la gestión de riesgos es un proceso social complejo a través del cual se pretende lograr una
reducción de los niveles de riesgo existentes en la sociedad y el medio ambiente, fomentando procesos de
construcción de nuevas oportunidades de producción y
asentamiento en el territorio que desde su diseño garanticen condiciones de seguridad para el futuro.
La Secretaría de Gestión de Riesgos, entre sus políticas,
busca la incorporación de la gestión de riesgos en los
planes, programas y proyectos de desarrollo local, provincial, sectorial y nacional, así como en el ordenamiento
del territorio y la gestión ambiental.
La investigación está basada en la recopilación de información de tipo geológico, geomorfológico, cobertura
vegetal, suelos y clima, características socioeconómicas
y trabajos de campo. El presente trabajo se realizó a una
escala 1:50.000.
En el desarrollo se utilizaron sistemas de información
geográfica, especialmente el ArcView 9.3, como herramienta para el proceso de obtención de los mapas respectivos; todos estos trabajos fueron desarrollados por
técnicos de la PUCE.
Escuela de Ciencias Geográficas PUCE, Quito, Ecuador: [email protected]
[email protected]
3
[email protected]
1
2
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Riesgos por movimientos en masa en la provincia de Imbabura
M A N R I Q U E , G A L O ; R O S E R O , PA U L I N A ; A G U I L A R , PA Ú L
Objetivo del proyecto
El análisis de la situación de riesgo de movimientos en
masa ayuda a un mejor delineamiento de políticas de desarrollo, y permite resarcir la situación actual de riesgo en
la provincia de Imbabura.
Descripción general del área de estudio
La provincia de Imbabura se encuentra localizada en la
parte norte de Ecuador (4.353 km²) y se caracteriza por
sus actividades agrícolas, turísticas e industriales.
Sus límites provinciales son: al norte, Carchi, al sur Pichincha, al oeste Esmeraldas y al este Sucumbíos; sus
coordenadas son: 00° O7’ y 00° 52’ de latitud norte, 77°
48’ y 79° 12’ de longitud oeste en la zona 17 N.
Se divide en seis cantones: Ibarra, Otavalo, Antonio Ante,
Pimampiro, Urcuquí y Cotacachi. Según el censo del
2001 su población es de 344.044 habitantes, correspondiendo 171.830 al área urbana y 172.214 al área rural.
Mapa 1. Ubicación provincial
Elaboración: GEOPUCE.
Método para la determinación de riesgos de
movimientos en masa
Amenaza
El método a utilizar es una combinación de diversos factores que inciden en la generación de movimientos en
masa: este método se puede clasificar como empírico. Se
han tomado como referencia los trabajos de Anbalagan
y Singh (2001).
Para este trabajo se ha propuesto un sistema de clasificación basado en el análisis de factores que pueden
ocasionar movimientos en masa; se analizaron seis factores: geología, suelos, geomorfología, morfometría de
los taludes, cobertura vegetal y clima. Cada uno de estos
factores es analizado por diferentes variables a las cuales se asigna pesos diferentes para el análisis de la amenaza; en la siguiente tabla se muestra el valor máximo
que pueden obtener estas variables:
Tabla 1. Factores de susceptibilidad
Factor
Variable
Peso máximo para el análisis
Geología
Litología
1
Suelos
Textura
2
Geomorfología
Relieve
1
Morfometría
Pendiente
2
Cobertura Vegetal
Tipo de vegetación y uso
2
Clima
Precipitación
2
Elaboración: G. Manrique, P. Rosero, P. Aguilar.
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Riesgos por movimientos en masa en la provincia de Imbabura
M A N R I Q U E , G A L O ; R O S E R O , PA U L I N A ; A G U I L A R , PA Ú L
Clase 4
Las condiciones biofísicas presentan un grado de incidencia severo hacia la generación de movimientos en
masa; se clasifica como FUERTE y se asigna como clase 4.
Clase y ponderación relativa para cada variable
Este paso constituye uno de los más importantes del estudio, ya que se analiza y sistematiza cada una de las
variables indicadas. Su ponderación se realizó en base a
cuantificación en diferentes estudios y conocimientos de
la evolución de los factores utilizados dentro del país. Se
obtuvieron cinco clases dependiendo de la variable, ya
que cada una de estas tiene un indicador a ser calificado.
Clase 5
Las condiciones biofísicas presentan un grado de incidencia muy severo hacia la generación de movimientos
en masa; se clasifica como MUY FUERTE y se le asigna
como clase 5.
El primer paso para establecer esta metodología consiste
en dividir el terreno en una serie de subáreas que tienen
características similares en cada uno de los aspectos indicados. Estas áreas se definen por las diferentes pendientes existentes en la zona de estudio.
Clase 1
Se refiere a las condiciones menos favorables que presentan las variables a la generación de movimientos en masa;
se la clasifica como LIGERA y se asigna como clase 1.
Clase 2
En esta clase las condiciones son más favorables, las variables presentan un aumento a la producción de movimientos en masa; se clasifica como SUAVE y se asigna
como clase 2.
Variable Morfometría
Define las categorías del talud con base en la frecuencia de
ocurrencia de determinados ángulos particulares del talud.
Este mapa se realiza en base a las curvas de nivel y pueden dividirse en suaves, moderadas, fuertes y muy fuertes.
Mientras mayor inclinación tenga la pendiente mayor será
el riesgo a los movimientos en masa, donde la gravedad es
un factor importante. En las siguientes tablas se define la
clasificación y los valores ponderados:
Clase 3
Las condiciones biofísicas presentan un grado de incidencia mayor hacia la generación de movimientos en masa;
se clasifica como MODERADA y se asigna como clase 3.
Tabla 2. Factor Morfometría - Pendiente
Pendiente %
Descripción
Ponderación
Clase
0–12
LIGERA
0,50
1
13–25
SUAVE
0,80
2
26–40
MODERADA
1,20
3
41–70
FUERTE
1,70
4
>70
MUY FUERTE
2,0
5
Elaboración: G. Manrique, P. Rosero, P. Aguilar.
Tabla 3. Factor Geología - Litología
Litología
Ponderación
Clase
Andesitas, riolitas, dacitas
0,2
1
Granito
0,4
2
Ceniza, lapilli, pómez
0,7
3
Coluviones
0,8
4
1
5
Lutitas
Elaboración: G. Manrique, P. Rosero, P. Aguilar.
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Tabla 4. Factor Geomorfología - Relieve
Relieve
Descripción
Ponderación
Clase
<100m
Suave
0,2
1
101–300
Bajo
0,3
2
301–600
Medio
0,6
3
601–1000
Alto
0,8
4
>1000
Muy alto
1
5
Elaboración: G. Manrique, P. Rosero, P. Aguilar.
Tabla 5. Factor Suelos - Textura
Suelos
Ponderación
Clase
Arenoso
0,4
1
Areno–Arcilloso
0,6
2
Arcillo–Arenoso
1
3
Limoso
1,6
4
Arcilloso
2
5
Elaboración: G. Manrique, P. Rosero, P. Aguilar.
Tabla 6. Factor Cobertura Vegetal - Tipo de vegetación y uso
Vegetación
Ponderación
Clase
Arbórea
0,5
1
Arbustiva
0,8
2
Herbácea
1,2
3
Cultivos
1,8
4
2
5
Sin vegetación
Elaboración: G. Manrique, P. Rosero, P. Aguilar.
Tabla 7. Factor Clima - Precipitación
Precipitación
Ponderación
Clase
<250
0,2
1
250–500
0,4
2
500–1000
0,7
3
1000–2000
0,8
4
1
5
>2000
Elaboración: G. Manrique, P. Rosero, P. Aguilar.
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Para determinar el índice de susceptibilidad a los movimientos en masa se asigna a cada factor un valor de
ponderación; la sumatoria entrega este índice.
Índice de susceptibilidad (IS) = P + L + S + V + C
P = Valor de la Pendiente
L = Valor de la Litología
S = Valor de la variable Suelo
V = Valor de la Cobertura Vegetal
C = Valor de la variable Clima
Diagrama 1. Metodología aplicada para la susceptibilidad a movimientos en masa
Elaboración: G. Manrique, P. Rosero, P. Aguilar.
Vulnerabilidad
Dentro de la vulnerabilidad se pueden considerar diversos tipos, como el estructural, social, cultural, territorial,
biológico, institucional, ambiental, sanitario.
Al evaluar la vulnerabilidad se identifican las debilidades
del territorio, población, instituciones y otros. Para este
estudio se analizó la Vulnerabilidad Social y la Vulnerabilidad Antrópica, donde se involucraron los siguientes
componentes:
vidual o grupal de la población ante la ocurrencia de un
desastre natural; igualmente se expresa como la predisposición a la caída del nivel de bienestar de la población
derivada de un conjunto de factores negativos.
Para el estudio de esta vulnerabilidad se analizan los
siguientes factores: aspectos socio–económicos, socio–
demográficos, socio–culturales. Se asigna un valor de 35
puntos, repartidos de la siguiente manera:
•Vulnerabilidad
Vulnerabilidad Social
La Vulnerabilidad Social (Filgueiras, 2002) se puede definir como una capacidad insuficiente de respuesta indi-
Socioeconómica: 10
•Vulnerabilidad Demográfica: 20
•Vulnerabilidad Sociocultural: 5
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Diagrama 2. Metodología aplicada para determinar la vulnerabilidad social
Fuente: Barros, C., Saltos E. (2010).
Vulnerabilidad Antrópica
Este tipo de vulnerabilidad se entiende como el conjunto
de cambios de los asentamientos humanos, su representación espacial y grado de conectividad en cuanto
a infraestructura vial; es decir, el grado de intervención
humana sobre un territorio. Se analizó la densidad de
viviendas y vías de comunicación.
Diagrama 3. Metodología aplicada para determinar la vulnerabilidad antrópica
Fuente: Barros, C., Saltos E. (2010).
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M A N R I Q U E , G A L O ; R O S E R O , PA U L I N A ; A G U I L A R , PA Ú L
Los pesos asignados a la vulnerabilidad antrópica fueron:
•Vulnerabilidad
de viviendas: 5
•Vulnerabilidad de vías: 10
Para determinar el índice de vulnerabilidad se ha asignado a cada factor un valor de ponderación; la sumatoria
tiene un valor de 50 puntos.
Índice de vulnerabilidad (IV) = VS + VA
VS = Vulnerabilidad Social (Valor asignado: 35)
VA = Vulnerabilidad Antrópica (Valor asignado: 15 )
En este estudio las variables utilizadas para determinar
la vulnerabilidad se clasificaron de la siguiente manera:
•Zonas
con vulnerabilidad muy baja
•Zonas con vulnerabilidad baja
•Zonas con vulnerabilidad moderada
•Zonas con vulnerabilidad alta
•Zonas con vulnerabilidad muy alta
Capacidades
Aptitudes de una sociedad para anticiparse a una catástrofe y evitarla, o al menos limitar sus consecuencias. Se
refiere a las debilidades o aptitudes que presentan las
instituciones públicas involucradas dentro de la provincia para hacer frente a una amenaza natural.
Con la creación de la Secretaría de Gestión de Riesgos y
en base a la Constitución, se establecen las competencias al Estado Central en el manejo de desastres naturales; a nivel local la constitución delega a los gobiernos
municipales la planificación y el ordenamiento territorial
y la gestión de la protección de la población, por lo que
compete a los municipios la gestión y reducción del riesgo en su territorio.
Dentro de los municipios de la provincia la capacidad
para la gestión de riesgos es escasa y no existen unidades especializadas para esta tarea.
Riesgo
Implica la probabilidad de daños relacionados a la existencia de determinadas condiciones en la sociedad. Consiste en la posibilidad de exceder un valor específico de
consecuencias económicas, ambientales y sociales. Es la
circunstancia que se produce como respuesta a la presencia del peligro y la vulnerabilidad del sector, zona o sitio.
Diagrama 4. Metodológía aplicado para determinar el riesgo
Fuente: Barros, C., Saltos E. (2010).
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RIESGO = AMENAZA X VULNERABILIDAD X CAPACIDAD
Los valores de ponderación para obtener el riesgo fueron:
•Susceptibilidad
a movimientos en masa = 0,7
•Vulnerabilidad Antrópica = 0,3
Resultados
Generación del mapa de Movimientos en Masa
En base a los factores definidos en la metodología y utilizando el software SIG Arcgis 9.3 se generaron mapas
temáticos con sus respectivas ponderaciones. Los valores obtenidos se repartieron en cinco rangos.
En lo referente a la capacidad se debe indicar que este
valor, dentro de las instituciones provinciales y municipales, es deficiente, por tanto el riesgo es mayor.
Tabla 8. Susceptibilidad a Movimientos en Masa
RANGOS
DESCRIPCIÓN
PORCENTAJE (%)
2–3
Susceptibilidad Ligera
0,91
4–5
Susceptibilidad Suave
10,16
6–7
Susceptibilidad Moderada
42,56
8–9
Susceptibilidad Alta
43,40
9–10
Susceptibilidad Muy Alta
2,96
Elaboración: G. Manrique, P. Rosero, P. Aguilar.
Mapa 2. Susceptibilidad a Movimientos en Masa. Provincia de Imbabura
Fuente: Barros, C., Saltos E. (2010).
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Vulnerabilidad a movimientos en masa
Vunerabilidad Social
Factor Socioeconómico
Tabla 9. Vulnerabilidad Necesidades Básicas Insatisfechas
DESCRIPCIÓN
ÁREA (km²)
PORCENTAJE (%)
Vulnerabilidad muy baja
262,3
6,00
Vulnerabilidad baja
247,8
5,30
Vulnerabilidad moderada
720,6
16,00
Vulnerabilidad alta
1.047
22,70
2.330,8
50,50
Vulnerabilidad muy alta
Elaboración: G. Manrique, P. Rosero, P. Aguilar.
Tabla 10. Tipos de Vulnerabilidad Analfabetismos
DESCRIPCIÓN
ÁREA (km²)
PORCENTAJE (%)
308
6,80
2.274
50,20
Vulnerabilidad moderada
591
13,04
Vulnerabilidad alta
482
10,63
Vulnerabilidad muy alta
876
19,33
Vulnerabilidad muy baja
Vulnerabilidad baja
Elaboración: G. Manrique, P. Rosero, P. Aguilar.
Factor Socio–Demográfico
Tabla 11. Vulnerabilidad Concentración de centros poblados
DESCRIPCIÓN
ÁREA (km²)
PORCENTAJE (%)
Vulnerabilidad muy baja
34,8
0,75
Vulnerabilidad baja
188,4
4,10
Vulnerabilidad moderada
739,8
16,12
Vulnerabilidad alta
2.348
51,12
1.285,7
27,91
Vulnerabilidad muy alta
Elaboración: G. Manrique, P. Rosero, P. Aguilar.
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Tabla 12. Vulnerabilidad Hacinamiento
DESCRIPCIÓN
ÁREA (km²)
PORCENTAJE (%)
Vulnerabilidad muy baja
2.417,6
53,60
Vulnerabilidad baja
1.390,4
30,80
Vulnerabilidad moderada
319,5
7,10
Vulnerabilidad alta
72,3
1,60
Vulnerabilidad muy alta
309,2
6,90
Elaboración: G. Manrique, P. Rosero, P. Aguilar.
Tabla13. Vulnerabilidad Discapacidad
DESCRIPCIÓN
ÁREA (km²)
PORCENTAJE (%)
796.6
17,68
1.093,9
24,25
Vulnerabilidad moderada
1.800
39,92
Vulnerabilidad alta
350,2
7,76
Vulnerabilidad muy alta
468,1
10,39
Vulnerabilidad muy baja
Vulnerabilidad baja
Elaboración: G. Manrique, P. Rosero, P. Aguilar.
Tabla 14. Vulnerabilidad Concentración de centros de salud.
DESCRIPCIÓN
ÁREA (km²)
PORCENTAJE (%)
Vulnerabilidad muy baja
1.901,3
41,20
Vulnerabilidad baja
1.445,5
31,40
Vulnerabilidad moderada
813
17,60
Vulnerabilidad alta
395
8,60
Vulnerabilidad muy alta
53,9
1,20
Elaboración: G. Manrique, P. Rosero, P. Aguilar.
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Factor Socio Cultural
Este factor está relacionado con las etnias existentes en
la provincia. En Imbabura se encuentran dentro de las
siguientes: Awa, Chachi, Cayambi, Otavalo, Natabuela,
Caranqui.
Vulnerabilidad Antrópica
Tabla 15. Vulnerabilidad densidad de viviendas
DESCRIPCIÓN
ÁREA (km²)
PORCENTAJE (%)
1.150,9
25,00
Vulnerabilidad baja
1.338
29,00
Vulnerabilidad moderada
558,3
12,00
Vulnerabilidad alta
750,7
16,30
Vulnerabilidad muy alta
813,8
17,60
Vulnerabilidad muy baja
Elaboración: G. Manrique, P. Rosero, P. Aguilar.
Indice de Vulnerabilidad
El índice de vulnerabilidad se obtiene del análisis de la
vulnerabilidad social y la vulnerabilidad antrópica, con
los siguientes resultados para la provincia de Imbabura:
Tabla 16. Índice de Vulnerabilidad
DESCRIPCIÓN
ÁREA (km²)
PORCENTAJE (%)
Vulnerabilidad muy baja
144,1
3,04
Vulnerabilidad baja
275,8
5,83
Vulnerabilidad moderada
1.817,9
38,50
Vulnerabilidad alta
1.699,5
35,95
788,4
16,69
Vulnerabilidad muy alta
Elaboración: G. Manrique, P. Rosero, P. Aguilar.
Las zonas con vulnerabilidad muy alta se encuentran localizadas en las siguientes áreas: Mariano Acosta, Imantag, la Rinconada, La Esperanza y Angochagua; un 50%
del cantón Otavalo, Quiroga y la vía hacia Intag.
Con relación a la vulnerabilidad alta, cubre alrededor del
40% del cantón Pimampiro, 20% del cantón Otavalo e
Ibarra; aproximadamente un 15% del cantón Urcuquí y
10% del cantón Antonio Ante.
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Mapa 3. Vulnerabilidad a Movimientos en Masa. Provincia de Imbabura
Elaboración: G. Manrique, P. Rosero, P. Aguilar.
Riesgos
Una vez realizada la interacción entre la vulnerabilidad
y la susceptibilidad se presentan resultados en los cuales aparecen diferentes niveles de riesgo, como se puede
observar en la siguiente tabla:
Tabla 17. Riesgo
DESCRIPCIÓN
ÁREA (km²)
PORCENTAJE (%)
Riesgo muy bajo
149,4
3,15
Riesgo bajo
43,6
0,92
Riesgo moderado
590,5
12,45
Riesgo alto
2.728,3
57,57
Riesgo muy alto
1.226,8
28,89
Elaboración: G. Manrique, P. Rosero, P. Aguilar.
Riesgo muy alto
El riesgo muy alto alcanza una superficie de 1.226,8 km²
que representan 24% del área provincial. Se encuentra
distribuido en el cantón Cotacahi, en las estribaciones
de la cordillera occidental, en los flancos oeste del volcán Cotacachi y en las zonas de los páramos de Piñán,
flanco oeste del volcán Cuicocha; de igual manera en
los flancos altos del volcán Imbabura en las vertientes
84 |
hacia los poblados de Atuntaqui e Ilumán; las vertientes
occidentales de la cordillera oriental en los sectores de
Mariano Acosta, Yuracruz, La Rinconada y áreas localizadas a lo largo de la carretera Ibarra–San Lorenzo. Las
características de los suelos –material parental, precipitación– constituyen elementos importantes para considerarse más propensas a los movimientos en masa.
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Riesgos por movimientos en masa en la provincia de Imbabura
M A N R I Q U E , G A L O ; R O S E R O , PA U L I N A ; A G U I L A R , PA Ú L
Riesgo alto
Es el de mayor distribución en la provincia. Alcanza una
superficie de 2.728,3 km² que representa el 57,57% de
la provincia; su distribución ocupa todos los cantones y
las zonas de mayor peligro están localizadas a lo largo
de la carretera Panamericana, en los tramos de Ibarra
hacia la zona de El Chota; de Otavalo hasta la zona de El
Cajas; igualmente la totalidad de la carretera Ibarra–San
Lorenzo. Estas dos vías constituyen las de mayor tráfico
por lo que los movimientos en masa causarían problemas que acarrearían consecuencias en la movilización
normal de pobladores, distribución y comercialización
de productos, emergencias médicas, por mencionar las
más importantes. Las causas son las pendientes fuertes
en las zonas de las cordilleras; su suelo es poco profundo, la precipitación fuerte y cobertura vegetal densa.
Riesgo moderado
Alcanza una superficie de 590,5 km² y corresponde a un
10% de la superficie de la provincia; su distribución es
menor y concentrada en el sector central de la provincia,
que geomorfológicamente corresponde al graben interandino; incluye zonas que corresponden a las de mayor
concentración de población en las ciudades de Ibarra,
Cotacachi, Otavalo, Atuntaqui, Urcuquí y Tumbabiro, y
que están servidas por caminos de primer y segundo orden. Estas zonas deberán tomarse en cuenta dadas sus
características de integración social y económica.
Riesgo bajo
Ocupa una superficie de 43,6 km² y apenas representa
el 0,4% muy localizada en pequeñas áreas a lo largo de
toda la provincia.
Riesgo muy bajo
Alcanzan los 149,4 km² y representan el 3,1%, de igual
manera distribuida en toda la provincia pero con mayor
concentración en la zona de Salinas.
Impacto de los peligros identificados
La evaluación de riesgo es un tipo de análisis especial
que establece limitaciones. Tiene como objetivo identificar zonas peligrosas en el ambiente donde el uso de
suelo y tierras colocaría a las estructuras en peligro o
riesgo de ser dañado o destruido. Estas investigaciones
han prestado interés a la determinación de fenómenos
de riesgos ambientales y la naturaleza de la respuesta
humana ante estos fenómenos. La zonificación y planificación son el resultado de estos estudios, junto con
la creación de la planificación de manejo de riesgos en
programas de desarrollo (MARSH, 1991).
Dadas las condiciones relacionadas con las características físicas y socioeconómicas que se asocian a la susceptibilidad y vulnerabilidad presentes en la provincia de
Imbabura dan como resultado características muy graves ante la presencia de movimientos en masa.
Mapa 4. Riesgos por Movimientos en Masa. Provincia de Imbabura
Elaboración: G. Manrique, P. Rosero, P. Aguilar.
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Riesgos por movimientos en masa en la provincia de Imbabura
M A N R I Q U E , G A L O ; R O S E R O , PA U L I N A ; A G U I L A R , PA Ú L
En base a este estudio se entiende que los daños a la infraestructura pueden ocasionar pérdidas humanas, económicas y problemas sociales graves, llegando en algunos
casos a desastres de consecuencias lamentables. Una de
los mayores problemas es la falta de capacidad en la gestión de riesgos: los gobiernos municipales y provinciales
deberán realizar un proceso de planificación y estudios
de ordenamiento territorial que permitan minimizar los
riesgos. Si bien las mencionadas instituciones (municipios,
Gobernación) disponen de recursos humanos y maquinaria para prestar cualquier tipo de contingencia ante eventuales movimientos en masa –derrumbes, deslizamientos,
hundimientos, flujos de lodo e inundaciones– en las acciones enmarcadas en el DURANTE y DESPUÉS, presentan
fallas en el ANTES, que se considera como uno de los elementos más importantes en la Gestión de Riesgos.
Los municipios son entidades políticas autónomas directamente vinculadas a la Constitución del Estado; como
gobierno municipal se encargan de la planificación territorial, por lo que sus competencias incluyen promover y
generar procesos que aporten al desarrollo del cantón y
entregue soluciones a los problemas de la población.
Sin embargo, los procesos de la planificación local son
deficitarios en cuanto a la información de amenazas, vulnerabilidad y riesgos y la capacidad de respuesta. Frente
a estos problemas es necesario que cada municipio cree
una unidad de gestión de riesgos –institucional y técnica–, que realice estudios detallados y a las escalas requeridas en cuanto a conocer los riesgos de su territorio.
Conclusiones
El presente trabajo, utilizando estudios de diferentes instituciones, y realizando un análisis, validación de éstos y
mediante la conjunción de dos metodologías en un proceso multicriterio, se ha logrado determinar las áreas que
presentan riesgos a movimientos en masa.
Se ha determinado que la provincia de Imbabura presenta riesgos de movimientos en masa muy altos y altos en
un área de 3.955,1 km², que corresponde al 83,46% de
su territorio, lo que constituye un problema significativo
para sus procesos de desarrollo. El análisis de los factores
físicos ha determinado una susceptibilidad a los movimientos en masa en un área de 46,36% de su territorio,
mientras que el análisis de sus características socioeconómicas permite determinar una vulnerabilidad de 52,5%.
Como se puede observar la vulnerabilidad es más alta, es
decir que la sociedad no está preparada para afrontar con
mayor responsabilidad a los riesgos y generar la maximización del desastre.
Las principales carreteras que constituyen el motor del
desarrollo de la provincia se ven seriamente afectadas hacia la generación y peligro a movimientos en masa. Esto
genera pérdidas de mayor envergadura hacia la población
y por tanto altas pérdidas económicas.
La provincia dentro de sus principales motores del desarrollo lo constituye el turismo que se vería seriamente
afectado, ocasionando graves consecuencias económicas
y sociales. Si bien es evidente que existen factores físicos que dadas sus características son imposibles de minimizar como la gravedad, el clima, litología y tectónica
para la generación de movimientos en masa, existen otros
como los suelos, las actividades agropecuarias, forestales,
la cobertura vegetal y actividades antrópicas pueden ser
mejoradas y maximizadas para prevenir, mitigar los movimientos en masa.
Se hace necesaria la creación de unidades de Gestión de
Riesgos en cada cantón y que estén coordinadas por una
unidad provincial, que permita mejorar los procesos de
planificación en lo referente al manejo no solo de este
tipo de fenómenos sino en forma general a los riesgos
naturales y antrópicas.
Bibliografía
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mapping in the Himalaya. International Center for Integrated Mountain Development, Kathmandu, Napal,
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Sitios web
GOBIERNO PROVINCIAL DE IMBABURA. http://www.
imbabura.gob.ec/index.php?option=com_content&view
=article&id=7&Itemid=7
CLACSO. http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/
clacso/crop/glosario/h.pdf
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El Salario Digno del agricultor ecuatoriano:
acceso, limitaciones sociales y financieras
Carlos Nieto Cabrera*
Recibido: junio 21/11. Aprobado: junio 24/11
Resumen
La presente investigación se refiere a un análisis parcial de las relaciones sociales y económicas sobre el uso
y aprovechamiento del micro espacio rural, conocido
como Unidad Productiva Agropecuaria (UPA). En el
ensayo se averigua hasta dónde la UPA es (o podría
ser), el sustento de la familia rural, en el sentido de
proporcionar el ingreso mínimo necesario para garantizar su dependencia y permanencia en este espacio. Se
tomó como ingreso mínimo el valor correspondiente
al «Salario digno», propuesto por el Gobierno actual.
Para facilitar el análisis y dilucidar el tema se formuló
la siguiente hipótesis: El agricultor pequeño y mediano
de Ecuador, obtiene una utilidad equivalente al salario digno para mantenerse y mantener a su familia en
forma «digna», de los ingresos que le representan su
actividad diaria.
La investigación parte del hecho de que el agricultor
utiliza la UPA para actividades agro-productivas, y
por lo tanto, se manejan tres indicadores cuantitati-
vos para despejar la hipótesis: i) El número de hectáreas (o tamaño de UPA), que el agricultor debe cultivar
para obtener una utilidad equivalente al salario digno,
como ingreso familiar; ii) El valor de la inversión, que
el agricultor necesita para poner en cultivo, en el caso
de que disponga de las hectáreas requeridas; iii) El número de jornales que debe invertir para manejar dicha
unidad productiva. Se trabajó con los 19 cultivos agrícolas más importantes y dispersos en las tres regiones
naturales del Ecuador. La conclusión más sobresaliente
indica que casi sin excepción, el agricultor ecuatoriano
mediano o pequeño no puede acceder al Salario Digno
definido por el Gobierno, bajo las condiciones actuales
en las que se desenvuelve su actividad y de las utilidades que recibe por las mismas. Esta misma reflexión
permite concluir que la hipótesis no se cumple.
Palabras clave
Unidad Productiva Agropecuaria, Salario Digno, Costos de
producción agrícola, Jornales requeridos en agricultura.
* Escuela de Ciencias Geográficas PUCE, Quito, Ecuador: [email protected]
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El Salario Digno del agricultor ecuatoriano: acceso, limitaciones sociales y financieras
NIETO CABRERA, CARLOS
Antecedentes y contexto
Con motivo de la decisión gubernamental (diciembre del
2009) de fijar el salario básico del trabajador ecuatoriano
en USD 240, más beneficios de ley, se publicitó también
en la prensa y se ratificó por parte de los representantes
del Gobierno la propuesta del «Salario Digno», (SD). Este,
se definió en algo menos de USD 320 mensuales y la
fórmula de cálculo tiene como principio el valor de la
canasta básica familiar, (valorada en USD 510, para el
año 2009) y que representaría la remuneración justa que
se garantiza en la Constitución, dividida por el factor 1,6
(perceptores), que representa el promedio de miembros
que trabajan y obtienen ingresos por familia ecuatoriana. Los datos oficiales consideran una familia de cuatro
miembros, donde 1,6 de ellos perciben ingresos.
En todo caso, lo importante es la significación de salario digno, que expresa el mínimo de ingreso económico necesario para que una familia pueda satisfacer sus
necesidades vitales en forma «digna», y de acuerdo a la
propuesta de cálculo, el SD es superior al salario mínimo vital fijado por el Gobierno. Desde entonces, se ha
consolidado el concepto y la decisión gubernamental y
a partir de la fijación del nuevo salario básico en USD
264, más beneficios de ley, que rige a partir del 2011, y
con la aprobación y puesta en vigencia del Código de la
Producción, el SD se oficializa y su valor dependerá de
la decisión del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) sobre la fijación del valor de la canasta básica
familiar.
Efectivamente, mucho se ha escrito y comentado al
respecto, por ejemplo, el grupo Socios Estratégicos de
Negocios, en su sitio web, con el título: El ABC del salario digno, manifiesta, «Con la aprobación del Código de
la Producción, el Salario Digno (SD) entra en vigencia a
partir de 2011. Así, los sueldos del sector privado deberán alcanzar los 338,64 dólares, pero eso no significa
que el trabajador reciba ese monto cada mes. Hay un
cálculo especial y un modo de empleo distinto al Salario
Básico Unificado (SBU) (Estratex, 2011). Los autores indican además, que el SD es más bien un concepto global
para que los trabajadores no ganen menos de 338 dólares por mes, y que el cálculo se hace con base en el total
de ingresos que el trabajador recibe al año, dividido para
doce meses y el resultado debe ser el monto señalado
como SD o mayor.
Por otro lado, queda en manos del INEC la determinación
de valor de la canasta básica y el porcentaje de perceptores, (Ecuador ecuatoriano, 2010). Asimismo, se define
cuáles serán los componentes para calcular el SD: sueldo
mensual, sobresueldos, fondos de reserva, utilidades del
trabajador en la empresa (monto que puede llegar hasta
88 |
el 100% del SD), las comisiones que pague el empleador
por concepto de prácticas mercantiles y cualquier otro
beneficio adicional.
Las empresas, cuyo cálculo o división de los ingresos totales de su trabajador no llegue al valor fijado como SD,
deberán pagar la diferencia en marzo del año siguiente,
pero para ello se tomará una parte de las utilidades. De
todo esto, se puede colegir que en el caso del agricultor
ecuatoriano, como no recibe ningún otro ingreso que no
sea el que pueda obtener de sus cosechas, entonces el
SD vendrá de esa única entrada.
En este contexto, la investigación se hizo con el objetivo de buscar una respuesta a la siguiente pregunta: ¿Es
el salario digno también para el agricultor?, o dicho de
otra forma, ¿Es el agricultor ecuatoriano merecedor del
salario digno por su trabajo diario en el campo?. Hay
que aclarar que no se trata del agricultor empresario o
agricultor identificado como grande; la preocupación de
este ensayo se enfoca en el agricultor pequeño o quizá
mediano, aquel que sobrevive o pretende vivir y mantener a su familia con el beneficio que le representa el
cultivo de una parcela de tierra o el trabajo de un predio,
denominado finca.
Hipótesis
La hipótesis propuesta para esta investigación fue la siguiente: El agricultor pequeño y mediano de Ecuador,
obtiene una utilidad equivalente al salario digno para
mantenerse y mantener a su familia en forma «digna»,
de los ingresos que le representan su actividad diaria.
Metodología
Para comprobar si la hipótesis se cumple, se propuso una
estrategia metodológica, basada en el cálculo y aplicación de tres indicadores de verificación, los mismos que
fueron deducidos con base en información real, tomada
de fuentes oficiales. Como unidades de análisis se trabajó con los 19 cultivos, los más importantes del Ecuador a
cargo de los agricultores pequeños o medianos y distribuidos en las tres regiones naturales del país.
El primer indicador propuesto fue el número de hectáreas que el agricultor debe cultivar para obtener una utilidad equivalente al salario digno, como ingreso familiar.
El segundo indicador fue el Valor de la inversión, en dólares, que el agricultor necesita para poner en cultivo, en
el caso de que disponga de las hectáreas requeridas. El
tercer indicador fue el número de jornales que debe invertir para manejar esa unidad productiva. En este caso,
se supone que en gran medida la mano de obra representa la oportunidad que tiene su propia fuerza de trabajo, y se incluye la mano de obra familiar (esposa, hijos
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El Salario Digno del agricultor ecuatoriano: acceso, limitaciones sociales y financieras
NIETO CABRERA, CARLOS
y otros parientes) y que seguramente sumadas las dos,
superan ampliamente el factor 1,6, definido por el INEC
como el número de aportantes por familia. Pero además
hay que considerar que en muchos casos los pequeños y
medianos agricultores también contratan mano de obra,
aun en forma ocasional o intermitentemente durante el
año, para atender labores prioritarias; en este caso estarían también obligados a pagar el SD o su equivalente al
contratado, lo cual complica un poco más el análisis que
se pretende.
En la tabla 1 se presenta el listado de cultivos para los
cuales se realizó el análisis, junto con los costos de
producción, los rendimientos, los precios de venta, los
ingresos y las utilidades esperadas por cada cultivo. La
información fue obtenida y procesada del Manual de
Cultivos, publicado por el organismo oficial de investigación agropecuaria del Ecuador, el Instituto Nacional
de Investigaciones Agropecuarias, INIAP, (Villavicencio y
Vásquez, 2008). Para evitar distorsiones en el proceso se
evitó incluir en el cálculo algún cultivo que no conste en
este manual, y el cálculo se realizó en dos escenarios:
escenario A, bajo el supuesto de que el agricultor obtiene
el 100% de la cosecha esperada (propuesta en el manual
del INIAP) y vende el 100% de esta cosecha, lo cual no
se cumple en la práctica. Por otro lado, se calculó un escenario B, que representa la opción de que el agricultor
obtiene solamente el 80% de la cosecha propuesta en
el manual del INIAP y vende solamente el 90% de dicha
cosecha (el resto se queda en la finca como desperdicios
o material no comercial, o es mermado por su mala calidad, humedad, impurezas, etc., en los centros de venta o
por decisión del comprador). Este segundo escenario es
el que más se apega a la realidad del agricultor.
Con la información indicada en la tabla 1 se procedió a
calcular el primer indicador número de hectáreas a cultivarse para obtener con sus utilidades el salario digno.
Para esto, se dividió el valor del salario digno anual esperado por el agricultor, que para el año 2009 fue: USD
318,75 x 12 = 3825 para la utilidad esperada por ha y
por cada cultivo, para los dos escenarios planteados; los
resultados se presentan en la tabla 2.
Téngase en cuenta que para el 2011 el valor mensual del
SD subió a USD 338,64, (Estratex, 2011), el cual, de ser
utilizado, cambiaría todo el escenario de cálculos, pero
se ha preferido mantener en los cálculos el salario fijado
para el 2009.
Para el cálculo de los dos indicadores restantes: valor de
la inversión que se necesita, en caso de que el agricultor
disponga de las unidad productiva requerida y número
de jornales requeridos para manejar la unidad productiva, se procedió a desagregar el valor de los costos por
cultivo del manual de cultivos del INIAP en dos partes:
mano de obra y otros (que incluyen materiales, insumos,
alquileres, administración, inversiones y otros). Los valores desagregados se multiplicaron por el número de
hectáreas a cultivarse, para obtener el indicador respectivo. En la tabla 2 se presenta los resultados del cálculo
para el valor de la inversión por cada cultivo, bajo los
dos escenarios mencionados; mientras que en la tabla
3 se presenta los resultados de jornales requeridos, para
manejar la unidad productiva por cultivo, también bajo
los dos escenarios indicados.
Resultados y discusión
En primer lugar, se ensaya una observación a los rendimientos esperados por cultivo presentados por el INIAP.
Aparentemente, estos están sobre dimensionados, casi
sin excepción. Para los conocedores del escenario agrícola del Ecuador, se nota que estos rendimientos están
por encima de los que se obtiene en la realidad, lo cual es
fácilmente comprobable simplemente comparando estos rendimientos con los datos oficiales de rendimiento
de cultivos (ver bases de datos de INEC y SIGAGRO de los
últimos 10 años). Esto refuerza la idea presentada para
el escenario B y sobre lo cual, se prosigue con el análisis.
Como ya se indicó, con la información de la tabla 1, se
procedió a calcular el indicador de interés, número de
hectáreas a cultivarse para obtener con sus utilidades el
salario digno. Los resultados de éste se encuentran en la
tabla 2. Se observó una diferencia notable entre los resultados para el escenario A (menos probable) y aquellos
del escenario B (más probable). El rango de hectáreas requeridas a ponerse en cultivo para lograr el salario digno
con las utilidades, para el escenario B, va de 2 ha para
tomate de árbol, hasta 57,8 ha para maíz duro en el litoral. Solamente con tres cultivos (quinua, chocho y tomate de árbol) el agricultor puede cultivar menos de 5 ha y
obtener utilidades para lograr el salario digno. Los casos
de quinua y chocho se podrían considerar como especiales, debido a que son casi los únicos cultivos que sus
valores de venta se cotizan a los precios internacionales
actuales. La situación expectante por los precios de estos
dos productos significa una gran oportunidad para los
agricultores pequeños y medianos de la Sierra, que son
los que se ocupan de estos cultivos; sin embargo, no hay
que olvidarse que la expansión de estos está seriamente
limitada por los altos riesgos de clima adverso y la presencia de plagas; una limitación adicional, para expandir
el área cultivada de estos dos cultivos es la falta de maquinaria para procesar (trillar) las cosechas. En el caso de
tomate de árbol no hay que poner muchas esperanzas
por cuanto su expansión como cultivo está limitada por
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El Salario Digno del agricultor ecuatoriano: acceso, limitaciones sociales y financieras
NIETO CABRERA, CARLOS
ser un producto perecedero, muy susceptible a plagas y
con muchas variaciones de precios en el mercado. Con
otros seis cultivos, (arroz, cacao, yuca, papa para la industria, naranjilla y mora), se requiere cultivar entre cin-
co y diez ha, para el mismo cometido, mientras que con
el resto (10 cultivos de los 19 estudiados), se requiere
cultivar más de 10 ha.
Tabla 1. Costos de producción, rendimientos, precios de venta, ingresos y utilidades esperadas por cultivo, bajo dos escenarios de cálculo
Costo de
producción
USD/ha
Rendimiento
esperado/ha
y precio de
venta
Arroz de secano, litoral
777,97
Cacao en producción, en el litoral
Cultivo
Ingreso esperado USD/ha Utilidad esperada USD/ha
Escenario A
Escenario B
Escenario A
Escenario B
64 sacos de
205 lb., a USD
28/saco
1.792,0
1.290,2
1.014,0
512,3
933,2
24 qq, a USD
90/qq
2.160,0
1.555,2
1.226,8
622,0
Soya en la cuenca baja del litoral
458,63
55 qq, a
USD15/qq
8.25,0
5.94,0
366,4
135,4
Maíz duro, en el litoral
931,7
110 qq, a USD
12,6/qq
1.386,0
997,9
454,3
66,2
Plátano, en producción, año 3, en
el litoral
1.901,32
650 cajas, a
USD 4,5/caja
2.925,0
2.106,0
1.023,7
204,7
Café robusta en producción, litoral
1.335
30 qq café oro,
USD 70/qq
2.100,0
1.512,0
765,0
177,0
918
29 t. USD 80/t
2.320,0
1.670,4
1.402,0
752,4
Papa, variedad Fripapa, para
industria
3.452,86
30 t, USD 180/t
5.400,0
3.888,0
1.947,1
435,1
Papa, variedad para consumo en
la Sierra sur
3.358,04
18 t, USD 280/t
5.040,0
3.628,8
1.682,0
270,8
Frijol arbustivo, en la Sierra
1.113,5
30 qq USD 60/
qq
1.800,0
1.296,0
686,5
182,5
Cebada, en la Sierra
738,53
80 qq, USD 14/
qq
1.120,0
806,4
381,5
67,9
Trigo, en la Sierra
799,53
80 qq, USD 16/
qq
1.280,0
921,6
480,5
122,1
Maíz suave, en la Sierra
1.243,6
3300 kg, 0,6/kg
1.980,0
1.425,6
736,4
182,0
Naranjilla, promedio tres años de
vida, Amazonia
4.339,62
17000 kg, USD
0,4/kg
6.800,0
4.896,0
2.460,4
556,4
Mora de castilla, en producción,
año 3
2.182
4500 kg,
USD0,8/kg
3.600,0
2.592,0
1.418,0
410,0
Quinua, en la Sierra
887,23
30 qq USD 80/
qq
2.400,0
1.728,0
1.512,8
840,8
Chocho, en la Sierra
886,4
30 qq, USD90/
qq
2.700,0
1.944,0
1.813,6
1.057,6
Tomate de árbol, año 2, en la
Sierra
2.454
15000 kg,
USD0,4/kg
6.000,0
4.320,0
3.546,0
1.866,0
1.093,87
13000 unid.
USD 0,15/unid.
1.950,0
1.404,0
856,1
311,0
Yuca, en el litoral
Melón, en el litoral
Elaboración: C. Nieto
90 |
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El Salario Digno del agricultor ecuatoriano: acceso, limitaciones sociales y financieras
NIETO CABRERA, CARLOS
Es muy notorio y preocupante que los cultivos que conforman la base de la alimentación de la población nacional y con los que se supone se garantiza la seguridad
alimentaria de la probación nacional, son aquellos que
menor rentabilidad presentan y por lo tanto, el agricultor requiere mayor superficie de cultivo para lograr
utilidades equivalentes al Salario Digno, así: para arroz,
7,5 ha; para maíz suave, 21 ha; para papa de consumo,
14,1 ha; para frijol, 21 ha; para cebada, 56,4 ha, para
trigo 31,3 ha. Es muy conocido que la mayoría de los
productores pequeños y medianos que se ocupan de estos cultivos no disponen de estas superficies de tierra
agrícola. Sin embargo, bajo el supuesto no consentido
de que los productores dispusieran de la tierra agrícola
necesaria, para cultivar, entonces aparece un segundo
reto, que consiste en la inversión necesaria para poner
en cultivo dicha tierra. Este es precisamente el tema al
que se refiere el segundo indicador calculado, y cuyos
resultados se presentan en la tabla 2.
Otra vez, dentro del escenario B, aparecen como mejores
ubicados los cultivos de chocho y quinua, en este caso
acompañados de yuca, como los cultivos que menor inversión requieren (valores menores a USD 3.000), para
poner a cultivar la superficie requerida y lograr utilidades
equivalentes al Salario Digno. Otros tres cultivos, arroz,
cacao y tomate de árbol, requieren inversiones superiores a USD 3.000, pero inferiores a USD 5.000; mientras
que el resto (13 cultivos), requieren de inversiones superiores a los USD 5.000, para cultivar el predio requerido.
Nuevamente, los cultivos que son la base de la seguridad
alimentaria nacional (maíz suave, frijol, cebada, trigo y
papa), están entre aquellos que mayor inversión requieren; mientras que maíz duro en el litoral es el que mayor
inversión requiere de todo el grupo estudiado.
Los resultados de estos dos indicadores deben llamar a
la reflexión a quienes elaboran la política nacional agropecuaria. Se sabe que tanto en el Plan Nacional de Desarrollo de la SENPLADES, como en la «Política» del Ministerio de Agricultura Ganadería, Acuacultura y Pesca
(MAGAP) se ha priorizado la seguridad y hasta la soberanía alimentaria nacional; y si la población ecuatoriana se
alimenta de arroz, trigo, papa y maíz, en ese orden, pero
se ha encontrado que son precisamente esos cultivos los
que menor rentabilidad representan para los productores y los que mayor inversión requieren, entonces, cabe
preguntarse ¿Cuál es la propuesta de política nacional
que deberíamos proponer para sobrepasar estos inconvenientes y avanzar hacia las metas de seguridad y soberanía alimentaria nacional?
Si el agricultor no tiene la suficiente tierra agrícola para
cultivar hasta obtener utilidades equivalentes al Salario
Digno (y si lo tuviera, por ejemplo, con una redistribución de la tierra, con base en una tercera reforma agraria
nacional, tema controversial y en constante discusión)
(Ayala, 2010, Isch y Zapata, 2010), todavía queda por resolver el otro gran limitante, la inversión necesaria para
el cultivo. Entonces cabe proponer una revisión y análisis reflexivo sobre la aseveración casi paradigmática de
que son los agricultores pequeños y medianos los que
alimentan o van a alimentar a la población ecuatoriana
y más todavía, son ellos los que van a garantizar la seguridad y soberanía alimentaria nacional.
Tabla 2. Número de hectáreas a cultivar e inversión necesaria para obtener con sus utilidades el equivalente al salario digno
Inversión
requerida
Cultivo
$/ha
Superficie a cultivar para lograr
utilidades equivalentes
al salario digno (ha)
Inversión necesaria para cultivar
la superficie que permite
utilidades equivalentes
al salario digno ($)
Escenario A
Escenario B
Escenario A
Escenario B
Arroz de secano, litoral
603
3,8
7,5
2.274
4.520
Cacao en producción, en el litoral
583
3,1
6,2
1.818
3.601
Soya en la cuenca baja del litoral
417
10,4
28,4
4.350
11.818
Maíz duro, en el litoral
757
8,4
58,0
6.371
43.880
1.277
4,8
14,8
6.117
18.961
Café robusta en producción, litoral
481
5,0
21,7
2.405
10.435
Yuca, en el litoral
498
2,7
5,1
1.359
2.542
Plátano, en producción, año 3, en el litoral
Papa, variedad Fripapa, para industria
2.445
2,0
8,4
4.803
20.555
Papa, variedad para consumo en la Sierra Sur
2.062
2,3
14,2
4.689
29.245
Frijol arbustivo, en la Sierra
610
5,6
21,0
3.396
12.825
Cebada, en la Sierra
697
10,0
56,6
6.984
39.409
Continúa en la siguiente página.
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El Salario Digno del agricultor ecuatoriano: acceso, limitaciones sociales y financieras
NIETO CABRERA, CARLOS
Inversión
requerida
Cultivo
Superficie a cultivar para lograr
utilidades equivalentes
al salario digno (ha)
$/ha
Inversión necesaria para cultivar
la superficie que permite
utilidades equivalentes
al salario digno ($)
Escenario A
Escenario B
Escenario A
Escenario B
Trigo, en la Sierra
758
8,0
31,5
6.031
23.830
Maíz suave, en la Sierra
836
9,4
73,3
7.865
61.235
Naranjilla, promedio tres años de vida, Amazonia
2.370
1,6
6,9
3.684
16.355
Mora de castilla, en producción, año 3
1.408
2,7
9,4
3.798
13.187
443
2,5
4,6
1.121
2.024
Quinua, en la Sierra
Chocho, en la Sierra
Tomate de árbol, año 2, en la Sierra
Melón, en el litoral
472
2,1
3,6
996
1.715
1.869
1,1
2,1
2.016
3.846
674
4,5
12,3
3.011
8.310
Elaboración: C. Nieto.
Al analizar el tercer indicador propuesto, esto es, el número de jornales necesarios para atender el cultivo en la
superficie requerida para obtener utilidades equivalentes
al salario digno, (tabla 3), se encontraron resultados sorprendentes. Solamente tres cultivos (soya, cebada y trigo)
casi no demandan mano de obra; en realidad, en estos se
invierte menos del 10% de los costos de producción en
mano de obra. Luego aparece maíz duro, arroz y tomate
de árbol, que demandan una inversión en mano de obra
de aproximadamente el 19%, 23% y 24%, respectivamente, de sus costos de producción. Esto podría significar que
estos cultivos, con excepción de tomate de árbol, dependen en alto grado de labores mecanizadas y por lo tanto,
muy difícilmente pueden expandirse en manos de productores pequeños o medianos, precisamente por falta de
capacidad de inversión para adquirir el equipo necesario
para su cultivo o bien porque la mayoría de las tierras en
poder de los pequeños y medianos no son susceptibles
de mecanización. En los casos de soya, arroz y maíz duro,
en la Costa, es factible suplir la falta de maquinaria por
alquiler de la misma, pero para los casos de cebada y trigo
en la Sierra, es conocida la falta de disponibilidad de maquinaria para alquiler, por lo tanto, una vez más, es indudable la dificultad de expandir estos cultivos en manos de
agricultores pequeños y medianos.
Sin embargo, en la gran mayoría de cultivos analizados se
encontró que la demanda de mano de obra es significativa. Efectivamente en 12 de los 19 cultivos investigados,
el valor invertido o requerido en mano de obra supera el
30% del valor de sus costos de producción. Son casos
extremos los cultivos de quinua en la Sierra y café en la
Costa, cuyo requerimiento de mano de obra es de 50% y
64% de los costos de producción, respectivamente. Pero
el indicador de interés en este caso fue el número de jor92 |
nales necesarios para cultivar la superficie requerida para
obtener el ingreso equivalente al Salario Digno. Efectivamente, los requerimientos de jornales son muy altos, (tabla 3), prácticamente imposible de conseguir en las condiciones actuales de población en el área rural ecuatoriana.
En por lo menos ocho de los 19 cultivos estudiados los
requerimientos de mano de obra para atender la unidad
productiva necesaria para lograr el SD, superan el millar
de jornales. Casos extremos son, papa para consumo en
la Sierra, con 2.289 jornales y café robusta en litoral, con
2.636 jornales.
Reflexiones, conclusiones y recomendaciones
Es preciso destacar el hecho de que las utilidades esperadas por cultivar una hectárea de la mayoría de cultivos
estudiados son bajas o muy bajas como para compensar
con dichas utilidades el salario digno definido por el Gobierno Nacional. Esto significa que para lograr el ingreso
esperado necesariamente se debe incrementar la superficie cultivada es decir, el agricultor requiere incrementar
el acceso y la disponibilidad de tierra agrícola productiva.
Lo siguiente es la determinación de la superficie requerida
para los propósitos definidos. Para la mayoría de cultivos
analizados (16 de los 19), se requiere superficies superiores a 5 ha y evidentemente, para por lo menos tres cultivos (maíz duro, maíz suave y cebada) el requerimiento
de tierra es superior a las 50 hectáreas, superficie que ya
podría considerarse un latifundio, para algunos analistas
del tema.
Bajo el supuesto de que los agricultores o por lo menos
algunos dispongan de la tierra agrícola requerida, surge
el inconveniente de los recursos necesarios para poner en
cultivo aquella tierra. Estos recursos representan según la
metodología del estudio, todos los costos y gastos reque-
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El Salario Digno del agricultor ecuatoriano: acceso, limitaciones sociales y financieras
NIETO CABRERA, CARLOS
Tabla 3. Número de jornales necesarios para cultivar la superficie requerida para obtener con sus ingresos el equivalente al salario digno
Jornales necesarios para
cultivar la superficie requerida
Número de
Porcentaje del Costo
para lograr utilidades
jornales requeridos de mano de obra, con equivalentes al salario digno
por hectárea y por respecto al total de
ciclo de cultivo
costos de producción
Escenario A
Escenario B
Cultivo
Arroz de secano, litoral
25
22,6
94
187
Cacao en producción, en el litoral
50
37,5
156
307
Soya en la cuenca baja del litoral
6
9,2
63
170
Maíz duro, en el litoral
25
18,8
210
1.444
Plátano, en producción, año 3, en el litoral
78
32,8
374
1.458
Café robusta en producción, litoral
122
64,0
610
2.636
Yuca, en el litoral
60
45,8
164
305
Papa, variedad Fripapa, para industria
144
30,2
283
1.266
Papa, variedad para consumo en la Sierra sur
162
38,6
368
2.289
Frijol arbustivo, en la Sierra
72
45,3
401
1.509
Cebada, en la Sierra
6
5,7
60
338
Trigo, en la Sierra
6
5,3
48
188
Maíz suave, en la Sierra
68
32,8
640
1.429
Naranjilla, promedio 3 años de vida, Amazonia
197
45,4
306
1.354
Mora de castilla, en producción, año 3
86
35,5
232
802
Quinua, en la Sierra
74
50,0
187
337
Chocho, en la Sierra
69
46,7
146
250
Tomate de árbol, año 2, en la Sierra
65
23,8
70
133
Melón, en el litoral
70
38,4
313
861
Elaboración: C. Nieto.
ridos menos la mano de obra. Otra vez, para 13 de los
19 cultivos analizados se requiere cantidades superiores a
USD 5.000, cantidad que es el límite de acceso al crédito
para un pequeño y mediano agricultor, (por ejemplo un
crédito del Banco Nacional de Fomento). Para 12 de ellos,
el requerimiento de capital es superior a los USD 10.000
y para por lo menos cinco de ellos, (maíz duro, papa para
la industria, papa para consumo, trigo y cebada), los requerimientos de capital superan los USD 20.000, cantidad
muy difícil o imposible de conseguir por los agricultores
pequeños y medianos, por lo menos bajo las condiciones
actuales de oferta de capital para actividades agrícolas.
Todavía, bajo el supuesto no consentido que los productores dispongan de la tierra agrícola necesaria y accedan
al capital de inversión requerido, queda un tercer indica-
dor, que tuvo un resultado similar a los anteriores. Para
la mayoría de cultivos analizados (13 de los 19), el requerimiento de mano de obra supera el 30% del total de los
costos de producción y el número de jornales requerido
es tan elevado que es casi imposible disponer de la oferta
de mano de obra necesaria. Las estadísticas oficiales dan
cuenta de que alrededor del 35% de la población nacional
vive en el campo y de este porcentaje la gran mayoría
son ancianos, mujeres y niños es decir, muy poco de la
Población Económicamente Activa, PEA, se encuentra en
el campo.
Se puede concluir que casi sin excepción, el agricultor
ecuatoriano mediano o pequeño no puede acceder al «salario digno» definido por el Gobierno, bajo las condiciones
actuales en las que se desenvuelve su actividad y de las
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El Salario Digno del agricultor ecuatoriano: acceso, limitaciones sociales y financieras
NIETO CABRERA, CARLOS
utilidades que recibiría por las mismas. Un primer tema
de preocupación debería ser la propuesta y aplicación
de políticas de incentivo y atractivos para que la gente
regrese al campo o por lo menos los que todavía permanecen allí, no emigren.
El acceso a la tierra agrícola debe ser considerado sobre
la base de la superficie mínima requerida (Unidad Productiva Agropecuaria, UPA mínima rentable), para que el
agricultor acceda a utilidades suficientes para mantener
a su familia en forma digna. Además, es obvio que el
acceso a la tierra productiva debe orientarse hacia aquel
ciudadano o ciudadana que demuestre verdadera vocación de agricultor o agricultora y efectivamente quiera
hacer producir la tierra.
Si se va a proponer y aprobar una nueva Ley de tierras,
sería importante incluir un artículo que prohíba la división de la tierra agrícola por herencia. La herencia debe
ser en dinero y la tierra debe quedarse en poder del que
más ventajas y aptitudes tenga para producirla, incluyendo la posibilidad de pasar el predio a un tercero, que
no sea ninguno de los herederos, si ninguno tiene aptitud para ser agricultor. No se puede repetir los errores
del pasado, cuando se propiciaron dos reformas agrarias, que terminaron fomentando la mini y hasta la micro parcela rural y cuya consecuencia fue la conversión
del agricultor en simple «habitante rural», que ni siquiera
sobrevive de la producción de su parcela, tampoco tiene
los ingresos para una vida familiar digna, por lo tanto,
busca sostenerse mediante otros ingresos no agropecuarios, emigra del campo o se sume en la pobreza.
La alternativa es la asociatividad, se ha dicho, lo cual
aparentemente es un camino viable, pero que efectivamente requiere ser fomentada como política de Estado y
sobre todo requiere romper la mentalidad de individualista muy arraigada en el ciudadano ecuatoriano. Ciertamente, la asociatividad permitiría aplicar el concepto de
economía de escala en las actividades y acceder a otros
beneficios del desarrollo rural y quizá, garantizar ingresos y utilidades mínimas para los involucrados.
Sin embargo, la asociatividad, parecería más eficaz
cuando se realiza en función de productos (cosechas)
y no en función de los medios de producción (unión de
predios). Aquí adquiere mucha importancia y efectividad
el modelo de Granja Integral Autosuficiente, GIA, (Nieto
y Galaraza y Barriga, 2010). Efectivamente la aplicación
del modelo GIA, permite un manejo sustentable y la obtención del máximo provecho de unidades pequeñas de
tierra, (minifundios), pero de ningún modo, ni siquiera
este modelo, avala la idea de que el productor puede
llegar a obtener el SD de sus utilidades.
Por otro lado, es evidente que las propuestas aplicadas
en forma reiterada como solución a los principales limitantes de los agricultores pequeños y medianos, (oferta
de tecnologías, capacitación, escuelas de campo, comités de investigación agrícola locales, difusión de información técnica, asistencia con semillas, asistencia con
agroquímicos y otras propuestas similares), no son, o no
parecen ser las determinantes. Obviamente, si el agricultor no dispone de la UPA mínima rentable, no podrá
mantenerse como tal y por lo tanto, no debería llamarse
como tal.
Especial atención merece la propuesta de mantener precios de sustentación para los productos del campo, (pero
no para favorecer al consumidor urbano o al intermediario, sino con una visión de garantizar utilidades mínimas
dignas para el productor), para evitar la continuación
y la consolidación de la forma tradicional de subsidiar
desde el campo a la ciudad. Históricamente, el campo
ha subsidiado con alimentos y materias primas baratas
a la ciudad, volviendo la actividad agropecuaria cada vez
menos sostenible; sus consecuencias más evidentes han
sido la pobreza rural y la emigración.
Bibliografía
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el 2011. www.estratex.net/.../el-abc-del-salario-dignopara-el-2011
ISCH, E. y ZAPATA, A. 2010 Tierra y Agua. Interrelaciones
de un acceso inequitativo. SIPAE. Quito, Ecuador. 221 pp.
94 |
NIETO, C. 2004. El acceso legal a la tierra y el desarrollo
de las comunidades indígenas y afroecuatorianas: La
experiencia del PRODEPINE en Ecuador. Revista Reforma Agraria Colonización y Cooperativas, FAO, (2004/1)
97-109.
NIETO C., GARCÍA E. y GALARZA J., 2009. Granjas Integrales Autosuficientes, GIA. Manual metodológico de
planificación, establecimiento y evaluación. Fundación
Desde el Surco, FONAG. Quito, Ecuador. 54 pp.
VILLAVICENCIO, A. y VÁZQUEZ, W. Eds. 2008. Guía Técnica de cultivos. Quito, Ecuador. INIAP. 444 pp. (Manual
número 73).
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Urbanismo ecológico: el reto ambiental de Quito
Sheika Aragundi León*
Recibido: mayo 20/11. Aprobado: junio 10/11
«Estamos a tiempo de revertir este abandono y esta masacre. Esta convicción ha de poseernos hasta el compromiso (…) El ser humano sabe hacer de los obstáculos
nuevos caminos porque a la vida le basta el espacio de
una grieta para renacer».
La resistencia
Ernesto Sábato
Resumen
Ambiente y bienestar humano
El presente ensayo aborda el deterioro ambiental en las
urbes y sus consecuencias en el bienestar humano, e intenta promover el urbanismo ecológico como un reto
ambiental de gobiernos y ciudadanos, que requiere amplia participación y compromiso.
En diversas formas siempre hemos reconocido nuestra
primordial dependencia del ambiente, pero el balance entre nuestra forma de vida y el ambiente solo se
convirtió en asunto de preocupación en la década del
sesenta, y únicamente para una parte de la humanidad
(LONG, 2000). A finales de la misma década el mundo
occidental veía con consternación la pérdida de diversidad biológica, la degradación de los recursos naturales,
la contaminación, y percibía a la gente como la raíz de
esos problemas (CARSON, 1962; HARDIN, 1968; LONG,
2000). Posteriormente, en un mundo polarizado, en el
que solo un tercio de la población mundial habitaba
las urbes y aún no se conocía la magnitud del agujero
de ozono, los setentas dieron a luz al ambientalismo
moderno. Así, para 1972 se celebraba la conferencia
de la Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano en Estocolmo, Suecia. La Conferencia de Estocolmo
produjo una Declaración con 26 principios y un Plan
de Acción con 109 recomendaciones, reconocido como
Palabras clave
Ambiente urbano, bienestar humano, urbanismo ecológico, Quito.
Abstract
This essay addresses urban environmental degradation
and its consequences on human well being, and promotes ecological urbanism as an environmental challenge
for governments and citizens, requiring broad participation and commitment.
Keywords
Urban environment, human well being, urban ecology,
Quito.
* Escuela de Ciencias Geográficas PUCE, Quito, Ecuador: [email protected]
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Urbanismo ecológico: el reto ambiental de Quito
ARAGUNDI, SHEIKA
el primer instrumento quasi – legal (ej. ‘soft law’1) en
asuntos ambientales internacionales (LONG, 2000). Si
bien la Conferencia de Estocolmo y sus principios son
actualmente percibidos como un reflejo de la reacción
de la sociedad occidental de la época, también es ampliamente reconocido que tuvieron repercusiones globales de largo plazo (Cf. CHENJE et al. 1996 citados por
PNUMA, 2002). Así, la Conferencia de Estocolmo promovió la planificación de los asentamientos humanos
con miras a erradicar los problemas ambientales y articuló el derecho de la gente a vivir en un ambiente cuya
calidad permita una vida digna y bienestar (CLARKE y
TIMBERLAKE, 1982). El bienestar humano ha sido definido esencialmente desde tres perspectivas: (1) la de
las posesiones y compensaciones materiales (SOLOW,
1991), (2) la de la satisfacción sobre las condiciones
propias de vida (DIENER, 2000) y (3) la de la capacidad
de las personas para ser y hacer (libertad para tomar
decisiones y actuar; SEN,1999). Probablemente la perspectiva más ampliamente aceptada sobre bienestar
humano es la de Sen, «el estado en que los individuos
tienen la capacidad y la posibilidad de llevar una vida
que tienen motivos para valorar» (SEN, 1999 citado por
el PNUMA, 2007), lo que incluye seguridad personal y
ambiental, acceso a bienes materiales que le permitan
una vida digna, salud y relaciones sociales beneficiosas
(SEN, 1999 citado por el PNUMA, 2007).
Bienestar humano en el contexto urbano
Entre el 40% y el 80% de la población mundial vive
en áreas urbanas, transformando el ambiente a través
de sus patrones de consumo, sus actividades socioeconómicas, movilidad y descarga de desechos (PNUMA,
2002, 2007). Si bien hay una evidente relación positiva
entre los niveles nacionales de desarrollo humano y los
de urbanización, el rápido crecimiento urbano también
conlleva desempleo, degradación ambiental, falta de
servicios, acceso a la tierra y vivienda adecuada (UNCHS,
2001). La pobreza es considerada uno de los mayores
motores de la degradación ambiental (PNUMA, 2002).
Según el PNUMA (2002), los procesos de desarrollo
en las urbes tienden a favorecer a las clases medias y
altas, relegando a la población de escasos recursos a
asentarse, de forma ilegal y en altas densidades, en la
periferia de la urbes, con frecuencia en áreas de riesgo,
1
Soft law ha sido definida como un tercer instrumento legal en derecho internacional de gran aplicación en la última década para tratar
asuntos sensibles como derechos humanos, protección y bioética y
abarca instrumentos como declaraciones, recomendaciones y resoluciones. Aunque no tenga per se un efecto obligatorio inmediato, se
espera que a largo plazo lo tenga (Andorno 2007).
96 |
susceptibles de inundarse o vulnerables a deslaves y
sin acceso a servicios básicos. Además de los impactos
ambientales locales, las urbes también tienen una significativa ‘huella ecológica’2 (WWF, 2000): conversión
de bosques a usos urbanos, excavaciones para la obtención de materiales de construcción, uso de madera
para infraestructura y combustible y contaminación de
cuerpos de agua, zonas costeras y aire se cuentan entre los impactos ambientales en la inmediata vecindad
de las urbes (PNUMA, 2002). La contaminación del aire
(por desarrollo de espiral urbana acompañada del uso
más extendido de transporte motorizado privado) del
agua (descargas pobremente tratadas o no tratadas de
deshechos orgánicos e industriales) y el pobre manejo
de desechos sólidos, afectan directamente el bienestar
humano en su concepción más elemental: la salud. Estas formas de degradación ambiental son por lo tanto
las mejor cuantificadas y abordadas desde lo gobernabilidad urbana y desde las políticas ambientales (PNUMA, 2002), pero no son las únicas.
Como lo revela el informe del PNUMA (2002), Perspectivas del Ambiente Mundial GEO-3: pasado, presente y
perspectivas futuras, otra forma de degradación ambiental consiste en la reducción de la superficie de cobertura vegetal en las urbes, destrucción de remanentes de ecosistemas únicos y contaminación por ruido.
Estas formas de alteración ambiental también perjudican el bienestar humano a través de la desvalorización
de su entorno, pudiendo erosionar el orgullo cívico y
«llevar a la indiferencia y el cinismo» (PNUMA, 2002).
Ambiente urbano y bienestar humano en
América Latina
En la medida en que es la región más urbanizada del
mundo en desarrollo, América Latina y el Caribe tuvieron un incremento de 176,4 millones a 390,8 millones
de pobladores en las urbes en el período 1970 – 2000:
en solo tres décadas el porcentaje de la población que
vive en las zonas urbanas aumentó de 58,9% a 75,3%
(PNUMA, 2002). Según el PNUMA (2002) esta proporción población rural/población urbana es similar a la
que se observa en los países industrializados. Las diferencias entre estas dos categorías socioeconómicas
de urbes tienen que ver, más bien, con la prevalencia
de la pobreza y marginalidad en áreas de riesgo, falta
de sistemas de alcantarillado, limitada capacidad para
desechos sólidos, contaminación atmosférica y limita2
La huella ecológica es el área productiva de suelo o sistema acuático requerida para producir los recursos usados y para asimilar los
deshechos producidos por una población especifica a un estándar de
vida especifico (Global Vision, 2001).
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Urbanismo ecológico: el reto ambiental de Quito
ARAGUNDI, SHEIKA
do acceso al agua potable. Todos estos problemas son susceptibles de ser
exacerbados por el cambio climático.
Así, las grandes urbes de América Latina, Norte América y Europa están sufriendo los efectos severos del calentamiento por el incremento del albedo
que irremediablemente acompaña el
aumento de superficies de asfalto y
concreto (KLINKENBORG, 2009). Las
grandes áreas de asfalto y concreto en
las urbes son también causantes del
incremento de sedimentos que se vierten a las alcantarillas y las taponan,
disminución de la humedad relativa y
drásticos cambios diarios de temperatura (el asfalto se enfría rápidamente
también) que afectan a citadinos/as y
a la escasa vida silvestre que aún habita las ciudades, y estrés laboral.
Cubierta verde sobre pared.
Paris, julio de 2010.
El Quito que tenemos versus
el Quito que queremos
Quito, primer Patrimonio Cultural de la
Humanidad (1978), comparte muchos
de los problemas que aquejan a las
grandes urbes latinoamericanas, como
revela el informe Perspectivas y cambio climático en el medio urbano: ECCO
Distrito Metropolitano de Quito (PNUMA y FLACSO, 2011). El informe, loable
esfuerzo de numerosas instituciones y
organismos nacionales e internacionales, es un compendio de los grandes
problemas ambientales que aquejan a
Quito en un escenario de cambio climático. ECCO Distrito Metropolitano
de Quito es también una propuesta de
acción en múltiples áreas y con muchos retos para los quiteños/as. De
hecho, un primer reto es enriquecerlo.
El informees bastante completo y detallado, sin embargo dice poco sobre la
tasa cobertura vegetal/cemento, i.e. el
cambio en cobertura verde dentro de
la urbe desde la década del setenta:
más allá de los bosques protectores y
cinturones verdes, Quito ha perdido y
sigue perdiendo parterres con árboles,
jardines y balcones con plantas.
Imagen: S. Aragundi.
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Urbanismo ecológico: el reto ambiental de Quito
ARAGUNDI, SHEIKA
Cubierta verde sobre pabellón de estudiantes, Universidad de Zürich, Suiza, julio de 2010
Imagen: S. Aragundi.
Quien camina por Quito en un día soleado tiene que
proveerse de una forma efectiva de protección solar
porque no tendrá el privilegio de la sombra de un árbol
en muchas, muchísimas cuadras.
Las urbes asentadas en valles de altura, como Quito,
han sido poco estudiadas en cuanto a variaciones de
temperatura diaria en relación a superficie de cemento versus superficie verde. Es muy posible que dada su
ubicación espacial, su marcada topografía y acelerado
crecimiento vertical, Quito sea particularmente vulnerable a gran escorrentía y cambios diarios y rápidos de
temperatura.
¿Qué decir de las propuestas para resolver el problema? Los círculos académicos y ambientalistas hablan
de cubiertas verdes en terrazas, dicen que podemos revertir la tendencia, que ya lo estamos haciendoy que
hay un techo verde aquí y allá (KLINKENBORG, 2009). El
98 |
edificio del Ministerio del Ambiente en Quito tiene una
cubierta verde y hay otra en el piso 14 del campus de la
PUCE ¿Prioridad o derroche ambientalista?
Aquí el reto para los quiteños y quiteñas: reconocer que
el verde florido en parterres, aceras, balcones, jardines
y terrazas no es derroche de dinero y/o tiempo sino una
necesidad en la que todos y todas debemos trabajar.
Urbanismo ecológico: a manera de
conclusión
Existe una tendencia generalizada en las personas de
las urbes a pensar que los problemas ambientales se
resuelven en las zonas rurales y las áreas naturales
protegidas y que la responsabilidad de resolverlos es
de la autoridad gubernamental. Esta impresión, unida
al prejuicio profundamente arraigado en ciudadanos
y ciudadanas de que la naturaleza no puede convivir
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Urbanismo ecológico: el reto ambiental de Quito
ARAGUNDI, SHEIKA
Cubierta verde sobre carretera, Visp - Andermatt, Suiza, julio de 2010
Imagen: S. Aragundi.
con la urbe, confluyen en una sinergia negativa que ha
hecho que el/la ciudadano/a común renuncie a la naturaleza en la ciudad y descuide sus responsabilidades
ambientales.
En países con economías prósperas, donde el paisaje
natural es escaso o inexistente, se hacen grandes esfuerzos por «naturalizar» las urbes y demás paisajes
antropizados, en un intento por mitigar los inmensos
costos ambientales de la industrialización. Estos esfuerzos han demandado un diálogo y compromisos
entre diversos sectores y disciplinas de investigación y,
hoy, entre sus más humildes primeros frutos están las
cubiertas verdes de edificios altos en grandes urbes, e.g.
Chicago, Nueva York, Vancouver, París, y Zúrich. Hay
quienes dicen, «es que París es París pues». Bueno «y
Quito es Quito, primer Patrimonio Cultural de la Humanidad, ‘¡Carita de Dios’!»
¿Derroche ambientalista? ¿Delirio ecologista? En la
actualidad las cubiertas verdes en urbes no solamente brindan a ciudadanos y ciudadanas la posibilidad
de contribuir activamente a contrarrestar los problemas ambientales que afectan a sus ciudades, sino que
además contribuyen a concientizar a la gente sobre
su responsabilidad en las soluciones a problemas ambientales, independientemente de su lugar de residencia o su lugar en la jerarquía de la toma de decisiones,
desde su humilde, pero primordial rol de ciudadano/a.
Como señala Sábato en La resistencia (2000): «Estamos
a tiempo de revertir este abandono y esta masacre. Esta
convicción ha de poseernos hasta el compromiso (…) El
ser humano sabe hacer de los obstáculos nuevos caminos porque a la vida le basta el espacio de una grieta
para renacer».
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Urbanismo ecológico: el reto ambiental de Quito
ARAGUNDI, SHEIKA
Bibliografía
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Ecuador: potenciando los beneficios de los
servicios ambientales a través de instrumentos
económicos
Daniela Carrión1 y Marco Chíu2
Recibido: mayo 20/11. Aprobado: junio 10/11
Resumen
Abstract
En la sociedad global actual no existe una percepción real
de los beneficios que conlleva la conservación de los ecosistemas y, por tanto, de las funciones ecosistémicas que
proveen los ecosistemas al conservarlos. Este es el caso
de muchos Servicios Ambientales (SA) provistos por los
ecosistemas nativos, cuya conservación es fundamental
para el mantenimiento de dichos servicios. A pesar de la
importancia que tienen los SA para el ser humano, todavía
su valor, así como el costo de su pérdida a largo plazo, no
es tomado en cuenta en las decisiones sobre el uso de
los ecosistemas. Afortunadamente, la preocupación por la
pérdida o degradación de los SA es una discusión cada
vez más relevante a nivel internacional. En la actualidad,
se están generando mecanismos que buscan otorgar un
valor financiero a los beneficios provenientes de los SA,
de manera que se promueva su mantenimiento y uso sustentable. Existen formas de potenciar el valor de los SA y
sus beneficios relacionados con el fomento de prácticas
de conservación, por ejemplo a través de instrumentos
económicos. El presente análisis se enfoca en la aplicación
de medidas e instrumentos económicos que tienen sentido si se usan bajo la lógica de la economía de mercado.
Nowadays, it is common that society does not have a
real perception of the benefits of the conservation of
ecosystems, and therefore, of the ecosystem-functions
provided by those ecosystems. This is the case of many
Ecosystem Services (ES) provided by native ecosystems,
whose conservation is essential for the maintenance of
those services. Despite the importance of ES for humans,
the value of those services and the cost of long-term
loss are not taken into account when making decisions
on the use of ecosystems. Fortunately, concern about
the loss or degradation of ES is an increasingly important issue internationally. Mechanisms that seek to provide a financial value to the benefits from ES are now
being generated, so as to promote its maintenance and
sustainable use. There are ways to enhance the value of
the ES and the benefits related to conservation practices,
for example through economic instruments. This analysis focuses on measures and economic instruments that
can be applied to enhance the benefits of ES, which
make better sense if they are thought to be used under
the logic of the market economy.
Palabras clave
Ecosystem Services, conservation, ecosystems, economic
instruments, incentives, payment, benefits, market.
Servicios Ambientales, conservación, ecosistemas, instrumentos económicos, incentivos, pago, beneficios, mercado.
1
2
Key Words
Ministerio del Ambiente, Ecuador. [email protected]
Iniciativa para la conservación de la Amazonia. [email protected]
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Ecuador: potenciando los beneficios de los servicios ambientales a través de instrumentos económicos
CARRIÓN, DANIELA; CHIU, MARCO
Introducción
En la sociedad global actual no existe comúnmente una
percepción real de los beneficios que conlleva la conservación. Es también poco frecuente que la gente pueda
imaginar el tipo de actividades que implica la «conservación». De este modo, es de entender entonces que existe
una desconexión entre la percepción de la «conservación» y de los beneficios que esta tiene para la vida diaria. Es importante por tanto comenzar por asociar el término «conservación» con algo concreto, por ejemplo con
los «ecosistemas nativos», es decir, los espacios donde
existen especies vegetales y animales nativas del lugar
en donde se encuentran esos ecosistemas. Después, es
necesario reconocer que la conservación de esos ecosistemas nativos determina el mantenimiento de las funciones que cumplen los mismos, muchas de las cuales
son de una importancia determinante para la satisfacción de las necesidades humanas.
Según Weber, de forma general existen dos maneras de
racionalizar la importancia que la sociedad occidental
da a las cosas: «racionalidad de valor» y «racionalidad
instrumental». La primera se basa en el valor intrínseco
que tienen determinadas cosas por las que la sociedad
las considera importantes; la segunda se basa en el valor
utilitario que tienen determinadas cosas para cumplir
funciones específicas por las que la sociedad las considera importantes (CALLINICOS, 1999a).
Así, la biodiversidad puede ser importante para ciertos
segmentos de la sociedad por su valor intrínseco (racionalidad de valor), mientras que para otros puede ser
importante porque ha servido, por ejemplo, para encontrar la materia prima de medicamentos ampliamente
usados en la actualidad (racionalidad instrumental). Las
sociedades indígenas con mayor frecuencia han dado
un valor intrínseco a los ecosistemas nativos y las especies vegetales y animales que allí habitan; mientras
que las sociedades no indígenas, que basan gran parte
de la satisfacción de sus necesidades en una economía
de mercado, prefieren y dan importancia a los bienes y
servicios que usan o consumen, en función del valor utilitario y del valor que esos bienes o servicios tienen en el
mercado1 (CALLINICOS, 1999b).
El problema surge cuando muchos de esos bienes o servicios se encuentran sub-valorados o carentes de valor
en la economía de mercado y, por tanto, pierden su importancia para la percepción de la sociedad, a pesar de
que son fundamentales para la satisfacción de las ne1
Teoría que se diferencia a la que tradicionalmente había sido definida por David Ricardo y Karl Marx, para quienes el valor de un bien
en el mercado se definía en función del tiempo de trabajo necesario
para producir ese bien o mercancía.
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cesidades humanas. Ese es el caso de muchos servicios
ambientales (SA) provistos por los ecosistemas nativos,
cuya conservación es fundamental para el mantenimiento de esos servicios.
González et ál. proponen conceptualizar los SA como los
procesos naturales mediante los cuales los ecosistemas
nativos sustentan y satisfacen las necesidades humanas,
proporcionando beneficios que contribuyen al bienestar
de los seres humanos. Existen cuatro categorías de servicios ambientales provistos por los ecosistemas, definidas de acuerdo a su función; estas son: (1) aprovisionamiento, (2) regulación, (3) culturales y (4) de soporte a
procesos naturales. Los servicios de aprovisionamiento
son los bienes que los seres humanos obtienen de los
ecosistemas, tales como alimento, fibras, combustible,
madera, etc; los servicios de regulación se relacionan
con los beneficios obtenidos por el funcionamiento de
los ecosistemas, tales como el control del clima, la regulación hidrológica, control de la erosión, entre otros; los
servicios culturales son aquellos relacionados a los valores culturales, recreativos, estéticos y educacionales de
los ecosistemas; por último, los servicios de soporte son
aquellos procesos naturales que contribuyen a mantener otros servicios ambientales, tales como los ciclos de
nutrientes, formación de suelos, entre otros (GONZÁLEZ
et ál., 2007).
A pesar de la importancia que tienen los SA para el ser
humano, todavía su valor, así como el costo de su pérdida a largo plazo no son tomados en cuenta en las decisiones sobre el uso de los ecosistemas. Como resultado
de la falta de planificación a largo plazo y del enfoque
de las decisiones de manejo y uso de los ecosistemas en
los retornos financieros de corto plazo, los ecosistemas
que proveen estos SA usualmente se usan de manera no
sostenible, lo que resulta en su degradación.
Afortunadamente, la preocupación por la pérdida o degradación de los SA es una discusión cada vez más relevante a nivel internacional. En las últimas décadas, se ha
generado una conciencia social sobre la magnitud de los
problemas ambientales y su vinculación directa con los
procesos de desarrollo. A nivel mundial se están generando mecanismos que buscan otorgar un valor financiero a los beneficios provenientes de los SA, de manera
que se promueva su mantenimiento y uso sustentable.
En cualquier caso, la discusión sobre la valoración que la
sociedad da a los SA puede ser útil si se la enmarca dentro de la lógica de la «economía de mercado», dado que
la sociedad actual mayoritariamente basa la satisfacción
de sus necesidades y la forma en la que da valor a las
cosas dentro de dicha lógica. Sin embargo, es necesario
reconocer que existen otras formas de potenciar el valor
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Ecuador: potenciando los beneficios de los servicios ambientales a través de instrumentos económicos
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de los SA y sus beneficios relacionados con el fomento
de prácticas de conservación que van más allá del mercado y que tienen que ver más bien con la aplicación
de políticas, o la implementación de técnicas como la
restauración ecológica, entre otras. El presente análisis
se enfoca en la aplicación de medidas e instrumentos
económicos que tienen sentido si se usan bajo la lógica
de la economía de mercado.
El valor de los servicios ambientales
para la sociedad
Las motivaciones que tiene la sociedad actual2 para dar
valor a las cosas se basa en una lógica de mercado, es
decir, según el valor monetario con el que se puede adquirir un bien o servicio. De forma general, el valor está
determinado por la relación entre oferta y demanda; si
existe una mayor oferta el precio tiende a bajar, considerando que la demanda se mantiene constante o se incrementa, mientras que si la oferta disminuye y la demanda
se mantiene o se incrementa el precio también aumenta.
Existe la noción de que las características de la sociedad
actual son un reflejo del modelo económico dominante
(acumulación de capital en una economía de mercado);
lo que ha determinado, por ejemplo, que haya la tendencia a dar mayor valor a las cosas materiales que tienen
generalmente un valor utilitario, a pesar de que no todos
los bienes en el mercado son altamente valorados por su
utilidad únicamente, sino por otras características como
el estatus que a ellos la sociedad haya asociado, como
los bienes de lujo. De esta manera, los bienes y servicios
que son altamente valorados por la sociedad actual responden a las prioridades que han sido impuestas por un
modo de vida en donde se valora la acumulación de capital monetario, incluyendo los bienes y servicios de mayor valor económico; lo cual constituye una respuesta al
modelo económico dominante en el mundo occidental.
En este contexto, se puede entender que los SA no han
sido valorados por la sociedad actual, y consecuentemente por el modelo económico dominante, al menos
por dos razones. Primero porque los SA no han sido incluidos en el modelo económico o en el mercado como
un «bien» o «servicio» valorado, es decir no tienen la categoría de «artículo mercantil» o «mercadería», el cual
puede ser tranzado por un valor monetario específico.
En consecuencia, al no tener los SA un precio mercantil,
la sociedad no ha encontrado ni siquiera un valor instrumental en ellos. La segunda razón por la que se puede
explicar porqué los SA no son valorados por la sociedad
Quizá es conveniente aclarar que en este contexto por «sociedad
actual» se entiende a las sociedades del mundo occidental, predominantemente capitalistas.
2
actual tiene que ver con el desconocimiento general de
esa sociedad acerca del «valor instrumental» que tienen
los mismos para ella.
Muchos SA están directamente conectados con la satisfacción de necesidades de la población: la regulación
hidrológica de los ecosistemas alto-andinos como los
páramos, que facilita el acceso al agua dulce a muchas
poblaciones andinas; o la provisión de hábitat que permite el mantenimiento de una diversidad biológica de
plantas y animales que permite encontrar los elementos
(como fibras y resinas) necesarios para la elaboración de
muchos productos útiles para la sociedad como medicinas o alimentos, son solamente dos ejemplos claros en
este contexto. Sin embargo, esa utilidad instrumental de
los SA3 no es reconocida por la sociedad, lo que como
consecuencia determina que no se de un valor a los mismos ni por su «utilidad», ni porque sean un «bien» o «servicio» valorado en el mercado.
Pero más allá de que para la sociedad en general la conexión entre los SA y la satisfacción de necesidades de
la población sea evidente, la no inclusión de los SA en el
mercado como un «bien» o «servicio» que tienen un valor
específico, está determinada por una deficiencia en el
mercado. En el sistema económico actual, los SA carecen
de un mercado formal donde pueden ser transados; por
lo tanto, a pesar de tener valor carecen de un precio en
el mercado. Esto resulta en la no inclusión de los SA en
un mercado formal, lo cual a la larga resulta en implicaciones negativas en el manejo de los recursos naturales y ecosistemas; así como también en términos macro
resulta en degradación ambiental. Aparte de las fallas
de mercado, también existen fallas institucionales y de
políticas públicas que se presentan en los sistemas de
reglas, normas de uso y acceso a los recursos (MORENODÍAZ et ál., 2008).
El modelo económico actual no otorga un valor monetario a los SA que proveen los ecosistemas; la sociedad
se beneficia de estos servicios sin que le represente un
costo económico por recibirlos. Lo anterior determina
también una falta de inversión por parte de la sociedad
en mantener y conservar las fuentes que proveen los SA.
Por otro lado, a pesar de que los SA no han sido incluidos en el mercado, los bienes ambientales provenienEsto no debe entenderse como que los servicios ambientales únicamente tienen un valor instrumental. Como se ha indicado, algunos
servicios ambientales pueden ser considerados importantes por su
valor intrínseco (racionalidad de valor), o porque presentan otro tipo
de beneficio que a pesar de ser «instrumental» no son asociados fácilmente como un «bien» o «servicio» valorado en el mercado; este es el
caso por ejemplo de la belleza escénica que proveen los ecosistemas
y que con frecuencia es asociada a ecosistemas nativos en buen estado de conservación.
3
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tes de los ecosistemas generalmente si tienen un valor
mercantil, lo que resulta en la realización de inversiones
para extraer esos bienes, incluso cuando esas actividades extractivas determinan la degradación o destrucción
de los SA.
En las últimas décadas se ha creado un nivel de conciencia sobre esta problemática en la sociedad. Es así que
desde la década del noventa se ha intentado cambiar
esta tendencia a través de la promoción de mecanismos financieros que faciliten la gestión sostenible de
los recursos naturales. El objetivo de dichos mecanismos
consiste en realinear las fuerzas de mercado de manera que se invierta sustentablemente tanto en los bienes
como en los SA que provienen de los ecosistemas, incorporando los costos de deteriorar los ecosistemas y los
beneficios de conservarlos, como factores clave en las
decisiones económicas. Se busca que la economía global
se ajuste de manera que las fuerzas de mercado reconozcan la inversión al mantenimiento de los SA como un
beneficio que puede generar réditos económicos a corto
y largo plazo. Esta inversión en los SA debería a su vez
incrementar la producción de bienes ambientales, alcanzando de forma simultánea un crecimiento económico
sostenido y una restauración de los ecosistemas.
En la actualidad, se reconoce la importancia de valorar
los bienes y servicios de los ecosistemas. Existen diversos instrumentos económicos que buscan hacer tangibles los costos y beneficios ambientales en los procesos
productivos, tratando de poner en evidencia la importancia de los SA para la sociedad. La aplicación de estos
instrumentos económicos ha resultado en la creación de
mercados emergentes establecidos para transar los beneficios provenientes de los SA.
¿Cómo potenciar los beneficios provenientes
de los servicios ambientales para la sociedad?
Existen varias opciones para potenciar los beneficios
provenientes de los SA para la sociedad4. Entre ellas se
puede mencionar: medidas legislativas, herramientas y
técnicas para el manejo sustentable de los recursos naturales5 e instrumentos económicos.
4
Potenciar los beneficios de los SA para la sociedad debe entenderse
en este contexto como el mantenimiento de los mecanismos naturales que hacen posible la existencia de esos beneficios a través de
prácticas de conservación, así como también la definición de las herramientas que garanticen la permanencia de esas prácticas de conservación frente a otros usos potenciales de los recursos naturales
que forman parte de esos ecosistemas.
5
El manejo sustentable de los recursos naturales debe entenderse
como el desarrollo de prácticas de aprovechamiento de esos recursos
sin poner en peligro la estabilidad de los ecosistemas en donde se
encuentran esos recursos.
104 |
•Medidas
legislativas: Tiene que ver con la definición
de políticas, leyes, normas y reglamentos orientados al
buen manejo de los recursos naturales, los que pueden ser definidos a nivel del gobierno central o de los
gobiernos locales. Por ejemplo, las políticas de explotación agropecuaria pueden incluir provisiones legales
que obliguen a los agricultores a conservar la cobertura vegetal nativa de cierto porcentaje de sus propiedades; asimismo, los gobiernos locales pueden declarar
áreas de protección estricta a ciertas porciones de territorio dentro de sus jurisdicciones; o, por otro lado, se
pueden definir leyes que determinen la asignación de
recursos económicos por parte de ciertos actores con
el objeto de financiar el manejo y administración de las
áreas protegidas.
•Herramientas y técnicas para el manejo de los recursos naturales: Son aquellas técnicas aplicadas normalmente a nivel de ecosistemas o paisajes, que permiten
minimizar los impactos de las actividades de aprovechamiento de los recursos naturales o su recuperación.
Ejemplos de este tipo de técnicas son el manejo forestal sostenible, la restauración ecológica, la armonización del uso potencial del territorio con el uso actual del mismo a través del ordenamiento territorial, la
agro-forestería, el mejoramiento de las prácticas agropecuarias y mejora de la productividad en áreas agrícolas para minimizar la presión sobre los recursos naturales, entre otras.
•Instrumentos económicos: Se refiere a la aplicación de
medidas de tipo económico orientadas a racionalizar el
aprovechamiento de los recursos naturales. Entre este
tipo de instrumentos se puede mencionar la aplicación
de impuestos, los subsidios, las políticas de incentivos,
la valoración económica de bienes y servicios ambientales intangibles, los esquemas de pago por servicios
ambientales, entre otros.
De esta gama de opciones, en este artículo se analizan
los instrumentos económicos por ser considerados una
alternativa para «potenciar» los beneficios provenientes
de los SA contribuyendo a contrarrestar las fallas de
mercado y aquellas políticas/medidas que han implicado
un aprovechamiento no sustentable de los SA. Adicionalmente, el implementar instrumentos económicos para la
gestión ambiental complementa los esquemas tradicionales de regulación directa, los cuales en la mayoría de
casos son políticas sectoriales de «comando-control». La
aplicación de instrumentos económicos para la gestión
ambiental, representa una de las maneras de incluir en
el actual modelo económico a los SA, como parte de un
mercado.
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Ecuador: potenciando los beneficios de los servicios ambientales a través de instrumentos económicos
CARRIÓN, DANIELA; CHIU, MARCO
En la actualidad existe dificultad para asignar un valor
real a los SA; sin embargo, a través de la aplicación de
instrumentos económicos se emplean medidas para
conservar y potenciar aquellos servicios otorgándoles
un valor en el mercado. En este sentido, se da origen a
mercados que buscan «premiar» actividades de conservación de los SA. A través de estos mercados, se otorga un valor económico a los SA o específicamente a los
beneficios provenientes de los SA, los mismos que son
transados en dichos mercados.
Actualmente existe un mercado creciente en el cual se
transan «créditos de carbono», los cuales se generan por
la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), lo que a su vez, en algunos casos es el producto
de un SA (el secuestro de carbono en plantaciones forestales, o su almacenamiento en bosques nativos). También existen mercados emergentes para otros SA tales
como los relacionados a recursos hídricos y biodiversidad. La principal característica de dichos mercados es
que las transacciones se basan en garantizar el mantenimiento, restauración y potenciación de un SA específico,
por ejemplo la regulación hidrológica, la conservación
de la biodiversidad o el secuestro/almacenamiento de
carbono.
La escala del mercado depende del SA transado. De manera general, el mercado de carbono es considerado un
mercado «global» debido que el comprador de un crédito de carbono puede estar ubicado en cualquier lugar
del mundo y de todas maneras recibir el beneficio por
la reducción de emisiones de GEI. Este mercado, hasta el momento, es el mercado de mayor volumen. Las
transacciones realizadas en los mercados relacionados
a «recursos hídricos» y «biodiversidad» mientras tanto,
tienen una escala local y regional, por lo que los instrumentos aplicados para potenciar los SA provenientes de
los recursos hídricos y la protección de la biodiversidad
difieren de aquellas aplicadas a un mercado que transa
emisiones de GEI reducidas.
Las transacciones realizadas en el mercado de carbono
provienen en su mayoría de la reducción de emisiones
en el sector industrial, originadas por diferentes procesos de mejora en aplicaciones tecnológicas o en la racionalización en el uso de energía y no por el manejo de
ecosistemas en sí. Según datos del 2010, en este mercado se realizan transacciones que alcanzan un monto
total de USD 270 billones, únicamente considerando el
mercado regulado6. En el mercado voluntario, los mon6
Se entiende por mercado regulado aquel creado a través de la implementación de los mecanismos de flexibilidad que fueron acordados en el Protocolo de Kyoto, en el contexto de la Convención Marco
de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) en 1997.
tos son menores, según datos del 2006, el valor transado
fue de USD 91 millones (FOREST TRENDS, 2007).
Es necesario considerar que actualmente se discuten a
nivel internacional mecanismos que permitan incluir la
regulación del clima, a través de manejo de ecosistemas, como parte de dicho mercado. Un ejemplo de lo
anterior es el mecanismo de Reducción de Emisiones por
Deforestación y Degradación de Bosques (REDD), discutido en la Convención Marco de las Naciones Unidas
sobre Cambio Climático (CMNUCC) como un potencial
mecanismo de mitigación a ser aplicado en los países
en desarrollo (UNITED NATIONS, 2007). A través de este
mecanismo, se busca implementar políticas y medidas
aplicadas al sector forestal que contribuyan a reducir
las emisiones de GEI originadas por la deforestación y
degradación de los ecosistemas boscosos. En principio,
los países que logren reducir sus emisiones asociadas a
estas actividades serán compensados por estas emisiones evitadas, las mismas que podrán ser comercializadas
en el mercado.
En relación a los SA provistos por los ecosistemas ubicados en las cuencas hidrográficas altas, que son aquellos
relacionados con el agua, existen experiencias a nivel
local en varios países. En general, se han identificado
tres maneras distintas de transar dicho SA: (1) esquemas
de pagos públicos; (2) acuerdos privados entre las partes; y (3) esquemas de transacciones abiertas. Los mercados relacionados al SA «agua» son considerados una
oportunidad para manejar de manera sustentable este
recurso. Actualmente existen experiencias de «pago por
servicios ambientales» (PSA) implementadas en zonas
marinas y costeras; sin embargo, este mercado continua
siendo pequeño. En el periodo 2000-2008 el volumen de
transacciones de dicho mercado representó un monto
total de USD 52 millones a nivel mundial (STANTON et
ál., 2010), lo que representa un mercado todavía muy
pequeño en consideración de la relevancia de los SA
relacionados con la provisión de este recurso. Por esa
razón es necesario implementar medidas para potenciar
la conservación y manejo sustentable del agua.
En relación a los mecanismos aplicados para la conservación de la biodiversidad, varias iniciativas son desarrolladas para potenciar dicho SA, entre las que se puede
destacar: (1) valoración de hábitats con alta biodiversidad; (2) pagos por el uso y manejo de la biodiversidad;
(3) negocios por conservación de la biodiversidad tales
como «etiquetas ecológicas», eco-turismo o la aplicación
de estándares internacionales relacionados; y (4) bioprospección; entre otros. Estos mercados buscan reducir
los impactos causados por las actividades de desarrollo
en la biodiversidad e incluyen cualquier pago realizado
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Ecuador: potenciando los beneficios de los servicios ambientales a través de instrumentos económicos
CARRIÓN, DANIELA; CHIU, MARCO
para proteger, restaurar o manejar la biodiversidad. El
mercado de SA relacionados con la biodiversidad representa un tamaño medio según el monto transado, el que
fluctúa entre USD 1.8 y USD 2.9 billones (MADSEN et ál.,
2010).
Los casos antes descritos, a pesar de ser considerados
mercados emergentes, tienen mucho potencial. A través de la implementación de instrumentos económicos
existe la posibilidad de que estos mercados crezcan. El
objetivo es que la implementación de dichos mecanismos genere los servicios que pueden ser transados en
los mercados. A continuación se presenta algunos instrumentos económicos identificados como exitosos para
lograr la conservación de los SA.
Pago por Servicios Ambientales
Los programas de pago por servicios ambientales (PSA)
buscan dar un valor económico a un servicio ambiental
específico. Bajo este esquema se realiza un pago que da
lugar a la existencia de un beneficio, el cual de lo contrario no hubiera ocurrido. Los PSA ofrecen incentivos
económicos para fomentar usos más eficientes y sostenibles de los SA. En un esquema de PSA se realizan transacciones voluntarias entre un «comprador» del SA que
usualmente es aquel que se beneficia del servicio definido y un «proveedor» que se compromete a continuar
suministrando el servicio (FORESTS TRENDS et ál., 2008).
Existen diversas formas de PSA. Los esquemas pueden
ser privados, en los cuales el Gobierno no participa;
también pueden ser esquemas públicos en donde el Gobierno, sea nacional o local, participa de alguna manera,
por ejemplo siendo el ente pagador o el intermediario
que distribuye los beneficios. Una tercera forma son
los esquemas mixtos, donde participan tanto agentes
privados y comunidades, así como gobiernos (FORESTS
TRENDS et ál., 2008).
Este instrumento innovador, complementario a las políticas de comando-control, es cada vez más utilizado en
los países de América Latina. Existen casos de PSA para
distintos SA, siendo los de biodiversidad, agua y, en los
últimos años, carbono, los más populares. A pesar de
que los programas difieren en cuanto al diseño e implementación dependiendo del tipo de SA y el país, se
pueden identificar tres dimensiones comunes necesarias
para la implementación de cualquier PSA: (1) ecológica
y geográfica; (2) económica y social y; (3) legal, institucional y de políticas (CASAS, 2008).
Impuestos y subsidios
Los impuestos y subsidios son instrumentos económicos
ampliamente usados con varios propósitos, incluyendo
106 |
la racionalización del aprovechamiento de los recursos
naturales. La aplicación de impuestos tiene varios objetivos, siendo la recaudación de tributos la más importante. La forma en la que se aplican busca obtener o
asignar un valor económico adicional al desarrollo de
ciertas actividades, o a la adquisición de ciertos bienes o
servicios. En el caso de la aplicación de incentivos para
fines relacionados con el buen manejo de los recursos
naturales se busca minimizar el desarrollo y práctica de
ciertas actividades perjudiciales para el medio ambiente,
o agregar un costo adicional a bienes o servicios cuya
obtención, fabricación o implementación determina el
deterioro de uno o varios recursos naturales.
Adicionalmente, la aplicación de impuestos con fines de
manejo de recursos naturales también se ha usado para
recaudar recursos económicos que posteriormente serán usados para actividades orientadas al buen manejo
de los recursos naturales. Por ejemplo, en Costa Rica se
ha aplicado un impuesto al consumo de los combustibles cuya recaudación está destinada a financiar un
programa estatal de PSA.
La aplicación de subsidios, igual que la aplicación de impuestos puede tener varios objetivos, siendo el fomento
de ciertas actividades económicas el objetivo más común, ya sea a través de aplicar los subsidios en el proceso productivo de una actividad económica o a través
de aplicación de los subsidios en la compra de bienes o
servicios de una determinada actividad económica. Sin
embargo, en algunos países de Europa especialmente,
se ha incursionado en la aplicación de subsidios con el
objetivo de alcanzar un buen manejo de los recursos
naturales o de mantener los servicios ambientales de
ciertos ecosistemas. Por ejemplo, en Suecia se aplican
subsidios a las actividades agrícolas con varios objetivos,
siendo uno de ellos el mantenimiento de las funciones
eco-sistémicas de áreas cubiertas con especies vegetales
nativas.
En estos casos, en las áreas agrícolas de Suecia se aplican subsidios dirigidos a los agricultores que se especializan en la producción de ciertos vegetales, como los
tubérculos para la producción de azúcar, de tal forma
que se evite la producción de dichos tubérculos para
mantener en estado natural ciertas áreas de las propiedades de estos agricultores. Si bien es cierto que estos
subsidios pretenden controlar los precios de mercado,
también han sido usados para evitar la conversión de
uso del suelo por parte de los agricultores en áreas importantes por sus funciones ecológicas, como los humedales, que han sido restauradas y que se encuentran
ubicadas dentro de las áreas productivas de las granjas.
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Ecuador: potenciando los beneficios de los servicios ambientales a través de instrumentos económicos
CARRIÓN, DANIELA; CHIU, MARCO
Políticas de Incentivos y compensación
Las políticas de incentivos y compensación en general
pueden tener objetivos similares a los de los impuestos
y subsidios7. Normalmente han sido usadas para promover la realización de ciertas actividades productivas específicas o para compensar los daños y perjuicios ocurridos por la implementación de una actividad productiva
o por el acontecimiento de un contingente asociado a la
implementación de esa actividad y que haya perjudicado
a un segmento determinado de la población.
En relación con el manejo de los recursos naturales, se
puede mencionar como ejemplo de aplicación de políticas de incentivos, la discusión internacional alrededor
del mecanismo de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de Bosques (REDD) que se desarrolla en el contexto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. El principio del uso
de dicho mecanismo supone la aplicación de un incentivo monetario para apoyar actividades que disminuyan la
deforestación, entre las que se puede mencionar la aplicación de incentivos para la conservación de bosques
nativos, el manejo forestal sostenible y el incremento de
los reservorios de carbono forestal a través de actividades de forestación y reforestación.
De la misma manera, el Programa Socio Bosque implementado en Ecuador, que otorga un valor monetario a
los beneficiarios que voluntariamente decidan conservar
sus remanentes de bosque nativo y otros remanentes de
vegetación nativa, constituye la aplicación de una política de incentivos para la conservación.
Las políticas de compensación, como se dijo antes, buscan básicamente reponer el daño causado a un segmento de la población por el desarrollo de una actividad económica o por un incontingente asociado al desarrollo
de esa actividad. En principio, este tipo de políticas con
mucha dificultad puede alcanzar un objetivo como el
buen manejo de los recursos naturales; por el contrario,
normalmente aparecen con el desarrollo de actividades
que atentan contra la estabilidad de los ecosistemas o
la salud de las poblaciones humanas. De todas maneras,
asociadas a la implementación de este tipo de políticas
existen ejemplos en donde se han desarrollado actividades que buscan, por ejemplo, restaurar las funciones
ecológicas de un ecosistema, lo cual tiene una relación
directa con el mantenimiento o recuperación de un SA.
7
De una forma muy general se puede decir que los impuestos, subsidios, incentivos y compensaciones tienen el objetivo de corregir las
fallas del mercado, y de esa manera, entre otras cosas controlar los
precios de los bienes y servicios tranzados en el mercado. Pero debe
tenerse en cuenta que no son los únicos mecanismos para ese efecto
y que tampoco han sido usados únicamente con ese propósito.
Evaluando distintos instrumentos
económicos para maximizar los beneficios
de los servicios ambientales
Casos de instrumentos económicos llevados a la
práctica
PSA: casos aplicados a los SA relacionados con agua
En el Ecuador, uno de los primeros casos de pago por
servicios hidrológicos de los bosques, se lleva a cabo en
San Pedro de Pimampiro, un municipio localizado en la
provincia de Imbabura en la región andina del país. La
propuesta surge como una respuesta a la problemática relacionada con la demanda de agua para consumo
humano en Pimampiro. Hasta el año 2001, un cuarto de
la población tenía acceso limitado al agua y el servicio
era provisto dos veces por semana por dos horas al día.
Los problemas de escasez de agua motivaron al municipio a implementar un programa de gestión ambiental en
las zonas de páramos y bosques, donde los principales
servicios prestados por los ecosistemas son el almacenamiento, retención y provisión de agua. En este esquema, el municipio cobra una tasa adicional del 20% a los
usuarios del agua, la misma que sirve para pagar a los
propietarios de las tierras en donde están ubicados los
ecosistemas que proveen el SA. El monto de estos pagos
está determinado por los costos de oportunidad de las
actividades agropecuarias o forestales (CASAS, 2008).
En general, el concepto de PSA en la región es nuevo,
sin embargo, tiene el potencial de promover la conservación de los ecosistemas y recursos naturales; por esta
razón en las últimas décadas se han desarrollado varios
casos de PSA. Algunos ejemplos a nivel regional incluyen
el caso de Panamá, en donde se creó un programa de
conservación del recurso hídrico para todas las comunidades de la cuenca hidrográfica del canal de Panamá
mediante una ley. Se puede citar también el caso de algunos países como Colombia, que han desarrollado estrategias para la implementación de PSA enmarcadas en
la legislación actual (IUCN et ál., 2008).
Incentivos: el Programa Socio Bosque (PSB)
El PSB constituye la implementación de una política de
incentivos para la conservación del bosque nativo y otros
remanentes de vegetación nativa. En base a las lecciones aprendidas de la implementación de esquemas de
«acuerdos de conservación» ejecutados en el norte de la
provincia de Esmeraldas en el Ecuador, y de otros esquemas similares aplicados en Costa Rica (Fondo Nacional
de Financiamiento Forestal - FONAFIFO) y México (Programa de Pago por Servicios Ambientales para la con-
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Ecuador: potenciando los beneficios de los servicios ambientales a través de instrumentos económicos
CARRIÓN, DANIELA; CHIU, MARCO
servación de las cuencas altas de sistemas hidrográficos,
ejecutado por el Consejo Nacional Forestal - CONAFOR),
el Ministerio del Ambiente lanzó en septiembre de 2008 el
PSB. El PSB fue creado como una alternativa promovida
por el gobierno de turno, como una iniciativa innovadora
que ofrece una opción opuesta a las tradicionales medidas «comando – control» que tradicionalmente han sido
ejecutadas en el Ecuador para el sector forestal.
A través de la implementación del PSB, el Ministerio del
Ambiente entrega un incentivo monetario a los propietarios de tierra que tienen bosque nativo y otros remanentes de vegetación nativa, y que se comprometen a
conservar esos remanentes durante un período de 20
años a través de la firma de un convenio. El incentivo está
determinado en función a una tabla en la que se definen
categorías según el tamaño del predio bajo conservación
y en la que para cada categoría se asigna un valor por
hectárea conservada. Adicionalmente, el PSB ha realizado
una priorización geográfica a nivel nacional, en base a la
cual se determina el orden de ingreso de los aspirantes a
beneficiarse del programa.
Esa priorización geográfica se basa en la calificación ponderada de tres indicadores que en orden descendente son
los siguientes: nivel de amenaza (a la conversión de uso en
función de la cercanía a las vías de acceso); importancia
por SA (en donde se consideran tres sub-variables: importancia por la provisión de hábitat para el mantenimiento
de la diversidad biológica, importancia para la regulación
del ciclo hidrológico, e importancia por las emisiones de
GEI evitadas en función del contenido de carbono en la
corteza vegetal de los ecosistemas); y nivel de pobreza de
la población en la zona.
En este caso, la aplicación de incentivos directos a la conservación de los remanentes de vegetación nativa es un
mecanismo que busca insertar la noción de «valor» a esa
vegetación en pie. Considerando además que una de las
razones que sustenta la selección de áreas para conservación es la importancia para el mantenimiento de SA,
entonces esta medida puede insertar también la noción
del «valor» de los SA para la sociedad. De todas maneras, mecanismos efectivos de monitoreo sobre las áreas
bajo conservación y sobre el buen uso de los incentivos
por parte de los beneficiarios son desafíos que enfrenta
el Programa. Asimismo, un adecuado sistema de monitoreo sobre el mantenimiento de los SA sería muy adecuado
para un esquema como este, en donde en el mediano y
largo plazo podría evaluarse la utilidad o efectividad de
esta herramienta económica para potenciar los beneficios
provenientes de los SA para la sociedad.
108 |
La contribución de los mecanismos económicos para
potenciar los beneficios provenientes de los servicios
ambientales
Los mecanismos de PSA tienen la ventaja de que identifican claramente en un sistema lógico los «proveedores»
y los «beneficiarios» o «compradores» de los SA, bajo el
entendido de que cada actor en el sistema comprende
muy bien su dinámica. En este sentido, con los roles de
cada actor del sistema claramente definidos se facilita
la determinación de los acuerdos en los que se basará el
mecanismo de PSA a ser implementado en un lugar específico. Esto aplica especialmente para los SA relacionados
con la regulación del ciclo hidrológico, lo cual además,
en ecosistemas montañosos como los existentes en los
Andes ecuatorianos, es particularmente evidente debido a
que los sistemas hídricos tienen límites físico-geográficos
definidos que determinan con mucha claridad los actores
involucrados en el sistema.
Por otro lado, en sistemas tan claramente definidos como
las cuencas hidrográficas de montaña, la noción de coresponsabilidad sobre el manejo de un recurso es un beneficio adicional que se desprende de la aplicación de mecanismos de PSA. Bajo el entendido de que cada actor en
el sistema comprende muy bien la dinámica del sistema,
se asume que se facilita la posibilidad de dar valor al SA
que proveen los ecosistemas ubicados en la cabecera de la
cuenca hidrográfica, lo que consecuentemente determina
eventualmente la «predisposición a pagar» por el servicio
por parte de los beneficiarios y la «predisposición a aceptar» un pago por parte de los proveedores del servicio8.
Por su parte, los incentivos económicos como herramienta económica aplicada para potenciar los beneficios provenientes de los SA, fundamentan su relevancia en el hecho de que se basa en la existencia de un entendimiento
ampliado por parte de los diseñadores de las políticas (así
como de los potenciales beneficiarios) sobre la importancia de conservar los ecosistemas nativos para mantener
los beneficios de los SA que se desprenden de esos ecosistemas. Lo anterior es una condición que precede al diseño de una política de incentivos económicos orientada
a conservar los ecosistemas nativos y sus funciones que
dan origen a los SA.
Sin embargo, desde la perspectiva opuesta –el diseño e
implementación de una política de incentivos económiEn un sistema hidrográfico, los “proveedores” del SA pueden ser los
propietarios de tierras cubiertas por remanentes de vegetación nativa que juegan un rol fundamental en la regulación del ciclo hidrológico del sistema; mientras que los “beneficiarios” del SA pueden ser
los habitantes de un centro poblado o los agricultores de las áreas
de la cuenca hidrográfica baja, para quienes la provisión de agua
tanto para consumo humano como para riego es de fundamental
importancia.
8
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Ecuador: potenciando los beneficios de los servicios ambientales a través de instrumentos económicos
CARRIÓN, DANIELA; CHIU, MARCO
cos con los propósitos antes definidos–, también puede
ser usada para promover el conocimiento ampliado de la
sociedad sobre la importancia de la conservación de los
ecosistemas nativos para dar origen a los SA que son fundamentales para la satisfacción de las necesidades huma-
nas. En el caso del Ecuador, y de muchas otras sociedades,
probablemente el segundo caso es el más aplicable, por
el mismo hecho del desconocimiento existente en la sociedad, entre la conexión de los SA y la satisfacción de las
necesidades humanas.
Tabla 1. Análisis de ventajas y desventajas de cada tipo de instrumento económico y su aplicabilidad en Ecuador
Instrumento
Económico
PSA
Ventajas
Desventajas
Aplicabilidad
en Ecuador
Se identifica claramente a los involu-
El valor a pagar en el esquema no
Este esquema funciona adecuadamente
crados en el esquema (compradores y
siempre compensa el costo de opor-
al aplicarlo a los SA relacionados con
proveedores del SA).
tunidad ligado a otras alternativas de
agua, especialmente en las cuencas alto
Se inserta a los SA en una lógica de
uso de suelo en el ecosistema donde se andinas.
mercado al darles un valor económico.
origina el SA.
El diseño e implementación es acorda-
Suelen ser exitosos cuando se aplican a sición de compradores y proveedores
do voluntariamente por las partes, lo
una escala local.
El esquema requiere de una predispodel SA a reconocer el valor económico y
que presupone un nivel de concientiza- Es difícil aplicar el esquema en donde el asumir el costo de oportunidad, lo que
ción sobre la importancia de los SA.
objeto del pago no produce beneficios
puede limitar su aplicación en el país.
Permiten también pagos no monetarios tangibles directos (p.e. biodiversidad y
por los beneficios del SA.
carbono).
La aplicación del mecanismo está am-
Los impuestos pueden generar resis-
La definición de nuevos instrumentos
parada por un instrumento legal.
tencia en una población que carece de
legales suelen tomar un tiempo rela-
La escala de aplicación puede ser más
concientización sobre la importancia
tivamente largo ya que pueden verse
amplia (regional o nacional).
de los SA.
afectadas por motivaciones políticas
Genera mejores oportunidades de
La definición e implementación del
y en la mayoría de casos requieren de
mecanismo puede implicar reformas
reformas institucionales.
legales e institucionales lo que implica
Este tipo de medidas son necesarias
mayor tiempo para su aplicación.
para alcanzar objetivos de man-
Impuestos y sostenibilidad a largo plazo.
subsidios En el caso de subsidios, se promueve
una actitud proactiva de la población
que lo recibe para mantener el SA.
tenimiento de SA pero deben ser
Al estar amparadas en instrumentos
complementadas con otros tipos de
legales, su aplicación puede darse a
instrumentos económicos que sean
distintas escalas y para todos los SA.
más flexibles.
Reconoce actividades realizadas volun- Estas medidas están orientadas a
Este tipo de medidas ofrecen resulta-
tariamente por los proveedores del SA.
incentivar/compensar acciones volun-
dos positivos en un contexto de baja
Son medidas basadas en desempeño.
tarias, por tanto al no ser atractivas
concientización y por tanto pueden ser
Permite ampliar el espectro de actores
al mediano y largo plazo podrían no
medidas de aplicación inicial que de-
involucrados y por tanto la escala de
cumplir los objetivos por los cuales se
berían ser reforzadas con otro tipo de
las medidas implementadas.
establecieron en un inicio.
medidas en lo posterior.
Políticas de
Son medidas aplicables a una amplia
Al orientar su aplicación a actividades
Pueden ser medidas aplicables para
incentivos y
gama de SA.
voluntarias, no se garantiza el manteni- cualquier SA y a cualquier escala.
compensación En el caso de compensación la medida
miento de los SA a largo plazo.
permite considerar los costos asociados En el caso de los incentivos, de no ser
y por tanto presenta oportunidades de
atractivos para los proveedores del SA,
sostenibilidad a largo plazo.
éstos podrían optar por otras opciones
que representen mayores beneficios
económicos y no necesariamente signifiquen el mantenimiento de los SA.
Elaboración: D. Carrión, M. Chíu.
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Ecuador: potenciando los beneficios de los servicios ambientales a través de instrumentos económicos
CARRIÓN, DANIELA; CHIU, MARCO
Conclusiones
Considerando el actual modelo económico, el cual determina las preferencias y el valor que la sociedad otorga a
los bienes y servicios, es pertinente considerar la posibilidad
de buscar los mecanismos que permitan incluir en la lógica
de mercado los bienes y servicios que se encuentran subvalorados ya sea por el desconocimiento de la importancia
de esos servicios para la vida diaria o por no haber encontrado el «valor instrumental» de dichos servicios. Entre los
servicios que se encuentran subvalorados en la economía
de mercado están los servicios ambientales provistos por
los ecosistemas.
En las últimas décadas se ha generado una creciente concientización de la problemática ambiental en la sociedad.
Esa problemática se refiere al deterioro de los ecosistemas
naturales causado por las actividades atribuidas a un modelo de desarrollo que busca la acumulación de capital a
corto plazo, sin internalizar los costos ambientales causados por dicho modelo. Esa concientización define además
la necesidad de conservar los SA provistos por los ecosistemas y potenciar los beneficios que ofrecen los mismos a
largo plazo.
Entre las alternativas propuestas para potenciar los beneficios de los SA se han identificado tres tipos de instrumentos:
(1) medidas legislativas; (2) herramientas y técnicas para el
manejo de los recursos naturales y; (3) instrumentos económicos. En una sociedad que basa sus decisiones en la lógica de mercado los instrumentos económicos constituyen
una alternativa que debe ser explorada. Estos instrumentos
buscan que los SA se inserten en una economía de mercado
buscando definir un valor económico a los mismos. Esos
instrumentos se aplican cada vez con mayor frecuencia y
pueden ser categorizados en tres grupos: (1) Pago por Servicios Ambientales; (2) Impuestos y Subsidios y; (3) Políticas
de incentivos y compensación. Mientras esos instrumentos
buscan el mismo objetivo, difieren en su diseño y aplicación
de acuerdo al contexto en el cual son aplicados.
Dadas las distintas circunstancias en las cuales los SA existen en el Ecuador, es preciso buscar la complementariedad
entre los instrumentos económicos aplicables en el país.
Además, para la aplicación de los instrumentos económicos, resulta necesario diseñar e implementar tales instrumentos como medidas complementarias a la definición de
políticas y el manejo sustentable de los recursos naturales.
Ninguna de estas alternativas puede solventar la problemática ambiental si actúa por sí sola. Finalmente, es necesario
ampliar la conciencia de la problemática ambiental en la
sociedad ecuatoriana, así como de la necesidad de aplicar
dichos instrumentos económicos como una alternativa que
contribuye a solventar esa problemática.
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Noticias de la Escuela de Ciencias Geográficas
Monserrath Mejía Salazar
Azucena Vicuña Cabrera
Parque Nacional Cotopaxi.
Imagen: Clara Natoli.
Eventos
Curso de prospectiva para los planes de desarrollo
y ordenamiento territorial
Dentro del programa de Vinculación con la Colectividad de la Escuela de Ciencias Geográficas se desarrollará un evento de orden internacional, con la presencia de un especialista en Prospectiva para el Ordenamiento Territorial.
Este acto académico constará de un curso de capacitación y una discusión técnica científica, sobre cómo
elaborar y evaluar Proyectos de Desarrollo y Ordenamiento Territorial. La iniciativa parte de la necesidad de
apoyar desde el punto de vista académico a todos los
técnicos que actualmente reflexionan sobre el futuro
del país a través de la Planificación del Desarrollo y el
Ordenamiento Territorial, en sus diferentes Gobiernos
Autónomos Descentralizados (GAD).
Con este motivo se reunirán en Quito, sede principal
de la PUCE, el Dr. Tomás Miklos, experto mexicano en
la aplicación de la Prospectiva en el Ordenamiento
Territorial, junto al Dr. Patricio Garcés, experto ecuatoriano que trabaja el mismo tema, así como los representantes de entidades rectoras del Ordenamiento
Territorial y algunos GAD del Ecuador que presentarán
sus experiencias locales.
Están convocados todos los profesionales que interesados en participar del aprendizaje de la Prospectiva.
Fecha: 25, 26, 27 y 28 de octubre. Lugar 5º piso del
edificio de ciencias y auditorio 1 de la torre 2.
Conferencia «Voces e imágenes de las lenguas en
peligro»
El evento se realizó entre el 7 y el 10 de septiembre
de 2011 en la PUCE. Tuvo como objetivo reflexionar
sobre las lenguas minoritarias, promover su mantenimiento dentro de un mayor número de contextos
comunicativos, su situación actual y sus relaciones
con las sociedades nacionales; y al mismo tiempo,
entender de mejor forma los retos que enfrentan
sus hablantes en la cotidianidad, tanto dentro de sus
propias comunidades, como fuera de ellas.
En este contexto la Escuela de Ciencias Geográficas
participó con el componente «Geolinguística Ecuador» dentro del Proyecto Oralidad Modernidad. En el
evento la MSc. Olga H. Mayorga, profesora de la Escuela, formó parte de la mesa redonda denominada
«Sociolingüística y lenguas en peligro».
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indicadas al final del trabajo en estricto orden alfabético de los autores, indicando:
Ejemplo: Libros
BUTTNER, T. (1993): Uso del Quichua y del Castellano en la Sierra Ecuatoriana. Quito: Ed. Abya Yala.
Elementos
APELLIDO, Inicial del nombre. (año): Título del libro. Lugar: Editorial.
Ejemplo: lista de páginas web
HARDIN, G. (1968): The Tragedy of the Commons. En: Science, 162, 1243-1248.
Rev.: 20.02.2005. En: http://dieoff.org/page95.htm
INEC (2004): Sistema integrado de consultas a los censos nacionales: VI Censo de población y vivienda 2001. Tema:
Migrantes.
Rev. 23.07.2004.
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