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100 REGLAS DE BRASILIA
Sobre acceso a la justicia de las personas en condición de vulnerabilidad.
CEDAW
Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación
contra la mujer.
Reglas de BANGKOK
Reglas de las Naciones Unidas para el tratamiento de las reclusas y medidas
no privativas de la libertad para las mujeres delincuentes.
DIRECTRICES DE RIAD
Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia
Juvenil.
Reglas de TOKIO
Reglas mínimas de las Naciones Unidas sobre las Medidas no Privativas de
Libertad.
FICHA TÉCNICA
Autoridades del Ministerio de la Defensa Pública:
Dra. Noyme Yore Ismael
Defensora General
Dra. Gloria Cartes
Defensora Adjunta Civil
Dra. Selva Morel de Acevedo
Defensora Adjunta Penal
Ministerio de la Defensa Pública
Año 2014.
Ministerio de la Defensa Pública
ÍNDICE
100 REGLAS DE BRASILIA
Sobre acceso a la justicia de las personas en condición de
vulnerabilidad. Página 7.
CEDAW
Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer. Página 33.
Reglas de BANGKOK
Reglas de las Naciones Unidas para el tratamiento de las
reclusas y medidas no privativas de la libertad para las
mujeres delincuentes. Página 51.
DIRECTRICES DE RIAD
Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de
la Delincuencia Juvenil. Página 85.
Reglas de TOKIO
Reglas mínimas de las Naciones Unidas sobre las Medidas
no Privativas de Libertad. Página 113.
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Ministerio de la Defensa Pública
100 REGLAS
DE
BRASILIA
Sobre acceso a la Justicia de las personas
en condición de vulnerabilidad
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Ministerio de la Defensa Pública
100 REGLAS DE
BRASILIA
Sobre acceso a la Justicia de las personas en condición
de vulnerabilidad
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
La Cumbre Judicial Iberoamericana, dentro del marco de los trabajos de su
XIV edición, ha considerado necesaria la elaboración de unas Reglas Básicas
relativas al acceso a la justicia de las personas que se encuentran en condición
de vulnerabilidad. De esta manera, se desarrollan los principios recogidos en
la “Carta de Derechos de las Personas ante la Justicia en el Espacio Judicial
Iberoamericano” (Cancún 2002), específicamente los que se incluyen en la
parte titulada “Una justicia que protege a los más débiles” (apartados 23 a 34).
En los trabajos preparatorios de estas Reglas también han participado las
principales redes iberoamericanas de operadores y servidores del sistema
judicial: la Asociación Iberoamericana de Ministerios Públicos, la Asociación
Interamericana de Defensorías Públicas, la Federación Iberoamericana de
Ombudsman y la Unión Iberoamericana de Colegios y Agrupaciones de
Abogados. Sus aportaciones han enriquecido de forma indudable el contenido
del presente documento.
El sistema judicial se debe configurar, y se está configurando, como un
instrumento para la defensa efectiva de los derechos de las personas en
condición de vulnerabilidad. Poca utilidad tiene que el Estado reconozca
formalmente un derecho si su titular no puede acceder de forma efectiva al
sistema de justicia para obtener la tutela de dicho derecho.
Si bien la dificultad de garantizar la eficacia de los derechos afecta con carácter
general a todos los ámbitos de la política pública, es aún mayor cuando se
trata de personas en condición de vulnerabilidad dado que éstas encuentran
obstáculos mayores para su ejercicio. Por ello, se deberá llevar a cabo una
actuación más intensa para vencer, eliminar o mitigar dichas limitaciones. De
esta manera, el propio sistema de justicia puede contribuir de forma importante
a la reducción de las desigualdades sociales, favoreciendo la cohesión social.
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100 Reglas de Brasilia
Las presentes Reglas no se limitan a establecer unas bases de reflexión
sobre los problemas del acceso a la justicia de las personas en condición de
vulnerabilidad, sino que también recogen recomendaciones para los órganos
públicos y para quienes prestan sus servicios en el sistema judicial. No
solamente se refieren a la promoción de políticas públicas que garanticen el
acceso a la justicia de estas personas, sino también al trabajo cotidiano de
todos los servidores y operadores del sistema judicial y quienes intervienen de
una u otra forma en su funcionamiento.
Este documento se inicia con un Capítulo que, tras concretar su finalidad,
define tanto sus beneficiarios como sus destinatarios. El siguiente Capítulo
contiene una serie de reglas aplicables a aquellas personas en condición de
vulnerabilidad que han de acceder o han accedido a la justicia, como parte
del proceso, para la defensa de sus derechos. Posteriormente contiene
aquellas reglas que resultan de aplicación a cualquier persona en condición
de vulnerabilidad que participe en un acto judicial, ya sea como parte que
ejercita una acción o que defiende su derecho frente a una acción, ya sea en
calidad de testigo, víctima o en cualquier otra condición. El último Capítulo
contempla una serie de medidas destinadas a fomentar la efectividad de estas
Reglas, de tal manera que puedan contribuir de manera eficaz a la mejora
de las condiciones de acceso a la justicia de las personas en condición de
vulnerabilidad.
La Cumbre Judicial Iberoamericana es consciente de que la promoción de
una efectiva mejora del acceso a la justicia exige una serie de medidas dentro
de la competencia del poder judicial. Asimismo, y teniendo en cuenta la
importancia del presente documento para garantizar el acceso a la justicia de
las personas en condición de vulnerabilidad, se recomienda a todos los
poderes públicos que, cada uno dentro de su respectivo ámbito de
competencia, promuevan reformas legislativas y adopten medidas que hagan
efectivo el contenido de estas Reglas. Asimismo se hace un llamamiento a las
Organizaciones Internacionales y Agencias de Cooperación para que tengan
en cuenta estas Reglas en sus actividades, incorporándolas en los distintos
programas y proyectos de modernización del sistema judicial en que participen.
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Ministerio de la Defensa Pública
CAPÍTULO I: PRELIMINAR
Sección 1ª.- Finalidad
(1) Las presentes Reglas tienen como objetivo garantizar las condiciones de
acceso efectivo a la justicia de las personas en condición de vulnerabilidad, sin
discriminación alguna, englobando el conjunto de políticas, medidas,
facilidades y apoyos que permitan a dichas personas el pleno goce de los
servicios del sistema judicial.
(2) Se recomienda la elaboración, aprobación, implementación y fortalecimiento
de políticas públicas que garanticen el acceso a la justicia de las personas en
condición de vulnerabilidad.
Los servidores y operadores del sistema de justicia otorgarán a las personas
en condición de vulnerabilidad un trato adecuado a sus circunstancias
singulares.
Asimismo se recomienda priorizar actuaciones destinadas a facilitar el acceso
a la justicia de aquellas personas que se encuentren en situación de mayor
vulnerabilidad, ya sea por la concurrencia de varias causas o por la gran
incidencia de una de ellas.
Sección 2ª.- Beneficiarios de las Reglas
1.- Concepto de las personas en situación de vulnerabilidad
(3) Se consideran en condición de vulnerabilidad aquellas personas que, por
razón de su edad, género, estado físico o mental, o por circunstancias sociales,
económicas, étnicas y/o culturales, encuentran especiales dificultades para
ejercitar con plenitud ante el sistema de justicia los derechos reconocidos por
el ordenamiento jurídico.
(4) Podrán constituir causas de vulnerabilidad, entre otras, las siguientes: la
edad, la discapacidad, la pertenencia a comunidades indígenas o a minorías, la
victimización, la migración y el desplazamiento interno, la pobreza, el género
y la privación de libertad.
La concreta determinación de las personas en condición de vulnerabilidad
en cada país dependerá de sus características específicas, o incluso de su nivel
de desarrollo social y económico.
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100 Reglas de Brasilia
2.- Edad
(5) Se considera niño, niña y adolescente a toda persona menor de dieciocho
años de edad, salvo que haya alcanzado antes la mayoría de edad en virtud de
la legislación nacional aplicable.
Todo niño, niña y adolescente debe ser objeto de una especial tutela por parte de
los órganos del sistema de justicia en consideración a su desarrollo evolutivo.
(6) El envejecimiento también puede constituir una causa de vulnerabilidad
cuando la persona adulta mayor encuentre especiales dificultades, atendiendo
a sus capacidades funcionales, para ejercitar sus derechos ante el sistema de
justicia.
3.- Discapacidad
(7) Se entiende por discapacidad la deficiencia física, mental o sensorial, ya
sea de naturaleza permanente o temporal, que limita la capacidad de ejercer
una o más actividades esenciales de la vida diaria, que puede ser causada o
agravada por el entorno económico y social.
(8) Se procurará establecer las condiciones necesarias para garantizar
la accesibilidad de las personas con discapacidad al sistema de justicia,
incluyendo aquellas medidas conducentes a utilizar todos los servicios
judiciales requeridos y disponer de todos los recursos que garanticen su
seguridad, movilidad, comodidad, comprensión, privacidad y comunicación.
4.- Pertenencia a comunidades indígenas
(9) Las personas integrantes de las comunidades indígenas pueden
encontrarse en condición de vulnerabilidad cuando ejercitan sus derechos
ante el sistema de justicia estatal. Se promoverán las condiciones destinadas
a posibilitar que las personas y los pueblos indígenas puedan ejercitar con
plenitud tales derechos ante dicho sistema de justicia, sin discriminación
alguna que pueda fundarse en su origen o identidad indígenas. Los poderes
judiciales asegurarán que el trato que reciban por parte de los órganos
de la administración de justicia estatal sea respetuoso con su dignidad, lengua
y tradiciones culturales.
Todo ello sin perjuicio de lo dispuesto en la Regla 48 sobre las formas de
resolución de conflictos propios de los pueblos indígenas, propiciando su
armonización con el sistema de administración de justicia estatal.
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Ministerio de la Defensa Pública
5.- Victimización
(10) A efectos de las presentes Reglas, se considera víctima toda persona física
que ha sufrido un daño ocasionado por una infracción penal, incluida tanto la
lesión física o psíquica, como el sufrimiento moral y el perjuicio económico.
El término víctima también podrá incluir, en su caso, a la familia inmediata o
a las personas que están a cargo de la víctima directa.
(11) Se considera en condición de vulnerabilidad aquella víctima del delito
que tenga una relevante limitación para evitar o mitigar los daños y perjuicios
derivados de la infracción penal o de su contacto con el sistema de justicia, o
para afrontar los riesgos de sufrir una nueva victimización. La vulnerabilidad
puede proceder de sus propias características personales o bien de las
circunstancias de la infracción penal. Destacan a estos efectos, entre otras
víctimas, las personas menores de edad, las víctimas de violencia doméstica o
intrafamiliar, las víctimas de delitos sexuales, los adultos mayores, así como
los familiares de víctimas de muerte violenta.
(12) Se alentará la adopción de aquellas medidas que resulten adecuadas para
mitigar los efectos negativos del delito (victimización primaria)
Asimismo procurarán que el daño sufrido por la víctima del delito no se vea
incrementado como consecuencia de su contacto con el sistema de justicia
(victimización secundaria)
Y procurarán garantizar, en todas las fases de un procedimiento penal, la
protección de la integridad física y psicológica de las víctimas, sobre todo
a favor de aquéllas que corran riesgo de intimidación, de represalias o de
victimización reiterada o repetida (una misma persona es víctima de más de
una infracción penal durante un periodo de tiempo). También podrá resultar
necesario otorgar una protección particular a aquellas víctimas que van a
prestar testimonio en el proceso judicial. Se prestará una especial atención
en los casos de violencia intrafamiliar, así como en los momentos en que sea
puesta en libertad la persona a la que se le atribuye la comisión del delito.
6.- Migración y desplazamiento interno
(13) El desplazamiento de una persona fuera del territorio del Estado de su
nacionalidad puede constituir una causa de vulnerabilidad, especialmente en
los supuestos de los trabajadores migratorios y sus familiares. Se considera
trabajador migratorio toda persona que vaya a realizar, realice o haya realizado
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100 Reglas de Brasilia
una actividad remunerada en un Estado del que no sea nacional. Asimismo se
reconocerá una protección especial a los beneficiarios del estatuto de refugiado
conforme a la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, así
como a los solicitantes de asilo.
(14) También pueden encontrarse en condición de vulnerabilidad los
desplazados internos, entendidos como personas o grupos de personas que se
han visto forzadas u obligadas a escapar o huir de su hogar o de su lugar de
residencia habitual, en particular como resultado o para evitar los efectos de
un conflicto armado, de situaciones de violencia generalizada, de violaciones
de los derechos humanos o de catástrofes naturales o provocadas por el
ser humano, y que no han cruzado una frontera estatal internacionalmente
reconocida.
7.- Pobreza
(15) La pobreza constituye una causa de exclusión social, tanto en el plano
económico como en los planos social y cultural, y supone un serio obstáculo
para el acceso a la justicia especialmente en aquellas personas en las que
también concurre alguna otra causa de vulnerabilidad.
(16) Se promoverá la cultura o alfabetización jurídica de las personas en
situación de pobreza, así como las condiciones para mejorar su efectivo acceso
al sistema de justicia.
8.- Género
(17) La discriminación que la mujer sufre en determinados ámbitos supone un
obstáculo para el acceso a la justicia, que se ve agravado en aquellos casos en
los que concurra alguna otra causa de vulnerabilidad.
(18) Se entiende por discriminación contra la mujer toda distinción, exclusión
o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o resultado menoscabar o
anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente
de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de
los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política,
económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera.
(19) Se considera violencia contra la mujer cualquier acción o conducta,
basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o
psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado, mediante
el empleo de la violencia física o psíquica.
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Ministerio de la Defensa Pública
(20) Se impulsarán las medidas necesarias para eliminar la discriminación
contra la mujer en el acceso al sistema de justicia para la tutela de sus
derechos e intereses legítimos, logrando la igualdad efectiva de condiciones.
Se prestará una especial atención en los supuestos de violencia contra la mujer,
estableciendo mecanismos eficaces destinados a la protección de sus bienes
jurídicos, al acceso a los procesos judiciales y a su tramitación ágil y oportuna.
9.- Pertenencia a minorías
(21) Puede constituir una causa de vulnerabilidad la pertenencia de una
persona a una minoría nacional o étnica, religiosa y lingüística, debiéndose
respetar su dignidad cuando tenga contacto con el sistema de justicia.
10.- Privación de libertad
(22) La privación de la libertad, ordenada por autoridad pública competente,
puede generar dificultades para ejercitar con plenitud ante el sistema de
justicia el resto de derechos de los que es titular la persona privada de libertad,
especialmente cuando concurre alguna causa de vulnerabilidad enumerada en
los apartados anteriores.
(23) A efectos de estas Reglas, se considera privación de libertad la que ha sido
ordenada por autoridad pública, ya sea por motivo de la investigación de un
delito, por el cumplimiento de una condena penal, por enfermedad mental o
por cualquier otro motivo.
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100 Reglas de Brasilia
Sección 3ª.- Destinatarios: actores del sistema de
justicia
(24) Serán destinatarios del contenido de las presentes Reglas:
a) Los responsables del diseño, implementación y evaluación de
políticas públicas dentro del sistema judicial;
b) Los Jueces, Fiscales, Defensores Públicos, Procuradores y demás
servidores que laboren en el sistema de Administración de Justicia de
conformidad con la legislación interna de cada país;
c) Los Abogados y otros profesionales del Derecho, así como los
Colegios y Agrupaciones de Abogados;
d) Las personas que desempeñan sus funciones en las instituciones de
Ombudsman.
e) Policías y servicios penitenciarios.
f) Y, con carácter general, todos los operadores del sistema judicial y
quienes intervienen de una u otra forma en su funcionamiento.
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Ministerio de la Defensa Pública
CAPÍTULO II: EFECTIVO ACCESO A LA
JUSTICIA PARA LA DEFENSA DE LOS
DERECHOS
El presente Capítulo es aplicable a aquellas personas en condición de
vulnerabilidad que han de acceder o han accedido a la justicia, como parte del
proceso, para la defensa de sus derechos.
(25) Se promoverán las condiciones necesarias para que la tutela judicial de
los derechos reconocidos por el ordenamiento sea efectiva, adoptando aquellas
medidas que mejor se adapten a cada condición de vulnerabilidad.
Sección 1ª.- Cultura jurídica
(26) Se promoverán actuaciones destinadas a proporcionar información básica
sobre sus derechos, así como los procedimientos y requisitos para garantizar
un efectivo acceso a la justicia de las personas en condición de vulnerabilidad.
(27) Se incentivará la participación de funcionarios y operadores del sistema de
justicia en la labor de diseño, divulgación y capacitación de una cultura cívica
jurídica, en especial de aquellas personas que colaboran con la administración
de justicia en zonas rurales y en áreas desfavorecidas de las grandes
ciudades.
Sección 2ª.- Asistencia legal y defensa pública
1.- Promoción de la asistencia técnico jurídica de la persona
en condición de vulnerabilidad
(28) Se constata la relevancia del asesoramiento técnico-jurídico para la
efectividad de los derechos de las personas en condición de vulnerabilidad:
•En el ámbito de la asistencia legal, es decir, la consulta jurídica sobre
toda cuestión susceptible de afectar a los derechos o intereses legítimos
de la persona en condición de vulnerabilidad, incluso cuando aún no se
ha iniciado un proceso judicial;
•En el ámbito de la defensa, para defender derechos en el proceso ante
todas las jurisdicciones y en todas las instancias judiciales;
•Y en materia de asistencia letrada al detenido.
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100 Reglas de Brasilia
(29) Se destaca la conveniencia de promover la política pública destinada a
garantizar la asistencia técnico-jurídica de la persona vulnerable para la
defensa de sus derechos en todos los órdenes jurisdiccionales: ya sea a través
de la ampliación de funciones de la Defensoría Pública, no solamente en el
orden penal sino también en otros órdenes jurisdiccionales; ya sea a través de
la creación de mecanismos de asistencia letrada: consultorías jurídicas con la
participación de las universidades, casas de justicia, intervención de colegios
o barras de abogados…
Todo ello sin perjuicio de la revisión de los procedimientos y los
requisitos procesales como forma de facilitar el acceso a la justicia, a la que se
refiere la Sección 4ª del presente Capítulo.
2.- Asistencia de calidad, especializada y gratuita
(30) Se resalta la necesidad de garantizar una asistencia técnico-jurídica de
calidad y especializada. A tal fin, se promoverán instrumentos destinados al
control de la calidad de la asistencia.
(31) Se promoverán acciones destinadas a garantizar la gratuidad de la
asistencia técnico-jurídica de calidad a aquellas personas que se encuentran en
la imposibilidad de afrontar los gastos con sus propios recursos y condiciones.
Sección 3ª.- Derecho a intérprete
(32) Se garantizará el uso de intérprete cuando el extranjero que no conozca
la lengua o lenguas oficiales ni, en su caso, la lengua oficial propia de la
comunidad, hubiese de ser interrogado o prestar alguna declaración, o cuando
fuere preciso darle a conocer personalmente alguna resolución.
Sección 4ª.- Revisión de los procedimientos y los
requisitos procesales como forma de facilitar el
acceso a la justicia
(33) Se revisarán las reglas de procedimiento para facilitar el acceso de las
personas en condición de vulnerabilidad, adoptando aquellas medidas de
organización y de gestión judicial que resulten conducentes a tal fin.
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Ministerio de la Defensa Pública
1.- Medidas procesales
Dentro de esta categoría se incluyen aquellas actuaciones que afectan la
regulación del procedimiento, tanto en lo relativo a su tramitación, como en
relación con los requisitos exigidos para la práctica de los actos procesales.
(34) Requisitos de acceso al proceso y legitimación
Se propiciarán medidas para la simplificación y divulgación de los requisitos
exigidos por el ordenamiento para la práctica de determinados actos, a fin de
favorecer el acceso a la justicia de las personas en condición de vulnerabilidad,
y sin perjuicio de la participación de otras instancias que puedan coadyuvar en
el ejercicio de acciones en defensa de los derechos de estas personas.
(35) Oralidad
Se promoverá la oralidad para mejorar las condiciones de celebración de las
actuaciones judiciales contempladas en el Capítulo III de las presentes
Reglas, y favorecer una mayor agilidad en la tramitación del proceso,
disminuyendo los efectos del retraso de la resolución judicial sobre la situación
de las personas en condición de vulnerabilidad.
(36) Formularios
Se promoverá la elaboración de formularios de fácil manejo para el ejercicio
de determinadas acciones, estableciendo las condiciones para que los mismos
sean accesibles y gratuitos para las personas usuarias, especialmente en
aquellos supuestos en los que no sea preceptiva la asistencia letrada.
(37) Anticipo jurisdiccional de la prueba
Se recomienda la adaptación de los procedimientos para permitir la práctica
anticipada de la prueba en la que participe la persona en condición de
vulnerabilidad, para evitar la reiteración de declaraciones, e incluso la práctica
de la prueba antes del agravamiento de la discapacidad o de la enfermedad. A
estos efectos, puede resultar necesaria la grabación en soporte audiovisual del
acto procesal en el que participe la persona en condición de vulnerabilidad, de
tal manera que pueda reproducirse en las sucesivas instancias judiciales.
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100 Reglas de Brasilia
2.- Medidas de organización y gestión judicial
Dentro de esta categoría cabe incluir aquellas políticas y medidas que afecten
a la organización y modelos de gestión de los órganos del sistema judicial, de
tal manera que la propia forma de organización del sistema de justicia facilite
el acceso a la justicia de las personas en condición de vulnerabilidad. Estas
políticas y medidas podrán resultar de aplicación tanto a jueces profesionales
como a jueces no profesionales.
(38) Agilidad y prioridad
Se adoptarán las medidas necesarias para evitar retrasos en la tramitación de
las causas, garantizando la pronta resolución judicial, así como una ejecución
rápida de lo resuelto. Cuando las circunstancias de la situación de vulnerabilidad
lo aconsejen, se otorgará prioridad en la atención, resolución y ejecución del
caso por parte de los órganos del sistema de justicia.
(39) Coordinación
Se establecerán mecanismos de coordinación intrainstitucionales e
interinstitucionales, orgánicos y funcionales, destinados a gestionar las
interdependencias de las actuaciones de los diferentes órganos y entidades,
tanto públicas como privadas, que forman parte o participan en el sistema de
justicia.
(40) Especialización
Se adoptarán medidas destinadas a la especialización de los profesionales,
operadores y servidores del sistema judicial para la atención de las personas
en condición de vulnerabilidad.
En las materias en que se requiera, es conveniente la atribución de los asuntos
a órganos especializados del sistema judicial.
(41) Actuación interdisciplinaria
Se destaca la importancia de la actuación de equipos multidisciplinarios,
conformados por profesionales de las distintas áreas, para mejorar la respuesta
del sistema judicial ante la demanda de justicia de una persona en condición
de vulnerabilidad.
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Ministerio de la Defensa Pública
(42) Proximidad
Se promoverá la adopción de medidas de acercamiento de los servicios
del sistema de justicia a aquellos grupos de población que, debido a las
circunstancias propias de su situación de vulnerabilidad, se encuentran
en lugares geográficamente lejanos o con especiales dificultades de
comunicación.
Sección 5ª.- Medios alternativos de resolución de
conflictos
1.- Formas alternativas y personas en condición de
vulnerabilidad
(43) Se impulsarán las formas alternativas de resolución de conflictos en
aquellos supuestos en los que resulte apropiado, tanto antes del inicio del
proceso como durante la tramitación del mismo. La mediación, la conciliación,
el arbitraje y otros medios que no impliquen la resolución del conflicto por un
tribunal, pueden contribuir a mejorar las condiciones de acceso a la justicia de
determinados grupos de personas en condición de vulnerabilidad, así como a
descongestionar el funcionamiento de los servicios formales de justicia.
(44) En todo caso, antes de iniciar la utilización de una forma alternativa en un
conflicto concreto, se tomarán en consideración las circunstancias particulares
de cada una de las personas afectadas, especialmente si se encuentran en
alguna de las condiciones o situaciones de vulnerabilidad contempladas en
estas Reglas. Se fomentará la capacitación de los mediadores, árbitros y otras
personas que intervengan en la resolución del conflicto.
2.- Difusión e información
(45) Se deberá promover la difusión de la existencia y características de estos
medios entre los grupos de población que resulten sus potenciales usuarios
cuando la ley permita su utilización.
(46) Cualquier persona vulnerable que participe en la resolución de un
conflicto mediante cualquiera de estos medios deberá ser informada, con
carácter previo, sobre su contenido, forma y efectos. Dicha información se
suministrará de conformidad con lo dispuesto por la Sección 1ª del Capítulo
III de las presentes reglas.
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100 Reglas de Brasilia
3.- Participación de las personas en condición de
vulnerabilidad en la Resolución Alternativa de Conflictos
(47) Se promoverá la adopción de medidas específicas que permitan la
participación de las personas en condición de vulnerabilidad en el mecanismo
elegido de Resolución Alternativa de Conflictos, tales como la asistencia de
profesionales, participación de intérpretes, o la intervención de la autoridad
parental para los menores de edad cuando sea necesaria.
La actividad de Resolución Alternativa de Conflictos debe llevarse a cabo
en un ambiente seguro y adecuado a las circunstancias de las personas que
participen.
Sección 6ª.- Sistema de resolución de conflictos
dentro de las comunidades indígenas
(48) Con fundamento en los instrumentos internacionales en la materia,
resulta conveniente estimular las formas propias de justicia en la resolución de
conflictos surgidos en el ámbito de la comunidad indígena, así como propiciar
la armonización de los sistemas de administración de justicia estatal e indígena
basada en el principio de respeto mutuo y de conformidad con las normas
internacionales de derechos humanos.
(49) Además serán de aplicación las restantes medidas previstas en estas
Reglas en aquellos supuestos de resolución de conflictos fuera de la
comunidad indígena por parte del sistema de administración de justicia estatal,
donde resulta asimismo conveniente abordar los temas relativos al peritaje
cultural y al derecho a expresarse en el propio idioma.
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Ministerio de la Defensa Pública
CAPÍTULO III: CELEBRACIÓN DE
ACTOS JUDICIALES
El contenido del presente Capítulo resulta de aplicación a cualquier persona
en condición de vulnerabilidad que participe en un acto judicial, ya sea como
parte o en cualquier otra condición.
(50) Se velará para que en toda intervención en un acto judicial se respete la
dignidad de la persona en condición de vulnerabilidad, otorgándole un trato
específico adecuado a las circunstancias propias de su situación.
Sección 1ª.- Información procesal o jurisdiccional
(51) Se promoverán las condiciones destinadas a garantizar que la persona en
condición de vulnerabilidad sea debidamente informada sobre los aspectos
relevantes de su intervención en el proceso judicial, en forma adaptada a las
circunstancias determinantes de su vulnerabilidad.
1.- Contenido de la información
(52) Cuando la persona vulnerable participe en una actuación judicial, en
cualquier condición, será informada sobre los siguientes extremos:
•La naturaleza de la actuación judicial en la que va a participar
•Su papel dentro de dicha actuación
•El tipo de apoyo que puede recibir en relación con la concreta actuación,
así como la información de qué organismo o institución puede prestarlo
(53) Cuando sea parte en el proceso, o pueda llegar a serlo, tendrá derecho a
recibir aquella información que resulte pertinente para la protección de sus
intereses. Dicha información deberá incluir al menos:
•El tipo de apoyo o asistencia que puede recibir en el marco de las
actuaciones judiciales
•Los derechos que puede ejercitar en el seno del proceso
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100 Reglas de Brasilia
•La forma y condiciones en las que puede acceder a asesoramiento
jurídico o a la asistencia técnico-jurídica gratuita en los casos en los que
esta posibilidad sea contemplada por el ordenamiento existente
•El tipo de servicios u organizaciones a las que puede dirigirse para
recibir apoyo
2.- Tiempo de la información
(54) Se deberá prestar la información desde el inicio del proceso y durante toda
su tramitación, incluso desde el primer contacto con las autoridades policiales
cuando se trate de un procedimiento penal.
3.- Forma o medios para el suministro de la información
(55) La información se prestará de acuerdo a las circunstancias determinantes
de la condición de vulnerabilidad, y de manera tal que se garantice que llegue
a conocimiento de la persona destinataria. Se resalta la utilidad de crear o
desarrollar oficinas de información u otras entidades creadas al efecto.
Asimismo resultan destacables las ventajas derivadas de la utilización de las
nuevas tecnologías para posibilitar la adaptación a la concreta situación de
vulnerabilidad.
4.- Disposiciones específicas relativas a la víctima
(56) Se promoverá que las víctimas reciban información sobre los siguientes
elementos del proceso jurisdiccional:
•Posibilidades de obtener la reparación del daño sufrido
•Lugar y modo en que pueden presentar una denuncia o escrito en el
que ejercite una acción
•Curso dado a su denuncia o escrito
•Fases relevantes del desarrollo del proceso
•Resoluciones que dicte el órgano judicial
(57) Cuando exista riesgo para los bienes jurídicos de la víctima, se procurará
informarle de todas las decisiones judiciales que puedan afectar a su seguridad
y, en todo caso, de aquéllas que se refieran a la puesta en libertad de la
persona inculpada o condenada, especialmente en los supuestos de violencia
intrafamiliar.
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Ministerio de la Defensa Pública
Sección 2ª.- Comprensión de actuaciones judiciales
(58) Se adoptarán las medidas necesarias para reducir las dificultades de
comunicación que afecten a la comprensión del acto judicial en el que participe
una persona en condición de vulnerabilidad, garantizando que ésta pueda
comprender su alcance y significado.
1.- Notificaciones y requerimientos
(59) En las notificaciones y requerimientos, se usarán términos y estructuras
gramaticales simples y comprensibles, que respondan a las necesidades
particulares de las personas en condición de vulnerabilidad incluidas en
estas Reglas. Asimismo, se evitarán expresiones o elementos intimidatorios,
sin perjuicio de las ocasiones en que resulte necesario el uso de expresiones
conminatorias.
2.- Contenido de las resoluciones judiciales
(60) En las resoluciones judiciales se emplearán términos y construcciones
sintácticas sencillas, sin perjuicio de su rigor técnico.
3.- Comprensión de actuaciones orales
(61) Se fomentarán los mecanismos necesarios para que la persona en
condición de vulnerabilidad comprenda los juicios, vistas, comparecencias y
otras actuaciones judiciales orales en las que participe, teniéndose presente el
contenido del apartado 3 de la Sección 3ª del presente Capítulo,
Sección 3ª.- Comparecencia en dependencias
judiciales
(62) Se velará para que la comparecencia en actos judiciales de una persona en
condición de vulnerabilidad se realice de manera adecuada a las circunstancias
propias de dicha condición.
1.- Información sobre la comparecencia
(63) Con carácter previo al acto judicial, se procurará proporcionar a la
persona en condición de vulnerabilidad información directamente relacionada
con la forma de celebración y contenido de la comparecencia, ya sea sobre la
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100 Reglas de Brasilia
descripción de la sala y de las personas que van a participar, ya sea destinada
a la familiarización con los términos y conceptos legales, así como otros datos
relevantes al efecto.
2.- Asistencia
(64) Previa a la celebración del acto
Se procurará la prestación de asistencia por personal especializado
(profesionales en Psicología, Trabajo Social, intérpretes, traductores u otros
que se consideren necesarios) destinada a afrontar las preocupaciones y
temores ligados a la celebración de la vista judicial.
(65) Durante el acto judicial
Cuando la concreta situación de vulnerabilidad lo aconseje, la
declaración y demás actos procesales se llevarán a cabo con la presencia de un
profesional, cuya función será la de contribuir a garantizar los derechos de la
persona en condición de vulnerabilidad.
También puede resultar conveniente la presencia en el acto de una persona que
se configure como referente emocional de quien se encuentra en condición de
vulnerabilidad.
3.- Condiciones de la comparecencia
Lugar de la comparecencia
(66) Resulta conveniente que la comparecencia tenga lugar en un entorno
cómodo, accesible, seguro y tranquilo.
(67) Para mitigar o evitar la tensión y angustia emocional, se procurará evitar
en lo posible la coincidencia en dependencias judiciales de la víctima con el
inculpado del delito; así como la confrontación de ambos durante la celebración
de actos judiciales, procurando la protección visual de la víctima.
Tiempo de la comparecencia
(68) Se procurará que la persona vulnerable espere el menor tiempo posible
para la celebración del acto judicial.
Los actos judiciales deben celebrarse puntualmente.
Cuando esté justificado por las razones concurrentes, podrá otorgarse
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Ministerio de la Defensa Pública
preferencia o prelación a la celebración del acto judicial en el que participe la
persona en condición de vulnerabilidad.
(69) Es aconsejable evitar comparecencias innecesarias, de tal manera que
solamente deberán comparecer cuando resulte estrictamente necesario
conforme a la normativa jurídica. Se procurará asimismo la concentración
en el mismo día de la práctica de las diversas actuaciones en las que deba
participar la misma persona.
(70) Se recomienda analizar la posibilidad de preconstituir la prueba o anticipo
jurisdiccional de la prueba, cuando sea posible de conformidad con el Derecho
aplicable.
(71) En determinadas ocasiones podrá procederse a la grabación en soporte
audiovisual del acto, cuando ello pueda evitar que se repita su celebración en
sucesivas instancias judiciales.
Forma de comparecencia
(72) Se procurará adaptar el lenguaje utilizado a las condiciones de la persona
en condición de vulnerabilidad, tales como la edad, el grado de madurez,
el nivel educativo, la capacidad intelectiva, el grado de discapacidad o las
condiciones socioculturales. Se debe procurar formular preguntas claras, con
una estructura sencilla
(73) Quienes participen en el acto de comparecencia deben evitar emitir juicios
o críticas sobre el comportamiento de la persona, especialmente en los casos
de víctimas del delito.
(74) Cuando sea necesario se protegerá a la persona en condición de
vulnerabilidad de las consecuencias de prestar declaración en audiencia
pública, podrá plantearse la posibilidad de que su participación en el acto
judicial se lleve a cabo en condiciones que permitan alcanzar dicho objetivo,
incluso excluyendo su presencia física en el lugar del juicio o de la vista,
siempre que resulte compatible con el Derecho del país.
A tal efecto, puede resultar de utilidad el uso del sistema de videoconferencia
o del circuito cerrado de televisión.
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100 Reglas de Brasilia
4.- Seguridad de las víctimas en condición de vulnerabilidad
(75) Se recomienda adoptar las medidas necesarias para garantizar una
protección efectiva de los bienes jurídicos de las personas en condición de
vulnerabilidad que intervengan en el proceso judicial en calidad de víctimas
o testigos; así como garantizar que la víctima sea oída en aquellos procesos
penales en los que estén en juego sus intereses.
(76) Se prestará especial atención en aquellos supuestos en los que la persona
está sometida a un peligro de victimización reiterada o repetida, tales como
víctimas amenazadas en los casos de delincuencia organizada, menores
víctimas de abuso sexual o malos tratos, y mujeres víctimas de violencia
dentro de la familia o de la pareja.
5.- Accesibilidad de las personas con discapacidad
(77) Se facilitará la accesibilidad de las personas con discapacidad a la
celebración del acto judicial en el que deban intervenir, y se promoverá en
particular la reducción de barreras arquitectónicas, facilitando tanto el acceso
como la estancia en los edificios judiciales.
6.- Participación de niños, niñas y adolescentes en actos
judiciales
(78) En los actos judiciales en los que participen menores se debe tener en
cuenta su edad y desarrollo integral, y en todo caso:
•Se deberán celebrar en una sala adecuada.
•Se deberá facilitar la comprensión, utilizando un lenguaje sencillo.
•Se deberán evitar todos los formalismos innecesarios, tales como la
toga, la distancia física con el tribunal y otros similares.
7.- Integrantes de comunidades indígenas
(79) En la celebración de los actos judiciales se respetará la dignidad,
las costumbres y las tradiciones culturales de las personas integrantes de
comunidades indígenas, conforme a la legislación interna de cada país.
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Ministerio de la Defensa Pública
Sección 4ª.- Protección de la intimidad
1.- Reserva de las actuaciones judiciales
(80) Cuando el respeto de los derechos de la persona en condición de
vulnerabilidad lo aconseje, podrá plantearse la posibilidad de que las
actuaciones jurisdiccionales orales y escritas no sean públicas, de tal manera
que solamente puedan acceder a su contenido las personas involucradas.
2.- Imagen
(81) Puede resultar conveniente la prohibición de la toma y difusión de
imágenes, ya sea en fotografía o en vídeo, en aquellos supuestos en los que
pueda afectar de forma grave a la dignidad, a la situación emocional o a la
seguridad de la persona en condición de vulnerabilidad.
(82) En todo caso, no debe estar permitida la toma y difusión de imágenes
en relación con los niños, niñas y adolescentes, por cuanto afecta de forma
decisiva a su desarrollo como persona.
3.- Protección de datos personales
(83) En las situaciones de especial vulnerabilidad, se velará para evitar toda
publicidad no deseada de los datos de carácter personal de los sujetos en
condición de vulnerabilidad.
(84) Se prestará una especial atención en aquellos supuestos en los cuales los
datos se encuentran en soporte digital o en otros soportes que permitan su
tratamiento automatizado.
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100 Reglas de Brasilia
CAPÍTULO IV: EFICACIA DE LAS
REGLAS
Este Capítulo contempla expresamente una serie de medidas destinadas a
fomentar la efectividad de las Reglas, de tal manera que contribuyan de manera
eficaz a la mejora de las condiciones de acceso a la justicia de las personas en
condición de vulnerabilidad.
1.- Principio general de colaboración
(85) La eficacia de las presentes Reglas está directamente ligada al grado de
colaboración entre sus destinatarios, tal y como vienen definidos en la Sección
3ª del Capítulo I.
La determinación de los órganos y entidades llamadas a colaborar depende de
las circunstancias propias de cada país, por lo que los principales impulsores de
las políticas públicas deben poner un especial cuidado tanto para identificarlos
y recabar su participación, como para mantener su colaboración durante todo
el proceso.
(86) Se propiciará la implementación de una instancia permanente en la que
puedan participar los diferentes actores a los que se refiere el apartado
anterior, y que podrá establecerse de forma sectorial.
(87) Se destaca la importancia de que el Poder Judicial colabore con los otros
Poderes del Estado en la mejora del acceso a la justicia de las personas en
condición de vulnerabilidad.
(88) Se promoverá la participación de las autoridades federales y centrales, de
las entidades de gobierno autonómico y regional, así como de las entidades
estatales en los estados federales, dado que frecuentemente el ámbito de sus
competencias se encuentra más próximo a la gestión directa de la protección
social de las personas más desfavorecidas.
(89) Cada país considerará la conveniencia de propiciar la participación de
las entidades de la sociedad civil por su relevante papel en la cohesión social,
y por su estrecha relación e implicación con los grupos de personas más
desfavorecidas de la sociedad.
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Ministerio de la Defensa Pública
2.- Cooperación internacional
(90) Se promoverá la creación de espacios que permitan el intercambio de
experiencias en esta materia entre los distintos países, analizando las causas
del éxito o del fracaso en cada una de ellas o, incluso, fijando buenas prácticas.
Estos espacios de participación pueden ser sectoriales.
En estos espacios podrán participar representantes de las instancias permanentes
que puedan crearse en cada uno de los Estados.
(91) Se insta a las Organizaciones Internacionales y Agencias de Cooperación
para que:
•Continúen brindando su asistencia técnica y económica en el
fortalecimiento y mejora del acceso a la justicia.
•Tengan en cuenta el contenido de estas Reglas en sus actividades, y lo
incorporen, de forma transversal, en los distintos programas y proyectos
de modernización del sistema judicial en que participen.
•Impulsen y colaboren en el desarrollo de los mencionados espacios de
participación.
3.- Investigación y estudios
(92) Se promoverá la realización de estudios e investigaciones en esta materia,
en colaboración con instituciones académicas y universitarias.
4.- Sensibilización y formación de profesionales
(93) Se desarrollarán actividades que promuevan una cultura organizacional
orientada a la adecuada atención de las personas en condición de vulnerabilidad
a partir de los contenidos de las presentes Reglas.
(94) Se adoptarán iniciativas destinadas a suministrar una adecuada formación
a todas aquellas personas del sistema judicial que, con motivo de su
intervención en el proceso, tienen un contacto con las personas en condición
de vulnerabilidad.
Se considera necesario integrar el contenido de estas Reglas en los distintos
programas de formación y actualización dirigidos a las personas que trabajan
en el sistema judicial.
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100 Reglas de Brasilia
5.- Nuevas tecnologías
(95) Se procurará el aprovechamiento de las posibilidades que ofrezca el
progreso técnico para mejorar las condiciones de acceso a la justicia de las
personas en condición de vulnerabilidad.
6.- Manuales de buenas prácticas sectoriales
(96) Se elaborarán instrumentos que recojan las mejores prácticas en cada uno
de los sectores de vulnerabilidad, y que puedan desarrollar el contenido de las
presentes Reglas adaptándolo a las circunstancias propias de cada grupo.
(97) Asimismo se elaborarán un catálogo de instrumentos internacionales
referidos a cada uno de los sectores o grupos mencionados anteriormente.
7.- Difusión
(98) Se promoverá la difusión de estas Reglas entre los diferentes destinatarios
de las mismas definidos en la Sección 3ª del Capítulo I.
(99) Se fomentarán actividades con los medios de comunicación para contribuir
a configurar actitudes en relación con el contenido de las presentes Reglas.
8.- Comisión de seguimiento
(100) Se constituirá una Comisión de Seguimiento con las siguientes
finalidades:
•Elevar a cada Plenario de la Cumbre un informe sobre la aplicación de
las presentes Reglas.
•Proponer un Plan Marco de Actividades, a efectos de garantizar
el seguimiento a las tareas de implementación del contenido de las
presentes reglas en cada país.
•A través de los órganos correspondientes de la Cumbre, promover
ante los organismos internacionales hemisféricos y regionales, así como
ante las Cumbres de Presidentes y Jefes de Estado de Iberoamérica, la
definición, elaboración, adopción y fortalecimiento de políticas públicas
que promuevan el mejoramiento de las condiciones de acceso a la
justicia por parte de las personas en condición de vulnerabilidad.
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Ministerio de la Defensa Pública
•Proponer modificaciones y actualizaciones al contenido de estas
Reglas.
La Comisión estará compuesta por cinco miembros designados por la Cumbre
Judicial Iberoamericana. En la misma podrán integrarse representantes de
las otras Redes Iberoamericanas del sistema judicial que asuman las presentes
Reglas. En todo caso, la Comisión tendrá un número máximo de nueve
miembros.
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CEDAW
Convención sobre la eliminación de
todas las formas de discriminación
contra la mujer
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CEDAW
Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer
Adoptada y abierta a la firma y ratificación, o adhesión, por la Asamblea
General en su resolución 34/180, de 18 de diciembre de 1979
Entrada en vigor: 3 de septiembre de 1981, de conformidad con el artículo 27
(1)
Los Estados Partes en la presente Convención,
Considerando que la Carta de las Naciones Unidas reafirma la fe en los
derechos humanos fundamentales, en la dignidad y el valor de la persona
humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres,
Considerando que la Declaración Universal de Derechos Humanos reafirma
el principio de la no discriminación y proclama que todos los seres humanos
nacen libres e iguales en dignidad y derechos y que toda persona puede
invocar todos los derechos y libertades proclamados en esa Declaración,
sin distinción alguna y, por ende, sin distinción de sexo,
Considerando que los Estados Partes en los Pactos Internacionales de
Derechos Humanos tienen la obligación de garantizar a hombres y mujeres
la igualdad en el goce de todos los derechos económicos, sociales, culturales,
civiles y políticos,
Teniendo en cuenta las convenciones internacionales concertadas bajo los
auspicios de las Naciones Unidas y de los organismos especializados para
favorecer la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer,
Teniendo en cuenta asimismo las resoluciones, declaraciones y
recomendaciones aprobadas por las Naciones Unidas y los organismos
especializados para favorecer la igualdad de derechos entre el hombre y la
mujer,
Preocupados, sin embargo, al comprobar que a pesar de estos diversos
instrumentos las mujeres siguen siendo objeto de importantes
discriminaciones,
37
CEDAW
Recordando que la discriminación contra la mujer viola los principios de
la igualdad de derechos y del respeto de la dignidad humana, que dificulta
la participación de la mujer, en las mismas condiciones que el hombre, en
la vida política, social, económica y cultural de su país, que constituye un
obstáculo para el aumento del bienestar de la sociedad y de la familia y que
entorpece el pleno desarrollo de las posibilidades de la mujer para prestar
servicio a su país y a la humanidad,
Preocupados por el hecho de que en situaciones de pobreza la mujer tiene un
acceso mínimo a la alimentación, la salud, la enseñanza, la capacitación y las
oportunidades de empleo, así como a la satisfacción de otras necesidades,
Convencidos de que el establecimiento del nuevo orden económico
internacional basado en la equidad y la justicia contribuirá significativamente
a la promoción de la igualdad entre el hombre y la mujer,
Subrayado que la eliminación del apartheid, de todas las formas de racismo, de
discriminación racial, colonialismo, neocolonialismo, agresión, ocupación
y dominación extranjeras y de la injerencia en los asuntos internos de los
Estados es indispensable para el disfrute cabal de los derechos del hombre
y de la mujer,
Afirmando que el fortalecimiento de la paz y la seguridad internacionales,
el alivio de la tensión internacional, la cooperación mutua entre todos
los Estados con independencia de sus sistemas sociales y económicos,
el desarme general y completo, en particular el desarme nuclear bajo un
control internacional estricto y efectivo, la afirmación de los principios
de la justicia, la igualdad y el provecho mutuo en las relaciones entre
países y la realización del derecho de los pueblos sometidos a dominación
colonial y extranjera o a ocupación extranjera a la libre determinación
y la independencia, así como el respeto de la soberanía nacional y de la
integridad territorial, promoverán el progreso social y el desarrollo y, en
consecuencia, contribuirán al logro de la plena igualdad entre el hombre y
la mujer,
Convencidos de que la máxima participación de la mujer en todas las
esferas, en igualdad de condiciones con el hombre, es indispensable para el
desarrollo pleno y completo de un país, el bienestar del mundo y la causa
de la paz,
38
Ministerio de la Defensa Pública
Teniendo presentes el gran aporte de la mujer al bienestar de la familia
y al desarrollo de la sociedad, hasta ahora no plenamente reconocido, la
importancia social de la maternidad y la función tanto del padre como de
la madre en la familia y en la educación de los hijos, y conscientes de que
el papel de la mujer en la procreación no debe ser causa de discriminación,
sino que la educación de los niños exige la responsabilidad compartida
entre hombres y mujeres y la sociedad en su conjunto,
Reconociendo que para lograr la plena igualdad entre el hombre y la mujer
es necesario modificar el papel tradicional tanto del hombre como de la
mujer en la sociedad y en la familia,
Resueltos a aplicar los principios enunciados en la Declaración sobre la
eliminación de la discriminación contra la mujer y, para ello, a adoptar
las medidas necesarias a fin de suprimir esta discriminación en todas sus
formas y manifestaciones, Han convenido en lo siguiente:
Parte I
Artículo 1
A los efectos de la presente Convención, la expresión “discriminación contra
la mujer” denotará toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo
que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento,
goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre
la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las
libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural
y civil o en cualquier otra esfera.
Artículo 2
Los Estados Partes condenan la discriminación contra la mujer en todas
sus formas, convienen en seguir, por todos los medios apropiados y sin
dilaciones, una política encaminada a eliminar la discriminación contra la
mujer y, con tal objeto, se comprometen a:
a) Consagrar, si aún no lo han hecho, en sus constituciones nacionales y en
cualquier otra legislación apropiada el principio de la igualdad del hombre
y de la mujer y asegurar por ley u otros medios apropiados la realización
práctica de ese principio;
39
CEDAW
b) Adoptar medidas adecuadas, legislativas y de otro carácter, con las
sanciones correspondientes, que prohíban toda discriminación contra la
mujer;
c) Establecer la protección jurídica de los derechos de la mujer sobre
una base de igualdad con los del hombre y garantizar, por conducto de
los tribunales nacionales competentes y de otras instituciones públicas, la
protección efectiva de la mujer contra todo acto de discriminación;
d) Abstenerse de incurrir en todo acto o práctica de discriminación contra
la mujer y velar por que las autoridades e instituciones públicas actúen de
conformidad con esta obligación;
e) Tomar todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación
contra la mujer practicada por cualesquiera personas, organizaciones o
empresas;
f) Adoptar todas las medidas adecuadas, incluso de carácter legislativo, para
modificar o derogar leyes, reglamentos, usos y prácticas que constituyan
discriminación contra la mujer;
g) Derogar todas las disposiciones penales nacionales que constituyan
discriminación contra la mujer.
Artículo 3
Los Estados Partes tomarán en todas las esferas, y en particular en las esferas
política, social, económica y cultural, todas las medidas apropiadas, incluso
de carácter legislativo, para asegurar el pleno desarrollo y adelanto de la
mujer, con el objeto de garantizarle el ejercicio y el goce de los derechos
humanos y las libertades fundamentales en igualdad de condiciones con el
hombre.
Artículo 4
1. La adopción por los Estados Partes de medidas especiales de carácter
temporal encaminadas a acelerar la igualdad de facto entre el hombre y la
mujer no se considerará discriminación en la forma definida en la presente
Convención, pero de ningún modo entrañará, como consecuencia, el
mantenimiento de normas desiguales o separadas; estas medidas cesarán
cuando se hayan alcanzado los objetivos de igualdad de oportunidad y trato.
40
Ministerio de la Defensa Pública
2. La adopción por los Estados Partes de medidas especiales, incluso
las contenidas en la presente Convención, encaminadas a proteger la
maternidad no se considerará discriminatoria.
Artículo 5
Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para:
a) Modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y
mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas
consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de
la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones
estereotipadas de hombres y mujeres;
b) Garantizar que la educación familiar incluya una comprensión
adecuada de la maternidad como función social y el reconocimiento de la
responsabilidad común de hombres y mujeres en cuanto a la educación y
al desarrollo de sus hijos, en la inteligencia de que el interés de los hijos
constituirá la consideración primordial en todos los casos.
Artículo 6
Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas, incluso de
carácter legislativo, para suprimir todas las formas de trata de mujeres y
explotación de la prostitución de la mujer.
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CEDAW
Parte II
Artículo 7
Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para eliminar la
discriminación contra la mujer en la vida política y pública del país y, en
particular, garantizarán a las mujeres, en igualdad de condiciones con los
hombres, el derecho a:
a) Votar en todas las elecciones y referéndums públicos y ser elegibles para
todos los organismos cuyos miembros sean objeto de elecciones públicas;
b) Participar en la formulación de las políticas gubernamentales y en la
ejecución de éstas, y ocupar cargos públicos y ejercer todas las funciones
públicas en todos los planos gubernamentales;
c) Participar en organizaciones y en asociaciones no gubernamentales que
se ocupen de la vida pública y política del país.
Artículo 8
Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para garantizar
a la mujer, en igualdad de condiciones con el hombre y sin discriminación
alguna, la oportunidad de representar a su gobierno en el plano internacional
y de participar en la labor de las organizaciones internacionales.
Artículo 9
1. Los Estados Partes otorgarán a las mujeres iguales derechos que a los
hombres para adquirir, cambiar o conservar su nacionalidad. Garantizarán,
en particular, que ni el matrimonio con un extranjero ni el cambio de
nacionalidad del marido durante el matrimonio cambien automáticamente
la nacionalidad de la esposa, la conviertan en ápatrida o la obliguen a
adoptar la nacionalidad del cónyuge.
2. Los Estados Partes otorgarán a la mujer los mismos derechos que al
hombre con respecto a la nacionalidad de sus hijos.
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Ministerio de la Defensa Pública
Parte III
Artículo 10
Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la
discriminación contra la mujer, a fin de asegurarle la igualdad de derechos
con el hombre en la esfera de la educación y en particular para asegurar, en
condiciones de igualdad entre hombres y mujeres:
a) Las mismas condiciones de orientación en materia de carreras y
capacitación profesional, acceso a los estudios y obtención de diplomas en
las instituciones de enseñanza de todas las categorías, tanto en zonas rurales
como urbanas; esta igualdad deberá asegurarse en la enseñanza preescolar,
general, técnica, profesional y técnica superior, así como en todos los tipos
de capacitación profesional;
b) Acceso a los mismos programas de estudios, a los mismos exámenes,
a personal docente del mismo nivel profesional y a locales y equipos
escolares de la misma calidad;
c) La eliminación de todo concepto estereotipado de los papeles masculino
y femenino en todos los niveles y en todas las formas de enseñanza,
mediante el estímulo de la educación mixta y de otros tipos de educación
que contribuyan a lograr este objetivo y, en particular, mediante la
modificación de los libros y programas escolares y la adaptación de los
métodos de enseñanza;
d) Las mismas oportunidades para la obtención de becas y otras subvenciones
para cursar estudios;
e) Las mismas oportunidades de acceso a los programas de educación
permanente, incluidos los programas de alfabetización funcional y de
adultos, con miras en particular a reducir lo antes posible toda diferencia de
conocimientos que exista entre hombres y mujeres;
f) La reducción de la tasa de abandono femenino de los estudios y la
organización de programas para aquellas jóvenes y mujeres que hayan
dejado los estudios prematuramente;
g) Las mismas oportunidades para participar activamente en el deporte y la
educación física;
43
CEDAW
h) Acceso al material informativo específico que contribuya a asegurar la
salud y el bienestar de la familia, incluida la información y el asesoramiento
sobre planificación de la familia.
Artículo 11
la discriminación contra la mujer en la esfera del empleo a fin de asegurar a
la mujer, en condiciones de igualdad con los hombres, los mismos derechos,
en particular:
a) El derecho al trabajo como derecho inalienable de todo ser humano;
b) El derecho a las mismas oportunidades de empleo, inclusive a la
aplicación de los mismos criterios de selección en cuestiones de empleo;
c) El derecho a elegir libremente profesión y empleo, el derecho al ascenso,
a la estabilidad en el empleo y a todas las prestaciones y otras condiciones
de servicio, y el derecho a la formación profesional y al readiestramiento,
incluido el aprendizaje, la formación profesional superior y el adiestramiento
periódico;
d) El derecho a igual remuneración, inclusive prestaciones, y a igualdad de
trato con respecto a un trabajo de igual valor, así como a igualdad de trato
con respecto a la evaluación de la calidad del trabajo;
e) El derecho a la seguridad social, en particular en casos de jubilación,
desempleo, enfermedad, invalidez, vejez u otra incapacidad para trabajar,
así como el derecho a vacaciones pagadas;
f) El derecho a la protección de la salud y a la seguridad en las condiciones
de trabajo, incluso la salvaguardia de la función de reproducción.
2. A fin de impedir la discriminación contra la mujer por razones de
matrimonio o maternidad y asegurar la efectividad de su derecho a trabajar,
los Estados Partes tomarán medidas adecuadas para:
a) Prohibir, bajo pena de sanciones, el despido por motivo de embarazo o
licencia de maternidad y la discriminación en los despidos sobre la base del
estado civil;
b) Implantar la licencia de maternidad con sueldo pagado o con prestaciones
sociales comparables sin pérdida del empleo previo, la antigüedad o los
beneficios sociales;
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Ministerio de la Defensa Pública
c) Alentar el suministro de los servicios sociales de apoyo necesarios para
permitir que los padres combinen las obligaciones para con la familia con
las responsabilidades del trabajo y la participación en la vida pública,
especialmente mediante el fomento de la creación y desarrollo de una red
de servicios destinados al cuidado de los niños;
d) Prestar protección especial a la mujer durante el embarazo en los tipos de
trabajos que se haya probado puedan resultar perjudiciales para ella.
3. La legislación protectora relacionada con las cuestiones comprendidas en
este artículo será examinada periódicamente a la luz de los conocimientos
científicos y tecnológicos y será revisada, derogada o ampliada según
corresponda.
Artículo 12
la discriminación contra la mujer en la esfera de la atención médica a fin de
asegurar, en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, el acceso a
servicios de atención médica, inclusive los que se refieren a la planificación
de la familia.
2. Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo 1 supra, los Estados Partes
garantizarán a la mujer servicios apropiados en relación con el embarazo,
el parto y el período posterior al parto, proporcionando servicios gratuitos
cuando fuere necesario, y le asegurarán una nutrición adecuada durante el
embarazo y la lactancia.
Artículo 13
Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar
la discriminación contra la mujer en otras esferas de la vida económica
y social a fin de asegurar, en condiciones de igualdad entre hombres y
mujeres, los mismos derechos, en particular:
a) El derecho a prestaciones familiares;
b) El derecho a obtener préstamos bancarios, hipotecas y otras formas de
crédito financiero;
c) El derecho a participar en actividades de esparcimiento, deportes y en
todos los aspectos de la vida cultural.
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CEDAW
Artículo 14
1. Los Estados Partes tendrán en cuenta los problemas especiales a que
hace frente la mujer rural y el importante papel que desempeña en la
supervivencia económica de su familia, incluido su trabajo en los sectores
no monetarios de la economía, y tomarán todas las medidas apropiadas
para asegurar la aplicación de las disposiciones de la presente Convención
a la mujer en las zonas rurales.
2. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar
la discriminación contra la mujer en las zonas rurales a fin de asegurar en
condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, su participación en el
desarrollo rural y en sus beneficios, y en particular le asegurarán el derecho
a:
a) Participar en la elaboración y ejecución de los planes de desarrollo a
todos los niveles;
b) Tener acceso a servicios adecuados de atención médica, inclusive
información, asesoramiento y servicios en materia de planificación de la
familia;
c) Beneficiarse directamente de los programas de seguridad social;
d) Obtener todos los tipos de educación y de formación, académica y no
académica, incluidos los relacionados con la alfabetización funcional, así
como, entre otros, los beneficios de todos los servicios comunitarios y de
divulgación a fin de aumentar su capacidad técnica;
e) Organizar grupos de autoayuda y cooperativas a fin de obtener igualdad
de acceso a las oportunidades económicas mediante el empleo por cuenta
propia o por cuenta ajena;
f) Participar en todas las actividades comunitarias; g) Obtener acceso a los
créditos y préstamos agrícolas, a los servicios de comercialización y a las
tecnologías apropiadas, y recibir un trato igual en los planes de reforma
agraria y de reasentamiento;
h) Gozar de condiciones de vida adecuadas, particularmente en las esferas
de la vivienda, los servicios sanitarios, la electricidad y el abastecimiento
de agua, el transporte y las comunicaciones.
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Ministerio de la Defensa Pública
Parte IV
Artículo 15
1. Los Estados Partes reconocerán a la mujer la igualdad con el hombre
ante la ley.
2. Los Estados Partes reconocerán a la mujer, en materias civiles, una
capacidad jurídica idéntica a la del hombre y las mismas oportunidades
para el ejercicio de esa capacidad. En particular, le reconocerán a la mujer
iguales derechos para firmar contratos y administrar bienes y le dispensarán
un trato igual en todas las etapas del procedimiento en las cortes de justicia
y los tribunales.
3. Los Estados Partes convienen en que todo contrato o cualquier otro
instrumento privado con efecto jurídico que tienda a limitar la capacidad
jurídica de la mujer se considerará nulo.
4. Los Estados Partes reconocerán al hombre y a la mujer los mismos
derechos con respecto a la legislación relativa al derecho de las personas
a circular libremente y a la libertad para elegir su residencia y domicilio.
Artículo 16
1. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas adecuadas para eliminar
la discriminación contra la mujer en todos los asuntos relacionados con
el matrimonio y las relaciones familiares y, en particular, asegurarán en
condiciones de igualdad entre hombres y mujeres:
a) El mismo derecho para contraer matrimonio;
b) El mismo derecho para elegir libremente cónyuge y contraer matrimonio
sólo por su libre albedrío y su pleno consentimiento;
c) Los mismos derechos y responsabilidades durante el matrimonio y con
ocasión de su disolución;
d) Los mismos derechos y responsabilidades como progenitores, cualquiera
que sea su estado civil, en materias relacionadas con sus hijos; en todos los
casos, los intereses de los hijos serán la consideración primordial;
e) Los mismos derechos a decidir libre y responsablemente el número de sus
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CEDAW
hijos y el intervalo entre los nacimientos y a tener acceso a la información,
la educación y los medios que les permitan ejercer estos derechos;
f) Los mismos derechos y responsabilidades respecto de la tutela, curatela,
custodia y adopción de los hijos, o instituciones análogas cuando quiera
que estos conceptos existan en la legislación nacional; en todos los casos,
los intereses de los hijos serán la consideración primordial;
g) Los mismos derechos personales como marido y mujer, entre ellos el
derecho a elegir apellido, profesión y ocupación;
h) Los mismos derechos a cada uno de los cónyuges en materia de propiedad,
compras, gestión, administración, goce y disposición de los bienes, tanto a
título gratuito como oneroso.
2. No tendrán ningún efecto jurídico los esponsales y el matrimonio de
niños y se adoptarán todas las medidas necesarias, incluso de carácter
legislativo, para fijar una edad mínima para la celebración del matrimonio
y hacer obligatoria la inscripción del matrimonio en un registro oficial.
Parte V
Artículo 17
1. Con el fin de examinar los progresos realizados en la aplicación de la
presente Convención, se establecerá un Comité para la Eliminación de
la Discriminación contra la Mujer (denominado en adelante el Comité)
compuesto, en el momento de la entrada en vigor de la Convención, de
dieciocho y, después de su ratificación o adhesión por el trigésimo quinto
Estado Parte, de veintitrés expertos de gran prestigio moral y competencia
en la esfera abarcada por la Convención. Los expertos serán elegidos por
los Estados Partes entre sus nacionales, y ejercerán sus funciones a título
personal; se tendrán en cuenta una distribución geográfica equitativa y
la representación de las diferentes formas de civilización, así como los
principales sistemas jurídicos.
2. Los miembros del Comité serán elegidos en votación secreta de un lista
de personas designadas por los Estados Partes. Cada uno de los Estados
Partes podrá designar una persona entre sus propios nacionales.
3. La elección inicial se celebrará seis meses después de la fecha de entrada
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en vigor de la presente Convención. Al menos tres meses antes de la fecha
de cada elección, el Secretario General de las Naciones Unidas dirigirá una
carta a los Estados Partes invitándolos a presentar sus candidaturas en un
plazo de dos meses. El Secretario General preparará una lista por orden
alfabético de todas las personas designadas de este modo, indicando los
Estados Partes que las han designado, y la comunicará a los Estados Partes.
4. Los miembros del Comité serán elegidos en una reunión de los Estados
Partes que será convocada por el Secretario General y se celebrará en
la Sede de las Naciones Unidas. En esta reunión, para la cual formarán
quórum dos tercios de los Estados Partes, se considerarán elegidos para el
Comité los candidatos que obtengan el mayor número de votos y la mayoría
absoluta de los votos de los representantes de los Estados Partes presentes
y votantes.
5. Los miembros del Comité serán elegidos por cuatro años. No obstante, el
mandato de nueve de los miembros elegidos en la primera elección expirará
al cabo de dos años; inmediatamente después de la primera elección el
Presidente del Comité designará por sorteo los nombres de esos nueve
miembros.
6. La elección de los cinco miembros adicionales del Comité se celebrará
de conformidad con lo dispuesto en los párrafos 2, 3 y 4 del presente
artículo, después de que el trigésimo quinto Estado Parte haya ratificado la
Convención o se haya adherido a ella. El mandato de dos de los miembros
adicionales elegidos en esta ocasión, cuyos nombres designará por sorteo
el Presidente del Comité, expirará al cabo de dos años.
7. Para cubrir las vacantes imprevistas, el Estado Parte cuyo experto haya
cesado en sus funciones como miembro del Comité designará entre sus
nacionales a otro experto a reserva de la aprobación del Comité.
8. Los miembros del Comité, previa aprobación de la Asamblea General,
percibirán emolumentos de los fondos de las Naciones Unidas en la forma y
condiciones que la Asamblea determine, teniendo en cuenta la importancia
de las funciones del Comité.
9. El Secretario General de las Naciones Unidas proporcionará el personal
y los servicios necesarios para el desempeño eficaz de las funciones del
Comité en virtud de la presente Convención.
49
CEDAW
Artículo 18
1. Los Estados Partes se comprometen a someter al Secretario General de
las Naciones Unidas, para que lo examine el Comité, un informe sobre las
medidas legislativas, judiciales, administrativas o de otra índole que hayan
adoptado para hacer efectivas las disposiciones de la presente Convención
y sobre los progresos realizados en este sentido:
a) En el plazo de un año a partir de la entrada en vigor de la Convención
para el Estado de que se trate;
b) En lo sucesivo por lo menos cada cuatro años y, además, cuando el
Comité lo solicite.
2. Se podrán indicar en los informes los factores y las dificultades que
afecten al grado de cumplimiento de las obligaciones impuestas por la
presente Convención.
Artículo 19
1. El Comité aprobará su propio reglamento.
2. El Comité elegirá su Mesa por un período de dos años.
Artículo 20
1. El Comité se reunirá normalmente todos los años por un período que no
exceda de dos semanas para examinar los informes que se le presenten de
conformidad con el artículo 18 de la presente Convención.
2. Las reuniones del Comité se celebrarán normalmente en la Sede de las
Naciones Unidas o en cualquier otro sitio conveniente que determine el
Comité.
Artículo 21
1. El Comité, por conducto del Consejo Económico y Social, informará
anualmente a la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre sus
actividades y podrá hacer sugerencias y recomendaciones de carácter
general basadas en el examen de los informes y de los datos transmitidos
por los Estados Partes. Estas sugerencias y recomendaciones de carácter
50
Ministerio de la Defensa Pública
general se incluirán en el informe del Comité junto con las observaciones,
si las hubiere, de los Estados Partes.
2. El Secretario General de las Naciones Unidas transmitirá los informes
del Comité a la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer
para su información.
Artículo 22
Los organismos especializados tendrán derecho a estar representados en el
examen de la aplicación de las disposiciones de la presente Convención que
correspondan a la esfera de las actividades. El Comité podrá invitar a los
organismos especializados a que presenten informes sobre la aplicación de
la Convención en las áreas que correspondan a la esfera de sus actividades.
Parte VI
Artículo 23
Nada de lo dispuesto en la presente Convención afectará a disposición
alguna que sea más conducente al logro de la igualdad entre hombres y
mujeres y que pueda formar parte de:
a) La legislación de un Estado Parte; o
b) Cualquier otra convención, tratado o acuerdo internacional vigente en
ese Estado.
Artículo 24
Los Estados Partes se comprometen a adoptar todas las medidas necesarias
en el ámbito nacional para conseguir la plena realización de los derechos
reconocidos en la presente Convención.
Artículo 25
1. La presente Convención estará abierta a la firma de todos los Estados.
2. Se designa al Secretario General de las Naciones Unidas depositario de
la presente Convención.
51
CEDAW
3. La presente Convención está sujeta a ratificación. Los instrumentos de
ratificación se depositaran en poder del Secretario General de las Naciones
Unidas.
4. La presente Convención estará abierta a la adhesión de todos los Estados.
La adhesión se efectuará depositando un instrumento de adhesión en poder
del Secretario General de las Naciones Unidas.
Artículo 26
1. En cualquier momento, cualquiera de los Estados Partes podrá formular
una solicitud de revisión de la presente Convención mediante comunicación
escrita dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas.
2. La Asamblea General de las Naciones Unidas decidirá las medidas que,
en caso necesario, hayan de adoptarse en lo que respecta a esa solicitud.
Artículo 27
1. La presente Convención entrará en vigor el trigésimo día a partir de la
fecha en que haya sido depositado en poder del Secretario General de las
Naciones Unidas el vigésimo instrumento de ratificación o de adhesión.
2. Para cada Estado que ratifique la Convención o se adhiera a ella después
de haber sido depositado el vigésimo instrumento de ratificación o de
adhesión, la Convención entrará en vigor el trigésimo día a partir de la
fecha en que tal Estado haya depositado su instrumento de ratificación o
de adhesión.
Artículo 28
1. El Secretario General de las Naciones Unidas recibirá y comunicará a
todos los Estados el texto de las reservas formuladas por los Estados en el
momento de la ratificación o de la adhesión.
2. No se aceptará ninguna reserva incompatible con el objeto y el propósito
de la presente Convención.
3. Toda reserva podrá ser retirada en cualquier momento por medio de una
notificación a estos efectos dirigida al Secretario General de las Naciones
Unidas, quien informará de ello a todos los Estados. Esta notificación
surtirá efecto en la fecha de su recepción.
52
Ministerio de la Defensa Pública
Artículo 29
1. Toda controversia que surja entre dos o más Estados Partes con respecto a
la interpretación o aplicación de la presente Convención que no se solucione
mediante negociaciones se someterá al arbitraje a petición de uno de ellos.
Si en el plazo de seis meses contados a partir de la fecha de presentación de
solicitud de arbitraje las partes no consiguen ponerse de
acuerdo sobre la forma del mismo, cualquiera de las partes podrá someter
la controversia a la Corte Internacional de Justicia, mediante una solicitud
presentada de conformidad con el Estatuto de la Corte.
2. Todo Estado Parte, en el momento de la firma o ratificación de la presente
Convención o de su adhesión a la misma, podrá declarar que no se
considera obligado por el párrafo 1 del presente artículo. Los demás Estados
Partes no estarán obligados por ese párrafo ante ningún Estado Parte que
haya formulado esa reserva.
3. Todo Estado Parte que haya formulado la reserva prevista en el párrafo 2
del presente artículo podrá retirarla en cualquier momento notificándolo al
Secretario General de las Naciones Unidas.
Artículo 30
La presente Convención, cuyos textos en árabe, chino, español, francés,
inglés y ruso son igualmente auténticos, se depositarán en poder del
Secretario General de las Naciones Unidas.
En testimonio de lo cual, los infrascritos, debidamente autorizados, firman
la presente Convención.
53
CEDAW
54
Ministerio de la Defensa Pública
Reglas
de
Bangkok
Reglas de las Naciones Unidas para el
tratamiento de las reclusas y medidas
no privativas de la libertad para las
mujeres delincuentes
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56
Ministerio de la Defensa Pública
Reglas de Bangkok
Reglas de las Naciones Unidas para el tratamiento de
las reclusas y medidas no privativas de la libertad para
las mujeres delincuentes
Recordando las Reglas y Normas de las Naciones Unidas en materia
de prevención del delito y justicia penal relacionadas principalmente con el
tratamiento de los reclusos, en particular las Reglas mínimas para el
tratamiento de los reclusos1, los procedimientos para la aplicación efectiva
de las Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos2, el Conjunto de
Principios para la protección de todas las personas sometidas a cualquier
forma de detención o prisión3 y los Principios básicos para el tratamiento de
los reclusos4.
Recordando también las Reglas y Normas de las Naciones Unidas en materia
de prevención del delito y justicia penal relacionadas principalmente con las
medidas sustitutivas del encarcelamiento, en particular las Reglas mínimas de
las Naciones Unidas sobre las Medidas no Privativas de la Libertad (Reglas
de Tokio)5 y los Principios básicos sobre la utilización de programas de justicia
restaurativa en materia penal6.
Recordando además su resolución 58/183, de 22 de diciembre de 2003, en la que
invitó a los gobiernos, los Órganos Internacionales y Regionales competentes,
las Instituciones Nacionales de Derechos Humanos y las Organizaciones no
Gubernamentales a prestar mayor atención a la cuestión de las mujeres que se
encontraban en prisión, incluidos los hijos de las mujeres que se encontraban
en prisión, con el fin de identificar los problemas fundamentales y los modos
de ocuparse de ellos.
Tomando en consideración las medidas sustitutivas del encarcelamiento
previstas en las Reglas de Tokio, y teniendo en cuenta las particularidades
de las mujeres que han entrado en contacto con el sistema de justicia penal
1-Derechos Humanos: Recopilación de Instrumentos Internacionales, Volumen I (Primera parte): Instrumentos
de carácter universal [publicación de las Naciones Unidas, núm. de venta: S.02.XIV.4 (Vol. I, Part 1)], secc. J,
núm. 34.
2-Resolución 1984/47 del Consejo Económico y Social, anexo.
3-Resolución 43/173, anexo.
4-Resolución 45/111, anexo.
5-Resolución 45/110, anexo.
6-Resolución 2002/12 del Consejo Económico y Social, anexo.
57
Reglas de Bangkok
y la necesidad consiguiente de dar prioridad a la aplicación de Medidas no
Privativas de la Libertad a esas mujeres.
Teniendo presente su resolución 61/143, de 19 de diciembre de 2006, en la
que instó a los Estados a que, entre otras cosas, tomaran medidas positivas
para hacer frente a las causas estructurales de la violencia contra la
mujer y fortalecer las labores de prevención con miras a acabar con las
prácticas y normas sociales discriminatorias, inclusive respecto de las mujeres
que necesitaban atención especial en la formulación de políticas contra la
violencia, como las mujeres recluidas en instituciones o detenidas.
Teniendo presente también su resolución 63/241, de 24 de diciembre de 2008,
en la que exhortó a todos los Estados a que tuvieran en cuenta los efectos en los
niños de la detención y el encarcelamiento de los padres y, en particular, que
determinaran y promovieran buenas prácticas en relación con las necesidades
y el desarrollo físico, emocional, social y psicológico de los bebés y los niños
afectados por la detención y el encarcelamiento de los padres.
Tomando en consideración la Declaración de Viena sobre la delincuencia y la
justicia: frente a los retos del siglo XXI7, en la que los Estados Miembros
se comprometieron, entre otras cosas, a formular recomendaciones
de política orientadas a la acción, basadas en las necesidades especiales de
la mujer en calidad de reclusa o delincuente, y los planes de acción
para la aplicación de la Declaración8.
Señalando la Declaración de Bangkok titulada “Sinergias y respuestas:
alianzas estratégicas en materia de prevención del delito y justicia penal”9,
en la medida en que se refiere específicamente a las mujeres detenidas y
sometidas a medidas privativas o no privativas de la libertad.
Recordando que, en la Declaración de Bangkok, los Estados Miembros
recomendaron que la Comisión de Prevención del Delito y Justicia
Penal considerara la posibilidad de revisar la idoneidad de las reglas y normas
en relación con la administración penitenciaria y los reclusos.
Habiendo tomado nota de la iniciativa de la Alta Comisionada de las Naciones
Unidas para los Derechos Humanos de denominar la semana del 6 al 12 de
octubre de 2008 Semana de Dignidad y Justicia para los Detenidos, en
7-Resolución 55/59, anexo.
8-Resolución 56/ 261, anexo.
9-Resolución 60/177, anexo.
58
Ministerio de la Defensa Pública
la que se hizo especial hincapié en los derechos humanos de las mujeres y
las niñas.
Considerando que las reclusas son uno de los grupos vulnerables que tienen
necesidades y requisitos específicos.
Consciente de que muchos establecimientos penitenciarios existentes en
el mundo fueron concebidos principalmente para reclusos de sexo masculino,
mientras que el número de reclusas ha aumentado considerablemente a lo
largo de los años.
Reconociendo que cierto número de mujeres delincuentes no plantean un
riesgo para la sociedad y que, como ocurre en el caso de todos los delincuentes,
su encarcelamiento puede dificultar su reinserción social.
Acogiendo con beneplácito la preparación por la Oficina de las Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito de un manual sobre las mujeres en
prisión destinado a los administradores de establecimientos penitenciarios y
los responsables de formular políticas, titulado Handbook for Prison Managers
and Policymakers on Women and Imprisonment10.
Acogiendo con beneplácito también la invitación que figura en la resolución
10/2 del Consejo de Derechos Humanos, de 25 de marzo de 200911,
dirigida a los gobiernos, los órganos internacionales y regionales competentes,
las instituciones nacionales de derechos humanos y las organizaciones
no gubernamentales, para que dediquen mayor atención a la cuestión de las
mujeres y niñas que se encuentran en prisión, incluidas cuestiones relativas
a los hijos de las reclusas, con miras a identificar los aspectos y desafíos del
problema en función del género y ocuparse de ellos.
Acogiendo con beneplácito además la colaboración entre la Oficina Regional
para Europa de la Organización Mundial de la Salud y la Oficina de las Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito, y tomando nota de la Declaración de Kiev
sobre la salud de la mujer encarcelada12.
Tomando nota de las Directrices sobre las modalidades alternativas de cui
dado de los niños13.
10-Publicación de las Naciones Unidas, núm. de venta: E.08.IV.4.
11-Véase Documentos Oficiales de la Asamblea General, sexagésimo cuarto período de sesiones,Suplemento
núm.53 (A/64/53), cap. II, secc. A.
12-Véase Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud y Oficina de las Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito, Women’s Health in Prison: Correcting Gender Inequity in Prison Health
(Copenhague, 2009).
13-Resolución 64/142, anexo.
59
Reglas de Bangkok
Recordando la resolución 18/1 de la Comisión de Prevención del Delito
y Justicia Penal, de 24 de abril de 200914, en la que la Comisión pidió al
Director Ejecutivo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el
Delito que convocara en 2009 una reunión de un grupo intergubernamental
de expertos de composición abierta encargado de elaborar, en consonancia
con las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos y las Reglas de
Tokio, reglas complementarias específicas para el tratamiento de las mujeres
detenidas o sometidas a medidas privativas o no privativas de la libertad,
acogió con satisfacción el ofrecimiento del Gobierno de Tailandia de actuar
como anfitrión de la reunión del grupo de expertos, y pidió a ese grupo de
expertos que presentara los resultados de su labor al 12º Congreso de las
Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Justicia Penal, que se celebró
ulteriormente en Salvador (Brasil), del 12 al 19 de abril de 2010.
Recordando también que en las cuatro reuniones preparatorias regionales del
12º Congreso se acogió con beneplácito la elaboración de un conjunto de
reglas complementarias específicas para el tratamiento de las mujeres
detenidas y sometidas a medidas privativas o no privativas de la libertad15.
Recordando además la Declaración de Salvador sobre estrategias amplias ante
problemas globales: los sistemas de prevención del delito y justicia penal y
su desarrollo en un mundo en evolución16. En la que los Estados Miembros
recomendaban que la Comisión de Prevención del Delito y Justicia Penal
estudiara con carácter prioritario el proyecto de Reglas de las Naciones Unidas
para el tratamiento de las reclusas y Medidas no Privativas de la Libertad para
las Mujeres Delincuentes, a fin adoptar las medidas apropiadas.
1. Toma nota con aprecio de la labor realizada por el grupo de expertos
encargado de elaborar reglas complementarias específicas para el
tratamiento de las mujeres detenidas y sometidas a medidas privativas o
no privativas de la libertad durante la reunión que celebró en Bangkok, del
23 al 26 de noviembre de 2009, así como de los resultados de la reunión17.
2. Expresa su gratitud al Gobierno de Tailandia por haber acogido
la reunión del grupo de expertos y haber prestado apoyo financiero
para su organización.
14-Véase Documentos Oficiales del Consejo Económico y Social, 2009, Suplemento núm.10 (E/2009/30), cap.
I, secc. D.
15-Véase A/CONF.213/RPM.1/1, A/CONF.213/RPM.2/1, A/CONF.213/RPM.3/1 y A/CONF.213/RPM.4/1.
16-Resolución 65/230, anexo.
17-Véase A/CONF.213/17.
60
Ministerio de la Defensa Pública
3. Aprueba las Reglas de las Naciones Unidas para el tratamiento de
las Reclusas y Medidas no Privativas de la Libertad para las Mujeres
Delincuentes, que figuran en el anexo de la presente resolución, y aprueba la
recomendación del 12º Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención
de Delito y Justicia Penal de que esas reglas se conozcan como las “Reglas
de Bangkok”.
4. Reconoce que, debido a la gran variedad de condiciones jurídicas,
sociales, económicas y geográficas existentes en el mundo, no todas las
reglas se pueden aplicar de igual manera en todas partes y en todo momento,
sin embargo, deberían servir para estimular el esfuerzo constante por
superar las dificultades prácticas a su aplicación, sabiendo que representan,
en su conjunto, aspiraciones generales acordes con el objetivo común de
mejorar la situación de las reclusas, sus hijos y sus colectividades.
5. Alienta a los Estados Miembros a aprobar legislación para establecer
medidas sustitutivas del encarcelamiento y dar prioridad a la financiación
de esos sistemas, así como a la elaboración de los mecanismos necesarios
para su aplicación.
6. Alienta a los Estados Miembros que han elaborado leyes,
procedimientos, políticas o prácticas sobre las reclusas y sobre medidas
sustitutivas del encarcelamiento para las mujeres delincuentes a suministrar
información a otros Estados y a las organizaciones internacionales,
regionales e intergubernamentales, así como a las organizaciones no
gubernamentales pertinentes, y a ayudar a esos Estados a preparar y realizar
actividades de capacitación o de otra índole en relación con la legislación,
los procedimientos, las políticas o las prácticas señalados.
7.
Invita a los Estados Miembros a que tengan en consideración las
necesidades y circunstancias específicas de las mujeres reclusas al elaborar
la legislación, los procedimientos, las políticas y los planes de acción
correspondientes, y a que utilicen, según proceda, las Reglas de Bangkok.
8.
Invita también a los Estados Miembros a que reúnan, mantengan,
analicen y publiquen, según proceda, datos concretos sobre las reclusas y
las delincuentes.
9.
Pone de relieve que, al dictar sentencia o decidir medidas
previas al juicio respecto de una mujer embarazada o de una persona
que sea la fuente primaria o única de cuidados de un niño, se debería
61
Reglas de Bangkok
dar preferencia a medidas no privativas de la libertad, de ser posible y
apropiado, e imponer condenas que supongan privación de la libertad
cuando se trate de delitos graves o violentos.
10. Solicita a la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el
Delito que preste servicios de asistencia técnica y de asesoramiento
a los Estados Miembros que lo soliciten a fin de elaborar o reforzar, según
proceda, leyes, procedimientos, políticas y prácticas relativos a las
reclusas y a las medidas sustitutivas del encarcelamiento en el caso de las
mujeres delincuentes.
11. Solicita también a la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga
y el Delito que adopte medidas, según proceda, para asegurar la difusión
amplia de las Reglas de Bangkok, como complemento de las Reglas
mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos y las
Reglas mínimas de las Naciones Unidas sobre las Medidas no Privativas de
la Libertad (Reglas de Tokio), así como para asegurar que se intensifiquen
las actividades de información en ese ámbito.
12. Solicita además a la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga
y el Delito que aumente su cooperación con otras entidades competentes
de las Naciones Unidas, organizaciones intergubernamentales y
regionales y organizaciones no gubernamentales para prestar la asistencia
correspondiente a los países y determinar sus necesidades y su capacidad, a
fin de ampliar la cooperación entre países y la cooperación Sur-Sur.
13.
Invita a los organismos especializados del sistema de las
Naciones Unidas y a las organizaciones intergubernamentales regionales
e internacionales y las organizaciones no gubernamentales pertinentes a
participar en la aplicación de las Reglas de Bangkok.
14. Invita a los Estados Miembros y otros donantes a que
realicen contribuciones extrapresupuestarias con ese fin, de conformidad
con las normas y los procedimientos de las Naciones Unidas.
62
Ministerio de la Defensa Pública
71ª sesión plenaria
21 de diciembre de 2010
Anexo
Reglas de las Naciones Unidas para el tratamiento de las
reclusas y medidas no privativas de la libertad para las
mujeres delincuentes (Reglas de Bangkok)
Observaciones preliminares
1. Las Reglas mínimas para el Tratamiento de los Reclusos se aplican
a todos ellos sin discriminación, por lo que en su aplicación se deben tener
en cuenta las necesidades y la situación concretas de todas las personas
privadas de libertad, incluidas las mujeres. Sin embargo, en esas reglas
aprobadas hace más de 50 años no se hacía suficiente hincapié en las
necesidades especiales de las mujeres.
Al haber aumentado la población penal femenina en todo el mundo, ha
adquirido importancia y urgencia la necesidad de aportar más claridad a las
consideraciones que deben aplicarse al tratamiento de las reclusas.
2. Reconociendo la necesidad de establecer reglas de alcance mundial
con respecto a las consideraciones específicas que deberían aplicarse a
las reclusas y las delincuentes, y teniendo en cuenta varias resoluciones
pertinentes aprobadas por diversos órganos de las Naciones Unidas, en
que se exhortaba a los Estados Miembros a satisfacer apropiadamente
las necesidades de las delincuentes y reclusas, se elaboraron las presentes
reglas a fin de complementar, según procediera, las Reglas mínimas
para el tratamiento de los reclusos y las Reglas mínimas de las Naciones
Unidas sobre las medidas no privativas de libertad (las Reglas de Tokio)
en relación con el tratamiento de las reclusas y las medidas sustitutivas del
encarcelamiento para las mujeres delincuentes
3. Las presentes reglas no sustituyen en modo alguno las Reglas mínimas
para el tratamiento de los reclusos ni las Reglas de Tokio y, por ello, seguirán
aplicándose a todos los reclusos y delincuentes, sin discriminación, todas
las disposiciones pertinentes contenidas en esos dos instrumentos. Mientras
que algunas de las presentes reglas aclaran las disposiciones existentes
de las Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos y las Reglas de
63
Reglas de Bangkok
Tokio en su aplicación a las reclusas y delincuentes, otras abarcan aspectos
nuevos.
4. Las presentes reglas se inspiran en los principios contenidos en
diversos tratados y declaraciones de las Naciones Unidas, y por ello
son compatibles con las disposiciones del derecho internacional en vigor.
Están dirigidas a las autoridades penitenciarias y los organismos de
justicia penal (incluidos los responsables de formular las políticas, los
legisladores, el ministerio público, el poder judicial y los servicios de
libertad condicional) que se ocupan de la administración de las sanciones
no privativas de la libertad y las medidas basadas en la comunidad.
5. Las Naciones Unidas han destacado en diversos contextos los requisitos
concretos que deben cumplirse para tratar la situación de las delincuentes.
Por ejemplo, en 1980, en el Sexto Congreso de las Naciones Unidas
sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente se aprobó una
resolución sobre las necesidades específicas de las reclusas18, en la que se
recomendó que en la aplicación de las resoluciones aprobadas por el Sexto
Congreso directa o indirectamente relacionadas con el tratamiento de los
delincuentes se reconocieran los problemas especiales de las reclusas y la
necesidad de proporcionar los medios para solucionarlos; que en los países
en que aún no se hiciera, los programas y servicios utilizados como medidas
sustitutivas del encarcelamiento se ofrecieran a las mujeres delincuentes
al igual que a los hombres delincuentes; y que las Naciones Unidas, las
organizaciones gubernamentales y las organizaciones no gubernamentales
reconocidas como entidades consultivas por la Organización así como las
demás organizaciones internacionales continuaran realizando esfuerzos a
fin de asegurar que la mujer delincuente fuera tratada en forma equitativa y
justa en el período de su detención, proceso, sentencia y encarcelamiento,
prestándose particular atención a los problemas especiales con que se
enfrentaran las mujeres delincuentes, tales como la preñez y el cuidado de
los niños.
18-Véase Sexto Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente,
Caracas, 25 de agosto a 5 de septiembre de 1980: informe preparado por la Secretaría (publicación de las
Naciones Unidas, núm. de venta: S.81.IV.4), cap. I, secc. B, resolución 9.
64
Ministerio de la Defensa Pública
6. En los Congresos Séptimo, Octavo y Noveno también se formularon
recomendaciones concretas relativas a las reclusas19, 20, 21.
7. En la Declaración de Viena sobre la delincuencia y la Justicia frente a
los retos del siglo XXI, aprobada por el Décimo Congreso, los Estados
Miembros de las Naciones Unidas se comprometieron a tener en cuenta
y abordar, dentro del programa de las Naciones Unidas en materia
de prevención del delito y justicia penal, así como de las estrategias
nacionales de prevención del delito y justicia penal, toda repercusión
dispar de los programas y políticas en hombres y mujeres (párr. 11), así
como a formular recomendaciones de política orientadas a la acción y
basadas en las necesidades especiales de la mujer en su calidad de
reclusa o delincuente (párr. 12). Los planes de acción para la aplicación de
la Declaración de Viena contienen una sección aparte ( secc. XIII) dedicado
a las medidas concretas que se recomiendan para dar cumplimiento
y seguimiento a los compromisos contraídos en los párrafos 11 y 12
de la Declaración, incluida la de que los Estados revisen, evalúen y, en
caso necesario, modifiquen su legislación y sus políticas, procedimientos
y prácticas en materia penal, en forma consonante con su
ordenamiento jurídico, a fin de que la mujer reciba un trato imparcial en el
sistema de justicia penal.
8.
La Asamblea General, en su resolución 58/183, de 22 de diciembre
de 2003, titulada “Los derechos humanos en la administración de justicia”,
invitó a que se prestara mayor atención a la cuestión de las mujeres que se
encontraban en prisión, incluidas las cuestiones relativas a sus hijos, con
el fin de identificar los problemas fundamentales y los modos de tratar de
resolverlos.
19- Véase Séptimo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente,
Milán, 26 de agosto a 6 de septiembre de 1985: informe preparado por la Secretaría (publicación de las Naciones
Unidas, núm. de venta: S.86.IV.1), cap. I, secc. E, resolución 6 (relativa al tratamiento equitativo de la mujer en
el sistema de justicia penal).
20- Véase Octavo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente,
La Habana, 27 de agosto a 7 de septiembre de 1990: informe preparado por la Secretaría (publicación de las
Naciones Unidas, núm. de venta: S.91.IV.2), cap. I, secc. A.5 [Principios básicos para el tratamiento de los
reclusos (véase también resolución 45/111 de la Asamblea General, anexo)]; e ibíd., secc. C, resoluciones 17
(sobre la prisión preventiva), 19 (sobre la gestión de la justicia penal y el desarrollo de la política sancionadora)
y 21 (sobre la cooperación internacional e interregional en materia de administración de prisiones y sanciones
basadas en la comunidad y otros asuntos).
21-Véase A/CONF.169/16/Rev.1, cap. I, resoluciones 1 (sobre recomendaciones relativas a los cuatro temas
sustantivos del Noveno Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del
Delincuente), 5 (sobre la aplicación práctica de las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos) y 8
(sobre la eliminación de la violencia contra la mujer).
65
Reglas de Bangkok
9.
En su resolución 61/143, de 19 de diciembre de 2006, titulada
“Intensificación de los esfuerzos para eliminar todas las formas de violencia
contra la mujer”, la Asamblea General destacó que por “violencia contra la
mujer” se entendía todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo
femenino que tuviera o pudiera tener como resultado un daño o sufrimiento
físico, sexual o psicológico para la mujer así como las amenazas de tales
actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se produjeran
en la vida pública como en la vida privada, e instó a los Estados a que
examinaran, y según procediera, revisaran, modificaran o derogaran todas
las leyes, normas, políticas, prácticas y usos que discriminaran a la mujer o
que tuvieran efectos discriminatorios en su contra, y garantizaran
que las disposiciones de múltiples sistemas jurídicos, cuando existieran,
se ajustaran a las obligaciones, los compromisos y los principios
internacionales de derechos humanos, en particular el principio de no
discriminación; tomaran medidas positivas para hacer frente a las causas
estructurales de la violencia contra la mujer y fortalecer las labores
de prevención con miras a acabar con las prácticas y normas sociales
discriminatorias, en particular respecto de las mujeres que necesitaban
atención especial, como las mujeres recluidas en instituciones o
detenidas; e impartieran capacitación sobre la igualdad entre los géneros y
los derechos de la mujer al personal encargado de velar por el cumplimiento
de la ley y los jueces y fomentaran su capacidad. En esa resolución se
reconoce que la violencia contra la mujer tiene repercusiones concretas
para ella cuando entra en contacto con el sistema de justicia penal, y
afecta también su derecho a no sufrir victimización en caso de reclusión. La
seguridad física y psicológica es decisiva para garantizar el respeto de los
derechos humanos y mejorar la situación de las delincuentes, de la que se
trata en las presentes reglas.
10. Por último, en la Declaración de Bangkok titulada “Sinergias y
respuestas: alianzas estratégicas en materia de prevención del delito y
justicia penal”, aprobada por el 11° Congreso de las Naciones Unidas
sobre Prevención del Delito y Justicia Penal el 25 de abril de 2005, los
Estados Miembros declararon que se comprometían a desarrollar
y mantener instituciones de justicia penal justas y eficientes, lo que
incluía el trato humano de todas las personas detenidas en centros de
prisión preventiva y en establecimientos penitenciarios, de conformidad
con las normas internacionales aplicables (párr. 8), y recomendaron que
la Comisión de Prevención del Delito y Justicia Penal considerara la
66
Ministerio de la Defensa Pública
posibilidad de revisar la idoneidad de las reglas y normas en relación con
la administración penitenciaria y los reclusos (párr. 30).
11. Como en el caso de las Reglas mínimas para el tratamiento de los
reclusos, y habida cuenta de la gran diversidad de situaciones jurídicas,
sociales, económicas y geográficas en todo el mundo, es evidente que no
todas las reglas siguientes pueden aplicarse de igual modo en todas partes y
en todo momento. Sin embargo, deberían servir para estimular la disposición
permanente a superar las dificultades prácticas para su aplicación, fundada
en la certeza de que reflejan, en su conjunto, las aspiraciones generales que
a juicio de las Naciones Unidas se orientan a cumplir el objetivo común de
mejorar la situación de las reclusas, sus hijos y sus colectividades.
12. Algunas de las presentes reglas se refieren a cuestiones que
interesan a reclusos de ambos sexos, como las relativas a las
responsabilidades maternas y paternas, algunos servicios médicos y los
procedimientos de registro personal, entre otras cosas, pese a que esas
reglas se refieren principalmente a las necesidades de las mujeres y de sus
hijos. Sin embargo, como también se centran en los hijos de las reclusas,
se debe reconocer la función determinante de ambos padres en la vida de
los niños. Por consiguiente, algunas de las presentes reglas se aplicarían
igualmente a los reclusos y delincuentes que son padres.
Introducción
13.
Las siguientes reglas no sustituyen en modo alguno a las Reglas
mínimas para el tratamiento de los reclusos ni las Reglas de Tokio. Así
pues, todas las disposiciones de esos dos instrumentos siguen aplicándose
a todos los reclusos y delincuentes sin discriminación.
14. La Sección I de las presentes reglas, que comprende la administración
general de las instituciones, se aplica a todas las categorías de mujeres
privadas de libertad, incluidas las reclusas por causas penales o civiles, las
condenadas o por juzgar y las que sean objeto de “medidas de seguridad” o
medidas correctivas ordenadas por un juez.
15. La Sección II contiene normas aplicables únicamente a las
categorías especiales que se abordan en cada subsección. Sin embargo,
las reglas de la subsección A, que se aplican a las reclusas condenadas, se
67
Reglas de Bangkok
aplicarán también a la categoría de las reclusas a que se refiere la subsección
B, siempre que no se contrapongan a las normas relativas a esa categoría de
mujeres y las favorezcan.
16.
En las subsecciones A y B figuran reglas suplementarias para el
tratamiento de las menores recluidas. Sin embargo, es importante señalar
que se deben elaborar por separado estrategias y políticas que se ajusten
a las normas internacionales, en particular las Reglas mínimas de las
Naciones Unidas para la administración de la justicia de menores (Reglas
de Beijing)22, las Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de
la delincuencia juvenil (Directrices de Riad)23, las Reglas de las Naciones
Unidas para la protección de los menores privados de libertad24 y las
Directrices de Acción sobre el niño en el sistema de justicia penal25,
para el tratamiento y la rehabilitación de la categoría de mujeres, y se
debe evitar en la medida de lo posible internarlas en instituciones.
17. La Sección III contiene reglas que abarcan la aplicación de
sanciones y medidas no privativas de la libertad a las mujeres delincuentes
y las delincuentes juveniles en las etapas del procedimiento de justicia
penal, con inclusión del momento de su detención y las etapas anterior al
juicio, del fallo y posterior a este.
18. La Sección IV contiene reglas sobre la investigación, la planificación,
la evaluación, la sensibilización pública y el intercambio de información,
y se aplica a todas las categorías de mujeres delincuentes comprendidas en
las presentes reglas.
22-Resolución 40/33, anexo.
23-Resolución 45/112, anexo.
24-Resolución 45/113, anexo.
25-Resolución 1977/30 del Consejo Económico y Social, anexo.
68
Ministerio de la Defensa Pública
I.
1.
Reglas de aplicación general
Principio básico
[Complemento del párrafo 6 de las Reglas mínimas para el tratamiento de los
reclusos]
Regla 1
A fin de poner en práctica el principio de no discriminación consagrado
en el párrafo 6 de las Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos,
se deben tener en cuenta las necesidades especiales de las reclusas en la
aplicación de las presentes Reglas. La atención de esas necesidades para
lograr en lo sustancial la igualdad entre los sexos no deberá considerarse
discriminatoria.
2.
Ingreso
Regla 2
1.
Se deberá prestar atención adecuada a los procedimientos de
ingreso de las mujeres y los niños, particularmente vulnerables en
ese momento. Las reclusas recién llegadas deberán tener acceso a los
medios que les permitan reunirse con sus familiares, recibir asesoramiento
jurídico, y ser informadas sobre el reglamento, el régimen penitenciario y
las instancias a las que recurrir en caso de necesitar ayuda en un idioma
que comprendan, y, en el caso de las extranjeras, deberán también tener
acceso a sus representantes consulares.
2. Antes de su ingreso o en el momento de producirse, se deberá permitir
a las mujeres con niños a cargo adoptar disposiciones respecto de ellos,
previéndose incluso la posibilidad de suspender la reclusión por un
período razonable, en función del interés superior de los niños.
69
Reglas de Bangkok
3.
Registro
[Complemento del párrafo 7 de las Reglas mínimas para el tratamiento de los
reclusos]
Regla 3
1. En el momento del ingreso, se deberá consignar el número de los hijos
de las mujeres que ingresan en prisión y la información personal sobre
ellos. En los registros deberá constar, sin que ello menoscabe los derechos
de la madre, como mínimo el nombre de cada niño, su edad y, en
caso de que no acompañen a su madre, el lugar en que se encuentran y
su régimen de tutela o custodia.
2. Se dará carácter confidencial a toda información relativa a la identidad
de los niños y al utilizarla se cumplirá invariablemente el requisito de tener
presente su interés superior.
4.
Lugar de reclusión
Regla 4
En la medida de lo posible, las reclusas serán enviadas a centros de
reclusión cercanos a su hogar o sus centros de rehabilitación social, teniendo
presentes sus responsabilidades de cuidado de otras personas, así como sus
preferencias y la disponibilidad de programas y servicios apropiados.
5.
Higiene personal
[Complemento de los párrafos 15 y 16 de las Reglas mínimas para el
tratamiento de los reclusos]
Regla 5
Los recintos destinados al alojamiento de las reclusas deberán contar con
las instalaciones y artículos necesarios para satisfacer las necesidades
de higiene propias de su género, incluidas toallas sanitarias gratuitas y el
suministro permanente de agua para el cuidado personal de niños y mujeres,
en particular las que cocinen, las embarazadas y las que se encuentren en
período de lactancia o menstruación.
70
Ministerio de la Defensa Pública
6.
Servicios de atención de salud
[Complemento de los párrafos 22 a 26 de las Reglas mínimas para el
tratamiento de los reclusos]
a)
Reconocimiento médico al ingresar
[Complemento del párrafo 24 de las Reglas mínimas para el tratamiento de
los reclusos]
Regla 6
El reconocimiento médico de las reclusas comprenderá un examen
exhaustivo a fin de determinar sus necesidades básicas de atención de
salud, así como determinar:
a)
La presencia de enfermedades de transmisión sexual o de
transmisión sanguínea y, en función de los factores de riesgo, se podrá
ofrecer también a las reclusas que se sometan a la prueba del VIH,
impartiéndose orientación previa y posterior;
b) Las necesidades de atención de salud mental, incluidos el trastorno
postraumático del estrés y el riesgo de suicidio o de lesiones auto infligidas;
c)
El historial de salud reproductiva de la reclusa, incluidos un
posible embarazo en curso y los embarazos anteriores, los partos y
todos los aspectos conexos;
d)
La presencia de problemas de toxicomanía; e) Abuso sexual y
otras formas de violencia que se hayan sufrido antes del ingreso.
Regla 7
1.
En caso de determinarse que la reclusa ha sufrido abuso sexual u
otra forma de violencia antes de su reclusión o durante ella, se le
informará de su derecho a recurrir ante las autoridades judiciales. Se le
informará exhaustivamente de los procedimientos correspondientes y sus
etapas. Si la reclusa decide entablar acciones judiciales, se notificará de
ello al personal correspondiente y se remitirá de inmediato el caso a la
autoridad competente para que lo investigue. Las autoridades penitenciarias
ayudarán a la mujer a obtener asistencia jurídica.
71
Reglas de Bangkok
2. Decida o no la mujer entablar acciones judiciales, las autoridades
penitenciarias se esforzarán por brindarle acceso inmediato a apoyo
psicológico u orientación especializados.
3.
Se elaborarán medidas concretas para evitar todo tipo de
represalias contra quien prepare los informes correspondientes o entable
acciones judiciales.
Regla 8
En todo momento se respetará el derecho de las reclusas a la confidencialidad
de su historial médico, incluido expresamente el derecho a que no
se divulgue información a ese respecto y a no someterse a reconocimiento
en relación con s u historial de salud reproductiva.
Regla 9
Si la reclusa está acompañada por un niño, se deberá someter también a
este a reconocimiento médico, que realizará de preferencia un pediatra, a
fin de determinar sus necesidades médicas y el tratamiento, si procede. Se
brindará atención médica adecuada, y como mínimo equivalente a la que se
presta en la comunidad.
b) Atención de salud orientada expresamente a la
mujer
Regla 10
1.
Se brindarán a los reclusos servicios de atención de salud orientados
expresamente a la mujer y como mínimo equivalentes a los que se prestan
en la comunidad.
2.
Si una reclusa pide que la examine o la trate una médica o
enfermera, se accederá a esa petición en la medida de lo posible, excepto en
las situaciones que requieran intervención médica urgente. Si pese a lo
solicitado por la reclusa, el reconocimiento es realizado por un médico,
deberá estar presente un miembro del personal penitenciario femenino.
Regla 11
1.
72
Durante el reconocimiento médico deberá estar presente únicamente
Ministerio de la Defensa Pública
personal médico, a menos que el doctor considere que existen circunstancias
extraordinarias o que pida la presencia de un miembro del personal
penitenciario por razones de seguridad, o si la reclusa solicita expresamente
esa presencia, como se indica en la regla 10, párrafo 2, supra.
2.
Si durante el reconocimiento médico se requiere la presencia de
personal penitenciario no médico, dicho personal deberá ser femenino, y el
reconocimiento se realizará de manera tal que se proteja la intimidad y la
dignidad de la reclusa y se mantenga la confidencialidad del procedimiento.
c)
Atención de salud mental
Regla 12
Se pondrán a disposición de las reclusas con necesidades de atención
de salud mental, en prisión o en un entorno no carcelario, programas
amplios de atención de salud y rehabilitación individualizados, que tengan
en consideración las cuestiones de género y estén habilitados para el
tratamiento de los traumas.
Regla 13
Se deberá sensibilizar al personal penitenciario sobre los posibles
momentos de especial angustia para las mujeres, a fin de que pueda reaccionar
correctamente ante su situación y prestarles el apoyo correspondiente.
d) Prevención, tratamiento, atención y apoyo en
relación con el VIH
Regla 14
Al preparar respuestas ante el VIH/SIDA en las instituciones penitenciarias,
los programas y servicios deberán orientarse a las necesidades propias de
las mujeres, incluida la prevención de la transmisión de madre a hijo. En
ese contexto, las autoridades penitenciarias deberán alentar y apoyar la
elaboración de iniciativas sobre la prevención, el tratamiento y la atención
del VIH, como la educación por homólogos.
e) Programas de tratamiento del uso indebido de
drogas
73
Reglas de Bangkok
Regla 15
Los ser vicios penitenciarios de salud deberán suministrar o facilitar
programas de tratamiento especializado del uso indebido de drogas para
las mujeres, teniendo en cuenta su posible victimización anterior, las
necesidades especiales de las mujeres embarazadas y las mujeres con niños
y la diversidad de sus tradiciones culturales.
f)
Prevención del suicidio y las lesiones auto
infligidas
Regla 16
La elaboración y aplicación de estrategias, en consulta con los servicios de
atención de salud mental y de asistencia social, para prevenir el suicidio
y las lesiones auto infligidas entre las reclusas y la prestación de apoyo
adecuado, especializado y centrado en sus necesidades a las mujeres
en situación de riesgo deberán formar parte de una política amplia de
atención de salud mental en los centros de reclusión para mujeres.
g)
Servicios de atención preventiva de salud
Regla 17
Las reclusas recibirán educación e información sobre las medidas de
atención preventiva de salud, inclusive en relación con el VIH y las
enfermedades de transmisión sexual y de transmisión sanguínea, así
como sobre los problemas de salud propios de la mujer.
Regla 18
Las reclusas tendrán el mismo acceso que las mujeres de su edad no privadas
de libertad a intervenciones de atención preventiva de la salud pertinentes
a su género, como pruebas de Papanicolau y exámenes para la detección de
cáncer de mama y otros tipos de cáncer que afecten a la mujer.
7.
Seguridad y vigilancia
[Complemento de los párrafos 27 a 36 de las Reglas mínimas para el
tratamiento de los reclusos]
74
Ministerio de la Defensa Pública
a)
Registros personales
Regla 19
Se adoptarán medidas efectivas para resguardar la dignidad y asegurar el
respeto de las reclusas durante los registros personales, que serán realizados
únicamente por personal femenino que haya recibido capacitación
adecuada sobre los métodos apropiados de registro personal y con arreglo
a procedimientos establecidos.
Regla 20
Se deberán preparar otros métodos de inspección, por ejemplo de
escaneo, para sustituir los registros sin ropa y los registros corporales
invasivos, a fin de evitar las consecuencias psicológicas dañinas y la
posible repercusión física de esas inspecciones corporales invasivas.
Regla 21
Al inspeccionar a los niños que se hallen en prisión con sus madres y a los
niños que visiten a las reclusas, el personal penitenciario deberá
proceder de manera competente, profesional y respetuosa de su dignidad.
b)
Disciplina y sanciones
[Complemento de los párrafos 27 a 32 de las Reglas mínimas para el
tratamiento de los reclusos]
Regla 22
No se aplicarán las sanciones de aislamiento o segregación disciplinaria
a las mujeres embarazadas, ni a las mujeres con hijos o a las madres
en período de lactancia.
Regla 23
Las sanciones disciplinarias para las reclusas no comprenderán la
prohibición del contacto con sus familiares, especialmente con los niños.
75
Reglas de Bangkok
c)
Medios de coerción
[Complemento de los párrafos 33 y 34 de las Reglas mínimas para el
tratamiento de los reclusos]
Regla 24
No se utilizarán medios de coerción en el caso de las mujeres que estén por
dar a luz ni durante el parto ni en el período inmediatamente posterior.
d)
Información a las reclusas y quejas recibidas
de estas inspecciones
[Complemento de los párrafos 35 y 36 y, en aspectos sobre inspección,
complemento del párrafo 55, de las Reglas mínimas para el tratamiento de
los reclusos]
Regla 25
1.
Las reclusas que denuncien abusos recibirán protección, apoyo y
orientación inmediatos, y sus denuncias serán investigadas por autoridades
competentes e independientes, que respetarán plenamente el principio
de la confidencialidad. En toda medida de protección se tendrá presente
expresamente el riesgo de represalias.
2.
Las reclusas que hayan sufrido abuso sexual, en particular las
que hayan quedado embarazadas, recibirán asesoramiento y orientación
médicos apropiados, y se les prestará la atención de salud física y mental,
así como el apoyo y la asistencia jurídica necesarios.
3.
A fin de vigilar las condiciones de la reclusión y el tratamiento de
las reclusas, entre los miembros de las juntas de inspección, de visita o de
supervisión o de los órganos fiscalizadores deberán figurar mujeres.
8.
Contacto con el mundo exterior
[Complemento de los párrafos 37 a 39 de las Reglas mínimas para el
tratamiento de los reclusos]
76
Ministerio de la Defensa Pública
Regla 26
Se alentará y facilitará por todos los medios razonables el contacto de las
reclusas con sus familiares, incluidos sus hijos, y los tutores y representantes
legales de sus hijos. Cuando sea posible, se adoptarán medidas para reducir
los problemas de las mujeres que se hallen recluidas en instituciones lejanas
de su hogar.
Regla 27
En caso de que se permitan las visitas conyugales, las reclusas tendrán el
mismo derecho a ellas que los reclusos de sexo masculino.
Regla 28
Las visitas en que se lleve a niños se realizarán en un entorno propicio,
incluso por lo que atañe al comportamiento del personal, y en ellas se
deberá permitir el libre contacto entre la madre y su hijo o sus hijos. De
ser posible, se deberán alentar las visitas que permitan una permanencia
prolongada con ellos.
9.
El personal penitenciario y su capacitación
[Complemento de los párrafos 46 a 55 de las Reglas mínimas para el
tratamiento de los reclusos]
Regla 29
La capacitación del personal de los centros de reclusión para mujeres deberá
ponerlo en condiciones de atender a las necesidades especiales de las reclusas
a efectos de su reinserción social, así como de mantener servicios seguros y
propicios para cumplir ese objetivo. Las medidas de creación de capacidad
para el personal femenino deberán comprender también la posibilidad
de acceso a puestos superiores y de responsabilidad primordial en la
elaboración de políticas y estrategias para el tratamiento de las reclusas
y su atención.
Regla 30
En las instancias superiores de la administración penitenciaria deberá
existir el compromiso claro y permanente de prevenir y eliminar la
discriminación por razones de género contra el personal femenino.
77
Reglas de Bangkok
Regla 31
Se deberán elaborar y aplicar políticas y reglamentos claros sobre el
comportamiento del personal penitenciario, a fin de brindar el
máximo de protección a las reclusas contra todo tipo de violencia física o
verbal motivada por razones de género, así como de abuso y acoso sexual.
Regla 32
El personal penitenciario femenino deberá tener el mismo acceso a la
capacitación que sus colegas hombres, y todos los funcionarios que se
ocupen de la administración de los centros de reclusión para mujeres
recibirán capacitación sobre las cuestiones de género y la necesidad de
eliminar la discriminación y el acoso sexual.
Regla 33
1.
El personal que deba ocuparse de las reclusas recibirá capacitación
relativa a las necesidades específicas de las reclusas y sus derechos humanos.
2. Se impartirá capacitación básica al personal de los centros de reclusión
para mujeres sobre las cuestiones principales relativas a su salud, así
como sobre primeros auxilios y procedimientos médicos básicos.
3.
Cuando se permita que los niños permanezcan en la cárcel con
sus madres, se sensibilizará también al personal penitenciario sobre las
necesidades de desarrollo del niño y se le impartirán nociones básicas sobre
la atención de la salud del niño a fin de que pueda reaccionar correctamente
en caso de necesidad y de emergencia.
Regla 34
El currículo de formación del personal penitenciario comprenderá programas
de capacitación sobre el VIH. Además de la prevención y el tratamiento del
VIH/SIDA y la atención y el apoyo a las pacientes, las cuestiones de género
y las relativas a los derechos humanos, con especial hincapié en su
relación con el VIH y la estigmatización social y la discriminación
que este provoca, formarán parte de ese plan de estudios.
Regla 35
Se capacitará al personal penitenciario para detectar las necesidades de
78
Ministerio de la Defensa Pública
atención de salud mental y el riesgo de lesiones auto infligidas y suicidio
entre las reclusas, así como para prestar asistencia y apoyo y remitir esos
casos a especialistas.
10.
Reclusas menores de edad
Regla 36
Las autoridades penitenciarias adoptarán medidas para satisfacer las
necesidades de protección de las reclusas menores de edad.
Regla 37
Las reclusas menores de edad tendrán el mismo acceso a la educación
y la formación profesional que los reclusos menores de edad.
Regla 38
Las reclusas menores de edad tendrán acceso a programas y servicios
correspondientes a su edad y su género, como los de orientación
sobre los problemas de abuso o violencia sexual. Recibirán educación
sobre la atención de salud para la mujer y tendrán el mismo acceso
permanente a servicios de ginecología que las reclusas adultas.
Regla 39
Las reclusas menores de edad embarazadas recibirán apoyo y atención
médica equivalente a la que se presta a las reclusas adultas. Su estado de
salud estará sujeto a la vigilancia de un especialista médico, teniendo en
cuenta que por su edad pueden hallarse en mayor riesgo de complicaciones
durante el embarazo.
79
Reglas de Bangkok
II. Reglas aplicables a las categorías
especiales
A.
Reclusas condenadas
1.
Clasificación e individualización
[Complemento de los párrafos 67 a 69 de las Reglas mínimas para el
tratamiento de los reclusos]
Regla 40
Los administradores de las prisiones elaborarán y aplicarán métodos de
clasificación centrados en las necesidades propias del género y la situación
de las reclusas, a fin de asegurar la planificación y ejecución apropiadas
e individualizadas de programas orientados a su pronta rehabilitación,
tratamiento y reinserción social.
Regla 41
Para efectuar una evaluación de riesgos y una clasificación de las reclusas
en que se tengan presentes las cuestiones de género, se deberá:
a)
Tener en cuenta que las reclusas plantean un menor riesgo para los
demás en general, así como los efectos particularmente nocivos que
pueden tener las medidas de alta seguridad y los grados más estrictos de
aislamiento en las reclusas.
b)
Posibilitar que a efectos de la distribución de las reclusas
y la planificación del cumplimiento de su condena se tenga presente
información fundamental sobre sus antecedentes, como las situaciones de
violencia que hayan sufrido, su posible historial de inestabilidad mental y
de uso indebido de drogas, así como sus responsabilidades maternas y de
otra índole relativas al cuidado de los niños.
c)
Velar por que en el régimen de cumplimiento de condena de las
reclusas se incluyan programas y servicios de rehabilitación que satisfagan
las necesidades propias de su género.
d)
Velar por que se albergue a las reclusas que requieran atención de
salud mental en recintos no restrictivos y cuyo régimen de seguridad sea lo
80
Ministerio de la Defensa Pública
menos estricto posible, así como porque reciban tratamiento adecuado
en lugar de asignarlas a centros cuyas normas de seguridad sean más
rigurosas por la exclusiva razón de tener problemas de salud mental.
2.
Régimen penitenciario
[Complemento de los párrafos 65, 66 y 70 a 81 de las Reglas mínimas para el
tratamiento de los reclusos]
Regla 42
1.
Las reclusas tendrán acceso a un programa de actividades amplio y
equilibrado en el que se tendrán en cuenta las necesidades propias de su
sexo.
2. El régimen penitenciario permitirá reaccionar con flexibilidad
ante las necesidades de las mujeres embarazadas, las madres lactantes
y las mujeres con hijos. En las prisiones se habilitarán servicios o se
adoptarán disposiciones para el cuidado del niño, a fin de que las reclusas
puedan participar en las actividades de la prisión.
3. Se procurará, en particular, establecer programas apropiados para
las embarazadas, las madres lactantes y las reclusas con hijos.
4.
Se procurará, especialmente, establecer servicios apropiados para las
reclusas con necesidades de apoyo psicológico, especialmente para las
que hayan sido víctimas de maltrato físico, psicológico o sexual.
Relaciones sociales y asistencia posterior al encarcelamiento
[Complemento de los párrafos 79 a 81 de las Reglas mínimas para el
tratamiento de los reclusos]
Regla 43
Las autoridades penitenciarias alentarán y, de ser posible, facilitarán las
visitas a las reclusas, como condición previa importante para asegurar su
bienestar psicológico y su reinserción social.
81
Reglas de Bangkok
Regla 44
Teniendo presente que el número de reclusas que han sido víctimas de
violencia en el hogar es desproporcionado, se las consultará debidamente
respecto de las personas, incluidos sus familiares, a las que se permita
visitarlas.
Regla 45
Las autoridades penitenciarias brindarán en la mayor medida posible a las
reclusas opciones como la visita al hogar, prisiones abiertas, albergues
de transición y programas y servicios de base comunitaria, a fin de facilitar
a su paso del encarcelamiento a la libertad, reducir la estigmatización y
restablecer lo antes posible su contacto con sus familiares.
Regla 46
Las autoridades penitenciarias, en cooperación con los servicios
de libertad condicional y de asistencia social, los grupos comunitarios
locales y las organizaciones no gubernamentales, elaborarán y ejecutarán
programas de reinserción amplios para el período anterior y posterior a la
puesta en libertad, en los que se tengan en cuenta las necesidades específicas
de las mujeres.
Regla 47
Tras su puesta en libertad, se prestará apoyo suplementario a las
mujeres que requieran ayuda psicológica, médica, jurídica y práctica,
en cooperación con los servicios comunitarios, a fin de asegurar que su
reinserción social tenga éxito.
3. Reclusas embarazadas, lactantes y con hijos en
la cárcel
[Complemento del párrafo 23 de las Reglas mínimas para el tratamiento de
los reclusos]
Regla 48
1.
Las reclusas embarazadas o lactantes recibirán asesoramiento sobre
su salud y dieta en el marco de un programa que elaborará y supervisará un
profesional de la salud. Se suministrará gratuitamente a las embarazadas,
82
Ministerio de la Defensa Pública
los bebés, los niños y las madres lactantes alimentación suficiente y puntual,
en un entorno sano en que exista la posibilidad de realizar ejercicios físicos
habituales.
2.
No se impedirá que las reclusas amamanten a sus hijos, a menos que
existan razones sanitarias concretas para ello.
3. En los programas de tratamiento se tendrán en cuenta las necesidades
médicas y de alimentación de las reclusas que hayan dado a luz recientemente
y cuyos bebés no se encuentren con ellas en la prisión.
Regla 49
Toda decisión de permitir que los niños permanezcan con sus madres en la
cárcel se basará en el interés superior del niño. Los niños que se encuentren
en la cárcel con sus madres nunca serán tratados como reclusos.
Regla 50
Se brindará a las reclusas cuyos hijos se encuentren con ellas el máximo de
posibilidades de dedicar su tiempo a ellos.
Regla 51
1. Los niños que vivan con sus madres en la cárcel dispondrán de servicios
permanentes de atención de salud, y su desarrollo será supervisado por
especialistas, en colaboración con los servicios de salud de la comunidad.
2.
En la medida de lo posible, el entorno previsto para la crianza de
esos niños será el mismo que el de los niños que no viven en centros
penitenciarios.
Regla 52
1. Las decisiones respecto del momento en que se debe separar a un hijo
de su madre se adoptarán en función del caso y teniendo presente el interés
superior del niño con arreglo a la legislación nacional pertinente.
2.
Toda decisión de retirar al niño de la prisión debe adoptarse con
delicadeza, únicamente tras comprobarse que se han adoptado disposiciones
alternativas para su cuidado y, en el caso de las reclusas extranjeras, en
consulta con los funcionarios consulares.
83
Reglas de Bangkok
3.
En caso de que se separe a los niños de sus madres y sean puestos al
cuidado de familiares o de otras personas u otros servicios para su cuidado,
se brindará a las reclusas el máximo posible de posibilidades y servicios
para reunirse con sus hijos, cuando ello redunde en el interés superior de
estos y sin afectar el orden público.
4.
Extranjeras
[Complemento del párrafo 38 de las Reglas mínimas para el tratamiento de
los reclusos]
Regla 53
1.
Cuando existan acuerdos bilaterales o multilaterales pertinentes, se
estudiará la posibilidad de trasladar lo antes posible a las reclusas extranjeras
no residentes a su país de origen, en particular si tienen hijos en él, y
cuando ellas lo soliciten o consientan informadamente en ello.
2.
En caso de que se deba retirar de la prisión a un niño que viva con
una reclusa extranjera no residente, se deberá considerar la posibilidad
de reubicar a ese niño en su país de origen, teniendo en cuenta su interés
superior y en consulta con la madre.
5.
Grupos minoritarios y pueblos indígenas
Regla 54
Las autoridades penitenciarias reconocerán que las reclusas de diversas
tradiciones religiosas y culturales tienen distintas necesidades y pueden
afrontar múltiples formas de discriminación que les impidan el acceso
a programas y servicios que tengan en cuenta su género y cultura. Por
ello, deberán prever programas y servicios amplios en que se atiendan
esas necesidades, en consulta con las propias reclusas y con los grupos
correspondientes.
Regla 55
Se examinarán los servicios de atención anteriores y posteriores a la
puesta en libertad, a fin de asegurar que resulten apropiados y accesibles
para las reclusas indígenas y las pertenecientes a determinados grupos
étnicos y raciales, en consulta con los grupos correspondientes.
84
Ministerio de la Defensa Pública
B. Reclusas en prisión preventiva o en espera de
juicio
[Complemento de los párrafos 84 a 93 de las Reglas mínimas para el
tratamiento de los reclusos]
Regla 56
Las autoridades pertinentes reconocerán el riesgo especial de maltrato
que afrontan las mujeres en prisión preventiva, y adoptarán las medidas
adecuadas, de carácter normativo y práctico, para garantizar su seguridad
en esa situación (véase también la Regla 58 infra, con respecto a las medidas
sustitutivas de la prisión preventiva).
85
Reglas de Bangkok
III. Medidas no privativas de la libertad
Regla 57
Las disposiciones de las Reglas de Tokio servirán de orientación para
la elaboración y puesta en práctica de respuestas apropiadas ante la
delincuencia femenina. En el marco de los ordenamientos jurídicos de los
Estados Miembros, se deberán elaborar medidas opcionales y alternativas
a la prisión preventiva y la condena, concebidas específicamente para las
mujeres delincuentes, teniendo presente el historial de victimización de
muchas de ellas y sus responsabilidades de cuidado de otras personas.
Regla 58
Teniendo en cuenta las disposiciones del párrafo 2.3 de las Reglas de Tokio,
no se separará a las delincuentes de sus parientes y comunidades sin
prestar la debida atención a su historial y sus vínculos familiares. Cuando
proceda y sea posible, se utilizarán mecanismos opcionales en el caso de
las mujeres que cometan delitos, como las medidas alternativas y otras que
sustituyan a la prisión preventiva y la condena.
Regla 59
En general, se utilizarán medios de protección que no supongan
privación de la libertad, como albergues administrados por órganos
independientes, organizaciones no gubernamentales u otros servicios
comunitarios, para brindar protección a las mujeres que la requieran. Se
aplicarán medidas temporales de privación de la libertad para proteger a
una mujer únicamente cuando sea necesario y lo haya solicitado
expresamente la interesada, y en todos los casos bajo la supervisión de
las autoridades judiciales u otras autoridades competentes. Se dejarán de
aplicar esas medidas de protección si se opone a ellas la interesada.
Regla 60
Se preverán recursos apropiados a fin de elaborar opciones satisfactorias
para las delincuentes, en las que se conjuguen las medidas no privativas
de la libertad con intervenciones destinadas a resolver los problemas más
habituales por los que las mujeres entran en contacto con el sistema
de justicia penal. Entre ellas podrán figurar cursos terapéuticos y
orientación para las víctimas de violencia en el hogar y maltrato sexual, un
86
Ministerio de la Defensa Pública
tratamiento adecuado para las que sufran discapacidad mental, y programas
de educación y capacitación para aumentar sus posibilidades de empleo. En
esos programas se tendrá presente la necesidad de establecer servicios
de atención a los niños y otros destinados exclusivamente a la mujer.
Regla 61
Al condenar a las delincuentes, los tribunales tendrán la facultad
de examinar atenuantes, como la ausencia de historial penal y la levedad
relativa y el carácter de su comportamiento delictivo, teniendo en cuenta
las responsabilidades de cuidado de otras personas de las interesadas y su
situación particular.
Regla 62
Se deberá mejorar la prestación de servicios comunitarios de tratamiento de
uso indebido de drogas destinados exclusivamente a las mujeres, en
que se tengan presentes las cuestiones de género y que estén habilitados
para el tratamiento de traumas, así como el acceso de las mujeres a
dicho tratamiento a efectos de la prevención del delito y de la adopción
de medidas alternativas a la condena.
1.
Disposiciones posteriores a la condena
Regla 63
Al adoptarse decisiones relativas a la puesta en libertad condicional
anticipada se tendrán en cuenta favorablemente las responsabilidades
de cuidado de otras personas de las reclusas y sus necesidades específicas
de reinserción social.
2.
Embarazadas y mujeres con niños a cargo
Regla 64
Cuando sea posible y apropiado se preferirá imponer sentencias no
privativas de la libertad a las embarazadas y las mujeres que tengan niños
a cargo, y se considerará imponer sentencias privativas de la libertad si el
delito es grave o violento o si la mujer representa un peligro permanente,
87
Reglas de Bangkok
pero teniendo presente el interés superior del niño o los niños y asegurando,
al mismo tiempo, que se adopten disposiciones apropiadas para el cuidado
de esos niños.
3.
Delincuentes juveniles de sexo femenino
Regla 65
Se evitará en la medida de lo posible recluir en instituciones a los niños
en conflicto con la ley. Al adoptar decisiones se tendrá presente la
vulnerabilidad de las delincuentes juveniles debida a su género.
4.
Extranjeras
Regla 66
Se procurará en la medida de lo posible ratificar la Convención de las
Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional y
el Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas,
especialmente mujeres y niños, que complementa la Convención de las
Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional a fin de
aplicar plenamente sus disposiciones para brindar la máxima protección
a las víctimas de la trata y evitar la victimización secundaria de muchas
extranjeras.
88
Ministerio de la Defensa Pública
IV. Investigación, planificación,
evaluación y sensibilización pública
1.
Investigación, planificación y evaluación
Regla 67
Se procurará organizar y promover investigaciones exhaustivas y
orientadas a los resultados sobre los delitos cometidos por mujeres, las
razones que las llevan a entrar en conflicto con el sistema de justicia penal,
la repercusión de la criminalización secundaria y el encarcelamiento en
las mujeres, las características de las delincuentes, así como programas
orientados a reducir la reincidencia de las mujeres, como base para la
planificación eficaz, la elaboración de programas y la formulación de
políticas destinadas a satisfacer las necesidades de reinserción social de las
delincuentes.
Regla 68
Se procurará organizar y promover investigaciones sobre el número de
niños afectados por situaciones en que sus madres entren en conflicto con el
sistema de justicia penal, en particular su encarcelamiento, y la repercusión
de este último en ellos, a fin de contribuir a la formulación de políticas y
la elaboración de programas, teniendo en cuenta el interés superior de los
niños.
Regla 69
Se procurará examinar, evaluar y dar a conocer periódicamente las
tendencias, los problemas y los factores relacionados con la conducta
delictiva de las mujeres y la eficacia con que se atienda a las
necesidades de reinserción social de las delincuentes y sus hijos,
a fin de reducir la estigmatización y las repercusiones negativas que
estos sufran por los conflictos de las mujeres con el sistema de justicia
penal.
89
Reglas de Bangkok
2. Sensibilización pública, intercambio de
información y capacitación
Regla 70
1.
Se informará a los medios de comunicación y al público sobre las
razones por las que las mujeres pueden verse en conflicto con el sistema
de justicia penal y sobre las maneras más eficaces de reaccionar ante
ello, a fin de posibilitar la reinserción social de las mujeres, teniendo
present el interés superior de sus hijos.
2.
La publicación y difusión de investigaciones y ejemplos de buenas
prácticas formarán parte integrante de políticas orientadas a mejorar
los resultados y la equidad de las medidas de justicia penal relativas a las
delincuentes y sus hijos.
3.
Los medios de información, el público y los profesionales que se
ocupen de cuestiones relativas a las reclusas y las delincuentes recibirán
periódicamente información concreta sobre las cuestiones abarcadas en
las presentes reglas y su aplicación.
4.
Se elaborarán y ejecutarán programas de capacitación sobre las
presentes reglas y las conclusiones de las investigaciones, destinados a
los funcionarios pertinentes de la justicia penal, a fin de sensibilizarlos
sobre las disposiciones contenidas en ellas.
90
Ministerio de la Defensa Pública
Directrices
de
RIAD
Directrices de las Naciones Unidas
para la Prevención de la Delincuencia
Juvenil.
91
92
Ministerio de la Defensa Pública
Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención
de la Delincuencia Juvenil
Directrices de RIAD
Estudio introductorio
El Octavo Congreso de las Naciones Unidas sobre la Prevención del Delito y
el Tratamiento del Delincuente (La Habana, 1990) dio lugar a dos importantes
resoluciones relacionadas con el fenómeno de la delincuencia juvenil:
• Directrices para la prevención de la delincuencia juvenil
(Resolución 45/112),
• Reglas para la protección de menores privados de libertad
(Resolución 45/113).
Ambas resoluciones completan las Reglas mínimas uniformes para la
administración de la justicia de menores (Resolución 40/33) adoptada
anteriormente (1985). Es interesante e importante poner en relación
ambos documentos, tal y como lo estipula el punto número 8 del preámbulo
a las Directrices, en que se pide al Secretario General que publique un
manual integrado sobre las normas mínimas de las Naciones Unidas para la
administración de la justicia de menores.
Las Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la
delincuencia juvenil, llamadas también Directrices de Riad, por alusión a una
reunión internacional de expertos sobre el proyecto de texto que se encontraba
en la capital de Arabia Saudita (1988), presentan asimismo cierto interés
debido a muchas más razones. En ellas se pone de manifiesto un enfoque
bastante proactivo y positivo de la prevención, sin duda es esa la razón de
su gran exhaustividad. Entre tanto, las directrices manifiestan una creciente
conciencia de que los niños son seres humanos de pleno derecho, un punto de
vista que dista mucho de ser dominante en los países de cultura occidental en
el siglo XX, pero que es bastante obvio en otras normativas recientes como
la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos del niño (1989).
Pasamos a examinar en detalle las dos tendencias, sin olvidar de echar un
vistazo a las Directrices de Riad en sí.
93
RIAT
Los orígenes
Desde 1955, las Naciones Unidas organizan un Congreso sobre la prevención
de la delincuencia y el tratamiento de los delincuentes cada cinco años, que
reúne a representantes de los gobiernos del mundo entero, especialistas de la
prevención de la delincuencia y de la justicia penal, catedráticos de reputación
internacional y miembros de las ONGs competentes. Estas reuniones tienen
por objetivo debatir problemas, compartir experiencias profesionales e
intentar encontrar soluciones viables al problema de la delincuencia. Sus
recomendaciones pretenden influenciar a los órganos legislativos de las
Naciones Unidas y a los gobiernos locales y nacionales.
La delincuencia juvenil y su prevención han estado en el orden del día de
casi todos los congresos de las Naciones Unidas sobre la prevención de la
delincuencia y el tratamiento de los delincuentes. Precisamente, el debate
sobre la prevención de la delincuencia juvenil fue el que atrajo el mayor
número de participantes durante el primer congreso (Ginebra, 1955). La
delincuencia juvenil fue considerada como una amplísima categoría, que
incluía problemas relacionados con los delincuentes jóvenes, pero también
con los menores abandonados, huérfanos o mal adaptados. Ya en el segundo
congreso (Londres, 1960) se recomendó limitar el concepto de delincuencia
juvenil a la violaciones del derecho penal, excluyendo prácticamente los
comportamientos antisociales o rebeldes, que conlleva el paso a la vida
adulta.
Este enfoque limitado es el que se recoge también en las Directrices de Riad.
El artículo 56, por ejemplo, reza: “ningún acto que no sea considerado delito
ni sea sancionado cuando lo comete un adulto se considera como delito...
cuando es cometido por un joven”. El sexto congreso (Caracas,
1980) celebró un debate sobre la “prevención de la delincuencia y la
calidad de la vida”. Dicho congreso fue importante, no sólo por el enfoque
proactivo de la prevención que adoptó, sino también por su insistencia en que
se adoptaran compromisos más “vinculantes” para tratar el problema de la
delincuencia juvenil.
Se recalcó que la disposición sobre justicia social para todos los niños
constituye un elemento de prevención.
94
Ministerio de la Defensa Pública
De hecho, se llegó a la conclusión que la prevención consiste en algo más
que solucionar situaciones conflictivas, a saber, promover el bienestar y la
salud. Las Directrices de Riad constituirán un paso adelante. El artículo 2,
por ejemplo, reza: “Para poder prevenir eficazmente la delincuencia juvenil,
es necesario que toda la sociedad procure un desarrollo armonioso de los
adolescentes y respete y cultive su personalidad a partir de la infancia”.
Si bien el tema de la delincuencia juvenil fue debatido en todos los congresos
de las Naciones Unidas sobre la prevención de la delincuencia y el tratamiento
del delincuente, la decisión de plasmarlo en recomendaciones concretas no
se produjo hasta 1980 (Caracas). Las llamadas Reglas de Beijing, o sea las
Normas mínimas uniformes para la administración de la justicia de menores,
se adoptaron en Milán en el año 1985. En 1990, se aceptaron dos instrumentos
complementarios En la Habana.
El interés del público por la protección de los niños ha empezado a aumentar
desde hace poco y, sin duda, a eso se debe que las recomendaciones de las
Naciones Unidas al respecto sean también recientes.
Contenido
Ya dijimos en la introducción que, en nuestra opinión, las Directrices de las
Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia juvenil presentan tres
característic as principales:
1. son de gran alcance;
2. promueven un enfoque proactivo de la prevención;
3. consideran a los niños como miembros de pleno derecho de la sociedad.
Analizando dichos principios rectores, se entenderán las propias directrices.
Dichos principios se considerarán por separado, aunque su interdependencia
es evidente.
Alcance
Las directrices tocan prácticamente todos los ámbitos sociales: los tres
principales entornos en el proceso de socialización (familia, escuela,
comunidad); los medios de comunicación: la política social; la legislación y
administración de la justicia de menores.
95
RIAT
La prevención general (art.9) debe consistir en “planes generales de prevención
en todos los niveles de gobierno” y debería incluir entre otras cosas mecanismos
para coordinar los esfuerzos realizados por los organismos gubernamentales
y no gubernamentales; supervisión y evaluación continuas; participación
comunitaria mediante un amplio abanico de servicios y programas; cooperación
interdisciplinaria; /participación de los jóvenes en las políticas y procesos de
prevención.
Se recalcó en varias ocasiones que las políticas de prevención deberían ser
ante todo políticas para los jóvenes: “medios educativos o de otras índoles que
sirvan de cimiento al desarrollo personal de todos los jóvenes...”
Los “procesos de socialización” se presentan en el capítulo 10: “Deberá
prestarse especial atención a las políticas de prevención que favorezcan la
socialización e integración eficaces de todos los niños y jóvenes, en particular
por conducto de la familia, la comunidad, los grupos de jóvenes que se
encuentran en situaciones similares, la escuela, la formación profesional y el
medio laboral, así como mediante la acción de organizaciones voluntarias...”.
El amplio alcance de las Directrices de Riad presenta también cierto interés
debido a la relación que establece con la Convención de los derechos del niño
de las Naciones Unidas (1989), cuyo alcance es, también en este caso, una de
las principales características. El objetivo de ambos instrumentos es mejorar
la situación de los niños en general. Además, las directrices insisten también
en la importancia de dichas medidas para la prevención de la delincuencia...
Enfoque proactivo
Tal y como se manifiesta en las directrices, la prevención debe centrarse en
elevar la calidad de la vida, el bienestar general y no simplemente en problemas
bien definidos, pero parciales.
No se trata pues de prevenir situaciones “negativas” (enfoque defensivo), sino
de fomentar el potencial social (enfoque ofensivo).
El extenso alcance expresa claramente el enfoque proactivo de la prevención.
El artículo 6 contiene ejemplos más concretos aún: “Deben crearse servicios y
programas con base en la comunidad... Sólo en última instancia ha de recurrirse
a organismos oficiales de control social”. Como los sistemas de administración
de la justicia de menores forman parte del sistema de control social, la
prevención no se puede limitar exclusivamente a los esfuerzos realizados en
96
Ministerio de la Defensa Pública
el sistema de administración de justicia de menores. Prevenir es mucho más
que reaccionar ante la delincuencia juvenil! El artículo 2 obedece al mismo
enfoque: “Para poder prevenir la delincuencia juvenil es necesario que toda
la sociedad procure un desarrollo armonioso de los adolescentes, y respete
y cultive su personalidad a partir de su primera infancia”. Cabe mencionar
que a pesar de que el tema se debatió hasta cierto punto, las directrices no
especifican el significado de las palabras “niño”, “adolescente”, “joven”, etc.
Quizá, en virtud de la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos
del niño, la principal categoría de edad que las directrices pretenden proteger
son los seres humanos desde su nacimiento hasta los 18 años de edad.
Entre los temas que los sistemas educativos deben tomar en cuenta (art.21)
se encuentra también el enfoque proactivo, p. ej. “enseñar los valores
fundamentales y fomentar el respeto de la identidad propia y de las
características culturales del niño, de los valores sociales del país en que vive
el niño, de las civilizaciones diferentes de la suya y de los derechos humanos
y libertades fundamentales...”
El fomento de los derechos humanos es el mejor instrumento para mantener la
paz; así lo dicen ya los primeros párrafos de la Carta de las Naciones Unidas
(1945)...“Deberá darse información a los jóvenes y a sus familias sobre la ley
y sus derechos y obligaciones con respecto a la ley, así como sobre el sistema
de valores universales, incluidos los instrumentos de las Naciones Unidas”
(art. 23).
Tampoco pasan por alto los medios de comunicación: “Los medios de
comunicación deben garantizar a los jóvenes el acceso a información y material
procedentes de diversas fuentes nacionales e internacionales” (art. 40). “Los
medios de comunicación deberían dar a conocer la contribución positiva
de los jóvenes a la sociedad” (art. 41).
“Deberán difundirse la información relativa a servicios, instalaciones y
oportunidades destinados a los jóvenes” (art. 42).
Cabe mencionar específicamente los artículos 52 a 57. El 52 reza: “Se
promulgarán y aplicarán leyes y procedimientos especiales para fomentar y
proteger los derechos... de todos los jóvenes...” El artículo
57 reza: “Debería considerarse la posibilidad de establecer un puesto de
mediador o un órgano análogo independiente para los jóvenes, que garantice
el respeto de su condición jurídica, sus derechos y sus intereses...” También
97
RIAT
en este caso la relación con la Convención de los derechos del niño salta a la
vista. Al mismo tiempo, dichos artículos resumen, mediante el concepto de
derechos humanos, al enfoque estructural sobre el cual reposa el pensamiento
y las operaciones proactivas. El enfoque estructural de la realidad social tiende
a recalcar el paralelismo entre valores, normas y pautas como cimiento de la
sociedad, por una parte, y su manifestación en las estructuras sociales, las
instituciones de la sociedad y el comportamiento y las relaciones humanas,
por otra. En este caso el análisis de los problemas humanos (problemas
relacionados con el comportamiento y las relaciones humanas) pretende
poner de relieve la existencia de un denominador común; su objetivo no es
pues especificar, sino más bien generalizar. En dicho contexto, se considera
que la prevención modifica la estructura de la sociedad y los valores culturales.
El enfoque estructural de la realidad social, la promoción de la condición
jurídica de los niños (p. ej. el reconocimiento de su capacidad jurídica, cfr.
derechos de los niños) el esfuerzo por multiplicar sus posibilidades de
autodeterminación y de participación democrática en el proceso de toma de
decisiones se han convertido en los principales centros de atención.
Con la participación se llega al tercer principio rector de las Directrices de
Riad. Cabe señalar que las Directrices abordan también situaciones y grupos
de personas “especiales”. No obstante, sólo se puede adoptar un enfoque
especial tras haber adoptado el enfoque normal y sólo cuando éste haya
fracasado... Los delincuentes también son seres humanos, ciudadanos...
Veamos algunos ejemplos: tras haber explicado algunos de los retos ante
los que se encuentra el sistema educativo en general, el artículo 24 reza: “los
sistemas de educación deberán cuidar y atender de manera especial a los
jóvenes que se encuentren en situación de riesgo especial, utilizando
programas especializados y materiales didácticos”. Y el artículo 30 dice a su
vez: “Deberá prestarse ayuda especial a los estudiantes que tengan dificultades
para cumplir las normas de asistencia, así como los que abandonan los
estudios”.
Asimismo el artículo 38: “Los organismos gubernamentales deberán asumir
especialmente la responsabilidad del cuidado de los niños sin hogar o los niños
de la calle y de proporcionarles los servicios que necesiten. Deberán hacerse
fácilmente accesible a los jóvenes la información acerca de servicios locales,
alojamiento, empleo y otras formas y fuentes de ayuda”. En las Directrices
se mencionan también otras situaciones, como por ejemplo la explotación de
los niños (art. 49 y 53...); presentaciones degradantes y violentas en los medios
98
Ministerio de la Defensa Pública
de comunicación (art. 43); uso y abuso de drogas (Art. 44, 45 y 59...)
El artículo 58 trata del importante tema de la capacitación y recalca que
“deberá capacitarse al personal encargado de hacer cumplir la ley y de otras
funciones pertinentes para que pueda atender a las necesidades especiales de
los jóvenes y ponerlo al corriente de los programas y posibilidades de remisión
de los jóvenes que permitan sustraerlos del sistema de justicia penal”.
Participación
La historia occidental muestra que, si bien los niños siempre han existido,
no siempre se les ha considerado de la misma forma. La investigación
intercultural demuestra que la imagen del niño varía mucho, lo cual entraña
consecuencias en la relación con ellos. En la actualidad, sobre todo en los
países de cultura occidental, la opinión preponderante es que los niños
pertenecen a una categoría social “a parte”, los “seres por venir”. No obstante,
durante los últimos decenios, la imagen del niño se ha convertido en un
tema de discusión por múltiples razones. Entre los argumentos negativos,
se podría citar, por ejemplo, que a pesar de las apariencias, el “movimiento
de rescate de los niños” es, en sí, la manifestación de la imagen dominante
del niño, la situación de los niños no ha cambiado mucho en el mundo. Por el
contrario, hay quien insiste en el principio ontológico según el cual el niño es
en primer lugar un ser humano y no un objeto (perteneciente a otra persona).
Este debate tiene lugar en todos los dominios sociales y jurídicos en que el niño
está implicado. Una de las tendencias manifiesta mayor respeto por el fomento
de la condición social y jurídica de los niños; el niño como participante de
pleno derecho en la sociedad. Las Directrices de Riad constituyen un excelente
ejemplo de la forma en que dicha tendencia puede reflejarse en las reglas.
El artículo 3 (Principios fundamentales), por ejemplo, empieza diciendo
que “se debe centrar la atención en el niño. Los jóvenes deben desempeñar una
función activa y participativa en la sociedad y no deben ser considerados como
meros objetos de socialización y control”. Sería imposible mencionar todas las
disposiciones que estipulan algo en el mismo sentido. Nos limitaremos a los
ejemplos más patentes, como el artículo 10, que es fundamental en el ámbito
de la socialización: “se deberá respetar debidamente el desarrollo personal de
los niños y jóvenes y aceptarlos, en pie de igualdad, como copartícipes en los
procesos de socialización e integración”.
99
RIAT
El artículo 31 asimismo reza: “las políticas y normas deberían ser equitativas
y justas, y los estudiantes estarán representados en los órganos encargados de
formular la política escolar, incluida la política disciplinaria y la adopción de
decisiones”.
Un último ejemplo se encuentra en el capítulo de política social: “...los
jóvenes deben participar en la formulación y ejecución de los programas de
prevención”.
Quizá los distintos ejemplos parezcan obvios, pero las opiniones favorables
a la plena participación de los niños en el proceso legislativo son bastante
novedosas, sobre todo en el ámbito de la prevención de la delincuencia juvenil.
El impacto de las directrices
Cabe recordar una vez más el papel desempeñado por el Congreso
de Naciones Unidas sobre prevención del crimen y las decisiones que se
tomaron: por una parte constituyen un foro de debate pormenorizado y
universal para hablar de problemas que se plantean en todo el mundo; por otra
parte, las resoluciones que se adopten deberían tener gran impacto sobre los
entes internacionales, nacionales y locales.
El impacto “moral”
Las Directrices de Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia
juvenil constituyen sin duda alguna un reto para todos aquellos que trabajan en
la administración de la justicia de menores, debido a muchas y varias razones.
Obviamente, los sistemas que muchos países aplican para solucionar el
problema de la delincuencia juvenil están en entredicho. Desde que el mundo
es mundo, la delincuencia juvenil siempre fue un problema controvertido...
A este respecto, los esfuerzos de la Unidad de derecho penal de las Naciones
Unidas por establecer normas universales en el ámbito de la justicia de
menores (prevención, “sanción”, “reclusión”) son muy importantes. Pueden
ser de gran utilidad y constituir un punto de partida para debates “en el acto”.
El fomento y la difusión de los distintos textos (manual integrado) serán
bienvenidos.
100
Ministerio de la Defensa Pública
Las Directrices de Riad constituyen uno de los documentos más modernos que
existen, en el marco del derecho penal.
La separación, al menos parcial, entre las medidas de prevención y los
comportamientos delictivos, vinculándolos a una política (social) de
índole general es bastante novedosa. De esta forma, la prevención de la
delincuencia juvenil se convierte en un efecto (colateral) de la política general,
cuyo objetivo es promover el bienestar y la salud de todos.
Respetar las Directrices de Naciones Unidas para la prevención de la
delincuencia juvenil podría constituir un paso en dirección de una sociedad
más justa, equitativa y respetuosa, gracias en parte a un comportamiento
distinto para con los niños. Uno de los objetivos del movimiento de defensa de
los derechos de los niños es que se considere a los niños como miembros de
pleno derecho en la sociedad.
El entusiasmo que despertó la Convención de Naciones Unidas sobre los
derechos del niño (168 ratificaciones en menos de 5 años), hace pensar que
las directrices que se adoptaron un año tras la Convención podrían conocer el
mismo éxito y llevar consigo ciertos cambios sociales.
El impacto jurídico
Las directrices, como los otros dos instrumentos de las Naciones Unidas
sobre la justicia de menores, son normas de derecho blando, de modo que
no son directamente vinculantes para los organismos locales, nacionales e
internacionales.
No obstante, la importancia de estos textos no es sólo de índole moral.
De hecho, el artículo 7 de las directrices reza: “Estas Directrices deben
interpretarse en el marco de todos los instrumentos de Naciones Unidas y de
las normas relativas a los derechos, los intereses y el bienestar de los menores
y los jóvenes y aplicarse en el contexto de las condiciones económicas,
sociales y culturales imperantes en cada uno de los Estados miembros”.
Todos los convenios más vinculantes de las Naciones Unidas pueden
contribuir a aplicar las directrices de Riad. Cabe también al respecto estudiar
el vínculo existente con la Convención sobre los derechos del niño, ya que
puede contribuir a soslayar un gran obstáculo: “las condiciones económicas,
101
RIAT
socia les y culturales imperantes en cada uno de los Estados miembros” (art.
8), oración que a menudo sirve como pretexto para no hacer nada...
Por eso el artículo 4 de la Convención constituye un marco para la cooperación
internacional.
Como la Convención es más vinculante para los Estados miembros, y muchas
directrices corresponden por su contenido e inspiración a las disposiciones
de la Convención, su puesta en práctica cobra un cariz a su vez mucho más
vinculante. Obviamente, no tiene mayor importancia que en la Convención no
sea manifiesto el vínculo con la prevención de la delincuencia juvenil, como
tampoco la tiene que las Directrices sean “un pretexto” para fomentar políticas
a favor del bienestar (social) general de cada ciudadano al mayor nivel posible.
Puesta en práctica
En la introducción se ha hablado ya del octavo punto del preámbulo de las
Directrices: “La Asamblea General pide al Secretario General que publique un
manual integrado sobre normas de justicia de menores...” que contengan las
disposiciones de las tres resoluciones y una serie de comentarios completos.
Dicho manual tiene gran importancia para dar a conocer a las personas
responsables de las decisiones y de la administración de la justicia de menores,
así como a los mismos jóvenes del mundo entero, las condiciones y calidades
necesarias para enfocar el problema de los menores de forma humana y
constructiva. Todas las resoluciones instan a los Estados miembros a dar a
conocer a las autoridades competentes las normas de justicia de menores.
Quizá sea obvio en ese caso también el vínculo con (la aplicación de) la
Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos del niño. El artículo
42 de la Convención reza: “Los Estados miembros tomarán medidas concretas
para difundir ampliamente los principios y disposiciones de la Convención
tanto a los adultos como a los niños, utilizando medios adecuados”.
Otro paso importante que hace aplicar las Directrices es la creación de un
puesto de mediador de los niños. El artículo 57 de las directrices reza:
“Debería considerarse la posibilidad de establecer un puesto de mediador o
un órgano análogo independiente para los jóvenes que garantice el respeto de
su condición jurídica, sus derechos, sus intereses, así como la posibilidad
de remitir los casos a los servicios disponibles. El mediador u órgano
designado supervisaría además la aplicación de las Directrices de Riad,
las Reglas de Beijing y las Reglas para la protección de menores privados de
102
Ministerio de la Defensa Pública
libertad. El mediador u otro órgano publicará periódicamente un informe
sobre los progresos alcanzados y las dificultades encontradas en el proceso
de aplicación. Se deberían también establecer servicios de defensa jurídica del
niño.
El establecimiento de un mediador para los niños, dentro de la estrategia de
defensa de los niños, es un medio importante de mejorar la condición jurídica
de los niños. Dentro del Movimiento de defensa de los niños se vislumbran
ya otras estrategias, como los estudios, verbigracia el estudio de la infancia
como fenómeno social; el desarrollo de redes de personas y organizaciones
que luchan, a menudo de forma aislada, por mejorar la protección (jurídica)
de los niños, una de las cuyas facetas. y no la menor, es la auto organización.
Las directrices de Riad y cada una de estas estrategias son alentadoras. Hemos
tocado ya ampliamente el tema de la participación de los niños (cfr auto
organización); el artículo 60 pretende fomentar la coordinación e interacción
interdisciplinaria y multidisciplinaria (cfr la idea del desarrollo de redes), ...
El artículo 57, que trata del establecimiento de un puesto de mediador, contiene
importantes elementos de información sobre el alcance y las funciones posibles
del cargo, así como algunos de los requisitos que se deben cumplir para no
vaciar la iniciativa de su contenido.
El mediador de los niños se ocupa de la condición, los derechos y los intereses
de los niños y por ende deberá ocuparse también (pero no exclusivamente) de
asuntos relativos a la justicia de menores.
El mediador de los niños debe defender los derechos e intereses de los niños;
dirigir a los niños a los servicios (sociales) adecuados; supervisar la protección
jurídica de los niños, de conformidad con los numerosos instrumentos
internacionales (relativos a derechos humanos); ... El mediador y los Estados
miembros (cfr punto 12 del preámbulo) informarán sobre (las dificultades
encontradas en la) aplicación de dichos instrumentos. En sus artículos 44 y 45,
la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos del niño obliga a
los Estados parte a informar sobre las medidas que hayan adoptado para dar
curso a los derechos consagrados en la Convención, y los avances realizados
en su aplicación práctica. Los informes indicarán las dificultades y demás
elementos que afectan el cumplimiento parcia lo total de las obligaciones
previstas en la Convención.
103
RIAT
Existe una diferencia entre el informe del mediador y el del Estado miembro,
diferencia que es significativa. Se trata de una de las principales características
de la función del mediador: su independencia. En Noruega, por ejemplo,
el mediador de los niños es independiente del poder legislativo, del
sistema judicial y del ejecutivo. En dichas condiciones, un mediador
puede proporcionar informaciones (complementarias) fundamentales o
correcciones al informe del Estado parte.
Además de las susodichas características, el puesto de mediador requiere
determinadas cualidades que no se mencionan en el artículo 57, a saber:
acceso libre a todas las instituciones públicas y privadas, que a su vez tienen
la obligación de proporcionar cualquier información pertinente al mediador;
el mediador tiene la competencia de relevar a otras personas del juramento
de confidencialidad, a la par de un amplio derecho de proteger sus fuentes de
información; el mediador puede actuar por iniciativa propia o por solicitud de
terceros; su oficina debe ser de fácil acceso, inclusive para los niños; ...
En resumen
Como se mencionó ya en la introducción, la importancia de las Directrices
de las Naciones Unidas obedece a varias razones. Los esfuerzos de las
Naciones Unidas en el ámbito de la justicia de menores son dignas de elogios
y sumamente estimulantes, adjetivos que, sin duda alguna, huelga aplicar a las
Directrices de Riad.
De hecho, las Directrices son la expresión de los últimos avances y enfoques
judiciales y sociales del problema de los niños. Se considera a los niños,
no como objetos, sino como personas de pleno derecho, con sus propias
capacidades que deben ser valoradas y protegidas. La exigencia de que se
reconozcan los derechos humanos del niño viene a completar paulatinamente
la mera protección del niño.
Los derechos humanos constituyen un tema sumamente espinoso en el
dominio de la criminología. La prevención de la delincuencia no se limita
ya a responder a situaciones o comportamientos considerados como
peligrosos; la prevención radica al menos en igual medida en el fomento y la
promoción de los derechos humanos (civiles, políticos, sociales, culturales y
económicos) de cada individuo. Las Directrices constituyen pautas en vista
de conseguir que este punto de partida se convierta en medidas prácticas y
políticas concretas.
104
Ministerio de la Defensa Pública
Las Directrices de Riad forman parte de un fuerte, aunque reciente,
movimiento a favor de los derechos humanos (de los niños); su alcance
es mucho mayor que la mera prevención de la delincuencia juvenil. En
cualquier caso, una sociedad justa y equitativa no es la tierra en que mejor se
da la delincuencia.
Directrices de las Naciones Unidas para la
Prevención de la Delincuencia Juvenil
Directrices de Riad
Resolución 45/112 14 de diciembre de 1990, 68a sesión plenaria
La Asamblea General,
Teniendo presentes la Declaración Universal de Derechos Humanos, el
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, así como otros instrumentos
internacionales relativos a los derechos y al bienestar de los jóvenes, incluidas
las normas sobre el particular establecidas por la Organización Internacional
del Trabajo.
Teniendo presentes también la Declaración de los Derechos del Niños, la
Convención sobre los Derechos del Niño y las Reglas mínimas de las Naciones
Unidas para la administración de la justicia de menores (Reglas de Beijing).
Recordando la resolución 40/33 de la Asamblea General, de 29 de noviembre
de 1985, por la que la Asamblea aprobó las Reglas de Beijing recomendadas
por el Séptimo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito
y Tratamiento del Delincuente.
Recordando que la Asamblea General, en su resolución 40/35, de 29 de
noviembre de 1985, pidió que se elaboraran criterios para la prevención de
la delincuencia juvenil que fueran de utilidad para los Estados Miembros en
la formulación y ejecución de programas y políticas especializados, haciendo
hincapié en las actividades de asistencia y atención y en la participación de
la comunidad, y pidió al Consejo Económico y Social que informara al
Octavo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y
Tratamiento del Delincuente acerca de los progresos logrados respecto de esos
criterios, para que los examinara y decidiera al respecto.
105
RIAT
Recordando también que el Consejo Económico y Social, en la sección II de
su resolución 1986/10, de 21 de mayo de 1986, pidió al Octavo Congreso
que examinara el proyecto de criterios para la prevención de la delincuencia
juvenil con miras a su aprobación.
Reconociendo que es necesario establecer criterios y estrategias nacionales,
regionales e interregionales para prevenir la delincuencia juvenil.
Afirmando que todo niño goza de derechos humanos fundamentales, incluido,
en particular, el derecho al acceso a la educación gratuita.
Teniendo presente el gran número de jóvenes que, estén o no en conflicto con
la ley, se encuentran abandonados, desatendidos, maltratados, expuestos al
uso indebido de drogas, en situación marginal y, en general, expuestos a riesgo
social.
Teniendo en cuenta los beneficios de las medidas progresistas para la
prevención de la delincuencia y para el bienestar de la comunidad.
1. Observa con satisfacción la importante labor realizada por el Comité de
Prevención del Delito y Lucha contra la Delincuencia y por el Secretario
General en la preparación de las directrices para la prevención de la delincuencia
juvenil;
2. Expresa su reconocimiento por la valiosa colaboración del Centro Árabe
de Capacitación y de Estudios de Seguridad de Riad, que acogió a la
Reunión Internacional de Expertos sobre el establecimiento del proyecto de
normas de las Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia juvenil,
celebrada en Riad del 28 de febrero al 1º de marzo de 1988, con la cooperación
de la Oficina de las Naciones Unidas en Viena;
3. Aprueba las Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la
delincuencia juvenil, que figuran en el anexo a la presente resolución, se
denominarán “Directrices de Riad”;
4. Exhorta a los Estados Miembros a que, en sus planes generales de prevención
del delito, apliquen las Directrices de Riad en la legislación, la política y la
práctica nacionales y las señalen a la atención de las autoridades competentes,
incluidos los encargados de formular políticas, el personal de la justicia
de menores, los educadores, los medios de comunicación, los profesionales y
los estudiosos;
106
Ministerio de la Defensa Pública
5. Pide al Secretario General que procure dar la más amplia difusión al texto de
las Directrices de Riad en todos los idiomas oficiales de las Naciones Unidas e
invita a los Estados Miembros a que procedan de la misma manera;
6. Pide al Secretario General y solicita a todas las oficinas competentes de
las Naciones Unidas e instituciones interesadas, en particular al Fondo de las
Naciones Unidas para la Infancia, así como a expertos a título individual, que
procuren en forma concertada fomentar la aplicación de las Directrices
de Riad;
7. Pide también al Secretario General que intensifique las investigaciones
sobre situaciones particulares de riesgo social y sobre la explotación de
los niños, incluido el uso de niños como instrumentos para la delincuencia,
con miras a elaborar medidas generales para corregir esas situaciones y
presente un informe al respecto al Noveno Congreso de las Naciones Unidas
sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente;
8. Pide además al Secretario General que publique un manual integrado sobre
normas de la justicia de menores que contenga las Reglas mínimas de las
Naciones Unidas para la Administración de la Justicia de Menores (Reglas
de Beijing), las Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la
delincuencia juvenil (Directrices de Riad) y las Reglas de las Naciones Unidas
para la protección de los menores privados de libertad* así como un conjunto
completo de las observaciones sobre sus disposiciones;
9. Insta a todos los órganos competentes del sistema de las Naciones Unidas
a que colaboren con el Secretario General en la adopción de las medidas
necesarias para velar por la aplicación de la presente resolución;
10. Invita a la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a
las Minorías de la Comisión de Derechos Humanos a que examine este nuevo
instrumento internacional con el propósito de fomentar la aplicación de sus
disposiciones;
11. Invita a los Estados Miembros a que apoyen firmemente la organización
de cursos prácticos de carácter técnico y científico, así como proyectos
experimentales y de demostración sobre cuestiones prácticas y aspectos
normativos relacionados con la aplicación de lo dispuesto en las Directrices
de Riad y con la adopción de medidas concretas tendientes a establecer
107
RIAT
servicios con base en la comunidad y dirigidos a atender a las necesidades,
los problemas y los intereses especiales de los jóvenes, y pide al Secretario
General que coordine los esfuerzos a este respecto;
12. Invita también a los Estados Miembros a que informen al Secretario
General sobre la aplicación de las Directrices de Riad y presenten informes
periódicos al Comité de Prevención del Delito y Lucha contra la Delincuencia
acerca de los resultados alcanzados;
13. Recomienda que el Comité de Prevención del Delito y Lucha contra
la Delincuencia pida al Noveno Congreso que examine los progresos
alcanzados en la promoción y aplicación de las Directrices de Riad y las
recomendaciones contenidas en la presente resolución, en relación con un
tema independiente del programa sobre la justicia de menores, y que
mantenga la cuestión bajo examen permanente.
Anexo
I. Principios fundamentales
1. La prevención de la delincuencia juvenil es parte esencial de la
prevención del delito en la sociedad. Si los jóvenes se dedican a actividades
lícitas y socialmente útiles, se orientan hacia la sociedad y enfocan la vida con
criterio humanista, pueden adquirir actitudes no criminógenas.
2. Para poder prevenir eficazmente la delincuencia juvenil es necesario
que toda la sociedad procure un desarrollo armonioso de los adolescentes, y
respete y cultive su personalidad a partir de la primera infancia.
3. A los efectos de la interpretación de las presentes Directrices, se debe
centrar la atención en el niño. Los jóvenes deben desempeñar una función
activa y participativa en la sociedad y no deben ser considerados meros objetos
de socialización o control.
4. En la aplicación de las presentes Directrices y de conformidad con
los ordenamientos jurídicos nacionales, los programas preventivos deben
centrarse, en el bienestar de los jóvenes desde su primera infancia.
5. Deberá reconocer la necesidad y la importancia de aplicar una
política progresista de prevención de la delincuencia, así como de estudiar
sistemáticamente y elaborar medidas pertinentes que eviten criminalizar
108
Ministerio de la Defensa Pública
y penalizar al niño por una conducta que no causa graves perjuicios a
su desarrollo ni perjudica a los demás. La política y las medidas de esa índole
deberán incluir:
a) La creación de oportunidades, en particular educativas, para atender
a las diversas necesidades de los jóvenes y servir de marco de apoyo
para velar por el desarrollo personal de todos los jóvenes, en particular de
aquellos que están patentemente en peligro o en situación de riesgo social
y necesitan cuidado y protección especiales;
b) La formulación de doctrinas y criterios especializados para la
prevención de la delincuencia, basados en las leyes, los procesos, las
instituciones, las instalaciones y una red de servicios, cuya finalidad sea
reducir los motivos, la necesidad y las oportunidades de comisión de
las infracciones o las condiciones que las propicien;
c) Una intervención oficial que se guíe por la justicia y la equidad, y cuya
finalidad primordial sea velar por el interés general de los jóvenes;
d) La protección del bienestar, el desarrollo, los derechos y los intereses de
todos los jóvenes;
e) El reconocimiento del hecho de que el comportamiento o la conducta
de los jóvenes que no se ajustan a los valores y normas generales de la
sociedad son con frecuencia parte del proceso de maduración y crecimiento
y tienden a desaparecer espontáneamente en la mayoría de las personas
cuando llegan a la edad adulta;
f) La conciencia de que, según la opinión predominante de los expertos,
calificar a un joven de “extraviado”, “delincuente” o “predelincuente”
a menudo contribuye a que los jóvenes desarrollen pautas permanentes
de comportamiento indeseable.
Deben crearse servicios y programas con base en la comunidad
6. para la prevención de la delincuencia juvenil, sobre todo si no se han
establecido todavía organismos oficiales. Sólo en última instancia ha de
recurrirse a organismos oficiales. Sólo en última instancia ha de recurrirse a
organismos oficiales de control social.
109
RIAT
II. Alcance de las directrices
7. Las presentes Directrices deberán interpretarse y aplicarse en el
marco general de la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Declaración de los Derechos
del Niño, y la Convención sobre los Derechos del Niño, y en el contexto de las
Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la administración de la justicia
de menores (Reglas de Beijing), así como de otros instrumentos y normas
relativos a los derechos, los intereses y el bienestar de todos los menores y
jóvenes.
8. Las presentes Directrices deberán igualmente aplicarse en el
contexto de las condiciones económicas, sociales y culturales imperantes en
cada uno de los Estados Miembros.
III. Prevención general
9. Deberán formularse en todos los niveles del gobierno planes generales
de prevención que, entre otras cosas, comprendan:
a) Análisis a fondo del problema y reseñas de programas y servicios,
facilidades y recursos disponibles.
b) Funciones bien definidas de los organismos, instituciones y personal
competentes que se ocupan de actividades preventivas.
c) Mecanismos para la coordinación adecuada de las actividades de
prevención entre los organismos gubernamentales y no gubernamentales.
d) Políticas, estrategias y programas basados en estudios de pronósticos
que sean objeto de vigilancia permanente y evaluación cuidadosa en el
curso de su aplicación.
e) Métodos para disminuir eficazmente las oportunidades de cometer actos
de delincuencia juvenil.
f) Participación de la comunidad mediante una amplia gama de servicios y
programas.
g) Estrecha cooperación
nacionales, estatales,
110
interdisciplinaria
entre
los
gobiernos
Ministerio de la Defensa Pública
provinciales y municipales, con la participación del sector privado, de
ciudadanos representativos de la comunidad interesada y de Organismos
laborales, de cuidado del niño, de educación sanitaria, sociales, judiciales
y de los servicios de aplicación de la ley en la adopción de medidas
coordinadas para prevenir la delincuencia juvenil y los delitos de los
jóvenes.
h) Participación de los jóvenes en las políticas y en los procesos
de prevención de la delincuencia juvenil, incluida la utilización de los
recursos comunitarios, y la aplicación de programas de autoayuda juvenil y
de indemnización y asistencia a las victimas.
i) Personal especializado en todos los niveles.
IV. Procesos de socialización
10. Deberá prestarse especial atención a las políticas de prevención que
favorezcan la socialización e integración eficaces de todos los niños y
jóvenes, en particular por conducto de la familia, la comunidad, los grupos
de jóvenes que se encuentran en condiciones similares, la escuela, la
formación profesional y el medio laboral, así como mediante la acción de
organizaciones voluntarias. Se deberá respetar debidamente el desarrollo
personal de los niños y jóvenes y aceptarlos, en pie de igualdad, como
copartícipes en los procesos de socialización e integración.
A. La familia
11. Toda sociedad deberá asignar elevada prioridad a las necesidades y el
bienestar de la familia y de todos sus miembros Gobiernos y la sociedad deben
tratar de preservar la integridad de la familia, incluida la familia extensa. La
sociedad tiene la obligación de ayudar a la familia a cuidar y proteger al
niño y asegurar su bienestar físico y mental. Deberán prestarse servicios
apropiados, inclusive de guarderías.
13. Los gobiernos deberán adoptar una política que permita a los niños criarse
en un ambiente familiar de estabilidad y bienestar. Deberán facilitarse servicios
adecuados a las familias que necesiten asistencia para resolver situaciones de
inestabilidad o conflicto.
14. Cuando no exista un ambiente familiar de estabilidad y bienestar, los
intentos de la comunidad por ayudar a los padres en este aspecto hayan
111
RIAT
fracasado y la familia extensa no pueda ya cumplir esta función, se deberá
recurrir a otras posibles modalidades de colocación familiar, entre ellas
los hogares de guarda y la adopción, que en la medida de lo posible deberán
reproducir un ambiente familiar de estabilidad y bienestar y, al mismo tiempo,
crear en los niños un sentimiento de permanencia, para evitar los problemas
relacionados con el “desplazamiento” de un lugar a otro.
15. Deberá prestarse especial atención a los niños de familias afectadas por
problemas creados por cambios económicos, sociales y culturales rápidos y
desiguales, en especial a los niños de familias indígenas o de inmigrantes y
refugiados. Como tales cambios pueden perturbar la capacidad social de la
familia para asegurar la educación y crianza tradicionales de los hijos,
a menudo como resultado de conflictos culturales o relacionados con
el papel del padre o de la madre, será necesario elaborar modalidades
innovadora y socialmente constructivas para la socialización de los niños.
16. Se deberán adoptar medidas y elaborar programas para dar a las
familias la oportunidad de aprender las funciones y obligaciones de los
padres en relación con el desarrollo y el cuidado de sus hijos, para lo cual se
fomentarán relaciones positivas entre padres e hijos, se hará que los padres
cobren conciencia de los problemas de los niños y los jóvenes y
se fomentará la participación de los jóvenes en las actividades familiares y
comunitarias.
17. Los gobiernos deberán adoptar medidas para fomentar la unión y la
armonía en la familia y desalentar la separación de los hijos de sus padres,
salvo cuando circunstancias que afecten al bienestar y al futuro de los hijos no
dejen otra opción viable.
18. Es importante insistir en la función socializadora de la familia y
de la familia extensa; es igualmente importante reconocer el papel futuro,
las responsabilidades, la participación y la colaboración de los jóvenes en la
sociedad.
19. Al garantizar el derecho de los niños a una socialización adecuada,
los gobiernos y otras instituciones deben basarse en los organismos sociales
y jurídicos existentes pero, cuando las instituciones y costumbres tradicionales
resulten insuficientes, deberán también prever y permitir medidas innovadoras.
112
Ministerio de la Defensa Pública
B. La educación
20. Los gobiernos tienen la obligación de dar a todos los jóvenes acceso a la
enseñanza pública.
21. Los sistemas de educación, además de sus posibilidades de formación
académica y profesional, deberán dedicar especial atención a:
a) Enseñar los valores fundamentales y fomentar el respeto de la identidad
propia y de las características culturales del niño, de los valores sociales del
país en que vive el niño, de las civilizaciones diferentes de la suya y de los
derechos humanos y libertades fundamentales.
b) Fomentar y desarrollar en todo lo posible la personalidad, las aptitudes
y la capacidad mental y física de los jóvenes.
c) Lograr que los jóvenes participen activa y eficazmente en el proceo
educativo en lugar de ser meros objetos pasivos de dicho proceso.
d) Desarrollar actividades que fomenten un sentimiento de identidad y
pertenencia a la escuela y la comunidad.
e) Alentar a los jóvenes a comprender y respetar opiniones y puntos de
vista diversos, así como las diferencias culturales y de otra índole.
f) Suministrar información y orientación en lo que se refiere a la formación
profesional, las oportunidades de empleo y posibilidades de carrera.
g) Proporcionar apoyo emocional positivo a los jóvenes y evitar el maltrato
psicológico.
h) Evitar las medidas disciplinarias severas, en particular los castigos
corporales.
22. Los sistemas de educación deberán tratar de trabajar en cooperación con
los padres, las organizaciones comunitarias y los organismos que se ocupan de
las actividades de los jóvenes.
23. Deberá darse información a los jóvenes y a sus familias sobre la ley y sus
derechos y obligaciones con respecto a la ley, así como sobre el sistema de
valores universales, incluidos los instrumentos de las Naciones Unidas.
113
RIAT
24. Los sistemas de educación deberán cuidar y atender de manera especial a
los jóvenes que se encuentren en situación de riesgo social. Deberán prepararse
y utilizarse plenamente programas de prevención y materiales didácticos,
planes de estudios, criterios e instrumentos especializados.
25. Deberá prestarse especial atención a la adopción de políticas y estrategias
generales de prevención del uso indebido, por los jóvenes, del alcohol,
las drogas y otras sustancias. Deberá darse formación y dotarse de medios
a maestros y otros profesionales a fin de prevenir y resolver estos problemas.
Deberá darse a los estudiantes información sobre el empleo y el uso
indebido de drogas, incluido el alcohol.
26. Las escuelas deberán servir de centros de información y consulta para
prestar atención médica, asesoramiento y otros servicios a los jóvenes, sobre
todo a los que están especialmente necesitados y son objeto de malos tratos,
abandono, victimización y explotación.
27. Se aplicarán diversos programas educativos para lograr que los maestros,
otros adultos y los estudiantes comprendan los problemas, necesidades y
preocupaciones de los jóvenes, especialmente de aquellos que pertenecen
a grupos más necesitados, menos favorecidos, a grupos de bajos ingresos y a
minorías étnicas u otros grupos minoritarios.
28. Los sistemas escolares deberán tratar de alcanzar y promover los
niveles profesionales y educativos más elevados en lo que respecta a programas
de estudio, métodos y criterios didácticos y de aprendizaje, contratación y
formación de personal docente capacitado. Deberá practicarse una supervisión
y evaluación regulares de los resultados, tarea que se encomendará
a las organizaciones profesionales y a los órganos competentes.
29. En cooperación con grupos de la comunidad, los sistemas educativos
deberán planificar, organizar y desarrollar actividades extracurriculares que
sean de interés para los jóvenes.
30. Deberá prestarse ayuda especial a niños y jóvenes que tengan dificultades
para cumplir las normas de asistencia, así como a los que abandonan los
estudios.
31. Las escuelas deberán fomentar la adopción de políticas y normas
equitativas y justas, y los estudiantes estarán representados en los órganos
encargados de formular la política escolar, incluida la política disciplinaria,
y participarán en la adopción de decisiones.
114
Ministerio de la Defensa Pública
C. La comunidad
32. Deberán establecerse servicios y programas de carácter comunitario,
o fortalecerse los ya existentes, que respondan a las necesidades, problemas,
intereses e inquietudes especiales de los jóvenes y ofrezcan, a ellos y a sus
familias, asesoramiento y orientación adecuados.
33. Las comunidades deberán adoptar o reforzar una amplia gama de medidas
de apoyo comunitario a los jóvenes, incluido el establecimiento de centros
de desarrollo comunitario, instalaciones y servicios de recreo, a fin de hacer
frente a los problemas especiales de los menores expuestos a riesgo social.
Esta forma de ayuda deberá prestarse respetando los derechos individuales.
34. Deberán establecerse servicios especiales para brindar alojamiento
adecuado a los jóvenes que no puedan seguir viviendo en sus hogares o que
carezcan de hogar.
35. Se organizarán diversos servicios y sistemas de ayuda para hacer frente a las
dificultades que experimentan los jóvenes al pasar a la edad adulta. Entre estos
servicios deberán figurar programas especiales para los jóvenes toxicómanos
en los que se dé máxima importancia a los cuidados, el asesoramiento, la
asistencia y a las medidas de carácter terapéutico.
36. Los gobiernos y otras instituciones deberán dar apoyo financiero y
de otra índole a las organizaciones voluntarias que prestan servicios a los
jóvenes.
37. En el plano local deberán crearse o reforzarse organizaciones juveniles
que participen plenamente en la gestión de los asuntos comunitarios. Estas
organizaciones deberán alentar a los jóvenes a ayudara los jóvenes que la
necesiten.
38. Los organismos gubernamentales deberán asumir especialmente la
responsabilidad del cuidado de los niños sin hogar o los niños de la calle y
de proporcionarles los servicios que necesiten. Deberá hacerse fácilmente
accesible a los jóvenes la información acerca de servicios locales, alojamiento,
empleo y otras formas y fuentes de ayuda.
39. Deberá organizarse una gran variedad de instalaciones y servicios
recreativos de especial interés para los jóvenes, a los que éstos tengan fácil
acceso.
115
RIAT
D. Los medios de comunicación
40. Deberá alentarse a los medios de comunicación a que garanticen que
los jóvenes tengan acceso a información y material procedentes de diversas
fuentes nacionales e internacionales.
41. Deberá alentarse a los medios de comunicación a que den a conocer la
contribución positiva de los jóvenes a la sociedad.
42. Deberá alentarse a los medios de comunicación a que difundan información
relativa a la existencia en la sociedad de servicios, instalaciones y oportunidades
destinados a los jóvenes.
43. Deberá instarse a los medios de comunicación en general, y a la televisión
y al cine en particular, a que reduzcan al mínimo el nivel de pornografía,
drogadicción y violencia en sus mensajes y den una imagen desfavorable de
la violencia y la explotación, eviten presentaciones degradantes especialmente
de los niños, de la mujer y de las relaciones interpersonales y fomenten
los principios y modelos de carácter igualitario.
44. Los medios de comunicación deberán percatarse de la importancia
de su función y su responsabilidad sociales, así como de su influencia en
las comunicaciones relacionadas con el uso indebido de drogas y alcohol entre
los jóvenes. Deberán utilizar su poder para prevenir el uso indebido de drogas
mediante mensajes coherentes con un criterio equilibrado. Deberán fomentar
campañas eficaces de lucha contra las drogas en todos los niveles.
V. Política social
45. Los organismos gubernamentales deberán asignar elevada prioridad a
los planes y programas dedicados a los jóvenes y suministrar suficientes
fondos y recursos de otro tipo para prestar servicios eficaces, proporcionar
las instalaciones y el personal para brindar servicios adecuados de atención
médica, salud mental, nutrición, vivienda y otros servicios necesarios, en
particular de prevención y tratamiento del uso indebido de drogas y alcohol,
y cerciorarse de que esos recursos lleguen a los jóvenes y redunden realmente
en beneficio de ellos.
46. Sólo deberá recluirse a los jóvenes en instituciones como último recurso
y por el período mínimo necesario, y deberá darse máxima importancia a los
116
Ministerio de la Defensa Pública
propios intereses del joven. Los criterios para autorizar una intervención oficial
de esta índole deberán definirse estrictamente y limitarse a las situaciones
siguientes:
a) cuando el niño o joven haya sufrido lesiones físicas causadas por los
padres o tutores.
b) cuando el niño o joven haya sido víctima de malos tratos sexuales, físicos
o emocionales por parte de los padres o tutores.
c) cuando el niño o joven haya sido descuidado, abandonado o explotado
por los padres o tutores,
d) cuando el niño o joven se vea amenazado por un peligro físico o
moral debido al comportamiento de los padres o tutores; y
e) cuando se haya manifestado en el propio comportamiento del niño o
del joven un grave peligro físico o psicológico para el niño o el joven mismo
y ni los padres o tutores, ni el propio joven ni los servicios comunitarios no
residenciales puedan hacer frente a dicho peligro por otro medio que no sea
la reclusión en una institución.
47. Los organismos gubernamentales deberán dar a los jóvenes oportunidad de
continuar su educación a jornada completa, financiada por el Estado cuando los
padres o tutores no los puedan mantener, y de adquirir experiencia profesional.
48. Los programas de prevención de la delincuencia deberán planificarse y
ejecutarse sobre la base de conclusiones fiables que sean resultado de una
investigación científica, y periódicamente deberán ser supervisados, evaluados
y readaptados en consonancia con esas conclusiones.
49. Deberá difundirse entre la comunidad profesional y el público en general
información científica acerca del tipo de comportamiento o de situación que
pueda resultar en la victimización de los jóvenes, en daños y malos tratos
físicos y sicológicos contra ellos o en su explotación.
50. La participación en todos los planes y programas deberá ser, en general,
voluntaria. Los propios jóvenes deberán intervenir en su formulación,
desarrollo y ejecución.
51. Los gobiernos deberán comenzar a estudiar o seguir estudiando, formulando
y aplicando políticas,
117
RIAT
medidas y estrategias dentro y fuera del sistema de justicia penal para prevenir
la violencia en el hogar contra los jóvenes o que los afecte, y garantizar un
trato justo a las víctimas de este tipo de violencia.
VI. Legislación y administración de la justicia de
menores
52. Los gobiernos deberán promulgar y aplicar leyes y procedimientos
especiales para fomentar y proteger los derechos y el bienestar de todos los
jóvenes.
53. Deberán promulgarse y aplicarse leyes que prohíban la victimización,
los malos tratos y la explotación de los niños y jóvenes, así como su
utilización para actividades delictivas.
54. Ningún niño o joven deberá ser objeto de medidas de corrección o castigo
severos o degradantes en el hogar, en la escuela ni en ninguna otra institución.
55. Deberán aprobarse y aplicarse leyes para limitar y controlar el acceso de
los niños y jóvenes a las armas de cualquier tipo.
56. A fin de impedir que prosiga la estigmatización, victimización y
criminalización de los jóvenes, deberán promulgarse leyes que garanticen que
ningún acto que no sea considerado delito ni sea sancionado cuando lo comete
un adulto se considere delito ni sea objeto de sanción cuando es cometido por
un joven.
57. Debería considerarse la posibilidad de establecer un puesto de mediador
o un órgano análogo independiente para los jóvenes que garantice el respeto
de su condición jurídica, sus derechos y sus intereses, así como la posibilidad
de remitir los casos a los servicios disponibles. El mediador u otro órgano
designado supervisaría además la aplicación de las Directrices de Riad, las
Reglas de Beijing y las Reglas para la protección de los menores privados
de libertad. El mediador u otro órgano publicaría periódicamente un informe
sobre los progresos alcanzados y las dificultades encontradas en el proceso
de aplicación. Se deberían establecer también servicios de Defensa Jurídica
del niño.
58. Deberá capacitarse personal de ambos sexos encargado de hacer
cumplir la ley y de otras funciones pertinentes para que pueda atender a las
necesidades especiales de los jóvenes; ese personal deberá estar al corriente de
118
Ministerio de la Defensa Pública
los programas y posibilidades de remisión a otros servicios, y recurrir a ellos
en la medida de lo posible con el fin de sustraer a los jóvenes al sistema de
justicia penal.
59. Deberán promulgarse y aplicarse estrictamente leyes para proteger a los
niños y a los jóvenes del uso indebido de drogas y de los traficantes de drogas.
VII. Investigación, formulación de normas y
coordinación
60. Se procurará fomentar la interacción y coordinación, con carácter
multidisciplinario e intradisciplinario, de los organismos y servicios
económicos, sociales, educativos y de salud con el sistema de justicia, los
organismos dedicados a los jóvenes, a la comunidad y al desarrollo y otras
instituciones pertinentes, y deberán establecerse los mecanismos apropiados
a tal efecto.
61. Deberá intensificarse, en los planos nacional, regional e internacional,
el intercambio de información, experiencia y conocimientos técnicos obtenidos
gracias a proyectos, programas, prácticas e iniciativas relacionadas con la
delincuencia juvenil, la prevención de la delincuencia y la justicia de menores.
62. Deberá promoverse e intensificarse la cooperación regional e internacional
en asuntos relativos a la delincuencia juvenil, la prevención de la delincuencia
juvenil y la justicia de menores, con la participación de profesionales, expertos
y autoridades.
63. Todos los gobiernos, el sistema de las Naciones Unidas y otras organizaciones
interesadas deberán apoyar firmemente la cooperación técnica y científica en
asuntos prácticos relacionados con la formulación de normas, en particular
en los proyectos experimentales, de capacitación y demostración, sobre
cuestiones concretas relativas a la prevención de la delincuencia juvenil y de
delitos cometidos por jóvenes.
64. Deberá alentarse la colaboración en las actividades de investigación
científica sobre las modalidades eficaces de prevención de la delincuencia
juvenil y de los delitos cometidos por jóvenes; y sus conclusiones deberán ser
objeto de amplia difusión y evaluación.
119
RIAT
65. Los órganos, institutos, organismos y oficinas competentes de las
Naciones Unidas deberán mantener una estrecha colaboración y coordinación
en distintas cuestiones relacionadas con los niños, la justicia de menores y la
prevención de la delincuencia juvenil y de los delitos cometidos por jóvenes.
66. Sobre la base de estas Directrices, las Naciones Unidas, en cooperación
con las instituciones interesadas, deberán desempeñar un papel activo en la
investigación, colaboración científica, formulación de opciones de política, y
en el examen y supervisión de su aplicación, y servir de fuente de información
fidedigna acerca de modalidades eficaces para la prevención de la
delincuencia.
120
Ministerio de la Defensa Pública
REGLAS
DE
TOKIO
Reglas mínimas de las naciones unidas
sobre las medidas no privativas de
libertad aprobadas por la ONU el 14
de diciembre de 1990
121
122
Ministerio de la Defensa Pública
ANEXO: REGLAS MÍNIMAS DE LAS NACIONES UNIDAS
SOBRE LAS MEDIDAS NO PRIVATIVAS DE LIBERTAD
APROBADAS POR LA ONU EL 14 DE DICIEMBRE DE 1990
REGLAS DE TOKIO
1. OBJETIVOS FUNDAMENTALES
Primero. Las presentes reglas mínimas contienen una serie de principios
básicos para promover la aplicación de medidas no privativas de libertad, así
como salvaguardias mínimas para las personas a quienes se aplican medidas
sustitutivas.
Segundo. Las reglas tienen por objeto fomentar una mayor participación de la
comunidad en la gestión de la justicia penal, especialmente en el tratamiento
del delincuente, así como fomentar entre los delincuentes el sentido de su
responsabilidad hacia la sociedad.
Tercero. Las reglas se aplicarán teniendo en cuenta las condiciones políticas,
económicas, sociales y culturales de cada país, así como los propósitos y
objetivos de sus sistemas de justicia penal.
Cuarto. Al aplicar las reglas, los estados miembros se esforzarán por alcanzar
un equilibrio adecuado entre los derechos de los delincuentes, los derechos de
las víctimas y el interés de la sociedad en la seguridad pública y la prevención
del delito.
Quinto. Los estados miembros introducirán medidas no privativas de libertad
en sus respectivos ordenamientos jurídicos para proporcionar otras opciones,
y de esa manera reducir la aplicación de las penas de prisión, y racionalizar
las políticas de justicia penal, teniendo en cuenta el respeto de los derechos
humanos, las exigencias de la justicia social y las necesidades de rehabilitación
del delincuente.
123
Reglas de TOKIO
2. ALCANCES DE LAS MEDIDAS NO
PRIVATIVAS DE LIBERTAD
Las disposiciones pertinentes de las presentes reglas se aplicarán a todas las
personas sometidas a acusación, juicio o cumplimiento de una sentencia, en
todas las fases de la administración de la justicia penal. Para los efectos de
las reglas, estas personas se designarán “delincuentes”, sin importar que sean
sospechosos o que hayan sido acusados o condenados.
Las reglas se aplicarán sin discriminación alguna por motivos de raza, color,
sexo, edad, idioma, religión, opinión política de otra índole, origen nacional o
social, patrimonio, nacimiento o cualquier otra condición.
A fin de asegurar una mayor flexibilidad, compatible con el tipo y la gravedad
del delito, la personalidad y los antecedentes del delincuente y la protección de
la sociedad, y evitar la aplicación innecesaria de la pena de prisión, el Sistema
de Justicia Penal establecerá una amplia serie de medidas no privativas de la
libertad, desde la fase anterior al juicio hasta la fase posterior a la sentencia. El
número y el tipo de las medidas no privativas de la libertad disponibles deben
estar determinados de manera tal que sea posible fijar de manera coherente las
penas.
Se alentará y supervisará atentamente el establecimiento de nuevas Medidas
no Privativas de la Libertad y su aplicación se evaluará sistemáticamente.
Se considerará la posibilidad de ocuparse de los delincuentes en la comunidad,
evitando recurrir a procedimientos formales o juicios ante los tribunales, de
conformidad con las salvaguardias y las normas jurídicas.
Las Medidas no Privativas de la Libertad serán utilizadas de acuerdo con el
principio de mínima intervención.
La utilización de Medidas no Privativas de la Libertad será parte de un
movimiento en pro de la despenalización y destipificación de delitos, y no
estarán encaminadas a obstaculizar ni a diferir las iniciativas en ese sentido.
124
Ministerio de la Defensa Pública
3. SALVAGUARDIAS LEGALES
La introducción, definición y aplicación de Medidas no Privativas de la
Libertad estarán prescritas por la ley.
La selección de una Medidas no Privativas de la Libertad se basará en los
criterios establecidos con respecto al tipo y gravedad del delito, la personalidad
y los antecedentes del delincuente, los objetivos de la condena y los derechos
de las víctimas.
La autoridad judicial u otra autoridad independiente competente ejercerán sus
facultades discrecionales en todas las fases del procedimiento actuando con
plena responsabilidad y estrictamente de conformidad con la ley.
Las Medidas no Privativas de la Libertad que impongan una obligación
al delincuente, aplicadas antes o en lugar del procedimiento o del juicio,
requerirán su consentimiento.
Las decisiones sobre la imposición de Medidas no Privativas de la Libertad
estarán sometidas a la revisión de una autoridad judicial u otra autoridad
competente e independiente, a petición del delincuente.
El delincuente estará facultado para presentar peticiones o reclamaciones
ante la autoridad judicial u otra autoridad competente e independiente sobre
cuestiones que afecten a sus derechos individuales en la aplicación de las
Medidas no Privativas de la Libertad.
Se preverán disposiciones adecuadas para el recurso y, si es posible, la
reparación en caso de agravio relacionado con un incumplimiento de las
normas sobre Derechos Humanos Internacionalmente reconocidos.
Las Medidas no Privativas de la Libertad no supondrán ninguna experimentación
médica o psicológica con el delincuente, ni riesgo indebido de daños físicos o
mentales.
La dignidad del delincuente sometido a Medidas no Privativas de la Libertad
será protegida en todo momento.
Durante la aplicación de las Medidas no Privativas de la Libertad, los derechos
del delincuente no se limitarán más de lo permitido por la autoridad competente
que haya adoptado la decisión de aplicar la medida.
125
Reglas de TOKIO
Durante la aplicación de las Medidas no Privativas de la Libertad se respetarán
tanto el derecho del delincuente como el de su familia a la intimidad.
El expediente personal del delincuente se mantendrá de manera estrictamente
confidencial e inaccesible a terceros. Sólo tendrán acceso al expediente las
personas directamente interesadas en la tramitación del caso u otras personas
debidamente autorizadas.
4. CLÁUSULA DE SALVAGUARDIA
Ninguna de las disposiciones en las presentes reglas será interpretada de modo
que excluya la aplicación de las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los
Reclusos, las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración
de la Justicia de Menores (Reglas de Beijing), el Conjunto de Principios para
la Protección de todas las Personas Sometidas a cualquier Forma de Detención
o Prisión, ni de ningún otro instrumento o norma sobre Derechos Humanos
reconocidos por la comunidad internacional que guarden relación con el
tratamiento del delincuente y con la protección de sus Derechos Humanos
fundamentales.
5. INFORMES DE INVESTIGACIÓN SOCIAL
FASE DE JUICIO Y SENTENCIA
Cuando exista la posibilidad de preparar informes de investigación social, la
autoridad judicial podrá valerse de un informe preparado por un funcionario
y organismo competente autorizado. El informe contendrá información sobre
el entorno social del delincuente que sea pertinente al tipo de infracción que
comete habitualmente el individuo y a los delitos que se le imputa. También
deberá contener la información y las recomendaciones que sean pertinentes
al procedimiento de fijación de condenas. Deberá ceñirse a los hechos y
ser objetivo e imparcial; toda apreciación personal tendrá que formularse
claramente como tal.
6. IMPOSICIÓN DE SANCIONES
La autoridad judicial, que tendrá a su disposición una serie de sanciones no
privativas de la libertad, al adoptar su decisión deberá tener en consideración
la necesidad de rehabilitación del delincuente, la protección de la sociedad
y los intereses de la víctima, quien será consultada cuando corresponda. Las
autoridades competentes podrán tomar las siguientes medidas:
126
Ministerio de la Defensa Pública
a) sanciones verbales, como la amonestación, la reprensión y la advertencia;
b) libertad condicional;
c) penas privativas de derechos e inhabilitaciones;
d) sanciones económicas y penas en dinero, como multas y multas sobre los
ingresos calculadas por días;
e) incautación o confiscación;
f) suspensión de la sentencia o condena diferida;
g) régimen de prueba y vigilancia judicial;
h) imposición de servicios a la comunidad;
i) obligación de acudir regularmente a un centro determinado;
j) arresto domiciliario;
k) cualquier otro régimen que no entrañe reclusión;
l) alguna combinación de las sanciones precedentes.
7. MEDIDAS POSTERIORES A LA SENTENCIA
Se pondrá a disposición de la autoridad competente una amplia serie de
medidas sustitutivas posteriores a la sentencia a fin de evitar la reclusión y
prestar asistencia a los delincuentes para su propia reinserción social.
Podrán aplicarse medidas posteriores a la sentencia como las siguientes:
a) permisos y centros de transición;
b) liberación con fines laborales o educativos;
e) distintas formas de libertad condicional;
d) la remisión;
e) el indulto.
La decisión con respecto a las medidas posteriores a la sentencia, excepto en
el caso del indulto, será sometida a la revisión de una autoridad judicial u otra
autoridad competente e independiente, si lo solicita el delincuente.
127
Reglas de TOKIO
Se considerará cuanto antes las posibilidades de poner en libertad al recluso
de un establecimiento y asignarlo a un programa no privativo de la libertad.
8. RÉGIMEN DE VIGILANCIA
El objetivo de la supervisión es disminuir la reincidencia y ayudar al delincuente
en su reinserción social de manera que se reduzca a un mínimo la probabilidad
de que vuelva a la delincuencia.
Si la Medidas no Privativas de la Libertad entra a un régimen de vigilancia,
ésta será ejercida por una autoridad competente, en las condiciones concretas
que haya prescrito la ley.
En el marco de cada Medidas no Privativas de la Libertad, se determinará cuál
es el tipo más adecuado de vigilancia y tratamiento para cada caso particular
con el propósito de ayudar al delincuente a enmendar su conducta delictiva.
El régimen de vigilancia y tratamiento se revisará y reajustará periódicamente,
cuando sea necesario.
9. DURACIÓN
La duración de las Medidas no Privativas de la Libertad no superará el plazo
establecido por la autoridad competente de conformidad con la ley. Estará
prevista la interrupción anticipada de la medida en caso de que el delincuente
haya reaccionado positivamente a ella.
10. OBLIGACIONES
Cuando la autoridad competente decida las obligaciones que deberá cumplir el
delincuente, tendrá en cuenta las necesidades de la sociedad y las necesidades
y los derechos del delincuente y de la víctima.
Las obligaciones que ha de cumplir el delincuente serán prácticas, precisas y
tan pocas como sea posible, y tendrán por objeto reducir las posibilidades de
reincidencia en el comportamiento delictivo e incrementar las de reinserción
social del delincuente, teniendo en cuenta las necesidades de la víctima.
Al comienzo de la aplicación de una Medidas no Privativas de la Libertad,
el delincuente recibirá una explicación oral y escrita, de las condiciones que
rigen la aplicación de la medida, incluidos sus obligaciones y derechos.
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Ministerio de la Defensa Pública
La autoridad competente podrá modificar las obligaciones impuestas de
conformidad con lo previsto en la legislación y según el progreso realizado
por el delincuente.
11. PROCESO DE TRATAMIENTO
En el marco de una Medidas no Privativas de la Libertad determinada, cuando
corresponda, se establecerán diversos sistemas, por ejemplo, ayuda sicosocial
individualizada, terapia de grupo, programas residenciales y tratamiento
especializado de distintas categorías de delincuentes para atender sus
necesidades de manera más eficaz.
El tratamiento deberá ser dirigido por profesionales con adecuada formación
y experiencia práctica.
Cuando se decida que el tratamiento es necesario, se hará todo lo posible por
comprender los antecedentes, la personalidad, las aptitudes, la inteligencia y
los valores del delincuente, y especialmente las circunstancias que lo llevaron
a la comisión del delito.
La autoridad competente podrá hacer participar a la comunidad y a los sistemas
de apoyo social en la aplicación de las Medidas no Privativas de la Libertad.
12. DISCIPLINA E INCUMPLIMIENTO DE LAS
OBLIGACIONES
El incumplimiento de las obligaciones impuestas al delincuente puede dar lugar
a la modificación o revocación de la Medidas no Privativas de la Libertad.
La modificación o revocación de la Medidas no Privativas de la Libertad
corresponderá a la autoridad competente; procederá a ello solamente después
de haber examinado cuidadosamente los hechos aducidos por el funcionario
supervisor y por el delincuente.
El fracaso de una Medidas no Privativas de la Libertad no significará
automáticamente la imposición de una medida privativa de la libertad.
En caso de modificación o revocación de la Medidas no Privativas de la
Libertad, la autoridad competente intentará imponer una Medida Sustitutiva
no Privativa de la Libertad que sea adecuada.
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Reglas de TOKIO
Sólo se podrá imponer la pena de prisión cuando no haya otras medidas
sustitutivas adecuadas.
En caso de que el delincuente no cumpla las obligaciones impuestas, la ley
determinará a quién corresponde dictar orden de detenerlo o de mantenerlo
bajo supervisión.
En caso de modificación o revocación de la Medidas no Privativas de la
Libertad, el delincuente podrá recurrir ante una autoridad judicial u otra
autoridad competente e independiente.
13. CONTRATACIÓN
Las personas designadas para aplicar las Medidas no Privativas de la Libertad
deberán ser personas aptas para la función, y cuando sea posible, tener
formación profesional y experiencia práctica adecuadas. Estas calificaciones
se especificarán claramente.
14. CAPACITACIÓN DEL PERSONAL
Antes de entrar en funciones, el personal recibirá capacitación que comprenda
información sobre el carácter de las Medidas no Privativas de la Libertad, los
objetivos de la supervisión y las distintas modalidades de aplicación de las
Medidas no Privativas de la Libertad.
Después de la entrada en funciones, el personal mantendrá y mejorará sus
conocimientos y aptitudes profesionales asistiendo a cursos de capacitación y
de actualización durante el servicio. Se proporcionarán instalaciones adecuadas
a ese efecto.
15. PARTICIPACIÓN DE LA SOCIEDAD
La participación de la sociedad debe alentarse pues constituye un recurso
fundamental y uno de los factores más importantes para fortalecer los vínculos
entre los delincuentes sometidos a medidas no privativas de la libertad y sus
familias con la comunidad. Deberá complementar la acción de la administración
de la justicia penal.
La participación de la sociedad será considerada una oportunidad para que los
miembros de la comunidad contribuyan a su protección.
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Ministerio de la Defensa Pública
16. COMPRENSIÓN Y COOPERACIÓN DE LA
SOCIEDAD
Debe alentarse a los Organismos Gubernamentales, al sector privado y a la
comunidad en general para que apoyen a las organizaciones de voluntarios que
fomenten la aplicación de Medidas no Privativas de la Libertad. Se organizarán
regularmente conferencias, seminarios, simposios y otras actividades para
hacer cobrar conciencia de la necesidad de que la sociedad participe en la
aplicación de Medidas no Privativas de la Libertad.
Se utilizarán todos los medios de comunicación para propiciar una actitud
constructiva en la comunidad, que dé lugar a actividades que apunten a la
aplicación más amplia del régimen no privativo de la libertad y la reinserción
social de los delincuentes.
Se hará todo lo posible por informar a la sociedad acerca de la importancia de
su función en la aplicación de las Medidas no Privativas de la Libertad.
17. VOLUNTARIOS
Los voluntarios serán seleccionados cuidadosamente y contratados en
función de las aptitudes y del interés que demuestren en su labor. Se impartirá
capacitación adecuada para el desempeño de las funciones específicas que les
hayan sido encomendadas y contarán con el apoyo y el asesoramiento de la
autoridad competente, a la que tendrán oportunidad de consultar.
Los voluntarios estarán asegurados contra accidentes, lesiones, daños a terceros
en el ejercicio de sus funciones. Les serán reembolsados los gastos autorizados
que hayan efectuado durante el trabajo, gozarán del reconocimiento público
por los servicios que presten en pro del bienestar de la población penitenciaria.
18. INVESTIGACIÓN Y PLANIFICACIÓN
Como aspecto esencial del proceso de planificación, se hará lo posible para
que las entidades tanto públicas como privadas colaboren en la organización
y el fomento de la investigación sobre la aplicación a los delincuentes de un
régimen no privativo de la libertad.
Se harán investigaciones periódicas de los problemas que enfrenten los
destinatarios de las medidas, los profesionales, la comunidad y los órganos
normativos.
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Reglas de TOKIO
Dentro del sistema de justicia penal se crearán mecanismos de investigación e
información para reunir y analizar datos y estadísticas sobre la aplicación a los
delincuentes de un régimen no privativo de la libertad.
19. FORMULACIÓN DE LA POLÍTICA Y
ELABORACIÓN DE PROGRAMAS
Se planificarán y aplicarán sistemáticamente programas de Medidas no
Privativas de la Libertad como parte integrante del sistema de justicia penal en
el marco del proceso nacional de desarrollo.
Se efectuarán evaluaciones periódicas con miras a lograr una aplicación más
eficaz de las Medidas no Privativas de la Libertad.
Se realizarán estudios periódicos para evaluar los objetivos, el funcionamiento
y la eficacia de las Medidas no Privativas de la Libertad.
20. VÍNCULOS CON ORGANISMOS Y
ACTIVIDADES PERTINENTES
Se crearán, a diversos niveles, mecanismos apropiados para facilitar el
establecimiento de vínculos entre los servicios encargados de las Medidas
no Privativas de la Libertad, otras ramas del Sistema de Justicia Penal y los
organismos de desarrollo y bienestar social, tanto gubernamentales como
no gubernamentales, en sectores como la salud, la vivienda, la educación, el
trabajo y los medios de comunicación.
21. COOPERACIÓN INTERNACIONAL
Se hará lo posible por promover la cooperación científica entre los países en
cuanto al régimen sin internamiento. Deberán reforzarse la investigación, la
capacitación, la asistencia técnica y el intercambio de información entre los
estados miembros sobre Medidas no Privativas de la Libertad, por conducto
de los institutos de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el
Tratamiento del Delincuente y en estrecha colaboración con la Subdivisión
de Prevención del Delito y Justicia Penal de Centro de Desarrollo Social y
Asuntos Humanitarios de la Secretaría de las Naciones Unidas.
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Ministerio de la Defensa Pública
Deberán fomentarse los estudios comparados y la armonización de las
disposiciones legislativas para ampliar la gama de opciones sin internamiento
y facilitar su aplicación a través de las fronteras nacionales, de conformidad
con el tratado modelo sobre el traspaso de la vigilancia de los delincuentes
bajo condena condicional o en libertad condicional.
22. DESINSTITUCIONALIZACIÓN DE LA
CORRECCIÓN Y SUS CONSECUENCIAS PARA
EL PRESO QUE SIGUE ENCARCELADO
En su tercera sesión plenaria, el Sexto Congreso de la ONU sobre Prevención
del Delito y Tratamiento del delincuente aprobó el informe de la subcomisión
de la Comisión II sobre el tema 6 del programa, en que figuran las siguientes
recomendaciones:
Las Naciones Unidas deben proponerse organizar un intercambio sistemático
de información sobre sistemas o medidas de desinstitucionalización, sobre
tratamiento en instituciones, y sobre la aplicación de las reglas mínimas
uniformes para el tratamiento de los reclusos, teniéndose particularmente
en cuenta los problemas de las mujeres y los niños en prisión. Las Naciones
Unidas deben proporcionar la mencionada información relativa a tendencias
mundiales en materia de políticas penales y desinstitucionalización sobre una
base periódica en cooperación estrecha y continua con los estados miembros y
otros órganos pertinentes, incluidas las Organizaciones no Gubernamentales.
Además, las Naciones Unidas deben encargar a expertos seleccionados la tarea
de uniformar y armonizar los conceptos y la terminología jurídicos en la esfera
de los servicios correccionales, especialmente la desinstitucionalización.
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