La familia en Derecho Civil

La familia en Derecho Civil
LA FAMILIA EN DERECHO CIVIL
Sesión No. 10
Nombre: Medidas de protección de los menores
Contextualización
La filiación adoptiva es aquella que resulta de la adopción, esto es, un
parentesco ficticio establecido por la ley en el que dos personas (adoptante y
adoptado) entablan relaciones análogas a las que resultarían de una filiación
legítima.
En el transcurso del tiempo la adopción ha producido diversos efectos, en una
época se rompía el vínculo existente entre el adoptado y sus parientes
consanguíneos, quedando sólo ligado a sus padres adoptivos y a la familia de
éstos.
El estudiante aprenderá que existe la adopción como una manera más de formar
una familia, dando la opción a las parejas que no pueden tener hijos biológicos; y
reconocerá que los derechos y obligaciones que surgen en estos casos, son
muy semejantes a los que existen en el parentesco y filiación. Aspecto
importante en su vida profesional.
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LA FAMILIA EN DERECHO CIVIL
Introducción al Tema
Para finalizar el curso de la familia en derecho civil, se estudiarán las medidas de
protección para los menores, un tema que por sí solo es rico y polémico. En las
siguientes sesiones se centrarán en la adopción, tanto en su clasificación como
en sus efectos. También se analizará la patria potestad, la tutela y sus reglas
para su ejercicio. Asimismo, se tratará el patrimonio de familia.
Como verán son temas trascendentales que redondearán tus conocimientos
sobre la familia en relación a lo jurídico y que te darán las bases sólidas para
continuar con tus estudios.
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Explicación
Adopción
¿Consideras viable la adopción en los matrimonios gay?
El derecho mexicano seguía este último criterio. En el artículo 402, antes de la
reforma del código civil, determinaba que los derechos y las obligaciones
nacidas de la adopción, así como el parentesco, que de ella resultaba, se
limitaba al adoptante y al adoptado. El artículo 403 decía que los derechos y
obligaciones, que resultaban del parentesco natural, no se extinguían por la
adopción, salvo en la patria potestad que era transferida al padre adoptivo.
En cuanto a la edad para adoptar ha ido variando, inicialmente era obligatoria la
edad de 30 años, posteriormente se redujo a 28 y actualmente la persona debe
ser mayor de 25 años, con una serie de requisitos que han sido modificados.
La adopción no es la única opción como antes, en la década de los 90’s
empezaron a surgir en México técnicas especializadas en reproducción asistida
como la fertilización in vitro, la transferencia embrionaria, entre otras; que
biológicamente dieron a las parejas estériles la opción de poder tener hijos
propios.
Emparejadas a estas técnicas se observaron casos de subrogación del vientre
materno (alquiler de matriz). Todo esto despertó la conciencia del legislador,
toda vez que en materia de filiación, legitimación de hijos, sucesiones y algunos
otros empezaron a haber una serie de conflictos y lagunas de ley, ya que no
habían sido consideradas en nuestro país.
México ha dado un paso importante al convenir con otros países y
posteriormente establecer en nuestra ley civil la adopción internacional, que si
bien no es una clasificación ha dado mayor número de opciones a las parejas
que se encuentran imposibilitados para procrear.
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Al respecto, el artículo 410-E establece que la adopción internacional es aquella
promovida por ciudadanos de otro país que viven fuera de México o bien por
extranjeros que tienen su residencia aquí. Por otro lado, el artículo 410-F dice
que se dará preferencia para adoptar a los mexicanos sobre los extranjeros.
Clasificación
Antes de la reforma del 25 de mayo del 2000, existía en México la siguiente
clasificación:
•
Adopción plena. El adoptado se consideraba hijo consanguíneo para todos
los efectos legales, teniendo los mismos derechos, deberes y obligaciones
que cualquiera de los miembros de la familia. Esta adopción era irrevocable.
Para que la adopción plena tuviera efectos era necesario el consentimiento,
como el día de hoy, de quien ejerciera sobre el adoptado la patria potestad (tutor
o ministerio público). Tratándose de esta adopción, el registro civil se abstiene
de proporcionar alguna información acerca del domicilio del adoptado, excepto
en los casos de un posible matrimonio o cuando el adoptado quiera saber sobre
sus familiares siempre que fuere mayor de edad.
•
Adopción simple. Los derechos y obligaciones que nacían de este tipo de
adopción, así como el parentesco, se limitaba al adoptante y al adoptado.
Este tipo de adopción, podía convertirse en plena si se obtenía el
consentimiento del adoptado, si éste era mayor de 12 años. En caso de ser
menor de esa edad, además se requería el consentimiento de quien hubiese
consentido la adopción. La adopción por ingratitud del adoptado y cuando el
Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia lo considerase
como una falta grave.
Efectos
Actualmente la única adopción reconocida por el código civil es la adopción
plena, para tal efecto establece lo siguiente:
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Solo las personas mayores de 25 años pueden adoptar, libres de matrimonio o
si está casado o en concubinato, ambos deben estar de acuerdo y considerar
al adoptado como hijo, obviamente debe el adoptante gozar de la capacidad
plena, en todo caso podrá adoptar a uno o más menores o a un incapaz (aun
cuando sea mayor de edad). En todo caso, debe haber una diferencia de edad
entre el adoptante y adoptado de 17 años. La edad requerida ha sido
propuesta de esta manera, porque además de que él o los adoptantes todavía
tienen la posibilidad de tener hijos consanguíneos, tienen la fuerza física para
mantenerlos y cuidarlos. Además que supone el legislador que la diferencia de
edad es la habitual entre padres e hijos.
Por otro lado, debe tener los medios suficientes para proporcionarle la
subsistencia, educación y cuidados necesarios como hijo propio. Además de que
el adoptante sea persona apta para adoptar.
Dice la ley, la adopción debe ser benéfica para el adoptado y nadie puede ser
adoptado por más de una personas a la vez, salvo cuando se trate de un
matrimonio.
Recordemos que actualmente un matrimonio igualitario puede hacer válido este
derecho. Tratándose del tutor, éste no podrá adoptar a su pupilo sino hasta el
momento de entregar las cuentas claras y definitivas. Al respecto es claro el
interés del legislador de proteger los bienes del tutelado.
El que adopta tendrá, sobre los bienes y el adoptado, los mismos derechos que
tienen los padres sobre los bienes y los hijos; tan es así que le dará nombre y
apellidos, salvo que hubiera alguna razón de peso que lo impidiera. En este caso
podría ser el ejemplo que el adoptante estuviera casado y se estima oportuno
que lleve el de ambos cónyuges. Asimismo, el adoptado también tendrá los
mismos derechos y obligaciones que tiene un hijo respecto de sus padres.
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El consentimiento para la adopción debe darlo quien o quienes ejerzan sobre el
menor la patria potestad, la tutela en el caso de los incapaces, el ministerio
público y el menor si es que tiene más de 12 años.
Es importante mencionar que si alguna persona ha acogido al menor o incapaz
por más de seis meses, podrá ser tomada en cuenta para adoptar o será
escuchada por un juez, si es que tiene alguna objeción para que el adoptante
acoja a la persona de que se trata, en muchas ocasiones saben de algún
impedimento importante. En el caso de que alguna de las personas antes
señaladas no consientan sobre la adopción, deberán fundar su causa.
Debemos señalar que el juez de lo familiar será quien tenga la última decisión
sobre la adopción.
El procedimiento para tramitar la adopción lo establece el código de
procedimientos civiles (vía jurisdicción voluntaria). Una vez resuelto al respecto,
el juez de lo familiar enviará una copia de la resolución al oficial del registro civil
dentro de los tres días siguientes y junto con la comparecencia del adoptante se
levantará el acta respectiva. La falta de este registro no impide que la adopción
surta sus efectos legales, el oficial del registro civil a su vez enviará una copia al
lugar donde fue registrado el ahora adoptado y se reservará, es decir, que no se
hará ninguna publicación u otro que revele los acontecimientos salvo que el juez
de lo familiar estime lo contrario.
En la adopción plena no debemos olvidar que el adoptado se equipara al hijo
consanguíneo para todos los efectos legales incluidos; el impedimento para
contraer matrimonio y el parentesco entre el adoptado y su familia natural queda
extinguido por completo, salvo para los impedimentos del matrimonio.
Cabe mencionar que la adopción nunca termina de surtir sus efectos, es decir,
es irrevocable, no se puede renunciar a ella, ya que sería tanto como renunciar a
la maternidad o paternidad, o lo que es lo mismo, a la calidad de padres.
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Es de suma importancia aclarar que el registro civil se abstendrá de dar
información respecto de la familia del adoptado por obvias razones, en virtud de
dar pie a chismes, malos entendidos y para proteger el bienestar del adoptado y
de la nueva familia de éste; salvo para aclarar impedimentos de matrimonio o
cuando el adoptado sea mayor de edad, en caso contrario se requerirá de la
autorización del o los adoptantes.
Cuando se trata de que exista algún parentesco consanguíneo con el menor o
incapaz que se adopte, los derechos y obligaciones que nazcan de la misma, se
limitarán al adoptante y el adoptado.
Al igual que con los hijos consanguíneos, existe la obligación de proporcionar
además de los alimentos, sino también la educación, la salud y el espaciamiento.
Se debe procurar, entre todos los miembros de la familia el respeto, la
consideración mutua y la convivencia armónica. Procurarse la seguridad física,
psicológica y sexual de los hijos. Se debe fomentar la aceptación y afecto entre
los miembros.
Respecto de los hijos adoptivos, la patria potestad la ejercen únicamente él o los
que adoptan al menor.
Los bienes del adoptado serán el o los que ejerzan la patria potestad los que los
administren, siempre de común acuerdo. Por otro lado, las rentas o réditos
vencidos antes de que los adoptantes entren en posesión de los bienes del
menor, no podrán ser disfrutados por los primeros en ningún caso. Y por
supuesto, que no podrán enajenarlos, gravarlos rentarlos por más de cinco años,
venderlos sin autorización previa al respecto y en casos de suma urgencia. En
tal caso, el juez tomará las medidas que considere necesarias para asegurar el
bienestar del menor.
Aunque anteriormente se mencionó que la adopción es irrevocable, el caso de la
patria potestad se pierde cuando él o los padres naturales dan en adopción a un
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hijo, entre otras situaciones que se verán cuando se toque el tema de la patria
potestad.
En el caso de la adopción de un mayor de edad, considerado por la ley como un
incapaz, el adoptante ejercerá sobre su persona y sus bienes la tutela que tiene
derechos y obligaciones equiparables a los de la patria potestad.
El adoptante al saberse al borde de la muerte tiene la facultad, según la ley civil,
de nombrar un tutor testamentario a su hijo adoptivo, se aplicará a este caso lo
establecido para la tutela.
En materia de sucesiones, aunque la ley no establece nada específico respecto
de los hijos adoptivos, debemos entenderlo en razón de que éstos son
considerados como hijos consanguíneos por parte del autor de la herencia y de
la propia ley, se estará a lo dispuesto en lo relativo a las sucesiones.
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Conclusión
La adopción es una institución bien establecida en nuestro Código Civil, que con
el paso del tiempo, la evolución de la sociedad ha ido cambiando hasta llegar a
circunstancias tales como la adopción en matrimonios del mismo sexo en el
Distrito Federal. Antiguamente existían dos tipos de adopción, actualmente sólo
se reconoce legalmente la adopción plena con la finalidad de dar mayor
seguridad al adoptado, por tal motivo son muchos y muy variados los derechos,
pero también las obligaciones, de los que adquieren el adoptante y el adoptado;
de tal manera que se asemejan, por no decir, se igualan a los que derivan de la
filiación.
México ha dado un gran paso al simplificar los trámites que anteriormente
resultaban bastante complicados y tardados, tratando de proporcionar al
adoptado mayor seguridad pero también ha realizado varios convenios
internacionales con el fin de que los mexicanos puedan adoptar personas
extranjeras o bien que los extranjeros puedan adoptar mexicanos, en este último
rubro y dadas las circunstancias actuales resulta arma de doble filo, porque
nadie asegura que el destino de esos mexicanos o también extranjeros
adoptados tengan una vida plena y feliz.
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LA FAMILIA EN DERECHO CIVIL
Para aprender más
¿Cómo puede llevarse a cabo una adopción?
La adopción en México es de dos tipos: la simple y la plena. Cada una tiene
características propias que las hacen particulares; en la primera hay un vínculo
exclusivo entre adoptante y adoptado, mientras que en el segundo hay una
relación total entre ambos, por lo que se rompen los lazos consanguíneos.
A continuación revisarás la siguiente lectura, de la cual tendrás que leer de las
páginas 29 a la 31 y de la 61 y 62.
Las
adopciones
en
México.
Capítulo
segundo.
(s/f).
http://brd.unid.edu.mx/recursos/La%20familia%20en%20derecho%20civil/Bloque
%206/Lecturas/1_Las_adopciones_en_Mexico.pdf
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Actividad de Aprendizaje
Instrucciones:
Con la finalidad de reforzar los conocimientos adquiridos a lo largo de esta
sesión, ahora tendrás que realizar un resumen sobre lo visto en la lectura.
Puedes realizarlo en cualquier programa, al final tendrás que guardarlo con
formato PDF, con la finalidad de subirlo a la plataforma de la asignatura.
Recuerda que esta actividad te ayudará a entender y apropiarte de los
conocimientos sobre el tema.
Esta actividad equivale al 5% de tu calificación final y se tomará en cuenta lo
siguiente:
•
Tus datos generales 3 puntos
•
Referencias bibliográficas 7 puntos
•
Ortografía y redacción 10 puntos
•
Introducción 25 puntos
•
Contenido 55 puntos
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LA FAMILIA EN DERECHO CIVIL
Referencias
Bibliográficas
•
Flores, B. (1960). Lecciones de primer curso de derecho civil. México:
Editorial UNAM.
•
Ramírez, J. (1960). Introducción al estudio del derecho civil. México:
Dirección y control.
Legislativas
•
Código Civil para el Distrito Federal. (2010). México: Editorial SISTA.
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