LA SEGURIDAD SOCIAL

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LA SEGURIDAD SOCIAL
Resumen
La Seguridad Social se instituyó en el Ecuador en el siglo pasado, con cobertura para la fuerza
laboral del sector público y privado, a través de las cajas de pensiones, y del seguro las que fueron
sustituidas posteriormente por el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social IESS, institución con
independencia administrativa y financiera, actual responsable de brindar las prestaciones y
beneficios de orden social determinadas en la Ley de Seguridad Social.
Por: Carlos Solines Coronel
La Seguridad Social se instituyó en el Ecuador en el siglo pasado, con
cobertura para la fuerza laboral del sector público y privado, a través de las
cajas de pensiones, y del seguro las que fueron sustituidas posteriormente
por el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social IESS, institución con
independencia administrativa y financiera, actual responsable de brindar las
prestaciones y beneficios de orden social determinadas en la Ley de
Seguridad Social.
Dentro de esta estructura legal de la Seguridad Social, el ejecutivo es un
empleador que, al igual que los del sector privado, está obligado a aportar lo
que determina la ley, para que sus trabajadores puedan gozar de las
prestaciones y servicios. Lamentablemente en la realidad, al ser designados
los directivos de mayor jerarquía del IESS por el gobierno, éste tiene
injerencia y control político sobre esta institución.
Cuando el estado, mediante norma constitucional, le da a la Seguridad Social
la categoría de un derecho a favor de todos sus habitantes y por lo tanto
este servicio se convierte en universal, debería ser de responsabilidad
exclusiva del ejecutivo su planificación y ejecución y los recursos para
financiarlo, deberían constar dentro del presupuesto general del estado.
Pretender que la Seguridad Social Universal se la administre únicamente con
los recursos humanos del IESS y que se la financie con el aporte de sus
afiliados, a más de ser una interpretación equivocada de la norma
constitucional, sería la causa para que sus servicios sean cada vez más
deficientes, causando graves problemas financieros al IESS que podrían
llevarlo a la quiebra. Basta ver cómo, conforme aumenta el número de
beneficiarios que no aportan, los servicios a los afiliados se han ido
deteriorando paulatinamente; se comenzó con los trabajadores agrícolas,
con el seguro social campesino, luego se incorporaron a los cónyuges de los
trabajadores que no se hallaban afiliados, posteriormente los hijos de los
afiliados hasta los dieciocho años y los discapacitados. Toda esta población
amparada por la Seguridad Social no cotiza y por lo tanto el IESS no ha
incrementado sus recursos ni cuenta con nuevas fuentes de financiamiento.
Esta situación se agrava, más aún, cuando el gobierno, interviniendo
políticamente en la administración del IESS, utiliza los recursos del Seguro
Social para cubrir déficits del presupuesto del Estado y cuando no paga
puntualmente el 40%, que le corresponde, para completar los aportes de los
funcionarios públicos afiliados al IESS.
Para que se cumpla con el objetivo constitucional, de darle a la seguridad
social el carácter de universal y ésta sea eficiente, se deben racionalizar y
mejorar los recursos a través de nuevas fuentes de financiamiento, de lo
contrario, si se insiste en que los afiliados al IESS lo financien en su
integridad, por solidaridad social, se deteriorará aún más el servicio a sus
afiliados. Actualmente, un gran porcentaje de trabajadores afiliados al IESS ya
no utilizan sus servicios, por considerarlos deficientes y se procuran la
protección de su salud con seguros privados, conseguidos a través de la
contratación colectiva o por acuerdos voluntarios con sus empleadores.
Para financiar la seguridad social universal existen dos mecanismos: el
primero, el IESS sólo debe brindar prestaciones y servicios a sus afiliados los
que se financian con los aportes de éstos. Las personas que no están
afiliadas al IESS, esto es, menores, desempleados, subempleados y
discapacitados deben ser atendidas, exclusivamente, por el estado a través
del Ministerio de Salud, con su personal y su infraestructura hospitalaria y
dispensarios; el segundo, si se entrega al IESS la responsabilidad de manejar
la seguridad social universal en forma exclusiva a favor de todos los
habitantes, el financiamiento de este servicio debe ser compartido
proporcionalmente entre esa Institución y el Estado, en función del número
de beneficiarios, los que aportan y los que no aportan. Para que opere esta
opción, el Estado debería traspasar al IESS toda la infraestructura
hospitalaria, centros de salud, equipos e insumos y el personal profesional y
administrativo, todo lo cual pasaría a ser parte del IESS debiendo, además,
pagar puntualmente los aportes de los trabajadores públicos afiliados y
entregarle los valores que se hayan destinado dentro del presupuesto del
estado, en cuotas mensuales, para cubrir el costo del servicio de las personas
no afiliadas al IESS. Para que no se aumente el presupuesto del estado,
podría ser una alternativa, que el Gobierno entregue al IESS el dinero que
emplea en el bono de la pobreza, que actualmente no cumple en forma
adecuada con su finalidad, y que pasaría a financiar la protección de la salud
a todas aquellas personas que no están en capacidad de cotizar.
El Ministerio de Salud, en este caso, debería ser una Secretaría a cargo de la
ejecución de la política de estado en lo atinente a la salud, prevención de las
enfermedades y epidemias, seguridad industrial, alimentación, educación e
infraestructura sanitaria en el sector rural y urbano del país.
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