DEGENERACIONES CORNEALES ANTERIORES

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CAPÍTULO 24
DEGENERACIONES CORNEALES ANTERIORES
Rosario Touriño Peralba, Teresa Rodríguez Ares
1. INTRODUCCIÓN
Las degeneraciones corneales traducen alteraciones que
tienen lugar en el tejido corneal y que suelen ser debidas a
cambios químicos y/o anatómicos que producen la pérdida
de sus caracteres y funciones esenciales. A menudo, estas
alteraciones se asocian a un proceso de envejecimiento normal lo que eleva la prevalencia de este tipo de lesiones entre
la población de mayor edad.
capa de Bowman. Una técnica usual es el raspado mecánico
con cuchillete quirúrgico (preferiblemente de diamante) con
el que eliminaremos la totalidad del epitelio y de la membrana basal. Esto permitirá que las células primordiales localizadas en el limbo regeneren células epiteliales normales
capaces de sintetizar una membrana basal sana. Otras técnicas, como la queratectomía fotorrefractiva con láser excimer,
no parecen aportar beneficios sobre la anterior pudiendo
incluso en algunos casos causar alteraciones en la curvatura
o un haze corneal.
2. DEGENERACIÓN DE LA MEMBRANA BASAL
EPITELIAL
3. DEGENERACIÓN NODULAR DE SALZMANN
Como su nombre indica los cambios degenerativos se
localizan en el epitelio y en la membrana basal de la cornea.
La presencia de opacidades grisáceas pleomórficas en forma
de manchas y puntos que se alternan con lesiones lineales,
irregulares, geográficas, en huella digital o en mapa son
hallazgos biomicroscópicos frecuentes en este tipo de degeneración no obstante, la existencia de finas burbujas puede también ser observadas por retroiluminación. Todos estos cambios, comúnmente descritos en la distrofia epitelial de Cogan
o distrofia en puntos, manchas y huella dactilar, acontecen con
asiduidad en la población anciana en cuyo caso deben ser considerados como una degeneración (1). Aunque se desconoce
la causa de tales alteraciones, el que se observen con cierta
frecuencia en sujetos mayores de 50 años (más del 75%) nos
hace sospechar la posibilidad de que un epitelio envejecido
sintetice una membrana basal alterada (2). Igualmente, entidades inflamatorias que afectan a la cornea de forma crónica
o cierto tipo de cirugías pueden interferir en la capacidad del
epitelio para producir una membrana basal normal.
La mayoría de los pacientes que padecen este tipo de
degeneración carecen de sintomatología pero existen dos
situaciones que demandan nuestra atención. Una es el astigmatismo irregular causado por un engrosamiento de la membrana basal que, salvo que esté localizado en el centro de la
cornea, no afecta a la visión. La otra es la presencia de erosiones recidivantes fruto de una adhesión alterada entre el
epitelio y su membrana basal adyacente.
Desde un punto de vista terapéutico el objetivo ha de ser
eliminar la membrana basal anómala despegándola de su
Originariamente la degeneración nodular de Salzmann
fue descrita como una distrofia corneal. Se trata de una degeneración que cursa en forma de opacidades redondeadas
levemente sobreelevadas de coloración grisácea que comúnmente se asientan en la periferia de la cornea. Desde un
punto de vista clínico estos nódulos, que en aproximadamente el 80 % de los casos se distribuyen de forma unilateral, se localizan debajo del epitelio. En ocasiones confluyen
y originan placas leucomatosas.
Histológicamente, estas lesiones que ocupan la zona
subepitelial causan con frecuencia la atrofia del epitelio y
destrucción de la capa basal adyacentes. Si los nódulos progresan pueden incluso destruir la capa Bowman y penetrar
en el estroma superficial alterándolo. Su contenido lo constituyen depósitos de membrana basal y tejido fibrocelular
denso (colágeno) cuyo origen se desconoce pero que podría
estar en la propia membrana basal del epitelio o en los fibroblastos del estroma. El estudio in vivo con microscopio confocal ha demostrado la presencia de un epitelio basal irregular con núcleos prominentes así como una hiperreflectividad
de la matriz extracelular dentro de los nódulos (3).
Su aparición se vincula con una posible respuesta de la
cornea a agresiones de tipo crónico. Por lo general, se trata
de una degeneración asintomática, aunque a veces puede
causar irritación y sensación de cuerpo extraño por roturas
en el epitelio, o una disminución en la visión si los nódulos avanzan hacia el eje visual. Es en estos casos cuando es
necesario recurrir a la cirugía (queratectomía lamelar, queratoplastia penetrante, queratectomía fotorrefractiva con
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Superficie ocular
Tabla 1. Causas de queratopatía en banda calcárea
1. Enfermedades oculares crónicas
Iridociclitis crónicas (de cualquier tipo)
Artritis Reumatoide Juvenil
Sarcoidosis
Enfermedades corneales crónicas
Queratitis intersticiales
Distrofías
Ictiosis
Tracoma
Degeneración esferoidea
Glaucoma absoluto
Ptisis bulbi
Exposición a sustancias Tóxicas (mercurio, nitrato
de fenilmercurio, corticoides fosfatados, aceite
de silicona)
Enfermedades corneales agudas
Queratoconjuntivitis sicca con defectos epiteliales
crónicos
Exposición de la superficie corneal
Ambientes clímaticos extremos
Alcalosis sitémica
2. Alteración en el metabolismo del calcio y del fósforo
Hiperparatiroidismo
Fracaso renal crónico (secundario a hiperparatiroidismo)
Síndrome de Albright-Burnett (exceso de tratamientos
en úlcera péptica)
Toxicidad por vitamina D
Hipercalcemia ideopática
Hiperfosfatemia
Hipofosfatemia
Mieloma múltiple
Enfermedad de Paget
Inmovilización
3. Queratopatía en banda familiar
láser excimer) para mejorar la clínica de estos pacientes sin
embargo, a pesar de ello se han descrito casos de recurrencia sobre el injerto (4). Algunos autores, sugieren la utilización de mitomicina C tópica asociada a la queratectomía
con el propósito de prevenir la recurrencia de estos nódulos (5).
Figura 1: Queratopatía en banda.
4. QUERATOPATIAS EN BANDA
Es un término que engloba a una serie de opacidades corneales superficiales, más o menos extensas, que adoptan
forma de banda y se localizan en el espacio interpalpebral.
Aunque se distinguen varios tipos de queratopatías en banda
(calcárea, esferoidea y por depósitos de uratos), el uso de este
término ha quedado relegado, en la actualidad, a la forma calcárea. La queratopatía calcárea es, sin lugar a dudas, la más
frecuente y acontece ante diferentes situaciones (tabla 1) con
un curso clínico que depende de la causa que lo ha originado.
4.1. QUERATOPATÍA EN BANDA CALCÁREA
4.1.1. Tipos de queratopatía en banda
Enfermedades oculares crónicas
Son varias las entidades oculares que han sido relacionadas con la presencia de queratopatía en banda no obstante,
son las uveítis de curso crónico las que con mayor frecuencia la desarrollan. Un ejemplo de ello son las iridociclitis
asociadas a la artritis reumatoide juvenil en donde este tipo
de queratopatía acontece entre un 13% y un 50% de los
casos (2). En especial, aquellos pacientes con tendencia a
presentar artritis pauciarticulares, con factor reumatoide y
HLA B27 ausentes e inflamaciones oculares habitualmente
tórpidas, es donde el riesgo de formación de esta queratopatía es mayor. Existen, por supuesto, otras iridociclitis de evolución crónica (toxoplasmosis, sarcoidosis) en las que también pueden observarse.
Las queratitis intersticiales, los edemas corneales afáquicos, los glaucomas terminales, el ojo seco severo y, en general, todas aquellas patologías con capacidad de inducir un
proceso inflamatorio mantenido sobre la superficie ocular
pueden ser causa de una queratopatía en banda.
De forma común, en las enfermedades oculares crónicas los depósitos de calcio aparecen inicialmente en la
periferia de la cornea, en los meridianos 3 y 9, y su progresión hacia el centro suele ser lenta (fig. 1). Sin embargo, existen algunas situaciones (ojos secos severos con
defectos epiteliales persistentes o la eliminación de las placas previas) en donde las partículas de calcio pueden precipitar rápidamente (en cuestión de horas) dando lugar a la
formación o reaparición de placas sobre los defectos corneales preexistentes (6).
La superficie de la queratopatía en banda es irregular y
rugosa y con frecuencia contiene depósitos de hierro que le
confieren una tonalidad amarillenta. Inicialmente su aspecto
es grisáceo pero con el tiempo irá adquiriendo una tonalidad
más lechosa.
En las formas típicas, con inicio en la periferia, una zona de
cornea trasparente delimita de forma precisa el limbo del
comienzo de la queratopatía. Posiblemente, este hallazgo peculiar esté relacionado con la ausencia de membrana de Bowman
en la periferia o a la capacidad amortiguadora de los propios
vasos del limbo que previenen la precipitación del calcio.
Capítulo 24.
En no pocas ocasiones, en el interior de la opacidad
blanquecina se encuentran discretos orificios redondeados o
incluso áreas extensas que carecen de calcio. Mientras los
primeros se atribuyen al paso de los nervios corneales a través de la capa de Bowman, las áreas claras dentro de la
placa no son más que una consecuencia de los desprendimientos parciales de calcio o de las roturas en la membrana
de Bowman.
Degeneraciones corneales anteriores
241
Otra sustancia igualmente vinculada a la aparición de
esta lesión es el aceite de silicona empleado para reaplicar la
retina en desprendimientos complicados. En aproximadamente el 50% de los casos se produce la formación de una
queratopatía en banda causada por el contacto directo de la
silicona con la cornea.
Degeneración calcárea
Metabolismo alterado del calcio y fósforo
Son diversas las alteraciones que, involucrando al metabolismo del calcio y del fósforo, se han relacionado con este
tipo de queratopatía. El hiperparatirodismo secundario al
fracaso renal crónico, en especial en pacientes sometidos a
hemodiálisis, y el hiperparatiroidismo primario por adenomas en las paratiroides, son las entidades que con más frecuencia desarrollan una queratopatía en banda (tabla 1).
A diferencia de lo que acontece en enfermedades oculares crónicas, donde no es necesario la presencia de niveles
elevados de calcio y fósforo, aquí sí lo son existiendo además la peculiaridad de que los depósitos de calcio se producen tanto en el tejido corneal como en el conjuntival, involucrándose así ambas estructuras. Por lo general, estos
depósitos se asientan en la conjuntiva adyacente al limbo y
en la periferia del tejido corneal sin progresión hacia el centro (excepto para el fracaso renal con intoxicación de vitamina C), pudiendo incluso desaparecer si el desorden metabólico es normalizado.
Clínicamente las placas carecen de estrías o agujeros a
pesar de que los cortes histológicos demuestren su existencia.
Queratopatía tóxica calcárea
Engloba a un conjunto de queratopatías en banda que
desarrollan individuos que han podido estar expuestos, de
forma continua y prolongada, a determinadas sustancias
tóxicas como el mercurio líquido, el nitrato de fenilmercurio, los esteroides fosfatados y el aceite de silicona.
El nitrato de fenilmercurio es una sustancia conservante
que, hasta hace poco, formó parte de colirios tan comunes
como la pilocarpina. Este conservante lesiona una proteína
del estroma superficial de la cornea, por lo que el calcio se
deposita como un cambio degenerativo. A diferencia de
otras formas de queratopatía en banda, la forma inducida por
conservantes suele iniciarse en el centro.
Los esteroides fosfatados, muy utilizados todavía, pueden producir una queratopatía calcárea en sujetos con ojo
seco severo, iritis crónicas y defectos epiteliales persistentes.
Posiblemente en este proceso de calcificación estén implicados ciertas alteraciones del metabolismo de los glicosaaminoglicanos de los queratinocitos (7). Es conveniente, como
medida de precaución, evitar el uso de este tipo de corticoides en patologías oculares crónicas, especialmente en
pacientes con ojos secos severos donde su desarrollo es frecuente y de rápida aparición.
Es un término utilizado para hacer referencia a depósitos
de calcio secundarios a procesos degenerativos que acontecen en ojos gravemente dañados. Habitualmente, se tratan de
ojos secos severos con inflamaciones importantes, defectos
epiteliales persistentes e importante vascularización corneal.
Reseñar que, a diferencia de la queratopatía en banda clásica, aquí los depósitos de calcio infiltran prácticamente todas
las capas de la cornea (fig. 2).
4.1.2. Hallazgos clínicos e histológicos
En estadios precoces, los gránulos de calcio son finos y
se hallan dispersos a través de la cornea por lo que pasan
desapercibidos a la exploración y únicamente en algunos
casos causan una leve deslustración sin repercusión sobre la
agudeza visual. Con el tiempo, estos gránulos confluyen y
ocupan la totalidad de las estructuras superficiales de la cornea, lo que le confiere un aspecto turbio que posteriormente
progresará a una placa densa y lechosa. Es en este estadio
cuando la queratopatía puede ser sintomática causando una
clínica irritativa (sensación de cuerpo extraño, lagrimeo,
fotofobia) por rotura del epitelio o una disminución de la
agudeza visual.
Histológicamente, los depósitos de calcio varían en
cuanto a su localización dependiendo de la etiología no obstante, el material depositado es siempre en forma de hidroxiapatita (sal cálcica que se adhiere con facilidad a los tejidos de la cornea). En las enfermedades oculares crónicas y
en el fracaso renal el calcio se deposita en el espacio extracelular de la membrana basal, en capa de Bowman y a nivel
Figura 2: Degeneración calcárea.
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Superficie ocular
del estroma superficial. En la hipercalcemia sistémica el calcio se acumula en el interior de las células epiteliales (núcleo
y citoplasma) así como en los queratocitos del estroma.
Inicialmente, los gránulos basófilos de calcio invaden la
capa de Bowman y a medida que coalescen pueden fragmentarla dando lugar a la formación de fisuras y áreas claras. Posteriormente el calcio penetra en el estroma superficial desorganizando la lamela, y en la membrana basal
causando una atrofia de las capas epiteliales superadyacentes. En los casos más avanzados, se observa un tejido fibroso avascular entre la membrana basal y la capa de Bowman
lo que dificulta la eliminación de la placa.
Aunque, se desconoce cual es la verdadera causa por la
que el calcio precipita en la superficie de la cornea, se especula que podría estar involucrada la combinación de dos factores: el daño (inflamación ocular, lesiones corneales, metabolismo anómalo del calcio y del fósforo) y una condición
metabólica adecuada a nivel de la superficie corneal en el
espacio interpalpebral.
4.1.3. Tratamiento
Cuando la placa de calcio reduce la agudeza visual o se
acompaña de sintomatología importante su eliminación está
indicada. Los tratamientos convencionales han utilizado
para la exéresis de estos depósitos procedimientos mecánicos como la queratectomía quirúrgica combinada o no a un
quelante del calcio como el ácido de etilenodiaminotetraacético (EDTA) (8). Puesto que el EDTA no penetra a través del
epitelio es necesario eliminar este último, previa instilación
de un anestésico tópico. A continuación se aplica esta sustancia en las áreas con calcio, con la ayuda de una esponja
de celulosa, se deja actuar durante 1 ó 2 minutos y se procede a extirpar la placa con ayuda de una espátula de Kimura
o una hoja de escalpelo. Recientemente, se ha utilizado con
éxito la queratectomía fotorrefractiva con láser excimer
como procedimiento adyuvante para tratar las opacidades
residuales e irregularidades corneales tras la queratectomía
quirúrgica (9-10).
En ocasiones, estas técnicas fracasan en conseguir una
adecuada cicatrización y estabilidad del epitelio corneal por
lo que algunos autores han propuesto el uso de la membrana
amniótica para reconstruir la superficie corneal inmediatamente después del tratamiento quirúrgico de la queratopatía
en banda (11).
4.2. DEGENERACIÓN ESFEROIDEA
Es un tipo de degeneración en banda que se caracteriza por
la presencia de pequeños y medianos depósitos esféricos subepiteliales, de coloración dorado-amarillenta, traslúcidos y localizadas en el espacio interpalpebral. Estas lesiones recuerdan a
gotas de agua dispuestas sobre una superficie lisa.
Aunque el término de degeneración esferoidal es el más
conocido y utilizado por los profesionales, existen otras
denominaciones que también hacen referencia a ella como
son la queratopatía en gotas climáticas, degeneración elastoide o hialina, degeneración de Bietti, degeneración Labrador, degeneración corneal queratinoide, queratopatía actínica crónica, entre otras.
Se desconoce la etiología involucrada en esta patología
pero diferentes estudios (12-15) han demostrado una mayor
prevalencia de casos entre los sujetos que habitan en regiones
de climas extremos (desértico, ártico). Este hecho sugiere que
posiblemente existan diferentes factores que, combinados y
actuando de una forma crónica, ocasionen un daño en las
fibras de colágeno tanto de la capa de Bowman como la del
estroma anterior. Entre estos factores de riesgo destacamos
sobre todo las exposiciones a ambientes secos, temperaturas
extremas, condiciones áridas, radiaciones ultravioletas (especialmente sí estas provienen del reflejo de la nieve) y microtraumatismos con partículas de arena, viento, etc.
Desde un punto de visto histológico los depósitos esferoideos congregados debajo del epitelio contienen entre
otras sustancias, proteínas anómalas de elevado peso molecular y ricas en triptófano, tirosina, cisteína y cistina, tejido
fibrinoide y en ocasiones material amieloide. El origen de
estos materiales se desconoce pero se especulan diferentes
hipótesis: que deriven de las alteraciones moleculares sufridas por el colágeno y la matriz extracelular de la cornea y la
conjuntiva, que sean sustancias secretadas por las propias
células epiteliales o queratocitos dañados, o que incluso se
traten de proteínas plasmáticas que difundan a través de la
cornea y precipiten en la capa de Bowman (2).
La degeneración esferoidea puede progresar mientras el
paciente permanezca expuesto a los factores que la desencadenen. En estadios avanzados, los nódulos llegan a adelgazar
tanto el epitelio que lo fragmentan provocando irritación, sensación de cuerpo extraño e incluso erosiones de repetición.
Fraunfelder y Hanna (16) clasificaron esta degeneración
corneal en formas primarias, secundarias y familiares. En la
degeneración esferoidal primaria o tipo I no existe evidencia de patologías previas, las lesiones son con frecuencia
pequeñas y se disponen en la periferia de la cornea (por lo
general en la posición horaria de las 3 y de las 9). Lo habitual es que ambos ojos estén afectados y únicamente en estadios muy avanzados estas lesiones confluyan para formar
placas. La degeneración esferoidal secundaria o tipo II se
asocia a un padecimiento previo de enfermedad ocular de
larga duración, entre ellas el glaucoma, la infección herpética y las distrofias, sobre todo la distrofia endotelial de Fuchs.
A diferencia de la anterior, los depósitos son más grandes,
elevados y progresan hacia el centro de la cornea, se congregan sobre zonas de cicatriz y vascularización y su afectación suele ser unilateral. La degeneración esferoidal conjuntival o tipo III consiste en la presencia de material esferoideo
sobre una conjuntiva previamente alterada (pinguécula o
pterygium). Puede aparecer aislada o con cualquiera de los
tipos corneales afectando a córnea periférica. La degeneración esferoidal familiar tiene una presentación clínica idéntica a la forma primaria pero su presentación es familiar.
Habitualmente, estas lesiones no producen clínica. Si la
visión disminuye a causa de un compromiso del eje visual
está indicado llevar a cabo una queratectomía fototerapeúti-
Capítulo 24.
ca transepitelial, una queratectomía lamelar o una queratoplastia. La recidiva suele ser frecuente, sobre todo, tras la
resección conjuntival.
4.3. DEGENERACIÓN POR DEPÓSITO DE URATOS
La degeneración por depósito de uratos se denomina
también queratopatía en banda pigmentada y suele observarse en los pacientes enfermos de gota. Esta degeneración
cursa con la presencia de cristales finos y amarillentos que
precipitan en la región interpalpebral dando lugar a la formación de una placa pigmentada. La localización anatómica
de los cristales de urato es en el interior del núcleo de las
células epiteliales.
5. DEGENERACIÓN RETICULAR DE KOBI
Es una degeneración inusual que tiene lugar en ojos
expuestos a inflamaciones de repetición y que se caracteriza
por el desarrollo de estrechas líneas blancas reticulares en la
capa de Bowman y un epitelio alterado.
La disminución de la visión es la única manifestación
clínica descrita. Algunos estudios histopatológicos (17,18)
han señalado que estas líneas reticulares no son más que
depósitos de calcio y hierro en la capa de Bowman y en el
epitelio corneal, respectivamente.
6. QUELOIDES CORNEALES
Los queloides corneales se asemejan a los nódulos de
Salzmann y, como éstos, se relacionan con procesos crónicos de inflamación ocular (19). Aunque a veces aparecer tras
traumatismos corneales en pacientes jóvenes, su descripción
se ha hecho en al síndrome de Lowe.
Se trata de nódulos blancos superficiales que suelen
penetrar en el estroma superficial. El examen histológico
rebela la presencia de una proliferación fibroblástica y de
fibras de colágeno hialinizadas, así como la existencia de
una capa de Bowman fragmentada o incluso ausente. Como
en la degeneración de Salzmann la irritación y la disminución de la visión son indicativas de tratamiento siendo necesaria la realización de una queratectomía superficial o de una
queratoplastia (lamelar o penetrante).
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