P0201-2-2001 TRIBUNAL PRIMERO DE SENTENCIA: Santa Ana, a las dieciséis horas del seis de febrero del dos mil uno. El presente proceso penal clasificado bajo el número 6-2001, seguido en contra del imputado JUAN FRANCISCO CASTILLO BERNAL, conocido socialmente por el mismo nombre, sin sobrenombre alguno, de treinta y cinco años de edad, jornalero, originario de Coatepeque, jurisdicción de este departamento, nacido el veintisiete de diciembre de mil novecientos sesenta y cinco, acompañado con María Ester Vásquez, residente en caserío El Carmen, cantón Natividad de esta ciudad, hijo de Rubén Bernal y de María Magdalena Castillo; se ha tramitado por el delito de HOMICIDIO SIMPLE, previsto en el Art. 128 del Código Penal, cometido en contra de CARLOS ANTONIO SERPAS MARTINEZ, de veintidós años de edad, soltero, estudiante, salvadoreño, originario de esta ciudad, residente en cantón Natividad de esta jurisdicción, hijo de Carlos René Serpas y de Noemy Martínez. Hecho ocurrido a las veintitrés horas treinta minutos aproximadamente del ocho de julio del año recién finalizado en el interior de un predio baldío ubicado en el caserío El Carmen del cantón Natividad, jurisdicción de esta ciudad. El Tribunal de Sentencia está integrado por los Honorables Jueces Aura Armida Solano Cáceres, Wilson Edgardo Sagastume Galán y Alejandro Guevara Fuentes, quienes conocieron colegiadamente en la Vista Pública, presidiendo en ella la Honorable Jueza, Solano Cáceres; figurando como defensor público del encausado el licenciado José Armando González Linares; así como el licenciado Roberto Antonio Castillo Pacheco, en su carácter de agente auxiliar del Fiscal General de la República. La representación fiscal acusó al imputado por medio de escrito agregado de Fs. 15 a 18, en el que consta enunciado el hecho que ha sido objeto del juicio y que en lo medular dice: """(...) El día sábado ocho de julio del presente año, como "a proximadamente" (Sic.) a las "veintitres" (Sic.) horas con treinta minutos, en el interior de un predio "baldio" (Sic.) ubicado en el "Caserio" (Sic.) El Carmen, Cantón Natividad, jurisdicción de esta Ciudad, sobre la carretera se "conducian" (Sic.) los señores Juan Francisco Castillo Bernal y el ahora occiso Carlos Antonio Serpas Martínez, los cuales se encontraban bajo efectos de bebidas embriagantes, por lo que al llegar al predio "baldio" (Sic.) antes mencionado, el Señor Castillo Bernal condujo al Señor Serpas Martínez al interior de este, por lo que en ese momento el Señor Castillo con el corvo que portaba empezó a machetear al Señor Serpas Martínez en diferentes partes "el" (Sic.) cuerpo y "aconsecuencia" (Sic.) de estos causándole la muerte; en el instante que se encontraba el Señor Castillo Bernal cometiendo el hecho "delíctivo" (Sic.) Agentes de la Policia Nacional Civil quienes se encontraban prestando vigilancia a una Iglesia Católica que se encontraba celebrando una vigilia, escucharon unos quejidos, por lo que optaron por ir a observar en el mencionado predio "baldio" (Sic.) y fue en ese momento que los agentes policiales con la linterna que portaban sorprendieron al Señor Castillo Bernal macheteando al ahora occiso, por lo que el Señor Castillo salió corriendo del lugar del hecho, por lo que inmediatamente un agente policial le dio persecución y efectuó su captura.(...)----III) CALIFICACION JURIDICA DEL HECHO:-----Los hechos narrados anteriormente, se adecuan en consideración al suscrito fiscal al delito de HOMICIDIO SIMPLE previsto y sancionado en el Art. 128 Pn. en virtud que se han obtenido tanto los elementos objetivos como subjetivos del tipo penal, asimismo el imputado tiene calidad de autor directo en el presente ilícito penal.---- IV) FUNDAMENTO DE LA IMPUTACION: En el presente proceso se ha acreditado la existencia del referido delito y la probabilidad de participación del imputado en la comisión del hecho (...)----PETITORIO:----En vista de los "argumeto" (Sic.) y normas legales anteriormente citadas, respetuosamente a su "señoría,PIDO:" (Sic.)----Admita totalmente la acusación presentada en contra del señor JUAN FRANCISCO CASTILLO BERNAL por atribuírsele la comisión del delito de HOMICIDIO SIMPLE previsto y sancionado en el Art. 128 Pn, en perjuicio del señor CARLOS ANTONIO SERPAS MARTINEZ, (…) "". En vista de la anterior acusación fiscal, la Jueza Primero de Instrucción de este distrito judicial, por auto agregado de Fs. 47 a 51, ordenó la apertura a juicio en contra del procesado en mención por el ilícito de mérito; por lo que, la Jueza Presidenta de este Tribunal fijó las ocho horas treinta minutos del cinco de los corrientes mes y año para la realización de la Audiencia Pública, la cual fue suspendida y reanudada a las once horas de este día este día; la que, previas las formalidades de ley, se comenzó a la hora señalada; precisándose aclarar que durante los procedimientos se han observado las prescripciones y términos de ley. La representación de la fiscalía expuso ante este Tribunal el alegato inicial con el contenido fáctico y jurídico de la Acusación que presentara de fs. 15 a 18, de la cual se omite su reproducción por estar anteriormente relacionada, agregando además que con la prueba a vertirse en la audiencia establecerá la autoría del procesado en el ilícito que se le atribuye; mientras que, la representación de la defensa expuso en su alegato inicial ante el mismo Tribunal que el día en que sucedieron los hechos su defendido se encontraba en una vigilia que había en la Iglesia El Carmen, ubicada en el cantón Natividad de esta jurisdicción, y que éste al salir de dicho lugar fue perseguido por un grupo de personas y no por agentes de la Policía Nacional Civil como se ha relacionado. CONSIDERANDO: I.- El imputado se abstuvo de rendir su declaración sobre los hechos, amparándose en el derecho que le otorga el Art. 87 número 5 Pr. Pn., tomándosele solamente su interrogatorio de identificación, el cual consta en acta por separado. CONSIDERANDO: II.- Durante el desarrollo de la Vista Pública no se suscitaron incidentes que se hayan diferido para resolver en esta sentencia. CONSIDERANDO: III.- Este Tribunal resolvió por unanimidad de votos todos los puntos sometidos a su conocimiento, contemplados en el inciso segundo del Art. 356 Pr. Pn.; por lo que en aplicación a las reglas de la sana crítica, se valoró la prueba ofrecida por las partes e incorporada en la Vista Pública que a continuación se detalla: PRUEBA OFERTADA POR LA REPRESENTACIÓN FISCAL: A) Prueba Pericial, compuesta compuesta por: autopsia practicada en el señor Carlos Antonio Serpas Martínez, de fs. 9 a 11; resultado de análisis practicado en sangre y orina recolectadas del cadáver del occiso en mención, por la licenciada Lilian Elena Trejo de Ramírez, de fs. 33; resultado de análisis físico químico para determinar presencia de bario y plomo, practicado por la licenciada Maritza Liliana Cotto Rivas, de fs. 34; resultado de análisis serológico practicado en evidencia recolectada en la cama del pick-up placas P-212-787, por la Licenciada Ana Dolores Zamora, de fs. 35; resultado de análisis serológico practicado en evidencia (sangre) extraída del cadáver del ahora occiso, de fs, 36; resultado de análisis serológico practicado por segunda ocasión en evidencia recolectada en la cama del pick-up placas P-212-787, de fs. 37; informe sobre ampliación técnica sobre resultados de análisis serológicos obtenidos en las evidencias 1/5 (trozo de tela), 3/5 (trozo de tela lona azul), de fs. 38, estos análisis practicados por la licenciada Ana Margarita de Gómez; B) Prueba testimonial, consistente en la declaración rendida por las siguientes personas: Osmín Wilfredo López Núñez, José Francisco Cañas Escalante y María Luz Castaneda González; y, C) Prueba documental, conformada por acta de detención del imputado, de fs. 4; acta levantada en la oficina de la Sección de Investigación de la Sub Delegación Centro de la Policía Nacional Civil de esta ciudad a las cuatro horas del nueve de julio del año recién pasado, de fs. 57; álbum fotográfico, de fs. 20 a 32; y, croquis de ubicación, de fs. 19; acta de la inspección técnica ocular practicada por la Fiscalía General de la República y Policía Nacional Civil de esta ciudad en el vehículo placas P-212787, que constan de fs. 5 a 6 y 8, respectivamente; acta de inspección en el lugar de los hechos, de fs. 7. PRUEBA OFRECIDA POR EL IMPUTADO: a) Testimonial: vertida por Francisco Quijada Santos, quien fue ofrecido, admitido y citado como Francisca Quijano Santos, Juan Pleitez, Natividad Alvarenga Villalobos y Juan Vicente Calderón López; b) Pericial: conformada por examen serológico realizado en un corvo, por la licenciada Ana Dolores Zamora, de fs. 14; análisis de fecha diez de julio del año recién pasado, el cual concluye el doce de ese mismo mes y año, de fs. 35, aclarándose que este último análisis también fue ofrecido por la representación fiscal. PRUEBA OFRECIDA POR LA REPRESENTACION DE LA DEFENSA: compuesta por peritaje de alcoholemia practicado al imputado por la licenciada Lilian Elena Trejo de Ramírez, de fs. 42. Asimismo se hizo la inclusión de la prueba admitida de oficio por la Jueza Primero de Instrucción en Audiencia Preliminar consistente en certificación de partida de defunción del ahora occiso Serpas Martínez, de fs. 53; y de, la prueba admitida de oficio por este Tribunal consistente en las deposiciones del doctor John Luna Vaquero, y de las licenciadas Lilian Elena Trejo de Ramírez, Ana Dolores Zamora, Maritza Liliana Cotto Rivas y Ana Margarita de Gómez, quienes ratificaron cada una los peritajes que realizaron y que han sido relacionados anteriormente, según lo dispone el Art. 330 No. 1 Pr.Pn. Toda la documentación que ha sido detallada fue debidamente incorporada a la Vista Pública, por medio de su respectiva lectura y exhibición. CONSIDERANDO: IV.- Al realizar un análisis ponderado y objetivo en cuanto a la valoración del abanico de probanzas mencionadas anteriormente, ajustado a las reglas de la sana crítica; este Tribunal estima que el acta de detención del encausado; así como, el acta de reconocimiento, identificación y levantamiento del fallecido, levantadas por la Fiscalía General de la República y Policía Nacional Civil de esta ciudad; acta de inspección realizada en el vehículo, tipo pick-up, placas P-212-787; acta de inspección del lugar de los hechos; album fotográfico y croquis de ubicación del mismo; acta levantada en la Sección de Investigación de la Sub Delegación Centro de la Policía Nacional Civil de esta ciudad con fecha nueve de julio del año recién pasado; todos estos actos fueron efectuados como actos de suma o extrema urgencia de investigación por las personas facultadas para ello, quienes están también sujetos en el proceso al Principio de la búsqueda de la verdad material, y para asegurar que no se pierdan datos o elementos de convicción que lleven a atrubirle el hecho punible a determinada persona, tal como lo disponen los Arts. 239, 240 Inc. 1°, 241 No. 3, 243, 244 Incs. 1°, 2° y 3° y 288 Pr.Pn.; en cuanto a la certificación de la partida de defunción del occiso Serpas Martínez, este se tiene como un instrumento auténtico tal como lo dispone el Art. 260 númeral 1° Pr.C, por haber sido emitido por un funcionario en el ejercicio de su cargo; e incorporados a la Vista Pública según el Art. 330 No. 4 Pr.Pn. De igual forma, se incorporan por medio de su lectura a la Vista Pública la prueba pericial consistente en autopsia practicada en el cadáver del ahora occiso por el doctor John Luna Vaquero; análisis practicado en sangre y orina practicado en evidencia recolectada del cadáver del ahora occiso, y sangre extraída al acusado Castillo Bernal, para determinar ingesta de alcohol en ambos por la licenciada Trejo de Ramírez; resultado de análisis físico químico para determinar la presencia de bario y plomo en el cadáver en mención por la referida profesional; resultado de análisis serológico practicado en la evidencia que se encontrara en la cama del pick-up placas P-212-787 (sangre en la cama, sábanas blancas); resultado de análisis serológico practicado en sangre extraída al cadáver; resultado de análisis serológico practicado por segunda ocasión en evidencia recolectada en la cama del pick-up P-212-787; evidencia recolectada en el predio baldío ubicado en el caserío El Carmen del Cantón Natividad de esta ciudad; y, evidencia recolectada de la manga del pantalón de la pierna izquierda que vestía el imputado, estos tres últimos peritajes realizados por la licenciada Ana Margarita de Gómez, no obstante haber sido ofrecidos por la representación fiscal como prueba documental, los mismos dan un resultado de análisis científico, en donde su eficacia depende de la especialidad del técnico o profesional que realiza el informe, además que, al diferir la realización de los mismos se perdería la eficacia o elementos probatorios que ellos aportan, además por el tiempo y lo frágil de dichos elementos, así como por el movimiento o manipulación pueden destruír o reducir la posibilidad de obtener un resultado; en tal sentido, los mismos son introducidos a la Vista Pública como pericias, teniendo dichos actos la característica de ser definitivos e irreproducibles por cuanto la realización de estos es de suma o extrema urgencia para asegurar el resultado que se espera de ellos; por lo que, es necesario relacionar que aunque en nuestra legislación procesal penal existe un "aparente" vacío en cuanto la incorporación de tales documentos a la vista pública por no constituir genuinamente una pericia, no debemos soslayar que en virtud de la literalidad del Art. 162 Inc. 2° del Código Procesal Penal, estos documentos se han de introducir en la audiencia de la manera que está prevista la incorporación de las pruebas similares; y, siendo la pericia la prueba más afín que existe para estas experticias, de esa manera, es decir, como peritaje, es que serán valorados tales dictámenes por los suscritos juzgadores. Además, tales peritajes fueron llevados a cabo por profesionales expertos en medicina, química y farmacia, así como en laboratorio clínico, documentadas de la forma prescrita por la ley; y, en cumplimiento del Art. 330 N° 1 ídem., los encargados de practicarlos fueron sujetos a la contradicción e inmediación de las partes y de los Infrascritos durante la audiencia pública. En consecuencia, puede afirmarse que los documentos mencionados tienen plena validez, son merecedores de entera fe para este Tribunal en cuanto a su contenido; hay lógica secuencial dentro de ellos y al compararlos entre sí; asimismo, son coherentes con la prueba testimonial de cargo y no adolecen de contradicciones con ella, por lo que no se excluyen mutuamente. En lo que respecta a los testigos Osmín Wilfredo López Núñez y José Francisco Cañas Escalante, ofrecidos por la representación fiscal ha de expresarse que lo relatado por ellos es merecedor de entera fe, ya que son unánimes y contestes al relacionar que se encontraban prestando seguridad a una vigilia en la Iglesia católica, ubicada en el caserío El Carmen, cantón Natividad de esta jurisdicción cuando observaron pasar por el lugar a dos sujetos abrazados, que uno de ellos llevaba un corvo en la mano, mientras que el otro un envase de cerveza "regia", minutos después como a quince metros sobre la calle que de Santa Ana conduce a San Jacinto escucharon un disparo y al verificar lo que sucedía procedieron a registrar el lugar, observando que se levantó un sujeto de espaldas a ellos, el cual se dio a la fuga, llevando en una de sus manos un corvo sin vaina, por lo que al acercarse los deponentes al lugar observaron a una persona agonizando, la que presentaba diversas cortaduras en el rostro, por lo que se procedió a darle persecución al sujeto que se dio a la fuga, siendo capturado como a veinticinco metros sobre la calle principal, al cual le decomisaron el corvo en mención, coincidiendo además ambos agentes en manifestar que tanto el ahora occiso como el acusado eran los mismos sujetos que momentos antes habían visto pasar juntos por la iglesia. Por otro lado la testigo María Luz Castaneda González manifestó que, no conocía al ahora occiso Carlos Antonio Serpas Martínez, y que al imputado Juan Francisco Castillo Bernal sí lo conoce desde hace diez años porque vive a una cuadra de donde ella reside y son amigos; que ese día ocho de julio como a eso de las once de la noche llegó el acusado a comprarle una cerveza "regia" y que le prestó el envase, el cual nunca le regresó; asimismo relata que ese día habían agentes de la Policía Nacional Civil cerca de la Iglesia ya que en ella se celebraba una vigilia, por lo que había un aproximado de cuarenta y cinco personas, que el negocio lo tiene en su casa que está frente a la misma; luego manifestó que desde su casa se ve bien hacia dicho lugar, que ésta tiene alumbrado eléctrico dentro y fuera; finalmente relaciona que ella se acostó cuando el imputado ya se había marchado, no recordando como andaba vestido; así como, que hay otras tiendas por el lugar y que no sabe si ese día en la noche estaban abiertas al público. En cuanto a la prueba pericial ofrecida por el acusado consistente en examen serológico realizado en un corvo, por la licenciada Ana Dolores Zamora, de fs. 14; análisis de fecha diez de julio del año recién pasado, el cual concluye el doce de ese mismo mes y año, de fs. 35, el cual también fue ofrecido por la representación fiscal; así como la prueba ofrecida por la representación de la defensa compuesta por peritaje de alcoholemia practicado al imputado por la licenciada Lilian Elena Trejo de Ramírez, fueron realizados como actos de investigación por las personas facultadas por la ley para su concreción, los cuales fueron ratificados durante el desarrollo de la Vista Pública por los profesionales que los practicaron, siendo por tanto merecedores de entera fe para los Suscritos. En cuanto a los testigos ofrecidos por el imputado Juan Francisco Castillo Bernal ha de expresarse que: El señor Natividad Alvarenga Villalobos reside en el caserío El Carmen, a una cuadra de la Iglesia católica, del cantón Natividad de esta jurisdicción; y que a aproximadamente a las once horas treinta minutos de la noche del ocho de julio del año recién pasado se encontraba cerrando el portón, ya que su esposa se fue para la vigilia, además manifestó que él dirigió la mirada hacia la Iglesia y observó al acusado Castillo Bernal, y que, detrás de él iba otra persona que lo seguía, que le vió al imputado "como una bolsa", y posteriormente ya no vió nada mas porque cerró la puerta y se fue hacia dentro de su casa. Por otro lado, el señor Francisco Quijada Santos manifestó que se encontraba en el portón de la Iglesia El Carmen del referido cantón, observando que el acusado Juan Francisco Castillo Bernal salía de una pupusería con una botella de cerveza "regia" y una bolsita con pupusas, además que detrás del mismo salía otro sujeto a una distancia de diez metros del acusado, posteriormente, como yendo a Santa Ana vió a tres personas y al pasar el imputado cerca de ellos éstos lo halaron hacia adentro de un predio, manifestando que el occiso Serpas Martínez era la persona que iba atrás del imputado. El testigo Juan Pleitez, quien es de setenta y un años de edad relató que, a eso de las once a once horas treinta minutos del ocho de julio del año recién pasado se encontraba en un falso del cerco de su casa, ya que reside frente a la Iglesia, ubicada en el caserío El Carmen, que en ella había una vigilia, y que en la calle habían aproximadamente unas veinticinco personas, que observó además que el acusado salió de un callejón cerca de la casa de donde habita el testigo y que dicha persona llevaba una cerveza "pilsener", luego a preguntas hechas por la representación fiscal el testigo corrige diciendo que era "regia", que conoce al acusado desde hace veinte años; y que, trás del imputado Castillo Bernal, como a unos cinco metros iba un muchacho el que no describe ni conoce. En cuanto al testigo Juan Vicente Calderón López se estableció que, es acompañado con una hermana del acusado y que el ocho de julio del año recién pasado, a eso de las once de la noche vió que éste salía de la Iglesia en donde se celebraba una vigilia para "el lado de arriba", que le observó que llevaba una bolsita de comida y un envase de cerveza, observando además que salía otra persona desconocida para él como quien va para Santa Ana, que por donde pasó esta otra persona habían dos personas más y "metieron a Francisco" a un matorral, cerca de un potrero, y el otro muchacho se "juntó" con ellos; además relata que él se encontraba a una cuadra de distancia de donde observó esto; que ese día además pudo observar a dos agentes de la Policía Nacional Civil cuidando la vigilia que había; además manifestó que conoce a Juan Pleitez ya que vive frente a la Iglesia, que ese día no sabe dónde se encontraba éste; que de lo que vió no avisó a la Policía Nacional Civil, ni trató de hacer nada para no tener problemas. En vista de lo relatado por los testigos anteriormente relacionados, ofrecidos por el imputado Castillo Bernal es necesario señalar que existen indicios que llevan a restarle credibilidad a sus dichos, tal es el caso del señor Juan Vicente Calderón López quien manifestó que es compañero de vida de la señora Linda Castillo, hermana del acusado; agregando además a esto que el testigo relató que se encontraba en el portón de la Iglesia donde se celebraba una vigilia a eso de las once de la noche, y que a esa misma hora y lugar se encontraba el otro testigo Francisco Quijada Santos, siendo que, ninguno de los dos mencionaron que se hubieran visto en ese lugar y hora de la noche; sin embargo, ambos manifestaron haber visto los mismos hechos, en cuanto a haber observado que el imputado llevaba una cerveza "regia", una bolsita con "pupusas"; además que, detrás del acusado caminaba otra persona desconocida, y que, lo "jalaron" para un predio donde había un potrerío, no dando aviso ninguno de ellos a la Policía, no obstante estar éstos cerca, ya que brindaban vigilancia en la Iglesia. De igual forma, el testigo Juan Pleitez manifestó haber estado frente a la Iglesia puesto que vive frente a ella, narrando los mismos hechos, pero, no menciona haber visto a los señores Juan Vicente Calderón López y Francisco Quijada Santos; lógico es pues que los cuatro testigos ofrecidos por el imputado si se encontraban en el mismo lugar, día, hora y observaron los mismos hechos, tenían que haberse visto entre ellos, situación que no fue mencionada por ninguno en sus deposiciones. Por lo que las razones antes detalladas nos hacen proclives a restarle credibilidad al dicho de los señores Francisco Quijada Santos, Juan Pleitez, Natividad Alvarenga Villalobos y Juan Vicente Calderón López, por presumirse fuertemente que su presencia en esta audiencia obedece a sacar al acusado Castillo Bernal de la escena del delito; por lo que no ha de someterse a valoración los elementos probatorios que de sus testimonios se desprenden. Ha de acotarse además que todos los testigos así como los peritos fueron sometidos al interrogatorio que ordena el Art. 348 Pr. Pn., manteniendo los Infrascritos el celo adecuado en lo pertinente al método, técnica y calidad de interrogatorio utilizado por las partes; cumpliéndose así, inobjetablemente, con el principio de la contradicción. Hemos de ser enfáticos en el hecho que los testigos y peritos desfilados en la presente Vista Pública, en todo momento fueron inmediatizados por los suscritos Jueces. Como corolario de lo expuesto ha de afirmarse, que con la excepción de los testigos ofrecidos por el imputado, no existe razón de peso para que haya exclusión de alguno de los restantes medios de prueba mencionados; siendo, por tanto y como ya se expuso, merecedores de entera fe para este Tribunal, pues los contenidos y afirmaciones de éstos se amoldan a los acontecimientos fáctico-jurídicos y son de absoluta credibilidad para establecer la verdad real del caso "sub exámine". CONSIDERANDO: V.- En base a la certeza de la prueba incorporada a la Vista Pública, puede afirmarse que los hechos que los que suscriben esta sentencia tienen por acreditados, mantienen una íntima relación con la hipótesis acusatoria expuesta por la representación fiscal; y, esos hechos consisten en los que a continuación se detallan: - Con la inspección realizada en el vehículo, tipo pick-up placas 212-787, por agentes de la Policía Nacional Civil de esta ciudad; con el reconocimiento y levantamiento del cadáver del ahora occiso practicado por el doctor Jaime Corleto y el fiscal del caso, de fs. 5 a 6 y 8; así como, con la autopsia realizada por el doctor John Luna Vaquero, de fs. 9 a 11; y, con la certificación de la partida de defunción a nombre de Carlos Antonio Serpas Martínez, de fs. 53 se tiene probado que, éste falleció a eso de las veinticuatro horas aproximadamente del ocho de julio del año recién pasado, ya que fue herido con arma corto-contundente (corvo), contándosele aproximadamente de veinte a veinticinco heridas en el cráneo, cara, cuello, nuca, tórax anterior y posterior, membranas superiores y abdomen; siendo la causa directa de la muerte hemorragia subaracnoidea y laceración cerebral, debido a trauma fasciocraneal ocasionado con arma contuso cortante, esto último ratificado durante la Vista Pública por el médico forense encargado de realizar la autopsia. - Con el acta de inspección en el lugar de los hechos; acta de detención del imputado; acta de inspección realizada en el pick-up placas P-212-787, marca Toyota, color blanco; croquis de ubicación del lugar de los hechos y album fotográfico del mismo se establece que, en un potrerío ubicado en el caserío El Carmen del cantón Natividad, jurisdicción de esta ciudad se encontró aún con vida al señor Carlos Antonio Serpas Martínez, el cual fue trasladado en el vehículo anteriormente relacionado al Hospital San Juan de Dios de esta ciudad, falleciendo en el trayecto hacia el referido nosocomio, llegando a la unidad de emergencia del mismo a eso de las veinticuatro horas cuarenta minutos del ocho de julio del año recién finalizado, lugar donde fue reconocido el cadáver por el doctor Jaime Corleto y el fiscal del caso, quien ordenó el traslado hacia Medicina Legal a fin de practicarle la respectiva autopsia. Así también se ha establecido que, a eso de las veintitrés horas treinta minutos del día antes mencionado fue capturado Juan Francisco Castillo Bernal como a veinticinco metros del lugar donde fue encontrada la víctima Serpas Martínez, a quien se le vió salir corriendo del solar con un corvo en la mano, capturándolo cuando intentaba quitar un falso del cerco de donde él reside; de igual manera, se estableció que en el predio donde fueron vistos tanto víctima como victimario fueron encontrados un envase de cerveza "regia", el cual tenía manchas de sangre y uno de cerveza "pilsener". - Con los análisis de laboratorio realizados en sangre y orina al ahora occiso; así como, el realizado en sangre extraída al imputado se tiene comprobado que, ambos habían ingerido alcohol, ya que al primero de ellos se le encontró la cantidad de doscientos cuarenta y seis punto ochenta y cuatro mg/dl, canabinoides mayor de ciento treinta y cinco ng/ml y quinientos dos punto sesenta y nueve ng/ml de cocaína; asimismo, que el tipo de sangre del ahora occiso es del tipo "B" Rh positivo; por otra lado, al acusado se le encontró que tenía en el torrente sanguíneo ciento cuarenta y uno punto veinticuatro miligramos de alcohol en muestra que se tomara a las cinco horas veinte minutos del nueve de julio del año próximo pasado; y, ciento treinta y nueve punto veintinueve miligramos de alcohol en muestra tomada a las seis horas del día antes relacionado de Fs. 33 y 42. - Con el análisis serológico realizado en: evidencia 1/5, en un trozo de tela con mancha, recolectada del pick-up placas P-212-787; en evidencia 2/5 (un tubo de vidrio), conteniendo un trozo de tela con manchas color pardo rojizo, recolectada de un predio baldío, ubicado en el caserío El Carmen del cantón Natividad de esta ciudad; y, en evidencia 3/5 (un trozo de tela de lona, color azul, con manchas pardo rojizo) recolectado de la manga del pantalón de la pierna izquierda del imputado, practicados por la licenciada Ana Dolores Zamora resulta que dichas evidencias dan un resultado positivo a sangre humana y que en ellas se encontró presencia de antígenos del grupo sanguíneo "H", el cual puede dar origen al grupo sanguíneo A, B y AB. Asimismo, la referida seróloga fue la encargada de hacer el análisis, agregado a fs. 14 realizado en el corvo que le fue decomisado al acusado y remitido envuelto en un papel kraft, cuyo resultado fue negativo, no encontrando presencia de sangre en el mismo de Fs. 35.. - Con los análisis practicados por la licenciada Ana Margarita de Gómez, agregados a fs. 37 y 38, quien es seróloga forense de la División de la Policía Técnica y Científica de la Policía Nacional Civil con sede en la ciudad de San Salvador en las evidencias 1/5 (tela con muestras de sangre), 2/5 (tela con escasa muestra de sangre) y 3/5 (trozo de tela de lona azul) se determinó que en las evidencias 1/5 y 3/5 se detectaron antígenos del grupo sanguíneo "B", no así en la evidencia 2/5, análisis que no se pudo concluir por la escasez de la muestra. - Con el análisis de folios 36 realizado en sangre extraída al ahora occiso por la licenciada de Gómez se determinó que éste tiene tipo de sangre "B" Rh positivo. - Con la ampliación del análisis hecho a la evidencia 3/5 (trozo de tela de lona color azul), de fs. 38 se determinó que la técnica "Absorción-Elución", utilizada para determinar el grupo sanguíneo en sangre seca se basa en la detección de antígenos que están presentes en la membrana del glóbulo rojo, lo cual se une con su anticuerpo mediante un reactivo específico para formar el complejo "antígeno-anticuerpo", por lo que es sensible específicamente donde la temperatura juega un papel vital y la que es explicada en diferentes pasos de la técnica, manifestando entonces dicha perito que la temperatura, debido a cambios de voltaje que genera a veces la Planta Eléctrica cuando la Compañía de Alumbrado Eléctrico corta la energía en el sector pudo haber afectado el peritaje realizado de fs. 35. - Con el análisis hecho por la licenciada Maritza Liliana Cotto Rivas de Fs.34, quien es licenciada en química y farmacia se determina que en la evidencia 4/5 consistente en frotados de las regiones dorsales y palmar de ambas manos del ahora occiso Serpas Martínez es negativa la presencia de residuos de bario y plomo en ambas manos del cadáver. - Con el acta de fojas 57 levantada en la oficina de la Sección de Investigaciones de la Sub delegación Centro de la Policía Nacional Civil de esta ciudad se determina que del pantalón de lona que vestía el acusado el ocho de julio del año recién pasado le fue cortado un pedazo de la manga de la pierna izquierda de la parte inferior, a la altura de la rodilla, hacia abajo y enviada al laboratorio para que se analizara la mancha color pardo rojiza encontrada. - Con el testimonio de la señora María Luz González Castaneda se determina que ella tiene venta de pupusas y bebidas, entre ellas cervezas; que su negocio lo tiene en la vivienda en la que habita, que está ubicada frente a la Iglesia donde se celebraba una vigilia; que el ocho de julio del año recién pasado a eso de las veintitrés horas aproximadamente llegó el imputado a comprarle una cerveza "regia" a quien le prestó el envase; que ese día vió a dos agentes de la Policía Nacional Civil afuera de la calle. - Con los testimonios de los agentes Osmín Wilfredo López Núñez y José Francisco Cañas Escalante se estableció que a eso de las veinte horas del ocho de julio del año próximo pasado llegaron al caserío El Carmen, ubicado en el cantón Natividad de esta jurisdicción a prestar seguridad a la Iglesia donde se celebraría una vigilia; que a eso de las once a once horas veinte minutos de la noche se encontraban apostados en una parte oscura a una distancia de quince metros de la Iglesia; que ese día y hora observaron pasar a dos sujetos; que de donde ellos estaban hacia donde dichos sujetos pasaron había una distancia de tres metros; que uno de los sujetos llevaba una cerveza "regia" en sus manos, mientras que el otro llevaba en sus manos un corvo; que ambos sujetos pasaron abrazados como buenos amigos; que cinco minutos después oyeron unos disparos y al encaminarse a indagar observaron que venía contrario a ellos un pick-up el cual con las luces alumbró otro sujeto y al mandar alto registraron a los ocupantes del mismo, así como al otro sujeto que habían visto, encontrándoles y decomisándoles dos armas de fuego; asimismo se estableció que, al estar realizando la requisa escucharon cerca de ese lugar un gemido que provenía de un solar, que al investigar observaron que un sujeto salía huyendo, portando un corvo, el cual fue perseguido y capturado, mientras que otro sujeto se encontraba lesionado en el suelo, por lo que procedieron a auxiliarlo, determinando que tanto la víctima como el sujeto que salió huyendo y que posteriormente fue capturado eran las dos personas que momentos antes habían visto pasar abrazados. CONSIDERANDO: VI.- Tomando en cuenta todos los hechos que se han establecido a partir de los elementos de prueba que se han obtenido de los medios correspondientes y que se han relacionado con anterioridad, este Tribunal mediante un proceso mental razonado y acorde con las reglas del criterio humano que le han guiado para la valoración de las distintas probanzas, ha arribado a la siguiente conclusión: Que si efectivamente el acusado Castillo Bernal se encontraba en los alrededores de la iglesia católica, ubicada en el caserío El Carmen del cantón Natividad de esta ciudad a eso de las once a once horas treinta minutos de la noche del ocho de julio del año recién pasado, lugar donde se celebraba una vigilia; que si posteriormente dicho acusado es visto pasar abrazado con otro sujeto, portando el imputado un corvo en sus manos y la víctima un envase de cerveza "regia"; que si luego de escuchar quejarse a una persona en un predio baldío observan que sale corriendo un sujeto con un corvo, el cual al ser capturado resulta que es una de las personas que observaron pasar los agentes de la Policía Nacional Civil abrazado con el que encontraron herido con arma contuso cortante en el potrerío o predio baldío; lógico es pensar que el imputado Castillo Bernal quien fue capturado en su huída le diera muerte con el arma que portaba –corvo- al señor Serpas Martínez; asimismo, cabe aclarar que no obstante la experticia realizada en el corvo que le fue decomisado al procesado resultó negativa no se puede decir con certeza que dicha arma no hubiera participado en el hecho punible. Las razones para afirmar lo anterior son las siguientes: primero, porque se ha establecido que ese día lloviznaba en ese sector, que el imputado tenía en su hombro una camisa kaki antes de emprender la huida; y luego, al ser capturado, la misma no fue encontrada. Lo que es innegable y sobre lo que este Tribunal tiene la certeza es que el acusado estuvo en el lugar y hora en que fue herido de muerte el ahora occiso Serpas Martínez, descartándose la presencia de otra persona a quien se le pudiera haber atribuido tal acción delictiva. CONSIDERANDO: VII.- Las declaraciones de los señores agentes de la Policía Nacional Civil, Osmín Wilfredo López Núñez y José Francisco Cañas Escalante constituyen medios probatorios de cargo primarios o directos por encontrarse inmediatamente referidas al hecho que se ha juzgado; empero, los elementos de prueba que de sus declaraciones se obtienen, resultan ser indirectos e indiciarios, pues de ambos deponentes se determina que vieron al incoado Castillo Bernal dirigirse junto con el ahora occiso Carlos Antonio Serpas Martínez, además, que ambos se dirigían abrazados, portando el primero de ellos un corvo, mientras que el segundo una cerveza; que posteriormente, al encontrarse revisando a tres personas y un pick-up marca Toyota, color blanco, placas P-212-787, escucharon quejidos provenientes de un predio baldío, por lo que al dirigirse a investigar ambos testigos alumbraron con lámparas de mano, ya que era un lugar oscuro, pudiendo percatarse que una persona se levantaba de espalda y emprendía la huida, el cual fue perseguido por el agente José Francisco Cañas Escalaste por un tramo de quince metros aproximadamente, quien le mandó alto, en esos momentos llegó a su auxilio el otro agente López Núñez, el que procedió a esposarlo; previo a esto, el agente López Núñez se dirigió hacia el lugar de donde el acusado emprendió la huida, observando el cuerpo de una persona del sexo masculino, quien posteriormente fue identificado como Carlos Antonio Serpas Martínez; siendo estas dos personas las que minutos antes habían visto juntos, sin ver a otra persona; y, además, el capturado portaba el corvo y muy cerca del lesionado se encontró el envase de cerveza "regia". En vista de lo anterior se puede concluir entonces que si las dos personas que pasaron frente a los agentes policiales, a tres metros, posteriormente uno de ellos sale huyendo y resulta ser una de las personas que vieron pasar y el herido resulta ser el otro, por lógica se determina que siendo los dos únicos sujetos en el lugar de los hechos, el que salió huyendo fue quien agredió al ahora occiso; lo anterior, es complementado con el testimonio de la señora María Luz Castaneda González, ya que ésta establece que ese día como a eso de las once de la noche llegó el imputado a comprarle una cerveza "regia" a quien le prestó el envase y nunca lo regresó, determinándose con la inspección que se hiciera en el lugar donde se encontró herido al ahora occiso se encontró un envase de cerveza "regia", complementado con la prueba pericial realizada por la licenciada Lilian Elena Trejo de Ramírez, quien determinó que tanto el imputado como la víctima tenían ingestas de alcohol; por lo que, haciendo una relación lógica de los indicios probatorios recabados con tales declaraciones, resulta coherente afirmar de manera inequívoca que el incoado Juan Francisco Castillo Bernal es responsable penalmente en calidad de autor directo de la muerte del señor Carlos Antonio Serpas Martínez. Esa aseveración cobra fortaleza con tales declaraciones y con las actas de levantamiento y reconocimiento del cadáver de la víctima, consignadas respectivamente por el agente auxiliar del Fiscal General de la República, licenciado Roberto Antonio Castillo Pacheco y por el doctor Jaime Corleto Cortez, quien es médico forense del Instituto de Medicina Legal "Dr. Roberto Masferrer" de esta ciudad, con las cuales también se establece la existencia del espacio físico del lugar en que acaeció el hecho y que resulta ser el mismo lugar al que hacen alusión los testigos. La cadena de indicios antes detallada adquiere contundencia para romper la presunción de inocencia del incoado Castillo Bernal, en vista que la misma reúne los tres requisitos que "Carlos Climent Durán" exige para la misma en su obra "La Prueba Penal", en cuanto que: - Los indicios utilizados para establecer la autoría del incoado Juan Francisco Castillo Bernal en el hecho que se le atribuye, resultan ser más de uno y éstos se fundamentan en la congerie de probanzas del caso, como lo son los testimonios de los agentes Osmín Wilfredo López Núñez y José Francisco Cañas Escalante, así como con el de la señora María Luz Castaneda González; y además con las actas de autopsia, reconocimiento y levantamiento del cadáver del ahora occiso, análisis de alcoholemia practicado tanto a la víctima como acusado, inspección en el lugar de los hechos y en el pick-up placas P-212-787 donde fue trasladado el ahora occiso al Hospital; y el acta de detención del acusado; así como con las pruebas serológicas practicadas en las evidencias extraídas en el lugar de los hechos, de la cama del vehículo en mención y del trozo de tela del pantalón que portaba el acusado el día en que sucedió el hecho. - Los indicios se concatenan en una relación material y directa con el hecho delictivo y el agente responsable del mismo, en cuanto que con las deposiciones antes mencionadas, se ubica al incoado junto al señor Serpas Martínez, ya que ambos iban "abrazados", portando el acusado un corvo en una de sus manos, mientras que la víctima un envase de cerveza, de cuya existencia hay abundante prueba documental, siendo encontrado este último, con posterioridad, con varias heridas producidas por arma corto contundente, falleciendo cuando fue trasladado hacia el Hospital. - Los indicios son congruentes, concomitantes y armoniosos, a tal grado que resultan ser suficientemente fuertes para destruir cualquier duda razonable sobre la autoría en el hecho punible "sub exámine"; pues, para los Infrascritos Jueces se ha obtenido con los elementos probatorios, la certeza positiva que el señor Juan Francisco Castillo Bernal fue la persona que produjo las lesiones al señor Carlos Antonio Serpas Martínez, las cuales le ocasionaron la muerte; y que, si bien es cierto no se ha establecido el móvil del hecho, cierto es también que tal circunstancia no constituye un óbice para mermar la certeza positiva de la autoría del implicado en el hecho que se le atribuye. Resulta imperioso hacer mención que igual tratamiento ha recibido la prueba indiciaria en materia penal por la Honorable Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, en la sentencia HS-14698R.98, de fecha treinta de marzo de mil novecientos noventa y ocho, en el caso de Arévalo vrs. Juzgado de lo Penal del departamento de San Vicente; y, en las HS-5-S-94, HS-1-CH-96, HS-5-Q-96, HS-36-R-96, y HS-56-97 CONSIDERANDO: VIII.- Los hechos que este Tribunal tiene por establecidos, así como la conclusión a la que se ha arribado y que se han expuesto "ut supra", se adecuan semánticamente a la descripción objetiva y material de la conducta prohibida por el legislador bajo el tipo penal de "homicidio simple", Art. 128 del Código Penal; y al realizar un ejercicio mental y subsumir la conducta exteriorizada por el encausado en el tipo penal referido, resulta que su comportamiento es evidentemente típico y se adapta a lo que nuestro legislador prevé como el presupuesto de una sanción. Por tratarse este delito de un tipo eminentemente doloso, el ejercicio de la adecuación típica debe de realizarse desde dos niveles distintos: primero, el del tipo penal objetivo; y, segundo, el del tipo penal subjetivo. El caso del homicidio simple está clasificado dentro de los llamados "delitos de lesión". En esta clase de delitos, la adecuación típica del tipo objetivo precisa de un esquema básico que está compuesto por tres elementos que son: la acción, el resultado y la relación causal. En cuanto a la acción, puede definirse como un comportamiento de la voluntad humana. Como es obvio, la voluntad implica siempre una finalidad; es decir, busca "algo" que alcanzar; por ello "toda acción humana regida por la voluntad es teleológica". Si la acción lleva invívita la voluntad, entonces es asequible afirmar que aquella pudiera ser en un momento dado un comportamiento exterior evitable; en otras palabras, puede decirse que todo imputado pudiera evitar incurrir en acciones que son presupuestos de pena, si tuviera alguna motivación para hacerlo. Se afirma que siempre que se realiza una acción ésta conlleva como efecto la producción de una alteración en el mundo exterior; y, por ende, "no hay conducta alguna que no produzca un resultado"; en otras palabras, "todo resultado implica necesariamente la existencia de una acción". Al aplicar esta fórmula conclusiva al caso que nos ocupa, es lógico decir que la muerte del señor Carlos Antonio Serpas Martínez fue producida por una acción homicida, pues así lo confirman las probanzas examinadas. Es innegable que con la acción atribuida al señor Serpas Martínez se obtuvo un resultado homicida, el cual se encuentra ampliamente documentado, siendo las principales de ellas, la autopsia practicada por un médico forense, la inspección en el lugar de los hechos y el reconocimiento, identificación y levantamiento del cadáver; y es indubitable también que este nefasto acontecimiento fue el desenlace de una acción producida por otra persona, ya que no hay ni siquiera indicios de que las lesiones que le produjeron la muerte al señor Serpas Martínez hayan sido autoinfligidas por ser veinticuatro heridas, o que sean el producto de un hecho fortuito; por el contrario, lo que se ha comprobado con prueba vertida en la Vista Pública es que el señor Juan Francisco Castillo Bernal fue la persona que le causó de veinte a veinticinco heridas con un arma contuso cortante (corvo) al ahora occiso, siendo la causa directa de la muerte "hemorragia subaracnoidea y laceración cerebral" lo cual fue consecuencia de dichas heridas, tal y como consta en la autopsia practicada al cadáver del señor Serpas Martínez; lo que nos proporciona la prueba directa e indirecta, clara y suficiente para establecer certeramente que la muerte del señor Carlos Antonio Serpas Martínez fue producida por el ataque ocasionado con arma contuso cortante que portaba el acusado Castillo Bernal. Por lo antes expresado y en vista de no existir probanza que excluya la voluntad de la acción del imputado, ha de afirmarse que la acción de éste estuvo revestida de una voluntad de incurrir en la conducta prohibida, consistente en privar de la vida a otro ser humano. En los delitos de homicidio, establecer la relación causal no resulta muy dificultoso, mucho menos en este caso en que se dio una inmediata sucesión temporal entre la acción y el resultado; pero también, porque con la prueba recabada es evidente que con la conducta exteriorizada por el encausado, se creó un peligro jurídicamente desaprobado y el resultado obtenido -y que ya hemos apuntado- fue la materialización de ese peligro que antes había sido creado con la conducta de éste; fundamentándose de esta manera la imputación objetiva. En lo relativo a la adecuación típica del tipo subjetivo ha de expresarse que este elemento ha quedado evidenciado en la conducta del enjuiciado por cuanto para cometer el homicidio, éste – por su cultura, edad, experiencia, clase de arma que usó, lugar y hora del cometimiento, lugares del cuerpo escogidos para producir las lesiones, actitud evasiva posterior al hecho, etc.- éste debió de conocer que su acción consistiría en privar de la vida a otra persona; y, no obstante, decidió continuar con su conducta ilícita. Todo lo expuesto denota con claridad meridiana, que la subsunción de la conducta del encausado se amolda al tipo penal del homicidio simple y, por ende, la tipicidad para el caso "sub júdice" ha quedado establecida. Hecho el análisis sobre la tipicidad ha de determinarse si el comportamiento del aprisionado estuvo o no apegado a Derecho; debido a que, aunque con muy poca frecuencia, pueden presentarse situaciones fácticas que excluyen lo ilícito del actuar de una persona; estas situaciones fácticas son llamadas por la ley como "causas de justificación". Por lo anterior es que legalmente se afirma que hay presencia de antijuridicidad cuando se ha comprobado que el hecho es típico y no existen causas que justifiquen la ilegalidad de ese hecho. En el caso que se estudia, no existen elementos de prueba que hagan presumir al menos que el indiciado estaba autorizado por la ley para exteriorizar una conducta prohibida por la norma penal. En consecuencia, al negarse la existencia de causas de justificación que obren a favor del implicado, debe afirmarse que su acción, además de ser típica, es antijurídica. En nuestro Derecho Penal solamente se reputa como responsable a aquel que pudo motivarse de una manera distinta a como lo hizo; en otras palabras, esto significa que el autor del delito en examen es culpable porque en vista de su edad, su nivel de estudio, no obstante haber manifestado que ha estudiado hasta tercer grado, éste pudo no cometer el ilícito porque sabía del significado de su comportamiento y tuvo, además, el control de la situación, los medios adecuados, el tiempo suficiente y la posibilidad de comportarse de acuerdo con las normas del ordenamiento jurídico. En razón de hechos como los que se juzgan es que se afirma que quien pudiendo obrar conforme a Derecho no lo hizo, debe ser objeto de reproche penal; declarándose culpable y haciéndose acreedor a la sanción correspondiente al delito de mérito. A todo lo anterior ha de agregarse que no obstante haber aportado la defensa material y técnica del acusado testigos de descargo, éstos no establecieron mayores elementos que desvirtuaran o sacaran de la escena del delito al acusado, mucho menos han logrado aportar probanzas encaminadas a establecer alguna causal de inimputabilidad; asimismo, no hay ni siquiera indicios de que en la conducta de este sujeto haya mediado un error sobre la desaprobación jurídico penal, ni que en el obrar de éste haya sido imposible exigirle un comportamiento distinto al que exteriorizó. CONSIDERANDO: IX.- Si la conducta del imputado es típica; y, deduciéndose además de los hechos que este Tribunal tiene por comprobados, que éste tuvo en sus manos el dominio del hecho a través de la conducta evidenciada, es decir sobre el control total de la acción y su consecuente resultado homicida, entonces es sencillo afirmar la reunión en éste de los requisitos necesarios para el autor directo; en consecuencia, conforme a lo dispuesto en el Art. 33 Pn., el procesado es responsable penalmente como autor directo del delito de homicidio simple, comprendido en el Art. 128 ídem.; que lo sanciona con una pena principal que oscila entre diez a veinte años de prisión. Para la fijación de la pena en este caso, los Suscritos han de tomar en cuenta lo previsto por los Arts. 62, 63 y 64 del referido cuerpo legal; en tal sentido, para determinar la pena a imponer es preciso, pertinente y legal traer a colación las siguientes valoraciones: En cuanto a la existencia y extensión del daño causado, se ha determinado que el delito que se ha juzgado es de homicidio simple y que en su perpetración no hubo mayor daño del que normalmente se le atribuye a esta clase de hechos; el medio empleado para cometerlo es de los que generalmente se usan para quitarle la vida a otro. No se ha logrado establecer cuál fue el motivo que impulsó al procesado para cometer el delito. Se puede afirmar que el imputado sí conocía la ilicitud de sus actos; esta afirmación es deducida por el lugar y momento de hacerlo, así como de la misma naturaleza del medio empleado para ejecutarlo; además, por la edad con que cuenta, se le puede atribuir que comprende la diferencia entre lo lícito y lo ilícito y las consecuencias negativas del ilegal proceder. En cuanto a las circunstancias que rodearon al hecho, puede decirse que se ha establecido que el mismo sucedió en horas de la noche, como a eso de las veintitrés a veintitrés horas treinta minutos, en el interior de un predio baldío, que al ahora occiso le produjeron de veinte a veinticinco golpes con arma corto contundente (corvo) las cuales le ocasionaron igual número de heridas; asimismo se ha establecido por la prueba testimonial que si tanto víctima como victimario pasaron abrazados era por que había confianza entre ambos, agregándose además que estos habían ingerido bebidas embriagantes, lo cual se determinó por medio de la prueba pericial de alcoholemia que se les practicó, pero ésto no significa que había embriaguez absoluta ni le da derecho al acusado a privar de la vida a otra persona. Por otro lado, de su indagatoria es posible ubicarle socialmente dentro de la clase baja. No evidenciándose agravantes genéricas ni especiales ni atenuantes que apreciar en el hecho que se ha juzgado, este Tribunal considera que es procedente imponerle al procesado Juan Francisco Castillo Bernal, la sanción de dieciséis años de prisión como pena principal por el delito de homicidio simple cometido en el señor Carlos Antonio Serpas Martínez. CONSIDERANDO: X.- En cuanto a la acción civil resarcitoria, es de hacer notar que al no constituirse como querellante ninguna de las personas que pueden tener la calidad de víctima, esta fue ejercida por la representación fiscal conforme a la facultad que le otorga el Art. 43 Inc. 2° Pr. Pn.; empero, es improcedente imponerle al imputado el resarcimiento producto de la responsabilidad derivada del daño ocasionado por la comisión del ilícito de mérito, en vista que la pretensión punitiva que monopoliza la Fiscalía y que concomitantemente a la acción resarcitoria civil en este caso la ejerció en representación directa de la víctima, no se diligenció conforme a un juicio con arreglo a las leyes, Art. 11 Inc. 1° Cn., entre otras razones porque en su intervención ante este Tribunal no hizo alusión a probanza directa al respecto, sin que se haya dado una contradicción entre las partes en cuanto a este punto; tornándose imposible damnar al incoado en alguno de sus derechos sin haber sido previamente oído y vencido en el juicio con arreglo a las leyes; y, si tomamos en cuenta también que de la lectura del Art. 116 Pn. se deduce el principio de accesoriedad de la acción civil en relación con la acción penal, lógico es concluir que la imposición de una carga en carácter de "responsabilidad civil" ha de surgir de manera legítima toda vez que se haya declarado con certeza la existencia de una responsabilidad penal y que la prueba de dicha responsabilidad civil haya sido ofrecida, controvertida, inmediatizada y comprobada en forma legal; por ende, ha de absolverse al imputado de la responsabilidad civil. Las costas procesales se han cubierto con fondos del Estado, por estar representada la acusación y la defensa por el Ministerio Público. CONSIDERANDO: XI.- En cuanto a los objetos puestos materialmente a disposición de este Tribunal queden sujetos a comiso para su posterior destrucción de conformidad al Art. 184 Pr.Pn. POR TANTO: Sobre la base de las razones expuestas y de conformidad a lo que ordenan los Arts. 12 Cn.; 114 y 115 Pn.; 357 y 361 Pr. Pn., este Tribunal a nombre de la República de El Salvador FALLA: A) CONDÉNASE al imputado JUAN FRANCISCO CASTILLO BERNAL de las generales mencionadas en el preámbulo de esta sentencia, a cumplir la pena de DIECISEIS AÑOS DE PRISIÓN, por el delito de HOMICIDIO SIMPLE en CARLOS ANTONIO SERPAS MARTINEZ; los que deberá de cumplir conforme lo establece la Ley Penitenciaria; en consecuencia, para garantizar el cumplimiento de la sanción impuesta, permanezca en la detención en que se encuentra mientras quede firme esta sentencia y comience la ejecución de la misma; y, remítase al centro penitenciario correspondiente. Se abstiene este Tribunal de practicar cómputo de inicio y finalización de la pena antes impuesta por estar regulado esto en la Ley Penitenciaria como atribución del Juez de Vigilancia Penitenciaria y de Ejecución de la Pena. B) CONDÉNASE al referido imputado, a las penas accesorias contempladas en los números 1 y 3 del Art. 58 Pn., que establecen: la pérdida de los derechos de ciudadano y la incapacidad para obtener toda clase de cargos y empleos públicos durante el tiempo de la condena. C) ABSUÉLVESELE de la responsabilidad civil por no haber sido comprobada y de las costas procesales en vista que éstas corrieron por parte del Estado. D) En cuanto al secuestro puesto a disposición de este Tribunal estése a lo resuelto en el considerando XI de la presente. Una vez transcurra el término para recurrir de la presente Sentencia sin que las partes hagan uso del mismo, declárase ejecutoriada y líbrense las certificaciones de ley. Archívese este expediente y sáquese del Libro de Entradas. Mediante lectura integral, notifíquese esta sentencia