olimpíada - Facultad de Humanidades y Ciencias

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 CUADERNILLO “El mundo del trabajo
en sociedades no capitalistas y las formas
de resistencia de los trabajadores”.
OLIMPÍADA
DE HISTORIA
DE LA REPÚBLICA ARGENTINA
EQUIPO DE LA OLIMPÍADA DE HISTORIA:
Directora: Nélida Diburzi
Andelique, Carlos Marcelo
Bianco, Diana
Colomba, Vanesa
Giletta, Carina
Green, Aldo
Larker, José
Martín Aragona, Adriana
Pisarello, María Virginia
Roa, Ezequiel
Vecari, Silvina
PRESENTACIÓN
Estimados colegas y alumnos
En la edición 2015 de nuestra Olimpíada, ofrecemos este nuevo material de
estudio que denominamos EL MUNDO DEL TRABAJO EN SOCIEDADES NO
CAPITALISTAS
Y
LAS
FORMAS
DE
RESISTENCIA
DE
LOS
TRABAJADORES (“Cuadernillo 2015”)
La temática del mismo se vincula con la de la Olimpíada (“Transformaciones
en los procesos del trabajo en las sociedades capitalistas. Problemas y
perspectivas), con la particularidad que amplía el marco temporal y espacial,
abordando sociedades que no son exclusivamente capitalistas
Algunos artículos guardan relación con contenidos (NAP) de los primeros años
del secundario. Otros, con los del Ciclo Orientado.
Se ofrecen en 2015 para ser implementados como Experiencia Piloto.
La apropiación de los contenidos, dada su mayor complejidad respecto a la de
los Manuales para alumnos, requiere de los/as profesores/as tutores/as una
importante mediación, generando estrategias que hagan posible que los
alumnos identifiquen, especialmente, las diferencias entre sociedades no
capitalistas y las sociedades capitalistas.
Esperamos que nuestra propuesta cubra -al menos en parte- los intereses
temáticos que nos han hecho llegar a través de las encuestas que les hemos
planteado y de los intercambios que compartimos en los encuentros realizados
durante las instancias nacionales de la Olimpíada.
Equipo Olimpíada
ÍNDICE
1- El trabajo en las sociedades cazadoras recolectoras. A. Green- C. Giletta
2- El trabajo en las sociedades antiguas y las resistencias de los trabajadores.
N. Diburzi- D. Bianco
3- Señores y campesinos en las sociedades medievales europeas de los
siglos XI al XIV. M Andelique- A. Martín Aragona
4- Resistir a una vida de penas. Formas de resistencia en plantaciones
esclavistas en Iberoamérica durante el período colonial.
V.Colomba- S.
Vecari
5- El trabajo en las sociedades africanas subsaharianas durante el período
colonial. J. Larker- V. Pisarello
IMPLEMENTACIÓN DEL CUADERNILLO EN LA EDICIÓN 2015 DE LA
OLIMPÍADA DE HISTORIA DE LA REPÚBLICA ARGENTINA
Los contenidos propuestos en el Cuadernillo 2015 se ofrecen a modo de
Experiencia Piloto a ser evaluada.
La apropiación de estos contenidos, dada su mayor complejidad respecto a la
de los Manuales para alumnos, requiere de los/as profesores/as tutores/as una
importante mediación, generando estrategias que hagan posible que los
alumnos identifiquen, especialmente, las diferencias entre sociedades no
capitalistas y las sociedades capitalistas
Modalidad 1
En esta modalidad los contenidos incluidos en el Cuadernillo pasarán a integrar
las evaluaciones correspondientes a las Categorías A, B y D.
Por ende formarán parte de las pruebas escritas individuales, a partir de la
Instancia Jurisdiccional.
En nuestra página WEB se publicará con anticipación tanto las unidades de los
Manuales como los artículos del Cuadernillo que se incluirán en cada Instancia
(Jurisdiccional, Nacional).
Los alumnos que lleguen a la Instancia Nacional, participarán en un nuevo
Taller (El trabajo en la Historia), en el cual propondremos actividades de
presentación oral, individual y/o grupal, referidas exclusivamente a los
contenidos del Cuadernillo. Es también propósito de este Taller evaluar la
experiencia de enseñanza/aprendizaje de los nuevos contenidos propuestos
(Experiencia Piloto).
El objetivo es generar un espacio de oralidad -escucha e intercambio- para los
alumnos que hasta 2014 sólo participaban en las pruebas escritas individuales
y oralmente sólo en la actividad post prueba.
Esta última actividad seguirá presente en la programación de la Instancia
Nacional 2015, y, es durante el transcurso de la misma que hemos advertido
que los alumnos de las categorías A, B y D, tienen mucho que decir y debatir.
Por ello hemos ideado el nuevo taller ligado al material de estudio propuesto en
el Cuadernillo.
Modalidad 2
En esta modalidad participarán –optativamente- los alumnos inscriptos en la
categoría E (Adultos en Contexto de Encierro)
Estos alumnos continuarán con la modalidad tradicional de participación.
En la edición 2015, ofrecemos esta nueva modalidad de participación, DE
CARÁCTER OPTATIVO, que consiste en elaborar una producción escrita
individual o grupal (hasta dos integrantes) resultante de una investigación
bibliográfica vinculada a uno de los artículos (a elección) del Cuadernillo “El
mundo del trabajo en sociedades no capitalistas y las formas de
resistencia de los trabajadores"
Los/las interesados/as, tendrán toda la información en nuestra WEB- link
CATEGORÍAS
El trabajo en las sociedades cazadoras-recolectoras
Aldo Green - Carina Giletta1
Desde hace unos 40 000 años o más, hasta la aparición de las primeras sociedades
agrícolas, la totalidad de la especie homo sapiens basó su subsistencia en la práctica
de la caza y la recolección. Aún después de la domesticación de plantas y animales,
grandes áreas del planeta continuaron habitadas por poblaciones dedicadas
exclusivamente a aquellas actividades.
La expansión colonial europea a partir del siglo XV halló vigorosas sociedades de
cazadores recolectores en amplias regiones de América, en Australia y en territorios
más reducidos de África y el sudeste asiático; los relatos de los exploradores y
administradores europeos fueron construyendo imágenes de estas sociedades a las
que llamaron “salvajes” o “primitivas”. El surgimiento de la antropología en el siglo XIX
se abocó al estudio de las mismas sin lograr eludir los prejuicios derivados del
contacto con un Otro desconocido considerado como inferior. Sólo la segunda mitad
del siglo XX dio lugar al surgimiento de nuevas perspectivas; la proliferación de
estudios sobre estas sociedades “primitivas” permitió un avance real en el
conocimiento de sus modos de vida, formas de organización social y económica, sus
representaciones, etc. y la elaboración de nuevas categorías de análisis a partir de
diferentes criterios, proponiendo conceptos a modo de denominaciones: sociedades
igualitarias, sociedades cazadoras recolectoras, sociedades indivisas, sociedades de
bandas, etc.
Siglos después de la expansión europea, de la modernidad “occidental” y del inicio del
sistema capitalista, en un mundo hoy globalizado, aun existen sociedades que basan
su subsistencia exclusivamente en la caza y recolección, en general aisladas en
lugares marginales, particularmente en las selvas de Sudamérica.
Una forma de subsistencia tan extendida en el espacio y en el tiempo, como la caza y
recolección, ¿nos habilita para hablar de un tipo de sociedad cazadora-recolectora?
¿Las formas de organización social, la economía, el trabajo… presentan una forma
única, inmutable, para todas las poblaciones dedicadas a la caza y recolección, en
todas las épocas y lugares? Aunque podamos hallar prácticas similares no debemos
soslayar las diferencias.
1
Integrantes del Equipo Olimpíada de Historia de la República Argentina.
1
¿Es posible conocer el modo de vida de los cazadores recolectores
prehistóricos a partir de lo que la etnografía sabe acerca de los cazadores
recolectores actuales o del pasado reciente?
Muchos autores intentan iluminar la vida de los humanos prehistóricos a partir de lo
que se conoce sobre los cazadores recolectores actuales, mediante los estudios
etnográficos, aun cuando hoy se reconoce la gran diversidad que existe entre ellos.
Kelly (1995) sostiene que así como los cazadores recolectores actuales o del pasado
reciente no se amoldan a un único tipo de organización, en las sociedades
prehistóricas también debió haber diferencias considerables en la estructura social de
aquellos grupos.
A pesar de esto, los arqueólogos tienden a generalizar y construir un pasado
prehistórico que presenta el mismo aspecto en cualquier lugar; tal vez demasiado
influidos por la Etnografía. Por ejemplo, ¿cómo el registro arqueológico puede mostrar
que los cazadores prehistóricos observaban la regla del compartir el alimento como se
observa en los actuales?
Este “imaginar el pasado (prehistórico) antes de excavarlo” puede- según Kelly- limitar
la habilidad para reconocer distintas formas de organización asociadas con la caza y
recolección. El autor nos dice que la información etnográfica sobre cazadores
recolectores actuales no puede extrapolarse de forma acrítica. Es necesario confrontar
los datos etnográficos con los hallazgos arqueológicos.
Los cazadores recolectores actuales o del pasado reciente
En general se ha asociado a las sociedades cazadoras recolectoras con las llamadas
“sociedades igualitarias”, interiormente homogéneas, con acceso de todos los
miembros del grupo a los recursos, consumo inmediato de los mismos, etc. Algunos
estudiosos hablan en estos casos de sociedades cazadoras recolectoras con
“utilización inmediata” de los recursos, dado que el tiempo que media entre la
obtención de los mismos
y el consumo es corto. En estas sociedades existe la
obligación de compartir y un rechazo moral a la acumulación de bienes y privilegios.
Se ajustan a esta tipología los nukak de la selva colombiana, los hiwi guahibo de
Venezuela, los ache guayaqui del Paraguay, etc. Se trata de “sociedades de bandas”
compuestas en promedio por 30 personas.
2
El reconocimiento de grupos cazadores recolectores que no se ajustan a estos
patrones condujo, sin embargo, a la formulación de la categoría de “cazadores
recolectores complejos”,
referida a las sociedades cazadoras recolectoras con
“utilización diferida” de los recursos. Para estas se han señalado como rasgos; la
existencia de relaciones sociales y de trabajo no igualitarias , con la presencia de
liderazgos más o menos efímeros que ejercen cierto control sobre el trabajo de otros y
su
producto,
consumo
diferido,
almacenamiento,
patrones
de
asentamiento
relativamente estables y mayor número de componentes del grupo. Ejemplos de este
tipo de sociedades se encuentran en la costa del pacífico de Norteamérica (kwakiutl,
chumash, etc)
La mayor complejidad social se ha asociado a poblaciones semipermanentes o
totalmente asentadas y a la producción de excedente económico. Sin embargo,
excedente y menor movilidad no presentan una relación obligatoria con una mayor
complejidad social. En la propia costa del pacifico norteamericana existían grupos
como los tlingit y tsimshian que compartían las mismas condiciones ecológicas e
igual complejidad que sus vecinos, pero eran mas móviles. Por otro lado, los calusas
de Florida, uno de los pueblos cazadores recolectores con mayor nivel de desigualdad
que se conoce, no almacenaban.
Nuestro análisis en este artículo se centrará en las sociedades cazadoras recolectoras
organizadas en bandas y con utilización inmediata de los recursos, es decir en las
llamadas “sociedades igualitarias” de manera mas apropiada; y nos limitaremos a
ejemplos americanos.
Si bien el nomadismo o mejor dicho, los desplazamientos, la movilidad (lo que no
quiere decir que no haya períodos de permanencia en un lugar) es una característica
de los cazadores recolectores en general, abundan casos en que éste es reducido, lo
que se suele vincular, como vimos, con una mayor complejidad social. En las
sociedades con “utilización inmediata” de los recursos la variabilidad en la movilidad es
muy grande y se vincula tanto a factores ambientales como sociales. Un patrón
bastante extendido en torno a esta característica es el de los ciclos periódicos de
agregación (cuando un cierto numero de bandas se reúnen y conviven en un mismo
lugar durante un tiempo determinado) y dispersión (cuando las bandas o incluso las
familias que las integran se desplazan o asientan solas) (Guraieb, 2001)
Se debate acerca de si el motivo principal de la agregación son aquellas actividades
económicas que las bandas realizan juntas, o por el contrario, aquellas de tipo social y
cultural que llevan a cabo durante el encuentro. La agregación favorece la vida
3
pública, las actividades ceremoniales, la búsqueda de pareja o la posibilidad de hacer
la guerra con otros grupos. La dispersión es un mecanismo que permite solucionar
conflictos que la aglomeración puede suscitar, en sociedades donde no existen
órganos políticos permanentes capaces de resolverlos.
En definitiva, “no deberíamos ser excluyentes. Lo económico, lo social y lo ritual
conforman parte de la trama de organización de cualquier grupo humano. Deslindar
cuál de ellos es el factor predominante en el momento de tomar decisiones relativas a
la movilidad, implicaría conocer muy detalladamente el contexto natural y social del
momento en que se toman” (Guraieb, 2001)
Además de la movilidad, otras características de los cazadores recolectores sobre las
que existe cierto consenso son las restricciones en cuanto a la densidad poblacional y
en cuanto a la riqueza, ambas asociadas al primer rasgo.
Con respecto a la limitación demográfica, se suelen señalar como mecanismos el
infanticidio y el aborto provocado, así como la continencia sexual vinculada a veces a
lo ritual; antes de ir a poner trampas para martas, un cazador carrier de la Columbia
británica duerme a solas 12 noches seguidas, si partirá a poner trampas para osos el
tiempo de separación de su mujer se extenderá a un mes; los inuit (esquimales de
Bering) tienen una fiesta anual en diciembre en la que llevan a la casa comunal del
campamento, todas las vejigas de focas, ballenas, morsas y osos polares cazados
durante el año, que quedan depositadas allí varios días,
tiempo en el que los
cazadores eluden toda relación con mujeres porque de lo contrario las “sombras” de
los animales cazados se ofenderían…
Sobre la “pobreza” del instrumental o equipo material que suele explicarse por el
nomadismo (excesivo “mobiliario” perjudicaría el traslado), puede decirse que el
término “pobreza” implica un juicio basado en un criterio occidental; un equipo (armas,
herramientas) no puede juzgarse por su cantidad sino por lo adecuado o inadecuado
de éste.
Como señala Sahlins (1983) la fabricación de herramientas no es demasiado
complicada, y ni la obtención del material bruto ni su elaboración implican un gran
esfuerzo. Es frecuente ver en documentales sobre cazadores recolectores actuales, la
habilidad y creatividad con que suelen fabricar objetos necesarios en el momento, a
partir de las diversas materias primas disponibles y que una vez utilizados suelen ser
desechados rápidamente.
4
Es el significado de lo “económico” en estas sociedades lo que ayuda a entender este
desapego por los objetos materiales, propio de los cazadores recolectores, así como
otros rasgos que se les han atribuido como la falta de almacenaje, aun conociendo
técnicas para hacerlo y los límites que ellos mismos se imponen con respecto a la
producción (abandonar la actividad de caza y recolección cuando podrían seguir
cazando)
Sahlins señala, que al contrario del presupuesto básico de la economía occidental,
entre los cazadores recolectores “los deseos son limitados y los medios para
satisfacerlos son suficientes”. Agregaríamos, y existen abundantes testimonios
etnográficos para probarlo, que en muchos casos se trata de sociedades en las cuales
no está presente la angustia de la “escasez”, la acumulación por lo tanto, carece de
sentido. Esto ayuda a explicar algunas conductas económicas tan particulares como la
“prodigalidad” señalada por viajeros y etnógrafos “es decir, la inclinación a consumir
rápidamente todas las reservas de que disponen como si no dudaran ni un momento
de poder conseguir más” (Sahlins, 1983).
Este autor ha argumentado que efectivamente estamos en presencia de sociedades
opulentas; en la medida que
se satisfacen con relativa
facilidad todas las
necesidades materiales de sus componentes. Asegurar que los cazadores eran
opulentos significa negar entonces que la condición humana es una tragedia
decretada donde el hombre está prisionero
entre sus necesidades ilimitadas y la
insuficiencia de sus medios.
Es que a la opulencia se puede llegar por dos caminos diferentes. Las necesidades
pueden ser «fácilmente satisfechas» o bien produciendo mucho, o bien deseando
poco” (Sahlins, 1983) en el caso de estas sociedades donde “las necesidades
materiales humanas son finitas y escasas y los medios técnicos, inalterables pero por
regla general adecuados”,
se puede disfrutar “de una abundancia material
incomparable”. (Sahlins, 1983)
Con respecto a las restricciones a la “fortuna” en estas sociedades, es interesante la
interrogación acerca de la “acumulación” o sobre la “no acumulación” y si ésta última
es propia de la “naturaleza humana”. El homo sapiens ha nacido y vivido en ambientes
culturales desde sus orígenes. Su existencia se desarrolla en culturas cuyas matrices
fueron
forjadas
a
veces
hace
miles
de
años:
somos
culturales…algunas culturas se orientan a la acumulación, otras no.
5
ante
todo
seres
El trabajo entre los cazadores recolectores
¿Quiénes trabajan? ¿Cómo se organiza el trabajo? ¿Cuánto trabajan? ¿A quienes
pertenecen los bienes de capital? ¿De quién es lo producido? ¿Cómo se distribuye?
entre los cazadores recolectores.
Ni la banda de cazadores recolectores, ni las familias que la componen son unidades
organizadas fundamentalmente en torno a la producción o las necesidades
económicas. Las actividades productivas de los individuos, las familias, los grupos de
parientes o amigos, la banda entera, forman parte de otras muchas actividades,
sociales, rituales, etc. que no pocas veces se hallan profundamente interrelacionadas;
por ejemplo, el jefe de una familia kayapo del Brasil puede ir solo de cacería o junto
a varios hombres y jóvenes emparentados; también se organizan cacerías colectivas
cuando hay necesidad de obtener grandes cantidades de carne para alguno de los
ceremoniales que suelen durar varios días. A diferencia de nuestra sociedad industrial
el trabajo en estos grupos no debe considerarse como un “empleo” sino como un
aspecto de la participación en la vida social.
Durante mucho tiempo ha sido casi de sentido común (para los occidentales) la idea
de que los hombres se dedicaban a la caza y las mujeres a la recolección; sin
embargo suele no existir una división sexual del trabajo tan rígida. Algunas actividades
de recolección que implican trepar grandes árboles son tareas masculinas; la
recolección de miel entre los chaqueños la realizan los varones. Las mujeres también
suelen cazar pequeños animales. Entre los yamanas de Tierra del Fuego es la mujer
la que rema la canoa y el hombre el que arponea las presas; mientras entre los
waoranis de Ecuador el hombre rema y la mujer sumerge la red. Por otro lado, las
actividades colectivas que involucran a toda la banda son muy frecuentes; por ejemplo
la de atrapar saltamontes o langostas entre los paiutes de Norteamérica y mocovíes
del Chaco. En estos casos la actividad suele enmarcarse en un clima jocoso y festivo.
Según el antropólogo Marshall Sahlins, la palabra “trabajo”
en algunos dialectos
indígenas, es difícil de distinguir de la palabra “juego” y en algunos casos la misma
palabra designa trabajo y juego.
Es difícil, por lo tanto, obtener resultados generales sobre el mayor o menor peso de
mujeres u hombres en la economía; aun cuando abundantes estudios etnográficos han
demostrado la mayor importancia de la recolección con respecto a la caza.
Uno de los mayores temas de debate gira en torno a la cuestión del tiempo de trabajo
y el tiempo de ocio entre los cazadores recolectores. Ya se ha abandonado el prejuicio
6
de considerar a los cazadores dedicados todo el tiempo a la supervivencia. Los
estudios de caso en general demuestran que con poco trabajo parecen saciar las
necesidades del grupo. Incluso los críticos de la idea de la “sociedad opulenta”
reconocen la excepcionalidad de los casos de hambrunas.
Sahlins plantea que los cazadores recolectores trabajan menos y comen mejor que los
agricultores del mismo entorno. Hay consenso bastante general acerca de que los
cazadores recolectores tienen una buena dieta, gozan de mucho tiempo libre, tienen
una alta expectativa de vida y pasan más tiempo durmiendo durante el día, por
persona y año que en las sociedades agrícolas y modernas.
El tiempo dedicado a la obtención del alimento es variable y va desde las 7-8 hs hasta
las 2hs. per cápita de algunos grupos hiwi. Esto estará ligado a las condiciones
ecológicas y a los modos de organizar la movilidad y distribución del trabajo.
El trabajo realizado para obtener alimentos, además es intermitente; de los sirionos
de Bolivia se dice que “no hacen ningún esfuerzo para mantener un suministro
constante de alimentos y no buscan nuevos comestibles mientras no han consumido
todo lo que está a su alcance” (Meggers, 1976); sólo en una mañana un canoero
yamana podía obtener con su sencillo arpón mas de 200 kg. de carne y grasa para
alimentar durante bastante tiempo a su unidad doméstica antes de emprender una
nueva jornada laboral (Bartolomé, 1995); los indígenas thompson de Canadá, solían
dejar amuletos sobre el rastro del ciervo herido, considerando superfluo continuar con
la persecución del animal ese día, pues una vez hechizado no podría ir muy lejos y
moriría (Frazer, 1951) Estos límites autoimpuestos en relación a la producción no
tienen que ver con el desconocimiento de técnicas de almacenaje, sino con la
ausencia del sentimiento de la “escasez” de la que hablamos; con la confianza en su
propia habilidad y en la capacidad del entorno para continuar proveyéndolos que
parecen tener los cazadores; y con una manipulación consciente del mismo; los
mocovíes descartan la posibilidad de cazar aves en época de ponencia o empolle; los
paiutes no mataban hembras en período de gestación y cría y sólo pescaban
salmones machos; los washoes de la Gran Cuenca de Norteamérica cortaban las
ramas altas de las plantas de ramoneo para favorecer que los ciervos se quedaran
cerca en el invierno (Taylor, 1992)
Se ha criticado a Sahlins el hecho de contabilizar únicamente el tiempo dedicado a la
búsqueda de alimento sin tener en cuenta el tiempo de procesamiento del mismo, el
cuidado del hogar, la búsqueda de agua y leña, etc. con lo que las horas de trabajo
aumentarían. Sin embargo, debemos señalar que algunas de esas actividades se
7
realizan al mismo tiempo; los niños suelen acompañar a las mujeres en sus
expediciones de recolección, su cuidado por lo tanto no suma en este caso horas de
trabajo. Por otro lado no son las mismas personas las que hacen todo. Aun así el
tiempo de trabajo continúa siendo menor que entre agricultores y que en la sociedad
industrial.
¿A quiénes pertenecen las armas con que se cazan los animales, las flechas, las
redes, las canoas, etc., entre los cazadores recolectores? Es decir los que podríamos
llamar bienes de capital, aquellos que se utilizan para producir otros bienes; no con la
finalidad de generar ganancia como en nuestra sociedad capitalista, sino para cubrir
las necesidades de subsistencia del grupo. En general estas herramientas pertenecen
a los individuos pero suelen compartirse sin restricciones. Por otro lado no existe un
acceso diferenciado a los bienes de capital; ya dijimos que la tecnología es sencilla y
está al alcance de cualquier adulto, nadie se ve privado a su vez de los medios para
producir artículos manufacturados; lo que ayudaría a explicar el desapego que suelen
manifestar respecto de éstos; además de las necesidades impuestas por la movilidad.
Con respecto al uso de la tierra, la propiedad familiar o incluso individual no es extraña
entre los “cazadores recolectores complejos”. En las sociedades de bandas más
igualitarias las formas de propiedad o tenencia de la tierra asumen gran variedad
aunque siempre es colectiva y se suele utilizar el concepto de “territorialidad” más que
el de propiedad; cada banda ona de Tierra del Fuego tenia su propio territorio
“debiendo los demás solicitar permiso para atravesarlo o cazar en él” (Magrassi, 1989)
Las bandas de los sirionos, en cambio, que mantienen entre sí una separación de 810 días de viaje, no ocupan territorios claramente delimitados, pero cuando los
miembros de una banda se cruzan con el rastro de otra, se alejan en la dirección
opuesta.
El grado de “territorialidad” es decir el grado hasta el cual la banda se preocupa por
proteger su espacio y excluir a los extraños es muy variable y se suele vincular con
consideraciones económicas, se produce “cuando los beneficios del acceso exclusivo
son superiores a los costos de la defensa” (Cashdan, 1991)
Más allá de los aspectos ambientales y recursos económicos, debemos señalar que al
momento de considerar la “territorialidad” y su explotación entre los cazadores
recolectores, también es preciso tener en cuenta los aspectos culturales. En muchas
ocasiones un recurso existente en una zona determinada no es explotado por la banda
que la habita; por ejemplo, un animal que no pueda ser cazado y consumido por
considerárselo sagrado. El espacio, en muchas de estas sociedades, no sólo es un
8
espacio “explotado”, es un espacio “vivido”. En algunos lugares del Chaco, donde la
abundancia de recursos hace innecesaria la competencia y donde bandas de
diferentes etnias suelen compartir terrenos de caza y recolección; los abipones
poseían un territorio exclusivo donde las diversas bandas iban a depositar a sus
muertos.
Aunque hemos señalado el mayor peso de los frutos de la recolección en muchos
casos, la dieta variará según la oferta de recursos, formas de movilidad, consideración
de la energía empleada para obtener un tipo de alimento, etc. Se sabe que los
cazadores recolectores son muy selectivos en cuanto a su alimentación, lo que
Cashdan (1991) atribuye a consideraciones económicas del tipo costo-beneficios. Sin
embargo no deben soslayarse al momento de explicar esta selectividad las razones
culturales; los zaparos de Ecuador prefieren no invertir tiempo en la caza de tapires
(animales mansos que podrían proveerlos de gran cantidad de buena carne) porque
consideran que su ingesta los haría pesados como ese animal, restándoles agilidad;
los abipones, por el contrario, emprenden solos o en grupo la riesgosa caza del jaguar
cuya carne no aprecian especialmente por su sabor pero consumen al igual que su
sangre, en la creencia que adquirirán el coraje y la fuerza de ese animal.
¿A quienes pertenecen los alimentos obtenidos y como se reparten? Aunque la
repartición de los alimentos sigue reglas muy variables; en cuanto a quiénes son los
que efectúan el reparto (el que primero hirió al animal, el que lo mató, el dueño de la
flecha, alguna/s de las mujeres de la banda, etc.) y quiénes se benefician del mismo
(los que participaron en la cacería, la familia del cazador, la banda entera) nunca el
productor se queda con todo el producto para sí mismo. Entre los mocovíes el primero
en herir al animal tiene derecho a elegir, pero sólo una parte; el aleuta de Alaska que
hiere a una ballena con su arpón, en cambio, se aislara tres días sin comer ni beber;
un siriono nunca debe comer la carne del animal que ha matado porque su especie
no volvería para ser cazada…
¿Por qué un cazador exitoso estaría dispuesto a compartir lo que consigue? Se
pregunta Cashdan. Esto ¿le permite acumular prestigio, como sostienen algunos
autores? Sobre este último interrogante diremos que muchas veces no es el propio
cazador el que efectúa el reparto.
“el compartir es más una necesidad y un deber que una ofrenda sin intereses”
responde la autora citada. Esto se refiere efectivamente a la “reciprocidad”, rasgo
general en estas sociedades. “es necesario cumplir las reglas de la reciprocidad si no
se quiere quedar fuera de reparticiones posteriores” (Cashdan 1991)
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Sahlins reconoce tres tipos de reciprocidad y todas implican intercambio. La
reciprocidad generalizada, que sería el extremo de la solidaridad; y puede aparecer en
descripciones etnográficas como hospitalidad, o cumplimiento de
reglas del
parentesco, que organizan la distribución de los bienes en las sociedades cazadoras
recolectoras; sin embargo, existen otros aspectos de la economía de estos grupos en
los que el intercambio no juega ningún papel. Se trata de lo que algunos especialistas
en sociedades indígenas de Norteamérica llaman “el compartir”, una forma de
distribución económica que no tiene nada que ver con la reciprocidad y el intercambio;
consiste en la provisión de bienes sin calcular ni la devolución futura, ni el prestigio
que podría reportar. Los inuit, por ejemplo, tienen un término para la distribución de
bienes que es “pigziag” que significa compartir sin restricciones. El que lo recibe, lo
usa y lo consume sin ninguna expectativa de que sea devuelto. Se diferenciaba del
“aiccuq” análogo a la reciprocidad.
La resistencia de los cazadores recolectores frente a la expansión europea y los
intentos de imposición de formas forzadas de trabajo
Cuando a partir del siglo XV Portugal y España primero, Holanda, Francia e Inglaterra
después iniciaron su expansión ultramarina entraron en contacto con numerosas
sociedades cazadoras recolectoras distribuidas en amplias regiones del planeta. El
contacto con Europa fue modificando a esas sociedades de diversas maneras.
En América los españoles y portugueses necesitaron ampliamente de la fuerza de
trabajo indígena para sus economías minera y de plantación. Fuera del área andina,
en regiones habitadas por tribus de horticultores y sociedades cazadoras recolectoras
los españoles implementaron fundamentalmente el sistema de encomiendas.
La institución de la encomienda tiene su antecedente en una orden dada por Isabel La
Católica en 1503, en la que se establecía la posibilidad de entregar un determinado
número de indígenas a los españoles. Los argumentos fueron la ociosidad y los vicios
de aquellos, entre otros, y la legislación reglamentaba las obligaciones de los
encomendados (prestar servicios o tributo) y del encomendero (evangelizarlos, darles
vivienda, tiempo de trabajo y de descanso).
Como expresa Salinas (2010), “El español, tras su llegada, tardó poco tiempo en
percatarse de las necesidades de mano de obra, de esta manera el indígena fue
insertado en un sistema de servidumbre que fue asumiendo características
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particulares en los diversos territorios americanos, adecuándose a la realidad
geográfica, económica y social de cada lugar en donde se puso en práctica”.
En este sentido, por ejemplo, la encomienda de tributos fue más fácil de obtener en
áreas en las que ya existía, las de las “altas culturas precolombinas” que tenían
sistemas de tributos y acumulación de excedentes. En las restantes regiones ocupadas por sociedades de horticultores o de cazadores recolectores-, se
implementó principalmente la encomienda de servicios que permaneció durante gran
parte del período colonial. Esta consistió en el servicio personal de los indígenas, es
decir la utilización de su fuerza de trabajo según los fines del encomendero. En los
hechos significó un tipo de trabajo compulsivo sin retribución de jornales, bajo la forma
de diferentes y variadas prestaciones de servicio; realización de manufacturas textiles,
trabajos agrícolas y ganaderos, en las minas, como cargadores, etc.
En regiones donde los españoles hallaron sociedades cazadoras recolectoras
organizadas en bandas y con utilización inmediata de los recursos, se produjo la
mayor resistencia a la conquista y al sistema de encomiendas; por ejemplo algunos
grupos del norte de México, o de la región chaqueña; donde las expediciones
españolas tuvieron entre sus objetivos la captura de indígenas como esclavos,
esclavitud que fue más o menos enmascarada bajo diversas formas. Las huidas de
estos “esclavos” y el retorno a sus territorios y a su vida de cazadores recolectores
fueron muy frecuentes y agudizaron la resistencia dando lugar al surgimiento de
fronteras de guerra frente a los conquistadores europeos. La región del Chaco no pudo
ser conquistada por los españoles y sólo fue ocupada militarmente por el Estado
Argentino a comienzos del siglo XX; los botocudos del Brasil frenaron la expansión
luso-brasileña hacia el oeste hasta la misma época, etc.
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Botocudos de Brasil, cazadores recolectores en el momento del contacto con la sociedad brasilera 1909.
Los cazadores recolectores frente a la expansión del capitalismo en el siglo XIX
Con la formación de los Estados nacionales a partir del siglo XIX y su incorporación al
mercado mundial, avanzar sobre regiones donde permanecían pueblos cazadores
recolectores que habían resistido a la conquista europea fue un imperativo. En
general, en esta etapa interesaban más los recursos y las tierras de esos pueblos que
su fuerza de trabajo. En Estados Unidos por ejemplo muchos pueblos fueron
reducidos en pequeños espacios, las “reservaciones” donde se intentó con poco éxito
convertirlos en agricultores. También fracasaron los intentos de hacer adoptar la
agricultura a los pueblos del Chaco en sus “reducciones” (abipones y mocovíes) La
necesidad de tierras y recursos en función de las demandas del mercado mundial
produjo en algunos lugares verdaderas campañas de exterminio de las poblaciones
cazadoras recolectoras, como las cacerías de onas de Tierra del Fuego con el objeto
de despejar esos territorios para la cría de ovejas.
12
Cacerías de onas en Tierra del Fuego, comienzos siglo XX.
En algunos casos particulares también se requirió la fuerza de trabajo de estos grupos;
el cultivo del algodón en la región del Chaco, para el mercado mundial, a comienzos
del siglo XX
hizo necesario el empleo de indígenas de manera estacional. La
movilidad de éstos y su resistencia a incorporarse al trabajo asalariado, obligó al
sostenimiento por parte del Estado Argentino de reducciones,
donde se
implementaron diversas formas de coerción para utilizarlos como trabajadores; esto
generó nuevas resistencias y condujo a las matanzas de Napalpi en 1924 (mocovíes)
y Rincón Bomba en 1947 (pilagas). En la misma época la explotación del caucho en
algunas regiones de la Amazonia también implico el trabajo coercitivo y la esclavitud
(aquí implementado por particulares,
no por los Estados) y muerte de miles de
indígenas cazadores recolectores.
13
Indígenas cazadores recolectores esclavizados para la explotacion del caucho en al Amazonas. S. XX.
Los cazadores recolectores aislados
La mayoría de las sociedades cazadoras recolectoras actuales mantienen un contacto
directo con la economía mundial y éste adopta diversas modalidades.
Pero además sobreviven sin mantener contactos significativos con el mundo
globalizado una serie de grupos humanos conocidos como pueblos no contactados, o
con el término mas apropiado de pueblos aislados voluntariamente, sobre todo en las
zonas selváticas de Sudamérica. El Amazonas brasilero es la región del planeta que
cuenta con la mayor cantidad de esos grupos. Siempre se trata de bandas poco
numerosas, en algunos casos remanentes de etnias casi exterminadas que se han
14
mantenido ocultas en la selva, como los Hi-merimá del Purus medio; en otros, de
grupos desgajados de etnias que han aceptado el contacto con la sociedad moderna,
como los Pu’ro formados por los seguidores (25 personas) del jefe Tapiete que en
1940 se separaron del resto de los kayapos.
Aunque la mayoría de estos grupos están identificados desde el punto de vista étnico y
lingüístico, de algunos sólo se conoce su existencia.
En algunos casos se trata de bandas originariamente cazadoras recolectoras, en
otros, de grupos que habiendo practicado una horticultura incipiente debieron
abandonarla, obligados a la movilidad que implica la voluntad de evitar el contacto,
como los kawahiva de Mato Grosso, que eran unos 50 hace unos años y que según la
FUNAI (organismo del gobierno brasilero encargado de las políticas en relación a las
etnias indígenas) comenzaron a evitar tener hijos, huyendo continuamente de los
explotadores de la madera.
En todos los casos se trata de grupos arrinconados por la expansión de diversos
frentes de desarrollo económico; maderero, ganadero, sojero, petrolero, etc. que
ejercen fuerte presión sobre ellos; incluso en las áreas delimitadas y protegidas por los
Estados.
Algunos de estos grupos han ofrecido una resistencia tenaz al avance de la sociedad
estatal, a las empresas y a la modernidad en general; como el caso de los belicosos
tagaeris del Yasuni, en Ecuador, que se desgajaron de los demás waoranis siguiendo
a su jefe Taga antes del contacto en la década de 1960, y que adquirieron fama
cuando en 1987 mataron a lanzazos a monseñor Labaca, hecho enmarcado en una
larga saga de enfrentamientos que venían sosteniendo con empleados de las
petroleras y con otras bandas waoranis que aceptaron el contacto. Los tagaeris se
negaron persistentemente a trabajar para las petroleras y los madereros, saliendo sólo
de su aislamiento para realizar ataques, hasta su casi exterminio, producto de esos
enfrentamientos hacia el 2010.
Otros grupos menos belicosos sólo han atinado a la huida permanente. Cuando a fines
de los 80 la FUNAI logro su primer contacto con los Piripkura “gente mariposa” de
Mato Grosso, éstos, que sumaban unas 20 personas, volvieron a internarse en la
selva y en 1998 reaparecieron dos hombres: que describieron cómo su gente había
sido masacrada por personas blancas y cómo ellos se movían por la selva cazando,
pescando y recolectando alimentos.
15
Uno de los casos más dramáticos de exterminio de estas sociedades, por la presión
ejercida sobre ellas para satisfacer las necesidades del sistema capitalista, ha podido
ser constatado por la FUNAI hace unos pocos años. Se trata del llamado hombre “do
buraco” del río Tanaru, el último sobreviviente de un pueblo desconocido y que fue
llamado así por los pozos que excava para cazar animales o esconderse. Su banda
fue totalmente exterminada por los empleados de los ganaderos de la región y rechaza
totalmente todo tipo de acercamiento como los intentos de la FUNAI desde 1996 por
brindarle alguna asistencia. Caza y recolecta en un espacio actualmente protegido por
ese organismo. A fines del 2009 fue perseguido a tiros por empleados de madereros
en su reserva de monte…
Bibliografía
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-Arce Ruiz, Oscar “Cazadores y recolectores una aproximación teórica” en Gazeta de
Antropología, 2005,21 http://www.ugr.es/~pwlac/G21_22Oscar_Arce_Ruiz.html
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extinción y transfiguración étnica en América Latina” Abya Yala 1995, Quito.
-Cashdan Elizabeth “II- Cazadores y recolectores el comportamiento económico en las
bandas” en “Antropología económica”
Editorial Patria, S.A. de C.V., bajo el sello de
Alianza Editorial, San Lorenzo 160, Col. Cerro de la Estrella, 1991 México, D.F., C.P.
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16
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-Ospina
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““El
Putumayo”
el
paraíso
del
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http://www.asisucedio.co/el-putumayo-el-paraiso-del-diablo/
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-Salinas, María Laura “Dominación colonial y trabajo indígena. Un estudio de la
encomienda de Corrientes colonial” Centro de Estudios Antropológicos de la
Universidad Católica (CEADUC), Biblioteca de Estudios Paraguayos, Vol. 81. 2010
-Taylor, Colin “La meseta y la Gran cuenca” en “Los nativos americanos. El pueblo
indígena de Norteamérica” 1992 Editorial LIBSA, Madrid.
-Trujillo Montalvo, Patricio
“Salvajes, civilizados y civilizadores. La amazonia
ecuatoriana: el espacio de las ilusiones” Ed Abya Yala, 2001, Quito.
17
Actividades:
1- Elabora una línea de tiempo/guía cronológica con las fechas y datos que
presenta la introducción.
2- Luego de una lectura atenta del subtítulo “Los cazadores recolectores actuales
o del pasado reciente” identifica los conceptos claves del texto y elabora su
definición. Ubica en un mapa los lugares mencionados.
3- Luego de la lectura atenta del subtítulo “El trabajo entre los cazadores
recolectores” responde las preguntas que dan inicio al mismo.
4- Observa las imágenes y elabora un breve texto sobre las condiciones de
trabajo que de la observación de las mismas puedas inferir.
18
El trabajo en las sociedades antiguas y las resistencias de los trabajadores
Nélida Diburzi y Diana Bianco
1
¿De qué hablamos cuando hablamos de sociedades antiguas?
La palabra “antiguas” remite a antigüedad. En la tradicional periodización de los
tiempos históricos que separa Prehistoria de Historia propiamente dicha, ésta última
aparece dividida en Edad Antigua, Edad Media, Moderna y Contemporánea. Más allá
de las críticas a esta periodización, los términos se conservan en expresiones tales
como “sociedades medievales”, “sociedades modernas”, y para este caso, “sociedades
antiguas”.
En la mencionada periodización, la Edad Antigua se ubica entre el 4000 a.C. y el 476
d.C., desde los inicios de la escritura a la caída del Imperio Romano de Occidente.
Nos interesa reflexionar acerca de la cuestión de la escritura. Sabemos que no todas
las sociedades comenzaron a escribir al mismo tiempo y que las más antiguas
escrituras eran producto de grupos que monopolizaban su conocimiento, como así
también el del cálculo, el de la astronomía, entre otros.
Para los historiadores este hecho es fundamental porque al ser los testimonios
escritos producidos por las élites, reflejan sus concepciones, intereses y las
necesidades de las sociedades que empezaron a escribir.
Nos es casual que el arqueólogo e historiador Gordon Childe, en la lista que se conoce
con su nombre, enumere una serie de rasgos propio de la “civilización” entre los que
se encuentra la escritura2. Nos enfrentamos a un nuevo concepto: el de civilización.
¿Es lo mismo hablar de “civilización” que de “sociedades antiguas”?
1
Integrantes del Equipo Olimpíada de Historia de la República Argentina.
“Lista de Childe”. Ver Gordon Childe (1936): Los orígenes de la civilización, F.C.E., México, 1978. Capítulo 7: La
revolución Urbana.
2
1
Desde el punto de vista temporal,
las primeras sociedades “civilizadas” se
desarrollan hacia fines del IV milenio a.C.
Estas sociedades han dejado
“¿Qué se entiende
sociedad primitiva?
de ser
sociedades primitivas. Por sociedades
Clastres- a aquellas que no presentan la
división en dominadores y dominados, es
decir, en las que el fenómeno del poder
es inexistente.
Es importante tener en cuenta que se
trata de conceptos, que no indican que
una sociedad sea superior a otra, sino
que nos permiten diferenciarlas en sus
rasgos esenciales.
sociedades civilizadas
que
también
denominarse
complejas”,
“sociedades
suelen
“sociedades
Todas las sociedades con Estado están divididas en
dominadores y dominados, mientras que las
sociedades sin Estado ignoran esta división (...) son
indivisas (...) carecen de un órgano de poder
separado, el poder no está separado de la sociedad.
Tomarse en serio las sociedades primitivas significa
reflexionar sobre esta proposición que, en efecto las
define perfectamente: en ellas no se puede aislar
una esfera política distinta de la esfera social.”
estatales” o “estados prístinos”, nos están
planteando los cambios que implicó el
paso
de
sociedades
autoridad
sociedades
primitivas
estratificadas,
política
con
permanente.
por
La respuesta la proporciona la antropología más
clásica cuando se propone determinar el ser
específico de estas sociedades, cuando quiere
indicar aquello que hace de ellas formaciones
sociales irreductibles: las sociedades primitivas son
las sociedades sin Estado, las sociedades cuyo
cuerpo no posee un órgano de poder político
separado. La presencia o ausencia del Estado sirve
de base para una primera clasificación de las
sociedades que, una vez completada, permite
ordenarlas en dos grupos: las sociedades sin Estado
y las sociedades con Estado, las sociedades
primitivas y las otras. Esto no significa, por
supuesto, que todas las sociedades con Estado sean
idénticas (...).
primitivas entendemos -siguiendo a Pierre
Las primeras
precisamente
a
Pierre Clastres (1996): Investigaciones en antropología
política, Barcelona, Gedisa, 1980.
una
La
Historia, la Sociología, la Ciencia Política, la Antropología, se han ocupado de la
explicación de estos cambios, pudiendo distinguirse posiciones evolucionistas (toda
sociedad primitiva está llamada a transformarse en civilizada) y posiciones no
evolucionistas,
que sostienen que las sociedades primitivas contaban con
mecanismos para evitar la emergencia del poder y de las relaciones de dominación.
Según Colin Renfrew, es difícil definir la civilización por lo cual los antropólogos centran su atención en la
organización de una sociedad ya estratificada, con una autoridad gubernamental centralizada, en la cual el uso
legalizado de la fuerza es el elemento que sostiene la autoridad del Estado. Sociedades "de nuevo cuño en las
que el hombre vive en un medio que es casi por completo creación suya". Desde una perspectiva más simple se
plantean sociedades caracterizadas por aglomeraciones de unos 5.000 habitantes, la existencia de una lengua
escrita y centros monumentales para la celebración de ceremonias.
La civilización, sin importar cómo se la defina, no es un acontecimiento único, porque han aparecido
civilizaciones en diferentes tiempos y lugares. Otro problema es justamente el de los orígenes, en torno al cual
se sigue debatiendo.
Collin Renfrew (1984): “La aparición de la civilización”, en Arthur Cotterell, ed., Historia de las civilizaciones antiguas,
Barcelona, Crítica.
2
Esas disciplinas plantean también diferentes concepciones sobre el Estado en el
sentido que la institución estatal sea beneficiosa para el conjunto social (enfoque
funcionalista) o que su aparición haya implicado relaciones de explotación de las élites
sobre la mayoría de la población. Gordon Childe alude a esto con el concepto “división
social del trabajo” entre productores y no productores. Los productores son los
campesinos (enorme mayoría en las primeras “sociedades civilizadas” que han sido
sociedades agrarias) y los no productores (sacerdotes, escribas, reyes, funcionarios
del aparato estatal, guerreros) constituyentes de las élites. Esta estratificación implica
que los hombres están colocados en diversas posiciones en lo que respecta al acceso
a los bienes sociales. Uno de esos bienes sociales es el ya mencionado conocimiento
de la escritura, al que accedía una escasa minoría que lograba poder a través de ese
conocimiento.
Las primeras civilizaciones
de la historia de la
humanidad fueron los
sumerios en Mesopotamia
(c.3000 a.C.), los egipcios
del valle del Nilo (c. 3000
a.C.) y la civilización del
valle del Indo (con
posterioridad a c. 2700
a.C.), la civilización Shang en
China (antes de 1500 a.C.) y
la civilización minoica en
Creta (c. 2000 a.C.), los
olmecas en México (a partir
de c. 1000 a.C.) y de Chavín
en Perú.
Observamos que las primeras civilizaciones o sociedades estatales surgieron en el
Cercano Oriente asiático. Y éstas serán las sociedades a las que nos referiremos y en
particular a la egipcia.
¿Qué conocen los historiadores acerca de las primeras civilizaciones? ¿Cómo lo
conocen?
Si de una sociedad no quedaran testimonios (escritos y/o arqueológicos) nada se
podrían investigar y nada sabríamos de la historia de la humanidad. Por esto es
frecuente escuchar la expresión “toda historia es historiografía”.
3
Historia: como historiografía, es el conocimiento producido por los historiadores.
historia: como desarrollo histórico, es la vida de la humanidad a través del
tiempo.
Por ello, suele diferenciarse Historia de historia. Y por lo tanto, la Historia
(historiografía) es el estudio de la historia.
La reconstrucción de la historia del Cercano Oriente antiguo requiere del trabajo de
historiadores y arqueólogos, entre otros especialistas. La investigación del siglo XIX
construyó una imagen del Cercano Oriente antiguo que enfatizaba los logros de la
civilización: la escritura, las obras arquitectónicas monumentales, las ciudades.
Contribuyó a la construcción de esta imagen el hecho de la desigual conservación de
los restos. En su mayoría, se trata de sepulcros,
templos, palacios. Por eso, se conocen con mayor
grado de certeza aspectos relativos al gobierno y a
la configuración de las creencias por parte de los
sectores dominantes. Por el contrario, hay pocos
testimonios directos acerca de la vida cotidiana en
las aldeas de campesinos, así como de los grupos
nómades o seminómades (que coexistían –con
mayor
o
menor
nivel
de
conflicto-
con
los
sedentarios o poblaciones urbanas). El acceso a
algunas informaciones sobre estos grupos es a
través de fuentes provenientes de templos y
palacios. Se trata de informaciones elaboradas por
el poder, por lo tanto, de relatos “interesados” y para
los
investigadores
constituye
un
Anverso de tablilla proto-cuneiforme
sumeria. Período de Uruk IV mileno
a.C.
conocimiento
indirecto de los sectores subalternos (es decir, los
que no integraban las élites) que puede contribuir a
configurar representaciones distorsionadas.
Más recientemente, la arqueología
no se dedica
tanto a los restos monumentales, por ejemplo, sino a
indagar en las relaciones entre los centros urbanos y
sus entornos rurales, el aprovechamiento de los
4
Jeroglíficos egipcios
recursos y el rendimiento de las cosechas, la organización de la mano de obra, los
circuitos de intercambio, la distribución de la población. Un caso que ilustra las nuevas
tendencias en la investigación arqueológica es el de las excavaciones de Uruk y
Jemdt Nasr (Baja Mesopotamia, fines del IV milenio, inicios del III a.C.): el templo de
Eanna es importante no sólo como ejemplo de arquitectura monumental sino porque a
través de una cantidad de vestigios ha sido posible para los investigadores plantear
interrogantes acerca de la posibilidad de una temprana organización administrativa
(¿protoestado?) centrada en el templo. Cabe decir que sólo para la construcción de la
terraza de ladrillos de barro se habría necesitado que 1500 personas trabajaran
durante cinco años, diez horas por día.
Templo de Eanna
¿Y quiénes eran los trabajadores? ¿Por qué trabajaban para construir estas
obras monumentales?
“¿Quién edificó Tebas, la de las siete puertas?
En los libros están escritos los nombres de los reyes.
¿Es qué fueron ellos, los que arrastraron las piedras
de la tantas veces arrasada Babilonia?
¿Quién la levantaba otras tantas?
¿En qué casa vivían los albañiles de Lima, la resplandeciente?
¿A dónde fue, la tarde en que se acabó la muralla china,
la gente que la construyó?
La gran Roma está llena de arcos de triunfo,
¿Quién los erigió? ¿Sobre quién triunfaron los césares?
5
La famosa Bizancio, ¿sólo tenía palacios para sus habitantes?
El joven Alejandro conquistó la India, ¿él solo?
César venció a los galos. Al menos tendría un cocinero a su lado.
Felipe de España lloró cuando se hundió su flota,
¿nadie más lloró en todo el país?
Cada página, una victoria.
Pero, ¿quién preparaba los banquetes?
Cada diez años un gran hombre.
Pero, ¿quién pagaba los tributos?
¡Cuántas historias!
¡Cuántas preguntas!
Bertolt Brecht, “Historias del calendario”, 1934-9
“Detrás de las pirámides de Gizah, las siringas de Tebas, las estatuas colosales, los
obeliscos y grandiosos templos que asombraron a los visitantes de Grecia y Roma del
mismo modo que asombran a los turistas actuales; detrás de las joyas delicadamente
trabajadas, los finos tejidos de hilo, el mobiliario y objetos de todas clases hoy
dispersos en múltiples colecciones por todo el mundo; detrás de la riqueza y bienestar
de sus clases altas en el hogar, sus conquistas militares, su expansión comercial, su
influencia y prestigio en el exterior, y de hecho todo el legado egipcio a la humanidad,
estuvo el sudor de la frente del campesino”3.
El campesino también trabajaba mucho antes de que surgieran esas clases altas, es
decir, cuando la sociedad era “indivisa”. Trabajaba en el seno de la organización
comunal aldeana que, probablemente no era totalmente igualitaria pero suponía que
todos los miembros de la comunidad tenían acceso directo a la tierra y a los bienes; en
esta organización regulada por las relaciones de parentesco, la práctica social de la
reciprocidad era norma y garantizaba la subsistencia de todos.
La emergencia del Estado, es decir la división de la sociedad en dominadores y
dominados, seguramente alteró la organización comunal aldeana sin hacerla
desaparecer. La forma que, con más claridad muestra la alteración es el sistema
tributario por el cual los campesinos ya no trabajan sólo para su subsistencia y la de su
comunidad, sino que obligatoriamente deben producir más y entregar este excedente
en forma de trabajo y/o especies al Estado.
3
Roberto Caminos (1991): “El campesino” en Sergio Donadi (editor) El Hombre egipcio, Alianza Editorial, Madrid.
6
En términos de Godelier4 se ha conformado una “comunidad superior o unidad
agrupadora” (asimilable al concepto de Estado) que pasa a ser explotadora de las
comunidades aldeanas. La explotación se concreta en la centralización y acumulación
del excedente -que producen los campesinos- en manos del Estado, personificado en
el Rey o el faraón. Los campesinos quedan sometidos a relaciones de tributación que
se hacen permanentes y coercitivas. Este sometimiento es lo que se conoce -en
términos de Marx- como “esclavitud general”, concepto diferente al de “esclavitud” ya
que, para el caso egipcio, el campesino no deja de ser jurídicamente hombre libre.
Los tributos que la élite estatal extrae sistemáticamente de las comunidades, se
destinan en parte a sostener a un cuerpo de especialistas (artesanos, sacerdotes y
funcionarios en general) a partir del cual esa élite podía encarar la construcción de
palacios, templos y tumbas monumentales, obras de riego, monopolizar los
intercambios con el exterior, fijar las creencias religiosas y las obligaciones que de ella
se derivaban, organizar un sistema administrativo –que controlaba desde la
producción hasta la distribución de los bienes- y potenciar la capacidad de hacer la
guerra.
Otra de las manifestaciones de la explotación es que las comunidades y por ende, los
individuos que las integraban,
ya no accedían a la tierra (principal medio de
producción) directamente sino a través de la “comunidad superior” (propietaria de
todas las tierras).
¿Cómo eran las condiciones de trabajo y vida de los trabajadores? El caso de
los campesinos en el Egipto antiguo…
La mayoría de la población de Egipto en la Antigüedad era campesina, es decir se
dedicaba a las tareas agrícolas. Los principales cultivos eran el trigo, la cebada y el
lino. El cultivo de cereales era especialmente importante ya que se utilizaban para
elaborar el pan y la cerveza, componentes básicos de la dieta egipcia. El lino
proporcionaba fibra y semillas a las que se daba diferentes usos.
El conocimiento sobre los campesinos (y acerca de los sectores subalternos en
general) es desigual, fragmentado e indirecto -no se conoce acerca de
4
esos
Maurice Godelier, Karl Marx, Friedrich Engels (1972): Sobre el modo de producción asiático, Martínez Roca,
Barcelona.
7
trabajadores a partir de documentos escritos producidos por ellos mismos5-. Las
fuentes que permiten reconstruir historiográficamente algunos aspectos de la vida y el
trabajo de los campesinos son testimonios escritos (textos) e iconográficos (pinturas,
relieves), conservados en tumbas o templos de los grupos dominantes, así como
también material arqueológico (cestas, palas, arados, azadas y demás utensilios que
el labrador egipcio usaba para su trabajo en el campo). Pese a las dificultades que
supone lo anteriormente planteado, algunos historiadores han avanzado en la
investigación sobre este actor social.
¿Qué se conoce hoy sobre el trabajo del campesinado egipcio?
Si
bien
la
mayoría
de
los
trabajadores agrícolas egipcios se
dedicaban
a
los
cultivos
comerciales (cereales y lino), había
también algunos que desarrollaban
la viticultura, lo que se ve reflejado
Producción de lino.
en escenas de recolección de uvas
y
de
vendimia
representadas
Producción de lino
que
en
aparecen
diferentes
murales funerarios.
Por
otra
parte,
había
campesinos
que
combinaban las tareas agrícolas con otras
labores que le permitían ganarse el sustento,
como por ejemplo: la pesca y la caza. Y también
estaban quienes se dedicaban a la cría de
ganado
en
zonas
de
pantanos,
llevando
adelante una vida solitaria y terriblemente
escasa de recursos.
Cultivo de uvas
El trabajo del campesino en Egipto estaba
determinado por un factor geográfico esencial: la crecida anual del río Nilo, que regaba
y fertilizaba las tierras inundadas, retirándose luego. Este fenómeno ocurría con
predecible regularidad, año tras año, siempre en la misma época. Pero lo que variaba
era el volumen de la crecida, es decir la altura que alcanzaba la inundación. Poca o
55
Recordemos que sólo unos pocos accedían al conocimiento de la escritura.
8
demasiada agua perjudicaba al campesino e implicaban un mal año para toda la
región.
Una vez que retrocedía la crecida, los
campesinos se abocaban a una serie de
tareas: primero, la reparación de canales,
diques
y
compuestas
dañados
o
arrastrados por el agua (para garantizar
el funcionamiento del sistema de regadío
artificial). Luego, venía el arado de la
tierra,
que
distintas
realizadas
-generalmente-
labores,
las
por
varios
incluía
cuales
eran
campesinos:
algunos hombres preparaban la tierra para la siembra; otro/s araba/n (con una bolsa o
cesta colgada del hombro, de la que sacaba semillas que esparcía por el suelo
húmedo); otro guiaba a los bueyes (que tiraban el arado -en otros casos esa
herramienta era trasladada por hombres y no por
animales de tiro-); otros llevaban ovejas o cabras a
los campos recién sembrados para que pisaran y
hundieran las semillas.
Las zonas más alejadas del Nilo necesitaban más
riego artificial a medida que el suelo se secaba. El
sistema de acequias o canales construidos exigía a
los campesinos un trabajo duro y constante; sobre
todo en suelos más elevados a los que no fluía
libremente
el
agua.
Ésta
se
hacía
llegar
manualmente, pues no existían aún artefactos
mecánicos que lo hicieran.
Mientras lo cultivado crecía, los campesinos debían
El “shaduf” estaba formado por
dos pilares de unos dos metros
cada uno, unidos cerca de su
extremo de madera más alto por
una viga de madera. Sobre ésta,
se colgaba una larga cuerda con
un recipiente para el agua en un
extremo y en el otro, un terrón
de arcilla grande que hacía de
contrapeso.”…tirar del recipiente,
levantarlo y vaciarlo una y otra
vez durante todo el día, todos los
días, hundido hasta los tobillos
en el fango de la orilla y cubierto
de salpicaduras de barro,
constituía un trabajo penoso,
malsano.”
Roberto
Caminos
(1991):
“El
campesino” en Sergio Donadi (editor)
El Hombre egipcio, Alianza Editorial,
Madrid.
hacer frente a diferentes factores que ponían en
riesgo su producción: insectos, entrada de ganado procedente de otros campos, entre
otros. Para prevenir esto último, el campesino junto a otros compañeros y niños
vigilaban; para hacer frente a la amenaza de aves, se distribuían por los campos y
buscaban espantarlas con gritos, hondas, palos y trapos.
9
Luego llegaba el arduo trabajo de la
cosecha, que también implicaba varias
tareas, las cuales eran realizadas por
distintas personas. Por un lado, el
“segador” que cortaba los tallos y los
dejaba en el suelo. Detrás iban los
“espigadores”
que,
representaciones
según
las
observables
encontradas en diferentes tumbas, eran
mujeres y niños. Ellos iban recogiendo el
cereal ya cortado y lo llevaban a un lugar dentro del campo en el que se colocaba en
sacos, cestos o grandes redes.
La producción cosechada era trasladada inmediatamente a la “era”, lugar cercano a la
aldea donde se desparramaban los cereales cosechados, y se los pisaba con bueyes
o asnos o se los batía con horcas y
azotes con el objetivo de separar el
grano de la cáscara. Después de
esto
venía
el
momento
del
“aventamiento”, que consistía en
lanzar la mies pisada al aire con
ayuda de palas de madera, para
que el grano cayera al suelo
separándose de la paja que era
arrastrada por el viento.
Antes de que la producción se almacenara en el granero, se hacía presente la figura
del escriba (funcionario estatal)6 que tomaba nota exacta de la cantidad de cereales
obtenida en la cosecha y determinaba finalmente el tributo que el campesino debía
pagar a aquel que fuera dueño de los campos: la corona, una institución religiosa o
algún terrateniente.
Muchas veces ocurría que el campesino no podía hacer frente a sus obligaciones
tributarias, por lo cual era duramente castigado. Caminos7 plantea que “los
6
Cabe aclarar que previamente a la cosecha, los escribas, acompañados de otros “especialistas” recorrían los campos,
midiendo y calculando la producción, sobre esta base se determinaban los tributos que debía pagar el campesino.
7
Roberto Caminos (1991): “El campesino”. Op.Cit.
10
recaudadores maltrataban con saña al campesino moroso. Le vapuleaban, le ataban y
le lanzaban al agua; incluso su familia era víctima de su brutalidad.”
Por otro lado, además del pago de los impuestos con parte de la producción, los
campesinos (y trabajadores en general) debían prestar un servicio obligatorio y
gratuito al Estado; podían ser reclutados en cualquier momento para realizar tareas
concretas, tales como: construcción y conservación de caminos, obras de riego,
grandes edificios, templos o pirámides, servicio de armas, trabajo en minas y canteras.
En este contexto, las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores agrícolas
eran muy duras. Los campesinos, con suerte obtenían lo necesario para subsistir. La
alimentación generalmente era deficiente; las condiciones de higiene, mínimas -siendo
así “presa fácil” de las enfermedades- y la incertidumbre se tornaba una constante.
¿Por qué aceptar la dominación? ¿Consentimiento o resistencias de los
trabajadores?
El intercambio de servicios.
Los servicios de los dominadores en
algunas fuentes.
Godelier, en un trabajo8 que ayuda a
pensar por qué podrían -en particular los
trabajadores-
aceptar
las
Al decir de John Wilson, el ideal del gobernante
egipcio “(…) reunía la gracia y el terror (…) El
gobierno debe ser amable, pero terrible; del mismo
modo que el Nilo es amable y terrible en su poder
efectivo.”
durísimas
condiciones de vida y las relaciones de
dominación y el poder estatal en general,
plantea
dos
relaciones
componentes de estas
sociales:
la
En el Himno a Sesostris III (Reino Medio) predomina
una representación del rey como guerrero [El que
subyuga a los países extranjeros con su corona. El
que dispara la flecha sin estirar la cuerda del arco.
Aquel cuyo terror ha dado muerte a miles de
bárbaros].
violencia
(represión) y el consentimiento de los
dominados (que considera más decisivo
para
el
mantenimiento
de
dichas
relaciones). Para ello -nos dice-
es
Es en las Instrucciones a Merikare el texto en el que
hallamos acabadamente la representación del rey
como buen pastor, lo que supone ser justo,
protector y clemente [Apacigua al que llora; no
oprimas a la viuda. Guárdate de castigar
equivocadamente. ¡Bien gobernada está la
humanidad, el rebaño del dios!”].
necesario compartir representaciones del
orden social y cósmico (orden divino,
orden
del
universo).
La
dominación
aparece como legítima si se presenta
como “servicio”; este servicio se expresa
John Wilson: “Egipto”, en H. y H. A. Frankfort, J. Wilson y T.
Jacobsen (1946): Mito y realidad, FCE, México, 1993.
en la buena administración del territorio,
8
Maurice Godelier (1980): “Procesos de la constitución de la sociedad y las bases del Estado”, en Revista Internacional
de Ciencias Sociales. Revista trimestral publicada por la Unesco, París, Vol. XXXII, Nº 4.
11
las ofrendas, construcciones y el mantenimiento del culto para garantizar las buenas
relaciones con los dioses que así beneficiarían a todos, la defensa ante posibles
invasores y también los ataques a otros pueblos…
También alude a los servicios que
los explotados brindan a los explotadores,
diferenciando “trabajo adicional” -que existe en toda sociedad sin clases, en beneficio
de la organización comunal- de “excedente de trabajo adicional” o “sobretrabajo”. La
explotación se concreta en la apropiación del sobretrabajo por las élites y el poder
estatal; constituyendo lo que ya referimos como relaciones de tributación permanentes
y coercitivas.
Godelier avanza en el planteo de las relaciones de dominación concebidas como
intercambio de servicios, lo cual las haría aceptables y explicaría el consentimiento. De
todos modos advierte que este consentimiento no era sin contradicciones, lo cual abre
una puerta para pensar la posibilidad de resistencias.
Para el caso egipcio, Marcelo Campagno9, nos dice que el poder se aceptó en la
medida en que pudo pensarse como algo proveniente de lo sobrenatural: así los
primeros reyes habrían sido los propios dioses (a la vez que los reyes se consideraban
dioses). Por esto titula su trabajo “Reyes dioses y dioses reyes”; de este modo la
mentalidad egipcia aceptó el salto de las comunidades no estatales al Estado o
emergencia de la monarquía, borrando este salto o hiato y pensando que la monarquía
era algo “natural”, existente desde el inicio de los tiempos.
Ambos autores se basan, para estos planteos teóricos en observaciones etnográficas
de sociedades actuales y en la interpretación de fuentes escritas antiguas.
Estamos haciendo referencia a la ideología, a la religión, a las concepciones sobre el
mundo, la vida, la sociedad, que habrían hecho posible la dominación y su aceptación.
De hecho la historiografía no se ha caracterizado por enfatizar e estudio de la
contracara: las resistencias.
En contraposición con enfoques teóricos que consideran al campesinado un actor
social totalmente conservador, creemos que la resistencia estaba presente también en
estas sociedades. Porque cuando existe el fenómeno del poder y las relaciones de
dominación se hacen presentes, también lo hacen diferentes formas de resistencia, ya
9
Marcelo Campagno (1993): "Sobre reyes-dioses y dioses-reyes". Ponencia presentada en las Jornadas Interescuelas
departamentos de Historia.
12
sean éstas pequeñas acciones o discursos (individuales o colectivos) que quedan
“ocultos” en la cotidianeidad de la vida de los sectores subalternos, o formas que dan
lugar a conflictos abiertos de mayores dimensiones.
Según explica el investigador Roberto Caminos, muchas de las escenas referidas al
trabajo agrícola, encontradas en paredes de templos y tumbas, se ven acompañadas
de pequeños textos que reproducen o pretenden reproducir, palabras que
intercambiaban los campesinos mientras trabajaban, órdenes y burlas, por ejemplo. En
esos diálogos, aparecen advertencias ante el control y la supervisión, quejas de los
campesinos hacia el superior (que los hace trabajar mucho y los apura; que los
controla, que no les tiene consideración…). Por ejemplo: “[Ten cuidado. El amo esta
ahí al lado y nos mira. (…) ¿Es que vamos a pasarnos todo el día cargando cebada y
escanda? (…) ¿Es que creen que somos de hierro?]”10
Caminos alude también a la situación de “anachoresis” o “secessio” -huida del campo
dejando el trabajo de la tierra, la casa y la familia-, como estrategia extrema a la que
recurrían algunos campesinos cuando las demandas tributarias excesivas, los
constantes reclutamientos obligatorios y las pésimas condiciones de vida se tornaban
insoportables.
Las resistencias en los períodos de declinación del poder monárquico o de
debilitamiento de la centralización estatal
En el caso del Antiguo Egipto a estos períodos se los denomina “Intermedios”
Desde 7000
aC
10
3050 aC
2695 aC
2695 aC
2160 aC
2160 aC
1991 aC
1991 aC
1785 aC
Roberto Caminos: “ El campesino”. Op. Cit.
13
1785 aC
1540 aC
1540 aC
1070 aC
1070 aC
702 aC
(asiria, babilonia, persa,
griega , romana)
Dominación Extranjera
Declinación con
períodos de
recuperación
Imperio Nuevo
Segundo Período
Intermedio
Reino Medio
Primer Período
Intermedio
Reino Antiguo
Periodo Dinástico
Arcaico
Periodo Predinástico
(Comunidades, organización
no estatal)
Una de las posibles periodizaciones de la historia del Antiguo Egipto
702 aC
30 aC
Seguramente no fueron las únicas etapas
en las cuales se dieron resistencias pero
especialmente son las fuentes referidas a
estos períodos las que de diversos
modos han permitido a los historiadores
visualizar-
aún
alteraciones
del
indirectamenteorden
social,
ocasionadas por disputas entre sectores
de
las
propias élites pero también
alteraciones provocadas por resistencias
campesinas particularmente.
Joseph
Tainter11
“colapso”
que
usa
pretende
el
concepto
ser
una
explicación general, aplicable a una
variedad de sociedades. Para el caso de las civilizaciones, o sociedades complejas de
las que estamos tratando, colapsarían cuando muestran “una pérdida rápida,
significativa de un nivel establecido de complejidad socio política”. El colapso es un
fenómeno político con consecuencias sobre la
economía,
arte,
literatura
pero
fundamentalmente es una cuestión en el plano
socio-político. Algunas de sus manifestaciones
son:
menor
diferenciación
grado
de
social;
estratificación
menor
o
control
centralizado sobre la población; menores logros
artísticos,
monumental;
literarios,
menores
en
arquitectura
intercambios
y
redistribución de los recursos. Para Egipto,
Tainter plantea el colapso hacia finales del
Reino Antiguo (VI Dinastía) 2181 a C. (Inicios
del 1ª Período Intermedio). Dice el autor: “Los
registros contemporáneos son escasos, pero
los que existen indican una ruptura del orden.
Existían conflictos entre los distritos, saqueos,
matanzas, revoluciones y anarquía
11
El Primer Período Intermedio se caracterizó
por el relajamiento de la autoridad central.
Algunos textos dan cuenta de esta situación,
como las Lamentaciones de Ipuwer, en que
el protagonista responsabiliza al soberano
de la situación de anarquía y desorden; el
Diálogo del desesperado, en el que el
protagonista expone las miserias de la vida;
o la Canción del arpista, en la que
predomina un tono escéptico y hedonista
[Los dioses de otrora descansan en sus
pirámides, y también los nobles e ilustres
enterrados en sus pirámides, (…) Porque
nadie vuelve de allí, para que nos cuenten
cómo la pasan; (…) pon mirra en tu cabeza;
vístete de telas finas; (…) realiza tus cosas en
tierra y no angusties tu corazón, hasta que
llegue el día de la lamentación. (…) Pasa el
día alegre y no te canses porque mira, nadie
se lleva los bienes al partir].
Extraído de: Serrano Delgado, José Miguel (1993):
Textos para la historia antigua de Egipto, Madrid,
Cátedra.
social e incursiones en el Delta. Las tumbas
Joseph Tainter (1998) The collapse of complex societies. Cambridge University Press. Cambridge.
14
fueron saqueadas, las mujeres de la realeza vestidas en harapos, los oficiales
insultados y los labradores llevaban escudos mientras cultivaban sus tierras… las
hambrunas fueron recurrentes…”
Podemos pensar que este relato de Tainter
toma al pie de la letra las “Lamentaciones
de Ipuwer”. Ninguna fuente dice lo que
verdaderamente sucedió, de allí que los
historiadores deban proceder con extremo
cuidado y rigor profesional al interpretarlas.
Este tipo de fuentes, las “lamentaciones”
pueden ser contemporáneas o posteriores
a los períodos de descentralización y
resultan útiles para el análisis de los
mismos. Pueden ser fuentes que exageren
el
“caos”
al
ser
producidas
durante
dinastías posteriores, con el propósito de
resaltar el “orden” que habrían instaurado
los nuevos reyes, es decir tener un fin
propagandístico o de exaltación de las
acciones de faraones restauradores del
orden.
De
considerarse
todos
estas
modos,
merecen
fuentes
como
indicadoras de períodos en los que el orden
Desde la perspectiva de los trabajadores,
es
desatinado
pensar
que
las
resistencias pueden haber aumentado o
pueden
haberse
expresado
[(…) Mira, las señoras nobles son ahora
espigadoras y los nobles trabajaban en el
taller…Todos estos años son de guerra civil (…)
Mira ahora, las cosas han llegado a un punto en
que el país es despojado de la realeza por unos
pocos irresponsables. Mira ahora, las cosas han
llegado a un punto en que los hombres se rebelan
contra el uraeus real, que pacificó las dos
tierras…los secretos del rey del Alto y Bajo Egipto
están descubiertos…Verdaderamente, Elefantina,
el nomo tinita y el santuario del Alto Egipto no
pagan tributos a causa de la guerra civil…. En
realidad hoy nadie navega hasta Biblos. ¿De dónde
obtendremos cedro para nuestras momias? (…)
Verdaderamente las oficinas públicas están
abiertas y se leen sus documentos… Mira ahora, se
ha hecho algo que no había ocurrido en mucho
tiempo, el rey ha sido robado por mendigos. Mira,
el que fue enterrado como un halcón divino, está
ahora sobre su sencillo féretro; lo que la pirámide
escondía ha sido robado…
(…) los nomos están destruidos, bárbaros de afuera
han venido a Egipto… Los extranjeros son ahora el
pueblo en todo el país…”
Ipuwer (digiriéndose al faraón)
social reinante, se vio alterado o roto.
no
Lamentaciones de Ipuwer
más
Autoridad, percepción y justicia están en ti, pero es
la confusión lo que esparces por el país, junto con
el estruendo de la lucha. Mira, el uno acomete al
otro… ¿Es que el pastor ama la muerte? Esto
significa en realidad que has actuado para producir
semejante situación y has hablado con mentira.]
Extraído de: Serrano Delgado, José Miguel (1993): Textos
para la historia antigua de Egipto, Madrid, Cátedra.
abiertamente en estos períodos.
De ahí a pensar en una total reversión del
orden social, hay una distancia que la historiografía debe analizar.
Es más probable
que la disminución del poder central y de los poderes locales
favorecieron las manifestaciones de descontento.
15
De todos modos el conflicto, siempre presente en las relaciones sociales, debió haber
tenido diversas manifestaciones en otras épocas.
Barry Kemp12 refiriéndose a la etapa del Imperio Nuevo, menciona que lo que
amenazaba al poder faraónico no eran las protestas populares ya que cuanto más se
daban por los impuestos o por tardanza en la entrega de las raciones; y agrega que
las mayores amenazas provenían de los allegados, los que estaban “dentro de la
pompa” y ayudaban a organizarla y que eran
a los que menos esta pompa
impresionaba.
Interesa plantearnos: si por pompa entendemos ceremonias, rituales, grandes fiestas
religiosas, que demandaban enorme consumo de excedentes para la glorificación de
dioses y reyes, esta “pompa”, a los que “impresionaba”, es decir convencía del poder
de dioses y reyes, era a los sectores subalternos; ésta era la función de las obras
monumentales y celebraciones grandiosas (aunque la historiografía no sepa hasta qué
punto los “impresionaba”, seguramente actuaba como refuerzo del poder de los
dominadores).
Sabemos de las enormes riquezas de los templos que eran centros religiosos y
económicos, con sus tierras (entregadas por el faraón como ofrenda a los dioses) sus
trabajadores, sus rebaños, sus derechos de pesca y caza, sus talleres, sus propios
barcos mercantes, viñedos y multitud de bienes fruto de obsequios reales en metales
preciosos, muchos provenientes del botín de guerras ganadas pero también de la
extracción de excedentes de la población egipcia. Sabemos o podemos imaginar lo
que significó el hasta hoy admirado Valle de los Reyes, lo impresionante de los
palacios, residencia del rey o personajes importantes, también ellos con sus tierras y
su personal- mano de obra- para mantenerlos abastecidos.
Baste mencionar que Amenofis IV hizo construir una nueva ciudad, el Amarna como
centro político- religioso y para gloria del dios Atón, con todo lo que esto significa. O
que durante la misma dinastía XVIII se evacuó a la población para la construcción de
los monumentales templos a Amón, en Karnak por ejemplo, provocando una completa
remodelación urbanística.
12
Barry Kemp (1996): El antiguo Egipto. Anatomía de una civilización, Crítica, Barcelona.
16
Lo antes mencionado nos hace pensar en la magnitud del esfuerzo humano,
especialmente de los trabajadores, y la inconmensurable extracción de excedentes
que todo esto produjo.
En cuanto a las nuevas orientaciones de la
investigación arqueológica en Egipto, Barry Kemp,
nos ofrece un amplio panorama. El planteo de lo
que
este
autor
denomina
ideal
de
superabundancia (en relación con la capacidad, por
parte del Estado, de almacenamiento de
excedentes) se ve corroborado, en parte, a través
del análisis del Rameseum, templo funerario de
Ramsés II en Tebas (Imperio Nuevo).
Aunque Kemp afirme que el Estado daba
trabajo
sistema
y no lo robaba (refiriéndose al
de
raciones
que
mantenía
especialmente a los “obreros” de las
aldeas que trabajaban para el templo o
para el
palacio),
la redistribución por
“Para dar una idea al lector de la enorme
concentración de cereales que podía guardar unos
de los grandes templos, se ha calculado la
capacidad total de las cámaras en donde
posiblemente se almacenaba grano (…) Cuando
traducimos a las antiguas medidas egipcias,
asciende a 226.328 kahr (o ‘sacos’). Partiendo de
una ración media de 66 kahr anuales de escanda y
cebada para la familia de un obrero (corroborado
en los registros del Imperio Nuevo procedentes de
Deir el-Madina), los graneros del Rameseo, si es
que alguna vez llegaron a su capacidad, habrían
sustentado a unas 3.400 familias durante un año,
es decir, de 17.000 a 20.000 personas, la población
de una ciudad mediana (…).*el autor concluye que+
(..) la capacidad de almacenamiento está bastante
por encima de las necesidades inmediatas de la
población residente que dependía de ellos. En
períodos de estabilidad interna, la economía de la
época faraónica operaba a un nivel más alto que el
de la subsistencia.”
medio de las raciones exigía una previa
concentración
de
excedentes.
Indudablemente, fruto del trabajo de los
sectores subalternos egipcios y de los
pueblos dominados que tributaban al
Egipto imperial.
La administración de las raciones se
hallaba en el centro mismo del sistema en el cual el papel del escriba era
fundamental-; se “pagaba” a la gente en
especies, con productos básicos. Para la
época del Reino Antiguo, el “salario”
(término que utiliza Kemp) o la ración
base mínima diaria, consistía en diez
Barry Kemp (1996): El antiguo Egipto. Anatomía de una
civilización, Crítica, Barcelona.
hogazas de pan y una medida de
cerveza. Se creía que esta ración era la adecuada para un trabajador corriente.
Por medio del reclutamiento forzoso el Estado tendía temporalmente sus redes sobre
una fuerza de trabajo más numerosa de la que ya disponía de forma regular (sus
“empleados” con dedicación parcial o exclusiva). Había quien intentaba escaparse y
entonces el Estado mostraba su mano represora. Un documento clave de finales del
Reino Medio, un registro de la cárcel, nos permite vislumbrar la suerte de aquellos que
decidían no “cooperar”.
La movilización de recursos humanos cuando se trataba de un proyecto de
envergadura era impresionante. Nadie sabe cuánta gente estuvo empleada, por
ejemplo, en la construcción de las grandes pirámides. A Heródoto le dijeron que fueron
17
100.000 personas, pero debió ser una conjetura de su guía. Sin duda, fue un número
mayor y ello introduce otra cuestión que ha de resolver el arqueólogo: ¿dónde se les
albergaba?; probablemente en la llanura, a un nivel tan profundamente enterrado hoy
día que es inaccesible a los arqueólogos. Pero también es posible que los
campamentos o aldeas de “obreros” estuviesen en la misma meseta. Un
emplazamiento se localizó al oeste de la pirámide de Kefrén. En las memorias de la
excavación realizadas en el siglo XX, Petrie describe los restos del campamento y
calculó que debía albergar a unos 4.000 hombres. Existen algunas controversias en
cuanto a la interpretación de estos restos como campamentos. Probablemente no toda
la mano de obra se alojaba en “barracones”, puede que algunas cuadrillas acamparan
o vivieran en el lugar de construcción.
A modo de cierre…
1) Te proponemos que cierres este artículo reflexionando sobre la siguiente pregunta:
¿Egipto, don del Nilo?
Después de haber leído el tema cuyo centro es el trabajo y los trabajadores egipcios,
respondé: ¿estás de acuerdo con que la civilización antigua egipcia fue fruto del Nilo y
sus inundaciones, dada la extrema aridez de la región? Te solicitamos escribir un
breve texto fundamentando tu respuesta.
2) Te invitamos a leer atentamente un fragmento de la fuente denominada “Sátira de
los oficios”, escrito que data del período del Imperio Medio. En este texto, un tal Duaf o
Duaf-Jety, que acompaña a la capital a su hijo –quien va a ingresar a la escuela
estatal de escribas-, le va describiendo durante el viaje las condiciones de trabajo y
vida de aquellos que se dedican a diferentes tareas.
18
“El campesino pasa todo el día lamentándose, Su voz es ronca como el graznido de un cuervo.
Sus dedos y brazos supuran y hieden en exceso. Está agotado de estar en el fango, andrajos y
harapos son sus ropas. Está tan bien como quien se halla entre leones: enfermo, se ha de
tumbar en el pantanoso suelo. Cuando abandona el campo y llega a su casa ya anochecido,
Está completamente exhausto por la marcha. (…)
Sé escriba. Te librará del esfuerzo y te guardará de toda clase de trabajo.
Te evitará llevar la azada y el zapapico, por lo que no tendrás que cargar con ningún cesto.(…)
Déjame recordarte los apuros del campesino cuando llegan los funcionarios a averiguar el
tributo sobre la cosecha, y las serpientes se han llevado la mitad del grano y el hipopótamo se
ha comido el resto. Los voraces gorriones llevan la desgracia al campesino. Lo que quedaba de
grano, allá en la era, ha desaparecido, los ladrones se lo han llevado. No puede pagar lo que
debe por los bueyes que arrendó y que ahora están muertos por haber arado y trillado en
exceso. Y es justo ahora cuando el escriba desembarca en la orilla del río para evaluar el tributo
sobre la cosecha, seguido por un séquito de ayudantes que llevan bastones y nubios con varas
de palmera. Dicen: ‘muéstranos el grano’. Pero nada hay que mostrar y el campesino es
golpeado sin compasión. Luego lo atan y lo tiran de cabeza a un estanque, donde queda
completamente empapado. Amarran a su esposa en su presencia y a sus hijos les ponen
guilletes. Pero el escriba manda en todos. El que escribe no tributa. No tiene obligaciones que
satisfacer. Recuérdalo bien. (…)”
Extraído de: Roberto Caminos (1991): “El campesino” en Sergio Donadi (editor) El Hombre egipcio,
Alianza Editorial, Madrid.
Respondé:
a) ¿Cuál es la situación del campesino según la fuente?
b) ¿Qué objetivo te parece persigue Duaf-Jety al hacer esa descripción a su hijo?
c) ¿Con qué otras características de la sociedad y economía del Egipto antiguo desarrolladas en el artículo- puede relacionarse la fuente?
3) Te proponemos que completes todo aspecto que te haya interesado o sobre el que
consideres que te hace falta más información, consultando Manuales, páginas en
Internet, viendo videos del canal Encuentro u otro canal educativo.
19
Bibliografía de referencia:
- Amélie Kuhrt (2000): El Oriente Próximo en la Antigüedad, 1, c. 3000-330 a. C.,
Crítica, Barcelona.
- Barry Kemp (1996): El antiguo Egipto. Anatomía de una civilización, Crítica,
Barcelona.
- Collin Renfrew (1984): “La aparición de la civilización”, en Cotterell, Arthur, ed.,
Historia de las civilizaciones antiguas, Barcelona, Crítica.
- Gordon Childe (1936): Los orígenes de la civilización, F.C.E., México, 1978.
- Joseph Tainter (1998) The collapse of complex societies. Cambridge University
Press. Cambridge.
- Pierre Clastres (1996): Investigaciones en antropología política, Barcelona,
Gedisa, 1980.
- Maurice Godelier (1980): “Procesos de la constitución de la sociedad y las bases
del Estado”, en Revista Internacional de Ciencias Sociales. Revista trimestral
publicada por la Unesco, París, Vol. XXXII, Nº 4.
- Maurice Godelier, Karl Marx, Friedrich Engels (1972): Sobre el modo de
producción asiático, Martínez Roca, Barcelona.
- Marcelo Campagno (1993): "Sobre reyes-dioses y dioses-reyes". Ponencia.
- Roberto Caminos (1991): “El campesino” en Sergio Donadi (editor) El Hombre
egipcio, Alianza Editorial, Madrid.
- Serrano Delgado, José Miguel (1993): Textos para la historia antigua de Egipto,
Madrid, Cátedra.
20
Señores y campesinos en las sociedades medievales europeas de los siglos XI al XIV.
Marcelo Andelique, Adriana Martín Aragona1
La temática de la Olimpíada de Historia de la República Argentina se centra en las
transformaciones producidas en el mundo del trabajo en las sociedades capitalistas. Pero la
sociedad, tal cual la conocemos hoy, es el resultado de un largo proceso de formación, que
algunos historiadores lo rastrean desde la crisis del sistema feudal europeo en el siglo XIV, e
incluso desde el siglo X cuando se produce la gran expansión feudal. Por esta razón,
consideramos importante estudiar las sociedades previas al capitalismo para reconocer las
diferencias y comprender el funcionamiento de un sistema social, en cuyo seno se encontraban
los gérmenes que dieron origen al sistema capitalista.
Estas sociedades, previas al capitalismo, conceptualizadas como pre-capitalistas o
preindustriales han sido muy complejas en su funcionamiento y han presentado múltiples
características según las regiones y períodos históricos. A su vez, su estudio ha generado
profundos debates dentro del campo de las ciencias sociales.
Por lo tanto, dado que es un período de la historia muy extenso y complejo, no
abordaremos aspectos muy importantes como el poder central de la Iglesia, las características
que asume el Estado, el papel de la guerra, el desarrollo de las ciudades, la relación ciudadcampo, la producción artesanal, la expansión del comercio, el crecimiento de las manufacturas,
etc.
En este trabajo el análisis estará centrado fundamentalmente en la relación señorcampesino, en las formas que adquirieron la producción y el trabajo y en las luchas que se
entablaron entre estas clases sociales en el modo de producción feudal que se consolidó en
Europa entre los siglos XI y XIV.
1
Integrantes del Equipo Organizador de la Olimpíada de Historia de la República Argentina.
1
Estos procesos históricos se desarrollaron en lo que tradicionalmente se conoce como
Edad Media. Ahora bien, ¿qué entendemos por Edad Media? ¿Qué representaciones se han
construido sobre ella?...
La Edad Media: ¿un paréntesis oscuro de la historia?
“La edad media no es ni el hoyo negro de la historia occidental, ni el paraíso perdido. Hay que renunciar
al mito tenebroso tanto como al cuento de hadas”. Jérome Baschet.
En general, la Edad Media designa el largo milenio que va entre la caída del Imperio
Romano de Occidente en el año 476 (siglo V) y la caída de Constantinopla en poder de los
turcos en 1453 (siglo XV). La idea de “Media” parece designar un lugar que no tendría
características propias y dignas de ser destacadas. Un paréntesis negativo, un espacio
temporal
que
estaría
en
el
medio,
entre
dos
épocas
resplandecientes: la Edad Antigua y la Edad Moderna. De esta
manera, la Edad Media es una construcción historiográfica que
comenzó a gestarse entre los humanistas italianos del siglo XV y
que se generalizó en el siglo XVIII para exaltar los grandes logros
de la expansión capitalista y de la burguesía. Desde esta
perspectiva estos diez siglos de historia aparecen como lo contrario
de lo moderno, asociados con la barbarie, el oscurantismo, el
estancamiento económico y el desorden político.
Sin embargo las investigaciones históricas posteriores han
revelado que durante la Edad Media existieron sociedades
dinámicas
cuyas
características
estudiadas en profundidad.
específicas
merecen
ser
Para explicar su funcionamiento se
suele utilizar el concepto de feudalismo. Pero, ¿el feudalismo se
Otro final para la Edad
Media.
Algunos historiadores toman
como fecha parte aguas entre
la Edad Media y la Edad
Moderna al 12 de octubre de
1492, en tanto estaría
marcando la incorporación
del territorio americano al
circuito comercial europeo,
iniciando con ello la
conformación del mercado
mundial capitalista. Esto nos
permite ver cómo los recortes
temporales que establecen
los historiadores resultan
arbitrarios. En el apartado
sobre las periodizaciones
ampliamos estas ideas que
esbozamos aquí.
desarrolló durante toda la Edad Media? ¿Persisten las relaciones
feudales en la Edad Moderna?
Las periodizaciones: ¿dónde ubicamos temporalmente al feudalismo europeo?
Los historiadores analizan las sociedades y explican su desarrollo en el tiempo.
Observan qué aspectos de las sociedades (económico, político, social, cultural) cambian o
permanecen. Cuánto duran los cambios y permanencias. Si los cambios llevan muchos años, si
son lentos o si son rápidos, si generan rupturas…
La duración de determinadas características que permanecen les permite establecer
períodos temporales, etapas o “edades”. El final y comienzo de cada una de estas etapas o
2
períodos está marcado por un acontecimiento o un proceso histórico que se considera
relevante y que indicaría un cambio profundo de las sociedades.
Además, los historiadores, construyen períodos históricos teniendo en cuenta
determinadas ideas o teorías. De esta manera se generan múltiples periodizaciones de
acuerdo a lo que les interesa investigar y a la perspectiva que sostienen. Por eso, son relativas
y arbitrarias. A continuación te invitamos a estudiar diferentes
periodizaciones de la historia europea para que puedas
ubicar temporalmente el desarrollo del feudalismo.
- La periodización más difundida.
Tradicionalmente algunos historiadores occidentales
han dividido la historia de la humanidad en grandes edades.
Cada una de estas “edades” representa una etapa histórica
que se diferencia de las otras por las características que
asumen: Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad
Contemporánea.
La periodización tradicional
que comienza a gestarse en el
siglo XV y se generaliza en el
siglo XIX, ha sido cuestionada
por su perspectiva
eurocéntrica, ya que las
edades se aplican a la historia
de las sociedades de todo el
mundo, cuando es una
construcción que tiene en
cuenta exclusivamente los
acontecimientos y procesos
históricos vinculados a
Europa.
- La periodización que propone una larga Edad Media.
La propuesta del historiador Jacques Le Goff rompe con los marcos convencionales
entre Edad Media y Edad Moderna, ya que propone una larga Edad Media de los siglos IV al
XVIII, es decir, entre el final del Imperio Romano y la Revolución Industrial. Con esta
periodización coinciden otros historiadores que ponen el acento en aquellos aspectos que
permanecen en el tiempo sin desconocer las transformaciones que durante estos quince siglos
se producen. Por ejemplo algunas continuidades importantes son la relación señor-campesino,
el dominio económico y político de la aristocracia, la producción agraria como la actividad más
importante del período, el papel central de la Iglesia, etc.
Es decir, como señala Baschet, “…la larga Edad Media asimilada al feudalismo, se
escalona entre una Antigüedad esclavista y las primicias de la Revolución Industrial y el modo
de producción capitalista (…) la larga Edad Media ha de considerarse como un universo
opuesto al nuestro: mundo de la tradición anterior a la modernidad, mundo rural anterior a la
industrialización, mundo de la iglesia todopoderosa anterior a la laicización, mundo de la
fragmentación feudal anterior al triunfo del Estado, mundo de las dependencias interpersonales
anteriores al salariado.” 2
- Una periodización que reconoce transiciones históricas.
BASCHET, Jerome – La civilización feudal. Europa del año mil a la colonización de América. Ed. FCE, México,
2000. Pág. 42
2
3
El historiador Eric Hobsbawm plantea diferentes estadios del desarrollo social y
económico previos al capitalismo donde se reconocen algunas transiciones.
Una etapa de transición entre las formaciones sociales esclavistas y las formaciones
sociales feudales entre los siglos V (caída del imperio romano de occidente) y el siglo X. Este
período se caracteriza por la desestructuración del sistema esclavista y la conformación
paulatina de relaciones feudales.
Una
etapa
de
desarrollo
económico
rápido,
de
Transición.
expansión agrícola, revitalización de las ciudades, crecimiento
de la población y desarrollo comercial. Es el período donde se
consolida el feudalismo como modo de producción en Europa
occidental y se extiende desde el año 1000 (siglo XI)
aproximadamente hasta comienzos del siglo XIV donde se
produce la crisis feudal.
Este concepto permite dar
cuenta de períodos históricos
donde las sociedades se
encuentran en proceso de
transformación. Es decir, son
sociedades donde lo nuevo no
termina de nacer y lo viejo no
termina de morir.
Una gran crisis feudal caracterizada por el declive de la
producción agrícola y el comercio y el descenso demográfico a causa del hambre y las
epidemias. Esta etapa de crisis abarca desde el siglo XIV al siglo XV.
Una etapa de transición del feudalismo al capitalismo entre el XIV - XV (crisis feudal) y
el siglo XVIII, cuando se produce la doble revolución: la revolución industrial inglesa (1760/1780
aprox.) y la revolución francesa (1789). Este período no es uniforme, se alternan momentos de
crecimiento y expansión económica con otros de retrocesos, donde se produce la
desestructuración del feudalismo y el surgimiento de relaciones de producción capitalistas.
- Una periodización interna de la Edad Media.
Como vimos, la Edad Media se refiere a los mil años de la historia europea que van
desde el siglo V al XV. Pero, este largo período ¿tuvo las mismas características desde que
empezó hasta que terminó? Historiadores como Jerome Baschet reconocen en esta etapa
transformaciones sociales muy importantes que indicarían que no fue un período homogéneo,
sino dinámico y cambiante. En este sentido, el autor propone una división tripartita de la Edad
Media: una Alta Edad Media (siglos V al X) de formación de relaciones feudales. Una Edad
Media Central (siglos XI a XIII), época de apogeo y de dinamismo máximo dónde se consolida
la sociedad feudal; y una Baja Edad Media (siglos XIV a XV) donde se produce la crisis feudal.
A continuación te mostramos las diversas periodizaciones a través una propuesta
gráfica a la que denominamos “mapa temporal”.
4
Para pensar...
Observando el mapa temporal:
¿Reconoces las periodizaciones que se describen en el texto? Identificalas.
¿Cómo se visualizan gráficamente los cambios y las continuidades?
¿En qué período histórico se consolida el feudalismo?
Como vimos los historiadores periodizan el feudalismo de diversas maneras de acuerdo
a la importancia que le otorgan a los cambios o a las continuidades que se producen en las
sociedades previas al capitalismo.
Sin negar que en muchas regiones de Europa ciertas características del feudalismo
perduran más allá del final de la Edad Media e inclusive están presentes hasta el siglo XVIII, en
este trabajo nos centraremos en el período comprendido entre los siglos XI y XIV, cuando el
feudalismo se consolida como sistema social. Ahora bien, ¿qué caracteriza al feudalismo?
5
3. Feudalismo: una definición posible...
“El feudalismo designa al régimen social que caracterizó, por lo menos a partir del siglo XI, al mundo
medieval y, hasta el siglo XVIII en varios aspectos, al mundo moderno”. Pierre Bonnassie.
El feudalismo era un sistema social donde las relaciones de producción fundamentales
se daban entre señores y campesinos en torno a la tierra. Los señores ejercían el poder a
través de la fuerza y se apropiaban del excedente del trabajo campesino. Este excedente era
redistribuido en el seno de la clase dominante, mediante complejas relaciones de dependencia
y gratificaciones conocidas como feudo-vasalláticas.
Vayamos por parte, ¿quiénes eran los campesinos?
4. Los dominados: hombres y mujeres que trabajan la tierra.
Los
hombres
trabajaban
la
tierra
y
mujeres
recibían
que
MEDIOS DE PRODUCCIÓN CAMPESINOS
diferentes
La tierra: se podían reconocer diferentes sectores
nombres según las regiones de Europa. No
según su función:
obstante el término campesinos es el más
- tierras de producción de cereales donde se
generalizado para referirse a ellos.
aplicaba el sistema de rotación bienal o trienal;
Cada familia campesina conformaba
- tierras de huerto para el cultivo de frutas, verduras,
legumbres;
una unidad de producción en el espacio
- tierras destinadas para cultivos específicos según
rural. Poseían el derecho de uso y ocupación
la región: olivos, viñas;
de la tierra y tenían sus propios instrumentos
- tierras de bosques donde se extraían materiales
de producción y trabajo. Trabajaban la
para la construcción (maderas) o alimentos (miel);
parcela
- tierras ricas en minerales (hierro, oro, greda, barro
de
tierra
que
poseían
para
para alfarería).
autoabastecerse. Parte de lo producido era
El agua: para la pesca, para la utilización de energía
consumido para subsistir y los excedentes
(molino de agua), para el abastecimiento de
eran entregados al señor para cumplir con el
hombres y animales.
tributo o bien eran vendidos en los pequeños
Los instrumentos de trabajo:
mercados o ciudades.
- Animados: animales (buey, caballo) para el arado y
El
proceso
de
producción
el transporte. Otras especies para el consumo
se
(vacunos, cerdos, aves de corral y ovejas), o para la
realizaba a través de una división del trabajo
obtención de materias primas (lana de la oveja, por
según el sexo y la edad. Los hombres
ejemplo). Los animales también aportaban el abono
organizaban el trabajo y tenían la autoridad
para fertilizar la tierra (estiércol o excremento).
en la familia. Por la tanto, la mujer se
- Inanimados: arado, carro, guadaña, hoz, hacha,
encontraba
en
una
relación
trillo. En su mayoría construido de madera y metal.
de
Por ejemplo, el arado de vertedera.
6
subordinación. Lo producido era percibido como el
resultado del proceso de trabajo de la unidad familiar
campesina en su conjunto, y no como una
producción individual de cada uno de sus miembros.
Algunos historiadores definen a la explotación
campesina como una unidad agro-artesanal autosuficiente, en tanto el cultivo extensivo de cereales
se complementaba con actividad ganadera y la
producción artesanal. (Ver cuadro “Medios de producción
campesinos”).
Tanto los cereales como la carne eran
además
alimentos
básicos
para
la
familia
campesina. El ganado era utilizado como fuerza de
tiro para la labranza y como abono para el suelo. Además, las tierras de pastos servían para
generar forraje que alimentaba a los animales y permitía su reproducción. Como dicen
Kuchenbuch y Michael, “Esta integración inestable de labranza y ganadería representa quizás
la combinación decisiva en el marco de la economía campesina individual” 3 Es decir, hasta
tanto no apareció el motor para reemplazar al animal y los fertilizantes químicos para
reemplazar el abono orgánico proporcionado por los animales, la agricultura y la ganadería se
desarrollaron de manera conjunta. Además, vinculadas a
estas
producciones
complementarias
aparecían
fundamentales
otras
para
la
actividades
alimentación
campesina. Por ejemplo, productos de la huerta (frutas,
verduras, etc.) y ganado menor (cerdos, aves de corral,
etc.).
Las distintas unidades de producción campesina
individuales establecían diversas formas de cooperación. Es
ARADO DE VERTEDERA
decir, las familias campesinas colaboraban unas con otras o
realizaban de manera conjunta actividades de labranza,
siembra, cosecha, regulaban la utilización de senderos, de
caminos, la explotación de tierras comunales (utilizadas por
todos), la regulación del acceso al bosque, al agua.
De esta manera, las unidades de producción
campesina a través de los lazos de cooperación se
integraban en comunidades de campesinos o comunidades de aldea. Estos agrupamientos de
KUCHENBUCH, Ludolf y MICHAEL, Bernd “Estructura y dinámica del modo de producción feudal en la
Europa preindustrial” en Studia Historica – Historia Medieval, vol. IV, N°2, Salamanca, 1986. Pag. 16
3
7
familias campesinas en aldeas o villas fueron una de las características más comunes en la
Europa medieval. En ellas se generaba una división del trabajo aldeana producto de la
especialización de algunos campesinos en determinadas actividades artesanales (herrería,
cervecería, horno, etc.). Sin embargo, quienes se especializaban en estas producciones
artesanales no perdían su carácter campesino.
Pero en las aldeas, entre los siglos XI y XIII, se generó un proceso de diferenciación
social entre los campesinos. Algunos pudieron prosperar porque disponían de mejores tierras y
herramientas, mientras otros no lograban producir lo mínimo para subsistir.
Ya conocimos algunas características de los campesinos, veamos ahora quiénes eran
los señores…
Para pensar…
¿Por qué son actividades complementarias la producción ganadera y agrícola para el campesinado
durante la Edad Media?
5. Los que dominan: señores que ejercen el poder sobre la tierra y los hombres.
La clase dominante en el feudalismo es identificada por los historiadores con diferentes
nombres: señores feudales, aristocracia, nobleza. Este grupo social estaba integrado por laicos
y eclesiásticos (por ejemplo obispos de la Iglesia católica). La aristocracia se caracterizaba por
ejercer el dominio sobre los hombres, el poder sobre la tierra y la actividad guerrera. Los
vínculos de sangre determinaban, en gran medida, la pertenencia a la aristocracia feudal. Esto
significa que se heredaba la condición de noble, es decir, era noble quien nacía en una familia
noble. No obstante la condición aristocrática podía adquirirse a partir de algunos rituales, por
ejemplo, el espaldarazo. Este era un ritual que permitía transformar en caballeros a quienes
demostraban habilidades guerreras y asumían los valores del grupo.
También los miembros de la clase dominante se vinculaban entre sí a partir de
relaciones feudo-vasalláticas, a través de las cuales, un vasallo (un señor de menor poder) se
relacionaba con otro señor (de mayor poder) por medio de intercambios y compromisos
asimétricos. Esto significaba que el vasallo era el hombre del señor y se comprometía a
servirlo. Este servicio implicaba una serie de obligaciones, entre las que se destacaban las
siguientes: a) participar en las guerras llevadas a cabo por el señor; b) ayudarlo económica y
8
financieramente; c) aconsejarlo. La
obligación
de
participar
en
las
guerras era fundamental, ya que de
esta manera se conformaban los
ejércitos feudales.
Pero el vasallo no era el
único que tenía obligaciones y
compromisos en esta relación, ya
que el señor, por ejemplo, debía
darle protección a su vasallo. Para
ganarse el servicio del vasallo, el
señor le concedía un feudo que,
generalmente,
consistía
en
Castillo de Najac, Francia. Construido a finales del siglo XI.
el
Entre los siglos X y XII proliferan, en Europa Occidental, la
otorgamiento de un poder señorial.
construcción de castillos (primero de madera y luego de piedra)
En palabras de Baschet, más que
sobre elevaciones del terreno. Era el lugar donde vivía el señor,
como un bien o una cosa, el feudo
sus parientes y soldados. También era un centro de explotación
debe
rural y artesanal, centro donde se recaudaban las rentas y
considerarse
como
la
concesión de un poder señorial, que
donde se reunía el tribunal señorial. El castillo representaba el
poder de la aristocracia y la separaba del resto de la población.
puede apoyarse en tierras y sus
Como señala Baschet, “…el castillo es el corazón al mismo
habitantes, aunque también puede
tiempo práctico y simbólico del poder de la aristocracia, de su
limitarse a un derecho particular; por
dominación sobre las tierras y sobre los hombres”1.
ejemplo, el de ejercer justicia, el de
cobrar un impuesto o un peaje4
El compromiso vasallático se llevaba a cabo a través de un ritual, en el cual se pueden
identificar tres momentos:
- el homenaje: este consistía en una acción donde el vasallo arrodillado colocaba sus manos
unidas entre las del señor y se declaraba hombre del señor;
- el juramento de fidelidad: consistía en un juramento, prestado sobre los Evangelios (Biblia),
mediado por un beso entre vasallo y señor, generalmente en la boca;
- la investidura del feudo: consistía en la entrega de un objeto simbólico (un trozo de tierra, una
rama, etc.).
De esta forma, el ritual vasallático instauraba una diferenciación entre los miembros de
la aristocracia, que en palabras de Jacques Le Goff, implicaba una “jerarquía entre iguales”.
Ahora bien, ¿cómo era la relación entre señores y campesinos?
4
BASCHET, Jerome - Op. Cit. Pág. 127-128
9
Para pensar…
¿Cómo se expresaba en el espacio el poder aristocrático? ¿Por qué el historiador Jacques Le Goff
afirma que el vínculo vasallático instaura una jerarquía entre iguales?
6. Señores y campesinos: la relación de dominiun en el marco del señorío.
El señorío era la forma que adquiría la organización espacial y territorial donde los
hombres, señores y campesinos, entablaban relaciones sociales, económicas y políticas. A
través del señorío los señores se apropiaban de los excedentes generados por los hombres
sometidos a su dominio.
Pero para comprender cómo era la relación
entre señores y campesinos en el marco del
señorío, resulta importante recuperar la noción de
“dominium” o dominación feudal planteada por
Guerreau, que implica, por un lado un “dominus”
(amo, señor), y por otro, a productores ubicados en
posición de dependencia (hombres del señor,
campesinos, villanos o aldeanos). Es decir, el
término dominium hace referencia a la dominación
que ejercen los señores sobre la tierra y sobre los
hombres.
Esta relación de dominium tenía un doble
origen que se expresaba espacialmente en el
señorío. Por un lado, se basaba en la posesión de
EL ENCELULAMIENTO
Hasta el siglo X, las tierras
estaban ocupadas por pequeños
caseríos de campesinos aislados
y dispersos. Sin embargo, a
partir del siglo XI y XII, con la
generalización del señorío, se
consolidaron las aldeas y la
ocupación del campo apareció
más estable, con parcelas y
caminos más definidos, ya que
los
señores
tendieron
a
reagrupar a la población rural
sobre la que ejercían el poder. A
este proceso de reorganización
del
espacio,
algunos
historiadores lo han denominado
“encelulamiento” e implicó el
reagrupamiento de hombres y
mujeres en torno a una aldea o a
un castillo.
una parte de la tierra reivindicada por el señor
(reserva señorial); por otro, en el ejercicio del
poder político sobre determinados territorios y sus habitantes (poder jurisdiccional o banal). No
obstante, como señala Baschet, “lo que caracteriza al señorío es la fusión de estos dos
elementos en una dominación única”5.
Y esto es así, porque en la Edad Media la relación con la tierra se expresaba de manera
diferente que en el capitalismo, fundado en los conceptos de propiedad y alquiler. El señor era
aquel que tenía la tierra, no porque podía exhibir un título de propiedad, sino porque era el que
5
BASCHET, Jerome – Op. Cit. Pág. 141.
10
la conservaba en sus manos y ejercía en ella la dominación sobre los dependientes
(campesinos). En cierto modo era un sistema circular: “el dominante ejerce el poder porque
tiene la tierra, pero tiene la tierra porque puede demostrar que en ella él ejerce el poder”
(Morsel)” 6.
A través de la relación de dominium los señores asumían atribuciones propias del
Estado. Durante el feudalismo, a diferencia del Estado tal como lo conocemos hoy, la autoridad
se encontraba diseminada espacialmente entre múltiples señores, que generalmente se
superponían. En palabras de Morsel esta característica se puede interpretar como un “anclaje
espacial del poder”. De este modo, los señores impartían justicia, lo que implicaba mandar y
castigar a los hombres que estaban en los territorios donde ejercían el poder. Esto les permitía
obtener ingresos (rentas) adicionales, cobrando multas, confiscaciones por cometer delitos, etc.
La capacidad de castigar se justificaba ideológicamente con la promesa de protección y le
permitía al señor obtener obediencia de los campesinos. De este modo se convertía en juez y
parte.
Para los campesinos la dominación que ejercían los señores implicaba una relación de
servilidad o servidumbre. Ésta se expresaba a través de diversas obligaciones y formas de
limitación de su libertad impuestas por medio de la fuerza o de la costumbre (derecho
consuetudinario). Estaban limitados para desplazarse de un territorio a otro o abandonar sus
tierras, no podían vender sus parcelas, no podían disponer libremente de su capacidad de
trabajo personal ni de los resultados de éste, ya que tenían que cumplir con horas de trabajo
(corveas) en las tierras del señor y entregar parte de lo producido en sus propias parcelas.
Además, los señores controlaban molinos, hornos, lagares, cervecerías. Como estos medios
de producción, más complejos, no estaban en poder de los campesinos debían pagar tributos
para utilizarlos. Sin embargo, las relaciones serviles no tuvieron las mismas características en
todas las regiones de Europa. En algunas zonas, por ejemplo, había campesinos que tenían
mayores libertades, podían vender sus tierras y sus producciones en el mercado.
6
BASCHET, Jerome – Op. Cit. Pág. 134.
11
Extraído de Ahttp://yksimery.blogspot.com.ar/2013/02/4-la-vida-en-el-feudo.htm
Distribución de un feudo. Ed. Vicens Vives.
Para pensar…
¿Por qué el concepto de dominium, propuesto por Guerreau, es pertinente para analizar el vínculo entre
señores y campesinos? ¿Qué significó el encelulamiento para la vida de los campesinos?
12
DIFERENTES FORMAS DE RENTA
La aristocracia obtenía sus ingresos del cobro de impuestos aplicados a la producción artesanal, a la
circulación de mercancías y dinero, al uso de los medios de producción complejos (por ejemplo molinos) y
por el ejercicio de la justicia. También obtenía ingresos a través de la guerra (botín). Sin embargo, el
ingreso principal era el que provenía del excedente generado por los campesinos y del cual se apropiaba
el señor a través de diferentes tipos de rentas, recurriendo a la violencia o amenazando con su utilización
(coacción extraeconómica, según algunos historiadores). Este excedente era el resultado del plus trabajo
campesino, es decir del trabajo que realizaban más allá de lo que necesitaban para reproducirse. A
continuación se describen las características de las rentas que eran exigidas por la aristocracia y que
coexistieron a lo largo de la Edad Media, predominando una u otra según los períodos históricos.
Renta en trabajo: los campesinos estaban obligados a cumplir horas de trabajo (corveas) en las tierras
que pertenecían directamente al señor (reserva señorial). Las corveas podían consistir en trabajar la tierra
del señor, construir caminos y castillos, reelaborar materias primas agrícolas, reparar herramientas,
pastorear animales, transportar bienes, etc. Es decir, el campesino y su familia luego de trabajar sus
parcelas de tierra destinaban otras horas para trabajar para el señor. En este caso todo el trabajo
excedente realizado en las parcelas del señor era apropiado por este. Aquí el señor controlaba todo el
proceso trabajo, por lo tanto, la totalidad del excedente apropiado (en trabajo y producto) coincidían. Esta
forma de renta predominó entre los siglos VIII-XI.
Renta en producto: parte de la producción del campesino es apropiada por el señor. Por lo tanto, en este
caso el señor no controla el proceso de trabajo. El producto era entregado en estado bruto (granos de
cereal en lugar de pan, por ejemplo). De esta forma, el señor conserva la libertad de disponer del producto
para ser reelaborado en su reserva para su consumo, vendido en el mercado o almacenado para las
épocas de escasez. Predomina entre los siglos XI-XIV.
Renta en dinero: el señor obtiene dinero como renta. En este caso, el campesino debe vender su
producto previamente en el mercado para obtener el dinero que luego entregará al señor. De esta manera,
el campesino puede decidir dónde, cómo y qué excedentes han de ser vendidos. Esta forma de renta
predomina entre los siglos XV-XVIII.
La dominación señorial no afectó a todos los campesinos de la misma manera. Con el
tiempo se produjo en el seno de las aldeas campesinas una creciente estratificación social:
algunos campesinos pudieron prosperar mientras otros se empobrecieron. Esta diferenciación
obedeció a múltiples causas, entre ellas se pueden reconocer: diferencias en el tamaño y
calidad de las parcelas, en el nivel de dependencia hacia el señor (mayor o menor cantidad de
rentas en función del grado de libertad o servidumbre), en las posibilidades de vender sus
productos en las ciudades vecinas, mejoras técnicas aplicadas a la producción agraria, etc.
Sin embargo, tanto campesinos prósperos como pobres se oponían estructuralmente a
los señores que vivían a costa de ellos. ¿Cómo? Resistiendo…
13
Para pensar…
¿Cuáles eran las bases del poder aristocrático? ¿De dónde provenían los ingresos de la clase
dominante?
7. La dominación no fue total: resistencias y luchas campesinas.
“Para los historiadores la revuelta agraria es tan inseparable del señorío como la huelga de la gran
empresa capitalista”. Marc Bloch.
La
lucha
de
clases
entre
señores
y
campesinos esta presente durante toda la Edad
La jacquerie francesa de 1358.
Media. En este sentido la resistencia campesina es
inseparable de la dominación feudal ya que ambas
“La jacquerie (francesa) de 1358, que tuvo el
carácter de una revuelta de la miseria de campesinos
clases sociales tenían intereses contrapuestos por
empobrecidos, se caracteriza por su expansión
la tierra y por las rentas.
territorial sorprendentemente amplia en tan poco
Los señores, fuesen laicos o eclesiásticos,
intentaban
permanentemente
acrecentar
sus
ingresos que provenían del excedente generado por
tiempo. Las elevadas exigencias impositivas, las
grandes devastaciones de los ejércitos en la guerra
de los Cien Años y las innumerables acciones de
pillaje de los tropeles de mercenarios, habían llevado
el trabajo campesino. Por ejemplo establecían
a la desesperación a la población campesina
nuevas obligaciones, recurrían a la violencia para
indefensa (…) A finales de mayo de 1358 se inició en
imponer aumentos de rentas y a la apropiación de
la región de Beauvais el levantamiento abierto,
tierras comunales o disputadas. Mientras que los
extendiéndose rápidamente a Picardía y las regiones
vecinas.
En
muchos
lugares
los
grupos
de
campesinos procuraban asegurar lo que producían
campesinos
para su subsistencia, llevando adelante diferentes
fundamentalmente de forma independiente, obligaban
estrategias de lucha contra el avasallamiento de los
a
señores.
destacamentos. Se despertó un fuerte odio contra la
Entre las formas que adquirió la resistencia
las
rebeldes,
personas
indefensas
que
a
operaban
unirse
a
sus
aristocracia (...) Muchos castillos y fortalezas de la
nobleza fueron destruidos sin contemplaciones, sus
campesina se pueden distinguir la huída o la
propietarios asesinados u obligados a huir. Las
emigración, el incumplimiento de las corveas (renta
ciudades permanecieron indecisas; los campesinos
en trabajo), el engaño en el peso del producto o en
rebeldes sólo recibieron pleno apoyo de unas pocas
la medición de tierra, la presión para obtener
comunas urbanas. En conjunto quedó de manifiesto el
carácter espontáneo,
poco
planificado
de esta
reducciones directas de las rentas, la lucha por la
revuelta que fracasó a los pocos meses a pesar de su
demarcación de las tierras de labor, de pastoreo, el
gran extensión”.
uso de los bosques y de las tierras comunales, etc.
RÖSENER, Werner - Los campesinos en la Edad
Media, Ed. Crítica, Barcelona, 1990.
14
Esta relación conflictiva entre dominantes y
dominados se mantuvo entre los siglos XII y XIII en
un equilibrio frágil. Sin embargo hubo momentos
El levantamiento inglés de 1381
donde la lucha fue abierta y violenta. Durante la
“…el levantamiento inglés de 1381 estaba
mejor organizado y se dirigía hacia objetivos
precisos. El levantamiento comenzó en los
Baja
Edad
Media
se
muy
importantes
campesinas
produjeron
revueltas
como
los
condados del sudeste de Inglaterra a fines de
levantamientos en Flandes entre 1323 y 1328, la
mayo de 1381 y fue derrotado a fines de
jacquerie de 1358 en Francia y el levantamiento
junio por el rey y la nobleza. Aunque la
inglés
revuelta
estalló
repentina,
los
de
forma
relativamente
dirigentes
de
este
levantamiento popular, respaldados por una
de
1381.
levantamientos
A
se
grandes
rasgos
caracterizaron
por
estos
ser
antinobiliarios, espontáneos y violentos.
buena parte de la población urbana, tenían
Como señala Rosener, “…las revueltas y
un programa minucioso y completo; una
guerras campesinas muestran con claridad que los
exigencia fundamental de los campesinos
cambios internos de los señoríos y los esfuerzos
rebeldes era la abolición de la servidumbre.
La presión de los impuestos y las elevadas
de los señores para ampliar servicios, rentas e
el
impuestos podían constituir un potencial conflictivo
campesinado inglés, por lo que en las filas de
que no cabía resolver con arreglos amistosos. El
los levantiscos no sólo encontramos a los
abismo entre le mundo de los señores nobles y la
cargas
feudales
afectaban
a
todo
estratos más pobres del campesinado, sino
también
a
Justamente
muchos
el
campesinos
estrato
superior
ricos.
del
existencia campesina y el descontento creciente de
los campesinos dependientes con sus condiciones
campesinado, que era el mejor organizado,
de existencia se descargaron cada vez más en
tomó la dirección en la mayor parte de los
forma de levantamientos, pero se expresaron
centros locales del levantamiento (…) En
conjunto el levantamiento inglés de 1381, a
pesar de su derrota, tuvo efectos positivos
también a través de formas de protestas menos
llamativas.”7
para el campesinado inglés y aceleró la
liberación de la servidumbre y los vínculos
del señorío”.
RÖSENER, Werner - Los campesinos en la
Edad Media, Ed. Crítica, Barcelona, 1990.
7
RÖSENER, Werner - Los campesinos en la Edad
Media, Ed. Crítica, Barcelona, 1990.
Clase social
“El término tiene múltiples acepciones. Representa una
precisión mayor respecto de la definición de grupos
sociales, al relacionarse con la distribución desigual de la
riqueza y el poder. Las clases sociales pueden definirse
según su nivel de riqueza (clases ricas/clases pobres), su
inserción en las relaciones de producción (clases
propietarias/clases
trabajadoras,
o
clases
explotadoras/clases explotadas) o su vinculación con el
poder (clases dominantes/clases dominadas, o clases
hegemónicas/clases subalternas). (…) Si “clase” es un
concepto tan complejo, es porque su definición es
estrictamente relacional: toda clase se define en relación
a otra y en función de entramados de relaciones
variables. (…) En el caso apuntado, la aristocracia o
nobleza actúa como clase dominante o explotadora sobre
el campesinado”.
ALONSO, Luciano – Marcos conceptuales y problemas
historiográficos, Manual de Capacitación Docente Modulo 1
15 Olimpíada de Historia de la República Argentina. Santa Fe,
2006.
Para pensar…
¿Qué diferencias podes establecer entre la revuelta francesa de 1358 y el levantamiento inglés de 1381?
A lo largo de este trabajo analizamos las relaciones sociales entre señores y campesinos
durante el feudalismo. Pudimos reconocer algunas características fundamentales que se
consolidaron entre los siglos XI - XIV. Aunque hay historiadores que identifican ciertas
continuidades hasta el siglo XVIII a partir de la crisis feudal de los siglos XIV y XV se
producirán una serie de cambios muy importantes en la producción rural con la aparición de
arrendatarios y asalariados agrícolas; en la producción manufacturera con el desarrollo de la
industria rural domiciliaria y la manufactura concentrada; en la expansión comercial mundial
con el ascenso de la burguesía y en la creciente centralización del Estado. Estos cambios
preanuncian el desarrollo de un nuevo sistema social. Pero esa es otra historia…
Bibliografía
ALONSO, Luciano – Marcos conceptuales y problemas historiográficos, Manual de
Capacitación Docente Modulo 1 Olimpíada de Historia de la República Argentina. Santa Fe,
2006.
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BASCHET, Jérôme – La civilización feudal. Europa del año mil a la colonización de América,
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BONNASSIE, Pierre - Vocabulario básico de la historia medieval, Ed. Crítica, Barcelona, 1984.
FONTANA, Josep (Dir.) – Historia Universal Planeta, Tomo 4 “La Edad del Feudalismo” y
Tomo 5 “La crisis de la Edad Media”, Ed. Planeta, Barcelona, 1992.
GUERREAU, Alain – El feudalismo. Un horizonte teórico, Ed. Crítica, Barcelona, 1984.
HILTON, Rodney, ed. - La transición del feudalismo al capitalismo, Barcelona, Crítica, 1982.
KUCHENBUCH, Ludolf y MICHAEL, Bernd – “Estructura y dinámica del modo de producción
'feudal' en la Europa preindustrial”, en Studia Historica – Historia Medieval, vol. IV, Nº 2,
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PASTOR, R. - Resistencias y luchas campesinas en la época del crecimiento y consolidación
de la formación feudal. Castilla y León, siglos X-XIII, Siglo XXI Ed., Madrid, 1990.
RÖSENER, Werner - Los campesinos en la Edad Media, Ed. Crítica, Barcelona, 1990.
16
Resistir a una vida de penas. Formas de resistencia en plantaciones
esclavistas en Iberoamérica durante el período colonial.
Vanesa Colomba y Silvina Vecari
“La vida del esclavo negro es una carga de penas.
Todo el día para trabajar
Sin la noche para descansar…”
Canción de esclavos (Brasil colonial)
Este trabajo se centra en el accionar de los esclavos
africanos y sus descendientes en las plantaciones
esclavistas que se desarrollaron durante el período
Se denomina
Iberoamérica a los
territorios conquistador por
españoles y portugueses.
colonial en territorios de Iberoamérica. En particular, se
pretende abordar diferentes estrategias de resistencia que llevaron a cabo los
esclavos como sujetos sociales, con capacidad de acción tanto individual como
colectiva, frente a la sujeción impuesta bajo la dominación colonial.
Distintas disciplinas, a través del trabajo de historiadores, arqueólogos,
demógrafos, antropólogos, entre otros, han estudiado la esclavitud africana en
Iberoamérica colonial. A lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX, la esclavitud
fue principalmente analizada desde una visión eurocéntrica, que postulaba la noción
de inferioridad racial del “negro” africano frente al “blanco” europeo. Desde la segunda
mitad del siglo XX, en el marco de los procesos de descolonización de los territorios
africanos, nuevos enfoques complejizaron el análisis al considerar las experiencias y
las voces de los esclavos. Desde diferentes perspectivas teóricas y metodológicas, se
han investigado problemáticas en torno al tráfico negrero, el crecimiento demográfico,
la situación jurídica y social, las relaciones interétnicas, la construcción de identidades
de los esclavos, entre otros temas.
Respecto al estudio de las formas de resistencia de los esclavos, los
investigadores han enfrentado ciertas dificultades debido a la escasez de fuentes
históricas, ya que principalmente fueron generadas por funcionarios judiciales y/o
integrantes de los sectores dominantes, siendo muy pocos los esclavos que sabían
leer y escribir la lengua oficial o tenían acceso a un letrado.

Integrantes del Equipo de la Olimpíada de Historia de la República Argentina.
1
EL ORIGEN DE LOS PESARES: EL TRÁFICO DE ESCLAVOS
Los comienzos de la esclavitud negra en Iberoamérica formaron parte de la
expansión ultramarina europea, que se llevó a cabo en los siglos XV y XVI. Desde
mediados del siglo XV, comerciantes europeos se dedicaron al tráfico de esclavos
adquiridos en las costas de África con el fin de venderlos en Europa (para el servicio
doméstico y tareas agrícolas) y en las islas atlánticas bajo ocupación portuguesa (para
trabajar en las plantaciones azucareras). En cuanto al actual territorio americano, los
primeros esclavos africanos arribaron como integrantes de las tripulaciones de los
conquistadores españoles y portugueses.
En las poblaciones africanas, la esclavitud existía pero
presentaba características diferentes a las que desarrolló
bajo el colonialismo europeo. El historiador nigeriano Okon
Edet Uya (1989: 86) define a un esclavo como “una persona
que, encontrándose desprovista de lazos de parentesco por
alguna circunstancia, enajena su trabajo temporariamente en
manos de otra persona, a cambio de protección o sustento”.
Es decir, que se consideraba “esclavo” a individuos que no
estaban protegidos por lazos familiares o de linaje, o que sus
comportamientos atentaban contra el bienestar de la
comunidad. También, los cautivos de guerra podían ser
tratados como individuos sin libertad.
A partir de la conquista y colonización de América, el
desarrollo de la trata o tráfico de esclavos a través del
océano Atlántico implicó la migración forzada de gran
número de africanos. Generalmente eran cautivos mediante
expediciones (rais) organizadas por europeos en las costas
o en el interior de África, por ejemplo de las regiones de
Angola, Golfo de Guinea, Congo. Otras veces, los
comerciantes europeos se asociaron con gobernantes de las
comunidades africanas, especialmente para la captura de
individuos de poblaciones aledañas o enemistadas, que eran
intercambiados por productos como armas de fuego, tejidos,
bebidas alcohólicas.
Esclavitud indígena
En las colonias
españolas, la esclavitud
indígena se inició con el
arribo de los españoles a
las islas del mar Caribe,
habitadas por los
pueblos arawaks (o
arawakos) y caribes. A
través de la llamada
“guerra justa” se buscó
“justificar” la esclavitud,
es decir que los
aborígenes que se
negaban a convertirse a
la fe cristiana podían ser
esclavizados. Las “Leyes
Nuevas” de 1542
declararon la prohibición
definitiva de la esclavitud
aborigen, aunque se
establecieron
excepciones.
En las primeras décadas
del siglo XVI, en las
plantaciones del noreste
brasileño, se utilizó a
nativos en calidad de
esclavos. Sin embargo,
la resistencia indígena
para realizar este tipo de
trabajos, la elevada tasa
de mortalidad y el
desplazamiento de
grupos nativos hacia el
interior del Brasil,
contribuyeron a la
búsqueda de mano de
obra alternativa, vale
decir, los esclavos
africanos.
[Consultá el Anexo Documental,
Fuentes Nº 1 y Nº 2]

En el texto se cita/n nombre y apellido del/los autor/es (año de edición de su obra: página consultada). Al
finalizar el texto se citan los datos completos de la obra mencionada.
2
El tráfico de esclavos africanos se incrementó a lo largo del período colonial y fue
el mecanismo básico para proporcionar mano de obra necesaria para el desarrollo de
las plantaciones esclavistas. Como señalan Waldo Ansaldi y Verónica Giordano (2012:
116), “el binomio plantación-esclavitud fue una creación del colonialismo que se
comenzó a modelar en África y culminó en América. En este sistema, los esclavos no
eran personas sino cosas o, como dicen los registros de la época, „piezas de
comercio‟, es decir, mercancías.”
¿Por qué los esclavos
africanos traídos a América
eran considerados “piezas de
comercio”?
¿Qué diferencias existían
con los esclavos que
habitaban en las poblaciones
africanas?
Plano de un barco negrero. Litografía del siglo XIX.
Los portugueses denominaron tumbeiros a los barcos negreros, es decir
ataúdes flotantes.
Destino de los esclavos africanos, quienes formaban parte de un “comercio triangular” dirigido por europeos: África
(proveía esclavos), Europa (vendía los esclavos africanos y manufacturas) y América (producía cultivos tropicales
para vender a Europa).
3
EL REINADO DE LA PLANTACION
La plantación esclavista fue la unidad de producción
que predominó en áreas tropicales y subtropicales de
Iberoamérica durante los siglos de dominación colonial.
Eran grandes establecimientos especializados en un solo
cultivo (por eso se habla de “monoproducción” o
“monocultivo”), cuya producción (caña de azúcar, café,
cacao, algodón) principalmente se exportada a Europa. Se
trataba de productos de alta demanda en el mercado
europeo, y por ende, un negocio redituable. Este tipo de
unidad de producción demandaba de grandes extensiones
de tierra, lo cual coadyuvó a la instauración de la gran
propiedad rural o latifundio.
La plantación esclavista
colonial también se
desarrolló en territorios
bajo dominación francesa,
holandesa e inglesa. El
antropólogo Sydney Wintz
denominó “Afroamérica” a
los territorios comprendidos
por el sur de Estados
Unidos, las costas del golfo
de México, islas Antillas,
las costas y valles de
Venezuela, las Guayanas,
la costa nordeste de Brasil,
y las costas de Colombia,
Ecuador y Perú. Áreas en
las que la esclavitud
africana constituyó la base
de las relaciones de
producción.
Cada plantación constituía una unidad autosuficiente que contenía todos los
elementos económicos, políticos, militares e ideológicos para su reproducción. No
obstante, el hecho de que el principal mercado para sus productos se encuentre en el
exterior, llevó a que fueran muy sensibles y dependientes de las fluctuaciones de la
demanda externa. En este sentido, el mercado mundial fue creador, condicionante y
estructurador de la plantación esclavista colonial.
Otra
nota
distintiva
de
la
plantación
fue
el
requerimiento de notables inversiones de capital y de
tecnología, razón por la cual lo más frecuente era que el
plantador obtuviera los capitales necesarios a través de la
asociación con un comerciante residente en la colonia, o
incluso con mercaderes europeos. La Iglesia –y en
especial
los
jesuitas-
poseyó
plantaciones
esclavistas.
plantaciones
eran
En
propiedad
igualmente
ciertos
de
grandes
casos,
las
sociedades
que
concentraban los fondos de numerosos financistas y
Los plantadores,
propietarios de las
plantaciones esclavistas
coloniales, formaban parte
de los sectores dominantes
locales o también llamados
elites. Constituían un grupo
reducido que basaba su
poder en la riqueza
económica, el acceso a
cargos políticos y el control
de la fuerza de trabajo.
En Brasil colonial se los
denominaba “señores del
ingenio” (senhores do
engenho) y en Venezuela
“grandes cacaos”.
comerciantes. [Consultá el Anexo Documental, Fuente Nº 3]
Pero el núcleo duro de esta unidad de producción era el trabajo esclavo. La
esclavitud negra se constituyó como la base de las relaciones de producción en
aquellos territorios donde la presencia de la población indígena era escasa, ya sea
porque había sido exterminada o porque había huido. Además, la trata fue esencial
para el desarrollo de las relaciones esclavistas en la plantación, debido a las
dificultades de las poblaciones esclavas para reproducirse. Okon Edet Uya plantea
que no se produjo un crecimiento natural de las poblaciones africanas en las colonias
4
americanas por diversos factores: el número
de varones que llegaban era mucho mayor
que el de mujeres; la experiencia de la
esclavitud estimuló el uso de elementos
abortivos por las mujeres esclavas que se
¿Por qué en las plantaciones la mano de
obra fue fundamentalmente esclava negra
de origen africano? ¿Por qué se requirió
de un desplazamiento constante de
africanos hacia las colonias americanas?
resistían a tener hijos nacidos en esas
condiciones; existían casos de mala alimentación y de trabajo en exceso de mujeres
esclavas embarazadas; la alta tasa de mortalidad, debido al contacto con nuevas
enfermedades como por las condiciones en que eran transportados. [Consultá el
Anexo Documental, Fuente Nº 4]
DIFERENTES INTERPRETACIONES ACERCA DE LA
PLANTACIÓN ESCLAVISTA COLONIAL
La discusión historiográfica acerca del carácter de la plantación
esclavista colonial ha dado lugar a dos interpretaciones divergentes.
Los historiadores argentinos Waldo Ansaldi y Verónica Giordano
proponen a la plantación como una microsociedad que contenía todos
los elementos económicos, políticos, militares e ideológicos para su
reproducción. Sostienen que la plantación fue modeladora de las
sociedades esclavistas y que se convirtió en matriz para las sociedades
latinoamericanas. De acuerdo a esta interpretación, si bien la plantación
desapareció como unidad de producción durante los siglos XIX y XX, sus
características sociales y culturales esenciales persisten luego de
finalizada la dominación colonial –bajo la forma de exclusión, prejuicio y
discriminación social y racial- y se constituyen como claves explicativas
de las situaciones actuales.
Este planteo discute la visión del historiador cubano Manuel
Moreno Fraginals (1977: 23), quien sostiene: “…una plantación, al igual
que una cárcel (es lícito compararlas), no es una sociedad. Desde
cualquier punto de vista, la plantación es una empresa económica y su
núcleo poblacional está compuesto por individuos yuxtapuestos,
agregados, no interactuantes, cuya acción está dirigida hacia el fin único,
exclusivo, de la producción.”
5
Esquema de una plantación azucarera en el nordeste de Brasil hacia 1600. Poseía un ingenio o
establecimiento para procesar la caña de azúcar, que se cultivaba en sus tierras o provenía de propiedades
vecinas (labradores de caña).
¿Qué rasgos característicos de una
plantación esclavista colonial se pueden
observar en el esquema? ¿Por qué aparece
representada una iglesia (edificio contiguo
a la “casa grande” o residencia de la
familia del plantador) en la plantación?
LA FORTUNA DE LOS PLANTADORES: EMPLEO Y CONTROL DEL
TRABAJO ESCLAVO
Desde la perspectiva de Moreno Fraginals, la plantación, como unidad productiva,
estuvo orientada a los fines de la explotación económica y a la obtención de lucro. Por
esta razón, los plantadores concibieron al esclavo como un factor de producción y se
propusieron optimizar su fuerza de trabajo. Para este autor, la seguridad y
productividad de la plantación esclavista, descansaban en su carácter carcelario y en
la incomunicación de sus miembros. Los dueños de plantaciones tuvieron interés en
que no se creara entre los esclavos un sentido gregario, de cohesión social, que
originara identidad y actitudes solidarias. Con este fin, recurrieron a ciertos
mecanismos de deculturación.
6
Por un lado, las grandes concentraciones
esclavas jamás se integraron con africanos de
una misma etnia, es decir, con hombres de
origen común tribal o cultural. Por el contrario,
las dotaciones se constituyeron agregando
hombres de diversas regiones de África y, por
lo tanto, con
dialectales,
distintos idiomas o formas
creencias
religiosas
y
hasta
mutuos sentimientos de hostilidad entre sí. Así,
se
obstaculizaba
la
formación
de
una
conciencia de explotación común.
Además, los africanos traídos a América
eran varones jóvenes –entre 15 y 20 años-, ya
Moreno Fraginals define el concepto de
deculturación como “…el proceso consciente
mediante el cual, con fines de explotación
económica, se procede a desarraigar la
cultura de un grupo humano para facilitar la
expropiación de las riquezas naturales del
territorio en que está asentado y/o para
utilizarlo como fuerza de trabajo barato, no
calificado. El proceso de deculturación es
inherente a toda forma de explotación
colonial o neocolonial. En el caso de la
esclavitud de los africanos en el Nuevo
Mundo, la deculturación puede ser vista como
un recurso tecnológico aplicado a la
optimización del trabajo. La deculturación
total es imposible, y, por otra parte, a los
explotadores no les interesa hacer tabla rasa
de los valores culturales de la clase explotada,
sino solo de aquellos elementos que
obstaculizan el sistema de explotación
establecido.”
que el sistema de trabajo de las plantaciones exigía hombres jóvenes, sanos y fuertes.
Pero además, la juventud aseguraba la vida del esclavo durante un largo período, lo
cual redundaba en mayor adiestramiento y mayor productividad. Traer africanos más
viejos significaba mayores dificultades de adaptación al trabajo, menor esperanza de
vida y productividad, y hacía más dificultosa la deculturación, porque provenían de
culturas cimentadas en la tradición oral, donde el saber era un privilegio de los más
ancianos. Los plantadores consideraban que era más fácil borrar en los más jóvenes
los elementos culturales originarios y fijar los patrones impuestos por la plantación.
Asimismo, los inventarios revelan la existencia de
núcleos
poblacionales
con
muy
pocas
mujeres.
Se
consideraba que las africanas tenían baja productividad.
Además, Moreno Fraginals considera que la coexistencia de
mujeres y hombres atentaba contra la estructura carcelaria
de la plantación, obligando a una mínima institucionalización
familiar. Hasta los inicios del siglo XIX, el precio de
adquisición en el mercado de un esclavo adulto fue inferior a
los costos de procreación y crianza en la plantación de un
niño hasta alcanzar la edad óptima productiva.
Vivienda, vestido y alimentación fueron satisfechos con
exclusiva finalidad productiva y tratando de borrar todo el
mundo cultural africano. La vida en las plantaciones modificó
los rituales en las comidas, se caracterizó por su monotonía
y se alejó de los gustos y sabores africanos. Para los
7
Las esclavas realizaron
tanto trabajos en la casa
del plantador como
actividades de labranza.
Las mujeres africanas y
afroamericanas sufrieron
un doble sometimiento:
por ser considerada
esclavas (privadas de la
libertad) y por ser mujer
(en la sociedad colonial,
las mujeres tenían
asignado un rol
subordinado y bajo el
control masculino).
plantadores, el esclavo -considerado un factor de producción- requería una
determinada cantidad diaria de “combustible” para cumplir con su trabajo.
Además, la plantación exigía la uniformidad en el vestido, modificando la tradición
artesanal africana. Inclusive, cuando un esclavo agregaba a su vestimenta algún
elemento que lo diferenciaba de los demás, era castigado. Las únicas señas tribales
que les quedaron a los africanos fueron las que eran imborrables, como los tatuajes o
sus dientes limados.
Finalmente, los esclavos fueron albergados en viviendas colectivas, denominadas
bohíos en las islas del mar Caribe y senzalas en el Brasil colonial. Éstas fueron
construidas siguiendo un trazado regular que facilitase la vigilancia. Los plantadores
prohibieron colocar todo símbolo o elemento que distinguiese una vivienda de otra,
indicando una jerarquía especial o con una significación religiosa.
Para este autor, el trabajo alienante también fue un factor de deculturación. Los
plantadores apuntaron a la optimización del trabajo esclavo a través del
establecimiento de un esquema de los trabajos elementales de grupo y largas
jornadas de trabajo. “El esclavo perdió toda significación humana. Estaba desprovisto
de personalidad. Aunque por razones de identificación llevaban nombres diferentes,
eran por igual hombres-máquinas, equipos de trabajo tipificados, adquiridos en el
mercado, y se les atribuía una determinada productividad y durabilidad, siempre que
fueran sometidos a un esfuerzo normado, y se les diera el mantenimiento adecuado.
Se intentó convertirlos en mecanismos eficientes al máximo: hacer de ellos una masa
sin iniciativa propia, pero con respuesta automática a los estímulos laborales.” Moreno
Fraginals (1977: 29).
¿Por qué Moreno Fraginals considera a la
plantación como una empresa económica?
¿Cuáles eran los mecanismos de
deculturación de los esclavos para facilitar
su explotación?
Por su parte, Ciro Cardoso y Héctor Pérez Brignoli (1981: 204) plantean que bajo
la dominación colonial, los esclavos estuvieron sometidos a distintos mecanismos de
control social. Uno de ellos, fue la forma de tratar a los esclavos, especialmente el uso
de la vigilancia y la violencia para reforzar la disciplina de la jornada laboral, por
ejemplo, mediante castigos. En el interior de la casa del plantador, la violencia fue
ejercida particularmente sobre las mujeres esclavas. En esta sociedad, el plantador se
convirtió en el amo, el padrino y el juez.
8
Otro mecanismo fue lo que Fernando Henríquez
Cardoso denomina “socialización incompleta” del
esclavo. La preparación de los esclavos para integrar
la vida social fue incompleta, es decir: en la mayoría
de los casos sólo se los preparó para realizar las
tareas y cumplir con las actitudes que el plantador
esperaba de ellos.
Además,
la
intervención
de
autoridades
coloniales contribuyó al control social, a través del
uso de la fuerza y del establecimiento de leyes que
reglamentaran
y
legitimaran
la
esclavitud.
La
plantación exigía un estricto control del esclavo y la
ausencia total del control del amo. Resultaba
peligroso para el orden vigente sancionar a los
propietarios, aun cuando éstos fueran encontrados
Un esclavo era una inversión muy
costosa. Para evitar los riesgos
de robo o fuga, los esclavos eran
identificados con marcas que
constaban en los registros de las
autoridades coloniales.
responsables, ya que esto sugeriría al esclavo que
podría recurrir a otras instancias además de su propio dueño.
Los plantadores -en muchos casos en colaboración con funcionarios colonialesrastreaban y capturaban esclavos fugitivos y reprimían a través de “castigos
ejemplificadores” (como azotes o latigazos frente a otros esclavos), la prisión o
ejecución de líderes africanos que se rebelaban, el aumento de la vigilancia y de la
jornada de trabajo, mutilaciones, entre otros.
Por último, los autores plantean que los plantadores recurrieron a la enseñanza de
determinados valores y deberes cristianos, como la obediencia y la humildad, y no
promovieron principios religiosos que pudieran sugerir la igualdad o derechos.
No obstante los esfuerzos de los plantadores, los autores citados plantean que con
el tiempo se produjeron acciones solidarias entre los esclavos a partir de la
experiencia de la explotación común.
El grillete (aro de hierro que se cerraba
en el tobillo o en el cuello) y los grillos
(conjunto de aros en las piernas de uno o
de varios esclavos a la vez) solían ser
utilizados cuando se capturaban esclavos
fugitivos.
9
LA REBELDÍA DE LOS OPRIMIDOS: FORMAS DE RESISTENCIA ESCLAVA
Según las legislaciones portuguesa y española, los esclavos podían cambiar su
situación jurídica y obtener la libertad. Se denominaba libertos a aquellos individuos
que accedían a la misma mediante una disposición escrita por el “amo” en su
testamento (por servicios realizados, enfermedad, vejez), a través de la llamada “carta
de libertad” o mediante la compra de la libertad, entre otros mecanismos.
Como
en Iberoamérica fue un número
reducido de esclavos el que logró acceder a la
libertad a través de las vías legales, se llevaron a
cabo diferentes respuestas a las relaciones de
sometimiento. Aunque la violencia y el proceso
El término aculturación refiere a
procesos en los que una cultura se
modifica por el contacto con otra. Tras
la conquista, los pueblos sometidos
perdieron rasgos propios e
incorporaron elementos de la cultura
del pueblo vencedor, modificando su
identidad cultural.
de aculturación –como elementos constitutivos
del orden colonial- se desarrollaron a lo largo de todo el período, los esclavos
africanos y sus descendientes no aceptaron pasivamente la sujeción y el control social
impuesto en las plantaciones esclavistas. Si retomamos el planteo de Ansaldi y
Giordano, y concebimos a la plantación como una microsociedad –vale decir, un
entramado de relaciones y mediaciones-, es necesario considerar al esclavo como
sujeto con capacidad de iniciativa y acción.
El historiador venezolano Germán Carrera Damas
(1977: 36) considera que la lucha por la libertad se planteó
para los esclavos como un esfuerzo individual y/o colectivo
por “escapar” de la situación de esclavo, sin que haya
implicado la búsqueda consciente de la supresión del
sistema esclavista. Analiza distintas modalidades de
resistencia, como aquellas que se produjeron al interior de
las plantaciones. Identifica al destrozo de las herramientas
(azadas o machetes) y la simulada obediencia como formas
de resistencia “sutil” o “menos visible”, que implicaban
hacer lo mínimo de lo ordenado, a desgano y a ritmo lento,
ejercer violencia contra los instrumentos de producción. De
este modo, los esclavos perjudicaron principalmente los
intereses económicos de los plantadores.
También el suicidio fue una forma de reaccionar frente a
lo que acontecía, como respuesta desesperada al trabajo
Sublevaciones en los
barcos
Durante el traslado desde
África a las colonias
americanas se
produjeron sublevaciones
frente a las condiciones
de vida en los barcos
negreros (muchos
esclavos viajaban
amarrados juntos a una
cadena y llevaban
grilletes en ambos pies y
manos).
En los testimonios de
capitanes de barcos se
relatan ataques a los
tripulantes, en forma
individual o colectiva,
procurando la libertad.
Generalmente, los
levantamientos se
producían ante la
cercanía de las costas
para poder arrojarse al
mar y huir.
[Consultá el Anexo
Documental, Fuente Nº5]
excesivo y a los castigos infligidos.
La huída constituyó otra estrategia de resistencia. En particular, los escapes se
vieron favorecidos en aquellas plantaciones que se hallaban cercanas a montes,
10
bosques, montañas, es decir, áreas de difícil acceso para los plantadores y las
autoridades locales.
Los esclavos fugitivos o cimarrones procuraban formar sus propias comunidades,
muchas de las cuales sobrevivieron practicando una agricultura de subsistencia o, en
otros casos, a través del robo de ganado y cultivos de las plantaciones cercanas.
Estos poblados recibieron diferentes nombres, según las regiones en que se
establecieron fueron llamadas mocambos y quilombos en Brasil, palenques en Cuba y
Colombia, cumbes en Venezuela. Una de las que mayor tiempo perduró fue conocida
como “República Negra” de Palmares, en Alagoas (Brasil), entre los años 1605/1695.
[Consultá el Anexo Documental, Fuente Nº6]
La “República Negra” de Palmares
Durante el siglo XVII tuvo lugar en el noreste de Brasil una de las más importantes formas de rebeldía esclava en
Hispanoamérica: el quilombo de Palmares. Símbolo de la resistencia negra, durante un siglo, Palmares puso en
peligro el orden económico y político portugués.
La Sierra de la Barriga, ubicada en el actual estado brasilero de Alagoas, fue el lugar elegido por un grupo
numeroso de esclavos fugitivos que –a principios del siglo XVII- habían huido de las penosas condiciones de vida
y de trabajo en las plantaciones azucareras de Bahía y Pernambuco. En la zona montañosa -un lugar
geográficamente inaccesible- fundaron un reino centralizado que reunió a miles de esclavos fugitivos, sus
descendientes, mestizos e incluso a una minoría blanca que escapaba de las autoridades portuguesas.
Palmares se organizó como una red de mocambos o aldeas, gobernadas cada una por un jefe, quienes a su vez
elegían un líder para toda la colectividad del quilombo. Este dirigente electo, al que llamaban “Gran Señor” era
reconocido y tratado como tal por quienes habitaban en Palmares. Tenía residencia palaciega en la capital –
Macoco-, casas para los miembros de su familia y era asistido por guardias y oficiales.
Se trató de comunidades bien organizadas que desarrollaron el policultivo y formas colectivas de propiedad de
la tierra. Vivían del cultivo de maíz, frijoles, mandioca, banana, caña, criaban animales y realizaban sus propias
vestimentas. Trabajaban con la paja de palmeras haciendo sombreros y escobas, de donde además extraían
aceite de nuez de palma. También comercializaron activamente con los mercaderes de las ciudades y con los
pueblos indígenas vecinos, cambiando utensilios por productos agrícolas.
En Palmares, los quilombolas (habitantes de los quilombos) intentaron recrear los modos y costumbres
africanos. De este modo, la resistencia no fue sólo económica -contra el régimen de trabajo en la plantación
esclavista colonial- sino también cultural. Existían sacerdotes que realizaban el servicio religioso y practicaban el
culto a los orixás (entidades sagradas para las tribus africanas), el uso de ciertos hechizos y del veneno. La
capoeira –una danza guerrera que se desarrolla en el Brasil colonial a partir de los aportes culturas africanos e
indígenas- alcanzó su mayor esplendor en Palmares.
Palmares permaneció libre de interferencias por parte de las autoridades portuguesas hasta 1672. Las siguientes
dos décadas fueron un período de guerra sostenida, que terminó con su completa destrucción en 1694, casi un
siglo después de su fundación. Durante este período, tropas particulares y gubernamentales realizaron
expediciones para destruir Palmares, recapturar esclavos perdidos o adquirir nuevos sin pagar. Con este
objetivo, las autoridades coloniales en colaboración con los plantadores, nombraron “capitanes del monte”,
quienes organizaron entradas a Palmares, llevadas a cabo por milicias indígenas irregulares. Finalmente, el
quilombo de Palmares fue derrotado y los palmaristas fueron capturados y vendidos. A pesar de su derrota,
Palmares se constituye como un ejemplo de lucha y resistencia contra la esclavitud, aunque no el único en
Hispanoamérica. [Consultá el Anexo Documental, Fuente Nº7]
¿Por qué los plantadores y las autoridades
locales colaboraron entre sí para destruir
rápidamente las comunidades de
cimarrones?
11
La escultura que se observa en la fotografía fue realizada en homenaje
al líder afroamericano Zumbi dos Palmares (1655-1695). Descendiente
de africanos procedentes de Angola y el Congo, Zumbi nació libre en el
quilombo de Palmares. Sin embargo, poco tiempo después fue tomado
prisionero por una expedición portuguesa y entregado a un sacerdote.
A los quince años, escapó y regresó al quilombo de Palmares. Allí
lideró la resistencia armada frente al avance de los portugueses. En el
marco de esos enfrentamientos fue asesinado el 20 de noviembre de
1695. Fue decapitado y su cabeza fue expuesta por los portugueses en
Recife para intimidar a aquellos esclavos que pensaran huir en busca
de la libertad. En la década de 1960 se comenzó a conmemorar en
Brasil el 20 de noviembre como el “Día de la conciencia negra”. En
1995, se recordaron los 300 años del asesinato de Zumbi y en la
actualidad ese día es feriado en distintas partes de Brasil como
reconocimiento a este líder de la resistencia negra que luchó contra la
esclavitud y por otro lado, como crítica a la opresión y explotación
sufrida por miles de personas a lo largo de aproximadamente tres
siglos.
Las comunidades de cimarrones no sólo posibilitaron escapar del control y trabajo
de la plantación, sino que también proporcionaron oportunidades para recrear las
tradiciones africanas.
Frente a la imposición de las condiciones de trabajo mencionadas, de pautas
culturales y de mecanismos de control señalados, los
esclavos también emprendieron formas de resistencia cultural,
por ejemplo a través de diferentes estrategias para conservar
y/o recrear sus prácticas culturales. En algunas regiones se
El sincretismo
cultural surge de la
combinación de
elementos y/o
prácticas de diferentes
culturas.
produjo un sincretismo cultural que aún pervive.
Okon Edet Uya señala que la recreación de rituales sociopolíticos hizo más lento el
proceso de aculturación. Por ejemplo, fue instituida la tradición de designar jefes o
reyes y reinas entre los miembros de una comunidad étnica. Tanto en el interior de las
plantaciones como en las comunidades de cimarrones, los jefes eran designados y
reconocidos por otros esclavos. Ocupaban un lugar central en las festividades y
representaban a sus etnias frente a las otras.
Además, se recrearon prácticas y creencias religiosas de distintas comunidades
africanas, especialmente Yoruba (etnia del suroeste de la actual Nigeria). Los lugares
para el culto estaban a cargo de „sacerdotes‟ africanos, quienes cumplían diferentes
funciones como ser encargados de las ceremonias religiosas, curanderos, mediadores
en las disputas entre esclavos.
En el Brasil colonial, se constituyó una compleja organización de rituales
relacionados con la creencia en orixás (deidades), cada una de las cuales
personificaba a algún fenómeno natural. Debido a que en las plantaciones, sacerdotes
católicos estaban a cargo de la evangelización de los esclavos y se les prohibía a
éstos continuar con sus creencias religiosas nativas, muchas deidades africanas
fueron ocultadas bajo los nombres de santos católicos y advocaciones de la Virgen
María. Por ejemplo, Yemanjá (orixá del mar) fue llamada con la advocación de Nuestra
12
Señora de la Merced y Xango (orixá del rayo y del trueno) con el nombre de San
Jerónimo.
El culto a Nuestro Señor de Bonfim: símbolo de sincretismo en Bahía.
En Salvador, Estado de Bahía (Brasil), todos los años se realiza la “Lavagem do Bonfim”
o “Fiesta de la lavada”, sobre la escalinata de la Iglesia de Nuestro Señor de Bonfim. La
festividad tiene su origen en la época colonial, cuando los señores portugueses obligaban a
los esclavos a limpiar y adornar la Iglesia como parte de los preparativos para la fiesta del
santo, el segundo jueves de enero, después del día de reyes. Con el tiempo, la preparación
de la Iglesia se convirtió para los esclavos en un acto de adoración de su propia divinidad:
Oxalá, el Orixá asociado a Nuestro Señor de Bonfim. De este modo, en esta festividad se
fundieron en un ritual religioso en común, las tradiciones del candomblé –culto que habían
traído los esclavos de África- con la devoción a un santo cristiano, traído desde Portugal.
En la actualidad, católicos y adeptos al candomblé recorren juntos las calles bahianas.
El cortejo sale de la Iglesia de la Concepción de la Playa, alrededor de las diez de la mañana,
después de finalizada la misa. Al llegar a las escalinatas de la Iglesia de Nuestro Señor de
Bonfim, las bahianas -vestidas de blanco, que es el color de Oxalá- derraman agua
perfumada, la cual es preparada en los terreiros de candomblé, de uno a siete días antes del
ritual. Al son de la música y los cantos africanos, distribuyen las famosas “fitinhas do
Bonfim”, que son un souvenir y amuleto religioso católico típico de la ciudad. De este modo,
esta festividad -que tiene una larga tradición en Bahía y que es expresión del sincretismo
religioso- reúne cada año cerca de un millón de personas.
En Iberoamérica, los esclavos recrearon danzas y músicas africanas, muchas de
las cuales se vieron modificadas por la incorporación de elementos europeos e
indígenas. En determinados días festivos, como Navidad y Año Nuevo, se les permitía
interpretar canciones y bailes tradicionales. [Consultá el Anexo Documental, Fuente
Nº8]
En la sociedad colonial, también cobró una especial significación el accionar de las
esclavas, quienes eran empleadas como cocineras, lavanderas, nodrizas o “nanas” de
los hijos del plantador, integrantes de las cuadrillas dedicadas a cultivar y cosechar. Si
bien constituían un número inferior frente a los varones, tuvieron gran importancia en
la transmisión de valores y prácticas culturales nativas a los esclavos más jóvenes.
En las plantaciones, la violencia hacia las esclavas no sólo era ejercida por los
plantadores sino también por sus esposas. Las esclavas desarrollaron diferentes
formas
de
resistencia
cotidiana
como
13
desobediencia,
enfermedad
fingida,
insubordinación, sabotajes, etc. Además, participaron en las huidas y se incorporaron
a las comunidades de esclavos fugitivos o cimarrones.
¿Por qué Ansaldi y Giordano refieren
a la plantación como una
“microsociedad”? ¿Qué ideas
mencionadas a lo largo del texto
permiten fundamentar este planteo?
A lo largo del trabajo se ha procurado visibilizar a los esclavos como sujetos
sociales, con capacidad para decidir y actuar en el contexto histórico en el que
vivieron. Los esclavos africanos y sus descendientes no permanecieron inmóviles o
pasivos frente a las condiciones de vida impuestas bajo la dominación colonial, sino
que emprendieron diferentes estrategias para resistir a una vida de penas.
En Iberoamérica, en el transcurso del siglo XIX, se llevaron a cabo los procesos de
abolición de la esclavitud. Aunque se produjo el fin de la plantación esclavista colonial,
Ansaldi y Giordano (2012:122) consideran que diferentes aspectos de las estructuras
mentales, propias de su funcionamiento, dejaron una fuerte impronta que actualmente
se pueden observar en las sociedades latinoamericanas. En este sentido, analizar las
plantaciones esclavistas posibilita buscar claves explicativas para comprender la
persistencia de la discriminación hacia los afroamericanos, el racismo, los prejuicios,
entre otros.
14
ANEXO DOCUMENTAL
Fuente Nº 1
En 1787 fueron publicadas en Londres las memorias de Ottobah Cugoano, quien
había vivido como esclavo en las Antillas Occidentales. Como hombre libre, se dio a
conocer como defensor de los ideales antiesclavistas.
“Debo admitir, para vergüenza de mis compatriotas, que fui raptado y traicionado por
gente de mi misma complexión. Ellos fueron la primera causa de mi exilio y esclavitud,
pero, si no hubiese compradores, no habría vendedores. Hasta donde puedo recordar,
algunos africanos en mi país tenían esclavos, tomados en alguna guerra o como pago
por alguna deuda, pero aquéllos que mantenían, eran cuidados y bien tratados.
Puedo asegurar que el nivel de pobreza y miseria en que viven muchos habitantes de
África es menos severo que el que encuentran en las inhóspitas regiones de miseria
en las Antillas Occidentales, donde sus insensibles capataces no respetan las leyes de
Dios ni la vida de los hombres.”
Ottobah Cugoano, Thoughts and Sentiments on the Evil and Wicked Traffic of Slavery and the Commerce
of the Human Species (Londres, 1787). Richard Hart, Slaves Who Abolished Slavery, Vol.I. Blacks in
Bondage (ISER, UWI, Mngston 1980) Pág. 35-36.
Fuente Nº 2
Testimonio de un esclavo acerca de su experiencia durante la travesía en el Atlántico.
”Los esclavos que vimos en el barco estaban bajo cubierta, encadenados unos a otros
por las piernas, y tan juntos que apenas podían moverse. Eran azotados cruelmente.
Vi a uno de ellos azotado hasta morir sin que supiéramos la causa del brutal castigo.
Ellos les daban suficiente para comer. El lugar en que estaban confinados bajo
cubierta era tan caliente y hediondo que apenas pude soportar estar allí. Muchos
esclavos se enfermaron, pero no recibieron ninguna atención médica.
Me azotaban severamente en el barco. En una ocasión el Capitán me abrió una herida
profunda en la cabeza”.
Anthony de Verteuil, Seven Slaves and Slavery Trinidad. 1777-1838 (Port of Spain, 1992 NP). Pág.16
Fuente Nº 3
Los historiadores Cardoso y Pérez Brignoli realizan la siguiente descripción de la
plantación esclavista colonial:
“…los elementos integrantes de una plantación esclavista [eran]:
1º Edificios:
15
a) construcciones para residencia: casa del propietario, casas de los empleados
libres, cabañas de los negros esclavos;
b) dependencias de la casa del terrateniente: cocina, depósito,etc.;
c) construcciones ligadas al beneficio del o de los productos, más o menos
numerosos según se tratara del azúcar o de otros artículos: ingenio u otras
instalaciones de beneficio, depósitos, talleres artesanales o de reparación, etc.
d) el ´hospital´, gran cabaña donde eran cuidos los esclavos enfermos o que
sufrieran accidentes.
2º Tierras cultivadas:
a) el ´jardín´, o sea la gran clarera ganada al bosque según el sistema de roza,
donde eran cultivados los productos tropicales de exportación (caña de azúcar,
cacao, algodón, etc.);
b) los cultivos de los esclavos: cada familia contaba con una parcela junto a su
cabaña y otra en la ´clarera de los negros´;
c) los cultivos de alimentos administrados por la plantación y los árboles frutales.
3º Rebaños: bovinos para el tiro y eventualmente para la carne, caballos, etc.
4º Pastos y reservas forestales: dichas reservas servían para actividades de
recolección (madera, caza, frutos silvestres) pero también eran necesarias debido
al sistema de agricultura itinerante de roza.
5º Elementos ligados al transporte: caminos, muelles, carretas tiradas por bueyes,
embarcaciones, etc.”
Cardoso, C., Pérez Brignoli, H., Historia económica de América Latina, Tomo I. Barcelona, Crítica,
1984. Pág. 195-196.
Fuente Nº 4
El historiador Stuart Shwartz describe las condiciones de trabajo en las plantaciones
de azúcar del Reconcavo, Brasil, durante los siglos XVI y XVII, como “infernales”:
“La naturaleza misma del trabajo exigía un gran esfuerzo físico, especialmente durante
la zafra, que duraba en Bahía de finales de julio a noviembre. En esta estación se
cortaba la caña y era llevada a los molinos, los cuales empezaban la molienda a las
cuatro de la tarde y operaban continuamente hasta las 10 de la mañana siguiente;
entonces las calderas y la maquinaria eran limpiadas y preparadas para las
operaciones del día siguiente. Durante este lapso el esclavo podía esperar dormir
cuatro horas. Tal como lo dejó asentado un capataz, ´el trabajo es prolongado y
muchos mueren…´ (…) En el Brasil de los siglos XVII y XVIII, la teoría prevaleciente
en la administración de la esclavitud era obtener la mayor cantidad de trabajo al menor
costo posible. Por lo tanto, las condiciones de la vivienda, el vestido y la comida,
16
frecuentemente dejaban mucho que desear. La nutrición era especialmente pobre;
harina de mandioca, pescado y carne de ballena eran productos de primera
necesidad, mientras que el brandy sin procesar se usaba principalmente como
estimulante para elevar la capacidad de trabajo. La dieta no sólo era pobremente
balanceada, sino también con frecuencia insuficiente.”
Shwartz, Stuart. “El mocambo: resistencia esclava en la Bahía colonial”, en Price, R. (comp.), Brasil.
Sociedades cimarronas. México, Siglo XXI, 1981. Pág. 165.
Fuente Nº 5
El marinero James Barbot, Jr. dejó su testimonio sobre el levantamiento de los
esclavos que viajaban en un barco negrero hacia América.
“Cerca de la una de la tarde, después de la comida, nosotros, de acuerdo a la
costumbre uno por uno, fuimos entre las cubiertas, para tener cada uno su pinta de
agua;
la mayoría de ellos estaba entonces sobre la cubierta, muchos de ellos
provistos con cuchillos, que indiscretamente les habíamos dado dos o tres días antes,
cuando no sospechábamos el menor intento de esta naturaleza de su parte; otros
tenían barras de hierro que habían sacado de la puerta del castillo de proa, como
habiendo premeditado una revuelta, y habiendo visto toda la compañía que tenían en
el barco, en el mejor de los casos solamente débil y muchos muy enfermos, ellos
también habían roto los grilletes de los pies de varios de sus compañeros, los que les
servían de armas, así como leños de los que se habían provisto, y todas las otras
cosas que ellos pudieron obtener, que ellos imaginaron que podían ser de uso para
esta empresa.
Así armados, ellos cayeron en multitudes y grupos sobre nuestros hombres,
desprevenidos sobre la cubierta, y apuñalaron a uno de los más fornidos de todos
nosotros, quien recibió catorce o quince heridas de sus cuchillos, y por lo tanto expiró.
Seguidamente asaltaron a nuestro contramaestre, y cortaron una de sus piernas […]
Nosotros tomamos las armas, disparando sobre los esclavos rebeldes, de los cuales
matamos algunos, y herimos muchos: lo cual aterrorizó al resto de tal forma, que ellos
huyeron, dispersándose unos hacia un lado y algunos otros entre las cubiertas, y bajo
el castillo de proa;
y muchos de los más rebeldes, saltaron por la borda, y se
ahogaron en el océano con mucha resolución, demostrando no tener ninguna
consideración por su propia vida. Así perdimos veintisiete o veintiocho esclavos, sea
muertos por nosotros o ahogados, y habiéndolos domesticado, enviado a todos a las
cubiertas inferiores, diciéndoles buenas palabras. Al día siguiente teníamos a todos de
nuevo sobre la cubierta, donde ellos unánimemente declararon que los esclavos
mendombe habían sido los incitadores del motín, y como ejemplo hicimos que cerca
17
de treinta de los cabecillas fueran azotados muy severamente por todos nuestros
hombres que eran capaces de hacer tal tarea.”
James Barbot, Jr., “A Supplement to the Description of the Coast of North and South Guinea”, en
Awnsham y John Churchill, Collection of Voyages and Travels, Londres, 1732.
Fuente Nº 6
Acerca de Palmares, el escritor uruguayo Eduardo Galeano, expresa:
“El reino independiente de los Palmares –convocatoria a la rebelión, bandera de la
libertad- se había organizado como un Estado ´a semejanza de los muchos que
existían en África en el siglo XVII´… En plena época de las plantaciones azucareras
onmipotentes, Palmares era el único rincón de Brasil donde se desarrollaba el
policultivo. Guiados por la experiencia adquirida por ellos mismos o por sus
antepasados en las sabanas y en las selvas tropicales de África, los negros cultivaban
el maíz, el boniato, los frijoles, la mandioca, las bananas y otros alimentos. No en
vano, la destrucción de los cultivos aparecía como el objetivo principal de las tropas
coloniales lanzadas a la recuperación de los hombres que, tras la travesía del mar con
cadenas en los pies, había desertado de las plantaciones.”
Galeano, Eduardo. Las venas abiertas de América Latina. Buenos Aires, Siglo XXI, 2010. Pág. 113
Fuente Nº 7
En Colombia también hubo comunidades creadas por esclavos que huían en busca de
la libertad.
“Otra forma de resistencia utilizada por los esclavos como expresión de rebeldía y en
búsqueda de la libertad consistió en el cimarronismo, entendido este como el acto por
medio del cual los cautivos huían de sus propietarios. Estuvo vigente desde los
comienzos de la presencia española en el Nuevo Reino de Granada. Los esclavos
africanos y los criollos reaccionaron frente a la esclavitud escapando del control de sus
amos y formando aldeas en espacios de geografía inaccesible, fortificadas, muchas
veces, con empalizadas, término del que tomaron el nombre genérico de palenques.
(…)
El palenque más conocido en los Montes de María fue el establecido a fines del siglo
XVIII por Domingo Biohó. Al frente de 30 mujeres y hombres esclavos, escapó al
arcabuco de la ciénaga de la Matuna, al sur de la villa de Tolú Viajo, y estableció un
poblado que atrincheró con empalizadas. Después de varias incursiones militares para
destruir el palenque y prender a los cimarrones, el palenque siguió de pie y Domingo
se constituyó Rey de Matuna o Rey de Arcabuco. Después de varios intentos de
tregua se llegó a un acuerdo de paz que no tuvo buen término. En 1621, el
18
Gobernador García de Girón, acosado por las presiones de los vecinos, decidió
cambiar de política frente a los cimarrones y aprovechando un confuso incidente con
un guardia al toque de queda de la ciudad, ordenó prenderlo y en rápido juicio lo hizo
ahorcar.”
Burgos Cantor, Roberto (ed.) Rutas de la libertad. 500 años de travesía. Bogotá, Ministerio de Cultura /
Pontificia Universidad Javeriana, 2011. Pág. 168-169.
Fuente Nº 8
Los esclavizados no sólo se rebelaron a través de la lucha armada, sino que también
lo hicieron a través de la escritura y la oratoria. Aquí se reproduce una canción de los
esclavos del Brasil colonial:
Branco diz o preto furta
Preto furta com razâo
Sinho branco tamben furta
Qunado faz a escravidâo
[Dice el hombre blanco: el negro roba.
Por muy buenas razones roba el negro.
El señor blanco también roba.
Cuando nos convierte en esclavos.]
McD Beckles, H., Shepherd, V. (Ed.). Las voces de los esclavizados, los sonidos de la libertad. Jamaica,
Ediciones Gráficas. Pág. 49.
19
BIBLIOGRAFÍA
PARA SEGUIR PROFUNDIZANDO EL TEMA:

Ansaldi, W. y Giordano, V. América Latina. La construcción del orden. Tomo I.
Buenos Aires, Ariel, 2012.

Cardoso, C. y Pérez Brignoli, H., Historia económica de América Latina, Tomo
I. Barcelona, Crítica, 1984.

Carrera Damas, G. “Huida y enfrentamiento”, en Moreno Fraginals, M. África en
América Latina, Siglo XXI, México, 1977.

Kent, R.K. “Palmares, un estado africano en Brasil”, en Price, R. (comp.) Brasil.
Sociedades cimarronas, México, Siglo XXI, 1981.

Moreno Fraginals, M. La historia como arma y otros estudios sobre esclavos,
ingenios y plantaciones, Barcelona, Crítica, 1983.

Navarro, M., “Mujeres en América precolombina y colonial”, en Navarro, M. y
Sánchez Korrol, V., Mujeres en América Latina y el Caribe, Narcea, Madrid,
2004.

Schwartz, S., “Brasil colonial: plantaciones y periferias (1580 – 1750)”, en
Bethell, L. (ed.), Historia de América Latina, Tomo III, Barcelona, Crítica, 1990.

Schwartz, S. “El mocambo: resistencia esclava en la Bahía colonial”, en Price,
R. (comp.), Brasil. Sociedades cimarronas. México, Siglo XXI, 1981.

Uya, O. E. Historia de la esclavitud negra en las Américas y el Caribe, Buenos
Aires, Claridad, 1989.
20
El trabajo en las sociedades africanas subsaharianas durante el período
colonial
José Larker y Ma. Virginia Pisarello1
1. Introducción
África es un continente multiétnico que se divide en 54 países donde habitan
alrededor de mil millones de personas. Allí se habla una pluralidad de lenguas, entre
las cuales predominan el inglés y el francés, que son parte de la herencia colonial
latente. Del mismo modo, la impronta del imperialismo sigue vigente en el arbitrario
trazado de las fronteras que separan los distintos países, como así también en el
“atraso” que aparentemente signa la realidad del continente africano.
La visión que habitualmente proyectamos sobre África se encuentra imbuida
del imaginario colonial europeo. En la esfera pública en general, y en la academia en
particular siguen circulando una serie de premisas eurocéntricas que obturan el
abordaje del mundo ubicado más allá del viejo continente. Estas premisas pueden
sintetizarse de este modo: 1) existen verdades científicas válidas en todo tiempo y
lugar, 2) hay un único modelo de desarrollo civilizatorio que reconoce diversas etapas
o estadíos, y 3) el progreso es el motor de la historia. Enlazados de este modo, los
términos “universalismo”, “civilización” y “progreso” expresan el canon de valores
occidentales que fundamentó la avanzada imperialista europea sobre África y sobre
otros espacios.
Sin embargo esta perspectiva ha sido sistemáticamente cuestionada desde el
final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, y especialmente luego de la serie de
independencias africanas que tuvo como epicentro la década de 1960. Al respecto, el
eminente sociólogo Immanuel Wallerstein en el discurso de apertura de la ISA East
Asian Regional Colloquium celebrado en Seul, Corea, en noviembre de 1996,
planteaba que:
“si las ciencias sociales han de progresar en el siglo XXI, están obligadas a superar su
herencia eurocéntrica, que ha tergiversado sus análisis y su capacidad de abordar los
problemas del mundo contemporáneo” (Wallerstein, 2000: 98).
1
Integrantes del Equipo Olimpíada de Historia de la República Argentina.
1
La pesada trama colonial –que aún permea nuestras interpretaciones sobre la
historia del continente africano- sólo se puede desmontar a partir de un riguroso
análisis histórico enfocado en la larga, media y corta duración de los procesos que
tuvieron lugar en este espacio. Es por ello que a continuación realizaremos una breve
periodización de la historia africana en el marco del desarrollo del sistema capitalista.
Focalizaremos en el avance imperialista, para luego analizar las formas que adquirió el
trabajo en las sociedades africanas subsaharianas desde finales del siglo XIX hasta
mediados del siglo XX. Finalmente, nos preguntamos por las resistencias que ello
implicó, es decir, por las actitudes sociales desplegadas por los trabajadores nativos
frente a la penetración occidental en su espacio vital.
2- La incorporación del África Subsahariana al sistema capitalista mundial
El establecimiento del sistema colonial y la expansión del capitalismo pusieron
en marcha un proceso de cambios en las sociedades del África Subsahariana que la
modificaron profundamente. Sobre ello, coincidimos con Pierre Berteaux cuando dice
que “el período colonial de la historia africana –si prescindimos de las tentativas
portuguesas de la implantación en África del sur y de la penetración francesa en
Senegal- ha sido relativamente breve. Abierto alrededor de 1885 y cerrado alrededor
de 1960, duró, por tanto, tres cuartos de siglo, es decir, más o menos la vida de un
hombre. Y, sin embargo, cambió definitivamente la faz de África y remodeló el mapa
político del Continente”. También coincidimos con este autor en que el contacto de las
sociedades africanas con la “civilización europea” durante aquel período “fue fatal para
ellas”, puesto que “rompió sus formas tradicionales.” Pero no acordamos con el
estudioso cuando plantea que “no es que se pueda reprochar a los europeos el haber
atentado deliberadamente” contra esas sociedades (Berteaux, 1972:187).
Sin lugar a dudas, la ambición de aquellos por conquistar, colonizar y explotar a
los africanos fue evidente y no requiere de mayores esfuerzos para poder demostrarlo.
Lo cierto es que los europeos condujeron, con total conciencia de sus actos, las
acciones que posibilitaron incorporar plenamente a los africanos al sistema capitalista.
2.1 Las sociedades precapitalistas del África Subsahariana
Los procesos que se dispararon a fines del siglo XIX, con la conquista del
continente africano por parte de los europeos estuvieron condicionados por una serie
de cuestiones. Para asirlas cabe preguntarnos: ¿cuáles eran las características de las
2
sociedades africanas que se vieron afectadas por el avance imperialista y por el
colonialismo europeo? ¿De qué vivían? ¿Cómo se organizaban?
Civilizaciones africanas precoloniales.
Extraído de: http://es.wikipedia.org/wiki/Imperios_africanos
A pesar de la diversidad del relieve, los paisajes, el clima y las demás
condiciones naturales2, la gran mayoría de la población negra al Sur del Sahara “vivía
de la agricultura y la ganadería, trabajaba el hierro y estaba organizada en amplios
conglomerados tribales y algunas formaciones estatales incipientes” (Dabat, 1994:
297). Las bandas de cazadores recolectores ocupaban áreas pequeñas y marginales
2
En el África Subsahariana se observan cadenas montañosas, desiertos, llanos; se transitan
paisajes de sabanas, bosques, selvas y se vive bajo condiciones climáticas que van desde las
temperaturas y los regímenes de lluvias de carácter tropical hacia el ecuador hasta llegar a las
templadas y frías en el extremo Sur.
3
respecto del resto de la población puesto que la expansión de los pueblos dedicados a
la agricultura y a la ganadería las habían arrinconado en la selva tropical (pigmeos) o
en el extremo sur del continente (son y bosquimanos). Entre el conjunto de las
sociedades negras se destacaban los habitantes de Etiopía, que habían logrado
conformar un Estado y una cultura originales a partir de la influencia egipcia, árabe,
judía y bizantina.
Mapa que muestra la distribución de las principales familias de lenguas
africanas (no incluye las de origen europeo). Los grupos lingüísticos
autóctonos de África son el afro-asiático, el nilo-sahariano, el nigerocongoleño y el khoisán.
Extraído de: http://es.wikipedia.org/wiki/Lenguas_de_%C3%81frica
Para Amselle y M'Bokolo lo que existía en el África precolonial era una especie
de “espacio internacional” o de “cadenas de sociedades.” Así las sociedades locales,
con sus organizaciones socio-económicas, lejos de estar replegadas sobre sí mismas
“estaban integradas en formas generales englobantes que las determinaban y les
daban un contenido específico”
(Amselle y M'Bokolo; 1985: 17). Se trataba de
4
sociedades que se estructuraron a partir de espacios compartidos de intercambio,
estatales, políticos y guerreros, lingüísticos, culturales y religiosos.
2.1.1 El comercio en las sociedades precapitalistas del África Subsahariana
Las vigorosas redes de intercambio de larga distancia que atravesaban el
África Subsahariana antes de la conquista europea revelan la existencia de una
economía africana que vinculaba unidades sociales de diferentes características. En
ella se amalgamaban espacios de producción basados en la división social del trabajo
y áreas de mercado y de circulación de monedas.
Las particularidades de cada uno de los espacios de intercambio estaban
signadas por la preponderancia de uno u otro reino. Los reinos y los imperios podían
agrupar y reagrupar a decenas de miles de aldeas y se extendían sobre superficies
considerables (son ejemplo de ello los reinos sudaneses del Ghana, Malí y Songhay,
los reinos de la costa de Guinea como el de Dahomey o los de la selva como el del
Congo).
Todas las organizaciones sociales del África precolonial estuvieron sujetas a
procesos
de
composición,
descomposición
y
recomposición.
Surgieron
y
desaparecieron sociedades englobantes que actuaron sobre sociedades englobadas.
Los estados, reinos, imperios y jefaturas ejercieron presión sobre las sociedades de
campesinos de las aldeas, obligaron a pagar tributos o desarrollaron razzias sobre
ellas. En no pocos casos, las relaciones tributarias o predatorias generaban
movimientos de población hacia los estados en calidad de esclavos que a su vez
podían ser comprados y vendidos, junto a otros objetos, en los espacios de
intercambio.
La dinámica histórica de estas sociedades les ha dado a cada una de ellas sus
características particulares. El tráfico de esclavos producto del desarrollo de la trata
con los europeos y la participación africana en el comercio atlántico, que comenzó a
hacerse cada vez más intensivo a partir del siglo XVI y tuvo su momento de mayor
despliegue durante el XVIII, se limitó particularmente a la región del África OccidentalCentral. Afectó a toda la zona del golfo de Guinea, el Sudán Occidental (desde
Senegal a Costa De Oro) y la costa congoleño-angolana. Provocó una enorme sangría
de población (que algunos calculan que puede haber alcanzado entre los quince y
veinte millones de personas) afectando a las poblaciones más débiles, pero
permitiendo la consolidación y cohesión de las que se favorecieron del tráfico.
5
Grabados sobre el tráfico de esclavos
http://blogs.ua.es/minoriasmarginadas/los-esclavos/
en
el
África.
Extraído
de:
El tráfico de esclavos fue acompañado de la circulación mercantil y estimuló el
desarrollo de las actividades productivas internas, pero afectó profundamente a las
áreas y grupos con un grado de desarrollo material y simbólico más simple. En los
reinos que se dedicaron a la venta de esclavos fue surgiendo una proto-burguesía
comercial, dependiente de las autoridades de los reinos, que en algunos lugares daría
origen a la constitución de un núcleo de poderosos comerciantes privados.
Durante el tiempo que duró la trata de esclavos los europeos no penetraron el
continente, excepto los portugueses y los Boers en el extremo Sur. Lo que sí produjo
la presencia europea fue el desplazamiento de los ejes comerciales, con lo cual se
vieron beneficiados muchos de los reinos costeros, mientras que los estados y los
comerciantes caravaneros del interior, que transitaban las zonas del Sahel y del
Sahara con rumbo a la costa mediterránea, sufrieron la pérdida de mercados de
intercambio.
Podríamos decir entonces que, a fines del siglo XIX cuando se intensificó el
proceso de conquista del continente africano por parte de los europeos, las
6
sociedades africanas gozaban de un alto grado de autonomía y estaban integradas en
redes o “cadenas de sociedades” que englobaban unas a otras. A su vez, una parte
importante de ellas formaba parte del comercio interoceánico a través de la actividad
comercial que mantenían con los europeos y que, hasta principios del siglo XIX, se dio
en un plano de cierta paridad.
Por consiguiente, la historia precolonial africana es una historia muy poco
conocida todavía, queda mucho por investigar y dilucidar. Pese a todo ello, está claro
que lejos de tratarse de sociedades en las que nada cambiaba, éstas se
caracterizaron por un dinamismo y una complejidad mayúscula.
2.2 El avance imperialista en el África Subsahariana
A fines del siglo XIX el continente americano estaba integrado por una pléyade de
estados independientes, mientras que una importante porción de Asia y Oceanía
formaba parte del acervo colonial de las potencias dominantes. África era, en cambio,
un continente esencialmente desconocido, y por ende abierto a las aspiraciones
imperialistas de las principales potencias europeas y de aquellos países que
tardíamente habían llegado al “reparto colonial”, como Bélgica y Alemania.
Este proceso tuvo lugar en un momento clave de la historia mundial, habitualmente
conocido como “imperialismo” que se extendió entre 1875 y 1914. Durante estos
cuarenta años, que el reconocido historiador marxista Eric Hobsbawm denominó “La
Era del Imperio”, se establecieron las bases del devenir del siglo XX. En efecto, la
primera y la segunda guerra mundial, el nazismo y su saldo devastador, como así
también las trasformaciones radicales que supuso la instalación de un mundo bipolar
sólo se comprenden a la luz de este este momento fundante. En ese sentido, el
historiador inglés Peter Worsley precisa que: “El logro europeo de este período no fue
simplemente una repetición de viejos modelos de “imperialismo”; marcó el alba de una
nueva era de la historia humana, caracterizada por un imperialismo de nuevo tipo
como respuesta a claras y nuevas presiones económicas y financieras en la propia
Europa. Y tuvo lugar como resultado la unificación del globo en un solo sistema social”
(Worsley, 1973: 17).
7
Mapa de áfrica a inicios del siglo XX.
En: http://www.elarcaimpresa.com.ar/elarca.com.ar/elarca62/notas/nilo.htm
La unificación del globo bajo el sistema capitalista propició el establecimiento
de un período de paz sin precedentes que daría lugar más tarde a una era de
catástrofes signada por las dos guerras mundiales que se sucedieron entre 1914 y
1945. En efecto, el fin de la era del imperio se encuentra signado por el inicio de la
primera guerra mundial.
En sus orígenes, en cambio, se ubica la Conferencia de Berlín, que supuso una
radical transformación en la historia africana. Entre noviembre de 1884 y febrero de
1885 se congregaron catorce países europeos, y ningún estado africano, con el objeto
de resolver las fricciones y problemas que suscitaba el avance imperialista sobre el
continente negro. Adoptaron una serie de medidas para garantizar la libertad de
comercio, la libre navegación por los ríos Níger y Congo y la prohibición de la
esclavitud. Reconocieron al Estado del Congo como propiedad privada de Leopoldo II,
rey de Bélgica y ratificaron el principio de ocupación efectiva del territorio, según el
cual era necesario asentarse en el espacio para considerarlo propio. Sólo Etiopía y
Liberia conservaron la independencia, mientras que países europeos que se
encontraban en situaciones muy diversas participaron del botín africano. En la práctica
8
ello implicó el reparto de un continente vasto y poblado, que superaba con creces las
dimensiones del viejo continente.
Caricatura del hombre europeo dominante en África.
https://elsigloxx.wikispaces.com/1.-+Los+Imperios+Coloniales
La posesión de colonias ultramarinas se transformó en una condición necesaria
para participar del concierto de las “naciones civilizadas”. Para justificar su avanzada,
los europeos adujeron que se trataba de una cruzada civilizatoria en la que se
encontraban involucrados en tanto portadores de los saberes occidentales. Estas
representaciones se encuentran vívidamente plasmadas en el conocido poema del
premio nobel de literatura inglés Rudyard Kipling titulado “La carga del hombre blanco”
y publicado en su versión definitiva en 1899, donde señala:
“Llevad la carga del Hombre Blanco.
Enviad adelante a los mejores de entre vosotros;
Vamos, atad a vuestros hijos al exilio
Para servir a las necesidades de vuestros cautivos;
Para servir, con equipo de combate,
A naciones tumultuosas y salvajes;
Vuestros recién conquistados y descontentos pueblos,
Mitad demonios y mitad niños.”
9
La carga del hombre blanco. Caricatura de época alusiva al poema homónimo
de Rudyard Kipling, fines del siglo XIX.
http://lahistoriaesuniversal.blogspot.com.ar/
El mismo Kipling no era ni más ni menos que un ciudadano inglés nacido en la
India, sin embargo, la díada civilización/barbarie se anudan en su poema con el fin de
legitimar el imperialismo británico ejercido en su tierra natal y en otros sitios. Expresa
allí el imaginario europeo de la época, que era reforzado desde la prensa y la literatura
dirigida a los estratos sociales cultivados y a las clases obreras de las metrópolis. Los
europeos se presentan como portadores del saber frente a los pueblos de los espacios
dominados, que son considerados salvajes.
Como vemos, el imperialismo fue un fenómeno que transvasó su faz
geopolítica y caló hondo en la cosmovisión de sus protagonistas. El historiador italiano
Enzo Traverso señala que en este período se encuentra la simiente del racismo que
signó la emergencia del Régimen Nazi en el siglo veinte. Las prácticas genocidas
perpetradas por los conquistadores no se agotaron en las hambrunas provocadas ni
en las guerras donde los colonizados fueron utilizados como carne de cañón. En
efecto, “en la cultura occidental del siglo XIX, “colonialismo”, “misión civilizadora”,
“derecho de conquista” y “prácticas de exterminio” eran, a menudo, sinónimos”
(Traverso, 2003: 65).
África ocupó un lugar privilegiado dentro de las fantasías coloniales, en tanto
espacio conocido e ignoto a la vez, puesto que recién en este momento de la historia,
el hombre blanco se adentró en el corazón del continente. Hasta entonces las
enfermedades y los peligros que entrañaba semejante aventura habían impedido esa
hazaña. Del mismo modo, los africanos, que eran considerados inferiores por motivos
10
raciales, se vieron involucrados en una trama de dominación y explotación en donde
sus derechos fueron sistemáticamente vulnerados.
3- El trabajo en el África Subsahariana colonial
Los objetivos de la colonización consistieron en mantener el orden, evitar los
grandes gastos financieros y organizar la mano de obra, inicialmente para portear y
más tarde para construir carreteras y ferrocarriles con objetivos comerciales. Ello llevó
a que se cambiaran los sistemas de justicia, se usara mano de obra forzada y se
gravara impositivamente a las personas (Betts, 1987: 351). Para poder hacerlo, se
introdujeron en África una serie de principios, instituciones, conceptos y prácticas con
los cuales cambiaron de raíz las sociedades que allí habitaban.
En este sentido, se destacaron la introducción de una economía monetaria, la
institución de la propiedad privada de la tierra, el monocultivo comercial, las
migraciones de trabajadores y el éxodo rural, la urbanización, la industrialización y la
integración
de
las
diversas
comunidades
en
nuevas
estructuras
político-
administrativas. Para comprender cómo esto fue posible, nada mejor que apelar a la
reconstrucción de algunos de los rasgos que caracterizaron el proceso de
transformación.
3.1 El trabajo forzado en el marco de la “economía de pillaje”
En los inicios del dominio colonial europeo jugaron un papel fundamental las
compañías de carta, dado que los estados europeos estaban dispuestos a adquirir
colonias pero no a generar gastos en administración y control. Según
Catherine
Coquery Vidrovitch “todo el mundo invocaba el mismo axioma fundamental: las
colonias no debían costar nada a la metrópoli. Al contrario, su fundamento legal era el
de ser una fuente de beneficios” (Coquery Vidrovitch, 1976: 61).
Las compañías de carta eran empresas dotadas de privilegios comerciales y
mineros y de derechos soberanos que les autorizaban a percibir los impuestos y a
mantener una fuerza armada y que, durante los últimos quince años del siglo XIX,
actuaron como máquinas de guerra y como empresas económicas. Llevaron adelante
un “imperialismo conquistador” con el que las metrópolis se apoderaron del control
sobre los territorios y las sociedades en África. No obstante, los abusos cometidos, la
dilapidación de los pocos capitales con que contaban y la incapacidad para hacerse
cargo del control de los territorios, llevaron a su fin.
La historia de estas empresas fue breve, pero no así su herencia. Marcaron
una dirección para la realización de los negocios en el África que fue adoptada, una y
11
otra vez, por las empresas que a lo largo del tiempo actuaron sobre el terreno. En
efecto, la quiebra de estas entidades a comienzos del siglo XX implicó que los estados
europeos se vieran obligados a hacerse cargo directamente de sus colonias,
concesionando tierras y oportunidades de negocios a nuevos actores.
Según los períodos y los regímenes, estas firmas comerciales practicaron
diferentes tipos de explotación. Conforme a Coquery Vidrovitch, durante los primeros
tiempos y hasta la Primera Guerra Mundial prevaleció en gran parte del África la
“economía de pillaje.” El África Ecuatorial Francesa y el Congo fueron los dos lugares
donde este tipo de economía alcanzó el grado de desarrollo más elevado. Consistió en
explotar al menor coste posible un territorio inmenso, que ofrecía muchas riquezas
naturales, entre ellas, marfil y caucho. Estas empresas gozaban de la impunidad que
les daba el control monopólico de los mercados, lo que les permitía importar las
mercancías más mediocres y lo más caras posible a cambio de productos a los que se
les otorgaba un escasísimo valor monetario.
Los africanos se negaron a participar del sistema que se les imponía, pero
fueron obligados a través del trabajo forzoso que se les imponía para cumplir con las
exigencias tributarias. Todos los varones africanos debían pagar el impuesto de
capitación, que era entregado en especie, es decir, en productos de recolección.
El tipo de empresa al que estamos aludiendo tenía un carácter estrictamente
comercial. Las inversiones que realizaban eran mínimas, por lo que no tenían nada
que amortizar y cada año los beneficios eran casi íntegramente distribuidos entre los
accionistas. Cuando las superganancias mermaban, podían optar, sin mayores
pérdidas, por abandonar el lugar.
3.2 Las transformaciones sociales derivadas de la “economía de trata”
En el África Occidental, mejor que en cualquier otra parte, se practicó lo que el
geógrafo Jean Dresch llamó “economía de trata”, donde la mayor parte de los
trabajadores africanos participaron como cultivadores o recolectores (Rodney, 1987:
368).
Este tipo de actividad “singularmente primitiva y perezosa” consistió en reunir y
transportar hacia los puertos las mercancías en bruto que se producían en el país para
intercambiarlas por productos fabricados en el extranjero. Para ello se instalaron
almacenes a los que concurrieron los productores africanos con sus productos de
recolección o cultivados: cacahute, sisal o algodón, café o cacao según la zona. Una
vez vendidos los productos en ese sitio, los nativos provistos de dinero compraban los
artículos de exportación (Coquery Vidrovitch, 1976: 97).
12
La economía de trata se desarrolló donde no era posible la actividad minera ni
la colonización de poblamiento, y se asentó sobre las prácticas que se habían
desarrollado previamente en el marco de la trata esclavista. La mano de obra de obra
barata de las colonias fue conminada a producir los productos que necesitaba Europa.
La explotación de los palmares de Dahomey o la producción de aceite de palma
destinado a la exportación por parte de los igbos son ejemplo de ello.
En lugares relativamente próximos a la costa, “el colonizador podía formar una
estructura que permitiera la producción en gran escala de productos agrícolas
tropicales de exportación en las condiciones necesarias para interesar al capital
central por esos productos, es decir, siempre que la remuneración del trabajo fuera tan
baja que esos productos resultaran más baratos que los productos que podrían
sustituirlos en el centro mismo” (Amín, 1972: 18). Para ello fue necesario:
-
La organización de un monopolio comercial a cargo de casas de importaciónexportación y la organización piramidal de la red comercial donde los libaneses
ocuparon las posiciones intermedias y los comerciantes africanos las
subalternas.
-
La obligación de los africanos convertidos en campesinos de tener que pagar
impuestos en moneda. De esa manera, tenían que trabajar para poder recibir
un salario en metálico y utilizarlo luego para
cumplir con las exigencias
tributarias.
-
El apoyo político a quienes se apropiaban de una parte de las tierras y
organizaban migraciones internas de trabajadores hacia las zonas de
plantación (generando el abandono de regiones enteras).
-
La alianza política entre los europeos y los grupos que controlaban el poder en
las sociedades musulmanas y tenían interés en comercializar el tributo que
recibían de los súbditos campesinos.
-
La opción por la coerción administrativa: el trabajo forzado, en los casos donde
los medios mencionados precedentemente se revelaron insuficientes.
Bajo las condiciones descriptas, las sociedades africanas se integraron al
sistema capitalista mundial como entidades dependientes de las necesidades de los
países centrales. Se profundizaron los intercambios comerciales con los agentes
extranjeros y se desarticularon las economías precapitalistas basadas en la
subsistencia aldeana. Paralelamente, la mano de obra se fue incorporando al mercado
de trabajo bajo las reglas del capitalismo y conforme a las formas que el colonialismo
iba imponiendo.
13
La economía basada en la utilización del nuevo sistema monetario que impuso
la colonización estuvo acompañada de una fiscalización sistemática y la recaudación
de impuestos en especies pero también en moneda; los cambios en las estrategias de
desarrollo agrícola africano (implementación de cultivos para obtener rentas,
migraciones de trabajadores “golondrinas”, etc.); el pago en salario en sustitución del
trabajo forzado (lo que contribuyó a la generalización de la circulación monetaria); la
instalación de entidades financieras y bancarias. Todo lo cual hizo que, por voluntad
propia o por la fuerza, los africanos tuvieron que entrar en el sistema monetario
internacional. Dice Walter Rodney que “como quiera que llegó, los africanos
contemplaron la economía monetaria como <<cosas de la vida>> -un nuevo orden que
no podían cambiar, y al que en muchos casos estaban preparados para recibir-. La
nueva fase implicó una elección entre las alternativas presentadas de ganarse la vida
y participar en la economía impuesta de producción de mercancías” (Rodney, 1987:
367).
En consecuencia, el proceso de monetarización colonial llevado adelante
puede definirse –siguiendo a Yoro Fall- “como una desestructuración de las formas
preexistentes de integración y de complementariedad económicas” (Yoro Fall, 2000:
12). Esto puede entenderse de esa manera ya que las telas, los cauríes, las barras de
hierro, las varillas de cobre, la sal e inclusive las monedas extranjeras, se utilizaron
previamente como patrones para los intercambios y para establecer el valor de los
productos, según fuera su rareza o la utilidad adjudicada por las diferentes sociedades
africanas. Estos patrones para los intercambios nunca fueron garantizados ni
controlados por un poder estatal y sólo sirvieron de manera distinta en las diversas
regiones africanas en las que eran utilizados. A partir de la monetización colonial se
produjo una desmonetización
de los antiguos signos monetarios y ello fue
acompañado de profundísimos cambios.
3.3 Las migraciones forzadas en el marco de las economías mineras y de
plantación
En el África Austral, desde la región de Katanga hacia el Sur, pasando por la
Rodhesia del Norte (luego Zambia), y en la Unión Sudafricana, el eje del desarrollo
económico estuvo dado por la minería. Las principales inversiones que se realizaron
en África Subsahariana estuvieron orientadas hacia esta actividad y al montaje de la
infraestructura que ello requería. Así, una parte muy importante de los capitales
invertidos antes de 1914 lo fueron en equipamiento ferroviario y portuario.
14
Las explotaciones mineras provocaron importantes desplazamientos, creando
densas concentraciones de población en las cercanías de las minas. Las formas de
reclutamiento de trabajadores, las condiciones laborales y la permanencia de estos allí
variaron de acuerdo a las zonas y al momento. En los inicios, en las zonas de
influencia de Orange y Trans Vaal los trabajadores de las minas no permanecían más
de tres meses en el lugar, pero
luego el trabajo se organizó en “vastas
concentraciones”, como señala la historiadora francesa Catherine Coquery Vidrovitch
(Coquery Vidrovitch, 1976: 113). En efecto, para combatir la comercialización ilegal de
diamantes y luchar contra la deserción, se crearon “compounds” alrededor de
Kimberley (Sudáfrica) que fueron luego imitados en otros sitios.
Los africanos quedaban confinados por un determinado tiempo de duración en
esos lugares y debían adquirir todo lo que necesitaban en las proveedurías de la
compañía para la que trabajaban. Así comenzaba a nacer el África miserable de los
bantustanes y del apartheid.
En cambio, en el Congo belga la incorporación espontánea al trabajo en las
minas fue excepcional. Hubo reclutadores que pagaban (cuando no amenazaban) a
los jefes tribales para conseguir trabajadores y también compraban hombres bajo
condición de esclavos hasta cerca del año 1930. No obstante, la mano de obra
asalariada fue acrecentándose con el tiempo, pasando de 47.000 en 1917 a 530.000
en 1939. La mayoría de ellos trabaja en las minas, donde pese a que se fijaron normas
para regular la incorporación de nuevos trabajadores y mejorar las condiciones de
trabajo, esto prácticamente no sucedió.
Esclavos africanos del Congo Belga en el siglo XIX-inicios del siglo XX.
En: http://www.pulso-digital.com/tag/colonizacion-africana/
15
Por otra parte, en el campo agrícola fueron los alemanes quienes llevaron la
delantera en el desarrollo de la “economía de plantación” hasta la Primera Guerra
Mundial. Esto sucedió particularmente en las colonias de Camerún y Tanganica,
donde –al igual que en otros lugares de África-, los empresarios y el Estado se
enfrentaron a la escasez de mano de obra y a la negativa de los nativos a participar de
ese tipo de labor. Para resolverlo apelaron al sistema de trabajo forzado.
Los lugares que conocieron un mayor desarrollo de este tipo de actividad
fueron aquellos en los que se contaba con mayor número de colonos blancos. En
África del sur, los Boers con poco capital debieron llevar adelante una explotación de
tipo extensiva y de escaso rendimiento apropiándose de las tierras que antes estaban
bajo posesión negra. En Kenia se invirtieron más capitales, lo que permitió llevar
adelante la explotación intensiva de maíz, café y sisal. En este país, los africanos
fueron relegados a las tierras menos favorecidas y recluidos en reservas.
3.4 La construcción de un proletariado urbano y rural
Como se observa, el desarrollo del comercio y de las relaciones laborales en
las que se utilizaba como elemento de cambio a la moneda fue estimulado también por
la instauración del impuesto monetario. La obligación de pagar el impuesto en moneda
conllevó la necesidad de trabajar a cambio de un salario. Esto pudo darse bajo la
forma de trabajo que libremente se ofrecía en el mercado o bajo el mecanismo del
trabajo forzoso. Estos procesos resintieron la economía de subsistencia y las viejas
formas de procurarse lo que se necesitaba para la reproducción de la vida material. La
creciente necesidad de obtener ingresos monetarios para hacer frente a la coerción
nacida del impuesto, pareció a los teóricos de la época la fórmula para obligar a los
africanos a buscar trabajo y convertirlos en alguna de las diversas variantes de los
trabajadores asalariados agrícolas.
Luego de la Primera Guerra Mundial los estados coloniales suprimieron lo que
todavía quedaba del sistema esclavista. El azotamiento y los malos tratos físicos a los
africanos por parte de los empresarios europeos comenzaron a ser desaprobados y se
fue legislando para prohibirlos. Los estados coloniales hicieron lo posible por
conservar el monopolio sobre las formas legales de la violencia, potestad que antes
habían depositado en las compañías de carta. Al mismo tiempo, el estado colonial
procuró dar seguridad a los inversores y a los propietarios europeos. Los azotes por
orden del patrón fueron sustituidos por flagelamientos legales.
Los códigos laborales siguieron dando amplios poderes a los empleadores y a
las instituciones estatales para actuar y exigir a los trabajadores. Uno de los ejemplos
16
más aberrantes lo encontramos en las prácticas del trabajo forzado y los castigos que
su
incumplimiento
imponía
a
los
africanos
de
las
colonias
portuguesas.
El Código del Trabajo para los Indígenas de las Colonias, implementado por el
régimen de Salazar en 1928, se mantuvo hasta la década de 1960 (Mateus, 2013: 63).
En él, “la ruptura de contrato era casi invariablemente tomada no como un delito civil
sino criminal; y la conclusión unilateral de contrato por parte de los trabajadores
africanos se seguía considerando <<deserción>>, con todas las implicancias militares
del término” (Rodney, 1987: 366).
Por otra parte, hemos dicho más arriba que, como consecuencia de la
colonización, las tierras pertenecientes a la población indígena fueron expropiadas
sistemáticamente para ser ocupadas por colonos europeos (como en Kenia o África
del sur) o por las compañías extranjeras bajo formas de concesiones (como en el
Congo Belga o el África Ecuatorial Francesa). También, como en el caso del Reino de
los Ashanti en la colonia de Costa de Oro, se produjeron importantes transformaciones
en la propiedad de la tierra que permitieron la emergencia de terratenientes africanos
que tenían la propiedad privada de importantes extensiones de tierra.
El proceso de expropiación, apropiación y concentración de la tierra, como
hemos visto, fue de la mano de la expansión de las relaciones de tipo capitalista y,
como consecuencia de todo ello, se produjo la aparición de nuevas categorías
sociales: el gran terrateniente, que como ya hemos dicho podía ser una gran empresa
o un individuo, según la zona; el campesino propietario y las diversas variantes de
trabajadores asalariados agrícolas. El surgimiento de estos nuevos actores fue
acompañado de la transformación de la agricultura de subsistencia en una agricultura
comercial para la exportación, adoptando en los países tropicales la forma de
monocultivo en gran escala (caña de azúcar, cacao, algodón, café, sisal, etc.).
El proceso nos muestra que muchos africanos siguieron al principio de la era
colonial ligados a la comunidad aldeana y a la auto-subsistencia tradicional. No
obstante, combinaban esos trabajos con migraciones estacionales que tenían por
objeto ganar el importe del impuesto o un ligero excedente. Para ello recorrían
enormes distancias, cruzando las fronteras, trabajando durante períodos más o menos
largos, regresaban a sus lugares de origen y volvían a partir. Pasaban años inmersos
en esta vida migrante, lejos de sus familias y comunidades de origen.
Varias eran las colonias que importaban mano de obra, si bien es cierto que la
Unión Sudafricana, Rodhesia, Uganda, Katanga, Liberia y Ghana eran las que
requerían más trabajadores. Mientras que otras colonias eran exportadoras, en
grandes cantidades, de mano de obra. Bechuanalandia (Botswana), Mozambique,
17
Niasalandia (Malawi) y Ruanda eran algunas de ellas. Se estima que para el año 1954
el 42% de los hombres adultos de Niasalandia estaba trabajando fuera de la colonia y
en 1957 las dos terceras partes de los trabajadores de las minas de la Unión
Sudafricana eran originarios de otros territorios africanos. Stavenhagen, siguiendo un
trabajo de Jack Woddis, nos dice que las migraciones de los trabajadores africanos
tenían seis características:
-
Estaban compuestas por hombres casi exclusivamente adultos.
-
Los contratos eran temporarios.
-
La migración era repetida varias veces en la vida de un individuo.
-
Los trabajadores viajaban generalmente distancias enormes.
-
Las migraciones estaban ligadas a diversas formas de reclutamiento que
muchas veces no eran más que formas disfrazadas de trabajo forzado.
-
La escala de la migración solía ser tan grande que provocaba desequilibrios
entre las poblaciones de la ciudad y las del campo, agravando la crisis
agraria.
Este proceso cobró forma en un marco caracterizado por el desprecio
deliberado por la industrialización y la elaboración de las materias primas y productos
agrícolas en las colonias. En el espacio que nos ocupa se importaba todo, hasta los
artículos más sencillos y necesarios como los fósforos, las velas o los aceites
comestibles que se podrían haber producido fácilmente en África. Así los africanos se
convirtieron en consumidores de los artículos manufacturados de los países
metropolitanos y en productores de materias primas para la exportación. El profesor
ghanés Albert Boahen
dice al respecto que “este desprecio total por la
industrialización local que mostraron las potencias coloniales debe considerarse como
una de las peores fechorías del colonialismo” (Boahen, 1984: 35).
En un sentido semejante, Pierre Naville, en un estudio acerca de la estructura
de la industria y del comercio en África que realizó en 1952, planteaba que “los
capitalistas siempre han sido hostiles a la creación de industrias locales que permitan
transformar las materias primas in situ, contribuyendo así al enriquecimiento de estos
países; estas creaciones habrían arruinado los monopolios de las compañías
comerciales” (Stavenhagen, 1973: 73).
Sin embargo, y pese a lo que hemos apuntado, hacia el final del período
colonial se observaba que la industrialización estaba comenzando a producirse en
algunos rubros. El sector minero era el que aglutinaba el mayor número de obreros
industriales asalariados y, en algunos lugares, su porcentaje era importante respecto
de la población total. Se calculaba que entre un millón cuatrocientos mil y un millón
18
quinientos mil eran obreros asalariados en la industria del África negra sobre una
población total de noventa a noventa y cinco millones de habitantes. En ciertas
colonias, como Ruanda, Rodhesia, el Congo y la Unión Sudafricana la proporción de
asalariados de las minas, el transporte y la construcción era mucho más elevada que
en otros países.
Pese a que no se favoreció el desarrollo industrial, no caben dudas que con el
colonialismo el ritmo de la urbanización se aceleró, haciendo crecer en tamaño a las
ciudades ya existentes y generando la emergencia de otras completamente nuevas.
La población de las ciudades aumentó sostenidamente a lo largo del tiempo. Por
ejemplo, la de Nairobi (Kenia), fundada en 1896 como depósito de tránsito para la
construcción del ferrocarril de Uganda, pasó de un pequeño número de personas a
13.145 en 1927 y a más de 25.000 en 1940; la de Lagos (Nigeria) de 74.000 en 1914 a
230.000 en 1950 y la de Dakar (Senegal) de 19.800 en 1916 a 92.000 en 1936 y
132.000 en 1945. El poblamiento de las ciudades fue alentado porque en ellas se
ofrecía un mejoramiento de la calidad de vida respecto de lo que sucedía en el ámbito
rural.
Los nuevos servicios sanitarios (hospitales y dispensarios), el mejoramiento de
la vivienda, las posibilidades de escapar a las diversas formas del trabajo forzado y el
incremento de las oportunidades de empleo, estimulaban el abandono del campo y la
búsqueda de un lugar en la ciudad.
Sin embargo, el crecimiento de la ciudad a partir de la emigración continua de
jóvenes y mujeres hacia los centros urbanos en búsqueda de empleo y educación (y
muchas veces sólo para huir del hambre, las epidemias, la pobreza y los impuestos
que debían pagar en el campo), conllevaba la existencia de una vida miserable para
muchísimos de ellos. En ninguna ciudad se aceptaba a los africanos en condiciones
de igual respecto a los europeos que las habitaban. La mayoría de los migrantes no
encontraba los empleos que se imaginaban al salir del ámbito rural. Generalmente
terminaban viviendo hacinados en los suburbios y barrios marginales donde la mayoría
de sus pobladores no tenía empleo; abundaban la delincuencia juvenil, el alcoholismo,
la prostitución, el crimen y la corrupción.
4- La resistencia de los trabajadores frente a la penetración capitalista que
impuso el colonialismo europeo.
Ya hemos dicho que los objetivos de la colonización consistieron en mantener
el orden, evitar los grandes gastos financieros y organizar la mano de obra a los
efectos de satisfacer los requerimientos de la expansión capitalista. Más precisamente
19
podemos decir que el Estado colonial tuvo dos objetivos que resultaron ser
contradictorios. Por un lado, asegurar las condiciones para la extracción de productos
y la acumulación de capital en beneficio de los intereses metropolitanos y, por otro,
lograr un marco de orden y control efectivo sobre la población indígena para la
acumulación. Esto conllevó la necesidad de modificar y recrear las estructuras
sociales.
Imagen del largometraje “La Noire de…” (1966) del cineasta senegalés Ousmane Sembene.
Más información en http://catalogo.artium.org/book/export/html/5541
El Estado colonial actuó sobre fuerzas sociales que no se dejaron modelar al
antojo de los europeos, sino que lucharon y resistieron las imposiciones del
colonialismo. Por consiguiente, el proceso de transformación, destrucción y
preservación de las estructuras indígenas se fue dando bajo una amplia variedad de
formas.
Los agravios que soportaron los africanos que se vieron sometidos a la
dominación y la explotación colonial fueron respondidos de diferente manera. Coquery
Vidrovich nos dice que se negaron a empadronarse, que hicieron lo posible por
escapar al pago de los impuestos, que se rehusaron a abastecer a los mercados
obligatorios y a ser deportados a otras tierras. Asimismo, la deserción de los ámbitos
donde debían realizar trabajos forzosos y la huida de las aldeas en búsqueda de
zonas para refugiarse (en la selva o en la montaña) fueron otras de las tantas
estrategias utilizadas con el objeto de escapar de la situación que se les intentaba
imponer (Coquery Vidrovich y Moniot, 1976: 115).
La resistencia africana comenzó en el mismo momento en que se inició el
avance imperialista. Las luchas estallaron en todo el continente. Samori Turé resistió
durante las décadas de 1880 y 1890 la penetración francesa en el África Occidental,
20
en el Sudán se produjo el levantamiento Mahdista, en Lesotho una rebelión de los
moorosi y otra en África Oriental portuguesa. También se produjeron movimientos de
resistencia en diferentes lugares bajo poder de los ingleses. Tal es el caso de lo
sucedido en el Sur del continente donde los ndebele y los shona se levantaron en
Rodhesia, los tlhaping en Bechuanalandia y los zulú en Natal. Durante la primera
década del siglo XX estallaron movimientos de oposición en Costa de Marfil, en
Tanganica (el movimiento maji-maji) y en Ubangui Chari. Todas estas acciones de
resistencia sufrieron una represión aterradora y las poblaciones, en muchas
ocasiones, fueron masacradas por millares.
Estas revueltas fueron impulsadas por los cambios que aceleradamente
imponía la dominación colonial y posteriormente por la crisis de los años treinta. Se
trató de “movimientos de masa de origen campesino, animados por un mesianismo
profético que sacralizó y popularizó las revueltas de la desesperación”, donde se
resistía el nuevo poder y las bases materiales e ideológicas sobre el que se ejercía. Se
rechazaban las imposiciones tributarias, la pérdida del control de la posesión de la
tierra y las nuevas formas de hacer el trabajo. Pero también se oponían al orden
<<laico, burocratizado y estratificado>> que imponía la colonización (Coquery
Vidrovich y Moniot, 1976: 116). En síntesis, por medio de estas acciones colectivas los
nativos procuraron preservar el orden precolonial o volver al mismo, y su fracaso
significó el inicio del abandono de las viejas creencias y de los valores sociopolíticos
“tradicionales.”
Pese a la falta de estudios sobre el tema, se sabe que los primeros síntomas
de malestar en los sectores que se incorporaron a la economía moderna (los obreros
mineros, los asalariados de las ciudades, los productores campesinos, etc)
aparecieron muy pronto. Dentro de este marco, el boicot fue una pieza clave del
repertorio de acciones de lucha, aunque no la única.
El proletariado urbano y minero que fue emergiendo en el proceso de
incorporación de estas sociedades al sistema capitalista también fue desarrollando los
medios para poder expresarse y oponerse. Esto lo hizo fundamentalmente a partir de
los sindicatos. Por ejemplo, inmediatamente después de la crisis que estalló en 1929
se produjeron los primeros boicots de productores africanos. Preocupados por la gran
caída de los precios (el cacao, por ejemplo, descendió de 122 a 18 libras la tonelada
entre 1920 y 1930) los productores rurales de Costa de Oro se unieron conformando la
Gold Coast Farmers’ Association. Esta asociación que surgió en 1938 fue dirigida por
Jhon Ayew para responder a las acciones de las compañías de exportaciónimportación (la United Africa Co. controlada por Unilever, era una de las principales
21
compañías dedicadas a esa actividad) que manipulaba los precios en su propio
beneficio. Sin llegar al biocot, en Nigeria también se organizaron los productores
nativos. El Nigerian Youth Movement dirigió sus acciones hacia las diez compañías
que controlaban el 90% de las exportaciones e impulsaron la creación del National
Cacao Council.
Al final de la dominación colonial, en plena lucha por la independencia, el boicot se
convirtió en un arma muy importante. Los movimientos nacionalistas se nutrieron de
organizaciones que hicieron de esa forma de acción colectiva un medio que colaboró
para poner de manifiesto los reclamos y las necesidades de sectores urbanos y
rurales.
Los sindicatos fueron fuertemente perseguidos, paralizados y combatidos desde un
comienzo por el poder colonial y sólo comenzaron a aflorar en los años
inmediatamente anteriores a la Segunda Guerra Mundial. Gran Bretaña reconoció en
su imperio el derecho sindical hacia 1930. Antes se realizaron algunas huelgas en el
Rand estimuladas por el Industrial and Commercial Workers Union of Africa (ICU) y
por el Partido Comunista. Pero los resultados negativos de la táctica de resistencia
pasiva y la creciente severidad de la legislación paralizaron el movimiento.
La discriminación racial, la legislación que imponía la Coluor Bar y la brutalidad de
la represión en la Unión Sudafricana hizo que cada tanto se produjeran expresiones de
resistencia y reclamo. Hacia 1941 no había en Ghana sindicatos registrados pero en
1951 ya eran 41 y en 1957 la cifra superaba los 100. En Nigeria, se pasó de 50 en
1941 a 177 en 1955. En 1937 no había ningún sindicato reconocido en el África
Occidental francesa pero para 1955 la lista superaba los 350. En el África belga
después de la Segunda guerra Mundial se permitió la organización sindical.
La multiplicación de organizaciones obreras, sin embargo, no guardó correlato con
el crecimiento del número de afiliados. Como ejemplo podemos considerar que a
inicios de la década del cincuenta más de la mitad de los sindicatos de Nigeria tenía
menos de 250 afiliados y lo mismo sucedía en Costa de Oro. La poca inclinación hacia
la afiliación se relaciona con el miedo que los trabajadores tenían hacia una patronal
que consideraba subversivos a los que se organizaban para defender sus derechos
laborales. Esto repercutía sobre las condiciones financieras de las organizaciones, que
se veían con muchísimas dificultades para poder encarar estrategias de acción.
La constante afluencia de migrantes a las ciudades le permitía a los capitalistas
disponer de un “ejército de reserva” de trabajadores siempre disponibles. A esto tiene
que sumársele la falta de formación de los dirigentes sindicales, la creación de los
“sindicatos amarillos” por parte de la patronal y la importación de las internas y
22
divisiones sindicales por las que atravesaban las centrales metropolitanas. En el África
Francesa esto repercutió de manera mucho más fuerte, pero en toda el África
Subsahariana era muy difícil llevar adelante acciones sindicales durante el período en
cuestión.
No obstante, las organizaciones sindicales jugaron un papel clave en las luchas
nacionalistas que se desataron luego de la Segunda Guerra Mundial. Los sindicatos
de maestros, los ferroviarios y portuarios, los de correo y los que se conformaron en
torno del trabajo minero jugaron un papel fundamental en ello. En las colonias
francesas se produjo una tendencia hacia la conformación de centrales sindicales
donde se vincularon fuertemente estas organizaciones con los movimientos políticos.
En el caso de las colonias inglesas las cosas fueron distintas. Los sindicatos no
lograron centralizar las organizaciones, sino que su comportamiento fue mucho más
autónomo y estuvieron más ligados a los problemas económicos que a los
estrictamente políticos.
En este contexto, los sindicatos de las diversas colonias del África Subsahariana
acordaron en señalar que la raíz de todos los males era justamente el régimen
colonial. Iniciaron así un camino donde aunaron esfuerzos con las organizaciones de
estudiantes, de profesionales, con las corporaciones que representaban los intereses
de los pequeños y medianos comerciantes y empresarios africanos, con las iglesias y
con los partidos políticos, en la lucha contra el colonialismo y la búsqueda de la
independencia en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
5- Conclusiones
Reflexionar sobre las formas de trabajo que se desarrollaron en las sociedades
africanas subsaharianas durante el período colonial nos permite comprender algunas
claves del “atraso” que aparentemente signa al continente africano en la actualidad.
Como planteamos en el trabajo, esta situación nos remite a las características que
tuvo la inserción del África Subsahariana dentro del sistema capitalista mundial.
Las consecuencias del colonialismo en materia social y laboral fueron
impresionantes:
trabajo
forzado,
emigración
laboral,
cultivo
obligatorio
de
determinados productos, ocupación de la tierra por la fuerza, traslado forzoso de las
poblaciones con la consiguiente dislocación de la vida familiar, sistemas de
prohibiciones de circulación, altos índices de mortalidad en las minas y en las
plantaciones y brutal represión de los movimientos de protesta y de resistencia que
esas medidas generaron.
23
Poblado Lobi - Burkina Faso: Mujeres trabajando en el pozo que abastece la zona.
En: http://www.losviajeros.com/pics/africa/burkina/index.php?fn=Burkina_014
La incorporación al mercado laboral fue traumática para sus protagonistas,
puesto que alteró radicalmente la vida de las comunidades aldeanas nativas. En el
caso africano, el tradicional flujo de trabajadores del campo hacia la ciudad - que es
una seña del sistema capitalista a lo largo y a lo ancho del globo- se agudizó por las
políticas migratorias impulsadas por las metrópolis para desarrollar minas y
plantaciones que se encontraban ubicadas en espacios con escasez de mano de obra.
Durante tres cuartos de siglo las sociedades africanas se vieron forzadas a emprender
una serie de migraciones que transformarían la fisonomía del continente.
El nuevo orden colonial alteró profundamente los principios y valores sobre los
que se estructuraba la organización social existente. Bajo la dominación y la
explotación de los europeos se hizo hincapié en los méritos y en los logros
individuales. De esa manera, perdió importancia el lugar dado al nacimiento en la
estructura social “tradicional.” Albert Boahen plantea que hacia 1930, “en lugar de la
sociedad formada por las clases tradicionales: aristocracia gobernante, elite instruida
relativamente pequeña, pueblo llano y esclavos domésticos, había nacido una nueva
sociedad dividida más tajantemente que antes en habitantes de las ciudades y del
campo, unos y otros con distinta estratificación. En esta nueva estructura la movilidad
se basaba más en el esfuerzo y los logros del individuo que en la adscripción a un
grupo” (Boahen, 1984: 35).
En este contexto, la sindicalización y las luchas por el reconocimiento de los
derechos de los pueblos nativos se encontraron con una férrea represión por parte de
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las metrópolis. Hubo que esperar hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial para que
se
produjera el resquebrajamiento de los imperios ultramarinos que trajo como
consecuencia la declaración de las independencias africanas. Hasta entonces, los
derechos laborales de los trabajadores africanos seguían siendo completamente
distintos de los de sus homólogos europeos.
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