LH ESeUELH MODERNH REVISTA PEDAGÓGICA Y ADHINISTRATIYA DE PRIMEA ENSEÑANZA Ano XIII. OCTUBRE DE 1913. N." 266 de la col.» TEODORITA PRI/AERAS IMPRESIONES ESCOLARES Teodorita era una preciosa niña de cuatro años, de cabellos rubios ensortijados, que parecía que se los rizaban diariamente a fuerza de tenacillas; de ojos grandes, azules, dulces, como los de los angelitos que rodean a la Purísima Concepción. Su boquita pequeña y graciosa, que con frecuencia se abría para reir, porque Teodora era muy alegre, y para hablar, pues también era un poco charlatana y aun bulliciosa, dejaba oir una voz sonora y bien timbrada.Unida su carita agradable a su trato cariñoso, porque oía repetir constantemente a su buena mamá que a las niñas amables todos las miran con afecto, mientras que a las que no tratan con dulzura a cuantos se les acercan, a las que con facilidad se enfadan, a las que lloran a ro.enudo y a las que siempre quieren que se las escuche,y se las atienda, ninguno las puede querer; todo esto hacía que nuestra Teodora fuera queridísima de sus padres y de cu.^ntos frecuentaban la cas9.. ., . Pero.llegó a, cumplir Teodorita cuatro años, y sus papas resolvieron llevarla a una escuela de párvulos para que. TOMO XXXV.—NÚM. 10. 46 722 LA, ESCUELA MODEBNA además de aprender las muchas cosas que en tan excelentes establecimientos se hacen conocer a los pequeñuelos, se acostumbrara al trato con otros niños y niñas de su edad; porque conviene que desde jovencitos se habitúen a vivir en sociedad, es decir, en comunicación, en trato intimo con otros; y para que aprendiera a obedecer a sus maestras y a otras personas, además de a sus padres; pues durante su vida, el hombre y la mujer tienen que someterse a diferentes autoridades, obedecerlas, cumplir sus órdenes, que son las leyes con cuya observancia se aseguran la tranquilidad del individuo y la paz y el bienestar de la sociedad. Los papas de Teodora visitaron a la señora maestra que dirigía la escuela de párvulos, para rogarle que admitiera a su hija como discípula, y conseguido el permiso, convinieron en que desde el siguiente día asistiría la niña a las clases. Cuando dijeron a Teodorita que a la mañana inmediata iría a la escuela, acudieron en tropel a la cabecita rubia de la niña muchas ideas y pensamientos, que salían por su linda boquita convertidos en preguntas, que se atropellaban, por la prisa que tenían en salir para que los papas las contestaran : «¿Qué es la escuela?» «¿Quién hay allí?» «¿Qué hacen los niños que van?» «¿Riñen como los pequeñuelos que se ven desde el balcón?» «¿Quién es la maestra?» «¿Cuántas maestras hay?» «¿Pegan a los niños, o los quieren?» «¿Es bonita la escuela?» «¿Hay allí combas y aros y muñecas?» «¿Qué hacen con los niños que son malos?» «¿A qué juegan?» Como la niña no llevaba traza de concluir de preguntar, la mamá le tapó la boquita con unos besos de los que saben a gloria a los niños buenos, y después de cortar tan dulce- TEODOEITA 723 mente el hilo de las interrogaciones de su nena, le dijo: «La escuela, hija mía, es una casa donde las niñas malas se vuelven buenas, y donde las buenas se hacen mejores, convirtiéndose asi casi en ángeles. Hay en esa casa unas señoras, que son las maestras, que quieren tanto a las niñas y a los niños, que sólo piensan en ellos y siempre están discurriendo cómo los harán muy buenos, cómo les enseñarán muchas cosas y cómo conseguirán que los discípulos, que así se llaman los que van a una escuela, se porleii tan bien con Dios como con sus padres y con los demás hombres, que sean el encanto de todos y merezcan el cariño de cuantos los conozcan. »En la escuela, vida mía, aprenderás muchas cosas muy bonitas y muy útiles. Tú me traes muchas veces libros y papeles y me haces que te diga lo que en ellos está escrito, y lo oyes con una boquita muy abierta, y cuando no me entiendes algunas cosas, me haces que te lo diga de otro modo. Pues bien: yendo a la escuela aprenderás tú a entender lo que se dice en los libros y papeles que tengas, y aprenderás a escribir a la abuelita y le podrás decir tú todo lo que ahora quieres que le pongamos en las* cartas; y tú le escribirás muchos cariños, y te quedarás muy contenta de decírselos, y ella llorará de gozo cuando lea tus cartas, y las besará, y las dos os pondréis muy alegres, tú al escribirlas y ella al leerlas. »En la escuela verás otros niños y otras niñas tan pequeñitos como tú, y te sentarás a su lado y los querrás y te querrán, y aprenderéis muchas cosas que os contarán vuestras buenas maestras, y jugaréis también algunos ratitos, y, si sois buenos, recibiréis caricias de las profesoras; y, si sois malos, las veréis muy serias y os apartarán de su lado y no os darán un beso, y pasaréis mucha vergüenza al ver que no os quieren junto a ellas aquellas señoras. »Yo creo que tú serás buena siempre, ¿no es verdad? Yo me figuro que tú has de ser de las que siempre tienen a su lado las maestras, de las que reciben de ellas más caricias y más besos, ¿verdad que sí?» Asi lo ofreció Teodora. Pero pensativa y cabizbaja, ape- 724 LA ESCUELA MODEENA ñas cenó aquella noche, y cuando antes de acostarse rezó con su mamá las oraciones de costumbre a la Virgen Santísima, al Niño Jesús y al Ángel de la Guarda, para pedirles su amparo durante la noche, tal era su preocupación, que se pasaba del Avemaria al Padrenuestro, y se confundía en sus rezos. No pudo dormirse en mucho rato, y durante la noche se despertó varias veces, siempre pensando en la escuela, en las maestras, on los niños y en una inlinidad de cosas que ella no sabía explicar, pero que la desvelaban. Despierta la halló su mamá cuando fué a llamarla por la mañana para vestirla, y una vez aseada y rezadas sus oracioncitas diarias'para dar gracias a los celestiales protectores, a quienes siempre se encomendaba por haberle concedido llegar al nuevo día, pasó al comedor, tomó su desayuno con muy poco apetito, porque su pensamiento estaba fijo en otra parte, y emprendió en compañía de su madrecita el camino, nuevo para ella, de la escuela, que tanto la preocupaba desde la tarde anterior. Teodora era una buena niña, ya lo hemos dicho, y por eso obedecía a su mamá y no oponía resistencia a salir de casa y a dirigirse a la escuela; pero desde que empezaron a ponerle sus vestidos comenzó a sentir una tristeza grande que le oprimía el corazón y parece como si le fuera haciendo difícil el respirar. Hubiera asegurado que tenía un cordoncito rodeado al cuello, que la api'etaba, la apretaba y parecía que la ahogaba. Y a la vez sentía un deseo de llorar, que por fin la hizo prorrumpir en copioso pero silencioso llanto. Es que la atoi'mentaba la idea de que tenía que separarse de su mamá, de su querida mamá, y esto le causaba una pena muy grande, como no la había sentido en su vida. Tan preocupada iba y tan llenitos de lágrimas llevaba sus hermosos y grandes ojos, que no vio los buñuelos que vendían en varios puestos y que tan deliciosos le parecían con el chocolate; ni se apercibió de que pasaba junto a un anciano impedido a quien siempre daba limosna y que la TEODOEITA 725 contestaba bendiciendo su buen corazón; bendiciones que le hacían sentir el placer dulce que a las almas caritativas causa el socorrer al necesitado. Por su parte la mamá iba también muy apenada, porque pensaba en lo mismo que la niña, en su separación de su hijita, de su encanto, de su delicia; en lo largas y lo tristes que seguramente le parecerían las horas que su Teodorita pasara en la escuela; en lo silenciosa que estaría la casa sin las voces, los cantos, las idas y venidas, las carreras y las risas de su nena. No llevaba, pues, menos oprimido el corazón la madre que la hija, y el cordoncito imaginario, que parecía apretar la garganta de la niña, o])rimía también la de la madre. Y es que, niñas mías, quieren tanto las madres a sus hijos, tienen tan arraigado en el corazón el cariño de sus hijitos, funden de tal modo sus almas con las de sus niños, que llegan a formar con ellas un solo sei', y por eso cuando sus nenes están alegres están contentas las madres, y la tristeza que acibara algimos momentos de la vida infantil amarga también la maternal; y por eso ríen las madres cuando ríen los hijos, y si éstos lloran sufren aquéllas, y los goces son comunes y las penas también. Pero la mamá de Teodorita, aunque sentía un pesar muy grande en apartar de su lado a la hija de su alma, seguía su camino hacia la escuela, porque comprendía.que la asistencia de los niños a las escuelas es tan precisa y tan útil, que de que concurran a ellas, y de que vayan durante su niñez, y de que las frecuenten sin interrupción, depende el que los infantes desarrollen convenientemente su cuerpo y desenvuelvan acertadamente las facultades todas de su espíritu; es decir, que sólo yendo puntualmente, con asiduidad y por varios años a la escuela es como los niños y las niñas pueden adquirir la educación y la instrucción que son necesarias para convertirse en jóvenes fuertes, sanos, robustos, vigorosos, ágiles, de buenas costumbres, instruidos, juiciosos v honrados. 726 LA ESCUELA MODERNA Ya llegaron, por fin, madre e hija a la escuela, y se presentaron a la directora, que las recibió afablemente. Pero la verdad es que, a pesar de tener la maestra un aspecto agradable; no obstante la dulzura de sus ademanes, de su voz, de sus miradas; aunque en todo su porte se descubría a la señora fina, de trato cariñoso y de gran costumbre de alternar con los niños y de hacerse querer de ellos, lo cierto es que Teodorita creyó que aquella señora tenía una presencia casi casi repulsiva. Y es que ella veía en la maestra a una persona que la iba a arrancar del lado de su madre; y, por un movimiento instintivo, esto es, sin pensar lo que hacía, dio media vuelta rápidamente y se ocultó detrás de su mamá. La profesora hizo como que no veía la maniobra de la niña, y continuó bondadosamente hablando con la mamá; y pasó a enseñarles la escuela, y le llamó la atención sobre el gran número de niños que allí se reunía, y cruzó por entre los grupos de éstos, y besando a unos, dirigiendo preguntas a otros, llamando a algunos, hablando con varios, llegó a los pocos momentos a formar a su alrededor un pelotón con todos, en cuyo centro quedaron la directora, Teodora y su mamá. I.os niños se disputaban con empeño los lugares más próximos a la maestra, y con la mayor alegría le contaban, los unos, el.desayuno que habían tomado; otros, los juguetes que tenían; éstos, el trajecito que estrenarían el próximo día festivo; aquéllos, las travesuras de sus hermanitos, y no faltaba quien con algazara le daba cuenta de lo que había corrido y saltado el anterior domingo, que pasó en el campo con sus papas. Para todos tenía atención aquella bondadosa maestra, a todos escuchaba, de todo se enteraba y de su lado no salía ninguno sin una caricia, sin un beso o una palabra cariñosa; después de lo cual quedaban todos tan contentos, tan alegres, tan alborozados, que sus caritas revelaban satisfacción. y en sus ojos brillaba el mayor júbilo. Teodora empezó por mirar aquel hormigueo, aquel ir y TEODOHITA 727 venir, aquellas vocecitas que formaban como el gorjeo de los pájaros en la arboleda al salir el sol; notó la confianza con que aquellos niños se acercaban a su maestra y la alegría con que recibían sus palabras y caricias; y el entrecejo con que desde el primer instante miró la niña a aquella señora, comenzó a desarrugarse, y las lágrimas se secaron, y la carita triste y compungida se convirtió en pocos momentos en un rostro en que se pintaron, primero el asombro, luego la tranquilidad y más tarde la alegría. La mamá observaba estos rápidos cambios, excitada a ello por las inteligentes miradas de la maestra, que iban como señalando las transformaciones de la cara de su hijita. Y a estas alturas, una seña de la profesora bastó para que varios de los alumnos más listos se acercaran a Teodorita y le hablai^an, comunicación a que no correspondió la niña en los primeros instantes; pero muy pronto el cariño de aquellos compañeros se hizo lugar en el corazoncito de la nueva condiscípula, y, empezando por contestar a las preguntas de sus camaradas, acabó por entablar con ellos animado diálogo, como si de mucho tiempo atrás los hubiera conocido. Por indicación muda de la maestra aprovechó la mamá estos momentos en que su niña estaba entretenida en amigable charla con sus condiscípulos, y desapareció de la escuela, evitando así la despedida, que hubiera sido desagradable para la mamá, por ser la primera vez que se separaba de su hija, y dolorosa para la niña. Cuando ésta se dio cuenta de que su madre no estaba allí, se apenó mucho, lloró, pero silenciosamente, porque había aprendido que las niñas que se enfurecen y patean y alborotan son mal educadas y nadie las quiere. La maestra, que no perdía de vista a la nueva discípula, la tomó en brazos, la acarició, le dio un beso, la colocó luego a su lado, hizo una señal, e inmediatamente acudieron junto a ella algunas niñas, que con sus atenciones, con su conversación y con sus cuidados hicieron que bien pronto 728 LA ESCUELA MODEHNA se convenciera Teodora de que el trato con los iguales, cuando éstos son buenos, cariñosos y afables, puede mitigar nuestras penas y hacernos menos sensible la ausencia de los seres más queridos. Dedicaron luego algunos ratos a trabajar de la manera agradable y atractiva con que se debe hacer aprender a los niños, y Teodora vio que algunos de sus compañeros sabían muchas cosas de que ella no tenía noticia, y que, por lo tanto, no podía comprender; pero si notaba que algunos alumnos dejaban contenta a la profesora, porque ésta los miraba con la cara muy risueña, los acariciaba, los distinguía y aun los presentaba a los demás como modelos que debían imitar. Y no se ocultó a la niña que otros no eran tan a¡)l¡cados, porque la profesora les hablaba con menos dulzura, no los concedía alabanza alguna y los excitaba a estar más atentos y a oir con cuidado lo que ella iba enseñando. La alegría de los niños a quienes la maestra distinguía y la tristeza de los otros a quienes enviaba a su puesto o aun los apartaba del lado de sus compañeros, satisfacción y tristeza que se veían marcadas en los semblantes de los pequeñuelos, llamó la atención de la niña, que con su mirada un tanto vaga, por la novedad que para ella representaban tales hechos nunca vistos, pasaba de unos a otros sin darse clara cuenta de lo que aquello significaba; pero conociendo que allí había algo muy importante. GABINO ENCISO. (Continnará.) LA EOUCACIÚN DE U MUJER EN VULENCIA (1) Pero la educación exige como factor imprescindible que el educando disfrute de salud. Si ésta no existe, aquélla resulta poco menos que inútil. De ahí que todos los pueblos civilizados, menos el nuestro, se preocupen de las prácticas de la Higiene en la escuela. Nadie ignora, puesto que se ha dicho y repetido hasta la saciedad, que la mayoría de los locales de nuestras escuelas acusan bajo este aspecto, no sólo un abandono verdaderamente punible, sino una falta de conmiseración y de interés patrio que avergüenza e indigna a la vez, porque no se concibe que en el siglo xx una sociedad cristiana trate muchas veces peor que bestias a los niños, que representan el porvenir de la patria. ¡Cuan lejos está nuestra sociedad de sentir y exclamar con Benavente!: «¡Más sagrada que un sepulcro es una cuna!» «¡Más grande que el pasado es el porvenir!» Y sin embargo, no está todo nuestro atraso higiénico en los locales de las escuelas; lo está igualmente en las costumbres, en la educación. Ese vaho maloliente que despiden nuestras escuelas en su mayor parte no es siempre debido ala estrechez de los locales, a su escasa cubicación o a su defectuosa ventilación, sino también a la falta de limpieza, a la suciedad de los niños, de sus trajes y de los locales de las clases. Recuerdo que en la Memoria presentada por D.* Bertha Wilhelmi de Dávila a la Real Sociedad Económica de Amigos del País, de Granada, dando cuenta del resultado obtenido en la primera Colonia escolar realizada el año 1890 en dicha ciudad, que patrocinó la mencionada Corporación y dirigió aquella señora, refiere que todas las mañanas lavaban a los niños (1) Véase el número anterior. 730 LA ESCUELA MODBENA que formaban la Colonia con mucha agua y jabón, y que el . primer día hubo que frotar el cuerpo de muchos de ellos con jabón y un estropajo para arrancarles la costra de suciedad que tenían ¡pegada a aquél, pues la esponja resultaba insuficiente para ello. Y que fué necesario, además, buscar una peinadora para las niñas, por el estado de miseria en que se encontraban las cabecitas de muchas de éstas; no obstante lo cual no se consiguió extirpar aquélla en las que tenían el pelo abundante, a pesar del cuidado y continua limpieza que había. Y cuando hace pocos años visité algunas de las más famosas escuelas de dicha población, al momento se evocaron en mi mente las manifestaciones de aquella culta escritora al contemplar los niños con las narices llenas de mocos, las légañas en los ojos y en las pestañas, las caritas hechas unos mapas, el pelo enmarañado y las uñas enlutadas, sin que ni ellos ni sus madres y maestros prestasen atención al susurro de las fuentecillas inmediatas que parecía invitarles a los goces de la limpieza. Pero estos hechos no están vinculados en Granada; se ven, por desgracia, con harta frecuencia en nuestro país. Y para corregirlos no basta construir escuelas espaciosas y ventiladas; hay que procurar además la limpieza de los niños, de sus trajes y de dichas escuelas. Coloquemos un centenar de niños como los que refiere la señora de Dávila, que es lo general en España, en una escuela que reúna las mayores condiciones higiénicas, y si se quiere en una plaza pública o en medio del campo, y el hedor que despedirán aquellos cuerpecitos y sus trajes pronto corromperá la atmósfera que los rodea. Pues téngase en cuenta que hay muchas escuelas, como las que el señor conde de Romanones dio a conocer al Congreso y a España entera, que alojan 150 o más niños sucios, lo que además de ser una inhumanidad que sólo se concibe en los pueblos bárbaros, constituyen verdaderos focos de insalubridad que minan y diezman las naturalezas infantiles y amenazan la salud pública. Así se explica la espantosa mortalidad de niños que acusa la estadística en España. Ante ella exclama el sabio profesor D. Amallo Gimeno en el discurso leído en la Real Academia de Medicina, con motivo de su ingreso en la misma : «Yo no sé cómo los Gobiernos, los hombres de Estado, los políticos todos, las personas cultas, los LA EDUCACIÓN DE LA MUJBS EK VALENCIA 731 españoles que deban interesarse por las energías de la raza y por la riqueza positiva que representa la masa enorme de nuestras vidas, no se enteran de esto, y si se enteran, no son dominados por verdadero asombro. Á. mi me ha causado siempre impresión profunda la cifra de nuestra mortalidad. ¿Qué diríais de un millar de hombres armados y dispuestos al asalto de una posición que, apenas en movimiento para el ataque, viérase súbitamente tendida la cuarta parte de sus combatientes; que en el instante de despleg'arse en orden abierto perdieran casi de un g-olpe 200 más; que al comenzar ya con brío la acometida quedaran reducidos a 500, y que de éstos, maltrechos y desmoralizados, casi no llegara uno a la cima que debieron muchos de ellos dominar? Diríais que tal gente había sido con torpeza dirigida, y que, ignorante o quizá bravamente loca, había dado palmaria prueba de ineptitud para la lucha, de temeraria despreocupación, para cubrirse de un heroísmo estúpido e inútil. »Pues éste es un símil muy justamente apropiado, porque de 1.000 españoles salidos al mismo tiempo del vientre de sus madres, caen 239 antes de terminar el primer año de su vida, con la tierna boca pegada aún al pezón materno; 196 más no llegan a cumplir los cinco; a los veinte, la edad de la fresca lozanía, ha quedado ya en el camino la mitad del millar; únicamente pasan de los sesenta años 267 de los mil nacidos; y sólo un español, no de cada millar, sino de cincuenta millares, tiene la rara fortuna de llegar a cien años o de traspasar esta edad, a modo de viajero extraviado que ha ido dejando atrás, rendidos a la pesadumbre de una vida mal llevada, cuantos le sirvieron de compañeros al empezar.» ¡A cuan tristes reflexiones se prestan los párrafos transcritos! ¿No es verdad que esos seres que pierden su existencia por falta de buena dirección, por loca ineptitud o por temeraria despreocupación, son víctimas en su mayor parte de esa iorpe dirección a que parece aludir el docto escritor, que no sabe o no se cuida de evitar y prevenir esas funestas consecuencias por medio de una acertada educación? ¿En qué país del mundo se cree hoy con seriedad que para educar higiénicamente a los niños basta hacerles aprender de memoria unos cuantos preceptos o algunos parrantes de un epítome de Higiene? 732 LA ESCUELA MODEHNA Pues esa es toda la educación higiéaica que se da en España a los niños, salvo raras excepciones. Siempre el mismo sistema, en este aspecto como en todos, puramente verbalista y huero, estéril para la enseñanza y torturador del alumno, como dice con razón el ex ministro de Instrucción pública D. Santiago Alba. Si hemos de conseguir que esos preceptos produzcan algún resultado positivo, es necesario cambiar por completo de procedimiento y aplicar los resultados prácticos de aquéllos, como hacen en los pueblos cultos que se interesan verdaderamente por estas cuestiones de capital importancia para la patria. Hay que formar hábitos en el niño que le induzcan a desear y practicar voluntariamente aquéllos, poniendo a su disposición los medios de conseguirlos. ¿De qué sirve que se le encomien las ventajas del aseo y de la limpieza, si no se le habitúa a ser aseado y limpio? De ahí la introducción del baño de limpieza-en la escuela, bajo la dirección del médico escolar, como tienen la mayoría de las escuelas en el extranjero y como hemos establecido nosotros en este centro de enseñanza. De este modo no sólo se educa al niño en armonía con las racionales exigencias de la Higiene, sino que de rechazo se educa también a los padres de aquél, que son los primeros interesados en esta obra y los que deben iniciarla, habituando al niño desde su más temprana edad a las prácticas de la limpieza. Yo no puedo asentir a las ideas de Nietzsche sobre los esfuerzos culturales de nuestra actual generación. Lejos de ello, éreo sinceramente que el sabio presta un servicio importantísimo a la Humanidad, y que a sus trabajos y desvelos se deben los adelantos y progresos de aquélla. Pero ¿qué beneficio le reportarían los preceptos del sabio higienista, si la madre y el maestro no se encargaran de procurar e interesar al niño en la práctica de los mismos? Por eso entiendo que el problema higiénico, como el problema económico, depende de la madre y del maestro, y que su solución se encuentra en la del problema pedagógico. Afortunadamente, estas ideas van abriéndose paso entre nosotros, aunque su lentitud haga desmayar al espíritu más esforzado. Pero interesa a nuestra sinceridad hacer constar que en el primer Congreso de Higiene Escolar, celebrado el LA EDUCACIÓN DE LA MUJEH EN VALENCIA 733 año Último en Barcelona, se presentaron, entre otras, las siguientes conclusiones, que merecen el mayor aplauso. 1.* La Higiene se impone como una necesidad social, y hay que convenir en que la mujer, debidamente preparada, por su misión especial en el seno de la familia, puede ser la más poderosa propagandista de los principios liigiénicos.—2." Urge, pues, crear en los grandes centros de población Escuelas de Estudios Superiores para la mujer, donde pueda ésta adquirir una sana y equilibrada educación, una cultura integral sólidamente cimentada y una preparación completa para la práctica de una vida racional e higiénica en el hogar. — 3." Considerándola como futura madre y principal educadora de sus hijos, se la preparará de un modo especial para esta misión de tanta transcendencia social, instruyéndola en todo lo referente a la higiene infantil, crianza y educación de los hijos. * * Pero además de la limpieza del cuerpo, hay que cuidar y atender igualmente al aseo y limpieza del traje y de todos los actos y manifestaciones del niño, como consecuencia lógica y necesaria de aquélla. La ley de Instrucción primaria del cantón de Berna, que lo prescribe en su art. 39, como hemos visto anteriormente, faculta al maestro, en el art. 52 de la misma, para despedir de la escuela al niño que no se presente en ella convenientemente aseado, añadiendo, con mucho acierto, que «cuantas veces se tome esta medida, se informará en seguida a los padres». Esto mismo venimos haciendo nosotros desde su origen con buen resultado, puesto que se consigue por este medio educar indirectamente a las madres, o interesarlas al menos en el aseo y cuidado de sus hijos, en la limpieza de los trajes y en todos los actos de los mismos. Asi lo exigen la Higiene y el respeto y atención que merecen los demás niños de la clase. Pero demandan una y otros también que el maestro o maestra coadyuve a dicha obra en la escuela, no permitiendo al niño actos o manifestaciones que demuestran suciedad o mala educación, como rascarse, por ejemplo, así como destrozar o manchar los efectos que se le confian, los libros y cartapacios y el mobiliario escolar. 734 LA KSCÜELi MODEBNA Hace seis o siete años visité una escuela graduada que acababa de inaugurarse en una de las más reputadas poblaciones del Norte de nuestra Península. Como notara que la superficie de los pupitres estaba dada de negro, mientras que el resto de la mesa-banco conservaba el color natural de la madera, pregunté, aunque lo presumía, el motivo de esta diferencia, y una de las maestras, con la mayor sinceridad, me contestó : «¡Ay, señor, si no se hiciera así, a los ocho días de estrenadas no podrían mirarse!» ¡Cuánta razón tenía la profesora aludida! Yo, al menos, he tenido la desgracia de ver en casi todas las escuelas y centros de enseñanza que he visitado en nuestro país, y no han sido pocos, un completo descuido y falta de limpieza. Es muy doloroso tener que decir estas cosas, que sólo acusan pereza, indiferencia o un concepto equivocado de la misión del maestro (1). ¡Tan difícil es habituar al niño o niña a que coja con cuidado la pluma, cuando escribe, para no mancharse los dedos de tinta ni ensuciar con ella el cartapacio ni la mesa, y que cuando involuntariamente manche ésta, la limpie con una esponja mojada en agua, antes que aquélla penetre en la madera? Pues ése es el procedimiento que emplea esta institución, y debido a él consigue que se conserve limpio el mobiliario escolar que adquirió, en su mayor parte, hace veintitantos años y los demás efectos que están a disposición de las alumnas. Y como los objetos que rompen o destrozan éstas vienen obligadas a pagar su importe o compostura, se consigue por este medio hacerlas cuidadosas, finas, aseadas y que se interesen por los efectos que manejan y se les confían. Y para corregir las prácticas antihigiénicas que se emplean en la limpieza, se las acostumbra a quitar el polvo de los objetos y paredes, y no hacerlo pasar de una parte a otra de la casa con el sacudidor, que es lo que se acostumbra vulgarmente, y a lavar el piso de las habitaciones, frotándolo bien con mucha agua y jabón, cuando lo requiere, en vez de mojarlo simplemente con un poco de agua sucia, como hacen la generalidad de las mujeres, con lo que resulta más sucio cuando el agua se evapora. (1) En la escuela Froebel, de Madrid, están laa mesas enteramente nuevas en in aspecto, no obstante su uso bace más de treinta años. — (N. de la B.) LA EDUCACIÓN DE LA MÜJKE EN VALENCIA 736 Verdad es que estas pequeneces, que así se las considera, necesitan esfuerzos titánicos en nuestro país para implantarlas, porque aquí, voluntaria o involuntariamente, consciente o inconscientemente, todos le niegan su colaboración y las ponen en ridículo, o las miran cuando menos con desdén, y ante esta oposición pasiva, si se quiere, pero general y sistemática, hija de nuestra ineducación, el espíritu más enérgico y resuelto desmaya y termina por decir con el principe de nuestros poetas dramáticos en El principe Constante: «... y otra enfermedad no esperes que le avise, pues tú eres tu mayor enfermedad.» De ahí la fama poco halagüeña que tenemos bajo este respecto en el extranjero. Visitaba yo, hace seis o siete años, los soberbios monumentos artísticos que conserva una de nuestras famosas poblaciones del Norte, en compañía de un arzobispo católico de los Estados Unidos de América, y al bajar del archivo de la Catedral me dijo: «Perdóneme usted que me haya marchado sin acabar de \&r lo que nos enseñaban; pero había allí tanta suciedad, tanta porquería, tanta mugre, que no he podido menos de decirles a los señores canónigos que a mí me gustaba mucho la limpieza en todo, y salirme.» Pues si a esto se agrega que al ir a la citada Catedral tuvimos que llamar a un ageute de Orden público para que ahuyentara a un grupo de chiquillos que se burlaban de Su Eminencia porque llevaba una levita larga, se comprenderá las ausencias que dicho señor haría de España. ¡Cuántos hechos semejantes podrían referirse. Por eso creo que el mayor obstáculo con que ha de tropezar la realización de los nobles y patrióticos propósitos de los que trabajan por fomentar el turismo en España consiste en esos actos de ineducación, que aquí no se aprecian porque nos hemos connaturalizado con ellos, pero que a los extranjeros que vienen de los países que se encuentran a la cabeza de la civilización les producen impresiones desastrosas. Murúa, hablando de la Universidad de Jena en su obra Tres años en Alemania: Memorias de un penado, dice que el 736 LA ESCUELA MODEENA interior de aquélla brilla por su limpieza, y en el suelo se podrían comer sopas, según frase vulgar. Y yo, como él y como la mayoría de los que se fijan en estas cosas más allá de los Pirineos, faltaría a la verdad si no dijera lo mismo de los muchos centros de euseilanza que he visitado en el extranjero, o al menos de su inmensa mayoría. ¿Cómo hemos de formar hábitos de limpieza en la juventud, si no la hay en el templo destinado a la educación de la misma"? De ahí transciende a todas partes y se manifiesta en todos los actos de la vida : en la casa, en la iglesia, en la oficina, en la calle, en los paseos, en los teatros, en los museos y en los mercados. Podríamos decir que el aseo y la limpieza son como un termómetro que marca los grados de educación de un pueblo, porque esos actos, aparentemente insignificantes, nos dan a conocer que en él existe la conciencia del deber y el respeto al prójimo. * * * En Suiza, como en Alemania, los mercados los colocan durante las horas de la mañana en las principales avenidas de las poblaciones más importantes. Asi, por ejemplo, en Berna, frente al Palacio Federal; en Neuchutel, a orillas del lago; en G-inebra, en las avenidas más elegantes; en Basilea, frente al Ayuntamiento; en Friburgo, en la plaza principal; en Stuttgart (Alemania), alrededor del magnífico monumento erigido al emperador Guillermo, estatua ecuestre, toda dorada, que brilla como un ascua de oro; en Maguncia, en las inmediaciones de la Catedral, etc.; sólo en alguna población tiene un lugar asignado al objeto, con una techumbre sostenida por columnas. Pero lo más interesante bajo el aspecto que nos ocupa es el aseo y limpieza que ostentan los vendedores en sus trajes y en el piso de los mercados : ni una hoja, ni una corteza, ni una paja, ni un papel; nada que acuse suciedad, abandono, negligencia o pueda perjudicar o molestar al público, se encuentra en el suelo. Y cuando se comete alguna de estas faltas, se castiga severamente. Hace tres años pasé una pequeña temporada en Vevey, donde se encontraba también, eon su señora, un amigo mío, LA EDUCACIÓN DE LA KUJKB EN VALENCIA 737 rico comerciante de Madrid. Este señor tenía la costumbre de ir todas las mañanas al mercado a conversar un ratito con un labrador de la huerta de Gandía que se había establecido allí con su familia, dedicados a la venta de frutas y hortalizas. Un día me refirió mi amigo que había visto por la mañana a nuestro paisano triste y malhumorado, y como le preguntara la causa de ello, le contestó aquél que era debido a que había tenido que pagar una multa de seis francos por haber echado al suelo dos tomates podridos, añadiendo : «Y si usted se queja o habla, le imponen doble multa, y si grita, le meten en la cárcel.» Y la señora añadió : «Es de lamentar que hayan tenido este pequeño contratiempo, porque son muy honrados y muy buenos; pero tan desastrados, que constituyen un verdadero contraste con los demás. Todas las vendedoras del mercado van limpias, aseadas, con su sombrerito flamante, que da gusto mirarlas, mientras que nuestra paisana, por el contrario, lleva siempre el traje ajado y manchado y las greñas a la cara.» Este es el retrato del pueblo español: nadie le aventaja en bondad de sentimientos, en grandeza de alma; su fondo es inmejorable, pero la forma deja mucho que desear; es un diamante en bruto que está pidiendo con urgencia su talla para brillar cual merece. Se ve, pues, la diferencia entre dichos mercados y el nuestro, por lo que afecta al extremo que tratamos. Aquí todos se consideran autorizados a tirar al suelo lo destinado al estiércol, y de ahí que se registren constantemente en los mercados y calles resbalones, porrazos y hasta roturas de piernas y brazos, además de los hábitos de incultura que supone y del pésimo efecto que produce su vista, en abierta contradicción con la fama de nuestras mujeres y de nuestras costumbres, y del encanto que, fuera de esto, presenta nuestro Mercado Central. Porque esa nota de color, de animación, de bullicio, de alegría que en él se nota todos los días, no tiene rival. Allí, mejor que en otro punto, pueden estudiarse nuestras costumbres populares y tradicionales, la exuberante y variada producción de nuestra huerta y el incremento de población. Encontrándome en Berna, hace pocos ¡años, me dieron u n folleto que se ocupaba de las costumbres tradicionales y de los monumentos de pasadas edades que conserva dicha capital, TOMO • XXX V.—Ntu. 10. 47 738 LA ESCUELA MODEBNA citando entre aquéllas sü mercado al aire libre, estacionado frente al Palacio Federal, que en ciertas festividades se extiende considerablemente, ocupando una gran parte de la población. Yo, que sólo lo vi en época normal, confieso con sinceridad que lo encontré muy inferior a nuestro Mercado Central, que conserva aún, en realidad, toda la vida, animación y encantos de una pequeña feria de años,anteriores, embellecido por la diafanidad de este hermoso cielo, por su extremada intensidad lumínica y por la suavidad de nuestro benigno clima. Pues bien : si a estos encantos que nadie puede disputarnos se uniera esa limpieza, ese aseo, esa pulcritud que se observa en los pueblos que se precian de educados, ¿no podríamos presentar nuestro Mercado Central como modelo en su clase, en vez de quererlo encerrar en un edificio, a estilo francés, que le ha de quitar aquéllos, por magnífico que éste sea, como pretende nuestro Ayuntamiento? ¿No procedería éste más lógica y sabiamente empleando en obras de educación los cinco millones de pesetas que destina a esa reforma antiestética y antihigiénica? Los buenos administradores no son los que favorecen el lujo mal entendido, sino los que procuran atender a las verdaderas necesidades de los pueblos. ¿Y qué necesidad más apremiante existe en España, y en Valencia en particular, que fomentar y difundir la cultura, la educación, base necesaria e imprescindible de toda fuente de riqueza? Esto es lo que hace Suiza, como todos los países que marchan a la cabeza del progreso, como lo da a conocer la estadística practicada en dicha nación el año 1904, puesto que en la mencionada fecha sólo había nueve analfabetos por cada diez mil habitantes, y 46 que no sabían escribir por cada diez mil habitantes también, no existiendo actualmente en toda la Confederación Helvética un solo individuo que no sepa leer, según se me ha asegurado, mientras que el censo de población verificado en España cuatro años antes, en 1900, arroja la cifra altamente vergonzosa de 11.874.890 individuos que no sabían leer ni escribir, la que equivale a 63,78 analfabetos por cada 100 habitantes. Y en la provincia de Valencia existían en la referida fecha LA EDUCACIÓN DE LA MüJEH EN VALENCIA 739 581.978 individuos que no sabían leer, para una población de 806.556 habitantes que entonces tenía (1). Así se explica que Suiza no tenga ejército permanente. Y esto lo consigue gastando en escuelas, en bibliotecas públicas, en museos, en colonias escolares, etc., lo que nosotros invertimos en obras de dudosa utilidad o contraproducentes, como la del Mercado Central, y en fiestas que crean hábitos de holganza. Allí las escuelas y demás centros de enseñanza son magníficos palacios con todas las condiciones exigidas por la Higiene y por la moderna Pedagogía. Un dato bastará para justificar estas palabras. En Vevey, a consecuencia del aumento de p o blación, que alcanza hoy a 14.000 almas, se inauguró en 1909 una nueva escuela en el Quai de la Veveyse que ha costado un millón y medio de francos, comprendiendo el coste del mobiliario y maquinaria para la calefacción en invierno. ¿Qué población de España, no digo de esa vecindad, sino de las más importantes, gasta dicha suma en una escuela? Pues para realizar dicha obra, el Ayuntamiento de Yevey sólo contó con el auxilio de 100.000 francos de la Administración del cantón de Vaud, a que pertenece. Y esto no sólo lo realiza Suiza, sino todos los pueblos civilizados. Maguncia, que tiene una población de 110.000 habitantes, menos de la mitad que Valencia (2), inauguró liace pocos años un magnífico y sólido palacio, dedicado exclusivamente a la educación de la mujer, que costó un millón de marcos, según me aseguró el director de dicho establecimiento. Eu el Gimnasio o Instituto (íemeenteblad, de Amsterdam, destinado a la enseñanza secundaria y de Comercio, inaugurado hace doce años, gastó el Ayuntamiento de dicha capital 2."SO.00O florines, sin que el Estado le auxiliara con un solo céntimo, según me aseguró el director de aquél. Tampoco el Ayuntamiento de Mons, población que no cuenta más que 29.000 habitantes, obtuvo ayuda alguna del Estado (1) En ül cotiso veriflcido eu 1910 resulta ({ue nuestra provincia lia aumentado su población do hecho a 8Ü.298, y su población de dereciio a 8GG.467. Los datos referentes a la cultura todavía no so han publicado. (1) Según ol Censo do población do 31 de diciembre de 1910, Valencia tiene una población de hecho de 233.318, y una población de dereciio de 233.018 habitantes. 740 LA ESCUELA MODEBNA en la reciente construcción del mag-nífico Instituto Comercial, que le ha costado dos millones y medio de francos. Y dos millones y medio de francos también gastó hace cinco o seis años el Ayuntamiento de Bruselas en la importantísima escuela de Schaerbeek, suburbio de dicha capital. Si hubiéramos de continuar la nota del coste de las modernas escuelas en el extranjero, se haría interminable. En París, donde aquéllas no tienen por lo general la importancia que en Suiza, me decía hace pocos años el ingeniero municipal, que una sola escuela para niños o para niñas, de las muchas que construye anualmente el Ayuntamiento, cuesta a éste 250.000 francos, por lo menos; si es doble, una para niños y otra para niñas, .500.000, y si el edificio contiene también sección de párvulos, aquél se eleva de 750.000 a 800.000 francos. Estos costes aquí no se conciben, porque todos, incluso los funcionarios del Ministerio de Instrucción pública, tienen una idea tan pequeña y tan anticuada de la escuela, que confunden las exigencias de solidez, de extensión superficial, de higiene y salubridad, y hasta las pedagógicas, con el lujo. Las escuelas, como todo edificio público que ha de albergar a gran número de individuos o ha de servir para el uso continuo de muchos de éstos, deben tener una solidez a toda prueba, y las obras sólidas resultan caras. Por no pensar asi en España, se registran con frecuencia desgracias en escuelas, teatros, edificios públicos, puentes, carreteras, canales, etc., que considero inútil detallar, porque no hay nadie que no las recuerde. Además, las escuelas no deben construirse para una sola generación, porque esto supondría despilfarro y mal servicio. La solidez es cualidad general que distingue a las escuelas extranjeras que he citado, y especialmente a la de Maguncia, en cuya construcción predominan las columnas de resistencia y la bóveda en arista, con lo que d emuestran que está hecha a prueba de bomba, como vulgarmente se dice. Pues si a esto se agrega que la escuela moderna exige multitud de locales para clases, salas para el director y para secretaría, biblioteca, museo escolar y gabinetes; jardín y patio para juegos; habitaciones destinadas a las duchas o los baños; gimnasio, que constituye la dependencia más importante de la escuela en todas las poblaciones del Centro y Norte de Euro- LA EDUCACIÓN DK LA MUJER EN VALENCIA 741 pa; piscina para la enseñanza de la natación, como en la mencionada de Bruselas; gabinete antropométrico, salón para actos públicos, y además, en las destinadas para niñas, cocina, despensas, comedor, sala especial para la enseñanza del planchado de ropas, lavaderos, etc., y en todas, habitaciones interiores que considero innecesario enumerar, asi como las destinadas al conserje y al portero, se comprenderá el área y obra que todo esto representa. Añádase a lo expuesto el material de enseñanza y el mobiliario escolar, que los adelantos de la Pedagogía, a la vez que perfecciona encarece, y se explicarán los precios citados. Hace un centenar de años todo esto costaba poco, pero en cambio su servicio era muy rudimentario o nulo. El material de enseñanza se suplía por el libro; hoy aquél sustituye a ést«. El alumno se amoldaba a la altura fija del pupitre; hoy éste se coloca a la altura que conviene y necesita el alumno. Y así en todo. Por eso Bélgica, que a pesar de su reducida extensión superficial, 29.457 kilómetros cuadrados, unos 300 km.- más que el reino de Galicia, ha aumentado su población a cerca de ocho millones de habitantes, suple la falta de escuelas oficiales, que allí son municipales, subvencionando escuelas privadas, a quienes da el carácter de aquéllas para los efectos educativos, y quedan sujetas a las obligaciones que la ley señala a las municipales, üe este modo ha podido establecer la enseñanza obligatoria, sin perjuicio de ir aumentando las escuelas públicas con edificios construidos ad hoc, que pertenecen en propiedad a los Ayuntamientos. En 1910 eran unas 4.500 las que existían de esta clase, y 3.000 próximamente las privadas adoptadas o subvencionadas por los Municipios. (Concluirá.') UNA CONFERENCIA Y CINCO EXCURSIONES Las alumnas del Instituto de Barcelona para la seg-unda enseñanza de la mujer se van habituando a la dinámica pedag-ógica, pues ellas mismas lian solicitado se amplié el número de excursiones al campo con objeto de estudiar la flora de la población, aunque para ello sea preciso disminuir las conferencias que sobre distintos puntos de los humanos conocimientos habían de darles ilustres catedráticos y notables profesores de los centros docentes de la localidad. Convencidos cuantos en esa obra pedag"óg-ica intervenimos de que la moderna Pedag'og'ía ha de tomar como norte el placer o el entusiasmo del discípulo en la formación y desarrollo de su espíritu, nos hemos apresurado a complacer a las jóvenes solicitantes, y hemos procurado salir a los campos, que nos brindan con sus sublimes enseñanzas, todos los días que el tiempo lo ha permitido. Kn esta disci|)lina botánica ha desempeñado, como en otras ocasiones, el carg-o de profesor el excelente naturalista e inventor químico D. Manuel Llenas Fernández, ya conocido de los lectores de esta Revista. El tiempo ha sido variable, y nos ha oblig-ado a perder alg-unas excursiones sin poder utilizar los días para conferencias por falta de preparación org-anizadora de ellas. Sin embargo, el hecho de no ser viable investig'ar las plantas a pleno aire durante tres o cuatro semanas, nos decidió a suplicar al ilustrado doctor en Medicina y Cirugía D. Rafael Rodríguez diese a las discípulas del Instituto femenino una lección sobre el corazón del hombre, lo que si no pudo realizarse el día 13 de abril, como se pretendiera, domingo que, afortunadamente — por otra parte —, pudo destinarse a excursión, sí el 20 del propio mes. Para dar mayor unidad a este escrito, vamos a r e - TINA CONFKKENCIA Y CINCO EXCURSIONES 743 señar, rompiendo el orden cronológico, en primer término esta conferencia. EL CORAZÓN DEL HOMBRE. — El Dr. Rodríguez Ruiz había escrito un artículo para una revista americana sobre esta sugestiva materia, y se propuso darlo a conocer a las alumnas del Instituto femenino, que agradecieron esa deferencia, antes de que surcara el Atlántico. El trabajo resultaba largo en extremo para una sola conferencia, por lo que el orador, con palabra fácil y frase galana, en él habituales, lo extractó en muchos párrafos importantes, leyó algo y ocultó a su auditorio gran parte. De aquí que las primicias de esa labor hayan sido para jóvenes y estudiosas españolas, y, no obstante, sigan siéndolo para los lectores americanos del trabajo susodicho. Comenzó su lección el Sr. Rodríguez Ruiz describiendo el corazón e indicando &\ifisiologíafísica. Ya se comprenderá que tales definiciones hechas por un doctor, se elevaron del ambiente científico que se respira en la enseñanza secundaria. Lo importante de la conferencia fué, sin embargo, cuanto se afirmó respecto del influjo moral del corazón. Es en extremo difícil seguir el hilo del discurso en parte tan enmarañada de la humana fisiología, así por las novedades doctrinarias del orador, como por la dificultad que entraña comprobar experimentalmente el influjo que ejercer pueda el órgano sobre la psiquis. Si a la Pedagogia le fuese dable penetrar con pie firme en ese capital problema de relaciones fisito-psíquicas, en breve conseguiría el fin más hermoso de la educación : despertar, desenvolver y arraigar en el racional ser todos los poderes éticos, de fraternal asociación, de amor colectivo en todas sus sublimes manifestaciones, de sacrificio en pro de los semejantes, caso de ser preciso, imperando la más plausible justicia en todos los órdenes de la vida y la piedad más grande para los desvalidos y los enfermos ; sofocar, aplastar y destruir todo lo malévolo, las inclinaciones perversas, lo que conturba y envilece, lo que degrada y hace descender de la jerarquía zoológica que la Humanidad ocupa. ¡A.hí es nada percibir las relaciones verdaderas que entre el corazón y el alma existen! De todos modos, la conferencia tuvo sus enseñanzas, y bueno es que procuremos recordarlas y comentarlas. No es más feliz el hombre de menos corazón, como alguien 744 LA ESCUKLA MODEBNA afirma, dijo el Sr. Rodríguez Ruiz. Cierto: ni el frío cálculo a que suelen entregarse cuantos llevan diminuto cardias (dicho sea, en todo caso, en sentido metafórico) proporciona las intimas satisfacciones que la felicidad requiere como base; ni el desprecio a la ajena pasión produce un medio aislado que conforte y dinaraice placenteramente las facultades sencientes y noológicas propias. La felicidad lleva mucho adelantado, sin duda de ningún género, con cualidades y virtudes subjetivas de primer orden; mas no puede ser completa sin la correspondencia externa, sin UQ ambiente plácido y benévolo, sin que nos sature de regocijo y disfrute elevado cuanto nos rodea. Por eso el egoísta es infeliz; el avaro un alma errante y solitaria, sin cariños ni dulces alegrías; el malvado que sabe escurrirse de ia severidad legal, un psicópata torturado, que padece congojas e intensos dolores En cambio, la persona de corazón grande (entiéndase, a ser preciso, en sentido figurado) despide en su diástole efluvios de amor colectivo, siente hondo, se identifica con el bien ajeno, a que propende con entusiasmo, y todo su ser quiere ponerlo al servicio del prójimo. Naturalmente que sembrando dulzura, que obrando con abnegado desinterés, que esparciendo por doquiera paz, regocijo, benevolencia, cariño y piedad, ha d^ cosechar dicha, bienandanzas, el supremo bien terrestre (se dan, por desgracia, lamentables y repugnantes excepciones). Hoy puedo hablar así, como aclaración y comento de las afirmaciones del Sr. Rodríguez Ruiz, por abonar completamente estas doctrinas los últimos adelantos físico-químicos con sus descubrimientos de la disociación y radioactividad de la m a t e ria. Si ésta adquiere un estado tal de enrarecimiento que escapa, no sólo al poder de nuestros inquisitivos sensorios, sino también a los instrumentos más precisos que los amplifican y perfeccionan; si penetra con fuerza enorme e incontrastable m u ros sólidos para ejercer no bien conocidas funciones a su través, ¿qué inconveniente hay en admitir que el corazón emite efluvios, que se disocia, y que esas minutísimas partículas salen del tórax, se introducen en otros cuerpos y provocan en ajenos cardias sentimientos análogos a los suyos? Si la materia llamada bruta irradia su vida y sus cualidades, ¿por qué no ha de irradiarlas la materia de vegetales y animales, más dinámica y menos estable? Por consiguiente, en buena filosofía de la UNA CONFEBENCIA Y CINCO EXCUB8I0NES 745 fisiología de relación, cabe suponer que los efluvios cardiacos, sean de la índole que fueren, engendran idénticas sensaciones que proliferan sentimientos iguales que dan origen a ideas de la misma clase, y con el mismo índice que aquellos que a los efluvios caracterizaron Hablónos después el conferenciante de preseniimieníos y adivinacio?ies del corazón. Estos mensajeros de los acontecimientos futuros, ¿no serán consecuencia natural de lo acaeciile lógicamente como resultado de leyes conexas con los efluvios cardiacos? Presentir ¿no será un efecto de los tociues de los citados efluvios? ¿Qué otro fundamento más racional puede tener la adivinación que esas impresiones germinadoras producidas por las minutísimas partículas materiales emanadas de las fuentes de sentimiento amoroso, delincuente, etc., etc.? La actuación de lo iutinitamente pequeño nos es completamente desconocida. Tales hipótesis confirman y justifican las conclusiones del conferenciante de que el hombre sólo es grande por el corazón, de que este órgano es generalmente el regulador del pueblo, de que ejerce muchísima más influencia en las humanas colectividades de lo que ordinariamente se piensa Y como a seguir comentando la doctrina expuesta por el Sr. Rodríguez Ruiz haríamos en extremo larga esta reseña, sin beneficio alguno para la filosofía del sentimiento, que presentimos evolucionará de modo radicalísimo en cuanto se comprueben semejanzas disociacionantes entre la materia inerte y la viva, nos limitaremos a manifestar que el orador indicó afortunadas teorías del corazón en relación con los escritos de Platón, con la tristeza y alegría humanas, y en especial con las pasiones: ¿no es verdad que resulta comprometido filosofar sobre tan «vitales» problemas de filosofía colectiva? La pluma pugna, sin embargo, por embarcarse en ese mar sin fondo; pero no puede ser; necesitaría más espacio y mucho más tiempo para enzarzarme probablemente sin conseguir aumentar en cantidad apreciable la suma de conocimientos psicofísicos que en la actualidad poseemos. EXCURSIÓN K CASA-ANTÚNEZ. —Fué espléndido el día 2 de marzo del año actual. Convidaba la Naturaleza a salir al campo y a investigar piedras, a escrutar el secreto de las ñores, que 746 LA ESCUELA MODEKNA castig-an nuestro egoísmo y poca delicadeza arrancándolas impíamente de sus plantas, bombardeándonos con muchedumbre de fragantes partículas que llenan completamente las cavidades de nuestras fosas nasales para «herir» placenteramente la membrana pituitaria. También las ñores se disocian llenando el ambiente de fragmentos materiales que provocan agradables sensaciones; también las flores influyen en el medio, que modifican, que inundan de bienandanza, magníflcamente aprovechada por los insectos; también las flores resultan entes dignos de derechos por lo mismo que se imponen el deber de aromatizar cuanto las rodea. Su muerte por disociación en la forma que Le Bon concibe este hecho, casi nunca se realiza; mas no cabe discutir que en realidad se destrozan por el ajeno disfrute, que en realidad son mártires del animal, singularmente del hombre, que en realidad emiten a la atmósfera con fuerza increíble mirladas de invisibles fragmentos. Si la disociación de la materia presupone liberación de energía, tanto mayor cuanto más estable es el cuerpo de que procede, ¿quién dice que las flores no estAn en perdurable acción disociante?; si la disociación de la materia entraña su conversión a intangible, inanalizable, incapaz de ponderación ni de examen cuantitativo, ¿por qué no ha de comprenderse en ella a los olores? Concédase un grado inferior a estas materiales desintegraciones, pues como necesario debe conceptuarse; pero no se inventen explicaciones diferentes de hechos que tan íntima relación guardan entre sí. A mi pobre entender no hay vallas infranqueables entre la emisión de floríceos aromas y la disociación de la materia; todo cuanto presuponga destrucción de un cuerpo es disociacionante. Las-pérdidas de albúmina y las disminuciones de la energía son en los cuerpos vivos indudables disociaciones; al mismo fin tienden los desgastes de las aristas y caras frotables de los cantos rodados, las desintegrantes licuaciones y las deshidrataciones pulverizantes. Se difiere en la forma de la disociación y en la cuantía de la fuerza liberada, pero en nada especial; en todos esos procesos hay desprendimiento (no puedo aceptar que sea pérdida) de materia y ,de energía, que pasan de un cuerpo determinado a otro u otros, o al gran fondo del natural laboratorio. Por consiguiente, cabe que la idea disociación represen+e un género de desintegración material en que haya especies distin- UNA CONFEBENCIA Y CINCO EXCURSIONES 747 tas; pero no una sola y única forma de consecutivos desprendimientos sulstantivo-energ éticos. La bondad del día influyó sin duda en la puntualidad de las alumnas; habíaselas citado a las nueve en punto; diez minutos después ya nos conducía el tranvía a Casa-Antúnez. En nuestras excursiones hemos ido acentuando las exigencias en el cumplimiento de la palabra dada, y en el curso próximo llegaremos a cronométrica exactitud, con objeto de combatir el detestable vicio, tan corriente en la sociedad española, de concurrir a los actos media hora después de lo acordado. La disciplina en los asuntos puramente individuales es en extremo conveniente, sin el menor asomo de duda; pero en las cuestiones de relación es una necesidad apremiante, de improrrogable satisfacción; esos márgenes del tanto por ciento de comisión en el cumplimiento de los propios deberes, o de tiempo en la presentación a nuestros destinos o a las citas que hemos voluntariamente aceptado, o de libertinaje que empíricamente exigimos a la lítica , son una deshonra de la raza y deben combatirse a sangre y a fuego. Además, la enseñanza toda requiere grandes dosis de educación, y de educación elemental es obrar estrictamente amoldados a los compromisos adquiridos, tanto más sagrados cuanto más ubérrimamente se admitieron. En cuanto descendimos del tranvía nos dirigimos a la playa, cuyos arenales nos brindaron en determinados puntos con alguna concha, mineral, variedad de lagartijas, plantas propias del sitio y algunas rarezas marinas que el Br. Llenas utilizó para sus explicaciones científicas. Levantóse algún viento a la orilla del mar, activamos el aprovisionamiento de ejemplares naturales, y buscamos abrigo tierra adentro, estudiando detalladamente algunas plantas de cultivo que el conferenciante encontró a propósito para completar doctrinas y teorías ya conocidas por las alumnas. Un fotógrafo que venía en nuestra busca nos suplicó le permitiéramos impresionar algunos clisés con profesor y alumnas en diferentes posiciones, a lo que con gusto se accedió. No se reproducen en LA. ESCUELA MODERNA por no contener ningún trozo importante de topografía local, y menos de la rica ñora barcelonesa. Cuando creímos notar cansancio en las jóvenes estudiantes, 748 LA ESCUELA MODERNA por haber cesado en gran parte el viento nos dirigimos de nuevo a la playa y tomamos asiento en un montículo de arena. Teníamo& a nuestro frente inacabable agua del Mediterráneo, bullidor, dinamizado por las mareas, azotado por el aire, que en la superficie dibujaba bonitas ondas, de efímera vida; sobre nuestras cabezas brillaba Febo, lleno de lozanía, enviándonos alegre luz y confortante calor. ¡Qué contraste entre el mar y los chorros luminosos que lo inundaban! Yo no he visto salir jamás de la paleta de afamado pintor aquel cambiar en efectos lumínicos de las ondas que delante teníamos; aquel proteísmo de tonos según que las ondulaciones se elevaran, descendieran, muriesen; unido a esto el susurro de la marea, lo imponente que es el mar y el ilimitado horizonte que a nuestra vista se engarzaba sin solución de continuidad, inflamábase el alma de ideas no bien definidas, de ideas complejas como el medio que la dinamizaba, pero que envolvían algo grande, algo que sale del marco de lo común, algo que, siquiera por breves momentos, la substraía del prosaísmo social, de las contradicciones en que la vida se desenvuelve y se extingue. Nuestras jóvenes, absortasen el estudio de sus plantas, de sus minerales y sus conchas, y sus insectos y lagartijas, serian seguramente impresionadas muy de otro modo; pero tan luego tomaron sus notas y las aclararon con preguntas al naturalista dirigidas, dieron motivo, acaso inconsciente, para que éste explicara una lección de Astronomia, del todo armonizada con el medio que nos rodeara y las impresiones que el espíritu recibiera, ya que se puso en relación lo contingente con lo eterno, lo concreto con lo difuso, lo infinitamente pequeño con lo que de fin carece. En el acto se dispuso el Sr. Llenas a complacer a sus discípulas. Dio idea general de la materia uranográfica, de sus condensaciones, de la fuerza que atesora; indicó cómo se forman las nebulosas, cuál es su corriente desarrollo en consonancia con la dinámica estelar; cómo se comporta la materia nebulítica en su movimiento rotatorio para producir acúmulos en el ecuador del todo esferoidal, que a la larga motivan desprendimientos originarios de nuevos mundos, los planetas, que en su constitución siguen idéntico proceso que las nebulosas, y de aquí la existencia de los satélites; qué relaciones establece la energía de la estrella central (sol en nuestro sistema plañe- UNA CONFERENCIA Y CINCO EXCUKSIONES 749 taño) con la de sus liijos (mundo de segundo orden); cómo concibe la ciencia la gravitación universal en su conjunto, interpretando ese ritmo del macrocosmos, no sólo respecto de esa marcha de soles, planetas y planetículas dentro de un sistema uranográfico, sino en armenia con los otros sistemas y con las agrupaciones estelares. Allá, en lo infinitamente grande, se pierde la imaginación de un modo parecido a cuanto anhela darse cuenta de lo infinitamente pequeño, del mundo microbial o del atómico, que se escapan, no sólo de nuestro poder senciente, sino también de la importante ayuda que el microscopio le presta; no sólo de la realidad impresionante, sino de la cognoscitiva y, mejor, de la conceptiva. ¿Qué inteligencia concibe con claridad la infinitud macrocósmica ni la microscópica? El Sr. Llenas, incansable propagador de la ciencia, es cultísimo, posee un gran caudal de conocimientos, y por eso pudo complacer a sus jóvenes oyentes; pero ¿quién no teme encargarse de la dirección de una de estas excursiones, llevando alumnas tan instruidas y tan ansiosas de saber como las que hoy tiene el Instituto de segunda enseñanza de la mujer inscritas para estas disciplinas pedagógicas? Ese atan de aprovechar hasta los descansos para aprender cosas ajenas al estudio de las flores, que es la misión que nos hemos impuesto al organizar nuestras salidas al campo, es plausible, es un hermoso signo de la sed de sabiduría que se ha apoderado de nuestras estudiantes; pero ¡cuan comprometido para el profesor! Esto dará indicio al lector del cúmulo de preguntas que las alumnas hacen al Sr. Llenas en Botánica, que es nuestro objetivo. Muy bien : ¡así se aprende!, ¡así se asimilan los acontecimientos!, ¡así se hace labor de intensa pedagogía!, ¡así se estudian las ciencias de observación! EXCURSIÓN POR SAN GENÍS.—Tvo es muy extraño que en esta nueva salida al campo se baya extremado la puntualidad, dado que las alumnas se han inscrito a las excursiones, no por compromiso, sino con hambre y sed de penetrar por la única puerta pedagógica razonable en la augusta filosofía natural, que es el estudio directo de rocas, minerales, plantas, insectos, gusanos, conchas, animales superiores Hasta lo presente sólo hemos hecho excursiones botánicas, por la atrae- 760 LA ESCUELA MODEENA ción que las flores ejercen sobre la mujer; pero en lo sucesivo habremos de ir pensando en ampliarlas a las demás ramas de la Historia Natural. Nuestra tendencia ha sido y será dar carácter enciclopédico a la cultura femenina, y en modo alguno presupone nuestra insistencia en pro de las flores olvido ni indiferencia respecto a la Geolog-ia, Entomología, Malacolog'ia, Vertebrologia , sino sólo el deseo de introducir en estos hermosos problemas a las jóvenes estudiosas por la parte que creemos les es más simpática, por aquella parte a que, reiteradísimamente, ha dado el sexo muestras de afecto singular, de incontrastable cariño, acaso por estética natural, quizás por la utilidad a que se presta en los adornos, o como fuente de exquisitos aromas. Realizóse la excursión el 13 del pasado abril. En ella fué tan crecida la cosecha de plantas, que todas las alumnas consumieron buena parte de su papel de estraza, aislador de los ejemplares recogidos, para aumentar el herbario. A la hora y m e dia de comenzada la conferencia, fué preciso tomar asiento para descargar a las jóvenes del peso innecesario de especies repetidas y de ejemplares inservibles. Es corriente en estas disciplinas docentes que el profesor vaya explicando a medida que se presentan plantas desconocidas dignas de estudio. Como la lógica requiere, entonces se indica el nombre y caracteres de los vegetales; pero no es siempre posible estar junto al conferenciante, sobre todo cuando el número de discípulas excede de diez, ya por la topografía del terreno, ya por impedimentos de otra índole (agua, abundancia de árboles, etc.); aun siéndolo, muchas jóvenes se entretienen recogiendo nuevos ejemplares, algunas se cansan o tienen más tardo paso Pues bien: con frecuencia es necesario, conveniente siempre, detenerse más o menos tiempo para repetir teorías y doctrinas ya expuestas, y aun para hacer nuevas clasificaciones, a fin de que todas participen de los beneficios de la enseñanza intuitiva y consciente. En esta excursión era de apremiante necesidad, por varias razones, algunas diferentes de las expuestas, aunque la principal consistiese en que el conjunto de plantas cosechadas resultaba muy superior a las sobre que el Sr. Llenas había hablado. Nos sentamos, pues, y comenzó la conferencia supletoria, dando el profesor nuevas explicaciones a medida que se le presentaban los ejemplares cono- UNA CONFEBENCIA Y CINCO EXCUBSIONES 761 cides, y ampliando las nociones taxonómicas con las plantas nuevas. Esta labor fué pesada, larga relativamente, por la cantidad de vegetales sometidos al juicio del Sr. Llenas, y de una pedagogía intensa y difícil, que si no fatigó al botánico, débese a su juventud y a su gran competencia en la materia. Terminado ese trabajo y descansados de la faena recolectora, continuamos el estudio floral con más detenimiento, bastante más sosegadamente. Sin embargo, es cosa de medir con calma la dosis de energía que gasta un profesor en estas disciplinas, para no agobiarlo con demasiados alumnos y, ya que el número no pueda reducirse a diez o doce como máximum, con excesivas preguntas: por humanidad deben agruparse todos alrededor del maestro a fin de no obligarle a repetir razonamientos ni teorías, y de hacer innecesarias reiteradas interrogaciones Avanzaba la hora, pues mi reloj señalaba las doce, el cansancio entraba en funciones, y el sol nos proporcionaba superior suma de grados de calor a los que habíamos menester. En estas circunstancias, nada mejor que un rincón en que podernos sentar con alguna comodidad, rincón a que nadie nos conduciría mejor que el Sr. Llenas, conocedor al detalle de aquellos parajes. Llevónos, en efecto, a uno magnífico, por fortuna cercano, que contenía abundancia de asientos sobre el terreno, hechos ex profeso. Todos menos el profesor descansamos allí. Este no lo hizo completamente, porque las alumnas, ansiosas de saber, suplicáronle una y otra vez que les dijera algo bonito, algo de lo mucho sorprendente que la Naturaleza encierra, algo que despertara sus dormidas u ocultas capacidades botánicas. Yo entendí, como seguramente entendió el conferenciante, que esos afanes juveniles demandaban maravillas , cosas estupendas, asuntos que salieran del marco de la realidad. Y esto no es propio del estudio científico. Pero alguien nombró el maná entre otras rarezas, y del maná nos habló el l)r. Llenas. Es el maná de los hebreos — díjonos el profesor — una planta extraña, comestible: se denomina Lecanora esculenía. Tiene la propiedad de absorber la humedad atmosférica e hincharse, evaporando el agua ante el calor solar. Ello explica que el rocío matutino le sirva para aumentar su volumen (y acaso para sus oportunas asimilaciones), y que antes de las caricias de Febo se encuentre en condiciones de ser digerida. Extendióse el con- 752 LA ESCUELA MODEBNA ferenciante en consideraciones anatómicas de este liquen; cómo vive y dónde, y el gusto con que lo comen los animales y aun el propio hombre. La memoria podría motivar algún error de cita, cosa que debe evitarse en cuestiones delicadas como la presente, pues seguramente que el lector habrá relacionado en seguida las propiedades de este liquen con el célebre maná que en el desierto sustentara a los israelitas. Por esto preferimos copiar los siguientes párrafos de la Historia Natural editada por los señores Montaner y Simón: «El thalo de esta especie es redondeado en pequeños terrones del grosor de una avellana; el interior es blanco, crustáceo; la superficie gris, desigual, arrugada, ofrece verrugas ensanchadas en lóbulos que se recubren irregularmente, pero que son evidentemente originarios de su germen que se desarrolló del centro a la periferia, y que a consecuencia del entrelazamiento precoz de las ramificaciones, o mejor de su destrucción, ha formado un cuerpo sólido al interior e imperfectamente foliáceo al exterior. »í;ste liquen, llamado Liquen comestible, ha sido observado en Argel; se encuentra frecuentemente en las montañas más áridas del desierto de Tartaria, cuyo suelo es calcáreo y yesoso, y yace sobre el suelo entre los guijarros, de los que no se le distingue sino con ojos ejercitados. Se le encuentra en abundantes cantidades en los desiertos de los Kirghises, en el Sur del rio Jaik, en la base de las colinas yesosas que ciñen los lagos salados. >:'E1 viajero Parrot ha traido muestras de este liquen, que a principios del año 1828 cayó como lluvia en muchas comarcas de la Persia; aseguráronle que el suelo había sido cubierto por él con una capa gruesa de dos decímetros, que los ganados lo habian comido con avidez, que los indígenas lo habían recogido como si fuera un maná caído del cielo y habían hecho pan con él.» Relato muy parecido al de la Biblia, aunque no idéntico. Los naturalistas Pallas y Eversmam no hallaron ningún ejemplar fijo en la tierra EXCURSIÓN POR VALLVIDRERA. Y DERIVACIONES DEL TIBIDABO. Los días anteriores al 27 de abril, en que hicimos esta salida, daban motivo a temer que el tiempo no permitiría realizarla. UNA CONFEKENCIA Y CINCO EXCUESIONES 753 Sin embargo, el día fué bueno, excelente, casi, casi, inmejorable para nuestra labor. Habíamos quedado en reunimos en grupos sueltos que a las nueve concurriesen a la estación del funicular de Vallvidrera. Confesamos ingenuamente que este es el peor de los procedimientos. Convenía, sin duda, para que todas las excursionistas aprovechasen los tranvías que más rápidamente y con superior economía las condujesen al punto de reunión; pero la práctica nos enseñó que las amistades y condescendencias impiden la matemática puntualidad que debe imperar en estos actos: empezamos la excursión media hora después de la calculada. No utilizamOí) el tranvía funicular ni el tunelino de la mina Grot. Hay en la actualidad un buen camino, recto, q i e conduce a Vallvidrera, y, no obstante, nos elevamos a ésta por el antiguo; llegamos pronto al pueblo, que atravesamos sin la menor detención, y descendimos hacia la otra parte de la montaña con paso lento y deseosos de descansar a la sombra de los árboles. Elegido el punto, sacaron sus almuerzos las alumnas, y desayunáronse id parecer con buen apetito. Pero no tienen posible enmienda en sus afanes de aprender: si todos los españoles fuésemos como estas jóvenes estudiantes, ¡España se salvaría en menos de diez años, colocándose a la vanguardia de las naciones! Suplicaron al Sr. Llenas les explicase cosas de esas que tanto ag-radan, y el profesor, después de ir clasificando las plantas recogidas en la ascensión a Vallvidrera y descensión a la otra parte de la montaña en algún centenar de metros, y de puntualizar bien los caracteres específicos, en especial de un hongo raro que por gran fortuna habíamos visto, les habló, por indicación mía, muy extensamente de la simbiosis. Se prestaba a ello el lugar, cuajado de liqúenes. Ya he dicho en otros escritos que este naturalista, hijo de maestro nacional, es un buen pedag-ogo. Dio exacta idea del fenómeno asociativo en Botánica, enumerando los servicios que mutuamente se prestan determinados seres en la concurrencia vital. El liquen no es, como parece, una planta individual, sino la asociación de algas y hongos. Presentó algunos ejemplares arrancados de la corteza de cercano pino, y fué explicando qué era el hongo (parte superior) y qué el alga (parte inferior): el primero como acuífilo, se apropia y cede a la segunda el vapor de agua que la atmósfera contiene; en cambio de este servicio, TOMO XXXV.—NÚM. 10. 43 754 LA ESCUELA MODKBNA pues el alga no podría, sin líquido que reblandezca y prepare los elementos, confeccionar el alimento, cuídase ella de proporcionar al hongo la comida que ha menester. He aquí un ejemplo magnífico de simbiosis, y a la par de especialización de funciones. ¿Un ser agoniza por falta de agua que no sabe aprisionar? Recurre a otro para que se la facilite a cambio de mantenerlo: así han reducido ambos la extensión de su trabajo en favor de la intensidad de un esfuerzo especializado. ¡Es esa la ley del progreso biológico y del industrial! La limitación en la obra presupone siempre perfección, adiestramiento funcional con el mínimo de gasto de energía. Pensando fríamente sobre este punto, se agolpan al cerebro muchedumbre de ideas que pugnan por exteriorizarse : unas pretenden lanzar afirmaciones apriorísticas, y otras interrogaciones en demanda de luz que alumbre estos obscuros y difíciles problemas. Es ciertamente instructivo cuanto nos enseñan los más simples seres de la Naturaleza; pero ¡qué simas tan insondables percibe la mente cuando se esfuerza en buscar las causas de las causas! Concíbese claramente en nuestro razonar antropomórfico, que se auxilien individuos de la misma especie, mas no de especies distintas, como el ;ilga y el hongo; concíbese que los seres complejos, pluriorgánicos, tengan centros de dinamismos diferentes, partes con misiones especializadas en su conservadora fisiología, pero no que se unan los simples y se dividan, por ejemplo, las funciones encargadas de la nutrición colectiva sin que actos semejantes sean resultado de determinaciones intelectivo-volitivas Porque, o esa misión entraña conciencia de las necesidades, o es simple efecto de simpáticas atracciones, o, peor aún, de simples afinidades biológicas. En el primer caso la vida del planeta está unificada, en esencia todos los seres obedecen a las mismas leyes; en el segundo cabe escalonar las facultades, diferenciar las energías a compás de la perfección orgánica de los seres, y en el tercero el caos impera en el orbe, ya que la Mecánica produce organismos con igual facilidad que minerales. Por otra parte, el hombre no pasa en realidad de ser complejo resultado de muchedumbre celular, en que grandes federaciones de células se han agrupado para formar tejidos y órganos que desempeñan distintas funciones fisiológicas, no ya UNA CONPEBENCIA Y CINCO EXCUESIONES 755 endocorporales únicamente, sino mesológicas, productoras de ambiente, modificadoras del medio, cambiantes de éste por traslación, inquisitivas y pasionales, que encierran lo bello y lo feo, lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto A medida que descendíamos de la montaña, iba el Sr. Llenas ampliando las nociones simbióticas que diera, haciendo notar el enorme poder asimilativo del alga, cuando el liquen toma por asiento la desnuda peña. Vimos al paso algunos ejemplares de éstas cargadas de liqúenes. Mi imaginación, seguramente inquieta, se representaba el poder absortivo del alga como Irastornador de los elementos constituyentes de la piedra, y quería en ello ver desintegraciones, desmoronamientos, posibles disociaciones de la materia. El alga, en tal caso, es un poderoso disolvente pétreo, un microbio productor de desei^uilibrios en la afinidad que modifica muchísimo la corteza terrestre. Desgraciadamente, estas investigaciones de transformismo son en extremo difíciles por la efímera existencia del hombre; mas contando muchas poblaciones con museos petrográficos, en éstos debiera emprenderse una labor experimental activa y consciente, dejando en todo caso a la acción del tiempo la manifestación de la eficacia metabülista de los liqúenes sobre desnudas rocas. Ello requeriría que periódicamente examinaran entendidos naturalistas las piedras sometidas a estudio, para que quedaran indicaciones escritas de todos los tránsitos de la modificación o modificaciones. Descendimos hasta el lago, llegamos a la fuente de los Tres Pinos, trayecto en que las alumnas se aprovisionaron bien de plantas, y regresamos al lago, encaminándonos luego a la fuente de la Teula. La enormidad de materiales acumulados con motivo de las obras que por aquellos alrededores se hacen para el tranvía eléctrico que ha de unir Barcelona con varios importantes pueblos, llevó la conversación del conferenciante a la Geología, suspendiendo la de Botánica que sin interrupción había seguido. En esto llegamos a un punto selvático y muy propio para tomar la sombra y descansar, lo que con gusto hicimos. No bien nos instalamos en nuestros naturales asientos, rogaron las alumnas al Sr. Llenas continuara sus indicaciones geológicas. Complaciéndolas, dio idea general de la Litología, maní- 7B6 LA ESCUELA MODEBNA festando previamente qué es una piedra arenosa, qué el granito y qué el yeso. Extendióse después en consideraciones acerca de las rocas sedimentarias, exponiendo cuáles son sus elementos y cómo se forman, gracias a naturales cementaciones; qué papel representan las rocas orgánicas en la economía terrestre, consignando sumariamente algunas importantes debidas a restos animales y vegetales; cuál es la causa de las rocas ígneas y qué caracteres físicos las distinguen. Para mayor instrucción, puso ejemplos de rocas y minerales conocidos, y de la formación de algunos terrenos de nuestra Iberia, deteniéndose con más detalles al referir el origen de las montañas de Monserrat, emergidas de mar antiquísimo y transformadas por erosiones acuosas y atmosféricas que han ido raspando y aislando las rocas que en su superficie contiene. Recogimos algunas plantas de aquel paraje y continuamos nuestra ascensión hacia Vallvidrera, estudiando las especies vegetales que veíamos por primera vez en la excursión. A eso del mediodía llegamos al pueblo, del que sin apenas detenernos descendimos hacia la estación del funicular con paso moderado. Desde ella subimos todos al tranvía de la calle de Balmes (llamado tren por conveniencias de la Compañía), sólo por ir junios algún tiempo más, pues en realidad debimos separarnos allí mismo. EXCURSIÓN A MONCADA. — Tenía el propósito el Instituto de Barcelona para la segunda enseñanza de la mujer de hacer en el corriente año algunas excursiones por Cataluña. No le ha sido posible veriñcario por haberse negado el Ayuntamiento a facilitar el dinero para esa y otras atenciones. ¡Paciencia! Pero los amantes de estas disciplinas pedagógicas hemos querido rebasar el término municipal, y organizamos una excursión a Moncada el 4 de mayo. Como el tren no tiene espera, las pocas alumnas que decidieron acompañarnos llegaron a la estación antes que nosotros. ¡Muy bien! Creía yo que siendo ya considerable el caudal de plantas que contenían los herbarios de estas aplicadas jóvenes, la excursión tendría por objeto estudiar las orquideas y algunas especies raras de aquella localidad; pero me equivoqué: el afán de guardar plantas, lejos de disminuir, había aumentado, y UNA CONFEBENOIA Y CINCO EXCURSIONES 757 en especial algunas discípulas, ya maestras superiores que anhelan ingresar en la Escuela de Estudios Superiores de su carrera, aglomeraban ejemplares con verdadero entusiasmo. La flora de Moneada es abundante, y en general de buenas especies. Esto justificaba en parte la crecida cantidad recolectada por determinadas excursionistas, que seguramente deseaban renovar buena parte de ejemplares de su herbario. La conferencia duró más de tres horas. Para armonizar los quehaceres de las alumnas con el estudio proyectado, se fijó la hora de salida en el tren de las dos. Desde la estación de llegada nos dirigimos inmediatamente al campo, en el que estuvimos hasta las seis. Don Manuel Llenas trabajó sin descanso en el estudio de la ñora, explicando caracteres y anomalías, diferencias especificas, etc., etc., y la hora del descanso la dedicó a clasificar los vegetales que sus discípulas recogieran, además de los que habían sido objeto de examen en su propio asiento. Dos cosas notables hallamos en esta excursión : una fuente con agvia riquísima, con agua que convendría tener en Barcelona para bebería a pasto (hicimos regular consumo de ella), y la hermosa y gentil orquídea, reina sin duda de la belleza floral de Moneada. Es la orquídea de que tratamos uno de los ejemplos más elocuentes del niwieHsmo: parécese a una abeja que tuviera alas de finos y delicados colores, envidia de los pintores más afamados. Esta disposición y contextura floral presta a la planta el magnifico servicio de atraer los insectos que han de intervenir en su fecundación. Explicónos el Sr. Llenas cómo se efectúa ésta, introduciendo la punta de un lapicero, que al tropezar con el róstelo de la flor hubo de admitir la carga de las poUnias, cuyo retináculo se le adhirió tan fuertemente, que ni con bruscas sacudidas conseguimos cayeran. Añadió el conferenciante buen caudal de doctrina, que no exponemos para no alargar en demasía estas reseñas. Pero salta a los puntos de la pluma una idea relativa a la conservación específica: la orquídea tiene u n bulbo a reserva para, caso de no realizarse la fecundación mediante la intervención de los insectos, dar nacimiento a un nuevo ejemplar. ¡Qué prevismi para no fenecer en esa difícil labor reproductora! Ciertamente que esta clase de vegetales sólo tiene asegurada la existencia en el tiempo merced a ex- 758 LA ESCUELA MODERNA trañas ing-erencias. La desaparición de las plantas nectarigenas ocasionaría, es verdad, la muerte de muchas especies de insectos; pero sin éstos tampoco vivieran aquéllas. Es una simbiosis imprescindible la establecida naturalmente entre estos seres. Tuvimos la poca fortuna de encontrar dos ejemplares únicamente : escasean este año en Moneada. «Las flores de las orquidáceas — dicen los Sres. Bolívar y Calderón — atraen la atención por su brillo y colores abigarrados, y frecuentemente por la singularidad de sus formas, que simulan abejns, mariposas o arañas, por lo cual son muy estimadas en jardinería. Algunas presentan en una misma inflorescencia hasta tres formas distintas de flores.» HiíRiiARK) Y .JARDÍN oiíL SR. LLENAS. — Como despedida del curso académico de 1912-13 en lo relativo a excursiones, invitó el l)r. D. Manuel Llenas a sus discípulas a ver su herbario para explicarles cómo se colocan y conservan las plantas, y a inspeccionar su jardín para decirles cómo se cultivan las flores. Tiene en su herbario el botánico unas tres mil plantas, exclusivamente catalanas. ¡Qué suma de trabajo representan! ¡Cuántas excursiones habrán sido precisas para reunir tal suma de vegetales! ¡Cuánta paciencia en preparar los ejemplares, en pegarlos a las cartulinas, en llenar las etiquetas con la clasiñcación, origen, etc.! ¡Qué gasto tan considerable en los viajes que presuponen! Y todo esto por amor a la Ciencia, pues el Sr. Llenas ningún beneficio obtiene de esas molestias que no sea la satisfacción de aprender pura enseñar gratuitamente lo que tan caro paga. Es más : partidario de que aumente considerablemente la cultura de la mujer, explica sin estipendio ninguno una cátedra en el «Institut pera la dona», dirige las excursiones botánicas del nuestro, y hasta proyecta dar un cursillo sobre Taxonomía vegetal a sus discípulas de éste. No hay duda de que, a poder salir de Barcelona, el Sr. Llenas habría hecho oposición y obtenido una cátedra de Historia Natural: es su vocación irresistible la de maestro. La herencia tiene en él una prueba inconcusa. Para que la enseñanza fuera más intensa y metodizada, UNA CONFEKENCIA. Y CINCO EXCUESIONES 769 habia el profesor extendido por su laboratorio (recuérdese que es también doctor en Farmacia), por géneros y familias, las más notables plantas de su herbario, aquellas que salen del marco común, bien por sus rarezas, ya por su hermosura, y explicó los caracteres comunes de los grupos, y al propio tiempo los de las especies que los forman. De este modo se percibían clarísimamente las diferencias específicas, genéricas, etc. Esta conferencia fué instructiva en alto grado. Condújonos luego al jardín, en que con alguna detención dio ideas de cultivo. A mí me llamó la atención especialmente la margariti), cuyas lígulas son en número muy superior a las que la planta ostenta en estado silvestre. La flor en total presenta un aspecto más complejo y grandioso; las hojas toman un tinte más verdoso y elegante, desarrollándose más; la planta en conjunto gana muchísimo, l'or indicación mía expuso el doctor las causas de tan marcadas diferencias, todas ellas mesológicas. La margarita cultivada tiene agua abundante, terreno apropiado, abonos de primer orden; y esta superalimentación motiva el extraordinario desarrollo de la planta. Las teorías biológicas siguen, pues, encerradas en el producto cualidades orgánicas X por el medio. En mi afán de esclarecer el problema, interrogúele si las propiedades adquiridas por la margarita cultivada eran transmitidas por herencia, a lo que me contestó que sólo mientras era cuidada por el hombre; pues trasladada al campo, en no lejana progenie volvería a su estado primitivo. Es lo mismo que acontecería a las amapolas gallardas que el propio jardín contenía, bastante diferentes de las que hay por las tierras de labrantío. Por consiguiente, los caracteres de la margarita de jardín son accidentales, sin la estabilidad que los específicos reclaman. Luego su desarrollo por el cultivo no es propio del transformismo genealógico. Y, sin embargo, no hay lógica que demuestre de un modo pleno que la margarita jardinera pertenece a la misma especie que la silvestre. La hora a que fuimos a casa del Sr. Llenas era la de las ocho; así que a las nueve y media habíamos terminado nuestro examen del herbario y el jardín. Para completar la mañana nos encaminamos hacia los alrededores de Casa Gomis en busca de nuevas especies vegetales. Aun hicieron las alumnas regular 760 LA ESCUELA MODEBNA acopio. Observáronse las mismas reglas que en las excursiones anteriores, y empleóse idéntico procedimiento pedagógico. Nada de particular enumero como peculiar de esta excursión, realizada el 12 de mayo, si no es que, como aclaración a los anhelos doctrinarios que se exteriorizaron con motivo de la margarita, hizo el Sr. Llenas somerísimas' indicaciones sobre algunas evoluciones botánicas al encontrar las especies que las han sufrido. Regresamos a casa después del mediodía. JUAN CABALLERO RODRÍGUEZ. PARA BLANQUEAR Y RIZAR LAS PLUMAS Hágase una espuma de jabón y agua, en la cual se disolverá un poco de añil; lávese cuidadosamente con ella las plumas de los sombreros de criatura o de señora; sacúdanse basta que queden secas, y luego se rizan, pasando cada barba por el dorso de una plegadora. PENSAMIENTOS Hay en la flaqueza de ánimo algo así como la confesión implícita de la culpa; parece que nos hacemos reos de la causa que produce esta misma flaqueza, y el valor, la fortaleza y la valentía del ánimo la engendra la pureza de nuestras intenciones y acciones. Es decir, que, como vulgarmente se dice, el que no tiene coco no tiene miedo. La muchedumbre tiene algo de la alondra, porque padece fascinaciones y espejismos. Algo de la mariposa, que ama la intensa luz y el mucho brillo. Algo del salvaje, aficionado a todos los ruidos. Y, además, cabeza de crueldades y cola de ingratitudes. El hombre no encuentra en el mundo una voz más animosa que aquella que canta BUS alabanzas. Aun cuando a las mujeres se abriesen todas las puertas de todas las libertades, se resistirían a entrar por ellas las prudentes y las dignas. NECESARIO PERFECCIONÍMIENTO DEL IIOIIBRE Sli ÍRRESPOSSABILIDAD Y s e EDUCACIÓN EN LA M i l Gutta cavat lapidem. La manera de ser del individuo y todas sus acciones son simpre y sin excepción aJguna determinadas por su constitución física, sus ideas, sus experiencias, las influencias que de momento obran en su org-anismo y las que del mundo exterior llegan a su cerebro en el mismo instante de su elaboración mental o en que siente, piensa, desea, discurre, reflexiona y se decide; verdad que nos anuncia el adagio: «el hombre es hijo de las circunstancias», y la máxima: «odia al delito y compadece al delincuente», y verdad que ha sido completamente demostrada por la ciencia experimental moderna. Si las influencias que por hábito predominan en la elaboración mental del individuo son buenas, necesariamente él es bueno, y si son malas, él también, por necesidad, es malo o injusto y poco benévolo, o poco humanitario para con sus semejantes. Desgraciadamente este segundo caso es hoy frecuentísimo en todos los países, y en determinadas circunstancias se aproximan a él, más o inenos, la generalidad de las personas. Abandonados o no, puestos en práctica los medios de la higiene moralsocial necesarios para llevar al espíritu del individuo influencias buenas y crear en él saludables hábitos, no se ha formado aún el individuo para que sea como debe ser; por lo cual las influencias malas, ahora numerosas en el ánimo de muchísimos y de gran poder o fuerza, vencea frecuentemente en la lucha de su elaboración mental a las pocas o no tantas buenas que en ellas se les oponen. 762 LA ESCUELA MODEBNA He aquí la causa principal de los numerosos males morales que hoy sufre la Humanidad en todo lugar de la Tierra. Es, pues, muy necesario y de grandes consecuencias provechosas que al espíritu de los niños se lleven hádil y continuamente todas las influencias de la educación moral hasta crear en ellos el hábito de ser inofensivos, justos, benévolos y humanitarios. A que se realice tan grande y fecunda obra y se logre tan alto fin he venido dirigiéndome por muchos años en mis libros y mis demás publicaciones; en todos los cuales he procurado con ahinco difundir aquella luz de la ciencia que hace ver la manera cómo ha de formarse al individuo, han de echarse los cimientos de un edificio moral-social mejor que el presente y ha de conseguirse para el individuo, para la familia y para los pueblos toda la felicidad posible. Concluyo dirigiendo a los maestros de instrucción primaria una observación que aquí es muy oportuna. Cuanto más se difunda y más penetre en el ánimo del público la idea de que el hombre no es moralme^ile responsable de sus malas acciones, y for ello no es justo que se le castigue (verdad que por completo ha demostrado la ciencia moderna), más han de comprenderse la grandísima necesidad y los bellísimos efectos de la educación con que se hace justo, benévolo y humanitario al hombre, y a los ojos de todas las personas, sean ilustradas, sean incultas, aparecerá vmcho más alia que hoy la nobilisima figura del educador y mayores los imponderables beneficios que su bendita enseñanza ha de traer para el individuo, para la familia y para la sociedad, cuando los legisladores, cumpliendo su deber, la hagan efectiva en la escuela y en el hogar e impulsen el progreso en ella. J. EUGENIO RUIZ GÓMEZ. LA CUESTIÓN DEL FEMINISMO El hombre y la mujer, sin ser contrarios, son diferentes, y a causa de esa diferencia se atraen; mas al propio tiempo se menosprecian. La mujer menosprecia al hombre, sobre todo por su idiosincrasia sensual, su tendencia polig'ámica y su espíritu de predominio; y el hombre menosprecia a la mujer, sobre todo porque ésta suele, más por efecto de sus condiciones de vida que por efecto de su constitución, considerar como substantivo lo que es accesorio y como accesorio lo que es substantivo. Pero los defectos mismos de la mujer contribuyen a su feminidad y, por consiguiente, a su encanto. La mujer ha venido siendo un ser eminentemente familiar, y el feminismo tiende a convertirla en un ser social, a semejanza del hombre, con lo cual irá adquiriendo la psicología del hombre, con sus consecuencias. Sin embargo, no por eso es menos legitima la aspiración de las feministas, y el hombre debe reconocerlo así y no oponerse a este movimiento, aunque i m plique menoscabo para la conveniencia del varón, pues lo que uno quiere para sí debe también quererlo para los demás; y justo es que la mujer, cuando no puede o no quiere casarse, tenga asegurado decorosamente su puesto en la lucha por la existencia; y justo es también que la mujer participe de los derechos civiles y políticos, como Juan, hombre. Justo, digo. ¿Conveniente? En eso no me meto. Sólo haré notar que no es conveniente que aquellos hombres que no saben hacer uso d e bido de sus derechos, tanto civiles como políticos, los tengan, y, sin embargo, los tienen; y como no es conveniente que los tengan, tampoco es justo. Hasta en el matrimonio cabe que la mujer tenga los mismos derechos que el marido, y que aun ejerza una profesión; ahora, que el matrimonio así será una asociación, no un vínculo; el hombre verá en la mujer un émulo, una personalidad rival de 764 LA ESCUELA MODKBNA la suya, y preferirá no casarse. Presentaré luego la reseña de una novela que tiene por tesis el matrimonio feminista. Los hombres, en general, son contrarios al feminismo; en parte, porque les repele la masculinización de la mujer, y en parte, porque el triunfo del feminismo supone el destronamiento del varón. Además, la mujer socializada será una terrible competidora; pues la mujer tiene mayor despejo natural, mentalidad más ágil, y hasta es capaz de llegar un día a suplantar al hombre en el predominio. Ya en Yankeelandia se ha iniciado la preponderancia del elemento femenino: allí el hombre es en notable proporción, no un amo o compañero de la mujer, sino servidor de ella; allí la mujer es el fin, el hombre es el medio; allí el hombre es considerado por la mujer como mera máquina de sudar oro. Se dirá que la mujer no_pretende que la preponderancia del hombre sea substituida con la suya, sino que se (stablezca un régimen de equidad y de equilibrio entre los dos sexos. Pero el péndulo no está en la normal más que en el instante en que pasa de una posición oblicua a la otra, y ya dijo Bayle: «La Humanidad no duda de que ella avanza, porque siente que está en movimiento; la verdad es que oscila.» Sin embargo, si bien se repiten los fenómenos sociales, no es con el mismo carácter y el mismo grado; y esa diferencia de carácter y de grado en la repetición de los fenómenos es lo que constituye el progreso. No olvidemos que hubo en tiempo remoto el matriarcado y la ginecocracia, o sea el imperio femenino, en la familia de un lado, y en la sociedad del otro; relacionemos este doble hecho con lo que señalé que empezaba a ocurrir en los Estados Unidos, y saquemos la consiguiente inducción hipotética para el porvenir. Entretanto, y por de pronto, se presenta para la mujer un conflicto: si la mujer es muy femenina, se le echa en cara que es insubstancial, frivola y ñoña, y que está mediatizada por la clase sacerdotal; y si ella trata de vigorizar su espíritu, de tomar posesión de sí misma y de reivindicar sus derechos, entonces el hombre le muestra desvío, la mira como competidora, y las cañas se vuelven lanzas. Como se ve por todo lo expuesto, el problema es complejo y está lleno de contradicciones. No es extraño; he dicho en alguna parte que «el caos de la nebulosa originaria subsiste, a u n que transformado». LA CUESTIÓN DEL FEMINISMO 76B En resumen, soy a la vez feminista y autifeminista: soy feminista, porque el feminismo responde a una idea de justicia, y que soy adepto de esta diosa; y soy antifeminista, por lo que el sexo bello perderá a los ojos del sexo no bello. Veamos ahora la reseña antes indicada, y que es debida a la pluma de Yvonne Sarcey: «La obra de Colette Yver, Les dames du Palais, trata de una cuestión femenina, o más bien feminista, de una actualidad palpitante. El autor, una mujer, y de gran talento, lo que da a su tesis mayor peso y originalidad, sostiene la idea de que la personalidad femenina debe inclinarse ante la del marido. Aliora, que el hombre y la mujer tienen cada uno su objetivo y cada uno su profesión; falta el terreno de perpetua entente. Se parecen algo a dos caballos enganchados a una misma lanza, que tiran uno a diestra y otro a siniestra.» Es esta reflexión, hecha por uno de los personajes, la que es como la filosofía de la novela. En efecto, Enriqueta Mercadiea, hija del célebre y rico magistrado Mercadieu, por afición, por orgullo también, ha emp-endido estudios que la apasionan y le crean una vida fuera de su mundo en compañía de los estudiantes, cuyos trabajos, exámenes y éxitos comparte." Sucesivamente bachillera, abogada y pasante, promete, llegar a ser una lumbrera del foro. Su belleza, su donaire modesto, la distinción de sus maneras, su talento, le granjean el aprecio de todos sus colegas y la adoración de uno de ellos, el abogado Vélines, que estaba ya en vías de la celebridad. Enriqueta le concede su mano, y esta bella pareja, con los tesoros de la inteligencia y el placer del trabajo común, no duda de que el casamiento traerá la felicidad profunda y superior que dos intelectuales deben encontrar en la vida matrimonial. M. Vélines tiene su gabinete de consulta y madame el suyo. Ambos están por igual provistos de clientes. Y como una causa de gran resonancia se ofrece a la recién casada, ella muy sencillamente renuncia a su viaje de boda, con gran decepción del marido, quien se veía privado de tan inefable expansión. Además, Mme. Vélines rehusa el auxilio de su colega y marido, que pretendía ayudarle a desembrollar el famoso sumario y a planear la defensa. Esta personita, muy moderna y perfectamente consciente de su valer, entiende guardar intacta'su personalidad, y quiere afrontar por si sola el triunfo o el fracaso. 766 LA ESCUELA MODEENA Lleg'a el g:ran día. Ella pronuncia su defensa, y la aureola de su belleza, su palabra elocuente y ese no sé qué de maternal que vibra en su acento, porque tiene entre sus manos la causa de un pobre niño disputado por la ternura de un padre y de una madre divorciados, le proporcionan un triunfo estupendo. A su cliente (la madre) es adjudicado el infeliz muchacho. Yélines está, lleno de alborozo, o al menos se lo imagina. Sin embarg-o, a la larga, la apoteosis sin limites tributada a su esposa y unas palabras inditcretas que oyó fortuitamente: «Es el marido de la señora de Yélines», empiezan a ponerle de mal humor. Está encantado de la gloria de su mujer; pero tiene como un obscuro presentimiento, que es con detrimento de su propia reputación. Ambicioso de éxitos, trabaja con exceso y cae enfermo. Enriqueta le cuida con una abnegación heroica, abandonando por algún tiempo autos, defensas y clientes; y el marido, al sentirse en esos brazos únicamente ocupados en las tiernas tareas femeninas, experimenta una alegría exquisita. Es su verdadera luna de miel la que él vive en esos días demasiado cortos; quisiera prolongarla indeñnidamente. Un día Enriqueta, ya completamente tranquilizada sobre el estado de su enfermo, hace una visita al Palacio (de Justicia), y en seguida el oñcio la embriaga y vuelve a apoderarse de ella; piensa en sus cartones llenos de legajos, en los éxitos que la esperan; y al verla, al regreso de su escapatoria, tan exuberante de orgullo y de fuerza creadora, su marido siente romperse en él algo de su amor. Sin embargo, Enriqueta es tíel y encantadora, de humor igual, excelente mujer de su casa, y pronto va a ser madre. Pero es una «persona» que se basta a sí misma, un «todo», y no esaquerida «mitad» que él había soñado. Un día, la abuela de Vélines, que no quiere que haya más que un grande hombre en la familia, su nieto, dice: «Enriqueta sería para ti un secretario ideal.» Y el marido, con un suspiro, contesta: «¡Si ella lo quisiera!» Esta idea hace saltar a Enriqueta: «¿El secretario de Andrés? ¿El secretario de Andrés? Mas entonces, ¿todos mis asuntos personales? ¡Ya no tendría en el Palacio mi existencia independiente! ¡Ya no seria alguien para mí misma! ¡Sólo la subalterna de Andrés, ocupada en desembrollar sus tareas!» Y la división se hace más honda cada día; la discordia ha entrado en el hogar. Para colmo de desgracia, Enriqueta, LA CUESTIÓN DEL FEMINISMO 767 preocupada con los deberes de su próxima maternidad, cede a su marido la causa en apelación que fué la razón de su primer gran triunfo, y Vélines tiene la mala suerte de perder el proceso; su amor propio recibe por ello una punzante herida; está desalentado, abatido, muy cerca de odiar a esa compañera demasiado brillante que sin querer le humilla. Piensa en los matrimonios más sencillos, más dulces también, en que la mujer no tiene otra ambición que el porvenir de su marido, y en que realmente dos almas hacen una sola. Lo que Colette Yver ha querido demostrar es que el sentido de la vida en una mujer no se halla en esa lucha contra el marido convertido en rival, sino en una fusión inteligente y tierna de su individualidad con una individualidad varonil, que debe conservar el primer puesto. De lo contrario, no hay hogar posible ni familia, ni sobre todo matrimonio, en la acepción afectuosa del vocablo. Una mujer afanosa de su gloria antes que de la del marido, será por fuerza una mediocre esposa; las verdaderas asociadas son las que trabajan en el surco del marido, sin ocuparse de estar en la sombra o en plena luz. El libro de Colette Yver atrae la atención, porque muestra uno de los aspectos interesantes de la cuestión feminista, hoy tan de moda. C. LlCKEFKTT. PENSAMIENTOS La imaginación de las mujeres exige más riendas que espuelas. Ea un niño revoltoso que debe llevarse con andadores para que no dé pasos en falso. Las mujeres serían siempre virtuosas, si fuesen constantes con su primera palabra. Una contestación suave ablanda la cólera. La mala mujer es un animal peligroso. MÉTODOS DE EDUCACIÓN EN FRANCIA, INQLATERRA Y BÉLQIOA APUNTES PARA LA MEMORIA DE MI VIAJE VI Visitando escnelas. Terminados los días de bullicio, visto el aspecto de la vida social parisién en toda su espontaneidad y formada una idea aproximada de la educación g-eneral del pueblo francés, p r i n cipié el día 18 de julio de 1912 la visita a las escuelas, comenzando por la École Normal d'fnstiíuleiirs, situada en la calle de Molitón. Por desg'racia, estaba equivocado en la autorización oficial que llevaba el nombre de la calle, y este detalle insignificante me hizo perder un tiempo precioso por las distancias. El portero me recibió muy amable, y como era ya tiempo de vacaciones, al empezar a recorrer las dependencias me recomendó a dos alumnos de la Normal, los cuales, atentísimos, me proporcionaron toda clase de datos referentes a la misma. El aspecto exterior del edificio, casi por completo rodeado de frondosos jardines y parque, dispone desde luego a la simpatía, a la alegría, al estudio. Más parece uno de los grandes hoteles de la Castellana o una Universidad moderna que una Escuela Normal. Ahora comprendo que Francia tenga maestros y que adelante la cultura en ella. La fachada principal del edificio es risueña: da a una plaza con árboles y jardín, al que se entra por la puerta de la verja. En la planta baja, a cuatro o cinco escalones del nivel del suelo, se hallan una porción de aulas y anfiteatros, bien dispuestos, ventilados, iluminados y con el material apropiado, a u n - MÉTODOS DE EDUCACIÓN 769 que no siempre nuevo. En alg-unas hay aún reminiscencias de los ejercicios realizados en los últimos días de clase. Los amables cicerones me van explicando el objeto a que cada clase se destina, ejercicios que se hacen, la severidad de los profesores y la dificultad de los exámenes, con la seguridad y claridad de ideas del que conoce bien la materia que explica, y además con la viveza e ingenuidad propias de los estudiantes. Para facilitar el trabajo de los alumnos, la Escuela tiene una hermosa biblioteca g-eneral, que no pude ver por dentro detalladamente por no estar el bibliotecario, y otra pequeña biblioteca clásica, en donde se guardan los libros de los mejores autores dignos de esta distinción. La primera contiene sobre 19.000 volúmenes. Entre dos alas en ángulo del edificio se halla el patio de recreo. Está asfaltado y poblado de copudos árboles, y en el fondo más apartado del edificio se hallan los retretes y urinarios, higiénicamente instalados y con cubierta de cristales. Una sala inmensa para gimnasia, en la que se ven varios aparatos, no muchos, porque la gimnasia que allí se practica es principalmente conforme a los principios de la sueca, en combinación con ejercicios diversos y juegos. Desde el patio de recreo se pasa al parque, formado por deliciosas alamedas, plazoletas, grandes parterres, etc., y en él existe un sitio, entro muros, a propósito para los ejercicios de tiro al blanco, ejercicios hoy obligatorios para los maestros, puesto que también se hallan instalados en las escuelas de primera enseñanza como ejercicio educativo y patriótico. Una de las salas más interesantes de la Escuela está destinada a refectorio o sala-comedor, limpio e higiénicamente dispuesto, coii mesas de mármol y capaz para 136 plazas: es que aquí se halla establecido el internado para los alumnos de la Escuela Normal completamente gratuito; pero para lograr una plaza sufre el aspirante un riguroso examen de ingreso por el estilo del que se exige en nuestra Escuela Superior del Magisterio. Se podrá juzgar de lo que el examen es teniendo en cuenta que para la provisión de unas 40 plazas anuales se presentan por término medio unos 250 candidatos. Antes había falta de buen personal para las escuelas, pero con esta medida protectora para el alumno se ha conjurado la crisis. TOMO XXXV.—NÚM. 10. 49 770 LA ESCUELA MODEBNA Las enseñanzas que se dan en el establecimiento son, con' poca variación, las mismas que se dan en las Normales españolas, excepto la Religión; pero en el modo de darlas, o mejor, en la metodología, es en donde se pone grandísimo empeño, así como en la manera de formar al maestro por medio de un régimen de internado que, naturalmente, excluye toda influencia exterior que pueda perturbar la vocación del alumno. En sitio muy visible hay un cartel en que se lee: «Derechos del hombre.» La visita al establecimiento termina con la de los sótanos o almacenes, en donde se encuentran los talleres de trabajo manual. En los de carpintería hay una porción de bancos de carpintero, donde trabajan los alumnos; herramientas de todas clases para este trabajo, madera, objetos concluidos, otros sin concluir hechos por los alumnos. En el taller destinado al trabajo del hierro se encuentra una fragua, varios yunques, martillos, etc., etc., asi como también algunos trabajos de esta sección. Me parece que el número de trabajos iniciados y concluidos que yo veo no corresponda al lujo con que están hechas las instalaciones. Sintiendo que por ser tiempo de vacaciones no haya podido ver la Escuela en funciones, doy las gracias a mis simpáticos acompañantes, no sin antes haber examinado el cuadro-horario y haber preguntado adonde conducía una monumental escalera que allí existe, y cuya respuesta, «A los laboratorios», reemplaza mi frustrada visita a los mismos. Por suerte mía, en el momento preciso de despedida entra uno de los profesores, quien me da aún algunos pormenores acerca de la organización, y muy particularmente en lo que a la práctica de los alumnos en la escuela ídem se refiere. Para la preparación de las lecciones que se dan en la escuela práctica agregada, los alumnos disponen de una habitación y biblioteca a propósito, en donde se encuentran las obras más apropiadas al caso. Volvimos a recorrer algunas dependencias ya por mí vistas, otras no vistas aún, y que me acababan de dar la idea de una perfecta instalación e higiene. He ahí una lista de las principales obras usadas para la preparación de lecciones en la Escuela Normal: MÉTODOS DE EDUCACIÓN 771 L'Instituíeur de VElisée Musicienne (ÉlémentaireJ.—3. Lebieg-ne et Comp'=.—30, Rué de Lille, París. La Musique au moytn deschifres. Musique et Chant. — Cours vnoyen.—iSavoir par cceur n'est pas íflüofr/—Delagrave, 15, R. Soufflot. (?(S'o^m^í^¿e. —Despiques et Cathala. — Cours supéríeur.— Otro de Delagrave. La Morale, Payot.—Armand Collin. Livre de Lecture et de J/ora/i?, Devinat. — Larousse, R u e d e Montparnasse, 17, París. Mements d'Education Civique et Sociale, Lanny. — Picard, R. Soufflot, 18 et 20, París. Cours regulier de Langue Francaise, par Hanriot et l í u leux. — Picard, Rué Soufflot, 18 et 20. — 4 volumes avec les parties du Maitre. La Vie Uttéraire a l'EscoIe, par Hanriot et Huleux.—Picard, Soufflot, 18 et 20. Bonillot: Les Fraileáis par les lextes.—Cours moyen.—Hacliette.—Boulevard Saint-Cíermaiii, 79, Paris. Ilistoire de France et nolions d'Hisíoire genérale, par Rog-ie et Despiques. — Félix Juxen, Rué de lOdeon (6'"" Arrondissement), Paris. École Supérieiire d'enfants de Jean IB" Say. — La Escuela Normal de Maestros tiene agreg^ada una escuela práctica, que es la de este nombre, a la que se entra por la calle de Auteuil. Es de moderna construcción, y tiene París cinco escuelas de este tipo, ü n gran patio delante de la puerta de entrada, que a la vez sirve de recreo. En el mismo patio existe un cobertizo destinado a garage o para dejar en él las bicicletas de los niños que van con ellas, ya que esta máquina se usa para comodidad y ejercicio. Estos asisten hasta cumplir la edad de unos diez y seis años, recibiendo la enseñanza con un carácter preparatorio para las principales profesiones, aunque sin especializar en ninguna. Grxipo escolar de la calle Dussubs.—El edificio está situado en el corazón de Paris, en uno de los barrios más populosos: es, pues, interesante ver cómo se han resuelto los problemas de la carestía del terreno con la amplitud de área que demandan tales instituciones. Aquí jno hay problemas de carestía o difíciles para estas cosas; así es que éste es un edificio grandioso, con 772 LA ESCUELA MODEBNA mucho patio, amplios corredore?, anchas escaleras, vastas salas, mucha luz y toda la ventilación necesaria. Colocado uno en el interior del edificio, se le figura hallarse en un sitio apartado donde el terreno va poco menos que regalado. Fué inaugurado este grupo escolar en noviembre de 1911, es decir, que aun no hace un año. Es, pues, de construcción reciente, último modelo de escuelas, y uno de los mejores de París y de Francia. Es verdaderamente hermoso, con una fachada que ya la quisieran para sí muchos centros de enseñanza secundaria y aun profesional. Pero el interior supera aún a lo que desde el exterior se sospecha. El grupo consta de una escuela graduada de niños, otra graduada de niñas y una graduada de párvulos. Como se ve, la orientación es resueltamente a la graduación, a la especialización; no al desdoble y con 61 a la escuela unitaria antigua y olvidada. El director de la primera, muy amable y muy entusiasta por la enseñanza, me fué enseñando una por una todas las clases, en donde pude presenciar diferentes lecciones. Clases pequeñas para unos 50 alumnos, bien dispuestas, con mucha luz y aireación, sobria y elegantemente decoradas. Casi todos los maestros estaban explicando sus lecciones sentados en sus sillas detrás de una mesa-pupitre. El régimen de la escuela es, por parte del director, paternal, por lo que pude apreciar, y el horario se cumple con exactitud. Las lecciones se dan intuitivamente, y se hace trabajar mucho al alumno. El encerado se usa continuamente para escribir y anotar en él las observaciones del maestro y las dificultades de los alumnos. Una de las dependencias que más llama la atención por la propiedad y elegancia con que está instalada, es la sala de duchas, donde en medio del mayor confort, los niños se lavan semanalmente. La práctica de la higiene personal va entrando decididamente, y se considera ya aquí como un elemento tan indispensable, por lo menos, como la educación intelectual, para la salud y educación físicas. El Taller de trabajos inanuales es otra de las dependencias apropiadas de la escuela.. Se practivan, principalmente por los niños de las clases medias y adelantadas, los trabajos en madera, viéndose encima de los bancos y en alacenas abundancia de ellos, unos concluidos y otros sin concluir. MÉTODOS DE EDUCACIÓN 773 La salida de los niños de la escuela se verifica ordenadamente, como en las buenas escuelas españolas. Los alumnos, al pasar delante de mi, hacen el saludo militar, alg-unos con la mano izquierda, por equivocación. Como yo sé lo que son niños y estas cosas, no hago caso de este detalle insig-nificante, que ocurre también en otras escuelas. Escuela de niñas del mismo grupo. — La directora está de excursión escolar con el grupo de niñas más adelantadas, porque el día anterior tuvieron los exámenes g'enerales. Ello me contraría un poco, aunque hace menos sensible la ausencia una maestra joven y simpática que parece (aunque no es) ing'lesa, si bien habla muy bien el inglés y conoce perfectamente los asuntos de enseñanza. En las diferentes secciones me han enseñado trabajos m a nuales de varias clases, tales como trabajitos de dibujo picado en cartoncillo reseguido luego, cajitas y cestitos, tejidos en papel, todo muy bien presentado y muy bien acabadito; pero para apreciar mejor los trabajos de la escuela, la maestra joven nos acompaña a visitar la Exposición organizada el día antes, y en donde hay los trabajos de las alumnas de las clases superiores. Una nutrida colección de cuadernos muy bien presentados, limpios, con buena forma de letra en general, con ejercicios de redacción, ortografía, dictado, resúmenes de lecciones, muchos de ellos ilustrados con dibujitos, y los más con grabados recortados de alguna publicación (revista, periódico) y pegados en la hoja del cuaderno; labores femeninas consistentes en encaje inglés, principios de bordado al realce, bolsas con adornos de cañamazo, gorros, pantalones y camisas, corte y confección de vestidos y confección de sombreros, todo muy bien presentado. Debo decir que en más o menos escala se hacen también muchos, si no todos (porque nunca ea posible ni conveniente la uniformidad), estos trabajos con igual perfección (1) en muchas escuelas españolas. La escuela maternal. — En la escuela de párvulos o maternal, las niñas y niños exhibieron trabajitos en papel, tejidos, recortados sencillos, cubiertas de cuadernos para su respectivo uso, cuadernos en algunos de los cuales había una bonita letra (1) La apreciación de las labores de la escuela de niñas es debida a mi esposa y colaboradora, D.' Vicenta Águila de Poch, maestra que ha sido por oposición. 774 LA ESCUELA MODERNA en relación con los pequeilitos. Cantaron en una de las secciones de la escuela, que también es graduada, una bonita canción muy bien afinada, aunque, naturalmente, sencilla. Cantina escolar. — Para los niños y niñas pobres del grupo escolar tiene éste una institución altamente humanitaria: es la Cantina escolar. A los pobres de solemnidad se les da comida enteramente gratuita, y a los demás que sin serlo quieren comer en la escuela, se les hace pagar 20 céntimos por una comida, en ambos casos bien sana y nutritiva. También en España hay cantinas escolares, pero no están generalizadas como aquí, lo que es un mal. Algunos creen aún más oportuno dar una limosna al niño en vez de suscribirse a una obra protectora de una escuela: esto es una preocupación funesta. La limosna es de desastrosos efectos para los niños, siempre, cuando menos, porque pierden el miedo a la vergüenza de pedir. Grupo escolar déla calle de Manin.—Consta, como el anterior, de escuelas de niños, de niñas y de párvulos. El edificio es también soberbio: tiene grandes patios de recreo, clases higiénicas, taller de trabajos manuales en donde pudimos ver muchos objetos concluidos, otros a medio hacer ensamblados en madera, aplicación directa de la Geometría al arte de construcción; ángulos en madera, triángulos, cuadriláteros y objetos de aplicación, tales como portatiuteros y diversos modelos de adorno. Desde el próximo curso se introducirá el trabajo en hierro, estando ya montada la instalación conveniente. En dibujos vimos algunos sencillos, otros más complicados, principios de lavados en tinta china, aguada o acuarela, etc. Cuenta también el Grupo con Cantina escolar. El director, M. Babré, me ofreció como obsequio una fotografía con una porción de niños a la hora de comer, por cuyo obsequio y por la amabilidad de su información le reitero desde aquí mis más expresivas gracias. El Arte en la Escuela. — Para promover la educación artística en las escuelas en general, existe en Francia la «Société Francaise de l'Art a l'École^), reconocida como de utilidad púilica. Esta Sociedad está subvencionada por los Ministerios de Instrucción pública y Bellas Artes, de Comercio e Industria, por la Villa de París y el Departamento del Sena. El objeto de la Asociación es no solamente el Arte, sino pro- MÉTODOS DE EDUCACIÓN 776 curar la escuela higiénica, aireada, construida y amueblada conforme a los racionales principios modernos, atrayente y decorada. La formación del gusto por el decorado, la iniciación del niño en la belleza de las líneas, de los colores, de las formas, de los movimientos y de los sonidos. Para estimular a los socios y fomentar el progreso de la Asociación, se conceden a aquéllos incuestionables ventajas, como la de poder ostentar el nombramiento con la fotografía del interesado en el dorso; participación gratuita en los congresos, conferencias, fiestas, excursiones y todas las manifestaciones de la Sociedad en Francia y en el extranjero, con reducción de gastos de viaje. Rebajas importantes sobre mueblajes, estampas o libros. Envío gratuito de la Sociedad a las Secciones de conferencias y vistas para proyecciones, haciendo los pedidos por un miembro de la enseñanza primaria; distribución de recompensas o donaciones a los laureados anualmente. Entrega gratuita del Boletín mensual o del programa de las vistas y conferencias (o envío contra gastos y porte). En los departamentos, entrada a las Exposiciones o salones señalados, a la medida de y en las condiciones indicadas en ei Boletín. En París: Salón de los Artistas franceses, Salón de la Sociedad de Bellas Artes, Exposiciones de juguetería (Bosque de Bolonia), Salón de Otoño, Museos municipales: Petü Palais, GalUéra, CernuscM, Gustave Moreau, Carnavalet, Maison de Víctor Hugo, Galerías de George Petit, Museo de Enseñanza pública. La entrada al Museo de las Artes decorativas o diversas exposiciones sobre mapas pedidos por la Secretaría. Reducciones en los precios de diversos espectáculos. La admisión se concede por el presidente a petición autorizada por dos testigos, excepto para los miembros de la enseñanza y los funcionarios, o, en su defecto, apoyada por recomendaciones suficientes. Debe acompañarse a la solicitud en un giro postal el total de las cuotas del año corriente; a saber: 2,50 francos para los adheridos (maestros, maestras y sus alumnos), 5 francos para los titulares y 20 francos para los fundadores. Entre otros pueden citarse los siguientes actos para el presente ano de 1912: Domingo, 30 de junio: <<E1 grabado sobre madera.» Visita a los talleres del grabador Schied. Conversación sobre la Xilografía y la obra del artista, por M. deHubert,, 776 LA ESCUELA MODEBNA crítico de arte. — Domingo 7 de julio: «El Arte en la Escuela» realizado. Visita al grupo escolar de Grenelle (rúes Rouelle et Emerian), bajo la dirección del arquitecto M. Luis Bonniert director de los Servicios de Arquitectura de París. — Domingo 21: «La Mala casa. «Visita al Castillo, alas Colecciones, al Parque y a la Roserale. — Desde el día 8 al 21 de agosto, excursión por Alemania a las escuelas, museos, jardines y exposiciones de Colonia, Berlín, Dresde, Praga, Munich y Strasburgo» mediante inscripción antes del 20 de julio. Para todo lo concerniente a las conferencias o excursiones es necesario dirigirse a los comisarios-delegados, MM. Robert Bonfils>et Edmon Rimé, a la Secretaría, Quai de Béthune, 26, París. Además, para infon, mes particulares debe tenerse en cuenta que existen las Secciones de distrito con su Junta directiva, domiciliadas en las respectivas escuelas, siendo una de ellas la del 19.°, domiciliada en la escuela que acabo de reseñar, en la calle de Manin, 40. El objeto, como se ve, no puede ser más laudable, y está dando magníficos resultados. JAIME POCH Y GAHÍ. BUÑUELOS DE QUESO Se toma queso fresco, lo más recién hecho que sea posible; se le quita la corteza y ee soba en un tablero, echándole un poco de harina y unas yemas de huevo para que quede blando. Se pone la sartén al fuego con bastante manteca, y cuando esté bien caliente, poco a poco se van friendo en ella unos buñuelos grandes hechos con la anterior masa. Una vez fritos, se pasan por almíbar y se espolvorean con canela. CONOCIMIENTOS ÚTILES Para devolver todo su brillo al hule, conviene lavarle primero con jabón, secarle bien y barnizarle. Las manchas de café solo o de café con leche, se limpian fácilmente, aun en las telas más delicadas^ frotándolas con un poco de glicerina. CATEDRÁTICOS Y ALUMNOS EXCURSIÓN H I S T Ó R I C A Un triunfo más para la Escuela Normal Superior de Maestros de Salamanca ha sido la excursión llevada a cabo hace unos meses por los alumnos de los cuatro cursos, y organizada con tanto acierto, como siempre, por nuestro profesor de Geografía e Historia, D. Lorenzo Niño y Viñas. La excursión se hizo a Valcuevo, con objeto de visitar el primer monumento que se erig-ió a Colón en España, ya que la fecha casi coincidía con el aniversario de Colón, que murió el 20 de mayo de 1506. A las cinco y media de la mañana nos reunimos en la m o numental iglesia del convento de San Esteban todos los excursionistas, con objeto de oír misa donde tanto se atendió a Colón; pues todos sabemos que Fr. Diego de Deza le alojó en su convento de San Esteban; reunió a los más insignes maestros de la Universidad famosa, les sometió las ideas y las proposiciones de su ilustre huésped, obtuvo después de largas conferencias el más lisonjero dictamen, y armado con él se presentó a los Reyes Católicos encareciéndoles, no solamente las probabilidades de éxito de la empresa, sino también la gloria y los beneficios que, de llevarla a cabo, resultarían para España, cuya unidad nacional se elaboraba en aquellos instantes. Sin el apoyo que el P. Deza prestó a Colón, «iquién sabe BÍ la tierra americana aún envuelta entre bramas dormiría! > Al salir de la iglesia ya nos esperaban los coches que habían de conducirnos a Valcuevo. Todos nos colocamos lo mejor posible, y cuando los aurigas LA E S C U E L A MODEKNA 778 chasqueando la tralla animaron a los caballos a ponerse en marcha, sentimos la emoción natural de todo el que espera coa ansia el momento de recrearse viendo los paisajes pie rica Llomimeiilo (\o Valciiovo, pi'imero luvaiilailo ou HsiKiña n CI'Í51Ó1J:II CUKNI, v¡3ÍtaiIo por lup alunmo!: c)t; hi líauíiola Normal do S.-ilamaiica con au iiroEüHoi' úü ]]Íaloria, D. Lorf.'ii:íü NLüú y Virias. naíura crea y oyendo las frases claras, sencillas y convincentes de nuestro profesor. La llegada a Valcuevo se efectuó sin ningún incidente. Una vez ante el monumento que el entusiasta salmantino D. Mariano Solís levantó a la memoria del extranjero que con EXCURSIÓN HISTÓHICA 779 modesta gravedad se presentó ante los soberanos de Castilla, nuestro querido profesor, D. Lorenzo Niño, en plena naturaleza, teniendo por techo el azul de los cielos, por alfombra los olorosos tomillos del teso de Colón, nos dio una tan sencilla como interensante conferencia sobre Colón y su obra, predicha por Séneca en su Medea muchos siglos antes diciendo: «Viniendo siglos, llegará algún día en que la mar Océano abrirá paso a un nuevo Typhis que a distintas tierras y a nuevos mundos llevará sus barcos y desde entonces la lejana Thula ya no será el lugar inás apartado.» Las palabras del señor profesor eran acogidas con aplausos por parte de sus alumnos y por cuantas personas habían llegado de Zorita y de Valcuevo. Todo el mundo oía con gran interés los datos biográficos del insigne genovés, y las pruebas que el Sr. Niño presentó en contra de los errores demasiado extendidos sobre los informes de los doctores salmantinos y la pobreza que algunos suponen en Colón en sus últimos años. De la infinidad de datos que de la historia de Valcuevo, de Colón, del P. Deza y del descubrimiento del Nuevo Mundo nos expuso D. Lorenzo, inferimos el gran error que resulta al confundir la decidida protección que Deza y la universidad salmantina dispensaron a los proyectos de Colón con los informes desfavorables dados poco antes (1486) por la Junta de Córdoba presidida por Fr. Hernando de Talavera; que Colón y el P. Deza estuvieron en Valcuevo en enero de 1487 redactando, con la tranquilidad del campo y a la sombra de seculares encinas, el informe que se había de someter a los reyes, que a la sazón estaban en Salamanca; que el hecho de haber firmado como testigos el testamento de Colón la víspera de su fallecimiento siett de sus secretarios y administradores y haber casado su hijo Diego con la sobrina del Rey, D.** María de Toledo, no indican estado de pobreza; que sus protectores fueron castellanos y aragoneses; que el descubrimiento de América es el hecho más grande de nuestra historia y el factor principal en la formación del imperio español, más grande que el de Alejandro, el romano, que el de Carlomagno y que el mismo napoleónico, etc. 780 LA ESCUELA MODEBNA El monumento que existe en Valcuevo es sencillo, pero bonito, y carece de inscripciones (1) y de la esfera en que terminaba su cúspide; se conoce que al ver el abandono en que la tenían, voló a otros mundos mejores. ¡Pobre mundo de Colón! Despreciado por los elementos, el sol le abrasaba, le azotaba la lluvia, la nieve le cubría sin respeto, el viento le enviaba polvo y la Universidad le sumió en el abandono; nada de particular tiene que haya volado en busca de nuevos mundos. El simpático y joven fotógrafo Sr. Buxaderas hizo artísticas fotografías del monumento y de los normalistas. El alumno Ceferino Isidoro Terrero leyó unas bien escritas cuartillas originales que le valieron justos aplausos y revelaron los profundos conocimientos que de la historia de Colón posee. Terminados los discursos nos dirigimos a Zorita, donde nos esperaban sus vecinos, que nos colmaron de atenciones. Se jugaron unos partidos de pelota en el magnífico frontón de la ñuca, y «sobre la fresca yerba mirando cara al río> alimentamos el cuerpo con las provisiones de boca, ya que antes habíamos alimentado el espíritu con las explicaciones de nuestro profesor. Por la tarde visitamos la fábrica de harinas del Sr. Olivera, montada con todos los adelantos modernos, dirigida por don Enrique Ramos, que tantas atenciones nos dispensó. Más tarde hicimos un simulacro de guerra marítima en las barcas que junto a la orilla del Termes había, y que sus dueños nos cedieron galantemente. A las seis y media, y acompañados del señor administrador de Valcuevo, D. José Pérez Rivas, señor muy cariñoso que nos colmó de atenciones, salimos para Salamanca contentos y satisfechos y deseando que se repita pronto otra excursión tan interesante. MANUEL H. PEÑA. (1) Sin embargo, en la casa aparece la aigniente: • En esta casa de Valcuevo se entendieron y concertaron definitivamente Crittibal Colón y Fr. Diego de Deza para dar un mundo a la Corona de Castilla, a la fe catóUca y a la civilización verdadera.» BOCETO DE ISFORMUCIÓH MUNDIAL PEDA&ÚSICA Perdonen mis lectores el silencio de un año, que hoy cumple, en que ha incurrido mi poljre pluma, acostumbrada a estas informaciones, que todavía tienen quien las aprecia, a juzgar por los muchos que en este intervalo se han interesado por ellas. Reanudólas hoy recordando el malestar de cierta parte del Magisterio francés, quejoso de las medidas contra los sustentadores de ideas en pugna con las gubernamentales, malestar del cual ya hablaba largamente en mi información última, y que desde entonces no ha disminuido, por cuya razón traigo ahora su recuerdo, no sólo lazo de estas letras con las pasadas, sino también de tales medidas coactivas adoptadas por un Gabinete republicano con otras semejantes dictadas aquí por un Gabinete liberal, al frente de las cuales podría ir la Real orden prohibiendo la asistencia a una Asamblea pobremente convocada para el actual octubre, o bien otra más reciente abriendo procedimiento contra un articulista de La Mañana, o si alguien lo prefiere, aquella circular reservada, de que tantos hablaron, sobre los maestros detractores de las reformas últimamente acometidas. Por lo visto, cuesta algo distinguir entre el funcionario y el periodista, entre el subordinado y el ciudadano, y tanto en nuestro país como en el vecino se limitan los derechos del segundo por virtud de deberes del primero. A lo que debiera llegarse es, de todos modos, a penar las faltas en el cargo, por correcciones disciplinarias que los reglamentos ponen en.la mano de las autoridades superiores, y a castigar las faltas en la expresión de opiniones, por los procedimientos generales que la ley señala para todos en cada caso. Aplicar aquellas correcciones a hechos de esta esfera de lo opinable, se presta al triste resultado de poder decir que en París se castiga académicamente, por sus ideas, a maestros a quienes se premia por sus obras escolares, o lo que es igual, afirmar que en España se 782 LA ESCUELA MODEENA condena el pensamiento, cual diz que se hizo hoy hace cuatro años con un fusilamiento famoso, cuando lo que importa es atribuir claramente y con entera independencia cada especie de hechos delictivos a su jurisdicción propia. El funcionario debe ser y es también ciudadano. Si como tal en la prensa o en el mitin delinquiere, demándesele conforme a las reglas ordinarias del país, no por las vías peculiares de su carrera, sobre la cual, en todo caso, sólo deben influir el fallo y los autos del procedimiento general correspondiente. Y vamonos a otras cosas de relieve. Son tantas las notas de que quisiera dar cuenta, y las juzgo la mayoría de tal importancia, que estimo difícil agotarlas ni aun pasando por ellas como sobre ascuas, y no me atrevo a una selección rigurosa de las pocas que puedo exponer en el espacio de que dispongo. El incremento que .especialmente en Italia tiene, no ya el servicio de proyecciones luminosas, sino el de películas cinematográficas para las escuelas; los progresos de la enseñanza en algunas naciones balkánicas; la acción cada vez más acentuada del Estado, pecuniaria sobre todo, por encima de los poderes regionales y municipales que gobiernan la escuela primaria en Suiza, Inglaterra y Norte América; el interés en todas partes notable a favor de mutualidades, obras de endurecimiento físico, aplicaciones técnicas de la enseñanza primaria y prolongación del período escolar obligatorio; el movimiento cultural, en fin, de Asociaciones de maestros y de antiguos alumnos, de cursos y de revistas, y de cursos de perfeccionamiento, nacionales y del extranjero, son todas realmente notas dignas de capital mención, y que ojalá las circunstancias permitan, si no hoy, explanarlas con holgura otro día. Limitémonos a pensar ahora en un asunto español de trascendencia manifiesta: la Dirección general de nuestra primera enseñanza. Huérfana está de director (1). La dimisión de la persona que ha venido desempeñando el cargo desde su creación en 1910, permite expresar, a continuación del sentimiento por la pérdida para la enseñanza de sus iniciativas, el aplauso a algunas de éstas que han modificado profundamente la manera de ser del régimen de la instrucción pública primaria, orientándola e (1) El día 23 del corriente tomó posesión el nuevo director. — (N. de la B.) BOCKTO DE INFOBMAOIÓN MUNDIAL P B D A G Ó G H O A 783 impulsándola por un camino de mejoras, del cual apenas ha recorrido todavía una parte mínima. Las bibliotecas circulantes, las expediciones de maestros al extranjero, los cursos de perfeccionamiento, el fomento de la mutualidad escolar, la inspección femenina, la enseñanza de adultos, la tendencia a obtener profesores especiales de Dibujo, los concursos e instrucciones para dotar de moblaje y material a las escuelas, la tirada de planos modelos de los nuevos edificios escolares que toda España necesita, el Escalafón de los maestros, el arreglo de su sueldo, su ingreso por oposición con el sueldo mínimo de las 1.000 pesetas en pueblecillos hasta ahora condenados a tener sus escuelas en manos de interinos, de personas con certificado de aptitud, o de señores cuyo sueldo máximo, obtenidos todos los ascensos y así fuesen cincuenta los años de servicio, llegaba a 625 pesetas; la entrada del profesorado primario en las Juntas locales y provinciales de enseñanza, medida en la cual cabe fiar mucho para los progresos de la cultura pública; el aumento y nueva organización del Cuerpo de inspectores; las subvenciones para sostenimiento de colonias, construcción de escuelas y dotación de mobiliario, y tantos otros heclios realizados en beneficio de la instrucción popular durante estos tres años, obligan a que por todos se mantenga un buen recuerdo de la acción del Sr. Altamira. Lo que a mi ver mejor refleja su paso por la Dirección general es la insistencia en el principio de la escuela graduada.' La graduación llamada a distancia, la otra forma de partir el alumnado para las clases de mañana y tarde, la graduación coeducativa, la incorporación de escuelas unitarias vacantes como secciones de otras establecidas, la transformación de las unitarias aunque la escuela graduada resultante no pueda funcionar entera en una sola casa, la creación de dos maestros de sección en muchos pueblos para obtener graduadas mínimas de tres secciones, la ampliación en otros del número de maestros hasta haber uno para cada año de los seis del período escolar y un director sin grado, y, en fin, la organización entera de la escuela graduada perfecta, más o menos completa, en Bilbao, por ejemplo, han sido formas legisladas que prueban sucesivamente la tenacidad con que se persigue ese capital principio pedagógico por encima de todas las estrecheces económicas. He aquí el mayor enemigo de la obra acometida por el director cesante: la escasez de dinero. 784: BOCETO DE INFOBMACIÓN MUNDIAL PEDAGÓGICA Como en estos tiempos en que parece España despertar sería difícil negarse a alg-ún aumento en las consig-naciones de instrucción pública, se hacen presupuestos las menos veces posibles, esto es, cada dos años. Así, en 1912 hubimos de vivir con la cantidad que en 1911, y sin dinero, ni el Sr. Altamira ni nadie puede en este mundo hacer nada. De esto importa que se convenza el Estado — y ello se enlaza con el motivo sabido de la dimisión del ilustre ex director—, porque no podrá ni deberá seguir mandando en las escuelas públicas sí no le cuestan su dinero, si no las atiende espléndidamente, con mayores y propios sacrificios pecuniarios que los directos de los Municipios o Diputaciqnes. Para concluir — el tiempo prohibe ser más largo — y dejando el lunar de ciertas supresiones de retribuciones convenidas con los Ayuntamientos que han dado por resultado que algunos maestros cobren menos luego de ascendidos, es preciso reconocer que la provisión de escuelas debiera efectuarse con rapidez muy distinta de la lentitud a que estamos acostumbrados en la actualidad. El incumplimiento de los plazos y formas legislados irroga muchos perjuicios. Pero eso más pende del trabajo que pesa sobre autoridades subalternas que del mismo director general. Confesemos que la labor del dimitido ha sido en conjunto excelente y deseemos que lo sea más la de quien le substituya. JUAN LLARENA. Madrid, 13 de octubre de 1913. LOS SABIOS DE GRECIA Pitaco.—Nació en Mitilene por los afios 650 antes de J. C. Se unió a los hermanos del poeta Alceo para arrojar a los tiranos de su patria, mandó la guerra contra los atenienses y venció en singular combate al general enemigo Phrynón. Los mitilenses, reconocidos, le confirieron el poder soberano, que aceptó, renunciando a él después de haber confeccionado sus leyes, que escribiera en verso para que se grabaran fácilmente en la memoria. Murió a la edad de setenta años, dejando una colección de máximas notabilísimas. EL ESTUDIO Claman algunas charlatanas voces de necios cerebros por que aprestemos con ligera prontitud las armas de la razón, para destruir de un balazo certero esas hueras elucubraciones por cabezas henchidas de juicios soi-disatií racionales. Fogosos y cursis paladines que os llamáis de la verdad: no es de razonables cerebros el mostrar tan violentos ímpetus para reducir a polvo cosas tan débiles y frágiles, que al más suave soplo de un aliento vital, sano y de vigorosa energía, derrúmbause como castillos en el aire. El estudio, ese escalón que sirve de trono al entendimiento para elevarse raudo y directo al espacio de la sabiduría, está revueltamente tergiversado por espíritus mediocres que lo miran a través de los empañados cristales de unos quevedos para cortos de vista. Pero como, según hemos dicho, esos vanos juicios, inflados a semejanza de los globos que se ostentan airosos y gallardos, si bien huecos por dentro, suspendidos en el aire de la atmósfera azulina, caen maltrechos rodando por tierra con sólo una magnética mirada que los ojos de la verdad virgen y pura les clave como punzante ñecha, no desarrollemos ni consumamos todo el calor natural en esta sencilla empresa, y reservémoslo, prudentes y previsores, para el acometimiento de otras de más arriesgado empeño, pues la luz de la verdad obscurece los pálidos y tremolantes rayos del error, sepultándolo en la tumba del olvido. Solamente que algunos espíritus harto piadosos suelen exhumarlo de cuando en cuando No hay cosa menos estudiada que el estudio. Aquí, estudiar, aprender y saber ganarse una envidiable prebenda con que asegurarse los garbanzos del cuerpo y el sustento de la vanidad, todo es uno. Al influjo de las nocivas corrientes de cerrado positivismo TOMO XXXV.—\6M. 10. 50 786 LA ESCUELA MODEENA que por las ventanas de nuestro espíritu soplan con huracanada furia, nuestra vista se ciega y confunde lastimosamente el estudio con la sabiduría, y ésta con la picardía de saber vivir. Y si alguna vez no nos cegamos, es por la razón de que en aquel instante el espíritu no sólo no tiene abiertas sus ventanas, sino que las ha atrancado con la resistencia de una ruda ignorancia; y por ello, ni se alborota coa el rimbombante estruendo del viento del error, ni se orea con la brisa perfumada y alentadora de la verdad. El estudio es simplemente el medio, el conducto, el objeto, el puente, el eje que pone en comunicación el polo de la ignorancia con el de la sabiduría; el hilo telegráfico q u e , al vibrante calor de la electricidad de la constancia, talento y fuerza de la voluntad, hace sabedor a nuestro cerebro de esos conocimientos que las ciencias humanas necesitan como firme pedestal para elaborar otros nuevos forjados en el yunque de la observación. Es el estudio el foco que recoge los rayos de luz que en el ambiente de la sabiduría flotan dispersos e inde- • cisos, en espera de que inteligencias de abierto cerebro se los asimilen, iluminándolas con sus fúlgidos destellos. No es el estudio una causa ni tampoco un efecto, sino un medio, eso sí, esencialísimo, que nos trae la causa del saber, y éste, a su vez, produce los efectos naturales en toda inteligencia cultivada coa el estudio. No es éste, si ha de tomarse como manantial de nuestras ideas, porcjue el estudio no es semilla, ni menos, fruto, sino el abono fértil y riquísimo que se desparrama por el campo del intelecto para que en el mismo se desarrolle el germen de la educación, crezca el tronco de la instrucción, se extiendan como hermosos y cimbreantes arcos de palmera las ramas de la cultura, frescas, vibrátiles, airosas, y de un color verde, risueño, color de esperanza, y luego surjan los frutos dorados y preciadísimos del talento. Ha de ser el estudio la senda que con más recta dirección nos conduzca al logro de ese tesoro llamado «el saber humano». Con el estudio perseverante llegaréis hasta la cúspide de esa pirámide esbelta y altísima, la sabiduría; del estudio obtendréis la posesión de los ricos bienes del saber, los cuales nadie puede usurpar; por el estudio os haréis sabios, y haciéndoos sabios, o cuando menos sabidos, vuestra inteligencia estará en disposición de poder concebir sana y vigorosamente nuevos EL ESTUDIO 787 pensamientos que sean faros irradiadores de luz por el mar de la existencia; que alumbren coa torrentes luminosos de vivo resplandor, los escollos de que se halla erizado, y aclaren los puntos obscuros que la humana sabiduría aún no ha podido dilucidar. Estudiad serena y reposadamente, ag-uijoneados por una noble ambición de saber, y acuciados por el incentivo afán de ser útiles al mundo y a sí propios; y estudiando, aprenderéis, y aprendiendo, la sapiencia será con vosotros; y si sabéis nutriros de su vivificadora savia, vuestro cerebro habrá, recibido el fértil abono para elaborar y producir frutos exuberantes de sano dulzor, e hidrópico de benéfico jugo que sea absorbido con una santa sed de saber, por otros seres ansiosos de beber el agua riquísima de la sabiduría en la límpida fuente del estudio. MiGOKL LUENGO Y REDONDO. Sellent (Valencia). MARFIL DE LECHE Uuo de los últimos descubrimientos de la química sintética es el de la fabricación de marfil artificial empleando como primera materia la leche de vacas. Lo más carioso es que los químicos, al descubrir el modo de fabricar este nuevo marfil, sólo se proponían emplearlo en la confección de tedas para piano y órgano, porque conserva indefinidamente su color original, mientras que el marfil auténtico se pone amarillo con el tiempo; pero ha resultado que el nuevo producto no sólo es buen sustituto del marfil, sino que además puede prepararse de modo que sustituya al ámbar, al asta, al coral, al celuloide y a otros productos, sin que sea posible distinguirlo de ellos. CLÍNICA PSICOLÓGICA PARA DEFICIENTES En la universidad de Washington se ha inaugurado una clínica para el estudio paíquico-pedagógico de los niños deficientes, que. está dirigida por los profesores Stevens y Sissan. Los niños son admitidos gratuitamente. Esta innovación es de una gran importancia y merece ser imitada en todos los centros científicos. ANÉCDOTAS ESCOLARES 11 Amapolo II (1) está de enliorabuena : acaba de matricular a su Maoliyo en la escuela que ha poco tiempo remembrara, nostálgico, a su amigo el tabernero, ante un vaso de aguardiente. El maestro de Amapolo II, ese dómine que tuvo sus gloriosos antecesores (conste que no he dicho predecesores) en aquellas bárbaras escuelas romanas de los tiempos de Quiutilianoy de que Marcial nos dice que «era uno de los mayores enojos de la vida de la ciudad oir, antes del canto del gallo, resonar el aire con el ruido de los azotes y los clamores de los niños en las escuelas», tras una larga ausencia, invertida en dedicarse a la enseñanza por esos pueblos de Dios y del infortunio, para deshonor de la Pedagogía y para aportar a la Humanidad un bochornoso contingente de Amapolos a cambio de un centenar de ciudadanos capaces de dignificarla, ha vuelto a este pueblo, o atraído por el imborrable afecto (afecto tatuado a golpe de puntero y desgarramiento de orejas) de sus antiguos discípulos, según gráfica expresión de Amapolo II, o empujado, digo, arrojado por \& fama que lograra conquistar en el pueblo de donde procede. «Pueblo — dice este dómine de aspecto sacristanesco, mirar estólido y párpados caídos, más por el peso del alcohol que por el de la reflexión — del que me ha costado la mar de trabajo venirme; no querían de ningún modo dejarme venir » ¿Vivo? Si Aristófanes no conoció a este dómine ni visitó su escuela, forzosamente hubo de presentirlos, aunque u n maestro asi y (1) Véase la Revista del mes de febrero. ANÉCDOTAS ESCOLAEES 789 u n a escuela así no es necesario llamarse Aristófanes para que sugieran a uno aquello de fhronti serion Aristófanes antevio la escuela de este dómine Escuchad u cid, que no es lo mismo, a un condiscípulo de de Amapolo I I : —«A mi no m'entraba de ningún modo la tabla de multiplicar, hasta que un día dijo el maestro, en voz alta y levantándome casi en peso por una oreja: «Si pa las once no t'has aprendió el nueve , t'arranco esta oreja.» Y cuando me soltó, ya la tenia despega. Antes de las once me sabía yo el nueve mejor que el Padrenuestro cuando fui monecillo. La leña hace milagros — añade este animal —. Otro día — prosigue — que se m'había olvidao el misterio de la Encarnación, me subió a las espaldas de otro muchacho y me estuvo dando palmetazos hasta que se le enlació el brazo. Cuando pude dejar de llorar le di el misterio sin equivocarme en una letra » Así habla un condiscípulo de Amapolo II. ¡La leña hace milagros! ¡Azotar a los niños! ¡Bárbara y envilecedora costumbre contra la que protestó Quintiliano, contra la que siento protestar mil generaciones desde el fondo de su tumba, y contra la que protesta un modesto servidor de ustedes! ¡Maldita seas, y malditos los que, haciéndote «ley pedagógica», «recurso didáctico», pretenden pasar por iluminadores de cerebros, cuando no hacen más que idiotizarlos; los que tienen o toman por oficio independizar conciencias, y las esclavizan; los que a tus zarpazo?, ¡oh, cruel costumbre!, llaman engendradores de la autoridad moral — yo tambiéu los llamo engendradores, sí, pero del terror pánico—; los que amordazan la voluntad del niño con el freno de un castigo impropio hasta de bestias; los que, a cambio de aportar a t u feraz inteligencia, ¡^y, hermoso niño!, la verdad, que es su único alimento, para que en ella arraigue y germine y florezca y produzca, incrustan, por obra y gracia de un procedimiento discursivo papagayil, el cuerpo informe de la duda, que' es madre de la superstición y lazarillo del fanatismo, y los que, en vez de iluminar la conciencia con la práctica del bien, de lo justo y de lo bueno, la emborronan y amenizan con las negruras del mal, del odio, de la rebeldía y de lo injusto, ¡malditos seáis!, repito. * 790 LA KSCüBLA MODEENA ¡Oh, dómine de Amapolo II! ¡Cuan lejos estás de sentir esta hermosísima pág-ina de mi ilustre amigo D. E. Bartolomé y Mingo!: «No es el Mag-isterio, no, partidario de los castigos corporales, ni mucho menos, porque sabe su ineficacia, y porque está convencido de que el amor, y no el temor, es el mejor fundente de las voluntades.» Empero si no mereces leer el párrafo anterior, acaso te convenga saber (porque de seguro lo ignoras) esta anécdota de San Aaselmo, obispo de Cantorbery: Un abad muy religioso (1), del que eres trasunto fiel, dijo cierto día al obispo aludido : «Continuamente azoto a los niños que se educan en mi monasterio, y cada día son peores.» «Y cuando son grandes — dijo San Anselmo—, ¿cómo son entonces?» «Totalmente e:Jtúpidos», respondió el abad. «Ved ahí, pues — replicó irónicamente San Anselmo—, una bella educación, pues muda a los hombres en bestias » Y a este dómine particular, que ahora anda de casa en casa limosnando niños para su escuela, particular también, y poniendo de camino como chupa de dicho señor a todos los maestros que, fuera dómine, aquí son y han sido, le garantizo un éxito seguro : es él el maestro que sueña este pueblo: es este pueblo el pueblo que este maestro sueña ¡Un maestro que sueña con el pueblo porque es soñado! ¿Cómo llamaría Morfeo a esta concordancia de ensoíia7'esP ¿Ripnófona? MELCHOR CONTINENTE LAR A. (Contentine.) (1) No sé si tú eres religioso porque te conviene, o si porque te conviene eres religioso. PARA QUITAR LAS MANCHAS DE GRASA Y ACEITE DEL PAPEL Mézclese hez de vino blanco un poco caliente con lejía fría y lávese, con esta composición el papel manchado. PARA MEDITAR Debemos tener siempre como principal objetivo, proporcionarnos el placer espiritual y huir del dolor y de la malandanza. k?mmk DEL CURSO EN Ik SOCIEDAD DE ACTORES ESPAÑOLES'' Discurso del presidente. SEÑORAS Y SEÑOEKS: Con la venia del ilustre representante del Gobierno que nos honra con su presidencia, cábeme el honor de ser el primero en levantar la voz para hacer constar la importancia del acto que hoy celebramos, pues con la apertura oficial de las aulas sostenidas por este Centro se realiza uno de los más ardientes deseos de la Junta directiva que tengo el honor de presidir, y se consolida el nombre de Asociación de Artistas, que es lema de nuestra enseña. Era preciso, indispensable, para la debida justificación de la bandera que nos cobija, que realizara esta Sociedad actos por loa cuales tuvieran demostración palpable e incontrovertible las ideas que acaricia con entrañable amor de madre, acerca de las obligaciones que le impone su misma institución, procurando que en el lapso más breve de tiempo quedaran manumitidos los actores españoles de apreciaciones injustificadas, y al arroj a r lejos de si la carátula del histrión, calzaran, con la plena confianza que da el desempeño de las sagradas obligaciones del Arte, el coturno con que en la antigua Grecia se diferenciaban los nobles representantes de la sublime tragedia, de los que sólo usaban la sandalia y se dedicaban a la interpretación de ridiculas caricaturas. Es tal la importancia de este acto que, aun a trueque de pa- (1) Con mucho gusto honramos las columnas de LA HSCIIELA. MODESNA publicando este hermoso discurso, leído en la inauguración del curso por el presidente de la Sociedad de Actores, y otro que también leyó en la misma solemnidad el director de estudios de dicha Sociedad. i 792 LA ESCUELA MODEKNA recer molesto, he de de insistir, siquiera sea someramente, sobre la transcendencia de este momento, que indiscutiblemente es el más solemne de los hasta ahora realizados por la Asociación de Actores. Las entidades cuya vida cae dentro de la acción social y pueden ser juzgadas por esa misma sociedad con la cual conviven, no se escapan de esa acción fiscalizadora por ser sólo agrupación derivada de una colectividad, sino que se hace preciso exteriorizar con actos que demuestren su potencia vital, el objetivo hacia el cual marchan, siendo norma de sus actos y fin práctico de su misión el aprovechamiento de sus energías en todo aquello que, al integrar su forma colectiva, sea clara demostración del deber que todos tenemos de aportar en la medida de nuestras fuerzas trabajos en una u otra forma, para la formación y educación de sus individuos, en relación con las necesidades de la vida moderna. A este fin, esta Junta directiva venia acariciando desde su toma de posesión la idea de corapletar la encarnación primordial, base de la fundación de esta Sociedad. La entidad Asociación de Actores, benéfica por Real orden de 24 de noviembre del año 1905, llenaba con entusiasmo sus fines caritativos no desamparando a sus ancianos y socorriendo a sus enfermo?; pero aun cuando estos extremos entran de lleno en los dominios de la caridad, una de las virtudes más hermosas de la Humanidad, y cuya práctica conmueve nuestra alma, notaba un vacío en su corazón, que sólo podía llenar cerrando un círculo en el que, al confundirse sus puntos de contacto, fueran unidos en estrecho abrazo, de una parte, aquellos que consumieron sus energías en pro del Arte y en beneficio de los más, y de otro, los que al pisar los umbrales de la vida y en los albores de su inteligencia pedían apoyo y protección a aquellos sus ascendientes que por los desengaños sufridos podían indicarles el árido camino que debían recorrer para cumplir su misión en la tierra. Esta Junta directiva, preocupada, buscando la forma de armonizar estos sus ensueños, pensó que en nada mejor podía emplear sus iniciativas que en abrir aulas en las cuales nuestros hijos, nuestros hermanos, todos aquellos, en fin, que son carne de nuestra carne y sangre de nuestra sangre, encontraran medios educativos, si no completos, indicadores de defensa EL CUESO KN LA SOCIEDAD DE ACTOSES 793 para el porvenir, y de esa forma, los que llegamos a edad provecta sin poder rodear a nuestros seres más queridos de las comodidades que proporciona el capital, gozaríamos la relativa satisfacción de contemplar que por nuestro propio esfuerzo facilitábamos a la generación venidera ambiente para defenderle de las terribles asechanzas de la miseria. Nada tan en armónica consonancia con estos sentimientos como procurar la educación intelectual, unida a la educación física, que hoy se inaugura en la casa de los actores, i n a u g u ración que abrillanta y fortalece la presencia de ilustres personalidades, presencia que trae a esta casa corrientes viviñcadoras que purifican y engrandecen al mismo tiempo la pequenez de la obra por nosotros emprendida. Y voy u terminar, pues no quiero fatigar vuestro oído por más tiempo con esta canturin, mala y torpe como mía; pero al levantar mi voz para troquelar en vuestro ánimo la importancia del esfuerzo hecho para la consecución de este momenfo, en que la farándula desaparece, para dar paso a los luchadores por las sublimes concepciones del arte escénico en toda su h e r mosa amplitud, he de dirigirme también a los representantes de los Poderes públicos, que con su presencia en esta casa hoy nos manumiten y redimen de prejuicios que sólo tienen su fundamento en el total y absoluto desconocimiento de nuestro organismo y de la ñnalidad que perseguimos, pues si sublime es recoger y amparar a los inválidos que luchando por defender el honor de la enseña patria cayeron en los campos de batalla, no es menos hermoso cobijar bajo el manto protector de la caridad oficial a los que siempre tuvieron sus energías dispuestas para trabajar en beneficio de todo aquello que suponía enjugar lágrimas de necesidad o dolor, difundiendo el Arte y gastando en esa obra sus potencias juveniles, quedándoles sólo al final de su azarosa vida el pobre y exiguo amparo de sus hermanos de profesión, si bien avalorado por el i n m e n s o y fraternal cariño de cuantos nos honramos militando bajo el lema de Asociación de Actores. He dicho. * * 794 LA ESCUELA MODERNA Discurso del director de estudios. ExcMO. S R . : Si no contase por anticipado con toda vuestra bondad, jamás me hubiese atrevido o ocupar este puesto hasta que el azar, substituyendo méritos que no poseo, injustamente me ha elevado, ni mucho menos hubiera osado dirigiros la palabra en esta solemne fiesta de cultura, que hará histórica la fecha de hoy en los anales de la Asociación de Artistas dramáticos y líricos. Era deber de la Dirección de estudios y de su modestísima representación dar fe de vida en este hermoso acto, inolvidable por las altas personalidades que le honran, y por el paso de avance que para esta casa sig-nifica en el camino de sus reivindicaciones sociales. Tiene, efectivamente, este brillante acto algo de m a n u m i sión, porque en él se liberta a toda una clase del concepto injusto que siempre mereció a la colectividad; concepto injusto, porque no debe olvidarse que si alguna vez rueda por el polvo de los caminos, más de una vez ha subido a los alcázares de los reyes; si nació entre los pámpanos de las dionisíacas helénicas, fué también escuela de buen gusto, donde los cesares romanos aprendieron las más soberanas aptitudes para el amor y para la elocuencia. El polvo de los caminos es además alfombra gloriosa cuando sobre el carro de la farándula van Sófocles o Esquilo o Aristófanes. Así como Grecia fué cuna del mundo, el carro de Tespis fué la cuna de Grecia. En las diversas modalidades de la literatura europea, y en particular de la literatura de las razas latinas, se nota desde hace algún tiempo una saludable regresión hacia el helenismo. En Francia, Fierre Luys, Anatole Trance y Jacobo Richepin; en Italia, D'Anunzzio, Dracco y Giaccossa; en América, César Domici, Rubén Darío y Lugones; entre nosotros. Cañedo, Blasco, Machado y en general toda la juventud de hoy, sienten la nostalgia de aquella civilización lejana, añoran aquel jardín de Academos, donde resonaron para inmortalizarse las palabras de Plutón y de Sócrates, reviven en el alma la divina edad en que reinaban Minerva y Afrodita , en que EL CUBSO EN LA SOCIEDAD DE ACTOBES 795 los éforos hacían ante la belleza el sacrificio de las vidas deformes, en que la tierra toda era una infinita vibración de amor, en que el cielo estaba pleno de dioses, y acaso por eso mismo había en todas las almas un poco de divinidad También los actores de España quieren tornar, Excelentísimos señores, a la época en que para subir a un escenario era preciso examinarse de cultura. Al fin los actores han aprendido aquella suprema fábula de Licurgo, el gran legislador de Esparta. El perro y la liebre no se destrozan cuando han sido educados. La educación, desde el viejo país dorio hasta n u e s tros días, ha sido la base del desenvolvimiento progresivo de los pueblos. La civilización antes y mejor ha caminado sobre las hojas de los libros que sobre lus hojas de los espadas Los comediantes señores tenían una misión que realizar : hacer de su casa social un centro docente, donde se diera enseñanza gratuita a los artistas y a sus hijos; donde se pudiera realizar aquel proceso de que nos hablaba Julio Simón, según el cual, una inteligencia forma a otra inteligencia, y un corazón a otro corazón; donde, según la frase de Spencer, el hombre debe prepararse para la vida completa; donde, como decía Rousseau, se eduque a los niños y se forme a los hombres Los artistas quieren justificar su nombre haciendo ver a propios y extraños que no son un substantivo vulgar, sin esencia y sin forma. Ya no confían en el genio únicamente para escalar la cumbre. Saben que la sensibilidad más rica es terreno estéril si la educación no la remueve y fecundiza; es como el arpa becqueriana que en el rincón abandonado aguarda inútilmente la mano misteriosa que arranque de su alma el inefable tesoro de sus notas. La lucha moderna, cada vez más encarnizada, exige a los hombres condiciones determinadas, sin las cuales no se puede vencer. Verdad infinita es aquella verdad de Carlos V: «La fortuna, como las mujeres, sólo concede su favor a los jóvenes.» Esa verdad infinita, ratificada por Laboulaye cuando dijo que «la gloria es una cantinera a la que sólo agradan los soldados», esa verdad infinita, repito, debe ser la base de los estudios que se cursen en esta Asociación, en la que yo quisiera establecer una especie de laboratorio de Paidología, donde se analizase el alma de los alumnos, donde se pudiera bucear en su inteligen- 796 LA ESCUELA MODERNA cia y en su corazón a fin de señalar las predisposiciones, las tendencias, las anormalidades , donde el instinto se desenvolviese hacia las diversas actividades de la vida, donde el espíritu enfermo pudiera corregirse con la magna terapéutica de la Psiquiatría y llegado a este extremo, debo decir que es razón de caridad sostener estas chtses. porque ellas pueden ser el pan del futuro para los que en los escenarios fracasen, para los que del Arte no obtengan ni favores ni aplausos, porque ellas pueden ser en el mañana remoto un medio de subsistencia, un sostén para esas frentes encanecidas en el trabajo, para las almas que tras subir en la quimera del teatro hasta el palacio de los grandes, tienen que abatirse — ya al final de la vida — ante la amarga realidad de la miseria y del abandono. Es preciso además que el actor esté capacitado para desenvolverse adecuadamente dentro de su profesión. No es menester que el actor sea el homo sapiens de Linneo, pero es indispensable que posea buen gusto, y el buen gusto sólo se adquiere educando todas las facultades del orden sensible y metodizando en progresión armónica las facultades del orden intelectivo. Es necesario secundar la obra de la Naturaleza, como nos lo mandan los grandes pedagogos que en la Naturaleza inspiraron sus métodos de enseñanza. El Enúlio de Rousseau siempre lleva a su lado un maestro. El Leonardo de Pestalozzi sería un salvaje si Gertrudis no educase su alma y su cerebro. Esta Asociación se propone también llevar a cabo en plazo breve, si la fortuna le acompaña y la protección de los hombres de saber y gobierno la favorece, una obra transcendental: la creación en Madrid de un colegio-albergue donde, a la manera del instituido en París por los actores franceses, puedan recibir alimento, enseñanza y cuidado los hijos de los actores que salen a provincias o a América y no tienen medios suficientes para llevarlos consigo ni para dejarlos bien instalados y atendidos. Hablaba yo de esta idea en París con el insigne autor Richepin, el esposo de la divina Cora Laparcerie, y el gran poeta de Xhanío me decía que ninguna tierra como esta tierra nuestra se prestaba a desenvolver ideas filantrópicas y líricas, porque nuestra España, a su juicio, era un país esencialmente román- EL CÜESO EN LA. SOCIEBAD DE ACTOBES 797 tico, en donde todos los hombres eran buenos, en donde la vida • era un inmenso verso rimado por el cielo azul y por los ojos de nuestras mujeres. Yo oi de labios del gran poeta francés sinceras frases de admiración hacia nuestros artistas, hacia estas gráciles mujeres de España, que son nostalgia incurable de quienes una vez tuvieron la suerte de pasar a su lado; hacia estas mujeres de España, que son la mayor gloria nuestra, la gloria excelsa que no podrá quitarnos nunca ni el poderío ni la ambición üjena. ¡Que son nuestras mujeres las más bellas del mundo, porque son bellas, y ademas de ser bellas son españolas! Grande es la labor que ha realizado y que se apresta a realizar la Asociación de Actores Españoles. Gracias sean dadas por ello a la Junta directiva y a su ilustre presidente U Rafael de Lara, cuyo corazón y cuya inteligencia luchan constantemente por ver quién se supera, con quien muchas veces, recordando nuestros estudios de Derecho, he admirado al maestro del Derecho, D. Joaquín Ruiz Jiménez, mi amigo, mi jefe y mi maestro Grande es la labor, repito, que se ha hecho, pero es mayor aún la que falta por hacer. Pronto se inaugurará el curso de conferencias, a cargo de los más eminentes escritores de España. Tal vez en este año consigamos traer a nuestra casa — y desde luego en los sucesivos lo conseguiremos — a los más grandes escritores del extranjero, los cuales nos pondrán al corriente del movimiento literario de sus paises respectivos. Los alumnos de nuestras cátedras harán durante el curso públicos ejercicios en uno de nuestros primeros coliseos, y después saldrán de Madrid a estudiar tipos y costumbres en las diversas regiones de España. El número de clases se aumentará en breve con varias de idiomas y de instrucción primaria, y si la suerte no nos abandona, en el curso próximo se establecerán clases de preparación para las carreras especiales. Esta es, en síntesis, la labor que han realizado y que van a realizar los actores españoles. Yo os pido, Excmo. Sr., que miréis con simpatía este movimiento de redención de los artistas, que tengáis para ellos palabras de aliento, que nada halaga tanto a los pequeños como el ver que los grandes se preocupan de su destino. 798 LA ESCUELA MODEBNA Y vosotros perseverad en vuestro propósito, ya que a tiempo habéis aprendido que un libro puede ser la salvación de vuestra estirpe. Recordad aquella frase inmortal de Jiménez de Cisneros, cuando Carlos I le mostraba su ejército poderoso, añadiéndole : — Cardenal, esa es la patria. Jiménez de Cisneros contestó, señalando un libro: — Señor, la patria es esto. He dicho. ANÉCDOTA El obispo de Londres encargó recientemente a un famoso arquitecto de la metrópoli los proyectos para unas reformas que pensaba llevar a cabo en BU palacio. — Ahora — dijo el obispo al arquitecto — tendrá usted la bondad de decirme lo que le adeudo por su trabajo. — Cien libras esterlinas. — Pero, señor mío — contestó el obispo —, ¡es exageradísimo! Muchos de los curas de mi diócesis no cobran semejante cantidad como salario anual. •— Es muy posible — repuso el arquitecto —; ipero S. I. tiene que considerar que yo, en mi profesión, soy un obispo! CURIOSIDADES La palabra turista y su derivado turismo, tan generaUzados actualmente en Europa, procede de Inglaterra, que a su vez tomó una parte de ella de los franceses, aplicando a los viajes la palabra tow, que quiere decir vuelta. Para adaptarla a su idioma, formaron los ingleses la palabra tourist, y los italianos y los españoles la hemos modificado empleándola con frecuencia. La primera vez que se utilizó eñ Francia fué en el Viaje a las Indias, obra escrita por V. Jacquemont y pubUcada en 1830. La novelista Jorge Sand la reprodujo en 1834 en sus Cartas a un viajero, y después la emplearon Mérimée, Marmler, Taine y Víctor Hugo. Pero el Diccionario de la Academia Francesa no ha reconocido la palabra hasta el,año 1878. BlBüIOGÍ^ñFíñ Ü T o r m a . — Nuevo método de escritura gra'uada y de caligrafía escolar moderna, por ViCENTK PINEDO, director de escuela nacional g r a d u a d a de B a r o e l o r a . — Hállase de v e n t a en las principales librerías de E s p a ñ a y América. —• Sobes y C.", Barcelona. Ea una serie de diez cuadernoa perfectamente clasificados, a partir, como es natural, de lo más sencillo y de lo que más agrada al niño, como es el Dibujo, para terminar en la escritura corriente de toda clase d&documentoa, nos ofrece el autor, Vicente Pinedo, distioguido cnaestro de Barcelona, un trabajo pedagógico perfectamente pensado y muy bien escrito, demostrando en él la experiencia de muchos años elucando niños y las enseñanzas provechosas que ha sacado a favor de los mismos niños en lo tocante a la escritura, como forma externa gráfica del pensamiento. Precede al Método una advertencia de carácter pedagógico que vale un mundo, con la cual estamos en peifeclo acuerdo. Existe, en efecto, el prejuicio de que debe enseñarse a leer antes que a escribir, sin más justificación que la inveterada rutina.. Afortunadamente, el Magisterio en su mayoría, al menos el que nosotros conocemos, no opina de la misma suerte, y toma la escritura para la lectura, fundándose sin duda alguna en que la mano del niño puede utilizarse y se utiliza de hecho dest-e los primeros momentos de su existencia, mientras que la inteligencia tarda algún tiempo en manifestarse y desenvolverse para poder utilizarla. Y como la escritura tiene su génesis en el Dibujo, mejor dicho, en un dibujo de cierta índole, debemos tomar como punto de partida el Dibujo propiamente dicho, que es el representante de los objetos o de las cosas que el niño ve y que le halaga su reproducción, para venir luego a la eeciitura corriente, derivación lógica de aquél y expresión gráfica de las ideas elaboradas ante la presencia de los objetos materiales observados por el mismo niño. Que el niño satisface una necesidad espiritual cuando dibuja, es una cosa que todos sabemos y que no ofrece duda de ninguna clase. Déjesele en completa libertad, y teniendo a su disposición lapiceros, plumas, carbón, yeso o cualquier cosa utilizable, ya está contento, llenando sus papeles o cuadernos con figuras que responden a las imágenes que se ha for- 800 LA ESCUELA MODEHNA m a d o de los objetos vistos, o que reproduce directamente los objetos mismos si le excitan su atención. Esta manifestación del nifio, que cualquiera puede observar y que tanto molesta a sus padres, porque ignoran la psicología de la infancia, es una excelente advertencia que debemos tener e n c u e n t a los maestros, a fin de que en todo lo poBÍble reduzcamos al Dibujo, y en general a trabajo manual, todo lo que pertenece a la esfera intelectual y abstracta. Así lo h a comprendido el ilustrado maestro de Barcelona, autor del Tratado que analizamos. Empieza por el dibujo de objetos agradables, útiles y de fácil ejecución, y cuando el nifio está diestro o cuando el maestro lo cree conveniente, escribe palabras sencillas que corresponden al significado del objeto dibujado, y escribe también cifras representando el número para el cálculo aritmético, con algunas operaciones concretas de esta índole y sus signos correspondientes. De este modo el nifio capacita sus dos manos (nosotros lo hacemos así hace mucho tiempo) y despierta y educa BU inteligencia, facilitándole n a t u r a l m e n t e el ejercicio e n los principios, h a s t a que se halle en condiciones de ocuparse en trabajos más complejos y difíciles. U n a serie de ejercicios muy bien ordenados respecto de la escritura de las letras, partiendo de su sencillez y analogía, capacita al nifio para la escritura en forma vertical, clara y perfectamente enlazada, como siempre se h a recomendado. Y con este procedimiento, en el cual no se descuida la ortografía teóricopráctica, va marchando insensiblemente hasta t e r m i n a r el Método, encontrándose al fin en disposición de desempeñar con acierto una oficina de administración, contabilidad, banca, comercio, secretaría o cualquiera de las ocupaciones que existen en lo social, mucho m á s beneficiosas y económicas que una carrera de Facultad. Muchas más cosas pudiéramos decir en elogio de este excelente M é todo de escritura del Sr. Pinedo. No lo hacemos por falta de espacio en el periódico; pero, sin embargo, no hemos de terminar estas ligeras notas sin felicitar al autor cordialísimamente por su bien escrito trabajo, que r e c o m e n d a m o s con todo interés a nuestros compañeros, no por hacer una recomendación al uso para salir del paso, como suele decirse, sino porque es un deber de los m á s gratos el de hacer justicia en favor de quien la merece, el de estimular para nuevos trabajos a loa que reúnen condicionee sobrantes para ellos, y, por último, el de manifestar que, dígase lo que se quiera, existen muchos maestros en E s p a ñ a que la h o n r a n con su labor escolar dentro de las clases y con sus producciones literarias y pedagógicas fuera de la escuela. E . B. Y M. MADRID. —Imprenta de los Sucesores de Hernando, Quintana, 33.