FUNDEVI Marco Jurídico Ms.C. Roberto Guillén Pacheco. Proyecto de investigación para optar al grado de Maestría Académica en Administración Pública La vinculación remunerada de la Universidad de Costa Rica con el sector externo. Capítulo III Marco Jurídico. 2010 El objetivo de este capítulo es el análisis del entramado jurídico: constitucional, legal y reglamentario de las “actividades de vínculo remunerado con el sector externo (AVRSE)” en las universidades públicas, en particular, en la Universidad de Costa Rica –UCR-, con el fin de comprender la evolución del concepto desde la perspectiva jurídica e identificar aquellos aspectos legales que sustentan la organización y gestión actual de esta actividad. Para tales efectos, en esta investigación se delimita el periodo de estudio de la década del 90 a la primera del 2000, en el cual se ha dado la normalización del sistema. El marco legal de la vinculación remunerada ha evolucionado, de la práctica hacia formas jurídicas, a través de la concertación de ideas y esfuerzos de los diferentes actores sociales, ubicados en el Estado, las universidades y en el sector productivo, en respuesta a los avances científicos y tecnológicos, al influjo de las fuerzas económicas globales y a los modelos de desarrollo predominantes, como se ha planteado en el apartado anterior. En el periodo antes indicado, se ha perfilado una sociedad caracterizada por el uso intensivo de la información y el conocimiento, por lo que el ciclo de investigación científica, desarrollo tecnológico, transferencia y uso del conocimiento es cada vez más crítico y apremiante para los actores que conforman la sociedad actual, quienes deben atender oportunamente las necesidades y los problemas específicos que plantea el desarrollo integral. En ese marco, deben entenderse las prácticas hasta ahora utilizadas, para entrelazar los intereses y las acciones de los actores públicos y privados que conforman el entramado social. Sin embargo, la relación entre estos dos ámbitos es un aspecto que en el período antes señalado, también ha sido objeto de controversia en el país. Paradójicamente, cuanto más evidente es la necesidad de integrar los esfuerzos y acciones conjuntas de los distintos sectores sociales como elemento motor del desarrollo integral, también surgen corrientes que estigmatizan estas relaciones como riesgosas y propiciadoras de situaciones anómalas en la gestión pública, lo cual limita las pretensiones de incrementar la articulación entre agentes sociales que se ubican en el ámbito de lo público y de lo privado. En el campo del Derecho, históricamente se ha hecho una separación que delimitó los dos ámbitos. En el Derecho Público, surgen campos tales como el Derecho Constitucional y el Derecho Administrativo del Estado, mientras que en el Derecho Privado se desarrollaron aspectos como el Derecho de Familia, el Derecho Comercial y el Derecho Laboral, entre otros. Sin embargo, cabe reflexionar si esa concepción de lo público versus lo privado responde a una diferenciación artificiosa, porque la interoperabilidad entre las organizaciones públicas y privadas, para cumplir con objetivos comunes, es una realidad que además se refleja en el ordenamiento jurídico actual, por lo cual los límites entre los ámbitos son cada vez más ambiguos e imprecisos. Así, cada día es más evidente la conjunción de estos tipos de derecho en la vida cotidiana. Por ejemplo, la acción estatal reguladora se ejerce sobre las relaciones familiares privadas, cuando el Patronato Nacional sobre la Infancia desarraiga niños de sus familias 1 por tutelar su integridad personal y sus derechos ante situaciones de violencia intrafamiliar. Lo mismo se puede decir en materia de salud pública, ambiental y laboral, donde el Estado interviene en la actividad privada por diferentes vías. Por otro lado, la actividad privada asume funciones que antes eran exclusivas del aparato estatal cuando, por ejemplo, realiza inversión pública mediante mecanismos de concesión de obra pública o asume la ejecución de funciones en seguridad ciudadana, salud, educación, transporte público, etc. El Estado también fomenta prácticas en ese sentido al apoyar fórmulas como las de Responsabilidad Social, e incluso, mediante el reconocimiento de incentivos fiscales a las empresas privadas que apoyan actividades con finalidad pública. El papel de las organizaciones privadas y organizaciones civiles conocidas como “tercer sector social”, tales como asociaciones comunales, juntas de desarrollo, de educación y de salud, de organismos no gubernamentales (ONGs), fundaciones, asociaciones laborales, entre otras, representa la libre participación de las personas privadas en actividades de interés público, antes exclusivas del aparato estatal, y constituye una forma de distribución del poder de imperio de acuerdo con la pluralidad democrática que pretende nuestra sociedad, la cual es tutelada por el derecho positivo del ordenamiento jurídico actual. Este tema subyace, precisamente, en el análisis de las vías de interacción de las universidades públicas con otros actores sociales, especialmente los de carácter privado, porque en el transcurso de esta investigación se ha identificado la preocupación de las y los universitarios con respecto al sustento jurídico en el que se basa esa relación, así como la participación activa de la CGR en el tema, la cual que ha emitido varias opiniones que refuerzan la perspectiva de diferenciación de los ámbitos públicos y privados, sustentada en el tema de control y fiscalización de los fondos públicos, las cuales podrían modificar las formas como las universidades públicas han realizado la gestión de las AVRSE. Por lo anterior, en este capítulo se analiza el marco jurídico que posibilita esa relación, así como el uso de fundaciones para la gestión administrativa y financiera de los recursos provenientes de la actividad de la vinculación y sus implicaciones en los modelos de gestión de esas actividades. 3.1 La Constitución Política de la República La Constitución Política le otorgó a las universidades públicas una autonomía amplia, especial y completa que “la protege de otras instituciones, incluso del legislador” (Muñoz, 2003: 6), para cumplir a cabalidad con su competencia en cuanto al servicio público de enseñanza superior. Tienen una autonomía de tercer grado, con plena capacidad para obtener derechos y contraer obligaciones. Ésta les permite autogobernarse y autorregularse administrativa y funcionalmente, es decir, ostentar la potestad de determinar sus objetivos, definir sus competencias internas y sus reglamentos ejecutivos, organizativos y de servicio. Al respecto los artículos 84 y 85 disponen lo siguiente: Artículo 84.- La Universidad de Costa Rica es una institución de cultura superior que goza de independencia para el desempeño de sus funciones y de plena capacidad jurídica para adquirir derechos y contraer obligaciones, así como para darse su organización y gobierno propios. Las demás instituciones de educación superior universitaria del Estado tendrán la misma independencia funcional e igual capacidad jurídica que la Universidad de Costa Rica. El Estado las dotará de patrimonio propio y colaborará en su financiación. (Reforma Constitucional 5697 de 9 de junio de 1975). 2 Artículo 85.- El Estado dotará de patrimonio propio a la Universidad de Costa Rica, al Instituto Tecnológico de Costa Rica, a la Universidad Nacional y a la Universidad Estatal a Distancia y les creará rentas propias, independientemente de las originadas en estas instituciones. Además, mantendrá -con las rentas actuales y con otras que sean necesarias- un fondo especial para el financiamiento de la Educación Superior Estatal. El Banco Central de Costa Rica administrará ese fondo y, cada mes, lo pondrá en dozavos, a la orden de las citadas instituciones, según la distribución que determine el cuerpo encargado de la coordinación de la educación superior universitaria estatal. Las rentas de ese fondo especial no podrán ser abolidas ni disminuidas, si no se crean, simultáneamente, otras mejoras que las sustituyan. (Reforma Constitucional 6580 de 18 de mayo de 1981)… Por su parte, la “Ley Orgánica de la Universidad de Costa Rica” No. 362 y sus reformas, que el 26 de agosto de 1940 creó la UCR, quedó derogada por los artículos 84 y 197 de la Constitución Política de 1949, y a partir de la entrada en vigencia del Estatuto Orgánico, la Universidad se rige por éste (Oficina Jurídica UCR, Oficio OJ-1803-2004), el cual regula, de manera específica y detallada, los principios contenidos en las normas programáticas constitucionales. De tal forma, que la fuente básica de la autonomía reglamentaria es el Estatuto Orgánico. La autonomía administrativa, política, organizativa y financiera, le confiere, según la Sala Constitucional (SC) y la Procuraduría General de la República (PGR) una autonomía especial y completa, distinta del resto de los entes descentralizados, que evidencia un régimen jurídico particular, superior al de las instituciones autónomas reguladas en el artículo 188 de la Constitución Política (Sala Constitucional, dictamen SC-269-2003). Por lo tanto, para lograr sus fines y objetivos, las universidades públicas son personas con plena capacidad jurídica que asumen derechos y adquieren obligaciones mediante la firma de convenios o contratos que realicen con otras personas físicas o jurídicas. Sin embargo, este grado de autonomía universitaria en cuanto a la actividad no académica de la Institución, está condicionada por ejemplo, por el derecho común, en materia laboral y de seguridad social, ambiental y civil, el cual fue también tratado en el referido dictamen. En materia de administración y control de fondos, ha existido controversia en cuanto al alcance de la autonomía universitaria, especialmente con la Contraloría General de la República (CGR), aspecto cuyas implicaciones se tratan más adelante. La reforma de 1981 al artículo 85 de la Constitución Política habilitó jurídicamente a las universidades públicas para generar “rentas propias”, o ingresos según lo entiende la Sala Constitucional. De esa forma “reconoció expresamente la capacidad… de propiciarse de modo directo ingresos económicos con su propia actividad (Oficina Jurídica UCR. OJ1803-2004). Con esto, su actividad ordinaria educativa, investigativa y de acción social, se amplió con la posibilidad de vender el fruto de su quehacer. Más bien, como señala el voto de la Sala Constitucional referido: “… no se trata tan sólo de una facultad, sino de un verdadero deber de hacerlo (Sala Constitucional, voto # 6412-96). Además, esta reforma constitucional reconoció así una situación de hecho, ya que desde la década de los cincuentas por ejemplo, la UCR recibía ingresos adicionales a las trasferencias y obligaciones del Estado Costarricense, por cursos y colaboraciones de otras instancias nacionales e internacionales, públicas y privadas (Referencias Informes del Rector, años 1950-1960. Biblioteca de la Rectoría. UCR.). 3 3.2 Ley General de la Administración Pública En esta Ley General de la Administración Pública (LGAP), de carácter general, se encuentran dos principios que sustentan la acción conjunta entre los ámbitos de lo público y lo privado: a. Participación pública en los asuntos privados: La administración pública, bajo el concepto denominado “la actividad privada de la administración pública”, está facultada para participar en esferas privadas y competir en actividades de este tipo, como las bancarias, mercantiles o industriales, en procura el bien común. b. Participación privada en los asuntos públicos: Desde el principio de conveniencia de la acción mutua Estado-Sociedad, determinados intereses generales pueden ser encargados a los particulares, dentro de un régimen de derecho privado, con ligámenes y controles de la entidad pública. Esas actividades públicas se llevan a cabo en forma simultánea, complementaria, concertada y paralela entre entidades públicas y privadas, con fórmulas jurídicas muy diversas que difuminan la dicotomía derecho público-privado y se expresan en una pluralidad de organizaciones sociales: asociaciones, cooperativas, empresas laborales y fundaciones. Estas formas, constituyen una manera en que la sociedad recupera la posibilidad de encontrar en entidades privadas, de utilidad pública y sin fines de lucro, una vía para la realización de cometidos públicos específicos. 3.3 Ley de Promoción del Desarrollo Científico y Tecnológico En 1990, se emitió la Ley 7169 de Promoción del Desarrollo Científico y Tecnológico, cuyo objetivo general es: “…facilitar la investigación científica y tecnológica que conduzcan a un mayor avance económico y social en el marco de una estrategia de desarrollo sostenido integral.” (Ley de Promoción del Desarrollo Científico y Tecnológico No.7169, de 26 de junio de 1990, Art. 1). El antecedente inmediato que propició esta ley, fueron los resultados del proyecto PNUD COS81/T01,1 llevado a cabo a lo largo de la década de 1980, en el que, a la par de especialistas internacionales en la materia, participaron reconocidos académicos nacionales con el fin de establecer estrategias nacionales para mejorar la capacidad de desarrollar Ciencia y Tecnología. El primer poder de la República retoma los planteamientos resultantes de ese proyecto, con respecto a la necesidad social de incrementar las capacidades científicas y tecnológicas nacionales, y de promover la acción mutua Estado-Universidad-Sociedad, como un motor del desarrollo integral del país. Este enfoque condujo a establecer, con la Ley 7169, el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología (Ley de Promoción del Desarrollo Científico y Tecnológico No. 7169, del 26 de junio de 1990), cuyo fin es concertar intereses y coordinar actividades entre los actores públicos, privados y universitarios para fomentar las capacidades de generar conocimientos científicos y tecnológicos, y de transferir ágilmente esos conocimientos a los diferentes actores sociales. 1 Referencia: Dr. Gabriel Macaya Trejos. Vicerrector de Investigación UCR en ese período. No ha sido posible conseguir los documentos completos en los centros de documentación del CONICIT, MIDEPLAN, Consejo Universitario y Sistema de Bibliotecas de la UCR, solo el informe parcial No.1 PNUD COS81/T01. 4 El Legislador consideró entonces que la venta de bienes y servicios derivados del quehacer académico universitario constituye una vía para estimular el cambio y la generación de nuevos conocimientos, al disponer que: “…la posibilidad de venta de bienes y servicios, producto de la investigación y desarrollo de las instituciones públicas y de educación superior para continuar su labor investigativa, estimulará la generación de cambios y de nuevos conocimientos” (Ibid, No. 7169. Exposición de Motivos). La Sala Constitucional (Sala Constitucional Voto # 6412-96, del 26-11-1996) reafirma esta potestad de las universidades públicas de vender bienes y servicios, derivados de su quehacer académico y les recuerda que deben dedicarse a ello, no solo porque existe la posibilidad jurídica de hacerlo o por el afán de lucro, sino en respuesta a una finalidad de orden público, que es la de impulsar el progreso nacional. En la exposición de motivos de la Ley 7169 se expresa el espíritu o la “Ratio Legis” que la sustenta. El legislador, en su enfoque conceptual, destacó la importancia de la relación entre los agentes sociales que producen conocimiento y los que lo utilizan productivamente, en los siguientes términos: “En síntesis, un desarrollo armónico e integral en ciencia y tecnología, debe considerar entre otros aspectos: mecanismos de articulación de investigaciónproducción y servicios, y una vinculación amplia de la comunidad científica con la comunidad nacional, que incremente la transferencia e incorporación de conocimientos a la producción de bienes, a los servicios, y, al nivel cultural humanista y democrático del pueblo costarricense.” (Ibid). (El subrayado no es del original). Esas consideraciones, que son congruentes con las expuestas sobre la relación entre lo “público y lo privado”, dan sustento al contenido normativo específico para las AVRSE, que se tradujo en el siguiente articulado (Ley de Promoción del Desarrollo Científico y Tecnológico No.7169): «Título VI: Incentivos para facilitar el uso de los recursos del sector público en ciencia y tecnología Capítulo 1: Incentivos para la prestación de servicios en el sector público Artículo 93: Para todos los efectos legales se establecen, con carácter de ´¨ actividad ordinaria ¨´, la investigación y la prestación de servicios en ciencia y tecnología, a cargo de las entidades públicas, incluyendo las instituciones de educación superior universitaria estatal. Estas entidades, a su vez podrán vender servicios técnicos y transferencia de tecnología a terceros. Para ambos efectos, las instituciones podrán utilizar los procedimientos de contratación directa que establece la Ley de Administración Financiera de la República. Artículo 94: Las instituciones de educación superior universitaria estatal quedan habilitadas y autorizadas para la venta de bienes y servicios ligados a los proyectos de investigación, desarrollo tecnológico, consultorías y cursos especiales. Para mejorar y agilizar la venta de bienes y servicios, dichas instituciones también quedan habilitadas y autorizadas para crear fundaciones y empresas auxiliares. 5 Artículo 95: Se deberá establecer un procedimiento para que los recursos recaudados por venta de servicios sean trasladados en forma ágil y efectiva a los propios entes de investigación que los generaron, con el propósito de asegurar la disponibilidad oportuna de estos fondos y la continuidad de las actividades científicas y tecnológicas.// Cuando se trate de la venta de servicios en los centros universitarios los fondos se invertirán según el criterio de las autoridades universitarias, sin detrimento alguno de la autonomía que los caracteriza”. Un vistazo general de este apartado de la Ley 7169 permite resaltar lo siguiente: a) Es importante resaltar que el Legislador se refirió de una manera amplia a los elementos que conforman el concepto de venta de bienes y servicios científicos y tecnológicos que hoy se denomina vinculación remunerada, lo cual se resalta con el subrayado de los artículos anteriores, y en otros apartados de la Ley 7169, b) tales como: Artículo 91: “… programas de vinculación entre las universidades y las empresas de bienes y servicios establecidas en los parques tecnológicos.”. Artículo 92: “… vínculos entre sector privado y los centros universitarios de investigación que faciliten la incorporación de esas tecnologías en la producción nacional. c) También se observa el interés del Legislador de reconocer jurídicamente una situación que venía funcionado de hecho, que consistía en que las universidades públicas ya utilizaban fundaciones para mejorar y agilizar la vinculación remunerada entre los actores de los sectores público y privado: “Se colige sin mucha dificultad que el legislador lo que hizo fue recoger normativamente una situación que ya estaba dándose, habilitada por la Constitución misma [como es la venta de bienes] y la creación de fundaciones “para mejorar y agilizar” [esa actividad ordinaria]…”. (Fundaciones Universitarias. Oficios FUNDATEC-369-2007, FUNDAUNA-JA-0053-2007 y FUNDEVI634-2007). Debido a que la UCR y el ITCR, ya habían “… constituido sus fundaciones con anterioridad al 26 de junio de 1990, fecha de la Ley 7169… a la luz de las disposiciones constitucionales que regulan la plena autonomía universitaria” (Ibid). Por consiguiente, se observa que la Ley 7169 enfatiza que el fin primordial de utilizar esas figuras del derecho privado para realizar la gestión de venta de bienes y servicios académicos, es garantizar en primera instancia la eficiencia en la gestión de los recursos, permitiendo que los programas y proyectos obtengan los ingresos que le corresponden oportunamente, para cumplir con sus compromisos y, además, como un estímulo para el desarrollo de la Ciencia y Tecnología Nacional, por facilitar la continuidad (o sostenibilidad) de las actividades científicas y tecnológicas, mediante la captación de fondos adicionales. d) La Ley 7169 dicta pautas generales con respecto al manejo de los recursos provenientes de la venta de bienes y servicios. La interpretación de este punto específico es muy importante para comprender el desarrollo de los mecanismos de gestión y control de esta actividad, por lo que será abordado más adelante con mayor detenimiento. Entre otros aspectos sirve para comprender el alcance de la actuación de las fundaciones en la gestión del vínculo remunerado de las universidades. Sobre este punto, la CGR ha señalado lo siguiente: 6 “En ese orden de ideas, en el tanto FUNDATEC recaude o administre fondos públicos, deberá seguir los Lineamientos que al respecto emitan las autoridades del ITCR …” (Contraloría General de la República. Oficio 7689, 2002) “Estima este Despacho que dicha norma de rango legal (artículo 95) permite a las autoridades universitarias definir la inversión de esos recursos según su exclusivo criterio, de modo que se encuentran posibilitadas para organizarlos según lo disponen los lineamientos que el mismo ITCR dicta, claro está, siempre que se ajusten en todo momento a la consecución del fin último previsto por aquella Ley y a los límites de la razonabilidad, proporcionalidad y sana administración, así como demás principios que rigen decisiones discrecionales de la Administración Pública”. (Ibid) Si bien la primera parte del Artículo 95 se refiere en general a las instituciones públicas que prestan servicios científicos y tecnológicos, para el caso de las universidades públicas se infiere que el Legislador establece condiciones para que el ligamen entre las universidades y las fundaciones, funcione en beneficio del interés público e institucional. En ese sentido, del Artículo 95, se colige lo siguiente: − Las universidades deben establecer un procedimiento para que los recursos recaudados, por venta de bienes y servicios, sean trasladados en forma ágil y efectiva a los entes de investigación que los generaron (institutos, centros, programas, laboratorios, fincas experimentales escuelas, facultades). − Las universidades y las fundaciones deben asegurar que los entes indicados dispongan oportunamente de los fondos que generen, para cumplir adecuadamente con los compromisos asumidos en la venta de los servicios. − Las universidades deben utilizar los ingresos adicionales para asegurar la continuidad (sostenibilidad) de las actividades científicas y tecnológicas, en esos entes de investigación. Como ya se dijo, el análisis que se hace de estos artículos de la Ley 7169, ayuda a comprender los alcances de las actividades de vinculación remunerada y también, el papel de las fundaciones en la gestión financiera y administrativa de ellas. 3.4 Ley de Fundaciones No. 5338 La Ley de Fundaciones No.5338, forma parte de este marco jurídico, en virtud de la utilización por las universidades públicas de esta figura jurídica, como mecanismo para agilizar sus actividades de vinculación remunerada. La Ley de Fundaciones es una norma de carácter general según la Sala Primera (Sentencia No. 130) y su fundamento constitucional es el derecho genérico de asociación, para fines lícitos, que tienen todos los ciudadanos de asociarse. La libertad de asociación está reconocida por los tratados internacionales y constituye un instrumento importante para que la sociedad civil se organice y el ciudadano participe en actividades licitas de su interés, no lucrativas. 7 Esta libertad se expresa de varias formas organizativas que constituyen una persona moral o jurídica permanente, con características, obligaciones y derechos propios distintos al de sus integrantes; tal es el caso de las fundaciones. Su naturaleza se describe en los artículos 1 y 7 de esta Ley: “Artículo 1. – Reconoce su personería jurídica propia a las fundaciones, como entes privados de utilidad pública, que se establezcan sin fines de lucro y con el objeto de realizar o ayudar a realizar, mediante el destino de un patrimonio actividades educativas, benéficas, artísticas o literarias, científicas, y en general todas aquellas que signifiquen bienestar social. Artículo 7. – Las fundaciones no tienen finalidades comerciales. Sin embargo, podrán realizar operaciones de esa índole para aumentar su patrimonio, pero los ingresos que obtengan deberán destinarlos exclusivamente a la realización de sus propios objetivos.” La Procuraduría General de la República se refiere a estos entes jurídicos, como: “En su definición legal, las fundaciones son personas jurídicas privadas, de utilidad pública, sin ánimo de lucro, que se establecen para realizar o ayudar a realizar actividades de bienestar social” (Procuraduría General de la República. Dictamen C-210-2001, del 30-07-2001). El concepto de “utilidad pública”, según la Sala Constitucional se refiere a: “Todo aquello que interese, afecte o beneficie a la Comunidad-interés colectivo- o al común de los ciudadanos –interés difuso- (Sala Constitucional Voto 2004, del 12-03-2003.). En el oficio antes citado, la Procuraduría acota que, si bien la jurisprudencia judicial y administrativa reconoce que la actividad de estos entes privados reviste utilidad pública, estos no ejercen función administrativa del Estado por lo que están fuera de la estructura de la Administración Pública. “no es posible incluir dentro de la Administración Pública, a estos entes privados de interés pública, en tanto no ejercen función administrativa” (PGR. Dictamen C-210, cita Opinión Jurídica OJ-064-96, Votos de la Sala Constitucional N. 05597-2000, 00216-91, 1804-91, 2083-95 y 3865-95, entre otros). En el artículo 18 de la Ley 5338, se abre en general, la posibilidad de que las instituciones públicas puedan establecer lazos financieros con estas entidades para actuar como complemento del ente público en el logro de determinados objetivos: “Artículo 18. – Para que las fundaciones puedan recibir de las instituciones públicas donaciones, subvenciones, transferencias de bienes muebles o inmuebles o cualquier aporte económico que les permita complementar la realización de sus objetivos, deberán cumplir con los siguientes requisitos: Tener como mínimo un año de constituidas Haber estado activas desde su constitución, calidad que adquieren con la ejecución de por lo menos, un proyecto al año Tener al día el registro de su personalidad y personería jurídicas 8 Contar, cuando corresponda, con el visto bueno escrito de la Contraloría General de la República, donde se muestre que las donaciones y transferencias recibidas fueron ejecutadas y liquidadas según los fines previstos y de conformidad con los principios de la sana administración.” Sin embargo, la CGR señala que no cabe interpretar este artículo 18 como una autorización general para que las instituciones públicas les efectúen transferencias sin contraprestación o libre de obligaciones, pues para ello deben contar con una ley que los autorice expresamente (Contraloría General de la República. Oficio 1784 del 13-12-2005 (DAGJ-3743-2005). En el plano del control interno, el artículo 15 de la Ley de Fundaciones establece que la CGR es el órgano encargado de la fiscalización facultativa (ex post) de su funcionamiento, “por todos los medios que desee y cuando lo juzgue conveniente.”, por lo que las fundaciones remiten los informes financiero-contables anuales debidamente auditados. Si este órgano detecta irregularidades, debe denunciarlas a la PGR, y esta plantea, si fuera procedente, las acciones correspondientes en los Tribunales de Justicia. La CGR no puede imponer unilateralmente criterios a las fundaciones, porque son entes de derecho privado, sujetos jurídicamente solo a la Constitución y a la Ley. 3.5 Marco Reglamentario de la Universidad de Costa Rica Las universidades públicas han realizado esfuerzos con el fin de incorporar en su ordenamiento interno el tema de la regulación de las AVRSE, en virtud de su especial autonomía y de acuerdo con los resultados obtenidos en su práctica. En el caso de la Universidad de Costa Rica, que es el foco de interés de este estudio, se describe el marco reglamentario interno, que sustenta y regula el desarrollo de las AVRSE y la relación con la Fundación de la Universidad de Costa Rica para la Investigación (FUNDEVI) como ente de gestión de estas actividades. a) El Estatuto Orgánico de la Universidad de Costa Rica En el Estatuto Orgánico de la UCR de 1971, si bien no se establece una regulación específica de las AVRSE, en el capítulo acerca de la Hacienda Universitaria dispone que, entre sus fuentes de ingresos, están: “b) La renta de la explotación de sus activos c) El producto de las ventas de activos y servicios” (UCR. Consejo Universitario. Estatuto Orgánico, Artículo 214. Incisos b y c.) b) Lineamientos y resoluciones de las Autoridades Superiores Universitarias A inicios de la década de 1990, a raíz de una serie de inquietudes planteadas por autoridades, funcionarios y órganos de control, se manifestó la necesidad de establecer políticas claras y coherentes que definieran el alcance y regularan las AVRSE. Entonces, se hicieron consultas a la Oficina Jurídica, a la Oficina de Contraloría Universitaria (OCU) y a la comunidad académica y de las recomendaciones obtenidas surgieron propuestas que fueron estudiadas y analizadas en el seno del Consejo Universitario, el que estableció una primera Comisión Especializada para que realizara un estudio a profundidad sobre este asunto. Desde esa época a la fecha, el tema ha sido objeto de estudio y resoluciones por parte del Consejo Universitario. En febrero de 1993, se encargó a la Comisión de Administración y Presupuesto, la preparación de un dictamen al respecto (Ibid, Sesión 3990-05). En noviembre de 1993 (Ibid, Sesión 3919) se nombró una Comisión Institucional, con representantes de las Vicerrectorías de Investigación y de Acción Social y de las unidades con más experiencia 9 en vinculación con los sectores productivos, para que estudiara y analizara el dictamen elaborado por la Comisión de Administración y Presupuesto y toda la documentación correspondiente a esa fecha. En diciembre de 1993 se definieron políticas generales y específicas sobre el tema (Consejo Universitario. Sesión 4000-07). En 1995, el Consejo de Rectoría siguió una serie de recomendaciones emitidas por la OCU y la CGR sobre la vinculación remunerada y emitió la resolución # R-928-95 (UCR. Consejo de Rectoría. Resolución No.R-928-95), con el fin de regular las relaciones formales entre la UCR y las entidades de derecho privado en general y, en particular, con las fundaciones surgidas al tenor de la Ley 7169. Estas normas guiaron el accionar institucional sobre el tema hasta inicios del 2000. En mayo de 1997, el Consejo Universitario hizo un replanteamiento general de las políticas universitarias (Ibid, Sesión 4264-03 del 21-05-1997) sobre el tema y se emitieron lineamientos (Ibid, artículos11.10, 11.11, 11.12) sobre los mecanismos de administración de los fondos provenientes de las AVRSE. En ellos se acordó que la UCR solo operaría por medio de FUNDEVI, por lo cual, a partir de esa fecha, es la única fundación de apoyo que reconoce la Universidad, ya que a ese momento habían 12 fundaciones establecidas en diferentes campos académicos. En 1998, el Consejo Universitario aprobó los “Lineamientos para la Vinculación Remunerada de la Universidad de Costa Rica con el Sector Externo” (aprobados en Sesión en 4384-07), los cuales fueron revisados posteriormente, en marzo del 2000. Este proceso constituyó un esfuerzo institucional que permitió “… ordenar, delimitar y sistematizar la vinculación remunerada…” (Consejo Universitario, OPES-7/2004), con base en la propuesta de la Comisión Institucional. Hasta la fecha, es la principal normativa institucional que regula la materia, por lo que es conveniente detenerse en su análisis. En ese sentido, seguidamente se resumen tanto, los motivos y principios que guiaron su elaboración, como los lineamientos que encausaron la prestación a las AVRSE en la Universidad de Costa Rica: − Motivos: En un contexto de aceleradas transformaciones y cambios profundos, la UCR reafirma su papel en la Sociedad Costarricense, en su función académica y como instancia que contribuye activamente con los cambios en el desarrollo del país. La dinámica de ese proceso, requiere mejorar la infraestructura institucional, los mecanismos administrativos y los procesos académicos, para difundir y potenciar las fortalezas con que cuenta, responder con responsabilidad y rapidez a las demandas y necesidades específicas, detectar otras y ofrecer los recursos universitarios con mayor agilidad y efectividad. Es necesario un sistema que incluya los mecanismos de orientación y control académico y administrativo para que las AVRSE, que se han dado en forma creciente, se canalicen uniformemente en la Institución, y se ofrezcan armoniosamente a la Sociedad. Bajo esta perspectiva, la definición de pautas organizativas – políticas y lineamientos- es necesaria para ordenar y estimularlas de manera coherente y responsablemente, sin distorsionar los fines y la naturaleza de la Institución. − Principios: Las AVRSE deben respetar los fines, propósitos, políticas y principios generales de la UCR, enriquecer las labores universitarias sustantivas, respetar la autonomía, y en su ejecución debe prevalecer la solidaridad académica, involucrar a las unidades operativas y a las vicerrectorías y utilizar los mecanismos administrativos y de control de la Universidad, o los de FUNDEVI, aunque sujetos a la fiscalización de la Universidad de Costa Rica. 10 − Lineamientos generales: Las AVRSE se consideran sustanciales y derivadas de las actividades sustantivas de docencia, investigación y acción social y debe darse un equilibrio entre el impacto social, financiero y el desarrollo académico. Es una relación de doble vía, que acerca a la UCR con las necesidades de la Sociedad y retroalimenta a la academia y apoya, mediante la contraprestación económica de los usuarios, el desarrollo de las capacidades científicotecnológicas de los entes ejecutores. También posibilita el financiamiento de otros proyectos académicos, que no cuentan con recursos o posibilidades de vinculación remunerada, como expresión de solidaridad académica y equilibrio entre las áreas. Los procedimientos requieren ser congruentes con las necesidades y particularidades de estas actividades y tutelar los derechos de propiedad intelectual. Las unidades operativas son las que ejecutan los programas o proyectos de vínculo remunerado, los que están en permanente evaluación, auditoria y control. Estos lineamientos generales y los mecanismos operativos que establece, plantean un procedimiento general a seguir para formular programas o proyectos de vínculo remunerado, que define las principales responsabilidades de los participantes y los mecanismos de administración de los fondos generados. Se presenta un extracto de ellos: a) Las unidades operativas académicas de la Universidad son las que generan las AVRSE y las responsables de ejecutarlas a cabalidad, siguiendo la normativa institucional. Las vicerrectorías académicas apoyan este proceso, verifican la pertinencia académica, social y financiera e inscriben los programas o proyectos de vínculo remunerado y aprueba sus presupuestos según su ámbito de competencia. b. La unidad operativa puede utilizar los mecanismos de gestión administrativa y financiera internos de la UCR o los de FUNDEVI, según escoja. c. En cuanto a los mecanismos internos, la Oficina de Administración Financiera (OAF) implementó tres modos de administración financiera para el manejo diferenciado de estos recursos: d. − Empresas Auxiliares: Para los ingresos captados por actividades que generen recursos originados en la venta de bienes y servicios, por parte de las unidades operativas. − Fondos Restringidos: Para los ingresos provenientes de fuentes externas en calidad de aporte, donación o préstamo para realizar proyectos específicos sujetos a limitaciones o restricciones en su uso, de acuerdo con lo establecido en convenios, leyes o contratos. − Cursos Especiales: Para los ingresos provenientes de cursos de capacitación, educación continua y programas de maestría autofinanciadas. De los ingresos de las AVRSE se destina un 15% para reconocer los gastos indirectos de la UCR (quien a su vez lo distribuye en un 10% para el Fondo de Desarrollo Institucional, 3% para la unidad operativa ejecutora de las AVRSE y 2% para el decanato respectivo), un 5% para compensar el mecanismo de gestión utilizado y el 80% para que el programa o proyecto cumpla con su compromisos de vinculación. 11 e. a) Las autoridades académicas de las unidades operativas son las responsables de aprobar y controlar la buena marcha de las AVRSE y el cumplimiento de los principios y lineamientos universitarios al respecto. Las autoridades institucionales deben dar seguimiento y control en el desarrollo e impacto de estas actividades. Normativa institucional conexa En materia relacionada con la regulación de las AVRSE, se debe considerar como parte integral de ésta, la normativa institucional que abarca aspectos específicos sobre la organización y el uso de los recursos que se utilizan en su prestación: − En materia de procedimientos operativos: El “Reglamento para la Administración del Fondo de Desarrollo Institucional” (FDI) y el “Documento aclaratorio a la comunidad universitaria sobre los alcances de este Reglamento” (Consejo Universitario. Sesión extraordinaria 4729), tipifican el concepto de ingresos provenientes de las AVRSE y desglosa el 15% de ellos que le corresponde a la UCR y establecen las pautas relacionadas con los procedimientos de administración, uso y distribución del FDI. − Sobre materia salarial y pago de honorarios por servicios profesionales: En las “Regulaciones del Régimen Salarial Académico de la Universidad de Costa Rica”, se norma sobre los complementos salariales (Ibid, Sesión 3748, 1991), las “Normas para la asignación de complementos salariales a funcionarios universitarios con fondos extrauniversitarios” (Sesión 4422, 2002) y las “Normas que Regulan el Régimen de Dedicación Exclusiva en la UCR (Sesión 4706, 2002) ; establecen la relación de este régimen con las AVRSE. En cuanto al pago por servicios profesionales, el Consejo Universitario emitió una serie de parámetros a tener en cuenta en su justa y adecuada retribución, en función de la realidad universitaria (Sesión 4901, 2004). − Regulaciones específicas en el campo académico: Las “Normas para la Investigación en la Universidad de Costa Rica” (Sesión 2403, 1977), precisan acerca de la organización y responsabilidad de las unidades de investigación, en materia de vínculo remunerado. 3.6 Acta Constitutiva y Reglamento de la Fundación de la Universidad de Costa Rica para la Investigación (FUNDEVI). La posibilidad de utilizar fundaciones para la gestión administrativa y financiera de las AVRSE, se encuentra fundamentada en el Artículo 94 de la Ley 7169 ya mencionada y en el numeral 4 de los lineamientos universitarios antes descritos. Es por eso que este apartado hace una revisión de la Fundación de la Universidad de Costa Rica, creada para tal propósito. FUNDEVI fue inscrita en el Registro Público de la Propiedad, en 1988. Nació a la vida jurídica como ente privado y de utilidad pública, según la Ley de Fundaciones y fue constituida personalmente por el entonces rector, Dr. Fernando Durán Ayanegui, aunque, como lo comenta el Director de la Oficina Jurídica (OJ) “con conocimiento y consentimiento de la propia Universidad de Costa Rica” (OJ-480, 2003). En la cláusula cuarta del Acta Constitutiva de FUNDEVI (Reforma aprobada en Sesión de Junta Administrativa de FUNDEVI No.195, 2006) y en el Artículo 2 de su Reglamento, se indica que la finalidad de la Fundación es apoyar a la Universidad de Costa Rica en “promover el desarrollo de la investigación y sus actividades asociadas”. 12 El régimen jurídico de FUNDEVI pertenece al derecho privado, se rige por el principio constitucional de “Autonomía de la Voluntad” que establece que las acciones privadas que no dañen la moral o el orden públicos, o que no perjudiquen a tercero, están fuera de la acción de la ley, es decir, puede hacer todo aquello que no esté prohibido por las leyes. Eso significa que tiene la autonomía plena de cualquier ente y jurídicamente debe sujetarse solo a la Ley y a la Constitución Política, por lo que: “FUNDEVI, como sujeto de derecho privado, se constituye en sí mismo en un centro de imputaciones normativas, es decir puede contraer derechos y obligaciones individualmente, tiene libertad contractual, titularidad propia y exclusiva sobre sus bienes, debe ser responsable de sus actos ante terceros, y, aunque su giro de actividad y fines no son de carácter lucrativo, puede comprar, vender, hipotecar, pignorar, arrendar y en cualquier forma poseer y disponer de toda clase de bienes muebles e inmuebles,…”(Muñoz,2003). El tema cobró relevancia debido a que la CGR emitió un dictamen, que planteó la tesis acerca de su naturaleza como “fundaciones de iniciativa pública” (Contraloría General de la República. Oficios Nos. 17084 2005, 5404 ,2006 y 4934, 2007) lo cual, según el órgano contralor, conduce a que estas deban cumplir con una normativa diferente a la aplicada hasta el momento para la fiscalización del manejo de fondos públicos (Campos, Salas, Chacón, Romero. Fundaciones Universitarias. Oficios FUNDATEC-369-2007, FUNDAUNA-JA-0053-2007 y FUNDEVI-634-2007). Estas consideraciones fueron objetadas por las fundaciones universitarias y recientemente, esa instancia contralora revisó su criterio al respecto, como se verá más adelante en este Capítulo (CGR. Oficio No.08350, 2008). 3.7 Convenio de Cooperación UCR-FUNDEVI La relación entre los dos entes, uno de derecho público y otro de derecho privado, está regulada mediante un convenio de cooperación quinquenal, conforme con la normativa universitaria en la materia, (Consejo Universitario, sesión 4586,2000 y cuyo objetivo es “establecer el marco jurídico” (Convenio de Cooperación entre la UCR y FUNDEVI,2005) que, entre otros aspectos, permite definir la naturaleza de esa relación, las obligaciones que asumen las partes y las condiciones para lograr complementarse una con la otra, con el fin de lograr el objetivo común, respetándose las autonomías de cada cual y el régimen de derecho por el que operan. Lo anterior, en el caso de la UCR por el ejercicio de una potestad expresa del ordenamiento jurídico y en el de la Fundación, por el cumplimiento de su voluntad constitutiva. En la cláusula tercera del Convenio de Cooperación se establece el significado de esa relación para la UCR. La Universidad, en virtud de su plena capacidad jurídica (Estatuto Orgánico, UCR, Art.2) por medio de la Rectoría, que es la autoridad institucional competente (Ibid, art.37-40) para firmar los convenios universitarios (Consejo Universitario, sesión 4586) declara a FUNDEVI como su única fundación de apoyo institucional; además le define el papel de ser el mecanismo idóneo para llevar a cabo la gestión de las AVRSE. En la cláusula octava, la UCR declara de interés institucional todas sus relaciones con la Fundación, y la faculta para llevar a cabo la gestión administrativa de los programas y proyectos de AVRSE, previamente aprobados por las vicerrectorías académicas correspondientes. Esa gestión se define como el manejo financiero de los ingresos y gestiones administrativas y legales que se requieren para hacer más ágiles y efectivas esas actividades. 13 El compromiso que FUNDEVI adquiere consiste en realizar esas tareas con responsabilidad, según los principios de la sana administración, transparencia y rendición de cuentas, y se obliga a seguir el conjunto de la normativa universitaria en la materia respectiva. También a trasladar ágilmente todo tipo de bienes muebles e inmuebles que se adquieran como parte de las actividades de vinculación remunerada. Para realizar esas tareas, la UCR otorga varios tipos de autorizaciones específicas a la Fundación y se establecen los requisitos previos para cada caso: − El permiso para el uso de vehículos institucionales al personal de los proyectos pagado por medio de FUNDEVI. − Delegar en FUNDEVI la administración de bienes institucionales que le generen ingresos adicionales, reconociendo el costo de esa labor. − La autorización a FUNDEVI para firmar acuerdos con terceros y hacer las gestiones para el adecuado desarrollo logístico de los programas y proyectos. − La autorización para posponer el traspaso de vehículos que se adquieran con los fondos de las AVRSE hasta el término de la vigencia del proyecto. También se prevén ciertas situaciones, a la luz de la experiencia, para minimizar posibles discrepancias de interpretación legal, por ejemplo: − La UCR puede suscribir compromisos contractuales con terceros y designar a FUNDEVI como gestora de los fondos: para ello, ésta debe comparecer como parte del contrato. Estos casos se presentan usualmente cuando la UCR firma acuerdos de prestación de servicios con otras instituciones del sector público costarricense, los cuales se han acogido a las excepciones que brinda la Ley de Contratación Administrativa y su Reglamento (Asamblea Legislativa. Ley de Contratación Administrativa No.7494, del 24-04-1995. Reforma por Ley 8511 del 16-05-2006. Artículo 2. Excepciones, Inciso C), que les permite la contratación directa, independientemente de la cuantía, entre instituciones públicas. Dependiendo del monto, esos contratos deben ir a refrendo contralor. En estos casos, FUNDEVI puede ser designada como gestora de los fondos, pero debe quedar expresamente indicado en el convenio respectivo. Situación similar se presenta con algunos entes extranjeros, tales como universidades, organismos internacionales o agencias de cooperación internacional. − Los ingresos que entren en las arcas de la Universidad podrán ser gestionados por FUNDEVI, bajo ciertas condiciones específicas: De acuerdo con los lineamientos universitarios (Consejo Universitario, aprobados en Sesión 4384-07, modificados en Sesión 4511) y la cláusula ocho del Convenio de Cooperación UCRFUNDEVI, la Fundación puede administrar fondos provenientes de la AVRSE que fueron ingresados en las arcas Universitarias, mediante justificación razonada por la vicerrectoría correspondiente. Además la UCR, por medio de las vicerrectorías académicas y FUNDEVI, se comprometen a elaborar los respectivos manuales de procedimientos administrativos y financieros y su adecuada difusión hacia los usuarios universitarios y externos. Otro aspecto que la OCU (OCU-R-139-2003) cuestionó, fue si el convenio de cooperación UCR-FUNDEVI firmado en el 2005, debía ser refrendado por la CGR, al igual que se hizo con el primero, del 6 de agosto de 1991. Sin embargo, la propia CGR emitió el 14 decreto ejecutivo R-CO-13-2009 (La Gaceta, 2009) que reforma el Reglamento de Refrendos, en el cual se aclaró que este tipo de acuerdos de colaboración no requieren de esa autorización de la Contraloría. 3.8 Ligamen UCR-FUNDEVI Las características especiales de la relación entre la UCR y FUNDEVI, la cual “…trata de una actividad privada, en relación con una entidad pública.” (Muñoz, 2003:14) se entiende como una relación de medio a fin entre ambas instancias. A esto se refiere el Consejo Universitario, cuando indica lo siguiente acerca del papel de FUNDEVI: “…ente creado para coadyuvar a la Universidad de Costa Rica, en el ejercicio que el constituyente le encargó, puesto que los fondos que FUNDEVI administra corresponden a los distintos proyectos que hayan sido autorizados por las respectivas vicerrectorías de la Universidad, estableciendo una vinculación hacia el cumplimiento de los fines públicos universitarios que en última instancia, son su razón de ser OCU-R-063-2002.” (El subrayado es nuestro) (Consejo Universitario, Sesión extraordinaria 4729, art. 2, 2002). En ese sentido, la Oficina Jurídica de la UCR (OJ) ha emitido varios pronunciamientos en los que se refiere a la relación funcional UCR-FUNDEVI, los cuales señalan que, en uno de sus ámbitos de acción, la Fundación actúa como mecanismo especial o instrumento de la UCR y desempeña el papel de entidad gestora o intermediaria utilizado por ella para mejorar y agilizar la venta de sus bienes y servicios, como lo dice la Ley 7169. Lo explica de la siguiente manera: “FUNDEVI puede actuar no solo como un simple administrador financiero, sino que puede ser un verdadero intermediario, es decir, su misión no puede quedar limitada a administrar finanzas… significa que actúa … como un órgano gestor – con amplia capacidad de gestión- que vincula a la Universidad de Costa Rica con el sector externo… [ella] es la que, en forma directa o ...indirecta (a través de FUNDEVI), realiza la venta de bienes y servicios… se utiliza a la Fundación como gestor o intermediario…” (OJ-1055-2003) Además señala la OJ que FUNDEVI, en el otro ámbito de acción, actúa también como ente de derecho privado, aunque estrechamente vinculado con la UCR, para el logro de sus fines, por lo que el papel de la Fundación no queda restringido exclusivamente a su función instrumental: “Tal dimensión no agota su existencia. FUNDEVI posee otra dimensión como ente con vida propia, separado e independiente de la [UCR], aunque -desde luegoestrechamente vinculado a ella. En esta otra dimensión, FUNDEVI está constituida como un ente de derecho privado, que puede entrar en relaciones contractuales con el sector externo y también con la propia [UCR], siempre que se enmarquen dentro de las actividades comprendidas en su objeto fundacional, conforme lo dispuesto por la Ley de Fundaciones...”.( OJ-1510-2003) Sin embargo, también aclara que el ligamen entre la UCR y FUNDEVI no es orgánico, ya que no tienen relación de jerarquía ni de dirección, como lo expresa la OJ: 15 “… a pesar de que la naturaleza de los fines que persigue le otorga una condición sui generis, esto no la convierte en un órgano dependiente de la Universidad de Costa Rica.” (OJ-1490-2007) Al respecto, el Dr. Hugo Alfonso Muñoz señala que: “…en su organización y financiamiento existen ligámenes jurídicos y fácticos… Ese lazo nominal genera una identificación psicológica, sociológica e intelectual” (Muñoz, 2003). Por lo anterior, se puede señalar que FUNDEVI, en cuanto a sus fines: “no existe sino al servicio de la Universidad. No hay nada que se encuentre al margen de esta única finalidad” (OIJ-1341-2004) Esto significa que tampoco es un “tercero”, ente ajeno o persona jurídica extraña a la UCR, ni “separada de modo radical de ella” (Ibid), pues en un ámbito actúa a nombre de ella y en el otro, aún en sus actividades particulares, les unen sus fines comunes y FUNDEVI no puede, por disposición estatutaria propia, apartarse de ellos. También cabe resaltar el comentario del Dr. Luis Baudrit, Director de la OJ, sobre el significado de la Fundación para la UCR, relacionado con algunos cuestionamientos, usuales en los ámbitos interno y externo de la comunidad universitaria, en lo concerniente con su papel: “FUNDEVI se utiliza –no para encubrir, desviar u ocultar nada- sino para obtener una agilidad que el sistema institucional burocrático es incapaz de proporcionar. Este es el espíritu de la Ley 7169 que inspiró la creación de la Fundación”. (Ibid). El ligamen entre la UCR y FUNDEVI se manifiesta en las actividades que ésta puede realizar en apoyo de la primera, las cuales se detallan en el Acta Constitutiva y en el Reglamento que habilitan a la Fundación para realizar todo tipo de actividades genéricas, de carácter instrumental, tendentes en alcanzar su finalidad, así como un conjunto de actos concretos o específicos para hacerlas operativas, tales como: a. Generar convenios y acuerdos con entes públicos o privados, nacionales o internacionales, para generar recursos financieros a la UCR. b. Ofrecer al sector público y privado los frutos del quehacer académico de la UCR para aprovechar mejor sus recursos. c. Difundir los resultados de las VRSE, como alternativa para la solución de los problemas nacionales. d. Ofrecer los servicios técnicos que los académicos y las unidades operativas requieren para ejecutar sus programas o proyectos de vinculación remunerada. e. Efectuar actividades comerciales lícitas, investigación, desarrollo, asesorías, consultorías, difusión, comunicación y transferencia de conocimientos. f. Realizar transacciones como: comprar, vender, hipotecar, pignorar, arrendar y poseer bienes muebles e inmuebles, derechos reales y personales, y títulos valores. 16 En otro orden de asuntos, en cuanto a la titularidad de la constitución de FUNDEVI, aspecto que fue objeto de análisis por parte de la Comisión de Administración y Presupuesto del CU, a raíz de un informe de la OCU en el cual señala lo siguiente: “… la limitación que tiene la Universidad para fortalecer la dirección y control sobre la Fundación, debido a que con la situación actual, ni siquiera se le reconoce como fundadora” (OCU-R-B9-2003) Por lo que la recomendación fue la siguiente: “… 3. En caso de seguir operando con entes privados de apoyo para parte de las actividades institucionales, debe considerarse la necesidad de solicitar a la Administración el inicio de un proceso de traslado de acciones que hoy, la Universidad de Costa Rica, lleva por medio de la Fundación, hacia un ente privado creado por la Universidad, a la luz de la Ley No.7169, buscando en lo posible, fortalecer la participación de los Órganos Universitarios en la dirección y control del nuevo ente…”. (Ibid) Sin embargo, la CGR se pronunció al respecto y aclaró que al tenor de lo dispuesto en la Ley 7169, la UCR puede crear o utilizar las fundaciones que ella decida: “…No obstante, lo anterior no impide que las Fundaciones que fueron constituidas con anterioridad a la entrada en vigencia de esa última ley (No.7169), puedan ser elegidas por las Universidades para mejorar y agilizar la venta de aquellos productos…Los Centros Estatales de Educación Superior, resulta admisible, a su vez, que en lugar de crear una fundación, esos Centros resuelven manejar dicha venta con fundaciones ya constituidas, en orden al principio jurídico de que quien puede lo más, puede lo menos”. (El subrayado es nuestro) (Contraloría General de la República, Oficio 17084, 2005). A pesar de que no existe una relación orgánica entre la UCR y FUNDEVI, la normativa universitaria, por una parte, y el acta constitutiva por otra, crean un conjunto de mecanismos de acción conjunta que entrelazan a la Universidad y a la Fundación, entre los cuales están: a) El objeto: Como se explicó anteriormente, a pesar de que FUNDEVI como entidad privada puede realizar en principio cualquier tipo de actividad lícita, los fines y objetivos constitutivos son congruentes con los de la UCR, de manera que su objeto es el apoyo en la consecución del logro de los fines y propósitos universitarios. Su utilidad pública radica en que actúa como un ente instrumental y operativo de la UCR para el mejoramiento y agilización de las AVRSE. b) El órgano jerárquico de FUNDEVI: Este vínculo refuerza la relación política, ya que en este ámbito se utiliza una fórmula que liga a quienes ejercen los puestos de vicerrectores académicos, con quienes desempeñan las tareas de dirección en el máximo órgano jerárquico de FUNDEVI, que es la Junta Administradora (Reglamento FUNDEVI, Cap. V) compuesta por cinco miembros directores. Los cargos de presidente, secretario y tesorero, son ocupados -mientras duren en el ejercicio- por los vicerrectores académicos de la UCR: Investigación, Docencia y Acción Social. Los puestos de vocales están a cargo de los representantes de la Municipalidad de Montes de Oca y del Poder Ejecutivo. La OCU (OCU-R-139-2003) calificó inicialmente como una extralimitación del Acta Constitutiva de FUNDEVI, imponer a funcionarios públicos competencias y atribuciones que no les corresponden. Al respecto se ha argumentado que los vicerrectores actúan en la Junta Administrativa de FUNDEVI en representación de los intereses de la 17 Universidad (VI-OV-5011-780, 2002), en vista de la naturaleza de la relación especial entre la UCR y FUNDEVI; y se cita el Artículo 49, Inciso l9, del Estatuto Orgánico de la UCR, el cual establece que los vicerrectores pueden asumir las tareas que se les asigne por mandato del estatuto, por reglamento o por encomienda del Rector. c) Fiscalización: La fiscalización de la UCR sobre FUNDEVI está reconocida en su normativa estatutaria y en su Reglamento, y se da en dos niveles: − Asamblea General: La Fundación definió que cuenta con una Asamblea General (Acta Constitutiva, cap. IV y VII), la cual constituye uno de sus órganos de administración, conformada por quienes ostentan en la UCR puestos de decano coordinador, más dos representantes de las seis áreas académicas, y el Consejo de Rectoría de la UCR. Se reúne ordinariamente en marzo de cada año, mediante convocatoria pública, con el fin de servir de foro de discusión y de guía académica y administrativa, conocer los informes de labores y los estados financieros anuales, así como los informes de la auditoría externa y de la Fiscalía, discutir y recomendar los planes de trabajo que presenta la Junta Administrativa, aprobar el nombramiento de la Fiscalía y proponer las políticas de desarrollo y los mejores mecanismos para su funcionamiento. − Fiscalía: Constituye otro de los órganos de administración, (Reglamento FUNDEVI. Cap. IV de la Administración. Art. 7) creado por vía del reglamento, como un órgano colegiado por tres académicos de la UCR, al menos dos de las áreas del derecho y de las ciencias económicas, nombrados durante cuatro años en un período diferente al de elección del Rector, escogidos por concurso a lo interno de la UCR, propuestos por la Junta Directiva y aprobados por la Asamblea General. Emite informes anuales sobre el accionar administrativo-financiero de la Fundación. − Control: A pesar de que la OCU carece de competencias para intervenir en FUNDEVI, actúa fiscalizando la manera como la UCR recibe los ingresos que provienen de la Fundación, especialmente lo correspondiente al FDI y llevando a cabo auditorías de las AVRSE en las unidades operativas, para verificar el cumplimiento de la normativa universitaria aplicable en ese ámbito. Para ello, desde el 2003, la Junta Administrativa de la Fundación (FUNDEVI. Junta Administrativa. Plan Estratégico. Marzo 2003) emitió una política de transparencia y de rendición de cuentas hacia la comunidad universitaria y de apertura de bases de datos y archivos a la OCU. d) Programa de Fomento del Vinculo Remunerado (PROFOVIR): En el 2006, el Consejo de Rectoría de la UCR avaló un mecanismo de coordinación que integra y articula los esfuerzos y potencia la sinergia de las instancias universitarias relacionadas con la gestión del vínculo remunerado con el sector externo, para fomentar y divulgar esta actividad en la comunidad universitaria, así como, mejorar los procedimientos de gestión, dentro de los fines y principios universitarios. Está conformado por las siguientes instancias: 1. Vicerrectoría de Acción Social: Sección de Extensión Docente y Educación Continua 2. Vicerrectoría de Investigación: Dirección de Gestión de la Investigación, Unidad de Promoción, Unidad de Gestión y Transferencia del Conocimiento para la Innovación (PROINNOVA). 3. Oficina de Asuntos Internacionales y Cooperación Externa (OAICE) 4. Oficina de Administración Financiera (OAF): Unidad de Vínculo Externo 5. Fundación de la Universidad de Costa Rica para la Investigación (FUNDEVI) 18 Un ejemplo de la labor de este Programa, es la elaboración del Manual de Buenas Prácticas del Vínculo Remunerado (PROFOVIR, 2006) que procura orientar el desarrollo de esta actividad de forma congruente con los fines y los medios universitarios. Es importante también destacar la estabilidad de esos vínculos entre la UCR y FUNDEVI, establecidos en los estatutos de la Fundación, ya que solo se pueden modificar esos aspectos si son previamente conocidos y aprobados por la totalidad de los miembros de la Junta Administrativa, en sesión ordinaria o por solicitud de la Asamblea General, y que no se contrapongan con los fines establecidos en el Acta Constitutiva (Reglamento FUNDEVI, cap.11, art.30). Además, estos deben inscribirse en el Registro Público, previa verificación de requisitos legales por parte del registrador. Cualquier cambio de fondo tiene que ser realizado por intermedio de la acción de un juez civil (FUNDEVI. Acta Constitutiva. 1-03-1988. Cláusula Cuarta). En torno a la potestad de la Universidad de controlar o girar órdenes o directrices a FUNDEVI, según criterio de la OJ (OJ-1490-2007), aunque hay interés universitario presente, no existe una relación de control financiero contable entre ambas entidades, solamente lo relacionado con el traspaso oportuno de los ingresos asignados al Fondo de Desarrollo Institucional, según su reglamento (Consejo Universitario, Sesión 4726, 2002) específico. Es conveniente indicar que la Administración Universitaria definió períodos trimestrales para realizar el traslado de esos fondos recaudados por FUNDEVI a las arcas universitarias (OAF-3919, 2002). 3.9 Controversia Jurídica sobre el uso de Fundaciones para la Gestión de las AVRSE Desde los años 90, en el país se han realizado esfuerzos progresivos para fortalecer el sistema de control de los recursos del sector público, con el fin de minimizar la corrupción, considerada como uno de los grandes factores limitantes del desarrollo social, económico y democrático de los países. El ordenamiento jurídico, que constituye el régimen que regula los aspectos administrativo-financieros en los sujetos de derecho público y privado que manejan fondos públicos, está conformado por leyes de carácter general como la Ley de Contratación Administrativa y su Reglamento y la Ley de Administración Financiera y Presupuestos Públicos, mientras que en materia de control de la Hacienda Pública están la Ley de Control Interno, la Ley Orgánica de la Contraloría General de la República y la Ley Contra la Corrupción y el Enriquecimiento Ilícito. También constituyen fuentes de ese ordenamiento la jurisprudencia de la Sala Constitucional (SC), los pronunciamientos de la Contraloría General de la República (CGR) y de la Procuraduría General de la República (PGR). Así, una de las consecuencias de este proceso ha sido un mayor grado de complejidad en la gestión de las instituciones públicas, en sus estructuras y procesos de trabajo y una cultura organizacional más adversa al riesgo, en un ámbito restringido para la toma de decisiones discrecionales; por lo que el sector público se caracteriza por su poca agilidad y flexibilidad para responder a las demandas crecientes de los ciudadanos, en un entorno paradójicamente más dinámico y cambiante. Asimismo, como ya se dijo, en ese período también se ha incrementado la demanda social para que las universidades compartan oportunamente el conocimiento que se adopta, se adapta y se genera en ellas, con los actores sociales que lo requieren para su desarrollo al integrarse nuestro país en la economía globalizada basada en el conocimiento, como principal factor de producción. Esto, aunado a la situación del financiamiento del sector público y en particular de las universidades, propulsó la venta de servicios científicos y tecnológicos o, como hoy se denomina, vinculación remunerada. 19 En la práctica, ambas exigencias sociales plantean objetivos que pueden parecer contradictorios entre sí, porque el principal requisito para que la vinculación remunerada se lleve a cabo, y cada vez con mayor intensidad, es que se realice de manera ágil, eficaz y flexible, por lo cual su gestión requiere realizarse con esquemas gerenciales más propios del ámbito empresarial privado que del ámbito institucional público, pues generalmente se considera que los procedimientos del sector público limitan la capacidad de respuesta de las universidades públicas ante la sociedad. De esta manera, para enfrentar los retos que plantea la articulación de la universidad con los sectores sociales, las instituciones universitarias desarrollaron varios mecanismos para la gestión de los fondos provenientes de las AVRSE, tanto a lo interno de sus propias estructuras administrativas, como utilizando entes externos en la figura de fundaciones, para “enfrentar en mejor forma la gestión de la transferencia al medio externo” (Consejo Nacional de Rectores, 2004) lo cual ha sido una práctica en las universidades hispanoamericanas en el período mencionado. Estas estructuras internas y externas han llegado a formar parte del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, formalizado con la Ley 1769 en 1991. Por ejemplo, en el Proyecto Estrategia Siglo XXI se les reconoce como elementos significativos del Subsistema de Intermediación, el cual consiste en: “El conjunto de actividades que toman el conocimiento científico y tecnológico disponible y lo procesan para adaptarlo a la solución de problemas concretos o necesidades específicas de los otros componentes del Sistema de Ciencia y Tecnología…” (Macaya, Cruz, 2006). En el caso de la UCR, aunque sus estructuras internas realizan actualmente gran parte de las tareas de gestión de las AVRSE y ahora cuentan con un mayor margen de flexibilidad administrativa, su desempeño sigue condicionado por el marco normativo del manejo de fondos públicos, propio de las instancias estatales, que las hace poco ágiles y flexibles. En cuanto a las estructuras externas, las principales universidades públicas desde la década de 1980, han constituido fundaciones: la Fundación de la Universidad de Costa Rica para la Investigación (FUNDEVI), la Fundación de la Universidad Nacional (FUNDAUNA),2 y la Fundación del Instituto Tecnológico de Costa Rica (FUNDATEC), las cuales en conjunto administran al 2010, más de $20 millones anuales de ingresos provenientes de las AVRSE. En el 2006 se constituyó la Fundación para la Promoción de la Educación a Distancia (FUNDEPREDI) de la Universidad Estatal a Distancia. Estas fundaciones han sido utilizadas para facilitar las AVRSE, en respuesta a las demandas sociales por el conocimiento desarrollado en las universidades públicas, como una alternativa viable para hacerles frente a las limitaciones que en ese sentido impone en las universidades estatales el tradicional modelo burocrático del Sector Público, así como los procedimientos y mecanismos de control que rigen el manejo financiero de la Hacienda Pública, establecidos en el marco regulador antes señalado. Sin embargo, la práctica de utilizar fundaciones, causa recelo en los ámbitos de fiscalización, por los riesgos de control que entrañan. 2 La UNA contó inicialmente con la Fundación para la Promoción de las Artes y las Ciencias, desde 1989FUNA. Sin embargo, por desacuerdos internos, en el 2002 las autoridades de la UNA derogaron el convenio de cooperación y constituyeron la FUNDAUNA para los mismos efectos. 20 Desde ese contexto, se han presentado tesis divergentes sobre el contenido del concepto de las AVRSE, la naturaleza de fondos que se gestionan y custodian en las fundaciones (si constituyen fondos públicos o no, o en cuál fase del proceso lo son) y el alcance de su papel en la gestión de esos fondos, principalmente entre esas instancias y los entes operadores de la fiscalización y del control interno: la Contraloría General de la República (CGR) y las oficinas contraloras de las Universidades Públicas. Es importante ahondar en los criterios que sustentan ambas tesis contrapuestas, pues de la interpretación del marco jurídico ya expuesto y del tipo de fondos que se manejan, depende la concepción que se tenga de los mecanismos de gestión y de control de esos recursos, y por lo tanto influyen en el modelo de la vinculación remunerada que las universidades públicas utilizan. El análisis de esos enfoques se ha elaborado con base en los documentos emitidos por las partes en los últimos años. Por un lado, la CGR ha emitido varias circulares al respecto, las cuales han sido rebatidas por un grupo de juristas de las fundaciones y de las universidades. A continuación, se hace un análisis comparativo de los dos enfoques, con el fin de contribuir a la discusión sobre este asunto, en el que todavía existen discrepancias conceptuales y normativas. 3.9.1 Discrepancias sobre el alcance de las fundaciones en la gestión de las AVRSE a) Habilitación de las universidades públicas para vender bienes y servicios Las discrepancias se inician con el fundamento que da origen a las AVRSE, en cuanto a la habilitación que tienen las universidades públicas para vender bienes y servicios. Con respecto a este tema, la CGR argumenta que la autorización legal únicamente se encuentra en la primera parte del artículo 94 de la Ley 7169, que dice: “Las instituciones de educación superior universitaria estatal quedan habilitadas para la venta de bienes y servicios ligados a los proyectos de investigación, desarrollo tecnológico, consultarías y cursos especiales”. La argumentación contraria plantea que las universidades públicas tienen esa potestad, otorgada constitucionalmente, y que la Sala Constitucional, al analizar las autorizaciones y habilitaciones contenidas en la Ley 7169, así lo reconoció cuando señaló que esta Ley tan solo reafirma ese hecho: “Lleva razón la Procuraduría General de la República (y lo reiteran las entidades interesadas) cuando sostiene que la ley 7169 en realidad no viene a innovar el ordenamiento, creando una facultad que no existía antes o que estaba vedada, en lo que toca a la posibilidad jurídica de que las universidades pueden vender bienes y servicios..... así como la ley 7169, no crea o inventa que las universidades vendan bienes o servicios, esta facultad ciertamente no se agota tampoco en esa ley, que viene así a constituirse en una más de las múltiples y variadas sanciones que tanto la Constitución como la Ley brindan a la Administración Pública.” (Sala Constitucional, voto # 6412-96. El subrayado no es del original). b) Habilitación a las universidades públicas para crear o utilizar entes jurídicos en el derecho privado 21 En cuanto a este tema, la CGR, si bien considera a las fundaciones universitarias como “Mecanismos autorizados específicamente para coadyuvar el fortalecimiento del Patrimonio Universitario” (CGR. Oficio 11487-200), ve en el alcance de esa utilización por parte de las universidades públicas un aspecto controversial. Para la CGR (Oficio 01027), la norma que habilita a la Universidad para crear o utilizar fundaciones es la Ley 7169. Se apoya en la opinión de la Procuraduría General de la República (PGR, No. C-210, 2001) sobre la facultad de las Instituciones Públicas para crear otros entes, la cual indica que, para poder hacer esto, la Administración Pública requiere de disposiciones expresas de orden legal. En este caso particular la PGR y la CGR consideran que el artículo 94 constituye la habilitación expresa que la Ley 7169 les da a las Universidades Públicas para crear entes jurídicos de derecho privado –fundaciones- con el fin específico de mejorar y agilizar la vinculación remunerada, lo cual es de interés público. La CGR se ha referido a esta habilitación especial en varios momentos. En oficio dirigido a la Universidad Nacional (UNA), indica que encontró un elemento normativo que mitiga la prohibición general para que las instituciones públicas creen fundaciones: “…Un ejemplo de una habilitación legal como la descrita, se encuentra contemplada en la Ley No. 7169… aspecto aceptado por la propia Sala Constitucional” (Ibid, Oficio 01027, 2002). Sin embargo, a pesar de lo anterior, la CGR también ha planteado su preocupación por el uso creciente de figuras jurídicas por parte de las entidades públicas para que realicen acciones del ente, que no consideran complementarias sino paralelas: “Como ya se indicó, se buscaba canalizar los recursos necesarios de una forma, ágil y oportuna… pero que bien deja entrever un fenómeno nada reciente y muy generalizado en la Administración Pública al constituir Fundaciones y que no es otra cosa que el concepto de Administración Paralela.” (Ibid, Memoria anual, 2002) En ese texto, se evidencia, no sólo la preocupación del órgano contralor ante este asunto, sino que además toma posición respecto a él. La CGR ha valorado negativamente el uso de estas figuras, al calificarlas como resultado de una mala práctica jurídica y legislativa, (nótese que califica la Ley de Fundaciones como una ley “defectuosa”) cuya finalidad es duplicar las funciones del aparato público y cuyo resultado es una administración pública más caótica: “No obstante, en la misma medida en que se promueven iniciativas para reorganizar la Administración Pública, a partir de principios de razonabilidad, eficiencia, economía y eficacia, entre otros, por otra parte continúa la aprobación de leyes que crean, por ejemplo, órganos desconcentrados con personalidad jurídica instrumental -Autorizados a su vez para administrar integralmente su patrimonio por medio de contratos de fideicomiso- y las fundaciones de iniciativa pública sujetas exclusivamente a las disposiciones de una defectuosa Ley de Fundaciones (…). En síntesis, a partir del caso en comentario, y sin perjuicio de los otros que es posible enunciar, la Contraloría General de la República reitera la necesidad de reflexionar sobre la conveniencia de promover formas de organización para la gestión de fondos y actividades públicas, que se aparten de la correcta técnica jurídica y que conducen a la configuración de una Administración Pública cada vez más compleja y desarticulada” (Ibid, El subrayado no es del original). 22 El planteamiento de la CGR, hecho desde una visión positivista denominada “de la fuga del derecho público hacia el derecho privado”, refleja el temor de que instituciones públicas, como las universidades, utilicen estructuras autónomas para ejecutar actos jurídicos al margen de los controles impuestos por el régimen de derecho público, con la economía procesal que implica pero con el riesgo asociado que conlleva, por considerar que se facilitan posibles actos de corrupción. Al respecto, la tesis opuesta plantea que si bien la Ley 7169 contiene una autorización expresa al respecto, no es la única norma habilitadora, pues la propia Constitución Política y la Ley de Fundaciones le otorgan plena capacidad jurídica a las universidades para hacerlo. En cuanto a la preocupación de la CGR por el uso de figuras jurídicas por parte de las entidades públicas, recuerda que el legislador, en la Ley 7169, comprende que la naturaleza económica de la vinculación remunerada la sujeta al comportamiento propio de la dinámica del mercado, aún con sus imperfecciones; y que ese vínculo se vería limitado por el manejo burocrático institucional, propio del derecho público, lo cual se convertiría en una barrera en lugar de un incentivo para promover el desarrollo científico y tecnológico nacional. Lo anterior resulta crucial debido a que las instituciones públicas encargadas de la prestación correspondiente adquieren la obligación de garantizar el cumplimento, cabal y oportuno, de los compromisos establecidos en esa relación, los cuales se materializan a través de convenios o contratos que generan obligaciones y responsabilidades pecuniarias y civiles entre las partes. Por lo que dicho cumplimiento requiere de la toma ágil y oportuna de decisiones, que en el marco del contexto del Derecho Público tradicional resulta impensable debido al alto nivel de rigidez y lentitud del proceso decisorio. Por esa circunstancia, el Legislador consideró que se puede facilitar la agilidad y eficacia de la gestión administrativa financiera de las AVRSE, por medio de mecanismos tales como las fundaciones. Este reconocimiento se encuentra bajo el Título VI, “Incentivos para facilitar el uso de los Recursos del Sector Público en Ciencia y Tecnología”, en el Capítulo I denominado “Incentivos para la Prestación de Servicios en el Sector Público”, que contempla los referidos artículos 93, 94 y 95, lo cual aclara la intención de legislar en concordancia con esos postulados y los principios de conveniencia de la acción mutua Estado-Sociedad. De tal manera que esa autorización, aunque no es la única, constituye una fórmula que incentiva y fomenta el desarrollo de la ciencia y la tecnología nacional. Es decir, la Ley 7169 de Promoción del Desarrollo Científico y Tecnológico, refuerza que las Universidades Públicas realicen las AVRSE utilizando medios alternativos como las fundaciones, lo cual constituye por sí mismo un incentivo que el Legislador estableció para que los procedimientos propios del Sector Público no obstaculicen el dinamismo que requiere la vinculación remunerada, por lo que: “… El reconocimiento de esas particularidades llevó el legislador a positivisar el criterio reseñado en la Ley 7169 que habilita a las universidades públicas a utilizar fundaciones, “para mejorar y agilizar” la venta de bienes y servicios, como incentivo para facilitar el uso de los recursos del sector público en Ciencia y Tecnología.” (Oficio FUNDATEC 369-2007, FUNDAUNA-JA-053-2007 y FUNDEVI-634-2007, del 27-06-07). En suma, de acuerdo con el criterio de los juristas universitarios mencionados, se infiere que el propósito de crear o utilizar estos mecanismos por parte del legislador es: “… actuar como brazos operativos de las universidades, facilitando la gestión de fondos provenientes del vínculo externo… [que] por su naturaleza no admiten 23 dilación de tiempo en aspectos burocráticos, so pena de significar el fracaso de las mismas… Requieren por lo tanto, para su acatamiento oportuno de la toma ágil de decisiones, sobre todo en lo relacionado con adquisición de bienes y servicios, que bajo el esquema de la contratación administrativa ordinaria hacían imposible los fines perseguidos y en consecuencia llevarían a las Fundaciones Universitarias y eventualmente a las Universidades Públicas a incurrir en responsabilidad por incumplimiento contractual…” (Ibid). c) Alcance del concepto de ventas de bienes y servicios científicos y tecnológicos El contenido de este concepto es importante desde el punto de vista jurídico, porque la interpretación de la normativa que regula esa actividad (artículos 93, 94 y 95 de la Ley 7169) puede hacerse desde una óptica restrictiva, o desde una de carácter amplio que considere su evolución conforme se han fortalecido, tanto la relación universidad-sector externo como el contexto normativo del ordenamiento jurídico. Al respecto, la CGR ha planteado una interpretación taxativa del concepto cuando señala que la venta de bienes y servicios solo se refiere a aquellos estipulados literalmente en la segunda parte del artículo 94 mencionado. “En el caso concreto, la ley No. 7169… Esta autorización legal opera única y exclusivamente en torno a los fondos y productos (sean bienes muebles, patentes, derechos, etc.)- ligados a los proyectos de investigación, desarrollo tecnológico, consultorías y cursos especiales y no abarca lo producido por otras actividades ordinarias de aquellos centros de estudios superiores” (CGR, Oficio 7689 del 8-072002). Por otra parte, la CGR también ha planteado – con algunas variaciones en sus criterios-una interpretación restrictiva del término “venta de servicios”, limitándolo a la etapa de mercadeo de bienes y servicios científicos y tecnológicos, y no al proceso completo de la actividad (desde su concepción, contratación, financiamiento, desarrollo, entrega y reinversión) por lo que el ámbito de acción de las fundaciones no implica los aspectos administrativos y financieros involucrados en la producción o desarrollo del bien o servicio: “De este modo, la venta (no la producción) de bienes y servicios… ligados a los proyectos de investigación, desarrollo tecnológico, consultorías y cursos especiales, es la que puede ser administrada por FUNDATEC” (Ibid) La Oficina de Contraloría Universitaria (OCU) de la UCR se refiere a esta interpretación, cuando analiza varias de las tesis que se han planteado acerca del ámbito en el cual “…la Universidad se puede apoyar en [la fundación]”, lo que para ella “… es justamente lo que ha generado dudas y diversas interpretaciones”; comentando que, si bien esa lectura de la CGR tiene la ventaja de ser una interpretación literal de los artículos 94 y 95 de la Ley 7169, tiene la desventaja de que es restrictiva y limita la flexibilidad que pretende esta Ley (OCU-R-139-2003). Las consideraciones de la CGR también se rebaten cuando se considera que el concepto de venta de bienes y servicios científicos y tecnológicos, utilizado en la Ley 7169, se ha ido transformando conforme ha evolucionado en los últimos 20 años. Actualmente, desde mediados de la década de 1990, se utiliza en su lugar el término de “vinculación remunerada con el sector externo” para referirse a las múltiples modalidades que asume la relación contractual entre la universidad y los actores sociales en el proceso de generación y transferencia del conocimiento. 24 Cabe acotar que, tanto en el articulado de la Ley 7169 como en otras leyes, el legislador hace referencia a ese concepto de vinculación de múltiples formas. Por ejemplo, el Contrato Ley #7099, del Préstamo para el Desarrollo de la Ciencia y Tecnología, conocido como “BID 1”, lo menciona en la descripción de sus objetivos como: “El propósito fundamental del Programa de Ciencia y Tecnología es contribuir al desarrollo científico de Costa Rica mediante el fortalecimiento de las principales instituciones dedicadas a la investigación Científica y Tecnológica y a las actividades de extensión que vinculan a los centros generadores de conocimientos y técnicas con los usuarios.”( Ley 7099 Contrato de Préstamo # 544/OC-CR) (El subrayado no es del original) Mientras tanto, en la evaluación final del Programa se señala lo siguiente: … Se ha mejorado la vinculación entre el sector nacional que genera conocimientos y el sector que los utiliza. Sin embargo, esta vinculación es todavía débil.”(BID- Informe de terminación de Proyecto (PCR) (El subrayado no es del original). Por otro lado, también la Ley 8262 de Fortalecimiento de las Pequeñas y Medianas Empresas, del 2002, lo menciona de la siguiente manera: “ El MEIC, de conformidad con los artículos 5.-6.- y 11 de la Ley de promoción del desarrollo científico y tecnológico No.7169, de 26 de junio de 1990, procurará la creación de centros tecnológicos de apoyo a las PYMES mediante el establecimiento de una red de cooperación entre las universidades ...........Además promoverá la vinculación academia – empresa, procurando la colaboración de las universidades......en la formulación de programas educativos, consultorías y asesorías dirigidas a fortalecer la productividad y la competitividad de los PYMES. Con este fin las universidades y los institutos técnicos y tecnológicos procurarán revisar, actualizar y orientar su oferta de servicios a fin de que esta responda a las necesidades del sector…”. (Ley 8262 Ley de Fortalecimiento de las Pequeñas y Medianas Empresas). De todo lo anterior se desprende que el Legislador comprendió la diversidad de posibilidades de las relaciones entre la Universidad y la Sociedad - o “sectores externos” como se denomina al interior de la Universidad - por lo que utilizó, en la Ley 7169 y en otras, un concepto amplio y genérico (CGR 7689,2002) para referirse a lo que hoy se denomina vinculación remunerada. Los contenidos de este concepto los encontramos en Ley 7169 en algunos términos, tales como venta de servicios científicos y tecnológicos, articulación y cooperación entre generadores y usuarios del conocimiento. Además, en ella se utilizaron ejemplos de las posibles modalidades para llevarlos a cabo: redes de colaboración, programas de transferencia de tecnología, programas educativos, centros tecnológicos, actividades de extensión, venta de bienes y servicios técnico científicos, desarrollo tecnológico, consultorías, cursos especiales, análisis físicos, químicos y biológicos, de metrología y de calidad. De lo que se infiere que el Legislador conceptualizó de manera amplia el término y sus contenidos y no planteó una lista taxativa que se agota en sí misma. En ese sentido, los juristas mencionados consideran que la interpretación de la Ley7169 debe hacerse de manera integral y no literal, para comprender los alcances del concepto de vinculación remunerada, expresándose en los siguientes términos: 25 “… la norma ideal debe interpretarse no solamente en su sentido literal, sino, necesariamente, en relación con el contexto jurídico aplicable, sus antecedentes históricos y legislativos, y la realidad social del tiempo en que ha de ser aplicada. Como corolario evidente, la citada actividad de transferencia… nunca podrá contenerse en una regulación de numerus clausus, o reglarse con todo detalle, sin desnaturalizarla; impidiendo –contrario sensu-, el cumplimiento del fin público que persigue la citada norma ideal… Tal y como ocurre frecuentemente en cuanto a la vigencia de las normas jurídicas y como fenómeno que no resulta ajeno al jurista en su labor hermenéutica, la especie fáctica descrita y consagrada por la norma ideal contenida por los citados numerales 93, 94 y 95 de la Ley 7169 resulta totalmente rebasada en sus previsiones de literalidad, por la misma situación de hecho que regula, toda vez que se refiere a la venta de bienes y servicios… entrañan una gran diversidad y complejidad de actividades… Una interpretación que se atenga al espíritu y finalidad de ella, buscando la “RATIO LEGIS” así lo comprenderá.” (Campos, Chacón, Zúñiga, Romero. Fundaciones Universitarias. Oficios FUNDATEC-369-2007, FUNDAUNA-JA-0053-2007 y FUNDEVI-634-2007). En lo que concuerdan ambos enfoques es en que debe precisarse el contenido de las actividades de vinculación remunerada, para no confundirlas con las funciones sustantivas de la Universidad y de esa manera mantener el ámbito de acción de las fundaciones en relación con la gestión de las AVRSE. La CGR aborda ese punto remitiendo al estudio elaborado por el Lic. Murillo Arias en relación con el papel de FUNDATEC, en el que indica que el ITCR no le puede trasladar ninguna función que sea de su exclusiva competencia, salvo que la Ley lo haya autorizado a hacerlo, debido a que la Fundación no puede ser “… involucrable en cualquier tipo de finalidad. No puede asumir cursos formales universitarios o parauniversitarios, ni puede servir simplemente para evadir la normativa administrativa-financiera que alcanza al ITCR respecto de sus programas formativos” (CGR. Oficio 7689, 2002). Igualmente, le señala a la Universidad Estatal a Distancia (UNED) que “No puede entonces la UNED por esa vía delegar, trasladar o contratar por medio de la Fundación proyectos o programas que deba desarrollar o ejecutar la propia Universidad, sea porque así se lo exigen sus estatutos o porque así se ha convenido con otros entes públicos” (Oficio DAJ-2405,1996). Sin embargo, la misma CGR manifiesta en otro oficio, en este caso dirigido al Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR), que a quien le corresponde definir el contenido de ese concepto es a las propias universidades: “De ahí que los bienes y servicios cuya venta puede ser mejorada y agilizada por la FUNDATEC, son aquellos derivados de la investigación, desarrollo, consultoría y cursos especiales, actividades cuyo contenido ha de ser definido por el ITCR dentro de los parámetros normativos existente, y siempre acorde con la lógica, la razonabilidad y el objeto de cumplir el espíritu de la Ley. “ (CGR-7589, del 2002. El subrayado no es del original). 26 d) Regulación de las AVRSE La CGR argumenta que, si bien la Ley 7169 autorizó la constitución de fundaciones por parte de los centros de educación superior, se debe tener en cuenta que: “Lo anterior siempre y cuando se respeten las restricciones dispuestas por la Ley No. 7169, así como los Lineamientos Internos que al respecto emitan los Centros de Educación” (CGR. Oficio 17084). El argumento contrario plantea que, de acuerdo con la LGAP, los intereses generales encargados a los particulares dentro de un régimen de derecho privado deben tener ligámenes y controles de la entidad pública correspondiente, en este caso la universidad respectiva. La Ley 7169 reconoce la plena capacidad jurídica de las universidades para organizar y normar las AVRSE y, ni en ella ni en su Reglamento se evidencia un afán regulador adicional, supra o extra universitario por parte del legislador. Por lo tanto, el régimen jurídico aplicable a las fundaciones es el contenido en las leyes que las crearon o los ordenamientos especiales que la regulan, es decir, la Ley de Fundaciones y la Ley 7169, artículos 93, 94 y 95, que más que una autorización para utilizar fundaciones y establecer restricciones a su ámbito de acción, constituye una reafirmación de la potestad universitaria para utilizarlas y regular las AVRSE. Lo que el Legislador establece en el Artículo 95 son “parámetros normativos” para encauzar la gestión de los fondos de las AVRSE, como condiciones básicas para que estas se lleven a cabo en beneficio del interés público e institucional. Se infiere la potestad reglamentaria de las universidades en esta materia y le encomienda elaborar los procedimientos necesarios para asegurar que los recursos captados se utilicen para cumplir con las prestaciones establecidas, y para garantizar la continuidad y el fomento de las actividades científicas y tecnológicas, así como, reconoce que la inversión de los recursos debe hacerse por parte de las autoridades académicas correspondientes, en virtud de la autonomía universitaria. Todo lo cual se encuentra regulado por las disposiciones reglamentarias universitarias y por el convenio de cooperación entre ambos entes, descritos en este Capítulo. 27