La Unión Europea ya tiene su Carta de Derechos Fundamentales

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18 CIENCIAS SOCIALES
BOLETÍN FUNDACIÓN BBVA N.º 21 - I/2010
La Unión Europea ya tiene su Carta de
Derechos Fundamentales del siglo xxi
Un estudio pionero de la Fundación BBVA analiza artículo por artículo el texto
que recoge el conjunto de los derechos civiles, políticos, económicos y sociales
de los ciudadanos europeos, que entró en vigor el pasado 1 de enero. Incluye
aspectos novedosos como la genética, los derechos del menor, la dependencia
L
a Unión Europea está compuesta
por 27 países en los que viven
498 millones de ciudadanos que
comparten la posibilidad de vivir, trabajar
y circular libremente en un territorio de
cuatro millones de kilómetros cuadrados,
cuando no una misma moneda.
En este gigante que constituye la tercera
potencia en población mundial tras China
y la India, el 21% de las mujeres y el 18%
de los hombres sufren alguna enfermedad crónica, el 56% de sus habitantes se
conecta al menos una vez a la semana a
Internet y nacen, cada día, 14.751 niños,
cuyas madres sufren un desfase retributivo del 15% respecto a sus colegas varones. Y, sin embargo, la Unión Europea
carecía de un texto específico que proclamase derechos fundamentales esenciales
en cualquier Estado democrático como el
de la protección a la salud, la intimidad,
la conciliación de la vida familiar y laboral
o la no discriminación por razón de sexo.
Hasta ahora, porque el pasado 1 de enero
entró en vigor la Carta de los Derechos
Fundamentales de la Unión Europea,
simultáneamente al Tratado de Lisboa.
La Carta consta de 54 artículos que proclaman derechos relativos a la dignidad,
las libertades, la igualdad, la solidaridad,
la ciudadanía y la justicia. Se trata de una
síntesis de derechos dispersos en diferentes tratados internacionales que, gracias
a la Carta, ahora se incorporan a una disposición comunitaria del máximo rango,
lo que clarificará –aportando mayor transparencia– el marco jurídico de la protección judicial, pues hasta ahora el Tribunal
de Justicia de las Comunidades Europeas
aplicaba los derechos fundamentales como
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principios generales del Derecho, a falta
de un texto específico. Así lo pone de
manifiesto su preámbulo, al declarar que
el objetivo de la Carta es «reforzar la protección de los derechos fundamentales a
tenor de la evolución de la sociedad, del
progreso social y de los avances científicos y tecnológicos».
La Carta refleja una concepción
moderna de los derechos
humanos que tiene en
cuenta los nuevos retos
que afrontan las sociedades democráticas
avanzadas. Así, por
ejemplo, proscribe
la discriminación por
razones de sexo,
ideología y religión, pero también
por las «características genéticas»
(artículo 21). Al
proclamar la igualdad entre hombres y
mujeres, alude específicamente a la retribución y admite medidas de discriminación
positiva a favor del sexo menos representado (artículo 23). Considera un derecho
fundamental que la opinión de los menores sea «tenida en cuenta en relación con
los asuntos que les afecten, en función de
su edad y madurez» (artículo 24). Incluye
las ayudas a la «dependencia» entre los
derechos de máxima protección (artículo
34) y señala el «desarrollo sostenible» y la
«protección del medio ambiente» como
objetivos esenciales de las políticas de la
Unión (artículo 37). El permiso parental (y
no solo maternal) por nacimiento de hijo
HELENA ZAPKE
o la protección del medio ambiente.
queda elevado a la categoría de derecho
fundamental, inserto en la necesidad de
«conciliar vida familiar y profesional»
(artículo 33). Por estos motivos, el texto se
puede considerar la Carta de los Derechos
Fundamentales del siglo xxi.
Por otra parte, la autoridad de la Carta es
tal que tanto el Tribunal de Justicia de las
Comunidades Europeas como el propio
Tribunal Constitucional llevan citándola
desde su proclamación en el año 2000, y
pese a no a haber entrado en vigor por las
incidencias que han retrasado la entrada
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BOLETÍN FUNDACIÓN BBVA N.º 21 - I/2010
en vigor del Tratado de Lisboa hasta el
pasado 1 de enero.
Estudio a fondo, referencia
imprescindible
Una novedad legislativa de tal calado e
impacto precisa de un estudio a fondo
que desentrañe el sentido y alcance de
los derechos recogidos en ella. Este
es el objetivo de Carta de los Derechos
Fundamentales de la Unión Europea.
Comentario artículo por artículo, una obra
dirigida por Araceli Mangas, catedrática
de Derecho Internacional Público y Rela­
ciones Internacionales de la Universidad
de Salamanca, y publicada por el sello editorial de la Fundación BBVA.
La obra aborda un estudio en profundidad de cada artículo, una metodología
poco habitual en España. «No es una
mera exégesis. Se ha hecho el análisis del
origen de cada precepto, su relación con
otros preceptos del derecho de la Unión
Europea y con el propio derecho derivado
que lo haya desarrollado o con la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión
o del Tribunal Europeo de Derechos
Humanos. Aporta, pues, un visión sistemática o de contexto de cada precepto»,
explica la profesora Mangas.
La importancia de la Carta radica en que
«es una síntesis de todos los derechos
humanos, que incluye derechos de primera, segunda, tercera y hasta de cuarta
CIENCIAS SOCIALES
generación; no crea derecho nuevo –en
general– sino que es una obra de revelación de derechos existentes. Pero nos
permite ver el fresco o panorama de los
límites de la acción de las Instituciones
de la Unión y de nuestros Estados miembros. El Convenio Europeo de Derechos
Humanos solo contiene, aunque expresados de forma extensa, derechos de la
primera generación (civiles y políticos). Y
los convenios elaborados en el marco de
la Organización Internacional del Trabajo,
que se refieren a la segunda generación
de derechos, son muy monográficos y
con umbrales de protección muy bajos»,
explica Mangas.
La relación de derechos fundamentales
que proclama la Carta, añade la catedrática de Salamanca, «es algo más amplia
y más moderna por razón del momento
de su elaboración. Por ejemplo, en materia de derechos humanos y biomedicina,
derechos especiales de las personas
mayores y de las personas con discapacidad, derecho al medio ambiente, los derechos de ciudadanía, derecho de acceso
a los documentos, derecho a una buena
administración… Se le acumula más trabajo al Tribunal Constitucional pues tiene
otro instrumento más de interpretación».
La Carta no obliga a los Estados miembros a adoptar nuevas leyes, pues su
misión es obligar a las instituciones europeas, estatales, autonómicas y locales a
respetar los derechos humanos cuando
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aplican el Derecho comunitario. Esto no
limita su alcance por tres motivos. En primer lugar porque, señala Araceli Mangas,
«en la práctica es difícil hacer esa división
y los litigantes en España invocan la Carta
para toda la actuación del Estado y los
jueces suelen ser permeables a la Carta».
En segundo término, porque el artículo
10.2 de la Constitución Española obliga
a «interpretar las normas relativas a los
derechos fundamentales y a las libertades» de conformidad con los tratados
internacionales ratificados por España, y
la Carta goza de esta naturaleza.
Además, la Carta dará más protagonismo
al Tribunal de Justicia de las Comunidades
Europeas en la solución de litigios en
materias sociales o de protección del
consumidor (inmigración, protección
de datos, derechos de los trabajadores,
protección social de las personas dependientes…) «en la medida en que –señala
Mangas– su jurisprudencia marca la
actuación de decenas de miles de tribunales en los Estados miembros», que
imprimirán un efecto multiplicador a la
penetración de sus disposiciones en toda
la Unión.
La obra Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Comentario artículo
por artículo está disponible íntegramente
(dividida por capítulos y en formato pdf,
para facilitar su descarga) en el apartado
de Publicaciones de la página web de la
Fundación BBVA (www.fbbva.es).
EXPERTA INTERNACIONALMENTE RECONOCIDA
Araceli Mangas.
Araceli Mangas es catedrática de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales
de la Universidad de Salamanca, donde dirige el Departamento de Derecho Público. La
Comisión Europea le concedió en 1999 una Cátedra Jean Monet de Derecho Comunitario
con carácter personal y permanente (Cátedra Jean Monet ad personam). Fue Miembro del
Comité de 7 Personalidades («Comité de Sabios») para asesorar a la Comisión Europea
en relación con la Conferencia Intergubernamental de 1996 para la reforma del Tratado de
Maastricht. También fue representante de España (Facultades de Derecho) en el Comité
de Formación de Magistrados y Profesiones Jurídicas de la Unión Europea y fue Miembro
del Curatorio de la Academia de Derecho Europeo de Trier (Treveris, Alemania). De 1989
a 2007 ha sido codirectora de la Revista de Derecho Comunitario Europeo, editada por el
Centro de Estudios Políticos y Constitucionales de la Presidencia del Gobierno. También
desde 2003 es directora de la Revista General de Derecho Europeo, edición electrónica de
iustel.com.
Es miembro del Consejo Científico del Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos, del Consejo Asesor de Gaceta
Jurídica de la CE, del Consejo Asesor de la Revista Española de Derecho Internacional, del Spanish Yearbook of International Law, de la
Columbia Journal of European Law y de la Revista de Derecho de la Unión Europea. Autora de varios libros y de unos ciento cincuenta
artículos publicados en revistas especializadas de Derecho Internacional y de Derecho Comunitario y en libros colectivos.
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