AÑO 2005 GUÍA PEDAGÓGICA EDUCACIÓN PARA L A P A Z G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 GUÍA PEDAGÓGICA DE EDUCACIÓN PARA LA P A Z Y L O S D E R E C H O S H U M A N O S 2005 Material Didáctico recomendado para trabajar en valores y derechos humanos con alumnos de 4ªESO, 1ª y 2ª de Bachiller Autor: Fernando Pedro Pérez Autor: Fernando Pedro Pérez. Diseño y maquetación: Cristina Ruiz Urionabarrenetxea Colaboradores: Ane Barrenetxea, Zuleidy Hernández, Jon Duñabeitia. Depósito legal: BI-1169/05 EDITA: Asociación para la Defensa de la Dignidad Humana. (ADDH) ADDH ASOCIACIÓN PARA LA DEFENSA DE LA DIGNIDAD HUMANA 2 3 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 PRÓLOGO través de esta nueva Guía de Educación para la Paz -2005, queremos invitaros nuevamente a reflexionar, en un año en el que el mundo sigue en guerra. Queremos que os detengáis a pensar en el sin sentido de la violencia, que surge como máxima expresión del egoísmo humano, así como de las dolorosas consecuencias que tiene en la población civil y hasta en los mismos combatientes, que participan en una espiral de violencia sin fin. Desde que comenzó la invasión de Irak por parte de las tropas americanas, el 20 de marzo de 2003, hasta hoy, han muerto más de 25.000 civiles y unos mil soldados rasos (en las guerras rara vez mueren los generales o quienes las planean). Cada día que pasa el mundo se está dando cuenta de que “las buenas intenciones” que pregonaban los países beligerantes que hablaban de “liberar al pueblo iraquí de la opresión de su presidente Sadam, y de liberar al mundo de la amenaza que este siniestro personaje suponía por la posible posesión de armas químicas”, eran meras excusas para apoderarse de sus recursos económicos (Petróleo). Los propios países invasores han reconocido que nunca han existido tales armas y en cuanto a la “liberación de los ciudadanos”, el transcurso de los meses ha demostrado que una tiranía ha sido suplantada por otra tiranía, la cual ha causado, al igual que la anterior, miles de muertos inocentes (por el momento más de 25.000), ha fragmentado al país, que se encuentra al borde de una guerra civil y las posibles “bonanzas” de la guerra”, han demostrado ser en realidad un auténtico azote para la población civil. El verdadero motivo de la invasión: controlar la segunda reserva petrolífera del mundo después de Arabia Saudíta, es la auténtica llama que mantiene viva la guerra. Ahí siguen decenas de conflictos olvidados. Decenas de países siguen violando los derechos humanos. Las hambrunas y el sida continúan causando cada año millones de muertes en el continente africano sin que ningún país alce su voz en su ayuda, como lo hicieron falazmente con el pueblo iraquí. Queridos amigos, nunca el mundo ha sido tan egoísta e insolidario. Nunca las Naciones Unidas, desde su creación, han estado tan subordinadas al dinero, al poder y a la corrupción (una corrupción que ha salpicado hasta al propio presidente Kofi Annan, que no ha sido capaz de erradicar la corrupción del pro- A grama Petróleo por Alimentos). La Cumbre del Milenio, que pregonaba a los cuatro vientos el fin del hambre en el mundo para 2005, ha reconocido el fracaso de su intención. Vivimos en un mundo que se rige por la razón de la fuerza, en vez de por la fuerza de la razón. En las páginas de esta guía os ofrecemos, a modo de denuncia, datos reales e impactantes imágenes de lo que está suponiendo la guerra de Irak para los seres humanos que han tenido la desgracia de vivirla en primera persona. Un testimonio-denuncia que clama por la paz en un mundo en guerra, y que pretende dejar constancia a las generaciones venideras de los mismos errores que viene cometiendo sistemáticamente el ser humano, que no parece haber aprendido de los graves errores cometidos tras las guerras mundiales en las que murieron decenas de miles de personas.Explosiones, miedo, hambre y mucho dolor ... todo ello para que el país más rico del mundo siga siendo, en las próximas décadas, el más rico y el más fuerte. Aunque el panorama sea desolador, siempre hay una luz al final del túnel, al final de esta oscuridad que invade la humanidad desde que está en la Tierra. Esa luz radica en el conocimiento y en la capacidad crítica, cada vez mayor, de los ciudadanos del mundo, que exigen el final de los conflictos y un mundo más igualitario. Cada día son más las voces que se alzan contra la desigualdad mundial, son más las personas que piden a los países más ricos del G-8 que sean menos egoístas, y condonen la deuda a los países pobres, que exigen a sus naciones la cesión del 0,7% al desarrollo. Y esta arma invisible. que nace como fruto del conocimiento y la sensibilización, está dando sus frutos. El G-8 acaba acaba de anunciar la condonación de la deuda a los países más pobres de la Tierra. Sin duda, aunque es un paso pequeño, supone un importante avance para quienes no nos resignamos a renunciar a un mundo más justo, por desfavorables que sean las noticias, y abre un camino de esperanza impensable hace sólo unos años, que ha nacido, sin duda de las miles y miles de conciencias solidarias que cada día son más en cada rincón del planeta. Esta fuerza invisible es la que será paz de derrotar a las armas más sofisticadas que puedan fabricar los “gendarmes del mundo”. Es cuestión de tiempo. El camino será largo, pero los primeros pasos ya se están dando. No os quepa la menor duda. Fernando Pedro Pérez 4 EDUCANDO PARA ALCANZAR UN MUNDO SIN GUERRAS 5 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 FOTOPALABRA- LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA Mira estas imágenes y escribe en un folio lo que te sugieren. Después realiza una puesta en común de tus conclusiones con tus compañeros. 6 7 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 FOTOPALABRA- LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA 8 9 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 FOTOPALABRA- LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA 10 11 G U I A A U D I O V I S U A L D E VAMOS A REFLEXIONAR: LA VERDAD DE LA GUERRA E D U C A C I Ó N P A R A MUERTES DE CIVILES 24.865. Cerca de uno de cada diez tenía menos de 18 años. Fallecidos en Bagdad: 11.264 . Víctimas de la coalición: 9.270. Durante los tres primeros meses, 6.616. Muertos por atentados de insurgentes: 2.353. Fallecidos por fuego cruzado: 623. En noviembre de 2004, asalto a Faluya: perecieron 775 civiles. Víctimas de ataques aéreos: 7.961. Muertos por coches bomba conducidos por suicidas: 990. Otros 781 perdieron la vida por ataques de coches bomba sin la presencia de kamikazes. Víctimas de asesinatos delictivos: 8.935. Heridos: Hay noticias de 42.500 personas, aunque las estimaciones hablan de 75.000. LA GUERRA EN IRAK HA COSTADO LA VIDA A 25.000 CIVILES EN DOS AÑOS El 37% de las víctimas mortales han sido causadas por las fuerzas de la coalición, lideradas por Estados Unidos, el 10% han sido causadas por los insurgentes y el 36% por la criminalidad desatada por la quiebra del orden público. a guerra en Irak se cobró la vida de 24.865 civiles hasta marzo de este año, según un estudio presentado el 20 de junio en Londres por el Grupo de Investigación de Oxford, que ha coordinado la estructuración de los datos acumulados diariamente por www.iraqbodycount.net (Recuento de cuerpos en Irak), el único grupo dedicado a esta contabilidad. La tercera parte de las muertes ocurrió en los tres primeros meses de la invasión de Irak, pero se han producido dos veces más víctimas en el segundo año de la guerra que en el primero, como consecuencia prin- L 12 cipalmente de la quiebra del orden público. No se contabilizan los muertos entre militares iraquíes, cuya cifra es desconocida. Las víctimas civiles causadas por la coalición liderada por Estados Unidos representan el 37,3% del total. Actos de terrorismo habrían causado algo más del 10% de muertes. Y cerca del 36% han sido causadas por criminales que actúan con mayor impunidad desde el comienzo de la guerra. La contabilidad extrae de las cifras los datos sobre fallecidos en actos criminales antes de la guerra, de tal modo que la estimación de los muertos causados por la quiebra del orden público se basa en el exceso de muertes respecto al promedio. Entre los fallecidos hay que contar 1.198 mujeres, 1.281 niños y 51 bebés. Uno de cada 498 habitantes en Bagdad ha muerto. Uno de cada 137 habitantes en Faluya. Uno de cada 90 en Tikrit, lugar de nacimiento de Sadam Hussein. El número mayor de víctimas, por profesiones, se ha producido entre policías y fuerzas de seguridad. Al menos 42.500 civiles han resultado heridos y la invasión inicial causó el 41%. L A P A Z 2 0 0 5 los gobiernos sean obligados por la ley internacional a contabilizar el número de víctimas que causan en sus intervenciones militares». El Gobierno británico se ha negado en repetidas ocasiones a ofrecer una estimación de las víctimas causadas por la guerra y el viceministro de Asuntos Exteriores, Bill Rammel, afirmó en el Parlamento que tal contabilidad es técnicamente imposible. Otra organización benéfica surgida en Reino Unido, Medact, que agrupa a profesionales de la asistencia médica, ha advertido que el número de víctimas civiles asociado a la invasión en Irak tendrá que sumar finalmente las muertes provocadas por la destrucción de infraestructuras sanitarias o los daños causados por las pérdidas de suministros básicos, como agua o electricidad. Datos de la ONU señalan que el 75% de los hombres iraquíes están casados a los treinta años y esa cifra se eleva al 96% cuando llegan a los 45 años. Los mismos datos señalan que el promedio de hijos de una familia iraquí es de tres. Puesto que el 80% de los fallecidos en la guerra son calificados como varones adultos, se puede estimar que unos 50.000 niños en el país árabe han perdido a su padre en la guerra. Otros estudios Los datos han sido compilados tras cruzar las informaciones procedentes de medios de comunicación occidentales por voluntarios británicos, que, en el comienzo de la guerra en Irak, decidieron seguir el ejemplo de un profesor universitario de Estados Unidos, que utilizó una metodología similar para contabilizar los muertos en la guerra de Afganistán. Un estudio anterior publicado en 'The Lancet' estimaba el número de muertes en 100.000, pero se basaba en un pequeño sondeo. Otro estudio reciente financiado por la Organización de Naciones Unidas y basado en un sondeo mayor estimaba el número de muertes civiles en 25.000. Uno de los fundadores del grupo británico, John Sloboda, afirmó ayer que «el objetivo final es que 13 G U I A A U D I O V I S U A L D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 VAMOS A REFLEXIONAR: LA VERDAD DE LA GUERRA UNA LARGA INVASIÓN Militares de EE UU dicen que no hay estrategia que resista el primer día de batalla, pero 26 meses de postguerra demuestran que Irak ha desafiado hasta las previsiones más pesimistas. uanto antes empecemos, antes volvemos a casa», repetía el coronel Robert Knapp en aquellos días de cansina espera en los campamentos del desierto kuwaití. La invasión de Irak era inminente. Para cuando empezó, el 20 de marzo de 2003, muchos de los soldados americanos que protagonizaron esa polémica guerra llevaban ya seis meses desplegados. Poco a poco los campamentos se habían convertido en precarias ciudades de lona y madera, surgidas improvisadamente en un desierto hostil donde hasta los beduinos parecían chatarreros. No había nada de romántico en la aridez de esa tierra con nubes de polvo y noches heladas. Los militares per- C 14 dían la forma física eludiendo el sol plomizo a la sombra de las lonas, donde limpiaban sus armas cuatro o cinco veces al días en una guerra inútil contra el destructivo poder de la arena que obstruía la maquinaria. No había más motivación que la de volver a casa, pero los días pasaban sin que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se rindiese a la presión del Gobierno estadounidense, y con ello nacía un rencor amargo contra quienes prolongaban su estancia en aquel infierno. Todos creían que la batalla sería un paseo militar, y los músicos del Ejército se habían llevado los instrumentos para el desfile triunfal. Los generales incluso dudaban de que fuesen a encontrar algún tipo de resistencia, y les preocupaban qué hacer con el Ejército enemigo cuando sus hombres se rindieran en masa. «Nosotros nos vamos a centrar en tomar la mayor parte del territorio que podamos», se preparaba el general John Kelly, a cargo de la Primera División de Marines. «A lo mejor los iraquíes hacen el resto». Se refería a la esperanza de que la presencia de tropas americanas en su país alentase a los iraquíes para alzarse contra Sadam Hussein sin esperar a que éstos llegasen a la capital. «Ha construido su régimen basado en el miedo y la lealtad», decía el coronel Jim Howcroft, que había estudiado la personalidad del dictador durante años. «Cuando el miedo y los instrumentos del miedo desaparezcan, todo se desmoronará como un castillo de naipes». Cuarto turno Pese a como pueda sonar esa frase hoy, Howcroft era uno de los más realistas entre los mandos de los marines. No le preocupaba la guerra sino el después, «porque de eso va a depender cuándo me voy a casa». Si todo iba bien calculaba estar de vuelta con su familia en junio, y en el peor de los casos, por Navidad. Para curarse en salud y evitar desilusiones, el general Kelly les había dicho que se preparasen para volver después de Pascua, pero ni él podía imaginarse que dos años después seguirían allí. De hecho, los marines están a punto de emprender su cuarto turno en Irak. «La verdadera prueba de fuego va a ser cuando crucemos la frontera», decía Kelly. «Lo que nos gustaría es poder llevar a cabo este cambio de régimen sin pegar un solo tiro». Hubo enfrentamientos en esas primeras horas desde que las excavadoras tumbaron la alambrada fronteriza y abrieron paso a los tanques. Al amanecer, los cráteres de las bombas y las garitas agujereadas daban prueba de ello, pero los gritos de entusiasmo con que los niños iraquíes salían a recibirles a la carretera mientras empujaban el botín de lo que habían saqueado en los edificios públicos les hicieron creer que en dos días estarían en Bagdad. Los marines tiraban caramelos a los pequeños y repartían raciones militares de comida sin reconocer el resentimiento que generaban a sus espaldas. 15 G U Í A P E D A G Ó G I C A La verdad de la guerra El camino también sería mucho más largo de lo esperado. Las tormentas de arena dispersaron los convoyes, los muyahidines les emboscaron D E en cada oportunidad y la artillería de la Guardia Nacional siguió cayendo sobre las tropas americanas hasta las mismas puertas de la capital. Un Bagdad que hasta ese día vivía el bullicio de una de las ciudades más vivas de Oriente Próximo, que había albergado una clase media. Una ciudad desconocida UN LARGO CONFLICTO 20 de marzo de 2003: Inicio de la guerra: Bush cumple sus amenazas y comienza la ofensiva contra Irak. La primera oleada de bombas cae sobre Bagdad, mientras las tropas empiezan su camino hacia la capital desde la frontera kuwaití. 9 de abril de 2003: Cae el régimen: los marines cubren el rostro de una estatua de Sadam en Bagdad con la bandera de EE UU. La imagen, que recorre el mundo, simboliza la caída del régimen. 19 de agosto de 2003: La ONU, atacada: la sede de Naciones Unidas en Bagdad es blanco de un atroz atentado, que termina con la vida de diecisiete personas, entre ellas la del enviado especial de Kofi Annan, Sergio Vieira de Mello. 29 de noviembre de 2003: Embate al CNI: siete agentes del Centro Nacional de Inteligencia perecen en una emboscada de la insurgencia registrada al sur de la capital. La cruenta posguerra que azota al país se ha cobrado la vida de once españoles. 14 de diciembre de 2003: «Lo tenemos»: un Sadam Hussein andrajoso y resignado es descubierto en un zulo cerca de su ciudad natal, Tikrit. En el momento de su captura, el sátrapa se ofrece a negociar . 8 de marzo de 2004: Primera Constitución: el Irak democrático comienza su andadura con la firma de la Carta Magna. El islam como religión del Estado es uno de sus principales puntos. 31 de marzo de 2004: Faluya, escenario del horror: cuatro extranjeros son descuartizados en la localidad suní. El resultado, EE UU lleva a cabo un riguroso cerco a la ciudad, que dura casi un mes. 14 de abril de 2004: La práctica del secuestro: la captura de extranjeros y su posterior ejecución se convierte en un nuevo ejercicio de hostigamiento. Sus víctimas han sido, entre otros, norteamericanos, 16 franceses e italianos. 28 de abril de 2004: Las imágenes de la vergüenza: las críticas arrecian sobre el Gobierno Bush al destaparse las torturas que practican los soldados estadounidenses en la cárcel de Abú Ghraib. Los abusos se extienden también a los presos bajo control británico. 28 de mayo de 2004: Alawi, primer ministro: Iyad Alawi, un chií laico de 58 años, es elegido por el Consejo de Gobierno para dirigir al país. Cinco días después, el jefe tribal suní Ghazi Ayil al-Yawar es designado presidente del país. 28 de junio de 2004: Traspaso de poder: tras catorce meses de ocupación, EE UU traspasa el poder al Gobierno transitorio. En este día histórico, juran sus cargos los miembros del nuevo Gabinete. E D U C A C I Ó N P A R A El régimen laico de Sadam Hussein sembró el terror de la represión entre sus oponentes políticos o cualquiera susceptible de serle desleal, pero había mantenido a raya al extremismo islámico que imperaba entre sus vecinos. Muchas mujeres vestían como occidentales, trabajaban en hospitales y escuelas y hasta ocupaban cargos de Gobierno. La vida nocturna florecía sin restricciones de alcohol y profusión de bares, billares y cafés. Desde el mismo día en que los estadounidenses entraron en Bagdad, el caos se hizo dueño. Desalojaron las cárceles para establecer sus campamentos y confundieron con insurgentes a todos los que disparaban. Observaron impasibles los saqueos, levantaron muros para protegerse de los coches bombas, acordonaron los edificios y establecieron controles militares en las calles. La ciudad no ha vuelto a ser la misma. Delincuentes comunes e insurgentes se reparten la industria del secuestro que ha arruinado a cuantos tenían algo. Los padres no mandan a sus hijos a la escuela por temor a que desaparezcan, y las jóvenes visten velo por su propia protección. Las bandas de islamistas que tratan de imponer una cultura talibán han extendido su reino del terror incluso hasta a los peluqueros -cinco asesi- L A P A Z 2 0 0 5 nados en los dos últimos meses-, a los que prohíben afeitar las barbas de los hombres o hacer cortes de estilo occidental. El miedo sigue viviendo en Irak, y los marines siguen pensando en la próxima Navidad. 30 de enero de 2005: Los iraquíes acuden a las urnas: las primeras elecciones democráticas de la era postSadam son una radiografía de la división del país. Los chiíes acuden en masa a votar y entregan a la AIU una ajustada mayoría absoluta en el Parlamento. La mayor parte de los suníes prefieren abstenerse. 28 de febrero: El ataque más cruento: la localidad de Hilla es escenario del atentado más mortífero desde la invasión del país, que acaba con la vida de 116 personas. La explosión se registra junto a una multitud que hace cola en un centro de reclutamiento. 16 de marzo de 2005: Parlamento histórico: los 275 miembros de la primera Asamblea Nacional electa del país juran su cargo, sin que se haya formado Gobierno. 17 G U I A A U D I O V I S U A L D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 VAMOS A REFLEXIONAR: LA VERDAD DE LA GUERRA Steven Vincent, de EEUU, había denunciado la presencia de infiltrados chiíes en la policía iraquí. Fue asesinado el 3 de agosto de 2005. En 2004 murieron 26 periodistas. teven Vincent, 49 años, ocupa fríamente el casillero número 46 en la lista de periodistas muertos en Irak desde que estalló la guerra el 20 de marzo de 2003. Sólo el pasado año 2004 fueron asesinados 23. Vincent fue secuestrado y asesinado de tres balazos, uno de ellos en la cabeASESINADO EN BASORA EL 46 za. Su cuerpo fue encontrado en el arcén PERIODISTA DESDE QUE ESTALLÓ de una carretera, en la LA GUERRA sureña ciudad de Basora el pasado 3 de agosto. a punta de pistola un día después de la publicaSu traductora iraquí, Nour Weidi, fue encontrada ción de su primer artículo en The New York malherida y ayer se recuperaba en un hospital. Times, el mismo que le costó la sentencia de Steven Vincent, ex crítico de arte reconvertido muerte. en reportero de guerra tras vivir de primerísima Aunque el coronel de la policía local, Karim Al mano los atentados del 11-S, acababa de escriZaidi, no quiso especular ayer con la autoría del bir, hacía una semana, un durísimo artículo en asesinato, todo parece apuntar a los grupos The New York Times en el que denunciaba cómo radicales de chiíes y en particular a los militanlos fundamentalistas chiíes se habían infiltrado tes cercanos al clérigo Muqtada al-Sadr. en la policía de Basora y recorrían las calles de En su artículo y en las cartas a su esposa, publila ciudad en un «coche de la muerte», aplicando cadas en su blog en Internet, Vincent criticaba la ley del talión a los ex militantes del partido también duramente al ejército británico por Baaz de Sadam Husein. hacer la vista gorda ante los abusos de poder de El periodista, que trabajaba por cuenta propia y los extremistas chiíes en el sur de Irak. había publicado un libro de notable éxito sobre El Comité para la Protección de los Periodistas la guerra de Irak, La zona roja, fue secuestrado (CPJ) y el Instituto Internacional de la Prensa S 18 (IPI) emitieron sendos comunicados condenando el asesinato de Vincent y urgiendo a las autoridades iraquíes a abrir una investigación. «La muerte de Vincent confirma que Irak sigue siendo lamentablemente el país más peligroso del mundo para trabajar como periodista», podía leerse en el comunicado del IPI. Desde que arrancó la guerra, al menos 46 periodistas y 20 técnicos de apoyo han muerto en el cumplimiento de sus labores informativas. El asesinato de Vincent, causó una gran conmoción en la opinión pública norteamericana y rompió el muro de la fatiga informativa sobre la situación de Irak. Vincent se trasformó repentinamente en reportero de guerra tras el 11-S y llevó hasta las últimas consecuencias un sentido del deber que revistió con cierto tintes patrióticos. «Apoyaba totalmente la Guerra de Irak, y creía que era parte de una campaña mayor de EEUU contra el fascismo islámico», escribía el reportero Edward Wong, que lo conoció muy de cerca. «Poco a poco, Vincent se sintió decepcionado por el fallo de EEUU y Reino Unido a la hora de defender la democracia en Irak», añadió Wong. «Le preocupaba especialmente la manera en que los políticos religiosos estaban tomando el poder». «Vincent pasó mucho tiempo con la gente llana y con los artistas en Bagdad y en otras ciudades», recordaba ayer su editor, Mitchell Muncy. «Eso le interesaba mucho más que las actividades del ejército norteamericano... Pasaba horas y horas hablando con la gente de Irak, no ya como reportero, sino como amigo». «Basora era sin duda su lugar favorito en el país», añadió Muncy.«Había decidido pasar allí tres meses para investigar a fondo y poder escribir un nuevo libro. Estudió cuidadosamente la situación de la seguridad antes de instalarse allí... Honestamente no pensaba, ni yo tampoco, que algo así pudiera ocurrir». Antes de la pieza sobre las milicias chiíes, Vincent había escrito sobre la vida, el arte y el feminismo en Irak. Sus artículos habían aparecido también en The Wall Street Journal, Christian Sciencie Monitor y la revista Harper s. Su primer libro sobre la Guerra de Irak estuvo varias semanas en la lista de los más vendidos y ha sido traducido a varios idiomas. Su colega Wong le recordaba ayer como «un hombre bajo, enjuto y con una gran afición por los puros». 19 G U I A A U D I O V I S U A L D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 VAMOS A REFLEXIONAR: LA VERDAD DE LA GUERRA LA FLORECIENTE 'INDUSTRIA' DEL SECUESTRO Más de 200 extranjeros y un número muy superior de iraquíes han sido secuestrados desde abril de 2004 hasta junio de 2005. pesar de los más de dos años largos transcurridos desde el final oficial de la guerra, la extrema inseguridad que reina aún en Irak ha convertido el secuestro de nacionales y extranjeros en uno de los negocios mas rentables. De los 20 ciudadanos extranjeros capturados desde abril de 2004 hasta ahora, 30 han sido asesinados y otros 15 permancen aún en manos de sus captores . de algunos de ellos , simplemente no se ha vuelto a tener noticias. Árabes, asiáticos u occidentales; colaboradores o no de las fuerzas ocupantes, voluntarios, periodistas...cualquier ciudadano extranjero se expone a ser secuestrado y sometido a la humillante ceremonia de implorar por su vida ante las cámaras. De la larga lista de periodistas desplazados y capturados en Irak, un total de 46 han perdido la vida, A 20 dos de ellos víctimas de un secuestro. La liberación de Florence Aubernas y de Husein Hanun Saadi, tras 157 días de cautiverio, se produce sólo unas semanas después de la puesta en libertad, el pasado 22 de mayo, de tres informadores rumanos: Marie Jeanne Ion, Sorin Miscoci y Eduard Ohanesian, raptados en los suburbios de Bagdad el 28 de marzo. Otros dos periodistas franceses, Christian Cesnot y Georges Malbrunot, fueron capturados el 20 de agosto junto a su chófer y liberados cuatro meses después, en uno de los secuestros más largos de los que se han producido en Irak. El 'caso Sgrena' El 4 de febrero, la italiana Giuliana Sgrena, enviada especial de Il Manifesto, corría la misma suerte en Bagdad. Sgrena permaneció un mes en poder de sus captores. Cuando la liberaron, el vehículo en el que viajaba fue atacado por tropas estadounidenses. Sgrena fue herida y su acompañante Nicola Calipari, un miembro de los servicios secretos de su país, fue abatido en esta operación. A mediados del pasado mes de febrero, dos periodistas indonesios fueron privados de libertad y mantenidos en poder de un grupo armado de la insurgencia durante días. El recurso a los secuestros -reivindicados tanto como acciones de la insurgencia como por motivos estrictamente económicos- comenzó a hacerse casi cotidiana en Irak a partir de abril de 2004, cuando dos cooperantes y un fotógrafo japoneses fueron detenidos por las autodenominadas Brigadas de Muyahidin, que amenazaron con «quemarlos vivos» si Tokio no retiraba su contingente militar de Irak. Los tres fueron puestos en libertad nueve días más tarde. En cada uno de estos golpes, las reclamaciones políticas que reivindican públicamente los secuestradores corren paralelas a las negociaciones secretas para lograr la libertad a cambio de un rescate. El 14 de abril, era asesinado ante las cámaras el mercenario italiano Fabrizio Quattrocchi, secuestrado dos días antes junto a tres compatriotas suyos, liberados el 8 de junio. Tampoco tuvo suerte el surcoreano Kim Sung Il. La primera ejecución difundida ampliamente por los medios de comunicación fue la del estadounidense Nicholas Berg, cuya decapitación, minuciosamente preparada, fue recogida en un vídeo. La difusión de imágenes de rehenes en actitudes ultrajantes, rodeados de hombres encapuchados y armados, se convirtió entonces en un arma utilizada por los insurgentes para desestabilizar la opinión pública de los países implicados en el conflicto. Filipinas fue el primer país en ceder ante la presión provocada por la crisis de los rehenes. Tras el rapto de uno de sus ciudadanos, el Gobierno filipino opta el 16 de julio por retirar sus tropas.Cuatro días des- pués, el rehén es liberado. El 7 de septiembre de 2004, el rapto en pleno día y en sus oficinas de Bagdad de las cooperantes Simona Torretta y Simona Pari, colapsa Italia. Tras intensas gestiones, las Simonas son liberadas el día 28 y regresan a su país en medio de una multitudinaria bienvenida escenificada por el Gobierno de Berlusconi. Otra responsable de una organización humanitaria era Margaret Hasan. Hasan, que tenía una nacionalidad triple: británica, irlandesa e iraquí y que había vivido en este país durante 32 años, desapareció en octubre de 2004. Su asesinato fue anunciado a mediados de noviembre. Su cuerpo no ha aparecido, aunque sus captores han sido detenidos en un extraño caso de eficacia policial. Antes de Hasan, Kenneth Bigley, otro rehén británico, había sido decapitado en octubre. Este ingeniero había sido secuestrado junto a dos de sus colegas norteamericanos, Jack Hensley y Eugene Armstrong, igualmente asesinados por el grupo de Abu Musab al Zarqaui. 21 G U I A A U D I O V I S U A L D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 VAMOS A REFLEXIONAR: LA VERDAD DE LA GUERRA LOS NIÑOS TAMBIÉN SON VÍCTIMAS DE LOS SECUESTROS EN IRAK El desquiciado incremento de los secuestros de niños se ha convertido en uno de los peores azotes para las familias iraquíes. La práctica de raptar a menores se extiende como la pólvora en territorio iraquí, en un ejemplo más de la inestabilidad y el caos en el que se encuentra sumido el país árabe desde el fin de la guerra. Sólo en la capital, cientos de grupos que actúan en células de entre ocho y 15 personas están sembrando el pánico en una población azotada por índices de criminalidad desconocidos hasta el momento. El Ministerio del Interior iraquí estima que entre 10 y 30 personas desaparecen diariamente en Irak. «Los niños salen más baratos que 22 los mayores, pero las familias pagan antes», asegura un funcionario de ese Departamento. e dispararon con una pistola. Hacía clic, clic, pero no tenía balas». El pequeño Rafi simula disparar un arma imaginaria con los dedos y se enfada cuando se le sugiere que el revólver pudo ser de juguete. «¡No! ¡Era de verdad! Pero no tuve miedo», dice. El niño relata como si fuera una hazaña la jornada en la que los secuestradores simularon ejecutarlo. «¿Cómo se puede hacer algo así con un pequeño de M seis años?», se indigna su madre, Anita. «Eran sucios, mamá. Tenías las uñas sucias. Eran siete hombres y eran malos (...) y me daban pastillas [algún tipo de somnífero]. Por las noches hacían un círculo y me ponían en medio (...) y se reían de mi». Los raptores utilizaron la franqueza del chiquillo como arma arrojadiza contra su familia.Al tercer día del secuestro lo pusieron al teléfono para que hablara con su padre. «Le pegaron y él comenzó a llorar. Me decía: '¡Papá, tengo hambre, no me dan comida, dales el dinero!'», explica Nasser Khallil Bahho, progenitor de Rafi. Los lamentos de Ali fueron incluso más estremecedores. El grupo que lo capturó consiguió el teléfono de su padre, Abdul Sattar Hamad, en los Emiratos Árabes Unidos. Sattar se encontraba allí trabajando. El menor, de 16 años, fue raptado por la mañana a la salida del colegio. Por la noche estaba hablando con Hamad. «El primer día me dijo: '¡Papá, sálvame, quieren matarme!'». La segunda ocasión nunca se le olvidará al economista de 52 años. «Ali estaba aterrorizado.Me gritó: '¡Papá, sálvame, quieren arrancarme los ojos y los riñones y venderlos!' Era una forma de presionarme. ¿Qué puedes hacer cuando escuchas a tu hijo decir eso?». Raafi Khalil y Ali Sattar son tan sólo dos de las incontables víctimas de uno de los azotes que mayor turbación está propagando entre las familias iraquíes: el incremento desquiciado de los secuestros de niños. Aunque Sabah Kadham, portavoz del Ministerio del Interior, aclara que el fenómeno se reproduce desde la caída del régimen anterior, la situación es tal que el pasado 5 de enero varias decenas de familias afectadas por acciones de este tipo se manifestaron frente a la Zona Verde de Bagdad. «Es una cuestión que se encuentra fuera de control. Teníamos que denunciarlo», admite Sabti Yumaa, vicepresidente de la ONG Sociedad Caritativa para salvar a los niños de Irak, una de las agrupaciones que organizaron la convocatoria. A la cita acudieron madres como Muna Hassan, cuyo pequeño de cinco años fue raptado cuando abandonaba un cumpleaños en la casa de un amigo. «Me piden una gran cantidad de dinero que no puedo pagar», declaró ese día a la agencia de noticias Irin, dependiente de la ONU. O féminas como Salua Shibini, cuyo hijo de seis años fue ejecutado porque la familia no pudo reunir el rescate exigido. «Quiero justicia. Mataron a mi hijo y vengo aquí para mostrar mi indignación porque el Gobierno no hace nada para proteger a los 23 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 La verdad de la guerra niños», afirmó Shibini al mismo medio de comunicación. La señora se atrevió incluso a describir el estremecedor final de su vástago. Los criminales no sólo le asesinaron. Le cortaron las manos y se las enviaron a la familia. En su despacho del barrio de Ademiya, el comandante Moayiad Saleh exhibe el enorme legajo de confesiones arrancadas a secuestradores de niños. «En la época de Sadam nunca vimos nada igual (...); algún caso de padres que se divorciaban de su esposa y escapaban con los niños», dice el oficial, con 23 años de servicio en las Fuerzas de Seguridad. Saleh selecciona uno de los testimonios que, dice, ilustra el grado de «degeneración» que está expandiéndose entre la sociedad iraquí. «Organizan el secuestro de su propia familia, ¡es increíble!». El relato fue firmado por Malik Hashem Abbas, un desempleado de 23 años arrestado el 30 de noviembre del año pasado después de que participara en el rapto del niño Husein Mahsen. «Hace 10 días mi amigo Mayid Abdel Husein me propuso participar en una operación para secuestrar a su propio primo, Husein Mahsen, que vivía en Habibiya [Ciudad Sadr]. Me dijo que su familia tenía mucho dinero. A las ocho de la mañana fuimos a buscar a otros seis amigos y nos dirigimos hacia su casa en dos vehículos, un minibús y un Opel. Encontramos a Husein en la calle y uno de nosotros lo agarró de la mano y lo metió en el coche. Lo retuvimos en la casa de un miembro del grupo durante dos días. Se originó una pelea en el grupo porque había gente que quería devolver al niño, pero Ali Assel nos dijo que si intentábamos hacerlo nos mataría a todos. Durante estos días intentamos 24 negociar con la familia, pero al final nos arrestaron. Me arrepiento de lo que hice y es la primera vez que lo hago. Nunca había sido detenido.Firmado: Malik Hashem Abbas. Bagdad. 30 de noviembre de 2004». La célula antisecuestro que lidera Moayiad Saleh la misma que se ocupa ahora del rapto de la periodista italiana Giuliana Sgrena- se integra en la unidad de lucha «contra el gran crimen» creada tras la invasión norteamericana de 2003. Actualmente cuenta con 260 hombres y 25 investigadores para todo el país. El desfase con el número de secuestradores al que se enfrentan es brutal. «Estamos hablando de cientos de grupos organizados sólo en Bagdad. Actúan en células de entre ocho y 15 personas.Muchos se venden entre ellos a las víctimas», apunta Saleh. El oficial admite asimismo que la gran mayoría de los afectados por este delito no lo denuncia «por miedo». «En diciembre sólo nos notificaron cuatro casos de niños y tres en enero», dice. Sabah Khadam, del Ministerio de Interior, conjetura que los raptos de menores ascienden a «centenares» y los de adultos, a «millares». «¿Cientos de niños? ¡Son miles!», replica indignado Abdul Sattar Hamad, el padre de Ali. «Sólo en mi barrio [Hay Binuk, al noreste de Bagdad] y desde abril de 2003 la policía ha recibido 100 denuncias de niños raptados», advierte. Para las fuerzas de seguridad, el secuestro de menores es tan sólo una expresión más de un país sumido en la inestabilidad perpetua cuando no el caos, cuyo mejor reflejo son unos índices de criminalidad desconocidos en el pasado. Lejos de circunscribirse sólo a los raptos, la criminalidad se extiende a todos los ámbitos. Las bandas de delincuentes pueden llegar a robar bancos como el que asaltaron en Ramadi -al oeste de Bagdad- el 13 de enero y llevarse 10 millones de euros o sustraer incluso las tapas de las alcantarillas, que según el diario Azzaman se revenden a 75 dólares en el mercado negro. En julio del año pasado la policía lanzó una espectacular operación en pleno centro de Bagdad, en el llamado distrito de Bab el Sheik, con cientos de policías que llegaron a capturar a medio millar de delincuentes en una sola jornada. «Sadam [Husein] liberó a más de 100.000 delincuentes antes de la invasión. Esta gente hace cualquier cosa para ganar dinero y ahora los secuestros se han convertido en una manera muy fácil de obtener dólares», añade Saleh. El Departamento de Interior estima que entre 10 y 30 personas desaparecen cada día, especialmente en el área de Bagdad, aunque estas cifras semejan ser una simple aproximación ante la falta de medios y la descoordinación que azota a las Fuerzas de Seguridad. «Se paga desde 1.000 dólares a 100.000 en el caso de los iraquíes.Los niños salen más baratos que los mayores pero las familias pagan antes. El precio de los extranjeros -desde abril de 2004 cerca de 170 foráneos han sido secuestrado y de ellos más de 30 fueron asesinados, según la contabilidad de France Presse- se incrementa si los secuestradores ven que se hace mucho ruido.Las campañas de publicidad internacional a favor de los cautivos en realidad incrementan su precio», manifiesta Sabah Kadham.El funcionario aprecia que se está intentado incrementar la protección de los colegios para mitigar el rapto de menores. La práctica de raptar chiquillos se extiende a todo el territorio iraquí. En septiembre del año pasado las fuerzas norteamericanas destacadas en el norte del país denunciaron por ejemplo que al oeste de Kirkuk actuaba una banda que había raptado en aquella fecha entre 30 y 40 pequeños de las comunidades kurda y turcomana. En la comisaría del barrio de Yarmuk, el comandante Omar Kaltham asevera que tan sólo en los dos últimos meses han contabilizado cerca de 20 casos de pequeños secuestrados, incluida una acción «masiva» en el suburbio de Al Dura, donde una decena de chiquillos fueron capturados cuando abandonaban la fiesta de cumpleaños de un amigo. 25 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E La verdad de la guerra Kaltham precisa que a cada familia se le ha reclamado un rescate de 100.000 dólares. El alcance que está adquiriendo lo que ya se apoda la «industria del secuestro» podría venir reflejado por el caso del pequeño Husein, raptado en febrero del año pasado. Su padre, Restam Husein -un comerciante de 40 años-, fue uno de los pocos que acudió a la policía. Los agentes no sólo reconocieron su incapacidad, sino que le explicaron que esa misma jornada ya habían recibido seis denuncias de secuestros de pequeños, entre los que se contaba un bebé.Restam consiguió rebajar la demanda inicial de 150.000 dólares y después de 14 días recuperó a su hijo de nueve años. Durante las conversaciones subsiguientes con el crío, éste le dijo que lo habían retenido en una casa junto a otros 10 menores secuestrados.«Los agarran en rebaños. Parece que ahora tenemos que pagar una tasa por la vida de nuestros hijos», señala el iraquí. A Naser Khallil Bahho, el padre de Rafi, los captores le reclamaron 100.000 dólares. «Me amenazaban con lanzarlo al río. Tras seis días de negociación acordamos pagar 10.000 dólares. Tuve que contratar a un ex criminal para que viniera a mi casa, viera lo que teníamos y les convenciera de que no podíamos hacer frente a esa cantidad. Mi hermano y la prima de mi mujer fueron a entregar el dinero. Los dirigían a través del teléfono portátil. 'Tuerzan a la izquierda, a la derecha'. Al final les hicieron tirar la bolsa en un árbol. Por la noche nos 26 devolvieron a Rafi», dice. El pequeño se entretiene jugando con su hermana a la pelota mientras se desarrolla esta conversación. Sin embargo, la pareja alerta sobre el legado psicológico que le ha dejado el suceso. Ahora, cuando se enfada le grita a su madre: «Pues saldré a la calle para que me secuestren!». Nada más retornar, el pequeño se sumió en una profunda crisis convencido de que sus padres no le querían y por eso no habían pagado antes el rescate. «Lo llevé a un psicólogo que me recomendó comprarle muchos regalos para mostrarle que sí le queríamos», observa Naser. Pero el pago del rescate no asegura nada, como avisa el comandante Moayiad Saleh. «El año pasado un grupo secuestró a Ali, un niño de 10 años, en el barrio de Ali Al-Saleeh. El padre es un antiguo responsable del Ministerio de Tecnología. Pagaron 10.000 dólares.Casi al mismo tiempo conseguimos detener a los cuatro sujetos.Habían matado al niño. E D U C A C I Ó N P A R A Ni siquiera pudimos recuperar el cadáver», comenta. Tan sólo algunas familias como Yinan Yasin, de 33 años, se han beneficiado de la fortuna. Su hija, Tabaarak Taleb, de nueve años, fue secuestrada el 13 de junio de 2004 frente a la puerta de casa. «Solía jugar con sus amigas en las calle. Ese día cuando vi que no regresaba a las cinco de la tarde, salí de casa y le pregunté a las niñas. Me dijeron que había venido un hombre y que se la llevó de la mano», comenta Yasin. Al día siguiente su hermana recibió una llamada. «¿Estáis buscando a una niña? Si quieres ver a tu sobrina tenéis que pagar», le advirtió la voz anónima. Los delincuentes le exigieron 120.000 dólares, una fortuna inasible para una viuda como Yasin, empleada en una ONG local. Después de varias jornadas de discusiones telefónicas en las que la madre intentó convencer a dichos individuos de su error, ellos mismos lo asumieron. «Me llamaron un día y me dijeron: 'Nuestras fuentes confirman que no tienes dinero. Te vamos a devolver a tu hija'». El 28 de junio, tras 16 días, Tabaarak volvió a casa. «Estuvo un mes y medio sin decir palabra. Ahora ya no sale a jugar con sus amigas. Todavía le duelen los tobillos porque se los ataron con unas cuerdas que le hicieron mucho daño. Poco a poco me contó que la hacían dormir en el suelo y que sólo comía arroz y agua. Tenía un viejo que le golpeaba con un palo o que la abofeteaba para intentar saber cuánto dinero teníamos». El secuestro de Ali supuso un vuelco en la vida de Abdul Sattar Hamad. De manera apresurada abandonó su trabajo en los Emiratos y regresó a Bagdad. «Lo raptaron el 9 de julio de 2003. Me L A P A Z 2 0 0 5 pidieron un millón de dólares», afirma. Abdul Sattar se expresa en un perfecto portugués aprendido de su estancia en Brasil, donde ejerció como director del Banco Iraquí-Brasileño. «Alguien les debió decir a esta gente que yo fui director de un banco y pensaron que era millonario». Día tras día y durante tres meses, Abdul Sattar se mantuvo en contacto con los captores. Hablaban de religión, de cultura.El padre intentaba crear un lazo de complicidad con los criminales.Pero las diferencias sobre el rescate eran abismales. El grupo seguía insistiendo en el millón de dólares. Abdul Sattar les ofreció pagar 20.000. «Lo último que dijeron fue: 'De acuerdo, aceptamos la cantidad. Llamaremos más adelante'». Desde entonces, hace más de un año, los secuestradores dejaron de llamar. Ni la más mínima noticia. Abrumado por lo ocurrido, Abdul Sattar se convirtió en investigador privado. Cada vez que la policía de su barrio detiene a un delincuente él se persona en la comisaría y asiste al interrogatorio. Intenta conseguir alguna información sobre Ali. Su esposa no cesa de llorar, dice.«Estamos tan cansados»... Pese al tiempo que ha pasado, Abdul Sattar no acepta un posible desenlace fatal. «Si lo hubieran matado habría aparecido el cadáver». Pero a veces recuerda el dramático llamamiento que escuchó de la boca de Ali. «¡Papá, sálvame, quieren arrancarme los ojos!». 27 G U I A A U D I O V I S U A L D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 VAMOS A REFLEXIONAR: LA VERDAD DE LA GUERRA El paro afecta al 70% de los iraquíes y la mayoría de la población sigue sin tener agua corriente LOS IRAQUÍES SIGUEN VIVIENDO EN LA MISERIA Y SIN LOS SERVICIOS BÁSICOS PROMETIDOS Lejos de los discursos triunfalistas del presidente de EEUU, George W. Bush, que defiende los «efectos positivos» de la invasión, la mayoría de los iraquíes se sienten frustrados por los graves problemas que, dos años después de la «liberación», afronta el país. No hay seguridad ni tampoco servicios básicos ni trabajo, salvo para los que quieran enrolarse en las fuerzas armadas que han organizan los ocupantes estadounidenses. a llamada «reconstrucción» de Irak, tantas veces repetida por los ocupantes, es un absoluto fracaso. Los iraquíes recuerdan las promesas efectuadas por los invasores estadounidenses y británicos tras el derrocamiento de Saddam Hussein, pero el «nuevo amanecer» prometido por los colonialistas, L 28 que incluía «democracia», «libertad» y «prosperidad» no se atisba por ninguna lado. Las expectativas de mejora tras la «liberación» han sido un espejismo. El desempleo, según las cifras oficiales, alcanza al 70% de la población y la ausencia de servicios básicos, como agua corriente o elec- tricidad, continúa siendo un grave problema para la mayoría de la población del país. También ha desaparecido el sistema público y gratuito de la sanidad iraquí. «Las fuerzas ocupantes sólo tienen éxito en el saqueo de la cultura, historia y economía de Irak y en asesinar a más de 100.000 iraquíes y haber herido a otros tantos», afirma un comunicado de importantes clérigos suníes. El texto, que fue hecho público tras una reunión de las principales figuras suníes en una mezquita de Bagdad, insiste en que las condiciones de seguridad y económicas siguen empeorando. Los clérigos de esa comunidad del Islam, aproximadamente un 20% de los 26 millones de habitantes de Irak, han exigido un «calendario para la retirada de las fuerzas de ocupación» como condición previa para participar en el proceso político impulsado por los ocupantes. «Esperábamos que EEUU nos trajera prosperidad y libertad, pero dos años después sólo hemos visto explosiones diarias, inseguridad y carencias en los servicios públicos», explicó a Hazem Shamari, propietario de una tienda de alimentación en la capital. «El problema es que, pese a todo, los iraquíes en general aún están sufriendo», dijo Naim Lefta, un comerciante chií, quien recordó que él mismo fue secuestrado hace varios meses por un grupo de delincuentes que «sólo me liberó des- pués de que mi familia pagara un rescate de 40.000 dólares». En opinión de Ali Qasem Al Qasab, miembro del Asamblea Suprema de la Revolución Islámica, principal integrante de la Alianza Unida Iraquí (AUI), consideró que «lo único positivo que hemos visto en los últimos dos años ha sido la celebración de las elecciones», en las que se impuso la lista chií y en las que la mayor parte de la población suní no participó. 29 G U I A A U D I O V I S U A L D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 VAMOS A REFLEXIONAR: LA VERDAD DE LA GUERRA LA ONU CONSTATA QUE LA OCUPACIÓN HA LLEVADO “MAYOR SUFRIMIENTO” A LOS IRAQUÍES -Un grupo de expertos árabes concluye que la invasión y posterior ocupación han sido un fracaso La invasión de Irak y su posterior ocupación han sido un rotundo fracaso, según constata un grupo de intelectuales por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Los iraquíes han salido de un “régimen despótico que violaba sus libertades” para “caer bajo una ocupación extranjera que ha aumentado el sufrimiento humano”, sostienen. Los supuestos “salvadores” de Irak se han convertido en verdugos, ya que en dos años han muerto violentamente 100.000 iraquíes y “miles han sido encarcelados y torturados”. os estadounidenses han fracasado rotundamente en su supuesta intención de “salvar” a los iraquíes de un “régimen despótico”. Esta afirmación no es en absoluto novedosa, pero en esta ocasión viene avalada por un informe auspiciado por el programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo Árabe y Social. Un grupo de intelectuales árabes ha evaluado en el tercer “Informe Árabe sobre Desarrollo Humano” la situación de las libertades en más de veinte estados. En el caso de Irak, concluye que las condiciones de vida de los iraquíes han empeorado desde que los ocupantes creyeron haberles “liberado” de Saddam Hussein. L 30 Según señalan los expertos, la población de Irak ha salido de un “régimen despótico que violaba sus derechos y libertades básicas” para “caer bajo una ocupación extranjera que ha aumentado el sufrimiento humano”. El informe considera que el resultado de la invasión militar encabezada por Estados Unidos ha sido, hasta ahora, poco beneficioso para la población iraquí, y constata que “las potencias ocupantes han sido incapaces de cumplir sus obligaciones con los Convenios de Ginebra de proteger a los ciudadanos”. Los autores del documento considera que en “Irak se ha registrado una pérdida de la seguridad interna sin precedentes, con asesinatos y actos de terrorismo en la mayor parte del territorio, incluidos ataques contra civiles iraquíes y extranjeros, y organizaciones internacionales y humanitarias”. Asimismo, recuerda que un “estudio científico” calculó que unas 100.000 personas han perdido la vida en Irak como consecuencia de la invasión y de la posterior violencia desatada. Para los expertos del PNUD son las mujeres las que más han sufrido loas consecuencias del conflicto ya que “corrieron y todavía corren el riesgo de ser secuestradas y violadas”, no sólo por parte de “pandillas” sino también de algunos soldados que cometieron abusos sexuales aprovechándose de que estaban detenidas. Además, destacan que “miles de iraquíes fueron puestos en prisión y torturados” y que esos detenidos, en su mayoría civiles, “fueron sometidos a tratos inhumanos e inmorales” en la prisión de Abu Ghraib y en otros centros. El comité de expertos advirtió de que eso constituye una “violación” de los Convenios de Ginebra que regulan el derecho internacional humanitario en casos de conflicto. Ni los servicios básicos El informe del PNUD constata, por otra parte, que las potencias ocupantes en Irak tampoco han cumplido con su obligación de procurar a la población civil las necesidades básicas, tal y como habían prometido. “Las fuerzas de ocupación lucharon por restaurar las prestaciones básicas, pero fueron incapaces de proporcionar los servicios de electricidad, agua y teléfono existentes antes de la guerra”, apunta el documento. El programa de la ONU reprocha a EEUU su escasa inversión en la reconstrucción del país. Como prueba presentan un informe estadounidense, que señala que a finales de octubre pasado las potencias ocupantes sólo habían invertido 1.300 millones de dólares en la reconstrucción de los 18.400 millones que el Congreso de EEUU destinó para esa tarea, lo que representa “menos del 7%” del total. 31 G U I A A U D I O V I S U A L D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 VAMOS A REFLEXIONAR: LA VERDAD DE LA GUERRA LA DESCOMPOSICIÓN DE UN ESTADO Veinticuatro meses después de la invasión, la población iraquí vive en un permanente estado de terror a causa de la violencia generalizada. Con la excusa del terrorismo, la policía secreta comete atrocidades. Cada atardecer, Basima al Aani siente cómo se le encoge el corazón esperando a sus hijos del colegio. Basima (sonrisa en árabe) se turna con otras madres para recogerlos y minimizar así el riesgo de que sean secuestrados o se vean implicados en un incidente, pero en el Irak invadido nadie está a salvo. «Nunca estuvimos peor que ahora, ni siquiera bajo el embargo y el régimen de Sadam», dice por teléfono con voz ahogada. «Ahora siempre tengo miedo». esde que EEUU invadiera Irak, el terror que generaba la dictadura ha dado paso a un constante pánico a la violencia. Coches bomba, ataques insurgentes y terroristas, acciones militares norteamericanas y la llamada industria del secuestro mantienen en vilo a una población pesimista ante un futuro incierto.«Esto es peor que nunca. Estamos tristes por haber perdido un pasado malo, porque ahora tenemos un presente y un futuro peor», dice Asad Ali, coo- D 32 perante iraquí. «Irak se enfrenta a un abismo». La endémica inseguridad generada por la insurgencia opuesta a la invasión, los delincuentes liberados por Sadam antes de su caída o autoliberados durante el caos que siguió a la ocupación y los combatientes extranjeros seducidos por la guerra santa contra Estados Unidos desborda a las fuerzas locales y por añadido a las extranjeras, más preocupadas por su propia defensa tras perder más de 1.500 hombres en dos años que por el destino de Irak. Tras la disolución del Ejército de Sadam, decretada por el ex gobernador norteamericano Paul Bremer en mayo de 2003, Irak vivió un año de violencia sin que nadie se preocupara de la seguridad de su gente. Sólo en 2004 comenzaron a graduarse los reclutas de la Fuerza de Defensa Civil de Irak (ICDC), un embrión de ejército de 50.000 agentes con dos semanas de entrenamiento sin apenas medios. Declarados traidores, los agentes del IDCD son uno de los objetivos de los ataques y son odiados por buena parte de la población. «La policía secreta ha vuelto y peor que antes, porque con la excusa del terrorismo comete atrocidades», explica un empresario árabe que frecuenta Irak. El miedo y la impunidad se traducen en prácticas violentas. Según el informe de Human Rights Watch (HRW) titulado ¿El nuevo Irak? La tortura y el maltrato de detenidos en custodia iraquí, las torturas son una práctica habitual en sus cárceles, como también ocurría en las prisiones estadounidenses.«A los iraquíes les habían prometido algo mejor de lo que había antes de la caída de Sadam; desgraciadamente, siguen sufriendo las acciones de un Gobierno que maltrata a sus presos con impunidad», denuncia Sarah Whitson, responsable regional de HRW. Aunque la idea de Washington era formar soldados iraquíes como paso previo a la retirada de sus tropas, la situación no es mejor desde que las ICDC trabajan en las calles. Según France Presse, Irak ha vivido más de 1.500 ataques en estos dos años. Los cálculos de víctimas son confusos: si bien la web iraqbodycount.net informa de 20.000 muertos como consecuencia de la invasión y la violencia, la revista médica The Lancet aumenta el balance a 100.000, una cifra muy contestada por EEUU. Una comisión de expertos europeos criticó hace escasos días a Washington y Londres por obstaculizar la investigación sobre el número real de víctimas, pero los escasos datos que se conocen son preocupantes. Según un informe de BBC que cita fuentes del Ministerio de Salud iraquí, sólo entre julio de 2004 y enero de 2005 murieron de forma violenta 3.274 civiles; de ellos el 60% a manos de soldados aliados o del ICDC y el 40% en ataques insurgentes. Más de 12.500 civiles resultaron heridos en ese periodo. La mal llamada posguerra iraquí resulta mucho más sangrienta que la guerra. Hace un año, Irak vivía una media de 20 ataques diarios: hoy esa cifra se da sólo en Bagdad; el país sufre unos 80 incidentes al día según la coalición. Muchas calles de la capital, como la céntrica Haifa, viven a diario de acciones de guerra urbana. En diciembre, un alto cargo del Ejército de EEUU admitía que ninguna de las posiciones asignadas a sus tropas, destacadas en Bagdad, era segura. «Desde luego, es territorio enemigo», dijo. Por otro lado, las acciones militares contra la insurgencia prosiguen.El último caso es Ramadi, en el triángulo suní: según la oficina de información de la ONU, parte de sus 300.000 habitantes está huyendo por si se convierta en otra Faluya. A ello hay que 33 G U Í A P E D A G Ó G I C A La verdad de la guerra sumar los secuestros, que lejos de la impresión que hay en Occidente se ceban en los iraquíes: entre 10 y 30 civiles desaparecen al día. «Los iraquíes están de acuerdo en que la situación es mil veces peor que hace dos años», afirma el empresario citado. «En el país del petróleo el combustible escasea, no hay luz ni agua corriente, los secuestros y las venganzas personales están a la orden del día y la inseguridad es dueña del país». Escasez de suministros Por si no bastase con el miedo, la falta de suministros se ha complicado. «Este invierno estuvimos semanas sin poder usar la estufa porque los precios son muy altos: 20 litros de queroseno cuestan entre 10.000 y 12.000 dinares [su precio oficial es de 200 dinares el litro]; la bombona de gas 7.000 [su precio oficial es de 500] y el litro de gasoil para los generadores ha pasado de costar 10 a 500 dinares», explica Basima. Desde hace dos semanas, el teléfono de su casa está mudo y depende del móvil. Pero ella, su marido y sus cuatro hijos se han acostumbrado a que nada funcione en el nuevo Irak. «Los cortes de luz son continuos y hay días que duran 12 horas». La protección del petróleo, para muchos motivo de la invasión, está saliendo cara ya que las instalaciones petrolíferas son objetivo de la insurgencia. Según datos publicados en diciembre por el Ministerio de Petróleo iraquí, desde marzo de 2003 se han perdido más de 6.000 millones de euros en actos de sabotaje.Sin embargo el país exporta dos millones de barriles diarios, medio millón más que durante la dictadura. Y nadie entiende el por qué de la subida de precios. «Nuestros políticos son ladrones a quienes sólo interesa cuánto dinero pueden robar. Pregúntele a ellos», espeta Asad. Corrupción preocupante La corrupción parece haberse instalado a la par que la democracia. Si hace meses se conoció la auditoría que revelaba la desaparición de 5.200 millones de euros destinados a la reconstrucción, la organi- 34 D E zación británica Transparencia Internacional advertía esta semana en su último informe que Irak corre el riesgo de convertirse en el lugar más propicio del mundo para la corrupción.«Hoy Irak es el país más corrupto de la Tierra. Los cupos de petróleo se los reparten los nuevos gobernantes, y los contratos más suculentos se los han llevado los norteamericanos inflados hasta en un 300%», prosigue el empresario. «No hay ninguna confianza en la clase política, la imagen que hay de ellos es de corrupción. Todo lo que ha cambiado en Irak son las caras», añade. Algunos de los gestos políticos de los dos últimos años han sido inquietantes, como la abolición del Código de Familia de la era Sadam, el más avanzado del Golfo, que permitía a las mujeres divorciarse. En cuanto a las elecciones democráticas celebradas el 30 de enero, para muchos fueron tan sui generis que las tachan de «un reparto de poder por otros medios». Los nombres de los 7.700 candidatos no se conocían por motivos de seguridad. La alta participación chií reveló el deseo de esta mayoría, castigada por la dictadura, de estrenarse en el poder y su victoria despertó recelos a que la democracia derive en una teocracia. Como ellos los kurdos -también víctimas de Sadam- se volcaron en las urnas para asegurarse puestos clave del Gobierno y obtener concesiones. Los suníes no votaron y corren en riesgo de quedarse sin poder. Y es que elecciones no siempre suponen democracia. «La amplia participación de chiíes y kurdos no refleja valores democráticos, sino la pretensión de alcanzar el poder», dice el analista Shlomo Avineri en su artículo Ni fracaso, ni éxito, publicado por bitterlemons-international.org. Con el Parlamento formado y a la espera de consensuar un Ejecutivo, los aliados han empezado a hablar de retirada en un momento especialmente difícil, como advierte el vicepresidente saliente y candidato a primer ministro Ibrahim Yafari, líder del partido Dawa. «Hay terrorismo pese a la presencia en Irak de soldados norteamericanos; no quiero ni imaginar lo que ocurriría si se les pide que se vayan. Podría significar el comienzo de la guerra civil». En este ambiente y sin ONG que ayuden a los civiles por miedo a los secuestros -sólo Mensajeros de la Paz representa a España en la antigua Mesopotamia-, la población se siente más abandonada que nunca. E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 VAMOS A REFLEXIONAR: LA VERDAD DE LA GUERRA Relato de un testigo acerca del horror y las mentiras en la ciudad iraquí tras la ofensiva de EEUU. El 8 de noviembre de 2003, el Ejército de Estados Unidos desencadenó sobre la ciudad iraquí de Faluya, considerada una de las plazas fuertes de los combatientes rebeldes, el más importante de los ataques que haya lanzado hasta la fecha. EEUU informó de que el asalto había supuesto un enorme éxito, con la muerte de 1.200 insurgentes.La mayor parte de los 300.000 habitantes de la ciudad, mientras tanto, huyó para salvar la vida. ¿Qué es lo que ocurrió realmente en el asedio de Faluya? En una investigación conjunta para el diario The Guardian y el programa de televisión informativo Channel 4 News, el doctor iraquí Ali Fadhil ha recopilado las primeras informaciones independientes que han salido de esta ciudad en ruinas, en la que el médico ha encontrado decenas de cadáveres sin enterrar, perros rabiosos y una población peligrosamente amargada. Lo que sigue es un extracto del documental. LO QUE NO SE HA CONTADO DE FALUYA odo empezó en mi casa de Bagdad. Metí en la maleta mi equipo, la cámara y el trípode. Mi amigo Tariq me recomendó que no nos lo lleváramos. «Los combatientes», dijo, «podrían registrar el coche y pensar que somos espías». Tariq estaba aterrorizado con nuestro viaje, y eso que él es de Faluya y que teníamos permiso de uno de los grupos de combatientes para entrar en la ciudad bajo su protección. Sin embargo, Tariq se hace cargo mejor que nadie de que los combatientes ya no son sólo un único grupo. Eran las nueve de la mañana cuando cruzamos la puerta principal de salida de Bagdad hacia el sur, con cuidado de acercarnos lo menos posible a las caravanas de vehículos de los norteamericanos.La salida sur T es todos los días escenario de ataques de los insurgentes contra los norteamericanos, bien mediante coches bomba o mediante emboscadas con granadas propulsadas por cohetes. Tardamos exactamente 20 minutos en llegar desde Bagdad a la zona conocida como el triángulo de la muerte, esa zona en la que se apoderaron del contratista británico Kenneth Bigley, a quien mantuvieron secuestrado y finalmente decapitaron en la ciudad de Latifiya. Se supone que es una zona bajo dominio del Ejército norteamericano, pero los insurrectos han montado aquí puestos de control. A medida que la carretera iba avanzando por terrenos más rurales y más aislados me iba poniendo más nervioso porque, en cualquier momento, nos pararan salteadores de caminos y nos robaran el caro equipo que llevábamos. En un puesto de control, se acercó a la ventanilla del coche 35 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E La verdad de la guerra un encapuchado; llevaba al hombro un viejo fusil AK-47 y quería que le diéramos un donativo para la yihad (guerra santa). En total, los individuos eran seis, todos encapuchados. Tanto el conductor como Tariq le dieron un donativo; yo tenía miedo de que se pusiera a registrar el coche y de que encontrara la cámara, así que le enseñé mi documento iraquí que me acredita como médico, con la esperanza de que se conformara con eso. Pidió perdón y nos rogó que le disculpáramos. A partir de entonces, no teníamos ya nada más por delante, salvo el cielo y el desierto. Era la una y media de la tarde, un mal momento para circular por esta carretera; nos habían comentado que los bandoleros eran particularmente activos a estas horas del día. Tariq señaló a cuatro hombres jóvenes vestidos de rojo, que habían dejado aparcadas dos motocicletas en la cuneta de la carretera. Estaban colocando un pequeño artefacto explosivo, de fabricación casera, hecho con una lata de aceite de cocina, destinado al primer convoy norteamericano que saliera de su base en las afueras de Faluya. Dieron las tres y media de la tarde poco antes de que llegáramos a Habaniya, a orillas de un lago que se alimenta de las aguas del Eúfrates, un centro turístico que en tiempos estaba bajo el control de Uday, el hijo mayor de Sadam. Este era el destino al que venían de vacaciones los faluyanos, que solían ser gente de buena posición económica porque proporcionaban un número considerable de militares de alta graduación al Ejército de Sadam. Ahora hacía muchísimo frío en aquel lugar, que estaba repleto de refugiados. Todas las casas de vacaciones estaban abarrotadas de gente, con casos de dos familias por habitación. La primera familia con la que nos cruzamos llevaba allí desde un mes antes de que empezara el asalto [a Faluya]. Se nos acercó un hombre que se llamaba Abu Rabe'e. Tenía 59 años y era constructor; dijo que quería lanzar un mensaje a nuestra cámara. «No queremos esta clase de democracia ni estos ataques a ciudades y a 36 la población con aviones, con carros de combate y con humvees», dijo. El era también uno de los que había huido de Faluya junto con su familia.Estaban todos viviendo en un antiguo garaje de reparación de automóviles de Habaniya. La mayor parte de las personas con las que hablamos en Habaniya eran pobres y analfabetos y habían huido de Faluya ante el esperado asalto de los estadounidenses. Algunos se alojaban en tiendas de campaña; otros compartían las antiguas suites nupciales a las que venían las parejas de recién casados cuando esto era un centro de vacaciones. Se peleaban entre ellos por convencerme de que grabara las condiciones en las que estaban viviendo. Todavía seguía en pie el parque de atracciones de Habaniya, pero no había nada que funcionara. En medio de la pista de coches de choque, una señora mayor se había montado una cabaña con ladrillos y vivía en ella con su hijo. Intenté hablar con ella pero me dijo que me marchara de allí. En Habaniya no disponían de gas para cocinar, por lo que los refugiados faluyanos talaban árboles para darse calor y guisar la comida. Fue entonces cuando se presentó alguien que dijo que había llegado a oídos de los miembros de la resistencia que nosotros estábamos haciendo preguntas. Decidimos dejar la cámara a buen recaudo y marcharnos a una aldea más acogedora que conocía nuestro conductor. También estaba a rebosar de refugiados procedentes de Faluya. Nos recibió un hombre de 50 años de edad, coman- E D U C A C I Ó N P A R A dante de la Guardia Republicana iraquí en el antiguo régimen. En un apartamento había apretujadas cuatro familias, todas ellas ricas en otros tiempos.Al igual que tantos otros, el comandante había sido licenciado después de la liberación, cuando Estados Unidos disolvió el Ejército y la policía. Ahora estaba sin trabajo, su casa de Faluya estaba destruida y él no era más que un refugiado con cinco hijos y una mujer, no muy lejos de la ciudad en la que antes pasaba sus vacaciones. Echaba pestes de los norteamericanos, pero también de los rebeldes iraquíes, a los que acusaba, junto a los clérigos de la mezquita, de ser los causantes de la destrucción de Faluya. «Los muyahidin y los clérigos son responsables de la destrucción que ha asolado nuestra ciudad; nadie se lo va a perdonar», afirmaba con amargura. «¿Por qué les echa la culpa a ellos? ¿Por qué no echa la culpa a los norteamericanos y a Alaui?», le preguntó Omar, el propietario del apartamento. «A los muyahidin les dijimos que nos dejaran en paz a los faluyanos normales y corrientes», comenta Ali, otro refugiado «pero esos malditos hijos de puta, los jeques y los clérigos, están todo el santo día pintando una especie de cuadro absolutamente enloquecido de paraísos y mártires y de la victoria de los muyahidin. Y claro, como es natural, los chicos se creen hasta la última palabra que pronuncian esos clérigos. Son jóvenes, y unos ingenuos, y se olvidan de que ésta es una guerra contra el poderío de la maquinaria del Ejército norteamericano. Así es como hacen que mueran todos estos chicos y que nuestras ciudades salten por los aires como si se las llevara el viento». Se me ha ocurrido preguntarle al curtido veterano de la Guardia Republicana las razones por las que habían permitido que estos jóvenes muyahidin se hicieran con las riendas de la ciudad, pero la verdad es que no ha hecho falta que se lo preguntara. Recuerdo haber estado en Faluya precisamente antes de que empezaran los combates y de haber visto cómo una multitud se congregaba alrededor de un saco del que manaba sangre. En el saco había prendido un folio de papel blanco en el que se leía: «Aquí está el cadáver de un traidor. Ha confesado que había trabajado como observador para la avia- L A P A Z 2 0 0 5 ción norteamericana y que le pagaban 100 dólares al día». Mientras estábamos allí, de pie, mirando el saco, me enteré de que en cualquier tienda de discos com- pactos de Faluya se podía comprar un CD en el que aparecía el hombre del saco confesándolo todo antes de que lo decapitaran. Esos eran los tipos que ahora controlaban Faluya y no los viejos comandantes del Ejército de Sadam. 24 de diciembre Por la mañana, desanduvimos el camino hacia Faluya y nos enteramos de que había colas de gente a la espera de que se les permitiera volver a entrar en la ciudad. El Gobierno había anunciado que la población de determinados barrios podía empezar a regresar a sus hogares; también había prometido que habría indemnizaciones.Alrededor del mediodía nos habíamos acercado a menos de dos kilómetros de la ciudad y comprobamos que se habían formado cuatro colas cerca de la base de los norteamericanos. Eran casi todos hombres, que estaban a la espera de que los militares de EEUU les facilitaran un documento de identidad para permitirles volver a sus casas. Aquellos hombres estaban muy enfadados. «Esto es una humillación.No voy a decir más. Estos docu- 37 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E La verdad de la guerra mentos de identidad no sirven más que para obligarnos a los faluyanos a doblar la cerviz en señal de deshonra», protestaba uno de ellos. Estuve con el comandante Paul Hackett, un oficial de la Infantería de Marina, destinado como enlace en la base de Faluya. Me aseguró que las Fuerzas Armadas de Estados Unidos no pretendía humillar a nadie, en absoluto, pero que los documentos de identidad eran necesarios por razones de seguridad. «Lo que quiero decir es que, por lo que yo entiendo, al final van a poder colgar este documento de identidad en una pared y conservarlo como recuerdo», comentó. Tomaron huellas dactilares de todos mis dedos, me sacaron dos fotografías de la cara, de perfil, y por último me fotografiaron el iris. A partir de aquel momento ya cumplía todos los requisitos para entrar en Faluya, exactamente igual que cualquier otro faluyano. 25 de diciembre Alrededor de las ocho de la mañana, Tariq y yo íbamos en coche hacia Faluya. No nos creíamos que de verdad pudiéramos entrar en la ciudad. En el puesto de control, los soldados norteamericanos estaban nerviosos. La vía de acceso al puesto de control estaba formada por cantos rodados, por lo que teníamos que circular muy lentamente.Los soldados emplearon 20 minutos en registrar mi coche y, a continuación, nos cachearon a Tariq y a mí. Me entregaron una cinta de color amarillo que tenía que colocar en el parabrisas del coche para indicar que había pasado el registro y que era titular de un contrato. Si no exhibía esta cinta amarilla, cualquier soldado norteamericano podía disparar contra mí por ser un vehículo del enemigo. Hacia las 10 de la mañana entramos en la ciudad. Estaba completamente destruida y no había más que ruinas por todas partes. Parecía una ciudad fantasma. Faluya era una ciudad moderna; ahora no 38 quedaba nada de ella. Dedicamos el día a andar por entre los escombros de lo que había sido el centro de la ciudad; no vi ni un solo edificio que estuviera en condiciones de uso. Los norteamericanos habían tendido en las calles cintas blancas para impedir el paso a todos aquellos que merodearan por zonas en las que todavía no estaba permitido entrar. Me acordé del mercado que había antes de la guerra, cuando no se podía dar un paso por él por culpa de la muchedumbre que lo abarrotaba.Ahora todas las tiendas estaban marcadas con una cruz, lo que significaba que habían sido registradas por los soldados norteamericanos y no ofrecían peligro. Los cadáveres, sin embargo, algunos de paisanos y otros de insurrectos, se estaban pudriendo todavía dentro del edificio. En esta zona había perros muertos por todas partes, tirados en medio de las calles. A Bagdad habían llegado noticias de que había rabia en Faluya, pero yo necesitaba encontrar un médico. Los faluyanos son muy recelosos con los forasteros, de modo que me pareció sorprendente que Nihida Kadhim, un ama de casa, me invitara por señas a entrar en su vivienda. Ella acababa de llegar de regreso a la ciudad para comprobar el estado de su casa; el Gobierno había anunciado tres días antes a la población que todo el mundo tenía que empezar a volver a sus hogares. Me hizo pasar al cuarto de estar. Señaló con el dedo a un espejo en el que, con su barra de labios, habían escrito una pintada. La mujer no sabía inglés. Lo escrito decía «¡Al carajo E D U C A C I Ó N P A R A Irak y todos los iraquíes!». «Es un insulto, ¿no?», me preguntó. Me fui de allí y eché a andar hacia el cementerio. Volví a ver otra vez perros muertos. Un amigo mío de Bagdad, el doctor Marwan Elawi, me había comentado que en el Hospital de Enfermedades Infecciosas de Bagdad se registraba un caso de rabia a la semana.El problema era que otros perros se estaban comiendo los cadáveres y propagando la enfermedad. En mi camino hacia al cementerio, noté el olor a muerte que salía de una casa. La puerta estaba abierta y lo primero que vi fue un automóvil blanco aparcado en el camino de entrada y, encima del techo del coche, un lanzacohetes para RPG. Entré en la casa y el ruido que provocaba la lluvia sobre el tejado y la oscuridad del interior hicieron que me entrara mucho miedo. La puerta estaba abierta, todas las ventanas estaban rotas y había un reguero de impactos de bala que recorría desde la entrada hasta un cuarto de baño, como si los disparos hubieran tratado de cazar algo o a alguien. El cuarto de baño daba paso a un dormitorio y, cuando entre en él, vi el cuerpo sin vida de un combatiente.Había perdido una pierna, le faltaba una mano y no quedaba intacto ni uno solo de todos los muebles de la casa. Cuando salí de allí vi un osito de peluche en el suelo, bajo la lluvia, y una mina explosiva de color verde. Algunos de los combates más encarnizados tuvieron lugar aquí, en el centro de la ciudad, pero no se veía ni rastro de los entre 1.200 y 1.600 combatientes que los norteamericanos decían haber matado. Me habían dicho que en la ciudad, sin precisar dónde, había un cementerio especial para los combatientes, aunque la población aseguraba que la mayor parte de los cuerpos la habían retirado de la ciudad al término de la primera semana de enfrentamientos.Era preciso que encontrara a algún rebelde para que me contara la auténtica historia de lo que había ocurrido en la ciudad.Los norteamericanos habían anunciado que se había tratado de una gran victoria militar, pero yo no alcanzaba a comprender dónde habían enterrado a todos los combatientes muertos. Después de haber visto aquel cadáver ya no me sen- L A P A Z 2 0 0 5 tía nada a gusto con la idea de dormir en Faluya. Aquel lugar estaba desierto y contaminado por la muerte y por toda clase de armas. Imagínense dormir en un lugar en el que en cualquiera de las casas que lo rodean puede haber uno, dos o tres cadáveres. Quería salir de allí. 26 de diciembre Volví por la mañana a ver si encontraba el cementerio y a buscar pruebas de los combatientes que habían perdido la vida. Eran alrededor de las cuatro de la tarde cuando llegué al cementerio de los mártires; no había podido llegar antes porque todo el mundo me abordaba, quería enseñarme sus casas destruidas y me preguntaba las razones por las que los periodistas no venían a Faluya y no mostraban al mundo lo que habían hecho los norteamericanos.También dejaban traslucir su cólera contra el primer ministro Iyad Alaui, por haber enviado a la Guardia Nacional, integrada principalmente por chiíes, a colaborar con los norteamericanos. A la entrada del cementerio de los combatientes había un cartel en el que se leía: «Este cementerio es un tributo del pueblo de Faluya a los heróicos mártires de la batalla contra los norteamericanos y a los mártires de las operaciones yihadíes contra los nor- 39 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E La verdad de la guerra teamericanos, conforme a lo dispuesto y aprobado por el consejo de la Azora de los muyahidin en Faluya». Cuando estaba entrando en el cementerio, trajeron los cadáveres de dos hombres jóvenes. Los rostros estaban putrefactos. El conductor de la ambulancia cogió los huesos de una mano; la piel, putrefacta, se había caído. «¡Dios es el más grande!» exclamó, «¿Qué tiempos son éstos que nos ha tocado vivir, que tenemos que recoger los huesos y las manos de nuestros hermanos?». Empezó entonces a despotricar contra los miembros de la Guardia Nacional, a los que dedicaba insultos peores incluso que a los norteamericanos. «¡Esos hijos de puta, esos hijos de mala madre!».Fue a miembros de la Guardia Nacional a los que emplearon los norteamericanos para registrar las casas; para los faluyanos, los guardias nacionales pasaron a ser unos sicarios embrutecidos.En su inmensa mayoría, los voluntarios de la Guardia Nacional son chiíes pobres del sur. Son hombres que no encuentran empleo, lo suficientemente desesperados como para apuntarse a un trabajo que los convierte en objetivo de asesinato. «Los renegados nacionales», les llaman. Conté las tumbas: había 74. Con los dos jóvenes más, sumaban 76. Los nombres de las lápidas estaban escritos con tiza y algunos se habían borrado. En una de las lápidas se leía: «Aquí descansa un heroico mártir tunecino que ha muerto», pero no vi ninguna otra prueba de los centenares de combatientes extranjeros que los estadounidenses habían afirmado que utilizaban Faluya como su cuartel general. Me hablaron de que había algunos yemeníes y saudíes, algunos voluntarios de Túnez y de Egipto, pero los combatientes eran faluyanos en su mayor parte. Los militares norteamericanos dicen 40 que tienen centenares de cadáveres congelados en una fábrica de patatas fritas a cinco kilómetros al sur de la ciudad, pero nadie ha obtenido autorización para ir allí en los últimos dos meses, ni siquiera la Media Luna Roja. Salman Hashim lloraba junto a la tumba de su hijo, que había sido uno de los combatientes de Faluya. «Tenía 18 años. Quería empezar la carrera de médico o la de ingeniero cuando terminara este curso; era el último año que pasaba en el instituto», explicó. La madre del muchacho lloraba a los pies de esa misma tumba y recordaba a su hijo muerto, que se llamaba Ahmed. «La culpa la tiene Iyad Alaui» clamaba. «Si pudiera, le cortaría el cuello en pedazos». A continuación se volvió hacia el túmulo de tierra que cubría el cuerpo de su hijo: «Ya te decía yo que esos combatientes querían que te mataran». El padre del chico la conminó a estar callada en presencia de la cámara. En la siguiente tumba estaba escrito un nombre femenino, el de una mujer llamada Harbiyah. Se había negado a marcharse de la ciudad, junto con su familia, a los campamentos de refugiados.Un pariente suyo estaba de pie junto a la tumba. Según dijo, él mismo la había encontrado muerta en su cama, con al menos 20 agujeros de bala en su cuerpo. Vi otros cadáveres en estado de putrefacción que no tenían el aspecto de haber sido combatientes. En una de las casas del mercado había cuatro cuerpos dentro de la habitación de invitados. Uno de los cuer- E D U C A C I Ó N P A R A pos presentaba el pecho y el estómago abiertos en canal, como si los perros se lo hubieran estado comiendo. Le habían arrancado las manos a la altura de las muñecas y le faltaban carne de un brazo y partes de las piernas. Traté de imaginar quiénes podrían ser estos hombres. Estaba claro cuáles eran las casas en las que había habido combatientes: eran las que estaban completamente arrasadas. En esta casa, sin embargo, no se veían impactos de bala por las paredes, tan sólo aquellos cuatro muertos en el suelo, hechos un ovillo los unos junto a los otros, y agujeros de bala en las redes mosquiteras que cubrían las ventanas. Me dio una impresión como de que estuvieran dormidos y les hubieran disparado a través de las ventanas. Eran los típicos jóvenes de la familia a los que por lo común se les encarga la misión de que se queden allí para vigilar la casa.Esa es la tradición en Irak: nunca dejamos vacía una casa. Aquellos cuatro hombres se habían echado a dormir conforme a la costumbre que tenemos de dormir cuando hay huéspedes, cuando extendemos nuestra mejor alfombra en la habitación de invitados y los hombres se acuestan los unos junto a los otros. «Es la casa de Abu Faris. Creo que el cuerpo del más gordo es el de su hijo, Faris», comentó Abu Salah, cuya tienda de patatas fritas también quedó destruida en el bombardeo. Durante el resto del día todo el mundo me siguió insistiendo en que les acompañara a ver sus casas. Una vez más, me preguntaban dónde se habían metido todos los periodistas. ¿Por qué no venían a contar lo que había ocurrido en Faluya? El caso es que, después de haber trabajado durante 18 meses con periodistas, yo me había dado cuenta de que para ellos era excesivamente peligroso venir a esta ciudad, que los consideraban espías y que podían terminar dentro de un saco. Como yo era allí la única persona provista de una cámara, todos querían enseñarme lo que había ocurrido con su casa. Tardé horas. 27 de diciembre A eso de las nueve de la mañana me levanté en mi casa de Bagdad.Ya había tenido bastante de Faluya, aunque todavía me duraba la sensación de que no había llegado a comprender lo ocurrido allí. La ciu- L A P A Z 2 0 0 5 dad estaba completamente destruida pero, ¿dónde estaban los cadáveres de los combatientes muertos por los estadounidenses? Quise preguntar al doctor Adnan Chaichan sobre los heridos. Lo encontré al mediodía en el hospital central de Faluya. Me informó de que, al desencadenarse el ataque, a todos los médicos y al resto del personal sanitario los mantuvieron encerrados en el hospital sin siquiera dejarles salir para curar a nadie. La Guardia Nacional Iraquí, de acuerdo con las órdenes recibidas de los norteamericanos, le había tenido atado, tanto a el como a todos los demás médicos, en el interior del hospital. Los yanquis habían rodeado el hospital mientras la Guardia Nacional había confiscado todos los teléfonos móviles y los celulares. Parecía que Chaichan estaba más enfadado con los miembros de la Guardia Nacional que con nadie más. Chaichan añadió que en el interior de la ciudad sí que funcionaban las líneas de teléfono, así que al 41 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 VAMOS A REFLEXIONAR: LA VERDAD DE LA GUERRA La verdad de la guerra hospital llegaban llamadas de heridos en demanda de ayuda y él intentó impartir por teléfono instrucciones a los centros sanitarios y a las mezquitas de la localidad sobre la forma de tratar las heridas. Sin embargo, nadie pudo acceder al hospital central, donde estaba todo el material sanitario, y la gente se desangraba hasta morir por toda la ciudad. Estaba ya a punto de hacerse de noche cuando abandoné Faluya con mi coche de vuelta a Bagdad, con la sensación de que apenas si había levantado una primera capa superficial de lo que en realidad había ocurrido allí. Sin embargo, está claro que al destruir de forma total y absoluta esta ciudad suní, con la colaboración de una Guardia Nacional principalmente integrada por chiíes, el Ejército de los Estados Unidos ha aventado las semillas de una guerra civil que se avecina sin remedio. Si se celebran elecciones ahora y triunfan los chiíes, la guerra es inevitable. Todas las personas con las que he hablado no tenían ninguna intención de votar. Nadie de los que me he encontrado en estos cinco días tenía en su poder una papeleta electoral. Una semana después de que yo llegara a Londres para realizar la película del programa Channel 4 News, llegó por la mensajería Federal Express la cinta de la última entrevista. Se trataba de la entrevista con Alzaim Abu, que había sido el jefe de los combatientes en el barrio de Shuhada, en Faluya, y que se había enfrentado a los norteamericanos en los primeros combates habidos en el centro de la ciudad. Habíamos empleado cerca de tres semanas en nuestro intento de dar con él. Posteriormente, en la misma noche en que yo salía para Londres, Tariq recibió una llamada de este hombre, en la que le anunció que estaba dispuesto a hablar. De la entrevista sobraba un montón de paja; un montón de bravuconadas acerca de todos los norteame- 42 ricanos que habían matado ellos, de que nunca se iban a rendir y de cómo se iba a producir la victoria final de los faluyanos. Reconocía que en la ciudad había habido unos pocos combatientes extranjeros, pero ninguno de ellos en las unidades que él mandaba; en su inmensa mayoría, todos los combatientes habían sido faluyanos. Sin embargo, había algo que destacaba sobre todo lo demás y que explicaba la razón de que el cementerio estuviera vacío y de que no se encontraran los cadáveres. Afirmaba Abu que la gran mayoría de los combatientes recibió órdenes de abandonar la ciudad el 17 de noviembre, nueve días después de que comenzara el asalto.«La retirada de los combatientes se llevó a cabo en cumplimiento de una orden de nuestra jefatura suprema. No nos fuimos porque no quisiéramos combatir. Necesitábamos reagruparnos; fue un movimiento táctico. Los combatientes decidieron volverse a desplegar en Amiriya y algunos marcharon sobre Abu Ghraib», destacó Los militares estadounidenses han destruido Faluya, pero lo único que han conseguido ha sido desperdigar a los combatientes. Han multiplicado además las posibilidades de que se declare una guerra civil en Irak al utilizar su nueva Guardia Nacional, integrada por chiíes, para eliminar suníes. En cierta ocasión, cuando un corresponsal extranjero, un irlandés, me preguntó si yo era chií o suní. Le respondí que yo era suchí.Mi padre es suní y mi madre es chií. Siempre me habían importado un pimiento estas cosas. Ahora, después de lo de Faluya, sí que importan. LA GUERRA CIVIL SE VE EN EL VERTEDERO IRAK CAMINA irremisiblemente hacia la guerra civil entre suníes y chiíes. La constatación no procede de un informe del Pentágano o de una investigación periodística. Procede de la experiencia de Haidar, en cuyo vertedero aparecen todos los días cadáveres con un tiro en la sien a dinámica es casi siempre la misma. Madrugada. Primero se escucha el ruido de un vehículo. Algo extraño, porque en Bagdad rige el toque de queda. Después el automóvil detiene la marcha. «Eso significa problemas», dice Yaaser Haidar. A los pocos segundos se escucha un disparo. «Por las mañanas encontramos los cadáveres tirados entre la basura. Los cubrimos y llamamos a la policía. Se ha convertido en una rutina terrible. He encontrado ya 50 muertos (desde el 2.003)», asegura el recolector de desechos de 54 años. Antes de la guerra, Kisra wa Atash -una enorme extensión situada en los límites de Bagdad-, era un área repleta de almacenes.Los bombardeos norteamericanos y los saqueos la dejaron reducida a L escombros. Un monumental vertedero, convertido en el hogar de los Haidar. Para acceder hasta el lugar hay que circular por un accidentado camino de tierra. La entrada está señalizada por los restos putrefactos de dos caballos. El olor es insoportable. A pocos metros, media docena de camiones descargan kilos y kilos de basura. Las calles que conducen a la adyacente Ciudad Sadr han sido tomadas por bandas de chavales vestidos con una suerte de uniforme negro.Inspeccionan cada uno de los vehículos que transitan por el lugar.«Son de la milicia (chií) de Muktada (Al Sadr). Están buscando a un suicida», manifiesta con toda normalidad Ahmed Haidar. El hijo de Yaseer reconoce que desde hace sema- 43 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E La verdad de la guerra nas el estilo de los homicidios ha sufrido un giro. «Los muertos han aumentado y ahora todos aparecen con un tiro en la cabeza, las manos atadas a la espalda y los ojos vendados. No sabemos qué pasa», señala. Procedentes de Kut, en el sur chií del país, los Haidar se instalaron en Kisra wa Atash en 1974. Durante años se ganaron la vida almacenando y vendiendo chatarra. Ahora, se han convertido en testigos del caos que azota a Irak. «Los dos primeros cadáveres que encontré eran de dos dirigentes del Baaz (el partido de Sadam Hussein) de Kisra wa Atash. Todo el mundo los conocía. Después apareció un director de un banco. El resto son desconocidos. A veces están desnudos», precisa el chaval de 25 años. Recientemente, Ahmed descubrió el cuerpo de una chica vestida sólo con un camisón. También con un balazo en el cráneo. Los asesinos habían dejado un pequeño papel con un explícito mensaje: «Era una prostituta». El pasado día 6 los Haidar confirmaron sus sospechas de que «algo extraño está ocurriendo en Irak». Esa jornada, a las 4:30 de la madrugada, Yaseer se despertó con los ladridos de sus perros.El campesino se percató de la presencia de un vehículo y una excavadora. Se ocultó tras unas rocas porque adivinó «que eran peligrosos», añade. “En el coche viajaban dos personas vestidas de negro. Al instante apareció también un vehículo 44 blindado de esos que se usan en los bancos para llevar dinero. Comenzaron a sacar a 12 personas y yo regresé a casa para avisar a la policía. Entonces escuché los disparos. Uno tras otro. La máquina los enterró en una zanja. La policía llegó a las 6:30 cuando todo había terminado”. Casos como el del vertedero de los Haidar hacen pensar que Irak se encuentra sumido en un atroz conflicto civil, que guarda enormes paralelismos con el que vivió Argelia. Según el vicepresidente del parlamento iraquí, Hussein Shahristani, «la definición de guerra civil se cumplirá cuando los chiíes de a pie comiencen a devolver los golpes». El homicidio de los 12 campesinos suníes de Madain, una región sita al sur de Bagdad, podría ser la primera señal de alerta de que la paciencia de una comunidad devastada por cientos de atentados ha llegado a su fin. «Es muy duro reconocer que la guerra civil ha comenzado ya», admite el presidente de la Casa de los Suníes, Adnan Al-Duleimi.Frente a su oficina cuelga una de las habituales pancartas negras donde en estos días se publicita la muerte. La víctima no era otra que el hermano de un conocido jeque local Abd as-Sattar Abd al-Jabbar, encarcelado desde hace seis meses por los norteamericanos bajo la acusación de supuestos vínculos con la guerrilla. «Abd al-Mumin Abd al-Jabbar, hermano del jeque Abd as-Sattar Abd al-Jabbar. Asesinado el 20 de abril de 2005. La última víctima de la guerra E D U C A C I Ó N P A R A sucia», se lee sobre el pedazo de tela. Los responsables de la Casa de los Suníes, una de las dos principales agrupaciones de esta comunidad, distribuyen entre los visitantes de sus oficinas las impresionantes fotos de los 12 cadáveres de Madain. Los cuerpos muestran trazos evidentes de hematomas.«Los torturaron antes de asesinarlos», acota Dhiyaa Al-Hadithy, portavoz de la organización. Uno de los fallecidos perdió medio cerebro. Según las estadísticas que maneja esta entidad que representa a 11.000 mezquitas suníes del país, al menos 59 clérigos de esta confesión han sido asesinados desde abril del 2003, 30 de ellos abatidos durante el presente año. «Hay una gran operación contra los religiosos suníes. Han arrestado a casi 300. No se limita sólo a clérigos. En Madain están quemando casas de suníes, en Basra están arrestando a gente por ser suníes. Es pura limpieza étnica», defiende Adnan Al-Duleimi. Pero la clave de lo que acaece hoy en día en Irak no se encuentra en el análisis ni en las declaraciones de los protagonistas.Se halla en lugares como el vertedero de los Haidar o en otro tan estremecedor como el primero: la morgue central de Bagdad. El museo de la morgue En una macabra ironía, el museo de este recinto es quizás el único que parece haberse beneficiado del curso actual que ha tomado el país. Como los demás fue saqueado tras la invasión de EEUU. En cuestión de semanas pudo reemplazar su espantosa colección de fotografías de crímenes. Las instantáneas colgadas de las paredes mues- L A P A Z 2 0 0 5 tras víctimas asesinadas de todas las maneras: estranguladas, tiroteadas, apuñaladas, quemadas y decapitadas, una práctica que, como en Argelia, se ha convertido en un hábito en Irak. «Era un chaval de menos de 30 años. ¿Ve las marcas en la espalda? Golpes, signos de tortura. Lo degollaron mientras estaba vivo. Es un estilo que se utiliza en los crímenes de inspiración política o confesional. Se trata de meter miedo», acla- ra el doctor Qais Hassan, de 40 años de edad, mientras señala al retrato del muchacho decapitado. «Todas las fotos son nuevas. Con todos los cuerpos que recibimos tenemos mucho donde elegir», ironiza el forense, convertido en nuestro cicerone durante la visita a su particular museo del horror. «Recibimos entre 5 y 10 decapitados por mes. Durante la época de Sadam no teníamos más de un caso de este tipo al año. Los últimos llegaron hace dos semanas procedentes de Madain», precisa Qais. El médico también cree que «la formación del nuevo gobierno» del chií Ibrahim Jaafari el pasado 28 de abril «tiene relación» con el espectacular aumento en el número de víctimas mortales que llegan cada día a la morgue. «Justo en marzo habíamos registrado un descenso en las estadísticas. Los fallecidos por arma de fuego de ese mes fueron sólo 596 (en la dictadura rara vez superaban la veintena) frente a los 739 que tuvimos en 45 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E La verdad de la guerra enero y febrero. Pero en abril las cifras se han triplicado. Están encontrando cadáveres en los ríos, en los basureros, por las calles... Pasa algo raro», advierte el facultativo. Su compañero, el doctor Abdel Razaq Al-Obeidi, de 56 años, afirma que las «las decapitaciones se han disparado en los últimos tres meses». Dentro de la sala de disección -donde se alinean los cuerpos instalados sobre camillas y los empleados intentan limpiar los charcos de sangre con mangueras-, las conversaciones de los trabajadores derivan hacia el espanto absoluto. “Sólo el viernes recibimos 45 cadáveres. Este país es un caos", opina Amar Zuher, de 35 años. «Los tipos que degüellan tienen que ser fuertes porque es difícil separar las vértebras con un cuchillo. A lo mejor antes eran carniceros». Degollados Al-Obeidi describe uno de los principales problemas que enfrentan en estos casos. «A veces nos llega un día la cabeza y otro el cuerpo, y al final no sabemos que cosa pertenece a quien. En una ocasión nos enviaron a alguien decapitado que encontraron en Bagdad y el cráneo apareció en Kut (en el sur del país)», revela. En medio de la desquiciada charla uno de los cirujanos acarrea una camilla con un fallecido que muestra a los reunidos.«¡Fíjese, muerte natural, algo raro en estos días!», dice entre las risas del resto. Afuera de la morgue son llantos lo que hay. Hoy son los de los familiares de 13 asesinados cuyos cuerpos fueron descubiertos la pasada semana en 46 el barrio capitalino de Ash-Shab. Fue una ejecución sumarísima, otra de las novedades que en palabras del doctor Qais indican un turbador giro en el presente conflicto. Hussein Abdel Hadi Al Janabi recibió tres tiros en el corazón.«¡Es un mártir, un mártir, hay que denunciarlo delante del gobierno!», gritaba como un poseso uno de sus familiares mientras encaramaba el féretro a la vaca de una furgoneta. «Desapareció hace 10 días. Se había quedado a dormir en casa de su primo, en Zafaraniya (un barrio del sur de Bagdad). Soldados de la Guardia Nacional con el rostro cubierto con capuchas se presentaron a las 3 de la mañana. Se lo llevaron y no supimos nada más. Alguien sugirió que nos pasáramos por la morgue para ver si estaba entre todos estos muertos que encontrados estos días», sostiene Ali Hussein Hadi Al Janabi, otro primo del difunto. «Están ejecutando suníes» La realidad es que durante dos años, miles de chiíes murieron en medio de brutales atentados o en asesinatos del mismo estilo de los que ahora azotan también a la comunidad suní. El máximo jefe espiritual de los primeros, el gran ayatolá Ali Al Sistani, siempre exigió a sus seguidores que no respondieran. La tensión confesional se disparó el 16 de abril cuando dirigentes chiies afectos al Consejo Supremo de la Revolución Islámica (CSRI) aseguraron que milicias suníes habían secuestrado a 150 miembros de su comunidad en Madain. Los militares iraquíes no encontraron a rehén alguno pero cuatro días más tarde el presidente Jalal Talabani anunció el hallazgo de 50 cadáve- E D U C A C I Ó N P A R A res en el río Tigris y vinculó este descubrimiento a la hipotética crisis de Madain. Nunca se averiguó la procedencia de los despojos humanos. El 21 de abril miles de chiíes se manifestaron en Kerbala solicitando a Sistani que les permitirá la venganza. En esas mismas fechas comenzaron las detenciones masivas de hipotéticos sospechosos.El 26 de abril la televisión local Al Iraquiya anunciaba la captura de «305 presuntos insurgentes». Cuatro jornadas más tarde el propio ministerio del Interior reconocía la detención de 11 imanes suníes en una sola jornada. En la mezquita de Umar al-Mukhtar en el barrio de Al-Yarmuk todavía recuerdan los gritos que acompañaban a los disparos al aire de las fuerzas especiales de la policía . «Nos insultaban y decían: "¡os hemos aguantado demasiado!" Eran todos chiíes y había milicianos de las Brigadas Badr (el brazo armado del CSRI)», asegura Abdel Halek Abdel-Latif, de 48 años. Los empleados del templo todavía no han logrado recomponer el desorden que dejaron a su paso las fuerzas de seguridad. La librería está repleta de sillas tiradas por el suelo, de ropa esparcida.La caja fuerte aparece reventada. «Se llevaron todo el dinero», añade Abdel-Latif, un trabajador del recinto presente durante al acción de los agentes el día 10. La historia del imán Abdel Qarim Abdul Razak es una contradicción en si misma. Fue trasladado a España por mediación de la ONG que lidera el Padre Angel para operarse de una dolencia cardiaca.Regresó curado a su país y ahora figura entre los desaparecidos de esta última campaña de detenciones. «Comenzaron a golpearle delante de todos. Le acusaban de asesinar a gente. Es un señor enfermo y se desmayó. Es una ofensiva de la gente de Badr contra las mezquitas suníes», denuncia Abdel-Latif, continúa. Agujero de la muerte El imán Husein Ghazi Al Samarrai fue detenido el 28 de abril en su domicilio de Bagdad. Dice que L A P A Z 2 0 0 5 terminó en una celda de la llamada Zona Verde acompañado por 74 suníes, incluidos otros dos clérigos suníes. «Era un agujero de la muerte. Nada más entrar querías vomitar. Teníamos que dormir de lado. Había gente con la piel repleta de úlceras. Con los brazos hinchados después de haber estado colgados de ellos», apunta el religioso de 40 años. A la semana lo soltaron. «Te arres- tan y te liberan sin explicación», añade. En el vertedero de Kisra wa Atash, mientras pasea a sus ovejas, Ahmed Haidar reflexiona sobre lo que ocurre en su país. «Algún grupo está intentando crear problemas entre suníes y chiíes», dice. Es sólo una hipótesis. Su única certeza es el «miedo que ahora tenemos por la noche. Con el simple ruido de un motor me despierto. Lo asocio a la muerte». 47 G U I A A U D I O V I S U A L D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 VAMOS A REFLEXIONAR: LA VERDAD DE LA GUERRA avanzando y se voló.Las bajas son mínimas para la cantidad de gente que podría haber muerto», explicó un general del Ejército iraquí, Nasier Abadie. Está entregando pistolas a estos profesionales para que puedan defenderse, pues desde la invasión norteamericana 130 médicos iraquíes han sido asesinados o secuestrados. a violencia en Irak está alcanzando tales cotas que el nuevo Ejecutivo ha accedido a otorgar licencias de armas a los médicos que han recibido amenazas, según reveló el pasado 5 de mayo el diario Al Sabaah. En Ministerio del Interior se ha comprometido a entregar pistolas pero también rifles a los facultativos, a los que se entrenará en su uso. El estamento médico se ha convertido en un objetivo repetido de secuestradores y criminales. El Ministerio de Sanidad ha reconocido que desde la invasión norteamericana del país más de 130 médicos han sido asesinados o secuestrados. La crisis iraquí ha adquirido un tono especialmente complejo por cuanto las acciones de simples delincuentes se solapan con los ataques de los grupos armados opuestos a la presencia de tropas extranjeras y al Gobierno que ahora dirige Ibrahim al Yafari. Siguiendo con su particular arremetida, los insurgentes mataron el pasado 5 de mayo al menos a 25 personas tan sólo en Bagdad, donde se registraron cuatro ataques contra las fuerzas de seguridad, incluido uno que fue llevado a cabo por un enésimo suicida que se inmoló junto a un grupo de personas que esperaba frente a un centro de reclutamiento en el aeropuerto de Muthana. Las explosiones se sucedieron como detonaciones sordas retumbando por Más ataques L LA VIOLENCIA OBLIGA AL GOBIERNO IRAQUÍ A ARMAR A LOS MÉDICOS 48 todo Bagdad desde primeras horas de la mañana. La acción más mortal, la protagonizada por el kamikaze, costó la vida a cerca de 15 iraquíes que esperaban en una cola para solicitar trabajo el recinto de Muthana, que ha sido objetivo de los movimientos armados en repetidas ocasiones. «Un agente lo vio venir y le dijo que se detuviera, se negó y continuó En otro ejemplo de la creciente audacia de las acciones de los activistas, estos tendieron también una emboscada a una patrulla de la policía en Al Amil, al oeste de la ciudad, en la que abatieron a nueve agentes cuyos coches fueron quemados. A los 15 minutos de esta acometida, un coche suicida explotó no lejos de allí, en el área de Al Gazaliya, matando a otro miembro de las fuerzas de seguridad y uno más detonó frente a la residencia del general Hikmat Musa Salmane, un alto cargo del Ministerio del Interior, acabando con la vida de uno de sus escoltas. La morgue del hospital Yarmuk volvió a llenarse de cadáveres, mientras en el lugar de las deflagraciones se apreciaba una imagen repetida mil veces: trozos de vehículos achicharrados, ambulancias ululando... La arremetida de los activistas no se limitó a Bagdad y se extendió por diferentes villas del norte del país incluida Samarra y Mosul.En esta última, al menos cuatro miembros de los temidos comandos de la policía iraquí -las fuerzas de elite de este cuerpo- murieron y cinco resultaron heridos cuando un coche conducido por otro kamikaze estalló al paso de su convoy. La psicosis en la capital es tal que un portavoz del Ministerio del Interior citado por el diario Al Mashriq decía que su departamento dispone de informaciones según las cuales los grupos armados tienen dispuestos 70 coches bombas para hacerlos estallar en los próximos días. Los medios de comunicación locales informan a diario de decenas de detenciones en diferentes barrios de Bagdad, mientras el ministro de Seguridad Nacional, Abdul Kareem al Anezi, aseguraba que las fuerzas de seguridad «han establecido un cinturón de seguridad» en torno a la villa. Para Wafiq al Samarrai, asesor de seguridad del titular del Ejecutivo, esta arremetida de la guerrilla «no es ni tan siquiera sorprendente.Lo estábamos esperando. Lo que está pasando en un fenómeno pasajero». 49 G U I A A U D I O V I S U A L D E VAMOS A REFLEXIONAR: LA VERDAD DE LA GUERRA Estudiantes chiíes intentaron linchar a un líder suní por el asesinato de uno de sus dirigentes en la Facultad de Farmacia. El odio religioso llega a la universidad. asar Sarhan decidió organizar una celebración el día 2 de mayo en la Universidad de Bagdad para festejar el juramento como primer ministro de Ibrahim Yaafari. El estudiante de 24 años de la Facultad de Farmacia no sólo era uno de los personajes más populares del recinto, sino un reconocido militante del partido chií Dawa, al que pertenece Yaafari. «Pusieron fotos de Yaafari y se reunieron en la Facultad de Arte a cantar», explica Hamsa Ayad, una alumna de Farmacia de 19 años presente aquel día en el centro. La convocatoria concluyó después de un confuso incidente protagonizado por un guardaespaldas suní del director del Departamento de Farmacia.Tres horas más tarde, Masar Sarhan fue asesinado en Saidia, el barrio del sur de la capital donde residía. El homicidio desató una oleada de manifestaciones de claro contenido confesional que incluso llevó a un grupo de estudiantes, allegados al difunto, a intentar linchar al decano de Farmacia, un profesor suní llamado Mustafa Al Hitti. «La verdad es que más que una manifestación fue una razzia contra los suníes y lo digo yo, que soy chií. La gente gritaba '¡muerte a los baazistas!' (el partido Baaz que lideraba Sadam Husein).Rompieron todo a pedradas. Tuvimos que evacuar a Al Hitti porque querían asaltar su despacho», aclaró otro estudiante de Farmacia, Ammar Eraibi, de 23 años de edad, refiriéndose a la protesta que se desarrolló el día 3, que degeneró en violentos disturbios y en la clausura de la M ODIO RELIGIOSO EN LA UNIVERSIDAD DE BAGDAD 50 universidad durante una semana. Los incidentes son tan sólo un reflejo más de la progresiva tensión étnica que se percibe en Irak. «La facultad era como una habitación repleta de gas y la muerte de Masar fue la mecha que la hizo explotar», precisó Haidar Mahdi, otro alumno del centro de 21 años. Los testimonios recogidos no clarifican el origen de la confrontación.Los estudiantes coinciden en que durante los festejos del día 2 de mayo, un guardaespaldas de Al Hitti se acercó portando una pistola al cinto. «Los guardias de la Facultad de Arte lo detuvieron y el asunto terminó en pelea. Le pegaron una paliza», dice Hamsa Ayad. Otro de sus compañeros, Bashr al Arawi asegura que el guardián de Al Hitti «amenazó a todo E D U C A C I Ó N P A R A el mundo». Sarhan llegó a entrevistarse con el decano de la facultad para intentar resolver la disputa y después se marchó a su casa. «Llegó en torno a las 6 de la tarde. Estaba aparcando frente al restaurante Tierra Feliz cuando sendos Opel se colocaron detrás. Se bajaron dos hombres, se aproximaron a la ventanilla de Sarhan y le dispararon tres tiros en la cabeza», indicó Alaadin Safah, un chaval de 22 años dueño de un pequeño negocio de alimentación sito justo a metros de donde se produjo el atentado. El barrio de Saidia donde habita la familia de Sarhan es un enclave de mayoría suní donde la guerrilla iraquí es particularmente activa. A la mañana siguiente, los compañeros de la víctima llegaron a la universidad gritando «¡Han matado a Masar!», según Hamsa Ayad. La protesta derivó en revuelta, con los estudiantes saqueando despachos de profesores, clases y rompiendo cristaleras a pedradas.El asunto se agravó cuando dos vehículos de la policía fueron recibidos con cascotes, lo que les obligó a pedir refuerzos al ejército. Numerosos profesores suníes tuvieron que salir del lugar escoltados por las Fuerzas de Seguridad. «La policía acabó disparando al aire, nos echaron a todos y cerraron al universidad», añade Ayad, que se refugió en la cafetería junto a decenas de alumnos en medio del caos. «Nuestros hermanos suníes piensan que han perdido la batalla y por ello quieren acabar con la alegría de los chiíes. Antaño temíamos a los suníes porque eran baazistas y ahora les tememos porque a lo mejor son terroristas», dice Alaa Mahmoud, de 23 años. Desde esa fecha, Mustafa al Hitti permanece en paradero desconocido.El máximo responsable de la facultad se vio obligado a emitir un comunicado que fue recogido por el diario Azzaman el sábado pasado en el que negaba cualquier vínculo con el homicidio. En declaraciones a un diario norteamericano desde el L A P A Z 2 0 0 5 lugar donde se oculta, el profesor dijo que planea pedir asilo político «en un país civilizado». El propio hermano de Masar, Ahmed Sarhan, exculpa a Al Hitti de quien dice que es «una persona adorable» y «cuyo hijo era un buen amigo de Masar», pero la muerte del estudiante ha dado origen a un movimiento de protesta con un objetivo más amplio: la expulsión de los profesores vinculados al antiguo régimen.La última manifestación se registró el martes y en ella los estudiantes exigieron la dimisión de la titular de Medios de Comunicación, Hamida Smaysam. «Varios de nuestros profesores son baazistas y no están contentos con el hecho de que uno de los líderes del partido Dawa (Ibrahim Yaafari), que fue un duro opositor al antiguo régimen, sea primer ministro», manifestó Salid Amad, que participó en la revuelta del día 3 de mayo. «Cualquiera que se benefició del régimen (de Sadam Husein) es un criminal», acota Haidar Mahdi, de 21 años, alumno también de Farmacia. El director de Planificación de la universidad, Mohamed al Atabi, advierte que la pretensión de «eliminar» a todos los profesores que fueron militantes del Baaz supondría una criba casi absoluta ya que la pertenencia era condición sine qua non para ejercer como educadores. El peligro es que los enfrentamientos creen una dinámica de violencia confesional. Ahmed Sarhan rechaza entrar en esa espiral, pero el tío de Masar, Rasul al Rubaiye no opina lo mismo: «Nos vengaremos por su madre, que dice que no puede vivir tras la muerte de Masar». 51 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E VAMOS A REFLEXIONAR: VÍCTIMAS DE SU PROPIA GUERRA E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 Christopher Leverkuhn. 20 años. Indiana ¿POR QUÉ Y PARA QUÉ…? Estas fotografías nos muestran que también los soldados americanos son víctimas de su propia guerra. Son el testimonio de cuatro de los 800 militares atendidos en el hospital Brooke (Texas), heridos en Irak como otros 7.000. A ellos hay que añadir 1.200 muertos. ¿Por qué y para qué si no había armas de destrucción masiva?. Por el petróleo. Aaron Coates. 24 años. California “Iniciamos algo; lo tenemos que terminar”. “Estábamos de camino para reabastecer de combustible y alimentos a unos compañeros a bordo de un camión cisterna. Nos dispararon tres granadas anticarro. Una estalló contra el suelo, las otras dos impactaron contra el camión. No era un blindado y, además, había más de 3.500 litros de gasolina en la parte de atrás. Saqué el camión al desierto y salté rodando para intentar apagar las llamas. Nunca perdí la conciencia. Me sedaron en Irak y desperté en Texas”. En aquel ataque de agosto de 2003, Aaron Coates perdió casi todos los dedos de la mano derecha y sufrió quemaduras de segundo y tercer grado en la cara y los brazos. “Todo lo que hicimos en Irak mereció la pena. Teníamos que ir allí porque ningún país merece vivir de esa manera. Es terrible. No iraquíes dice que no: “Puedo comprender lo que sienten, con gente ocupando tu propia patria y diciéndote lo que tienes que hacer. Es como en EEUU: hay buena y mala gente. No puedes odiar a todo un país sólo porque un individuo decide jorobar a todo el mundo”. Gabriel Garriga. 20 años. Illinois hemos encontrado armas de construcción masiva ni creo que las vayamos a encontrar. Deberíamos salir de allí en un año o dos, pero creo que nos vamos quedar más tiempo. Hemos comenzado algo y lo tenemos que terminar”. BJ Jackson. 22 años. Iowa “A mi hija le asustaban las prótesis”. BJ Jackson perdió las dos piernas un día de permiso, el primero en mucho tiempo desde su llegada a Irak. Fue de compras con unos compañeros y el vehículo en que viajaban pisó una mina de fósforo. Sufrió quemaduras en diversas partes del cuerpo y la amputación de los dedos índice y meñique de la mano derecha. “Al principio, a mi hija mayor le asustaban las prótesis. Ahora su pasatiempo favorito es montar a caballo encima de ellas. Ya no le asustan”. Casado con Abigail, de 21 años, el cabo Jackson es padre de dos niñas, Brilynn, de 3 años y Hailey, de 16 meses. “Cuando mi marido partió hacia Irak”, reconoce Abigail, “le decía: “¿Por qué vas? ¿No pueden enviar a otro?”. Todo el mundo decía lo mismo. Ahora, con todo lo que hemos pasado juntos, ya no quiero que sea otro. Lo que hemos vivido no lo puede saber nadie hasta que no vaya allí”. 52 “Comprendo a los iraquíes”. Como tantos jóvenes norteamericanos, Christopher se enroló en la reserva a los 17 años para poder pagarse la Universidad. Enviado a Irak, en enero quedó gravemente herido cuando el convoy en que viajaba dando escolta a un camión con 18.000 litros de combustible fue atacado. “Me siento muy afortunado de que mis heridas fueran tan leves”, asegura. “La pierna izquierda se fracturó en tres secciones. A la derecha le faltaban 15 centímetros de hueso. Me dieron la opción de perder o salvar la pierna, pero preferí perderla Aún me estarían operando y no estaría en la fase de rehabilitación en la que me encuentro. Mi principal objetivo es volver a casa cuanto antes”. Preguntado si guarda rencor a los “Nuestro deber”. Hace un año Gisele Garriga dejó el trabajo. Cuando supieron para qué, sus jefes le prometieron que le guardarían el puesto. Gisele se trasladó desde Illinois a Texas para cuidar de su hijo Gabriel, herido en una emboscada en Irak en julio de 2003. “Sus heridas internas eran muy graves”, dice “perdió más de un metro de intestino delgado y su cavidad abdominal estaba al aire. Desde que llegó aquí le han sometido a 21 operaciones”. Gabriel, en cambio, cree que lo peor ha sido lo de la mano: “Soy zurdo y sufrí las peores heridas en la mano izquierda. Estoy aprendiendo a usar la derecha. Escribir con algunos dedos de menos resulta difícil”. Se alistó a los 17 años y le movilizaron tras el 11-S. Su madre le preguntó si estaba loco. Él respondió: “Pienso ir. Es nuestro deber”. De Irak siempre recordará la miseria: “Viviendo en América te sorprende lo pobre que es esa gente”. 53 G U I A A U D I O V I S U A L D E VAMOS A REFLEXIONAR- VÍCTIMAS DE SU PROPIA GUERRA E D U C A C I Ó N P A R A de un 30% por debajo de las expectativas del Pentágono, que planea ofrecer nuevos extras y subidas de sueldo para captar personal. Las querellas de los soldados contra el Departamento de Defensa se han multiplicado hasta un nivel histórico. La última denuncia es la de ocho militares que han terminado su servicio en el Ejército y a quienes el Pentágono no deja marcharse utilizando una orden extraordinaria (stoploss order, orden para frenar las pérdidas). Esta política, que obliga a la permanencia en filas más allá de lo estipulado por el contrato, afecta en la actualidad a más de 9.000 soldados en activo y a 160.000 en la reserva o en la Guardia Nacional. «Destruir familias» CRISIS MORAL ENTRE LAS TROPAS DE EEUU DESPLEGADAS EN IRAK Las querellas, la deserción, la depresión y el suicidio se multiplican sobre todo entre la guardia nacional y los reservistas estadounidenses. n los anuncios que animan a unirse a la Guardia Nacional, con imágenes de estos soldados civiles repartiendo ayuda humanitaria o controlando los bosques en helicóptero, el eslogan se repite: «Un fin de semana al mes, dos semanas al año». Hasta ahora la principal misión de la Guardia Nacional -una buena forma de pagarse la Universidad, a través de lo que suele ser un voluntariado social en casa- se centraba en prestar asistencia si se rompía un dique o se abatía sobre la ciudad un huracán.En el último año y medio, la Guardia Nacional ha pasado de ayu- E 54 dar a los vecinos en caso de tempestad de nieve a luchar en primera línea de guerra en Irak. En la actualidad, suponen cerca del 40% de la fuerza movilizada en lo que ya se conoce como el semi-draft, el semi servicio militar obligatorio. Su estancia en Irak se ha extendido más allá de todas las promesas de Donald Rumsfeld, tanto que el senador republicano John McCain ha declarado que retira al secretario de Defensa «su confianza» por la situación de la Guardia Nacional y los reservistas. El reclutamiento en los últimos dos meses está más La extensión del servicio y el empeoramiento de las condiciones provocan una crisis de moral en los militares y sus familias, destrozadas por la extensión continua de sus servicios. En septiembre del año pasado, justo antes de comparecer ante un pequeño grupo de miembros de la Cámara de Representantes, Candance Robison estalló en lágrimas. Su marido, el reservista Mike Robison, desplegado en el Golfo Pérsico un par de meses antes de la invasión, no volvería para Navidad, sino, en teoría, en abril de 2005. Robison pidió al Congreso que dejara de apoyar con sus votos la ocupación: «¿Cómo pueden ustedes, congresistas, mirarse al espejo sabiendo que están destruyendo familias americanas?», les preguntó. Desde entonces, la situación se ha deteriorado en cuanto al número de víctimas -noviembre batió el récord con 135 soldados fallecidos- y la extensión de los turnos para mantener 150.000 militares en la L A P A Z 2 0 0 5 zona. El Departamento de Defensa reconoce que más de 5.500 militares han desertado de sus filas desde la invasión de Irak, donde han muerto más de 1.300 soldados y se estima que cerca de 15.000 han resultado heridos. El número de suicidios se sitúa al menos un 20% por encima de la media militar, según los datos publicados en febrero por el Pentágono, que reconoció 22 casos el año pasado. El regreso también está siendo más duro de lo previsto. Al menos uno de cada seis soldados estadounidenses que vuelven de Irak sufre trastornos psicológicos, y los expertos comparan el peligro de la falta de tratamiento con el desastre de la desatención de los veteranos traumatizados por la Guerra de Vietnam (al menos el 30% sufrió estrés pos-traumático y, de ellos, más de la mitad acabó en la cárcel y con problemas de adicción). Según un estudio del Instituto de Investigación del Walter Reed, el hospital cercano a Washington donde ingresan la mayoría de los militares heridos a su regreso a EEUU, más del 17% de los soldados padecen depresión aguda, ansiedad y estrés postraumático. 55 G U I A A U D I O V I S U A L D E E D U C A C I Ó N L A P A Z 2 0 0 5 VAMOS A REFLEXIONAR- VÍCTIMAS DE SU PROPIA GUERRA VAMOS A REFLEXIONAR- VÍCTIMAS DE SU PROPIA GUERRA icen que a la tercera va la vencida, y para al menos 13 marines estadounidenses lo ha sido. Después de todo, ¿cuántas veces puede uno burlar a la muerte? Ni siquiera para el Ejército más poderoso del mundo es fácil mantener la presencia de 135.000 soldados en un país extranjero. Para lograrlo, el Pentágono tuvo que ordenar en enero el despliegue de unidades que ya habían estado dos veces en Irak con turnos de al menos siete meses cada uno, lo que hace sentir a muchos que juegan a la ruleta rusa, sin saber siquiera cuántas balas quedan en la recámara. «Aquellos de nosotros que ya habíamos estados dos veces estábamos bastante convencidos de que no volveríamos», confesó a 'The Washington Post' el marine Eric Young, de 22 años. La primera vez, admite, «todos estábamos muy motivados porque no sabíamos qué nos esperaba, no habíamos estado nunca en combate». La segunda, la aceptaron con resignación, pero la tercera «honestamente, me cabrea mucho». Algunos empiezan a pensar que Irak es peor que Vietnam. Entonces se trataba de sobrevivir a una pesadilla de 13 meses y luego intentar olvidarla. Hoy, con un Ejército profesional en el que los reclutas firman por un mínimo de cuatro años, es mucho más difícil ver la luz al final del túnel. Young cruza los dedos. En agosto habrá vencido su contrato con el Cuerpo de Marines y podrá licenciarse en cuanto vuelva a casa. Si lo logra. Jeffrey B. Star, también de 22 años, murió en el mes de junio tres semanas antes de finalizar su turno, al ser alcanzado por un misil mientras patrullaba en su vehículo P A R A D UNO DE CADA SEIS SOLDADOS QUE VUELVE DE IRAK SUFRE TRASTORNOS PSIQUIÁTRICOS RULETA DE LA MUERTE EN IRAK 56 blindado. Las esquirlas le seccionaron el cuello. Tenía tan claro que sus días en el Ejército habían acabado. Se habían matriculado en la universidad municipal y su madre había desalojado a los inquilinos del sótano para proveerle de una vivienda independiente. Los marines trataron de tentarle con un bono de 20.000 euros para que renovase, pero Star ya había tenido suficiente. Formó parte de la primera unidad que invadió Irak después de pasar varios meses en el desierto de Kuwait, y aunque regresó a tiempo de celebrar su cumpleaños con la familia a final de mayo, volvió a perderse la Navidad por culpa de un nuevo destino en Okinawa. Al regreso su unidad fue enviada a Faluya. «Ya es bastante duro mandar a los chicos allí una vez, pero enviarlos dos y tres veces se hace cada vez más duro», se lamentaba Stan Taylor en el periódico local de Rockland (Nueva York), al despedirse de su nieto de 20 años. Con el índice de reclutamiento bajo mínimos y la situación en Irak cada vez más empantanada muchos se preguntan cuánto tiempo podrá aguantar el Pentágono hasta que tenga que recurrir a la leva para mantener las operaciones. El coste psicológico de la invasión de Irak tiene sobre aviso al Departamento de Veteranos de EEUU, que no se siente capaz de hacerse cargo de la oleada de problemas psiquiátricos que se avecina. Un estudio publicado por el diario ‘The New York Times’ revela que uno de cada seis soldados que vuelve del país arábigo sufre serios problemas mentales. “Viene un tren cargado de gente que va a necesitar ayuda durante los próximos 35 años”, advirtió el director del centro de Recursos de la Guerra del Golfo, Stephen Robinson, al rotativo neoyorquino. e calcula que un millón de americanos han servido ya en Irak y Afganistán a través de diferentes fases, lo que supone que 100.000 personas buscan tratamiento psiquiátrico por depresiones mayores, problemas de ansiedad y estrés postraumático. “Estoy convencido de que la historia de esta guerra va a ser las consecuencias de salud mental”, opinó el doctor Stephen Joseph, que sirvió de asistente del secretario de Defensa en temas de salud durante el último Gobierno Clinton. La incertidumbre de no saber cuánto durará los destinos, las continuas prórrogas de su estancia en territorio de guerra, sí como el estrés de la lucha urbana y un enemigo que no viste uniformes en los ataques de insurgentes hacen que las escuelas psicológicas de esta guerra sean potencialmente muy dañinas. Sólo entre octubre y diciembre de 2004, el Ejército de S Tierra tuvo que evacuar 885 hombres de Irak por motivos psiquiátricos. Hasta julio de 2004, 31.000 veteranos de esta guerra abstracta contra el terrorismo habían pedido ayudas por quedarse imposibilitados física o mentalmente. “Hay demasiados hombres que están bebiendo mucho”, confió Paul Rieckhoff al rotativo, tras servir durante diez meses en Irak. En su pelotón de 38 hombres, que volvió a casa haces diez meses, ocho se han divorciado durante la estancia en la guerra o al volver, y uno se ha suicidado. Muchos tienen crisis matrimoniales y dificultades para encontrar trabajo. A eso hay que añadir el coste de los que quedan físicamente imposibilitados, ya que el 98% sobrevive a las heridas pero la mayoría suele quedar desfigurado o con miembros amputados. 57 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 TORTURAS EN IRAK HUMAN RIGHTS WATCH AFIRMA QUE LA TOR TURA ES RUTINARIA EN IRAK El grupo de defensa de los derechos humanos denuncia que en las cárceles los presos son golpeados y sometidos a descargas eléctricas. as autoridades iraquíes torturan de forma rutinaria a sus presos, según aseguró el 24 de enero de 2005 uno de los más destacados grupos de defensa de los Derechos Humanos, Human Rights Watch (HRW), que cita ejemplos de abusos que pueden sonar muy familiares a aquellos que los sufrieron bajo el régimen del dictador Sadam Husein. Prisioneros golpeados con cables de alambre y mangueras, que reciben descargas eléctricas en los genitales y en las orejas...HRW también denuncia que algunos prisioneros son privados de agua y comida, otros L 58 ingresados en minúsculas celdas atestadas de presos. «Al pueblo de Irak le prometieron algo mejor que esto después de que cayera el gobierno de Sadam Husein», afirma Sarah Leah Whitson, directora ejecutiva de la división de Oriente Próximo y el norte de Africa. «El Gobierno interino iraquí no está manteniendo sus promesas de respetar los derechos humanos básicos. Tristemente, el pueblo iraquí continúa sufriendo un Gobierno que actúa sin impunidad en su tratamiento a los detenidos», añade. Human Rights Watch afirma que ha entrevistado a 90 prisioneros iraquíes entre julio y octubre de 2004, después de que el Gobierno del primer ministro interino Iyad Alaui asumiera el poder. Setenta y dos de ellos aseguraron haber sido torturados o maltratados. «Los detenidos dicen haber sido pateados, recibido bofetadas, colgados durante periodos largos de las muñecas con los brazos atados a la espalda, sufrido descargas en zonas sensibles del cuerpo y haber sido obligados a permanecer durante días con los ojos tapados o las manos atadas», afirma el grupo en su informe.«En algunos casos, los detenidos han sufrido daños físicos irreversibles». El informe también estima que el servicio de inteligencia de Irak ha violado los derechos de algunos oponentes políticos. HRW destaca el uso sistemático de los arrestos arbitrarios, encarcelamientos sin juicios de más de cuatro meses, maltrato de niños detenidos y situación infrahumana en los espacios reservados a los detenidos a la espera de juicio. El informe aparece después del escándalo por el tratamiento de Estados Unidos a los presos iraquíes en la prisión de Abu Ghraib, que estalló en 2004 tras descubrirse fotografías que mostraban prisioneros siendo torturados y sometidos a abusos sexuales. Aunque el informe de Human Rights Watch se centra únicamente en las instituciones iraquíes, y no en el trato de los soldados estadounidenses, el grupo de defensa de los Derechos Humanos asegura que los asesores de la policía, la mayor parte de ellos norteamericanos, han cerrado los ojos a los abusos. «Las fuerzas de seguridad iraquíes, evidentemente, hacen frente a numerosos desafíos, que incluyen a una insurgencia que ataca objetivos civiles», declara Whitson. «Inequívocamente condenamos la brutalidad insurgente. Pero la ley internacional es clara en este punto: ningún gobierno puede torturar a los detenidos en nombre de la seguridad», apunta la representante de HRW. El ministro iraquí de Justicia no ha negado los resultados del informe de la organización defensora de los derechos humanos y ha declarado que no es realista esperar un sistema judicial perfecto en un país en guerra como Irak. Un juez iraquí, bajo condición de anonimato, confirmó a la agencia de noticias France Presse que las violaciones de derechos del hombre perduran y que los magistrados son remisos a hacerse cargo de casos semejantes tras la destitución, en el pasado mes de octubre, del jefe de instrucción Zouheir al-Maliki, que se interesó por casos de torturas y detenciones ilegales. 59 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 TORTURAS EN IRAK «NECESITAMOS A ALGUIEN QUE SEPA ARRANCAR UÑAS» Agentes y soldados de EEUU pidieron permiso tras el 11-S a sus superiores para presionar a los detenidos con técnicas especiales. aLas pruebas aportadas por dos nuevos libros demuestran que el 11-S alimentó en Estados Unidos el deseo de poner en práctica unas técnicas más agresivas para interrogar a los sospechosos en el extranjero, y que eso acabó conduciendo a los abusos cometidos en Guantánamo, Irak, Afganistán y otros lugares. Una legión de abogados, políticos y soldados se mostró entonces convencida de la legitimidad de una causa sustentada en el peligro sin precedentes que suponían los terroristas. En un reportaje especial, James Meek revela que fue- 60 ron los británicos quienes perfeccionaron estos métodos de tortura y sentaron jurisprudencia para legalizarla a través de un siniestro precedente: el brutal tratamiento dispensado a los detenidos en Irlanda del Norte. n día de otoño de 1942, Kim Philby, agente del Servicio de Inteligencia británico, recibió un mensaje de un compañero del MI5. Helenus Milmo estaba a punto de desesperarse por culpa de un prisionero y supuesto espía español, Juan Gómez de Lecube, que había sido sometido a interrogatorios U desde que fuera arrestado en el Campo 020, nombre en clave de la Casa Latchmere en Middlesex. El MI5 y el MI6 albergaban grandes esperanzas de obtener de Lecube información que sirviera para acelerar el fin de la guerra. Al cabo de una semana, Milmo escribía: «No hemos conseguido ningún progreso ( ). Va a ser un hueso muy duro de roer». Poco tiempo después, Milmo se puso en contacto con Philby y le pidió permiso para aplicar medidas especiales en el interrogatorio del detenido. Sesenta años más tarde, en los meses que siguieron a los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, los homólogos de Milmo y Philby en la inteligencia militar estadounidense y la CIA se enfrentaron a un dilema similar. A lo largo y ancho del mundo, los agentes y soldados norteamericanos estaban capturando e interrogando a cientos de extranjeros que supuestamente guardaban una información cuyo conocimiento permitiría evitar nuevos ataques terroristas. Al igual que Milmo empezaron a vérselas con prisioneros testarudos y, también como él, escribieron a sus superiores en la cadena de mando pidiéndoles permiso para tomar medidas especiales que les hicieran hablar. Ha habido que esperar más de medio siglo para que el Gobierno británico hiciera públicos los detalles del Campo 020. El relato de la tortura en el sistema secreto de prisiones norteamericanas en el extranjero y el apoyo a nivel oficial está saliendo a la luz de una manera mucho más rápida. Una causa 'legítima' Durante el mes de febrero de 2005, los lectores británicos tuvieron la oportunidad de estudiar a fondo el catálogo de memorandos e investigaciones gubernamentales que han reflejado la evolución de la política de torturas impulsada por la Casa Blanca desde el 11-S hasta Afganistán, Guantánamo e Irak, gracias a la aparición de Tortura y verdad, del periodista estadounidense Mark Danner, y Los papeles de la tortura, publicado por dos abogados norteamericanos, Karen Greenberg y Joshua Dratel. La imagen que traslucen los documentos recopilados es la de un grupo de abogados, políticos y soldados convencidos no sólo de la legitimidad de su causa sino también del peligro sin precedentes que suponen los terroristas. La violencia contra el prisionero y las humillaciones del estilo de las practicadas en Guantánamo y Abu Ghraib estaban absolutamente prohibidas por el MI5. «No golpeen jamás a un hombre», escribió en sus recomendaciones secretas a los interrogadores Robin Stephens, comandante del Campo 020. «Primero, es un acto propio de cobardes.Y, segundo, no es inteligente, porque el espía les dará una respuesta para complacerles». La carta de Milmo a Philby únicamente solicitaba autorización para poner el práctica el Plan Chivato, cuya máxima brutalidad consistía en tratar de convencer a Lecube de que otro espía le había delata- 61 G U Í A P E D A G Ó G I C A Torturas en Irak do. El plan fracasó. Unos pocos días después de acabar la guerra, el misterioso español fue deportado y desapareció de la Historia. En la atmósfera febril que envolvió a EEUU justo después de los atentados del 11-S, a las recomendaciones de Stephens se les dio la vuelta. Se empezó a insinuar que era necesario tener el valor de apoyar la tortura. «Mucha gente dice que en la agencia necesitamos a alguien que sepa arrancar uñas», insinuó transcurrido apenas un mes del ataque un veterano de la CIA en The Los Ángeles Times. Alan Dershowitz, catedrático de Derecho en Harvard, escribió que los jueces debían emitir órdenes para permitir la tortura de sospechosos cuando las autoridades supieran de algún modo que éstos ocultaban información acerca de «una amenaza inminente a gran escala». En enero de 2002, el abogado del Estado, Alberto Gonzales (ahora fiscal general de EEUU) escribe a Bush alegando que hasta ahora nunca había habido una guerra en la que los civiles fueran asesinados «de forma gratuita» ni donde se hiciera necesario «obtener información rápida» de los prisioneros. La Convención de Ginebra, según su argumento, es una reliquia pintoresca. En octubre de 2002, el jefe de los equipos de interrogación de Guantánamo, teniente coronel Jerald Phifer, ruega que se le permita causar un mayor sufrimiento a los prisioneros. Pide que su gente pueda obligar a los prisioneros a estar de pie durante cuatro horas, aislarlos a lo largo de 30 días o 62 D E más, encapucharlos, interrogarlos hasta 20 horas seguidas, someterlos a privaciones sensoriales, quitarles sus libros del Corán, desnudarlos, afeitarlos a la fuerza, intimidarlos con perros, inducirlos a pensar que ellos o sus familias están a punto de ser asesinados o torturados salvajemente, exponerlos al frío, amarrarlos, hostigarlos, y empujarlos. El informe de Phifer deja bien claro que en Estados Unidos existe una escuela de torturas: «Cualquiera de estas técnicas que requieren algo más que inmovilizar, golpear o empujar suavemente deberá ser administrada únicamente por individuos entrenados específicamente para su aplicación segura». Rumsfeld acepta La solicitud de Phifer siguió su trámite burocrático hasta el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld. En uno de sus informes de diciembre de 2002 escribió apresuradamente: «Yo me paso de pie entre ocho y 10 horas al día. ¿Por qué limitar a cuatro el tiempo que se puede tener así a un prisionero?». No fue hasta octubre de 2003 cuando Rumsfeld aprobó una versión atenuada de la petición de Phifer. La mayoría de los detenidos que han sido liberados de Guantánamo dicen haber sido torturados y maltratados. El turco Nuri Mert habló de «tortura física y psicológica». El sueco Mehdi Ghezali relató una privación sistemática del sueño y condiciones extremas de temperatura, ruido y luz. El australiano Mamdouh Habib dijo que una mujer que le interrogaba le había arrojado algo que parecía sangre menstrual. Entre los británicos, Shafiq Rasul toda- E D U C A C I Ó N P A R A vía sufre dolores de espalda tras ser encadenado en corto; Martin Mubanga ha contado cómo lo pintaron con su propia orina a la vez que lo insultaban por motivos raciales y lo pisoteaban mientras lo tenían encadenado; a Moazzam Begg le mantuvieron aislado en Guantánamo durante 19 meses y a Feroz Abbasi 18. El ruso Ayrat Vajitov ha descrito un sistema de privación de sueño que cambiaba automáticamente de celda a los internos cada 15 minutos. A ninguno de estos prisioneros se le ha imputado crimen alguno. Fue después de la visita a Abu Ghraib de Geoffrey Miller, comandante en Guantánamo, cuando la tortura y las humillaciones de los guardias comenzaron en serio. Colocaron capuchas a los prisioneros, los amenazaron, les pusieron una pistola en la cabeza, se les hizo desnudar, les obligaron a comer cerdo y a beber alcohol, los golpearon hasta hacerles sangrar , los colgaron de las puertas con las manos esposadas, les hicieron creer que los iban a electrocutar, les metieron la cabeza en el retrete, les hicieron simular que se masturbaban, los amontonaron para luego fotografiarlos desnudos, les orinaron encima, los situaron frente a perros que los amenazaban y, al menos en un caso, hasta llegaron a morderlos muy seriamente. Los sodomizaron, les hicieron ponerse ropa interior de mujer, les privaron del sueño, los expusieron al sol del mediodía en verano, y los montaron como a caballos. Y lo peor todavía puede estar por llegar. Ha trascendido muy poco de las condiciones de vida en las prisiones administradas por Estados Unidos en Afganistán, donde siguen sin explicar ocho muertes entre los detenidos y sin publicar un informe militar interno. En el ensayo que acompaña a los documentos recopilados, Danner llama la atención sobre el lenguaje de uno de los supervisores oficiales de Abu Ghraib, James Schlesinger, que en su relato hablaba de «cinco casos de detenidos muertos [en todo el mundo] como consecuencia de abusos por parte del personal estadounidense». En Afganistán, el peor tratamiento parece haberse reservado para quienes fueron prácticamente secuestrados por Estados Unidos en terceros paí- L A P A Z 2 0 0 5 ses, encarcelados en Afganistán y posteriormente trasladados a Guantánamo. En una declaración jurada hasta ahora inédita que obtuvo el abogado Clive Strafford-Smith, Husein Abdulqadr Yusuf Mustafá, un profesor de Derecho Islámico con nacionalidad palestina, cuenta cómo fue arrestado en Pakistán en mayo de 2002, entregado a los estadounidenses y conducido a Afganistán. Husein dice que, cuando estaba en la base aérea de Bagram, le vendaron los ojos, lo esposaron, lo amordazaron, le taparon los oídos y lo sodomizaron con un palo mientras tres soldados lo sujetaban 63 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E Torturas en Irak contra el suelo. «Fue horriblemente doloroso». La tortura se prolongó durante varios minutos. «Creo que tal vez quisieron hacerme sentir tan avergonzado que me durara el resto de mi vida. Que me deshumanizara». Husein jamás ha sido acusado de ningún crimen. Le tuvieron encerrado sin darle explicación y lo liberaron dos años después. La justificación A finales de 2001 y principios de 2002, cuando en Estados Unidos más vociferaban los partidarios de la tortura, se solía citar como justificación el caso de Abdul Hakim Murad, detenido en Manila en 1995. Según la versión que se popularizó en Estados Unidos, la tortura de la policía filipina extrajo de Murad confesiones que dejaron al descubierto un plan para destruir un avión norteamericano mientras sobrevolaba el Pacífico y condujeron al FBI hasta Ramzi Ahmed Yousef, copartícipe de la conspiración de Murad y también el hombre que estuvo detrás de la bomba colocada en 1993 en el World Trade Center. Los dos están actualmente cumpliendo cadena perpetua en cárceles de Estados Unidos. Lo cierto es que, aunque el plan y la tortura fueron reales, la idea de que la tortura ayudó a salvar vidas es una falacia.Las periodistas filipinas Marites Vitug y Glenda Gloria descubrieron que Yousef fue en realidad capturado al visitar al dentista en Pakistán. Se había dejado la dirección de su odontólogo en el apartamento en que urdió la conspiración. En cuanto al plan para destruir el avión, la información se obtuvo de un ordenador que se encontró en el mismo piso. 64 El testimonio más detallado de la opinión que antiguamente se tenía en Washington sobre la tortura se hizo público en agosto de 2002, a través de un memorándum que le mandó a Alberto Gonzales Jay Bybee, entonces asistente del secretario de Justicia. Devoto mormón, Bybee se pasó siete años en los gobiernos de Reagan y Bush padre y regresó a la capital con la investidura de Bush junior. Cuando el año pasado se filtró el informe de Bybee, el Gobierno se desmarcó de él con una nueva opinión jurídicamente más benigna. Poco después se compensó a Bybee con la presidencia de un juzgado federal en Las Vegas. En su memorándum, la preocupación de Bybee no es el bienestar de los sospechosos, sino el riesgo de que un empleado del Gobierno de Estados Unidos pudiera ser procesado. Bybee hace lo posible por distinguir entre la «tortura», cuya aplicación sobre los extranjeros les está vedada por ley a los ciudadanos de Estados Unidos, y el «tratamiento cruel, inhumano y degradante», que no se les prohíbe. «Un daño físico, para que se pueda considerar tortura, tiene que ser equivalente en intensidad al dolor que acompaña a una lesión grave, como el colapso de un órgano vital, la afección de una función corporal o incluso la muerte», escribe. «Infligir un daño o sufrimiento por sí mismo, ya sea físico o mental, no es suficiente para que se pueda hablar de tortura». E D U C A C I Ó N P A R A Sin embargo, una vez un país había tratado de establecer una definición aún más parca de la tortura: el Reino Unido. Y, según dice Bybee, el Gobierno de Reagan se basó en la jurisprudencia sentada en Europa para justificar su argumento de que tortura es una palabra que se refiere únicamente a «prácticas extremas, deliberadas y extraordinariamente crueles». El precedente legal también tenía que ver con el Reino Unido: en concreto, con el brutal tratamiento que se daba a los detenidos en Irlanda del Norte. Como mínimo, el Reino Unido, Estados Unidos y Canadá establecieron conversaciones sobre la guerra psicológica ya en junio de 1951, cuando Sir Henry Tizard, el jefe de científicos del Ministerio de Defensa, se reunió en Montreal con científicos canadienses y con Cyril Haskins, el director de investigaciones de la CIA.Entre los canadienses se encontraba Donald Hebb, de la Universidad McGill, que buscaba fondos para estudiar la «privación sensorial» (anular la vista, el oído y el tacto para distorsionar la personalidad y la sensación de identidad de las personas). Las primeras fotografías muestran a los voluntarios aturdidos y con los ojos desorbitados, transmitiendo una imagen desasosegadamente parecida a la de los prisioneros que llegan a Guantánamo. Aterrorizados por la destreza que exhibían los comunistas de Corea, China y la Unión Soviética a la hora de transformar a los occidentales capturados, la CIA aceptó financiar el programa de privación sensorial y se lo encomendó a uno de los compañeros de Hebb, Ewen Cameron. Al cabo de seis años de experimentos devastadores con drogas, electricidad, mensajes en cintas magnetofónicas y situaciones de aislamiento que se realizaron a menudo sobre sujetos involuntarios, Cameron simplificó sus técnicas y, según McCoy, «estableció la L A P A Z 2 0 0 5 base científica para el método de tortura psicológica en dos etapas de la CIA». En la mañana del 9 de agosto de 1971, el Ejército británico inició su programa de internamiento masivo, arrestando y encarcelando, sin mediar cargos ni tribunales, a cientos de presuntos miembros del IRA. Bajo esta tapadera se desarrollaba otro pro- grama que se aplicó sobre 14 prisioneros para probar las nuevas técnicas de interrogación. Jim Auld, ahora director de una organización en defensa de los Derechos Humanos situada en Irlanda del Norte, fue uno de los hombres capturados por el ejército. Tenía 20 años. En la prisión de Crumlin Road fue brutalmente apaleado. Lo que sucedió a continuación es, mirando en retrospectiva, el lazo que une los experimentos canadienses de los años 50 y el trío Afganistán-GuantánamoIrak en el siglo XXI. Le pusieron una capucha, lo desnudaron, lo vistieron con un mono, le esposaron las manos a la espalda y lo metieron en un helicóptero. Tras un vuelo de 30 minutos lo arrojaron fuera y le hicieron atravesar un terreno verde hasta que lo 65 G U Í A P E D A G Ó G I C A Torturas en Irak golpearon contra un poste de cemento y perdió el sentido. Cuando se despertó, lo estaban arrastrando por un suelo de madera. Le hicieron ponerse en pie con las piernas abiertas y las manos pegadas a la pared.Al fondo se oía un sonido silbante amplificado. Las manos se le durmieron en seguida, pero cada vez que intentaba moverlas le pegaban con un bastón. «Un rato después, el ruido de fondo se fue haciendo más presente ( ) No podía concentrarme, el ruido estaba en el centro de mi cabeza. En este momento ya me había cagado y meado un par de veces. Me sentaron en el suelo, me levantaron la capucha hasta la nariz y me dieron un trozo de pan seco. Simplemente era incapaz de tomármelo. Me bajaron la capucha, me pusieron de nuevo contra la pared y me volvieron a golpear». A ratos, se llevaban a Auld para interrogarlo y le preguntaban a quién conocía del IRA. «Si hablabas, te librabas de la capucha y te quedabas en la sala de interrogatorios. Aprendí a decir tonterías durante horas». Calcula que lo mantuvieron contra la pared siete días y siete noches. Privación sensorial Hasta el día de hoy, a Auld no se le ha acusado nunca de ningún crimen. El episodio lo dejó men- 66 D E talmente marcado, igual que a los otros hombres que fueron sometidos a lo que más tarde se bautizaría como las cinco técnicas de privación sensorial. Cuando el caso de Auld llegó en 1977 al Tribunal Europeo de Derechos Humanos sentenció que, aunque el Reino Unido había violado el artículo 3 de la Convención Europea de Derechos Humanos y debía indemnizar a sus víctimas, no las había «torturado» propiamente.Dictaminó que las cinco técnicas de poner al detenido contra la pared, encapucharlo, aturdirlo con ruido, privarlo del sueño y restringirle la alimentación equivalían a un «tratamiento inhumano y degradante», pero no a tortura. Una de las razones por las que la tortura persiste puede ser que las voces que hablan desde el sistema de seguridad de cualquier país instando al incremento de la brutalidad suenan inevitablemente más altas que las que hablan desde fuera y exigen contención.Tras la II Guerra Mundial, Kim Philby, el hombre del MI6 al que Helenus Milmo había consultado sobre la manera de vencer la resistencia del más tenaz prisionero de guerra, resultó ser uno de los traidores que con más éxito se han infiltrado jamás en el Servicio Secreto británico. A comienzos de los años 50, se requirió a Milmo para que lo interrogara. Nunca consiguió doblegar a Philby, y el agente del KGB escapó a Rusia. Los contemporáneos de Milmo no fueron del todo indulgentes. «Algunos tuvieron la sensación», escribió Peter Carter-Ruck cuando Milmo falleció en 1988, «de que quizás era demasiado caballero para desempeñar una tarea tan sórdida». E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 TORTURAS EN IRAK LA BBC MUESTRA LAS IMÁGENES DEL 'ABU GHRAIB BRITÁNICO' lamarlo el Abu Ghraib británico es una clara exageración, pero las imágenes difundidas el pasado 18 de enero en horario de máxima audiencia por la BBC se convirtieron en un siniestro recuerdo de las horripilantes fotografías de los abusos americanos en la famosa cárcel próxima a Bagdad. El presentador del último informativo de la cadena pública británica lo advirtió: las imágenes pueden dañar la sensibilidad del público. Y así fue: un soldado que hace surf sobre un prisionero atado de pies y manos; un prisionero que cuelga, aterrorizado, de unos barrotes, y dos iraquíes desnudos obligados a simular sexo anal y oral son algunas de las fotografías con las que los británicos se fueron anoche a la cama. Las desagradables imágenes han salido a la luz porque fueron utilizadas por el fiscal del consejo de guerra que se está celebrando en Osnabrück (Alemania), contra tres miembros del Regimiento Real de Fusileros con una graduación similar a la de cabo en España. Los soldados -Darren Larkin, Daniel Kenyon y Mark Cooley- están acusados de abusar de presos iraquíes en Camp Bread, a las afueras de Basora, hacia mediados de mayo de 2003, poco después del final de la Guerra de Irak. La defensa mantiene que se les ordenó ser duros con los prisioneros porque en esa época se estaban produciendo los saqueos y los robos por todo el país tras la caída de Sadam Husein. El pasado 18 de enero, los tres soldados se declararon no culpables, aunque Larkin admitió haber asaltado a un prisionero y se enfrenta a una pena de seis meses de cárcel. El general Mike Jackson, jefe del Ejército de Tierra británico, convocó rápidamente una rueda de prensa en el Ministerio de Defensa en Londres para condenar cualquier acto de abuso. «Siempre nos hemos L Presos iraquíes fueron maltratados, aterrorizados y obligados a simular sexo anal y oral por soldados de los Fusileros que les hacían fotografías. tomado muy en serio cualquier acusación de abuso, y vamos a estudiar el resultado de este consejo de guerra por si pone de manifiesto otras cuestiones que tengamos que tener en cuenta en el Ejército», señaló el veterano militar, cuyo rostro cobró enorme popularidad durante la campaña en Kosovo. Los soldados fueron llevados a juicio porque uno de los cuatro acusados -uno de los cuales ya fue condenado la semana pasada- llevó a revelar a un laboratorio de su pueblo el carrete que había tomado en Irak. 67 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 ABUSOS COMETIDOS POR LOS CASCOS AZULES LA ONU RECONOCE QUE NO SUPO ATAJAR LOS ABUSOS SEXUALES COMETIDOS POR SUS TROPAS l escándalo de los presuntos abusos sexuales por parte de cascos azules en África se ha ampliado con la descripción de nuevos casos y de supuestas amenazas a los investigadores de Naciones Unidas. Las primeras acusaciones se realizaron en 2002, pero sólo ahora se empieza a conocer su gravedad, al tiempo que la organización internacional finalmente ha reconocido que tiene un problema y ha tomado medidas contra los presuntos culpables. El 19 de diciembre de 2004, la ONU suspendía a dos cascos azules estacionados en Burundi por presuntas conductas sexuales inapropiadas que no divulgó, pero aparentemente eso es sólo la punta del iceberg. Naciones Unidas ha indicado que investiga a más de 150 personas de su misión en la República Democrática de Congo, su mayor operación de paz en África, por la misma razón y ha confirmado que se ha incautado de fotos y vídeos pornográficos captados por su personal. Un informe confidencial de esta organización detalla 68 casos de presuntas violaciones, prostitución y pederastia por parte de cascos azules de Uruguay, Túnez, Sudáfrica, Pakistán, Marruecos y Nepal, según indicó el periódico 'The Washington Post', que tuvo acceso al documento. Además, soldados de los tres últimos países presuntamente amenazaron a los investigadores de la ONU e intentaron sobornar a testigos de los delitos para que cambiasen su versión de los hechos. «El abuso y la explotación sexual, particularmente de menores de edad, es genera- E Las guerras siempre llevan con sigo violaciones de los derechos humanos, aunque sus protagonistas sean los mismísimos cascos azules de la ONU que van para imponer la paz. Los abusos por parte de quien ostenta el poder, especialmente en los conflictos, parece que son endémicos de la condición humana. La ONU ha reconocido que no supo atajar los abusos cometidos por sus tropas, en la República Democrática del Congo, Uruguay, Túnez, Nepal, Marruecos y Pakistán. 68 lizado y viene de largo», dice el informe, según el diario. Durante el fin de semana emergieron algunos de los rostros de la tragedia. Uno de ellos es el de Helen, una niña de 12 años que fue violada por un casco azul que la atrajo con un vaso de leche, según informó el corresponsal de 'The New York Times' en Congo. Otra es una joven de 18 años que fue arrastrada hacia unos matorrales en la ciudad de Bukavu y violada por tres soldados sudamericanos, de acuerdo al diario 'Los Angeles Times'. Según este periódico, se desconoce el número total de víctimas de abusos, porque el estigma de ese delito hace que las mujeres no lo denuncien. Suspendido un alto cargo Naciones Unidas ha confirmado la suspensión de un alto cargo de nacionalidad australiana destacado en Congo, a quien se le vio en un bar con prostitutas mientras la organización investigaba las alegaciones de abusos sexuales. Además, un civil francés que trabajaba para la ONU en la ciudad de Goma fue enviado el mes pasado a su país de origen, donde ha sido acusado de pederastia. El código de conducta de la organización mundial prohíbe a su personal y a los cascos azules -que pertenecen a las fuerzas armadas de los países miembros- pagar con dinero o favores por relaciones sexuales, así como mantenerlas con personas menores de 18 años. La salida a la luz de los abusos sexuales previsiblemente aumentará la presión sobre la ONU para que controle mejor las acciones de sus tropas y del personal civil que se encuentra en países en conflicto, donde son fáciles los excesos sobre refugiados y personas de minorías vulnerables. La propia secretaria general adjunta para asuntos de mantenimiento de la paz, Jane Holl Lute, reconoció hace unas semanas que las medidas adoptadas por la organización son insuficientes dada la complejidad y el alto número de operaciones de la ONU. 69 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 INFORME DE AI SOBRE EL ESTADO DE LOS DERECHOS HUMANOS EN EL MUNDO AMNISTÍA INTERNACIONAL DENUNCIA LAS TORTURAS Y ABUSOS COMETIDOS EN LA LUCHA ANTITERRORISTA Amnistía Internacinal critica duramente el precedente creado por EEUU con su 'gulag' de Guantánamo y los recortes a las libertades de la legislación del Reino Unido. las posturas adoptadas tanto por la Administración Bush como por el Gobierno Blair.En el caso de EEUU sostuvo rotundamente que «es necesario cerrar Guantánamo, ese 'gulag' de nuestro tiempo», cómo símbolo del limbo legal en el que se mantiene a cientos de prisioneros, privados de cualquier tipo de derechos. Al igual que hizo también el periodista Felipe Sahagún durante la rueda de prensa en la que se presentó el informe de Amnistía Internacional en Madrid, Beltrán criticó con dureza los casos de torturas a los prisioneros cometidos por las tropas de EEUU en Afganistán e Irak, así como los atropellos contra la población civil. Dijo que si bien era alentador que una serie de países habían abandonado la pena de muerte, en el caso de la tortura sucede todo lo contrario y que hay un intento, especialmente por parte de EEUU, de «redefinirla» y justificarla. Para el director de Amnistía, es asimismo preocupante la legislación antiterrorista del Reino Unido, que da un poder omnímodo al Ministerio del Interior, vulnerando derechos ciudadanos elementales. En la presentación recordaron también sus casos el periodista marroquí y ex preso de conciencia de conciencia de Amnistía, Ali Lmrabet y el luchador por los Derechos Humanos de Guinea Ecuatorial e igualmente ex preso de conciencia Plácido Micó. Este denunció que Obiang utiliza también la excusa de la lucha internacional contra el terrorismo para endurecer la represión contra la oposición interna. ESPAÑA NO MEJORA EN DERECHOS HUMANOS as cifras aportadas en el Informe 2005 de Amnistía Internacional presentado el 25 de mayo simultáneamente en 100 ciudades del mundo son alarmantes. Treinta y dos años después de que esta organización humanitaria elaborara su primer informe sobre la tortura, se puede comprobar que todavía en 2004 fueron 104 los países donde se registraron casos de torturas y malos tratos a manos de las fuerzas de seguridad, la policía y otras autoridades estatales. En 11 países también los grupos armados utilizaron la tortura o malos tratos contra sus rehenes durante ese mismo periodo. En 26 países se L 70 llevaron a cabo ejecuciones judiciales y en un total de 59 países había presos condenados a muerte. En numerosos países de los cinco continentes también las mujeres han seguido siendo víctimas de los malos tratos de sus parejas, de violaciones [de carácter masivo en muchos conflictos étnicos]o mutilaciones genitales. El director de Amnistía Internacional en España, Esteban Beltrán, lamentó que «cuatro años después del 11-S los gobiernos no han cumplido su promesa de hacer del mundo un lugar más seguro». Beltrán dijo que es especialmente preocupante n el informe de Amnistía Internacional sobre el estado de los Derechos Humanos en el mundo durante 2004, aparecen este año, en el apartado de España, los terribles atentados del 11-M. Sin embargo, no sólo se mencionan y condenan éstos, sino que también se alerta de que a partir de ese momento aumentaron las denuncias de agresiones racistas, como las de El Ejido y Elche, pero también casos de torturas y malos tratos, de índole racista y/o relacionados con la detención en régimen de incomunicación. El informe recuerda que el Gobierno Aznar hizo caso omiso al informe del relator especial de la ONU sobre la tortura de 2003, que reclamaba que se garantizaran los derechos de personas detenidas en la lucha antiterrorista, y que el actual Gobierno tampoco tomó ninguna medida al respecto, al menos hasta fines de 2004. Amnistía también constata un incremento preocupante de malos tratos a menores en centros de detención y de decenas de casos de mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas. E 71 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 TORTURAS EN IRAK EL PENTÁGONO ACELERARÁ LA “SUBCONTRATACIÓN' DE 'TORTURAS” n economía, los términos subcontratar o outsourcing se aplican cuando una empresa encarga a otra que realice alguna de sus actividades. Pero Estados Unidos lo ha aplicado a la tortura a sospechosos de terrorismo. Washington envía a los prisioneros a sus países de origen, en los que se practica la tortura de forma generalizada, y así se evita el peligro de escándalos como los de Guantánamo o Abu Ghraib. El sistema ha sido tan exitoso que el Departamento de Defensa planea enviar a la mitad de los 540 prisioneros que mantiene en el campo de concentración de Guantánamo a terceros países, entre ellos Arabia Saudí, Yemen y Afganistán, según informó el 11 de marzo el diario The New York Times. Hasta el momento, 65 prisioneros ya han sido despachados a sus países de origen. De ellos, 29 han ido a Pakistán, siete a Francia, siete a Rusia, cinco a Marruecos y cuatro a Arabia Saudí. La medida quiere reducir las protestas nacionales e internacionales acerca de Guantánamo, que se ha convertido en un símbolo de las violaciones de los Derechos Humanos realizadas por EEUU en su guerra contra Al Qaeda. Washington no ha ocultado su malestar por la decisión de la Justicia de garantizar el derecho de habeas corpus de los prisioneros en su base cubana, un problema que no se da cuando los detenidos son entregados directamente a terceros países en los que ese derecho no se aplica. La Administración Bush parece convencida de que Guantánamo se ha convertido en un lugar demasiado prominente dentro de la guerra contra el terrorismo, y parece decidida a reducir su importancia. Como ha seña- E Ampliará el envío de presuntos terroristas a sus países de origen para ser interrogados sin garantías y evitar así escándalos en EEUU 72 lado un alto funcionario de Defensa al Times, «es obvio que el paisaje legal ha cambiado, y esos son factores que hay que tomar en consideración». Muestra de ello es que, desde noviembre de 2004, no ha llegado ningún nuevo prisionero al campo. Sin embargo, la decisión final todavía no se ha adoptado, ya que el plan cuenta con la oposición de la CIA y los Departamentos de Estado y Justicia. El 5 de febrero, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, pidió más cooperación a otras agencias y departamentos gubernamentales para llevar a cabo más entregas de prisioneros. Paradójicamente, fue la CIA en 1995, durante la Presidencia de Bill Clinton, quien creó el sistema de entregas de presos a países en los que pudieran ser torturados sin problemas. Michael Scheuer, el jefe de la unidad de Bin Laden de la organización en los años 90, fue quien tuvo la idea. Cuando el sistema ya llevaba tres años funcionando, en 1998, el Congreso de EEUU aprobó una resolución en la que se afirmaba que «la política de Estados Unidos no es expulsar, extraditar o hacer efectivo el regreso involuntario de ninguna persona a un país acerca del cual haya una base sustancial para pensar que esa persona puede estar en peligro de ser sometida a torturas». Según el ex director de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, George Tenet, hasta los atentados del 11 de Septiembre se habían entregado alrededor de 70 terroristas a países en los que se aplica la tortura. En la actualidad, Scheuer ha dejado la CIA después de publicar dos libros muy críticos con la política de Clinton y Bush publicados bajo el nombre de Anónimo. El ex espía sigue defendiendo las entregas de prisioneros a terceros países, pero sólo en casos concretos. A veces, esta práctica ha provocado casos tragicómicos. El más famoso ha sido el del ciudadano canadiense, aunque de origen sirio, Maher Arar, que fue detenido en Nueva York en 2002 y enviado ilegalmente a Siria a través de Italia. Arar fue torturado durante meses con descargas eléctricas, apaleado e incluso enterrado vivo. Al final acabó confesando todo lo que sus interrogadores querían, «sólo para que dejaran de torturarle», según una investigación del semanario The New Yorker. Ahora Arar está en libertad sin cargos y ha demandado al Gobierno de Estados Unidos. Bush ha declarado que «la tortura nunca es aceptable, y nosotros no entregamos a gente a países en los que se tortura». Sin embargo, John C. Yoo, el ex asistente del fiscal general (ministro de Justicia) durante el primer mandato del presidente, ha declarado que los acuerdos internacionales firmados por EEUU, como la Convención de la ONU contra la Tortura, «no pueden impedir que el presidente [de EEUU] ordene torturar». 73 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 TORTURAS EN IRAK CRÍTICAS A LOS ALIADOS POR NO INVESTIGAR LA MUERTE DE IRAQUÍES La ex comandante responsable de la cárcel de Abu Ghraib durante la época de las torturas asegura que entre los reclusos había niños. specialistas en sanidad pública de seis países han reprobado a los gobiernos británico y norteamericano por no llegar hasta el final en la investigación de muertes de iraquíes atrapados en el conflicto. Veinticuatro expertos de Reino Unido, EEUU, Australia, Canadá, España e Italia afirman que la actitud de los gobiernos es «absolutamente irresponsable». Según ellos, resulta «inaceptable» la fiabilidad dada por el Ejecutivo británico a «datos extremadamente limitados» facilitados por el Ministerio iraquí de Sanidad, porque lo más probable es que calculen excesivamente a la baja el número de víctimas.La durísima declaración de los expertos, publicada en la red por el British Medical Journal, se produce casi cinco meses después que la revista médica Lancet publicara un informe sobre la muerte de civiles en Irak, en el que se calculaba que habían muerto unas 100.000 personas, la mayoría mujeres y niños. Este estudio fue descalificado por el Gobierno británico con acusaciones de nula fiabilidad, debido en parte a que sus autores reconocieron que, ante las difíciles condiciones de rea- E 74 lización, el informe no podía ser preciso. Los expertos critican al Gobierno que negara esos datos sin abrir una investigación propia. «La respuesta evidente para aclarar cualquier duda es encargar un informe más amplio con apoyo y ayuda oficiales, pero con la debida independencia científica», puntualizan. Los datos del ministro iraquí son incompletos, porque en ellos se contabilizan sólo las muertes por causas violentas de las que se informa a través de la organización de sanidad pública y no incluyen las muertes del primer año de guerra. «El seguimiento de las víctimas», afirman los expertos en su declaración, «es un imperativo de carácter humanitario. Comprender las causas de las muertes es una responsabilidad fundamental de la sanidad pública, a escala nacional e internacional. Sin embargo, ni la opinión pública ni nosotros mismos como profesionales de la sanidad pública estamos en condiciones de obtener información comprobada y fiable acerca del grado de mortalidad y morbilidad desde la invasión de Irak». En un comentario del British Medical Journal, el profesor Klim McPherson, de la Universidad de Oxford, dice que es importante dar acceso público a cifras creíbles. «El hecho puro y simple es que resulta alarmante el cálculo de 100.000 muertes de más atribuibles a la invasión de Irak. Esa cifra es ya la mitad de las muertes de Hiroshima. Aparte de los argumentos de tipo práctico, siguen en pie los argumentos de principio. ¿Es que no hemos aprendido la lección que se deriva de la Historia de ocultar bajo la alfombra un número alarmante de muertes? Esto no es algo sobre lo que pueda extenderse manto alguno de discreción política a los 60 años de Auschwitz». Entre los horrores de la Guerra de Irak, además de la cifra de muertos destacan las torturas que los pri- sioneros iraquíes sufrieron en la cárcel de Abu Ghraib y de las que ahora se conoce otro escalofriante dato: había niños. Entre los menores que se encontraban detenidos por el Ejército estadounidense en el momento en que se produjeron los abusos se incluía un niño que parecía tener sólo unos ochos años, informó una ex comandante de la prisión a los investigadores, la brigadier general Janis Karpinski, que dirigía la Policía Militar. «Me contó que tenía casi 12 años», indicó Karpinski a las autoridades que investigan los abusos a prisioneros en Abu Ghraib. «Me dijo que su hermano estaba con él, pero realmente quería ver a su madre. Estaba llorando», añadió. La declaración de Karpinski se encuentra entre los cientos de páginas de los informes del Ejército sobre Abu Ghraib, según informó la Unión Americana para las Libertades Civiles, que obtuvo los documentos bajo una ley de libertad de información que investiga sobre los abusos de detenidos en Irak. 75 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 CONFLICTOS OLVIDADOS LAS GUERRAS SIN TITULARES MÉDICOS SIN FRONTERAS ALERTAN SOBRE LOS 10 CONFLICTOS ACTUALES MÁS OLVIDADOS. urante el pasado año 2004, numerosas crisis humanas costaron la vida y causaron mucho sufrimiento a millones de personas sin que apenas tuvieran repercusión en los medios de comunicación ni en los centros de toma de decisiones políticas», explica Rafael Vilasanjuán, director general de MSF en el Estado español. «Como organización de ayuda humanitaria directa a las víctimas, sentimos la obligación de llamar la atención sobre las crisis humanas condenadas al olvido por intereses políticos, económicos o geoestratégicos». La guerra en Chechenia, el conflicto interno en el norte de Uganda, la crisis de Liberia, el fuego cruzado en Colombia y la tuberculosis son sólo algunas de estas crisis en las que los equipos de MSF están asistiendo a la población civil y constatando su vulnerabilidad frente al olvido internacional. En Somalia, por ejemplo, la población civil vive atrapada en una guerra civil interminable, donde la ausencia de un sistema de salud funcional hace que cada año miles de personas mueran de enfermedades que se pueden curar. Pero este país no interesa al mundo. «El carácter crónico de las crisis a las que se refiere este D 76 informe no debe hundirlas en el olvido y la indiferencia», añade Rafael Vilasanjuán. «Anualmente provocan muchas muertes y sufrimiento de forma silenciosa, lejos de la vista de la inmensa mayoría, pero no por ello hay que aceptar como ‘normal’ lo que es una aterradora y mortífera realidad diaria para miles de seres humanos». BURUNDI En Burundi, un país que lucha por emerger de diez años de guerra civil, el sistema de cobro de tarifas a usuarios, o de recuperación de costes, se ha convertido en la piedra angular de la financiación de la asistencia sanitaria. Como resultado, los más pobres del país están pagando un precio catastrófico. Una encuesta médica reciente realizada por MSF encontró que las tasas de mortalidad multiplican por dos el umbral de emergencia y que quienes no pueden pagar apenas tienen acceso a la atención médica. En regiones cubiertas por este sistema, las muertes por malaria fueron dos veces superiores a las de zonas que optaron por cobrar una tarifa plana reducida. Una de cada cinco personas encuestadas dijo que no acudía a los centros médicos ni siquiera cuando estaba enferma porque no lo podían pagar, cosa que no sorprende en un país donde casi el 99% de las personas vive con menos de 1 dólar americano al día y entre un 85 y un 90% de la población sobrevive con 1 dólar americano a la semana. Para muchos, incluso una simple consulta cuesta los ingresos medios de doce días de trabajo. Para acceder a asistencia médica vital, los enfermos se arriesgan a empobrecerse todavía más, viéndose obligados a vender sus medios de subsistencia, herramientas y ganado, pidiendo prestadas sumas de dinero que tardarán años en devolver. Los hospitales mantienen confinados a los pacientes hasta que sus familiares encuentran el dinero para pagar el tratamiento recibido. La deficiente financiación del Estado y las prioridades de los donantes internacionales sólo refuerzan este pésimo sistema. CHECHENIA Una década de intenso conflicto continúa haciendo estragos entre la población de Chechenia. A pesar de que las autoridades repiten que la situación se está normalizando, el país está en ruinas y más de 260.000 desplazados viven en condiciones terribles tanto en Chechenia como en la vecina Ingushetia. Desde setiembre del 2003, las autoridades de Rusia e Ingushetia han presionado a los desplazados en Ingushetia para que regresen a Chechenia, donde la guerra no cesa. A mediados del 2004, 52.000 personas permanecían en Ingushetia intentando sobrevivir a las inclemencias del clima en lugares no aptos para la vida ˇcampos de tiendas de campaña, vagones de tren, fábricas abandonadas y almacenes sin apenas acceso a servicios de salud, saneamiento o alimentosˇ. Casi todas las 539 personas entrevistadas por MSF en el 2004 habían estado expuestas al fuego cruzado, bombardeos aéreos y fuego de mortero. Más de una de cada cinco había sido testigo de asesinatos, y casi la mitad habían visto cómo miembros de su familia eran agredidos. Cerca del 90% de la población en los campos chechenos y del 80% en Ingushetia tenían algún familiar que había muerto a causa de la guerra. Más de un tercio de las personas en Ingushetia se sentían inseguras, mientras que en Chechenia dos tercios expresaron su preocupación por su seguridad. Los arrestos y «desapariciones» son frecuentes a ambos lados de la frontera, y las autoridades están dispuestas a continuar con el traslado forzado de los desplazados, de un emplazamiento inseguro e inapropiado a otro. COLOMBIA Olvidado por gran parte del mundo, el largo conflicto de Colombia continúa causando miseria y desolación entre los civiles. Más de tres millones de desplazados internos viven principalmente en los arrabales de las grandes ciudades y la violencia es todavía la primera causa de muerte. Mientras el control sobre los cultivos de coca, el petróleo, la madera y otros recursos han alimentado este conflicto durante décadas, la mitad de la población colombiana vive en la pobreza más extrema. Resulta casi imposible permanecer ajeno al conflicto, porque tanto el Gobierno como las fuerzas antigubernamentales consideran a todo el mundo como potencial informador o colaborador. En zonas donde el control cambia de manos, los civiles atrapados en medio pueden ser víctimas de amenazas, ataques o asesinatos. Varias facciones armadas luchan por el control dentro de los suburbios, convirtiendo a la violencia y la intimidación en parte de la vida cotidiana de la gente. El personal médico sometido a amenazas se ve obligado a huir, mientras a los pacientes se les saca por la fuerza de las ambulancias para ejecutarles. Incluso los suministros médicos se han convertido en 77 G U Í A P E D A G Ó G I C A un objetivo estratégico. Las herramientas de diagnóstico y tratamiento para la leishmaniasis cutánea están fuertemente controladas porque la enfermedad, que principalmente afecta a los habitantes en zonas rurales, es percibida como un indicador de posibles insurgentes o de quienes les dan apoyo. La vida en un estado de miedo constante también está causando estragos en la salud mental de la población. COREA DEL NORTE Un cataclismo provocado por la mano del hombre continúa haciendo estragos en Corea del Norte, donde la población lucha contra la violenta represión y las privaciones masivas en un país que está prácticamente cerrado a cal y canto al mundo exterior. Según estimaciones, a finales de la década de los 90, de dos a tres millones de personas pasaban hambre y recientes testimonios de refugiados revelan que la situación alimenticia y sanitaria es todavía calamitosa. Aunque en el país entran grandes cantidades de ayuda internacional, no hay forma de saber si ésta llega a los más necesitados y son muchos los que sospechan que gran parte de la asistencia recibida simplemente es desviada por el régimen militar. Las reformas económicas, introducidas en julio del 2002, han exacerbado los problemas, disparando la inflación, que socava la capacidad de la población para conseguir los alimentos más básicos. Para muchos desesperados norcoreanos, ni siquiera la huida de su país consigue acabar con su angustiosa situación. Considerados como inmigrantes económicos por las autoridades chinas, la mayoría viven escondidos porque temen ser arrestados y 78 D E repatriados a Corea del Norte, donde se les encarcelará y someterá a un trato brutal. Los trabajadores humanitarios que intentan ayudar a estos refugiados se enfrentan al peligro de represalias por parte de las autoridades chinas, que consideran la asistencia como una ofensa criminal. El Alto Comisionado de la Organización de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) hace años que no ha visitado la región fronteriza aunque China es un país signatario de la Convención para los Refugiados de 1951. Mientras el interés internacional continúa centrándose en el programa de armas nucleares de Corea del Norte, se presta muy poca atención al intenso sufrimiento que padece la población de este país, tanto dentro como fuera de sus fronteras, sin apenas acceso a los servicios básicos y la seguridad que necesitan para sobrevivir. ETIOPIA Debido a la carencia crónica de alimentos y a la emergencia de enfermedades, más del 10% de los niños nacidos en Etiopía no pasan de su primer año de vida. Con grandes zonas de este árido país propensas a las hambrunas, se estima que un 41% de los 63 millones de etíopes están desnutridos. Las sequías en 1999 y 2001 fueron especialmente severas y el bajo nivel de pluviosidad desde principios del 2003 ha provocado la muerte de un 50% del ganado. Afortunadamente, las recientes lluvias han dado un respiro. Para hacer frente a la persistente inseguridad alimentaria, el Gobierno ha iniciado un proceso de varios años de reasentamiento de millones de personas en las fértiles tierras bajas. Este programa de reasentamiento a gran escala ha tenido unas consecuencias fatales para algunas comunidades, exponiéndolas por primera vez a zonas donde el paludismo es endémico. Los competentes médicos etíopes luchan con los pocos recursos que poseen contra enfermedades infecciosas como el sida, la malaria, la TB y el kala-azar, cuyo tratamiento es caro y a menudo inaccesible. En concreto, la malaria está causando estragos porque la resistencia a los medicamentos hace que los antipalú- E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 dicos habituales sean prácticamente inútiles en la zona. El Gobierno ha cambiado su protocolo de tratamiento de la malaria incluyendo ahora el uso de la alternativa más efectiva hasta la fecha, la terapia combinada con artemisinina (TCA), pero los insuficientes stocks internacionales de TCA amenazan con romperse. Etiopía, importante aliado de EEUU en su «Guerra contra el Terrorismo», cuenta con equipos de militares americanos desplegados en las regiones cercanas a Somalia que califican su trabajo de «ayuda humanitaria». Los equipos médicos de MSF están viendo cómo la situación de seguridad se va deteriorando debido a esta confusión de roles. LIBERIA Los intensos combates en el verano del 2003 en la capital de Liberia, Monrovia, acabaron con la vida de más de 2.000 personas y provocaron numerosos heridos. Pero más de un año después del fin de esta guerra civil que ha durado 15 años, la situación de crisis continúa reinando en Liberia. Quedan pocas infraestructuras en pie, dejando a la población sin los servicios más básicos como agua y electricidad. Los servicios de salud, escasos en las principales ciudades, apenas existen en las zonas más remotas del país y únicamente 30 médicos liberianos trabajan hoy en este país de más de 3 millones de personas. Las mujeres continúan siendo víctimas de la violencia sexual ˇdesde octubre del 2003 a julio del 2004, más de 800 personas habían acudido a MSF en busca de tratamiento provenientes de campos de desplazados que albergan a 35.000 personas en el norte de Monrovia. La frágil paz en Liberia peligra con las presiones internas y externas. Según estimaciones, las partes en su día enfrentadas sólo depusieron una tercera parte de las armas durante el proceso de desarme que oficialmente terminó en octubre del 2004, mientras la inestabilidad en los países vecinos, Costa de Marfil y Guinea, amenaza con traspasar la frontera. Y a medida que va creciendo el descontento general en muchos segmentos de la sociedad, más de 300.000 personas viven todavía desplazadas dentro del país, con 300.000 más refugiadas en los países vecinos. REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO La población volvió a ser víctima de la violencia cuando estallaron los combates en el Norte de Kivu en diciembre del 2004. Casi 150.000 personas huyeron desesperadamente de Kayna, Kayanbayanga y Kirumba pocas semanas después de la huida de otros miles en la región de Mitwaba. Estos son los capítulos más recientes de una década de guerra, que ha costado la vida de aproximadamente tres millones de personas y ha arruinado las infraestructuras de un país sumido en la pobreza. Ciudades como Bunia, provincia de Ituri, todavía padecen las cicatrices de los combates del año pasado, con unos índices de violaciones en aumento. Las divisiones étnicas y políticas causan estragos en un país del tamaño de Europa occidental y muchos congoleños no pueden hacer frente ni a las necesidades más básicas. Las milicias locales y tropas gubernamen- 79 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E SOMALIA UGANDA Durante 18 años, los habitantes del norte de Uganda han 80 P A R A L A P A Z 2 0 0 5 tamientos provisionales en todo el norte del país también se ha cobrado un precio muy elevado. Sólo en noviembre del 2004, MSF registró un incremento de la tasa de mortalidad en seis campos en los distritos de Lira y Pader, donde enfermedades prevenibles como malaria, infecciones respiratorias y diarrea están acabando con la vida de muchas personas. Las recientes propuestas de paz por parte del LRA y del Gobierno no han llevado a una mejora palpable de la situación para unas personas que viven en condiciones deplorables. SUDÁN tales se aprovechan de los civiles en el Este del país. En la provincia de Katanga, la precariedad y la falta de accesibilidad a las estructuras de salud se ven agravadas por la llegada de desplazados internos. En todo el país, los servicios médicos, cuando existen, son totalmente deficientes, la cobertura vacunal contra el sarampión apenas supera el 50% y las pobres condiciones de saneamiento y la falta de agua potable causan frecuentes brotes de cólera y fiebre tifoidea. Un acuerdo de paz firmado por siete facciones enfrentadas en diciembre del 2002 condujo a un gobierno de transición y al despliegue de las fuerzas de paz de la ONU en el Este, pero la situación continúa deteriorándose. Incluso con las elecciones programadas para junio del 2005, queda mucho por hacer para restaurar la sensación de seguridad o la esperanza a una población devastada por una guerra sin fin a la vista. Catorce años de violencia han afectado de forma dramática a la población de Somalia, de nueve millones de habitantes, con aproximadamente dos millones de desplazados o muertos desde que estalló la guerra civil en 1990 y, según estimaciones, cerca de cinco millones de personas sin acceso a agua limpia o a atención sanitaria. El colapso del sistema de salud, junto con el de otros servicios gubernamentales, ha afectado particularmente a mujeres y niños: una de cada dieciséis mujeres muere durante el parto, uno de cada siete niños muere antes de cumplir su primer año de vida y uno de cada cinco antes de cumplir los cinco años. Las catástrofes naturales como las inundaciones en los valles de Juba y Shabelle no han hecho más que empeorar el desastre humano, causando elevados índices de desnutrición crónica y enfermedades prevenibles. Aunque el recientemente elegido gobierno central ofrece un rayo de esperanza, la violencia todavía hace estragos entre la población mientras las depredadoras milicias y los señores de la guerra ejercen el poder para conseguir beneficios económicos. De enero a noviembre del 2004 en Galcayo, en una de las zonas más estables de Somalia, MSF trató a casi 1.000 personas con traumas provocados por la violencia, incluyendo a 262 heridos por armas de fuego. La inseguridad reinante en muchas zonas y la falta de atención internacional tienen como resultado un desierto de asistencia de emergencia, abandonando a muchos segmentos de la sociedad en una situación desesperada en medio del más apabullante olvido. E D U C A C I Ó N tenido que soportar un brutal conflicto sin repercusión para el mundo exterior. Más de 1,6 millones de personas ˇun 80% de la población del norte de Ugandaˇ se han visto obligadas a abandonar sus hogares y ahora viven en condiciones miserables. Los civiles son agredidos y asesinados por el Lord’s Resistance Army (LRA) en sus propias aldeas y en los campos en los que han buscado refugio. El LRA ha raptado a decenas de miles de niños, obligándoles a combatir y a conver- tirse en esclavos sexuales, un temor que provoca que 50.000 niños se dirijan cada noche en tropel a los centros de las ciudades en todo el norte provenientes de lugares incluso a 20 kilómetros de distancia en busca de un lugar seguro donde dormir. El Ejército ugandés ha trasladado contra su voluntad a cientos de miles de civiles a «aldeas protegidas» que ofrecen poca seguridad y apenas ningún tipo de asistencia, y somete a la población a redadas brutales contra cualquier sospechoso de pertenecer a las milicias del LRA. Mientras el balance de muertos por la violencia directa alcanza las decenas de miles de personas, la escasez crónica de alimentos y de agua en 200 asen- El conflicto que desde febrero de 2003 mantiene Jartum con la región oeste de Darfur es la última crisis africana que ha convocado la presencia de las ONG sobre el terreno. Cruz Roja apunta ya a dos millones de desplazados y refugiados y decenas de miles de muertos en las persecuciones de los habitantes de la región por los janjaweed, las milicias árabes progubernamentales.Estas guerrillas, no contentas con violar una y otra vez el alto el fuego, asaltan a los convoyes de ayuda humanitaria y la Media Luna Roja sudanesa ya ha denunciado cuatro o cinco ataques. MSF ha denunciado en numerosas ocasiones la inseguridad de los campamentos de desplazados, que sufren con frecuencia las sangrientas incursiones de las milicias. En la frontera con Chad, Intermón Oxfam es testigo de cómo se complica la situación por la continua violencia y el avance de la sequía. Esta ONG cree que febrero puede ser un mes clave para la supervivencia de miles de desplazados. Los países donantes sólo han comprometido 118 millones de dólares de los casi 1.500 solicitados por la ONU. TUBERCULOSIS La tuberculosis (TB) mata a una persona cada 15 segundos, acabando cada año con millones de vidas en los países en vías de desarrollo aunque la enfermedad sea curable. En realidad, una tercera parte de la población mundial está infectada con el bacilo de la TB y cada año ocho millones de personas desarrollan TB activa. Actualmente, la mayoría de programas de lucha contra la TB basan su diagnóstico en el análisis de esputos al microscopio, desarrollado en 1882, y gran parte del tratamiento administrado depende de medicamentos creados hace 60 años. La terapia puede tardar hasta nueve meses en completarse, mientras las cepas multirresistentes a los medicamentos (MDR-TB) y la coinfección con el sida no han hecho más que aumentar el balance de víctimas, convirtiendo la desastrosa situación en una pesadilla. Existe la acuciante necesidad de cambios radicales en la forma de abordar la TB a nivel global, desde la investigación y desarrollo de nuevos medicamentos, análisis de diagnóstico que detecten todas las formas de TB en todos los pacientes ˇespecialmente en los niños y personas que viven con el VIH/sidaˇ a programas de tratamiento innovadores que vayan más allá del Tratamiento de Observación Directa a corto plazo (DOTS). «Ha llegado el momento de admitir abiertamente que nunca conseguiremos controlar la TB prescribiendo más de lo mismo», afirma la Dra. Francine Matthys, asesora de TB de la Campaña para el Acceso a Medicamentos Esenciales de MSF. «Se necesitan grandes inversiones de inmediato para poder diagnosticar y tratar de forma efectiva a todas las personas con TB en el plazo de tiempo más breve posible». 81 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E CONFLICTOS OLVIDADOS CHECHENIA, LA GUERRA OLVIDADA PESE A UNA LEVE MEJORÍA EN LA SEGURIDAD, LA REPÚBLICA SIGUE SUMIDA EN LA MISERIA Y EL OLVIDO, YA QUE EL DINERO PARA LA RECONSTRUCCIÓN LLEGA A CUENTAGOTAS A CAUSA DE LA CORRUPCIÓN. CRONOLOGÍA Diciembre de 1994: las tropas rusas entran en el territorio de Chechenia. Agosto de 1996: se firma el acuerdo de paz de Jasabiurt. Octubre de 1999: se reanuda la guerra, después de que Shamil Basáyev y sus hombres atacasen Daguestán. Abril de 2000: finaliza la contienda, según Vladímir Putin, pero la violencia no cesa en la república. 2003: se celebra un referéndum y unas elecciones presidenciales que gana Ahmad Kadírov. Mayo de 2004: es asesinado Kadírov y elegido, tres meses después en su lugar, Alú Aljánov. s falso que las compensaciones se estén repartiendo a toda la población. Nosotros no hemos recibido nunca ni un céntimo para reconstruir nuestra vivienda. Esas casas nuevas que han visto ustedes en el centro son para los funcionarios del Gobierno republicano», asegura Jalima Majauli, una mujer de unos cuarenta años que vende refrescos y frutos secos en un puesto callejero de uno de los barrios del norte de Grozni, la capital de Chechenia. En la misma acera, unos metros más allá, Jalima muestra un edificio medio derruido. En E 82 el segundo piso de esa construcción se encuentra el apartamento donde vive con su familia. «No tenemos calefacción y me he quedado sin dinero para cambiar otra vez los cristales de las ventanas, por eso hemos tenido que cerrarlas con cartón», asegura mientras, en la calle la temperatura es de quince grados bajo cero. La parte superior de su casa, que en total tenía diez pisos, está completamente destruida. La escalera interior desaparece a la altura del quinto piso dejando abierto un hueco que da a la calle y en el que unos pocos hierros retorcidos de la barandilla son el único parapeto para evitar caer al vacío. «Esto es un peligro terrible para los niños pequeños», afirma Jalima. Con ella viven su marido, su madre y sus cinco hijos, tres niñas y dos varones de edades comprendidas entre los cuatro y los quince años. La casa también carece de agua, como en la mayor parte de la ciudad, aunque hay fluído eléctrico. Zaur, su marido, recibe un subsidio de desempleo equivalente a 10 euros al mes y con la venta de comestibles obtienen unos ingresos mensuales que no superan los 3.000 rublos -unos 80 euros-. Según Taus Dzhabraílov, presidente del Consejo de Estado de Chechenia -Parlamento provisional no electo- E D U C A C I Ó N P A R A , el paro en la república afecta al 70% de la población activa. Dzhabraílov reconoce que no llega dinero suficiente ni de Moscú ni tampoco de inversores privados. Aunque la situación se seguridad ha mejorado un poco, nadie se atreve a arriesgar su capital en un lugar en donde, según palabras de Jalima, «todo puede explotar de nuevo en cualquier momento». Los secuestros, aunque han disminuido con respecto a años anteriores -en 2003 se produjeron 490 contra 160 en 2004-, siguen ahuyentando a posibles empresarios. Los 350.000 rublos -unos 10.000 euros- de compensación que el Gobierno ruso ha decidido conceder a cada persona que perdió su vivienda durante la guerra no siempre llega a sus destinatarios. «El calvario de trámites burocráticos que hay que superar para demostrar que una bomba te dejó sin techo es interminable», se lamenta Maleika Zaurbíkova, internada una vez más en el Hospital número 9 de Grozni para ser sometida a una complicada operación en su pierna izquierda, la quinta ya desde agosto de 2001. Un misil alcanzó entonces su casa. Su marido murió en el acto y ella resultó herida por la metralla. «Pasé un año entero en el hospital sin poder moverme», recuerda con angustia, pese a que logró esquivar la amputación. El mejor método para recibir lo antes posible las compensaciones es entregar el 30% o el 50% de su importe como soborno. «Los trámites se aceleran de esa manera», declara de forma anónima un antiguo miembro de la administración del que fue presidente de la república, Ahmad Kadírov, asesinado el año pasado en un atentado. Ningún responsable checheno ha podido decir hasta ahora cuántos edificios han sido ya reconstruidos en Grozni y cuántos nuevos se han podido levantar, pero, a simple vista, resulta evidente que, en conjunto, no alcanzan el 20%. Los escombros continúan sin retirarse. «Limpiamos un solar únicamente cuando hay intención de construir algo», señala Dzhabraílov. Ruinas y cascotes Entre un mar de ruinas y cascotes, en la capital chechena funcionan actualmente unos diez hospitales, tres centros de educación superior, entre ellos la Universidad de Grozni, 55 escuelas, tres o cuatro fábricas y un único estadio. No hay lugares donde la juventud pueda divertirse. Pese a la escasez del parque automovilístico, en la república proliferan las gasolineras. Y es que el petróleo sigue siendo la principal fuente de riqueza, aunque es el Gobierno ruso el que la administra. Uno de los pocos edificios lujosos que hay en Grozni es el de la petrolera rusa Rosneft, cuya filial Grozneftegaz extrae todo el oro negro L A P A Z 2 0 0 5 que hay en Chechenia. Las autoridades locales confían en conseguir que el Kremlin les devuelva pronto el control sobre las materias primas. En Chechenia, hay ahora 1.180.000 habitantes, en el resto de Rusia unos 400.000 y 100.000 en Europa y EE UU. Los que hasta ahora vivían en los campos de refugiados de la vecina Ingushetia están siendo forzados a regresar a sus ciudades y aldeas. La mayoría, sin embargo, no tienen ya donde ir. Al objeto de acogerlos, se han creado los llamados Puntos de Alojamiento Temporal (PVR). Uno de esos albergues se encuentra en la calle Michurin de Grozni. Allí vive Visján Siríyev, un adolescente tetrapléjico y privado del habla desde que una bomba le produjo un grave traumatismo en el cerebro. Eso sucedió en 1994, cuando Visján tenía sólo seis años. Con él viven ahora, en una única habitación, su madre, Sheibad, dos hermanos y una hermana. De todos ellos, sólo Sheibad ha conseguido trabajo en una obra, tarea que tiene que compatibilizar con las labores domésticas y el cuidado de Visján. «Ni siquiera sabemos si lo que le pasa a mi hermano tiene cura o no. Ningún médico ha querido hacerse cargo de él. Dicen que necesitaría un tratamiento muy caro y habría que enviarle al extranjero», asegura Ruslán, el mayor de la familia. Sultán Alimjadzhíyev, director del Hospital Pediátrico Republicano de Grozni, afirma que las necesidades sanitarias de la población infantil de Chechenia son enormes: «La cantidad de niños mutilados es escalofriante». Padecen, además, muchas enfermedades debido al deterioro del medio ambiente que la guerra provocó. Por si no fuera suficiente, el 80% de los niños chechenos sufren algún tipo de trauma psicológico grave. 83 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E CONFLICTOS OLVIDADOS E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 CONFLICTOS OLVIDADOS Es el cirujano que salvó la vida del terrorista checheno Shamil Basayev cuando éste pisó, a finales de enero de 2000, una mina que se llevó su pie derecho. Pero también es el médico que curó las heridas de un mayor ruso que le juró desde la mesa de operaciones que había sido obligado a ir a la guerra. Traidor para unos y otros, exiliado en EEUU desde hace cinco años después de haber sido invitado por Human Rights Watch, Amnistía Internacional y Médicos por los Derechos Humanos, Khasan Baiev narra en un estremecedor relato la esencia de su vida: el juramento hipocrático. KHASAN BAIEV / MÉDICO CHECHENO EXILIADO EN EEUU «PUTIN QUIERE ACABAR CON LA GUERRA, PERO A SUS GENERALES NO LES CONVIENE» l libro, presentado el 5 de septiembre en Madrid, lleva precisamente ese título: El juramento, y repasa en conciencia y sin florituras las peripecias del doctor Baiev con el conflicto checheno de telón de fondo. Necesitado de rehabilitación psicológica porque «mi cara reflejaba el cuadro de la guerra», ahora vive en Boston con su mujer y sus hijos, pensando en hacer realidad algún día su sueño: ejercer de nuevo la Medicina. ¿Volver a casa? «Demasiado peligroso», dice el doctor mientras los ojos le echan chispas. «He sido testigo de muchos crímenes». El cirujano dice que recibe información puntual y diaria de su patria chica: «La gente desaparece sin dejar rastro, mueren inocentes y soldados rusos sobre todo en los distritos montañosos donde continúan los bombardeos y los tiroteos. Toda la república está en ruinas y la podríamos comparar con Hiroshima y Nagasaki». Después de las dos guerras ruso chechenas de 1994 y 1999, según los datos manejados por Khassan Baiev, en Chechenia han muerto 250.000 personas, de ellas 40.000 menores, han quedado 26.000 huérfanos y el 80% de los niños están enfermos psicológicamente.«Esto es un genocidio», concluye, pero a continuación no duda en condenar los actos terroristas cometidos a manos de chechenos como el secuestro de Beslán, ocurrido hace un año, donde fallecieron decenas de niños. «Estos niños murieron a consecuencia de la guerra de Chechenia», dice el especialista. «Por supuesto, no lo justifico». ¿Se arrepiente, pues, de haber sanado al azote de Rusia, al E 84 cerebro del ataque a Beslán? «Cumplí con mi deber de médico. No soy policía.Si empezara a distinguir a mis pacientes entre buenos y malos, musulmanes o cristianos, entonces ¿qué clase de médico sería? Cuando estaba a punto de amputarle, sí que pensé: 'Verás como voy a tener problemas con el poder'». Los tuvo. «También debería haber pensado si operaba o no a los mercenarios rusos que venían a matar por dinero a mi pueblo. Recuerdo uno de ellos, un mayor, que antes de la operación me juraba que no había matado a nadie y que le habían obligado a firmar el contrato. Le contesté: 'No soy Dios ni superior a los demás. No te preocupes que voy a hacer todo lo posible para salvar tu vida'». Un pequeño grupo extremista checheno quiso más tarde fusilarle. «No soy un héroe», apostilla. ¿Qué opinión le merece el presidente ruso Vladimir Putin? «Me consta que quiere poner punto final a la guerra chechena, porque no le interesa un conflicto tan largo ni le debe agradar cuando le critican en Occidente. Pero a los generales que están en Chechenia, por el contrario, no les conviene que acabe porque es un buen negocio». Aquel día de enero de 2000 el doctor Baiev cortó tanto hueso que «los dientes centrales de la sierra se mellaron». «Pasé 24 horas en el quirófano; ni siquiera salí para comer o beber. De cada segundo, de cada minuto dependía la vida de un hombre. Perdí todo el sentido del tiempo. Las manos me pesaban cada vez más, hasta convertirse en pesos muertos que se negaban a obedecer. Se me enredaban los dedos en el hilo». EL POLVORÍN DEL CÁUCASO DIVERSAS CAUSAS ECONÓMICAS, TERRITORIALES Y ÉTNICAS HAN CONVERTIDO LA ZONA DEL NORTE CÁUCASO EN UNA HISTORIA SIN FIN DE CONFLICTOS, CON CONSECUENCIAS HUMANITARIAS ALARMANTES ada vez que estalla un conflicto en la zona norte del Cáucaso, el mundo pone su atención en esa parte del mundo y condena los hechos violentos. Sin embargo, la región norcaucásica ha sufrido constantes guerras internas e intervenciones militares extranjeras desde hace una década. Las principales causas son económicas. El petróleo y los hidrocarburos que abundan en esta zona despiertan el interés de la potencia rusa y de los países petroleros. Mientras, la economía de estos países se mantiene inestable, el desempleo alcanza el 50 por ciento en algunos de ellos y el medio ambiente se ha deteriorado. Además, diversos informes de ONG como Amnistía Internacional y organismos internacionales como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados denuncian una serie de violaciones a los Derechos Humanos, de muertes y la mala condición de los refugiados y desplazados, principalmente en Chechenia y en Ingushetia. C Chechenia. Es una república pobre, pero controla el oleoducto por el que circula el petróleo del mar Caspio a Rusia y a Occidente. Además maneja unos cien millones de metros cúbicos de gas, procedentes de los yacimien- tos de Azrbaiyán, Kazajstán y Turkmenistán. Su posición geopolítica la convierte en un punto estratégico en el Cáucaso. Proclamó su independencia en 1991 y su constitución la define como estado secular, aunque la mayoría de la población es musulmana -el 53 por ciento son chechenos, el 29 por ciento, ingush-, la que suma un millón de habitantes. Rusia no aceptó la separación de esta región y envió tropas en 1994 que intentaron derrocar al entonces presidente Dhorkar Dudayev. Los grupos armados separatistas chechenos atacaron no sólo objetivos militares, sino civiles, lo que generó una cruenta guerrilla que dura hasta hoy. En 1996, el Ejército ruso fue derrotado en Chechenia, lo que convenció a Boris Yeltsin de firmar un acuerdo de alto el fuego con el presidente democráticamente elegido en 1997, Aslán Masdájov. Sin embargo, el acuerdo no prosperó y se mantuvo el clima de guerrilla y atentados. En el 2000, los rusos tomaron Grozny y declararon ilegítimo a Masdájov. En mayo de este año, la guerrilla separatista asesinó al presidente Kadyrov (cercano al Kremlin) y, tras las 85 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E Osetia del Norte. Después de la disgregación de la Federación Rusa, Osetia del Norte se convirtió en región autónoma en 1991. Un gran número de refugiados escaparon a Ingushetia donde encuentran dificultades para volver. En Beslán sufrieron el peor atentado de su historia que dejó un saldo de 338 muertos. La solución del conflicto en esta región está vinculada con Georgia, Moscú y Osetia del Sur. Georgia. Es una república presidencial desde 1995. En 1999, dos atentados casi le cuestan la vida al presidente Shevardnadze. En ambos casos se mencionó la posible participación de Moscú, vinculada con la construcción del oleoducto que viene desde Azerbaiyán. Dentro de la República de Georgia se encuentran la 86 P A R A L A P A Z 2 0 0 5 CONFLICTOS OLVIDADOS recientes elecciones presidenciales realizadas en un clima de atentados, el electo Alú Alájnov sufrió la misma suerte de amenaza. Ingushetia. Las tensiones estallaron después de la desintegración de la Unión Soviética en 1991. En octubre de 1992, los diez millones de ingush eran forzados a dejar sus hogares en el distrito de Prigorodny en Osetia del Norte. En 1995 firmó un acuerdo con Osetia para el retorno de los desplazados, pero no se concretó. Este país se convirtió en centro para los 70.000 refugiados y desplazados internos. Por su localización, es el objetivo principal para cometer atentados por parte de grupos guerrilleros separatistas. Actualmente, cuenta, considerando a los desplazados, con 300, 000 habitantes. En junio de 2004, unos 570 militares chechenos armados invadieron la república y atacaron su capital, Nazran, asesinando a civiles y al ministro del Interior. E D U C A C I Ó N En junio de 2005 se cumplían cuatro meses desde que el rey Gyanendra tomó el poder en un golpe de Estado prometiendo acabar con una guerra civil que dura desde 1996 y que ya se ha cobrado la vida de 12.000 personas. Sin embargo, el giro dictatorial del monarca nepalí, que disolvió el Parlamento y encarceló a los miembros de la oposición, no ha servido para enderezar un país que vive al borde del precipicio y donde cada día hay manifestaciones que exigen el inmediato regreso a la democracia. La guerrilla maoísta, cuyos avances militares -ya controla un tercio del territorio- han ido acompañados de pillajes, abusos y ejecuciones sumarias, ha ampliado sus objetivos a todas las infraestructuras, incluidos los hospitales públicos. región autónoma de Osetia del Sur y Abjazia. El Soviet de Georgia anuló la independencia de la primera y decretó el estado de emergencia. Luego de enfrentamientos entre guerrilleros osetos y tropas georgianas, la reconocieron en 1991. Sin embargo, Osetia del Sur ha manifestado desde 1992 su interés de vincularse con Osetia del Norte. Abjazia se independizó en 1999, pero Tbilisi –capital de Georgia- desconoció al nuevo Estado. Aunque en 2001 Georgia y Abjazia firmaron un acuerdo de no agresión, en octubre estallaron enfrentamientos entre paramilitares georgianos y tropas abjazas. Daguestán. En agosto de 1999 guerrilleros chechenos lucharon contra las tropas federales en Daguestán. Moscú intentó someter a los rebeldes partidarios del wahabismo. Pero la guerrilla islámica no tuvo apoyo en Daguestán. El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Madrid, experto en Rusia y el Cáucaso, Carlos Taibo, dijo que no vislumbra una solución a corto plazo del conflicto, pero dependería de “un cambio en la opinión pública rusa, que genere presión aguda sobre sus gobernantes para que busquen una vía de negociación en Chechenia (…) un alto el fuego; garantías de que el Ejército ruso no violente los Derechos Humanos; la apertura de una línea de negociación con los segmentos moderados de la resistencia independentista; el despliegue de observadores internacionales y un programa internacional de reconstrucción”. AÑO CERO EN SHANGRI LA Nepal vive vive atrapado entre un rey absolutista y una brutal guerrilla maoísta que aplica los métodos de Pol Pot en el territorio bajo su control. o llaman los tres avisos. El primero consiste en una simple visita; el segundo, en un linchamiento a manos de una muchedumbre; y el tercero, en la ejecución, acompañada de la mutilación del cuerpo del denunciado y su exhibición pública como escarmiento. Los maoístas de Nepal han recuperado los métodos de la Camboya de Pol Pot en su objetivo de purificar ideológicamente este pequeño y aislado reino del Himalaya. El nuevo lema de la guerrilla es el mismo con el que los jemeres rojos firmaban las sentencias de los enemigos del sueño revolucionario: «Conservarte no es ningún beneficio, destruirte no es ninguna pérdida». Nepal vive atrapado entre un rey absolutista que tomó el poder hace cuatro meses en un golpe de Estado y una cada vez más brutal guerrilla comunista. Todo en mitad de una guerra sin reglas en la que es imposible L distinguir entre buenos y malos. La oficina del Centro para las Víctimas de la Tortura de Katmandú es atendida por dos empleados que van anotando escrupulosamente los relatos de las víctimas que van llamando a su puerta. El último recuento de casos indica que la guerrilla tortura al 60% de sus detenidos. El Ejército, al 80%. 87 G U Í A P E D A G Ó G I C A Sukmaya ha traído sus desagravios desde el distrito de Dang después de que su pequeña aldea fue atacada en mitad de la noche y su casa quedó reducida a cenizas. ¿Fueron los soldados o los guerrilleros? No sabría decirlo. «Los soldados nos matan si ayudamos a los maoístas y los maoístas nos matan si nos negamos a ayudarles.¿Qué podemos hacer?», se pregunta esta viuda de 55 años y madre de siete hijos. Da lo mismo qué dirección se coja al salir de la capital, las carreteras están siempre bloqueadas por militares uniformados o por guerrilleros descamisados, a menudo apenas niños que cargan con viejos y grandes rifles que resultan desproporcionados para el tamaño de sus cuerpos. Los enfrentamientos son diarios; las bajas entre la población civil, también. El país ha quedado dividido en zonas donde el Estado sigue presente -el valle de Katmandú y unas pocas regiones de interés estratégico-, el tercio del país controlado por los rebeldes y las zonas de nadie, que cambian de manos casi a diario. «Están en todos lados y no están», dice de los maoístas el capitán Pradhan, al frente de una partida de 10 soldados en una de las carreteras del distrito de Ramechap. «Cuando vamos a un pueblo, las calles están totalmente vacías. Un minuto después de marcharnos las han ocupado de nuevo». El conflicto entre la corona -apoyada por las Fuerzas Armadas- y los rebeldes comunistas se ha agravado desde que el rey Gyanendra anuló la democracia del país el pasado 1 de febrero, devolviendo a Nepal a los tiempos de la monarquía absoluta. Los militares que defienden al rey han dejado de ser los únicos que emplean la tortura, la violación y la extorsión en una guerra que ya le ha costado la vida a 12.000 personas. La guerrilla se encuentra en su momento más bajo de apoyo popular desde su alzamiento en 1996, después de una ofensiva de cuatro años en la que sus avances militares han ido sistemáticamente acompañados de pillajes, abusos y ejecuciones sumarias. La vida bajo los gobiernos populares de las zonas maoístas es una mezcla de terror y reeducación de la 88 D E población bajo el marxismo que las organizaciones humanitarias comparan con los peores tiempos del estalinismo. El movimiento comunista creció con rapidez en sus primeros años de resistencia gracias a sus promesas de igualdad para la mujer, el fin del sistema feudal que gobierna la vida en Nepal y la lucha contra una monarquía y una elite económica que acumulan casi toda la riqueza del país. La ruptura de las conversaciones de paz con el Gobierno en 2001 fue el inicio de lo que el líder rebelde, el misterioso Prachanda, ha descrito como la «ofensiva final para liberar a las masas». El resultado ha sido la recuperación del Año Cero, el término utilizado por los jemeres rojos en los años 70 para anunciar la destrucción completa del país -todo aquello que no estuviera ligado directamente al Partido Comunista- con la intención de reconstruirlo después desde la nada. La guerrilla ha ampliado sus objetivos a todas las infraestructuras, incluidos puen- E D U C A C I Ó N P A R A tes, carreteras, suministro eléctrico, pozos de agua e incluso hospitales públicos. Los funcionarios del Gobierno son sistemáticamente ejecutados, ya sean policías, ingenieros o simples operarios. Los sospechosos de disentir con el régimen son sentenciados a muerte en juicios populares decididos a dedo por el comandante local. El Ejército, que cuenta con 40.000 efectivos, ha dejado de patrullar grandes áreas del territorio del Estado para centrarse, sobre todo, en defender el valle de Katmandú. Los rebeldes han logrado infiltrarse en las instituciones del Estado, la Universidad, e incluso la policía, donde cuentan con informadores que colaboran en la búsqueda de objetivos entre los empresarios y políticos nepalíes. Sus fuerzas, sin embargo, siguen siendo insuficientes para tomar las calles de la capital y establecer la república comunista que anhelan. Nadie espera la entrada triunfal de los maoístas en Katmandú a corto plazo, pero la guerrilla demuestra su fortaleza con continuas emboscadas, huelgas generales y el bloqueo de todas las comunicaciones con la capital. La mayor parte de las armas de los rebeldes procede de robos y ataques a cuarteles de policía. Su suministro de víveres depende de la voluntad de una población formada en un 70% por campesinos pobres. A diferencia de los jemeres rojos de Camboya, los guerrilleros comunistas nepalíes carecen del apoyo de China o de la antigua Unión Soviética, mientras que Cuba hace tiempo que perdió la voluntad o la capacidad de animar revoluciones ajenas. La extorsión se ha convertido, pues, en la principal fuente de ingresos de los maoístas en su desafío al Estado. «Vienen todas las semanas a recoger dinero para la revolución.No te puedes negar porque entonces te identifican con los militares y te marcan como enemigo», asegura Amid, un viejo campesino de Ramechap, que ha sido saqueado en varias ocasiones en los últimos años. El deterioro de la imagen de los rebeldes se ha convertido en un problema para un movimiento que depende, para el éxito de su revolución, del apoyo popular y de la capacidad de reclutar nuevas fuerzas. La necesidad de reclutar Sus líderes aseguran que sus efectivos superan los 100.000 camaradas.La realidad es que no llegan a 20.000 adherentes, la mitad de las tropas del Ejército regular nepalí. La solución de los maoístas ha sido forzar a todas las familias de las zonas bajo su con- L A P A Z 2 0 0 5 trol a ceder al menos a uno de sus hijos para la causa. El pasado mes de mayo la guerrilla se llevó a cerca de 4.500 estudiantes de entre nueve y 15 años de varias escuelas del distrito de Rukum, en el remoto oeste. Los más pequeños fueron conducidos a campamentos maoístas para ser adoctrinados en el marxismo, y los más fuertes fueron enviados al frente en las conocidas como «unidades infantiles». En algunas aldeas las familias han empezado a ocultar a sus hijos pequeños ante el temor a que sean secuestrados por la guerrilla, y, en especial, a sus hijas por la posibilidad de que sean violadas por los soldados. Los nepalíes, más que nunca, se encuentran atrapados entre dos frentes. Por una parte, un rey dictatorial y una elite económica que se niega a repartir la riqueza del Estado en uno de los 10 países más pobres y con más desigualdades del mundo, según los informes de las Naciones Unidas. Por otra parte, una guerrilla que dice luchar en su nombre y que en los lugares donde gobierna ha impuesto la ley del terror.El Shangri La está doblemente secuestrado. 89 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E CONFLICTOS OLVIDADOS TESTIMONIO DE UN MISIONERO DE UGANDA José Carlos es un misionero españolque lleva 17 años viendo en Uganda lo inimaginable, terror y crueldad en estado puro. Reproducimos aquí sus vivencias escritas en primera persona, que nos habla de niños que se refugian en la misión para que otros niños no los secuestren para la guerrilla o los maten l pasado 20 de abril de 2005, Alfred contó su historia ante miles de atónitos oyentes en el campo de desplazados de Atyak, en el distrito de Gulu (norte de Uganda). Hace exactamente 10 años, tal día como aquél en 1995, la guerrilla del Ejército de Resistencia del Señor (LRA en siglas inglesas) atacó el lugar de madrugada por sorpresa y, tras matar a los pocos soldados que custodiaban el pueblo, secuestraron a varios cientos de personas. Les llevaron a la orilla del río Ayugi, a siete kilómetros, donde les hicieron sentarse todos juntos. Allí, tras separar a algunas mujeres embarazadas y madres con niños, el número dos del LRA -Vincent Ottii, oriundo de Atyak- les echó una breve e iracunda perorata reprochándoles su falta de apoyo a la guerrilla y tras dar una orden los rebeldes, la mayor parte de ellos niños y adolescentes, abrieron fuego durante dos interminables minutos Cuando Alfred abrió los ojos los guerrilleros se habían E 90 marchado y a su alrededor había 250 muertos. Él mismo, ensangrentado e irreconocible, apenas pudo dar unos pocos pasos antes de perder el conocimiento. Cuando despertó en el hospital se dio cuenta de que había sobrevivido de milagro a los impactos de 11 heridas de bala. Este es el testimonio de una guerra que todos quieren que concluya de una vez dura ya 19 años en la región Acholi, una zona tan grande como Galicia, limítrofe con Sudán, donde tradicionalmente la gente vivía del cultivo de sus fértiles tierras y algo de ganadería. El conflicto tiene dos características que, por desgracia, se dan en una buena parte de las guerras africanas: la primera es que desde su comienzo en 1986 apenas ha despertado la atención internacional (en el norte de Uganda no hay ni petróleo, ni minerales, ni intereses comerciales o estratégicos). La segunda es la inusitada crueldad contra la población civil, sobre todo las mujeres y los niños. El extraño líder del LRA es un profeta-visionario llamado E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 Joseph Kony, que dice combatir para instaurar un gobierno basado en los Diez Mandamientos y que ha sido llamado por Dios para hacer caer el régimen actual del «satánico», como le llama, presidente Museveni. No se sabe mucho de él. Se educó con misioneros católicos, fue monaguillo y en algunas de las pocas fotos que existen de él aparece vestido de mujer. También asegura que está poseído por el Espíritu Santo, por el de un general chino y por otro de un misionero italiano. Sin embargo, y a pesar de tanta religiosidad aparente, pocos grupos hay en el mundo con tan poco respeto hacia la vida humana como esta extraña secta que secuestra niños, mata, viola y mutila salvajemente. José Carlos. Esta milicia ha mutilado salvajemente a acholi. Muy a menudo salimos a los campos de desplacientos de personas -en su mayoría mujeres- a las que zados durante varios días para dar cursillos de paz y corta las orejas y los labios para infundir el máximo terror derechos humanos. Suelo dedicar mucho tiempo a recia la población. El 90% de sus efectivos son críos. bir a ex guerrilleros y escucharles. Tenemos un programa de ayuda a un grupo de antiguos rebeldes a los que ayuDespiadados damos con varios proyectos. Hay veces en que piensas que la situación no hace más Los secuestran en sus aldeas, escuelas, en las mismas que empeorar y no ves el resultado de tu trabajo. Pero no calles donde masacran por sistema a todos los adultos. renuncio a leer, a rezar y reflexionar, a dedicar tiempo a Después les someten a entrenamientos durísimos donde los amigos y a hacer deporte. Es necesario para manteles hacen cometer todo tipo de barbaridades para quitarner el equilibrio, de lo contrario no puedes ayudar a la les la sensibilidad y convertirlos en máquinas de matar. gente porque sólo les transmites tus propias frustracioLes obligan a matar a sus compañeros cuando desertan. nes. Las niñas son esclavizadas para preparar la comida, limImposible olvidar la primera vez, en octubre del 2001, piar o, simplemente, utilizarlas sexualmente. cuando un día que estaba yo en la misión católica de Los testimonios de los niños rescatados son similares. El Pajule, nos llegó una carta firmada por uno de los jefes de David es especialmente brutal:«Me ataron y recostarebeldes que pedía entrevistarse con líderes religiosos y ron. Me dijeron que no gritara. Entonces un hombre se tradicionales en un recóndito lugar a unos 20 kilómetros sentó sobre mi pecho, otros hombres sostuvieron mis de la carretera principal. La noche antes de la cita tuvibrazos, piernas, y uno mi cuello. Otro cogió un hacha. mos una tensa reunión con los jefes del ejército regular, Primero me cortó mi mano izquierda, luego la derecha. los cuales insistieron en que nos daban tres horas para Entonces otro, con un cuchillo, me cortó mi nariz, mis convencer a los bad boys para que se rindieran incondiorejas y mi boca». En medio de tanto sufrimiento, el cionalmente. pequeño rogó a los rebeldes que por favor lo mataran. En A la mañana siguiente dos jefes tradicionales y yo nos cambio ellos envolvieron sus orejas en una carta donde adentramos en el bosque y me inicié en un ritual que en se les advertía a las personas a no unirse con las fuerzas mi caso se ha repetido ya en varias ocasiones: niños de gubernamentales 14 o 15 años que emergen de la hierba alta apuntándoAnte el fracaso de una solución militar, hace años que nos con el fusil, caras inexpresivas de seres acostummuchos religiosos que trabajamos en este lugar decidibrados a la crueldad que no responden a los saludos, mos apostar por una solución pacífica negociada. Y ésa mucho menos a un apretón de manos, y cacheos para es mi misión aquí desde que llegué hace casi una décaasegurarse de que no veníamos con armas. En pocas da como religioso comboniano. Y a la búsqueda de esa ocasiones se me han puesto más de corbata... paz he consagrado mi vida africana. Después, reunión bajo un árbol con el comandante, rodeDesde la sede diocesana de Justicia y Paz elaboramos ados por 17 adolescentes -entre ellos dos chicas- en uniinformes sobre lo que sucede en el norte de Uganda y forme militar, fusil en ristre. Tensión y miedo. Nadie sonpublicamos un boletín mensual en inglés y en lengua 91 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E Secuestros 92 P A R A robando a sus soldados.Durante más de un año el cambiar de sitio para dormir se convirtió para mí en rutina. Todos los días al llegar las seis de la tarde cuando empieza a anochecer me entraba un temblor y un dolor de hombros que me resultaba insoportable, y me invadía la tristeza cuando tenía que buscar un sitio seguro para dormir. Comprendí aquello de que «el Hijo del Hombre no tiene sitio donde reclinar la cabeza», y aprendí a entender mejor a los dos millones de personas que viven el miedo absoluto cuando llega la noche. A finales de junio un grupo de líderes religiosos católicos, anglicanos y musulmanes decidimos irnos a dormir con los miles de niños que todas las noches buscaban un sitio en las calles de Gulu. Atrapados en un juego mortal de escondite los niños de Uganda pasan las noches huyendo, escondiéndose de asesinos crueles de su propia edad. El juego de escondite empieza a la hora de acostarse, cuando miles de figuras pequeñas surgen de las chozas hechas de paja y marchan a paso firme hacia la misión, el hospital o la ciudad más cercana. Duermen a las puertas, acurrucados entre ellos, compartiendo frío, sueño y miedo. Mientras, en los arbustos, inadvertidos, hay otros niños: los buscadores del LRA, armados con rifles de asalto AK-47, garrotes y cuchillos, esperando el momento oportuno para secuestrar o matar a los que puedan. ríe. Cada vez que me he reunido con los guerrilleros siempre he intentado seguir el consejo que nos dieron en un curso de mediación en conflictos que hice una vez en Sudáfrica: escuchar, escuchar y no echar sermones. Ésos los dejo para mis feligreses en la parroquia los domingos. Y escuchando con paciencia, poco a poco, el jefe fue desgranando su historia: secuestrado en 1987 cuando apenas tenía 10 años, sin apenas haber pisado la escuela, fidelísimo oficial de Kony hasta que un día cae en la cuenta de que lo que hace no tiene futuro y decide escaparse de Sudán y volver a casa, a Uganda.«Lo que más nos preocupa son dos cosas: ser recibidos por nuestros padres y que nos organicen un ritual de purificación». Le dijimos que sí. A las dos de la tarde, aparecíamos en la misión de Pajule con los 17 combatientes en el coche pick-up, y tras ser recibidos por las autoridades locales entregaron las armas. A los dos días Cáritas traía a la misión a los padres de tres de ellos, y el resto aparecería a los pocos días. Hoy están todos reintegrados. Los recuerdos se me amontonan a la hora de escribir estas líneas.Como aquel ataque que sufrimos en la misión de Pajule, a finales de enero de 2003. Nada más oír los primeros disparos me metí debajo de la cama junto con dos niños. A la media hora empezaron a golpear la puerta mientras gritaban que si no abríamos la tirarían abajo con una bomba. Fue la primera vez en mi vida que me quedé paralizado de terror. Mi compañero, un sacerdote ugandés, les abrió. Me cegaron con sus linternas y cuando me di cuenta se estaban llevando a uno de los niños. Intenté detenerlos los secuestradores no tendrían más de 12 años- , pero el muchacho me dijo: «No te preocupes, Dios me ayudará». Durante más de un año viví con la conciencia atormentada: había permitido un secuestro delante de mí, aunque pensaba que quizás si me hubiera resistido me habrían matado.El muchacho consiguió escapar de la guerrilla un año después. Fui a verlo a su casa y lo que más me impactó es que no me guardaba ningún rencor. «Me quedé muy preocupado por ti», le dije casi avergonzado. «Yo también me preocupé por ti» , me respondió.«Uno de los guerrilleros te puso una mina debajo del asiento del coche antes de irnos». Recordé que yo conduje el vehículo a la mañana siguiente. Ojalá pudiera encontrarme un día con la persona que retiró la mina y me salvó la vida. También recuerdo el día que nos detuvieron los soldados, el 28 de agosto del 2002. Nos hicieron caminar seis E D U C A C I Ó N Noches en vela horas en una marcha interminable bajo el sol. Yo estaba herido en un brazo y uno de mis compañeros, un sacerdote italiano de 70 años enfermo del corazón se ahogaba por el camino. Por la noche nos llevaron a las barracas militares, donde nos quitaron la camisa y los zapatos y nos encerraron en una minúscula caseta sucia. Lo peor de aquella noche, además del miedo, fue la sed. El jefe militar dio órdenes de no darnos ni una gota de agua. Fue la primera vez que entendí el grito de Jesús: «¡Tengo sed!» y supe lo que era el odio que se regodea en ver sufrir al inocente. A las cuatro de la madrugada un soldado se me acercó a la ventana y me susurró: «No soporto ver a un hombre de Dios sufriendo».Nos dió una botella de un tercio de litro de agua mineral para los tres. «Por favor, si me descubren me castigarán, no puedo daros nada más». En abril de 2003, el jefe de la guerrilla Joseph Kony dio orden de matarnos, porque según él le estábamos Durante cuatro días el arzobispo y yo caminábamos seis kilómetros con una manta al hombro, y por el camino se nos unían los niños, como al flautista de Hamelín. Terminé agotado, deprimido y con una tos imparable. A mi lado había niños que hacían los deberes escolares. La primera noche dispararon sin parar durante una hora cerca de donde estábamos nosotros. La segunda llovió a mares y nos empapamos. La tercera, me desperté cada poco tiempo ante los gritos de niños que tenían pesadillas. La cuarta noche estaban allí los de la BBC, la CNN, agencias internacionales... Y es que tres obispos (un católico y dos anglicanos) y un grupo de curas y monjas durmiendo en la puta calle no es algo que se vea todos los días. Improvisamos una conferencia de prensa y las autoridades del distrito se subieron por las paredes, pero no pudieron evitarlo. Una vez, de la embajada de España me advirtieron que «no me metiera en política y me dedicara a mi trabajo L A P A Z 2 0 0 5 religioso». Les respondí que los niños soldado no son un tema político, sino humanitario.De todos modos poco puedo esperar del gobierno español. En 17 años que llevo en el norte de Uganda nunca he visto a ningún embajador, parlamentario ni representante del gobierno español por aquí. Cuando me encuentro con delegaciones de otros países europeos casi me avergüenzo cuando digo que soy español. Eso sí, poco antes de la guerra de Irak, Aznar envió un telegrama a Museveni para pedir su apoyo a Estados Unidos. Y me parece que la política exterior del Gobierno de Zapatero tampoco tiene el mínimo interés por la tragedia del norte de Uganda. Mientras tanto, en la parroquia de Minakulu, a 30 kilómetros de Gulu, donde trabajo, hemos puesto en marcha un dispensario para atender a la población de dos campos de desplazados cercanos.Para eso pedimos la ayuda económica que aparece al final del texto. El norte de Uganda será un día un lugar precioso, donde la gente vivirá en sus casas, las mujeres irán a cultivar sus campos sin miedo a ser violadas o mutiladas y los niños al atardecer se sentarán alrededor del fuego a escuchar historias y cantar, como sucedía hace años. Hasta que eso suceda, cada vez que veo las hileras interminables de niños viniendo a dormir al hospital o acudiendo a nuestro dispensario tosiendo sin parar, o escucho a hombres como Alfred relatando sus historias de infinita tristeza se me hace un nudo en la garganta y cuando alguien me pregunta qué me pasa, empiezo a contar la historia que para mí empezó aquel día de octubre del 2001 cuando entré con mis amigos en la selva y me topé con niños que me encañonaron con el fusil. Nadie me obligó. Y espero seguir haciéndolo mientras pueda. 93 G U Í A P E D A G Ó G I C A La naturaleza dotó al primer estado negro que ganó la independencia, en 1804, de dilatadas playas con palmerales color esmeralda que se recortan en un fondo de montes escarpados, cubiertos de vegetación tropical. Pero en vez de ocupar el lugar que merece en el mapa de los itinerarios turísticos, Haití sólo resulta atractivo en virtud de sus catástrofes. D E CONFLICTOS OLVIDADOS E D U C A C I Ó N P A R A n tiroteo en Cití Soleil entre las fuerzas de paz de la ONU y la banda Dread Wilne, que dice que luchará “hasta la muerte” por la vuelta del presidente jean Bertrand Aristide, le costó el pasado 15 de abril la vida al joven de la imagen, a quien llora su hermano. Según varios testigos, el chico murió po disparos de los soldados de la ONU. raba su dominio de la magia negra. HAITÍ: EL LUGAR DONDE LAS COSAS SIEMPRE PUEDEN IR A PEOR 94 2 0 0 5 U Los paramilitares que derrocaron en marzo de 2004 al presidente Aristide y los seguidores de éste dividen al país caribeño. e tanto en tanto los medios periodísticos envían allí a sus corresponsales a correr los mismos riesgos que los soldados de Naciones Unidas, abocados a la tarea de imponer la paz en una nación que lleva dos siglos desangrándose en un interminable ciclo de guerras intestinas. Hace exactamente un año, el reportero Ricardo Ortega perdió la vida en la antigua colonia francesa, cuando cubría para Antena 3 una revuelta de tres semanas que culminó con la purga del presidente Jean Bertrand Aristide, el 29 de febrero de 2004. La muerte de Ortega, alcanzado por un disparo, ocurrió el 3 de marzo, durante una manifestación en la que se celebraba la salida al exilio del ex sacerdote de 51 años. El caso de Haití, demuestra P A Z HAITI: LAS BALAS DE LA ONU TAMBIÉN SON MORTALES Miedo a las venganzas D L A que a diferencia de lo que ocurre con los individuos, un país siempre puede estar peor. Sirva de ilustración el caso de un desconocido que, justo hizo ayer un año, apareció acribillado a balazos en el barrio de Bel Air, un muladar que hace burla de su nombre y continúa bajo el dominio de los chimeres, las bandas armadas que sustentaban a Aristide en el poder. Nadie osaba a levantar el cadáver, que se descomponía en basura. Los vecinos preferían soportar la fetidez antes que provocar la ira de los terroristas que representan una versión actualizada de los tonton macoutes del difunto Francois Duvalier, el tirano que se mantuvo en el poder entre 1957 y 1971 gracias a la brutalidad de su aparato represivo y al terror que inspi- Los soldados del batallón brasileño de la misión de estabilización de la ONU en Haití, (Minustah), tampoco querían exponerse a la venganza de los temibles chimeres. «El trabajo de retirar el cuerpo corresponde la la Policía Nacional Haitiana [PNH]. Nosotros no tenemos mandato para hacerlo, sólo podemos avisarles y esperar a que vengan», explicó a France Presse el mayor Marcio Santos e Silva, jefe de la patrulla que circulaba por las callejas polvorientas de aquella localidad. Ni falta hace decir que la PNH no respondió a las llamadas de los brasileños, pues desde que las fuerzas expedicionarias de Francia y EEUU la constituyeron, reclutando a cuanto vago estuviera en condiciones de portar armas, sus miembros no hacen más que defender sus propias vidas y dedicarse al deporte nacional del pillaje. El cadáver permaneció allí hasta que los perros y las aves carroñeras, las criaturas mejor alimentadas de la isla, terminaron con él. Gobierno sin autoridad El Gobierno provisional encabezado por el presidente Boniface Alexandre y el primer ministro Gerard Latortue no ejerce ninguna autoridad efectiva. Los ex agentes del Ejército que Aristide disolvió en 1995 para crear sus propias milicias, deambulan por los pueblos cobrando una especie de diezmo a los campesinos que apenas sub- sisten en base a los cultivos de caña de azúcar y de bananas o a la venta de carbón, la principal fuente de energía de un país donde la tala está acabando con el bosque nativo. Los chimeres de Aristide mantienen su hegemonía en el norte de Haití y en los barrios más pobres de la capital, Puerto Príncipe.Mejor organizados que los residuos del Ejército nacional, estas bandas dominan el tráfico de cocaína, aprovechando la aventajada posición geográfica de la isla como estación intermedia entre Colombia, suministradora de la droga, y el gigantesco e insaciable mercado consumidor de Estados Unidos. Al tradicional método de quemar vivos a sus oponentes, los chimeres han sumado las decapitaciones, una práctica que copiaron de los grupos de insurgentes islámicos de Irak. De hecho, uno de los jefes de estas mafias confió a Herold Jean Francoise, un haitiano que trabaja para la BBC, que sus hombres pretenden convertir Puerto Príncipe en una réplica caribeña de Bagdad, para lo cual se están abasteciendo «de suficientes explosivos como para hacer volar la ciudad». En resumen, uno de los dos países que configuraban la antigua isla de La Española, principal exportadora mundial de caña de azúcar, está repartido entre los paramilitares que derrocaron a Aristide -en conspiración con Francia y EEUU, según insiste el susodicho desde su exilio en Sudáfrica- y sus no menos feroces rivales que amenazan con dejar en ruinas lo poco que queda en pie de Haití, al menos que su líder se reinstale en el poder. 95 G U Í A P E D A G Ó G I C A PERSECUCIÓN DEL GENOCIDIO D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 BAÑO DE SANGRE EN COSTA DE MARFIL DA LA RAZÓN A RIGOBERTA MENCHÚ Y SOSTIENE QUE NO ES PRECISO QUE HAYA ESPAÑOLES ENTRE LAS VÍCTIMAS EL CONSTITUCIONAL ACEPTA QUE SE JUZGUE EN ESPAÑA A GENOCIDAS DE CUALQUIER PAÍS os tribunales españoles tienen el aval para investigar y juzgar delitos de genocidio o similares de lesa humanidad con independencia del país donde se cometieron las masacres, de si hay o no víctimas o torturadores de nacionalidad española o de si existen genocidas escondidos en territorio nacional. Casi seis años después de que la premio Nobel Rigoberta Menchú pidiera a la Audiencia Nacional que investigara los crímenes cometi- L 96 dos por la dictadura en su país, Guatemala, entre 1978 y 1996, el Tribunal Constitucional ha dado la razón a la activista de derechos humanos y ha fijado que el principio de jurisdicción universal prima sobre cualquier otra consideración. La sentencia desmonta punto por punto las tesis de la Audiencia Nacional y del Tribunal Supremo, que rechazaron los recursos de Menchú y forzaron, junto a la Fiscalía, al entonces juez Guillermo Ruiz Polanco a dejar en diciembre de 2000 la investigación por el genocidio de unos 170.000 mayas y el desplazamiento forzoso de otro millón de indígenas en el país centroamericano. La sentencia es obra del vicepresidente del tribunal, Guillermo Jiménez, quien sostiene que la Audiencia y el Supremo fueron demasiado «restrictivos». La Audiencia Nacional, recuerda la sentencia, forzó el archivo de la investigación al entender que, a diferencia de los casos de Chile o Argentina, no se cumplía la «premisa de inactividad de la justicia guatemalteca». El Constitucional reprocha a la Audiencia que se erija en árbitro para valorar la capacidad de los tribunales de otros países, y señala que el Convenio sobre Genocidio firmado por España «en l pasado mes de junio, la ONu condenóa los ataques que han causado decenas de muertos en los alrededores de la localidad de Duekoue, en el oeste de Costa de marfil. Esas acciones desataron además actos de venganza de las poblaciones locales contra etnias rivales, por lo que cerca de 90 miembros de la tribu “guere” perecieron y otro centenar resultó herido. El Gobierno marfileño señaló, no obstante, que el número real de víctimas es impoible de determinar. E absoluto» prohíbe que cualquier tribunal de cualquier país investigue los delitos o torturas cometidos en otro. Según el alto tribunal, para activar la jurisdicción universal extraterritorial basta que el denunciante aporte «indicios serios de la inactividad» de los tribunales del país donde se cometieron los delitos. La Audiencia y el Supremo fueron «más allá» y «requirieron de los denunciantes una acreditación plena de la imposibilidad legal o de la prolongada inactividad judicial» de los tribunales guatemaltecos. El Constitucional también desacredita la tesis de que la justicia no podía perseguir los delitos al no haber españoles entre las víctimas. «La restricción basada en la nacionalidad de las víctimas» contradice la naturaleza del delito, porque el pilar de la lucha contra el genocidio es su «persecución universal» más allá del pasaporte de los torturados, asesinados o desaparecidos. Si los tribunales españoles sólo investigaran los crímenes contra nacionales estarían «cercenando» el tipo penal del genocidio, dice el fallo. En la misma línea, carece de sentido la tesis del Supremo de limitar la investigación a los casos en que haya geno- cidas localizados en territorio nacional. El Constitucional recuerda que la extradición constituye «pieza fundamental para una efectiva consecución de la finalidad de la jurisdicción universal». «Creará polémica» El Constitucional coloca de nuevo a la justicia española en la vanguardia de la persecución de los crímenes contra derechos fundamentales, puesto que ya ocupó al admitir las causas contra los genocidas argentinos y chilenos que abrió Baltasar Garzón. Al mismo tiempo, coloca en una delicada situación a unos tribunales en los que se han presentado iniciativas que afectan a países y casos tan dispares como Ruanda, Cuba o Corea del Norte.El vicepresidente de Guatemala, Eduardo Stein, vaticinó ayer que la sentencia creará «polémica», ya que «supone un choque frontal contra derechos soberanos de jurisprudencia nacional». No obstante, puntualizó que la Constitución de su país ya establece que «los compromisos internacionales en materia de derechos humanos tienen preeminencia sobre la ley interna». 97 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS El XI aniversario del genocidio de Ruanda reabre el debate sobre la poca capacidad de la Comunidad Internacional para evitar ésa y otras masacres y para hacer justicia. l país más poblado de África padecía enfrentamientos tribales de fondo entre los humus -85 por ciento de la población- y los tutsis -14 por ciento-, pero esas rivalidades se vieron agitadas y alentadas por intereses políticos nacionales e internacionales desde los tiempos de la descolonización. Con la independencia, en los años 60, los humus accedieron al poder y muchos tutsis marcharon al exilio, desde donde crearon el Frente Patriótico Ruandés e intentaron regresar a Ruanda y arañar el poder. En 1990 ese enfrentamiento desembocó en una guerra civil entre gobierno y FPR, sólo parada con los acuerdos de Arusha, en 1993. Pero el detonante final para que comenzara el genocidio fue el asesinato del presidente Jevénal Habyarimana (de la etnia hutu), en un atentado que destrozó su avión el 6 de abril de 1994. Una explosión aún hoy rodeada de enigmas: Le Monde se ha hecho eco de una investigación francesa y de las acusaciones de antiguos miembros del FPR (Frente patriótico Ruandés), que achacan al actual presidente, Paul Kagame, la responsabilidad del magnicidio. Ese asesinato fue la excusa para que las milicias interahamwe comenzaran su masacre para exterminar a los E 98 tutsis. En ese terreno abonado, la impasividad de la comunidad internacional no paró la barbarie cuando estalló en abril de 1994. Menos de cien días (de abril a julio) de cruentos asesinatos fueron suficientes para acabar con la vida del 10 por ciento de la población ruandesa; 1.200.000 ruandeses se convirtieron en refugiados y 300.000 niños resultaron huérfanos. Según un informe elaborado por el Ministerio de Cultura y Juventud ruandés, al menos 937.000 personas (en su mayoría tutsis pero también algunos humus moderados) perdieron la vida a consecuencia del genocidio. Una cifra que podría aumentar a medida que (a partir de finales de año) avancen los llamados Procesos de Gacaca, juicios populares en los que se buscarán los detalles de la verdad y se juzgarán a los responsables. Cuando en abril de 1994 comenzó el genocidio nadie quiso o pudo pararlo. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas había creado el 5 de octubre de 1993 una misión para supervisar el acuerdo de paz (UNAMIR) y aprobó el despliegue de 2.500 efectivos, pero con muchas limitaciones físicas y escasez de recursos y con la misión de supervisar la paz y no para actuar como fuer- E D U C A C I Ó N P A R A za de interposición ni de seguridad. Tras el 6 de abril, algunas potencias occidentales replegaron sus efectivos proteger sólo los intereses de sus nacionales; reacios a reconocer legalmente como genocidio la masacre que se estaba produciendo. En la tercera semana de genocidio, Naciones Unidas redujo el contingente de UNAMIR a 270 hombres, presionada por el gobierno de Hill Clinton, que no consideró oportuno encender más alarmas, a pesar de que un informe publicado por el Archivo Nacional de Seguridad revela que tanto los servicios secretos como oficiales de defensa y trabajadores humanitarios habían alertado de la gravedad límite de la situación. “¿Tienen las naciones poderosas escondida una agenda secreta? Odiaría pensar que esta agenda está determinada por consideraciones racistas”, se pregunta Kagame. Cómplices Como explica intermon en su informe El genocidio, diez años después, países como Sudáfrica, Kofi Annan. Francia y Estados Unidos habían facilitado a Ruanda armas y asesoría militar, a pesar de la crítica situación del país. Una década después de genocidio, el nuevo régimen político y la nueva constitución intentan establecer garantías para impedir la exclusión de grupos étnicos o políticos; la carta magna impide que ningún partido acumule más de la mitad de los escaños del Parlamento y que el presidente, primer ministro y el presidente del Parlamento pertenezcan al mismo partido. Sin embargo, organizaciones de derechos humanos han dado la voz de alerta por las restricciones que la política de Kagame está imponiendo en la práctica a sus opositores. “¿Yo diría que no. Lo que salió en los medios fue la punta del iceberg de algo que sigue latente en la región. De hecho ahí están los resultados, el que haya una guerra en el Congo tiene como la mayor de las causas al conflicto ruandés, el con- L A P A Z 2 0 0 5 flicto en general en los Grandes Lagos. Y que Burundi esté con un conflicto constante es en parte porque los genocidas ruandeses no encuentran dónde ubicarse en la región y se están moviendo por ahí y están desestabilizando Burundi. Que Uganda esté combatiendo con Ruanda también es por las riquezas del Congo. En la región no hay nada comparado al genocidio, pero la situación sigue siendo inestable”, explica Jacobo Ocharan, actual coordinador de intermon para Burundi, que hasta 1998 vivió en Ruanda. “Las cotas del horror están ahora tan altas que difícilmente nos quejamos si no vuelve a producirse algo parecido, pero ya se está produciendo un conflicto latente en toda la región. En Ruanda ahora mismo no, pero en Burundi estamos hablando de 100-150 muertos cada semana. En el Congo no hay ya ni cifras, pero llevan desde el 96 en guerra. Sería difícil un genocidio como el del 94 otra vez, pero los mismos ingredientes casi siguen ahí y el conflicto sigue latente”, explica Ocharan. Sobre todo, en Ruanda las heridas del pasado siguen pesando como una losa sobre el país. Aún hoy, como reconoce Naciones Unidas, “se están recogiendo y uniendo pedazos” para reconciliar y pacificar un país afectado además por un elevado índice de pobreza. El Tribunal Internacional especial para Ruanda, establecido en noviembre de 1994 (apenas siete meses después del comienzo del genocidio), ya ha condenado a 11 personas (cinco de ellos a cadena perpetua) como responsables del genocidio. Pero más de 100.000 esperan su senten- 99 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E cia por la participación directa en la masacre. La otra responsabilidad, la culpabilidad más difusa que corresponde a la comunidad internacional, es más difícil de obrar. “El genocidio de Ruanda nunca jamás debería haber pasado. La comunidad internacional le falló a Ruanda”, ha reconocido diez años después Annan, que considera que falló la voluntad política y las tropas, que la comunidad internacional es culpable de “un delito de omisión”. El actual secretario general de Naciones Unidas (que en 1994 era responsable de las misiones de paz de la ONU) ya había reconocido su responsabilidad en 1999, tras la publicación de un informe de una comisión independiente que detallaba los errores, la pasividad y las omisiones de la organización, entre ellas las del propio Annan, que no transmitió al entonces secretario general, Boutros Ghali, algunos informes (entre ellos uno de Dallaire) que alertaban sobre el inicio de la matanza de los humus sobre los tutsis. La sombra de la sospecha de la incapacidad de las Naciones Unidas va mucho más allá de lo que apatía”. Annan ha ordenado abrir una nueva investigación y ha reconocido que -aunque hasta hace dos semanas no lo sabía- la organización disponía, guardada en un armario, de la caja negra del avión en el que murió el presidente Habyarimana. “Una ONU independiente no interesa a nadie, quieren que sea débil para culparla de sus fracasos”, acusa Dallaire. Pocas mejoras Diez años no han sido suficientes para mejorar la eficacia internacional en la prevención y la contención de conflictos, en la lucha contra los genocidios. Casos como Somalia, Ruanda, Bosnia, o el más reciente de Haití forman ya parte de la historia negra de una ONU más debilitada aún tras el conflicto de Irak. “Naciones Unidas demostró ser lenta en la prevención de conflictos. No lo vio o lo vio y no quiso responder, hubo advertencias pero no valió para nada. Veníamos con la resaca de Somalia de 1993 y nadie quiso intervenir. Y luego la respuesta humanitaria fue masiva, en ocasiones desorganizada. Se pudieron mejorar y de hecho ya se están mejorando cosas. Todos lo pudimos hacer mejor”, comenta Jacob Ocharam, que cree que, sin embargo, no hay mejores mecanismos ahora. “Ruanda sirvió para que saltaran todas las armas, pero sigue la eterna disputa acerca de las fuerzas de intervención y con qué mandato. Se empezó en esta última década a entenderse bastante claro que el derecho de fronteras y la soberanía nacional no era lo primordial en el caso de que hubiese una situación de sufrimiento de la población, que el derecho a la vida estaba por encima del derecho a la soberanía. Pero con inter- 100 E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS «Un genocidio no es un estallido de odio sino un hecho planificado», dice la autora de 'El lenguaje de los huesos', donde narra su trabajo para la ONU en Ruanda y Yugoslavia. venciones como Kosovo, Afganistán e Irak hemos vuelto a dar un giro negativo ahora, el Parlamento europeo está decidiendo sobre la fuerza de intervención rápida y esperemos que llegue a buen puerto, pero sobre todo en la cuestión de los mandatos, los militares han demostrado que pueden llegar a cualquier parte del mundo, pero la cuestión es con qué mandato, para hacer qué. Si es para repartir ayuda humanitaria está demostrado que lo hacen más eficientemente las organizaciones humanitarias. Si es para proteger a la masacre de civiles pues claro que sí, para eso están. Y luego el mandato tiene que venir dado claramente por Naciones Unidas. Consciente de esa realidad, La Unión Europea (UE) pretende disponer en el año 2007 de ocho o nueve grupo de combate de élite, formados cada uno por 1.500 soldados y altamente equipados militarmente. Unos grupos que deberían ser capaces de desplegarse en menos de 15 días para llevar a cabo misiones de prevención, mantenimiento de la paz o gestión de crisis al servicio de la ONU. En ellos reside buena parte de la esperanza de la comunidad internacional para evitar que las palabras del presidente ruandés Kagame, más allá de un juicio, sean un vaticinio: “El genocidio, -sentencia- donde quiera que ocurra, representa un fracaso de la comunidad internacional”. CLEA KOFF, ANTROPÓLOGA FORENSE «SIENTO QUE LES SOY ÚTIL A LOS MUERTOS», DICE LA ANTROPÓLOGA FORENSE CLEA KOFF o primero que llama la atención en ella son sus ojos. Grandes, profundos, hermosos. Muy poca gente imaginaría que han visto la vida y la muerte casi a partes iguales. Hija de madre tanzana y padre norteamericano, Clea Koff (Londres, 1972) investigaba esqueleClea Koff. tos prehistóricos en California cuando recibió una llamada del Tribunal por los Derechos Humanos de Naciones Unidas para L investigar los genocidios en Ruanda y la antigua Yugoslavia en su calidad de antropóloga forense. No dudó en dar una respuesta afirmativa. Quizá pesara en su ánimo una infancia donde aprendió a conocer las injusticias y la necesidad imperiosa de restaurar la legalidad, a través de los documentales sobre derechos humanos que realizaban sus progenitores. Ahora, a sus 32 años, Koff ha participado ya en siete misiones. Le satisface saber que puede ser «útil a los muertos» devolviéndoles una identidad y encontrando pruebas que incriminen a sus ejecutores, y a los vivos, al facilitar que recuperen los cadáveres de sus familiares asesinados. Hoy, cuando decenas de miles de cadáveres de víctimas del maremoto esperan a ser identificadas en Asia, plasma en 'El lenguaje de los huesos' su experiencia en el epicentro del crimen 101 G U Í A P E D A G Ó G I C A y del terror. - La pregunta es obligada: ¿se acostumbra al horror alguien que convive con él? ¿Le siguen marcando las misiones como al principio? - Desde la primera, en Kibuye, Ruanda, me di cuenta de que, mientras nosotros estábamos en la tumba, sirviendo a la muerte, también afectábamos a la vida de los familiares que estaban allí arriba, rodeando la fosa. Me afectó porque se trataba de algo imprevisto: la mayoría de los antropólogos forenses nunca ven a las familias de los cuerpos que examinan. Tocar el brazo de una mujer que ha reconocido una chaqueta, pero no cualquier chaqueta sino la que viene de un muerto, y no cualquier muerto sino uno que tú has exhumado de una tumba, es abrumador emocionalmente. Colocar mi mano en su brazo era un pequeño intento de decir 'lo siento'. - ¿Hay diferencias entre los genocidios? - Sí, en la medida en que una tumba contiene diferencias respecto a otra. Lo único idéntico en cada país es el sentimiento que te asalta cuando desentierras la primera parte de un cuerpo y caes en la cuenta de que bajo tus pies puede haber muchos más, que los exhumarás y los escucharás en una situación que los autores nunca imaginaron, porque nunca pensaron que encontrarían los cuerpos. - Usted dice que los huesos hablan. ¿Cómo reconoce su lenguaje? - Los antropólogos estamos entrenados para observar el cuerpo humano y averiguar lo que ha sucedido para que sufra determinados daños. Además, en mi caso ocurre que, cuando estoy con un esqueleto, siento que lo escucho. No veo un montón de huesos, sino, por ejemplo, a una mujer de 40 años con algunas caries, que lleva un collar y que fue golpeada en la cabeza por detrás. Ella me dice estas cosas. Es una interacción. Nuestro cuerpo recuerda algunos hechos de nuestra vida, historias que están ahí para ser dichas a quien pueda escucharlas. - ¿Qué resultados busca? - Lo que el Tribunal necesita saber es cuánta gente había en las tumbas, cuántos hombres, mujeres y niños y cómo murieron. Es decir: saber si ha habido un crimen contra la Humanidad o muertes en combate. - ¿De qué manera lo determina? - El concepto de genocidio es legalmente definido 102 D E como el intento de suprimir a un grupo en su totalidad o en parte. Los cuerpos revelan el contexto en el que ha ocurrido su muerte y así los procuradores del Tribunal pueden ver si son crímenes contra la Humanidad y no consecuencias de la guerra. - Usted cuenta que su motivación inicial para investigar las masacres fue la de dar voz a quienes habían sido silenciados. ¿Sigue pensando igual? - Sí, sólo que ahora veo la Justicia en diferentes niveles. La Justicia viene para devolverle a un cuerpo su identidad e incriminar a los asesinos. Luego, está la Justicia de los tribunales y de los libros de Historia. Por último está la justicia para las familias, que pueden conocer lo que ocurrió con un pariente y recuperar su cuerpo. -Además de realizar las autopsias, ustedes localizan las fosas comunes. ¿Ayuda eso a tener una visión más amplia del crimen? - Sí, porque la escena del crimen expone cómo los autores hicieron su 'trabajo' con arrogancia, sin elimi- E D U C A C I Ó N P A R A nar las evidencias de que las víctimas eran civiles. En 1999, en Kosovo, sí encontramos en cambio indicios de que habían querido enterrar o calcinar a los muertos. Y eso también es importante porque indica que los asesinos tenían conciencia de que estaban cometiendo crímenes. Si hubieran sido crímenes de guerra no se hubieran encargado de enterrar los cuerpos. - ¿Qué diferencias percibe entre las víctimas de Ruanda y Kosovo, y las de masacres como el 11S o el 11-M? - Hay similitudes, como que los familiares han perdido a alguien de repente de manera violenta y que pueden tener o no un cuerpo sobre el que lamentarse. - ¿Qué método de defensa usa un forense para no dejarse llevar por los sentimientos? - Las muertes te afectan, especialmente si eres como yo, que pienso en los últimos momentos de esas personas y en sus familias, esperándolas. En mi trabajo debo dejar de lado estos sentimientos. Pero si veo en las noticias a una mujer que busca a su marido desaparecido hace nueve años en Srebrenica, se me saltan las lágrimas. Tampoco intento detenerlas. La empatía es buena. Te ayuda a hacer tu trabajo con respeto. - ¿Qué lleva a una sociedad a cometer un genocidio? - El genocidio no es un estallido espontáneo de odio. Es un hecho planeado, organizado por unas cuantas personas con poder. Preparan a un colectivo para L A P A Z 2 0 0 5 que perciba a otro como que puede matar o ser matado, y después ofrecen a sus miembros cosas que poseen esos rivales y que ellos raramente tendrán en su vida normal: un caballo, tierra para arar, equipos electrónicos - El recurso a los asesinatos masivos y su mecánica van unidos a las guerras desde antiguo. - He visto fotografías sobre las fosas comunes del Holocausto y no hay mucha diferencia con las de hace una década. Aunque, desde que los forenses han entrado en la conciencia internacional, parece que hay un mayor esfuerzo por ocultar los cuerpos y las evidencias. - ¿Qué siente cuando un tribunal condena a un genocida gracias a su trabajo? - Nosotros estamos en la base de la pirámide de la Justicia. Las evidencias forenses son el primer paso para cualquier juicio por asesinato. Son las pruebas, sin opinión ni ideas políticas, sólo los hechos. Puede parecer poca cosa, pero no lo es. Las tumbas que exhumamos muestran las evidencias de los crímenes que los autores niegan. Siento que les he sido útil a los muertos. - ¿Qué planes tiene para el futuro? - Quiero crear una agencia sin ánimo de lucro en los Estados Unidos que establezca un enlace entre aquellas familias donde hay adultos desaparecidos y las oficinas de justicia que tienen miles de cuerpos sin identificar guardados en frigoríficos o en fosas comunes sin nombre. 103 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E Burundi extradita a 8.000 refugiados hutus huidos de los tribunales populares que juzgan la matanza de 1994. LA ALARGADA SOMBRA DEL GENOCIDIO EN RUANDA a pesadilla del genocidio de 1994 turba todavía los sueños de Ruanda. Once años después de la matanza de más de 800.000 personas en apenas 100 días, la Justicia en este pequeño país de Africa es un plato que llega tarde, se sirve frío y deja por completo insatisfecho. Mientras ayer un tribunal de Bruselas condenó a 10 y 12 años de cárcel a dos comerciantes ruandeses culpables de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad por su participación en la matanza de 50.000 tutsis, el Tribunal Penal Internacional sigue con su penosa labor de juzgar a los cabecillas y responsables de la masacre. Sin embargo, es la legalización de los gacaca (tribunales populares) la que ha provocado la huida de miles de hutus -considerados instigadores del genocidio-, su posterior repatriación forzosa, y el suicidio de, al menos, 35 personas en cuatro meses después de ser acusadas ante esta suerte de justicia tribal. «Hubo más de 35 suicidios entre el 15 de enero y finales de mayo de 2005 de personas que fueron acusadas en 104 P A R A mayo. Obligados por las autoridades burundesas a agruparse en el campamento de Songore el 29 de mayo, fueron repatriados por la fuerza a mediados de junio, a pesar de haber solicitado asilo político en Burundi, según Médicos Sin Fronteras. La expulsión contra su voluntad de estas personas despertó las críticas y la alarma en el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Según este organismo, la decisión de Ruanda y Burundi de recalificar como «inmigrantes ilegales» a estas personas, «contraviene de manera absoluta el Derecho Internacional». «Entre gritos y llantos, la gente fue acomodada en el camión.La escena tenía poco de voluntaria», explicó un testigo presencial a la agencia misionera de noticias MISNA. Tanto ACNUR como Médicos Sin Fronteras y Amnistía Internacional (AI) han condenado esta expulsión masiva. Según el responsable de la agencia de la ONU en Africa, David Lambo, esta CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS L E D U C A C I Ó N los gacaca. Se suicidaron al día siguiente de la acusación o en el curso de los días siguientes y los hechos [de los que fueron acusados] no fueron conocidos», explicó Agustin Nkusi, responsable de estos tribunales populares, según publicó France Presse. Los gacaca, inspirados en las antiguas asambleas lugareñas, pueden juzgar a todos los presuntos autores del genocidio a excepción de los planificadores y los violadores, que son juzgados por los tribunales convencionales o por el Tribunal Penal Internacional bajo jurisdicción de la ONU. Después de estar más de dos años y medio en su fase experimental, los tribunales gacaca arrancaron a escala nacional en enero de 2005. La pena máxima que pueden imponer es de 30 años de reclusión. Los suicidios de los 35 ruandeses son el final que los 8.000 refugiados hutus en la vecina Burundi pretendían evitar. La legalización a nivel nacional de los gacaca sembró el pánico entre los miembros de esta etnia, que se apresuraron a huir a la vecina Burundi durante el pasado L A P A Z 2 0 0 5 acción viola la Convención de Refugiados de 1951. Desde el Gobierno de Ruanda, la situación pinta de otro color.Según el ministro del Interior, Jean Marie Ngendahayo, «nada justifica la presencia de esa gente en Burundi. Ruanda es un país en paz y no hay persecuciones», aseguró a la BBC. Actualmente hay 12.000 gacacas operativos, en los que las víctimas acusan a quienes ellas consideran sus atacantes. Según uno de los refugiados en Songore, «todos los hutus son culpables para ellos [los tutsis]». «Los tribunales populares hieren la unidad de Ruanda y no serán todo lo justos que deberían ser porque falta unidad para la Justicia».Quien rechaza con firmeza los gacaca es monseñor Thadeé Ntihinyurwa, arzobispo de Kigali, en una visita reciente a España. Sin embargo, el papel de la Iglesia en este país de mayoría católica está siendo quizá excesivamente prudente y paciente. «Reconstruir un país que ha vivido genocidios requiere tiempo», afirma el arzobispo que reconoce que, por el momento, la estabilidad es sólo un decorado: «En las últimas elecciones el porcentaje oficial de participación fue del 96%, pero todo el mundo sabe que eso no es cierto». 105 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS El 11 de Julio del 2005 se cumplían diez años de las matanzas genocidas de Srebrenica y Zepa en Bosnia. En apenas tres días, entre 8.000 y 12.000 bosnios musulmanes fueron ejecutados y enterrados en fosas comunes por paramilitares serbobosnios, fuerzas regulares serbias y chetnicks, mientras las mujeres y los niños eran expulsados de ambos enclaves, pasando estos a ser «étnicamente homogéneos» bajo control de las fuerzas serbias lideradas politicamente por Radovan Karadzic. Los responsables de la matanza aún no han compadecido ante los tribunales. UNA DÉCADA DE IMPUNIDAD EN LOS BALCANES EUU, la OTAN, la ONU... todo el mundo sabía que se estaba exterminando a los musulmanes. Los satélites apreciaban con nitidez las grandes fosas comunes que rodeaban los enclaves pero además conocían lo que se había planeado hacer en Srebrenica desde casi un año antes. Al menos tres agencias de inteligencia occidentales escucharon las conversaciones telefónicas serbias previas al ataque a la «zona protegida» de la ONU, que había sido desarmada por la propia ONU para «no molestar» a los entonces todopoderosos serbios. Andreas Zumach periodista suizo y experto en los entresijos internos de la ONU, escribió que «además del norteamericano, el servicio secreto alemán, BND, el aparato militar germano y Francia, de la mano del entonces jefe de la misión de la ONU en Bosnia, el general Bernard Janvier, conocían los planes efectivos serbios de conquistar la zona protegida de Srebrenica en Bosnia Oriental». El servicio secreto francés, llegó a pinchar las conversaciones entre Momcilo Perisic (jefe del estado mayor serbio) y Ratko Mladic comandante en jefe de las fuerzas serbobosnias en las que se explicitaba con todo lujo de detalles cómo había de realizarse la operación. Nada, ni los precedentes del 91-92 en las Krahinas de Croacia, E 106 sobre todo en Vukovar en Eslavonia Oriental; el descubrimiento de los «centros de detención masivos» de los alrededores de Prijedor, Omarska, Brcko..., la situación de Sarajevo, Zenica... o los discursos panserbios fueron suficientes para que «la Comunidad Internacional» detuviese la matanza en ciernes. Nunca una masacre había sido tan minuciosamente anunciada. Los hombres de Mladic, los paramilitares de Arkan y 1500 soldados bajo las órdenes de Perisic y venidos expresamente desde la vecina república de Serbia, superaron a las fuerzas «disuasorias» holandesas sin pegar un solo tiro y se dedicaron a organizar la deportación y el calendario de ejecuciones sin problemas. Así fue. Los holandeses se quedaron mirando impertérritos cómo entraban los serbios y organizaban tranquilamente la matanza mediante listados de los estupefactos, horrorizados e indefensos habitantes de Srebrenica. Días después, las fuerzas ucranias que «defendían» «disuayendo» a los asediadores serbios de Zepa, ni miraron: poco antes de la llegada en masa de las fuerzas serbias, sin más, abandonaron el enclave y dejaron a la población en manos del «orden serbio». La parcial equidistancia internacional estaba del lado ser- E D U C A C I Ó N P A R A bio. Srebrenica, Foca y Zepa eran aislados bastiones bosnios que «molestaban» en la creación de un «escenario de paz». Durante los ataques serbios a Srebrenica, por ejemplo, Tom Kerremans, jefe de la unidad holandesa de la ONU, pidió apoyo aéreo de la OTAN seis veces. Janvier se lo negó en cinco con estas palabras: «caballero, ¿no lo entiende? Tengo que desembarazarme de estos enclaves orientales». Así fue, un mes después, una sorprendente ofensiva croata, dirigida y organizada en secreto por EE.UU, recuperaba las Krahinas y acogotaba en días a las fuerzas serbias en Bosnia, permitiendo la «readecuación práctica» de un mapa «aceptable». El proceso «de paz» de Dayton estaba en marcha. EE.UU lograban imponer su hegemónica mediación y «pacificaban los Balcanes» dejando a los europeos con un palmo en las narices. Slovodan Milosevic, el hoy reo de los mismos que le per- L A P A Z 2 0 0 5 mitieron desarrollar políticas de limpieza étnica para vertebrar su proyecto Gran Serbio y obstaculizar así los procesos democráticos de autodeterminación de las naciones yugoslavas, era encumbrado como un «estadista de paz» junto al difunto pancroata Franjo Tudjman, mientras las fosas comunes seguían aun frescas. . EN ESPERA AÚN DE CASTIGO A LOS CULPABLES iez años después, el TPIY no ha condenado más que a seis de los 19 inculpados, y los dos presuntos principales responsables siguen en busca y captura. Huidos. El responsable político de los serbios de Bosnia, Radovan Karadzic, y el jefe militar de las milicias serbias de Bosnia, Ratko Mladic, inculpados ambos por genocidio por haber llevado a cabo una campaña de limpieza étnica contra los no serbios. Karadzic se hallaría en el este de Bosnia, cerca de la frontera con Serbia y con Montenegro. Mladic estaría refugiado en Serbia. Zdravko Tolimir, antiguo miem- D bro de la alta comandancia de las milicias serbias de Bosnia, acusado de crímenes de guerra y contra la humanidad por su presunta responsabilidad en la deportación de los habitantes de Srebrenica. Juzgados. El de más alto rango es Radislav Krstic, el general que dirigió el ataque contra el enclave. Purga una condena de 35 años de prisión. Le siguen el coronel Vidoje Blagojevic (18 años), Dragan Jokic (9 años), y los oficiales Dragan Obrenovic (17) y Momir Nikolic (27). El soldado Drazen Erdemovic, que se declaró culpable, salió de prisión tras cumplir cinco años. Procesados. El ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic, acusado de genocidio, crímenes de guerra y contra la humanidad en las guerras de Bosnia, Croacia y Kosovo. En espera de proceso. Los oficiales Vinko Pandurevic, Ljubomir Borovcanin, Vujadin Popovic, Drago Nikolic y Ljubisa Beara, por planificar y las ejecuciones. Los generales Milan Gvero y Radivoje Miletic, por impedir la llegada de ayuda humanitaria. El capitán Milorad Trbic, por haber participado personalmente en los traslados y ejecuciones. Mocilo Peresic, jefe del Estado Mayor yugoslavo, por ayuda logística a los autores de la masacre. 107 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 Legitimación del genocidio El proceso de pacificación de Dayton sirvió para detener los enfrentamientos bélicos pero sancionó y legitimó la limpieza étnica como instrumento válido para la vertebración de proyectos políticos. La cantonalización de Bosnia Herzegovina premiaba a los genocidas y no permitía en la práctica que los miles de desplazados en virtud de las «operaciones de homogeneización étnica» regresaran a sus hogares. Fue el coste de la paz, alegría de muchos, pero pan coyuntural. Los agravios generadores del conflicto siguen latentes, y en gran parte «gracias» a que las consecuencias de aquellas políticas genocidas no fueron reparadas. Dayton fue además fruto exógeno del enfrentamiento geopolítico entre la francofonía y la anglofonía a nivel planetario. Incapaces los europeos de imponer el plan Vance-Owens ( muy parecido al de Dayton en cuanto a su filosofía cantonalizadora), Francia estaba además rabiosa ante la expansión anglófona que llevaba a los tutsi al poder en Ruanda y derrocaba a Mobutu en Congo. La imposición de Dayton como «plan de paz» viable por EE.UU tras la más que premeditada, secreta y determinante ofensiva croata, fue la guinda que demostraba el claro retroceso del caduco «Imperio» francés. Un claro «gol» por la escuadra de Clinton a Francia en esa particular confrontación planetaria, y de paso a la entonces incipiente UE. Una década después la «Comunidad Internacional» homenajea a las víctimas «del último genocidio sobre tierra europea», obviando la tragedia chechena, que por lo visto se desarrolla en Marte o Júpiter. Homenajea a los miles de musulmanes muertos por el «odio y el fanatismo que generan los nacionalismos» obviando también que desde entonces centenares de miles de musulmanes han muerto y mueren a diario en el planeta, eso sí «fuera de Europa». Homenajea a los «exterminados» que en su momento pudo salvar. A las víctimas del entonces «estadista» y amigo Milosevic, «garante de la estabilidad de los Balcanes». Así es. Esa Comunidad Internacional que hoy «juzga» pomposamente a Milosevic y Perisic y «busca» a Karadzic y Mladic es la misma que en su momento les dejó hacer. La misma que en su momento les legitimaba 108 veía «con horror» pero siempre terminaba legitimando las consecuencias. Y por eso, los conflictos balcánicos contemporáneos, que comenzaron en Kosova en 1988 y se expandieron a toda la Federación Yugoslava, siguen vigentes. La «lección» de Dayton animó a los albaneses de Kosova a recuperar por las armas la soberanía en 1998. Hoy Bosnia, así como Kosova o Macedonia siguen «pacificadas» con como interlocutores al mismo nivel, la misma que les encumbraba como «fuerzas regulares», «fuerzas armadas constitucionales», la misma que legitimó los resultados prácticos de la limpieza étnica en las Krahinas croatas, en Bosnia Central y en los enclaves surorientales con un «plan de paz» firmado por los genocidas, que pocos años antes se habían repartido el pastel bosnio garabateando en una servilleta de papel de un caro restaurante Practica habitual e impune Entre 1990 y 1996 la limpieza étnica fue utilizada como práctica habitual en muchos conflictos, tanto balcánicos como caucásicos o africanos. Karabaj, Abjazia, Osetia del Norte, Ingushetia, Ruanda, Burundi. Chechenia... decenas de conflictos se gestaron en torno a dicha práctica, y en la mayoría de ellos sus resultados fueron legitimados por los procedimientos de pacificación ulteriores. Fueron «lección operativa» que animó a muchos por sus réditos e impunidad. La Comunidad Internacional, los pinzas, mientras los mimbres que pueden resucitar la confrontación nunca han sido desenredados. Diez años después de la masacre de Srebrenica, 60 años después del final de la II Guerra Mundial, las potencias vencedoras de aquella confrontación mundial son en su mayoría las que rigen el Orden Internacional. Son las que en los homenajes y actos protocolarios derraman lágrimas de cocodrilo y, obviando evidentes pasajes de la Historia que les comprometen como cooperantes necesarios en decenas masacres y matanzas, moralizan hipócritamente sobre el Bien, la Paz, la Democracia y la Libertad, sin reparar honestamente en que hoy, son sus políticas hegemónicas las que generan violencia, terror y genocidio cotidiano como lo fueron hace 10 años en Srebrenica y Zepa. Las Srebrenica y Zepa del 2005 están en Irak, en Congo, en Colombia, en Chechenia, pero como entonces las «Comunidad Internacional» aplica el doble rasero en función de sus intereses geoestratégicos, económicos o políticos. De ahí que en realidad los fastos de este lúgubre 11 de julio no sean los que en coherencia con la Historia debieran haberse celebrado, ya que ni «in memorian», ni por su «historial» en aquel conflicto, ni por su trayectoria, ni por su actual quehacer; EE.UU, sus aliados y las instituciones que controlan, desde la ONU, al Tribunal Penal para la ex Yugoslavia, tienen legitimidad para adoctrinar, juzgar o condenar a nada ni a nadie. 109 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS FUE LA FOTO que hace 10 años conmocionó al mundo, pasivo ante el genocidio cometido por los serbios contra musulmanes de la antigua Yugoslavia. La mujer se llamaba Ferida. Sus hijos han vuelto a Srebrenica para explicar el acto desesperado que cometió su madre LA VERDAD DE LA AHORCADA Unos niños la encontraron aquella mañana y avisaron al reportero Darko Bandic, que sólo disparó dos veces su cámara pensando que la imagen no interesaría a los responsables de la agencia AP. Fátima Osmanovic sólo conserva una fotografía de su madre. No tiene fuerzas para mirarla. Hace nueve años, cuando ella tenía 10, le echó una mirada fugaz. Desde entonces, cada vez que cierra los ojos y piensa en su madre, esa imagen es la única que se le aparece. Fátima es incapaz de recordar la cara de su madre o sus gestos. Todo lo que le ha quedado de ella es esta fotografía, en la que se ve a su madre con un vestido blanco y una rebeca de lana, colgada de un árbol con un lazo corredizo al cuello, confeccionado con un cinturón y su chal trenzados entre sí. Fátima y su hermano Damir se sintieron espantados ante su propia reacción al ver la foto. Aquello destruyó todos sus recuerdos más queridos.«Todavía me siento incapaz de representarme mentalmente a mi madre», dice Fátima, en un susurro. La foto de Ferida Osmanovic se publicó en las primeras páginas de todos los periódicos del mundo muy poco después de la caída de Srebrenica, el 11 de julio de 1995. Desató una serie de interpelaciones en el Senado de los Estados Unidos. ¿Cómo se llamaba aquella mujer, de dónde era, qué humillaciones y perversiones había sufrido? ¿Había sido violada quizá, o había presenciado el asesinato de sus seres queridos? 110 En una reunión con el entonces presidente Bill Clinton, el vicepresidente Al Gore sacó a colación esta noticia, publicada en la primera página del Washington Post. «Mi hija de 21 años me ha hecho preguntas sobre esta foto. ¿Qué puedo decirle? ¿Cómo es posible que ocurran estas cosas y que nosotros no hagamos nada? Mi hija está asombrada de que el mundo permita que ocurran estas cosas. Yo también lo estoy». Aquella fotografía se convirtió en un símbolo. Se dio por supuesto que la ciudad de Srebrenica, bajo la protección de la ONU, gozaba de la consideración de «zona de seguridad», pero terminó siendo precisamente el escenario del único caso de genocidio ocurrido en suelo europeo que ha llegado a probarse judicialmente desde la Segunda Guerra Mundial. Ahora que se acerca el décimo aniversario de la matanza de más de 7.000 musulmanes, Fátima y Damir han regresado a su antiguo hogar en Srebrenica por primera vez desde entonces para contar la historia que hay detrás de aquella fotografía. Damir, de 23 años, y Fátima, de 20, son bosnios de religión musulmana; idénticos, desde el punto de vista étnico, a los serbios y croatas con los que comparten territorio. Todos ellos son eslavos del sur. Todos hablan el mismo idioma. La única diferencia entre ellos es la reli- E D U C A C I Ó N P A R A gión. A los de Bosnia los califican, medio en broma, como los peores musulmanes del planeta. Muchos no son especialmente religiosos. Muchos comen carne de cerdo, beben alcohol y rara vez acuden a la mezquita. Las chicas llevan pantalones Levis y zapatillas Nike. Fátima es menuda y delgada, y tiene una cálida mirada en sus ojos de color oscuro y una sonrisa franca. A primera vista, parece más enérgica y más extrovertida que su hermano. En principio era muy reacia a volver a Srebrenica. Con anterioridad sólo había estado en la ciudad una vez, el año pasado, para firmar unos documentos, y comentaba que no sabía si iba a encontrarse con fuerzas y valor suficientes para volver. Sin embargo, Damir encuentra catártica la experiencia. Sentada en el monumento conmemorativo de la antigua base de las Naciones Unidas en Potocari, Fátima no puede seguir controlando las emociones que lleva todo el día tratando de reprimir. A sus espaldas hay 1.300 tumbas. En julio se procederá a la inhumación de otros 500 de los 7.000 hombres y niños que perdieron la vida aquí. Fátima y Damir sueñan con que se encuentren los restos de su padre para que, junto con los de su madre (ya han solicitado que sean exhumados de su tumba en Tuzla), puedan recibir aquí la adecuada sepultura. «Al verme en este lugar -afirma Fátima- me pongo furiosa. ¡Es que no puedo creer que nos haya ocurrido todo esto a nosotros y a todas esas otras familias! Cuando hemos estado en la casa en la que vivíamos aquí, en Srebrenica, he sentido como si tuviera detrás de mí a mi madre y a mi padre. Ha sido como una vuelta atrás. La verdad es que no he hecho ningún esfuerzo por olvidar a mi madre y a mi padre. Siempre los he tenido en mi corazón». Odio hacia su madre Dice Fátima que, durante todos estos años, ha sentido odio hacia su madre. «He hecho todo lo posible -explica- L A P A Z 2 0 0 5 por convencerme de que no le quedó más remedio que terminar así..., pero no lo he conseguido. A medida que me he ido haciendo mayor, he dejado de echarle las culpas de nada. He llegado a darme cuenta de que mi madre estaba fortísimamente unida a mi padre. Ella le quería con locura. Quizás no pudo soportar que la separaran de él. Quizás se lamentara de no haber dejado a mi padre escapar por el bosque mucho antes y quizás se sintiera culpable por haberle empujado a presentarse en la base de la ONU, por haber depositado su confianza en la comunidad internacional y haber conducido a su marido a la muerte». Al igual que su hermana, Damir se sentía al principio reconcomido de rabia por el suicidio de su madre. «Sí, al principio yo sentía una especie de odio... Sin duda alguna, para nosotros fue muy duro que aquella foto saliera publicada, pero en cierto sentido no estuvo mal, porque así todo el mundo pudo ver los horrores que estaban ocurriendo aquí». Fátima y Damir pasaron los años de su primera infancia en una minúscula aldea llamada Jezero, a unos 30 kilómetros al sudeste de Srebrenica y a sólo cinco kilómetros de la frontera serbia.El pueblecito está colgado en la falda de una montaña. Abajo, el río Drina corre verde e impetuoso, mientras detrás se levantan los montes de Serbia. Fátima, que vivió aquí hasta los siete años, apenas recuerda nada. “Parece como si esta infancia horrorosa que he tenido me haya hecho olvidar los momentos de felicidad que sin duda debí de disfrutar aquí”. Debido a su proximidad de la frontera Serbia, Jezero fue uno de los primeros lugares objeto de «depuración racial» en 1992.Grupos de soldados y paramilitares procedentes de Serbia cruzaron la frontera para expulsar a los musulmanes. El objetivo era que el presidente Slobodan 111 G U Í A P E D A G Ó G I C A Milosevic hiciera realidad su sueño de crear «la gran Serbia». El primer miembro de la familia que cayó fue un tío de Fátima y Damir, de 28 años, al que mataron mientras recolectaba el maíz.Los Osmanovic recogieron sus pertenencias y huyeron al noroeste. Durante algunos meses los Osmanovic vivieron con otras familias musulmanas en otro pequeño pueblecito, pero temían que empezara a escasear la comida atrapados en una zona en la que se estaba multiplicando rápidamente el número de soldados serbios. Les llegaron rumores de que había refugiados que se estaban concentrando en Srebrenica y decidieron sumarse a ellos. Tan pronto como pusieron pie en la antigua capital de las minas de plata, se encontraron con que estaba invadida por decenas de miles de refugiados. Prácticamente no había nada que llevarse a la boca. Faltaban medicinas para los heridos que había en el hospital. Los habitantes de Srebrenica habían acaparado toda clase de alimentos. La población de la ciudad, en otros tiempos relativamente próspera, era aproximadamente de unos 9.000 habitantes antes de la guerra. En marzo de 1993, se habían apelotonado en ella más de 60.000 musulmanes no combatientes. Muchos de ellos dirigían la vista hacia las montañas que rodeaban la ciudad y se daban cuenta de lo que Srebrenica había pasado a ser: una prisión a gran escala. La promesa del general En un principio, los Osmanovic pudieron considerarse afortunados.Un primo suyo había abandonado la ciudad cuando empezaron los combates, gracias a lo cual la familia y una veintena más de parientes gozaron del lujo de tener un techo. Fátima está de pie en lo que era el cuarto de estar, haciendo un esfuerzo sobrehumano por no llorar. Damir recuerda los largos días del asedio. «Mi padre era muy listo. Fabricaba pequeñas guitarras y cajas de cigarros con maderas viejas. Luego las vendía para sacar algo de dinero». Los serbo-bosnios, apoyados por soldados, carros de combate y artillería de Serbia no dejaban de atacar el enclave. El jefe de las Fuerzas de Protección de las Naciones Unidas, el general francés Philippe Morillon decidió comprobar por sí mismo lo que estaba ocurriendo. Cuando llegó, se vio rodeado por mujeres y niños enloquecidos. Su promesa de entonces le persigue aún, a él 112 D E y a la ONU: «Desde este momento -anunció en plena calle, megáfono en mano- están ustedes bajo la protección de las Naciones Unidas.Yo nunca les abandonaré a su suerte». Un mes después, el 16 de abril de 1993, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobaba una resolución que declaraba Srebrenica zona de seguridad. La ciudad iba a ser desmilitarizada y, a cambio, se enviaría allí a soldados de la ONU. Los Osmanovic recibieron esta noticia con gran alegría. «Todo el mundo lloraba y reía a la vez -recuerda Damir- y todos daban saltos sin parar y se abrazaban unos a otros». Sin embargo, vivir en una «zona de seguridad» no implicaba garantía alguna. A principios de julio de 1995, los combates se volvieron a intensificar. La comunidad internacional hizo un intento de negociar con el general Ratko Mladic, comandante en jefe del ejército serbo-bosnio, y con Radovan Karadzic. Selman Osmanovic creyó que sólo tenía una oportunidad de sobrevivir: unirse a los 15.000 hombres que estaban tratando de escapar de los serbios y emprender de noche una caminata para atravesar los montes y los valles boscosos y cubiertos de niebla del Este de Bosnia. La ruta había llegado a ser conocida con nombres como «el sendero de las lágrimas» y «el maratón de la muerte». Su mujer, Ferida, le suplicó que no fuera. Las montañas estaban sembradas de minas. Los soldados serbios conocían los caminos que había de tomar aquella fila de hombres, de más de 15 kilómetros, que debía cruzar, en E D U C A C I Ó N P A R A su intento de llegar a territorio del gobierno bosnio, a más de 60 kilómetros de distancia. Entre sollozos, Ferida comentó que lo mejor era que la familia se mantuviera unida. Propuso presentarse en el cuartel general del batallón holandés, instalado en una antigua fábrica de la localidad de Potocari, a poco más de tres kilómetros del centro de Srebrenica. Aunque las fuerzas de pacificación allí destacadas eran escasas en número y sólo disponían de armas ligeras, Ferida convenció a su marido: «Allí tendremos puestos en nosotros los ojos de todo el mundo. La ONU y la OTAN acudirán a nuestro rescate, tal y como nos han prometido». Al amanecer del 11 de julio de 1995, la familia se unió a la marea de refugiados que se dirigían al norte. Había viejos ayudándose con bastones. Ancianas que no cesaban de gemir y lamentarse.Madres jóvenes cargadas de maletas e hijos. Encontraron cerradas las puertas de la base de Naciones Unidas. Alrededor de 5.000 personas se habían metido por un agujero hecho en la valla; otros 20.000 permanecían fuera, en estado de histeria. Por dos veces intentó Selman escapar a través del bosque y las dos se vio obligado a retroceder ante una lluvia de obuses. Tan pronto como los soldados serbios hicieron su entrada triunfal en Srebrenica, pusieron en ridículo a la ONU y su «zona de seguridad» porque, ayudados por las propias fuerzas de pacificación internacionales, empezaron a separar a todos los varones de entre los 17 y los 70 años para «ser interrogados como sospechosos de crímenes de guerra». A la mañana siguiente, unos autobuses se llevaron a las mujeres y a los niños a Tuzla. «Nosotros cuatro echamos a andar hacia los autobuses. Las mujeres no paraban de gritar. Yo me agarré a mi padre porque siempre tenía la sensación de que, pasara lo que pasara, el me defendería...Los chetniks [serbios] se habían alineado a ambos lados de la carretera. Justo cuando estábamos a punto de subir al autobús, echaron mano a mi padre. Le apuntaron con sus armas y le conminaron a que se uniera a los demás hombres. Yo no quería separarme de él, así que empecé también a andar hacia los otros. Sin embargo, mi madre saltó del autobús y, entre gritos y sollozos, consiguió arrancarme de mi padre. Yo me abracé a él y le di un beso, aunque nunca pensé que jamás lo iba a volver a ver». Aquella noche, y durante los cinco días siguientes, alrededor de Srebrenica no se oyeron más que gritos de hombres y de muchachos a los que mutilaban y martirizaban, los gritos de mujeres y niñas a las que violaron. Damir y Fátima recuerdan que su madre se volvió como trastornada. «En un determinado momento empezó a repetir una y otra vez 'ya viene mi marido, ya viene mi marido', L A P A Z 2 0 0 5 pero quizás fuera entonces cuando se dio cuenta de que jamás iba a volver», cuenta Damir. «Luego mi madre nos dijo que nos quedáramos allí. Cuando al día siguiente nos despertamos, no la vimos por ninguna parte. Durante dos días estuvimos buscándola por todo el campamento, llamándola a voces, pero no conseguimos dar con ella». No lejos de ellos, otros niños habían encontrado el cuerpo de una mujer joven, con un vestido blanco y una rebeca roja, colgando de un árbol del bosque que rodeaba el aeródromo. Avisaron a un fotógrafo, Darko Bandic, que sólo disparó dos instantáneas porque no estaba seguro de que quisieran una foto así los responsables de la sección de fotografía de su periódico. Nadie sabía de quién se trataba. Como dijo el Guardian al día siguiente, «nadie lloró por ella cuando la policía descolgó su cuerpo y sólo un único agente, visiblemente aburrido, veló el cadáver mientras yacía abandonado a las puertas del campamento». «Desconocida tuzla» Al final, la policía enterró el cadáver de aquella mujer en una tumba anónima junto a la linde del campamento de refugiados.En una tablilla de madera escribieron sencillamente: «Desconocida, Tuzla». Tuvieron que pasar seis meses para que Fátima y Damir descubrieran, cuando un periodista norteamericano les enseñó la foto, lo que había sido de su madre. La primera vez que los niños visitaron su tumba, escribieron el nombre de la madre en una lápida de piedra con un rotulador. Cuando volvieron, varios meses después, no podían encontrar la tumba. Ahora que la han hallado, sólo esperan conseguir reunirla, bajo tierra y bajo la Historia, con el hombre al que amó. 113 G U Í A Alrededor de 50.000 supervivientes, invitados y dignatarios se reunieron el 11 de julio en la localidad bosnia de Potocari, cerca de Srebrenica, para recordar y homenajear a las víctimas de la peor matanza en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, y para enterrar los cuerpos de 610 personas recientemente identificadas. Mientras los familiares pasaban ante los ataúdes antes de ser enterrados, un altavoz retransmitía la oración musulmana por todo el valle. P E D A G Ó G I C A D E CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS El reconocimiento de los fallos internacionales en la protección de los musulmanes de Srebrenica y la exigencia de la captura de los principales acusados de la matanza marcaron el 11 de julio de 2005 el décimo aniversario del genocidio. LA ONU ADMITE «GRAVES ERRORES» EN EL ANIVERSARIO DE LA MATANZA DE SREBRENICA a tragedia de Srebrenica siempre será una mancha oscura en la historia de la ONU», indicó en la conmemoración Mark Brown, el enviado especial del secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan. Admitió que la ONU cometió «serios y graves errores» y no logró proteger a los musulmanes de Srebrenica en julio de 1995 ante la irrupción de las tropas serbobosnias en ese enclave protegido por cascos azules de la organización internacional. Unos 8.000 varones musulmanes fueron asesinados tras la conquista de Srebrenica por el Ejército serbobosnio, unos meses antes del fin de la guerra (1992-1995). «Los principales culpables, no obstante, son aquellos que organizaron y efectuaron la masacre», agregó el enviado de Annan en referencia a que siguen prófugos los ex líderes político y militar serbobosnios Radovan Karadzic y Ratko Mladic, respectivamente. L 114 Ambos están acusados por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) de genocidio en relación a la matanza de Srebrenica, además de otros crímenes cometidos durante el conflicto bosnio. Conmemoración en Potocari A la conmemoración en el centro memorial de Potocari asistieron decenas de miles de personas y unas cincuenta delegaciones de países y organizaciones internacionales, incluidos los tres copresidentes de Bosnia y los presidentes de Croacia y de Serbia, Stjepan Mesic y Boris Tadic, respectivamente. En la ceremonia se registró un incidente, cuando el activista musulmán Ibran Mustafic apareció de manera no anunciada en la tribuna y en una breve alocución, que dijo pronunciar en nombre de las víctimas, llamó a la eli- E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 ser ejecutados en un almacén cercano. «Ahí fue donde dispararon a entre 1.000 y 1.200 bosnios musulmanes en dos o tres horas. Estamos hablando de una ejecución en masa con armas automáticas», indicó Amor Masovic, director de la Comisión Musulmana para las P e r s o n a s Desaparecidas. El alcalde de Srebrenica, Abdurahman Malkic, instó en la conmemoración a la comunidad internacional a ayudar el desarrollo de esta ciudad. «Si no pudieron impedir el genocidio, ayúdenos a vivir en el futuro en paz y en tolerancia», pidió. minación del «producto del genocidio», en clara alusión al ente autónomo serbobosnio, formado conforme al acuerdo de paz. Varias decenas de jóvenes musulmanes vistieron ayer camisas blancas con la inscripción «¿Es crimen defender su pueblo?» debajo de la foto de Naser Oric, antiguo comandante de las tropas musulmanas de Srebrenica, que está siendo procesado por el TPIY por crímenes de guerra contra serbios locales. En el centro memorial de Potocari recibieron ayer sepultura otras 610 víctimas identificadas de la masacre, después de que en los años pasados en ese lugar fueran enterradas otras 1.327 personas. Los dignatarios visitaron una fosa común recientemente abierta cerca de Srebrenica, donde vieron los restos de unos 30 víctimas que fueron enterradas allí después de «LA VERGÜENZA DE EUROPA. EL GENOCIDIO DE 8.106 PERSONAS ASESINADAS» n el exterior del Centro para la Memoria, las familias de los fallecidos desplegaron una pancarta enorme donde podía leerse: «La vergüenza de Europa, el genocidio. 8.106 personas asesinadas en Srebrenica». Mientras los familiares pasaban delante de los ataúdes, posados sobre el suelo, antes de ser enterrados en el Centro para la Memoria de las víctimas de Potocari, unos altavoces retransmitían la oración musulmana por el todo el valle. «Ellos mataron mi vida entera y la única cosa que quiero ahora es ver que los culpables pagan por ello», afirmó Fatima Budic, de 60 años, quien perdió a su hijo Velija cuando sólo tenía 14 años. Su marido Ohran y otro hijo que por aquel entonces contaba 16 años, siguen desaparecidos. Un superviviente de Srebrenica, E Hana Avdic, de 41 años, que vive ahora en Charlotte, en el estado estadounidense de Carolina del Norte, llegó el 11 de julio a Bosnia para enterrar a su hermano Ahmo, que fue ejecutado cuando tenía 36 años. «Es la primera vez que vuelvo a Srebrenica desde entonces. Siempre quise volver, pero no para una ocasión tan triste», manifestó Avdic. Meira Ibisevic, cuyo marido Ohran fue sepultado ayer, dijo a los periodistas que recién ahora es consciente de que su esposo ya no existe. «Ya es tarde para todo, sólo puedo seguir sobreviviendo», agregó la mujer, sentada al lado de la tumba de su marido con su hija, que no podía dejar de llorar. «Lo que sucedió en Srebrenica debió haber sido impedido, y no andar ahora rindiendo homenajes», dijo Meira. 115 G U Í A Diez años después de que se cometiera el mayor crimen en Europa desde el fin de la II Guerra Mundial, las víctimas de la masacre de Srebrenica siguen sin recibir justicia. No sólo numerosos casos de desapariciones todavía no se han resuelto, sino que los principales responsables de aquellos hechos siguen libres y sin responder de sus actos ante un tribunal. P E D A G Ó G I C A D E CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS E D U C A C I Ó N P A R A a los hombres de entre 12 y 77 años de edad para interrogarlos sobre presuntos crímenes de guerra. Dos días después de la ocupación comenzaron las matanzas en la vecina localidad de Kravica, mientras las fuerzas de paz internacionales entregaban a los serbios a nada menos que 5.000 musulmanes que se habían refugiado en Potocari a cambio de 14 soldados holandeses tomados como rehenes. Muchos prisioneros prefirieron suicidarse. Otros murieron hacinados en un hangar mientras eran tiroteados. Un testigo vio cómo una excavadora y tres camiones repletos de musulmanes se internaban en un bosque y volvían vacíos. Se calcula que, tras la toma del enclave, se ejecutó sumariamente a más de 8.000 musulmanes. L A P A Z 2 0 0 5 Un año después de la matanza, el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) dictó contra los jefes político y militar serbobosnios, Radovan Karadzic y Ratko Mladic, acta pública de acusación formal por genocidio, crímenes de lesa humanidad y de guerra. Aministía Internacional, en declaraciones recogidas por Europa Press, considera que este episodio es quizá la más grave de las violaciones de Derechos Humanos que perdura en Bosnia y Herzegovina.Y es que tanto el ex presidente serbobosnio Karadzic como el ex general Ratko Mladic, cuyo arresto queda ahora en manos de Serbia, todavía no han sido sometidos a juicio ante un tribunal que les juzgue por las atrocidades cometidas hace 10 años en Srebrenica. CERCA DE 50.000 PERSONAS RECUERDAN A LAS VÍCTIMAS DEL GENOCIDIO TRAS LA TOMA DEL ENCLAVE, SE EJECUTÓ SUMARIAMENTE A MILES DE MUSULMANES. SREBRENICA: CRÓNICA DE UNA MATANZA QUE SIGUE SIN CASTIGO n 1992, cuando comenzó la guerra de Bosnia Herzegovina, el 75% de la población de esta desdichada localidad de los Balcanes era bosnia y de religión musulmana, frente a un 25% que era serbia.Un año después, Srebrenica fue declarada, junto a Sarajevo y otros cuatro enclaves, «zona de seguridad» por la ONU. Una fuerza de 600 soldados holandeses mal armados, encargada de proteger a esta ciudad, no impidió que, entre el 6 y el 8 de junio de 1995, las fuerzas serbias sitiaran Srebrenica, en la que se habían refugiado decenas de miles de civiles huidos de otras áreas arrasadas en el noreste de Bosnia. El asedio resultó particularmente fácil. Cuando empezaron los bombardeos, dirigidos contra los centros de refugiados, los musulmanes pidieron a Naciones Unidas que les entregara las armas confiscadas, pero la solicitud fue denegada.Mientras el comandante holandés, teniente coronel Tom Karremans, pedía en vano apoyo aéreo a sus superiores en Sarajevo, miles de refugiados seguían llegando a la ciudad. Ante tanta insistencia por parte de Karremans, el comandante general de la ONU, el general Bernard Janvier, E 116 accedió a enviar una ayuda que sirvió sólo para detener temporalmente la ofensiva serbia. Contando ahora con un apoyo aéreo de la OTAN, el comandante holandés lanzó un ultimátum a las tropas enemigas. Los serbios no se retiraron, pero el mando de la ONU en Sarajevo informó a Karremans de que su solicitud de apoyo aéreo había sido hecha de forma inadecuada. Después de haber recibido otra petición, Janvier decidió enviar a Srebrenica los aviones de la OTAN que, sin embargo, puesto que carecían de suficiente combustible, fueron desviados a Italia para repostar. En ese momento, la base holandesa en Potocari albergaba a 20.000 refugiados, sobre todo mujeres, niños y enfermos. A primeras horas de la tarde, el jefe militar de los serbios de Bosnia, el general Ratko Mladic, acompañado de las cámaras de la televisión serbia, entró en Srebrenica. «Ha llegado el momento de vengarnos de los turcos», fueron sus declaraciones.Una vez ocupada la ciudad, comenzó la tragedia. Más de 20.000 mujeres y niños fueron deportados en las siguientes 30 horas y los serbios comenzaron a separar lrededor de 50.000 supervivientes, invitados y dignatarios se reunieron el 11 de julio, justo una década después de que se perpetró el genocidio de Srebrenica, en la localidad bosnia de Potocari, para enterrar los cuerpos de 610 personas recientemente identificadas. Al inicio de la conmemoración, el miembro musulmán de la Presidencia tripartita de Bosnia, Sulejman Tihic, abogó por que se haga todo lo posible para que sean capturados todos los inculpados por la matanza de Srebrenica. «Los criminales de guerra no pueden ser héroes, porque no tienen nacionalidad ni religión», afirmó. Mientras los familiares pasaban delante de los ataúdes, posados A sobre el suelo antes de ser enterrados en el Centro para la Memoria de las víctimas, un altavoz retransmitía una oración musulmana. Además de los supervivientes y de los invitados locales, a la ceremonia asistieron también varios presidentes de los países de la región, como el croata Stipe Mesic y el serbio Boris Tadic, a pesar de que unos supervivientes habían dejado claro que el representante de Belgrado no sería bienvenido. Al acto acudieron también el arquitecto del acuerdo de paz que puso fin a la guerra en Bosnia, Richard H. Holbrooke, y el director del Banco Mundial, Paul Wolfowitz. Carla del Ponte, la fiscal general del Tribunal Penal Internacional para los crímenes en la ex Yugoslavia (TPIY), no participó en la ceremonia como protesta por que aún no se han detenido a los principales responsables de la masacre. Los dignatarios visitaron una fosa común recientemente abierta cerca de Srebrenica, donde vieron los restos de unas 30 víctimas que fueron enterradas allí después de ser ejecutadas en un almacén cercano. «Ahí fue donde dispararon a entre 1.000 y 1.200 bosnios musulmanes en dos o tres horas. Estamos hablando de una ejecución de masa con armas automáticas», indicó Amor Masovic, director de la Comisión Musulmana para las Personas Desaparecidas. 117 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS Unas 6.000 personas están huyeronel pasado mes de julio del norte del país, donde el último enfrentamiento entre los clanes locales se cobró al menos 76 vidas. KENIA: GUERRA A MUERTE ENTRE TRIBUS l menos 76 personas resultaron muertas a machetazos y disparos en Turbi, una aldea del nordeste de Kenia, en la mayor matanza registrada en el país desde la independencia. Los supervivientes denunciaron que centenares de asaltantes, armados con machetes, fusiles de asalto, granadas, arcos y flechas, atacaron dos poblados y una escuela de primaria el martes pasado. Las víctimas fueron en su gran mayoría mujeres y niños. Los cadáveres, alineados sobre la arena, estaban cubiertos de sangre y había cargadores de balas esparcidos por los suelos alrededor de los poblados de chozas. En total, se prepararon seis fosas comunes, aunque un cuerpo fue dejado entre los arbustos.Se trata de uno de los asaltantes. «Lo dejaremos a las hienas», afirmó Guy A 118 Roba, un agente keniano. Las Fuerzas del Orden han enviado a la zona helicópteros y tropas de refuerzo para capturar los asesinos e impedir que haya nuevos actos de violencia. Según la versión facilitada por los supervivientes, el ataque se desencadenó cuando entre 200 y 500 individuos de la tribu Borana redujeron a los guardias de seguridad de Turbi, cuya población pertenece en su mayoría al clan Gabra, y abrieron fuego contra las viviendas y la escuela. Una abuela ha declarado que una niña de sólo tres años está ingresada en un hospital con un profundo tajo en la garganta, porque los asaltantes trataron de cortarle la cabeza. Miembros del Gobierno informaron de que policías y soldados kenianos, con el apoyo de tres helicópteros, estaban siguiendo la pista de los autores de la matanza, cerca de la frontera con Etiopía. La policía afirmó considerar el ataque como un acto de bandidaje.Sin embargo, los habitantes del lugar han asegurado que el asalto había sido llevado a cabo por la tribu de los Boranas contra la de los Gabras, dos clanes rivales que se disputan las tierras, el agua y los pastos de la zona. Esta teoría cobró fuerza cuando un misionero informó de que 10 personas habían sido asesinadas a unos 30 kilómetros de Turbi.Las víctimas, que estaban viajando en autobús, detuvieron su marcha al ver que la carretera estaba cortada por piedras amontonadas.Unos hombres armados aparecieron y preguntaron a qué tribu pertenecían los ocupantes del vehículo. «Borana», contestó el misionero. Fue entonces cuando «obligaron a seis adultos y cuatro niños a bajar del autobús y les mataron», aseguró el único superviviente, quien precisó que «esta matanza ha sido en venganza». «¿El Kenia de hoy puede transformarse en el Ruanda de 1994?», se preguntaba el diario local The Nation, aludiendo a los frecuentes enfrentamientos en el norte de un país caracterizado por un clima semiárido, fuertes sequías y décadas de subdesarrollo y de abandono gubernamental. Desde diciembre se han intensificado los episodios de violencia entre las tribus. «Hay indicios de que unas 6.000 personas están huyendo», indicaron desde la Cruz Roja Keniana.Las autoridades de Kenia se han mostrado impotentes para restablecer la normalidad. Un informe del año 2003 calculaba que en el país había más de 150.000 armas sin la debida licencia. La brutal violencia que se está registrando en Kenia hace que que las personas abandonen sus aldeas. El riesgo es que en la región se repita lo que en Darfur -donde dos millones de personas se vieron obligadas a huir y otras 200.000 murierones hoy una triste realidad. El éxodo desde el norte de Kenia ya ha empezado. 119 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS El RIF, una región inhóspita marroquí, sufre una enfermedad además de la miseria. Los tumores son más frecuentes que en otros lugares. Dicen que es por los bombardeos con armas químicas del Ejército español en 1921. Pero también allí Hasán II reprimió la rebelión con napalm. EL EJÉRCITO ESPAÑOL FUE EL PRIMERO DE LA HISTORIA EN USAR ARMAS QUÍMICAS CONTRA LA POBLACION CIVIL i padre Ahmed falleció hace dos años por un cáncer de garganta; un hermano suyo, mi tío Abdelaziz, murió en el 2002 por uno de pulmón y mis primos Hamito y Hassan también han muerto por cáncer sin cumplir los 50 años. Si alguien dice que esto es normal y que aquí no pasa nada, que vaya a cualquier puerta del Rif al azar, que llame y pregunte cuantos casos de cáncer ha sufrido esa familia y se sorprenderá». Rachid Raja lleva años clamando en el desierto por la ¿mala suerte? de su familia. Los interrogantes obedecen a las sospechas que tienen los habitantes de esta inhóspita región del norte de Marruecos de que el alto número de casos de cáncer registrados en la zona se debe a la utilización de armas químicas por parte del ejército español entre 1921 y 1925. Y también, aunque son menos quienes se atreven a decirlo, por el Napalm utilizado por el rey Hasán II para reprimir a sus súbditos rifeños a finales de los años 50. Rachid es el dirigente del Congreso Mundial Amazig -la lengua nativa de los rifeños-, con sede en París, que aglutina a gran parte del movimiento bereber, y el impul- M 120 sor de la reunión que el pasado 5 de julio mantuvieron en Nador una treintena de asociaciones rifeñas para denunciar al mundo la situación sanitaria que padecen. Estas organizaciones acordaron pedir al Gobierno español que reconozca el uso de armas químicas -gas mostaza, en concreto- sobre los rifeños, que se les pida perdón por ello y que la reparación de aquel daño se traduzca en inversiones para la escasa red sanitaria existente en la zona, además de un estudio serio sobre si aquellas armas químicas son el origen de ese cáncer. Coincidiendo con esta reivindicación, el pasado martes, Joan Tardá, portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya, (ERC), en el Congreso de los Diputados, presentó una proposición no de ley a la Cámara recogiendo estas propuestas e instando al Gobierno español «que reconozca su responsabilidad y se comprometa con la organización y celebración de actos de reconciliación , fraternidad y solidaridad con las víctimas y sus descendientes». España nunca ha negado que usara armas químicas contra los rifeños durante la Guerra de Marruecos, pero tampoco lo ha reconocido abiertamente. De hecho, es el primer ejército de la historia que utilizó estas armas sobre la población civil. Los precursores -contendientes en la I Guerra Mundial- utilizaron el gas mostaza sólo en la línea del frente marcado por las propias trincheras. Del lado hispano uno de los testimonios mas valiosos de la época y en el que se han basado muchos investigadores actuales, está en los escritos autobiográficos del piloto Ignacio Hidalgo de Cisneros, publicados en el libro Cambio de rumbo. Hidalgo estaba destinado en Melilla y era el piloto del único avión, el Farman Goliat, que España tenía en la zona capaz de cargar suficiente munición como para hacer un ataque serio sobre el enemigo. «En aquellos días me tocó realizar una faena verdaderamente canallesca que me proporcionó el vergonzoso y triste privilegio de ser el primer aviador que tiró iperita desde un avión. Es curioso los años que tuvieron que pasar para que me diese cuenta de la monstruosidad que cometía tirando gases a los poblados moros», recuerda el aviador. Las bombas, de 100 kilos cada una, procedían del arsenal de Cartagena y se hizo cargo de ellas el entonces capitán Planell (que fue después ministro de Industria con Franco), al que se le dio el rimbombante título de jefe de la guerra química. El revés que las fuerzas españolas sufrieron en Annual, hizo que la cúpula militar buscara desesperadamente algo para dar un final rápido al conflicto. La guerra química parecía la solución. «Parecía confeti» El primer objetivo con el que los aviadores españoles estrenaron el gas mostaza fue una pequeña posición elevada, desde la que su guardia freía a tiros a los aparatos españoles en cuanto tenían el mínimo despiste. «Hicimos la pasada bastante bajos y metimos cuatro bombas en la posición», relata Hidalgo de Cisneros. Al día siguiente el piloto realizó, impaciente, una patrulla de reconocimiento para comprobar los efectos de la iperita y el resultado fue desolador: «Nuestra sorpresa fue inmensa cuando vimos, no sólo que la posición estaba entera, sino a los moros de la guardia paseándose por ella, como si en vez de iperita les hubiésemos tirado confeti». La alternativa, según el piloto, fue atacar los zocos semanales de las diferentes cábilas. Estos mercados populares eran aprovechados por las fuerzas de Abdelkrim para reclutar nuevos efectivos y organizar más ataques. El problema es que estos zocos atraían al mismo tiempo a los niños, mujeres y ancianos de la comarca. Tras dejar caer durante varios días unas 60 bombas, los resultados no eran mejores. «Parecía que los moros hacían gárgaras con la iperita», describe Hidalgo. Entre el personal de tierra de la base, rápidamente comenzó a propagarse la mofa y las bromas sobre estos «temibles guerreros químicos». Cuando veían que se preparaba el Goliath para el ataque, todos recomendaban a sus pilotos que tiraran botellas de gaseosa -entonces, la fabricada en Melilla tenía muy mala fama- para destrozarles los estómagos a los enemigos.«Pero las bromas se terminaron cuando un mal día una de estas bombas de gas mostaza, se rompió durante su manipulación en la base, sin llegar a estallar. El resultado fueron mas de 20 bajas. Algunos tenían quemaduras atroces», recuerda Hidalgo. Hoy, el asunto no admite bromas. «Todas las familias rifeñas tenemos dos cosas en común: al menos un emigrante y varios muertos de cáncer», comenta Omar Khanfour, que lleva cuatro años luchando contra el tumor que le diagnosticaron a su hijo Abdellah. Y, es que, en el Rif para vencer al cáncer se necesita un plus de heroicidad y algo más que suerte. Consiguiendo un diagnóstico a tiempo en la pobre red sanitaria de la zona, quedan todavía por delante los cientos de kilómetros de infernal carretera que separan a Nador y Alhucemas de Rabat, donde están los únicos centros especializados en oncología de Marruecos, uno para adultos y otro infantil. Una vez confirmado el diagnóstico por especialistas de Rabat, queda ahora el tratamiento en un país que carece de Seguridad Social y en el que sus ciudadanos tie- 121 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N P A R A todavía sobre el terreno, con un equipo de especialistas que sean capaces de aclarar cual es la realidad del asunto y espero que empiece a trabajar el próximo año». «Todo eso son palabras. Nosotros denunciamos también la pasividad y corresponsabilidad de Marruecos con este tema. Los datos se maquillan y se minimizan porque nuestro gobierno nunca ha querido hacer una investigación a fondo y no creo que lo vaya a hacer ahora. No les interesa porque si se hiciera un estudio científico podría destapar también los efectos de la represión que sufrió el Rif en 1958 y 59, en los que se llegó a usar el Napalm contra poblados enteros», asegura indignado Rachid Raja. A este respecto, el especialista melillense en temas militares Santiago Domínguez asegura que «el Rif ardió por los cuatro costados por los efectos del L A P A Z 2 0 0 5 Napalm en la represión de las revueltas del 58, que estuvo dirigida personalmente por Hasán II, entonces príncipe heredero». Según Domínguez están más que demostrados los efectos cancerígenos del Napalm y además su utilización en el Rif es mucho más reciente, pero esto es un tema tabú en Marruecos y nadie se atreve a hablar de ello. También en España existe un silencio oficial sobre el tema del 58 y toda la documentación está clasificada. «No creo que la iperita tenga algo que ver con el cáncer después de tanto tiempo.Si esto fuera así hoy no existirían los belgas y la mitad de los europeos, pues los alemanes en la I Guerra Mundial sembraron el suelo de Bélgica con gas mostaza, en especial en el frente de Iper, que es el que da nombre a este arma», añade Domínguez. DEL GAS “MOSTAZA” AL NAPALM nen que pagar las consultas, tratamientos y medicamentos. Un año de tratamiento de quimioterapia en Rabat para un niño cuesta mas de 6.000 euros, a lo que hay que añadir los desplazamientos entre las poblaciones del norte y la capital, una fortuna para la mayoría de la población cuyo salario, en caso de tenerlo, no supera los ocho euros diarios. Sin datos A la entrada del Hospital Infantil de Rabat lo primero que encontramos es la ventanilla de admisión y facturación, junto a la Caisse (caja) donde se abonan los servicios sanitarios del centro. En la segunda planta está la Unidad de Oncología Infantil dirigida por la profesora Msefer Alaoui, que ofrece una atención hospitalaria con 21 camas siempre ocupadas y tiene además una zona de atención ambulatoria donde los pequeños siguen sus tratamientos de quimioterapia. Allí operaron hace una semana a Abubabk, de 8 años, de un cáncer de estómago. Sus padres, que viven en una aldea cercana a Taurit, en la provincia de Oujda, siempre habían oído el rumor de «las enfermedades que provocaron los aviones españoles en la época de nuestros abuelos». Pero nunca le dieron importancia. Hasta que un día, el pequeño se puso triste, perdió el apetito, dejó de jugar y se echaba la mano continuamente a la barriga. Sin embargo, las estadísticas de los últimos 10 años de la profesora Alaoui no coinciden con los datos de las 122 organizaciones rifeñas.«Mi experiencia es que en el Rif no se da una incidencia mayor de cáncer infantil que en el resto de Marruecos, aunque mis datos se limitan sólo a los niños que llegan al hospital de Rabat.Es necesario hacer una investigación sobre el terreno que nos confirme la incidencia real, porque una impresión popular no es un estudio científico», afirma Alaoui. «Para mí, lo realmente importante ahora es que llevo más de nueve meses sin algunos medicamentos como el D-Actinomycin que necesito para luchar contra el cáncer de estos pequeños. Y preciso 1.500 dosis anuales», añade la profesora. El director del Instituto Nacional de Oncología de Marruecos, profesor Brahim el Gueddari, coincide con su colega: «En este centro se tratan a todos los adultos enfermos de cáncer del país y, según mis datos, los enfermos procedentes del Rif son un 28% del total y esto supone un equilibrio con el resto de Marruecos».El Gueddari cree que el principal agente del gas mostaza, la Iperita, no está detrás de los casos de cáncer del Rif, «porque ha pasado ya mucho tiempo de ello y creo que estaría mas relacionado con hábitos y costumbres cotidianas de la población que con otras cosas». Además apunta que en dosis controladas la iperita se usa para combatir la leucemia. El profesor también afirma que sus datos se ciñen a los pacientes que llegan a Rabat y hay que tener en cuenta que la población del Rif está muy dispersa por las montañas y en muchos casos les es muy difícil acceder a los servicios sanitarios. «Es necesario un estudio epidemiológico que no se ha hecho Mohamed Faragi. 1921 «El aire quemaba, la piel se nos llenaba de ampollas y los pulmones me ardían», estas palabras podrían salir de la boca de Kim Phuc, aquella niña vietnamita que en junio de 1972, se convirtió en el icono de los efectos que la Guerra Química tiene sobre la población civil. Pero la realidad es que las pronunció Mohamed Faragi en su casa cercana a Alhucemas, cuando relató la experiencia que sufrió durante los bombar- deos de gas mostaza que la aviación española descargó por todo el Rif. «Todo el ganado empezó a morir después de aquellos bombardeos. Pero lo peor se lo llevaron las personas que vivían cerca» relata Faragi que, con 14 años vio lo que le pasó a un vecino suyo: «a ese hombre le explotó una de esas bombas raras a pocos metros y varios amigos fuimos a ayudarle. Al principio estaba vivo y lo intentamos llevar a su casa pero por el camino se nos murió, el cuerpo empezó a deshacerse y la carne se caía a trozos». A sus casi 100 años, Faragi desconfía de visitas y de promesas, «porque ha venido mucha gente en este tiempo para preguntarme lo qué pasó. Todos prometen mucho pero, al final, nadie hace nada y nuestras familias siguen muriendo de cáncer». Abdesalan Hadu. 1958 Abdeslam Hadu Amezian, de 65 años, también es un superviviente, pero de la represión que Hassan II llevó a cabo contra los rifeños a finales de los años 50. Hijo de uno de los lugartenientes de Abdelkrim, y sobrino del general Amezian -capital general de Canarias durante la dictadura franquista- tenía 20 años cuando se convirtió en uno de los cabecillas de la revuelta rifeña contra la monarquía alahuita de Rabat. «Sólo queríamos más autonomía, no la independencia. Subimos a las montañas e iniciamos un movimiento de desobediencia civil. Pero el rey nos dio 48 horas para rendirnos y nos mandó al ejército. Los aviones y los helicópteros eran americanos y franceses. Nos tiraron bombas que quemaban todo en medio kilómetro a la redonda. Recuerdo que a los supervivientes se les caía la piel a cachos», afirma Abdeslam. Tras el fracaso de la revuelta -cuya represión se saldó con 8.000 muertos, entre ellos muchos niños-, pudo exiliarse a Almería donde fundó una familia. Mientras, Hasán II volvió a emplear el Napalm y el fosfato blanco contra civiles al bombardear, a finales de los años 70, campos de refugiados saharauis. 123 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 a un monumento formado por arcos levantado en pleno parque. Además de encender miles de lámparas de papel que arrojaron sobre un río cercano por las almas de los difuntos, los presentes rezaron concentrados en torno a la cúpula que resistió en pie el bombardeo y que no ha sido reconstruida para recordar a las generaciones futuras la barbarie. Tañidos Japón se compromete a liderar un movimiento mundial por la eliminación de las bombas nucleares , mientras la ONU alerta de la proliferación de cabezas nucleares. HIROSHIMA PIDE EL FIN DE LAS ARMAS ATÓMICAS EN MEMORIA DE SUS 240.000 VÍCTIMAS las ocho y cuarto de la mañana del 6 de agosto de 2005, justo a la misma hora a la que cayó la primera bomba atómica de la historia sobre Hiroshima en 1945, esta apacible ciudad de Japón volvió a paralizarse y a ser el centro de atención de todo el mundo. Sesenta años después de que el planeta asistiera horrorizado a la mayor demostración de la capacidad destructiva del hombre, 55.000 personas se reunieron en el Parque de la Paz de esta urbe para recordar a las más de 240.000 víctimas mortales que dejó tan siniestro artefacto y para pedir, de una vez por todas, el fin de las armas nucleares. Y es que parece que la Humanidad no ha aprendido aún las lecciones de Hiroshima y Nagasaki, donde otra bomba atómica se cobró otras 140.000 vidas tan sólo tres días más tarde. Desde entonces, nueve países Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte- se han dotado con este tipo de armamento y suman ya entre 10.000 y A 124 16.000 cabezas nucleares con una potencia veinte veces mayor que la exhibida en Hiroshima. Debido a la amenaza que esos arsenales suponen para la seguridad del planeta, el alcalde de Hiroshima, Tadatoshi Akiba, leyó una declaración por la paz que, por su inusitada dureza, más bien parecía de guerra. En este sentido, Akiba acusó a las principales potencias nucleares de «poner en peligro la supervivencia del ser humano» y criticó el papel que dichos estados desempeñaban dentro de la Organización de Naciones Unidas. «Los miembros del club nuclear usan su derecho para invalidar a la mayoría y perseguir sus fines egoístas», aseguró el primer edil nipón en un discurso que, por su combativo carácter político, se salió del tono pacífico que predominó en el resto de la ceremonia. Durante la misma, se soltaron 1.000 palomas y se depositaron coronas y cazos de agua, que simbolizaban el sufrimiento de los que agonizaron en aquel infierno, junto Con unos minutos de silencio sólo rotos por el tañido de una campana de bronce, los asistentes homenajearon a las víctimas de la tragedia tumbándose en el suelo y simulando que ellos también murieron aquel fatídico 6 de agosto de 1945. Ese día, el 'Enola Gay', un bombardero estadounidense B-29, dejó caer la bomba A, apodada como 'Little Boy' (Niño Pequeño) sobre el distrito central de Nakajima. El artefacto estalló a 590 metros del suelo, liberó una cantidad de energía y calor comparable a 13.000 toneladas de explosivos, quemó la piel y reventó los órganos de los habitantes de Hiroshima y su onda expansiva dejó una estela de destrucción y horror nunca vista hasta entonces. «Los restos de mi padre nunca fueron encontrados. Por eso, todos los que sufrimos aquello debemos impedir que una tragedia así vuelva a repetirse porque muchos japoneses están olvidando su pasado», explicó Fumie Yoshida, quien tenía sólo 16 años cuando la bomba explotó sobre su ciudad. Aunque su padre, su hermano y su hermana murieron, ella es una de las 'hibakusha' que sobrevivieron a aquel ataque, que forzó la rendición de Japón y provocó el fin de la Segunda Guerra Mundial. De los 350.000 habitantes que tenía Hiroshima en aquella época, se calcula que unos 90.000 perecieron sólo el primer día, mientras que casi la mitad había muerto en diciembre de 1945. Desde entonces, la bomba atómica ha dejado a sus supervivientes tan terribles secuelas y tumores que, en lo que va de año, han fallecido 5.373 ancianos que sufrieron la explosión en su juventud. Con ellos, el Ayuntamiento de Hiroshima calcula que 242.437 de sus vecinos han perecido como conse- cuencia de la deflagración. Críticas al Gobierno Debido a tan terrible pasado, el primer ministro nipón, Junichiro Koizumi, se comprometió a que Japón lideraría el movimiento por la abolición de las armas atómicas y se enorgulleció del pacifismo de su país. Toda una paradoja porque, precisamente durante los últimos meses, el imperio del sol naciente ha sufrido graves crisis con sus vecinos por no reconocer las atrocidades cometidas por sus tropas durante la guerra y por su intención de suprimir los principios antinucleares que rigen su Constitución. Este crecimiento del militarismo japonés le costó ayer a Koizumi las críticas de numerosos asistentes, que le reprocharon sus polémicas visitas al santuario de Yasukuni, donde se honra a varios criminales de guerra ejecutados tras el fin de la contienda. Por su parte, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, se lamentó, en un discurso leído por el responsable de desarme, Nobuyashu Abe, de que «el mundo había hecho pocos progresos desde entonces» y alertó, en alusión a los conflictos de Corea del Norte e Irán, de que «nos enfrentamos a una cascada de la proliferación nuclear». 125 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS E D U C A C I Ó N P A R A Hace sesenta años, el 6 y el 9 de agosto de 1945, el lanzamiento de la bomba atómica acabó con cientos de miles de vidas en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. n la madrugada del 6 de agosto de 1945, la misión de bombardeo especial número 13 despegó de la isla de Tinian, en las Marianas, y se dirigió a un objetivo prefijado al sur del Japón. Hacia las siete, las alarmas de la defensa antiaérea alertaron de un ataque. Nada excepcional. Desde noviembre anterior, el archipiélago estaba sometido a un bombardeo intensivo. En la madrugada del 9 al 10 de marzo, 334 'Superfortalezas' habían lanzado sobre Tokio 2.000 toneladas de bombas según el método perfeccionado en Alemania. Fue el ataque aéreo más mortífero de la guerra: 72.489 personas perdieron la vida de forma inmediata y más de un millón, su casa en medio de una tormenta de fuego. Entre noviembre de 1944 y el final de la guerra, la USAF efectuaría 20.000 incursiones y lanzaría 134.000 toneladas de bombas, dejando más de 365.000 muertos, cerca de medio millón de heridos y diez millones de personas sin hogar. El avión que esa noche se dirigía hacia la isla de Honshu no tenía la misión de realizar un bombardeo convencional. La bodega de la 'superfortaleza' 82 había tenido que ser acondicionada para transportar una carga especial bautizada como 'Little Boy': la segunda bomba atómica de la historia estaba a punto de ser lanzada sobre Hiroshima. E 126 Alamogordo, 16 de junio. El origen inmediato del arma atómica se remontaba a seis años antes. El 2 de agosto de 1939, Albert Einstein escribió a Roosevelt para informarle que el núcleo del átomo podía ser dividido a través del bombardeo de neutrones, y la energía desencadenada podía provocar una explosión de potencia inimaginable. El presidente, que no recibió el mensaje hasta después de la invasión nazi de Polonia, no le concedió excesiva trascendencia hasta que su consejero Alexander Sachs le contó la edificante historia de un tal Napoleón que no escuchó los consejos de un tal Fulton para construir una escuadra de buques a vapor capaz de invadir Inglaterra. Roosevelt captó la parábola y pasó a la acción. Así nació el Proyecto Manhattan, que recibió su nombre de una unidad especial del Cuerpo de Ingenieros del Ejército adscrita a la Universidad de Columbia en Nueva York. Bajo la tutela del general Leslie R. Groves, el más impresionante elenco de investigadores de la historia, dirigido por Robert J. Oppenheimer, se dispuso a resolver los problemas que implicaba la fisión del átomo. La implicación de 125.000 técnicos y la inversión de 1.600 millones de euros dio su fruto a las 5.29 de la mañana del 16 de julio de 1945 en el campo de experimentación de Alamogordo, en Nuevo México: la primera P A Z 2 0 0 5 bomba atómica ocultó la luz del alba, generó un hongo de color púrpura de 13 kilómetros de altura y un cráter de 25 pies de profundidad y un cuarto de milla de diámetro. La arena circundante se transformó en una sustancia glaseada de color verde jade. Un reportero de 'The New York Times' describió así sus impresiones: «Fue como si la tierra se hubiera abierto y dividido los cielos. Uno tenía la sensación de gozar del privilegio de contemplar el nacimiento del mundo, estar presente en el instante de la creación, cuando Dios dijo: 'Hágase la luz'». Uno de los asistentes de Oppenheimer fue más rudo: «Oppie, ahora somos todos unos hijos de perra». Contra Japón «DIOS MÍO, ¿QUÉ HEMOS HECHO?» L A Potsdam, 24 de julio. La operación se llevó en tal secreto que ni el vicepresidente Truman sabía lo que se estaba haciendo. Cuando sucedió a Roosevelt el 12 de abril, asumió con recelo la responsabilidad política del proyecto. El Comité Provisional del S-1, presidido por el secretario de Guerra Henry L. Stimson, le recomendó que la bomba fuera utilizada contra Japón lo más pronto posi- ble. Impresionado por el coste del artefacto, endurecido por las terribles bajas que los ataques aéreos norteamericanos infligían rutinariamente al enemigo y asustado por el derramamiento de sangre que supondría una invasión de Japón, el Comité trabajó con la suposición tácita de que la bomba era un arma legítima que haría que los japoneses, espantados, abandonaran sus planes de una defensa fanática del territorio, y que «ablandaría» a los rusos en la mesa de negociaciones. El 24 de julio Truman comentó a Stalin que disponían de una nueva arma de inusitado poder destructivo. El dirigente ruso no mostró mayor interés, y se limitó a vaticinar que «haríamos buen uso de ella contra los japoneses». La perplejidad del presidente era patente cuando, ante la insistencia de Churchill por saber «qué tal ha ido», respondió que «lo cierto es que no ha hecho una sola pregunta». En realidad, el programa nuclear soviético había comenzado en febrero de 1943, y un físico de Los Álamos, Emil Fuchs, estaba suministrando a los rusos información «excelente y muy valiosa» sobre el Proyecto Manhattan. De modo que, desde Potsdam, Stalin instruyó a Molotov para que Igor Kurchatov, el hombre clave del proyecto atómico soviético, «se diese prisa en su trabajo». Los rusos lograrían su bomba cuatro años más tarde. Hiroshima, 6 de agosto. Se inició una desenfrenada carrera entre los soviéticos, que estaban ultimando sus preparativos de invasión de Manchuria, y los americanos, que con su poder atómico esperaban tomar la iniciativa en el control de Extremo Oriente. El Departamento de Guerra recibió la orden de que la bomba fuera lanzada tan pronto como el tiempo lo permitiera, a partir de 2 de agosto. Fueron 'recomendadas' cuatro ciudades: Hiroshima, Kokura, Nagasaki y Niigata, por su importancia militar. El 26 de julio, el crucero 'Indianápolis' transportó a Tinian 127 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N NAGASAKI RECUERDA EL HORROR DE SU BOMBARDEO P A R A L A P A Z 2 0 0 5 CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS Nagasaki conmemoró el pasado 9 de agosto el sexagésimo aniversario del bombardeo atómico que costó la vida a 140.000 de sus habitantes. Su slcalde, Iccho Ito, prometió ser el “último lugar del mundo sometido al horror de las armas nucleares” y estimuló al pueblo estadounidense a dennunciar la política nuclear de la Administración Bush. los componentes de la bomba. Al despegar once días después, el piloto Paul W. Tibbets no conocía a qué punto de Japón debía dirigirse. A la altura de Iwo Jima se le indicó que el servicio meteorológico mantenía como blanco Hiroshima. La bomba se montó en vuelo, ya que en caso de detonación prematura, era mejor perder un avión que una base completa. Veintiún días después de Alamogordo, a las 8.16 de la mañana del lunes 6 de agosto, 'Little Boy' explotaba sobre la ciudad. Los testigos recuerdan el flash sin ruido y el viento huracanado posterior. Aquellos suficientemente cerca del punto de impacto fueron volatilizados. Los situados alrededor de media milla del punto cero fueron incinerados por la ola térmica de 3.000 grados centígrados, que causó quemaduras de primer grado a la población en un radio de tres kilómetros. La mayor parte de víctimas la causaron los miles de pequeños incendios, alimentados por la tormenta de fuego que arrasó la ciudad. Lo peor estaba por venir. Pocos días después, la agencia de noticias Domei informaba que la bomba tenía «extraños efectos... Incluso quienes sufrieron pequeñas quemaduras y parecían al principio perfectamente sanos, se debilitaron al cabo de unos días por alguna razón desconocida». De los 280.000 civiles y 43.000 militares de la ciudad, se estiman en 78.000 los muertos instantáneamente, más 50.000-60.000 muertos en los meses siguientes debido a hemorragias internas provocadas por la radiación. A finales de 1945 los fallecidos eran 140.000 y en 1950 ascendían a 200.000. Una hora después de la explosión, la tripulación del 'Enola Gay' seguía contemplando el hongo atómico desde 500 kilómetros de distancia. En el registro de la misión, el copiloto Robert A. Lewis escribió: «Dios mío, ¿qué hemos hecho?». Tokio, 9 de agosto. El 26 de julio los aliados enviaron 128 desde Potsdam un ultimátum que no fue aceptado, y que hizo inevitable el bombardeo de Hiroshima. El Gobierno nipón buscaba desesperadamente un armisticio a espaldas del sector más intransigente del Ejército cuando se produjo un nuevo ataque nuclear. Para la segunda bomba se había escogido Kokura, pero por motivos de visibilidad se optó por el blanco secundario. A las 10.58 del 9 de agosto el centro de Nagasaki fue destruido por la bomba de plutonio 'Fat Man', más potente que 'Little Boy', pero que causó menor destrucción debido a las características del terreno. A fines de 1945 habían muerto 74.000 personas, y en 1950 la cifra llegaba a 140.000. En un Consejo Imperial que se celebró en la madrugada del día 9, el emperador aconsejó «afrontar lo insoportable», y ordenó al Gobierno que aceptase las condiciones enumeradas en la declaración aliada de 26 de julio, «en la inteligencia de que dicha declaración no implica ninguna exigencia que redunde en detrimento de las prerrogativas de Su Majestad». Truman consideró que este mensaje era contradictorio con la rendición incondicional. Fue en una nueva reunión en el Palacio Imperial, el 14 de agosto, cuando se decidió aceptar los términos de paz. Esa noche, Hiro Hito grabó un discurso que debía ser emitido a la mañana siguiente. Tras una melodramática conspiración de militares irreductibles para apoderarse de la grabación, Japón hizo oficial su redición al día siguiente. Oppenheimer dimitió como director de Los Álamos en octubre, para convertirse en un acérrimo enemigo de la bomba termonuclear. Nunca le dejó de preocupar el uso militar de esa nueva fuente de energía, desde que, durante la explosión de Alamogordo, evocó un inquietante pasaje del Bhagavad Gita: «Si la energía de un millar de soles / Brillase al unísono en el cielo / Sería como el esplendor de la Creación / Me he convertido en la Muerte / El destructor de mundos». Tres hombres de Nagasaki, tras sufrir la bomba atómica en Hiroshima, volvieron a su ciudad un día antes del segundo ataque. VIAJE Y REGRESO AL INFIERNO n un siglo de matanzas en masa, los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki marcaron el inicio de una nueva era. El fin del mundo se transformó de repente del capricho de los poetas y los profetas a una posibilidad trágicamente real. Entre los supervivientes de aquella monstruosa masacre, tres hombres fueron al mismo tiempo los más afortunados y los más desdichados, puesto que sobrevivieron el comienzo del fin del mundo no una vez, sino dos. Sesenta años más tarde, Tsutomu Yagamuchi, Akira Iwanaga y Kuniyoshi Sato todavía se envían tarjetas en Año Nuevo . Fueron a la vez los más afortunados y los más desdichados de los supervivientes. Hace 60 años desde que Tsutomu Yamaguchi, Akira Iwanaga y Kuniyoshi Sato sufrieron la monstruosa masacre provocada por las E explosiones atómicas, sobreviviendo al comienzo del fin no una vez, sino dos. El Sr. Sato, de 86 años, va en silla de ruedas y el Sr. Yamaguchi, de 89 años, está prácticamente sordo de un oído. Pero todos ellos rezuman ese vigor dignificado de la ancianidad japonesa, la raza más sana y longeva del mundo. «No esperaba vivir hasta los 80. El milagro no es que continúe con vida ahora, sino que lograra cumplir 29», cuenta Yamaguchi. Estos tres hombres han sido víctimas de un destino tan cruel e improbable que desafía a la realidad; en 1945, los tres trabajaban en Hiroshima, donde cerca de 140.000 personas fallecieron por la explosión de la primera bomba atómica lanzada contra una ciudad.Sin embargo, Yamaguchi, Sato e Iwanaga salieron con 129 G U Í A P E D A G Ó G I C A vida. Aturdidos y heridos, tambaleándose ante los horrores que les rodeaban, partieron de la ciudad hacia su tierra natal, Nagasaki. El inicio de la guerra repente sentí como un fogonazo de magnesio, un destello inmenso en el cielo, y a continuación salí despedido”. El bombardero estadounidense Enola Gay había volado desde la isla de Tinian para dejar caer una bomba atómica de uranio de 13 kilotones, apodada Little Boy. Explotó a 580 metros sobre el centro de Hiroshima, a las 8.15 horas. «Creo que perdí el conocimiento durante un rato. Cuando abrí los ojos, todo estaba sumido en una densa oscuridad. Pensé que había muerto, pero el cielo se aclaró un poco y me di cuenta de que estaba vivo», recuerda Yamaguchi. «Cuando el ruido disminuyó, divisé una enorme columna en forma de hongo de fuego que se elevaba hacia el cielo. Era como un tornado que se alzaba y se extendía horizontalmente en la parte superior. Percibí una luz centelleante, como los diseños de un caleidoscopio. Lo primero que hice fue comprobar que aún tenía mis piernas. Conseguí llegar hasta un refugio antibombas, donde encontré a dos jóvenes que me dijeron: 'tienes unos cortes muy serios, estás gravemente herido'. Entonces me di cuenta de que tenía media cara quemada, además de los brazos». Esta ciudad era una de las más dinámicas y cosmopolitas de Asia.Durante siglos, las innovaciones occidentales y la tecnología se filtraron en Japón a través de su famoso puerto. Y, cuando el país se embarcó en su dilatada guerra contra China y EEUU, la ciudad constituyó una crucial base militar e industrial. Nagasaki estaba dominaba por la empresa Mitsubishi Heavy Industries, donde Yamaguchi, Iwanaga y Sato trabajaban como delineantes técnicos, diseñando buques petroleros. «Nunca creí que Japón hiciera bien al empezar una guerra», comenta Yamaguchi. «Fue demasiado inesperado.Yo no me lo creía. De repente nos quedamos sin hierro, acero y petróleo. En el trabajo me daba cuenta de la escasez de materiales y no tardé en pensar que Japón no podría ganar la guerra.» Mientras Yamaguchi se preocupaba por el futuro de su familia, empezaron a llegar las malas noticias: le iban a enviar, junto con Sato e Iwanaga, a trabajar a otro astillero, en Hiroshima.Para un padre con un hijo recién nacido, no podía haber peor momento, pero tampoco le quedaba elección. Después de tres meses, recibieron órdenes de regresar a Nagasaki el 7 de agosto de 1945. El día anterior, prepararon las maletas y fueron a despedirse de sus colegas. Yamaguchi, que se había olvidado un importante documento en su dormitorio, subió solo al siguiente autobús, del que bajó en la última parada. «Caminaba hacia el astillero», relata Yamaguchi, “que era un punto plano en medio de campos de patatas. El día estaba despejado y hacía una tempeDe arriba a abajo: Akira ratura agradable. Me sentía de buen Iwanaga, Tsutomo humor. Mientras caminaba, escuché el Yumaguchi y Kuniyoshi Sat, sonido de un avión. Levanté la vista y vi los tres hombres que sobreun B29, que lanzó dos paracaídas. vivieron a Hirosima y Nagasaki. Todavía miraba hacia arriba cuando de 130 D E Testigos del horror Después de dos horas en el refugio, Yamaguchi partió de nuevo hacia el astillero. La protección de una colina salvó las vidas de Iwanaga y Sato, que se hallaban en el interior de la oficina en el momento de la explosión, despidiéndose de sus compañeros.Un desorden de muebles y cristales reventados invadía la habitación, pero nadie había resultado gravemente herido. «No teníamos ni idea del tipo de bomba que habían lanzado», explica Yamaguchi. «Lo único que sabíamos era que la causante había sido un solo artefacto». Lo que todo el mundo recuerda es que la explosión se compuso de dos partes. Primero llegó el fogonazo silencioso de luz cegadora y, unas fracciones de segundo más tarde, la onda expansiva y el rugido atroz. Los tres compañeros cogieron una lancha motora para E D U C A C I Ó N P A R A regresar a su alojamiento. «Desde el bote veíamos la ciudad ardiendo», afirma Yamaguchi. Son escenas que recuerda cada superviviente, imágenes que todavía se cuelan en sus sueños. Había niños por todas partes, unos corriendo, otros cojeando. «No lloraban», continúa Yamaguchi. «No vi una sola lágrima. Tenían el pelo quemado y estaban totalmente desnudos.Detrás de ellos se elevaban unos incendios descomunales. No oí que nadie dijera nada, ni que gritara, tan sólo el crepitar de la ciudad en llamas». Después de pasar toda una noche sin dormir en un refugio antiaéreo, emprendieron el camino hacia la parte occidental de la ciudad, donde había una estación de ferrocarril. Presenciaron a su paso nuevas escenas de agonía: personas que se habían quedado ciegas, otras con las caras tan abotargadas que resultaba imposible saber si eran hombres o mujeres, otras a las que la piel les colgaba como si les hubieran despellejado. «Vimos a una madre con un niño a su espalda que parecía como si se hubiera vuelto loca. El niño que llevaba a la espalda estaba muerto y ni siquiera sé si ella era consciente de eso. Vimos órganos internos de personas desparramados por ahí, otras con la lengua colgando o con los ojos fuera de las órbitas», cuenta Iwanaga. Al toparse con un puente destruido, los tres hombres tuvieron que vadear el río haciéndose un hueco entre los cuerpos que flotaban sobre las aguas. Llegaron a la estación y Sato se vio separado de sus dos amigos por la multitud. Le tocó a él ser testigo del último horror. Frente a él, en el vagón del tren, se sentó un joven que apretaba contra sus rodillas una especie de fardo torpemente envuelto con unos trapos. «Le pregunté que qué llevaba. 'Me he casado hace un mes', me respondió, pero mi mujer ha muerto ayer. Quiero llevarla a su casa, con sus padres'. Entonces apartó los trapos para enseñarme un casco de soldado vuelto hacia arriba que contenía la cabeza cortada de su esposa», recuerda Sato. Cuando llegaron a sus casas, aquellos hombres pensaron que no era más que cuestión de tiempo que ocurriera lo mismo en Nagasaki y que había que prepararse para ello. Sato e Iwanaga se encaminaron hacia sus domicilios. El señor Yamaguchi se dirigió al hospital, donde le fueron tratadas las quemaduras. El día siguiente, se presentó en los astilleros para trabajar. L A P A Z 2 0 0 5 La rendición «Estaba cubierto de vendas y sólo se me podían ver los ojos, los labios y la nariz. Informé al director y él me preguntó que qué era lo que había ocurrido allí. Le conté que un sola bomba había destruido toda la ciudad por completo, pero él estaba hecho una furia. '¡Una sola bomba ha destruido toda una ciudad!', exclamó.'Está claro que usted no está bien de la cabeza', me dijo. En aquel momento, vi por la ventana otro enorme resplandor y toda la oficina salió volando por los aires. De pronto, ambos nos vimos tirados en el suelo. El director me pedía ayuda, pero yo estaba tan molesto con él que salté por la ventana y me marché de allí», relata Yamaguchi. Un segundo B29, de nombre Bock's Car, había dejado caer una bomba de plutonio de 25 kilotones, conocida como Fat Man. Habían muerto 70.000 personas o estaban agonizando en aquellos momentos. El señor Yamaguchi se acurrucó en el refugio que había detrás de su vivienda. «Debí quedarme allí una semana», cuenta, «sin saber si era de noche o de día. Llegó entonces un día, el 15 de agosto, en que me di cuenta de que a mi alrededor había otras personas llorando». Estaban escuchando la alocución histórica de Hiro Hito, la primera en la que un emperador japonés anunciaba la rendición del país.«No sentí nada en aquel momento» recuerda Yamaguchi, “no sentía ni preocupación ni alivio”. En febrero, Yamaguchi vio morir a su hijo, nacido en 1945 «Sufrió la radiación de la bomba cuando no tenía más que seis meses de edad», recuerda. «Tenía cáncer. Ha muerto un hijo con 59 años y ha dejado vivo a un padre con 89». 131 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS Nadie les daba trabajo, nadie quería casarse con ellos y las mujeres abortaban ante el miedo de tener hijos deformes. Los ‘hibakusha’, los supervivientes de los ataques nucleares que asolaron Hiroshima Y Nagasaki, no sólo sufrieron los efectos de las radiaciones. Durante años vivieron aislados y despreciados por sus compatriotas. Ahora, cuando se cumplen 60 años del bombardeo que destrozó sus vidas, rompen su silencio. LA MALDICIÓN DE LOS “HIBAKUSHA” cho y cuarto del seis de agosto de 1945. El sol lucía sobre un cielo límpido y sin nubes en Hiroshima cuando un avión dejó caer un objeto blanco en un paracaídas. El Enola Gay soltaba Little Boy, la primera bomba atómica utilizada contra objetivos humanos de la historia. Tres días después, otro bombardeo norteamericano B29 dio tres vueltas alrededor de su objetivo, la ciudad de Kokura, sin encontrar un solo claro que le permitiera un lanzamiento preciso, de modo que se fue a la segunda ciudad objetivo, Nagasaki, y soltó a Fat Man. Como consecuencia de las dos bombas más devastadoras de la historia, a finales de 1945 habían parecido unas 140.000 personas en Hiroshima –se calcula que unas 60.000 de ellas lo hicieron por la intoxicación de la radiación- y unas 75.000 en Nagasaki. Pero nunca se conocerá la cifra exacta. Tras el ataque a Hiroshima, el general Leslie R. Groves, que estaba a cargo del proyecto de fabricación de la bomba A, llamó a Robert Oppenheimer, su director científico, para informarse del bombardeo. “Parece que sonó un bang tremendo cuando estalló”, dijo Groves, y Robert Oppenheimer respondió: “Todo el mundo está bastante O 132 contento y le transmito mi más sincera enhorabuena”. Mientras, muchos de los que vieron las nubes con forma de secta desde las afueras de Hiroshima y Nagasaki y oyeron y sintieron la fuerza de las bombas a una distancia prudencial corrieron hacia el centro de las ciudades en busca de familiares, o simplemente para ayudar. No sabían que a ellos también les alcanzaría la tea de la radiación, que los quemaría por dentro. Y aún habría otros, aparentemente lejos de la explosión, que quedaron cubiertos por la lluvia negra. Les sorprendió su color, causado por el polvo radioactivo que la explosión había lanzado. Al principio se dejaron cubrir por él, pues sentían que les aliviaba del calor. Pero pronto envenenaría a muchos de ellos. Esta arma no se parecía a ninguna otra de las que habían visto antes; no sólo por su potencia, sino porque su alquimia mortal hizo que sus efectos persistieran años y años después de haber llorado a los primeros muertos. Varias décadas más tarde, los cánceres provocados por la exposición a las radiaciones seguían matando a los hibakusha, los supervivientes de la bomba atómica. Los hibakusha son una generación diferente: las únicas E D U C A C I Ó N P A R A personas en el mundo que han sufrido en sus carnes el ataque de armas nucleares, que han sentido su inmenso poder. No es de extrañar que muchos de ellos se hayan convertido, una vez que han recuperado la salud en grado suficiente, en activos y apasionados defensores de la paz. Para ellos son mucho más evidentes los peligros de la proliferación de armas nucleares. Pero su lucha porque se oiga su voz, porque se los reconozca como un tipo excepcional de víctimas de guerra, ha sido muy dura. Ahora tenemos un concepto aproximado de lo que es una enfermedad por radiación y de los efectos de una explosión nuclear, pero entonces se desconocía totalmente. Se creía que las personas aparentemente sanas, pero débiles e incapaces de trabajar debido a diversas dolencias causadas por la radiación, eran unos gandules. Por otro lado, las quemaduras provocadas por las radiaciones a temperaturas altísimas dejaban a muchas personas con cicatrices y deformidades. Estas quemaduras nucleares no se curaban como las normales, sino que provocaban unas marcas espesas llamadas queloides. La situación empeoró aún más gracias a la censura impuesta a todos los reportajes realizados en los lugares donde cayeron las bombas A. Los norteamericanos, deseosos de investigar el alcance de los daños provocados por su nueva arma, pero temerosos de provocar una escalada de indignación si se publicaban los horrores a los que había dado lugar, impusieron un Código de Prensa. ¿Resultado? La información que podía haber ayudado a entender los efectos de las enfermedades provocadas por la radiación, como su relación con el cáncer o los defectos congénitos, fue censurada y nunca llegó a la población. Por lo tanto, no se aplicaron los tratamientos adecuados, lo que aumentó el sufrimiento de las víctimas. Muchos hibakusha no sólo estaban físicamente desfigurados y con una pésima salud, sino que a menudo se los aisló y se los condenó al ostracismo. Traumatizados y mantenidos en la ignorancia de lo que realmente les L A P A Z 2 0 0 5 había pasado, la mayoría permaneció en silencio. Los que podían disimular mejor su condición pretendían ser todo lo normales que podían. Además, las personas que vivían en las zonas más afectadas por los bombardeos, tanto en Hiroshima como en Nagasaki, pertenecían generalmente a grupos discriminados en la cultura japonesa: los trabajadores de la carne y del metal, en Hiroshima, donde esta religión había estado prohibida hasta 1873. Eran personas que si en circunstancias normales obtenían menos apoyo y comprensión, después de la guerra vieron incrementar su aislamiento. La bomba atómica destrozó sus vidas. Muchos jóvenes crecieron aterrados viendo cómo sus vecinos iban falleciendo uno tras otro, seguros de que a ellos les tocaría pronto. A la tragedia diaria se le sumó las dificultades de algunos de ellos para entrar en las escuelas o en fábricas para trabajar; de hecho, para conseguir un empleo, muchos hibakusha ocultaron su condición en sus currículos. Casarse 133 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 “DÍAS DESPUÉS, TODA MI FAMILIA FUE MURIENDO. ME QUEDÉ TAN ABATIDA QUE PERDÍ LA FACULTAD DEL HABLA” FUJIE YAMADA Tenía 22 años cuando se lanzó la bomba sobre Nagasaki. l 9 de agosto de 1945, Fujie cumplía 22 años. “La bomba robó las preciosas vidas de mi familia. Desde entonces nunca he vuelto a celebrar mi cumpleaños”. Fujie y su hermana mayor trabajaban en el Sindicato del Carbón de Kyushu cuando, de repente, oyeron “una explosión y todo se volvió negrísimo. El edificio se tambaleó. Oí que se rompían los cristales y me tiré bajo la mesa. Cuando vi de nuevo un poco de luz, corrí a por mi hermana”. Ella estaba viva, pero tenía la oreja derecha partida por la mitad. Fujie no recuerda dónde huyeron. “Eran alrededor de las seis de la tarde cuando empezamos a caminar de vuelta a casa. Los edificios se estaban quemando. Por el camino, alguien me llamó por mi nombre. Era una antigua compañera de clase. ‘Por favor, di a mi familia que estoy aquí’. Tenía la cabeza perforada por fragmentos de cristal y su cara, cubierta de sangre, era irreconocible. Llegamos hasta un tranvía negro calcinado que había salido despedido de las vías. El conductor, que aún parecía un ser humano, estaba calcinado. Los cadáveres que colgaban de las ventanas estaban completamente quemados por un lado y parcialmente por el otro. Mis nervios se quedaron tan paralizados que ni siquiera estaba asustada”. “Junto al río Urakami había enjambres de personas desnudas, tan quemadas que no se podía distinguir a las mujeres de los hombres E también se convirtió en un problema. “A los 20 años, me enamoré de una chica, pero sus padres impidieron la boda. Entonces se creía que la radiactividad que quedaba en nuestros cuerpos hacía que los niños nacieran deformes”, dice Eiji Nakanishi, secretario general de Hidankyo, confederación de víctimas de la bomba atómica, que tenía tres años cuando la tragedia se cebó sobre su país. El miedo a niños con malformaciones provocó que durante años las mujeres abortaran al saberse embarazadas. Por eso no es de extrañar que Eiji llorara “cuando, tras el parto, conté los dedos a mi hijo y vi que los tenía todos”, explica. Fue a partir del desastre del atolón Bikini cuando diversas organizaciones internacionales que se oponían al uso de armas nucleares ayudaron a levantar el silencio de las víctimas. Los norteamericanos usaron este atolón de las islas Marshall para probar bombas de hidrógeno. L primera prueba la hicieron en noviembre de 1952, detonando una de diez megatones, más de 600 veces la 134 potencia de la de Hiroshima. Dos años después, en marzo de 1954, una barca de pesca japonesa, la Luchy Dragon, que faenaba cerca de la isla, fue alcanzada por la lluvia radiactiva. Toda su tripulación fue hospitalizada y el operador jefe de radio murió. Hubo protestas internacionales. El incidente reforzó las peticiones de prohibición de armas nucleares y de una mayor información sobre sus efectos. Fue entonces cuando se empezó a considerar a los hibakusha como un grupo que necesitaba una ayuda especial, y ellos comenzaron a organizarse. Hoy quedan 270.000 hibakusha vivos. Pero se van haciendo viejos y dentro de unos años no estarán con nosotros. Su experiencia ocupa un lugar singular en la historia de la destrucción del hombre por el hombre. Desde que lanzaron bombas sobre ellos, se han llevado a cabo más de 2.000 pruebas nucleares. Y desde que su voz se despertara claman por un mundo libre de armas nucleares. Sólo los seres humanos pueden tener un sueño tan grande. ni a los niños de los adultos. Lloraban y aullaban de dolor. El río y sus orillas estaban atestados de cadáveres”. Al fin llegaron a su barrio y pasaron por la casa de la joven que los había llamado. Estaba totalmente destruida, y la hermana pequeña, sepultada por los escombros, pedía ayuda. “pero no podíamos hacer nada por ella. Corrí hacia mi casa, dejando atrás esa voz que gritaba pidiendo ayuda”. Los gritos lastimeros de esa niña no se le van de los oídos a Fujie. Y su cara aún se le aparece. De la casa de Fujie, a 900 metros del hipocentro, no quedó ni rastro. Milagrosamente, su familia sobrevivió. “Mi padre nos decía: ‘No le digáis a nadie que toda nuestra familia está viva’. Casi todos habían perdido a algún ser querido… Pero cuando no había pasado ni una semana, mi madre y mi hermana cayeron enfermas. Mi madre tenía todo el cuerpo perforado por trozos de cristal. Aunque se los extrajeron, sus heridas seguían sin curarse. Pronto le salieron manchas de color púrpura. A mi hermana se le hincharon las encías y vomitaba una especie de coágulos. Las llevamos a urgencias, pero no pudieron hacer nada por ellas. Pusimos a nuestra madre y a nuestra hermana en una choza que construimos con trozos de tablas rotas. Mi madre murió el 22 de agosto. Treinta minutos más tarde, mi hermana. Me quedé tan abatida que perdí la facultad del habla. Mi padre comenzó a sentirse mal en septiembre y también murió”. Fujie empezó a perder pelo y a excretar deposiciones sanguinolentas. Estuvo varios meses postrada en una cama, pero se recuperó. “Algunos de los que estuvieron a las radiaciones sobrevivieron, y otros murieron… el porqué es un misterio. Odio la guerra. No quiero que mis hijos vivan una experiencia tan terrible”. 135 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E “AL VISITAR PEARL HARBOR, ME DI CUENTA DE QUE AMBOS CONTENDIENTES FUERON MALVADOS” HIDEO KIMURA Tenía 14 años cuando se lanzó la bomba atómica en Hiroshima. A los 12 años estuvo expuesto a las radiaciones en Hiroshima. iyomi Kouno (74) es poetisa. En sus haikus habla de sus recuerdos de la bomba atómica. “El 6 de agosto de 1945 lucía una tranquila mañana de verano. Tenía 14 años y vivía en un pueblecito en la montaña, a una hora en tren de Hiroshima, donde tenía dos hermanas. De pronto, el eco de un estruendo reverberó en l valle. Salí a ver qué era y, al otro lado de una montaña, vi una nube gigante con una extraña forma de champiñón que se hinchaba y se expandía de una forma un poco siniestra. No sabíamos qué había pasado. Sin embargo, a una estación cercana llegó un tren lleno de heridos. Los adultos comenzaron a murmurar: Hiroshima había sido alcanzada por una potente bomba y había sido destruida. Mi madre, quizá preparándose para la muerte de mis hermanas, se quedó trenzando paja en silencio. Trenzaba una cesta en la que poner las cenizas de mis hermanas”. Al día siguiente, la niña y su madre tomaron el primer tren para Hiroshima, pero tuvieron que bajarse en Yaga, la estación anterior. Mientras andaban hacia la ciudad, percibieron un hedor terrible. Era el olor a carne quemada y a animales podridos. “La carretera estaba llena de gente que huía de la ciudad. El pelo chamuscado, l cuero cubierto de sangre, la piel abrasada. Andaban penosamente, con los brazos extendidos frente a ellos. Era como el infierno”. “Había tantos cuerpos quemados obstruyendo la carretera que no podíamos andar. H Parecían demonios, con los órganos internos proyectándose hacia fuera”. “Mi madre y yo nos dirigimos al hospital de la Cruz Roja. Una de mis hermanas era enfermera y trabajaba allí. Del edificio sólo quedaban las paredes. Frente a la entrada había una gran maceta, en la que siempre había flores. Ahora aparecía una gran pila de estudiantes de la escuela secundaria. Cada uno de los cadáveres tenía sobre el pecho una etiqueta: ‘Second Hiroshima Junior’. Habían estado demoliendo edificios para hacer líneas de fuego para los ataques aéreos y la bomba mató a 230 de ellos”. Dentro del hospital se encontró con otro infierno viviente. La onda expansiva había destruido todos los equipos médicos y matado o herido a la mayor parte del personal. “Había pilas de heridos cubiertos de sangre. La gente lloraba, se quejaba y se retorcía de dolor”. Milagrosamente, su hermana resul- tó ilesa. Muy aliviadas, ambas se encaminaron a su casa, donde fueron testigos de más escenas horripilantes. “Creo que fue en Matobacho. Había un tranvía quemado. Los cuerpos de los pasajeros habían salido despedidos por la onda expansiva, pero sus brazos, arrancados del cuerpo, aún colgaban de las tiras. Fue lo más espeluznante que he visto en mi vida. Incluso ahora siento escalofríos”. Kiyomi fue profesora de enseñanza primaria. Se casó y tuvo tres hijos. “Durante mucho tiempo sólo pensaba en la crueldad de los bombardeos. Pensé que los EEUU eran malvados. Pero cuando tenía cincuenta y tantos años, fui a Peral Harbor. Me dijeron que muchos cadáveres de americanos están sepultados en los barcos y me di cuenta de que ambos contendientes habían sido malvados. También me gustaría que los americanos visitaran Hiroshima”. P A R A L A P A Z 2 0 0 5 “UN FOGONAZO ME ATRAVESÓ Y TODO SE VOLVIÓ BLANCO. LUEGO NO DISTINGUÍ A NADIE: TODOS ESTABAN QUEMADOS” KIYOMI KOUNO K 136 E D U C A C I Ó N ideo es pescador, un hombre tranquilo que ha estado hospitalizado tres veces en los últimos diez años. Cuando cumplió su tragedia. El texto que acompaña uno de sus cuadros dice: “La mañana del 6 de agosto de 1945, un grupo de niños se encaminaba a las orillas del río Fukushima. Lucía un limpio cielo de verano. Lo cruzaron una cadena de bombarderos; el del centro era el Enola Gay. Por una puertecilla de su parte baja salió una bomba pequeña y plateada, la Little Boy”. “Éramos chicos y chicas de 12 años que, en virtud de la Ley de Movilización Nacional, participábamos en proyectos de demolición de edificios, y 167 de nosotros nos fuimos ese día a Hiroshima a cumplir con nuestro deber. Alrededor de las 8:00, se apagaron las sirenas que anunciaban un ataque aéreo. Nos quedamos mirando el cielo, donde había tres bombardeos había tres bombarderos B-29. De repente, algo centelleó bajo el del centro y vimos caer un objetivo que brillaba al sol. Después llegó un fogonazo de luz. El fogonazo atravesó mi cuerpo, junto con el sonido de la explosión, y todo se volvió blanco. La onda de calor me quemó de pies a cabeza. ¡Era abrasadora! Luego, un rugido furioso me arrojó al suelo”. Cuando volvió en sí, Hideo vio una espesa nube de humo negro sobre su cabeza. Los edificios de madera estaban derrumbados. Los trozos de madera, de barro y de tejas rotas caían sobre la gente como si fueran octavillas. “No teníamos ni idea de lo que había pasado. Mis compañeros de clase se tiraron al río gritando: ‘¡Está caliente! ¡Está caliente!’. Teníamos la cara tan quemada que no nos reconocíamos, no distinguíamos a los chicos de las chicas. Nos llamábamos en alto para reconocernos. Todas las partes de nuestro cuerpo que habían estado expuestas a la luz: la cara, el cuello, los brazos, las piernas, estaban quemaduras e inflamadas. Cuando nos tocábamos la piel, nos quedábamos con ella en la mano y veíamos la carne roja que había debajo. Todos saltaron al agua para aliviar el dolor, pero los que estaban más heridos fueron arrastrados por ella”. “Me quedé ciego del ojo izquierdo. Me dolía tanto que no dejaba de llorar, pero no había ningún médico disponible. Estaban ocupados con los que tenían heridas más graves. Al final, me curaron en casa, pero perdí el ojo”. El hermano mayor de Hideo murió en los bombardeos. Aunque su muerte fue instantánea, la explosión le arrancó las piernas y los brazos, dejando el cruel espectáculo de un cadáver que se reducía a un torso. “La primavera siguiente entré en un centro de enseñanza secundaria, era una escuela al aire libre porque no había edificio. Los estudiantes que habíamos sobrevivido estábamos allí. Teníamos cicatrices de las quemaduras, queloides, se nos había caído el pelo, teníamos los oídos perforados y los labios vueltos hacia arriba. A las niñas les daba tanta vergüenza que ocultaban con pañuelos y pedazos de tela las queloides faciales. Éramos muy feos, un espectáculo macabro. Nos fue muy difícil tener una vida amorosa, casarnos. Muchos de nosotros lo hicimos con personas de ese grupo”. 137 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E Theodore 'Dutch' van Kirk entró CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS en la Fuerza Aérea norteamericana a los 19 años. Durante el primer año de Universidad, los carteles que intentaban seducir a nuevos aviadores cadetes le convencieron de que su misión en la vida era ir a la guerra. Y fue. El 6 de agosto de 1945 el B-29 donde Kirk navegaba junto al piloto Paul W. Tibbets, lanzó la primera bomba atómica contra la población civil de la ciudad japonesa de Hiroshima. Tenían muchas ciudades de Japón señaladas en el mapa, pero la 'Little Boy', acabó con la vida de más de meteorología de aquella jornada quiso que 140.000 japoneses que aquella mañana a fuera Hiroshima la ciudad con mejor visibi- las 8.15 horas comenzaban un día cuallidad para los pilotos. La bomba, llamada quiera. ATAQUE A HIROSHIMA / 60 AÑOS DESPUES / THEODORE VAN KIRK / Navegante del bombardero 'Enola Gay' «CON FRECUENCIA DIGO QUE SI PUDIERA VOLVER ATRÁS LO VOLVERÍA A HACER» los 84 años, su voz vivaracha confirma que el tiempo todavía está a su favor a pesar de la edad. «Excepto con mi rodilla», protesta. Y la memoria. No la suya, sino la de toda la Humanidad. Hace seis décadas un día como hoy, Theodore Dutch van Kirk formaba parte de la tripulación del bombardero B-29 Enola Gay que lanzó la primera bomba atómica sobre Hiroshima, en Japón. Era su navegante, encargado de mantener el rumbo hacia el objetivo. Recogemos el testimonio del antiguo capitán, ahora un ciudadano más, que se expresa con candidez, por no emplear otros adjetivos, a nuestro juicio, sobre el hecho de ser uno de los responsables de un evento que causó la muerte a 140.000 personas y la destrucción de «cientos de objetivos militares», como prefiere recordar él. Su forma de pensar es el mejor ejemplo de hasta qué punto puede influir la educación y la opinión pública en el pensamiento de una persona, la cual aunque haya sido el autor material del mayor genocidio de la historia puede llegar a creer que ha obrado bien. A 138 - Este sábado se cumplen 60 años del lanzamiento de la bomba sobre Hiroshima, ¿qué significa para usted una fecha como esta? - No sé por qué la gente está montando tanto follón sobre el tema. Para mí será un día como otro. Lógicamente me acuerdo de lo que pasó, pero no entiendo toda la atención. No creo que hiciera nada importante. - ¿Dice esto porque quiere indicar que usted únicamente estaba siguiendo órdenes? - En absoluto. Podía haber dicho que no si hubiera querido.Pero era algo que quería hacer. Principalmente porque queríamos terminar la guerra. En ese momento había 16 millones de personas envueltas en el conflicto. Nosotros, por ejemplo, éramos simples civiles con uniforme y queríamos irnos a casa. Llevábamos casi cinco años luchando y el fin seguía sin parecer cerca. - Así, cuando subió al Enola Gay ese 6 de agosto de 1945, ¿sabía cuál era su misión? - Sí. Habíamos estado preparándonos durante un tiem- E D U C A C I Ó N P A R A po, sobre todo para la maniobra de escapada. Después del test hecho en Nuevo México, las personas que estaban allí nos informaron de que si estábamos en un radio de 0.8 kilómetros cuando hiciera explosión la bomba nuestro avión corría el peligro de desintegrarse. - ¿Sabía el resto de la tripulación que se iba a lanzar la primera bomba atómica? - No todos. En un momento del vuelo, Paul W. Tibbets, el piloto, se fue a la cola del avión y se lo comunicó a los que no lo sabían.Pero oficialmente nadie dijo nunca nada de lo que íbamos a tirar en Hiroshima. Sin embargo si formabas parte del Grupo 509 [formado por unos 1.700 soldados] y no lo sabías, es que eras estúpido.Te dicen que vas a hacer una misión en la que el avión puede explotar mientras ves a un grupo de físicos nucleares dando vueltas por allí... - Cuando Paul Tibbets anunció el objetivo del vuelo, ¿hubo alguien que expresara reservas o cuestionara la misión? - No, en absoluto. Habíamos dado a los japoneses muchas oportunidades para rendirse. Les avisamos de que podían enfrentarse a una lluvia de bombas desde el aire. Lanzamos cientos de miles de panfletos sobre su país diciéndoles lo que estaba ocurriendo y lo que tenían que hacer, y ellos sólo nos habían dado Pearl Harbor. Los líderes de Japón en esos días eran muy tozudos, rendirse no formaba parte de su tradición, así que había que utilizar medidas de choque para hacerles cambiar de opinión. - ¿Puede recordar el momento en el que tiraron la bomba? - Teníamos que tirarla a las 8.15 horas de la mañana. Llegamos 12 segundos más tarde, después de un vuelo de 6 horas [desde Tinian], entonces Tom Ferebee tiró la bomba -a la que llamábamos Little Boy-, fallando el objetivo por 360 metros. Una distancia fantástica si se tiene en cuenta la altitud desde la que se lanzó la bomba atómica, que por cierto, fue la única de uranio. Todas las L A P A Z 2 0 0 5 siguientes fueron de plutonio. Como la bomba pesaba más de 4 toneladas, el avión sufrió una sacudida debido a la pérdida de peso. Inmediatamente, Paul Tibbets puso el morro [del Enola Gay] hacia abajo para hacer un giro de 180 grados para huir de allí rápidamente. - ¿Tuvo miedo de no poder escapar a tiempo? - Personalmente no. Hasta aquel momento habíamos hecho todo según los planes. Yo no hubiera firmado por participar en una misión suicida. - ¿Qué puede decir sobre la explosión? - Ocurrió unos 43 segundos después de que abandonara el avión.Como no teníamos ventanas en la parte trasera no pudimos ver más que un destello, en seguida sufrimos los efectos de la onda expansiva que sacudió al avión con una fuerza de 2,5 o 3 g. [unidad de fuerza gravitatoria]. Cuando pudimos, dimos la vuelta para ver los efectos de la explosión sobrevolando el cuadrante sureste de la ciudad. La nube en forma de champiñón que se ha visto en tantas fotografías se levantaba por encima de nosotros, a pesar de que estábamos a 9.000 metros.Calculé que superaba los 12 kilómetros de altura. - ¿Cuál fue el primer comentario después de que la bomba hiciera explosión? - Creo que lo que se dijo fue: «Ha funcionado». Nunca antes se había tirado una bomba atómica y ese modelo tampoco había sido probado. Cabía la posibilidad de que 139 G U Í A P E D A G Ó G I C A no saliera bien. Sin embargo, no fue hasta que volvimos a la base cuando discutimos las implicaciones de lo que acabábamos de hacer. Entonces creo que, uno por uno, dijimos lo que pensábamos. Puede que fuera Dick Nelson, el operador de radio quien mencionó: «Colegas, esta guerra se ha terminado. No veo cómo los japoneses pueden levantarse ante un golpe de tal magnitud». - Se dice que Robert Lewis, el copiloto, tuvo dudas sobre la moralidad del acto. Aseguran que dijo: «Dios mío, qué hemos hecho». - No es verdad. Dijo algo mucho más profano que no voy a mencionar.Nadie en el Grupo 509 tuvo ningún remordimiento sobre lo que hicimos. Ninguno de nosotros se volvió loco o se fue a un monasterio.Hemos tenido vidas magníficas con familias normales y hemos vivido como cualquier otro hijo de vecino. Con frecuencia digo que si se pudiera volver atrás en el tiempo, y las condiciones fueran las mismas que en 1945, lo volvería a hacer. - ¿Diría que lo que hizo estuvo bien o mal? - La bomba atómica salvó muchas vidas. La de nuestros prisioneros de guerra que estaban muriendo en campos de concentración, malnutridos y recibiendo maltratos. También las de mucha gente en Indochina.Si vivías en Hiroshima cuando la bomba explotó tienes que decir que eras un soldado más del Ejército japonés que dio la vida por su país, pero si no hubiéramos utilizado la bomba, la guerra no hubiera finalizado el 14 de agosto. ¿Sabía que el mayor ataque aéreo de la guerra sobre Japón en cuanto al número de B-29 fue después de Nagasaki? Teníamos unos 1.000 bombarderos, ¿puede usted imaginar el daño? Como mínimo hubiera sido igual que lo que sucedió en Hiroshima. Ni siquiera una rata podría haberse salvado si no hubiéramos lanzado la bomba. - Entonces, ¿a quién responsabilizaría usted de las muertes de Hiroshima? - Fue una lástima que muriera tanta gente, pero en mi opinión los responsables son los líderes de Japón en aquel momento, ellos fueron los que insistieron en seguir luchando en lugar de enfrentarse a la realidad que estaban viviendo. - Cuando aparecieron las primeras imágenes de destrucción de la ciudad, ¿qué efecto le causaron? ¿Le afectaron? - He visto esas fotos y son horrendas. No cabe ninguna duda, pero también he visto fotografías similares tomadas en Pearl Harbor después del ataque japonés, o de la marcha de la muerte de Bataan, o de la violación de 140 D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS 30 años después de la caída de Saigón, para muchos vietnamitas la guerra no ha acabado. El Agente Naranja, uno de los venenos más letales del mundo, sigue matando. Las víctimas han demandado a las empresas que fabricaron el herbicida. Cinco millones de afectados exigen justicia. a doctora Phan Thi Phi Phi lleva 40 años trabajando con personas expuestas al Agente Naranja. Muchas han sufrido años de desprecio, asegura, porque los vietnamitas creen que la gente que tiene niños con malformaciones está pagando el precio por la vida inmoral de sus ancestros. Phi Phi habla un suave francés con acento oriental, herencia de la colonización gala en Indochina. Está asistiendo en París a una conferencia internacional sobre los efectos del mortífero herbicida que EEUU utilizó como arma durante lo que los vietnamitas conocen como “la guerra americana”. Entre 1966 y 1971, Phi Phi dirigió un hospital en una zona de Vietnam fuertemente castigada por la Fuerza Aérea de EEUU (USAF). Cuando los bombardeos se intensificaban, los médicos, enfermeras y pacientes tenían que correr por sus vidas, moviéndose a lo largo de la carretera Ho Chi Minh. “Comíamos mandioca, vegetales, arroz y bebíamos y nos lavábamos con el agua de los arroyos que llegaban de las montañas. Seguíamos la Ho Chi Minh, y sólo había árboles muertos a los lados”, recuerda. Entre 1971 y 1973, Phi Phi sufrió cuatro abortos, el L Nan King. No éramos los únicos causando destrucción y muerte, el tema venía desde que Hitler bombardeó Gernika durante la Guerra Civil española. Si no quieres víctimas, no empieces una guerra. - ¿Ha tenido la oportunidad de hablar supervivientes? - Con algunos de ellos, sí. - ¿Cómo fue la experiencia? - Fue como si dos personas que lucharon en bandos opuestos en una guerra se encontraran por primera vez. - En 1968 se firmó el tratado de no proliferación nuclear.Como uno de los primeros en utilizar armas nucleares ¿cuál es su postura a este respecto? - Aunque el tratado obviamente no me afecta personalmente, tengo que decir que estoy en contra de todas las armas nucleares.No creo que nadie deba tenerlas, pero esa no es la realidad.Sin embargo, no pienso que vayamos a ver a un Gobierno responsable utilizarlas. Lo que verdaderamente me asusta es que los terroristas se hagan con una porque ellos no tendrían dudas en hacerlo. LA MUERTE NARANJA último casi la manda a la tumba. Ella no tiene dudas, “la culpa es del Agente Naranja, un veneno que ya ha contaminado a tres generaciones”. Con esa convicción, apoyada en décadas de estudios sobre el terreno, Phi Phi presentó hace un año, en un juzgado de Nueva York, una demanda contra las empresas -Dow Chemical, Monsanto y una docena más- que fabricaron los herbicidas para el Ejército de EEUU. “Quienes produjeron el veneno deben pagar por las consecuencias”, clama la doctora. La denuncia presentada por Phi Phi y otros dos afec- 141 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E tados, en representación de unos cinco millones de víctimas vietnamitas del Agente Naranja, afirma que la tierra y las gentes de Vietnam fueron contaminadas hasta tal punto por ese compuesto que el hecho de suministrárselo al Ejército de EEUU implicó la comisión de crímenes de guerra. Tras un año de batalla legal, el caso fue desestimado en marzo por un juez federal, aunque los abogados encargados del caso ya preparan el contraataque. Se trata del último episodio de una epopeya que dura ya demasiado tiempo. Todo comenzó en un laboratorio de la Universidad de Chicago, en plena Segunda Guerra Mundial. El profesor E. J. Graus, jefe del departamento de Botánica, descubrió que cierto tipo de vegetación de hojas grandes podía ser destruida provocando un súbito e incontrolado crecimiento en las plantas. Algo parecido a inocularles un cáncer. La clave era un agresivo compuesto químico, el 2,4-D (2,4ácido diclorofenoxiacético). Pensando que su trabajo podría ser de gran utilidad en el escenario bélico, Graus contactó con el Departamento de Guerra, aunque los militares no le encontraron utilidad antes del final de la contienda. Tras la guerra, los militares retomaron el trabaLas piernas de Tran. La joven Tran Thi Hoan, de 16 años, nació jo de Graus y en los años 50 dieron con una sin piernas y fue abandonada. Su discapacidad, dice, no le potente combinación de sustancias que pronto impedirá ir a la universidad. Una ambulancia la lleva cada día al se hizo un hueco en los arsenales químicos del instituto. Pentágono. Al 2,4-D le habían añadido 2,4,5-T iniciar la operación Hades, más tarde bautizada como (2,4,5-T-ácido triclorofenoxiacético). El efecto sobre el operación Ranch Hand (un término muy vaquero, follaje era demoledor, pero lo que no sabían -o ignoreferido a los peones que trabajan en un rancho). Su raron- era que el 2,4,5-T guardaba en su interior una objetivo era rociar con herbicidas -un método más mortífera carga, la dioxina TCDD (2,3,7,8-tetraclorodirápido y eficaz que el francés- las selvas donde se benzo-para-dioxina), un subproducto derivado de la ocultaba el Viet Cong. Nueve meses después, el proproducción de herbicidas que la Agencia de grama de fumigación había arrasado más de 3.600 Protección Ambiental (EPA) de EEUU ha definido hectáreas en la provincia de Ca Mau, una zona de como “uno de los más desconcertantes y peligrosos fuerte actividad comunista en el sur. Los C-123 habívenenos conocidos”. an deforestado el 95 por ciento de la zona marcada En 1961, los primeros cargamentos de agentes quícomo objetivo. La misión fue considerada un éxito y micos fueron enviados a Vietnam. Su cometido era Ranch Hand recibió la aprobación total para continuar destruir los recursos alimenticios y eliminar la vegetasu camino, coincidiendo con la progresista implicación que ocultaba los movimientos de tropas del eneción de EEUU en el conflicto. migo. La idea no era nueva. En los años posteriores En los nueve años posteriores, más de 80 millones de a la ocupación japonesa de l Segunda Guerra litros de productos químicos fueron rociados sobre las Mundial, cuando París intentaba retomar el control selvas, los ríos y los campos de Vietnam del Sur, sobre la antigua colonia, el Ejército francés arrasó envenenando a cerca de cinco millones de personas, con operarios y máquinas miles de hectáreas, tras incluidos numerosos soldados estadounidenses. Casi concluir que la jungla jugaba a favor del enemigo. el 60 por ciento de esa cantidad, más de 46 millones El 13 de enero de 1962, tres aviones C-123 de la de litros, fueron de Agente Naranja, el más tóxico y USAF partían del aeródromo de Tan Son Nhut para 142 E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 peligroso de los herbicidas del arco iris. Así llamados porque al naranja le acompañaban el rosa, verde, púrpura, blanco y azul (este último contenía arsénico); los colores identificaban a cada herbicida por una franja pinta en el exterior de los bidones de más de 200 litros que llegaban desde EEUU a las bases norteamericanas en Vietnam. De esa manera, no sólo se identificaban con facilidad, también se evitaba que los curiosos y los soldados conocieran la composición de cada agente. El resultado fue el envenenamiento de buena parte de las propias tropas de EEUU. Hoy en día, nombres como Bien Hoa, Da Nang o Phu Cat, bases aéreas La lucha de Duc de 17 años después de la guerra, Duc Hung nació con desde las que partían los imponentes oligodactilia (sin dedos en manos y pies). Aun así, su caligrafía es formidaC-123 cargados de venenos, están mar- ble y es muy inteligente. cados en rojo sobre el territorio vietnamiacción del producto químico en esa zona. En el resto ta por ser los lugares más contaminados del país. Un del país, centenas de millares más se vieron afectaestudio de la propia USAF revelaba que la exposición das por la exposición, directa o indirecta, o ka contaal Agente Naranja había aumentado considerableminación por la cadena alimentaria. Se estima que mente los casos de diabetes entre sus pilotos y el han muerto más de 76.000 niños y, según la Cruz personal de tierra que sirvió en Vietnam. Estadísticas Roja, otros 150.000 han ido gravemente afectados. que se multiplican por miles en el lado vietnamita. Sólo en la provincia de Luang Tri, donde estaba la En 1965, Le Cao Dai, un médico de Hanoi, veterano zona desmilitarizada que dividía el país, se registrade la guerra contra el colonialismo francés, se embarron más de 15.000 víctimas en un censo organizado có en un viaje a lo largo de la Ho Chi Ming hacia en 1998 por el Gobierno de Hanoi. Cerca de 2.000 Vietnam del Sur. Allí protegido por el camuflaje, personas habían muerto con consecuencia de la supervisó la creación de un hospital de campaña clandestino para atender a los soldados heridos en las tierras altas, entre las ciudades de Pleiku y Kontum. Entre 1966 y 1971, en medio de algunos de los combates más terribles de la guerra, la improvisada unidad de Dai se veía obligada a reubicarse cada vez que un C-123 descargaba sus nubes tóxicas sobre los bosques que les servían de escudo. Dai falleció en 2002, tras padecer una breve enfermedad, a los 74 años. Antes de morir, convertido en uno de los mayores expertos y activistas a favor de las víctimas, publicó en 1997 su diario personal de aquellos días: “Los aviones rociaban su carga -relata-. No sabíamos lo que era, sólo debía de ser algún tipo de químico. Cuando las Dan vuelve a sonreír. El labio leporino es una malformación provocada por hojas se ponían amarillas y desaparecíla dioxina. En Hanoi se realizan docenas de operaciones como la que le an, nos íbamos a un lugar más seguro”. han practicado a Dan. Al igual que sus compañeros médicos, 143 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E sus pacientes y los habitantes de las zonas afectadas. Dai no tenía mucha protección contra aquella misteriosa lluvia ni conocía la horrible naturaleza del veneno que flotaba a su alrededor. “Utilizábamos trozos de plástico para cubrirnos. Yo solía tapar también mi hamaca. Sentíamos el olor a químicos por todas partes. Cuando los aviones se habían marchado, en el río aparecían peces muertos y -¿qué sabíamos nosotros?- los soldados simplemente los cogían y se lo comían”. A principios de los años 70, Dai y otros médicos vietnamitas empezaron a notar que los soldados sufrían Familias rotas. “Todavía recuerdo la pestilencia de aquella sustancia en mi ropa”. enfermedades poco habituaVan An no puede olvidar, su hijo Thanh Pong, con encefalitis inducida por la dioxiles: varios tipos de cáncer, sobre na, se lo recuerda cada día. todo de hígado, enfermedades provocadas por inmunodeficienmuchos de los 2,6 millones de veteranos estadounicias, diarreas severas y malarias infalibles a todo tipo denses de Vietnam habían comenzado a quejarse de de tratamiento. También constataron numerosos males -enfermedades cutáneas y varios tipos de cánabortos, nacimientos prematuros y tremendas malforcer- que se relacionaban con la exposición al Agente maciones y defectos entre los hijos recién nacidos de durante la guerra. los soldados. La historia posterior es bien conocida en EEUU. En A las voces desde el interior de Vietnam se unieron 1983, los veteranos iniciaron una demanda contra los numerosos científicos, incluyendo varios premios fabricantes, hasta que un acuerdo judicial otorgó 180 Nobel y las más prestigiosas organizaciones de la millones de dólares para compensar a los veteranos ciencia norteamericana. Durante los últimos años del norteamericanos. El Departamento de Asuntos para conflicto exigieron el cese de la operación Ranch Veteranos estableció una amplia lista de dolencias, Hand –tildándola de “bárbaro y peligroso precedentes incluyendo la enfermedad de Hodgkin, cáncer de en el futuro de la guerra biológica y química”-, pero próstata y de las vías respiratorias, sarcoma de tejido los militares rechazaron todas las advertencias sobre blando y enfermedades de la piel como chloracne los posibles efectos sobre la salud y el medio ambien(acné severo) y más de 270.000 veteranos se registe. Así, hasta que en 1969, un grupo de científicos traron para recibir compensaciones. En 1998, cerca descubrió que el 2,4,5-T causaba defectos en animade 6.000 habían sido calificados para las mismas les nacidos en laboratorios. El presidente Richard cobrando hasta 1.989 dólares al mes para los afectaNixon tardó más de un año en anunciar la prohibición, dos leves y más de 5.000 para aquéllos con severas a pesar de la activa resistencia de buena parte del minusvalías. alto mando de usar el Agente Naranja en Vietnam. Cantidades que contrastan con las ayudas disponiPara entonces, la USAF lanzaba una media de bles para los veteranos vietnamitas que reciben una 900.000 litros al mes sobre Vietnam. El 7 de enero de ayuda máxima de siete dólares mensuales en caso 1971, los C-123 realizaron su último ‘ataque’ oficial de minusvalías. contra la espesa vegetación de Vietnam. Las estadísticas, la realidad a ojos vista, el paisaje Ese año, otros estudio detectó la presencia del arrasado, la tragedia de las víctimas… no dejan a 2,3,7,8-TCDD en el 2,4,5-T, mientras nuevas investidudas, pero la ciencia es bastante más caprichosa. gaciones comenzaban a relacionar las dioxinas con Incapaz de destinar suficientes recursos a la investiun amplio abanico de enfermedades, incluyendo cángación, Vietnam es consciente de su imposibilidad cer y malformaciones congénitas. Para entonces, para cuantificar el problema con precisión. Encontrar E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 los recursos necesarios para probar una relación causa-efecto ha sido imposible. VÍCTIMA Y “Es la mayor contaminación por dioxina que se haya producido VERDUGO jamás. Las consecuencias son aún muy graves y persistirán hasta lmo Zumwalt fue mediados del siglo XXI”, asegura jefe de la Marina el doctor Arnold Schecter, consien Vietnam. Antes de derado el mayor experto mundial morir, en 2000, conen la materia. “En los últimos años fesó: “Sabíamos con hemos acumulado evidencias de exactitud lo que lanque la dioxina ha causado un gran zábamos y sobre número de efectos a la salud, pero qué lugares lo hacíafalta la prueba irrefutable”, lamenmos”. Uno de sus ta Schecter. Esto es: demostrar hijos murió de enferque es el único causante de todas medad de Hodgking las enfermedades que sufren las y otro nació con víctimas. daños en un cromoLos abogados de las empresas soma. Dedicó sus acusadas alegan que la demanda últimos años a ayupor crímenes de guerra contra sus dar a las víctimas clientes es insostenible. Subrayan vietnamitas. que los fabricantes recibieron órdenes del Pentágono para producir el Agente y que cualquier tipo de compensación a los vietnamitas, debería ser el resultado de L. Frey, que representa a la poderosa Dow, afirmó negociaciones entre los gobiernos. El letrado Andrew recientemente que las personas que sufren privaciones aleatorias ponen pleitos porque “forma parte de la naturaleza humana buscar alguien a quien culpar”. El temor de la Casablanca en caso de que prospere la demanda radica en el hecho de que, si las víctimas de varias generaciones de la guerra química son reconocidas y compensadas por la justicia norteamericana, las partes del sistema legal se abrirán de par en par para que ‘otros enemigos’ lleven a cabo denuncias similares. En enero, el Ejecutivo presentó una declaración apoyando a las empresas. Aseguraba que el tribunal no tiene autoridad “para juzgar la validez de las decisiones del presidente en cuanto a tácticas de combate y armamento”. Y eso incluye el Agente Naranja que Kennedy, Jonson y Nixon ordenaron espaciar Tres aviones C-129 del Ejercito Norteamericano rocian con herbicidas la selva desde los cielos de Vietnam. E de Vietnam. 144 145 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N LOS EXPERTOS: LAS CONSECUENCIAS PERSISTIRÁN HASTA MEDIADOS DEL SIGLO XXI LOS CIENTÍFICOS John Constable y Arnold Schecter (EEUU). Los mayores estudiosos del Agente Naranja. “EL GOBIERNO DE ESTADOS UNIDOS ES TANTO O MÁS RESPONSABLE QUE LOS FABRICANTES DEL VENENO” En 1966, los vietnamitas dieron la señal de alarma. Y en 1968, Constable se convertía en el primer científico en viajar a Vietnam para estudiar los efectos del programa de herbicidas. “La vegetación en las zonas afectadas había sido aniquilada y los cultivos, arrasados”. Schecter siguió sus pasos en 1983. “Entonces ya no había dudas. La población fue expuesta a un agente tóxico. Pero la demostración científica de que sus sufrimientos están directamente relacionados con el Agente Naranja ha sido algo más difícil de conseguir”. Entre 1966 y 1971 dirigió un hospital móvil en la selva de Vietnam del Sur. La zona en la que operaba era rociada a menudo con Agente Naranja. Tras la guerra sufrió cuatro abortos. Lleva más de 20 años dedicada a estudiar la relación entre los niveles de cáncer en su país y la exposición a la dioxina. “Hay una diferencia brutal entre los habitantes de las áreas contaminadas y las zonas que no fueron rociadas”. En 2004, representando a unos cinco millones de víctimas, denunció a los fabricantes del Agente ante un tribunal de EEUU. LA ACUSACIÓN Jonathan Moore y Luu Van Dat Abogados que han presentado la demanda contra los fabricantes. “PARA EL JUEZ, EL AGENTE NARANJA NO ES UN VENENO. SE TRATA DE UNA SENTENCIA INJUSTA Y DISCRIMINATORIA” En marzo, el juez desestimó la demanda de las víctimas contra las empresas químicas. Moore, en el lado norteamericano, y Van Dat, del vietnamita, han dirigido todo el proceso. “Es injusta y discriminatoria”, asegura Moore, en referencia al apoyo que ese mismo magistrado dio a los veteranos de su país cuando, en 1983, fueron indemnizados por los fabricantes. “Las verdaderas víctimas de la guerra química fueron los vietnamitas y tienen todo el derecho a ser compensadas”, añade Van Dat. Ambos preparan ya la apelación. 146 L A P A Z 2 0 0 5 CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS Al cumplirse 30 años del final de la Guerra de Vietnam, el Gobierno de EE UU y las familias siguen buscando a los 1.835 desaparecidos en combate. LAS FAMILAS DE LOS SOLDADOS AMERICANOS DESAPARECIDOS EN VIETNAM SIGUEN BUSCÁNDOLOS LA DEMANDANTE Pham Thi Phi Phi. Médico inmunobiologista y promotora de la demanda contra las empresas químicas. “QUIENES PRODUJERON EL AGENTE DEBEN PAGAR. SABÍAN LO QUE PUEDE HACER AL SER HUMANO. LO SABÍAN” P A R A acía años que a Kimberly Thomas no la llamaba un periodista para interesarse por la búsqueda de su padre, «siete u ocho», recapitula la joven de 37 años, pero eso no significa que haya dejado de buscarlo. Cada día envía cartas a los congresistas, la Casa Blanca, el Pentágono y otras autoridades contándoles las circunstancias en las que desapareció y lo importante que es para su familia encontrar sus restos. «Rezo para que perdiese la vida hace muchos H años, a nadie le gustaría pensar que un familiar suyo ha pasado 30 años en un campo de concentración de Vietnam -explica-. Hubiera sido terrible». De pequeña tenía pesadillas con esa posibilidad, pero luego creció asumiendo que estaba muerto. A su madre le costó más, y de hecho tuvieron «tremendas discusiones» al respecto. Cuando por fin asumió que el amor de su vida había muerto, sólo le quedó soñar con reencontrarse en el más allá. En 1998, la última vez que Julia Ann Thomas tuvo que recordar el aniversario de su desaparición, se suicidó ese mismo día. «Le quiso más a él que a sus propias hijas y nietos», dice Kimberly con amargura. Sus palabras denotan cierto rencor. En su esfuerzo por reconciliar sus sentimientos ha terminado por culpar de todo a una guerra que se llevó por delante a los dos e hizo de su vida un infierno. «En las guerras todo el mundo pierde», les recuerda a los estudiantes cuando da alguna charla. Dice que reza cada día para que Irak no se convierta en otro Vietnam, pero cada telediario pone a prueba su fe. «¿Aquí vamos otra vez!», suspira horrorizada cada noche, cuando ve en las noticias las caras de los últimos soldados fallecidos en tierras lejanas. Unos 58.000 jóvenes americanos y más de un millón de vietnamitas perdieron la vida en aquella guerra contra el comunismo. Otros 1.835 esta- 147 G U Í A P E D A G Ó G I C A dounidenses siguen «desaparecidos en combate», y de ellos cien estaban en las lista de prisioneros del Gobierno estadounidense, pero no volvieron con los liberados. Sus familias luchan para que no se apague la esperanza de recuperar sus restos. Es esta presión constante, a nivel individual y de los grupos que han formado, lo que hace que un departamento del Pentágono se dedique activamente a rastrearlos. Si Kimberly tuviera dinero para hacerlo, hace mucho que se habría ido a Vietnam a buscar al pescador que vio hundirse el helicóptero de su padre en el río NahBe el 25 de noviembre de 1971. Según su testimonio, tomado por las fuerzas estadounidenses pocos días después de que el aparato fuera derribado, al menos tres hombres sobrevivieron al impacto. Le Van Vang se acercó hasta ellos en su balsa y rescató al que le quedaba más cerca. Después de llevarlo hasta la orilla que no estaba tomada por el Vietcong, volvió hasta el aparato para ayudar a los demás, pero habían desaparecido. Uno de ellos nadó hasta la orilla. Del otro, un hombre que vestía una camiseta blanca, nunca más se supo. Según todos los testimonios, el padre de Kimberly era el único que ese día vestía una camiseta blanca. El temor es que aquel día nadase hasta la orilla equivocada y fuese hecho prisionero. Imágenes oscuras «Me encantaría al menos poder sentarme en ese banco del río y descubrir una imagen bella y serena con la que librarme para siempre de esas imágenes oscuras de aguas infectadas de cocodrilos y vietnamitas disparando contra él», suspira la joven. Marcados por el trauma y la confusión del accidente, los que sobrevivieron no logran retraer las últimas imágenes del sargento Jim Thomas. «La verdad es que todos los hombres creen que, dado como era él, incluso si hubiera alcanzado la orilla habría vuelto 148 D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 informes de prensa en los que las guerrillas indochinas han proclamado en diferentes ocasiones tener prisioneros americanos, sin que EE UU haya querido negociar con ellos. Según este mismo grupo, en 1970 y 1976 Francia pagó cantidades sin especificar para recuperar a algunos de sus nacionales que Vietnam sostenía que habían muerto en 1954. La incertidumbre ha alimentado la leyenda y las pesadillas. Si el padre de Kimberly siguiera con vida hoy tendría 62 años. Ella tenía apenas tres años la última vez que lo vio. «Sólo me quedan imágenes difusas, como una en la que estaba nadando con él en la piscina», rememora con la mirada perdida. «Es como piezas aisladas de un puzzle. No tengo ninguna memoria de cómo sonaba su voz o cómo olía su colonia. Sé que si por casualidad siguiera vivo y pudiera volver, ahora que mi madre no está, sería un completo extraño entre nosotros». Ningún prisionero para rescatar a otros. Todos creen que está muerto». Y aún así Kimberly se siente en deuda con él y con su madre. La pesada misión de su vida será no descansar hasta que logre encontrar algo con lo que poner un final a su duelo. Algo que enterrar, un lugar en el que poner flores. Una ceremonia en Arlington que lo reúna con sus camaradas muertos. Eso es lo que el hermano del marine Raymond Heyne obtuvo el mes pasado, después de 37 años de búsqueda: tres dientes que enterrar en Arlington y una 'chapa de perro' con su nombre. La ceremonia se hará en octubre, coincidiendo con el encuentro de los supervivientes de la batalla de Kham Duc/Ngok Tavak en la que Heyne perdiese la vida a los 20 años tras diez horas de combate, pero hasta ahora no se habían podido recuperar sus restos. Ha sido el trabajo de investigación y la presión de la organización Vietnam Veterans of America la que ha logrado que ambos gobiernos trabajen juntos en las excavaciones arqueológicas que los han devuelto a casa. «Nuestro amigos y nuestros camaradas se quedaron detrás en el campo de batalla, eso es algo que nos ha pesado durante todos estos años», contó el ex marine Tim Brown, que no participó en la batalla que más desaparecidos dejó en toda la guerra (32) porque tenía neumonía. Lo que verdaderamente ha traumatizado a las familias e impedido que siguiesen adelante con sus vidas es el rumor de que habían sido hechos prisioneros. El grupo de veteranos y desaparecidos de Kentucky llamado Task Force Omega ha compilado numerosos Las diferentes investigaciones que se han llevado a cabo en el Congreso han concluido que no hay ningún prisionero estadounidense con vida en Vietnam. El Fondo de Publicidad de Prisioneros de Guerra (POW Publicity Fund) ofrece más de dos millones de euros a quien liberara a un estadounidense clasificado como desaparecido y lo entregue a las autoridades. Desde 1993 nadie ha reclamado la recompensa. Estados Unidos quiso poner fin a la leyenda de prisioneros americanos que languidecían en celdas de bambú en algún lugar remoto de las selvas de Laos, Camboya o Vietnam con la creación de un comité presidido por el senador veterano de Vietnam John Kerry, que en 1993 presentó un sentido informe. La creencia generalizada es que en él se descartó cualquier posibilidad de que quedasen prisioneros con vida, pero una lectura detallada revela párrafos inquietantes, como el que aquí se reproduce: «Los gobiernos de Nixon, Fox y Carter desestimaron la posibilidad de que prisioneros americanos hubieran sobrevivido en el sudeste asiático a la Operación Retorno a Casa . Este comité ha descubierto evidencias que le impiden llegar a la misma conclusión. Reconocemos que no hay pruebas, pero tampoco de que los que no volvieron hayan muerto. Más aún, las evidencias indican la posibilidad de que al menos un pequeño grupo sobreviviese». Lo único que el comité descartó es que hubiera una conspiración oficial para abandonarles, pero con sus palabras dejó sembrada la duda para siempre en el corazón de los que no pueden olvidar. 149 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E Los 465 miembros de un grupo paramilitar colombiano han entregado sus armas y recibirán durante 18 meses el salario mínimo. La única decisión unánime es desmovilizar a todos los combatientes antes de 2006. A pesar de ese crimen, el jefe político de las AUC, Ernesto Báez, asegura que éstas no van a intervenir en política y menos a tiros.Respetarán a todos los partidos y candidatos. Al mismo tiempo, otro comandante, Vicente Castaño, dijo que intentarán que la mitad del próximo Congreso, que se elige en marzo de 2006, DEJAR LAS ARMAS PARA COGERLAS Franco, un paramilitar con cinco años de guerra a sus espaldas, le gustaría irse de Colombia porque piensa que hay mucha violencia.Y España es uno de sus destinos soñados. Tiene un hermano que trabaja en nuestro país desde hace tiempo y le cuenta que le va bien. Además, poner un océano de por medio sería perfecto para evitar a la guerrilla y a quienes quieren vengarse de él y de sus compañeros por la cantidad de tropelías cometidas, algo que le obliga a estar siempre alerta, máxime ahora que deja las armas. El chico, de 23 años, estaba al servicio del comandante Don Berna, alias que utiliza un mafioso de vieja data metido a paramilitar y que comanda, entre otros, el Frente Héroes de Tolová, al que pertenecía Franco, y que se desmovilizó hace una semana en La Rusia, una finca en el oeste de Colombia. Como reinsertado a la vida civil, el ex combatiente recibirá durante 18 meses el equivalente a 150 euros, un poco más del salario mínimo mensual colombiano, así como cursos de formación para aprender un oficio diferente al de matar. 150 P A R A L A P A Z 2 0 0 5 Ejecutivo. También las críticas que despierta el hecho de que esté detenido en una fincacárcel en lugar de una prisión, acusado por la Fiscalía de mandar asesinar en plenas negociaciones de paz a un político que hacía campaña en su zona de influencia. Al parecer, Don Berna lo eliminó para que no le hiciera sombra a un candidato de sus afectos. CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS A E D U C A C I Ó N Los 465 miembros del Tolová entregaron fusiles y munición, pero guardaron parte de su mejor armamento. Aunque obviamente no lo dice, Don Berna pretende conservar alguna estructura militar para seguir traficando con coca, que ha sido su principal actividad desde hace dos décadas, junto a la de jefe de bandas de delincuentes.Pero de unos cinco años a esta parte es también un destacado miembro de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), los llamados paramilitares, y ahora forma parte del equipo negociador del proceso de paz con el Gobierno. Hace menos de un mes asumió el compromiso de desmantelar los distintos Frentes de las AUC que comanda y las llamadas Oficinas de cobro de Medellín que están bajo su responsabilidad. Se trata de centros en donde se dirimen las diferencias que puedan surgir entre los narcotraficantes por causa del negocio, se cobran extorsiones y se planean asesinatos. El que Don Berna no quiera desprenderse del todo de su pasado, no es el único quebradero de cabeza para el sean amigos de su causa. Las diferencias de criterio reflejan la gran división interna de las AUC, en donde cada comandante hace lo que le parece con sus tropas y sus finanzas. La única decisión casi unánime es desmovilizar a todos los combatientes antes de final de año, si bien algunos jefes se resisten a abandonar las armas porque aún la guerrilla sigue activa y temen perder el territorio y el poder que les arrebataron. Hasta la fecha ya se han despojado de armas unos 5.000 hombres y aún quedan cerca de 15.000. Un factor determinante para convencer a todos de las bondades de la paz, es la extradición a Estados Unidos por narcotráfico, la espada de Damocles que pende sobre las cabezas de los líderes paramilitares, para quienes envejecer en una cárcel norteamericana es la peor pesadilla. A cambio de tener la seguridad de que no irán allá, están dispuestos a ceder ejércitos, dinero, poder y libertad. La incógnita es la cantidad de poder y todo lo que ello implica que están dispuestos a ceder. La respuesta la da alguien que los conoce bien y que pide anonimato para salvar el pellejo. «Algunos, poco. Otros son sinceros y dejarán todo». 151 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS Se llamaba Günter. Chris fue el último. Entre uno y otro, el Muro de Berlín se cobró otras 264 vidas. Cuando se cumple el 15 aniversario de su caída, sus familiares recuperan sus historias Günter Liftin (izda.) con su hermano Jünger (centro). Günter tenía 24 años cuando murió cruzando el muro. EL PRIMER MUERTO DEL MURO ar con el torreón es ardua tarea. Nadie diría que por donde hoy campan tranquilamente edificios de viviendas discurría la temida franja de la muerte. De las más de 3.000 casetas -estratégicamente situadas para convertir el Muro de Berlín en una frontera infranqueable, la mejor vigilada del mundo-, hoy día sólo quedan dos. Milagrosamente, la que buscamos logró salvarse de los tentáculos inmobiliarios que intentaron derribarlo. Toparon con un tozudo berlinés, que ha convertido la conservación del torreón en una suerte de leit-motiv. Jürgen Litfin rehabilitó con la ayuda de sus amigos este cubículo de cemento, para convertirlo en su segundo hogar. Desde él vela por la memoria de su hermano. Cuando se cumplen 15 años de la caída del muro de Berlín -comenzó a hacerse añicos en la noche del 9 de noviembre- Litfin recupera la historia de la primera víctima que se cobró aquella mole de hormigón: su hermano Günter Litfin. Y Karin Gueffroy cuenta la de la última: su propio hijo Chris Gueffroy. Entre el primero y el último están los nombres de otras 264 personas que perdieron la vida intentando cruzarlo. Todos los días, Jürgen Litfin acude al frío torreón. Apenas dista medio kilómetro del lugar donde su hermano, Günter Litfin, fue abatido a tiros el 24 de agosto de 1961 cuando intentaba cruzar a nado el canal que lo separaba del sector occidental. A pesar de que levantó los brazos en señal de entrega y de que uno de los dos soldados en la torre de vigilancia D 152 advirtió a su compañero que no disparara, el joven berlinés de 24 años recibió un tiro en la nuca, y se convirtió en el primer mártir de un muro aún en ciernes. «Hacía sólo diez días que habían comenzado a levantar las alambradas», cuenta su hermano. «Si Günter hubiera sabido que esa misma noche se había dado la orden de disparar sobre cualquier fugitivo, nunca lo habría intentado», añade. Lo que el régimen de Walter Ulbricht, el primer jefe de estado de la Alemania comunista, bautizó como «muro de contención antifascista», respondía a otra realidad bien distinta. Esa zona limítrofe, que a lo largo de varias generaciones fue ampliándose, acabó convirtiéndose en la frontera más peligrosa de Europa. Era además la única levantada con el objetivo de impedir que sus propios ciudadanos abandonaran el país, no de protegerlos o impedir la entrada a terceros. Antes de 1961, aunque dividida en cuatro sectores -los cuatro aliados, potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial-, Berlín era una sola ciudad. Sus habitantes podían vivir en el sector soviético, trabajar en el británico y visitar a su familia en el francés. Hasta que el 13 de agosto, ante la mirada atónita de los berlineses, un grupo de soldados comenzó a extender un alambre de espinos, que días después flanquearían con una pared de ladrillos. Lo que pretendía contener el gobierno comunista era el éxodo poblacional.Cada vez emigraban más germano-orientales hacia el Oeste, E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 donde había más oportunidades. Mientras Berlín occidental florecía gracias a las subvenciones que le otorgaba el gobierno de Bonn, la zona oriental se desangraba a base de pagar indemnizaciones de guerra a la URSS. Günter Litfin -un sastre de finos modales, presume su hermano, que trabajaba en un prestigioso taller del Ku damm- decidió probar suerte y, sin avisar a su familia, cruzar la frontera a nado.Jürgen llevaba meses reformando para él un apartamento en el Oeste, al que pensaba mudarse. Pero una bala asesina se cruzó en su camino. EL SIMBOLO. Un policía de la RDA recoge el cadáver de Peter Fechter, Günter Litfin -cuya muerte no conoció su famimuerto en 1962 al tratar de cruzar el Muro. Tenía 18 años. lia hasta dos días después gracias a la prensa «del otro lado»- encabezaría una larguísima lista. percibida. Sólo en contadas ocasiones se anima a hablar Un año más tarde el mundo despertaba conmocionado al del «espíritu jovial» de su hijo, «por los demás, aunque ver las imágenes de un chaval de 18 años, Peter Fechter, después yo no pueda conciliar el sueño durante días». que moría desangrado en la alambrada del Check Point Ni a Karin Gueffroy ni a Jürgen Litfin los encontraremos en Charlie. las fotos de aquellos que hace 15 años se bañaron con las Entre 1962 y 1963 (los dos primeros años después de su masas para celebrar la caída del Muro. «Aquella noche construcción) se registró el mayor número de muertos y sólo lloré, de alegría, porque se cumplía el sueño de mi detenidos. Antes de que se levantara el segundo muro padre, lloré como no había llorado ni siquiera en el entierro creado para habilitar un terreno por donde patrullar, la de mi hermano», cuenta Jürgen Litfin, en este torreón denominada franja de la muerte-, antes de que se cavaran donde ahora quiere preservar su memoria. «No podía las trincheras, antes de que los canales fueran vestidos creer que por fin acabara aquel sistema criminal, que te con mallas que impidieran a avezados buceadores cruzar sometía a una vigilancia continua, que te obligaba por ley bajo el agua, antes de las vallas electrizadas, todavía a denunciar a tu padre o madre si resultaban sospechosos había quien estampaba sus sueños contra aquella prohide deslealtad al régimen, que mataba o vendía a sus ciubición mortal, que no en vano acabó por llamarse el Telón dadanos». de Acero. El trágico goteo de víctimas no terminó hasta Litfin pasó 10 meses en prisión por haber comprado muepocos meses antes de su derribo. bles a un germano-oriental que luego trató de huir. «Me Chris Gueffroy, con tan sólo 20 años, fue el último que peracusaron de haberle ayudado en el intento», dice todavía dió la vida, el 5 de febrero de 1989, en el intento de conoincrédulo, como si contara la historia por primera vez. Pero cer otro mundo. Su madre, Karin Gueffroy, quien 15 años tanto él como su familia vieron la libertad mediante un después sigue reteniendo las lágrimas, recuerda como su generoso cheque del gobierno occidental. «Este gobierno hijo le echó en cara que estuviera «secuestrada por una (de la RDA) se lucraba con la venta de sus prisioneros», cuenta bancaria y un puesto de trabajo». «Sus palabras dice indignado. El canje de entre 30 y 40 mil prisioneros siguen sonando en mi cabeza», relata. políticos (por sumas que rondaban los 100.000 marcos de Frente al memorial que la ciudad de Berlín ha levantado entonces, 50.000 euros de ahora) sirvieron, sin duda, para cerca del lugar donde le dispararon (según averiguó a traalimentar las maltrechas arcas comunistas. vés de las actas de los servicios secretos de la Stasi, el La memoria es frágil y es fácil que pase desapercibida la cuerpo de su hijo fue encontrado con la espalda contra la doble fila de adoquines en el pavimento, que hoy recuerda valla, con 10 agujeros de bala), reconoce que no es tan por dónde transcurrieron los 45 kilómetros de Muro. Erich difícil abandonarlo todo, tal y como le animó su hijo. Honecker, uno de los artífices del telón y último presidente Porque después de sufrir el acoso y los interrogatorios de de la RDA, pasará a la historia por una famosa sentencia: la policía durante meses, Karin Gueffroy solicitó un visado «El Muro aguantará por lo menos 100 años». de salida de la RDA para dejar aquel país que le había Afortunadamente, la historia le quitó la razón. En la retina robado lo más preciado.No se atrevieron a denegárselo. quedan las imágenes de aquella multitud de personas «Me veían demasiado decidida a acercarme al muro con encaramadas a la que fuera una amenaza impertérrita un ejército de madres, tan indignadas como yo, y dispuesdurante casi tres décadas, y que ahora podían asaltar a su tas a que nos llenaran también el cuerpo de balas». Hoy antojo. se ha retirado del mundanal ruido e intenta pasar desa- 153 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E Israel hace retroceder la Historia medio siglo. Su Muro de Cisjordania es como el de Berlín. 95.000 palestinos han quedado prisioneros de esta obra faraónica, a pesar de que hasta el propio Tribunal Superior de Justicia Israelí lo ha declarado ilegal. os israelíes se indignan si alguien les compara con los alemanes. Cuando José Saramago, tras una visita a Ramalla, equiparó la actuación del ejército israelí en Cisjordania con la ocupación nazi en la II Guerra Mundial, se montó inmediatamente una campaña mundial contra el Premio Nobel portugués. Judíos de todo el mundo utilizaron la prensa de sus países para denunciar la “perversidad” y la “monstruosidad” de la comparación. El Gobierno israelí, sin embargo, se empeña en imitar al totalitarismo alemán. No al de Hitler en este caso, sino al de la Alemania comunista, al que levantó el Muro de Berlín. Todo el mundo libre llamó a aquella barrera inhumana el Muro de la Vergüenza, y celebró su derrumbe en 1989 como un día de fiesta para la Humanidad. Ahora Israel reconstruye el Muro de la Vergüenza, pese a la condena que acaba de dictaminar el Tribunal L LOS MUROS DE LA VERGUENZA 154 Internacional de La Haya y a los varapalos que el mismo Tribunal Supremo israelí le atiza a esa obra ignominiosa. Es como si el Gobierno de Sharon quisiera pasar a la Historia por su capacidad de hacer retroceder medio siglo a la propia Historia. En el futuro quizá haya un Museo del Muro de Cisjordania como el que existe en Berlín, en Check Point Charlie. Allí se nos contarán historias desgarradoras, similares a la que relata esta serie de fotografías, expuestas en el museo berlinés. El protagonista será cualquier muchacho palestino como este joven alemán del Este, Meter Fechter, de 18 años, que el 17 de agosto de 1962 decide romper la barrera de la ignominia. De la RDA a Israel. La vergüenza berlinesa se inició en la noche del 12 al 13 de agosto de 1961 y duró hasta el 9 de noviembre de 1989. El régimen comunista pretendía frenar el éxodo de profesionales, técnicos y obreros cualificados que emigran hacia Alemania occidental. Berlín era el principal coladero, pues vivía en una situación muy E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 especial. Aunque la ciudad quedaba dentro de Alemania Oriental, los acuerdos entre las potencias vencedoras habían dividido a la antigua capital del Reich en cuatro sectores: americano, británico, francés y ruso, entre los que había libertad de movimientos. Eso se terminó aquella noche veraniega de 1961. En un primer momento, las autoridades del Este cortaron en dos Berlín por medio de alambradas, pero a la semana empezaron a construir un muro de obra. En los años siguientes el muro fue desarrollándose como una criatura monstruosa que tuviera vida propia. Hasta cuatro generaciones sucesivas de Muro surgieron, la última en 1975. Para esas fechas se extendía a lo largo de 155 kilómetros, 43 de ellos en el casco urbano de Berlín, y estaba formado por 45.000 planchas de cemento de 3,6 metros de alto. Por el lado oriental se procedió a un trabajo de demolición sistemático de los edificios cercanos, para dejar un glacis cada vez más ancho que dificultase acercarse a él sin ser visto con antelación por los vopos. Y a la vez que se destruía el tejido urbano, se construían alambradas, zanjas, verjas, sistemas de alumbrado y alarma, carreteras de servicio para los coches policiales y 302 torres de vigilancia. Todo ello atendido por un despliegue de 14.000 guardias y 600 perros-policía. Por el lado occidental, en cambio, el Muro se conEL muro israelí, cuatro veces mas largo y dos mas alto que el de virtió en un inmenso panel de grafitos y pinturas, una manifestación de libertad de expresión en vio- Berlín, ha provocado el aislamiento de 95.000 oalestinos.. lento contraste con el complejo represivo construido El Muro israelí no sigue el trazado de la antigua frontera al otro lado. anterior a la guerra de 1967, que según el proceso de Pese a los extraordinarios medios dedicados por el régipaz debería volver a separar a Israel del Estado palestimen del Este al Muro de Berlín, 5.043 personas lograron no. Con su construcción Israel se anexiona de hecho burlarlo por todos los medios, incluido el globo o un cable 16.000 hectáreas de tierras palestinas, lo que supone un tendido de lado a lado por el que una familia se deslizó 2,9 por 100 de la superficie de Cisjordania. El problema, como si fuera un telesilla. Uno de cada diez fugados, 574 como siempre, es que en esas tierras hay incómodos en total, era un guardia destinado precisamente a impepobladores, los palestinos. 95.000 palestinos como el dir las fugas. Burlar el Muro llegó incluso a convertirse en niño que riega las flores de la foto, casi el 5 por 100 de la un fenómeno mediático. Una cadena de TV americana población de Cisjordania, viven en la franja de tierra que financió la construcción de un túnel por el que se fugaron queda entre el Muro y la llamada línea Verde, es decir, la 29 berlineses orientales. antigua frontera, que a ellos les está prohibido franquear. Pero 239 personas fueron asesinadas como meter Para esa gente su casa se ha convertido en una cárcel, Fechte, cuando intentaban volar hacia la libertad. se hallan prisioneros entre dos líneas de alambradas y La vergüenza israelí se inició en el mes de junio de 2002. cemento que les aíslan, una de Israel, la otra de El Gobierno de Tel Aviv no pretende impedir que nadie se Cisjordania. vaya, sino que entren. La excusa que da para la consLos israelíes no quieren ser comparados con los alematrucción de su Muro es que una barrera contra los terrones, pero de hecho les superan en el capítulo Muro de la ristas. Aún suponiendo que una barrera así impidiera la Vergüenza. El suyo será cuatro veces más largo que el acción del terrorismo palestino en Israel –lo que ponen berlinés (650 kilómetros) y es ya el doble de alto, con sus en duda los expertos-, tiene otros objetivos no declaraplanchas de hormigón de 8 metros. dos menos nobles. 155 G U Í A LOS GULAG soviéticos acabaron con la vida de más seres humanos que los campos de concentración nazis. Antes y después de la II Guerra Mundial, Occidente no quiso ver lo que hoy se denuncia en el libro del fotógrafo polaco Tomasz Kizny que muestra, por primera vez, imágenes inéditas de aquel genocidio. Los vencidos entre los vencedores también quieren justicia. P E D A G Ó G I C A D E CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS LAS IMÁGENES QUE SIEMPRE NEGÓ STALIN ulag es algo más que el acrónimo de Glávnoie Upravlenie Lagueréi, que traducido al español signi- G 156 fica Dirección General de los Campos.¿Qué campos?: de exterminio, cientos de ellos, diseminados por todo el mapa de la antigua Unión Soviética, en los que fueron masacrados decenas de millones de seres humanos entre 1929 y 1980 en uno de los episodios más sanguinarios que ha vivido la Humanidad. Porque, por paradojas de la Historia, los ojos de los vencedores de la II Guerra Mundial se concentraron en difundir los horrores de otros campos, los de los enemigos nazis. El mundo pudo así conocer la verdad de los hornos crematorios, los fusilamientos, las violaciones y los sádicos experimentos de los que fueron víctimas los «seres inferiores». Conmocionada, la Europa de los vencedores no quiso mirar si el mal también habitaba entre sus filas. Sin E D U C A C I Ó N embargo, y aunque faltan datos precisos, los investigadores de la represión soviética afirman que los muertos en los Gulags superan a los del horror nazi. Uno de ellos es el fotógrafo y periodista polaco Tomasz Kizny que ha pasado los últimos 17 años de su vida investigando, sobre el terreno, las huellas de la poco conocida historia de esta represión brutal padecida por millones de inocentes. Fruto de este trabajo es el libro Gulag para qué complicarse la vida buscando otro título si en la cultura eslava esta palabra es sinónimo de infierno-, una obra (editada en España por el Círculo de Lectores) que recopila todos los datos, testimonios y, sobre todo, fotografías de lo que supuso aquella tragedia en el subconsciente colectivo del pueblo ruso. Por primera vez, Kizny muestra imágenes inéditas de las épocas más duras de la represión y visita de nuevo aquellos escenarios en los que comparte pluma y cámara con los descendientes de los pocos que sobrevivieron. «Muchos ex presos viven todavía a la sombra de sus antiguos campos porque no tienen donde ir después de muchos años separados de sus familias, ciudades y sus propios recuerdos en aquel exilio de hielo», asegura el autor. Las fotos, en blanco y negro, no enseñan, sin embargo, aquellas montañas de cadáveres o seres humanos esqueléticos que encontraron los vencedores aliados al liberar aquellos campos P A R A L A P A Z 2 0 0 5 LOS PRIMEROS. Arriba, convoy de prisioneros en camino desde la estación de ferrocarril de Múrmansk hacia el campo especial de Solovki, en 1928, año de la primera gran represión estalinista.OBRA FARAONICA. Prisioneros trabajando en la construcción del canal que comunica el Mar Blanco con el Báltico, y que costó millones de vidas. NIÑOS. Imagen tomada en 1946 en el campo de Molotovo (Severodvinsk), donde murieron miles de jóvenes y niños. de la muerte nazi. Pero tampoco se echan de menos. Contemplar aquellas sombras sacando piedras en canteras o abriendo canales faraónicos; imaginar a esos «enemigos del pueblo» -hombres, mujeres, niños y ancianos- trabajando a punta de fusil a 30 grados bajo cero, mal vestidos, con una dieta alimentaria que rozaba la hambruna, con condenas casi eternas que, al final, se reducían a un solo invierno -ésa era la esperanza de vida en estos campos: un solo inviernoy a merced de la depravación de sus guardianes, estremece el alma al más curtido de los lectores. Hitler impuso es eslogan «El trabajo os hará libres» en sus campos de exterminio.Stalin prefirió aquello de «El trabajo es el camino de regreso al hogar» en los suyos. Pocos lograron volver. Porque la mentira es la mejor arma de los verdugos. 157 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E CONSECUENCIAS DE LAS GUERRAS Cuando terminó la II Guerra Mundial muchos pensaron que serviría de antídoto para las generaciones venideras. Pero nada cambiado. En nombre de la civilización, el hombre conti- núa con su absurda afición a luchar, a matar semejantes: Irak, Afganistán, Sudán, Chechenia… Estas imágenes demuestran eso, que nada ha cambiado. ANIVERSARIO II GUERRA MUNDIAL SESENTA AÑOS DESPUÉS SEGUIMOS IGUAL a II Guerra Mundial ha sido la mayor tragedia que el mundo ha conocido en toda su Historia. La magnitud de conflicto y la inmensidad de sus consecuencias son de tales proporciones que aún 60 años después no existe la posibilidad de contarlo en toda su diabólica intensidad. Tal vez porque no se encuentran las palabras adecuadas para transmitir lo sucedido es necesario todavía acudir a las cifras, que siempre, desgraciadamente, resultan frías e inabarcables. En los cinco continentes y durante cinco interminables años, más de 100 millones de personas murieron o desaparecieron. De ellos 40 millones eran civiles; 28 millones de personas se quedaron sin hogar; 35 millones resultaron heridas y otras 35 millones fueron hechos prisioneros; más de cinco millones de niños se quedaron huérfanos. El odio al enemiAustria, 1945 / Costa de Marfil, 2000. Las cifras de víctimas de la II Guerra Mundial varían entre go, la ausencia de los 35 y los 100 millones según las estimaciones. En los últimos años han muerto en África nueve cualquier vestigio L millones de personas en 13 conflictos. 158 E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 de humanidad, se vio reflejado en el exterminio frío y deliberado de 11 millones de personas al margen de los combates. Fue la voluntad fanática de dirigentes que capturan el alma de sus pueblos para llevarlos a cometer o a consentir las mayores aberraciones que el ser humano es capaz de imaginar. El odio se llevó, con las excusas Alemania, 1945 / Afganistán, 2005. Unos 20 millones de niños murieron durante la II Guerra más absurdas, a Mundial. Muchos otros quedaron huérfanos. Hoy se calcula que al menos un millón de niños colectivos cuyo única afganos ha perdido a sus padres en la guerra. falta era el ser de raza judía o gitana. En ocasiones el internamiento o la muerte eran decretados por el simple hecho de haber elegido la opción homosexual. Se organizó desde el poder un sistema en el que pueblos enteros eran sometidos hasta la muerte a la vejación de un trabajo extenuante y sin remuneración. Se impuso la esclavitud sexual sistemática de las superFrancia, 1944 / Sudán, 2004. Más de 21 millones de personas tuvieron que dejar sus hogares. Algunos estuvieron en campos de concentración hasta 10 años después. El drama persiste vivientes para satisfapara, por ejemplo, cuatro millones de sudaneses. cer a las tropas ocupantes. Se sometió a el 60 aniversario del final de la II Guerra Mundial, commiles de personas a experimentos tan crueles como probamos como el ser humano no ha aprendido la lechacerles soportar, desnudos, temperaturas de varios ción. Constatamos como las guerras, los conflictos grados bajo cero para comprobar la resistencia al frío regionales han sido desde 1945 una constante, y como hasta que morían en medio de horribles dolores. los grandes males que conllevan los conflictos, la Gaseados, ahorcados, torturados, quemados vivos. Y muerte, el hambre, los desplazamientos masivos, la todo ello a lo largo de casi 2.000 días. Una barbarie sin tortura y la carrera de armamentos están presentes en parangón. Una debacle de tales proporciones que los los rincones del planeta. supervivientes pensaron que sería el mejor antídoto Observar las imágenes que representan todo el horror para las generaciones venideras. Después de aquel de la II Guerra Mundial es contemplar las fotografías de holocausto, el ser humano quedaría vacunado, inmunila situación por la que atraviesan muchos seres humazado contra la guerra para varias generaciones. O fue nos en este mismo momento. Desplazamientos forzaasí. dos masivos, tortura sistemática de los prisioneros, Cuando aún viven muchos de los que lucharon y padebombardeos indiscriminados, disparos de francotiradocieron en aquel conflicto, en el año en que se cumple 159 G U Í A 160 P E D A G Ó G I C A D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 res a la población civil, internamientos hasta la extenuación o muerte por hambre son algunos de los datos que nos acompañan con naturalidad en cada uno de los servicios informativos actuales. A la II Guerra mundial le siguieron las guerras de independencia coloniales, el expansionismo del comunismo utópico más intransigente, la Japón, 1945 / Afganistán, 2001. Más de 26 millones de soldados fueron heridos entre 1939 y ambición sin límites 1945. El número de heridos en Afganistán desde octubre de 2001 supera los 30.000. Hay 18.000 del capitalismo más soldados internacionales en el país. atroz. El resultado es de cada uno de los Estados. Nunca se cumplió. Se una interminable lista de conflictos locales con nomestableció una frenética carrera de armamentos, con la bres propios como Camboya, Vietnam, Congo, Argelia, excusa de que eso implantaba un equilibrio. En 1952, Corea, Nicaragua, China, India, Afganistán, Irak, Israel, se fabricó la primera bomba H. Nagasaki e Hiroshima, Sahara y tantos otros. Sólo el gigantismo y la concenlas dos ciudades arrasadas por las primeras bombas tración en el tiempo separa la barbarie de la II Guerra atómicas -lanzadas por Estados Unidos en 1945 para Mundial de los conflictos parciales posteriores. acelerar la rendición de Japón- no sirvieron de escarDiplomacia caduca. La ONU, el organismo con el que miento. En 1956, el ser humano había fabricado se dotaron los vencedores para evitar los conflictos 50.000 bombas atómicas; 35.000 por parte de Estados futuros, ha resultado obsoleta. Sus intenciones, aquel Unidos y 15.000 del lado del bloque soviético. 26 de junio de 1945 cuando 51 países firmaron la Carta Es preciso reconocer que la existencia del miedo de Naciones Unidas, no podían ser más razonables. mutuo a la catástrofe nuclear evitó una nueva guerra Se trataba de proclamar la igualdad de derechos, la mundial. Pero los dirigentes de ambos bloques se las renuncia al empleo de la fuerza para solucionar los arreglaron para trasladar sus disputas a terceros paíconflictos y el respeto a la integridad e independencia ses que sufrieron la misma barbarie que se había querido desterrar definitivamente en 1945. El exterminio de los humus, en Ruanda, el asedio salvaje de Sarajevo, la matanza prolongada en las junglas y ciudades vietnamitas, el hambre en Etiopía, son sólo pinceladas que demuestran que nada ha cambiado. Y eso a pesar de que los medios de comuFilipinas, 1945 / Colombia, 2003. Murieron seis millones de judíos, cuatro millones de alema- nicación han jugado un nes, 18 millones de soviéticos, dos millones de japoneses, cerca de 500.000 británicos, 300.000 papel importante como factor de corrección de las decisiones equivocadas de los políticos. Las imágenes de las atrocidades relatadas en nuestros periódicos, la barbarie que entra en nuestros hogares a través del televisor, han conseguido concienciar a centenares de miles de seres humanos a los que ya es mucho más difícil engañar que antes. Nadie contó en su China, 1940 / Chechenia, 1995. Millones de personas murieron de hambre durante la II Guerra día las atrocidades cometidas por los alia- Mundial. En algunas ciudades, como Leningrado, se produjeron 800.000 muertes por este motivo. Escenas similares se han seguido repitiendo. dos en nombre de la civilización. En 1945, escépticos sobre las guerras justas. Los medios de las ciudades de Japón, en las que sólo había personal comunicación están llamados a jugar –probablemente civil, fueron arrasadas de una forma innecesaria con desde la guerra de Vietnam- un papel de control del bombas incendiarias. Los reportes de la época sobre poder al analizar con frialdad las causas y el desarrollo las consecuencias de la bomba atómica hablaban de de los conflictos. La guerra de Irak es el ejemplo más una muerte placentera y de ausencia total de radiación cercano. posterior en la zona. Todo era lícito para aniquilar al A pesar de todo, y cuando se cumple el 60 aniversario contrario. Era una lucha muy clara entre el bien y el del fin de la peor catástrofe de la Historia, las imágenes mal. Los ciudadanos hoy son afortunadamente más de los distintos conflictos locales nos llevan al convencimiento de que el se humano ha aprendido poco desde entonces. Tal vez la diferencia, nuestra única esperanza, es que ahora podemos contemplar esas imágenes con libertad para reflexionar sin dejarnos arrastrar por la pasión partidista de quien provoca tanto sufrimienAlemania, 1945 / Chechenia, 2000. El plan Marshall, sólo una parte de la reconstrucción de Europa, equivalió a 85.000 millones de dólares actuales. En 2003 Moscú llevaba 2.000 millones de dólares gasto innecesario. norteamericanos… ¿Nunca más? tados en econstruir Chechenia. 161 G U Í A P E D A G Ó G I C A La violencia es un virus que se contagia con el contacto directo, como la gripe. Si un adolescente presencia una acto con un arma de fuego, se duplican las probabilidades de que en los dos años siguientes él sea quien tenga un comportamiento agresivo. Así lo asegura una investigación realizada entre adolescentes de la ciudad estadounidense de Chicago, en la que se tuvieron en cuenta un total de 150 factores de su entorno para D E E D U C A C I Ó N P A R A L A P A Z 2 0 0 5 delito con un arma de fuego.Dos años después, volvieron a encontrarse con los adolescentes para preguntarles si en ese tiempo habían visto a alguien disparar una pistola o si les habían disparado a ellos. El 23% contestaron que sí habían estado expuestos a una agresión con arma. Más de 150 variables descartar cualquier contaminación en el resultado. Finalmente, a los tres años, hubo una tercera entrevista para saber si habían atacado a alguien con una pistola, iban armados o habían participado en peleas o amenazas. Un 12,4% contestó afirmativamente. Tras el análisis y la criba de 153 variables -entre ellas, sexo, raza, problemas legales en la familia, consumo de drogas, etcétera-, los investigadores concluyeron, como hoy publican en la revista Science, que aquellos jóvenes que habían presenciado en directo un acto violento, tenían el doble de probabilidades de tener un comportamiento violento. «Se puede decir que la violencia es una enfermedad social contagiosa y, por tanto, si aplicamos medicina preventiva y evitamos la infección de una persona, estamos impidiendo que otras muchas se infecten del mismo mal», argumenta Fenton Earls, profesor de la Universidad de Harvard, que también ha participado en este trabajo. Bingenheimer reconoce que no es fácil aislar la influencia de un factor cuando se trata de situaciones EL CONTAGIOSO VIRUS DE LA VIOLENCIA esde hace décadas, los psicólogos, criminalistas y otros expertos han investigado el impacto que tiene sobre los menores delincuentes el hecho de vivir en un entorno violento, en una familia donde se maltrata a la mujer o donde el hijo sufre abusos sexuales.Y se ha demostrado que son factores fundamentales en el desarrollo de un comportamiento agresivo, puesto que van modelando sus mecanismos neuronales. Sin embargo, no se tenía la certeza científica de la influencia de vivir en un barrio violento, al margen de las características personales de cada joven. Este es el misterio que ha desentrañado el equipo dirigido por Jeffrey B. Bingenheimer, de la Universidad de Michigan, después de realizar 1.500 entrevistas a menores de entre 12 y 15 años durante cinco años y en 78 barrios de Chicago. En un primer encuentro, los investigadores recogieron todos los datos sobre sus familias, sus personalidades, su escuela... y, en función de este retrato, los agruparon según las posibilidades que tenían de ser testigos de un D 162 sociales reales. «No podemos hacer ensayos clínicos ni experimentos, como se hacen con los medicamentos, para estudiar los efectos de una pistola en la vida de una persona», señala. De hecho, y coincidiendo con su investigación, psiquiatras británicos del King's College han revelado que los chavales que tienen una determinada versión de un gen son más propensos a ser violentos si sufren maltrato en la infancia, según informa la BBC. En este caso, el estudio se ha realizado con gemelos. 163 G U Í A P E D A G Ó G I C A D E P A R A L A P A Z 2 0 0 5 PRÓLOGO..........................................................................................................................................4 “Putin quiere acabar con la guerra, pero a sus generales no les conviene .....................................84 El polvorín del Cáucaso ....................................................................................................................85 Año cero en Shangri La ....................................................................................................................87 Testimonio de un misionero de Uganda ...........................................................................................90 Haití: el lugar donde las cosas siempre pueden ir a peor ................................................................94 El Tribunal Constitucional acepta que se juzgue en España a genocidas de cualquier país ..........96 EDUCANDO PARA ALCANZAR UN MUNDO SIN GUERRAS ........................................................5 Vamos a reflexionar / Consecuencias de los conflictos Fotopalabra. Las consecuencias de la guerra ..................................................................................6 Vamos a reflexionar / Conflictos olvidados Ruanda: la memoria de la verguenza...............................................................................................98 “Clea Koff. “Siento que les soy útil a los muertos...........................................................................101 La alargada sobra del genocidio en Ruanda..................................................................................104 Una década de impunidad en los Balcanes ...................................................................................106 En espera aún de castigo a los culpables .....................................................................................107 La verdad de la ahorcada ...............................................................................................................110 La ONU admite “graves errores” en el aniversario de la matanza de Srebrenica .........................114 “La vergüenza de Europa, el genocidio de 8.106 personas asesinadas”.......................................115 Srebrenica: crónica de una matanza que sigue sin castigo ...........................................................116 Cerca de 50.000 personas recuerdan a las víctimas del genocidio ...............................................117 Kenia: Guerra a muerte entre tribus ...............................................................................................118 El ejército español fue el primero de la historia en usar armas químicas contra la población civil...................................................................................................................121 Del gas mostaza al Napalm............................................................................................................123 Hirosima pide el fin de las armas atómicas en memoria de sus 240.000 víctimas .......................124 Dios mío, ¿qué menos hecho?.......................................................................................................126 Viaje y regreso al infierno ...............................................................................................................129 Infancia rota en Etiopía ...................................................................................................................137 La maldición de los “Hibakusha” .................................................................................................. 132 Fujie Yamada. “Días después, toda mi familia fue muriendo. me quedé tan abatida que perdí la facultad del hablar .................................................................................. 135 Kiyomi Kouno. “Al visitar Pearl Harbor, me di cuenta de que ambos contendientes fueron malvados”. ...................................................................................................137 Hideo Kimura. “Un fogonazo me atravesó y todo se volvió blanco. Luego no distinguí a nadie : todos estaban quemados”.................................................................137 La muerte naranja.......................................................................................................................... 141 Las familias de los soldados americanos desaparecidos en Vietnam siguen buscándolos .........147 Dejar las armas para cogerlas........................................................................................................150 El primer muerto del muro ..............................................................................................................152 Los muros de la verguenza ........................................................................................................... 154 Las imágenes que siempre negó Stalin ........................................................................................ 156 Sesenta años después seguimos igual ......................................................................................... 158 El contagioso virus de la violencia................................................................................................. 162 Las crisis sin titulares........................................................................................................................76 Chechenia, la guerra olvidada ..........................................................................................................82 ÍNDICE ...........................................................................................................................................164 ÍNDICE Vamos a reflexionar / La verdad de la guerra La guerra de Irak ha costado la vida a 25.000 civiles en dos años .................................................12 Una larga invasión ............................................................................................................................14 Un largo conflicto ..............................................................................................................................16 Asesinado en Basora el 46º periodista desde que estalló la guerra................................................18 La floreciente industria del secuestro ...............................................................................................20 Los niños también son víctimas de los secuestros en Irak ..............................................................22 Los iraquíes siguen viviendo en la miseria y sin los servicios básicos prometidos .........................28 La ONU constata que la ocupación ha llevado mayor sufrimiento a los iraquíes........................... 31 La descomposición de un Estado.................................................................................................... 32 Lo que no se ha contado de Faluya .................................................................................................35 La guerra civil se ve en el vertedero ................................................................................................43 La violencia obliga al gobierno iraquí a armar a los médicos ..........................................................48 Odio religioso en la universidad de Bagdad .....................................................................................50 Vamos a reflexionar / Víctimas de su propia guerra ¿Por qué y para qué? .......................................................................................................................54 Crisis moral entre las tropas de EEUU desplegadas en Irak .......................................................... 55 Ruleta de la muerte en Irak ............................................................................................................ 56 Uno de cada seis soldados que vuelve de Irak sufre trastornos psiquiátricos ............................... 57 Human Rhigts afirma que la tortura es rutinaria en Irak ..................................................................58 “Necesitamos a alguien que sepa arrancar uñas”........................................................................... 60 La BBC muestra las imágenes de “ABU Ghraib británico” .............................................................67 La ONU reconoce que no supo atajar los abusos sexuales cometidos por sus presas..................68 Amnistía Internacional denuncia las torturas y abusos cometidos en la lucha antiterrorista...........70 El pentágono acelerará la “subcontratación de torturas”..................................................................72 Críticas a los aliados por no investigar la muerte de iraquíes ........................................................74 164 E D U C A C I Ó N 165 Material Didáctico recomendado para trabajar en valores con alumnos de 4ºESO, 1º y 2º de Bachiller. A.D.D.H. ASOCIACIÓN PARA LA DEFENSA DE LA DIGNIDAD HUMANA AYUNTAMIENTO DE SAN SEBASTIAN DONOSTIAKO UDALA Dirección de Juventud y Educación Cooperación y Tolerancia Gazteria Hezkuntza Lankidetza eta Tolerantziako Zuzendaritza