Sexo después del parto

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Sexo
después del parto
Los cambios fisiológicos y hormonales que experimenta la mujer durante el parto
y el postparto repercuten en su respuesta sexual después del nacimiento de un hijo
se muestran felices con su relación
seis meses después del parto, tanto
los hombres como las mujeres están
descontentos con la dinámica sexual.
El cansancio es uno de los principales
problemas, sobre todo para las mujeres. Esto lleva a que la frecuencia de
las relaciones se limite a una o dos
veces al mes, tal y como señalan los
autores de la investigación.
¿Por qué es distinto?
E
l aumento de peso y de volumen
del abdomen, la mayor sensibilidad en las mamas y la zona genital y
el cansancio y la pesadez que experimenta la mujer durante el embarazo
son algunos de los factores que pueden influir en la vida sexual de la pareja durante la gestación de un bebé.
Pero, ¿qué ocurre con las relaciones
sexuales después del parto? También
cambian con la llegada de un bebé
y, aunque la mayoría de las parejas
retoman su actividad sexual normal
después del puerperio, puede transcurrir hasta un año para que todo sea
igual que antes del embarazo.
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Reiniciar la
actividad sexual
Después del parto el cuerpo de la
mujer no es el mismo y necesita su
tiempo para retomar la actividad sexual. Según una encuesta realizada
por British Pregnancy Advisory Service entre más de 1.300 mujeres, una
cuarta parte de las parejas reinician
las relaciones sexuales a partir de la
sexta semana después del nacimiento
del bebé, mientras que una de cada
diez esperan más de seis meses.
Más tarde o más temprano, la actividad sexual se retoma, aunque todo
apunta a que “las cosas no son como
antes”. Así lo evidencia un estudio publicado en el British Journal of General Practice, que analizó las relaciones
sexuales de 131 parejas después del
nacimiento de su primer hijo. Alrededor del 50% de los padres primerizos
que participaron en esta investigación
describe su vida sexual ocho meses
después del nacimiento como “pobre
o no muy buena”, incluso una de cada
cinco parejas señala que le gustaría
recibir ayuda en este aspecto.
Otra investigación desarrollado por la
Escuela Nórdica de Salud Pública de
Goteborg (Suecia) confirma esta sensación. Aunque las más de 800 parejas
participantes en el trabajo científico
Uno de los aspectos que incide de
forma relevante en la vuelta a la actividad sexual después del nacimiento
del bebé son las secuelas del parto.
La aparición frecuente de hemorroides
o varices y las pérdidas sanguíneas
son algunas de esas consecuencias
que retrasan la actividad sexual, pero más significativas son las posibles
cicatrices provocadas por un desgarro
en el trabajo de parto, una episiotomía (una incisión en el perineo para
facilitar la salida del bebé) o una cesárea. Estas intervenciones causan un
malestar físico importante en la mujer
que le impide retomar las relaciones
sexuales con normalidad y que sean
placenteras.
Por otra parte, hay que tener en cuenta los cambios hormonales que experimenta tanto el hombre como la mujer
en este periodo. En cuanto a la mujer,
la liberación de prolactina, la hormona
estimuladora de la lactancia, produce
la disminución de los estrógenos, hormona estrechamente vinculada a la
libido femenina. Y, en el caso de los
hombres, recientes investigaciones han
demostrado que la paternidad reduce
también los niveles de testosterona,
una hormona que juega un papel clave
en el deseo sexual masculino.
Menos testosterona
Desde hace tiempo, los científicos saben que en las especies en las que
los machos intervienen en el cuidado de las crías los niveles de testosterona tienden a ser altos durante la época del apareamiento y bajan en
el momento de criar a la descendencia.
Este modelo es aplicable a los seres humanos. Pero lo que no estaba
tan claro era qué elemento era la causa y cuál la consecuencia, es decir,
si los hombres con niveles más bajos de testosterona eran más propensos a convertirse en padres o si era la propia paternidad la causante
del descenso en los niveles hormonales.
Investigadores de Estados Unidos y Filipinas se propusieron encontrar
la respuesta. Para ello, midieron los niveles de testosterona de un grupo
de 624 hombres a los 21 años, cuando aún no tenían hijos, y repitieron la prueba cinco años después, cuando muchos de ellos se habían
convertido en padres.
Las conclusiones del estudio señalan que los más propensos a convertirse en padres fueron los hombres que en la primera medición habían
mostrado niveles de testosterona más elevados. También se comprobó
que el descenso en las cantidades de esta hormona había sido en ellos
mucho mayor, sobre todo entre quienes dedicaban tres o más horas
diarias al cuidado de sus hijos.
En este sentido, los investigadores van más allá. Afirman que la reducción
de testosterona es mayor cuando los padres comparten habitación con
sus niños por la noche. Y aún decrece más cuando los hombres duermen
en la misma cama con sus hijos (es decir, los que practican el colecho).
La aparición frecuente de hemorroides
o varices y las pérdidas sanguíneas
son algunas de las consecuencias que
retrasan la actividad sexual, además
de otras más significativas como
cicatrices, episiotomías o cesáreas
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