39-2010 Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia: San Salvador, a las ocho horas y cuarenta minutos del día veinte de diciembre de dos mil diez. Analizada la demanda y los escritos de aclaración y ampliación firmados por el abogado Ángel Góchez Marín, en carácter de apoderado de la señora Ildikó María Juhasz de Tesák, junto con la documentación relacionada en los folios siete, setenta y dos y doscientos cincuenta y uno de este expediente, es necesario efectuar las siguientes consideraciones: I. El abogado Góchez Marín manifiesta que su representada fue demandada –junto al señor Hugo César Barrera Guerrero– ante el Juez de lo Laboral de Santa Tecla, en el juicio civil ordinario de nulidad con referencia número 40-CO-09, promovido por el señor Gustavo Figueroa Matheu, en su calidad de Segundo Director propietario de la sociedad DIANA, S.A. de C.V. Relata que en el referido proceso se pronunció la sentencia definitiva en virtud de la cual, entre otros aspectos: i) se declaró nulo el testimonio de escritura matriz de protocolización del laudo arbitral que dirimió el diferendo mercantil existente entre su mandante y la sociedad DIANA, S.A. de C.V.; y ii) se ordenó la cancelación de inscripción de la cancelación del asiento registral de nombramiento de gerente y del poder administrativo con facultades de administración y representación conferido al señor Hugo César Barrera Guerrero. Asimismo, asegura que el citado funcionario judicial declaró “… ejecutoriada y pasada en autoridad de cosa juzgada la sentencia…” antes relacionada y, a continuación, libró oficios ordenando la cancelación de los asientos registrales relacionados en dicho proveído; para, finalmente, ordenar la notificación de una “... diligencia […] [a] un tribunal que ha cesado en sus funciones…”. Con el fin de justificar la supuesta inconstitucionalidad de las actuaciones arriba apuntadas, el citado abogado aduce que el emplazamiento de la pretensora se realizó mediante esquela fijada en el lugar de operaciones de la fábrica DIANA, S.A. de C.V., el cual “… no es ni puede ser el domicilio ni residencia de la doctora de Tesak, ni es su lugar de trabajo…”. Aunado a lo expuesto, sostiene que el referido juicio de nulidad adolece de “… falta de legítimo contradictor…”, pues el señor “… Figueroa Matheu, como segundo director propietario de la Junta Directiva de DIANA, S.A. de C.V. no tiene ni tuvo derecho de acción, pues en ningún caso representa a esa sociedad…”. Por otra parte, argumenta que si se demandó “… al señor Barrera Guerrero, fue con el propósito obvio de […] prorrogar la 1 jurisdicción territorial, pues el Juez de lo Laboral tiene competencia en lo civil y mercantil en la ciudad de Santa Tecla…”; no obstante, sostiene que ninguno de los demandados en dicho proceso es de ese domicilio y, por consiguiente, dicho juez era incompetente. En consecuencia, aduce que se instauró un “… procedimiento inadecuado para conocer de la materia…”, pues “… [t]ramitar negocios y situaciones mercantiles por la vía civil, es violatorio del debido proceso y rebasa la[s] atribuciones legales del Juez…” [resaltado suprimido]. Finalmente, el abogado Góchez Marín agrega que la autoridad demandada, al ordenar que el Tribunal Arbitral Ad-hoc que conoció del conflicto entre su mandante y DIANA, S.A. de C.V. practicara una notificación, “… no hace otra cosa más que reabrir un procedimiento fenecido…”. Con fundamento en las consideraciones que preceden, el referido profesional aduce que a su poderdante se le han vulnerado los derechos fundamentales de audiencia, “… el derecho que le nace de la prohibición de reabrir juicios o procedimientos fenecidos…”, a la seguridad jurídica, de acceso a la justicia y de propiedad –pues, según aclara, la señora Juhasz de Tesák es propietaria de acciones nominativas emitidas por la sociedad DIANA, S.A. de C.V. y, por tanto, está facultada a ejercer todos los derechos inherentes a su calidad de accionista, entre ellos, “… exigir y tener una correcta administración de la sociedad…” [resaltado suprimido]. II. Delimitados los elementos que constituyen el relato de los hechos planteado por el abogado de la parte actora, conviene ahora, en primer lugar, exteriorizar brevemente los fundamentos jurídicos en que se sustentará la presente decisión (1); para, posteriormente, concretizar dichas nociones al presente caso (2). 1.1 La jurisprudencia emanada de esta Sala –por ejemplo, la resolución de fecha 20II-2009, pronunciada en el amparo 1073-2008– ha establecido que, en el proceso de amparo, el objeto material de la fundamentación fáctica de la pretensión se encuentra determinado por el acto reclamado que, en sentido lato, puede ser una acción u omisión proveniente de cualquier autoridad pública o de particulares, el cual debe reunir de manera concurrente ciertas características, entre las que se destacan que se produzca en relaciones de supra a subordinación, que genere un perjuicio o agravio en la esfera jurídico constitucional de la persona justiciable y que posea carácter definitivo. En ese sentido, este Tribunal únicamente tiene competencia para controlar la constitucionalidad de los actos concretos y de carácter definitivo emitidos por las autoridades demandadas, encontrándose impedido de analizar aquellos que carecen de dicha definitividad por tratarse de actuaciones de mero trámite. Por ello, en el proceso de amparo constitucional, es imprescindible que el acto u omisión impugnada sea de carácter definitivo, capaz de generar en la esfera jurídica del 2 demandante un agravio de igual naturaleza con trascendencia constitucional; caso contrario, resultaría contraproducente, desde el punto de vista de la actividad jurisdiccional, la sustanciación de un proceso cuya pretensión carezca de uno de los elementos esenciales para su adecuada configuración, pues ello volvería improductiva su tramitación. 1.2 Además, la jurisprudencia constitucional ha establecido que en el amparo las afirmaciones de la parte actora deben justificar que su reclamo posee relevancia constitucional; pues si ella plantea aspectos puramente judiciales o administrativos que no revelan una posible vulneración a sus derechos fundamentales, aquellos no podrían ser juzgados en esta sede. Desde el punto de vista de la competencia material de la Sala, la proposición de lo que la ley y la jurisprudencia califican, en forma genérica, como asuntos de mera legalidad se interpreta como un defecto absoluto en la facultad de juzgar, lo que representa un óbice para examinar el fondo de la queja planteada. En ese sentido, debe recordarse que este Tribunal es incompetente, en razón de lo establecido en su marco normativo de actuación, para conocer aquellas cuestiones que tienen una exclusiva base infraconstitucional, dado que su regulación y determinación está prevista sólo en normas de rango inferior a la Constitución. La situación comentada motiva el rechazo de la demanda por falta de competencia objetiva sobre el caso, ya que decidir sobre lo propuesto en ella cuando carece de un auténtico fundamento constitucional significaría invadir la esfera de legalidad, obligando a esta Sala a revisar desde esa perspectiva las actuaciones de los funcionarios o autoridades que actúan dentro de sus respectivas atribuciones, para lo cual no se encuentra jurídicamente habilitada. 2. Expuestas las consideraciones precedentes, es necesario ahora trasladarlas al presente caso y, para tal efecto, resulta conveniente –debido a la multiplicidad de actuaciones citadas en la demanda– enumerar la totalidad de los actos que el abogado de la interesada impugna y atribuye a la autoridad judicial demandada. Así, el citado profesional reclama contra: i) la sentencia pronunciada el día 5-I-2010 en el juicio civil ordinario identificado con el número 40-CO-09, en virtud del cual el juez demandado, por una parte, declaró nulo el testimonio de escritura matriz de protocolización del laudo arbitral que dirimió el diferendo mercantil de su mandante y la sociedad DIANA, S.A. de C.V. y, por otra parte, ordenó dejar sin efecto la inscripción de la cancelación del asiento registral de nombramiento de gerente y del poder administrativo con facultades de administración y representación conferido al señor Hugo César Barrera Guerrero; ii) la resolución de fecha 12-I-2010 por medio de la cual se declaró ejecutoriada y pasada en autoridad de cosa juzgada la sentencia recién apuntada; iii) los oficios que ordenaron la cancelación de los asientos registrales mercantiles relacionados en dicha sentencia; y iv) la 3 providencia librada por el funcionario demandado al “… Tribunal Arbitral Ad-hoc en equidad…”, en virtud de la cual se le ordenó a este que notificara el laudo arbitral de fecha 5-IX-2008 al señor Hugo César Barrera Guerrero. 2.1 En lo que concierne a las actuaciones detalladas en los romanos ii), iii) y iv) del párrafo precedente, se observa que estas no constituyen actos que, por sí solos, sean capaces de ocasionar un agravio constitucional en la esfera jurídica de la señora Juhasz de Tesák, pues, en todo caso, la presumible afectación a los derechos constitucionales en el proceso que hoy se estudia podría producirse con la emisión de la sentencia que declaró la nulidad de la escritura pública de protocolización recién detallada. Sobre este punto, resulta imperativo acotar que, tanto la declaratoria de ejecutoriedad, como los autos en virtud de los cuales se ordenó la cancelación de los asientos registrales pertinentes y la práctica de la notificación al Tribunal Arbitral relacionado, son actuaciones que derivan directamente de la sentencia definitiva antes mencionada. Así las cosas, es válido señalar que, en atención a los propios efectos que producen al interior del proceso en cuestión, las resoluciones precitadas no revelan una afectación de orden definitivo en la esfera jurídica de la impetrante, sobre todo si se toma en consideración que estas son una mera consecuencia del pronunciamiento definitivo que se dictó en el juicio civil en comento. En razón de lo anterior, este Tribunal se encuentra imposibilitado para controlar la constitucionalidad de las actuaciones reseñadas en el presente parágrafo, debido a que –tal como lo señala la jurisprudencia anteriormente citada– el objeto material de la fundamentación fáctica de la pretensión de amparo debe estar constituido por actos que – además de ser atribuidos a una autoridad con poder de decisión– deben ser definitivos, exigencia que, en estos puntos en concreto, no se cumple. Por consiguiente, estos extremos de la pretensión planteada deberán ser rechazados preliminarmente mediante la figura de la improcedencia. 2.2 Por otro lado, el apoderado de la parte actora argumenta que la sentencia en virtud de la cual se declaró la nulidad del testimonio de escritura pública de protocolización antes relacionada, le vulnera a su mandante los derechos constitucionales de audiencia y a la seguridad jurídica. Así, para justificar tal afectación, el citado abogado expone, entre otras, las siguientes líneas argumentativas: i) El abogado Góchez Marín argumenta que las facultades del señor Gustavo Figueroa Matheu –segundo director propietario de la Junta Directiva de DIANA, S.A. de C.V.– no lo habilitaban para pedir la nulidad en el juicio en referencia, pues él carece de “… derecho de acción…”. En similar sentido, alega que tampoco tuvo que haberse 4 demandado al señor Hugo César Barrera Guerrero, porque –según su criterio– este tampoco tenía legitimación –pasiva– para figurar como sujeto procesal en dicho juicio. Sobre el particular, se observa que los términos en que han sido esbozados los alegatos descritos no revelan una probable afectación a los derechos de audiencia y seguridad jurídica de la actora, sino que, por el contrario, tienden a evidenciar que lo pretendido con este extremo de su reclamo es que se analice –desde la perspectiva de la legalidad ordinaria– si los sujetos intervinientes activa o pasivamente en el aludido juicio cumplían con los requisitos establecidos en la legislación secundaria para participar en aquel. Lo anterior, en definitiva, escapa a las competencias constitucionalmente conferidas a este Tribunal y, por ende, se configura respecto de dicha línea argumentativa, un vicio en este extremo de la pretensión que hace necesario su rechazo preliminar por medio de la improcedencia, por tratarse de un asunto de mera legalidad. ii) Aunado a lo expuesto, el relacionado profesional aduce que el juicio civil ordinario incoado ante el Juez de lo Laboral de Santa Tecla es un “… procedimiento inadecuado para conocer de la materia…” [resaltado suprimido]. Lo anterior, debido a que, según su parecer, si bien el citado juez “… tiene competencia en lo civil y mercantil en la ciudad de Santa Tecla […] el laudo, su protocolización y las inscripciones y marginaciones del Registro de Comercio, son esencialmente de naturaleza mercantil…”; en razón de ello, puntualiza que: “… el debido proceso obligaba a seguir un juicio mercantil y no uno civil, aunque el Juez, mediante artificios tuviera competencia territorial…”. En similar sentido, el abogado Góchez Marín explica que el arbitraje “… es una forma especial de dirimir conflictos jurídicos, que sustituye a los procedimientos que se ventilan ante los tribunales integrantes al Órgano Judicial…” y, justamente por su naturaleza procesal, “… sólo son admisibles determinadas causales de nulidad…”. Al respecto, este Tribunal considera necesario observar que, por un lado, los argumentos esgrimidos por el apoderado de la demandante pretenden evidenciar la supuesta incompetencia en razón de la materia del juez demandado, con base en alegatos relativos a la prórroga de la competencia territorial; y, por otro lado, gran parte de lo expuesto por el aludido abogado, parecería sugerir que el juicio incoado contra su patrocinada tenía como objeto principal discutir el contenido o el fondo del laudo arbitral –el fallo que dirimió el diferendo entre ésta y DIANA, S.A. de C.V.–, cuando, por el contrario, del relato de los hechos presentado se infiere que la naturaleza de dicho proceso es la de un juicio ordinario de nulidad de instrumento público, es decir, de la escritura pública en la que se protocolizó aquel. En razón de lo apuntado, resulta claro que el peticionario persigue, por una parte, que se analice si a partir de los supuestos en los que presuntamente se prorrogó la 5 competencia territorial de la autoridad judicial demandada, pudo haberse generado alguna irregularidad en cuanto a la competencia en razón de la materia de este; y, por otra parte, pretende que –en virtud del presente reclamo– se pronuncie un fallo sobre cuestiones que atañen al fondo del laudo arbitral cuya protocolización se ha reputado nula en sede ordinaria. Lo expuesto, en definitiva, pone de manifiesto que los fundamentos de este extremo de la queja planteada redundan en la simple insatisfacción de la interesada con el resultado obtenido en el referido juicio civil y, por consecuencia, no puede ser objeto de conocimiento de este Tribunal. iii) Por otra parte, el abogado Góchez Marín aduce una “… violación flagrante a la garantía de audiencia o del debido proceso [por] la incongruencia existente entre lo demandado y lo resuelto por el Juzgado…”, pues, según asegura, la parte demandante en dicho juicio solicitó “… la nulidad de la escritura matriz de protocolización, pero en la sentencia se declaró nulo el testimonio de la escritura matriz de protocolización…” [resaltado suprimido]. Sobre el particular, resulta necesario apuntar que el apoderado de la parte actora pretende sustentar este extremo de su pretensión en un aspecto eminentemente terminológico, situación de la cual también se deduce que el reclamo planteado carece de trascendencia constitucional, pues se fundamenta sobre una mera inconformidad con las expresiones utilizadas en la redacción de la actuación reclamada. En consecuencia, tal situación motiva el rechazo de este aspecto de la queja por falta de competencia objetiva, puesto que decidir sobre lo planteado en la demanda cuando es evidente la falta de una real fundamentación constitucional significaría invadir la esfera de la legalidad, obligando a este Tribunal a revisar desde una perspectiva infraconstitucional las actuaciones de los funcionarios o autoridades que actúan dentro de sus atribuciones, lo que, como queda dicho, no corresponde al conocimiento de esta Sala. III. Aclarados los puntos precedentes, se advierte que otro de los ejes argumentativos esgrimido por el abogado Góchez Marín para justificar la supuesta vulneración del derecho de acceso a la justicia de la señora Juhasz de Tesák, se refiere a la presunta falta de emplazamiento y consecuentes notificaciones de ésta en el aludido juicio ordinario, lo cual, según su parecer, ocasionó que dicha señora no tuviera conocimiento de la demanda interpuesta en su contra, ni de la consecuente sentencia definitiva, “… dejándola en indefensión […] y vedándole la oportunidad de alzarse contra ella…”. Asimismo, es importante acotar que si bien el abogado de la interesada sostiene que la notificación del laudo arbitral ordenada por la sentencia de fecha 5-I-2010, pronunciada por el Juez de lo Laboral de Santa Tecla, ocasionó una presumible afectación a la “... prohibición de reabrir juicios o procedimientos fenecidos…”, en el fondo, el relacionado 6 profesional –sin designarlo expresamente– hace alusión a la supuesta transgresión del derecho a la seguridad jurídica de su patrocinada. En razón de lo anterior, se aprecia que si bien el aludido abogado invoca una supuesta vulneración a los derechos de acceso a la justicia y a la “... prohibición de reabrir juicios o procedimientos fenecidos…” de su mandante, en esencia, los alegatos esbozados con relación a estos derechos hacen referencia, mas bien, a una posible afectación a los derechos fundamentales de defensa, a recurrir y a la seguridad jurídica; razón por la cual, en atención al principio iura novit curia –el Derecho es conocido por el Tribunal– y al artículo 80 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, se entiende que los citados derechos también han resultado presumiblemente afectados en el caso que nos ocupa. IV. Efectuadas las consideraciones que preceden, se advierte que la admisión de la presente demanda se circunscribirá al control de constitucionalidad de la sentencia pronunciada por el Juez de lo Laboral de Santa Tecla el día 5-I-2010, en el juicio civil ordinario de nulidad promovido contra la peticionaria e identificado con el número de referencia 40-CO-09, en virtud del cual el citado funcionario judicial, entre otras cosas, declaró nulo el testimonio de escritura matriz de protocolización del laudo arbitral que dirimió el diferendo existente entre su mandante y la sociedad DIANA, S.A. de C.V., y ordenó, además, que el Tribunal Arbitral Ad-hoc notificara el referido laudo arbitral al señor Hugo César Barrera Guerrero, conocido por Hugo Barrera. Dicha admisión se debe a que, según lo expuesto por el apoderado de la interesada, por un lado, el emplazamiento y los subsiguientes actos de comunicación en el referido proceso fueron realizados en el lugar indicado por la parte demandante en sede ordinaria, el cual no es ni el domicilio ni el lugar de trabajo de la interesada y, por consecuencia, ésta no pudo comparecer en el proceso y ejercer la defensa de sus derechos e intereses –dentro de los cuales se encuentran los derivados de su calidad de titular de acciones nominativas emitidas por la aludida sociedad–; y, por otro lado, debido a que dicho fallo ordenó la práctica de una diligencia judicial –notificación del laudo arbitral– a un tribunal que había cesado en sus funciones, con lo cual se posibilitó, presumiblemente, que el asunto debatido en dicha sede sea discutido nuevamente, cuando este ya ha fenecido. Lo anterior, habría ocasionado a la señora Juhasz de Tesák la supuesta vulneración de sus derechos constitucionales de audiencia, defensa, a recurrir, de propiedad y a la seguridad jurídica. V. Expuesto lo anterior, corresponde en este apartado examinar la posibilidad de decretar una medida precautoria en el presente amparo. 1. Al respecto, resulta necesario señalar que, como se ha sostenido en la resolución de fecha 20-X-2004, pronunciada en el amparo 552-2004, la suspensión del acto reclamado en el proceso de amparo se enmarca dentro de la categoría de las medidas cautelares y esta 7 se apoya sobre dos presupuestos básicos, a saber: la probable existencia de un derecho amenazado –fumus boni iuris–, y el daño que ocasionaría el desarrollo temporal del proceso –periculum in mora–. Asimismo, siendo que la finalidad del amparo es la tutela de los derechos consagrados en la Constitución, tal suspensión, como medida cautelar, tiene la función de paralizar la realización de actos que, de alguna manera, puedan resultar contrarios a la normativa constitucional. 2. Dicho lo anterior, cabe también señalar que en la resolución del 25-IX-2000, pronunciada en el proceso de amparo 391-2000, se sostuvo que la suspensión de los efectos del acto reclamado resulta inoperante cuando el acto o actos impugnados se han consumado a la fecha de incoarse el proceso de amparo, es decir, cuando se han realizado total o íntegramente sus efectos, consiguiendo en consecuencia con plenitud el objeto para el que fueron dictados. En consecuencia, cuando las actuaciones controvertidas se han ejecutado en toda su integridad, es evidente que la suspensión resulta improcedente, puesto que esta no tiene materia en que operar o sobre la cual desplegar eficazmente sus efectos. 3. Trasladando las nociones descritas al caso que nos ocupa, es necesario señalar, en primer lugar, cuáles son las consecuencias concretas que la actuación impugnada ocasiona; para, posteriormente, analizar si la ejecución de dichos efectos ha sido concretada y, por ende, determinar si es procedente conceder una medida cautelar en el presente proceso. En ese orden de ideas, se observa que el acto impugnado no solo tiene como consecuencia dejar sin efecto las cancelaciones registrales del nombramiento de gerente y del poder administrativo con facultades de administración y representación conferido al señor Hugo César Barrera Guerrero, las cuales habían sido originalmente dictaminadas en virtud del laudo arbitral antes relacionado, sino que, además, mediante aquel se ordenó al Tribunal Arbitral Ad-hoc –cuyas funciones han presumiblemente cesado– que notifique al señor Barrera el laudo recién relacionado. 3.1 Con relación al primero de los efectos puntualizados en el párrafo que precede, se advierte que según consta en el escrito de aclaración y ampliación presentado por el apoderado de la peticionaria, el Registro de Comercio “… por órdenes expresas del Juzgado tuvo que cancelar la inscripción de la escritura de protocolización del laudo arbitral, y como consecuencia, de las marginales que afectaban las inscripciones relativas a la credencial de gerente general y al poder general administrativo que ostentaba el señor Hugo César Barrera…”. En ese sentido, conceder una protección precautoria con respecto a este punto concreto resultaría ineficaz, pues esta no podría desplegar sus efectos dentro de la esfera particular de la peticionaria, ya que, como se expuso supra, se ha consumado plenamente 8 esta consecuencia jurídica de la actuación cuya constitucionalidad se controvierte en esta sede. Asimismo, es menester agregar que si bien el abogado Góchez Marín manifiesta que las actuaciones descritas en los párrafos antecedentes “… deben ser revertid[a]s en virtud del amparo pedido…”, acceder a lo solicitado por el relacionado profesional implicaría desnaturalizar la esencia de las medidas cautelares que esta Sala se encuentra habilitada a decretar, ya que, de conformidad con la Ley de Procedimientos Constitucionales, este Tribunal no está facultado para ordenar que se retrotraigan situaciones de hecho o jurídicas ya consolidadas, sino que, por el contrario, únicamente le compete evitar la alteración del estado fáctico de la situación controvertida, interrumpiendo la realización de actos que resulten contrarios a la normativa constitucional, siempre que ello fuere posible. En razón de lo expuesto en los párrafos precedentes, con respecto a este punto es evidente la inexistencia de situaciones que puedan preservarse mediante la adopción de una medida cautelar y, por lo tanto, no resulta procedente ordenar la suspensión de los efectos del acto impugnado. 3.2 Del mismo modo, otro de los efectos emanados del acto impugnado en este amparo parecería también haberse concretado en su totalidad, pues de lo relatado por el apoderado de la demandante se infiere que la notificación ordenada por el Juez de lo Laboral de Santa Tecla al Tribunal Arbitral Ad-hoc ya fue efectuada. Por consiguiente, sobre este punto tampoco es posible evitar la realización de actos que resulten presuntamente contrarios a la normativa constitucional. Por tanto, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 12, 19, 20, 21, 79 inciso 2° y 80 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE: 1. Tiénese al abogado Ángel Góchez Marín como apoderado de la señora Ildikó María Juhasz de Tesák, en virtud de haber acreditado en forma debida la personería con la que interviene en el presente proceso. 2. Declárese improcedente la demanda incoada por el citado profesional en el carácter recién detallado, contra actuaciones emitidas por el Juez de lo Laboral de Santa Tecla, en el juicio civil ordinario de nulidad tramitado bajo el número de referencia 40-CO09; específicamente, el proveído de fecha 12-I-2010 por medio del cual se declaró ejecutoriada y pasada en autoridad de cosa juzgada la sentencia emitida en el referido juicio; los oficios que ordenaron la cancelación de los asientos registrales mercantiles relacionados en la aludida sentencia; y la providencia librada por el funcionario demandado al “… Tribunal Arbitral Ad-hoc en equidad…” en virtud de la cual se le ordenó a este que notificara el laudo arbitral de fecha 5-IX-2008 al señor Hugo César Barrera Guerrero; por ser estas meras consecuencias del pronunciamiento definitivo emitido en el juicio civil en 9 comento y, por tanto, no ser susceptibles de producir una afectación de orden definitivo en la esfera jurídica de la interesada. 3. Declárese improcedente la demanda incoada por el referido profesional en el carácter antes relacionado, contra la sentencia definitiva proveída el día 5-I-2010 por el Juez de lo Laboral de Santa Tecla, específicamente, en lo que concierne a la supuesta admisión de partes que no tenían derecho de acción para pedir la nulidad ni de ser legítimo contradictor en dicho proceso; a la presumible falta de competencia para conocer de la materia; y, finalmente, a la presunta incongruencia existente entre lo solicitado y lo resuelto por la autoridad demandada en el citado juicio de nulidad –líneas argumentales desestimadas en el número 2.2 del considerando II de la presente resolución–. 4. Admítese la demanda firmada por el abogado Góchez Marín en el carácter de apoderado de la señora Ildikó María Juhasz de Tesák, a quien se tiene como parte, contra la sentencia proveída por el Juez de lo Laboral de Santa Tecla el día 5-I-2010 en el juicio civil ordinario de nulidad identificado con el número 40-CO-09, concretamente, debido a que, por un lado, el emplazamiento y los subsiguientes actos de comunicación en el referido proceso fueron realizados en el lugar indicado por la parte demandante en sede ordinaria, el cual no es ni el domicilio ni el lugar de trabajo de la interesada y, por consecuencia, esta no pudo comparecer al proceso y ejercer la defensa de sus derechos e intereses; y, por otro lado, debido a que dicho fallo ordenó la práctica de una diligencia judicial –notificación del laudo arbitral– a un tribunal que había cesado en sus funciones, con lo cual se posibilitó, presumiblemente, que el asunto debatido en dicha sede sea discutido nuevamente, cuando el mismo ya ha fenecido. Lo anterior habría ocasionado a la peticionaria, la presunta vulneración a los derechos constitucionales de audiencia, defensa, a recurrir, de propiedad y a la seguridad jurídica, consagrados en los artículos 2 y 11 de la Constitución de la República. 5. Sin lugar la suspensión provisional de los efectos del acto impugnado, de conformidad con las nociones expuestas en el considerando V de la presente decisión 6. Informe dentro de veinticuatro horas el Juez de lo Laboral de Santa Tecla, autoridad que deberá expresar en su informe si son ciertos los hechos que se le atribuyen. 7. Requiérese al Juez de lo Laboral de Santa Tecla que informe sobre el lugar en el que pueden ser notificados los señores Gustavo Figueroa Matheu, en calidad de Segundo Director propietario de la sociedad DIANA, S.A. de C.V., y Hugo César Barrera Guerrero, quienes han sido señalados por el apoderado de la peticionaria como terceros beneficiados con la actuación reclamada en este proceso. 8. Identifique la autoridad demandada el medio técnico por el cual desea recibir los actos procesales de comunicación. 10 9. Tome nota la Secretaría de este Tribunal del lugar indicado por el abogado Góchez Marín en calidad de apoderado de la parte actora para recibir los actos procesales de comunicación. 10. Notifíquese. ---F. MELÉNDEZ---E. S. BLANCO R.---R. E. GONZÁLEZ B.---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---E. SOCORRO C.--RUBRICADAS. 11