Número 92, 40 págs - Escuela popular de Oporto

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ESPECIAL BIC LITERARIO
Número 92
Mayo 2007
www.escuelapopulardeoporto.org
ESPECIAL BIC LITERARIO
Número 92
Mayo 2007
3
Presentación
4
Relatos
34
Informaciones
36
Opinión
37
Sugerencias de la
CAC
40
Contraportada
www.escuelapopulardeoporto.org
Equipo para el BIC 92
Pedro Plaza, Isabel García, Laura
Flores, María Cabello, Pilar Ruiz,
Macu Serrano, Abundio de la
Fuente, Alicia Laguna, Paloma
Ponce, Lolita Fernández y todas
las personas que han aportado su
relato o su historia para este BIC
Literario.
Queremos expresar nuestro
agradecimiento a los autores y autoras
de las fotografías e ilustraciones
incluidas en este BIC, y que permiten
darle un toque de color
www.escuelapopulardeoporto.org
Número 92
Mayo 2007
2
RELATOS
PRESENTACIÓN
“Organícense, instrúyanse, conmuévanse...
Necesitaremos toda nuestra fuerza,
inteligencia y entusiasmo”
A. Gramsci
Dice Paul Aster en su última novela que “Nunca debe subestimarse el poder de los libros”, desde el BIC,
además de estar de acuerdo con él, entendemos que los libros no siempre tienen que tener muchas
páginas ni tienen que estar escritos por gente famosa. Pensamos que todas las personas tienen algo que
contarnos, algo que imaginar, algo que soñar, algo que decirse y decirnos. Y por eso hemos vuelto a
dedicar otro número del BIC a nuestros relatos, a nuestras cosas, a nuestros escritos.
Muchas personas han colaborado en este BIC, cada una como ha querido en extensión y forma, unas han
firmado el escrito, otras no. Para algunas era la primera vez que escribían algo para ser leído por otras, a
otras hemos tenido que traducirlas, para saber lo que nos cuentan las que vienen de tierras lejanas...
Este BIC tiene el valor de ser parte de la Cultura Popular, por eso más que ningún otro, puede ser
utilizado en las clases como material de trabajo, con lecturas donde podamos reconocernos.
Para completarlo hemos añadido cuatro pequeños relatos de autores conocidos, además de las secciones
de Opinión, Informaciones y Sugerencias de la Comisión de Actividades Culturales.
Que disfrutéis este número 92 del BIC, que desde octubre de 1985 no ha dejado de estar en nuestros
quioscos.
3
RELATOS
Los niños del coro
No sé si yo sabré contar la historia de
un libro que he leído, pero lo voy a
intentar. El título es “Los niños del
coro”.
Es un colegio de niños con problemas
de adaptación y, por lo tanto, un colegio
especial para ellos. Pero el director es
muy recto y los castiga mucho, los
pega, los mete al calabozo cuando
hacen cosas malas; y un día le dieron
una paliza al director.
Estos niños tienen clase de música, y
ese profesor no los castiga, les habla,
los entretiene, y a la hora de clase los
tiene a todos allí como amigos. Pasan
muchas cosas más, pero no puedo
contarlas aquí; pero sí diré que se
consigue más por las buenas, que por
las malas; es un ejemplo.
Consuelo González Cabezuela (Cultura)
(t kiero +kami vida)
El sonido del móvil me despertó. Era el mensaje de
Sergio, que como en los anteriores San Valentín, me
enviaba. Según leía su esquemático texto (t kiero + k
a mi vida) presentí que este sería el último. Los
Yahoos, una tribu de África que según El Informe de
Brodie, recogido por J.L. Borges, gozaban de la
facultad de la previsión, declaraban con tranquila
certidumbre lo que sucedería en las próximas horas:
Una mosca me rozará la oreja o no tardaremos en oír
el canto de un pájaro. Esa certeza es la que tuve yo.
Mientras bajaba y subía las interminables escaleras
mecánicas de la línea 6, camino del trabajo, una
silueta difusa trataba de entrar en mi mente: media
melena, ojos castaños, pendientes de aro grandes,
figura menuda, nada que ver con Sergio. Sacudía la
cabeza confusa e incrédula, pero la imagen volvía con
más fuerza.
Al entrar en la redacción del periódico se materializó
el dibujo de mi mente: la sustituta de María estaba allí
y cruzó conmigo la mirada. Y deseé con todas mis
fuerzas que el don de los Yahoos fuese cierto.
Julián Díaz Toledo (Taller de Danza)
4
RELATOS
Mi pueblo
Castro de Fuentidueña. Segovia
Yo nací en un pueblo de Burgos que se
llama Anguix Ribera del Duero. Es un
pueblo muy pequeño, de unos
doscientos vecinos pero muy bonito.
Tiene una plaza muy bonita, con
jardines en el medio y una fuente con
dos caños y un pilón grande, donde
daban de beber a los animales. Pero
ahora todo ha cambiado y ahora sólo
sirve como adorno.
También antes las calles eran todas de
barro y ahora están todas asfaltadas.
Tenemos una iglesia muy bonita, donde
todos los años anida la cigüeña.
También hay una ermita que está en un
cerro y debajo están las bodegas , donde
antiguamente se metía el vino. Ahora
son dignas de visitar.
Los domingos sube la gente a merendar,
es una tradición de muchos años atrás.
El día 24 de Junio se celebra la fiesta de
San Juan. Ese día se baila al santo y
también se baila la jota delante de él. Al
terminar la ceremonia de la misa, se da
un aperitivo y después por la noche hay
verbena en la plaza.
Voy a contar algo de mi niñez, en casa de mis padres.
Somos una familia de seis hijos más mis padres. Yo
soy la tercera de los seis. Éramos una familia
humilde. En casa había lo necesario para comer
entonces, pan, huevos, queso y algunas verduras.
En las matanzas y la vendimia nos uníamos a otras
familias. El mismo día se hacían las morcillas y una
sopa que se llama “calducho” y se llevaban a casa de
los vecinos y los más allegados.
Los mozos de entonces hacían bromas y robaban
alguna pieza del cerdo de cualquiera para ir a
merendar a las bodegas, pues entonces había vino en
casi todas las casas, que nosotros mismos
preparábamos en lagaretas pequeñas y que nosotros
mismos pisábamos en la vendimia. También nos
achispábamos, pero entonces estaba bien. Los mozos
ponían perdidas a las mozas con el jugo de las uvas y
después en la plaza del pueblo por la noche se hacían
buenas juergas. Éramos felices.
Juana Pecharromán (Cultura)
Rafael Villaverde (Cultura)
5
RELATOS
Viaje a Fátima
Fiestas de Navidad
He estado en Fátima, con mi cuñado y
mi hermana. No hemos dejado nada por
ver. En el hotel nos juntamos con otros
españoles y salíamos juntos a todos los
sitios.
Vimos el museo donde se relata todo lo
que pasaron los niños hasta que les
creyeron. Es precioso. Por la tarde,
hicimos el Vía Crucis por el campo
donde iban los niños para que pastaran
las ovejas. Después bajamos al pueblo a
ver las casas donde vivían Lucía y
Jacinta que son muy humildes.
Todos los días a las nueve de la noche
hacen la procesión de las antorchas, con
gran fervor y silencio. Hay que verlo y
vivirlo.
Estuvimos cinco días en Fátima y al
volver pasamos por Trujillo y también
en Guadalupe. Entramos en la Catedral
a ver a la Virgen y dimos una vuelta por
el pueblo que me gustó mucho.
Yo me lo pasé tan bien que no me
importaría repetir la experiencia.
Soy Antonia, de “Cultura” y voy a contar algo de lo
que he hecho en Nochebuena. He estado en Sevilla,
pues yo soy de allí. He ido a pasar unos días con mis
primos y mi sobrino político, que está muy solo y
muy triste y llora por su mujer, mi sobrina. Yo le
aprecio mucho pues me trata muy bien y creo que él
también me aprecia, pues si no no me invitaría a ir a
su casa, que era de mi hermana y mi sobrina.
Pasé con él la Nochebuena y el día de Pascua lo pasé
con mis primas y las hijas de mis sobrinas. Nos
juntamos veinte personas y lo pasamos muy bien.
Al día siguiente me fui al barrio de Santa Cruz, a la
plaza de América y al parque de María Luisa .Otro
día fui a ver la Esperanza Macarena y al Cristo del
Gran Poder. Oí misa y les recé un rosario pues
cuando voy a mi tierra (que voy muy poco) siempre
me gusta ir a verlos.
Estuve nueve días y me recorrí las principales calles
de Sevilla , pues no sé cuándo volveré y yo quiero
mucho a mi Sevilla y me gustaría vivir en mi tierra ,
pero aquí tengo a mis hijos y a mis nietas , y también
me gusta mucho Madrid pues llevo cincuenta y dos
años aquí .
Antonia Kiernans (Cultura)
Milagros (Cultura)
6
RELATOS
De Mali a Madrid
Soy Oumar Dombia, nací en 1973 en
Costa de Marfil. Cuando tenía cuatro
años nos fuimos toda la familia a
Bamako, capital de Malí. Allí fui al
Colegio hasta primaria, aprendí árabe.
Tuve que dejar el colegio para ayudar
a mi padre, campesino, tenía muchas
hectáreas de campo de mango y
también ganado, y ganaba lo
suficiente para vivir.
Como sabes en África toda la familia
trabaja para el padre y él se ocupa de
la familia, comida, ropa, vivienda,
problemas de salud, … Cuando murió
mi padre, el hijo mayor ocupó su
lugar, pero este hijo mayor empeoró
las cosas y nada va bien, algunos
hijos piensan cambiar sus cosas.
Por eso pensé en salir hasta Libia
donde estuve once meses, antes pasé
por Argelia. Desde allí me fui a Italia,
fue un viaje terrible, tres días y tres
noches en el mar, sin comida; el agua
se terminó en el segundo día. Por fin
llegamos a Italia sanos y salvo. En
Italia estuvimos dos meses y desde
allí, pasando por Francia, nos
dirigimos a España. La ciudad donde
me pienso quedar en España es
Madrid, aquí llevo viviendo cuatro
años. En España hay gente buena y
mala, como son los seres humanos en
todo el mundo. Ojalá que todos
fueran como mis profesores en el
Colegio.
Oumar Doumbia (Español para
inmigrantes. Traducido del árabe)
7
RELATOS
Érase una vez
Érase una vez una persona que vivía
con un cuerpo desconocido, no sabía si
era el suyo o el de otra persona.
Llevaban mucho tiempo juntos, tantos
que casi se había olvidado de cuidarle,
de mimarle como se merecía, de darle
todo el cariño que ese cuerpo
necesitaba.
Le ignoraba desde que se levantaba
hasta que cansada de él se acostaba.
Pero llegó el día que dijo ¡basta! A
partir de ahora voy a intentar valorarte
más, poner todos los medios a mi
alcance para conseguirlo, darte cariño,
mimarte, cuidarte y sentirte vivo, para
que seamos felices los dos, tu y yo.
Gracias a Paloma, Cristina, Alicia y
Carmen.
Loli Sanz de la Oliva (Danza y Yoga)
8
RELATOS
Momentos
Son muchos los momentos a lo largo de nuestra
vida, que nos hacen tener sentimientos y
sensaciones, tanto buenas como malas.
Recuerdo un día de otoño, acababa de llover y
estaba saliendo el sol, pensé que sería bueno
salir a pasear por el campo. En esos momentos
necesitaba tranquilizarme y poner mis
pensamientos en orden.
Al salir al campo y ver el colorido otoñal de los
árboles, las hojas caídas, el sol brillando a través
de la fina lluvia que aún caía, con un inicio de
arco iris, me di cuenta de lo afortunada que era
al poder ver tanta belleza junta.
Eso me hizo recordar aquel abrazo que me dio
una vez una vez una persona, que, aunque no me
conociera mucho, puso en ese abrazo tanto
calor, tanta ternura, tanto amor y complicidad,
que me hizo volver a la vida.
Gracias por hacerme sentir así.
De desoladores paisajes
El canto del jilguero y el ruiseñor
Sobre este recio árbol no volverán
-Corren vientos traidores como un volcánA deleitar al humilde regidor.
Vientos del pueblo que no perdonarán
El escarnio, la impunidad y el dolor
Que crea la risa del Inquisidor
Ante tamaño ecológico desmán.
Además del inefable Gallardón
Con su irrefrenable afán devastador
Nos llega su gran aliado el ventarrón
Cual tétrico espíritu de segador
Armado de guadaña y su toisón
Nos premia con paisaje desolador.
Eduardo Prieto (Español para Inmigrantes)
Anónimo
9
RELATOS
Una leyenda Rumana
Un importante señor ha decidido llamar a
los constructores para construir un edificio,
la Iglesia. Este albañil, Manolo, llegó con
ocho albañiles para hacer un gran edificio,
pero cada día todo lo que construían
durante la jornada se desmoronaba por la
noche.
Este albañil tuvo un sueño: La primera
esposa que viniera con comida para su
marido debía dejarla entre los muros.
Todos esperaban la hora en que solían
llegar las esposas. Desde lejos Manolo ve a
su esposa llegar y ruega a Dios que
intervenga con lluvia fuerte para que su
esposa no vaya hacia él por la noche. Pero
su esposa es muy fuerte. Su marido
llorando debe construir.
Desde entonces esta leyenda ha quedado en
nuestra memoria.
Este edificio se encuentra en la ciudad de
Curtea de Anges, Rumanía.
Elena Serbanuescu (Español para
inmigrantes. No disponemos del original
en rumano)
Nos ha sido imposible traducirlo
10
RELATOS
Mi abuelo Ruguel
Mi abuelo Ruguel, que es bastante
mayor, siempre tenía un gran sentido
del humor. Le recordaré por su
inteligencia. Su vida fue bastante
difícil, con muchos problemas, pero
él siempre supo sobrevivir y
comenzar de nuevo. Junto a mi
abuela han sido un matrimonio muy
entrañable, a ella le gustaba gastarle
bromas muy a menudo. Recuerdo que
una vez mi abuelo estaba arreglando
la fuente en el patio y después de
haber trabajado muy duro, mi abuela
le preguntó ¿qué tipo de monumento
es esto? y mi abuelo en vez de
enfadarse (había trabajado mucho) le
contestó alegremente: "puede que lo
sea, pero es un monumento cultural"
Recuerdo también que a veces
trabajaba como zapatero en casa. A
menudo venía una chica pidiendo que
le arreglara los tacones de los
zapatos. Pero la chica dejó de venir y
mi abuela dijo que sería porque no
estaba contenta con el trabajo, a lo
que mi abuelo contestó que ella no
venía más porque el había hecho su
trabajo perfectamente y no tenía
necesidad de venir más.
Veska Alexandriova (Español para
inmigrantes) Traducido del búlgaro
11
RELATOS
Felices veranos de los 70
Aquellos felices veranos de los años 70 teníamos cuatro hijos y pocos recursos económicos. Como no
podíamos ir a otro lugar y teníamos lo justo para ir viviendo, nos íbamos a Segovia, nuestra tierra; allí
teníamos toda la familia y primos con los que habíamos compartido nuestra vida de novios.
Íbamos a casa de mis padres y mis dos hermanos, que también venían de fuera con sus dos hijos.
La casa era antigua, cuatro habitaciones, y un patio. Alrededor había terrenos donde los críos, junto con los
hijos de mis primos, jugaban y se divertían.
Quedábamos con los primos para ir al campo, donde había un río que cubría poco; los críos cogían
renacuajos y peces. También íbamos a la Pinilla, a Cotos, Peñalara y Rascafría.
Los maridos madrugaban para ir a comprar. Traían un saco de pan, otro de sandías y melones, varias cajas
de refrescos y dos barras grandes de hielo, las metían en otro saco, y en el campo metían las bebidas, y de
esa forma bebíamos todo el día fresquito; también llevábamos mantas para sentarnos y tumbarnos en ellas.
Para el traslado, a los 20 niños que juntábamos entre todos, los llevaban en la furgoneta y detrás íbamos los
demás en los coches que teníamos, aquellos famosos 600.
Nosotros, los mayores, pasábamos el tiempo hablando, contando anécdotas, chistes y juegos.
Al anochecer regresábamos cantando. A los críos les acostábamos y los papás nos íbamos a las verbenas,
de los barrios o pueblos cercanos.
A la hora de dormir era una juerga; teníamos que tirar dos colchones al suelo, por falta de camas. Unos
roncaban silbando, otros lo hacían con mucho ruido, y los otros risa por aquí, risa por allá.
¡Esas maravillosas vacaciones! Hoy con nuestros hijos, que algunos tienen 40 años, todavía las seguimos
recordando con nostalgia y pena, pues varios de esos familiares ya no están en este mundo.
Josefa García Gil (Cultura)
Portugal
Voy a contar cuando fui a Fátima, pues a mí me gustó cuando fuimos a las casas de los pastorcitos a los
que se les apareció la Virgen, pues eran muy pobres; Dios es de la gente más pobre, pues se le apareció a
los tres, pero sólo la veía uno, los otros sólo la oían pero no la pudieron ver.
Pues llovía mucho, pero íbamos todos los días a la procesión de los velas, bebíamos agua del pozo donde
se aparecía la Virgen.
12
Victoria Bravo (Cultura)
RELATOS
Vía Lusitana
Desde la ventana
Rojos, amarillos, azules, blancos y verdes.
Amapolas, cardos, espigas, campanillas.
Color y luz en la calle.
Alegría por las huertas,
kilómetros de optimismo al sol.
Camaradería. Don de la primavera.
Criaturas con sobrepeso,
"Ruta del colesterol"
Vía;
salud y vida,
esperanza,
corazón.
Desde la ventana no distingo nada
porque mis ojos no quieren ver;
a la mujer maltratada, violada y discriminada.
A los que deambulan por tierra yerma
sin encontrar arroz, mijo ni "pijo".
A los mocosos con metralleta,
infantes de la guerrilla,
necesitados de teta y papilla.
A los errantes, desconocidos, desentendidos,
vagabundos y enloquecidos,
sin cobijo ni cobertizo.
A los pasajeros de patera.
Atrás dejan; casa, familia, cultura y tierra,
explotación u otras suertes.
A los desnortados, moldeables y obcecados.
Marionetas de ideas ajenas,
esclavos de sus creencias,
patrimonios de un caudillo;
fanáticos, gregarios, infelices,
inseguros, pobres de espíritu …
Desde la ventana no distingo nada
porque mis ojos no quieren ver.
Agustina Rodríguez (Pintura)
Agustina Rodríguez (Pintura)
13
RELATOS
Control de Calidad
- ( Nunca he querido hacerle daño..., pero se pone tan pesada... No entiende que mi trabajo me pone muy
tenso y que lo que menos desea un hombre al llegar a casa, es tener una discusión estúpida y molesta. Espero
que disimule las marcas para la cena con sus padres, porque si no... Se me fue la mano..., como el otro día en
comisaría; pues no se pone gallito el muy gañán. No era mi intención, pero el tío no hacía más que tocarme
las... Bueno, lo han arreglado como suicidio. Más vale que el juez no pretenda también tocármelas..., porque
le suelto un par de... ¡La madre que me parió! ¡Me estoy poniendo nervioso! Vamos a tener que hacer una
visita al Veterinario. Aunque estoy de ver su cara hasta...) Nos vamos al puente.
¿No quieres donuts?
- Deja de comer que te vas a poner cebón.
- En cambio tú, cada día estás más delgado. ¿Te has visto?
- Me gusta guardar la línea
- La línea no..., la raya.
- ¡Arranca de una puta vez!
El sol se pone apaciblemente sobre el Puente de Vallecas, con la única salvedad de algunos gritos con acento
exótico y el maldito ruidito de las máquinas tragaperras de fondo. Dale tiempo a Argensola y acabará
pidiendo comisión hasta por las máquinas legales. Imparable afán recaudatorio el de este hombre. Que
elemento ha perdido el alcalde.
- Agente Argensola, ¿qué le trae por aquí?
- No me llames agente.
- Supongo que viene a abusar de la generosidad de los que nos ganamos la vida honradamente.
- Ah! No me hagas reír, Veterinario, y prepárame una buena papela de farlopa.
-Con todos los manguis de la mafia inmobiliaria que hay por ahí fuera para detener y vienes a molestar a la
gente pobre y honrada..., eso no está bien, agente Argensola... ¿O es que también les pasáis la factura...?
- No me llames agente..., de eso ya se ocupan los consejeros. No me meto en los negocios de otros. Como tú
tampoco deberías meter las narices donde te las puedan cortar...Vamos a probar eso.
- Toma
- A ver...¡snff!.., muy buena...
- Tú si que sabes, agente Argensola.
- ¡Que no me llames agente, cojones! ¿Quién coño te crees que eres en este mercado de muerte?
- ¡Qué estupidez! Ves demasiado la tele y no te enteras de nada. ¡Qué rollo os traéis con la muerte! La
muerte nos devuelve la buena reputación perdida, además de eliminar definitivamente las envidias. Las
gasolineras y los concesionarios de coches... esos sí que matan gente. Y la comida basura, y el colesterol. Yo
no tengo control de sanidad, pero la hamburguesería de la esquina tampoco..., o muy poco control. Diga lo
que diga el Dr. Cabrera a mí todavía no se me ha muerto ningún cliente. ¿Puedes tú decir lo mismo...?
Eduardo Prieto (Español para Inmigrantes)
14
RELATOS
En Madrid desde Brasil
Dejé mi país, Brasil, a fin de buscar un trabajo
para que así pudiera dar un futuro mejor a mis
hijos. Pues las condiciones en que se encuentra
mi país son muy difíciles para sobrevivir y
trabajar y dar algo bueno para el sustento de mis
hijos que dependen en todo de mí, debido a que
en este momento no tienen un padre que les
cuide.
Por eso había que tomar una decisión, dejar todo
y probar un futuro marchando a España.
Me siento muy sola en este momento pero no
estoy sola porque tengo a Dios en mi corazón que
vive eternamente conmigo. Tengo la certeza de
que voy a vencer con las gracias de nuestro buen
padre que se llama Dios.
Lareci Aparecida Munhoz
(Español para inmigrantes. Traducido del
portugués)
15
RELATOS
Tierras de Guadalajara
Tierras de Guadalajara,
Castilla por excelencia;
tierras áridas y rústicas,
pedregosas y resecas.
Con sus montañas peladas,
con sus encinas añejas,
con sus vegas soleadas,
que brotan en primavera.
Castilla, tierras pobres en cosecha,
explanadas de baldío,
de barbechos y rastrojos,
pero ricas en nobleza.
Tierras del “Campeador”,
de castillos y majadas,
donde el pobre labrador,
va sembrando con amor,
entre los cardos y haliagas.
Encorvado y aterido
con la alforja a sus espaldas,
el va devanando el trigo,
Y cerrando sus entrañas.
Allá por el mes de julio
cuando la espiga dorada
se balancea en el viento
a punto para cortarla,
este mismo labrador
surco a surco, palmo a palmo,
va dejando su sudor,
hasta partírsele el alma.
Ya tiene el trigo en la era;
cae el sol abrasador;
dando vueltas a la parva,
y mientras se traga el polvo,
va limpiándose el sudor;
pero no se da ni cuenta
porque el sol para la parva,
cuanto más queme, mejor.
Cumpliendo iba el mes de octubre,
cuando por la chimenea
se oye azotar ese viento,
que hasta la lumbre se lleva.
Cuando las hojas se caen,
cuando los prados se secan,
se oyen doblar las campanas.
Doblan a clamor y a duelo,
doblan como si llorarán,
porque se ha muerto el abuelo.
Callandito no protesta;
estos hombres de mi tierra
pequeños en estatura,
pero grandes en nobleza.
(A mis tierras, a mi pueblo y a mi padre).
Antonia Nogueroles (Historia del Arte)
16
RELATOS
Pozoblanco
El pueblo donde nací. El que abre su vientre altivo. El que corona su sierra de madroñeras y olivos,
racimados de aceitunas, entre nogales y pinos y un verde, verde esmeralda, romero y tomillo, entre vuelos
de avutardas, zarzales, tordos y mirlos, que junto con los jilgueros, romanceros, peregrinos, alegran las
mañanas golgoreando chirridos,
Pozoblanco, cuna donde nací porque lo quiso el destino en el monte los olivos.
Pozoblanco, lloro y lloro tu marcha hacia el paraíso desde tu eterna morada, porque lo quiso el destino,
con tu verso fresco y limpio, profundo como fue tu alma en busca de lo infinito, como Pedro ante el
Maestro en el monte de los olivos.
Pozoblanco llora y llora tu marcha hacia el paraíso.
Consuelo Romero (Cultura)
Vivir la Escuela
En la Escuela Popular de Oporto, se vive la vida con entusiasmo e interés comunitario.
Aquí todas/os venimos a aprender y también a enseñar. Todos tenemos algo diferente a los demás que
puede ayudarnos a comprender otras cosas; a vivir de distinta manera, a resucitar nuestras ilusiones, a
mantener viva la llama del querer saber cada día algo más, a tener inquietudes.
Nunca debemos darnos por vencidas/os porque seamos mayores. Mientras tengamos ilusiones por
trabajar, aprender, ayudar, significa juventud y vida.
Pienso que la Escuela es como un imán que atrae, dejaros atrapar, seguro que entonces la pereza, que es
nuestro gran enemigo, no entrará en nuestras vidas, y esa enfermedad horrible de la depresión huirá de
nosotras/os porque no nos dejaremos vencer; y con ganas o sin ganas todos los días a la Escuela Popular de
Oporto.
17
Agustina Portabo (Yoga)
RELATOS
Recuerdos de mi infancia
Cuando yo era muy joven, pasé una temporada con mi hermana en casa de mis abuelos en el pueblo.
Eran años duros y de necesidad.
Una mañana mi abuela nos mandó a mi hermana y a mí a llevar el almuerzo a nuestro tío que estaba en las
faenas del campo.
A lomos de un borrico y cargadas con la comida, nos dirigimos a realizar el “mandao”. Por el camino y
para matar el aburrimiento (bueno, para ser sinceros, el hambre) íbamos sacando del puchero, cucharada a
cucharada, los garbanzos, el magro, la verdura …)
Al llegar al lugar donde mi tío se encontraba, éste nos recibió y se dispuso a realizar su merecido descanso
con el almuerzo que le enviaba su madre. Al volcar el puchero y ver que solo salía caldo, nos dijo:
¡Pero hijas! ¿Qué ha pasado con la comida?
Mi hermana contestó:
Tío, es que se me cayó el puchero al suelo y solo pudimos recoger el caldo.
Mi tío, que aunque analfabeto era muy inteligente, dio un beso a mi hermana y se puso a comer.
En la actualidad y sólo de vez en cuando, con una mezcla de alegría y tristeza, recordamos esta historia.
Taller de Memoria
Qué bello es el cine
En un pequeño pueblo de Cuenca llamado Cañete, hace ya bastantes años, llegaron unos hermanos (que
bien podrían haber sido los Lumière) con un proyector y un puñado de películas.
Se fueron a la “Casa del Pueblo” y hablaron con el Alcalde para organizar la función, pero, había un
problema, la gente no tenía dinero.
La solución fue rápida y sencilla, en aquella época, muchos de los negocios se realizaban con “trueque”.
Pronto se llegó a un acuerdo “vosotros nos dais un huevo de gallina a cambio de una entrada” y así
pudimos disfrutar de aquellas películas que aún guardo en mi memoria.
18
Taller de Memoria
RELATOS
COSAS NUESTRAS (CURSOS BÁSICOS)
Soy María y voy a contar mi vida. Cuando yo era pequeña, mi madre me puso en un taller de coser para
hacerle los vestidos a mi hermana. Ahora me alegro de haber aprendido a coser.
Cuando vine a Madrid me coloqué en un taller a coser ropa de niño. Me daban el trabajo para que me lo
llevara a mi casa y terminara la tarea. Y me acostaba a las cuatro de la mañana.
Yo voy a contar una cosa que cuando era pequeña me asustó en la casa del pueblo.
La casa tenía un pozo en el patio y se cayó una gallina. Mi abuelo se metió a sacar la gallina. Vino mi tío
y se enfadó. Le echó una cuerda y le ató a la cintura y pasó mucho porque subía atravesado. Mi abuela
también se asustó y de rabia que le dio tapó el pozo.
Y esta es una historia de una gallina y una abuela.
María Cuevas
Cuando llegué a Madrid fue la vida difícil porque no conocía a nadie, pero ahora me siento feliz porque
tengo amigas y también tengo amigas profesoras.
María Hzunio
Soy María Cruz y mi padre estaba en el campo de olivos y huerto. Mi padre era de Espinoso y mi madre
era de Madrid. Con una amiga que se llamaba Juliana se fue al pueblo y conoció a mi padre. Mi padre era
mayor que ella. Se casó con mi padre y luego se quedó en estado y nació un niño muy bien, pero luego
se murió.
Mª Cruz Sánchez
Soy Elena. El día que me casé cayó una nevada de medio metro de altura. Pasamos un frío espantoso. No
nos dejaron ir a la cama en toda la noche. ¡Y la luna de miel que tuvimos! A la mañana siguiente, mi
suegro nos levantó a las siete de la mañana para que mi marido fuera a cuidar las ovejas y yo a limpiar la
casa, exactamente a lo de ahora.
He tenido tres hijos, dos hijas y un hijo. Hemos sido labradores hemos trabajado mucho en el campo. Nos
hemos sacrificado mucho para dar a mis hijos estudios, para que no trabajaran tan duro como nosotros y
gracias a Dios lo conseguimos.
Elena De la Hoz
19
RELATOS
COSAS NUESTRAS (CURSOS BÁSICOS)
Nací en un pueblo de la provincia de Segovia, y allí me casé. Luego me vine a Madrid, a una tienda de
comestibles, donde he estado trabajando hasta que cumplí la jubilación a los 65 años.
Aquí tuve dos hijos, que ya están casados y tienen un hijo cada uno.
Y ahora estoy sola porque me quedé viuda.
Carmen González
Cuando yo hice la primera comunión, la hice con el vestido que estrené en la fiesta del pueblo el día 27
de julio, San Pantaleón.
Yo me vine a Madrid porque se vinieron mis hijos. Cuando vine a Madrid iba a asistir a una casa. El
señor era un jefe y le dio trabajo a mi hija.
Ayer estaba muy triste y pasó mi vecina. Hizo un chocolate para alegrarme un poco.
Miguela Vicente
Yo me llamo Pilar y voy a contar mi vida. Ha sido muy mala, porque me tuve que venir a trabajar muy
joven. Estuve en una casa hasta que me casé. Estuve en el Parque de las Avenidas, luego en un colegio,
ahora voy a una clínica. Esa es mi vida.
Pilar Marcos
20
RELATOS
COSAS NUESTRAS (CURSOS BÁSICOS)
Cuando me casé no me fui de viaje. Me vine a Madrid a trabajar. Cuando me casé me dieron tres mil
pesetas.
Rufina Vallez
Yo vine a Madrid a servir con los señores del pueblo. Cuando me casé me dieron doscientas pesetas.
Felisa Mateos
Soy Blanca. Les contaré que la primera vez que conocí a la familia de mi marido era un fin de año y salí
de la fiesta porque estaban a botellazos.
Blanca Encalada
Me llamo Carmen, soy de Extremadura, de la provincia de Badajoz. Hemos sido nueve hermanos, seis
chicas y tres chicos.
En guerra mis padres nos llevaron al campo con ellos a trabajar por miedo a la guerra y no hemos podido
ninguno ir al colegio pues todos teníamos que ayudar.
Las pequeñas recogíamos las aceitunas y bellotas, y cuando había carbón teníamos que recoger el picón.
Y por esta razón y otras ninguno pudimos ir al colegio.
Mis hermanos mayores estaban sirviendo en Portugal con los señores de la finca donde estaban mis
padres trabajando.
Pero cuando terminó la guerra empezaron a venir los soldados al pueblo, daba pena verlos, la mayoría
estaban enfermos y otros mutilados. Entonces empezaron los años del hambre. Pasaron unos años y cada
vez había más hambre, no había jóvenes para trabajar.
Pasaron algunos años y mis hermanos empezaron a casarse. Mi madre se puso a vender pescado y mis
hermanos tenían que ir al campo a buscar trabajo.
Me vine a Madrid y me salió novio. Un madrileño de profesión fontanero y nos casamos a los cuatro años
de conocernos.
21
Ahora voy a la escuela de mayores, Escuela Popular de Oporto, a Cursos Básicos.
Carmen Masero
RELATOS
El comerciante y su mujer
Antes de partir hacia un largo viaje, el
comerciante fue a despedirse de su
mujer.
- Nunca me has dado un regalo que esté
a mi altura –dijo ella.
Y él contestó:
-Mujer, todo lo que te he dado me ha
costado muchos años de trabajo. ¿Qué
más te podría dar?
- Algo que sea tan bello como yo.
Durante dos años la mujer esperó el
regalo. Finalmente el comerciante
regresó. Consiguió encontrar un espejo
tan bello como ella.
Dulce (Taller de Memoria)
22
RELATOS
E.H.B.
Nací en un pueblo de la provincia de Segovia, Villa de Fuentidueña, por donde discurre el río Duratón; mis
abuelos maternos eran de este pueblo, motivo de mi nacimiento aquí.
Mis padres residían en Cuellar (Segovia). Aquí estudié el Bachillerato Elemental. Me examinaba en el
Instituto de Segovia. Los tres años de francés me examinó don Antonio Machado. El Bachillerato lo
estudié con una beca que gané y subvencionada por el Ayuntamiento de Cuellar.
Cuando terminé me coloqué en el Registro de la Propiedad gracias a tres cursos de Caligrafía inglesa que
tenía.
En el año 1931 nos trasladamos a Madrid, donde residía toda la familia. Ya en la capital tuvimos la
necesidad de buscar un trabajo, éramos seis hermanos y mis padres (ocho), poco a poco salimos adelante.
Contaré lo que nos sucedió un día de los que dedicábamos a buscar trabajo; llegando al domicilio de unos
tíos que vivían en la calle Almagro, en una ebanistería vemos una letrero colgado de la puerta; decía Se
colocan persianas , nosotros leímos tan deprisa que leímos personas. Pasamos tan decididos al interior.
Cuando nos preguntan qué deseamos, al decirles que queríamos colocarnos al ver el letrero de que
colocaban personas, fue la risa. Nos dicen “muchachos, habéis leído mal, son persianas lo que
colocamos”.
Vivíamos en General Ricardos, cambiamos de domicilio a Delicias; allí estuvimos más de treinta años.
Volvimos nuevamente a Carabanchel, donde ahora estamos más de cuarenta años.
Contaré algo de mi pueblo, Fuentidueña.
En el año 1958 el gobierno entregó a los americanos para el Museo de Claustros de Manhatan el ábside de
la Iglesia de San Martín. Una vez desmantelado y dividido en tres mil trescientas piezas, lo trasladaron a
los Estados Unidos. Entendí que habían gastado doscientas mil pesetas en puntas para su embalaje. En la
excavaciones hallaron ánforas que contenían monedas, pero listos los americanos, cuando vieron lo que
encontraban, lo cerraron todo para que el pueblo no se enterara.
Por esta cesión, a España la compensaron con seis frescos del siglo XII para el Museo del Prado.
Fuentidueña fue muy castigada. Tenía cuatro iglesias, palacio, capilla, dos cementerios, hoy en ruinas.
Alfonso VII después de las Navas de Tolosa se retiró allí a descansar.
Yo nací el 18 de julio de 1916. Por lo tanto el 18 de julio de 1936 tenía 20 años. El 23 del mismo mes me
movilizaron, teniendo que incorporarme al regimiento Wad Ras número 1, en el Paseo de María Cristina;
el 25 formaron un batallón y nos llevaron a Somosierra, lugar donde permanecí toda la guerra.
A la terminación, nuevamente me movilizaron para cumplir el tiempo de los de mi reemplazo de la zona
nacional; me destinaron a Marruecos, después pasé a Melilla, permanecí cuatro años, hasta mi
licenciamiento.
Aproveché el tiempo haciendo cursos de perfeccionamiento de mecánica en Ceuta, me hice conductor y
tornero mecánico, especialidad en la que trabajé durante treinta y nueve años para Aviación y
Automóviles. Por las tardes hacía otra jornada para que los hijos pudieran estudiar y fueran más
23
que yo. Lo conseguí. Hoy muy felices todos, con noventa años.
RELATOS
A mi padre Julián en su 58 cumpleaños
Recuerdo, niñez gris, quizás pequeña,
como un salón en el que apenas cabían tres personas,
a mi padre llegando de trabajar a las nueve de la noche.
Recuerdo, la juventud de mis días, en museos
a los que me acompañaba.
Recuerdo, consejos sabios.
otros inútiles
pero cargados de cariño.
Ahora,
el tiempo pasa como viento sembrado de polvo:
cerramos los ojos, los abrimos y nos vemos
nuestros rostros surcados de dudas
y arrugas.
En mi padre siempre tuve un hombro,
cuando el dolor hizo mella en mi vida.
Crítico, reflexivo, bueno,
me enseñaste a andar, me cogiste en tus brazos,
me enseñaste a no creer ni en la mitad de lo que vea,
a amar la libertad y una canción de los Creedence,
a no parar la máquina cuando se acabe la leña.
Daniel J. Díaz Sanz.
La niña de puerta oscura
Era una niña morena que sus padres criaron con esmero; nunca, ni a ella ni a sus hermanos, les faltó nada.
Pero de un malasombra ella se enamoró, y creyó en sus palabras. Y como era costumbre de la época, la
echaron de su casa y se fue a otro pueblo en busca de trabajo. En el mesón de ese pueblo le dieron trabajo;
ella se dio a respetar, y cuando su hijo tenía siete años, la niña de puerta oscura, que era como la llamaban,
se casó con un hombre cabal..
Cultura
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RELATOS
Viaje a Italia
Tánger
Mi historia es un viaje a Italia: Roma,
Florencia y Venecia.
El primer día fuimos al Vaticano, que es
muy bonito; en la Iglesia está la Piedad de
Miguel Ángel, que es una maravilla; y luego
subimos hasta la cúpula, que hay 300
escalones en escalera de caracol, desde
donde se ve toda Roma; la capilla Sixtina
que es maravillosa; luego fuimos a la Iglesia
de San Pedro in Vincoli donde está el
Moisés, y fuimos a la Fontana de Trevi, que
hay que echar una moneda para volver otra
vez, y otras muchas cosas más.
Fuimos a Florencia, que es muy bonita, y me
gustó el Duomo; me impresionó el David
que es una estatua también de Miguel Ángel,
el museo de los Uffizi, los jardines de
Boboli, la galería de la Academia.
Luego nos fuimos a Venecia, donde vimos
los canales, la Plaza de San Marcos, donde
está la catedral, y vimos muchas cosas que
no puedo descifrar por lo espectacular que es
todo.
He vivido en Tánger, Marruecos, varios años, y
voy a contaros algo sobre esta ciudad.
Para llegar, se puede ir desde Algeciras o Ceuta en
barco.
Tánger es una ciudad muy acogedora; tiene unas
playas estupendas, con una arena fina y blanca.
Desde el paseo marítimo de la ciudad se ve la costa
española, y es muy bonito.
La ciudad tiene unos alrededores y unas mezquitas
preciosas, con unos trabajos hechos de escayola
dignos de ver.
Cerca de la ciudad hay unos bosques muy verdes,
porque hay mucha agua.
Las frutas y las verduras son estupendas, así como
el pescado y la carne, sobre todo la de cordero.
Las fiestas son muy familiares y las comidas muy
sabrosas. Los platos típicos son el cuscús, la
pastela, la jarira, una sopa que se toma durante el
mes del ayuno.
Las bodas son muy originales. En la casa de la
novia adornan la fachada con luces de colores
durante tres días. La novia lleva cada día un traje
diferente muy lujoso, y el último día lleva un traje
blanco de novia. Las bodas son siempre de
madrugada, en unos salones espectaculares; hay
unos para las mujeres y otros para los hombres.
Cada salón tiene sus músicas; las mujeres son las
que tocan en el salón de las mujeres, y los hombres
en el de los hombres, porque están separados los
hombres de las mujeres. En el banquete se sirven
los platos típicos: cuscús, pastela, mechnir y
zumos, con unos dulces deliciosos de almendras y
miel. Al día siguiente las dos familias van a
desayunar, y los novios se van de viaje.
Y fin de esta pequeña historia; os animo a conocer
Marruecos.
Consuelo del Álamo (Cultura)
Ana Serrano (Cultura)
25
RELATOS
Mi primer maestro
LA CLASE
Hace ya muchos años y aún lo recuerdo. Aquel tiempo, dejó siempre en mi una huella imborrable.
Quizá porque era la primera vez que yo asistía al colegio.
Estaba cerca de mi casa. Era una gran casona. Algo destartalada. Una ancha entrada daba paso a
dos habitaciones amplias que hacían de aulas. En ellas dos rejas protegían ambas ventanas, que daban a un
patio encalado de altos muros, donde los verdes geranios, repletos de rojas flores, sobresalían a la luz de
aquel sol levantino.
Unos bancos de madera, viejos, apoyados en la pared, que hacía de respaldo. Dos mesas grandes en
el centro de la habitación con taburetes alrededor, cada uno de distinta forma, una pizarra descolorida y
dos mapas muy usados, era todo el mobiliario de la clase.
Uno de los mapas tenía dos círculos muy juntos, dentro de ellos se desgajaban los meridianos, y los
diversos países con sus océanos se desperdigaban entre aquel crucigrama.
A mí me parecía todo aquello muy difícil. ¿Cómo podría ser el mundo redondo como una naranja,
si allí se veía plano y con tantas rayas?
Me gustaba y entendía mejor el otro mapa; era amarillento de tonos anaranjados, un gran encaje de
motitas negras, muy diminutas, en los bordes del desgastado papel, hacían pensar que a las moscas les
gustaba también la geografía, sobre todo la española, pues se pasaban las horas quietas observándolo.
Mi hermana y yo acudíamos todos los días, sólo por la mañana. Éramos casi las mejor preparadas,
pues con nuestros padres habíamos aprendido a leer y a escribir, si no correctamente, sí lo suficiente para
la edad que teníamos.
Mi hermana, con su bolsita de tela, con sus iniciales bordadas en rojo, a juego con sus citas que la
abrochaban, y yo con un cabás de cartón color beige, en donde guardaba, muy cuidadosamente, un lápiz,
un borrador, un libro que reunía todas las materias (Enciclopedia Dalmau Carles) y otro libro de lectura
manuscrita, emprendimos nuestra andadura por el mundo del saber.
Creo que jamás se nos olvidó, lo que aprendimos en aquella nuestra primera etapa. Las tablas de
aritmética, escritas una y otra vez a mano, y aprendidas de memoria, así como los cabos, los golfos, las
principales capitales del mundo, todo aquello con un soniquete interrogante:
La capital de Rusia?
Moscú -contestábamos todos a coro, mirándonos satisfechos si habíamos acertado- Luego tocaba
decirlo salteado.
EL MAESTRO
El era tranquilo, paciente, machacón; como si nunca tuviera prisa. Sabía esperar lo necesario, no
atosigaba al alumno, pero esperaba siempre la respuesta acertada. A veces su mirada un poco perdida daba
la sensación que no nos oía, su cara hermética nos confundía, esperábamos ver en su rostro algún gesto que
aprobara nuestra contestación. Pero nada, sus ojos de miope, tras unos gruesos cristales, no se inmutaban.
Era un hombre de edad madura, no muy alto, de cara redonda, de labios gruesos y la nariz un poco
deformada por el peso de las gafas. De poco pelo, el gesto serio, pero con cierto aire bonachón. Le
teníamos respeto y cariño a la vez.
26
RELATOS
Se paseaba sigilosamente mientras dictaba, alrededor de las mesas vigilando a los que escribían,
pero también discretamente, cuidaba a los que estábamos sentados en los bancos haciendo que
estudiábamos en voz baja. La prueba de la memoria vendría más tarde.
Mientras, nosotros nos distraíamos leyendo las fábulas, que solían venir en las últimas lecciones
de lenguaje. “A un panal de rica miel” Era la que a mi más me gustaba. Me producía una gran satisfacción
leerla. Siempre pensaba: Yo sacaría las moscas y me comería la miel. La fábula del sabio no me hacía
tanta gracia.
Algunas veces, parecía adivinar lo que estábamos haciendo. Entonces nos sacaba de improviso.
Un gran calor se nos acumulaba en la cara, las palpitaciones ponían música en nuestros pulsos. Con los
brazos cruzados, nos apretábamos el cuerpo fuertemente, como si así pudiera acudir a nuestra memoria lo
que no habíamos estudiado.
Él se quedaba fijo, como una estatua, con los pulgares metidos en las sisas de su inseparable
chaleco, en actitud de espera. Sus dedos tecleaban al aire. Con la vista puesta en sus regordetas manos, que
temíamos por su rapidez en usar la “palmeta” (una regla de dibujo de madera) que siempre tenía sobre la
cercana mesa, esperábamos el castigo a nuestra falta de atención. Nunca llegaba la sangre al río, pues
aunque su mano se levantaba con fuerza agarrada a la palmeta, iba misteriosamente perdiendo rapidez, a
medida que se acercaba a la nuestra, extendida hacia arriba. Eso sí, su cara no perdía el gesto severo.
Nosotros en el fondo se lo agradecíamos, pues lo que más temíamos era el dolor físico.
Vivía con su mujer. No tenían hijos. Ella, bastante más joven que él, le ayudaba a corregir y les
tomaba las letras a los más pequeños, en un Catón de letras muy negras y gruesas; siempre callada durante
la clase. Cuando salíamos, nos pasaba la mano por la cabeza, con gesto de ternura.
Cuando fui mayor, pensé que nos quiso a todos los alumnos, pues su vocación de madre frustrada,
la debió ver realizada en todos nosotros.
27
RELATOS
Él había sido un hombre maltratado por el destino. Hijo de una destacada familia venida a menos
por diversas circunstancias. Evacuados durante la guerra civil. Llegaron a aquel pueblo sin nada. Se
dedicaron a enseñar a los críos de entonces a leer y a escribir, y lo que empezó por pura necesidad, al cabo
de pocos meses, se convirtió en un discreto negocio.
Tenía éxito su manera de enseñar. Por las tardes, daba clases a chicos mayores. Enseñaba
Contabilidad y Cálculo, preparaba a algunos para botones de banco.
Así lograron pasar aquellos difíciles años. Cuando los tiempos fueron más favorables, regresaron a
Madrid, donde habían dejado su casa. Los despidieron con pena.
EL RECUERDO
Muchos años más tarde, en un viaje que hice a la capital de España logré averiguar su domicilio.
Fui a visitarlos. Eran ya bastante mayores. Seguían en el mundo de la enseñanza. De vez en cuando nos
escribían. La amistad con mi familia se renovó. En algunas ocasiones nos visitaron para recordar el tiempo
pasado. Yo pasaba algunas cortas estancias en su casa de Madrid. Allí y por pura casualidad, conocí al que
con el tiempo sería mi marido.
Ellos alentaron mi decisión, en parte por cariño, y también porque sentían cercana la soledad de
uno de los dos.
Yo iba y venía con frecuencia. En una de mis ausencias, enfermó gravemente. Acudí en su ayuda.
Su mujer y yo le cuidamos, al poco tiempo murió. Me casé y vivimos con su viuda durante algún tiempo.
Fue para mi una gran amiga, madrina de mi primera hija y tercera abuela del resto de mis hijos.
Aún hoy, después de mucho tiempo de la muerte de ella, visito, con cierta frecuencia, el pequeño trozo de
tierra que guarda los restos de mi primer maestro y una de mis mejores amigas.
Pepita Morell (Taller de Taichi.)
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RELATOS
La Odisea (Basada en hechos reales)
Érase una vez una anciana (yo) que no tenía dientes, por lo que tenía dentadura postiza y por las
noches se la quitaba para ir a dormir. La noche del 25 al 26 de julio de 2006 se la quitó pero no pudo pegar
ojo.
Estaba en un pueblecito llamado Azuel, se había ido a pasar unos días con su marido, que también
era anciano y tampoco tenía dientes. Vivía el anciano siempre solo en el pueblecito, como si fuera un
ermitaño. La anciana que vivía en Madrid, se llevó con ella dos nietas, una de 14 años y la otra de 9, y aquí
empieza la odisea.
De improviso aparece la hija de los ancianos con su hijo correspondiente que tiene 10 años. El
anciano empieza a decir: “¿Y ahora qué hacemos?”. Las niñas dicen: “Abuelo, no pasa nada, el primo
duerme con nosotras”.
Claro, es natural que quieran estar juntos porque, aunque los tres viven en Madrid, se ven poco
por vivir unas lejos del otro. Pero imaginaos. Tres niños de esas edades en una habitación con tres camas
sólo piensan en reírse y pasárselo bien. Pero el anciano vive solo siempre …
Yo le dejé mi habitación a mi hija y me fui a dormir al sofá, que es bastante incómodo, de ahí el
no poder dormir.
Yo en el sofá, el anciano en la habitación de enfrente de los tres niños, la madre del niño en la otra
de al lado que, como estaba cansada del viaje, cerró la puerta y se durmió profundamente.
Los niños después de cenar se fueron a dar una vuelta, los dos pequeños regresaron a las once y
empezaron a reírse. Yo pensaba en el anciano, pensaba: “¡La que se va a liar!” pero me reía también.
Llegaron las doce y “¡jiji!, ¡jaja!”. A la una la mayor de las nietas se unió a las risas y yo llego a la
habitación pero no consigo que se callen. Y dieron las dos, las tres, las cuatro …; y pensé: “Si no puedes
con el enemigo, únete a él”.
Abrí la puerta tiesa de risa, sin dientes y sin poder hablar. Los niños al verme sin dientes se
meaban, el suelo empapado en agua o pis, no sé. Cuando pude hablar dije a los niños que como ya era 26 y
ese día era mi cumpleaños, que cuando el abuelo se cagara en todo lo que se mueve, me cantaran el
cumpleaños feliz.
Pero cuando el anciano abrió la puerta con la correa en la mano y cara de tigre diciendo que se
prepararan para el día siguiente, todos se quedaron de piedra. El niño que era el más miedica dijo:
“Abuela, ¿el abuelo cumplirá lo prometido?”, “No sé, depende de cómo nos portemos de ahora en
adelante”.
A partir de eses momento se durmieron los niños y yo salí a gatas de la habitación y me puse a
escribir la aventurita, que no terminó esa noche, la noche siguiente empezó otra nueva.
El anciano tenía una perrita que a su vez tenía un perrito pequeño. Quería llevárselos de la casa.
Yo dije: “No, pobrecitos los niños, para una vez que vienen deja que jueguen con ellos”. Los niños dejaron
los perritos sueltos y yo me pasaba la noche que iba y que venía a la habitación. Una de las veces pisé algo
blando, me tuve que agarrar al cerco de una puerta, casi me caigo. “¡¿Qué es esto?!”.
Encendí la luz. La perrita hizo sus necesidades. Cogí la fregona y me puse a limpiar la suciedad.
El anciano se levantó y dijo: “¿Qué haces con la fregona?”. “Quitando la caquita de la perrita”.
La puerta de la calle que se abre, la nieta mayor que regresa, el abuelo en calzoncillos dice: “¡Me
voy, no quiero ver a nadie!”.
29
RELATOS
Pero la historia no acaba aquí, al día siguiente o al otro mi hija dice que se va a Madrid. Fuimos a
acompañarla al autobús y como estoy muy gruesa y la casa de Azuel está en lo alto de un cerro llegué
cansadísima.
Pero quedaba una sorpresita más, la nietecita pequeña se hizo daño en un pie y tuvimos que
llevarla en una ambulancia al hospital. Regresamos a las tres de la madrugada.
Así que tuve unas vacaciones cortas pero intensas. No sabía el día en que vivía, pero no por eso
dejé de reír. Daba igual, las cosas son como son y por esas chorraditas no iban a amargar mi cumpleaños.
Bueno, no sabía cuántas noches llevaba sin dormir, pero entre unas cosas y otras me había reído
de lo lindo; y sigo riendo cada vez que me acuerdo.
Bueno, espero que se entienda cuando lo pase a limpio, ya que hay cosas que no entiendo ni yo,
porque la mente va más deprisa que lo que yo sé escribir.
¡Ah, se me olvidaba!
También nos llevó un amigo de la familia a un pueblecito de al lado llamado Conquista, que
estaban en fiestas y, ¡qué viajecito a la vuelta de las fiestas …! No cogían en la parte trasera del coche.
“Que vete para allá que me estorbas …”. En fin, mucho. Yo decía: “Tierra, trágame”. El amigo se reía. Yo
decía: “No te rías”. El decía: “Son niños”. Y yo: “¡Pero qué niños!”.
De pronto un zorrillo en la carretera. Los niños empezaron a gritar: ¡Paco, no lo pilles!”. El:
“Tranquilos que no lo pillo”. “¡Pobrecito, que lo pillas!”. “¡Que no, que no!”.
Al poco rato otro zorrillo. El mismo numerito …
En fin, para qué seguir si es el cuento de nunca acabar. De ahí que cada vez que me acuerde no
pare de reír.
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Magdalena Sánchez (Cursos Básicos)
RELATOS
Territorio
El tiempo también es un territorio. A cierta edad el tiempo que te quede por vivir será tu único patrimonio.
Mientras seas joven no pasa nada si parte de ese patrimonio lo cedes de buen grado a otra persona, si lo
malgastas o, incluso, si permites que cualquier idiota te lo arrebate. La vida te dará todavía algunas
oportunidades para recuperarlo. Pero cuando el caudal empiece a agotarse no deberás permitir que nadie
interfiera, fiscalice o coarte ese tiempo de tu exclusiva propiedad. Cualquiera puede ser rey de ese
territorio invisible, sólo que para llegar a dominarlo hay que dar un golpe de Estado: si pierdes esa batalla
ya no serás nadie. Un día, tal vez a causa de una depresión o porque el dedo de un ángel te haya tocado la
frente, tendrás la evidencia del valor del tiempo que te queda antes de disolverte en el espacio. Será lo más
parecido a una revelación. De pronto, descubrirás un hecho tan simple como éste: que la vida te pertenece
a ti y a nadie más. Debes saber que nadie te va a agradecer el haber cedido la soberanía si no fue por tu
gusto y placer. Habrás sido un esposo fiel, un padre ejemplar, una hormiga de oro para la empresa y un
ciudadano honorable, pero no serás el tipo que un día decidió ser libre, ya que el tiempo también es la
libertad, A partir de una edad no intentes volar en un ala delta ni correr los cien metros lisos a menos que
te pongan un féretro en la meta. Hay retos más difíciles que uno debe afrontar cuando ya se divisa un gato
negro en la línea del horizonte. Dios creó el tiempo, pero dejó que nosotros hiciéramos las horas. Ese
pequeño territorio de cada día será imposible de gobernar si el tiempo no es tuyo y no eres tú quien marca
las horas para regalarlas y compartirlas con esa clase de personas que te hacen crecer por dentro. Esa
dádiva también será tu salvación. Estas cosas le decía el Maestro al discípulo mientras paseaban una noche
muy oscura por una ciudad abandonada. Al llegar a una plaza el discípulo creyó que había salido la luna
llena sobre los tejados, pero sólo era la esfera iluminada del reloj de una torre, donde también había una
veleta oxidada en forma de gallo.
En ese momento sonaron doce campanadas y el maestro le hizo observar al discípulo que aquel reloj no
tenía agujas ni números. Su esfera parecía la córnea de un ojo que les miraba en la oscuridad. El tiempo
también es el silencio, de modo que a una edad lo más sabio a veces es callar, pero nunca obedecer, dijo el
Maestro. El gallo oxidado de la veleta cantó anunciando la madrugada.
Manuel Vicent (escritor)
31
RELATOS
Leer es rebelarse
La mitad de los españoles no lee: ahí sí que hay dos orillas, dos Españas, sobre todo si pensamos que la
mitad de los que leen no entiende. En mis intervenciones en institutos y colegios intento transmitir, no sé si
con éxito, la idea de que la lectura constituye uno de los pocos modos que van quedando de rebeldía eficaz
frente a un mundo cada vez más mortificado. Se acabaron las revoluciones, las tomas de palacio; no hay
más cera que la que arde. Eso no quiere decir que no haya que modificar la realidad (a nadie le gusta), pero
hay que cambiarla a base de ponerla en cuestión de tal modo que ni ella misma se pueda contemplar en el
espejo sin avergonzarse.
Y eso se hace con palabras, con libros, no a guantazos. La mayoría de la gente que desprecia la lectura se
asombraría de saber hasta qué punto el dominio de la palabra otorga un poder que no cabría atribuir a una
herramienta tan humilde. De hecho, hoy, más que nunca, estamos gobernados por palabras.
Desaparecidas, o en estado de gravedad extrema, las ideologías, los políticos nos gobiernan a base de
jerga. Por lo general, no ganan las elecciones los programas, sino las jergas. Leer es poder. Con la lectura
uno es capaz de cambiar totalmente su existencia y, en consecuencia, la de quienes le rodean. Eso es
modificar la realidad.
Hay en el mercado de la rebeldía multitud de productos que no hacen sino afianzar el sistema establecido,
que necesita ser transgredido para certificar su existencia. La lectura no está entre esos productos porque
es verdaderamente peligrosa. El que lee pone en cuestión al hacerlo todo el montaje en torno al cual
chapoteamos. Es cierto que lo hace de forma silenciosa, pero ese silencio es más ruidoso que el de mil
borrachos asaltando una comisaría después de que su equipo haya perdido la liga. Por eso, quizá, las
humanidades, en general, están cada vez menos presentes en los programas escolares, porque quienes
mandan saben que leer es la forma de rebelión más eficaz en los tiempos que corren.
Juan José Millás (escritor)
Extraído del libro “Articuentos”. Editorial Punto de Lectura
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RELATOS
La casa de las palabras
A la casa de la palabras, soñó Helena Villagra, acudían los poetas. Las palabras, guardadas en viejos
frascos de cristal, esperaban a los poetas y se les ofrecían, locas de ganas de ser elegidas: ellas rogaban a
los poetas que las miraran, que las olieran, que las tocaran, que las lamieran. Los poetas abrían los frascos,
probaban palabras con el dedo y entonces se relamían o funcían la nariz. Los poetas andaban en busca de
palabras que no conocían, y también buscaban palabras que conocían y habían perdido.
En la casa de las palabras había una mesa de los colores. En grandes fuentes se ofrecían los colores y cada
poeta se servía del color que le hacía falta: amarillo limón o amarillo sol, azul de mar o de humo, rojo
lacre, rojo sangre, rojo vino...
Eduardo Galeano (escritor). Extraído de “El libro de los abrazos”. Editorial siglo XXI
Instrucciones para cantar
Empiece por romper los espejos de su casa, deje caer los brazos, mire vagamente la pared, olvídese. Cante
una sola nota, escuche por dentro. Si oye (pero esto ocurrirá mucho después) algo como un paisaje sumido
en el miedo, con hogueras entre las piedras, con siluetas semidesnudas en cuclillas, creo que estará bien
encaminado, y lo mismo si oye un río por donde bajan barcas pintadas de amarillo y negro, si oye un sabor
de pan, un tacto de dedos, una sombra de caballo.
Después compre solfeos y un frac, y por favor no cante por la nariz y deje en paz a Schumann.
Julio Cortázar (escritor). Extraído del libro “Historias de cronopios y de famas”. Editorial Edhasa
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INFORMACIONES
VOLVEMOS A LA FAEA
Como la gente más antigua recordará, la Escuela Popular de Oporto fue socia fundadora de la Federación
de Asociaciones de Educación de Personas Adultas (FAEA), allá por la mitad de los años ochenta. Esta
Federación es sin duda, desde su fundación, un referente nacional en la Educación de Personas Adultas,
con presencia en 10 Comunidades Autónomas.
Como se dice en su tarjeta de presentación: “La FAEA es una organización de ámbito estatal sin fines de
lucro, de iniciativa social, dedicada a promover un modelo crítico, abierto y participativo de educación de
personas adultas”.
La FAEA, entre otras muchas cosas, edita material didáctico (en colaboración con el Ministerio de
Educación), distribuye un boletín informativo en formato electrónico, gestiona proyectos europeos y
organiza una vez al año la Escuela de Contrastes (este año es la número 13), para la formación y el
encuentro de personas dedicadas a la educación de personas adultas.
A pesar de la ausencia temporal como socios de hecho de la escuela de Oporto a la FAEA en estos últimos
años, la colaboración se había mantenido ya que monitoras y monitores de la escuela han asistido a
muchos eventos convocados por FAEA e incluso el libro “Matemáticas críticas y transformadoras en la
educación de personas adultas” escrito por personas de nuestra escuela fue publicado con la colaboración
de FAEA.
Si quieres saber más sobre FAEA, pregunta en secretaría o visita su página www.faea.es
Pedro Plaza (Secretaría exteriores)
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INFORMACIONES
VISITA AL SENADO
El cinco de marzo nos invitaron al Senado al homenaje que se le dedicaba a Clara Campoamor con motivo
de la publicación de su libro "El voto femenino y yo, mi pecado mortal", tuvo lugar en el salón de Pasos
Perdidos y participaron Mª Teresa Fernández de la Vega, el presidente del Senado: Javier Rojo, Amalia
Varcárcel, Blanca Estrella Ruiz, Alba Varala Lastrezas.
Clara Campoamor nació en Madrid, estudió derecho y magisterio destacándose como una alumna
brillante. Siempre le preocupó los derechos de la mujer y, en general, toda injusticia. Visitaba niños en
orfanatos, las cárceles, preocupándose por las normas establecidas y luchando por cambiar unas leyes
crueles que entonces existían en las cárceles. Se tuvo que enfrentar a la Sociedad de aquél momento que
estaba en contra de este tipo de ideas y reformas, incluso llegó a ser abucheada por su propio partido en las
Cortes, pero ella no cesó en su lucha; decía "la necedad humana no puede durar más"
En este homenaje se nombraron mujeres muy importantes, como Concepción Arenal que tuvo que vestirse
de hombre para poder asistir a la Universidad o Victoria Kent. También se mencionó a una mujer de
nuestro tiempo, Loyola de Palacio, muy querida en su tierra del País Vasco.
Os recomiendo leer el libro de Clara Campoamor y así la conoceréis un poco mejor.
Clara Campoamor murió el 30 de abril de 1972 en un pueblecito del País Vasco, sola y ciega, después de
vivir muchos años en el exilio.
Lolita (Taller de Memoria)
DOCUMENTACIÓN DE LA ESCUELA DE OTOÑO
Como sabéis, el 25 de noviembre del año pasado tuvo lugar la Escuela de Otoño organizada por la
Federación de Escuelas Populares de Madrid (FEPAM), pensada para la formación de monitoras y
monitores de la Escuelas Populares. Ya está en secretaría el documento de esta jornada donde se puede
encontrar un resumen de las tres ponencias del día:
- ¿Cómo desarrollar hoy la Educación Popular en nuestras escuelas o asociaciones?
- Metodología y práctica del Español para inmigrantes
- El valor educativo del humor
También están las conclusiones de los grupos de trabajo, la evaluación de las jornadas y una relación de
las escuelas representadas. Seguro que os puede ser útil.
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Pedro Plaza (Secretaría exteriores)
OPINIÓN
¡BASTA YA!
Basta ya de tanto accidente laboral; basta ya de tantos trabajadores muertos en el tajo. ¿Cuándo la sociedad
hipócrita en la que vivimos va a tomar conciencia de que esta sangría tiene que cesar?
La Administración, las instituciones, los sindicatos y toda la sociedad tenemos que tomar conciencia de
esta lacra que nos azota a diario; no podemos seguir pensando en que hay muertos de primera y de segunda
categoría.
Durante el años 2006, novecientos setenta y siete trabajadores han perdido la vida en su puesto de trabajo,
de ellos 168 en la Comunidad de Madrid, además del gran número de accidentados que han quedado con
graves secuelas, de cuyo total no se tiene ni idea. Si estas muertes se hubieran producido por otras
circunstancias, estaríamos rasgándonos las vestiduras.
Algunos medios de comunicación resaltan cuando se producen peleas, robos, atracos, etc que los causantes
son extranjeros; no se pone el mismo interés en dar a conocer que muchos de los más graves accidentes los
sufren inmigrantes a los que se les hace trabajar con unos horarios y condiciones de inseguridad y
económicas que los españoles no soportaríamos.
Desde nuestra Escuela tenemos que tomar conciencia de estas realidades, que, por desgracia, se producen
casi a diario. Pensar que son muchas las familias que quedan destrozadas, porque es posible que el sueldo
que aportaban estos trabajadores, era la única fuente de ingresos que tenían y, además, muchos mueren
lejos de sus seres queridos: vinieron en busca de una vida mejor y encontraron la muerte.
Miguel Muñoz (Secretaría)
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SUGERENCIAS
DE LA CAC
Para este número hemos decidido en la Comisión de Actividades Culturales (Casicaca) recomendaros la
lectura de algunas antologías de cuentos. El cuento, o narrativa corta, es un género literario muy antiguo,
que tiene sus orígenes en la tradición oral y a veces es también conocido como leyenda.
Los cuentos tradicionales suelen ser de autores anónimos, y de ellos a veces conocemos varias versiones,
debido a que se han transmitido de boca en boca, de generación en generación. Por ejemplo, "La
Cenicienta", que probablemente hunde sus raíces en los albores de la lucha de clases, conoce más de
trescientas variantes, y deducir su verdadero origen, como la de muchos otros cuentos -entre ellos el
francés "La bella durmiente del bosque"-, sería un cometido casi imposible.
El cuento literario está escrito generalmente en prosa y solemos conocer al autor. Los más antiguos
cuentos literarios proceden de Oriente. Ya en el siglo X, los primeros cuentos de origen árabe y persa
llegaron a Europa en boca de mercaderes, piratas y esclavos. “Las mil y una noches” es la primera gran
compilación de cuentos que se conoce.
En “Las mil y una noches”, Scheherazade apacigua la
crueldad del rey y salva a su pueblo de un baño de sangre,
gracias a su imaginación con la que teje una historia
detrás de otra, con cíclopes de un solo ojo, aves gigantes
y ballenas que ponen en peligro la vida de "Simbad, el
marino", o en las cuales la simple pronunciación de
palabras mágicas transforman a los humanos en bestias y
a las bestias en humanos, como en "La historia de los tres
viejos". Fórmulas mágicas abren montañas y descubren
riquezas en deslumbrantes cantidades, como en "Alí Baba
y los cuarenta ladrones". En estos cuentos no es raro que
un cofre abandonado en la cima de un monte conduzca a
un sótano rodeado de piedras preciosas y, ésta a su vez, a
unos jardines cuyos árboles dan frutos de oro macizo,
como en "Aladino y la lámpara maravillosa". Los
genios, nacidos del cuello de una botella para castigar a
los malos y premiar a los buenos, aparecen y desaparecen
en los remolinos de polvo y entre la copa de los árboles,
como en "El mercader y el genio" o "El ladrón de
Bagdad", donde un genio, mofletudo y de aspecto
bondadoso, emerge de la boquilla de una lámpara,
rodeado de un luminoso halo de luz, para hacer rico al
pobre y pobre al codicioso. Con seguridad, muchos
recuerdan todavía estas palabras: "¡Abrete Sesamo!" o las
profecías del profeta Mohamed, quien lee el pensamiento
de sus adversarios y descubre los secretos escondidos en
el corazón humano.
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SUGERENCIAS
DE LA CAC
Una de las primeras manifestaciones en la lengua castellana fue “El conde Lucanor”, que reúne 51
cuentos de diferentes orígenes escrito por el infante Don Juan Manuel en el siglo XV.
Dentro de los cuentos también hay subgéneros: hay cuentos de terror, poéticos, de ficción, de fantasía,
infantiles, dramáticos, ilustrados… Destacamos lo que se ha dado en llamar el cuento ultracorto, que
contiene entre 1 y 200 palabras, como los que Julio Cortázar llamo “textículos”, incluidos en sus obras
“Último round” y “La vuelta al día en ochenta mundos”
Un ejemplo de cuento ultracorto, es el Augusto Monterroso, escritor guatemalteco, llamado “El
dinosaurio”
“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”
De este autor, os recomendamos la lectura de “La oveja negra y otras fábulas”. Estas pequeñas obras
maestras nos hablan de las debilidades humanas, la vanidad, la envidia, la hipocresía… Estos cuentos
siempre nos deparan al final alguna sorpresa, que nos hace meditar sobre lo leído.)
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SUGERENCIAS
DE LA CAC
A continuación, os proponemos otras lecturas:
“Cuentos de la Alhambra”, de Washington Irving. Prototipo de historiador romántico, cosmopolita y
viajero infatigable, Irving encarna la personalidad inquieta y polifacética del hombre del siglo XIX. Llegó
a Granada en 1826 y de su fascinación por lo que encontró surgen estos cuentos, que recrean cuanto
cautivó al norteamericano.
“El espejo antiguo y otros cuentos chinos” El espejo antiguo, relato con el que se inicia esta antología de
cuentos chinos, está dotado de un maravilloso poder mágico que puede poner fin a las injusticias humanas.
En su misteriosa superficie metálica se reflejan sucesivas y cambiantes imágenes que revelan al lector la
fantasía y la belleza poética de la antigua literatura china.
Otros cuentos recogen aspectos de su rico folklore y de sus costumbres, sin que falte un peculiar sentido
del humor y situaciones muy divertidas.
Retrato de Gógol
“Siéntate y escucha”, de Ellen Kuzwayo. Cuentos sobre la complejidad de la vida en la Sudáfrica
contemporánea que las formas de las tradicionales contadoras de cuentos. Estos cuentos no son las
parábolas tradicionales, sino que ilustran sencillamente las consecuencias del racismo y del aparato legal
que lo apoya y refuerza. Y, tal cual sucede en la vida real, no todos los cuentos terminan felizmente.
Por último, los cuentos de Gógol, agrupados en la antología “La Nariz y otros cuentos”. Es una colección
de cinco narraciones, de las cuales destacamos el que le da título. “La nariz”, en el que un barbero
encuentra una nariz en el pan que está comiendo. En todos se advierte un doble interés, social y literario, y
mucho humor.
Como veis, esto no es más que una galería un poco inconexa de algunos de los cuentos que a nosotras más
nos han gustado. Esperamos que encontréis en ellos la sabiduría y la chispa que os pueden ofrecer, y
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que descubráis otros cuentos que os están esperando en la esquina de cualquier estantería.
AGENDA
20 a 22 de junio. Jornadas Culturales
(El día 22 desde las 17h. Estarán expuestos los trabajos de todos los talleres)
24 de junio. Excursión fin de curso.
17 a 19 de septiembre. Inscripciones para el próximo curso (de 7 a 9 de la tarde)
1 octubre. Comienzo de las clases
Carnaval 2007 en la escuela
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