Comentarios de Coyuntura Económica

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Comentarios de
Coyuntura
Económica
Año 22 / Número 10 / Julio 2009
Índice
1
La resaca de la crisis
5
¿Es viable la aparición de una moneda de reserva alternativa?
8
Indicadores económicos
Fecha de cierre: 25 de junio de 2009
El FMI pronostica para
2010 una expansión del PIB
mundial no superior al 2,5%.
La resaca de la crisis
Más que invertir esfuerzos en adivinar cuándo tocaremos fondo, parece más
interesante describir las condiciones de vitalidad con las que la economía mundial
va afrontar el reto de la recuperación. A este ejercicio, dedicamos este número de
Comentarios de Coyuntura.
Las previsiones de casi todos los "think tanks"
y organismos internacionales apuntan hacia la
primera mitad de 2010 como punto en el que
la profunda crisis de nuestros días puede tocar
fondo y la actividad económica flexionar hacia
una recuperación. Así lo indican –por ejemplo– los análisis del FMI, pero también los de la
OCDE, la Comisión Europea y otras instituciones
del mismo o parecido tenor.
Quizá tengan razón. Es más: ojalá la tengan.
Pero, además de identificar cronológicamente el
punto de inflexión de la crisis, en Comentarios
de Coyuntura opinamos que sería importante
describir las condiciones de vitalidad con las
que la economía mundial vaya a afrontar ese
reto de la recuperación. Aceptemos que en un
año podemos estar superando la crisis, pero
¿en qué situación de partida nos encontraremos
entonces?, ¿con qué intensidad y a qué ritmo
podremos superar la obligada convalecencia?
Una recuperación vacilante
En cuanto a 2011, la lógica
apunta, en el mejor de los
casos, a una tibia senda de
recuperación.
Todo parece indicar que la tasa de crecimiento
económico –aun entrando en zona positiva–
puede tardar años en recuperar los niveles anteriores a la crisis actual. El propio FMI pronostica
para 2010 una expansión del PIB mundial no
superior al 2,5% aunque al menos ello supone
una corrección alcista de medio punto respecto
a sus previsiones de abril. En Estados Unidos, la
tasa de crecimiento esperada para el próximo
año es muy baja o prácticamente nula, y la
Comisión Europea prevé un comportamiento
todavía ligeramente negativo (-0’1%) al final de
esta década, tanto en la eurozona como en el
conjunto de la UE, aunque el BCE publica proyecciones algo peores. Menos boyantes son aún las
previsiones para Japón, cuya economía apenas
experimentará recuperación alguna. En cuanto a
2011, nadie ha publicado aún previsiones fundamentadas, pero la lógica apunta, en el mejor de
los casos, a una tibia senda de recuperación.
Contribuyen a ello varios factores, que quizás
aparezcan con mayor claridad si descendemos a
considerar separadamente los distintos sumandos del cuadro macroeconómico general y nos
detenemos a examinar las estimaciones formuladas para cada uno de ellos.
Así, las perspectivas del consumo privado permiten dibujar un escenario de cierta recuperación, pero no muy rápida y, desde luego,
no muy intensa. Es preciso recordar que la
generación de empleo se produce siempre
con un cierto "gap" temporal respecto a la
recuperación del PIB, mientras que las condiciones del mercado de trabajo van a hacer
muy improbable cualquier aumento sustantivo
de los salarios en el horizonte inmediato. Las
Comentarios de Coyuntura Económica
Julio 2009
Los consumidores pueden
mantener una actitud
de fuerte sensibilidad a
los precios, como la que
vienen aplicando desde el
principio de la crisis.
La construcción
inmobiliaria no recuperará
ritmos de crecimiento
importantes hasta que
el mercado absorba el
amplio stock de viviendas
no vendidas, que alcanza
todavía niveles muy altos
en Estados Unidos, Reino
Unido, España, Irlanda y
otros países.
La experiencia indica
que cuando la inversión
de bienes de equipo se
recupera lo hace con
mayor intensidad que
cualquier otro renglón del
cuadro macroeconómico,
pero existen muy pocas
probabilidades de que ello
ocurra en 2010.
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rentas del trabajo no podrán, pues, imprimir un
impulso excesivo a la demanda de los consumidores, quienes, en función de la experiencia
reciente, tenderán previsiblemente a prorrogar,
más allá del horizonte de 2010, el proceso de
"desendeudamiento" en el que hoy se encuentran empeñados. Es posible que la demanda de
algún bien de consumo duradero (en especial
automóviles) responda favorablemente a la
batería de estímulos fiscales arbitrados para ello
en diversos países. Sin embargo, la demanda de
otros bienes del mismo renglón (como mobiliario, electrodomésticos, etc.) se mantendrá
en un estado de marcada atonía hasta que se
recupere el sector de la construcción inmobiliaria, al que se encuentran tan estrechamente
vinculados. Tal recuperación –parece obvio–
tardará algunos años en manifestarse con nitidez. En general, y hasta que las cosas parezcan
más claras, los consumidores pueden mantener
una actitud de fuerte sensibilidad a los precios,
como la que vienen aplicando desde el principio de la crisis.
cado absorba el amplio stock de viviendas no
vendidas, que alcanza todavía niveles muy altos
en Estados Unidos, Reino Unido, España, Irlanda
y otros países. El tiempo (quizás años, no meses)
constituye aquí una variable fundamental, por
lo que cabe esperar una aportación muy pequeña de este renglón a la revitalización general de
la economía.
Curiosamente, el gasto de consumo de las
Administraciones públicas (sueldos y salarios
más compras de bienes y servicios), no ha
perdido su dinamismo en la crisis, pero en
términos absolutos no pesa lo suficiente en el
cuadro macroeconómico como para compensar
la atonía del gasto de las familias. En efecto, el
consumo público apenas representa la cuarta
parte del privado y menos de un 15% del
PIB total en la mayoría de los países. Además
–como más tarde señalamos–, el intenso déficit
de los presupuestos gubernamentales permitirá
escasas alegrías en el gasto público, cualquiera
que sea la naturaleza del mismo.
El capítulo de bienes de equipo ha experimentado una fuerte y sorprendente corrección a
la baja durante los largos meses de crisis ya
transcurridos. La necesidad de su renovación
parecería, por tanto, augurar una recuperación
inequívoca. Puede que sea así en un horizonte
a largo plazo, pero en el período inmediato
(quizá hasta después de 2011) existen elementos que van a frenar su dinamismo, por muy
deseable que éste sea. En efecto, durante los
años de expansión económica, muchas empresas incurrieron en un apalancamiento a todas
luces excesivo, y la necesidad de restablecer el
equilibrio financiero en sus balances tenderá a
frenar, en sus presupuestos, cualquier tendencia de aumento para los gastos de inversión
("capex"). Ésa sería, al menos, la tendencia
previsible en el corto y medio plazo, un proceso que –en todo caso– habrá de verse también
lastrado por la situación convaleciente del
sector bancario y de los mercados de capitales.
Ciertamente, la experiencia indica que cuando
la inversión de bienes de equipo se recupera,
lo hace con mayor intensidad que cualquier
otro renglón del cuadro macroeconómico,
pero existen muy pocas probabilidades de que
ello ocurra en 2010 y, previsiblemente, tampoco sucederá en los meses inmediatamente
posteriores.
Respecto a los capítulos correspondientes a la
inversión ("formación bruta de capital"), las
expectativas más razonables tampoco permiten
suponer que la recuperación vaya a producirse
con rapidez ni con particular intensidad. La
construcción no residencial, especialmente la
asociada al sector público, puede ciertamente
experimentar un impulso significativo, en la
medida en que los planes de renovación de
infraestructura, anunciados en Estados Unidos y
otros países, se lleven finalmente a cabo dentro
de los calendarios previstos. Sin embargo, la
construcción inmobiliaria no recuperará ritmos
de crecimiento importantes hasta que el mer-
Restaría solamente considerar los renglones del
cuadro macroeconómico relativos al comercio
internacional de bienes y servicios. En los países
que durante los años de expansión acumularon
un fuerte déficit externo (de nuevo, Estados
Unidos, España, Reino Unido, Irlanda, etc.) se
ha observado una fuerte contracción de las
importaciones, asociada al hundimiento de la
demanda doméstica (consumo e inversión).
Ello ha servido para maquillar, en sus datos del
PIB, la verdadera intensidad de la retracción
experimentada por su respectivo gasto interno.
Pero, para muchos otros países, el fenómeno
constituye precisamente uno de los cauces de
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Julio 2009
contagio de la crisis. Tal sería el caso de Japón,
Alemania o China (segunda, tercera y cuarta
economía del mundo), quienes claman hoy por
una recuperación internacional que restablezca
sus mercados de exportación.
Sin embargo, no resultaría en absoluto conveniente que la reactivación de la economía mundial se llevara a cabo sobre los desequilibrios
externos que caracterizaron el anterior período
de expansión y que, en gran medida, explican
el agotamiento posterior del mismo. Existe hoy
una conciencia más clara sobre los riesgos que
los desequilibrios internacionales comportan
y, en consecuencia, una mayor determinación
para evitar que puedan volver a producirse en el
futuro inmediato. Ello inevitablemente significa
que los países deficitarios tratarán de evitar una
recuperación precipitada que les lleve a incurrir
de nuevo en fuertes desequilibrios externos.
A su vez, los países que tradicionalmente
mantienen superávit en sus cuentas exteriores
habrán de confiar su recuperación económica
a la propia demanda interna. China parece
que lo está logrando parcialmente, pero Japón
y Alemania tendrán posiblemente dificultades
más serias para reorientar sus economías en esa
dirección. Cambiar todo un modelo económico,
mantenido durante décadas de éxito, requiere
un tiempo que no puede medirse en semanas
ni meses, sino en años de prolongada y dura
reconversión.
Por lo demás, difícilmente se van a producir,
en los años próximos, grandes avances hacia
la globalización ni, en consecuencia, hacia una
gran expansión –equilibrada o no– en el comercio internacional. En las pasadas reuniones del
G-20, así como en todas sus manifestaciones
públicas, los gobiernos han expresado compromisos verbales en contra del proteccionismo y
a favor de reactivar la llamada "ronda Doha"
de liberalización comercial, pero no han sido
pocos los países que, al mismo tiempo, vienen estableciendo medidas restrictivas para las
trans­acciones internacionales o, al menos, distorsionadoras para la libre movilidad de bienes,
servicios y capitales. La Administración Obama
constituye, a estos efectos, una triste muestra y
una negativa referencia. La economía mundial
habrá de pagar tales actitudes, en términos de
una recuperación más lenta y menos intensa de
lo deseable.
Otros riesgos
Además de los condicionamientos –hasta aquí
enumerados– del cuadro macroeconómico
general, que suponen otros tantos obstáculos
para una reactivación inmediata de la economía,
hemos de considerar otras circunstancias relevantes del entorno mundial. Lo cierto es que la
propia intensidad de la crisis, y en muchos casos
las medidas adoptadas para tratar de superarla,
han supuesto un shock sin precedentes en la
economía global, y han generado perturbaciones
que habrán de suponer un pesado lastre para la
futura recuperación. Nos referimos especialmente a tres de esas circunstancias.
En primer lugar, el sistema financiero internacional dista mucho todavía de haber recuperado
una aceptable normalidad. En el transcurso
de muy pocos meses, desaparecieron o fueron
absorbidas varias de las entidades de referencia
en el sector bancario mundial, especialmente en
el ámbito de la banca de inversión. Otros bancos fueron de facto nacionalizados, tras reconocer una situación próxima a la insolvencia, por
más que esas intervenciones de los gobiernos
en la actividad financiera apenas resolvieran
los problemas de capacidad gerencial en las
instituciones afectadas e introdujeran, además,
serias distorsiones en la competencia financiera
internacional.
Nadie perece dudar de que, respecto a la actividad bancaria, existe en muchos países un exceso
de capacidad instalada y de que, en definitiva,
se hace necesaria una reestructuración general
del sistema financiero. Algunas fuentes del
sector calculan que en Estados Unidos deben
desaparecer no menos de 700 bancos, que en
Reino Unido deben producirse varias fusiones,
y que la Europa continental apenas ha comenzado a afrontar el necesario saneamiento de su
sistema bancario.
Si a ello añadimos las incertidumbres generadas
en el sector bancario por los anuncios de nuevas
regulaciones, así como una actitud más estricta
por parte de los organismos supervisores, y la
necesidad de valorar con mayor rigor profesional los riesgos de operaciones activas, podremos
comprender que el sistema financiero no está
aún en condiciones de apoyar la recuperación
de la economía real mediante un flujo crediticio
Existe hoy una
conciencia más clara
sobre los riesgos que
los desequilibrios
internacionales comportan
y, en consecuencia, una
mayor determinación para
evitar que puedan volver
a producirse en el futuro
inmediato.
Difícilmente se van a
producir, en los años
próximos, grandes
avances hacia la
globalización ni hacia
una gran expansión en el
comercio internacional.
La propia intensidad de
la crisis, y las medidas
adoptadas para tratar
de superarla, han
supuesto un shock
sin precedentes en la
economía global, y han
generado perturbaciones
que habrán de suponer
un pesado lastre para la
futura recuperación.
Algunas fuentes del
sector calculan que en
Estados Unidos deben
desaparecer no menos de
700 bancos, que en Reino
Unido deben producirse
varias fusiones, y que la
Europa continental apenas
ha comenzado a afrontar
el necesario saneamiento
de su sistema bancario.
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Julio 2009
Los tipos de referencia
permanecen próximos a
cero en Estados Unidos,
Japón y Reino Unido,
mientras se han reducido
al 1% en la eurozona.
Tan pronto como el
multiplicador de créditos
y depósitos comience
a recuperar un ritmo
normal, podrían aparecer
riesgos inmediatos de
inflación convencional, o
de la llamada "inflación
de activos".
La corrección del déficit
presupuestario no
dejará de tener efectos
seriamente contractivos
sobre la demanda
agregada, precisamente
cuando las economías
empiecen a ofrecer los
primeros síntomas de
reanimación.
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amplio y sostenido. Pasarán meses –quizá bastantes– hasta que ello sea posible.
Una segunda fuente de condicionantes para la
rapidez e intensidad de la recuperación viene
constituida por el escenario de permisividad
monetaria generado, desde el principio de la
crisis, por los propios bancos centrales. Los
tipos de referencia permanecen próximos a
cero (es decir, dinero regalado) en Estados
Unidos, Japón y Reino Unido, mientras se han
reducido al 1% en la eurozona. Ello ha supuesto la generación de un auténtico "tsunami" de
base monetaria, ampliado además por actuaciones no convencionales de los bancos centrales, tales como la compra masiva de deuda
pública o la adquisición de papel privado en
cantidades ingentes.
Mediante una actuación de tal permisividad,
las autoridades monetarias han tratado de
satisfacer la fuerte demandada de reservas líquidas por parte del sistema financiero, es decir,
han tratado de compensar el súbito desplome
del denominado "multiplicador bancario". No
puede afirmarse que esa política monetaria
haya carecido de racionalidad, pero es evidente
que comportamientos tan anómalos no pueden
mantenerse indefinidamente por parte de los
bancos centrales. Tan pronto como el multiplicador de créditos y depósitos comience a
recuperar un ritmo normal, podrían aparecer
riesgos inmediatos de inflación convencional,
o de la llamada "inflación de activos" (nuevas
burbujas). Se hará, pues, necesario enjugar
rápidamente ese exceso de dinero primario y
elevar de nuevo los tipos de interés a cotas más
normales, lo que no dejará de ejercer un efecto
de freno sobre la recuperación de la economía
real durante varios meses.
Por último, no puede dejar de considerarse que
la mayoría de los gobiernos están generando
un déficit presupuestario sin precedentes, en su
intento de compensar el hundimiento del gasto
privado mediante una clara hiperactividad del
sector público, más allá de lo que aconsejarían
los simples "estabilizadores automáticos" de la
economía. Cualquiera que sean sus ventajas o
deméritos, esa actitud, decididamente keynesiana, llevará el déficit público norteamericano
–por ejemplo– a una cota superior al 14% del
PIB en 2010, es decir, a unos niveles sin precedentes en tiempo de paz. En Japón, el déficit del
sector público ascenderá en las mismas fechas
al 9% del PIB, mientras en el conjunto de la
Unión Europea no será inferior al 7%, a pesar
de los límites impuestos por el llamado Pacto
de Estabilidad y Crecimiento. En algunos países
concretos de la Unión, como Reino Unido y
España, los déficit ascenderán al 14% y al 10%
del PIB, respectivamente, una situación a todas
luces insostenible.
Es obvio que tales déficit no pueden mantenerse indefinidamente. Su obligada corrección
pasará por un incremento de los ingresos
tributarios o por una disminución significativa
del gasto público, tanto de consumo como de
inversión. En todos los casos, la corrección del
déficit presupuestario no dejará de tener efectos seriamente contractivos sobre la demanda
agregada, precisamente cuando las economías
empiecen a ofrecer los primeros síntomas de
reanimación.
Puede –en definitiva– que la economía mundial se encuentre ya próxima a un punto de
inflexión. Pero todo parece también indicar que
se encamina hacia una dilatada y difícil convalecencia.
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¿Es viable la aparición de una moneda
de reserva alternativa?
¿Puede el renminbi sustituir al dólar como moneda de reserva? La historia ya vivió
un cambio en el siglo XIX cuando la libra esterlina sustituyó al dólar… pero también
en aquel entonces se necesitó tiempo para ganar la confianza del mercado.
¿Señales de cambio de paradigma en la
política monetaria mundial?
Durante gran parte del siglo XIX, la libra esterlina fue la principal moneda de reserva, hasta
que se produjo el declive del Imperio británico y
el dólar americano le sustituyó en el siglo XX.
En el siglo XXI las primeras indicaciones sugieren un cambio de guardia en el sistema mone-
tario internacional en el que el renminbi chino
amenaza con sustituir al dólar americano. Sin
embargo, existen serias dudas sobre si el renminbi puede realmente reemplazar al dólar
antes de la próxima década. La historia demuestra que se necesita bastante tiempo para que los
distintos agentes alcancen el grado de confianza suficiente para llevar a cabo transacciones
comerciales en una nueva moneda o para que
acumulen reservas de ésta.
Existen serias dudas sobre
si el renminbi puede
realmente reemplazar al
dólar antes de la próxima
década.
La idea de que China
apueste por una moneda
de reserva alternativa
al dólar toparía con
considerable resistencia,
ya que esto reduciría
de manera importante
la capacidad de Estados
Unidos de financiar sus
déficits presupuestario y
comercial.
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Julio 2009
Conflictos de interés
China está creando swaps
de divisas con Argentina,
Bielorrusia e Indonesia, y
está permitiendo que las
instituciones financieras
de Hong Kong emitan
bonos denominados en
renminbi.
Para Estados Unidos,
la sustitución del dólar
por el renminbi a medio
plazo implicaría que
el elevado coste de los
préstamos desencadenaría
una ralentización del
consumo, la inversión y el
crecimiento.
Estados Unidos ha pasado
de ser un acreedor neto
desde la Segunda Guerra
Mundial a ser un deudor
neto en el siglo XXI.
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La idea de que China apueste por una moneda
de reserva alternativa al dólar toparía con considerable resistencia, ya que esto reduciría de manera
importante la capacidad de Estados Unidos de
financiar sus déficits presupuestario y comercial.
El peso de la responsabilidad provocado por la
caída del dólar ha sido asumido hasta ahora por sus
acreedores, que dan crédito en la misma divisa.
El hecho de que los precios de los productos
básicos estén en dólares también implica que las
importaciones a Estados Unidos no se encarecen
cuando cae el dólar. Si los países diversificasen sus
divisas de reserva, el crédito le resultaría más caro
a Estados Unidos. En la actualidad, el 67% de las
reservas de divisas mundiales están en dólares
americanos.
Existen, además, otros factores que hacen poco
viable que el renminbi se convierta en una moneda
regional alternativa en Asia. Por ejemplo, China
tendría que eliminar las restricciones sobre el dinero
que entra y sale por sus fronteras, hacer que la
moneda fuese totalmente convertible para transacciones comerciales y aumentar la liquidez y transparencia de su mercado de valores de renta fija.
Por otro lado, la prueba de que China va en serio
está en el hecho de que está creando swaps de
divisas con Argentina, Bielorrusia e Indonesia,
y que está permitiendo que las instituciones
financieras de Hong Kong emitan bonos denominados en renminbi. Este es un paso importante
en la creación de un mercado nacional e internacional significativo para su moneda.
Para Estados Unidos, la sustitución del dólar por el
renminbi a medio plazo implicaría que el elevado
coste de los préstamos desencadenaría una ralentización del consumo, la inversión y el crecimiento. Para Asia, realizar transacciones en renminbi
fomentaría un auge del comercio regional. Para
China, por otra parte, implicaría la adopción de
un papel muy similar al de Alemania en la UE,
caracterizado por la subvención de los países de
la región económicamente más débiles.
En resumen, supondría un cambio de enfoque
en el que los intereses nacionales darían paso
al bienestar colectivo. Otro desafío importante
al que China se ha enfrentado en el pasado ha
sido la barrera política de colaborar con Japón, su
adversario histórico en el desarrollo de una Unidad
Monetaria Asiática y el único país de la región con
experiencia en finanzas internacionales.
El cuadro de la siguiente página resume los intentos formales de creación de una moneda regional
asiática. La fragilidad de la estructura monetaria
internacional actual, provocada por la crisis financiera, ha reabierto el debate.
Contradicciones y problemas del sistema
monetario internacional actual
Estados Unidos ha pasado de ser un acreedor
neto desde la Segunda Guerra Mundial a ser un
deudor neto en el siglo XXI, mientras que China se
ha convertido en un país acreedor con un fuerte
crecimiento, bajos niveles de deuda relativa al PIB
e importantes superávits por cuenta corriente.
A finales de la década de los ochenta, las reservas
de divisas de China se estimaban en unos 167
millones de dólares. En la actualidad, las reservas
de divisas de China se sitúan en torno a los dos
billones de dólares, de los cuales aproximadamente
1,5 billones están invertidos en activos denominados en dólares, principalmente bonos del Tesoro de
Estados Unidos y valores extranjeros semi-soberanos emitidos por Fannie Mae y Freddie Mac.
Con la crisis financiera mundial de 2008, China
centra todas las miradas por su enorme acumulación de dólares en forma de reservas de divisas.
El Gobierno chino está muy preocupado por
la seguridad de sus inversiones en los Estados
Unidos, por razones más que comprensibles. Sin
embargo, incluso en plena recesión mundial no
parece haber indicaciones de que China vaya a
dejar de acumular dólares americanos, ya que los
temores sobre el futuro de la Unión Monetaria
Europea hacen que el euro sea percibido como
menos estable aún que el dólar.
Para compensar la vulnerabilidad creada por la
proyectada disminución del valor del dólar, la
clase política de Beijing está presionando para
adquirir un mayor papel en el comercio internacional mediante el uso de los derechos especiales
de giro, desarrollados por el Fondo Monetario
Internacional en 1969, aún conscientes de que
Estados Unidos tiene derecho de veto sobre
Comentarios de Coyuntura Económica
Julio 2009
cualquier decisión del FMI. De ahí que la postura
china se pueda interpretar como una señal de
aviso a Estados Unidos más que como algún tipo
de amenaza o instancia inmediata de reforma en
la política monetaria mundial.
China pronto deseará que el renminbi se incluya
en la nueva divisa internacional, descrita por el
presidente del Banco Central de China, Zhou
Xiaochuan, como una moneda de reserva "supersoberana", no perteneciente a ninguna nación en
particular e integrada por derechos especiales de
giro (una cesta de dólares, euros, libras esterlinas
y yenes), y que serviría como medio de pago en
el comercio bilateral.
Es poco probable que la actual estructura monetaria cambie en el futuro inmediato, pero las
grietas en el sistema se hacen más visibles y es
sólo cuestión de tiempo que la influencia del
dólar como reserva de divisas dominante se vea
reducida por el resurgimiento de China.
China pronto deseará
que el renminbi se
incluya en la nueva divisa
internacional, descrita
por el presidente del
Banco Central de China,
Zhou Xiaochuan, como
una moneda de reserva
"super-soberana".
Es poco probable que
la actual estructura
monetaria cambie en el
futuro inmediato.
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Comentarios de
Coyuntura
Económica
Año 22 / Número 10 / Julio 2009
Indicadores económicos
Producción y Demanda
Último
Período
Variación
Interanual
2009/2008
Último Dato
2009
Tendencia
Índice de producción industrial España (1)
Abril
-13,9
-19,7
Menor caída
Índice de producción industrial área euro (1)
Marzo
-6,9
-17,4
Caída acelerada
Matriculaciones de turismos España
Mayo
-38,6
-38,8
Menor caída
Consumo de energía eléctrica España
Mayo
-4,6
-8,2
Menor caída
Consumo de cemento España
Abril
-36,2
-39,6
Paro registrado España (INEM)
Mayo
40,6
53,8
Al alza
Tasa de paro España (EPA) (2)
1er trim.
13,2
16,7
Al alza
2,3
-0,9
Desaceleración
Caída acelerada
Empleo
Precios y Salarios
Índice de precios de consumo España (IPC)
Mayo
IPC armonizado área euro
Mayo
3,5
0,0
Desaceleración
Salarios en convenio España
Mayo
3,2
2,7
Desaceleración
Mercados Financieros
Dinero (M3) área euro
Abril
7,8
4,9
A la baja
Interés interbancario a tres meses área euro (3)
Mayo
3,7
1,3
A la baja
Interés deuda a 10 años área euro (3)
Mayo
4,1
4,2
Al alza
Interés créd. banc. + de 1 año, empresas, zona euro (3)
Marzo
5,9
5,1
A la baja
Valor de las exportaciones balanza de pagos área euro (4)
Marzo
1.501,4
111,0
Al alza
Valor de las importaciones balanza de pagos área euro (4)
Marzo
1.511,3
108,1
Al alza
Saldo balanza comercial balanza de pagos área euro (4)
Marzo
-9,9
2,9
Al alza
Tipo de cambio dólar/euro (5)
Mayo
1,365
Euro apreciándose
Sector Exterior
1,323
Las cifras son tasas de crecimiento, en porcentaje, a menos que se indique otra cosa.
(1) Corregido por calendario. (2) Porcentaje de parados sobre población activa. (3) En porcentaje. (4) En millardos de euros. (5) Número de dólares por euro.
Último Período: último período al que se refieren los datos.
Variación Interanual: tasa de cambio acumulada a lo largo de los últimos 12 meses.
Último Dato: variación anual del último mes (o trimestre).
Comentarios de Coyuntura Económica
Consejo de Redacción: Pedro Videla, Antonio Argandoña, José Manuel Campa, Jordi Canals, Javier Díaz-Giménez, Javier Gómez Biscarri, Nuria Mas, Alfredo Pastor, Sanjay Peeters, Juan José Toribio y
Xavier Vives.
ISSN: 1133-4010, Depósito legal: B. 22.561-1988. Publica: División Publicaciones IESE, Avda. Pearson 21, 08034 Barcelona, España. Tel.: 93 253 42 00, Fax: 93 253 43 43
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