Análisis Legal Semanal Nº 127 - Año 4 Viernes 10 de enero de 2014 Edición Semanal Análisis Legal Semanal LA PRUEBA PERICIAL EN EL PROCESO CIVIL Federico Escóbar Klose Asesor Legal FEPC Conforme lo dispuesto por el artículo 1283 del Código Civil, toda persona que alegue un derecho en juicio está obligada a probar el hecho en el que se fundamenta su pretensión; de igual forma, quién pretende la modificación o extinción de un derecho debe probar los fundamentos de su petición. En ese orden, las pruebas son el medio idóneo que disponen las partes para su defensa, para demostrar los hechos y sus pretensiones en juicio. Algunos autores sostienen que las pruebas son instrumentos que se ponen a consideración del juez para que decida sobre la controversia o sobre lo impetrado. Entre los medios de prueba está la prueba pericial, que, conforme la doctrina, es la que surge del dictamen de los peritos, que son personas llamadas a informar ante el juez o tribunal, por razón de sus conocimientos especiales y siempre que sea necesario tal dictamen científico, técnico o práctico sobre hechos litigiosos. Sucede, que, muchas veces, el juez o tribunal encargado de resolver un proceso, necesita del apoyo de conocimientos especializados, que son obtenidos mediante la prueba pericial. Respecto a la naturaleza jurídica de la prueba de peritos, la doctrina se divide en dos teorías principales: una que la considera un medio de auxilio al Juez; y la otra teoría, que defienden su carácter de simple medio de prueba. Para los primeros, el perito introduce en el proceso conocimientos para que el juez aproveche de los mismos al formular en Sentencia el “juicio fáctico”. Para los segundos, la pericia constituye un simple medio de prueba cuya iniciativa corresponde exclusivamente a las partes y tiene como única finalidad contribuir a formar la convicción del Juez respecto a la certeza de las afirmaciones de los litigantes referidas a los hechos en los que funden sus pretensiones (David Jurado Beltrán “La prueba Pericial”, Cap.1 Ed. Bosch, 2010). El tratadista Alsina, se refiere al perito como el técnico que auxilia al juez en la constatación de los hechos y en la determinación de sus causas y efectos, cuando se requieran conocimientos especiales. En nuestra legislación, el artículo 1331 del Código Civil dice: “Cuando se trate de apreciar hechos que exijan preparación y experiencia especializadas, se puede recurrir a la información de expertos, en la forma que dispone el Código de Procedimiento Civil”. El Código de Procedimiento Civil, en su artículo 430 indica: “Será admisible la prueba pericial cuando la apreciación de los hechos controvertidos requiriere conocimientos especializados en alguna ciencia, arte, industria o técnica.”. El nuevo Código Procesal Civil (Ley Nº 439 de 19 de diciembre de 2013 cuya vigencia plena será el 6 de agosto de 2014), en su artículo 193, se refiere a la procedencia de la prueba pericial en forma similar al artículo precedentemente citado. Conforme prevé el artículo 441 del todavía vigente Código de Procedimiento Civil, el dictamen pericial tiene fuerza probatoria, teniendo el juzgador la obligación de valorarla como toda prueba aportada conforme la sana crítica. Al respecto, Gonzalo Castellanos Trigo, en su libro Manual de Derecho Procesal Civil tomo II, sostiene que cuando el peritaje esté fundado en aspectos técnicos que no sean objetables y tampoco exista prueba alguna que la desvirtué, la sana critica aconseja, frente a la imposibilidad de oponer argumentos científicos de mayor valor, aceptar las conclusiones del peritaje.