Re v i s t a De n t a l d e Ch i l e 2013; 104 ( 1) 27-36 Caso Clínico Autores: Propuesta de algoritmo de reconstrucción para maxilares atróficos. An algorithm proposal for atrophic maxilla reconstruction. Dr. Omar Campos Salvaterra. Cirujano Maxilo Facial, Hospital Clínico Universidad de Chile. Docente Escuela de Graduados, Facultad de Odontología, Universidad de Chile. Resumen La rehabilitación de los pacientes desdentados totales o parciales con reabsorción importante de sus bases óseas es un problema hasta hoy. Lo ideal es intentar reconstruir y rehabilitar a dichos pacientes devolviéndoles las estructuras perdidas, la función y la estética. Para esto es necesario conocer los defectos maxilares que se nos presentan y clasificarlos adecuadamente para poder planificar un tratamiento que cumpla con los objetivos planteados. Las clasificaciones que existen actualmente son complejas y abarcan diferentes tipos de defectos, lo que hace difícil proponer un tratamiento ideal para cada paciente. El objetivo del presente trabajo es proponer una clasificación simplificada de los maxilares atróficos, entregando un algoritmo de reconstrucción para cada caso derivado de una planificación adecuada del mismo. Palabras claves: Atrofia maxilar, Reconstrucción maxilar, Injertos óseos. Summary Prosthetic rehabilitation of partial or total edentulous patients with severe resorption of the jaws is until today a complex clinical situation. The ideal treatment is to attempt the reconstruction and rehabilitation of such patients, in order to restore lost structure, function and aesthetics. For this, it is necessary to accomplish the recognition and adequate classification of maxillary defects, which would allow us to plan a proper treatment in order to achieve the referred objectives. Current classifications of maxillary defects are complex and encompass many different types of defects, which make the ideal treatment planning difficult. The purpose of this article is to present a simplified classification of atrophic maxillas, with and algorithm of reconstruction for each case, which would result in adequate planning for each separate case. Key words: Maxillary Atrophy, Maxillary Reconstruction, Bone Grafts. Introducción Es imprescindible para realizar la rehabilitación implanto asistida de maxilares atróficos, ya sean desdentados totales o parciales, el planificar en primera instancia la reconstrucción de la base ósea, previo a la colocacion de implantes oseointegrados. Para este fin se han desarrollado una serie de técnicas que pretenden devolver la anatomía perdida al maxilar (1,2,3,4,5). Cada una de ellas son utilizadas, por algunos autores proponiéndolas como solución ideal sin detenerse a evaluar el tipo de defecto que presenta el maxilar, ni la rehabilitación dental final que el paciente recibirá. Es por este motivo que en muchas ocasiones vemos maxilares injertados con grandes cantidades de hueso con buenos resultados en relación al ancho de la base ósea final obtenida y a la posibilidad de la instalación de implantes en la zona, pero que adolecen de una planificación certera en cuanto al objetivo final que es la colocación de dientes que tengan un resultado óptimo funcional y estético. Se han publicado muchas clasificaciones de la pérdida ósea del maxilar superior de acuerdo a su progresión en el tiempo y el tipo de reabsorción producida en los distintos planos del espacio siendo la más reconocida la de Cawood et al(6). Sin embargo no encontramos en la literatura ninguna clasificación que correlacionara el tratamiento indicado con el defecto encontrado. El objetivo de este artículo es entregar una nueva clasificación simplificada para la reabsorción maxilar, específicamente correlacionando el tipo de reabsorción con la dificultad que presenta para Revista Dental de Chile 2013; 104(1) 27 la instalación de los implantes en una posición óptima y la opción de reconstrucción propuesta para lograr el objetivo. Esto nos ayudará en la toma de decisión al realizar una reconstrucción tanto desde el punto de vista anatómico como funcional y estético que nos permitirá entregarle a nuestros pacientes una opción real de rehabilitación en base a prótesis fija plural. Evaluación Preoperatoria Para llegar a la clasificación planteada debemos apoyarnos en el examen clínico, el estudio imagenológico y el estudio de modelos. Una buena guía para ésto es la prótesis removible que porta el paciente, la cual nos dará una idea del sector que presenta mayor déficit y que, por tanto deberemos reconstruir. Es indispensable en ésta etapa realizar un encerado diagnóstico guiado por el tipo de rehabilitación que se pretende realizar, de tal manera de obtener una guía quirúrgica que nos ayude a tomar la decisión correcta en cada caso . Fig.1 Montaje en articulador, registro intermaxilar y cirugía de modelos para el reposicionamiento del maxilar superior Clasificación De acuerdo a esto hemos clasificado la reabsorción del maxilar superior en 3 tipos a saber (Fig 2): Tipo I, Tipo II y Tipo III de acuerdo al grado de reabsorción vertical y horizontal que presenten. Tipo I: reabsorción en sentido vestíbulo palatino, en ancho, manteniendo la altura de reborde con una pérdida en altura no mayor a 7 mm. Esto nos da una relación intermaxilar aceptable, permitiéndonos realizar una rehabilitación en base a prótesis fija plural, presentándonos el problema de soporte labial y la imposibilidad de la instalación de implantes debido a la reabsorción horizontal que en algunos casos llega a presentar un espesor no mayor a 1 mm. (Fig.3) Tipo II: reabsorción anteroposterior y reabsorción en altura de más de 7 mm. y con un remanente óseo no mayor a 10 mm. En estos casos vemos maxilares que 28 Fig.2, Muestra la Clasificación de los defectos maxilares totales. Tipo I, Tipo II y Tipo III. a pesar de realizar una reconstrucción en ancho no presentan una altura óptima por lo que provocaran finalmente problemas biomecánicos y estéticos debido a la relación corono radicular del paciente y solo será posible realizar una rehabilitación hibrida o en base a prótesis removible en ellos (Fig.4). dirección anterior e inferior (Fig.5). Tipo III: reabsorción total maxilar en sentido anteroposterior y en altura. En estos casos tenemos un maxilar en una posición posterior y superior presentando una pseudo clase III de angle, lo que nos llevara a realizar una reconstrucción tridimensional maxilar con un reposicionamiento del mismo en Para reconstruir un defecto óseo sin duda que el material de elección es el hueso autólogo, ya que este tiene las características ideales, una mejor aceptación por parte del huésped y por tanto una mayor predictibilidad en el tiempo(7). Si pretendemos recuperar la anatomía de grandes defectos maxilares, Revista Dental de Chile 2013; 104(1) El tipo de reconstrucción que se plantea para cada caso, está basado en la clase de defecto con el que nos encontramos y la necesidad que se plantea de acuerdo a la planificación inicial de la rehabilitación oral final. entonces deberemos utilizar sitios dadores extraorales principalmente por la cantidad a utilizar y no específicamente por la calidad del mismo. Para esto tenemos 2 sitios que por excelencia han sido los que principalmente utilizamos como dadores. Estos son la cresta ilíaca, sea esta anterior o posterior, y la calota, pudiendo obtener en ambas suficiente cantidad de injerto para realizar una reconstrucción apropiada. De acuerdo a lo ya planteado según la clasificación propuesta y el tipo de reconstrucción requerida es que proponemos la reconstrucción que nos parece más adecuada en cada caso graficada en el algoritmo de reconstrucción que presentamos a continuación (Fig.6). En los defectos del tipo I vemos que la indicación es realizar una reconstrucción en sentido horizontal, ya sea antero posterior o lateral según sea en el sector anterior o posterior respectivamente. Además en la mayoría de estos casos, al igual que en cualquier reabsorción avanzada del sector posterior, observamos una neumatización de los senos maxilares los que deberán ser injertados en el mismo tiempo para obtener la cantidad de hueso requerida. Al presentarse este escenario es que debemos agregar injerto por vestibular hasta lograr corregir el defecto encontrado. Según nuestra experiencia la mejor forma de realizarlo es colocando injertos en block suficientemente anchos que nos permitan obtener la amplitud deseada siendo estos fijados con tornillos de osteosíntesis de una longitud apropiada para obtener una estabilidad inicial de los mismos. La decisión de colocar injerto en block o injerto particulado se basa en la idea de tener la mayor cantidad de hueso por milímetro cuadrado y su permanencia en el tiempo. Esto último adquiere real importancia cuando el injerto es tomado de cresta ilíaca, ya que la arquitectura del hueso endocondral y en especial el de la cresta ilíaca es muy areolar y poco denso por lo que su resistencia a la reabsorción es menor en el tiempo. Ahora bien, el hecho de que el injerto sea cubierto por mucosa libre y no adherida provocará Fig.3, Tipo I, A y C muestran el patrón de reabsorción horizontal, B y D la reconstrucción en empalizada con injerto de calota. Fig. 4, Tipo II, A muestra el tipo de defecto, B cirugía de reposición maxilar, C injerto en sándwich de cresta ilíaca, D instalación de bloques en empalizada de cresta ilíaca. una retracción cicatricial mucho menor que cuando colocamos el injerto bajo encía adherida, por lo tanto la posibilidad de reabsorción del mismo será menor. Mirado desde el punto de vista de la cantidad de hueso por superficie, en el caso de la Cresta Ilíaca que es un hueso poco compacto, probablemente la mejor opción sería colocar injerto particulado para este fin, pero esto nos obligará a utilizar un contenedor de este injerto para mantenerlo en posición y aislarlo del entorno para así evitar su reabsorción. Para esto se utilizará una malla de titanio y una membrana o una membrana reforzada con titanio, la cual debe fijarse con tornillos para mantenerle en posición. El injerto de calota en cambio, es ideal para éste tipo de reconstrucción ya que es un hueso mucho más compacto y más mineralizado, lo que nos permite utilizarlo en bloques. Este se mantendrá en el tiempo, sufriendo una mínima Revista Dental de Chile 2013; 104(1) 29 reabsorción, ofreciéndonos una cantidad y calidad apropiada para realizar este tipo de reconstrucción. Entonces la reconstrucción propuesta para este tipo de defecto es una reconstrucción con bloques que recuperen el ancho perdido fijándolos con tornillos, rellenando los espacios muertos con hueso particulado, realizando perforaciones en el injerto que le permitan irrigarse y realizando elevaciones de seno maxilar cuando sea pertinente. Reconstrucción maxilar con calota Fig. 5, Tipo III, A muestra el tipo de defecto, B la cirugía Le Fort de reposicionamiento maxilar, C colocación de injerto en sándwich de cresta ilíaca y la fijación con placas de titanio. La gran calidad de la calota como sitio donante de tejido óseo está dada por su alta proporción de tejido cortical mineralizado, la cantidad, ancho y curvatura, además de las ventajas comparativas con otros sitios dadores hacen que este sitio donante este dentro de los mas requeridos en la actualidad. Este injerto es utilizado principalmente en pacientes con reabsorción ósea maxilar total en sentido vestíbulo palatino (menos de 3 mm. de ancho) pero con una relación intermaxilar adecuada para permitir una rehabilitación fija implanto soportada. Fig.6, Algoritmo de reconstrucción de maxilares atróficos. Se basa en la reconstrucción de maxilares atróficos mediante la toma de injerto de calota(8,9). La experiencia clínica de nuestro equipo es de más de 18 pacientes todos rehabilitados y con controles a largo plazo. Técnica Quirúrgica Consiste en recolectar desde el hueso parietal bloques de tejido óseo mono cortical y cierto grado de diploe. Bajo anestesia general, e intubación naso traqueal se realiza una infiltración de la zona parietal con una solución de epinefrina en suero a razón de 1 ampolla en 100 cc. de solución fisiológica. Se rasura 1 cm. de ancho aproximadamente y 8 cm. a 10 cm. en sentido antero posterior a 2 cm. de la línea media craneal. Se realiza una incisión lineal de aproximadamente 8 cm. de largo, 30 de espesor total (a 2 cm. de la línea media). Se decola y expone la zona parietal (Fig.7). Se demarca la zona dadora, alejándose 1,5 cm. de la línea media para evitar el seno sagital y por sobre la cresta temporal lateralmente. Se realizan osteotomías solo de la cortical externa, demarcando toda la zona que se va a retirar. Posteriormente se subdivide en bloques de 2 cm. aprox. y se biselan los bordes para facilitar el retiro del injerto. Se verifica la indemnidad de la tabla interna. Se coloca gelita o algún Revista Dental de Chile 2013; 104(1) otro tipo de material para cubrir el defecto y, si fuese necesario, se deja un drenaje Hemosuc N° 12 por 48 horas. Se cierra el plano interno con Vicryl 3/0 y la piel con corchetes. Luego se realiza una incisión en el reborde alveolar realizando 3 descargas, 1 en la zona media y 2 en la zona de las tuberosidades. Se decola hasta exponer el maxilar completamente. Se elevan ambos senos maxilares colocando un techo óseo fijado en posición superior a presión, creando una rielera a este nivel de tal manera de insertarlo como un sistema de caja y clavija, preservando la membrana sinusal y luego rellenando el espacio inferior. Se adaptan los injertos de calota al defecto por reconstruir. Se ubican en posición y se fijan con tornillos de 1,6 x 8 - 12 mm. Finalmente se trituran los fragmentos óseos restantes y se rellenan con chips los espacios muertos existentes (Fig.8). A los 6 meses se realiza la segunda cirugía bajo anestesia local y sedación endovenosa, en la cual se retiran los tornillos de fijación y se instalan los implantes óseo integrados en cada uno de los pacientes de acuerdo a la planificación previa. Fig.7, Toma de injerto de Calota. En todos los casos intervenidos por nuestro equipo se obtuvo un aumento real del reborde óseo que permitió la colocación de implantes óseo integrados (Fig.9). Los defectos Tipo III presenta una reabsorción total del maxilar provocando una deficiencia de tipo sagital y vertical a la vez. En estos paciente se produce una pérdida total de la apófisis alveolar, ósea tenemos una reabsorción de aproximadamente 20 ó 25 mm. en sentido vertical y de 7 a 10 mm. aproximadamente en sentido horizontal. Para recuperar la anatomía perdida tenemos 2 opciones básicamente. La primera es la reconstrucción alveolar total con malla de titanio como lo propone el Dr. P. Boyne(4). El gran problema al realizar una reconstrucción de este tipo es la falta de tejido para recubrir totalmente el volumen ocupado por el injerto y la malla, pensando en la recuperación total de la base perdida, por lo tanto es muy difícil lograr la reconstrucción anatómica completa para poder realizar una rehabilitación en base a prótesis fija. En general los casos reconstruidos con esta técnica se rehabilitan finalmente con prótesis removibles o a prótesis fija hibrida, para recuperar los contornos perdidos. En este sentido y basados en nuestra experiencia y en la de otros autores(10,11,12) creemos que la reconstrucción adecuada para este tipo de defectos debe ser en Fig.8, Instalación del injerto de calota en maxilar superior en emplizada. Fig. 9, A maxilar con atrofia horizontal, B toma de injerto de calota, C cantidad de injerto obtenido, D reconstrucción del maxilar atrófico, E rehabilitación final del paciente. Revista Dental de Chile 2013; 104(1) 31 base a un reposicionamiento del maxilar espacialmente en sentido antero inferior llevándolo a una posición lo más cercana a la ideal. Para esto la técnica de Le Fort I con injerto en sándwich (13,14) es ideal ya que nos da la mejor opción de posicionamiento del maxilar facilitada por el estiramiento de la mucosa permitiéndonos conseguir la posición planificada. En este sentido se necesitará una gran cantidad de injerto, siendo la cresta ilíaca la opción en estos casos, principalmente por el volumen que entrega, lo que es muy difícil de conseguir con un injerto de calota. El injerto de cresta ilíaca nos permite obtener bloques lo suficientemente anchos para interponer en el gap de nuestra Le Fort que va a descender 1 cm. o más, y hueso esponjoso para rellenar los defectos del seno maxilar y zona nasal anterior. El hecho de que el maxilar se fije con placas al final de la cirugía, impedirá la reabsorción del injerto ya que este permanecerá estable y pasivo sin estar bajo presión ya que las cargas oclusales, en principio, estarán soportadas por las placas de osteosíntesis en mayor medida. La cresta iliaca posterior es, en estos casos, el lugar dador por excelencia para este tipo de reconstrucción, ya que permite realizar una toma bilateral para obtener la cantidad de injerto necesario. La técnica quirúrgica presenta pocas dificultades, ocupando un promedio de 45 minutos en su obtención y presentando un postoperatorio mucho mejor en cuanto a dolor, inflamación y deambulación postquirúrgica que en la toma de la cresta ilíaca anterior. Reconstrucción maxilar mediante osteotomía Le Fort I e injerto de cresta ilíaca Keller(13) en 1987 y posteriormente Sailer(14) describen una técnica revolucionaria para el tratamiento de maxilares atróficos, mediante la cual reconstituyen no sólo los defectos verticales, sino que además una adecuada relación sagital de los maxilares. La técnica que proponen consiste en realizar una osteotomía Le Fort I, 32 donde se reposiciona el maxilar más anterior e inferior. Se instalan bloques de hueso cortico esponjoso en el piso del seno maxilar y simultáneamente se instalan los implantes endoóseos para la reconstrucción protésica posterior (5) . Sin embargo, esta técnica propuesta originalmente cayo en desuso, ya que los implantes colocados en el mismo tiempo quirúrgico en que se realiza el injerto, no se oseointegran al mismo, por lo que se colocan en un segundo tiempo luego de la integración del injerto y de la visualización de la cantidad real de hueso obtenido luego de la reabsorción post quirúrgica. Toma de Injerto de Cresta Iliaca El uso de hueso cortico esponjoso autólogo para el aumento del volumen alveolar se considera actualmente una técnica “Gold Standard”(15,16) gracias a sus propiedades osteoinductivas, osteoconductivas y ontogénicas; los estudios demuestran altas tasas de éxito con la subsiguiente oseointegración de los implantes colocados. En relación a esto es que una alternativa a la toma de injerto es la cresta ilíaca, por la calidad del hueso obtenido, la baja morbilidad del sitio dador y la cantidad de injerto obtenido. Tradicionalmente se ha preferido la cresta ilíaca anterior por la simplicidad de su técnica de obtención al compararla con la posterior. Sin embargo esta última permite obtener injertos bicorticales y mayor cantidad de hueso al poder realizarse de manera bilateral. Nuestra experiencia en relación a ambas técnicas para su uso en reconstrucción maxilar para la colocación de implantes osteointegrados es de 35 pacientes tratados, los cuales eran desdentados totales en maxilar superior, que al examen clínico y radiográfico mostraban una severa atrofia del mismo, con neumatización del seno maxilar que imposibilitaba la rehabilitación con implantes oseointegrados. En 12 pacientes se hizo injerto óseo de cresta ilíaca anterior y en los otros 23 con cresta ilíaca posterior. Revista Dental de Chile 2013; 104(1) Toma de injerto de Cresta Iliaca Anterior: Simultáneamente al proceso de reconstrucción maxilar se realiza la toma de este tipo de injerto. Paciente en decúbito dorsal. Se realiza una incisión a 2 cms. posterior a la espina iliaca antero superior y 2 cms. bajo la cresta ilíaca anterior, de 4 cms. de largo, paralela a la cresta ilíaca (Fig.10). Se separa la piel medialmente, donde encontramos fibras de la musculatura ilíaca hacia medial y lateralmente la inserción del tensor de fascia lata. Se escinde el periostio, él que se refleja hacia medial junto a la musculatura. La toma del injerto se puede realizar con micro sierra reciprocante u oscilante, pieza de mano, osteótomos, etc. Se toma un fragmento de hueso mono cortical de la cara interna del hueso de 4 cms. de largo aprox. Con cureta se remueve hueso esponjoso del espesor del hueso iliaco. Se realiza la hemostasia de la zona, relleno del defecto con gelita y finalmente se sutura por planos de la zona. Toma de injerto Cresta Iliaca Posterior: Se posiciona al paciente en posición decúbito ventral con flexión a nivel abdominal (lo que imposibilita realizar esta técnica de toma de injerto simultáneamente a la reconstrucción maxilar por lo que se debe tomar el injerto previamente). Por la posición en la que está el paciente, el punto más alto es la cresta iliaca póstero superior (CIPS), lo que facilita su ubicación para trazar el esquema en la piel donde se marcan la línea media espinal, la cresta iliaca póstero superior, el coxis y los nervios cluneales superiores y medios (Fig.11). Se realiza la incisión inicial de piel y tejido subcutáneo en S itálica a 1 cm. de la CIPS extendiéndose unos 5-6 cms. lateralmente. Se hace la incisión en el periostio entre las inserciones de la musculatura dorsal y glútea identificando la CIPS para luego desperiostizar teniendo como límite inferior 1 cm. Por arriba de la CIPS. Se separa lateralmente el glúteo mayor exponiendo cresta y pared lateral del hueso iliaco. Se toman los injertos bicorticales del ancho requerido en la reconstrucción con sierra eléctrica, pieza de mano u osteótomos. Con cucharetas se toma la cantidad necesaria de hueso esponjoso en el espesor del mismo, se realiza la hemostasia aplicando gelita en el defecto dejado por el injerto tomado y se sutura por planos. La toma de injerto de la cresta ilíaca posterior ha demostrado presentar menos complicaciones, menor morbilidad y una más rápida integración del paciente a su vida habitual(17). La cantidad de injerto obtenida es muy superior a la obtenida en toma de cresta ilíaca antero superior (Fig.12) dándonos la posibilidad de tomar injerto bilateralmente obteniendo una gran cantidad. Técnica quirúrgica para reconstrucción maxilar vía Le Fort I Paciente bajo anestesia general, en decúbito dorsal. Con intubación naso traqueal. Se efectúa infiltración con anestésico local con vasoconstrictor en todo el maxilar superior. Se hace una incisión circumvestibular en el fondo del vestíbulo maxilar, extendiéndose desde la zona del primer molar de un lado al otro. Se separa un colgajo mucoperióstico exponiendo las paredes anterior y lateral del seno maxilar hasta visualizar la escotadura piriforme y la espina nasal anterior. Se decola la mucosa del piso nasal poniendo especial cuidado en evitar desgarros. Se realiza una osteotomía tipo Le Fort I lo más alto posible y posteriormente se efectúa el downfracture cuidadosamente, se fija el splint quirúrgico, se mide la altura para cuantificar el descenso maxilar. Una vez en posición, se elimina la mucosa del seno maxilar, se rellena el seno y el piso de las fosas nasales con hueso particulado, luego se colocan los bloques óseas que se fijan con alambre al maxilar y finalmente se coloca el maxilar en posición fijándolo con placas de osteosíntesis y tornillos. Se libera el colgajo mucoperióstico, cubriendo totalmente el injerto y se cierra con sutura reabsorbible. En caso de ser necesario por fines protésicos, se instalan implantes provisorios, los que son retirados al momento de comenzar la rehabilitación definitiva (Fig. 13, 14, 15) Fig. 10, Toma de injerto de cresta ilíaca anterior, A, Abordaje, B, Osteotomía para retirar zona interna, C, Retiro del injerto, D, Cantidad de injerto obtenido. Fig. 11, Toma de injerto de cresta ilíaca posterior, A, Diseño anatómico de la zona a intervenir, B Acceso a cresta ilíaca postero superior, C, D, E, F, Secuencia de toma de injerto. Fig. 12, Cantidad de injerto obtenido de ambas crestas ilíacas postero superiores. Revista Dental de Chile 2013; 104(1) 33 Fig. 13, Intraoperatorio de Le Fort de reposicionamiento. A, Splint en posición y tornillo frontal. B, Medición del descenso planificado, C, Splint en posición, D, Tornillos de fijación de splint quirúrgico. Los defectos Tipo II son, según nuestra propia experiencia, los más difíciles de corregir ya que para ello debemos mezclar las técnicas utilizadas tanto para reparar los defectos Tipo I y III, esto implica reposicionar el maxilar en una posición más anterior e inferior sin olvidar que el maxilar tiene además un defecto en horizontal en la apófisis alveolar remanente el cual debe ser reparado colocando injerto para aumentar su ancho. Como ya mencionamos anteriormente el injerto ideal para este tipo de reconstrucción es el de calota, debido a que su grado de reabsorción es menor por que presenta una mejor calidad estructural, pero la cantidad obtenida de este sitio no es suficiente para realizar la reparación completa por lo que debemos recurrir a la cresta ilíaca posterior y tomar desde ahí los trozos de block que debemos colocar en la apófisis alveolar deficiente. Debido a esto se hace necesario adelantar la segunda fase, que es la colocación de los implantes, para evitar una mayor pérdida ósea de la zona. Fig. 14, Le Fort con maxilar en nueva posición e injerto interposicional fijo con alambres, previo a la fijación con placas de osteosíntesis y con el splint quirúrgico en posición. Fig. 15 A la izquierda radiografía prequirúrgica donde se ve retro posición maxilar y la gran discrepancia oclusal, a derecha radiografía de control postoperatoria que muestra el avance maxilar y el descenso del reborde maxilar con el consiguiente cambio en el perfil de la paciente consiguiendo una relación máxilo mandibular adecuada. 34 Revista Dental de Chile 2013; 104(1) Fig. 16 Muestra reconstrucción con Le Fort de reposicionamiento y reconstrucción en empalizada para un defecto Tipo II. A, Fijación de injertos y reposicionamiento maxilar todo con injerto de cresta ilíaca, B, 6 meses post operatorio, C, instalación de implantes luego del retiro de los tornillos de fijación. Discusión Cuando nos vemos enfrentados a pacientes desdentados con déficit óseo, las alternativas que podemos ofrecer se evaluarán según los requerimientos del mismo, las posibilidades económicas, la edad y la salud general del paciente. Es claro en este sentido, que la opción reconstructiva debe ir en directa relación a lo que planifica el rehabilitador como tratamiento final. Si tenemos como ideal el realizar un tratamiento en base a prótesis fija, entonces nuestra reconstrucción debe apuntar a lograr un terreno apto para alcanzar esta meta. No debemos olvidar que los pacientes consultan para obtener una dentadura que sea tanto estética como funcionalmente aceptable, el paciente no consulta inicialmente por una reconstrucción ósea, solo busca el objetivo final que es obtener dientes lindos. Es tarea nuestra el resolver la mejor manera de alcanzar el objetivo devolviendo la anatomía perdida a estos pacientes. La rehabilitación de pacientes con severa atrofia maxilar constituye un desafío terapéutico en nuestros días. Los patrones de reabsorción ósea en pacientes edéntulos son variables tanto en el sentido horizontal y vertical como en los diferentes segmentos maxilares y mandibulares(18). Esta disminución del nivel óseo va posicionando al maxilar en una dirección más posterior y craneal, aumentando la distancia intermaxilar y produciendo un déficit del volumen presente adecuado para el proceso de rehabilitación(2,3,10). Estas alteraciones se reflejan directamente a nivel de los tejidos blandos, es así, como podemos observar un colapso de la musculatura facial, marcación de las comisuras, disminución de altura del tercio inferior del rostro y pérdida del soporte nasolabial y nasomental(19). A través del tiempo se han descrito varios métodos para solucionar este problema. El uso de prótesis removibles acrílicas fue la manera inicial de dar solución a la ausencia total o parcial de dientes, pero con limitados resultados estéticos y confort del paciente. En 1977 Bränemark(20) desarrolla los implantes dentales oseointegrados que dan la posibilidad de una solución más cómoda y biológicamente adecuada a este gran problema de rehabilitación oral y maxilofacial. Sin embargo la severidad de la atrofia de los huesos hace necesario el desarrollo de técnicas que permitan proveer a los maxilares de la cantidad de hueso necesaria que favorezca la colocación de los implantes en posición y angulación adecuada. Es por lo anterior que se recurre a la reconstrucción maxilar con injertos óseos como una alternativa terapéutica más completa. Es el mismo Bränemark en 1980 quien utiliza ya injertos de hueso trabecular de Tibia en combinación con fijaciones de titanio para la reconstrucción del maxilar superior atrófico(21). El uso de hueso cortico esponjoso autólogo para el aumento del volumen alveolar se considera actualmente una técnica “Gold Standard”. Por otro lado hoy existen opciones que no requieren de injerto como lo son los implantes cigomáticos que nos entregan buen soporte protésico pero no recuperan la pérdida ósea ni las relaciones máxilo mandibulares perdidas, en estos casos la prótesis hibrida fija debe reponer el defecto de volumen faltante para obtener una relación adecuada, obteniendo finalmente prótesis de gran tamaño que pueden incomodar al paciente (22). Por otro lado hoy los paciente se encuentran más informados de las distintas alternativas de tratamiento, por lo que demandan tratamientos más estéticos, complejos y costosos, siendo su principales exigencias, volver a la situación de dentado total original, usando prótesis de apariencia lo más natural posible y por sobre todo no removible. Afortunadamente en los últimos 20 años han habido avances importantes en la cirugía preprotética que han permitido alcanzar esta meta. Conclusiones Podemos concluir que la clasificación expuesta y el algoritmo presentado le facilitan al clínico la toma de decisiones en pacientes con maxilares atróficos, simplificando así el tratamiento y guiándolo de manera segura para lograr una rehabilitación en base a prótesis fija plural óptima desde el punto de vista estético y funcional. Revista Dental de Chile 2013; 104(1) 35 Bibliografía 1. GONGLOFF RK, COLE M, WHITLOW W, BOYNE PJ. Titanium mesh and particulate cancellous bone and marrow grafts to augment the maxillary alveolar ridge. Int J Oral Maxillofac Surg. 1986 Jun; 15(3):2638. 2. NEYT L, DE CLERCQ C, ABELOOS J, MOMMAERTS M. Reconstruction of severely resorbed maxilla with a combination of sinus augmentation, onlay bone grafting and implants. J Oral Maxillofac Surg 1997; 55: 1397 – 1401. 3. NYSTRÖM E, LUNDGREN S, GUNNE J, NILSON H. 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