Singularidad personal

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El Dilema de La Singularidad
La personalidad es menos un producto terminado que un proceso fluyente. Si bien tiene algunos rasgos
estables, está al mismo tiempo sufriendo continuamente el cambio.
El primer hecho que nos llama la atención es la singularidad, tanto del proceso como del producto. Cada
persona es un idioma en sí misma, una aparente violación de la sintaxis de la especie. Un idioma se desarrolla
en su contexto peculiar y propio, y este contexto debe ser comprendido con el fin de entender el idioma. No
obstante, los idiomas no son enteramente anárquicos ni arbitrarios; en efecto ellos pueden ser conocidos por lo
que son, sólo comparàndolos con la sintaxis de la especie.
Disposiciones innatas:
Las disposiciones innatas, la materia prima para el desarrollo de la personalidad, comprenden por lo menos
tres conjuntos de factores.
Primero están aquellas tendencias comunes a la especie que contribuyen a su supervivencia: Un conjunto de
reflejos, impulsos y procesos hemostáticos. Todo lo que pueda ser llamado con propiedad instintiva cae en
esta clase. Un ejemplo singular es la sonrisa social. Un período de maduración que abarca aproximadamente
desde la edad de tres a seis meses, parece tener lugar cuando el niño, para placer de todos, inicia la sonrisa
social. Las sonrisas anteriores a esa edad se deben probablemente a la actividad digestiva. Los extraños
provocan una sonrisa tan fácilmente como la madre. Después de la edad de seis meses, normalmente, la
misma pauta perceptual hace surgir la respuesta contraria si el rostro no es familiar. Y si las relaciones
emocionales entre el niño y su madre están seriamente perturbadas, la sonrisa social no se desarrolla, o
muestra anormalidades ya dentro del periodo de los tres a los seis meses. Esta particularidad, señala el hecho
de que las disposiciones y su maduración dependen del estado total concomitante del proceso de evolución.
En este caso las relaciones sociales del niño deberán ser favorables para que el instinto aparezca.
Un segundo grupo de disposiciones incluye todo lo que normalmente llamamos "herencia". Aquellas
características ligadas a los genes, que asociamos con la familia, la estirpe, y la raza. Puesto que las
combinaciones de rasgos vinculados con los genes son aparentemente casi infinitas en numero, observamos
que este tipo de singularidad infinita en la personalidad aun antes de que las operaciones diferenciales de la
cultura y el ambiente comiencen a influir. Ciertamente, los genes explican también la uniformidad de la
especie. : que tengamos 2 ojos, una columna vertebral y un equipo común de glándulas. Pero cuando
hablamos de herencia, estamos mas inclinados a pensar en semejanzas ( por ejemplo: el parecido del niño con
sus padres) y a olvidar que el funcionamiento de los genes también nos adentra en el camino hacia la
singularidad con nuestras variadas dotes temperamentales, plasticidad neural, y umbrales de respuesta. Quizás
olvidamos este hecho en parte debido a que se sabe tan poco de la genética humana, y en parte debido a que
como devotos de la tabula rasa preferimos no dar crédito total a los determinantes innatos de la naturaleza
humana.
Existe todavía un tercer y muy diferente sentido en el que podemos hablar de disposiciones originarias. No se
trata, hasta donde sabemos, de una cuestión de determinación genética especifica ni de instinto, excepto
quizás en el sentido más amplio posible. Nos referimos a ciertas capacidades latentes o potenciales que juegan
un papel crucial en el proceso de evolución. Si esta normalmente dotado, el niño desarrollara con el tiempo
una conciencia, un sentido de sí mismo y una organización jerárquica de rasgos. Llegara a ser una especie de
sistema estructural, autorregulandose y automanteniendose. Lo que es mas, el mismo se esforzara por llegar a
ser algo mas que una copia mimeografiada de la especie a la que pertenece. Tales capacidades representan
potencialidades para alcanzar el estado adulto. Ellas originan los estadios característicos del desarrollo
humano.
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La personalidad no esta gobernada solamente por el influjo de los estímulos sobre una magra dotación de
tendencias comunes a la especie. Su proceso de evolución esta gobernado además por una disposición a
realizar sus posibilidades, es decir a llegar a ser típicamente humano en todas las etapas de desarrollo. Y una
de las capacidades más apremiante es la individuación, la formación de un estilo de vida individual que sea
autoconciente, autocrítica y que se autoperfeccione.
Al nacer poseemos un organismo ( o individuo) que desarrolla modos únicos de adaptación y dominio sobre el
ambiente; estos modos constituyen la personalidad.
Estructura de la Personalidad:
En la infancia, la estructura es solo rudimentaria, compuesta solamente de las "disposiciones" que puedan
existir. Pero a medida que la estructura toma forma, adquiere una influencia decisiva sobre el crecimiento
ulterior. Predecimos la conducta de un amigo porque pensamos que comprendemos su estructura. Un
desarrollo notable de la psicología reciente es el descubrimiento de que esta estructura ayuda también a formar
las percepciones cotidianas, de un modo insospechado hasta ahora.
Algunos psicólogos manejan la noción de estructura de modos diversos. Algunos hablan en términos de
necesidades, sentimientos o vectores. Otros en términos de rasgos, actitudes o valores. Otros prefieren hábitos.
Emplearemos el termino griego característica para designar cualquier marca o cuño de la personalidad. Las
características pueden ser de muchos ordenes y varían desde los amaneramientos periféricos y los hábitos
circunstanciales, hasta las orientaciones de valor más centrales de una vida. Puesto que ahora nos interesamos
en la influencia de una estructura de alto nivel sobre el crecimiento subsiguiente, llamamos la atención
especialmente sobre aquellas características que unen la vitalidad biológica con un sistema de significaciones.
Características de este tipo representan la "intencionalidad" de la persona. Las intenciones, tal como usaremos
el término, son características concretas " propias" de la personalidad.
Las características intencionales representan sobre todo, los modos primarios del individuo de dirigirse al
futuro. Como tales, seleccionan estímulos, guían inhibiciones y elecciones y tienen mucho que ver con el
proceso adulto de desarrollo y cambio. Es importante subrayar que las intenciones de largo alcance guían el
aprendizaje, la productividad y la satisfacción del trabajador en su empleo. La significación de la pregunta que
nos hacemos al momento de decidir nuestra vocación: ¿Dónde quiero estar dentro de 5 años? Supone una
respuesta por demás reveladora. Hablando filosóficamente, los valores son los puntos de destino de nuestras
intenciones. Nunca los logramos totalmente. Algunos autores insisten mucho sobre este hecho. Jung por
ejemplo define la personalidad en términos del estado ideal de integración hacia el que esta tendiendo el
individuo. La personalidad no es lo que uno tiene, sino más bien el resultado proyectado de su crecimiento.
Es la estructura inconclusa la que tiene este poder dinámico. Una estructura terminada es estática, pero una
estructura que esta en crecimiento, que tiende hacia una dirección dada de cierre, tiene la capacidad de
subordinar y guiar la conducta conforme con su movimiento.
Cuantas características importantes, intencionales o de otra clase, podemos esperar que tenga una
personalidad? Es posible que una persona pueda ser comprimida a un numero determinado de características?
H.G.Wells en su experimento in Autobiography nos habla de 2 temas dominantes que abarcan casi toda su
historia vital: Estos son, primero, su interés por la realización de una sociedad mundial ordenada, y en
segundo lugar, el sexo. Podemos sospechar que este autodiagnostico esta un poco simplificado. , Pero aun así
esto puede ser explorado. Un motivo conductor como en el caso de Wells por un mundo unido, puede ser
altamente socializado y puede representar esquemas de valor del tipo que acompaña a un "sí mismo"
extendido y a una consciencia genérica. O puede ser en otros casos una formación neurótica, un complejo
parental no resulto o una de las muchas formas de narcisismo. Pero hipótesis esencial permanece inalterable:
Las fuerzas de organización son tan fuertes que, en cualquier caso dado, pocas características conductoras
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respresentan de modo efectivo el curso del crecimiento.Resumiendo:
Las unidades más inclusivas de la personalidad son disposiciones intencionales amplias dirigidas hacia el
futuro. Estas características son únicas para cada persona y tienden a atraer, guiar, inhibir las unidades más
elementales, de acuerdo con las intenciones principales. Esta proposición es valida a pesar de la gran cantidad
de conducta desordenada, impulsiva y conflictual que existe en toda vida. Por ultimo estas características
cardinales no son infinitas en numero, sino relativamente pocas y discernibles en los años adultos.
La personalidad es a la vez el resultado de la conducta y aquello que conduce, personalidad y conducta son,
pues dos aspectos complementarios de una misma historia.
No es de extrañar entonces que, según el punto de vista en que uno se ubique, se pueda considerar las
tendencias que la conducta integra, tanto como factores, cuanto como productos de la conducta. Según el
punto de vista en que uno se ubique, significa, según el momento histórico que se considera. En efecto, nadie
puede dudar que las operaciones, cuyo papel consiste en integrar motivaciones o tensiones, no sean a su vez
causa de nuevas tensiones, digamos de tendencias adquiridas. De este modo, nuevas tendencias y nuevas
operaciones nacen en el transcurso de un continuo proceso de interacción. Estos procesos pueden concebirse
como transformaciones a trabe de las cuales se elabora una historia personal.
El estudio de las transformaciones de la conducta se torna entonces fundamental. ¿Cómo son posibles tales
transformaciones? ¿Cómo surgen y como se fijan? Cualquiera sea el momento en que se estudia la
transformación esta se efectúa necesariamente sobre la base de
1)Tendencias, elementales o adquirida, innatas o que aparecen cuando la maduración orgánica lo permite, las
cuales suscitan y dirigen el comportamiento
2)Operaciones ya existentes, instintivas o adquiridas, que forman el fundamento de la transformación y que o
bien son asimilados a un nuevo todos, o bien sufren una disociación.
3)Imposiciones situaciones, obstáculos sociales o modelos culturales de acción
4)Por ultimo un conductor, la variable personal misma, la personalidad y a formada y "pregnante" que por lo
menos prohibe ciertas posibilidades.
Es tan decisiva la influencia de los 5 primeros años de vida sobre la formación de la personalidad, que los
problemas planteados por las transformaciones de la conducta se sitúan concretamente dentro de ese marco.
Las experiencias posteriores al quinto año de vida ejercen, por cierto, una acción formatriz sobre la
personalidad, y pueden según la expresión de Lagache, "ser los agentes de aperturas o de cierres nuevos".
Pero dado que en estos cinco primeros años progresa rápidamente la maduración psicofisiologica, se
estructuran los primeros modos de relación con nuestros semejantes, se forman hábitos culturales
fundamentales, se asimilan los principales sistemas de referencias sociales y aparecen finalmente a la vez, la
angustia y los estilos primitivos de reacción a la angustia, es licito considerar que el postulado freudiano de
los primeros cinco años no puede ponerse seriamente en tela de juicio.
Las transformaciones de la conducta no podrían tener ninguna significación sino la de asegurar la función que
le ha sido atribuida. Ahora bien, dijimos que el objeto de la conducta es asegurar la existencia misma, la
persistencia del organismo. Por lo tanto, inmanente a todos los hechos del comportamiento, existe un
dinamismo que expresa la tendencia del organismo a perseverar en su ser, dinamismo que se traduce por una
movilización energética cuya mira es la integración. En efecto, el organismo no puede persistir sino en la
medida en que es "uno", en que resiste a las fuerzas disociativas.
La personalidad es el centro de estudio de la psicología, porque es la unidad a la que quedan referidas todas
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sus manifestaciones: conducta, motivación, etc. Aunque la conducta en todas sus variantes, es el fenómeno
que nos permite el estudio de la personalidad, esta última es algo más que sus manifestaciones, y aunque la
personalidad aparezca en cada una de sus expresiones, tiene no obstante que ser enfocada como unidad en sí
misma. La personalidad no es un todo que resulta del agregado de cientos de conductas, sino que,
inversamente, la estructura de la personalidad es la que se manifiesta en cada una de esos cientos de
conductas.
La personalidad es dinámica, es decir, cambiante, está sometida a fluctuaciones entre evolución y regresión y
entre integración y dispersión. Los cambios o fluctuaciones son muy variables en sus características y en su
grado, pero en condiciones normales, se conservan permanentemente la continuidad y la identidad. La
dinámica de la personalidad coexiste con la persistencia de su continuidad, y de tal manera, que una es
condición de la otra.
La personalidad no es homogénea, sino que se polariza o diferencia en partes que guardan entre sí todas las
diversas relaciones posibles, incluida la de coexistir unitariamente dentro de un solo sistema.
La personalidad está dada por el conjunto organizado de la totalidad de conductas. No hay personalidad sin
conducta ni hay conductas sin personalidad; esta última no es algo distinto que está detrás de los fenómenos
de conducta, y no hay ninguna manifestación de un ser humano que no pertenezca a su personalidad. Esta se
caracteriza por sus pautas de conducta más habituales o predominantes, o por ciertas características comunes a
un conjunto predominante de sus manifestaciones de conducta.
Freud dividió la personalidad en tres sectores, que llamó
YO
SUPERYÓ
Conjunto integrado de todas las
capacidades instrumentales de la
personalidad Parte que responde a
la realidad exterior y adapta la
personalidad a la misma, así como
distribuye y controla al ello y al
Parte que condensa las normas y
superyó.
exigencias
Cuanto más madura la
personalidad, el yo se atiene más
estrictamente a la realidad,
mientras que el yo infantil funciona
más con la omnipotencia, la magia
y el narcisismo.
Funciones
Aspectos normativos de la
• Sentido de realidad
conducta. Representa el conjunto
• control de la motricidad
integrado de valores de la
personalidad
• Percepción
• la acción
• el pensamiento
ELLO
Reservorio de todos los impulsos
• la inhibición
• postergación de la descarga
(respuesta)
• la anticipación al peligro,
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• a función sintética y de
organización.
• Dominio de la ansiedad
Freud dedujo este esquema de sus estudios sobre la conducta. Yo y superyó son organizaciones funcionales de
la conducta o abstracciones que se refieren a características concretas de la conducta.
La personalidad se forma por incorporación de roles, y toda conducta es siempre, al mismo tiempo, un rol
social. Se estructuran unitariamente todas aquellas identificaciones y conductas que tienen coherencia entre sí,
pero como el contacto y la relación de cada sujeto se hace siempre con pautas y normas sociales que son
contradictorias entre sí, la personalidad se integra también con formaciones opuestas. Esta multiplicidad del
yo, dentro de la unidad de la personalidad, es un hecho extraño. Pero lo cierto es que no sólo coexisten
núcleos del yo que son distintos en cuanto a antagónicos, sino distintos en cuanto al grado de desarrollo y
madurez.
La personalidad asienta sobre un trípode formado por:
Constitución
Está dada por características
somáticas, físicas, más básicas y
permanentes. Depende
fundamentalmente de la herencia
biológica, pero no está libre de la
influencia de los factores
ambientales y psicológicos
Temperamento
Carácter
Está constituido por las
características afectivas más
estables y predominantes.
Está dado por las pautas de
conducta más habituales o
persistentes; para ellas, se admite la
influencia predominante del medio
ambiente
• La influencia de la cultura es creciente, mientras que la influencia de los factores hereditarios es
decreciente.
• Las influencias ambientales durante los primeros años de vida son, sin embargo, de gran importancia
tanto para la formación de la constitución y el temperamento como para la de la personalidad total
La personalidad se puede clasificar en función del predominio de las estructuras de conducta, y estudiando la
dinámica de la personalidad se encuentra que hay cierta organización polar predominante en la cual una
misma personalidad puede alternar o bien mantenerse solamente en uno solo de cualquiera de sus polos; de la
misma manera una personalidad puede tener variaciones entre los dos extremos en distintas épocas de la vida
o alternar entre ellos en momentos sucesivos. Ejemplo: Una personalidad esquizoide que alterna en la escala
psicoestésica, formada por la coexistencia o alternancia de frialdad y ternura.
• La conducta y la personalidad tienen un desarrollo en el cual se van organizando progresivamente,
respondiendo a un proceso dinámico en el cual pueden modificarse de manera más o menos estable.
Se llama aprendizaje o learning a este proceso por el cual la conducta se modifica de manera estable a
raíz de las experiencias del sujeto.
• Entre las formas de aprendizaje se cuentan por un la del ensayo y error, y por otro el aprendizaje por
discernimiento o Insight.
Personalidad y Cultura
El medio en que se desarrolla el ser humano es un medio muy particular, porque en gran proporción es creado
por él mismo sobre elementos dados por la naturaleza. Sin embargo, se debe tener en cuenta que no todos los
elementos integrantes de la cultura tienen el mismo valore, en cuanto a su capacidad de estructurar otros
factores de la cultura, así como el peso que tienen en la formación de la personalidad. La cultura se transmite
en la formación de la personalidad misma.
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Por ejemplo: Margaret Mead estudió la formación de la personalidad por la educación en diferentes tipos de
civilización, entre los primitivos. La educación es también elemento integrante de la cultura y hay una
estrecha relación entre educación y personalidad, relación que tiene cierta autonomía, aunque los sistemas
educacionales dependan a su vez de factores sociales más amplios, como la estructura social y económica.
Los estudios antropológicos nos han hecho conocer la variación de las organizaciones culturales, la variación
de la estructura de la personalidad y la relación entre ambas. Nos han ayudado a romper con una concepción
estrecha, de la personalidad humana, así somos han demostrado las posibilidades de modificación de la
misma, haciéndonos comprender que no existe una personalidad natural o conductas naturales, y que lo que
generalmente conocemos con estos nombres son aquellos fenómenos a los que estamos más acostumbrados
porque forman parte de nuestra cultura y de nuestra personalidad.
En la formación de la personalidad asume una gravitación fundamental la organización de los grupos. Se
denomina así el conjunto de personas entre las que se establece o hay establecida una relación de
interdepencia o interacción.
Es el grupo primario (ej. Familia) donde se forma la estructura básica de la personalidad y se produce el efecto
más profundo. Existe en estos grupos una cierta fusión de los individuos y cada integrante no se discrimina
como ser distinto de los demás.
Resumen del apunte:
Personalidad:
Ese especial tipo de organización que caracteriza a cada ser humano en particular.
Ante cualquier persona desconocida, e incluso conocida, cabe preguntarse: ¿Cómo es? Nos hallamos ante un
repertorio determinado de actitudes, palabras, gestos y acciones constituidos en una estructura particular cuya
clave resulta a veces difícil de desentrañar, ya que al establecer las diferencias entre las personas hace de cada
una de ellas un individuo único. Se trata de un fenómeno sumamente complejo y es natural que haya hecho
surgir variadas conceptualizaciones, las que solo en un tiempo relativamente reciente cobraron valor
científico. En su psicología de la Personalidad, Gordon W.Allport enumera hasta cincuenta definiciones de la
personalidad ( y del concepto conexo de persona), acuñadas por filósofos, teólogos, sociólogos y juristas no
menos que por psicólogos.
Lo más destacado es: el carácter de unicidad y complejidad de ese conjunto de rasgos físicos y mentales en
que consiste la personalidad Esta es definido como la organización dinámica dentro del individuo de aquellos
sistemas psicofísicos que determinan sus ajustes singulares a su ambiente
Filloux:
La personalidad es la configuración única que asume en el curso de la historia de un individuo el conjunto de
los sistemas responsables de su conducta Incluye una referencia al carácter evolutivo de la personalidad, que
sólo se va formando de un modo gradual en el curso de la existencia, pero no señala en cambio otro aspecto
esencial: su índole vincular, pues entraña siempre formas peculiares de establecer relaciones con el ambiente
humano.
Hay consenso en: La personalidad es de índole estructural; constituye una totalidad que es más que la suma de
las partes. , Y entre cuyos elementos existe una íntima interacción.
Para el estudio de la personalidad es necesario reparar en: las relaciones mutuas entre las diversas
posibilidades funcionales y las funciones efectivas de la persona y su integración en una totalidad única.
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Existen diferencias entre las diversas escuelas con respecto a la concepción misma de lo que es una estructura
y a los miembros o superestructuras que constituyen esa estructura que es la personalidad. Clásicamente las
superestructuras que los psicólogos diferenciaron en la personalidad son:
Constitución
Temperamento
Carácter
Afín con la discriminación de las tres instancias freudianas
Ello
Yo
superó
Que fue la primera postulación de un enfoque totaliza y dinámico de la personalidad, al tenerse en cuenta las
relaciones dialécticas que vinculan entre sí las superestructuras, entre las cuales brota constantemente el
conflicto
En este trabajo nos concentraremos en la orientación holística
La representación topológica de la personalidad simboliza su carácter gestáltico, tanto en el sentido de que
constituye un sistema cuyas partes se hallan ligadas dinámicamente en forma tal que el cambio en una de ellas
trae aparejado un cambio en todas las demás. El sistema de la personalidad comprende según Lewin diversas
regiones, algunas más centrales otras mas periféricas.
Las regiones centrales constituyen la interioridad individual, en tanto que las más periféricas se encuentran en
directo contacto con el medio: son perceptivo−motices. La más intima de todas las regiones personales
sustituye un núcleo, que dota de unidad y continuidad a la persona; es el sí mismo, y no debe ser confundido
con la totalidad psíquica.
Totalidad Psíquica:
Reina una gran movilidad, regiones que tenía mayor proximidad con la periferia se tornan más centrales y
recíprocamente; y también el grado de integración entre todas ellas es variable, ya que factores diversos
determinan que la unidad se torne más o menos estrecha en distintos momentos o períodos. La estructura de
una persona es con frecuencia relativamente constante durante un período.
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Pero a esa constancia le corresponde un alto grado de estratificación, que va aumentando progresivamente
desde el nacimiento hasta la edad adulta. A lo largo de la existencia se forman diversas esferas de la vida:
profesionales, familiares, amistosas, así como van surgiendo asimismo necesidades nuevas. Cabe también que
en la estructuración de la personalidad haya armonía o disociaciones marcadas según la mayor o menor
uniformidad en el desarrollo de las diversas regiones y según la nitidez de los límites de su separación mutua.
El fenómeno de la división de la personalidad es un ejemplo de un tipo de estructura muy especial
Influye asimismo en la personalidad el material psíquico (la mayor o menor habilidad de los sistemas, así por
ejemplo en los niños los intereses y estados anímicos varías más rápidamente); los diferentes estados de
tensión intrapsíquica, de promedio variable en las distintas personas, y los contenidos constituidos por las
aspiraciones, temores, ideales, y en general las esferas de vida de cada uno.
La teoría de Lewin nos pone frente a un intento de explicar tanto la riqueza y movilidad interna como la
unidad de la personalidad; O sea, frente al hecho, evidente para la simple observación, de que en cada
individuo coexisten disposiciones e intereses múltiples y a la vez un estilo de conducta característico y
predecible.
A este autor se le debe otra importante teoría de la personalidad, la teoría de los rasgos
Cuando entre los actos o actitudes diversas de la persona es dable hallar un estilo común, nos hallamos ante un
rango (decisión o medrosidad, dominación o sumisión, puntillosidad o descuido, rudeza o dulzura, etc.)
Situados en la teoría de Allport entre los hábitos y los Yos, que constituyen sistemas de rasgos coherentes
entres sí pero que pueden variar en situaciones diferentes, los rasgos constituyen a su juicio la mejor
explicación posible de la coherencia de la personalidad, siempre que tal coherencia se pone de manifiesto, y la
incoherencia, en los casos en que prevalecen el conflicto y la discordancia. Entre los rasgos hay estabilidad y
también contradicción; Hay rasgos cardinales y centrales, a los cuales pueden ser subordinados los rasgos
menores como rasgos subsidiarios, y hay rasgos disociados. Son rasgos todas las disposiciones que suelen
denominarse sentimientos, actitudes, valores, complejos e intereses, tienen por característica ser más
dinámicos y flexibles que los hábitos, aclara Allport, aunque resultan, al menos en parte, de la integración de
hábitos específicos, y expresan modos de adaptación a los diversos mundos en que el individuo desarrolla su
existencia. La personalidad representa una integración mayor aún, aunque nunca perfecta, y su unidad
consiste en la compleja interrelación funcional de los rasgos y su ordenamiento combinado en jerarquías. Esta
unidad nunca es rígida, y se manifiesta por otra parte no en conductas idénticas, sino equivalentes, esto es, que
revelan coherencia, toda la coherencia que sea compatible con las diversas tensiones que provocan las
variaciones del medio y con las contradicciones mutuas entre los propios rasgos personales.
Contradicción:
La personalidad, es una estructura unitaria pero también una interacción dinámica de superestructuras? (no es
una misma persona a pesar de las emociones, actitudes y acciones tan diversas y aún contradictorias que a
veces parecen desgarrarnos?)
En la secreta y compleja naturaleza propia de cada individuo en esa totalidad concreta del yo, existen estratos
de profundidad diversa, que son yendo de lo esencial a lo accidental, las siguientes:
• El carácter (centro de la personalidad)
• Las aptitudes
• El personaje (construido por la sociedad sobre el andamiaje del carácter, en función de las aptitudes y
de las circunstancias),
• la historia personal (que contribuye a que se actualicen algunas tendencias, se repriman algunos
deseos, se sublimen determinadas aspiraciones)
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• las situaciones (que aunque desborden en cierto modo el estudio de la personalidad, son
imprescindibles para su comprensión)
• La Persona y el Yo trascendental (que plantean problemas axiológicos y metafísicos a partir de la
personalidad empírica)
Bases Orgánicas de la Personalidad
El concepto actual del comportamiento entendido como una estructuración unitaria, en la que los fenómenos
corporales representan únicamente una de las áreas de manifestación contradice ese punto de vista. Incluso
cuando se habla hoy de organismo dentro del ámbito de la psicología, lo que se quiere significar es una
totalidad dinámica que se conduce de manera integra, tanto en el área corporal como en la mental. Las
características morfológicas corresponden a características psicológicas. Tales correlaciones constituyen la
base de la casi totalidad de las tipologías.
El Temperamento
De esa compleja estructuración orgánica que es la constitución depende estrechamente el estilo peculiar de
movilización energética y de reactividad emocional propio de cada persona. En este aspecto funcional de la
constitución consiste el temperamento; capa instintivo−afectiva de la personalidad, a diferencia de la capa
intelectual −volitiva que constituye el carácter.
Funciones y Rasgos:
Fenómenos característicos de la naturaleza emocional del individuo, incluyendo su susceptibilidad ante los
estímulos emocionales, la intensidad y rapidez habituales de sus respuestas, la calidad del temple de ánimo
que predomina en él, y todas las particularidades que las fluctuaciones y de la intensidad del mismo,
considerándose estos fenómenos como dependientes de su estructura constitucional y en consecuencia de
origen principalmente hereditario.
G. energía o fuerza de reacción + G. de sensibilidad o de excitabilidad.
Aspectos ligados a lo biológico
Esto explica que las clasificaciones que se han hecho de los temperamentos, sean simultáneamente
clasificaciones de estructuras somáticas predominantes.
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