Conversación imaginaria con Nietzsche en Montreal.

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CONVERSACION IMAGINARIA CON NIETZSCHE EN MONTREAL
J. Camilo Perdomo *
Cuando pensé en la aventura intelectual de venirme a estudiar a Montreal por momentos imagine
que entre muchas cosas por ver tendría la de conocer nutridas Bibliotecas. No me equivoque, en
esta ciudad existen tantas para leer y pensar como parques que permiten hacer volar la
imaginación. Pensé asimismo en la existencia de maestros universitarios con ideas frescas que al
correr de los anos se alejan de esas malas pasiones tan criticadas por Spinoza: La envidia, el
rencor y la venganza. No es fácil olvidar el decreto de excomunión al autor de la Etica el 27-071656.
La frescura del pensamiento para mí es importante pues en mi existencia conviven hace tiempo
Cioran, Bachelard, Marcuse y Vallejo, quienes de alguna manera intentaron entender el hombre
y sus pasiones. Como llegue en un verano de 1993, no percibí en el ambiente mayor diferencia
climática de esta ciudad con respecto a Maracaibo o Barquisimeto: Había color y un sol
excesivamente brillante. Con el tiempo sabría por que en invierno la gente de estos lugares se
transforma cuando llega el verano, tanto que aumenta su deseo de comunicarse y sus alegrías. Es
luego de la llegada del otoño y observando el cambio de color en las hojas de los árboles que
noto el cambio ambiental. Antes, tal experiencia só1o la conocí artificialmente por medio de
postales, en películas o en algún libro con pinturas de Van Gogh y tal cosa al tenerla cerca me
emocionaba: Un mosaico pictórico en los árboles se ofrecía distinto y agradable cada día a mis
ojos. Casi sin darme cuenta y con el fin del otoño llegaron las primeras nevadas en el mes de
Octubre y antes de Noviembre como era lo esperado.
El destino quiso que ese ano de 1993 fuéramos recibidos con un tiempo tan frío como ocurrió
ciento cuarenta anos antes. Por supuesto que las previsiones en vestimenta hechas en el pequeño
mercado de la población de Mucuchíes antes de venirnos (hablo de mi familia) nos mostraron,
sin ninguna duda, que veníamos del subdesarrollo tecnológico.
* Doctor Ciencias Sociales, Profesor de la ULA
Ese espectáculo de la nieve cayendo también lo conocía de manera marginal, bien por tarjetas
postales decembrinas con ambientes venidos de otras partes y muchas veces de estos lugares o
bien por los fríos de dos grados en el pico El Aguila de Mérida cuando cae cierta cantidad de
nieve que rápidamente desaparece (fundente la llaman los boletines meteorológicos de
Montreal). Fue de esa manera que entendí lo importante de oír y comprender tales boletines con
la finalidad de utilizar una ropa apropiada, poco importa si la nueva apariencia nos hacía reír por
el recuerdo del carnaval que aun teníamos arraigado.
Cada semana de los meses de Noviembre y Diciembre de ese año viví la fiesta de los puntos
blancos retozando en el aire para luego cubrir todo el espacio de blanco y disminuir las
temperaturas muchas veces a menos quince grados centígrados: Imaginar al salir a la calle que
estábamos en un gran refrigerador no era una exageración. En las madrugadas era mas vistosa tal
rochela sobre todo por el efecto del silencio, el ausente ruido al que mis oídos estaban
acostumbrados y la brillante luz eléctrica de las calles, tan rara en las noches de Trujillo. El
grosor de los copes (flocones para los quebecos) variaba frecuentemente y unas veces brillaban
mAs que otras. De esta manera era difícil no imaginar el niño que llevamos por dentro quien se
revuelca sobre ese blanco piso o que hace figuras de cualquier tipo con la nieve.
Llegaba así mismo un respeto por ese Dios blanco, come se me ocurre definirlo, pues el invierno
con temperaturas inferiores a menos 25 grados centígrados puede ser la diferencia entre sonar y
despertarse o dormir para siempre una muerte segura. La segunda nevada de 1994, come todas
las cosas que dejan de sorprendernos una primera vez, tuvo otra significación en mis
pensamientos. Habiendo observado que la culture del francés hacía énfasis en las preguntas para
tratar cualquier sujeto en el acto de su comprensión me deje llevar por esta preocupación: ¿como
aprovechar al máximo ese silencio en las Bibliotecas? edemas, ya sabía que cada Barrio, Distrito
o Urbanización (Quartier lo denominan en general) tiene esos lugares come algo familiar y si por
ejemplo, la persona no puede comprar un libro de actualidad, allí funciona un sistema de alquiler
medico y de esa manera resuelve el problema de leerlo. En este país con el estatuto de estudiante
extranjero de broma uno no paga por el aire que respire y tal posibilidad al menos era la
excepción a esa regla.
Entre algunos autores de cierta influencia marginal en mi formación académica vino a mi
recuerdo Nietzsche y come estaba obligado por las circunstancias culturales a pensar en francés
me imagine un encuentro con sus aforismos (estando su estilo cubierto de metáforas,
afirmaciones, preguntas, negaciones e imágenes diversas, pensé con ligereza que la tarea no era
complicada) y a su vez me preguntaba: ¿y por que no con el?, ¿será posible que este en una de
esas secciones de la Biblioteca de la Universidad de Montreal con el nombre de libros raros? me
dije un día del cual no recuerdo su nombre, más que todo reproduciendo el calificativo que una
vez le oí a un profesor de filosofía en mis primeros años de pregrado en una Universidad
Venezolana. "Nietzsche es un pensador raro y fascista" recuerdo que decía el erudito profesor.
Para mi sorpresa, parte de la obra del amigo de Wagner y de la danza se encontraba en cualquier
biblioteca del barrio y no solamente en la Universidad.
Así empezó la idea fija de un diálogo con el. Pero ¿como localizarlo? y, sobre todo, ¿como
empezar a conversar con alguien cuya autoridad intelectual parece arropar cualquier pensamiento
común?. Tales preguntas coincidieron felizmente con unas fotografías de Sils-Maria que el
profesor Gaetan Daoust nos mostró en un Seminario que sobre Nietzsche tuvimos con el en el
invierno de 1995. «Las tome en un viaje de placer que hice hace algunos anos al sitio donde el
Zaratustra (así lo llama) escribió una parte de su obra influenciado por el silencio del lugar y por
sus estaciones, sobre todo el invierno y sus nevadas», nos dijo con cierta autoridad intelectual.
Por primera vez en mi vida conocía a alguien con las cualidades de un maestro, vale decir, que el
conocimiento es algo mas que un instrumento para justificar su trabajo en la Universidad.
¿Pagarse un viaje al extranjero con la finalidad de sentir lo que el Zaratustra sintió en el lugar
donde su existencia fue influenciada por la naturaleza? evidentemente que en esa acción se hacía
real la estética profesoral de un querido maestro. Debo destacar aquí que la UNESCO y el
gobierno Alemán son responsables del cuidado de ese lugar (del que nos hablo el profesor
Gaetan) tan querido por Nietzsche.
Frescas estaban en mi memoria unas notas hechas el día anterior al pensador Alemán: « Que se
le perdone al viejo filólogo que soy yo quien no puede renunciar al maligno placer de meter el
dedo sobre las males interpretaciones». Con la idea fija de «las males interpretaciones» me fui un
día a la Biblioteca de la Universidad de Montreal a ver si veía a Nietzsche, pues alguien del curse
me dijo que era frecuente ver al hombre de la fotografía que observamos en el seminario,
emborronar pequeños textos y consultar viejos diccionarios de filosofía antigua en un apartado
rincón donde también es frecuente encontrar estudiantes de ciencias religiosas y de filología.
Una atmósfera preñada de voluntad de poder se sentía en el espacio de libros raros. Mi ánimo al
llegar era de incertidumbre, inseguridad y confusión. No me fue difícil ubicarlo, parece que el
destino y mi imaginación se entendieron ese día. Ciertamente, en un apartado rincón y con una
calefacción acorde con el frío propio de esta ciudad, sentí el contraste ambiental donde resaltaba
el hombre del grueso bigote que alguna vez vieron mis ojos en la portada de algún libro de
filosofía.
Tímidamente tome asiento cerca de el y lo salude, por supuesto que sin detallarlo mucho. Aquí
no es costumbre esa manía de ponerle conversación a cualquier extraño. De allí que bajo ningún
aspecto le pediría una entrevista o cosa parecida lo que de hecho alejaba una vía natural para
lograr el imaginario encuentro. Entre los libros que en ese momento me disponía a consultar,
pues un trabajo del Seminario sobre la modernidad me lo exigía, encontré resueltas una parte de
las preguntas que antes me había formulado. Fue así como en el momento de sentarme observe
con astucia (recuerdo que Atenea siempre tenía como respuesta a los actos de la razón la astucia)
que el título del libro le llamo poderosamente la atención a mi imaginado interlocutor. El libro es
camino propio para tratar asuntos intelectuales, me dije sin mucho complejo de culpa y por ello
adopte una actitud provocadora cuando lo coloque abierto en la pagina que pensé mas le
intrigaría: La destrucción de la raison de Georg Lukacs. La traducción al español mejor conocida
es: El asalto de la razón.
Inmediatamente observe su rostro contrariado, rojo y que a la vez mostraba una cierta expresión
de tristeza. ¿Es posible que sin proponérmelo lo haya ofendido? me preguntaba sin emitir
palabra. La astucia utilizada no me ofendía ni a el tampoco lo humillaba. ¿Es suyo el libro? me
dijo con aire de decisión e interés por intercambiar palabras. ¡No! es de la Biblioteca de esta
Universidad. Y agrego: Dígame, usted ya lo ha leído?. Antes de responderle pensé que su
intención era hacerle una hojeada. Una primera mirada es a lo máximo que he llegado pero con
seguridad debo leerlo para un trabajo académico. Eso me permitía repreguntarle a Nietzsche: ¿lo
conoce usted?. El no respondió sino que soltó inmediatamente esto: « Es una lastima que un
hombre sensible e inteligente como Georg al escribir ese texto haya oído mas las consignas del
Stalinismo y a su fanatismo político que a eso que dice tratar en su libro: La razón. Quien
destruyo la razón no fui yo, las dos guerras mundiales y las guerritas locales así lo muestran. Ella
misma arrastra en su seno la imposibilidad de emancipación del hombre y por eso se agoto una
vez que este perdió su inocencia». Son mucho mas serios Weber, Adorno y Horkheimer cuando
intentaron sus análisis de racionalidad.
Pero bien, me dijo con naturalidad, no podemos hablar mucho aquí. Estos canadienses han
pensado las Bibliotecas y las Universidades a la imagen de sus iglesias y hace rato largo que me
aleje de ellas. Vamos afuera, no muy lejos de aquí existe un bello parque, desde niño me
encantan. Cuando tenía trece años jugaba en ellos y ya para esa época me atormentaba el origen
del mal. Quizás porque a esa edad es donde uno comparte su corazón entre Dios y los juegos.
Fíjese usted que mi primer juego de niño con la literatura, mi primer ejercicio de escritura
filosófica, consistía en darle a Dios un lugar justo de honor mientras yo me daba el papel de
representante del mal. Es en esos juegos con otros de mi edad como imagine al Zaratustra.
También de esa manera felizmente aprendí a distinguir el prejuicio teológico del prejuicio moral
y finalice por buscar el origen del mal detrás del mundo. Estas ideas las cerro diciendo: Pronto
llegaremos al parque, en el podemos hablar con tranquilidad. Si bien afuera pace un frío terrible
a su vez allí existen pequeños restaurantes donde podemos hablar con mejor libertad sin
incomodar a los demás. ¿Usted se ocupa del estudio de la filosofía o de la razón? me pregunto de
manera intrigante mientras caminábamos alejándonos de la Biblioteca. Mas que todo intente
impresionarlo ¡No! lo que me he esforzado en mostrar es que la verdad, tantas veces nombrada
Como con frases tornadas prestadas de los textos que sobre la postmodernidad vengo haciendo y
por ello le dije: Viviendo y constatando estos tiempos de derrumbe y agotamiento de todo no se
por cual escombro decidirme, para mi es complicado responder sin sentir ese vacío de
inseguridad de fin de siglo. Muchos intelectuales de verbo fácil y hasta con cierta seguridad se
atreven a afirmar que ambas pan muerto, le dije en el mismo tono.
En ese corto tiempo tomamos el Metro (la Universidad de Montreal no solo forma parte del
Metro sino que en invierno usted vive dentro de profundos subterraneos debidamente equipados
como si se viviera en verano) pasta la estación Mont-Royal, sitio que alberga uno de los parques
mas vistosos de Montreal. Una vez que me mostró una vista del parque cubierta de gruesa nieve
iniciamos una corta caminata por su calle principal la que tiene a ambos lados cafetines, ventas
de libros usados, y pequeños almacenes. En verano es mucho mas vistosa esta calle y también es
posible llegar hasta la montaña, bien caminando, en auto o en bicicleta.
En esta parte de la entrevista confieso que nunca llegue a imaginar el efecto que en mi humilde
ensoñación produjeron las fotografías vistas en el seminario. Cuando tomamos el lugar para el
dialogo muy cerca por cierto de una tienda cuyo nombre: Abracadabra, me recordó el texto
fabuloso de Las mil y una noches traducido al francés por Galland.
El amigo del profesor Gaetan, de nuevo insistió en referirse a Lukacs. Yo me alegre con tal
insistencia. Inmediatamente soltó esto: «Como el se atrevió a afirmar que yo fui el soporte
intelectual del III Reich, o que yo rechace el progreso histórico de la sociedad y por ello llegaron
los Nazis al poder en Alemania>>. ¿Que responsabilidad tengo yo si el alemán no siguió al
marxismo tal como algunos lo habían previsto desde el concepto de lucha de clases?. Oyendo
esas palabras, recordaba tal cual panfleto de izquierda escrito en Venezuela con ese sentido y
apoyado en las afirmaciones de Lukacs.
Por supuesto, me dijo, los comunistas nunca han aceptado ser los nuevos inquisidores, tampoco
les agrada su ubicación como modernos, no es una canallada decir que el mismo Lenin siguió
con mas fidelidad a Descartes que a Marx. ¿A que cree usted se debe esa mala interpretación?
porque aparte de la mala fe que parece acompañar siempre a los comunistas, algo parece existir
en tal acusación, le dije con algo de timidez. Mire bien, yo soy el único pensador que se atrevió a
ver en otra dirección distinta de donde miraron los que fueron encandilados por el siglo de las
Luces. Yo tuve la suerte de tropezarme con un librito que me sedujo con mucha fuerza para
construir mis hipótesis genealógicas: L' ori,gine des sentiments moraux del Dr. Paul Ree. Su
fecha de aparición: 1877. Por eso siempre dije que para mis investigaciones genealógicas tenía
mi propio microscopio. Es cierto que me ocupe del superhombre en el Zaratustra pero la mejor
lectura no es para ser igualado a un nuevo Dios, raza o sistema de pensamiento. Tampoco para
imaginar un super-ser que va a resolver todos los problemas que el hombre que usted y yo
conocemos ha creado.
solución tiene necesidad de una fuerte critica y si el hombre es la representación mejor acabada
de ella, es necesario criticarlo. Debo si reconocer, tal como lo dicen ustedes en Trujillo: « Que no
existe peor tuna que la del mismo Palo» . En ese Luego de oportunismos de origen religioso y
político que se dieron cite para destruir una obra intelectual que consumió lo mejor de mi vida y
de mi espíritu interviene (no se si ingenuamente) mi hermana Elizabeth. Sucedió de esta manera:
Ella se cash en 1885 con un militante antisemita llamado Bernard Foerster. Yo no estuve de
acuerdo con tal bode, pero esa fue su decisión y eso yo siempre respete a los demás. Son ellos y
un primo mío de nombre Richard Oehler, los responsables de la falsificación de parte de mi obra,
sobre todo: « La Voluntad de Poder» y los « Escritos Póstumos». Como puede observarse, la
cosa vino de la familia. Por otra parte, el 2 de noviembre de 1933 se produce un hecho fortuito:
Hitler (que en esa época de crisis de la sociedad alemana encontraba por todos partes seguidores)
pronuncia un discurso redactado por Foerster donde se pone en circulación la imagen antisemita
de un filósofo llamado Nietzsche. Esa es en todo caso una interpretación superficial de algunos
de mis escritos. Luego y como para inaugurar el peso de las interpretaciones periodísticas en eso
de manipular la opinión del populacho, aparece dos días después, un articulo en el diario: « Le
Temp» donde se describe a Hitler, teniendo en une mano un bastón que yo use y en la otra a mi
hermana Elizabeth, el momento cuando atraviesa la multitud en medio de aclamaciones
defrantes, repito: Algo muy propio de ese populacho o masas como les encanta decir a los
políticos de ahora. Mas tarde, el mismo Hitler se hace fotografiar al lado de un busto mío y luego
como, remate perverso, mi primo Richard se encarga de publicar esa fotografía (que apareció en
el mencionado diario) en 1935, en su libro titulado: Nietzsche y el porvenir de Alemania. No
debe usted olvidar que Hitler supo hacer buen use de las ocasiones y de la propaganda para sus
delirios de grandeza. El siempre supo que la imagen de fuerza que a las mesas les gusta viaja a la
para de la crisis de razón humana de la sociedad.
Es curioso pero yo mientras tanto escuchaba a Nietzsche y no podía dejar de lado la idea de que
todo el dialogo comenzó por la admiración de una fotografía vista en un curso. Cosas del azar y
del efecto de la tengo-ciencia (me decía en mis adentros).
Así me han intentado silenciar y hacerme daño: Cristianos, comunistas, liberales, demócratas,
etc. me dijo Nietzsche con cierto aire de dolor. Ahora bien, pregunto de nuevo al amigo
Nietzsche y en el fondo tratando de llenar la laguna de mis dudes respecto a esa perversa fama:
pero ;¿por que usted y no otro filósofo sedujo a Hitler?. Escuche (en general en francés cuando
se quiere ser reiterativo se recurre a ese verbo), yo no creo que eso sea así y de ello estoy seguro,
simplemente el era un buscador de lecturas en la solapa de los libros para sus justificaciones
teóricas y culto a su acomplejada personalidad, lo mismo han tratado algunos de ver en el
profesor Heidegger. Sin ningún animo de explicación pero en La voluntad de poder aparecen,
entre otros aforismos, este: « Lorsque se toman el trabajo de conocerme en profundidad y en eso
se les va la vida y la vista le socialiste exige, avec une belle indigation, la justice le droit, les
droits egaux, it se trouve seulement sous 1' empire de sa culture insuffisante qui ne sait pas
comprendre le pourquoi de sa souffrance. d' autre part c' est un plaisir pour lui» 1 que muestra
bien la forma de manipular los socialistas (calificativo que ellos no aceptan que se les diga) con
eso de derecho y justicia igual para todos. Uno no es del todo responsable del destino o del
futuro de lo que escribe. Quiérase o no, el hombre de la tragedia socrática parece destinado a
vivir dentro de una moral de esclavos y una de nobles. La modernidad ha parido proyectos
políticos que se nutren de palabras huecas: Esperanza, democracia, gloria y fuerza. El pueblo
alemán aceptó en esa época la formación discursivo Nazi y esos son simplemente los hechos.
Aparte de eso, nadie puede ignorar que entre Hitler y Stalin existió un pacto para dominar
Europa desde el lugar de un discurso socialista. Si a los hitlerianos los hubiese seducido mi obra
habrían leído y por supuesto quemado la carta que el 26 de diciembre de 1887 le escribí a mi
hermana Elizabeth sobre mi desacuerdo con los panfletos antisemitas de ese tiempo y la mala
utilización de mis aforismos del Zaratustra. En ella le explico cómo esos panfletos son una
vulgar negac1ón de lo que he escrito para superar al hombre y sus valores. Ahora bien, yo no me
arrepiento de lo que he escrito, ese no es mi complejo ni por ello tengo une mala conciencia.
Reconozco que mi obra es contradictoria, metafórica, circular y por momentos cruel. Sobre todo,
respecto a la lectura interesada de la crueldad que le conocemos a la culture cristiana y su
método de salvación. Esto se explica mejor si se recuerda que nunca me propuse hacer un
sistema de pensamiento, es decir una ideología, para eso ya habían sudado sus neuronas Kant,
Hegel, Lenin y Marx, entre otros. Yo só1o he aspirado a ser leído con detenimiento y a que se
me interprete, vale decir: Al margen de las descalificaciones. Nada por supuesto agradable si la
persona que lo intenta tiene como objetivo existencial enderezar el mundo y el hombre. Como el
Zaratustra siempre digo: Yo soy un viajero y un trepador de montanas, no me gustan las llanuras,
y parece que no puedo estarme quieto mucho tiempo. La prensa alemana y por supuesto,
editoriales de izquierda y de la iglesia me silenciaron en mi tiempo pretendiendo ignorar o
descalificar mi obra. No podía esperarse otra cosa para quien pensaba desde otro lugar y con otro
modelo de pensamiento: La sospecha ante toda idea de bien o mal venida del exterior de nuestra
naturaleza y de nuestro cuerpo.
Yo no lo creo tanto así, agregue para interrumpirlo. Fíjese que la mayoría de las Escuelas de
Filosofía en las Universidades le asignan al menos un tema de su obra en sus maratónicos
programas de lo que llaman: Formación Fundamental para obtener un hombre crítico y solidario.
Eso es cierto y no lo niego, cosa que me agrada, (yo observaba su rostro cuando respondía y por
momentos creí ver signos de una risa burlona). Sin embargo, a otros autores le dedican todo el
programa y suficientes recursos de eso que ustedes denominan el componente didácticopedagógico. Por ello mis respetos van para los que leyendo y releyendo para encontrar un signo,
una muestra: a la manera de un arqueólogo que siempre parte de fracciones, diversos objetos y
huellas no visibles para el ojo común. En ese sentido una vez llame: Filósofos del porvenir a los
que viven de la sospecha y la provocación. ¿Foucault o Vattimo? le dije. El que hoy pueda ser
leído en un orden distinto a la maniobra desagradable de Lukacs y sus altoparlantes ciertamente
que se lo debo a ellos, a Dele use, al escritor Bataille, a un Karl Lówith y por supuesto, a Jaspers.
En esos autores se observa un trabajo riguroso que permite reivindicar mi nombre, el sentido
epistemológico de mi obra y a la vez desmontar esa canallada seudo-revolucionaria del
Stalinismo y sus aliados. No es nada fácil salir airoso cuando la acusación es el autor intelectual
del nazismo. Aparte de que son perdedores en eso de construir su visión de la utopía, lo que de
hecho es un estigma de fuerte impacto, su tarda política se nutre de todo aquello que impide
hacer avanzar y engrandecer el pensamiento.
1 Cuando el socialista exige, con una bella indignación, la justicia y la igualdad de derechos, el se encuentra solamente bajo el imperio de
su insuficiente culture. Quien no sabría comprender el por que de so sufrimiento, que por lo demás es un placer para el.
Si alguien (desde el lugar de la seriedad intelectual, por supuesto) se toma la molestia de leer en
la revista Acephale (de Bataille) en 1937, su artículo: a faire reparation a Nietzsche, vera por que
mi pensamiento es de resistencia y contestatario a todo totalitarismo. En Jaspers soy leído como
un pensador antifascista. Ahora, cómo es que ignoran el aforismo 377 de mi Gaya Ciencia:
Nosotros: los sin patria. Si alguien siguiera con esos intentos descalificadores a mi obra es por su
fanatismo, su fundamentalismo o sencillamente por su ignorancia y allí nadie podría salir con
vida para el dialogo crítico que es el que hace avanzar el pensamiento. Afortunadamente lo
escrito queda salvo tal cual mala traducción.
Apoyándome en esta ú1tima afirmación lo interrumpo de nuevo para decirle: ¿entonces quiere
usted decir que su obra no puede ser interpretada, con propiedad, desde cualquier editorial?. A
decir verdad, en el caso de mis escritos en tanto alemán que soy, no pasa igual como con Hegel o
Kant por nombrar a alguno donde ese idioma es clave para la lectura filosófica. Afortunadamente
to mejor de mis aforismos y conferencias apareció primero en francés y ellos se precian de ser
cuidadosos en ese sentido. De aquí que piense que una fuente seria para estudiarme es con el
apoyo del gigantesco trabajo de un grupo de intelectuales dirigidos por Giorgio Colli y Maximo
Montinari para la editorial Gallimard; son mas de 20 volúmenes, aparte de los comentarios a mi
obra póstuma. Esto no excluye necesariamente la traducción de D'Henri Albert para algunas
colecciones del libro de bolsillo con acotaciones de Marc Sautet. De igual forma, el Coloquio de
19ó4 (Royaumont) consagrado a mi obra y donde se reunieron teóricos de la filosofía de ese
tiempo. Debo llamar la atención que es allí donde el amigo Foucault leyó su conferencia:
Nietzsche, Freud, Marx. I'ere du soupcon. Conferencia que al mezclar al dios de ese tiempo:
Marx conmigo y Freud, llenó de reconcomio a los consagrados de esa época: Sartre entre otros.
En ese momento el autor de Las palabras y las cosas vio en nosotros una extraña coincidencia:
Una hermenéutica del lenguaje que nos involucra en las interpretaciones lo que escribí para e1.
Sin embargo, el tiempo circular y el azar, a quienes mucho debo en mis del infinito y donde no
es posible pensar en una realidad segura para reposar». Ya en ese tiempo Foucault conocía el
gusto de Freud por mis escritos (pues el muchas veces se inscribió en mis seminarios tratando de
buscar pruebas de la verdad de la conciencia y del psicoanálisis) y mi crítica radical a las
ilusiones marxistas y de Spencer, mas eso no le dificultó agarrar estéticamente buena parte de mi
obra para comprender el fin del hombre.
Mirando mi reloj y viendo que oscurecía (durante el invierno aquí en Montreal, de noche puede
ser a las 4:00 de la tarde) lo invitó a que tomáramos un chocolate caliente o un café, estaba
persuadido que como intelectual le gustaría. Muchas gracias (aquí en esta ciudad el merci es a
cada rato). Lo acompaño al café pero no en el café, (dijo de manera natural y recordó que era
maestro en juegos de lenguaje). Tengo cierto tiempo ocupándome de mi salud. Fíjese que como
cosa curiosa en eso se igualan los médicos y los curas cristianos: Ambos personajes aspiran a
curar el cuerpo o el alma pero opinando fuera de nuestros cuerpos. A mi se me ocurre que ambas
están unidas y que antes que consciencia, alma o espíritu, lo que tenemos es un sistema nervioso
que nos controla y gobierna todo. Con frecuencia vivo ocupado de mi estómago y fortalezco mis
piernas con largas caminatas por las montanas de Italia sobre todo después del medio día cuando
el sol es brillante. Esa idea me agarró de sorpresa, ignoraba esa argumentación y esa practica en
el autor del Zaratustra e inmediatamente, mientras aprovechaba que Nietzsche pueda un jugo de
frutas, le pregunte: ¿Ese fue el motivo para que usted renunciara a las clases de la Universidad de
Bale?. Si, aparte de que me sentía mal de salud, pienso que cuando no se tiene la energía para
enseñar, lo mejor es la reflexión y la escritura en solitario, además no es de gente seria calentar
un asiento sin tener nada que transmitir. Aparte de ello, nunca me agradó ser motivo para la
compasión ante el mal que me aqueja.
Pensando en la posibilidad que ese recuerdo lo indispusiera para seguir con la entrevista, le
sugerí que me explicara ¿cómo concibió El Anticristo? un poco cansado me dijo esto: « Todo el
alboroto creado con mis juegos de lenguaje en torno a la expresión: Dios ha muerto, ignora que
describo en el mismo sentido cómo en el corazón de la ciudad moderna, allá donde se
intercambian las mercancías y donde se ejerce el comercio, el Dios cristiano no tiene ningún
lugar, no es que e1 desaparece, como los dioses griegos, i no! el murió en ese lugar y para
siempre. La modernidad es la expresión pura del nihilismo. Pregunte así mismo: ¿quien lo mató?
y yo respondí: nosotros mismos, usted y yo, ese es el sentido de la metáfora de Diógenes. Ese es
mi aparte al principio de responsabilidad como intelectual. Entonces, no comprendo el conflicto
creado con mi método genealógico de criticar la modernidad occidental y su cultura de unos
valores prefabricados por la moral Kantiana, es decir, cristiana». En la medida en que
consumíamos nuestras bebidas llegó el momento para averiguar su pleito con el musicólogo
Wagner. ZA que se debió esa disputa y la forma de terminar esa amistad? porque tengo
entendido que usted estaba fascinado con ó1. Absolutamente, tanto es así que le dedique un
trabajo que me exprimió el intelecto: El Nacimiento de la Tragedia. Yo fui un convencido que su
música expresaba ideas, también me permitieron deducir que el era un tirano, un manipulador de
oficio, un travesti de la amistad y un oportunista que se postraba de manera fácil al poder
dominante mientras en algunos lugares, en privado por supuesto o en algunos seminarios, hacia
esfuerzos por criticar ese poder. Aparte de eso, le gustaba robar mis ideas para luego, una vez
maquilladas estos, promocionarse con ellas en su grupo. Eso demostraba su inteligencia y
curiosamente también su visión de la Etica y la estética. Al decir esto no quiero desconocer que
en principio nuestro vínculo fue la calidad de sus composiciones musicales.
En esta parte lo interrumpo para averiguar el efecto de esa ruptura. ¿,Fue doloroso para usted ese
rompimiento?. Confieso que bastante, un solitario como yo y quien construyo en la música el
lugar de su existencia trágica no le era indiferente esa mala hora. Sin embargo, es bueno que se
sepa: Nunca practique ni compartí el rencor y la intolerancia como respuestas a los malos
momentos de la vida, ni siquiera en mis anos de educación cristiana y las discusiones dentro de
mi familia.
¿Pero tengo entendido que usted le continuo dedicando a Wagner textos luego de ese incidente?.
A la manera como intuyo que usted lo piensa y dice ¡no!. No es cierto, mis referencias a el
fueron en lo adelante siempre para diferenciar mis ideas de sus híbridos y triquinuelas teóricas,
sobre manera en: Opiniones y Sentencias y Consideraciones Inactuales. Para mi estaba claro que
era el momento de marcar un camino donde los decadentes son un estorbo para las grandes ideas
y son decadentes por la manera en que trafican con el pensamiento. Por lo demás, yo hasta con
mi enfermedad he intentado marcar distancia para verla en su gusto lugar: « Una fatalidad contra
la que se lucha pero que es condición de la vida misma». Como fui tocado de nuevo por esa
afirmación de Nietzsche, me dije sin expresarlo: O este es el demonio en persona o la locura lo
atormenta y es por eso que inmediatamente le pido me explique esa idea.
Escuche, en Ecce Homo la enfermedad es mostrada dentro de un privilegio que me permite
retomar a Sócrates (padre de la decadencia) y tener claro que la vida no tiene ninguna
justificación ante ningún ente sobrenatural. Es vida y punto. Ella es azarosa y fatal, por ello lo
del Eterno Retorno (Y subraye eso ultimo, me dijo). En mi, la vida se define con relación a la
fuerza y a la voluntad de poder y por sobre todo, ella es parte fundamental de la muerte. Para mi,
por algo se recuerda el dolor mas que el placer y quien no quiere escuchar el cuerpo se queda
para oír los fantasmas pidiendo piedad, la cual como usted debe saber, no tiene hoy ningún valor.
Le sugiero que si esta buscando un tema de tesis doctoral vinculado con el porvenir del hombre,
le conviene averiguar si el instinto social pace del placer o del sufrimiento.
Aprovecho esta sugerencia para expresarle mi admiración, el gusto de haberlo exagerados. Yo
por el contrario pienso que es necesario superar al hombre actual para conocido en tan corto
tiempo y a su vez de darle las gracias. La entrevista se terminaba mas no mi ensueño.
Quisiera hacerle una ultima pregunta. Hágala me dijo. Yo no he tenido muchas oportunidades de
conversar en estos últimos tiempos, son tantos los quebrantos de salud y entre ellas un terrible
dolor de cabeza que me acompaña por las mañanas que he optado por preferir las tardes para
aislarme y medio pensar. Muchas veces me mareo y creo que no viviré para disfrutar la fresca
primavera que se nos viene encima y no se si pronto pasare al otro lado del subsuelo. Será al otro
siglo le dije, para no agrandar la tristeza de sus ojos, pues lo observo fuerte y vigoroso. ¡No!,
usted se equivoca, no es lo que se ve, si bien subo a la montaña con frecuencia y cuido mi
alimentación de grasas y tóxicos, existe algo misterioso en mi cerebro que muchas veces me
impide hasta escribirle a mis pocos amigos y a mi madre. En cuanto a lo del siglo que con
gentileza usted agrega, siempre hice expresamente lo necesario para que de mi se hable con
frecuencia en el siglo XXI. Tal cosa fue posible porque sospeche que en la razón moderna estaba
el fundamento de su perverso nihilismo y en las bases de la moral el fundamento para que el
hombre viviera mas dentro del terror que del amor que anida junto a la estética. Pero ¿cual es la
pregunta que finalmente quiere formular? dijo con inusitada alegría: a lo mejor me equivoco, le
dije, pero cuando usted escribió en el aforismo 277 de Humano demasiado humano: « El que
quiera vivir feliz y tranquilo, apártese de la cultura moderna», ¿usted aspiraba a ser leído como
pesimista?.
No soy, ni optimista desde la razón que usted y yo conocemos, ni pesimista porque critico sin
descanso a la moral de esa misma cultura y tampoco practico el eclecticismo. De ser pesimista
no existiría el Zaratustra ni mis esfuerzos literarios (habla de la metáfora y los juegos de
lenguaje) por repensar a ese perverso ser que es el hombre en tanto el lugar concreto que alberga
todas las enfermedades, ni tampoco me hubiese calentado el cerebro escribiendo: Genealogía de
la Moral. Tampoco es cierto que soy metafísico como pretende verme Heidegger y quien se tomo
el trabajo de escribir una cara de mi pensamiento, cosa que le agradezco infinitamente. Algunos
con ligereza me asocian con el pesimismo de Emile Michel Cioran y de allí quizás el origen de
su pregunta. Escuche bien, una referencia me basta para constatar que en mi caso no es así:
«Como dice Susan Sontag, que a ambos nos ha leído, yo no rechazo el pensamiento de la
Historia porque es falso, ¡no! lo rechazo porque es verdadero, porque responde a ese mundoverdad del que nos habla Platon y los decadentes que vienen detrás de el». Cioran ve la Historia
como falsa y al hombre como el lugar de la impotencia y la fatalidad, es decir sin voluntad de
poder que no sea para optar por el suicidio. Ciertamente que este exquisito provocador de oficio,
si bien no se suicido, idea que mostró para decir que era una alternativa ante la fatalidad, tuvo el
coraje necesario como para renunciar a su lengua materna, adoptar el francés y negarse a redactar
la tesis doctoral para la que habla sido becado. Actor que algunos pudieran ver dentro de cierta
malcriadez intelectual. Además, las muertes decretadas y los cadáveres son en su obra terminar
con la tragedia iniciada por Sócrates y el cristianismo. Pero tal acción no sería obra de los dioses
sino de el mismo. Si usted, por ejemplo, lee la ultima entrevista publicada en Gallimard (1995),
verá que para e1 soy un naif es decir, lo que para un francés se encuentra girando entre inocente
y bobo. Allí, entre otras cocas me llama: solitario y falto de experiencia inmediata en el
sufrimiento» pues como entender, según el, que habiendo yo pasado por lo que pase: Disputas
desagradables con amigos, compañeros de trabajo, la familia, etc., yo no haya aprendido a
conocer lo hombres y piense por otra parte en su superación y en otros valores.
Otros autores me relacionan con cierto discurso postmoderno y recortando bastante mi obra
enuncian el todo vale como excusa para el no-compromiso, la ausencia de una Etica de la
responsabilidad, la no-solidaridad y el refugio dócil en las limosnas y sobras del poder que de
vez en cuando les da la modernidad política. La contradicción, la imaginación y el deseo de
perturbar a toda verdad, no me abandonarán por mucho tiempo pero no por ello soy pesimista. A
mi me gusta, al igual que al Zaratustra, la danza, tener el oído fino y vivir con fuerza cada
instante que llegue, pero el todo vale del postmoderno silvestre no ha sido una practica
consistente de mi pensamiento. Resumiendo la respuesta a su pregunta le digo lo siguiente: Ni
pesimista, ni optimista, ni postmo vacío. Yo busco las alturas para ver mejor la miseria humana,
si allí habitan los dioses es poca cosa que me importa. Ellos hace tiempo que se olvidaron de
nosotros y por lo tanto tiene mas sentido ocuparnos de nosotros.
De esa manera terminó esta imaginaria conversación. Pero las ganas de seguir hurgando en la
vida del robador de siglos (como se me ocurrió nombrarlo) estaban tan vivas como en el
principio de la entrevista. Era mas que obvio el trastorno de mi imaginación. El invierno
canadiense en la ciudad de Montreal había afectado mi noción del tiempo y mis neuronas. Sin
embargo, el tiempo del entrevistado (Nietzsche) continuaría girando y retornando en el siglo
XXI. Así note sin proponérmelo como el mío, mientras tanto, se registraba linealmente en el
cuadrante digital de mi reloj. Ergo: evidentemente que la vida cabe en un flocon de nieve y eso
puede ser motivo para imaginar otros lugares del pensamiento con capacidad para alejarnos de
tanta realidad cotidiana. Ella se mueve y retoza alegremente mientras las maravillas de los
flocones excita nuestros ojos en ese inimaginado movimiento tan extraño para quien solo había
visto caer gruesas gotas de agua en esos inolvidables aguaceros venezolanos. Inolvidables
porque hace evidentes la situación de miseria de la población pobre.
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