2 Índice Presentación 3 Ficha técnica de la exposición 5 Biografía 6 Contexto 9 Inesperada extrañeza 10 Ejes temáticos 13 Anexo 24 Bibliografía 29 3 Presentación Todos los encuentros que tenemos a diario son inesperados, suceden tal cantidad de situaciones que van desde cosas muy sencillas y otros que son predecibles, pero la extrañeza es algo que nos cuesta más trabajo asociar con esta situación inesperada. Ignacio Salazar El Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey presenta Ignacio Salazar. Inesperada extrañeza, exposición que reúne una selección del trabajo pictórico más reciente del maestro mexicano Ignacio Salazar, una muestra de la vasta complejidad de su característico imaginario en el que confluyen elementos de la cultura artística de Occidente y una visión simbólica de la naturaleza. Nacido en la ciudad de México en 1947, el maestro Salazar reproduce en cada una de las 35 piezas que componen Inesperada extrañeza intrincados mundos que parecieran surgir de proyecciones casi oníricas, los cuales sorprenden al espectador por la destreza de la técnica, y la vehemencia para crear las complejas capas que los componen. Su pintura fluye entre elementos figurativos y abstractos, en planos traslúcidos, en los que la imaginación viaja entre umbrales, recovecos, túneles, corredores que se superponen con edificios que se desvanecen en distintos submundos que se traslapan en una vorágine de color, creando atmósferas fantasmales. Para el artista, la composición en la pintura comprende una serie de vivencias matizadas con la prestidigitación, malabarismo, caídas, errores, aciertos y, nuevamente, la incertidumbre que conduce a una permanente búsqueda de lo imposible. En sus pinturas, va configurando la composición en base a imágenes mentales que funcionan, en palabras del artista, como un basamento. Sobre esta base se cimentan elementos de ritmo, color, estructuras y un sinfín de símbolos que revelan al observador la riqueza de la vida espiritual del pintor y su predisposición a los estados contemplativos y reflexivos. El pintor y escultor zacatecano Manuel Felguérez, su maestro en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, describe a Ignacio Salazar como un “artista que ha desarrollado una vida asentada en la sensibilidad de su quehacer y la conducción hacia una permanente contemplación a través de 4 prácticas íntimas […] Esta manifiesta capacidad introspectiva, ha llevado su práctica de la pintura a través de un constante ejercicio espiritual”. Para Salazar, el arte es siempre un viaje hacia adentro de uno. La práctica espiritual como tal es una acción de la mente que requiere forzosamente una acción, una práctica, lo demás pueden ser especulaciones vacías, sin sentido, sin fundamentación trascendente. Sobre la exposición, añade, es silenciosa hasta cierto punto, tiene un discontinuo en la secuencia de las obras, no hay un discurso en las piezas, son piezas salteadas, únicas y obedece a esta sorpresa cotidiana de un nuevo amanecer y un renacimiento y de reconsideración existencial que se va dando en la cotidianeidad y que inevitablemente se condensa y se vuelve una obra artística, una pintura. 5 Ficha técnica de la exposición Nombre de la exposición: Duración: Curaduría: Museografía: Contenido: Ignacio Salazar. Inesperada extrañeza. Del 15 de marzo al 2 de junio, 2013. Guillermo Sepúlveda. Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey y Guillermo Sepúlveda. El Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey presenta Ignacio Salazar. Inesperada extrañeza, exposición que reúne una selección de la más reciente producción pictórica del maestro mexicano Ignacio Salazar. En la vasta complejidad de su característico imaginario confluyen elementos de la cultura artística de Occidente y una visión simbólica de la naturaleza. Su capacidad introspectiva queda manifiesta en las 35 piezas que componen la muestra. Sala: Técnicas: Número de obras: Catálogo: 5 / Planta baja. Pintura. Alrededor de 35 piezas. Incluye textos de Teresa del Conde, Manuel Felguérez y Elia Espinosa. 6 Biografía 1947 Nació en la ciudad de México el 3 de octubre de 1947. 1971-74 Cursó la Licenciatura en Artes Visuales, ENAP – UNAM. 1973- actual Ha sido maestro de Educación Visual. 1984-86 Realizó la Maestría en pintura, UNAM. 1991 Obtuvo el Premio París. X Aniversario Muestra Anual Cruz Roja Mexicana, Aeroméxico y Grupo de los Dieciséis. 1993 - 2000 Fue designado como Creador Artístico por el Sistema Nacional de Creadores de Arte CONACULTA. 1994 – 95 Fue postulado por la Escuela Nacional de Artes Plásticas para el Premio Universidad Nacional. Actualmente es responsable del Seminario de Pintura Contemporánea en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Es Consejero Técnico en la ENAP – UNAM, asesor y miembro de diferentes comités en la UNAM, FONCA - CONACULTA y en fundaciones privadas. Exposiciones individuales (selección) 2011 La práctica de la pintura . Galería Arte Actual Mexicano. Monterrey, México. 2006 Sunyata. Galería Arte Actual Mexicano. Monterrey, México. 2004 Todo es sueño . Galería Arte Actual Mexicano. Monterrey, México. 1999 Museo de Arte Moderno. Ciudad de México. 1994 Galería de Arte Mexicano. Ciudad de México. 1992 Muestra Retrospectiva 1976-1992. Museo de Monterrey. Monterrey, N.L. 1991 Galería de Arte Mexicano. Ciudad de México. 1990 Galería Arte Actual Mexicano. Monterrey, México. 7 1988 Hartley Gallery. Carmel, California. Estados Unidos. 1987 Galería de Arte Mexicano. Ciudad de México. 1986 Academia de San Carlos. UNAM, Ciudad de México. 1985 Hartley Gallery. Winter Park, Florida. Estados Unidos. 1984 Galería Arte Actual Mexicano. Monterrey, México. 1983 Hartley Gallery. Winter Park, Florida. USA. 1982 Galería Miró. Monterrey, México. 1981 Museo de Arte Moderno. Ciudad de México. 1980 Galería Miró. Monterrey, México. 1976 Sala Diego Rivera. Palacio de Bellas Artes, Ciudad de México. 1976 Centro de Arte Moderno. Guadalajara, Jalisco. México. Exposiciones colectivas (selección) 2010-11 Artesano entre Artistas. Centro de las Artes de San Agustín Etla, Oaxaca. 2010-11 Cien Años de Pintura Universitaria. Museo Universitario del Chopo. Ciudad de México. 2010 Paisajes, Espacio Infinito. Centro de las Artes. Monterrey, Nuevo León. 2005 Los paisajes del deseo. Museo Metropolitano de Monterrey. Monterrey, Nuevo León 2003 Siglo XX: Grandes Maestros Mexicanos. Prodigios de fin de siglo. Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey. Monterrey, Nuevo León. 2003 Sin motivos aparentes. Museo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Ciudad de México. 2002 Texturas, Tonalidades y Resonancias Latinoamericanas, una lectura de colección. FEMSA, Museo Nacional de Arte. Ciudad de México. 2001 Imágenes del tiempo. Museo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Ciudad de México. 1999 Chicago at Navy Pier. Chicago, Estados Unidos. 1999 Del desencanto a la armonía. Museo El Centenario. Monterrey, Nuevo León. 1998 Subasta 98 MARCO-Sotheby’s . Monterrey- Nueva York. 1998 Pintores y Escultores Mexicanos Contemporáneos. Galería de Arte Mexicano. Ciudad de México. 1997 Premio MARCO 96. Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey. Monterrey, Nuevo León. 1997 Realidad y abstracción. Antiguo Palacio del Arzobispado. Ciudad de México. 1996 Galerie Rahn. Zurich, Suiza. 8 1996 Premio MARCO 95 . Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey. Monterrey, N. L. 1995 Del Deseo y la Memoria. Museo Amparo. Puebla. México. 1995 Premio MARCO 94. Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey. Monterrey, N. L. 1993 Cien Pintores Mexicanos. Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey. Monterrey, N. L. 1991 La aparición de lo invisible. Museo de Arte Moderno. Ciudad de México. 1986 XVIII Festival Internacional de la Pintura. Cagnes, Francia. 1985 Alternancias. Museo de Arte Moderno. Ciudad de México. 50 Años de Dibujo en México. Galería de Arte Mexicano. Ciudad de México. 1984 Espacio Latinoamericano. París, Francia. 1982 Mexican Contemporary Painting. Berlín, Alemania. 1978 Cuatro Artistas Contemporáneos Mexicanos . Caracas, Venezuela. 1976 Geometrismo Mexicano. Museo de Arte Moderno. Ciudad de México. 9 Contexto Ignacio Salazar vino a enriquecer la pintura abstracta de México. Hace poco más de 30 años expuso por primera vez, cuando había sido ya discípulo y ayudante de Manuel Felguérez y Kazuya Sakai. Desde entonces pudo entreverse la contribución que haría a esta corriente, en la cual sobresalían a mediados del siglo XX sólo unos cuantos nombres: Manuel Felguérez, Fernando García Ponce, Lilia Carrillo, Vicente Rojo y Günther Gerzo. Al inaugurarse el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez en la ciudad de Zacatecas en 1999, se destacó la multiplicación de las individualidades así como la estructuración de las propuestas que le han ido dando vida propia, orgánica, a esta tendencia. La obra actual de Ignacio Salazar, de la que se podrán ver más de 35 ejemplos en esta muestra, confirma la diversidad de caminos que le ha sido posible abrir al arte abstracto y cuán lejos pueden llegar estos. 10 Inesperada extrañeza En el video que acompaña la exposición, Ignacio Salazar se señala que la pieza Éxtasis, 2012 detonó el título de la muestra. A manera de anécdota, el artista cuenta sobre la visita a su estudio de la reconocida historiadora y crítica de arte Teresa del Conde para realizar la entrevista que se incluye en el catálogo de esta exposición. El artista detalla que el cuadro de grandes dimensiones -mide 180 cm por 220 cm- está basado en Roma, en el panteón de Agripa y el Éxtasis de Santa Teresa de Bernini. Cuando la maestra Del Conde lo ve por primera vez, le comenta que le resultaba de una “inesperada extrañeza”. Panteón de Agripa. Grabado de Giovanni Battista Piranesi. Al respecto, el artista explica que todos los encuentros que tenemos a diario son inesperados: Suceden tal cantidad de situaciones en nuestra vida, algunas sencillas y predecibles, pero es en la extrañeza, donde nos cuesta trabajo asociarnos con lo inesperado de la situación . Teresa del Conde también aborda el tema y la pieza a partir del diálogo que sostuvo con el artista en donde resalta cómo estructura su pensamiento artístico, cómo resuelve compositivamente la relación que establece con la historia del arte, y la carga simbólica de cada uno de los elementos presentes en su proceso creativo. Valdrá reproducir a continuación, este fragmento de la entrevista: 11 Teresa del Conde. Yo seguía fijando miradas insistentes al cuadro de mayor tamaño, en el que la presencia de la bóveda casi semiesférica del panteón de Agripa en Roma se impone de primera mano, casi como un emblema. T.C. ¿Entonces, de dónde tu apego por Roma?, Es evidente en este cuadro (Éxtasis, 2012), no únicamente por la destacada representación del interior del Panteón de Agripa, sino por el desborde de la Santa Teresa de Bernini, no representada tal cual, sino transformada en una forma casi abstracta que es, sin embargo, bien reconocible para quien conoce la escultura de Santa María de la Victoria. Ignacio Salazar. Se trata del universo de lo que comprende la composición y Roma es paradigmática por que contiene una pluralidad de modelos compositivos a lo largo de siglos. Pero esos elementos históricos han sido inspiradores y motivadores de un estrato inconsciente. Y está pieza está dedicada no a Roma (como crees), sino al éxtasis (de aquí Santa Teresa). Éxtasis de Santa Teresa de Gian Lorenzo Bernini Bernini. Siglo XVII. T. C. ¿Por qué no Roma? ¿Estás pensando en el Vaticano? ¿O qué? I. S. Las imágenes mentales van configurando la composición. Yo trabajo con imágenes mentales que funcionan como basamento. Si me preguntas por un elemento compositivo en esta pieza, te diría que son los ritmos. En esta obra son complicados. Otro elemento más son las estructuras y uno más, el color. La sangre es un elemento cromático muy simbólico. (Y en efecto, hay como un 12 reguero de sangre en uno de los cuadrantes, en la zona contrapuesta al rojo, no es propiamente sanguíneo sino de tramonto o aurora). T. C. Es uno de los cuadros más extraños que he visto últimamente. Claro, sucede que yo estoy bastante fascinada con lo extraño. I. S. Me sucede lo mismo. La predilección por lo extraño me es también inherente, pero eso es propio de una persona que ha frecuentado el psicoanálisis. Ten en cuenta esto: mucha gente tiene rechazo a lo extraño, lo extraño es lo ajeno y se busca por lo común lo que es afín, no lo que es extraño. Yo hasta puedo sorprenderme de los rasgos extraños en mí mismo. El extrañamiento de mi mismo es revelador. Como somos seres impermanentes que están cambiando continuamente, hay rasgos que nos sorprenden por extraños. Lo extraño se acerca a lo extraordinario (extra-ordinario). T. C. Lo extraordinario no necesariamente se acerca a lo sublime, es imponderable, pero lo que sí sucede es que lo extraño es lo no previsto. No preví encontrarme con unas piezas como las que estoy viendo. Estos cuadros que tienen no sólo elementos delicadamente figurativos, sino bien reconocibles, son a la vez muy abstractos. Y eso tiene que ver, desde luego, con antecedentes en tu propio quehacer… 13 Ejes temáticos Proceso creativo Algunos de los aspectos del proceso que lleva a cabo el artista en la creación de sus obras son: Curiosidad-investigación La síntesis y referencias de la historia del arte aparecen en la obra como parte de un proceso rico e inacabable de aprendizaje y búsqueda de conocimiento, propio del artista, que es al mismo tiempo académico de profesión y por vocación. Las transparencias refractantes, las veladuras y los esfumatos así como la delicada combinación de dibujo-pintura y Monte Meru, 2010. Ignacio Salazar. Óleo sobre tela pintura-dibujo dejan ver un dominio de las formas y estilos del pasado. Observación-experiencia La práctica espiritual de Salazar le facilita una introspección en medio del bullicio del mundo a través de ejercicios de contemplación y silencio. Sobre su obra Monte Meru, 2010, el artista explica cómo obtuvo su inspiración a partir de la observación y experiencia personal: El lugar sagrado de la cosmogonía Hindú es el monte Meru, los Tibetanos lo visitan y llaman Kailás y forma parte de la cordillera del Himalaya. Esta obra es una imagen mental del viaje y peregrinaje que emprendí a este lugar sagrado…desde algún lugar de occidente hasta Asia, a fin de realizar los rituales que se deben hacer ahí. 14 Equivalencias Por medio de la revelación y el ocultamiento de los componentes de su obra busca corroborar que los elementos utilizados guardan correspondencias. Existe una hermandad en las formas, la ilusión pictórica, la estructura, así como la densidad textural. Al hablar sobre Árbol y estructura, 2011, relata “La fuerte atracción que tengo hacia las estructuras, se presenta en esta obra, donde se superponen diferentes círculos estructurales que se mezclan con las formas geométricas y las naturales como el árbol, rocas y atmosferas”. También explica que en la pintura Árbol en el Palacio de Cristal, 2012, “la arquitectura fantástica, se une al árbol, en ambos se presenta una aparente diferencia, ya que uno está hecho por el hombre y el árbol por la naturaleza. Esta unión de lo natural con lo creado a través de la imaginación, le otorga sentido a esta composición.” Árbol en el Palacio de Cristal, 2012. Ignacio Salazar. Óleo sobre panel Experimentación Para Ignacio Salazar, la pintura es una zona de experimentación entre mundo y arte. Su plenitud imaginaria, su artisticidad y el equilibrio entre los signos expresan un orden y un caos que se superponen en la ilusión visual a través de las innumerables y misteriosas transparencias, el naturalismo va hacia la abstracción y viceversa. Salazar utiliza el ejercicio de la pintura como vehículo para llegar al conocimiento a través de una práctica incesante y propone la práctica espiritual como una acción de la mente y la práctica artística como oficio. 15 La abstracción como estilo Por más diferentes que sean las piezas en la obra de un artista, hay formas de pensar que no cambian y que lo que, aparentemente, no tiene que ver, está relacionado con un núcleo en el cual gira este pensamiento. Ignacio Salazar Salazar devela en su obra un método que consiste en desprender de sus cualidades o contexto uno o varios objetos por medio de una operación pictórica y a la vez intelectual, presentándolos nuevamente de manera que el espectador contempla estos mismos elementos en su pura esencia o noción. Este pensamiento está inmerso en cada una de sus obras. El estilo pictórico del artista se refleja en su método de abstraer imágenes, conceptos e impresiones, Giambattista y la reina de Egipto, 2003. Ignacio Salazar. Óleo sobre tela El catálogo publicado por el Museo de Arte Moderno con motivo de la apertura de la exposición Sobre la duda en 1999 incluye un diálogo entre la historiadora del arte Hannah van der Hooch e 16 Ignacio Salazar en torno a la definición de pintura abstracta donde el pintor explica con sus propias palabras su postura ante la apropiación de un estilo abstracto: Hannah van der Hooch. La pintura abstracta que usted hace me parece un tanto definida y poco ortodoxa. Digo esto porque algunos de los pintores abstractos que conozco, por lo general, son rigurosos en sus juicios. Y por otro lado, ni siquiera sé si llamar a su trabajo “pintura abstracta” debido a la aparición de esos cortinajes, mantos, telas… A partir de esos elementos ¿seguiría usted considerándose un pintor abstracto en el amplio espectro de este concepto? Ignacio Salazar. No soy un pintor representativo, y eso, para mí, es muy claro. Creo que lo que me interesa del arte es, precisamente, su capacidad de abstraer. La abstracción no es la “no figuración”. Si un artista hace un retrato, tiene que hacer una abstracción de formas, estructuras, colores, y otros aspectos que, finalmente, configuren un rostro. Pero para el pintor, lo que importa al final es que sea pintura. Ese entendimiento, esa manera de ver, si usted quiere, es un pensamiento abstracto. Ahora bien, si ese entendimiento visual tiene una carga connotativa, se disuelve, en cierto sentido, ya que se impone la relación que hacemos entre las cosas que vemos y sus conceptos y reflexiones. A mí me interesa explorar esos límites… yo miro y pienso en esas telas como una variante compleja de un proceso de abstracción. La historia del arte como referente El trabajo pictórico de Ignacio Salazar está muy vinculado con la historia del arte. En toda su obra podemos encontrar referentes y reflexiones históricas. En la misma entrevista el artista comenta: …no pretendo que mis cuadros provengan de –mi cultura-. Mi entendimiento de cultura es tanto Florencia, Holanda, Egipto o Grecia. No me siento obligado por ser nativo, a pintar con los colores de una fonda de comida corrida o la fruta de un mercado sobre ruedas. Se habla de un color mexicano, pero eso no existe. Lo que sí podría interesar es que, tal vez, la periferia tenga otros ojos para mirar Occidente. 17 Tiziano en el Met, 2004. Ignacio Salazar. Óleo sobre tela Ignacio Salazar también habla de la historia del arte y el lugar que ocupa su obra: …la historia de la pintura no es una enciclopedia de obras maestras: es un proceso muy complejo de dudas, cuya comprensión no siempre conduce a respuestas verdaderas, en donde nuestro tiempo y los tiempos de la pintura son muy distintos. Con muchas convenciones, con periodos de aletargamiento y, de vez en vez, de grandes logros. Si se pensara que en una pintura existe el progreso, podríamos suponer que todo ese mundo que se nos abre con una obra de Caravaggio o de Tiziano nos entregaría las claves de lo que es la pintura y sus significados. La lectura por estilos o por periodos y tendencias, lo supone, pero esto es muy superficial. Personalmente, no espero estar en esa enciclopedia. Conozco mis límites hasta cierto punto. Me veo más bien vivo, preguntándome por todo lo que me parece “extraño”. Y esto no tiene que ver con un suicidio. Tal vez un autosacrificio, en virtud de hacer extraña mi pintura, a partir de lo extraño. Lo extraño crea un 18 agujero en la obra que dice, o deja ver, en otro sentido, por qué me interesó la abstracción. En el catálogo de Inesperada extrañeza, Teresa del Conde se refiere a la relación que Salazar tiene con la historia, como una relación permanente: T. C. Tú estás completamente inmerso en la historia del arte como en un continuum siempre presente. I. S. Más que nada recurro a maestros del pasado. La situación temporal me parece absurda. Me cuesta trabajo deslindar pasado y presente. Te voy a hacer un comentario al margen que puede aclarar algo: me siento como anacrónico y decadente en el buen sentido de las palabras. No correspondo a este tiempo, probablemente soy del siglo XVIII. T. C. Bueno, un déspota ilustrado no está mal por lo que concierne a las exigencias que la pintura requiere. Máxime ahora con el auge de los neomexicanismos que requieren más que otra cosa ingenio para formular imágenes y no tanto el regodeo pictoricista. I. S. Son muchas las maneras de entender la vida. No creas, tengo que decirte que tampoco me siento tan mexicano, defeño, jalisciense o zacatecano, ni me atrae la artesanía mexicana, ni lloro con el Huapango de Moncayo. Mi referencia espaciotiempo abarca muchos espacios y tiempos. Cuando ves mi pintura puedes encontrar en ella a un pintor del siglo XVII o del XVIII, aunque no iconográficamente. Son obras cuyos referentes pueden de un modo extraño encontrarse muy atrás. Caravaggio, Rubens, Veermeer. Me fascinan los holandeses Setter y William Claez. La historia del arte se me vuelve teoría. Es para mí sincrónica, no diacrónica. En cambio ustedes los historiadores, tienen un sentido diacrónico del arte (tú no tanto, por cierto). Yo soy sincrónico: tengo que recurrir a Verrochio, a Bronzino, a Tintoretto, tan vivo, tan heroico, tan presente. Incluso me interesan las anécdotas: saber cómo Jacobo Luis David, este pintor francés neoclásico, cobraba las entradas para que lo vieran pintar en su estudio del Louvre. Eso también se convierte en cotidianidad: cómo se peleaban, qué vestían, las cosas que los enojaban o los hacían felices, los chismes que se contaban. Puedes trasladar todo eso al momento actual y se crea así en el taller una especie de situación teatral. 19 Espiritualidad en el arte Desde hace varios años, el artista Ignacio Salazar practica el budismo y es un gran conocedor de la filosofía Zen. Para él, la espiritualidad derivada de estas prácticas y de ejercicios de introspección y contemplación le permiten proponer la idea de que “el arte es maravilloso para ello, por que el arte es siempre un viaje hacia dentro de uno ”. También nos plantea la idea de El palacio de la gota, 2005. Ignacio Salazar. Óleo sobre tela que esta espiritualidad provee al hombre de una fuerza interna o espiritual que puede ayudar a la humanidad, a liberarse de un mundo asfixiado, y propone que “es el acto artístico en donde encontramos una de las formas de evitar la destrucción […] nadie mata componiendo una novela, nadie mata haciendo un poema”. Por otra parte el reconocido artista y maestro Manuel Felguérez nos habla en el texto El silencioso ensamble de la composición pictórica, publicado en el catálogo de Inesperada extrañeza, que “la historia de un pintor se traza a lo largo de las décadas de su existencia, en la cual, a su vez, confluyen circunstancias y condiciones que permitirán, en algunos casos, que su obra y algunas de sus actividades pervivan más allá de su muerte. Se trata de un camino largo e incierto, pleno de intensas y bellas vivencias que se sustentan en la contemplación y que están acompañadas, también, de brumosas realidades mundanas, que a momentos se convierten en adversidades. Dos mundos que son uno. La belleza y el horror como lados de una misma moneda.” 20 Se podría afirmar que la larga trayectoria pictórica de este noble pintor lucha y se coloca entre los límites apenas perceptibles del análisis introspectivo, el estudio de la mente y el estudio del hombre y su relación con el mundo material o tangible. Para Manuel Felguérez, “estamos ante un artista que ha desarrollado una vida asentada en la sensibilidad de su quehacer y la conducción hacia una permanente contemplación a través de prácticas íntimas, que le proveen de un conspicuo sentido de las realidades que los circundan, a partir del constante cultivo de su mente. Esta manifiesta capacidad introspectiva ha llevado su práctica de la pintura a través de un constante ejercicio espiritual.” Ignacio Salazar, nos dice el maestro Felguérez, “ha encontrado refugio en el silencio que le es propio a la pintura, y a la vez estímulo para la creación de íntimas realidades, que se incrementan con discreta progresión con el paso de los años”. En torno al silencio, en el diálogo que sostuvo con Teresa del Conde para el catálogo de la exposición en MARCO el artista declara: “Ahora escucho menos, me he vuelto muy silencioso… El silencio es una de las formas más fuertes de ser contemplativo. La contemplación es hacia adentro. El historiador estadounidense Meyer Schapiro en uno de sus ensayos decía que la obra artística es una especie de catalizador de la contemplación interna.” Arquitecturas imposibles Ignacio Salazar se apropia de elementos arquitectónicos que integra en su trabajo “cargados de plenitud estética”, como denomina Felguérez. En Salazar, la constante referencia hacia construcciones arquitectónicas se descubre por medio “de la inserción de toda clase de elementos, que van desde plantas góticas, dibujos de torres, distorsiones de edificios y bocetos de espacios contemporáneos.” Torre Albertina en los Cristales, 2009 – 2010. Ignacio Salazar. Óleo sobre tela 21 Continúa el maestro Felguérez: “Son ya muchos años insertando en sus composiciones, esta extraña variedad de espacios, los cuales me remiten más a las arquitecturas imposibles; aunque aparecen, entre las que sí han sido posibles, los estudios y casas que ha construido. Quedan como testigos de sus impulsos hacia la tridimensionalidad, la cual no le ha sido posible a través de la escultura y que tan solo queda como una serie de intentos por medio de la construcción arquitectónica. A la par introduce paisajes, máquinas, formas geométricas simples, estructuras y líneas ondulantes que entrelazan a la mayoría de las formas en una rítmica red que las ensambla”. Por su parte, Francisco Serrano, en su texto en torno a la obra de Ignacio Salazar La percepción y la presencia, explica: La obra de Salazar demuestra la indescriptible facilidad de su autor para crear cuadros que evoquen una concepción arquitectónica de objetos a través de volúmenes espaciales envueltos en repliegues que adquieren un toque de elegancia. La escritora Elia Espinosa en el ensayo La gran pintura de Ignacio Salazar publicado en el mismo catálogo describe de una manera muy bella y clara los escenarios increíbles que Museo de la melancolía 2008 – 2009. Ignacio Salazar. Óleo sobre tela pinta el artista: En los lienzos de Ignacio, casi todos al acrílico o en técnicas mixtas, ráfagas, umbrales de entra o salida, intersticios, fisuras, recovecos, pasadizos, túneles modernos, corredores antiguos, a veces atravesados o unidos por líneas curvas que se distribuyen en todas direcciones son albergados por el ámbito. 22 Cabe mencionar que para Espinosa el “ámbito” es lo que designa la naturaleza del espacio temporal, la topografía y la topología de los elementos que comprenden la obra del pintor. Para esta autora, el trabajo pictórico de Salazar coloca al espectador ante una “creación de gran complejidad, forjada con superposiciones de lugares, arquitecturas que se evanescen, paradójicamente, sobre retículas geométricas formadas de franjas horizontales y verticales, unidas por extraños goznes. La función de esas estructuras y amarres es la de ejes divisorios flotantes, si no es que rectores de la distribución de mundos y submundos asimétricamente relacionados entre sí por las dimensiones de cada componente y las texturas con las que aparecen en la gran imagen pictórica que concentra elementos a distancia de los límites del plano.” Visiones simbólicas de la naturaleza Elia Espinosa propone la idea de que la modernidad presente en el trabajo de Ignacio Salazar es una “síntesis de hallazgos pictóricos lo largo de, por lo menos, quinientos años, tamizados, va de suyo, en sus procesos de elaboración especializada que optó por lo figurativo Geométrico —y en este sentido, ‘abstracto’— pero que, esconde presencia en su realidad, pasión incitante no por la de la naturaleza y el naturalismo.” Para Espinoza, Ignacio Salazar crea una “estrecha liga de Árbol bodhi en el desierto, 2010. Ignacio Salazar. Óleo sobre tela sentido entre el color y el nombre de cada cuadro no hay palabras pintadas, aunque sí un equilibrio emotivo entre su materialidad y la significación que sugiere en el espectador la fuerza de sus títulos”. 23 Aun cuando se pudiera pensar que los títulos de las piezas se abren al espectador con el fin de dar pautas para su lectura, vale la pena descubrir en el video de apoyo a la exposición que su trabajo no es retórico. El propio Salazar dice: Yo no trabajo con conceptos, por lo tanto no hago arte conceptual. Yo soy una persona que hace objetos que vienen de un linaje, que dicho linaje tiene 35, 40 mil años, que venimos como seres humanos continuado, venimos pintando. Esto es lo que yo sé hacer, esto es lo que yo modestamente quiero exhibir. Esto es lo que yo creo que a lo largo de 30 y tantos años he ido aprendiendo a hacer. Me cuesta mucho trabajo poder hacer una retórica en torno a una verbalización, del “que quiere decir”. Yo les podría decir pero no me corresponde tal vez, prefiero dejar más abierto el lente, la mente, el espacio, para quien lo vea y si le interesa un poco, saque sus propias reflexiones, percepciones, las active y ahí que se quede todo. Sin duda alguna, como plantea Elia Espinosa, los lienzos de Salazar poseen condiciones que permiten converger elementos de la cultura artística occidental y su visión simbólica de la naturaleza. La autora acuña el término “sabiduría pictórica” para describir el hecho de que Salazar logra una perfecta y suprema combinación de destreza técnica, metodológica, como un artesano, como un oficio, el oficio del pintor. De museos y bibliotecas, 2011. Ignacio Salazar. Óleo sobre tela Esto nos dice Espinoza: “En confabulación con su paso consciente por la existencia o tiempo vivido con hondo sentido […] En su obra, la pintura alcanza una vasta complejidad como arte de la conducción de la materialidad del color (luz, oscuridad, penumbra, significación en diversos grados y frecuencia) sobre un soporte, sea este proceso meramente formal o vaya encaminado a la presentación y representación simbólico-naturalista de una asunto imaginario-fantástico”. 24 ANEXO Ignacio Salazar (Transcripción del video realizado por Editarte/Rodolfo Peláez para la exposición Ignacio Salazar. Inesperada extrañeza. ) La pintura no es una imagen Ignacio Salazar. Ahora estoy en una época en donde hay un alud, invasión de imágenes donde están obnubiladas las personas, los seres, por el mundo de las imágenes. Todo es imágenes, se construyen escenarios de todo tipo y de toda naturaleza a través de las imágenes. Las imágenes son lo que modulan la existencia de las masas. La pintura no es imagen, no entra en ello. La pintura es pintura y se ve en vivo. Si no puedes ir a ver a Andrea Mantegna, la Capilla Sixtina, a Gerard Richter, vas a ver una imagen de lo que es eso. Y esa imagen te va a dejar ingenuamente satisfecho. Estas obras de arte no pueden ser desechadas por que tienen tal carga humana, y es tan importante esa carga humana que no es fácil desecharlas. Estas artes lentas ya no corresponden a estas sociedades del vértigo, estas sociedades de la velocidad. Son demasiado lentas para ello. Se van eximiendo de la masa, del grueso de las poblaciones. Pintar es como la vida, como convertirse uno en una bolsa de papel de estraza y cada vez que va pintando va aprendiendo algo y va echando ese conocimiento en esa bolsita y se llenan bolsas y bolsas de conocimientos. Entonces la pintura tiene muchas pieles, cada artista crea las pieles. Es como tener esta claridad para decidir qué tipo de pista te gusta para bailar. El acto de pintar es exquisito, es una maravilla poder buscar un color o intentar acercarse a ese color. La espiritualidad del arte Ignacio Salazar. El mundo está asfixiado, amordazado, secuestrado. Hay una fuerza interna compleja inefable, indescriptible que tenemos todos los seres humanos que nos puede ayudar a contrapesar este secuestro, este deterioro que estamos viviendo. Es la fuerza espiritual, y a veces se oculta demasiado el espíritu pero siempre tiene una enorme fuerza que nos da ánimo, que es como alma, la 25 fuerza para existir para vivir a través de acciones que nos enaltezcan y el acto artístico nos distrae hasta cierto punto de esta destrucción. Nadie mata componiendo una novela, nadie mata haciendo un poema. Yo con la espiritualidad no me refiero a la religiosidad, son cosas diferentes. La espiritualidad es un estado de introspección que pudiese ser contemplativa. El arte es maravilloso para ello, por que el arte es siempre un viaje hacia adentro de uno. La práctica espiritual como tal es una acción de la mente que requiere forzosamente una acción, una práctica, lo demás pueden ser especulaciones vacías, sin sentido, sin fundamentación trascendente. Entonces la práctica artística es práctica, un oficio. Hay cosas que tengo que estar reflexionando mucho sobre algún elemento que voy a poner en la pieza porque tengo que tener hasta cierto punto una certidumbre de que no voy a descomponer el cuadro porque no me es fácil. Si cometo varios errores en un cuadro, lo desecho totalmente. Si soy perfeccionista y riguroso y trato de tener ciertas actitudes mentales disciplinadas, de mucha conciencia, concentración, silencio a la hora de estar pintando para no equivocarme. El profesor es un “amanuense” (Testimonios de alumnos del artista) Ignacio Salazar. No puedes enseñarte con un libro a pintar, ni hay nadie que te pueda enseñar a pintar. Lo tienes que tener en ti mismo, consiente de estas cosas y de pronto empezar a construir, a hacerlas. Entonces el profesor se convierte en un amanuense del propio estudiante. Como decía Borges, yo soy una amanuense del espíritu. Tú te conviertes en un amanuense de la espiritualidad del estudiante. Lo que tiene que hacer es crear una especie de doble personalidad, en donde viva un mundo mundano y un mundo interno que le permita crear, eso te conduce en buena medida a decirle a esa persona que tiene un espíritu y dicho espíritu obedece a una serie de funciones internas que lo hacen ser artista. Teresa Velázquez. Pues yo creo que el taller funcionaba como un albergue, como algo que nos hospedaba. Hospital no en el sentido de enfermedad, sino de hospedaje. En el sentido más inicial de la palabra. Nos hospedaba y nos daba una cancha para cierto aislamiento para empezar a escucharnos, para entendernos a nosotros mismos. Él estaba ahí como un apoyo, como un moderador. En el sentido 26 de aprendizaje entablaba un diálogo con el resto de las personas, con los pintores, un diálogo muy fecundo, en el sentido más antiguo de producción, muy poética. Cassandra de Santiago. Todos vemos este taller como un núcleo de hogar, como un lugar que nos forjó como artistas y seres humanos. En ese sentido yo vería a Ignacio Salazar como un padre. Recuerdo que nos hablaba mucho de la pintura como un linaje, de cómo vas heredando esos valores, esa energía esas formas de otros pintores. Siempre recuerdo mucho tres enseñanzas que él nos compartía y que aplicaba para hacer nuestras revisiones en nuestros trabajos y que también se pueden aplicar a la vida siempre era: recomendaciones o aciertos, desaciertos y sugerencias. Ulises Praz. Con Ignacio aprendí mucho de la pulcritud, y aunque su pintura no se parecen en nada, hay mucho de esos afanes de pulcritud y de detalle que uno le aprende y uno le admira a Ignacio. El asunto de la disciplina y de tener la conciencia de que la pintura es un trabajo. Ignacio es el maestro de pintura con el cual pude canalizar las cosas que estaba aprendiendo, con el que descubrí el método para utilizar las diferentes cosas que uno va aprendiendo no solo de pintura, asuntos de música, política, familia, personales y con él aprendes a alimentarte de todo ese conocimiento y por medio de la disciplina, de la producción, obtener una pieza tuya a partir de todo lo que sabes. Rodrigo Ayala. Al principio había sesiones semanales de crítica y reflexión sobre lo que se había hecho en ese lapso de tiempo. Había unas clases teóricas muy rigurosas, que yo pienso que actualmente no existe una clase de pintura como la que da el maestro Salazar. Él es uno de los pilares de este país. Amanda Monroy. Nacho tiene la manera, la magia de poder contactar profundamente con sus alumnos y abrir todo ese mundo fantástico y maravilloso del arte y la pintura y poder ayudar a desarrollarte como artista y como ser humano por que las dos cosas están entretejidas. Nacho siempre se enfocaba a abrir nuestra visión de la pintura. La pintura no solo se hace en el bastidor con óleo, la pintura es un fenómeno que ocurre de una forma muy abierta. Diego Narváez. La empatía que tiene con sus alumnos, saber ver bien a sus alumnos, en dónde está y hacia dónde quieren ir y qué es lo que necesita, eso es para cualquier maestro fundamental, realmente ponerte en los pies del alumno y saber qué es lo que necesita y hacerlo con toda la paciencia sabiendo que habrá 27 muchísimos errores y con determinación y disciplina. Yo le preguntaba a “Nacho” cómo se hacen las veladuras y en vez de darme la receta, me dijo siéntate y lo hacemos y a la otra clase llegó y con toda la paciencia del mundo este señor que anda ocupadísimo, que anda en 20 proyectos a la vez, que ya tenía la dirección en mente, que está en consejos en la UNAM, en CU… se sentó conmigo una hora a hacer pinceladas de colores, así de lo más tranquilas y sinceras, sencillas, pero que son la base de la pintura. Rodrigo Ayala. Tal vez algo que define a Ignacio muy bien, es que en algún momento decidió y confió plenamente en su sabiduría y decidió lo lógico, extender el dominio de esa sabiduría. Si antes tenía este pequeño taller en el pentágono, después fue a tener este taller aquí y después con el tiempo, fue a dirigir esta escuela, porque la raíz, en eso primero, básico, el tiene el dominio y conocimiento y ahí sin duda hay una decisión profunda de compartir ese conocimiento. Eso es generosidad. Ignacio Salazar. No creo, aparte, ninguna expectativa con ningún estudiante, eso es muy importante para mí. Simplemente trato de ver la manera de que surja dentro de sí mismo esa posibilidad. Porque a mí me retroalimenta eso, uno no puede llevar a la práctica artística esta fuerza que se necesita en la soledad que uno vive como artista si no estás en un constante retroalimentación de algún tipo. Inesperada extrañeza Ignacio Salazar. Es una exposición que comprendía, una variable que no tenemos preciada pero comprende entre 5 y 7 años de trabajo y en una de los ensayos del libro que se va a hacer, Teresa del Conde me hizo el favor de venir a casa para hacerme una entrevista y estaba ya terminado un cuadro muy grande que se llama Éxtasis, que está basado en Roma, en el Panteón de Agripa y el éxtasis de santa Teresa de Bernini y entonces hizo un comentario y me gustó mucho, dijo que era una “inesperada extrañeza”. Todos los encuentros que tenemos a diario son inesperados, suceden tal cantidad de situaciones que van desde cosas muy sencillas y otros que son predecibles pero la extrañeza es algo que nos cuesta más trabajo asociar con esta situación inesperada. 28 Y esta exposición a diferencia de otras, es una en la que mi vida ha convergido en: cierta especie de demencia por la espiritualidad y por los estados contemplativos y los estados reflexivos que, logro de alguna manera, a través de mi vida espiritual y de mi práctica espiritual, tener. Es una exposición que es silenciosa hasta cierto punto, que tiene un discontinuo en la secuencia de las obras, no hay un discurso en las piezas, son piezas salteadas, únicas y obedece a esta sorpresa cotidiana de un nuevo amanecer y un renacimiento y de reconsideración existencial que se va dando en la cotidianeidad y que inevitablemente se condensa y se vuelve una obra artística, una pintura. Requiere de observación, requiere de tiempo, de verla y eso me gustaría mucho, que las personas que vengan a ver esta exposición tuvieran esa experiencia estética, esa empatía de detenerse en algo que le sea extraño, raro, amable o desagradable, no son piezas contemporáneas. Yo no trabajo con conceptos, por lo tanto no hago arte conceptual. Yo soy una persona que hace objetos que viene de un linaje, que dicho linaje tiene 35-40 mil años, que venimos como seres humanos haciéndolo continuado, venimos pintando. De lo que quiero componer, no es arrogancia tratar de decir que quiero componer bien, sino simple y sencillamente sí sé que quiero hacer, sí sé lo que quiero, porque no se puede vivir la vida si no se sabe cómo quiere uno vivirla. Esto es lo que yo sé hacer, esto es lo que yo modestamente quiero exhibir. Esto es lo que yo creo que a lo largo de 30 y tantos años he ido aprendiendo a hacer. Me cuesta mucho trabajo poder hacer una retórica en torno a una verbalización, del “que quiere decir”. Yo les podría decir pero no me corresponde tal vez, prefiero dejar más abierto el lente, la mente, el espacio, para que quien lo vea y si le interesa un poco, saque sus propias reflexiones, percepciones, las active y ahí que se quede todo. 29 BIBLIOGRAFÍA Del Conde, T. (2012). La inesperada extrañeza. Ignacio Salazar. Inesperada extrañeza. México: Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey. Espinosa, E. (2012). La gran pintura de Ignacio Salazar. Ignacio Salazar. Inesperada extrañeza. México: Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey. Estrada, G. (1999). Ignacio Salazar. Sobre la Duda. México: Museo de Arte Moderno, INBA. Felguérez, M. (2012). Ignacio Salazar, el silencioso ensamble de la composición pictórica. Ignacio Salazar. Inesperada extrañeza. México: Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey. Geldzahler, H. (1993). Ignacio Salazar. Ignacio Salazar. Retrospectiva 1976-1992. México: Museo de Monterrey. Van der Hooch, H. (1999). Entrevista con Ignacio Salazar. Sobre la Duda. México: Museo de Arte Moderno, INBA.