Descargar (Consignar fuente de descarga.)

Anuncio
Itinerario de la poesía en Panamá
[ Tomo I ]
❦
Bajo criterio editorial
se respeta la ortografía de los textos
que presentan arcaísmos
propios de su Edición Príncipe.
Por la naturaleza de este proyecto editorial,
algunos textos se presentan
sin ilustraciones y fotografías
que estaban presentes en el original.
•••••
Rodrigo Miró Grimaldo
Itinerario de la poesía
en Panamá
❦
[ Tomo I ]
Biblioteca de la Nacionalidad
AUTORIDAD
DEL CANAL DE PANAMÁ
PANAMÁ 1999
Editor
Autoridad del Canal de Panamá
Coordinación técnica de la edición
Lorena Roquebert V.
Asesoría Editorial
Natalia Ruiz Pino
Juan Torres Mantilla
Diseño gráfico y diagramación
Pablo Menacho
❖
P.
861
M676it Miró Grimaldo, Rodrigo
Itinerario de la poesía en Panamá.— Panamá:
Autoridad del Canal, 1999.
381 págs.; 24 cm.–(Colección Biblioteca de la Nacionalidad)
Contiene dos tomos (I y II).
ISBN 9962-607-21-3
1. LITERATURA PANAMEÑA–POESÍA
2. POESÍAS PANAMEÑAS
I. Título
La presente edición se publica con autorización de los propietarios
de los derechos de autor.
Copyright © 1999 Autoridad del Canal de Panamá.
Reservados todos los derechos.
Prohibida la reproducción total o parcial de este libro, por cualquier medio,
sin permiso escrito del editor.
La fotografía impresa en las guardas de este volumen muestra una vista
de la cámara Este de las esclusas de Gatún, durante su construcción en enero de 1912.
BIBLIOTECA
DE LA NACIONALIDAD
Edición conmemorativa
de la transferencia del Canal a Panamá
1999
BIBLIOTECA
DE LA NACIONALIDAD
A
esta pequeña parte de la población del planeta a la que nos ha tocado habitar, por más de veinte generaciones, este estrecho geográfico del continente
americano llamado Panamá, nos ha correspondido, igualmente, por designio de la
historia, cumplir un verdadero ciclo heroico que culmina el 31 de diciembre de 1999
con la reversión del canal de Panamá al pleno ejercicio de la voluntad soberana de la
nación panameña.
Un ciclo incorporado firmemente al tejido de nuestra ya consolidada cultura
nacional y a la multiplicidad de matices que conforman el alma y la conciencia de
patria que nos inspiran como pueblo. Un arco en el tiempo, pleno de valerosos
ejemplos de trabajo, lucha y sacrificio, que tiene sus inicios en el transcurso del
período constitutivo de nuestro perfil colectivo, hasta culminar, 500 años después,
con el logro no sólo de la autonomía que caracteriza a las naciones libres y soberanas, sino de una clara conciencia, como panameños, de que somos y seremos por
siempre, dueños de nuestro propio destino.
La Biblioteca de la Nacionalidad constituye, más que un esfuerzo editorial, un
acto de reconocimiento nacional y de merecida distinción a todos aquellos que le
han dado renombre a Panamá a través de su producción intelectual, de su aporte
cultural o de su ejercicio académico, destacándose en cada volumen, además, una
muestra de nuestra rica, valiosa y extensa galería de artes plásticas.
Quisiéramos que esta obra cultural cimentara un gesto permanente de reconocimiento a todos los valores panameños, en todos los ámbitos del quehacer nacional, para que los jóvenes que hoy se forman arraiguen aún más el sentido de orgullo
por lo nuestro.
Sobre todo este año, el más significativo de nuestra historia, debemos dedicarnos a honrar y enaltecer a los panameños que ayudaron, con su vida y con su
ejemplo, a formar nuestra nacionalidad. Ese ha sido, fundamentalmente, el espíritu y
el sentido con el que se edita la presente colección.
Ernesto Pérez Balladares
Presidente de la
República de Panamá
RODRIGO MIRÓ
VIII
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
La poesía panameña
ordenada y comentada por Rodrigo Miró
ARISTIDES MARTÍNEZ ORTEGA
R
odrigo Miró estrena de manera oficial sus estudios de la poesía panameña
con su trabajo, Introducción A La Poética de Ricardo Miró, premiado por el
Municipio de Panamá en 1937. El concurso sobre la obra poética de Ricardo
Miró, fue organizado para incluir el trabajo premiado en una antología de las obras
del poeta, que se publicaría ese año de su coronación en el Teatro Nacional. Rodrigo
Miró no sólo fue distinguido con el premio, sino también se le asignó la tarea de
armar la Antología Poética de Ricardo Miró.
El maestro inicia su estudio sobre la poesía del poeta, con unas reflexiones
sobre la relación que existe entre la literatura de un pueblo y la historia de ese
pueblo. Hace alusión a la relación histórico literaria entre España y la América
Hispana, para luego referirse a alguno detalles significativos, de acontecimientos
ocurridos en el Panamá colonia española, y el Panamá independizado de España y
unido a Colombia, observaciones que le ocupan, las dos primeras partes de su
introducción. Su conclusión franca y clara es que la actividad literaria en el Istmo
fue muy limitada, y más escasa y modesta aun fue la producción poética.
La tercera y cuarta parte de la introducción informa sobre datos biográficos del
poeta, y también sobre los primeros periódicos y revistas del S. XIX, como El Lápiz,
fundado en 1894, en donde se publicaron las producciones poéticas panameñas de
los últimos años del siglo pasado, las primeras conocidas hasta ese momento.
Menciona los nombres de Adolfo García y León A. Soto, como editores de publicaciones de poca duración.
Afirma que el despertar literario en Panamá se da en 1904, con la publicación de
la revista literaria El Heraldo del Istmo, fundada por Guillermo Andreve, revista en
la que colaboraron los poetas Darío Herrera, Simón Rivas, Federico Escobar, Demetrio
Fábrega y Justo Facio.
En la parte V, y última, Rodrigo Miró anota algunas opiniones sobre la poesía
del poeta Miró. En relación a estas opiniones, en una advertencia que hace en la
IX
RODRIGO MIRÓ
edición antológica, bajo el titulo de “Criterio De Esta Edición”, confiesa que algunas opiniones sobre la poesía de Miró provienen de otros, y otras son suyas, pero
no hace distinción de unas y otras.
En relación a la poesía de Miró, el maestro inicia su evaluación diciendo que:
“Por la geografía y por el tiempo, Miró debió navegar sobre las aguas de la corriente
modernista”.(1) Y a continuación agrega: “Miró no es un modernista, ni podía serlo.
El Modernismo insurge impulsado por ansias renovadoras. Precisaba eludir las
formas vigentes de la poesía castellana, francamente desafectas a la sensibilidad de
un mundo y un momento histórico nuevos. Por otra parte, el modernismo aprovecha y utiliza elementos de la poesía francesa de la segunda mitad del siglo pasado,
realizando una atrevida síntesis de substancias dispares. Todo ello exigía, es natural, de quienes hubieron de realizarla, un esfuerzo critico y un bagaje cultural que
nuestros poetas nacionales no tuvieron”.(2) Y en relación a este bajo nivel cultural
de los poetas panameños de ese momento, lo considera responsable de que, “un
elevado porcentaje de nuestra poesía sea, simultáneamente, calco de modalidades
extranjeras y poesía espontánea”.(3)
Volviendo sobre la calidad de la literatura panameña afirma que, “ las letras
panameñas se alimentaron con exclusividad, de la savia que ofrece el parnaso
español, o del material aportado por sus discípulos más o menos felices del nuevo
mundo”; y en lo que concierne específicamente a la poesía panameña, dice: “De
este modo nuestra poesía se apropia los moldes clásicos o recientes de la española,
mientras su contenido no rebasa los linderos de la queja íntima y sentimental... Y si
podemos descubrir ciertas influencias, tales influencias denuncian, en defecto de
un movimiento consciente, una manera ingenua de manifestar respetuosa diferencia por el original parafraseado”.(4)
En cuanto al poeta Miró, dice que en su poesía lo que esta presente son
“algunos componentes que contribuyeron a la formación del modernismo”.(5) Señala en el poeta la influencia parnasiana; según él, pudo venir de Guillermo Valencia, y con mayor notoriedad se ve en los sonetos. Otras influencias, dice, son las de
Darío y Silva, y deja ver la posibilidad que las haya de León A. Soto. Sin embargo,
no considera la influencia de estos poetas en la poesía de Miró como algo formal,
sino más bien, “entretenimientos y juegos habilidosos del autor”.(6) Califica al
poeta de “ posromántico de pura estirpe, (que) tiene su propio tono inconfundible,
discreto, suave, abundante en signos de nuestro medio físico natural”.(7)
A continuación se refiere a Preludios, Segundos Preludios, La leyenda del
Pacífico, y Caminos Silenciosos, aportando datos sobre esas ediciones y citando
los versos que considera aciertos poéticos. Exalta las cualidades del sonetista del
poeta, y sus conocimientos de metros y formas usadas con propiedad. Considera
que en Caminos Silenciosos, se encuentran dos de los mejores poemas de Miró, En
X
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
La Alta Noche y Poema Doloroso. Concluye que la obra poética de Miró “ no
admite una filiación precisa”.(8)
Obligado a encargarse de armar la Antología, el maestro incluye en la edición
unos párrafos bajo el título de Criterios De Esta Edición, las líneas siguientes:
“Criterios muy diversos han intervenido en la organización de esta “Antología”, si
bien una necesidad superior de ordenación cronológica ha dado a este aspecto
cierta preponderancia. Otras razones que las puramente estéticas, de interés documental múltiple, han determinado en ocasiones la escogencia de este o aquel poema”.(9) La selección abarca poemas de Preludios, Segundos Preludios, Caminos
Silenciosos, y poemas inéditos con fechas hasta el año 1935.
En este primer trabajo formal sobre la poesía panameña, puede advertirse que
ya el maestro Miró estaba investigando sobre la literatura panameña; no sólo la
producción del siglo XIX y comienzos del siglo XX, sino también se había interesado en los documentos de la época colonial.
•••••
En octubre de 1939 Rodrigo Miró termina un extenso comentario que tituló,
Las Mujeres En La Poesía Panameña, que incluye ampliado, en 1947, en su libro
Teoría De La Patria.
Vale anotar que, tanto en esta investigación, como en la del año 37 sobre el
poeta Miró, el maestro demuestra tener un amplio conocimiento de la literatura
española e hispanoamericana, como también buena información de la europea.
Advierte que en Panamá, como en Europa e Hispanoamérica, “la literatura
comienza a interesarnos con la obra de los poetas” (10), y que como es natural, “No
tenemos nosotros, todavía, grandes poetas; ni podemos gloriarnos de tener grandes poetisas”.(11)
Afirma que con “dona Amelia Denis (1836) empieza nuestra poesía femenina” (12)
y a continuación informa datos biográficos, y menciona la publicación en 1927 de su
libro Hojas Secas, al que califica de, “Libro lamentable, sin embargo, cuya sola virtud
está en su condición de único”.(13)
Considera que, “su celebridad descansa integra sobre el poema Al Cerro
Ancón, elemento insustituible en el haber sentimental de tres generaciones”.(14)
Sin embargo censura el desconocimiento de su obra, sobre todo por los que interesan en nuestras letras.
Su evaluación de la obra de Amelia Denis podemos resumirla en los siguientes
juicios: a) “fue mediana poetisa. En general su verso es pobre, y una excesiva
preocupación por lo doméstico y cotidiano resta altura a su labor” ...; b) “lo mejor
de su obra, es su fuerte contenido social; c) (en relación al cerro Ancón) “Traduce
XI
RODRIGO MIRÓ
por primera vez el sentimiento nacional frente a la interrogante que planteaba el
peligroso vecindaje importado con noviembre de 1903”.(15)
A continuación presenta a Nicole Garay (1873) y reconoce como posible, “que
su obra carezca de una sobresaliente significación estética”.(16) Agrega que: “su
poesía, índice de una austera elegancia espiritual, y, tal vez, de un velado sufrir de
solitaria, tiene un cariñoso tono menor penetrado de suave sentimentalismo... Hay
en ésta, vislumbres de un nacionalismo alerta, y una cierta actitud defensiva frente
a la influencia avasalladora del imperial conquistador”.(17)
Sigue Rodrigo Miró con Zoraida Díaz, quien como destacó Diego Domínguez
Caballero es la primera panameña que publicó un libro de versos, Nieblas Del
Alma, en 1922. Su juicio sobre Zoraida Díaz lo resumiré con palabras del maestro.
Considera su poesía “doméstica y local”, pero destaca su soneto Deseos, como
“pieza de antología”. Concluye que “su musa acepta y refleja ... el problema de la
conciencia que cada hombre tiene del dolor de los demás’’.
A continuación destaca a María Olimpia de Obaldía (1891), a quien se le considera en Panamá, nuestra “máxima voz lírica femenina”. Él le reconoce “estimables
virtudes poéticas” y agrega que, “podemos situarla fuera de la órbita modernista”,
pero aclara que en Panamá, el modernismo, “más que escuela fue clima, ambiente
dentro del cual proliferaron poetas de diverso acento y contenido”.(18)
A Ofelia Hooper y a Ana Isabel Illueca, las clasifica dentro del núcleo de
transición” y considera a la primera como “la escritora panameña más influida por
las literaturas europeas contemporáneas”.(19)
De Ana Isabel Illueca dice que está ubicada “dentro de la poética anterior,
(pero que) su obra evoluciona en un sentido temático”, y que “tiene una significación positiva desde el punto de vista de lo que podríamos llamar nuestro nacionalismo literario; (sin embargo) su ruralismo es todavía descriptivo y externo, por
tanto superficial”.(20)
En la ampliación de su trabajo sobre las mujeres en la poesía panameña, que
incluye en su libro Teoría De La Patria, de 1947, Rodrigo Miró incorpora a las
poetisas que surgen después de la publicación de Onda, de Rogelio Sinán, el 1929,
primer poemario vanguardista. Pero en relación a esta modalidad, considera de
“impropiedad”, hablar de poesía vanguardista. Cito su sustentación: “Y digo
impropiamente porque, en rigor de verdad, en Panamá no hemos vivido la experiencia. Lo que, generalizando, se llamó vanguardismo tuvo una existencia efímera.
Movimiento natural y lógico en la Europa de la postguerra, a nosotros nos vino con
retraso, y de prestado, cuando en su lugar de origen la batalla vanguardista había
pasado, y un retorno a lo romántico, y, en España, la vuelta a Góngora, denunciaban, en los poetas nuevos, la necesidad de hallar entronques tradicionales. Apenas si Onda, de Sinán, Poemas De Ausencia, de Bermúdez, y Kodak, de Demetrio
XII
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Herrera, pueden considerarse con reservas, como manifestaciones de vanguardia”.(21)
Miró define la nueva sensibilidad en los siguientes términos: “De una parte, la
tendencia culta y subjetiva; de la otra, la corriente grávida de emoción social. Y en
el terreno de la forma, junto a la libertad, que se conserva, el renacimiento de viejas
combinaciones métricas, especialmente del romance, el soneto y la silva. En este
único sentido cabe hablar entre nosotros de poesía nueva”.(22)
Como representantes de esa “nueva sensibilidad”, de esa “poesía nueva”,
presenta el maestro a Eda Nela, seudónimo de Dora Pérez de Zárate, Rosa Elvira
Álvarez, Esther María Osses y Stella Sierra. A Eda Nela le señala el mérito de ser la
primera en sumarse al grupo de Sinán; a la Álvarez, “un temperamento complejo,
donde mística y erotismo conviven en extraña hermandad”; a la Osses le recomienda superarse; y a la Sierra, le reconoce “propiedad de su lenguaje”, “pureza de su
concepción”, “dignidad estética”.
•••••
En 1941 la Editorial Universitaria Ercilla de Santiago de Chile le publica a Rodrigo
Miró su Indice De La Poesía Panameña Contemporánea, precedida de una Introducción. Agrupa a los poetas en tres partes, y cada parte va precedida de notas
introductoras.
En la Introducción advierte que, “temporalmente, sólo incluye a individuos
nacidos a partir de 1870. Lo que quiere decir que aquí se recoge el ciclo poético
correspondiente a la era republicana, esto es, nuestra poesía contemporánea. Y
dentro de ese lapso, siempre que no se advierta otra cosa, únicamente la representación de quienes tienen obra de cierta calidad y han logrado voz personal. Más
allá de la fecha fijada nuestros poetas de importancia escasean en progresión creciente, y su estudio, carentes como estamos de documentación historia asequible,
se hace harto inseguro y difícil”.(23)
A continuación informa sobre las escasas noticias que tiene sobre las letras en
la colonia, mencionando unas coplas que se le atribuyen a un piloto llamado Juan
Sánchez, el nombre del panameño Fernando de Rivera, luego el Hermano Hernando
de la Cruz, de quien se dice que fue poeta y pintor, y finalmente a Víctor de la
Guardia y Ayala, quien estrenó en 1809, en Penonomé, una tragedia en verso titulada La Política del Mundo, luego publicada en 1902.
Entre 1830 y 1840 fija la zona de fecha de nacimiento de los que componen la
primera generación poética del Istmo: Manuel José Pérez, José María Alemán, Tomás Martín Feuillet, Gil Colunje, José Dolores Urriola y Amelia Denis.
Destaca la importancia que tienen en el estudio de la literatura panameña, primero, Octavio Méndez Pereira, autor de Parnaso Panameño, primera antología de poetas
XIII
RODRIGO MIRÓ
panameños; luego, a Guillermo Andreve, con quien coincide en que los poetas
antologados por Méndez “no sobreviven un examen de mediana severidad” (24), y
hace una reservada excepción de Tomás Martín Feuillet.
En su opinión, Darío Herrera, Nicole Garay, León A. Soto, quienes comenzaron
a escribir antes del novecientos, pero su obra trasciende a partir de 1903, inauguran
el camino de nuestra poesía, acompañados de Demetrio Fábrega, Ricardo Miró,
Enrique Geenzier, María Olimpia de Obaldía y Gaspar Octavio Hernández, quienes
afirman que “nacieron a calor del clima modernista, considerando el vocablo en su
acepción más general”.(25)
A estos nombres que forman la primera parte del volumen, les siguen un grupo
que califica de “transicional”, ya que no pertenecen a ninguno de los dos grupos y
son “poetas de edad, contenido y significación muy diversos”.(26) Los nombres
son Demetrio Korsi, Ofelia Hooper, Ana Isabel Illueca y Antonio Isaza.
La tercera sección de poetas, que preside Rogelio Sinán la considera “Muestrario anticipado y provisional”, ya que son muy jóvenes. Con Sinán, Herrera
Sevillano, Laurenza, Rosa Elvira Álvarez, Bermúdez, José A Campos, Ritter Aislán,
Antonio De León, Tobías Díaz, Stella Sierra, cierra su muestrario”.
En la nota que precede a cada uno de los tres grupos antologados, el maestro
añade algunos juicios muy importantes sobre cada uno de esos grupos.
No considera que hubo una poesía modernista panameña, sino una poesía
“rubenderiana”: “una desviación secundaria-decorativismo amanerado y superficial-del movimiento...” (27) Y afirma que, “Mucho de esa condición subalterna se
advierte en la obra de los poetas nacionales del momento. Temas manidos, creación
imaginativa y sentimental de estereotipia”.(28) Y hace una excepción con Darío
Herrera.
Al grupo que considera de transición le ve una dirección temática hacia lo
típico campesino o afroindígena, y dice que con ellos, “Aparecen los primeros
elementos importantes de un nacionalismo artístico”.(29)
Y en relación con el tercer grupo dice: “La obra de estos poetas exhibe el
predominio de tendencias puristas y es, en gran medida, empresa de evasión” (30)
Reconoce mayor disciplina y cultura en la producción última, y destaca el
magisterio intelectual sobre este grupo de los siguientes autores: Enrique Ruiz
Vernacci, Gabriela Mistral, Luis Alberto Sánchez, José Antonio Encinas, Rafael
Alberti, León Felipe, José Dolores Moscote, Octavio Méndez Pereira, Manuel Roy,
Diógenes de la Rosa.
•••••
En 1943 hace una extensa nota sobre Gaspar Octavio Hernández (1893), que
luego incluye en Teoría de la Patria.
XIV
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
En su opinión la obra de Gaspar Octavio Hernández debe considerarse parte
del aporte negro y mulato al proceso formativo de la nacionalidad, contribución que
“arranca del mulato Urriola, se continúa en Simón Rivas y Federico Escobar”.(31)
Luego de algunos comentarios sobre el modernismo sitúa a Gaspar Octavio
Hernández, en esa “desolada familia”.(32)
Da noticias biográficas, destacando que en 1907 publica sus primeros versos
en El Nacional; colabora con Miró en Nuevos Ritos; adapta en versos Yolantha,
melodrama alemán; director ocasional de Nuevos Ritos, coeditor con Geenzier de
Esto y Aquello; colaborador y luego editor de la revista Memphis; y da cuenta de
las ediciones de sus libros Melodías Del Pasado, 1915, y Cristo y la Mujer de
Sichar, 1916.
Coloca el poema de Hernández Canto A La Bandera, junto a Al Cerro Ancón
y Patria, poemas de afirmación nacional.
Al calificativo de modernista le agrega “rezagado”, y agrega lo siguiente: “Mas,
sin ser del todo ajeno a la corriente, Gaspar Octavio Hernández incidirá en lo fundamental modernista; multiplicidad métrica y estrófica, sensualismo musical y cromático, paganismo y exotismo que, si bien literarios, no por eso dejan de ser. Pero,
como insinuábamos, su exacerbado individualismo, su tristeza y su tropicalismo
congénitos garantizan un insobornable fondo romántico, que traicionará todas sus
tentativas. En Hernández tenemos un romántico irreductible que se expresa en
modernista”.(33)
Lo considera extraordinario versificador y poeta, ve tres momentos en su obra
poética. En el primero están dos tercios de su producción y se caracteriza por
“deleites verbales”, “vencedor de problemas técnicos que él mismo plantea”, dominio de la métrica y las combinaciones estróficas, “poesía de fuga”. Representativos de esta época son sus poemas, Cristo y La Mujer de Sichar, Melodías Del
Pasado y Enigma. En el segundo se solidariza con reclamar la injusticia, la suerte de
la nacionalidad, el porvenir de la patria; representativos de este momento, Canto A
La Bandera, Azul y un soneto, A Panamá. Y por último el tema popular, en sus
Cantares De Castilla de Oro, “donde asoma la influencia española, pero donde se
vislumbra asimismo un aproximarse Hernández a su verdadero ser”.(34)
• • • • •• • • • •
Rodrigo Miró fue revelando sus planes de escribir un libro completo sobre la
literatura panameña desde 1945. En Teoría de la Patria, publicó dos breves comentarios que tituló La Literatura De Panamá, noviembre de 1945, y sobre La Historia De Nuestra Literatura, julio de 1946. En enero de 1946 publicó un breve folleto
bajo el título de La Literatura Panameña, Breve Recuento Histórico. De estos
últimos trabajos mencionados destacaré los calificativos que le asigna Miró a la
XV
RODRIGO MIRÓ
primera generación de poetas de la República, es decir, del grupo que surge con
posterioridad a 1903: Nicole Garay (1893), recatada, múltiple y cordial; Aizpuru
Aizpuru (1876) culto y grave; Demetrio Fábrega (1881), parco y dueño de sí;
Hortensio De Icaza (1883), solemne y tropical; Antonio Noli B (1884), risueño y
triste; José María Guardia (1885), romántico y campesino; Guillermo Batalla (1886),
amatorio y familiar; Enrique Geenzier (1887), galante y señorial; Harmodio Guardia
(1891), vargavilesco y soñador; María Olimpia de Obaldía, hogareña y digna; Gaspar
Octavio Hernández (1893), melodioso y febril. En 1960 publica La Literatura Panameña De La República y finalmente edita en 1972 La Literatura Panameña, Origen y Proceso. En cada uno de los trabajos publicados en los mencionados años,
el maestro fue enriqueciendo con noticias y nombres lo relacionado con la poesía.
En sus trabajos iniciales había confesado haber encontrado muy poco sobre el
periodo colonial, sin embargo, en cada uno de sus últimos trabajos, Itinerario de La
Poesía En Panamá, (1502-1974) y en La Literatura Panameña, Origen y Proceso,
1972 el maestro proporciona valiosos datos sobre trabajos poéticos, firmados y
anónimos de ese período. Más adelante informaremos sobre el ordenamiento final
de la poesía panameña, tal como él lo presentó en esos libros.
•••••
En 1945 publica Apuntes sobre Darío Herrera, que luego incluye en Teoría de
la Patria. Destaca la importancia como poeta y prosista y da información biográfica
de Herrera. Señala sus colaboraciones en El Heraldo, Nuevos Ritos, y en diarios
importantes de Lima, Santiago de Chile y Buenos Aires.
Subraya que la obra poética de Herrera es parca, de unos treinta poemas, y
menciona que un hijo del poeta tiene un libro inédito de 53 poemas, pero que los
poemas conocidos en Panamá son alrededor de 20.
Destaca, también, que Herrera hizo la primera traducción del inglés de La Balada de la Cárcel de Reading, de Oscar Wilde, y que tradujo poemas del italiano y del
francés, y poemas del alemán, de Heine.
Dice de Herrera: “Como poeta se acerca a los parnasianos, pero sin caer en la
frialdad marmórea de aquellos, no falto de emoción. Y acusa una leve melancolía,
como que sangra también por la herida romántica, común a casi todos nuestros
poetas. En su poesía alienta, por lo mismo, una indudable significación personal...
Rubén Darío, que fue su amigo y estimador, le hizo el honor de colocarlo en uno de
sus escritos, junto con Silva y Valencia, viendo en los tres la más alta representación del modernismo en Colombia”.(35)
Lo considera “el más conspicuo representante del modernismo” (36), y resalta lo
que de él dijo Martí: “Es de los que sienten la poesía natural y son ricos de color”. (37)
•••••
XVI
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Del año 45 también es un artículo sobre Demetrio Fábrega, En Torno a Demetrio
Fábrega, incluido también en Teoría de la Patria.
Aunque Méndez Pereira, Andreve, Laurenza, Ernesto Morales, Collante de
Tapia, coinciden en calificarlo de, “parnasiano” y de autor de “poesía paisajista”, el
maestro discrepa y sustenta su disentimiento.
Ve en Fábrega dos etapas. La primera, juvenil, llega hasta la época del Heraldo
del Istmo, recién nacida la República. La otra etapa se inicia con su viaje a
Norteamérica y a Europa hasta el fin de sus días, y a esta etapa pertenece lo más
importante de su obra, según Miró.
Después de la información biográfica el maestro sustenta su juicio: “Y lo esencial del espíritu parnasiano es su sensualismo, su velado paganismo. Lo contrario
de lo que ocurre con la obra de Demetrio Fábrega, por entero cristiana, española y
católica. Pero tampoco su aspecto formal justifica ese intento definidor. Desde ese
punto de vista su obra cae igualmente dentro de la órbita peninsular, e incluía buen
conocimiento y gusto clásico español”.(38)
En cuanto a lo de poesía paisajista, la de Fábrega, dice: “En realidad, la afición
descriptiva de Fábrega —origen de su pretendido paisajismo— tiene otras causas y
motivaciones: Tres corrientes se asocian aquí para producir el fenómeno; la que toma
impulso en el curioso observador del mundo exterior —como apuntó Morales con
acierto—; la que tiene su hontanar en preocupaciones éticas, que alimentan a su vez
inclinaciones didácticas; la que se deriva, por último, de su gusto por las gracias del
idioma, que lo incita a probar su capacidad de domeñarlo..... Porque lo que se ha
querido interpretar como paisaje, en la obra de Fábrega es falso paisaje, y está
siempre supeditado a una previa finalidad moral”.(39)
Y precisa: “En Fábrega el paisaje no es resultado de un mirar directo, ni siquiera
interpretación de ese mirar. Es idealización pura, truco literario que nos recuerda la
utilización de la naturaleza en las églogas de Garcilaso”.(40)
Resalta también que Fábrega fue de los que acogió Onda, el libro que inicia una
renovación poética en Panamá.
•••••
En diciembre de 1945, Miró da a conocer la existencia de una Antología hispanoamericana de 1890, en dos tomos de Aquilino Aguirre, impresor y dueño de una
imprenta establecida en 1879, bajo el título de Poesía Castellana Poetas Americanos, con 58 poetas de doce países y en total de setenta y un poemas. Destaca que
hay un poema de Arnauld, La Hoja, traducido por Tomas Martín Feuillet, que
aparece como colombiano. El segundo tomo se publicó en diciembre de 1890, con
31 poemas, 6 traducciones, veintiséis poetas de 9 países. Esta es pues, la primera
antología de su género concebida y publicada en Panamá.
XVII
RODRIGO MIRÓ
Como dato curioso observa que no obstante presentar a quienes sin duda
fueron los más destacados poetas del S. XIX, el antologador panameño ignora a
Darío, aunque incluyó poemas de Salvador Díaz Mirón y Gutiérrez Nájera.
•••••
Rodrigo Miró presenta formalmente como la primera generación poética de
Panamá a los románticos, en un folleto titulado El Romanticismo en Panamá, la
Primera Generación Poética del Istmo, editado en 1948.
Ha concluido las investigaciones sobre cada uno de los autores que la integran, y que son Gil Colunje (1831), Tomás Martín Feuillet (1834), José María Alemán (1830), Manuel José Pérez (1830) y Amelia Denis (1836). Nos presenta abundante información biográfica y sobre la obra poética de los autores, hasta ese
momento desconocida.
Justifica la condición de generación de ese grupo, apoyándose en el requisito
de nacimiento próximo, que precisa Ortega y Gasset en su trabajo sobre las generaciones, y en el requisito que anota el alemán Peterson, “elementos formativos semejantes”, en su trabajo sobre la generación del 98, citado por Pedro Salinas, en un
trabajo, también sobre esa generación.
El requisito de natalidad está a la vista, pues todos estos autores nacen entre
1830 y 1836, y para probar que se cumple con el otro, revisa y destaca los acontecimientos históricos que se dan en el Istmo, entre 1830 y 1850, los años de infancia y
adolescencia de los mencionados poetas. Informa que de 1832 a 1849, funcionó
una especie de liceo, el colegio Provincial del Istmo. En relación con el aspecto
literario, propiamente tal, que influye en los miembros del grupo, nos recuerda que
las voces de Europa, la de Hugo y Musset, Byron y Espronceda, y las de América,
la de Echeverría y Mármol, Caro y Arboleda, se oían en el Istmo.
Una vez descrito el clima histórico y cultural, el maestro pasa a la información
biográfica y al comentario de los trabajos significativos de cada uno de ellos, con
citas de fragmentos poéticos.
De Colunje subraya la publicación, el 28 de noviembre de 1852, de un poema
“de singular elevación”, que considera el primer poema importante escrito por un
panameño. Se trata de una oda escrita en octavas, homenaje a nuestra independencia de España. Señala como otro poema de valor, El Canto del Llanero, que tiene un
epígrafe de Espronceda y está escrito en octavas.
De Tomás Martín Feuillet, dice que fue un “trovador con oído sólo para las
voces del corazón... dejó en herencia una breve obra poética, plena de sincero
lirismo, trasunto fiel de su vida apasionada... (y) encarna el típico poeta romántico.... (pero) hace una poesía en tono menor”.(41) Agrega Miró que el poeta tiene
XVIII
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
también una poesía festiva que está vinculada “a la tradición popular y realista de
la poesía española” (42); ejemplos son Cuánto Tiene y Retrato.
En José María Alemán resalta una obra desigual, y lo de mayor valor está en su
último libro Crepúsculos de la Tarde, publicado en Bogotá, en 1882. Estuvo vinculado al primer periódico literario de Panamá, El Céfiro, fundado por Manuel Gamboa,
en 1866, y cuando deja de circular el diario, funda El Crepúsculo, en 1870. Los
trabajos de Alemán sobre Caro, Abigail Lozano y Martín Feuillet, junto a los de
Gamboa, constituyen según Miró las primeras manifestaciones de una crítica literaria en Panamá.
A Manuel José Pérez, quien publicó en 1888 sus Ensayos Morales, Políticos y
Literarios, lo considera un “romántico retrasado, contradictorio” y le señala influencias de Musset, Lamartine, Byron, Núñez de Arce y Campoamor, y que, escribe poemas “con intención filosófica, y fáciles y adocenados versos de álbum o
bien, se entrega a los delirios de una fértil fantasía”.(43)
A Amelia Denis la destaca como la primera mujer en Panamá que publicó poemas y le reconoce a su poesía un “profundo contenido social”. Elogia Al Cerro
Ancón, diciendo que es el “poema que cierra felizmente el ciclo romántico de nuestra poesía y asegura a la poetisa su definitivo ingreso a nuestro parnaso”.(44)
Excusándose de no tener suficientes datos sobre la obra de José Dolores
Urriola, concluye que se confirma como hecho de existencia de esa primera generación de poetas románticos, quienes “lograron aclimatar en nuestro suelo la flor de
la poesía... (y que) contrariamente a lo que se ha repetido con frecuencia, nuestra
literatura no es tan joven. Tiene la misma edad y la misma vitalidad que otras
literaturas del continente”.(45)
Finalmente observa que el ciclo romántico de la poesía panameña se abre y se
cierra con dos cantos que son afirmaciones de nuestra nacionalidad: las octavas de
Gil Colunje, Al 28 de noviembre y las estrofas de Amelia Denis, Al Cerro Ancón.
•••••
Voy a alterar el orden de comentarios a los trabajos de Miró para terminar con
los estudios sobre temas específicos que publicó el maestro. Patria en su Contexto
Histórico es el trabajo que lee el 25 de octubre de 1978, para incorporarse como
miembro de número a la Academia Panameña de la Lengua.
Miró aporta una serie de datos históricos en relación con las censuras, reservas y respaldos que personalidades de la época, de dentro y fuera del país, pronunciaron en relación con la independencia del Istmo y el respaldo de los EE.UU..
Aplaudieron la protección de los EE.UU. con versos alusivos al papel de garante y
protector, Julio Arjona Q. (1906) Rodolfo Caicedo (1906) Justo A. Facio (1909).
Esas opiniones encontradas en relación a nuestra independencia crearon un clima
XIX
RODRIGO MIRÓ
tenso o incómodo que pesó sobre los jóvenes de ese entonces. Todo esto ocurre
entre el año de la independencia, 1903, y 1908, año en que se escribe Patria.
Al respecto nos dice Miró lo siguiente: “He sido prolijo en las referencias para
mostrar los diversos matices de la opinión reinante, y su relativa incoherencia,
resultado natural de la intrincada peripecia panameña y de la situación continental
en las dos décadas que van de 1895 a 1914”.(46) En este clima histórico se forjó la
generación de Andreve, Miró, Duncan y Méndez Pereira, nos agrega Miró.
Nos dice que había un “confuso sentimiento de inconformidad” y que las
“vivencias de los panameños de la capital aparecían empañadas por la presencia
extranjera”, y que por lo tanto en, “Al Cerro Ancón, lamento muy circunscrito y
personal, dona Amelia Denis puso el dedo en la llaga”.(47)
Este malestar se le siente también a Guillermo Andreve, en su Poema del Pacífico, escrito en 1907.
La inconformidad de la influencia extranjera y la censura continental, se manifiesta en una nota que escribe Ricardo Miró el 15 de abril de 1908, en Nuevos Ritos,
en donde justifica aceptar que todo el trabajo de la revista recaiga en él, “para
engañar a la América, para hacerle creer que no nos volvemos yanquis por minutos”.(48) Y agrega que Rodrigo Miró “En ese estado de ánimo marcha a Europa, en
noviembre de 1908, recién cumplidos veinticinco años”, Ricardo Miró.
Informa el maestro que en Barcelona el poeta se ve obligado a acudir constantemente “a los periódicos para desvanecer infundios”.(49)
Esta situación en que se encuentran los panameños como consecuencia de las
circunstancias en que se da la separación de Colombia, se complica más para los
nacionales, según Rodrigo Miró, porque en 1908, año en que el poeta escribe
Patria, todo lo relacionado con nuestro pasado, con nuestra historia está por hacer,
y al respecto nos dice: “Esa informe conciencia de ayer —sumada la notoria repulsa
exterior por nuestra independencia— sobrepuso como incómodo fardo al indiferentismo del panameño cierto complejo de culpabilidad. Nuestros padres y nuestros abuelos padecieron la angustia del problemático origen del estado. Miró sufre
en carne viva esa congoja, y busca de modo instintivo defensa en el pretérito.
Aunque no lo conoce en sus pormenores —navegamos entre brumas, según se ha
visto— intuye que allí está el resguardo, y se afirma en nuestro ser moral: “La Patria
es el recuerdo”, es la historia. Y a través de la descripción del paisaje nativo, va
proclamando su identidad con ella”.(50)
Una vez que justifica el origen de la definición que el poeta le da a la Patria, la
identificación con el recuerdo”, Miró sostiene que el origen de la última estrofa,
“Oh Patria tan pequeña que cabes toda entera...” es la razón siguiente: “Dolido por
la incalificable hazaña de la potencia abusiva, le enrostra su fea conducta subrayan-
XX
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
do nuestra pequeñez territorial, que puede cobijarse al amparo del pabellón... Llevar
la patria dentro del corazón no es aquí una metáfora: es una punzante realidad”.(51)
Concluye su argumento afirmando que, “Patria brindó a los panameños la
afirmación de su mismidad. Cultos e indoctos, pobres y ricos, comprendieron el
mensaje”.
Sin embargo, Miró considera que “Patria disminuye sus valores simbólicos en
la medida que el sentimiento nacional se consolida y crece”.(52) Dice que con el
correr del tiempo el texto deja de ser “la respuesta moral” con la que se solidarizan
todos los panameños, para convertirse en un texto literario (que) “es visto como tal,
y a partir de esa conversión comienzan a “señalársele lunares”.(53) Al respecto, nos
dice “Los advirtió temprano, o se los indicaron, al propio autor, quien tuvo la
debilidad de enmendarlos. De ahí el que, al incluirse por primera vez en un libro, Los
Segundos Preludios, de 1916, el texto aparezca corregido, las enmiendas, encaminadas a evitar repeticiones de vocablos y consonancias, afectan el segundo verso de
la primera estrofa, el último de la cuarta y el verso final. Si mejoran su ropaje le
quitan parte de su carga emotiva”.(54)
Estas correcciones se hacen a partir de 1916 y se popularizan a partir de 1925”.(55)
A continuación, Miró cita señalamientos literarios a Patria, de Miguel Amado,
Demetrio Korsi, Roque Javier Laurenza. Citaremos la cita que incluye Miró de
Amado: “Difícilmente existe una composición tan sentida y tan censurable”. Y
Añade Amado, “la sexta estrofa da al traste con la simetría, esencial en la obra de
arte”,... “la necesidad de la última estrofa me parece discutible”.(56)
Korsi califica el poema Patria como “una verdadera locura de amor al suelo
natal”.(57) Y Laurenza, refiriéndose a los versos finales dice, “Si no fuera a mutilar a la
Musa panameña, habría que encerrar estos sonoros alejandrinos bajo siete llaves”.(58)
La conclusión de Miró es que, “Fuera de su contexto histórico Patria pierde
sus más íntimos motivos y da pábulo a plurales interpretaciones. De ahí que lo
entendieran mejor, en su honda verdad, sus compañeros de generación y los hombres de la generación anterior”.(59)
•••••
Las investigaciones de Rodrigo Miró sobre la literatura panameña, que es
posible que iniciara el maestro a partir de la segunda mitad de la década del año 30,
culminaron en dos obras generales: La Literatura Panameña, Origen y Proceso,
cuya primera edición es de 1972 y la octava de 1978, varias de esas ediciones
enriquecidas con algún nuevo autor o dato histórico; e Itinerario de la Poesía en
Panamá, con una sola edición, hasta ahora, de 1974, antología que recoge autores
y poemas de 1502 a 1974. El antecedente de Itinerario es Cien Años de Poesía en
Panamá, publicada en 1953.
XXI
RODRIGO MIRÓ
En lo que a la poesía concierne, en estas dos obras encontramos el ordenamiento final de la poesía panameña, variando sólo en nuevos nombres que fueron
apareciendo en el panorama de la poesía nacional.
Rodrigo Miró fija los periodos de la poesía panameña y el orden de los poetas
panameños de la manera siguiente:
Poesía de la Colonia
Mateo Rosas De Oquendo, Juan De Miramontes y Zuazola, Hermano Hernando
de la Cruz, Víctor De La Guardia y Ayala.
En el periodo colonial Miró da noticias de autores y obras, anónimas unas, y
firmadas otras, que abarcan los siglos XVI, XVII, XVIII, y cerrando el grupo a Víctor
de la Guardia y Ayala (1772-1824), cuya obra La Política del Mundo es de 1809.
Cabe destacar que al inicio de sus investigaciones Miró creyó que el período
colonial había sido de escasísima producción, pero gracias a sus diligencias nos da
abundantes noticias de esta antología, que nos permiten ver que hubo una considerable actividad literaria en la colonia vinculada a Panamá.
El Siglo XIX: Románticos
Manuel María Ayala Oramas (1785-1824), Mariano Arosemena (1794-1868), Tomás Miró Rubini (1800-1881), José María Alemán (1830-1887), Gil Colunje (1831-1899),
José Dolores Urriola (1834-1883), Amelia Denis (1836-1910). Manuel José Pérez (18301887), Leopoldo José Arosemena (1847-1907), Jerónimo Ossa ( ), Justo A. Facio
(1861-1912), Federico Escobar (1868-1905), Rodolfo Caicedo ( ).
Aunque Miró sostuvo en trabajos anteriores que la primera generación era la
de los románticos, y solo incluía a Colunje, Alemán, Martín Feuillet, Pérez y Amelia
Denis, en su ordenamiento final, identifica el S. XIX con el romanticismo, y encabeza el período con Manuel María Ayala Oramas ( ) y la extiende hasta Rodolfo
Caicedo (1868).
Modernistas
Darío Herrera (1870-1914), León A. Soto (1874-1902), Simón Rivas (Cristóbal
Martínez 1867-1914), Adolfo García (1872-1900), Nicole Garay (1873-1929).
En este período Miró presenta los mismos nombres que en sus trabajos anteriores, pero sustituye a Guillermo Andreve por Simón Rivas.
Primera Generación de la República
Ricardo Miró (1883-1940), Aizpuru Aizpuru (1882-1953), Demetrio Fábrega (18811932), Zoraida Díaz (1881-1948), Antonio Noli B. (1884-1943), José María Guardia
XXII
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
(1885-1943), José Guillermo Batalla (1886-1962), Enrique Geenzier (1887-1943), María Olimpia de Obaldía (1891- ), Gaspar Octavio Hernández (1893-1918).
Segunda Generación de la República
Demetrio Korsi (1899-1957), Castillo, Félix Ricaurte (1897- ), Santiago Anguizola
( ), Castillo Moisés (1899- ), Gil Blas Tejeira (1901- ), Ana Isabel Illueca ( ), Lucas
Bárcenas (1906- ), Ofelia Hooper ( ).
Miró complementa con algunos nombres nuevos lo que él ha considerado dos
generaciones republicanas, que se diferencian más que por sus edades, por la
temática de su poesía, distinguiéndose la segunda generación por su temática
vinculada al folklorismo rural y afronacional.
La Poesía Vanguardista
Rogelio Sinán (1902- ), Antonio Izasa A. (1910- ), Roque Javier Laurenza
(1910-1974 ), Demetrio Herrera Sevillano (1902-1950), Eda Nela (1912 ), Ricardo J.
Bermúdez (1914 ), Esther María Osses (1914- ), Rosa Elvira Álvarez (1915- ),
Eduardo Ritter Aislán (1916- ), Tobías Díaz Blaitry (1919- ), Stella Sierra (1919- ),
Mario Augusto Rodríguez (1919- ), Gaspar Rojas Quiroz (1920- ), Hersilia Ramos
de Argote ( ), Tristán Solarte (1924- ), Homero Icaza Sánchez (1925- ), José
Antonio Moncada Luna (1926-1966), Matilde Real de González (1926- ), José de
Jesús Martínez (1929- ), Elsie Alvarado de Ricord (1928- ), Alfonso Játiva (1929), Guillermo Ros Zanet (1930- ), Víctor M. Franceschi (1931- ), Sydia Candanedo
de Zúñiga (1927- ), Demetrio J. Fábrega (1932- ).
Aunque en trabajos anteriores Miró confiesa no estar convencido de que se
puede hablar de modalidad vanguardista, propiamente, en la poesía panameña, y
que sólo hay vanguardismo en los poemas de Sinán, Herrera Sevillano y Bermúdez,
fija un período “vanguardista” o de “poesía nueva” como prefiere calificar la poesía de ese grupo. Incluye autores que nacen entre 1902 y 1932.
Poesía Postvanguardista
Carlos Francisco Changmarín (1922- ), José Franco (1931- ), Diana Morán
(1932- ), Álvaro Menéndez Franco (1933- ), Cesar Young Núñez (1934- ), Enrique
Chuez (1934 ), Aristides Martínez Ortega (1936), José Antonio Córdoba (1937),
Ramón Oviero (1938), Roberto Luzcando (1959), Pedro Rivera (1939), Benjamín
Ramón (1945), Moravia Ochoa López (1939), Bertalicia Peralta (1939), Roberto
Fernández Iglesias (1948).*
* Los datos de los autores agrupados por Miró en estas últimas clasificaciones son los vigentes
hasta 1974, pues algunos de ellos han fallecido en años posteriores a esa fecha.
XXIII
RODRIGO MIRÓ
Los nombres de poetas nacidos entre 1922 y 1934, Changmarín, Franco, Morán,
Menéndez, y Young Núñez, compañeros de poetas seleccionados, como
“vanguardistas”, los presenta como postvanguardistas, por la temática social y
política que tiene la obra de los mencionados. Junto a ellos selecciona sólo algunos nombres de poetas que menciona en la octava edición de La Literatura Panameña, Origen y Proceso, de 1987. También registra en esa edición poetas a quienes
llama “recién llegados”, nacidos entre 1945 y 1951, grupo al cual se refiere con las
siguientes palabras: “En ellos la literatura se basta a sí misma; en ellos es común la
amplia información acerca del acontecer literario foráneo; en ellos el ningún propósito de hacer literatura panameña; en ellos cierto no me importa, típico fruto de la
mocedad encaminada a espantar al buen burgués. En ellos, también, un auténtico
fervor por la literatura, una plausible agresividad intelectual”.
•••••
He presentado quince trabajos de Rodrigo Miró, en los que el maestro se
ocupa de la poesía panameña, limitándome, como ya advertí, a exponer sus investigaciones y juicios, para que se pueda apreciar su ordenamiento de los poetas
panameños y sus comentarios sobre la poesía panameña.
Mi única opinión en esta exposición de los estudios del maestro sobre la
poesía panameña es la que sigue:
La suma de todos estos trabajos que son las investigaciones de Rodrigo Miró
durante más de 50 años, da como resultado una alta cifra de conocimientos fundamentales del quehacer poético panameño.
Los desacuerdos, posibles, en algún tema o juicio, no afectan la clara y detallada
organización del cuerpo literario nacional que Miró ha armado pieza a pieza, desde
la colonia hasta nuestros días.
CITAS
(1) Teoría de la Patria, Introduccion a la literatura de Ricardo Miró, Panamá, 1947.
Pág. 73.
(2) Ob. Cit., Pág. 74.
(3) Ob. Cit., Pág. 74.
(4) Ob. Cit., Pág. 74 y 75.
(5) Ob. Cit., Pág. 75.
(6) Ob. Cit., Pág. 75.
(7) Ob. Cit., Pág. 75.
(8) Ob. Cit., Pág. 80.
(9) Antología Poética de Ricardo Miró, Panamá, 1937.
(10) Ob. Cit., Las Mujeres en la Poesía Panameña Pág. 106.
(11) Ob. Cit., Pág. 106.
(12) Ob. Cit., Pág.106.
(13) Ob. Cit., Pág. 107.
(14) Ob. Cit., Pág. 107.
XXIV
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
(15)
(16)
(17)
(18)
(19)
(20)
(21)
(22)
(23)
(24)
(25)
(26)
(27)
(28)
(29)
(30)
(31)
(32)
(33)
(34)
(35)
(36)
(37)
(38)
(39)
(40)
(41)
(42)
(43)
(44)
(45)
(46)
(47)
(48)
(49)
(50)
(51)
(52)
(53)
(54)
(55)
(56)
(57)
(58)
(59)
Ob. Cit., Pág. 108,109,110.
Ob. Cit., Pág. 112.
Ob. Cit., Pág. 112.
Ob. Cit., Pág. 116.
Ob. Cit., Pág. 117.
Ob. Cit., Pág. 119.
Ob. Cit., Pág. 120.
Ob. Cit., Pág. 120-21.
Índice de la Poesía Panameña Contemporánea, Pág 10.
Ob. Cit., Pág. 12.
Ob. Cit., Pág. 13.
Ob. Cit., Pág. 13.
Ob. Cit., Primera Parte, Pág. 2.
Ob. Cit., Primera Parte, Pág. 2.
Ob. Cit., Segunda Parte.
Ob. Cit., Tercera Parte.
Teoría De La Patria, Gaspar Octavio Hernández, Pág. 83.
Ob. Cit., Pág. 85.
Ob. Cit., Pág. 90.
Ob. Cit., Pág. 93.
Teoría De La Patria, Darío Herrera, Pág. 51.
Ob. Cit., Pág. 52.
Ob. Cit., En torno a Demetrio Fábrega, Pág. 57.
Ob. Cit., Pág. 57.
Ob. Cit., Pág. 57.
El Romanticismo en Panamá, Pág. 22 y 23.
Ob. Cit.,Pág. 23.
Ob. Cit.,Pág. 32.
Ob. Cit.,Pág. 39.
Ob. Cit.,Pág. 41.
Revista Tareas, No. 93, Panamá 1996, Pág. 18.
Ob. Cit.,Pág. 19.
Ob. Cit.,Pág. 19.
Ob. Cit.,Pág. 19.
Ob. Cit.,Pág. 19.
Ob. Cit.,Pág. 20.
Ob. Cit.,Pág. 20.
Ob. Cit.,Pág. 21.
Ob. Cit.,Pág. 21.
Ob. Cit.,Pág. 21.
Ob. Cit.,Pág. 22.
Ob. Cit.,Pág. 22.
Ob. Cit.,Pág. 22.
Ob. Cit.,Pág. 23.
Ob. Cit.,Pág. 21.
XXV
A Raque
El autor deja constancia de su reconocimiento
al Consejo de Publicaciones de la Editorial Universitaria, dirigido por el Dr. Carlos Manuel
Gasteazoro, y en particular al Dr. Rómulo Escobar Bethancourt, Rector de la Universidad, y
al Lic. Everardo Tomlinson H., Secretario General, poetas ambos, poetas bisiestos, según la
original definición de Manuel Bandeira, el gran
poeta del Brasil, autor de una Antología de Poetas Bisiestos Brasileños Contemporáneos. Son
los que escriben de tarde en tarde, “poetas sin
libros, poetas bisiestos por la escasez de su producción”, etc. En Panamá se llaman, entre otros,
Ignacio González, José Adolfo Campos,
Guillermo Luciano Sánchez. ¿Cuándo llegaremos a nuestra antología de poetas bisiestos?
❦
ADVERTENCIA PRELIMINAR
El Itinerario de la Poesía en Panamá es la versión
actualizada de un esfuerzo cuya manifestación primera se materializó en el Índice de la Poesía Panameña
Contemporánea, publicado por la Editorial Ercilla, de
Santiago de Chile, en 1941. Fruto del entusiasmo y de
la necesidad, el libro tuvo, no obstante sus muchas flaquezas, acogida cordial, y pronto se agotó. Requerido
de modo insistente para reeditarlo, cedí a la tentación
una década después, advirtiendo entonces que nuevas
perspectivas, hijas del natural crecimiento y de una
menos deficiente información, aconsejaban
reconsiderar el asunto. Las consecuencias de un nuevo examen se concretaron en Cien Años de Poesía en
Panamá, libro publicado en 1953 aunque terminado,
en lo esencial, tres años antes. Pasadas dos décadas,
agotadas dos ediciones, ocurre nuevamente lo que con
el Índice. El enriquecimiento de nuestra expresión literaria, cuyo ritmo acelera su compás año tras año, de
una parte, y nuevos informes acerca del pasado cultural del Istmo, por otra, permiten y obligan a una revisión del quehacer poético, quehacer hoy perceptible
en sus lineamientos generales, de modo ininterrumpido, desde los días del descubrimiento y conquista de
nuestro territorio. De ahí el título y el contenido de
esta nueva imagen, que no niega las anteriores, sino
que las perfila y amplía.
Panamá, diciembre de 1973.
Itinerario de la Poesía
en Panamá
[ TOMO I ]
❦
RODRIGO M IRÓ
8
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Breve historia de la poesía
en Panamá
E
s frecuente encontrar entre los estudiosos de las letras hispanoamericanas la idea de que nuestra historia literaria empieza con
la independencia de España. Ese modo de ver considera el período antecedente, no importa su complejidad y extensión, como ajeno
a una expresión auténticamente americana, señaladas, claro está, las
excepciones que confirman la regla: el Inca Garcilaso, del Perú; Juan
Ruiz de Alarcón, de México. En ambos escritores la crítica advierte
peculiaridades cuya explicación última está en su condición de americanos. El resto pertenece simplemente a la literatura española.
Por otra parte, hay quienes opinan que la literatura que surge en
América desde los días del descubrimiento y conquista importa no sólo
por razones de historia cultural, en cuanto conviene seguir la evolución de las formas y procesos de esa literatura, sino porque, de modo
inevitable, esa expresión se impregna de las emanaciones de nuestro
suelo. Hecho particularmente cierto en la obra de los primitivos cronistas, y, en general, en los textos de todos los españoles que viven la
experiencia original de América. Más tarde amenguará el impacto producido por lo nuevo y desconocido, y la expresión literaria perderá
buena parte de las virtudes que nacen de todo descubrimiento.
LA COLONIA
Aunque el fenómeno no ha sido objeto de estudio, desde el punto
de vista de la cultura literaria en Panamá se dan, a la tensión debida,
los mismos hechos que se observan en otras partes del Nuevo Mundo.
Y en algunos casos por primera vez. “La primera copla de la conquis9
RODRIGO M IRÓ
ta” nace de un acaecer panameño. Y en sus manifestaciones cultas o
populares la poesía surgirá como un contrapunto del hecho cotidiano,
para ofrecernos testimonios, hoy inapreciables, acerca de usos y costumbres de entonces, cuando no son simples brotes de ingenio o malintencionado humor. Tal ocurre con las dos copias que inician la aventura de la poesía en Panamá.
La primera de ellas (nos informa D. Salvador Calderón Ramírez)
fue la justa acotación al compromiso adquirido por Juan Sánchez, el
piloto a quien se encomendó la custodia del Quibián, jefe indígena de
la Costa Atlántica de Veraguas. Sánchez dijo entonces que se arrancaría el pelo y la barba si el prisionero se escapaba, y la historia nos
cuenta que escapó. La segunda constituye una intencionada caracterización, a juicio del autor, de las cualidades que distinguían a los jefes
de la empresa conquistadora del Perú, Pizarro y Almagro.1
Cuando esto ocurre vive en Darién Gonzalo Fernández de Oviedo
y Valdés, el famoso historiador del Nuevo Mundo, aficionado a las
letras desde su mocedad, traductor de Boccaccio, a quien se atribuyen
una novela de caballería y los versos que aparecen al final de La Conquista del Perú, de Francisco de Jérez, fiel retrato y cumplido elogio
del tipo de hombre que realizó la conquista y colonización de América.2 Es razonable pensar que Oviedo (poeta de gusto añejo no obstante
su experiencia italiana y escarceos con las letras toscanas) y sus ami1
2
10
Ver de Calderón Ramírez, Salvador: Caciques y Conquistadores. Panamá, 1926, y Porras
Barrenechea, Raúl: “La Primera Copla de la Conquista.”
Las coplas aludidas dicen así:
El indio ruín y villano,
Pues, Señor Gobernador
Sin temores ni recelo,
mírelo bien por entero
al piloto sevillano
que allá va el recogedor
arrancóle todo el pelo.
y aquí queda el carnicero.
¿Queréis ver qué tales son
solos vuestros castellanos?
Digan frances, romanos,
moros de cualquier nación,
cuáles quedan de sus manos.
Ningún señor tiene gente
tan robusta y tan valiente,
cristiano, gentil ni moro;
y esto es el cierto tesoro
para ser el rey potente.
Aventurando sus vidas
han hecho lo no pensado,
hallar lo nunca hallado,
ganar tierras no sabidas,
enriquecer vuestro estado,
ganaros tantas partidas
de gentes antes no oídas,
y también, como se ha visto,
hacer convertirse a Cristo
tantas ánimas perdidas.
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
gos distrajeron sus ocios en menesteres literarios. Es el instante en que
se introducen los modos itálicos, frente a las naturales resistencias nativas.
A partir de ese momento la actividad literaria prosigue, no importa
nuestro desconocimiento de la parte que nos corresponde. Mucho de
lo que acontece en el Perú durante los años inmediatos al arribo de
Pizarro sigue siendo historia panameña, por lo menos hasta el momento en que termina la impaciente mocedad de Almagro el Mozo, “el
primer panameño célebre”.3
Por Gutiérrez de Santa Clara sabemos que las aventuras de
Hernando de Bachicao tuvieron su glosa poética en un poema de Juan
Baptista de Escobar, “natural de las Riparias de Génova”, de quien
“las gentes dixeron que fue su chismero mayor”. Traspuesto el medio
siglo D. Alonso de Ercilla vuelve —1562— de su experiencia de las
guerras de Arauco, en plena gestación de su famoso poema, con ánimo
de incorporarse a las fuerzas que marchaban en contra de Lope de
Aguirre. No tuvo necesidad de hacerlo. Y a poco se enfermó.4 Y antes
de que termine la centuria Mateo Rosas de Oquendo inicia aquí su
experiencia de América. Fueron cuatro meses nada gratos de los que
deja memoria en el romance que parcialmente ofrecemos.
Cuando amanece el nuevo siglo el panorama es otro. La obra educativa de los religiosos ha logrado positivos avances, y nos quedan
3
4
En torno a las primeras manifestaciones poéticas en el Perú consúltese “La primera copla de la
Conquista”, de Raúl Porras Berrenechea, en “Mercurio Peruano” No. 169, de abril de 1941,
Lima; Sánchez, Luis Alberto: Los Poetas de la Colonia, Lima, 1921; Lohman Villena, Guillermo:
“Romances, coplas y cantares de la Conquista del Perú”, en “Mar del Sur”, No. 9, Enero–febrero
de 1950, Lima, y la Analogía General de la Poesía Peruana (1957), de Alejandro Romualdo y
Sebastián Salazar Bondy. También la Antología de Poetas Hispanoamericanos, de D. Marcelino Menéndez y Pelayo.
Luego nos habla de su retorno, siete años después.
Y a Panamá llegué, do el mismo día
la nueva por el aire había llegado
del desbarato y muerte del tirano,
saliendo mi trabajo y priesa en vano.
………………………………………
Estuve en Tierra Firme detenido
por una enfermedad larga y extraña;
mas luego que me ví restablecido,
tocando en las terceras vine a España.
11
RODRIGO M IRÓ
algunas noticias de esos progresos. “Por el año de mil seiscientos y
diez y seis (escribe el Padre Pedro Mercado, historiador Jesuita) se
hizo una fiesta muy extraordinaria con ocasión que aquí diré: cierta
persona leyendo unas coplas que había compuesto un devoto de la
Virgen con elogios de su Concepción sin pecado original, hizo pedazos el papel en que estaba escrita la poesía. Esta acción rasgó los corazones de los que piadosamente defendían la opinión piadosa en honor
de la Purísima Virgen, y despertándose y avivando más la devoción de
los congregantes trataron de desquitarse de la rotura o rompimiento de
los elogios de la Purísima Concepción haciendo a este misterio muy
anticipadas fiestas a su día. En el de San Matías salió de nuestra casa
una solemne procesión hasta el convento de Nuestra Señora de las
Mercedes que era el que estaba fundado casi al fin de la ciudad. La
procesión se formó de la Real Audiencia y cabildo secular que iba con
sus maestros en forma de ciudad. Iba en ella el cabildo eclesiástico
llevando músicos que iban cantando piadosas letras que en defensa de
la Concepción sin pecado original compusieron varios ingenios”. Y al
referirse enseguida a las festividades organizadas el propio día de la
Virgen, agrega: “La Iglesia de la Compañía, que de suyo era muy alegre por su excelente fábrica, se aderezó con doseles y cuadros; el altar
de la Concepción se hermoseó primorosamente con los mejores aliños
de la ciudad, y el tabernáculo del Santísimo Sacramento se aliñó tan
vistosamente que pudiera parecer bien aun a los ojos más amigos del
buen aliño. Los congregantes pusieron en público un cartel ofreciendo
con devota liberalidad tan ricos como preciosos premios a los que más
se aventajasen en la composición de las poesías que en elogios de la
Concepción pedían afectuosos en desquite de la poesía que rasgó el
indevoto… La tarde inmediata a la fiesta se cantaron unas vísperas
muy para oídas y se remataron con una oración en verso español muy
elegante en que se declamaron los elogios de la Concepción Inmaculada
de la Madre de Jesús… En toda la octava se hicieron las fiestas de día
y de noche. De día con misas, con sermón y también con oraciones en
verso tan elegantes como agudas”. Y concluye: “No dejaré de decir
que en dos días de la octava se representó en nuestra casa un coloquio
12
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
de San Marco y Marcelino tan devoto como bien compuesto”. El Padre Mercado recuerda que cuando comenzó la obra educacional de los
jesuítas a los niños “enseñábanles algunas canciones devotas en contraposición de algunos cantares no agradables a los oídos de Dios”. 5
Durante los primeros años del siglo XVII iban a producirse hechos
de especial interés para nuestra historia literaria. Son los días en que
vive en Portobelo D. Bernardo de Vargas Machuca, el elegante autor
de la Milicia Indiana, que entonces compone su Defensa de las Conquistas Occidentales, para la que se escribieron, por tres frailes de la
Orden de los Predicadores, no sabemos si aquí o posteriormente en la
Isla Margarita, los consabidos sonetos laudatorios; son los días de la
formación de D. Fernando de Ribera, posteriormente Hermano
Hernando de la Cruz, S.J., pintor y poeta, nacido en Panamá en el año
de 1591; son los años en que concluye en Lima D. Juan de Miramontes
y Zuázola su poema Armas Antárticas, cuya parte histórica se apoya
íntegramente en aconteceres panameños, obra que podemos considerar, con todo derecho, nuestro poema épico de la Colonia. Miramontes
nos brinda auténticos paisajes darienitas y da a los negros cimarrones
una beligerancia en realidad sorprendente dados los prejuicios y valoraciones de la época. *
Entre los funcionarios civiles y eclesiásticos que viven aquí o nos
visitan no faltaron hombres de letras, y algunos de los acontecimientos
de entonces iban a suscitar repercusiones literarias. En la literatura española e hispanoamericana encontramos frecuentes referencias a Panamá. Muchas octavas de D. Juan de Castellanos nos conciernen. En
la obra de Lope de Vega aparece más de una vez Panamá. Lo mismo
que en la poesía de Góngora. Y en los días aurorales de la historia
nuestra Pedro Mártir de Anglería cantó en pulidos versos latinos la
5
*
Mercado S.J. Pedro de: Historia de la Provincia del Nuevo Reino y Quito; Tomo III, Bogotá,
1957. Págs. 277 v 290 y siguientes.
Para una información preliminar acerca de Rosas de Oquendo y Juan de Miramontes véase, de
Alfonso Reyes: Rosas de Oquendo en América, en Capítulos de Literatura Española (Primera Serie) México, 1939, y de R. Porras Berrenechea: El enigma biográfico de don Juan de
Miramontes y Zuazola, poeta antártico, en Revista histórica/Órgano del Instituto histórico del
Perú. Tomo XVI. Entregas I-II, Lima, 1943.
13
RODRIGO M IRÓ
riqueza de la Isla de las Perlas. 6 Al frente del Gobierno estuvo en la
aurora del siglo XVIII Don Juan Eustaquio Vicentelo y Toledo, poeta
que luego veremos lucir en Lima.
Recién mudada la ciudad a su nuevo asiento, Lucas Fernández de
Piedrahíta vino a ocupar la Silla Episcopal de Panamá, y sabemos de
las aficiones literarias del ilustre historiador de la Nueva Granada. De
fines del siglo XVII es el poema Alteraciones del Darién, obra del Dr.
Juan Francisco de Páramo y Cepeda, comisario del Santo Oficio de la
Inquisición de Cartagena en Panamá. El poema consta de dieciocho
cantos, en octavas reales. Es un brote tardío de la épica colonial. Por
esos años el espíritu crítico asoma en la obra de poetas anónimos que
divulgan irregularidades en la administración, espíritu que sigue manifestándose a través de la centuria siguiente paralelo a la poesía cortés
que se traduce en los convencionales “poemas de lisonja”, y al cancionero popular. En documentos seleccionados por Carlos Manuel
Gasteazoro en archivos y bibliotecas españolas se incluyen algunos
textos poéticos que abren risueñas perspectivas para el estudio de nuestras letras coloniales. Aquí se dan algunas muestras de esos hallazgos
que confirman el postulado expresado al comenzar: nuestro país no
estuvo en ningún momento marginado del proceso de la cultura intelectual y las letras de Hispanoamérica. No importa su parquedad, hechos reales lo atestiguan. 7 Ocurre, sólo que aquí también, acaso más
que en otros aspectos del acontecer panameño, una culpable ignorancia nos priva de realidades que nos pertenecen.
6
7
14
No de la antigua Tetis la riqueza,
no de sus ninfas pálidas asombre;
Que en los mares australes tiene el hombre
Isla de perlas de sin par grandeza,
Rica en la realidad, rica en el nombre.
La historia de los jesuitss en Panamá ofrece numerosas noticias acerca de nuestra vida intelectual.
El Padre Jouanen recuerda la academia literaria celebrada en el Colegio en 1741, “que hizo época
en Panamá. Recitáronse composiciones en verso y prosa, tanto en latín como en castellano, que el
maestro de Gramática, P. Lucas Portulani había hecho preparar a sus discípulos.” Ver: Historia
de la Compañía en la antigua Provincia de Quito, 1670-1773. Tomo II, Quito, 1943, pág. 182.
En relación con la poesía popular es una pena el que los esposos Zárate, a quienes tanto debe
nuestra investigación folklórica, no hubiesen mostrado mayor interés por la ubicación cronológica
de los textos por ellos estudiados.
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Por último, cierran esta breve muestra de poesía de la colonia los
textos extraídos de La Política del Mundo, la obra teatral de D. Víctor de
la Guardia y Ayala estrenada en Penonomé el año de 1809. Es obvio que
quien escribió los versos aquí reproducidos, formado en plena vigencia
del neoclacisismo, tuvo que haberse ensayado antes en muy diversos
ejercicios poéticos, lo que implica una nueva invitación a investigar.
EL SIGLO XIX
El estudio de los periódicos panameños de principios del siglo
empieza a despejamos el panorama que se abre con la transformación
política de 1821, cuando se inicia también nuestro empleo de la
imprenta. Y los textos poéticos hasta ahora recogidos, correspondientes a las dos primeras décadas de actividad periodística (1821-1840),
ratifican lo que antes decía a propósito de nuestra esencial identificación
con el proceso general de las letras continentales. Himnos patrióticos,
canciones cívicas, sonetos necrológicos, odas, expresan el sentimiento
panameño frente al fenómeno de la independencia, lo mismo que una
clara voluntad de progreso y convivencia en un mundo regido por la
ley y la concordia. Y son elocuentes testimonios acerca de nuestra
cultura literaria. Se advierte en ellos cierto conocimiento de las letras
españolas de los siglos áureos, el inevitable influjo neoclásico y el gusto
por lo popular, visible en las canciones patrióticas escritas en octavillas,
sin aludir a las coplas que el pueblo se gozaba en cantar. Ni faltan
tampoco, en aquellos días, elementos prerrománticos. 8 Sin embargo,
8
La “Gaceta Oficial del Departamento del Istmo” había publicado ya, en 1825, sonetos de D. José
Fernández Madrid, entre ellos el dedicado a las banderas de Pizarro.
El 21 de mayo de 1832 en “El Constitucional del Istmo” apareció un comentario sobre Oscar,
obra teatral basada en los poemas de Ossian, vertida a nuestra lengua por D. Nicasio Gallegos,
“escritor de una imaginación que puede decirse destello del mismo divino fuego de Apolo —
nutrido con el profundo estudio de los clásicos nacionales i estranjeros—. Sus composiciones
todas se distinguen entre las que más honran la lengua castellana, entusiasmo que en ellas domina, por la fertilidad de las figuras atrevidas, nuevas i brillantes que entreteje su estilo”. La obra se
representó en la Plaza de la Catedral para celebrar la promulgación de la Constitución de 1832.
“El número crecido de la concurrencia, que pasó con mucho de dos mil personas, derramadas por
todo el ámbito de la Plaza, estendidas algunas hasta las graderías de la iglesia mayor, i aún no
pocas encaramadas en lo alto de sus torres, aumentaba la pompa i lucimiento de la función”.
15
RODRIGO M IRÓ
esos poemas, en buena parte anónimos, no son obra de los poetas que
la tradición local recordaba. En nota de José María Alemán sobre nuestra
incipiente literatura, citada en el prólogo de Cien Años de Poesía en
Panamá, los poetas añorados se llaman Ayala Orama, Ambrosio Aguirre
y “el fecundo Calvo”, que no debe ser Juan José, el autor del canto que
Ernesto J. Castillero R. encontró reproducido en El Pueblo de 11 de
febrero de 1858 y a su vez reproduce en “Poesía de Próceres”, escrito
publicado en Nº 78 de Lotería, de noviembre de 1947. 9 De ninguno de
los tres conozco textos poéticos de atribución segura, acaso porque los
periódicos donde presumiblemente se publicaron (o las hojas sueltas
entonces acostumbradas) han llegado a nosotros en porciones
limitadas. 10 En cambio, nombres no vinculados antes a la historia de
nuestra poesía encontramos varios, corno es el caso de Dr. J. José
Martínez, Provisor Gobernador del Obispado, autor de un mediocre
soneto en elogio del Libertador, al parecer inspirado parcialmente en
otro de Joseph de Antequera, el caudillo —nacido panameño— de los
comuneros paraguayos del siglo XVIII; de Tomás Miró Rubini y
Mariano Arosemena de la Barrera, de quienes quedan por lo menos
cinco poemas firmados, al segundo de los cuales no sería temerario
Por otra parte, sabemos que entre los libros que poseía en 1835 José Agustín Arango se contaba
Emilio de Rousseau, y las Poesías, de Quintana. Algún papel debemos atribuir, asimismo, en la
actividad literaria de entonces, a José de Obaldía, recién llegado de España, donde había sido
discípulo de D. Alberto Lista, y compañero de Espronceda y Ventura de la Vega.
9 Castillero R. transcribe la nota que sigue, tomada de El Pueblo.
“Habiéndonos propuesto consignar en este periódico popular, los documentos importantes que se
pueden obtener relativamente a nuestra emancipación política, tenemos la complacencia de obsequiar hoy a nuestros abonados con dos composiciones poéticas, obra la primera del señor Manuel
Ma. Ayala, y la segunda del Señor Juan José Calvo, istmeños ambos, las cuales tienen el doble
mérito de ser compuestas en el mismo día de noviembre de 1821 en que proclamamos el gobierno
republlicano y del valor inestimable de la poesía, tan bella cuanto entusiasta por la Libertad.
Queremos ante todo dar las gracias a un amigo nuestro que nos ha proporcionado estos documentos sacados del pasto de las polillas, siendo acaso los únicos ejemplares que quedan ya con vida,
después de treinta y siete años de su publicación. ¡Puedan tan gratas canciones dar expansión a
los pechos patrióticos en los regocijos públicos, para no mendigar himnos extraños!”
10 Quiero decir que buena parte de la producción de aquellos días está por localizar. De las dos
“Misceláneas” —años de 1821 y 1822— que en total publicaron no menos de setenta entregas, he
consultado sólo seis. Y de “Gran Círculo Istmeño”, que en sus dos épocas sobrepasó la cifra antes
indicada, únicamente he visto siete ejemplares de su primera época (1827-28). Una investigación
bien encaminada, sin duda, aportaría nuevos datos acerca de la vida y la obra de Ambrosio Aguirre,
el poeta festivo aludido por Alemán, quien murió en 1838, lo único que acerca de aquel personaje
de Cruces, “gran hablador, poeta, Alcalde o Juez Público” de quien recibiera atenciones a principios de 1841 Augusto de Le Mayne, diplomático francés.
16
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
atribuir otros tantos, verbigracia los sonetos Al Comercio Libre y “a la
grandiosa empresa de comunicar los dos océanos”, publicados
respectivamente en 1834 y 1836. También J.A.A. (José Agustín Arango)
aparece como autor de un soneto en memoria de Pablo José López,
joven político veragüense muerto en la plenitud de sus talentos en 1835.
Un ligero examen de estos versos nos dice que no fueron el quehacer
de hombres consagrados a las bellas letras sino producto de aficionados. Con todo, importan como estimonio de nuestra cultura literaria,
como revelación de posibilidades a medias realizadas, como homenaje
rendido a los prestigios de la poesía por gentes comprometidas en muy
prácticas e inmediatas faenas. También, en sus mejores logros (merece
destacarse), como vehículo de esa voluntad de progreso y concordia
antes aludida. Creo que la porción inspirada en estos últimos desvelos
brinda lo más original de esa poesía, porque es nota acaso única en los
anales de las letras hispanoamericanas coevas. Si loar poéticamente la
gesta independentista y denostar a España y el pasado colonial fue
pronto lugar común, esteriotipado clisé, no ocurre lo mismo con la
aspiración constructiva y la enérgica condena del despotismo, la anarquía y la discordia que aquí encontramos (cosa distinta del simple ataque al tirano), cuyas manifestaciones sobresalientes se ofrecen en el
soneto que celebra “la cesación de los papeles injuriosos” 11 y en la oda
A la Anarquía, poemas de temperamento afín al ideario socioeconómico
del grupo representativo de los intereses panameños que, beligerante
ya en la década anterior y organizado en la “Sociedad de Amigos del
País” desde 1834, iba a formular teóricamente ese ideario y a realizarlo
en la práctica a través de una acción que conduce a la coyuntura de El
Estado del Istmo (1840-1841), cuya proclamación inspiró la oda Al 18
de Noviembre de l840, que anuncia y exalta las bondades del estado
mercantil y cierra el ciclo poético.
Según los textos transcritos permiten establecer, y hasta tanto nuevos
11 El soneto alude a la liter tura ofensiva que en las páginas de El paquete —periódico que no he
podido consultar— y en hojas sueltas propalaban personas desafectas al grupo representado por
El Vigía del Istmo. Publicado sin firma, por su contenido y peculiaridades estilísticas, parece
obra del autor del poema A la Anarquía.
17
RODRIGO M IRÓ
hallazgos obliguen a rectificar, Mariano Arosemena y Tomás Miró
Rubini (los únicos a quienes hoy podríamos ubicar dentro de la primera generación de románticos hispanoamericanos, aceptada la clasificación de Emilio Carilla, pues en cuanto a los otros las noticias biográficas son aún vagas), aparecen como los autores más significativos en
relación con esa literatura. Si los temas escogidos por ambos no eran
los más adecuados al lucimiento de talentos poéticos (aunque esa singular temática, por otra parte, aporta una de las notas de mayor interés)
a ratos un viento grato se place en conducirlos. Tal ocurre con la canción que D. Mariano dedica a nuestra fecha clásica en noviembre de
1836, o bien con algunos trozos del canto Al 18 de Noviembre de l840,
de Tomás Miró Rubini. Antes, en los primeros días de 1825, un auténtico juglar anónimo nos había dado, en inspirada arenga, auspiciosa
poesía. Un fragmento de aquella arenga se incluye en la sección
antológica.
Las experiencias vividas por los panameños entre 1821 y el establecimiento del Estado Federal Soberano en 1855, significaron una transformación política y cultural que puede estimarse decisiva en la consolidación de la nacionalidad panameña. Entonces se expresa, en la prensa y
en la acción político-social, el pensamiento de la generación de “Los
Amigos del País” (cuyos jefes natos se llaman Mariano Arosemena, Tomás
Herrera y José de Obaldía), pensamiento de clara filiación ilustrada. Entonces formula su teoría de la nacionalidad Justo Arosemena; durante
ese período se forma la generación de nuestros románticos de mediados
del siglo, en cuyo frente político se destacan Santiago de la Guardia,
Buenaventura Correoso, Manuel Morro, Pablo Arosemena. Gil Colunje,
José María Alemán, Tomás Martín Feuillet, Amelia Denis, José Dolores
Urriola, Manuel Toribio Gamboa, etc. afianzan en tierras del Istmo el
cultivo de la poesía lírica, que a partir de ese momento no se interrumpe.
E inician, también, de modo incipiente, la teorización acerca del fenómeno
poético, lo mismo que los periódicos exclusivamente literarios: El
Pensamiento (1856), órgano de la Sociedad Literaria fundada ese año, y
El Céfiro (1866) y El Crepúsculo (1870), editados por Manuel T. Gamboa
y José María Alemán, respectivamente.
18
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Los románticos de mediados del siglo, que en Chiriquí contaron
con el aporte de José Leonardo y Francisco María Calancha, nos legaron
un sustantivo capítulo en la evolución de nuestras letras, y como hechos
específicos un gran lírico en la persona de Tomás Martín Feuillet, y en
Amelia Denis la primera panameña que escribe versos.
En relación con la propia obra, los románticos no hacen problema
del quehacer poético. No tienen una teoría de la literatura: tienen inspiración, que debe aprovecharse cuando nos visita.12 En su oportunidad
la mayor parte de ellos declaráronse incapaces para la elaboración reflexiva, aunque algunos manifestaron ideas de cierto interés. En la advertencia a los Ensayos Políticos, Morales y Literarios, Manuel José
Pérez apunta: “Bien se me alcanza que no es lo mismo el verso que la
poesía. Un verso puede ser correcto, de acuerdo con las reglas de la
Métrica, y no haber en él átomo de estro poético; y resulta a menudo,
que la verdadera poesía salta por sobre todas las reglas: de ahí que
pueda haber un pensamiento poético en malísimos versos”. Como sus
compañeros de generación, Pérez logró más el verso que la poesía.
Por otra parte, no debemos olvidarlo, la expresión poética del siglo
XIX se realiza a través de la prensa. El libro es la excepción. Sólo siete
libros poéticos hemos registrado en la bibliografía de la centuria. El
más antiguo, Crepúsculo de la Tarde, de José María Alemán, editado
en Bogotá en 1882. El más antiguo libro literario editado aquí, los
citados Ensayos de Pérez, prosa y verso, aparecidos en 1888.
Paralela a la obra de nuestros líricos románticos, en los periódicos
satíricos de la época encontramos abundantes muestras de una poesía
política, crítica e irreverente, a veces de franco ingenio y plausible
desenvoltura, glosa del acontecer inmediato y burlas o franco ataque a
personajes del día. La Bruja del Correo (1848), El Correo de la Bruja
(1848), La Tarántula (1850), El Arriero (1852), El Ojo del Vigilante
12 Doña Amelia es, al respecto, muy explícita:
Me han contado que muchos trovadores
que cantan al perfume de las flores
piensan toda una noche al escribir,
yo nunca escriboasí ni lo podría,
mi canto es un suspiro de agonía,
es una aspiración de mi existir.
Lo que dura a su paso ese suspiro
dura mi pensamiento en cada giro
llevando en pos de sí la inspiración,
si no vuela mi pluma se evapora
la visión celestial y creadora
con que sueña mi amante corazón. (1890)
19
RODRIGO M IRÓ
(1852), El Magnetizador (1853), El Primer Loco (1854), La Muerte
(1858), El Cencerro (1858), La Matraca (1859), El Cometa (1860), El
Látigo (1861), son algunos de esos periódicos, cuyas páginas invitan a
un estudio particular. Es presumible que alguna intervención tuvieran
en ello los poetas conocidos, y probable que D. Bartolomé Calvo, entonces responsable de una imprenta y activo periodista, participara también. Por esos años vivió asimismo en Panamá Rafael Núñez, quien
nos dejó algunas muestras de sus aficiones poéticas, y nos visita Fernando Verlarde, poeta romántico español.
El período comprendido entre la etapa final de la República de la
Nueva Granada y la conclusión de los Estados Unidos de Colombia
(1857-1885) es poco propicio al desarrollo de nuevos valores. Los
periódicos se nutren mayormente, en el orden poético, de textos viejos, y
la única novedad la ofrece Jerónimo Ossa, sin contar la presencia de
Joaquín Pablo Posada, el ocurrente autor de Camafeos, vecino de la ciudad
entre 1877 y 1879, víctima del incendio del 8 de marzo de 1878, en el
que perdió sus papeles, “mis pobres versos escritos durante ocho años de
vida bohemia y tormentosa”. Las continuas convulsiones políticas en lo
interno, y la creciente importancia geopolítica en lo internacional no eran
los más adecuados estímulos. Por razones naturales se aguza el espíritu
crítico y se hace visible una saludable preocupación por el idioma.
La reorganización impuesta con la Constitución de 1886 coincide
en Panamá con la apertura de los trabajos del Canal Francés, circunstancia que propicia un clima de paz con sus derivaciones económicas.
Y aunque modestamente, en el terreno de las bellas letras signos de
vida se advierten. Aparecen textos periodísticos de marcado acento
novelesco, y una nueva promoción de poetas mantiene la vigencia del
lenguaje rimado. José Lorenzo Gallegos, Federico Escobar, Emilio
Briceño, Rodolfo Caicedo, a quienes podemos ubicar en la tercera generación de románticos hispanoamericanos, entre cuyas unidades se
manifestaron los primeros brotes del modernismo. A esa promoción
pertenece Justo A. Facio, emigrado niño a Costa Rica.
De los poetas nombrados Federico Escobar representa un hecho
promisorio: la incorporación del obrero (fue carpintero de profesión) a
20
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
la faena literaria. Penetrado del optimismo cientificista de sus años
juveniles (alguna vez se le tildó de poeta positivista), hizo una poesía
colmada de conciencia social y vocación panameña. Y se ocupó del
fenómeno de la creación literaria dedicando semblanzas a varios poetas españoles contemporáneos y escribiendo una Métrica, al decir de
Rodolfo Aguilera. Facio, Escobar y Caicedo vivirán la etapa crítica del
afianzamiento modernista, movimiento que en sus principios soslayan
pero que acabarán aceptando. 13
Con los románticos arraiga definitivamente la poesía en nuestro
suelo, y con ellos adquiere significado nacional. Sin aludir a la cuestión
política, su obra conjunta contiene los antecedentes de casi toda la lírica
posterior: la musa patriótica reconoce sus cultores en Miró, Rubini,
Colunje, y Amelia Denis, y hay notas de afroindigenismo y nativismo
en Martín Feuillet y Escobar.
LA REPÚBLICA
Los jóvenes que nacen a las letras con la última década del siglo
—Darío Herrera, Salomón Ponce Aguilera, Simón Rivas, Adolfo
García, León A. Soto, Guillermo Andreve— se agregan a la falange
que por entonces renueva en Hispanoamérica el panorama de la cultura literaria, y tendrán la oportunidad de conocer a Darío, quien nos
visita dos veces en el curso de 1892 y volverá a principios de 1893.
Conocerán también a Enrique Gómez Carrillo y a Chocano, sin contar figuras menores a quienes la geografía obligó a visitarnos. Los
periódicos que alimentan con sus versos y prosas: Revista Blanca
(1890), El Aspirante (1890), La Palabra (1890), El Bohemio (1893),
La Nube (1893), El Lápiz (1894), El Cosmos (1896), El Tío Sam
(1898), Don Quijote (1899) permiten seguir, paso a paso, el proceso
de arraigo de las nuevas tendencias, en mucho coincidentes con vie13 Un inapreciable testimonio acerca del gusto poético local en el momento en que empieza la
renovación modernista lo ofrece la Antología que, con el nombre de Poesía Castellana, publicó
aquí en dos volúmenes (1889 y 1890) Aquilino Aguirre. Véase, en mi Teoría de la Patria, las
páginas 125-130.
21
RODRIGO M IRÓ
jas actitudes panameñas. Por otra parte, no importa sus dificultades
económicas, es entonces cuando se palpan las repercusiones culturales de la empresa del Canal Francés. Los modernistas abren una etapa llena de promesas que la realidad política, en particular la guerra
de los mil días, frustró en grande medida dispersándolos físicamente
y dificultando y retardando sus posibilidades de expresión. Herrera
marchó al Sur a principios de 1898; García murió en la batalla del
Puente de Calidonia en junio de 1900; Soto feneció poco después a
consecuencias de represalias políticas. A pesar de todo, dentro de un
concepto aristocrático del arte, los modernistas mostraron una clara
voluntad de estilo y renovaron las formas, el léxico y la temática de
nuestra poesía, enrumbándola por senderos inexplorados. Ciudadanos de la edad crítica de nuestra experiencia colombiana fueron, por
otra parte, leales voceros de los intereses panameños, por los que
batallaron en la prensa y en la tribuna, llegando incluso al sacrificio.
A los remanentes del grupo inicial tocó en 1904 abrir el capítulo de
las letras republicanas, tarea que se realiza a través de las páginas de
Heraldo del Istmo (1904-1906), la gran revista de Guillermo Andreve,
nunca superada.
Aunque Andreve es fundamentalmente prosista, y más promotor
de empresas culturales que forjador de una obra propia, el énfasis de
este instante inaugural se pone en la expresión poética, lógico acaecer
en la pleamar de la poesía continental.* El Heraldo del Istmo difunde
en términos adecuados la obra de nuestros modernistas y brinda sus
columnas a los voceros de la nueva generación: Héctor Conte
Bermúdez, Demetrio Fábrega, Ricardo Miró, José Oller, José Guillermo
Batalla, etc. Es, como decía, el momento estelar de la poesía hispanoamericana, circunstancia que pone sombras a las realizaciones de la
prosa ensayística y novelesca. En Panamá, Herrera y Ponce Aguilera
llevan adelante su magnífica obra de cuentistas. Y entre los jóvenes
voceros de la nueva generación se cuentan Ricardo J. Alfaro y Jeptha
B. Duncan, posteriormente señeros exponentes del ensayo.
*
Andreve publicó entonces, entre otras cosas su ambicioso Poema del Pacífico (1915).
22
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
El prestigio de la poesía y cierto optimismo hijo de la realidad
sociopolítica estimulan el quehacer literario, y se publican libros y revistas. Aizpuru publica en 1906 Modulaciones Líricas; Andreve reune
la obra lírica de Soto en Eclécticas (1907); Miró lanza Preludios en
1908; Batalla, Lirios Rojos en 1909, y Hortensio de Icaza, Rocío y
Escarcha en 1910. En 1916 la aparición de tres libros señala el momento de plenitud: Miró publica sus Segundos Preludios, Enrique
Geenzier, Crepúsculos y Sombras y Gaspar Octavio Hernández, Melodías del Pasado, acaso los tres libros poéticos más representativos de
esa promoción. Y al Heraldo del Istmo siguen revistas como Nuevos
Ritos, fundada en 1907 por Miró; como Esto y Aquello (1915-1917)
dirigida por Geenzier; como Menphis (1916-1919), de Gaspar Octavio
Hernández, revistas de consulta indispensable para el conocimiento de
las bellas letras de los primeros lustros republicanos. En Nuevos Ritos
se dan a conocer J. María Guardia, Zoraida Díaz, Gaspar Octavio
Hernández.
No obstante la aparente cohesión de los poetas de este grupo, los
divide un profundo desacuerdo. Aglutinados por razones externas, se
distancian por la cultura y el temperamento. El hecho que comprueba
la contingencia lo da su relación con el Modernismo, movimiento triunfante el día anterior. En efecto, toda innovación radical provoca dos
tendencias: una, que le es afín, le acepta y mira hacia adelante; otra,
que la niega apoyada en las verdades de la víspera. El fenómeno se
cumple claramente aquí. Unos cuantos de estos poetas (Aizpuru, Ycaza,
Batalla) se han quedado en la etapa que precede a Darío; otros han ido
más lejos, conformando el legado modernista a las exigencias de su
instante: Miró, Guardia, Hernández, María Olimpia de Obaldía. Y quedan poetas como Fábrega y Geenzier en quienes el influjo modernista
no logró rebasar por completo la emoción del ochocientos. A todos les
afectó la ausencia de una crítica orientadora y la indigencia cultural del
ambiente. De ahí el que se entregaran sin resistencias a la fácil poesía
de circunstancias, repitiendo lugares comunes. Temas, formas y léxico
ampliamente superados levantaron una muralla de mediocridad ante
las posibilidades de la verdadera poesía. Quizás no se encuentre en
23
RODRIGO M IRÓ
nuestra historia literaria otra generación más íntimamente resquebrajada. 14
Cuando una nueva generación asoma, cumplida la segunda década
del siglo, nuestra poesía muestra síntomas de cansancio. Los autores
consagrados no hacen más que repetirse, mientras llegan de fuera noticias de inquietudes no sospechadas. Los que empiezan deben, pues,
ensayar modos inéditos. Pero no aciertan a decidir rumbo. Víctimas de
los más contrarios influjos, en momentos en que el espíritu crítico somete a examen el orden político-social y en Hispanoamérica un movimiento de renovación impone la reforma universitaria y en las letras la
realidad de la tierra y el hombre americano se alzan a un primer plano,
terminan por orientarse hacia el cultivo del tema nacional. De ahí, el
14 Los textos que siguen, tentativas de arte poéticas, acaso ilustren la afirmación.
De Hortensio de Ycaza estos tercetos:
Hermano: del poeta esta es la misión grave:
ser trueno en las alturas y ser en el nido ave,
ser en la lid rugido y en el amor desmayo;
porque la errante nube que flota en el vacío
si el aura acaricia debe brotar rocío,
si el huracán la impele… ¡debe lanzar el rayo! (1910)
De Enrique Geenzier:
Dejad que surja el verso despeinado y sonoro,
como la catarata que la represa aborta;
y que se vuelque el ritmo como cascada de oro
sobre la estrecha frente de la ignorancia absorta.
Haced del adjetivo electo monopolio… (1915)
De Gaspar Octario Henández:
Todo vibra con músicas: el río
que orla de espumas el jardín: la espesa
y verde fronda que la aurora besa
con un beso que vuélvese rocío;
todo vibra con músicas: los mares
que al cielo ofrendan su cantar sonoro;
el oro de la cítara de oro
del cantor del Cantar de los Cantares. (1915)
De Ricardo Miró:
No en vano el verso corcel que se desenfrena,
ni vendaval que loco se desata,
ni tampoco rugiente catarata,
que suelta al sol tu trágica melena.
Es la fuente cantando en la serena
tristeza de la noche su sonata,
el rayo melancólico de plata
de la Luna, dorándose en la arena (1910)
Son los versos caminos silenciosos… (1927)
24
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
regionalismo de Santiago Anguizola, los cantos urbanos de Demetrio
Korsi, el ruralismo de los hermanos Castillo y de Lucas Bárcena, el
populismo de Ana Isabel Illueca.
Al tiempo en que tales ocurrencias se suceden insurge, hacia 1930,
el grupo que representa en Panamá lo que se llamó, con obvia imprecisión, vanguardismo, movimiento que jefatura Rogelio Sinán,
cronológicamente unidad de la generación anterior, a la que pertenece
asimismo Demetrio Herrera Sevillano, más tarde figura prestante de
nuestra poesía. En 1929, Sinán publica, en Roma, Onda, libro sin antecedentes aquí. De espaldas a la tradición local Onda nos incorpora al
movimiento poético de su hora, especialmente según se manifestaban
en España. Al volver a su tierra al año siguiente Sinán encontró el
apoyo de unos cuantos iniciados en los secretos de la nueva literatura.
Y con Roque Javier Laurenza se dedicó a propagar su credo y a ganar
prosélitos. El Banquete (1929), una hoja privada de aparición ocasional, La Antena (1931), el magnífico quincenario fundado por los doctores Méndez Pereira y Moscote, facilitaron esos propósitos. Lo mismo que la tribuna del Instituto Nacional, gentilmente franqueada a los
insurgentes por el Rector Manuel Roy en los albores de 1933. Desde
esa misma prestigiosa tribuna había disertado magistralmente acerca
de la nueva literatura en mayo de 1932, el docto profesor peruano Luis
Alberto Sánchez.15
Con la vanguardia se abren ventanas que permiten asomarse al panorama de la literatura del mundo. Se angostan, en consecuencia, las
perspectivas para toda postura obstinadamente regionalista o local. En
adelante esas manifestaciones se enriquecerán con contenidos políticos de ámbito supranacional. La creación de la Universidad, fundada
15 Cuando el vanguardismo llega tiene ya una vigencia de muchos años. Y si faltaron cultores entre
nosotros no era del todo desconocido. A mediados de 1925 Jacobo Hurwitz, exiliado peruano que
servía una página en El Espectador, nos brindó poemas suyos en prosa y versos de Oliverio Girondo,
Huidrobo, Neruda, Vallejo, la vanguardia suramericana actuante. El 30 de octubre de 1926 Rafael
Fuentes, Secretario de la Legación de México, disertó en el Instituto Nacional acerca de La Literatura Mexicana de nuestros días, con referencias a la poesía del momento. Poco después en el No.
166 de Nuevos Ritos aparecieron poemas de Rafael Alberti y García Lorca. Jorge Carrera Andrade,
en conferencia de 18 de agosto de 1928 habló de la nueva poética y subrayó la ausencia de poetas
nuevos en Panamá. Y no debemos olvidar que aquí vivió por entonces una larga temporada Dimitri
Ivanovicht, uno de los introductores del vanguardismo en Colombia.
25
RODRIGO M IRÓ
en 1935, garantizará con su ambiente estimulante una firme apertura
hacia horizontes universales.
En octubre de 1935 nos visita Rafael Alberti. Hacía su primera
experiencia de América y venía de Rusia. Al año siguiente León Felipe Camino se incorpora a la docencia universitaria, como profesor enviado por el Gobierno de España. Poco después la guerra civil que
prende en la península vino a fortalecer la vigencia de lo político. La
opinión mayoritaria, de modo notorio la intelectualidad, se pronunció
por la República, aunque esa adhesión apenas si se manifestó en la
poesía, que persistió en mostrar un tono esencialmente esteticista.
El ciclo que, inician los vanguardistas concluye mediando la centuria. Fueron características suyas, a más del subrayado esteticismo, el
predominio de la inteligencia y el respeto por las formas más nobles de
la tradición hispánica: el romance, el soneto y la silva. En rigor, nuestra poesía de cuño vanguardista se ofrece tímida y comedida. Onda y
Kodak son los únicos libros liberados de ese sometimiento a las formas tradicionales. Y Ricardo J. Bermúdez y Tristán Solarte, los poetas
en cuya obra se impone lo irracional y alógico.
La etapa que corresponde a la beligerancia vanguardista no vio
florecer, como en los períodos precedentes, revistas de larga duración.
Deben mencionarse, sin embargo, publicaciones como Frontera
(1936-1937), Alfa (1945), Tierra Firme (1952), esta última magníficamente presentada bajo la dirección de Eudoro Silvera.
Los poetas que aparecen con posterioridad al Cincuentenario de la
República siguen otras direccio- nes. Ajenos a todo formalismo purista, movidos por un sentimiento de solidaridad con los humildes, limitarán sus influjos hispánicos a figuras corno León Felipe y Miguel
Hernández, como Vallejo y Neruda. Usarán de mayores libertades, en
la forma y en el contenido, aventurándose a veces por los terrenos de
una poesía que llamaré, a falta de otro nombre, visceral. El poeta no
escribe ahora dominado por la inteligencia o su sentimiento; se expresa con la sangre, con todos sus órganos, en una especie de exaltación
de lo puramente biológico. Carlos Francisco Changmarín y Alfonso
Játiva muestran, por diversos caminos, esa peculiaridad. En la obra de
26
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
los más nuevos se advierte, además, el influjo derivado de su aproximación a la poesía de otras lenguas. La creación poética deviene, cada
día más, un ejercicio culto, compromiso al que rindieron un primer
tributo nuestros vanguardistas, y se reduce progresivamente la tierra
de cultivo para el fruto espontáneo. El poeta hace uso consciente de la
intuición que le dota de su peculiar potencia cognoscitiva.
Caracterizan el quehacer poético de las últimas promociones un
evidente elevarse del nivel medio de la expresión poética y su bifurcación de dos tendencias de nítida proyección: la políticamente comprometida, que a partir de Changmarín gana volumen, sobre todo después
del ascenso de Fidel Castro al poder y de la brutal agresión de que
fuimos objeto en enero de 1964, y la que se nutre de un lirismo de
honda subjetividad y motivaciones cultas, sin contar a los que dan cabida en su obra a ambas tendencias. Como nota dominante, aparte la
mejor calidad promedio antes señalada, la voluntad de crear una poesía de acercamiento al hombre, al mundo de lo cotidiano.
A los poetas posvanguardistas hay que acreditar la formación de
los grupos “Gaspar Octavio Hernández”, “Demetrio Herrera Sevillano”, “Columna Cultural”, “Participación”, “César Vallejo”, etc., y la
publicación de revistas como Ibergun (1957), Pini-Ibé (1958), Quijote
20 (1966), El Pez Original (1970), Penélope (1971), algunas de ellas
exclusivamente poéticas.
Como se ha visto, desde la aparición de Cien Años de Poesía en
Panamá varias promociones de escritores han venido a enriquecer el
volumen de nuestro caudal poético, y algo hemos avanzado en el conocimiento de nuestro pasado cultural. Poco se ha logrado, en cambio,
y no es motivo de orgullo, en el terreno de la exégesis. De ahí el que
conserven su vigencia los párrafos que siguen, remate de la “Introducción” al libro citado: 16
16 En la bibliografía poética que acompaña a cada autor no se registra el lugar de impresión. En los
otros casos. cuando falte, se entenderá que el libro se editó en Panamá. Sólo la primera referencia
(en obras citadas más de una vez) llevará la indicación de fecha y lugar de impresión. Se entenderá por Parnaso, el Parnaso Panameño (1916) de Octavio Méndez Pereira, por Antología, la
Antología de Panamá (Parnaso y Prosa), Barcelona, 1926, de Demetrio Korsi; Y por Índice, mi
27
RODRIGO M IRÓ
“En rigor, carecemos de crítica. Ello se pone de manifiesto en
la estimativa de nuestras figuras literarias. Su valoración ha
sido, en gran parte, resultado de la ignorancia y de un falso
concepto de cortesía. Sin un adecuado concepto del pasado
cultural (y todos ignoramos la historia panameña) es imposible
juzgar con propiedad a nuestros hombres de letras. La cortesía
ha venido a enmarañar más las cosas. Hemos inventado méritos donde había sólo candor y buena voluntad; se ha calificado
de excelente lo apenas mediocre, sin advertir que ese tipo de
engaño no prospera. Nada tan oportuno, entonces, como, en
cartesiano acto de lucidez, hacer tabla rasa del cuadro actual de
valores y volver sobre lo andado, ofreciendo los elementos que
permitan fundamentar en el saber positivo la jerarquía de nuestros poetas y escritores, para aceptar honestamente lo que los
hechos demuestren”.
Panamá, noviembre de 1973.
Índice de la Poesía Panameña Contemporánea, editado por la Editorial Ercilla, de Santiago de
Chile, en 1941.
En este libro se rectifican muchas fechas y datos de diversa índole. Para ello me he servido,
además de las fuentes de información denunciadas, de las Escrituras Públicas que se guardan en
el Archiro Nacional y del Archivo de la Iglesia de la Merced. En otros casos la información ha
sido suministrada por los mismos autores.
El aserto no implica la desestimación de los esfuerzos antológicos anteriores. El Parnaso Istmeño de Donaldo Velasco, obra inconclusa aparecida en 1904, cumplió una función estimulante.
El Parnaso de Méndez significó para su hora un considerable esfuerzo de compilación y ha sido
de mucha utilidad para el investigador posterior. La Antología de Korsi, concebida y realizada
lejos de la patria, vino a completar en cierto modo la obra de Méndez y contribuyó a la difusión
de nuestras letras en el exterior. Para el estudio de la expresión popular La Décima y la copla en
Panamá, de Manuel F. y Dora Zárate es un magnífico inicio.
Despúes de Cien Años de Poesía en Panamá tres nuevas compilaciones de poesía panameña
han visto la luz: Nueva Poesía Panameña, de Agustín del Saz; Las Cien Mejores Poesías
Líricas Panameñas, 1964, del Padre José Rubinos, SJ., y Joven poesía panameña, de la Editorial Siglo Ventiuno, de las tres realizada con mayor intención artística.
El libro del profesor del Saz presenta un ordenamiento caprichoso y es, en su mayor parte,
simple suma de los envíos de los allí representados, sin poda ni crítica. La ausencia de textos de
José María Guardia y Garpar Octavio Hernández es notoria, dado el período que cubre. La obra
del padre Rubino se limita a reproducir cien poemas para él valiosos sin aportar ninguna específica referencia bio-bibliográfica.
En prensa este libro, acaba de publicarse una Antología General de la Poesía Panameña (siglos XIX y XX), de Agustín del Saz, se trata de una reedición ampliada de su libro anterior.
Agrega poemas poemas de Gaspar Octavio Hernández y de veinte poetas nuevos. A pesar de su
título, no ofrece nada relativo al siglo XIX.
28
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
La colonia
❦
29
RODRIGO M IRÓ
30
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Mateo Rosas de Oquendo
Nacido alrededor de 1560, viajó muy joven al Nuevo Mundo. Vivió en Córdoba, hoy República de Argentina, en Lima, en México. Su experiencia americana ha quedado registrada en versos satíricos que constituyen un precioso documento acerca de ciertos usos y costumbres. Su breve paso por el
Istmo se cuenta en un extenso romance al que pertenecen los versos que
siguen.
ROMANCE
Llegué al Nombre de Dios,
nombre bueno y tierra mala,
donde están las calenturas
hechas jueses de aduana;
pues, el rrigor de esa pira,
es menester que Dios haga
a los hombres de pasiencia
confirmada de su gracia.
Al fin llegué a Panamá,
sive “Los Diablos la Blanca”,
tanto que, por no tenella,
era mi cama unas tablas.
Pero la necesidad,
como el ynxenio adelgaza,
balióme la poesía,
con que comy dos semanas.
Porque hallé un boticario
tan rrendido a una mulata,
que volví la nieve fuego
con hazelle dos otabas.
Entonces agradecí
a las musas de Castalia,
por este gusto presente,
los desdenes de mi dama.
No escapé de Panamá
sin tener chapetonadas
cuatro meses por lo menos,
y todos fueron sin blanca.
31
RODRIGO M IRÓ
Juan de Miramontes y Zuazola
Elusivo personaje del que apenas quedan noticias. En Panamá vivió algún
tiempo, iniciándose el último cuarto de siglo XVI, al servicio de las armas
del Rey. Hizo varias campañas contra piratas y cimarrones, y hacia 1586 se
avecindó en Perú. En 1604 aparece incorporado a la compañía de Lanzas y
Arcabuces del Virrey, cuerpo al que seguía perteneciendo en 1607. Se presume que por entonces escribió ARMAS ANTÁRTICAS. Luego se pierde su
rastro.
CANTO IV
Juan Oxnán rapta una doncella,
de quien se aficiona
En la boca de Chagre se presenta,
por do el tributo al océano envía,
río que comúnmente se frecuenta
de rico trato y gruesa mercancía.
De presa la esperanza le acrecienta
lo que el dispuesto paso prometía,
que es del desaguadero y Nicaragua
y de la rica aurífera Veragua.
Surge del alto tope atalayando,
así cual lobo rápido vorace
que el tímido ganado está esperando,
si, fuera del aprisco, el campo pace
y va de tornasoles matizando,
verdes, rojos, azules, cuando nace
Febo, las pardas nubes en Oriente,
a tiempo que un bajel se vió al Poniente.
Cual suele en fresca selva enmarañada
sagazmente, esperar montero experto
al jabalí cerdoso en la parada
do a su venablo o perro quede muerto;
32
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
así el corsario está puesto en celada,
esperando el bajel se allegue al puerto,
que sin su daño recelar navega
hasta que junto de las naves llega.
Embístele con ímpetu arrogante.
Aguarda, Capitán, espera, tente;
que desarmado está un niño gigante,
que ha de oprimirte el corazón valiente,
puesto en un hermosísimo semblante,
de do, en lugar de flechas, rayo ardiente
arroja al corazón de quien le mira;
que no flechas, mas rayos, amor tira.
Venía en el bajel una doncella,
dotada del extremo de hermosura:
tierna, rubia, rosada, blanca y bella,
noble, discreta, afable, honesta y pura.
Pero el rigor de su fatal estrella,
que la dio más beldad que no ventura,
dispuso ¡caso triste! que viniese
de prisionera y vencedora fuese.
Entró el pirata y, viendo aquel hermoso
rostro, que, con su gracia, al más salvaje
ánimo vence, al punto un amoroso
fuego sintió, que al alma le hacía ultraje;
y, refrenado el ímpetu furioso
de aquellos que robaban el pillaje,
dijo: «Gloria es usar de la clemencia,
no haciendo el enemigo resistencia.
“¿Qué bruto montaraz, de áspero trato,
hay, de tan riera y hórrida braveza,
que a cometer se atreva desacato
contra lo que inclinó naturaleza,
si, teniendo presente este retrato
de peregrina y única belleza,
33
RODRIGO M IRÓ
se atreven a ofendelle vuestras manos?
¡tigres debéis de ser, no hombres humanos!.
“Yo la satisfacción tomo a mi cargo
de todo el interés que os pertenece,
y a los presos la hacienda desembargo,
por lo que esta gentil dama merece;
mas no permite amor con ella largo
sea; amor me disculpa, amor le ofrece
mi vida, si ella quiere; y si no, justo
me es, como vencedor, hacer mi gusto”.
Lleva a su nave la preciosa presa,
quien de su presa, presa el alma lleva:
triunfando va la presa de la empresa,
el vencedor su vencimiento aprueba,
el cual licencia dio a la gente presa,
rogándola que de él no diese nueva,
siquiera por la noble cortesía
que en su prisión con ella usado había.
Manda en esto levar a toda nave.
La gente al cabestrante en torno y muela
levanta el ferro, a tiempo que un suave
viento hiere los senos de la vela.
No con velocidad tan presta el ave
por la diafanidad de aire vuela,
como llegó a dar fondo en la ensenada
de Acla, por do a Ballano tiene entrada.
...............................................................
Jalonga, negro cazador, cuenta
la historia de su gente. Retrato de Ballano.
“Cerca del giganteo monte Atlante,
que en el alto, forzudo, hombro valiente,
la máquina del orbe rutilante
sustenta sin cansarse eternamente,
34
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
en cuya espesa falda impenetrante
hallan morada, al gusto suficiente,
centauros, faunos, sátiros, silvanos,
celebrados de griegos y romanos,
“habita aquestas costas una gente
bestial salvaje, rústica, arriscada,
bruta, caribe, bárbara, insolente,
fiera, sanguinolenta, cruel, airada,
que trae siempre entre sí guerra furente,
no por ley, no por rey, ni patria amada;
mas porque de la humana carne sola
se sustenta el goloso, Bran y Angola.
“Mas ya que permitió la Eterna Lumbre
vestir de resplandor este hemisferio,
dándolos por España certidumbre
del que por nos se puso en un madero,
dejaron la sacrílega costumbre
y el rito abominable” enorme y fiero,
sujetos a los reyes lusitanos,
y muchos son católicos, cristianos.
“Confieso que su estado se mejora,
después que al lusitano Reino es misto;
porque regenerando, el alma adora
con suma reverencia a Jesucristo;
que esta española gente guerreadora,
si procura el imperio meromisto
del mundo, con piadoso y santo celo,
siembra la religión y fe del cielo.
“En obscuras cavernas espantosas,
con voz temorizante, horrendo grito,
daba falsas respuestas engañosas
el apolíneo espíritu maldito;
pero como ilusión y vanas cosas,
en publicándose el cristiano edicto,
35
RODRIGO M IRÓ
se retiró a encerrar en el infierno,
ahuyentado del Verbo Dios Eterno.
“Pero la dura guerra continuando,
nuestras naciones entre sí se ofenden,
las unas con las otras batallando
hasta que al fin se matan o se prenden;
y los cautivos del rendido bando
al portugués los victoriosos venden,
cediendo sus derechos, sus acciones
a los que de esto traen contrataciones.
“Ellos, con publicar que en buena guerra
según ley militar, somos habidos,
nos traen de mar en mar, de tierra en tierra,
cual míseros cautivos oprimidos.
Al pie, como sabrás, de aquesta sierra,
se muestra Panamá, donde, vendidos,
ponen nuestro real libre albedrío
debajo de otro ajeno señorío.
“Aquesta servidumbre y vida amarga,
sujeta a padecer tormento y pena,
nos fuerza a procurar vida más larga,
como en nuestra Etiopía, en tierra ajena;
que es dura, intolerable y grave carga
collares, bragas, grillos y cadena,
palos, azotes, hierros; en los gestos,
aprobios, vituperios y denuestos.
“Salió, en tiempos atrás, de cabo Verde,
cargado de quinientos un navío,
que, para que ganásemos, se pierde,
tocando, en esta playa, en un bajío.
Fuerza será que Panamá se acuerde
de cuál fué de éstos el gallardo brío,
pues, habiendo arribado a nado en tierra,
a mover la empezaron cruda guerra.
36
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
“Su Capitán llamábase Ballano,
que fué de quien tomó la tierra el nombre,
cuyo valiente pecho y diestra mano
hazañas intentó de inmortal hombre;
pues hizo en Panamá que el castellano
dé su atrevido osar tal vez se asombre;
porque, cual rayo rápido, abrasaba
las estancias campestres que robaba.
“Era de formidable aspecto fiero,
corpulento, feroz, basto, membrudo,
de traza, talle y hábito grosero,
de lenguaje bozal, de ingenio rudo;
pero de esfuerzo y ánimo guerrero,
tan ágil, denodado, pronto, agudo,
que, al claro día ni a la noche oscura,
no estaba en parte de él cosa segura.
“Esto y el vernos cerca de esta sierra,
que en todo favorece nuestro intento,
porque, sin cultivalla, da la tierra
de cazas y de frutas, bastimento,
y su espeso arcabuco el paso cierra,
no sólo al hombre, pero al sol y al viento,
nos levantó los ánimos inquietos
a poder conseguir libres efetos.
“Tras los arbitrios de fortuna errantes,
por partes varias, diferentes vías,
a las nocturnas aves semejantes,
que aman las noches y aborrecen días;
ocultos a los rayos rutilantes
y manifiestos a las noches frías,
de Panamá salimos grande copia
en busca de la gente de Etiopía”.
37
RODRIGO M IRÓ
CANTO QUINTO
Don Luis Mozambique, Rey de los negros cimarrones de
Ballano, viene a ver a Juan Oxnán. Confedéranse y pasan los
ingleses a vista del mar del Sur por tierra, donde fabrican una
galera para entrar a robar en el mar del Sur.
Quien escribir historias no rehusa
juzgado puede ser de temerario,
si, con ingenio angélico, no excusa
el libre proceder del vulgo vario.
Pues yo, con tibia voz y ronca musa,
que me arme de paciencia es necesario,
si he de condescender con mis secuaces,
sin temor de satíricos mordaces.
Un ingenio maduro y consumado
procura la sustancia de la cosa,
por buen estilo y término rodado
de pluma y lengua fácil y amorosa;
otro, con verso grave y levantado,
que sea la materia artificiosa,
de casos peregrinos adornada
y en su composición organizada.
Pues ¿quién habrá que a tantas variedades
de gustos, pareceres y opiniones,
con vivas y eficaces propiedades
se pueda acomodar en sus razones,
si aquéstos apetecen las verdades
y aquéllos las poéticas ficciones,
a cuya causa el mundo no perdona
ninguno que por célebre pregona?
Temello todo es de ánimo encogido,
y no temer, temeridad parece,
quien al fácil juicio inadvertido
del libre vulgo en público se ofrece;
pues ora de remiso o de atrevido
38
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
nadie de vicio, a su opinión, carece.
Sígala al fin, que yo en mi intento sigo
lo que a Jalonga dice el enemigo.1
Con término halagüeño y comedido,
luego que Oxnán oyó la arenga, trata
al etiope, dándole un vestido
suyo, galán, costoso, de escarlata,
ciñole un fino estoque guarnecido,
con sus tiros bordados de oro y plata
y púsole un sombrero perpuntado,
de plumas y medalla aderezado,
diciéndole: “Jalonga, la fortuna
está de perseguiros ya cansada
y quiere que corramos todos una,
los tuyos y la gente de mi armada.
Veráslo, si no te es cosa importuna,
para seguir la empresa comenzada,
llevar ante tu Rey quien de mi parte
capitule con él el modo, el arte.
“¿Ves tanto fino arnés resplandeciente,
ves tanta munición y artillería,
tanto bizarro joven floreciente,
en quien es natural la valentía?
Pues con ello, Isabel, Reina potente
solo a favorecer tu Rey me envía,
dolida de saber el vituperio
que padece en su triste cautiverio.
“Salir podrá a la luz del campo raso
y a mi lado dejar la obscura gruta,
que traigo fuerza y armas para el caso,
fuerza, armas, gente y orden resoluta.
1
En el canto IV los ingleses, reconociendo la tierra, encuentran a Jalonga, negro cimarrón, cazador, quien les cuenta la historia de su gente, como se ha visto.
39
RODRIGO M IRÓ
Abriremos al mar del Sur el paso,
probaremos a ver como ejecuta
el gallardo español en mí la espada,
con el tostado indio acreditada.
“No dudes de llevar los que contigo
vinieron, pues de amigo fe les diste,
a que den relación de lo que digo,
adonde tu valiente Rey asiste.
Y tú podrás decir, como testigo,
las fuerzas y aparatos que aquí viste,
para poder seguir la guerra en forma,
si en amistad conmigo se conforma”,
dijo, y dióle un bruñido arnés listado
de oro, una fulgente espada fina,
un yelmo y un escudo entretallado,
de obra singular y peregrina,
que un famoso maestro había forjado;
para un príncipe inglés en su oficina.
Y encárgale lo dé, cuando le explique
lo que vio, a don Luis de Mazambique.
Jalonga, de la paz asegurado,
promete de llevar, a do se aloja
su Rey, los dos, y parten cuando al prado
distingue las colores la luz roja.
Llévalos por camino inusitado,
donde la amenidad de rama y hoja,
en la siesta, la entrada al sol evita,
hasta Ronconcholo, do el Rey habita.
Llegan, y el vulgo bárbaro, imprudente,
vario, liviano, fácil, novelero,
altérase de ver entrar la gente
con talle, rostro y hábito extranjero,
sin que baste aquietalle el ver presente
con muestra de amistad a su guerrero;
40
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
porque el temor cobarde de cautivo
para se recelar le da motivo.
Puesto ante su severo Rey, Jalonga,
con indignados ojos centelleando
le miró, reprendiéndole se ponga
ante él, sus mandamientos quebrantando,
“Da licencia, Señor, a que proponga
su embajada esta gente, dijo, y cuando
vieres que en tu servicio no resulta,
castiga en mí el mostrar tu estancia oculta”.
Oyendo estas razones, reprimida
la ira, serenó el soberbio gesto,
a tiempo que su gente, de corrida,
a ver lo que pasaba acudió presto,
porque el inglés mensaje manifiesto
fuese, en pública forma, al pueblo todo,
a Guillermo escuchó, que habló a este modo:
“Mi Reina y de la fuerte Ingalaterra,
que ya del resplandor de sus hazañas
tiene lleno el contorno de la tierra
y admirando el valor de las Españas,
nos envía a tí, Rey, porque con guerra
sabe que en estas ásperas montañas
el español te aflige, y en tu ayuda
quiere, si quieres, que su gente acuda.
“No el interés que la parlera fama
de una humilde nación, cautiva, o presa,
pobre, estéril y mísera, derrama,
la pudo persuadir a aquesta empresa.
Sólo la fuera de virtud la llama
a que mostrando voluntad expresa
de deshacer tu agravio, estrecha liga
capitule contigo de fe amiga.
41
RODRIGO M IRÓ
“Dime tú ahora, Rey, si tus erarios,
tus fuertes y magníficas ciudades,
tus tratos a la vida necesarios,
tus fértiles y gruesas heredades,
la obligan a enviar por mares varios
su gente a padecer necesidades?
Nada de aquesto es, su virtud sola
la mueve a te librar de la española.
“Mi Capitán Oxnán, en su real nombre,
viene a trabarse en amistad contigo,
tan esforzado, diestro y valiente hombre,
que estimarás tenelle por amigo.
Mira, pues, si los dos haréis se asombre
el más guerrero, el más bravo enemigo,
viendo que, pues mi Reina se declara,
vuestro derecho y libertad ampara.
“Ya a mí se me figura, y así puedo
asegurarlo, así tengo delante
aquel nuevo valor, aquel denuedo
que cobra esta gente circunstante,
y cómo, despedido el frío miedo
que la oprime, siente que es bastante
con tal favor a levantar el vuelo
a la conquista del indiano suelo”,
dijo, y en el prudente y cauto pecho
sella con el silencio el dalle cuenta
de lo que pertenece a su provecho
y el de su libertad le representa.
Quedó de sus razones satisfecho
el Rey, y dando crédito a que intenta
por bien de su nación cuanto publica,
con grave rostro, aquesto le replica:
“Con la imaginación eternamente
andaba discurriendo mi cuidado,
sobre buscar el medio conveniente
42
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
a la conservación de un libre estado;
pero del grave peso ya se siente
el oprimido cuello descargado,
porque en vuestro favor cobro esperanza
de mostrar el valor de aquesta lanza.
“Bien que de ello confuso me parezca,
muy duro de creer, caso admirable,
que una tan alta Reina favorezca
a un hombre en voz del mundo miserable.
Mas ¿qué dudo? ello es cierto, quiere crezca*
mi nombre igual al tiempo perdurable.
Tenga el fin que tuviere, yo lo acepto
y ser su fiel amigo le prometo.
“No sólo ser su fiel amigo ofrezco,
pero, si conquistar quiere esta tierra,
verá su heroica gente que merezco
digna reputación, ganada en guerra;
yo vengaré el agravio que padezco,
yo haré que, de la cumbre de esta sierra
hasta los hiperbóreos montes fríos,
suene mi nombre y tiemblen de mis bríos”.
Calló y sonó un murmullo, como cuando
quieren tomar el sueño las abejas,
porque los etíopes platicando
se hablaban uno a otro a las orejas;
los mozos juveniles aprobando
el trato, más los ya de edades viejas
temen que el español con esta injuria,
irritado vendrá con mayor furia.
Jalonga, que el hablar confuso siente,
por estorbar tomase un grave anciano,
entre ellos reputado por prudente,
*
En el original: crece.
43
RODRIGO M IRÓ
(como empezaba) a razonar la mano,
ardiendo en ira, dijo: “El más valiente
abraza esta amistad con pecho sano;
abrácela, que a todos nos conviene,
o mire el enemigo que en mí tiene.
“Siga el camino que yo sigo y siga
la voluntad del Rey sin embarazos,
pues ve que aquesta ilustre gente amiga
viene en su ayuda a ejercitar los brazos;
y si no, el que rehusare el pacto y liga
tema que aquesta le hará pedazos”.
Y, con soberbia voz y vista airada,
el sombrero apretó, empuñó la espada.
No hubo nadie allí que, o por respeto
del Rey o por temor de aquel valiente,
dejase de decir, con rostro quieto,
que a todos es la liga conveniente.
Y si alguno otra cosa en lo secreto
del frío temeroso pecho siente,
viendo que en contra voto no se admite,
a la prueba del tiempo lo remite.
El Rey mandó tocar sus tamborinos,
marchar, publica el bando en que se ordena
que tengan por amigos fidelinos
a los que a redimir vienen su pena.
Cubre la gente valles y caminos,
baten robustos pies la blanca arena,
que, oprimida, estremece, tiembla y zumba,
así cual recio viento en hueca tumba.
Cuál de pintado tigre piel curtida,
cuál de león velloso el cuero duro,
cuál anta impenetrable trai vestida,
cuál en arma enastado acero puro,
cuál presa al tahalí espada ceñida
44
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
hurtada al amo, incauto, mal seguro,
cuál arco corvo, aljaba, flecha o dardo,
cuál pólvora, cañón y plomo pardo;
de aquesta suerte el negro Rey camina
por entre una umbrosísima floresta,
marchando de tropel a la marina,
donde el inglés aguarda la respuesta,
el cual en tierra ya y en disciplina,
como ve coronar de armas la cuesta,
receloso que llegue, alerta espera
aquella gruesa tropa a la ribera.
Como vio el etiope de la cumbre
un cuadrado escuadrón de cerca y lejos,
que en proporción y militar costumbre,
formado tienen los soldados viejos,
de cuyas armas con el sol la lumbre
le daban en la vista los reflejos,
fervorizado el corazón, se alegra
entre su cimarrona gente negra.
De tanta fortaleza como gala
el General Oxnán estaba armado,
de otros, cuyo valor al suyo iguala,
lustrosa y noblemente acompañado.
A su costosa tienda, a la ancha sala
llegando el negro Rey, como admirado
del orden, aparato y policía,
le recibió con grande cortesía.
Contemplando el inglés que, en su semblante
fuerte, aspecto nervioso, corpulento,
muestra un soberbio ánimo arrogante
de altivo y levantado pensamiento,
con el trabó una plática elegante,
para afirmar las cosas de su intento,
45
RODRIGO M IRÓ
hasta que, siendo ya la mesa puesta,
le banqueteó y brindó con salva y fiesta.
Traen, con pomposo, espléndido aparato,
los serviciales, diligentes pajes
aqueste diferente de aquel plato,
ginebradas, manjares y potajes,
que satisfecho el gusto y el olfato
dejan de aquellos fuertes personajes;
y, al brindis, dan señales de alegrías,
cometas, sacabuches, chirimías.
Después que las dulzainas y añafiles
hicieron reteñir los vagos vientos,
tocan dos diestros músicos gentiles
sus bien organizados instrumentos;
y, con sonoras voces y sutiles,
cantan de los celestes movimientos
el orden natural y en qué manera
se notan los planetas de la esfera.
Cantan allí cómo la luna errando,
con curso al primer móvil diferente,
en el menguante al sol se va acercando,
lo mismo que se aparta en el creciente;
y cómo sobre el mar predominando
los flujos y reflujos del jucente,
causa con cuatro quintos que varía
del día de hoy al venidero día.
Cantan cómo levanta el vapor leve
del sol a la región, do es condensado
en cárdeno granizo, en piedra, en nieve,
según la calidad del aire helado;
y cómo, convertido en pluvia, llueve,
dando fertilidad a lo sembrado;
y aquel maravilloso curso eterno
de hacer verano, estío, otoño, invierno.
46
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Esto con tal dulzura y tanta gracia
de divina y acorde melodía,
que al excelente músico de Tracia
y a su voz imitaba la armonía;
de cuyo suave acento la eficacia
las almas y sentidos suspendía,
deleitándose todas las potencias,
oyendo las melosas diferencias.
Acabado el espléndido convite,
levantadas las mesas sobre tabla,
que es donde entre prudentes no se admite
que tenga en graves cosas, fuerza el habla;
don Luis a Oxnán propone, Oxnán repite
todo en orden al juego que se entabla,
dándose el úno al ótro sus razones
con ya reconciliados corazones.
¡Monstruosa bestia, hidrópica, sedienta,
torpe, viciosa, hinchada, detestable,
que cuando más el pasto se te aumenta,
tanto despiertas la hambre insaciable!
¿Quién sino tú, codicia fraudulenta,
pudo trabar en liga inseparable
dos diferentes géneros de gentes,
remotamente en todo diferentes?
De esta consulta, al fin, salió acordado
que, para que su intento tenga efecto,
cerca de un farellón, a cuyo lado
hace un recodo o seno el mar secreto,
de jarcias y pertrechos despojado
quede un bajel varado de respeto,
y los, demás sin jarcias, asimismo,
den con barrenos al profundo abismo.
Ardua temeridad, notable, extraña,
digna que se pondere y no se calle,
47
RODRIGO M IRÓ
así como la otra ilustre hazaña
del ínclito Cortés, Marqués del Valle.
¡Bárbaros! ¿Dónde está el valor de España,
que en tan poco estimáis el irritalle?
¿Cómo no os acordaís de aquella diestra,
que al mundo ha dado ya bastante muestra?
.......................................................................
En tanto, a dar razón de lo acordado
despacha el Rey un joven diligente
al sexo femenil que amedrentado
estaba, por tener su amparo ausente,
con orden que tuviese preparado
en el campo un banquete suficiente,
para refocilar la hueste amiga,
que alivie del camino la fatiga.
En un ameno valle deleitoso,
los pies de cuyos árboles copados
formaban agradable claustro umbroso,
cubierto de los ramos enredados,
cerca de un claro arroyo, sonoroso,
de frescos, verdes márgenes bordados,
por do, risueña* el agua cristalina
entre junquillos, hierba y flor camina;
sobre mosquetas y purpúreas rosas,
jazmines, clavellinas y azucenas,
a la vista y olfato deleitosas,
de suave fragancia y beldad llenas,
tienden capaces mesas, espaciosas,
de todo artificioso ornato ajenas;
pero la natural sombra y verdura
las borda, viste, adorna de hermosura.
*
risueña por rrisueña, que se lee en el original.
48
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
En tanto, por la umbrosa selva espesa,
marchando al son de caja militante,
venía el escuadrón de gente inglesa.
Al descubrir de Apolo radiante
llega, descansa y siéntase a la mesa,
de rústicos manjares abundante,
donde halla el gusto aquello que apetece
de lo que la montaña y valle ofrece:
el colmilludo jabalí, cerdoso,
ananco, ánade, pato y perdiz parda,
fértil conejo, gamo temeroso,
verde yestea y trepadora arda,
mico, zaino, ante poderoso,
tórtola, cordoniz, pava gallarda
y con la hermosa garza quiere que haya
pintado papagayo y guacamaya.
Despierta y satisface el apetito
la piña, el aguacate y el zapote,
el plátano, mamey, ovo, caimito,
la papaya, la yuca y el camote,
el coco, la guayaba y el palmito,
la guaba, la ciruela, el ají y mote,
frutos de aquesta fértil tierra propia,
do esparció su abundancia el cornucopia.
Todos en torno de la mesa estaban,
sin que del negro al blanco diferencia
hubiese, do los gustos recreaban
en dulce y agradable complacencia.
Y a menudo y sin orden se brindaban,
tomando en el beber larga licencia,
hasta que lenguas, ojos y sentidos
sienten del fuerte vino entorpecidos.
Cuando ya de Lutero los secuaces,
de andar en el beber desenfrenados,
49
RODRIGO M IRÓ
repletos los estómagos voraces
sintieron y cerebros vaporados,
más fieros, más soberbios, más audaces
que leones indómitos y airados
enseñan el semblante y juzgan tarda
la ocasión que en el mar del Sur se aguarda.
........................................................................
Hay en Ballano sierras eminentes,
de cuyas claras fuentes, cristalinas,
se bajan despeñando las vertientes,
a pagar su tributo a las marinas.
Y puesto que son cortas las corrientes,
por serles los dos mares tan vecinas,
ríos caudales hacen de manera
que pueden navegarse con galera.
Uno entre frescos árboles camina,
con plácido remanso y paso lento,
profundos y anchos límites, que inclina
al nuevo mar del Sur el movimiento.
A su primer origen se avecina
el pueblo que a los negros da aposento,
y en golfo San Miguel, no a leguas largas,
sus dulces aguas mezcla a las amargas.
Pasó Pedrarias de Avila, triunfando
de los fieros caribes Uravares
que con rito diabólico, nefando,
bañan de sangre humana sus altares,
por este río en balsas navegando
hasta que vio los nunca vistos mares
del Sur, y en Panamá y en Costa Rica
magníficas ciudades edifica.
De aquesto Mazambique a Oxnán da cuenta,
mentiras ingiriendo entre verdades,
que ya, con favor, se representa
50
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
libre Rey y de libres calidades,
Dice: “Si navegar por allí intenta,
podrá todos los puertos y ciudades
que baña el Sur, robar sin resistencia,
no habiendo de él noticia ni experiencia”.
51
RODRIGO M IRÓ
Hermano Hernando de la Cruz, S.J.
(1591-1646)
Nacido en la ciudad de Panamá, mostró temprana afición por las artes y las
letras, y gran habilidad para la esgrima. En Lima, según uno de sus biógrafos, estudió pintura y dejó muestras de su habilidad poética. Marchó luego a
Quito e ingresó a Ia Compañía de Jesús en 1622, como Hermano lego. Renunció a la poesía y se dedicó a la enseñanza de la pintura. Ya al final de su,
vida, luego de veinte años de silencio, volvió a escribir versos de inspiración religiosa. Fue confesor y confidente de la Beata Mariana de Jesús, a
quien dedicó, con motivo de su muerte, la Canción que aquí se incluye.
1
ROMANCE
El gran monarca Jesús,
del Padre Eterno heredero,
teniendo la cruz por cama
hacer quiere testamento.
Porque la corona y clavos
le tienen ya casi muerto,
estando enfermo de amor
por amar al hombre enfermo.
Enfermedades de amor
nos le han puesto en tal extremo,
y es tan agudo el achaque
que no se halla remedio.
2
CANCIÓN A LA BIENAVENTURADA
VIRGEN MARIANA DE JESÚS
Es de Jesús Mariana
tan de su agrado que la amó temprana.
Desde la tierna cuna,
la miró en sus rayos Nueva Luna.
52
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Continuo relicario
jamás distante de él pues fue Sagrario
en cuyo trono porque sol moraba
mortífero vapor no la manchaba;
y el leve vaporcillo
advertido, veloz huyó admitillo.
¿Quién el candor no admira
de aquesta Luna y Sol que en ella gira?
¡Oh, poder infinito
que en el campo de Quito
tal tesoro guardaba para el Cielo!
Téngale el patrio suelo
por su tesoro más ufano,
que si en el Orbe enano
Atlante puede competir grandeza
con solo la pureza
de esta, que de Jesús toda es, Mariana,
la gracia soberana
la previno en su flor siempre florida
hasta el fatal ocaso de la vida.
Y porque de ella cante,
desmaya el más gigante
su rara penitencia,
que si se pone en competencia
con sólo sus ayunos
a los Macarios vence y a los Brunos.
Cuando niña de pecho
principió con precepto tan estrecho
el ayuno, que al día
sólo dos veces como es profecía
de lo futuro el pezón la alimentaba.
Después solo pasaba
con una onza de pan,
mas, ¿de qué suerte?
De quince en quince días. ¡Oh qué fuera!
y la cuaresma toda ayunaba
con seis onzas de pan, que aún no cocía.
53
RODRIGO M IRÓ
En conclusión, Mariana no comía.
Seis cilicios continuos la pautaban;
ni sus plantas dejaban
de sentir en garbanzos su tormento;
esos rigores eran su contento.
El sueño que apacible se apodera
lisonjeaba en cruz o en escalera.
¡Tanto rigor, Mariana,
mira que te devana
la Parca el débil hilo de tu vida!
¿Por qué la tienes tan aborrecida?
Mitiga rigor tanto
que al penitente Egipto das espanto.
Es de Jesús Mariana
en quien Jesús estampa como en plana
de batido papel, porque sellado
esté de su pasión autorizado;
que el blanco sin la cruz es prohibido,
y en su corte imperial no es admitido.
Este sellado es pues nuestra doncella
porque Jesús posible en él se sella.
Anhelos de martirio
fueron la causa de formarle lirio.
Ejecutadas penas
las atestiguan sus cruentas venas;
en un año fatal fuentes corrieron,
ciento y sesenta veces carmín dieron.
¡Tanto licor cruento
de este cadáver vivo sin sustento!
¿De dónde Virgen, vena tan undosa
que de Azucena blanca fueses rosa?
Eres de Jesús Papel sellado,
de su Pasión cruenta trasudado,
tanto que el Agua con la Sangre junta
que su Carne en la cruz virtió difunta.
Agua y sangre también virtió tu vena
por estar de su Sangre y Agua llena.
Emula en esto, al Puerto Soberano
54
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
que abrió la llave do violenta mano.
Por eso no bebías
porque el mar de Jesús en tí tenías.
Más si la causa advierto,
fuiste divino Injerto
con sangre cada día alimentado.
Todo lo he dicho con decir aquesto,
aquí Mariana echó todo su resto.
Y tú, Ildefonso grave,1
de clarín tan suave,
Paraninfo de Dios resucitaste.
Con tu oración mil almas te ganaste,
y si se estampa, espero
que ella será la flor, tú el jardinero.
1 Se refiere al P. Alonso de Rojas, quien hizo un discurso ante el cadáver de Mariana.
55
RODRIGO M IRÓ
POEMAS ANÓNIMOS
DE LOS SIGLOS XVII Y XVIII
CONVERSACION ENTRE UN CORTESANO QUE SE LLAMABA
PAROS, Y ALBANO
Albano:
¿Amigo, donde camina
y viene tan asombrado?
Diga que le ha sucedido
que podré servirle en algo.
Paros:
Señor mío, habrá seis meses
que por todos mis pecados
vine a la Corte, y me vuelvo
porque ahora pocos años
estaba de otra manera.
Hoy lo veo tan trocado
que habiendo venido a un pleito
que traigo con mi cuñado,
me dijo el Procurador
Señor Paior o su criado:
—No puede tener Usted
do menear este caso,
si no es que acaso se traiga
un talego así tan largo
con que poderle pagar
consuelo de regalo
a este Señor Presidente
la Justicia de contado,
porque esto se vende ahora.
Y usted irá despachado.
Albano:
¿Pues la Justicia a se vende?
¿De esta suerte anda el despacho?
Si Señor, esta se vende
corno encajes lanreados.
Paros:
56
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Díjome el Procurador
que los Ministros legados
fueron maltratados muchos
porque en este repudiaron.
Y viéndose afligidos
por no verse más ajados
dos de ellos en dos conventos
se metieron refugiados
Albano:
¿Y acaso usted oyó decir
el nombre de estos hidalgos?
Absorto he quedado oyendo
Las cosas que me ha contado.
Paros:
Pues no se espante por esto.
Es nada. Adelante paso:
El un Ministro es Volíbar,
que siempre ha estado debajo
de la desestimación
porque no quiere ser malo.
Don Gerónimo de Córdoba es el otro,
Y siendo tan ajustado
a la verdad y justicia,
temiendo ser desterrado
se refugió, como he dicho,
a la quietud del sagrado.
Albano:
¿Qué me dice, hombre, qué dice?
Que me ha dejado espantado.
Paros:
Pues no se espante, que son
niñerías de muchachos.
Albano:
De este modo no habrá Audiencia,
y todo estará parado.
57
RODRIGO M IRÓ
COPLA DE 1737
Día de la Candelaria,
vísperas de San Blas
a las muchachas de adentro
se les quemó la ciudad.
ALIENTA UN AMANTE A SU CORAZÓN PARA QUE SE
EXPLIQUE, CON LA OCASIÓN DE HABER SU DAMA DICHO
LOS DOS VERSOS DE VIRGILIO SIGUIENTES:
Conticuere omnes intenti era tenebant inde
Hora Pater Eneas su ossus ab alto.
Cobarde corazón mío,
explica más tu dolor,
que no es razón que le ocultes
si le sientes, corazón.
¿De qué te sirve el silencio
si no alivias tu pasión?
¿Y cuando el premio te falta
de qué el silencio sirvió?
La opinión es sospechosa
y disminuye el ardor,
pues tarde encuentra el remedio
el que la herida ocultó.
Si es que te obliga el respeto,
muere sin obligación,
que el que no es capaz de alivio
es muy dueño de su voz.
58
Quien publica su dolencia
suele hallar su compasión,
y es raro el que ha conseguido
que le den, si no pidió.
A veces suele la queja
explicarse en ocasión,
y a veces suele el callado
padecer porque calló.
Quéjate, en fin, no malogres
con una acción otra acción,
sea el exterior descanso
de tu testigo interior.
Y si en callar prosiguieres
padece oculto el ardor
para que más pronto acabes
mongilebo corazón.
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Víctor de la Guardia Ayala
(1772-1824)
Nacido en la ciudad de Penonomé, tuvo una destacada actuación pública. Fue, entre otras cosas, Alcalde Ordinario y Alcalde Mayor de Natá y la
Villa de Los Santos, actividades en las que se ocupó por más de veinte años.
Nombrado Intendente de Provincia en Guatemala hacia 1820, ocurrió la
independencia de Centroamérica mientras se dirigía a su destino. Fue designado luego Jefe Político de Granada por el Emperador Iturbide, y Vicepresidente del Congreso constituyente de Costa Rica, en 1824, país donde se
había radicado.
Aficionado a las letras, escribió algunas piezas de teatro, entre ellas, La
política del mundo, alegoría de intención política, producto de su reacción
ante la invasión de España por Napoleón en el año 1808. A esta obra, cuya
trama se ubica en los días de César, pertenecen los trozos que siguen:
ELOGIO DE CALPURNIA
Músicos:
Ya el sol con tibios reflejos
tímidamente madruga
hasta beber claridades
en los ojos de Calpurnia.
Y mientras éstos, dormidos,
en blancas nubes se ocultan,
envuelto en negros celajes
el sol empañado alumbra.
Porcia:
Bizarra estás. ¡Cuánto diera
César por ver tu hermosura!
Tulio:
El alma daría en albricias
al ver gallardía tan suma.
Calpurnia: ¿Qué reparas en mí, Tulio?
Tulio:
La más perfecta criatura
que produjo el Universo
59
RODRIGO M IRÓ
en cuanto baña y alumbra
el sol, cuando ardiente nace
hasta que frío se sepulta.
Porcia:
No dudes verdad tan clara,
pues si las antorchas puras,
símbolo de realidades,
no hablasen con lenguas mudas,
les oirías preconizar
tus excelencias augustas.
60
Músicos:
Despierta hermosa deidad,
y liberalmente ilustra
con tu, presencia los nobles
afectos que te circundan.
Tulio:
Los astros y los planetas
con emulación procuran
panegirizar las glorias
que desprecia tu hermosura.
Músicos:
Mira que el aire ambicioso
con gran sutileza busca
penetrar hasta tu lecho
y por dormirse te arrulla.
Porcia:
Las plantas que por tu obsequio
crecen con presteza suma,
son voces inanimadas
que en tu festejo se ocupan
cuando tus gracias numeran
en las hojas más robustas.
Las aves que sobre el aire
te forman jardín de plumas,
sólo por tu aplauso entonan
la armonía que tu repugnas.
Y últimamente las fieras,
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
desde su mansión obscura,
los peces desde la undosa,
vaga estación que fluctúa;
los hombres desde las aulas
en donde el ingenio apuran,
y los dioses desde el solio
donde rectamente juzgan,
emplean sus mejores horas
en mirarte.
JULIO CÉSAR
Calpurnia: Julio César, cuyo heroico
corazón nació sin duda
para cosas grandes, pues
cuando campea su fortuna
no hay peligro que no venza,
no hay glorias que no procura,
no hay ciencia que no penetra,
no hay gracia que no disfruta,
es de tal capacidad,
de tanta literatura,
que cuando su entendimiento
en altos empeños lucha,
ni el estudio le atormenta
ni los cuidados le ofuscan;
tan vehemente es la viveza
del genio que le estimula
como una llama agitada
que a todas partes alumbra.
Es prudente, liberal,
agradable, atento; ¡oh, nunca,
César, hubieras tenido
tantas perfecciones juntas!
¡Y nunca corrieran tanto
las ruedas de tu fortuna,
a exponerte a ser objeto
de los riesgos que te buscan!
61
RODRIGO M IRÓ
Mas para que no se piense
que mi amor te disimula
algunas imperfecciones
(que no hay humana criatura,
por excelente que sea,
que en sus defectos no incurra);
no he de negar, no, que César,
olvidando su cordura,
suele a veces ser celoso
de que sus glorias reluzcan;
por eso en sus Comentarios
se elogia su propia pluma.
También es notable el arte
doble con que disimula
la avilantez y la audacia
con que ante todo procura,
destrozando las barreras
que a sus empresas repugnan,
afianzar sus intereses,
aún con acciones injustas.
Mas al ver su bizarría
y benevolencia suma,
todos los yerros se acaban
y los defectos se ocultan.
Y así en cuanto baña el sol,
en cuanto influye la luna,
ya con vislumbres de fuego
y ya con madejas rubias,
la altiva fama de César
tan gloriosa se divulga,
que siéndole estrecho el orbe
hasta los cielos se encumbra.
..........................................................
Lamenta Calpurnia la muerte de Pompeyo
Rompa ya mi silencio el sufrimiento
y con dolientes ayes de agonía,
reclinada en mi propio desaliento,
62
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
suspiros suelte de melancolía.
Que ceda la razón al sentimiento
y que éste ejerza ya su tiranía;
porque a vista de escena tan terrible
aparece el consuelo inaccesible.
Infecunda contemplo la elocuencia,
si quiero con retórica figura
dibujar con matices y evidencia
la fúnebre color de esta pintura;
la más viva expresión fuera indecencia
en desaire de tanta desventura;
sólo el silencio escucha mis querellas.
Lloren con amargura el vil trofeo
que los caprichos de la suerte alcanza,
y cual sonora cítara de Orfeo
haga al mundo visible la mudanza;
y pues sólo morir es mi deseo
cúmplase con el llanto mi esperanza,
exhalando suspiros por momentos
que escriban mi dolor sobre los vientos.
Las hijas de Climene lamentaban
Faetonte la desgraciada suerte,
con los tristes suspiros por momentos
que escriban mi dolor sobre los vientos
con los tristes suspiros que exhalaban,
clamando a voces su pesar tan fuerte;
y ¡cuanta razón mi desconsuelo
debe elevar sus ayes hasta el cielo!
Jamás ejecutará la fiereza
de los brutos acción tan espantable
porque ¿quien cercenaría la cabeza
de varón tan heroico y respetable?
No le valió su fama, su nobleza;
no le indultó su aspecto venerable,
porque siendo contraria la fortuna
no mira fueros ni excelencia alguna.
¡Quién creyera, Pompeyo soberano,
el suceso fatal de tus alientos,
63
RODRIGO M IRÓ
cuando vio que a tu imperio sobrehumano
se inclinaban los mismos elementos,
callaba su bramido el océano,
sujetando a tu voz sus movimientos!
¡Quién creyera después de glorias tales
habías de ser mortal con los mortales!
CÉSAR ESCRIBE A CALPURNIA
“Mi amadísima Calpurnia:
ardiendo mi alma suspira,
siendo el tormento la llama,
porque un corazón que ama
sólo con penas respira;
mas aunque el hado conspira,
tanto esfuerzo no atribuya
tu fe, que aunque se destruya
mi vida, no acaba el brío,
porque cada aliento mío
es una memoria tuya.
Y así, aunque me veas rodeado
de grandes contradicciones
al frente de mis legiones
o en el centro de mi estrado,
no tengas, mi buen cuidado,
vive en la satisfacción
de que en cualquier ocasión,
por donde quiera que vas,
los mismos pasos que das
esos da mi corazón”.
HABLA CALPURNIA
Política del mundo,
inquieta y relajada,
es, pobre César, la que tu concibes,
y en el seno profundo
64
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
de un mar alborotado
ignoro si es que mueres o si vives;
pues apenas recibes
un transitorio aliento
cuando escribes tu historia;
créeme, esa falsa gloria
arrebátala el viento;
y con aflicción tanta
tu misma sombra, César, ya te espanta.
No hay política alguna,
sabiduría ni ciencia
sin la virtud que baja de los cielos.
Ella dará fortuna,
ventaja y preeminencia
a todo el que procura en sus desvelos
buscarla con anhelos,
amarla y estudiarla.
Esta es sabiduría
que da paz y alegría
a quien llega a lograrla,
y sin ella es mentira
cuanto escuches del hijo de la ira.
65
RODRIGO M IRÓ
66
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Románticos
❦
67
RODRIGO M IRÓ
68
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
ANÓNIMO
ARENGA PATRIÓTICA
(Con motivo del triunfo de Ayacucho)
[fragmento]
Ninfas del Chagre hermoso
cuya bella y pacífica corriente
mirastei en otro tiempo enrojecida
con la sangre inocente
de tantos héroes, y al tajante impío
ofrecieron leales las gargantas
siendo su noble vida
víctima de las leyes anti-santas,
dad al olvido los recuerdos tristes
que de horror y de luto sempiterno,
de confusión y espanto,
de duelo y de quebranto
llenan mi corazón, y al Ser Eterno
que hundió al abominable despotismo
y al infamo egoísmo
en el profundo Averno
himnos de paz cantemos venturosos
y con acentos gozosos
óigase nuestra voz en las regiones
donde Titán no pudo
con semblante sañudo
el galope enfrenar de sus bridones.
Hoy nuestro emblema sea
honor a la virtud, al patriotismo,
al honesto civismo.
¡Gloria a los campeones victoriosos,
a los libertadores colombianos,
por sus hechos gloriosos
exterminio y horror de los tiranos!
Gaceta Oficial del Departamento del Istmo, Nº 112, de 20 de febrero de 1825.
69
RODRIGO M IRÓ
Manuel María Ayala Oramas
Nació en la ciudad de Panamá, el 11 de julio de 1785. Acreditado patriota
fue, según Mariano Arosemena, Secretario del Cabildo de Panamá
(1820-1821) y redactor, entre otros, de Miscelánea del Istmo de Panamá.
Firmó el Acta de Independencia de 28 de noviembre de 1821. Enviado a
Centro América en misión diplomática en 1824, murió en Guatemala, mientras cumplía su cometido, en los primeros días de julio de ese año.
1
VIVA EL ISTMO DE PANAMÁ
Coro
Cantad americanos
la más dulce canción
en honor de la Patria
y su emancipación.
•••
La Nación Española
que en agravio del cielo,
señora de este suelo
tres siglos se llamó,
Desamparada y sola
sin Indias ni riqueza
dobló al fin la cabeza
y América la alzó.
Los pueblos abatidos
que tanto mal sufrieron
en masa se reunieron
al yugo sacudir;
y así que ennoblecidos
su voz han recobrado
ante el mundo han jurado
ser libres o morir.
70
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Los tiempos se acabaron
de aquel gobierno impuro
que premio dio al perjuro,
castigo a la virtud;
Al fin se desunaron
opresor i oprimidos
i una vez divididos:
no más esclavitud.
En América ha sido
cada Español distinto
un otro Carlos Quinto
con todo su poder.
Cada cual ha ejercido
en nombre M tirano
sobre el Americano
su poder i querer.
Mas ya desaparecieron
tiempos tan ominosos,
ya cesan los sollozos,
ya cesó el padecer.
Los sustos sucedieron,
huyó la tiranía,
ya no hay melancolía
sino unión i placer.
El hombre ya recibe
el brillo i la grandeza
que la naturaleza
le dio con magestad.
La Patria ya revive,
¡cantad, Americanos!
Que mueran los tiranos:
¡Viva la libertad!
71
RODRIGO M IRÓ
Mariano Arosemena
Nació en la ciudad de Panamá el 26 de julio de 1794. “Aprendió latín y algo
de humanidades —nos informa su hijo Justo—, y obtuvo conocimientos generales hasta donde lo permitieron los libros a su alcance.” Comerciante en
su juventud, fue uno de los firmantes del Acta de 28 de noviembre de 1821.
Funcionario público, periodista esforzado, incursionó también por los predios de la historia.
Murió el 31 de mayo de 1868.
Referencias: Arosemena, Justo: Centenario de un prócer, en Lotería Nº
150, de mayo de 1968.
I
A LA MEMORIA DEL 28 DE NOVIEMBRE
Coro
De la Patria alegres
el himno entonemos,
sus glorias cantemos
en completa unión.
Jamás vio Colombia
tan valiente empresa,
jamás en sus proezas
se dio tal valor;
el Istmo encendido
en fuego sagrado,
con gloria ha vengado
su fiera opresión.
Por si propio el Istmo
se hace independiente,
i el cielo indulgente
lo ve con piedad:
la Patria anegada
en gozo i contento,
en feliz momento
clamó libertad.
72
Gloria a los patriotas
que el bien concibieron,
i en noviembre dieron
cívica igualdad:
el pueblo festivo
oyó sus acentos,
i halló en sus intentos
la felicidad.
Desunión de España
fue el fin intentado,
quisimos osados
triunfar, o morir:
i también quisimos
romper férreos clavos
que cual sus esclavos
nos hacía sufrir.
¿Do está cruel tirano
que atrevido un día
turbó la alegría
del suelo natal?
Lleno de vergüenza
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
cobarde fugó,
y desapareció,
con él, el pesar.
¿A quién tanta dicha
se debe en el Istmo?
¿Quién con patriotismo
recobró la paz?
Fraternal unión
que estrechando a todos,
pudo de este modo
la patria salvar.
Salve Patria amada
tierra peregrina,
por do se camina
de uno al otro mar:
plegue que en tu seno
vea el mundo reunidos
sus frutos, tejidos,
cuanto hai comercial.
I entonces gozando
de lo que Natura
brindó con usura
a tu posición:
estiende tus manos
francas, tolerantes
a los traficantes
de toda nación.
El Vigía del Istmo Nº 23, de 30 de noviembre de 1834.
II
AL 28 DE NOVIEMBRE
Canten las ninfas Istmeñas
jubilosas i risueñas
al destino;
canten reunidas en coro
el himno dulce y sonoro
granadino;
y de guirnaldas ceñidas
celebren, embellecidas
de oro i rosas,
gran suceso americano,
tañendo en el forte-piano
presurosas.
El despotismo arrogante
dañoso al Istmo i chocante
desparece,
i el imperio de las leyes
contra el querer de los reyes
aparece.
¡Oh Noviembre venturoso!
Que seas por siempre glorioso
celebrado:
tu viste al triste colono
por un esfuerzo unisono
libertado.
Viste repentinamente
al istmeño independiente
de la España,
que rompiera la coyunda
de la humillación profunda
¡noble hazaña!
73
RODRIGO M IRÓ
Que el error i la ignorancia
el fraude i la intolerancia
se ahuyentaran!
I la razón i justicia
contra nefanda malicia
dominaran.
¡Oh Noviembre afortunado!
Quince años te has presentado
refulgente,
tu bella faz halagüeña
muestras a la tierra istmeña
justamente.
Plegue al ciclo que no ceses
e alejar al país mil veces
del desorden;
que la empresa peregrina
de la unión intermarina
selle el orden.
Los Amigos del País Nº 45, de 1º de diciembre de 1836.
74
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Anónimo
AL 28 DE NOVIEMBRE DE 1821
Coro
Libertad, libertad invocamos
e inflamados de grande valor,
“No queremos, dijimos, a España,
tu gobierno tirano, opresor”.
***
Se pronuncia Los Santos primero,
i es asombro que de este lugar,
cual eléctrico fuego discurra
por el Istmo la voz Libertad.
Panamá se presenta a Colombia,
i le dice: “yo quiero gozar
de derechos, que, por tres centurias,
solo España nos pudo privar”.
Al instante repiten los pueblos:
“No queremos esclavos vivir,
i si lo hemos hasta ahora sufrido
preferimos vencer o morir”.
Portobelo también se independe,
para siempre renuncia ecsistir
bajo Iberia, i con noble denuedo,
los tiranos ofrece destruir.
Todos, todos esperan contentos
de la Patria un futuro feliz;
i la paz, i la unión nos presentan
la esperanza de un buen porvenir:
ya la Diosa Minerva promete
de su templo las puertas abrir,
i a millones alumnos se ofrecen,
que resuelven su causa seguir.
75
RODRIGO M IRÓ
Al Gobierno arbitrario sucede
el gobierno constitucional;
somos libres, iguales en todo,
¡gozamos de seguridad.
I las artes y ciencias en breve,
sin cadenas podrán prosperar:
no habrá Juez, ni habrá lei que reprima
a la industria, al trabajo, al pensar.
Manda España sus huestes
feroces a Colombia cadenas poner,
i en los campos de Marte Colombia
siempre alcanza la Palma, el Laurel.
Juramento solemne prestamos
para siempre los grillos romper;
desde entonces la Patria revive,
por do quiera se ve florecer.
Saludemos el día venturoso
que juramos de España vengar
los oprobios, injurias i afrentas
que a la Patria infirió sin igual.
Seamos fieles a nuestras promesas,
protestemos la vida ecsalar
por la Patria, que tan solo es digna
de respeto, de amor i lealtad.
Los Amigos del País, Nº 70, 15 de diciembre, 1837.
76
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Tomás Miró Rubini
Nació en la ciudad de Penonomé el 21 de diciembre de 1800. Vinculado
a la administración pública en el ramo de Hacienda fue también beligerante
unidad del grupo que, organizado primero en el Gran Círculo Istmeño (1827),
publica luego Comercio Libre (1833) y El Vijía del Istmo (1834) para dar
vida, finalmente, a la sociedad de Los Amigos del País (1834-1841), institución de claro ideario ilustrado.
En el año de 1846 marchó al Perú, donde se radicó con su familia.
Murió en Lima el 14 de abril de 1881.
Referencias: Miró Quesada Sosa, Aurelio: Don José Antonio Miró
Quesada, Lima 1945: Miró. Rodrigo: Don Tomás Miró Rubini, cantor del
Estado del Istmo, en Lotería Nº 83. de octubre de 1962.
1
SONETO
Que con motivo de la cesación de los papeles
injuriosos formó un aficionado.
La discordia asomaba su cabeza
de dardos y de sierpes coronada,
con su tea fatal a lo alto alzada
torpe y cruel, ostentando su proeza.
I a tiempo que con hórrida fiereza
su marcha tremebunda adelantaba,
saboreando ya el triunfo que alcanzaba
al rencor atizando con destreza;
La paz, ¡la paz divina! , presurosa,
su alegre frente de inocencia llena
con su oliva mostronos mui gozosa.
Suave la unión invoca, i se serena
del odio la contienda desastrosa,
huyendo la discordia en rabia i pena.
El Vijía del Istmo, Nº 8, de 26 de octubre de 1834.
77
RODRIGO M IRÓ
2
A LA ANARQUÍA
¡Oh monstruo del Averno!
Azote de las leyes,
origen de disturbios y pelea
y vicios del gobierno;
Tú agitando los fuelles
de do se alienta la discorde te a
armas el brazo del mejor hermano
contra su hermano, al hijo contra el padre,
y el hombre más humano,
ebrio de tu influencia contagiosa
hiere, mata, destroza.
Gime en tanto la tierna patria madre
al ver que hijos ingratos y feroces
se destruyen, cual bárbaros atroces.
Infatigable anhelas
por romper la cadena
que a hombres libres aduna cual hermanos;
de su amistad recelas,
y de perfidia llena
armas a pueblos de puñal las manos.
La rebelión en boga, el más osado,
el más pérfido acaso, destituye
al sabio magistrado,
y puesto en su lugar decreta ufano
¡cadalsos inhumano!...
El hombre de consejo ya no influye,
vive el patriota honrado escarnecido
y el liberal cruelmente perseguido.
Cual huracán furioso
que de raíz asuela
al roble erguido, la delgada caña,
y cual mar proceloso
que a la flotante vela
78
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
precipita doquier con fiera saña,
así la protección y garantía
que un sistema legal nos proporciona
la voraz Anarquía
las holla o pisa con nefanda planta,
y hasta la ley más santa.
Himnos de rebelión el pueblo entona,
y saliendo de madre cual torrente
se precipita con furor ardiente
¡Ah! ¡No permita el cielo
que mi patria querida
caiga en tamaño horror, en tal desgracia!
Y aunque no lo recelo,
siempre esté prevenida
para cortar los giros a la audacia.
Ejemplos hay para escarmiento triste
en vecinas repúblicas hermanas
do el trastorno subsiste.
¡Perezcan de una vez los anarquistas!
¡Inquietos reformistas!
Y que sus tentativas salgan vanas
con la asechanza de sus torvos pasos
para que caigan en sus propios lazos.
Los Amigos del País, Nº 146, de 10 de enero de 1837.
3
AL 18 DE NOVIEMBRE DE 1840
¡Oh suspirado cuanto hermoso día!
Al fin tu luz benéfica este suelo
vio reflejar, con plácida alegría,
anunciando la dicha y el consuelo.
Desde hoy la cara patria mía,
dueña de sus acciones,
79
RODRIGO M IRÓ
podrá sin restricciones
tomar, en su esplendor, rápido vuelo.
De Europa las naciones
con júbilo verán y el Universo
del Istmo la política existencia,
pues ellas saben que un pequeño esfuerzo
basta para fijar la concurrencia
del gran mercado en giro y relaciones;
así está demostrado,
y a toda luz probado,
que cuando al mundo el Istmo le franqueara
por su garganta un tránsito expedito
que de uno al otro mar atravesara
cuanto hay de bello en su órbita y distrito,
habrá por fin logrado
el comercio del Globo en beneficio,
que el cálculo no puede hoy apreciarlo
ni formar de su monto exacto juicio:
es preciso tocarlo
y gozar de ocultas conveniencias
que brindan mil y mil influencias.
¡Qué serie tan feliz marca este día!
Principio de una suerte harto brillante
que le espera gozar al pueblo Istmeño
con su soberanía:
¡Oh amada patria mía!
Llegó, llegó el instante
de un dulce porvenir, el más risueño,
cuando el Estado Libre, independiente,
de orden goce, de paz y garantía;
cuando el comercio rico y floreciente
vuelva a llegar de su esplendor al grado
que subió de poder y bizarría,
y lo que es ahora ruinas espantosas
y maltratadas chozas
80
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
en palacios dorados
se transformen brillantes, elevados.
Entonces sí diré: ¡Salve, dichosa,
mil años, patria amada!
Salve por siempre del influjo osado
que hasta hoy la loca mano sediciosa
ejerció en esta tierra infortunada
que ahora libre respira, sin cuidado;
porque entregada en manos de sus hijos,
de los que hacer el bien del Istmo pueden
sin deberes extraños,
los suyos propios cumplirán prolijos;
y con aquellos a la vez se queden
los trastornos allá, por muchos años
o al menos que se ahoguen cual mortales
si intentan acercarse a las riberas
que sujetan las aguas procelosas
del Norte y del Pacífico, los mares;
o bien se pierdan en montañas fieras,
desiertas, embreñadas y espantosas
que cortan al Oriente el territorio
del mismo modo que en el Occidente;
viniendo a estar en aspereza tanta
estos valles preciosos, este emporio
por su naturaleza independiente
y defendido de enemiga planta.
Viva la libertad del Istmo, ansiada:
trabajemos patriotas a porfía
en la organización del nuevo Estado,
a fin de ver su dicha asegurada;
y tendremos la gloria que algún día
nuestros felices hijos, con agrado
conmemoren los hechos
de sus antepasados, respetuosos;
y en las páginas viendo consignado
el nombre deseado y los derechos
81
RODRIGO M IRÓ
de cada cual, contemplen fervorosos
los de Herrera y Arango..., Arosemena,
con otros mil de ilustres precedentes,
que siempre leales a la causa buena
juraron ser al fin independientes.
Los Amigos del País, Nº 146, de 20 de febrero de 1841.
82
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
José María Alemán
Nacido en la ciudad de Panamá, el 17 de Marzo de 1830, Alemán tuvo
la misma escuela que sus compañeros de generación. Interesado en la política, la carrera pública se le mostró propicia. Fue Diputado y Secretario de
Gobierno del Estado Federal, Juez y Magistrado, Representante y Senador
de la República, etc. Murió el 4 de Agosto de 1887.
Los versos iniciales de Alemán datan de 1851. Desde entonces se le
encuentra en los periódicos. Fué, en 1866, fiel colaborador de Manuel
Gamboa, editor de El Céfiro, y publicó El Crepúsculo (1870), donde pudo
dar libre curso a sus aficiones literarias. Allí aparecieron sus estudios sobre
José Eusebio Caro, Abigail Lozano, Tomás Martín Feuillet, que debemos
considerar, junto con los trabajos de Gamboa, como el alba de nuestra crítica literaria.
Alemán es, a pesar de todo, el menos romántico de nuestros románticos,
el más solicitado por tendencias disímiles y, acaso, también, el más culto.
Sin la inspiración de Colunje, sin el lirismo fácil de Feuillet, hace una poesía reflexiva, que se expresa en dos modalidades paralelas: la culta, de abolengo clásico, y la popular y festiva.
Obras: Recuerdos de juventud (Prosa y Verso), 1872; Amor y Suicidio
(Teatro), 1876; Crespúsculos de la Tarde, 1882.
Referencias: Miró, Rodrigo: El Romanticismo en Panamá, págs. 27-31.
1
DEL CANAL
Está de dicha contento
mi buen amigo Pascual,
porque se acerca el momento
de su unión matrimonial,
cuando comience el canal.
No más miseria y pobreza,
ni godo ni liberal:
por montones la riqueza
recojerá cada cual
cuando concluya el canal
83
RODRIGO M IRÓ
¿Revolución? ¡Ni por pienso!
Ni comedia electoral;
que el horizonte es inmenso,
y sin fin el mineral,
cuando comience el canal.
Y no falta alguna abuela
del buen tiempo patriarcal,
que diga: “¡No más escuela!
Gane el nene un capital
cuando comience el canal”.
Pronto quedará en olvido
el idioma comercial;
que debe ser preferido
el del sonido nasal,
cuando concluya el canal.
Tiene don Jorge una hacienda
sin vacas y sin corral;
y a nadie habrá quien la venda,
por serle cosa fatal,
cuando comience el canal.
Irene a todos desdeña
y no cabe en el sitial;
prepara la red y sueña
con pillar un mariscal
cuando concluya el canal.
En materia de elecciones,
aun siendo presidencial,
no habrá más agitaciones,
ni la ambición personal,
cuando concluya el canal.
Ni quien quiera ser prelado,
canónigo ni fiscal,
84
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
coronel ni magistrado,
sargento ni general,
cuando comience el canal;
ni tampoco zapatero,
ni sastre, ni mayoral,
ni cometa, ni platero,
ni aguador, ni menestral,
cuando concluya el canal.
Pues todos piensan, a una,
hacer un gran capital,
con buena dicha y fortuna,
por la industria comercial,
cuando comience el canal.
Mas, caro lector, te digo,
con mi franqueza genial,
que de alguien seré testigo
que busque su bien final
arrojándose al canal...
2
EN EL VALLE DE PACORA
La profunda tristeza
que en la ciudad, sin tregua, en mi se esconde,
alma naturaleza,
aquí cual humo se disipa, donde
todo a mi ardiente espíritu responde.
De mis prisiones libre,
de batallar y de ficción exento,
feliz dejo que vibre
mi corazón, de paz y amor sediento,
y de espacio y de luz mi pensamiento.
85
RODRIGO M IRÓ
¿Qué importa el alto oficio
que en vez de halago el ánima tortura?
¿Qué importa el artificio
con que seduce siempre la hermosura,
si el deleite se trueca en amargura?
¡Lejos de mi memoria
tanta miseria y pequeñez humana,
la deslumbrante escoria,
y los delirios de la mente insana,
y la flaqueza engrandecida y vana!
¡Ni recordarme quiero
de gentes que sin alma y sin decoro,
con rostro placentero,
humildes se prosternan ante el oro,
y sacrifican todo a su tesoro!
Ni del comercio impuro
de la política de engaño y mengua,
que pone fuerte muro
entre hombres que hablan una misma lengua
y el interés divide y les amengua.
La vanidad, locura
en sociedad por todos consentida,
aquí, noble natura,
donde la dulce sencillez anida,
postrada queda, sin aliento y vida.
Y huyen de la cabaña
la ingratitud y el interés mezquino;
de la envidia la saña,
la ambición de honorífico destino,
y del vicio y maldad el torbellino.
86
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Aquí, libre me siento;
allá, esclavo soy de todo el mundo:
el placer es tormento;
el poder, el engaño de un segundo;
y, ¡una triste ilusión, amor profundo!
¡Cuán dulce es la existencia
que me brindas, Natura, en tu retiro
de la verdad y ciencia!
Gozo de libertad, libre respiro,
y tu grandeza enajenado admiro!
¡Plácenme en la mañana
las flores salpicadas de rocío,
la música temprana
con que el ave saluda el sol de estío,
y el murmurar del argentado río!
¡Plácenme los rumores
del ramaje mecido por la brisa,
del bosque los olores,
del labrador la cándida sonrisa,
y la niebla que lejos se divisa!
¡Pláceme ver el monte
que limita el risueño y verde prado;
el remoto horizonte,
el árbol de mil frutos coronado,
y sobré el blando césped el ganado!
Y a la luz postrimera
del moribundo sol en el ocaso;
escuchar lastimera
canción de aves que vuelan al ocaso,
o van para sus nidos ya, de paso.
87
RODRIGO M IRÓ
Todo es grande en tu seno
y habla, Natura, al pensamiento mío:
mi espíritu está lleno;
cesa mi sufrimiento y cruel hastío,
y a tus encantos con placer sonrío.
¿Qué falta a mi ventura?
Tengo amistad y amor por compañía;
tranquilidad, dulzura,
rica mesa en manjares, y alegría,
y grata sombra, donde paso el día.
Un árbol, una fuente,
la flor que nace al beso de la aurora,
vale más que la gente
sin corazón, y pérfida, y traidora,
a quien la envidia sin cesar devora.
Para mí, sólo anhelo
estos campos, la dicha y paz del alma,
un espléndido cielo,
los rumores y sombra de una palma,
¡y gozar en la vida amor y calma!
¡Adíos, Valle florido,
tranquila soledad! ¡Naturaleza,
no quedas en olvido!
¡Y tu hermosura y rústica belleza
recordaré doquiera con tristeza!
3
EL ÚLTIMO CREPÚSCULO
El sol en el ocaso apenas arde...
Vienen las sombras de la noche oscura
tras la luz vacilante de la tarde,
y el viento entre los árboles murmura.
88
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Así también, mi sol oscurecido
se lleva de mi vida el dulce encanto...
¡Entre tinieblas vagaré perdido,
y cesará mi triste y flébil canto!
Del 1 al 3: Crepúsculos de la Tarde.
89
RODRIGO M IRÓ
Gil Colunje
Nació en la ciudad de Panamá, el 10 de septiembre de 1831. Hizo estudios elementales y medios en el solar nativo, y marchó a Bogotá, donde
estudió Derecho y ciencias políticas. Periodista, político, hombre de estado,
tuvo una larga y meritoria carrera pública. Fue diputado a la primera Asamblea del Estado Federal de Panamá (1856), Representante al Congreso
(1859), Presidente del Estado (1865-66), Magistrado de la Corte Suprema
de Justicia (1868- 72), Ministro de Relaciones Exteriores (1872-79), Rector
del Colegio Mayor del Rosario (1875-79), etc., para dedicar al tranquilo
ejercicio de la abogacía los últimos años de su vida. Murió en Tabio, cerca
de Bogotá, el 6 de enero de 1899.
Como se ha visto, Colunje vivió dedicado al servicio de la República.
Pero había en él un poeta, un poeta civil que se manifestó en su primera
juventud. En el año de 1849 publicó La Virtud Triunfante, ingenuo esbozo
de novela que inicia el género entre nosotros. En compañía de Pablo Arosemena fundó en 1856 El Centinela, uno de los más gallardos periódicos panameños de mediados del siglo. Años más tarde, en Bogotá, La Tribuna Federal (18 79) y La Defensa (1880).
OBRAS: Ver Susto, Juan A, y Eliet, Simón: La Vida y la obra del Dr. Gil
Colunje, Panamá, 1931. Págs. 89-102
Referencias: Susto y Eliet: Obra citada. Miró, Rodrigo: El Romanticismo en Panamá, 1948; Un olvidado poema del Colunje, en Lotería, No 36, de
noviembre de 1958.
1
EL CANTO DEL LLANERO
Nuestros hijos sabrán nuestras acciones.
Espronceda.
Coro
¡Llaneros, a caballo! ¡Lanza en ristre,
venir al punto a combatir!... ¡Volad!
¡El pecho ardiente en fuego de venganza,
vamos a redimir la Libertad!
***
90
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
¿No véis allí, de polvo entre esa nube,
hirviente muchedumbre que se agita?
Piérdese, de ella en la espantosa grita,
de una mujer la dolorida voz...
Es de una virgen, cual ninguna, hermosa,
acosada de canes en traílla,
que saltan y que hieren su mejilla,
¡hartos de rabia, con crueldad feroz!
¡Llaneros, a caballo!...
Rasgada está la túnica que viste:
desordenado su cabello ondea:
su pie desnudo, de dolor flaquea;
requema el llanto su abatida faz...
Ora logra escapar a las rechiflas,
y sus lánguidos ojos toma al cielo:
no halla paz en la tierra, ni consuelo;
¡a nadie apiada su dolor tenaz!
¡Llaneros, a caballo!...
Miradla, confundida, despreciada,
su intensa pena devorando sola,
cual se ve en el desierto la amapola
que el viento ha quebrantado en su furor...
¡Que! nos os conmueven su afligido rostro,
¿su dulce voz, sus ayes lastimeros?...
Oídla demandando a los Llaneros
¡que la presten su ayuda y su favor!
¡Llaneros, a caballo!...
¡Vedla! Ya seco el manantial del llanto,
y en su dolor más bella todavía,
que no ha logrado la infernal jauría
¡apagar en su frente el arrebol!...
¡Esa es la Libertad! La que bajara
al suelo de los Andes entre nubes,
91
RODRIGO M IRÓ
al celeste cantar de los querubes,
¡en los rayos de luz del almo sol!
¡Llaneros, a caballo!...
¡Oh! ¡Se encienden en ira vuestros ojos!
Viéronlos, y se aprestan, los Leones;
relinchan impacientes los bridones,
¡que oyeron del clarín bélico son!...
¡Montad, volad, llaneros esforzados!
Después del triunfo, la ración ligera:
el adalid de Libertad no espera,
para lidiar por ella, su ración.
¡Llaneros, a caballo!...
¿Qué mucho, si nos mira allí la diosa
y nos tiende sus manos suplicantes?...
Llaneros, conoció Vuestros semblantes;
isus hijos vio, su amparo, su sostén!....
Hincad los acicates! Desbocados,
vuestros corceles arremetan fieros;
que si sacais triunfantes los aceros,
¡la misma diosa os orlará la sien!
¡Llaneros, a caballo!...
¡Id! que así arrancaréis vuestros derechos,
a rudos botes, del tirano impío;
y rota su corona a nuestro brío,
¡entre el cieno y su sangre rodará!
Altivos la hallarán Vuestros caballos,
con abierta nariz, boca espumante:
La Libertad de América, triunfante,
¡en Vuestros fuertes hombros se alzará!
¡Llaneros, a caballo!...
Ella será la herencia a nuestros hijos,
que no tendrán ni sátrapas ni reyes:
sólo serán esclavos de las leyes,
inspiradas por Dios y la Razón.
92
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Y en galardón a nuestro esfuerzo raro,
y eterno en ellos nuestro heroico ejemplo,
tendrá la Libertad de amor un templo
¡en cada americano corazón!
¡Llaneros, a caballo! Lanza en ristre,
¡venid al punto a combatir!... ¡Volad!
¡El pecho ardiendo en fuego de venganza,
vamos a redimir la Libertad!
Bogotá, 20 de Julio de 1853.
(La Vida y la Obra del Dr. Gil Colunje.)
2
28 DE NOVIEMBRE
Yo no tengo del vate afortunado
ni el estro, ni la voz, ni la armonía,
para cantar tus glorias, ¡patria mía!
y tu nombre y tus héroes bendecir.
Mas si no sé pulsar el arpa de oro,
ni arde en mi sien el numen soberano,
yo tengo un corazón americano
que sólo por tu amor sabe latir.
Por esto, al recordar que destrozaste
el yugo a que un tirano unció tu frente,
tu oprobio olvido en mí entusiasmo ardiente,
para romper, de gozo, mi laud,
pero, ¡ay! a mi pesar viene a mis labios
un recuerdo que traigo a la memoria,
de esa sangrienta, criminal historia
de tu pasada, negra esclavitud.
Aún me parece que te miro esclava,
aherrojada entre grillos y cadenas,
y que un eco no encuentras a tus penas
93
RODRIGO M IRÓ
sino del hierro en el ingrato son;
que sueñas Libertad en tus ensueños;
que gritas ¡Libertad! en tu agonía,
y que al nacer la luz del claro día
disipa tu esperanza y tu ilusión!...
Oh!, se apagaba el horizonte hermoso
que el mundo de Colón miró en su cuna,
y ya sólo, al fulgor de opaca luna,
contemplaba horroroso el porvenir,
cuando de pronto se tomó el gigante,
alzó la frente y proclamó la guerra,
silvó la tempestad, ardió la tierra
y dio principio el fiero combatir...
Larga, tenaz, sangrienta fue la lucha
que sostuvieron con ardor los bravos
que en héroes convirtiéronse, de esclavos,
para legarnos libertad y Honor;
pero al fin ayudó su obra de gloria
del mismo Dios la poderosa mano,
y en la frente sañuda del tirano
rompieron sus cadenas con furor!
¡Fué una lucha de dioses! Lucha santa,
en que arrancaba un pueblo sus derechos,
que ultrajados miró, rotos, deshechos
¡en el nombre de Dios y de la Cruz!...
Mas huyan de mi mente esos recuerdos
al recuerdo glorioso que hoy me inflama,
hora que un sol de libertad derrama
sobre este suelo su brillante luz.
Y tú, Bolívar. ¡Dios de la Victoria!
Tú cuyo aliento devolvió la vida
a esta Patria otro tiempo envilecida;
tú, que de un mundo fuiste Redentor,
¿por qué no vienes a animar tu sombra
94
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
y en sus pupilas a encender el fuego,
hoy que este pueblo, de entusiasmo ciego,
alza a la Patria cántiga de amor?...
iAh!, te comprendo, ¡espíritu divino!
Duerme en tí pesaroso un pensamiento;
cuando un ángel te alzaba al firmamento,
viste al borde a Colombia del no ser...
Colombia, la Colombia de tus sueños,
la que llenara al mundo con sus glorias,
ya sólo deja plácidas memorias...
¡mas nunca llegarán a perecer!...
¡No! Que si un tiempo la Discordia impía
A pueblos dividió que eran hermanos,
siempre esos pueblos fueron colombianos
y a través de los siglos lo serán.
¡Y si los vieras hoy! ¡Si tú los vieras!...
¡Otra vez por Colombia ya se unieron,
y en su nombre querido se ofrecieron
que juntos han de ser o morirán!
Sí, ¡Padre de Colombia! Ven y mira
las naciones que hiciste con tu espada,
naciones que sacaste de la nada
como sacara Dios su Creación...
¡Ven y míralas hora!... ¡Sonreirías
de orgullo, al contemplar cuál se engrandecen!
Ven y miralas cuán gigantes crecen,
y dales otra vez tu bendición.
Que si no van en busca de laureles,
hora al campo inmortal de la victoria,
otros laureles ciegan, otra gloria,
a la sombra feliz de la alma Paz.
Ya no hay aquí señores ni tiranos
contra quienes erguir la fuerte lanza...
95
RODRIGO M IRÓ
A la horrísona voz de la venganza
siguió un grito de unión y de solaz.
Hoy abren estos pueblos a los pueblos
el que Dios los brindó, suelo fecundo,
y el Mundo de Colón y el Viejo Mundo
en breve un sólo pueblo formarán.
Tuya es esa obra grande y redentora,
lazo del Orbe, templo del Océano:
En tí los hombres, Istmo Americano,
juntos a Dios adoración darán.
Panamá, 28 de Noviembre de 1852.
Se ofrece la versión corregida, que apareción en El Céfiro, No. 7,
de 1º de diciembre de 1866.
96
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Tomás Martín Feuillet
Nació el 18 de septiembre de 1832,1 de padres oficialmente desconocidos,
aunque según la tradición personajes de la época. Inmediatamente fue puesto
al cuidado de los esposos Martin Feulliet, quienes lo criaron como hijo.
Terminada la escuela elemental fue enviado a Bogotá. Enfermó de tifoidea y debió volver al Istmo, lisiado de una pierna. Parece que estuvo luego en
Jamaica, y sabemos que en octubre de 1852 se hallaba fuera de Panamá. En
1856 lo encontramos entre los poetas de «La Floresta». . Ya a mediados de
1860 domiciliado en Lambayeque, Perú. Entonces colabora en El Sol de Piura,
Torna a su tierra a fines del año, y en Febrero de 1861 marcha al Cauca, como
Secretario dé Julio Arboleda y del ejército ligitimista que el poeta y caudillo
organizaba, En Popayán vivió los que fueron quizá sus más felices dias, entretenido en los preparativos de la campaña y frecuentado a jóvenes amigas. Y
luego de una breve experiencia militar que permitió mostrar su entereza fue
asesinado en Piendamó, en Febrero de 1862.
Feuillet se inició poéticamente traspuesto el año de 1850, El Panameño,
y fue colaborador asiduo de El Centinela. Lírico de acento propio, dócil a
las voces del corazón, cultivó también la vena popular y festiva. Y no pudo
sustraerse a las preocupaciones cívicas que fueron por entonces pan de cada
día. Lejos de la patria, en 1860, publicó A un amigo, poema extenso, de
extraordinario interés histórico y documental.
Obras: Poesías, 1918, y la selección incluida en Tomás Martín Feuillet, prototipo romántico.
Referencias: Gamboa, Manuel T.: Tomás Martin Feuillet, recuerdo biográfico, Nueva York, 1865; Alemán, José María: Tomás Martin Fuillet, en Recuerdos de juventud, 1872; Tomás Martin Feuillet, editorial de El Observador, Panamá, de 18 de octubre de 1891; Andreve, Guillermo: Tomás Martin
Feuillet (fragmento), en El Lector Istmeño, Libro Cuarto 1911, págs. 59-62;
Breves notas sobre el poeta Tomás Martin Feuillet, en Unión Interiorana, Nº
11, de 12 de septiembre de 1934; Miró, Rodrigo: El Romanticismo en Panamá, 1948; Tomás Martin Feuillet, prototipo romántico, 1963.
1 Por mucho tiempo se ha venido afirmando que Martín Feuillet nació el 17 de septiembre de 1834,
y en La Chorrera, sin fundamentar el origen del aserto. En los Archivos Nacionales se encuentra la
prueba documental de que nació en la fecha que indico, si bien no se especifica donde.
97
RODRIGO M IRÓ
1
MI RETRATO
(Fragmento)
No necesito de espejo
ni cosa que lo parezca,
porque me sé de memoria
mi figura toda entera.
Ya me he visto muchas veces
de los pies a la cabeza
y como nadie conozco
lo que bueno o malo tenga.
Cinco pies y diez pulgadas
hacen mi altura completa:
no soy gordo ni soy flaco,
y es mi tez algo morena.
Mi pelo es castaño oscuro,
fino y crespo en tal manera
que varias ninfas me han dicho
que para sí lo quisieran.
Mi frente es ancha y cual dicen
manifiesta inteligencia;
aunque he visto muchos
burros con frente de a vara y media.
Son mis cejas algo arqueadas,
unidas, del todo negras,
bien pobladas y merecen
las califique de buenas.
No en verdad por la opinión
que yo mismo de ellas tenga
sino porque así me dijo
cierta ocasión cierta bella.
Mis ojos son algo grandes,
pestañas negras los velan,
y sin que en ello repare
todo cuanto pienso expresan.
No se ponerlos en blanco,
ni con ellos hago muecas,
98
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
ni ven para siempre al cielo
ni por siempre ven la tierra.
A la cara siempre miran
frente a frente en línea recta,
porque a nadie en este mundo
le tengo miedo o vergüenza.
Su color es casi negro
con muy poca diferencia,
y son, en fin, buenos ojos
cual cierta persona piensa.
Mi nariz, bastante roma
como lo sabes, es fea,
y da bien a conocer
no pende de gran nobleza.
Mi boca es bastante grande
de aquellas de oreja a oreja,
pero mientras no la abro
es un tanto pasajera.
Mi dentadura es ¡Dios mío!
mala por naturaleza;
pero aunque fumo cigarro
nunca está sucia ni negra.
Tengo la barba redonda
y un hoyuelo en medio de ella,
que me han dicho que es bonito
sin que a mi me lo parezca.
Ni patillas, ni bigote
uso jamás, ni chiveras,
porque soy aun más lampiño
que las ranas y culebras.
Mi cara por varias partes
está de picadas llenas,
que son constantes recuerdos
de las malditas viruelas.
Sólo una cosa del rostro
por retratarte me queda;
mas la pasaré por alto
porque no vale la pena.
99
RODRIGO M IRÓ
Basta decirte que tengo
orejas como cualquiera,
y que son cual las de todos
sin notable diferencia.
Mi pescuezo es regular,
es cosa tal cual bien hecha,
mas no llama la atención
ni por mala ni por buena.
Mi pecho es algo elevado
y un gran corazón encierra,
que es ya casi un colador
según le han abierto brechas
con sus ojos seductores
las jóvenes panameñas,
cuyas miradas al alma
como agudos dardos llegan.
Tengo unas manos muy grandes,
tan grandes que me avergüenzan
y no son del todo largas,
sino muy anchas y gruesas.
Son malas como de encargo,
como a propósito hechas,
y más que de caballero
parecen manos de atleta.
Mi pie es chico y arqueado,
sin que por esto me crea
que por ello se enamore
de mí ninguna doncella.
Al caminar se me nota
que medio arrastro una pierna
lo que equivale a decir
que padezco de cojera.
Resultas de que sufrí
una fiebre tifoidea,
a la que grave parálisis
le siguió por consecuencia.
En fin, yo no soy buen mozo,
ni pienses que lo pretenda;
100
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
mas tampoco soy muy feo,
es regular mi presencia.
Ya no sé que más decir
y pienso que está ya hecha
mi pintura o mi retrato
(lo llamarás como quieras).
Al hacerlo yo no he usado
ni de orgullo ni modestia
y he dicho lo que he sentido
con mi natural franqueza.
Mi primer retrato es éste,
y para que tu lo veas,
aunque al público le pese
lo planto en “El Centinela”.
Febrero de 1857.
2
¡QUÉDATE ASÍ!
¡Quédate así! Con tu cabeza lánguida
apoyada en tu mano de jazmín,
no dejes nunca esa actitud romántica;
no te muevas, mi bien... ¡quédate así!
¡Quédate así! Para inspirar un cántico,
a tu tierno y amante trovador,
tipo de la belleza melancólica
con que siempre soñó mi corazón.
¡Quédate así! Para mirarte estático,
así inclinada la preciosa sien,
encarnación del ideal poético
que mi alma ardiente en sus delirios ve.
¡Quédate así! Sobre tu traje cándido
tus cabellos flotar deja, mi bien,
sueltos cayendo sobre el pecho nítido,
que envidiara la Diosa del Placer.
101
RODRIGO M IRÓ
¡Quédate así! Con la mirada ignífera
fija del cielo en el hermoso tul,
Tú que eres, ¡ay! de irá existencia mísera
el solo encanto y la brillante luz.
¡Quédate así! Porque con ojos ávidos
quiero tus perfecciones contemplar,
tú que con solo una palabra mágica
feliz me has hecho para siempre ya.
¡Quédate así! Y que la parca lívida
ponga a mi vida en este instante fin;
que si viéndote así desciendo al túmulo,
yo moriré feliz, sí, muy feliz.
¡Quédate así! Como la flor que el céfiro
sobre el talle gentil hace inclinar;
¡Quédate así!, mi amor, así, i mi ídolo!
Note muevas, por Dios, ¡nunca jamás!
¡Quédate así! ... Mas si tu frente inclínase
porque tu pecho encierra algún pesar,
no más tu mano en la mejilla pálida:
¡No te quedes así, no, por piedad!
[El Centinela, Nº 105, 10 de enero de 1857.]
3
FE, ESPERANZA Y CARIDAD
En el álbum de la Sra. Juana Fábrega de Hurtado.
Si tuviera inspiración,
pudiera con vuestro tema
hacer, señora, un poema,
mas no la tengo en verdad.
Y aunque en él mucho he pensado,
casi hasta volverme loco,
102
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
me han inspirado bien poco
Fe, Esperanza y Caridad.
Yo que en mi niñez creía
que este mundo era un Edén
donde se encontraba el bien,
y la paz y la alegría;
yo, que he visto que es falsía
y engaño cuanto soñé;
yo, que en él tan solo hallé
dolor y pena hasta ahora,
decidme por Dios, señora,
¿cómo puedo hablar de Fe?
Yo, que tras tanto llorar
la adversidad de mi suerte,
tan solo miro en la muerte
un término a mi penar;
yo que no espero encontrar
las dichas con que soñé,
y sé que nunca hallaré
placeres ni venturanza;
yo, que no tengo esperanza,
¿de Esperanza qué diré?
Yo, que huérfano y aislado,
infeliz vivo en el mundo,
sin que de mi mal profundo
ninguno se haya apiadado;
que aunque soy tan desgraciado
jamás encontré piedad;
que en mi mísera orfandad
jamás a ninguno ví
tener caridad de mí,
¿podré hablar de Caridad?
¡Ah, sí! Que en medio de mi amargo duelo
hay una Fe que el corazón abriga,
103
RODRIGO M IRÓ
y halaga mi alma la Esperanza amiga
cuando levanto la mirada al Cielo.
Y aunque piedad no encuentre en este suelo,
ni compasión para mi mal consiga,
Caridad no le niego al que mendiga,
y al que miro sufrir le doy consuelo...
Y vos, a quien ha dado la fortuna
hermosura, riqueza y venturanza;
Vos que amais la virtud como ninguna,
fundad en vuestra fe vuestra esperanza;
que el Cielo hará que para siempre os sobre
con que ofrecerle caridad al pobre.
[El Centinela, Nº 24, 10 de diciembre de1856.]
4
LA MALDICIÓN
¡Maldición! ¡Maldición! Que maldiciendo
su pesar desahogue el corazón,
y que se calme mi dolor tremendo
repitiendo mil veces ¡maldición!
Maldito sea el anchuroso espacio
en donde impera refulgente el sol,
y malditas sus astros de topacio.
y malditos su luz y su arrebol.
Maldito sea cuanto el mundo encierra,
maldito todo cuanto Dios creó;
maldecidos los cielos y la tierra
y maldecido para siempre yo.
Malditos sean los que siendo niño
me hablaron del amor y la amistad,
104
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
y me dijeron que hay aquí cariño
cuando sólo hay engaño y falsedad.
Maldecidos los hombres inhumanos,
engendras del infierno y de Satán,
que persiguen de muerte a sus hermanos
como al tierno polluelo el gavilán.
Maldita la mujer cuya cabeza
es morada del ángel tentador,
y maldita su pérfida belleza
y su mentido y suspirado amor.
Maldecida su gracia y su hermosura,
maldito su versátil corazón,
y sus labios que mienten la ternura,
y sus ojos que fingen la pasión.
Maldecida su voz, su acento blando,
que nos inflama en delirante ardor,
esa pérfida voz con que, temblando,
dan un sí bajo farsa de pudor.
Maldecida la helada indiferencia
con que nos miran a sus pies gemir,
y maldita la cándida inocencia
con que al decir que no, siente que sí.
Maldecida por siempre la riqueza,
de los hombres eterna aspiración,
y maldita por siempre la pobreza
que a los ojos del mundo es un baldón.
¡Oh! Maldecido el oro cuyo nombre
es talismán sublime y seductor,
por el que expone su existencia el hombre,
por el que vende la mujer su honor.
105
RODRIGO M IRÓ
Maldecidos mi afán y mi deseo,
maldita sea mi perdida fe,
maldición para todo lo que veo,
maldición para todo el que me vé.
¡Maldición! ¡Maldición! ... ¡Basta! ¿Qué he hecho?
¡Maldición para tanto maldecir!
Ya siento un tanto consolado el pecho;
¡oh!, de la suerte vamos a reír.
¡Oh, sí, ríamos! La existencia es corta,
de la muerte muy cerca está el umbral,
un largo rato de sufrir, ¡qué importa!
¡Tal vez mañana concluirá mi mal!...
1860, Lambayeque.
5
¿CUÁNTO TlENE?
En el siglo en que vivimos
de progreso,
y en que de nada servimos
si no tenemos un peso,
no hay labio que no repita,
ni oído en que no resuene,
esta frase favorita:
¿cuánto tiene?
Cuando un joven de una niña
se enamora,
ella al momento escudriña
sin tardanza, sin demora,
no quien es, cómo se llama,
ni el lugar de dónde viene,
y por saber sólo clama:
¿cuánto tiene?
106
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Y si él por desgracia es pobre,
aunque honrado,
bien que la virtud le sobre,
habrá de ser despreciado;
y pronto herirá su oído
un terrible: «no conviene»,
desde que sea conocido cuánto tiene.
Es Zoraida hermosa y bella
por demás,
y locos de amor por ella
están Pedro y Diego y Blas;
y con sus tres amadores
aún soltera se mantiene,
porque ignoran los señores
cuánto tiene.
Si se enferma don Simón
por desgracia,
y pide la confesión
para estar de Dios en gracia,
el cura a quien han llamado
de irlo a confesar se abstiene,
interín no ha averiguado
cuánto tiene.
Si llega del extranjero
un cualquiera
con aires de caballero,
al cruzar de una a otra acera,
cada cual, desde su casa,
pregunta, aunque se condene:
ese fulano que pasa, ¿cuánto tiene?
Si un médico se presenta
de otra parte,
y los milagros nos cuenta
que realiza con su arte,
107
RODRIGO M IRÓ
por saber nadie se apura
si conoce o no la higiene,
mas preguntan con premura:
¿cuánto tiene?
Si amores con Inocencia
tiene Antonio,
y al padre pide licencia
para unirse en matrimonio,
no anhela saber el tonto
de dónde el yerno proviene,
mas quiere le digan pronto
cuánto tiene.
El matrimonio es estado
que me gusta,
y aunque de él mal han hablado,
no me amedrenta ni asusta;
mas aunque casarme quiera
no hay mujer que me encadene
si es su pregunta primera:
¿cuánto tiene?
Poderoso caballero,
ya otro dijo,
que es el señor don Dinero,
y este es hecho cierto y fijo:
media en todo el interés,
en todo el oro interviene,
y hoy un hombre vale y es
cuánto tiene.
Ved aquí lo que decía
un letrado,
al dictar el otro día
la sentencia de un malvado;
“Yo le debo condenar;
mas, antes que así lo ordene
108
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
es preciso averiguar
cuánto tiene».
Es cosa atroz, criminal,
es pecado,
el no tener un real
en este siglo ilustrado...
Pero, de decir sandeces
es preciso me refrene:
yo también pregunto a veces:
¿cuánto tiene?
1856.
6
EN EL ÁLBUM DE LA STA. DOLORES HURTADO
Hubo aquí en tiempos no muy remotos
un benemérito Coronel,
el cual decía que en esta tierra
no se hacen cinco con dos y tres.
La vez primera que esas palabras
a cierto amigo yo le escuché,
quedé admirado y al punto dije:
« ¡Es un absurdo, no puede ser!”
Mas ya pasaron algunos años,
tal vez no miento si digo seis,
y la experiencia me ha demostrado
que aquel valiente pensaba bien.
De muchas pruebas que de ello tengo
hoy una sola yo te daré,
que es entre todas la más espléndida,
la que te puede más convencer.
En todas partes tienen las bellas
libros cual este que tienes hoy,
que son las urnas en donde guardan
las lindas flores de grato olor
109
RODRIGO M IRÓ
que a regar llega, de sus altares
al pie, gustosa la admiración.
En ellos cantan los trovadores
tiernas endechas con dulce voz,
y los pintores con su paleta
allí trasladan el arrebol.
Allí el amigo su amistad jura,
allí el amante jura su amor,
y de esos álbums, en cada página
se ve un recuerdo, se ve una flor.
Y yo en mis manos tu libro tengo
y casi en blanco lo miro, sí,
aunque eres bella como un arcángel
y más hermosa que un serafín,
y aunque tus ojos son seductores
y eres dechado de gracias mil...
Dime, Dolores, si por acaso
tú en algún tiempo sales de aquí,
si se realizan tus dulces sueños
y tú mañana vas a París
y tus amigos miran tu álbum
y lo ven blanco, ¿qué han de decir?
Que aquí aún estamos muy atrasados
aunque tenemos ferrocarril,
que aquí no tienen ojos los jóvenes,
y otras mil cosas de tu país.
Cuando esto escuches, dí que es mentira,
que tus paisanos todos ven bien,
y que conocen lo que es hermoso
como cualquiera lo puede hacer;
que tus encantos ellos alaban,
que los fascinas cuando los ves,
y que te admiran como a las bellas
flores que tiene nuestro vergel.
Pero si quieren que tu les digas
110
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
por qué tu álbum en blanco ven,
diles, Dolores, lo que decía
en otros tiempos el Coronel;
y pues te juro que de tal cosa
no hay otra causa ni otro por qué,
dí que en tu tierra ni aun Arquímedes
hiciera cinco con dos y tres.
Pero con todo, como en el mundo
no hay una regla sin excepción,
yo te he ofrecido mis pobres versos
al son de mi arpa de ronca voz.
Si alguien extraña que por dos veces
haya hecho trovas en tu loor,
tú decir puedes que así lo hice
porque tu amigo sincero soy,
que en mis estrofas, aunque son malas,
no hay ni lisonja ni adulación;
que aunque en los álbums no se ven nunca
dos producciones de un mismo autor,
eso bien puede ser cosa fea
en otra parte, pero aquí no,
porque en tu tierra ni aún Arquímedes
hiciera cinco con dos y tres.
7
LOS CARACOLES
A Josefa Herrera de Picón.
Arrullado por las olas
y de la mar a la orilla
resplandece, luce y brilla
el hermoso caracol;
y sobre su bello esmalte
de caprichosos colores,
refleja sus resplandores
y su viva luz el sol.
111
RODRIGO M IRÓ
Cuando ya la noche tiende
su negro y oscuro velo,
y la Luna desde el cielo
con sus rayos dora el mar,
en él reflejada mira
su pálida luz brillante
y se ve cual un diamante
el caracol resaltar.
De la cima de una peña
ve a lo lejos crecer flores,
y no envidia sus primores
ni matizado color;
que él también en la ribera
resaltar sabe hechicero,
como en el cielo el lucero,
como en el campo la flor.
Y al lucero el sol eclipsa
y la flor bella y lozana
luce hermosa en la mañana
y se marchita después;
y al caracol para siempre
su bello encanto le dura,
y por siempre su hermosura
conserva y su esplendidez.
Yo he visto caracoles
de formas peregrinas,
asidos a las rocas
en medio el arenal;
y en ellos dibujadas
vi nubes purpurinas
cual las que muestra el cielo
de nácar y coral.
Como esas nubes bellas
que miran nuestros ojos
112
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
cuando su frente oculta
en occidente el sol,
y sus postreros rayos,
vivísimos y rojos,
coloran los celajes
de límpido arrebol.
Yo he visto caracoles
cual nunca el pensamiento,
en sus delirios pudo
siquiera imaginar;
que fueran el orgullo
del rey más opulento
si en su diadema regla
llegáranse a ostentar.
Y al verlos ha quedado
estática mi mente,
en ellos contemplando
las obras del Señor;
y entonces ha bendecido
mi labio reverente
del cielo y de la tierra
al sabio creador.
Que sólo el Dios que pudo
formar el ancho mundo
pudiera esos objetos
bellísimos crear.
Como la perla ha creado
del mar en lo profundo;
cual pudo de la nada
al hombre fabricar.
¡Ah! ¡cuánto ha de ser grato
vagar por las riberas
oyendo de las olas
el dulce murmurar,
113
RODRIGO M IRÓ
y a bellos caracoles,
y a conchas hechiceras,
al son de alegre cítara
un cántico entonar!
1857.
8
LA FLOR DEL ESPÍRITU SANTO
(En el álbum de una señorita).
De nuestros bosques en lo más recóndito,
bajo altísimos techos de verdor,
erguida crece entre peñascos áridos
una preciosa, peregrina flor.
Oculta siempre a las miradas, tímida,
entre la espesa selva es que se ve,
por miedo acaso de que airado el ábrego,
con su flexible talle en tierra dé.
Ella no ostenta ni brillante púrpura,
ni matices de gualda y de carmín;
mas son de nieve sus hermosos pétalos,
más blancos que azucena, que jazmín.
La flor es esa que del Santo Espíritu
he escuchado llamar desque nací,
y en cuyo cáliz el perfecto símbolo
de esa imagen divina siempre ví.
¡Ah! Yo recuerdo que en mi infancia plácida
con respeto a esas flores me acerqué,
porque juzgaba en mi inocencia cándida
que eran emblemas de piadosa fe.
Y me han contado que querubes y ángeles
las vienen en la noche a custodiar,
114
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
para impedir que de sus tallos débiles
las arranquen los vientos al pasar,
Y que con ellas, cuando ya el crepúsculo
en la tierra derrama su arrebol,
tejen guirnaldas las campestres náyades,
para ofrecerlas al naciente sol.
Y que a regarlas, entre nubes diáfanas
baja de la mañana el serafín,
al son del canto melodioso, armónico,
del pintado y alegre colorín...
De nuestra patria las hermosas sílfides
orlan con ella su hechicera sien,
para que unidas a sus rizos de ébano,
aun más encanto a sus encantos dén.
Y allí resulta su hermosura nítida,
y luce más su virginal color,
como del cielo en la azulada bóveda
luce de las estrellas el fulgor.
Y es esa flor encantadora, exótica,
de nuestros climas exclusivo don:
nuestros campos adorna con su mérito;
pero nunca se ve en otra región.
Y por eso el viajero del Atlántico,
que bellas flores en Europa vio,
queda admirado ante la flor de América
que sin cultivo y riego aquí nació,
Allá la planta en el jardín espléndido
de su rico palacio el gran Señor,
y por verla crecer en su invernáculo,
diera de entre sus flores la mejor.
115
RODRIGO M IRÓ
Pero es en vano, que el Supremo Artífice
sólo a nosotros nos la quiso dar,
como dióles también a nuestras vírgenes
hermosura sublime, singular.
Sí. Vos, Señora, que escucháis mi cántico,
ejemplo sois de que no miento yo,
porque aún del Sena en las floridas márgenes
vuestra belleza sin rival brilló.
Y cuando vieron vuestra faz angélica,
os admiraron dignamente allá,
como a la hermosa perla del Pacífico
y a la más bella flor de Panamá.
¡Ah! Cuando a fuerza de tormentos hórridos
cese de palpitar mi corazón;
cuando deje esta vida triste y mísera,
para dormir tranquilo en el panteón.
Yo sé que nadie verterá una lágrima.
y ojalá que siquiera, por favor,
alguien coloque en mi enlutado féretro
del Espíritu Santo alguna flor.
[Del 1 al 8: Tomás Martín Feuillet, Prototipo Romántico.]
116
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
José Dolores Urriola
Nació, según dice, en la ciudad de Panamá, el año de 1834. Cuando el
incidente de “la tajada de sandía”, Urriola se improvisó jefe de una columna que, armada de un pequeño cañón, se disponía a entrar en la refriega
contra los aventureros que disparaban desde la Estación del Ferrocarril.
Fue, posteriormente, en 1861, Secretario del Juzgado de lo Civil. Murió el 5
de Mayo de 1883.
Conocido popularmente como “el mulato Urriola”, la tradición le recuerda por sus ocurrencias de poeta epigramático y repentista. Entre los
románticos es el continuador de la corriente popular y festiva que tuvo en
Ambrosio Aguirre un antecesor y, durante la República, dos cultores apreciables en los “hermanos Tinteros”. Se le atribuye el ágil soneto que reproducimos, improvisado, se ha dicho ante un corro de amigos a propósito de
cierta dama que le desairó. No dejó libros.
Referencias: Henríquez, Juan A.: Recuerdos de Buen Tiempo, en La
Prensa, de 23 de abril de 1908.
1
EPIGRAMA
Así como el huracán
arrebata la basura
a muy elevada altura
y luego la vuelve a traer,
así la guerra civil,
en donde quiera que estalla,
eleva la vil canalla
para matarla al caer.
2
SÁTIRA CONTRA EL GENERAL MOSQUERA
¿Quién más malo que Caín,
que Judas y Barrabás?
Tomás.
117
RODRIGO M IRÓ
¿Quién más sangriento y tirano
que Nerón y Diocleciano?
Cipriano.
Sangre y luto por doquiera
marca tu fatal carrera,
Mosquera.
Más humana es la pantera,
el tigre menos feroz; nadie,
nadie es peor que vos
Tomás Cipriano Mosquera.
3
SONETO
No pretendáis, amigos, que yo mueva
guerra al objeto de mi amor pasado;
ni que triste, cobarde y humillado,
vaya a poner mi corazón a prueba.
¡Que yo la idolatré! No es cosa nueva,
¡Qué me dejó por otro! Está probado.
Más... ¿quién sabe? ¡Tal vez en el pecado
la penitencia merecida lleva!
No su inconstancia para mí deploro,
ni de su fama pésima me río;
ni menos tomo parte en este coro,
que en torno de ella levantáis bravío:
pues una dama que se rinde al oro
no se merece ni el desprecio mío!
[Del 1 al 3: Parnaso.]
118
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Amelia Denis
Nació en esta ciudad, en el año de 1836.1 Autodidacta. Vivió largas temporadas en Guatemala y Nicaragua. En 1906 visitó el Istmo por última vez.
Murió en Managua el 16 de julio e 1911.
Su poesía, doméstica y espontánea, se distingue por un exaltado sentimiento de maternidad y profundo contenido social. Doña Amelia realiza el
arquetipo de poeta social según lo define Roger Picard, ofreciendo una
singularísima faceta de nuestra expresión poética. Conservó hasta el postrer instante una energía moral y una amplitud de criterio realmente admirables. Su canto Al Cerro Ancón garantiza la perennidad de su hombre.
Obras: Hojas Secas, 1926; Lotería, Suplemento Mensual Nº 3, de enero
de 1964 (Reproduce veinte poemas de Hojas Secas).
Referencias: Andreve, Guillermo: Amelia Denis, en El Heraldo del Istmo Nº 33, de 30 de mayo de 1906, y Discurso (al repatriarse los restos de la
poetisa), en La Estrella de Panamá, de 29 de noviembre de 1936; Miró, Ricardo: Algo sobre Amelia Denis, en Nuevos Ritos, 166, de noviembre de
1926; Abadía, María H.: Discurso (al aceptar la Escuela Profesional busto
de la poetisa), en García, Gervasio: Medio Siglo de Vida Panameña, 1934;
Sinán, Rogelio: Discurso, en La Estrella de Panamá de 29 de noviembre de
1936; Galvez, María Albertina: Amelia Denis, amiga de Guatemala, en El
Panamá América Dominical de 7 de mayo de 1950; Lancaster, Hermisenda
de: Biobibliografía de Amelia Denis, 1949; Rodríguez Puga, Bolívar: El
contenido social de la poesía de Amelia Denis de Icaza, 196 (Los dos últimos, trabajos de graduación de, egresados de la Universidad de Panamá).
1
DEJAD QUE PASE
El poeta lucha, sin luchar, ¿qué haría?
Sin lucha y resistencia no hay victoria,
ni el corazón del bardo sangraría
para teñir los lauros de su gloria.
1 Se ha venido sosteniendo, sin pruebas, que doña Amelia nació el día 28 de noviembre. Un poema
de M. Losada Plicet dedicado a la poetisa —para a entonces señora de Ramírez— con motivo de
su cumpleaños está fechado el 1º de abril de 1867.
119
RODRIGO M IRÓ
Paso a la juventud, dejad que vuele
alzando alegre sus primeros trinos.
¿Si le quitáis las alas, cómo puede
sin esa fuerza abandonar el nido?
Dejadle sus ideales, sus ensueños;
larga es la lucha, ruda la batalla;
tiene la inspiración muchos bohemios
que serán las lumbreras del mañana.
No olvidéis a Rubén, el poeta niño
que, al preludiar sus infantiles cantos,
de zarzas le sembraron el camino
que atravesó con sus primeros pasos.
Dejad la juventud, sus gayas flores
necesitan la savia de la planta,
no le quitéis sus bellas ilusiones,
dejadla con su fe, con su esperanza.
No lanzéis vuestro dardo envenenado
sobre la juventud que ama y espera,
Dejad que goce en el festín humano
mientras la sombra de los años llega.
Yo me aparto dejándoles la senda,
por saludarlos al pasar me inclino,
y aquí en mi corazón tienen la ofrenda
de aliento, de entusiasmo y de cariño.
No penséis en la crítica del sabio
si hay luz y claridad en vuestra mente,
yo también he tenido mi calvario,
y el que puede luchar todo lo vence.
120
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Heroica juventud, ¡alzad la frente!
El genio es luz, irradiación divina.
El que lleve esa luz será el más fuerte
para luchar en la sangrienta lidia.
No abandonéis, cobardes, el palenque;
la gloria ofrece al vencedor el premio.
¡Dichosos los que llevan en la frente
la corona simbólica del genio!
2
AL CERRO ANCÓN
Ya no guardas las huellas de mis pasos,
ya no eres mío, idolatrado Ancón.
Que ya el destino desató los lazos
que en tus faldas formó mi corazón.
Cual centinela solitario y triste
un árbol en tu cima conocí:
allí grabé mi nombre, ¿qué lo hiciste?
¿por qué no eres el mismo para mí?
¿Qué has hecho de tu espléndida belleza,
de tu hermosura agreste, que admiré?
¿Del manto que con regia gentileza
en tus faldas de libre contemplé?
¿Qué se hizo tu Chorrillo? ¿Su corriente
al pisarla un extraño se secó?
Su cristalina, bienhechora fuente,
en el abismo del no ser se hundió.
¿Qué has hecho de tus árboles y flores.
mudo atalaya del tranquilo mar?
¡Mis suspiros, mis ansias, mis dolores
te llevarán las brisas al pasar!
121
RODRIGO M IRÓ
Tras tu cima ocultábase el lucero
que mi frente de niña iluminó:
la lira que he pulsado, tú el primero
a mis vírgenes manos la entregó.
Tus pájaros me dieron sus canciones;
con sus notas dulcísimas canté,
y mis sueños de amor, mis ilusiones,
a tu brisa y tus árboles confié.
Más tarde, con mi lira enlutecida
en mis pesares siempre te llamé:
buscaba en tí la fuente bendecida
que en mis años primeros encontré.
¡Cuántos años de incógnitos pesares
mi espíritu buscaba más allá
a mi hermosa sultana de dos mares,
la reina de dos mundos, Panamá!
Soñaba yo con mi regreso un día,
de rodillas mi tierra saludar,
contarle mi nostalgia, mi agonía,
¡y a su sombra tranquila descansar!
Sé que no eres el mismo; quiero verte
y de lejos tu cima contemplar;
me queda el corazón para quererte
ya que no puedo junto a tí llorar.
Centinela avanzado, por tu duelo
lleva mi lira un lazo de crespón;
tu ángel custodio remontóse al cielo,
¡ya no eres mío, idolatrado Ancón!
El Heraldo del Istmo Nº 54, de 30 de marzo de 1906.
122
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Manuel José Pérez
Nació el 13 de diciembre de 1837, en la ciudad de Panamá Doctor en
Derecho y Ciencias Políticas, fué abogado de profesión y tuvo una destacada carrera judicial. Vivió largas temporadas en la población de Chepo, donde tenía valiosas propiedades, e hizo frecuentes viajes al Sur. (Varios hermanos suyos, entre ellos Ramón, reputado filólogo, se habían radicado en Guayaquil.) Murió siendo Vicepresidente del Tribunal Superior del Departamento
de Panamá, el 28 de septiembre de 1895.
Entre nuestros románticos, Pérez se revela como el de más ancha ambición. Hombre de preocupaciones varias, espiga en muchos campos. Teoriza
sobre política y sobre filosofía moral, al par que hace literatura. Como poeta, a juzgar por la cronología de su obra, es un caso de expresión tardía. Por
lo mismo -ocurre con los que llegan tarde-, una entusiasta. Musset, Lamartine,
Byron son parte de sus cariños poéticos. Y Espronceda y Núñez de Arce lo
influyen claramente. Escribe poemas de intención filosófica y fáciles
adocenados versos de album, o bien composiciones delirantes, hijas de una
fértil fantasía. Es poeta impulsivo -lo conflesa-, no dado a corregir. Sin embargo, se mantiene dentro de un decoroso nivel, y alcanza a ratos calidad.
Obras: Ensayos morales, políticos y literarios, 1888; Sin nombre, 1891.
Referencias: Arosemena, Pablo: Prólogo a los Ensayos, etc.; Porras,
Belisario: Galimatias o Marsias tocando la flauta, 1891; Rodrigo: El Romanticismo en Panamá.
1
DESEO SIN NOMBRE
Yo busco entre las sombras de la noche,
un algo, un no sé qué;
de la flor el aroma en casto broche
buscándolo aspiré.
He libado la miel de los panales
tan dulce y perfumada,
y en lagos de purísimos cristales
mi sed quedó saciada.
123
RODRIGO M IRÓ
Y en la mañana, al descorrer la aurora
sus puertas de zafiro,
he buscado en su luz arrobadora
aquello en que delirio.
Mas ni la sombra, ni la flor, ni el día,
satisfacen mi ardor;
ni la miel de panales mi agonía,
ni el llanto mi dolor.
Falta a mi ser un algo, un no sé qué,
vida a mi corazón;
sueño que vivo y sueño que soñé,
y el sueño es ilusión.
¿Dónde, cómo llenar este vacío,
que siento dentro en mí?
Cálmate, corazón, para el hastío,
¡ay! , la tumba está allí...
2
EL CORAZÓN
(Fragmento)
A mi amigo, don Manuel Gamboa.
Viajaba yo por procelosos mares,
con vario viento y con fortuna varia,
Unas veces alzando una plegaria,
Otras, lanzando horrible maldición.
Buscaba lo imposible; era mi tema,
Palpar la realidad de lo impalpable,
Y escudriñar la víscera variable
En su modo de ser: —el corazón.
Yo quise examinar fibra por fibra
Y latido a latido lo que encierra,
124
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Esa ánfora divina, aunque es de tierra,
Ora de vicio asiento ó de virtud;
Y audaz, cuál pocos, con mirada atenta,
El alma concretada en su ardimiento;
El vuelo desplegando al pensamiento,
La niñez estudié y la senectud.
Y osado pretendí de sus misterios
El secreto alcanzar que lo domina,
Qué estrella lo dirije y lo encamina,
Y á qué ley obedece el corazón.
¡Querer y, no querer a un tiempo mismo,
Amar hoy y aborrecer mañana,
Asiento de grandeza soberana,
O esclavo de una mísera pasión!
Siempre es el centro a do converje todo,
Fuente de todo bien, del mal sentina,
Unas veces al cielo se encamina,
Y del infierno esclavo en otras es;
Y trémulo, jadeante, estremecido,
El velo levanté que lo cubría,
Y la frente bajé triste y sombría
Asustado ante tanta lobreguez
Y mi mano extendí por si pulsaba
Palpando la materia, sus latidos;
Pero salté de horror sobrecogido,
Y en el llanto del alma me anegué.
¿Es esto el corazón? ¿aquí se anidan
El amor, la virtud, el bien o el mal?
Este, el sitio será de la inmortal
Aspiración eterna de la vida?
125
RODRIGO M IRÓ
¿Es la materia vil arca divina,
Y el bien y el mal la misma flor encierra?
Y la hiel y el almíbar de la tierra
En mística redoma están reunidas?
....................................................................
....................................................................
Ya sobre el horizonte el sol asoma,
Y de carmín y gualda y plata y oro,
Ofrécenos espléndido un tesoro,
Inmenso como es todo lo inmortal.
Veremos desplegar radiante el manto
Al astro rey; su luz que reverbera
Sobre la humanidad, que en esta esfera
Sufre llorando con dolor fatal,
No penetra en el fondo de las almas,
No puede averiguar si hay un misterio
En cada corazón: allí su imperio
Se estrella ante la horrenda oscuridad...
1881.
3
IMPRECACIÓN
Cuadros
¡Sombras! —¡Venid!— ¡tinieblas del Averno!
Con fúnebre crespón cubrid la Esfera.
Al Sol esplendoroso
Vuestro manto arrojad, y que sus rayos
En sus lóbregos pliegues sepultados,
La noche eterna sea. —De los brillantes
Que su carro esmaltaban,
Se apague el titilar —¡Surgid, tinieblas!
¡Vuestro imperio tornad! —Rueden los mundos
126
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
De tumbo en tumbo por el hondo abismo,
Y en un descenso eterno,
Entre el fragor del retumbante trueno,
Y los hórridos ruidos del Infierno,
Sigan rodando en vértigo espantoso;
Y el silencio y la Noche entrelazados
Viertan á manos llenas,
Cuanto mal haya en sombra, encadenado;
Que todavía son pocos
Cuantos el hombre en su miseria encierra;
Y a castigar la Humanidad no bastan
Los males de la Tierra.
II
¡Genios del mal! —del fondo de los antros
Las Furias desatad en el espacio,
Las cadenas romped de los precitos,
De las fosas alzad las bastas losas,
Y en procesión continua los espectros,
Que de la Estigia alrededor aún vagan,
Pueblen el Universo, sepultado
En honda lobreguez. —Vibren los aires,
Rasgados por blasfemias y gemidos,
Que en los abismos sean repercutidos;
Y noctívagas aves aleteando,
Lancen roncos graznidos,
Y en los antros se pierdan, revolando.
III
Tiemble la Tierra: —fuegos interiores
En líquidos torrentes convertidos,
Desciendan de las cúspides erguidas,
Y serpenteando, al valle,
Semejando reptiles gigantescos,
Crúcenle calcinando,
Y rueden a los mares; y azotando
127
RODRIGO M IRÓ
Con furia audaz las olas,
Salten éstas bramando,
Y en apretado abrazo el fuego y la onda,
Luchen en cruda lid de tal manera,
Que tomando en vapor sus elementos,
Se elevan a otra esfera.
De la cuenca del mar salten los peces
Y las fieras ignotas del abismo,
Y en la abrasada arena
Esperando salvar del cataclismo,
Agrupadas se miren
La ligera sardina y la ballena;
Que la suerte fatal que las espera
Iguala sus destinos,
Tal como un rey en el destierro llora
Y sus lágrimas mezcla
Con las de ruin pechero, hora tras hora.
Porque el dolor nivela condiciones,
Y el humilde, el soberbio,
Olvidan sus pasiones,
Y tiemblan de pavor por el Infierno.
Cuando el Destino con su férrea mano
Al déspota humillando, le escarnece
Entonces, en todo hombre ve un hermano...
IV
Y los tigres hambrientos y panteras,
Y melenudos leones,
Y las serpientes fieras,
Dejando sus cavernas y guaridas,
Láncense a las riberas
En busca de las brisas pasajeras.
Y en la noche fatal que los rodea,
Salten a la espesura
Y estréllense en las breñas calcinadas;
Y su rugido el aire estremeciendo
Sin eco que repita sus clamores,
128
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Búsquense entre las sombras;
Y al fosfórico brillo
Que viertan sus pupilas encendidas,
Se encuentren y acometan; y temblando
De rabia y de dolor, de sed muriendo,
Den treguas a la lucha encarnizada;
Y en los chorros de sangre
Que a borbotones broten de sus venas,
Su sed apaguen, y bebiendo, espiren
Aventando sus garras las arenas.
V
Y escúchense do quiera
Sollozos y quejidos y lamentos,
Y de la muerte el estertor; y a treguas,
Maldiciones horrendas y blasfemias;
Y gritos de furor roncos se escuchen
Que asorden el espacio y lo estremezcan;
Y en batalla contínua,
La Humanidad en fratricida guerra,
Triunfe la fuerza bruta;
El honor, la virtud, la amistad tierna,
El amor terrenal, desaparezcan:
Que impere el Mal, y el Crimen,
De laurel coronado,
Monarca de la Tierra sea aclamado.
Y dioses tutelares
A los que rindan homenaje, sean,
Marte, con sus horrores,
Baco, con sus delirios y furores,
Y Saturno, el de lívido semblante,
Ávido ante su prole palpitante;
Y Venus, la de impúdicos amores,
Con su corte servil de aduladores.
Y el dios Plutón, y Proserpina, diosa,
Que con aquél en los abismos parte
El imperio infernal; que por coronas
129
RODRIGO M IRÓ
Y guirnaldas ostentan en sus frentes,
Silbadoras serpientes;
Por flamígeros cetros,
Hierros candentes en el fuego eterno;
Y por adorno en mantos y coronas,
Igníferos diamantes que producen
Las minas del Infierno.
VI
Y desquiciado el Universo todo,
Los astros de sus órbitas saltando
Unos contra otros, con fragor estallen;
Abran los hondos cielos
Sus ignívomos antros; y el espacio
En Océano de fuego convertido,
Raudos girando en centellantes haces
Los átomos, se incendien. —Cuanto exista,
A cenizas y polvo reducido,
Aviéntese al Abismo
A impulsos del horrendo cataclismo.
VII
Todo calle: —Silencio pavoroso
Reine en el Universo.
El imperio del Mal también sucumba,
Que el fuego de los Cielos sea su tumba;
La Nada sea doquier: Cielos y Tierra,
Y ángeles y demonios, y hombre y fieras
Vuelvan a1 Cáos; y en vértigo espantoso
Húndanse para siempre las Esferas....
[Del 1 al 3: Ensayos Morales, político y literarios.]
130
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Leopoldo José Arosemena
Nació en la ciudad de Panamá, el 8 de marzo de 1845. En 1869 se radicó en Lima, donde murió en 1895.
Hombre de intereses múltiples, publicó estudios lingüísticos y un Tratado de teneduría de libros. También poesías, acompañadas de máximas, en
un volumen intitulado Pensamientos (1878).
Referencias: Salaverry, Carlos Augusto: Leopoldo José Arosemena, en
Lotería, Nº 131, de octubre de 1966. Panamá.
1
LA LOCERÍA
De Panamá preciada
En la vasta campiña perfumada,
Floresta portentosa,
A cierta juventud predestinada,
Se extiende en una altura deliciosa
La granja Locería
En medio a la sabana
Que por ropaje, ufana,
Viste una viva alfombra esmeraldina
Cuyo rico follaje sorprendiera
Al mirarlo, a la misma Primavera
Y cubierta de innúmeras vacadas
y agrestes caballadas
Que ya tranquilas pacen, perezosas,
O ya saltan y mugen y relinchan
O corren impacientes y fogosas.
Reina perenne brisa,
Impregnada del puro y suave aroma
Que allí exhalan las hierbas tropicales
Y el verde césped frisa
Que salpican, selváticas mil flores.
Como frisan la plácida laguna
Las auras con que anúnciase la luna
131
RODRIGO M IRÓ
Al través de los rayos matinales,
Semejando cambiantes primorosos
Que repiten con luces los colores
De miríadas de pájaros cantores
Que visítanse en árboles y prados
y bésanse en el aire enamorados.
Elévase la quinta
En medio de un espléndido anfiteatro
De verdes limoneros olorosos;
Mezclados con guayabos corpulentos
y naranjos frondosos,
Que por la carga gimen agobiados
De sus canarios frutos suculentos.
Allí donde declina
El plano de suavísima colina
Bajo bóveda espesa de follaje
Corre un río de linfa cristalina,
Tan diáfana y tan pura
Que cual espejo nítido figura
En el fondo otra bóveda invertida
En tubo gigantesco de verdura
De extraña e imponderable galanura.
Discurre el río lento
Hasta donde altas piedras encontrando,
Se va precipitando
Por anchas hendiduras,
Que imprimen incremento
Del agua al movimiento.
Una semicascada
Fórmase allí, que lleva a la hondonada
Circular, que es el baño legendario,
Baño tradicional y extraordinario
Por su rara belleza,
O su bella rareza:
132
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Es una inmensa concha
Henchida de rocío,
O líquido diamante,
Circundada y cubierta por gigante
Denso bosque sombrío
En el centro vacío
Como una vegetal soberbia gruta,
Cuya altura termina
En cúpula de hojas peregrina.
En aqueste lugar maravilloso
Al sol desconocido,
Respírase un ambiente delicioso;
Y el alma experimenta
Sentimiento inefable y misterioso
Que te infunde un respeto religioso.
Templo lleno de espíritus alados
Que en contorno revuelan invisibles
Y respiran encantos y misterios,
Sólo turba su mágico reposo
El murmurio del agua sonoroso,
De alguna ave la nota entristecida,
O el salto inesperado
De algún reptil acuático que surge
De una grieta, y corre más que nada,
Agitando vivaz por un instante
La superficie tersa y azulada.
Penumbra placentera
Aumenta el atractivo
De aquella habitación hecha por hadas;
Morada indescriptible y hechicera
De sirenas y náyades y driadas
Que convida a dulcísimos amores,
Cuan sólo anhela el alma
De tierna juventud en los albores.
133
RODRIGO M IRÓ
Cuántas veces en dulce compañía
De mis queridos y abnegados padres
Y mis nobles hermanos
O los caros amigos de la infancia,
Oh, gaya Locería,
Gocé de tus encantos.
¿Qué camino, qué árbol o qué piedra
Habrá, qué viejo tronco carcomido
Que sea para mí desconocido,
Para mí, que admirándote he crecido?
Oh Patria amada,
¡Cuán admirablemente
Por la mano de Dios fuiste dotada!
¿Cuándo llegará el día
Que pueda contemplarte
En tus vastas llanuras salpicadas
De risueños collados que sustentan
Pintorescos y alegres caseríos;
En tus grandes, fantásticas montañas;
Tus caudalosos ríos:
Tus magníficos valles siempre verdes;
Tu floresta sin par en lozanía?
¿Cuándo me será dado
Volver a mi galana Locería...?
Lima, Febrero de 1890.
134
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Jerónimo Ossa
Nació en la ciudad de Panamá el 9 de abril de 1847. En 1863 marchó a
Chile, en viaje de estudios. Allí obtuvo el título de Ingeniero Civil. Durante
muchos años llevó la representación consular de Chile en Panamá. Y como
profesional prestó servicios a la Compañía del Canal Francés, Murió el 5
de septiembre de 1907.
Panameño cabal, Jerónimo Ossa fue, por voluntad y afición, poeta. Su obra,
dispersa, es de difícil acceso; por ello, realidad negada al conocimiento de
las generaciones actuales.1 Ossa mereció la estimación de sus contemporáneos por su condición de poeta espontáneo, de conversador ameno. Cuentan que estuvo empeñado en reunir los más hermosos cantares de nuestros
campesinos, labor que truncó la muerte.
Al pasar por Panamá en 1907 Rubén Darío, enterado de su reciente deceso,
le dedicó la siguiente estrofa:
Vuelvo, Jerónimo, por tu terruño
(Don Juan, don Pedro, don Luis, don Nuño
son nombres próceres, contigo van).
Pasará el tiempo, pasará el hombre,
pero grabado será tu nombre
en los cimientos que quedarán.
La importancia mayor de Ossa está, empero, en su condición de autor de
nuestro Himno Nacional. El hombre que tuvo el acierto de concebir las
estrofas simbólicas se ha ligado de modo permanente a la historia de la
nación panameña.
Referencias: Andreve, Guillermo: Jerónimo Ossa, en Nuevos Ritos Nº 15, de
10 de septiembre de 1907; Garay, Narciso: Elogio Póstumo, en Nuestros
Ritos Nª 14, de 15 de agosto de 1907; Lewis, Samuel: Jerónimo Ossa, en
Epocas Nº 9, de abril de 1947.
1 La familia guarda una colección de ciento trece poemas autógrafos de donde he tomado el soneto
que aquí se incluye.
135
RODRIGO M IRÓ
1
LA FUENTE DEL PARAÍSO
De una colina en la gentil ladera,
al fin de una quebrada primorosa,
hay oculta una fuente misteriosa
bajo un bosque de crespa enredadera.
Feliz vive el amor en su ribera,
el genio del placer allí
reposa y en su linfa escondida y milagrosa
calma su sed la humanidad entera.
Desde su fondo de pulida grama
en vívida corriente inagotable
la ardiente savia de los goces mana.
Produce una embriaguez inexplicable.
Y aunque suele dar muerte su bebida
en ella está el principio de la vida.
2
HIMNO NACIONAL
CORO
Alcanzamos por fin la victoria
en el campo feliz de la unión;
con ardientes fulgores de gloria
se ilumina la nueva nación.
***
Es preciso cubrir con un velo
del pasado el calvario y la cruz;
¡y que adorne el azul de tu cielo,
de concordia la espléndida luz!
136
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
El progreso acaricia tus lares,
al compás de sublime canción
ves rugir a tus pies ambos mares
que dan rumbo a tu noble misión.
CORO
En tu suelo cubierto de flores
a los besos del tibio terral,
terminaron guerreros fragores,
solo reina el amor fraternal.
Adelante la pica y la pala,
al trabajo sin más dilación,
y seremos así prez y gala
de este mundo feraz de Colón.
CORO
137
RODRIGO M IRÓ
Justo A. Facio
Nació en Santiago de Veraguas el 17 de agosto de 1859. Muy niño se
trasladó a Costa Rica. Allí creció, se formó y vivió la mayor parte de su
vida. Pero no perdió los vínculos con la tierra de origen. Cuando publicó
Mis Versos, el libro fue generosamente comentado entre nosotros. Creada la
República, Facio fue corresponsal de nuestro Ateneo, y poco después llamado a la Rectoría del Instituto Nacional, cargo que desempeñó con lucimiento y renunció por desacuerdos ideológicos con personajes influyentes.
En Costa Rica tuvo una meritoria carrera publica, Dedicado a los menesteres de la Educación, murió siendo Secretario de Instrucción Pública
del vecino país, el 2 de diciembre de 1931.
Obras: Mis Versos (1894), A Panamá, 1909; Fernández, Máximo; Lira
Costarricense, Tomo I. San José, 1890, Págs. 227-288.
Referencias: Herrera, Darío: Mis Versos, en El Cronista,de 25 enero
de 1895; García, Adolfo: Carta a Justo A. Facio,El Cronista, de 25 de mayo
de 1895; Soto, León A.: Carta a Justo A. Facio, en El Mercurio, de 20 de
febrero de 1895. Bonilla, Abelardo: Historia de la Literatura Costarricense;
Tomo 1, San José, 1957. Págs. 194-96.
1
VIRGINIA
I
Al oro mismo soberano humilla
—copo de sol— su rubia cabellera
y difunde la rosa tempranera
la sangre de su tez en su mejilla.
Es su dulce mirar mariposilla
en veste de flamante primavera,
que en argentado vaso prisionera
cual sobre fondo de topacio brilla,
Dos hojas de la flor de pasionaria
son sus labios vibrantes, cuyo dejo
tiene ritmos de risa y de plegaria.
138
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Canta y se agita con vivaz despejo,
y en medio de su risa tumultuaria,
retoza en ella el infantil gracejo.
II
Sobre revuelto lecho todavía
su semblante de frente reclinado,
corno en pálida cera modelado
busto de ángel dormido parecía.
Su mirada serena más sombría
al trasluz del fulgor cristalizado,
semeja un pajarillo sepultado
bajo los copos de la nieve fría,
Vagan sonrisas en su boca yerta
y está su faz inmóvil, mientras tanto
de misteriosa placidez cubierta,
duerme la niña con penoso encanto
y tan dormida está, que no despierta
¡ni al gemido dantesco de mi llanto!
2
MOISÉS
De perezosas sierpes negra trama
finge su luenga barba retorcida,
y es su frente a la cumbre parecida
que el sol calcina con eterna llama.
El pensamiento que el Señor proclama,
al partir de su lengua conmovida,
como un gigante con la sien herida
lleno de furia se retuerce y brama!
139
RODRIGO M IRÓ
Sus fuertes nervios el furor violenta
cuando de Dios numera los agravios
de aterradora majestad cubierto...
Hay en sus ojos brillos de tormenta
y parece que viene de sus labios
un soplo retumbante del desierto.
3
CRISÁLIDA
Es el verbo crisálida en capullo,
y fecunda sus celdas luminosas
el alma inexcrutable de las cosas
que desdeña por simples el orgullo.
Yo las sigo en el cósmico barullo
y advierto en vibraciones misteriosas
como un sordo incubar de mariposas
en el fondo del rayo y del arrullo.
¿Qué aliento vivo las fecunda
y crea y en ellas pone singular decoro?
El alma de las cosas, que es la Idea;
Y si el soplo del arte las anima
al punto rompen el capullo de oro
y vuelan con las alas de la rima!
4
WERTHER
En mis horas oscuras de remembranza
tú cobijas mis ansias y mis reveses
bajo la sombra triste de una esperanza
semejante a la sombra de los cipreses.
140
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Tú derramas el pomo de tu beleño
en la frente que el ayo dobla por tierra,
y flota en mis pupilas sopor de sueño
cuando mis ojos, Werther, tu mano cierra.
Cuando tus pesadumbres con ansia viva
en mis hondas angustias de lejos sigo,
tú con voz sin engaños y compasiva
parece que me dices: ¡yo soy tu amigo!
Como daga que fuera de torva nieve
el hombre tu mirada siente y divisa,
y llevas en tus labios, marchita y leve,
la adelfa venenosa de tu sonrisa.
El cielo tus tristezas jamás alumbra,
y a solas en el limbo de tu santuario
te cubres con el velo de una penumbra
que baja de tus hombros como sudario.
El reproche en sus labios jamás asoma,
que no tienes, vencido, cabe tu lecho,
contra el dulce tirano que así te doma
ni el coraje siquiera de tu despecho.
Tiernamente padeces... ¿amas acaso?
El amor te tortura —¡bendita pena!
El néctar que guardaba tu frágil vaso
es un filtro de rosas que te envenena.
Deshojada la rosa de casto ensueño,
en silencio que finge triste bonanza,
desechas con orgullo, porque es pequeño
el placer enfermizo de la esperanza....
Tu pensamiento iguala roca desnuda
que erige en el espacio cumbre derecha,
141
RODRIGO M IRÓ
y sola, como un cuervo, la negra duda,
Werther, desde la cima voraz te acecha.
Tu dolor es un hierro que purifica:
cuando el filo te clava por indefenso
emerge de tus flancos, hermosa y rica,
una llama que fuera como de incienso.
A manera de un ángel de muerto brío
que esclaviza una mano llena de gloria,
al sentir en tus hombros su poderío
¡pareces orgulloso de su victoria!
¡Oh pasión bienhadada que te sublima!
Para tu contextura de varón fuerte,
semejante a montaña de clara cima,
es un reino sin sombras el de la muerte.
Tu amor busca los senos de lo grandioso,
y en el linde postrero de tu jornada
con sonrisa de mártir y victorioso
te yergues fieramente sobre la nada.
Esclavo satisfecho de tu destino,
bajo las llamaradas de un sol eterno
pasas, soberbio y triste, por tu camino
¡como un ángel precito por el infierno!
Te protege la muerte: tu amor es santo:
esa esfigie que luce siniestras galas,
porque no fue de culpa tu noble llanto
un santurario te forma bajo sus alas.
[Del 1 al 4: Mis Versos.]
142
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Federico Escobar
Nació en la ciudad de Panamá, el 16 de Julio de 1861. De hogar modesto y piel oscura, Escobar logró hacerse un nombre por su propio esfuerzo.
Carpintero de profesión —por años trabajó para la empresa del canal francés—, tuvo a orgullo su oficio. Desempeñó también, de modo ocasional,
empleos públicos. A partir de 1890 fue una de las más populares figuras de
las letras panameñas. Colaboró en multitud de periódicos y revistas de fin
de siglo y principios de la República. Murió el 2 de agosto de 1912.
La obra de Escobar, fiel reflejo de su circunstancias, ofrece peculiaridades que la hacen muy estimable. Imbuido del optimismo científico y progresista de sus días, librepensador, ingenuo y espontáneo, es siempre digno.
Una viva emoción panameña le llevó a cantar nuestras glorias locales y a
ensayar una poesía de tipo pintoresco y popular apoyada en nuestros usos y
costumbres. En ese sentido, es un antecedente de nuestros nativistas de hoy.
Hizo esporádicas incursiones al teatro, y por lo menos dos obras suyas fueron representadas en Panamá: La Ley Marcial, en 1885, y La hija natural, en
1886. Buena parte de su obra está por reunir.
Obras: Hojas Secas, 1890; El Renacimiento de un Pueblo, Oda a Cuba,
1902; Instantáneas, 1907; Patrióticas, 1909.
Referencias: Herazo, Verísimo: Prólogo a Hojas Secas; Botello,
Edmundo: Perfiles, en El Aspirante; Nos. 110, 111 de 11 y 18 de febrero de
1893; Facio, Justo A.: Proemio a Patrióticas; De León, Víctor A.: Federico
Escobar, en El Mundo Nº 38, de agosto de 1925; Hernández, Octavio A.:
Federico Escobar en La Estrella de Panamá de 20 de Julio de 1950; Pedro,
Juana G. de: Bio-bibliografía de Federico Escobar 1954 (Trabajo de Graduación, Universidad de Panamá): Víctor, Luis Alejandro: Biografía de Federico Escobar, en La Estrella de Panamá de 3 de noviembre de 1957.
1
CANTARES
Tienen los hijos de España
sus coplitas peteneras;
pero los hijos del Istmo
nuestras coplas panameñas.
143
RODRIGO M IRÓ
No intente tocar al piano
quien rasca en el socabón,
ni intente tocar al harpa
quien sueña en el acordeón.
Para cangrejos, Taboga,
para bollos, La Chorrera,
para cocos Portobelo
y San Miguel para perlas.
Cuando vayas a Taboga
panameña, mi ángel lindo,
no te sientes a la sombra
de frondoso tamarindo.
No descanses. Sube al cerro,
y al bajar a la Restinga
no te olvides de traerme
la más dulce de las piñas.
Nuevos Ritos, Nº 57-58, 59 y 60.
Diciembre de 1909 y febrero y marzo de 1910.
2
MADRUGADA EN EL CAMPO
(Soneto Ístmico)
En la vasta llanura, que es serrallo,
muje, sultán con astas, viejo toro;
las vacas, odaliscas, le hacen coro
y cada buey enuco es un vasallo.
Relincha en el potrero el Rey Caballo,
tal vez celoso de un potranco moro;
y alado trovador de plumas de oro,
alegre en el cortijo canta el gallo.
144
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Y en el corral está con la totuma
sacando a chorros leche que da espuma,
la campesina que la vaca ordena,
Mientras su esposo, rústico montuno,
en el bohío espera el desayuno
para ir en busca de mazorca y leña.
Nuevos Ritos, Nº 75-76, 1º de noviembre de 1910.
3
LA CRIOLLA PANAMEÑA
Lleva el pelo formado en dos nudos
sujetados con lindas peinetas,
y a la vez con enormes tembleques
do relucen blanquísimas perlas.
Coronada de muchos jazmines
el ambiente perfuma doquiera;
y un sombrero muy guapo de paja
se coloca sobre la cabeza.
Vedla: al hombro se cruza buen paño;
es limeño, con flecos de seda;
y una gruesa cadena de oro
con grandes escudos, al cuello le cuelga.
La camisa es de género fino
y formada con dos arandelas
(la camisa no cubre los brazos
ni los hombros de la panameña).
A su talle se ajusta las faldas
de clarín que se llaman pollera,
sujetadas con cuatro botones
que quizá muchos duros le cuesta.
145
RODRIGO M IRÓ
Sus zapatos son finos, por cierto
son babuchas de pana o de seda...
Pero, aparte: no gasta en las ligas
porque el traje no exige las medias.
He aquí, pues, mis queridos lectores
el retrato de la panameña,
que en los días de alegres jolgorios
el Punto, aire alegre, muy bien zapatea.
4
NIEBLAS
¡Negro nací! La noche aterradora
trasmitió su dolor sobre mi cara;
pero al teñir mi desgraciado cuerpo
¡dejó una luz en el cristal del alma!
C. Obeso.
También negro nací; no es culpa mía...
El tinte de la piel no me desdora,
pues cuando el alma pura se conserva
el color de azabache no deshonra.
Hay en el mundo necios que blasonan
de nobles por lo blanco de su cara;
que ignoran que en la tierra sólo existe
una sola nobleza: la del alma,
¡Qué importa que haya seres que se jacten
de nobles porque tienen noble sangre
si practican el vicio?... Nada importa;
que ellos son nada ante el Eterno Padre.
Negro nací; pero si Dios Supremo
ha teñido mis pieles con la tinta,
146
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
me ha dado lo que pocos hombres tienen:
un corazón virtuoso y una lira.
Negro nací ¡no importa! Mi conciencia
me dice que conservo pura el alma,
como las puras gotas de rocío,
como la blanca espuma de las aguas.
Y si la noche con su oscuro manto
logró cubrir mi cuerpo aun en la
cuna, una luz internó dentro mi pecho
y en mi mente una chispa que fulgura.
5
CANTO AL FIERRO
Eres reja de cárcel y eres grillo,
y eres cadena del esclavo encono...
Acero te llamó después la Ciencia
cuando fuiste templado con carbono.
Eres cañón, y lanza, y rifle, y sable,
instrumentos mortíferos de guerra:
pero eres instrumento de trabajo
convertido en arado, y yunque y sierra.
¡Mirad! Pensando en su bufete el sabio,
de fuerza extraña inspiración recibe,
resolviendo problemas complicados
con la pluma de acero con que escribe.
Eres cincel con que el artista hiere
la tosca mole de la piedra blanca,
para buscar las primorosas formas
complementarias de la Venus Manca.
147
RODRIGO M IRÓ
En cuerdas de las arpas transformado
produces musicales vibraciones...
Y para tí, cuando te llamas brújula,
tiene el polo magnético atracciones.
¡Oh, soberbio metal! Tú del labriego
eres el protector ... Yo te bendigo...
En manos de la humilde segadora
te llamas hoz con que recorta el trigo.
Pero yo te maldigo cuando llevas
por donde quier desolación y luto;
cuando te miro derramando sangre
y eres puñal con que asesina Bruto.
Te maldigo en el hacha con que inmola
Enrique Octavo a Howard Catalina;
te condeno, instrumento de castigo.
cuando en Francia te llamas guillotina.
Te admiro en el Antiguo Testamento,
espacio do cual águila te ciernes,
cuando Judith con indomable arrojo
cercena la cabeza de Holofernes.
Te abomino en poder de los malvados,
te abomino en poder de los bandidos;
pero te justifico cuando hieres
para salvar a pueblos oprimidos.
Oh, sí! Yo te maldigo y te bendigo
ante la faz del Universo entero:
te maldigo en las manos del verdugo,
te bendigo en las manos del obrero.
148
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
6
RATO DE OCIO
No descanso jamás y estoy conforme
con esta vida de constante obrero:
me parecen riquísimo uniforme
mi blusa y mi mandil de carpintero,
Iglesia es el taller. En ella ejemplo
recibe el hombre para odiar el vicio:
yo soy un sacerdote de este templo;
mi banco es el altar en donde oficio.
De maderas preciosas y distintas,
dibujadas con vetas naturales,
con mi garlopa saco largas cintas
que toman la figura de espirales.
Guerrero de la paz, mi campamento
es el taller do por la vida lucho;
son parte principal de mi armamento
el formón, el martillo y el serrucho.
Vayan otros con bombas y metrallas
a las lides espléndidas de Marte;
yo libro con más gloria mis batallas
en los campos pacíficos del Arte.
Y desfilen con fuego en las pupilas
soldados galoneados y altaneros.
No los envidiaré; formo en las filas
de la legión de honor de los obreros.
Y derrame en la guerra fraticida
sangre preciosa cada combatiente;
yo derramo en la lucha por la vida
el sudor abundante de mi frente.
149
RODRIGO M IRÓ
Cuando después de mi labor del día
fatigado me encuentro, en ocasiones
me viene a visitar la musa mía,
la que inspira mis rítmicas canciones.
Y del hogar en la aparente calma
rindo a las musas fervoroso culto;
y ellas alivian el dolor que el alma
lleva en silencio desde ha tiempo oculto.
Cuando el trabajo rústico me abruma
con sus rigores, mi cerebro piensa;
y entonces mi herramienta es una pluma
y mi taller el noble de la prensa.
Y entonces con ardor alzo mi acento
porque ¡oh tú, Libertad, bendita seas!
Y en las lides que libra el pensamiento
combato porque triunfen mis ideas.
Por ellas con acorde melodioso
las cuerdas de mi arpa alegre vibro,
porque es la Libertad mi sueño hermoso
y es mi constante compañero el libro.
Y entonces siento que mi ser se anima
como inspirado por divino soplo,
y puedo fácil manejar la rima
como el formón, el mazo y el escoplo.
Noctámbulo, a la faz del Universo
voy persiguiendo necio una quimera;
pero sé que manejo y pulso el verso
con más facilidad que la madera.
150
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
7
NAPOLEÓNICA
Refieren que de incógnito entró un día
el endiosado Emperador de Francia
de su rango ocultando la importancia
al taller de paupérrima herrería.
Y allí, a un obrero lleno de energía,
de salud, de paciencia y de constancia,
que del yunque gustó desde la infancia,
hizo el guerrero noble cortesía.
Y así dijo el valiente, nuevo Marte
al domador robusto del acero:
—venga esa mano, quiero saludarte—
—Las tengo sucias— contestó el herrero.
—Siempre —repuso el Corso— Bonaparte
limpias halló las manos del obrero.
El Cronista, 1º de febrero de 1908.
[Del 1 al 6: Cien Años.]
151
RODRIGO M IRÓ
Rodolfo Caicedo
Nació en el mes de marzo de 1868, en Pocrí de Aguadulce, y murió en
la ciudad de Los Santos, el 26 de septiembre de 1905. Muy joven marchó al
interior de Colombia y se vio envuelto, desde el bando conservador, en la
guerra civil de 1885. Avecindado nuevamente en el Istmo, hizo vida bohemia. En 1890 anunció la publicación próxima de una novela: La Pola, que
no hemos podido averiguar si apareció. Ese año edita, en compañía de Ramón Maximiliano Valdés, El Estímulo, y al año siguiente colabora en El
Loro, donde a veces firma “Juan sin Tierra”. En 1893 funda en David El
Esfuerzo. Y en 1896 lo encontramos como empleado de la Secretaría de
Gobierno del Departamento.
La poesía de Caicedo, un tanto anacrónica —por su edad debió militar
dentro, del modernismo— ofrece características curiosas. Un aspecto de su
obra —los poemas de entonación civil— lo colocan en la línea del primer
romanticismo americano; otro nos lo revela adicto al ritmo asordinado de
Becquer; y todavía le queda su fase de fabulista, que le dictó excelentes
composiciones. Su obra total lo presenta como versificador diestro, y poeta.
Obras: Las Queseras del Medio, 1888; El Libertador (Canto Épico), 1891;
Ensayos Poéticos, 1891; Batalla de Panamá, 1902; Paz y Progreso, 1904.
Referencias: Ponce Aguilera, Salomón: El Libertador, canto épico por
Rodolfo Caicedo, en El Observador,1ª Serie, Bogotá, 28 de julio de 1891; Méndez Pereira, Octavio: Paranaso Panameño, y Rodolfo Caicedo, en Estudios,
Año 1, Nº 2, septiembre y octubre de 1922; Ruiz Vernacci, Enrique: Evocación
del poeta Rodolfo Caicedo, en Boletín de la Academia Panameña de la Lengua, segunda época, Nº 3. julio de 1945; Angeniard, Nydia A.: Rodolfo Caicedo
y su obra poética, 1949, Trabajo de graduación, Universidad de Panamá.
1
BECQUERIANAS
I
Mirad que tontería.... Después de muchas
ambiciones y locas esperanzas,
¿Sabéis lo que codicio? Una simpleza:
la humedad de una lágrima!
152
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
II
Me fuí a viajar, y la distancia larga
no logró interrumpir nuestros asuntos,
pues, ¡cosa rara! , desde allá tan lejos
estábamos los dos juntos, muy juntos!
Regresando del viaje, a pocos pasos
de su casa establezco mi vivienda,
y ¿lo creéis?, cuando vecinos somos,
estoy muy lejos de mi dulce prenda!
III
Mano piadosa, ¿para qué te afanas
limpiando el polvo de las tumbas frías?
¿Para qué las coronas con guirnaldas
de frescas siemprevivas?
¡No creas que el sol cuando esplendente brille
sobre esas flores que amorosa cuidas,
pueda traer a los sepulcros tristes
la luz de la alegría!
¡Así murmuro con angustia sorda
cuando, queriendo embellecer mi vida,
me habla del porvenir y de la gloria
la pobre madre mía!
2
EL BURRO ARQUITECTO
A un Burro (¡qué locura!)
se le antojó aprender arquitectura...
Sale de su colegio, y ni una choza
construye el miserable, pero goza
censurando agriamente y sin reparo
153
RODRIGO M IRÓ
los trabajos ajenos. Cierto día
oyó decir que, con talento raro,
un hábil arquitecto construía
un palacio magnífico. En camino
se pone contentísimo el pollino,
llevando de volúmenes repleta
una grande maleta,
para hacer un examen de la obra
que alaban tantos labios,
pues él se juzga sabio entre los sabios
y para hundirla su talento sobra.
Terminó la jornada, y lo primero
que ocurrió al majadero
fué comprar unos lentes
muy ricos y lucientes,
pues la ciencia se guarda en los anteojos;
preparados los ojos
con aquel expediente que yo alabo,
quiso esconder el rabo
y compró unos calzones nuevecitos,
en lo cual ciertamente nuestro Burro
no hizo más que imitar, según discurro,
por hinchazón muy vana,
a ciertos remilgados jovencitos
que son los borriquitos
de la familia humana.
Acercóse al palacio
(el cual era tan bello que ni Apeles
le pintaría despacio).
Los celos más crueles
del crítico infeliz se apoderaron,
perplejo y confundido le dejaron;
cuánta rabia sentía...!
Pero, guardó silencio en ese día
para no descubrir su negro chasco...
Lleno de enojo, con el fuerte casco
154
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
hizo temblar la tierra
como un corcel en la sangrienta guerra,
y después, con un gran desembarazo,
señaló cierto plazo
para dar su opinión. .. Tras doce meses
al fin soberbio pronunció su fallo
ante el concurso de variadas reses
que esperaban el juicio del caballo,
(quise decir, del Burro)
y he aquí lo que dijo el muy cazurro:
—¡Hay una teja rota en el techado
y en un piso un ladrillo mal pintado!
Pues, señores, hay más de un criticastro
sin arte ni talento,
que, muriendo de envidia, sigue el rastro
del ilustre pollino de mi cuento.
3
LA LECHUZA, EL PERRO Y OTROS ANIMALES
Reunidos una vez los animales
(hablo de irracionales)
trataban de elegir alguna bestia
que ofreciendo en el solio buenos frutos,
se dignara tomarse la molestia
de regir los dominios de los brutos.
Se propuso al León, y con voz dura
la tal candidatura
fué rechazada, pues la turba opina
que su franqueza y majestuosa audacia
pueden servir de perdición y ruina
en asuntos que piden “diplomacia”.
Se trató del caballo. Mucho menos!
Pues, dócil a los frenos,
su carácter al Zorro no conviene,
155
RODRIGO M IRÓ
que necesita libertad completa
para ejercer la profesión que tiene
con la cual a su antojo se repleta.
Indicaron al Perro. Es un gran bobo
(dijo indignado el Lobo),
si lo nombráis nuestra desdicha labra;
es tonto que alardeando de nobleza,
por darle cumplimiento a su palabra
dejaría que le corten la cabeza.
Alguien pidió al Conejo. No me agrada
(exclamó destemplada
una Serpiente de maligno tono)
y me admira que ustedes disparaten;
ese es un inocente sin encono,
incapaz de morder aunque lo maten.
Sea el Venado. No quiero. ¡Es un odioso!...
Dijo el Ratón goloso,
pues la buena conducta del Venado
le hace temer durísimo reproche
cuando pretenda el pillo redomado
visitar las despensas por la noche.
No faltó en el Congreso algún sopapo,
hasta que al fin el Sapo
fue investido del mando. ¡El Sapo hediondo!
Y como se asombrase el noble Perro,
la Lechuza le dijo desde el fondo
asqueroso y maldito de su encierro:
–Pues, ¿de qué, gran imbécil, te sorprendes?
Acaso tú no entiendes
que en estas ocasiones la hidalguía,
el valor, la bondad, causan perjuicio?
Y que el Sapo estudió filosofía
y conoce las tretas del oficio?
156
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Es de tierra y de agua. Si en su coche
la reina de la noche
recorre el cielo, la saluda afable,
cantando en el pantano donde vive;
si se levanta el sol, con tono amable
en triunfo desde el cieno lo recibe....
¡Cállate, mentecato! Por tu crítica
ya veo que de política
tú no entiendes ni jota. Si tú fueras
a Colombia, la tierra de los guapos,
allí seguramente descubrieras
¡todo el valor de los señores sapos!
4
BATALLA DE PANAMÁ
¡No son hombres, son fieras que se irritan!...
Las balas silban como sierpes locas
y los cañones con fragor vomitan
rayos y truenos de sus negras bocas;
y aquellos bravos en su enojo imitan
a los titanes cuando lanzan rocas
contra los dioses que el Olimpo habitan...
Al ancho firmamento
en siniestra espiral el humo sube
y lo enlutece con aciaga nube...
Olor de sangre se respira. .. El viento
conduce gritos de furror, bramidos,
roncas blasfemias, lúgubres sonidos
mezcla de maldición y de lamento,
y al herir sus oídos
las vibraciones del clarín agudo,
ardido el rostro, sanguinoso el traje
cómo aumentan los bravos su coraje
¡para asestar de nuevo el golpe rudo!
157
RODRIGO M IRÓ
¿Son de acero esos brazos? ¿De granito
son esas almas en la lid serenas
de donde siempre se miró proscrito
el miedo vil? ¿Es lava de volcanes
la que hierve y circula en esas venas?
¿Es soplo de huracanes
el que se hace sentir cuando en amenas
florestas o en selvas seculares
derriba encinas o en los hondos mares
destroza velas y con ruda saña
la ola vuelve montaña
que reventando en salpicante espuma
parece que con loco satanismo
increpa al cielo y el bajel abruma
hasta que logra hundirlo en el abismo?
¿Vagan tal vez los manes de Leonidas
en ese campo en que la muerte postra
falanges de rabiosos homicidas?
¿Es Bonaparte que furioso arrostra
el peligro doquier? ¿Es de Cartago
el adalid que produciendo estrago
el Alpe cruza audaz? No, no son ellos
los héroes de la Europa que tan bellos
recuerdos de su fama eternizaron...
Estos son los gallardos descendientes
de los guerreros que en Junín triunfaron
y en Ayacucho y Boyacá probaron
que los hijos de América, valientes,
al persa en el fatal desfiladero
hubieran detenido con su acero,
marcharan con Aníbal hacia Roma
y atrás no se quedaran ni un segundo
del temerario gladiador que doma
con la victoria de Austerlitz un mundo.
Herir, matar y recibir la muerte,
sin desmayo mirar como se vierte
158
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
la hirviente sangre a rojos borbotones,
asaltar con denuedo el muro fuerte,
combatir como tigres con leones,
página vieja en nuestra breve historia
¡donde hay tanta tristeza y tanta gloria!
Ved ese cuadro aterrador. La plaza
innumerable ejército circunda....
El hermano al hermano despedaza
y el, campo en sangre por doquier se inunda
Regueros de cadáveres tendidos
hay sobre el suelo y, con feroz mirada,
contemplan los heridos
su carne desgarrada
por el agudo proyectil. Furioso
de tal manera el tigre poderoso
que ruge entre los bosques de Bengala
su cólera divierte relamiendo
la roja brecha donde está sintiendo
¡el recio golpe de certera bala!
Negra como las hijas de la Nubia
la noche llega y en su oscuro seno
sigue el combate de heroísmo lleno,
y prosigue también cuando la rubia
aurora vierte de su azul pupila
chorros de luz ... Pero, ¿por qué vacila
siquiera un breve instante
la fe ciega de aquellos denodados
e intrépidos soldados
que en el muro rechazan la pujante
bravura de las huestes invasoras?
¡Ah! No lo diga el ignorado vate
que hoy canta aquellas horas
de terrible combate...
¡Cayeron ay! , reputaciones altas
como se viene a tierra erguido roble...
159
RODRIGO M IRÓ
Pero, ¡silencio! , y que el olvido noble
tienda su velo sobre ciertas faltas.
Mas ved ahí que a las trincheras guía
generoso corcel augusto anciano
que en el cabello ostenta nieve fría,
pero un sol en su pecho... El soplo insano
de aquella horrible tempestad no hiela
su sangre varonil, y su mirada
tiene un fulgor tremendo...
Con acerada espuela la tersa piel hiriendo
de indómito bridón, toda bañada
en albicante espuma, corre, vuela,
esgrimiendo su espada,
gallardo mozo, cuyo aspecto fiero
bien demuestra en la lucha que es oriundo
de las montañas donde vino al mundo
Córdova, el bravo, el inmortal guerrero...
Ese anciano es Albán... Es el Caudillo
indomable y sencillo:
nació para el Deber; siempre su brazo
opone a toda infamia una barrera,
siempre en su corazón halla rechazo
del Desorden la lúgubre bandera;
erguido como el alto Chimborazo,
el cráter que su espíritu ilumina
y que le enciende en cólera divina
y le engrandece en sanguinosos dramas,
respeta a los que enseñan y redimen;
sólo sobre el malvado vierte llamas,
¡sólo arroja su lava sobre el crimen!
Y ese mancebo de postura bella
que disponer parece a su albedrío
del vendaval bravío, de la mortal centella,
de la rabia del mar cuyo alboroto
llena las almas de pavor profundo,
y del poder de brusco terremoto
160
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
que convulsiona el mundo,
ese que en la tragedia y el conflicto
tiene, cual Girardot, épicos sueños,
es Salazar, el campeón invicto,
¡un león de los bosques antioqueños!
Hablan los dos.... Sus ojos centellean
y a sus voces vibrantes y viriles
se enardecen aquellos que flaquean,
y nuevamente con ardor pelean,
y otra vez los cañones v fusiles
retumban, silban y despiden llamas...
Rebotan en el duro parapeto
copiosos proyectiles...
Azogadas de horror tiemblan las ramas
del cercano manjar en que discreto
su descalabro el enemigo esconde...
En viejos héroes la memoria puesta,
al rayo, el rayo destructor contesta,
el huracán al huracán responde...
Oh, Albán! Oh, Salazar! Fue vuestro acento
lleno de fe la salvación del Istmo...
Como hálito sagrado vuestro aliento
hizo resucitar el heroísmo
en almas fatigadas... Fue la tea
que encendió el apagado combustible
vuestra palabra que a feroz pelea
llamó de nuevo por deber terrible;
y así triunfo la Idea,
la Santa Idea que el Progreso invoca
bajo el amparo de la Fe cristiana,
y que resiste como firme roca
el recio empuje de borrasca insana;
así triunfó con esplendor divino
y así el nicaragüense aventurero
que con hermanos nuestros allí vino,
vio como ataja en su fatal camino
161
RODRIGO M IRÓ
al pérfido extranjero
que armado pisa nuestro suelo hermoso,
el colombiano, siempre victorioso
cuando busca los lauros del guerrero.
¡Ah! , pluguiese a los cielos no muy tarde
que de igual modo sus furores pruebe
el mandarín del Ecuador aleve,
que de falsa amistad haciendo alarde
sepulta en nuestro seno
su puñal saturado de veneno,
sin recordar acaso
en su ambición insana y desmedida,
que la noble Colombia nunca olvida
de «vencedores» el soberbio paso...
¡Al verte exangüe, en lucha fraticida,
oh Patria, el torpe mandarín te afrenta,
pero, cuidado con el brazo rudo
que en convulsión violenta
su flamígera espada la ensangrienta
en quienes osan escupir su escudo!
¡Ese brazo iracundo,
con ímpetu de rayo,
supo vencer los hijos de Pelayo
que vencieron al árbitro de un mundo!
Ese brazo es el mismo
que en Pichincha frenético golpea,
y abrió a la esclavitud un hondo abismo,
y donde hubo rebaños allí crea
pueblos libres, los pueblos donde ahora
atiza un temerario, Patria mía!,
el incendio voraz que te devora,
y goza contemplando tu agonía.
Ese brazo altanero que redime
y que pudo asombrar al europeo
con la explosión sublime,
la sagrada explosión de San Mateo,
ese brazo grandioso no consiente
162
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
de los intrusos ambiciones locas,
porque él es en la lucha armipotente,
y si faltan las armas, tiene rocas
para aplastar al invasor de frente....
¡Tiene árboles robustos a las faldas
como en las cimas de montañas rudas,
para azotar rabioso las espaldas
de cuantos amen la traición de Judas!
Venga otra vez el Dictador grosero
que Venezuela sufre avergonzada,
la miserable chusma que degrada
en sus manos las armas del guerrero.
Vengan, sí, de Zelaya los esclavos
y los de Alfaro, y la feroz jauría
de monstruosos Caínes... Nuestros bravos,
nuevamente en, la bélica porfía,
donde sangrienta lluvia se derrame,
arrollarán la coalición infame,
porque siempre, con trágica hermosura,
Colombia es el Condor que desafía
tormentas en la altura,
que en medio de relámpagos, sereno,
cruza la inmensidad, de arrojo lleno,
pues creció con arrullos de huracanes
en las cimas do hierven los volcanes
y donde tiene por vecino el trueno!
5
EPITAFIO
Al General Albán.
Tuvo arrebatos de León furioso
y ternuras de niño. Fue guerrero,
amó el templo, amó el libro, amó el acero,
fué sabio, fué cristiano, fué piadoso.
163
RODRIGO M IRÓ
Tuvo perfume de verjel umbroso,
tuvo dureza de peñón severo
que impasible resiste el golpe fiero,
en mar sañudo, de huracán rabioso...
Hubo en él la poesía de una estrella
y el fuego de un volcán que hirviente asoma,
hubo en él esa cólera tan bella
que vence y ante el ruego se desploma;
fué cirio con fulgores de centella,
águila con dulzuras de paloma.
[1, 2: Ensayos Poéticos. 3: Parnaso Panameño. 4: Batalla de Panamá.
5: Corona fúnebre en Homenaje al General Albán.]
164
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Modernistas
❦
165
RODRIGO M IRÓ
166
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Darío Herrera
Nació en la ciudad de Panamá, el 18 de julio de 1870. Dueño ya de un
prestigio marchó al Sur, en 1898. En Buenos Aires trabajó para La Nación y
militó en la bohemia literaria de entonces. Abandonó la Argentina a raíz de
nuestra separación de Colombia, por causas ajenas a su voluntad. Siguió
luego su peregrinaje por América y Europa, hasta morir en Valparaíso, Chile, donde desempeñaba el consulado de Panamá, el 10 de junio de 1914.
Su obra es apenas conocida. Publicó sólo un volumen de cuentos: Horas Lejanas (Buenos Aires, 1903). Y, posteriormente, Lejanías que reúne una
parte de sus versos. El resto de su producción —crónicas, cuentos, versos,
notas críticas— anda disperso en periódicos y revistas del continente.
Buen poeta y mejor escritor –sus prosas se cuentan entre lo más logrado de nuestra literatura–, tuvo Herrera la pasión del vocablo exacto y bello.
“Amaba la frase límpida y cristalina de Flaubert, cuyo espejo quería ser en
prosa castellana”, nos cuenta Max Henríquez Ureña. Su afición por las literaturas extranjeras le hizo traductor, y a él debemos la primera versión castellana de la Balada de la Cárcel de Reading, de Oscar Wilde.
Obras: Lejanías, 1971.
Referencias: García Calderón: La personalidad de Darío Herrera, su
ideología, su estilo, Impresiones sobre su obra Horas Lejanas, en El Heraldo
del Istmo Nº 16, de 21 de septiembre de 1904; Hernández, Gaspar Octavio:
Darío Herrera, en Iconografía págs. 175-88; Henríquez Ureña, Max: Mis
recuerdos de Darío Herrera, en Diario de Panamá, de 10 de agosto de 20;
Miró, Rodrigo: Darío Herrera en el centenario de tu nacimiento, en Boletín
de la Academia Panameña de la Lengua. Nº 5, de octubre de 1970.
1
DÍSTICO MÍSTICO
PENUMBRA
Fue una tarde ya lejana. Yo leía el bello opúsculo
De la vida desolada de aquel trágico cantor,
cuyas rimas son tan tristes como el Pálido crepúsculo
con que inicia sus inviernos el hastío del amor.
167
RODRIGO M IRÓ
Y ante el piano ella sentada, con sus manos cual dos lirios
los armónicos marfiles agitaba sin cesar,
y una música surgía que evocaba los martirios
del que viaja por los yermos hiperbóreos del pesar.
En la calle resonaban, como insólito sarcasmo,
las canciones bulliciosas del alegre carnaval,
y sus ecos se apagaban en el tétrico marasmo
que envolvía nuestras almas en su atmósfera glacial.
Sus cabellos descendían, simulando fúnebre ala,
a su talle doblegado como el tronco de un saúz,
mientras iban envolviéndola extendidos por la sala,
Los inciertos, misteriosos estertores de la luz.
De las torres se elevaba la plegaria de los bronces
cual un ruego del crepúsculo al espíritu de Dios...
Se miraron a distancia nuestros ojos, y hubo entonces
mil presagios de amarguras en los ojos de los dos...
Calló el piano. Lentamente avanzó ella por la alfombra...
Ya la noche la envolvía en la seda de su tul,
y su rostro, hermoso y pálido, emergía de la sombra
como un astro solitario de lo obscuro del azul.
En mi hombro reclinóse blandamente su cabeza...
Nuestros labios se juntaron en un beso sin rumor...
Y en el beso aquel pusimos toda la íntima tristeza,
todo el duelo de presagios que enlutaba nuestro amor...
Nuevos Ritos, Nº 62, de 15 de marzo de 1910.
POST UMBRA
Cuando en mis noches,
cuando en mis noches de hondas nostalgias, el pensamiento
va visitando de mis amores,
168
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
de mis amores el cementerio,
tú sola surges,
tú que compendias todo el pasado de mis afectos,
tú sola surges a los conjuros de mi memoria,
¡tú sola surges eternizada por el recuerdo!
¡Y resucitan aquellos días,
aquellos días que ya murieron
breves y dulces como una aurora,
breves y dulces como un ensueño,
en que vestida toda de blanco,
bajo la noche de tus cabellos,
a mí venías hermosa y pálida
allá en tu sala y en otro tiempo!
Después evoco la tarde triste
tarde tan triste como el crepúsculo en un desierto,
en que tu vida se hundió en la nada,
en que tu alma se hundió en las sombras, en el misterio...
¡Cuadro doliente
que no se borra de mi cerebro!
¡Aquellos dobles de las campanas,
graves y lentos;
aquel ambiente nubloso y frío;
aquel gemido largo del cierzo;
el ruido sordo de aquella lluvia,
y en tu aposento,
aquellos cirios de llamas trémulas
que derramaban vagos reflejos;
aquel gran Cristo,
allá en el fondo, como el emblema del sufrimiento;
aquel desborde de mi amargura,
y sobre el lecho,
entre las pompas de la mortaja,
glacial, inmóvil, mudo, tu cuerpo...!
¡Ya ves que en mí alma te perpetúas,
que no te olvido, como tus labios me lo pidieron;
169
RODRIGO M IRÓ
y que en mis noches,
y que en mis noches de hondas nostalgias, si el pensamiento
va visitando de mis amores,
de mis amores el cementerio,
a los conjuros de la memoria tú sola surges,
tú sola surges eternizada por el recuerdo!
El Heraldo del Istmo Nº 2, de 16 de enero de 1904.
2
CAMPESTRE
La tarde se adormece en la llanura.
Incierto el panorama se destaca
bajo la luz anémica, ya opaca
en cada agrupación de la verdura.
La vespertina claridad perdura,
fingiendo una labor de fina laca
en el espacio cóncavo, que es placa
donde pintan las formas su hermosura.
La noche se condensa en el contorno
del silencioso campo. De retorno
hacia la casa van con lento paso
el labrador y sus rendidos bueyes.
Y son yuntas, y el hombre, únicos reyes
de aquellas soledades del ocaso...
Nuevos Ritos, Nº 160, de 15 de Julio de 1915.
170
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
II
Tiamo, o pio bove
Carducci
Campo de primavera. El sol levante.
Clámide de la noche peregrina,
cual tejido de magia, la neblina
se deshace en la atmósfera radiante.
Cortando el monte, que distante
describe su parábola azulina,
ondula en la planicie una colina,
como plasmado torso de elefante.
Allí la casa y el bovino hato
del labrador robusto, que al empeño
de sus labranzas se apercibe grato;
y que esquivando el amoroso sueño
al verde campo se dirige al rato,
de arado y bueyes conductor risueño.
El Cronista, de 25 de Julio de 1908.
3
DIANA
(Salón de París)
Yo no la admiro así, con su altanero
gesto de virgen al amor esquiva;
cuando sobre la caza fugitiva
arroja el dardo rápido y certero.
Ni tampoco en su símbolo guerrero,
la Hécate implacable y vengativa,
que da a los brazos cólera agresiva
y pone el exterminio en el acero.
171
RODRIGO M IRÓ
Pero la adoro cuando en alta noche
cruza, rigiendo su argentino coche
bajo el azul, de estrellas florecido;
y llegando a la gruta misteriosa,
como la casta, enamorada esposa,
besa en los labios a Endimión dormido.
El Heraldo del Istmo, Nº 15. 27 de Agosto de 1904.
4
POEMA ARIO GRECO-LATINO
Aquiles
Frente a los muros de la Ilión de Homero,
solo y distante de la griega flota,
Cobrando de Patroclo la derrota,
a Héctor Aquiles acomete fiero.
Héctor ya cede: su temido acero
a cada golpe rápido rebota;
y ve aterrado que de Aquiles brota
la inmunidad del Júpiter guerrero.
Viene después la trágica carrera
donde Aquiles, de planta más ligera,
venga a su amigo en el troyano fuerte.
Y en Troya lloran la feroz escena
los regios deudos, cómplices de Helena,
que allá aportó la destrucción y muerte.
172
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Eneas
Es noche de tumulto. Rojas teas
hienden la sombra en luminosas marcas...
No es Cartago propicia a los monarcas;
tampoco a las sensuales Citereas.
Tal lo comprende en su videncia Eneas,
que furtivo se aleja hacia las barcas:
va de Italia a las rústicas comarcas;
resurgirá su raza en las aldeas.
¡Y Roma será grande! En tanto Dido,
por el dolor su espíritu abatido,
en la demencia del amor tirano,
Su cuerpo entrega a la flagrante pira;
y ya muriendo, apasionada mira
la fugitiva nave del troyano...
Roma imperial
¿Tu quoque?...
En el Senado de la invicta Roma,
que fue herencia de Imperio para Augusto,
Yergue Pompeyo su marmóreo busto;
el Capitolio a la distancia asoma.
Y Julio César, dictador, que broma
cree la rebelión, oye con gusto
a Marco Tulio, cuya voz adusto
acento a veces por el crimen toma.
El triunfador de asiáticos y galos
no sabe ver en los semblantes malos
el triunfo de su muerte contenido...
173
RODRIGO M IRÓ
¡De súbito el puñal relampaguea:
sangriento César anda, tambalea,
y se desploma inerte ante el Vencido!
Las Cruzadas
Mientras la dama espera en el Castillo
y queda el levadizo puente alzado
y el pastor apacienta su ganado
y el labriego maneja su rastrillo,
Fulge el sol cenital, a cuyo brillo
el indumento fino y acerado
del caballero mírase apagado
por el polvo nubloso y amarillo,
Piensa el jinete en el lejano oriente...
allá están, Godofredo con su gente,
al Sagrado Sepulcro dando vidas.
¡Y ya el Cruzado sueña con hazañas
que romperán los muros, cual montañas
por rudos cataclismos demolidas!…
Covadonga
Porque dé infamia se cubrió “La Cava”,
y él, don Julían, se encuentra envilecido,
si el rey Rodrigo el seductor ha sido,
será la Patria del Islam esclava.
Dice y lo hace... En Guadalate graba
de su venganza el hecho esclarecido...
Ya el reino visigodo está vencido
del sarraceno por la hueste brava.
174
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Pero surge Pelayo. Y en Asturias
salva a hispanos de crímenes e injurias,
fundando allí la nueva monarquía
que tras los siglos penetró en Granada
gloriosamente. Y con la cruz y espada,
¡de su idioma imperial con la armonía!
Colón
Pensativo en la proa, mientras suave
la quilla rasga el mar, el Navegante
escruta el horizonte, por distante
siempre a sus ojos fugitivo y grave.
En lo interior de la española nave
circula la tormenta amenazante...
Entre ella cruza altivo el Almirante
cual inmune a los rayos vuela el ave.
No es la tripulación banda de halcones,
sino indócil rebaño de leones
también propicio a la epopeya homérica...
Porque ellos, los de España aventureros,
fueron después conquistadores fieros
cuando el gran genovés les dio la América.
Balboa
Con sus hombres Balboa, colosales
en su empuje de dantas o bisontes,
ampliando los abruptos horizontes
ábrense paso en selvas virginales.
Caminan desde el alba, a las señales
de cantos de jilgueros y sinsontes,
175
RODRIGO M IRÓ
y al rugir de jaguares en los montes
de pletóricos humus tropicales.
¡Venticinco jornadas, día por día!
Llegan al fin, vibrantes de alegría,
a cumbre ignota... El cuadro allí es magnífico:
En playa extensa indígenas piraguas,
y dilatando bajo el sol sus aguas
en su esplendor oceánico, ¡el Pacífico!
Ayacucho
El Virrey con su tropa en la colina,
y Sucre con la suya por el llano.
Allá flamea el pabellón hispano;
acá los de Colombia y Argentina.
Truenan cañones. El clarín afina
su voz de mando. El oleaje humano
lentamente adelanta por el Plano
de Sucre a la severa disciplina.
El “Mariscal” sus órdenes imparte:
Córdova audaz a la colina parte
seguido de sus bravos zapadores...
¡Los que llevando a discreción las armas
arriba esparcen pánicas alarmas
con su paso inmortal de vencedores!...
El Canal
Cesó el divorcio. América y España
con nuevas nupcias, generosamente
en su voz armoniosa y elocuente
de sus héroes narraron cada hazaña.
176
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Y toda Europa de la fabla extraña
supo de la Conquista, cuya gente
a griegas y romanas por valiente
las superó en el llano y la montaña.
Hoy Panamá con el Canal acrece
el progreso del mundo, a quien ofrece
toda la magnitud de su Océano...
Para llegar a tierras del Levante,
que soñara el latino Navegante
en sus descubrimientos de lo arcano!
5
CANCIÓN DE OTOÑO
(De Verlaine)
Los sollozos, largos, lentos,
de los vientos
en las tardes otoñales,
van resonando en mi alma
con la monótona calma
de los toques funerales.
Todo lívido y convulso,
obedeciendo al impulso
del quebranto,
de mis antiguas historias
siento llegar las memorias
humedecidas de llanto.
Y a un viento malo, sin rumbo,
voy marchando tumbo a tumbo
por mi existencia desierta,
como al hálito glacial
de la ráfaga otoñal la hoja muerta.
Nuevos Ritos, Nº 73 y 74, de 1º de Octubre de 1910.
177
RODRIGO M IRÓ
6
EL PINO Y LA PALMA
(De Enrique Heine)
A Ciro L. Urriola.
En el frío Norte y en desnuda cumbre
Dormitando se halla pino solitario;
La nieve y el hielo le dan su vislumbre,
Le exornan y envuelven en blanco sudario.
Y ante el cielo negro y en su cumbre helada,
Tiritando piensa que en lejano Oriente
Una palma sufre, silenciosa aislada,
En ribera abrupta, bajo el sol ardiente.
Nuevos Ritos, Nº 55 de 1º de Diciembre de 1909.
[3 y 4: Lejanías.]
178
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
León A. Soto
Nació en la ciudad de Panamá, el 11 de abril de 1874. Circunstancias adversas le negaron la oportunidad de hacer estudios sistemáticos. No obstante, descolló temprano como poeta y periodista. Tuvo periódico propio: Don Quijote (1899),
semanario que dedicó espacio a la política y adhirió a la causa de Cuba.
La obra de Soto, que cuidó mucho de la forma, denuncia un plausible afán de
perfección. Cuentan —y sus versos lo corroboran— que sintió una grande e insatisfecha pasión amorosa. Espiritualmente fue un aristócrata, descontento de nuestra vulgaridad cotidiana, amigo de lo exótico y maravilloso. En resumen: un desesperado y un decadente.
Cuando la inminencia de un canal americano hizo de la cuestión Panamá
tema de una ardiente polémica colombiana y el sentimiento panameño se manifestó en la prensa y en actos multitudinarios, la voz de Soto, apasionada pero reflexiva, se elevó en un claro mensaje de dignidad y patriotismo. Dos discursos suyos
son jalones importantes en el proceso de nuestra lucha nacional. Su osadía mereció la cárcel y castigos corporales que le hicieron mártir de la nacionalidad, porque Soto murió a consecuencia de aquel castigo, el 22 de febrero de 1902.
Don Guillerno Andreve recogió y publicó casi toda su obra en 1907.
Obras: Eclécticas (Ensayos Poéticos), 1907; Poesías 1918; Obra Selecta, 1974.
Referencias: Andreve, Guillermo: León A. Soto (Prólogo a Eclécticas); Maytín,
Tomás A.: León A. Soto, martir de la emancipación del Istmo, en El Panamá América, de 24 de febrero de 1937; Ritter A., Eduardo: León A. Soto, en El Panamá
América, de 20 de noviembre de 1939, en Afirmación Nacional, Nº 17, de 10 de
abril de 1941; Sosa, Julio B.: Presencia Espiritual de León A. Soto, en El Panamá
América, de 2 de noviembre de 1944; García S., Ismael: La personalidad de León
A. Soto, en Lotería Nº 154, de septiembre de 1918, Miró, Rodrigo: Introducción a
Soto, en Lotería, Nº 222, de agosto de 1974.
1
PÓRTICO
Mi libro es alcázar; en él hay mezclados
en góticas salas, sirviendo de adorno,
de diosas de Atenas el lindo contorno,
enanos deformes, dragones bronceados.
179
RODRIGO M IRÓ
Aquí no hay poemas de niños alados;
tan solo hay estrofas labradas a tomo:
si a verlos viniste, da, niña, el retorno;
entrad, soñadores, entrad, convidados,
Pasad sin temores... ¡Atrás tú, profano!
¡No intentes un punto seguir, porque entonces
verás como se alza, terrible, la mano
—la mano que empuña, robusta, la espada—
del recio, fornido, gigante de bronce
que atisba a la sombra guardando la entrada!
2
A LA VENUS DE MILO
¡Oh, diosa de los áticos perfiles!
¡Oh, diosa de las curvas sosegadas!
Quiero, bajo las jónicas arcadas,
cantarte el canto de los veinte abriles.
Dame la frialdad de los buriles
que idearon tus formas delicadas,
para, huyendo del mundo las miradas,
del Himeto vagar por los pensiles.
Yo te amo más que a la de carne tibia
deidad que se resiste en su lascivia
a nuestro amor, trocándolo en martirio,
pues, si no puedes darme tus abrazos,
tampoco tienes importunos brazos
¡que me impidan te abrace hasta el delirio!
180
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
3
DESCONTENTO
Todo me hiere, todo: la secreta
palabra del amante a su adorada;
la sonrisa sincera o la forzada
conque el vulgo me dice: “Adiós, poeta”.
La mirada discreta y la indiscreta,
la espina de la rosa que me agrada,
el pudor excesivo de la honrada y
el impudor de la mujer coqueta.
Todo me hiere, todo, la arrogancia,
Del necio, la humildad del hombre honrado
la hartura vil, la sed del peregrino.
Todo, todo me hiere sin clemencia,
menos el rayo de Jehová, sagrado,
que a Saulo derribó sobre el camino!
4
EPICURISMO
Tu moral, Epicuro, no la entiendo:
“reír es el objeto de la vida”...
¡Y entre tanto, la boca es una herida
que se desangra cuando estamos riendo!
¿Qué de las carcajadas el estruendo?
Ruido que pasa y que a pensar convida
en la dicha del hombre fementida:
fantasma que va, iluso, persiguiendo.
No puedo ser feliz —menos si ajusto
mi proceder a tu precepto injusto—
sin que a otro ser con mi placer contriste.
181
RODRIGO M IRÓ
Y no quiero la dicha que cercena
en mi provecho la ventura ajena:
¡ser dichoso uno solo es bien muy triste!
5
ECLECTICISMO
¿Quién la eterna verdad ha poseído?
Del tiempo destructor por la carcoma
cayeron India, Egipto, Grecia y Roma
como en la arena el gladiador vencido.
¿Y qué guardamos de ellas? Lo vivido,
la idea que inmortal, deja su aroma,
como el perfume de marchita poma
en nueva poma triunfa del olvido,
Amo la rima audaz, ágil, prismática;
amo el verso sencillo y delicioso
y amo el frío, impasible verso heleno.
Pues sé que entre las ruinas de vieja ática
surge siempre lo bello, esplendoroso,
como surge el nenúfar de entre el cieno...
6
MARIPOSAS
Yo no canto el precioso ropaje
que os envuelve —magnífico traje
que esmaltan los rayos ardientes del Sol—.
Mas que al Iris, adoro ese vuelo
que en vosotras inspira el anhelo
de elevaros a la alta morada de Dios.
182
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
¿Qué me importas, azul mariposa?
Eres bella, lo sé, cual la hermosa
que un día ofreciónos amor y placer;
¿qué me importa tu hermana la blanca,
si el recuerdo que al alma le arranca
es manjar amasado con néctar y hiel?
Ya la roja no es bella promesa;
la amarilla recuerda la huesa
que nuestros despojos al fin guardará,
Ni la negra, la eterna enlutada,
causa espanto en la pobre morada
de un cadáver que aguarda la tumba no más.
Sé que el céfiro os sirve de barco,
sé que el Iris extiende su arco
por ver vuestros pasos por un cielo azul,
pero nada en vosotras me atrae
como el triste aletear con que cae
la que quema sus alas buscando la luz.
¡Ah! yo os canto a vosotras que en premio
de elevaros, teneis del bohemio
la dolorosísima muerte quizá.
¡Ah! yo canto a la tribu errabunda
que la tierra y los aires inunda
con la triste nota del dolor triunfal.
La que fué de un capricho de niña
pobre víctima; aquella que ciña
corona invisible de martirio cruel,
a esa llegan mi afecto y mi canto,
como llega a las penas el llanto
—a las penas ocultas que lo hacen verter.
Yo os adoro, volubles e inquietas,
pues teneis cual los pobres poetas
por todas riquezas el aire y la luz.
183
RODRIGO M IRÓ
Y al final de una efímera vida
olvidáis del destino la herida
disolviendo en el aire vuestro oro y azul.
[Del 1 al 6: Eclécticas.]
184
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Cristóbal Martínez
(Simón Rivas)
Nació el 10 de julio de 1867, en la ciudad de Panamá. Tipógrafo de
profesión, literato por natural impulso. Con Adolfo García redactó La Nube
colaboró en El Cosmos (1896), y editó posteriormente El Istmeño (1899)
que mereció los honores de una suspensión gubernamental. Al iniciarse la
República colaboró en El Heraldo del Istmo y Nuevos Ritos.
Ubicado en un momento de transición para las letras de! Hispanoamérica, su temperamento y lo mejor de su obra autorizan a situarlo dentro de
la corriente modernista. Hombre imaginativo, sus versos y prosas denuncian extraños influjos. La ingenuidad y el entusiasmo de sus contemporáneos se gozaron en llamarle “el Edgar Poe panameño” con provinciana
falta de sindéresis. Pero es una figura interesante que está reclamando el
estudio de su labor, perdida en periódicos y revistas. Hay en algunos de sus
escritos una visible voluntad del estilo, fruto de paciente factura.
Cristóbal Martínez murió el 16 de julio de 1914.
Obras: Méndez Pereira, Octavio: Parnaso, Págs. 137-43.
Referencias: Aguilera, Rodolfo: Cristóbal Martínez, en Galería de Hombres Públicos del Istmo,.1906, págs. 39-40, Hernández, Gasear Octavio:
Con motivo de la muerte de Simón Rivas, en Iconografía, 1916, págs. 29-38;
Miró, R.: Simón Rivas, en Lotería, Nº 140, de julio de 1967.
1
LAS CAMPANILLAS
Cuando en las tardes de sol radiante
miro en silencio las campanillas,
cómo recuerdo que son las reinas
de las murallas y de las ruinas.
Entre las grietas de los escombros
se adhiere el tronco que las anima,
y allí florecen meditabundas,
tan solitarias, tan amarillas.
Es que los muros que se desploman
tienen historias que las contristan,
185
RODRIGO M IRÓ
como de cosas que se recuerdan,
como de cosas que nos lastiman.
Un sentimiento dulce, piadoso,
parece a veces que las cautiva,
las emociona lo que envejece;
las enamora lo que agoniza.
Acaso sienten de la intemperie
la desolada tristeza íntima
de viejas glorias, pasadas pompas
que el tiempo esparce como cenizas.
Nunca en los tiestos de las ventanas
divinos labios las acarician,
y en los cabellos de las hermosas
jamás se ostentan las campanillas.
Nunca sonrientes entre los búcaros
ni en los festines gallardas brillan,
son tan humildes que da tristeza
verlas tan solas, tan amarillas.
Como canciones nocturnas oyen
de aves siniestras la voz fatídica,
y de la turba de los murciélagos
su extraño ruido las regocija.
En el silencio de las tinieblas
tal vez escuchen entre las ruinas,
la amarga nenia de los recuerdos
que en viejos muros canta la brisa.
Quieran los hados que de un escombro
vuele a mi tumba polvo de vida,
y allí que nazcan, y allí florezcan
meditabundas las campanillas.
186
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
2
EUTERPE
A Narciso Garay
Cuando la aurora vino ya en la cumbre
el genio sacro iluminó su faz,
y onda cauda derramó su numen
por la anchurosa cristalina esfera
que un viento nuevo estremeció fugaz.
Undívaga, vibrante y misteriosa
surge de allá en melódico rumor,
el cisne dio a su cuerpo la escultura,
y las sagradas cuerdas son las fibras
de la escala lumínea de Jacob.
Con las cadencias de los ritmos órficos
o en hiperbórea cántica edenal,
marca el sonido que coruzca y gime,
y se desgrana como suave aljofar
en ola magna, ardiente, especular.
Amplía él ensueño su ropaje vasto,
y en harpa santa o mágico clarín
florece regia la dormida gama
que se despierta al luminar sonoro
en un rosado y sideral confín.
Es fuego su ambrosía. Rumorosa,
el encanto es su nido vibrador,
y se dilata por inmensas frondas
de mirtos, lauros, por los mares hondos
cual leda brisa o bélico estridor.
Nepente, albor, plegaria, somnolencia,
ruge en su entraña la pasión fatal;
es del excelso resplandor del cielo
187
RODRIGO M IRÓ
ansia infinita, vaguedad cerúlea
que al himno brota del amor triunfal.
El Mercurio, 17 de abril de 1897.
3
NOCHE ÁUREA
En la luz de tus ojos que sueñan
con las tibias florestas del alba,
reverdece con frescos matices,
se colora con nieves intactas,
la ternura del sueño que brilla
con el soplo de nueva esperanza.
Cristalina te miro en la espuma,
cual celaje se pliegan tus alas,
vaporosa te alejas y tomas
como un vago rumor de palabras.
Es de noche: te espero, alma mía,
es de noche: despierta en mi alma;
que en el velo de luz matutina,
en las brumas de selvas lejanas,
en la sombra sanguínea de ocaso
toda augusta, magnífica y santa,
con la faz luminosa te miro
como el fuego sagrado del ara,
La pasión nocturnal, sugestiva,
que transmite con gritos de un arpa
tus nerviosas caricias que bordan
de esplendor la tristeza del alma,
da su voz más amable al silencio,
da con gotas de ajenjo sus lágrimas,
y en las noches de oro radiantes
al suspiro del numen, la gama
que doliente, fugaz, sensitiva,
del misterio columpia en la escala.
Rasga breve su vientre el letargo;
las visiones fulguran y pasan,
188
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
unas tienen los cuerpos muy blancos,
otras llevan muy tristes las almas
unas muestran la faz somnolente
por un signo fatal, otras marchan
coronadas las frentes invictas
con un manto de armiño a la espalda;
las que lucen los áureos cabellos,
las que tienen pupilas extrañas,
las que saben los signos del llanto,
las que agita feliz carcajada,
pasan ledas, en rápidos giros,
con la aurísona voz de las ansias,
y ninguna me dice tu nombre
ni diseña tus místicas gracias,
porque ignoran que vives de sueños
que se velan con ténues palabras.
Es de noche: despierta alma mía;
las tinieblas sañudas y bárbaras,
desgarrando su clámide oscura
bajo el oro de luz meridiana,
negro pórtico harán donde pueda
irradiar tu sublime nostalgia;
donde pueda impecable y eterna,
como flor de pasión y esperanza,
ser más pura tu esencia divina,
ser más bella tu forma sagrada.
El Cosmos, Nº 4, 15 de enero de 1897.
4
KARINA
(Balada)
Aquella tarde el gran rey le decía:
—Oye, si eres mía tendrás mi silla
de montar de oro y mi caballo gris,
un palacio de excelsa maravilla
donde cual reina te verás feliz.
189
RODRIGO M IRÓ
—No quiero corcel, palacio ni tu oro,
prefiero más mi honor que tu tesoro—,
Karina respondía.
Y el gran rey le decía:
—Oye, con mi corona inmarcesible,
la mitad de mi imperio te daré,
nada a tu anhelo le será imposible
siendo yo el paje que estará a tus pies.
—Dálo a tu esposa. ¿Quiero yo grandeza?
Prefiero más mi honor que la vileza—,
Karina respondía.
—Pues, oye: si no atiendes a mis males
tú, Karina, te verás
en tonel erizado de puñales
que a golpes mis esclavos rodarán,
—Si lo haces, mi Madre Inmaculada
no me tendrá por débil ni culpada.
Vinieron los esclavos
y Karina valerosa fue puesta en el tonel,
en tanto que del cielo bajaron dos palomas...
que luego fueron tres.
Y vióse al mismo tiempo
dos cuervos del infierno que al dirigirse al rey
lo arrebataron hoscos, se lo llevaron lejos...
y luego fueron tres.
El Heraldo del Istmo, Nº 52, 28 de febrero de 1906.
190
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
5
EL HARPA
Vestida de blanco estaba; en el féretro
más blanca parecía.
¿Quién dicen la mató? ¡Nadie lo sabe!
Sólo recuerdan que al graznar de un ave
un hombre entre las sombras se movía.
¿Algún amante nido y sanguinario
acaso no sería?
¿Alguno que la viera tan hermosa,
siendo envidia del alba y de la rosa
y ardiente de pasión la mataría?
Un mago formó un harpa de su cuerpo
que nadie tocaría,
y de un granado en flor en la pradera
colgóla misteriosa en donde fuera
vista por el que iba o que venía.
Y mustia y silenciosa estuvo el harpa
que nadie sonaría,
hasta una tarde que vibró estallante...
Y todos contemplaron al instante
al hombre que en las sombras se movía.
El Heraldo del Istmo, Nº 57, 15 de mayo de 1906.
[2: Parnaso Panameño.]
191
RODRIGO M IRÓ
Adolfo García
Nació en la ciudad de Panamá, el 11 de febrero de 1872, Aprendió primeras letras en la Escuela de Santa Ana, y parece se matriculó en el Colegio
Balboa, para seguir estudios que no terminó. Tuvo empleos humildes, entre
ellos el de operarlo de una joyería. Padeció limitaciones y miserias que
acabaron el 24 de junio de 1900, en el combate del Puente de Calidonia,
mientras peleaba desde la trinchera liberal.
Adolfo García, en quien la tradición romántica cobrábase fuertes réditos, fue mílite leal de la cruzada modernista. Colaboró en casi todos los
periódicos de su tiempo. Con Simón Rivas redactó La Nube (1894). Editó
posteriormente El Tío Sam (1898), órgano que sirvió con decisión la causa
de Cuba. Perteneció, además, al grupo juvenil que hizo de El Cosmos (1896)
la bandera de nuestro modernismo inicial.
Don Guillermo Andreve publicó, en 1919, un puñado de sus poesías. La
compilación de su obra —escribió prosa también— es tarea para los hombres de hoy.
Obras: Poesías (1919).
Referencias: Hernández, Gaspar Octavio: Adolfo García, en Iconografía, Panamá, 1916, págs. 89-100. Ortega, Hilda: Biobibliografía de Adolfo
García (Trabajo de Graduación, Universidad de Panamá).
1
ALMA
Envuelta en las nieblas del ángulo oscuro
solloza la virgen. Clavado en el muro
medroso golpea cansado reloj.
La lámpara esparce su lumbre doliente,
y el Cristo de mármol doblega la frente,
el Cristo que es sombra de vivo dolor.
¡Qué angustias padece la virgen devota!
¡Qué raros impulsos de un ansia remota!
¡Qué afán de en silencio romper a Dorar!
¡Oh, extraña neurosis, tú llevas el sello
192
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
de virgen que tiene ya cano el cabello,
de novia que tiene ya enjuta la faz!
La triste, a deshoras, de viejas historias
desata recuerdos, sacude memorias
y rasga, temblando, la hoja glacial...
Y el cierzo arrebata del bosque a lo espeso
jirones de risa, fragmentos de besos:
¡harapos tendidos al aire a secar!
La onda salobre convulsa desmaya
y borra la cifra grabada en la playa
y lenta comienza su largo gemir...
¡Ya elevan el ancla del barco ligero!
¡Ya canta su triste sonata el gaviero!
¡Ya embriaga a sus ojos la gama del gris!
Devota, ¿qué rezas?... Ya afuera los vientos
preludian sus vagos, siniestros lamentos
y lloran las hojas la ausencia del sol.
¡Allá por el linde borroso del cielo
agita una mano su blanco pañuelo
y náufragos flotan los besos de amor!
¡Qué golpes de brumas invaden el monte!
¡Qué opaco, qué enfermo se ve el horizonte!
Y ¡cómo es de casta la blanca oración!...
Las sombras ahogan la lumbre muriente;
y el Cristo mantiene, ya exangüe y doliente
abiertos los brazos a todo dolor!
2
RIMAS DE ESTÍO
Al fondo del vaso ríe
la cucharilla de plata;
y mientras bebo, tus ojos
193
RODRIGO M IRÓ
–fulgurantes como dagas–,
se clavan, como sedientos
de amor, en mitad de mi alma.
Dame a besar esa boca
donde el almíbar se cuaja
y resplandece la sangre
de la más fresca granada,
mientras que tus ojos, niña,
se beben mi sangre pálida.
Haz que tus trémulos brazos
como dos víboras bravas
al duro tronco de un roble,
se enrosquen a mi garganta
y maten en mí a este loco
de las ebrias carcajadas.
Pero, ¿qué tienes? ¡Tus ojos
lánguidamente se opacan
tras la neblina del llanto,
cual si en lo azul de tu alma
vagara una sombra negra
en ala de mis palabras!
¡Que al fondo del vaso ría
la cucharilla de plata!...
¡Pon al vuelo tus espasmos,
y deja que en noche amarga
tus ojos cándidos, niña,
se beban mi sangre pálida!
[El COSMOS, Nº 5, 1ºde febrero de 1897.]
194
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Nicole Garay
Hija de un pintor, hermana de un músico, halló en el propio hogar ambiente propicio. Dirigió por algunos años el Conservatorio Nacional de
Música. Sirvió, además, el profesorado, en nuestras escuelas secundarias
para mujeres.
Viajó mucho. En Bogotá, cuna de su padre, pasó largas temporadas. Y
estuvo varias veces en Europa, donde transcurrió parte de su infancia.
Su poesía, de tono menor, sentimental, llena de simpatía hacia el hombre y el paisaje nativo, crece al mirársele desde un punto de vista social.
Hay en ella vislumbres de un nacionalismo alerta, y cierta actitud defensiva
frente a la avasalladora influencia del vecino norteño. En este sentido su
obra se emparenta con la de Amelia Denis. Y vale la pena estudiar el hecho
de que sea en la obra de nuestras mujeres donde la preocupación por el
futuro amenazado del país aparezca con más viva presencia,
Nació Nicole Garay el 10 de septiembre de 1873, y murió el 19 de junio
de 1928, en Panamá, lugar de su cuna.
Obras: Versos y Prosas (1930).
Referencias: Garay, Narciso: Mi hermana Nicole, su vida, su obra, su
muerte. (Prefacio a Versos y Prosas). Hay otros estudios en el mismo volumen; Miró, Rodrigo: Las mujeres en la poesía panameña, en Teoría de la
Patria, págs. 105-23; Sierra, Stella: La poesía de Nicole de Garay, en Lotería Nº 32, de Julio de 1958; Oller de Mulford: Nicole Garay, en El Mundo,
de 4 de enero de 1966.
1
DE AYER A HOY
Cuántas veces paseándonos del brazo
por el jardín, los dos,
como gentes que saben lo que tratan
hablábamos de amor.
Y el me dijo: está siempre en mis labios
el nombre del Señor;
mi madre eternamente en mi memoria
y tú en mi corazón.
195
RODRIGO M IRÓ
Más tarde (cuando vino del colegio)
me abrió su corazón
y allí tenía ilusiones y esperanzas,
pero... no estaba yo.
2
RIMA
Si a la tierna avecilla
cortan las alas,
le abreviará la vida
su pena amarga;
no hará más vuelos
al nido en que ha dejado
tiernos polluelos.
Si al corazón arrancan
las ilusiones
vegetará en el mundo
entre dolores;
las ilusiones
son alas con que vuelan
los corazones.
3
CANTINELA
En un ocaso de grana
le entregué mi corazón
y al despertar la mañana
nos dieron la bendición.
Repicaba la campana
Dín-Dón. Dín-Dón.
Después estalló la guerra,
se alistó en un batallón,
cuando se perdió en la sierra
llevaba mi corazón.
196
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
La campana de mi tierra
vibró, Dín-Dón.
Las cartas que me escribía
inspiraban compasión;
en todas ellas decía:
te llevo en mi corazón.
La campana proseguía
vibró, Dín-Dón. Dín-Dón.
Los vencedores le hallaron
tendido al pie del cañón,
donde mismo le enterraron
pusieron mi corazón.
Y las campanas doblaron
Dín-Dón. Dín-Dón.
Primero le lloré mucho,
después perdí la razón
y siento como un serrucho
donde tuve el corazón
cuando la campana escucho
Dín-Dón. Dín-Dón.
4
LAS DOS PLEGARIAS
Bajo la oscura nave del cuasi solitario
templo, cómodamente sentada en su sillón,
la anciana va pasando las cuentas del rosario
mientras entre bostezos balbuce su oración.
No lejos una joven se encuentra de rodillas
rogando ante una imagen con fervoroso afán;
le baña el llanto gota tras gota las mejillas
y al verla, conmovido, suspira el sacristán.
197
RODRIGO M IRÓ
Y el confesor pregúntase detrás de su cortina:
¿cuál de las dos plegarias escuchará el Señor,
la de la vieja beata que reza por rutina
o la que sube en alas de un derrotado amor?
5
SOL DE INVIERNO
Sobre la etérea gama de tonos grises
los árboles semejan vagos espectros;
ya la menguada escarcha
enturbia de las aguas el claro espejo.
Al sentir las primeras brisas de otoño
los pájaros huyeron lejos, muy lejos;
donde hubo hojas y nidos,
la nieve deposita copos espesos.
Tras la cansada gama de tonos grises
—del alma dolorida vago remedo—
asoma el rostro esquivo
pálido del sol de invierno,
y al dorar el paisaje es su luz irónica
cual la callada mueca de un cráneo viejo.
6
PAISAJE TROPICAL
A Manuelita Hurtado des Cordes.
En la boca del río Pacora.
Lenta cubre el poniente gasa umbria
que apaga de la luz el postrer brillo;
llena el valle el perfume del manglillo;
huele, al entrar al bosque, la curía.
198
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Torna al corral en busca de su cría
la vaca; el son monótono del grillo
vibra, como un violín, en el sencillo
concento de la tarde en agonía.
Termina el labrador su árdua faena.
Cabe la ría vé, de frutos llena,
su piragua y en ella se recrea;
mas como un palmo apenas mide el agua,
se echa a dormir tranquilo en la piragua
esperando que suba la marea.
7
BRINDIS CRIOLLO
Si yo fuera a meterme en las honduras
en que metióse Aspasia de Mileto,
a la Castalia, en busca de aguas puras,
iría, mas yo en esas no me meto
aunque me traigan las cabalgaduras
de Astolfo y de Perseo, a quienes reto
a elevarse conmigo a las alturas
de mis Andes en alas de un soneto.
No me digais del Rhin, ni aún del Champaña,
que mi Numen es indio y halla sumo
placer, si falta el Moscatel de España,
en brindar por la tierra con el zumo
de cañas, que en la rústica vangaña
bebe el criollo, a la sombra de un guarumo.
199
RODRIGO M IRÓ
8
ESPLÍN
Mi vida está en un vaso de cristal de Bohemia.
Tengo la frente pálida como frágil jazmin,
me ha aferrado ese morbo que se llama la anemia
y en mi pecho ha filtrado su veneno el esplín.
Mi mente atormentada, cuando el día oscurece
vé un titán en la nube que incendia el arrebol;
un fantasma en el árbol que el viento leve mece
y me da horror la noche y me da hastío el sol.
En mis horas insomnes, en mi aposento umbrío
al compás melancólico de mi viejo reló,
mil figuras fantásticas giran en tomo mío
fatídicas y fúnebres como el Cuervo de Poe.
¿Qué recuerdo me asalta? ¿Qué pesar me atormenta?
Es la culpa ignorada de una vida anterior
que, flexible palmera, resiste a la tormenta
para al fin ser despojo del rayo asolador?
El terror me domina si en altas horas de una
noche de estas de agosto, calurosa y sin fin,
en la desierta calle que ilumina la luna
ladra, viendo su sombra, un nervioso mastín.
Mi vida es como un vaso de cristal de Bohemia.
Tengo la frente pálida como blanco jazmín,
me ha aferrado ese morbo que se llama la anemia
y en mí pecho ha filtrado su veneno el esplín.
[Del 1 al 8: Versos y Prosas.]
200
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Primera Generación
de la República
❦
201
RODRIGO M IRÓ
202
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Ricardo Miró
Nació en la ciudad de Panamá, el 5 de noviembre de 1883. Casi niño
marchó a Bogotá e ingresó a la Academia de Pintura. Sucesos políticos interrumpieron sus estudios, y volvió al Istmo. En 1907 fundó Nuevos Ritos,
prolongación de El Heraldo del Istmo, revista que mantuvo por espacio de
una década. Vivió en Barcelona de 1908 a 1911, como Cónsul de Panamá.
Desempeñó luego otros cargos públicos, entre ellos el del Director de los
Archivos Nacionales. Desde 1926 fue Secretario perpetuo de la Academia
Panameña de la Lengua. Murió el 2 de marzo de 1940, en la ciudad donde
naciera.
Ubicado dentro del movimiento que siguió al gran triunfo de Darío, se
mantuvo fiel a su propio temperamento e ideal estético haciendo una poesía
íntima y sencilla, fiel al paisaje de tierra. Ha sido, por eso, uno de los más
eficaces voceros de la nacionalidad. Se le considera el más alto exponente
de la poesía panameña.
Obras: Preludios, 1908; Los Segundos Preludios, 1916; La Leyenda del
Pacífico, 1919; La Leyenda del Pacífico, 1924; Versos Patrióticos y Recitaciones Escolares, 1925; Caminos Silenciosos 1929; El Poema de la Reencarnación, 1929; Antología Poética, 1937; Antología Poética, 1951.
Referencias: González Escarpeta, J.: Ricardo Miró, en el Nº 1 de La
Revista Nueva, mayo de 1916; Azócar, Rubén: Los Segundo Preludios (1916),
en La Estrella de Panamá, de 6 de agosto de 1923; Ruiz Vernacci, Enrique:
Comentando una obra poética, en El Mosquito, de 31 de agosto de 1929, y
Ricardo Miró o la capacidad poética, en Tres Ensayos, 1948; Ferrer Valdés:
Ensayo Crítico sobre Miró, en Frontera, Nº 6, de mayo de 1937; Cantón,
Alfredo: Sobre la Antología Poética de Miró, en La Tribuna, de 18 de agosto
de 1940; Tuñón, Federico: Plenilunio de Ricardo Miró, 1966; Miró, Rodrigo:
Hacia una nueva interpretación de la obra poética de Ricardo Miró, en Universidad Nº 31, 1952, y Algunos sonetos de Ricardo Miró, un poeta desconocido, en Itinerario Nº 3 de julio de 1973; Bolaños Guevara, Mercedes G.:
Dos Poetas Panameños, 1970; Alvarado de Ricord, Elsie: Aproximación a la
Poesía de Ricardo Miró, 1973; Escobar, Eladio B. de : Semblanza del poeta
Ricardo Miró (Universidad de Panamá, Trabajo de Graduación, 1964);
Jiménez, Minervina: Ricardo Miró a través de tres poesías (Universidad de
Panamá, Trabajo de Graduación, 1966).
203
RODRIGO M IRÓ
1
¿AMOR?
Una vaga inquietud; un misterioso
temor; como un feliz presentimiento;
un íntimo y recóndito tormento;
una pena que acaba en alborozo;
el sofocante nudo de un sollozo
perenne en la garganta; el sentimiento
de un dolor que se acerca; el pensamiento
lleno de luz, de júbilo, de gozo;
una contradicción honda y obscura
que me llena la vida de amargura,
que mata toda luz y toda idea,
que turba toda paz, toda alegría;
pero... Señor, que sabes mi agonía:
si todo esto es amor, ¡bendito sea!
2
TUS OJOS
¿El lago?... ¡Nunca!... El lago no pudiera
competir con tus ojos soñadores...
Tus ojos tienen sombras y fulgores:
son dos lagos al tiempo que una hoguera.
¿El mar?... ¡Tampoco!... El mar tiene ribera
que se llena de pájaros y flores,
y en tus divinos ojos turbadores
se fatiga volando la Quimera...
¿El cielo?... Acaso el cielo, por ser cielo,
se atreviera un momento, envanecido,
a asomarse a tus ojos con recelo;
204
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
y, ante tus ojos diáfanos y bellos,
vería el mismo cielo, sorprendido,
que falta cielo para verse en ellos.
3
EN ESPERA DEL IDEAL
Será como Beatriz, como Eloísa,
dulce a la vista, grave ante el halago,
y al sonreír tendrá su rostro un vago
resplandor celestial en la sonrisa...
Ingenua y pura, cándida y sumisa;
serena al triunfo, estoica ante el estrago,
y quieta y soñadora como un lago,
y blanda como el ala de la brisa.
Tendrá la amable suavidad del raso,
será tan cristalina como un vaso,
llena de abnegación, de fe cristiana;
para que un día trágico y distante,
cuando ya no me sirva como amante
sea a mi corazón como una hermana.
Ni me importa si rubia o si morena;
si de ojos verdes, negros o castaños;
si en la cumbre de luz de los quince años;
si de una grave madurez serena...
Será, quizás, como era Magdalena
cuando sumó en los místicos rebaños,
y con tantos, tan hondos desengaños,
que a fuerza de sufrir ya sea buena...
Será como esas sombras celestiales
que en el insomnio de los hospitales
205
RODRIGO M IRÓ
agostan su seráfica belleza;
y ella ante el sacro fuego que la inflama,
se encenderá a mi voz en una llama
de amor, del pie trivial a la cabeza.
***
Desde el rosado despertar de enero
hasta diciembre lleno de agonías,
escrutando las vagas lejanías
hace años de años que la espero.
Y como sé que al fin bajo mi alero
anidarán sus tristes alegrías,
aunque me estoy muriendo hace ya días
sólo por esperarla no me muero...
Pero cuando en las tardes de oro y raso
oigo en el viento su menudo paso
y veo, lejana, su figura incierta,
hallo mis ansias y mis sueños vanos,
que acaso sólo alcanzarán sus manos
a coronar de rosas mi alma muerta.
4
SIMILITUDES
¡Son iguales un río y una vida!...
Y hay en las inquietudes de los ríos
remansos melancólicos y umbríos en
donde el agua está quieta y dormida.
Allí la frágil hoja desprendida
navega en blandos círculos sombríos;
allí viene a ocultar sus amoríos
la garza que en las márgenes anida,
206
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Riela allí la primera luz del día
como una gran sonrisa de alegría
en las mañanas diáfanas y bellas,
Y allí, sin sobresaltos ni recelos,
bajan de lo profundo de los cielos
a bañarse la luna y las estrellas.
II
En el torrente férvido y sombrío
de las revueltas horas de mi vida
que viaja, hacia la muerte desprendida,
tal como viaja hacia la mar un río,
también se forma a veces el umbrío
remanso en donde el agua, adormecida,
sueña en la sombra y a soñar convida
al corazón, errante en el vacío.
Entonces, como pasa una cigüeña
sobre el cristal del agua cuando sueña
bajo la luz celeste de los cielos,
pasa tu imagen, blanca y silenciosa,
como la encarnación maravillosa
de todos mis pretéritos anhelos.
1921.
5
LAS GARZAS
En el cielo, velado de improviso,
la banda fugitiva se diseña...
(Tal mi vida: crepúsculo indeciso,
donde entre un fondo de dolor, diviso
alejarse una tímida cigüeña)...
207
RODRIGO M IRÓ
Míralas... Su fatal melancolía
se disuelve en el raso de los cielos,
y al verlas agitarse se diría
que son como fantásticos pañuelos
con que al morir nos dice adiós el día.
Las garzas me enamoran... Son lo que huye,
lo intocado, que vuela y se evapora;
y como tras su marcha soñadora
un cansancio infinito se diluye,
el vuelo de las garzas me enamora...
En los lagos dormidos entre brumas,
cuando abre sus párpados la Aurora,
bajo la nieve casta de sus plumas
son el alma de luz de las espumas
y su blancor entonces me enamora...
Por no sé qué lejano simbolismo
sobre el escombro que el verdín colora,
la garza, pensativa, rememora
el alma misteriosa del mutismo
y entonces su silencio me enamora...
Cuando al morir la tarde se derraman
mientras el Sol el infinito dora,
recuerda la bandada voladora
los sueños de las vírgenes que aman
y su inquietud entonces me enamora.
Las garzas me enloquecen...
Su blancura, su mudez, el dolor que las aqueja,
me empujan a quererlas con ternura...
Yo tengo la infinita desventura
de amar lo que se va, lo que se aleja...
Pero yo amo las garzas porque existe
un amable recuerdo en mi memoria...
208
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Es el tuyo: tú fuiste blanca y triste,
y volando, en silencio, te perdiste
en el cielo sin nubes de mi historia.
6
LAS GUACAMAYAS
Las guacamayas pasan como rotos pedazos
de una bandera en alas de violento huracán:
de oro las cabezas, de azul de mar los brazos,
y las colas del rojo trágico de Satán...
La tarde se desploma cayendo en los ocasos
y el crepúsculo asume violencias de volcán,
mientras, las guacamayas, con insolentes trazos,
se van por el celeste de los cielos, se van. ..
Vienen de Guatemala... Tal vez de Nicaragua...
Y son cual gallardetes que el crepúsculo fragua
batidos por quién sabe quién en la inmensidad;
Y en la gloria del sol, el pensamiento mío
se las finge dos póstumos sonetos de Darío
de paso, por mi patria, hacia la Eternidad.
7
LA ÚLTIMA GAVIOTA
Como una franja temblorosa, rota
del manto de la tarde, en raudo vuelo
se esfuma la bandada por el cielo
buscando, acaso, una ribera ignota.
Detrás, muy lejos, sigue una gaviota
que con creciente y pertinaz anhelo
va de la soledad rasgando el velo
por alcanzar la banda, ya remota.
209
RODRIGO M IRÓ
De la tarde surgió la casta estrella
y halló siempre volando a la olvidada,
de la rauda patrulla tras la huella.
Historia de mi vida compendiada,
porque yo soy, cual la gaviota aquella,
¡ave dejada atrás por la bandada!
8
YO ESTOY ENFERMO DE SOLEDAD
Yo estoy enfermo de soledad...
Amo las viejas calles torcidas,
esas callejas desconocidas
que llevan lejos de la ciudad.
Como en la calma hallo el placer,
en vez de necias voces profanas
amo el acento de las campanas
en el fantástico atardecer.
A esa sonrisa que brota a flor
del labio impuro que amores miente,
prefiero el trino con que la fuente
bajo la luna canta su amor.
Sé que en mí mismo llevo la paz,
y me ilumino de dulce calma
cuando permito que mire mi alma
todas las cosas que dejó atrás.
Siento el espasmo de la emoción
cuando en un quieto sitio lejano
oigo qué dice bajo mi mano
cada latido del corazón.
210
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Amo las calles sin sol ni luz
donde las cosas se desvanecen;
esas callejas que nos parecen
brotar de un viejo cuadro andaluz...
Amo las ruinas con santo amor,
esas antiguas moles de piedra
donde, piadosa, sube la yedra
como cubriendo tanto dolor.
Yo estoy enfermo de soledad...
Amo los quietos sitios perdidos
a donde llegan adormecidos
todos los ruidos de la ciudad.
Y es que por raro, divino don,
que una hada amiga me concediera,
las cosas que otros buscan por fuera
en mí las halla mi corazón.
1914.
9
LA CANCIÓN DEL MARINERO
Ya la barca abrió las alas, como un pájaro, en la sombra;
se estremece como un águila que el vuelo va a comenzar
y me invita dulcemente... ¿Quién me llama? ¿Quién me nombra?...
No tengo a nadie en la tierra... Voy a ver qué me da el mar...
El mar está pensativo... Se dijera una laguna
que se ha quedado dormida de tanto, tanto pensar...
Yo me voy al horizonte para embarcame en la Luna
cuando la Luna aparezca rompiendo el agua del mar...
Quiero irme lejos, muy lejos... Adonde ni el pensamiento
con sus alas poderosas me pueda nunca alcanzar...
La barca me está esperando con la vela abierta al viento...
No tengo a nadie en la tierra... Voy a ver qué me da el mar...
211
RODRIGO M IRÓ
10
EN LA ALTA NOCHE
Anoche deambulaba por la orilla del mar
y me encontré conmigo, y me puse a soñar...
La Luna era un fantasma; el mar una laguna
donde fulgía un camino para ir hacia la Luna;
y yo pensé; ante el ancho camino plateado:
¿vendrá por él la Luna a soñar a mi lado?...
Sobre la noche quieta y en el viento, dormido,
mi rumor extraviado, ni susurro perdido...
Y estaba mudo el mar como desierto nido...
El humo voluptuoso del cigarrillo turco
subía en espirales trazando lento surco,
y por la escala azul bajaba una hebra loca
de la Luna, en sigilo, y se entraba en mi boca.
y en la alta noche llena de paz y de fortuna
yo, por dentro, me iba encendiendo de Luna.
¡Encanto del misterio!... Encanto del profundo
silencio que permite oír rodar el mundo,
mientras van las estrellas corriendo una tras una
en pos del carro mágico donde viaja la Luna...
¡Encanto del misterio!... ¡Honda felicidad
de olvidarse de todo en esta soledad
que incita a hacer el viaje hacia la eternidad!...
Pura dicha anhelada de estar lejos de todo,
y sacudir el polvo, y limpiarnos el lodo,
y sentir que nos vamos elevando... elevando...
sin comprender a dónde, ¡ni saber hasta cuándo!...
Señor: ya yo no quiero nada, nada, ni amor;
porque el amor es simple motivo de dolor...
212
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Dame tan sólo paz; dame sólo el olvido;
dame la gracia última de quedarme dormido,
por siempre, bajo tierra, en un lugar perdido,
donde no oiga palabra ni me turbe ruido...
11
VERSOS AL OÍDO DE LELIA
Óyeme, corazón. En cada rama
del bosque secular se esconde un nido
o una dulce pareja que se ama;
cada una rosa del rosal resume
un corazón, feliz o dolorido,
que de amor en la brisa se consume;
la estrella que nos manda sus reflejos
no hace más que volver con su luz pura
los besos que le envían desde lejos...
Todo tiembla de amor... hasta la piedra
a veces se estremece de ternura
y se vuelve un jardín bajo la yedra...
***
No importa ser mujer o ser paloma,
ser rosa de Amatonte, estrella o palma;
importa tener alma y dar esa alma
en risas, en fulgores o en aroma.
Triunfa el amor sobre la muerte. Nacen
las rosas para amar, y hasta las rosas
cuando al viento, marchitas se deshacen,
se vuelven un tropel de mariposas.
Suspiro es un anhelo que, escapado
del corazón, se va a volar errante
213
RODRIGO M IRÓ
buscando una ilusión que ya ha pasado
o algún sueño de luz que está delante...
Pues bien, la brisa pasa en blandos giros,
y no puede medir tu pensamiento
la interminable tropa de suspiros
que viaja en cada ráfaga de viento...
Tú que tienes los ojos soñadores
como una noche tropical, asoma
tu corazón a todos los amores
y sé estrella, sé flor o sé paloma.
Y ya verán tus ojos asombrados
ante la tarde que en el mar expira,
cuán hermosa es la tarde, si se mira
con dos ojos que están enamorados.
12
GARZAS CAUTIVAS
A doña Oderay de Lefevre.
En el patio andaluz, adonde apenas
penetra el sol en ondas fugitivas,
inmóviles, calladas, pensativas,
hay, como un par de enormes azucenas,
dos garzas melancólicas, cautivas.
¡Quién sabe si una noche, al escondido
juncal, cerca a la orilla melodiosa,
una mano llegó, vio al par dormido,
lejos la madre tierna y afanosa,
y arrebató los pájaros del nido!
Tal vez fue en el corral que en la ribera
levanta frente al mar su empalizada
donde un día, al nacer la primavera,
214
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
en la sorda explosión de una alborada
vieron la luz del sol por vez primera.
¡Y ellas no saben del azul!... Sus huellas
no serán polvo de oro tras su vuelo
a la indecisa luz de las estrellas;
y con sus ojos tristes ven el cielo
y no saben que el cielo es para ellas.
Acaso si una mano, de repente,
las echara a volar, tras un momento
de supremo estupor, abriendo al viento
sus vírgenes plumajes, blandamente
se irían a embriagar de firmamento.
Pero no volarán, ni bajo el rico
oro del sol se encenderán sus galas,
ni ensartarán, estrellas en el pico,
ni abrirán a la luna el abanico
blanco y maravilloso de sus alas.
¡Melancólicas garzas!... Y en el frío
patio sin luz ni sol, sobre las zancas,
simbolizan la imagen del hastío;
y ni siquiera saben que son blancas
porque nunca se vieron sobre un río.
Hay almas cual vosotras que ni huellas
dejarán ni sabrán nunca del vuelo
que nos lleva a vivir con las estrellas,
almas que ven atónitas el cielo
y no saben que el cielo es para ellas...
Para ellas el obscuro, el escondido
patio andaluz en donde el sol no alumbra;
y van, cobardemente, sin ruido
y a través de una gélida penumbra
en viaje al mar sin playas del olvido.
215
RODRIGO M IRÓ
13
EL POEMA DIVINO
A Guillermo Andreve.
EL RUBOR DE JESÚS
La casa de Simón se mira llena
de gente, que en puntillas se levanta,
pues todos quieren escuchar la santa
palabra de la boca nazarena,
De pronto hay un murmullo de colmena;
es que con paso grave se adelanta
y de Jesús ante la humilde planta
se arrodilla la hermosa Magdalena.
Y cuentan que el castísimo rabino
al sentir en sus pies de peregrino
el suave roce de la rubia trenza,
entornó las pupilas blandamente,
y como oyera murmurar la gente
enrojeció de súbita vergüenza.
MAGDALENA
Magdalena era un lirio que entreabría
su cáliz al amor, como en la noche
abren los astros su encendido broche
sólo para cantarle a la alegría.
La rubia cabellera le caía
como un manto imperial, en un derroche
de oro y de perfume... Era un reproche
su voz llena de amor y de armonía.
216
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Sobre la palidez de sus ojeras,
sus pupilas cargadas de quimeras
tenían yo no sé qué desconsuelo...
Y era traidora: tal una laguna
que a la luz soñadora de la luna
copia la gran serenidad del cielo.
JESUCRISTO
El más dulce de todos los rabinos
—Jesús— envuelto en misteriosa lumbre,
predicando el amor, la mansedumbre,
ajó la rosa de sus labios finos.
Su sombra fué por todos los caminos;
y él, de tanto mirar la muchedumbre,
ya tenía su obscura pesadumbre
impregnada en los ojos sibilinos.
Risueña barba, luminosa de oro,
envolvía con místico decoro
su faz entre una enredadera loca;
y ante la absorta gente que lo oía,
la enredadera de oro florecía
rosales de ternura por su boca.
EL ENCUENTRO
Como una mariposa de oro y raso,
como una gigantesca mariposa,
la tarde iba volando, presurosa,
a quemarse en las llamas del ocaso.
Suelto el cabello que con áureo lazo
cerraba su garganta primorosa,
217
RODRIGO M IRÓ
Magdalena, la rubia licenciosa,
cruzaba el campo con sereno paso.
De pronto, con un nimbo de destellos
que la tarde ponía en sus cabellos,
Jesús apareció sobre el camino,
y trémula de amor y de ternura
se desprendió la pródiga hermosura
tras de la huella del Pastor Divino.
LA CONFESIÓN
Del brazo de Jesús va Magdalena,
y se ven sus cabezas tan unidas,
que sus sombras, absortas, distraídas,
una sola parecen en la arena.
Jesús:
—Dicen las gentes que no has sido buena,
y aunque hay bocas que cuentan tus caídas,
tus pupilas azules y dormidas
no me hablan de maldad, sino de pena.
Magdalena:
—Fui con el corazón puesto en las manos
dando mi alma y mi sangre a mis hermanos,
porque encuentro en ser buena mi alegría;
mas si amar en el prójimo es pecado,
perdóname, no tanto porque he amado,
Señor, sino porque amo todavía...
LA TENTACIÓN
Bajo la blanca luna que con vuelo
de paloma cruzaba el infinito,
218
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
era la voz de Magdalena un grito
lleno de angustia y de amoroso anhelo.
Jesucristo tembló. Quizá en el cielo
con su pluma de oro, un aerolito
dejó a sus ojos en la sombra escrito
algo que lo llenó de desconsuelo...
Y quedóse clavado en la llanura
mientras que Magdalena, con ternura
posaba en él sus dos pupilas bellas;
y el Divino Pastor, todo encendido
tembló, cual si lo hubieran sorprendido
para verlo de, cerca, dos estrellas.
LA MAÑANA SIGUIENTE
La mañana siguiente, una serena
mañana, luminosa y cristalina,
predicaba el Maestro su doctrina
de mansedumbre y de bondades llena.
No advirtió la pupila nazarena
que envuelta entre la gloria matutina
a lo lejos venía la divina
escultura triunfal de Magdalena.
Ella avanzó con planta cautelosa
y por sobre la turba religiosa
los ojos puso en la cabeza santa,
y un instante, fugaz e imprevisto,
palideció al mirarla Jesucristo
y se anudó la voz en su garganta.
219
RODRIGO M IRÓ
14
PATRIA
¡Oh Patria tan pequeña, tendida sobre un istmo
donde es el mar más verde y es más vibrante el sol,
en mí resuena toda tu música, lo mismo
que el mar en la pequeña celda del caracol!
Revuelvo la mirada y a veces siento espanto
cuando no veo el camino que a ti me ha de tomar...
¡Quizá nunca supiera que te quería tanto
si el Hado no dispone que atravesara el mar!...
La Patria es el recuerdo... Pedazos de la vida
envueltos en jirones de amor o de dolor;
la palma rumorosa, la música sabida,
el huerto ya sin flores, sin hojas, sin verdor.
La Patria son los viejos senderos retorcidos
que el pie, desde la infancia, sin tregua recorrió,
en donde son los árboles antiguos conocidos
que al paso nos conversan de un tiempo que pasó.
En vez de estas soberbias torres con áurea flecha
en donde un sol cansado se viene a desmayar,
dejadme el viejo tronco donde escribí una fecha,
donde he robado un beso, donde aprendí a soñar.
¡Oh, mis vetustas torres queridas y lejanas;
yo siento las nostalgias de vuestro repicar!
He visto muchas torres, oí muchas campanas,
pero ninguna supo, ¡torres mías lejanas!,
cantar como vosotras, cantar y sollozar.
La Patria es el recuerdo... Pedazos de la vida
envueltos en jirones de amor o de dolor;
la palma rumorosa, la música sabida,
el huerto ya sin flores, sin hojas, sin verdor.
220
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
¡Oh Patria tan pequeña que cabes toda entera
debajo de la sombra de nuestro pabellón:
quizás fuiste tan chica para que yo pudiera
llevarte toda entera dentro del corazón!
[Nuevos Ritos, Nº 50, 1º de septiembre de 1909.]
[1, 2, 4, 6, 12: Antología, 1951.
3, 5, 7, 8, 9, 11 y 13: Los Segundos Preludios.
10: Caminos Silenciosos.]
221
RODRIGO M IRÓ
Aizpuru Aizpuru
Nació en la ciudad de Panamá, el 24 de junio de 1882. Fue figura popular en, los círculos artísticos e intelectuales de la aurora republicana: además de escritor, músico competente, Aizpuru representó a Panamá en España y ocupó altos puestos públicos. Murió el 23 de mayo de 1953.
En los albores de la República nos dio su primer libro, y en la tercera
década del siglo otros dos, para iniciar desde entonces un silencio que no
rompió. Aunque formado en los días del triunfo modernista, el espíritu de su
obra corresponde a la etapa inmediatamente anterior.
Obra: Modulaciones Líricas (1906). Ritmos Melódicos (1920),
Idealismos de Verdad y de Belleza (1925).
Referencias: Castillo, Moisés: Aizpuru Aizpuru, en El País, de 6 de junio de 1953; Moncada Luna, José Antonio: Aizpuru Aizpuru, Idem; Tejeira,
Gil Blas: Aizpuru Aizpuru, Idem.
1
EL BESO
Cuando la voz ya no puede
expresar su sentimiento,
que es de dicha complemento
para el amante sincero,
el labio palpita mudo,
y en el más dulce embeleso
suele decir con un beso
lo que la lengua no pudo.
En la mejilla es afecto;
y en los labios es amor.
Porque hay corrientes secretas
del labio hasta el corazón.
Por eso cuando tú besas
a la niña de tu amor,
como le beses los labios
le besas el corazón.
222
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
2
CUANDO YO HAYA MUERTO
Cuando yo haya muerto
no me lloren a gritos,
ni me vistan de negro,
ni me alumbren con cirios,
ni haya fúnebres rezos;
ni tampoco me esculpan en mármol
epitafios que yo no merezco.
Quiero sólo una lágrima,
que nacida en el pecho,
humedezca los ojos
de un amigo sincero.
Y que brote un suspiro,
más liviano que el céfiro,
de los labios de alguna
que se duela en secreto.
Y después...!un pedazo de tierra,
una cruz... y, por Dios... un recuerdo!
3
LA PERLA
En el fondo de un mar de vida lleno
abrió la ostra su concha nacarada,
y por la amante ninfa acariciada
ávidamente palpitó su seno.
De su existencia en el glorioso estreno
feliz sintióse en su ducal morada;
pero un grano de arena, al bien ajeno,
de pronto hirió su carne delicada.
223
RODRIGO M IRÓ
Angustiada la ostra y dolorida,
dejando el grano inerme prisionero,
con savias de dolor cubrió la herida;
y toma el mal en bien su afán sincero...
Pues del grano de arena traicionero
nació la perla, en lágrimas teñida.
4
EPIGRAMAS
—¡Si se mueve Ud. es muerto!
Gritó un bandido a Mamerto.
Y éste, en tono decisivo,
contestó al punto: –¡No es cierto,
pues si me muevo es que vivo!
A cierta clase de niñas
hospitalarias y atentas
se las titula perdidas
mientras más se las encuentra.
***
Guardar la Constitución
jura más de un Presidente
con irónica intención.
Y después en un cajón
la guarda tranquilamente.
***
Se bebe por los que nacen,
se bebe por los que mueren,
se bebe cuando nos placen
y también si no nos quieren.
Del 1 al 4: Idealismos de Verdad y de Belleza.
224
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Demetrio Fábrega
Nacido en Santiago de Veraguas, el 22 de octubre de 1881. Estudió en
Bogotá y en Norteamérica, graduándose de farmacéutico. Luego viajó por
Europa. Vivió dedicado al ejercicio de su profesión. Murió el 12 de marzo de
1932.
Frente al desenfreno corriente en nuestros hombres de letras, señálase
Fábrega por su sobriedad. Ese hecho, unido al carácter descriptivo de su
obra, ha dado margen para que se le considere paisajista y parnasiano, no
siendo ni lo uno ni lo otro. Para ser parnasiano le sobró españolismo y
catolicidad; y lo que se ha querido entender como paisaje en su obra es
falso paisaje, y se supedita siempre a una previa finalidad moral. No es
resultado de un mirar directo, ni siquiera interpretación de ese mirar. Es
idealización pura, truco literario que nos recuerda la utilización de la Naturaleza en las églogas de Garcilaso.
Fábrega —la observación es de Laurenza— fue el único poeta de su generación que se acercó a la nueva poesía con actitud simpática e inteligente.
Obras: Poesías, 1918; Obras Selecta, 1967.
Referencias: Andreve, Guillermo: Elogio de don Demetrio Fábrega, en
el Boletín de la Academia Panameña de la Lengua, Nº VI, de mayo de 1932;
Laurenza, Roque Javier: Demetrio Fábrega o la objetividad, en Los Poetas
de la Generación Republicana, 1933, Págs. 91-96; Miró Rodrigo: En torno a
Demetrio Fábrega, en Teoría de la Patria, Buenos Aires 1947, Págs. 53-60;
Sinán Rogelio: Volviendo a Demetrio Fábrega, en Calle 6, de 24 de marzo de
1945.
1
EL IDILIO DE LA MONTAÑA
¿No has visto descender desde la altura
de la montaña, entre tupidas lianas,
dos fuentes de agua pura
que al llegar a la paz de la llanura
se buscan y se abrazan como hermanas?
Separadas nacieron, separadas
bajaron por los recios peñascales,
225
RODRIGO M IRÓ
como si en vez de alegres camaradas
se dijese que fueran dos rivales.
Pero la suerte quiso
que las dos se acercaran de improviso
al bajar por las ásperas pendientes,
y al hallarse tan cerca sus corrientes
descorrieron el velo de sus brumas,
y al verse, sonrieron
y algo muy en secreto se dijeron
en la armoniosa voz de las espumas.
Así empieza la lucha desde lo alto
de la montaña que el idilio ampara;
si las acerca un salto
otro salto más luego las separa;
así fueron bajando de la altura
buscándose y huyendo,
suspirando unas veces y otras riendo
hasta encontrar la paz de la llanura.
Y al llegar a la vega que sonriente
como un lecho magnífico se abría
se enlazaron las dos eternamente
bajo la hermosa claridad del día:
¡así son nuestras almas: lentamente
la tuya irá acercándose a la mía!
2
OLEAJE
Lanzando roncos, fieros rugidos,
el mar furente las costas baña,
y al retirarse deja esparcidas
entre la espuma, sobre la playa,
pequeñas conchas de mil colores
que la desnuda ribera esmaltan.
226
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
“¿Qué ley suprema me las confía?
¿Por qué nacieron en mis entrañas?
¿Por qué rodando, siempre rodando,
desde hace siglos la dura carga
he de ir llevando perennemente
como un castigo sobre mis aguas?
¿Por qué no puedo sobre una orilla,
por qué no puedo, necio, arrojarlas?”
El océano clamó así un día,
mientras al cielo su espuma alzaba,
y desde entonces hay tantas conchas
amontonadas sobre las playas.
Cuando aparecen sobre la arena
por los reflejos del sol bañadas,
fingen bandadas de mariposas
que de remotas tierras llegaran.
Si por ventura pasa una niña,
al contemplarlas queda extasiada,
pensando que ellas le traen recuerdos
del novio ausente que la adoraba:
de aquel macebo que en una tarde
“adiós!” le dijo desde esa playa.
Luego las mira una por una
buscando entre ellas las más preciadas,
para ponerlas con sus recuerdos
en el pequeño cofre de nácar,
en ese cofre donde hay cabellos
ensortijados y muchas cartas
y muchos ramos de no me olvides
ya desteñidos y sin fragancia.
Pasa la niña. Luego la arena
las va cubriendo con negra capa,
y el océano indiferente
otras arroja sobre la playa.
***
227
RODRIGO M IRÓ
El mar interno de mí cerebro,
en sus terribles, recias borrascas,
sobre las blancas hojas de un libro
como en ocultas, desnudas playas,
también arroja para librarse
de su enojosa, pesada carga,
muchas estrofas que son las conchas
que en sus ocultos abismos guarda.
Yo sé que nadie cuando ellas caen
vuelve los ojos para mirarlas,
y que el olvido, como la arena
las va cubriendo con negra capa; sé
que para ellas no hay sol radiante
ni enamoradas niñas que pasan,
pero aunque triste suerte las lleve
a ser del mundo pronto olvidadas,
el mar revuelto de mi cerebro
como impelido por fuerza extraña
sigue arrojando constantemente
conchas y conchas sobre la playa.
3
LAS PALOMAS DE SAN MARCOS
La ciudad ducal perece.
Se oye un ruido cual un trueno
que los aires estremece.
Son las hordas de germanos
que se acercan agitando su pendón.
Los Hulanos de la Muerte. Los hulanos
que se acercan. ¡Maldición!
¡Oh , Venecia la encantada!
¡Oh, Venecia la cantada,
la del Rialto y el Canal;
la que encierras todo el Arte
228
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
en tus viejas catedrales,
en tus palacios ducales,
en tu cielo y en tu mar!
¿Quién será el que te defienda
del furor del enemigo?
¿Quién protege ese tesoro
que en tu seno buscó abrigo,
el tesoro de tus cuadros,
y el tesoro de tus arcos?
Han huido tus soldados
como si un pavor extraño los arredra:
aún parece que asustados
los leones de San Marcos
crispan sus garras de piedra.
No es que teman por su muerte,
es que temen por tu vida;
es el miedo de que manos
de profanos te mancillen y que en sangre
se purpure de tus lagos el cristal.
¿Quién al mundo te devuelve
cuando el hierro te destruya?
No es tu vida sólo tuya,
pues que el Arte vive en ti.
Deja que entren por tus calles los soldados.
Por tus mármoles sagrados
no te empeñes en la lid.
***
Se oye un ruido cadencioso
como de un batir de alas
que azotaran suavemente
tus comisas y tus arcos.
No estás sola, que aún revuelan
por tus calles solitarias,
229
RODRIGO M IRÓ
tus palomas legendarias:
las palomas de San Marcos.
No; jamás te dejaremos, dicen ellas,
si a tu gloria vive unida nuestra suerte,
por tu gloria moriremos.
Mas, ¿qué hacer por defenderte?
Es muy débil nuestro pico
(pico de ave)
contra el casco de los fieros coraceros
y el plumón de nuestras alas
es muy suave
contra el plomo traicionero de las balas.
Nunca fuimos de la muerte mensajeras.
Desde bíblicas edades
siempre el ramo de la oliva
en las recias tempestades
sobre un pico de paloma floreció;
elevemos cual baluarte
la eucarística blancura
de las alas, estandarte
que se eleve como enseña de perdón.
Así hablaron, y juntando todas ellas
los plumones de sus alas,
por los aires se elevaron
sobre la muerta ciudad,
desplegando ante los ojos
del extático enemigo,
cual un reto a sus enojos,
¡una gran bandera blanca
como un símbolo de Paz!
230
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
4
LLANTO MUDO
En la altiva y vetusta catedral de Toledo,
en la puerta que se abre por el lado de Oriente,
he visto una cariátide que, al decir de la gente,
de un hereje famoso era vivo remedo.
Cuando la lluvia cae por entre el fino enredo
de los frisos que adornan esa mole imponente,
una gota resbala sobre la faz doliente,
y al llegar a sus ojos se detiene con miedo.
El sol, el levantarse en su marcha gloriosa,
en la muerta pupila, como lágrima viva,
hace brillar la gota que rodó silenciosa.
Y es así como ha siglos, sepultaba entre yedra,
la cariátide aquella, que del mundo se esquiva,
viene llorando a solas con sus ojos de piedra.
5
LA BALADA DEL RÍO
«Entonces la naturaleza levantando su gran voz, dijo: Hombre, no oses
compararte conmigo, porque tú eres pequeño y pasas y yo perduro en
el Tiempo». —Schartz.
Yo iba en las mañanas
a bañarme al río,
con un bravo mozo
compañero mío.
Se llamaba el río
el «Zoromantiel»;
mi mejor amigo
era el mozo aquel.
231
RODRIGO M IRÓ
Pero una mañana
el mozo no vino;
yo fui hasta su casa,
cerca del camino,
¡y lo hallé tendido
en un ataúd,
con sus cuatro cirios
y una vieja cruz!
Pasaron los años;
me alejé de aquella
tierruca, que lejos
la soñé más bella.
Y cuando una tarde
de nuevo volví,
ni me recordaban
ni la conocí.
Pregunté a los viejos
si me daban cuenta
de aqueste pasaje
que mi musa cuenta;
todos me miraron
sin me responder,
nadie se acordaba
ni de mí ni dé él.
¿Ya que no hay memoria
del amigo mío,
no sabréis decirme
el nombre del río?
Y mozos y viejos...
todos a la vez,
dijeron en coro:
el «Zoromantiel».
[Nueva Luz, Año II, Nº 4, noviembre de 1930.]
232
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
6
LIBERACIÓN
Voy atado a la Vida como bestia a la noria,
pisando, a cada vuelta, sobre mi propia huella,
sin nada que me diga de un canto de victoria,
y viendo en el espacio brillar la misma estrella.
Un día —cualquier día— yo sentiré la extraña
sensación de que se abre este círculo estrecho,
sentiré una luz nueva que mi pupila baña
y un grito de aleluya brotará de mi pecho.
[La Antena, Nº 6. 13 de mayo de 1931.]
7
CLARINADAS
Junto a un mar, que se agita encrespado y zahareño
y otro mar que lo copia en su limpio cristal
entre las dos Américas el Istmo Panameño
se alarga como un brazo fraternal.
Tal es la hermosa tierra que nuestros bisabuelos
nos dieron en custodia como santa heredad;
fanal que resplandece bajo los altos cielos
como llamando al mundo a la fraternidad.
Pero el mundo está sordo para el amor hoy día
y se enardece al grito de bélico clarín,
como si entre los hombres viviera todavía
despertando los odios el alma de Caín.
¡Raza de Hispanoamérica! Cuando se acerque el choque
que entre los grandes pueblos ha de sobrevenir,
no olvides que nuestro Istmo es la piedra de toque
donde una raza entera se juega el porvenir.
233
RODRIGO M IRÓ
Entonces, en la furia de esa lucha que abisma,
el que antes fue en América un lazo fraternal
podrá ser para el pecho de la América misma,
en manos enemigas, ¡como un fiero puñal!
[Del 1 al 7: Obra Selecta.]
234
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Zoraida Díaz
Si Amelia Denis es la poetisa de la generación romántica, si Nicole Garay
formó en las filas de los modernistas, Zoraida Díaz pertenece a la generación que irrumpió recién creada la República. Nacida en Las Tablas, el 20
de Marzo de 1881, fué la primera panameña que publicó un libro de versos.
Eco fiel de su verdad, la verdad de una mujer maltratada por la vida, se
nutre este libro de una poesía doméstica. Sin embargo, en algunos momentos alcanza auténtica calidad.
Después de prolongado silencio publicó en 1937 un poema ––Cuadros—
que implica loable esfuerzo de superación. Enseguida la poetisa retornó a
su mutismo. Sus últimos años los vivió apartada del mundo. Murió el 14 de
Junio de 1948, en la ciudad de Panamá.
Obras: Nieblas del Alma, 1922.
Referencias: Domínguez, Diego: Retrato espiritual de Zoraida Díaz, en
Afirmación Nacional, Nº. 20, de 31 de julio de 1937.
1
DESEOS
¿En dónde estás almas mía
que no te puedo encontrar
ni en el cielo, ni en el mar,
ni en mi constante agonía?
Quiero ser rosa... botón;
ser celaje, rosicler,
ser todo... menos mujer
con memoria y corazón.
Ser ola muerta en la playa,
ser rosa que se desmaya
después de vivir un día.
Ser toda yo pensamiento
y disolverme en el viento
en busca tuya... ¡alma mía!
235
RODRIGO M IRÓ
2
AYER Y HOY
Ayer mi corazón con broche de oro
guardó en su fondo, como en urna santa,
la Fe, que todo en derredor lo encanta,
como preciado y celestial tesoro.
También allí guardó, con puro anhelo,
la Esperanza, evangélica y sagrada
que cual faro de luz en la jornada
alumbrase mi senda en este suelo.
Hoy, ya cayó sobre el rosal florido
y marchitó la luz de mi esperanza
el alevoso soplo del olvido.
Y rompiendo del broche la dureza
el blanco lirio de mi Fe sagrada
tronchó también su insólita fiereza.
3
FANTASÍA
Cuando me da la pena su punzada
y el corazón reboza de amargura,
me parece que el alma en su tortura
se va... por los espacios, desolada.
Entonces, como el pájaro perdido
en la región que el gran misterio esconde,
mi pensamiento, sin saber a dónde,
vuela... detrás del alma que se ha ido.
Y al volver a encontrarse es tal el gozo,
tan grata la emoción y el alborozo,
que olvidan su dolor y su honda pena,
236
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
y con flores de amor y de ternura,
en el misterio de la noche obscura
tejen una simbólica cadena.
4
CUADRO
La vida...
Constante ir y venir
de seres,
miscelánea de carnes
por las calles soleadas.
Voz de los pobres
desgarradora y doliente
que sube hacia la altura
en busca de piedad.
«El día de hoy
llego al fin.
Mañana,
¿qué comerán mis hijos?”
¡Silencio!
¡Pasa, imponente,
la majestad de un auto
del siglo veinte!...
¡Manos enjoyadas
que no se tienden
para arrojar un pan
al desdichado!...
Voz de los pobres
desgarradora y doliente
que se pierde
envuelta en los rumores
de las calles soleadas.
237
RODRIGO M IRÓ
¡Din! ¡Don!
¡Din! ¡Dan!
¡La Muerte!
¡Un accidente!...
Las manos enjoyadas,
frías e inertes,
cruzadas sobre el pecho.
Sobre la tumba abierta
una montaña de flores;
¡gasas, cintas, tarjetas,
y soledad y sombras!
¡La vida!
Un paso breve
por la faz de la tierra
luchas,
penas,
dolores y alegrías
en su perpetua mutación;
y siempre,
en un futuro incierto,
perdida una ilusión;
y al fin de la jornada...
¡nada!...
El Panamá América Dominical de 4 de Julio de 1948.
]Del 1 al 4: Nieblas del Alma.]
238
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Antonio Noli B.
Nacido en la ciudad de Panamá, el 10 de mayo de 1884. Es el único de
nuestros poetas dedicado exclusivamente al cultivo del verso epigramático.
Con el seudónimo de Flavio publicó un pequeño libro de epigramas donde
logra el difícil equilibrio que exige el desempeño cabal de género. En compañía de Tomás A. Maytín, bajo el rubro de “Los hermanos Tintero” escribió, además, obras dramáticas de sentido popular y festivo. Típica figura de
nuestra bohemia literaria, fue, al decir de Korsi, “un magnífico muchacho,
coloradote, alegre, entusiasta, devoto de los buenos vinos italianos y de la
cerveza”.
Noli B. murió el 30 de agosto de 1943, en la ciudad que le viera nacer.
Había sido, por años, empleado del Municipio.
Quedan de Noli muchos epigramas inéditos, circunstancia que aconseja la consideración total de su obra total, con miras a su publicación.
Obras: Burbujas de jabón (1924); Cómo se curan las vidas (1926); Pimientos (inédito).
Referencias. Royo, Roberto F.: Leyendo a Flavio, en Burbujas de Jabón.
1
EPIGRAMAS
Para que tenga valor
los versos de Nicanor
(que es todo un bardo inspirado),
este bendito señor
los pone en papel sellado.
De dos oriundos de Antón
tomé esta conversación.
—Batista es capitalista.
—¡Qué va! ¡Si no tiene un real!
—Hombre, no seas animal,
¿no sabes tú que Batista
nació en plena capital?
239
RODRIGO M IRÓ
2
PRUEBA DE AMOR
Dije a mi novia Leonor:
—¡Dame una prueba de amor!
Y entendió no sé qué cosa
en lo que quise pedir
pues me respondió la hermosa:
—¡No actualizo el porvenir!
3
LA AMISTAD
Es la Amistad una flor
muy blanca, de grato olor,
que se ofrenda sin testigos;
pero observo, a la verdad,
que aunque existe la Amistad
no se encuentran los amigos.
4
CINEMATOGRAFÍA
Edison a su invención
que alarmó tanto al Fotógrafo,
sin ninguna afectación
le llamó Cinematógrafo.
Mas luego los de Castilla
del laconismo en su tema,
creyeron cosa sencilla
llamarla mejor Cinema.
Pero como hay quien opine
que es mejor llamarle Cine,
suelen ciertas señoritas
240
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
intelectuales de aquí,
decir a sus amiguitas:
–Ay, niña, vamos al Ci.
5
EL MONO, EL RATÓN Y EL GATO
Cierto Mono muy goloso,
muy astuto y malicioso,
demandado fue una vez
por un temerario Gato,
quien metió como en zapato
a un Ratón que hacía de Juez.
El Ratón, gran literato,
estudió el papel del Gato
con muchísima atención:
consultó jurisprudencia,
y, con su mucha experiencia,
entró en consideración:
–Al melindroso Miquito
la razón no se la quito;
pero, si bien se examina,
y condeno a Micifú,
con sólo decir miú miú,
¡el Gato a mí me elimina!
Además, ya tratadistas
clásicos y, modernistas,
han sentado el precedente
de que en casos como el dicho,
se debe tener al Micho
como víctima inocente.
Por lo tanto, se decide
no acceder a lo que pide
241
RODRIGO M IRÓ
ese Mono en su alegato;
declararlo temerario,
pues no consta en el sumario
prueba alguna contra el Gato.
Y, dictada la sentencia,
ese Juez, todo conciencia,
aprovechando, ligero,
del Morrongo la emoción,
dijo: –¡Cierro la sesión!
Y se metió en su agujero.
Lo que ocurre, en conclusión,
es que en más de un laberinto,
¡sólo domina el instinto
de propia conservación!
[Del 1 al 5: Cien Años de Poesía en Panamá.]
242
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
José María Guardia
En José María Guardia se frustró un poeta que se anunciaba grande. Iniciado en las páginas de Nuevos Ritos, colaboró luego en Esto y Aquello y
Memphis, amén de otros periódicos y revistas de la época. En 1925 reunió, en
Retazos Líricos, buena parte de su obra. Hábil facturador de sonetos, hondo y
emotivo, mostró allí un amor y una comprensión de la naturaleza poco comunes.
Silenciado casi enseguida, fue sumiéndose gradualmente en una especie de limbo moral e intelectual que le incapacitó para el ejercicio de las
letras. Murió en la ciudad de Panamá el 16 de julio de 1941.
José María Guardia había nacido en La Pintada, el 15 de enero de 1885.
Vivió largas temporadas en la ciudad de Colón. Fue, también, como tantos
otros poetas nuestros, autodidacta.
Obras: Retazos Líricos, 1925.
Referencias: Conte B., Héctor: Una bella conferencia de don Héctor
Conté, en La Estrella de Panamá, de 3 de noviembre de 1929; Valdés, Nacho:
Homenaje fraterno a José María, Guardia, en Acercamiento, Nº 16, de julio
de 1941; Ruiz Vernacci, Enrique: En torno a José María Guardia, en El Panamá América, en la columna “Feria de Ingenuos” de los días 8, 9, 11 y 12
de agosto de 1941; Quirós de Martín, Rosa: José María Guardia, en La Estrella de Panamá, de 5 de febrero de 1953.
1
MI ÁRBOL GEMELO
En el comienzo gris de la colina,
como marcando fin a la llanura
se alza piadosamente la figura
venerable y querida de una encina.
Al rudo golpe del dolor inclina
su limpio varillaje en la espesura,
mas guarda un nombre en la corteza dura
que lo escribió mi mano peregrina.
¡Oh!, pobre árbol sinuoso del camino
quién nos hubiera dicho que el Destino
nos cobijara con sus mismas sañas...
243
RODRIGO M IRÓ
¡Yo también el cansancio voy sintiendo,
y también como tú, me voy muriendo
con un nombre grabado en las entrañas!
2
LAS LAVANDERAS
Recortando los flancos de las laderas,
bordadas de risueño verde plantío,
van alegres cantando con rumbo al río,
en bullidor enjambre, las lavanderas.
Cada cual va a su sitio. Con mil maneras
buscan sus viejas piedras, tiran el lío,
y ansiosas se preparan bajo el sombrío
y encantador ramaje de las riberas.
Comienza la faena cansada, dura:
el jabón, con su espuma, tiñe en blancura
lo que antes fue cual piélago de esmeraldas;
las lavanderas alzan a Dios los ojos,
y el sol pone un reguero de rayos rojos
sobre las desnudeces de sus espaldas.
3
NATURALEZA
Un acre olor a selva requemada
se desprende del vientre de la sierra,
y acá, en la falda, mirase la tierra
húmeda y removida por la azada.
La simiente en los surcos arrojada
quiere romper la cárcel do se encierra
y a despuntar en su ambición se aferra
cansada de vivir aprisionada.
244
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Poco tiempo después, cruzando el llano,
torno a mirar la sierra, pero en vano
mi loco afán en el confín se pierde;
que al detener ansioso la mirada,
en vez de aquella selva requemada
miro como una mar oscura y verde.
4
CON EL ALBA
Llega el alba. La suave noche declina,
la luna, ya muriente, su lumbre pura
riega sobre la fronda de la espesura
enchapando la cresta de la colina.
El viejo sol descorre la gran cortina
de los cielos profundos... Una figura
atraviesa el silencio de la llanura
y se pierde en las sombras de la neblina.
Cuando llegó a la cima de la montaña
hacia el borroso punto de la cabaña
el labrador anciano clavó los ojos;
pensó en sus pobres hijos: bajó la frente,
mientras que de su acero fino y luciente,
brotó alegre un reguero de rayos rojos.
5
CAMPESTRE
Cuando sufro esta vida asfixiante
yo quisiera tornar a mi campo,
respirar el olor de mis selvas
y oír a lo lejos bramar mi ganado.
245
RODRIGO M IRÓ
Yo quisiera vivir junto al río,
en la dulce quietud de mi rancho,
respirando el frescor que despide
el verde abanico de la hoja del plátano.
En vez del pitido del tren que se aleja.
por sobre los rieles cual monstruo agitado,
sentir el relincho que allá entre la yerba
me lanza entusiasta mi viejo caballo.
Y cruzar no la escala de mármol
que conduce al suntuoso palacio,
sino aquella escalera que labran
mis hermanos con tronco de un árbol.
Esa rústica escala del monte
que conduce al jorón encañado
donde guarda, al igual que su sueño,
el labriego su pan y su grano.
Y mirar cómo a la hora doliente,
cuando el sol se diluye en ocaso,
las gallinas celebran sus justas
en los amplios salones del patio...
Cuando sufro esta vida asfixiante
yo quisiera tornar a mi campo,
respirar el olor a mis selvas
y oír a lo lejos bramar mi ganado.
[Del 1 al 5: Retazos Líricos.]
246
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
José Guillermo Batalla
Nació en la ciudad de Panamá, el 28 de febrero de 1886. Terminados
sus estudios elementales se graduó luego en el Eastman Business College,
de Poughkeepsie, Nueva York, donde fue más tarde funcionario de la República. Fue también Diputado a la Asamblea Nacional (1924-28), Subsecretario de Gobierno y Justicia, Embajador. Durante algunos años, entre 1942
y 1949, dirigió la revista Lotería. Murió el 5 de julio de 1962.
De obra relativamente abundante, es poeta autobiográfico, dado a los
temas eróticos y al culto de lo familiar. Versificador natural, muestra gusto
por la décima, forma apenas cultivada por los poetas de su generación.
Obras: Lirios Rojos (1909); Poesías, 2 t. (1930); Huerto Sagrado (1938).
Referencias: Zaldumbide, Gonzalo: Prólogo a Poesías; Laurenza Roque
Javier: José Guillermo Batalla o la autobiografía en Los Poetas de la Generación Republicana, 1933, págs. 53-54. Garner, Claudia F.: José Guillermo
Batalla y su labor literaria. Universidad de Panamá. Trabajo de Graduación, 1956.
1
LA ORACIÓN DE LA ENFERMERA
Dios que desde el santo reino de los Cielos
riges los destinos de la humanidad,
y eres el alivio de todos los duelos
y la más hermosa fuente de piedad.
Dios que en tu cruzada. por el mundo fuiste
nuncio de esperanza, símbolo de amor,
refugio del pobre, consuelo del triste,
bálsamo en las llagas negras del dolor.
A ti llego toda llena de ternura,
con la fe que inspira tu benignidad,
a pedirte fuerzas para la ardua y dura
labor que he jurado cumplir con lealtad.
Señor, haz que el roce de mi mano sea
para toda herida prodigiosa unción;
247
RODRIGO M IRÓ
y que en mis pupilas el que sufra vea
los destellos gratos de la compasión.
Haz que mis palabras lleguen al oído
del que está distante del viejo solar,
como el eco dulce de un canto sabido,
como una añoranza del lejano hogar.
Dame, Señor, toda la constancia pía
y el celo que exige mi noble misión,
para que así sea, de noche y de día,
una fiel esclava de mi profesión.
Dame del tesoro de tu mansedumbre;
deja que me inspire tu conformidad,
y que el sol radiante de la Fe me alumbre
en el ejercicio de la caridad.
2
AÑO NUEVO
Ya pronto va a terminar
el calendario de ayer.
Un año está por nacer.
Al otro van a enterrar.
Quien pudiera sepultar
con él todas las torturas
y todas las amarguras
con que nos quiso abatir.
¡Quien pudiera descubrir
las incógnitas futuras!
Quien tuviera el raro don,
virtud o poder divino
de inquirir lo que el Destino
le reserva al corazón;
si es ventura o aflicción,
248
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
desdicha o felicidad.
Desgraciada humanidad
que con su saber profundo
debe seguir por el mundo
en completa oscuridad.
Numerosa caravana,
que este trágico desierto
recorre con paso incierto
en pos de la dicha vana;
que se desvive y afana
y agoniza de pesar
cuando no puede escalar
la cumbre de sus empeños
o cuando ve que sus sueños
son como espumas del mar.
Caravana lastimosa
que va sin rumbo y con venda
transitando por la senda
de esta existencia penosa,
sin advertir, presurosa,
que de esta brega sombría
formar muy bien se podría,
en vez de un nuevo Calvario,
un divertido escenario
del placer y la alegría.
Mas para hacer tal primor
de la existencia es preciso
suponer un paraíso
en cada huerto sin flor;
no permitir que el dolor
consiga, artero, vencer,
con donaire repeler
los embates del sufrir,
y, si es posible, reír
al tiempo de padecer.
249
RODRIGO M IRÓ
Que pasen breves los días
que en el mundo hemos de estar,
sin dejarlos saturar
de acerbas melancolías;
y hacer con las melodías
del envidiado laud
que pulsa la juventud,
para combatir el tedio,
maravilloso remedio
que anime la senectud.
No modular la canción
de las nostalgias secretas,
ni permitir que, indiscretas,
logren hacemos traición
las penas del corazón.
No importa que despedace
la angustia y que el sueño pase
de la dicha que se quiere,
si cada ilusión que muere
en otra ilusión renace.
Si la amistad que es señora
falsa, frívola y coqueta,
se descubre la careta
y nos ataca traidora,
su tarea malhechora
correspondamos con bien,
y luego, cuando nos den,
fingiendo olvido, la mano,
luzca nuestro rostro ufano
la sonrisa del desdén.
Si en los huertos del amor,
llenos de rosas y cardos,
nos sorprendieron los dardos
del mas intenso dolor,
haya sobra de valor
250
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
en proseguir la jornada;
que en tan hermosa cruzada,
cuando la lucha no es recia,
ni entusiasma, ni se aprecia
la ventura conquistada.
Que nunca asome la hiel
y que domine la farsa;
que se imponga la comparsa
festiva del cascabel.
Así será menos cruel
la disputa general,
y bajo un arco triunfal
el mago del buen humor
rebosará de licor
nuestra copa de cristal.
De esta manera en los años
que nos falten por vivir
lograremos resistir
tristezas y desengaños,
sin que demuestren, huraños,
nuestros rostros abatidos
los angustiosos latidos
con que llora el corazón
cuando siente el aguijón
de los quebrantos temidos.
Así no causan pesar
estos años que se alejan,
ni en la memoria nos dejan
reminiscencias que odiar.
Que si fuérase a tomar
la vida tal como es
y en toda su desnudez,
de fijo resultaría
que el alma se agotaría
de prematura vejez.
251
RODRIGO M IRÓ
3
LA RESURRECCIÓN DE MORGAN
Con motivo de las búsquedas de oro
llevadas a cabo en los terrenos de la antigua
ciudad de Panamá.
Flota una gran tristeza sobre la paz augusta
del sitio donde un día las teas incendiarias
tomaron en cenizas la ciudad de Pedrarias.
Presa de espanto gime Naturaleza adusta,
como si fuese víctima de alguna acción injusta.
En las noches, de miedo, sus finas luminarias
apagan las luciérnagas. Entre las solitarias
y musgosas paredes de la torre vetusta
grazna el búho misántropo, y el eco del graznido
se pierde en la distancia como un hondo gemido...
¿Cuál otra felonía, qué vil y nuevo ultraje
amenaza estos santos restos del coloniaje?
Es Morgan redivio que ha vuelto a los desiertos
campos de sus rapiñas a despojar los muertos.
Lotería Nº 32, enero de 1944.
[2: Poesías.]
252
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Enrique Geenzier
Nació en la ciudad de Chitre, el 12 de julio de 1887. Autodidacto. En
1916 obtuvo la Flor Natural en los Juegos Florales celebrados con motivo
del tricentenario de la muerte de Cervantes. Por esa misma época dirigió
Esto y Aquello, revista literaria que fue obra e inspiración suyas. En Costa
Rica, en Norteamérica, en Venezuela sirvió cargos diplomáticos y consulares.
Fue Secretario de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores, y
Gobernador de la Provincia de Colón, en cuya cabecera vivió los últimos
años de su vida. Murió el 21 de septiembre de 1943.
La obra de Geenzier, relativamente múltiple, lleva la impronta de Núñez
de Arce y Campoamor. Pero a Geenzier lo salva su discreción. Cultor constante de la galantería, se ha ganado los votos de nuestro público femenino.
Algunos de sus mejores versos nacieron en medio del misterio, allá por el
año de 1923. Los firmaba un sugestivo y comprometedor nombre de mujer.
Clemencia Isaura. Se trató entonces de una broma literaria que resultó un
ejercicio serio.
Obras: Crepúsculos y Sombras, 1916; La Tristeza del vals, 1921; Corazón Adentro, 1925; Poesías, 1933; Sangre, 1936; Viejo y Nuevo, 1943.
Referencias: Laurenza, Roque Javier: Enrique Geenzier o el madrigal
permanente, obra citada, págs. 67-74; Martínez Hauradou, Ricardo L.: Enrique Geenzier, poeta de doble personalidad, en El Nuevo Diario, de 26 de
diciembre de 1939; Guión Sexológico en la vida de Geenzier, en El Nuevo
Diario, de 31 de diciembre de 1939; y Poemario de Clemencia Isaura, en El
Panamá América, de 3 de marzo de 1940; M. Tourtellot y B. G. Lee:. Enrique
Geenzier, en Vida y Obras de Autores Panameños, La Habana, 1943, Págs.
40-42; Reyes Testa, Benito: Enrique Geenzier, en El Panamá América, de 4
de agosto de 1945.
1
LA VOZ DE LA SOLTERÍA
Un amigo, dos mujeres,
cuatro copas, buen licor;
perfumes, besos, placeres,
ni una pena, ni un dolor.
253
RODRIGO M IRÓ
¿Y después? ¡Después, olvido,
reposo y dulce soñar,
para evocar lo que ha sido
y volver a comenzar!
2
VERSOS DE CLEMENCIA ISAURA
(Dialogan el Trovador y la Dama)
La Ofrenda
Para ceñir tu frente alabastrina
te traigo una corona de laureles
y la estrella más límpida y más fúlgida
que halló mi ensueño en la región del éter.
Nada tienes que darme, Isaura mía,
en pago de mi lírico presente.
Tú me has dado tus rosas y tus lirios
y tu risueño ardor sin languideces.
Siento en mis labios la dulzura grata
de los vinos, las fresas y las mieles
que derramaste en explosión de amores
de tu vaso de púrpura sonriente.
Y te amo como a todo lo que es mío,
y te llevo en mi ser, como una fuente,
para apagar la sed de los que sufren
y regar el rosal de los que sienten.
De mi predio
Ni en la nieve que afelpa los picos,
ni en las plumas del Cisne de Leda,
hallaréis la blancura sin mancha
que en mis lirios fragantes albea.
254
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
No crecieron a orillas del Nilo,
ni se doblan en toscas macetas;
en los flancos de firmes colinas
leche y miel sus corolas acendran
Trovador: si los miras al paso,
hallarás menos larga la senda,
el motivo del viaje más justo
y la vida más noble y más bella.
Pero nunca sus cálices beses
con la torpe pasión de la bestia,
sino suave, muy suave, tan suave
como un rayo de luz a una fresa.
El Idilio
Isaura: bajo el beso de la luna
entré anoche a tu huerto florecido
a beber en sus cálices de seda
la esencia de tus labios purpurinos.
La brisa suave y cálida traía,
en ondas cariciosas, los gemidos
que lanzaban los frescos surtidores
de la fuente a un lucero diamantino.
Todo en tu huerto respiraba amores:
el céfiro, las flores, los caminos
y el encaje verdoso de las frondas
cargadas de azahares y de nidos.
De pronto, como flecha voladora,
rasgó los aires pasional suspiro
y ante el bello milagro de tus formas
el césped convirtióse en lecho tibio.
255
RODRIGO M IRÓ
De mi Rosal
Trovador: en mi predio ha germinado
desde anoche, una rosa cuya esencia
tiene la misma suavidad del beso
que dejaste, al partir entre mis trenzas.
Si vuelves, te daré de su perfume
en los panales que en mi pecho acendran
—como en copas bruñidas, de alabastro–
la miel que nunca hallaste en las colmenas.
Trovador: ¡ten piedad de mi tortura!
El jardinero te abrirá la puerta
y yo me adornaré, para agradarte,
con el collar de mis mejores perlas.
Y me estaré a tus pies, sumisa y blanda,
mientras desatas mi dorada trenza
y mi cuerpo se vuelve todo rosas
al contacto de todas tus abejas.
El Ruego
Deja, deja sin llave la puerta
porque pueda yo entrar en tu alcoba
a robarte, gimiendo de amores,
el estuche que guarda tus joyas.
En tu lecho nupcial quiero verlas
mientras tú, recatada en la sombra,
te imaginas que un rayo de luna
caricioso delata tus formas.
Tus zafiros, que copian el cielo;
tus rubíes, que en sangre se ahogan,
y tus claros diamantes, que ofuscan,
harán juntos mí dicha y mi gloria.
256
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Partiré con tan ricos presentes
cuando cante en tu huerto la alondra,
y al partir dejaré en tus umbrales,
con un beso de amor, mis congojas.
De mi Cofre
Trovador: por si vienes esta noche
sin llave dejaré la cerradura
para que robes todo lo que quieras
envuelto en el cendal de la penumbra.
En mi tálamo, níveo, de azucenas,
roto mi cofre por tu mano intrusa,
te ofreceré mis perlas, mis zafiros,
y mis rubíes de encendida púrpura.
Yo, mientras tanto, me estaré en un ángulo
del camarín, sobrecogida y muda,
con la embriaguez que me produzca el verte
robar todas mis joyas... una a una.
Y luego, cuando el rayo de la aurora
florezca en mis kimonos y en mis fundas,
soñaré que te alejas en puntillas
besando, ya al partir, la cerradura.
Tu Alcoba
Como un rayo de sol, loco y furtivo,
calladamente penetré en tu alcoba
una tibia mañana de verano
perfumada de lirios y de rosas.
Sobre un sillón de terciopelo grana
el rico traje que envolvió en sus ondas
tu cuerpo de marfil, se estremecía
presintiendo el contacto de tus formas.
257
RODRIGO M IRÓ
Mientras tanto, en tu lecho de batistas,
tus sábanas, fragantes y nivosas,
dejaban ver entre sus blancos pliegues
dos hermosos botones de magnolia.
Tentación de besarlos sentí entonces,
y hospedando en sus pétalos mi boca,
al calor de mis labios se tiñeron
de púrpura inviolada sus corolas.
Los Panales
Trovador: sobre el pomo de mi carne
fatalmente mortal y tentadora,
flota el cielo sin nubes de mis espíritu
en un incendio múltiple de auroras.
Di que prefieres y te haré dichoso
con mi carne sensible y dolorosa
o con el suave néctar de mi espíritu.
¿Quieres la eternidad? ¿Quieres la hora?...
¡Lo quieres todo! ¡Ah, no serías hombre
si sólo ansiaras una de esas cosas!
¡Quieres la esencia que perdura siempre
y el capullo, que exalta, pero agosta!
¡Tómame, pues, y pálpame, y aspírame,
que en ti puedo morir, como la rosa
que en los brazos de Céfiro galante
exhala su perfume y se deshoja!
La Tentación
¡Tengo sed! Una sed que me consume
y quisiera abrevar en las sonoras
linfas de tus copiosos manantiales
gustando la caricia de sus ondas.
258
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
¡Tengo hambre! Y quisiera en mis antojos
morder las frutas frescas y sabrosas
que en las fecundas ramas de tu huerto
parecieran decir: come y reposa.
¡Tengo frío! Frío de soledades,
y en la heladez de polo que me agobia
sueño con el armiño de tus brazos
y la tibia fragancia de tu alcoba.
¡Ah, quién pudiera calentarse en ella
y al caer del silencio y de la sombra
mitigar la fatiga del camino
junto al ánfora griega de tus formas!
El Ofrecimiento
Trovador: ¿tienes sed?... Mi fuente es fresca,
y grata, y armoniosa, como el vaso
de una rosa cargada de rocío,
y aplacará tu sed con solo un trago.
Trovador: ¿tienes hambre?... En mis colinas
crece el fruto jugoso y perfumado
del risueño jardín de las Hespérides
en espera del ante de tus manos.
Trovador: ¿tienes frío?... ¡No vaciles!
Mi predio es un magnífico remanso,
y en él, como en las martas y vicuñas,
tendrás calor y suavidad de rasos.
¡Tienes sed, tienes hambre y tienes frío!
¡Y yo pienso en el néctar de mis labios,
en la pulpa rosada de mis pomas
y en el tibio vellón de mi regazo!
259
RODRIGO M IRÓ
Embriaguez
¡Oh! Qué filtro de amor el que me ofreces
en las sonoras ánforas citéreas
que en explosión de savias y de aromas
en tu jardín olímpico revientan.
Vino escarlata de la vieja estirpe
que vibra en el cordaje de tus venas
mezclado con el jugo de tus ópalos
que lactan en la Fuente de Juvenia.
¡Ah! Quién fuera la linfa en que te bañas,
el cristal en que muda te recreas
o el nenúfar fragante de tus manos
que el río néctar de tu ser me ofrendan.
Samaritana del divino cántaro
y de la dulce juventud eterna:
¡quién pudiera beberse gota a gota
el cáliz de tu olímpica belleza!
Consejo
Si quieres florecer, busca el abrigo
de mis huertos en flor, llenos de luna,
donde el locuelo Amor vuelca sus ópalos
en las corolas sonrosadas y húmedas.
Si quieres perdurar, quema tu mirra
en los braseros de mis amplias urnas
e inclina reverente la cabeza
ante el hondo misterio de mis grutas.
Si quieres sucumbir, sacia en mis fuentes
la inmensa sed de amar que te tortura.
Toma de mis jardines lo que quieras:
las flores, o las mieles, o las pulpas.
260
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
¡Pero si quieres alcanzar la cima
en que el amor su eternidad incuba,
sigue soñando con mis ricos huertos
sin penetrar jamás en su penumbra!
3
ROMANCE DEL AGUA
¿Qué fragor de ronco trueno,
qué crugir de pétreas capas,
qué concierto de turbiones,
qué rugidos o amenazas
bajan raudos, tumultuosos,
del riñón de la montaña?
Es el canto de epopeya,
es la grave y ronca marcha,
es el lúgubre estampido
de cañones y metrallas
que en torrentes caudalosos y
rugiantes canta el agua.
¿Qué sollozos, qué suspiros
de doncella enamorada;
qué murmullos suplicantes
o qué trémulas palabras
flotan leves en las brisas
y penetran en las almas?
Son los hilos transparentes,
son las notas argentadas,
son los diáfanos bemoles
de la tierna serenata
que brotando de las fuentes
a las flores canta el agua.
261
RODRIGO M IRÓ
Roncos bajos de Amazonas,
graves oboes de Guayas,
finas arpas de Iguazúes,
Rimacs de quenas incaicas,
Patagonías y Caribes
de trompetas y de gaitas,
clarines de Río Grande.
Reventazones de flautas,
dulces marimbas de Lempas,
timbales de Titicacas,
helicones de Orinocos,
citaras de Tequendamas,
anchas cometas de Tuiras,
platillos de Nicaragua,
sarrusófonos de Ulúas,
barítonos de Montaguas,
Pilcomayos de ocarinas
y saxófonos de Platas...
Tal es la grandiosa orquesta
de lagos y cataratas
y de mares y de ríos
que en la América indohispana
por todas partes entona
la sinfonía del agua.
Ondulante en los arroyos,
saltarina en las cascadas,
silenciosa en los remansos
y rugidora en las playas,
se deshace en finos flecos
bajo nubes desgarradas
o envuelta en tenues cendales
de crespones o de gasas
se distiende en las lagunas
con el cielo en la mirada,
262
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
o desbordante en un pozo
sueña ser Samaritana.
¡Cuán suave cuando acaricia
un bello cuerpo de Diana!
¡Cuán cruel cuando sus ondas
vidas y predios arrastran!
¡Cuán tierna cuando suspira
y cuán buena cuando calma
la ardiente sed del soldado
que agoniza por la Patria!
¡Bien hizo el Santo Francisco
en llamarte «Hermana Agua»!
¡Agua: vapor, movimiento,
salud, belleza, esperanza...
Tú das vida a quien te bebe,
suave ritmo al que te nada,
esbeltez al que acaricias
Y mil sendas al que viaja.
Si el frío te paraliza,
te brinda el calor mil alas;
y si la luz te acribilla
con finos dardos de plata,
también te ofrenda fulgores
de turquesas y esmeraldas.
Eres bella cuando ruges,
eres bella cuando saltas,
eres bella cuando lloras
y eres bella cuando cantas.
¡Pero más bella que nunca
me pareces dulce hermana,
cuando en los mudos combates
del Honor —que, herido, calla
porque no puede, impotente,
castigar a quien la mancha—
263
RODRIGO M IRÓ
preñada de angustia gimes
y anudando la garganta
los fieros ojos alumbras
con el fulgor de una lágrima!
4
SAN CARLOS
No lejos de una mar que el viento riza
y a veces enfurece;
cerca a un río que manso se desliza
en el verano, y que en invierno crece
con furia colosal, gentil se mece
lleno de santa paz, con la sonrisa
que lanza al rostro la conciencia sana,
el pueblo hospitalario donde un día
gozara mi niñez pura y lejana
el fruto bienhechor de la alegría.
SAN CARLOS es su nombre bendecido,
que ni el tiempo veloz ni la distancia
sepultaron jamás en el olvido;
porque guarda ese pueblo la fragancia
de los goces risueños de mi infancia
y el acervo de todo lo que ha sido.
¡Ah! cuántas veces por la blanca arena
de sus playas, cogiendo caracoles
de visos tornasoles
se deslizó serena
mi vagabunda planta.
Cuántas veces —furtivo ladronzuelo—
con un arrojo que a esa edad me espanta,
mis pies hollaron el vedado suelo
de los cercados, y con miedo y gozo
a la altiva palmera me subía
o al naranjo fragante y espinoso
264
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
y sus sabrosos frutos me comía.
Cuántas veces el dueño del cercado
allí me sorprendía,
y entonces, temeroso, avergonzado,
de su presencia como un loco huía,
dejando algunas veces tras mis huellas
ya un jirón de camisa, ya el sombrero...
¡prendas con que el robado comprobaba
después ante mi madre sus querellas!
***
En ese pueblo de casitas blancas
y calles arenosas;
de gentes siempre buenas, siempre francas
y siempre laboriosas,
mi niñez tuvo auroras imborrables,
puestas de sol ardientes y tranquilas
y noches inefables
perfumadas de rosas y de lilas.
No hay sendero, ni loma, ni collado
que no hollaran mis pies siempre andarines
con el placer —a veces no logrado—
de cazar picogordos o bimbines.
Su río sabe de mis excursiones
corno ninguno en la tierruca amada:
yo recorrí con alma alborozada
sus cuevas, sus barrancas, sus playones;
y me bañé en sus aguas cristalinas
desnudo como Adán, horas enteras,
y turbé sus remansos y laderas
con risas y con voces argentinas.
***
Veinte años hace ya que no le miro.
Pero al verlo una vez, aunque de lejos,
bañado por los últimos reflejos
del sol poniente, me arrancó un suspiro.
265
RODRIGO M IRÓ
La nave que a otro sitio me llevaba,
muy cerca de la costa navegaba...
Tan cerca, que del buque se veía
la gente que en las calles discurría.
Cómo volver a verlo me alegraba.
¡Y cómo mi pasado renacía
viendo su blanca torre que se erguía
en la paz de una atmósfera serena
como la viera en mi niñez lejana
cuando de ensueño azul el alma llena
arrancaba un repique a su campana!
Y —broquel contra el tiempo y el olvido—
tal vez por coincidencia milagrosa,
en ese instante percibió mi oído
la voz de la campana que, armoniosa,
a mi antigua creencia le decía:
“Ve a rezar, hija mía”.
Era la voz del Angelus, sonora,
que nunca, nunca percibí tan grata
como en aquella hora
en que su voz de plata
le hablaba al corazón, todo ternuras,
y el alma toda fe, toda fragancia,
de ese pueblo que guarda las locuras
y los goces más puros de mi infancia.
[1: Corazón Adentro. 2 y 3: Viejo y nuevo.]
266
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
María Olimpia de Obaldía
Es maestra de enseñanza, profesión que ejerció hasta el año de 1918.
En 1929 le fue tributado un homenaje nacional, proclamándosele María
Olimpia de Panamá.
No obstante moverse en un terreno difícil para el quehacer estético —
porque en María Olimpia cantan la madre, la esposa, la maestra, y cantan
con su acento mejor— su mensaje nos llega entero. Hay contención en su
alegría de madre, y elegancia en su orgullo de esposa. Y en el subsuelo de su
emoción, vigorizando sus raíces, siempre, invariable, su fondo de cristiana.
Su obra, a un mismo tiempo culta y natural, posee una gran dignidad. Refiriéndose a su virtud ponderadora Enrique Ruiz Vernacci ha escrito: “Para
mí uno de los extraordinarios aciertos de María Olimpia está en guardarse
de esos vicios azucarados y empalagosos, en comprender el límite exacto;
indica esta cualidad su alta raigambre intelectual, su figura cordial.”
Nació María Olimpia de Obaldía el 9 de Septiembre de 1891, en Dolega,
provincia de Chiriquí.
OBRAS: Orquídeas, 1926; Breviario Lírico, 1930; Parndsn Infantil, 1948;
Visiones eternas, 1961; Selvática, Inédita.
REFERENCIAS. Lewis, Samuel: Prólogo a Orquídeas; Ruiz Vernacci,
Enrique: Prólogo a Breviario Lírico; Miró, Rodrigo: Las Mujeres en la poesía panameña, en Teoría de la Patria, págs. 105-123; Isaza Calderín, Baltazar:
La significación de María Olimpia de Obaldía en la lírica panameña, en Homenaje a María Olimpia de Obaldía, 1971 (Incluye doce poemas de la poetisa) Véase, además: María Olimpia de Obaldía, juicios críticos sobre su obra
literaria, 1929.
1
SELVÁTICA
¿Sabes lo que quisiera?
En una noche cálida de estío
a tu lado dormir en la pradera,
sentir bajo nosotros
el pasto humedecido de rocío
y ver sobre los rostros
la celestial esfera.
267
RODRIGO M IRÓ
Un planeta por lecho;
en derredor la calma;
por cámara nupcial el claro cielo
y el Amor —como un Dios— en nuestras almas.
2
TRASMIGRACIÓN
Amor: cuando yo muera,
de mi cuerpo los átomos dispersos
se trocarán en verde er redadera,
y al extenderse por los brazos tersos
de la cruz de mi fosa,
en cada primavera
la cubrirá de flores olorosas.
Cuando sientas nostalgias de cariño,
cuando añores mis cálidos abrazos,
recoge las corolas que en mi tumba
sus pétalos de armiño
a los besos del sol abran radiosas:
son rimas misteriosas
que te hablarán de indestructibles lazos
y de amores que viven ultratumba...!
3
ORACIÓN DE LA ESPOSA
Hazme, Señor, como vergel cerrado,
cuya llave el esposo sólo guarde,
lago de amor por el amor sellado
que la sed del esposo sólo apague.
Pon en mis ojos suavidad de luna,
en mi boca el clavel de la sonrisa,
268
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
y cual venda de seda mi ternura
restañe del esposo las heridas.
Dale juicio, Señor, a mi consejo:
dignidad y justicia a mi reclamo;
eficacia y cordura a mi consuelo
y nobleza al perdón para el agravio.
Has de mi hogar un cofre de ventura
que del esposo colme los anhelos,
donde descanse de la diaria lucha
y tome bríos por luchar de nuevo.
Nuestras dos almas fúndelas en una;
una sola en la pena y en el gozo,
cual dos gemelos que en la misma cuna
juntan sus juegos, risas y sollozos.
4
HIMNO A LA MATERNIDAD
(Homenaje a las maestras panameñas)
I
Concepción
Extraña sensación mi ser conmueve,
como si nueva vida me agitara;
en mi alma vibran la ansiedad del vuelo
y nostalgia de azul, de cumbre y alas.
Siento en mi entraña rebullir tan suave,
como el roce sedeño de las plumas,
y mis senos se esponjan cual las pomas
que a los besos del sol hinchan su pulpa.
¿Quién aumenta el calor de mis arterias
y abrillanta la luz de mi mirada?
269
RODRIGO M IRÓ
“¡Es que ya eres fecunda como el surco!”
una secreta voz dice a mi alma.
Y al saber que mi seno era una cuna
do un infante dormía,
hubo en mi alma fulgores de alborada
y panal de ternura fue mi ser aquel día.
Y dije al viento: “séme suave y bueno
por la criatura amada
que reposa en mi seno”;
a la fuente tranquila: “tu corriente
sea fresca y propicia
por el que en mí recibe tu caricia”;
y a los tiernos rosales:
“desplegad los capullos más fragantes,
que hoy se asoma a mis ojos por mirarles
un adorado infante”;
y le dije a la luz: “sé más brillante”,
y a las aves: “rodeadme de armonía,
que quiero en este día
saturar mis sentidos de hermosura
por la tierna criatura
cuyas venas se filtran en las mías”.
.................................................................
Corrió la brisa cadenciosa y leda;
suavidades de seda
tuvo la fuente, el sol más resplandores,
y conciertos de trinos y de aromas
me ofrecieron las aves y las flores.
Con los sentidos plenos de belleza
y con el alma de ternura llena,
sentíme noble y buena
y arranqué de mi pecho la tristeza
al contemplar dichosa y conmovida
que era mi ser un ánfora de vida.
270
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
II
Alumbramiento
Ya te acercas, ya siento tu presencia
en el fuerte temblor de mis entrañas;
solo el goce supremo de ser madre
es igual al dolor que me desgarra.
Siento crujir mis huesos, y en espasmos
dolorosos palpitan mis arterias;
las fuentes interiores se derraman
y la muerte famélica me acecha.
Al fin se entreabre el cofre del Misterio...
Llega hasta mí la música de un lloro...
Mis dolores acallan por encanto
y mi pecho se expande venturoso.
III
Lactancia
A mi lado te miro y con deleite
aspiro de tu carne la fragancia:
me pareces un ramo de claveles
entre una profusión de rosas blancas...
Al sentir el contacto de tus labios
cuando mimosos el pezón oprimen,
sueño que son las alas de un querube
que, rozando mis senos, los bendicen.
En la onda láctea que a tu boca llega,
continúo brindándote mi savia
donde se mezclan con mi amor de madre
mis supremos anhelos y esperanzas.
Y aromada y sutil como el incienso
va esta plegaria de mi pech0 al Cielo.
271
RODRIGO M IRÓ
IV
Oración de la Madre
Dulce Señor,
me hiciste renacer
por el amor
en otro ser
que dilata mi ardiente juventud.
Dame fuerza, Señor, para ampararlo,
rectitud y firmeza para guiarlo,
para criarlo, Señor, dame salud,
para formar su corazón, bondad,
para dar a su mente, claridad,
que en este ser
quiero, Señor,
ver florecer mi corazón…!
5
EN PENUMBRA
Al doctor Mauro Membreño,
con estimación y gratitud sinceras.
En la penumbra azul donde mi vista
sin impaciencia su recobro espera,
yo comprendo mejor cuánta armonía
enlaza en maravilla los sentidos.
Los pasos familiares, las palabras,
tienen ritmo de música que llega
con caricia de flores; con el roce
de las manos fraternas o filiales.
Perfumes y sonidos toman forma
y el tacto me traduce las imágenes
que miro proyectarse en el recuerdo
esculpidas y vivas como antaño.
272
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
En la quietud insomne de estos días
de cautiverio que a mis ojos guarda
yo pienso que son ellos la excelencia
en la atalaya fiel de los sentidos:
Ventanas levantadas en la torre
de la fuerte y erguida arquitectura
que Dios legara al hombre y su progenie
para que busque en derredor su imagen,
nos hacen comulgar con el paisaje,
dialogar, en los libros, con los sabios,
penetrar las regiones infinitas
tal el cielo y el mar de eternidades.
Y el alma, lo profundo y misterioso
del ser, se asoma a los cristales magos
en amor, en dolor, ira o despecho
que son chispas de luz inigualadas.
La ciencia logra devolver los bienes
de la salud por la actitud cristiana
de quienes dan su tiempo al ejercicio
retador implacable de la muerte
y auxiliar sin desmayo de la vida.
En la pantalla fiel de los recuerdos,
sensaciones, olores y sonidos
se yerguen y se visten con ropajes
de visiones que tuve en otros días,
y sueño con mirar la madreperla
de la aurora entreabrirse en el Oriente
y contemplar el disco alucinante
del sol subiendo al trono del espacio;
sumergirme otra vez en la onda pura
donde flotan los astros milenarios;
273
RODRIGO M IRÓ
mirar el mar tranquilo o borrascoso
mas siempre estampa de hermosura incólume;
volver a ver... mirar todo lo bello
que ofrece el mundo, y ver rostros amados:
los niños abrirse como flores
para seguir embelleciendo hogares.
Yo volveré a gozar tanta riqueza,
a reencontrarme con amados libros,
confiar al papel mis emociones
y a proyectar afecto en mis pupilas.
Han de volver mis ojos, ya en ocaso
a recoger la luz y a proyectarla
porque la ciencia se mantiene en vela
y la interpretan comprensivas manos.
Yo bendigo estas manos que devuelven
a mis ojos el don de sus espejos
y que el Señor en ellas vibre siempre
con la virtud excelsa del Maestro.
“Lotería” No. 162, Mayo de 1969.
[Del 1 al 3: Orquídeas. 4: Breviario Lírico.]
274
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Gaspar Octavio Hernández
Nació en la ciudad de Panamá, el 14 de Julio de 1893, y murió el 13 de
noviembre de 1918, de un ataque de hemoptisis, en la redacción de “La
Estrella de Panamá”, órgano del cual era Redactor Jefe. Había participado
en la dirección y redacción de casi todas las revistas literarias de su tiempo,
y era ya dueño de una reputación merecida. De origen humilde, negro y
pobre, fué un desventurado, él, que alimentó un gran orgullo y tuvo una
grande ambición.
Su poesía es esencialmente musical, y tiende a eludir la realidad. Muchos fidalgos y damas de ojos zafarinos pueblan su mundo ideal. Lo que
denuncia una aficción peligrosa entre gente exuberante, no siempre dueña
de frenos eficaces. A pesar de ello, Hernández fue sensible a los problemas
de la nacionalidad: su obra contiene más de una alusión al vecino todopoderoso.
Hacia el final de su vida empezó a interesarse por el tema popular. Sus
pocos poemas de ese tipo nos indican que ese camino le llevaría al encuentro de su yo esencial. Con todo, su obra constituye unos de los más importantes logros de la poesía panameña.
OBRAS: Melodías del Pasado, 1915, Cristo y la Mujer de Sichar, 1916;
La Copa de Amatista, 1923; Obras Selectas, 1966.
REFERENCIAS: Benuzzi, Santiago L.: Con motivo de un libro, en “Esto
y Aquello”, N° 27, de 15 de Septiembre de 1915; Eliet, Simón: Gaspar Octavio
Hernández, en “La Revista Nueva”, No. 6, Tomo V, de Diciembre de 1918;
de la Rosa, Diógenes: Gaspar Octavio Hernández, en “Calle 6”, de 1o. de
Diciembre de 1946; Korsi, Demetrio: Elegía en prosa del Poeta, (Prólogo a
La Copa de Amatista, que lleva al final otros trabajos sobre el poeta).
Laurenza, Roque Javier: Gaspar Octavio Hernández o el Deseo, en Los Poetas de la Generación Republicana, págs. 99-105; Cantón, Alfredo: Gaspar
Octavio Hernández, en “Mundo Gráfico”, de 13 de Noviembre de 1943; Miró,
Rodrigo: Gaspar Octavio Hernández, en Teoría de la Patria, págs. 83-94;
Peña, Concha: Gaspar Octavio Hernández, poeta del pueblo, 1953;
Hernández, Octavio Augusto: Introducción a Obras Selectas; Bolaños, Mercedes: Dos Poetas Panameños, 1970.
275
RODRIGO M IRÓ
1
EGO SUM
Ni tez de nácar, ni cabellos de oro
veréis ornar de galas mi figura;
ni la luz del zafir, celeste y pura,
veréis que en mis pupilas atesoro.
Con piel tostada de atezado moro;
con ojos negros de fatal negrura,
del Ancón a la falda verde oscura
nací frente al Pacífico sonoro.
Soy un hijo del Mar... Porque en mi alma
hay —como sobre el mar— noches de calma,
indefinibles cóleras sin nombre
y un afán de luchar conmigo mismo,
cuando en penas recónditas me abismo
¡pienso que soy un martrocado en hombre!
2
MELODÍA
Todo vibra con músicas; el río
que orla de espumas el jardín; la espesa
y verde fronda que la Aurora besa
con un beso que vuélvese rocío.
Todo vibra con músicas: los mares
que al cielo ofrendan su cantar sonoro;
el oro de la cítara de oro
del cantor del Cantar de los Cantares.
¡Oh amada toda ritmo...! ¡Oh dulce amada!
Cuando empiece a extinguirse la mirada
de mis ojos enfermos de no verte,
276
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
¡arrúllame con músicas sonoras,
que —al escuchar tus músicas— las Horas
detendrán el avance de la Muerte!
3
CANTARES DE CASTILLA DEL ORO
I
¡Corazón, no la recuerdes!
Si se olvidó de nosotros,
¡corazón, no la recuerdes!
Estarán mirándose otros
en sus claros ojos verdes!
Cuando una mujer te olvide
no te duelas de su olvido;
cuando una mujer te olvide
piensa en lo que te ha querido
y... al olvido, ¡dále olvido!
II
Las mujeres y las flores
son iguales en lo caras
y en que se dejan coger
suavemente de la rama.
En una flor bebí mieles,
hiel en una mujer falsa:
la flor murió con la aurora...
¡y aún no se muere la ingrata!
Las mujeres y las flores
son iguales en lo caras
y en que se dejan coger
¡de cualquier mano villana!...
277
RODRIGO M IRÓ
III
Dicen que la adorable Julia María
con su novio a las Islas fue cierto día
a buscar perlas...
Mas no tuvo la dicha
de recogerlas...
Y ella llevaba
una nítida perla
blanca y rosada...
Dicen también las malas lenguas que un día
volvió solita Julia María:
trajo rota la perla que se llevó...
—¿Quién le rompió la perla?
—¡No lo sé yo!...
4
CANTO A LA BANDERA
Se detuvo el mancebo en la rampa frente al mar transparente.
Comenzaba a brillar la mañana. En una de las naves de Aguadulce
fondeadas en el puerto, hercúleo marino de color de bronce
—Cantando un alegre cantar de aldea— enarbolaba el pabellón
tricolor del Istmo.
El mancebo sintiose inquieto de entusiasmo: el entusiasmo le hizo
poeta y le inspiró este cantar:
V¡ed cómo asciende sobre el mar la enseña
que refleja en sus vívidos colores
el mar y el cielo de la patria istmeña!
¡Mírad!... Es la bandera panameña,
vistosa cual gentil manto de flores!
Ved cómo asciende al mástil del velero
serpenteando con lánguida armonía
278
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
bajo la luz del matinal lucero
mientras canta fornido marinero
con ruda voz, ¡canciones de alegría!
El céfiro de Ancón, puro y fragante
como beso de virgen acaricia
la tenue seda del pendón flotante;
y tierno idilio sobre el mar sonante
con el céfiro la bandera inicia.
¡Bandera de la patria! Con celajes
de púrpura encendida, con pedazos
del cielo de los ístmicos paisajes
y de marina espuma con encajes
¡tejieron nuestras vírgenes los lazos!
¡Bandera de la patria! Las estrellas
en tus colores su fulgor derraman
perennemente vívidas. Por ellas
los hombres duros, las mujeres bellas
¡en patriotismo férvido se inflaman!
Ellas, en nuestros fuertes corazones,
la llama avivarán del heroísmo,
cuando al grito marcial de los cañones,
enemigo clarín vibre canciones
¡bajo el ardiente sol de nuestro Istmo!
Ellas reavivarán en nuestras almas
amor por nuestras fértiles campiñas
sembradas de naranjos y de palmas,
donde —tras de luchar— núbiles niñas
nos ceñirán de mirtos y de palmas.
¡Bandera de la patria! ¡Sube... sube
hasta perderte en el azul. Y luego
de flotar en la patria del querube;
de flotar junto al velo de la nube,
si ves que el Hado ciego
279
RODRIGO M IRÓ
en los istmeños puso cobardía,
desciende al Istmo convertida en fuego
y extingue con febril desasosiego
¡a los que amaron tu esplendor un día!
“Revista de Instrucción Pública”, No. 9, Tomo IV, Enero de 1916.
5
CRISTO Y LA MUJER DE SICHAR
(Historia de los orígenes del Cristianismo)
I
Nacar deslumbrador espolvorea
el sol del mediodía
en la fértil campiña de Judea...
Florecen las orillas del camino
con juvenil fecundidad... florecen
y, con sus flores vírgenes, ofrecen
miel y perfume a todo peregrino.
Es tibio el aire, con el tibio aliento
de una doncella enamorada. Sueña
la azul llanura bajo el sol. Parece
virgen que se adormece
en alfombra risueña
La llanura
dormita...
El lirio de la orilla piensa
que nada luce albura tan intensa
cual su corola de intocada albura
húmeda... La llanura
duerme... En tanto la rosa de la orilla
brilla de roja y de encendida... brilla
como bañada en rosicler.
Un vuelo
de aves blancas esboza rayas blancas
280
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
en el celeste del tapiz del cielo
limpio de toda limpidez.
II
Sereno
y pálido, y gallardo,
—tal como erguido nardo—
asomó su figura el Nazareno.
¡Cuánta sombra de tedio se adormía
en sus grandes ojeras dilatadas,
en la que proyectaban sus mitadas
luz llena de mortal melancolía!
Llevó al labio su mano... ¡Era tan clara
su mano! Era como una
palomita de nieve que anidara
en blanca flor al rayo de la luna;
mano que sólo se movía para
acariciar y para ungir heridas;
¡mano que fué maravillosa, rara
mano que no dió muertes, sino vidas!
Sitibundo, cansado, fatigoso
de predicar augustos ideales,
sentóse Cristo en el brocal del pozo,
el pozo de Jacob, que en el camino
tiene misericordias paternales
para la sed de todo peregrino.
En el pétreo brocal, Jesús medita,
medita en la infinita
desventura de todos... Le colora
el iris de una lágrima los ojos,
porque Él piensa que el mundo todavía,
ve al hermano luchar contra el hermano;
porque advierte que en vano
diluye de su voz la melodía
281
RODRIGO M IRÓ
en la inquietud del desconcierto humano;
porque en cada mujer, Él ve una harpía;
porque en cada varón, Él ve un tirano.
¡Oh la dulce beldad samaritana
que se detiene ante la sacra fuente
a recoger el agua transparente
que de la fuente mana!
¡Oh impasibilidad de Jesucristo
ante la inesperada samarita
gallarda y bella como nunca ha visto!
¡Oh el destello de astro
de aquella luminosa cabellera
que en torno de la espalda de alabastro
se ve ondular como una enredadera!
¡Oh el tremular del lirio inmaculado,
del albicante lirio de la orilla
que se vanaglorió, regocijado,
de su albor sin mancilla!
¡Tiembla súbito el lirio!
Le hiere el mal de incógnito martirio
al ver la aristocrática mejilla
de la mujer samaritana... y piensa
que nieva en la mejilla más blancura
que en su corola de blancura intensa.
¡Oh! la pálida rosa... Ya no brilla
de encendida rojez... La flor se humilla
inclinándose mustia, porque advierte
que la envidia febril dejará inerte
su organismo de múrice,
porque en la envidia hay ráfaga de muerte
¡Oh! la melancolía que deslíe
el diálogo imprevisto
282
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
que inicia Jesucristo
con la mujer samaritana. Ríe
la boca de ella con reír de niña
y —al sentir tanta risa— la campiña
¡coquetamente al céfiro sonríe!
III
Jesús
Dame a beber del agua de tu cántaro. Ansío
que el agua de tu cántaro caiga como rocío
en mis labios, marchitos por las predicaciones,
que al pasar por mis labios eran como carbones
ardientes, como aquellos con que en remotos días
purificó un querube los labios de Isaías;
dame a beber del agua de tu cántaro. Ansío
que en la flor de mi boca también caiga el rocío.
La Samaritana
Si vienes de los campos floridos de Judea,
donde junto a los nardos el arroyuelo ondea;
donde bajo doseles de ramajes sombríos
lamen la tierra —lenguas ondulantes— los ríos;
donde en cada sendero se ofrece una fontana,
gárrula como un pájaro, dulce como una hermana;
dí, si en tu magna estirpe vida de odio palpita,
para los que nacimos en tierra amarita,
¿por qué me pides agua, no ves que está maldita?
No ves que en ella encuentran de la impureza el germen
los que cual tus hermanos en la virtud se aduermen;
¿no sabes que si bebes del agua de este pozo,
tu cuerpo sano y ágil se tomará leproso?
283
RODRIGO M IRÓ
Jesús
¡Ah! si tu fueras una mujer clarovidente
y vieses, con pupilas sorprendidas de asombros,
qué destella en mis ojos; qué destella en mi frente;
qué fulgura en mis sienes; qué fulgura en mis hombros;
si no desconocieras mi destino, vendrías
a pedirme de un agua: la de las fuentes mías;
el agua de tu cántaro la sed apenas calma;
mas con las aguas mías se purifica el alma;
mi fuente es inexhausta fuente de vida eterna;
el que su linfa apura, sentirá su alma tierna,
su alma tierna y abierta como rosa de amor,
porque el alma que es pura se parece a una flor;
mi fuente es cristalina como tu voz, y vierte
raudal de vida en quienes paralizó la muerte;
fecunda las esteriles comarcas de la tierra
que en infecunda tornan los soplos de la guerra.
Yo soy el que derrama las lluvias en los mares
y campos, y el que ciñe guirnaldas de azahares
níveos y epitalámicos a la montaña hermosa
cuando con el Estío —su amado— se desposa.
Yo soy el que con agua maravillosa, un día
hará que los humanos de todas las naciones
elaboren gigante rosa de simpatía
en donde en vez de pétalos palpiten corazones...
¡Yo soy el Taumaturgo! Yo soy el que sabía
de las desolaciones, de la melancolía
de los desventurados mancebos de Samaria,
donde el extraño es príncipe y el samarita es paria.
¡Yo soy el Taumaturgo! Yo soy el que circunda
de cintas de arroyuelos la campiña jocunda;
si la campiña en árboles y flores es fecunda
es porque el agua buena que yo riego, la inunda.
La campiña es como una mujer. Y tú, con ella
tienes afinidades. Tú lo ignoras. La estrella
que alumbra tus cabellos, al caer la penumbra,
siempre es la misma estrella que la campiña alumbra:
284
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
tus senos —diminutas cumbres alabastrinas—
parecen dos colinas...
Parecen dos colinas
muy semejantes a las colinas de esto campo
que el buen sol anaranja con su amarillo lampo.
Tú, tienes ojos. Ella, tiene lagos. Los lagos
son inmóviles ojos de la campiña. Vagos
y cristalinos como los ojos de una triste
reflejan la tristeza de todo lo que existe,
solemne y melancólico bajo del sol;
la tierna
actitud de la luna, que en su congoja etema
va errante por el éter, callando sus martirios
y se ciñe de estrellas, cual te ciñes de lirios;
la indefinible calma de los atardeceres
pálidos, como pálidas rniradas de mujeres;
las móviles siluetas de trémulos amantes
que en torno de las aguas murmuran, suplicantes,
frases que son la música del amor; dulces frases
en que del beso tímido se escuchan los compases.
La campiña es como una mujer. Condensa en flores
su amor... ¿Y tú?
La Samaritana
Perdona, Señor, no hables de amores.
Jesús
¿Tu amante en dónde?
La Samaritana
Yerras, Señor: ni ahora, ni antes
en el insenescente jardín de mis amores,
jamás cogieron flores de dichas los amantes,
porque me cuito mucho de regalar mis flores.
La boca de los hombres engaña y envenena,
como una flor que todos en néctares destila;
285
RODRIGO M IRÓ
para ningún amado ninguna amada es buena
si no es perversa, si no es sensual, si no está llena
de astucias de Judith o astucias de Dalila.
Para que Amor la adore debe de ser perversa:
menguar, cortando rizos, de algún Sansón la fuerza
o contemplar con gozo la púrpura ondeada
que vierte de Holofernes la testa dostroncada.
¡Ser rosa de pecado! Mi juventud, por eso,
ignora qué se siente tras la explosión de un beso;
mis jardines son bellos, aunque no les tortura
la mano de un artista de la Floricultura.
Jesús
¿A qué mentirme?.... Cinco, cinco floricultores
cultivaron, ha tiempo, tus jardines mejores
y se fueron, llevando ramilletes de flores;
y se fueron y nunca volverán... ¿Quién ansía
vivir sólo de aromas y vivir de ambrosía,
si sabe que el aroma más puro se consume
y que el dulzor del néctar es fugaz como el día?
La Samaritana
Tus palabras resuenan con la música grata
de las cuerda de plata de una lira de plata;
extraño que gorjee tu garganta. Yo ignoro
si tu garganta oculta filamentos de oro,
pero oculte o no oculte dorados filamentos,
me sorprende la música de sus claros acentos.
..........................................................................
Señor, desque te he visto, sintieron mis pupilas
llanto de amor; el lila de tus ojeras lilas;
la amplitud de tu frente radiosa; de esa frente
donde se irisa un tenue matiz iridiscente,
así como la nieve que el sol multimatiza,
sus débiles reflejos el crepúsculo irisa.
286
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Tu barba de oro pálido, digna de que una reina
peine sus blancos hilos de artísticos brocados;
y tu mirar... ¡Qué paternalmente miras! Ojos
como los tuyos nunca reflejaron enojos.
Ojos como tus ojos celestes y extrahumanos
no vi en otros varones hierosolimitanos
ni en los queridos rostros de mis samaritanos;
ojos, Señor, que bañan de luz, como si de ellos,
se desprendieran lluvias y lluvias de destellos.
Y tu mano tan fina, tan suave, tan clara,
es cual blanca paloma que en un lirio anidara
al asomar la luna por los dormidos cielos
su faz, semivelada de transparentes velos.
Por tu blancura aérea; por lo fino y gallardo;
por lo fragante de tu carne, eres como nardo...
Y tu boca y tus crenchas y... todo tú... ¡Te ansío,
Señor! ¡Quiero ser lirio! ¿Querrás tú ser rocío?...
..........................................................................
¿Eres tú, por ventura, la visión esperada,
el sabio, el milagroso y espiritual Mesías;
aquel de cuya boca, de amor melificada,
cual melífluos raudales fluyen las profecías?
..........................................................................
Señor, dame del agua... Si naciste judío,
nada importa; la música que de tus frases mana
resuena en las honduras del espíritu mío
con las sonoridades de oro de una campana
de oro. Una voz secreta me dice que no tardo,
que no tardo en sentirme tu dulcísima hermana...
tienes mucho del nardo;
tengo mucho del lirio;
y me ha dicho una anciana
que el lirio es un hermano legítimo del nardo..
287
RODRIGO M IRÓ
Jesús
Mi fuente es pozo de aguas vivas. Mi fuente es pozo
que con su agua viva despojará al leproso
de la hirviente carroña que en sus miembros propaga
la multiplicadora simiente de la llaga;
mi fuente es inexhausta fuente de vida eterna;
quien de mi fuente apura, sentirá su alma tierna,
su alma tierna y abierta como rosa de amor,
porque el alma que es buena se parece a una flor;
fuente matriz de donde se desprenden raudales
de amor; fuente que cuando sobre las terrenales
regiones caiga, edenes hará de los eriales;
resumirá los fríos de todos los inviernos
para extinguir las llamas de todos los infiernos;
condensará las mieles de todos los nectarios
para los sedientos mendigos solitarios:
¡para todos los míseros que en todas las regiones
sienten que se avinagran de hiel sus corazones!
Así como se apiñan en fuerte muchedumbre
cedros con cinamonos, del Líbano en la cumbre;
así como las hojas se agrupan en la rama,
para gustar del ósculo del viento que las ama;
así como la gota de agua que el éter sube
hace, con otras gotas de agua, una sola nube,
serán los hombres todos una familia sola,
como las gotas hacen una nube, una ola;
integrarán los hombres tan sólo un organismo,
lo mismo que las gotas forman el mar; lo mismo
que todos los fulgores del iris deslumbrante
se encierran en las vívidas facetas de un diamante
así como se apiñan en fuerte muchedumbre
cedros con cinamonos del Líbano en la cumbre,
así también los hombres se agruparán mañana
en la Montaña de la Fraternidad Humana
y allí sabrán del agua que de mi fuente mana;
allí, los hombres todos de todas las naciones
harán un formidable bosque de corazones
288
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
fertilizado por el agua maravillosa
que hasta a la misma ortiga da suavidad de rosa.
¡Agua que las mandrágoras con los nardos concilia!
¡Agua que el dulce germen de la Concordia encierra!
Cuando la apuren todos, serán una familia,
una familia sola sobre el haz de la Tierra.
IV
Y se fue la mujer. Y aquel rabino
que siempre estaba sereno de calma,
sintió que la pasión —tal como un vino—
le iba filtrando embriaguez hasta el alma.
Se alojó la mujer... Por el camino
se alejó la mujer... Con sus cabellos
que eran cual nube de ambarino polvo
que en el sendero el viento levantara;
con sus pupilas de quietud de lago;
con su boca de múrice; la boca
que destilara miel como un nectario;
con su seno, elevado como el seno
de una virgen; seno de leche y mieles
y aromas; seno donde
las ardientes cabezas varoniles
durmieron, cual las fieras del desierto
en la frescura del oasis duermen;
con su aterciopelada
mano que sostenía
el ánfora repleta
asida a un lado del marmóreo busto,
se alejó la mujer; con sus flexibles
caderas semi-esféricas
donde la nívea túnica,
enamorada de la carne rósea,
tuvo una hermosa ondulación de pliegues,
se alejó la mujer por el sendero.
289
RODRIGO M IRÓ
V
Y Cristo, aquel rabino
que siempre estaba sereno de calma,
sintió que la pasión —tal como un vino—
le iba filtrando embriaguez hasta el alma.
Y ante la hermosa, el lirio de la orilla
lloró de envidia y rabia; lloró tanto,
que todavía en su corola brilla
una gota de llanto;
gota de llanto que —al romper la Aurora
del velo de la Noche el tul sombrío—,
con matices de perla se decora
y en los pétalos tiembla: ¡es el rocío!
Y, otra vez, ante el paso de la hermosa
la rosa de la orilla
se fue poniendo pálida, y la rosa
quedó blanca... después, quedó amarilla...
Que de la Envidia el genio
le dio un beso a la rosa en la mejilla.
Y nació de la ardiente pasión franca
del Pecado y la rosa de la orilla,
una blanca mujer; la rosa blanca,
y otra, pálida y bella: la amarilla.
Y desde entonces en la campiña albea
la rosa blanca, blanca
cual la nieve del monte de Judea;
de aquella vez, el campo amarillea
con rosas amarillas, amarillas
como los seres que la Envidia crea...
VI
¡Señor! ¡Señor! ¡Ya el vuelo
de aves blancas no esboza rayas blancas
290
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
en el celeste del tapiz del cielo,
y en los amplios caminos de la tierra
sólo se miran palpitar las ancas
y el duro belfo del corcel de guerra!
Sobre las vestiduras de la Nieve
que de diamantes coronó los montes
llueve sangre de hermanos... llueve...
Llueve
sangre en los impasibles horizontes...
¡Señor! ¡Señor! ¿Qué has hecho
de tu misericordia,
si miras sin piedad, que en todo pecho
letal ponzoña inyecta la Discordia;
si, cual ninfas ingenuas que rehuyen
el amor de los sátiros carnales,
por siete vicios perseguidos
huyen las cándidas virtudes teologales;
si sobre las soberbias capitales
extienden los incendios
sus lenguas de dragones infernales;
si sobre la blancura de la Nieve
que de diamantes coronó los montes
llueve sangre de mártires...
Si llueve
sangre en los impasibles horizontes;
si el clarín vibra un canto a las batallas
en la paz de los cármenes floridos
y al clarín le responden las metrallas
con marciales canciones de rugidos?
¡Pedimos compasión! En nuestros días
—enlutados de luto de pesares—,
no se escuchan vibrar las sinfonías
del cantor del Cantar de los Cantares
ni se escuchan los truenos de Isaías:
cantando la orfandad de los hogares,
¡sólo canta la voz de Jeremías!...
291
RODRIGO M IRÓ
¡Señor! ¡Señor! ¡Ya es hora
de que sobre la Tierra
se desprenda la linfa redentora
que ha de extinguir los fuegos de la Guerra!
¡El mundo, todavía
ve al hermano luchar contra el hermano;
de tu voz la armonía,
se pierde en medio al desconcierto humano;
aún, como aquel día
en que sentado en el brocal del pozo
lloraste de mortal melancolía
ante el cadáver de tu esfuerzo vano,
tras de cada mujer, hay una harpía;
tras de cada varón, hay un tirano!
¡Señor! ¡Señor! ¡Derrama
tus aguas transparentes!
Que cuando se desprendan tus corrientes
con impetuosidades de torrentes,
los hombres de la turba que te ama,
hojas seremos de una misma rama,
besos seremos de una misma boca;
almas, cristales en las mismas fuentes;
aromas que se juntan con aromas;
palomas que se arrullan con palomas,
¡no serpientes que luchan con serpientes!
[1 y 3: La Copa de Amatista. 2 y 5: Melodía del Pasado.]
292
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Segunda Generación
de la República
❦
293
RODRIGO M IRÓ
294
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Demetrio Korsi
Nació en Panamá, de padre griego, el 13 de enero de 1899. Siendo estudiante del Instituto Nacional, a los dieciseis años, se manifestó poeta. Fue
Cónsul de Panamá en San Francisco, California, en El Havre, en Kingston.
Y, por algún tiempo, Director de la Biblioteca Colón, en la ciudad de Panamá.
Iniciado como admirador de Chocano, cultivará después la veta humorística, el tema afroindígena y aspectos varios de la vida en nuestra capital.
Su prolongada ausencia determinó que buena parte de su obra se realizara
lejos de la patria. De ahí el que fuera, antes más que ahora, deficientemente
conocida. Porque después de su muerte, ocurrida el 30 de octubre de 1957,
su obra ha sido objeto de una creciente revalorización.
A pesar de sus evidentes aproximaciones a otros predios, en Korsi lo
propio y personal está siempre presente, dando a su obra singularidad indiscutible.
OBRAS: Los Poemas Extraños, l920; Tierras Vírgenes,1923; Los Pájaros en la Montaña, l924; Bajo el sol de California, 1924; El Viento en la
Montaña, 1926; El Palacio del Sol, l927; Block, 1934; Cumbia!, l935; El
Grillo que cantó sobre el Canal, 1937; Cumbia y otros poemas panameñistas,
l941; El Grillo que cantó bajo las hélices, 1942; Yo cantaba a la falda del
Ancón, 1943; Pequeña Antología, 1947; Canciones Efimeras, 1950; Nocturno en Gris, 1952; Los gringos llegan y la cumbia se va…, 1953; El tiempo
se perdía y todo era lo mismo, 1955. Además, Antología de Panamá, Parnaso
y Prosa, 1926.
REFERENClAS: Ugarte, Manuel: Prólogo a El Viento en la Montaña;
Laurenza, Roque Javier: Demetrio Korsi o la resonancia, en Los Poetas de la
Generación Republicana; Ritter Aislán, Eduardo. El poeta Demetrio Korsi,
en “El Panamá América” de 10 de marzo de 1940; Iraizoz, Antonio: El Grillo que cantó sobre el Canal, en Libros y Autores, La Habana, 1942; Carrión,
Alejandro: Cuatro poetas de Panamá, en “Sábado”, Bogotá, de 15 de marzo
de 1947; Baciu, Stefan: Demetrio Korsi, en “Dominical” de 11 de enero de
1953, Miró, Rodrigo: Algunas reflexiones sobre Demetrio Korsi, en “Lotería” No. 24, de Noviembre de 1957; Oller, José: Demetrio Korsi, poeta en el
Olimpo, en “Lotería” No. 24, de Noviembre de 1957; Menéndez Franco,
Álvaro: Oración Lírica, en “Letras de Panamá”, No. 1, de diciembre de 1957;
Franceschi, Víctor M.: Boceto de Demetrio Korsi, en “Lotería” No. 30, de
mayo de 1958; Demetrio Korsi, vida del poeta, en “Lotería” No. 40, de
295
RODRIGO M IRÓ
mayo de 1959; Susto, Juan Antonio: Bibliografía de Demetrio Korsi, en “Lotería” No. 24, de noviembre de 1957; Mejía, Alexia: Índice analítico de la
obra poética de Demetrio Korsi (Trabajo de Graduación, Universidad de
Panamá, 1974).
1
LOS RUISEÑORES CIEGOS
En jaula de oro su prisión tenían
mis ruiseñores, aves melodiosas
que honda nostalgia del azul sentían
en el tibio jardín, donde las rosas
—embriagadas de sol— languidecían...
Yo era perverso, como un Borgia altivo.
Vasta y rugiente orgia fué mi historia
sólo sabe Dios por qué estoy vivo;
¡pero de toda soñación cautivo,
de odio cegué y enloquecí de gloria!
Y constelé mi corazón de ensueños,
aunque la carne, el ídolo de lodo,
fué el más constante de mis dulces dueños:
pero salvé el tesoro de mis sueños,
de azul sonámbulo Y de amor beodo.
Hice un lindo jardín en mi palacio
para escuchar mis pájaros en calma,
y, bajo un cielo de ópalo y topacio,
pensé que era más grande que el espacio
el glorioso infinito de mi alma…
Los ruiseñores, en sus jaulas de oro,
de sus arpegios el gentil derroche
oír dejaban en sonoro coro,
cuando de los luceros el tesoro
fulgía entre las sombras de la noche.
296
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Mas, al llegar el alba, entristecían
esas aves… que quedaban si1enciosas…
Y honda nostalgia del azul sentían
al ver que las estrellas se dormían
al despertar en el jardín las rosas.
Ansié una tarde disfrutar los magos
arpegios dé mis pájaros cantantes;
en esa tarde azul, los cisnes vagos
se hubieran dicho lirios ambulantes
sohre el cristal de los dormidos lagos...
Pero los ruiseñores no cantaron...
—¡Más me valiera —dije— tener cuervos!
Y furiosas mis manos se crisparon,
y, a mi mandato de crueldad, temblaron
los colosales y desnudos siervos.
Sacáronle los ojos a los suaves
cantores de la gloria y la armonía,
con un largo alfiler, los siervos graves;
¡y a sus cuencas sin ojos, esas aves
sintieron que la noche descendía!
Desde entonces, sus trinos no han cesado...
¡No necesitan escuchar mis ruegos
para entonar su cántico exaltado!
¡Y cada día estoy más encantado
con mis preciosos ruiseñores ciegos!
2
HÉROE ANTIGUO
Me contaron de un indio, fiero y bravío,
que vivió en otros tiempos casi olvidados,
y creí desde entonces que era algo mío:
¡uno de mis maternos antepasados!
297
RODRIGO M IRÓ
Las selvas primitivas eran estrechas
para él, con sus mujeres y sus guerreros;
tanta fue su pujanza que con sus flechas
hizo blanco en la frente de los luceros!
Quise ir hasta la luna... Con su piragua
salió al mar, tras el logro de otra fortuna,
y sorprendió el momento en que, al ras del agua,
del cóncavo horizonte se alza la luna.
Pero llegó muy tarde: como un tesoro
subió por el espacio la luna grata;
con los brazos abiertos, en busca de oro,
vió al boga... en la blancura de un mar de plata...
Para en urnas hieráticas poder tenerlas,
buceó, en las honduras del océano,
las más imponderables, fastuosas perlas,
¡las hurtó a sus conchas con brusca mano!
Su fuerte dentadura, firme, incisiva,
mordió corales, rojos como un desangre,
y vio que los corales, cual carne viva,
al trozarlos sus dientes... ¡manaban sangre!
¡Indio fiero, no tuvo jamás descanso!
Las noches tropicales, claras y bellas,
le hallaron junto al aro de azul remanso
con sus redes de oro, ¡pescando estrellas!
¡Olió, sin embriagarse, malignas flores,
porque lo resguardaban sus talismanes,
y fue a la caza heroica de los condores
que volaban más alto que los volcanes!
Las más enardecidas tribus viriles
probaron de sus armas el recio yugo;
298
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
cuando se sublevaron, vieron hostiles
que él era insuperable como verdugo.
Llegaba atropellando selvas y brumas
con sus predominantes conquistas bravas,
mientras, como en un cromo, ágiles pumas
seguían el cortejo de sus esclavas...
De noche, en las profundas selvas hurañas
o en lo más intrincado de los manglares,
escalofrió el silencio de las montañas
¡flechando las pupilas de los jaguares!
Cacique pensativo de tribu ambigua,
afirmaba sus plantas con entereza,
porque lo autorizaba su estirpe antigua,
¡porque era un convencido de su grandeza!
Catástrofes y triunfos llenan su historia,
risas y maldiciones, sangre y orgía...
Y pienso que he vivido su excelsa gloria
¡y su grandeza bárbara la siento mía!
Y es por eso que envidio la invicta palma
que del héroe circunda la altiva frente:
¡me parece que en mi alma palpita su alma,
y es que de su abolengo soy descendiente!
3
CABALLOS
Son fuertes los corceles. Cruzan por la llanura
bajo el fastuoso incendio del cielo matinal
y el choque de sus cascos contra la tierra dura
forma una pavorosa trepidación bestial.
Son fuertes los corceles. Su impávida figura
muestra en las curvas finas la estirpe divinal.
299
RODRIGO M IRÓ
Pasan —modelos vivos de bárbara escultura—
sorbiéndose las ráfagas del aire tropical.
La selva los conoce. Los ama la floresta.
La solitaria pampa vio una estruendosa fiesta
cuando en tropel migraron, formando una invasión...
Y, soberanamente magníficos y grandes,
dijéranse los hijos de Ixión y de los Andes,
con crines montañosas y patas de ciclón.
4
INCIDENTE DE CUMBIA
Con queja de indio y grito de chombo,
dentro la cantina de Pancha Manchá,
trazumando ambiente de timba y kilombo,
se oye que la cumbia resonando está...
Baile que legara la abuela africana
de cadena chata y pelo cuscú;
fuerte y bochinchosa danza interiorana
que bailó cual nadie Juana Calambú.
Pancha Manchá tiene la cumbia caliente,
la de Chepigana y la del Chocó,
y cuando borracha se alegra la gente,
llora el tamborero, llora chimbombó
Chimbombó es el negro que Meme embrujara,
Chimbombó es el negro del gran corazón;
le raya una vieja cicatriz la cara;
tiene mala juma y alma de león.
¡Y el tambor trepida! ¡Y la cumbia alegra!
Meme, baila... El negro, como un animal,
300
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
llora los desprecios que le hace la negra,
¡y es que quiere a un gringo la zamba fatal!
Como un clavo dicen que saca otro clavo,
aporrea el cuero que su mano hinchó;
mientras más borracho su golpe es más bravo;
juma toca cumbia, dice Chimbombó...
Vengador celoso, se alza de un respingo
cuando Meme acaba la cumbia, y se va
cogida del brazo de su amante gringo
(rumbo al dormitorio de Pancha Manchá)
Del puñal armado los persigue, y ambos
mueren del acero del gran Chimbombó,
¡y la turbamulta de negros y zambos
sienten que, a la raza, Chimbombó vengó!
Húyese hacia el Cauca el negro bravío
y otra vez la cumbia resonando está...
¡Pero se dijera que no tiene el brío
de la vieja cumbia de Pancha Manchá!
Es que falta Meme, la ardiente mulata,
y es que falta el negro que al Cauca se huyó,
siempre habrá clientela y siempre habrá plata,
¡pero nunca otro hombre como Chimbombó!
5
JOSÉ EL TAMBORERO
Como José el tamborero
no lo habrá en el Interior.
Cuando tocaba tambor
se alegraba el pueblo entero.
301
RODRIGO M IRÓ
En el pueblo o en los llanos,
desde lejos, se sabía
cuando José le ponía
al tosco tambor las manos,
Y la caja, musical,
en medio del socavón,
reía y lloraba, cual
si tuviera corazón.
José amaba la bebida
con furor, desde muchacho,
y perdió toda su vida
cantando... y siendo un borracho.
¡Eso era saber beber!
Y así cuando se jumaba
José en su toque lloraba
por una ingrata mujer;
mas nadie llegó a saber
a qué mujer él amaba,
porque su, amor fue discreto,
callado, triste y sufrido
amor que nació escondido
y que se murió en secreto...
José, al pegar sobre el cuero,
casi loco se volvía,
y con su melancolía
se alegraba el pueblo entero.
Como José el tamborero
no lo habrá en el Interior.
¡Eso era tocar tambor!
302
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
6
PARQUE DE SANTA ANA
Parque de Santa Ana,
por tu pasado y por el porvenir,
¡el primer monumento nacional!
La Iglesia se yergue mirándote.
Anoche un negro se casó:
iba vestido de guantes blancos
y una sonrisa blanca.
Mi padre fué un trabajador,
un capitán de dragas, un lobo de mar.
¡Salud, capitán!
En los rompeolas hay algo de sus biceps,
pulseaba las mareas,
era un experto en horizontes.
¡Salud, capitán!
Me infunde pensamientos profundos
el hombre que llegó en aventurero
para engendrar al hombre que le canta al Canal.
¡Canal! Guión de inmensidades,
norte, sur, este, oeste.
¡Oh, grúas, que desentrañan los Andes!
¡Oh, esclusas, matrices del progreso!
El mundo es Panamá.
¡Campanas de Santa Ana!
Más dulces que los ángeles,
nos cantaron la primera canción
y acaso acompasen la canción del olvido
con el adiós de las palmeras.
El parque de Santa Ana es el pueblo,
el verdadero pueblo.
Cordialmente allí somos amigos y enemigos,
nos queremos y odiamos con fraternidad.
303
RODRIGO M IRÓ
La Iglesia nos vio a todos pequeños.
¡Cuán inverosímil la infancia!
¡Quién pudiera vivirla otra vez,
en mí corno entonces, parque de Santa Ana,
levadura de Panamá!
¡Soy el poeta del barrio de Santa Ana!
Ese es mi orgullo. Aquello es mío.
El carretero ha sido mi compañero,
la sirvienta ha sido mi camarada.
Yo conozco los blancos, los negros, los mestizos;
a cada cual le sé su vida y milagros.
Soy un pedazo del pueblo.
¿Quién no me conoce en Panamá?
Desde el limpiabotas al Presidente.
Señores: Yo necesito el Porvenir...
7
VISIÓN DE PANAMÁ
(De 4 a 6 de la tarde, del Banco al Cruce).
Gringos, gringos, gringos... Negros, negros, negros...
Tiendas y almacenes, cien razas al sol,
Cholitas cuadradas y zafias mulatas
llenan los zaguanes de prostitución,
Un coche decrépito pasa con turistas.
Soldados, marinos, que vienen y van,
y, empantalonadas, las cabaretistas
que aquí han descubierto la tierra de Adán,
Panamá la fácil, Panamá la abierta,
Panamá la de esa Avenida Central
que es encrucijada, puente, puerto y puerta
por donde debiera entrarse al Canal.
304
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Movimiento. Tráfico. Todas las cantinas,
todos los borrachos, todos los fox-trots,
y todas las rumbas y todos los grajos
y todos los gringos que nos manda Dios.
Diez mil extranjeros y mil billeteras...
Aguardiente, música... ¡La guerra es fatal!
Danzan los millones su danza macabra.
Gringos, negros, negros, gringos... ¡Panamá!
8
GLOSA
¡La juventud se suicidó sonreída
con el ron del país
mulatas de la calle 17,
cumbia de Pedregalito!
Me sonreías desde el balcón
la caja de música del bachiche
tintirineaba los valses
la responsabilidad de la tarde
(un 30 de Febrero?).
¡Rumberas del cabaret,
noches de bailamono y cocobró!
La historia de esas mujeres se asoma al Canal.
Una se suicidó frente a un espejo
otra tiene un hotel en Marsella.
Y, ¿qué importa?
Quiero ser vaporino, iré muy lejos,
yo compraré en los puertos tu sonrisa.
9
OTOÑO SOY
Este otoño que en ser galante insiste,
este otoño angustiado de promesas,
305
RODRIGO M IRÓ
quiere alegrarse y sin embargo es triste,
y me engaña otra vez cuando me besas.
Este otoño cruel, verja florida,
por dentro es sombra, vencimiento, nada.
Su última rosa morirá, afligida,
si no tiene el color de tu mirada.
Y pues yo soy otoño, ven y toca
mi frente mustia, mi canción doliente;
tú, primavera y besos en mi boca,
yo, madrigal, yo, rosas en tu frente.
Otoño, ya llegaste, y me venciste
con tus anacreónticas promesas.
Otoño soy también, otoño triste,
pero menos otoño si me besas...
10
NOCTURNO EN GRIS
Lo gris se vuelve lluvia por la noche,
y esos muertos quisieran un gabán
para arropar sus sueños bajo tierra.
Al otro lado de la calle, un muro
con su verja de hierro, hecha exprofeso
no para que contemplen el mutismo
de tanta cruz anónima sin flores,
sino el parque de mármoles que encierra.
Las dos de la mañana. Insomnio errante
me empuja a un téte-a-téte con esta esquina
donde como una pústula del vicio
sórdidamente se abre una cantina.
Nueva generación de bebedores,
está en pie... Los otros, dónde están?
Todo igual. Solo yo no soy el mismo.
306
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Una vez me embriagué en esta cantina.
Cantaba una mujer, bella en su tiempo,
que aún era como un bello anacronismo.
Descuartizaba un tipo en la guitarra
un valse como un clásico jigote.
Los dos ansiaban un pequeño lote,
ambos creyendo que la vida es buena.
Trabajaban los dos, sólo por eso.
Se embriagaban, después de la faena,
y ella escupía si él le daba un beso.
Tanta lucha por un pequeño lote
y tanta tierra que hay para los muertos.
Tanto afán de cantar con la guitarra
y nadie al fin se llevará ni un ruido.
Ya nadie canta. Para qué, si hay discos?
Son baratos: se tocan por un real.
Toque, toquen, que pronto habrá silencio.
Lo gris se vuelve lluvia por la noche.
El silencio es de un gris casi mental.
Una vez me embriagué en esta cantina,
hace ya un poco más de treinta años.
Todo, igual. Sólo yo no soy el mismo.
Cantaba la mujer y se reía.
Triste, fatal, como una rosa trunca.
La noche no se iba, enamorada
también de la mujer. Entre las copas,
aquella noche no acaba nunca,
lejos, cerca, como una lejanía...
Triste, fatal mujer, ni tan siquiera
queda ningún mal hombre que la nombre.
A veces, la recuerdo, cual sí
fuera un disco roto en medio de un derroche
de juventud. Ni yo me atrevería
a tocarla otra vez, pues me hace falta
el real de juventud de aquella noche.
307
RODRIGO M IRÓ
Entre el silencio de lo gris, está ella.
En lo más gris de su silencio, es barro;
ese barro común, conque a los muertos
cubren con reiterado despilfarro.
No tan alto, sombrío, se alza el muro
con su verja de hierro, hecha exprofeso
no para que contemplen el mutismo
de tanta cruz anónima sin flores,
sino el parque de mármoles que encierra.
Todo igual. Solo yo no soy el mismo.
Nueva generación de bebedores,
está de pie... Los otros... Dónde están?
Lo gris se vuelve lluvia por la noche,
y esos muertos quisieran un gabán
para arropar sus sueños bajo tierra.
11
LA AUSENTE
La noche te acogió como un asombro.
Te fuiste, ingenuamente solitaria.
Nadie supo por qué. Cuando te nombro,
tu nombre es en mi boca una plegaria.
No te hice nada, y tú también te has ido.
No tendré más tus manos ni tu frente.
Andarás por ahí. Te habré perdido.
Me olvidarás, estando tan presente.
Hubiera sido un ademán bastante
para que, en nombre de los días buenos,
fuera sin acritud aquel instante
y más amable mi tristeza al menos.
La indiferencia azul de tu mirada
como un puñal en mi ansiedad hundiste.
308
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Dijiste “adiós”, como quien dice nada.
Eras mi amor, y tú también te fuiste.
Como el pomo de esencia, en la gaveta
de una cómoda antigua, así has dejado
-con tu recuerdo de fugaz coquetami pecho, para siempre, perfumado.
Anacrónicamente, querré verte.
Mi corazón, al que llegaste tarde,
muy viejo ya será para quererte;
para olvidarte... más y más cobarde.
Parece que la noche llora, afuera.
Acaso ella te vio cuando te ibas...
Yo nada te pedí, ni tan siquiera
que alguna vez una postal me escribas.
12
A PANAMÁ
Este eslabón del Continente
es mi tierra natal,
es el Istmo por donde se filtran las razas
para ver los dioramas del Canal;
es el pigmeo
que con su abrazo ahoga al titán,
y es uno de los objetivos
de los que forjan servidumbres en nombre de la libertad!
Republiquita microscópica,
ombligo del mapamundi, brújula de la eternidad,
puente de la conquista,
faro de la inmensidad,
ya todo tu destino lo adivinó Bolívar
con su visión super-genial,
309
RODRIGO M IRÓ
y en el porvenir te mira tu Poeta,
urbe continental!
La California en tu camino de Cruces
le abrió el Oeste a la humanidad
y las inmigraciones viajeras
hasta el final del mundo te bendicen, Panamá.
No veis al futuro humano
por esta ventanita universal?
“Pro Mundi Beneficio”.
(Qué barbaridad!).
[1: Tierras Vírgenes. 2: El grillo que cantó sobre el Canal. 3: El Palacio del Sol.
4, 6, 8,12: Cumbia. 5 y 7: Los gringos llegan y la cumbia se va.
l0 y 11: Nocturno en gris. 9: Canciones Efímeras.]
310
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Félix Ricaurte Castillo
Nació Félix Ricaurte Castillo —nos dice su hermano Moisés—, en La Chorrera, el 20 de Noviembre de 1897. Hizo sus estudios primarios en la Escuela Pública de su pueblo, en la de San Felipe, de la ciudad de Panamá, regentada por los Hermanos Cristianos, y en el Instituto Nacional. Autodidacto,
después de algunos años de servicio en el Magisterio, pudo obtener el título
de maestro de Primera Enseñanza.
“Retraído, hace vida hogareña, siempre rodeado de libros y papeles”.
Hay en la poesía de Castillo agudas notas de un inteligente observador del
mundo y la actitud tolerante de quien sabe que todo es relativo, que ensueños e ilusiones son vanos espejismos. Su voluntario retiro de la actividad
poética es prueba de ese risueño escepticismo que le caracteriza.
OBRAS: Breviario Lírico, 1925; Fiestas Escolares, 1927; Sendas Hermanas,
1932.
Referencias: Castillo, Moisés: Félix Ricaurte Castillo, en “Miscelánea”, de
9 de Agosto de 1944.
1
CAMPESTRE
Yo pensaba mirando la lozana
corola de una flor,
que lucía su primor
en desierta sabana:
¿para qué su belleza luce ufana
esta corola aquí
ignorada de todos? Cuando así
pensaba y me decía,
contemplé la avidez con que venía
hacia ella, un zumbante colibrí.
311
RODRIGO M IRÓ
2
LA MAESTRA RURAL
La maestra rural marcha a la escuela
con su paso menudo y diligente,
sobre la pedrería del relente,
mientras el ave da su cantinela.
Y, plegada a su falda, una chicuela,
de vivos ojos y de tersa frente,
la sigue, preguntando ingenuamente,
mil tonterías que saber anhela.
Llega. El enjambre, que de gozo grita,
le dice: “Buenos días, señorita.
Hoy le traigo bien hecha la tarea”.
Ella les brinda amante su ternura...
Se abre clases. La turba sonidea,
y el sol asciende por la azul altura.
3
A VECES PIENSO
A veces pienso que verdad
es esta vida que vivimos;
y la ficción de que sufrimos
también supongo realidad.
Mas vuelve al punto ni! cordura
y me conduce a meditar
que es el placer fatuo brillar
y es el dolor fatua negrura.
312
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Tan sólo es cierto ese vivir
del universo en general
mas la existencia individual
es pantomima de existir,
Este dolor del pecho mío
dura tan sólo lo que
la perfectísima hermosura
del iris dentro del rocío.
Esta ambición de ir hacia el bien
se alejará tan presurosa,
como dorada mariposa
de flor en flor dentro un edén.
Esta ambición del arte gayo,
con sus fulgencias de querube,
durará lo que en la nube
dura la rúbrica del rayo.
Mi ayer, mi hoy y mi mañana
—loca ficción de mi existencia—
forman un todo a la presencia
del tiempo eterno. ¡Oh vida vana!
4
MI LÁMPARA
Por entre la negrura de los boscajes,
cuando los trinos duermen entre las ramas,
hila pacientemente sus hilos de oro
sola mi lámpara.
Cuando el viento nocturno mueve las hojas
y en ráfagas nerviosas viene a mi estancia,
no sé que frases dulces y placenteras
dice a mi lámpara.
313
RODRIGO M IRÓ
Son cosas tan ternísimas que ella estremece
el corazón gaseoso de su áurea llana.
¡Quién sabe cuántos pechos también palpitan
como mi lámpara!
Cuando, el tiempo rodando, se hacen más negras
las sombras de la noche, para las plantas
de perdidos viajeros que andan cansados,
brilla mi lámpara.
Y si el pueblo duerme bajo neblinas
y ni una luz siquiera brilla en las casas,
para aquellos que sufren desvelo y frío
da luz mi lámpara.
Romeos y Julietas que hablan de amores,
antes de que la alondra salude el alba,
han visto muchas veces, luz triste y sola,
radiar mi lámpara.
Cuando el beso de hielo sobre mi frente
apague para siempre irá interna llama,
las imaginaciones supersticiosas
verán mi lámpara.
5
TREINTA AÑOS
El Tiempo barbi-blanco, cari-enjunto y sombrío,
ha mentido en su clépsidra mis treinta años: Me río
ante su barba glacial.
Oh Tiempo, te equivocas. Ya caduca tu mente.
¿Qué yo tengo treinta años? Si apenas tengo veinte,
cual veinte perlas de cristal.
314
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Mis ensueños de niño, mis fiebres juveniles
—esos mirtos y rosas de mis verdes pensiles
en que rebosa rica miel—
me dicen que del tiempo en el correr bravío,
mi góndola ha encontrado un remanso de río
bajo un demetérico dosel.
Aunque los años pasen no destruirán mis galas:
armonía en su cuello, armonía en sus alas
tendrá mi alondra matinal.
Mis internos frondajes ostentarán verdores;
derrocharán perfumes mis cálices de flores;
y romperá la fuente su cristal.
Al que sabe mirarle su buen lado a las cosas
manantial de venturas refrescará sus rosas,
esas princesas del jardín.
Quien camina los ojos puestos en las estrellas,
mintiéndose que asciende en cada instante a ellas
ha de gozar perpetuo abril.
¡Ah! si yo no tendiera mi vista tan distante,
hoy que los treinta cumplo, me muriera al instante
mirando el hondo abismo ante mis pies.
Gozo el baño de Aquiles: mi sincera alegría.
En vano el diente curvo de destructora arpía
quiere, incisivo, herir mi piel.
¿Treinta años? ¡Bienvenidos! Así vengan cuarenta,
que sí los cuenta el Tiempo yo corrijo esa cuenta
con mi poder de voluntad.
315
RODRIGO M IRÓ
¡Oh! ¡Ese coro de niñas, las hermanitas Horas,
con pupilas radiantes, alegres, seductoras,
me llevarán en brazos hacia la eternidad!
[1, 2, y 3: Breviario Lírico. 4 y 5: Sendas Hermanas.]
316
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Santiago Anguizola D.
Nació en David, en el año de 1898. Se educó en su pueblo natal, dentro
de las mejores condiciones posibles. Ha sido uno de los más esforzados
propulsores del periodismo en Chiriquí, en cuya ciudad cabecera ha dirigido por años “Ecos del Valle”. Y ha estado vinculado a muchas empresas de
cultura.
Su poesía es una constante loa a las excelencias y virtudes de su tierra,
circunstancia que le ha merecido la consideración unánime de poeta regional. Lo cual no deja de constituir un meritorio ejemplo en un país donde
toda inteligencia beligerante se dejó arrastrar siempre por el prestigio y la
atracción de la capital.
OBRAS: Rayos de Luna, 1933, Soy chiricano, 1959.
1
DIOS
Dios no cabe en los templos: su grandeza
tanta es que ocupa el universo entero,
vive en la pequeñez de la pavesa
y alienta tras la lumbre del lucero.
El es la voz de la Naturaleza,
único, inacabable y verdadero.
El tiende el manto de la noche espesa
y difunde la luz del sol de Enero.
Dios no cabe en los templos de la tierra
y, pues que todo su poder lo encierra,
su culto debe estar en cada cosa:
llámese mar o cielo, nube o viento,
vida o muerte, ventura o sufrimiento,
águila o caracol, oruga o rosa.
317
RODRIGO M IRÓ
2
TRABAJA
Abra el surco en la gleba tu misma mano;
que el sudor de su rostro fecunde el suelo;
lanza cada semilla con un anhelo
y siembra una esperanza con cada grano.
Trabaja cuanto puedas, que bajo el cielo
nadie ha hecho ninguna labor en vano:
hay siempre una conquista por cada vuelo
y una América oculta tras cada arcano.
Lucha, que aún es tiempo y la vida corta,
la faena comienza, que nada importa
lo fatigosa y larga que ella te sea.
La cosecha es el premio de lo sembrado:
el hombre su sustento debe al arado
y su progreso el mundo debe a la idea.
3
CANTO A CHIRIQUÍ
Salve a ti del Dorace
deliciosa región, pródiga tierra,
donde tranquilo yace
en su sueño eternal aquel coloso
que antaño sacudiera
las vértebras del Ande
con cólera que aterra
y convulsiones de Dragón herido.
Por tu suelo, en promesas florecido,
en donde Flora y Ceres
unieron las primicias de sus dones
318
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
a la gracia sin par de tus mujeres
y a la noble altivez de tus varones.
Por ese mar que descubrió Balboa
y que besa tus costas, lisonjero;
por tu sol rutilante
que duplica sus lumbres desde Enero,
recibe, oh tierra, sempiterna loa.
Recíbela también por esa lluvia
que fecunda tus campos.
Por los sedeños lampos
de la luna más bella
que sobre el mundo viera el ser humano
y diera un nombre indígena
AL VALLE DE LA LUNA CHIRICANO.
Tú, en el Cantón de Alanje,
ufanas por su Cristo Milagroso;
y recuerdas que allí probó sus alas
aquel Cóndor, ingenio portentoso,
que a Colombia tuviera subyugada
hasta que, en El Cabrero,
doblegara la frente fatigada.
de su propia conciencia prisionero.
Por Boquete que cuaja entre jardines
de tus cafetos el sabroso fruto
al que rinde el goloso fiel tributo.
Rincón que al ocultarse entre montañas
de tupidas marañas
finje ser el Perdido Paraíso,
porque compite en sin igual hechizo
con el que Adán llorara
y que jamás el hombre recobrara.
Barú, tórrida zona
se refresca entre verdes bananales
319
RODRIGO M IRÓ
do el oro verde apaña avara mano
extraña como la garra de águilas caudales.
Por su mar siempre azul surcan las naves
que el tesoro se llevan
y por el hondo piélago se alejan
con ligereza de marinas aves.
Bugaba es el prodigio
donde regó sus dones el Eterno.
Oid junto al primor de sus lagunas
la dulce endecha del jilguero tierno.
Si el maíz de Caizán cuaja
en Febrero, en el resto del año
es su entraña el granero
que en milagrosa, pródiga abundancia,
surte vituallas al país entero
con gesto de munífica prestancia.
Boquerón se reclina en el olvido
como nueva princesa de leyenda,
pero muestra por ti cálida ofrenda
en ramillete de vivientes rosas;
eso son sus mujeres, tan preciosas
que a las propias huríes dan sonrojos:
con pupilas como astros tropicales
y dulces labios rojos
que incendian de pasión a los mortales.
Mira en Dolega cómo se cimbrea
la caña que es depósito de mieles.
Por sus llanuras ya no se pasea
el doras que valiente y orgulloso,
pero se escuchan hoy trinos de Alondra,
mariposas de luz vueltas canciones,
que llevan en su vuelo misterioso
la calma a los heridos corazones.
320
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
El padre de los ríos
que retozando riegan tus campiñas
ciñe a Gualaca en cinturón de plata.
Allí no muestran pámpanos las viñas,
pero el arroz madura
su fécula jugosa y codiciada
mientras que Hornito irrumpe hacia la altura
para esconder el porvenir brillante
que le espera al que emprenda
la aventura de humillar su cerviz de rudo Atlante.
San Lorenzo se esquiva
como en el monte tímida gacela.
Su pobreza deplora
y su tristeza aviva
sin saber las bellezas que atesora;
y siendo de distritos Cenicienta
se consume en la espera
de algún príncipe azul que en una estrella
algún día por ella
venga desde el país de la quimera.
Claras linfas apuran la corriente
del río que se desliza
a través de San Félix.
y el mismo Febo apasionado irisa.
Allí la vega es manto esmeraldino,
dechado de bellezas admirable,
paisaje de dibujo incomparable
como salido del pincel divino.
Remedios trae la ofrenda
de leyenda viril: cuando al pirata
hizo morder el polvo en la contienda.
El mismo Apolo apacentar querría
los rebaños que pastan sus potreros.
Islas y deltas muestran su verdura
formadas por esteros
321
RODRIGO M IRÓ
o que se imponen a la mar bravía,
desde donde Neptuno
ve trocada en Madona que nos cura
la olímpica figura
y la pagana majestad de Juno.
De la raza vencida
Tolé es refugio. Ved su cordillera
donde el huraño monte
parece desafiar al horizonte.
A su seno se acoge el aborigen
con la suerte infeliz por compañera.
Inútilmente redención espera
y en su frustrado anhelo
busca en la balsería la fatiga
que su dolor mitiga,
allá: donde la sierra toca el cielo.
Por ti David ostenta
la prosapia procera
de un José de Obaldía
que instituyó tu vida, hoy centenaria;
aquí su planta peregrina un día
posó el gran Morazán de estirpe homérica
y mente visionaria
que diera libertad a Centro América;
aquí, nobles Calanchas y Gallegos
por su cultura griegos,
por su valor, romanos,
dignos retoños de la raza ibérica
fueron bardos-guerreros, chiricanos.
Salve a la soberana
que en su Corte, galana maravilla,
entre once estrellas como el Alfa brilla
gloriosa y sobrehumana.
Nunca se viera el cielo
adornado con lumbres siderales
322
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
de magnitud tan grande,
como el estrado, donde la realeza
esplende con el sol de la belleza,
Tus vírgenes son flores y luceros,
gemas resplandecientes
que le robaron al Creador sus dones
para lucir como astros refulgentes
y calcinar de amor los corazones.
Salve, tierra dorace
que hoy coronas triunfante los cien años
con júbilo de propios y extraños.
Porque en ti se revela generosa
la mano de Dios mismo, prodigiosa.
Por tu fecunda entraña inextinguible
constante proveedora
de lo que el hombre juzga apetecible.
Salud, Madre Nutricia,
de nuestro Panamá, florón galano;
por ti, en el canto de mi lira inquieta,
quiero juntar la estrofa que acaricia
al trono del profeta,
para que sea mi aliento sobrehumano
y yo pueda exclamar con el poeta
“QUE ES MI GLORIA MAYOR: SER CHIRICANO”.
[Del 1 al 3: Soy Chiricano.]
323
RODRIGO M IRÓ
Moisés Castillo
Nació en La Chorrera, población cercana a la Capital, el 18 de diciembre de 1899. Ha desempeñado, en su, pueblo natal, cargos diversos de la
administración pública. Ha sido, asimismo, miembro del Ayuntamiento Provincial de Panamá. Por mucho tiempo editó Miscelánea, quincenario, órgano defensor de los intereses chorreranos, siempre liberal en cuanto al espacio concedido a la literatura.
Después de publicar, junto con su hermano Félix Ricaurte, libros donde
las huellas de Darío y Chocano se evidencian y reconocen, y donde asoman
dos poetas promisores, Moisés Castillo cambia de rumbo para dedicarse a
la explotación de lo campesino pintoresco, sumándose a la corriente nativista
que, tanto en prosa como en verso, mostró claro perfil vencido el año de
1930. La mayor parte de esos poemas campesinos integran sus Romances
de mi Tierra, que el autor acompaña de un prólogo manifiesto.
En enero de 1950 se le tributó un homenaje nacional. Murió el 22 de
julio de 1974.
0BRAS: Breviario Lírico, 1925; Fiestas Escolares, 1927; Sendas Hermanas, 1932; Romances de mi Tierra, 1939; Escena y Lectura (Verso y Prosa), 1948.
Referencias: M. Tourtellot y B. G. Lee., Moisés Castillo, en Vida y Obras
de Autores Panameños, págs. 49-50; Castillo, Moisés: Veintiún años de vida
literaria (Confesión de un escritor), en «Miscelánea» de 15 de enero de 1944;
Breve reseña de mis libros, en «Lotería» Nº 70, de septiembre de 1961; de
Icaza, Hortensio: Discurso en el homenaje tributado a Castillo, en «El Panamá América” de 29 de enero de 1950.
1
ABRIL
Me gusta ver los campos
cuando se acerca Abril.
Las sabanas se visten
de precioso verdín
y las fontanas bullen
con su retín-tín-tín
324
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
y el ganado retoza
vigoroso y feliz.
Me gusta ver los campos
cuando comienza Abril:
una vida ya muerta
parece revivir,
y se cubren los árboles
de floraciones mil,
y en las fragantes frondas
canta alegre el bimbín
y alegremente vuela
el bello codorniz
y más harpado brota
su trino el colorín
y exhalan más aromas
las flores del pensil,
donde las mariposas
vuelan de aquí y de allí,
como corre jugando
una tropa infantil.
2
MI PUEBLO
Sobre la alcatifa de floridos prados,
con suaves escorzos, se extiende mi villa
cual una andaluza ciudad de enrejados
huertos de claveles ricos, perfumados
de parras alegres de vid y vainilla.
Mi árboles abren sus copas floridas
para perfumarla con suaves aromas;
y en las verdes ramas gimen compungidas
cándidas palomas.
Bordados de rico cristal veneciano
tejen los arroyos cantando mil arias,
325
RODRIGO M IRÓ
locas en invierno, dulces en verano
(mientras que en las frondas, con tristes plegarias,
se reclina el viento, cual débil anciano)
y van recorriendo bosques florecidos
de verdes naranjos y esbeltas palmeras
y guabos robustos y mangos erguidos
y enanos cafetos y limos caídos
que cubren triunfantes las fértiles eras.
............................................................
Bajo las preciosas lumbres vespertinas
hermoso es mi pueblo con su naranjal:
las palmeras tórnase llamas purpurinas
y se tornasolan las verdes colinas
y a lo lejo azulan las cumbres andinas
de la Cordillera Transcontinental.
Líricos de fila, de luz vesperal
sueñan los estanques de las cien lagunas
que bordan sus campos, un sueño eternal,
donde las palmípedas, en noches de luna,
nadan ledamente moviendo el juncal.
Las sabanas duermen taciturnamente
de la dulce fuente al suave blu-blú,
y lanzan los bueyes su mugir doliente
y retoza el potro de la sangre ardiente,
con los entusiasmos de la juventud.
Da encanto a mi pueblo la luz vespertina:
tras de cada casa musgosa, ancestral,
que el tiempo ha sellado con cruel patina,
asoma una palma, cual hada madrina,
mostrándonos una bella Palestina,
pues mi pueblo es una ciudad oriental.
...........................................................
326
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
¡Oh noches de luna que bañáis mi villa
con la maravilla de tenue esplendor!
¡Cuántos madrigales oyó mi chiquilla
sentada en la fresca sabana amarilla!
¡Cuántos madrigales henchidos de amor!
¡Oh noches de luna...!Suave poesía...
Amantes parejas se hacen el amor;
traviesos chiquillos forman gritería,
y con la ternura de una melodía
pulsa un tetracordio algún trovador.
¡Oh noches de luna, de bruñida plata!
Oh noches de luna, de la serenata
que junto a las rejas traduce el amor.
La guitarra gime lánguida sonata
y florece endechas algún trovador;
y las damiselas en sus tibios lechos
sienten de ternura florecer sus pechos
al oír las quejas de su ruiseñor.
Sueñan las callejas, largas, retorcidas,
un sueño de luna, de honda laxitud;
y todas las cosas encantan dormidas
y en tanto se alejan las notas perdidas
que brota debajo las parras dormidas
el alma bohemia del tierno laúd.
¡Oh, bellas las noches de Semana Santa!
¡Cuán bellas saudades traen al corazón!
Mientras que la orquesta litúrgica canta
y al son de sus marchas va la procesión,
en la muchedumbre hay algo que encanta:
¡los ojos que alumbran nuestro corazón!
...............................................................
327
RODRIGO M IRÓ
¡Después...! ¡Los fantasmas de los infernales
nubarrones grises de la tempestad;
el viento que entra por los ventanales
de las viejas casas medio coloniales,
batiendo sus locas alas infernales,
que son cual las alas de la inmensidad!
¡Tras de cada objeto vemos una sombra
como la silueta de un ser fantasmal,
y oír nos parece que una voz nos nombra,
una voz profunda, una voz que asombra,
porque imaginamos que es la misma sombra
que nos interroga con voz sepulcral!
Y el fragor del trueno y los garabatos
que los rayos trazan en la inmensidad,
y el río con ímpetus llenos de arrebatos,
los toros que mugen en coro en los hatos,
las ramas que crujen en sus garabatos,
son las recias voces de la tempestad.
........................................................
¡Es bello mi pueblo: ya ría en las suaves
brisas perfumadas del verano en flor,
ya arrulle en las fuentes, ya trine en las aves,
ya gima en las frondas con susurros suaves,
ya impreque iracundo con las voces graves
de las tempestades llenas de fragor!
3
LOS GUAYACANES
Son altos y fornidos, membrudos y coposos;
su airón de ramas verdes yerguen en la espesura
de la montaña virgen, donde los rumorosos
vientos mueven sus tallos con noble donosura.
328
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Murmuran con las auras mil voces de ternura,
como si fuesen dulces atletas amorosos;
pero lanzan terribles protestas de colosos
si Tempestad les hiere las ramas con bravura.
Cuando llega el verano dejan la esmeraldina
veste, para cubrirse de una capa ambarina
de flores olorosas a vírgenes salvajes.
Ellos, que ni la fuerte tempestad les arredra.
Ellos, que con los siglos se convierten en piedra,
son el alma sensible de los hondos paisajes.
4
EL DOLOR DEL MUELLE
Con banderas de tarde llegan los barcos grises
trayendo entre sus quillas añicos de horizontes,
las noches los cubrieron con su piedad de sombras,
las auroras rindiéronles su homenaje de flores.
Las gaviotas se hicieron banderas en sus mástiles
y el vendaval en ellos ensayó sus azotes.
Llegan serenamente -como los héroes llegana dialogar sus viajes con el muelle trifronte.
Y se van y regresan otros barcos distantes,
con su carga de ausencias, sus banderas de auroras...
y se abrazan al muelle, que les escucha absorto,
todo lo que le cuentan de las distantes costas...
Ansias de navegar y no poder seguir
—hundido mansamente en la undívaga comba
de la ensenada, atado con su amarra de hierro—
lleva el muelle en su alma de alquitrán y de sombras.
329
RODRIGO M IRÓ
Por eso cuando todos los barcos se despiden
—puestas al horizonte sus intranquilas proas—
el muelle siente un dulce dolor de lejanías
y reclinado al muro con la marea solloza.
«Miscelánea» de 16 de agosto de 1945.
[1: Fiestas Escolares.2 y 3: Sendas Hermanas.]
330
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Gil Blas Tejeira
Nació en Penonomé, ciudad de juristas y letrados, el 18 de enero de
1901. Fundamentalmente autodidacto, ha sido educador, funcionario consular y diplomático, Embajador en Costa Rica y en Venezuela. También diputado a la Constituyente de 1946.
Periodista de largo ejercicio, en órganos propios y columnas servidas
en los más importantes periódicos del país, es también fino escritor, de inconfundible acento. Ha publicado varios libros de orientación costumbrista, y una novela: Pueblos Perdidos. Estuvo al frente de la Escuela de Periodismo de nuestra Universidad oficial, y es miembro de número de la Academia Panameña de la Lengua.
Obra: Epigramas y Sonrisas (1973).
Referencias: Arrocha Graell, Catalino: Epigramas y Sonrisas en “La
Estrella de Panamá”, de 7 de noviembre de 1973; Alvarado de Ricord, Elsie:
Los Epigramas de Gil Blas Tejeira, en “La Estrella de Panamá”, de 20 de
octubre de 1973; “Gil Blas Tejeira” en Escritores Panameños Contemporáneos, 1962.
1
EPIGRAMAS GALANTES
Cuando el desfile veía
una dama ya quedada
entre suspiros decía:
—Yo quiero ser policía,
pero policía montada.
Me dijo una dama casta:
—Minifalda, pienso yo,
es bandera a media asta
por un pudor que murió.
Antonia, muchacha lista,
declara con mucho orgullo
que ella, por ser comunista,
ha repartido lo suyo.
331
RODRIGO M IRÓ
Ese tema no me toque
—le dijo Rosenda a Roque
cuando él de amor le trató,
mas pasaron muchos días
y tras ruegos y porfías
él al fin se lo tocó.
Su luna de miel un grillo
pasó del lago en la orilla,
y luego dijo el muy pillo:
¡Qué grilla, por Dios! ¡Qué grilla!
—Yo soy dueña de mi voto
y no lo voy a vender—
dijo la muy bella Ester
en casa de Carmen Soto,
y en verdad no lo vendió
pues cuando halló candidato
fue tan grande su arrebato
que de balde se lo dio.
Una actriz muy renombrada
y que mucho dio que hablar,
tras un largo aventurar
al fin, quedó embarazada.
Ya con el vientre abultado
explicaba con voz queda:
—El pueblo bien lo ha expresado:
“de la calumnia algo queda”.
Preguntó la bella Haydée
al poeta Pedro Martí:
—¿Cuándo espera hacer usté
unos versos sobre mí?
Y contestó el muy zahorí:
—Señora: cuando lo esté.
332
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
2
EPIGRAMAS VARIOS
Ocurre a ciertos gobiernos
lo que a ciertos individuos,
que por ser hijos bastardos
han de ser reconocidos.
Caso muy original
publicó Dominical:
en la ciudad de Colón
fue detenido un ladrón
por Concejal.
En hora más que discreta
la gente municipal
en la Zona del Canal
celebró sesión secreta.
Todo transcurrió en sigilo
y nadie los molestó,
pues todo el mundo creyó
que iban a buscar asilo.
Por toda la eternidad
descansa aquí un nuevo rico.
Hizo su millón y pico
sirviendo a la austeridad.
Si en olímpicos sucesos
queremos conquistar loas,
no hay que enviar los que alzan pesos
sino los que alzan balboas.
Este gobierno conmueve
y puede estar satisfecho,
que si no hace lo que debe
debe todo lo que ha hecho.
333
RODRIGO M IRÓ
3
EPITAFIO
Yace aquí un varón cimero
que gobernó la nación.
Fue tan completo embustero
que murió del corazón,
víscera que nunca tuvo
mientras por el mundo anduvo.
334
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Ana Isabel Illueca
Nacida con la República, en la ciudad de Panamá, hizo la experiencia
de la maestra rural. Graduada luego en la Universidad Profesora de Español, ejerció por más de una década, enLla Escuela de Artes y Oficios Melchor
Lasso de la Vega y en el Instituto Nacional. Durante muchos meses, en rigor
por cerca de tres años, dirigió una página poética en la revista “Acercamiento” prestando con ello un real servicio a las letras nacionales.
Poetisa popular, Ana Isabel Illueca dice con mucha entereza cuanto piensa y siente. Su poesía no es fuga de la realidad; es tan sólo la glosa de sus
vivencias. Como dice en la “Introducción” a su Antología Poética, libro
recién aparecido, “aquí no hay sueños... se nutrió de realidades”.
Obra: Antología Poética (1973).
Referencias: Miró, Rodrigo: Las mujeres en la poesía panameña, en “La
Prensa Libre”, de 5 y 19 de mayo de 1939, reproducido en Teoría de la Patria; índice de la Poesía Panameña Contemporánea, págs. 115-122; Del Saz,
Agustín; Nueva Poesía Panameña, págs. 155-176; García S., Ismael: Medio
Siglo de Poesía Panameña, págs. 95-98; Isaza Calderón, Baltasar: Prólogo
a la Antología Poética de la autora.
1
ARRIBO
Era un pequeño dios
terso y lozano.
¿Mi primer hijo?...
¿El último bebé
de un aguinaldo?...
Era un pequeño dios
que vino al mundo
para ser de su madre
el soberano.
335
RODRIGO M IRÓ
2
SI YO FUERA HOMBRE
Si yo fuera hombre, sería aventurero
sediento de mundo, ansioso de amor;
me hartaría de mares, de tierra
y de cielo y entre mil placeres ahogaría el dolor.
Si yo fuera hombre nunca tendría vallas...
Nadie me diría: “No puedes pasar”...
Saltando los fosos, borrando las rayas
seguiría adelante sin jamás cesar.
Si yo fuera hombre, la fuerza que traba
esta rebeldía que tengo en mi ser,
sería cual seda, de sutil y vaga,
que mi recia mano podría deshacer.
Yo envidio tu cuerpo fuerte y resistente...
tu caja toráxica ancha y varonil...
tu brazo de atleta... tu mano potente
que estrecha la mía, sincera y gentil.
Te miro... te miro... Mis ojos se alargan
de ansias de ser hombre como lo eres tú...
Tener la grandiosa cualidad del agua
del mar, que revienta con furia la barra
y arrulla la arena con su blanco tul.
Si yo fuera hombre, yo me haría tu hermano,
partiría contigo sueño y realidad...
viviría la vida sin este desgano
y esta sed de muerte y de eternidad.
336
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
3
MI POLLERA
No me pidas
ni sedas ni gasas
para ornar esta noche
mi talle...
Martes de Carnaval...
¿Qué panameña
reemplaza su pollera
por un traje?
¡Mi pollera!...
Tú sabes,
yo la hice
con delgados olanes
donde el encaje
a punto de “mundillo”
una abuela
tejió con manos hábiles;
y luego a los arrullos
de la tarde,
con la aguja enhebrada
en tonos suaves,
marcamos
en la blusa y en la enagua
las hojas y la flor
de los trigales.
Tú no sabes
la gracia que ella pone
cuando ciñe mi talle,
ni el rubor que se siente en las espaldas
al roce del encaje
que recogen
los hilos de la lana
en bombas circulares.
337
RODRIGO M IRÓ
Ni has visto mis zapatos;
estuchitos de raso
que cobijan
mis pies chicos y ágiles
cual los de las mujeres tropicales...
Mi cabeza es la noche:
en ella cual estrellas,
titilan
los tembleques luminosos
desde el negro azabache de mis trenzas
que sujetan
dobladas en la nuca
las doradas peinetas.
Y frente a las orejas,
como dos rosas blancas
se asoman las “mosquetas”
que engalanan la cara
mientras al cuello pende
el rosario de perlas
o el collar
de escuditos coronados
de épocas añejas...
cuando el oro
corría como fuente
por las colonias
plenas de leyendas...
Deja que me atavíe
con mi hermosa pollera
y que vaya,
a cantarte una tonada
allá en la rueda
donde se oyen “pujar”
los tamboritos
y la caja parlera
que recuerda
en su rítmico sonido
los cholos asoleados de mi tierra;
y mientras palmotean
338
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
y corean mi canto las morenas,
yo saldré
con el mozo más fornido
al centro de la rueda
a bailar
la tonada más sentida,
de mi patria pequeña
y al ritmo de los aires nacionales
de la tierruca istmeña,
mientras hacen mis pies
mil filigranas
al son de sus cadencias,
se abrirá cual dos alas
mi pollera
que desquite con garbo
la lluvia de sombreros y monedas.
No me pidas que cambie mi vestuario
por gasas ni por sedas.
Ninguna panameña
cambiaría
por nada su pollera.
4
EL MONTUNO
¿Serrano?... ¿Montañés?... ¿Llanero?...
Montuno...
Hijo del pueblo...
masa de labradores...
de boyeros...
que tiene de esperanza
el horizonte
y de techumbre
el cielo
que derrama el maná
de sus estrellas
339
RODRIGO M IRÓ
como lluvia de amor
sobre sus pechos.
La chola lo vistió
con algodón nativo
sembrado por sus manos
en el huerto;
hiló la fibra blanca
con los gruesos cordones
de sus dedos,
y en el telar de cañas
entretejió los hilos
amarillos y espesos
para hacer el calzón
y la camisa
de su hombre... el labriego;
y luego con la gracia
de su alma hecha de aromas
y gorjeos,
le adornó la pechera
y los puños
y el cuello
con puntadas de cruz,
simulando avecillas
y ramajes... y aleros.
El cuero de la bestia
que pateó la sabana
y se hartó de potreros,
le sirvió para hacerse
las cutarras
que defienden sus plantas
de la brasa candente
de su suelo;
y la mochila
que sesgó en su hombro
para guardar la pipa y la merienda,
340
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
junto con el “brillante”
que cubre su cabeza,
forman del orejano
la agreste vestimenta.
¿Serrano?... ¿Montañés?... ¿Llanero?
Montuno.
Hijo del campo, del sol y del potrero...
El machete
es tu arma de combate:
Con él limpias el suelo,
entierras la semilla,
cortas el fruto bueno
que alimenta los hijos
que dejaste en el rancho
dormidos por el río
y mecidos de tarde
por el viento.
Sobre tu piel bronceada
el sol tostó
con el verano al Tiempo;
y te quemó las plantas,
y te puso rojizos
los cabellos,
y tu carne fue brasa
de una hoguera
que se agota en silencio...
No hay un grito de angustia
en esos labios secos...
Sólo hay una “saloma”
que parte en dos los nervios...
Tú conoces la lluvia
del tropical invierno...
Ese gotear constante
que se cala en los huesos
341
RODRIGO M IRÓ
y adormece la carne lastimada
con su golpear intenso...
No hay un grito de angustia
en esos labios yertos.
Sólo hay una “saloma”
que parte en dos los nervios...
Nadie aún compadece tu fatiga...
Para ver tu bregar
todos son ciegos...
Nadie busca los medios
de hacerte suave el peso,
y sin embargo
tu eres el labriego
que manda a las ciudades
el pan que han de comerse
esos hambrientos
que no saben de soles,
ni de lluvia,
ni de luchas,
ni de arrancar del suelo
el grano que humedecen
los sudores
De los hombres del campo
a través del espacio y de los tiempos.
Montuno... orejano...
¡Pedazo de mi carne
y de mis huesos!...
Lanza un grito furioso
para que te oigan
y te vean los ciegos
que en la hamaca de juncos
se adormecen con tu “saloma”
que rasgó mis nervios.
[Del 1 al 4: Antología Poética.]
342
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Lucas Bárcena
Nueve millas al oeste de la ciudad capital, camino del interior de la
República, tiene su asiento el poblado de Arraiján. Es un rincón tranquilo,
de gentes sencillas y laboriosas, tema para un Azorín vernáculo capaz de
entonar una nueva y oportuna alabanza de aldea. Allí nació —20 de Febrero de 1906—, allí creció, allí ha vivido siempre Lucas Bárcena, lírica voz de
su paisaje, poeta por la gracia de Dios.
Fruto espontáneo de un panteísmo sin complicaciones, la obra poética
de Bárcena va creciendo como crecen los árboles, nutrida de los jugos y
aromas de su tierra, segura de su trayectoria ascensional. Por lo mismo,
plena de honestidad. No siendo letrado, ajeno por completo a todo intento
de virtuoso, no ensaya posturas extrañas a su índole natural.
Lejos del calor oficial, sin vinculaciones sólidas con los pequeños grupos
literarios de la capital, orgulloso pero sin vanidad, libre de las pequeñas miserias que ensombrecen el aparente fulgor de la vida literaria, Lucas Bárcena
atiende únicamente a la voz de su propia intimidad, sabedor de que es.
OBRAS: Cristal, 1930; Iris, 1933; Prisma, 1939; Caracol, 1944; Antología Poética, 1959.
Referencias: Ritter Aislán, Eduardo: La Poesía de Lucas Bárcena, en
«Afirmación Nacional», Nº 2, de 15 de Agosto de 1940; M. Tourtellot y B. G.
Lee: Lucas Bárcena, en Vida y Obras de Autores Panameños, pág. 51; Ruiz
Vernacci, E.: «Proemio en torno a la poesía de Luca Bárcena, (Introducción
a Antología Poética); Ariz, Carlos M. C. M.F.: Lucas Bárcena, o la poesía de
olor a monte, 1962.
1
MARINA
Qué alegre juego el del mar:
saltar rocas en la orilla
y cantar.
Creer que rompe su cárcel
Terrenal
y que borra los caminos
hacia el mal...
343
RODRIGO M IRÓ
Qué feliz juego de niños,
qué andanzas de viejo verde
las del mar;
las rocas todas de espuma
salpicar
y rendido, allá a lo lejos
descansar.
2
EL VIENTO
Tocó a mi puerta suave y sin violencia
con sus nudillos de agua. Fue al tejado
y entró por las hendijas, desbocado
y con silbidos trágicos, de urgencia,
Luego, nervioso, replegó su esencia
por todo el corredor. Desordenado,
leyó en mis libros, se acostó a mi lado
y desdobló la paz con su presencia.
Cuando salió al jardín iba sereno,
llevaba mil perfumes en su seno
y una cadencia suave y vaporosa...
Dicen que más allá rompió el encanto
de un árbol secular, sembró el espanto
e hizo llorar el caliz de una rosa.
3
CAMPESTRE
La mañana es de abril. Con el rugiente
cruce del viento en la hojarasca fría,
corre loca de amor, y hace una orgía
de cristales y músicas, la fuente.
344
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
No lejos del rumor de la corriente,
sobre el perfil de la montaña umbría,
la choza, pensativa, se extasía
como gaviota en peñascal, durmiente.
El sol que asciende, sobre el suelo pinta
con mucha perfección y a negra tinta
las ramas suplicantes de un guayabo.
Y lejos, en el llano, indiferente
rumia una vaca, perezosamente,
espantando las moscas con el rabo.
4
CAMINITO HACIA ARRIBA
Caminito hacia arriba hay una tranca
quebrándose. A la izquierda del portón
un cazador y una perrita blanca
buscan la huella roja de un halcón...
Tendido casi al pie de la barranca
tiene el arroyo sones de acordeón,
mientras semeja, sobre el agua, el anca
del monte, temblorosa, una visión...
El camino se pierde entre las breñas
oscuras; en la grieta de unas peñas
hay huellas de la siesta de un caimán.
Se oye un tiro. Se siente un raudo vuelo,
y un ave, herida, se desploma al suelo
(del color de una flor de guayacán).
345
RODRIGO M IRÓ
5
ALMA PANAMEÑA
Clamor de todos los ecos
en un vértice de rumbos;
caracol de muchos mares
vaciados todos en uno.
Risa que llama al olvido,
brazo fuerte, grito agudo;
moza que lleva el encanto
de su jardín rico y único...
Tamborito que se mece
sobre el misterio nocturno
y hace temblar los silencios
de melodía y de gusto;
el que bailó María Petra
con su pollera de sustos
cuando cayó en la derrota
mortal Juan Eligio Alzuru...
Panamá la del Canal,
nombre (abanico y saludo)
hecho con banderas miles
por los marítimos rumbos:
¡con el vaivén de tus palmas
y el cantar de tu montuno
siempre irá tu alma riente
sobre los aires del mundo!
6
LA RUTA DE LOS SUEÑOS
Vaso prendido del vacío,
el alba rota, el cielo añil;
diez mil luceros recostados
en un dorado camarín.
346
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Rutas borrosas, diseñadas
para las albas de un cantar;
rutas de verdes mariposas
que nunca saben dónde van...
Por una ruta el sueño alegre
corriendo lleva un antifaz
y corta rosas en botones
para arrojarlas sobre el mar.
Por otra ruta el sueño alargo
camina a tientas, sin querer
tocar la cuerda que se tiende
como serpiente, ante sus pies...
El hombre sabe que es el núcleo
del vaso vivo del amor
y se disuelve, generoso,
en una dulce elevación.
Arpas que vibran destempladas,
nubes de incienso, inútil voz;
tálamo muerto de impaciencia
ante un divino resplandor...
El vaso pende del vacío
como una lámpara fugaz
pero los ecos siempre quedan
en las cenizas del cantar.
7
PASOS ERRANTES
Hay veces que en el hilo del sendero
sobran los pasos para el buen llegar
y queda atrás la ronda del lucero
que fuimos a alcanzar...
347
RODRIGO M IRÓ
Se baña en sombras el afán... Se quiebra
la brújula insegura del querer.
Tanto horizonte sin razón... La hebra
del destino enredando nuestro bien...
Y seguimos las voces que nos llaman
con su verbo de fe, de promisión:
la esperanza fugaz de los que aman
nuestra misma ilusión...
Hay veces que ignoramos que el camino
tiene recodos de infinita paz
y seguimos de largo. Es nuestro sino
para siempre jamás...
[1 a 7: Antología Poética.]
348
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Ofelia Hooper
Maestra y Bachiller, es también Licenciada en Ciencias Sociales y Económicas, egresada de la Universidad de Panamá. Dedicada por años a la
enseñanza, pasó luego a servir en el Ministerio de Agricultura Y Comercio,
como técnico especializado en la economía y sociología rurales.
En los días de la insurgencia vanguardista desarrolló una intensa actividad, aunque mucho de lo que entonces escribió se conserva inédito. Nuestra sociología le debe un enjundioso ensayo acerca de la Vida Social Rural
de Panamá (Boletín del Instituto de Investigaciones Sociales y Económicas,
Vol. II, Nº 3 de febrero de 1945).
Es dueña de una infinita capacidad lírica, y oriunda de una región —
Las Minas— que a través de sus escritos imaginamos llena de poesía.
Obras: Primicias, 1926.
1
LAS CARTAS DE LA MADRE
Otra carta tuya llegó, escrita en el cristal de las burbujas que reían en
el agua.
—Recibo tus cartas, madre —me decías—. El abuelo dice que son las
nubes suaves del verano las cartas que el viento, como un mensajero apresurado, clava un momento con pinchos de sol, en el pizarrón azul del cielo y se
lleva después.
Pero en esas nubes suaves están tus palabras, más claras que las borrosas palabras blancas, tan incomprensibles, que las maestras escribieron en
los negros pizarrones de la escuela.
“Amor”, escribiste en el papel suave de la nube más grande.
“Alegría”, “Libertad”, decían otras cartas en sus pliegos, más brillantes
que el cielo azul.
Aunque no me lo has dicho, yo sé cómo escribes tus cartas. Alcanzas por
la punta las nubes que pasan rozando el naranjo del patio, las enganchas a las
349
RODRIGO M IRÓ
largas espinas verdes de las ramas del naranjo para que el viento no te las
lleve, y escribes, apoyando la nube sobre el tronco liso, protestando por la
prisa del correo, una a una las letras de mi nombre. “Antonio”.
Luego arrojas entre las hojas del naranjo el rayo de sol que te sirvió de
plumario, desenganchas de las espinas verdes los pliegos suaves, en los cuales hay un borde brillante, porque la nena, mi hermanita, puso en ellos un
borrón con su dedo mojado, y los papeles, más bellos que los de las cartas de
los reyes, llegan a mí traídos por el viento, que como correo apresurado los
despliega con sus dedos vigorosos, los fija un momento con pinchos de sol
en el brillante pizarrón azul del cielo, y cuando yo deletreo una a una tus
palabras de amor, el correo que los trajo se los lleva presuroso para arrojarlos, como papeles viejos, en la canasta negra y grande de la noche.
2
LA CARTA DE MI PADRE
Mi padre venerado, feliz de revivir con tu visita los lejanos días de amor
de mi infancia pasados junto a él, me escribió:
—Tu hijo quiere:
Un trapiche para moler caña, con fondos, horno, galera, caballo y cañaveral.
Un monito.
Cachorros de pumas y de jaguares.
Un arco de caña brava con flechas de virulíes.
Habas del norte.
Piedrecitas de cuarzo azul, y redondas piedrecitas arenosas, rojas, amarillas, blancas y verdes, de esas que se encuentran en los lechos de las quebradas.
Un árbol de caucho que destile goma para sus pelotas.
Un gallito de monte que lo despierte con su estridente canto triste al
amanecer y que le diga cuándo son las seis, al morir el sol.
Uno de los chorros bullangueros de las quebradas.
Un helecho arbóreo.
350
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Una caña convertida en casita de apartamentos donde brillen cocuyos
que coge en el cañaveral.
Un tronco de espavé para labrar la tina de su baño.
Un macho de monte.
Una pavón de mofia amarilla y otro de mofia roja.
Un perico ligero.
Un gato espín.
Un gato hormiguero.
Un armadillo.
Plumas de garzas.
Una pareja de venados.
Una chuérela que ponga cada día un huevo azul y lustroso como el cielo.
¡Son tantos los amigos a quienes tu hijo quiere obsequiar estos tesoros, que a
veces piensa que es mejor llevar dos perdices chuérelas!
Una pavita de tierra.
Un brujillo que silbe en la noche.
Al indio Señil, vestido de azul, que arrea en las noches de luna jaguares
cargados de oro, al decir de las viejas leyendas campesinas.
La neblina.
Una derriba.
La quema.
¿Habrá en tu casa lugar para todas estas cosas, muchas de las cuales son
tesoros viejos para ti? Porque el pequeño ya tiene los bolsillos y la maleta
llenos de tesoros en los cuales reconocerás muchos de tus tesoros de niña.
[1 y 2: De un libro inédito.]
351
RODRIGO M IRÓ
352
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Índice
IX
5
9
La poesía panameña ordenada y comentada
por Rodrigo Miró, por Aristides Martínez Ortega
Advertencia preliminar
Breve historia de la poesía en Panamá
POESÍA DE LA COLONIA
31
32
52
56
59
MATEO ROSAS DE OQUENDO: Romance autobiográfico
(fragmento)
JUAN DE MIRAMONTES Y ZUAZOLA: Armas Antárticas
(fragmento)
HERMANO HERNANDO DE LA CRUZ: Canción de
Mariana de Jesús
POEMAS ANÓNIMOS DE LOS SIGLOS XVII Y XVIII
VÍCTOR DE LA GUARDIA Y AYALA: La Política del
Mundo (fragmentos)
EL SIGLO XIX: ROMÁNTICOS
69
70
72
75
77
83
90
97
ANÓNIMO: Arenga patriótica (fragmento)
MANUEL MARIA AYALA ORAMAS: Viva el Istmo de
Panamá
MARIANO AROSEMENA: 1. A la memoria del 28 de
noviembre. 2. Al 28 de Noviembre
ANÓNIMO: Al 28 de Noviembre
TOMÁS MIRÓ RUBINI: 1. Soneto con motivo de la cesación de los papeles injuriosos. 2. A la Anarquía. 3. Al 18 de
noviembre de 1840
JOSÉ MARÍA ALEMÁN: 1. Del Canal. 2. En el Valle de
Pacora. 3. El último crepúsculo
GIL COLUNJE: 1. El canto del llanero. 2. 28 de noviembre.
TOMÁS MARTÍN FEUILLET: 1. Mi retrato. 2. ¡Quédate
Así! 3. Fe, esperanza y caridad. 4. La maldición. 5 ¿Cuánto
tiene? 6. En el álbum de Dolores Hurtado. 7. Los caracoles.
8. La flor del Espíritu Santo
353
RODRIGO M IRÓ
117
119
123
131
135
138
143
152
JOSÉ DOLORES URRIOLA: 1. Epigrama. 2. Sátira contra el General Mosquera. 3. Soneto
AMELIA DENIS: 1. Dejad que pase. 2. Al Cerro Ancón
MANUEL JOSÉ PÉREZ: 1.Deseo sin nombre. 2.El corazón. 3.Imprecación
LEOPOLDO JOSÉ AROSEMENA: 1.La Locería
JERÓNIMO OSSA: 1 .La fuente del paraíso. 2.Himno nacional
JUSTO A. FACIO: 1.Virginia. 2.Moisés. 3.Virginia. 4. Wer-ther
FEDERICO ESCOBAR: 1.Cantares. 2.Madrugada en el campo. 3.La
criolla panameña. 4.Nieblas, 5.Canto al fierro. 6.Rato de ocio.
7.Napoleónica.
RODOLFO CAICEDO: 1. Becquerianas. 2.El burro arquitecto. 3.La
lechuza, el perro y otros animales. 4.Batalla de Panamá. 5.Epitafio
MODERNISTAS
167
179
185
192
195
DARÍO HERRERA: 1.Dístico místico: Penumbra. Postumbra. 2.Campestres. 3.Diana. 4.Poemario grecolatino. 5.Canción de otoño. 6.El
pino y la palma.
LEÓN A. SOTO: 1.Pórtico 2.A la Venus de Milo. 3.Descontento. 4.
Epicurismo. 5.Eclecticismo. 6.Mariposas
CRISTÓBAL MARTÍNEZ (S IMÓN RIVAS): 1.Las campanillas.
2.Euterpe. 3.Noche áurea. 4.Karina. 5.El harpa.
ADOLFO GARCÍA: 1.Alma. 2.Rimas de estío.
NICOLE GARAY: 1.De ayer a hoy. 2.Rima. 3.Cantinela. 4.Las dos
plegarias. 5.Sol de invierno. 6.Paisaje tropical. 7.Brindis criollo.
8.Esplin.
PRIMERA GENERACIÓN DE LA REPÚBLICA
203
222
225
235
354
RICARDO MIRÓ: 1.¿Amor? 2.Tus ojos. 3.En espera del ideal. 4.Similitudes. 5.Las garzas. 6.Las guacamayas. 7. La última gaviota. 8.Yo
estoy enfermo de soledad. 9.La canción del marinero. 10.En, la alta
noche. 11.Versos al oído de Lelia. 12.Las garzas cautivas. 13.El poema divino. 14.Patria
AIZPURU AIZPURU: 1.El beso. 2.Cuando yo haya muerto. 3.La perla.
4.Epigramas
DEMETRIO FÁBREGA: 1.El idifio de la montaña. 2.Oleaje. 3.Las
palomas de San Marcos. 4.Llanto mudo. 5.La balada del río. 6.Liberación. 7.Clarinadas
ZORAIDA DÍAZ: 1.Deseos. 2.De ayer a hoy. 3.Fantasía. 4.Cuadro.
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
239
243
247
253
267
275
ANTONIO NOLI B.: 1.Los versos de Nicanor. 2.Prueba de amor.
3.La amistad. 4.Cinematógrafo. 4.El mono, el ratón y el gato
JOSÉ MARÍA GUARDIA: 1.Mi árbol gemelo. 2.Las lavanderas. 3.Naturaleza. 4.Con el alba. 5.Campestre
JOSÉ GUILLERMO BATALLA: 1.La oración de la enfermera. 2.Aflo
nuevo. 3.La resurrección de Morgan
ENRIQUE GEENZIER: 1.La voz de la soltería. 2.Versos de Clemencia Isaura. 3.Romance del agua. 4.San Carlos.
MARÍA OLÍMPIA DE OBALDÍA: 1.Selvática. 2.Transmigración.
3.Oración de la esposa 4.Himno a la maternidad. 5.En penumbra
GASPAR OCTAVIO HERNÁNDEZ: 1.Ego Sum. 2.Metodía. 3.Cantares de Castilla del Oro. 4.Canto a la bandera. 5.Cristo y la mujer de
Sichar
SEGUNDA GENERACIÓN DE LA REPÚBLICA
295
311
317
324
331
335
343
349
DEMETRIO KORSI: 1.Los ruiseñores ciegos. 2.Héroe antiguo. 3.Caballos. 4.Incidente de cumbia. 5.José el tamborero. 6.Parque de Santa Ana. 7.Visión de Panamá. 8.Glosa. 9.Otoño soy. 10.Nocturno en
gris. 11.La ausente. 12.Panamá
FÉLIX RICAURTE CASTILLO: 1.Campestre. 2.La maestra rural.
3.A veces pienso. 4.Mi lámpara. 5.Treinta años
SANTIAGO ANGUIZOLA D.: 1.Dios. 2.Trabaja. 3.Canto a Chiriquí
MOISÉS CASTILLO: 1.Abril. 2.Mi pueblo. 3.Los Guayacanes. 4.El
dolor del muelle
GIL BLAS TEJEIRA: 1.Epigramas galantes. 2.Epigramas varios.
3.Epitafio.
ANA ISABEL ILLUECA: 1.Arribo. 2.Si yo fuera hombre 3.Mi pollera. 4.El montuno
LUCAS BÁRCENA: 1.Marina. 2.El viento. 3.Campestre. 4.Caminito
hacia arriba. 5.Alma panameña. 6.La ruta de los sueños. 7.Pasos errantes
OFELIA HOOPER: 1.Las cartas de la madre. 2.La carta de mi padre.
355
RODRIGO M IRÓ
356
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Biblioteca de la Nacionalidad
TÍTULOS
DE ESTA COLECCIÓN
•
Apuntamientos históricos (1801-1840), Mariano Arosemena.
El Estado Federal de Panamá, Justo Arosemena.
•
Ensayos, documentos y discursos, Eusebio A. Morales.
•
La décima y la copla en Panamá, Manuel F. Zárate y Dora Pérez de Zárate.
•
El cuento en Panamá: Estudio, selección, bibliografía, Rodrigo Miró.
Panamá: Cuentos escogidos, Franz García de Paredes (Compilador).
•
Vida del General Tomás Herrera, Ricardo J. Alfaro.
•
La vida ejemplar de Justo Arosemena, José Dolores Moscote y Enrique J. Arce.
•
Los sucesos del 9 de enero de 1964. Antecedentes históricos, Varios autores.
•
Los Tratados entre Panamá y los Estados Unidos.
•
Tradiciones y cantares de Panamá: Ensayo folklórico, Narciso Garay.
Los instrumentos de la etnomúsica de Panamá, Gonzalo Brenes Candanedo.
•
Naturaleza y forma de lo panameño, Isaías García.
Panameñismos, Baltasar Isaza Calderón.
Cuentos folklóricos de Panamá: Recogidos directamente del verbo popular, Mario
Riera Pinilla.
•
Memorias de las campañas del Istmo 1900, Belisario Porras.
•
Itinerario. Selección de discursos, ensayos y conferencias, José Dolores Moscote.
Historia de la instrucción pública en Panamá, Octavio Méndez Pereira.
•
Raíces de la independencia de Panamá, Ernesto J. Castillero R.
Formas ideológicas de la nación panameña, Ricaurte Soler.
Papel histórico de los grupos humanos de Panamá, Hernán F. Porras.
•
Introducción al Compendio de historia de Panamá, Carlos Manuel Gasteazoro.
Compendio de historia de Panamá, Juan B. Sosa y Enrique J. Arce.
•
La ciudad de Panamá, Ángel Rubio.
•
Obras selectas, Armando Fortune.
357
RODRIGO M IRÓ
•
Panamá indígena, Reina Torres de Araúz.
•
Veintiséis leyendas panameñas, Sergio González Ruiz.
Tradiciones y leyendas panameñas, Luisita Aguilera P.
•
Itinerario de la poesía en Panamá (Tomos I y II), Rodrigo Miró.
•
Plenilunio, Rogelio Sinán.
Luna verde, Joaquín Beleño C.
•
El desván, Ramón H. Jurado.
Sin fecha fija, Isis Tejeira.
El último juego, Gloria Guardia.
•
La otra frontera, César A. Candanedo.
El ahogado, Tristán Solarte.
•
Lucio Dante resucita, Justo Arroyo.
Manosanta, Rafael Ruiloba.
•
Loma ardiente y vestida de sol, Rafael L. Pernett y Morales.
Estación de navegantes, Dimas Lidio Pitty.
•
Arquitectura panameña: Descripción e historia, Samuel A. Gutiérrez.
•
•
Panamá y los Estados Unidos (1903-1953), Ernesto Castillero Pimentel.
El Canal de Panamá: Un estudio en derecho internacional y diplomacia,
Harmodio Arias M.
•
Tratado fatal! (tres ensayos y una demanda), Domingo H. Turner.
El pensamiento del General Omar Torrijos Herrera.
•
Tamiz de noviembre: Dos ensayos sobre la nación panameña, Diógenes de la Rosa.
La jornada del día 3 de noviembre de 1903 y sus antecedentes, Ismael Ortega B.
La independencia del Istmo de Panamá: Sus antecedentes, sus causas y su
justificación, Ramón M. Valdés.
•
El movimiento obrero en Panamá (1880-1914), Luis Navas.
Blázquez de Pedro y los orígenes del sindicalismo panameño, Hernando Franco Muñoz.
El Canal de Panamá y los trabajadores antillanos. Panamá 1920: Cronología
de una lucha, Gerardo Maloney.
•
Panamá, sus etnias y el Canal, Varios autores.
Las manifestaciones artísticas en Panamá: Estudio introductorio, Eric Wolfschoon.
•
El pensamiento de Carlos A. Mendoza.
•
Relaciones entre Panamá y los Estados Unidos (Historia del canal interoceánico desde el siglo XVI hasta 1903) —Tomo I—, Celestino Andrés Araúz y Patricia Pizzurno.
358
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
A los Mártires de enero de 1964,
como testimonio de lealtad a su legado
y de compromiso indoblegable
con el destino soberano de la Patria.
359
RODRIGO M IRÓ
360
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
La poesía nueva
Los vanguardistas
❦
1
RODRIGO MIRÓ
2
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Rogelio Sinán
Bernardo Domínguez Alba, nombre civil de Sinán, nació en la isla de
Taboga, el 25 de Abril de 1902. Es Bachiller del Instituto Nacional (1923).
Hizo estudios superiores en Santiago de Chile y Roma, donde publicó, en
1929, su primer libro: Onda, que marca un hito en la historia de nuestra
poesía. Vuelto al país en 1930, fue nombrado Profesor de Castellano, en el
Instituto Nacional. Se mantuvo en la tarea docente hasta el año de 1937,
cuando recibió el nombramiento de Cónsul de Panamá en Calcuta, cargo
que desempeñó por dos años. Volvió luego a la docencia, en el Conservatorio Nacional y en la Universidad, y sirvió, por algunos años, un cargo diplomático en México.
En 1945 ganó el premio de la sección novela del concurso Ricardo Miró,
con Plenilunio. En Enero de 1946 inició la publicación de la «Biblioteca
Selecta», serie de cuadernos mensuales que llegó a su entrega veinte y contribuyó mucho a la difusión del cuento panameño. En 1948 ganó nuevamente el concurso Miró, esta vez en la sección poesía, con su libro Semana
Santa en la Niebla.
Cuentista excepcional, dramaturgo también, es uno de los más sólidos
valores de las letras de la República. Hombre de trópico, acaso más intelectual que emotivo, su obra es expresión de un temperamento lírico para quien
existe el mundo, un mundo con sexo, sonido y color.
Obras: Onda, 1929; Onda, 1933; La Cucarachita Mandinga, 1937; Incendio, 1944; Semana Santa en la Niebla, 1949; Semana Santa en la Niebla,
1968; Saloma sin sal o mar, 1969.
Referencias: Ruíz Vernacci, Enrique: Un poeta de los nuevos, en “El
Banquete”, Nº 1, de septiembre de1 1929; Méndez Pereira, Octavio: Rogelio
Sinán, en Literatura Nueva, págs. 134-47; Fábrega, Demetrio-. Demetrio
Fábrega opina sobre la nueva poesía, en “Acercamiento”, Nº 48, de septiembre de 1938; Carrión, Alejandro: Cuatro poetas de Panamá, en “Sábado”,
Bogotá, de 15 de marzo de 1947; López de Vallarino, Teresa. Dos Poetas de
América, págs. 21-32; Martínez Ortega, Aristides: Obra y signo de Rogelio
Sinán, en “Letras de Panamá”, Nº 2, de enero de 1958; Alvarado de Ricord,
Elsie, Rogelio Sinán, en Escritores Panameños Contemporáneos; Rogelio
Sinán, en “El Panamá América”, de 16 de marzo de 1965; López, Matilde
Elena.- Rogelio Sinán: alta cifra poética y maestro del relato panameño, en
“Lotería”, Nº 13 de diciembre de 1956, Alfaro, Ricardo J. Discurso en el
homenaje a Rogelio Sinán, en “Lotería” Nº 113, de abril de 1965; Bermúdez,
3
RODRIGO MIRÓ
Ricardo J.: Sinán: 40 años después de Onda, en “Lotería”, Nº 164, de julio
de 1969; De la Rosa, Diógenes: Onda y su hora, en “Letras de Panamá”, Nº
4, de febrero de 1970; Candanedo de Zuñiga, Sydia: El estilo poético de
Rogelio Sinán (Trabajo de Graduación, Universidad de Panamá); Roy Arosemena, Mitlandia: Semana Santa en la Niebla, en “Lotería”, Nº 208, de
abril-mayo de 1973 (Capítulo de la tesis doctoral intitulada Rogelio Sinán:
estudio sobre su obra poética y narrativa, aprobada por University of Southern
California).
1
FRESCURA
Se burlaba el surtidor
—¡la risa casi lo ahogaba!—
porque la lluvia bajaba
y él la devolvía al Señor...
2
MANCHA DE SOL
Campo traviesa, cansada,
con el hijo en el cuadril
la moza va hacia el lejano
cuchitril.
El sol coloca en los árboles
sus moneditas de oro.
Y el niño suelta la fuente
de su lloro...
La rapaza saca el seno
rozagante a se lo dar...
El niño bebe. Ella ríe.
Y echa a andar...
4
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
3
BALADA DEL SENO DESNUDO
¡Mangos!... ¡Mira!... ¡Tantos!
¡Oh!... ¡Uno maduro... !
(Dio un salto... ¡y salióse
su seno, desnudo!).
¡Yo salté del árbol!
¡Upa!... ¡Tan!... (¡Qué rudo!)
¡Por mirar de cerca
su seno desnudo!
¡Me miró asustada!
Cubrió... lo que pudo y...
¡huyó!... ¿Qué robaba?
¡Su seno desnudo!
Lejana... lejana...
me envió su saludo.
(Yo seguía mirando
su seno desnudo).
Perfume silvestre
de mangos maduros,
¿por qué me recuerdas
su seno desnudo?...
4
SOLEDAD
Traje a ti
mi soledad
para que
le dieras alma.
Pero la dejaste sola
en el camino;
5
RODRIGO MIRÓ
¡qué sola
dejaste mi soledad!
(¡Pensar que la traje a ti
para que le dieras alma!)
5
ANHELO FINAL
¡Oh!... ¡Probar el deleite
(si pudiera olvidarte)
de volver a quererte!
6
INFANCIA
Infancia clara
pasada
entre barriles y hongos y aros de bicicletas,
cuando, corriendo entre hojas,
el alma era más blanda y el camino era savia...
Cada caída al margen de la dicha
era una danza
de sangre y de gritos
mientras el viento promovía un levantamiento de ramas
bajo el imperialismo de los troncos
que no dan paso al ritmo.
Era el entierro de las cosas inútiles
con palabras y flores ordenadas después
por la U.R.S.S. de las hormigas...
¡Tanta pierna de once años,
tanto seno,
tanto naufragio lúbrico en las aguas
de la última conciencia!
Mirar la flor
y huir hacia mí mismo.
¡Qué laxitud de sombras sin estrellas!
6
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Solo yo con mi sexo, frente a frente,
desenredando senos, piernas, brazos,
con miedo del infierno... e implorando
a la Virgen y al Cristo
¡miserere de mí!
Puñales de las horas me doblaban.
Amanecía mi voz en la distancia,
y mis manos aullaban su pecado a la puerta del cielo.
Oh, en esa hora me atacaron los lobos del desierto
con su canción de siempre;
e hice de mi conciencia un jeroglífico
para que lo leyeran las estrellas
que son puras y castas...
7
LOS OJOS EN LA CALLE BAJO LA LLUVIA
Huele a pared lamida por ubres y mugidos
este mapa ilusorio salpicado de estrellas,
y la calle, inundada de pupilas de niños,
va nutriendo de polvo sus mejores culebras.
Pasaporte de patios para la mar, el fango
deshilvana pronósticos en plenitud de fábulas,
y los aros del miedo precipitan, aullando,
funerales de citas y blasfemias mojadas.
Trota, oceánico, el eco vaporoso del grito;
brilla, angélico, el halo de las olas elásticas,
y un redoble de circos humedece el anillo
de los faros desnudos, ateridos de lágrimas.
La faena, ahuyentada, desaloja cabriolas
derramando luciérnagas y paraguas al charco;
y el carbón apagado de alguna voz, pregona
cuatro senos maduros por dos o tres centavos.
7
RODRIGO MIRÓ
8
RUPTURA Y LEJANÍA
Rompiste —lloro y súplica— hacia meta
benigna tus amarras postrimeras,
y del oleaje a estelas ya ligeras
bebí, solo, visiones de poeta.
Enloquecida al viento, mi veleta
sur y oeste de aguas lisonjeras
buscaba entre mis lágrimas sinceras
la noche que me vio sin alma quieta.
¡Qué triste aquella huella que en la arena
deja el que parte y pisa el que se queda
mientras aquí y allá muerde la pena!
En tanto, el mar, de su recuerdo enreda
sólo un poco de espuma en la cadena
del tiempo, que al nacer es ya humareda.
9
JARIFA
Jarifa enloquecida y pesarosa,
mi musa, en la manigua sofocante
del trópico, se afana por que cante
la angustia que la oprime, dolorosa.
Si del anhelo en lucha surge airosa
la renovada forma edificante
daré por historiado todo instante
de estéril vanagloria candorosa.
¡Que bien cuando la lírica campana
de mi palabra ondule banderolas
hacia barcos y soles del mañana!
8
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Serán, para mis últimas cabriolas,
gloriosa exaltación y aurora sana
los próximos virajes ya sin olas.
10
MURANO
Murano ya mi mente, hoja delgada
de pensamiento y sangre, vena a vena
salpica en ritmo, mística, serena
su lírica pasión cristalizada.
De cada golpe en plenitud alzada
que el yunque en el espacio desenfrena
desdoblará cada ola su cadena
y el árbol —dios cielizará su espada,
Roja de triunfo el hacha del espanto
luceros echará campana abajo.
Todo ángel blandirá filo de canto
y sólo tú, delgada, tajo a tajo,
salomarás la plenitud del llanto
con resonancia y tumbos de badajo.
11
INCENDIO
Primer Tiempo: LA VOZ DEL PÁNICO
Quivi sospiri, pianti e alti guai
risonavan per l’aere senza stelle.
Dante: Inferno.
Sirenas sin gemidos ni palabras
—mudo canto que sólo oyó la muerte—
clavaron agonías en la noche.
Callado jeroglífico del grito
9
RODRIGO MIRÓ
que no partió los sueños
ni saturó de alarma las tinieblas.
¿Qué voz estrangulada podía ser más certera
que una mano de luz pintando el cielo
y adelantando el alba?
Enloquecidos quedaron los relojes,
y un aullido de sol mordió el espacio
precipitando sangre y arreboles.
Incandescentes garfios dolorosos
sacaron de su sueño almas a flote
ya en alas del infierno.
¡Furia de Dios en ráfagas! ¡Piafar innumerable
—miedo en marcha—
corriendo hacia el crepúsculo!
Los cántaros del alba se rompieron,
y el Santo Grial del Sol —ya derramado—
se regó por el cielo.
De todos los caminos la rosa de los vientos
lanzó flechas de sangre.
¡Miserere, miserere, Señor,
calma tu cólera!
¡Mil potros degollados trotando cielo arriba
con las crines al viento enrojecidas!
¡Todo el humo del mundo,
todo el gas preparado para la guerra ruge!
¡Las máscaras del miedo ya no bastan
y las manos
ya no pueden asirse en la distancia!
¿Quién pudiera subirse en una nube?
10
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Segundo Tiempo:
LA VOZ DE LA AGONÍA
Ed ecco a poco a poco un fummo farsi
verso di no come la notte scuro.
Dante: Purgatorio.
— ¡Dame tu brisa, mar, tu brisa pura para
saciar mi voz y mis entrañas!
— ¡Dame, Señor, tu gracia y tus pulmones
para amarrar el aire con mis venas!
— ¡Mi sangre no respira!
— ¡Mis pupilas dan vueltas en la noche!
— ¿Qué aguijones me desgarran las carnes?
— ¡Señor, misericordia!
— ¿Por qué ocultas el agua de tus cauces?
— ¡Precipita los ríos de tus montañas!
— ¡Abre todas las fuentes de la vida!
— ¡Una gotita de aire puro, Señor!
— ¡Una gotita!
— ¡Tan sólo una gotita para mi sed amarga!
— ¡Mi grito se ha partido!
Mi voz sangra en las sombras, torturada
por alfileres de humo.
— Pero sólo responden los ángeles del fuego
aguijoneándonos por todos los rincones!
— Sólo lenguas de fuego ensayan muecas
desde el techo, los muebles y las sábanas.
— Mil fusiles de llanto enrojecido
nos van ametrallando.
— ¡Mi palabra se vuelve tos quemada!
— ¡Misericordia, Señor misericordia!
— ¿Por dónde hemos de huir si por doquiera
sólo tragamos muerte?
— Somos náufragos
en medio de un océano de fuego y brea.
— Carne encendida,
se pierde nuestro aliento entre las nubes.
11
RODRIGO MIRÓ
— ¿Qué esperanza de fuente ha de salvamos?
— Señor, ya que lo quieres, recibe este holocausto
de pena, grito y llanto.
— Navegando en el humo van a ti nuestras almas.
— ¡Aleluya! i Aleluya!
Tercer Tiempo:
LA VOZ DE LA PLEGARIA
E vidi lume in forma di rivera
fulvido di fulgores, intra due rive
dipinte di mirabil primavera.
Dante: Paradiso.
— ¡Qué demasiado tarde se han abierto
los ríos de la alborada!
— ¡Qué musical torrente ha penetrado
por todas las heridas!
— ¡Qué suave y retardada esta caricia
del agua redentora!
— Ya las llamas adormecen su cólera.
— Ya no enseñan los dientes, ya no rugen.
— Y el globo de los cielos va a estallar de tanto humo.
— Sólo tiniebla y agua.
— Agua y tinieblas.
— Cataratas, torrentes, marejadas.
— Nuestros cuerpos, ya fríos, lejos del llanto,
flotan en un océano interminable.
— Giran... Giran en un gran torbellino.
— ¿Ya para qué tanta agua? ¡Señor, detén el agua!
— ¡Que respeten por lo menos la muerte!
— Pero nadie nos oye. Nuestros cuerpos
siguen girando mudos en el gran torbellino.
— Se entrechocan, se cruzan y vuelven a girar.
— ¿Ninguna mano podrá cerrar las fuentes de este aguaje?
— ¿Giraremos acaso eternamente?
— Nuestro grito seguirá suspendido y desgarrado
12
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
sobre todos los niños y las madres,
sobre todas las almas. ¡Miserere!
— ¡Miserere, Señor!
12
SEMANA SANTA EN LA NIEBLA
(Fragmento)
Barcos Hacia Judea
Mastín amilanado por espadas y cruces,
helada sed de estrellas hace morder arenas
al caserío marino nutrido de ola y nube.
Su iglesia hecha de cera con peces y cadáveres
define un viejo mástil que en travesía macabra,
proyecta sus faroles sobre la noche obscura.
¡Barquichuelos de nácar, hacia Judea navegan
palmeras, luna y torre coronadas de bruma!
Cuaresma de Terrores
Marítima cuaresma de las metamorfosis
—¡oh suicidio asombrado de peces y de frutas!
cuando crecen escamas al vientre de la noche
mutilado de estrellas y preñado de brujas.
¡Pueril forma dolida del sueño cancelado
braceando a la deriva de la inútil sirena!
¡Cuánta cera desnuda buceaba candelabros
y Cristos, anegados en océanos de niebla!
Agnus Dei
Voz húmeda clamando del mar o del lucero
despierta contorsiones en olas y anfibios.
El verbo humanizado florece en arcangélica
verdad para la niebla de antiguos egoísmos.
Cordero sumergido, burbuja inmaculada,
13
RODRIGO MIRÓ
su forma tornasola cristales de prodigio.
Y, mientras la dorada paloma hace acrobacias
la tentación acecha con uñas de enemigo.
Pecados Capitales
Velámenes soberbios, deshilachando brisas,
despiertan la avaricia de la marina suma.
Pereza en las merluzas; orgullo en las corvinas;
y, en pulpos, tiburones y pelícanos, gula.
De la onda opalescente surge la curva dócil
que en senos tenebrosos oculta la lujuria.
¡Satán, Satán, aleja la glauca mariposa!
¡Venciste, helada forma! ¡Delfines, aleluya!
Las Bodas de Canaan
Goza la tarde nupcias de estirpe salinera
donde céfiro y brisa trasegan arrebol.
Mas la encendida savia de la vid deja apenas
un vaivén de palmeras y una sed en clamor.
Medusas y corales dipsómanos de néctar
festinan el prodigio. ¡Venid a ver! El Sol
“¡Verted —dice a las nubes— la sangre de mis venas!
Y, el Mar (¡santo milagro!) trasmútase en licor.
[Del 1 al 5: Onda.
Del 6 al 11: Saloma sin salomar.
12: Semana Santa en la Niebla.]
14
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Antonio Isaza A.
Nació en Antón. Provincia de Coclé, en 1910. Es Maestro de Primera
Enseñanza, egresado del Instituto Nacional. Ha ejercido el periodismo de
reportaje. Por varios años sirvió el consulado de Panamá en Hamburgo. Y
fue luego Secretario Privado del Presidente de la República. Después ha
estado dedicado a actividades comerciales.
Sus versos, que comenzó a escribir estando todavía en el colegio, constituyen uno de los primeros brotes de la nueva sensibilidad y muestran una
insatisfacción y un cansancio de la vida impropios en un hombre de su edad.
Fiel a su manera esencial, su producción última, casi toda inédita, ofrece
una nota nueva en sus poemas humorísticos.
Obras: Sed, 1935.
Referencias: Méndez Pereira, Octavio: Antonio Isaza A., poeta, Salinas
de Aguilar, Norberto: Los versos de Antonio Isaza A.: Morales, Ernesto A.:
Antonio Isaza A., el poeta de la imagen. (Los tres trabajos aparecen en Sed.)
1
SED
Yo no quiero llegar,
yo quiero ir...
Tengo sed... tengo sed...
Me desespera esta paz muerta,
acaso entre las aguas.
Un desierto de sed
roe las raíces de mis deseos
en flor.
No se cansa el azul y a veces vuelvo
a confiar mi ambición de claridades
a la sombra de Dios...
15
RODRIGO MIRÓ
La luna, mancha en balde la coraza
de las sombras que en vuelo misterioso
llevan alas tan negras... tan amargas...
El sol ata neblinas de humedades
con sus trenzas doradas;
van las piedras en muecas retorcidas
atropellando brisas desbocadas,
y cada grieta negra es un regazo
para el llanto de Dios en las montañas.
Mí sed es un absurdo caminante
que no tiene ni fe
ya en el paisaje.
¿A dónde va la multitud sin rumbo
con su copa vacía de realidades;
esa copa que esconde los caminos
y cosecha el clamor de las pisadas...?
Que la preste un momento a mi egoísmo
y que rinda tributo a mi garganta
el mosaico incoloro
de un racimo de almas...
La distancia desnuda me da frío
porque he visto pasar la caravana
con rumbo hacia el olvido de esperanzas.
¿Las tumbas...?
Nadie sabe dónde cavan
las tumbas de las almas.
¿Tendrán también su cruz...?
o una guirnalda
de silencio, de luz y de agua clara...
Tengo sed... acaso ahora no pueda
llegar hasta el latido
16
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
de aquellos horizontes
que ya han muerto para todas mis ansias.
El agua es sólo una promesa vana
para mi sed en viaje...
Dadme pues de aquella agua
que ofreció a la gentil Samaritana,
aquel decepcionado de las almas...
De esa agua que alimenta
tantas cruces
y que riega de azul los camposantos.
Dádmela ya, porque la sed me acosa...
¡y he bebido tanto...!
Dadme esa agua de amor,
de claridades, de bondad y pecado,
de mentira y tortura,
de goces y llanto...
...esa agua que acaricia la esperanza
en el jardín de luz de una alborada
o en la copa volcada de un ocaso.
Que resbale en mis fuentes interiores
como lágrimas tibias de una madre,
como el beso de fuego
que yo siento latir en mis arterias desbordadas,
y que apague la hoguera de mi anhelo
para que alumbre el resplandor del alma.
¡Que no se esconda Dios!
¡Que no se quede enervada en suspenso mi plegaria!
Dejadla que se quede o que se vaya,
para que así coseche a su regreso
todas las tardes pálidas
17
RODRIGO MIRÓ
y le salgan al paso las mañanas
cual banderas de
adiós en la enramada...
La duda me atormenta.
La espera me amedrenta.
Dejadme con mi sed...!,
que sienta el eco de mis pasos callados,
igual que si soñasen los recuerdos
al amor de las piedras que descansan.
Dejadme con mi sed...!
porque si bebo
me quedaré tan solo y tan huraño
que ya no volveré a ver las estrellas
porque tal vez las lleve entre las manos.
Dejadme con mi sed...
velero tránsfuga...
Dejadme con mi sed...
y aunque no baste:
Dame tú de beber, Samaritana!
2
RETAZO DE ETERNIDAD
El carro de los tiempos
no cesa en la parada.
Presiente más caminos...
Muy corta es la jornada.
La flor... el fruto: todo.
Y ¿qué será la nada?
Yo no quiero llegar,
yo quiero ir...
18
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
3
CANCIÓN DE TUBERCULOSOS
Cantemos a la vida como un jirón de sombras:
nosotros que llevamos prendido a la existencia
el inmortal bacilo de Kock,
que adornamos a diario las escupideras
con guirnaldas de sangre,
y que sabemos de la huella candente
que deja el placer en las noches del trópico.
Hagamos del porvenir una esquela de defunción
y del presente un festín de despedida,
Dicen que es mal de blancos,
pero los negros también se cuelan...
...¡No importa!... El último esputo
será nuestra tarjeta de visita con corona ducal,
y nos recibirá la Muerte vestida de etiqueta.
El tuberculoso
es siempre un aristócrata de los cementerios.
La fiebre, que sea el termómetro
de tantas ilusiones,
y la tos, la carcajada estéril
de locas esperanzas muertas.
El horizonte está bajo la suela
de nuestros zapatos...
¡Abajo los relojes de los médicos!
¡Dejad que los demás usen relojes...!
19
RODRIGO MIRÓ
4
LA GRINGA QUE OLÍA A CLAVEL
Con los cabellos de espiga,
y los ojos de turquesa,
con la risa igual que un coro
de marinos, y en inglés;
brindaba la gringa aquella
un suave olor a clavel.
Clavel es olor de España,
y es un aroma fiel.
Solo hace nido en las curvas
de muy contada mujer.
¡Cómo encontrarlo de pronto
a ras del mármol aquel!
Cosas del afán de un beso...
Gringa... ¡y olor a clavel!
No mascaba intermitente,
ni eran muy grandes sus pies.
Me habló muy bien del Quijote,
y entonces volví a entender
que todas las Dulcineas
pueden oler a clavel.
¡Mas clavel... olor de España!
¡Vamos, por Dios, que lo es!
Cascabel era la gringa
y tenía mucho que ver.
Algo entendí de un pariente
catalán o portugués.
No fué en aquellos momentos,
pero medité después:
que no había razón de peso
para que oliese a clavel.
20
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
5
TABOGA
Pinta la carne el sol y el mar es vida.
Sólo un color social: el del recreo.
El marisco vigila en las comidas,
y los niños no vienen por correo.
Los amos del paisaje y del paseo
cobran barato por los buenos días.
El trabajo lo enviaron al museo,
y alguno hasta tomó fotografías.
—Good Bye— Y es que pasa alguna gringa,
luciendo el pasaporte de sus piernas.
La playa es un “Harem de Pescadores”.
—¡Pare, mi Capitán! Que en la Restinga
hay un turista idiota y con linterna
buscando en vano la “Isla de las Flores”.
[1, 2 y 5: Sed. 3 y 4: Cien Años.]
21
RODRIGO MIRÓ
Roque Javier Laurenza
Aficionado a las letras desde adolescente, ávido de novedades, logró tal
suma de información que en 1932 el Dr. Méndez Pereira pudo decir de él:
“tal vez el más enterado aquí de literatura de vanguardia”. Su prestigio
local creció cuando, en 1933, desde la tribuna del Instituto Nacional leyó su
ruidosa invectiva contra los poetas de la generación republicana.
Después de pasar por la experiencia de las redacciones periodísticas,
Laurenza marchó al exterior como miembro de nuestro servicio diplomático. Vivió casi una década en Rio de Janeiro, sirvió luego diversos cargos en
nuestro servicio exterior, y, por casi tres lustros, a Unesco. Actualmente vive
en Francia.
Parco en su producción, hombre que ha llegado a sentir “el pudor de la
palabra”, es dueño de una obra breve, pulida y brillante. Su alerta disposición para consigo mismo, el afán de superación que lo caracteriza han dado
a su poesía y su prosa una indudable calidad. Y todo por virtud de su inteligencia y de su empeño, porque es autodidacto.
Nació en la ciudad de Chitré, el 3 de diciembre de 1910.
Obras: Campo de juegos, 1973; además, ver Índice, págs. 149-52; Cien
Años de Poesía en Panamá, págs. 270-2 77.
Referencias: Miró, Rodrigo: Roque Javier Laurenza, en “El Panamá América”, de 21 de julio de 1945; Alvarado de Ricord, Elsie: Roque Javier
Laurenza, en Escritores Panameños Contemporáneos, 1962.
1
DIFERENCIAS SOBRE UN VIEJO TEMA
Agradece al pintor Mario Agostinelli el envío de un
retrato suyo comenzado en Florencia en 1948, terminado en Río de Janeiro en 1950 y que el poeta vuelve a
ver al cabo de muchos años y mudanzas íntimas.
...Falsos silogismos de colores.
Sor Juana.
Specchio di veraci detti,
Mostrami in corpo e in anima
qual sono...
Alfieri.
22
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Protegido del arte de tu mano
mi rostro evade la verdad futura
y entre las sombras y la luz procura
burlar la ley del tiempo soberano.
¡Inútil pretensión, empeño vano
del espejo falaz de la pintura,
si relámpago breve que perdura,
invierno disfrazado de verano!
Gracias te doy, pintor gentil.
Las horas
van disputando al arte la jornada
del fatal y temido jaque-mate.
¡Y, mientras tú la decisión demoras,
el tiempo vencedor con terca espada
y en dura esgrima a tu pincel combate!
2
ELEGÍA
Hija de Alcestes, resignada y dócil
al sacrificio de tu diaria muerte,
pozo en que vuelcan sueños y deseos
las dominantes venas de los hombres,
¿qué flecha de crueldades renovadas
¿hirió tu corazón de corza leve?
¿Qué Dios de voluntad inapelable,
sordo a tu queja y a tu rostro ciego,
te castigó, terrible, con la dura
cadena del amor que no se nombra?
En tus insomnes ojos se reflejan
horas sin nombre, rostros sin futuro,
amargos simulacros donde el alma
muere del mismo bien que la sustenta.
Y tu cuerpo, que pródigo se ofrece
23
RODRIGO MIRÓ
al anónimo tacto de las sombras,
como estatua de arena deleznable
al tocarlo y gozarlo se consume.
¡Oh la perenne sed y la tortura
de tus ardientes labios dolorosos
al borde de la fuente donde nace,
sin brotar nunca, el agua codiciada!
Ninguna boca buscará la tuya
lejos del rito inmemorial del lecho,
espejo de tinieblas luminosas
donde rostro ninguno se contempla.
Tú no tendrás quien baje a los infiernos
a rescatar del fuego tu memoria,
ni lograrás, Eurídice salvada,
perdones de los dioses por la lira.
No llorarán los ojos de los castos
la repetida muerte de tus sueños,
ni una corona de palabras puras
te ofrecerán los otros, lujuriosos.
¡Oh milenaria víctima de Admeto,
cordero de callados sacrificios,
perpetua pasajera, te conozco!
En el silencio elemental del goce,
yo supe tu verdad irrevocable.
Llora por ti, ruega por ti. Las mieles,
los recónditos frutos de tu seno,
el jugo de la sangre detenido
sin llegar a los surcos de tu vientre
—ricos mendigos de sus propios dones,
de tus tesoros imposibles, ávidos—,
se agotarán, inútiles, intactos.
¡Adiós! Tu sombra fugitiva queda
un instante no más en la memoria
24
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
como el ala del pájaro en el lago,
como canción que volverá mañana
sin que podamos recordar en dónde
su conocida música aprendimos.
“Sur”, Buenos Aires, Nº 160, Febrero de 1948.
3
CARTA
La mano que esto escribe renacerá
del mismo vientre...
Borges. La Noche Cíclica.
Yo recuerdo esta noche los paisajes nativos,
el rostro de mi madre, los ritmos familiares,
y el vaivén soñoliento de los altos palmares
en espera de justos ciclones vengativos.
¡Oh tú que de los años el regreso proclamas
cual fatídica norma de segura medida,
ojalá que las horas más dulces de la vida
dibujen nuevamente sus viejos anagramas!
Resurgirán los fuegos sagrados del instinto
(Ariadna de ojos verdes ha de cuidar mis pasos)
y venciendo peligros y desatando lazos
recorreré mi propio secreto laberinto.
Vendrán las escapadas del colegio, temido
por mi horror de teoremas y palabras en ando...
¡Oh gerundio soberbio que llegas cabalgando
a lomos de la frase de ritmo sostenido!
El corazón de nuevo sentirá los temores
de la primera cita con la verdad del beso,
y el orgullo y el miedo de ver mi nombre impreso
e ignorar si las Musas me darán sus favores.
25
RODRIGO MIRÓ
Renovaré las noches de fiestas marineras
en las islas sonoras del moreno Caribe,
donde Afrodita, criolla, su desnudez exhibe
entre sones de Güiros y maracas rumberas.
Bajo la Cruz del Sur, he de encontrar la verde
promesa de unos ojos de frescor submarino,
pero fiel a los signos del arquero divino
haré como quien gana la fortuna que pierde.
¡Oh tú que vaticinas el regreso del día,
a través de las noches, a la aurora primera,
ojalá que la limpia mañana brasilera
encienda las cenizas de mi melancolía!
Después, junto a las fuentes musicales de Roma,
y en un París de fiebre y una Londres de bruma,
la juventud radiante derramará su espuma
bajo la invocación de la sensual paloma.
Y llegará la angustia del por qué de las cosas,
las enormes preguntas y las flacas respuestas,
y el saber que por siempre llevaremos a cuestas
tantas indescifrables verdades misteriosas.
Luego dirá de la Vida, cabe Nuestra Señora:
¡Poeta, ya es el tiempo de la vendimia, paga!
Ya se agotó la viña cuyo licor embriaga
al pródigo del día, del minuto y la hora.
¡Oh platónico terco, vidente que predicas
la parábola cósmica del Retorno seguro,
ojalá que la vida, con su gesto más puro,
renueve los asombros de ayer que pronosticas!
26
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Mas si el tiempo no puede desandar su camino,
ni repetir su misma deliciosa metáfora,
que me sirva el recuerdo como débil anáfora
de las ineluctables promesas del destino.
Porque pueden los hombres imitar a Odiseo
si regresan un día de los mares lejanos
a la tierra que nutre con sus jugos humanos
el vigor renovado de los brazos de Anteo.
“Tierra Firme”, Nº 3, marzo de 1952.
4
DECLARACIONES
I
¡Oh efímero artificio de los ritos,
débil columna para tanto cielo!
II
Arder, arder como la llama pura
sin temor de la sombra y la ceniza.
III
Ni reposados cauces de palomas,
ni angélicas visiones inefables,
ni mármoles invictos me conmueven.
IV
Yo quiero la pasión, quiero la vida,
las amargas raíces de la sangre
y la roca de Sísifo del sueño.
27
RODRIGO MIRÓ
V
Nadie vive sin mancha. No conoce
la verdad de los frutos quien no sabe
del barro elemental que los sustenta.
VI
Todo queda lejano si no tiene
una voz milagrosa que lo nombre
con los roncos acentos del deseo.
VII
Lejos de mí la lumbre de la estrella,
los intactos cabellos de Herodías,
las cimas del suspiro y las promesas
que no alcanzan las manos redentoras.
VIII
Dame el instante, Vida. No prometas
azules espejismos a quien siente
rodar las estaciones presurosas
sobre escombros de frutas y pasiones.
IX
Lagunas de silencio, densas nubes
de amarillo desdén forman la gloria.
Adornarán la frente de la estatua
las lianas de los años, y el cenizo
polvo de tantos sueños y palabras
cubrirá la derrota de los mármoles.
28
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
X
No ganarán la palma del recuerdo
los apacibles ángeles que forman
el coro sin pecados. La corona
será para los huérfanos del júbilo,
para los foscos siervos de la ira,
para los tristes huéspedes del llanto.
XI
La sangre es la verdad, y las orillas
de sus terrestres límites de fuego
son la Tule postrera de mis manos.
Última Tule de los sueños. Tierra,
fatal nodriza de punzantes mimos,
hacia tu piel de larvas y luceros
vuelven mis manos su pasión de tacto.
¡Tú eres la paz y el reino de los hombres,
tú la victoria, y el laurel, y el cielo,
y la secreta envidia de los dioses!
«Tierra Firme”, Nº 3.
5
ODA SIMPLE
Parcus decorum cultor...
Horacio. Odas. I, 34.
A tu claro caudal vuelven mis aguas
después de las tormentas. Sometidas,
las olas se apaciguan
hasta ser un rumor de caracoles;
un rumor de recuerdos musicales,
de rostros y palabras,
que me llega del fondo de los años
en el Morse preciso de las venas.
29
RODRIGO MIRÓ
No eres el vino fuerte del orgullo
de los viejos blasones
que amarillos guardianes funerarios
conservan, cuidadosos,
entre sedas y sables de museo.
Eres lo que me dice la memoria
y el ritmo de la sangre:
la fraterna presencia del amigo,
la sencilla bondad del pan seguro
y la virtud elemental del agua.
Eres la rumorosa, la constante
colmena de las plazas
y los terribles odios pasajeros
de los ásperos diálogos civiles.
Y eres también dolor de litorales,
de campos y caminos
al destino del mar encadenados,
donde la voz del viento se convierte
en sonoro silencio de prisiones.
Ahora siento los ecos de tu nombre
en un Ebro de cármenes latinos,
cantando, repitiendo
la verdad que los años olvidaron
bajo el polvo de tierras extranjeras.
Y otra vez mis lebreles reconocen
el rostro de su dueño,
los morenos perfiles de sus flancos,
el ademán resuelto que domina
por la ley del amor irrevocable,
y de nuevo sujetos
a los perennes númenes nativos,
humildemente lamen,
para calmar la sed de su destierro,
un recuerdo de mieles y tinajas
con sabor de tamal y tamarindo.
(Otros dirán los himnos consagrados
30
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
a tus posibles glorias
y otros también te ofrecerán guirnaldas
de sáficos cantantes y rotundos
exámetros soberbios,
pero mi voz no tiene tal adorno
de ritmos ni se viste
de rutila rutilantes vestes ditirámbicas,
sino del pobre manto de nostalgias
con que vuelve cubierto el hijo pródigo).
Quiero, pues, las más simples y propicias
palabras de cristal para brindarte,
Patria de sol y palmas coronada,
mis sílabas filiales.
Una ofrenda de amores mantenidos
en el aire más puro de mi vida
y que vienen volando por mis sueños
con temblor de palomas mensajeras.
[1: Campo de Juegos. 5: Cien Años.]
31
RODRIGO MIRÓ
Demetrio Herrera Sevillano
En el año de 1924 un folleto lamentable publicó la existencia de Demetrio
Herrera Sevillano, oscuro muchacho nacido el 27 de noviembre de 1902. Su
contenido hacía pensar en el verso terrible de Dante. Con el tiempo el joven
aeda pareció renunciar a la peligrosa afición. Pero en 1937, para sorpresa
de todos, nos dio Kodak, tardío brote ultraísta que anunciaba un buen poeta. Una como asombrada curiosidad de la tónica del cuadernillo.
A partir de entonces Herrera Sevillano adquiere plena conciencia artística. Domina cada día más las formas expresivas, y su intuición le va descubriendo poco a poco los materiales de su obra, los ingredientes en que apoyará su razón poética de ser. Representará así, en la lírica panameña de
hoy, la voz de nuestro submundo social, será el poeta del arrabal.
El mérito sustantivo de Herrera Sevillano, acaso el único de nuestros
poetas actuales que aporta un universo de su exclusiva creación, está en
que su poesía —gesto airado, y mofa y recrimina— traduce la voz agria y el
desenfado de cierto sector del pueblo de Panamá.
Murió el 9 de octubre de 1950.
Obras: Mis Primeros Trinos, 1924; Mensaje en verso, 1934; Kodak,
1937; La Fiesta de San Cristóbal, 1937; Los Poemas del Pueblo, 1938; Antología Poética, 1945; La Canción del Esclavo, 1947; Ventana, 1950.
Referencias: Ritter Aislán, Eduardo: Los Poemas del Pueblo de Demetrio
Herrera, en “El Nuevo Diario”, de 27 de febrero de 1939; Tuñón, Federico:
Kodak, de Demetrio Herrera, en Preocupaciones, págs. 95-100: Ruíz Vernacci,
Enrique; A. Guisa de Prólogo, en Antología Poética; Alvarado de Ricord,
Elsie: Notas sobre la poesía de Demetrio Herrera Sevillano, 1951; Yrigoyen,
Rubén: Demetrio Herrera, poeta del Pueblo, en “Tierra Firme”, de Enero de
1952.
1
ENTRENAMIENTO
El mar —boxeador rápido—
tiene de pun
ching
ball
a los barquillos inquietos.
32
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Con la toalla del viento
la tarde frota el cuerpo
sudoroso del bóxer.
Los edificios
—fanáticos del ring—
contemplan apiñados
el gran entrenamiento.
(El muelle cuchichea
con un vapor que fuma)...
Y un aplauso de ola
hace empinar la torre
con el reloj en mano
para llevar el tiempo.
Chiquillos vagabundos
los pájaros marinos
se cuelan por el techo.
2
DOMINGO
Las fachadas,
curiosas, agrúpanse en las aceras
para mirar al que pasa.
La tarde pasea en autobús.
El sol tiene una mano
metida en la cantina
y hay un danzón travieso
que me está haciendo cosquillas.
Niños.
Corrillo sin brújula.
33
RODRIGO MIRÓ
Un auto duerme la siesta,
y desde los balcones
saludan las banderas.
En la esquina
un poste se entretiene
viendo en ropa interior
unas naranjas.
3
ROMANCE DEL CABALLO OSCURO
¡Caballo toca-tambor!
¡Caballo de Ernesto Davis!
con aire de valentón,
la calle golpeando viene.
Praca, prapraca, prapraca,
sobre su lomo, el jinete
cuyos blancos pantalones
regada espuma parecen.
Praca, prapraca, prapraca,
sobre su lomo, el jinete.
Orgulloso, en su camino
la cola contento mueve
diciendo adiós al que pasa,
adiós a todo el que viere.
¡Caballo toca-tambor!...
¡Caballo de Ernesto Davis!
Patriota como muy pocos,
le gusta el Tres de Noviembre.
Y a los balcones se asoman
las mujeres cuando viene,
caballo color de vino,
lunar de plata en la frente;
34
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
altivo y conquistador
sobre su lomo, el jinete.
Con aire de valentón
la calle golpeando viene.
¡Caballo toca-tambor!...
¡Caballo de Ernesto Davis!
4
TÚ SIEMPRE DICES QUE SÍ
Paisano mío,
panameño,
tú siempre respondes: sí.
Pero no para luchar.
Que no para protestar
cuando te ultrajan a ti.
Paisano mío,
panameño,
tú siempre respondes: sí.
Si te dan un peso diario,
—Sí, sí, sí.
Si te gobierna un tirano,
—Sí, sí, sí. Paisano mío,
panameño,
tú siempre respondes: sí.
Aprende a decirle no,
aprende a decirle no
a lo que le dices sí.
Pero no, que dices no
cuando necesitas sí.
Y al decir sí cuando no,
y no cuando debes sí.
35
RODRIGO MIRÓ
resulta que tu si es no,
lo mismo que tu no sí.
¡Por favor!
Que no se diga
que tú no tienes conciencia,
no, no, no.
Ni que sólo dices sí
aunque necesites no.
Ni que te gusta el ultraje,
no, no, no. Ni vagar en la miseria...
Pero no, que dices no
cuando necesitas sí.
Y al decir sí cuando no
y no cuando debes sí,
resulta que tu sí es no,
lo mismo que tu no sí.
Tú siempre respondes: sí,
paisano mío,
panameño,
tú siempre respondes: sí
Pero no para luchar.
Y menos para ultrajar
cuando te ultrajan a ti.
Paisano mío,
panameño,
tu siempre respondes: sí.
36
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
5
ORFANDAD
He venido a buscar la voz de azúcar.
He venido a buscar los agresivos
ósculos reventones, que me azuzan.
Carbón
es este sitio.
Yo,
para distraerme,
retozo con su nombre
—confite halagador—
entre mis labios.
Hundido hasta la rústica rodilla
duerme en el mar el muelle proletario.
Y cerca mí
3
almas...
3 almas que el cemento martiriza,
que les suelta el furor de sus agravios.
Rugen las olas con acento grave.
Contra el muro de cómodo edificio
avientan el peñón de su coraje.
Mas, ¡ah!,
que por el crudo
aprieto de calleja enlutecida
—veste algodón en carne nacarina—
la esencia, la esperada.
Luciérnaga vivaz por una gruta.
Lucífera azucena que aproxímase
por sombras apiñadas.
Se oye el silencio... Se oye.
El aire petrifica su presencia
37
RODRIGO MIRÓ
y sólo la protesta del mar
cruje lejana.
Nada responde a los rugidos, nada.
El cielo es un giboso sordomudo.
Un palacio sin lumbres...
sin entradas.
6
VIDA POBRE
He vuelto triste a mi tugurio. Triste.
Mi madre, perspicaz, ha comprendido
que nada he conseguido...
nada contra el dolor que nos asiste.
Está el fogón cual lo dejé: dormido.
Pero la pobre en ocultarme insiste
el hambre que su rostro ha deprimido
y “mañana —me alienta—, tú persiste”.
¡Dúlcidas expresiones que comprendo!
No quiere —madre al fin— mirar conmigo,
conmigo el mal, sobre mi mal creciendo.
Y así marchamos tras la misma estrella:
hoy ella riendo, y yo, porque consigo;
mañana sin reír ni yo ni ella.
7
SABATINA
Sábados de la ciudad
en las noches. Las cantinas,
la ciudad.
Todo lo incendian los hombres
38
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
que trabajan en la Zona
del Canal.
Los billetes de a 10 dólares;
las reyertas embriagadas;
el zigzag...
Y los hogares ayunos,
pues que muchos derritieron
sus dineros
en el bar.
Son las cantinas aprieto
de jauría que saloma.
¡Qué distinto el canto éste!
No se parece al que entona
allá en la sierra el labriego
que va subiendo la loma.
¡Sábados de la ciudad,
bullangueros! Las cantinas,
Panamá.
Todo lo incendian los hombres...
esos hombres que vinieron
a la Zona del Canal.
8
CUARTOS
Zonzos
de calor y noche,
pasan cuartos,
cuartos...
cuartos...
39
RODRIGO MIRÓ
Cuartos de la gente pobre
con sus chiquillos descalzos.
Cuartos donde no entra el sol,
que el sol es aristocrático.
Mujeres semidesnudas
están lavando en el patio,
y pregonan los fogones
un silencio
cuadrilátero.
Cuartos donde necia da
la tos, funeral silbato.
Cuartos con sus caras mustias,
con sus exposición de harapos.
La enferma se asoma y llama...
La enferma se asoma y llama
al viento, que no hace caso.
Aprieta al zaguán oscuro.
Abofetea el tinaco.
Y,
zonzos de calor y noche,
pasan cuartos...
cuartos...
cuartos...
Cuartos de la gente pobre
con sus chiquillos descalzos.
Cuartos donde no entra el sol,
que el sol es aristocrático.
40
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
9
NEGRO MUSTIO
Por ti ha pasado el tiempo
igual que por un tallo, la inclemencia
del huracán furioso.
¿Y la opresión del pobre y de la raza?...
Consumido carbón,
ya no enrojeces.
Negro distante,
Solitario rincón
donde es noche
día y noche.
Sigue bajo la ruda y soporífera
carga de tus noventa calendarios.
¡Yo soy ahora tu grito!
10
ARRABAL
En el porvenir del barrio
sucios paredones piensan,
y el cuchitril es un horno
donde la humildad se tuesta.
Ojos masculinos cubren
las horas de indiferencia.
Mientras en el patio duermen
los desperdicios la siesta.
...Cuando la penumbra tizna
casas, calles, callejuelas,
tétricos zaguanes, bultos
murmuradores enredan.
41
RODRIGO MIRÓ
¡Arrabal! ...Eres intriga,
eres dolor, eres fiesta...
Eres vivaz ritornelo
de puntiaguda indirecta.
Súbito voces y muebles
enardecidos revientan.
Fue que azuzaron los canes
rabiosos de la reyerta.
Faldas y niños desnudos,
intranquilizan las puertas,
y mil mangas de camisas,
bajo faroles, comentan.
¡Arrabal!... En tus entrañas
me subyugó la pobreza...
Pero me duele, ¡profundo!
tu abandonada existencia.
Tus extremidades frígidas
ronda nacarada estrella.
¡Búscala!... y verás su imagen...
¡Frótala!... y verás que riela.
[1 y 2: Kodak. 3 y 4: Los Poemas del pueblo. Del 5 al 8: Antología Poética.
9: La Canción del Esclavo. 10: Ventana.]
42
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Eda Nela
Dora Pérez en la vida real, nació en la ciudad de Panamá el año de 1912.
Es Maestra Normal y Profesora de Castellano, y ha practicado la docencia,
en todos sus niveles. Incorporada temprano a la actividad literaria, escribió
poesía y teatro, para dedicarse luego, en compañía de su esposo, Manuel
Fernando Zárate, al estudio de nuestro folklore literario y musical.
Obras: Parábola, 1947; La Fuga de Blanca Nieves, 1950.
Referencias: Miró, Rodrigo: «Las mujeres en la poesía panameña», en
Teoría de la Patria, 1947; Del Saz, Agustín: Nueva Poesía Panameña; García
S., Ismael: Medio Siglo de Poesía Panameña.
1
¡ANDA!
Anda corazón;
diviértete esta noche.
Sí..., diviértete esta noche
Bebe tu dicha
a sorbos golosos...
¡Aprovecha tus minutos!...
¡Inquieto!
¡Curioso!...
¡Anda..., sí...,
diviértete!...
Quizás mañana no seas
y esta luna nueva
que te envuelve
tampoco será...
2
GRANADAS
Inquieta, golosa,
partí la granada:
saltaron a chorros
sus perlas rosadas...
43
RODRIGO MIRÓ
La llevé
a mi boca glotona y salvaje
y empapé mis labios
en su jugo dulce
de color de sangre...
¡Si me hubieras visto
con la boca
roja,
llena de jugo
como fruta rara!...
Yo dejé a mis labios
su sabor de grana
pa que fuesen tuyos...
pa que los besaras...
pero no viniste
cuando te esperaba...
...¡Ya sabrán a frutas....,
pero no a granadas!...
A la fuente pura
y a las ondas claras
les dejó
mi boca
su sabor de grana...
[1 y 2: Parábola.]
44
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Ricardo J. Bermúdez
Nació en la ciudad de Panamá, el 22 de Agosto de 1914. Sus primeros
versos datan de la época en que estudiaba en el Colegio de La Salle (Bachiller, 1934). Marchó luego a la Universidad de Southern California, que le
graduó Arquitecto en 1941. Sus estudios profesionales determinaron una
evolución en su estética, llevándolo a un extremo subjetivismo. Fruto de ese
momento es su primer libro. En el año de 1942 ganó el segundo premio del
Concurso Miró, con Adán Liberado, uno de los más hermosos libros de nuestro Parnaso. Después ha publicado, en nuevos libros, poemas que suponen
un continuo crecimiento. La obra de Bermúdez, drama vital y hambre metafísica, ofrece peculiaridades idiomáticas que la singularizan. Un libro de
cuentos suyos acaba de merecer el premio Miró.
Bérmudez ha escrito ensayos sobre temas varios, y ha vertido al castellano casi toda la traducción inglesa de India’s Love Lyrics, de Laurence
Hope. Arquitecto, ha enseñado en la Universidad de Panamá por más de
dos décadas. Y ha sido Ministro de Educación (1951-52). Es individuo de
Número de la Academia Panameña de la Lengua.
Obras: Poemas de Ausencia, 1937; Elegía a Adolfo Hitler, 1941; Adán
Liberado, 1944; Laurel de Ceniza, 1952; Cuando la Isla era doncella, 1961;
Con la llave en el suelo, 1970.
Referencias: Sinán Rogelio: Divagaciones sobre la poesía actual, en
“Acercamiento”, Nº 49, de octubre de 1938; Ruíz Vernacci, Enrique: “Feria
de Ingenuos”, en “El Panamá América” de los días 22, 24, 25 y 27 de febrero
y, 3 y 5 de marzo de 1943; López de Vallarino, Teresa: Meditaciones sobre la
poesía de Ricardo J. Bermúdez, en “El Panamá América” de 26 de octubre
de 1946; Carrión, Alejandro: Cuatro Poetas de Panamá, en “Sábado”, Bogotá, de 15 de marzo de 1947; Villanueva Texiera, Rosa: El Adán Liberado
de Ricardo J. Bermúdez, en “El Panamá Dominical”, de 27 de Marzo de
1949; Vásquez, Miguel Angel: Ricardo J. Bermúdez y Laurel de Ceniza, en
“El Panamá América Dominical” de 20 de Julio de 1952; Alvarado de Ricord,
Elsie: Estilo y Densidad en la poesía de Ricardo J. Bermúdez; 1960; Sinán,
Rogelio: Con la llave en el suelo, Boletín de la Academia Panameña de la
Lengua, Nº 6, diciembre de 1971; Ricardo J. Bermúdez, el poeta, en Encuentros con la poesía, semana del libro 72.
45
RODRIGO MIRÓ
1
PRESENCIA DE MI PADRE
A LOS VEINTE AÑOS DE SU MUERTE
Para sentir el crecimiento de tu herrumbe,
para poder hundirme en tu conciencia ausente
del sol, de los paisajes, y las piedras,
en tu solemne gravedad desesperada
de padre sin parábolas brillantes,
hoy estuve mirando intensamente
la forma inmóvil de un gorrión en vuelo cancelado.
Mi infancia acumulada,
ola que rompe frascos de recuerdos
sobre costas perdidas por veinte años,
golpea de repente mis sentidos
como si todas las cortezas de nubes del crepúsculo
soltaran toneladas de plumas de colores
sobre el dormido sepia de mis ojos.
De nuevo oigo tu voz de gelatina y hueso frío
para siempre empolvada de mármoles caducos,
para siempre ensuciada por el rudo compás de los relojes
que llaman a tu sueño sin respuesta,
para siempre burlada por teléfonos sordos
donde sube tu angustia anónimas congojas
y lianas de agonía.
Después de tantos años de ajuste funerario,
de miembros comprimidos e inútiles amarres,
quizá tú ya no sepas sentarte al lado mío
y hablar de muchas cosas que nunca se dijeron,
a oírte en mi palabra, que creció de la tuya,
injerto de suspiros blancos y ramas infinitas.
En muchos de mis gestos estás siempre presente
como una mariposa de yeso entristecido
y en mis zapatos blancos descubro tus pisadas
46
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
para no despertarme cuando dormí en tus brazos,
para saltar las aguas de la lluvia,
y llevar tus riñones desplomados y negros
hasta donde la muerte te dijo que podías.
Hacía tiempo que buscaba tus anclas extraviadas,
más abajo del lodo comprensivo
y de las flores que respiran tu silencio,
sin sospechar la permanencia
de tu mortal cansancio agazapado
como un ave nocturna en mi dolor marchito.
2
ROJO HA DE SER EL ESTUPOR NACIENTE
Rojo ha de ser el estupor naciente
batiendo entre la sangre de los muertos
su infinita bandera de esperanzas
cuando la aurora diga su mensaje
de luces tras la noche del martirio.
Si la espera es tan larga como un río
dando vuelta entre Valles y montañas,
las raíces de amor serán más hondas
y las manos opacas de la vida
se abrirán como pétalos del cielo.
Para que todas las campanas hablen
con los vientos del mar y de la tierra
de este hallazgo recóndito y perfecto,
mi voz ha de subir hasta la rama
más alta del dolor crucificado.
Tan sólo así podré saberme libre
de mezclar con mi arcilla sin congojas
la miel fraterna de los labios mustios,
47
RODRIGO MIRÓ
de todos los que mueren en silencio
porque sigan creciendo sus palabras.
3
LAUREL DE CENIZA
(Fragmento)
IX
Oh laurel de ceniza que al fin llegas
a la tranquila cumbre de tus hojas,
y en sitios de silencio te desnudas
libre de los ardores de la savia
para alcanzar la tierra sin edades!
Reserva los perfiles del momento
que ocupabas un aire desnevado,
cuando eras rey de abismos y altamiras,
adalid de calientes atanores y
pastor de guirnaldas parameras.
Has colmado la miel de los arbustos,
los límites que el cierzo te permite...
Ahora la eternidad reclina suave
su frente en tus espesas soledades,
ya en ósea arquitectura terminada.
Deja que piense en ti al recordarme
mirando tu cintura bajo un ciego
crepúsculo de oníricos carbones,
por alígeras nubes transparentes
donde jamás la luna se revela.
Viviré para verte si mis ojos
guardan la dulce imagen de tu forma
y no esquivan los brillos al fundirme
48
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
en tus densos y verdes tornasoles,
como en los claros mundos destruidos.
Aquí en los altos lirios de la música
que recorre mi sangre, te saludo
desde hoy para los días venideros
cuando seré tu riguroso amante
entre musgos de besos y violines.
Sé que de tanto amor has de encontrarme,
nítida pertenencia de las frondas,
al final de tu búsqueda y mi sueño.
¡Corre por tus raíces y mis venas,
arborizada linfa de la muerte!
Juntos iremos por el río helado
que atraviesa los lares de la espina
a la mar... y en la mar incandescente,
clámide de los cambios sucesivos,
se cumplirán los esponsales délficos.
¡Oh intermitente coro que realzas
la gloria de los fúnebres diamantes!
¡Canta! Cantad a la adventicia hoguera
que consume el laurel, mientras declina
un sol inmenso en oros pensativos!
4
CARTA A STELLA OLMSTED
No se si bajo o subo desde planos
distantes del reposo que por tu carta encuentro,
un reposo de sangre y una silla de llamas:
un sitio donde el aire tiene tu antigua lengua.
Se que aquí estoy interrogándome
igual que un lirio que de repente se doblara
por su propio color y el peso del rocío,
49
RODRIGO MIRÓ
y que tu nada sabes
del arpa que sucumbe bajo una mar de espinas.
Estoy ante ti y un toro
negro cruza la plaza del pueblo con que sueñas:
un pueblo sumergido en tus cabellos
con hombres, frutas, ríos, turpiales y ventanas
que, tal vez, nunca a flor de piel será realmente tuyo,
porque nada es de nadie
en ese pueblo de relámpagos
que yo también habito en tu memoria:
¡oh dulce hoguera lejana y vespertina!
Ahora pregunto: ¿dónde está el agua que en tus manos
desafiaba la noche e impelía
tu cuerpo al fondo de una inmensa calma
rodeada de peces amorosos?
Desde entonces miraste muchas cosas
y ninguna otra máscara habrá quedado
igual a la de un ángel sin alas y desnudo
añorando tu patria de labios encendidos.
He contestado que tu risa era lo que el viento
traía entre las hojas de los mangos;
que el quejido de muchos animales
algo tuyo tenía al volver de la espuma y de la nada.
Dirás que mis palabras son oscuras
y que sólo te entrego un vaso de tinieblas
cuando es tu sed de rosas blancas.
Pero ¿lo oscuro no es también lo claro
y no la carne arcilla mezclada
de agua gris y luceros que el día lentamente borra?
La voz del bardo y los antiguos dioses
es una alfombra de mil hilos trenzados,
y solo uno de ellos nos conduce
de la vida a la muerte sin desvíos.
50
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Llueve dentro de ti y tus abuelos
tienen nostalgia de los grillos y las uvas silvestres,
de las iguanas que todavía corren por tu sangre
devorando raicillas
y la música lenta del recuerdo.
Llueve dentro de ti y apenas si te moja
el oleaje de azules ruiseñores
que cantan en tus sienes
y alejas con un gesto de náufrago dormido,
mientras cruzan por tus ojos millones de automóviles
hacia los últimos arbustos
que aun retienen al cielo en su follaje.
No puedo verte
cargar sobre tus manos la culpa de Hiroshima,
la parte que te toca de esa sangre quemada
que aulla en medio de los prósperos años como un perro de oro.
No puedo verte correr tras de los negros
(barro un poco cocido y nada más, si no lo sabes)
con una tea y después, engullir, el Día de Gracias,
un pavo como un niño de Kentucky.
No puedo verte derramar, allá en Los Angeles,
tu castillo te helechos y neblina,
un oscuro desprecio en el rostro florido de antiguos mexicanos
que te ayudan a ser fuerte y sobre ellos ejecutas tu pujanza.
Ves: los poetas no están mudos
sólo que pocos son quienes escuchan,
porque es más fácil comer ostras
en copas de cristal y llevar a los labios
dulces manzanas limpias de ceniza,
y decir luego, la voz del histrión es la que vale,
aquella que acaricia nuestro orgullo
como un gato de angora.
51
RODRIGO MIRÓ
Pero tu eres distinta y yo te anuncio
que el hombre siempre comerá su pan de versos
y beberá su vino
cuando el amor construye las torres de esmeralda
en los días nupciales,
o cuando las deidades misteriosas
penetran el dormido ser de un niño,
y la muerte lo carga entre sus brazos
húmedos como el mar y como el mar profundos.
Ahora te digo adiós. Tal vez mañana
si crecen, nuevamente, jazmines alrededor de tu memoria,
un caballo de fuego correrá por el aire
y pasará ante tu puerta.
“Letras de Panamá” Nº 2, de enero de 1958.
5
CUANDO LA ISLA ERA DONCELLA
1
Antes es que el aire fuera marinero
entre la sangre de mis siete mares,
y la luz limonar de mis dos ojos
tus barrocas colinas despeinara;
antes que el fuego verde de un relámpago
las pensativas sienes encendiera,
y en mis manos flotaran los arcángeles
que custodian la sal de la memoria;
siempre y desde que el filo de mi sueño
las letras de tu nombre presentía,
y eran moluscos de vapor rosado
los infinitos poros de tu lengua;
52
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
estabas junto a mí, ayer y ahora,
flotando en los verjeles, sumergida
en las cejas, de pie en los huracanes,
con una rosa roja en los amores.
Eras y eres el pulso acelerado
que da forma de isla a las estatuas,
que da sabor de luna a los percebes
y matices del agua a los recuerdos.
Te saludo con un geranio ardiente
al entrar por tus dulces avenidas,
como un galán dormido que despierta
sobre el nevado pecho de su novia.
2
El mar, cuando la Isla era doncella
y naves de jazmín calzar solía,
era un antiguo mar enamorado
por radas y penínsulas y esteros.
Australes lienzos de organdí florido
amarraban su túnica de nácares
verdes, cuando la Isla era doncella
y el mar ya la buscaba en la neblina.
Aguafuertes de brumas asustadas,
leopardos de verdor y sin colmillos
y conchas como pórfidos desnudos,
eran su piel, sus trenzas y sus senos.
Sin lazos, ni collares ni rubores
el mar la descubrió por sus riberas,
una noche de abril que perseguía
cervatillos de luna por la playa.
53
RODRIGO MIRÓ
Alumna de los vientos y las olas,
con cadenas de peces y aquilones
la retuvo en su voz y en sus miradas
navegando entre hierbas submarinas.
Desde entonces abraza su cintura,
¡Oh enajenada niña en las almenas!
y los labios le cubre de corales
con marejadas de zafiros fuegos.
5
Mediodía en los pétalos de agua
ciega de los jardines plenamares,
cumbre de los velados ruiseñores
que en marcos de cristal su canto afinan.
Palmares submarinos y bureles
mece el vaivén de plata de la siesta,
y polluelos de luz maromas hacen
de rama en rama por las blancas ostras.
Un pregón de pescados y lechugas,
ajicillos de amor y calamares,
corre por las cocadas de las piñas
y estremece las uñas del cangrejo.
Viva está la arboleda de las olas
y vivo el mar de gracia de las flores
en esta reposada arquitectura
de tropicales frisos marineros.
Varada en una rosa sin espinas,
la cúpula del pueblo desfallece
de mirar la botella que aprisiona
un cernido bajel de pescadores.
54
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
El escarpado monte entre goletas
de verde estalactita, se derrumba,
y hojas como tigrillos zumbadores
penden sobre el tamiz de la ensenada.
10
Bajo un cielo de azules golondrinas
la sombra asciende con sus pies de escamas
y transfigura el monte, centinela,
rodando entre portales de rocío.
Ciudad de callejones inclinados:
púdica flor de marineros pétalos.
El pulso de la rada, detenido,
con el aire sin luz no se conforma
Duerme la madreselva y en los parques
el niño del briol muere de frío
con una vela roja entre las manos,
ajada flor de plumas salineras.
Por la calle del sur la lluvia llora
en los fustes del templo, sostenida.
El dulce mar Pacífico la escucha
sin mover una sola verde ceja.
Alza la frente Dios y sus argollas
de luceros amargos palidecen
los últimos escollos navegantes
y el surtidor de estelas enfadadas.
Distante, una canción, rompe las hojas
del árbol de la noche, ventolina,
y tres mangos de sombra, tres doncellas,
en lecho de espolines se desmayan.
55
RODRIGO MIRÓ
11
El jazmín no se pliega ni se rinde
a tus nocturnas tizas, carboncillo
que su nevado yelmo herir pretendes
con húmedos venablos marineros.
Puedes orlar sus estelares crines
de aceitunadas trenzas y caireles,
y hacer que el ruiseñor lo llore, viuda
la frente y el helado terciopelo.
Puedes también hundir en su corola
brunos dardos de azúcares morena,
y en pensiles oscuros confundirlo;
ciego de amor en negras tempestades.
El jazmín de las islas, carboncillo,
hiende la noche con azules lanzas,
con cuchillos de aroma que atraviesan
el ondulante pecho de la espuma.
Su aliento, rondaflor de la marisma,
retorna inmarcesiblemente puro,
como un antiguo pescador de vidrio
cargado con la luz de las sirenas.
Muerta la corza en ronda de luceros
permanece su voz entre los sábalos...
¡Oh inútil carboncillo que sollozas
sobre las nautas hierbas insulares!
56
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
6
CON LA LLAVE EN EL SUELO
Canto X
Con la llave en el suelo mi esperanza
es como una ciudad dormida
en los ojos de un náufrago,
como un leopardo de azaleas
cautivo en un florero.
(Mi esperanza es el nombre
para llamar las cosas que no acuden
cuando la voz tortura el aire
con sus tibios venablos,
mientras desciende un polvo verde
en los abandonados pórticos).
Con la llave en el suelo,
sus diminutos dientes
de bronce rememoran
un jabalí cercado
por perros de pernumbra y cazadores
que salen de mi mismo y pueblan
el invisible coto de la alcoba.
(Mi esperanza es también un dulce peso
en el costado herido,
para abatir las cóleras que arrastran
en sus redes de música y pavura
el pez de fuego y alegría
escondido en las venas.)
La flecha y el bisonte
hace siglos salieron disparados
y aquí en el claroscuro al fin se cruzan
donde las manos y la llave
se palpan en el suelo.
57
RODRIGO MIRÓ
La puerta, como un duro centinela
con el rostro comido por el polvo,
obstruye el paso
al insondable paraíso.
Con la llave en el suelo los secretos
lucen sus antifaces y descubren
el ardiente matiz que empaña
el ojo del lagarto
cuando engulle luciérnagas y lirios
en las oscuras grietas de la tarde.
[1 y 2: Adán Liberado. 3: Laurel de Ceniza. 5: Cuando la isla era doncella.
6: Con la llave en el suelo.]
58
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Esther María Osses
Esther María Osses nació en la provincia de Chiriquí, el año de 1914.
Es Maestra de enseñanza primaria, y ha seguido cursos varios en la Universidad de Panamá y en el exterior. Entre 1947 y 1948 estuvo en la Argentina,
becada por el gobierno de la república austral. Ha vivido también en Guatemala. Es profesora de la Universidad de Zulia, Venezuela.
Sus poemas, al decir de Miguel Amado, prologuista de Mensaje, «son
los reflejos de un espíritu a veces aristocrático y a veces popular; regional y
panameño; pragmático y lírico; místico y libertino; apasionado y glacial;
profundo y liviano. Como en el agua clara de sus ríos, en esta sensibilidad
politeísta reverbera la infinita variedad del mundo». Y agrega: «Sin recurrir a las frases más o menos sonoras; sin buscar jamás un efecto fácil o
barato; sin tener siquiera que rechazar figuras más o menos artificiosas,,
ella representa, translúcido y tremendo, el enigma del mundo, valiéndose de
expresiones y de intimaciones que son una absoluta novedad en la poesía
panameña». Al margen de su obra de creación ha realizado una plausible
tarea de animadora de jóvenes talentos fomentando la creación de grupos
literarios y la publicación de revistas. Ha sido, asimismo, una esforzada
divulgadora de nuestros valores literarios en el exterior.
Obras: Mensaje, 1946; La Niña y el Mar 1954; Poesía en Limpio, 1965;
Crece y Camina, 1971.
Referencias: Domínguez Caballero, Diego: Esther María Osses, poetisa, en “Afirmación Nacional”, Nº 3, del 10 de septiembre de 1940; Amado,
Miguel: Prólogo a Mensaje; Isaza C., Baltasar: Mensaje, libro de versos de
Esther María Osses, en “El Panamá América”, el 16 de febrero de 1946,
Miranda, Luis Oscar: Semblanza de Esther María Osses y Frente a un “capuchino” (Entrevista a la poetisa E.M.O.), en Encuentros con la poesía, semana del libro 72.
1
CIELOS VIAJEROS
De tan hermosa pesca, pescadora,
¿qué más pedir? Ya vi la primavera.
Ya conozco el secreto de la aurora;
la noche va conmigo, prisionera.
59
RODRIGO MIRÓ
¿Qué más pedir? Morir. Morir ahora,
Nahuel Huapí, besando tu ribera.
Ser ese lampo que tus aguas dora,
ser esa flor perdida en tu pradera.
Pero no. Más allá de este paisaje,
señalados me son otros senderos.
¡Al mar, la norte! ¡Proseguid el viaje!
Cielos australes en mi red viajeros,
bogando van conmigo en el oleaje
que no sabe de inmóviles luceros.
2
SÉ QUE ES TU MAR
Ahora sé que es tu mar el que me llama.
Tu mar azul, tu rojo mar, tu verde mar,
tu mar de tres colores,
el que me sigue en puertos y ciudades
taladrándolo todo hasta la ausencia.
Sé que es tu sol. Tu rojo sol, tu sol azul,
tu verde sol, tu sol de mil colores,
el que disperso y uno, sobre el aire,
me sigue y me persigue por el sueño.
3
LA LLUVIA Y EL BARCO
Aquí nació la lluvia entre higuerones.
Nos trajo a los portales la alegría
en su potro de crines relucientes.
Iba por los barrancos, impetuosa,
iba por las llanuras, reposada;
60
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
iba dejando espigas en la loma,
en los rastrojos huella de alhelíes.
Trajo a la puerta un diminuto río
un río de juguete, navegable;
al son de las goteras ya crecía,
plantaba sitio en puertas y ventanas,
se enroscaba en la luz, bajo los mirtos,
¡ay, el cañaveral, cómo lo amaba!
La niña estaba allí. Rubias las trenzas.
Descalza. Con un sueño entre las manos.
Una temprana angustia por el sueño,
y suspenso, ese adiós entre los labios.
Pequeña diosa, de la nada un mundo
hizo bajo la lluvia, luminoso.
Soltó su sueño en el caudal efímero.
¿A dónde irá sin brújula en la noche?
Qué rápido, qué alegre entre las hojas,
sin boga retozaba, inverosímil;
única mariposa solitaria,
¡qué blancas alas nuevas para el viaje!
Así, jugando, un día y otro día,
este era un río, un puerto, nunca el mismo.
Siempre la misma niña entre los árboles.
Y con cada alborada repetida,
en sueños, con la lluvia, navegando,
este era un barco que jamás volvía,
un barco de papel en el que siempre
un viajero de niebla naufragaba.
61
RODRIGO MIRÓ
4
SONETOS A GUATEMALA
(Ante la actitud de las jóvenes patriotas guatemaltecas durante los inverosímiles
días de junio, invasión de 1954).
“Se os preguntará por los señores de Xibalba acerca de nuestra muerte, que están concertando y preparando por el hecho de que no hemos
muerto ni nos han podido vencer, ni hemos perecido en sus tormentos,
ni nos han atacado los animales. Tenemos el presentimiento de que
usarán la hoguera para darnos muerte. Todos los de Xibalba se han
reunido, pero la verdad es que no moriremos”.
Popol Vuh, Capítulo XII.
ATALA
Voz de la selva herida, flecha y ala,
rebelión ancestral, soplo de fuego,
incitaba, ferviente como un ruego,
a vencer o morir la voz de Atala.
Anunciaba otra vez la noche mala
un ilonel iluminado y ciego.
Iba ya desvelada, sin sosiego,
la sombra de Tecum en Guatemala.
Alom, Kaolom. El templo profanado,
el grito del hondero amordazado,
Atala sin saberlo redimía.
Atala, con su luz enarbolada,
Atala por la tierra, tierra amada,
la tropa juvenil enardecía.
62
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
MARTA LYDIA
Otra vez, extranjero, rubio auriga,
los nativos trigales pisoteaba.
Marta Lydia era un íbice, una espiga,
que Chahal, amoroso, custodiaba.
Por esa antigua pena que fustiga
la estirpe de Balam, muda y esclava,
no doblegó la ráfaga enemiga
su verde corazón de cielo y lava.
Infalible, segura, el pulso fuerte,
una sola consigna de odio y muerte,
ella, tan frágil, ¡ay! tan sensitiva.
Ella, la flor, celeste guerrillera,
abatirá, conquistador, certera,
tu sien, la del Tonatihu, rediviva.
GABRIELA
Era en ella el amor. La edad del trino.
La clara diosa, Atit, besó su frente.
Ella, vaso sagrado, limpia fuente.
Casa de oro, Gabriela, miel y vino.
Pero la noche que Iztayul previno
cayó de pronto a medio sol naciente.
Oscuro pacto de águila y serpiente
vendió la flor, la casa y el camino.
¡Adiós amor, querida primavera!
Atormentado sueño de obsidiana
tiñó de sangre la canción primera.
63
RODRIGO MIRÓ
Ella, de pie, sonriendo todavía,
del héroe herido silenciosa hermana,
cortando nieblas esperaba el día.
5
PANAMÁ
El nombre por la mar se le ha perdido.
Delfines madreperlas, ¿quiénlo sabe?
¿Cómo perder el nombre por olvido?
Volved a tierra. Por la mar no ha sido.
¿No veis su forma entre jazmín yave?
Id a los montes, indagad. Acabe
esta zozobra de no haber nacido.
No es por el aire, mariposa exacta
no es por el agua con el pez, intacta,
donde amanece su primer asombro.
Tal vez aquí, bajo la herida tierra
al pie del árbol Panamá se encierra
en este: grito con que yo la nombro.
6
CIUDAD DE ARENA
Mientras juegan los otros
trabajaremos
construyendo ciudades
sobre la arena.
Una casita haremos
a cada niño,
con su ventana al patio
y su patio limpio.
64
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Una torre muy alta
para la luna
un camino muy corto
para la estrella.
Para todos un poco,
si somos muchos,
la arena es infinita,
la playa inmensa.
7
METAMORFOSIS
Era un gusano más gusano
que los gusanos de su edad.
Era una. rosa más que rosa,
entre las rosas, mucho más.
Aquel gusano tuvo un sueño.
Era este sueño una obsesión.
Tener dos alas, ¡ay!, dos alas.
para volar hasta su amor.
¿Cómo llegar hasta la rosa,
siempre arrastrándose, reptil?
Tener dos alas, ¡ay!; dos alas.
Tener dos alas, y morir.
Era este sólo pensamiento.
Era esta firme voluntad.
Tener dos alas, sí, dos alas.
El no deseaba nada más.
Y desde el fondo de sí mismo,
—¡Era tan alta su pasión!—
brotaron alas una noche,
dos grandes alas tornasol.
65
RODRIGO MIRÓ
8
GIRASOL
Sobre la costa abre la tarde,
rosa policroma de mar.
Dispersos pétalos de fuego
tiñen la cresta del palmar.
El girasol, misterio vivo,
al Occidente da su vista.
Su sed de sol es insaciable
como los sueños del artista.
Funde el pintor en la penumbra
vivos y pálidos matices:
polvo de estrellas en las hojas;
sombras torcidas las raíces.
Tras el cristal de su ventana
se descomponen los celajes;
muere la luz y resucita,
evolucionan los paisajes.
El hombre mira, piensa, sufre.
Hay un enigma cerca a Dios.
Pobre del arte de los hombres
que siempre es eco. ¡Nunca voz!
El girasol, tragedia viva,
cumple en silencio su destino.
De cara al sol sueña con alas,
¡clavado siempre en el camino!
[1: La Niña y el Mar. 2, 3, 4 y 5: Poesía en Limpio. 6, 7: Crece y Camina. 8: Mensaje.]
66
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Rosa Elvira Álvarez
Nació en David, provincia de Chiriquí, en 1915. Allí inició sus estudios
elementales. Egresada del Colegio de la Inmaculada Concepción, de la ciudad de Panamá, estudió con la misma institución en San Francisco,
California. Luego, en la Universidad de California, empezó una carrera
que no concluyó.
Finalizando la década del treinta, radicada ya en Los Angeles, inició
una obra poética que la incorporó a nuestro movimiento de vanguardia.
Mística y erótica, nostálgica de su trópico, evidenció enseguida una manera
propia, un fino temperamento. Y en 1942 nos dio su primer libro, al que
siguió un largo silencio, roto en buena hora en 1969 para darnos una nueva
cosecha que, sin negar su línea esencial, agrega inesperados matices.
Obras: Nostalgia, 1942; El Alba Perdurable, 1969; Romance de la
Montuna, 1969; 7 Sonetos al Escorial, 1970.
Referencias: Miró, Rodrigo: Las mujeres en la poesía panameña, en
Teoría de la Patria, Torres Rioseco, Arturo: Breves palabras, prólogo a Nostalgia; Sender, Ramón J.: Rosa Elvira Alvarez, poetisa panameña, en “El
Mundo”, Panamá, de 8 de marzo de 1966.
1
NOSTALGIA
Llevo una angustia en los ojos
y otra más honda en el alma
por haber visto estos cielos
y estos mares verde-plata.
Las manos las traigo pálidas
y largas por la nostalgia,
gaviotas de picos rojos
sin un hogar ni una patria.
Tras esa sonrisa dulce
hay otra sonrisa amarga
por las sales de otros mares
y espejismos de otras aguas.
De arañar tanto el recuerdo
las uñas llevo gastadas;
67
RODRIGO MIRÓ
la soledad ha vestido
de blanco todas mis lágrimas.
Quisiera volver a veros
esmeralda de mi patria,
Panamá que yo recuerdo
pequeña y enamorada
de los crepúsculos rojos,
sensual, joven, extasiada,
con el traje a la rodilla
y una cesta de guayabas,
mostrando los dientes blancos
y una cintura delgada.
Ciudad cabellera al sol,
ciudad música lejana,
peninándote descuidada
entre abanicos de palmas:
¡cuando yo te vuelva a ver
estaré ya tan cambiada!
Ha enmudecido la alondra
porque se rompió las alas.
Llevo una angustia en los ojos
y otra más honda en el alma...
Hoy, en lomos de un deseo
he llegado hasta tu playa;
cabalga la realidad,
la realidad tan amarga.
De tanto cruzar los mares
ya no mido las distancias;
me echo a volar otra vez
goteando, vivas, mis ansias.
2
RETRATO
Hombre de mediana estatura,
en el alma llevo estampada
tu figura.
68
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Si yo fuera surrealista,
te pintaría con un solo oblicuo,
claro, profundo y sadista.
Tu boca: hendedura larga,
jugosa y gruesa y amarga.
Tu espalda encorvaría
con la joroba de la melancolía.
El retrato terminado,
en la pared te clavara
como a un crucificado.
Con tu ojo largo,
tu boca gruesa
y tu beso amargo,
soñaría.
Rubia Magdalena
que se muere
de melancolía.
3
NOTICIARIO
En esta casa a veces encantada
transcurrieron veinte años como un día
y los hijos crecieron
a traición por las noches.
La abeja con sus mieles transparentes
envenenó al anciano sicomoro,
los perros del color de las arenas
grandes como leones van y vienen;
uno persigue loco por el suelo
con la sombra de la hoja desprendida
las de las mariposas desveladas,
69
RODRIGO MIRÓ
el otro caza al vuelo las abejas
y ataca algún galán desorientado
invulnerable por sus cuatro llantas
mientras los surtidores
giran, giran y giran
deshojando los cálices del agua
u ofreciendo en sus cúpulas de niebla
el arco iris de los colibríes.
Y entonces, por la tarde
una alegría aún incomprensible
viene a llorar al quicio de mi puerta.
4
AMBIVALENCIA
Nadie, ni tú, ni él
comprenden la tristeza
del cascabel.
Cascabel es mi lengua,
campana mi corazón;
cascabel y campana
eso soy yo.
El cascabel de cobre
habla de amor,
la campana de bronce
habla de Dios.
Este dolor redondo
del cascabel
que ríe y tiembla y vibra
es de mujer.
Espuma, sombra, canto
giran en él,
70
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
lo atraviesa la pena
con su alfiler.
En la grave alegría
de la campana,
lloro yo cada día
dentro del alma.
Agonía en los ojos,
baile en los pies;
si mejor te parece
dilo al revés.
El sabor más amargo
está en la miel
y en cascabel de nupcias
luna de hiel.
Sombría noche eterna
en la campana
y un gozo en el reverso
de la manzana.
Bronce y cascabel vivo
en la alegría
y en mis penas un goce
de muerte viva.
5
ERÓTICA VIRTUTEM
Vienes fuera de tu cuerpo
andando sobre las ascuas,
quien te ve no te conoce
por más que no lleves máscara
y nunca sabrán si fuiste
hembra turbia o mujer clara
71
RODRIGO MIRÓ
aunque San Gabriel envidie
la candidez de tus alas.
Sentada sobre los siglos,
sobre ti misma sentada,
eres germen de tormentas
que el amor divino amaina.
Tan llena andes de tu, Dios
que besas su imagen santa
en rostro de pecadores
con inocencias de gata.
Voluptuosidades de ángel
emanan de tu substancia.
¡Oh, Isabel, santa de Hungría,
la ingenuidad de tu alma
sublimizaba tu cuerpo
dadivoso y con la palma
de la noche de los sordos
—la noche de las dos albas—
ibas del cielo al infierno
toda hielo y llamarada,
hielo de ser sin confines
y fuego de esa hora santa
en que el amor sobre un orbe
sin fronteras se derrama!
Y tú detrás de mis ojos
por mis dos nombres me llamas
mientras taciturna invades
los desvanes de mi alma.
6
LETRA PARA UN TANGO
Desatado llevo el llanto
como una greña de plata,
malherida la ternura,
la risa desamparada
y el dolor a borbotones
72
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
como una vena cortada.
De mi amor hiciste espino
y de su recuerdo llaga.
Desde tu voz aventaste
salmuera de tus palabras
por calles de noche turbia
y bares de mala fama.
(Si es que te quedas dormido
entre la noche y el alba;
si es que te quedas despierto
en la orilla de mi calma.)
Ríos de hiel van bajando
entre las orillas pardas.
El desamparo me lame
de los pies a la garganta
y aúlla desolaciones
en la puerta de mi casa.
Dime lo que no me has dicho
o ya no me digas nada.
Eras perfil de mi sueño
y hoy no puedo ver tu cara.
Como recuerdo te dejo
corazón envuelto en llamas
por si derrite tu nieve
altanera y solitaria,
por si ilumina la noche
de mi última jornada.
7
SONETOS AL ESCORIAL
Camino sobre siglos y peldaños,
alegorías y ventanas ciegas
y descubro en los mármoles huraños
voces latinas y sentencias griegas.
73
RODRIGO MIRÓ
Voy descendiendo por los aledaños
de esa razón de ser que tú me niegas,
alma mía de ayer, y entre los años
que nunca fueron me desasosiegas.
Hay en los marcos de los ventanales
un silencio de siglos presidiendo
la majestad de los alrededores,
y el alma entera vibra en los fanales
donde la noche eterna va esparciendo
una ilusión de piedras y rumores.
Se vierte en el estanque la silueta
del monasterio adusto. Congelada
a lo lejos la sierra es balaustrada
que nos ofrece un éxtasis violeta.
Espejismos de Dios en la secreta
mística aspiración hacia la nada
o hacia el todo. De amores desmayada
el alma viste su sayal de asceta.
¿A dónde irá mi cuerpo que no vea
piedra labrada y verbo consagrado
entregados sin pausa a la tarea
de ver como los siglos han pasado
y en alto queda ardiendo aquella tea
donde se funde el bien con el pecado?
–Caín, Caín ¿que hiciste de tu hermano?
–El dolor es la llave de la vida,
la puerta del saber está en la herida
abierta siempre, aunque abierta en vano.
La dicha es como un éxtasis lejano,
una flor no del todo florecida
cerca, muy cerca y lejos escondida
detrás de un Dios confusamente humano.
Me das la vida y me la das prestada,
me das la dicha y tú la necesitas
y amándome te amas a ti mismo.
Amándote yo a tí yo soy tu amada,
74
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
y en estas ecuaciones infinitas
por alturas de amor yo soy tu abismo.
Sin embargo, también sacrificada
en los maderos de la mansedumbre
soy alba herida o alba enamorada
encendiendo mis fuegos en tu lumbre.
Quiebre mis sueños todos, e inmolada
por mujer, por escueta, por costumbre,
te ofrezco esta ternura huracanada
y sus vaivenes y su mansedumbre.
¡Todo es nada y la nada maravilla!
Osario destinado a nuevos huesos
la espiga muerta, encinta la semilla.
Del cautivo de amor yo soy cautiva.
Va en mi alma también su rostro impreso
como una obsesionante siempreviva.
[1 y 2: Nostalgia. 3 y 4: Romance de la montuna.
6: Inédito. 5 y 7: 7 sonetos al Escorial.]
75
RODRIGO MIRÓ
Eduardo Ritter Aislán
Nació en la ciudad de Panamá el 11 de Septiembre de 1916. Es Bachiller del Instituto Nacional (1937), Licenciado en Humanidades de la Universidad de Panamá (1941), Doctor en Filosofía de la Universidad Javeriana
de Bogotá (1943). Entre 1944 y 1945 tomó cursos de extensión —Filosofía y
Periodismo— en algunas universidades norteamericanas. Y en Norteamérica
trabajó luego, por algunos años, enseñando español. Al tornar a su tierra
en 1948 se vinculó a varias empresas periodísticas e ingresó a la docencia
universitaria Ha sido Ministro de Educación y Embajador de Panamá ante
la O.E.A. y ante los gobiernos de Colombia y España.
Poeta enamorado, Ritter Aislán hace una poesía de tono menor, dentro
de la gran tradición lírica que arranca de Santillana. Habitante de un belicoso mundo cruzado de disputas, donde el poeta y el artista buscan llanamente su trinchera, Ritter Aislán se ha mantenido fiel a su personal visión
del arte, inmune al canto de las sirenas. De ahí la escasa variedad de su
obra, que crece en cuanto acendra sus esencias y modos expresivos. En
1943 recibió uno de los premios del concurso Miró, lo que ocurrió de nuevo
en 1947 Y en 1950 obtuvo el primer premio de ese concurso con su libro
Rosicler.
Obras: Umbral, 1940; Crisálida, 1941; Nenúfares, 1944; Mástil, 1949;
Espigas al Viento, 1950; Rosicler, 1955; Silva de amor y otros poemas, 1957;
El Tañedor de Laud, 1961; Tornasol, 1966; Así Hablaba Bem Asser, 1967.
Referencias: Colonge, Pedro: Eduardo Ritter Aislán peregrino en busca
de su expresión poética, en “Panamá América Dominical”, de 7 de Marzo de
1948, y Poeta con tradición y sin ligaduras, prólogo a Espigas al Viento;
Tejeira, Gil Blas: Eduardo Ritter Aislán, poeta neoromántico (Prólogo a
Silva de amor, etc.); Laurenza, Roque Javier: Notas al margen de unos poemas de Eduardo Ritter Aislán (Prólogo a El Tañedor de Laud); Ozores,
Renato: Carta prólogo de Tornasol; Escobar, Leonidas: Prólogo a Así Hablaba Bem Asser; Alvarado de Ricord, Elsie: Eduardo Ritter Aislán en Escritores Panameños Contemporáneos.
76
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
1
NOSTALGIA
Brote de azul y castidad de aurora
cuando al llamado de mi voz acudas.
Eco de luz sobre mis ansias mudas
si ha de volver lo que en recuerdos mora.
Todo el dolor que mi existencia llora
–raro dolor que al corazón anudas–
resbalará sus quejas, ya desnudas
del viejo aroma que persiste agora.
Toda la angustia de la ausencia vieja
irá a apagarse entre el cantar del viento.
Toda promesa de reproche y queja
se irá enredando en espiral tan lento,
que cuando vuelvas por la senda añeja,
será ya entonces de cristal mi acento.
2
DUDA
Ya no la quiero es cierto,
pero tal vez la quiero.
Neruda.
Mi cariño de entonces ya no sé cómo era,
sólo sé que hace mucho que lo mismo no siento,
y que a veces la llamo y otras veces quisiera
que el recuerdo se fuese con la espiral del viento.
Porque la se lejana quisiera que volviese,
porque la se imposible quisiera hacerla mía,
mas a veces yo pienso que si volver quisiese,
enredado en mil ansias yo no sé lo que haría.
77
RODRIGO MIRÓ
3
SONETO CON UN MOTIVO TRISTE
Si yo puedo vivir en el estrago
que me dejó su ausencia es porque aflora,
sobre la grave faz de cada hora,
un recuerdo de amor que nunca apago.
Tuvo en los ojos lasitud de lago,
tuvo en la risa placidez de aurora,
y hasta llevó en las manos una flora
de encanto leve, milagroso y vago.
Cuando hube sombras me brindo el abrigo
de su palabra en la bondad tejida.
Un manantial de amor llevó consigo
para las arideces de mi vida.
¡Menuda y frágil la llevé conmigo
como una estrella al corazón asida!
4
CLAROSCURO
Una canción de cuna se fatiga
en los labios cansados de la abuela,
que a la luz moribunda de la vela
su oscura y densa soledad prodiga.
Edad del corazón en que se espiga
la dulce frase en amarilla esquela
para encontrar lo que dejó la estela
de un viejo amor que la memoria abriga.
Claroscuro del tiempo que destiñe
lo que fue aurora de ilusión sin sombra
al compás silencioso de un lamento.
78
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Claroscuro del tiempo al que se ciñe
un capricho de ayer que no se nombra
porque es ceniza que dispersa el viento.
5
LA OLA
Borra su afán bajo la densa bruma
un esquema de sal y de quimera
mientras sorbe el anchor de la ribera
las sensuales caricias de la espuma.
Es la espada del mar que se perfuma
con perfume de brisa lisonjera
y, sin exordio de piedad, lacera
la propia entraña que su ser esfuma.
Símil exacto de galante muerte
el destino menguado de la ola
cuando la gema de la orilla advierte;
ciégale el brillo de falaz aureola,
tiende sus brazos a la arena inerte
y, en gesto inútil, su pasión inmola.
[1: Umbral. 2: Crisálida. 3: El Tañedor de Laud. 4: Tomasol.
5: Cien Años de Poesía en Panamá.]
79
RODRIGO MIRÓ
Tobías Díaz Blaitry
Nacido en la ciudad de Panamá el 23 de marzo de 1919. Es Perito
Mercantil (1935) y Maestro (1938). Durante tres años practicó el magisterio en el interior del país. De regreso a la Capital se le nombró Bibliotecario del Instituto Nacional, donde obtuvo, además, una cátedra de Historia.
Titulado Profesor de Filosofía e Historia (1948), marchó a Norteamérica, a
especializarse en Filosofía, La Universidad de Chicago le confirió el grado
de Master of Arts en 1950. Y en 1963 obtuvo el doctorado en la Universidad
Central de Madrid. Actualmente enseña en la Universidad de Panamá, de la
que fue Secretario General.
Dos veces primer premio de poesía del concurso Miró, su obra toda
parece construida al amparo de la divisa juanramoniana:
¡Inteligencia, dame
el nombre exacto de las cosas!
¡Que la palabra sea
la cosa misma!
Leyéndolo advertimos que su preocupación mayor es comprender, que
un bendito pudor le impide mostrarnos su sentimentalidad recóndita y le
lleva a fórmulas ascéticas de expresión, donde la sutileza sustituye al arranque pasional y la discreción no permite salidas de tono, o bien a una manera
de decir balbuciente y caótica de puro querer ser objetiva e impersonal.
Conducta que no se logra sin un supremo esfuerzo acallador, sin una constante vigilancia sobre ese monstruo tropical, mezcla de Pan y Ruiseñor, que
todos llevamos dentro.
Luego de un prolongado silencio el poeta ha tornado a su quehacer
haciendo una poesía grave y sentenciosa, desgarrada en sus más recientes
manifestaciones, contenidas en Comentario del Tiempo, libro inédito.
Obras: La Luna en la mano, 1944; Poemas del Camino, 1949; Imágenes
del Tiempo, 1968.
Referencias: Wong, Raúl; Leyendo a un poeta panameño y Carta a Tobías
Díaz B., en “El Panamá América”, de Enero 1947; Pousa Patria C. de; Juicio crítico sobre la obra de Tobías Díaz Blaitry, en Encuentros con la poesía,
semana del libro 72.
80
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
1
NOVIA VIVA
Mañana blanca, sin nombre,
en la luz de su belleza...
Ella puso el corazón
sobre mi negra cabeza.
Yo le toqué las pestañas
suaves como la inocencia,
mientras que el labio decía
un cantar de flor eterna.
Mañana, arriba, sin nombre;
abajo una paz de estrellas.
...Y ella colgó mi sonrisa
sobre su traje violeta...
2
NOVIA MUERTA
¿Su nombre? ¡El silencio, nada!
Yo le vi la amarillenta
carne bajo el maquillaje
de una alegría sin firmeza.
Un instante me detuve
frente a sus suaves ojeras.
La noche se iba saliendo
desde la boca entreabierta:
plomizas nubes danzaban...
Nerviosos vientos de histeria
dejaban el gesto vivo
y con la mirada inquieta.
Preguntéle por su amor:
sonriendo miró una estrella...
“El Panamá América”, 9 de julio 1939.
81
RODRIGO MIRÓ
3
LA LUNA EN LA MANO
Ya tengo entre las manos la luna de este sueño.
Va destruyendo sombras, abriendo mil canales.
Opaca los faroles de las aceras pardas.
Ya tengo entre las manos su bosque de ramajes.
Su ojo sideral las cosas ilumina.
Las agrias sombras huyen y nadie les da alcance.
Ya tengo entre las manos la luna de este sueño.
Cabellos que se enredan en viejos ventanales.
¡Ay, ojos que se empañan y corren hacia el sueño!
¡Ay, larga luz silente de flores que se abren!
Senderos escondidos la luna va encontrando.
¡Oh manos de la luna! ¡Oh júbilo que cae!
4
SE HABLA DE ANIMALES
Este animal que se encastilla
en el boscaje donde mora un brujo
se me parece un poco a la corriente
helada del espejo, en su reflujo.
Yo lo he visto, remero de la nada,
comerse toda la alegría
y toda la azucena en una pura,
verdosa letanía...
Entre las olas tibias que llegan a mi planta
una azucena gira deshecha en mil pedazos,
y gira un ave tierna caída en el mutismo,
y vaga un corazón que se convierte en humo.
82
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Y allí también gemidos y palabras oscuras
van rodando en eterno compás anonadado,
mientras que el animal que las habita y ciega
pulula entre su sangre y mira hacia el poniente.
Entre las olas tibias que llegan a mis pies,
entre las olas ciegas que vienen a ofrendarse,
¡mudo animal de origen desconocido y fiero
me brinda de su mundo la faz desorbitada!
...Y sólo el viento habita, enraizado, en la sombra.
Desnuda está la noche de efímeras pisadas.
Las hojas se deslíen, ahogándose, en el aire,
¡y ya sólo la luna con su sonrisa vaga!
Así se siente el arpa de la sombra, en silencio,
tendida y vigilante con toda su esperanza,
al par que el hombre mide la nave del insomnio
en busca de las dóciles presencias ignoradas.
Y crece entonces cierto animal a su lado
y su faz nocturnal ilumina las blandas
junturas de su carne, modulando el ensueño,
¡y en la noche que rueda se va comiendo el alma!
Tibio animal de carne femenina,
yo quiero darte en esta hermosa noche
besos para tus labios; fuego
para tus tristes ojos; oro
para tu río dulce que corre como miel;
y alma
para que al aire zumben tus panales,
ahora que se ha roto
la espinosa clavícula del día.
Y te llamo animal porque tus ojos
son ojos de animal, con ese tinte
que tienen los plomizos aguaceros...
83
RODRIGO MIRÓ
Tú esperas que la sombra me desnuque,
para, con pasos sigilosos,
robarte esta locura
por mi sangre ardorosa cultivada.
¡Has de regarla con la sangre tuya...!
¡Has de cubrir sus maceradas carnes
con ese melancólico sonido
que se oye en mi alma cuando está en silencio!
¡Oh, querría apretar tu voz lunada,
animal que en la base de este amor
que me guardo tendrás que anochecer
todos los días!
Y después apretar tu voz, hacerla pedacitos,
y en el buche prosaico de las aves
saberla repartida, desquiciada, y sin nombre
y sin número y sin todo...
Y entonces ya, caer sobre la arena
para acaso decirme, hablando en alto,
que yo no he sido este hombre que hoy sonríe...
Se ha muerto el corazón del animal, se ha muerto.
Se ha muerto en su ponzoña, en su licor salvaje.
Lo he mirado roncar y maldecir
sobre corales y cenizas.
Y el mar inquieto, resoplaba
entre gaviotas y maderos
y en la perdida costa
volcóse el animal para morir, su corazón herido.
84
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
5
MUERTE AL OLVIDO
Olvido, olvido, olvido...
la palabra se oía quedamente
y dentro el corazón
la iba repitiendo
con un sonido triste
de olas contra rocas...
Olvido, olvido, olvido...
y olvidarme —olvidarte—
de que vivo y que siento
el eco entristecido de las cosas ausentes...
(¡Oh, cuánto desearía
saber que se ha perdido
la nostalgia, el recuerdo,
y al final olvidarme!)
6
NOCTURNO
Entraba el aire por la casa sola...
Lentamente pasaba.
(¡Y el ventanal abierto,
todas las cosas idas!)
Y yo dejaba al tiempo
correr sin la lucerna entre la noche,
y me quedaba solo en mi aposento
decadente y fluvial como la hora...
85
RODRIGO MIRÓ
7
POEMA XXV
El pueblo es una
plaza extendida y clara;
un río;
acequias y quebradas;
una iglesia sin torre;
y unas campanas
de mil quinientos no sé cuántos;
...algunas casas...
8
MEMORIA
1
Su mano
sujeta a la mía,
este es mi hijo.
2
Caminando,
otro día;
camina
adelante,
no pares.
Y el cansancio.
Pero yo sabía.
3
Y otro día
me ensaña
la virtud
de la limpieza
el agua corre.
El jabón
resbala.
86
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
¡Qué fresco
olor!
4
Otro día:
en una plaza
de toros.
Los colores y la música
nuestras mejillas
encienden.
Y ya luego anocheciendo
...¡qué bueno que es mi padre!...
5
Los remos
bajan
al agua.
Su brazo
fuerte.
Cada empujón
el bote lanza.
Era su trabajo:
Miraflores,
el canal
y las compuertas.
6
Son las seis.
Sudor.
La pelota
va y viene,
viene y va.
Que es tarde,
¡Dios!
Correr a casa
y luego
el miedo.
¡Pobre chico!
87
RODRIGO MIRÓ
7
Y hoy está acostado
exactamente.
Muerto infinitamente.
Aun le recuerdo.
[3: La Luna en la mano. 4, 7: Poemas del, camino. 5, 6: Inéditos.
8: Imágenes de Tiempo.]
88
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Stella Sierra
En el año de 1942 Stella Sierra mereció el primer premio del Concurso
Ricardo Miró, sección de poesía, con su Sinfonía Jubilosa, en Doce Sonetos.
Sorprendió entonces la propiedad de su lenguaje, la pureza de su concepción, su dignidad estética, cualidades que la poetisa ha conservado en su
obra posterior. Su poesía, de raíz pagana, encubre una contenida pasión e
insiste en el motivo amoroso. Si, desde el punto de vista formal, es visible su
raigambre hispánica, por el contenido su poesía es americana y tropical,
pagana además. Stella Sierra canta el goce de vivir, a la naturaleza, en una
suerte de entrega que la empuja a fundirse con ella.
Stella Sierra nació en Aguadulce, el 5 de julio de 1919. Es Perito Mercantil y Bachiller del Colegio de María Inmaculada. Profesora de Español,
egresada de nuestra Universidad Nacional. Va viajado por Centroamérica,
México y Europa. Además de poesías, ha publicado Palabras sobre Poesía,
1948, y Aguadulce, 1970.
Obras: Canciones de Mar y Luna, 1944: Sinfonía Jubilosa en Doce
Sonetos, 1944: Libre y Cautiva, 1947; Cinco Poemas, 1949 Poesía (Antología), 1962; Presencia del Recuerdo, 1965.
Referencias: Carrión, Alejandro: Cuatro Poetas de Panamá, en “Sábado”, Bogotá, de 15 de marzo de 1947: García Bacca Juan: Eco, en prosa, de
unos versos, en “Epocas”, Nº 7, de 25 de junio de 1948: Ritter Aislán, Eduardo: La forma poética en Libre y Cautiva, en “Epocas”, Nº 38, de 1° de julio
de 1948; González Guerrero, Francisco: Libre y Cautiva, en “El Universal”, México, de 24 de julio de 1948; Latcham, Ricardo: Libre y Cautiva,
por Stella Sierra, en “La Nación”, de Santiago de Chile, de 13 de febrero de
1949; Miró, Rodrigo: En torno a Libre y Cautiva, en Encuentros con la poesía, semana del libro ’72.
1
VERANO
¡Qué florecer de sol, de luz y brisa
trae en su cesta verde mi verano...!
¡Qué fragancia lustral, qué juego vano,
qué repicar del aire tan de prisa...!
89
RODRIGO MIRÓ
El limonero en flor y la imprecisa
quebrada azul que corre allá en el llano...
La rosa de oro que soñó el lejano
placer de dar la vida en la sonrisa...
¡Gloria de amanecer, lumbre de cielo,
embriaguez de la acacia que es el vuelo
de una avecilla frágil, libre, pura...!
¡Verano, amor, encanto, dios orfebre:
báñame en tu rocío y en tu fiebre
para gozar de toda tu hermosura...!
2
LIBRE Y CAUTIVA
Por sentirme despierta en la cautiva
morada oscura de tu sangre, llevo
este amargo laurel de gajo nuevo
y esta miel de cilicio rediviva.
Y no quiero saberme fugitiva
de la celda de amor en que me muevo:
porque el ángel te encuentre, yo renuevo
mis llamadas de intacta sensitiva.
Extenderás tu mano que —impasible—
quiere lograr la flor indivisible:
su cauto aroma velará tu frente.
Como sierva te huí. ¡Que te encadena
más ese afán de hallarme en la colmena,
carcelera celosa de tu mente!
90
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
3
EVOCACIÓN DE LA ALONDRA MUERTA
Alondra muerta, flor de sol y cielo,
te dormiste a mis plantas
como si un viaje de certera flecha
atravesara mudo
ésta tu blanca irradiación de nardos.
Tú bordaste el tapiz de la mañana
—mañanita de julio limpia y pura—
con el eco indeciso
de tu vida ya rota.
¡La hoz de plata
rozó aquella campana leve y mágica!
Era tu última queja.
Y yo miraba en plena caricia de mi sueño
tu pico negro abierto para el canto
del adiós sin retorno!
Tú sabías del trino
y de la miel de la corola virgen:
de los juegos del sol
en la pradera rosa, verde y lila.
Era tu manto de vellón de ciclo
y tu frágil cobija fue la noche.
¡Cómo se alborozaba tu garganta
—melodía desnuda—
cuando te me ibas recta hacia la cumbre
ignorada del alba!
¡Eras prisma de oro,
reina del aire,
con tus dos alas combas!
91
RODRIGO MIRÓ
Ya no palpitará —¡Oh nunca, nunca!—
ese adorado corazón de nardos
que dormía en tu pecho de cristal.
El pico, agudo, negro,
¿qué solicita ahora
de la nube de oro?
¡Muerta alondra de luz de mis mañanas,
abre tu pecho herido
y recógeme humilde,
encerrada por siempre en tu añoranza!
4
POEMA DEL MAR EN TRES MOVIMIENTOS
Plenitud de tu nombre, mar. Tu ritmo,
ir y venir, llegar, saltar la cima
de tu propio elemento:
deshojar con tu fuerza la flor de sal y
vértice de espuma
de tu risa de fósforo:
sacudirte
como una crin inmensa, brava, rota,
doblarte en equilibrio de serpiente:
¡tragarte el cielo en tu plumón de agua!
Tu ritmo, mar, tu ritmo de latido,
golpe, dolor, que convirtió tu sexo
en abismo insondable.
¡Pleamar, pleamar! Corre la línea límpida
en su mórbida
cavidad de horizonte:
brinca con fiebre al signo de la altura,
vertical en su encuentro: despunta en el
92
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
trapecio de su longevidad.
rosa de esponja.
Horizontal se tiende en la flexible maraña
de sus vértebras
y vuela, salta, corre —libre y ágil—
para alcanzar la linde de la playa.
Lame tu lengua, punta del sentido,
la roca caracol.
Delgada rompe
la telaraña de la arena fija.
Raíz de yodo y sal, pulpo de histeria roja,
se desbarata el sexo.
¡Látigo del naufragio!
La ola se alza en arco hueco y duro;
choca el acero
de su espuma en el yunque;
silba cortada
por su matriz eléctrica.
Ruge en la altura,
explota su pulmón con sangre amarga,
flor enferma y caliente.
Se arroja al nacimiento de su fulgor relámpago:
y se tiende desnuda y cristalina.
Bajamar, bajamar! Tiembla la ola
de movimiento en círculo.
Grita el viento enredado dentro del caracol.
Abre el pulpo los brazos y la rosa coral.
Y, jadeante la estrella, quiebra el cristal
—de sol, de sal y luna—
para enlazar tu seno con el cielo.
Tu ritmo, mar, tu ritmo de latido:
¡Golpe, dolor que convirtió tu sexo en abismo
insondable!
93
RODRIGO MIRÓ
II
Bailan, bailan y bailan
las estrellas del mar, blancas y grises y
lilas en la noche sin ecos.
Bailan ebrias de sal, duras de yodo y sol,
senos tensos de una
concha partida en cinco.
Danza la estrellamar con la flor de los
vientos. Danza en la punta breve
de sus púas dolidas.
En su mundo de peces brinca el sol de visita.
con sus joyas de oro:
¡Todo es canto en la ronda!
La luna grande cuelga del árbol de coral.
Canta la ola tonta con su coro de voces
y en la flauta del viento se ríe el caracol.
La estrellamar, la estrellamar!
Danza desnuda y ágil, danza casta y liviana
con su traje de calcio
y sus dedos de luz.
La estrellamar!
Para que naufragara mi canto de esperanza
—Hacia dónde encendiste, mar, tu ardor
de neblina?—:
para que mi amargura se muriese a la vuelta
de tu rugido mágico,
miré tu carne gris —gris de alma y de angustia—
y tu espuma de nube.
¡El ancla al mar! ¡Los brazos levantados
en cruz!
Y me elevaste todo el pensamiento oscuro
de tormenta en la noche,
a tu fulgor sin sombras.
¡A tu rostro de abismo!
94
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
De frente, sí, de frente
para guardar tu imagen eterna en la pupila.
¡Que se cierren los párpados por el peso
del sueño!
En el pétalo verde de tu flor que se rompe
a la hora del llanto
se abrirán las varillas de los largos caminos.
Soñé tu soledad despierta por la aurora
indecisa y fugaz.
Tu soledad de hoja
plana: ¡circunferencia del azul en tu alma!
¡Semicírculo abierto por tus dedos cristales
en una sola ruta!
Tu soledad de pájaros. ¿Dónde el pico
de estrella y la voz de infinito?
¡Tu soledad desnuda y ardiente por mi cuerpo!
¡Desnuda soledad!
¿Para qué en la distancia va la vela dolida
de tu fulgor relámpago?
¿Para qué rompe el viento tu voz ronca?
¿Por qué contra la roca, agria de sal y sol,
ha de estrellarse el pez?
Remuevo lo insondable de tu entraña partida,
mar inmenso. La abierta herida de tu carne.
Por tu alma tan sola y por mi cuerpo pleno,
la comunión, la dicha.
Y mis brazos tendidos cabalgando ignorados
en tu rosa de oro:
¡Tú y yo en la soledad!
III
Si tu sollozo, mar,
te vaciara hasta el alma en la infinita
saloma de la estrella.
95
RODRIGO MIRÓ
Si tu voz, hueca y honda,
de trueno en la distancia, daga virgen
que amenaza la noche,
despertara la luz.
Si tú, lejano y cerca –cuerpo, cárcel–
de la nube y la espuma,
rompieras el misterio.
Pero no. Que están contados ya todos
tus pasos
uno a uno en la sombra
de tus caminos grises.
¡Corazón, corazón de mar,
tan dolido en lo alegre!
¡Con tu tristeza abierta para el goce
de la ola y el cielo!
¡Ríos, muerte, dolor,
sombras desnudas
cabalgando a su antojo por tu sangre!
El trompo de coral, la calavera
con su risa vacía
bailando por tu ser, eterno ser.
¡Tú, mar, con soldados de luna que se pudren
en los guiños del tiempo!
Y quillas de cristal entrelazadas
al árbol verde!
¡Tú, y la cancha partida en el martirio
de sus hijos redondos!
¡Tú, mar, con los cien sexos
de la mujer y el hombre
podridos en su afán de paz delgada!
Mar infinito. Solo.
Paz y humo
de corazón adentro y de la rosa.
96
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Comunión de mi ser y tu honda imagen:
de mi alma y tu cuerpo.
¡Tú y yo, mar,
en esta paz rosada, sin sentido!
Mar pleno. Puro mar.
[1 al 4: Poesía.]
97
RODRIGO MIRÓ
Mario Augusto Rodríguez
Nació en Santiago de Veraguas el 12 de septiembre de 1919. Maestro de
enseñanza primaria y profesor de castellano, dedico muchos años a la tarea
educativa. Ha sido Director del Departamento de Bellas Artes del Ministerio de Educación, y editor responsable de la revista «Educación» y del Suplemento Mensual de la revista «Lotería» (noviembre de 1963 a noviembre
de 1964). Periodista sobresaliente, cuentista —autor de Luna en Veraguas
(1948)—, es, además, crítico literario. Su Estudio y Presentación de los cuentos de Ricardo Miró (1957) y su Introducción a las Páginas Escogidas de
Ignacio de J. Valdés Jr. son testimonio de ello.
Poeta de tendencia ensoñadora y amorosa, se ha ensayado asimismo en
la poesía cívica. Un libro suyo mereció el segundo premio del Concurso
Miró, año de 1956.
Obras: Canto de Amor para la Patria novia, 1957.
Referencias: Lasso de la Vega, José N.: La originalidad en la literatura
panameña, en “Panamá América Dominical”, de 2 de noviembre de 1953;
Alvarado de Ricord, Elsie: Mario Augusto Rodríguez, en Escritores Panameños Contemporáneos, 1962; M.C.G.: Mario Augusto, en “La Hora”, de 9
de octubre de 1953; Menéndez Franco, Alvaro: En torno a Mario Augusto
en “Letras de Panamá”, Nº 3, de julio de 1959.
1
TENGO UNA NOVIA NUEVA
Tengo una novia nueva,
agridulce y rosada,
sabrosa como un gajo de guayabas maduras,
sabrosa como un labio seductor, prolongado.
Tengo una novia dulce,
una novia más novia que las
que antes tuviera;
parece una sonrisa que volará en el aire,
y parece una luna soñadora, azulada.
98
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Tiene los ojos grandes
y los labios delgados.
(Los ojos, ¿son azules, son negros o son garzos?).
Tengo una novia leve
como un jirón de viento,
una novia que me ama con el cuerpo y la cara,
con el alma y los labios,
con el jugo agridulce de sus ojos extraños.
¿Cómo pudo mi sino depararme el milagro?
No me importa. Tan sólo
quiero ahora gritarle a mis cielos amargos:
–¡Tengo una novia nueva,
una novia más novia
que todas las mil novias que tú, cielo, has mirado!...
“El Panamá América”, de 14 de septiembre de 1946.
2
TARDÍO RECLAMO
¿Cuándo supiste, amor, que te quería?
Amor de lluvia verde:
¿cuándo miraste el borde del milagro?
¡Si era un reflejo breve!
Derramado el licor,
ya no germinan los pétalos del canto.
La tierra y su clamor
de viento ya han volado.
¿Cuándo supiste, amor, del vidrio roto?
Amor de sima y cielo:
¿Cuándo llegó a tus ojos mí camino?
¡Si era un paisaje ciego!
“El Panamá América Dominical” de 19 de Octubre de 1949.
99
RODRIGO MIRÓ
3
DOMINGO EN EL PUEBLO
Clara canción de campanas
grita su afán en el aire.
Todos los verdes del monte
tienden su fiesta en la calle.
Se van metiendo en el pueblo
con sus cansancios en viaje
todas las risas del monte,
frescas de viento y paisaje.
Domingo, alegres campanas,
sabor de brisa y cantares;
Domingo, dulce de misas
blancas, cenefas de encajes.
Y el sol, clarito y celeste,
busca, alegre, lindos trajes
para el Domingo de fiesta
que se respira en el. aire.
“El Panamá América”, 2 de noviembre de 1945.
4
MIEDO
Los vientos sueltan al aire
largos cabellos plateados.
En el potro de los sueños
cruzo los llanos amargos.
Llano largo, llano oscuro
para mis miedos callados.
Los relámpagos me cortan
como machetes quebrados.
El aire —ronco de gritos—
en la tormenta montado,
100
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
con brujas enfurecidas
mi esperanza va acosando.
Miedo de morirme solo
bajo este cielo nublado,
miedo, miedo. Miedo horrible
de quedarme aquí, agotado,
en un desierto de gritos
que me arañan despiadados.
Allá lejos sé que aguardan
los ranchos desencajados,
bebiéndose las angustias
de su vivir agachado.
Tristes sombras que se mueren
en un esperar cansado.
Golpeado por esos gritos
que atrás me vienen ahogando
ya yo sé que vengo huyendo
por un llano negro, amargo,
montado en la cabellera
de un viento desesperado...
“El Panamá América”, 30 de septiembre de 1944.
5
CARRETERA
Se lamentan, chirriando, las dos ruedas
de marchar por veredas pedregosas.
Gimen las pobres bestias despaciosas,
pero siguen venciendo las veredas.
La carreta, olvidando la segura
marcha del tiempo inquieto y jubiloso
coloca en el paisaje su brumoso
cargamento de leña negra y dura.
101
RODRIGO MIRÓ
Se revuelve el cantar del carretero
en el quieto silencio del camino,
mientras la yunta sigue el derrotero
con una lentitud que desespera,
como sí, pesarosa del Destino,
alargara la pausa de una espera.
Inédito.
102
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Gaspar Rosas Quirós
Nació en la ciudad de Penonomé, el 24 de diciembre de 1920. Maestro
de enseñanza primaria, tomó luego cursos sobre inspección y administración escolares. Ha sido Inspector, en el Instituto Nacional de Panamá, y ha
dirigido escuelas rurales. Su provincia natal, Coclé, es testigo de una larga
entrega a menesteres de orden cultural.
Obras: Sinfonía de la tierra, 1948, Ayer, (Prosas y versos), 1961; Canto
al Mamey (Pliego), 1972.
Referencias: Tejeira, Gil Blas: Prólogo a Sinfonía de la tierra.
1
ROMANCE DE LA ANGOSTURA
¡Enjaretadas de aurora
las atarrayas del día,
desplegaron la faena
sobre el agua entumecida!
Con bostezos de lagarto
desperezan las boquillas
su verde aplomo de musgo
donde se estanca la vida;
¡Y revoca paredones
el agua, que va de prisa
por un flanco desbocado
hacia el mar que, lejo, espía!
El apetito que ronda
con las mallas extendidas,
encallejona los peces
en su fuga, fugitiva...
¡Un desconcierto muy hondo
que de flujos remolina,
lanza espiral de burbujas
rumorosas y bravías!
103
RODRIGO MIRÓ
Los peces que se libraron,
adelgazando la espina
remontan, cañón de empuje
el salto de la caída:
¡Dajao!... ¡Barbú!... ¡Pejeperro!
¡Cabuya!... ¡Timba!... ¡Sardina!
¡Las mujeres con churucos
y moteles, por la orilla
trepan su paso curtido
y, desmandan, atrevidas,
las piedras de su disgusto
contra la fuerza maldita!
¡Por allí!... ¡Acá!... ¡Levanta!
La suerte se multiplica!
¡Dajao!... ¡Barbú!... ¡Pejeperro!
¡Cabuya!... ¡Timba!... ¡Sardina!...
¡En tajos de agua enconada,
el sol, de perfil, se mira!
Llueve, de gracia, la carga,
suspendiendo la codicia
de la mañana que muestra
su risa de escama viva.
En el fondo de los charcos
se restriega de arenillas
la soledad, abombada
con olor de la batida.
¡Mientras el ultraje moja
los soles de mediodía,
enjuga dolor el aire
con paños de garzas líricas!
104
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
2
SOTILLO
Sotillo, el de las barbas
pulidas con el peine
añoso de las uñas,
y de calva luciente;
tallando las imágenes
de santitos, a fieles,
encorva ya sus días
en viejo taburete.
Si respira, respira
porque el aire lo hiere
con susurro de rezos
que, chocheando, lo duermen...
Acaso ni sus labios
porque digan, recuerden.
¡Ya no vive sus horas
el pasado, presente!
Por las crueles heridas
en un Cristo de nieve,
un cliente campesino
le pide sangre ardiente
y su oficio —milagro!—
a la imagen que hiere,
¡resucita con tonos
lacerados de muerte!
Los compradores, van...
Su encargo, como quieren.
Si de vírgenes piden,
su advocación ya tienen:
¡La del Carmen, con ánimas!
¡La del Rosario, sierpe!
¡La del Socorro, el Niño
llenito de Poderes!
105
RODRIGO MIRÓ
Entre albas y ocasos
se perfila su suerte,
arrumado en el mundo
de sus cuatro paredes.
Lamparitas votivas
con lolá, por aceite,
son el pan, son el sueño
de Sotillo, el creyente.
¡Y por eso la selva
con sus santos, le teje
un rosario que clama
más y más para él!
—Cuando muera Sotillo
¿qué será de su suerte?
¿Morirá por la gloria
que se vive después?
¡Ah, Sotillo en la tierra
y el, el cielo, por siempre!
¡A sus barbas de estaño,
le pedirán Merced!
[1, 2: Ayer.]
106
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Hersilia Ramos de Argote
Nacida en la ciudad de Aguadulce. Ha consagrado su vida a la educación, orientando buena parte de su obra poética hacia los predios de la
literatura infantil. Ha merecido varias distinciones por su esfuerzo literario.
Obras: Versos para niños y por los caminos de un apostolado, 1950;
Alegría para niños, 1959; Rosales al Viento, 1963. Tregua, 1956.
Referencias: Ruiz Vernacci, Enrique: Palabras para una maestra que escribe versos para niños, en Versos para niños, etc.; Casero, Justo: Pórtico a
Rosales al Viento; Castillo, Moisés: Rosales al Viento, en “La Estrella de
Panamá”, de 16 de noviembre de 1965; Oller de Mulford, Juana: Hersilla
Ramos de Argote, en “Tierra y Dos Mares”, Nº 35, año 6, 1967.
1
INVIERNO
Se va calando en el alma
este airecillo de invierno
con su alborozo de pájaros
en alocado revuelo;
con la llovizna menuda
que tiene rumor de besos;
con el bullicio monótono
sobre el tejado hogareño;
el canto de las cigarras,
el gris cobalto del cielo,
el olor de tierra húmeda,
de flores del limonero,
de canciones que despiertan
los ateridos recuerdos.
¡Qué encanto ver en los árboles
titilar como luceros
las gotitas rutilantes
sobre retoños y pétalos!
107
RODRIGO MIRÓ
Dame tu carcaj de aromas
y tus pinceles, invierno,
para alegrar con verdores
el gris de mis pensamientos.
Dame tu suave ternura,
y tus pañuelos al viento,
y tu agitar de hojarasca,
y tus pájaros troveros,
y toda tu algarabía
para poblar mis silencios.
2
TERNURA
Estoy en el recodo del camino
donde la llama viva no me alcanza,
sólo un tenue destello en la añoranza
trae hasta mí su resplandor divino.
Penumbra sosegada. Peregrino
paraje de quimérica bonanza.
Allá, muy lejos, duerme la esperanza
y aquí, en mi corazón, yace el destino.
Desfilan por mi mente, en caravana,
los sueños del ayer y del mañana,
sin azul, sin fervores y sin prisa...
Y mientras voy sin ilusión alguna,
en inefable claridad de luna
me envuelve —llama viva— tu sonrisa.
108
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
3
SOMBRAS
Tremolan en tu adiós albos pañuelos...
Sola yace mi pena. Entre la fría
lobreguez de esta noche no hallaría
jamás, albergue, mi caudal de anhelos.
Un rumor apacible de arroyuelos
tornó sedante la tortuosa vía
cuando arribó tu barca de alegría
a cobijar su azul bajo mis cielos.
M fe llenó de flores la pradera
y abrió su verdecer de primavera
sobre los mustios campos del hastío.
Mas, ahora este adiós —guadaña helada—
siega el hilo de luz de la alborada,
y otra vez es de noche y hace frío.
[1: Versos para niños y por los caminos de un apostolado 2 y 3: Rosales al viento.]
109
RODRIGO MIRÓ
Tristán Solarte
Nació en la ciudad de Bocas del Toro el 1° de junio de 1924, Allí realizó
estudios elementales. Asistió luego, en San José de Costa Rica, al Seminario
—dos años—, al Liceo Nocturno José Domingo F. Sarmiento, y a la Universidad, donde terminó el primer año de humanidades. Es técnico de laboratorio. Vivió una temporada en Buenos Aires, vinculado a nuestra representación diplomática y después, exiliado, en México y Costa Rica. Hoy disfruta de una beca en una Universidad Norteamericana. En la vida civil se llama Guillermo Sánchez Borbón.
Próximo, por voluntaria excogitación, en sus inicios, a la fórmula
creacionista, su poesía es un sostenido coloquio con el misterio.
En el año de 1948 ganó, con Voces y Paisajes de Vida y muerte, el
segundo premio de la sección poesía del Concurso Miró, y lo volvió a ganar
en 1952 con Aproximación poética a la muerte. Ha publicado dos novelas:
El Ahogado, 1957, y Confesiones de un Magistrado, 1968.
Obras: Voces y Paisajes de Vida y Muerte, 1950; Evocaciones, 1950;
Aproximación poética a la muerte y otros poemas, 1973.
Referencias: Gasteazoro, Carlos M.: Notas a la poesía de Tristán Solarte;
en “El Panamá América Dominical” de 25 de febrero de 1951; Luzcando
Roberto: Tristán Solarte, representación panameña en la novela y poesía,
1962; Alvarado de Ricord, Elsie: Tristán Solarte, en Escritores Panameños
Contemporáneos, 1962; Martínez Ortega, Aristides: Poesía vanguardista de
Panamá, en “Lotería”, Nº 110, de enero de 1965; García de Paredes, Franz:
Tristán Solarte, poderosa voz lírica, en encuentros con la poesía, semana del
libro 1972.
1
CONFESIÓN
(A la memoria de Vicente Huidobro)
Yo vi las esferas
Yo toqué el 10 absoluto
y mis manos se mancharon de eternidad
El silencio me expatrió del mundo
ahora puedo escuchar a los muertos en la paz simétrica de los necrocomios.
110
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Yo sé el volumen exacto de infierno que hay en cada tumba
y el porvenir de cada estrella.
Los huracanes me consultan las fechas de los naufragios
y hay signos de hielo en mis labios.
Conozco hombres y rostros que me callo entornando los párpados.
Puedo decir la posición exacta de la tierra
y marcar las fronteras del espacio,
O explicar cómo se le caen los arcoiris al sol.
Sé cuál es el pecado mortal del mar y su castigo.
En noches de oscuridad sin fin saco al viento mi fantasmómetro.
Ese soy yo señoras y señores.
Ahora despreciadme, huid de mí,
crucificadme en el fondo de un río
que yo renaceré al tercer día de vuestra muerte.
2
1934 (EN LA ISLA)
Era entonces el mar breve de viento
y de voz.
Matinal, pajarecido, de gozosa luz,
de bien repartido
sol.
Claro de aguas él, yo de pensamiento.
3
RETRATO
Mi bisabuelo o mi tatarabuelo
paterno, el de la tétrica sonrisa,
contrabandista audaz, varón de pelo
en pecho y lüengas barbas de ceniza.
Distante, altivo, frío como el hielo,
no quiso a nadie por vivir de prisa
111
RODRIGO MIRÓ
(lo vieron los océanos y los cielos
pasar como una ráfaga de brisa).
Mi bisabuela o mi tatarabuela,
mujer de mar, mulata retrechera
y arisca, llamarada de canela
radiante, puso fin a su carrera
(es la pura verdad, aunque me duela)
con el temblor letal de sus caderas.
4
EN EL ONCENO ANIVERSARIO DE LA MUERTE
DE MI MADRE
Perdóname el haberte retenido en la tierra.
Perdóname el no haber roto las raíces
que en mí hundió tu recuerdo.
Perdóname el haber conservado tus trenzas,
tus negras trenzas que en el fondo del baúl familiar
continuaron creciendo.
Perdóname los sueños en que agoté tu ternura.
Perdóname tus gestos, tu voz,
que prolongaron mis noches de insomnio.
Perdóname las voces con que te he llamado.
Perdóname las fiebres que al borde de mi lecho
te han reclamado.
Y por haberte envejecido, perdóname madre.
Once años han pasado sobre el rostro
que conservo en mi memoria.
Cada pena mía le ha abierto una arruga,
le ha arrancado una lágrima.
Once años te he hecho vivir en mí
con dolorosa y cotidiana hondura.
112
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Once años arrancados al silencio absoluto,
a las aguas definitivamente niveladas.
Once años que he retrasado tu amorosa
entrega a la muerte,
que te he condenado a velar mi sueño.
Hoy, que ya regreso de la vida,
que una helada quietud me va alejando
de todo lo que he sido,
vengo a decirte con once años de retraso: descansa en paz,
yo también voy a rendirme al silencio que tu invocaste.
“Panamá América Dominical”, Julio 4 de 1948.
5
MEMENTO
Cautiva imagen, entre dos espejos,
mirando prolongarse al infinito
el rostro de un desconocido, un viejo
de ojos tristes y párpados marchitos.
La mano, puro huesos y pellejo,
vuela a la boca para ahogar un grito,
eslabonando secos morabitos
que avanzan a medida que me alejo.
Vertiginoso, móvil palimpsesto
de lívidos ancianos repetidos
—arrugas, queratosis, piel cetrina—,
petrificados en el mismo gesto
del que de pronto se ha reconocido
en el extraño que dobló la esquina.
113
RODRIGO MIRÓ
6
ENCUENTRO
Octubre habrá encendido cien hogueras
para alumbrar tus pasos en la arena
y señalarme el sitio en que me esperas
pensando acaso si valdrá la pena.
La noche aquella (como si se hubiera
partido un eslabón en la cadena)
no ha cambiado: parece que luciera
el mismo firmamento de azucena.
Memoria rebosante de sucesos
y mil y una ocasión desperdiciadas.
Doblado enteramente por el peso
de los años pensar que el tiempo es nada,
que es río con declive de regreso
y brisa eternamente renovada.
7
RECUERDO
Como por el cristal de una ventana,
en Zegla, a orillas del Teribe, un día
(mil novecientos treinta y seis) veías
desfilar la corriente de Santa Ana.
Con las enagüas rojas de tu hermana
el tiempo por lo bajo discurría
—Y el agua es clara y fresca— me decías
y lenta y dulce ha sido la semana.
Feliz, serenamente grave, atento,
miraba lo que me ibas indicando
con un dedo meñique adolescente:
114
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
—Bajo esas hojas que sacude el viento,
una guabina —estabas explicando—
¡y mira: un dios ahogado en la corriente!
8
PRESENTACIÓN DE LA TULIVIEJA
—Pero si es muy sencillo:
avanza ciegamente en la neblina
tanteando su terreno
con un tosco bastón de gasparillo,
hincando huellas de águila en el viento
horrendo en que camina.
Silencio; no hagas ruido,
aguza los oídos
escucha su silbido
de pájaro asustado
—sauce llorón mézandose el cabello—
buscando en la corriente aquel destello
que fulguró en los ojos del ahogado.
9
CAVANGA
El tornado arrancó de cuajo la decoración,
y ya nadie baila el rungús,
torpe
pero sumisa
Gwendolyn.
Gwendolyn de los callejones
y las escaleras.
Gwendolyn bajo el mango tree.
Gwendolyn con su lengua de akí
lamiendo,
alisando
mis arrugas,
115
RODRIGO MIRÓ
tiñéndome las canas;
aliviándome el lumbago con sus manitas tibias
como guijarros al sol;
y sus senos aromáticos, balsámicos;
y su pubis de ortiga;
y su pumpum para jugar a caerme en sueños,
al latá,
al one-two-three
all-the-time-I-knew-where-you-been,
one-two-three-salga-de-ahí,
al no-sipibilit
y a otro juego, cuyo nombre
tengo en la punta de la lengua.
10
APROXIMACIÓN POÉTICA A LA MUERTE
“Y esos muertos quisieran un gabán
para arropar sus sueños bajo tierra”,
(Demetrio Korsi: Sinfonía en gris)
Fuimos al cementerio ¿recuerdas?, a visitar
la tumba de tu hermano.
El cementerio situado en las afueras del pueblo,
a la orilla del mar, como un puerto de extravío.
Mi vida está llena de esos montoncitos de tierra descuidados, de esos
herbazales furiosos
que le disputan el sustento a los muertos.
Por aquí y por allá vagaban, entre los escombros de las tumbas,
crujientes cangrejos blancos, como hechos de cartílagos
hambrientos.
Me miraste entonces, pensando quizás
en cómo luciría junto al polvo, descarnado.
Tus labios me rozaron la mejilla
en un beso helado y compasivo.
116
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Te sonreí entonces en señal de asentimiento y comprensión.
Me recuerdas a mi madre en lo más profundo de tus ojos.
Mi madre era alta y bella;
cuando muera, suplicaba, no me entierren en el pueblo,
en ese horrible cementerio.
Yo he visto marejadas espantosas
sacar los huesos de sus tumbas,
desparramarlos por la arena con la espuma bisbiseante.
De noche la muerte se hace con la voz del mar
quebrándose en los riscos.
Todo enmudece lleno del ser perdido
y se empapa de su extremoso aliento.
!Ay! que solo me han ido dejando
todos estos años de separación;
todos los parientes que se me han muerto
en los postres de aquellas cenas fabulosas;
las veces que han pintado tu casa y la mía,
mi casa, mi bella casa de madera
ahora convertida en hotel.
Cuando paso cerca de su mole de sueño,
pensamientos sin sentido
oscurecen el presente:
Regla de tres compuesta y los viajes de Colón.
Quebrados y las partes del cuerpo humano.
Una victoria quejumbrosa y portátil
Y las canciones aquellas que se cantaban con los bronquios.
Todo se ha venido de la mano a tus rodillas
y en tus muslos se aclaran los temores.
Aquí de la guitarra y las lecciones de dibujo
y Josefina Guzmán en tiempos del serrucho,
André Bretón y la escritura automática
y la poesía verdadera en cuya busca nos perdemos
y el verso en cuya espera
gasté los años del amor.
(Cada vez más distante, más distante,
117
RODRIGO MIRÓ
brillante y limpio de pura lejanía
y en tanto el sueño afirmaba en mis entrañas su dominio).
Alcemos las manos sudorosas
para que de lleno les dé la luz crepuscular
que aflige el fondo de mi alma
con esta perspectiva de cruces,
de cercas de madera, de marismas sibilantes.
Cada nombre es más dulce que el otro,
más dulce, y estos límites cenicientos
no pueden contenerlos.
De ahí la plácida melancolía
que agita el viento juntos a nosotros.
De ahí la fuga deliciosa y el fuego ambiguo
que sientes en el pecho.
En serio: la muerte nada significa
si uno puede vaciar hasta el mismo fondo
el calor del alma y el calor del cuerpo;
si de ellos podemos hacerle un hijo varón al tiempo.
Pero mira aquí, allí, detrás de ese tronco podrido,
esa lápida mohosa: mil ochocientos sesenta y...
¿no sientes como un brillo santo el arrobo,
la gracia de no sé cuantas ansiedades;
la bondad, la solicitud,
los celos sin sentido, el chotiss de largo alcance,
la voz precisa y grave
y un poco de cansancio satisfecho?
Así será conmigo.
Y tú alzarás una valla contra el viento
y la marea.
Y vendrán los meses de sequía
a quemar las silvestres margaritas.
Y el invierno aislador de voluntades
a remover la tierra húmeda,
a dejar su pala fría junto a mis huesos.
De mi corazón se extenderá a la playa
una azul fosforescencia exacerbada por la espuma,
118
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
una alondra misteriosa,
un suspiro delicado.
Y dentro de muchos años, en el mismo sitio,
un poeta joven y pálido y enamorado
vendrá a meditar en la esencia de la muerte y de la vida,
en la esencia del amor y del olvido,
y escuchará venir del viento mi voz desfigurada por la espera
y en el túnel resonante de su alma sentirá
encadenarse una a una las sílabas melodiosas
de ese verso suspirado.
Y tú estarás allí también, en los pliegues
más profundos de las letras, en el mismo seno
de la yámbica, celestial dulzura,
amada hasta el silencio y la locura.
Mira cómo sube al cielo el halo dorado y yerto
de la tarde.
¿No sientes ovillarse bajo ese montoncito de tierra
un cuerpo adolescente?
¿En qué otra tumba se agitará el término de su abrazo?
Así de noche, nos ceñíamos desnudos en tu lecho
y quizás la muerte también se ovillaba a tu lado,
entre las sábanas,
como un adolescente temeroso,
y así, nos perdíamos de placer los dos, los tres,
unidos por el miedo y por la edad.
¡Ay, mi pobre amiga! Ay, mi pobre amiga:
¡Qué solo me estoy quedando! ¡Qué solo me estoy quedando!
El viento seguirá con su clamor de bronce
por el espeso tejido del palmar
y por las vivientes islas irán de nuevo
oscuros hombres de abordaje
al amparo del sueño y de la sombra.
Naves cargadas de legajos polvorientos
surcarán la mar en altas horas de silencio
El Rey de los chánguinas decapitado
119
RODRIGO MIRÓ
rondará los higuerones
Los colgantes puentes de los astros llegarán a escarcha
de rumores con la luna en la visión lesbiana del jardín
Y el capitán negrero le sacará la lengua al tiburón sediento
Princesa desnuda de carnes platescentes:
el cielo se cebará en tu cuerpo,
te tapará la boca el paraíso.
En tanto, volvamos a las tumbas
y al dibujo profundo y grave de la luz.
Volvamos al silencio rebosante de seres contenidos.
Volvamos a la tristeza que te embarga esta tarde renacida.
Volvamos a los excesos del crepúsculo
sobre las aguas de la bahía.
Volvamos a la muerte
y a la comprensión poética de la muerte
y a la explicación un tanto pobre
que escuchas deslumbrada.
Debes sentirte libre de temor.
Quisiera darte un poco de mi paz.
Quisiera darte a comprender la razón del cielo,
la razón de Dios que nos escucha pensativo;
la razón del ángel de la guarda
y la razón del polvo, la delicada razón del polvo
que ya no puede más.
Quisiera darte con detalle las razones todas
del inmenso orgullo que me ciega,
y por qué de pronto adquiere un sentido luminoso y alto
la vida de ese idiota, de ese pobre loco
que en vida sólo habló con tartajeos broncos y babosos,
y cuya tumba se ha cubierto de jazmines,
de margaritas prodigiosas;
decirte del abismo que alumbró tu hermano,
de la difteria que arrebató a la niña
y cómo en el mismo instante de su muerte,
Dios se asomó a la vida por sus ojos
soñolientos y cansados.
Hablarte de todas estas cosas que parecen
120
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
profundamente misteriosas y lejanas;
pero que son sencillas, simples y sencillas en el fondo
y cuya verdad a veces tú vislumbras en el resplandor del sueño
en esa luz que llega a ti dudando,
arrastrando su claridad terrible,
por entre mozos que desnudó tu infancia,
toallas sanitarias, espejos rotos, gatos negros,
zumbidos que ensanchan hasta el infinito
el infierno negro de tus párpados cerrados,
fantasmas quejumbrosos y modestos
en cuya frente brillan los chirridos
y ciudades superpuestas en la sombra helada
llenas de malicia y de sangre.
Quisiera yo que en esta charla rayada de símbolos,
se te diera el mayor tesoro,
el mismo tesoro que acumulé en una larga
y corta vida de éxtasis y desengaño;
el tesoro que escondí del malo y la codicia,
del voluptuoso, del sabio, del cantor a secas, del rico,
del pirata, del sacerdote, del poderoso,
del hombre de la vida
y las «mozas del partido».
Quisiera yo romper los tirantes lindes,
el duro cerco de palabras
que me separa de tu ser amado
y me condena a pasar a solas la larga y oscura
noche de mi espera atormentada.
Que escucharas con atención y pusieras todos tus sentidos;
que en lo alto el cielo confirmara su belleza
y tú pusieras el alma a ras del silencio de esos muertos,
a nivel de su atención sin mancha.
Mas sé que es imposible llegarle con discursos
al mismo corazón.
Sé que es inútil la palabra
si el que escucha no se ha limpiado antes
de toda alegría y llanto.
Si no ha renunciado al dolor
121
RODRIGO MIRÓ
y a la congoja,
al placer siniestro y risible de la sombra
y al gusto amargo de la danza y la canción.
Si aún espera de los números la respuesta,
del olvido la paz,
y de la noche el sueño.
Tal vez he llorado un poco de tristeza.
La muerte me ha abierto todos sus secretos,
todas las puertas que le cerró a la ciencia
y a la bruja,
y el corazón me pesa de tanto que se me va perdiendo
con las sombras de esta noche que se nos viene encima.
Estoy sereno; las horas del aullido y del crujir de dientes
se han ido para siempre.
Estoy dispuesto a cualquier extremo,
la mirada fija en las simas reveladas,
valiente el pecho y el rostro erguido.
Estoy dispuesto a afrontarlo todo
y a decir un SI grandioso a todas las formas
que vuelvan a la luz desde el vacío.
En el confín del viento el caracol me espera
y las manos me tiemblan de impaciencia;
pero me siento melancólico, lleno de renunciación
y desesperanza por esta paz, que no he buscado;
por estas tumbas que se alzan en mi vida;
por esas nubes llenas de parientes idos
y por Lulú, la abuela de los ojos duros
que tomaba ginebra con gotas amargas para aliviarse la sordera,
y por Tomás, el de las minas de oro y el bigote recortado
y por el tío Juan, viejo y nostálgico, con dedos amarillos,
y tantos y tantos que me ahogo de silencio
y las lágrimas me suben a los ojos,
y recuesto la cabeza en tus muslos maternales,
en tanto Edipo me hace guiños maliciosos,
relámpagos azulados
que suben desde el fondo del abismo
que cercan mis párpados cerrados.
122
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Frente a la muerte sólo morirse cabe,
sólo el recogimiento nos dará su clima desmedido y cruel.
«Perchance to dream»; mas no habrá sueño que nos valga
«en ese sueño de la muerte» del pobre Shakespeare;
no habrá visión que nos devuelva el ojo
a sus delicadas superficies ni a sus honduras plenas;
ni senos que nos lastimen lo bastante hondo
para darle al corazón la sombra de un latido.
Al sexo se lo tragará la tierra.
Y sólo del calor que los otros sientan en la noche,
del calor que recogerán del aire,
del calor del alma y del calor del cuerpo del que hablaba.
volveremos a estar en el reino dulce de las cosas,
en el reino dulce de los celos y del cambio
y en la belleza impura de las islas y del verso.
Por eso, dame la mano y callemos la esperanza
y los temores viscerales, húmedos y oscuros.
Dame la mano, la mano larga y fina
ya señalada por la noche.
Callemos la sencillez meridiana del misterio.
Dejemos a las gentes en su temblor mortal;
dejemos que hablen de la nada, de hogueras infernales,
de almas en pena, de castigos tomados por la eternidad al tiempo,
del crujir de dientes,
de la resurrección de la carne,
del premio celestial al bueno y al sumiso,
del juicio final,
y también a los otros, a los de la reencarnación,
y a los sabios que dicen que todo se acaba con la vida.
Frente a la muerte sólo morirse cabe
y al muerto sólo le queda
gozar su muerte en paz.
Sólo le toca hartarse de su muerte
por toda la eternidad.
Sin interferencias, sin testigos
ajenos a la muerte,
123
RODRIGO MIRÓ
sin oraciones de dudosa eficacia,
sin crespones negros, sin novenarios,
sin tazas de café y sin coronas insultantes.
Frente a la muerte sólo morirse cabe,
sólo el recogimiento nos dará su clima desmedido y cruel.
¿Y los que vuelven a la vida?
¿Los que vuelven a la vida y encuentran
su alcoba ocupada por extraños,
y que el hermano menor le usa los zapatos,
y que a la novia le ha vuelto el color a las mejillas?
Ya su sustancia se le ha restado del mundo cotidiano,
y la sombra del árbol
y los jardines blancos no se conforman a su presencia,
y habrá de sentirse rechazado delicadamente por las cosas
y por las parejas que se estrujan en la noche.
Estoy de más, se dice abrumado de nostalgia,
estoy de más, estoy de más.
Y volverá de puntillas al panteón,
y en tanto, otros huesos ocupan ya su tumba
y otro muerto se alza entre él y el silencio
que es la verdadera esencia de este mundo y de los otros.
Ahora sí que estoy solo, pensará, ahora sí que estoy solo,
solo en la vida y en la muerte.
Y arrebujándose de sombras sin sentido,
se dejará tragar por el frío tenebroso de la noche.
Por eso, dame tu mano y callemos
las visiones que se acercan desventradas.
Frente a la muerte sólo morirse cabe.
No debemos resistirnos al impacto terrible.
Déjate arrebatar por el silencio
y lo demás se te dará por graciosa añadidura.
Dame la mano y callemos
las promesas que se ensañan en nosotros.
124
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Démosle un adiós grave y melancólico
a estas cruces, a estas tumbas,
a este cementerio situado en las afueras del pueblo,
a la orilla del mar como un puerto de extravío.
Dame tu mano y vámonos,
vámonos al pueblo, a tu casa, al calor de mis muertos,
a copular al amparo de la noche,
del silencio, del olvido y del miedo.
[Del 1 al 10: Aproximación Poética a la muerte, otros poemas.]
125
RODRIGO MIRÓ
Homero Icaza Sánchez
Nació en la ciudad de Panamá, el 10 de enero de 1925. Es Bachiller del
Colegio de La Salle (1953) y Licenciado en Derecho de la Universidad de
Río de Janeiro (1948), ciudad donde se radicó hace más de dos décadas y
dónde fue, por muchos años, Cónsul de Panamá.
Con Primeros Poemas, su obra inicial, Icaza Sánchez mostró sus muchas posibilidades; allí aparece agudo, jactancioso, burlón, serio también.
Sin embargo, la realidad del poeta no se logra si no con Poemas para Cuerdas, libro de madurez.
Obras: Primeros Poemas, 1947; Envío de Navidad, 1955; Poemas para
Cuerdas, 1956.
Referencias: Laurenza, Roque Javier: “Los Primeros Poemas” de Icaza
Sánchez, en “El Panamá América Dominical”, de 6 de julio de 1947;
Bandeira, Manuel: Poemas para Cuerdas, en Poesía e Prosa, Volumen II,
págs. 501-502, Río de Janeiro, 1958; Revilla Argueso, Angel: Poemas para
Cuerdas, en Panamá Literario Actual, 1970, págs. 3-8.
1
MINIATURAS PARA UNA EXPOSICIÓN
Un carnaval de globos
—faroles y más faroles—
hay en la plaza París.
***
Farolito de la esquina,
—triste policía nocturno
que nunca recibió sueldo.
Hay un lucero que juega
un alfabeto Morse
con la fugaz neblina.
***
Cuando te ríes de pena
y lloras de alegría,
126
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
estás pintando a trazos
el cuadro del alma mía.
***
Un niño, dos niños,
tres niños, cuatro niños,
niños, niños, niños.
¿Qué más quieres?
2
NATURALEZA MUERTA
Sobre la mesa:
un cuchillo,
dos manzanas
y dos peras,
un pato degollado
y un mazo de cebollas.
y tú junto a la mesa.
—¿Naturaleza muerta?
3
EN UNA GOTA DE AGUA
Yo grabé tu figura
en una gota de agua.
Eché la gota de agua
en un pequeño arroyo,
el arroyo corriendo
fue a morir en un río,
el río fue a la mar.
Después te fui a buscar
y te hallé dividida:
tus cabellos quedaron
en el fondo del río;
127
RODRIGO MIRÓ
tus brazos me llamaban
hechos ramas de un árbol;
tus piernas adornaron
un cuerpo de sirena
que quiso ser mujer;
de tu tronco nacieron
algas y caracoles;
en una madreperla
hallé tus ojos garzos;
¿tu ingrato corazón?
un pecesito de oro
se alimentó con él.
(Hoy es rey en el mar
por tan feliz hazaña).
Como extraño tus besos
—a la vez miel y sal—
bebo el agua del río,
bebo el agua del mar.
4
ELEGIA A ZOILA ELVIRA BÁRCENAS DE MARTÍNEZ
“...Though our tears
Thaw not the frost which binds so dear a head!”
Shelley.
Porque de nada vale el llanto.
Porque de nada vale el luto.
Hay que parar el viento.
Hay que callar el canto que gira
—niño loco— en el jardín.
Hay que obligar al Tiempo
a marcar este segundo durante muchos años,
y cuando lo haya gastado
quedarse en el vacío. Estático.
128
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Hay que intentar no ser, existiendo,
y aprender a sufrir el dolor del dolor
para aceptar tu ausencia
y comprender tu muerte de ángel.
Porque de nada vale el llanto.
Porque de nada vale el luto.
Hay que parar el viento
—el viento nocturno—
que dice venir de tu sepultura.
Hay que callar el canto
—el canto que canta tu muerte
como un niño loco— en el jardín.
Hay que obligar al Tiempo
a marcar este segundo
para que todos sepan que acabas de nacer,
para que todos vean que vives con nosotros
—hija, hermana, esposa, amiga—,
para que se comprenda
que de tu cuerpo de ángel
han brotado los lirios
y que es tu voz la que canta
la canción de los niños...
Hay que explicar todo esto.
Porque de nada vale el llanto.
Porque de nada vale el luto.
5
REGINA
(Bosquejo para un retrato)
Los ojos blancos, sobresalientes,
la boca fina, nariz al aire,
la faz redonda, color de fruta
y los cabellos hechos de humo
129
RODRIGO MIRÓ
—trenzas subiendo de las caderas
hasta la frente.
El cuerpo esbelto, los senos altos,
las piernas verdes, pies orientales,
manos barrocas de azul espejo
y el vientre inútil para el amor.
El vientre inútil...
y en el semblante
una nostalgia por la muñeca
que no creció.
6
SONETO DEL HIJO PRÓDIGO
Porque al pensar en el retorno siento
encaminar mis fuerzas al vacío
nada me hará volver. Y si porfío
en continuar la senda sin aliento
es acosado del presentimiento
de que al avencidarme al caserío
de mi región, he de sentir el frío
que de mi muerte sea revelamiento.
Al calor del hogar he preferido
el frío del invierno despiadado,
y el hambre y el dolor he conocido
en mi peregrinar desventurado:
Al laberinto del destierro he sido
Eneas sin retorno, condenado.
130
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
7
POEMA NECESARIO
Tal vez por estar lejos tu presencia
más próxima se sienta que en los días
que desfilaba con zapatos nuevos,
un rifle de juguete sobre el hombro
y una sonrisa maternal de escudo.
Tal vez por estar lejos he aprendido
que tu amor se volvió resentimiento
porque no te guardé cuando te dabas
sin nada reclamar de mi inocencia.
Tal vez por estar lejos. Y por ello
me duele la certeza de saberte
inalcanzable y próxima a mi gesto,
atándome a tu suelo en la distancia
y alimentándome este amor con lágrimas.
¡Patria que no me dejas! Patria humana.
Guárdame una palmera y una playa
y el rostro de mi madre en la ventana,
que así podré morir imaginando
que te amé con amor de agua calmada.
8
CARTA A MI MADRE
Es tan honda y tenaz la desconfianza
de no haberte ofrecido la más pura
emoción cuando el alma era inocente
que te quiero con culpa y me tortura
el temor de sabor que tal vez nunca
pueda darte el amor que te mereces.
Mi niño juguetón se está muriendo
de tanto machucarle tu recuerdo
131
RODRIGO MIRÓ
y hay un sabor amargo que alimenta
mis actos de hombre adulto y responsable.
Señora: yo me muero. Ahora soy otro.
Pero hay un eco antiguo que me trae
tu voz de terciopelo, tu mirada
de tranquila dulzura ante mis ansias
y tu mano segura de pastora
conduciendo el rebaño por la vida.
Perdóname la arruga que te marcó.
Perdóname este amor sin estatura.
Perdóname si llego a desvelarte
con este grito de cordero herido.
Voy andando, Señora, no hay remedio.
Y aunque sepa que sólo en tu regazo
he de encontrar mi voz y mi poesía
marcho al abismo resignado y dócil.
Me falta corazón para ser tu hijo.
9
ORATORIO Y EPITAFIO POR EL HOMBRE MODERNO
“In my begining is my end.”
T.S. Eliot.
1a. Voz
Del vientre de una tumba
nació el hombre moderno.
Mitad cuervo, mitad flor.
2a. Voz
Mitad cuervo, mitad flor
no supo lo que era amor.
Vivió gris y murió ciego.
132
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
3a. Voz
Vivió gris y murió ciego.
Del dolor o de la angustia
no distinguía el placer.
Coro:
El hombre moderno vive
mitad cuervo, mitad flor,
el hombre moderno muere
sin distinguir el placer,
el hombre moderno vive
del dolor o de la angustia,
el hombre moderno muere
sin conocer el amor.
Lo llevaron a dormir
en el vientre de una tumba.
Epitafio:
Yace aquí el hombre moderno,
cuervo seco, muerta flor.
Vivió ciego y murió gris.
“El Panamá América Dominical” de 24 de octubre de 1948.
[Del 1 al 4: Primeros Poemas. 5 al 8: Poemas para Cuerdas.]
133
RODRIGO MIRÓ
José Antonio Moncada Luna
Nacido en Panamá el 8 de enero de 1926, murió él 11 de junio de 1966,
a consecuencia de un accidente automovilístico.
Bachiller en Letras del Colegio de La Salle, Profesor de Filosofía e Historia de la Universidad de Panamá, que le otorgó también la licenciatura en
Derecho y Ciencias Políticas, ejerció la docencia, y su profesión de abogado.
Aficionado a los temas de historia patria, nos dejó libros que acreditan
un fino temperamento poético y una peligrosa ‘facilidad. Moncada Luna
ganó varias veces el premio Miró, ,sección de poesía.
OBRAS: Exaltación del Hombre, 1948; Urracá, Poema Nacional, 1956;
Las Voces desde el Tiempo, 1958; Los Derrotados del Llanto, 1961. (Contiene: Así tendrás la tierra que soñaste, 1958; Oda a Gustavo Adolfo Bécquer,
1956; El Derrotado del Llanto, 1958; Carta Sencilla a Nacho Valdés, y
Sonetos para tu uso personal (cinco).
Referencias: Revilla Argueso, Angel: Las voces desde el tiempo, en Panamá Literario Actual.
1
SONETO PARA QUE LO USES LOS DOMINGOS
Este domingo amaneció bordado
por un vuelo de azules golondrinas,
tu presencia le tiene dibujado
el ritmo de la flor cuando caminas.
Es un domingo tuyo, deshojado
de niños y de risas cristalinas,
un día detenido y sin pasado
porque tú lo atas con tus manos finas.
Yo no sé si vendrán otras semanas
con domingos floridos de campanas
y gaviotas y tibias melodías.
Yo sé que este domingo se ha quedado
sin poder refugiarse en el pasado
y vendrá por tu amor todos los días.
134
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
2
SONETO PARA QUE LO USES CON TUS PRENDAS ÍNTIMAS
“Tus dos pechos son como dos
cabritos mellizos que pacen
entre violetas”.
Cantar de los Cantares.
En el telar donde con casto celo
fabrica su vestido la mañana
y bordan las libélulas su velo
con el perfume de la flor temprana,
allí las mariposas en desvelo,
en la rueda que impulsa la fontana
hilaron con las manos del anhelo
dos nubecillas que el deseo afana.
Con ellas cubrirán la geografía
donde ocultos tus senos de poesía
como cabritos pacen por el sueño,
y ese casto secreto donde empieza
de pudor a vestir Naturaleza
como límite exacto del ensueño.
3
SONETO PARA QUE LO USES COMO UNA
CINTA AZUL EN TU PELO
Tu cabello de luna transparente
se perfuma en los sueños del rocío
y un rizo te camina por la frente
como un ángel dorado en extravío.
En un fondo de ausencia, vagamente
la tarde pulsa su arpa junto al río;
135
RODRIGO MIRÓ
corno una cinta azul va de repente
hasta tu pelo este soneto mío.
Ahora todo es flor, todo es caricia,
como el paisaje donde vive Alicia
soñando en su País de Maravillas;
en tu mirada se perfuma el cielo
mientras flotan alegres por tu pelo
mis palabras azules y sencillas.
4
SONETO PARA TU TOCADOR
Un salón de belleza la mañana
donde van a peinarse las palomas,
mientras riega sus talcos por las lomas
el mismo sol que dora la manzana.
Y por eso cuando abres la ventana
y al jardín de la música te asomas,
tienes una ternura becqueriana
y una sonrisa naúgrafa de aromas.
El tiempo se detiene en tu mirada
que eterniza la luz ensimismada
del paisaje en tu lánguida figura,
y parece que todo el universo
puede caber en el azul de un verso
si lo aprisionas con tu mano pura.
136
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
5
SONETO A LA ROSA DE PAPEL
Maniquí de la rosa verdadera,
sólo imagen estéril, impostora,
donde nunca llegó la primavera
con su polen de vida soñadora.
Islote de papel, débil bandera
sin azules visitas, flor sin flora,
espina y ruiseñor, sol y pradera,
rocío y mariposa, todo ignora.
No la afana la muerte que a la rosa
vegetal concebida en hermosura
llega temprana con su voz de ausencia
y al aire expone, vana, silenciosa,
de alambre y de papel su vestidura,
indiferente a toda indiferencia.
6
SONETO A MI VIDA
¿Acaso vida puedan engañarme
con cada amanecer que te mendigo
si sé que has muerto un poco al despertarme
y estás en mí para acabar conmigo?
Aunque quieras, ilusa, prodigarme
la ciega fe con que tus pasos sigo,
al seno de la muerte has de llevarme
porque sólo el morir traes contigo.
Tu misma me destruyes con tu aliento,
y en cada instante de vivir presiento
que ya no soy el que antes había sido.
137
RODRIGO MIRÓ
Yo me abrazo de ti para morirme
y he dejado a tu rostro seducirme
porque sé que al final seré el vencido.
“Crítica”, de 13 de junio de 1966.
7
ASÍ TENDRÁS LA TIERRA QUE SOÑASTE
CANTO I
Victoriano Lorenzo, ventisquero
del pueblo triturado; patria misma
que fuiste construyendo sin saberlo
con rebelde ternura y férrea mano.
Te escribo con orgullo desolado,
te llamo y te persigo hasta el recuerdo
porque nos falta tu rencor humilde,
tu limpia cicatriz de guerrillero,
tu indomable pureza campesina,
tu paternal amor hacia la tierra,
tu clara voz austera de fusiles.
Eras un gesto de montaña y ola;
nostálgica raíz de nuestra raza
dolorida y obscura que por siglos
ardió sobre su verde vencimiento.
Tu linaje venía de la piedra,
de la arcilla amasada en el silencio,
del llanto no extinguido de los hombres
que amaron las auroras del maíz,
la dulce alfarería de la luna
y la salvaje libertad del sueño.
Más allá de la historia desgarrada
tu voz de cauce amaneció implacable
como una flecha seminal de América.
138
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
(Rudo grito de pechos vigilantes
en el trueno guerrero y planetario
que llenó de cantares y sollozos
tutelares veredas sumergidas
en la cuenca de manos intranquilas).
Porque venías de la paz del cobre,
del callado rumor de los cereales,
de la huella del tigre y del venado.
Eras hijo del viento y de los ríos,
del árbol patriarcal y de la lluvia.
(De las montañas tu febril coraje
y del metal tu persistente fuerza).
Permanencia florida de combates,
en la simple mitad de tu agonía
los dientes de tu raza machacaban
desde una eternidad secreta y ancha
el alma de los días sumergidos,
llamando a todos los guerreros muertos
a vengar con el puño campesino
el ultraje sangriento a la esperanza.
Ya ves, tu antigua estirpe, deslumbrante
de dulces estaciones, decorada
de luz ultramarina, pobladora
de silvestres ciudades de esmeraldas,
lloraba con tus ojos de indio triste,
gemía con el muro de tu pecho
áspero de bejucos desgreñados,
y sostenía su postrer combate
con tus manos de muerte huracanada
y tus uñas de zarzas torrenciales,
¿Cómo pedir sosiego a tus pisadas
ni tregua a tu incansable torbellino
de galopes agrarios y machetes?
¿Cómo pedir silencio a tus fusiles
ni paz en la tormenta de tus cholos
que esperaron por siglos tu mensaje?
¿Qué códigos querían en tus manos?
139
RODRIGO MIRÓ
¿Qué leyes en tu lucha infatigable?
¿Qué banderas unánimes de polvo?
¿Qué sonora dialéctica harapienta?
¿Permitieron acaso a tu tristeza
detenerse a soñar con la esperanza?
[Del 1 a 5, y 7: Los Derrotados del llanto.]
140
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Matilde Real de González
Nacida en David, el 2 de septiembre de 1926. Graduada de Maestra en
la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, de Profesora de Español
en la Universidad de Panamá, obtuvo luego el doctorado en Filología
Románica en la Universidad Central de Madrid. Ha ejercido la docencia en
todos los niveles. Hoy pertenece al Departamento de Español de la Facultad de Filosofía, Letras y Educación de la Universidad de Panamá.
“Las voces de la sensitiva poetisa panameña —escribe Antonio Oliver,
prologuista de Estas son mis voces— son genuinas voces de dolor y de ausencia Una maternidad fracasada, entre otras robustamente frutecidas,
motiva el lirismo melancólico y angustial de esta noble mujer de Castilla
del Oro”. Aunque, “junto al tema trágico, y como un contrapunto, se halla
el tema de la infancia plena de vida”.
Obras: Detrás queda la noche, 1950; Estas son mis voces, 1961; Poemas fragmentarios, 1965; Quince sonetos para existir, 1966.
Referencias: Ritter Aislán, Eduardo: Un camino hacia los oteros del
éxtasis, en “El Tiempo de Panamá”, 24 de diciembre de 1962.
1
SALOMA AGUACERO
Llueven sombras y hace frío
sobre el camino y el huerto,
un blanco geranio muerto
flota en las aguas del río.
Es que en su canto bravío
verde viento de montaña
hace llorar la cabaña
con su saloma aguacero
y tiende sobre el potrero
un manto de luz extraña.
141
RODRIGO MIRÓ
2
SOBRE MI CRUZ DE ESTRELLAS
Si nunca pude con mi voz llamarte,
y sombra esquiva del deseo has sido,
¿por qué ese empeño tan febril de amarte,
por qué sigues en mí, si no has venido?
Hijo de adiós, la pena de adorarte
es sangre pura al corazón transido,
es luz en la tiniebla de añorarte
y música de amor para mi oído.
Ausente tan presente que reclama
un canto de la madre desolada,
canción de cuna que en mecida rama,
en espera febril de tu llegada,
colmé de flores y alumbre con llama
de mi ilusión de madre enamorada.
3
POEMA FRAGMENTARIO
Ayer cuando la brisa con el eco
a cuestas se perdió por la llanura
me puse a razonar con mis pañuelos:
Si sólo somos dos, uno es culpable.
El delito es la fuga interrumpida,
la huida repetida a corto plazo,
la búsqueda de andenes y sirenas.
Tratemos de mirar al delincuente:
hay dos que pueden ser, entrelazados.
142
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
¿Seré yo, con mis flores de pañuelos
o tú que te evaporas de mi sangre?
A mí que se me juzgue por prestarle
amarillo y azul a la esmeralda,
por querer de los dos un solo verde,
por unir las cortezas sin romperlas,
por jugar a ser Dios con dos claveles.
¿Y a ti? Para saber de qué te acusan
es preciso volver a los juncales,
esperar que madure el heliotropo
y mirarte morir contra los cerros,
sin alas y sin cielos; y las manos
tendidas como dardos a la nada.
Si sólo somos dos, uno es culpable.
Permite que entre adioses y pañuelos
renazcan los arcángeles fugaces.
Esta vez tu partida fue a la inversa:
cargaste con la muerte sin saberlo
y sólo en el andén de los ponientes
bebiste de tu vino, solitario.
Y yo doblo mi angustia lentamente
y la guardo otra vez como un pañuelo.
Si sólo somos dos, uno es culpable.
4
SONETO X
Lo pequeño, lo simple, lo que aloja
el menudo existir, la circunstancia,
me satura los nervios, me acongoja
con su fino elemento de constancia.
143
RODRIGO MIRÓ
Puedo sentir la fuga de una hoja,
el lamento de un trino en la distancia,
una gota de lluvia cuando moja
las flores que trasuman su fragancia.
Mi cuerpo antena en el silencio tiende
un arco ultrasensible, emancipado
y capta la semilla que desprende
un rayo de creyón iluminado
olor de la tormenta que desciende
o el germen que revienta liberado.
5
MADRE CAMPESINA
La he visto amanecer en los manglares
en busca de las conchas enlutadas;
también por las sabanas calcinadas
segando arroz, con golpes regulares.
La vi encorvarse bajo las brazadas
de leña seca, allende los palmares;
la vi trazar los signos seculares
con manos fuertes, por el sol doradas.
La vi peinar la negra cabellera
del hijo triste que el destino afina
para el rudo camino que le espera.
Duro es el pan donde el dolor domina:
tan sólo es fresco y claro en la pradera
el amor de la madre campesina...
Tres Poemas (Pliego), 1969.
[1: Poemas Fragmentarios. 2 y 3: Estas con mis voces. 4: Soneto X.]
144
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
José de Jesús Martínez
Aunque nacido en Nicaragua en 1929 es panameño por ejercicio y voluntad. Profesor de Filosofía, ha sido estudiante en Chile, en México, en
España, en Alemania. Actualmente enseña en la Universidad de Panamá,
donde hace cine también.
Denso ensayista, dramaturgo, poeta, aviador, Martínez es hoy una de
las figuras esenciales de las letras panameñas. A propósito del quehacer
poético, ha escrito palabras esclarecedoras:“Embellecer el mundo es cosa
de economistas, no de poetas. Lo que yo (tú, él, ella) he de hacer es enriquecer
el mundo explorándolo por entre las selvas del ser, los subsuelos del alma,
los recovecos del pensamiento. Y esto con el muy generoso propósito de
ensancharle la vida a los hombres y salvar la propia”.
Obras: La Estrella de la Tarde, 1950; Tres Lecciones en Verso, 1951;
Poemas a ella, 1963; Aquí, ahora, 1963; Hacer la paz, 1964; Poemas a mí,
1966; One Way, 1967.
Referencias: Alvarado de Ricord, Elsie: Escritores Panameños Contemporáneos, 1962; Martínez Ortega, Aristides: Poesía Vanguardista de Panamá, en Lotería Nº 110, de enero de 1965. García S., Ismael: José de Jesús
Martínez en El Panamá América, de 24 de agosto de 1970.
1
LAMENTACIONES
Veinte y cuatro colmillos tiene el día
que con sus horas y feroz manera
me muerde como perro, como fiera
de carne hambrienta y de la vida mía.
Cada minuto es leña seca y fría
que me apresura el corazón hoguera
para que salte en su veloz carrera
hacia la sorda campanada umbría.
¡Ay, bestia mía, corazón hambriento,
digiriendo en mis venas lo que tragas
con sed de sol, meridional, sangriento!
145
RODRIGO MIRÓ
Se apaga el día, y con el día apagas
también tu sed; entonces es que siento
por fuera heridas, por adentro llagas.
II
Todo mi cuerpo me odia y me reclama
y me quiere botar del cuarto aciago
cuya renta con lágrimas la pago
y que mi corazón habita y ama.
Sólo en mi pecho puede arder su llama
con la cual ardo y con la cual me apago,
solo en mi pecho, en tan total estrago,
que —no de orgullo—. De dolor se inflama.
Solo en la oscuridad, sólo en un clima
tenaz, como del pecho, y tan sangriento,
habita el corazón, que aunque lastima,
que aunque feroz consume, arde violento,
todo cuanto inocente se le arrima,
es la única vida su tormento.
2
AMOR, COMO A TRAVÉS...
Amor, como a través de un agujero,
asomado a mis ojos todo el día,
me espié los pasos y la vida mía,
la voz y el corazón con que te quiero.
Quise saber qué falso derrotero
me ha traído a este estado de agonía,
y con mirarme cuando te veía
me bastó para ver por quién me muero.
146
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Conspiraré en mi corazón que te ama;
cerraré el ojo que me pida verte
y patearé mi pie que husmee tu huella.
Me morderé la lengua si te llama
y huiré de ti, de tu amorosa muerte,
así pierda la vida al irme de ella.
3
LECCIÓN SOBRE LAS MANOS
Vengo desconsolado de la calle
y entro furioso en mí como en un túnel
a digerir las sombras que mis ojos
vieron y que mis párpados, iguales a
peludos labios, masticaron entre
lágrimas agrias salivales, y ahora
los blancos intestinos del cerebro
se me revuelven con gemido y cólico.
Pienso en el hombre y cómo últimamente
como un pequeño dictador sangriento
le ordena a sus dos manos que fabriquen
terribles bombas, armas infernales,
que escriban maldiciones y mentiras,
que le tapen la cara en la emboscada,
que roben, que asesinen, y que estrujen
el corazón hermano tembloroso
y dulce como ardilla pero débil.
He visto cómo el hombre ordena, obliga
a sus dos manos tal a dos esclavas;
cómo les da, para que estén contentas,
de vez en cuando un cuerpo femenino,
y ellas, dos ciegas lenguas y dentadas,
gustan lamerlo a tientas y a mordiscos,
digo, a pellizcos, y con sed caliente,
porque es el único placer que tienen.
Para que estén contentas nuestras manos
147
RODRIGO MIRÓ
no basta darles ese gusto efímero
o engalanar sus dedos con anillos.
Mira cómo se crispan y se arañan
al ver las injusticias y las guerras
que obran son de ellas mismas, que hemos hecho.
Mira las mías cómo se me esconden
en mis bolsillos, rojas de vergüenza.
Si ya no por bondad, por miedo entonces,
debemos procurar un noble oficio
en qué ocupar nuestras dos manos. Piensa
que un día pueden rebelarse, odiarte
por los sangrientos usos que les das.
Piensa que pueden conspirar un día,
no hacerte caso más, no obedecer
tus órdenes tan crueles y asesinas,
romper el nervio como rienda eléctrica
que tu deseo hala, empuja, ordena,
y no te oirán ya más ni cuando pidas
que te vistan el cuerpo o que te rasquen
o que te limpien en el excusado.
Les dirás que te roben un dinero
y te abofetearán en las mejillas;
les dirás que te pongan en la boca
el cigarrillo y quemarán tus ojos;
les dirás que se agarren del balcón
y ellas te empujarán al precipicio.
Piensa que un día pueden escribir
como en extraño idioma, fabricar
inventos superiores a ti mismo,
y entonces te verás desamparado,
rodeado de enemigos, indefenso:
tu corazón te expulsará del cuerpo
y te blasfemará tu propia voz,
te patearán tus pies y tus dos manos
te sacarán, igual que de un costal,
del cuerpo, esa república pequeña
que no supiste gobernar; serás
como el pequeño dictador la noche
148
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
de la revolución de los esclavos.
A esa hora de la noche en que se apagan
las luces del vecino y los deseos,
cuando el remordimiento se nos prende
como una insomne lámpara en la niebla,
haz inventario de tu vida y piensa
de nuevo en tus dos manos y otra vez
piensa que un día pueden darse cuenta
de su gran fuerza y de la débil tuya,
que pueden despertarse a media noche
sin esperar tu sueño, silenciosas,
y, como dos arañas, arrastrarse
hasta tu cuello para estrangularte.
Para que eso no pase, amor, hermano,
para que no suframos la vergüenza
de morirnos por nuestras propias manos,
por nuestras propias Obras infernales,
y para que dejemos limpia huella
de nuestro breve paso por el cuerpo,
que hagan tractores estas manos dulces
y no fusiles, y que toquen pianos,
no instrumentos de sórdidos sonidos;
que sean pañuelos, no para la sangre,
sino para el sudor, y vasos de agua
y amor para el sediento del camino;
que levanten inválidos y casas
y párpados de plomo y que nos bajen
la luz a nuestros ciegos corazones;
que escriban cartas fraternales, versos
dulces y sobre nuevas medicinas
y costumbres de pájaros extraños;
que saluden de lejos; que dibujen
corazoncitos, iniciales, fechas,
en la corteza hermosa de los árboles;
que cojan de la fruta y a otras manos,
y otras manos aún, todas las manos,
que así las nuestras vivirán felices
y nos abrazarán y harán caricias
149
RODRIGO MIRÓ
aplaudiendo de júbilo, infantiles,
y nos ayudarán en las labores
ya como dos hermanas y no siervas:
podrán cegar más trigo y empujar
con más fuerza los remos y el arado,
podrán tejer para las viejas aunque
éstas se hayan dormido de repente,
podremos ir, como con un amigo,
de mano con el cuerpo y nuestras manos
a hacer un mundo que imagino y sea
odio, rabia y envidia de los muertos.
4
AQUÍ ESTÁN LAS COSAS...
Aquí están las cosas.
Aquí estamos todos.
La hora llegó puntual,
desde hace siglos venía para acá.
Llegó el viento, atrasado,
aquí estamos todos.
Esperando. A mí quizás.
Esperándome. No llego.
Me impaciento.
Me di una cita aquí conmigo,
en esta hora, aquí, junto a esta mesa
y esos cigarrillos y ese libro
que también esperan.
Me di una cita aquí conmigo
y yo no vine.
Dejo esta nota aquí sobre la mesa
por sí vengo después de haberme ido,
por si vengo después de haberme muerto
y ya no esté.
150
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Yo estuve aquí, necesité de mí,
me sentía mal, estaba solo.
5.
LAS SEÑALES
El signo de la cruz, el signo de la suma,
el signo de la resta, el signo de la paz,
los signos del zodíaco, la rosa de los vientos,
el signo de los signos,
el signo de lo que no tiene signo. Letras, cifras, siglas...
—Semáforo, semiótica, semántica.
(Esto está mal. Así no era)
La flecha, el gesto, la manzana,
el martillo, la hoz, el himno, la bandera,
el lenguaje, el dinero, la sonrisa,
el vaso de agua, el pan, la firma...
—Semáforo, semiótica, semántica.
(Esto está mal. Esto es mentira)
La corbata, el amor, el humo, la metáfora,
la sirena de ambulancia,
el ladrido de un perro, un grito de mujer...
—Semáforo, semiótica semántica.
(El grito de mujer. Exacto. Exacto. Así)
Un niño llora. Tocan las campanas.
Suena el teléfono, truena,
el relámpago, la lluvia,
la noche, sueños...
—Semáforo, semiótica, semántica.
(Yo también tengo título, atiende a esto.)
151
RODRIGO MIRÓ
Tengo un puesto asignado, un timbre.
¿Oyes? ¿Me estás oyendo?
Faros de noche, Allí recuerdos.
Un buque perdido en el olvido pita.
Alguien tose de noche.
—Semáforo, semiótica, semántica.
¿Oyes? ¿Me estás oyendo?
Es contigo que hablo. Contigo mismo estoy hablando.
¡Por favor, entiende! ¡Por favor!
Allí un diploma. Aquí sobre esta arena,
playas interminables del corazón de noche,
pisó una mujer. Aquí cayeron.
Aquí duró una eternidad. Las huellas.
La juventud, los días, las hojas, el otoño,
el tractor que viene, el sonido del tiempo...
Una gota de sangre en el pañuelo.
Un tiro. Un silencio largo. Una gotera.
El telégrafo. El despertador que suena...
—Semáforo, semáforo, semiótica, semántica.
(Mejor me callo ya, mejor me voy.
Mejor no digo nada. ¡Por favor, entiende!
Es otra cosa,
otra cosa distinta,
lo que quería yo decir. No me hagas caso)
El sol, la calle, el autobús,
los anuncios, el radio, los pregones,
las noticias del diario, el jefe,
el hogar, la silla, la tristeza...
—Semáforo. Semiótica Semántica.
(Yo voy contigo... Yo voy contigo, espérame)
152
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Esa manera tuya de caminar encorvado.
—Semáforo, semiótica, semántica.
Esa manera tuya de mirarme y de no decirme nada.
—Semáforo, semiótica, semántica.
Esta manera mía de escribirte y de no poder mirarte.
—Semáforo, semiótica, semántica.
Mi callar, mi hablar, mi rabia, mi impotencia,
mi poema de papel, mis dientes apretados...
—Semáforo, semiótica, semántica,
semiótica, semántica, semiótica,
semántica, semáforo, semáforo, semáforo.
6
CARNAC 71
Fui yo quien empujó estas piedras.
Fui yo quien las trajo de lejos, con un gran esfuerzo
pero también con una voluntad joven y recia, cocida
al calor del fuego lento en las cavernas
detrás de la humillación de haber huido del trueno y de la fiera
en aquellas largas noches de invierno sin comida.
¡Qué día aquel! ¡Y qué bien que lo recuerdo!
Porque ese día descubrimos, o inventamos, por lo menos la
mitad del mundo que aún subsiste y palpita.
Por ejemplo, ese día nos dimos cuenta
(¿entiendes bien esto?: nos dimos cuenta)
de que las piedras pesaban mucho,
de que había que empujarlas, transportarlas, levantarlas entre todos,
trabajar en equipo, y no como hasta entonces que hacíamos un
153
RODRIGO MIRÓ
hacha, una flecha o una pintura rupestre
en la soledad silenciosa y en cuclilla de uno solo,
Creo que sin saberlo estábamos sembrando al compañero
en lo más individual o íntimo que hay dentro de nosotros.
Como tú, fruto maduro ya, de mi trabajo y mi cultura,
que cuando tienes frío te acurrucas contra mí
y yo te cubro con los brazos y eres más y mejor yo de lo que yo nunca he sido.
Unidos para el trabajo grande, para la piedra pesada,
resultamos también unidos para el miedo y el peligro colectivos,
y entonces nació el grito, la señal de alarma,
y luego el gesto, luego la palabra
(¿oíste eso?: ¡la palabra!),
y luego el silencio, como cuando tú y yo callamos,
y luego la sonrisa, y entonces el amor,
y luego el cigarrillo sentados en la cama,
y la pregunta tiernísima de: ¿quieres agua?
¿quieres que te prepare un sandwiche?
Unidos para el trabajo grande, para la piedra pesada,
resultamos también unidos para el miedo y el peligro colectivos,
y entonces nació el rito, la plegaria, la súplica en común
y el primer gemido unísono de un canto gregoriano,
y en la otra punta, entonces una nebulosa
que poco a poco iría tomando la forma y el perfil de Dios.
Te olvidas, de que lo amasamos juntos y de que lo horneamos
en el mismo miedo.
¡Pero qué día aquel, qué día del comienzo!
Nosotros, los hombres,
alineábamos las piedras, una detrás de la otra...
Esa, un poco a la derecha. No tanto. Así. Ahora está alineada. De manera
que ese día se estrenaba lo más insólito, lo más original, lo
más audaz, lo más preñado de esfuerzo y de inteligencia:
¡una línea recta!
154
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Después fue la rueda, la máquina, la física nuclear,
pero antes, lo más difícil: la distancia más corta entre dos puntos,
el axioma primero,
la puerta de la ciencia,
el trazo que no vacila,
la primera decisión.
Nosotros, los hombres, en uno de los días más geniales que
jamás hemos tenido,
alineábamos las piedras. Primero una,
luego otra,
después otra.
Esta en el medio,
La otra más allá. Cada piedra en su puesto, en fila, en orden. ¡Estábamos
descubriendo el primer ejemplo de orden. Hacíamos
la primera cosa ordenada y en consecuencia
la primera cosa bella: ¡una línea recta!
Descubrir otras formas de ordenar el mundo
nos resultó más natural: primero el arco,
después la caza...
Primero come mi hijo, después come mi mujer, yo soy el tercero,
que es mucho más que tres.
Y poco a poco el universo fue ordenándose, moviéndose con leyes,
¡la música de Kepler!, ¡la historia!, ¡tu cumpleaños!
Como si descubrir el prójimo fuese poco,
como si fuese poco descubrir el orden,
no sólo las pusimos estas piedras entre todos,
no solamente entre todos las pusimos alineadas,
¡y orientadas!,
con una dirección, apuntando, ¡señalando!
La majestuosa piedra, la enorme y majestuosa piedra,
humildemente se calzaba el oficio de ser signo,
de no pedir atención para sí, de desviarte la mirada
al sol o a aquello que en definitiva señalaban y que yo ya no recuerdo
porque eso no es lo importante. Lo importante es que ese día
descubrimos que las cosas pueden ser medios,
155
RODRIGO MIRÓ
instrumentos de trabajo, puentes, palabras,
como el humo a lo lejos o el aullido de los lobos que anuncian un invierno frío.
A partir de entonces, y gracias a nuestro esfuerzo,
las cosas significaban algo, y hay señales que apuntan, indicios,
¡hay sentido!
y en consecuencia forma de comprender.
Tú dices, eso es fácil, y me señalas con el dedo un gato.
Ah, chiquilla irresponsable, sí supieras...,
si pudieras acordarte del enorme esfuerzo que ha costado
desatender el sonido con el que dices “gato”
desatender la mano que lo señala.
Si todavía me cuesta un poco, aunque seguramente
eso se deba al hecho de que eres tan hermosa.
Pero en aquellos días nosotros
vivíamos asediados por la naturaleza.
La bestia saltaba desde cualquier matorral,
había un arma asesina en cada mano, nosotros
no podíamos no ver las cosas para verlas como signos.
No podíamos, y pudimos.
Era un riesgo, y apostamos.
Tú dices, se ganó poco,
y lo que se ha ganado es que tú puedas pensarlo y decirlo.
Venga el invierno, tendremos hijos,
vendrá la primavera, moriremos,
y volveremos a nacer cogidos de otros cuerpos.
Pero ahora estamos, otra vez, en Carnac, caminando entre las piedras
lentamente, fumando, tomando fotografías,
pasándonos revista, haciéndonos inventario, preparando
nuestra cuenta final, el balance, la herencia que nos dejamos
y que vendremos otro día a recoger.
Casa de las Américas.
[1 y 2: La Estrella de la tarde. 3: 3 lecciones en verso. 4: Poemas a mi. 5: One Way.]
156
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Elsie Alvarado de Ricord
Nacida en David en el año de 1928. Egresada de la Escuela Normal
Juan Demóstenes Arosemena, obtuvo el título de Profesora de Español de la
Universidad de Panamá y luego el doctorado en Filología Románica en la
Universidad Central de Madrid. Pertenece al Departamento de Español de
la Facultad de Filosofía, Letras y Educación de la Universidad, donde es
responsable de la cátedra de Lingüística.
La señora de Ricord ha realizado ya una obra sobresaliente en el campo de la crítica literaria con estudios muy capaces acerca de Demetrio
Herrera Sevillano, Ricardo J. Bermúdez, Dámaso Alonso y Ricardo Miró.
Es autora, además, de Escritores Panameños Contemporáneos, 1962, y El
Español de Panamá, estudio fonético y fonológico, publicado por la Editorial Universitaria en 1971.
Obras: Holocausto de Rosa, 1953; Entre Materia y Sueño, 1966; Pasajeros en tránsito, 1973.
Referencias: Férnandez Cañizales, Víctor M: El amor en la poesía de
Elsie Alvarado, en Panamá América Dominical de 22 de enero de 1967;
Isaza Calderón, Baltasar: Prólogo a Entre Materia y Sueño; Gasteazoro,
Carlos Manuel: “El Holocausto de Rosa”, de E.A. de R. en El País, 20 de
diciembre de 1952.
1
SONETO
Cuando me olvido de vivir, me llama
a la ansiedad de nuevo tu presencia.
Y tras la noche que dejó tu ausencia
amanece de amor el panorama.
Ardiendo el corazón, el sol proclama
sobre la aurora virgen, su potencia.
Ancla el viento en el árbol su apetencia.
Se vive en la medida en que se ama.
El aire pone un beso de rocío
sobre el césped. El ave acerca el ala
e impulsa el ritmo de la flor al fruto.
157
RODRIGO MIRÓ
Y es como un alma de cristal el río:
la voz azul con que la tierra exhala
su amor al mar, en musical tributo.
2
HUMANI SUMUS
Aunque en la grave pausa
el tiempo nos bifurque,
dame ese cielo en tránsito que
por tus labios fluye.
Culminará la vida
si en el supremo rapto
ceso. La eternidad
es la misión del mármol.
3
MÁS QUE LA VIDA
Tu mano de bondad palpa en mi mano
la dimensión espiritual del ansia;
tu mano de pasión subraya el ritmo
de la palabra en espiral sedienta.
Eres más que los sueños, mucho más...
Me ciñes, vertical, en un abrazo
de espasmódica lumbre sumergida
que no inquiere perfiles al futuro,
y asciendo hasta tus labios
en primera persona singular.
Eres más que la sangre, mucho más...
Es tu presencia la que nutre el día,
la que enciende prodigios
en la atmósfera gris.
158
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Transcurres al amar, como la brisa.
Eres más que la vida, mucho más...
4
VOZ DE LA MADRE DESVELADA
¿Se habrá dormido sin arrullos
o no despierta aún a la vida?
Cuando sus ojos soliciten
los panoramas interiores,
¿qué puerta habrá de responderle?
Por las riberas del recuerdo
va desfilando la existencia,
múltiple y varia, como un coro
de cotidianos espejismos,
y de fracasos asfixiados
en las murallas del silencio.
Si por las tácitas hogueras
que alimentó la fantasía
alguien pregunta en esta noche,
¿qué contará la inteligencia?
¿Podrá el sosiego levantarse
de las innúmeras caídas?
¿De los deseos que se frustraron,
de las palabras hechizadas,
y sobre todo del torrente
que desde fuera nos acecha?
En este imperio de dos fases,
de hambres desviadas hacia el cielo
de ángeles raudos, fabricados
en los talleres del suplicio
para volcar desde los aires
el credo vil del exterminio,
159
RODRIGO MIRÓ
¿bajo qué luna en desconcierto
irán los novios a sus citas?
En este reino de las piras,
hombres y libros inmolados
por la barbarie, aún conserva
azules ojos de racimo
y largas uñas de codicia,
¿qué magisterio dará cauce
a la esperanza de los niños?
En el umbrátil escenario
sólo el amor muestra el semblante:
cálidos labios para el beso,
frente turbada en la amargura,
puños arriba en solidaria
liberación de los hermanos,
violento ardor de Prometeo
para el fecundo sacrificio,
y voz que sale como un hijo
resquebrajando las entrañas.
(En el amor, alba perenne,
la madre encuentra la esperanza).
5
AQUÍ Y ALLÁ ES EL JUEGO
Aquí y allí es el juego
que comenzó sin pies
ni cabeza, a la 1,
a las 2 y a las 3.
Te he vivido y lo sabes,
me has vivido y lo sé.
¿Vigilia o sueño? Todo
es lo mismo después.
160
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Por conocer la ciencia,
desconocer la ley.
Venturoso transporte
del querer al poder.
1, 2, 3 y 4,
la manzana y la sed.
El primer lanzamiento
se efectuó en el edén.
6
CUANDO TU BOCA DIJO ADIÓS
Cuando tu boca dijo adiós
mientras tu cuerpo me llamaba,
y cuando por los corredores
te vi partir, sin esperanza,
me fui quedando tan ausente
que hasta la sombra me faltaba.
Cuando tu boca dijo adiós
se me acabaron las palabras.
Pero después vino mi sombra
y me volvió a poner la cara,
me colocó brazos y piernas
y luego el tronco y las entrañas.
Y con el nombre de colega
vive al acecho a mis espaldas,
porque una sombra sin un cuerpo
adónde iría que más valga.
Y aquí me tienen tan sonriente
como si no pasara nada;
no puedo dar el mal ejemplo
a los más chicos de la casa.
161
RODRIGO MIRÓ
También es cierto que la vida
hay que vivirla mientras pasa,
pues en sus planes no figura
el happy end de la pantalla.
Cuando la cinta se termina
aquí éste llora, allá otros cantan,
porque no hay piezas de repuesto
para volver a las andadas.
Cuando tu boca diga adiós
y vuelva a caer de bruces mi alma,
tendré ya un rostro tan sumiso
que no precise de la máscara.
7
AMOR AUSENTE
Siempre estás más allá, como el mañana.
Procurando abreviar la espera mía,
amanezco mil veces cada día
y echo a volar el cielo en la ventana.
Para encender una esperanza vana,
para aromar de músicas la vía
y constelar la soledad vacía
le basta al hombre con su sed humana.
Sin embargo en las horas en que el mundo
muere de sombra, y el clamor suicida
golpea el corazón con mano fuerte,
gimen los peces en el mar profundo.
Amar ausente es orbitar la vida
desde las alas frías de la muerte.
162
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Donde el amor dejó su sed escrita,
el ansia desplegó su dulce vuelo,
y para cada ascenso se abrió un cielo
de emoción espasmódica inaudita.
Cuando el adiós anocheció la cita
y el nunca más humedeció el pañuelo,
quemó lámparas lentas el desvelo
desde la soledad más infinita.
En la hojarasca gris del calendario
ardo, literalmente, es esta espera,
con un fulgor que es casi un fanatismo,
soñando que una vez tu itinerario
arribará a una pausa verdadera
en este amor que vive de sí mismo.
[1: Holocausto de Rosa. 2 a 4: Entre Materia y Sueño. 5 a 7: Pasajeros en Tránsito.]
163
RODRIGO MIRÓ
Alfonso Játiva
Como confiesa en su poema Nota Autobiográfica, nació en Cartagena,
España, el 2 de noviembre de 1929. Y allí vivió hasta el estallido de la guerra civil. En Panamá ha vivido desde entonces, salvo las ausencias motivadas por sus frecuentes viajes.
Hombre de intenso vivir, enemigo de toda complacencia de espadas a la
literatura, su poesía es jugo, vital, resultado de la experiencia y atormentado y permanente interrogante. Játiva es también autor dramático.
Obras: Testimonio, 1964, Cosas del Hombre, 1965; Jazz, 1965; Barro y
Cántaro de Piel, 1965; La Palabra, 1966; La Raya Azul, 1966; De Cara al
Sol, 1968; Las Separatas, 1968.
Referencias: Miranda, Luis Oscar: Alfonso Játiva: un herrero poeta, en
Estudios Nº 5, de agosto de 1965.
1
SIN TÍTULO
La vida llega en suspiros de sueños infantiles;
crecemos y nos rodea el sol, la luz, brazos de madre,
y al primer tropiezo con la mujer, un beso,
y con el primer beso, el primer adiós,
y entonces todo es un galopar
en el negro caballo del dolor.
2
SOLO
Solo.
Estoy solo en el tropel mundano.
Solo, en una inmensa muchedumbre.
Ríos humanos que pasan sin mojarme.
Que me golpean.
Que me hieren.
Que no comprendo.
164
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Y solo, estático, rígido,
de piedra,
veo pasar el tiempo, sordo y mudo.
3
NOTA AUTOBIOGRÁFICA
No nació...
Nací en Cartagena, España,
a las cuatro de la mañana,
levante y mediterráneo,
puerto de mar y arsenal,
militares y prostitutas.
Calle de las Beatas —el número está borrado—
y el día de todos los muertos,
(que no de los santos),
2 de Noviembre de 1929.
Pasé la guerra civil
más o menos a eso... de los ocho años,
tengo treinta y cinco y meses,
—por lo tanto—.
Llegué a América en el Colombí
A Colombia, sin embargo,
y viví en Magangué, caliente olla de río,
de sol..., y de barro
de ahí..., Cali, Barranquilla y Panamá
donde me establecí hasta tanto,
—y por lo pronto—.
En Panamá cumplí los catorce.
Poco colegio, amplio trabajo,
poco dinero, harta amargura,
duro y reacio de entendimiento
con lo cotidiano, —rebelde e inquieto—,
con los coterráneos..., sin saber por qué.
165
RODRIGO MIRÓ
Mar a los diez y siete
y marinero hasta los veintiuno,
mucho viento sol y frío,
y más soledad,
pero, mucho mundo, mucha costa
...y mucho mar
...y así, me hice hombre.
De regreso...
A casa, con los padres, al trabajo,
al matrimonio... y a lo problemático —también—
y así... así, crecí y madure
y me convertí en ciudadano.
¿Escuelas? ninguna.
Ansias de saber, ¡enormes!
y por laguna para mi sed... , mi amargura,
mi savia de niño,
mi ardor de hombre,
—mis pasos de buey en ambos—
y mi dolor de Ser; en los tres,
...y mi vanidad frustrada
al paso de verdes peces y sapos
y ranas
... , y años
Y después, un mejor día:
La francesa, muy artista,
—gran amiga—
sabia, generosa... y muy mujer
y mi primer intento con la letras,
mi entronque áspero, (como de sexo),
a la poesía
y de allí... y de entonces
hasta acá: José (Chuchú),
un amigo, un maestro y seis libros,
166
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
—proliferación de tinta—
Testimonio, Documentos, Cosas del Hombre,
(Imágenes), La Rueda, Cántaro de Piel
(y ahora Barro...),
en esta fecha: Julio 15 de 1965.
Mi deseo:
cumplir con la tierra con algo extra
que mi piel y mis huesos... y mi nombre...
[1 y 2: Testimonio. 3: Barro.]
167
RODRIGO MIRÓ
José Guillermo Ros Zanet
Nació en David, el 11 de junio de 1930. Egresado del Instituto Nacional
y de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Especializado
en pediatría, ejerce la profesión.
Tres veces primer premio del Concurso Miró su obra es, sin embargo,
parca. El poeta construye con cautela y sobriedad. Como apunta en su primer libro, origen y signo brindan los términos dentro de los que discurre su
creación. Un doble interrogante apunta al pasado y al futuro.
Obras: Poemas Fundamentales (Origen y Signo), 1951, Ceremonial del
Recuerdo, 1956; Sin el color del cielo, 1961.
Referencias: Martínez Ortega, Aristides: Poesía Vanguardista de Panamá, en Lotería Nº 110, de enero de 1965; Ramón, Benjamín: Encuentro con
Ros Zanet, en Encuentros con la poesía, semana del libro ’72; Sánchez, José
M.: Proemio a Poemas Fundamentales; M. P.: Proemio a Ceremonial del
Recuerdo.
1
ORIGEN
Huyen los pájaros profundos.
Mar y rocas y vértebras de peces
subyacen tras la imagen primitiva
de este sueño que yo sueño.
Noble junco y ciega flor de siempreviva
reviva lo circundan.
(Ya retornan sus huesos a mis huesos).
Arcángeles de sal y clorofila
edifican su luz aborigen, liberada.
Viva forma reintegrada a mi voz,
marina, vegetal y exacta.
168
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
2
SIGNO
Todo era la noche:
negro y barro
y hojas negras,
llanto amargo.
Sangre y signo de mi sueño taumaturgo,
de mi vertical acento de amor desesperado.
Voz astral
de lirio y nardo.
3
SOBRE LOS ROSTROS
Toda esta tarde y nunca.
Como si ahora fuera
a jugar, a saber
y fuera niño,
me besara mi madre,
y una tarde me sentara a mirar
mi corazón y la ceniza.
Toda esta tarde y nunca.
Y no hay olvido:
sólo estas viejas cosas,
estos muebles lejanos,
el antiguo reloj sobre la mesa,
el último retrato de mi madre,
sencillo, justo, suyo,
y todos estos años
en que me voy muriendo.
Toda esta vida y siempre.
169
RODRIGO MIRÓ
Camino entre las calles y las vidas,
voy sencillo, en silencio.
Yo no quiero que nadie
se despierte en la noche con los ojos
llenos de oscuras lágrimas, y grite.
Yo camino en silencio;
sólo mi corazón
que va como un hermano
dictándome recuerdos.
Y yo miro las cosas,
los pequeños objetos
y las pequeñas vidas.
A veces algo y siempre,
involuntariamente,
vivamente me queda
gravado en el recuerdo:
una sombra, una gota,
una sandalia pobre,
tirada entre las piedras,
una semilla muerta
o las voces de un niño
nacidas en la niebla;
son cosas que nos quedan
como vidas en medio de la vida.
Eran las tardes, cuando
mis abuelos, claros
de gran sabiduría,
entre la claridad
segura de jardín y de alero,
iban a conversar
de vidas labradoras,
de la antigua sequía,
de cereal y vendimia,
de todas esas cosas
que en mitad
de la vida comprendemos,
170
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
y las vamos amando,
ya sencillas y nuestras.
Yo no olvido estos rostros;
si con ellos construyo
mis años, mis recuerdos.
Toda esta muerte y siempre.
4
UNA DURA PARÁBOLA
Inventamos a veces
una dura parábola
para ganar la vida,
y sin embargo, dúranos la muerte
hasta la muerte toda.
Callada, fuerte, sola,
como un agua
que siempre estuvo dentro,
madurando.
Y cohabitan las bestias;
como un derrumbe rosa
se mueren hacia dentro.
Entonces,
¿con qué extremosa lluvia
seremos enterrados,
qué cofres destruir
y qué señales rojas
caerán sobre las eras?,
si dura todo apenas un instante
o nunca llega. Porque,
¿de qué soñará el hombre
dormido bajo el tiempo,
junto a su perecer
y su demencia?
171
RODRIGO MIRÓ
5
EL HABLA NACE Y NOS DURA
Dura apenas la palabra
el instante del nombrar;
más dura el nombre, y el habla
nos dura por siempre y está
en el comienzo del alma,
centrada en su eternidad.
6
LA CASA EN DONDE NADIE HABITA
Porque vino a nacer
tan simple y buena, y fue
hogar, casa, morada.
Está sola la casa.
A la buena de Dios ha ido quedando
mi casa familiar. Nadie la habita.
Adobe quedará sobre el adobe.
Está sola la casa.
Defiéndela, Señor, !nada te cuesta!
defiéndele los años de ir viviendo
duramente en su sitio.
Tal vez por ese musgo, o sombra, o nada
que desde alguna parte le nacía;
sin dónde comenzar, ¡sin dónde, cielos!,
sino en esa figura que caía.
172
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
II
El patio, el mirto, el alba,
el camino de piedra
maldejado en la yerba,
el barandal de herrumbre, el pasamanos
dulcemente glorioso.
El claro aguamanil
que tuvo una ventana
y tuvo a abuela,
porque ella cada día
lo llenaba de esencia y madrugada,
cuando el agua brocal lenta caía.
[1 y 2: Poemas Fundamentales. 3 y 4: Ceremonial del Recuerdo.
5 y 6: Sin el color del cielo.]
173
RODRIGO MIRÓ
Víctor M. Franceschi
Fundamentalmente autodidacta, no importa sus años de institutor, hombre de muchas inquietudes, es periodista profesional, con ejecutorias en la
Capital de la República y en su provincia natal, Chiriquí. En la Concepción,
distrito de Bugaba, nació en el año de 1931. Franceschi se ha preocupado
por destacar los valores intelectuales de su región.
Obras: Carbones, 1956; Epístola Sideral, 1959.
Referencias: Revilla Argueso, Ángel: Panamá Literario Actual.
1
RITMO QUE MUEVE Y MATA
Clave, tumba y maracas,
Tumba, clave y bongó.
Ritmo que mueve y mata,
rumba que ya empezó. .
Siqui–sisiqui–siqui
siqui–sisiqui–sás
van diciendo las maracas,
riendo, riendo en su compás...
Mueve tus senos mulata,
dale a tu cuerpo el son.
Quema tu sangre en ron:
quema tu esclavitud...
Sigan, plumeros verdes,
brisa dándole a este son...
(tanto que enciende el ron
riéndose entre las venas).
Siqui–sisiqui–siqui
siqui–sisiqui–sás
ritmo que mueve y mata,
rumba que ya empezó:
174
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
clave, tumba y maracas,
tumba, clave y bongó...
La Estrella de Panamá, de 20 de noviembre de 1966.
2
SALSIPUEDES
—Peticotes...
—¡Los brazieres a cincuenta!
—Caballero... ¿Qué me dijo
de las medias? ¡Cinco pares por un dólar!
—Las peinillas, alfileres, alcanfores,
vaselinas, redecillas y peinetas...
—Son de “nylon”, señorita...
—Guayaberas para niños...
—Los manteles, mire doña,
bordaditos y baratos...
—Calzoncillos, camisetas, camisitas...
—Esas telas bien baratas...
—Telas, telas, ¡cinco yardas por un dólar!
—¿Qué le pasa? ¡No me empuje!
—¡Quién pudiera ser el padre
de tus doce chiquititos...!
—Ya no hay paño... tengo poplin,
—¡Atrevido vaya y toque
la más vieja de su casa...!
—¡Que se acaban, que se acaban,
compre bollos y empanadas,
chicharrones, pastelitos,
bien calientes, picantitos!
—Yo le vendo el treinta y cinco,
pero sabe que es “casado”...
—Las cortinas de colores...
—Mire niña, los boletos
de la rifa de este radio,
con seis tubos pá el domingo...
175
RODRIGO MIRÓ
—Oiga suegra... ¡me la cuida!
—¡Oye viejo, pá los carros
son las calles, pá la gente
las aceras: pela el ojo!
—¿Cuándo viene la señal para cruzar?
—¡Más respeto con la Guardia, caballero!
(Salsipuedes calle trece,
que al mercado me conduces:
en tu boca batahola de buhoneros,
de chiquillos, de mujeres
y señoras mañaneras,
yo en tu arteria me confundo con los seres
que se mueven dando voces, dando gritos:
¡Es mi pueblo... mis hermanos,
que caminan muy confiados
por tu vientre, ¡SALSIPUEDES!)
Lotería, Nº 166, septiembre de 1966.
3
EPÍSTOLA SIDERAL
A Xiomara Elena.
I
Mi Laika sideral:
Desde el recuerdo, Laika,
hasta tu patria azul
sin longitud, ni escudo, ni frontera;
hasta el celeste huerto
de ígnea frutería;
hasta tu hilado sueño
de luz, de sombra y mundos pensativos,
¡recibe este saludo
de blanda admiración
176
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
de agreste arrullo y vieja simpatía!
¡Hasta tu virgen tierra
de móviles florestas encendidas,
elevo mi respeto a tu heroísmo
de tan sencilla extirpe
y complicado fin...!
Bebiéndose el azul no sabe el iris
del niño ni del can en su sorpresa
si en la doliente gira te han perdido
o sí en tu eterno vuelo te han hallado,
pues donde fue la noche
más noche porque fue desconocida
—frente a tu largo adiós—,
¡se desdobló la sombra porque
se hinchaba el día!
Mi Laika, duele a fondo tu silencio.
Remite un sidegrama...
Tu corazón en Morse no describe
el sístole de fuego conque anudas
la elíptica de amor que nos trazaste!
Celeste cervatilla:
quisiera ya Pizarro esa tu nave
sin quilla ni cordaje ensangrentado.
No fue ni carabela,
ni bergantín pirata el que te alaba;
fue apenas un suspiro
de proyectil balístico escribiendo
el verde diccionario del progreso,
desde un dedal de plata hacia el abismo:
¡Y ya te has hecho un mundo
de páginas sin luto,
sin un renglón de oprobio,
sin marginar lo digno en tu conquista!
(Mi Laika de los cosmos:
177
RODRIGO MIRÓ
cuando el latido rojo de tu pecho
multiplicó las bridas de la estrella,
se me empotró de un salto en la garganta
mi corazón en diástole de gloria!
¡Sobre el papiro azul del firmamento
será de luz tu nombre en cada letra...!)
Con tu pelambre suelta
en el girar subiendo
¡ya tiene escarcha el cielo, se tizna de alegría!
Con tu ladrido roto
en el gemir muriendo
¡ya tiene voz el cielo,
la bóveda nos llama!
Con tu latido incauto
del corazón saliendo
¡sembraste vida al cielo
ya es hombre, casi hermano!
II
De tu cola a tu hocico
cuántos mundos anudaste:
¡tan gigante hazaña hilaste
en perímetro tan chico!
Quisiste en hogar de lata
amar un perro celeste:
¡tu sueño no se hizo agreste
donde la muerte nos ata!
Los niños alzan su espera
desde el juguete de antaño:
¡no creen que se caiga el año
sin remontarse a tu esfera!
178
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Los sembradores te miran
con su redonda esperanza:
¡piensan la nueva labranza
sobre la luna y... suspiran!
Pero Laika, viva o muerta,
ya mordiste un caro anhelo:
¡orillar de cielo a cielo
tantos soles en tu huerta!
Acá en tierra hacemos lazo
común buscando tu huella:
¡por cada lampo de estrella
subiremos a tu abrazo...!
III
Mi Laika sideral, desde el recuerdo
un lazo de mi voz y tu ladrido
hagamos para el sueño imaginado:
¡la paz con el trabajo desposando
desde el altar de amor comprometido!
Ayúdame, turista de lo etéreo,
desde ese breve aullido que te ahoga,
a decir que la guerra no cabalga
su fantasma de viva carne abierta;
y muéveme a grabar con tu heroísmo
sobre ese bosque azul, en cada fruto,
¡la paz con el trabajo desposando
desde el altar de amor comprometido!
Impéleme a gritar donde naufraga
la fe de los humildes, del magnate,
este canto de atómicos acordes,
relámpago y canción que desintegra
la endémica viacruz de la conquista
179
RODRIGO MIRÓ
y el látigo de sangre en los verdugos;
y déjame injertar en cada vena
y en cada nueva voz que se levanta
este epígrafe de lucha desbordante:
¡la paz con el trabajo desposando
desde el altar de amor comprometido!
Inspírame, minúscula astronave,
con tu asteroide acento en la ionosfera,
a darle nuestro pésame a las armas,
porque la guerra duerme en una cripta
mientras tu lengua esculpe en cada estrella
¡la paz con el trabajo desposando
desde el altar de amor comprometido!
IV
Mi Laika sideral, ¿desde qué punto
o jaula extraterrestre de tu cielo
observa tu electrónica pupila
bocetos de maldad en promontorio
de proyectil que acecha suelo hermano?
Enséñanos, terrícola viajera,
tu sidéreo enjambre descubierto
y anúncianos en clave que es más justo
tu nuevo hogar azul ilimitado,
¡y no el planeta tierra que en subasta
por cada milla gris levanta un muerto!
Repítemos que allá muere la angustia
del hombre con sus manos sin ejido
¡y muéstranos que entero un mundo
existe de herencia para el huérfano de surco!
Perrita que miró sin sed la altura,
dos alas de ecuación te remontaron
hasta el redondo puerto incognoscible.
180
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
(¡Ya no oye el corazón en sus radares
tus cien ondas de amor comprometido!)
¿Ya ves? No pudo el cóndor bajo el cielo
pegarle con sus alas a Centauro
ni a Júpiter llevárselo en sus garras
que bien pudiste tú con un ladrido
y la extendida fiebre de ternura,
¡tragarte mil galaxias sorprendidas
en las pupilas rotas, sin parcela!
Mi Laika sideral, esperanzada,
tu elíptico ladrido desgarrado
es un febril trotar en cada mente
y es un ardor de voz en la garganta
del almanaque humano que te ausculta
pasando el perigeo que anuncia Paz.
Desde la flor, el agua y cada boca
despierta una sonrisa hasta tu sitio
pues tú circunnavegas otra aurora
con vibración de paz desconocida,
¡llevándote la Guerra al apogeo!
V
Metronímica angustia fue la tuya
que abriste en un suicidio el universo
y desangrabas sólo para el hombre
¡Amor, Justicia y Paz inconquistada!
Hilaste un sueño duro en que la muerte
nos dio un saludo largo hasta lo etéreo
¡en su orfandad de bombas y de balas!
Sobre el parque infantil que luce el cosmos,
serás juguete azul para los siglos:
¡ya la nueva niñez traerá en su frente
tu nombre a la esperanza dibujado!
Te alcanzará la ronda del infante;
181
RODRIGO MIRÓ
las fábricas, las minas y astilleros,
los campos, los hogares, los ingenios
te llamarán en diálogo de ruedas,
¡te cantarán a golpe de tornillos!
Cuando en la aurora astral ladre tu especie
no habrá onomatopeya que te ubique
en la pupila abierta a la esperanza;
pero un millón de perros sin bozales
darán su anuncio cósmico en los astros
que besan la astronauta peregrina:
¡serás lucero móvil donde nace
el nuevo madrigal de los caninos!
Mi Laika sideral: desde este barro,
desde la cofia al tronco de mis nervios,
desde el senil ramaje de mis carnes,
yo me doblego al pié de tu proeza,
de tu ínclita misión, de tu heroísmo,
que el estirado músculo no alcanza:
Pues tú te diste azul hasta la muerte,
para calar de amor toda la sangre;
¡que no te diste azul sobre la muerte
para bordar con odio el Universo...!
182
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Sydia Candanedo de Zúñiga
Nacida en la ciudad de David, provincia de Chiriquí, el año de 1927. Es
Bachiller en Letras, Profesora de Español, de la Universidad de Panamá.
Su trabajo de graduación de entonces versó sobre «El Estilo Poético de
Rogelio Sinán». Tomó luego cursos de postgrado en la Universidad de Chile, y obtuvo el Doctorado en Educación en la Universidad de San Marcos,
de Lima. Ha sido profesora de la Universidad de Panamá, en el Departamento de Español.
Obras: Una rosada estrella en la vendimia, 1971 (Segundo Premio del
Concurso Miró, año de 1969).
1
CAÑAZA DE MIS RECUERDOS,
QUEBRADA DE CAL Y CANTO
Quebrada de cal y canto
camino
por tus contornos
y entre tus piedras
suspiro...
Allá en tus árboles verdes
se dibujan las imágenes
de duendes y aparecidos.
Espejismos de mis ojos,
quebrada
de cal y canto.
Las pozas de mis anhelos
son de tus aguas
muy claras,
y tus arenas de oro
resbalan entre mis manos
Allá canta el azulejo,
183
RODRIGO MIRÓ
allá silba el sangretoro,
entre las hojas del sigua
del cornezuelo y del guabo.
Ven a mis ojos de hoy
eterna y muda quebrada;
cañaza de mis recuerdos,
cantando por la mañana.
2
UNA ROSADA ESTRELLA EN LA VENDIMIA
El hilo de una estrella,
se cayó de repente,
y enlazó con su ovillo
la luz, la bruma, el viento
y los trajo extasiados
muy cerca de mi sombra,
muy lejos de mi cuerpo.
Los recogí anhelantes
como quien roba sueños,
para dejar llevarme
de un empuje violento.
La luz...
me sentía refulgente
La bruma...
me presentía azorada.
El viento...
me llevaba sin brújula.
Luz, bruma, viento,
ovillo de mi estrella,
hilo desenredado,
deja que yo te eleve
con todo mi mensaje.
184
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
3
VIVO CON TU PAISAJE EN EL ESPACIO
Una lluvia de átomos cruzaba el espacio
y yo tal como ellos me sentí muy pequeña
pensando algunas veces:
¿Cómo integrarnos todos, cómo quererlo todo,
cómo tener la fuerza que irradian en su médula
para explicamos luego, la razón de
la vida, de todo el universo?
¿Cómo tener lo inmenso de aquello tan pequeño,
cómo estar en la tierra con patria, con hogar?
Sentirse como un átomo es a la vez sentirse
inmenso,
muy pequeño,
débil como la caña, extenso como el mar.
[1, 2 y 3: Una rosada estrella en la vendimia.]
185
RODRIGO MIRÓ
Demetrio J. Fábrega
Nacido en la ciudad de Aguadulce, el 14 de septiembre de 1932. Ha
realizado estudios universitarios en los Estados Unidos de América y en
Europa. Ha sido funcionario de nuestro servicio exterior, y ha ejercido el
periodismo. Actualmente vive en el Japón.
Demetrio J. Fábrega, que ha merecido, como Ros Zanet, tres primeros
premios del Concurso Miró es un fino y maduro poeta en cuya obra se percibe el raro don de la autocrítica.
Obras: Redes de Humo, 1952, (Inédita), Libro de la mal sentada, 1956;
Cuerpo Amoroso, 1964.
Referencias: Luzcando, Roberto: El nuevo movimiento poético en Panamá, 1960; Alvarado de Ricord, Elsie: Escritores Panameños Contemporáneos, 1962, Martínez Ortega, Aristides: Poesía Vanguardista de Panamá, en
Lotería Nº 110, de enero de 1965.
1
SONETOS DE LA MAL SENTADA
I
Con un pañuelo encima no, que nada
niegue el golpe de luces prometido,
que nada esconda lo que de escondido
hizo al bosque bramar, gemir la espada.
Con una cinta no, la flor ahogada,
que mi decoro rueda desabrido,
y un capitán muy pálido, rendido
busca la flota que le fue burlada.
Pólvora y yesca y pájaros de hondura
hieran de cuajo al centinela breve
de la casa que exhibes y me alejas.
Yo por los campos voy de tierra dura
mordiendo mudo tu puñal de nieve
con que me dejas ver que no te dejas.
186
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
VIII
Verte y no verte, mala marinera,
tu falda mina mi lucero sano, verte y no
verte por no ver mi mano
derramando la sed de tu ribera.
Verte y no verte fustigar austera
tibios gamos de amor en mí verano,
verte y no verte levantar en vano
la mies al aire cuando el horno espera.
Para tener tu primavera loca
dándole y dando a mi cerviz herida
jardines de áscuas, piélagos de fuego,
quisiera nunca ver y ver tu boca,
verte y no verte junto a mí, tendida,
para no verte más, y verte luego.
IX
Sobre la vara el tamarindo muere,
bajo la vara azul de tu cintura
unicarnada, fiel, blanca, madura,
con una rama de humo que te quiere.
Dime el collado, el signo, en dónde espere
––pañuelo no me dés para amargura––
para que nadie sepa cómo apura
lo poco que te vi de lo que hiere.
Costanero en la flor de tu calado
vuela en tu muslo un rayo que me impide
donde la noche pasta sin amores.
187
RODRIGO MIRÓ
Tamarindo mortal amortajado,
clavado y fresco y prófugo te pide
si ya vio tu jardín, gustar las flores.
X
ya, señora, ten por bien
de me dar el gualardón.
Marqués de Astorga.
Por tu color mortal vengo vencido,
héme que vengo por tu piel cegado
la frente traigo de laurel cansado
y el prado de vivir por ti caído.
Me fui por cosas de oro prometido
rasgando mundos con mi potro armado,
y el resplandor que había en tu costado,
pobre dejó mi estado perseguido.
Ya se me rompe el tiempo y me condena
porque te fui a buscar y ciego anduve,
porque sentí tus galas en mi cuello.
Si ya sólo morir y en tierra ajena
podré, siquiera por lo mal que estuve
que sea después, después, después de aquello.
2
POEMAS AMOROSOS
Ven a llenar las blancas soledades,
el huerto donde la marchita
violeta alumbra el capitel perdido,
ven a llenar tus nombres
que he recogido por el mundo.
188
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Entre los sauces de la noche vi
cómo venías por las losas húmedas
dejando atrás estrellas agitadas.
Escuchar las voces de la ciudad.
Risas y máquinas,
crímenes y festejos.
Todas distintas ahora
que todo me habla de que voy a ti.
Hollada tu inocencia, lloro
sobre tu cuerpo sosegado.
Firme tu boca y blanda y fiera
y repentina y loca,
sobre la carne estremecida.
¡Todo, perderse! Mi pensar, la verde
revolución del viento en los pinares,
y las pálidas islas despidiéndose,
hoy prodigio, mañana sombra huida.
Sí, pero mírate cruzar los campos,
la fuente que regala tu reposo,
los blancos, derramados mediodías.
Adiós, playas azules,
lagos ardientes,
bosques floridos.
¡No! que no puedo dar con las palabras
que a mi me digan que te digo adiós.
[1: Libro de la mal sentada, 2: Cuerpo amoroso.]
189
RODRIGO MIRÓ
190
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Poesía post-vanguardista
❦
191
RODRIGO MIRÓ
192
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Changmarín
Carlos Francisco Changmarín nació en Los Leones, caserío ubicado en
las vecindades de Santiago de Veraguas, el 26 de febrero de 1922. Mientras
estudiaba en la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena ––que le graduó maestro de enseñanza primaria en 1943–– se reveló artista: poeta, pintor. Ha sido maestro en diversos lugares del interior, y Profesor de Dibujo
en la institución donde estudió. Es, además, cuentista. Faragual (1961), libro premiado en el Concurso Miró, reúne algunos de sus cuentos.
Iniciado bajo el influjo de los vanguardistas, hace después una poesía
de angustiado acento y clara intención revolucionaria.
La obra de Changmarín fruto de un temperamento rebelde, muestra
cierto menosprecio por la forma. Militante de izquierda, pone su poesía al
servicio de su credo político.
Obras: Punto ‘e Llanto, 1948; Poemas Corporales, 1956, Socabón, 1959;
Dos Poemas, 1963.
Referencias: Revilla Argüeso, Angel: Nuevo realismo social lírico, en
Comentarios de asedio sobre Poesía Panameña, 1963, Dos Poemas, en Panamá Literario Actual, 1970; paisaje y poesía, ascesis panameña, 1964.
Pássim. (Incluye un importante texto de Changmarín donde explica su modo
de escribir).
1
CHARCO DE AGUA
La lluvia dejó un charco de agua,
como un anteojo
en la mitad de la plaza.
¡Charco de agua!
En el piso están las nubes,
por abajo pasa el cielo...
Y en el cielo está la torre de cemento.
Las casas son acordeones.
Los carros pasan y pringan.
193
RODRIGO MIRÓ
Y cuando pasan las niñas...
nube,
cielo,
torre,
casas de acordeones tiemblan...
cuando van ya muy arriba
de las piernas.
2
ARCOIRIS EN DOCE COLORES
O POEMA DE UN PUEBLO
(Fragmento)
Rojo
Las tunas y las sandías
lloran sangre dilatada...
La calle corre prendida
desleída y bifurcada...
Cuando una rosina cae
una rosa la reemplaza.
La niña la rosa corta
y en el cabello la encaja...
Violeta
Barrancos
y serranías muy distantes...
Guirnaldas
Y las ojeras de las muchachas...
Muy Negro
Le beso
la boca
a mi chola amada.
Cuando los faroles
194
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
por Jesús se apagan...
Música de grillos,
cantares de ranas...
Noche de febrero
y orquídeas moradas...
Gris Final
Gris...
Muy gris...
Grisada...
¡Silencio...!
¿Qué pájaros comprimidos
traen en sus picos de oro
las prendas de la mañana?
3
LAS NORMALISTAS SON BLANCAS
Las normalistas son blancas como un pueblo de azucenas,
como un pueblo de palomas y una cúpula de estrellas.
Los caballos de la luna dejaron sobre la arena
sudor de nácar y plata con lagunitas de higueras,
y seiscientas niñas niñas, como seiscientas muñecas,
tomaron agua de luna para vestirse de estrellas.
Las normalistas son blancas,
blancas de risas ligeras.
Cuando van subiendo el llano
van sembrando una quimera.
La tarde se va poniendo
detrás de las cabelleras,
195
RODRIGO MIRÓ
con anillos de sardinas
y con nubes de cadenas.
La tarde se va llorando.
La tarde no quiere verlas.
Cuando van bajando el llano
van quitando las linternas.
El llano queda gimiendo.
El llano quisiera verlas.
Cuando van subiendo el aire,
aire de luz, luz de idea...
¡cómo va quedando el cielo
tupido de madreselvas!
Y la voz se va quedando
música dentro la Escuela,
cuando las seiscientas niñas
sus cansados ojos cierran.
La noche las hizo blancas como blancas lunas nuevas,
como los sueños del monte se hicieron agua en las tejas.
La noche de manos suaves con madrugadas de seda,
las hizo de caras blancas y de negras cabelleras.
Las normalistas son blancas como un pueblo de azucenas,
como un pueblo de palomas y una cúpula de estrellas.
196
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
4
POEMAS CORPORALES
Prólogo
Aquí empieza mi canto, son del pueblo
llanto y dolor del nervio malherido.
Aquí ladra mi ser; de aquí despierto,
chispa de sol terrestre dando tumbos,
mordiendo la rajada geografía.
Yo voy en busca de la vida a tientas
y aunque detrás de mí los cien lagartos
del hambre y la miseria se deslizan,
levanto con mis huesos adelante,
porque el viento de rojas esperanzas
va floreciendo rosas cuando marcho.
Voy en busca del pan... sólo migajas
encuentro en los torcidos recovecos.
Mas he de hallar los verdes arrozales
pariendo sobre el yermo y las espinas.
En busca de la Patria voy rodando
y sólo polvo y amargura encuentro.
Pero he de verla marinera, libre
bailar en el tambor de la alegría.
Quiero la paz, el vuelo incandescente
de la paloma sobre el ancho mundo.
Y aunque mis manos sangran y devoran
buitres de la muerte mis orejas...
oigo el rumor de mensajeras plumas;
oigo el turrututú de las palomas
como aurora boreal sobre mis sueños.
Yo soy hecho de sal y de esperanzas.
Duro para matar. Soy medio tigre
y a veces ruiseñor y serranía.
197
RODRIGO MIRÓ
De la barriga de la Patria vengo,
donde la tierra chola me amamanta.
No en vano el pueblo me cuajó en su sangre,
porque en la noche cruel entre bramidos
yo clavo mis colmillos de cachorro,
en la frondas carnales del futuro
abriendo los claveles de la aurora.
5
MIS VERSOS
(Fragmento)
PARA ESCRIBIR...
la pluma, el puñal,
la flecha y la metralla.
La palabra de Carlos,
la música de Marx.
Y porque en las mañanitas
de todos los caminos
alzo una gran bandera
de rosa y de rocío,
dicen que yo soy malo...
¡que he asesinado el alba!
PARA ESCRIBIR MIS VERSOS...
una reja, un candado,
el suelo frío, baboso,
el mundo de la cárcel.
Con su son de tortuga
pasaban los calendarios.
Para que supiera, poeta,
lo que es la vida,
la Patria de los barrotes,
la República abstracta,
la Democracia pura.
198
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
LA LIBERTAD
mordía mi espalda
como una chinche flaca.
La justicia de cucaracha
subía por las paredes.
La igualdad
era la gracia de arroparse
cada noche,
con la misma saliva
bajo la sombra sucia
de grajos y maldiciones
y estrellas subalternas
que no alumbraban nunca.
PERO EL TIRANO, ARRIBA,
con Mister Ford y Morgan,
ordeñaban la vaca del Canal,
de Chiriquí a Darién
la cerca caminando
la Company, la plata,
la plusvalía,
la vida de los pobres,
chorreando del trapiche,
la champaña,
el mundo libre, la sagrada
propiedad capitalista,
vestida de democracia,
con un poco de circo
y de “mater et magistra”.
Y ahora quieren que escriba
cabeza para abajo,
con desteñida pluma
de pavo real morado
sobre la torre alta
de marfil
del arte puro.
Que hable de la mujer
199
RODRIGO MIRÓ
sin sugerir que tiene
calenturas y rosas
en medio de sus senos.
Y que me ponga una
absurda camisa de demente,
para gritar sonetos
como en un manicomio
todo para que goce el rico
disfrazado de sabio,
con su cortejo estúpido
de loros y cacatúas.
PERO YO NO SOY, SEÑORES,
caballeros burgueses,
como el grillo
que vive del rocío,
y canta, porque le divierte
el lejano embeleso
de la estrella,
o de la araña que teje
la trampa de la muerte,
sobre una rosa blanca
inútil e inocente...
YO VIVO SOBRE LA TIERRA,
y llevo mis pantalones puestos,
como los hombres...
¡Marcho...!
Mi guitarrita tiene
cinco cuerdas,
Salomo,
me viene de días lejanos
este grito.
La palabra que uso
la aprendí de la gente;
de su rosal, el verbo;
la rima, de su muerte.
200
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
REZUMO POR TODAS PARTES
sudor y arroz florido,
sal
y zurro de pipa
de antiguos leñadores.
LA MADRUGADA, EL SOL, LA VACA,
el perro, la huella del zahino,
la escopeta, el disparo,
la torcaza sorprendida
El canto del «cocorito»
sobre el níspero viejo...
El mugir de los toros
de los terratenientes...
El río, de noche, oscuro,
crecido con los llantos
de todos, los propietarios
que no fueron al cielo.
La gota del rocío
sobre la verde hoja del plátano,
donde mis labios
bebieron estos sueños...
El canto de los gallos
desenredando el día
lejano de mis abuelos
muertos en los panteones.
La bandera azulita
y roja con sus estrellas
que me enseñó el maestro
en la escuela del campo...
Los ojos verdes y negros
de las primeras novias,
las cartas
que escribimos con tinta
azul y perfumes...
Los besos
las caricias.
201
RODRIGO MIRÓ
El árbol de macano amarillo
que floreció en diciembre
cuando me dijo
adiós,
la última
muchacha.
TODO, TODO ME LATE
como un perro fiel, en la oreja,
en el viento,
y me sangra por las puntas
de mis dedos silvestres,
cuando escribo mis versos,
esta noche sin luna.
[1, 2 y 3: Punto ‘e Llanto.]
202
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
José Franco
Nacido en Calobre, provincia de Veraguas, en el año de 1931. Egresado
de la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, ejerció el magisterio
por algún tiempo. En la Facultad de Filosofía, Letras y Educación de la
Universidad de Panamá siguió luego cursos, sin terminar ninguna carrera.
Es periodista, y ha representado a Panamá como Embajador ante los Gobiernos de Uruguay y la República Argentina. En la actualidad presta servicios en la Cancillería.
Poeta de emoción popular, cultiva con gusto la décima, sin que ello le
impida logros en formas más elaboradas de la expresión poética. Dentro de
la lira patriótica su poema Panamá Defendida es obra sobresaliente.
Obras: Sollozos anónimos, 1955; Panamá Defendida, 1959; Patria de
dolor y llanto, 1961; Panamá Defendida, Guayaquil, 1964 (Incluye Sollozos
anónimos y otros poemas); Poemas a mi Patria, 1968 (Incluye casi todo lo
anterior); Dormir con los muertos, 1972.
Referencias: Young Núñez, César: José Franco y la palabra como acción; en Lotería Nº 50, de enero de 1960; Artel, Jorge: La poesía de José
Franco, en Lotería Nº 92, de julio de 1963, reproducido después como Prólogo de Panamá Defendida y Poemas a mi Patria.
1
DEL ALBA
El alba es el más precioso algodón
del tiempo; el homenaje natural
a la simple ternura. Es como un niño
reclinado al espacio. ¡El libre génesis!
¡El alba es la primera libertad...!
2
JUAN DE LA COSA
Comandante del agua y del oleaje
fuiste, Juan de la Cosa, barcarola.
Singladura que el aire desarbola,
historieta marina del paisaje.
203
RODRIGO MIRÓ
Lámpara sobre el piélago y cordaje,
eras lo mismo dardo y caracola,
Del océano jinete en la cabriola,
brújula inmemorial del pilotaje.
En la zurcida manga costanera
la playa era una blusa marinera,
un delantal orlado de arenales.
—No te quiso la muerte navegando.
Entre siniestros pájaros graznando
el Istmo celebró tus funerales.
3
ELEGÍA A GRISELDA ALMAR
“Y las flores se elevan en la tierra
como el perdón fragante de los muertos”
Lubiez Milosz.
He vuelto a llenar mi corazón de días sencillos
de mar, de ríos, de antiguos villorios,
como un verano de hojas juveniles.
He vuelto a beber los días silvestres
del canto mineral; los marañones
en flor, y los naranjos en las afueras del pueblo.
Porque tu blusa fue un día por el llano rodando
como una enredadera de pañuelos en el alba.
Era el tiempo del verano... ¿Recuerdas?
El poblado era una plaza de almendros y cereales.
¡Oh los ranchos, hechos cual nidos de amables palomas!
(Entonces tú ibas por los caseríos,
a visitar a Pedro, a Juan, a Anselmo;
ibas a hablarles de los cafetales,
de la cerca rota por el ganado...
204
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Mayo saludaba con su piel de lluvia también
tus palabras de maestra rural...)
Siempre que miro el pueblo te recuerdo.
¿Qué flor más jazminada de sollozos
que tu carne...? ¿Qué, la jugosa harina
de tus labios hecha para alegría de los niños...?
Tu alma fue construida para el bien, Griselda Almar.
En los pueblos los días pasan como los crepúsculos,
repetidos, como juncos humildes,
como remotas lámparas de invierno.
(...Por la ausencia que va desde los éxodos
del espacio y el tiempo y el olvido...)
¡Ah el olvido...! Naufragio de la luz y la sustancia.
Páramo detenido junto al sueño.
Griselda Almar... dulce Griselda Almar.
¡cómo he amado tus ojos...! tu pura voluntad
para lo bueno: ¡Y tu actitud ante el ser y el no ser...!
4
PANAMÁ DEFENDIDA
Entonces fue la Patria
Los caminos del indio,
Los playones,
las montuosas
serranías atlánticas,
las salinas del mangle
y los estuarios.
Fue la Patria la tribu.
Los juncales,
el fastidio del humo
en los bohíos,
la sierra agreste,
anónima.
205
RODRIGO MIRÓ
Pesarosos, hostiles,
los senderos del hombre
fueron ríos,
cordilleras de rocas
y jaguares.
Del turbulento Atrato
al chiricano suelo pastoril,
la Patria ha sido siempre
los andantes caminos,
los galopes
del aire inmemorial,
territorio
de tránsito perpetuo.
La selva, las raíces,
la hierba adusta,
huraña,
las pesarosas tumbas
aborígenes,
seguían los pantanos,
las chozas familiares,
las aldeanas
inscripciones
cerca de los riachuelos
solitarios,
donde nacen remansos
y marismas,
y el cardumen remonta
los bajíos.
Simples, rústicos
troncos ágiles,
fueron los indios flechas,
rupestres signos, manos
ornamentales; ollas
profundas de almidón
alfarero.
Modelaron el barro,
206
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
las hamacas
del viento forestal,
las estatuarias
costas del Pacífico:
sonoras, armoniosas,
asientos del crepúsculo
y la espiga.
Porque antaño el maíz,
esmalte y fuego,
panal de arcilla roja,
fue corteza
en las “Chákjaras”,*
atavío textil,
sueño multicolor
del cántaro y la sangre.
¡Oh cenizas del indio en mi memoria!
hallo en tu cesta rota
la liturgia
del vaso funeral:
que el hombre es sólo barro,
mortal ánfora,
polvo común del tiempo
y el olvido.
Quizás en la amargura
de la piedra
tu muerte se prolongue,
dulce ocarina lánguida,
sementera filial,
danza de los abuelos
enterrados.
Me remonto a la noche
de tu primo elemento:
eras la red, la trampa
en el harpón, la pesca
* Bolsa de hilo.
207
RODRIGO MIRÓ
humilde en los esteros.
Tus palabras
indagaron la tierra,
las azules
leyendas de los Dioses,
las videncias
del primer jeroglífico
en la luna.
Padre nuestro del Istmo,
candil triste.
Lirio de los volcanes
y el relámpago.
En tu nombre mi Patria
se hace origen,
texto de la palabra funeral,
remota imagen
del llanto memorable.
Patria mía,
cuántas veces
tus horas
son horribles cloacas,
oscuros pozos
de miedo estremecido.
¡Cementerios de tristes excrementos!
Te miro a veces, Patria,
como un túnel
de cruces y burdeles,
como un golpeado muro de cantina.
Espectros insaciables
cual brujas mitológicas,
chupan tu sangre pura;
cortan tu carne humilde,
tus manos temblorosas como pétalos.
Lucho y tomo mi ruta,
la señal venidera...
208
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
sereno estoy, de frente
ante un desfile
omnímodo de lanzas,
ante las longitudes luminosas
del trino, y los aullidos
undívagos del lobo
nocturnal del destierro.
Porque en los villorios
como en las ciudades
de esta Patria aturdida,
muerden los canes de la angustia,
mugen los toros de la tisis,
braman los trapiches
del hambre en las
huesudas manos frías
del mendigo cubierto de cenizas...
También “The Canal Zone”
es una brasa ardiendo,
Patria mía.
Si fuera el Canal
un sitio dulce,
si fuera un
sendero de alborozo,
si abriera sus compuertas
a la dicha
del hombre sin remilgos;
si la bandera nuestra
tremolara en sus aguas.
Si no decapitaran
la alegría...
iríamos contigo,
saludando,
haciendo un mundo bueno.
Sería el canal un sitio puro,
un eterno vehículo de amor.
209
RODRIGO MIRÓ
Pero la gruta rubia del GOLD ROLL
ha sido un cráter sucio
de esputo y pus, de huesos
y carne devorada.
Porque mientras existe un SILVER ROLL
de negros y un GOLD ROLL de blancos,
y haya un prostíbulo
por cada dólar
que penetre en nuestra tierra,
y los indios se pudran
como tallos
junto a las plantaciones
de banano,
no habrá paz.
Ni habrá fundamentales
regocijos,
ni habrá un mantel de amor
para el dolor antiguo de la patria.
Cuando termine la tristeza, cuando
no haya mendigos y haya frutos, cuando
sean las horas joyeles de alegría
y la leche no falte en los manteles,
cuando no se lastime la ternura
de las recién paridas madres jóvenes,
y los ríos extraños busquen sitios
a sus banderas de aguas amorosas,
cuando los barcos –islas errabundas–
del pueblo universal lleven la paz;
seguiremos creyendo en tu memoria.
La Patria nunca muere.
Vive como una daga,
como un rastrillo joven.
La Escuela y los dulcísimos claveles
de los textos;
los oficios heráldicos
del fruto colectivo,
210
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
los goznes
de los céspedes del cosmos;
los leales territorios:
ábrenle el corazón
como una rosa.
Cantemos por su nombre.
Amemos su estructura
en los colegios,
un pensamiento suyo
en cada tarde.
Que vuelva la República
a su justo
litoral de alegrías.
Que vuelva la República
a su austero
ramaje de esperanzas.
Iluminen la Patria
los auténticos,
los tributarios guías
del pueblo laborioso.
Que la patria es el istmo,
América y el mundo.
EPÍLOGO
Oh, mi país amado,
Panamá.
Lirio continental,
sutil aroma ungida
al pórtico de América.
Te han golpeado
hasta en tus oquedades,
Patria mía.
Antaño fusilaron
tus indios,
los solemnes atabales,
211
RODRIGO MIRÓ
los tambores
del adiós sin retorno.
Más tarde
fue moliendo tu cintura,
jazmín heroico
tu ombligo asesinado.
Aún te siguen golpeando,
Patria mía.
Sin embargo,
mañana serás júbilo,
podré mirarte alegre,
oler tu casa limpia,
sentir la aurora libre
sobre tu patrimonio.
Junto a tu corazón,
mañana, te lo juro,
cantaremos un himno
por la vida.
[1 y 2: Poemas a mi Patria. 3: Sollozos Anónimos. 4: Panamá Defendida.]
212
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Diana Morán
Nacida en Panamá, el año de 1932. Profesora de Español, egresada de
la Universidad de Panamá (su trabajo de graduación versó sobre El
vanguardismo en la poética panameña). A la profesora debemos un útil Manual de Iniciación Literaria, que lleva ya nueve ediciones, la última hecha
este año en México, donde vive desde hace algunos años. Becaria del Colegio de México, estudia para una Maestría en Letras Hispanoamericanas.
Obras: Eva definida, 1959 (en colaboración con Ligia Alcazar); Soberana presencia de la Patria, 1964.
1
BÚSQUEDA
Venden los profetas
lotes en el cielo
y las catedrales encienden sus anuncios
en la cadera inmaculada de una virgen.
El siglo en un Apolo
aterriza en la frente de la luna
y aquí abajo
a mil niños
por segundo
se les llena de arriera la barriga.
II
Salimos
así tuertos
como un campanario en las manos de un loco
a perseguir el ojo
que una noche de lluvia nos robaron
en la muerte pequeñita de Biafra
en el ángel azul
que guarda
las barbas de los hippies
y en el cerebro electrónico de las computadoras.
213
RODRIGO MIRÓ
III
A pedacitos se nos caen los dedos
en los portones del asilo.
Cementerios
de canarios es la lengua.
No hay una luciérnaga para esta sombra. Nadie
donde pasamos
quebrando las botellas de la angustia. Nadie...
Seguimos con nuestro ataúd a cuestas.
IV
¿Lengua o polvo?
¿Corazón o mercancía?
¿De qué desheredado ombligo de dios
hemos caído para buscar en vano
el pie y los caminos
de los yacimientos de azúcar?
2
SOBERANA PRESENCIA DE LA PATRIA
Es enero en las calles donde ruedan los gritos,
nueve o diez en la cara, en la súplica radial
de un arroyuelo rojo para soldar los nervios,
es la fecha de un pueblo que encontró su camino.
Escuchen lo que digo
con una brasa de odio
en el pájaro dulce que habitaba mi seno,
aunque la barba de Walt Whitman hable
de familias de hierbas y moral manzanera.
La patria se fue, como siempre se ha ido,
con su camisa blanca
y la corbata azul de adolescencia,
con el civismo juvenil de su paso
y el, fértil batallón de sus arterias,
214
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
a enarbolar el vuelo allí donde cortaron
las alas tricolor de sus emblemas.
Escuchen lo que digo
con la capilla ardiente del rencor más viejo:
Mi patria, cántaro de amor en todo idioma,
que ofrece su agua buena al peregrino
ha arrastrado sesenta calendarios
sin derecho a la fruta, al árbol de su huerto,
saqueada en la bondad de su cintura.
Escuchen lo que digo:
En cada sitio de mi cuerpo hay un dolor de siemprevivas
para contar al mundo la parábola del buen vecino
que aplastó la luz recién nacida.
Muchachita de paz,
exigiste la fruta, el huerto, el asta de tu nombre
y el muro... el muro blanco... el muro rubio
–su carta... Punta del Este–
deshilvanó tu esencia, derramó su cauce,
a la húmeda intemperie de gases lacrimógenos
gemías Panamá, como un maizal en llamas.
¿Quién me pide cortinas
para azular la piel quemada de estas sienes
que jamás pensaron en tirar un jazmín a las alondras?
¿Quién reclama la sílaba final de un corderito
para ensayar un apretón de manos
aquí, donde quedó sin gasa el hospital
para cubrir la fuga de amapolas?
Quién, quién se atreve a rezar:
Tío Sam, Santa Claus, Cuerpo de Paz
–Arca de las Alianzas, Consuelo del Afligido–
el corazón agujereado
cicatriza con verdes papelillos.
¿Quién me pide que sufra, qué suframos de amnesia,
que le demos a Fleming tres medallas
y con Bogart bailemos tamborito
por la amistad del tiburón
y el anzuelo en las sardinas?
¡No! El sol no despierta para ustedes,
215
RODRIGO MIRÓ
usureros del aire.
Ese disfraz de oveja hermano lobo,
ya no engaña el candor de las violetas.
Ahora, ¿cómo bautizarás esta maniobra?
¿Juegos de patos?
¿Operación amiga en Canal Zone?
¿Pildoritas Johnson para el subdesarrollo?
Estos brazos que buscan una forma de niña,
un latido de novio, una frente en los libros,
no es película para soldados morfinómanos.
La viudez de estos cuartos no se vende en coca cola.
El salitre escapado de la herida en desvelo
no es negocio de chicles o zapatos.
Este nueve de enero no es cera de museos,
no es moneda de cambio
ni tiene la firma de Bunau Varilla.
Yo tengo que gritar,
–Oh, prendida garganta de mis muertos–
yo tengo que gritar
con su polen de incendio
en los cuatro puntos de la rosa del aire
donde soltó la UPI sus vampiros:
¿Qué palabra,
qué palabra por más sucia que sea
no resulta flor para escupir el rostro
de búfalo en conserva?
¡Qué adjetivo no es ángel para pintarle buitre,
si por cada paloma que la mano te ofrece
asesinas la mano, la sal y la paloma!
No hay lago, frontera, axila que no lleve
el tatuaje de tus colmillos roedores de luceros.
¡Malditos de ayer! ¡Asesinos de hoy!
¡Herodes de siempre!
Los huesitos de Chapultepec...
Los huesitos de Atitlán...
Los huesitos de Hiroshima...
La carne, los huesitos de mi patria
molidos con repiques de metralla.
216
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Mi cielo violado, como una niña ciega,
en la torturada inocencia de su pubis,
las venas sacadas de su casa joven,
los hijos deshojados, lirios secos,
la última estrofa del Canto a la Bandera
en el frío ruiseñor de la mirada
y el llanto, el llanto maternal
—Oh vaso ardientes—
sangriento memorial de labio en labio.
Yo tengo que gritar:
Mis muertos son vivas sembraduras,
ataúdes que nutren la esperanza
con el ritmo ascendente de la lucha.
En las cuencas de Rosa revientan las espigas,
en la espalda de Ascanio se arman las legiones;
los fémures de Alberto, Teófilo y Rogelio,
son astas invencibles otra vez en el muro.
Los ojos de Ricardo, los labios de Rodolfo,
las células de Víctor, los dedos de Carlos,
las piernas mordidas, sus núcleos morados,
sustancias nacionales, patrimonio se han vuelto.
La sangre de los hombres es historia viviente
savia que de la muerte se incorpora
soberana presencia de la patria.
El gorrión machacado en la lengua de un héroe
fertiliza el reposo de su hielo
y hace nido en la marcha su clarín de conciencia.
Escuchen lo que digo, hoy nueve de enero,
a ustedes tragalunas del mundo,
a ustedes que asesinan los dedos sembradores de olivo:
Del hijo acribillado retoñar muchos hijos,
del obrero en el polvo mil obreros regresan,
del semen inmolado toda cuna germina.
¡Las tumbas pregonan! ¡Se desclavan las cruces!
¡De la cal del pueblo, el pueblo resucita!
Y tú, pequeña patria, gigante de esta fecha,
esculpida en la roca de tus muertos
para nacer definitivamente,
217
RODRIGO MIRÓ
abrirás tus alas agredidas
en el dolido cofre de tus peces.
Hasta el último niño en presagio de mieles
ofrendará su pálpito de auroras
por la libre heredad de tus estrellas
¡Hoy!
¡Mañana!
¡Siempre!
[1: Poesía Joven de Panamá. 2: Soberana presencia de la Patria.]
218
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Álvaro Menéndez Franco
Nacido en la ciudad de Panamá, el 23 de abril de 1933. Autodidacta, a
pesar de sus experiencias en varios colegios de educación media, es un esforzado propulsor de empresas literarias. Fundador de los grupos “Demetrio
Herrera Sevillano”, (1954) “Demetrio Korsi”, (1958) y “César Vallejo”,
(1963), dirigió por algún tiempo Diorama Cultural (1957-59), página literaria de La Nación, y estuvo vinculado a la dirigencia de Letras de Panamá,
cuyo primer número apareció en diciembre de 1957.
Cuentista —La marcha de los descalzos, 1956 y Cuentos y anticuentos—
, es también crítico literario. En 1957, con La nueva voz de los antiguos
ríos, mereció uno de los premios de la sección poesía del concurso Miró.
Ese libro, lo mismo. que otros suyos, permanece inédito. Sólo poemas aislados han visto la luz en diarios y revistas.
Referencias: Martínez, José de J.: Alvaro, César, José y Pedro, poetas
populares, en Gráfico, de 25 de junio de 1962; Pérez, Felipe O.: Alvaro
Menéndez Franco y la poesía con mensaje, en Dominical, de 10 de agosto
de 1971.
1
SI EL AMOR QUE ME DAS
A Elisa.
Si el amor que me das Samaritana
no tuviera la fuerza de cadena
y si la fuerza de cadena no tuviera poder
de aposentarse en el verde de tus ojos
donde sacio mi angustia y mi esperanza;
y si mi angustia y mi esperanza
no fueran entre sueños hasta un lugar remoto
en donde se construye un nuevo día,
y si su limpia geografía de olivos y espartos
no diera sustentáculo a mi hombría,
entonces:
sin tus ojos sin tu verde
sin tu agua sin tu amor sin mi esperanza
hecho sólo pellejo de agonías
219
RODRIGO MIRÓ
me iría por las noches hasta los elementos
como una gota más. ¡Te lo confieso!
1973.
2
REQUIEM
“¡Qué dedos tiene, cuántas
uñas saliéndole del sueño!”
Nicolás Guillén
Y cuántas enredaderas de tierras esclavizadas
envuelven ya su cráneo roto
sepulto en el misterio.
Su muñón sanguinolento
ya sin mano sigue aferrando un arma
como si fuera un crucifijo redentor.
Una boina sangrienta lo protege
del tiempo.
Grande es la tonelada de fama
que lo cubre.
¡Hasta los hippies usan
su cara en la camisa...!
3
LOS MUERTOS CONVERSAN BAJO LA TIERRA
(Fragmento)
Debajo de esta tierra que todos concemos
van creciendo raíces de afiladas junturas
y mientras cae la lluvia, abajo,
lentamente los muertos van creciendo
220
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
como un extraño pueblo de manos y metales.
No hay pupilas. Solamente coagulados rubíes
en labios de la herida
como un testimonio durísimo del crimen.
Y de las calaveras sale luz y nacen flores
temblorosas de tungsteno vengativo.
Es como si de pronto toda la geología
hubiera abierto paso a extrañas modificaciones.
Y las manos señalan hacia un mismo sitio
recordando que hay estrellas sin punta
rotas por la metralla infatigable y cruel.
Recordando que en la noche un grito quiebra
la quietud de los hogares y se clava
como un arpón sangrante en las conciencias.
Es como si nos hubieran condenado a ver
un gólgota inacabable que comienza y comienza
y siempre sigue comenzando.
Es como si a la flor del guayacán le robaran
su esmaltado penacho.
Es como si fusilaran un pueblo de gaviotas
Y cortaran el rostro dulce de una monja,
decapitaran arcángeles y pusieran espinas
dentro de las piñatas cumpleañeras.
Es como si pintaran el cielo de un color
destilado en las retortas de la muerte.
Es como robarle monedas a los ciegos
o escupir la rosa tempranera.
4
BAYANO
(Fragmento)
¡Por
la única calle
de la historia
viene
221
RODRIGO MIRÓ
un negro corazón
cantando!
¡El alto colmenar
de las estrellas
reserva
a su heroísmo
pergaminos de luz,
claveles de carbón brillante,
cadenas
trituradas
por su nombre tamborero!
La flor amarilla
de los emancipados
unida
siempre a sus combates
nos habla del dolor
y la opresión,
de la estirpe
apagada por el hierro
de manos esclavistas.
Durísima
la roca
del sufrimiento
mordió sangre
año tras año
lágrima a lágrima
pómulo a pómulo
vena a vena,
hasta formar un río
callado,
un enterrado cauce,
una campana
ronca y vengativa.
Ibeorgun Nº 2, diciembre de 1957.
222
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
5
DEMETRIO HERRERA SEVILLANO
¡Demetrio Herrera
trovador
del barandal tristísimo!
Garcilaso del humo callejero.
En la ventana
herida
y panameña
cantaba
el lirio anaranjado
de tu trino.
Conquistaste
el laurel
de todas las derrotas,
ganaste
la derrota
de todos los laureles.
Con tu negra sonrisa
y tus palabras blancas
de azul fraternidad,
andabas
por calles
y dolores,
por barrios
y fogones
de apagada bandera.
Eran tus huesos
corazones
de calcio innumerable.
¡Bronces reconstruidos
por el atómico martillo
de la vida!
En la cantera cristalina
del gerundio,
en la fábrica
colectiva
223
RODRIGO MIRÓ
de glóbulos y liras,
tu molde de juglar,
tu sílaba inicial
y proletaria concebidas.
¿Quién no recuerda
tu garra
de ángel poético?
¿Y el alma guitarrista
que usabas saludando?
¿Tu camisa custodiada
por un tórax
de botón y mancuernas?
¡Camarada
de madera y de estrella!
Te amamos doblemente:
por tu tinta de pólvora
y lucero,
por tu rostro de pluma
y guayacán.
Pini-Ibé, Nº 1, marzo de 1958.
224
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
César Young Núñez
Nacido en la ciudad de Panamá, el 24 de abril de 1934. Bachiller del
Colegio de La Salle (1952), estudia en la Universidad de Panamá, después
de haber tomado cursos libres, para el profesorado en Español. Ha dirigido
páginas literarias en la prensa local, y ha ofrecido recitales, individuales y
de grupo.
De ascendencia china, lo que parece explicar cierta buída lucidez que
le caracteriza, es dueño asimismo de una vena de humor no frecuente en
nuestras letras. Admirador de Nicanor Parra, practica el antipoema y la
literatura del absurdo. Refiriéndose a Poemas de Rutina Roberto Fernández
Iglesias ha dicho —en un programa radial— “es un ladrillo que el poeta
quitó del muro de la cotidianidad y en su lugar ha quedado un agujero para
ver lo que hay detrás, para ver algo más allá a través de la rutina... casi
puedo decir que es un método para escoger la y griega”.
Obras: Poemas de Rutina, 1967; Instrucciones para los Angeles, en Menciones Honoríficas, Premio Universidad 1972, 1973.
Referencias: Luzcando, Roberto: El nuevo movimiento poético de Panamá, 1960; Dutary, Alberto: Young Núñez y su verbo vestido de tiempo, en
La Hora, de 19 de mayo de 1962; Martínez, José de Jesús: Alvaro, César,
José y Pedro, poetas populares, en Gráfico, de 25 de junio de 1962; Popic,
Miroslav: Prólogo a Poemas de Rutina: Miró, Rodrigo: La literatura Panameña, origen y proceso, 1972; Cantu, Arturo: Un libro en serio y otro en
broma, en El Día, México, de 4 de abril de 1968; Fernández Retamar, Roberto: Antipoesía y poesía convensacional en América Latina, en Panorama
de la Literatura Latinoamericana, La Habana, 1969, págs. 259.
1
POEMA VERTICAL
Me
coso
un
ojo
en
la
mano
225
RODRIGO MIRÓ
y
te
miro
tocándote.
2
FILOSOFÍA ANTIGUA
Entre el Ser y el No Ser
Escojo
la
Y
griega.
3
A SOLICITUD DE PARTE INTERESADA
A solicitud de parte interesada
certifico
que estos poemas
son de una cuna noble
de doble cuna
si me permiten puedo decir
que les puse
sus botitas ortopédicas
con el tiempo
les pusieron orejas de conejo
y un día
los encontré trepados
en una escalera altísima
y les grité que se agarraran de la brocha
Yo le cierro el poema en las narices
al que quiera venir a saludarlos
me gusta andar en calzoncillos en mi casa.
Los poemas no se comen con los ojos
los ojos no se comen con los poemas
tienen razón los oculistas
226
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
no hay mejor gourmet que el que come con los ojos
bajo un clair de lune
Aviso: se cita a todos mis poemas.
Día Sábato: Lectura de Informe sobre Tuertos.
Viaje por KLIM y volverá al seno materno.
4
MI ORACIÓN DOMINICAL
Dios te salve, María, y a mi también
y aunque estas cosas no se arreglan por teléfono
Comprende que todos los días trabajo
y solo puedo llamarte los domingos.
Sabemos que sufres por los desvali(ja)dos
porque un buen día te apareciste a Fátima.
Héme aquí hoy desvali(ja)do
pero no sufras por ello.
Nosotros también lloramos por ti
porque te es difícil estar apareciendo
cuando quieres hacerlo.
Nos damos cuenta
que tienes mucho que hacer
Cocinar para Dios y darle de comer a los ángeles.
Dios te Salve María, y a mí también
Acuérdate que hoy es domingo
y la lotería juega a las doce.
227
RODRIGO MIRÓ
5
TESTAMENTO POR SI LAS MOSCAS
Desde el Asilo de Charenton
les escribo estas líneas
Repartan mis calzoncillos entre los pobres
Donen mis libros al Club 20–30
Mi trabajo en la compañía de seguros
deberá ser ocupado por Ernest Hemminway
Un último y cariñoso recuerdo
a la mujer que más quise en este mundo
a mi madre y a mis hermanos
que me envíen un par de medias
Quiero morir con las medias puestas.
6
PARA SUBIR AL CIELO SE NECESITA UNA ESTRELLA
Sé un buen ángel, me dijo mi madre
y entonces salí a la calle
con esa grata sensación que deja en el ánimo
la bendición de una madre
Hacia 1859
Billy The Kid militaba
en la pandilla de los Swamp Angels
y a los 14 años extendió un pasaporte
al mas allá
a un mejicano más fornido que un búfalo
que entró en el bar diciendo buenas noches
a todos los gringos hijos de perra.
Billy Harrigan o Billy The Kid
ejerció su puntería por mucho tiempo
y muchas veces iba a hacerles compañía
a las guitarras
y a los burdeles en Nuevo México
228
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
El Sheriff Garret según narra Borges
puso fin a su precoz aventura
cosiéndole el vientre a balazos,
Fiel trasunto de la historia
porque al final de aquella noche
cuando me doblé sobre mis piernas
decidí seguir el consejo de mi madre.
Y héme aquí en el cielo
convertido en un buen ángel
con mi estrellita de Sheriff
y un revólver de agua.
7
EL RETRATO DE SEBASTIÁN MELMOTH
En sus últimos días
El Cuervo de Poe posaba en la mesa de Oscar Wilde
y el célebre autor de Dorian Gray
se emborrachaba con Pernord
como un príncipe derrotado.
Adoptó el nombre de Sebastián Melmoth
y su vida no era ni la sombra
de la elegancia que paseó en Oxford
Ni el pañuelo verde de fina seda
junto a las palabras
que animaron los círculos literarios de Londres.
No tiene mayor interés
revivir la historia de su vida.
Su extraordinario talento literario
atrajo sobre sí todos los demonios.
El 30 de noviembre de 1900
un Dandy venido a menos
telefoneó al cielo para que le reservasen
una Suite impregnada de lavanda.
229
RODRIGO MIRÓ
8
LAST SUMMER
My quietness has a number of naked selves,
so many pistols I have borrowed to protect
myselves from creatures who too readily
recognize my weapons and have murder in
their heart!
IN MEMORY OF MY FEELINGS,
FRANK O’HARA.
Cuándo esté próximo a abandonar este planeta
guarda en tus ojos el tesoro
que los enanos del bosque
tuvieron el cuidado de enterrar
en el underground silencioso y de fábula
que nuestra pasión alimentó
con pedazos de sol nubes mareas
las primeras canciones de los beatles
el tema de Lara y Manzanero
en el pequeño radio transistor
y nuestras emisiones telepáticas
que vaya si no fue una gran suerte
que acertáramos en forma legítima y sin trampas
Sin duda
te será fácil reconocer
que yo no era de este planeta
y que nuestro amor no fué como las luces
de un teatro en una noche de estreno
sino una danza en el escenario de la vida
eternizada en su mas hermoso movimiento.
Y yo te guardaré las cosas
para que todas las cosas
nos guarden a nosotros
230
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
9
CARTA TARDÍA
Yo escupí la luz de la noche que cavó en tu rostro
mutilados luceros de jácara y lujuria.
Tú apenas soñabas con los blancos molinos de viento de tu infancia.
Tú ibas con tu dolor, como una lámpara rota en las afueras de tu sueño.
Tú a quien los marineros ebrios en la “Good Neighbor”
y los soldados aburridos y los diputados cuyos dioses eran
«Speedy González» y los magos de la UPI
con noticias sobre la muerte de Marilyn Monroe y el insomnio
de la princesa Margarita,
emborrachaban con whisky en aquel bar
lleno de humos y cervezas y traganíqueles borrachos,
y ultrajaban tus senos y tu carne humillada
como la tierra misma que sangraba por la ventana de tus adversidades.
Ahora pienso en tus ojos avanzando por las madrugadas
en las afueras de Río Abajo, en automáticos burdeles,
Villamor, Ancón, París, Las Flores,
huyendo hacia donde no encontraras rosados Volkswagens
y donde ningún hijo de rico pudiera violarte
y escupirte en el rostro sin que Jesús pudiera consolarte
porque Cristo vive en la casa de los ricos
hasta la segunda la tercera y la cuarta venida del hijo del hombre.
Tú tenías dieciocho años.
Tu corazón huérfano de vida a quien los funcionarios de turno
amarraban a un largo despojo.
Tus ojos miraban los paraísos de tu lejana casa junto al río,
sin que la felicidad pudiera hablar con Dios para que te diera la mano,
el padre de familia, el católico ferviente, ciudadano destacado,
jugaba sus dólares con muñequitas rubias en hoteles de lujo.
Muchas veces hemos intentado que tu corazón se abriera a la dicha,
que abandonaras la soledad de tus paredes vacías,
que la pureza de tu rostro, que tus manos blancas y suaves
como el primer baile a que fuiste con los ojos ebrios de amor,
volviera a tu dolor y a tu nostalgia,
231
RODRIGO MIRÓ
pero apenas si fuimos capaces de lastimar tu ternura agotada y sin vida.
Esta noche hay otro Cristo clavado a tu cruz.
Triste, tan triste como aquel que murió por salvar a los hombres.
Pero tú sabes, muchacha,
que un día el alba
bañará el rostro de la nueva mañana,
podrás cantar de la mano de los jóvenes héroes,
entonces ya nunca más estarás enferma,
ni pasarás hambre ni tendrás lágrimas,
y te diré que esta patria a ti te pertenece.
Casa de las Américas, Nº 72, mayo y junio 1972, La Habana, Cuba.
[De 1 a 3: Poemas de Rutina. 5, 6, 7 y 8: Instrucciones para los ángeles.]
232
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Enrique Chuez
Nacido en Santiago de Veraguas, el 31 de agosto de 1934. Es Bachiller
en Letras del Instituto y Licenciado y Profesor en Filosofía e Historia, de la
Universidad de Panamá. Ha sido obrero, pescador, empleado público.
Cuentista y novelista, hombre que tiene cosas que contar, su obra es
trasunto de una desesperanzada visión del hombre y la sociedad. A ese respecto, el libro del que proceden los poemas aquí insertos constituye una
excepción. Sus cuentos —algunos de ellos premiados— no se han recogido
en volumen. Su novela Las Averías, 1973, mereció una mención en un concurso internacional.
Obras: Al hombro mi socavón, 1964; Decimario, 1965.
1
LOS VERSOS DE AMOR PARA OLIVIA
I
Oye el ruido que hacen
los hombres al vivir.
Oye el odio que hacen
al morir.
Oye como Dios los mira
desgarrarse la carne con metales.
Oye cómo se adueñan
de la tierra llevando el fuego
del holocausto en sus devastaciones.
Oye cómo derrumban los muros
de los altares.
Oye el ruido de mi verso, Olivia
oye cómo te amo.
233
RODRIGO MIRÓ
III
Es falso que uno más uno sean dos cuando te quiero.
Si somos una misma pieza,
una sola alegría, una sola gana de comer.
Cuando te alejas
te busco en mis bolsillos,
en mis poros,
en mis versos.
Cuando me voy
me acerco más a ti,
me acopló más a tu vestido.
Qué locura que tú más yo sea dos,
es uno,
o tres,
o seis,
lo que resulte de este kilómetro de amor
para cubrir la tierra.
XX
Cuando te escribo un verso
el pobre no cabe de contento.
Corre por el papel, se detiene, me mira,
salta,
quiere significar todo el misterio de la carne,
cómo suda.
Yo lo comprendo porque también te quiero
y sé lo que es el gusto de quererte.
El lo sabe
y quiere hacerse más poema para ti.
¡Parece un niño!
Cómo amo tu verso, Olivia;
234
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
él quiere decirte algo que no puedo,
quiere ser un farol para tus pasos,
contarte las cosas de la vida
y decirte con mi boca que te ama.
Los dos sobre la tierra
vivimos para ti, con fuerza, cada día.
Pero, ¡ay!, mi vida, a veces tengo miedo
que te ame un poquito más que yo.
“La Estrella de Panamá”, 8 de septiembre de 1968.
235
RODRIGO MIRÓ
Aristides Martínez Ortega
Nacido en la ciudad de Panamá, el 31 de diciembre de 1936. Es Bachiller del Instituto Nacional. Y cursó estudios de literatura en la Universidad
de Chile. Actualmente enseña en la Escuela de Español de la Universidad
de Panamá.
Periodista, ha servido diversas columnas en periódicos de la Capital, y
desde hace un lustro es editor responsable de la revista “Lotería”. Ejerce,
asimismo, la crítica literaria, y en función de crítico ha publicado, sin contar ensayos aparecidos en periódicos y revistas, La modalidad vanguardista
en la poesía panameña (estudio y selección), 1973.
Obras: Retoños, 1956 (Con Jaime de León); Poemas al sentido común,
1959; A manera de protesta, 1964; A manera de protesta , 1972 (Incluye
nuevos poemas).
Referencias: Candanedo de Zúñiga, Sydia: Qué me dio la poesía de
Aristides Martínez Ortega, en “El Día”, de 8 de marzo de 1965; Menéndez
Franco, Alvaro: A manera de Protesta, en “Lotería” Nº 201, de agosto de
1972; Solarte, Tristán: A manera de protesta, en “Lotería”, Nº 201.
1
COINCIDENCIA
Un negro se mece
colgado como un espantapájaro,
otro yace
como un cuadro en rojo y negro;
la antorcha y la mano blanca
parecen la estatua de la libertad.
2
A MANERA DE PROTESTA
Señores:
A la luz del asombro
crece el mundo en mis ojos
—nace en oriente y se pone en occidente—
236
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
¿Qué son dos ojos para tal paisaje?
¿Qué son cinco sentidos para tanta vida?
Es desesperante lo mucho que se pierde a diario
—nuestro tiempo mortal es como el hoyo en la arena
donde un idiota pretende echar el océano—
Con una desenfrenada gana salgo diariamente a buscar vida,
a beberla a fondo, aunque no tenga garganta
para ese trago,
Señores,
por lo anteriormente expuesto
me rebelo contra el poder de convertir el mundo en una bola
que pueda desaparecer de un soplo
como en una función de magia;
no acepto que me tengan como en un film de suspenso
al borde del disparo.
Ordeno que me dejen vivir lo que aguante;
vivir lo que sin medida quepa entre pecho y espalda
hasta que las velas me escolten de dos en fondo.
3
EXPERIENCIA PERSONAL
Transcurrido cierto tiempo de mi arribo al mundo
dijeron un día
“oficialmente
te concedemos el uso de la razón;
id al templo del saber”.
Desde ese entonces
oí hablar de la libertad.
“ante nada aprenderás a conocerla impresa”
Sacaron varias letras del abecedario
y aplastándolas como acordeón
vi exactamente lo que deseaban mostrarme:
Libertad
Avancé remolcado como los barcos que cruzan Panamá
237
RODRIGO MIRÓ
a otros niveles del saber
donde se engorda con fechas y teorías la libertad.
“considérate afortunado —dijeron—
vives en el hemisferio de la libertad.
Nació a orillas del Sena;
actualmente reside en Nueva York
contemplando Wall Street
y dando la espalda al Sur”.
Decidí conocerla con no menos obsesión
que los embarcados a la Atlántida
Fui a un edificio de puertas ceñudas
cuyos planchados naturales dijeron llamarse funcionarios
Condecorados de lápices arañaban furiosamente las máquinas
mientras sus ojos rodaban por el pupitre como bolas aceitadas.
¡Deseo conocerla libertad!, exclamé
Noté con asombro que me enseñaban los dientes
mientras para otros movían repetidas veces el trasero.
Uno que giraba en la silla
—Majestuoso como un sistema planetario—
me interrogó de la siguiente manera:
¿Se interesa por la paz?
¿Cierra el puño cuando saluda?
¿Hay en su familia terroristas?
¿Sabe Ud. confeccionar bombas?
¿Por qué aparece en fotografías de concentraciones públicas?
¿Suele conocérsele con otros nombres?
¿Tienen señas particulares?
¿Se propone matar al Presidente Constitucional de la República?
A continuación exigieron
borrar de mi propio mapamundi
países que aparecían en todos los manuales de geografía.
De pupitre a oficina
peregriné gastando huellas digitales,
confesando hasta los más sonrojantes secretos de familia,
238
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
entregando fotos como si mi propósito fuera el estrellato,
cancelando impuestos que sumaron más de lo ahorrado para el viaje.
El primer impulso fue recordarles el templo del saber,
citar fechas, exponer teorías,
más caí en cuenta que todo había sido una broma;
la Libertad no es otra cosa que una estatua en Nueva York
contemplando Wall Street y dando la espalda al Sur.
4
LOS PASOS SIN REGRESO
Los años nos han ido llevando
como el mar los troncos de la playa.
Mientras navegamos sólo nos queda contemplar
la orilla de un paisaje
abandonado.
Regresar es imposible;
Mientras
atrás han quedado lugares, personas
con quienes nos confundíamos como la tierra y la oscuridad.
Me revienta no estar seguro si tengo deseos de regresar
o por estar impedido
añoro lo que fui dejando, alegremente
entonces.
Puede ser también la repentina simpatía
que despierta el descubrirnos casualmente en la neblina:
ni más ni menos, el huésped favorito
que vemos tras el vidrio empañado, retirándose.
Muchas cosas hemos abandonado;
estamos instalados en otros lugares;
levantamos nuevas toldas;
saludamos a personas, como ayer a otras:
“mucho gusto”
239
RODRIGO MIRÓ
“encantado”
“para servirle”
“pase por casa; lleve a la señora”
Abandonamos los bares donde los hombres ebrios
bailan solos frente a la caja de música,
y al regresar nos sentimos
en un salón cuyas sillas están volteadas sobre las mesas.
...¿Leístes el último libro de Camus?...
...Platón lo dijo antes que Hegel...
...Freud vio claro el sexo...
...un golpe para los Estados Unidos...
discusiones cuyo entusiasmo quedó con amigos,
ídolos, doncellas y meretrices de otra época.
¿Pero queremos regresar
ahora que sabemos que el licor sólo puede embriagamos?
¿O es que ya estamos cansados
del almidón en el cuello y los puños,
de la raya en el pantalón,
y del sudor en las axilas que huele a ceniza?
Tal vez, un poco de barro en las narices
añoramos;
un poco de tierra en las uñas.
Podríamos volver a aburrirnos
y aceptarnos que nuestros pasos
vayan levantando la tierra que nos cubrirá.
5
EL TIEMPO EN EL ESPEJO
Cuando comenzó a hallarse
en los parques
(entre los brazos de las bancas
los viejos parecen antiguos libros entre sostenedores)
comprobó que ahora era el espectador
que desde las últimas butacas contempla el escenario.
240
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Advirtió que le estaba quedando grande la piel
y sus carnes colgaban peligrosamente
como si ansiaran tierra.
Entonces comprendió,
que como el huésped que no tiene compromiso
de permanecer con su anfitrión
cuando a éste le acosan los bostezos,
la vida se marchaba.
[1, 2, 3 y 4: A manera de protesta, 1972.
5: Santiago, No. 7, junio de 1972. Santiago de Cuba.]
241
RODRIGO MIRÓ
José Antonioo Córdoba
Nacido en la ciudad de Panamá en el año de 1937. Bachiller en Letras,
del Instituto Nacional. Siguió en seguida estudios en una academia Militar,
en Venezuela, y luego en la Universidad de Panamá, sin coronar ninguna
carrera. En los últimos años ha estado vinculado al Tribunal Tutelar de
Menores, donde desempeña funciones de Trabajador Social. En el año de
1963 obtuvo el primer premio de poesía en el concurso Miró.
Obras: Semilla del Alba, 1964; Poemas, 1966.
1
EL HOMBRE NO ES ESE
El hombre no es ese
animal encasillado
ni jornal en camiseta
ni la bestia de carga
sí, fatiga amorosa
y corazón
abriendo sindicatos.
2
SABIDURÍA
Quiten la belleza
escondan esa vaina
que el cielo me perdone
pero para salir
de tantas cárceles
necesito
menos estética
y más sabiduría.
3
EL MUNDO PESA
El mundo pesa
lo que mide mi rabia
242
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
lo que pesa un cadáver
lo que cuesta cantar
estando mudos.
4
ME MUERDO EL CORAZÓN
Me muerdo el corazón
hasta su uña
afilo diariamente mis rencores
no creo en soledades
de poetas pederastas
y aunque desgarren esa voz
que siempre sangra
la tiren por balcones
yo seguiré cantando
compañero
desde el forro del alma
antes que el tiempo muera.
5
HOY YA ES TARDE
Hoy ya es tarde
para que vengan
rosas y azucenas
el tiempo ha dispuesto
las barajas
Biafra y Vietnam
se quedaron sin poesía pura
que no cacen al hombre
todos digan ¡NO!
es tarde
para guardar navajas del silencio.
243
RODRIGO MIRÓ
Ramón Oviero
José Iván Romero Jaén, que así se llama en la vida civil, nació en la
ciudad de Panamá, el 30 de octubre de 1938.
Bachiller del Instituto Nacional. Inició estudios en la Escuela de Español de la Universidad de Panamá, estudios que no concluyó. Combatiente
político y cultural desde sus días de estudiante, ha participado en grupos y
actividades diversos. Desde hace un lustro vive en México, vinculado al
periodismo literario de la gran urbe. Allí acaba de publicar un libro que
recoge etapas sucesivas de su producción.
Obras: Los golpes y las horas, (en “Tareas” números 11 y 12 de septiembre–octubre de 1963); Tres cantos, para la paz (en colaboración); 1965;
Oda más que elegía, 1965 (número 6 de los pliegos Ediciones Caribe); Aquí
sobre esta tierra, 1974. (Incluye Un poco más abajo de la altura. Cuerpo en
exilio y Hoy poesía).
Referencias: del Rosario:Poesía panameña, en “Matutino” de 9, 10 y 11
de mayo de 1974.
1
DE LOS SONETOS IRACUNDOS
(a)
Aquí sobre esta tierra y puño a puño
blandid espadas pero no claveles;
firme la voz y mientras tanto fieles
el pulso, el corazón junto al terruño.
¡Ya no! Ya no diré: celajes, cuño
de aurora, luces de tu frente, mieles
de tu boca. Y aquellas pero infieles
rosas, putas serán no de este puño.
Me voltearé. Te voltearás y luego,
cercano al codo de tu brazo izquierdo,
verás —¿verás?— pasar gallos de fuego.
Mas como dije (y digo) y vuelvo y juro,
244
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
en alta voz dirás lo que me muerdo
por ser de cal, palabras que procuro,
(b)
Ahora la palabra es gris oscuro,
dinamita de voces, rostro mismo.
Ola de fe que surge del abismo
para borrar del hombre el canto impuro.
Estamos hoy, aquí, frente a este muro
de cal, ceniza, vértice y abismo,
–pulsos de sangre, voluntad de sismo,
flujo, venablo ardiente, árbol puro–.
¡Porque es mejor gritar puesto el acento,
ir labrando las cosas como flechas
en silabeo agudo siempre hiriente,
que sentarse a pintar las bellas fechas,
con nostalgia aburrida de convento,
sin decir los dolores de la gente!
2
NUEVAS ADMONICIONES
De veras, aunque no sepamos nada, o no queramos enterarnos,
alguien (o muchos de ellos) nos está borrando
de alguna pizarra imaginaria, luminosa, pulcra, aristocrática,
con el mayor asomo infame de misericordia.
Han querido darle vuelta a la moneda.
Pero el juego a veces es difícil, cuesta dinero, sudor
(de otros por supuesto), preocupaciones, fiebre, bilis,
úlceras y muertes, muertes, muertes: muchas muertes.
Alguien, que no eres tú, muere en algún lugar del mundo
cuando Mr. Gold, Mr. Money, Sr. Plata
o Sr. Estaño,
o como quieran, bosteza a mandar su fracal Martinizen
245
RODRIGO MIRÓ
o le dice a su querida por teléfono
(“Sí claro baby, ¿por qué no? Sí un Masseratti. ¿No?
¿Un Firebird? ¿Tampoco? Cómo no, cariño, el que quieras.
¿Bien? Esta noche, entonces, Chiao”,)
Y tú (nosotros), tan tranquilos, como si tal cosa.
Y hay golpes de pecho que nos dejan taciturnos,
boquiabiertos. Y los confesionarios se llenan
y hay absoluciones importantes. Pero existen muchos (existimos)
que no se confiesan (digo, a oscuras, en voz baja) y gritan
lo que tienen dentro, con todo el cuello que les pertenece,
y alzan el puño, escupen, y no se dejan apalear.
Porque eso ya no más, ¡qué va! Y tú lo sabes, entre otros.
(Si no que lo digan los de Watts, los de Alabama,
los de Arkansas, ellos ellos ellos).
Y el sueño se te escapa a cualquier calle o se te baja
a los testículos, y comienzas a sudar que da miedo.
Otros apostrofan (lejos, lejos) insultan y luego se mojan los pantalones
con bencina, encienden un fósforo y quedan en la historia
y en nuestros estúpidos recuerdos, que para eso
también nos sirve la memoria.
Muchos no aprendemos es cierto. Pero también muchos
de nosotros aprendemos.
Y escribimos, conspiramos en silencio (es importante)
contra todo lo que huele a viejo, y miramos el mañana
como una cosa cierta, que no nos pueden negar
ni los profetas del State Department, ni los nunca
inteligentes miembros de la CIA, ni los otros
que ya conocemos hace muchísimo y más y más.
Por eso no reprimiré mi boca, y lo que tenga que decir
lo digo aunque te mueras y te conviertas en estiércol.
Tú con tu conciencia diáfana, dominguera y a veces petulante.
Pobre de ti por ti y por nosotros. Pero ¡nada!
Cuando alguien muere aquí o donde fuese,
a ti y a mi nos cae algo de culpa (también a los otros).
Y somos cómplices de la gran masacre o del Big Bussines como dice Martínez.
Mas no me importa un comino si te quito el sueño
si te trastorno la digestión o lo que sea.
246
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
La tranquilidad es de los sordos, de los que no quieren ver,
de los que forman “el gran ejército de los saciados”. ¡Esto es infame!
(Noticia y advertencia: la similitud del texto que
prosigue con algún discurso, perorata, panfleto,
manifiesto o verdades dichas en cualquier lugar
del mundo, por persona viva o muerta, es deliberada coincidencia).
“La solidaridad del mundo progresista para con el
pueblo de Vietnam, semeja a la amarga ironía que significaba
para los gladiadores del circo romano el estímulo de la plebe.
No se trata de desear
éxito al agredido, sino de correr su misma suerte;
acompañarlo a la muerte o a la victoria. Cuando
analizamos la soledad vietnamita nos asalta la angustia
de este momento ilógico de la humanidad”.
No hermanito: nada de que todo va mejor con Coca–Cola,
Ni que eres hombre de mundo porque fumas Viceroy,
porque todavía hoy, como siempre, de la ciudad salen
gritos moribundos y clama por socorro el alma de los vejados.
Nos quieren matar dizque a soledad, ¿eh Martínez?
También con la incomunicación y todo eso. Y es triste
que muchos caigan en las redes: incautos, con sus problemas
de conciencia, la metafísica de bosillo, la trascendencia inocua,
floja y que a nada conduce. ¿No es así profesor Martínez?
¿Me escucha usted Doctor? ¿Sabe de qué hablo?
¿Saben Uds. de qué hablo? ¿Lo sabes tú?
Nada, me digo. Hay que levantarse, leer los diarios,
desayunar (cuando se puede), ir (¿por qué no?) al trabajo,
fosilarze, no pensar, ser indiferente, importarle un bledo con todo
y ¡ya está! Mejor es que nos sorprenda un síncope cuando estemos
acostados. ¡Ah! Y el duende de Vallejo.
(“Y si después de tanta historia, sucumbimos,
no ya de eternidad,
sino de esas cosas sencillas, como estar
en la casa o ponerse a cavilar”).
247
RODRIGO MIRÓ
Aquí falla algo me digo. La mecánica de quién sabe quién.
Pero falla. Lo siento, Lo sentimos a diario. ¿No es así?
¿Por qué entonces te pones rojo
aunque estés más pálido que nunca? Y te ponen ese letrero
que tú nunca has pedido. ¡Joder, buena la vaina!
¡No jodan señores!
Ahora sí, ahora sí que la hicieron.
(“¿Cómo dice señora? ¿Qué si nos sentimos bien?
¿Que qué pensamos de los gringos? ¿Qué si no tuviésemos
el Canal? ¿Qué seríamos pobrecitos y hasta ignorantones?
¿Qué la política? ¿Qué el censo? ¿Qué el pueblo?
Pero señora, si de eso se trata. Claro, claro.
¿Qué Ud. no lo sabía? Ah, señora, please”)
A fin de cuenta, despójate de tu camisa vieja,
alza el puño, da la cara al sol, no te mueras porque sí,
y guárdate la vida para ti, y para otros, otros, para ellos.
“Santiago” Nº 7 de junio de 1972, Santiago de Cuba.
3
ALABAMA STATE, 1965
(son casi negro y sin son)
... pensad lo que sería
el mundo todo sur,
el mundo todo sangre y todo látigo,
el mundo todo escuela de blancos para blancos
el mundo todo Rock y todo Little,
el mundo todo yanqui, todo faubus...
Pensad por un momento
Imaginadlo un solo instante.
Nicolás Guillén
En Alabama State, en Selma City propiamente,
como si la noche anocheciera toda ella
o encendiera la tierra sus carbones.
Sí, en Selma City, en Alabama, digo,
248
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
una mano blanca quiere estrangular a un negro:
llama apagada dicen. Carbón mustio, dijeron.
Ayer, palo y gases y nuevamente palo.
Ayer, la horca, el Ku–Klux–Klan, el fuego.
Ayer el «Big Stick» en Little Rock, dale que dale,
y hoy, al negro, hoy lo quieren contra el suelo.
Pero ahora la noche no es río sin estrellas.
Ni el negro es más negro bajo el cielo negro,
ni todo sur el Sur, ni todo blanco,
en Alabama State, en Selma City propiamente,
que ya la mano blanca no puede contra el negro,
no puede, no, de nuevo.
Piel y piel y mano sobre mano, hermano,
el Africa ha soltado con sangre sus amarras;
lucha tú, grita y escupe tú
en ese Sur tan “son–of–a–bitch” y amargo.
En Alabama State, en Selma City propiamente,
si un negro muere y si otro muere,
cien volcanes de furia,
cien volcanes ahora sí, se encienden.
(Llama apagada dicen. Carbón mustio, dijeron:
¡cuento, mi hermano, cuento!)
4
INFANCIAS
I
en verdad la infancia se te puede escapar
detrás de un tren o de un auto
detrás de otros recuerdos
o más detrás / detrás de palabras sueños o nostalgias
pero en verdad a lo lejos
249
RODRIGO MIRÓ
recuerdo el mar cerca de casa
un carro de madera que hice con mis propias manos
una rotura de cabeza / una caída de caballo en lídice
una vez que estuve a punto de ahogarme en un río
la primera vez que vi un seno de bajo de mi boca y cerca de la arena
lo enamorado que estaba de una compañera de clases
selvia
selvia
selvia en primer grado
las interminables riñas de mis padres
un viaje que hice a nicaragua
la abuela paca
los coches de caballo en managua
mi bisabuela ciega que leía mi mirada con sus dedos centenarios
un abuelo de ojos grises llamado salvador
una fotografía con Miriam y un conejo
una abuela de 15 hijos que le tenía miedo
¿miedo? a la cámara fotográfica
la vez que me perdí en la avenida central y fui rescatado
por mi madre en la estación de policía
una foto de josé mostrando un traje en la mano derecha
en fin
pocos recuerdos
vaguedades
lugares comunes sin casi importancia alguna
no creo que hubo dolor no hubo hambre
hubo soledad en compañía
hubo las idas al circo / al cine con flash gordon y capitán marvel
no hubo problemas de autoridad
pero sí hubo pequeños hurtos en los comisariatos de los zonians
en ancón por cierto
paquines chocolates revistas pastillas malvas cosas cosas
y hubo siempre un desprecio por ellos
por sus rubios policías
también recuerdo
nueve años
250
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
filós traidor
mueran los gringos
abajo el tratado filós–hines
no más bases norteamericanas
y yo con alguna tiza en la mano frente a los muros de una iglesia
o frente a un sablazo / allí cerca de la escuela méxico
en la acera del cine el dorado
así fue
así es
pero las vidas
no todas son iguales
ni las horas
ni el tiempo
ni el momento preciso ni todo el dolor es todo el dolor
así fue la infancia que recuerdo
esa fue la infancia que marcó lo que ahora soy
esos son los signos los caminos algunos rostros
y el poco dolor por aquellos tiempos
II
dónde dejaste tu infancia george jackson
en qué escuela en qué calle del ghetto en qué casa de lake street?
cerca de qué tren que pasaba diariamente frente a tu ventana?
no conozco tu infancia
y sólo nos llegan algunos rincones
de tu pequeña vida
allá donde expropiaste varias veces comida y ropa de las tiendas
y entre tus chiquilladas y aquellos amigos joe adams
john and keny fox y junio sonny otros
fuiste creciendo poco a poco
con aquel ya tu rencor cerca del pecho
251
RODRIGO MIRÓ
5
CUERPO EN EXILIO
son las cinco de la tarde esta lluvia para mí
desconocida todavía/
tiene un sabor de no sé cuáles distancias
la música de west montgomery que escucho por la radio
me recuerda uno que otro atardecer más allá o más acá de tus fronteras
sucede que dejándote caer de quién sabe
qué soñado sueño naces y renaces
cada vez que sale el sol cerca del lado izquierdo
de mis barbas
caes te digo / no tan sólo de tus ojos
hacia ese abismo que dejan ver tus lágrimas
sino de tu pecho a tu vientre / suave como un quejido /
donde encuentro y encontrarnos el mañana
borrado de algún cristal oscuro
y me digo que no es tan sólo esperanza
ni tristeza carcomida por el tiempo
porque tu piel es tan cierta como la luz de cada día
y eres paso y huella de este mismo camino
mi corazón junto a tus dedos / rebasa
las márgenes de aquellas pobres palabras que cabecean tarde
a tarde cómo será la vida que rescatando aquel libro adolescente
me diste a leer aquellos viejos 20 poemas
de amor y quién sabe cuántas cosas desesperadas
no sé si el tiempo para ti reserva su oscuro peso porque a mí
a veces me caen los años los golpes me llegan te digo bastándome
un verso una imagen un signo incomprensible
¿Podría acaso olvidar aquellas aves
hiriendo las silenciosas playas
o aquel gesto iracundo que me salía de la boca con furia
para casi siempre estrellarse con otros labios
dibujados por arenas y tristezas?
digo que no sé por qué quedamos tristes tan lejos entre viejos amores
252
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
pero clavado más mi cuerpo entre tu ardiente carne
y cómo la furia de tus labios regresaba como un mar hacia mi aliento
¿dónde hallar el pozo el muro la frontera que nos indique
hacia dónde vamos y si será largo el camino?
sabes que para que exista la vida el amor y también lo que nos duele
basta un instante el relampaguear de una mirada
un texto una línea un hecho
o la búsqueda incesante de una nueva boca o una nueva frente
te dije que es falso que el mundo exista por nosotros
porque seguirá allí aunque no estemos aunque la voz
de aretha franklin ya no pueda ser oída por nosotros
pero amamos es construirlo cada día porque sabes
que a cada hora quieren destruirlo se empeñan en negar lo ya imposible
días vendrán con otros aires / con otras voces /
dolorosamente / aunque caiga sin recuerdos
en el polvo que amas y amamos y seguirán amando otros /
el sol y el mar de tantos siglos
irá segando para siempre y todavía
quién sabe cuántas miradas nuevas como un amanecer bajo la lluvia
son las cinco de la tarde así / esta lluvia desconocida y terca
quiere hacérseme familiar atentaotra música se deja
escuchar en ese radio compañero
pero sintonicemos nuestro furioso amor
en la misma frecuencia y amémonos desesperados
como si el mañana no existiera detrás de esas cuatro paredes cómplices
aunque sepamos que existe y que habremos de luchar
y dar la vida por las vidas
y así
así
[1 y 2: Oda más que elegía. 3: Poesía Joven de Panamá.
4 y 5: Aquí sobre esta tierra.]
253
RODRIGO MIRÓ
Roberto Luzcando
Nacido en la ciudad de Panamá, el año de 1939. Licenciado en Filosofía y Letras y Profesor de Español, de la Universidad de Panamá. Crítico
literario, ha publicado El Nuevo Movimiento Poético de Panamá (1960) y
Tristán Solarte, representación panameña en la novela y poesía (1962), ambos trabajos premiados en el concurso Miró. Ha publicado también cuentos. Sus libros poéticos muestran rica imaginación y hondo temperamento
lírico.
Obras: El tripulante de la sombra, 1966; Para ir con el viento (Elegía
paterna), 1970.
Referencias: Ochoa López, Moravia: Roberto Luzcando, poeta, ensayista, escritor de talento, en “El Mundo”, de 6 de noviembre de 1965 (Utilizado luego como prólogo de su libro primero); Vacaro, Carlos: Roberto
Luzcando y su aporte al movimiento literario de Panamá, en “La Estrella de
Panamá”, de 3 de septiembre de 1967.
1
SONETO
Oriundo soy de tu memoria, muerte,
vine de tus instantes congelados,
con las palabras y los pies gastados,
como la hierba detenida y fuerte.
Alrededor del mundo voy inerte
con mi marino amor, diseminados
entre los pétalos y los venados
mis abejorros que no quieren verte.
Tus alcancías de infinito lodo
aguardan las monedas de mis dientes
con mis sonidos blancos en desorden.
Conoceré el ciclón que en cierto modo
entre la flor ocurre, y los valientes
jaguares de rocío que me aborden.
254
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
2
SONETO
He nacido becado por el viento.
Estudiante del frío y sucursales.
Contador terrenal de los maizales,
grano a grano del sol amarillento.
Profesor de cegueras, casi tiento
lo que dice esta muerte de animales,
negadora del hombre con sus sales
de marino furor y embrujamiento.
Estudio sin pasar la magia negra.
Repaso el corazón y no hallo espada
en contra del sepulcro curandero.
Entonces regresar casi me alegra
al viejo diccionario de la nada,
marcando ya la sangre mi hora cero.
3
SI YO FUERA DIOS
Si yo fuera Dios
me dolerían las manos
de estar mezclando flor con animal
para inventar el capullo del hombre.
Si yo fuera Dios
apagaría el desorden del color
y un nunca visto torrente de apretada sombra
juntaría a los enemigos,
hojas y orugas,
hombres y hombres,
en la misma bujía del espanto,
en el mismo abrazo del matorral.
255
RODRIGO MIRÓ
Entonces me dejaría caer,
botaría la camisa de mi fuerza,
mi trapo de eternidad,
y mi cuerpo volvería
a ocupar su sitio entre el sol y el espacio.
4
DOS SONETOS AMOROSOS
Se odia una mujer durante el día.
Se quiere por la noche a manos llenas.
Y en sus pechos que son como colmenas
te mueres en el alba ya tardía.
Se quiere una mujer con su porfía
y gritas cabizbajo, muerdes venas
encima de la flor que a duras penas
te da cuando no es noche ni es de día.
Y buscas el amor como una aguja
en el pajar de un gesto o una palabra
o entre la hierba seca de un suspiro.
Y entonces, como garra que no estruja,
abres la mano y en un abracadabra
le pegas al amor certero tiro.
II
Es un fuerte apretón de manos, dentro,
lo que da el corazón enamorado.
Un relámpago duro, desalmado
que golpeará, de súbito, en el centro.
Un camino de luces que no encuentro,
un esquivo jardín iluminado
256
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
con antorchas de beso desatado
que me incendian el cuerpo cuando entro.
Se quiere una mujer que el mar ensancha
cuando en la nave de su lecho nombra
arpones y abordajes, al moverte.
Se quiere una mujer y hay una mancha
diabólica que apaga luz y sombra,
como estando en la punta de la muerte.
“La Estrella de Panamá”, 2 de febrero de 1969.
5
PARA IR CON EL VIENTO
(Elegía Paterna)
CANTO 1
Como un pez la muerte,
se diría,
al pie de los rosados coralígenos,
largamente en acecho
como espada en el agua
o afilado espectro de la luna.
Con voraces carnadas submarinas
a tu paso sorprendido,
¿cómo no hallarte de pronto
entre la sal quebrada
en las aletas de los peces
o bajo arbustos secuaces,
isla adentro,
padre mío, caballero ensimismado
en lóbrega armadura de dolor?
Estás aquí presente,
257
RODRIGO MIRÓ
a proa de la tristeza,
y me sales,
y así te reconozco
en la imagen tuya del espejo
que me mira con ojos paternales,
o en las sinuosidades de mi mano
que te escribe a la deriva
y te busca bajo el océano,
hollando promontorios,
derribando atunes centinelas,
entre la espesa bruma del plancton
tocado por amargas gotas de silencio,
y como un duro rompehielos de la muerte
atraco a puro verso, a remo duro,
y al oír el vuelo de las albas gaviotas
siento como si hallara la boya de tu voz
o la sombra inasible
de la cosa terrible que pregunto,
en cada gruta constelada de líquenes
verdes como el secreto del agua:
¿dónde tus ropas de flébiles detritus,
deshilachadas en las corrientes hondas,
remolcadas por el yodo,
ancladas bajo los arrecifes,
a babor del olvido,
entre el agudo asombro de los peces
que rondan el enigma amarillo de tus huesos,
clavados en la arena movediza de los siglos?
Pero el marino viento es obstinado
y nada dice,
y todo es igual a una caña de pescar
que estuviese en las manos
de un Dios que nadie y todos temen,
y que de pronto trajera en el anzuelo
heridas vestiduras de otro Dios
y se dijese
que el hombre es sólo hueso
258
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
en el fondo de la arcilla,
que la muerte es sólo muerte
en el fondo de los hombres,
o pez bajo las tibias
savias oceánicas.
CANTO II
La bajamar recae y desmenuza
los cardúmenes perdidos en las profundidades
y de ellos, como de una mortal Afrodita,
la espuma se levanta en la cresta de la ola
como casto mástil del océano hundido,
o músculo de vidrio y de sargazo.
Tuve al fin —y me costó la muerte
que encontrarte en mis letras
rodeadas de pelícanos,
los mismos que aprendieron de memoria
el altivo enigma de tu viaje,
el eco de tu voz transformándose en agua,
o que asieron tu mano inútilmente
cuando cortaba el mar,
ya como un pez
o una despedida.
Padre viejo,
que anotaste en tus sienes
el paso de los equinoccios,
¿dónde tu bergantín,
a cuántos pasos del origen,
bajo qué hoscos archipiélagos
los pulpos te han prestado
sus grandes escafandras,
su tinta pavorosa...?
Amarrado a mis venas,
buzo eres sin saberlo,
arrastrado por atónitos hipocampos,
flotando entre aguas,
259
RODRIGO MIRÓ
como un faro sumergido
que los peces se llevaran
más abajo, a las madrigueras de los benthos,
junto a los volcanes que amordaza el aguamar
¿En qué punto del piélago infinito,
desde cuál acuática planicie
lanzado fuiste al flujo borrascoso
con tu dolor atado a la camisa?
Padre viejo:
interrogo a los cuervos marinos
y al oculto lugar del desove
transportado soy,
y te conjuro,
y sólo encuentro furia contenida
de maremoto en ciernes,
y untado del polen
como un Neptuno prodigioso,
desciendo hasta tus partes disgregadas
por los abscónditos seres del submar
y me recojo en mi dolor como un molusco,
como una gota de lluvia
rescatada del incendio marino
por los desvelados veleros de las nubes.
CANTO III
Altamar incontrolable,
maratón de la espuma
sobre la inmensidad pelágica:
¿qué erosión no tangible
limpió su rostro hasta la sal del hueso
y derribó con golpe sabio
la estrella febricitante
que ancló el firmamento
en el fondo cristalino?
260
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Altamar incontrolable,
mar viejo de la ola arrugada
La linterna en tu mano,
navegante secreto,
habló a lo lejos con voz de escalofrío,
y todo el mar se regresó a tu cuerpo,
buscado desde
antes por el viento y la marea.
Y como un pez la muerte
se detuvo,
a tu llamado límpido y extenso
como un campanazo entre las mismas olas.
Entonces vi las aguas
y tu cuerpo al garete
y vi las redes de la bruma
sobre tu amor lanzarse, padre mío,
y devorar tu muerte perdonada
por las galaxias que velaron tu insomnio,
por las inmensidades del océano,
por las hojas que movía la brisa
cuando tu voz vagaba por las islas
susurrando nombres vivos y profundos,
por el gran osario de la luna
donde fueron tus huesos destinados
antes del pez, primero que el anzuelo,
cuando la muerte se encontró a sí misma,
cuando la muerte se llenó de vida,
cuando se hizo hombre
y con los huesos en la cruz
de nuevo olió su sombra, su nocturnidad,
planeó su propio olvido,
recuperó sus pasos,
su linaje de sombra,
su puñal de hielo.
261
RODRIGO MIRÓ
CANTO XI
¡Oh extraviado capitán de mí!
pierde el rumbo la noche si no ve tu estrella
signar el mapa de las constelaciones.
Y el mar que sabe tu oculto paradero,
que defiende su raza de sal y clorofila,
su amor de sombras verdes,
su materia inexacta,
su intocable enigma,
a duras penas me permite amarte,
padre que busco y busco en oceánico destierro
aunque lleve tu voz aquí en la lengua
y tu soledad acá en la mía.
¡Ah, el derrumbe de la ola
y tu cuerpo rodando mar abajo,
y el niño que te sigue,
padre marino
obre lechos de sal desvencijado,
a pie sobre el océano,
subiendo hasta tu torre de airadas osamentas
por los escalones del oleaje.
Aquí la mueca de tu rostro hundido,
los estertores de tu mano enfriada
por la profundidad azul de la corriente
y la búsqueda imprecisa
del pez que agujereó la noche,
destruyéndola toda,
tumbando sus luceros,
apolillando la
hasta la luz deslumbradora de la muerte.
Viviste de noche, padre mío,
y cuando esta vez el mar fue señalado
para encender las lámparas,
andabas por el sitio exacto,
262
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
entretejiendo sombras,
tinieblas amorosas,
que el aguamar inquieto
se ha llevado contigo a su lugar recóndito.
Padre de agua,
de penumbra mojada y agridulce,
de escamas estelares,
¡qué exabrupto tu montón de huesos,
semienterrados en los profundos arenales,
y tu calavera dando vueltas
como un casco perdido en la batalla
por la propia muerte!
Tus acuáticos gestos,
tus manos que la magia verde del océano
ha transformado en calamares,
tu risa de ordenado nácar
abierta para siempre
hacen de mí el fiel contramaestre
que al mortecino resplandor de las estrellas,
sobre cubierta, sentado sobre el borde,
como un juglar nutrido por la luz de la sal,
con palabras húmedas cantara
tus desnudas ternezas,
tu yerta soledumbre transocéanica,
tu golpeado sueño por las olas.
Ahora eres tú quien duerme, padre mío,
ahora soy yo el que mira tus párpados violáceos
de abnegado durmiente submarino,
ahora tú descansas y yo vigilo el cielo
y lo amenazo,
para que el ruido de la lluvia.
no destruya tu trance de buzo desvelado.
¿O es que no hay paz para el tranquilo ahogado,
inmóvil sobre le frío maderamen
263
RODRIGO MIRÓ
de la nave todavía en zozobra,
que aún no toca la quietud del fondo?
¡Oh, dónde encontrarte, abandonado,
dónde estalló tu valija de dolor,
dónde no pudo más la hélice de tu instinto,
dejándote caer como entre verdes espadas,
gota a gota, hasta volverte invisible,
lleno de malévolas frutescencias,
de grotescas y afiladas formas,
allá en las furibundas intemperies marítimas...!
¡Ízate desde tu muerte, oh ahogado poderoso,
yérguete con muletas
hechas con el propio olvido,
y pisa y aniquila todo el césped del mar
que abandonó tu soledad
con luceros de espuma
y renegada sal y hondura inexpugnable!
Ven. Reúne de nuevo tu melena deshilada,
abre los líquidos portones de tu muerte
y ayúdame a colgar este epitafio
de los desnudos clavos de las estrellas.
Aquí estoy para esperarte,
sobre la roca más cercana del aguamar,
entre la llovizna salada
de los peces voladores,
próximos a los escollos
del cielo que me enfrenta
azules centuriones en galeones de nubes.
Aquí estoy para tocarte,
para humedecerme de tus carnes oceánicas,
y ya me llamo hijo,
hombre surgido de tu amor humano,
planta nocturna frutecida en ti,
264
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
guerrero de la vida y enemigo de la muerte,
que ha escondido tu cuerpo
y mojado tu sombra.
Te llamaré padre con los brazos
y trazaré una línea sobre las arenas.
Dividiré el planeta. Me contarás tus cosas.
De aquel lado seguirá lloviendo
y seguirá el mar tramando los naufragios.
Acá seré como un niño que jugara
con pequeñas sardinas que abandonó el océano,
mientras tú vigilas y sonríes.
Del mar he regresado contigo y con el viento.
[1 a 3: Tripulante de la Sombra. 5: Para ir con el viento.]
265
RODRIGO MIRÓ
Pedro Rivera
Nacido en la ciudad de Panamá, el año de 1939. Egresado del Instituto
Nacional prosiguió estudios, inconclusos, en las universidades de Rosario,
Argentina, Santiago de Chile y Panamá. Perteneció al grupo Gaspar Octavio
Hernández, y fue director de Columna Cultural, asociación estudiantil universitaria. Ha merecido distinciones múltiples por su obra literaria, y en
1969 ganó el premio en las secciones de Poesía y Cuento —con Los pájaros
regresan de la niebla y Pecatta Minuta — del Concurso Miró. Hoy trabaja
en actividades de extensión cultural en la Universidad de Panamá.
Obras: Panamá, incendio de sollozos, 1956; Mayo en el tiempo, 1961;
Despedida del hombre, 1969 (incluye Las voces del dolor que trajo el alba y
Las despedidas, libros de 1958 y 1960, respectivamente); Los pájaros regresan de la niebla, 1969.
Referencias: Ochoa, Moravia: Una entrevista con Pedro Rivera, en “La
Estrella de Panamá”, de 7 de abril de 1970; Guardia de Alfaro, Gloria: Pedro Rivera, una voz henchida de humanidad, en “La Estrella de Panamá”, de
31 de mayo de 1970; Pérez, Felipe O.: El Significado de Pedro Rivera en la
literatura panameña, en “Dominical”, de 20 de diciembre de 1970.
1
LA NIÑA ENAMORADA
La niña de mi escuela enamorada
del amor o del mar cuando solloza
se enreda con un mar de mariposa
o sale de las aguas enredada.
Llora a veces o sueña con un hada
tejiendo en el silencio alguna rosa
de un amor imposible que la acosa
o de un príncipe azul con una espada.
Calla la voz o el sueño que la sueña
y el desdén del amor que la desdeña
por no morir y por causarle daño.
266
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
La lanza de la vida no la toca
si su sueño infantil lleva a su boca
la no probada miel del desengaño.
2
NEGACIÓN DEL ADIÓS
Pueda mi corazón y nunca pueda
desventanar la infancia de la aurora,
escapar de tu red enredadora
por la espuma del mar o por su rueda.
Mi vida en el silencio no se queda
ni mi mano en tu mano de pastora.
Ni el naranjal ni el corazón te llora
cuando mi amor en ti se desenreda.
Si bajaras las anclas del olvido
por antiguo temor o por descuido
siga detrás tu corazón abierto.
Y si el adiós nos toca aunque no quiera
quede para olvidar la primavera
y el mismo adiós entre nosotros muerto.
3
LA PALABRA ES
Escribo la palabra
estructura simple de barro aborigen
hoja de viento en la laringe
para significar
y definir
separar las cosas de las cosas.
Al hombre de la bestia.
267
RODRIGO MIRÓ
4
ARTÍCULO DE FONDO
La palabra no fue dada como una moneda celeste.
La recogimos del tiempo y ha de volver a las plazas
con su harina clara y su aliento de uva
en forma de alimento y reposo primario.
Salió de las panaderías, de las grutas,
su rostro estuvo bajo la luz asida
sin peluca y maquillaje y pestañas de camello,
dándose al hombre como un sexo de esposa,
exactamente como una cadera de gozo y abundancia.
Pero a la palabra la hicieron oscura,
la pasearon en paños menores
y pequeños seres peludos entraron
en su cuerpo con joyas y venéreas.
La palabra dejó de ser el día cuando llegó la noche,
estuvo bajo mil candados encerrada en su litera
bajo un largo tratamiento de penicilina testaruda,
en una cuarentena de posguerra ya bastante larga,
adorada por viciosos y snobistas,
muchachos viejos
y gozosos de aceptar una prostituta
y no una esposa en su lecho de mártires drogados.
Ahora la palabra toma un rumbo cierto, puntual,
abandona la cárcel, deja de mirarse en los espejos,
se divorcia de sus amantes drogadictos,
los pequeños dioses sin alas empollando
huevos de tortuga en los recitales
de damas encopetadas y viejas con rostros
de ciruelas pasas y Archivo de Indias.
Ahora la palabra sale a caminar sin taparrabos,
lo suficientemente buena como para ser amada,
se distribuye como el pan en las tiendas de pueblo,
a la salida de las escuelas y los cinematógrafos.
268
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Se da al hombre como se da una guitarra o una lágrima bordada
en el pañuelo, en los signos de una. mano cuando la noche se
desploma bocarriba y agrieta la esperanza en el mantel de las mesas.
Es nuestra la palabra y también su filo de piedra.
En la boca de los niños es magia, dulce módulo lunar acunizando,
y en el hombre saludo estatuario a la vendimia,
a los bosques del sonido nocturno
y al metal aposentado en la corteza terrestre.
5
COMENTARIO DE ACTUALIDAD
Cuando Jacqueline se introdujo en la cama
de Aristóteles Sócrates Onnasis
y cambió su pasaporte a la gloria por una isla en el Mar Mediterráneo,
sin duda, la llama eterna en la tumba del Presidente John
ganó un poco de eternidad de sombra y sabotaje
Y el mundo apoltronado ante la imagen de Jackie
pensó en la veleidad cinematográfica
de algunos moribundos
y en la clásica manera sajona de entrar en el olvido
leyendo los titulares del New York Times
en la fosforescencia nocturna.
6
NECROLOGÍA PATERNA
Mi padre
era un hombre del siglo pasado
común y corriente
mirado desde lejos,
una especie de Walt Withman
sin barba y sin Canto a Mí Mismo.
Ansiaba caminar muy lejos, posar
su planta en el horizonte
269
RODRIGO MIRÓ
y los peces del viaje
y no pensó quedarse sino seguir
andando
en un siempre sin tregua
y un andar infinito.
Mi madre cortó sus alas de viajar
con tijeras de alumbramiento feliz
cuando parió y parió
hasta alcanzar la cifra
de once pobladores terrestres;
y después también otras mujeres
compartieron sus coitos y sus hijos
en una progenitura ejemplar y silvestre.
Mi padre era un argonauta natural
(hasta tuvo su propio barco
anclado en el puerto)
viajando en una charca de dolores objetivos
y vivió muchos años y vivió con la esperanza
de ver sus hijos grandes, sin vicios, amando
las pequeñas cosas con uñas y con dientes
como él las amó y dejó en el olvido.
Mi padre presenció el nacimiento
del primer aeroplano y luego
la caminata espacial en la noche celeste.
Era un hombre de dos mundos y de una sola
noche de fiesta.
Entraba a los bosques como entraba en su casa.
Entre un árbol y su hacha hubo amor
a primera vista, intimo contacto
y dulzura.
Sin cámara turística colgada del cuello
con los ojos y las manos trabajó la madera,
la embelleció en los aserríos, la tomó
de la tierra como a una mujer desnuda
a mitad de la entrega.
270
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Mi padre construyó casas humildes, sin tiempo
habitaciones de claridad empozada. Se hizo
maestro carpintero en la Zona del Canal
durante la guerra con Hitler.
Fabricó mantequilla y caballos de juguetes
y distribuyó alegría de galope
en la Navidad de los pobres.
Fabricaba compases de caoba y hacía danzar
los círculos de tiza en los tableros escolares.
Extrajo del mar el alimento marino, la abundancia
pegajosa en los panales de abeja,
el pan suculento de las panaderías
y la dulzura del azúcar
en los ingenios de Cuba.
Condujo viejas locomotoras de vapor, yuntas
de bueyes, tractores sobre los campos
agrestes del tabaco. En Colombia
reparó un cristo que sudaba aceite
para conservar la fe de los fieles
y la esperanza
de la eternidad después de la vida.
Cuando llegó al término de su viaje
sufriendo dolores injustos
vi derrumbarse una montaña
de amor a la vida de trabajo y soberbia humana
y descubrí en sus ojos
una instintiva manera de sobrevivencia
y también de abrazarse a la edad
con brazos y piernas.
Mi padre navegó a la muerte
como montado en el viento.
[1 y 2: Despedida del hombre. 3 a 6: Los pájaros regresan de la niebla.]
271
RODRIGO MIRÓ
Benjamín Ramón
Nacido en la ciudad de Colón, en noviembre de 1939. Realiza estudios
en la Universidad de Panamá, en el Departamento de Filosofía e Historia.
Es miembro de la Unión de Escritores de Panamá y del Frente de los Trabajadores de la Cultura. En 1972 obtuvo el premio de poesía en un concurso
universitario, con su libro Camión. Y ha merecido distinciones en certámenes extralocales.
Obras: Puta vida, 1969; Camión, (en Premio Universidad) 1972); Sólo
el mar, 1972.
Referencias: Figueroa Navarro, Alfredo: Virtud de Casa Roja, de Benjamín Ramón, en “Prisma” Nº 1, de octubre de 1971. Ver, además, Siete.
1
SOLO EL MAR
Hace un año la playa
gritó calor y sal.
Conocíamos el cuerpo,
repetido pecado.
Oímos la arena
jugando niña y sol.
Moríamos aún.
Mirábamos los ojos
decirnos qué mar
en las manos
o
qué
pez.
272
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
2
LA ISLA
Fue la isla recién abierta orilla
cumplida soledad
uña
césped
nube roja
breve deseo envidia
de acostarse en las raíces del tamarindo
—colonial red de pájaros.
3
POEMA
“O inventarlo” expliqué
cuando Roberto preguntó
desde la izquierda
¿qué harías tú
si tuvieras
dónde
en qué banco
200.000 dólares
y Sibila atendiera la casa
el mercado
y la luz?
¡Alguien gritó! Riñón de gallo!
No sé qué tontería le dije
(mil y un niños se mueren los jueves
nada más,
en Sioguí el hambre es pan todos los días,
ahora dicen que Arnulfo yo no sé)
273
RODRIGO MIRÓ
pero pensé: Los poetas
a lo mejor
soñamos
dos
veces
Participación– Poesía, Nº 3, Panamá, Enero de 1970.
4
Las cosas van de mal en peor
en el teatro des Champs Elysees
los cronopios están furiosísimos
se acabó el mundo
ahí está Trummy young que toca el trombón
Arvel shaw que toca el contrabajo
y Cozy cole como el marqués de Sade
when it’s sleepy time down south cae
caliente escritura amarilla
Louis con los ojos en blanco
riendo
toda su cara
todos dulcemente estúpidos
Louis muerto de risa.
5
Octubre venció
Dolor y luz
descubrirte
así:
lugar cerrado, sexo inútil
Llegó Moya
274
se acabó la vida
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Vístete
que se acabó Mozart
jugando mamá jugando
Se cayó la casa
se hundió la caye
ayer
Un perro se comió las chabelitas
puta
vida
6
HÁBLALE DE LA CIUDAD QUE MATA
Háblale de la ciudad que mata
Dile
típica Panamá esta
que se defiende
Panamá,
de la piedra
y plaza extraña
sabedora del toro y de la risa
Panamá cruel de Pedrarias
Ramón no está
salió
hace dos días no sé de él
no trabaja
él no trabaja
no vive aquí
se fue a la mierda
En este sitio hubo Cabildo Abierto
1904 días
rostro
balcones
275
RODRIGO MIRÓ
la hora en que cierra
hasta mañana
el correo
la guerra árabe israelí
muchachos en las ventanas
cerradas las librerías
callados los árboles
hoteles de madera para los sábados y el paraíso
las luces
los descalzos
La Liberal y qué imbécil
por la calle
así
1856, 15 de abril martes
en la tarde
eran las seis
cuando
dicen que era negro
un vendedor de sandías y frutas
como estrellas
gritó hijo de puta
y los negros todos de Ciénaga
Playa Prieta
Arrabal
corrieron
armados los dientes
y los ojos
El miedo dicen cerró los hoteles
7
CASA ROJA
Si asomándonos
a un corazón de madera
en la esquina
de Perú y 31
276
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
a cualquier hora de la muerte o el día
Blacky construye una casa roja
contra el enemigo lobo
para siempre
puedo escribir los
versos más tristes
o escribir “Dios”
en las paredes.
[1 y 2: Sólo el mar. 4, 5 y 6: Puta vida. 7: Siete.]
277
RODRIGO MIRÓ
Moravia Ochoa López
Nacida en la ciudad de Panamá, en el año de 1939. Bachiller del Instituto Nacional, siguió estudios en la Universidad de Panamá, que interrumpió muy avanzados ya. En 1958 ganó el primer premio del concurso Miró,
sección de poesía, y dos años más tarde la sección de cuentos con Yesca.
Otro volumen de cuentos, El espejo, se suma a nuestra mejor literatura de
ficción. Por muchos años ha estado vinculada a la Dirección Nacional de
Cultura tocándole, entre otras funciones, dirigir “Itinerario”, revista oficial
de la institución.
Obras: Raíces primordiales. Sonetos. 1960; Cuerdas sobre tu voz de
alba infinitas, 1964 (Pliego número 2 de Ediciones Caribe); Donde trasan
los ríos, 1967.
Referencias: Rodríguez, Mario Augusto: Prólogo a Raíces Primordiales; Pérez, Felipe O.: Moravia Ochoa López y la poesía rebelde, en “Dominical”, de 18 de julio de 19 71.
1
A TU ANGUSTIA TIMON EL DESPIERTO
Este frágil dolor —¡tan frágil era!—
se me volvió de lágrimas sonoras
sonoridad de músicas y auroras
en nacimientos súbitos... ¡Espera!
Te ha llamado mi voz. ¡Cómo quisiera
detener el milagro de estas horas!
Un ala hacia la vida en que me imploras
y una vida con alas hacia afuera.
Dulce palpitación: mi labio abierto
que se entrega al sublime desconcierto
del amor en la vía de tu boca.
Brazos que en la ternura se entrelazan,
labios que en la caricia se amordazan
cuando el amor por el amor se invoca.
278
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
2
SIMIENTE
Un ala de silencio me ha besado
amor, y cruzo de silencio presa;
sorprendida con íntima sorpresa,
a tu amada quietud casi he llegado.
Qué dulzura de sueño no soñado
la palabra que amándote regresa,
la del beso que amándote no besa
y se queda soñándote callado.
¿Ha de callar la música del trino?
Cuando avance el milagro del destino,
la vida romperá como las olas.
¡Y qué apacibles subirán los brazos:
para un surco de vida en dulces trazos
un presagio de encuentro de amapolas!
3
CUANDO YO TE SE AMAR
En la muerte está Dios cargado de ceniza,
violeta lo retrata su canto inmaterial,
con los ojos cerrados, robusta su pelliza
contra el frío terrestre. La muerte es natural.
Apenas tengo miedo, mas un río desliza
un cauce humedecido de hoja y cenagal.
Tengo un llanto profundo. Si la sed agoniza
¿dónde dejo mi nombre divino y animal?
Quiero profundamente con cien contemplativas
palabras silenciosas, palabras que están vivas.
¿Dónde está el tiempo herido que se me fue a tu mar?
279
RODRIGO MIRÓ
Es el presente, tú eres, es mi dar generoso
el que llega y me impulsa, se me prende furioso.
Está la muerte lejos cuando yo te sé amar.
“La Estrella de Panamá”, 23 de octubre de 1966.
4
DULCE ADÁN
Dulce adán de la tierra, dame cuna,
luz sobre el rostro y braza en el latido,
arréame a tu cuerpo prometido,
atízame o una estrella o dame luna.
Puedo ser lo que quieras: aceituna,
cerezo, naranjal, lirio florido,
camino por ti sólo recorrido,
aurora que tu boca desayuna.
Eres, adán, mi vértebra y mi tierra,
aromada palabra que me encierra,
abeja instituida entre la boca.
Eres el ansia en soledad poblada
por la múltiple voz de la alborada
que entre la carne al florecer me toca.
“La Estrella de Panamá”, 14 de enero de 1968.
5
PRINCIPIO UNO
Tendría que hablar
tendría que acercarme
tendría que entender
lo que el mundo le dió
como razones válidas
tendríamos que hablar
280
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
tendría que objetar
tendría que estar al frente
tendría que volver
a la soledad
que odiábamos
tendría que perder
que ganar
que estar dispuestos
que vernos la risa
y la alegría
y los ojos
y tus dedos sujétame
y tus actos hablándome
tira de mi corazón
como una esferita
que tiene cielo y ruedas
para volar y andar
Tendríamos que hablar
que hablar
que hablar
“Prisma” Nº 1, Panamá, 1971.
6
PRINCIPIO DOS
Ayer me dije
hay que incinerar
pero resulta que la cosa
en pura ceniza
me violenta
Cómo nos pone triste
repensar la vida
es como halar a los muertos por sus huesos
descansados y heridos
es como surtir alcancías
con centavos negros
es como un lienzo echado de menos
281
RODRIGO MIRÓ
como un grito pelado de palabras
Ayer me dije
que es siempre bueno
el montoncito de mieles
sobre la piel ingrávida
hojarasca
Jugamos el corazón al alarido
pero en verdad se nos muere
más de un plazo de silencios y silencios
“Prisma” Nº 1, Panamá, 1971.
7
DÍAS REBELDEMENTE DÍAS
hay días abundantes en cosas y palabras
hay días verdaderamente ricos
hay días con muchos corredores por donde puedes ir
y tiene un gusto a pie descalzado la libertad que tocas
y hallas que tus dos manos vibran
hay hojas nuevas que se leen
vitrinas que te muestran todo el panorama
que te desnudan la ciudad
amigos que llegan desde lejos
amigos que antes no conociste
hay días ricos días de panes grandes
días de naranja y vegetal
días que crecen con la alegría de las hortalizas
días como filmes de color
hoy encontré este día un otro día
me lo encontré bajando el autobús
a la hora del trabajo
llevaba en la bolsa montones de papeles
luego me entero de que tenía facultad
el día sobre este pueblo
282
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
y tenía los oídos repletos de gritos
era una isla rodeada de dolor por todos lados
era un volcán entre los callejones y las plazas
y desenvainaba manifiestos país
entre los ciudadanos
hay días abundantes
verdaderamente ricos
días para asomarse
días para hacerse solidario
hoy encontré ese día
entre montones de hojas de periódicos
entre la viva fecha de 1964
caminando por la Avenida de Los Mártires
recordando nombres tanques UPI y AP
país túmulo país roto país herido
«se necesita sangre tipo o negativo en la sala
de urgencia del Hospital Santo Tomás repetimos
sangre tipo o negativo para la sala de urgencia
del Hospital Santo Tomás»
van dieciocho muertos y cien más heridos
muere niña asfixiada
hay días para decirlos distintos
días avispas días como lluvia
días determinados
días con demasiadas palabras amor ciudad
te duele caídos desgarradura bandera salas de
hospital
Dieciséis muertos en el Jardín de paz
la letrina del patrón que se
ensucia
en el país
los próceres–hombres–de–negocios
hoy días de todos los días días rebeldemente días
«Casa de las Américas», Año XII, Nº 72, mayo–junio de 1972. La Habana, Cuba
[1 y 2: Raíces Primordiales.]
283
RODRIGO MIRÓ
Bertalicia Peralta
Nacida en la ciudad de Panamá, el año de 1939. Periodista. Profesora.
Actualmente estudia en el Departamento de las Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Panamá y trabaja en la oficina de Relaciones
Públicas de la institución. Codirectora de “El Pez Original”, ha participado
con beligerancia en el movimiento literario de los últimos años. Escribe
cuentos y hace crítica literaria. Ha sido premiada en varias ocasiones.
Obras: Canto de esperanza filial, 1961; Sendas fugitivas, 1963; Dos
Poemas de Bertalicia Peralta, 1964; Atrincherado amor, 1965; Los retornos,
1966; Himno a la alegría, 1973.
Referencias: Ritter Aislán. Eduardo: “Los Retornos”, de Bertalicia
Peralta, en “La Estrella de Panamá”, de 17 de julio de 1966; Del Rosario,
Agustín: Crítica literaria de: Los Retornos “Dominical”, de 14 de agosto de
1966.
1
ARTE POÉTICA
Para Berta Zurita de Franceschi
Amar y decir: amo
defender la libertad
decir: la defiendo
Embestir la injusticia decir: la embisto
Acorralar lo putrefacto
decir: acorralado
Disecar la agonía / la
muerte / atragantarnos
de angustia y miedo
andar con pájaro
en el corazón y una
jaula en la sangre / todo
esto y decir: ¡soy!
284
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
2
LÁGRIMA
Pequeña luna suelta en la garganta
bestia de sal / delirio
uña que sacude muerde abrasa
pared entre angustia y pena
imagen de un mar interno
que sube a salvarnos
de nuestra propia asfixia
ni sueño ni muerte:
cortina acuosa sobre el miedo
3
CUANDO SEAS MAYOR, PADRE
Cuando seas mayor padre
y entiendas
que las cosas son así de sencillas:
uno nace lleno de alegría
y vive hasta los siete años con ella
luego
le presentan la familia
cuatro tíos once primos
cómo estás mucho gusto
el lugar donde vivió el abuelo
le enseñan qué es un hogar
le tienen la comida caliente
le dan hasta una cama y sábanas
navidades con juguetes
niño–dios
y uno conoce el nombre que eso tiene:
dicha
entonces se cumplen los quince años
y uno sigue creciendo
la madre es buena
285
RODRIGO MIRÓ
la casa es buena
el silencio que va cubriendo los actos
cotidianos es bueno
uno lo cree así
se está seguro de algo
hasta se es capaz de reír a carcajadas
pero padre cuando seas mayor
comprenderás cuando llega la época de la desnudez
cuando no se tiene con qué cubrirse
y uno se da cuenta de que las lecciones
de la escuela no le han servido de mucho
y que uno es más triste que un caracol abandonado
por el mar
que uno es más solitario que el árbol
primero que quedó sin hojas
que se ha estado tanto tiempo como un tonto
preguntando por un sitio increíble
que no existe que no ha sido creado
se está definitivamente
como el pichón de golondrina
queriendo entrar al huevo nuevamente
4
ENDOCTRINAMIENTO
Empezaron con el ángel de la guarda
su enemigo el diablo
luego las mil y una noches
los mandamientos de la santa madre iglesia
la regla de tres
los verbos
bécquer
las golondrinas la constitución
el café con leche
la misa criolla
don quijote de la mancha
el premio nóbel
la literatura
la poesía
la literatura
el miedo
la literatura
286
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
los medios de comunicación
el hombre en el espacio
y el amor: el amor como un viento increíblemente dulce y raro
la paz universal
la extrema unción
el abecedario
la cruz roja
la cruz verde
la cruz de todos colores
los colores de la bandera el himno nacional la historia patria
el árbol genealógico la tradición el padre la madre la sagrada familia
la cultura
la cultura
la cultura
la ciudad–luz
la ciudad–eterna
la ciudad lengua víbora agostándonos
la suprema aspiración de salvación eterna
la camisa de fuerza de los ojos
de las manos
de los pies
la subversión:
la muerte
la libertad:
la muerte
la vida:
la muerte
5
FLOR AMARILLA
Leipzig
Recorriendo esta avenida
plateada
mis pasos perezosos
escuchan recuerdos
al otro lado del mar
una flor amarilla
hace crecer
el amor entre más dedos
287
RODRIGO MIRÓ
(en una universidad
extranjera
alguien
dispuso olvidarme)
PUENTE
Frankfurt
Este puente soportó
el empuje
de ejércitos nazistas
también los rusos
marcharon
sobre él alegremente
entonces solamente fui
idea
ilusión apenas intuida
hoy
soy los ojos asombrados
de un paisaje lejano
la corriente en el río
conduce peces
hacia el infinito océano:
mi corazón
monta a lomos su
rápida alegría
CAMPANA
Viena
Ciega de noche
la campana
lamenta el dócil
288
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
mando de una mano
lejos
otras manos escribirán
una carta
con recomendaciones
y sentencias
yo tomaré mi cena
y frente a mis compañeros
con el alma y el cuerpo
escribiré mil adjetivos amorosos
que jamás enviaré
DESPEDIDA
Helsinki
De pie en el aeropuerto
mientras esperaba
la llamada uno dijo:
“no te olvidaré”
yo pensé
en esas mismas palabras
casualmente dichas
con voz llena de tiempo
por quien no sé donde está
289
RODRIGO MIRÓ
Roberto Fernández Iglesias
Nacido en la ciudad de Panamá, el 27 de agosto de 1941. Licenciado en
Filosofía y Letras y Profesor de Español, de la Universidad de Panamá. En
México, donde ha vivido antes y vive ahora, se ha vinculado a diversas revistas y grupos literarios. En Panamá ha sido incansable divulgador de
novedades y cultor de las más recientes experiencias literarias. Fundador y
director del grupo Participación, ha editado algunos cuadernos poéticos y
organizó la Bienal de Poesía, con dos jornadas a su haber.
Obras: Recits, 1969; Los recién llegados, 1969; Cartas, 1969; Cartas,
(segunda edición, aumentada, 1972); Canciones retorcidas, 1973; Soñar tu
sombra, 1974.
1
87
Hoy lo vi
me puso a meditar
se encontraron en el aire
una gaviota
y un jet
del mensaje intercambiado
que
cada
quien
saque
sus
propias
conclusiones
2
91
Es prohibido llorar
me dijeron una vez
es necesario tener permiso
por eso caminé
290
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
kilómetros de oficinas
hasta aprenderme
el único rostro
de todos los burócratas
llegué al soborno
todavía no tengo
la licencia que busco
por eso me escondo
y escribo
“La Estrella de Panamá”, N° 30, 1968.
3
RECETA
Para escribir un poema
se necesita
la ausencia de recetas
y el recetario completo.
Luego
quemarlo todo
aplicando todo el calor
sin calcinar la mezcla
La calidad del producto
puede pertenecer al azar
y a la habilidad
del artífice o a su torpeza
En fin
uno se lanza al abismo
y para llegar a la poesía
nunca lleves paracaídas
“Alero” Nº 8, Guatemala, abril de 1972.
291
RODRIGO MIRÓ
4
TRES CARTAS QUE NO PODRÁ LEER
LA TUMBA DE BRETÓN Y UN TELEGRAMA
Al fin murió ese viejito
que ayudó a inventar el siglo 20
tirándole pájaros a las piedras
y recolectando basuras a perpetuidad
Tuvo que ser en un periódico
donde me enteré
por eso a punta de recortes recorto
esta vasocomunicada colisión
Al fin nos dejó tranquilos
el fulano hijo de Teofrasto que sabía
que la tristeza era un insulto
y se puso a jugar carreras
con la boca de los cocodrilos
y nos dejó entre la espada y la espada
con un arte y una revolución y una vida
y un carajo y todo a medio hacer
porque en la tarde le dio pereza
y le dieron ganas de orinar y de hacer el amor
a media calle mientras disparaba
contra la multitud para que se espantaran
y no salieran a ensuciar las avenidas
Porque te moriste padre de la bruja esquizofrénica
padre de revoltura que nos empuja
padre de ti mismo en tu tumba
y nunca averiguaste si esto es el sueño
o lo otro es el sueño o si no hay sueño
o si no estabas tú en última vaya uno a saber
y esta noche beberemos jazz de Buddy Sattan con Pernod
que a lo mejor ni te gustaba
pero para saber que eras un tipo medio loco
a todo dar
que nos enseno nuestra época a mordidas
y a cachetadas y a gritos de embriones desojados
y nos mandaste a buscar a Freud a la basura
292
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
y nos enviaste al carajo cuando se te dio la gana
y todavía ni te hicimos caso
porque valías lo mismo que tu obra
y hoy ni los gusanos te hacen caso
aunque llevan tu uniforme de voraces
y de vomitadores de las rosas
Húndete funeral para André Breton
que de nada goce en su esquina del ring
y todos sus parientes amigos y favorecedores
le solicitan a usted un recuerdo de elefante
y una llanta de automóvil que hace falta
para llevar el cuerpo a que den el permiso
de enterrarlo en cualquier parte
porque se murió de viejo y no lo supo
y si lo supo se murió de viejo para hacernos jóvenes
y decir que no le hiciéramos caso
porque al fin y al cabo qué
y mañana los periódicos y las páginas culturales
hablarán pura baba de perico viejo en honor
del deshonrado que se fue a donde tenía que irse
y donde él se hubiera mandado si hubiera podido
y porque ya se murió escribo esta carta
que ni su tumba podrá leer para que todos
sepan que mi tristeza es un insulto jurado
sobre un paquete de medias de nylon
II
Diez minutos después que se muriera
escribí una carta como poema
sin pararme a pensar lo que decía
y la leí a Bessy que parecía disfrutar con que te hayas muerto
y otro la leyó y quiso publicarla
y dos estúpidos la leyeron
uno sólo tres líneas
y el otro preguntó que qué era eso
Yo esa mañana no saludaba
nada más decía se murió Bretón
293
RODRIGO MIRÓ
y le enseñé el poema a un cura
que se murió de risa
y me fui a escupir los laureles
y a gritarle a las estatuas del parque central
porque el cura me dijo que mejor leyera la biblia
pero sé que Andresito quería que fuéramos
especialistas en ponemos las chancletas
o en mentarle la madre a los espejos
o que fusiláramos a las viejitas que toman el té a las 5
y en Panamá celebraban una semana francesa
y nadie se acordó del luto por Bretón
y por eso repartimos invitaciones
para ir al cine a besarn0os los unos a las otras
y otros irán a la playa a pescar arena y excrementos
aunque a lo mejor los multen
y enviamos una carta proponiendo que la tumba
la pongan en el crematorio de París
o a la puerta de la morgue con música de arpa
y para que no tengas el gusto de morirte
que te regalen rosas frescas y rojas
porque se te paró la bomba
III
Tú y yo sabemos que Dalí dirá que era tu maestro
y no lo mandaste al diablo
porque no puedes
pues Bretón no tiene un gallinazo
que le grazne a la hora de la boca
ni un manifiesto sin prolegómeno
donde destierre a la muerte de la lista
de sus compadres
y los camaradas del grupo Pescú–Mokín
sonreirán misericordiosos porque te enterramos
con toda la pompa de los pelos
que te afeitabas cada mañana de la lengua
que era francesa y era de nosotros
los que nacemos a la mitad del lenguaje
294
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
o al extremo del sueño y tu realidad no era
y tú te difuminabas como garza gorda a dieta
o como caribú con trompa de mosquito
o conejo con lentes de contacto
y era exacto a la guacamaya frustrada que se calló
para no lanzar manifiestos
y que nadie los leyera para poder hablar mal de ellos
y publicabas cosas para una revolución
que no terminaste ni en el otro sueño
y ahora tumba paranoica y flácida
recuerda que ese es André
el de los colectores automáticos
que les echaban un níquel y brotaban cuatro frases
para el matadero de la historia
allí donde Nerón y sus comparsas
les defecaban las barbas a los profetas
y nunca nadie se atrevió a decir
que va a venir lo que va a venir
y te fuiste sin llegar a ningún lado
pero nadie sabe si querías llegar
o si querías hacer una estatua de sebo
o un anaquel de escarcha barata
con tanta palabra echada a perder entre las rosas
con las rosas para las rosas desde las rosas
tú no amabas a las rosas y yo tampoco
aunque a veces dudo y tú también dudabas
y ya ni esa oportunidad tienes
qué bárbaro aguante que no pudo terminar
a los tres días del último manifiesto
y quién sabe qué te quedaste a hacer
y ahora tengo que escribirte unas cartas
para que no las lea tu tumba o las lea nadie
porque ya tú eres nadie y eras algo
aunque surrealista y todo
pero el mundo pesa más y las voces menos
sin tu pretensión de león afeitado
sin tu línea de fusil sin gatillo
disparando a golpe de mandíbula batiente
295
RODRIGO MIRÓ
toda la andanada que no podemos olvidar
aunque te mueras tres veces
y te entierren cada vez más hondo
en las cloacas del sueño
TELEGRAMA
CORTÁRONTE PELOS LENGUA DEFINITIVAMENTE
RECIBÍ LLAMADA DE AUXILIO QUEDO GRITANDO
MUÉRETE
5
CANCIONES RETORCIDAS
“El verdadero encanto de estas canciones
se debe a que el compositor no se
preocupó de si la gente lo iba a entender
o no. Claro que, como en su
mayoría las canciones fueron compuestas
por músicos ciegos, no es de extrañar que
tengan un sentido oscuro y retorcido”.
Junichiro Tanizaki
Se sintió fuerte
extenuadamente sólido
hasta que pudo ocurrir
ese
instante
del desprendimiento
de la primera hoja
que
cae
todavía
Los orfebres navajos
nunca acababan sus cacharros
y eran hechiceros
y narraban historias
296
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
que siempre
concluían
sin
fin
Le viste crecer
y siempre lo hacía
Parece que cuando
cesó su crecimiento
dejaste de ver
Tomó el pulso del ocaso
y extendía las manos
buscando tocar algo
o comprender el cambio
y
las
precipitaciones
de
las
cosas
sucediendo
Hay tardes
pasadas tomando café
pensando
y en alguna
se escribe un poema
y en otra
se habla
y hay más tardes
“El espíritu sin edad del esqueleto”.
Lawrence Durrell
Nunca pude recordar
dónde
y quien
me relató
la historia del niño
que metía el mar
297
RODRIGO MIRÓ
en un agujero
muy muy pequeño
que en la playa había
Ese primer relator
no pudo saber
por dónde brota el mar
Despacio
como si doliera
el auto
arrastró las hojas
que iban cayendo
cuando el poeta caminaba
con las manos cruzadas
a la espalda
y todos los sonidos
callaron
para él
porque había oído
la primera gota
Asombrado
con la primera
vez retiró el dedo adolorido
y la maravilla
le llenó los ojos
porque el niño obtuvo
un millón de años
de experiencia
al
descubrir
el
fuego
La ciudad
perdió el alma
escapada
hacia el mar
298
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
por un agujero
en la coraza
Hoy terminan
de reparar
la vía de escape
y la retocan de colores
para que luzca
igual que antes
para que parezca
Parece vagancia
el ocuparse de la vida
en mínimas expresiones
como seguir con los ojos
la ruta
vacía
de las hormigas
Me ha dicho
que sólo sin oficio
puede
pensarse
en
esas
cosas
Miró las montañas
lejos
y las miró
muchas veces
hasta
que
no
supo
si las montañas venían
a meterse en sus ojos
o si éstos viajaban
a pasear entre los árboles
Así crecieron las cosas
299
RODRIGO MIRÓ
al unísono con
toda rapidez
y sin tomarse en cuenta
entre sí
las unas a las otras
de la misma forma
desaparecieron
Se dedicó a espiar
la vida de los insectos
y no sabía nombrar
a ninguno
Ahora los llama
con voz muy baja
y
creo
que
lo
entienden
Cuantas veces quiso
poner en sus poemas
la vida
ésta sacaba la mano
y la puerta de las palabras
nunca
alcanzó
a
cerrarse
y una tarde
cuando no dijo nada
y menos escribió cosa alguna
Fue entonces y sólo entonces
con
los
ojos
cerrados
[4: Tres Cartas que no podrá leer la tumba de Bretón y un telegrama. 5: Canciones Retorcidas.]
300
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Dimas Lidio
Nacido en Potrerillos, provincia de Chiriquí, en el año de 1941. En la
Universidad de Panamá inició estudios que no concluyó. Entonces formó
parte del grupo Columna Cultural. Luego marchó a Chile, donde prosiguió
estudios que tampoco terminó. Paralela a su obra poética realiza su obra de
cuentista, de excelente calidad. Desde hace algunos años vive en México,
vinculado a la prensa literaria de la capital. Acaba de obtener el premio
novela del Concurso Miró.
Obras: Camino de las cosas, 1965; El país azul, cuentos y poemas para
niños, 1968.
Referencias: Oviero, Ramón: Camino de las cosas, en “Tareas”, Nº 14,
de marzo de 1965.
1
LA TEMPESTAD
a Marianita
Junto a mí
dos
niños buenos
tienen miedo.
Noche gris.
Dos largos truenos
por el cielo.
2
LO QUE ANSIABA
De niño ansié tener un fusil
para cazar las aves que los vientos llevaban al Sur
Era mi pueblo en días azules
301
RODRIGO MIRÓ
Ahora soy hombre y es de noche
pero quiero tener un fusil
un auténtico fusil de hierro y patria.
3
UN JET ME LLEVA AL SUR
He dejado mi patria
Sobre los montes y las nubes un jet me lleva al Sur
¡Qué pena debería darme!
Pero mi corazón está feliz
Aún lejos de mi hogar y lo que amo
crece el amor de los camaradas
y cada corazón será mi hogar.
4
HAGO LO POSIBLE
Aquí estoy con un cheque atravesándome el ombligo
caminando estas horas
recibiendo y dando besos en la boca
huyéndole al anticomunismo y a los acreedores con caras de culebra
pensando en la que me espera y no conozco
Aquí estoy señores
Hago lo posible
Pero es duro esto
(y no es que quiera hablar como Vallejo)
El que dude que venga
que llegue y pruebe en su espinazo
que pase a ver mi casa
Verá cómo duele
302
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Es duro esto les repito:
“coexistir pacíficamente con la muerte”.
5
CUENTO
“Fino como una aguja
fuerte como una espada”.
Paul Eluard
Era un pueblo sin brújula
ni estrella
Un pueblo de pequeños hombres
de pequeñas casas
de pequeños ríos
y horas
y madres
y cosechas mínimas
Está escrito
Era débil
de pequeña vida
y cielo pequeño
Era un pueblo diminuto
pero sus héroes más grandes que el olvido.
6
IN THE CANAL ZONE
Tú
mí yo
cruza la cerca y corre
detrás de esa alambrada está la muerte
captúrala y rómpele el pescuezo
Luego podrás irte a acostar con tu mujer
y vivir
o morir
o no hacer nada.
303
RODRIGO MIRÓ
7
POR LA PAZ
Un hombre piensa y escribe
de madrugada
en su pequeño cuarto
de una calle de París
en invierno
Un hombre toma su machete
a las 5 a.m.
y parte
fumando
a su sembrado de maíz
en América
al sur de Río Grande
Alguien cruza el territorio de las fieras
de una aldea a otra
y otra
y otra
y reúne a los demás
y habla
“liberación y paz”
en Africa
que vive
Una mujer da a luz
al alba
sola
con dolores espantosos y palabras tiernas
aquí o allá
en un sitio del mundo
Aviones
navíos
trenes
cargados de productos
vuelan
304
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
navegan
viajan
uniendo necesidades y esperanzas
Un cohete aluniza
y quien lo guía ve
allá lejos
la casa del hombre
brillando y pequeña
en el espacio
En algún lugar
diariamente
alguien cae
puramente muerto
lejos de su hogar
en medio de los suyos y de todos
junto a mí
cae
puramente muerto
por la paz.
[1: El País Azul. 2, 3 y 4: Camino de las cosas.
5, 6 y 7: Revista “Santiago”, Nº 7, Santiago de Cuba.]
305
RODRIGO MIRÓ
Aristeydes Turpana
Nacido en la isla de Río Azúcar (Keupti en lengua cuna), archipiélago
de San Blas, el 24 de diciembre de 1943. Terminados sus estudios medios
ingresó a la Universidad de Panamá con el propósito de hacerse profesor
de Francés. En 1972 viajó a París, donde logró un subsidio de Unesco que
le permitió permanecer en Europa por más de un año. Reintegrado a su
mundo, hoy enseña Español en Río Tigre, una de las más importantes comunidades del archipiélago. Turpana, el primer cuna que escribe en lengua
castellana poesía digna de ese nombre, estuvo vinculado al grupo Participación.
Obras: Kualuleketi y Lalorkko, 1966 (poema y cuentos cunas); Archipiélago, 1969.
1
ARCHIPIÉLAGO
(fragmentos)
Aquí isla de Kueptí
Mariposeando el frío se desangra
Muerde horas clavadas en la pared
Mi abuelo desenvaina sueños
Mi abuela —garra salvaje y mandíbula—
Abanica la palabra soledad
Aquí isla de Kuepti
2
La borrasca trae flores
Entre sombras
El mar dispara
Delfines
Mirándose al sol
Cerro Ipeton
Emite nieblas misteriosas
306
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
A mi alrededor
Nada nada nada
3
Murieron los dioses de Takarkuna
El mar se hinchó de madréporas
Bajo sombras de nubes
Recorrieron praderas las bestias
La lumbre buscó hospedaje
En cavernas y árboles y tumbas
Igual se mantiene la Soledad
4
En la falda del azul Yannu Yala
De niño planté un árbol de mango
Se vigorizaron sus raíces
Siempre tuvo consigo
Arrieras y luciérnagas para la noche
El sol de meses veraniego
La atronadora montaña y peces del arroyo
En voluptuosas calles citadinas
Voy enrollado en nieblas
5
Desde la infancia
Busco fuego para mis labios
Una mujer de hogueras retorcidas
Que pregunte por mi en la trinchera
Una tierra con abejas y banderas
Que acompañen
307
RODRIGO MIRÓ
6
En la aldea donde nací
Hombres y mujeres
Se alimentan de peces y mariscos
En la aldea donde nací
Bajo pulsación de tinieblas
Se oye chirriar de hamacas
7
En mi pueblo marino
Cuando llega la pesca de tortugas
Brotan flores en el cocal
y trae el viento del Sur
Perfume de ciruelos:
Así llega el invierno
Allá en mi pueblo
Junto al mar.
8
Más allá del arrozal devastado por saínos,
Un grito claro, fuerte:
Hasta las cañas blancas
De mi choza llega de nuevo
El viento
[1 a 6: Archipiélago. 7 a 9: Inéditos.]
308
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Agustín del Rosario
Nacido en la ciudad de Panamá el año de 1945. Licenciado en Filosofía
y Letras de la Universidad de Panamá y obtuvo luego la Maestría en Culturas Orientales en el Colegio de México. Ha sido subdirector del Departamento de Expresiones Artísticas de la Universidad de Panamá, y sirve una
columna en “El Matutino”, —De parte interesada— que debe considerarse
como una de las mejor servidas desde el punto de vista del periodismo literario. Allí se manifiestan con frecuencia sus excelentes condiciones de crítico literario. En 1972 mereció el primer premio de poesía del Concurso Miró.
Del Rosario es también autor dramático. En febrero de 1971 inició la publicación de “Penélope”, revista de poesía que sigue viviendo.
Obras: El río mansamente, 1965, en Poesía joven de Panamá; De parte
interesada, 1973 (Dos ediciones: México, Pájaro Cascabel y Panamá, Universidad de Panamá).
1
EL RÍO MANSAMENTE
La huella
blandamente enmudecida
en el centro del día
es una
larga y sola certidumbre
en cada cosa
—en el invierno el mar se queda rígido
como una paralela de nostalgias—
Reencontrate
cada día
como si la distancia fuese agua
y agua fuese el instante
de reencontrate
en la misma ciudad
bajo la misma lluvia
tu paso
en cada uno de mis pasos
309
RODRIGO MIRÓ
Va la mañana
adherida a la piel
durante cada cosa
que haga
o piense
porque la soledad es sólo una
y sólo una la condición del sueño
Pensada mansedumbre
que no supo de labios que fuesen
brizna en los ojos del que mira
un nombre
porque de alguna manera
hay que llamarlo
y se hace necesario
como quien dice agua
mira sus hombros
siente que no está solo
que nunca ha estado solo
así se llame soledad aquello que no conoce
exactamente
y los amigos
las puertas
las calles
se abran de par a par
como si no pasara nada
como si no tuviese que pasar
a fin de cuentas
quedarse como
vuelto a empezar
vuelto a repetir
vuelto
solamente una brizna
quizá menos
quizá nada
310
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
2
PARA HABLAR DE COSAS DEFINIBLES
Sabemos que es fácil tener conversaciones
en torno de poemas amables en donde las únicas personas
asustadas
son aquellas que leen
Sartre dice:
Nombrar las cosas es denunciarlas
¿y cómo construir un hermoso cancel
que se abra y se cierre
si pasas de mano a mano
el resto
de impotencia
que va naciendo apenas
y que dejas de lado?
3
SEÑALES DE SALUD
Han sido cien las veces en que recuerdo y memoria
frente a lo familiar de las ventanas
han dicho
cosas en silencio
para ellos solamente
en ese entusiasmo promisorio
clandestino
de tanto
evitar la voz de los demás
tan fácil
tan simple de entender
que la esperanza es algo más que un escondrijo
intacto
311
RODRIGO MIRÓ
4
MÁS ALLÁ DE LA LÍNEA
Te digo que no es fácil estar tranquilo sin darse
el salto sin abrir los ojos más allá de la línea
que te ponen adelante más acá de la rabia que asciende
por allí mismo por donde a veces desciende el amor como
una lágrima
y qué decirle a los amigos
a los que llegan de
paso y enseguida te hablan de la situación y de tu país
en donde cuesta tanto respirar porque hemos visto y
palpado cosas
eso dicen
mientras sonríen desde sus asientos
satisfechos de encerrar la historia
de estos sesenta años en un segundo
que no deben ser
¿por qué es así compañero?
¿por qué es así?
y cruzan las piernas y vuelven
a extender las palabras y los miras
con lágrimas porque en verdad
es fácil
—Facundo decía ver los toros desde la barrera
es revolver el caldero con guantes—
tratar de irse más allá
cuando vienes de paso y pasas sin quedarte a diario
hacia adelante luchando a tu manera
abriendo un caimito de donde no saldrá ninguna sorpresa
solamente la convicción
de que esto es lo debido y de que en algún punto
encontrarás a otros más que como tú van
callados
312
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
calladitos
aunque a primera vista parecieran ser las cosas lo
mismo de siempre y aunque vuelvan estos y otros más
y otros más a decirte igual que si aguantamos que si
somos animales pasivos que nos agrada lo que sucede
que no tenemos conciencia que no leemos nada que cada
quien tiene lo merecido que frente al silencio pagamos
con la misma moneda que
5
DE POSIBILIDADES Y ENCUENTROS
Habla y dice cosas como esas de que para qué
si al final vamos a caer en lo mismo y solamente
tendremos otros nombres para leer en el diario o
escuchar en los discursos o ver por la televisión
en los noticiarios
y
cuando les dices cómo son las cosas que tú entiendes
así con la sola ayuda de otros amigos que luchan y
caminan adelante encuentren lo que encuentren a su paso
porque saben exactamente de qué color será ese día
y la hora la ignoran es cierto pero saben el mes y el año
y
ves sus rostros y sus manos y sus ojos y sientes cuan
pequeñita ha sido la alegría de esta inmensa humanidad
que tú conoces y cuántas veces fue dejada de lado por
hombres de afuera y hombres de adentro
y
sigues hablándole y vas haciendo un collar de cuentas
en donde pones a cada uno con su descubrimiento de ahora
y su entendimiento de ahora y pasa el día éste y pasan
otros y cuando estén en ese mes y en ese año
vuelves a encontrarlos cerca de ti y te sonríen
de lejos y te llaman de tú y tú sientes que es
este el más grande nombre que te han puesto en mucho
313
RODRIGO MIRÓ
tiempo y sigues adelante con el libro con la doctrina
con el principio y ellos te dicen cómo decirle en
dónde entonar más fuerte en dónde poner la voz menuda
como violín en dónde poner esto y aquello
[1. Poesía Joven de Panamá. Del 1 al 5: De parte interesada.]
314
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Jarl Babot
Nacido en Panamá, el año de 1946. Egresado de la Universidad de
Panamá. Mención honorífica, sección poesía, del concurso Miró. Particularmente interesado en la literatura dramática, hizo estudios de dirección
teatral en Moscú, de donde acaba de regresar.
Obras: Un sonido de hojalata, 1967; De un totem diferente, 1970 (Inédito); Poemas Escandinavos, 1968–72 (Inédito).
UN SONIDO DE HOJALATA
1
Siempre
la parte conocida del tablero
dice “no te entiendo”
y la otra,
que no sé leer,
tiene dibujado un brazo abierto.
Lo malo es que el brazo abierto
a nadie puede abrazar
—nunca se cierra—
SIEMPRE permanece
abierto.
2
Deposita
la moneda
no tengas miedo de perderla.
La melodía,
casi siempre,
de inmediato suena.
Anda.
Hoy puedes
hasta tararear la melodía
sin pedir permiso a nadie.
315
RODRIGO MIRÓ
Tú pagaste por ella
—era tu única moneda—,
tienes derecho a este minuto.
¡Apresúrate!
Sólo queda
el último compás,
¡y ya está sonando!
3
Ya hasta temo
levantar la voz.
No vaya a suceder que me escuchen
en todas las villas y ciudades;
y que esto provoque
un desasosiego mayor
que el callar.
Con un antiguo libro de retractaciones
por eterna lectura
seguiré viviendo.
4
¿Son palabras
o son siglos?
Son siglos de palabras y palabras
de todos los tamaños
y formas
igualmente vacías
cerradas
arbitrarias y hostiles.
A ellas nos aferramos
en lugar de callar
y lentamente marchamos.
Creemos arrojarlas muy lejos
pero regresan
para cobramos la deuda.
Nunca perdonan
316
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
al condenado
y sobre el duro hueso para todas las ganas reír,
bailan y celebran el triunfo del ritual
del miedo.
5
Las letras lo resisten todo:
hasta un puntapiés.
Solamente cuando se cansan
de escribir en las repugnantes oficinas
los empleadillos
—a manera de venganza— (contra ellos mismos)
van borrándolo todo.
¡Pero saben que es inútil!
Que las letras atraviesan los talones
nadan por la sangre
llegan al cerebro.
¡Nada se puede contra ellas!
(A no ser que uno se convierta en una inmensa “P”
y forme parte de cualquier palabra
escriba a latigazos por doquier).
6
A pesar del agua
que cubre los zapatos
las rodillas
el pecho
las manos
la boca,
317
RODRIGO MIRÓ
la cabeza aguarda a que estalle la lluvia
antes de darse
por vencida
[Del 1 al 4: Un sonido de hojalata. 5 y 6: “Lotería”, Nº 194, enero de 1972.]
318
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Ricardo Zarak
Nació en la ciudad de Panamá, en el año de 1947. Egresado del Colegio
Javier, realizó estudios de psicología en la Universidad Santa María la Antigua. Actualmente hace estudios sobre cine, en la ciudad de México. Zarak,
quien fundó y dirigió la revista Quijote 20, es también dibujante.
Obras: Cuaderno, 1969; Arma Blanca, 1974.
Referencias: Fernández Iglesias, Roberto: Zarak: un equilibrio al borde
del abismo, y Turpana, Aristeydes: Zarak, ser y acostumbre, en Dominical,
de 13 de diciembre de 1970; Young Núñez, César: Ricardo Zarak y las aventuras del gran houdini, en Matutino, de 14 de febrero de 1973 Ricardo Zarak
y el discreto encanto de la poesía, Lotería Nº 215, de enero de 1974.
1
En los primeros días dijeron:
“Nosotros hemos
de pensar lo nunca pensado
de decir lo nunca dicho
de hacer lo nunca hecho”.
Y en los primeros meses dijeron:
“Nosotros hemos
de pensar lo que se deba pensar
de decir lo que se deba decir
de hacer lo que se deba hacer”.
Y en los primeros años dijeron:
“Nosotros hemos
de pensar lo que podamos pensar
de decir lo que podamos decir
de hacer lo que podamos hacer”.
Y hoy dijeron.
“Nosotros
nada hemos pensado
nada hemos dicho
nada hemos hecho”.
Y dijeron:
“Fueron los momentos
las cosas”.
319
RODRIGO MIRÓ
2
No hay tierra
que no tenga cielo
sol
una nube
una estrella.
No hay tierra
que no tenga río
piedra
una montaña pequeña
o un árbol cualquiera.
No hay tierra
que no tenga un nombre
para cada cosa.
Pero en una tarde como ésta
hay hombres sin tierra entre las manos
sin cielo en la mirada
hombres que mueren
sin decir una sola palabra.
3
Un vaso cae y se rompe.
La planta florece
y después marchita.
La roca
permite la erosión
y se gasta.
Y los hombres...
¿Son los hombres quienes mueren
o es la Muerte
que de pronto se torna humana?
4
La felicidad tiene que llevar consigo
un sentido de grandes derrotas
y de pérdidas irremediables.
320
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Tiene que llevar sabor a desgracias,
a jugadas sucias del azar.
Porque tanta felicidad gratuita
como la nuestra
debe llevar alguna maldición escondida.
El Panamá América Dominical, 9 de abril de 1972.
5
Nos pararemos un día
frente a una lápida a sabiendas
de que entre uno y el que ahora yace
solamente hay tierra fresca
de por medio, que antes hubo
un aire rancio, que seguimos
manteniendo la misma distancia prudente.
6
Escucho a mi madre hablar de su muerte
como quien habla de la casa en que habita
y uno a uno va describiendo la forma
del comedor familiar, de la sala
de lectura, de un patio pequeño...
Estoy en el umbral de su puerta.
Me ha invitado a entrar con insistencia
pero no sé si deba hacerlo.
Siempre he sido un mal huésped.
[1 y 2: Cuaderno. 5 y 6: Arma blanca.]
321
RODRIGO MIRÓ
Roberto McKay
Nacido en Panamá, en el año de 1948. Dramaturgo, director de teatro,
egresado de Florida State University, estuvo vinculado al Teatro Universitario de la Universidad de Panamá.
Obras: Muerte anónima, 1965 (Pliego número 9 de Ediciones Caribe).
1
POEMA
sabes que los colores desaparecerán
cerrando un ciclo importante
en la vida del hombre
las aves habrán dicho su última
agonía
cayendo también las semicorcheas
de luz de sus canciones
colgado de la neblina
quedará el último gesto de la tarde
y se oirán los pasos
o lo largo de otros pasos
sabes que todo comienza
un primero de mes
pero luego te cortas el cabello
o cambias la camisa
cada día
y los colores son nuevos
y esa sonrisa es triste y gastada
sí, lo sabes todo
y sin embargo
de tiempo en tiempo abre los brazos
y esperas.
322
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
2
LAS GANAS Y LOS LOCOS QUE SE FUGAN
Una mañana en que escuchaba la radio
me dieron ganas de quedarme durmiendo
entre sábanas sucias
y trozos de ceniza
a uno le dan ganar a veces
de rascarse la cabeza y sacarse la caspa
a uno le dan ganas
ganas de quedarse en la cama mientras los demás trabajan
o hacen juegos de trompo en las aceras
a uno le dan ganas de abrirse la barriga
con un cincel antiguo y sentir el dolor
únicamente por sentir algo
a uno le sucede que todo se termina y que nada
se termina
y entonces las ganas que tiene son de un sentido raro
pero son ganas al fin
y es lo que lo mantiene vivo a uno
mis ganas son de dormir
o de rascarme la cabeza
o de escuchar la radio
Esto puede suceder mientras uno escucha la radio
tranquilo
y lee a darío sobre darío contra darío
porque no sé quien te dijo que era necesario leer a darío
pero tú
yo definitivamente no tengo la menor gana por que todo es azúcar
y bueno
después de eso y lo que dice la radio las ganas
son muy pocas
mamá despiértame antes de irte gracias
323
RODRIGO MIRÓ
y esto es para quedarme despierto y todo
entre las sábanas tibias
fumando cigarrillos
uno tras otro
y disfrutando de mis ganas y mis ganitas y lo que se me antoje
por lo pronto
mientras se descubre que darío no era la gran mierda
y despiértame antes gracias
tal vez era para ver si tenía ganas
pero no tenía y me quedé durmiendo
digo
me quedé en la cama
era una mañana en que escuchaba la radio
y tenía ganas de quedarme tirado como un vivo
o como un muerto
en la cama tibia que olía a mí
y a los pensamientos que tuve y a los pensamientos lluviosos
que tuve
y que ya no tengo
eran ganas al fin
a uno le sucede que todo se termina y que nada termina
nada más quedan
las ganas de vagar
pensamiento
cuerpo
y alma
y oír la radio que anuncia coca colas a dime
pero uno tiene ganas de coca cola a dime
y oír la radio que anuncia coca colas a dime
pero uno tiene ganas de coca colas a dime
y oír la radio que anuncia coca colas a dime
pero uno no tiene ganas.
Lotería, Nº 167, octubre de 1969.
324
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
3
UN DÍA SE SUCEDE AL OTRO
a Thelma Nava
un día hace sol y uno siente que el sol es uno y uno es el sol
un día llueve
y las goteras caen desde los techos de rostros
abandonados
y nada sucede ni nadie es más ni menos que un simple vulgar
oxigenado terrícola
el día de los sapos
nosotros nacimos en otra parte o tal vez no hemos nacido
y morimos simplemente al apagarse la lámpara de níquel
y activarse la sombra y la radioactividad de los besos ofrecidos
a oscuras
un día salen nubes y sobre la calle se proyectan sombras raras
junto a la sombra natural del farol y la sombra vegetal del naranjo
después las nubes se cansan de estar jugando a las sombras
y se tiran en bandadas sobre la ciudad y lamen con la lengua
las sombras que han dibujado y las aceras dejan de soñar
un día se oye un blues con ritmo de bach o un bach con ritmo de tuba
pero el saxofón palpita de cualquier forma sobre el cuerpo de papel
y pim pum se arremete furioso en la vagina y allí termina todo
un día se sucede a otro
llueve truene o relampaguee
y las calles las bocas y los autos
tienen el mismo color y el mismo gesto de empolvarse la nariz
como si nadie las viera
pero nadie hace ni dice absolutamente nada
un día hace sol y a mí me duele la cabeza
tal vez otro día cuando llueva
325
RODRIGO MIRÓ
como ahora llueve
yo pueda salir a la calle a borrar las manchas transparentes
que me salieron un día en que nadie dijo absolutamente nada
y sin embargo
yo oí la voz del profeta.
Panamá América Dominical, 17 de septiembre de 1967.
4
PISCIS ES UN SIGNO HURAÑO
Me volveré un ermitaño porque nadie ha
sabido nunca
cómo son los ermitaños
ni de las cuevas que habitan
ni de sus barbas largas y amarillas
que contienen secretos del origen
del humo
que siempre sube al cielo para hacerle
cosquillas a los ángeles
y esas cosas
siempre y nunca
quise ser un ermitaño de capucha oscura
metido sobre el mundo
o fuera de él
alguien dijo
detengan el mundo que quiero salirme
no sé si lo logró
pero ahora digo lo mismo porque estoy
hasta la rodilla
de guerras y de paz
de calles llenas de muertos y de sexos que
habitan los cementerios
me volveré un ermitaño
y meditaré sobre la inmortalidad del cangrejo
326
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
y pensaré seriamente
en la posibilidad de oír la música de la lluvia
al caer sobre los huesos
para encontrar el deleite primario y
fundamental
de sentir que estoy aquí
que todavía no me voy que estoy pleno
redondo
perfecto
inmutable como un griego
no sentiré el dolor de las tortugas cuando
salen a desovar en la arena
ni tampoco el viacrucis hacia el mar
la marcha lenta y las lágrimas desnudas por
los hijos que nunca habrán de verse
no sentiré tampoco que mi piel se vuelva
dura como un armadillo
ni que la ilusión muera como un cisne herido
sólo tal vez es posible
lo sabré cuando la televisión se encienda
si me duele vivir
y existir
los ermitaños ahora
nunca es bueno decirlo
saben cuál es la palabra y el signo
bajo el que viven
y ahora que yo descubro que piscis es un
signo huraño
no hay alternativa ni probabilidad
resta sacar la suma
y computar
que no ha habido nada antes
que los ritos se han desvanecido como el
sacrificio de Isaac
y no por el perverso dios
327
RODRIGO MIRÓ
es por la voz que escuchamos a través de
la pared
que no llora ni se queja
pero escuchamos
y el eco nos entra en los oídos y nos
inmoviliza
y nos hunde en una cueva
y nos hace crecer una barba larga y amarilla
y nos hace saber el secreto que entonces
nos impide hablar.
Panamá América Dominical, 14 de julio de 1968.
5
MARAVILLOSO PAÍS DE LAS INDEFINICIONES
El oficio del poeta
consiste en decir la verdad
RM
qué bien, qué fácil resulta esto
todos aquí reunidos para escuchar / leer poemas
como sí esto fuese igual
que romperse el brazo sembrando maíz
o hilvanar paquetes de cigarrillos en la fábrica
(debo repetirte lo que siempre se ha dicho:
“el oficio del poeta es hacer la poesía, bla, bla, bla”)
además hablar del pobre no es eliminar la pobreza
qué bien va todo
los primeros poemas y los últimos
escuchados aquí, para / por los amigos
descubrir la última ocurrencia artística
incorporada por alguno bien informado y enterado
de la moda
328
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
ejemplo:
las calles se abren como pájaros psicodélicos
y la transfiguración del ser
del yo, de la esencia, etc, etc, etc.
pudiera seguir (lo he hecho tantas veces)
claro, este recital antológico
no puede darse en plazas públicas
porque el pueblo no entiende la poesía
porque la poesía es néctar de dioses
y los que la escriben semidioses son
elevados al nirvana y la adulación de aquéllos que ni siquiera
han leído lo que escriben
o lo entienden
y así
tranquilos todos leemos
después tomamos tragos
los abrazos
te felicito, muy interesante el poema
me recuerda uno de proust
o alguna cosa que leí en un libro francés del siglo XVI
después
a casa todos o que siga la fiesta
porque a fin de cuentas la poesía no tiene ninguna
responsabilidad
nada que ver con el asunto
es algo personal,
íntimo
ajeno
y los titulares de los diarios llenos de mentiras
y la televisión llena de mentiras
y la radio llena de mentiras
y la poesía llena de mentiras
329
RODRIGO MIRÓ
porque todo va bien
y debemos seguir los rumbos del mundo
(europeo, anglosajón, claro)
y el estilo, la forma es lo importante
aunque sean incomprensibles para todos los demás.
porque a fin de cuentas
los demás son una partida de ignorantes
y nosotros muy “in”
y esos que nunca han leído a cortázar (¿cómo comprar sus libros?)
y eso está bien
bien porque nos hace sentir mejor que ellos
sentados a la diestra de dios padre
bien porque aquí no pasa nada
no hay verdades que decir
y menos sobre nosotros mismos que:
somos perezosos,
odiamos trabajar,
sólo el juego, el licor, el sexo nos gusta
(definición común del panameño)
además está la oficina, la seguridad, los hijos, el pan
de cada día, el cheque de los 15 y los 30
Eso sí que no puede perderse
todo va bien
porque el desempleo aumenta cada día
bien porque se explota al campesino
bien porque los alquileres son altos
bien porque la juventud está perdida en marihuana y amor libre
bien porque todo el mundo toma coca cola y fuma viceroys
y todos quieren ser rubios y blancos y ojiverdes
bien porque los gringos no se meten con nadie
(solamente cazan patos en enero y eso —sólo fue una vez—
y controlan la economía del país)
330
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
bien porque son otros los que sufren
y a fin de cuentas ese es el mejor estado
en el maravilloso país de las indefiniciones
donde todo va bien
donde los poetas nos reunimos a leer poemas
y tomar tragos
y hablar
hablar
hablar
para evadir el compromiso
para escapar de la hora
para no encarar el destino y la consigna
cada día más clara
cada día más cerca
Santiago, Nº 7, junio de 1972, Santiago de Cuba.
[3 y 4: Dominical, 14 de junio de 1968.]
331
RODRIGO MIRÓ
Manuel Orestes Nieto
Nacido en la ciudad de Panamá, el año de 1951. Licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad Santa María la Antigua, perteneció a su Departamento de Investigaciones Históricas. Actualmente hace estudios de
historia en España, con miras a un doctorado.
Fundó y dirigió Prisma, excelente revista literaria que nos dio dos entregas. En 1972 ganó el concurso Miró, sección poética, y un libro suyo
obtuvo mención honorífica en concurso organizado por Casa de las Américas, de La Habana, en 1973. Y un nuevo poemario —Dar la cara— acaba de
premiarse en Cuba
OBRAS: Poemas al hombre de la calle, 1970; Reconstrucción de los
hechos, 1973. Tiene varios libros inéditos.
Referencias: Figueroa Navarro, Alfredo: Manuel Orestes Nieto en la
poesía, en La Estrella de Panamá, de 18 de febrero de 1973.
1
POCO A POCO
poco a poco
sin quererlo
sin hilvanar protestas
quehaceres
ausencias
nació esto de decir
palabras al hombre
de la calle
rasgando ilusiones
inventando amores
y conteniendo el grito
de una flor
que se abre
y se inclina
sobre la tierra
en su desespero
de seguir
siendo
flor.
332
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
2
UNA MANO DE MUJER
una mano
de mujer
se
aferró con tal fuerza
a la mía
que
tuve que nacer
otra vez
para
poder
sostenerla
3
RECONSTRUCCIÓN DE LOS HECHOS
Se que nunca he estado aquí
ni que nadie me ha visto desembarcar
porque siempre se llega desembarcando a este sitio
y se pone pie en tierra
pero nunca he pisado esta tierra
ni he visto a nadie
ni sé nada de las cosas que se han dicho
que se dicen
que han sucedido
ni cómo se ha amado
porque siempre se ama en alguna parte
sé que nunca he estado aquí
que nadie me ha recibido
pero sé que desembarcaré por alguna calle imprevista
de la niñez
con mi madre pariéndose de alegría en casa
porque mi nacimiento no sabrá a hospital
sino sólo al asombro de mi padre viendo todo el amor
pujando sobre el mundo
333
RODRIGO MIRÓ
y que alguien me llamará una vez por mi nombre
que daré un primer paso
que alguna tarde inesperada alguien me escuchará hablar
y correrá a contárselo a todos
y desde entonces
me andaré nombrando las cosas
y tendré un juguete de madera que llegaré a odiar
un tren rojo que girará siempre en redondo
una sopa de lodo
que compartir con mi hermano mayor
y que veré a mis otros hermanos entrando a esta casa
en brazos de mi madre un poco más vieja y menos alegre
y que habrá una multitud de vecinos
amigos frecuentes
cocineras
tías
que notarán mi crecimiento
mis abultadas paperas
mis alfombrillas
mis dientes de leche debajo de las almohadas
esperando ratones que nunca terminarán de llegar con la moneda
y sé que me comprarán un uniforme colegial
y me hablarán de una escuela parecida a un paraíso
y de otros niños
y descubriré al poco tiempo
que una escuela será siempre blanca hasta sus sotanas
y que con los otros niños estaré hablando de Dios
de un Dios que supondremos
con una barba larga y con muchos nombres
Jesús Padre Nuestro Señor Dios mío
primera comunión domingos de misa
y creeré que santa claus será también ese Dios bueno
regalón gordo todo rojo en su trineo como en las vidrieras
sé que efectivamente me espera una infancia
una calle
porque siempre tiene uno una calle en la infancia
y un campo de pelota o de fútbol
334
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
para herirse las rodillas
y volver llorando
y un juego de rayuela para conocer la tristeza
y una navidad
un cumpleaños adecuado para aprender a soñar
una estrella fugaz para pedir con fuerza un deseo
y un verano
donde las clases serán suspendidas por vacaciones
y podré levantarme un poco más tarde que de costumbre
y sentir el alivio de que mañana no habrá tarea
ni autobús que esperar
ni que tendré miedo al flaco que siempre me quita la ventanilla
y que me empuja gritándome
ni enfermedades que fingirle a mi padre
ni la encarnizada hora en que por primera vez me sentiré solo
y en cambio
será la época de ponerle puntas de clavo a los trompos
de ver quien dice primero la marca de los carros
de pelear a muerte mis canicas
y no bañarme por un par de días de tanto apuro
y de mostrar con orgullo el centavo más viejo del barrio
el centavo que perderé después
y ni siquiera dolerá
sé que una mañana no bajaré con los del equipo
como acostumbraré a bajar hasta el estadio
que seguiré desganado y aburrido
y que Pancho y yo nos quedaremos sentados en la escalera
hablando de cosas importantes
y mientras le estaré contando en secreto
mi nuevo descubrimiento
será la primera vez en que veré a Liliana
con un pantalón corto que permitirá el sol en sus caderas
y me preguntaré algo sobre su edad
a medida que examino a contra luz cada uno de sus senos pequeños
y se me ocurrirá pensarla como mi novia
335
RODRIGO MIRÓ
(esa misma novia que años después
veré casada y no tendré el coraje de saludar)
y en la forma de lograr que lo sea
y lo lograré ingeniándome para llevarla al cine más caro
y trataré de preguntarle si la besaron antes
si de verdad me quiere mucho como dice
si cuando estemos grandes se lo diremos a los demás
para que todos sepan
y tal vez el primer piropo de mi vida caerá sobre sus ojos
de una manera torpe y descompuesta
pero ella lo aceptará porque será también una primera vez
que escuchará cosas así
y aunque cueste reconocerlo
Sé que Liliana me durará poco
algo menos que el tiempo para ver que llorará
y que dejará su decepción olvidada
en un traje que no podrá usar porque para entonces
crecerá más aprisa
y ya no saldrá con nosotros a bañarse con agua lluvia
ni inventará fiestas a propósito de nada
pero será la novia primera
la sonrisa
las manos niñas que sostuve hablando del abogado,
que sería en pocos años
los ojos café
la manera de saludar desde un edificio de tres pisos
y de mirar hacia arriba esperanzadamente
y también uno de los recuerdos menos vergonzosos
que contar con alegría
y a esta altura de mi vida
ya no será difícil comprender
que una casa es un sitio prohibido de palabras prohibidas
que hay que dar la impresión de inocencia
de que no se oyen largas discusiones que uno oyó en otra parte
336
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
y sabe de sobra cómo es el asunto
por eso cuando volveré saltando
sobre el balcón en un sólo brinco
un brinco exacto y lento ensayado después de muchas veces
y todos lleguen a silenciarse ante mi presencia inesperada
no sentiré la mínima curiosidad de saber de lo que hablan
porque ya lo supe tiempo atrás
porque es difícil ser extranjero en este país
y mi pobre padre no sabrá aceptarlo
y uno entenderá que a los extranjeros
se les nota la patria en los ojos
y sobre todo en la nostalgia
y por eso inaugurará aquella serie de sesiones recordatorias
contará con precisión como eran las cosas
y los árboles de su pueblo
donde los mangos crecen descomunalmente
como él los comió en las vías ferroviarias a plena tarde
mi padre
se inventará un país de recuerdos para hacer menos duros
sus fracasos
sus impotencias
su irremediable cancelación de proyectos.
Y para entonces
sentiré una especial manía de amarlo
una lástima rigurosa tan clara
que me negaré el derecho de comentar con nadie
y le veré
en su panel acalorado y repleto de galletas y caramelos
dando vueltas de abarrotería en abarrotería
y a veces olvidaré su oficio de repartidor
para entregarme al prohombre titánico con humildad
que oiré sólo una vez sollozando a escondidas
el día en que llegue aquel increíble telegrama de almuerzo
de: “Hermano, mamá murió hace dos días”
y ya dejaré de pensar en la forma
en que abrazaría a mi abuela paterna
una vez llegado a la Habana.
337
RODRIGO MIRÓ
La vida se pondrá inestable desde ese día.
Mi hermana Ibeth creará el mismo alboroto familiar
que yo ocasioné a propósito de mis balbuceos
y en poco tiempo me veré hablando de inconcebibles conjeturas
de fantásticos lugares
con otros amigos en los que descubriré manchas de seriedad
palabras fáciles de hacerlas explorar en la boca
algo parecido a la libertad
y a esa universal falta de ternura que a gritos pedirán
en las esquinas
en las entradas de los teatros
en las mujeres violetas
que alcanzarán a tomarle por asalto el corazón
y los abdómenes
y será precisamente en ese estado de guerra no declarada
en que la ciudad comenzará a partirme
en que la veré con otra mirada
y sentiré la ciudadana incomodidad del atropello
de los amaneceres en que oleré a alcohol y a blasfemias
y besaré a una prostituta que me contará la vida
no como una tragedia irrisoria
sino como una anécdota de barrio a medianoche,
y comenzaré por primera vez a olvidar cosas
a dejar atrás capitulares acontecimientos
poemas ocultos para el tiempo venidero
cartas que nunca contestaré
y creo que será la edad justa
para sentir una derrota
y conocer las diversas e incontables maneras de caer
aunque todavía siga soñando en grande
y tenga aliento para tirarme en el fondo de un alma cualquiera
con todas sus orfandades
sus disposiciones categóricas sobre el amor
sus insuficiencias
sus protestas sus odios
para ese instante en que necesitaré replegarme
aunque sólo fuera para sentirme protegido y feliz
338
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
digo
que tendré aliento para bajar a la calle
para darme cuenta que uno tiene un país una ciudad
y que todo cabe en ella
hasta las muertes más anónimas más singulares
más llenas de asperezas
y que la confusión
los más desordenados órdenes son también inherentes a la vida
que legiones de confundidos militan dando gritos
aullidos sagrados
y tumbos contra las paredes donde hasta viejas historias
estarán borradas por un sol vertical
un sol que olerá a chamuscadas preocupaciones
a desalentados regresos
a diminutas lágrimas evaporándose en la resignación
y en la piedad
con la cual empezaremos a reconocernos.
Sé que llegará el día
en que diré que nunca he estado
y que sin embargo aquí estoy a esta hora
que ha sido hoy ese día de indiferencia
ese día que comenzó a caer expiatoriamente sobre la ciudad
ese día
provisionalmente civilizado del siglo veinte
y que Mario no hace otra cosa
que mirar el televisor con ojos de anciano
y que mi madre morirá pronto si continúo escuchando esa tos
detrás de la puerta
y que no sería demasiado distinto al día que pujó
con todo su amor al mundo
y que de verdad
han pasado sobre mi niñez unas paperas abultadas
unos dientes de leche
un miedo natural que fue vencido en ocasiones singulares
aquel instante
en que me sentí encamizadamente solo
y la rayuela
339
RODRIGO MIRÓ
que fue el descubrimiento de la tristeza
cuando perdí en el juego
el centavo que tuve para mostrar
las cosas importantes que le dije a un tal Pancho amigo
que hoy no podría reconocer aunque quisiera
y Liliana
que saludó alborotadamente desde un tercer piso
sin sentir vértigo ni vergüenza
y mi padre
que nunca renunció a soñar
y fue sólo un extranjero con su patria al borde de los ojos
y que también fue grato pedir ternura
extendiendo las manos en las entradas de los teatros
y que me sentí derrotado
y olvidé
y tuve frío
y que junto a esta cosa que le doy el nombre
de vida esta cosa que tendría que caer por tierra
junto a estos hechos
descubro que otras vidas entran a pie a mi casa
denunciando para siempre todo el anonimato del mundo
en este instante
en que mi ciudad se ha llenado de ruidos
de murmuraciones
de iglesias a punto de despeñarse en el silencio
de tristes traiciones
y que Eduviges se las habrá ingeniado
para no sentir necesidad de nadie
para fingir un endurecimiento al recordar que la amaba
y al reconocer
que más de una vez deseamos tomarnos por asalto
un mundo cualquiera y poblarlo nuevamente
y que Pedro estará detrás de un ron con cocacola
teorizando sobre una revolución que no hará
o tal vez escribiendo un poema nuevo al vietnam
sin sentirse vietnamita ni bombardeado desde el aire
en este instante
en que Roberto estará terminando por fin
340
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
un ensayo que ha prometido como una maravilla
sobre la esclavitud durante la colonia
sin percatarse de otras esclavitudes que siguen subsistiendo
a pesar de todas las manumisiones
de todos los decretos
de todas las leyes
y de todas las censuras y denuncias
a pesar de que mi país a esta hora
es un puro mar sin alabanza
después de terminada esta lluvia imperdonable
y yo aparentemente melancólico y amoroso
pienso
que Michael lleva años queriéndome decir algo
que no me ha dicho
y que he esperado como una especie de salvación
y de rescate.
4
CONSOLIDAR LA SANGRE
Mario Raúl se acomoda
y lee a Dalton
y yo pienso en Cuba
y en mi padre
que envejece mirándome crecer
absorto tras su cigarrillo
y sus anteojos verdeclaro
sin acento ya
lleno de recuerdos
pienso en los primos que no conozco
y que ahora quizá mis tías les hablen de mí
pienso que después de todo
algo mío pertenece a aquella tierra
y que me viene de la sangre
como el azúcar agraria
341
RODRIGO MIRÓ
los barcos pesqueros cerca de la boca del golfo
cuando amanece en la Habana con lentitud
y la revolución
se va haciendo de hombre a hombre
y de casa a casa
y a mis amigos les digo
que por parte de mi padre
pertenezco a aquella raza de hombres
nueva
isleña
solidaria con la vida
pienso en Cuba
y una nostalgia me empuja
a los obreros que no vivo
al sudor de la zafra
al abuelo cubano que nunca me ha visto
y me manda decir
que quiere verme antes de la muerte
si pienso en Cuba a mi nostalgia se suma mi alegría
esa alegría que otros detestan
otros que van dando besos al enemigo
aquí en la patria como si la odiaran
ahora quisiera volver al sitio
en el que nunca he estado
en el centro del mar de América
donde tengo hermanos
y podemos ser libres
y aprender una canción de tierra
cuando alguien me mira
y me recibe
y le acompaño
y podemos hablar en el centro del hombre
342
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
si pienso en Cuba
y en sus poetas
y en sus niños que parecen hombres
y en esa mujer que saluda desde las puertas del Central
me digo
que llevo dos patrias en el mundo
que igualmente amo
dos tierras para mi nacimiento de espuma
dos motivos para atrincherar la dicha
y dos muertes hermosas que ofrecer.
Sigue siendo febrero
y la certeza del mar me llega
como me llega Cuba
en las palabras simples de mi padre
a la mesa
y con Pedro diciéndole a María
que no podemos dejar de amar ese pueblo
que quisieron ahogar en sus propias aguas
y logró sobrevivir
y ahora vive
Cuba me llega amorosamente
despacio
sin violencias
cuando comprendo los órdenes de mundo
que hemos quebrantado
y es necesaria una nueva ordenanza
para la paz
una forma de enfrentar el imperio
y enterrar sus destrucciones
en el corazón de este siglo
sin hombres desmarcados de su historia
inseguros
repartidos
sin nombres a la vida
343
RODRIGO MIRÓ
Cuba en febrero
es esta pequeña dicha de los amigos
estos ojos de mujer
que miran
y añoran una tierra
y renuncian a la necesidad del sueño
las palabras que dijimos a propósito
de un poeta pescador
este sabor de almíbar
la vieja sangre que llevamos dentro
y esta esperanza buena
grave
punzante
cada día menos arrinconada
que por momentos
nos empuja nos dinamita
y nos hace revolucionar la espera.
Lotería, Nº 204, diciembre de 1972.
5
ESTAS CALLES QUE NADIE HABITA
Pareciera que estas calles no las habita nadie
esto es desvastador y deprimente
como la copia cinematográfica de un pueblo fantasma
aquí no transita un ser humano
cada lata de cerveza es recogida a la hora programada
y en el lugar programado
cada bocado de comida
sale de las máquinas de servicio
344
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
con precisión
con el número exacto de onzas
para las calorías exactas
pareciera que estas calles
y sus semáforos
y sus letreros de señales
estuvieran controlados por computadoras
desde el mismo Washington
esto es tranquilo:
hay parques
monumentos
áreas para hacer el amor sin amor
y sin molestias
cuarteles cercados en un no tresspassing interminable
en estas calles como la muerte
no sucede nada que no sea previsto
esto es la Zona del Canal por la epidermis
porque por dentro es la casa del lobo
las juventudes zonians con droga en manos
el bastión estratégico
los pasabarcos produce que produce para las arcas imperiales
el bombardeo cultural
de una cultura arrogante y deforme
desde sus collares hasta sus cohetes espaciales
los jets en las pistas
los cargueros camuflados
la Armada en las bocas y los vientres de los cerros
la aparente paz de las aguas
en las esclusas
subiendo y bajando de nivel
345
RODRIGO MIRÓ
los verdes paseos
los verdes comandantes
las verdes casas de soldados pegados a sus botas
los verdes odios verificados por radar
y esta atmósfera caliente
de absoluto sol
transparente
clara
como una bomba a punto de estallar.
Itinerario, Nº 3, julio de 1973, Panamá.
[1 y 2: Poemas al hombre de la calle. 3: Reconstrucción de los hechos.]
346
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Alfredo Figueroa Navarro
Nacido en la ciudad de Panamá, el 7 de octubre de 1950. Realizó sus
estudios medios en los Estados Unidos de América, en Nueva Inglaterra, y
los prosiguió en Europa. Es Bachiller en Derecho de la Universidad Libre
de Bruselas y Licenciado en Sociología de la Universidad de Lovaina. En
Guatemala, con miras a un doctorado en sociología, ha realizado investigaciones de campo en algunos departamentos indígenas.
Niño aún publicó libros que “evidentemente, malquiere y desdeña”.
Hace, al tiempo que poesía, tarea de divulgación cultural y crítica literaria.
Obras: Burbujas, 1964; Baladas crepusculares, 1965; Hacia un anhelo,
1967; Historia de la poesía, 1969.
1
SAGESSE DES NATIONS
la vida es como una película
que puede cortarse en la mitad
y
volver a ser otra parte
luego de un intermedio decisivo
la poesía
dicen muchos
es cosa de poetas estrafalarios
no lo creo
la poesía está ahí
entre uña y pellejo
bebiendo alcohol
en las cantinas
o
segregando paz
entre los cuchitriles
347
RODRIGO MIRÓ
2
POEMAS A LA MANERA CLÁSICA CHINA
Hay miopía de palabras como miopía de ojos.
A ratos, padecemos de las dos; a ratos, de una sola.
La primera ––te lo digo–– es la peor.
Si vieras los movimientos de tus manos
al recortar esa pizza mal servida,
te percatarías de lo que te dije ayer
en torno a la delicadeza.
3
ANIVERSARIO
“Saluda al sol, araña, no seas rencorosa.”
Rubén (1892)
Panamá
cumples 450 años
desde que don Pedro Arias de Ávila
restregase
las nieblas de aquel villorrio indígena
en procura
—es lo cierto—
de oro
a semejanza de yo no sé quién
entre las vigas de la historia
pese al retoricismo de tus almenas
—Morgan
inquebrantables filibusteros—
naciste
¡oh bursátil patria mía!
preñando el vientre
del erario de Carlos (buen flamenco)
y del loyolesco Filipo (¿arderá El Escorial?)
348
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
luego Mariano de Arosemena (comerciante)
ayudó a separarnos
hicimos acta y todo
y nos coaligamos a la Nueva Granada
“Conforme al voto general de todos los pueblos”
en 1848
de Francia arribó un buque
traía a esta muy noble y leal metrópoli
esperanzas y gentes
ahí estaban los doctores Le Breton
y Josef Kratochwill —mi tatarabuelo—
germanoparlante era este último
pues su madre lo alumbró en uno de esos cantones
alemanes de la Kafkiana Checoeslovaquia
en verdad Bohemia fue su cuna
el Deutsches Reich rayó sus mocedades
mas la Sorbona acabó con sus ensueños:
hízolo —oh utopía— facultativo
quiso el azar que Santos Valdés Arosemena
se topase con él
—Panamá era ínfima inmedible—
y entonces fue engendrada Josefa (1850) sutilmente
(mi bisabuela duró 91 años)
como es de pensar a los 16
contrajo nupcias con el liberal Teodomiro Figueroa Ospina
sobrino del conservador Presidente de Colombia Mariano
Ospina
de tal connubio vieron la luz diez posteridades
diez féretros diez cunas veinte ojos
miles y miles de canas
y hoy Panamá reúne sus 450 otoños
—convincentes y probantes—
pero la niebla ahoga sus palmeras
349
RODRIGO MIRÓ
hay algo de tamarindo entre los bosques
un corredor de brujas está siempre a la caza
(panegirizar resultaría asaz estrafalario)
descanse en paz
4
A QUIEN NO VE LA LUZ
Y dos ojos (el uno semiabierto)
grises
ausentan laberintos grises.
Y dos manos
hieren en el banquillo
de la sola memoria irrecuperable
esa crispación del atlas al que
se arriba a ciegas,
en tanto que la penumbra
desvirtúa
la hora en el tiempo, sin índice.
El ético trino de Shaftesbury
vas parafraseando
como algo
que no dispusiese de sombra.
Acaso, Borges, seamos nosotros, tus oyentes, los ciegos
en esta noche.
5
1970
Ya no serás el mismo; ni el mañana
será mayor; ni aquella simple puerta
abrirás: ya la puerta estaba abierta
por otra mano que la tuya allana.
350
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Buscas ser más y eres mofa insana
de aquél que burla, del que desconcierta,
bajo la ingenuidad, toda la cierta
sencillez de un decir. Quizás mañana
habrás —seguramente— averiguado
lo que quedó en suspenso, una escondida
murmuración. Y pensarás, ¿qué dado
marcó con sangre mi visión, mi vida?
No eres sino de polvo: continúa
lo que tu corazón hoy te insinúa.
[1 y 2: Historia de la Poesía. 3: Participaron–Poesía Nº 3, enero 1970. 4 y 5: Inéditos.]
351
RODRIGO MIRÓ
Pedro Correa Vásquez
Nacido en 1955, es Bachiller en Ciencias. Actualmente estudia química
en la Universidad de Panamá, donde, además pertenece al grupo teatral
“Los Trashumantes” y dirige, con Manuel Orestes Nieto, un taller literario.
Ha sido premiado en varios concursos estudiantiles como poeta y cuentista.
Obras: Punto Crisis, 1970; Decálogo Carnal con Comentarios, 1973.
(Premio Universidad, Sección Poesía).
Referencias: Martínez, José de Jesús: Prólogo a Punto Crisis.
1
GÉNESIS
Puerta abierta para todos
se sabe que es inmensa la
casa
/paredes sin límites
ladrillos vacíos
es el mundo entero y los
gusanos
pues:
Amanece en la historia
Somos hijos del rebaño
Somos hijos del Hombre
y debemos:
Seguir las instrucciones del patriarca
Cumplir con el Decálogo km por km
Seguir agarrados de la barba de moisés
el tiempo no gasta al acero
debemos entrar
y mostrar la carne
existe
un
momento
/uno solo/
352
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
momento y despojo porque
el cielo no es tan azul como antes
y no somos tan ovejas
/tendemos al aguijón
tendemos a ser abejas/
y no tan obedientes
pero existe el momento y la noche
existe el momento la noche y la carne
y existe un momento
/uno solo/
en que todos entramos como nunca
y pasamos ciegos todos
nos damos las piernas inocentes
y lo gritamos
desaparecerá caín
los caínes
y diremos “hermano” desnudos
momento existentes
porque así se entro al mundo
y entraremos una y mil veces
porque se repite
la historia
y el génesis
y hay que invertir la relación
abrimos la puerta
y entramos por el patio
digámoslo cierto:
ya pasó el momento
ya pasó la historia
y entramos al revés.
2
ETERNIDAD
Dos siglos
o tres
353
RODRIGO MIRÓ
(con cuatro
de vida
me conformo)
¿por qué ser yo la excepción
cuando cristo y marx
siguen viviendo?
3
WATER–GATOS
Trasladando términos
de inglés a español en este
diccionario viejo
/comida de cucarachas
nido de ratones/
encuentro que el término
no es watergate
ha sido error de imprenta
de lo que se trata es de
felinos miedosos
tratando de sobrevivir
en el agua.
4
ESTOS CAMBIOS QUE SE SUFREN
tiene tanto que contar de la ciudad
tantas pero tantas cosas que decir
porque al final es a ella a quien
se culpará
se tirará el fuego
se dirá que ha llegado otro
Henry Morgan
354
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
que aunque con ella nos
quememos también se quemarán
los que dicen cuidarla
los que afirman velar por su bienestar
pero en verdad nada hacen
/altavoces de los yankees/
pudiendo luego
caminar
detenernos
no la tortilla
no la chicha fuerte
no el tamal criollo
ahora:
mc donald’s
& dairy queen
así/
siguiendo las rutas
para qué preocuparse cuando no son más
que cambios innovaciones aumentando
la llegada de turistas
evitando que quedemos en la calle
permitiendo entrar
contar historias
el país se quema
la médula común se juega
los señores que no quieren
maíz en las conversaciones
ahora hablan de shake & bigmac
y para qué seguir:
es el adelanto que nos cunde:
el desarrollo violento de la ciudad
355
RODRIGO MIRÓ
5
NUEVA RUBAIA
aparta el miedo /
ese animal llamado muerte
no puede matar:
lo
duro
Khaiam
amigo
es
que
muchos aún piensan
que sólo se vive de pan
6
OSCURA SINFONÍA A NICÓMANO
qué ocurre ahora
Nicómano
qué sucede con
tus tesis
tus morales
amigo
está bien que se coma en un misma plato
que se espere en una misma mesa
pero no por eso va uno
a permitir que digan que
antes de nacer ya estaba
el lugar establecido
cualquiera con poder
ah Nicómano Nicómano
puede ofenderse
356
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
no dejar que tu número
encasille al cuerpo
antes de venir
y todo
porque crees y dices que
en este mundo todo se ha
dado
[1 a 3: Decálogo Carnal con Comentarios. 4 a 6: Principio de Oscura Sinfonía.]
357
RODRIGO MIRÓ
358
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
PARA LA HISTORIA DE LA POESÍA EN PANAMÁ
•••••
Antologías, índices, parnasos
Aguirre, Aquilino: Poesía Castellana, Poetas Americanos, Tomo I, Panamá, Imprenta y Encuadernación de Aquilino Aguirre, 1889, VII, – 200 págs. Poesía Castellana, Poetas Americanos, Tomo 11, Panamá, Imprenta y Encuadernación de
Aquilino Aguirre, 1890, VII, 120 págs.
Andreve Guillermo: Biblioteca de Cultura Nacional.*
Antología Panameña, Verso y prosa, Editorial la moderna, Panamá, 1926.
Korsi, Demetrio: Antología de Panamá, Parnaso y prosa, Editorial Maucci, Barcelona, 1926.
Martínez Ortega, Aristides: La Modalidad Vanguardista en la Poesía Panameña,
Estudio y selección, Imprenta Universitaria, Panamá, 1973.
Méndez Pereira, Octavio: Parnaso Panameño, Tipografía El Istmo, Panamá, 1916.
Miró, Rodrigo, Índice de la Poesía Panameña Contemporánea, (Editorial Ercilla),
Santiago de Chile, 1941.; Cien Años de Poesía en Panamá, Imprenta Nacional,
Panamá, 1953; La Poesía Cívica y Social de Principios del Siglo XIX, Impresora
Panamá, Panamá, 1966.
Moncada Luna, José Antonio: Cuadernillo Lírico No. 1, Imprenta La Nación, Panamá, s/f.
Rubinos, José (S.J.): Las Cien Mejores Poesías Líricas Panameñas, Las Américas
Publishing Company, Nueva York, 1964.
* Los nueve cuadernos dedicados a poetas panameños dentro de la colección constituyen un valioso
aporte a la historia de nuestra poesía.
359
RODRIGO MIRÓ
Saz, Agustín del: Nueva Poesía Panameña, Instituto de Cultura Hispánica, Madrid, 1954; antología general de la Poesía Panameña (Siglos XIX – XX). Editorial
Bruguera, Barcelona, 1974.
Poesía Joven de Panamá, Siglo Veintiuno editores, México, 1971.
Velasco, Donaldo: Parnaso Istmeño, Tipografía Santa Ana, Panamá, 1904.
Zárate, Manuel F. y Dora de: La Décima y la Copla en Panamá, Impreso en los
Talleres de La Estrella de Panamá, Panamá, 1953.
Historia y Crítica
Andreve, Guillermo: Breves consideraciones sobre la poesía en Panamá, Sobretiro
de la Memoria del Segundo Congreso Internacional de Catedráticos de Literatura
Iberoame- ricana, Los Angeles, California, 1940. (Reproducido en Epocas, 10 de
junio de 1948, y en Lotería, noviembre de 1970).
Fernández Cañizales, Víctor: La Patria en la Lírica Istmeña, Editorial Universitaria, Panamá, 1971.
Fernández Iglesias, Roberto: Los recién llegados, Impresora Panamá, en separata
de Lotería, octubre de 1969.
Franceschi, Víctor M: Cinco poetas chiricanos del siglo pasado, en Lotería, diciembre de 1958.
García S., Ismael: Medio Siglo de Poesía Panameña, México, 1956, Historia de la
Literatura Panameña, México, 1964, 2a. ed., 1972.
Laurenza, Roque Javier: La poesía panameña de hoy, en Alfa, No.3, 1945; Sobre
el concepto «generación republicana», El Panamá América Dominical, 19 de noviembre de 1950; Las Musas al servicio de la Patria, en La Estrella de Panamá,
30 de julio de 1953.
Luzcando, Roberto: El Nuevo Movimiento Poético en Panamá, Imprenta Nacional, Panamá, 1960.
Martínez Ortega, Aristides: La generación de vanguardia en la literatura panameña y su situación en las búsquedas poéticas contemporáneas, en Tareas, No.2,
enero y febrero de 1961; Generaciones poéticas de Panamá, en El Panamá Amé-
360
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
rica Dominical, 24 de noviembre de 1963; Poesía vanguardista de Panamá, en
Lotería, enero de 1965 (Apareció antes en Américas, Washington, en el curso de
1964); El método de las generaciones como sistema clasificador en la literatura
de Panamá, en Lotería, julio de 1965.
Miró, Rodrigo: Bibliografía Poética Panameña, Imprenta Nacional, Panamá, 1942;
Una antología hispanoamericana de 1890, en Teoría de la Patria, Buenos Aires,
1947; Acerca del concepto «generación republicana», en El Panamá América
Dominical, 26 de noviembre de 1950; Rubén Darío en Panamá, en Boletín de la
Academia Panameña de la Lengua, No.2, Tercera época, julio de 1967; La Modalidad Vanguardista en la Poesía Panameña, en Lotería, julio de 1973.
Revilla Argueso, Angel: Comentarios de Asedio sobre poesía panameña, Panamá,
1963; Paisaje y poesía: ascesis panameña. Bogotá, 1966; Poesía panameña joven, poesía de encrucijada, Panamá, separata de Lotería, febrero de 1967.
Rivera, Pedro: La nueva poesía en Panamá, en La Nación de 8 y 9 de octubre de
1959; Una visión general de la poesía panameña, en Casa de las Américas, No.
72, mayo y junio de 1972.
Sinán, Rogelio: Poesía en Panamá, en Lotería, noviembre de 1960.
Wong, Carlos: La Vanguardia en la Literatura Panameña, en Panorama de la
actual literatura latinoamericana, La Habana, Casa de las Américas, 1969.
Reflexiones acerca de la poesía
Bermúdez, Ricardo J.: La experiencia poética, en El Mundo, 17 de abril de 1966.
Córdoba, José Antonio: Apuntes hacia un concepto de poesía social, en Itinerario,
agosto de 1972.
Fábrega, Demetrio J.: Discursos en la entrega de premios del Concurso Miró de
1952 y 1962, en Voz Universitaria No. 24, enero de 1953; y El Panamá América,
23 de diciembre de 1962, respectivamente.
Martínez, José de Jesús: Prólogo a Documentos, de Alfonso Játiva.
Nieto, Manuel Orestes: Los recién llegados ahora en Siete, en El Panamá América Dominical, 18 de julio de 1971.
361
RODRIGO MIRÓ
Sierra, Stella: Palabras sobre poesía, Panamá, 1948.
Sinán, Rogelio: Divagaciones sobre la poesía actual, en Acercamiento, No. 49,
octubre de 1938.
Young Núñez, César: Nota sobre Nicanor Parra, en El Mundo, 24 de abril de
1966.
Young Núñez, César; Peralta Berta Alicia; Fernández Iglesias, Roberto; Ramón,
Benjamín; Turpana, Aristeydes; del Rosario, Agustín; McKay, Roberto: Siete, Panamá, 1971.
362
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Advertencia necesaria: Los trabajos registrados no pretenden agotar las referencias, y tienen valor muy desigual. No obstante los progresos alcanzados en la última década, la crítica literaria sigue siendo el pariente pobre de
nuestra expresión intelectual. Es mi convicción, sin embargo, que los textos aquí referidos son de algún modo útiles. Y se ofrecen
como complemento de la suma de noticias que
el lector habrá encontrado en la Introducción
y en las niticias que acompañan la selección
de cada autor. Por último, unas pocas
puntualizaciones. El lector enterado advertirá que se mantiene la organización ofrecida
en Cien Años de Poesía en Panamá, no obstante los reparos que se han hecho. Es que los
argumentos presentados para objetarla carecen, en mi opinión, de validez. A propósito
del tema de las generaciones, véase mis notas
Acerca del concepto generación republicana
y La modalidad vanguardista en la poesía
panameña, citadas en la bibliografía complementaria. En relación con el llamado Vanguardismo y su vigencia, debo recordar que he señalado la imprecisión de sus postulados y su
carácter atenuado en Panamá, y que, dentro
de esas circunstancias, he considerado su vigencia cumplida para los días de la celebración del cincuentenario de la República (Véase la página 303 de La Literatura Panameña,
origen y proceso, edición de 1972).
363
RODRIGO MIRÓ
364
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Índice
IX
La poesía panameña ordenada y comentada
por Rodrigo Miró, por Aristides Martínez Ortega.
LA POESÍA DE VANGUARDIA
3
15
22
32
43
45
59
67
76
80
ROGELIO SINÁN: 1. Frescura. 2. Mancha de sol. 3. Balada del seno desnudo. 4. Soledad. 5. Anhelo final. 6. Infancia.
7. Los ojos en la calle bajo la lluvia. 8. Ruptura y lejanía. 9.
Jarifa. 10. Murano. 11. Incendio. 12. Semana Santa en la
niebla.
ANTONIO ISAZA A.: 1. Sed. 2. Retazo de eternidad. 3. Canción de tuberculosos. 4. La gringa que olía a clavel. 5. Taboga.
ROQUE JAVIER LAURENZA: 1. Diferencias sobre un viejo tema. 2. Elegía. 3. Carta. 4. Declaraciones. 5. Oda simple.
DEMETRIO HERRERA SEVILLANO: 1. Entrenamiento.
2. Domingo. 3. Romance del caballo oscuro. 4. Tú siempre
dices que sí. 5. Orfandad. 6. Vida pobre. 7. Sabatina. 8. Cuartos. 9. Negro mustio. 10. Arrabal.
EDA NELA: 1. ¡Anda! 2. Granadas.
RICARDO J. BERMÚDEZ: 1. Presencia de mi padre a los
veinte años de su muerte. 2. Rojo ha de ser el estupor naciente. 3. Laurel de ceniza. 4. Carta a Stella Oimsted. 5. Cuando
la isla era doncella. 6. Con la llave en el suelo.
ESTHER MARÍA OSSES: 1. Cielos viajeros. 2. Sé que es tú
mar. 3. La lluvia y el barco. 4. Sonetos a Guatemala. 5. A
Panamá. 6. Ciudad de arena. 7. Metamorfosis. 8. Girasol.
ROSA ELVIRA ÁLVAREZ: 1. Nostalgia. 2. Retrato. 3. Noticiario. 4. Ambivalencia. 5. Erótica virtutem. 6. Letra para
un tango. 7. Sonetos a El Escorial.
EDUARDO RITTER AISLÁN: 1. Nostalgia. 2. Duda. 3.
Soneto con un motivo triste. 4. Claroscuro. 5.La ola.
TOBÍAS DÍAZ BLAITRY: 1. Novia viva. 2. Novia muerta.
3. La Luna en la mano. 4. Se habla de animales. 5. Muerte al
olvido. 6. Nocturno. 7. Poema XXV. 8. Memoria.
365
RODRIGO MIRÓ
89
98
103
107
110
126
134
141
145
157
164
168
174
183
186
366
STELLA SIERRA: 1. Verano. 2. Libre y Cautiva. 3. Evocación de la
alondra muerta. 4. Poema del Mar en tres movimientos.
MARIO AUGUSTO RODRÍGUEZ: 1. Tengo una novia nueva. 2.
Tardío reclamo. 3. Domingo en el pueblo. 4. Miedo. 5. Carretera.
GASPAR ROSAS QUIRÓS: 1. Romance de la Angostura. 2. Sotillo.
HERSILIA RAMOS DE ARGOTE: 1. Invierno. 2. Ternura. 3. Sombras.
TRISTÁN SOLARTE: 1. Confesión. 2. 1934 (En la isla). 3. Retrato.
4. En el onceno aniversario de la muerte de mi madre. 5. Memento. 6.
Encuentro. 7. Recuerdo. 8. Presentación de la Tulivieja. 9. Cavanga.
10. Aproximación poética a la muerte.
HOMERO ICAZA SÁNCHEZ: 1. Miniaturas para una exposición. 2.
Naturaleza muerta. 3. En una gota de agua. 4. Elegía a Zoila Elvira
Bárcenas de Martínez. 5. Regina. 6. Soneto del hijo pródigo. 7. Poema necesario. 8. Carta a mi madre. 9. Oratorio y epitafio por el hombre moderno.
JOSÉ ANTONIO MONCADA LUNA: 1. Soneto para que lo uses los
domingos. 2. Soneto para que lo uses con tus prendas íntimas. 3. Soneto para que uses como una cinta azul en tú pelo. 4. Soneto para tu
tocador. 5. Soneto a la rosa de papel. 6. Soneto de mi vida. 7. Así
tendrás la tierra que soñaste (Canto 1).
MATILDE REAL DE GONZÁLEZ: 1. Saloma aguacero. 2. Sobre mi
cruz de estrellas. 3. Poema fragmentario. 4. Soneto X. 5. Madre campesina.
JOSÉ DE JESÚS MARTÍNEZ: 1. Lamentaciones (sonetos IV y V) 2.
Amor como a través. 3. Lección de las manos. 4. Así están las cosas.
5. Las señales. 6. Carnac 71.
ELSIE ALVARADO DE RICORD: 1. Soneto. 2. Humani Sumus. 3.
Más que la vida. 4. Voz de la madre desvelada, 5. Aquí y allá es el
juego. 6. Cuando tu boca dijo adiós. 7. Amor ausente.
ALFONSO JÁTIVA: 1. Sin título. 2. Solo. 3. Nota autobiográfica.
JOSÉ GUILLERMO ROS ZANET: 1. Origen. 2. Signo. 3. Sobre los
rostros. 4. Una dura parábola. 5. El habla nace y nos dura. 6. La casa
en donde nadie habita.
VÍCTOR M. FRANCESHI: 1. Ritmo que mueve y mata. 2. Salsipuedes.
3. Epístola sideral.
SYDIA CANDANEDO DE ZUÑIGA: 1. Cañaza de mis recuerdos. 2.
Una rosada estrella en la vendimia. 3. Vivo con tu paisaje en el espacio.
DEMETRIO J. FÁBREGA: 1. Sonetos de la mal sentada. 2. Poemas
amorosos.
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
POESÍA POSTVANGUARDISTA
193
203
213
219
225
233
236
242
244
254
266
272
278
284
290
CARLOS FRANCISCO CHANGMARÍN 1. Charco de agua. 2. Arco
iris en doce colores o poema de un pueblo. 3. Las normalistas son
blanzas. 4. Poemas corporales (Prólogo). 5. Mis versos (fragmento).
JOSÉ FRANCO: 1. Del alba. 2. Juan de la Cosa. 3. Elegía a Griselda
Almar. 4 .Panamá defendida (fragmento).
DIANA MORÁN: 1. Búsqueda. 2. Soberana presencia de la patria.
ALVARO MENENDEZ FRANCO: 1. Si el amor que me das. 2.
Requiem. 3. Los muertos conversan bajo tierra. 4. Bayano. 5. Demetrio
Herrera Sevillano.
CÉSAR YOUNG NÚÑEZ: 1. Poema vertical. 2. Filosofía antigua. 3.
A solicitud de parte interesada. 4. Mi oración dominical. 5. Testamento por si las moscas. 6. Para subir al ciclo se necesita una estrella. 7.
El retrato de Sebastián Melmoth. 8. Last Summer. 9. Carta tardía.
ENRIQUE CHUEZ: 1. Versos de amor para Olivia.
ARISTIDES MARTÍNEZ ORTEGA: 1. Coincidencia. 2. A manera
de protesta. 3. Experiencia personal. 4. Los pasos sin regreso. 5. El
tiempo en el espejo.
JOSÉ ANTONIO CORDOBA: 1. El hombre no es ese. 2. Sabiduría.
3. El mundo pesa. 4. Me muerdo el corazón. 5. Hoy ya es tarde.
RAMÓN OVIERO: 1. Sonetos iracundos. 2. Nuevas admoniciones.
3. Alabama State, 1965. 4. Infancias. 5. Cuerpo en exilio.
ROBERTO LUZCANDO: 1. Oriundo soy de tu memoria. 2. He nacido becado por el viento. 3. Si yo fuera Dios. 4. Sonetos amorosos. 5.
Para ir con el viento (fragmento).
PEDRO RIVERA: 1. La niña enamorada. 2. Negación del adiós. 3.
La palabra es. 4. Artículo de fondo. 5. Comentario de actualidad. 6.
Necrología paterna.
BENJAMÍN RAMÓN: 1. Sólo el mar. 2. La isla. 3. Poema. 4. Las
cosas van de mal en peor. 5. Octubre venció. 6. Háblale de la ciudad
que mata. 7. Casa roja.
MORAVIA OCHOA LÓPEZ: 1. A tu angustia timonel despierto. 2.
Simiente. 3. Cuando yo te sé amar. 4. Dulce Adán. 5. Principio uno. 6.
Principio dos. 7. Días rebeldemente días.
BERTALICIA PERALTA: l. Arte poética. 2. Lágrima. 3. Cuando seas
mayor, padre. 4. Endoctrinamiento. 5. Flor amarilla.
ROBERTO FERNÁNDEZ IGLESIAS: 1. Poema 87. 2. Poema 91. 3.
Receta. 4. Tres cartas que no podrá leer la tumba de Breton y un
telegrama. 5. Canciones retorcidas.
367
RODRIGO MIRÓ
301
306
309
315
319
322
332
347
352
359
368
DIMAS LIDIO: 1. La tempestad. 2. Lo que ansiaba. 3. Un jet me
lleva al Sur. 4. Hago lo posible. 5. Cuento. 6. In the Canal Zone. 7.
Por la paz.
ARISTEYDES TURPANA: 1. Archipiélago. 2. Poemas.
AGUSTÍN DEL ROSARIO: 1. El río mansamente. 2. Para hablar de
cosas definibles. 3. Señales de salud. 4. Más allá de la línea. 5. De
posibilidades y encuentros.
JARL BABOT: 1. Un sonido de hojalata.
RICARDO ZARAK: 1. Poemas.
ROBERTO McKAY: 1. Poema. 2. Las ganas y los locos que se fugan.
3. Un día sucede a otro. 4. Piscis es un signo huraño. 5. Maravilloso
país de las indefiniciones.
MANUEL ORESTES NIETO: 1. Poco a poco. 2. Una mano de mujer. 3. Reconstrucción de los hechos. 4. Consolidar la sangre. 5. Estas
calles que nadie habita.
ALFREDO FIGUEROA NAVARRO: 1. Sagesse des nations. 2. Poemas a la manera clásica china. 3. Aniversario. 4. A quien no ve la luz.
5. 1970.
PEDRO CORREA VÁSQUEZ: 1. Génesis. 2. Eternidad. 3. Water–
Gatos. 4. Estos cambios que se sufren. 5. Nueva Rubaia. 6. Oscura
sinfonía a Nicómano.
Bibliografía complementaria para la historia de la Poesía en Panamá.
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
Biblioteca de la Nacionalidad
TÍTULOS
DE ESTA COLECCIÓN
•
Apuntamientos históricos (1801-1840), Mariano Arosemena.
El Estado Federal de Panamá, Justo Arosemena.
•
Ensayos, documentos y discursos, Eusebio A. Morales.
•
La décima y la copla en Panamá, Manuel F. Zárate y Dora Pérez de Zárate.
•
El cuento en Panamá: Estudio, selección, bibliografía, Rodrigo Miró.
Panamá: Cuentos escogidos, Franz García de Paredes (Compilador).
•
Vida del General Tomás Herrera, Ricardo J. Alfaro.
•
La vida ejemplar de Justo Arosemena, José Dolores Moscote y Enrique J. Arce.
•
Los sucesos del 9 de enero de 1964. Antecedentes históricos, Varios autores.
•
Los Tratados entre Panamá y los Estados Unidos.
•
Tradiciones y cantares de Panamá: Ensayo folklórico, Narciso Garay.
Los instrumentos de la etnomúsica de Panamá, Gonzalo Brenes Candanedo.
•
Naturaleza y forma de lo panameño, Isaías García.
Panameñismos, Baltasar Isaza Calderón.
Cuentos folklóricos de Panamá: Recogidos directamente del verbo popular, Mario
Riera Pinilla.
•
Memorias de las campañas del Istmo 1900, Belisario Porras.
•
Itinerario. Selección de discursos, ensayos y conferencias, José Dolores Moscote.
Historia de la instrucción pública en Panamá, Octavio Méndez Pereira.
•
Raíces de la independencia de Panamá, Ernesto J. Castillero R.
Formas ideológicas de la nación panameña, Ricaurte Soler.
Papel histórico de los grupos humanos de Panamá, Hernán F. Porras.
•
Introducción al Compendio de historia de Panamá, Carlos Manuel Gasteazoro.
Compendio de historia de Panamá, Juan B. Sosa y Enrique J. Arce.
•
La ciudad de Panamá, Ángel Rubio.
•
Obras selectas, Armando Fortune.
369
RODRIGO MIRÓ
•
Panamá indígena, Reina Torres de Araúz.
•
Veintiséis leyendas panameñas, Sergio González Ruiz.
Tradiciones y leyendas panameñas, Luisita Aguilera P.
•
Itinerario de la poesía en Panamá (Tomos I y II), Rodrigo Miró.
•
Plenilunio, Rogelio Sinán.
Luna verde, Joaquín Beleño C.
•
El desván, Ramón H. Jurado.
Sin fecha fija, Isis Tejeira.
El último juego, Gloria Guardia.
•
La otra frontera, César A. Candanedo.
El ahogado, Tristán Solarte.
•
Lucio Dante resucita, Justo Arroyo.
Manosanta, Rafael Ruiloba.
•
Loma ardiente y vestida de sol, Rafael L. Pernett y Morales.
Estación de navegantes, Dimas Lidio Pitty.
•
Arquitectura panameña: Descripción e historia, Samuel A. Gutiérrez.
•
•
Panamá y los Estados Unidos (1903-1953), Ernesto Castillero Pimentel.
El Canal de Panamá: Un estudio en derecho internacional y diplomacia,
Harmodio Arias M.
•
Tratado fatal! (tres ensayos y una demanda), Domingo H. Turner.
El pensamiento del General Omar Torrijos Herrera.
•
Tamiz de noviembre: Dos ensayos sobre la nación panameña, Diógenes de la Rosa.
La jornada del día 3 de noviembre de 1903 y sus antecedentes, Ismael Ortega B.
La independencia del Istmo de Panamá: Sus antecedentes, sus causas y su justificación, Ramón M. Valdés.
•
El movimiento obrero en Panamá (1880-1914), Luis Navas.
Blázquez de Pedro y los orígenes del sindicalismo panameño, Hernando Franco
Muñoz.
El Canal de Panamá y los trabajadores antillanos. Panamá 1920: Cronología
de una lucha, Gerardo Maloney.
•
Panamá, sus etnias y el Canal, Varios autores.
Las manifestaciones artísticas en Panamá: Estudio introductorio, Eric Wolfschoon.
•
El pensamiento de Carlos A. Mendoza.
•
Relaciones entre Panamá y los Estados Unidos (Historia del canal interoceánico desde el siglo XVI hasta 1903) —Tomo I—, Celestino Andrés Araúz y Patri-cia
Pizzurno.
370
ITINERARIO DE LA POESÍA EN PANAMÁ
A los Mártires de enero de 1964,
como testimonio de lealtad a su legado
y de compromiso indoblegable
con el destino soberano de la Patria.
371
RODRIGO MIRÓ
372
Descargar