Marta Edith López Vélez Pedagogía social. Docente: Alfredo guiso

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Marta Edith López Vélez
Pedagogía social.
Docente: Alfredo guiso.
RESEÑA LITERARIA.
Violeta Núñez (coordinadora)
La educación en tiempos de incertidumbre: las apuestas de la pedagogía
social.
Ed. Gedisa, Barcelona 2002 pag.1-59.
Este libro está compuesto por cuatro artículos de diferentes autores, del cual se
presenta la reseña del primer capítulo, titulado “Nuevos recorridos para la
formación inicial de los educadores sociales en España, de la autora Violeta
Nuñez
El objetivo del capítulo consiste en aportar elementos de carácter general para
orientar la revisión de las experiencias formativas ya existentes y además la
pretensión del impulso a propuestas nuevas, con lo cual se intenta aportar para
la profesionalización del trabajo en el campo educativo, trascendiendo la
formación técnica e instrumental de los educadores como agentes trasmisores
y constructores de conocimientos que se verán reflejados en los sujetos a
quienes atienden.
El capitulo está dividido en dos grandes bloques: uno que plantea los desafíos
que inauguran el siglo y dos las propuestas de educación inicial de los
educadores sociales.
Para dar desarrollo a la primera parte la autora realiza una revisión crítica de la
noción de universidad a partir de la cual se llega situar los requerimientos que
hoy nos plantea.
El concepto de universidad a principios del siglo xlx hace referencia a la
“institución o escuela de grado superior que comprende o aspira a comprender
la totalidad de las ramas del conocimientos humano, la universidad de las
clases de especialización del saber y de las formas de preparación científica y
técnica superior para el ejercicio de las distintas profesiones intelectuales.
Rodolfo Mandolfo, (1972)
“En la edad media la noción de universidad se aplicó a cualquier institución
humana en referencia no a la totalidad de los objetos o fines que tal institución
se propusiese sino a la totalidad de personas que dirigirán su actividad en el
logro de tales objetos o fines”…
La idea de universidad como templo del saber viene del romanticismo, el cual
postula la posibilidad de totalizar el saber: poder saberlo todo, deber saberlo
todo…. “en la universidad no deben reunirse solamente unos cuantos
conocimientos… sino la totalidad del conocimientos trayendo a consideración
los principios y, simultáneamente, el esquema fundamental de todo el saber…
A lo largo del siglo xlx la universidad se configura en el proceso que Max weber
define como burocratización, “ este constituye un modelo de organización y
dominación social a través del desarrollo de un sistema de formación
profesional, así el sistema, proporcionaría, en su primer nivel, la fuerza
trabajadora, en el segundo, el tejido profesional que alimentaria y haría
prosperar a los estamentos administrativos y mercantiles, el tercero prepararía
a las elites dirigentes y profesionales, garantía del buen funcionamiento del
sistemas en general y del educativo en particular.
La burocracia la forma dominante del control sobre los hombres, así como el
control-explotación de la naturaleza mediante la intervención del saber
científico técnico, weber propone una organización social y económica basada
en el saber profesional especializado a otra administrada por aficionados, los
cuales serán siempre desplazados por los primeros.
La universidad ya en el siglo xx se dedica a la enseñanza de las
especialidades, cada vez mas centradas en la acreditación de saberes técnicos
e instrumentales en todos los campos del saber, “ el titulo otorga, a quien lo
posee, y según su valor en el mercado ocupacional, una posibilidad de acceso
que, de otra forma, no tendría” weber señala que la expansión de la
universidad no se debe tanto a un deseo de cultura si no a la búsqueda de
mejores posiciones en el mercado, en ese sentido las universidades se ocupan
más de las lógicas del mercado ocupacional y no de la elaboración y
profundización de saberes que no son rentables.
La universidad contemporánea continua en su esfuerzo por satisfacer las
exigencias de la sociedad y proveerla de distintos tipos de profesionales,
continúa la tradición que ha precedido su nacimiento y despliegue histórico: la
preparación de profesionales ha sido el fin primordial así como la vinculación
del fin científico de la investigación y profundización de conocimientos como
requisito para formación de los profesionales.
Continuando con los desafíos que inauguran el siglo la autora, señala “las
encrucijadas de la revolución tecnológica”: “vivimos a una velocidad
vertiginosa. Tal vez el inicio del cambio de nuestra percepción de las
coordenadas espacio – tiempo han sido la revolución epistemológica de la
física, respecto al noción de tiempo, y sus efectos en el conjunto de las
ciencias, en las tecnologías, en los procesos de simbolización y en los
imaginarios sociales”.
Históricamente el ser humano ha utilizado tecnología de sustitución. Por
ejemplo, el automóvil reemplazo el coche de caballos, se trataban de técnicas
que sucedían una a otras de forma lineal, a lo largo del tiempo, por el contrario,
hoy día vivimos los impactos de las tecnologías de la integración, no se trata de
un paso más sino de la modificación del conjunto de las mismas. El reto
mundial está en la cuestión acerca de la capacidad que cada sociedad genere
para dominar esas tecnologías.
La revolución de las tecnologías informáticas define una reestructuración del
modo capitalista de producción, lo cual implica cambios en las reglas, sociales
y culturales, de vastos alcances. El planeta es asimétricamente
interdependiente. En general el capital es global y el trabajo local.
Las tecnologías de la información y la comunicación también generan cambios
en las modalidades de relaciones políticas, sociales y culturales
Los modelos de red tienden a imponerse tanto en la configuración de unidades
convivenciales como en las nuevas estructuras del estado, así como en la
organización del trabajo, en este último se dan dos fenómenos relacionados:
-la recomposición del empleo en función de las trasformaciones tecnológicas
aumenta la desigualdad, la dinámica asociada al cambio tecnológico provoca
que disminuya el empleo en sectores que pueden pagar buenos salarios,
mientras que aumentan en los que pueden pagar salarios modestos, por otro
lado también se produce la exclusión del ciclo productivo al solo poder
incorporar de manera estable a una minoría de trabajadores, mientras que el
resto se crean condiciones de extrema precariedad: contratos temporales,
trabajos interinos, a tiempo parcial…ubicándose en el extremo del desempleo,
esto comporta una exclusión también respeto a lo social.
La complejidad del momento histórico se advierte en la concomitancia de todos
estos procesos, pues junto al desigualdad y la exclusión se despliegan grandes
procesos de democratización entre los que acceden a las redes, y esta mayor
igualdad entre los incluidos implica una separación profunda respecto a los
excluidos profundizando de manera irreversible la brecha entre los que
acceden a las nuevas tecnologías y los que no, los que acceden al mercado de
trabajo y aquellos que son catalogados como prescindibles.
Las tecnologías de la información además de dislocar la concepción misma de
los lugares sociales, también creo la espacialidad virtual, respeto a este se
juegan nuevas lógicas de la segregación; pues es en relación a tal nueva
espacialidad que parecen establecerse las nuevas formas de socialidad del
siglo xxI, coexisten entonces dos espacialidades: la virtual y la territorial,
estando la segunda también atravesada y redefinida por las lógicas
informacionales. Touraine menciona que mientras que la espacialidad virtual
crea el efecto de integración de lugares geográficamente distantes, la
espacialidad territorial aparece bajo los efectos de la fragmentación social
creciente, con el riesgo de confundir fragmentación con diversidad.
La caída de las viejas certezas, la instauración de los actuales dispositivos de
segregación y exclusión social, la culpabilización de los pobres, de los
extranjeros, como manera de exorcizar los fantasmas en épocas de
inseguridad, reactivan los fundamentalismos de diverso signo.
El desafío de lo social pasa hoy por la encrucijada que perfila, por un lado, un
futuro de anomia social en el sentido de la atomización en una diversificación
cultural de las pequeñas diferencias que, lejos de ir decreciendo en aras de una
civilización mundial, no ha dejado de aumentar dado que se reduce a una
racionalidad instrumental.
Desde esta consideración el futuro inmediato se plantea como una paradoja
entre una economía mundializada y una fragmentación de las culturas.
Ante este panorama la autora plantea como desafíos de los profesionales del
campo social en general y pedagógico en particular los siguientes asuntos:

Investigaciones difíciles que propongan el respeto de opciones de vida,
culturales, organizativas, diversas, pero que reclamen y sitúen el
derecho de participación en las actividades económicas y sociales como
freno a la prescindibilidad.
 Proyectos de gestión de lo social, en los que será difícil prever como
habrá de evitarse la profundisazación de la exclusión y la consecuente
potenciación de una suerte de indisciplina social, cuestiones que alejan
cada vez más de la construcción de la sociabilidad en términos de
ciudadanía.
Para lo anterior es imprescindible la articulación a otras prácticas de ámbito
social, pues se haría necesario traducir teórica, técnicamente y
legislativamente tales propuestas a fin de que sea posible actuar socialmente
desde la garantía publica, en aras de terminar con las injusticias sociales.
La autora plantea que tal vez este sea el momento para que la educación social
abra nuevos caminos donde se puedan articular ofertas sociales que brinden
algo del patrimonio del viejo legado, y también algo de lo nuevo a modo de
recursos o instrumentos de navegación, ello a condición de que sean
verdaderos hilos sociales para engancharse
en las redes sociales y
económicas, para participar como actores en usos y apropiaciones de la cultura
amplia y plural, a la que los ciudadanos tienen derechos, esto también
atendiendo a la responsabilidad de inscribir la practica social en los marcos de
la época.
El segundo apartado del capítulo la autora plantea una propuesta de formación
inicial de los educadores sociales partiendo desde la definición de educador
social:
”Entendemos por educador social al profesional (no renunciamos a este ideal
formativo) capaz de construir, (actualizar, transformar) los marcos conceptuales
desde los que es posible desplegar prácticas pedagógicas en ámbitos sociales”
La formación de educadores sociales ha sido marcada por la acción, sin
confundir esto con un accionar empírico, sino en el asentamiento de marcos
conceptuales que posibiliten la revisión y puesta al día de las prácticas
profesionales y hagan obstáculo a la rutinización y al conformismo, de no tener
en cuenta esto se producen efectos devastadores en el campo de la educación
social, pues convierten al educador en gestor de dispositivos de segregación
social en nombre del respeto a las diferencias y a la educación.
La formación de educadores sociales se enfrenta a los retos antes
mencionados:



La tendencia de la fragmentación cultural.
Empuje tecnocrático de la adecuación formación universitaria-mercado
de trabajo.
Flexibilización de trayectos formativos, que convierten el saber inicial en
una suerte de “menú degustación personalizado” que fragmenta los
saberes generales y básicos hasta hacerlos irreconocibles e
impracticables. La formación requiere dotar al estudiante de
conocimientos, competencias y habilidades que les permita configurar
un dispositivo conceptual y operativo básico, sobre el cual seguir
trabajando.
Teniendo en cuenta todo lo que anteriormente se ha mencionado, la autora
postula que la formación de los educadores sociales a de sostenerse un una
doble dimensión formativa donde en primer lugar se ubica la dimensión teórica
donde se dota al estudiante tanto de recursos conceptuales como de
metodologías de trabajo en relación a la transmisión de contenidos culturales y
que la vez les permitirán tener una visión crítica y además dan cuenta de las
posiciones epistemológicas paradigmáticas que sustentan el quehacer.
En segundo lugar se ha de posibilitar la experimentación y confrontación en
marcos institucionales del campo de la educación social que permitan la
aplicación técnico instrumental de los elementos teóricos. En resumen estas
dos dimensiones posibilitaran al estudiante llegar al final del ciclo formativo
inicial con saberes sometidos a la experiencia crítica, lo cual le permite realizar
y aplicar un proyecto social de carácter educativo.
En cuanto a lo temático se propone:
1. la conceptualización de la educación social a efectos de dotar de
competencias pedagógicas para operar en diversas realidades sociales.
La trasmisión de estas nociones clave posibilitara los recursos conceptuales
para articular, en los modos cambiantes de lo social, una acción educativa que
atienda a la promoción social y cultural de los sujetos.
2. Formación para la elaboración de modelos de educación social a efectos
de dotar de competencias para relacionar críticamente marcos
conceptuales y prácticas de educación social en la sociedad del
conocimiento, es decir brindar la posibilidad de construir proyectos
educativos dando cuenta al vez de la teoría en la que se inscribe.
3. Formación para la incertidumbre a efectos de dotar de conocimientos
estructurantes para la lectura de la realidad, ya que no se trata, de
aprender un conocimiento para reconocer – resolver ciertos problemas,
si no de desarrollar capacidades mas fundamentales, orientadas a
manejarse en contextos complejos y en situaciones imprevistas pues la
realidad social es cambiante.
4. Formación clarificadora acerca de la tención conservacionismo –
innovación, con el fin de dotar de competencias para el análisis de las
configuraciones institucionales y sus virtualidades de cambio, esto con
relación a las mediaciones que en cada institución, condicionan o incluso
subordinan el despliegue del discurso pedagógico.
5. Formación clarificadora de las lógicas actuales de exclusión social a
efectos de dotar de competencias de trabajo en marcos complejos. El
desconocer estas lógicas tanto en sus dimensiones históricas como
actuales, puede conducir por un lado a la perpetuación de las mismas y
por otro a la pretensión del cambio por fuera del contexto.
6. Formación en capacidades pedagógicas con el fin brindar habilidades y
recursos para la educación social, esto en articulación a las aplicaciones
técnico instrumentales.
7. Finalmente, formación
que contemple modalidades de formación
académicas diferentes, a fin de dotar de habilidades para la formación
continua y personalizada en distintos contextos, dado que las
tecnologías de la información incrementan aun mas aceleradamente la
probabilidad de obselencia de campos y tareas profesionales, se debe
de replantar la conexión del currículo inicial del educador social con las
nuevas tecnologías como punto de permanente apertura tanto a
funciones nuevas y campo de ejercicios profesionales como a nuevas
exigencias formativas.
Conclusión
El texto describe muy acertadamente los contextos que vivimos hoy tanto en la
universidad como en la sociedad en general. Hoy día la universidad esta
inserta en esas lógicas del mercado y por tanto obedece al mismo, perdiendo
en ese proceso parte de la misión planteada desde sus orígenes.
En estos días en donde el avance tecnológico es cada vez mas mayor, donde
el modelo capitalista exige la eficiencia y optimización absoluta, de todos los
recursos, incluyendo
los humanos, la comunicación juega un papel
fundamental en los procesos de interacción social, propiciando con esto una
compleja enajenación de los propios valores en cada individuo que conforma la
sociedad, planteando paradojas tales como que en medio de tanta conexión
información y comunicación, los seres humanos cada vez se aíslan más en su
mundo virtual. Los medios de comunicación forman un concepto de realidad
social y hasta nos induce a un estilo de vida y una serie de valores que poco
tienen que ver con nuestra realidad cultural y social. El costo de esta
globalización se ve reflejado en la perdida de la cultura propia, el aumento de
los excluidos sociales o como los llamaría Bauman “los parias de la
modernidad.
Bajo esta perspectiva, como lo señala la autora en su propuesta de formación
de educadores sociales, los profesionales de las ciencias sociales deben ser
capaces de atender a sujetos y grupos sociales vulnerables en contextos
diferentes recreando en estos los conocimientos adquiridos en la academia así
como estar siempre dispuestos a la formación permanente que nos permita
mantener una postura crítica, frente a las exigencias que el mundo de hoy nos
impone. Nuestro quehacer como profesionales de lo social y por tanto como
educadores sociales, lejos de ser un mecanismo de control esta llamado a
interesarse por cada uno de los sujetos con los que trabaja, para tender
puentes con el mundo, su actualidad y sus exigencias culturales, así como a
convocar a trabajar para un mundo abierto, para la incertidumbre desde una
ética nueva: el reconocimiento de los derechos sociales de inserción social y
económica en pro de la disminución de las injusticias sociales.
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