Artículo Radiación EM

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Radiación Electromagnética – Introducción
Ing. Francisco M. Cobos
¿Te sorprende la cantidad de amigas tuyas que ha contraído cáncer
de mama o de tiroides? ¿No conoces algún caso de niños con
leucemia infantil? ¿Sabías que un porcentaje importante de dichas
enfermedades se pueden prevenir con tan solo un
mínimo de
información y casi a costo cero?
La mayor parte de la población vive en viviendas construidas con la
misma tecnología del siglo XIX en el siglo XXI donde estamos
infestados de equipamiento que genera radiación electromagnética.
Todas las ondas electromagnéticas viajan a la velocidad de la luz,
300.000 km/segundo. Lo que diferencia a las ondas es la amplitud o
su frecuencia. Esto quiere decir que las ondas más finitas o de mayor
frecuencia son las más dañinas, como las gamma, los rayos x o los
ultravioletas.
Todos los científicos del mundo están de acuerdo en que dichas ondas
rompen la materia, parten el átomo por aumento de energía y lo
convierten en iones. De allí viene una de las primeras divisiones de la
radiación, la ionizante y la no ionizante. A decir verdad la radiación
del sistema eléctrico domiciliario argentino tiene una frecuencia de 50
1
Hz. Dividiendo la velocidad de la luz por la frecuencia obtenemos que
la
onda
vuelve
cada
6000
km.
Como
nuestro
cuerpo
tiene
centímetros esa onda en principio no nos afecta. Acá es donde debe
entrar el concepto de dosis. Primero debemos recordar un concepto
técnico fundamental, todo campo electromagnético, generado de
manera natural o artificial (celulares, microondas, secadoras de pelo,
aspiradoras, computadoras o equipamientos con motores eléctricos)
induce corrientes cuando se encuentra con conductores o elementos
metálicos. Una línea de alta tensión inducirá corrientes eléctricas en
los alambrados que la crucen por debajo. En física se conoce esto
como la regla de la mano derecha. Los cuatro dedos (menos el pulgar)
representan el campo que al encontrar un conductor lo
rodean y
generan una corriente inducida en el sentido del pulgar. Este principio
de usa constantemente en los transformadores eléctricos. Se toma
un marco metálico, de un lado se dan 220 vueltas y del otro 12. Las
220 vueltas inducen 220 unidades de corriente que giran por el
marco. Del otro lado las doce espiras retiran doce unidades y se logra
un transformador 220/12.
Ahora vayamos a los edificios de hormigón cuyo primer y gran
problema es no haber puesto a tierra la armadura. Esto implica que
de las bases a la terraza, pasando por columnas, vigas y losas que
están unidas con alambre conductor la armadura se ha convertido en
una inmensa antena habitada por un sinnúmero de personas. Por
cierto que una llamada de celular no es perjudicial, pero esa
armadura va sumando desde el momento de su construcción una
infinidad de corrientes inducidas infinitesimales que finalmente en
una integral de tiempo enferman el edificio mortalmente. La mayoría
de los casos de leucemia infantil se dan en chicos de hasta tres años
que viven en estos edificios. Lo mismo las mujeres. La mayor parte
de los casos que he verificado se dan en amas de casa, que pasan
todo el día dentro de estructuras de hormigón armado en zonas
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urbanas en edificios cuya altura entre piso y piso es la mínima
reglamentaria, 2,40 m. La altura es importante puesto que la
radiación en una losa llega hasta aproximadamente un metro de la
misma. La sumatoria de los infinitésimos de corriente convierte al
edificio luego de un par de décadas en un verdadero spiedo
electromagnético. Aquí volvemos al concepto de dosis. Una llamada
de celular no daña, pero esa estructura sin puesta a tierra ha retenido
todas las llamadas de celular del barrio desde que iniciaron los
celulares, todas las transmisiones de los satélites de DirecTv y de
comunicaciones, todas las ondas de computadoras mal selladas y de
microondas de mala calidad. También están todas las transmisiones
de radio y televisión, de la Argentina y el mundo desde que se
construyó el edificio. Parece broma pero es cierto, la tecnología
moderna nos está matando.
Un microondas funciona excitando átomos de hidrógeno presente en
el agua. Este elemento, que contiene un electrón y un protón, es muy
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difícil de ionizar y es por ello que la radiación le entrega energía y
este se calienta transfiriendo a los elementos que lo rodean el calor
deseado. Es por ello que se queman los alimentos secos. En el caso
de las mujeres, que contienen muchas glándulas como las mamarias
o las tiroides, la radiación acumulada en la estructura trabajará como
el microondas, excitará las moléculas de agua hasta que la energía
transferida modifique el ADN de alguna de las células de dichas
glándulas activando un oncogén que podrá o no ser repelido por las
defensas del cuerpo. Lo mismo ocurre con el cáncer de piel debido a
los rayos ultravioletas.
Este es el primero de una serie de artículos. Lo primero es poner a
tierra la estructura de los edificios de hormigón, lo cual es muy
sencillo. Lo segundo e inmediato es ubicar las columnas y tabiques de
hormigón de dichos edificios y alejar las cabeceras de las camas lo
más lejos posible de ellas. Sino tendrán una dosis mayor todas las
noches junto a los campos electromagnéticos que generan las
mismas.
Soy
Ingeniero
Civil
y
estudio
temas
de
descontaminación
electromagnética desde 1991. Integro la Comisión de Energía del
Centro Argentino de Ingenieros y escribí un libro que detalla cómo
hacer escudos contra la radiación con cuarzo e hidrógeno. Aquellos
que
deseen
recibirlo
vía
mail
[email protected].
Hasta el próximo artículo
4
que
me
escriban
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