Nueva perspectiva sobre Hervás y Panduro Mariano Herraíz Pensaba Ortega que España se había saltado el siglo XVIII -siglo eminentemente educador-, y que le correspondía a los hombres de su generación «retomar y asimilar» las lecciones de ese siglo insustituible. Por el contrario, el paradójico Eugenio d'Ors no vacilaba en afirmar que España se hizo en este siglo. Pierre Vilar sitúa en el siglo XVIII el momento más fecundo y de mayor esfuerzo de adaptación del pueblo español a la historia contemporánea. Marañón en un punto intermedio defiende, que si bien España no se incorporó como nación al movimiento ilustrado, tuvo en sus hombres cumbres aisladas, que se encargarían de no romper esa línea de continuidad con Europa. (¡No sé, si en realidad, todo el movimiento ilustrado europeo no fue cuestión de minorías!). Resulta obvio, que una de esas cumbres del siglo XVIII a las que hace referencia el pensamiento de Marañón es, Lorenzo Hervás y Panduro; y es una de esas cumbres, porque pretendía modelar una España nueva (que en él España nueva quería decir más culta y educada), porque en Hervás está candente toda la ilimitada curiosidad intelectual de los hombres del Renacimiento; y vuelve a repetir como hizo en la primera mitad de siglo Feijoo -siempre precursor-, la necesidad de la observación y de la experimentación en las ciencias, la necesidad de desterrar la ignorancia y las supersticiones, la defensa de un cristianismo auténtico. Pero Lorenzo Hervás y Panduro, además de caminar a la vanguardia del movimiento ilustrado, es un gran lujo (una manifestación impresionante de las posibilidades creadoras del hombre) que se mueve en todos los campos (ciencias) y a todos los campos (ciencias) mueve, poniendo la primera piedra en algunos casos (descubriendo ciencia), como en la Etnografía, Antropología; y en otros no se conforma con ese primer paso y levanta un auténtico edificio de gruesos y sobrios pilares, como sucede con la Filología Comparada y la educación de los sordomudos. Pero Lorenzo Hervás y Panduro es además un Español de fuera, que se atrevió en el siglo XVIII a apostar por España y desde fuera de España -en el exilio-. Recordemos también la actualidad social de muchos de sus escritos, sobre todo los relativos a la mujer, a los niños, a los presos, en todos late una defensa valiente de los derechos humanos, contra la tortura y por la reinserción social, por el trabajo y la educación de la mujer, por la defensa de la salud del niño, todo ello tan en boca de asociaciones contemporáneas -constituye una de las respuestas españolas a los filósofos de la Revolución Francesa-. Reflexionemos también sobre la independencia del pensamiento de un hombre que en el siglo XVIII fue capaz de imaginar la vida en otros mundos -la infinitud de la creación era argumento suficiente para no tener que reducir la vida a la tierra-. Lorenzo Hervás y Panduro y su época Situación histórica-política-educativa de la España de la segunda mitad del siglo XVIII «Grave error sería juzgar a España según lo que ocurre en Francia. Las tierras de esa monarquía están absolutamente despobladas; no hay en ella ni industria, ni buena fe; casi nada de policía, y poca justicia; las poblaciones son perezosas y poco trabajadoras; en el interior no hay ni caminos; ni canales; ni ríos navegables; pocos carruajes».1 «Cavanilles llama la atención sobre la elevada mortalidad, y recuerda la pestilencial epidemia del año 1784, que no solamente afligió los pueblos de arroz, sino también los occidentales».2 Hervás en la Historia de la vida del hombre, también incide en la elevada mortalidad, pero centrada en los infantes: «A la verdad la mortandad de los infantes es respectivamente mucho mayor que la de los adultos; porque ni el Gobierno público ni la práctica de los Médicos conspiran a remediarla e impedirla».3 Cabarrús recordará la epidemia que padeció La Mancha en el año 1786 (dos años más tarde): «La esterilidad de las cosechas se había combinado con la epidemia de las terciarias para asolar aquella infeliz Mancha, tan cruelmente angustiada por todos los géneros de opresión...».4 Así se muestra casi toda la geografía Española, que si bien hay excepciones como Cataluña, Vascongadas e incluso Asturias no mejoran mucho la situación total del país.5 Antonio Ponz también reflexiona sobre la despoblación que padece España, y enumera una serie de causas. «Expulsión de judíos y moriscos, emigración de españoles a Indias, exceso de comunidades religiosas, aumento de contribuciones reales, cargas concejiles, cortedad de comercio...».6 La situación del campesino es miserable, el pequeño propietario se ve agobiado por los impuestos, y no tarda en vender su trozo de tierra; para convertirse en jornalero inactivo la mayoría de las veces, que espera que lo contraten en la plaza pública; estas condiciones se repiten en Castilla, Extremadura, Andalucía -grandes propiedades señoriales o eclesiásticas-, pero la suerte del jornalero aragonés, del arrocero valenciano no es mejor, inmovilidad, hambre, desesperación, enfermedad.7 Contrastan las observaciones de Bowles sobre el país Vascongado, «región privilegiada; asegura que la felicidad de los habitantes se debe a un régimen razonable de propiedad». «Antonio Ponz, observa asímismo la holgura en que viven los campesinos de la Alcarria y la contrasta con la miseria de los manchegos. ¿A qué se debe esta diferencia? La razón es clara: Las haciendas están repartidas (en la Mancha) en cierto número de hombres poderosos y los demás son infelices jornaleros... Las haciendas en la Alcarria están mejor repartidas».8 En esta opinión coincide el relato del fabulista Tomás Iriarte, quien va en busca de descanso y frescura a la región alcarreña durante el verano: «..., hasta la llegada a Gascueña, término del viaje. Es ésta una ciudad pequeña, rica en olivares, viñedos, hortalizas y cereales; sus sesenta telares tejen paño ordinario y tela para los vestidos y las camisas de los labradores. Aquí no hay hidalgos. Es un lugar de "behetría" donde todos son iguales: honrados labriegos, y nada más. No hace mucho tiempo, se podía leer en la alcaldía una vieja inscripción que rezaba: "Hidalgos, frailes y bueyes, no consienten nuestras leyes"9». Días de verdadero descanso: conversaciones agradables con el cura, amigo de la buena vida, y con su hermana, mujer inteligente y vivaracha, «inclinada a leer y saber»; tertulias con «lo mejorcito del lugar» (Iriarte enseña a los concurrentes a bailar las seguidillas entre ocho). La vida transcurre suavemente en Gascueña: «se come opíparamente, se pasea soberanamente», y parece reinar la holgura. «Pudiéramos contentarnos -escribe Iriarte a su amigo Manca- con que estuvieran como este pueblo las dos terceras partes de los de España».10 El apego al pasado y la resistencia a las novedades envuelve la vida del país; contra esto, unos hombres creen firmemente en el triunfo de los planes que proponen, los cuales, con su actividad van a enriquecer el país.11 Pretensiones: Arrancar de la ociosidad a los inactivos.12 Mejorar la calidad de las tierras. Fiel reflejo de esto lo encontramos en las sociedades de amigos del país, por ejemplo; la Sociedad Económica Vascongada recomienda en 1776, la práctica de la fertilización artificial.13 «Bowles observa que los alrededores de Madrid están desnudos de bosques y que los labradores en ninguna parte de Castilla quieren plantar árboles. Dicen que la sombra de ellos aumenta la lozanía de la hierba, pero que granan poco las mieses, y que el grano vale más que la paja. Añaden que los árboles atraen y multiplican prodigiosamente los pájaros, sirviéndoles de comodidad para sus nidos, y que, siendo por sí demasiado grande la plaga de gorriones, sería imprudente fomentar su cría».14 Hervás también se refiere al mismo hecho: «La falta de árboles en un país tan caliente y seco como en España, causa inmensos daños temporales y corporales.»15 «... Un espíritu de resistencia anima a la masa y a la clase dirigente en cuanto a la adopción de la vacuna contra la viruela que tan graves estragos causaba en España».16 Hervás sale en defensa del moderno método de inocular las viruelas: «a la verdad la inoculación se debe mirar como preservativo según aprobado por la razón, y confirmado por la experiencia, y por tanto la política más escrupulosa la debe colocar entre los medios que conducen al bien común del Pueblo».17 Jean Sarrailh describe las condiciones de vida de la masa rural; ésta «sufre de una miseria espiritual más temible aún que su estrechez económica, y que hace más trágico su destino. En todas partes reina la ignorancia, la creencia en lo maravilloso y las supersticiones de toda índole. Si los españoles ilustrados reclaman a grandes voces la fundación de escuelas -Hervás aboga para que el Gobierno público piense en perfeccionar el arte obstetricia dotando cátedras y abriendo escuelas prácticas... Pide y aconseja la fundación de casa públicas de parto, y de niños expósitos18-, si las sociedades económicas multiplican sus esfuerzos generosos por instruir a los campesinos y a sus hijos, esto se debe, justamente, a que el pueblo de los campos de los conocimientos más elementales. Es enorme el número de analfabetos».19 Citemos algunas creencias de esta masa rural: «En Valladolid se afirma que en la casa de la señora condesa ciuda de Villarrea hay una mula de 22 años que, ordeñada, ha dado repetidas veces hasta un cuartillo de leche, de la misma calidad y sabor, al parecer, que la de burra».20 «Cerca de Haro, la gente se opone al riego de los campos, pues, según se dice, el agua endurece y destempla la tierra».21 En la región de Cuenca, la beata de Villar del Águila -Isabel Herráiz- cuenta que «Jesucristo le ha revelado que ha consagrado su cuerpo, cambiando su propia carne y su sangre en la sustancia misma de ese cuerpo, para así llevar a cabo de manera más perfecta su unión amorosa con ella. El delirio de esta mujer provocó exaltadas discusiones teológicas entre curas y frailes. Unos sostenían que tal cosa era imposible según los caminos seguidos de ordinario por Dios, puesto que sería preciso suponer en la beata unas prerrogativas superiores a las de la mismísima Virgen María y porque esa transubstanciación demostraría que el pan y el vino no son la única materia del sacramento de la Eucaristía; los otros se empeñaban en probar que el hecho no era imposible, teniendo en cuenta la potencia infinita de Dios...».22 «Los cómplices de esta pícara, y los fieles engañados por ella, llevaron su locura hasta el punto de adorarla y vererarla con un culto de latría; la pasearon en procesión por las calles y por la iglesia con velas encendidas; la incensaron como se hace con la sagrada hostia en el altar; por último, se posternaron ante ella y le hicieron infinitas, otras demostraciones no menos sacrílegas. La inquisición puso término al escándalo con una sentencia de la cual dice Llorente que es la más equitativa de que tiene noticia. La beata fue encerrada en los calabozos del Santo Oficio y allí murió. Fue quemada en efigie. El cura de su pueblo y dos frailes reos de complicidad fueron desterrados a las Filipinas».23 Popularmente se cuenta que la beata fue enterrada en uno de los escalones que dan acceso a la iglesia de San Pedro, con el fin de ser pisada por todo aquel que entrase en dicha iglesia24. Si estos son ejemplo de la situación de la masa rural, en las ciudades no encontramos una situación diferente. «El mundo de los artesanos y de los obreros de las ciudades, el cual habría que añadir el de los tenderos con sus empleados, vive en una profunda ignorancia, lleva una existencia mediocre y no conoce sino distracciones groseras».25 Unamos a ella la muchedumbre de mendigos y vagabundos, a los que hacen mención constantemente los escritores ilustrados con términos como plagas de España Campomanes habla de 140.000 personas-.26 En este panorama se mueven hombres como el obispo Climent, que fundará en Barcelona en 1767 -año de la expulsión de los Jesuitas- diez escuelas gratuitas.27 D. Antonio Palafox y Croy, primero arcediano y después obispo de Cuenca que impulsó la fundación de escuelas públicas y creó una fábrica de tejidos y alfombras en 1774. El propio Hervás -de regreso en su pueblo, tras la real Orden de 1978 que autorizaba a volver a España a los Jesuitas- al ver que muchos pobres vivían en cuevas, propone construir doce casas de piedra, para que se acomodasen doce familias. ¿Qué podemos encontrar en las clases sociales poseedoras de riqueza? Sin duda hay minorías que se interesan por el arte, las ciencias, pero la mayor parte se inclinará a las fiestas populares, se exaltará la «hermosura y la grandeza de la inmovilidad».28 Con respecto a la Iglesia, solamente se escapa de esta panorámica el alto clero cuántos obispos tuvieron un papel de poderosos ilustrados, sostenedores de progreso-,29 pero prelados, canónigos, clero regular y secular, frailes predicadores y mendicantes, se caracterizan por el espíritu de reacción.30 Mención aparte merece la «ilustre pléyade de jesuitas» refugiados en Italia -dice Menéndez y Pelayo: «en un solo día arrojamos de España al Padre Andrés, creador de la historia literaria, el primero que intentó trazar un cuadro fiel y completo de los progresos del espíritu humano; a Hervás y Panduro; padre de la filología comparada y uno de los primeros cultivadores de la etnografía y antropología».31 Y qué decir de la administración, de los militares, ¿habrá en ambos sectores conciencia de la necesidad de un espíritu más abierto? ¿Y los catedráticos de universidad contribuirán a adoptar las reformas que permitan alguna libertad de juicio? En su gran mayoría todos ellos mostrarán una obstinada adhesión al pasado.32 «Las profesiones liberales merecen críticas igualmente duras... doctrinas y métodos de la medicina muy alejados de la observación y de la experimentación».33 Cita Hervás en la Historia de la vida del hombre: «El vulgo desprecia las enfermedades de los infantes, a imitación de los médicos».34 El poder central da muestras de más liberalidad que muchos de los administradores o funcionarios locales...35 Pero también es receloso; de ahí el episodio de la condenación del obispo de Cuenca, Carvajal y Lancaster; se expresa Menéndez y Pelayo en estos términos: «Se extrema el furor regalista, aprovechando aquella ocasión de arrastrar por los tribunales la majestad del Episcopado que tanto ponderaba en los libros. Procesar a un obispo era para ellos un triunfo no menor que la deportación en masa, de la Compañía». Arrebatado por su celo cristiano, aunque enfermo él y achacoso, había escrito el Obispo -poco después de los desórdenes ocurridos en su ciudad-36 una carta particular al confesor del rey Fr. Joaquín Eleta, recordándole antiguos pronósticos suyos, ya próximos a cumplirse, en que le anunciaba la ruina de España, pérdida sin remedio humano, por la persecución que la Iglesia padecía, saqueada en sus bienes, ultrajada en sus ministros y atropellada en su inmunidad, corriendo libres en Gacetas y Mercurios las más execrables blasfemias contra la Iglesia y su cabeza visible. De todo lo cual, aunque con términos de casi fraternal cariño, atribuía no escasa parte de culpa al Padre confesor, que desvanecido con el arrullo de los que le incensaban para sus fines terrenos, no se cuidaba de hacer llegar la verdad a los oídos de Carlos III, más desgraciado en esto... Calificar de sedicioso un documento privado de esta naturaleza, y por todos conceptos mesuradísimo en el lenguaje, era el colmo del escándalo, y, sin embargo, lo dieron el confesor y los ministros. La carta pasó a manos del Rey; y éste, por cédula del 9 de mayo 1767, rubricaba por Roda, mandó declarar al Obispo con santa ingenuidad y libremente, lo que se le alcanzase del origen de aquellos males; todo entre mil protestas de Catolicismo: «Me precio de hijo primogénito de tan santa y buena madre; de ningún timbre hago más gloria que del Catolicismo; estoy pronto a derramar la sangre de mis venas por mantenerlo». Explanó el Obispo sus quejas, en virtud de tan amplio permiso, en una representación de 23 de mayo, quejándose de la pragmática del Exequátur, de la mala administración de la renta del excusado, de los abusos en el recaudar de las Tercias Reales, y de los proyectos de desamortización; de los atropellos contra el derecho de asilo y el fuero eclesiástico, y de las impiedades que se vertían en los papeles periódicos, sin que nadie tratara de ponerles coto, sobre todo, cuando iban enderezadas contra la Santa Sede o los jesuitas. Aunque esta carta, escrita a ruegos del Rey, tenía de justiciable aún menos que la anterior, el Rey, con mengua de su palabra, la pasó a examen del Consejo de Castilla, y dio motivo a un largo expediente, y a dos tremendas alegaciones de entrambos fiscales, D. José Moñino y D. Pedro Rodríguez Campomanes, aún mucho más dura y agresiva la del segundo que la del primero, como que en ella textualmente se afirma que las cartas del Obispo son un tejido de calumnias... dictadas por la envidia y la venganza, un ardid astuto y diabólico para seducir al pueblo, frases nada jurídicas y menos corteses, sobre todo en aquel caso. Pero a Campomanes le traían fuera de sí las mitras: estaba entonces en su grado máximo de furor clerofóbico; el Obispo había osado poner lengua en su libro de la Amortización... ...el Consejo, aunque enternecido con la real cédula y con los suaves dictámenes de sus fiscales, no se decidió a echar de estos reinos al Obispo, para que el fanatismo no le venerase como mártir, y se dio por satisfecho con quemar sus papeles a voz de pregonero, y hacerle comparecer en sala plena a sufrir una reprimenda, con amonestación de más duros rigores si volvía a incurrir en desacatos de esta especie, es decir, a quejarse en cartas particulares de las infinitas tropelías cismáticas de los ministros de entonces, o a poner en duda la infalible sabiduría de Febronio, de Pereira y de los fiscales. Tras de lo cual se le envió a su obispado con prohibición de volver a presentarse en la corte ni en los sitios reales, y a guisa de amenaza se expidió una circular a los demás obispos, para que nadie fuera osado a seguir tan mal ejemplo (22 de octubre de 1767). El día 14 de octubre de 1768 compareció el Obispo en la posada del conde de Aranda, donde estaba reunido el Consejo, y tuvo que oir de pie la expresión del real desagrado. Para sólo esto sacaron de Cuenca a un anciano de sesenta y cinco años, postrado en el lecho por añejas e incurables dolencias. Y fue el postrer ensañamiento esperarle nueve meses, a trueque de no indultarle... «Terrible librote es el proceso del Obispo de Cuenca, escribía Azara a Roda...»37. Esta es la situación de la España del siglo XVIII, una masa inculta y unas élites sociales que dan el mismo testimonio de ignorancia, sumisión al pasado, desprecio a los cambios y al progreso. Ante esta panorámica, algunos hombres -y es la buena voluntad de estos aislados individuos, gracias a los cuales se crea o desarrolla la enseñanza elemental, incluso la educación especial, como sucede con el celo puesto por Hervás en la educación de los sordomudos-, prelados, políticos, literatos, artesanos, sociedades económicas; van a intentar con espíritu de cruzada liberar de la indigencia espiritual que padece el país. Este grupo selecto de españoles ilustrados está compuesto por una minoría, frente a una mayoría presa de la rutina, la superstición y la ignorancia. Se trata de escritores como Jovellanos, Cadalso, Menéndez Valdés, sabios como Hervás y Panduro, Cavanilles, economistas como Capmany, Asso y Olavide... y junto a ellos otro grupo de desconocidos como D. Antonio Palafox y Croy, Inocencio García, José González, Josefa de Toledo, Diego Aparicio y otros muchos que desarrollaron una meritoria labor en las provincias.38-39 Estos hombres dominan las doctrinas políticas y filosóficas más actuales, también conocen fielmente la situación político-social y económica de España; por lo que la reforma que tratan de llevar a cabo carecerá de subjetivismos e idealismos utópicos, pero sus objetivos (más modestos y concretos) estarán adaptados a la realidad y circunstancias del país. Casi la totalidad de estos hombres cree en Dios; pero entienden que la religión exige un compromiso de autenticidad y no de meras manifestaciones externas, que muchas veces sólo son refugio de fieles supersticiosos e ignorantes. Por su amor a la libertad, por su fe en la cultura, por la dedicación a la tierra de España, y como dijimos anteriormente, por su exigencia de un cristianismo comprometido, se han merecido el calificativo de «pensadores-humanistas».40 -¡Lo cual no quiere decir que hayan dejado de ser nacionales, o que el siglo XVIII haya de ser el «menos español» de nuestra historia como declaró Ortega!-.41-42 No olvidemos que a esta minoría selecta pertenecen la mayor parte de los obispos de aquella época, por el celo que pusieron en el desarrollo de la beneficencia y las mejoras materiales llevadas a cabo en sus diócesis.43 «Los obispos fueron, en muchos casos, miembros influyentes de las sociedades económicas, e impulsaron al clero a difundir entre sus feligreses las enseñanzas de estos establecimientos».44 Citemos como muestra: la denuncia hecha desde el pulpito por el canónigo Calvo y el dominico Fray Antonio de Guerrero a la tertulia de la condesa de Montijo, amiga de Jovellanos, donde concurría asiduamente don Antonio Palafox -obispo de Cuenca y cuñado de la condesa-, Tavira -obispo de Salamanca-, don José Yeregui -preceptor de los infantes-, el arcediano de Cuenca, don Juan Antonio Rodrigálvarez, y dos canónigos de la colegiata de San Isidro, don Joaquín Ibarra y don Antonio Posada; fueron acusados de formar un «conciliábulo jansenista». El nuncio apostólico se alarmó, e incluso el Papa, quien dio las gracias a sus denunciantes por su celo.45 La inquisición, sin embargo no consiguió descubrir ningún cargo contra estos virtuosos eclesiásticos tachados de jansenistas.46 Tampoco podemos dejar de citar algunas Facultades innovadoras, como la de Salamanca o Alcalá de Henares.47 Factores de cambio: acicate del espíritu reformador a) Culto universal a la razón y fe en la Cultura Los filósofos del siglo XVIII se encargaron de elevar la razón a la categoría de absoluto. Se pensaba en la cultura como el único medio capaz de regenerar el país, y en la educación -con su deseo apasionado de que multiplicasen las escuelas-48como el medio encargado de expulsar para siempre la ignorancia. Recordemos a Hervás... «Más yo que profeso la filosofía de la Razón... y no la de la autoridad humana».49 «El número de escuelas debe corresponder al pueblo de toda la nación; pues todo él según política..., más civil, debe asistir a ellas... El más infeliz artesano o labrador debe aprender a leer, contar o escribir».50 b) El problema de la educación Recordemos que el número de analfabetos era elevadísimo; las escuelas elementales escasas y mediocres, sus maestros ignorantes y hambrientos. Las escuelas monásticas -refugio de la teología escolástica- impartían una instrucción lenta, rutinaria cargada de prejuicios, donde no llegaba la más ligera inspección del gobierno, ni reforma pedagógica.51 Las universidades merecían más de las veces el calificativo de arcaicas y retardarías. «Los únicos colegios de algún valor son los de los jesuitas. Hacia mediados de siglo, Torres Villarroel admira sin reservas la enseñanza que se da en el Seminario de Nobles de Madrid, donde existen, en un orden perfecto, y enseñadas con método, las cátedras más diversas».52 c) Las sociedades económicas de amigos del país La minoría selecta consciente de que la creación de una economía productiva, la reforma de la enseñanza -renovación de doctrinas, métodos, etc.-, iba a requerir mucho tiempo y esfuerzo, servirá de móvil para que se constituyan en las ciudades españolas reuniones, tertulias, que posteriormente se elevarán al rango de academias -origen de las sociedades económicas de amigos del país-. Centraron su actividad en los campos agrícolas, industrial y comercial... La beneficencia ocupará también un lugar primordial, no distribuyendo limosnas, sino creando una enseñanza profesional gracias a la cual se obtenía un oficio y una remuneración.53 Citemos algunas: La sociedad vascongada es la primera en aparecer.54 La sociedad madrileña será la primera en obtener la aprobación de los estatutos (30 de junio de 1775).55 La sociedad de Valencia obtiene la autorización del rey en 1777.56 En Cuenca, en 1783, por iniciativa del Obispo Palafox, se constituyó una Real Sociedad Patriótica, que impulsó la constitución de escuelas gratuitas para niños y niñas. «Si gran parte de las reformas emprendidas por las sociedades económicas se caracterizan por su humildad, también atacaron con firmeza el estudio de problemas delicados, derivados de la economía civil».57 d) La influencia extranjera El siglo XVIII, más exento del «tradicional narcisismo» español, espiritual y económico, manifestará un especial interés en el conocimiento del extranjero, en un intento de situar el país al nivel de los más adelantados de Europa. Distintos móviles encontramos en los españoles que se decidieron a salir de la Península: Unos, viajan con la intención de ampliar estudios, perfeccionar técnicas en un arte o en un oficio -becados por el gobierno o por sociedades-, otros, con la idea de conocer los museos, los monumentos, las manufacturas, la explotación de minas, las costumbres; o los jesuitas que se marchan obligadamente (a raíz del Decreto de expulsión de Carlos III, del 2 de abril de 1767). Pero en casi todos ellos encontramos el afán de instrucción, para colaborar en la tarea de ilustrar el país.58 e) El espíritu científico Hacia la mitad de siglo se ha abierto una actitud nueva en el campo de las ciencias gracias a hombres como Feijoo, Hervás..., que lucharán contra los métodos oscurantistas, prejuicios, y abogarán por la necesidad de experimentación y observación. Feijoo será el primero en observar un eclipse sin presa del miedo,59 Hervás llamará al «horóscopo del recién nacido arte adivinatoria, superstición e ignorancia»,60 afirmará que los «teólogos no serán buenos jueces sino tienen en cuenta los descubrimientos de la física»;61 y que los médicos corporales deben estar bien instruidos en esta materia fundamentada en la observación y la experiencia.62 En 1801, Cavanilles sustituirá en la dirección del Jardín Botánico de Madrid a Gómez Ortega.63 José Manuel Gaseó enseña botánica en Valencia, destacando sus investigaciones en la región: «en su libro traza los cuadros de las plantas, divididas en veinte clases, cuyos nombres indica en Latín, Castellano, Valenciano y Francés».64 «La Universidad de Valencia, en su programa de 1787, prevé el estudio de la química en el laboratorio con las obras de Baumé y Macquer».65 Pero la curiosidad científica va más lejos, también se dirige a la geografía e historia del arte; así: Antonio Ponz «examina en Cuenca los relicarios y los vasos Sagrados, que son de altísimo precio».66 «De la sacristía de la catedral de Valencia menciona (entre otras cosas) la custodia de plata dorada, que pesa cerca de 424 marcos».67 «El geógrafo Antillón entrega a la Sociedad Económica de Madrid un estudio sobre la región de Cuenca, que le vale el honor de ser admitido en ella».68 La prensa constituye un buen testimonio del interés que existe por las ciencias; en Madrid se suceden Semanario Económico, el Correo general, el Correo Literario de Europa. El diario Curioso, histórico, erudito, comercial, civil y económico en Barcelona, etc.69 Pero este progreso científico sólo fue posible a costa de muchos sacrificios, más si tenemos en cuenta que a partir de la Revolución Francesa (1789), el gobierno se aliará de nuevo con la Inquisición, ya que se verán enemigos en cualquier manifestación política, filosófica y científica (era Inquisidor General el obispo de Teruel, Francisco Pérez Prado, nombrado en 1746). f) El pensamiento religioso En los ilustrados españoles confluye lo nacional y lo extranjero; Melchor Cano y Fray Luis de León, Vives y Vitoria, Rumford y Raynal.70 Son casi siempre creyentes, que se han nutrido de los clásicos españoles y de autores extranjeros contemporáneos, por lo que se han vuelto sensibles a los abusos de la organización eclesiástica71 y de las prácticas marginales puramente exteriores, ritos supersticiosos o creencias absurdas. Piensan la religión como el arma que devuelva la dignidad a la masa inculta e ignorante, y que reavive el sentido de la virtud. Declaran a priori la compatibilidad de la fe con la ciencia, e incluso argumentan que el estudio de las ciencias naturales permite descubrir mejor la sabiduría, bondad y grandeza del Creador.72 Hervás con la obra «Viaje estático al mundo planetario» quiere demostrar la existencia de Dios y de sus atributos. Feijoo declara: «Si la experiencia y el Evangelio se opusiesen, desmentiría mis ojos y mis manos por asentir el Evangelio» -con lo que complementa razón y fe-.73 Desean una reforma religiosa y moral en consonancia con un cristianismo interior, desnudo, exigente, donde la modernidad -filosofía, razón, ciencia-, no sea un elemento perturbador, sino armónico y enriquecedor. g) La situación de la mujer El siglo XVIII lleno de injusticias sociales, opresión de los débiles, supersticiones e ignorancia, no iba a proporcionarnos un mejor panorama sobre la situación de la mujer española; sino que por el contrario, ésta padecerá resignadamente y con creces una posición humillante en la sociedad española. En la primera mitad de siglo, el padre Feijoo había publicado una amplia defensa de la mujer.74 Años más tarde, cuando los ilustrados debaten el problema de la situación de la mujer española, lo hacen con espíritu crítico y en sentido favorable: «Pero el siglo XVIII llegó más lejos. Fue feminista si así puede decirse, y protestó con energía contra la humillante situación de la mujer... -señala evidente de la liberación del pensamiento».75 Así pues, durante este siglo veremos a los ilustrados españoles empeñados en dar a la mujer una mayor dignidad, mediante: -La Educación. «Las mujeres que deben ser las primeras maestras del hombre, deben necesariamente tener alguna instrucción. La Razón y los derechos de la sociedad humana, piden que todas ellas en su infancia sean instruidas en escuelas públicas».76 -Estabilidad social. «Los empleos necesarios, para que subsista la sociedad con felicidad, deben distribuirse proporcionalmente entre hombres y mujeres, pues unos y otros forman parte de la sociedad».77 Podemos hablar de que existe ya un primer planteamiento sobre la «igualdad de sexos». h) La economía Hacia mediados de siglo España posee una legislación rigurosa, intrincada..., en todos los sectores comerciales se observan trabas y reglamentaciones abusivas que matan cualquier iniciativa, ante esta situación los ilustrados aplicarán a las cuestiones económicas los principios que les inspiraron -razón, dignidad humana, experimentación-: Entendiendo que la libertad y la justicia deberían ser el fundamento de la economía pública. Si a fines de siglo no se ha transformado el régimen económico («los ilustrados censurarán el sistema agrario y anhelarán una reforma del régimen de la propiedad»),78 ni se ha perfeccionado en la medida que se deseaba; sin embargo se ensayaron remedios valerosos para mejorar seriamente la vida de los españoles, fomentar el bienestar individual y la prosperidad económica del país. Vida, obra y pensamiento Vida Lorenzo Hervás y Panduro nace el día diez de mayo de 1735, en Horcajo de Santiago, provincia de Cuenca. Sus padres fueron: Juan García Hervás e Inés Panduro; fue bautizado el día veintiséis del mismo mes, como consta en el libro 6.°, folio 120, n.º 51. (Quedó huérfano de padre el dieciséis de agosto de 1736). Tuvo Lorenzo dos hermanos: Tomás, que profesaría en la orden de los Bernardos (Galicia), bajo la protección de su tío Fray Antonio Panduro, Prior de Beade, Vicario General y Abad de algunas encomiendas de la Orden de San Juan; y Gabriel que se encargaría de la labor de Horcajo. Desde niño manifestó un gran talento, lo cual justificó la decisión de ingresar en la Compañía de Jesús, pues su familia carecía de cualquier medio económico capaz de proporcionarle otro tipo de estudios; también allí podía dar salida a su espíritu humanista, curiosidad científica y erudita. Ingresó en el Colegio de Villarejo de Fuentes (Cuenca), después marcharía al Noviciado de la Compañía en Madrid, donde tomó la librea de San Ignacio de Loyola el veintinueve de septiembre de 1749, con sólo catorce años de edad. Pasó luego Hervás a la Universidad de Alcalá de Henares, donde estudió: Teología, Filosofía, Cánones, Artes, Latín, Griego, Hebreo y Matemáticas. También probablemente estudió Derecho, pues lo explicaría posteriormente,79 sobresalió como Jurista en Cesena y Roma. En 1759 lo encontramos estudiando Matemáticas y Astronomía en Madrid, con el Padre Conway y el Padre Tomás Cerda.80 Dando por concluidos sus estudios entre las edades de veintitrés y veinticuatro años.81 Estas actividades las simultaneó con el estudio de la Medicina, pues en el año 1765 había hojeado el tratado de Cristóbal Méndez: «Del exercicio y su provecho». Esta afición autodidacta por la Medicina nos la confirma personalmente: «Yo he tenido genio y placer para el estudio especulativo de la medicina, y he leído muchos libros de ella con singular gusto, aprendiendo y admirando el maravilloso obrar de la naturaleza en la sanidad y en la enfermedad...».82 La familia de Hervás Se ordenó Sacerdote hacia 1760 -según Fermín Caballero-,83 pero apenas cantó misa siguiendo la costumbre de la Compañía, misionó por la provincia de Cuenca, organizando a su paso por Uclés la biblioteca y el Archivo.84 Muy joven comenzó su actividad como educador.85 En 1762 y 1763 lo encontramos en Cáceres dando lecciones de Latín; donde pone en verso castellano las reglas de Nebrija sobre los géneros, pretéritos y supinos.86 En la guerra Hispano-Lusa puso de manifiesto su espíritu humanista, asistiendo a los soldados en sus heridas, peste y otras enfermedades. Allí cayó enfermo en 1764,87 enfermedad que achacó al abuso en la alimentación de la carne de cerdo, muy frecuente en Extremadura. No recuperado del todo, le encargan una clase de moral en Huete (Cuenca), pasando poco después a Madrid: Colegio de Nobles, con el cargo subordinado de Director Mayor,88 y profesor de Filosofía, estas dos actividades las simultaneó con la educación de los primogénitos del Duque de Montemar, Marqués del Águila y otros, al tener noticia de sus nuevos métodos educativos. Hacia finales de diciembre de 1776 pasa a explicar Filosofía89 en el Colegio de la Anunciata de Murcia, donde le cogió el decreto de Carlos III -dos de abril de 1767-, por el cual se expulsaba de España y sus dominios a la Compañía de Jesús. Tenía Hervás treinta y dos años cuando embarcó en Cartagena rumbo a Italia.90 Vivió Hervás en Forli -al igual que los jesuitas de la provincia de Toledo, que se acomodaron en esta ciudad para mantener su cohesión- hasta 1774, que pasó a Cesena, donde se estableció definitivamente. Los primeros años transcurrieron sin que Hervás diera muestras de su fecundidad científica y erudita, pero en 1776 imprimió su primera obra en Italiano: una Memoria encomendada por el Magistrado de la misma, acerca de las buenas y malas condiciones de la ciudad. Memoria que manifiesta el reconocimiento público de su valor científico en aquella ciudad. Disuelta la Compañía por el Papa Clemente XIV, Hervás tiene que entrar al servicio del Marqués de Ghini, llegando a ser capellán, secretario, preceptor de sus hijos, consejero y amigo. Defensor «con feliz éxito»91 de sus pleitos. Con anterioridad a que las prensas entregaran al comercio y crítica la Memoria acerca de la ciudad de Cesena, Hervás había solicitado permiso para imprimir, los primeros tomos de una obra gigantesca: Idea del Universo, «vasta enciclopedia que nunca podría desarrollar el esfuerzo y perseverancia de un solo hombre, ni aún la longevidad y saber de varias Academias científicas».92-93 Pasado el tiempo y viendo que el Gogierno español no le concedía la anhelada licencia para publicar su obra en Castellano, la vertió al italiano, siendo desde entonces muy frecuentes sus visitas a la imprenta (1778); salió el primer tomo en Cesena, ese mismo año, llegando al tomo XXI en 1787 (residió Hervás en Forli y Cesena durante 15 años). En el año 1784 se trasladó a Roma, viviendo en el famoso Colegio Romano, excepto unos meses que permaneció en el Quirinal con el Papa Pío VII. Gozaba Hervás desde el tres de julio de 1787 de doble pensión que los demás jesuitas desterrados: «tres mil reales anuales», debido al renombre que había tomado desde la publicación de la Idea del Universo.94 Gran parte de esta pensión la mandaba Hervás a su casa de Horcajo, conocedor de la pobreza material en que se desenvolvía su familia.95 El Gobierno español, mediante un decreto -11 de marzo de 1798- autorizaba a regresar a España a los jesuitas desterrados; en el decreto se señala que los repatriados deben ir «a casa de sus parientes, los que los tengan, o a conventos, con tal que no sea en la Corte ni sitios Reales».96 Hervás tomó pasaporte para España en Bolonia el 4 de octubre de 1798. Llegando a Parma se detiene ocho días, por expreso deseo del infante D. Fernando; y llegó a Génova por vía terrestre el 12 de noviembre. No embarcaría hasta el día 4 de diciembre, con dirección a Niza, y desde aquí, atravesando el mediodía Francés, entraría en Barcelona el 1.º de febrero de 1799. Pasó cuatro meses en Cataluña, donde se dedicó a viajar y estudiar todo cuanto sirviese a su formación. En un período menor al mes, reseñó Hervás series de documentos del Archivo de la Corona de Aragón (este trabajo lo imprimió en 1801). Consiguió un subsidio para el sacerdote don Juan Albert y Martí, dedicado a la enseñanza de los sordomudos desde que cayese en sus manos el libro de Hervás: «La escuela española de sordomudos»; de esta forma se funda en España la primera escuela moderna de educación especial, donde destaca la preocupación por la defensa de los derechos de estos niños. (Hervás visitó con frecuencia esta escuela, donde estudió de forma práctica la aplicación de sus teorías). El siete de junio de 1799 se encontraba ya Hervás en Valencia, y a mediados del mismo mes aparecía en Horcajo (1799-1801), donde la enfermedad y la ignorancia del vecindario, la imposibilidad de investigación, iban minando su espíritu activo y humanitario; sólo la biblioteca de Uclés «mitigaba el horror de su retiro».97 Desde junio al mes de agosto de 1800 permaneció en Cuenca, invitado de exprofeso por el obispo Palafox, quien le comisionó para arreglar la biblioteca del Seminario y reformar el plan de estudios. Reconoció el Archivo Catedralicio y Municipal. Volvió de nuevo en el otoño al retiro de Horcajo, porque el Regidor de Cuenca -Conde de Cervera- envió al Ministro Urquijo una carta en la que se mostraba inquieto por la estancia de Hervás en la ciudad (esta carta nos manifiesta el recelo y la inquietud con que el Gobierno veía las andanzas de los ex-jesuitas).98 El 15 de marzo de 1801 se renovó el edicto de 1767, ordenando la expulsión de los jesuitas que habían regresado desde Italia y conminándolos a volver a sus destierros. Se les señalaron como puntos de reunión y embarque, Barcelona, Valencia y Alicante, cambiándose posteriormente este puerto por Cartagena. Hervás aceptó con agrado esta noticia, pues volver a Italia significaba la posibilidad de poder recobrar la salud y dedicarse de nuevo a la investigación científica y literaria -durante la estancia de Hervás en España se trató de llevarlo a vivir a Loyola, al Escorial, a Valencia, lugares donde los libros abundarían más que en Horcajo, pero todo quedó en buenos deseos-. Llegó a Cartagena en el mes de abril, residiendo en el convento de los Franciscanos, hubo de esperar más de un año hasta que embarcó, los que aprovechó para repasar apuntes, notas y perfeccionar cinco libros. El 19 de julio de 1802 se embarca para Liorna donde recoge su biblioteca -la había llevado allí provisionalmente, en agosto ya se encuentra en Roma-. Pío VII le nombró bibliotecario del Quirinal, siendo compañero de conversación, paseo, de consultas y dudas... La difícil situación económica a partir de 1806, y la enfermedad, fueron minando su espíritu activo,99 cayendo en cama hasta su muerte, el día 24 de Agosto de 1809, a los setenta y cuatro años de edad, en el Colegio Romano (fue su compañero en los últimos momentos el Padre Diosdado Caballero). Siendo sepultado en la Iglesia de Jesús, en la sepultura de los sacerdotes, al lado del evangelio del altar mayor. «La partida de defunción de Hervás, que no pudo encontrar Fermín Caballero, la transcribe el Padre Portillo en Razón y Fe, XXV, 38, nota. Dice así: El día 24 de Agosto de 1809 entregó su alma a su Creador, en el Colegio Romano, el Muy Reverendo Señor D. Lorenzo Hervás, ex-jesuita español, bibliotecario de N. S. el Papa Pió VII, después de penosa y larga enfermedad, recibidos los Santos Sacramentos de la Eucaristía y Extremaunción; hechas las acostumbrads exequias, fue sepultado en la epultura de los Sacerdotes del lado del altar mayor».100 Obra La obra de Hervás provoca el escalofrío... Más de 130 obras publicadas y manuscritas -muchas ocupan varios volúmenes-, dejó datos sobre más de 300 lenguas, en sus libros aparecen citados centenares de autores; resulta impensable como fue posible compaginar tanta producción con una vida tan activa. Enseñanza, sabiduría y erudición resumen la obra de este hombre; no en vano Menéndez y Pelayo afirmó que: «supo más que otro hombre alguno del siglo XVIII». El Padre Portillo -su biógrafo- clasifica sus escritos en: Enciclopédicos, Teológicos, Matemáticos, Médicos, Geográficos, Históricos, Lingüísticos y sueltos. Escritos 1. Historia de la vida del hombre. Tomo primero. Concepción, Nacimiento, Infancia y Niñez del Hombre. 2. Historia de la vida del hombre. Tomo segundo, Parte 1.ª. Pubertad y Juventud del Hombre... 3. Historia... Tomo tercero Parte 2.ª. Pubertad y Juventud del Hombre. 4. Historia... Continuación de la parte 2.ª. Tomo cuarto. 5. Historia... Continuación de la parte 2.ª. Tomo quinto. 6. Historia... Continuación de la parte 2.ª. Tomo sexto. 7. Historia... Tomo séptimo. 8. Historia... Tomo octavo. 9. (Papeles relativos a la historia del hombre)101. o 9. 1) Pieza 1ª. Expediente formado sobre la calificación del primer tomo de la obra Historia del hombre. o 9. 2) Pieza 2°. Contiene la delación, censuras y defensas del tomo 1 de la Historia del hombre. 10. Respuesta apologética a la censura de un anónimo por orden de la superioridad. 11. Censura de la Academia de la Historia con su respuesta. 12. Respuesta a la censura que de varias proposiciones de mi obra intitulada «Historia de la vida del hombre» se hace en el prólogo de la obra intitulada «Catecismo del estado según los principios de la religión», por el Doctor D. Joaquín Lorenzo Villanueva, Madrid, 1793. 13. Carta del abate102 don Lorenzo Hervás al excelentísimo señor don Antonio Ponce de León, duque de Montemar, etc. Sobre el Tratado (!) del hombre en sociedad, con la cual da fin a su historia de la vida del hombre. 14. Viage estático al mundo planetario, en que se observan el mecanismo y los principales fenómenos (así) del cielo; se indagan sus causas físicas, y se demuestran la existencia de Dios y sus admirables atributos. 15. Viage estático... Continúa la parte primera. 16. Viage estático... Parte segunda. Dedicada al Excelentísimo Señor Don Antonio Ponce de León, Carrillo de Albornoz, Duque de Montemar, etc. 17. Viage estático... Continúa la parte segunda. 18. Carta sobre el arte de enseñar a hablar a los sordos y mudos de nacimiento. 19. Escuela española de sordomudos, o arte para enseñarles a escribir y hablar el idioma español. Parte primera. 20. Escuela española... Parte segunda. 21. Catecismo de doctrina cristiana para instrucción de los sordomudos, dividido en cuatro diálogos, de los que el cuarto contiene la doctrina cristiana, y los tres primeros son introducción a ella. 22. El hombre físico, o anatomía humana físico-filosófica. Su autor, el abate... Tomo primero. 23. El hombre físico... Tomo segundo. 24. Descripción del archivo de la corona de Aragón existente en la ciudad de Barcelona; y noticia del archivo general de la militar orden de Santiago existente en su convento de Ucles. Dirigidas al limo. Sr. Don Joséf de Cistue, del consejo y cámara de Indias, por su autor el abate... 25. Preeminencias, y dignidad, que en la militar orden de Santiago tienen su prior eclesiástico, y su casa matriz llamada convento de Santiago de Uclés, límites y extensión de las antiguas diócesis Urcitana, y Segobricense, y situación de sus ciudades Urci, y Segóbriga, y de las demás antiguamente sufragáneas de Toledo metrópoli. Disertación del abate... 26. Catálogo de las lenguas de las naciones conocidas, y numeración, división, y clases de éstas según la diversidad de sus idiomas y dialectos. Su autor el abate... Volumen I: Lenguas y Naciones Americanas. 27. Catálogo de las Lenguas... Volumen II: Lenguas y Naciones de las islas de los mares Pacíficos e Indiano Austral y Oriental, y del Continente del Asia. 28. Catálogo de las Lenguas... Volumen III: Lenguas y Naciones europeas. Parte 1.ª: Naciones europeas advenedizas, y sus lenguas... 29. Catálogo de las Lenguas... Volumen IV: Tratado tercero. Lenguas y Naciones europeas. Parte 2.ª: Naciones europeas primitivas: sus lenguas matrices, y dialectos de estas... 30. Catálogo de las Lenguas... Volumen V. Continuación del Tratado tercero: Lenguas y Naciones europeas, y de la Parte 2.ª: Naciones primitivas: sus lenguas matrices, y dialectos de éstas... 31. Catálogo de las Lenguas... Volumen VI. Continuación del Tratado tercero... 32. Catálogo de las Lenguas... Volumen VII-X(?).103 33. Causas de la revolución de Francia en el año 1789, y medios de que se han valido para efectuar los enemigos de la religión y del estado. Obra escrita en Italia por el abate... en carta que dirigió desde Roma a un respetable ministro del consejo de Castilla, amigo suyo. Tomo primero. 34. Causas de la Revolución... Tomo segundo. 35. Revolución Religionaria y Civil de los franceses en el año 1789: Sus causas morales, y medios usados para efectuarla. Obra en carta que al muy (ilustre). S(eñor). D(on). T(omás). B(ernad). escribió desde Italia D(on). L(orenzo). H(ervás). y P(anduro).104 36. (Cotejo entre las obras «De Locis Theologicis», de Fr. Melchor Cano, y «De Recte formando studio Theológico», de Fr. Lorenzo de Villavicencio). 37. (Gobierno, costumbres, ciencias y religión de los habitantes de la luna).105 38. (Visita a los Reinos de Plutón).106 39. Gramáticas abreviadas de las dieciocho lenguas principales de América. 40. Gramática de la lengua guaran, según Hervás y Legal. 41. Biblioteca de los escritores de Gramáticas y vocabularios de lenguas exóticas. 42. Cuarenta Gramáticas de lenguas exóticas. 43. Gramática de la lengua Italiana, por L.H.P., dedicada a la muy ilustre señora doña María del Carmen Ponce de León... 44. Vocabulario Italiano Español. 45. Vocabulario Vascuence. 46. Primitiva población de América, y explicación de insignes pinturas mejicanas históricas, desde el diluvio universal hasta el año 1548 de la era cristiana; mitológicas, desde la creación del mundo; rituales y de calendarios, templos, sistemas mundanos y tributos. 47. Paleografía universal o noticia, descripción y forma de las cifras alfabéticas o literarias y simbólicas (¿Silábicas?) que casi todas las naciones conocidas han usado o usan de su escritura. 48. Tomo primero: Alfabetos silábicos, que se usan (dejando el etiópico) en las naciones extendidas desde el río Indo hasta la Corea-China, Japón y Filipinas. 49. Tomo segundo: Alfabetos literarios, que se usan y han usado desde el río Indo hasta el mar de Palestina, o hasta el Mediterráneo. 50. Tomo tercero: Alfabetos que llamo en general teutónicos y en particular helsíngicos, rúnicos, normanos o marcomanos, anglosajones y góticos. A esta clase junto el alfabeto húnico o de los hunos, y los antiguos alfabetos célticos usados en Irlanda y los esclavones o ilíricos. 51. Tomo cuarto: Alfabetos griegos, coptos o egipcios, etruscos y latinos, que forman una serie procedente de los alfabetos fenicios y son origen de los que usan los europeos o países dominados por ellos.107 52. Ensayo de la Paleografía universal del abate don L. Hervás, escrito por el mismo autor; o noticia sucinta de los alfabetos de todas las naciones conocidas, propuestos en láminas y explicados. Parte primera. 53. Historia del arte de escribir, en la que se da noticia de la invención y progresos de las letras y escrituras de todas las naciones conocidas. 54. Discurso sobre el origen, y formación de las cifras literarias chinas. 55. Etico-política de Confucio. 56. Biblioteca jesuítico española de escritores, que han florecido (por) siete lustros: estos empiezan desde el año 1759, principio del reinado del Augusto Rey Carlos III, y acaban en el año de 1789. Obra de Lorenzo Hervás...108 57. Códices que de colecciones canónico españolas hay en las bibliotecas de Roma. 58. Catálogos de manuscritos de escritores españoles y portugueses, existentes en siete bibliotecas ensignes de Roma, que son las siguientes: I Angélica, II Barberini, III Casanatense, IV Corsini, V Jesuítica, VI Vallicellana, VII Zelada. 59. Celtiberia primitiva, o situación, extensión y límites de la primitiva celtiberia y de las tres diócesis eclesiásticas en ella comprendidas: con respuesta a la censura que en año pasado de 1805 se ha publicado del opúsculo impreso el año de 1801, e intitulado: Preeminencias y dignidad, que en la orden militar de Santiago tiene su prior ecle-iástico y su casa matriz. 60. Compendio de la geografía antigua civil y eclesiástica de España. 61. De la hitación de Wamba.109 62. Falsedad de los principios: Libertad e igualdad.110 63. Visita a la tierra, o tratado sobre las preocupaciones de la sociedad civil.111 64. (Discurso acerca de la Gramática latina del P. Juan Luis de la Cerda). 65. Compendio de la nueva doctrina del Dr. Juan Brown.112 66. Disertación sobre la peste.113 67. El hombre en Religión.114 68. Los himnos del Real y Santo profeta David, y cánticos que se contienen en el Breviario Romano del oficio o rezo divino. 69. Análisis Filosófico-Teologíco de la naturaleza de la caridad.115 70. Sobre la intención del ministro de los Santos Sacramentos al administrarlos, tratado que en forma de carta a don Fray Antonio Panduro... Escribió Lorenzo Hervás. 71. Doctrina y práctica (de la) iglesia, en orden a las (opiniones) dogmáticas y morales. Obra del ab. D. Lorenzo Hervás, dividida en dos tomos, de los que el segundo contiene los documentos de sus pruebas, citados en el primero. 72. De la primitiva división del tiempo entre los vascongados.116 73. Tratado de Cosmografía.117 74. Mapa de la Romaña.118 75. Parecer sobre la atmósfera pestilencial de la campaña de Roma y sobre el modo de poblarla.119 76. Curso de Matemáticas.120 77. Historia de la creación del mundo, según el texto de la Sagrada Escritura y las diversas tradiciones de los pueblos. 78. Noticia del Diluvio Universal, conservada en las varias naciones del mundo antiguo y nuevo.121 79. De la dispersión de las gentes sucedida poco después del Diluvio Universal; donde se trata del origen y descendencia de las naciones, con algunas noticias importantes que se hallan escondidas o desfiguradas en la mitología pagana.122 80. Historia de los calendarios, o de la división del tiempo entre todas las naciones conocidas. 81. Origen de la Historia mitológica de las divinidades con cuyos nombres se caracterizan los siete planetas y los siete días de la semana. 82. Disertación acerca de los oráculos paganos.123 83. El hombre en la milicia. 84. El hombre en la agricultura. 85. El hombre en las artes. 86. El hombre en el comercio.124 87. Memorias acerca de la casa de Montemar.125 88. Continuación a la Historia eclesiástica de Berault Bercastel.126 89. Cartas:Hervás felicita al P. J. Ignacio Vallejo por la Vida de S. José. (Se conoce que Fermín Caballero y el P. Portillo aprovecharon un tomo de cartas, cuyo paradero se ignora). 90. Dos cartas inéditas de Hervás y Panduro. Donde el abate da algunos consejos económicos y culturales a su familia.127 91. Poesías: 92. Recuérdese la traducción de las reglas del Nebrija sobre géneros, pretéritos y supinos. 93. (Se publicaron algunos versos en colecciones poéticas, como la colección publicada en Cesena en 1782, en obsequio del ex-jesuita Señor Juan Avogadro).128 94. Notas a la carta del P. Burriel al P. Rávago, acerca de la antigua liturgia española.129 95. Antiguo testamento. Historia de Josué. 96. Disertación sobre el origen del mal gálico. (Su obra inédita debe ser más numerosa, pues él mismo recuerda que en sus viajes entre Italia y España perdió «un baúl de manuscritos»).130-131 97. Escritos en Italiano: 98. Idea dell'Universo, che contiene la storia della vita dell'Uomo, elementi cosmografici, viaggio estático al mondo planetario, e storia della terra. Opera del signor abbate don Lorenzo Hervás. 99. Tomo I. Concezione, nascimento, infanzia, e puerizia dell'Uomo. 100. Tomo II. Pubertá, e Giuventú dell'Uomo. Id. 101. Tomo III. Virilitá dell'Uomo. 102. Tomo IV. Virilitá. Id. (Dedicado al Real y Supremo Consejo de Castilla). 103. Al fin: Risposta del sig. ab. D. Lorenzo Hervás alla censura pubblicata dil continuatore delle Novelle Letterarie XXXI de Firenze al foglio n. 15 in data 9. Aprile 1779. Contro i due primi tomi della sua opera intitolata: Idea dell'Universo. 104. Tomo V. Virilitá. Id. 105. Tomo VI. Virilitá. 106. Tomo VII. Vecchiaja, e morte dell'Uomo. Id. 107. Tomo VIII. Notomia dell'Uomo. Id. 108. Tomo IX. Viaggio estatic al mondo planetario. 109. Tomo X. Viaggio estatic. Parte II. Id. 110. Tomo XI. Storia della terra. Parte I. Id. (Dedicado al Ilmo. y Revdmo. Sr. D. Antonio Panduro y Morales, Prior y Vicario general de Beade). 111. Tomo XII (Dedicado también a D. Antonio Panduro y Morales). 112. Tomo XIII. Parte III. Trattato I. 113. Tomo XIV. Trattato II. Id. 114. Tomo XV. Parte IV. Trattato I. Id. 115. Tomo XVI. Parte II. Trat. IV. 116. Tomo XVII. Idea dell'Universo..., e storia della terra e delle lingue. Catalogo delle lingue conosciute, e notizia della loro affinita, e diversitá. (Dedicado a los Reyes de España). 117. Tomo XVIII. Idea... Origine, formazione, mecanismo, ed armonía degl'idiomi. (Dedicado a la Real Academia de Ciencias y Antigüedades de Dublín). 118. Tomo XIX. Arithemetica delle Nazioni, e divisione del tempo fra gli Orientali. 119. Tomo XX. Vocabolario poliglotto, con prolegomeni sopra piu CL lingue, dove sone delle scuoperte nuove ed utili all'antica storia dell'uman genere ed alla cognitione del mecanismo delle parole. 120. Tomo XXI. Saggio prattico delle lingue con prolegomeni, e una raccolta di orazioni dominicali in piu di trecento lingue, et dialetti, con cui si dimostra l'infusione del primo idioma dell'uman genere a la confusione delle lingue in esso poi succeduta, e si additano le dimorazione e dispersione delle nazioni, con molti resultan utilialla storia. Id. (Dedicado al Papa Pío VI). («En este tomo, aparece también un Tratado sobre la lengua vascongada, por el jesuita Beovide»). 121. Analisi Filosofico-Teologica della natura della carita ossia dell'amor di Dio. 122. Lettera dil sig. ab. Hervás all'autore sul calendario messicano. 123. Memoria dil sig. ab. Hervás sopra i vantaggi e svantaggi dello stato temporale della cita di Cesena. 124. Elementi cosmográfici. 125. Elementi gramaticali della lingua Guaraní. 126. Escritos en Portugués: 127. Palabras do guaraní do sul, por Guilherme de Humboldt. 128. Escritos en Francés: 129. Historique de l'art d'apprendre aux sourds-muets la langue ecrite et la langue parlée. (Ver: Zarco Cuevas, J., Estudios sobre Lorenzo Hervás y Panduro, op. cit., pp. 31 y ss.). Pensamientos A la vanguardia del movimiento de la Ilustración, Hervás y Panduro abordó el campo de la Filosofía, de la Antropología, de la Pedagogía, de la Medicina, de la Astronomía, del Derecho, de la Etnografía, de la Filología... Resulta por tanto impensable, en este homenaje a su obra educativa, hacer un examen exhaustivo de un pensamiento tan fecundo; me remitiré por ello; a esos párrafos de sus obras donde él mismo nos lo expone, junto a aquellos otros que considero más significativos, por lo que conllevan de anticipación a su siglo. Concepción del hombre Universalidad y apertura: «El hombre no se tiene por extranjero en ningún país, mas mira a todos los países como suyos, propios y patricios».132 Preocupación especial por los derechos humanos: «El plantío, pues, y manantial de la población y de todas las felicidades de un Estado, consisten en las buenas providencias de todo lo que es relativo al Hombre desde su concepción...».133 Dignidad: «Excelencia del Hombre considerado con relación a todo lo visible...».134 «Excelencia por la nobleza de su espíritu... y fin de su creación...».135 «Excelencia por su perfección corporal...».136 Libertad y conocimiento frente a superstición e ignorancia: «El concurso de fenómenos celestiales es tan inútil para influir sobre el ánimo del infante, o sobre su fortuna ni desgracia, como para el mismo fin son inútiles la diferencia o semejanza de sitios, tiempos y conveniencias temporales. La bondad o malicia de las obras son consecuencias necesarias de la libertad humana; la hermosura o fealdad del cuerpo son efectos de la naturaleza, y la que se dice buena o mala suerte en las cosas temporales, depende en parte del conocimiento o prudencia del Hombre...».137 «La primera, última y casi única ciencia del hombre es el conocimiento de sí mismo...».138 Humanista-Ilustrado: «Todos los días se oyen y publican proyectos para fundar Academias y Seminarios de ciencias y artes; pero el proyecto que más nos importa, es para fundar Seminarios de Hombres y Academias de Humanidad».139 Credo filosófico Equilibrio entre Razón y Religión: «... la fama de un hombre da autoridad a su doctrina (aunque sea falsa) respecto a muchos Filósofos; mas yo, que profeso la Filosofía de la razón, y no la de la autoridad humana; sin faltar a la civil... que yo por principios de Religión y educación respeto en todos los hombre, admitiré (doctrinas), si las encuentro veraderas».140 «La Filosofía humana siguiendo la luz sola de la razón natural, llegó a conocer perfectamente lo que la divina Revelación enseña...».141 Limitaciones cognoscitivas: «No me atrevo, pues, a definir físicamente el espíritu humano, porque ignorando yo las diversas clases de los efectos que produce, y la naturaleza de los pocos que en él conozco, no sabré explicar completamente su capacidad, o su esencia entera...».142 «Dentro de nosotros -mismos experimentamos el obrar prodigioso de nuestra fantasía;... ¿Dónde está el lienzo en que se presentan al espíritu tantos diseños y figuras? ¿Cómo se pintan? ¿Cómo la fantasía, con representaciones invisibles hace al espíritu ver, como si existiera, lo que veraderamente no existe? ¿Qué pintura es ésta que abraza tanta variedad de objetos, personas, acciones y colores? ¿Cómo se hacen presentes en ella las cosas pasadas y venideras? ¿Qué libro es este en que se da lección de memoria al espíritu? ¿Cómo esta escritura es tan varias? ¿Cómo unas veces es tenaz, y otras fragilísima? ¿Cómo ya es pronta y ya tarda en manifestarse? ¿Cómo unas veces es tan obediente en mostrarse, cuando el espíritu quiere, y otras tan pertinaz, aún cuando el alma rehúsa leer en ella o verla? ¿Cómo se podrá entender la acción con que el espíritu excita la fantasía, y la correlación de ésta con todo el cuerpo?».143 Unidad de lo espiritual y material en el hombre: «Mientras el hombre vive, su espíritu y cuerpo están unidos y obran con mutuo comercio y dependencia. El espíritu es inmaterial y el cuerpo es material; no obstante la inmensa diferencia y distancia que hay entre la materialidad del cuerpo y la inmaterialidad del espíritu, éste, animando al cuerpo, es principio de la vida corporal, de sus sensaciones y movimientos, pues el cuerpo, sin el espíritu que le anime, es materia totalmente inerte. Estas verdades son evidentemente notorias a todo hombre, como también le son notorias las siguientes. En el hombre vivo hay dos especies de actos, que llamamos corporales y espirituales: éstos son los puramente mentales de pensar, juzgar, querer, etc.; los corporales son los vegetales, vitales y sensibles; pero estos últimos actos, aunque se exercitan en el cuerpo y con el cuerpo, no pueden provenir radicalmente de éste, sino deben provenir de otro entero principio que le hace vegetar, vivir y sentir, será necesariamente el espíritu, el cual, como inmaterial, no puede vegetar ni sentir materialmente, sino vegeta y siente materialmente en el cuerpo que anima y vivifica...».144 Filósofos y metafísicos Aristóteles: «La Metafísica que escribió y enseñó Aristóteles, y fue característica de la Escuela peripatética en tiempo de Cicerón, no es la que pretendo yo justamente censurar y desacreditar llamándola vana especulación del peripatetismo por el que entiendo el peripatetismo reengendrado por los árabes, y adoptado, sin la conveniente expurgación, por muchos autores católicos. Este peripatetismo ha corrompido no solamente las Ciencias, mas también la buena elocuencia y la rectitud de pensar; y el antiguo peripatetismo no producía estos efectos perniciosos; pues según el espíritu con que Aristóteles lo formó,... El peripatetismo de Aristóteles se ignora, pues los escritos en que al presente desde los primeros meses de su vida; mas los actos de su conocimiento son momentáneos; porque las especies de los objetos se imprimen tan tiernamente en su celebro, gestos y acciones». (Hervás está observando los procesos de conocimiento en el niño; y como la acción, el gesto y el objeto tienen su efecto en el se contienen, fueron corregidos, alterados añadidos). «Aristóteles, claro en su Poética, Retórica, Política, Ética y Física, es confuso e ininteligible en su Metafísica. Su confusión no es solamente de conceptos, mas también de palabras, interpretables para decir lo que se quiera. Esta observación sola bastará para demostrar en buena crítica la alteración o corrupción que de la Metafísica de Aristóteles nos consta por la autoridad de la historia... Esta, como se propone con el nombre de Aristóteles, es Metafísica corrompida; mas la corrupción no la ha desfigurado tanto que la haya borrado, y ni aún obscurecido, todos los rasgos que la hacen conocer por obra de mano maestra. Quedan aún en la Metafísica de Aristóteles distinguibles y claramente visibles algunas pinceladas que dio su verdadero autor, tomando los colores prestados, como probaré después contra la universal opinión que a Aristóteles concede los hombres del primer magisterio de la Metafísica... Estas son las ideas fundamentales y más claras de la Metafísica aristotélica: con ellas su autor forma una fábrica monstruosa de cosas sensibles e insensibles, materiales e inmateriales, universales y particulares. El a cada momento hace jugar dentro de su fábrica las ideas platónicas, los números pitagóricos, y las extravagancias físicas y metafísicas de Anaxágoras y de otros filósofos... La Metafísica o no es de Aristóteles, o se ha alterado notablemente, o es obra que formó pescando algunas ideas que leyó en la Metafísica de los Brakmanes Indostanos, y no supo digerir ni ordenar para formar un mediano sistema o arte de Metafísica. A esta última conjetura me inclino; la puedo demostrar muy probable, y con el tiempo quizá pasará a evidencia, si algún misionero evangélico del Indostan llega a hacer un compendio claro y metódico de la metafísica de los Brakmanes. En esta conjetura he indicado el origen de la Metafísica griega, que, debiéndosele al Indostán, falsamente se cree invención de Aristóteles... En la dicha relación, el lector fácilmente advertirá que en la metafísica brakmana se contiene la doctrina fundamental de lo que en la metafísica aristotélica se dice de la necesidad de dudar par conocer la verdad, de la variedad y diferencia de formas, de la división de las substancias en materiales y espirituales, y de los términos metafísicos que se explican en el libro IV de Aristóteles. Los Brakmanes, en su Metafísica, usan el silogismo peripatético, como se notó en el discurso sobre la Dialéctica; y en sus definiciones y abstracciones usan de los géneros, diferencias, universales, etc., según el método peripatético... Porfirio elevó el grado sumo de especulación la Dialéctica y Metafísica de Aristóteles, y los Árabes inundaron estos dos ciencias con un diluvio de ficciones mentales y de entes fantásticos de razón. Este era el estado de la Metafísica aristotélica cuando apareció en las Escuelas el Escolasticismo aplicado a la Teología, en la que por necesidad se debieron introducir cuestiones que se llamaban metafísicas, mas lo eran solamente de nombre, y en la substancia una serie de especulaciones insubsistentes... «No obstante el vicioso metafísiquear de muchos filósofos y de algunos teólogos, entre éstos en todos los tiempos no faltaron algunos que combinaron la rectitud del pensar con la agudeza de la especulación».145 Malebranche y Locke: «Las obras de Malebranche están escritas con metafísica delicada, de la que abusa algo para coartar la libertad del espíritu humano y sus conocimientos dependientes de los sentidos corporales... Locke, a mi parecer, no era tan metafísico como Malebranche, cuyas obras tienen ciertamente el mérito de haber allanado la doctrina de las ideas; mas no las sublimes abstracciones que en ellas se hacen, que para el verdadero filósofo es un caos que debe observar sin pretender entrar en él, si no quiere hacer pensante a la materia...».146 Descartes: «A la verdad, se da idea más clara de la naturaleza inmaterial del espíritu, por la opinión que a éste supone en el cuerpo como al piloto en la nave, que por la opinión que, haciendo al espíritu forma sistancial del cuerpo, propone en este compuesto una sustancia completa, actualmente existente».147 «El gran nombre de Descartes hizo famosa la extravagancia de su opinión física, que alojaba el alma en la glándula pineal».148 «... no hay cosa de menos método que el Método de Descartes,... que es una mezcla de moral, física y metafísica, que no establece casi nada; mas Descartes en su Método, que de metódico solamente tiene el nombre, y en sus Principios filosóficos presentó pensamientos prácticos que enseñaban a raciocinar rectamente y allanaban el camino para formar el Arte de pensar bien».149 «Quien estando para raciocinar sobre el asunto, se propone desde el principio dudar de todo, con este propósito o duda destierra de su mente todas las preocupaciones que pueda haber concebido sobre tal asunto. Es cierto que también desterrará las pruebas o razones sólidas que pueda haber oído o formado sobre tal asunto; mas luego que empiece a raciocinar como debe, encontrará estas razones sólidas, y encontrará puras y libres de toda preocupación. En este sentido Descartes dudó de todo para pensar en la metafísica, ética y geometría tan rectasmente como lo demuestran sus excelentes producciones literarias, en las que Huet criticó (no felicísimamente, a mi parecer) el sistema de dudar que se propuso Descartes para hallar lo cierto y lo verdadero».150 Condillac: «Condillac dice así: "Si el infante aprende y conoce analíticamente las cosas, este modo que el infante naturalmente tiene, o usa, para conocer y perfeccionar su conocimiento, convence que las ciencias se deben enseñar analíticamente, y no sitéticamente"... El método analítico es excelente para adquirir las ciencias; mas Condillac confunde la adquisición de las ciencias por enseñanza con la adquisición de ellas sin enseñanza. Todas las ciencias se han adquirido sin enseñanza, o se han inventado con el método analítico; así el físico,... Con observaciones semejantes de cosas particulares, Hipócrates estableció sus axiomas médicos; Newton combinó el sistema universal de atracción; Descartes hizo adelantamientos en el Algebra, y cada día se van haciendo nuevos descubrimientos en las Ciencias. Estas, pues, se adquieren y se perfeccionaron con el método analítico, no se enseñan con éste, mas con el sintético. Si las ciencias se enseñaran con el método analítico con que se hallaron, nada nos aprovecharía su hallazgo; y el enseñarlas a los discípulos sería lo mismo que obligarles a inventarlas de nuevo. El maestro que enseña debe reducir a ciertos cánones o máximas breves todo lo que ha encontrado por la observación... Si para explicarse el artificio y el mecanismo de un relox se hubiera de dar noticia de todas las ideas que precedieron y conspiraron a la formación del relox, el simple conocimiento de éste pediría muchos años. La lógica, pues, de Condillac, en que para enseñar a pensar bien se prescribe el dicho método analítico, no es dialéctica filosófica, mas una indicación histórica de una verdad notoria, o del modo con que el conocimiento humano ha inventado y perfeccionado las Ciencias con tiempo, con observaciones particulares y con gran fatiga; mas no es lógica o arte para que las ciencias halladas se aprendan...».151 Melanchton y Calvino: «Los heterodoxos nos proponen por obras fundamentales de su teología reformada los Lugares comunes teológicos, de Melanchton, y las Instituciones de la Religión Cristiana, por Calvino; pero estas obras no merecerían ser nombradas en la historia teológica... El elogio con que he leido muchas veces citarse tales obras por los heterodoxos, excitó en mi la curiosidad de observarlas; y a la curiosidad satisfecha sucedió la admiración, pues me parece que si hoy se publicasen las dichas obras, pasarían por producciones de un teólogo heterodoxo de medianísima instrucción. En ellas Melanchton y Calvino ponen un poco de lo dogmático, de lo polémico, de lo místico y político; y Calvino añade algo de historia eclesiástica, y se difunde más que Melanchton en lo polémico. Pero todos estos asuntos se tratan no como corresponde a un curso teológico, sino a un catecismo difuso de las nuevas herejías, en el faltan muchísimas cuestiones dogmáticas necesarias para que el teólogo se instruya fundamentalmente...».152 Otros aspectos de su pensamiento La actitud del historiador: «Para escribir la historia no basta aprender bien las ciencias y lograr por naturaleza y estudio la rectitud y equilibrio de pensar y juzgar; es necesario también desnudarse en todo efecto vil de pasión natural, y de falsa devoción. El historiador debe ser un juez sabio sin padre ni madre, sin patria, sin nación y sin fanatismo de Religión. Dad una ojeada a las famosas y hallaréis que en ellas, mucho más que en las antiguas, sobresalen los vicios de la lisonja a los Príncipes, de la vana competencia por la gloria de las naciones, y de la falsa devoción y el espíritu vano de Religión, y de notoria impiedad».153 «No hay cosa que tanto haga prevaricar a los historiadores como el fantismo por la Religión; a éste se deben atribuir la facilidad con que algunos autores católicos han adoptado relaciones fabulosas, y la falsa crítica con que comúnmente los católicos obscurecen las verdades más ciertas».154 Gratitud a la antigüedad, mas no inmovilismo: «Funestos efectos ha causado en casi todas las ciencias el respeto supersticioso a la antigüedad. La Filosofía se resiente aún de los estragos que en ella ha hecho por tantos siglos la fanática idolatría del peripatético Arabismo; aunque ya ha destruído, felizmente, el ídolo y el templo de la supertición arábiga. El matemático, que ha enriquecido su ciencia con innumerables invenciones útiles e ingeniosas, y pretende presentarla casi toda nueva a la crítica de los literatos, no se determina aún a abandonar el método que Euclides observó en sus elementos matemáticos, o por respeto a su antigüedad, o porque el influjo misterioso de ésta hace que su mente desconfíe de hallar método mejor. El teólogo, que se declara violento y estrecho entre los límites que al estudio y método teológico prescribió el Maestro de las Sentencias, por respeto a la antigüedad, que juzga demasiadamente sagrada, no se atreve a traspasarlos. El canonista conoce y publica la ignorancia o falsedad de las colecciones de Isidoro Mercator y de otros Colectores, y no las abandona; y el jurista, últimamente abomina el método y las muchas leyes del Derecho romano, y no dexa de estudiarlo. La antigüedad pide gratitud de voluntad, mas no ceguedad de entendimiento. Nuestros mayores, insignes por el magisterio de las ciencias, son dignos de nuestro agradecimiento y alabanza, porque nos abrieron el camino para las ciencias; mas no fueron Doctores celestiales que siempre nos condujeron a la verdad, que muchas veces no supieron encontrar, o hallaron útil solamente para ellos».155 Preocupación por la salud infantil: «A la historia de la Medicina y a la vida del Hombre haría servicio ventajosísimo el Gobierno público que diese providencia para que los Médicos y Párrocos notasen exactamente todas las particularidades que son necesarias para formar cálculos económicos de la vida humana. Asimismo con estas observaciones el Gobierno público y los Médicos adquirirán luces para conocer y saber los tiempos y causas de las desgracias de tantos infantes como perecen; y el conocimiento de ellas servirá para dar las providencias y remedios convenientes».156 «Tiene que atender (la madre) con particular cuidado a su salud... Pues de esta depende no solamente su vida corporal sino también la corporal y espiritual del infante...».157 «... y muchas suelen ser las personas defectuosas o poco sanas por el tosco manejo... Estos casos experimentales y la razón piden, que el Gobierno público piense en perfeccionar el arte obstetricia dotando cátedras y abriendo escuelas prácticas...».158 «La institución sola de escuelas del arte obstetricia puede remediar tantos males;... Porque las escuelas prácticas que del arte obstetricia se abren continuamente en Hospitales y Universidades Europeas, dan a entenderla común necesidad que hay de promover dicho arte...».159 Preocupación social: «... pide y aconseja la fundación de casas públicas de parto, por «motivos de salubridad» y por otros superiores, que consisten en ocultar mugeres solteras, en librarlas de la infamia, socorrerlas en su extrema necesidad. Las casas (públicas) deben servir también para hijos de gente pobre que les pueden mantener. Y el derecho natural y la sociedad humana pide que se provea a la necesidad de tales madres e hijos,... La providencia legislativa la debe preveery remediar».160 «La importancia de la sanidad y vida de los infantes merecería que se estableciesen, una Academia, que atendiendo solamente a sus enfermedades, prescribiese métodos fáciles y populares que se hiciesen comunes a la nación para educar bien a los infantes en orden a lo físico. En esta Academia debían estudiar los Médicos, destinados únicamente para curar niños, con buenos salarios, y conjuramento de no recibir agasajo ni cosa alguna por las curas, y con esta providencia, los pobres los llamarían en todas las enfermedades de sus hijos».161 Los derechos humanos; la tortura y las prisiones: «Parte principal del código legal de una Nación son las Leyes criminales y económicas, cuyo verdadero espíritu procuraré declarar brevemente con las siguientes refexiones: El delito pide castigo, como el mérito pide premio; mas al paso que en las nuevas leyes falta la generosidad para premiar, crece la inhumanidad para castigar. ¿Qué significan tantas cárceles, tantos hierros en ellas, tantos carceleros, alguaciles, guardianes, y tanto número de personas destinadas para fomentar la ferocidad y dar desahogo infame a la crueldad de legisladores inhumanos? Hay delitos que merecen la muerte de los delincuentes; pero, a la luz de la razón son de poquísimas especies, y para momentánea habitación de estos pocos reos sirve el estrecho recinto de las cárceles; mas para los demás reos fulmínense castigos dictados por la prudencia y humanidad: sean castigos que no dexen inútil al castigado, y compatibles con la utilidad que éste, después del castigo, puede dar a la sociedad. Los niños en las escuelas no se afligen con el castigo que les impida el estudiar, porque entonces el castigo causaría más daño que provecho: asilos hombres se castiguen con penas que sean momentáneas y no los hagan inútiles, o que sean compatibles con el exercicio necesario para ganar su vida. Se conmueve y se estremece aún lo más íntimo del espíritu al ver que, según las leyes que llaman racionales, un artesano constituido voluntariamente, o por desgracia, en impotencia física para pagar a su acreedor, se sepulta vivo en un calabozo y se carga de hierros para que enferme, o muera en la inacción, horror y miseria. Las cárceles, inventadas para que en ellas momentáneamente se depositen aquellos pocos delincuentes que la justicia sacrifica como víctimas para el escarmiento público, son hoy posadas comunes de inhumanidad. En ellas, la inacción, la miseria y el hedor quitan o abrevian la vida de los encarcelados. Limitadísimas son las vistas de la legislación presente, que no ha sabido encontrar el modo de castigar al artesano en su tienda o taller, y al labrador arando... Vístanse, los legislagores de humanidad, y ésta les suministrará castigos útiles y racionales en lugar de hediondos calabozos, pesados cepos y cadenas, y crueles tormentos. Parece que ya empiezan a descubirse luces de humanidad en el horizonte europeo, que por tantos siglos ha estado tan tenebroso; mas la hermosa aurora de esta nueva luz no se aclara; aún dura la fiera e impía costumbre de comprar la confesión del reo con sus tormentos. Invención más de fieras que de hombres, porque la fiereza y no la racionalidad pudo inventar un medio tan desproporcionado a su fin como propio de la crueldad más bestial. Aún de la tenebrosa hediondez de los calabozos se oyen salir gemidos o lamentos de personas desesperadas...».162 Elogio a la cultura china: «En el Imperio Chino, Cosmopolita mío, no se conocen los libros dialécticos, ni los metafísicos; los innumerables que han escrito los griegos, árabes y europeos, llevados a la China, se tendrían en ésta por delirios de hombres por la naturaleza destinados para vivir solitariamente ocupados con sus pensamientos. "El grande y único medio que en la China conduce a las riquezas, a las honras y a los empleos, dice un célebre escritor, es el estudio de los libros de Confucio, de la historia de las leyes y de la ética..." Según esta descripción del estado de las ciencias especulativas, y de la retórica entre los chinos, deberás inferir, Cosmopolita, que aunque éstos, desgraciadamente, carezcan de obras tan elocuentes como las de Demóstenes, Cicerón,... pero afortunadamente, no conocen ninguna de las innumerables obras que con viciosa elocuencia y especulaciones vanas corrompen la buena manera de hablar y pensar. Además de los libros retóricos, dialécticos y metafísicos faltan también en la China los libros de sistemas físicos... Esta es la simplicidad de las ciencias que hay entre los chinos, en las que el Gobierno, según las leyes y costumbres del Imperio, premia solamente los progresos útiles, y desprecia los libros que inútilmente se escriben de astrología judiciaria y de historia de tiempos fabulosos».163 No existen sinónimos perfectos en las lenguas: «La impropiedad con que muchos hablan o escriben una lengua, y el abuso poético en sustituir para la cadencia y consonancia de los versos las palabras que falsamente se llaman sinónimas, hace que las lenguas se llenen de palabras inútiles, o que perezcan las útiles, y que se disminuya el número de ideas en los que las hablan. Por ejemplo: en la poesía fácilmente se usarán como sinónimos las palabras enfadado, enojado, airado, que ciertamente no lo son; porque, aludiendo a una misma cosa, la expresan con tres ideas diferentes, que hacen enfático y eficaz el discurso. Así hablando yo con un discípulo, le puedo decir: "Por tu mal proceder estoy enfadado, enojado y airado contigo". Asimismo, no son sinónimos los seis verbos entender, conocer, concebir, comprender, pensar, conceptuar; los cuales, bien usados, excitan seis ideas diferentes. La falsa persuasión de haber sinónimos en las lenguas es causa de perecer muchas palabras de ellas, y de no crecer en nosotros el número de ideas. Estas crecen inmensamente con el trato civil, si la lengua que se habla abunda de palabras para significarlas».164 Idea de cómo se pobló el continente americano: «Pocos años después del descubrimiento de América se descubrió el estrecho de Anián; y el descubrimiento de este estrecho mostraba claramente cómo se pudo poblar fácilmente la América. Este estrecho, nuevamente observado, se ha hallado tener de largo solamente trece leguas, y menos de treinta brazas de profundidad: está helado la mayor parte del año y sembrado de islas, por las que en todo tiempo, como sobre el yelo en tiempo de invierno, se pasa breve y fácilmente desde Asia a América... Mas la historia natural de los animales ha hecho observar que no todos los que hay en América pudieron pasar a ésta por el estrecho de Anián, porque la naturaleza de algunos no puede resistir al gran frío que hace en la longitud de 66 grados, a que corresponde el dicho estrecho; y, por tanto, ellos debieron pasar a la América pro sitios calientes o de menor latitud. La población de la América meridional no se hizo ni se pudo hacer por medio del estrecho de Anián; sus primero pobladores debieron pasar, y pasaron 165 probablemente, desde África...» Pluralidad de mundos en la inmensidad del cosmos: «Si vana es la curiosidad de los terrícolas, que desean conocer en la región estrellada lo que siempre ignorarán, temerario es el atrevimiento de los que afirman que en ella no existe lo que el Omnipotente puede haber hecho. ¿Juzgarán estos terrícolas que solamente para deleitar su vista se han criado esos inmensos cuerpos que publican la Omnipotencia, Sabidura infinita y Gloria del Hacedor? Innumerables Soles, cuales son esas brillantes estrellas, ¿se criaron y consagraron a la diversión de pocos racionales existentes en el pequeñísimo globo terrestre? Tantos de desmesurada grandeza, inagotables manantiales de inmenso resplandor, ¿se criaron solamente para que fuesen vistos como puntos luminosos o indivisibles por los terrícolas? ¡Oh, criaturas racionales,...; no os atreváis a limitar su poder infinito a la sola creación de vuestras especies; no le neguéis la libertad de haber repartido por espacios (cuyos términos la criatura nunca hallará ni conocerá) innumerables mundos de habitantes inteligentes que le adoran, sirvan, amen y glorifiquen eternamente...».166 Una vez realizado un breve recorrido por su pensamiento, ideas, creencias y opiniones, resulta oportuno lanzar la pregunta: ¿Hervás es o no es tradicional? Marcelino Menéndez y Pelayo encuentra en el pensamiento de Hervás el apoyo incondicional a la doctrina cartesiana, combinada con reminiscencias de Vives, Gómez Pereira y otros filósofos Ibéricos...167 Gumersindo Laverde Ruiz escribe: «Con Jovellanos concuerda en el fondo el esclarecido jesuita Don Lorenzo Hervás y Panduro, padre de la Lingüística y de la Etnografía, metafísico, fisiólogo, astrónomo e historiador doctísimo, uno de los hombres más sabios que ha producido Europa, según acredita su Analisi filosóficateológica della natura della caritá, su Idea dell'Universo y otras muchas obras, casi todas compuestas primeramente en Italiano. Desmembrado de la segunda, publicóse en castellano El Hombre Físico (Madrid, 1800), que es un profundo tratado de fisiología y psicología lleno de pensamientos harto notables cada uno de por sí, mucho más considerándolos reunidos y eslabonados».168 Agrega: «Registrando despacio las bibliotecas, acaso daríamos con otros autores de la misma época y nación igualmente influidos por el espíritu tradicionalista que en Pereyra, Vernei, Pérez y López, Jovellanos y Hervás se manifiesta de un modo inequívoco».169 A estas opiniones, el presente estudio incorpora un aspecto distinto, proviniente de una perspectiva histórica posterior, donde se destacan las características precursoras de su pensamiento, en cuanto que Hervás se adelanta a las doctrinas sociológico-educativas que tanto imperarán durante el siglo XIX; dirá: el objeto fundamental de la educación es hacer de los hombres «honrados ciudadanos» 170 -perfección intencional de sus facultades-, de ahí su concepción universal de educación -«La existencia y perfección de las ciencias y artes no se logrará jamás sino hay muchedumbres de hombres»171 (concepción no burguesa del derecho a la educación frente a la que defendían los filósofos revolucionarios-), donde el deber de la sociedad será proporcionar los medios necesarios para que sea posible esa muchedumbre de hombres y la perfección intencional de sus facultades, lo cual incidirá en la «felicidad de la sociedad». Está haciendo Hervás un planteamiento ético-político semejante a Locke, Hobbes (filósofos contemporáneos aplaudidos); aunque con distinto origen y dirección surge en ellos la necesidad de una sociedad que proteja y tutele los derechos naturales y fundamentales del individuo. También nos sorprende Hervás con su aguda visión y especial conocimiento de dos temas pedagógicos: el de la educación femenina (su derecho a ella y al trabajo)172 y el de los sordomudos. Con respecto a la primera nos asombra con la sólida formación intelectual que propone para la mujer, así como el cuidado con que defiende sus características específicas. La clave de su acierto es debida al concepto tan claro y equilibrado que ha desarrollado de la mujer, proviniente de sus finas observaciones psicológicas y de su filosofía cristiana. Con respecto a los sordomudos y debido a su orientación humanista; obliga a variar los métodos de enseñanza (tanto en lo particular como en lo general) y a cambiar la relación personal; basado todo ello en una exigencia de conocimiento, respeto, esfuerzo y comprensión. No se olvida su preocupación por la salud en el niño y la valiente defensa de los derechos humanos de los encarcelados, incluso con miras a la reinserción social. La obra educativa de Hervás Análisis de algunos elementos educativos en su actividad pedagógica En la Idea del Universo (obra enciclopédica de veintiún volúmenes, donde los ocho primeros constituyen la Historia de la vida del Hombre) Hervás analiza minuciosamente al hombre desde su concepción hasta su muerte.173 De ésta extensísima obra se expondrán algunos aspectos que completan y dan cuerpo a su importante aportación educativa -concepto educativo, campos que debe abarcar la acción educativa, método silábico para la enseñanza de la lectura, la transcendencia del juego, etc.-, antes de entrar en la descripción de los dos temas fundamentales en su quehacer educativo: La educación femenina y la educación de deficientes. Para Hervás la educación debe ser una parte integrante de la política: «Siendo las primeras escuelas esencialmente necesarias para que los infantes sean miembros útiles y civiles de la sociedad humana, toca al Gobierno público su fundación en todo país habitado, para que todas las clases de la República puedan aprovecharse de un bien, que debe ser común».174 Se preocupa en todo momento de la educación como remedio de males sociales: «El lustre de una nación se funda en la civilidad de sus nacionales; y está ciertamente es correlativa del número mayor o menor que en ella hay de escuelas públicas de leer y escribir».175 Así la buena educación individual (germen de la felicidad personal) transcenderá a la común de la familia y a la sociedad a la que pertenece. Hervás se alinea con los que consideran que debe «dirigirse» el proceso educativo (y como Quintiliano preconiza el arte de dirigir la educación), para adecuarla a unos fines que la propia razón irá descubriendo, conforme se va desarrollando con la ayuda del educador -fines que no se opondrán con la esencia del educando y el buen uso de la razón-.176 Mantiene una-posición optimista en las posibilidades educativas: «La educación civil es la religión profana de la sociedad humana».177 Se adelanta a Herbart en la idea de la formación del carácter moral y social, así como en la necesidad de elaboración de un método de enseñanza sistematizada; como lo demuestran: a) Su preocupación por la selección de lecturas clásicas donde encontrar ideas morales y civiles. b) El poner en verso castellano las reglas de Nebrija, sobre géneros, pretéritos y supinos. c) Y sobre todo al estructurar la educación en física, moral y científica. «La educación de los infantes de uno y otro sexo, se puede reducir a tres ramas, que son educación física, educación moral y educación científica».178 Educación física179 Considera que es la primera que se debe ejercitar con los niños, pues es el mismo orden en que actúa la naturaleza.180 En la educación física de los infantes incluye alimentación, descanso, salud y vestido. «La educación física del Hombre en la niñez pide, que a los niños se prescriban reglas prudentes en orden a dormir, comer, beber, estudiar, vestir, descansar, y demás exercicios que tienen relación con la sanidad corporal».181 «¿Por qué, no se dexa a la naturaleza que obre libremente? ¿Seremos tan irracionales, que queramos corregir las obras de la naturaleza?».182 Nos sorprende Hervás con los siguientes razonamientos: «La causa y el fin de todo juego y diversión en los infantes, son el movimiento del cuerpo y de todos sus miembros. Este movimiento es un efecto natural de la constitución física..., por tanto irracionalmente se pretende que los infantes estén quietos».183 «El obrar de la naturaleza en los infantes nos dice: que no se debe violentar ni obligar a los infantes a estar quietos».184 Como si intuyera que la actividad (sensomotriz) es el fundamento de la maduración y el preámbulo del desarrollo intelectual185. Ahondando en este aspecto proseguirá su razonamiento: «La educación física que pertenece al cuerpo, abre el camino a la moral y científica».186 Educación moral Esta abarcará dos campos, uno tendente a formar el espíritu humano «según las leyes y costumbres racionales de la crianza civil y política»187.Y otra irá a formar al Hombre según las máximas que dicta la razón.188 El primer campo corresponde a la educación civil, y el segundo a la educación moral. Tres características definirán a la verdadera educación moral según Hervás: I) La dependencia y conexión con la civil. «La educación civil es la muestra exterior de la verdadera educación moral».189 II) La consideración de los primeros años de la vida del hombre como el mejor momento para su adquisición. «La experiencia enseña, que la educación civil se aprende solamente en los años de infancia y niñez».190 III) La formación de la razón como el camino óptimo en el uso de la libertad. «No se les cuente jamás fábulas, ni romances ridículos; hágaseles obrar con absoluta libertad, y desprecio de ideas falasas».191 Por último, y como consecuencia de todo ello es la consideración de la educación como un bien para el Estado.192 La educación científica Ésta, estará constituida por aquellas ciencias que son aptas para la capacidad y madurez de los niños, y necesarias para la sociedad.193 Integradas principalmente por la Aritmética, Geografía y las lenguas. «El estudio de las lenguas es propio de la niñez, compendios históricos y geográficos, breves y metódicos, según lo pide la tierna edad y circunstancias».194 Organización y método Hervás considera que se debe agrupar a los alumnos según las edades195, y que el horario escolar debe durar seis horas, tres por la mañana y tres por la tarde.196 Para la enseñanza de la lectura propone clases de quince niños197, y mediante el método silábico.198 También se preocupa por los medios que facilitan el aprendizaje: «En las estancias que los niños estudian, se divierten y suelen estar, se deben poner mapas y tablas históricas».199 En su concepción educativa el maestro se encarga de observar el rendimiento escolar;200 mediante la realización de ejercicios comprobatorios cada quince días.201 La memoria ocupa un lugar importante como método de trabajo.202 «La emulación y las funciones públicas son medios esencialmente necesarios para los adelantamientos de los niños en las ciencias».203 «Los maestros que todos los años exponen a examen público sus discípulos logran que estos estudien bien».204 El castigo: Se plantea ya el Abate la legitimidad del uso del castigo, y ante su uso expone: «Solamente con los que lo merezcan; y cuando se vean precisados a usarlo; dando al mismo tiempo clara razón de su culpa, y de los motivos que asisten para castigarlo contra su voluntad, aún con la mayor repuganancia. No conviene castigar a los niños en el acto de hacer alguna falta; porque se puede exceder en el castigo por desfogar la ira o el enfado. Déxese pasar algún tiempo... y castígueseles con paz... haciéndoles conocer sus defectos, la causa de ellos, el motivo de desazones... y otras cosas semejantes que convenzan su entendimiento, y hacen útil el castigo. Con esto los niños conocerán que quien les corrige... no es un tirano..., más un Superior».205 El juego: «Dad libertad a los infantes, dexadles jugar, veréis que sus costumbres se manifiestan en el juego».206 ¡Este es otro de los aspectos que impresionan en la concepción pedagógica del Abate, su captación de la transcendencia del juego como motor de desarrollo infantil, físico y psíquico, así como elemento psicológico mediante el cual el niño se manifiesta espontáneamente, se abre al ambiente, madura su concepto de la realidad y el conocimiento de sí mismo! «El juego sirve para descubrir el genio, la inclinación,... Y arrebatados con el gusto del juego, descubren lo que piensan, lo que desean y lo que son».207 Si la idea del valor educativo del juego la encontramos en educadores de la antigüedad (el estudio, advierte Quintiliano, se interrumpa con el descanso y la recreación)208, podemos decir que no se introduce sistemáticamente en la escuela hasta finales del siglo pasado con las primeras escuelas activas; pero sigamos reflexionando con algunas ideas de nuestro erudito, cien años anterior. «La experiencia me había hecho conocer, que convenía siempre tener ocupados a los niños en las horas de recreacción: y por esto hacía que todos jugasen,...».209 «Para ocupar la fantasía... y divertirlos con toda utilidad, hice que aprediesen el exercicio militar, en algunos días la comparsa militar se hacía con asistencia de los que sabían tocar instrumentos músicos. Estay otras idénticas las he insinuado para dar idea práctica de la manera con que consultando a la índole y constitución física de los niños, se debe procurar su divertimiento con ventaja del cuerpo y Espíritu».210 Recordemos que Andrés Manjón emplearía el mismo método del ejercicio militar en sus escuelas activas cien años después. Método silábico para enseñanza de la lectura: Comenta Hervás que el método de lectura alfabética lleva gran pérdida de tiempo, que se gasta en deletrear, y esa pérdida de años se evitarían con un método más natural y fácil de enseñar a leer; propone un método silábico, con el que un niño de cuatro años (a su parecer) aprendería a leer en dos meses.211 Dicho método consta de los siguientes pasos: I.- Enseñanza y pronunciación de las vocales; a, e, i, o, u, cuyos nombres serán acentos simples, que se pronunciarán del mismo modo solas que acompañadas de otras letras. Ejemplo: El conocimiento simple de las vocales permitirá a un niño leer la palabra oía. II.- Enseñanza y pronunciación de las sílabas de dos letras; ba, be, bi, bo, bu, y de tres letras como bla, ble, bli. III.- Dicho método se ordenará poniendo primero todas las sílabas de dos letras; después las de tres letras. También las sílabas se ordenarán según los órganos de emisión y seguirán el siguiente orden: Labio, dientes, lengua, paladar y garganta. Ejemplo: Las letras b, m, p, labiales; son las más fáciles de pronunciar, por lo que se enseñarán las primeras. Ensayo practico del método silábico propuesto por Hervás • • • • • • • Vocales o menores (a, e, i, o, u,) o mayores (A, E, I, O, U,) Silabario de consonantes labiales: o ba, be, bi, bo, bu, o Ba, Be, Bi, Bo, Bu, o ma, me, mi, mo, mu, o Ma, Me, Mi, Mo, Mu, o pa, pe, pi, po, pu, o Pa, Pe, Pi, Po, Pu, o fa, fe, fi, fo, fu, o Fa, Fe, Fi, Fo, Fu, Silabario de consonantes dentales: o da, de, di, do, du, o Da, De, Di, Do, Du, o ta, te, ti, to, tu, o Ta, Te, Ti, To, Tu, o Za, Ze, Zi, Zo, Zu, Silabario de consonantes lenguales: o la, le, li, lo, lu, o La, Le, Li, Lo, Lu, o Lla, Lle, Lli, Llo Llu, o na, ne, ni, no, nu, o ña, ñe, ñi, ño, ñu, o ya, ye, yi, yo, yu, o sa, se, si, so, su, Silabario de consonantes palatinas: o Ka, Ke, Ki, Ko, Ku, o que, qui, o ca, ce, ci, co, cu, Silabario de consonantes guturales: o ga, ge, gi, go, gu, o ja, je, ji, jo, ju, Sílabas aspiradas: o ha, he, hi, ho, hu, El silabario de tres letras llevaría el mismo orden que el de dos letras. Este método silábico es el que se ha venido utilizando en nuestras escuelas durante muchísimo tiempo, a pesar de los grandes inconvenientes que presenta, pero cuando lo propuso Hervás suponía un paso hacia adelante con respecto al método alfabético, y faltaban cerca de ciento veinticinco años, para que se descubriese la función globalizadora en la percepción del niño, que viene a significar que su conocimiento primordial no es analítico, sino globalizador.212 Conviene citar, que uno de los principios que los jesuitas, y concretamente Hervás aplicaron sistemáticamente en sus colegios, fue el de la continuidad y concentración; donde éste último término venía a constituir el elemento unificador de las actividades escolares (las clases de «poesía» y «retórica», con su carácter dominante unificaban toda la enseñanza). La enseñanza de la escritura:213 Principios que hay que tener en cuenta en la enseñanza de la escritura, propuestos por Hervás: I.- Reglas posturales para escribir. II.- A los niños se les deberá enseñar primero a hacer líneas derechas, después se mezclarán con semicírculos, y por último círculos, así se ejercitan en practicar los elementos comunes de las letras. III.- Partidario de la letra redonda, por ser más semejante a la que se escribe. IV.- La forma de la letra debe de ser una sola, y la mejor es la que más se asemeja a la que se imprime, tacha de inútil el enseñar variedad de letras. V.- Preocupación por la buena pronunciación. VI.- Preocupación por la ortografía. Después de haber expuesto estos principios sobre la enseñanza de la escritura, vamos a destacar tres aspectos no señalados en ningún estudio anterior sobre el ilustre jesuita: a) Hervás es el primero en aconsejar ejercicios de preescritura, como elemento madurativo y motriz anterior al aprendizaje de la escritura. b) Tradicionalmente se viene sosteniendo que Dottrens es el primero y un cuarto de siglo después que, Ferriére fundará en 1899 en Ginebra el Bureau International des Ecoles Nouvelles (B.I.E.N.) en proponer la escritura scrip, por tener la ventaja del trazado simple, basado en rectas y círculos, que ayudarán al niño en el reconocimiento, porque sus signos son muy similares a los de la imprenta. Ahora descubrimos, que con más de un siglo de anterioridad fue propuesto por el ilustre jesuita, como demuestra el presente estudio. c) También parece intuir Hervás que, el lenguaje es un indicador de un «proceso mucho más complejo».214 «La lengua es el instrumento sensible de la racionalidad del niño».215 Para finalizar este apartado, diremos: que si bien es obligatorio hablar de estilo tradicional en la concepción pedagógica de Hervás -métodos, organización, etc.-, también debemos considerar que se trata de un hombre del siglo XVIII, y la historia de la educación no se basa en revoluciones fantásticas, sino en un proceso continuo de descubrimientos y aportaciones, donde el ilustre jesuita Lorenzo Hervás y Panduro, ocupa un pilar importante, a pesar de su olvido en el campo pedagógico. La educación femenina Al hablar de las características generales del siglo XVIII, y hacer mención a la situación de la mujer, comentábamos que padecía resignadamente una posición humillante en la sociedad española. Veíamos como Hervás se convertía en uno de los precursores del pensamiento «femenista» ilustrado, debido a su preocupación por dar a la mujer una mayor dignidad mediante la educación y la estabilidad social. Nos asombraba la sólida formación intelectual que proponía para la mujer, así como las precisas observaciones psicológicas sobre sus características. Con las siguientes razones defiende el Abate la necesidad de la educación femenina: - Porque por naturaleza la mujer es la primera educadora del hombre (reconocido por el Derecho público). - Porque en la madurez deban desempeñar el papel de educadoras y administradoras. - Porque viven con los hombres, y forman con ellos la sociedad doméstica y civil. - Porque constituyen las compañeras racionales de los hombres. - Para que puedan ocupar su tiempo de ocio y hagan más agradable su soledad. - Para que puedan formar parte activa en cualquier conversación. - Porque lo pide no sólo la razón, sino la Religión, y los derechos de la sociedad humana. Este es su discurso: «La primera educación del hombre está encargada a las mujeres; esto es, se fía y se abandona totalmente a personas que comúnmente no la tienen. Este punto, por la suma importancia de sus consecuencias, merece particular reflexión... ¿Y quién podrá dudar que son rarísimas las mujeres que han tenido la educación civil y moral que se necesita para que la puedan dar a sus hijos? Con todo eso, a las mujeres se fía la primera educación de ellos, porque les toca por naturaleza, y el Derecho público se la concede; más la razón y la Religión enseñan que las mujeres, para satisfacer a este derecho natural y humano de dar la primera educación a sus hijos, ellas deben ser capaces de darla; y no podrá ser capaz quien no la ha tenido, has mujeres hacen la mitad del género humano, con cuya educación se descuida la de la otra mitad?. Las mujeres, no menos que los hombres, tienen necesidad de educación civil, moral y científica, no solamente porque deben darla a sus hijos en los primeros años, y porque en la viudez hacen el oficio de padres, sino también porque han de vivir entre los hombres, y formar con ellos la sociedad doméstica y civil. Los maridos necesitan que sus mujeres tengan perfecta educación civil y moral y alguna instrucción científica, si han de vivir con ellas en compañía racional. No menor necesidad de alguna instrucción tienen las mujeres, si no quieren pasar la vida como papagayos en las ventanas. Una señora que se crió sin instrucción, y no tiene necesidad o genio de trabajar, deberá forzosamente estar muchas horas en su casa con la misma impaciencia con que un papagayo está encerrado en la jaula; porque no podrá hacer uno de los libros, o no hallará gusto en su lectura, que hace dulce la soledad; y es el único recurso para divertir el ocio, siempre dañoso. La lectura de buenos libros afianza las máximas de la educación civil y moral, y dala instrucción que el comercio humano pide en las mujeres para que pueda seguir un discurso racional, y no mudarlo en cda momento, o hablar cosas ridículas, porque su mente no se ha formado ni fecundado de noticias útiles... Por esta razón, y porque las mujeres, que han de ser las primeras maestras del hombre, deben necesariamente tener alguna instrucción, la razón, la Religión, y los derechos de la Sociedad humana piden que todas ellas en su infancia sean instruidas en escuelas públicas, o Monasterios, según la clase de sus respectivos estados,...».216 Atacará posteriormente el Abate la absurda convicción de que para la educación femenina es suficiente, con tener conocimientos elementales de música y danza, algunas normas de cortesía, poder dialogar superficialmente sobre modas, bailes y costumbres sociales, acompañado de un mal dominio de un idioma. «La ignorancia popular, que con detrimento y afrenta de la Sociedad civil se ha entronizado en los palacios, tiene el día de hoy por únicas prendas de una doncella el cantar medianamente, tocar mal un instrumento músico, bailar cuatro minuetos, hacer algunos cumplimientos afectados, hablar de modas, vestidos, carrozas, etc., y saber mal una lengua extranjera, que para ninguna necesidad ni diversión la aprovecha. Si una señorita que se ha de casar tiene estas solas habilidades, en el tribunal de la ignorancia popular se juzga adornada de todas aquellas buenas cualidades... ¿Qué culpa tienen las mujeres de este error de los hombres, que asilas quieren y así las buscan y reciben, sin reflexionar que introducen para cabeza de la familia y compañeras suyas unas personas sin cultivo del ánimo, y sin más instrucción que la que se puede dar a un canario, papagayo o mono para que diviertan con su canto, habla y acciones? Son los hombres causa de los desastres de sus casas; no se deben lamentar de ellos, ni esperar remedio alguno mientras no se mude el sistema actual de educación de las niñas y se introduzca el que prescribe la recta razón».217 Para ello, propone Hervás las siguientes disciplinas para la mujer: - Instrucción científica y económica. - Historia. - Geografía. - Ética (en los últimos años de la niñez). - Economía y administración doméstica (cultivo de tierras, cosechas de frutos, gastos y rentas). - También se podría añadir: Principios de Dialéctica, Jurisprudencia nacional y Religión en extenso. Dichas materias se deberán impartir en colegios y escuelas públicas para niñas (no olvidemos que el Abate defiende un concepto universal de educación), mediante personas capacitadas para ello.218 La educación de la mujer en la niñez comprendería idénticas disciplinas que los niños: - Instrucción moral y civil. - Estudio de aquellas ciencias convenientes a la edad. - Adquisición de las actitudes propias de las personas civiles. Posteriormente la mujer se formará con aquellas ciencias relacionadas con las aptitudes e inclinaciones.219 Evidentemente, no podía escapar a este espíritu ilustrado, la injusta situación de la mujer, y la forma más correcta de desterrar en ella los prejuicios, la superstición y la ignorancia, era con el mismo vehículo que se había propuesto para el resto de la población: La educación. Y si este era el objetivo más importante a conseguir en la mujer mediante la educación, no hay que olvidar que ya hay latente en el Abate, la necesidad de distribución de empleos entre hombres y mujeres. La educación de sordomudos Hagamos un poco de historia sobre la educación de los sordomudos, hasta la aparición en el campo de la educación especial de Lorenzo Hervás y Panduro. Así, en el siglo XVI conocemos la existencia del benedictino Fray Ponce de León, que enseñó a hablar a los sordomudos, como lo certifican Ambrosio de Morales y Fray Juan de Castañiza, quien agrega que examinó algunos borradores de su método, pero se desconoce cualquier escrito de Fray Ponce. Seguidores del benedictino fueron Manual Ramírez de Carrión, que también se dedicó a la práctica de la enseñanza, mientras que el teórico Juan Pablo Bonet publicó el primer libro sobre la enseñanza de los sordomudos; cuyo título fue: Reducción de las letras y arte de enseñar a los sordomudos, y que contiene los métodos de Ramírez de Carrión. Desaparecidos Ramírez, Bonet y Castro a principios del siglo XVII, España se quedó inactiva, mientras en otros países europeos se adaptaban las orientaciones de la escuela española de educación de los sordomudos, consiguiendo grandes progresos. En Holanda se distinguieron Van Helmont y J. Conrado Ammán; en Inglaterra John Bulwer y John Wallis; en los Estados Unidos Felipe Nelson, en Francia el obispo de Ginebra San Francisco de Sales, en Alemania Samuel Heinick que fundaría la primera escuela alemana de educación de los sordomudos. Jacobo Rodríguez Pereira pretendió reestablecer en Cádiz la escuela de Fray Ponce de León, pero debido a la falta de colaboración se marchó a Francia, donde bajo la protección de Luis XV ideó el método oral, pero se obstinó en guardar secreto sobre su sistema. Por estos años trabajaban también en Francia Ernaud y el abate L'Epée; si el primero practicó la articulación y la lectura labial con ánimo de proscribir la dactilología, el segundo inventó el sistema de signos metódicos y eclipsó, el método oral. Fundó L'Epée una escuela pública y gratuita en París en 1755, llegando en 1783 a sesenta y ocho discípulos. Muy avanzado el siglo XVIII entra en escena Lorenzo Hervás y Panduro, que hace resurgir (debido a su dedicación) la educación de los sordomudos en España, al mismo tiempo que elaboró un nuevo método de enseñanza contenido en una obra en dos tomos titulada: Escuela española de sordomudos, y publicada en Madrid en 1795. Ahora iremos comentando los distintos capítulos de este primer tomo -más teórico-, para posteriormente analizar el segundo, con una visión más global, ya que sus contenidos prácticos (donde aparece el método de educación utilizado por Hervás) así nos lo recomiendan. Tomo primero Parte primera Capítulo I.- Los sordomudos deben ser objeto de la mayor compasión y cuidado, a la santa religión y a la sociedad civil. Copia de un alfabeto dibujado en Roma el 10 de agosto de 1783, por el sordomudo Ignacio Puppi, de 13 años de edad, discípulo de Hervás. En este capítulo se preocupa Hervás por el sentimiento de aislamiento que caracteriza al sordomudo, sentimiento que provendrá de la incapacidad de expresión oral y de la ansiedad que provoca el no entender a los demás. También incidirá Hervás sobre el deber que tiene la sociedad de proteger y atender a estos miembros de la misma. Vemos otra vez aflorar en el Abate el espíritu humanista, que le llevó a la defensa de los derechos del niño, de la mujer y del preso, y que ahora se dirige hacia derechos de los sordomudos, como miembros útiles de la sociedad. Capítulo II.- Causa de la mudez en los sordomudos: si de éstos nace ahora mayor número que en tiempos pasados, y remedios medicinales contra la sordera natural. Hervás nos expone en este capítulo la verdadera causa de la mudez; la falta de audición. Después atiende a los remedios medicinales contra la sordera natural y se somete a los publicados por el médico Pedro de Castro. Capítulo III.- Fenómenos de mudez y de habla, cuyo conocimiento sirve para descubrir y remediar las causas de la sordera en los sordomudos. El Abate llega a apreciar que la obstrucción del conducto externo del oído y la lesión en el tímpano no impiden, totalmente, la audición, que se puede realizar a través de los huesos del cráneo. Capítulo IV.- Ideas morales, civiles y gramaticales que tienen los sordomudos que no están instruidos. Artículo 1.º.- Ideas morales y civiles de los sordomudos. Artículo 2.º.- Ideas gramaticales de los sordomudos. Apartado I.- Origen del género gramatical en los nombres y verbos. Efectos del uso de los pronombres en tiempo de la ignorancia. Apartado 2.- Número y casos de los nombres: su origen e idea que de ello forman los sordomudos. Este capítulo contiene las bases teóricas del método de enseñanza de Hervás y que provienen de precisas observaciones psicológicas y filológicas. Recordemos algunas de estas observaciones: 1) El sordomudo sin instrucción llega a adquirir por el mismo idea (arcaica) de la bondad y malicia moral. En cambio ignora las ideas civiles. 2) Para educar a los sordomudos debe emplearse el método analítico. 3) El sordomudo llega a adquirir una perfecta idea mental de los objetos que le son sensibles. 4) Los sordomudos tienen ideas gramaticales, pero éstas son únicamente mentales frente a nuestras ideas gramaticales que además son verbales-, por lo cual tienen perfecta idea del adjetivo y del verbo (pretérito, presente y futuro), en cambio es difícil que entiendan los géneros en los nombres (el ejemplo utilizado por Hervás es el de los nombres diente y colmillo como masculino, y muela como femenino), verbos sustantivos y verbos auxiliares. Capítulo V.- Variedad de señales externas con que el hombre impelido de la naturaleza o dirigido por la razón puede declarar exteriormente sus actos mentales. Artículo 1.º.- Es sumamente difícil al hombre, o quizá imposible, la invención de cualquier idioma perfecto: el vocal es más difícil de inventar que el de vista. Artículo 2.º.- Pronunciación de las sílabas y aplicación de éstas para significar los actos mentales. Es imposible a la humana industria la invención del idioma vocal. Diferencia de las pronunciaciones en las lenguas que se hablan. Artículo 3.º.- Idiomas que se hablan y escriben, sus tonos y acentos. Artículo 4.º.- Formación de palabras y sus calidades gramaticales. Nuevas dificultades sobre la invención humana de las lenguas. Artículo 5.º.- Idiomas que se pueden hablar sin ningún movimiento de la lengua. Artículo 6.º.- Idioma de los ventrílocuos o idioma vocal con la boca cerrada. Artículo 7.º.- De los engastrímitos, llamados pitones en las historias antiguas. Artículo 8.º.- Idiomas de vista. Sección I.ª.- Idiomas de escritura. Sección 2.ª.- Idiomas por señas. Apartado 1.- Idiomas de señas arbitrarias. Apartado 2.- Idiomas de señas naturales e idioma natural. Observaciones de Hervás en este capítulo: a) Aunque los idiomas sensibles al oído (verbales o lenguajes orales) no pueden captarlos los sordomudos, pueden llegar a hablarlos mediante una educación especial. b) Los lenguajes escritos (escrituras) son aptos para los mudos, bien se trata de señas visibles, escritos alfabéticos, simbólicos o jeroglíficos. c) El aprendizaje de idiomas en los ciegos y sordomudos ciegos debe basarse en el tacto. Las páginas siguientes las dirige el abate al estudio de: 1.- Los idiomas de oído. 2.- Los idiomas de vista. A los idiomas de oído dedica Hervás 128 páginas donde destacan las observaciones referidas a las técnicas de pronunciación aplicables a los sordomudos. Los idiomas de vista los clasifica en: 2. 1.- Idiomas de escritura. 2. 2.- Idiomas de señas. El idioma escrito vendría a ser el conjunto de todo aquello que se expresa gráficamente (mediante la escritura, el dibujo, etc.), para la comunicación de las ideas. Los que pueden realizar un aprendizaje normal de un idioma, refuerzan el aprendizaje visual con el vocal y auditivo, de ahí que para el sordomudo el aprendizaje sea más costoso. Con arreglo a esto y centrándose en las prácticas que realizaba en el año 1793, dice Hervás: «Conociendo yo por razón y por experiencia el inmenso trabajo que los sordomudos deben tener para aprender a escribir un idioma, y reflexionando sobre el modo con que se podría disminuir tanta fatiga, juzgué que convendría enseñarles a pronunciar las palabras al mismo tiempo que aprendían a escribirlas; pues la idea sensible que tendría de la pronunciación de las palabras, se podría excitar fácilmente, y haría que prontamente se renovase la memoria de ellas. Luego que me ocurrió este pensamiento, llamé a mi habitación a un sordomudo que sabía pronunciar palabras; puse a su vista escritas seis palabras extraordinarias que no había leído o visto jamás: le hice pronunciar tres de ellas, y le mostré despacio otra vez las otras tres. El sordomudo escribió bien dos palabras de las tres que había pronunciado; y de las otras tres que había visto sin pronunciarlas, escribió algunas sílabas, mas no se acordó de todas las letras de ellas. Con este caso práctico me confirmé en la utilidad de mi pensamiento. Mas para que los sordomudos, valiéndose de la pronunciación de las palabras, se acuerden fácilmente de su escritura, no es necesario que el maestro les haga pronunciar con voz alta cada palabra: pues éste modo de enseñar sería prolijo y trabajoso, basta que les haga mover los órganos vocales del modo con que se deben pronunciar, pues la idea sensible de éste movimiento excitará fácilmente en ellos la memoria de las palabras».220 A los idiomas de señas les concede el abate gran importancia, por el papel que desempeñan en la expresión y comunicación de las ideas de los sordomudos, pero no se detiene en este campo educativo, sino que lo extiende al sordomudo ciego y comenta: «Si yo, por ejemplo, hubiera de instruirá un sordomudo ciego, no podría darle instrución alguna con ningún idioma vocal ni visible, porque le faltaban el oído y la vista; y en este caso debería valerme de un idioma adaptable o sensible a los demás sentidos que tenía el sordomudo ciego. Me valdría de señas de tacto o de olor o de gusto para comunicarle mis ideas y hacérselas sensibles por el tacto o por el olfato o por el gusto. En tal caso procuraría formar un idioma de tacto para hablarle, puesto que es un sentido más proporcionado que el olfato y el gusto para entenderse. Compondría un silabario de letras de bulto que se pudiera distinguir con el tacto; haría que las tocase el sordomudo ciego y que me las figurase con los dedos de las manos».221 Capítulo VI.- Resplandece una providencia admirable en la capacidad que cada sentido corporal tiene para suplir la falta de cualquiera de los otros. En este capítulo atiende Hervás a la compensación que se produce en la sensibilidad de los sentidos de aquellos que carecen de cualquier otro. También describe la técnica de enseñanza de la lectura sobre los labios. (Sobre éste aspecto volveremos cuando analice el segundo tomo de la Escuela española de sordomudos, pues su contenido atiende a los elementos prácticos del método oral y gráfico de la educación de los sordomudos). Parte segunda Capítulo único.- Maestros que han florecido en la instrucción de los sordomudos y autores que de ella han escrito: o historia del principio y de los progresos del arte de enseñar a los sordomudos el habla y la escritura de un idioma. Artículo 1.º.- Pedro Ponce de León, Monje benedictino, primer maestro de sordomudos o inventor del arte de instruirlos en el siglo XVI. Artículo 2.º.- Juan Pablo Bonet, Manuel Ramírez de Carrión y Pedro de Castro, maestros de sordomudos en el siglo XVII. Artículo 3.º.- Autores que sobre la instrucción de los sordomudos escribieron en el siglo XVII y maestros que la exercitaron al fin de dicho siglo y a principios del siguiente. Artículo 4.º.- Fundación de escuelas públicas de sordomudos a mitad del siglo XVIII y su estado hasta el presente año de 1793. Ya hemos hablado al comenzar esta parte del estudio de los precursores en la educación de los sordomudos, hasta la aparición en escena de Hervás y Panduro, precursores sobre quienes se centra éste capítulo, por lo cual no vamos a añadir nada más, salvo que las observaciones del Abate se han ampliado y mejorado considerablemente gracias a los estudios de Navarro Tomás.222 Tomo II Parte primera Arte para enseñar por escrito a los sordomudos el idioma español. Resulta admirable la forma en que Hervás planifica y sistematiza su método de educación especial (en 1793 estaba poniendo en práctica las ideas propias originales con que había reinventado el método oral), para que los sordomudos conociesen la gramática y pudieran expresarse y comunicarse también por escrito. El proceso de explicación es el siguiente: Capítulo I.- Avisos preliminares. Capítulo II y III.- Conocimiento de las letras y significación de los nombres. Capítulo IV.- Género y número de los nombres sustantivos. Capítulo V.- Explicación de los adjetivos. Capítulo VI.- Nombres sustantivos abstractos. Capítulo VII.- Pronombres demostrativos y relativos. Capítulos VIII al XIV.- Explicación de los verbos con la crítica de los métodos usados por Epée y su discípulo Silvestri. Capítulo XV.- Explicación de los adverbios. Capítuylo XVI.- Explicación de las preposiciones. Capítulo XVII.- Explicación de las conjunciones. Capítulo XVIII.- Explicación de las interjecciones. Capítulo XIX.- Explicación de las señas de letras o alfabeto manual y las señas de palabras o ideas. Hervás utiliza el mismo alfabeto que L'Epée (que seguramente siguió éste proceso: de fray Ponce de León a Ramírez de Carrión -que usan el mismo alfabeto manual-, y posteriormente pasa a Francia usándolo el abate L'Epée), con 21 signos y que Hervás amplió con los signos castellanos j, ll, ñ, u, y. Alfabeto manual de Hervás y Panduro • • • • • • • a) El puño cerrado con el pulgar por fuera. b) La mano abierta con los dedos juntos y el pulgar extendido junto al índice. c) La mano arqueada con los dedos algo encogidos. d) Juntar las yemas de los dedos pulgar y medio. e) Encoger las últimas falanges de los dedos dejando la mano abierta. f) Arquear todos los dedos igualmente y colocar el pulgar sobre el índice. g) Dejar estirado y horizontal el índice, doblar los otros dedos colocando el pulgar sobre el dedo medio. • • • • • • • • • • • • • • • • • • • h) Dejar estirados y horizontales el índice y el dedo medio; doblar los otros dedos, colocando el pulgar sobre el anular. i) Presentar la mano cerrada con el dedo pequeño levantado hacia arriba. j) La misma posición que la i, pero con el dedo pequeño dirigido hacia abajo. l) Presentar la mano cerrada con el dedo índice levantado hacia arriba. ll) La mano posición de la l, pero con el índice dirigido hacia abajo. m) Los tres dedos medios estirados hacia abajo. n) Los dedos índice y medio estirados hacia abajo, los otros doblados y tocándose. ñ) Como la n, pero dirigiendo los dedos estirados hacia arriba. o) Juntar las yemas de los dedos pulgar e índice formando un círculo. p) Todos los dedos estirados y un poco sueltos. Como la b, pero separando los dedos. q) Juntar las yemas de los dedos pulgar, medio y anular. r) Montar el dedo medio encima del índice. s) Tapar con la yema del dedo pulgar la uña del índice. t) Doblar el índice por encima del pulgar formando una cruz. u) Dejar estirados y horizontales el índice y el dedo medio, sin colocar el pulgar con el anular (para que no se confunda con la h). v) Los dedos índice y medio un poco abiertos, teniendo la mano en posición horizontal. x) Extender el dedo índice y encerrar el pulgar debajo de los otros tres dedos. y) La mano levantada, el pulgar separado y encogidas las falanges de los otros cuatro dedos. z) Cerrar la mano dejando el dedo meñique estirado y hacer en el aire un zigzag. Vocabulario de Hervás También reúne el Abate un vocabulario de señas naturales, para que las utilicen los sordomudos y se comuniquen entre sí (idioma de señas fundamentalmente intuitivo, que constituye un documento histórico, dentro de éste tipo de enseñanza). Agua, río.- Se sopla un poco, y moviendo las dos manos se figura la corriente del agua. El movimiento de las manos se hace alargándolas, y accionando como si se tocasen las teclas del órgano. Aire.- Se sopla ligeramente y la mano derecha, cerca de la boca, se mueve un poco hacia afuera. Alma.- Con un dedo se señala el sitio del corazón y después la frente. Amar.- Con la palma de la mano derecha abierta se toca y aprieta debajo del pecho izquierdo, y al mismo tiempo se doblan o inclinan un poco el pecho y el cuello. Amigo.- Se mueve la mano derecha hacia otro, como cumplimentándole, y después se arrima al pecho izquierdo. Andar, caminar.- Se mueven las manos alargándolas un poco y al mismo tiempo alzándolas y bajándolas, para significar los pasos hacia adelante. Animal.- Se mueve la mano como cuando alargándola se dice chu-chu al perro y otras bestias. Cada animal en particular se figura por los sordomudos con señas particulares y convenientes a alguna propiedad notoria de él. Así figuran al buey y al carnero con los puños sobre la cabeza para indicar los cuernos; al gato figuran acción de pasar la mano sobre el lomo y retirarla prontamente por temor de que sea arañada. Antes, delante.- Se indica con un movimiento de la mano derecha que indica que está delante. Añadir, juntar, reunir, sumar.- Se pone la palma de la mano derecha sobre el empeine de la mano izquierda algo cerrada. Aposentar, aposento, silla de sentarse, taburete.- Con las manos se hace acción como para significar aquí hay esta cosa, la otra, etc., y luego se dobla el cuerpo como para sentarse. Árbol.- Se levanta derechamente la mano y después con ella se acciona figurando la pompa del árbol o sus ramas y hojas. Así, así es, justo, cosa justa, cosa debida.- Se hace la señal de la balanza; después se registra con la vista y se estrechan los labios haciendo un poco de hocico e inclinando la cabeza como indicando conformidad. Otra seña más sencilla es la de mover las manos hacia abajo dos o tres veces. Atrás, detrás, después.- Se mueve la mano derecha señalando lo que está detrás. Avariento.- Se señala a la persona aludida y luego se llevan al costado izquierdo las dos manos juntas como si en ellas tuviera un bolsillo de dineros y lo retirasen u ocultasen. Balanza, peso, pesar.- Con los dedos pulgar e índice de la mano derecha se hace un círculo y con la otra mano o con las dos se hace el movimiento de los brazos de la balanza. Basta, bastante.- Se mueve un poco, de alto a bajo, la mano derecha extendida y abierta con la palma hacia adelante. Beber.- Se toca el labio inferior con el pulgar extendido del puño derecho cerrado. Bueno.- Se besa una mano y después se unen las dos manos en acción de quien ora o suplica. Calor.- Se sopla un poco y después, pasando la mano por la frente, como para quitar el sudor, se muestra un poco de desmayo o flojedad. Calle, avenida.- Las dos manos extendidas se mueven como llevando el compás de los pasos al andar. Casa.- Con las dos manos se hace un ángulo, figurando el tejado de dos vertientes y después, con el índice de la mano derecha se señalan varios puntos en la palma de la izquierda para significar las ventanas. Casar, matrimonio.- Una señal es juntar y restregar los dos dedos índices. Otra señal es enlazar el índice de la mano derecha con el meñique de la izquierda. Otra es tocarse el dedo anular derecha y hacer después, con la mano derecho una cruz en el aire. Cerca, vecino.- Se arrima una mano a un lado del cuerpo. Cielo.- Una seña es levantar la mano derecha, hacer con ella un semicírculo en el aire y mirar hacia arriba. Otra seña es señalar hacia arriba con el dedo índice y después, con las dos manos, se marca en el aire una bóveda. Ciudad, población.- Con las dos manos se hacen acciones de ver cosas altas por todas partes y después se muestra semblante de maravilla y alegría. Cobarde, tímido.- Se hace la acción de levantar las manos y agacharse un poco, como lo hace quien teme que sobre él caiga algo. Color.- Se señala otro semejante. Comer.- Se unen los dedos pulgar e índice de la mano derecha, se llevan hacia la boca y ésta se abre y cierra varias veces. Con.- Se pone una mano enfrente de la otra, ambas encorvadas. Contra.- Se colocan los dos dedos índices paralelos y opuestos. Cuadro.- Se mueven las manos paralelamente, primero horizontalmente y después verticalmente, dejando un espacio entre ellas como de un palmo. Cuando.- Se fija la vista en sí mismo o en algún sitio. Cuerpo.- Se toca el pecho con las palmas extendidas sobre él. Debajo.- Se pone una mano sobre la otra y se mueve la inferior. Desear, querer, conocer.- Se hace la señal de entender y después se señala a sí mismo bajando la cabeza como diciendo sí. Otra seña de querer es tocarse la frente con los dedos de la mano derecha y después hacer la seña de aquí. En este caso, la seña de no querer es tocarse ligerísimamente la frente con la mano, y luego rápidamente mover la mano castañeteándola. Día.- Sobre el brazo izquierdo se inclina la cabeza; ésta después se levanta; se abren bien los ojos y con las manos se restriegan para despejarlos y se mira con atención y placer. Dios.- Se levanta la mano derecha al cielo, se baja después y al mismo tiempo se inclina la cabeza. Docto, talento.- Se toca la frente con la mano derecha, inclinando un poco la cabeza. Engañar.- Se tiene la mano izquierda algo cerrada, se mete la mano derecha en su bolsillo como para sacar algo, se simula que lo que se saca se pone en la mano izquierda, se abre ésta mostrando que no tiene nada y con un dedo de la mano derecha se toca un diente y se hace un ligero movimiento hacia afuera. En.- Se apoya el índice de la mano derecha en la palma de la mano izquierda. Entre.- Se muestran los tres dedos medios de la mano derecha juntos y se abren moviendo el del centro. Entender.- Se abre un poco la boca, se mueve la cabeza bajándola y al mismo tiempo se toca la frente con el índice de la mano derecha. Estrellas.- Se señala el cielo con el índice de la mano derecha; después con el mismo se salpica en el aire mirando con los ojos muy abiertos. Feo, sucio.- Se pasan por cara, cuello y parte del vestido las dos manos casi juntas, como limpiándose; a la vez se sopla suavemente. Frío.- Se ponen las manos sobre el estómago, se restriegan en el cuerpo, y éste se encoge. También se hace solamente restregando las manos. Fuego.- Se hace la acción de arrimar un dedo a un objeto y retirarlo repentinamente como si se hubiera quemado. Grande.- Se levanta la mano derecha a cierta altura regular y luego se acerca a la mano izquierda. Grandemente.- Se hace la señal de grande y después se arrima la mano derecha al costado derecho. Haber.- Se alargan algo las manos y luego se recogen hacia sí mismo, como haciendo la acción de atraer alguna cosa. Hembra, mujer, femenino.- Una seña muy frecuente es la de tocarse la punta de una oreja como indicando los pendientes. Otra es tocar o señalar la falda del vestido. Hermoso.- Con la mano derecha se tocan los carrillos y la barbilla y se hace una manifestación de agrado. Hermana o hermano.- Las dos manos unidas se ponen en una cadera y después en otra parte para significar que de ellas sale algo; después se hace la señal de hembra o de varón. Hombre, varón, masculino.- Se señalan los pantalones o el sombrero. Hora.- Se hace la señal de reloj y después con los dedos se indica el número de las horas. Huir.- Se tiene abierta la mano izquierda en posición vertical, se arquea velozmente la mano derecha, arrimándola a la mano izquierda y moviéndola después ligeramente hacia delante. Iglesia.- Se hace la señal de casa; después se juntan las manos como en súplica y después con una de ellas se hace una cruz en el aire. Joven.- Con la mano derecha se tocan la barbilla y los carrillos, figurando cosa lisa e igual. Liberal, dadivoso, espléndido.- Se simula la acción de dar dinero a los que están alrededor. Ligero.- Se endereza mucho el cuerpo, mostrando gran brío y se mueven las manos como cuando se va a dar un salto grande. Luna.- Se señala el cielo con el índice de la mano derecha y después con éste se hace un círculo pequeño. Luz.- Se mira con vista como ofuscada por la mucha luz y se mueven las dos manos figurando que una cosa se halla en todas partes. Llama.- Se sopla sobre las palmas de las manos juntas, y vueltas hacia arriba se levantan poco a poco para significar la subida de la llama. Lluvia.- Se sopla un poco y al mismo tiempo se levantan las manos a la altura de la frente para irlas bajando y figurando que caen algunas cosas. Madre.- Se ponen las manos sobre el vientre señalando la preñez. Algunos hacen, además, la señal de mujer. Malo, malvado.- Se arriman las manos a la boca y después se mueven con acción de sacar o arrojar de la boca alguna cosa amarga o repugnante. Si se quiere aplicar a una persona, se le señala después. Más.- Se mueven las dos manos un poco hacia arriba. Menos.- Se hace la seña de más y luego la seña de no. Mentir, desconfiar, incredulidad.- Cuando se aplica a una persona se hace la seña en dos partes. 1.º: Se señala a sí mismo, se mueve el índice de la mano derecha diciendo que no y después se señala a la persona aludida. Mesa.- Con las manos abiertas y extendidas se figura una cosa plana y horizontal; después se hace la seña de nada. Mismo, una misma cosa.- Se juntan las manos horizontalmente y extendidas de modo que los índices estén unidos y se separan y se juntan dos o tres veces. Nada.- Con la uña del pulgar derecho se toca un diente y luego se mueve rápidamente como haciendo una raya en el aire. Niebla.- Se sopla y, cerrando algo la vista, se mueven las manos como denotando puntos en el aire. Nieve.- Se hace la señal de lluvia, pero con suma delicadeza; después la señal de frío. Niño.- Se sitúan los brazos y manos como si en ellos se tuviese un niño. Noche.- Se cierran algo los ojos; las manos se acercan a ellos y después se mueven indicando que alguna cosa les impide ver. No.- Se mueve de izquierda a derecha la cabeza o la mano. Otra seña entre sordomudos es levantar la mano derecha y después bajarla. Otra es abrir la boca y gesticular con ella como protestando o rechazando algo. Nombre.- Se hacen señas con que se describen cualidades materiales o acciones correspondientes al nombre aludido. Padre.- Las manos se mueven como para unirse delante del estómago, se levantan, y se hace la señal de masculino. Para, por.- Se pone el dedo índice en la frente y después se dirige hacia algún objeto. Partir, cortar.- Se simula la acción de cortar o serrar con la mano derecha, de canto, sobre la mano izquierda colocada con la palma hacia arriba. Pensar.- Se pone una mano en la frente, se inclina algo la cabeza y se adopta la expresión de estar pensativo. Perezoso.- Se mueven las manos y el cuerpo en actitud de desperezarse. Pintura, pintar, cuadros pintados.- Se hace la seña de cuadro y después, con un dedo, se hace la acción de pintar en el cuadro. Plaza.- Se hace la seña de calle y después se traza un círculo horizontal en el espacio. Presto, pronto, prontamente.- Con una o las dos manos se hace la acción de llamar a una persona y se repite esta acción algunas veces con velocidad. Prudente, juicioso.- Se camina despacio, con seriedad, se compone bien el vestido y se observa si algo del vestido está descompuesto. Puerta.- Con las manos abiertas se hace el movimiento de juntarlas y separarlas como se mueven las dos hojas de una puerta. Pues.- Se simula la acción de dejar una cosa sobre otra. Quietud.- Se pone la palma de una mano sobre el empeine de la otra. Recibir.- Se alarga la mano derecha abierta y luego se retira. Reloj.- Se muestra la palma de la mano izquierda y en ella se hace un círculo con el dedo índice de la mano derecha. Restar, quitar.- Se pone la mano izquierda medio cerrada y con la mano derecha se simula que se coge algo de dentro de la mano izquierda. Rico, acaudalado.- Se simula contar dinero, se sopla un poco hinchando los carrillos y se señalan los sitios propios de joyas, como collares, broches, pulseras, etc. Robar, hurtar.- Se mueven los dedos caracoleando como queriendo enganchar alguna cosa. Sacerdote.- Se señala con el índice de la mano derecha la tonsura. Sacramento.- Se imitan los actos correspondientes a cada uno. Ser.- Se pasa una mano sobre la otra. Sin.- La misma seña que no. Sobre.- Se pone una mano sobre la otra y se mueve la que está encima. Sol.- Se señala el cielo con el índice de la mano derecha y después se arriman las manos a la vista como cuando ofende la luz solar. Tarde, tardíamente.- Con una mano se señala una cosa como lejana; se hace acción de mirarla; se hace la seña de no y después la seña de quietud. Tierra.- Se da una pisada en tierra; ésta se mira y luego, moviendo alrededor del cuerpo las dos manos se significa extensión grande. Tinieblas, noche, oscuridad.- Se cierran casi del todo los ojos y se mueven las manos como si anduviese a tientas. Todo.- Con las dos manos huecas, colocadas una frente a la otra se figura una cosa redonda; después se hace las seña de partir o cortar y luego la seña de no. Venir.- Una seña es la de extender hacia la persona aludida el brazo derecho y luego arquear y doblar un poco los dedos y el antebrazo. Otra seña, más particular de sordomudos, es alargar los dos brazos hacia adelante, hacer en el aire como una madeja terminando el movimiento de las manos en el costado izquierdo y, por último la seña de aquí. Verdad, verídico, cierto.- Se mueve la mano derecha hasta cerca de la boca; se cierra la boca con dos dedos de dicha mano; se inclina la cabeza como en la seña de sí y se mueve la mano derecha dos o tres veces hacia abajo, como en la seña sencilla de así es. Viejo, anciano.- Con las manos se figuran arrugas en la cara. Viento.- Se hincha la boca soplando algo con ella; se mueve la cabeza, se llevan las manos hacia la boca moviéndolas para significar el movimiento del aire. Parte segunda Método práctico de enseñar el habla a los sordomudos. Este sistema es el resultado de una intensa preocupación y dedicación; sistema que tiene como base el conocimiento de los métodos de Juan Bonet, Conrado Ammán, Juan Wallis, el Abate L'Epée y el Abate Silvestri, también las investigaciones sobre el mecanismo de la palabra de el P. Athanasio Kircher, el P. Gaspar Schotto, Wolfang de Kempelen, y otros. Capítulo I.- Advertencias preliminares al método de enseñar el habla a los sordomudos. Capítulo II.- Ortografía española: sus defectos y corrección de ellos. Capítulo III.- Breve idea del método práctico para enseñar a los sordomudos la pronunciación de los acentos vocales silábicos. Capítulo IV.- Pronunciación de las vocales a, e, i, o, u; se establece su orden natural y el que deben tener en los alfabetos. Se da idea práctica de la muchedumbre de vocales y diptongos que hay en las lenguas. Capítulo V.- Pronunciación de las sílabas ba, pa, ma. Capítulo VI.- Pronunciación de las sílabas ta, da, za, ce, ci, zo, zu. Capítulo VII.- Pronunciación de las sílabas fa, va, sa, la, cha, lla, na, ña, ya. Capítulo VIII.- Pronunciación de las sílabas ca, ga, ra. Capítulo IX.- Pronunciación de las sílabas que empiezan con vocal y acaban con consonante. Capítulo X.- Pronunciación de las sílabas de tres y cuatro letras. Capítulo XI.- Advertencias útiles para facilitar el método de enseñar a los sordomudos la pronunciación de las letras y de las sílabas. Capítulo XII.- Método de enseñar a los sordomudos a entender el habla con la vista de la varia configuración de los órganos vocales de los que hablan. Capítulo XIII.- Acento y artificio gramatical de la lengua portuguesa. Artículo I.- Alfabeto portugués y pronunciación de sus letras. Artículo II.- Artificio gramatical del idioma portugués. Apartado I.- Señala casos, artículos y declinación de los nombres. Apartado 2.- Género y terminación de los nombres en el singular y en el plural. Apartado 3.- Pronombres relativos. Apartado 4.- Verbos auxiliares. Apartado 5.- Conjugaciones regulares de verbos activos y pasivos. Apartado 6.- Voz pasiva de los verbos. Apartado 7.- Los verbos irregulares de uso más común. Apartado 8.- Conjugación de trece verbos irregulares cuyo uso es frecuente. Apartado 9.- Adverbios, preposiciones, conjugaciones, e interjecciones. Capítulo XIV.- Alfabeto de la lengua italiana y pronunciación de sus letras. Indicaciones más importantes que caracterizan el método de Hervás sobre la enseñanza práctica del habla a los sordomudos. I.- Debe comenzarse la enseñanza por la pronunciación de las vocales en el orden: u, o, a, e, i, que es el orden de menor a mayor dificultad. 2.- En las escuelas debe haber láminas de cabezas humanas que estén en el acto de pronunciar las vocales, los diptongos y todas las sílabas que son necesarias para hablar el español. También, para casos difíciles, convendría tener una cabeza de madera, con mecanismos que pongan en movimiento los labios, dientes y la lengua, del mismo modo en que se mueven los órganos vocales. 3.- El orden de la pronunciación silábica debe ser el siguiente: Primer grupo: ba, pa, ma. Segundo grupo: da, ta, za. Tercer grupo: fa, va, sa, cha, la, lla, na, ña, ya. Cuarto grupo: ca (ke, ki, co, cu), ga (gue, gui, go, gu), ra, ja. Quinto grupo: sílabas que empiezan con vocal, como al, an, ar. Sexto grupo: sílabas de tres o cuatro letras, como pra, pan, pran. 4.- Hervás propone que para enseñar la pronunciación en los dos últimos grupos se debe hacer leer las palabras pAra, alA, anA, arA, panA, pranA, etc. escritas previamente en una pizarra y borrada después la letra sobrante para que quede la sílaba cuya pronunciación se desea. Ejemplo: alA .................. al anA .................. an arA .................. ar pAra .................. pra panA .................. pan pranA .................. pran Este segundo tomo de Escuela española de sordomudos acaba con un capítulo dedicado a la orientación e instrucción civil y moral de los sordomudos, orientación que no difiere de las normas dadas a aquellos que no precisan de una educación especial. Junto al valor pedagógico de la intervención del Abate en este campo de la educación especial, destaca el valor, humano debido a su preocupación social por los derechos de los sordomudos. Su llamada de atención sobre el hecho de que el sordomudo no sólo podía hablar, sino que debía hablar, desterraba la gran ignorancia social sobre esta materia, y ayudaba a mejorar la situación (pensamos en la aureola de desprecio que debía envolver a estos hombres en aquellos años de fines del siglo XVIII) humana de estos miembros útiles de cualquier sociedad tenida por culta, sociedad que respondería a este término si velaba y protegía los derechos de los sordomudos, y uno de ellos era el de la educación; pues Hervás había demostrado (con creces) que todo mudo, de mudez proviniente de sordera, podía hablar. Epílogo Elogio de Menéndez y Pelayo «A la diligencia y celo de estos piadosos varones debiéronse asimismo gramáticas y vocabularios de gran número de lenguas exóticas, catecismos y traducciones de libros sagrados en caldeo, siríaco, etíope, malabar, chino, japonés y sánscrito, en los dialectos americanos y en los de no pocas islas de Oceanía; riquísima mies lingüística que a fines del siglo XVIII había de cosechar uno de los esclarecidos hijos del solar español, el jesuita Hervás y Panduro, de cuyo cerebro, como Minerva del de Júpiter, brotó armada y pujante la Filología comparada. ¡Con cuánto gozo vemos a Max Muller en sus inmortales Lecturas sobre la Ciencia del Lenguaje, dadas en la Institución Británica en 1861, reconocer y proclamar en alta voz los méritos de Hervás, que conoció y estudió cinco veces más idiomas que Court de Gébelin y los demás lingüistas de entonces, y que, en vez de lanzarse como ellos a sentar teorías precipitadas y absurdas haciendo derivar del hebreo el persa, el armenio y hasta el malayo, huyó cuidadosamente de toda hipótesis que no estuviese fundada en la realida de los hechos; juntó noticias y ejemplos de más de trescientas lenguas; compuso por sí mismo las gramáticas de más de cuarenta idiomas, y fue el primero (entiéndase bien, el primero, así lo dice Max Muller) en sentar el principio más capital y fecundo de la ciencia filológica; es a saber: que la clasificación de lenguas no debe fundarse (como hasta entonces empírica y rutinariamente se venía haciendo) en la semejanza de sus vocabularios, sino en el artificio gramatical. A la luz de esta verdadera intuición de genio, probó Hervás y Panduro, mediante un cuadro comparativo de las declinaciones y cojugaciones en hebreo, caldeo, siríaco, etíope y ambárico, que todas estas lenguas eran dialectos de una misma familia, la familia semítica. Hervás enterró para siempre la absurda idea de un hebraísmo primitivo. Hervás notó singulares analogías entre el húngaro, el lapón y el finnés, y estuvo a punto de descubrir la familia uralo-altaíca o turania. Hervás probó que el vascuence no era dialecto céltico y echó las bases del iberismo de Guillermo Humboldt. Hervás advirtió ya la singular conformidad gramatical que une al sánscrito con el griego, reconociendo la identidad de los verbos auxiliares y de las desinencias de género. Hervás intentó el primero una clasificación de las lenguas americanas, reduciéndolas a once familias, cuatro meridionales y siete septentrionales. Y, finalmente (son palabras de Max Muller), "uno de los más hermosos descubrimientos de la ciencia del lenguaje, el establecimiento de la familia de las lenguas malayas y polinesias que se extienden por más de doscientos grados de latitud en los mares Oriental y Pacífico, desde la isla de Madagascar, al Este de África, hasta la isla de Davis, al Oeste de América, fue hecho por Hervás mucho tiempo antes de ser anunciado al mundo por Guillermo Humboldt"».223 Comentario final Una vez acabado este estudio sobre la obra educativa de Lorenzo Hervás y Panduro, puedo asegurar que en «toda ella» late un sentimiento de preocupación y dedicación humana, preocupación que le supondría cincuenta años de ininterrumpido estudio y reflexión sobre todo tipo de materias, dedicación que le llevaría a un profundo conocimiento de la naturaleza humana, y todo ello, gracias a una voluntad sobrecogedora y una capacidad intelectual insospechada que, le permitirían adaptarse a todo tipo de ciencias y saberes. Tanto es así, que incluso ha llegado a formar parte de la Literatura fantástica en manos del polaco Jean Potocki, que le hace protagonista de uno de los capítulos de su libro: Manuscrito encontrado en Zaragoza -como recuerda Julio Caro Baroja en el prólogo del mismo: «Clara alusión a los trabajos gigantescos del jesuita Lorenzo Hervás y Panduro»- y con título: Historia del terrible peregrino Hervás. Creo yo, que debido a la difícil comprensión de como fue posible producir en una vida tan ajetreada una obra tan fecunda. Por otra parte, quisiera expresar mi agradecimiento a GACETA CONQUENSE, que hizo posible esta publicación y no ha permitido que en el 250 aniversario de su nacimiento pasase desapercibida la memoria del ilustre polígrafo, al igual que sucediera en el año 1935, en el que la Asociación Nacional de Historiadores de la Ciencia Española, rindió homenaje al gran erudito conquense, dedicándole varias conferencias y llegando a publicar dos estudios; uno firmado por fray Zarco Cuevas, y el otro por J. A. Sánchez Pérez, tirada reducida y casi desaparecidos, pues se publicaron antes de la Guerra Civil y también sufrirían sus consecuencias. Este fue el motivo principal de la realización de este estudio -que en parte recupera aquéllos otros-; que terminará como se inició, pues obra tan fecunda no da opción a otra cosa: Nuevas perspectivas sobre la obra -educativa en este caso- de Lorenzo Hervás y Panduro. Bibliografía • • • • • • • BONET (1620), J. 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