BUENOS GENEROSOS

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y
BUENOS
GENEROSOS
ISABEL:
Madre por partida doble
BEGOÑA FOLGAR
ISABEL
es madre de sus 3 hijos y madre de
acogida. Cuando nos conocemos
dice con insistencia “no creo que yo
sea la persona que estás buscando.
Si quieres una historia bonita con
final feliz, la mía no lo es, por lo menos no siempre”. Lleva 16 años conviviendo con menores en situación
de dificultad; al mismo tiempo iban
naciendo sus propios hijos.
B.F.- ¿Por qué llegaste al acogimiento?
Isabel.- Lo viví en mi propia familia.
Tengo una hermana que no pudo
hacerse cargo de su hija por una
enfermedad. Con diecisiete años
los servicios sociales la apartaron
de manera brusca de su familia y en
contra de su voluntad. Aunque estoy
segura de que lo hicieron de buena
fe, convencidos de que era lo mejor.
Siempre quiso acoger a grupos de hermanos, justamente porque estos niños
son los que menos posibilidades tienen. Han llegado a ser 6 hijos en casa,
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Quienes protagonizan esta sección son
personas desconocidas fuera de su círculo. Pocos saben de la grandeza de su
esfuerzo y dedicación, la mayoría de las
veces destinados a mejorar la vida de
quienes las rodean.
y es que a algunas personas la vida les
cunde más. Mientras hablamos nos interrumpe el sonido de su móvil. La oigo
dar un par de instrucciones sobre intendencia doméstica mientras me dirige una mirada mitad disculpa, mitad
“esto es así”. Isabel compagina su labor
como madre por partida doble con su
trabajo de periodista. Su melena lacia
enmarca un rostro que parece mostrar
signos de cansancio, pero esa impresión desaparece al ver la vitalidad que
hay en su mirada.
Isabel.- El acogimiento familiar no
es un acto generoso, bonito y tierno.
Es un acto de responsabilidad. No
todos los casos terminan bien, nosotros hemos padecido algún final
desafortunado.
BF.- ¿Desafortunado?
Isabel.- Si, no siempre hay un final
feliz, nosotros vivimos una experiencia con 3 hermanos que volvieron
con su familia cuando aún no era
el momento. Después de 4 años de
El acogimiento familiar
no es un acto generoso,
bonito y tierno. Es un acto
de responsabilidad.
convivencia, es doloroso ver cómo
se toman decisiones sin siquiera
preguntarnos. Los niños deben volver con su familia cuando se dan las
condiciones, no antes. Primero se
fue el mediano, luego la hermana
pequeña y al final se fue la mayor,
una decisión que tomó entre la obligación de cuidar de sus hermanos y
el deseo de estar con ellos, pero no
porque en su familia se diesen las
condiciones. Que hayan vuelto no
significa que haya sido un éxito, de
hecho me consta que no lo ha sido.
Los padres acogedores echamos de
menos que la Administración nos
escuche, que nuestra opinión tenga
algún peso a la hora de tomar una
decisión sobre los niños. No se pueden solucionar problemas solo consultando papeles.
BF.- A estas alturas tienes ya una
experiencia que casi garantiza el
éxito.
Isabel.- Bueno, hay casos a veces
con drogas por medio, cárcel, …y
las familias no estamos preparadas.
Aunque, curiosamente, lo más asombroso lo vivimos con dos hermanos
cuyos padres eran drogadictos, y no
estaban en condiciones de atender
a sus hijos, ni siquiera a si mismos.
Jamás había visto una familia tan
unida a pesar de sus problemas. Tenían un apego y una unión tal, que a
pesar de que los niños estaban con
nosotros, el padre en una familia y
la madre en otra, nos reuníamos los
domingos en los Jardines del Puerto en La Coruña para que pudiesen
estar juntos. Era asombroso verlos.
Aunque el padre no consiguió salir
de las drogas, la madre sí, y volvió
a vivir con sus hijos. Esto es lo más
gratificante, comprobar que hay una
familia que pudo volver a unirse porque tú estuviste ahí.
B.F.- Desde luego siempre es mejor una familia que un centro….
Isabel.- No tiene por qué ser así.
Desde que nace hasta los seis años
un niño tiene una necesidad de apego emocional que ningún centro
puede proporcionarle, y no porque
los centros no sean buenos en sí,
que lo son. Cuando pensamos en
acogimiento siempre nos imaginamos niños pequeños, pero hay también adolescentes, que a veces no
desean convivir con otra familia por
sensación de deslealtad a su familia
propia.
Seguimos charlando, tomando café,
y me cuenta que hay muchas formas
de apoyar a familias en dificultades. El
acogimiento puede ser de conviven-
cia plena, de fines de semana, de vacaciones, …incluso una figura poco
conocida el “referente”, un adulto que
acompaña al menor que llega a su
mayoría de edad, y ha de aprender a
valerse por sí mismo para cuando la
Administración ya no esté ahí. Es una
labor poco conocida y reconocida,
quizás menos gratificante que otras
formas de colaborar.
lo más gratificante,
comprobar que hay una
familia que pudo volver a
unirse porque tú estuviste ahí
Isabel.- Hay que pensar también
que tu vida puede cambiar sin avisarte. El acogimiento de convivencia plena es el que implica el mayor
compromiso, se prevé normalmente
para varios años ¿Y si caes enferma
o alguien de tu familia tiene un percance y te necesita? El menor que
tienes acogido también puede enfermar, tener un accidente,…es una
responsabilidad.
Se nos hace tarde, mientras hablamos
atiende el teléfono, organiza la compra de la casa, habla con uno de sus
hijos…
La Ley de Protección al Menor es de
1996 y, sorprendentemente, no ha
sido afectada por los sucesivos cambios de gobierno; de un momento
a otro se espera la aprobación de la
nueva ley que, después de 18 años
de vigencia de la anterior, quiere recoger los cambios sociales. Considera
imprescindible que los menores de 3
años salgan de las residencias, e introduce dos conceptos novedosos: la
adopción abierta, donde no se extin-
guirían como hasta ahora los vínculos
entre el menor adoptado y su familia
de origen, y el ingreso en un centro a
petición de los propios padres y con
autorización judicial de los hijos en situaciones muy conflictivas derivadas
de problemas de comportamiento
agresivo, inadaptación familiar y graves dificultades para ejercer la responsabilidad parental.
Esperemos que se eviten también casos como el que menciona Isabel de
algún niño que de los 4 a los 14 años
pase por 9 “medidas” diferentes.
El acogimiento en Galicia lo gestiona Cruz Roja; son quienes hacen el
seguimiento de los menores: periódicamente acuden a casa, hablan
con los niños y con padre, madre y
hermanos de acogida.
Isabel.- Sí, está redactándose el anteproyecto de Ley de Protección a la
Infancia, que va a incorporar muchas
mejoras, por ejemplo, la obligación
de justificar y explicar las decisiones
que se toman respecto al menor, por
qué se decide que vaya a un centro
y no a una familia, por qué se da por
terminado el acogimiento en ese
momento y no en otro. Y, sobre todo,
se nos va a dar voz a los padres acogedores.
Sorprenden estas personas, son una
“rara avis”, capaces de ignorar las modas, saltarse los convencionalismos
del momento y en lugar de sucumbir
al hedonismo y disfrutar de la libertad
recuperada cuando los hijos alcanzan
cierta edad, no les importe complicarse la vida ayudando a los demás,
embarcándo se en una aventura que
nunca saben cómo va a terminar. l
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