Campaña Nacional de Prevención del Consumo de Alcohol

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Campaña Nacional de Prevención del Consumo de Alcohol
Hablemos del Tema
Presentación
La última encuesta sobre Consumo de Sustancias en Estudiantes de Nivel Medio realizada en
el 2011 por la Secretaría para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el
Narcotráfico, (SEDRONAR) a chicos de 13 a 17 años informa que el alcohol es la sustancia de
mayor consumo: alrededor del 50% había tomado alguna bebida alcohólica durante el último
mes.
La encuesta también arroja datos sobre el patrón de consumo que señala “exceso” en
determinadas ocasiones, especialmente durante los fines de semana: casi el 30% reconoció
haberse embriagado. Esta forma de consumo constituye una modalidad de alto riesgo,
asociada a severas consecuencias físicas y emocionales que incluyen accidentes de tránsito,
situaciones de violencia, sexo sin protección, entre otras.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda la abstinencia de alcohol en menores
de 18 años ya que la iniciación temprana en el consumo aumenta el riesgo de dependencia en
la edad adulta.
La Ley Nacional de Lucha contra el Alcoholismo Nº 24.788 establece que está prohibido el
expendio de bebidas alcohólicas a menores de 18 años de edad en todo el territorio nacional.
Asimismo, prohíbe toda publicidad o incentivo de consumo de bebidas alcohólicas dirigida a
menores de edad. Pero estas acciones no resultan suficientes para atender la complejidad de
la problemática ni para transformar las prácticas sociales.
Consideramos a la escuela un ámbito privilegiado para la prevención por ser uno de los
principales espacios de socialización de los niños y adolescentes, donde transcurre una parte
sustancial de su vida cotidiana en permanente interacción con pares y adultos.
Por lo tanto, la influencia de los adultos tiene gran incidencia, sobre todo de aquellos que en su
función educativa comparten su cotidianeidad y operan como referencias de autoridad y
modelos sociales.
A través de la Campaña Nacional de Prevención Hablemos del tema pretendemos
problematizar la cuestión, incorporarla al temario de la comunidad educativa aportando a la
construcción de estrategias institucionales capaces de abordar esta temática a fin de estimular
conductas que favorezcan la salud y el desarrollo de nuestros chicos.
Con este objetivo hacemos llegar a las escuelas un conjunto de afiches destinados a poner de
relieve la magnitud y profundidad de la problemática , próximamente llegarán un juego de
láminas y cartillas que permitan trabajar a la escuela en las distintas dimensiones de la
prevención: por un lado brindando información clara y veraz acerca de los riesgos orgánicos y
consecuencias sociales que produce el consumo de alcohol y por otro, interpelando a los
jóvenes respecto de sus prácticas de consumo y las representaciones sociales que las
sostienen.
Material de orientación docente
En el marco de la Campaña Nacional de Prevención Hablemos del tema, destinado a abordar
el consumo de alcohol en los adolescentes, proponemos desarrollar acciones preventivas
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que permitan estimular conductas que favorezcan la salud y el desarrollo de nuestros chicos.
Para esto consideramos que resulta imprescindible:
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Transmitir información clara y confiable sobre la sustancia, los factores que inciden la
difusión de su consumo y los riesgos que esto implica.
Interpelar a los chicos respecto de sus creencias, representaciones y prácticas de
consumo.
Reafirmar el lugar de la escuela como ámbito privilegiado para la prevención del
consumo y los docentes como actores centrales en las acciones preventivas.
¿Qué es el alcohol?
El ALCOHOL es una DROGA porque, como toda sustancia psicoactivas, tiene la propiedad de
modificar la conciencia, el ánimo y la voluntad de quien consume. Por ser una droga
DEPRESORA del sistema nervioso central, lentifica la actividad cerebral, alterando el estado de
alerta, la coordinación física y el tiempo de reacción.
El alcohol se produce en la fermentación de los azucares de los jugos o zumos de diversas
plantas o de sus frutos. En las bebidas obtenidas por fermentación natural (vino, sidra, cerveza)
el contenido alcohólico puede llegar como máximo al 16%. Las bebidas de mayor graduación
se obtienen por adición de alcohol puro o por destilación alcanzando una concentración
alcohólica que va del 40% al 50% en el fernet, el whisky o el vodka.
El alcohol se distribuye por el cuerpo siguiendo los principios de la física. Es absorbido a través
del estómago, duodeno e intestino delgado. Se elimina en un 90% a través del hígado y el resto
por los pulmones, los riñones y el sudor.
Debido a esta difusión por todo el cuerpo, el alcohol actúa sobre diferentes órganos por lo tanto
su excesivo consumo produce daños progresivos sin que el consumidor pueda percibir señales
de peligro.
Los riesgos del consumo excesivo de alcohol
En nuestra cultura el alcohol esta instituido socialmente como complemento de situaciones de
encuentro o festejo. El brindis con bebidas alcohólicas es el ritual insustituible en las más
diversas celebraciones. Asimismo el vino o la cerveza fueron adoptados como
acompañamiento de las comidas.
Nada de malo parece haber en estas formas de consumo salvo que por tratarse de una
sustancia tan incorporada a nuestra costumbres y hábitos cotidianos a veces resulta dificultoso
advertir cuando se torna peligroso.
El consumo puede ser considerado de riesgo o perjudicial cuando afecta negativamente la
salud física o mental de la persona, sus relaciones sociales primarias (familia, pareja, amigos),
sus relaciones sociales secundarias (trabajo, estudio) y sus relaciones con la ley.
El abuso o el consumo de riesgo está vinculado tanto a la cantidad de alcohol ingerido, al
sobrepasar las dosis que el cuerpo puede metabolizar, como con las condiciones personales o
circunstancias de consumo por ejemplo mujeres embarazadas, trabajadores que utilizan
maquinas o herramientas, personas que van a conducir un vehículo, etc. La edad también es
una variable de riesgo.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda la abstinencia de alcohol en menores
de 18 años ya que la iniciación temprana en el consumo aumenta el riesgo de dependencia en
la edad adulta.
La última encuesta realizada en el 2011 por el SEDRONAR sobre consumo de sustancias en
estudiantes de nivel medio de 13 a 17 años destaca que el alcohol es la sustancia de mayor
consumo: alrededor del 50% había tomado alguna bebida alcohólica durante el último mes.
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Pero además el patrón de consumo en los adolescentes se caracteriza por el exceso en
determinadas ocasiones, especialmente durante los fines de semana. Esta forma de consumo
constituye una modalidad de alto riesgo asociada con mayores riesgos físicos y emocionales
que incluyen accidentes de tránsito, situaciones de violencia, sexo sin protección, etc.
La prevención
Frecuentemente cuando hablamos de prevención hacemos referencia a las acciones
destinadas a evitar la aparición de un problema o que este tenga el menor impacto posible. En
este sentido las acciones de prevención estarán íntimamente relacionadas con la concepción
que se tenga del problema.
Si el consumo de drogas se define por la relación de una persona con la sustancia, el
problema se reduce a una cuestión de orden moral o sanitario, así el consumidor queda
ubicado en el lugar del vicio o la enfermedad. En este caso la prevención se asimila a la
prohibición, el control y la alerta respecto de los riesgos que implica cada conducta individual.
Si en cambio, incorporamos al análisis el contexto micro y macrosocial en tanto variable
interviniente en la formación de actitudes y comportamientos el campo de la prevención se
amplifica incorporando acciones que permitan a las personas desarrollar comportamientos de
autocuidado, mejorar sus relaciones interpersonales y sus condiciones de vida.
En este marco, las acciones de prevención respecto del consumo de alcohol en adolescentes
deberían abarcar distintos niveles:
Prevención inespecífica: Donde no se circunscribe al tratamiento específico del tema drogas
sino que se pretende reforzar valores, fomentar la autonomía del sujeto, mejorar sus relaciones
familiares y sociales y promover alternativas saludables respecto del tiempo libre.
Prevención primaria: Donde el eje esta puesto en desalentar el consumo de alcohol a través
de la transmisión de información clara y confiable respecto de los riesgos que implica el
consumo
Prevención secundaria: Donde se apunta a evitar los daños que puede producir el consumo
excesivo de alcohol. Aquí se apunta a promover un consumo responsable y minimizar los
riesgos. Mensajes claros acerca de en qué condiciones resulta más peligroso consumir alcohol
o que hacer frente a una situación de intoxicación resultan ejemplos de esta modalidad
preventiva.
La prevención integral se centra en la capacidad de reflexión acerca de lo que nos pasa, de
abrir espacios de diálogo y en construir una red social con capacidad de recepción, contención
y respuesta para modificar aquello que nos pasa.
Ejes para actividades preventivas
Podemos establecer 2 ejes desde donde construir una propuesta de prevención en el aula y en
la escuela.
Informativo: Implica brindar información clara y confiable respecto del alcohol, sus efectos y
los riesgos asociados al consumo abusivo. Una buena información no puede ser alarmista pues
corre el riesgo de
aparecer como interesada e inconsistente; tampoco debe ser
necesariamente la más completa sino aquella que responda a las necesidades de los alumnos.
Por eso es recomendable usar técnicas interactivas que estimulen la búsqueda de
conocimiento y su incorporación por parte de los alumnos y permitan poner en cuestión
creencias y representaciones que minimizan los riesgos y consecuencias del consumo de
alcohol.
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Actitudinal: Supone propiciar un cambio de actitud por parte de los alumnos respecto del
consumo de alcohol. Es importante tener en cuenta que el cambio de actitudes no solo
depende de la información sino que intervienen factores emocionales generalmente asociados
a la necesidad de integración grupal. En este caso es necesario un abordaje grupal de
sensibilización y problematización respecto de situaciones asociadas al consumo excesivo de
alcohol preferentemente vinculadas a sus propias experiencias. Es necesario interpelar a los
chicos y chicas sobre sus propias prácticas apuntando a dilucidar las motivaciones que
sostienen el consumo de alcohol y trabajar en el apuntalamiento de factores protectores
vinculados a la autoestima, el autocuidado y la incorporación conductas saludables a nivel
individual y grupal.
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