San Vicente de la Roqueta.

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Historia y Gestión del Patrimonio Artístico.
San Vicente de la Roqueta.
Gabriela Álvarez Ortega.
Historia y Gestión del Patrimonio Artístico.
1.
2.
3.
4.
Gabriela Álvarez Ortega.
Presentación de la iglesia: un poco de su historia.
La figura de San Vicente Mártir.
Análisis de San Vicente de la Roqueta.
Bibliografía.
1. Presentación de la iglesia: un poco de su historia.
Historia y Gestión del Patrimonio Artístico.
Gabriela Álvarez Ortega.
La iglesia, más conocida actualmente como la iglesia de Cristo Rey, se encuentra en la calle de San
Vicente en la ciudad de Valencia. El emplazamiento se encuentra en la parte de extramuros de la
ciudad, junto a la antigua Vía Augusta. Supuestamente, donde recibió martirio el diácono Vicente a
principios del siglo IV. Los restos del mártir, según cuentan, se guardaron en un martiryum
construido sobre un montículo de roca que se sitúa bajo la actual iglesia. Entorno al siglo VIII,
empiezan a llegar musulmanes al reino de Valencia, que se asentarán en nuestras tierras hasta la
reconquista del siglo XIII.
No obstante a la dominación árabe del reino, la iglesia de San Vicente de la Roqueta, permaneció
abierta al culto cristiano produciendo la agrupación de la población cristiana fuera de las murallas
formando arrabales.
En 1177, Alfonso II de Aragón, concedió al Abad Dodón y a los monjes del monasterio de San Juan
de la Peña la iglesia. En 1212, la iglesia aún pertenecía al monasterio de San Juan de la Peña.
Tras la conquista del reino,Jaime I, ordenó la construcción de un nuevo templo sobre San Vicente,
un hospital y un monasterio.
Convertida la iglesia en un complejo, pasó por manos de los Benedictinos de San Victorian de Asán,
la orden de los Mercedarios y finamente, quedó en posesión de los cistercienses siendo un priorato
dependiente de Poblet.
Entre los siglos XIV y XV, se levantaron varias capillas entorno a la iglesia mayor. El monasterio
contaba con dormitorios, cocina, sala capitular y sacristía. A partir del siglo XVIII y durante el
XIX, el recinto tuvo que ser reformado en varias ocasiones. Las guerras carlistas provocaron que se
derrumbara la torre.
En 1701 se construye la capilla de la Virgen de Belén o de la Comunión.
En época de Napoleón se utilizó como cuartel. Llegando en 1837 a derribar una parte del
monasterio perdiéndose la cabecera del templo y su torre para usarla a modo de trinchera.
El deterioro por el mal uso de las instalaciones y la guerra dejó el monasterio en un estado de ruina
que hoy día aún es apreciable. No obstante, en la segunda mitad del siglo XIX, el complejo fue
adquirido por las madres agustinas del convento de San José y Santa Tecla. Se inició entonces una
primera rehabilitación a cargo del arquitecto Antonio Martorell.
En 1936, fue incendiada por los exaltados durante la guerra civil. Siendo vendida en 1973 por los
agustinos para construir viviendas. Su destrucción se paralizó ante la presión de los valencianos.
Actualmente, pertenece al Arzobispado.
Se trata de un edificio muy degradado, para el que se han propuesto numerosos proyectos de
restauración sin llegar nunca a estar totalmente recuperado. Entre las diferentes propuestas de
rehabilitación encontramos la creación de un museo, dedicado a Sorolla, o como apuntan las
asociaciones vicentinas, al santo mártir.
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La planta de la iglesia es rectangular, de una sola nave, con capillas entre los contrafuertes. En el
transepto podemos observar una cúpula sin tambor y en los pies, encontramos un coro alto. La nave
esta cubierta por una bóveda de cañón con lunetos.
El el interior encontramos columnas de estilo corintio adosadas al muro con un entablamento de
forma denticulada. Tanto en las pilastras como en el friso y la parte interna de los arcos que sirven
de separador de las zonas del recinto, encontramos unos esgrafiados.
En la cúpula también hay esgrafiados, apenas visibles por el deterioro.
Se conservan dos portadas tardorrománicas. Se sitúan, la primera en la capilla de San Vicente, en el
claustro. En los capiteles, se representan distintas escenas del martirio del santo, es una portada con
arco de medio punto abocinada, con arquivoltas apeadas en finas columnas. La segunda, se
encuentra comunicando con las dependencias, construida con sillería.
Actualmente, el acceso al templo se realiza por una entrada lateral que da a un patio interior ya que
la entrada principal se encuentra cerrada por las reformas.
El claustro se terminó en el siglo XVIII, de él se destaca sus balcones de forja en vanos de forma
rectangular.
Adosada al brazo del transepto, encontramos la capilla de la Comunión, de planta rectangular, en el
centro tiene una cúpula apoyada sobre pechinas. La estructura tiene abundantes molduras
destacando las cabezas de angelitos sobre las ventanas. También se destacan las pilastras de orden
compuesto.
Durante el siglo XVII, se restaura el edificio utilizando sillares de la antigua fábrica y sobretodo, se
acondicionan las dependencias del monasterio entorno al claustro.
En lo referido al monasterio, se encuentra separado del patio del colegio de los agustinos, por una
valla metálica, su estado de conservación es crítico habiendo sufrido, hace poco, desprendimientos
de la techumbre.
Actualmente, la parroquia recoge donativos para financiar la restauración de todo el conjunto.
Realizando pequeñas campañas de restauración cuyos frutos se pueden apreciar sobretodo en la
iglesia. La fachada, es la parte del edificio en la que más se ha invertido desde fuera de la parroquia.
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2. La figura de San Vicente Mártir.
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San Vicente Mártir, fue hijo de una familia aristócrata, oriundo de Huesca, fue confiado a San
Valero, entonces obispo de Zaragoza, quien lo eligió diácono a temprana edad. Vivió en época del
emperador Aurelio y su sucesor Diocleciano.
Hacia el año 303, Diocleciano había iniciado una política de persecución de los cristianos a favor de
la religión del Imperio. En Zaragoza, el encargado de llevar a cabo esta misión era su prefecto
Daciano, quien apresó al obispo Valero y a Vicente. Una vez apresados, ambos fueron llevado a
Valencia, Valentia por entonces, para ser juzgados.
Aquí, Vicente fue torturado por defender el cristianismo, pero en lugar de derrumbar su fe, la tortura
de los romanos solo la afianzó más.
Suceden entonces los martirios: San Vicente es atado a un aspa que debe arrancarle sus
extremidades y sus verdugos, le atormentan con garfios de hierro. Después, se ordena que sea
colocado en una parrilla de hierro y púas sobre ascuas incandescentes. Ante la poca efectividad de
estas torturas, lo llevan a un cuarto minúsculo lleno de objetos punzantes y lo encierran allí. Pronto,
los objetos punzantes se convierten en flores. Finalmente le dejan morir sin tortura. Según la
versión que ha llegado a nuestros días, antes de morir convirtió a sus verdugos al cristianismo.
Pero una vez muerto, el prefecto decide tirar el cuerpo de San Vicente a un muladar para que se lo
coman las bestias pero estas respetan el cadáver. Entonces, Daciano decide atarlo a una rueda de
molino y tirarlo al mar, sorprendentemente, el cuerpo emerge de las profundidades y llega a manos
de cristianos que deciden depositar sus restos en un lugar a extramuros junto a la Vía Augusta
donde, se levanta un martyrium- templo de culto a un mártir- para venerarlo.
Con los saqueos musulmanes, la mayoría de las reliquias del templo son llevadas a Portugal, donde
imperaba el cristianismo y donde los reyes de Aragón realizaron varias visitas para intentar
recuperar las preciadas reliquias. Por otra parte, también se llevaron otras a Italia.
La reliquia del brazo de san Vicente, se encuentra en la catedral de Valencia desde mediados del
siglo XX, los forenses encargados de su autentificación afirman que pertenece a un barón del siglo
IV, joven y con presencia de quemaduras. Para poder ver el otro brazo del santo deberemos ir a la
Catedral de Braga, donde se encuentra actualmente.
En el museo San Pío V de Valencia, podemos encontrar el sarcófago de San Vicente. Este
sarcófago, en principio, se encontraba en la basílica de la Roqueta y guardaba los restos del mártir.
Seguramente en la desamortización de 1837 fuera trasladado a la ciudadela y de ahí al museo donde
se encuentra hoy. Se trata de una pieza de artesanía traída, probablemente, desde Italia entorno al
siglo IV. Se elaboró en mármol, le falta la tapa y solo se le ha labrado uno de los frentes con
decoración estrigilada, en los lados presenta pilastras corintias estriadas. Destaca el relieve
rectangular del centro compuesto por una cruz latina decorada con piedras preciosas figuradas y
con un cordero y un ciervo bajo sus brazos. Sobre la cruz aparece el crismón constantiniano
también decorado con gemas figuradas y encerrado en una rica corona de laurel con cintas. En los
brazos de la cruz, se posan dos palomas que picotean los frutos de la corona de laurel.
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3. Análisis de San Vicente de la Roqueta.
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La primitiva basílica tiene su origen entorno al siglo IV, en el año 313, Constantino otorga una
tregua a la iglesia, con lo que se permite la construcción de templos cristianos y por tanto, también
de la basílica de San Vicente de la Roqueta, que se convirtió en el primer lugar de culto cristiano
conocido en la ciudad de Valencia.
Entorno a la basílica, se crea en época romana una necrópolis cristiana ya que los cristianos optaban
por el ritual de inhumación y gustaban de ser enterrados cerca del sepulcro de los mártires por una
parte. Ademas, porque las leyes romanas ordenaban que los sepulcros se realizaran a extramuros por
cuestiones de salud.
Los martyria del siglo IV, concebidos para la veneración del mártir por un gran número de fieles,
adoptaban dimensiones monumentales, con planta basilical inspiradas en la tradicional basílica
romana. No obstante, debido a la falta de datos, no podemos hablar con exactitud de la primitiva
basílica. Probablemente, constaba de planta centralizada, rectangular con una cabecera poligonal y
semicircular, también es probable que contara con un deambulatorio.
A la muerte del obispo Justiniano, se reconoce en su epitafio, donde habla sobre los proyectos de
construcciones de templos, que habla de San Vicente de la Roqueta, siendo este el último testimonio
del conjunto como principal edificio cristiano de la ciudad hasta el momento.
Con el concilio de Toledo (589), se aprobó el catolicismo como religión oficial de Hispania.
Empezando entonces, la construcción de edificios de carácter católico como iglesias y monasterios.
Aparecen dos puntos de construcción, la zona a extramuros, donde se encuentra la basílica de San
Vicente y la zona de la Almoina. Cabe destacar en este punto, la posibilidad de que la basílica se
haya construido a base de piezas reutilizadas. Esta hipótesis, se refuerza en la aparición de sillares
con relieves que representan racimos de uva y una cepa- motivos que podemos encontrar en algunos
templos visigodos conservados.
En época musulmana, (711-1238) Tenemos pocos datos sobre los mozárabes- parte cristiana de la
población- que hasta el siglo X mantuvieron su fe cristiana a pesar de que por ley, su religión les
obligaba a pagar un impuesto de religión y no podían construir nuevos templos ni convertir a más
cristianos. La única tolerancia del estado fue la opción de reparar y mantener los templos ya
existentes. Por estos motivos, se formaban barrios o arrabales al rededor de los templos de culto
cristianos.
Con la llegada del Cid a la ciudad de Valencia, la Mezquita Mayor se consagra como la Catedral y
el resto de mezquitas se convierten en parroquias. Sin embargo, en este episodio de la historia, no se
menciona nuestra basílica, si bien se hace referencia al monasterio de San Vicente.
En el siglo XII, la iglesia sufre un cambio de poderes pero no deja de abrirse al culto. Jaime I
conservó el templo dándole importancia en el nuevo Reino de Valencia.
Durante el reinado de Jaime I, la iglesia de San Vicente mantuvo el favor del rey que decidió
donarla al monasterio de Santa María. Además fundó junto al monasterio un hospital. Según el
archivo de la Corona de Aragón, Jaime I consiguió la conquista de la ciudad de Valencia gracias a
las virtudes de San Vicente. Estas palabras, registradas como propias del rey en este archivo, nos
dan una idea de porque la iglesia se mantuvo con el favor del rey. Así, San Vicente Mártir se
convirtió en santo de la conquista. Sin embargo, la construcción del hospital y las remodelaciones
del monasterio, supusieron graves dificultades financieras siendo el monasterio cedido a la abadía
de Poblet en 1289.
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El hecho de que distintas órdenes religiosas se interesaran por el complejo que estudiamos, nos
demuestra su gran valor a distintas escalas.
El complejo de la Roqueta -como también se conoce- se mantuvo en construcción hasta 1512.
Según el ''Llibre de Repartiment'', no había casas cerca del templo. Cuando el templo pasa a manos
de los benedictinos de Asán, comienzan nuevas obras. El primer gran reto fue la construcción de
una fortificación para resguardarlo de musulmanes ya que se alejaba mucho de la muralla de la
ciudad. Esto supuso que las obras para hacer el monasterio y el hospital quedaran abandonadas y
por tanto en ruinas. Los esfuerzos se centraron pues en reparar y mantener la iglesia. Una vez
superadas las dificultades económicas, se llevaron a cabo las obras del hospital según el
compromiso del rey Jaime I. Con la muerte de Jaime I, su testamento nos desvela hasta qué punto
le preocupaba el devenir de la iglesia de San Vicente Mártir ya que dejó directrices a tener en cuenta
para la finalización de la obra.
Con la llegada del estilo gótico, la antigua basílica se queda anticuada y esto lleva a una serie de
remodelaciones. Se conservan dos portadas tardorrománicas del antiguo templo. La de la fachada
norte, hoy cegada por la capilla de San Vicente, fue la entrada principal de la iglesia. Tiene una
lujosa decoración de gran riqueza. Está formada por un arco de medio punto abocinado rodeado por
tres arquivoltas apoyadas sobre columnillas con capiteles de tipo historiado, denominados así por
representar escenas, en este caso los martirios de San Vicente según se narran en la pasión
paleocristiana. Cabe destacar que es uno de los pocos ejemplos de arquitectura tardorrománica de
Valencia. Siendo otro el de la Portada de la Almoina de la Catedral de Valencia. La portada de la
iglesia de San Vicente de la Roqueta, se data a mediados del siglo XIII.
La otra portada, la del lado oeste de la iglesia, se sitúa actualmente dando acceso a la oficina
parroquial. Está realizada en sillería y carece por completo de decoración. Es también abocinada y
presenta arquivoltas de medio punto terminadas en un par de columnillas. Seguramente seria
construida después del cambio de poder que dio la autoria de la iglesia a la abadía de Poblet entorno
a 1289.
En la fachada sur, encontramos dos portadas más de menor rango que hoy son la entrada principal a
la iglesia. Son de traza románica fechadas en el silgo XIII. La de la izquierda da paso a la sacristía
mientras que la otra es un acceso a la propia iglesia.
De la iglesia gótica, podemos apreciar marcas en los muros seguramente anteriores a la reforma
barroca. En la portada norte, podemos observar dos arcos apuntados cegados pertenecientes con
seguridad a la primera fase de construcción de la iglesia gótica. El izquierdo esta cegado con fábrica
de ladrillo. Esto nos invita a pensar en que tuviera la función de un arcosolio. El de la derecha,
menos apuntado, pudo ser una entrada al templo.
En la parte interior del templo, existen tres arcadas apuntadas que actualmente, al igual que las otras
dos, están cegadas.
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En la fachada norte, podemos apreciar una fábrica de sillería con dos fases distintas, seguramente
debido a las dificultades económicas de su construcción. De entre las diferentes tipologías que
adoptan los edificios de época gótica en Valencia- catedralicio con tres naves abovedadas,templo de
una sola nave con arcos diafragma y iglesia de una nave con bóveda de crucería gótica- lo más
probable es que la iglesia de San Vicente de la Roqueta perteneciera al último de los tipos citados,
o con una bóveda de cañón apuntado de tradición románica y con contrafuertes exteriores( técnica
empleada, por las mismas fechas en que se construye la iglesia,en San Juan del Hospital).
Por último la nave de la iglesia, presenta, como muestra los arcos apuntados en el transepto, varias
capillas.
En cuanto al resto del conjunto, a diferencia de otros monasterios, el nuestro- construido entre los
siglos XIII y XV- es posterior a la construcción de la iglesia que precedió tanto la fundación del
monasterio como a la comunidad de monjes a los que se les otorgó la responsabilidad d cuidar del
templo y del hospital también anterior. Hasta finales del silgo XIII, y gracias a los cisterciense, no
se construyen todas las dependencias monásticas. Para su construcción se adoptó un plan estricto en
la organización distribuyendo los servicios de la comunidad en torno al claustro. En el siglo XV, el
monasterio recibía altos ingresos, dato muy positivo de no ser porque el hospital también generaba
gastos muy elevados. Por aquel entonces, la iglesia se utilizaba para celebrar funerales importantes
( monarcas, nobles) siempre que la catedral no estuviera disponible.
En todo momento, el complejo de San Vicente de la Roqueta fue cuidado por el gobierno
valenciano ya que era considerado un santuario de la conquista de la ciudad del 9 de octubre de
1338.
El hospital ( 1238-1512), debía tener una labor social acogiendo a pobres y enfermos. A pesar de
ello, tenemos datos sobre la mala gestión del mismo. Según documentos del momento, a los
pacientes se les separaba por sexos, también tenía habitaciones para los trabajadores internos, una
capilla, una hospedería e incluso al final de su construcción una sección dedicad a huérfanos.
El conjunto aparece retratado en el grupo de vistas de Valencia dibujadas por A. Van Den
Wijngaerde ( 1563). A partir de este momento, la iglesia sufre un proceso de olvido similar a otras
construcciones medievales asociadas a la monarquía.
Durante los siglos XVII y XVIII, se realiza un nuevo revestimiento con fábricas renacentistas en un
principio y finalmente en un estilo barroco. A finales del siglo XVII la inestabilidad política y
económica producen la ralentización de la actividad valenciana. Pasado esto, los cistercienses
acometen reformas sobre la iglesia para adaptarlo a los cánones renacentista.
Sigue siendo una iglesia de una sola nave, con capillas entre los contrafuertes, coro alto en los pies
y transepto sin sobresalir de los muros perimetrales. La cúpula es sin tambor ni linterna. Pudo tener
presbiterio con una cabecera plana (Esto no deja de ser una hipótesis ya que la cabecera fue
derrumbada).
Los arcos fajones de la bóveda se sustentan sobre un entablamento que recae en pilastras de orden
dórico sobre pedestales y arcos de medio punto en los accesos a las capillas. El coro alto, se sitúa a
los pies de la iglesia sobre un forjado sostenido por un arco carpanel y pilastras. En el muro norte
observamos dos portadas de arcos apuntados embebidas en el muro. En el muro sur existe un hueco
de paso a la Capilla de al Comunión.
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Por otra parte, los cambios realizados en la iglesia durante estos siglos no han llegado por completo
a nuestros días debido a numerosas reformas. Con motivo del ensanchamiento de la vía pública, la
cabecera fue cortada y durante el incendio originado en la Guerra Civil, quedaron a la vista muros y
bóveda. Las reformas acaecidas en la iglesia, fueron acompañadas por la reforma del monasterio en
la que se llevo a cabo el claustro y las dependencias que aún no se habían concluido.
En 1701, la capilla de la Virgen de Belén, estaba en ruina. Esto animó a la construcción de una
capilla en el lado sur del crucero, conocida hoy en día como capilla de la Comunión. Es de planta
rectangular con una cúpula sobre pechinas. Por esta fecha se reconstruye también, el pórtico del
monasterio.
A principios del siglo XIX, las tropas napoleónicas invadieron España, Valencia se refugió tras sus
murallas dejando los edificios a extramuros sin protección. San Vicente de la Roqueta sirvió
entonces a los franceses para sitiar la ciudad y como cuartel. Seguramente en esta situación la
iglesia y el monasterio sufrieron saqueos y destrozos. Queda demostrado ya que al acabar la guerra,
había desaparecido la ''Virgen de Belén'' y la ''Adoración de los Reyes''.
Con la desamortización de Mendizábal en 1835, llega el fin de las órdenes religiosas y los bienes de
la iglesia son llevado a subasta. La comunidad debe abandonar el complejo de San Viente que pasa
a ser propiedad del Estado.
En 1837, el ayuntamiento de Valencia ordena el derribo de parte del convento junto con el ábside de
la cabecera y la torre para ensanchar la calle. Como consecuencia, el interior de la iglesia quedó
descubierto durante muchos años, sufriendo la acción de los agentes climáticos, quedando en
estado de abandono y dejadez.
Tiempo después, fue comprado por las monjas agustinas del Convento de San José y Santa Tecla.
Estas, viendo el estado en el que se encontraba el complejo, encargan a Antonio Martorell, un
proyecto. Pero además de arreglar los daños, el templo debía adaptarse a las nuevas necesidades.
En la cara oeste se construye otra fachada. En el convento se conservaron las alas norte y oeste y se
añadieron el ala sur y el ala este. Los materiales empleados denotan pobreza y sencillez, la portada
tardorrománica queda tapada por la ampliación del convento.
Antonio Martorell, distribuyó la fachada en tres partes con dos accesos rematados por arcos
ojivales, con un óculo central a modo de rosetón. En la fachada con letras neogóticas se anuncia:
''Convento de Agustinas de San José y Santa Tecla. Antes San Vicente de la Roqueta''.
Finalmente, tras recibir la iglesia nuevos ingresos, la reforma se reanudo levantando una torre
campanario sencilla.
La reforma de Martorell, nos indica que los esfuerzos se centraron en la decoración interior- visible
en los frisos y las pilastras-, siendo los recursos limitados, el exterior queda marcado por la
austeridad y la sencillez de sus formas. Se añadieron algunas obras procedentes del convento de las
agustinas. Hoy en día conservamos el relieve del martirio de San Vicente y la imagen del mártir.
Durante la Guerra Civil, la decoración junto con gran parte del templo fueron destruidos.
Probablemente las molduras y pinturas, desaparecieron durante un incendio en estos tiempos. Solo
al finalizar la guerra, la comunidad de monjas de San José y Santa Tecla regresaron a la Roqueta.
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Con el fin de la Guerra, también llegaron penurias económicas y finalmente las monjas tuvieron que
vender el complejo a un particular que pretendía derruirlo. La noticia llegó a oídos de ilustres
historiadores de la ciudad y a finales de 1973, el Ayuntamiento de Valencia decidió rescindir la
licencia de derribo.
San Vicente de la Roqueta fue declarado monumento histórico artístico y a partir de 1985, el
Servicio de Investigación Argeológica Municipal realizó excavaciones en el claustro localizando la
necrópolis cristiana del siglo IV.
En el interior de la iglesia se recubrieron los muros, se quitaron las tallas por peligro de que cayeran
y se repintaron los retablos dañados. El testero esta presidido por la imagen de Cristo Rey.
Contiene ocho capillas: la del Cristo del Rescate, la de la Virgen de la Cerca y la Purísima, la
dedicada a Santa Rita, la de San Antonio de Padua, la capilla de San Vicente Mártir, la de Nuestra
Señora de la consolidación y la del sagrado Corazón.
En lo referente a la restauración, destaca el papel de Daniel Benito Goerlich, que realizó un estudio
y un proyecto sobre la restauración de la decoración de la iglesia. Hoy en día el resultado es visible
parcialmente en la decoración de las pilastras y en algunas capillas.
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4. Bibliografia.
Historia y Gestión del Patrimonio Artístico.
Gabriela Álvarez Ortega.
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- Enlaces:
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