fundamentos - Mutual de Seguridad

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FUNDAMENTOS
Premio Cultura de Seguridad
Mutual de Seguridad
de la Cámara Chilena de la Construcción
Santiago
2 de Febrero de 2016
FUNDAMENTOS DEL PREMIO CULTURA DE SEGURIDAD
1. ¿Por qué un Premio Cultura de Seguridad?
En el contexto del compromiso y de los múltiples esfuerzos de Mutual de Seguridad
destinados a construir Cultura de Seguridad en sus empresas adherentes, se ha valorado la
importancia de contar con un premio o reconocimiento que implique disponer de un método
sistemático destinado a identificar, evaluar, seleccionar, reconocer y difundir prácticas de
gestión exitosas, con potencial para generar efectos de demostración y ser replicadas por
otras empresas y organizaciones. Lo anterior, en el convencimiento de que mediante el
ejemplo es posible avanzar en el camino de la construcción de una Cultura de Seguridad en las
empresas y organizaciones, y en la sociedad en su conjunto.
De la misma manera, Mutual de Seguridad ha estimado que el desarrollo de herramientas o
sistemas de reconocimiento en los ámbitos de la Prevención de Riesgos y de la Seguridad y
Salud en el Trabajo en general, contribuirían a la mayor valoración social de quienes
constituyen un aporte al establecimiento de una Cultura de Seguridad en Chile. Así, Mutual de
Seguridad busca liderar el proceso de transformación cultural de nuestro país en este ámbito,
y lograr con ello mayor reconocimiento y admiración social.
Teniendo en cuenta lo anterior, Mutual de Seguridad ha planteado el otorgamiento de un
Premio orientado a destacar y reconocer personas que por su iniciativa, liderazgo y gestión,
han impulsado prácticas exitosas, potencialmente replicables, que han contribuido a formar o
desarrollar una Cultura de Seguridad en sus empresas u organizaciones, habiendo logrado
como resultado mejoras significativas y verificables en este ámbito.
La construcción de Cultura de Seguridad supone la existencia de liderazgos capaces de
impulsar la internalización de hábitos y conductas por parte de las personas, los cuales pueden
provenir de distintas partes de una empresa u organización. Es por eso que Mutual de
Seguridad desea destacar a personas que ejerzan su liderazgo, cualquiera sea su ámbito de
influencia y desempeño. En tal sentido, tan importante como el reconocimiento del liderazgo
directivo de Socios o Gerentes, es también relevante el liderazgo de personas que lo ejercen
desde otras posiciones y roles en la organización, tales como Trabajadores Integrantes de
Comités Paritarios o Dirigentes Sindicales o Profesionales de SSO.
En síntesis, el Premio Cultura de Seguridad es un instrumento orientado a identificar y
reconocer prácticas exitosas y a sus protagonistas, generando efectos de demostración y
promoviendo su imitación por parte de otras empresas y el resto de la industria.
1
2. ¿Cómo construimos Cultura de Seguridad?
La literatura especializada le otorga un carácter multidimensional al concepto de Cultura de
Seguridad, identificando algunos rasgos característicos1:
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
Es un concepto que se asocia necesariamente con la noción de grupo u organización.
Destaca la importancia del rol que cada integrante de la organización debe ejercer para su
correcto desarrollo, entendiendo que sus acciones son las que construyen la Cultura de
Seguridad.
Releva la necesidad del compromiso de los altos directivos para su logro. La interacción
con los otros actores de la organización son las que conforman una especie de conciencia
colectiva de Seguridad.
Se refleja en una comunicación fluida entre los distintos niveles organizacionales, que
considera el reporte de los peligros, riesgos, incidentes y accidentes.
De lo expresado, es posible afirmar que para avanzar en la construcción de una Cultura de
Seguridad no basta solo con declarar que la organización cuenta con ella, sino que es
imprescindible la convergencia de un conjunto de condiciones que involucran la revisión de
conductas y escenarios ex ante y ex post, en relación con la identificación de los peligros y de
los riesgos, como también respecto de la ocurrencia de incidentes o accidentes.
Cuando hablamos de Cultura de Seguridad, es necesario tener en cuenta cómo las prácticas de
los actores y la dinámica de las relaciones entre éstos son las que permiten la construcción de
cultura en una organización. Para ello, se han elaborado diversos modelos que permiten medir
y evaluar los grados de interacción y avance en este tipo de relaciones, mediante los cuales es
posible establecer en qué nivel se encuentra una organización en cuanto a su Cultura de
Seguridad.
1
Parker D., Lawrie M., Hudson P. “A framework for understanding the development of organisational safety culture” en
Safety Science, Volumen 44, December 2006, pp. 552 - 562.
2
En el año 2006, Dianne Parker2 propuso un
esquema a partir del modelo del sociólogo Ron
Westrum, donde situaba a las organizaciones
en un modelo ascendente en relación con su
tratamiento de la Seguridad, desde un carácter
“Patológico” (en tanto no se descubra) hasta
uno “Generativo” (la seguridad es el modo con
el que hacemos las cosas). Este último nivel
también implicaba un mayor grado de manejo
de información y de confianza entre los
actores.
Por su parte, la Fundación para una Cultura de
Seguridad Industrial (FONCSI, por sus siglas en
francés), a fines de la misma década, desarrolló
un esquema que relaciona la actividad de
directivos y empresas, en niveles de menor o
mayor participación e interrelación entre
actores, respecto de la seguridad; donde la
Cultura Directiva o Gerencial y la Cultura
Integrada serían los estadios de mayor
desarrollo.
En base a los modelos presentados, cuando nos situamos en un contexto avanzado de Cultura
de Seguridad, las empresas que al menos cuentan con una noción de ella, normalmente, se
situarán en los estadios formalista o gerencial, según el modelo de que se trate. En estos
niveles, es frecuente encontrar procedimientos relativos a aspectos técnicos de la Seguridad y
Salud en el Trabajo, regulados mediante una política sancionada por la plana directiva y
difundida a nivel interno. Además, se cuenta con el reconocimiento de las funciones de
Prevención (Comités Paritarios, Departamentos de Prevención de Riesgos, entre otros).
Probablemente, en su mayor grado de desarrollo, el funcionamiento de todos estos elementos
se traducirá en un ambiente de trabajo adecuado para sus trabajadores y en una baja
considerable y sostenida de las tasas de accidentabilidad y fatalidad.
2
Parker et al. Op. Cit. Pág. 555.
3
Sin embargo, según se señala, en el largo plazo, este status quo comenzará a debilitarse, sea
porque ya fue alcanzado el nivel mínimo esperado o porque las circunstancias no permiten
seguir avanzando en el mismo sentido, experimentando lo que se conoce como meseta3. Este
debilitamiento del modelo, por lo general, da lugar a la ocurrencia de un accidente grave o de
uno que ya se creía controlado; circunstancia que se debe principalmente a dos factores: por
una parte, la ilusión de control de los riesgos cuando un accidente deja de ser recurrente,
tendiendo a sobreestimar la capacidad de una organización para manejar lo que ocurre; y por
otra, el sesgo de optimismo, es decir, la subestimación de los riesgos y de la gravedad de las
consecuencias que pudieren producirse4.
Desde luego, la insuficiencia de este estadio exige avanzar hacia el más alto grado de Cultura
de Seguridad que pudiere existir, donde el modo de hacer las cosas sea pensar con seguridad,
permitiendo enfrentar las debilidades de ilusión de control y sesgo de optimismo, mediante
prácticas que involucren a toda la organización, contando con un alto grado de participación
de todos sus directivos (ejerciendo un liderazgo directivo y participativo), los mandos
intermedios y los operadores o trabajadores de base. Es lo que se conoce como un estadio de
Cultura Integrada o de carácter Generativo.
En relación con estos modelos, Mutual de Seguridad adscribe al modelo presentado por el
FONCSI, para reconocer en sus empresas adherentes ciertos grados de evolución respecto de
su Cultura de Seguridad, y su objetivo principal es hacer avanzar a todas ellas hacia un nivel de
Cultura Integrada.
3. El factor humano y el liderazgo como elementos claves de una Cultura de Seguridad
En la década del ‘90, el psicólogo James Reason identificó como componentes esenciales de
una Cultura de Seguridad, una serie de factores no técnicos, ni medibles de una manera
precisa o exacta, referidos a aspectos más sociológicos o psicológicos (cualidades, habilidades)
de las personas que participan permanentemente de las dinámicas de trabajo en una
organización. Entre ellos, la existencia de una cultura de reportes, donde las personas estén
preparadas para dar cuenta de sus errores, equivocaciones e incumplimientos; y de una
cultura de la confianza, donde exista motivación para proporcionar información relevante
relacionada con la seguridad. Asimismo, se requiere de la voluntad y capacidad necesaria para
estar dispuesto a efectuar las reformas necesarias frente a un entorno de trabajo dinámico y
exigente.
3
Daniellou F., Simard M., Boissieres. “Les cahiers de la sécurité industrielle”. Foundation pour une Culture de Sécurité
Industrielle, Francia, Págs. 13 y 110. Abril 2009.
4
Daniellou F. Op. Cit. Págs.. 110 y ss.
4
Lo anterior confirma que el factor humano resulta crucial en el éxito de los procedimientos
que se diseñen, no solo porque aquel permite enriquecer el relacionamiento entre los diversos
componentes de una organización, generando las sinergias necesarias; sino también porque
otorga la inteligencia y competencia para operar sistemas que respondan tanto respecto de
las situaciones previsibles como de aquellas no previstas.
Sin perjuicio de lo anterior, es necesario tener presente que para la existencia de una Cultura
de Seguridad es necesaria la convergencia de ciertas condicionantes para que esta pueda
avanzar hacia el más alto nivel (nivel Integrada o Generadora). Basándonos en lo expresado
por el FONCSI y por gran parte de la literatura en la materia, se pueden enumerar, al menos,
las siguientes:
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La Seguridad constituye un valor en sí mismo y se sitúa al mismo nivel que los principios
tenidos en cuenta para desarrollar bien su negocio.
Existe un alto grado de participación de todos los actores, no solo en la elaboración de las
reglas que los afectarán directamente, sino que de los procesos de mejora continua en
materia de seguridad.
Existe una comunicación fluida entre los distintos canales de información, ya sea sobre los
procedimientos o sobre la ocurrencia de accidentes e incidentes y los reportes sobre los
riesgos son positivamente considerados como señales de alerta.
Los procesos, mecanismos y estrategias son permanente revisados y los responsables
permanentemente capacitados y orientados. Se emplaza permanentemente a sus
integrantes a no ser autocomplacientes, teniendo siempre en cuenta la posibilidad de un
accidente y los imprevistos en las labores cotidianas. Como contrapartida, se otorgan
herramientas y se establecen criterios para la toma de decisiones en caso de presentarse
algún riesgo.
Existe una conciencia de que se debe “predicar con el ejemplo”. No solo existen quienes se
ocupan del diseño de los procesos, sino que se encuentran permanentemente
supervisando que estos se cumplan y cumpliéndolos a la vez. Esto permite la generación
de dos valores primordiales: la confianza y la credibilidad.
Existe la capacidad de centralización y descentralización, cuando corresponde, según las
circunstancias. Esto refleja la fortaleza de la organización y su capacidad de adaptabilidad.
Existe una capacidad de resiliencia altamente desarrollada. Existe un alto sentido de la
realidad para la toma de decisiones y elaboración de reglas y procedimientos.
Asimismo, en una organización que ya cuenta con un nivel de Cultura de Seguridad Integrada,
es preciso tener en cuenta que la Cultura de Seguridad se apoya, fundamentalmente, en el
compromiso personal de todos los componentes de la organización. Las características de
estos permitirían modelar perfiles de conducta respecto de directivos, niveles intermedios y
trabajadores de base respecto de la Seguridad.
5
Respecto de los cargos directivos, sus conductas se refieren principalmente a:
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Manifestar un alto grado de compromiso con la Seguridad, considerándola como uno de
los principios fundamentales para ejecutar el trabajo. No se sitúa por sobre los
procedimientos ni las regulaciones. Incentiva el cumplimiento de las normas y
procedimientos a través de conductas replicables y ejemplares.
Valorar siempre la importancia de la colaboración mutua.
Manifestar un alto grado de participación en los procesos de diseño, discusión y
evaluación de los procedimientos de seguridad y del trabajo ejecutado por los agentes. Así
también, Desarrolla procesos de mejora continua en un contexto participativo e
integrador.
Mantener un contacto permanente y fluido con los estamentos que le siguen en la
organización, respecto de los reportes en materia de seguridad.
Manifestar una actitud no autocomplaciente con los resultados de seguridad en la
empresa, mediante la revisión permanente de sus sistemas de control, de procedimientos
de reportes y del tratamiento de incidentes y accidentes.
Asegurar que los componentes de su organización cuenten con conocimientos,
herramientas, mecanismos y la autoridad necesarios para tomar decisiones en casos de
peligro inminente.
Por todos estos elementos, en una Cultura de Seguridad Integrada, la alta dirección contará
con un alto grado de convocatoria respecto de la participación del resto de los trabajadores en
los procesos de seguridad.
Respecto de los niveles intermedios y los trabajadores de base, es posible afirmar que:
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La valoración que existe respecto de la Seguridad es coincidente con la planteada por los
altos directivos, toda vez que es fruto de una deliberación conjunta.
Existe una participación activa en la negociación de las reglas de la organización y una
mejor disposición a participar de los procesos, tanto porque son mejor involucrados, como
por la percepción de estar realizando una contribución efectiva a la organización, que
deriva en un reconocimiento de los superiores y una mejor satisfacción del trabajo
realizado.
Existe un alto grado de cumplimiento de las prescripciones en materia de seguridad, pero
las conductas también se dirigen a anticipar las situaciones que pudieren representar un
peligro.
Existe una consideración del respeto por el propio cuidado y el cuidado mutuo.
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
En el caso de los niveles intermedios, estos se constituyen como intermediarios válidos,
tanto para trasmitir los mensajes desde la alta dirección, como para plantear a los
directivos las necesidades en materia de seguridad.
4. La importancia del reconocimiento
La valoración del factor humano constituye un elemento insoslayable en el avance progresivo
hacia el máximo nivel en Cultura de Seguridad. Uno de los elementos principales de esta
constatación es que la labor realizada con un carácter participativo genera mejores resultados
que la sola implantación de normas. Lo anterior, porque al hacer parte de un proceso al
componente mismo que se verá regulado, se reduce la resistencia al cumplimiento, porque las
determinaciones son más ajustadas a su realidad y se reduce al mínimo la posibilidad que
éstas sean irracionales o muy difíciles de cumplir.
Pero también es importante que este tipo de conductas puedan ser reconocidas, sobre todo
cuando cuentan con un alto potencial de replicabilidad. El nivel de motivación de una persona
para con su trabajo depende del reconocimiento que despierte su contribución en la mirada
ajena (superiores, compañeros, subordinados, clientes, proveedores). Este reconocimiento,
que muchas veces se revisa desde su componente económico, genera un efecto mucho más
trascendente, al producir un sentimiento de verdadera contribución al sistema. Es importante
considerar que las conductas seguras, cuando se relacionan con otras al interior de una
organización, resultan fortalecidas cuando se plantean como objetivos que los trabajadores
sienten como propios, en una lógica participativa al interior de la organización.
El reconocimiento a las personas se constituye en una herramienta de gestión al interior de las
organizaciones, que bien puede ser fortalecida en un dominio social más amplio. En dicho
contexto, Mutual de Seguridad considera que el desarrollo de mecanismos de reconocimiento
para personas que contribuyan en materia de Cultura de Seguridad, adicionales a los que ya
fueran aplicados por las empresas, aumentaría el grado de valoración que los trabajadores
tienen de su propia organización. Lo anterior, es posible en la medida que exista una amplia
difusión de aquellas conductas y sus protagonistas, aspecto en el cual Mutual de Seguridad
puede jugar un rol garante y multiplicador como entidad especializada encargada de
identificar, evaluar y validar aquellas prácticas que hayan contribuido en la construcción de
una Cultura de Seguridad, y que merecen ser reconocidas y calificadas como ejemplos a seguir
por parte de la comunidad.
En síntesis, la participación de Mutual de Seguridad permite generar un efecto de
amplificación en el proceso de construcción de Cultura de Seguridad, provocando economías
de ámbito y un mayor alcance en la difusión de buenas prácticas hacia el entorno.
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5. El efecto de demostración como medio para construir Cultura de Seguridad
¿Es posible lograr cambios culturales a través de la promoción de determinados hábitos y
conductas? Lo que hace que las buenas prácticas en materia de Cultura de Seguridad generen
un efecto de demostración y tengan potencial de replicabilidad es el hecho de constituir
experiencias con resultados probadamente positivos. De esta manera, la imitación de dichas
conductas implicará mostrar un patrón y marcar tendencia respecto de cómo es posible
enfrentar los problemas y lograr resultados exitosos. En la medida que las mejores prácticas se
reproducen y se extienden, es posible plantear que se contribuye a un cambio cultural en un
sentido positivo.
En este sentido, Mutual de Seguridad estima que el reconocimiento y difusión de las buenas
prácticas identificadas entre sus empresas adherentes es palanca válida para provocar
imitación entre sus pares, y con ello, impulsar que cada vez más empresas y organizaciones se
sumen, comprometidamente, a la construcción de una Cultura de Seguridad en el país.
Como ya se ha mencionado, la adscripción a una Cultura de Seguridad no es una mera
declaración de principios, pues involucra necesariamente el movimiento de las estructuras
internas en las organizaciones, y por ende, requiere de la participación de liderazgos
comprometidos con lograr transformaciones. Estas personas, como agentes de cambio, serán
capaces de motivar que otros quieran ser como ellos, y reproduzcan aquello que les parece
positivo y valioso. Su capacidad de influir sobre los demás es la palanca de poder del cambio, y
por tanto, cualquier reconocimiento podrá significar un refuerzo a esa palanca de
transformación, superando las fronteras de la organización, alcanzando a la industria y a la
sociedad en un sentido amplio.
De esta manera, Mutual de Seguridad avanza en el camino de lograr que cada vez más
empresas perseveren en la construcción de una verdadera Cultura de Seguridad, ejerciendo
así su rol irrenunciable y motivación original.
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