Sentencia de la Sala de Casación Civil del 29 de

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SALA DE CASACIÓN CIVIL
Exp. N° 2011-000307
Magistrado Ponente: ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ.
En el juicio de nulidad de laudo arbitral, interpuesto ante el Juzgado Superior
Tercero en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, por la sociedad mercantil, INVERSORA BOSQUEMAR,
C.A., representada judicialmente por los abogados, Adolfo Enrique Fuentes, Morella
Salazar Pager, Néstor Arévalo Loreto, Ramón Manyorni Mijares, Jesús Tamara, Anfel
Delgadillo Simonovis, Maryeri Dilena García, Leandro Alfredo De Freitas, contra la
sociedad mercantil, INVERSORA DICASILCA, C.A., representada judicialmente por el
abogado, Gene R. Belgrave Gil, una vez admitido el recurso de nulidad, le corresponde el
conocimiento del mismo, al Juzgado Superior Noveno en lo Civil, Mercantil y del Tránsito
de la mencionada Circunscripción Judicial, el cual dictó sentencia en fecha 11 de marzo de
2011, en la cual declaró: sin lugar el recurso de nulidad de laudo arbitral, por cuanto se
constató que la caución requerida por el legislador en el artículo 45 de la Ley de Arbitraje
Comercial, no había sido constituida hasta esa fecha.
Contra esa decisión del mencionado Juzgado Superior, la representación
judicial de la parte actora, sociedad mercantil Inversora Bosquemar C.A., anunció recurso
de casación. Admitido el recurso, se remitió el expediente a esta Sala de Casación Civil.
En fecha 16 de mayo de 2011, apoderado judicial de la sociedad mercantil
Inversora Bosquemar C.A., presentó escrito de formalización del recurso de casación. No
hubo impugnación.
Concluida la sustanciación del recurso y cumplidas las formalidades de ley, esta
Sala pasa a dictar sentencia, bajo la ponencia del Magistrado que con tal carácter suscribe el
presente fallo.
PUNTO PREVIO
De acuerdo con jurisprudencia reiterada, compete a la Sala de Casación Civil
decidir, en último término, acerca de la admisibilidad del recurso de casación propuesto, no
obstante la admisión que hubiese realizado la instancia. En tal supuesto podrá revocarse el
auto de admisión si se encontrase contrario a derecho, y declararse inadmisible el recurso
interpuesto.
A los fines de constatar la admisibilidad del recurso extraordinario de casación
contra la sentencia recurrida, emanada del Juzgado Superior Noveno en lo Civil, Mercantil
y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, en fecha
11 de marzo de 2011, la Sala procede a transcribir el extracto pertinente, el cual es del
siguiente tenor:
“…La empresa Inversora Dicasilca, C.A, mediante apoderado, se dio por
notificada del auto de admisión dictado en este procedimiento, mediante un
escrito consignado por ante la Secretaría del Tribunal en fecha 16-06-2010.
De modo tal pues que, a partir de esa fecha, todos los interesados o los
posibles interesados en este procedimiento quedaron a derecho. Ahora bien,
el Artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial vigente, establece:
“En el auto por medio del cual el Tribunal Superior admite el recurso se
determinara la caución que el recurrente deberá dar en garantía del
resultado del proceso. El término para otorgar la caución será de diez
(10) días hábiles a partir de dictado dicho auto.
SI NO SE PRESTA LA CAUCIÓN o no se sustenta el recurso, EL
TRIBUNAL LO DECLARARÁ SIN LUGAR…”
Así las cosas, tenemos que, el legislador estableció en forma expresa una
sanción para aquellos supuestos en los cuales el recurrente no constituyere
la garantía requerida para asegurar las posibles resultas del proceso.
…Omissis…
Ahora bien, consta de cómputo practicado por Secretaría (…) que los 10
días de despacho útiles para consignar la caución exigida por el Tribunal,
transcurrieron del modo siguiente:
29-11-2010; 01, 03, 06, 08, 13, 15, 17, 20-12-2010 y 10-01-2011.
Revisadas las actas del expediente, este Tribunal ha constatado que la
caución requerida por el legislador no ha sido constituida hasta la fecha de
la presente decisión, es decir, que transcurrió con creces el lapso previsto
en la ley para la constitución de la caución, sin que el recurrente la
prestara.
Por las razones expuestas, este Tribunal (…) declara SIN LUGAR el
Recurso examinado, todo con fundamento en el artículo 45 de la Ley de
Arbitraje Comercial…”
De la transcripción parcial de la recurrida, se desprenden dos situaciones a
saber:
1.- Que la decisión recurrida es dictada con ocasión de un recurso de nulidad
contra un laudo arbitral.
2.- Que la decisión recurrida declaró sin lugar el recurso de nulidad del laudo
arbitral, de conformidad con el artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial, en virtud de
que transcurrió en demasía el lapso previsto por dicha ley para otorgar la caución, sin que la
misma haya sido prestada por el recurrente.
Ahora bien, en cuanto a la “Anulabilidad del Laudo”, el Capítulo VII, artículos
43 y 45 de la Ley de Arbitraje Comercial, disponen lo siguiente:
“…Artículo 43.
Contra el laudo arbitral únicamente procede el recurso de nulidad. Este
deberá interponerse por escrito ante el Tribunal Superior competente del
lugar donde se hubiere dictado, dentro de los cinco (5) días hábiles
siguientes a la notificación del laudo o de la providencia que lo corrija,
aclare o complemente. El expediente sustanciado por el tribunal arbitral
deberá acompañar al recurso interpuesto.
La interposición del recurso de nulidad no suspende la ejecución de lo
dispuesto en el laudo arbitral a menos que, a solicitud del recurrente, el
Tribunal Superior así lo ordene previa constitución por el recurrente de una
caución que garantice la ejecución del laudo y los perjuicios eventuales en
el caso que el recurso fuere rechazado.
(…)
Artículo 45.
El Tribunal Superior no admitirá el recurso de nulidad cuando sea
extemporánea su interposición o cuando las causales no se correspondan
con las señaladas en esta Ley.
En el auto por medio del cual el Tribunal Superior admite el recurso se
determinará la caución que el recurrente deberá dar en garantía del
resultado del proceso. El término para otorgar la caución será de diez (10)
días hábiles a partir de dictado dicho auto.
Si no se presta la caución o no se sustenta el recurso, el tribunal lo
declarará sin lugar…”
La normativa patria supra transcrita es muy clara y precisa, al establecer que
contra el laudo arbitral únicamente procede el recurso de nulidad, aunado al hecho de que al
no constituirse la caución fijada por el tribunal por ante el cual se interpone el recurso
dentro del lapso previsto en la ley, dicho recurso será declarado sin lugar.
En este orden de ideas, con respecto a la admisibilidad del recurso
extraordinario de casación contra este tipo de decisiones, la Sala ha establecido, entre otras,
en sentencia de fecha 8 de febrero de 2002, caso: Hanover P.G.N. Compressor C.A., contra
el consorcio Cosaconveca, exp. 00-532, lo que a continuación se transcribe:
“...Corresponde a la Sala examinar en definitiva la admisibilidad del
recurso de casación anunciado, con independencia de lo que hubiese
establecido el juez de alzada. A tal efecto, observa:
La sentencia recurrida declaró inadmisible la solicitud de constitución del
tribunal arbitral, con base en que el solicitante alegó y demostró la
existencia de un juicio seguido por una controversia cuya tramitación y
decisión fue comprometida en arbitraje, y ante la negativa de formalización
de la cláusula de compromiso arbitral por la otra parte, el interesado
acudió ante un juez distinto del que está conociendo del juicio ya iniciado,
en contravención de lo dispuesto en los artículos 608 y 609 del Código de
Procedimiento Civil, de conformidad con los cuales dicha solicitud debe ser
formulada en el mismo expediente del juicio en curso. La referida sentencia
fue dictada conforme al procedimiento previsto en los artículos 608 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil, para el reconocimiento de la
existencia y validez de una cláusula de compromiso arbitral.
En relación con ello, la Sala realiza las siguientes consideraciones:
La excesiva litigiosidad, la ritualidad de los procesos, la multiplicidad de
competencias de los tribunales y el reducido número de juzgados en
relación con las causas sometidas a su consideración, entre otros motivos,
han producido retardos considerables en la administración de justicia por
parte del Estado, lo que en definitiva ha causado la pasividad de los
particulares respecto de las arbitrariedades e ilegalidades cometidas y ha
originado desinterés en poner en marcha la actividad jurisdiccional para
obtener el restablecimiento del orden jurídico infringido.
Ante esa realidad, surgió la necesidad de establecer en el ordenamiento
jurídico, medios alternativos de resolución de controversias, entre los que
se encuentra el arbitraje, el cual permite a los particulares resolver sus
diferencias mediante un procedimiento más sencillo y expedito, con la
intervención de terceros ajenos e imparciales, denominados árbitros, a los
que el Estado les atribuye la facultad de juzgar. De esta manera, se permite
la colaboración de los particulares en la solución de conflictos y se evita
mayor congestionamiento en los juzgados.
El arbitraje se encuentra establecido en los artículos 607 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil, y el arbitraje comercial está regulado en la
Ley de Arbitraje Comercial. Entre ellos existe una relación de género a
especie, y por esa razón, las normas que regulan el primero son de
aplicación supletorio en el segundo.
En todo caso, el ordenamiento jurídico venezolano faculta a los particulares
para someter a arbitraje todas o algunas de las controversias que hayan
surgido o puedan surgir entre ellas, respecto de una relación jurídica
contractual o no contractual, salvo las cuestiones de estado, divorcio o
separación de los cónyuges, ni sobre los demás asuntos en los que no es
admisible la transacción.
Esa voluntad de las partes de someterse a arbitraje debe constar por
escrito, sea en un acuerdo independiente o en una cláusula contractual.
Esta última recibe el nombre de cláusula compromisoria, y consiste en la
estipulación mediante la cual las partes se obligan a resolver mediante el
arbitraje, todas o algunas de las diferencias que pudiesen presentarse con
motivo de la ejecución o incumplimiento de dicho contrato. De esta manera,
se establece anticipadamente el mecanismo de resolución de los eventuales
conflictos que pudiesen surgir con ocasión del contrato, el cual resulta más
expedito que la vía judicial.
Ahora bien, respecto de la validez de los compromisos arbitrales resulta
interesante observar que en el Código de Procedimiento Civil derogado, la
parte interesada en hacer valer el compromiso arbitral debía acudir ante
los órganos judiciales competentes para solicitar la formalización del
acuerdo, y si la parte requerida no acudía o se negaba a constituir el
tribunal arbitral, dicho acuerdo carecía de efectividad y los derechos
subjetivos debían ventilarse por jueces y mediante el procedimiento pautado
en la ley (Artículos 503 y 504). Ante esa circunstancia, el arbitraje no logró
consolidarse como medio alternativo de conflictos, pues resultaba sencillo
sustraerse del compromiso arbitral, sin que hubiese posibilidad legal de
constreñir el cumplimiento de la cláusula de compromiso arbitral.
Con la reforma del Código de Procedimiento Civil de 1987, se logran
avances en esta materia, pues el artículo 609 de dicho ordenamiento
establece que de negarse una parte a cumplir el compromiso arbitral, la
otra puede presentar ante el tribunal que deba conocer o esté conociendo el
asunto, el instrumento en el que conste dicho compromiso, expresando las
cuestiones que por su parte quiera someter al arbitramento, luego de lo cual
se ordena la citación de la parte renuente para que conteste acerca del
compromiso en el quinto día siguiente.
Luego, puede ocurrir que el requerido: a) Acepte el compromiso, en cuyo
caso debe señalar las cuestiones que desea someter a arbitramento, y al día
siguiente se procederá a la elección de los árbitros; b) No asista, y en este
supuesto la cláusula se tiene por válida y se procederá a la elección de los
árbitros, quienes decidirán ateniéndose a las cuestiones sometidas a
arbitraje por el solicitante; o c) Niegue la obligación de someter la
controversia a arbitraje, hipótesis en la cual el tribunal abrirá una
articulación probatoria de quince días, y decidirá dentro de los cinco días
siguientes. Este fallo es apelable en ambos efectos, y contra la decisión del
Juez Superior no es admisible el recurso de casación, de conformidad con
lo previsto en el artículo 611 del Código de Procedimiento Civil. Si fuere
establecida la validez de la cláusula compromisoria, la controversia se
sustanciará mediante el procedimiento de arbitraje previsto en el indicado
Código, y el laudo que le ponga fin, si fuere de derecho, será inapelable,
salvo pacto en contrario, por disposición del artículo 624 eiusdem.
Con esta reforma se imprime mayor eficacia al arbitraje como medio
alternativo de resolución de conflictos, y se permite el control de la
arbitrariedad de las partes respecto de la validez y cumplimiento de la
cláusula de compromiso arbitral.
Finalmente, y de manera más categórica y contundente, la Ley de Arbitraje
Comercial dispone en el artículo 5º, que celebrado el acuerdo de arbitraje
las partes se obligan a someter sus controversias a la decisión de árbitros y
renuncian a hacer valer sus pretensiones ante los jueces. Seguidamente,
reitera que el acuerdo de arbitraje es exclusivo y excluyente de la
jurisdicción ordinaria.
Asimismo, los artículos 7 y 25 de dicha ley prevén que el Tribunal Arbitral
tiene competencia, incluso sobre las excepciones relativas a la existencia o
a la validez del acuerdo de arbitraje. Esto es: la validez del acuerdo de
arbitraje comercial no se discute ante jueces, sino ante el Tribunal Arbitral.
Es claro, pues, que la ley establece los mecanismos para asegurar a las
partes la validez y eficacia de las cláusulas de compromiso arbitral.
Hechas estas consideraciones, la Sala observa que en el caso concreto la
sentencia recurrida fue dictada en el procedimiento previsto en los artículos
608 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, para el reconocimiento
de la existencia y validez de la cláusula compromisoria. La sentencia que se
dicte sobre ese particular es apelable, pero no es admisible contra el fallo
de última instancia el recurso de casación, y sólo si fuese establecida la
validez de la cláusula de compromiso arbitral, debe cumplirse el trámite
con arreglo a lo dispuesto en la ley, y el laudo que ponga fin al
procedimiento de arbitraje, si fuere de derecho, será inapelable, salvo
pacto en contrario.
Estas normas ponen de manifiesto la intención del legislador de impedir
que la sentencia o laudo que haya de recaer en el procedimiento de
arbitraje sea revisado en casación, pues ello contraría los principios de
celeridad y de simplicidad que caracterizan este tipo de procedimientos.
En efecto, el recurso de casación constituye un medio de impugnación que
sólo procede por defecto de actividad o quebrantamientos de ley. En el
primer caso, el efecto que produce la declaratoria con lugar de dicho
recurso es la reposición de la causa, y en el segundo, la nulidad de la
sentencia y el reenvío para que ésta sea sustituida, salvo que la Sala case
sin reenvío, de conformidad con lo previsto en el artículo 320 del Código de
Procedimiento Civil. En ambos casos los resultados son fatales en el
proceso, porque ello implica la realización de nuevos actos que deben ser
sufragados por los particulares, y la dilación en la decisión del asunto
controvertido, con el agravante de que la ley permite el ejercicio del recurso
de casación y nulidad contra la nueva sentencia que se produzca con motivo
del reenvío o de la reposición decretada.
Esta circunstancia es más palpable en el caso concreto, pues en la cláusula
compromisoria, de forma determinante, ambas partes acordaron que contra
el laudo no procedería el recurso de apelación y, por consiguiente, tampoco
es admisible el de casación.
Estas consideraciones permiten concluir que por voluntad de la ley y de
las partes, la sentencia que se dicte en el procedimiento previo relacionado
con la existencia y validez del compromiso arbitral, así como el laudo
arbitral que se pronuncie, si fuese establecida la validez del acuerdo de
arbitraje, no son revisables en casación. …” (Negrillas y Subrayado de la
Sala).,
De conformidad con la jurisprudencia antes transcrita, no es revisable en
casación, la sentencia que decida el recurso de nulidad contra el laudo arbitral, por cuanto
ello no está contemplado en la ley y, además, iría en contra de los principios de celeridad y
simplicidad que deben regir el procedimiento de arbitraje.
Sin embargo, la Sala mediante decisión N° 226, de fecha 21 de abril de 2008,
caso: Banco de Venezuela S.A Banco Universal contra Compañía Anónima Seguros
Orinoco (hoy Seguros Mercantil C.A) se pronunció cambiando el criterio, respecto a la
posible admisibilidad del recurso de casación frente a la nulidad del laudo arbitral, en los
términos siguientes:
“…PUNTO PREVIO. El impugnante solicita a la Sala que
declare inadmisible el recurso de casación propuesto por el
demandante con fundamento al siguiente razonamiento:
…Omissis…
Ahora bien, debe esta Máxima Jurisdicción Civil dejar
establecido que , si bien es cierto que sobre la naturaleza
jurídica del arbitraje la doctrina no tiene una opinión unánime,
ya que para unos es un acto jurisdiccional, para otros se trata
de una cuestión de carácter eminentemente privada y la
resolución de las controvers ias que se obtengan a través de
estos procedimientos se materializa en el llamado Laudo
Arbitral, decisión contra la que, sin lugar a dudas y de
conformidad con la normativa legal vigente a tenor de los
artículos 43 y 44 de la Ley de Arbitraje Comercial, s ólo puede
ejercerse el recurso de nulidad y por las causales taxativas allí
establecidas y en ningún caso, salvo si lo han convenido los
litigantes, puede ejercerse contra ellos el medio recursivo de
apelación. También es cierto que el juez competente para
decidir sobre la nulidad del laudo, siempre que este haya sido
dictado por árbitros de derecho, lo es el juez superior del lugar
donde se hubiere emitido el laudo.
Ahora bien, la Sala observa que el impugnante para apoyar su
solicitud de declaratoria de a dmisibilidad del recurso de
casación, cita sentencia de la Sala que señalan tal
inadmisibilidad pero en los casos en que la casación es
ejercida contra el laudo arbitral ; la Sala reitera ese criterio
propio, vertido en las sentencias que citó el impugnante y que
se transcribieron ut supra, pues efectivamente los laudos
arbitrales son dictados fuera de la jurisdicción y sólo el
acuerdo previo de las partes, permitiría un control de grado
superior, incluso ante la máxima jurisdicción civil.
El caso de autos es distinto, pues lo planteado no es la
recurribilidad en casación de un laudo arbitral, sino la
pretensión de nulidad de ese laudo arbitral, que en diferencias,
este si es llevado ante la jurisdicción de los Órganos Judiciales
del Estado, y persiguen únic amente el control de los requisitos
de legalidad de dicho laudo, sin poder entrar a resolver el
mérito de la litis.
Respecto a la posibilidad de impugnar las decisiones que
resuelvan los recursos de nulidad del laudo arbitral , la Sala
se permite citar la o pinión del Dr. Andrés Mezgravis, quien
expone:
“…En su concepción original, el proceso arbitral excluía
toda idea e impugnación
A mediados del siglo XIII, las Siete Partidas, gran
monumento jurídico atribuido al gran rey llamado Alfonso el
Sabio, estable cen que las resoluciones dictadas "por buen
varón", al que las partes acudieran, y que hoy conocemos
con el nombre de laudos arbitrales, son del todo
irrecurribles,
salvo
cuando
hubieren
sido
dictadas
maliciosamente o cuando estuvieren viciadas en alguno d e,
sus requisitos fundamentales.
Se ha dicho que por razones psicológicas y sociales, los
recursos han existido en casi todas la épocas. Pareciera que
el reconocimiento del derecho a impugnar una resolución
responde a una tendencia natural del ser humano f rente al
temor de que se consumen vicios o irregularidades en los
actos. La necesidad de sentir confianza en que una injusticia
podría ser reparada por un nuevo juzgamiento de la
situación, es lo que en definitiva provoca la consagración de
los recursos; l o que a su vez plantea discusiones doctrinales
desde muy antiguo respecto a si debe haber una, dos o más
instancias.
El excesivo deseo de perfeccionar las formas y recursos
procesales, han traído como consecuencia una distorsión de
la finalidad del proceso , al punto de predominar en el
respectivo
juzgamiento
la
rigurosa
revisión
del
cumplimiento de las reglas y hasta técnicas procesales, en
lugar de determinar, en un tiempo razonable, la veracidad de
los argumentos de fondo.
Pareciera que por esas razones, la tendencia actual de las
legislaciones modernas es la de rescatar la principal
finalidad del proceso de justicia y celeridad. Ello, quizás,
explique el apogeo y fervor mundial con que actualmente se
difunde, como una solución mágica, el mecanismo más
antiguo de solución de las controversias (el arbitraje).
(…Omissis…)
RECURSOS QUE PROCEDEN CONTRA LA DECIS IÓN
.JUDIC IAL QUE RESUELVE EL RECURSO DE NULIDAD:
Ya dijimos que uno de los objetivos principales de la Ley de
Arbitraje Comercial, era ofrecer un mecani smo alternativo
que agilizara la resolución de las controversias.
Ahora bien, la Ley de Arbitraje Comercial no prohíbe, como
sí lo hace, por ejemplo, la ley española, que contra la
decisión que resuelve el recurso de nulidad se pueda intentar
el recurso de apelación o el de casación si fuere el caso, y en
razón de que la sentencia que resuelve el recurso de nulidad
proviene en definitiva de la justicia estatal pareciera lógico
sostener que esta sería susceptible de los mismos recursos
ordinarios y extraordi narios que son admisibles contra las
sentencias judiciales en general.
(…Omissis…)
RECURSO DE CASACIÓN, DE INVALIDACIÓN Y DE
AMPARO.
De allí, que en atención a que se trataría de una sentencia de
última instancia que pone fin a un juicio especial
contencioso, de conformidad con el ordinal 2° del artículo
312 del Código de Procedimiento Civil, sería procedente el
recurso de casación, pero sólo obviamente contra las
sentencias que resuelvan los recursos de nulidad relativos a
arbitrajes cuyo interés principal ascienda a la cuantía
exigida.
(…Omissis…)
Siguiendo la línea de pensamiento de Cuenca, de la
sentencia que resuelva la nulidad del laudo habrá recurso de
casación, no sólo si se trata de un arbitraje de derecho, sino
también de árbitros de equidad, porqu e la limitación del
ordinal 4° se refiere a decisiones de equidad, y la decisión
sobre el recurso de nulidad entendemos que es con arreglo al
Derecho.
La Casación italiana en reiterados fallos, ha ratificado la
doctrina antes expuesta, en los siguientes té rminos:
“..La sentencia de la autoridad judicial emitida en el juicio
de nulidad del laudo arbitral, a tenor del art. 829 del Cód.
Proc. Civ., debe considerarse como sentencia pronunciada en
grado de apelación, y como tal, impugnable mediante
recurso en casación, a tenor del art. 360 de dicho Código.
Este principio es aplicable también en la hipótesis de que los
árbitros hayan sido autorizados para decidir según equidad;
también en tal caso se admite, efectivamente, contra el laudo
la acción de nulidad, con la única diferencia de qué ella sólo
puede fundarse en errores in procedendo , y no también en
errores in indicando . Por consiguiente, la sentencia del juez
de las nulidades debe considerarse pronunciada igualmente
en grado de apelación, y como tal, impugn able en casación'.
(Casación, 24 de marzo de 1952, n, 805).
Por último, consideramos que por las mismas razones antes
apuntadas, también cabría la posibilidad de que contra la
sentencia judicial que resuelve el recurso de nulidad,
procedería el recurso de invalidación y la acción de amparo
prevista en el artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo, es
decir, contra decisiones judiciales…”.(Mezgravis, Andrés.
Recursos Contra el Laudo Arbitral Comercial. Publicación
de la Biblioteca de la Academia de Ciencias Pol íticas y
Sociales. Serie Eventos.1999.pp.213, 214, 263,264).
La mayoría de las legislaciones han coincidido en ser muy
celosas en aceptar la posibilidad de ejercer recursos contra el
laudo arbitral y esto encuentra su justificación en el hecho de
que si el compromiso arbitral deviene de un pacto entre los
litigantes a fin de resolver los puntos sobre los que
efectivamente no hayan llegado a ningún acuerdo, relación en
la que prevalece la autonomía de la libertad, es por eso que se
ha tratado de conseguir el equilibrio limitando los medios de
impugnación, en beneficio de mantener la eficacia y celeridad
propias de los procedimientos arbitrales y de esta manera no
desvirtuar la esencia misma de la institución del arbitraje.
Distinto a los casos en que resuelve la nulidad de dicho laudo,
donde ya no interviene el acuerdo entre las partes, sino el
interés del Estado de que se cumplan las exigencias mínimas
que debe cumplir el laudo arbitral para equipararse a una
sentencia con fuerza de cosa juzgada.
Por otro lado, en materia de recursos ordinarios o
extraordinarios el legislador ha entendido su existencia ante
cualquier tipo de pronunciamiento aunque expresamente no lo
prevea, siendo, en consecuencia, claro preciso y expreso
cuando pretenda limitar el ejercicio d e algún medio recursivo a
través normas expresamente así lo determinen. En el caso, no
hay norma expresa que niegue la casación en los casos de
recurso de nulidad de laudo arbitral...”.
De conformidad con la jurisprudencia precedentemente transcrita, se evidencia
que el criterio hasta ahora vigente en la Sala respecto a la admisibilidad del recurso de
casación contra la decisiones que resuelvan el recurso de nulidad del laudo arbitral, es que
el mismo es admisible en sede casacional, en virtud de que el Estado posee interés en que
se cumplan las exigencias mínimas que debe cumplir el laudo arbitral para equipararse a
una sentencia con fuerza de cosa juzgada.
En consecuencia, de conformidad con los razonamientos precedentemente
expuestos, se declara la admisibilidad del presente recurso de casación interpuesto contra la
decisión del Juzgado Superior Noveno en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
mencionada Circunscripción Judicial, dictada en fecha 11 de marzo de 2011, que declaró
sin lugar el recurso de nulidad contra el laudo arbitral.
RECURSO POR DEFECTO DE ACTIVIDAD
I
Con fundamento en el ordinal 1° del artículo 313 del Código de Procedimiento
Civil, se denuncia la infracción de los artículos 206, 15 y 12 eiusdem, por incurrir en
indefensión.
Por vía de fundamentación el formalizante alega lo siguiente:
“…Efectivamente; ciudadanos Magistrados, incurre en indefensión el a quo
ya que en lugar de procurar la estabilidad del proceso mediante una
sentencia que resolviera la pretensión hecha valer en el recurso de nulidad
interpuesto por esta representación, declaró sin lugar el referido recurso
sobre la base de una formalidad no esencial que menoscabó el derecho a la
defensa de nuestra representada.
…Omissis…
Ahora bien, a pesar de que los jueces están en la obligación de decidir las
causas conforme a lo alegado y probado en autos ( pues de lo contrario
causarían indefensión en los particulares ya que estos no obtendrían del
Estado la justicia solicitada), el Juzgado Superior Noveno, mediante la
sentencia recurrida omitió cumplir con ese deber, ya que se abstuvo de
decidir la controversia sometida a su conocimiento bajo la improcedente
consideración que al no haberse consignado la caución establecida en el
artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial el recurso de nulidad debía
declararse sin lugar.
Lo anterior, Honorables Magistrados, es contrario al principio de estabilidad,
así como al derecho a la defensa de nuestra representada, ya que si bien es
cierta la consecuencia jurídica que prevé el artículo 45 de la Ley de Arbitraje
Comercial, no es menos cierto que esa norma, por lo menos en el presente
caso, no ha debido ser aplicada, ya que el Juzgado Superior Noveno Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, al momento de abocarse al conocimiento de la
causa, ordenó la notificación de las partes para la reanudación de la causa y
nada dijo con respecto a la caución; si era la misma que había fijado el
anterior Juzgado Superior así como la oportunidad para su consignación.
En tal sentido si bien el Tribunal Superior Tercero en lo Civil, Mercantil y
del Tránsito de la misma Circunscripción Judicial, quien conoció
primigeniamente y admitió el recurso de Nulidad, fijó el monto de la
caución, no es menos cierto que al abocarse el nuevo Juez al conocimiento
de la causa, debió establecer en su auto de abocamiento, el lapso para que
nuestra representada, luego de transcurrido el lapso de reanudación,
procedería a consignar la caución fijada por el Tribunal Superior Tercero
citado, al no establecerlo así, dejó en estado de indefensión a nuestra
representada.
En efecto, tomando en consideración que el Recurso de Nulidad admitido
por el Superior primigenio (Superior Tercero) había fijado el monto de la
caución, debía otorgar una nueva oportunidad para el cumplimiento de la
obligación, por cuanto se trataba de un nuevo juez quien se encontraba
conociendo del citado Recurso, y no realizar un cómputo donde se deja
establecido que el único lapso que transcurrió fue el de los diez (10) días
para la reanudación de la causa, más los tres (3) que dispone el 90 del
Código de Procedimiento Civil, para que las partes ejercieran el derecho a
recusar al nuevo juez. En ningún momento, ciudadanos Magistrados, el
juzgado de la recurrida fijó la oportunidad para la consignación de la caución
establecida, cercenándose el derecho a la defensa y al debido proceso de
nuestra representada.
Asimismo, la no emisión de la sentencia donde se establezca que la
composición del Tribunal Arbitral no se realizó conforme al procedimiento
establecido expresamente en el acuerdo de arbitraje celebrado entre las
partes según el contenido del artículo 17 de la Ley de Arbitraje Comercial;
supone, a tenor de lo previsto en el artículo 206 del Código de
Procedimiento Civil en concordancia con lo establecido en el artículo 15 y
12 eiusdem, la infracción de normas legales expresas que menoscaban el
derecho a la defensa de nuestra representada, desde que tal proceder
contraría la estabilidad y equilibrio procesal, la igualdad, el deber del juez de
tener por norte de sus actuaciones la verdad y procurar encontrarla en los
límites de su oficio, y en definitiva –se repite- el derecho a la defensa, ya que
priva a nuestra mandante del derecho de obtener una sentencia que resuelva
el recurso de nulidad interpuesto en (sic) laudo arbitral interlocutorio de
fecha 08 de Diciembre de 2009.
En ese sentido, y visto que un Tribunal de segundo grado de jurisdicción no
pudo corregir los vicios que ameritan la nulidad de la recurrida a través de la
aplicación de la reposición sobre la base del artículo 208 del Código de
Procedimiento Civil, ya que el Tribunal Superior conoció, por la
especialidad de la pretensión de nulidad del laudo arbitral, como órgano de
primer y segundo grado de jurisdicción, pedimos respetuosamente a esa
Magistratura que declare con lugar la presente denuncia y al casar el fallo
reponga la causa al estado de que se emita una sentencia que resuelva el
recurso de nulidad interpuesto por INVERSORA BOSQUEMAR C.A..
El principio de confianza legítima y el derecho a la defensa están
íntimamente vinculados. En efecto, la sentencia que se impugna transgrede
directamente el derecho de nuestra representada relativo a la tutela judicial
efectiva, por cuanto viola dos de sus manifestaciones más claras como son la
seguridad jurídica y la confianza legítima en la aplicación (sic) de las leyes
por parte de los Tribunales, ya que al no haberse fijado a nuestra mandante,
la oportunidad para la consignación de caución establecida, sin siquiera (sic)
determinar, de ser necesario, un nuevo monto, ya que ni nada (sic) dijo al
respecto, como punto previo a cualquier otra actuación de tribunal, y haberse
sustanciado el proceso hasta la fase de sentencia, nació en nuestra mandante
nuestra expectativa legítima de obtener una decisión sobre las graves
denuncias que sustentan la nulidad del laudo arbitral impugnado. Igualmente
se violó esa confianza legítima de obtener una decisión sobre las graves
denuncias que sustentan la nulidad del laudo arbitral impugnado.
Igualmente, se violó esa confianza legítima por él a quo al violentar el
sagrado deber de sentenciar el asunto, en un caso en el que se ha formulado
graves denuncias vinculadas al orden público procesal como es la
jurisdicción y competencia del Tribunal Arbitral, en el cual se declaró
competente, violando la norma del artículo 17 de la Ley de Arbitraje
Comercial, optando por sustentar su decisión en un requisito de orden formal
que no constituye una norma de orden público sino que tutela el interés
privado del ganancioso que efectivamente desea ejecutar el laudo arbitral.
Al no haberse pronunciado, una vez se reanudara la causa, por una parte, si
ratificaba el monto de la caución fijada por el Juzgado Superior Tercero
Civil, Mercantil y del Tránsito, quien inicialmente admitió el presente
recurso de nulidad; y por la otra, conceder el lapso respectivo para la
consignación, debió tenerse en cuenta, en el caso concreto el desarrollo del
proceso a la luz del principio de confianza legítima y de la estabilidad del
proceso, lo cual, en definitiva, es adecuarse al derecho a la defensa de las
partes, por lo que al pretender exigir la caución sin pronunciarse sobre las
irregularidades contenidas en la sustanciación del Laudo Arbitral, se violó el
derecho a la defensa de nuestra representada previsto en los artículos 15, 12
y 206 del Código de Procedimiento Civil, así pedimos sea declarado por esa
honorable Sala para anular el fallo recurrido…”.
Para decidir, la Sala observa:
Alega el formalizante que el juez de alzada incurrió en la infracción de los
artículos 12, 15 y 206 del Código de Procedimiento Civil, por declarar sin lugar el recurso
de nulidad del laudo arbitral, por el no cumplimiento de una formalidad que la parte
formalizante estima no esencial, como lo es la falta de presentación de la caución.
En ese sentido, alega el recurrente que el juez del Tribunal Superior Tercero, al
admitir el recurso de nulidad, fijó el monto de la caución, pero al abocarse el nuevo juez del
Juzgado Superior Noveno, al conocimiento de la causa, éste debía fijar un nuevo monto de
caución para que las partes estuvieren contestes y proceder de seguida al nuevo cómputo
del lapso de los diez (10) días para presentar la ya mencionada caución, lo cual no hizo,
causando indefensión a las partes.
Para verificar las aseveraciones del formalizante, resulta pertinente examinar las
actas que constan en el expediente:
El Juzgado Superior Tercero en lo Civil Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, mediante auto de fecha 22 de
enero de 2010 que cursa a los folios 631 de la primera pieza del expediente, acordó lo
siguiente:
“…Por recibida la acción de NULIDAD DE LAUDO ARBITRAL,
interpuesto por la sociedad mercantil INVERSORA BOSQUEMAR, C.A.,
contra la decisión arbitral dictada el 08 de diciembre de 2009 por el Tribunal
Arbitral integrado por los árbitros …, proferido en el proceso arbitral
seguido por la sociedad mercantil INVERSORA DICASILCA C.A. en
contra de la empresa INVERSORA BOSQUEMAR C.A.
Este Tribunal a los fines de proveer sobre la admisión y de conformidad con
lo establecido en el artículo 43 de la Ley de Arbitraje Comercial, acuerda
requerir el expediente original. En tal sentido ofíciese al CENTRO DE
ARBITRAJE DE LA CAMARA DE COMERCIO CARACAS, a los fines
de que remita a este Juzgado Superior tercero el expediente signado por el
N° CA01-A-2008-000010 contentivo del arbitraje seguido por la
INVERSORA DICASILCA C.A. en contra de la empresa INVERSORA
BOSQUEMAR C.A…”
El Juzgador Superior Tercero en lo Civil Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, declaró la admisibilidad del
recurso de nulidad mediante decisión de fecha 31 de mayo del 2010, (Folios 39 al 45), y
cuyo auto expresa lo siguiente:
“…Fija como monto de la caución que deberá constituir la parte accionada
para la suspensión de la ejecución del laudo y los posibles daños en el caso
de que el recurso fuere rechazado, la cantidad de DOSCIENTOS
CINCUENTA MIL BOLÍVARES FUERTES (bs F. 250.000,00), suma
fijada prudencialmente por este juzgado, la cual deberá constituir la parte
recurrente dentro de los diez (10) días de despacho siguientes, una vez que
conste en autos que la accionante se dio por notificada del presente auto.
Asimismo, líbrese boleta de notificación y oficio participándose lo
conducente, una vez sean consignados los fotostatos respectivos para su
certificación.
En consecuencia, queda admitido el laudo interpuesto por la sociedad
mercantil Inversora Bosquemar C.A. en contra del Laudo arbitral
Interlocutorio dictado el 08 de diciembre de 2009 por el Tribunal Arbitral
integrado por los árbitros …, y así se declara administrando justicia en
nombre de la República Bolivariana de Venezuela y pro autoridad de la
Ley…”.
En fecha 16 de junio de 2010, el apoderado judicial de la Sociedad Mercantil
Inversora Dicasilca C.A., se dio por notificada de la admisión del recurso de nulidad del
laudo arbitral, declarada por el Juzgador Superior Tercero en lo Civil Mercantil y del
Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, (folios 46 al 47
de la segunda pieza del expediente).
Por escrito de fecha 18 de junio de 2010, el Juez ALEXIS JOSÉ CABRERA
ESPINOZA, se inhibió de seguir conociendo la causa, por amistad manifiesta entre él y el
apoderado judicial de la Sociedad Mercantil Inversora Dicasilca C.A. (folio 48 de la
segunda pieza del expediente).
Mediante auto de fecha 03 de noviembre de 2010, (folio 54 de la segunda pieza
del expediente) se aboca al conocimiento de la causa, el nuevo juez del Juzgado Superior
Noveno en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, y textualmente en dicho auto, señala lo siguiente:
“…Por recibido el presente expediente proveniente del Juzgado Superior
Tercero en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de esta misma Circunscripción
Judicial, me ABOCO al conocimiento de la presente causa en el estado en
que se encuentra. En consecuencia, notifíquese a las sociedades mercantiles
INVERSORA DICALSICA C.A. e INVERSORA BOSQUEMAR, C.A., del
referido abocamiento, a fin de hacerles saber que transcurridos como sean
DIEZ (10) DIAS DE DESPACHO, establecidos en el artículo 14 del Código
de Procedimiento Civil, sucedidos de los TRES (3) DIAS DE DESPACHO,
a que se refiere el artículo 90 eiusdem, continuará el curso legal de la
presente causa…”
En fecha 08 de noviembre de 2010, mediante diligencia se da por notificado el
apoderado judicial de la parte actora. (Folio 57 de la segunda pieza del expediente).
El Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, mediante decisión de fecha 11 de marzo de
2011, declaró lo siguiente:
“…Mediante auto del 31-05-2010, el Juzgado Superior Tercero en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de esta misma Circunscripción Judicial, órgano al
cual correspondió conocer de ésta causa originalmente, admitió el
procedimiento en cuanto ha lugar en derecho y de conformidad con lo
previsto en el artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial, declaró:
“Fija como monto de la caución que deberá constituir la parte accionante
para la suspensión de la ejecución del laudo y los posibles daños en el caso
de que el recurso fuere rechazado, la cantidad de Doscientos Cincuenta Mil
Bolívares Fuertes (Bs F. 250.000,00), suma fijada prudencialmente por este
Juzgado, la cual deberá constituir la parte recurrente dentro de los diez (10)
días de despacho siguientes, una vez que conste en autos que la accionante
se dio por notificada del presente auto…”.Ahora bien, la empresa Inversora Dicasilca, C.A, mediante apoderado, se dio
por notificada del auto de admisión dictado en este procedimiento, mediante
un escrito consignado por ante la Secretaría del Tribunal en fecha 16-062010.De modo tal pues que, a partir de esa fecha, todos los interesados o los
posibles interesados en este procedimiento quedaron a derecho.Ahora bien, el artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial vigente,
establece:
“…En el auto por medio del cual el Tribunal Superior admite el recurso se
determinará la caución que el recurrente deberá dar en garantía del resultado
del proceso. El término para otorgar la caución será de diez (10) días hábiles
a partir de dictado dicho auto.
SI NO SE PRESTA LA CAUCIÓN o no se sustenta el recurso, EL
TRIBUNAL LO DECLARARÁ SIN LUGAR.
Así las cosas, tenemos que, el legislador estableció en forma expresa una
sanción para aquellos supuestos en los cuales el recurrente no constituyere la
garantía requerida para asegurar las posibles resultas del proceso.Si en un lapso de diez días a partir de la fecha del auto, no se consigna el
monto fijado como garantía, el Tribunal debe proceder a declarar sin lugar el
recurso interpuesto.Ahora bien, consta de cómputo practicado por Secretaría, con vista del Libro
Diario llevado por ese Tribunal, que los 10 días de despacho útiles para
consignar la caución exigida por el Tribunal, transcurrieron del modo
siguiente
29-11-2010; 01, 03, 06, 08, 13, 15, 17, 20-12-2010 y 10-01-2011.Revisadas las actas del expediente, este Tribunal ha constatado que la
caución requerida por el legislador no ha sido constituida hasta la fecha de la
presente decisión, es decir, que transcurrió con creces el lapso previsto en la
ley para la constitución de la caución, sin que el recurrente la prestara.Por las razones expuestas, este Tribunal Superior Noveno en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, obrando en nombre de la República Bolivariana
de Venezuela y por autoridad de la Ley, declara SIN LUGAR el Recurso
examinado, todo con fundamento en el artículo 45 de la Ley de Arbitraje
Comercial…”.
De las precedentes actas del expediente se desprende que una vez que el
Juzgado Superior Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, ordenó la notificación de las
partes y fijó el monto de la caución, la parte demandada se dio por notificada y,
posteriormente al abocamiento del nuevo juez, luego de la inhibición, se ordenó la
notificación. De forma inmediata, al día siguiente, la parte actora se dio por notificada,
posteriormente el nuevo juez pidió un cómputo para verificar el lapso transcurrido para la
constitución de la caución; al respecto el Juzgado Superior Noveno de Primera Instancia en
lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, declaró sin lugar el recurso de nulidad del laudo arbitral, con fundamento, en que
había trascurrido en demasía el lapso para la constitución de la caución, previsto en el
artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial, sin que la parte actora la hubiese constituido.
Al respecto, el formalizante aduce, que el juez de alzada incurrió en menoscabo
al derecho de defensa, e infringió el principio del debido proceso, pues lo que debía hacer el
ad quem, en su criterio, era dictar un auto donde precisara el lapso comenzaba a correr los
diez (10) días para presentar caución, en lugar de proceder a declarar sin lugar el recurso de
nulidad por falta de caución.
Ahora bien, sobre el alegato del recurrente referido a que el juez debía dictar un
nuevo auto en el que fijaran caución y lapso para su constitución, es necesario tomar en
consideración los artículos 93 y 103 del Código de Procedimiento Civil, los cuales
expresan textualmente, lo siguiente:
“...Artículo 93: Ni la recusación ni la inhibición detendrán el curso de la
causa, cuyo conocimiento pasará inmediatamente mientras se decide la
incidencia, a otro Tribunal de la misma categoría, si lo hubiere en la
localidad, y en defecto de este, a quién deba suplirlo conforme a la Ley. Si la
recusación o la inhibición fuere declarada con lugar, el sustituto continuará
conociendo del proceso, y en caso contrario pasará los autos al inhibido o
recusado..”.
Artículo 103: Ni la recusación ni la inhibición tienen efecto alguno sobre los
actos anteriores…”
De las precedentes normas transcritas, se desprende las consecuencias jurídicas
que surgen una vez que se da una recusación o inhibición en el proceso, las cuales son, de
acuerdo con el artículo 93 del Código de Procedimiento Civil que: “… no se detendrá el
curso de la causa, cuyo conocimiento pasará inmediatamente mientras se decide la
incidencia, a otro Tribunal de la misma categoría.., y si la recusación o la inhibición fuere
declarada con lugar, el sustituto continuará conociendo del proceso…”, es decir, no afecta
ningún acto del proceso.
En sintonía con lo antes expuestos, el artículo 103 del Código de Procedimiento
Civil dispone, que ni la inhibición ni la recusación tienen efecto alguno sobre los actos
procesales anteriores.
De acuerdo con las actas del expediente del caso bajo estudio, se evidencia que
el Juzgado Superior Tercero de en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, efectivamente, dictó un auto de fecha 31 de
mayo de 2010, donde fijó la caución de conformidad con el artículo 45 de la Ley de
Arbitraje Comercial, y procedió a ordenar la notificación de las partes. Posterior a ello,
hubo la inhibición mediante escrito de fecha 18 de junio y, el 3 de noviembre, se produce el
abocamiento del nuevo juez, mediante el cual ordena la notificación de las partes, y el 8 de
noviembre de 2010 se da por notificada la parte actora.
Es el caso, que siendo la parte actora la que tenía la carga de presentar caución,
luego de haberse dado por notificada, después del abocamiento del nuevo juez, no lo hizo,
aún cuando tenía el deber de presentarla de conformidad con lo previsto en el auto de fecha
31 de mayo de 2010, ya que de acuerdo con el citado artículo 103 del Código de
Procedimiento Civil, la inhibición del Juez de la causa, no anulaba ni modificaba la
decisión del Juzgado Tercero, en la que se fijaba la caución de Doscientos Cincuenta Mil
Bolívares (Bf. 250.000,00), razón por la cual, la parte accionante INVERSORA
BOSQUEMAR, C.A., debía cumplir con lo estipulado en el artículo 45 de la Ley de
Arbitraje Comercial, sin necesidad de que el nuevo juez que se abocaba al conocimiento de
la causa, dictara otro auto donde fijara una nueva caución.
Ante dicha circunstancia, al no constituirse la caución, el Juzgado Noveno en lo
Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, declaró sin lugar el recurso de nulidad del laudo arbitral, de conformidad con el
artículo 45 de la Ley de arbitraje comercial.
Respecto de esa decisión el recurrente alegó que el juez de alzada actúo en
contra del derecho de defensa, y transgredió el principio del debido proceso, pues,
consideró que la caución representa un formalismo o una condición de validez del recurso
de nulidad del laudo arbitral.
El citado artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial, establece lo siguiente:
“...El Tribunal S uperior no admitirá el recurso de nulidad
cuando sea extemporánea su interposición o cuando las
causales no se correspondan con las señaladas en esta Ley.
En el auto por medio del cual el Tribunal Superior admite el
recurso se determinará la caución que e l recurrente deberá dar
en garantía del resultado del proceso. El término para otorgar
la caución será de diez (10) días hábiles a partir de dictado
dicho auto.
Si no se presta la caución o no se sustenta el recurso, el
tribunal lo declarará sin lugar… ”(Subrayado de la Sala).
De la lectura de la citada norma, se desprende que la consecuencia jurídica
procesal de la falta de presentación de caución, es la declaratoria sin lugar del recurso de
nulidad interpuesto contra el laudo arbitral.
De la interpretación del artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial, en
relación a la caución que se exige ante la interposición de un recurso de nulidad del laudo
arbitral, la Sala en decisión de fecha 21 de abril de 2008, en el caso: Gerencia y control
de
Ingeniería,
S.A.
(GYCSA),
contra
la
Venezolana de ascensores (CAVENAS), expresó:
empresa
mercantil
C.A.,
“…De lo expuesto, tal como lo estableció la recurrida, es
evidente que a la accionante en nulidad de laudo arbitral se le
concedieron todas las oportunidades prevista s por la ley para la
presentación de la caución a que se refiere el artículo 45 de la
Ley de Arbitraje Comercial, e incluso se le concedió más de los
diez (10) días hábiles a que se refiere la norma citada.
Asimismo, la Sala pudo constatar su participación activa,
primero en el reconocimiento de su obligación de caucionar
para que proceda la sustanciación y análisis de la demanda,
pues fueron constantes pidiendo a través de diligencias y
escritos, que se fijara la caución omitida en el auto de
admisión, lue go pidiendo la sustitución de la establecida por el
Juez por otra y, una vez sustituida como fue solicitado,
pidiendo nuevamente que se sustituyera por otra y; en segundo
lugar, porque ejerció el medio recursivo que le ha permitió
impugnar la decisión que resolvió respecto a sus pedimentos y
que declaró sin lugar el recurso de nulidad.
Aunado a lo anterior, que ya serviría a esta Suprema
Jurisdicción Civil para desechar la presente denuncia, los
recurrentes aducen que tal señalamiento establecido en el
artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial, constituye un
formalismo y no un requisito esencial.
En este orden de ideas, la Sala en decisión N° 859, de fecha 5
de mayo de 2006, caso Carlos A. Vargas M. y otra contra
Mercainmuebles, C.A., Expediente N° 2005 -000827, con
ponencia del Magistrado que con tal carácter suscribe la
presente, señaló:
“…En cuanto a la necesidad de mantener las formas
procesales establecidas en la ley, la Sala Constitucional en
sentencia N ° 2984 de fecha 29 de noviembre de 2002, Exp.
N° 01-1488, en el caso de Lerry Paúl Rubio Rosales,
dispuso:
“…En tal sentido, las formas procesales , explica la doctrina
procesal (BER IZONCE, Roberto. La nulidad en el proceso .
La Plata. Ed. Platense. 1967. p. 55 -56), se establecen para
ser cumplidas y su inobservancia puede configurar una
irregularidad, la nulidad del acto o su inexistencia. Cuando
hay una mera irregularidad el acto conserva su esencia por
cubrir las mínimas condiciones exigidas para ser
considerado como tal, no obstante la falta de algun o de sus
elementos, por lo que será un acto imperfecto aunque
plenamente eficaz y normalmente producirá la aplicación de
una corrección disciplinaria al infractor. Por su parte, el
acto nulo es aquel al que le faltan algunos de sus requisitos
legales y que da privado de sus efectos normales, por lo que
será un acto imperfecto e ineficaz. “ Hay nulidad sea que el
acto contenga un déficit estructural esencial , sea que en su
producción no se hubiere observado el orden lógico de
colocación dentro del proceso .” Finalmente, la inexistencia
implica un no acto pues el elemento que le falta es de tal
entidad que el acto mismo no puede concebirse sin él, como
el caso de una sentencia dictada por quien no es juez,
produciéndose la ineficacia absoluta y el acto en tal
condición no puede ser confirmado, ni convalidado, ni
necesita ser invalidado, ni puede ser ejecutado…” (Cursivas
y subrayado del texto, negrillas de la Sala).
Posteriormente, esa misma Sala, en decisión N° 859, de
fecha 5 de mayo de 2006, Exp. N° 01 -451, en el caso de
Megalight Publicidad, también dijo:
En efecto, la ausencia de determinadas formas de los actos
procesales
cuya
presencia
es
determinante para
condicionar su validez dentro del proceso , no puede ser
suplantada de ninguna manera , en razón de que su
ausencia,
hace
que
automáticamente
queden
desnaturalizados, siendo solamente la reposición dentro
de la causa, el medio capaz de lograr su subsanación . Tal
exigencia deviene del principio de legalidad de las formas
procesales, el cual impera, pues aunque el artículo 257
constitucional impone para la realización de la justicia la
instauración de un proceso depurado y libre de
formalismos , ello no desdice de la necesidad de
permanencia de aquellas formas que sustentan la propia
validez de los actos procesal es y que son reflejo del
principio de transparencia esencial en el ejercicio de la
función pública. En este sentido, esta Sala en sentencia
dictada el 14 de diciembre de 2005, (caso: Unidad Miguel
Ángel Villalobos Fuenmayor.), señaló:
“En tal sentido, la S ala destaca que uno de los principios
rectores en materia adjetiva es el principio de la legalidad
de las formas procesales, según el cual los actos del
proceso deben practicarse de acuerdo con las formas
consagradas en el ordenamiento jurídico, para produ cir los
efectos que la ley le atribuye ; al respecto, el artículo 11 de
la Ley Orgánica Procesal del Trabajo dispone que „los actos
procesales se realizarán en la forma prevista en la ley (...)‟.
Vistas las consideraciones anteriores, es necesario precisar
que, si bien del artículo 257 constitucional deriva el
principio antiformalista, según el cual no se sacrificará la
justicia por formalismos inútiles, el mismo „no quiere decir
que las formas procesales carezcan de significación en la
ordenación del proces o, pues no puede dejarse al arbitrio de
las partes ni su cumplimiento ni la decisión del momento en
que van a cumplirlas‟ (Cf. F. Garrido Falla y otros:
Comentarios a la Constitución , 3ª edición ampliada, Madrid,
Civitas Edic., 2001 , p. 539)”.
Lo señalado anteriormente permite destacar en criterio de
este fallo, lo primordial de las formas procesales como
elementos consustanciadores que otorgan integridad y
linealidad al proceso, por lo que en contra de los llamados
formalismos proscritos por el artículo 25 7 constitucional,
prevalecen aquellos requisitos imprescindibles e inherentes a
su naturaleza procesal, y sin cuya presencia, perdería el
proceso su finalidad como instrumento dirimente de los
problemas judiciales entre las partes, primordial para la paz
social.
Los elementos esenciales de la sentencia son parte de las
formalidades necesarias para su validez y eficacia, no solo
del acto decisorio en sí, sino del proceso, para lo cual,
precisamente fue constituido. La ausencia de uno de los
señalamientos de las partes, y el argumento bajo el cual la
sentencia sostiene las premisas a partir de las cuales se
dictaminó el dispositivo, son caracteres imprescindibles que
no pueden excluirse.
Por ende, al constatarse que el fallo original no se encuentra
estructurado en su totalidad, esta Sala declara su nulidad, y
en consecuencia, se repone la causa…” (Cursivas del texto,
negrillas y subrayado de la Sala).
Tal como claramente se desprende de la doctrina casacionista
transcrita, las “...formas de los actos procesale s cuya
presencia es determinante para condicionar su validez
dentro del proceso, no puede ser suplantada de ninguna
manera, en razón de que su ausencia, hace que
automáticamente queden desnaturalizados...” , pretender
señalar –como alegan los formalizantes - que la caución
exigida por el artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial
es un formalismo no esencial, escapa de la realidad procesal,
toda vez que ella va dirigida a garantizar los daños que
puedan causarse al evitar, con la demanda de nulidad, la
ejecución del laudo arbitral; recurso que constituye una
excepción al cumplimiento inmediato del mismo, pues su
interposición, obliga a que el órgano jurisdiccional revise los
presupuestos legales que debieron cumplirse en la
sustanciación de dicho laudo arbit ral. Por tanto, con el
alegato de que tal requisito de caución contenido en el tanta
veces citado artículo 45, se pretende trasladar a la recurrida,
la omisión en que incurrieron al no consignar la fianza
acordada, todo lo cual deja establecido de manera c lara y
precisa que no hay la indefensión delatada, por cuanto se le
garantizó al recurrente las oportunidades necesarias para que
diera cumplimiento con lo ordenado en el artículo 45 de la
Ley de Arbitraje Comercial…”
De acuerdo a la jurisprudencia precedentemente transcrita, la caución
representa una formalidad esencial en el procedimiento de nulidad del laudo arbitral, que
garantizará los daños y perjuicios que se puedan ocasionar con tal procedimiento.
En consecuencia, y de conformidad con los razonamientos precedentemente
expuestos, se evidencia que la parte actora incumplió con su obligación de presentar
caución y, como resultado de ello, el ad quem declaró sin lugar la pretensión, decidiendo
conforme a derecho, es decir, de acuerdo a lo previsto en el artículo 45 de la Ley de
Arbitraje Comercial, sin causar menoscabo al derecho de defensa, razón por la cual, no hay
quebrantamiento de formas procesales y, menos aún, la infracción de los artículos 12, 15 y
206 del Código de Procedimiento Civil, motivo por el cual, se declara la improcedencia de
la presente denuncia, y así se decide.
II
Con fundamento en el ordinal 1° del artículo 313 del Código de Procedimiento
Civil, se denuncia la infracción del artículo 244 eiusdem, por incurrir en el vicio de
inmotivación.
Por vía de fundamentación, el formalizante alega lo siguiente:
“…En efecto, Ciudadanos Magistrados, el fallo impugnado resulta
inmotivado por cuanto no contiene ningún razonamiento de hecho o de
derecho en que pueda sustentarse su dispositivo, por cuanto solo se limita a
expresar:
…Omissis…
De la manera que antecede, sin hacer las precisiones y explicaciones
necesarias que hagan saber a esta representación la fundamentación en que
se basó la recurrida para declarar sin lugar el recurso, sin percatarse que una
vez recibido el expediente y abocado el Juez superior, nada dijo sobre la
caución ni el término o lapso para su cumplimiento, lo único que hizo fue
señalar el lapso para la reanudación de la causa seguido de los tres (3) días a
que alude el artículo 90 del Código de Procedimiento Civil, referente al
derecho de recusar al juez.
La jurisprudencia de esa honorable Sala ha establecido, al interprete el
requisito de la motivación de la sentencia, que el fallo debe expresar de
manera expresa, positiva y precisa, y sin (sic) que haya lugar a equívocos,
sobreentendidos ni remisiones a las actas del expediente, los motivos que
tuvo el juez para acoger o desechar una petición determinada. Afirma sin
más, que mi representada no consignó el monto de la caución, en un lapso
que nunca fijó, ni tampoco determinó si ratificaba el monto previamente
fijado por el Juzgado Superior que en un principio conoció y admitió el
recurso, constituye, sin duda alguna, inmotivación total del fallo impugnado
total del fallo impugnado por que es procedente la nulidad del mismo y así
pedimos sea declarado...”.
Para decidir, la Sala observa:
Alega el formalizante que el juez de alzada incurrió en inmotivación del fallo,
debido a que el mismo no contiene ningún razonamiento de hecho y de derecho que lo
fundamente.
La motivación de la sentencia, requisito exigido según lo preceptuado en el
artículo 243 ordinal 4º del Código de Procedimiento Civil, resulta de indispensable
cumplimiento, pues, deviene de la argumentación que realiza el juez para apoyar su fallo,
elemento que, por lo demás, es un requisito de orden público, por lo que debe el Juez,
expresar en aquél, las razones (de hecho y de derecho) en que se fundamenta y que avalan
su decisión.
De esta manera se previene una actuación arbitraria de quien juzga, y se
patentiza el control de la legalidad de la sentencia. La jurisprudencia de este Máximo
Tribunal ha mantenido el criterio, de forma pacífica y de vieja data, en acatamiento a lo
ordenado por el Código Adjetivo Civil, según el cual una sentencia que no cumpla con los
requisitos previstos en el artículo 243 de ese cuerpo legal, se encuentra viciada de nulidad
tal como sanciona el artículo 244 eiusdem.
Sobre el punto relacionado con la infracción del ordinal 4° del artículo 243 del
Código de procedimiento Civil, la Sala en sentencia de fecha 3 de octubre de 2003,
expediente N° 02-386 en el juicio de Doris Helena Lozada Pérez contra Marbella Pérez de
González, ratificada en decisión de fecha 6 de febrero de 2006, caso: DIGITEL, C.A.,
contra NOKIA DE VENEZUELA, C.A., señaló:
“…Con relación al vicio de inmotivación, la Sala en sentencia
de 6 de agosto de 1986, criterio reiterado en fallo nº 116
dictado el 13 de abril de 2000, juicio Salvador Ramírez Campos
contra Rosalba Colombo de Vi venes y Cruz Antonio Vivenes
García, expediente N° 99-108, con ponencia del Magistrado que con tal
carácter suscribe ésta , señaló:
El artículo 243, ordinal 4º, del Código de Procedimiento Civil,
exige al Juez señalar los motivos de hecho y de derecho en que
fundamenta su decisión. La Sala en fallo del 6 de agosto de 1986
y reiterando criterio de vieja data, precisó lo que se entiende por
motivación:
El señalamiento de los diversos motivos y argumentaciones que el
juzgador ha tenido en cuenta para llegar a la conclusión que configurará
la parte dispositiva de la sentencia.
La ley exige al juzgador que exponga el proceso lógico mediante el cual
concluirá en su decisión, con el fin de garantizar que no serán dictadas
sentencias arbitrarias, y con el propósito d e permitir a las partes,
mediante la reconstrucción de dicho proceso lógico, la apreciación de
las razones de hecho y de derecho que ha tenido en mente el
sentenciador para pronunciar la correspondiente declaración de
certeza’.
Igualmente, se ha indicado q ue el fallo debe estar constituido
por las razones de hecho y de derecho que dan los jueces como
base del dispositivo. En este sentido, el fundamento de las razones
de hecho parten del establecimiento de los mismos, tomando en
cuenta las pruebas de autos q ue los demuestren; y las razones
de derecho están basadas en la aplicación a los hechos, de los
preceptos legales pertinentes…”
En consecuencia, de lo expresado y bajo el criterio sostenido por esta Máxima
Jurisdicción trascrito supra, resulta un deber ineludible del juez, fundamentar
suficientemente su sentencia para que de esta manera, se permita al lector entender el por
qué se llegó a dicha conclusión.
Ahora bien, aún cuando en la denuncia bajo análisis, el formalizante solo alega
la infracción del artículo 244 del Código de Procedimiento Civil y omite la delación del
artículo 243 ordinal 4° eiusdem, se observa que, por cuanto los argumentos de la denuncia
se encuentran dirigidos a atacar una supuesta inmotivación, la Sala extrema sus facultades y
pasa a analizar la presente denuncia, en los siguientes términos:
Para verificar las aseveraciones expuestas por el formalizante, se
pasa a transcribir algunos extractos de la sentencia recurrida:
“…Mediante auto del 31-05-2010, el Juzgado Superior Tercero en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de esta misma Circunscripción Judicial, órgano al
cual correspondió conocer de ésta causa originalmente, admitió el
procedimiento en cuanto ha lugar en derecho y de conformidad con lo
previsto en el artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial, declaró:
…Omissis…
Ahora bien, la empresa Inversora Dicasilca, C.A, mediante apoderado, se dio
por notificada del auto de admisión dictado en este procedimiento, mediante
un escrito consignado por ante la Secretaría del Tribunal en fecha 16-062010.De modo tal pues que, a partir de esa fecha, todos los interesados o los
posibles interesados en este procedimiento quedaron a derecho.Ahora bien, el artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial vigente,
establece:
…Omissis…
Así las cosas, tenemos que, el legislador estableció en forma expresa una
sanción para aquellos supuestos en los cuales el recurrente no constituyere la
garantía requerida para asegurar las posibles resultas del proceso.Si en un lapso de diez días a partir de la fecha del auto, no se consigna el
monto fijado como garantía, el Tribunal debe proceder a declarar sin lugar el
recurso interpuesto.Ahora bien, consta de cómputo practicado por Secretaría, con vista del Libro
Diario llevado por ese Tribunal, que los 10 días de despacho útiles para
consignar la caución exigida por el Tribunal, transcurrieron del modo
siguiente:
29-11-2010; 01, 03, 06, 08, 13, 15, 17, 20-12-2010 y 10-01-2011
Revisadas las actas del expediente, este Tribunal ha constatado que la
caución requerida por el legislador no ha sido constituida hasta la fecha de la
presente decisión, es decir, que transcurrió con creces el lapso previsto en la
ley para la constitución de la caución, sin que el recurrente la prestara.Por las razones expuestas, este Tribunal Superior Noveno en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, obrando en nombre de la República Bolivariana
de Venezuela y por autoridad de la Ley, declara SIN LUGAR el Recurso
examinado, todo con fundamento en el artículo 45 de la Ley de Arbitraje
Comercial…”.
En este sentido, de la transcripción del fallo de alzada, se observa
que en realidad el Sentenciador de mérito expuso: “… Que según consta de
cómputo practicado por Secretaría, con vista del Libro Diario llevado por ese Tribunal,
que los 10 días de despacho útiles para consignar la caución… habían trascurrido con
creces , y como no hubo constitución de caución en el lapso útil previsto por la ley,
procedió conforme al artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial, y declaró sin lugar el
recurso de nulidad del arbitraje comercial.
De conformidad con lo antes expuesto, se evidencia en el caso bajo análisis,
que en la sentencia recurrida sí se motivó suficientemente la decisión de alzada, al aplicar la
consecuencia jurídica prevista en el artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial, es decir,
que al no presentarse caución, se da la declaratoria sin lugar del recurso.
Por lo antes expuesto, se concluye que el Sentenciador no incurrió en violación
del artículo 243 ordinal 4° del Código de procedimiento Civil, así como tampoco de
artículo 244 eiusdem, debido a que sí expresó los motivos por los cuales declaró sin lugar el
recurso de nulidad contra el laudo arbitral, razón suficiente para determinar la
improcedencia de la presente denuncia. Así se decide.
RECURSO POR INFRACCIÓN DE LEY
ÚNICA
Con fundamento en el ordinal 2° del artículo 313 del Código de Procedimiento
Civil, se denuncia la infracción del artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial, por falsa
aplicación.
Por vía de fundamentación, el formalizante expuso lo siguiente:
“…La sentencia establece lo siguiente:
…Omissis…
Del fallo precedentemente transcrito se evidencia que la recurrida declaró sin
lugar el recurso de nulidad, ya que en su criterio constituye un requisito
inexorable la consignación de una caución que garantice las resultas del
juicio.
En tal sentido tenemos que, si bien es cierto el artículo 45 de la Ley de
Arbitraje Comercial requiere la consignación de una caución para garantizar
las resultas del juicio, no es menos cierto que, en el presente caso, esa
caución no fue requerida por el a-quo por cuanto: (i) el auto de fecha 03 (sic)
de noviembre de 2010, dictado por la recurrida, sólo se aboca al
conocimiento de la causa, ordenando la notificación de las partes a los fines
de la continuación de la causa a los fines de la continuación de la causa,
transcurridos que fuesen diez (10) días de despacho establecidos en el
artículo 14 del Código de Procedimiento Civil, sucedidos de los tres (3) días
de despacho a que se refiere el artículo 90 eiusdem, sin determinar el monto
de la caución, o por lo menos, si se mantenía la establecida por el Juzgado
Superior Tercero (…), quien inicialmente admitió el recurso de nulidad; lo
cual desvirtúa el espíritu, propósito y razón de la norma, al omitir lo referido
a la determinación de la caución; (ii) de acuerdo al mismo artículo 45 de la
Ley de Arbitraje Comercial establece el lapso de diez (10) días hábiles para
la consignación de la caución; sin embargo, el juez de la recurrida nada dijo
en su auto de abocamiento, omisión ésta que produjo en nuestra
representada, violación al derecho a la defensa.
Honorables Magistrados, estamos conscientes de la existencia del artículo
45 de la Ley de Arbitraje Comercial, así como de la intención
perseguida por el Legislador en la redacción de esta norma, como lo es
la de garantizar las resultas del juicio; sin embargo consideramos, y así
pedimos sea declarado, que en el presente caso fue modificado el trámite
contenido en la norma lo cual infecta al fallo con falsa aplicación, ya que
al no constar ningún elementos en autos, que llevara al ánimo del
sentenciador la intensión de nuestra representada consignada la caución
por cuanto nada se dijo al respecto, debió interpretar esa norma
progresivamente atenido al a quo, al principio finalidad del requisito
(sic), y no lo hizo, sin importarle que la no aplicación de esta norma en el
caso bajo análisis afectaba la situación fáctica ya que insistimos,(sic) de
autos se evidencia que la omisión en el señalamiento tanto del monto de
la caución como del lapso para su consignación, produjo en el ánimo del
sentenciador el efecto del incumplimiento por parte de nuestra
representada, lo cual es un efecto ajeno a nuestra intensión.
…Omissis…
Ciertamente, de haberse interpretado y aplicado la citada norma-artículo 45
de la Ley de Arbitraje Comercial- a favor del recurrente indubio pro defensaello habría incidido en el dispositivo del fallo ya que, necesariamente él a
quo tendría que haber analizado las graves denuncias de que adolece el laudo
arbitral, ya que fue dictado por un tribunal constituido en forma ilegítima,
violando el procedimiento establecido expresamente en el acuerdo de
arbitraje
Celebrado por las partes.
…Omissis…
Para cumplir con la exigencia de explicar de que manera fue determinante en
el dispositivo del fallo recurrido en que incurrió el a quo al no aplicar esta
norma, señalamos que, resulta obvio desde que basado en un requisito
meramente formal – la constitución de la caución para garantizar las resultas
de posibles daños por la suspensión de los efectos del laudo- el juez de la
recurrida optó por no analizar el fondo del caso ante él presentado dando
preponderancia, se insiste, a un requisito formal.
De haberse cumplido tajantemente con lo dispuesto en el artículo 45 de la
ley especial se habría permitido analizar el fondo del recurso de nulidad
interpuesto, en el que denunciamos graves violaciones de orden público, y
ello, necesariamente hubiese conllevado a un resultado distinto ya que habría
habido un acto juzgamiento sobre la licitud o no del laudo arbitral. Al no
haber ocurrido de esta manera, se estaría legitimando la actuación de un
órgano ad hoc- tribunal arbitral- que se constituyó para dictar un laudo al
amparo de la delegación que hace la legislación especial arbitral, que
incumplió con el deber de sentenciar dentro del lapso de ley, caducando en
consecuencia dicha delegación por lo que sería contrario a la Constitución de
las leyes de la República…”.
Para decidir, la Sala observa:
Alega el formalizante que el juez de alzada incurrió en la infracción del artículo
45 de la Ley de Arbitraje Comercial por falsa aplicación, considerando que: “…Estamos
conscientes de la existencia del artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial, así como de
la intención perseguida por el Legislador en la redacción de esta norma, como lo es la de
garantizar las resultas del juicio; sin embargo consideramos, y así pedimos sea declarado,
que en el presente caso fue modificado el trámite contenido en la norma lo cual infecta al
fallo con falsa aplicación, ya que al no constar ningún elementos en autos, que llevara al
ánimo del sentenciador la intensión de nuestra representada consignada (sic) la caución
por cuanto nada se dijo al respecto, debió interpretar esa norma progresivamente atenido
al a quo, al principio finalidad del requisito (sic), y no lo hizo, sin importarle que la no
aplicación de esta norma en el caso bajo análisis afectaba la situación fáctica ya que
insistimos, (sic) de autos se evidencia que la omisión en el señalamiento tanto del monto de
la caución como del lapso para su consignación, produjo en el ánimo del sentenciador el
efecto del incumplimiento por parte de nuestra representada, lo cual es un efecto ajeno a
nuestra intensión...”
Al respecto resulta pertinente aclarar al recurrente la definición de cada uno de
los vicios que conforman el recurso por infracción de ley, previstos en el ordinal 2° del
artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, los cuales son: Falta de aplicación de una
norma, falsa aplicación y error de interpretación.
La falta de aplicación ocurre cuando el juzgador deja de aplicar una norma a
unos hechos que cuadran perfectamente con el supuesto de hecho previsto en la misma.
Este vicio, supone como elemento sine qua non, que el juez no haya aplicado la norma.
La falsa aplicación se produce cuando se aplica la norma a unos hechos cuyos
supuestos no encajan en los hechos que constan en el proceso; este vicio supone como
elemento sine qua non la aplicación de la norma, es decir, el juez aplicó una norma que no
encaja en la controversia planteada y deja de aplicar aquella que resuelve la pretensión.
El error de interpretación de las normas jurídicas ocurre cuando el juez
interpreta mal la norma, es decir, no determina cuál fue el espíritu, propósito y fin de la
misma que, efectivamente, debía aplicar y aplicó, pero interpretó mal, y de ello surge que la
consecuencia jurídica no se aplique correctamente.
De acuerdo a estas interpretaciones, se precisa, lo siguiente: 1) Si hubo falsa
aplicación significa que se dejó de aplicar la norma correcta, por lo que se incurre por
efecto en la falta de aplicación de una norma distinta de la que se aplicó falsamente y, 2) si
se incurre en falta de aplicación, no necesariamente se incurre en falsa aplicación de una
norma; por último, si se incurre en error de interpretación, sería imposible incurrir en
falsa y falta de aplicación al mismo tiempo.
Por virtud de lo antes expuesto, resulta desde todo punto de vista imposible que
una misma norma pueda ser falsamente aplicada o dejada de aplicar, o aplicable pero
erróneamente interpretada.
En consecuencia, tomando en consideración estas consideraciones de los vicios
previstos en el articulo 313 ordinal 2° del Código de Procedimiento Civil, y en aplicación a
lo denunciado por el formalizante, resulta a todas luces evidente la falta de técnica del
recurrente, así como una redacción vaga e imprecisa que no cumple con lo previsto en el
artículo 317 del Código de Procedimiento Civil; sin embargo, en virtud de los postulados
constitucionales previstos en los artículos 26 y 257 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela la Sala, en razón de su función pedagógica, extrema sus
facultades y pasa a analizar la presente denuncia, para lo cual resulta necesario transcribir la
parte motiva de la sentencia recurrida, que dispuso:
“…Mediante auto del 31-05-2010, el Juzgado Superior Tercero en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de esta misma Circunscripción Judicial, órgano al
cual correspondió conocer de ésta causa originalmente, admitió el
procedimiento en cuanto ha lugar en derecho y de conformidad con lo
previsto en el artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial, declaró:
…Omissis…
Ahora bien, la empresa Inversora Dicasilca, C.A, mediante apoderado, se dio
por notificada del auto de admisión dictado en este procedimiento, mediante
un escrito consignado por ante la Secretaría del Tribunal en fecha 16-062010.De modo tal pues que, a partir de esa fecha, todos los interesados o los
posibles interesados en este procedimiento quedaron a derecho.Ahora bien, el artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial vigente,
establece:
…Omissis…
Así las cosas, tenemos que, el legislador estableció en forma expresa una
sanción para aquellos supuestos en los cuales el recurrente no constituyere la
garantía requerida para asegurar las posibles resultas del proceso.Si en un lapso de diez días a partir de la fecha del auto, no se consigna el
monto fijado como garantía, el Tribunal debe proceder a declarar sin lugar el
recurso interpuesto.Ahora bien, consta de cómputo practicado por Secretaría, con vista del Libro
Diario llevado por ese Tribunal, que los 10 días de despacho útiles para
consignar la caución exigida por el Tribunal, transcurrieron del modo
siguiente:
29-11-2010; 01, 03, 06, 08, 13, 15, 17, 20-12-2010 y 10-01-2011
Revisadas las actas del expediente, este Tribunal ha constatado que la
caución requerida por el legislador no ha sido constituida hasta la fecha de la
presente decisión, es decir, que transcurrió con creces el lapso previsto en la
ley para la constitución de la caución, sin que el recurrente la prestara.Por las razones expuestas, este Tribunal Superior Noveno en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, obrando en nombre de la República Bolivariana
de Venezuela y por autoridad de la Ley, declara SIN LUGAR el Recurso
examinado, todo con fundamento en el artículo 45 de la Ley de Arbitraje
Comercial…”.
De la precedente transcripción de la sentencia recurrida, se desprende que el
juez de alzada se fundamentó en el artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial, y su
exigencia de presentación de caución ante el recurso de nulidad de arbitraje comercial, así
como en la consecuencia jurídica de la declaratoria sin lugar del recurso frente a la falta de
caución, pues, verificó que en el caso presente había trascurrido con creces el lapso de los
diez (10) días previsto en la citada norma para presentar caución y, ante tal omisión de la
parte actora, declaró sin lugar el recurso.
De conformidad con ello, se evidencia que el juez no pudo incurrir en falta de
aplicación del artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial, pues, evidentemente sí lo
aplicó, como norma apropiada, por lo que se descarta que incurriera en falta de aplicación
ni en falsa aplicación del citado artículo.
En cuanto a un posible error de interpretación de la norma ya mencionada, se
pasa de seguida a transcribir el artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial, que
textualmente establece:
“…El Tribunal Superior no admitirá el recurso de nulidad cuando sea
extemporánea su interposición o cuando las causales no se correspondan con
las señaladas en esta Ley.
En el auto por medio del cual el Tribunal Superior admite el recurso se
determinará la caución que el recurrente deberá dar en garantía del resultado
del proceso. El término para otorgar la caución será de diez (10) días hábiles
a partir de dictado dicho auto.
Si no se presta la caución o no se sustenta el recurso, el tribunal lo
declarará sin lugar”.(Subrayado de la Sala).
De la lectura de la citada norma, se desprende que la consecuencia jurídica
procesal, ante la falta de presentación de caución, es la declaratoria sin lugar del recurso de
nulidad interpuesto contra el laudo arbitral. Sobre el particular el juez de alzada consideró
que como había transcurrido con creces el lapso de los diez (10) días previstos en la citada
norma, para presentar caución y la parte actora nunca constituyó la misma, procedía
declarar sin lugar el recurso, lo cual hizo ajustado a derecho, de conformidad con el ya
referido artículo 45 de la Ley de Arbitraje Comercial, y por lo que no hay error de
interpretación.
En consecuencia, y de conformidad con los razonamientos antes expuestos, se
evidencia que el juez de alzada no incurrió en ninguno de los vicios previstos en el artículo
313 ordinal 2° del Código de Procedimiento Civil, por lo que se declara la improcedencia
de la denuncia bajo análisis, y así se decide.
D E C I S I Ó N
Por las precedentes consideraciones, este Tribunal Supremo de Justicia de la
República Bolivariana de Venezuela, en Sala de Casación Civil, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la Ley, declara SIN LUGAR el recurso de
casación anunciado y formalizado por la recurrente en nulidad de laudo arbitral contra la
sentencia dictada el 11 de marzo de 2011, por el Juzgado Superior Noveno en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas.
Se condena a la recurrente al pago de las costas procesales del recurso, de
conformidad con lo establecido en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil.
Publíquese, regístrese y remítase el expediente al tribunal de la causa, es decir,
Juzgado Superior Noveno en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas.
Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Civil del
Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los
Veintinueve (29) días del mes de noviembre de dos mil once. Años: 201° de la
Independencia y 152° de la Federación.
Presidenta de la Sala,
______________________________
YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA
Vicepresidenta,
__________________________
ISBELIA PÉREZ VELÁSQUEZ
Magistrado Ponente,
_________________________
ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ
Magistrado,
______________________
CARLOS OBERTO VÉLEZ
Magistrado
________________________________
LUÍS ANTONIO ORTÍZ HERNÁNDEZ
Secretario,
___________________________
CARLOS WILFREDO FUENTES
Secretario,
Exp. Nº AA20-C-2011-000307
Nota: Publicada en su fecha a las
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