cáncer de piel

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Melanoma
Cáncer de piel
Si bien tiene una alta tasa de curación cuando es diagnosticado a tiempo,
en fases avanzadas figura como el tumor maligno de piel más agresivo.
Nuevos fármacos agregan hoy años de vida a los casos más severos
María Cristina Sanhueza
Originado por el crecimiento anormal de los melanocitos,
células localizadas en la parte interna de la epidermis y
productoras de la melanina –pigmento que le da el color natural a la piel y la protege de los rayos solares–, el
melanoma es el más agresivo y potencialmente peligroso
cáncer cutáneo, del cual se presentan, según la Organización Mundial de la Salud, 132 mil casos nuevos cada año.
El melanoma puede aparecer tanto en un lunar preexistente, en el que se perciben cambios, como en cualquier
otra zona de la piel, donde se revela como una mancha anómala. Aunque es más común que se manifieste en el tronco
y las extremidades, se podría desarrollar incluso en los
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dedos de los pies y debajo de las uñas. Aunque con menos
frecuencia, este tumor cutáneo se presenta también en las
membranas mucosas como la cavidad bucal, el intestino y
el espacio intraocular, áreas ricas en melanocitos proclives
a la proliferación del cáncer.
Dado que su aparición y desarrollo suelen pasar inadvertidos, el melanoma es calificado comúnmente como un
“tumor silencioso”. Durante los últimos años ha aumentado en forma exponencial su prevalencia, sobre todo por la
exposición excesiva a la luz solar. Aunque puede afectar
a personas de cualquier edad, es más común en el adulto
mayor y de piel clara.
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En 80% de los casos, el principal agente causal del melanoma
es la exposición inadecuada a los rayos ultravioletas, sobre todo
durante la niñez y la adolescencia
Existen otros tipos de cáncer de piel no originados en
los melanocitos, denominados “no melanomas” –como son
el basocelular y el espinocelular–, que pueden aparecer
también ligados a una exposición solar prolongada y excesiva, o a traumatismos, golpes y heridas. Aunque estos
tumores son más frecuentes, no poseen la capacidad de
metástasis del melanoma, el cual cuando alcanza un alto
grado de penetración puede malignizar células de cualquier parte del cuerpo, con predilección de los ganglios
linfáticos, los pulmones, el hígado y el corazón, en cuyo
caso generalmente resulta letal.
El sol como enemigo
Si bien la luz solar es necesaria para el organismo, tomada
en exceso se convierte en un factor de riesgo asociado al
cáncer de piel. El cirujano oncólogo Javier Soteldo Clavier
señala que el principal agente causal del melanoma en
80% de los casos es la exposición inadecuada a los rayos
ultravioletas –sobre todo durante la niñez y la adolescencia–, los cuales penetran profundamente en la piel
hasta producir mutaciones en el ADN de los melanocitos,
incitándoles a multiplicarse sin control e invadir otros
tejidos (metástasis). Sólo 10% de los melanomas, acota
el especialista, son de origen hereditario, causados por
mutaciones genéticas que generan predisposición.
Soteldo Clavier refiere que la más alta tasa de la enfermedad se presenta en Australia, en los numerosos descendientes de ingleses y holandeses que allí residen, con
más de 12 mil nuevos casos cada año. “Este tipo de cáncer
es inexistente en la población aborigen de piel oscura de
Australia”, acota el especialista. También se registra un
alto porcentaje en Nueva Zelandia, Estados Unidos y en
países de Europa donde la mayoría de sus habitantes
son de piel, ojos y cabellos claros –que tienen menor
cantidad de melanina–, y donde, además, se rinde culto
social al bronceado.
Es importante que la población de países de clima
tropical como Venezuela, con playas de radiante sol y
aguas templadas durante casi todo el año, y con un alto
porcentaje de habitantes de origen europeo, conozca el
riesgo del factor solar en el cáncer de piel, destaca la
dermatólogo Nahir Loyo.
Lunares bajo control
Lisos o rugosos, planos o en relieve, redondos u ovalados,
los lunares –conocidos científicamente como nevus– son
en su mayoría benignos y determinados por un componente genético, aunque el ambiente influye en su aspecto
y evolución.
Loyo puntualiza que 10% de los lunares displásicos
(término utilizado para designar una forma poco común
o atípica de los nevus) puede derivar en un melanoma; de
ahí que cualquier cambio experimentado en alguno de ellos
haga imperiosa la consulta con el dermatólogo. Los lunares reclaman atención y vigilancia cuando se oscurecen
o aclaran, se agrandan o reducen, pican o sangran, así
Protección vital
Para prevenir el melanoma y otros cánceres de piel se debe
considerar una serie de medidas:
• Evitar la exposición a los rayos solares en las horas de mayor
intensidad, entre 10:00 am y 4:00 pm.
• Aplicarse bloqueador solar de alto factor de protección
de rayos ultravioletas mientras se permanece en la playa,
montaña o piscina, renovándolo cada dos horas –o al salir
del agua– y en caso de sudoración excesiva.
• No usar bronceadores ni someterse a cabinas de bronceado
(prohibidas hoy en varios países).
• Utilizar sombrero, anteojos de sol y franela o camisa
en la playa.
• Tener presente que la radiación exagerada es dañina incluso
debajo de las sombrillas, pues la arena puede refractar
los rayos solares con mayor intensidad.
• Educar a los niños sobre la importancia de protegerse
de exposiciones prolongadas al sol (cuando un niño sufre
quemaduras solares tiene más probabilidades de desarrollar
cáncer de piel en su edad adulta).
• Tomar en cuenta los desencadenantes o factores de riesgo
de cáncer de piel y acudir al especialista cuando se descubra
una mancha nueva y pigmentada o un lunar sospechoso.
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Los lunares son potencialmente peligrosos y reclaman atención y vigilancia cuando
se oscurecen o aclaran, se agrandan o reducen, pican o sangran, supuran o se ulceran
como si supuran o se ulceran. Una manera sencilla y útil
para reconocer lunares potencialmente peligrosos es el
parámetro conocido como ABCDE:
• Asimetría: al trazar una línea imaginaria en el centro
de los lunares, éstos se aprecian asimétricos.
• Bordes: son irregulares y difusos, a diferencia de los
lunares benignos, los cuales tienen bordes definidos.
• Color: tienden a oscurecerse y adoptan diversos tonos
(bronce, café, negro, gris, blanco, azul o rojo).
• Diámetro: aunque esta regla tiene algunas excepciones,
por lo general tienen más de seis milímetros de diámetro.
• Evolución: presentan picor, sangrado, dolor, secreciones y cambios de tamaño y forma.
Diagnóstico determinante
Si el melanoma es descubierto in situ (en una fase inicial que
sólo involucra la epidermis), el pronóstico puede ser más
favorable, destaca Loyo. Para su diagnóstico es importante
el uso del dermatoscopio de luz polarizada, que penetra
en la piel y permite observar estructuras invisibles al ojo,
detectando las alteraciones de lesiones y lunares. Otra tecnología de última generación es la microscopía confocal, la
cual ofrece una información más completa, permitiendo así
decidir si es pertinente o no realizar una biopsia.
Soteldo Clavier subraya que el melanoma se clasifica
según su grado de profundidad o espesor, y tanto el pronóstico como el tratamiento van a depender de la etapa de
desarrollo en la que se encuentre al momento de realizar
el diagnóstico.
“Puede ser del tamaño de una pelota de béisbol, pero
si tiene sólo un milímetro de profundidad se encuentra
confinado a la superficie de la piel y se puede extraer qui-
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rúrgicamente sin mayores consecuencias”, precisa Soteldo
Clavier. La extracción se efectúa con un margen de uno o
dos centímetros mayor a la lesión para asegurarse de que
no quede ninguna célula tumoral en el área. Muchos casos
exigen una biopsia del ganglio centinela (ganglio linfático
más cercano al tumor primario) para determinar si el cáncer ha invadido otros tejidos.
Si el tumor ha perforado el tejido subcutáneo y ha alcanzado los vasos linfáticos, el panorama es diferente, advierte
el cirujano oncólogo. El estadio más avanzado corresponde
al melanoma metastásico (extendido a otras zonas del
cuerpo). En estos casos, el tratamiento está dirigido sólo a
controlar el crecimiento del cáncer y aliviar los síntomas
que cause.
Las opciones de tratamiento en pacientes con metástasis, explica Soteldo Clavier, son la quimioterapia, la radioterapia y la inmunoterapia, con fármacos que ayudan
al sistema inmunitario a atacar las células cancerígenas.
Son casos que exigen la participación de un equipo multidisciplinario.
Es importante destacar que en fecha reciente la Inmunología y la Farmacología abrieron campos de estudio que han
permitido notables avances en los tratamientos, y desde
hace un par de años se cuenta con medicamentos que ayudan a los pacientes con melanoma en estadio metastásico
a tener una mayor sobrevida.
•
F uente s c o n s u l ta d a s
º Nahir Loyo, dermatólogo. Presidente de la Sociedad Venezolana de Dermatología Médica,
Quirúrgica y Estética.
º Javier Soteldo Clavier, cirujano oncólogo, especialista en mama, melanoma y sarcoma.
Hospital de Clínicas Caracas. Vicepresidente de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela.
º www.cancer.gov / www.medlineplus.gov
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