un enfoque económico de los trasvases de aguas como instrumento

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VII Congreso Ibérico sobre Gestión y Planificación del Agua “Ríos Ibéricos +10. Mirando al futuro tras 10 años de DMA”
16/19 de febrero de 2011, Talavera de la Reina
UN ENFOQUE ECONÓMICO DE LOS TRASVASES DE AGUAS COMO INSTRUMENTO DE
EQUILIBRIO HÍDRICO: EL CASO DEL TRASVASE JÚCAR -VINALOPÓ
Torregrosa, T. y Sevilla, M.
Dpto. Análisis Económico Aplicado. Universidad de Alicante
([email protected]), ([email protected] )
RESUMEN
Uno de los temas más controvertidos durante los últimos años en materia de gestión del agua, ha sido el relativo a la búsqueda del equilibrio
de los recursos y necesidades asociados a ciertos territorios.
Los cambios motivados por una nueva conciencia sobre la necesidad de preservar medioambientalmente los espacios naturales; la percepción
social sobre la pertenencia de los cauces fluviales; la necesidad de ajustar económicamente los costes originados por las obras hidráulicas y el
cumplimiento de las normativas europeas, exigen de una forma urgente un nuevo diseño de las políticas de oferta de agua vigentes hasta este
momento.
El Trasvase Júcar-Vinalopó, considerado como una aspiración histórica desde hace bastantes años, ha sido considerado como el elemento central para solucionar el agotamiento de las aguas subterráneas de una amplia zona ubicada en el Sureste de la península Ibérica.
En este trabajo se hace una aproximación a los aspectos económicos relacionados con la puesta en marcha del Proyecto, sus modalidades de
inversión y financiación y la cuestión de la gestión posterior del mismo con las repercusiones del conocido principio de la "recuperación de costes", poniendo en evidencia las dificultades actuales para llevar a cabo Proyectos de esta envergadura, debido a las fuertes limitaciones, sociales y económicas de los mismo.
Palabras Clave: trasvase, aguas subterráneas, recuperación de costes.
1. INTRODUCCIÓN
Las iniciativas y deseos de recibir aportes externos de agua a la cuenca del río Vinalopó y al sur de la provincia de Alicante, han sido una constante a través de la historia. Desde el punto de vista institucional y territorial, esas demandas han estado fundamentalmente vinculadas a las
zonas de la costa, especialmente al término municipal de Elche, aunque más tarde, Alicante también se incorporó a las peticiones.
El arranque del siglo XX fue testigo, por un lado de la traída de aguas con volúmenes significativos a la costa, procedentes de los acuíferos del
entorno de Villena y, por otro lado, de las elevaciones de agua procedentes de la desembocadura del río Segura a través de las sociedades de
riego de la zona, El Porvenir, El Progreso y Riegos de Levante S.A.
El progresivo deterioro de la situación del río Segura, vino a coincidir con los primeros proyectos relativos a la realización del Trasvase Tajo-Segura1 a finales de los años 60 y con la conexión de los municipios de Alicante y Elche a la Mancomunidad de Canales del Taibilla2 para afrontar las necesidades de agua potable para una población en continuo crecimiento. Ambas situaciones relajaron las exigencias en las demandas
de caudales procedentes del Alto Vinalopó durante años, e incluso se previó que las aguas procedentes del Tajo-Segura podrían aliviar la presión de los acuíferos del Vinalopó, contribuyendo a equilibrar el sistema.
Sin embargo, tanto la inestabilidad de las aportaciones del Tajo-Segura (con restricciones en abastecimientos y regadíos algunos años), como
los menores costes que suponían las extracciones de los acuíferos del Vinalopó en comparación con las tarifas aplicadas por la MCT y las pro1
2
El trasvase Tajo-Segura, uno de los más importantes en España, estaba diseñado en principio para transportar hasta 600 Hm3 anuales desde el centro al
sureste del país, aunque solamente en una ocasión –año hidrológico 2000/2001 se ha llegado a trasvasar ese máximo de agua. El Anteproyecto General
de Aprovechamiento conjunto de Tajo-Segura contemplaba un volumen máximo de 600 Hm3 anuales "y se apunta que en una segunda fase, puedan añadirse 400 Hm3 más."
La Mancomunidad de Canales del Taibilla (en adelante MCT) creada en 1927, es un organismo público encargado del abastecimiento en alta de diversos
municipios del sureste español.
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gresivas y crecientes extracciones en el Vinalopó destinadas a las ampliaciones de los regadíos en el Alto y Medio Vinalopó, volvieron a revivir
las reivindicaciones históricas, esta vez, desde los municipios del interior de la comarca del Vinalopó.
2. EL TRASVASE JÚCAR VINALOPÓ DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA JUSTIFICACIÓN ECONÓMICA DE LA INVERSIÓN PÚBLICA
¿Tienen sentido los Trasvases de aguas desde el punto de vista económico? ¿Tiene sentido el Trasvase Júcar-Vinalopó (TJV)? ¿Cuáles son las
razones que deberían justificar unas obras de esta envergadura? Si en algo coincide la literatura existente en este tema es en lo relativo a la
discrepancia tanto de alternativas a los problemas planteados como también a las soluciones.
Nuestro país no es nuevo en este tipo de infraestructuras (el trasvase Tajo-Segura, el más importante de España lleva más de 30 años de funcionamiento) ni el debate en torno a su conveniencia y financiación pública o no, parte de cero3.
En términos generales, las decisiones públicas acerca de la realización de los trasvases tratan de hacer frente a los problemas estructurales de
las cuencas receptoras, entendiendo por problemas hídricos estructurales aquellos donde las necesidades ordinarias y sus previsiones, superan
a los recursos actuales y previstos. Aunque este planteamiento parece sencillo como criterio general, plantearlo en nuestro país, donde la distinción entre una España seca y otra húmeda es un dato más que una variable, y donde los precios aplicados al agua están lejos de reconocer
los índices de escasez en cada caso, no deja de ser un ejercicio ciertamente complejo.
Pero esta cuestión no es ajena a la cuestión de los costes y precios aplicados a la utilización del agua. ¿Pueden soportar los cultivos de las zonas
receptoras del agua todos los costes que supone el trasvasar las aguas de unos a otros territorios? Si sólo contemplamos esta variable (y dejamos de lado otras cuestiones como los costes medioambientales o las repercusiones para las zonas de donde proceden las aguas), ¿hasta
qué punto los costes de las obras del Trasvase deben de ser subvencionados con aportes públicos?
3. LA PROBLEMÁTICA ECONÓMICA FINANCIERA DEL TRASVASE JÚCAR-VINALOPÓ
Si bien las cuestiones acerca de la necesidad de aportaciones externas a la cuenca del Vinalopó son bastante antiguas como hemos mencionado, la conservación de las nuevas superficies transformadas en regadío desde la década de los 60 en la zona, es una de las claves para la
justificación del proyecto del trasvase.
Ahora bien, mientras la responsabilidad de haber generado el problema actual de desequilibrio hídrico y sobreexplotación en la cuenca del Vinalopó ha tenido un carácter predominantemente privado, aunque fuertemente fomentado por la iniciativa pública (Sevilla, et al. 2010) la solución a los problemas, pivota fundamentalmente sobre las soluciones públicas. Aunque esta relevancia pública no ha sido determinante para
que, pese haber ido constatando la insostenibilidad de estos sistemas a medio y largo plazo4, haya sido incapaz de poner medidas limitadoras
a los mismos.
El hito fundamental de la historia reciente del Trasvase Júcar-Vinalopó fue el Plan de Cuenca del Júcar de 1998, (MMA, 1999) donde se recogía de una forma expresa el mismo y que no solo trataba de resolver la problemática del Vinalopó sino que también incluía como zona receptora de caudales a la vecina comarca de la Marina Baja.
Debe ser tenido en cuenta que las instituciones de la Marina Baja reaccionaron a su propia problemática con independencia de la posible solución que se le estaba ofreciendo con la posibilidad de aportes externos procedentes del Júcar. Como se ha demostrado (Torregrosa, 2009,
Torregrosa y Sevilla, 2009), las actuaciones del Consorcio de Aguas de la Marina Baja (CAMB) para la gestión integrada de todas sus aguas
ha hecho que, en los momentos actuales no sean necesarios aportes externos para cubrir sus necesidades5.Sin embargo, no ha ocurrido lo mismo
en la cuenca del Vinalopó. Ni las nuevas organizaciones de usuarios, ni la articulación de los usos han hecho decaer la solicitud de aportaciones externas. El Estado también ha mostrado su compromiso por la construcción de la obra, básicamente por considerarla imprescindible para
resolver el problema de sobreexplotación de los acuíferos del Vinalopó y cumplir así en parte las prescripciones del plan de Cuenca del Júcar
de 1999.
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4
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Ver Molina, A (2010)
No sólo los Informes del IGME durante los años 70 plantearon la necesidad de ajustar los usos a los recursos renovables del sistema hídrico del Vinalopó, sino que, ya aprobada la nueva Ley de Aguas de 1985, incluso las declaraciones de acuíferos sobreexplotados de algunos acuíferos de ese sistema
(Sierra de Crevillente y Jumilla-Villena) no supusieron la incorporación de medidas que trataran de solucionar los mismos, estando a fechas de hoy
(2011) sin desarrollar.
Una gestión centralizada de los distintos recursos y un sistema de compensaciones internas entre todos los usuarios ha permitido resolver los problemas
con unos costes relativos muy inferiores a los que se plantean con las aportaciones externas. En la práctica, si bien se siguen demandando recursos externos, es más bien una demanda de seguridad para disponer de agua en alguna situación extraordinaria la que mantiene viva esta reivindicación, más que
una necesidad ordinaria de la misma.
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4. LOS APOYOS PÚBLICOS Y LA FINANCIACIÓN DEL TRASVASE JÚCAR- VINALOPÓ DESDE EL AZUD DE LA MARQUESA
Como en muchos otros casos de la intervención pública en la economía, no fueron las cuestiones económicas y financieras6 las que motivaron
las modificaciones del Proyecto inicial de Trasvase Júcar-Vinalopó desde la toma de Cortes de Pallás hasta el Azud de la Marquesa. Por lo tanto
esta alteración del proyecto, no consideró de manera rigurosa las mayores inversiones que representaba el nuevo trazado ni los nuevos esquemas
en los gastos de explotación del sistema orientados a su sostenibilidad.
Las elecciones de marzo de 2004 y el consiguiente cambio de Gobierno, ya anunciaban un cambio en la política de aguas del país, incluyendo
el replanteamiento de los trasvases, aunque toda la contratación pública de los distintos tramos en los que se dividió la canalización del Júcar
Vinalopó desde Cortes de Pallás hasta Villena ya estuviese realizada.
Desde el primer momento, el nuevo Gobierno planteó la modificación del Plan Hidrológico Nacional con la anulación del Trasvase del Ebro y la
creación del nuevo Programa Agua con el que se pretendía resolver las demandas principalmente de las cuencas del Segura y del Júcar por la
vía de la desalinización de las aguas marinas y el fomento de la reutilización y mejoras de gestión de los recursos hídricos.
La cuestión del Trasvase Júcar-Vinalopó pasó a ocupar también el centro del debate al considerarse las cuestiones planteadas por los grupos
ecologistas y las organizaciones de usuarios y regantes de los tramos finales de la cuenca del Júcar que, hasta ese momento no habían sido
tenidas en cuenta, aparte de la necesidad de adoptar la sentencia del Tribunal Supremo de 2004 que modificaba el Plan de Cuenca del Júcar.
El nuevo Proyecto suponía una inversión total de 303.380.000 de € (IVA de 46 millones de € no incluido).
El cambio de toma supuso también el enfrentamiento con la Junta Central y la alteración de todo el esquema de financiación que se había acordado con la misma a través del Convenio de 2001(Junta Central de Usuarios del Vinalopó, l´Alacantí y Consorcio de Aguas de la Marina Baja,
2002).
Esta nueva situación llevó al Ministerio a modificar el “Convenio de gestión directa de construcción y/o explotación de obras hidráulica entre
MIMAM-Aguas del Júcar SA”, Modificación nº 1 de Marzo 2006, cambiando el sistema de financiación de las obras, que, a partir de ese momento, y a expensas de las nuevas aportaciones de los fondos FEDER de la UE se distribuyeron de la siguiente forma: un 26,4% con Fondos
Feder (80 millones de €); un 24,7% (75 millones de €, la misma cantidad que en el acuerdo precedente), se financiarían por parte de Aguas
del Júcar mediante una operación de crédito y repercutido a los usuarios durante la explotación de la obra mediante tarifas, y un 48,9 del coste
de la actuación (148 millones de €) financiada a través de fondos procedentes de capital social de Aguas del Júcar.
El 12/12/2006 se tomaba la Decisión por parte de la CE de modificar tanto su aportación final a la “Conducción Júcar-Vinalopó” que se subía
a 120.121.000 € (el 50% del total del coste subvencionable), como las condiciones impuestas al mismo, que se ampliaban fundamentalmente para asegurar la efectiva mejora de la recuperación de los acuíferos tanto en el Vinalopó como el de la Mancha oriental, los vertidos al
Júcar, la situación de la Albufera y el ahorro en los regadíos del tradicionales del Júcar, proponiendo asimismo la creación de un “grupo técnico
de seguimiento dependiente del Comité de seguimiento del Programa Operativo de la Comunidad Valenciana, compuesto por representantes
de la administración, usuarios, ONG y Comisión”, para determinar el grado de cumplimiento de las cláusulas de la Decisión.
La mayor aportación procedente de los fondos Feder, minoraban las aportaciones de Aguas del Júcar, por lo que esta pasaba a aportar 108 millones de €. La empresa calculaba también en aquellas fechas los costes de explotación, con lo que se cifraba que la repercusión de los costes del agua trasvasada con unos volúmenes medios trasvasables de 70 Hm3 era de 0,196 €/m3.
Posiblemente, este cálculo de los costes repercutibles a los usuarios es uno de los elementos clave de las discusiones posteriores que se han
ido generando en el debate público. Desde las posiciones más críticas al cambio de toma, se ha considerado que dichos cálculos son irreales,
especialmente debido a la partida de los costes de la energía, ya que con la nueva toma hay cotas que hay que superar para impulsar el agua
desde el Azud de la Marquesa hasta el embalse de San Diego en Villena.
El cambio de toma hasta el Azud de la Marquesa, al ser rechazado por la Junta Central, motivó que ésta se negara a firmar el nuevo Convenio necesario para la puesta en funcionamiento del nuevo proyecto, por lo que se podía llegar al absurdo de realizar una obra que no tenía
destinatarios finales. Aguas del Júcar S.A. trató en ese periodo de firmar contratos individuales entre los usuarios finales de las aguas para intentar asegurar de esta forma la existencia de demanda de estos recursos, logrando que sólo unos pocos de ellos (incluido el Ayuntamiento de
Elche o la Acequia Mayor del Pantano de Elche, que no están representado en la Junta Central), firmaran dichos acuerdos.
La solución final de este dilema vino a solventarse con la firma en enero de 2007 de un Convenio entre la Confederación Hidrográfica del Júcar
y Aguas del Júcar S. A. que recogía en su exposición de motivos: “Que para facilitar la recuperación de la inversión de esta actuación, la CHJ,
como organismo competente en la gestión de los recursos hidráulicos de la Cuenca que administra, no tiene inconveniente en situarse como
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Véase el primer Convenio entre usuarios de la conducción Júcar-Vinalopó y Aguas del Júcar (Aguas del Júcar, S.A.; 2001).
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órgano intermediario entre Aguas del Júcar S.A. y quienes finalmente resulten titulares de los derechos de aprovechamiento del agua trasvasada que serán los usuarios finales de la obra citada” (MMA, 2007, p.2). De esta forma, es la CHJ quien se obliga a satisfacer los gastos de
funcionamiento y conservación de la misma, procediendo posteriormente vía exacción a recuperar los mismos a los usuarios finales de dicha
actuación.
5. LAS IMPLICACIONES SOBRE LA FINANCIACIÓN DE LOS COSTES DEL TRASVASE JÚCAR-VINALOPÓ
Ya hemos comentado que el cambio de las tomas de agua del Júcar alteró todo el equilibrio que se había trabajosamente elaborado entre los
usuarios del Vinalopó. Ya no era solamente la cuestión de los distintos costes de inversión y de explotación que suponía el nuevo trazado (mayores que en el anterior), sino que también se alteraban los destinatarios, al excluirse en el nuevo esquema a los usuarios de agua para abastecimientos, con lo que se eliminaban las posibilidades de subvenciones cruzadas que permitían financiar las aguas con destino al riego a
través de las mayores tarifas aplicadas a los abastecimientos. Si bien los primeros conseguían en la nueva conducción mayores dotaciones de
aguas, éstas lo eran a tarifas superiores a las anteriores.
Además, la nueva situación generaba la paradoja de que al recibir agua procedentes del trasvase para riego, dejarían de extraer agua de los
acuíferos del Vinalopó, aguas que serían destinadas al abastecimiento de los municipios, que no tendrían que financiar obras de la conducción,
aunque esta posibilidad quedaba abierta7.
Una de las cuestiones sobre las que se está pasando de puntillas en lo relativo al Trasvase Júcar- Vinalopó, es la relativa a las tarifas que se van
a aplicar al consumo de agua trasvasada. Esto no es sorprendente, especialmente debido a que las cuestiones económicas en relación con el
agua siempre se han caracterizado por suscitar un interés “menor” en casi todos los Proyectos públicos relacionados con la gestión del agua8.
No obstante, desde la aprobación de la Directiva Europea del Agua de 2000 y la incorporación del concepto de “recuperación de costes”, el
panorama ha cambiado en parte. A partir de ese momento, todas las instituciones deben contemplar la recuperación de costes en sus propuestas
y, si no se puede cumplir, justificar adecuadamente los motivos. Sin embargo, ¿cuáles son esos costes?
La Directiva Europea del Agua distingue entre costes de explotación, costes medioambientales y costes del recurso. Si bien los dos primeros
pueden identificarse con los relativos a extraer, canalizar y poner a disposición de los usuarios el agua y los segundos se relacionan con las operaciones necesarias para condiciones ambientales del mismo a través de procesos como la depuración de las aguas o la recuperación de los
acuíferos, en el caso de la determinación de los costes del recurso o costes de oportunidad de su utilización, no existe un mínimo consenso
sobre el significado de dicho concepto.(MMA 2004, pg. 232).
Además, la introducción de subvenciones y financiación privilegiada en cuanto a tipos de interés aplicados o plazos de amortización (en el caso
del Trasvase Júcar VInalopó, los plazos de amortización son de 35 y 50 años, mientras que la devolución del capital aportado por Aguas del
Júcar, SA se hace sin ninguna carga de intereses), hace bastante difícil el tener un criterio objetivo sobre la eficiencia real de los Proyectos así
como la determinación de cuáles son los costes que deben de ser tenidos en cuenta para la determinación de las tarifas totales finales.
En el caso del Proyecto de Trasvase Júcar-Vinalopó, nos encontramos con muchos de los elementos anteriores. Tanto en el Proyecto actual
desde el Azud de la Marquesa como en el anterior desde Cortes de Pallás, las restricciones económicas se han contemplado como un factor
secundario del Proyecto, ante el objetivo último que era y es el de la disposición de caudales en la cabecera del Vinalopó para su posterior distribución a los usuarios. Podemos decir de una forma resumida que los costes reales tanto del Proyecto de las infraestructuras del Trasvase y el
Post Trasvase, así como los gastos de explotación de los mismos, están muy condicionados por las restricciones políticas que se les están aplicando a los mismos, por lo que las soluciones deben ser necesariamente también de carácter político.
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Pese a la dificultad legal de realizar un esquema de financiación nuevo en el que se contemplen las aportaciones de aquellos usuarios que se benefician
indirectamente de la mejora del estado de los acuíferos del Vinalopó (especialmente los usuarios de abastecimientos del Vinalopó), el MIMAM incluyó esta
posibilidad en la documentación remitida a la CE en 2005 para conseguir la financiación de la misma. Como se recoge en la Sentencia del 10/12/2009 del
TS, Fundamento de derecho sexto: “Precisamente, en el procedimiento tramitado ante dicha Comisión para la solicitud de ayuda comunitaria al nuevo trazado y en el que recayó la citada Decisión, como señala el Abogado del Estado en trámite de conclusiones, se ha hecho siempre referencia a que el objetivo del Proyecto es paliar la sobre explotación de los acuíferos y corregir el déficit de los abastecimientos, citando de manera muy mayoritaria el uso
agrícola de los recursos trasvasados, pero sin que ello signifique que no existen otros beneficiarios. Que se aclaró a la Dirección General de Política Regional de la UE, despejando las dudas suscitadas, que la llegada de dichas aguas también favorecerá los abastecimientos urbanos de los municipios del Alto
y Medio Vinalopó y la regeneración medioambiental de los acuíferos, por lo que se considera que deben participar en la financiación de los costes tanto
los agricultores que consumen agua del trasvase a través de las tarifas de suministro, como las entidades con derechos sobre el agua y los usuarios que
continúen extrayendo agua de los acuíferos.” (la cursiva es nuestra)
Este comentario no es en absoluto gratuito. En los dos informes enviados a Bruselas por el MMAMR en 2007 y 2009 (CHJ, 2007b y CHJ, 2009b), a pesar
de la importancia de esta cuestión, apenas se menciona la problemática de las tarifas ni las cuestiones relacionadas con los precios del agua de las extracciones de los acuíferos o la cuestión de cómo resolver las compensaciones a las entidades que van a cerrar sus pozos y sustituir sus dotaciones con agua
del Trasvase JV, de las desalinizadoras o la reutilización de las aguas depuradas.
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Conviene retener esta idea a efectos de buscar no solo una explicación de las posibles tarifas a aplicar sino también para buscar una solución
que lo haga viable en su funcionamiento.
5.1. La cuestión relativa de los costes del agua según su procedencia
Ya hemos hecho referencia anteriormente a las tarifas de amortización y explotación del TJV, contempladas en el Convenio de 2007 entre AJSA
y la CHJ. Si nos atenemos a esta cuestión como algo independiente del funcionamiento de todo el sistema, corremos el riesgo de que el Trasvase no funcione en absoluto. La explicación es sencilla: las tarifas repercutibles a los usuarios agrícolas podrían alcanzar en algunos años los
0,80 euro por m3, incluyendo los gastos de amortización y explotación, una cifra muy alejada de la obtención de agua por otros procedimientos e inasumible para el regadío.
En el Cuadro siguiente hemos hecho una aproximación de estas tarifas en función de las previsiones de costes hechas por AJSA en 2006 para
un Trasvase de 70 Hm3 (los costes de explotación están a precios de ese año) y haciendo una aplicación para unos hipotéticos Trasvases de entre
10 y 50 Hm3.
Cuadro 1. Costes repercutibles a los usuarios del Trasvase.
Las tarifas resultantes por este sistema pueden ser superiores a los valores aquí obtenidos en función de las actualizaciones de los costes actuales.
5.2. La implicación de la reordenación de las extracciones en la cuenca del Vinalopó
Desde las Administraciones Públicas responsables de los temas relacionados con el agua, siempre se ha tenido en cuenta que la realización
del Trasvase Júcar-Vinalopó y la transferencia de sus recursos debían conllevar una disminución de la presión sobre los acuíferos del Vinalopó
y, por lo tanto, la clausura de numerosos pozos en la zona. Todos los Informes y estudios realizados para conseguir los Fondos de la Comisión
Europea han tenido en cuenta esta cuestión (Ver CHJ 2003, CHJ 2007a, CHJ 2009a).
Desde el punto de vista técnico e hidrológico la cuestión de la sobreexplotación de los acuíferos solamente se puede solucionar con la adecuación de las extracciones a las recargas de los mismos y, por lo tanto, el nivel óptimo de funcionamiento sería aquel que equilibrara a largo
plazo unos con otros. Si bien es cierto que algunos estudios se han realizado planteando las posibilidades que tendrían las recargas de los acuíferos (IGME, 2004), esta alternativa sólo podría funcionar en situaciones excedentarias de aguas donde fuera la propia Administración la que
soportara los costes de toda la operación9.
En los dos Proyectos planteados (Cortes de Pallás y Azud de la Marquesa) la lógica de la solución de la sobreexplotación es la misma: disminuir la presión sobre los acuíferos e incrementar su sostenibilidad, aunque las formas de solucionar las mismas han cambiado notablemente.
En el Proyecto de Trasvase desde Cortes de Pallás, las aguas estaban destinadas tanto a usos agrícolas como urbanos (en el propio Vinalopó,
en Alicante y en la Marina Baja) por lo que el agua que dejaba de extraerse de los pozos cerrados se sustituía por la del Trasvase con las tarifas acordadas por los usuarios con AJSA en 200110 . A partir del Proyecto de Trasvase desde el Azud de la Marquesa, las extracciones para consumo urbano ya no se sustituyen por éstas, al ser de inferior calidad sino por las procedentes de las desalinizadoras de la costa, especialmente
de las de Mutxamel y Alicante I y II. Aunque materialmente pueden ser equivalentes, desde el punto de vista de sus costes pueden variar bastante. Además, las negociaciones para la resolución de estos intercambios implican a varios organismos de la Administración Central11. A saber,
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Esta situación, aunque en estos momentos puede parecer bastante alejada de la realidad, bien pudiera darse en algún momento en el que las posibilidades de trasvasar aguas desde el Júcar fueran superiores a las demandas para el regadío en la zona. En ese caso, estos estudios sí que serían útiles para conocer en qué acuíferos se pueden almacenar esas aguas que, con posterioridad se pudieran utilizar. La cuestión de los costes (en este caso dobles, por las
tarifas del Trasvase y por los relativos a su elevación) y las calidades determinarían la viabilidad de las mismas.
Hay que tener en cuenta que las mismas han quedado muy desfasadas en la actualidad, aunque se sigan utilizando como referencia.
Parte de este problema se ha eliminado al integrar a AJSA en ACUAMED durante 2010
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la CHJ y la Comisaría de Aguas, ACUAMED y la MCT. Mientras que los primeros son los que detentan las competencias para armonizar los derechos de aguas de los usuarios, los segundos son los encargados de dar los suministros alternativos al cierre de pozos y de fijar los precios a
aplicar a los consumos.
Como podemos observar (CHJ 2003 y CHJ 2007b), las sustituciones previstas han pasado de los 65 Hm3 de 2003 a los 76,76 Hm3 de 2007 y
están calculados en 79,5 Hm3 en 2009, sin que estos cambios hayan sido explicados en los Informes sucesivos.
En el Informe de 2009 (CHJ 2009) se pueden ver las implicaciones que tienen estas sustituciones tanto para los usos agrarios como para los
abastecimientos, alcanzando estos últimos los 27,8 Hm3. Si tenemos en cuenta que las aguas del Trasvase no están destinadas para consumo
humano y que, por lo tanto, los municipios del Alto y Medio Vinalopó van a continuar extrayendo agua subterránea para este uso, la práctica
totalidad de las sustituciones corresponderá a lo que se ha denominado “exportaciones de agua” a la costa y, especialmente a los pozos de
Aguas Municipalizadas de Alicante, Ayuntamiento de Elche (a través de su contrato con la Finca Los Frutales) y a la Sociedad Canal de la Huerta
de Alicante S.A.
El cambio de costes que va a producir las sustitución del agua procedente de los acuíferos, cuyos precios varían en torno a 0,20-0,30 /€/m3,
a los aplicados por esas alternativas de suministro en la costa son notables. Con datos de 2008 las tarifas aplicadas por la MCT, eran de 0,5446
€/m3 y los costes que la misma estima en las distintas desalinizadoras que gestiona que, en el caso de Alicante alcanzan los 0,70 €/m3.(MCT,
2008).
La nueva situación va a llevar aparejada una subida notable de tarifas a los usuarios finales en los municipios de la costa, que en la actualidad
se suministran en parte con las aguas procedentes de los acuíferos del Vinalopó. El caso de la Sociedad Canal de la Huerta S.A. es especial ya
que debería de destinar sus recursos hídricos solamente para el consumo agrícola.
Según este esquema, los municipios que resultan beneficiados son los del Alto y Medio Vinalopó, ya que, ante la carencia de otras alternativas, van a continuar abasteciéndose del agua de sus pozos, viendo simultáneamente cómo sus masas de agua mejoran ante la disminución de
las extracciones de agua para regadío (que se sustituyen por las del Trasvase) y desaparecen las extracciones con destino a los abastecimientos de la costa.
7. CONCLUSIONES
La puesta en marcha del Trasvase Júcar-Vinalopó sin duda alguna va a significar un hito histórico en relación con el agua en el Sur de Alicante.
La transformación de las tradicionales aspiraciones en un proyecto concreto no ha estado ni está fuera de la polémica y muestra de esto, han
sido las decisiones que se han ido tomando en los últimos años a este respecto.
Las cuestiones relativas a la conveniencia o no de una u otra toma en el Júcar, va a quedar en un segundo plano ante la necesidad de concretar cómo va a hacerse el reparto de sus aguas, cómo van a distribuirse los costes del mismo y cómo van a ordenarse todos los recursos y usos
en un sistema hídrico sumamente complejo.
Los nuevos retos que se plantean tienen también que ver con la coordinación de los distintos agentes que operan en estas cuestiones y la necesidad de que los mismos sean capaces, con un máximo de responsabilidad, conseguir el mayor beneficio de esta obra repartiendo de una
forma equitativa sus beneficios y sus costes.
No va a ser fácil la solución final, sobre todo debido a la enorme politización que adquieren los temas hídricos en este territorio. Pero no cabe
ninguna duda de que los temas relacionados con los costes y las tarifas que finalmente se apliquen van a ser decisivos para una posible solución.
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