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DIRECCION PUBLICACIONES
ORDENES DEL DIA
CONGRESO NACIONAL
CAMARA DE SENADORES
SESIONES ORDINARIAS DE 2004
ORDEN DEL DIA Nº 1088
Impreso el día 22 de septiembre de 2004
SUMARIO
COMISION DE AMBIENTE
Y DESARROLLO SUSTENTABLE
Dictamen en el proyecto de declaración de
la señora senadora Caparrós adhiriendo al Día Mundial de la Preservación de
la Capa de Ozono. (S.-2.612/04.)
Dictamen de comisión
Honorable Senado:
Vuestra Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable ha considerado el proyecto de
declaración de la senadora Caparrós adhiriendo al Día Mundial de la Preservación de la
Capa de Ozono; y, por las razones que dará
el miembro informante, os aconseja su aprobación.
De acuerdo con las disposiciones pertinentes
del Reglamento del Honorable Senado, este dictamen pasa directamente al orden del día.
Sala de la comisión, 9 de septiembre de 2004.
Luz M. Sapag. – Mabel H. Müller. –
Mercedes M. Oviedo. – Silvia E.
Gallego. – Mabel L. Caparrós. –
María D. Sánchez. – Delia N.
Pinchetti de Sierra Morales. –
Marcela F. Lescano.
Proyecto de declaración
El Senado de la Nación
DECLARA:
1. – Su adhesión al Día Mundial de la Preservación de la Capa de Ozono, instituido cada
16 de septiembre por la Asamblea General de
Naciones Unidas con el objeto de generar una
conciencia mundial tendiente a la protección de
los recursos que nos permiten sobrevivir en la
tierra.
2. – Ratificar el compromiso de nuestro país
con los términos del Protocolo de Montreal y
comprometer nuestros esfuerzos respecto a la
conservación del medio ambiente natural.
Mabel L. Caparrós.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
A medida que nos adentramos en el siglo XXI,
se hace cada vez más evidente que para mejorar las condiciones de vida, debemos proteger
el medio ambiente natural y los recursos que
nos permiten sobrevivir en la tierra. Promover
mejores estándares de vida para todos los seres
humanos es uno de los principios que dieron origen a la Organización de las Naciones Unidas.
Al tolerar que continúen las devastadoras prácticas medioambientales, estamos legando a nuestros niños un futuro desolador y peligroso.
Promoviendo actividades que contribuyan
para que haya mayor conciencia pública y política sobre este tema, la Asamblea General de
Naciones Unidas hace un permanente llamado
a los gobiernos, a la industria, a las organizaciones y a los ciudadanos de todo el mundo para
que apoyen los objetivos de este Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono.
A través de esfuerzos educativos, cooperación
pública y compromisos que refuercen sólo el
uso de sustancias químicas y productos que no
destruyan el ozono, cada uno de nosotros podrá
lograr grandes logros en cuanto a la protección
de nuestra tierra y de nuestra salud, así como
en establecer estándares más altos de vida para
las futuras generaciones en este planeta.
Al conmemorarse este día mundial tenemos
una inmejorable oportunidad para concentrar la
atención y la acción mundial en la conservación
de la capa de ozono, barrera protectora entre el
sol y la tierra, esencial para la supervivencia
humana. En efecto, la vida en nuestro planeta
ha sido protegida durante millares de años por
una capa de veneno vital en la atmósfera. Esta
capa, compuesta de ozono, sirve de escudo para
proteger a la Tierra contra las dañinas radiaciones ultravioletas del Sol. Hasta donde sabemos,
es exclusiva de nuestro planeta y si desapareciera, la luz ultravioleta del Sol esterilizaría la
superficie del globo y aniquilaría toda la vida
terrestre.
El ozono es una forma de oxígeno cuya molécula tiene tres átomos, en vez de los dos del
oxígeno común. El tercer átomo es el que hace
que este gas sea venenoso y mortal, aun si se
aspirase una pequeñísima porción de esta sustancia. Pero en la seguridad de la estratosfera,
de 15 a 50 kilómetros sobre la superficie, este
gas inestable, azulado y de olor fuerte es tan
importante para la vida como el propio oxígeno.
El ozono forma un frágil escudo esparcido
por los 35 kilómetros de espesor de la estratosfera, en apariencia inmaterial pero muy eficaz y
que, si se lo comprimiera formaría una capa en
torno a la Tierra no más gruesa que la suela de
un zapato. Sin embargo, este filtro tan delgado
es suficiente para bloquear casi todas las dañinas radiaciones ultravioletas del Sol. Cuanto
menor es la longitud de la onda de la luz
ultravioleta, más daño puede causar a la vida,
pero también es más fácilmente absorbida por
la capa de ozono.
Según los datos actuales una disminución
constante del 10% en la capa de ozono conduciría a un aumento del 26% en la incidencia del
cáncer de la piel. Las últimas pruebas indican
que la radiación UVB es una causa de los
melanomas más raros, malignos y virulentos. El
aumento de la radiación UVB también provocará un aumento de los males oculares tales
como las cataratas, la deformación del cristalino y la presbicia. Se espera un aumento considerable de las cataratas, causa principal de la
ceguera en todo el mundo. Una reducción del
1% de ozono puede provocar entre 100.000 y
150.000 casos adicionales de ceguera causada
por cataratas. Las cataratas son causa de la
ceguera de 12 a 15 millones de personas en todo
el mundo y de problemas de visión para otros
18 a 30 millones.
Asimismo la exposición a una mayor radiación UVB podría suprimir la eficiencia del sistema inmunológico del cuerpo humano. La investigación confirma que la radiación UVB tiene
un profundo efecto sobre el sistema
inmunológico, cuyos cambios podrían aumentar
los casos de enfermedades infecciosas con la
posible reducción de la eficiencia de los programas de inmunización. La inmunosupresión por
la radiación UVB ocurre independientemente
de la pigmentación de la piel humana. Tales efectos exacerbarían los problemas de salud de
muchos países en desarrollo.
Lo más llamativo es que durante medio siglo,
las sustancias quimicas más perjudiciales para
la capa de ozono fueron consideradas milagrosas, de una utilidad incomparable para la industria y los consumidores e inocuas para los seres
humanos y el medio ambiente. Inertes, muy estables, ni inflamables ni venenosos, fáciles de
almacenar y baratos de producir, los
clorofluorocarbonos (CFC) parecían ideales
para el mundo moderno.
No sorprende, entonces, que su uso se haya
generalizado más y más. Inventados casi por
casualidad en 1928, se los usó inicialmente como
líquido frigorígeno de los refrigeradores. A partir de 1950, han sido usados como gases
propulsores en los aerosoles. La revolución informática permitió que se usaran como solventes de gran eficacia, debido a que pueden limpiar los circuitos delicados sin dañar sus bases
de plástico. Y la revolución de la comida al paso
los utilizó para dar cohesión al material alveolar
de los vasos y recipientes descartables.
La estructura estable de esta sustancia, tan
útil en la Tierra, le permite atacar la capa de
ozono. Sin cambio alguno flota lentamente hasta la estratósfera, donde la intensa radiación
UVC rompe sus enlaces químicos. Así se libera
el cloro, que captura un átomo de la molécula
de ozono y lo convierte en oxígeno común. El
cloro actúa como catalizador y provoca esta
destrucción sin sufrir ningún cambio permanente él mismo, de modo que puede repetir el proceso. En estas condiciones, cada molécula de
CFC destruye miles de moléculas de ozono, llevando a cabo un lento proceso de esterilización
terrestre.
Por todo lo expuesto y sus graves consecuencias, la destrucción de la capa de ozono es uno
de los problemas ambientales más graves que
debemos enfrentar hoy día. Sin embargo la comunidad internacional ha acordado medidas
prácticas para protegerse de esta amenaza común y el éxito del Protocolo de Montreal muestra claramente lo que se puede alcanzar cuando
las naciones y organizaciones internacionales
cooperan y trabajan conjuntamente en pro de
un mismo objetivo.
En 1987 los gobiernos de todos los países del
mundo acordaron tomar las medidas necesarias
para solucionar este grave problema firmando el
protocolo mencionado relativo a las sustancias
que agotan la capa de ozono. Fue un acuerdo
notable que sentó un precedente para una mayor
cooperación internacional en encarar los problemas globales del medio ambiente. Con los auspicios del Programa de las Naciones Unidas para
el Medio Ambiente (PNUMA), los científicos,
industrialistas y gobiernos se reunieron para iniciar una acción preventiva global. El resultado
fue un acuerdo mediante el cual se comprometieron los países desarrollados a una acción inmediata, y los en desarrollo a cumplir el mismo
compromiso en un plazo de diez años.
Desde entonces, se han presentado nuevas
pruebas científicas de que la destrucción del
ozono estaba ocurriendo más rápidamente de lo
previsto. Pero los líderes mundiales han actuado prontamente en este asunto y en 1990 se
hicieron enmiendas importantes al Protocolo de
Montreal en Londres, y en 1992 en Copenhague,
para acelerar la eliminación de las sustancias
destructoras del ozono. Muchos países han reaccionado ante esta amenaza creciente optando por eliminar la producción y consumo de las
sustancias destructoras del ozono más rápidamente que lo estipulado por el tratado. Se facilitó
un mecanismo financiero para estimular la acción de las naciones en desarrollo. El resultado
demuestra que las partes del Protocolo han anticipado la ejecución de las disposiciones del tratado.
La Declaración de Beijing, aprobada en diciembre de 1999, reafirmó el compromiso de
175 gobiernos, organizaciones internacionales,
industrias y otros grupos pertinentes de suprimir
gradualmente aquellos productos químicos que
destruyen nuestra capa de ozono estratosférica.
Sin esta adhesión profunda al protocolo, los niveles de sustancias que deterioran el ozono serían cinco veces superiores a los actuales.
Sin embargo el progreso extraordinario que
se ha alcanzado hasta ahora debe continuar,
hasta que estemos absolutamente seguros de
que la capa de ozono estará protegida. La atención que se prestó a los países industrializados,
que fueron los pioneros en bajar la producción
total de clorofluorocarbonos (CFC), debe centrarse ahora en los países en desarrollo que, de
acuerdo al protocolo de Montreal, tienen plazo
hasta el año 2010 para suprimir la producción
de emisiones de CFC. Sólo a través del total y
continuo acatamiento del protocolo, tanto por
parte de los países desarrollados como por los
países en desarrollo, se podrá asegurar la total
recuperación de la capa de ozono.
Por los motivos expuestos solicito de mis pares la aprobación del presente proyecto de declaración.
Mabel L. Caparrós.
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