La imposibilidad de imputar responsabilidad por

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Tribunal Supremo, Sala Tercera, de lo Contencioso-administrativo,
Sección 6ª, Sentencia de 31 Mar. 2009, rec. 9924/2004
Nº de Recurso: 9924/2004
Jurisdicción: CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVA
Diario La Ley, Nº 7240, Sección Jurisprudencia, 14 Sep. 2009, Año XXX,
Editorial LA LEY
LA LEY 14714/2009
Imposibilidad de imputar responsabilidad por daños y perjuicios a la Policía
Nacional por no evitar el robo en una joyería
RESPONSABILIDAD
DE
LAS
ADMINISTRACIONES
PÚBLICAS.
Administración del Estado. Ausencia de responsabilidad por no
haber evitado la Policía Nacional el robo de una joyería.
Inexistencia de relación causal. A ningún Cuerpo de Seguridad se
le puede reprochar no haber intervenido en un hecho del que no
tenía noticia. En el caso, consta que un vecino, al oír la alarma
exterior de la joyería, avisó a la policía local, que se personó en el
lugar de los hechos pero no procedió a llamar a la policía nacional,
que no tuvo conocimiento del robo hasta el día siguiente en el que
se interpuso la denuncia. La Policía Nacional tiene un deber
jurídico de hacer lo posible por evitar la comisión de delitos. Pero
ese deber jurídico sólo se concreta y se hace efectivo cuando tiene
noticia de que se está produciendo un hecho delictivo, lo que no
ocurrió en el caso.
El Tribunal Supremo declara que no ha lugar al recurso de
casación interpuesto contra la sentencia de la Audiencia Nacional
que no apreció responsabilidad patrimonial de la Administración
del Estado por el robo en un establecimiento comercial.
Texto
En la Villa de Madrid, a treinta y uno de marzo de dos mil nueve
SENTENCIA
Visto por la Sala Tercera, Sección Sexta del Tribunal Supremo constituida por
los señores al margen anotados el presente recurso de casación con el número
9924/04 que ante la misma pende de resolución, interpuesto por la
representación procesal de ARMENORILLO, S.L., contra sentencia de fecha 30
de septiembre de 2004 dictada en el recurso 744/2003 por la Sección Quinta
de la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional. Siendo
parte recurrida EL ABOGADO DEL ESTADO en la representación que ostenta
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- La sentencia recurrida contiene parte dispositiva del siguiente
tenor:
"FALLAMOS.-
DESESTIMAR el
recurso contencioso-administrativo
interpuesto por la Procuradora de los Tribunales doña Olga Rodríguez Herranz
en nombre y representación de a entidad ARMENORILLO S.L. contra la
resolución de 26 de junio de 2003 del Ministerio del Interior, sin hacer expresa
imposición de las costas procesales".
SEGUNDO.- Notificada la anterior sentencia, la representación procesal de
Armenorillo, S.L., presentó escrito ante la Sección Quinta de la Sala de lo
Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional preparando el recurso de
casación contra la misma. Por Providencia la Sala tuvo por preparado en
tiempo y forma el recurso de casación, emplazando a las partes para que
comparecieran ante el Tribunal Supremo.
TERCERO.- Recibidas las actuaciones ante este Tribunal, la parte recurrente,
se personó ante esta Sala e interpuso el anunciado recurso de casación,
expresando los motivos en que se funda y suplicando a la Sala: "... dicte
Sentencia, en la que casando íntegramente la dictada por la Audiencia
Nacional, se declare la existencia de la Responsabilidad patrimonial de la
Administración, en concreto del Ministerio del Interior, en el robo ocurrido en la
Joyería Román de Sevilla el día 22 de julio de 2001, condenándose a la
demandada a abonar a mi mandante la suma de TRESCIENTOS UN MIL
QUINIENTOS TREINTA Y SIETE EUROS (301.537 euros), importe reclamado al
Ministerio del Interior en la reclamación por responsabilidad patrimonial de la
Administración origen de esta causa, más los intereses legales desde el día de
la reclamación y hasta su total pago".
Por otrosí dice: "Para una más completa exposición del asunto, y atendiendo a
la abundante prueba documental existente y obrante en autos, interesa a esta
parte y solicita en tiempo y forma, la celebración de vista".
CUARTO.- Teniendo por interpuesto y admitido el recurso de casación por esta
Sala, se emplazó a la parte recurrida para que en el plazo de treinta días,
formalizara escrito de oposición, lo que realizó, oponiéndose al recurso de
casación y suplicando a la Sala: "... lo admita y considere formalizada
oposición al recurso de casación interpuesto de contrario y, previa la
tramitación oportuna, lo desestime con imposición de costas al recurrente".
QUINTO.- Evacuado dicho trámite, se dieron por conclusas las actuaciones,
señalándose para votación y fallo la audiencia el día 24 de marzo de 2009 , en
cuyo acto tuvo lugar, habiéndose observado las formalidades legales referentes
al procedimiento.
Siendo Ponente el Excmo. Sr. D. LUIS MARÍA DÍEZ-PICAZO GIMÉNEZ , .
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.-
El
presente
recurso
de
casación
es
interpuesto
por
la
representación procesal de Armenorillo S.L. contra la sentencia de la Sala de lo
Contencioso-Administrativo (Sección 5ª) de la Audiencia Nacional de 30 de
septiembre de 2004 .
La sentencia impugnada tiene por probados los siguientes hechos:
"Para la resolución de la cuestión litigiosa, se estima de interés poner de
relieve los siguientes extremos fácticos derivados de las actuaciones:
Sobre las 13:45 horas del día 22 de julio de 2001 (domingo), se perpetró un
robo que se prolongó durante un largo período de tiempo en la Joyería Román,
sita en la C/ Rioja nº 5 de Sevilla, regentada por la entidad Armenorillo S.L.
Las personas que perpetraron el robo, procedieron a cortar en primer lugar las
líneas telefónicas correspondientes al local de la joyería y a la zapatería
colindante, que son de características semejantes y constan de dos plantas
(baja y sótano).
Posteriormente, forzaron el cierre de acceso al pasaje denominado Ateneo,
cuyo candado sustituyeron después para evitar ser sorprendidos, exactamente
la misma acción que realizaron con un segundo pasaje que comunica con el
primero.
Después se dirigieron a un edificio de oficinas, ubicado en dichos pasajes,
procediendo a la apertura de la puerta que da al sótano, y en este practicaron
un primer hueco en la pared medianera con el sótano del local destinado a
zapatería que es contiguo a la joyería.
Cuando entraron en el sótano de la zapatería, realizaron un hueco o butrón en
la pared que comunica con el baño de la joyería a través del cual se
introdujeron en ella.
Una vez en el interior de la joyería, se apoderaron de las mercancías
depositadas en vitrinas y muebles de la planta baja y en el interior de la caja
fuerte tras su forzamiento, y rompieron los sistemas de grabación y la central
de alarmas, dándose posteriormente a la fuga.
La joyería contaba con un sistema de seguridad que se encontraba conectado a
una campana acústica exterior y a la central receptora de la empresa de
seguridad Emsevipro S.A.
Debido al corte de líneas telefónicas, la central receptora de la citada empresa
de seguridad no recibió señal alguna, sin embargo la campana acústica
exterior de la joyería estuvo sonando de forma intermitente durante unas
cuatro horas, desde las 13,45 a las 14 horas. El motivo de haber saltado la
campana acústica exterior fue debido a contar la unidad de control con batería
de autoalimentación; dicha campana acústica no llevaba el nombre ni el
teléfono de la empresa de seguridad que llevaba el mantenimiento de las
medidas de seguridad, Emsevipro S.A.
Debido al reiterado sonido de la alarma exterior, un vecino de la zona dio aviso
a a la Policía Local, que se personó en el lugar.
No consta que la Policía Local pusiera en conocimiento de la Policía Nacional la
existencia de esa señal acústica del sistema de alarma o cualquier otra
circunstancia que motivara la intervención de la Policía Nacional. Tampoco
consta que se recibiera en el 091, en esa fecha, llamada alguna por parte de la
central de alarmas, o persona particular informando sobre la citada alarma.
El robo fue denunciado al día siguiente -23 de julio de 2002- por D. Esteban ,
en calidad de representante de la sociedad Armenorillo S. L. ante la Jefatura
Superior de Policía de Sevilla, que fue en ese momento cuando tuvo
conocimiento del mismo.
El 29 de julio de 2002 se formuló reclamación de responsabilidad patrimonial
del Estado, que fue desestimada por resolución del Ministerio del Interior de
fecha 26 de julio de 2003.
En el mes de julio de 2002 se formuló también reclamación por responsabilidad
patrimonial contra el Ayuntamiento de Sevilla y su Ilmo. Alcalde como Jefe de
la Policía Local de Sevilla."
A la vista de estos hechos, la sentencia impugnada entiende que no hay
relación de causalidad entre la inactividad de la Administración y la lesión
patrimonial padecida por la recurrente: nadie reclamó la presencia en el lugar
de los hechos de la Policía Nacional, que sólo tuvo conocimiento del robo por la
denuncia presentada el día siguiente. Ello conduce al tribunal a quo a
desestimar el recurso contencioso-administrativo.
SEGUNDO.- Se basa este recurso de casación en dos motivos, formulados
ambos al amparo del art. 88.1.d) LJCA . En el primer motivo, se alega
infracción de los arts. 139 y siguientes LRJ-PAC , sosteniendo que la sentencia
impugnada
ha
desconocido
el
carácter
objetivo
de
la
responsabilidad
patrimonial de la Administración. En el segundo motivo, se alega infracción de
los arts. 217, 319 y 326 LEC , afirmando que se han vulnerado las normas
reguladoras de la carga de la prueba y de la fuerza probatoria de los
documentos públicos y privados. Arguye que la Administración no probado que
no tuviera conocimiento de los hechos.
TERCERO.- El primero de los motivos referidos no puede prosperar, porque el
carácter objetivo de la responsabilidad patrimonial de la Administración no
obsta a que, para tener derecho a indemnización, deban concurrir todos los
requisitos establecidos por el art. 139 LRJ-PAC y, en particular, la relación de
causalidad entre la acción u omisión de la Administración y la lesión padecida
por el particular. En efecto, se dice que la responsabilidad patrimonial de la
Administración es objetiva porque -a diferencia de lo que sucede normalmente
con la responsabilidad extracontractual privada, regulada en el art. 1902 CCno requiere culpa o negligencia. Ello significa que, incluso si el agente o
funcionario público ha actuado de manera diligente y el aparato administrativo
ha funcionado correctamente, la Administración debe reparar las lesiones
ocasionadas por ella. Es indiferente, en otras palabras, que el funcionamiento
del correspondiente servicio haya sido "normal o anormal", bastando que la
lesión sea achacable a la Administración. Pero es claro que este último
elemento debe estar presente: si el resultado lesivo no es consecuencia de un
comportamiento de la Administración, ésta no tiene por qué responder de
aquél.
En el presente caso, la sentencia impugnada no rechaza la pretensión
indemnizatoria sosteniendo que el funcionamiento de la Policía Nacional fue
normal o que sus agentes se condujeron con diligencia. Rechaza la pretensión
indemnizatoria porque no aprecia que la lesión padecida por la recurrente -es
decir, la pérdida de los objetos robados- fuera consecuencia de la falta de
intervención de la Policía Nacional, desde el momento en que no consta que se
hubiera avisado a ésta de lo que ocurría. La ratio decidendi de la sentencia
impugnada nada tiene que ver, por consiguiente, con el carácter objetivo de la
responsabilidad patrimonial de la Administración.
Llegados a este punto, es conveniente hacer una aclaración: la relación de
causalidad no opera del mismo modo en el supuesto de comportamiento activo
que en el supuesto de comportamiento omisivo. Tratándose de una acción de
la Administración, basta que la lesión sea lógicamente consecuencia de
aquélla. Problema distinto es si esa conexión lógica debe entenderse como
equivalencia de las condiciones o como condición adecuada; pero ello es
irrelevante en esta sede, pues en todo caso el problema es de atribución lógica
del resultado lesivo a la acción de la Administración. En cambio, tratándose de
una omisión de la Administración, no es suficiente una pura conexión lógica
para establecer la relación de causalidad: si así fuera, toda lesión acaecida sin
que la Administración hubiera hecho nada por evitarla sería imputable a la
propia Administración. El caso aquí examinado es un excelente ejemplo de lo
que se acaba de decir: es claro que, desde un punto de vista puramente lógico,
si la Policía Nacional hubiese acudido a la joyería durante las largas horas en
que los ladrones estuvieron allí, es casi seguro que habría impedido que
huyeran con el botín y, así, habría enervado la consumación del resultado
lesivo; pero el buen sentido indica que a ningún cuerpo de seguridad se le
puede reprochar no haber intervenido en un hecho del que no tenía noticia.
Ello
conduce
necesariamente
a
una
conclusión:
en
el
supuesto
de
comportamiento omisivo, no basta que la intervención de la Administración
hubiera
impedido
irrazonablemente
la
lesión,
desmesurada
pues
de
esto
la
conduciría
responsabilidad
a
una
ampliación
patrimonial
de la
Administración. Es necesario que haya algún otro dato en virtud del cual quepa
objetivamente imputar la lesión a dicho comportamiento omisivo de la
Administración; y ese dato que permite hacer la imputación objetiva sólo
puede ser la existencia de un deber jurídico de actuar.
Ciertamente, como observa la recurrente, la Policía Nacional tiene un deber
jurídico de hacer lo posible por evitar la comisión de delitos. Pero ese deber
jurídico sólo se concreta y se hace efectivo cuando la Policía Nacional tiene
noticia de que se está produciendo un hecho delictivo, lo que no ocurrió en el
presente caso. Por esta razón, la sentencia impugnada está en lo cierto al
afirmar que falta la relación de causalidad exigida por el art. 139 LRJ-PAC .
CUARTO.- Tampoco puede ser acogido el segundo motivo de este recurso de
casación, pues no ha habido vulneración alguna de las normas reguladoras de
la carga de la prueba. El apartado segundo del art. 217 LEC dispone:
"Corresponde al actor y al demandado reconviniente la carga de probar la
certeza de los hechos de los que ordinariamente se desprenda, según las
normas jurídicas a ellos aplicables, el efecto jurídico correspondiente a las
pretensiones de la demanda y de la reconvención." Pues bien, a la vista de la
sentencia impugnada y de los autos remitidos a esta Sala, la recurrente no ha
probado que la Policía Nacional tuviera noticia del robo antes de que éste le
fuera denunciado al día siguiente de producirse y, por ello, no ha probado que
la Policía Nacional tuviese un concreto deber jurídico de intervenir para
impedirlo. De aquí que no sea correcta la afirmación de la recurrente de que
"la Administración demandada no ha realizado la más mínima prueba en
contrario, es decir, no ha practicado prueba alguna, conforme al artículo 217.3
de que no tuviera conocimiento del robo cuando se produjo": no habiendo
probado la recurrente el hecho en que fundaba su pretensión, no necesitaba la
Administración probar otros hechos extintivos o enervantes de signo contrario.
En cuanto a la denunciada infracción de los arts. 319 y 326 LEC , la recurrente
no ofrece absolutamente ninguna explicación, resultando imposible averiguar
por qué dichos preceptos legales habrían sido vulnerados por la sentencia
impugnada.
QUINTO.- De conformidad con el art. 139 LJCA , la desestimación de todos los
motivos del recurso de casación lleva aparejada la imposición a la recurrente
de las costas, que quedan fijadas en un máximo de tres mil euros en cuanto a
honorarios de abogado.
FALLAMOS
No haber lugar al recurso de casación interpuesto por la representación
procesal de Armenorillo S.L. contra la sentencia de la Sala de lo ContenciosoAdministrativo (Sección 5ª) de la Audiencia Nacional de 30 de septiembre de
2004 , con imposición de las costas a la recurrente hasta un máximo de tres
mil euros en cuanto a honorarios de abogado.
Así por esta nuestra sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos
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