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Expediente Nro. 140.789
Orden n°
Libro de Sentencias n°
En
la
ciudad
de
Bahía
Blanca,
provincia
de
Buenos
Aires,
a
los___________________días del mes de septiembre del año dos mil trece,
reunidos en acuerdo los Señores Jueces de la Sala Primera de la Cámara
de Apelación Civil y Comercial del departamento judicial de Bahía Blanca,
Doctores Guillermo Emilio Ribichini, Miguel Angel Diez y Gustavo Jorge
Salvatori Reviriego, para dictar sentencia en los autos “OBERTI ITALO
OSCAR C/ POTELIA S.A. COMERCIAL IND. FINANC. E INMOBILIARIA S/
PRESCRIPCION ADQUISITIVA”, y practicado el sorteo pertinente ( arts.
168 de la Constitución de la provincia y 263 del código procesal ), resultó
que la votación debía de guardar el siguiente orden: Doctores Diez, Salvatori
Reviriego y Ribichini, decidiéndose proponer y votar las siguientes:
C U E S T I O N E S
1°) ¿ Se ajusta a derecho la sentencia de fs. 995/1005 ?
2°) ¿ Que pronunciamiento corresponde dictar ?
V O T A C I O N
A LA PRIMERA CUESTION EL SEÑOR JUEZ DOCTOR DIEZ DIJO:
I.- La sentencia de grado que hoy viene apelada por el actor Italo
Oscar Oberti y Ubaldo Macías, este último interviniendo como parte en el
presente proceso por el emplazamiento edictal realizado, desestimó la
demanda de usucapión que el primero incoara contra el titular registral del
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inmueble ubicado en la ciudad de Punta Alta identificado catastralmente
como Circunscripción VI, Sección C, Chacra 17, parcela 1, partida de origen
( 113) 19136, matrícula 3077, la sociedad anónima POTELIA. Y admitió la
reconvención por reivindicación que formularan los herederos de Eduardo
Rubén De La Iglesia.
Partió el Señor Juez de grado de que, en el caso bajo análisis el
actor esgrimió su pretensión valiéndose de una posesión contínua mortis
causa – en virtud de los derechos que por sucesión hereditaria fueron
transfiriéndose la familia Macías- y una accesión a dicha posesión a tenor de
las cesiones de derechos agregadas con la demanda, lo que lo llevó a
plantear una posesión exclusiva y excluyente, en tanto se considera el único
legitimado para incoar la presente pretensión. Agregó el magistrado que, de
lo dicho y conforme la copia certificada de la declaratoria de herederos del
sucesorio de Ceferino y Juan Macías obrante a fs. 483/484 – se desprendía
que los señores Eduardo, Ubaldo, Antonia, Lucas, Angelita, Silvia y Jorge
Fernando Macías serían coposeedores del inmueble en cuestión por causa
de sucesión universal, por lo que si varias son las personas que han poseído
en común el inmueble todas deberían ejercer la acción de prescripción
adquisitiva ya que cada una de ellas tiene los derechos de su autor de modo
indivisible, no solo en cuanto a la propiedad sino también en cuanto a la
posesión. Y si bien es cierto que cada coposeedor – en tanto es poseedor
del todo – podría iniciar acción de usucapión contra terceros sin el consenso
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de los restantes coposeedores, entendió el sentenciante, que dicha
posibilidad existe en tanto actúe como comunero de forma tal que su acción
la aprovechen los restantes coposeedores frente a los terceros. Sin embargo
resolvió que ello no se verificaba en autos ya que no existía una cesión de
acciones y derechos en favor del demandante de parte de los herederos
Eduardo y Jorge Fernando Macías quienes formaban parte de dicha
comunidad, no existiendo constancia en autos de sus decesos, como de la
ausencia de descendientes. Fue así que consideró insalvable esa omisión
porque su pretensión intenta excluir a los herederos nombrados en último
término cuando nadie puede cambiar por si mismo la causa de la relación
real. Por todo ello juzgó que la posesión que debía merituarse en la
sentencia se debía circunscribir a la que efectivamente ha ejercido el
accionante no pudiendo anexar la posesión que podría haber tenido la
familia Macías en relación al inmueble objeto de autos. Y atento esa
conclusión la posesión pública, pacífica, contínua, ininterrumpida, y con
ánimo de dueño que alegara el demandante, es manifiestamente
insuficiente.
En torno al planteo introducido por Ubaldo y Silvia Macías
referentes a sus respectivas escrituras de cesión de derechos, consideró el
magistrado que ellos excedían el marco del proceso y dado el modo en que
se resolvía el juicio devenía abstracto pronunciarse al respecto.
En cuanto a la admisión de la reivindicación planteada por Adela
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Palmira Magdalena, Evangelina Verónica y Eduardo Rubén De La Iglesia,
tuvo en cuenta el Juez a quo que siendo aquella una acción que nace de la
propiedad de la cosa, la legitimación de los herederos partía de que Rubén
Oscar De La Iglesia adquirió en subasta decretada en los autos “Santiñan
Hector c/ Potelia S.A. y otro s/ prescripción adquisitiva”, el 50% indiviso del
inmueble de marras que le correspondía al copropietario Fernando
Schweiter, encontrándose acreditada su inscripción registral con la
documental de fs. 815/832, todo lo cual daba por tierra con el argumento
defensivo del reconvenido Oberti quien alegaba en su favor que solo se
habían adquirido derechos y acciones sobre el inmueble. Por lo demás
rechazó también la defensa de prescripción postulada por el reconvenido,
pues al ser el dominio perpetuo la acción en estudio resultaba
imprescriptible.
II.-Disconforme con el decisorio, mediante su apoderado Italo
Oscar Oberti, recurrió el fallo, expresando agravios a fs. 1031/1049.
Dice en su crítica, contrariamente a lo decidido en la sentencia que la
posesión no se transmite por sucesión si el heredero no la ejerce de forma
efectiva. Por tanto no se ha pretendido excluir de ella a Eduardo y Jorge
Fernando Macías herederos declarados de Juan y de Ceferino Macías
respectivamente. Discrepa también el apelante que esas personas puedan
ser consideradas coposeedores por causa de sucesión universal, como
también que se esté en presencia de una comunidad posesoria en donde
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todas las personas que la integran deberían ejercer la acción de prescripción
adquisitiva porque por ser llamadas simultáneamente a la sucesión cada
una tiene de modo indivisible los derechos de su autor. Sin embargo señala
que la posesión a que refiere las normas del código civil relativas a la
transmisión hereditaria no se encuentra integrada por el señorío sobre la
cosa, de tal forma esa posesión hereditaria bien puede ir acompañada o no
de una relación material con la cosa. Por ende para que el heredero pueda
adquirir por prescripción es menester la efectiva toma de posesión de la
cosa en particular, con lo que la afirmación del sentenciante de que los
mencionados herederos eran coposeedores por el solo hecho de la
adquisición hereditaria está despojada de todo respaldo legal. Continúa con
su argumentación que su representado jamás sostuvo la coposesión, por el
contrario se dijo al promover la demanda que finalmente merced a una
previa negociación todos y cada uno de los sobrevivientes de la familia
Macías que tuvieran un derecho sobre las tierras en cuestión procedieron a
ceder sus derechos y acciones en forma onerosa a su mandante. Estas
personas suponiendo que se encontraban vivas si algún derecho pretendían
sobre el inmueble debieron hacerlo valer al tiempo de publicarse los edictos,
invocando y acreditando actos posesorios sobre el inmueble. Por lo demás
la no presentación de los coposeedores en el proceso de usucapión, no
representa un cercenamiento del derecho de estos ya que si real y
efectivamente coposeyeron siempre podrán hacer valer esa posesión incluso
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contra otro coposeedor que haya obtenido la usucapión total del bien. Sigue
con sus agravios manifestando que, el actor jamás intervirtió su título, por lo
que resulta errado el razonamiento del juez. Dice en tal sentido que Oberti
cuando adquirió la posesión del inmueble no existían otros poseedores que
no fueran los cedentes y siendo que la adquisición hereditaria no implica la
efectiva adquisición de la posesión de la cosa, es lógico que haya entendido
ser cesionario de la totalidad de los derechos posesorios, lo que no implica
que lo actuado por aquel pudiese perjudicar a otras personas. Volviendo a
reiterar que ninguno de estos herederos se presentó invocando derechos o
alegando haber sido excluídos por el pretenso prescribiente. Por el principio
de eventualidad procesal y para el caso de que este Tribunal considere a
Jorge Fernando y Eduardo Macías coposeedores con derecho a obtener la
usucapión sostiene que lo actuado por su mandante aprovechará a ellos.
Indica luego que al fallar suponiendo que existió una interverción del título, el
Señor Juez de la Primera Instancia efectuó el análisis del cumplimiento de la
posesión veinteañal computando solo la posesión de Oberti, excluyendo la
que efectuó la familia Macías, cuando existen sobradas pruebas de que los
Macías poseyeron la totalidad del inmueble y que ello ocurrió desde tiempos
pretéritos
hasta que cedieron sus derechos en favor del apelante.
Concluyendo en este aspecto que de ello pudo valerse en su condición de
cesionario. Por último cuestiona el rechazo de la defensa de prescripción
que opusiera contra el progreso de la acción reivindicatoria, como que las
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costas no hayan sido impuestas a Ubaldo y Silvia Macías por la presentación
desestimada.
A fs. 1050/1051 Ubaldo y Silvia Macías sostienen su recurso
poniendo de manifiesto su disconformidad con el pronunciamiento de grado
que rechazó su presentación que indicaban que las cesiones que figuraban
realizadas en favor del accionante eran inválidas, como también que se
encontraba en preparación un juicio de nulidad por simulación de Ubaldo
Macías, el cual quedó radicado en el Juzgado Civil n° 4 de este
departamento judicial. Tomando en consideración que este último era el real
poseedor de las tierras en cuestión también promovió el proceso de
usucapión el cual quedó radicado en el Juzgado Civil n° 3 de esta ciudad.
Sin embargo aún cuando el sentenciante recoge durante el proceso esa
información, resolvió la cuestión objeto de debate en estos autos, como si
los procesos posteriormente iniciados no existieran. Ello, razona el apelante
supone la nulidad del decisorio impugnado, toda vez que una decisión
favorable restaría toda validez a las cesiones que invocó Oberti, existiendo
por otro lado dos sentencias de prescripción adquisitiva sobre los mismos
bienes y siempre para el caso que la Alzada decidiera pronunciarse por la
revocación del fallo de grado. Por lo que, argumenta, es clara la conexidad
que existe entre todas estas causas, y es fundamento suficiente para
nulificar la sentencia recurrida ordenándose la acumulación de todas ellas.
III.- Comienzo el análisis de los agravios expuestos por el actor
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Italo Oscar Oberti; debiendo dejar en claro que desde el inicio de este
intrincado proceso, el apelante vino sosteniendo la posesión del señor
Claudio Macías sobre los terrenos que se pretendían usucapir, posesión
esta que se remontaba a más de noventa años. Se explicó allí que esta
persona era el padre de los señores Juan,
Claudio y Ceferino Macías.
Fallecido Claudio ( h) de estado civil soltero su hermano Ceferino promovió
su juicio sucesorio dado que los padres de ellos habían muerto, denunciando
que el haber sucesorio lo conformaban los derechos posesorios sobre una
fracción de tierra ubicada en Punta Alta que poseía junto a su hermano
Juan. Al fallecer este último la sucesión fue incoada por su hijo Eduardo y al
morir Ceferino su proceso sucesorio fue promovido por uno de sus hijos:
Ubaldo Macías. En ambos juicios también se denunciaron
los derechos
posesorios sobre la fracción de terreno involucrada en el actual proceso
usucaptivo.
De acuerdo con las copias que el propio actor acompañó con su
demanda a fs. 45/46, en el sucesorio de Ceferino Macías además de su hijo
Ubaldo fueron declarados herederos los hijos del causante Antonia, Lucas,
Angelita, Silvia, y Jorge Fernando. Y en el de Juan Macías su hijo Eduardo.
Durante el mes de setiembre del año 2006 y el mes de febrero de
2007 Italo Oberti logró que Lucas, Antonia, Angelita y Silvia Macías le
cedieran los derechos y acciones que les correspondían en los citados
procesos sucesorios. Anteriormente
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- diciembre del 2005 -
Ubaldo
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Macías le cedió a su sobrina Silvia Mirta hija de su hermano Lucas los
derechos posesorios que tenía y le correspondían en las sucesiones de su
padre, como también los que le pertenecían a su hermano Jorge Fernando y
a su primo Eduardo sobre el precitado inmueble. A su vez la cesionaria cedió
bajo esos mismos términos en el mes de noviembre de 2006 al aquí
accionante Italo Oberti.
Si tenemos en cuenta que la cesión de derechos hereditarios es
un contrato por el cual el titular del todo o una parte alícuota de la herencia
transfiere a otro el contenido patrimonial de aquélla, sin consideración al
contenido particular de los bienes que la integran ( Zannoni, “Sucesiones”,
tomo 1, núm. 542, pág. 569). Que por ese contrato se coloca al cesionario
como sucesor del cedente en la misma relación jurídica respecto del objeto.
Y que a su vez, si hay pluralidad de herederos, como en el casus sucede
durante la indivisión, no puede ceder sino el todo o parte de su cuota
abstracta en la universalidad; corresponde aquí advertir como lo hizo el
Señor Juez de grado que, Ubaldo Macías al cederle a su sobrina no solo sus
derechos, sino los que le correspondían a su hermano Jorge Fernando y a
su primo Eduardo lo hizo excediendo los límites de su cuota abstracta en la
universalidad, toda vez que de la prueba rendida en estos autos no surge
que estos últimos hayan fallecido, ni que el cedente fuese el heredero de
ellos sobremanera cuando como en la especie existe una comunidad de
herederos, como tampoco su cesionario.
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Precisamente el dato apuntado es lo que afecta la legitimación del
accionante para demandar como lo hizo, es decir pretendiendo usucapir la
totalidad de las tierras involucradas. Ya que nadie puede transmitir un
derecho más extenso que el que tiene. Y si bien, como ya cité lo que se
transmite por cesión de herencia es el derecho sobre la universalidad o a la
universalidad misma, no puede omitirse en este punto que lo que le
posibilitaba demandar por usucapión era su calidad de cesionario invocando
la posesión ejercida por los causantes de la sucesión y en la medida de la
cuota abstracta que a sus cedentes le correspondía ( arts. 3417 y 3418 del
código civil).
Es por ello que, a mi entender acierta el Juez de grado en la
solución que viene apelada, ya que si bien los herederos por esa sola
condición no guardan una relación de señorío con la cosa, igual situación se
le presenta al cesionario que solo puede invocar un derecho a la
universalidad que en el subestudio se traduce en el derecho a invocar la
posesión veinteañal cumplida por los causantes. En consecuencia, ello lo
sitúa en paridad con los herederos que nunca
cedieron sus derechos:
Eduardo y Jorge Fernando Macías y por eso es que carece de legitimación
para aspirar a obtener la totalidad del dominio sobre el inmueble. Basta con
ello para proponer la confirmación del decisorio en recurso que desestimó la
demanda; pues en conclusión al no poderse valer para usucapir a su nombre
la totalidad de las tierras de la posesión de los Macías, solo cabía merituar la
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posesión que dice haber ejercido el accionante, la que se presenta
manifiestamente insuficiente respecto al plazo legal para adquirir el dominio
por usucapión ( art. 4015 código civil).
Abordo el estudio del cuestionamiento efectuado por el pretenso
prescribiente, respecto al progreso de la reivindicación introducida por vía de
reconvención por los herederos de Rubén Oscar De La Iglesia.
Lo resuelto en la sentencia de grado respecto a la perpetuidad del
derecho real de dominio, se ajusta a derecho. En principio cabe decir al
respecto que lo que provoca su extinción no es el transcurso del tiempo sino
la extinción de la cosa. Tradicionalmente se dice que este es absoluto en su
duración pues a diferencia de los demás derechos no es susceptible de
extinguirse pura y simplemente, por lo menos mientras exista la cosa sobre
la cual recae. De todo ello surge como consecuencia que la acción
reivindicatoria ( art. 2758 el código civil) por regla resulta imprescriptible,
pues puede ser ejercida contra el despojante y sus sucesores, cualquiera
que sea el tiempo transcurrido, en tanto estos no hayan adquirido el dominio
por usucapión. Sin embargo no puede confundirse ello interpretando que la
usucapión no constituye una excepción a la perpetuidad, sino que ella
provoca un cambio en la titularidad del derecho real de propiedad.
Se infiere de lo expresado precedentemente que, la única
posibilidad concreta que le asistía al demandado era acreditar en forma
acabada y plena su posesión “ animus domini”, de manera quieta, pública,
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pacífica e ininterrumpida el inmueble objeto de la acción durante el lapso
requerido por la ley para tener por configurada la usucapión. En tal caso
debería demostrarse también que el tiempo que a tal fin establece el art.
4015 del código civil se había completado al tiempo de promoverse la
acción.
Habiendo quedado justificado el derecho de los herederos
nombrados sobre la cosa objeto de la acción (arts. 3417, 3418 y 3421 cód.
civil) entiendo al igual que el magistrado de primera instancia que, ellos
han cumplido con la carga probatoria exigida por los arts. 2789 y 2790 del
código civil es decir que su título a la posesión es de fecha anterior a la
posesión del reivindicado. Por lo que la decisión que admitió la reconvención
contra el actor Italo Oscar Oberti se ajusta a derecho.
En cuanto a los agravios expuestos por Ubaldo y Silvia Macías,
contra la sentencia de primera instancia, advierto que los mismos se
desentienden de los argumentos utilizados por el Señor Juez de grado para
rechazar los planteos que intentaron introducir a partir de la citación edictal
lo cual infracciona lo prescripto en el art. 260 del C.P.C., por lo que
corresponde pronunciarse por la deserción de su recurso. Por lo demás, su
pretensión postulada en los escritos de fs. 289/291 y fs. 296/298 tendiente al
rechazo de la demanda, se ha visto cristalizada en la sentencia apelada por
lo que a su vez resultaría inapelable por carecer de agravios.
En torno a la imposición de costas por la presentación ejercida por
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los últimos apelantes, considero que las mismas deberán ser soportadas en
el orden causado, dado el modo en que se resolvió la cuestión introducida
por ellos ( arts.68 y 71 del C.P.C.) Por lo que en el aspecto indicado la
sentencia no se considera justa.
Concluyo la presente cuestión diciendo que la sentencia apelada
en lo principal que decide es justa, no lo siendo en cuanto a la imposición de
costas, la cual deberá modificarse en lo que respecta a los planteos
introducidos por los señores Ubaldo y Silvia Mirta Macías. Por lo que doy mi
voto por la AFIRMATIVA.
Los Señores Jueces Doctores Salvatori Reviriego y Ribichini, por
los mismos fundamentos votaron en igual sentido.
A LA SEGUNDA CUESTION EL SEÑOR JUEZ DOCTOR DIEZ DIJO:
Atento lo resuelto en la cuestión que precede propongo al acuerdo
confirmar en lo principal que decide la sentencia de fs. 995/1005,
modificando la misma en lo que hace a la imposición de costas derivadas
por la sustanciación de los planteos de fs. 287/291 y fs. 296/298, las que
deben imponerse por su orden dada la forma en que se resolvieron los
mismos. Las costas en la Alzada, derivadas de la sustanciación del recurso
de los Señores Ubaldo y Silvia Mirta Macías se imponen a los recurrentes
dada la suerte que corrió el mismo ( art. 68 C.P.C.).ASI LO VOTO.
Los Señores Jueces Doctores Salvatori Reviriego y Ribichini por
los mismos fundamentos votaron en igual sentido.
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Por lo que se:
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AUTOS Y VISTOS:-Y CONSIDERANDO: Que en el acuerdo que
precede ha quedado resuelto que la sentencia de fs. 995/1005, se ajusta a
derecho en lo principal que decide.
POR ELLO, se la confirma en todas sus partes, a excepción de la
imposición de costas respecto a la sustanciación de los planteos de fs.
287/291 y fs. 296/298, las que se distribuyen en el orden causado. Y en la
Alzada las costas por la sustanciación del recurso interpuesto por los
señores Ubaldo y Silvia Mirta Macías se les imponen dada la suerte que
corrió el mismo (art. 68 C.P.C.).
Hágase saber y devuélvase sin más trámite.
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