AMPARO EN REVISIÓN 213/2015 QUEJOSA: ********** RECURRENTE: DELEGADO PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DEL PONENTE: MINISTRO JOSÉ FERNANDO FRANCO GONZÁLEZ SALAS SECRETARIO: JOEL ISAAC RANGEL AGÜEROS QUINTO. Son esencialmente fundados los argumentos que la recurrente aduce en el agravio identificado como tercero, de conformidad con lo resuelto por el Tribunal Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la contradicción de tesis 549/2012, fallada en sesión de veintitrés de marzo de dos mil quince, por mayoría de seis votos1. En efecto, el impuesto empresarial a tasa única es un gravamen de cálculo y entero anual, que de acuerdo con el artículo 1, último párrafo, de la Ley del Impuesto Empresarial a Tasa Única, se determina aplicando la tasa del 17.5% a la cantidad que resulte de disminuir de la totalidad de los ingresos percibidos por las actividades a que se refiere el propio precepto, las deducciones autorizadas. De lo anterior se advierte, que para aplicar la tasa de causación prevista en citada ley, debe existir una base gravable por parte del contribuyente; circunstancia que es equivalente a tener una diferencia positiva de ingresos acumulables cuando son confrontadas con las deducciones autorizadas previstas en el referido ordenamiento legal. Ahora bien, el artículo 11 de la Ley del Impuesto Empresarial a Tasa Única, dispone que cuando el monto de las deducciones autorizadas sea mayor a los ingresos gravados, se tendrá como resultado una diferencia negativa; cantidad que una vez aplicada la tasa de causación, da como resultado un “crédito fiscal” que los contribuyentes tiene derecho a aplicar conforme a los mecanismos, formalidades y condiciones que se establezcan en la ley. En ese mismo sentido, establece que la aplicación de dicho crédito fiscal podrá efectuarse: a) contra el impuesto empresarial a tasa única del ejercicio o contra los pagos provisionales del mismo 1 Votaron en contra los Ministros Margarita Beatriz Luna Ramos, José Fernando Franco González Salas, Jorge Mario Pardo Rebolledo, Olga María del Carmen Sánchez Cordero y el Presidente Luis María Aguilar Morales. AMPARO EN REVISIÓN 213/2015 correspondientes a los diez años siguientes, hasta agotarlo; y b) contra el impuesto sobre la renta causado en el ejercicio en el que se generó el crédito. En ese contexto, mientras el acreditamiento del crédito fiscal contra el impuesto empresarial a tasa única se puede realizar con el impuesto correspondiente a los diez años siguientes, tal facultamiento en contra del impuesto sobre la renta se encuentra limitado al causado en el ejercicio en que se generó dicho crédito, sin que se previera su aplicación contra el impuesto causado a futuro. Lo anterior es acorde con el Dictamen de la Comisión de Hacienda y Crédito Público de la Cámara de Diputados, de once de septiembre de dos mil siete, relacionado con el proyecto de decreto por el que se expidió la Ley del Impuesto Empresarial a Tasa Única, que en la parte conducente señala lo siguiente: 2.3. Crédito fiscal por deducciones superiores a los ingresos […] Por otra parte, como se ha señalado en el presente dictamen la contribución empresarial a tasa única busca constituirse en un instrumento fiscal que permita fomentar la inversión en activos productivos de las empresas, por lo que al permitir la deducción total en el ejercicio en que se realizan las inversiones en activos, terrenos y maquinaria y equipo, se puede generar que una empresa que realiza inversiones importantes obtenga un crédito fiscal por deducciones mayores a sus ingresos que no podrá acreditar en el ejercicio fiscal en el que se generan. En este sentido, con el objeto de no posponer el beneficio que para una empresa genera el realizar inversiones productivas y dado que el gravamen que se propone es una contribución mínima en relación con el impuesto sobre la renta, la que dictamina considera adecuado adicionar un tercer párrafo al artículo 11 de la iniciativa, para permitir que los contribuyentes puedan aplicar el crédito fiscal que generen en un ejercicio contra el impuesto sobre la renta del mismo ejercicio en el que se generó el crédito. El permitir la aplicación del crédito fiscal contra el impuesto sobre la renta del mismo ejercicio en el que se generó dicho crédito, tiene por objeto que desde el primer año se refleje el esquema de fomento a la inversión que representa la deducción de inversiones en el gravamen que se dictamina, pero sin que se convierta en un instrumento para monetizar el crédito fiscal por exceso de deducciones, por lo que para evitar dicha circunstancia se aclara expresamente que la aplicación del crédito fiscal 2 AMPARO EN REVISIÓN 213/2015 contra el impuesto sobre la renta no dará derecho a devolución alguna.”… En ese orden de ideas, es posible concluir que la aplicación del crédito fiscal previsto en el artículo 11 de la Ley del Impuesto Empresarial a Tasa Única contra el impuesto sobre la renta causado en el ejercicio en que aquél se generó, exige que se tome en consideración entre los elementos de tributación, el texto de las disposiciones vigentes en el ejercicio en cuestión. Una vez expuesto lo anterior, conviene efectuar un análisis de los elementos de tributación que imperaron en cada ejercicio fiscal, en atención a que la Ley del Impuesto Empresarial a Tasa Única inició su vigencia a partir del primero de enero de dos mil ocho. Ejercicio dos mil ocho. Los contribuyentes que en el ejercicio dos mil ocho tuvieron base negativa para efectos del impuesto empresarial a tasa única (monto de deducciones autorizadas mayor a los ingresos gravados) en términos de la normatividad que regía su acreditamiento (artículo 11) adquirieron el derecho de aplicar el crédito fiscal contra el impuesto empresarial a tasa única, ya sea anual o el determinado en pagos provisionales, de los diez ejercicios posteriores hasta agotarlo. Asimismo, dichos contribuyentes podían optar por aplicar el citado crédito fiscal en contra del impuesto sobre la renta causado en el mismo ejercicio, en el entendido que de aplicar este último supuesto ya no se podría acreditar contra el impuesto empresarial a tasa única y la aplicación del mismo no daría derecho a devolución alguna. Cabe agregar, que la Ley de Ingresos de la Federación para el ejercicio dos mil ocho no estableció nada en relación con el crédito fiscal de referencia, de manera tal que los contribuyentes sujetos al impuesto sólo debían observar las normas contenidas en la Ley Empresarial a Tasa Única. Ejercicio dos mil nueve. Para el ejercicio de dos mil nueve, los contribuyentes que tuvieron base negativa para efectos del impuesto empresarial a tasa 3 AMPARO EN REVISIÓN 213/2015 única, en términos de la normatividad que regía su acreditamiento, adquirieron el derecho de aplicar el crédito fiscal contra el impuesto empresarial a tasa única, ya sea anual o el determinado en pagos provisionales, de los diez ejercicios posteriores hasta agotarlo. De igual manera, dichos contribuyentes podían optar por aplicar el crédito fiscal de referencia únicamente contra del impuesto sobre la renta causado en el mismo ejercicio, en el entendido que de aplicar este último supuesto ya no se podría acreditar contra el impuesto empresarial a tasa única y la aplicación del mismo no daría derecho a devolución alguna. Cabe agregar, que la Ley de Ingresos de la Federación para el ejercicio dos mil nueve tampoco previó disposición alguna en relación con el crédito fiscal de referencia, por lo que los sujetos del impuesto sólo debían atender las normas que regulaban específicamente el tributo en mención, contenidas en la Ley Empresarial a Tasa Única. Ejercicio dos mil diez. Los contribuyentes que en el ejercicio dos mil diez tuvieron base negativa para efectos del impuesto empresarial a tasa única no generaron impuesto a pagar en el referido ejercicio y, en cambio, adquirieron en términos de lo dispuesto por la Ley del Impuesto Empresarial a Tasa Única un crédito fiscal que podían aplicar contra el impuesto empresarial a tasa única, ya sea anual o el determinado en pagos provisionales, de los diez ejercicios posteriores hasta agotarlo. Por su parte, la Ley de Ingresos de la Federación para el Ejercicio dos mil diez, previó en el artículo 22 que “Para los efectos del artículo 11, tercer párrafo de la Ley del Impuesto Empresarial a Tasa única, el monto del crédito fiscal a que se refiere dicho artículo no podrá acreditarse por el contribuyente contra el impuesto sobre la renta causado en el ejercicio en el que se generó el crédito.” En ese contexto, se advierte que además de lo dispuesto por la Ley Empresarial a Tasa Única se incorporó un nuevo elemento al que se encontraba sujeta la autodeterminación de los contribuyentes, consistente en abstenerse de aplicar el crédito fiscal generado contra 4 AMPARO EN REVISIÓN 213/2015 el impuesto sobre la renta que hubieren causado en el ejercicio fiscal de dos mil diez. Ejercicio dos mil once. Durante el ejercicio dos mil once, los contribuyentes que tuvieron una base negativa para efectos del impuesto empresarial a tasa única, no generaron impuesto a pagar en el referido ejercicio y, en cambio, adquirieron en términos de lo dispuesto por la Ley del Impuesto Empresarial a Tasa Única, un crédito fiscal que podían aplicar contra el impuesto empresarial a tasa única, ya fuese anual o el determinado en pagos provisionales, de los diez ejercicios posteriores hasta agotarlo. Por su parte, la Ley de Ingresos de la Federación para el Ejercicio dos mil once, previó en el artículo 21, fracción II, que “Para los efectos del artículo 11, tercer párrafo de la Ley del Impuesto Empresarial a Tasa Única, el monto del crédito fiscal a que se refiere dicho artículo no podrá acreditarse por el contribuyente contra el impuesto sobre la renta causado en el ejercicio en el que se generó el crédito.” Consecuentemente, además de lo dispuesto por la Ley Empresarial a Tasa Única, se incorporó un nuevo elemento al que debían sujetar su autodeterminación los sujetos del impuesto, consistente en abstenerse de aplicar el crédito fiscal generado en contra el impuesto sobre la renta que hubieren causado en el mismo ejercicio. Ejercicio dos mil doce. En el citado ejercicio, los contribuyentes que tuvieron base negativa para efectos del impuesto empresarial a tasa única, si bien no generaron impuesto a pagar en el referido ejercicio, adquirieron en términos de lo dispuesto por la Ley del Impuesto Empresarial a Tasa Única un crédito fiscal que podían aplicar contra el impuesto empresarial a tasa única, ya fuese anual o el determinado en pagos provisionales, de los diez ejercicios posteriores hasta agotarlo. En cuanto a la Ley de Ingresos de la Federación para el Ejercicio dos mil doce, ésta estableció en el artículo 21, fracción II, que “Para 5 AMPARO EN REVISIÓN 213/2015 los efectos del artículo 11, tercer párrafo de la Ley del Impuesto Empresarial a Tasa única, el monto del crédito fiscal a que se refiere dicho artículo no podrá acreditarse por el contribuyente contra el impuesto sobre la renta causado en el ejercicio en el que se generó el crédito.” De esa manera, además de lo dispuesto por la Ley Empresarial a Tasa Única se incorporó un nuevo elemento al que debían sujetar su autodeterminación los contribuyentes, consistente en abstenerse de aplicar el crédito fiscal generado contra el impuesto sobre la renta que hubieren causado en el citado ejercicio. Del análisis particular de cada ejercicio fiscal se advierte que el legislador estableció los elementos con los que los sujetos afectos al gravamen debían cumplir la obligación de autodeterminación, tanto en materia de impuesto empresarial a tasa única, como en materia de impuesto sobre la renta; máxime que respecto de este último supuesto, la legislación tributaria claramente expresó que el impuesto causado en el ejercicio no podría disminuirse con el crédito fiscal generado en términos de la Ley del Impuesto Empresarial a Tasa Única. Ahora, en el caso se advierte que si bien en el artículo 21, fracción II, apartado 2, de la Ley de Ingresos de la Federación para el ejercicio fiscal de dos mil doce, se limitó el derecho de los contribuyentes de aplicar el crédito fiscal generado por base negativa del impuesto empresarial a tasa única contra el impuesto sobre la renta, causado en el propio ejercicio en que se generó, lo cierto es que dicha situación no actualiza una antinomia con el artículo 11 de la Ley del Impuesto Empresarial a Tasa Única. En efecto, para que exista una antinomia es necesario que las normas en conflicto pertenezcan a un mismo sistema jurídico, de manera que sean coincidentes en el ámbito temporal, espacial, personal y material de validez, así como que atribuyan consecuencias jurídicas incompatibles entre sí a cierto supuesto fáctico, de manera que la aplicación simultánea de ambos preceptos resulte imposible. En ese contexto, el encargado de aplicar normas abstractas a situaciones particulares sólo se encontrará ante una auténtica antinomia cuando el conflicto entre la prohibición y el facultamiento 6 AMPARO EN REVISIÓN 213/2015 condiciona la absoluta incompatibilidad de la norma que prohíbe y la que faculta. Consecuentemente, si bien la Ley de Ingresos de la Federación para el ejercicio de dos mil doce restringe a los sujetos del impuesto empresarial a tasa única, la posibilidad de aplicar el crédito fiscal contra el impuesto sobre la renta causado en el ejercicio en que se determinó el crédito, lo cierto es que tal situación únicamente comprende la prohibición de aplicar dicho beneficio en el ejercicio fiscal en que se aplicó, sin que se desprenda que regule para ejercicios subsecuentes tal prohibición. Lo anterior se explica ya que es posible incorporar en la Ley de Ingresos de la Federación normas sustantivas en el engranaje tributario, con el propósito de modular o complementar el contenido de las leyes fiscales; escenario en el cual, lejos de generarse una inseguridad para los contribuyentes, se garantiza un adecuado estado de certidumbre jurídica al utilizarse por el legislador ordinario los instrumentos normativos que la propia Constitución Federal establece para dar certeza a los contribuyentes, y al efectuarse su publicación en el Diario Oficial de la Federación los particulares conocen plenamente el régimen al que se deben sujetar. Asimismo, la introducción del artículo 21, fracción II, apartado 2, de la Ley de Ingresos de la Federación para el Ejercicio de dos mil doce, no produjo en el sistema tributario mexicano falta de certeza en los contribuyentes del impuesto sobre la renta, debido a que al inicio del ejercicio fiscal, conocían los elementos de tributación sobre los que se debía efectuar la determinación y entero del impuesto a su cargo. Al respecto, resulta aplicable la jurisprudencia 1ª/J. 139/2012 de la Primera Sala, cuyo rubro establece “SEGURIDAD JURÍDICA EN MATERIA TRIBUTARIA. EN QUÉ CONSISTE”2, en la cual se 2 El texto de la tesis señala: “La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido que el principio de seguridad jurídica consagrado en la Constitución General de la República, es la base sobre la cual descansa el sistema jurídico mexicano, de manera tal que lo que tutela es que el gobernado jamás se encuentre en una situación de incertidumbre jurídica y, por tanto, en estado de indefensión. En ese sentido, el contenido esencial de dicho principio radica en "saber a qué atenerse" respecto de la regulación normativa prevista en la ley y a la actuación de la autoridad. Así, en materia tributaria debe destacarse el relevante papel que se concede a la ley (tanto en su concepción de voluntad general, como de razón ordenadora) como instrumento garantizador de un trato igual (objetivo) de todos ante la ley, frente a las arbitrariedades y abusos de la autoridad, lo que equivale a afirmar, desde un punto de vista positivo, la importancia de la ley como vehículo generador de certeza, y desde un punto de vista negativo, el papel de la ley como mecanismo de defensa frente a las posibles arbitrariedades de los órganos del Estado. De esta 7 AMPARO EN REVISIÓN 213/2015 determinó que la legislación fiscal tiene un papel destacado como instrumento garantizador de un trato objetivo de los contribuyentes y sirve tanto como vehículo generador de certeza, como mecanismo de defensa frente a las posibles arbitrariedades de los órganos del Estado. En ese contexto, del análisis de la Ley de Ingresos de la Federación para el ejercicio dos mil doce, se advierte que no se contrapone con el artículo 11, tercer párrafo, de la Ley del Impuesto Empresarial a Tasa Única, ya que la prohibición que establece aplica de manera exclusiva para el ejercicio en que tiene vigencia y no para los ejercicios subsecuentes, en los cuales, salvo disposición legal en contrario, se debe atender a la Ley del Impuesto Empresarial a Tasa Única. Lo anterior ya que si bien la Ley de Ingresos de la Federación constituye el instrumento jurídico mediante el cual se regulan los ingresos que percibirá el Estado Mexicano durante determinado ejercicio fiscal, lo cierto es que ello no implica que se encuentre limitada a regular exclusivamente dicha cuestión, pues existe la posibilidad de que en ésta se prevean otro tipo de cuestiones de naturaleza sustantiva en materia tributaria, vinculadas con las contribuciones que habrán de recaudar el erario federal. Máxime que en el orden jurídico mexicano no existe precepto alguno conforme al cual la regulación de una misma materia debe quedar contenida en un mismo cuerpo normativo o código, pues la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos prevé en el artículo 31, fracción IV, que es obligación de los mexicanos “Contribuir para los gastos públicos, así de la Federación, como del Distrito Federal o del Estado o Municipio en que residan, de la manera proporcional y equitativa que dispongan las leyes.” . forma, las manifestaciones concretas del principio de seguridad jurídica en materia tributaria, se pueden compendiar en la certeza en el derecho y la interdicción de la arbitrariedad o prohibición del exceso; la primera, a su vez, en la estabilidad del ordenamiento normativo, suficiente desarrollo y la certidumbre sobre los remedios jurídicos a disposición del contribuyente, en caso de no cumplirse con las previsiones del ordenamiento; y, la segunda, principal, más no exclusivamente, a través de los principios de proporcionalidad y jerarquía normativa, por lo que la existencia de un ordenamiento tributario, partícipe de las características de todo ordenamiento jurídico, es producto de la juridificación del fenómeno tributario y su conversión en una realidad normada, y tal ordenamiento público constituirá un sistema de seguridad jurídica formal o de "seguridad a través del Derecho". Publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, libro XVI, enero de 2013, tomo 1, pág. 437, registro: 2002649. 8 AMPARO EN REVISIÓN 213/2015 En tal sentido, si la legislación tributaria –entre la que se encuentra la Ley de Ingresos de la Federacióndelimitó los aspectos de tributación a que deberían sujetar los contribuyentes la determinación del impuesto sobre la renta del ejercicio fiscal correspondiente, en el entendido de que el crédito fiscal por impuesto empresarial a tasa única no podría acreditarse contra el impuesto sobre la renta causado en el propio ejercicio, queda colmado el principio de seguridad jurídica, pues nada impide que en la Ley de Ingresos de la Federación se module cualquier disposición particular del ordenamiento fiscal mexicano. A lo anterior se suma, que no está constitucionalmente vedado que mediante una norma con carácter de ley se modifique otra norma que posea el mismo rango. La seguridad jurídica en materia tributaria no se colma únicamente cuando todos los elementos de un tributo están contemplados en un mismo ordenamiento fiscal, pues la certidumbre sobre las cargas económicas que soportarán los contribuyentes para el sostenimiento de los gastos públicos depende de la existencia de leyes en sentido formal y material, sin que exista una exigencia constitucional de agrupar una misma materia o tema jurídico en una misma y única ley. Así, la legislación opera en relación con el principio de seguridad jurídica garantizando un trato igual de todos los sujetos contribuyentes ante la ley, generando certeza y sirviendo como mecanismo de defensa frente a las arbitrariedades y abusos del poder. Sin embargo, dicha seguridad no puede depender de la exigencia de contener la regulación relativa a una determinada materia en un solo ordenamiento fiscal, pues la certeza en el derecho y la interdicción de la arbitrariedad se colma con la existencia de normas generales, abstractas e impersonales que se ajusten formal y materialmente al contenido de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. En consecuencia, la prohibición de acreditar contra el impuesto sobre la renta causado en el ejercicio respectivo, el monto del crédito fiscal a que se refiere el artículo 11 de la Ley del Impuesto Empresarial a Tasa Única, no puede considerarse violatorio de los principios de legalidad y seguridad jurídica consagrados en los artículos 14 y 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. 9