La Prehistoria en la comarca de La Jacetania

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De la Historia
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Excavaciones del Patrimonio Forestal del Estado en el Hospital de Santa Cristina de Somport (hacia 1965)
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La Prehistoria
en la comarca de La Jacetania
JAVIER REY LANASPA
Las condiciones geográficas de la Jacetania, su orografía
y climatología, han condicionado, desde sus orígenes, al
hombre y a sus asentamientos. Un condicionante que se
ha reflejado también en sus actividades: el pastoreo en
las zonas más montañosas, y la explotación agrícola y ganadera en las más llanas.
Los comienzos de la ocupación humana en la comarca
son bastante inciertos, contando por ello con muy pocos
datos hasta la fecha. Futuras investigaciones, prospecciones y trabajos de campo que se acometan permitirán nuevos hallazgos y avanzar en el conocimiento de la presencia humana en dicho momento de la historia del hombre.
Los vestigios más antiguos encontrados se han localizado en un yacimiento plagado de sorpresas, que aún no ha dicho todo sobre los lugares habitados por el
hombre prehistórico: es el conocido como la “Corona de los Muertos”, en plena
Selva de Oza del valle de Hecho, cuya excavación se inició motivada por su posible relación con el lugar donde se produjo la batalla de Roncesvalles, hecho que
por el momento no se puede demostrar, si bien han aparecido materiales de época
medieval.
No obstante, lo más destacable y antiguo son las estructuras circulares de piedra
que se ubican en la parte más baja del yacimiento. Asimismo, han aparecido numerosos materiales líticos catalogables en el Epipaleolítico, dejados aquí por los
últimos cazadores-recolectores hace algo menos de diez mil años.
Los útiles, aparecidos a menos de medio metro de profundidad, están formados
por geométricos, raspadores, muescas o microburiles, así como abundantes muestras de
desecho como consecuencia de la talla del sílex, aunque –en principio– parecen
no relacionarse con la estructuras circulares.
De la Historia
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Los monumentos megalíticos
La entrada del Neolítico viene caracterizada, en esta zona, por los monumentos
megalíticos, de los que existen varios tipos: dólmenes, cistas megalíticas, túmulos y
círculos de piedra (o cromlechs). En principio se relacionan con monumentos funerarios, como ocurre con los dólmenes que acogen enterramientos colectivos, si
bien la ausencia de materiales en alguno de ellos hace tener dudas al respecto, lo
cual sucede en los túmulos y círculos de piedra. Pero, asimismo, pueden tener unas
funciones secundarias, como la de servir de hitos o marcas señalizadoras del terreno, ya que su situación remite a una posible construcción por parte de pastores trashumantes, que acudirían a estos emplazamientos durante el período veraniego. Por otra parte, su construcción suele realizarse con piedras próximas al
lugar de ubicación, adaptando las piedras a las necesidades, es decir, para construir
las cámaras funerarias se utilizan grandes lajas y para los túmulos son de menor
tamaño, sin importar la forma de las mismas.
Los dólmenes son construcciones circulares en cuyo centro se sitúa la cámara funeraria, presentando en esta zona dos tipos diferentes. La más completa, y al parecer la más antigua, es la que está formada por lo que se denomina “sepulcro de
corredor”, siendo de forma alargada construida con piedras verticales, con las que
se delimita un pasillo de varios metros cubierto por otras horizontales. Todo ello,
al igual que lo que sucede con el otro tipo, estaría cubierto por un gran túmulo de
tierra y piedra denominado “gargal” que, a su vez, estaría delimitado por un círculo o anillo externo de piedras llamado “peristalito”.
La Corona de los Muertos (valle de Hecho)
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Comarca de La Jacetania
Todos los dólmenes de sepulcro de corredor conocidos hasta la fecha en Aragón
se encuentran en la cuenca del Aragón Subordán, en concreto en la cabecera del
valle: Camón de las Fitas, Escalé y, posiblemente, el de “Aguas Tuertas Sur”. Sólo
en el primero se han realizado excavaciones, localizándose varios fragmentos de
cerámica, en especial una con decoración campaniforme de tipo cordado, fechándose
en el Calcolítico, anterior al segundo milenio antes de Cristo.
El segundo tipo es el que presenta la cámara funeraria más sencilla, formada por varias lajas de piedra colocadas de forma vertical, cubierta con otra horizontal. Son los
más comunes y extendidos por todo el área pirenaica, incluidos los valles jacetanos,
siendo –en comparación con los existentes en otras zonas– de menor tamaño.
Los encontrados hasta la fecha de este segundo tipo, todos ellos con aportación
de muy pocos materiales, son los siguientes: el más occidental (en el límite entre
Navarra y el término de Salvatierra de Esca) en el “Collado de Larra”; en la cabecera del valle de Zuriza hay cinco, entre ellos el de Linza, o el sito junto a la Fuente de los Clérigos; en el valle del Aragón Subordán hay varios grupos: en la Selva
de Oza se sitúan los del “Campamento de Ramiro el Monje” y el del “Camping”
(el de mayores dimensiones conocido hasta la fecha en esta parte del Pirineo);
aguas arriba de la Selva de Oza, en Guarrinza, se encuentra el grupo denominado
del “Puente de los Troncos”, otro, en peor estado de conservación, junto a la casa
de la Mina, el magnífico de “Aguas Tuertas” y el del “Cardal”; los del grupo de las
“Foyas de Arañón” y del “Puerto del Palo”; el del barranco de Acherito, en cuya
cuenca y al pie del Mallo de las Ferrerías se ubican otros dos –“Ferrerías Norte y
Sur”-; y, finalmente, otro en el “Grupo de Petraficha”.
En la cabecera del río Osia, valle de Aragüés del Puerto, se encuentra el dolmen
conocido como “Prado de Lizara”, y hay noticias de la posible existencia de otros,
aún sin confirmar. Por otra parte, en la cabecera del río Estarrún, valle de Aísa, el
del “Cubilar”, así como otros en proceso de estudio, excavación y divulgación.
Finalmente, en el valle más oriental de la comarca, el del río Aragón, las manifestaciones megalíticas se encuentran más dispersas, situándose un ejemplar en
Astún –denominado de “Las Truchas” y en mal estado de conservación-; otro
en la Rinconada de Canal Roya –término
de Canfranc- y otro más en el barranco
de Ip. Por último, en el término de Villanúa se ubican los tres más meridionales
del valle, en magnífico estado de conservación: son los conocidos dólmenes de
Letranz –al pie del pico Collarada–, “Caseta de las Güixas” –cerca de la afamada
cueva homónima– y el de la “Cueva de
Tres Peñas –al suroeste de la población y
empotrado en una pared separadora de
Dolmen de Escalé, en la cabecera del río Aragón
Subordán
fincas–.
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Las cistas megalíticas son construcciones
formadas por varias piedras verticales que
forman un espacio rectangular para realizar las inhumaciones en su interior. Estas
estructuras, escasas y acantonadas en el
Aragón Subordán –grupos del “Puente
de los Troncos”, del “Cuartel de Carabineros”, de la confluencia del barranco de
Acherito con el Aragón Subordán y del
barranco Barcal–, pudieron tener en su
Dolmen del Prado de Lizara (Aragüés del Puerto)
día túmulos que las cubrieran e, incluso,
“peristalito”, apareciendo en la actualidad
sólo la cista al haberse perdido los restantes componentes producto de la erosión.
Los círculos de piedras son construcciones formadas por piezas pétreas de mediano tamaño, con un diámetro variable que puede alcanzar varios metros. Son,
tras los dólmenes, los monumentos más numerosos y, dada la escasez de materiales, se duda de su funcionalidad. Tienen su origen en el Neolítico, aunque sus dataciones absolutas nos llevan al tránsito entre la Primera y Segunda Edad del Hierro. Por los materiales encontrados, pueden relacionarse con monumentos
funerarios o con zócalos de cabañas circulares construidas con material perecedero. Se localizan en los mismos espacios que las restantes construcciones megalíticas, en especial en la cuenca del Aragón Subordán, siendo amplia la nómina de
los mismos: “Grupo del Puente de los Troncos”; once en la confluencia del barranco de Acherito con el Aragón Subordán; seis en las inmediaciones de la casa
de la Mina; dos en el “Grupo A del Arrago”, en el barranco del mismo nombre;
siete en el “Camón de la Fitas” o “Puntal de las Mentiras”; uno en la desembocadura del barranco del Barcal en el Aragón Subordán; otros tres junto al camino
que va a Francia por Escalé; uno entre la margen izquierda del Aragón Subordán
y la carretera; tres en el “Grupo B del Arroyo” y dos más en la margen derecha
del barranco del Barcal.
En el entorno del puerto del Palo se conservan cinco o seis círculos aledaños al
dolmen de Petraficha, además de otro denominado “Chipeta Norte” en el barranco de Acherito. En todos ellos las aportaciones muebles encontradas en sus
excavaciones han sido muy escasas.
Pero, entre todos los mencionados, destaca el citado yacimiento de la Corona de
los Muertos, conformado por más de cien círculos que ocupan un espacio en declive con forma de punta de espolón. En ellos han sido recuperados materiales
cuya cronología corresponde a distintas épocas, desde el Epipaleolítico al Calcolítico-Edad del Bronce (puntas de flecha de retoque plano o dientes de hoz).
A raíz de los resultados que han aportado las excavaciones de este tipo de estructuras en otras zonas, parece que fueron construidas a partir del Neolítico, correspondiendo el mayor auge al final de la Prehistoria e inicios de la Protohisto-
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Comarca de La Jacetania
ria. Por lo general, se han identificado siempre como círculos funerarios, habiéndose recogido en algunos evidencias que así lo corroboran; no obstante, éste
no es el caso de la Corona de los Muertos, donde no ha aparecido ningún resto
de cremaciones o inhumaciones. Por ello, y como sucede con otros casos de Guarrinza, se asocian a otras funciones, como la de zócalos de casas o chozas construidas con materiales perecederos.
Los túmulos son grandes amontonamientos de piedras de varios metros de diámetro, que cuando presentan niveles arqueológicos son producto de su utilización
como enterramientos. Estas piedras se colocan sobre el terreno natural formando
una elevación sobre el mismo. En ocasiones se hallan delimitados por un círculo
de piedras a modo de “peristalito”, apareciendo asociados a los dólmenes y círculos y ocupando los mismos espacios geográficos.
En la comarca de La Jacetania los túmulos se hallan concentrados principalmente
en Guarrinza, en el alto curso del río Aragón Subordán y sus afluentes. Aquí se
encuentran cuatro en la zona del antiguo cuartel de carabineros; dos en el “Grupo
A del Arroyo”; uno en la del “Camón de las Fitas”; dos en la margen derecha del
barranco del Mallo Blanco; uno en la margen derecha del río Aragón, junto al camino que va a Francia; cuatro entre la carretera que asciende de la Selva de Oza y
el río Aragón Subordán; tres en el denominado “Grupo del Barcal” y el denominado “del Salto”, en el límite entre Guarrinza y Aguas Tuertas. Por su parte, en
los afluentes del Aragón Subordán se encuentran ejemplos en el “Grupo de las
Foyas de Arañón”; dos en el puerto del Palo y otros dos en la margen derecha del
Dolmen de Letranz, en las estribaciones de la Peña Collarada (Villanúa)
De la Historia
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barranco del Barcal. A ellos se suma el situado junto a los dólmenes citados del
valle de Zuriza y otro en la cabecera del
Estarrún, junto al ibón de Izagra. Todos,
como sucede con el resto de construcciones megalíticas, han aportado muy
pocos materiales, apenas unas cuantas
piezas de sílex.
Por otra parte, además de la utilización
de las estructuras megalíticas como moTúmulo del Salto (entre Guarrinza y Aguas
numentos funerarios, durante la Edad del
Tuertas)
Bronce –es decir, entre el segundo y primer milenio a. C.– se emplearon también las cuevas como lugares de enterramiento colectivo. Dato apreciable en la cueva sepulcral de la ermita de Santa Isabel de Embún y en la cueva de las Güixas de Villanúa.
A este mismo período de la Prehistoria corresponde un puñal de bronce hallado
en el collado de Villanovilla, en la Garcipollera. Fruto de un hallazgo casual, se
trata de una pieza sumamente interesante, de forma triangular con la base convexa y dos perforaciones donde irían los remaches para el enmangue, pudiéndose fechar en torno al 1600 a. C.
Por último, apuntar las manifestaciones pictóricas halladas en la cueva de los
Moros del barranco de San Miguel, en el término municipal del Valle de Hecho.
Estas pinturas rupestres, declaradas recientemente Patrimonio de la Humanidad,
están formadas por un único panel configurado por una agrupación de puntos y
barras o trazos de carácter esquemático que, por lo conservado y lo representado,
son de difícil interpretación y clasificación cronológica, si bien se pueden encuadrar dentro de una época reciente de la Prehistoria.
Bibliografía
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Huesca.
— ANDRÉS, T. et al. (1989): “Investigaciones dolménicas en el alto valle del Aragón Subordán (campaña de
1988)”, en Bolskan 6. Huesca.
— BARANDIARÁN, I. y CAVA, A. (1989): “El yacimiento prehistórico de Zatoya (Navarra)”, en Trabajos de Arqueología Navarra 8. Pamplona.
— NAVARRO, F.J. (1989): “El megalitismo en la cuenca del río Aragón Subordán (prospecciones 1987-1988)”,
en Bolskan 6. Huesca.
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Comarca de La Jacetania
Arqueología en la “Cueva de las Güixas” (Villanúa)
SERGIO SEVILLA TABERNERO
La “Cueva de las Güixas” se encuentra en las faldas de la Peña Collarada y para acceder a ella se toma el camino-cabañera que parte del puente viejo de Villanúa, en
dirección norte. A poco más de 100 metros aparece junto al camino la entrada principal, cerrada por verja metálica.
Se trata de una cueva con actividad interna, con un desnivel de 52 metros y un desarrollo longitudinal de unos 1.120 metros (aunque su recorrido practicable es de
unos 356 metros); y es considerada una de las cuevas con actividad geológica más
importantes de la provincia de Huesca.
Cuenta con cuatro entradas, de las que solamente una está abierta al público ya que,
desde 1926 (y por iniciativa del Sindicato de Iniciativas y Propaganda de Aragón) su
interior está acondicionado, mediante itinerarios acondicionados, para visitas turísticas.
Tras la última Guerra Civil, la cueva fue cerrada al público, al tiempo que se utilizaba durante años con fines militares.
En su interior encontramos una galería principal de dimensiones estimables, en la
que se admiran bóvedas elevadas, coladas parietales, columnas y otros espeleotemas. En la zona inferior, debido a la actividad de cascadas y sifones, las formas
están mucho más pulidas y erosionadas. De la galería principal, parten otras galerías menores que se distribuyen por todo el interior de la montaña, enlazando con las
otras tres entradas mencionadas.
La “Boca de los Murciélagos”, protegida por verja y preparada para la excavación arqueológica
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“Campo de trabajo” en la cueva de las Güixas
La “Cueva de las Güixas” ha despertado interés científico desde tiempo atrás. Se
tiene constancia de que durante los años sesenta y setenta fue excavada parcialmente por equipos extranjeros sin que tengamos constancia del material arqueológico exhumado.
Posteriormente, en 1990, fue excavada por José Ignacio Lorenzo Lizalde, que realizó una campaña arqueológica centrada en lo que se denominó Galería de las Osamentas, con el hallazgo de restos humanos que permitieron afirmar que se trataba
de una cueva sepulcral colectiva.
En la actualidad, y desde el año 2000, se está manteniendo una labor científica fruto
de la colaboración con el Instituto Aragonés de la Juventud del Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Villanúa, mediante la modalidad de “campos de trabajo”.
Las actuaciones arqueológicas se han centrado en una de las entradas naturales de
la cueva, denominada Boca de los murciélagos.
Los datos extraídos de estas intervenciones apuntan a la existencia de un asentamiento humano que podría datarse dentro de la cultura material de la Edad del
Bronce, aproximadamente hacia el 1500 a.C.
La cerámica hallada, realizada a mano, tiene un carácter tosco, con desgrasantes
gruesos y arcilla mal decantada. En su mayor parte se trata de vasijas de almacenaje. Además, se han encontrado restos de industria lítica realizada con sílex (fragmentos de láminas y una pequeña punta). Cabe destacar la presencia de un fragmento de la base de un molino de piedra (solera) y de elementos de adorno personal,
entre los que destaca un botón de perforación en “v”, una cuenta cilíndrica de collar y una plaqueta perforada de piedra.
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Comarca de La Jacetania
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