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17. Información.
Normatividad
En la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos este derecho se encuentra
garantizado en:
Artículo 6.
La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o
administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los
derechos de terceros, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el
derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley. El
derecho a la información será garantizado por el Estado.
Toda persona tiene derecho al libre acceso a información plural y oportuna,
así como a buscar, recibir y difundir información e ideas de toda índole por
cualquier medio de expresión.
El Estado garantizará el derecho de acceso a las tecnologías de la información
y comunicación, así como a los servicios de radiodifusión y
telecomunicaciones, incluido el de banda ancha e internet. Para tales efectos,
el Estado establecerá condiciones de competencia efectiva en la prestación de
dichos servicios.
Para efectos de lo dispuesto en el presente artículo se observará lo siguiente:
A. Para el ejercicio del derecho de acceso a la información, la Federación, los
Estados y el Distrito Federal, en el ámbito de sus respectivas competencias, se
regirán por los siguientes principios y bases:
I. Toda la información en posesión de cualquier autoridad, entidad, órgano y
organismo federal, estatal y municipal, es pública y sólo podrá ser reservada
temporalmente por razones de interés público en los términos que fijen las
leyes. En la interpretación de este derecho deberá prevalecer el principio de
máxima publicidad.
II. La información que se refiere a la vida privada y los datos personales será
protegida en los términos y con las excepciones que fijen las leyes.
III. Toda persona, sin necesidad de acreditar interés alguno o justificar su
utilización, tendrá acceso gratuito a la información pública, a sus datos
personales o a la rectificación de éstos.
IV. Se establecerán mecanismos de acceso a la información y procedimientos
de revisión expeditos. Estos procedimientos se sustanciarán ante órganos u
organismos especializados e imparciales, y con autonomía operativa, de
gestión y de decisión.
V. Los sujetos obligados deberán preservar sus documentos en archivos
administrativos actualizados y publicarán a través de los medios electrónicos
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disponibles, la información completa y actualizada sobre sus indicadores de
gestión y el ejercicio de los recursos públicos.
VI. Las leyes determinarán la manera en que los sujetos obligados deberán
hacer pública la información relativa a los recursos públicos que entreguen a
personas físicas o morales.
VII. La inobservancia a las disposiciones en materia de acceso a la información
pública será sancionada en los términos que dispongan las leyes.
B. En materia de radiodifusión y telecomunicaciones:
I. El Estado garantizará a la población su integración a la sociedad de la
información y el conocimiento, mediante una política de inclusión digital
universal con metas anuales y sexenales.
II. Las telecomunicaciones son servicios públicos de interés general, por lo que
el Estado garantizará que sean prestados en condiciones de competencia,
calidad, pluralidad, cobertura universal, interconexión, convergencia,
continuidad, acceso libre y sin injerencias arbitrarias.
III. La radiodifusión es un servicio público de interés general, por lo que el
Estado garantizará que sea prestado en condiciones de competencia y calidad
y brinde los beneficios de la cultura a toda la población, preservando la
pluralidad y la veracidad de la información, así como el fomento de los valores
de la identidad nacional, contribuyendo a los fines establecidos en el artículo
3o. de esta Constitución.
IV. Se prohíbe la transmisión de publicidad o propaganda presentada como
información periodística o noticiosa; se establecerán las condiciones que
deben regir los contenidos y la contratación de los servicios para su
transmisión al público, incluidas aquellas relativas a la responsabilidad de los
concesionarios respecto de la información transmitida por cuenta de terceros,
sin afectar la libertad de expresión y de difusión.
V. La ley establecerá un organismo público descentralizado con autonomía
técnica, operativa, de decisión y de gestión, que tendrá por objeto proveer el
servicio de radiodifusión sin fines de lucro, a efecto de asegurar el acceso al
mayor número de personas en cada una de las entidades de la Federación, a
contenidos que promuevan la integración nacional, la formación educativa,
cultural y cívica, la igualdad entre mujeres y hombres, la difusión de
información imparcial, objetiva, oportuna y veraz del acontecer nacional e
internacional, y dar espacio a las obras de producción independiente, así como
a la expresión de la diversidad y pluralidad de ideas y opiniones que
fortalezcan la vida democrática de la sociedad.
El organismo público contará con un Consejo Ciudadano con el objeto de
asegurar su independencia y una política editorial imparcial y objetiva. Será
integrado por nueve consejeros honorarios que serán elegidos mediante una
amplia consulta pública por el voto de dos terceras partes de los miembros
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presentes de la Cámara de Senadores o, en sus recesos, de la Comisión
Permanente. Los consejeros desempeñarán su encargo en forma escalonada,
por lo que anualmente serán sustituidos los dos de mayor antigüedad en el
cargo, salvo que fuesen ratificados por el Senado para un segundo periodo.
El Presidente del organismo público será designado, a propuesta del Ejecutivo
Federal, con el voto de dos terceras partes de los miembros presentes de la
Cámara de Senadores o, en sus recesos, de la Comisión Permanente; durará en
su encargo cinco años, podrá ser designado para un nuevo periodo por una
sola vez, y sólo podrá ser removido por el Senado mediante la misma mayoría.
El Presidente del organismo presentará anualmente a los Poderes Ejecutivo y
Legislativo de la Unión un informe de actividades; al efecto comparecerá ante
las Cámaras del Congreso en los términos que dispongan las leyes.
VI. La ley establecerá los derechos de los usuarios de telecomunicaciones, de
las audiencias, así como los mecanismos para su protección.
El Derecho a la Información es un concepto desarrollado a partir de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948. El hecho de que se trate de un desarrollo
reciente implica una complejidad conceptual propia que se enmarca en distintas
legislaciones y órdenes jurídicos internacionales y nacionales. Para comprenderlo es
necesario partir de la base de que reemplaza derechos y garantías anteriores, englobando
otros y proponiendo una serie de nuevos elementos. Esto último se basa en el hecho de
que a partir de las fechas en que fue inicialmente propuesto, el impacto del auge
tecnológico en los derechos humanos ha sido inmenso. Se trata, por lo tanto, de un
derecho integrado por una serie de conceptos antiguos, modernos, muy recientes y cuyo
común denominador es una transformación constante debido a las nuevas tecnologías.
Al mismo tiempo, es un derecho fundamental por sus efectos multiplicadores y
potenciadores de otros derechos humanos. Como ocurre en el caso del derecho a la
educación, el derecho a la información permite acceder a la información, a su
investigación y difusión de tal manera que se amplían y posibilitan otros derechos y
libertades.
Este derecho vino a complementar otras libertades tales como las de expresión e
imprenta que habían sido tradicionalmente contempladas en la legislación nacional e
internacional desde hace varios siglos. Estas formas de protección se tornaron
insuficientes frente al creciente avance científico y tecnológico, por lo que surge para
comprender y dar respuesta a la amplia y compleja actividad informativa fue necesario
impulsar el nuevo concepto del Derecho al Libre Acceso a la Información.
El derecho a la información integra de esta forma diversas libertades y constituye al
mismo tiempo un intento de respuesta global al proceso informativo. Se plantea el acceso
y participación de las personas y grupos sociales en una corriente bilateral entre emisor y
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receptor, en términos de un fenómeno de interrelación. Por esta razón el derecho a la
información es en primer término un derecho que debe referirse al conjunto social.
Desde el punto de vista del derecho internacional, su definición primaria aparece en la
Declaración Universal de Derechos Humanos (1948):
Artículo 19
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este
derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de
investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación
de fronteras, por cualquier medio de expresión.1
Una segunda referencia fundamental aparece en el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos (1966), que lo define manera más puntual:
Artículo 19
1. Nadie podrá ser molestado a causa de sus opiniones.
2. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho
comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de
toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en
forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección.
3. El ejercicio del derecho previsto en el párrafo 2 de este artículo entraña
deberes y responsabilidades especiales. Por consiguiente, puede estar sujeto a
ciertas restricciones, que deberán, sin embargo, estar expresamente fijadas
por la ley y ser necesarias para:
a) Asegurar el respeto a los derechos o a la reputación de los demás;
b) La protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la
moral públicas.2
Una tercera fuente que proviene del derecho internacional es la Convención sobre los
Derechos del Niño (1989), que ayuda a la definición del Derecho al libre acceso a la
información:
Artículo 13
1. El niño tendrá derecho a la libertad de expresión; ese derecho incluirá la
libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de todo tipo, sin
consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o impresas, en forma
artística o por cualquier otro medio elegido por el niño.
1
Declaración Universal de Derechos Humanos. En: http://www.un.org/es/documents/udhr/, consultado en septiembre
de 2013.
2
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, Adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la
Asamblea General en su resolución 2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966. En:
http://www2.ohchr.org/spanish/law/ccpr.htm, consultado en septiembre de 2013.
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2. El ejercicio de tal derecho podrá estar sujeto a ciertas restricciones, que
serán únicamente las que la ley prevea y sean necesarias:
a) Para el respeto de los derechos o la reputación de los demás; o
b) Para la protección de la seguridad nacional o el orden público o para
proteger la salud o la moral públicas.3
Comentario
Desde el punto de vista sistémico, el concepto implica un conjunto de tres actividades
vinculadas entre sí, como lo son:
-
Difundir.
-
Investigar.
-
Recibir información.
Todas estas actividades agrupadas en dos vertientes fundamentales, que son el deber de
informar y el derecho a ser informado. Desde un punto de vista doctrinario de los
derechos humanos, para diversos autores el origen del contemporáneo derecho a la
información podría referirse a la libertad de pensamiento como su antecedente más
directo. En primera instancia, por la evidente razón de que no es posible expresar nada si
previamente no existe pensamiento que expresar. De manera lógica, la libertad de
expresión dará lugar con posterioridad a la libertad de información.
La libertad de expresión fue un concepto debatido en los sistemas jurídicos desde tiempos
remotos. Una expresión constante del poder autoritario fue, precisamente, la prohibición
y penalización de sus distintas manifestaciones tempranas, incluyendo la manifestación de
las ideas, la libre asociación y otras. En términos de libertades y garantías individuales,
antecedente de los derechos humanos, la libre expresión fue un campo de legislación y de
actos de excepcionalidad jurídica para controlarla.
Un ejemplo claro de esta evolución fue la invención de la imprenta por Gutenberg. La
eficacia de esta nueva tecnología para la transmisión del conocimiento fue tal, que pronto
surgieron conjunto normativos en Europa para limitar los alcances políticos y sociales que
podría tener. Con base en esta dicotomía entre medios de comunicación y los intentos de
controlarlos surgió conceptualmente la libertad de imprenta, que en sus primeras épocas
representó un anhelo de asegurar la libre difusión de las ideas.
Debido al desarrollo tecnológico y a las nuevas fórmulas de comunicación
contemporáneas, se prefiere hablar de libertad de información como concepto que
3
Convención sobre los Derechos del Niño, Adoptada y abierta a la firma y ratificación por la Asamblea General en su
resolución 44/25, de 20 de noviembre de 1989, Entrada en vigor: 2 de septiembre de 1990, de conformidad con el
artículo 49. En: http://www2.ohchr.org/spanish/law/crc.htm, consultada en septiembre de 2013.
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engloba y amplía el de libertad de prensa. En sus raíces, hace referencia tanto a la
información por letra impresa como a la realizada a través de la voz y de las imágenes.
El derecho a la información alberga la doctrina tradicional sobre la libertad de expresión
de forma que la engloba al tiempo que la expande. El derecho a la información es mucho
más amplio; recoge en sí varios aspectos.
En primer lugar, supone el derecho a informar; en ese sentido vendría a ser la fórmula
moderna de la libertad de expresión, fórmula entendida en sentido amplio, pues no sólo
se refería a tal derecho como privilegio de una minoría de profesionales, sino a todas las
personas (ya hemos dicho que tal derecho es de carácter universal).
En un segundo aspecto, el “derecho a la información” implica el “derecho a ser
informado”, referido fundamentalmente al público, a la colectividad. Este aspecto es
novedoso y supone a su vez un deber de informar por parte de los gobernantes.
Desde el punto de vista jurídico la cuestión radica, por consiguiente, en determinar hasta
dónde el derecho de información puede llegar sin lesionar a la persona (sean individuos o
colectivos). La determinación del punto del ejercicio lícito o legítimo del derecho de
información.
La doctrina más común de los derechos humanos sostiene que no existe jerarquía entre
los derechos fundamentales; ni prelación ni subordinación entre ellos. De esta forma, los
derechos al honor, intimidad, información y expresión estarían situados a un mismo nivel.
Se afirma que en la solución en el caso de que entrasen en conflicto el juez deberá
atender a las circunstancias de cada caso concreto.
Otras corrientes de pensamiento sostienen que, una vez que se hay afirmado el carácter
preferente o institucional de la libertad de información, el órgano jurisdiccional deberá
realizar un examen del ejercicio que se ha hecho de este derecho.
Si el uso de la libertad de información se realiza en forma adecuada, es decir,
concurriendo en ella los requisitos de veracidad y relevancia pública, prevalecerá sobre el
derecho al honor y a la intimidad. Si no se ejercita de acuerdo con la función que el
ordenamiento constitucional le ha otorgado, es decir, como instrumento de formación de
la opinión pública, estaremos ante un uso ilícito o ilegítimo de la libertad de información,
o lo que es lo mismo, no estaremos, propiamente hablando, ante el derecho de
información, sino ante una presunta violación de otros derechos y garantías.
El criterio fundamental para distinguir el derecho a la información de una posible
infracción a violación a otros derechos, tales como el derecho a la dignidad o a la
privacidad, es aquí el de la veracidad de la información. Esta calidad de veracidad será
analizada en cada caso de manera diferente debido a que se basa en los límites de la
intimidad y del honor de la persona. Todas las personas tienen derecho a disfrutar de una
esfera privada que quede libre de cualquier injerencia externa. Por ello, toda información
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que viole este derecho, aun cuando sea veraz, vulnerará el derecho fundamental a la
intimidad.
Al mismo tiempo, la normatividad que reglamenta el acceso y derecho a la información
tiene también aspectos específicos dependiendo de la persona y los límites de su honor y
privacidad. El caso más claro se refiere a las actividades personales y particulares de los
personajes de la vida pública, cuya conducta y forma de vida pueden representar un
instrumento social valioso para los ciudadanos en términos electorales o de evaluación de
estos políticos o funcionarios. Por estas razones se delimita en estos casos el concepto de
la trascendencia pública de la información divulgada, que permite el sacrificio de ciertos
derechos personales cuando ello es beneficioso para la colectividad social.
Una manera de analizar los pesos y contrapesos que existen en la mediación del derecho a
la libre información y la protección a los derechos de la privacidad y el honor es considerar
que se trata de un caso en el que el derecho subjetivo se subordina al derecho objetivo
por razones de interés público o del bien de la mayoría. Es fundamental construir un
criterio veraz y confiable para la determinación del impacto que puede tener la
información de un medio específico en cuanto a la afectación del derecho a la intimidad o
del honor de una persona. De esta manera no es únicamente la veracidad de la
información lo que afecta a los otros derechos, sino una combinación en la que se resalta
la trascendencia pública de la información.
Características fundamentales del derecho al libre acceso a la información.
En este punto es necesario reconsiderar el hecho de que nos enfrentamos a un derecho
humano complejo, dinámico y en continua transformación. Habiendo aclarado estos
aspectos, podemos proponer su caracterización de esta forma:
A. Es un derecho definido en términos sociales. No existe expresión, comunicación o
cualquier otro acto relacionado con la libertad de información que no se base en el
intercambio entre al menos dos personas (sean individuos o colectivos).
B. Es un derecho personal. Se trata de un derecho que se refiere desde sus primeras
definiciones a libertades individuales, sin perder de vista que siempre se parte de
la base de que se trata de su interacción en la esfera social.
C. No es un derecho absoluto, sino es susceptible de limitaciones. Esta característica
deriva del hecho de que el derecho al libre acceso a la información debe respetar
los límites que representa el respeto por otros derechos, como son al honor y la
privacidad.
D. Es público. El derecho al libre acceso a la información se basa en la definición del
marco descrito en el inciso anterior, por lo que debe beneficiar tanto al individuo
como al colectivo en términos de resguardar los aspectos que no afecten el bien
común.
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E. Es un derecho político en el sentido de que es un derecho que posibilita, y a la vez
se funda en, la participación política, participación en las funciones públicas,
etcétera. Por otro lado, desde sus antecedentes modernos se ha considerado que
sus violaciones más graves ocurren en el contexto de limitaciones impuestas por el
estado a su libre ejercicio, las cuales comúnmente están fundamentadas en
razonamientos de índole política.
Podríamos postular, con base en lo anterior, que un sentido amplio se considera que la
información consiste en dar forma, estructura o significado a algo, o bien, poner al
corriente, hacer partícipe o instruir.
La información tiene como objetivo la transferencia de conocimientos, integrándose ésta
por un conjunto de datos (definidos como elementos referenciales acerca de un hecho) o
signos. La información reviste una importancia específica dependiendo del ámbito a que
se refiera. Evidentemente su trascendencia social, cultural, política o técnica es innegable.
No obstante, abordaremos sólo dos perspectivas: la económica y la jurídica.
El flujo contemporáneo de información ha tenido un gran número de efectos sociales y
tecnológicos, de los cuales debemos señalar cuando menos un par. El primero de ellos se
refiere a la creciente necesidad que se tiene de un flujo cada vez más amplio de
información para la productividad y la generación de empleos, en términos de las
instalaciones, instrumental, ramo de servicios y recursos humanos. En un plano
puramente material, la información provee de las herramientas necesarias para fomentar
la capacidad de toma de decisiones, lo cual tiene una evidente vertiente práctica en lo
económico y, por tanto, en el papel de las personas e instituciones. Éste fenómeno se ha
registrado tanto en las esferas privadas como en el sector público, lo cual hace pensar en
una posible equiparación de la información en tanto bien o mercancía con otras de corte
más tradicional como serían la energía, las materias primas o el comercio e intercambio.
El último aspecto importante de la protección constitucional del derecho al libre acceso a
la información toca a la difusión de la misma. En principio, la difusión no debe tener
limitantes territoriales ni de medios tecnológicos, lo cual tiene implícito el reconocimiento
de que existe un carácter universal en la difusión de información. Como hemos señalado,
la vertiginosa transformación de los medios tecnológicos hace necesario que la protección
al derecho a la información y al libre acceso a la información se refiera también a un
marco dinámico que permita adecuarse a la dinámica histórica.
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