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UN Vistazo A LAS ACCIONES SIN VALOR NOMINAL
Héctor Jorge Gómez Bermeo (*)
Voces: Ley General de sociedades – Acciones sin valor nominal – Capital social.
I.Introducción
Desde una perspectiva eminentemente clásica, se ha considerado
que el capital social de una sociedad cumple una triple función que versa
en lo siguiente:
1. Función organizativa: A través del cual se puede delimitar con precisión cuales son los derechos, obligaciones y el porcentaje de participación de cada accionista en la esfera interna de la sociedad, sea al
momento de su constitución o posteriormente en algún aumento de
capital. Éste tipo de determinación obedece, como bien lo ha detallado Morales(1), en la relación de riesgo-poder-beneficio que tiene todo
accionista dentro de la estructura orgánica de una sociedad. En consecuencia, es a través de esta función que se puede determinar con
exactitud los quórums de instalación de junta y las mayorías necesarias para la adopción de acuerdos.
2. Función productiva: Esta función se basa en la idea de que la cifra consignada en el capital social, servirá como base para el desarrollo de las
actividades de la sociedad. En ese sentido, terceros podrían saber la
capacidad de producción de una sociedad con el simple hecho de solo
fijarse en la cifra del capital. No obstante lo señalado, esta función en
la práctica ha quedado en el olvido, toda vez que las actividades que
desarrolla una sociedad no solo se financian en el capital social, sino
en general con todas las cuentas patrimoniales que figuran en el patrimonio neto en la sociedad como por ejemplo los resultados acumulados, reservas legales, reservas facultativas, excedentes de revaluación,
capital adicional, entre otros.
3. Función de garantía frente a terceros acreedores: Esta función resulta una de las más relevantes del capital social, puesto que el capital
social constituye una cifra inmovible por parte de los accionistas, ya
que dentro del marco de una disolución y liquidación de la sociedad,
los accionistas no podrán repartirse el haber social existente si es que
previamente no han terminado de pagar a los acreedores. En ese sentido, es debido a esta función de garantía que los acreedores tienen un
derecho de oposición respecto a cualquier acto por parte de los accionistas que involucre la pérdida patrimonial de la sociedad (en caso de
las escisiones o fusiones) o la reducción de la cifra capital (como lo es
en el caso de las reducciones de capital).
Por lo mencionado, tenemos que el capital social de una sociedad
juega un papel central y fundamental en lo concerniente en la vida productiva de la sociedad, tanto en el aspecto interno sobre la relación de los
accionistas con la sociedad, como en el aspecto de las operaciones de la
sociedad con terceros, especialmente sus acreedores.
Habiendo efectuado tal precisión, tenemos que el capital social de
una sociedad se divide en acciones, la cual según el artículo 82° de la Ley
General de Sociedades (en adelante la “LGS”) las define en los siguientes
términos:
“Artículo 82.- Definición de acción
Las acciones representan partes alícuotas del capital, todas tienen el
mismo valor nominal y dan derecho a un voto, con la excepción prevista
en el artículo 164 y las demás contempladas en la presente Ley.”
Conforme lo menciona el artículo citado, las acciones son partes alícuotas del capital social y todas ostentan un mismo valor nominal; en
consecuencia, tenemos que el capital social de una sociedad se encuentra
conformado a través de una ecuación en que el capital social es el resultado de la cantidad de acciones emitidas multiplicado por el valor nominal
de dichas acciones que hayan sido asignado por los accionistas
En esta línea, las acciones, en palabras de Garrigues y Uria, “(…)representan partes alícuotas del capital social. Será nula la creación de acciones
que no respondan a una efectiva aportación patrimonial a la sociedad.
Dividido necesariamente en acciones el capital social, la ley quiere que cada
acción represente una parte alícuota del mismo: una parte proporcional que
repetida mida exactamente a su todo. Con esto no hace más que recoger la
práctica uniforme y constante que señala a las acciones [como] un importe
aritmético múltiplo de la cifra del capital, denominado valor nominal en diferentes artículos de la ley.(2)”
Por su parte, Alejandro Bérgamode forma más específica señala que,
“(…) el principio de fijeza del capital social desaparece en las acciones sin
valor nominal y no es sustituido por otro mecanismo de seguridad; y asimismo según el referido autor, la estructura de la sociedad anónima se vería
minada en sus cimientos si, dando carta de naturaleza a dichos títulos, se
proscribiesen las saludables normas que tienden a mantener a todo trance
la fijeza del capital-garantía, como las que prohíben el reparto de dividendos
en caso de pérdidas, las que condenan la inflación de las aportaciones no
dinerarias, y sobre todo, las que tratan de lograr el mayor equilibrio posible
entre el capital y el patrimonio(3)”.
En ese sentido, si el valor nominal de las acciones constituye una parte integrante de la ecuación del capital social, ¿Cómo se puede concebir la
idea de la emisión de acciones sin que tenga valor nominal? ¿Dicha emisión no atentaría en contra de la función de garantía del capital social?
Como reza el título del presente artículo, en esta ocasión nos centraremos en la justificación de la emisión de acciones sin valor nominal, y
cómo estas acciones funcionan en el mercado, adelantándonos sobre el
particular en que la emisión de estas acciones, tratan de solucionar un
problema de valorización, es decir, corregir la discordancia entre el valor
cotizado por las accionistas respecto del valor de lo efectivamente aportado en el mercado. De esa manera, existe una problemática en torno al
valor asignado a las acciones, y el hecho que éstas no se encuentran cotizadas a un valor real, terminando en una potencial transferencia en base a
un precio bajo la par, o sobre la par.(4)
Ante esta situación, algunas legislaciones extranjeras han adoptado
dar como alternativa la emisión de acciones sin valor nominal a efectos
de evitar errores sobre la base de la valorización de los accionistas de
la sociedad.
II. Antecedentes de las acciones sin valor nominal
Esta clase de acciones, la cual se les conoce como las no par value shares, tiene su origen en los primeros años del siglo XX en Estados Unidos, a
través de la introducción en la stock corporation lawen New York en el año
1912. Su introducción en el mercado tuvo tres razones en específico:
1. Evitar problemas de valorización. Siendo que los aportes para la emisión de acciones pueden ser bienes dinerarios como no dinerarios, la
sobrevalorización de los últimos generaba un impacto negativo en el
mercado, por cuanto, terceros adquirientes de estas acciones –guiados
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eminentemente por el valor nominal de éstas- eran inducidos a error
en el marco de transacciones comerciales.
2. Facilidad en la colocación de títulos. Se buscaba un medio mucho ágil
para la colocación de títulos en el mercado, evitándose de esta forma
efectuar las formalidades de los aumentos de capital.
3. Evitar fraudes. No solo el problema de las valorizaciones de bienes no
dinerarios generaba un inconveniente, sino que el mismo valor nominal de una determinada aportación no refleja el valor del mercado de
las acciones; como es el caso cuando la sociedad tiene resultados acumulados en negativo (pérdida).
A la fecha la introducción de la emisión de acciones sin valor nominal ha sido una alternativa en diversos países, en Latinoamérica específicamente en los países de México, y Chile, en donde su aplicación
ha presentado algunos conflictos normativos que veremos más adelante, considerándose entre sus principales críticas el hecho que estas acciones pueden ser emitidas a un precio muy bajo que signifique
la disminución del patrimonio neto de la sociedad en perjuicio de los
acreedores societarios.
III. Sobre las acciones sin valor nominal
Como hemos explicado en el acápite introductorio, la LGS establece
como pilar de la ecuación del capital social la valorización de las acciones
emitidas; en consecuencia, debe entenderse que no se encuentra permitido una emisión de acciones que no se encuentre relacionada con una
consecuente valorización nominal de dichas acciones. Por consiguiente,
no existe una acción sin valor nominal.
No obstante lo anterior, repasaremos brevemente la legislación mexicana, a efectos de apreciar cómo han regulado normativamente esta particular emisión de acciones.
En el inciso 4) del artículo 125° de la Ley General de Sociedades Mercantiles de México, señala lo siguiente:
“Artículo 125.- Los títulos de las acciones y los certificados provisionales
deberán expresar:
(…)
IV.- El importe del capital social, el número total y el valor nominal de las
acciones.
Si el capital se integra mediante diversas o sucesivas series de acciones,
las mencionas del importe del capital social y del número de acciones se
concretarán en cada emisión, a los totales que se alcancen con cada una
de dichas series.
Cuando así lo prevenga el contrato social, podrá omitirse el valor nominal de las acciones, en cuyo caso se omitirá también el importe del
capital social.”
Las justificaciones detrás de la emisión de este tipo de acciones, resultan las mismas que fueron comentadas en el acápite introductorio:
• El valor nominal no sea el valor de mercado
• Se cobre una prima sobre acción para admitir a nuevos socios
• Que exista discordancia entre el valor nominal y el contable
No obstante, la doctrina mexicana se ha pronunciado sobre las acciones sin valor nominal, Barrera Graff, señala que su emisión “no otorgaban garantías suficientes ni protección a la sociedad que las emite, a los
accionistas que las suscriben y, sobre todo, a los terceros que contratan con
la sociedad, cuyos intereses, más que los de ésta y los socios mismos, son
dignos de una protección adecuada”.
Asimismo, continua Barrera Graff, el hecho que “las acciones no cuenten con valor nominal podría dar lugar a simulaciones, pues las acciones
podrían cambiar a diestra y siniestra su valor, y ello podría ser motivo de
fraudes. Una acción sin un valor nominativo sería en pocas palabras, una
acción ficticia, que podría inflar o desinflar el capital social a voluntad, lo cual
desembocaría en una gran inseguridad jurídica.”
Sin perjuicio de ello, la regulación mexicana sobre las acciones sin
valor nominal constituye un contrasentido respecto al contenido de la propia norma, por cuanto, conforme lo dispuesto en el artículo 115° de la Ley
General de Sociedades Mercantiles Mexicana, se indica lo siguiente:
“Artículo 115.- Se prohíbe a las sociedades anónimas emitir acciones por
una suma menor de su valor nominal.”
Este artículo (el cual tiene un contenido similar a nuestra ley general
de sociedades) prohíbe la emisión de acciones con un valor nominal inferior al admitido; sin embargo, permite que las partes en el acto de constitución o por acuerdos de accionistas creen acciones sin un valor nominal,
lo cual presenta una clara dicotomía, toda vez que la prohibición señalada
en el citado artículo no ofrece excepción alguna.
Para finalizar sobre la regulación mexicana sobre este extremo, Barrera Graff, parte de la premisa de que la regulación de este tipo de acciones consiste en un error teórico, “error [que] afecta a las normas que nuestra
legislación destina a proteger el capital haciéndolo permanente (arts. 89, 91,
124, 133, 134, etc. L.G.S.M.); afecta también a aquellas que exigen que las
acciones tengan un valor igual (art. 112), y que prohíben a la sociedad la emisión de acciones por una suma inferior de su valor nominal (Art. 115); afecta
a los principios que impiden la trasmisión de las acciones no liberadas por
la simple tradición (art. 117); así como a las reglas que conceden a la sociedad acción contra los socios que no paguen la integridad de su aportación
(art. 118); a aquellas que otorgan a los accionistas los llamados “intereses
constructivos” (art. 123); y a las que fijan reglas para amortizar solamente las
acciones totalmente pagadas (art. 136 fr.II),etc., etc.(5)”
IV. Concepto y beneficios de las acciones sin valor
nominal
Las acciones sin valor nominal deben ser entendidas como aquellas acciones emitidas por la sociedad en las cuales no ha sido establecido un valor
par en la incorporación de los certificados de acciones, en el pacto social, o
en el estatuto; en consecuencia, a diferencia de las acciones con valor nominal, las primeras no ostentan una valorización determinada los accionistas.
No obstante, pese a la falta de consignación de la cifra de capital en cada
una de las acciones emitidas, para todo efecto interno, las acciones emitidas
tendrán formarán parte de la función organizacional que tiene el capital social, concepto que ya ha sido explicado en el acápite introductorio.
Sin perjuicio de lo anterior, el hecho que este tipo de acciones no ostenta una valorización fijada por los accionistas, no significa que ningún
órgano societario se encargará de efectuar la valorización de las mismas.
En este caso es el directorio quien define el valor definitivo de este tipo de
acciones. “A este respecto en los estados unidos se permite que el directorio
fije el precio de las acciones sin valor nominal de acuerdo al valor que considere adecuado, teniendo en cuenta las condiciones de mercado y situación
de la empresa. En ese sentido, las acciones sin valor nominal tienen la característica que su valor no está predeterminado en el pacto social, sino que
puede ser establecido por el directorio o tal vez por otro órgano pertinente.(6)”
En base a lo anterior, la función organizacional se plasmará una vez
que el órgano societario competente se encargue de valorizar las acciones sin valor nominal, y será en base a esta valorización efectuada que
se ­podrá determinar con precisión el valor de la tenencia accionaria que
tenga cada titular.
Otra característica relevante de mencionar en cuanto a las acciones
sin valor nominal la encontramos en su contabilización, debido a que el
valor de colocación de las acciones se encuentra inmerso dentro de la
cuenta del capital social. Esto muestra una clara diferencia respecto a
la forma en que se contabiliza las acciones de valor nominal, en donde el
valor nominal se fija en la cuenta del capital social, registrándose todo exceso o montos pendientes de capitalizar en la cuenta del capital adicional.
“En las acciones sin valor nominal el integro del valor de colocación de las
acciones se integra a la cuenta capital, desapareciendo por tanto la cuenta
de capital adicional referida a los excesos o defectos que se obtienen por la
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emisión de acciones a la par, denominada excess of par (stated ) value. En
ese sentido expresamente dispone la chapter 11 que “si la compañía emite
accionessin valor nominal que no tienen un valor establecido, el valor íntegro
recibido es abonado en la cuenta capital stock, y no hay necesidad para usar
la cuenta capital adicional por exceso del valor par.(7)”
Por lo mencionado, tenemos que existen concretamente dos características para poder identificar cuando nos encontramos frente a acciones
sin valor nominal. La primera, respecto a la falta de valorización de las
acciones. Cuando las acciones emitidas no tengan un valor especifico determinado por los accionistas en el pacto social o el estatuto, debemos entender que la valorización final será determinada por el directorio, o algún
otro órgano que la sociedad lo apruebe para tal efecto. La segunda, versa
en la forma de contabilizar las acciones; el valor de colocación forma parte
integrante del capital social, desapareciendo en consecuencias cuentas de
capital en tránsito como lo es el capital adicional. Sobre éste extremo, explicaremos con un poco más de profundidad en el siguiente acápite.
V. Diferencias en el registro de las acciones sin valor
nominal
Conforme a la estructura orgánica de nuestra LGS, el valor par (léase
nominal) del capital social se registra en una cuenta con la misma denominación. En ese sentido, todo exceso es registrado en una cuenta especial denominada capital adicional. Asimismo, cuando se emitan acciones
sobre la par, es decir, acciones emitidas por encima de su valor nominal,
estas se registran en la cuenta de “primas de emisión”; para clarificar lo
mencionado nos remitimos al siguiente ejemplo:
ACTIVO
CAJA Y BANCOS: S/10,000
PASIVO
0
PATRIMONIO
CAPITAL SOCIAL: S/ 4,000
PRIMA DE EMISIÓN: S/ 6,000
En este ejemplo tenemos a una sociedad que cuenta con un capital
social de S/ 4,000, que logra vender acciones al precio de S/ 10,000 (cuatro mil considerado como precio a la par, y seis mil como exceso o prima
de capital). En consecuencia, ingresa en el activo corriente el flujo correspondiente a la venta de acciones.
En el caso de emisiones bajo la par (emisiones por debajo del valor
nominal), a nivel general, el registro puede variar dependiendo de las
cuentas patrimoniales que tengan la sociedad, pudiendo efectuar el registro con cuenta a utilidades acumuladas, reservas facultativas, reservas
legales (las cuales deberán reponerse en caso sea utilizada), o incluso con
cargo a otras primas de emisión. No obstante lo anterior, en nuestra legislación conforme lo establecido en el artículo 85° de la LGS(8), el registro de
emisiones bajo la par debe efectuarse como una pérdida de colocación.
Para efectos de graficar lo mencionado utilizaremos el mismo ejemplo,
con la diferencia que la colocación de las a­ cciones emitidas ha sido por
S/ 0.50 por cada acción de valor nominal de S/1 emitido:
ACTIVO
CAJA Y BANCOS: S/ 2,000
PASIVO
0
PATRIMONIO
CAPITAL SOCIAL: S/ 4,000
PÉRDIDA DE COLOCACIÓN: (S/ 2,000)
Habiendo explicado cómo funciona el registro en de acciones con
valor nominal en nuestra legislación, ahora asumamos que las mismas
operaciones de emisiones sobre la par y bajo la par, se registran bajo el
esquema de acciones sin valor nominal:
Emisión de acciones sobre la par:
ACTIVO
CAJA Y BANCOS: S/10,000
PASIVO
0
PATRIMONIO
CAPITAL SOCIAL: S/ 10,000
Emisión de acciones bajo la par:
ACTIVO
CAJA Y BANCOS: S/ 2,000
PASIVO
0
PATRIMONIO
CAPITAL SOCIAL: S/ 2,000
Como se podrá apreciar en ambos casos existe una perfecta identidad
entre el monto del valor venta correspondiente a la emisión de las acciones, el cual se encontraría registrado en el activo, cuenta caja y bancos,
respecto del capital social en cada caso en concreto. La razón de esta identidad se debe básicamente a que no existe una cifra que señale un límite
mínimo al precio de emisión de acciones; por lo consiguiente, no existirá
emisiones sobre o bajo la par.
VI. Pertinencia sobre su regulación en nuestra legislación
Como se ha podido apreciar el principal problema que genera la emisión
de acciones sin valor nominal se centra en la afectación de la función de garantía que tiene el capital social, debido a la falta de una cifra que señale mínimamente cuanto será el monto que los acreedores societarios podrían afectar
en casos que sus obligaciones no se encuentren debidamente garantizadas.
En ese sentido, la inclusión de este tipo de acciones, debería centrarse
en el cambio de un paradigma como lo es la función de garantía misma que
tiene el capital social, ya que una inserción de esta clase de acciones bajo la
estructura orgánica que tenemos resultaría claramente incompatible.
Sobre este cambio de paradigma, Villota propone cambiar y trasladar
esta función de garantía al patrimonio neto de la sociedad a efectos de
que pueda emitirse acciones sin valor nominal, conforme lo precisamos en
los siguientes términos:
“(…). En verdad lo que sirve como garantía a favor de los acreedores es
la existencia de un patrimonio neto positivo, que asegure la existencia
de activos suficientes para cubrir los pasivos de la sociedad. El criterio o
parámetro de referencia que se establezca para determinar el grado de
protección del patrimonio neto puede ser el capital social o puede ser otro
concepto que actúe en su reemplazo. En este sentido, se puede utilizar
en reemplazo del capital social un coeficiente de solvencia como ha sido
recogido en la Ley Accionaria de California de 1975, o un examen de solvencia como ha sido adoptado en la Model Business Corporation Act de
la American Bar Association, o tal vez el que se ha propuesto consistente
en la utilización de un ratio de solvencia que fije un margen o mínimo
porcentaje de patrimonio neto que actúe como nueva cifra indisponible.
Esta tesis que el patrimonio neto cumple una función de garantía y que se
puede utilizar en reemplazo del capital social otro parámetro de referencia, abre la posibilidad que se pueda adoptar un modelo de acciones sin
valor nominal, en donde se deje del lado el carácter fijo y estable de la cifra capital, permitiendo que se emitan acciones al precio que el directorio
o el órgano pertinente considere adecuado, actuando como una nueva
forma de protección de los acreedores la preservación de un determinado
margen mínimo de solvencia del patrimonio que actúe en reemplazo de
la cifra capital como nueva cifra indisponible.(9)”
VII.Conclusiones
PRIMERO: La emisión de acciones sin valor nominal se encuentra
prohibida en nuestra legislación, ya que nuestra legislación parte de la
premisa que el capital social de una sociedad cumple una función –en
la práctica- bipartita, que es: una función organizacional, y una función de
garantía frente a los acreedores.
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SEGUNDO: Una acción sin valor nominal es aquella que no tiene un
valor fijo determinado por los accionistas en el pacto social o el estatuto,
sino que este valor es asignado por el directorio de la sociedad o en su defecto por otro órgano colegiado. Su introducción parte como justificación
en el hecho de evitar fraudes e inducciones a error que la consignación del
valor nominal de las acciones pueda generar en terceros.
TERCERO: Debido a esta falta de valorización y la falta de una cifra que permita a los acreedores oponerse frente a cualquier cambio en el
capital social de la sociedad, es que se afecta claramente la función de
garantía del capital social.
CUARTO: La solución para la inserción de esta clase de acciones en
nuestra legislación deberá partir en modificar la función de garantía que
tiene el capital social, debiéndose adoptar en su reemplazo la tesis de
que la verdadera función de garantía de los acreedores parte del patrimonio neto de la sociedad y no en base al capital social.
NOTAS
(*) Abogado por la Universidad San Martín de Porres, con estudios concluidos
en derecho corporativo por la misma universidad. Candidato a Magister en
derecho civil por la Universidad San Martín de Porres. Egresado del Programa
de Educación Ejecutiva (PEE) en derecho corporativo- financiero por la Universidad ESAN. Especialista en derecho contractual y derecho corporativo. Correo
[email protected].
(1) MORALES GARCIA, Guillermo. Las acciones sin valor nominal en el derecho
mexicano, Revista Derecho en Libertad, Monterrey, 2013.
(2) GARRIGUES, Joaquín y URIA Rodrigo. Comentario a la ley de Sociedades Anónimas, Tomo I. Madrid, 1953.
(3) BÉRGAMO, Alejandro. En Sociedades Anónimas (Las Acciones),En: Prensa
Castellana, Tomo I, Madrid, 1970, Págs. 162-163.
(4) Un claro ejemplo de lo mencionado se puede apreciar con la lectura del artículo
27° de la LGS en la que si bien existe un informe de valorización de los aportes
no dinerarios, el monto asignado al referido aporte siempre corre el riesgo de
ser objeto de una sobrevalorización.
(5) GRAFF, Barrera. “Las Acciones sin valor nominal”, en: http://www.juridicas.
unam.mx/publica/librev/rev/indercom/cont/8/dtr/dtr1.pdf.
(6) VILLOTA, Marco, “La función de garantía del capital social y las acciones sin
valor nominal”. http://tesis.pucp.edu.pe/repositorio/bitstream/handle/­12345
6789/102/VILLOTA_MARCO_ANTONIO_FUNCION_CAPITAL_SOCIAL.pdf?sequence=1. Pp.190.
(7)Idem.
(8) Artículo 85.- Del importe a pagarse por las acciones
El importe a pagarse por las acciones se establece en la escritura pública de
constitución o por la junta general que acuerde el aumento de capital.
La suma que se obtenga en la colocación de acciones sobre su valor nominal
es una prima de capital.
Los términos y condiciones del pago de la prima y la aplicación de la misma
están sujetos a lo que establezca la ley, la escritura pública de constitución o el
acuerdo de la junta general.
Si el valor de colocación de la acción es inferior a su valor nominal, la diferencia
se refleja como pérdida de colocación.
Las acciones colocadas por monto inferior a su valor nominal se consideran
para todo efecto íntegramente pagadas a su valor nominal cuando se cancela
su valor de colocación.
(9) VILLOTA, Marco, “La función de garantía del capital social y las acciones sin
valor nominal”, cfr. Op. Cit.6.
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