Número 16 - El Diario del Juicio

Anuncio
EL DIARIO DEL JUICIO VIDELA EN CÓRDOBA
PUBLICACIÓN INSTITUCIONAL DE PRODUCCIÓN INDEPENDIENTE · DISTRIBUCIÓN GRATUITA · AÑO II · NÚMERO 16 · CÓRDOBA · ARGENTINA · 01 DE NOVIEMBRE DE 2010
LAS JORNADAS DE CENSO Y DUELO NACIONAL IMPUSIERON UNA PAUSA EN EL JUICIO VIDELA
Cayó el pacto de silencio
No somos pocos
EN ESTE NÚMERO
ANÁLISIS:
La tortura en argentina:
una vergüenza vigente
Por Alexis Oliva. Página 3
La principal estrategia de los imputados ha sido sostener el pacto
de silencio. Pero esta alianza se
ha roto en las últimas semanas
con imputaciones cruzadas que
complican a los propios acusados. Por su parte, han sido llamadas a declarar figuras del periodismo y de la política nacional,
algunas de las cuales tendrán su
turno días antes de los alegatos.
La sorpresiva muerte del ex presidente
Néstor Kirchner sacudió fuerte el optimismo de gran parte de la sociedad argentina.
Las tres jornadas de duelo decretadas por
su deceso paralizaron el ritmo normal del
juicio Videla, suspendiendo la audiencia
del jueves 28. Fue el primer presidente
que atendió las demandas históricas de
los organismos de Derechos Humanos y
las hizo parte de su política impulsando
los juicios contra el terrorismo de Estado.
El censo nacional del 27 de octubre restó también otro día de trabajo, por lo que
se contaron sólo cuatro audiencias en las
últimas dos semanas. Los pocos testigos
que declararon tenían escasa relación con
la causa, sus declaraciones fueron breves
y ajenas al objeto procesal.
Cuando queda poco que probar, fueron
los propios imputados quienes se encargaron de aportar, inesperadamente, pruebas de peso en su contra. En la audiencia
del jueves 21, en una jornada que el tribunal destinó a escuchar a los acusados que
desearan ampliar su declaración, los militares Enrique Pedro Mones Ruiz y Osval-
16
IMPUTACIONES INESPERADAS.
El cabo Pérez (adelante) fue directamente indicado
como autor material del asesinato de Bauducco
por el ex teniente Mones Ruiz (en segundo plano).
ENTREVISTA:
Miguel Ceballos, abogado
querellante en el juicio.
Por Sebastián Puechagut. Pág. 7
POLÍTICA Y DERECHOS HUMANOS:
Néstor Kirchner
(1950-2010)
Páginas 4 y 5
CONTRATAPA • OPINIÓN:
Videla en la
jaula de cristal
do César Quiroga echaron por tierra sus
propias estrategias de defensa. En largas
exposiciones reconocieron los hechos, delataron a sus camaradas y se jactaron de
«cumplir el reglamento militar» en los
“traslados” que llevaban al fusilamiento.
PRESOS DE SUS PALABRAS
Las largas alocuciones de los imputados habían cesado por pedido de la fiscalía, al considerar que «usan su derecho de
hablar para dilatar el proceso con intervenciones que no apuntan al objeto procesal». Pasaron desde entonces cuatro sema-
EDITORIAL
Aún compungidos, masticando bronca por el brutal y absurdo asesinato de Mariano Ferreyra, nos encontramos con una
nueva muerte trágica. «Huérfano, otra vez», dijo un compañero de H.I.J.O.S y sintetizó la emoción de todos. La partida nos
duele. Duele por el vacío político que representa la ausencia
de Néstor Kirchner, por lo irreemplazable de su figura. Duele
porque quizás no supimos comprender lo que representaba
para nuestra lucha, tan signada por la muerte.
Fue quien nos abrió las puertas de Casa de Gobierno, tan conocida desde afuera por las marchas, los insultos y las corridas, cuando desde ahí ordenaban reprimirnos. Recién con él
aprendimos que la Rosada también es nuestra.
Nunca antes el Estado asumió la revisión del pasado, con justicia, como política pública. Se va muy joven uno de los presidentes que más hizo por la patria. Se va sin poder ver al genocida Videla condenado, al mismo que usurpó la presidencia para
matar a miles de argentinos. La vida es injusta y arbitraria. Los
imputados gozan de buena salud. Con algunos achaques, están aquí y no se cansan de repetir, de reivindicar sus crímenes.
nas en las que los imputados se inquietaban, ansiosos por hablar cada vez que un
testigo los incriminaba. El tribunal, acertando en el manejo del proceso, dispuso
que todos tuvieran su turno y expusieran
ordenadamente el 21 de octubre.
Ese día, Pedro Mones Ruiz arrancó con
una exposición de más de cuatro horas. El
imputado, acusado de dar la orden de
muerte contra Raúl “Paco” Bauducco, centró su defensa en explicar que sí había participado de dicho crimen, pero hizo aclaraciones que indicaron directamente a su
Pero todo cambia. Ya ni siquiera sostienen sus propias alianzas, pactadas sobre la sangre de tantos. Al destierro de la indignidad, suman ahora la vileza de sus íntimas traiciones. No
hablan porque se arrepientan, no asumen su responsabilidad.
Simplemente, hablan para salvarse incriminando a sus pares.
Así son. De todas formas, en esos desesperados lances aportan pruebas significativas. Sus propias palabras probarán en la
justicia lo que todos sabemos, lo que ya no pueden ocultar porque todo cambia. Porque de un tiempo a esta parte, algunos
sueños dejaron de ser una ilusión.
Nos sentimos castigados. Con Néstor aprendimos que la política también es otra cosa, no sólo la resistencia. Este diario es
producto de ese aprendizaje.
Nos encontramos con otros espacios, insospechados. Se
abrieron nuevas posibilidades y la política se revitalizó, dejó
de ser una mala palabra. Semanas atrás, este periódico recibió
un reconocimiento del Senado de la Nación. No habría sido posible si Memoria, Verdad y Justicia no fueran ahora algo más
que consignas; no habría sido posible si esas palabras no se hubieran transformado en verdaderas políticas de Estado. El Senado supo reconocer esta diferencia, posicionando a los Derechos Humanos por encima de las batallas partidarias.
Debate abierto sobre los
aprendizajes de un país que
atravesó el dolor y comienza a
fortalecerse desde la justicia.
POR EDUARDO BLAUSTEIN
Este crecimiento evidencia la madurez de una sociedad que
se vio reflejada en el malicioso espejo del desencanto y la apatía, y que una década después se mueve, se mete, participa.
Un signo de los tiempos que se replica en muchos sectores.
Nos estamos acostumbrando a esta nueva época. Nos sorprenden ciertos gestos, la participación desinteresada. Numerosas colaboraciones se han publicado en estas páginas. Periodistas y pensadores que admiramos, que intervienen sin demagogias ni condescendencias y que hoy nos encuentran peleando a la par. No deja de asombrarnos. Sin embargo, sabemos
que nada de esto hubiera sido posible sin renovar el escenario,
sin que este país debatiera de frente sus problemas, sin la militancia de personas como Néstor Kirchner.
Recordamos su reconocimiento a las Madres y Abuelas, su
reivindicación a la generación desaparecida, la renovación de
las Fuerzas Armadas, la entrega de La Perla, y tantas otras políticas populares y progresistas.
La historia argentina vuelve a desafiarnos. Su ausencia nos
obliga a reforzar nuestra participación, a multiplicarnos, a gritar fuerte, bien fuerte, a abrazarnos para contener el llanto. Es
un llanto tranquilo. Nos queda un país consolidado en sus pilares esenciales y la tarea es nuestra. No somos pocos.
Lunes 1 de noviembre de 2010
DECLARÓ EL PERIODISTA MARIANO SARAVIA
subordinado Miguel Ángel Pérez como autor material del asesinato.
El hecho ocurrió el 5 de julio de 1976 en
el patio 2 de la Unidad Penitenciaria N° 1
(UP1). Se produjo frente a los presos del
pabellón 6 durante una brutal requisa comandada por el teniente Mones Ruiz. En el
juicio, muchos testigos declararon que vieron o escucharon al imputado en el lugar y
hasta oyeron cuando dio la fatal orden a
Pérez para que ejecute al desvalido Bauducco. Sin embargo, Mones Ruiz ensayó
un frágil argumento para excusarse, alegando su ausencia en el momento del disparo: «Cuando volví [del patio] el cabo Pérez estaba conmocionado y nervioso porque le había disparado al detenido».
Mones Ruiz contó su versión ante la mirada atónita de Pérez y el desconcierto de
la dupla de abogados defensores oficiales
que representa a ambos, integrada por Natalia Bazán y Carlos Casas Nóblega. La
coartada de Mones Ruiz afectó los intereses del cabo Pérez y la pareja de abogados
se vio obligada a dividirse en estrategias
individuales. Casas Nóblega continúa con
Pérez y Bazán con Mones Ruiz.
Luego siguió el turno del imputado Juan
Eduardo Molina, quien fue acusado por el
testigo Carlos Raimundo Moore de integrar la patota policial que fusiló a seis detenidos de la UP1 el 17 de mayo de 1976. Su
breve declaración redundó en quejas a la
instrucción de la causa. «No entiendo por
qué estoy acá», dijo el ex policía.
SE QUEBRÓ EL SILENCIO
La principal estrategia de los militares
fue urdida hace 34 años, cuando en comunicados del Tercer Cuerpo de Ejército se
informaba que «los subversivos eran aba-
EL DIARIO DEL JUICIO VIDELA EN CÓRDOBA
Editor responsable:
Familiares de Desaparecidos y Detenidos
por Razones Políticas de Córdoba.
Secretaria Ejecutiva: Emi D'Ambra
Consejo Editorial:
Por Familiares: Betty Argañaraz, Gustavo
Tissera y María del Carmen Torres.
Por H.I.J.O.S: Cecilia Correa, Lucía Galará
y Martín Notarfrancesco
Director de contenidos:
Sebastián Puechagut
Redactores: Waldo Cebrero, Pablo Luro y
Lautaro Bentivegna
Secretaria de redacción: Matilde Nasser
Corrección: Victoria Picatto
Fotografía: Manuel Bomheker y
María Bethania Cuello
Diseño y diagramación:
Usina Creativa SH
Distribución: María Ester Cobe, Julia
Soulier, Ernesto Torres, Rubén Vergara
Colaboraron en este número: Alexis
Oliva, César Pucheta, Claudia Baldovin,
Paco Ferreyra, Mariano Saravia
Impresión: Comercio y Justicia Editores
Cooperativa de Trabajo Ltda.
Producción gráfica y editorial:
Usina Creativa SH
(0351) 427 1736 • [email protected]
Será Justicia es propiedad de la asociación civil
sin fines de lucro Familiares de Desaparecidos
y Detenidos por Razones Políticas de Córdoba
(Personería Jurídica 234-A-1992)
Tirada de la edición: 20.000 ejemplares
NUEVO CORREO DE LECTORES:
[email protected]
tidos en intentos de fuga mientras se los
trasladaba». El frágil argumento fue rebatido fehacientemente: los enfrentamientos
no existieron, se trató de fusilamientos.
En la audiencia del jueves, por primera
vez un imputado destruyó la hipótesis del
intento de fuga. Osvaldo Quiroga, acusado por la muerte de tres detenidos, dijo
que todos los traslados se hacían según
un reglamento del ejército. Ese manual indicaba que los presos debían ir esposados
con las manos atrás, unidos entre ellos
por una cadena y amarrados al camión
que los trasladaría. «Para que no se escapen –dijo el imputado– también debían llevar los pies atados y un centinela debía vigilarlos en la cúpula del camión». Cuando
terminó de hablar, en el hall que precede a
la sala, fue notorio el fastidio grabado en
el semblante de los abogados defensores.
Sus defendidos desoyeron la recomendación de no hablar y vapulearon, ellos mismos, sus irrisorias estrategias defensivas.
MANCHAS DEL PASADO
En la misma semana, hubo testimonios
de relativa importancia. Algunos testigos
relevantes ampliaron las versiones que
vinculan a los funcionarios políticos de la
democracia con los represores del D2. El
periodista Mariano Saravia y los ex fiscales de Estado del gobierno provincial de
Mestre, Juan Marcelo Sanmartino y Alberto Marcos Zapiola, testificaron ante el tribunal. Zapiola comentó haber advertido a
Oscar Aguad y a Ramón Mestre que Yanicelli había sido denunciado por la Conadep en 1984. «Mirá, gordo, a quien estás defendiendo. Este tipo es un torturador de
los 70», le dijo al entonces gobernador.
Por la causa UP1 declaró el abogado y
periodista Luis Reinaudi, quien fue defensor de José Cristian Funes, una de las cuatro víctimas fusiladas el 19 de junio en uno
de los denominados “operativos ventilador”. «Ejercí la defensa de Funes, dolorosamente ineficaz. Él estaba a disposición
del Juzgado Federal N° 1», dijo el testigo.
Conmovido, describió la impotencia que
sintió al enterarse de la muerte de su representado. Finalizó diciendo que él mismo fue perseguido y secuestrado en 1978.
Amenazas de la sombra azul
Una sucesión de hechos extraños, que la
policía prefirió llamar técnicamente “intimidaciones”, le sucedieron a Mariano Saravia
luego de escribir La Sombra Azul. El contenido del libro, que denuncia el accionar del D2
durante la dictadura, le molestó a alguien y se
lo quisieron hacer saber al autor. Comenzaron con mensajes sutiles, que luego fueron
subiendo de tono. «Después del libro, aparecieron 10 balas en el frente de casa. Al tiempo, mi perra desapareció y me llamaban por
teléfono para que la escuchara ladrar», dijo
Saravia al tribunal.
En su investigación aparecían muchos de
los nombres de aquellos efectivos del D2 que
se reagruparon en la policía de Córdoba durante el gobierno de Ramón Mestre, entre
ellos el “Tucán” Yanicelli. El libro retoma la historia de Luis Urquiza, que se exilió en Dinamarca en plena democracia, luego de sufrir
amenazas por denunciar al ex jefe del D2
como uno de sus torturadores.
Sin el “Tucán” en la policía, ya en el año
2004, Saravia sintió el miedo que denunció
en su libro cuando al llegar a su casa se enconEntre los testigos presentados por la defensa, se destacó la presencia de Julio Fernández Torres, un alto mando militar retirado como teniente general del Ejército.
«La guerra es un arte y como tal se ejerce.
Ahí surge el artista que va a ser el gran conductor, aun contradiciendo los reglamentos», fue su peculiar y grandilocuente apreciación. También declararon dos médicos
que confeccionaron certificados de defunción de algunas víctimas, que ratifican
muertes por heridas de bala. En ellos se
omitió consignar el lugar y las circunstancias en que murieron los detenidos.
RONDA FINAL
Llegando al final de la ronda de testimonios, cuando ya declararon más de cien
testigos, el abogado defensor de Menéndez, Alejandro Cuestas Garzón, pidió incorporar como testigos al reconocido político bonaerense Antonio Cafiero y a Carlos Manuel Acuña. La convocatoria de Acu-
SARAVIA.
El periodista que investigó a los
policías del D2 declaró en el juicio Videla.
tró con que habían violado la cerradura. No
fue un robo, todo estaba en orden. Pero cuando vio la corbata en la heladera y un queso sobre la cama, se sintió vulnerable. «Yo denuncié los hechos a la policía, pero me decían que
no eran amenazas, sino intimidaciones y no
podían hacer nada», contó. Cuando esas intimidaciones cobraron estado público, el gobernador José Manuel de la Sota lo llamó
para ofrecerle seguridad: «La policía de Córdoba está a su disposición», le dijo. Le ofrecía
resguardarse bajo la sombra azul.
ña, autor del libro Por amor al Odio, responde a una clara intención de politizar el
debate. El escritor es un férreo defensor
de la represión militar y dedicó su carrera
a respaldar la moral castrense. Su testimonio está previsto para el 11 de noviembre,
sólo una semana antes de la fecha fijada
para el comienzo de los alegatos.
Mientras se escuchan las últimas declaraciones, se fortalece la versión de que el
3 de noviembre el tribunal realizará las inspecciones oculares en el penal de barrio
San Martín y en el edificio del ex D2, ubicado en el pasaje Santa Catalina. Pese a los
años transcurridos, estas pericias pueden
aportar pruebas fehacientes a la vez que
confirmar y dar veracidad a los dichos de
los ex presos políticos. Con el peso de las
pruebas, se ven caer las estrategias defensivas de los imputados; mientras, el juicio
se encamina a su etapa final, previa a la
sentencia que se espera para diciembre.
TESTIMONIOS • MARÍA CRISTINA TOBARES, EXILIADA EN BRASIL
Por Waldo Cebrero
Vivencias de una refugiada
La política de terror de la dictadura la obligó
a exilarse con su hija en Brasil en 1978. Un año
antes, en junio de 1977, leyendo el diario Córdoba, se enteró de la peor noticia: habían fusilado a su marido, Antonio Gasparini, junto a
16 compañeros en Monte Grande, provincia
de Buenos Aires. Había estado detenido en el
centro clandestino “El Vesubio”, en el conurbano bonaerense, en manos del Ejército.
Ante la trivial pregunta del presidente del tribunal sobre su estado civil, María Cristina Tobares dudó un momento: «Me cuesta responderlo. Cuando declaré en el juicio del Vesubio
también me lo consultaron. No sé si viuda es
mi estado civil, no tengo certificado de defunción de mi marido y tampoco me han entregado el cuerpo. Está desaparecido. Si tuviera delante al señor Videla [ausente ese día por enfermedad] se lo podríamos preguntar a él».
Es la testigo número 100 en declarar. Lo hizo
la tarde del martes 19 de octubre, y relató que
en su exilio en Brasil se relacionó con el Alto Comisionado de la Naciones Unidas para Refugiados (Acnur) y trabajó en la revista Clamor
que pertenecía a ese organismo. Ahí conoció
al cardenal Paulo Evaristo Arns.
CARA Y CECA.
A la izquierda, el cardenal brasilero Paulo Evaristo Arns,
relacionado a Acnur. A la derecha, Primatesta departiendo
con Menéndez,Videla y altos mandos de la dictadura.
RECUERDOS DE SAN PABLO
En las dependencias brasileras del Acnur escuchó que había declarado Charlie Moore. Sorprendida porque le otorgaran asilo desde Europa tan rápidamente, fue al día siguiente a ver
al cardenal, quien le comentó que Moore había testimoniado por la mañana y esa misma
tarde había salido del país. Estos recuerdos sirven para comprobar la presencia de Moore en
San Pablo, donde redactó el documento usado como prueba en la instrucción del juicio.
Tobares habló también de los sorprendentes mensajes que el arzobispo de Córdoba,
Raúl Francisco Primatesta, enviaba al cardenal
Arns: «En cartas le pedía información de personas que buscaban los militares y que estaban refugiadas en la curia de San Pablo», detalló. Primatesta recomendó a su par brasilero
deshacerse de los “subversivos”, que traían
problemas. «Entonces Arns nos recomendaba
que no volviéramos porque corríamos peligro.
“Este es el arzobispo que tienen”, nos decía».
Lunes 1 de noviembre de 2010
OPINIÓN • LOS EFECTOS SOCIALES DE LA TORTURA, UNA VERGÜENZA VIGENTE | Por Alexis Oliva
Juramento entre el Chicato y el Chino
A mediados de 1975, dos presos políticos son torturados brutalmente en el Departamento de Informaciones (D2) de la
Policía de Córdoba. No se conocen, pero
la tribulación los hermana. Mientras se reponen en una sórdida sala, conversan y se
juramentan. Uno es Miguel Ángel “Chicato” Mozé, por entonces titular de la Juventud Peronista (JP Córdoba), ex seminarista y militante montonero. El otro, Carlos
“Chino” Zannini integra una organización
de tendencia maoísta: Vanguardia Comunista (VC). El Chicato será fusilado junto
con otros cinco presos de la UP1 el 17 de
mayo del 76, y 34 años después se juzgará
a sus victimarios. El “Chino” sobrevive y
emigra a Santa Cruz, donde será uno de
los impulsores del kirchnerismo, y llegará
a ser titular de la Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia de la Nación.
El año pasado, al lanzarse en Córdoba el
Centro de Formación Política “Miguel
Ángel Mozé”, Zannini contó una anécdota
en el auditorio de Luz y Fuerza: «Yo escuché cuando torturaban al “Chicato” Mozé.
Puedo decir que a él lo torturaron mucho
más que a mí. Y nos vinimos a conocer por
la triste circunstancia de que quienes nos
torturaban nos dejaron en una oficina juntos, encapuchados, mientras nos hacían
poner crema para diluir los hematomas.
Cuando no quedó nadie, en la noche hablamos y juramos, en esa oficina oscura
del D2, construir un mundo sin torturas.
Nosotros, que habíamos sufrido la tortura, que la seguíamos sufriendo, queríamos
hacer algo en la política que ayudara a que
en el mundo no hubiera tortura».
El sueño del Chino y el Chicato acaso
pueda interpretarse como un módico piso
de civilización, comparado con las felicidades colectivas que en los 70 parecían
cercanas. Pero era –y sigue siendo– más
utópico de lo que a simple vista parece.
La tortura, instaurada por las tiranías re-
ligiosas de la antigüedad, perfeccionada
durante la Edad Media con las jaulas colgantes, potros, péndulos, doncellas de
acero y demás artefactos inquisitoriales,
fue también instrumento para la conquista de América. Sobran ejemplos de mutilaciones (Galvarino), descuartizamientos
(Tupac Amaru II) y empalamientos (Caupolicán) de los indígenas rebeldes. Los
conquistadores también inauguraron la
tortura psicológica y moral: infligir dolor a
los seres queridos de sus prisioneros
(Inca Atahualpa). Ese método extorsivo
fue aplicado por las dictaduras latinoamericanas, quizás porque sabían que a esa generación militante le «dolían más los gritos de los compañeros que el dolor sufrido en carne propia», como declararon varios ex presos políticos durante el juicio.
Los represores vernáculos habían abrevado en la escuela hitleriana de la Gestapo
y en la estadounidense Escuela de las Américas. También en el terror francés desple-
gado contra la insurgencia en Argelia, que
motivara el pronunciamiento de Sartre y
Malraux al conocerse el testimonio escrito de Henri Alleg, director del periódico independentista Alger Républicain, quien
fuera salvajemente torturado por los colonialistas franceses.
Pero a pesar del empeño de tantos militantes políticos, sociales e intelectuales,
hoy la tortura sigue existiendo. Existe,
como canta Manu Chao, «en Zaire… en
Congo… en Monrovia… en Palestina… en
Bagdad… en Fallouja…».
Y existe también en Córdoba.
Cómo olvidar el caso de Oscar Mario Sargiotti que murió durante una sesión de
“submarino” en la propia Central de Policía, y su cadáver fue arrojado al Río Suquía en diciembre de 1990. Y cómo no mencionar un episodio más reciente, relacionado con la misma cárcel que padecieron
el Chicato y el Chino.
Durante el motín ocurrido en el penal de
barrio San Martín, en febrero de 2005,
unos treinta presos intentaron fugarse en
un camión del Servicio Penitenciario llevando a un guardiacárcel como escudo humano. La balacera con que fueron reprimidos causó la muerte del guardia y de cuatro internos. Los sobrevivientes fueron llevados en móviles del Cap y el Eter a la ex
cárcel de Encausados y sometidos a un
brutal castigo. Los presos denunciarían
luego que los hicieron desnudar y tirarse
al piso; les arrojaron lavandina, creolina y
orín; les rociaron los ojos con aerosol para
que no vieran a sus agresores; los golpearon con bastones y les caminaron por encima del cuerpo mientras los obligaban a gritar: «Viva la policía». Incluso, un prisionero fue obligado a punta de pistola a practicarle sexo oral a un policía. Esto puede
leerse en los testimonios manuscritos
–tan esforzados como valientes, tan emparentados con los de aquellos presos políticos que habitaron la UP1– que nutrieron
una denuncia que apenas derivó en la imputación de un comisario y dos oficiales
por la eufemística figura de “severidades
agravadas”.
Días atrás, Horacio Samamé, ex policía
secuestrado y torturado en 1976 por los
miembros del D2 bajo la acusación de “infiltrado”, narró el abanico de suplicios a
que fue sometido, para los que «el Código
Penal se queda corto». Luego reflexionó:
«Por eso, no creo que esto haya sido una
guerra. Si hubo una guerra, que estos señores me describan un escenario de combate. Mi escenario de combate fue una mesa
de tortura. Y yo hice lo que ellos me enseñaron: resistir la tortura y no delatar compañeros. Entonces, si nos asignan el rol de
combatientes, yo fui un combatiente en
una mesa de tortura, y con dignidad».
Más de treinta años después de aquel
“combate”, el sueño del Chicato y el Chino
aún está lejos de cumplirse.
JUICIOS EN EL PAÍS • CHACO: CAUSAS “MARGARITA BELÉN” Y “CABALLERO”
Por Lautaro Bentivegna
Premeditar la muerte
La Masacre de Margarita Belén es uno de los hechos
emblemáticos del terrorismo de Estado. El 13 de diciembre de
1976 un operativo conjunto del Ejército y la Policía chaqueña
fue realizado en un sitio próximo a la localidad de Margarita
Belén, distante unos 30km de Resistencia. Veintidós presos
políticos detenidos en la Unidad Penitenciaria Nº 7 (UP7)
fueron acribillados.
El caso, que se asemeja a uno de los tantos traslados que se
hicieron desde la UP1 en Córdoba, tiene características
singulares. La premeditación pormenorizada del asesinato
colectivo lo convierte en un hito en la crónica del horror. Con
sólo decir que cinco días antes del fusilamiento el Ejército ya
había marcado el lugar donde se llevaría a cabo el
“enfrentamiento”, queda resuelto el minucioso montaje. Más
datos: el 10 de diciembre, tres días antes del asesinato, el
Capitán Schenone llamó por teléfono al cementerio de la
ciudad. Reservó 17 solares y encargó la construcción de 20
féretros en la carpintería municipal. Así se planificó el
operativo “Fuga”.
34 años después de aquel día, los autores materiales e
intelectuales del hecho están siendo juzgados frente al
Tribunal Oral Federal de Resistencia. El juicio comenzó el 3 de
junio pasado y tiene 9 imputados por el homicidio agravado
de 22 personas. Los militares Athos Gustavo Renés, Ricardo
Reyes, Aldo Martínez Segón, Germán Emilio Riquelme,
Ernesto Simoni, Luis Pateta y el policía Alfredo Luis Chas
JUSTICIA EN CHACO.
Audiencia por la causa
“Margarita Belén” en la
sede del Tribunal Oral
Federal de Resistencia.
deberán responder por su accionar aquella mañana de 1976.
Además, está acusado Norberto Raúl Tozzo, que se fugó y
ahora se encuentra preso en Brasil mientras se sustancia su
extradición. El temido jefe del Área 233, Jorge Larrateguy, y el
ex policía Carlos Caballero esquivaron el juicio con su
fallecimiento.
La causa Margarita Belén, caratulada "Renés, Athos
Gustavo y otros s/ homicidio agravado”, no es la única que se
está juzgando en Chaco. Otro tribunal está llevando a cabo la
megacausa “Caballero”. Allí se investigan los delitos
cometidos en el centro clandestino de detención de la Brigada
de Investigaciones de la Policía de Chaco, por donde pasaron
varios centenares de personas. En este caso son 12 los
imputados por tormentos agravados a 27 detenidos políticos.
Entre 1975 y 1979 cientos de militantes estuvieron presos
clandestinamente en la Brigada.
Entrevistado por Será Justicia, Mario Bosch, abogado
querellante en ambos juicios, representante de familiares de
las víctimas de la masacre y del Centro de Estudios Legales y
Sociales, realizó un pequeño balance del juicio Margarita
Belén.
Respecto a la labor de los tribunales, el abogado calificó de
muy buena la receptividad para el tratamiento de las víctimas.
Destacó también el respeto hacia el derecho de defensa que el
tribunal demostró a lo largo del juicio.
En cuanto al esclarecimiento de la masacre, Bosch fue
categórico: «Los 80 testimonios han confirmado lo que se
investigó en la instrucción. Los hechos son a esta altura
innegables». Cuando se le preguntó por las condenas, dijo que
no vislumbra, desde el punto de vista penal, absolución alguna
para los imputados. «Las condenas corresponderán a los
hechos. Esperamos perpetuas para todos los imputados».
Los alegatos del juicio por la masacre de Margarita Belén
comenzarán a fin de año. Bosch estipula que para el mes de
febrero del año entrante se dictará la sentencia. El juicio por la
causa “Caballero” terminará en diciembre.
Lunes 1 de noviembre de 2010
EL JUICIO, DÍA X DÍA
ESPECIAL · NÉSTOR CARLOS KIRCHNER (1950-2010)
Su discurso en La Perla el 24 de marzo de 2007
DÍA 42 - MARTES 19/10
Mala letra
Cada quince días, antes de entrar a la audiencia, el juicio arranca con una ojeada
rápida al último Será Justicia. Jueces, abogados y familiares de imputados y víctimas comparten el mismo ritual de pispear el diario en el hall. Algunos leen atentos, otros se ríen o se ofuscan, no obstante todos se encuentran. Este martes, un
error involuntario enojó a los abogados.
Las miradas serias de los afectados reprendieron a los cronistas de este diario.
«Pedimos disculpas por el pifie, un error
lo tiene cualquiera», se oyó decir a los redactores, arrepentidos.
DÍA 43 - MIÉRCOLES 20/10
La regla VEG
Es de buen policía estar siempre dispuesto a la tarea: Vigilar, Espiar, Golpear. El testigo Carlos de la Merced supo lo que es el
servicio a la comunidad cuando estuvo detenido en el D2. Vio, desde el piso, el gran
empeño de los efectivos para trabajar.
«Cuando los mandaban a comprar cigarrillos decían: “No, que vaya otro, estoy ocupado”. Pero a la hora de pegar, nunca se
cansaban», explica.
Y qué te puedo cobrar...
En sus tiempos de defensor oficial, Luis
Eduardo Molina fue un abogado comedido. Sabía que en la profesión no siempre
se cobra bien, que hay otras “gratificaciones”. Pero el precio que le pasó a Carlos
de la Merced, detenido en la UP1, superó
los límites. El costo de una buena defensa
era un favor sexual: «Ese abogado era un
indecente –dice el testigo–. Quiso seducir
a mi mujer, y sé de otros casos”.
DÍA 44 - JUEVES 21/10
Un menú completito
Por decisión del tribunal, agrupan en el
mismo día a los imputados que habían pedido la palabra. No faltan las sorpresas y
los pases de responsabilidades entre los
hombres del Ejército. Evaden sus culpas
para arriba o para abajo. Ni Videla ni Menéndez ven el show. Están internados en
el Hospital Militar.
DÍA 45 - MARTES 26/10
Curva ascendente
Declara el testigo y médico Eduardo Coll.
Lo consultan por el estado de las morgues
en 1976 y afirma: «Yo le diría que fueron
incrementándose, desde lo subjetivo,
iban creciendo los muertos. Un médico
compañero mío murió de una enfermedad infecciosa», explica, vinculando el hecho a las malas condiciones de higiene de
las morgues cordobesas en esos años.
Las mejores notas
El testigo Jorge Omar Nieto es policía de
alto rango y experto en sumarios. Las defensas de los policías le muestran los sumarios del “Gato” Gómez y la “Cuca”
Antón. Para sorpresa o no de la audiencia, ambos tenían calificaciones altísimas
por sus servicios en 1975 y 1976. Nadie
puede dudar de cómo se los evaluaba y
qué era ser un buen policía en el D2.
Fe de erratas
En la página 4 del número anterior, bajo
el título «Salvame colega», se deslizaron
dos errores: El abogado Miguel Martínez
no asistió a esa audiencia, y la frase adjudicada a Miguel Ceballos fue en realidad
pronunciada por Gerardo Battistón.
El largo adiós
MARIO BENEDETTI
La memoria suele retener imágenes que condensan una época. Todos recordamos aquel 25 de mayo de 2003. La imagen de ese flaco revoleando el bastón de mando presagiaba un tiempo distinto, depositario de las esperanzas de millones luego de la debacle.
El tipo era una incógnita para muchos. Su estampa desgarbada,
esa soltura sencilla alejada de los formalismos, lo acercaba en el mismo movimiento a un pueblo clamante de justicia social, que esperaba respuestas urgentes mientras gritaba que se fueran todos, que
algo nuevo debía surgir de tanta miseria. La identificación no tardó
en concretarse: inmediatamente después de prestar juramento,
Néstor Kirchner bajó del Congreso para zambullirse en la multitud.
No había otro gesto posible. Ese encuentro turbulento y emotivo sería la marca de su paso por la presidencia.
Sin caudal electoral de consideración, la promesa de no dejar sus
ideales en la puerta de la Rosada cobra otra envergadura. Se la jugó,
el flaco. Siguió revoleando el bastón. Con orgullo, contra los canallas
Abuelas, madres, hijos... hermanos, amigos, compañeros detenidos desaparecidos:
Por más que algunos medios tradicionales seguramente criticarán lo que voy a decir, yo quiero expresar mis sentimientos. No
sólo personales, porque en este tiempo me
toca presidir la Patria. En la vida uno acierta
o se equivoca, pero nunca esquivé las responsabilidades.
Y lo primero que le quiero decir al pueblo
argentino desde Córdoba, en este campo
del horror que fue comandado por cobardes que se dicen argentinos, es lo mismo
que dije en la Esma: «Pido perdón al pueblo
argentino, a los detenidos desaparecidos, a
las abuelas, a los hijos por haber demorado
tantos años, por la falta de coraje». Por no
asumir la responsabilidad, como dijeron
aquí. Por la valentía de tan pocas y tan pocos, y la cobardía de tantos a quienes nos invadió el terror.
de siempre. Con objetivos que se aclararon a medida que se reconstruía el país y se recomponían lazos sociales a fuerza de militancia.
El recorrido por las conquistas sociales logradas excede este espacio, y ha sido revisitado en innumerables medios, incluso por algunos que parecen haberlas descubierto esta semana. Sería tan largo
como el listado de batallas emprendidas. Ganó y perdió, con paciencia y también con fiereza inusitada. Ganamos y perdimos, es la política apasionada. En estos años volvimos a encontrarla y supimos,
otra vez, que no estaba desligada del amor. De qué otro modo definir el profundo sentimiento que ocupó la Plaza de Mayo estos días.
Otras imágenes retendrá ahora nuestra memoria. Preciadas postales de tantos pibes, de tantos rostros conmocionados pero firmes,
seguros. Lágrimas rodando sobre sonrisas.
Será Justicia quiso despedirlo publicando su discurso del 24 de
marzo de 2007, cuando hizo entrega del predio de La Perla.
Sebastián Puechagut, director de contenidos de Será Justicia.
Hace un momento me tocó ver y palpar el
horror. Por eso, la primera síntesis que quiero hacer es decirle a la justicia argentina:
¡basta por favor, basta! ¡Juicio y castigo, necesitamos que los juicios se aceleren!
¿Cuál es el compromiso que tienen algunos integrantes de la justicia? ¿Qué pasa en
aquella Cámara de Casación, por dar un
ejemplo, donde están parados desde hace
años juicios que deberían estar en marcha?
¿Quiénes son los fiscales de esa Cámara de
Casación? Señores, es hora de que todos,
cada uno de nosotros desde donde podamos, hagamos todo el esfuerzo.
No estamos invadiendo otro poder, estamos pidiendo que funcione. Porque les voy
a decir una cosa: nosotros no estamos predicando venganza, estamos pidiendo que
funcione la justicia.
JUAN JOSÉ “TOTO” LÓPEZ
Asociación Argentina de Actores
LUIS MIGUEL “VITÍN” BARONETTO
Secretario de DDHH, municipalidad Cba.
Queda la esperanza
El peronismo no es igual
Cuando supe de su muerte, sentí dolor y temor. Pero con el paso de estos días tan intensos, esos sentimientos se fueron aplacando
al ver el gran desfile popular que lo despidió,
con un abanico generacional y de sectores sociales comparado con pocos acontecimientos históricos.
Su muerte genera un estado de crisis y en estos momentos se ve la radiografía de los seres humanos, de las familias y de los pueblos. Y ver a un pueblo marchando para darle la despedida a su líder fue algo profundamente emocionante. Creo que eso aplacó
los temores e inaugura una nueva pelea que
nos pone en condiciones de meter preso a
todo lo impune bajo la memoria, la verdad y
la justicia. Eso llegó con esta era, porque por
primera vez nos sentimos acompañados desde el Estado.
Ahora queda la esperanza, que es el sueño
de los despiertos, y está encarnada en todos
esos jóvenes y trabajadores que despidieron
a su líder sabiendo que seguirán adelante.
Pensando en la historia del peronismo, Kirchner fue un ejecutor de los derechos sociales y de los derechos de los trabajadores.
La última dictadura militar instaló otra problemática que el peronismo no incluía y que
él introdujo en el discurso peronista, y además como política de Estado. Se trata de algo
que es esencial, porque si las políticas sectoriales de los movimientos sociales, incluidos
los organismos de Derechos Humanos, no logran plasmarse en políticas públicas, quedarán siempre inconclusas.
Esos reclamos necesitaron de la decisión política para que se instale en la sociedad la idea
de que los Derechos Humanos deben ser un
problema del Estado. Las políticas concretas
de su gobierno apuntaron a reparar el pasado, pero además, mirando hacia adelante,
restableció la transparencia en la justicia y
consolidó los pasos necesarios para que no
se pueda volver atrás.
Así estamos
consternados
rabiosos,
aunque esta muerte sea
uno de los absurdos previsibles.
Esa justicia que nuestros hermanos, nuestros compañeros y nuestros amigos no tuvieron. Ustedes lo saben, hubo dirigentes,
militares que hoy se esconden, que tienen
miedo de ir ante un juzgado, y eran dueños
de la vida de argentinos comprometidos
con un país distinto, en la diversidad y la pluralidad. Pensábamos algunos de una forma,
otros de otra, pero todos luchábamos y
creíamos que nunca íbamos a vivir la Argentina posterior que nos tocó vivir. Soñábamos con cosas muy distintas y no bajamos
los brazos, ni los vamos a bajar nunca. Pero
está costando más, porque hubo muchos
que claudicaron. Porque hubo muchos que
creyeron que convirtiéndose en reyes de la
globalización y del pseudo primer mundo,
iban a hacer crecer a la Argentina.
Yo creo que nuestros hermanos y nuestros compañeros, que no están pero están,
desde algún lado nos miran, y al ver a sus
madres, a sus hermanos, a sus hijos, deben
sentirse absolutamente reconfortados porque saben que la lucha no está perdida. Que
se está peleando y se está luchando. Cada
uno como cree y como siente, pero se está
luchando y se está peleando.
RAÚL SÁNCHEZ
Secretario de DDHH, provincia de Cba.
Trascendió los símbolos
Descolgar el cuadro de Videla no fue sólo un
símbolo, sino que fue la piedra basal de una
larga demanda de los luchadores populares.
Todos nos sentimos identificados con ese hecho que dignificó al pueblo argentino en su
conjunto.
Se puede disentir con él en otras actitudes
políticas, pero en Derechos Humanos será
siempre el presidente abanderado.
Todavía lo recuerdo cuando vino a entregar
“La Perla”. Convertir un centro clandestino
en un espacio de memoria sirve para marcar
quién es quién en la historia argentina: quiénes los verdugos, quiénes las víctimas y quiénes los luchadores de las causas justas.
Lunes 1 de noviembre de 2010
Hasta siempre
Quisiera que me recuerden sin llorar
ni lamentarme
quisiera que me recuerden
por haber hecho caminos
por haber marcado un rumbo
porque emocioné su alma
porque se sintieron queridos,
protegidos y ayudados,
porque interpreté sus ansias,
porque canalicé su amor.
Quisiera que me recuerden
junto a la risa de los felices,
la seguridad de los justos,
el sufrimiento de los humildes.
Quisiera que me recuerden
con piedad por mis errores,
con comprensión
por mis debilidades,
con cariño por mis virtudes,
si no es así, prefiero el olvido,
el más duro castigo por no cumplir
con mi deber de hombre.
Por Familiares de Desaparecidos y
Detenidos por Razones Políticas de Cba.
DOLOR.
En Córdoba, la Plaza de la Intendencia
se colmó en la despedida al ex presidente.
JOAQUÍN ENRIQUE ARETA
Obrero y poeta argentino (Corrientes, 1955).
Militó en la Unión de Estudiantes Secundarios
(UES) en La Plata. Secuestrado y preso en la
ESMA, se le dio por desaparecido en 1978.
Este poema fue leído por Néstor Kirchner, a
propósito de la anulación de la “Ley del punto
final”, en 2005.
Y desde acá desde Córdoba, a ese general
al que voy a nombrar como debe hacerlo un
presidente de la Nación: “Señor”, no te voy a
llamar general porque ni eso te merecés…
señor Luciano Benjamín Menéndez, tené en
claro que sos un cobarde. Los argentinos saben quién sos, y que estás escondido en tu
casa. Tendrías que estar en una cárcel común, donde tienen que estar los delincuentes y los asesinos, como corresponde.
Tenemos que saber, como bien se dijo
acá: lo que empezó ese 24 de marzo, no solamente se pudo hacer con algunos que usaron las armas del pueblo para matar al pueblo. Muchos decían que tenía que haber orden de cualquier forma, por eso todos sabemos qué pasó y cómo sucedió.
Y tenemos que tener la firmeza que tuvieron estos héroes: las abuelas Sonia, Estela,
Hebe, las madres, los hijos; que solos emprendieron hace 30 años una tarea y hoy están acá con nosotros. Desde el Estado Nacional estamos entregando este predio.
SONIA TORRES
Abuelas de Plaza de Mayo, filial Córdoba
Un padre y un hijo
Fue para nosotros un padre, porque nos dio
todo lo que necesitábamos. Y también un hijo, porque fue parte de la generación de
nuestros hijos que ya no están. Dio su vida
por la patria y posiblemente si se hubiese cuidado estaría acá con nosotros. Le salió del
alma seguir para adelante y lamentablemente no lo tenemos entre nosotros.
Entrar a la Casa Rosada a despedirlo fue algo
duro. Estar al lado del cajón es incomprensible. Él no pudo dejar de trabajar por los argentinos, por los cordobeses, por los Derechos Humanos y se nos fue. No la pude ver a
Cristina porque estaba en otro salón, pero la
acompaño y la apoyo completamente.
Afuera de la Casa Rosada había una multitud
de jóvenes y de gente de gran edad, que lloraban abiertamente.
Es una pérdida que no esperábamos.
Este predio es el signo de la victoria de su
lucha. Lo recuperan para la memoria del
pueblo. Han ganado las abuelas, los hijos y
los argentinos.
Han triunfado sobre el olvido.
No me voy a extender, pero les quiero decir lo siguiente a los que aquí torturaron y
mataron, como ese mayor Barreiro que se
escapó del país (otro cobarde), que nos viven amenazando: ¡no les tenemos miedo, no
les tenemos miedo! Se los dije permanentemente y queremos que realmente se profundice y se pueda avanzar rápidamente.
Pero ahora la traba que tenemos, y ustedes lo tienen que saber, es que la justicia
está lenta.
Yo les puedo asegurar que empujo y empujo, pero algunos se hacen los distraídos,
esto es lo que hay que tener en cuenta.
AGUSTÍN DI TOFFINO
Así que necesitamos que todos, el pueblo
argentino en su conjunto, dé la posibilidad
de que estos señores tengan el juicio y tengan la posibilidad de defenderse para que
haya justicia de una vez por todas.
Pero quiero terminar con un nombre, quiero terminar con el nombre del compañero
Julio López... allí está la amenaza, allí está el
terror, allí están ellos.
A López no se lo llevaron dos o tres distraídos, a López se lo llevaron los de siempre. Y lo tenemos que encontrar vivo por los
argentinos, por todos nosotros y por su familia. Todos juntos como signo de que podemos dar vuelta este mecanismo perverso
que implementaron durante mucho tiempo:
el temor para garantizar la impunidad.
¡Viva la Patria, vivan nuestros compañeros desaparecidos, nuestras abuelas, nuestros hijos!
¡Vivan los argentinos! ¡Vivan los pueblos
hermanos de Latinoamérica!
Integrante de H.I.J.O.S. regional Córdoba
Néstor, el Che y Evita
Entrar a la Casa Rosada a despedirlo… lo vivo
como el acontecimiento político más significativo de mi biografía política, como militante. Estar en ese salón con esa inmensa cantidad de gente, rodeado por las figuras del Salón de los Patriotas Latinoamericanos, acompañada de los retratos de Eva Perón y el
“Che” Guevara. Entrar con los pañuelos de
H.I.J.O.S en alto, con el puño arriba, con la
“V” de la victoria, gritando «Néstor Kirchner,
¡presente!; 30.000 compañeros desaparecidos, ¡presentes!», fue un ritual de memoria
único e irrepetible.
Para nosotros, como jóvenes que nacimos
bajo el horror de la dictadura, que vivimos el
desencanto de las promesas democráticas,
que nos enfrentamos en la calle con el neoliberalismo, con el corolario de diciembre de
2001… para esta generación que estaba descreída de la construcción política, Néstor Kirchner representó la posibilidad de recolocar
la noción de la política como una práctica
transformadora.
GRACIELA LÓPEZ DE FILOÑUK
Fiscal Federal de Córdoba
Dio paso a la justicia
Desde 1998 estoy abocada como Fiscal a las
investigaciones de las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. Han pasado muchos gobiernos desde esa fecha hasta nuestros días, y debo decir que el único
presidente que hizo que esto se pudiera llevar adelante fue Néstor Kirchner durante su
gobierno, y luego con la continuidad de Cristina Fernández.
Por otra parte, valoro mucho la renovación
de la Corte Suprema, la ley 25.779 que anulaba de nulidad absoluta las leyes de impunidad, la recuperación de los ex centros clandestinos para que sean espacios de la memoria, como La Perla, el D2 y el campo de La Ribera, entre otras tantas cosas.
El tiempo de la justicia se basa en la fuerza de
la verdad y la vigencia de la memoria. Es muy
importante lo que hicieron los gobiernos de
Kirchner y Cristina Fernández en ese camino.
Hay circunstancias en las que el dolor nos
sobrepasa y a la vez nos alienta a redoblar
el esfuerzo.El asesinato del joven Mariano
Ferreyra, con una larga trayectoria de trabajo junto a su pueblo, con la misma edad y
la misma impronta militante que tenían
nuestros compañeros cuando los mataron,
es un hecho que nos remite a la vieja política, aquella que rechazamos y condenamos. No nos habíamos repuesto del dolor y
la congoja frente al resurgimiento de estas
prácticas del pasado, cuando se nos fue
Néstor, dejándonos un gran legado.
Sabemos que no tomó nuestras banderas
para bastardearlas. Las honró, tomó de
ellas el amor a la humanidad y a una sociedad más igualitaria. Resucitó el paradigma
de los 70 desde su mística militante e instaló la política como herramienta para la
transformación positiva de la realidad.
Con cada madre que se nos fue, sentimos
que la justicia no llegaría (y se nos fueron
muchas). Cada año que pasamos buscando
nietos, fue un nudo más en la garganta (y
aún faltan muchos). Por largo tiempo los
torturadores caminaron entre nosotros sin
tribunales que escuchasen a sus víctimas.
No faltaron voces que dijeran que habíamos sucumbido a la influencia del gobierno. Es paradójico. No existe la cooptación si
se trata de organizaciones tan atravesadas
y fortalecidas por el dolor y la militancia. Lo
que existió fue la sensibilidad de un hombre para captar las necesidades sociales y
convertirlas en políticas de Estado.
Desde su primer discurso, cuando pidió
perdón al pueblo argentino por 20 años de
impunidad, supimos que algo estaba cambiando. La orden de descolgar los cuadros
de los genocidas nos llenó de lágrimas de
emoción. La anulación de las leyes de impunidad permitió la intervención de la justicia, y a partir de todo ello empezamos otro
camino en materia de juicios y castigos.
Nos entregó esos sitios que fueron de
muerte para transformarlos en espacios de
vida y cultura, donde podemos cosechar
los frutos de una memoria construida con
la verdad y entre todos. Nos devolvió la dimensión de los sueños, los jóvenes en las
calles lo demuestran. Aunque quieran invadirnos instalando el miedo con represiones
ilegales, nacerán muchos como Mariano.
Desde un Estado presente, Kirchner impulsó la región contra el intento imperial de imponer el Alca, fortaleció la unidad latinoamericana hacia la Patria Grande revirtiendo cinco siglos de impunidad. La herramienta fue la Unasur. Este proyecto, nacional y popular, no puede sostenerse si no es
colectivamente. Los adversarios lo saben.
Quizá venga bien preguntarnos quiénes
son, y qué quiere decir para nosotros la unidad latinoamericana. En la respuesta seguro encontraremos a Mariano y Néstor.
Las dos muertes cobran relieve por su proximidad en el tiempo, tensan las puntas de
la historia en un momento particularmente álgido. Pero compañeros: sus puestos de
lucha no quedan vacíos. Por eso les decimos: ¡Hasta la Victoria Siempre! Junto a los
30.000 compañeros desaparecidos.
Lunes 1 de noviembre de 2010
HISTORIAS DE VIDA DE LOS MILITANTES ASESINADOS EL 12 DE AGOSTO DE 1976
Fusilamiento con intimidaciones directas
En el mediodía del 12 de agosto de 1976, el comandante de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada, Juan
Bautista Sasiaiñ impartió una nueva directiva de “traslado” de detenidos en la cárcel de barrio San Martín. Ese
día, Miguel Hugo Vaca Narvaja y Arnaldo Higinio Toranzo
junto a los hermanos Gustavo Adolfo y Eduardo Alfredo
De Breuil fueron retirados del pabellón por personal militar, y entregados al teniente primero Osvaldo César Quiroga, del Regimiento de Infantería Aerotransportada II.
El destino era incierto, pero reproducía los mismos mecanismos que hechos anteriores. Se ató a los detenidos,
y se los retiró amordazados y encapuchados. Los hicieron subir a camionetas militares y emprendieron el trayecto. En un vehículo Toranzo fue ubicado junto a Gustavo De Breuil, y en el otro, Vaca Narvaja con Eduardo.
Con la incertidumbre de no conocer su destino, en un
momento las camionetas frenaron. El lugar podría ser alguna dependencia perteneciente al Tercer Cuerpo de
Ejército ubicada sobre el camino que lleva a La Calera.
El subteniente de Infantería, Francisco Pablo D'Aloia,
estaba allí junto a otros, para recibirlos. Se los hizo descender, y durante una media hora estuvieron encerrados, tirados en el piso boca abajo. Incomunicados, escucharon lanzar al aire una moneda para resolver «a cuál de
estos dos chicos les toca». Sin mediar explicaciones, les
retiraron las esposas y las reemplazaron por trapos anudados. Los enmudecieron con algodón en la boca. Luego
fueron llevados hacia un descampado cercano.
Cerca del Chateau Carreras, a la vera de un camino de
tierra, fue la última parada de Vaca Narvaja, Toranzo y
Gustavo Adolfo De Breuil. Allí fueron asesinados.
Eduardo Alfredo De Breuil, que había sido trasladado
en otro auto, oyó todo. Fue llevado para que observara
los cuerpos de sus compañeros y su hermano. Era una intimidación: le ordenaron que al volver a la cárcel relatara
todo. Le dijeron que en esa oportunidad «había tenido
suerte y se había salvado». Le preguntaron si sabía por
qué los habían matado. Eduardo respondió que no. La
respuesta fue tajante: «Ustedes mataron a un cabo, y
cada vez que nos maten a uno, vamos a matar a varios».
Sin dilación, el Comando del Tercer Cuerpo de Ejército
difundió en los medios locales y nacionales un falaz comunicado. Los diarios La Voz del Interior y La Nación informaban sobre un supuesto traslado de “tres guerrilleros” al Consejo de Guerra para ser interrogados por un
juez de instrucción militar. En el trayecto, el vehículo habría tenido un desperfecto y se habría producido un principio de incendio que los “detenidos subversivos” aprovecharon para huir, “ocultándose en los arbustos, siendo perseguidos de inmediato por tropas de custodia, las
que le intimaron la rendición que no fue acatada, por lo
que se debió abrir fuego dándose muerte…”.
Fuentes bibliográficas:
• Por la memoria, por la justicia, por un sueño, Córdoba: 2000.
• El diario del juicio, información digital: eldiariodeljuicio.com.ar
• “Tres subversivos, entre ellos Miguel Hugo Vaca Narvaja, fueron
abatidos” (1976, 13 de agosto), La Voz del Interior.
• Recobremos la Memoria, Ñu-Porá Ediciones, Córdoba: 2007.
Gustavo Adolfo de Breuil
Espontáneo, auténtico, divertido, simpático. Noble, generoso y solidario.
Cualidades que buscan rearmar la figura de Gustavo, el menor de sus hermanos Eduardo, Jorge e Inés, que juntos crecieron al calor de Eduardo Francisco
De Breuil y Lila de las Nieves Escauriza, sus padres. Él, escribano y ella, maestra que a poco de casarse dejó la profesión. Gustavo nació un 7 de agosto de
1953 en Córdoba y cursó el primario en el colegio Normal Alejandro Carbó.
«De los tres hermanos mayores, yo era la que más cerca estaba de Gustavo, por la edad. Recuerdo los juegos de la infancia, de la siesta... Subirse a los
árboles, andar a caballo, jugar al 'viejo', a policías y ladrones, andar en bicicleta por todo Villa Allende», rememora Inés. Cursó el secundario en el Colegio Monserrat, donde participó en la creación del centro de estudiantes.
Optimista, ponía empeño en cada tareas que emprendía, Gustavo «tenía
un carácter alegre y jovial». En 1972 comenzó a estudiar Abogacía en la Universidad Nacional de Córdoba. Al año abandonó e ingresó en la carrera de
Ingeniería Mecánica en la Universidad Tecnológica.
«De adolescentes compartíamos ciertas reuniones, era súper alegre, de
muy buen humor. Era muy atractivo, muy bonito. Todo el tiempo las chicas lo
llamaban por teléfono», continúa su hermana.
Gustavo comenzó a militar en la Juventud Peronista y luego en Montoneros. «En la familia ya algunos militábamos. Comenzaron a participar primero
un primo y luego mi hermano Jorge y mi cuñada Isabel. Después –relata
Eduardo, el más grande–, siguió Gustavo, que nos acompañaba por ahí a los
actos, a panfletear, a pintar paredes».
En 1973, participó en la campaña “Luche y Vuelve”, que llevó a la presidencia a Héctor Cámpora. Un año después comenzó a militar en el frente barrial.
Gustavo «estaba interesado y preocupado por la realidad social, lo que pasaba a su alrededor, los problemas sociales, la desigualdad, la injusticia y la falta de oportunidades para tantos. Se comprometió en una lucha que consideraba justa y necesaria para lograr un cambio», rememora Inés al mismo tiempo que lo describe como «una persona vital, optimista, muy sociable, con muchos amigos y muy querido y respetado por ellos».
Sus 22 años comenzaron diferente. El 7 de agosto de 1975, mientras estaba en la casa de sus progenitores junto a sus dos hermanos y su padre, fue detenido. Luego de estar en el D2, fue trasladado al penal de barrio San Martín.
Higinio Arnaldo Toranzo
Al norte de Córdoba, en el límite con Santiago del Estero, se encuentra la localidad serrana de San Francisco del Chañar, donde nació Higinio Arnaldo Toranzo y sus siete hermanos: Clara, Salvador, Luz del Carmen, Claudio, Elda,
Raúl, Higinio Arnaldo (el anteúltimo) y Juan. Desde aquel 11 de enero de
1956 en que el calor de la sierra refrescaba al caer el sol, Arnaldo pasó su infancia junto a ellos y a sus padres, Isabel Córdoba y Rodolfo Toranzo.
Al finalizar el primario, incentivado por su padrino, el obispo de Cruz del
Eje, Enrique Marín Pechuán, Arnaldo viajó a Jesús María para cursar el Seminario Menor. En 1971 su madre fallece, y su padre se queda en San Francisco
del Chañar, mientras algunos de sus hermanos viajan a estudiar a Córdoba.
En 1973 finaliza el secundario con el título de bachiller y se instala en Córdoba, donde se reúne con sus hermanos que vivían en barrio Pueyrredón.
Estimulado por su aprendizaje como seminarista, ese mismo año comienza a participar en la parroquia de barrio Talleres junto a jóvenes que adherían
al Peronismo Revolucionario. También comienza el profesorado de historia.
«Muy compañero, alegre, simpático y transparente», diría Elda, Arnaldo
se une a la Juventud Peronista y a Montoneros comprometido con la movilización que nutría aquellos años.
Al igual que él, algunos de sus hermanos también militaban. En octubre de
1975, Arnaldo es detenido en su casa con su hermano Raúl. Quedan a disposición del Poder Ejecutivo Nacional y la justicia federal. Años atrás había sido
detenido Claudio, quien continuó prisionero hasta entrado 1982. En 1976,
Elda también es detenida, hasta el 79. Será llevada a diferentes cárceles del
país al igual que Claudio, y en ese transitar tendrá una hija en cautiverio.
Miguel Hugo Vaca Narvaja (h)
Reconocidos por muchos, los Vaca Narvaja son una gran familia. Susana Yofre y Miguel Hugo Vaca Narvaja, el 20 de junio de 1941, tuvieron a Miguel Hugo. “Huguito”, como le decían sus allegados, era uno de los doce hermanos
de esta familia que por varios años vivió en Villa Warcalde.
Al finalizar el secundario, Miguel Hugo inicia la carrera de Abogacía en la
Universidad Nacional de Córdoba. Egresa en 1965. Militante de Montoneros
y apoderado del Partido Peronista Auténtico, a lo largo de su juventud ejerce
el periodismo, integrando por unos años el servicio informativo de la flamante Radio Universidad. Durante el gobierno de Obregón Cano, se destaca
como Procurador General del Tesoro de la Provincia. Apasionado por su profesión, desde 1974 se brinda a la defensa de presos políticos y complementa
esta tarea integrando el Grupo de Abogados Peronistas.
Se casó con su compañera Raquel Altamira, con quien tuvo tres hijos: Hugo, Carolina y Hernán.
Transitando el año 1975, un decreto de la presidenta Isabel Martínez de Perón ordenaba la detención de Vaca Narvaja y otros militantes. El 20 de no-
viembre de 1975 es detenido en las escalinatas de Tribunales Federales de
Córdoba y llevado al D2. Cinco días después, es trasladado a la UP1 y puesto a
disposición del Poder Ejecutivo Nacional. El día de su detención, Miguel
Hugo se encontraba realizando gestiones por la detención de Miguel Ángel
Mozé (asesinado el 17 de mayo de 1976).
El 10 de marzo de 1976 su padre también fue detenido, y al día de hoy continúa desaparecido. Tras continuas amenazas a toda la familia, el 23 de marzo Susana Yofre viaja hasta Buenos Aires junto a sus hijos y familiares, 27 personas en total. Allí pidió refugio en el consulado de México. «El 23 entramos
a la embajada y el 24 fue el golpe. Salimos a Ezeiza sin un papel, sin nada,
como estábamos vestidos», recuerda Susana. Con el regreso de la democracia volvieron. “En México vivimos siete difíciles años», continúa.
En agosto de 1976, el abogado defensor de Miguel Hugo consiguió la autorización de la Corte Suprema de la Nación para que pueda exiliarse como refugiado político en Francia. Las autoridades militares recibieron la orden cinco
días después, pero ya habían marcado su destino.
Lunes 1 de noviembre de 2010
ENTREVISTA • MIGUEL ÁNGEL CEBALLOS, ABOGADO QUERELLANTE EN EL JUICIO VIDELA | Por Sebastián Puechagut
«Las pruebas encastran perfectamente»
El debate frontal de ideas presupone
confianza, apertura de las miradas propias. Para que sea un signo de madurez
debe ser franco. Si no es así, será un diálogo de sordos, esa recurrente práctica a la
que nos acostumbra a veces la cerrazón
de la trinchera ideológica.
Con esa madurez accedió Miguel Ceballos a esta entrevista, y sobre eso mismo
hablamos en muchos pasajes.
No quedó espacio para eufemismos.
Antes de comenzar, mantuvimos una reunión en la que se despejaron diferencias,
valoraciones sobre la compleja articulación del movimiento de Derechos Humanos en la construcción política cotidiana.
La discusión tuvo momentos tensos pero
limpió el terreno. Ya entrados en la entrevista, las apreciaciones directas y firmes
no estuvieron mediadas por esa incomodidad que suele asaltar a los entrevistados ante el grabador encendido.
Miguel comenzó con una definición que
quizás sorprenda: «El concepto de 'abogado de Derechos Humanos' no creo que me
represente. Yo soy abogado porque tomé
esa decisión, por lo que le pasó a mi viejo y
toda la cuestión que tengo con la justicia
[N del E: su padre, Miguel Ángel “Niki” Ceballos es uno de los presos políticos de la
UP1 que fue fusilado en 1976, en uno de los
hechos que investiga el juicio Videla].
Pero no siento que sea un título que me
contenga». Para Ceballos el ejercicio profesional es siempre una postura ideológica, y es mejor desmarcarse de rótulos con
demasiada historia encima.
SJ: ¿Cuándo te sumás a las causas por
delitos de Lesa Humanidad?
MC: En 1994 conozco a Rubén Arroyo y
ahí empezamos a charlar de la UP1, me
contaba de mi viejo, de la causa, y empezamos una amistad, compartiendo una visión ideológica. Por el 97, no sé si antes,
vino mi constitución como querellante.
Ahí me enamoré de esta historia, que es
de dolor y de muerte, pero que tiene alma,
y un profundo contenido. Ver la cuestión
del poder en su exacerbación más alta,
más despiadada, y a las víctimas de ese poder. Son elementos muy políticos...
SJ: ¿Cómo ves el juicio hasta ahora?
MC: Ha sufrido un proceso de metamorfosis. Desde el primer intento, pasando
por las imposibilidades que hubo con las
leyes de Obediencia Debida y Punto Final… eso fue un gran cambio. Alfonsín no
se animó a terminar lo que empezó.
SJ: ¿Qué evaluación hacés de la instrucción de las causas?
MC: Técnicamente, jurídicamente, el
aporte de la doctora Cristina Garzón de
Lascano fue bueno. Subsanó los errores
que cometió Graciela López [de Filoñuk].
Hay que ser honesto en ese sentido y conceder lo que hizo. Y se armó un equipo de
gente como Mirta Rubin o Jorge Perano,
que eran empleados y fueron los que se pusieron a estudiar y llevar adelante esto.
SJ: ¿En qué medida estos juicios modifican internamente a la justicia?
TEXTUAL • MIGUEL CEBALLOS EVOCA A NÉSTOR KIRCHNER
«Ahora hay que arremangarse»
Uno puede criticar sus métodos, pero fue
un tipo que hizo cosas, que transformó y modificó una realidad. Esto no es Suiza, donde se
puede pedir a un gobernante que sea impecable. Esto es Argentina, es el barro. Y con
buenos modales, acá no se va a ningún lado.
El miércoles, cundo murió, subieron las acciones de los bancos y la consultora JP Morgan bajó 500 puntos el riesgo país. Ven la posibilidad de que ahora venga alguien que haga
funcionar la rueda de los negocios para ellos,
otra vez. Esa es la demostración de lo que significaba Kirchner. Se metió con los poderosos, algo que no hizo nadie.
Desde que tengo memoria oigo hablar de
distribución de la riqueza, pero el único tipo
que hizo algo (y no quiero ser injusto, porque
aunque no soy peronista reconozco lo que hicieron Perón y Evita) es Néstor Kirchner. Un
hacedor, comprometido con los sectores más
desprotegidos. Y con políticas concretas de resultados palpables. Podría hablar un rato largo, porque estoy con la emoción de lo que pasó… va a ser un hombre importante para la his-
toria, con esas cosas que tienen los grandes
hombres, que tuvieron en 'el hacer' un montón de errores, pero en el balance final los
aciertos tapan todo lo demás. Eso lo hace estar diez escalones arriba de la media, ¿no?
Hay que ver ahora qué pasa, y dejarse de joder. Lo digo desde la crítica personal, porque
muchos, entre los que me cuento, hemos
sido meros observadores del desarrollo de
este proyecto nacional y popular. Y ahora llega el momento de arremangarse. Hay muchas organizaciones... y están los organismos
de Derechos Humanos, aunque creo que su
rol es distinto y que deben mantenerse al margen porque la cuestión política tiene un límite
para los organismos, que tienen un papel diferenciado de las organizaciones políticas.
En Córdoba, en el plazo inmediato hay que
ver cómo se canalizan todas las organizaciones para que no queden desarticuladas y dispersas. Hay que empezar a atar, porque va a
haber que defender este proyecto. No creo
que vaya a ser una batalla menor, nadie nos
va a regalar nada.
MC: La preocupación que tiene la justicia es esa… ¿Por qué hubo otros juicios antes que este? Porque este marca la responsabilidad de los funcionarios judiciales.
En la UP1 todos los presos estaban a disposición de la justicia federal. Este juicio
no era atractivo para ellos, porque saben
que trae todo este bagaje de mierda, que
es su propia mierda, de la que se han salpicado. Por eso es que la cuestión ideológica es innegociable para mí. ¿Cómo voy a
negociar ir a juicio contra los autores materiales y no contra los que siguieron cobrando su sueldo y haciendo su carrera a
costa de la sangre de cuánta gente? Se merecen el mismo escarnio y la misma condena que los milicos. Porque Otero Álvarez, Luis Eduardo Molina, Ricardo Haro,
Alí Fuad Alí, Miguel Ángel Puga, son igual
de asesinos. Sabían lo que estaba pasando
y no tuvieron la dignidad de renunciar y
trabajar como abogados.
SJ: ¿Qué futuro ves para los juicios?
MC: Hay que ver qué voluntad habrá
para que sigan los procesos. ¿Vos preguntabas si se mantiene la actitud corporativa? Te doy un ejemplo concreto: cuando
nosotros planteamos en la instrucción
que faltaban Videla y la banda de funcionarios judiciales, la jueza Garzón de Lascano dijo que bueno, que Videla entraba,
pero no por lo que nosotros decíamos. Y
sobre los magistrados, tramitó causas separadas. ¿Y cómo caratularon esa causa?
“Ceballos, Juan Miguel y otro, su denuncia”, cuando lo que demanda el Código de
procedimiento es caratular con cualquiera de los imputados por supuestos autores del delito. No es que yo vea fantasmas
en todos lados, eso está ahí.
SJ: Contanos algo de tu propio rol político, de tu participación.
MC: Milito en la Comisión de Homenaje
UP1 desde hace unos años. Desde ahí trabajo con Vitín Baronetto, apoyándolo en
cuestiones como el proceso contra Otero
Álvarez [N del E: juez federal, integró el tribunal que sentenció a Menéndez en juicios anteriores] en el Consejo de la Magistratura. Nosotros en absoluta soledad, de
modo casi anarquista, pudimos sostener
la denuncia, ir a defenderla y darle vuelta
el voto a [Ricardo] Monner Sanz. El resultado fue la renuncia de Otero Álvarez porque está comprobada su actuación contraria a derecho y colaboracionista de la
dictadura, como dice la resolución de la
comisión. Eso se hace a través de la política. No es la forma ideal, la más correcta,
pero se demostró que no iba a pasar nada
de lo que decían que iba a pasar. Y se hace
un poco de justicia. Una persona que estaba ahí como un gran señor, que se lavó la
sangre de las manos con una sentencia en
causas que investigaban violaciones a los
Derechos Humanos, tuvo que renunciar.
SJ: Marcás diferencias respecto de
otras querellas, ¿cómo es la relación?
MC: Las relaciones son entre abogados.
Y ha habido distintas etapas en esas relaciones. Los personalismos han hecho daño. Lo puedo entender en los abogados
más viejos, porque son los que han venido
luchando desde hace muchos años y son
como decanos. Pero a veces todo esto es
como una guerra de vanidades.
SJ: ¿Te incluís en esto?
MC: Totalmente, yo jugué ahí un rol. Después cuando pasan las cosas te vas dando
cuenta cuál es el eje. La inminencia del juicio a mí me puso en otra posición. En estas
cuestiones no hay que ver quién gana, no
tiene goyete. Ahí empecé a tomar otra posición y a romper con esa cosa de bandos,
teniendo en claro que hay diferencias de
visión y actuación. Pero eso está en cada
uno. No se gana nada en toda esa cuestión
de la pelea, no sirve. Se han logrado un
montón de cosas que no se hubieran logrado si no hubiera habido algunos gestos
recíprocos, que fuimos alimentando de
confianza. Está bueno. Creo que hemos alcanzado un consenso. Seis meses conviviendo en un juicio con semejantes diferencias de visión... pero coincidimos en
un montón de cosas, es una cuestión de
madurez y hemos demostrado que estamos a la altura de las circunstancias.
SJ: El juicio está en su recta final. ¿Cómo has visto la actuación del tribunal y
qué expectativas te genera su dictamen?
MC: El tribunal tuvo pocos desaciertos.
El más importante es la cuestión corporativa que tuvo con el testimonio de Cristina
Garzón de Lascano. No era necesario. Después, lo de Pérez Villalobo fue desprolijo,
poco ortodoxo. Pero el resto me pareció
bien. Fue garantista con los imputados,
con las defensas. Eso es muy bueno. Sobre
la sentencia, creo que cabe una condena.
Por la calidad de la prueba y los testimonios, por cómo el proceso de comprobación de verdad ha sido de encastre casi
perfecto. Tengo mis dudas con respecto a
algunos policías, que por cuestiones formales, procesales, habrá que ver cómo se
terminan de definir. Me refiero a Merlo,
concretamente. Pero no creo que por mérito de las defensas, que han sido bastante
malas, salvo la participación de Arrieta y
la doctora Rojas, que son defensores oficiales. Ellos y Cuestas Garzón, desde un lugar más político, contribuyen con su buena actuación a que la sentencia tenga legitimidad. El resto ha sido muy pobre. En un
juicio como este, tan político, han sido demasiado pasivas. No entiendo bien por
qué, habiendo abogados privados que no
están cobrando barato.
Lunes 1 de noviembre de 2010
CONTRATAPA • por Eduardo Blaustein
El autor se inició en el periodismo en 1980, en España. Trabajó en las redacciones de El Porteño, Página/12,
Veintiuno, Tres Puntos y Crítica de la Argentina, entre otras. Codirigió los mensuarios Página/30 y Lezama. Escribió
las novelas Cruz Diablo (Premio de Novela Emecé 1996) y La Condición K. Es también autor de Decíamos ayer. La
prensa argentina bajo el Proceso, y Prohibido vivir aquí. La erradicación de las villas durante la dictadura.
Redactó esta nota exclusiva para Será Justicia horas antes de recibir la noticia del fallecimiento de Néstor Kirchner.
Videla en la jaula de cristal
Videla en bolas dentro de una jaula de cristal y la jaula
colgando de una grúa, a la altura del obelisco. La sociedad mirando a Videla encerrado, desde abajo, desde la
plaza de la República.
Hace muchos, muchos años, se me cruzaba esa imagen, supongo que desde una pulsión remota, desde algún lugar del inconciente antes que desde lo racional/“democrático”. Pasaron los años y de vez en cuando
me encontré con gente que tuvo esa exacta fantasía. En
sentido contrario, de regreso del exilio, cuando en 1983,
todavía antes y hasta un tiempo después de la asunción
de Alfonsín, en Plaza de Mayo se cantaba “Paredón, paredón, paredón, a todos los milicos que vendieron la nación” (a la derecha le encantaba citar
esa consigna por su eventual connotación revanchista), eso no me convencía, no necesitaba balas ni siquiera metafóricas ni muertes ni el dolor o el sufrimiento ajeno, sino verdad y justicia.
Escribo estas líneas con cierta incomodidad, desde Buenos Aires. Temor a
ser invasivo, o peor aún, a ser porteño
invasivo. Aunque los compañeros de
Será Justicia me hicieron conocer el
diario (hermoso trabajo), cuando uno
escribe necesita conocer las caras de
quienes hacen un medio de comunicación, las caras de los que lo reciben, saber de sus códigos, de sus sensibilidades, para no mear fuera del tarro.
Aún curtido –presuntamente– en el
dolor, en la relación con víctimas de la
represión o con los organismos de Derechos Humanos, uno puede meter la pata. Hace pocos meses atrás, acá en Buenos Aires, la llegada desde el exterior
de una vieja compañera de la Unión de
Estudiantes Secundarios (UES) y su necesidad de verse con otros terminó en
un reencuentro masivo de ex militantes
en un club de barrio. Después de choripanes, abrazos, charlas y repaso de materiales de época,
se supone que debía venir la parte más emotiva. Y allí se
produjo una suerte de escisión silenciosa. Por un lado,
los que tuvimos el privilegio –un privilegio devenido de
nuestra condición de clase, o de estar vinculados a los organismos o a la política– de haber atravesado muchos encuentros de ese tipo. Del otro, en minoría, los que pese al
paso de tanto tiempo, por ser más humildes o por haberse rajado de Buenos Aires o por haber permanecido dispersos, aislados y en bolas, vivían el encuentro como
una primera vez muy fuerte. Fueron los segundos los que
propusieron el típico minuto de silencio de homenaje
que a los otros, los que presuntamente estábamos de
vuelta, de alguna forma nos sobraba.
Por eso digo: tengo algún temor de pifiarla con esto
que escribo desde un lugar absolutamente personal, sin
haber sufrido la pérdida de un familiar que haya sido secuestrado, torturado y desaparecido, aunque sí perdí
una gran cantidad de amigos y compañeros míos y de
mis hermanos. Desde esa dudosa distancia es que digo
que no me interesa que Videla, Menéndez o un torturador vayan en cana para sufrir, para “que se les pudran los
huesos en la cárcel”, como dice la expresión popular. Me
importa más que haya introspección, irradiación y
aprendizaje social. No sólo para que no suceda ese lugar
común repetido y vaciado –“que la historia no se repita”–, sino para que construyamos una sociedad de buenos valores. Este mismo diario es producto de esa construcción y ese aprendizaje social al que quiero referirme.
Fue desde Córdoba, creo que desde la revista La Intemperie, que Oscar del Barco lanzó su famosa carta del No
Matarás. Hace pocos días ese texto fue vuelto a mencionar en un diario porteño a propósito del asesinato de Mariano Ferreyra. Al día de hoy no consigo ponerme de
acuerdo conmigo mismo respecto del contenido de esa
carta. Pero sí comparto su espíritu en cuanto rechazo de
los imaginarios del ojo por ojo, diente por diente, que latían en muchos de los que fuimos setentistas, incluso setentistas adolescentes, como fue mi caso.
Escribo desde cierta edad, ya no me asalta la imagen
de Videla encerrado en una jaula de cristal. Cuando “la
gente” –esa entelequia imbécil– habla de meter a delincuentes comunes en la cárcel creo que no tiene la más pálida idea acerca del grado de atrocidad que implica la pérdida de la libertad, aún si las cárceles fueran espacios
ejemplares y no sólo “sanas y limpias”, como reza la
Constitución (para seguridad y no para castigo, se agrega). Para nada pretendo decir con esto que Videla y todos los demás no deban ir a la cárcel, sólo digo que antes
que su castigo, uno por uno y en fila, me importa lo que
suceda con nosotros, como sociedad.
Alguna vez, como periodista, tuve que ir a Chile y me
encontré con la cohesión gritona, fanática, y la capacidad de presión que aún tenían los sectores pinochetistas. Me encontré, a la vez, con manifestaciones que pedían la extradición y cárcel de Pinochet. No eran ni tan
masivas ni tan representativas como las manifestaciones convocadas por nuestros organismos de derechos
humanos (habrá que recordar qué solos estuvimos durante el menemismo). Ahora mismo, en
el Uruguay del Pepe Mujica, las políticas y consensos de memoria y reparación son harto más “moderadas” que
las que conocemos en Argentina. Esa
opinable vía de la comparación sugiere
que lo que hemos construido como sociedad en nuestro país, centralmente
gracias al esfuerzo y la capacidad extraordinaria de los organismos, debería enorgullecernos. Aún con todos los
dolores, los retrocesos y obstáculos erigidos por buena parte de la política o
por un poder judicial con mucho de
conservador y de casta, desde la recuperación democrática Argentina avanzó mucho para hacer justicia con los represores y avanzó también en términos
de aprendizaje.
Que nuestra sociedad no se banque
el asesinato de Mariano Ferreyra es un
síntoma de eso que aprendimos. En el
75, incluso antes de la dictadura, ya comenzábamos a anestesiarnos en el dolor y se festejaba la muerte del otro.
Pero hay también un lado oscuro en
este ciclo histórico, una debilidad enorme. Como si constituyese una suerte
de isla histórica en el todo social, ese proceso de aprendizaje no siempre se verifica ni irradia hacia los inmensos territorios del presente: condenamos a cárceles ni sanas ni limpias a miles de pobres, y sectores amplios de la
sociedad (a menudo atizados desde los mismos medios
de comunicación que apoyaron las políticas de odio de
la dictadura) reclaman que esos mismos pobres “se pudran” en las cárceles. Estamos aún muy lejos de garantizar esos derechos humanos esenciales: a la salud, al trabajo, a la vivienda, al medio ambiente saludable.
Cambio Videla en jaula de cristal por una sociedad solidaria. Aunque se trate de discusiones separables, el
triunfo sobre Videla debería ser esa sociedad por la que
pelearon sus víctimas. Videla en la cárcel sí, y los otros,
junto a menos de esas sistemáticas violencias simbólicas y reales que aún nos estragan.
Este ejemplar contó con el aporte solidario de:
• Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC)
• Sindicato de Trabajadores de la Alimentación (STIA)
• Sindicato de Empleados Públicos (SEP Córdoba)
• Asociación Bancaria - Seccional Córdoba
• COOPI (Cooperativa Integral Carlos Paz)
• Asociación Gremial Empleados del Poder Judicial (AGEPJ)
• Sindicato de Luz y Fuerza - Córdoba
• Fundación Electroingeniería
Santa Fe 11, Bº Alberdi | Córdoba, Argentina | Tel: (0351) 425 6502 | [email protected] | [email protected] | www.eldiariodeljuicio.com.ar
Descargar